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“De estas cosas estamos hablando, no con las palabras enseñadas por la
sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, interpretando lo
espiritual por medios espirituales. Pero el hombre natural no acepta las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede
comprender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el
hombre espiritual lo juzga todo, mientras que él no es juzgado por nadie.
Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pero
nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2: 13-16).
Asi que debemos entender que los sucesos narrados como inmediatos y
dinámicos en las profecías, bien pueden cumplirse de forma alargada en el
espacio y tiempo diferente de los seres humanos. Así ha sido y así parece ser.
Un ejemplo interesante y final que demuestra esto aparece en el Génesis:
"Y he aquí que siete espigas estaban subiendo en una sola caña, gruesas y
buenas. Y sucedía que siete espigas, delgadas y chamuscadas por el viento
del este, estaban creciendo después de ellas. Y las espigas delgadas
empezaron a tragarse a las siete espigas gruesas y llenas” (Génesis 41:5-7).
En la visión profética la unidad visual del símbolo nos muestra una imagen
dinámica de siete espigas creciendo (evidentemente con velocidad acelerada) y
luego otras siete espigas feas comienzan a crecer, y éstas se comen a las buenas.
Evidentemente el sueño muestra la imagen con rapidez y no con el tiempo real en
que tardan las espigas en crecer, de lo contrario, Faraón habría estado dormido
por varios meses, algo inverosímil.
Sin embargo, en el cumplimiento real y efectivo de tal sueño no fué instantáneo
como se veía en las imágenes dinámicas (que nos recuerdan una película).
Pasaron siete años reales para su cumplimiento y otros siete para el desarrollo
completo de la visión en la realidad. En total 14 años para un sueño de unos
minutos.
Esto nos enseña que el tiempo profético no transcurre de la misma forma que en
la realidad, en el cumplimiento en nuestro mundo que no es lo mismo al del sueño
y adicionalmente es simbólico.
(Daniel 8:8 por ejemplo, habla de cuatro cuernos que brotan de un gran cuerno
quebrado. Evidentemente la expansión de los cuatros reinos tras la caída de
Alejandro tardó varios años en manifestarse).
Esta parece ser la forma correcta de ver las profecías, y esta forma de entender
los asuntos está destinada a revolucionar la comprensión bíblica para las
generaciones futuras.
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