Está en la página 1de 5

FACILITADOR DE

BIENESTAR

03
02
HABILIDADES 03
PERSONALES
Antes de pensar en las habilidades que como facilitadores de bienestar debemos
desarrollar para interactuar adecuadamente con el otro y brindar un adecuado
servicio, es necesario, establecer cuáles son las habilidades a cultivar en nuestro
interior, aquellas que nos llevan a relacionarnos con nosotros mismos.

Las habilidades personales son el conjunto de cualidades o características que


permiten el desarrollo individual del ser humano. Según Daniel Goleman, existen 3
categorías de competencias personales, a saber; conciencia de uno mismo,
autorregulación y motivación. En el presente módulo abordaremos cada categoría
con sus componentes, para identificar nuestras posibilidades de fortalecimiento o
desarrollo de habilidades de índole personal.

Conciencia
Autocontrol
emocional Motivación por el
Confiabilidad logro
Valoración
adecuada de uno Integridad Compromiso
mismo
Adaptación Iniciativa
Confianza en sí
Innovación Optimismo
mismo
La capacidad de reconocer los estados emocionales en los que nos encontramos,
puede hacer la diferencia en nuestra salud mental y en las relaciones que
sostenemos con los demás.

La conciencia emocional, es básicamente saber reconocer los estados


de ánimo, identificar qué o quien nos genera cambios en nuestras
emociones, cuales son positivos y cuales negativos, en qué forma me
comporto cuando me siento feliz, triste, estresado, entre otros. Este
conocimiento de nosotros mismos, permitirá generar acciones en pro de
nuestro bienestar psicológico. Así, si soy consciente que estoy muy
enojado (a) evitaré tener conversaciones que generen conflictos, o si
tengo temor, evitaré tomar decisiones relevantes.

Valoración adecuada de uno mismo; Reconocer y saber valorar el


conjunto de nuestras destrezas, habilidades, pero también identificar
aquellas en las cuales no somos tan capaces o debemos trabajar para
fortalecer.

Aquí juega un papel muy importante nuestra honestidad, humildad y


apertura a nuevos aprendizajes. No saber hacer algo o no tener una
destreza desarrollada, no debe ser visto como algo negativo, sino como
una oportunidad de desarrollo.

Confianza en uno mismo; Se trata de la fiabilidad en las valoraciones que


realizamos acerca de nosotros mismos, sobre nuestras competencias,
habilidades o conocimientos que poseemos.

Luego de reconocer nuestros estados emocionales, resulta indispensable saber cómo


regularlos, poder administrar nuestros recursos internos dependiendo de las
situaciones en las que nos encontremos o las necesidades del contexto nos ponen en
ventaja y demuestra nuestras capacidades personales.

Autocontrol; Saber manejar nuestras emociones e impulsos dirigido hacia


la consecución de los objetivos que perseguimos. Esta competencia es
especialmente significativa ante los conflictos en los que nos podemos
encontrar inmersos.
Confiabilidad; Se trata de la coherencia y fidelidad a los criterios de
sinceridad e integridad, a los valores y creencias que condicionan
nuestra acción y la conducta en la relación que establecemos con los
demás.

Somos confiables cuando “predicamos y aplicamos”, cuando cumplimos


nuestras promesas, en la atención a usuarios o en nuestro rol como
facilitadores de bienestar es crucial mantener la confianza de las
personas con quienes nos relacionamos.

Integridad; Tiene que ver con la responsabilidad como valor en el


desempeño de nuestra actividad profesional. Significa saber aceptar los
resultados de nuestra acción y los efectos de la misma.

Adaptabilidad; Cómo nuestras acciones, conductas, formas de analizar y


pensar se guían bajo un modelo de flexibilidad para responder ante los
cambios de nuestro entorno.

Innovación; Identifica nuestra posición a la aceptación e integración de


las nuevas formas de hacer y pensar.
Dentro de esta habilidad, se otorga gran importancia la apertura a los
cambios, aquí se deben atacar los temores y las inseguridades que no
nos permiten arriesgarnos a conocer nuevas posibilidades de actuar o
responder a las necesidades del entorno.

Para finalizar, es importante reconocer que existe una fuerza interior que nos impulsa
a realizar diferentes acciones, las emociones juegan un papel relevante aquí, ya que
estas movilizan nuestras energías hacia la consecución de los objetivos y metas que
perseguimos.

Motivación por el logro; Significa identificar la excelencia como meta


dentro de nuestro desempeño. Nos centramos en el logro del hacer, de
las acciones, los proyectos que abordamos de la mejor forma posible,
con el criterio de mejora y aprendizaje continuo.

Compromiso; Se trata de aceptar e integrar dentro de nuestros esquemas


personales los objetivos y metas de un equipo o grupo. El principal
objetivo de un facilitador de bienestar, deberá ser con los beneficiarios o
participantes de la acción comunitaria que emprenda o el servicio que
preste.

Iniciativa; Tiene que ver con saber aprovechar la ocasión, el momento.


Embarcarse en acciones cuando las circunstancias en la que nos
desenvolvemos lo requieren.

Optimismo; Es una actitud de fortaleza en las acciones encaminadas


hacia la consecución de las metas que nos proponemos,
ndependientemente de las dificultades ante las que nos enfrentamos.

Ahora que conocemos las habilidades personales, te invitamos a realizar un ejercicio


de introspección e identificar cuáles de ellas requieren desarrollo en tu vida personal
para favorecer tu rol como facilitador(a) de bienestar.

BIBLIOGRAFÍA

Guía Jóvenes, talento y perfil emprendedor, Competencias personales y sociales para


el emprendimiento. Recuperado de
http://www.injuve.es/sites/default/files/guia_jovenes_talento_perfilemprendedor_3.pdf

También podría gustarte