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LAS PROFECIAS EN LA BIBLIA


PARTE 4

Hemos estado analizando profundamente el significado de las Profecías del


pasado y hemos notado como la Religión mal interpreta estas profecías
aplicándolo para sucesos en la actualidad, sucesos que jamás ocurrirán.
Entendimos que el Reino de Dios no significa un reino político físico, si no de
carácter Espiritual.
También en el estudio pasado vimos y entendimos algunas palabras hebreas que
tienen un significado contrario al idioma español, que ha servido para asustar al
humano ignorante y falta de Conocimiento.
Entre esas palabras descubrimos la palabra hebrea “jafák" – Strong 2015 que la
traducen como destrucción en el idioma español pero que en el hebreo significa
volverse hacia o sobre; por impl. cambiar, voltear, retornar, pervertir, ser
convertido.
Y vimos esta palabra en el ejemplo de la predicación del Profeta Jonás y su
predicación a Nínive.
En las traducciones encontramos:
“Jonás comenzó a recorrer la ciudad durante un día de recorrido y
proclamaba diciendo: “¡De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás
3:4)
Donde la palabra para destrucción es jafák- que significa volverse, retornar.
cambiar, asi que lo que Dios habla a Jonás es:
“Jonás comenzó a recorrer la ciudad durante un día de recorrido y
proclamaba diciendo: “¡De aquí a cuarenta días Nínive será cambiada,
convertida”
Encontramos un pasaje muy similar al de Jonás y muy interesante en el Nuevo
Testamento. Sobre el pecador inicuo en Corinto se dice:
"Entreguen a tal hombre a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de
que el espíritu sea salvado" (1 Cor. 5:5).
Destrucción- Oledsros- strong 3639- que significa ruina o castigo
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El pasaje anterior fue utilizado lamentablemente de forma literal en la Edad Media


para justificar la inquisición donde se daba muerte en la hoguera de tormento a los
pecadores pensando que era un modo de salvar su alma.
Pero Pablo utilizaba una expresión ilustrativa en un contexto real en que la
disciplina y admonición espiritual sobre el hombre lo motivaría finalmente al
arrepentimiento. Este hombre era como un “poco de levadura” en “toda la
masa”, es decir, “la carne” o elemento carnal dentro de la congregación; al
disciplinar y corregir a este hombre incestuoso, la congregación, que es de
inclinación espiritual, destruiría “la carne” que había en ella. (1Co 5:6, 7.)
En ningún caso fue una destrucción literal porque no mucho tiempo después todo
indica que aquel pecador se había arrepentido y volvía a llevar una vida limpia (2
Cor. 2:8-11). Por lo tanto, la "destrucción de la carne" es un símbolo en que se
logra la redención de la persona.
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que
nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos
esclavos del pecado" (Romanos 6:6).
¿Es la "destrucción de los hombres impíos" (2 Pedro 3:7) un símbolo de la
anulación del poder de éstos e incluso de su redención?
En el antiguo Israel el fuego se utilizaba para la purificación ritual. “Porque
Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso” (Deuteronomio 4:24).
Esto no significa que Dios sea el elemento fuego, pero este elemento es un
símbolo apropiado del poder transformador de Dios sobre los hombres. Isaías
pregunta, “¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor?” (Isaías
33:14).
Y Juan declaró sobre la relación del Espíritu Santo y el fuego: "él os bautizará en
Espíritu Santo y fuego" (Lucas 3:16,17). En Pentecostés se simbolizó esto por
medio del relato de las lenguas de fuego en las cabezas.
Es evidente que este no es un fuego literal, sino que es un símbolo del poder
purificador y transformador. El fuego representa también un mecanismo de
refinación utilizado para purgar al hombre. Sobre el tiempo del juicio y evaluación
para los hombres se dice:
“La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por
el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.” 1
Corintios 3.13.
El contexto con claridad (Ver 8-12) nos habla de materiales perecederos e
imperecederos. Estas son las cualidades. Y hay cualidades que deben ser
edificadas en Cristo. El fuego es un símbolo de transformación y purificación que
pone al descubierto lo que somos.
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“Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.


Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será
salvo, aunque, así como por fuego” (1 Corintios 3:14-15).
Esto es similar al texto anterior: "Entreguen a tal hombre a Satanás para la
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvado" (1 Cor. 5:5).
El fuego representa la confrontación y destrucción de nuestro sistema mental al
que tanto nos aferramos. El fuego es una purificación que pondrá al descubierto lo
que somos. Eso ocurrirá con la humanidad que realmente quiera cambiar y quiera
ver un cambio, tal cual ocurrió con la ciudad de Nínive en la época del Profeta
Jonás.
“Pero por la misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen están
reservados para el fuego; guardados hasta el día del juicio y de la
destrucción de los hombres impíos” (2 Pedro 3:7).
Se ha demostrado con evidencia interna bíblica e histórica que muchas profecías
han tenido un cumplimiento espaciado o diluido. Las profecías se cumplen, pero
no de la forma en la que el hombre las desea.
Jesús dijo que los hombres "no piensan como piensa Dios”, y para un ejemplo
está el Apóstol Pedro, el cual tuvo que ser corregido por el Mesias para que él
ajustara su manera de pensar a la de Dios.
“Entonces él volviéndose, le dijo a Pedro: —¡Quítate de delante de mí,
Satanás! Me eres tropiezo porque no piensas en las cosas de Dios, sino en
las de los hombres” (Mateo 16:23).
Debemos entender que los símbolos al igual que las parábolas representan una
especie de dramatización que ocurre en un breve lapso durante la escena, pero en
la realidad aplicada pueden pasar muchos años.
Las profecías se cumplen, pero no como lo desean los hombres.
Cuando el Mesías llegó a Palestina en el siglo I, no cumplió las expectativas
erradas en torno a destruir a los gentiles y establecer la Nueva Jerusalén en la
Tierra. Han pasado 2000 años y aún no llega ese día.
Lo más probable es que no hemos comprendido bien que para Dios un día es
cómo mil años o como una vigilia en la noche; Las vigilias Romanas duraban 3
horas de noche, mientras que las judías eran de 4 horas.
“Pues mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó. Son
como una de las vigilias de la noche” (Salmo 90:4)
No hemos logrado comprender el significado de ese Salmo, porque vemos cómo
ve el hombre físico y no como un hombre Espiritual podría ver las cosas
Espirituales de Dios.
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“De estas cosas estamos hablando, no con las palabras enseñadas por la
sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, interpretando lo
espiritual por medios espirituales. Pero el hombre natural no acepta las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede
comprender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el
hombre espiritual lo juzga todo, mientras que él no es juzgado por nadie.
Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pero
nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2: 13-16).
Asi que debemos entender que los sucesos narrados como inmediatos y
dinámicos en las profecías, bien pueden cumplirse de forma alargada en el
espacio y tiempo diferente de los seres humanos. Así ha sido y así parece ser.
Un ejemplo interesante y final que demuestra esto aparece en el Génesis:
"Y he aquí que siete espigas estaban subiendo en una sola caña, gruesas y
buenas. Y sucedía que siete espigas, delgadas y chamuscadas por el viento
del este, estaban creciendo después de ellas. Y las espigas delgadas
empezaron a tragarse a las siete espigas gruesas y llenas” (Génesis 41:5-7).
En la visión profética la unidad visual del símbolo nos muestra una imagen
dinámica de siete espigas creciendo (evidentemente con velocidad acelerada) y
luego otras siete espigas feas comienzan a crecer, y éstas se comen a las buenas.
Evidentemente el sueño muestra la imagen con rapidez y no con el tiempo real en
que tardan las espigas en crecer, de lo contrario, Faraón habría estado dormido
por varios meses, algo inverosímil.
Sin embargo, en el cumplimiento real y efectivo de tal sueño no fué instantáneo
como se veía en las imágenes dinámicas (que nos recuerdan una película).
Pasaron siete años reales para su cumplimiento y otros siete para el desarrollo
completo de la visión en la realidad. En total 14 años para un sueño de unos
minutos.
Esto nos enseña que el tiempo profético no transcurre de la misma forma que en
la realidad, en el cumplimiento en nuestro mundo que no es lo mismo al del sueño
y adicionalmente es simbólico.
(Daniel 8:8 por ejemplo, habla de cuatro cuernos que brotan de un gran cuerno
quebrado. Evidentemente la expansión de los cuatros reinos tras la caída de
Alejandro tardó varios años en manifestarse).
Esta parece ser la forma correcta de ver las profecías, y esta forma de entender
los asuntos está destinada a revolucionar la comprensión bíblica para las
generaciones futuras.
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Deberíamos sentirnos orgullosos de tener el privilegio de estar leyendo un material


adelantado a esta época y que será aceptado por muchos en el futuro, o al menos
aquellos que realmente deseen hacer la voluntad de Dios y someterse a ella.
Durante siglos las profecías de la Biblia se han entendido de forma muy similar por
casi todas las religiones que consideran a las Escrituras. Salvo pequeñas
diferencias en el tipo de esperanzas y en el orden de los eventos, todas las
iglesias y organizaciones intentan dar un carácter de aplicación literal a las
profecías bíblicas. Esto ha provocado que todas las generaciones de creyentes
hayan estado a la expectación del cumplimiento de las mismas.
En el año 90 D.C Clemente predijo que el mundo terminaría en este año. En el
año 500 D.C un sacerdote romano y teólogo predijo que la Segunda Venida sería
en ese año 500, basado en las dimensiones del Arca de Noé. Décadas más tarde,
Gregorio I, papa de 590 a 604 D.C, dijo lo siguiente en una carta dirigida a cierto
monarca europeo: “También deseamos que Su Majestad sepa, según hemos
aprendido de las palabras del Dios Todopoderoso en las Santas Escrituras, que el
fin del mundo actual ya está cerca y que el perdurable Reino de los Santos se
aproxima”.
Al llegar el año 1000 D.C también cundió la alarma. Este año es notorio por ser
uno de los que más grupos se pusieron histéricos esperando el regreso de Cristo.
Durante los últimos meses del 999, todo el mundo comenzó a comportase bien, lo
mejor que podían. La gente comenzó a vender sus propiedades y a dársela a los
pobres, miles de peregrinos comenzaron a llegar a Jerusalén, las plantaciones
fueron descuidadas, etc. El 1000 llegó y nada sucedió.
En el año 1033 D.C, al cumplirse supuestamente un milenio exacto de la muerte
de Cristo, cundía el pavor entre los habitantes de la región francesa de Borgoña,
pues se había predicho que el mundo se acabaría para entonces. Esto coincidió
con una insólita serie de tormentas devastadoras y una grave hambruna acrecentó
el temor de que algo terrible sucedería. Grandes multitudes se dedicaron a la
penitencia pública.
En el año 1186 La "Carta de Toledo" advertía a la gente a esconderse en las
cuevas y en las montañas. El mundo sería destruido y solamente uno pocos se
salvarían. Y ese mismo año 1186 (16 de septiembre): El poeta persa Andar,
seleccionó esta fecha como el día final, después de unos estudios estelares que
predecían para esa fecha el agrupamiento de cinco planetas en la constelación de
Libra. No sucedió nada.
En 1284 Inocencio III aseguró que el mundo acabaría 666 años después de la
aparición del islam. Y los temores del fin de los tiempos nuevamente regresaron
en el siguiente siglo.
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La reconocida historiadora, Dra. Barbara Tuchman quien escribió un excelente


libro titulado "Un espejo distante" nos muestra como el Siglo XIV fue muchísimo
más difícil en todos los aspectos que el siglo XX recién pasado. Guerras en
prácticamente todo el mundo conocido hasta esa época fueron comunes (una de
esas fue la llamada Guerra de los cien años que duró 116 años).
Las condiciones climáticas del siglo XIV fueron tales que causaron varias
hambrunas severas, además de grandes desastres naturales. En ese siglo se
produjo la reconocida hambruna universal de 1315-1317. Otra serie de grandes
hambrunas ocurrieron entre 1330 y 1340. Incluso se llegó el caso en que los
cadáveres eran usados como alimento y hasta los padres se comían a sus hijos
(Henry Lucas, "La gran hambruna europea de 1315,1316 y 1317", 1930, pag.343).
Quizá lo más conocido del siglo XIV por la gran mayoría de las personas es la
famosa "Muerta Negra", peste que se inició en 1348 según la gran mayoría de los
historiadores, y ha sido catalogada como la peor peste jamás experimentada por
el hombre. Otras pestes también fueron comunes durante el siglo XIV.
No solo guerras, hambres y pestes a escala global se sucedieron en el siglo XIV.
Grandes terremotos también fueron muy comunes como en la gran mayoría de
épocas de la historia. Por ejemplo, en el año 1348 en Europa se produjo uno de tal
magnitud que las personas creyeron que se llegaba el fin del mundo
Además de lo mencionado, el crimen, la violencia y el temor fueron comunes en el
siglo XIV. La piratería marítima estaba en todo su apogeo. ¡La Dra. Tuchman
escribió que el bandolerismo y el vandalismo del siglo XIV fueron de tales
proporciones que contribuyeron a la disminución de la población mundial al final
del siglo XIV!
Con esta pequeña reseña de lo que fue el siglo XIV, esto nos hace reflexionar
realmente hasta qué grado esta es la época más crítica que ha experimentado la
humanidad tal como muchos dicen.
Tiempo después de sus viajes por América, Cristóbal Colón señaló que en 1658
vendría el fin. A la llegada del año 1666 existió un gran incendio en Londres. Este
fue calificado como “trabajo del Diablo” por los cristianos. Al ser un año con “666”
se pensó lo peor.
El matemático escocés John Napler a partir del libro de Revelación hizo varios
cálculos y llegó al número 1688. Pero tampoco ocurrió nada.
En 1844 W. Miller esperó junto a los adventistas la llegada del Señor.
Posteriormente Ellen White realizó una reinterpretación de la fecha fallida
alegando que Jesús había regresado para realizar un "Juicio Investigador" de los
hombres.
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En la actualidad muchos grupos también han analizado las profecías y han


declarado que los terremotos, pestes y guerras son las señales de los tiempos y
que la venida de Cristo para destruir a los malvados es inminente.
Los Testigos de Jehová también a principios y a mediados del siglo 20 anunciaron
el fin del mundo en 1914 lo esperaban, luego en 1925 y después en 1975, y no
pasa nada.
Notamos en este repaso que cada generación desde el siglo I ha asociado los
sucesos de sus días al fin de los tiempos y el cumplimiento de las profecías. Esto
es evidente porque la generación que existe no cree que existirá otra futura. El
hombre de cada generación anhelaría que la última fuese la que está viviendo y
no puede ver el futuro. Por lo tanto, para cada generación, la suya suele ser la
peor de todas. ¿Ha edificado confianza en el Creador y sus promesas este tipo de
interpretación que suelen hacer los religiosos de las profecías? o, ¿ha debilitado la
esperanza de los cristianos y ha minado a la Biblia como un libro confiable?
Generaciones de cristianos han muerto esperando ver el cumplimiento de sus
promesas. Otros han perdido la fe y se han vuelto escépticos. Aún hoy día muchas
Iglesias y organizaciones persisten en analizar la Biblia de esa forma.
Quizás la clave siempre ha estado en la misma Biblia. Solo tenemos que aprender
a mirar correctamente en ella y lo que simplemente transmite.
Este Libro es un legado para que las personas puedan utilizarlo y realizar a tiempo
una reconsideración de sus interpretaciones bíblicas. Posiblemente en la
actualidad exista resistencia a plantearse estos cambios.
Pero en el futuro será imprescindible. Lamentablemente en esta espera, muchas
personas pueden experimentar un naufragio de sus creencias y volcar su
escepticismo hacia lo espiritual y Dios.
Asi que para finalizar estos estudios acerca de las profecías es bueno tener
presente que siempre que leamos una porción de La Biblia que contenga profecía
Bíblica deberíamos entender:
Que La profecía no designa siempre lo extraordinario El error común es creer que
la profecía necesariamente se refiere a cosas inusitadas o fenomenales; a señales
y visiones como la bestia que sube del mar. Si se habla de profecía, la gente
espera que se les explique todas estas cosas.
Existía una Razón por la vocación profética en Israel. El profeta siempre aparecía
en una época de decadencia y apostasía. Cada vez que se oía voz de profeta en
Israel, era porque algo estaba fuera de orden. Al principio, cuando Dios instituyó el
sacerdocio, no estableció el oficio de profeta.
Tal vez no habría habido profetas si no hubiera habido infidelidad de parte de los
sacerdotes (I Sam 2:27-30; 3:19-21), como el caso de Samuel.
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El Profeta llamado y nombrado por Dios, El rey o el sacerdote ejercía su oficio en


virtud de haber nacido en familia real o sacerdotal. No así el profeta, que era
llamado por Dios para llevar su mensaje especial al pueblo en el tiempo
divinamente señalado.
Adicional debemos entender Lo que abarca la profecía. Primero, tenía que ver con
las condiciones espirituales y morales de la época del profeta. Estas exhortaciones
son de aplicación local e israelita.
Finalmente, las profecías que aparecen en la narración bíblica Fueron escritas
para su época y estas de acuerdo a los tiempos de Dios se aplican no
instantáneamente si no paulatinamente.
Con respecto a las profecías futuristas la misma regla debería de aplicarse.
Es por eso y de vital importancia para usted que vea las profecías desde el punto
de vista del que las inspiro y no desde el punto de vista de aquel que por creerse
alguien las interpreta y lleva al error a muchos.
Por eso los Apóstoles siempre insistieron en no creer cualquier dicho que se decía
que era inspirado o de una persona que afirmara que tenia el Espíritu de Dios y
daba profecías.
“Queridos hermanos, no les crean a todos los que dicen que tienen el
Espíritu de Dios. Pónganlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser.
Porque el mundo está lleno de falsos profetas” (1Juan 4:1).
“Pónganlo todo a prueba, pero quédense nada más con lo bueno, 22 y
rechacen todo lo malo “(1 Tesalonicenses 5:21-22).

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