Observación e innovación sobre la práctica en el aula de educación infantil: Grupo U

Prof.: Pilar Sanz Cervera

Curso 2021-2022

SESIONES 2 y 3.
COMPRENDIENDO
EL COMPORTAMIENTO INFANTIL

1) Encontrar el significado del comportamiento de los niños/as.

2) ¿Por qué es importante comprender el comportamiento?

3) Las cuatro metas equivocadas del “mal comportamiento”.

4) Algunos consejos ante el “mal comportamiento”.

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1) Encontrar el significado del comportamiento de los niños/as.

Cuando un niño tiene alguna rabieta y observamos ciertas conductas
consideradas inapropiadas, como patalear, gritar, morder… en muchas
ocasiones, acabamos interrumpiendo (o bien ignorando) dicha conducta de la
mejor manera posible.
Hay casos en los que algunos niños/as no muestran de manera externa
conductas disruptivas, sino que expresan su sentir dirigiendo su comportamiento
hacia adentro. Estos niños pueden llorar fácilmente y durante largos períodos de
tiempo y parecen imposibles de consolar. Con frecuencia, esta reacción llorosa y
dramática, desde la perspectiva del maestro, puede parecer desproporcionada
teniendo en cuenta el suceso que haya podido ocurrir para que el llanto se
produzca.
Otros niños/as podrían no llorar, pero parecen tener poca capacidad para unirse
a sus compañeros en el juego, a pesar de parecer tristes por jugar solos.
En todos estos casos, hay diferentes técnicas que podemos utilizar para
modificar un comportamiento no deseado, y es posible que funcionen a corto
plazo. No obstante, la cuestión que nos planteamos desde la disciplina positiva
va mucho más allá, y esta es: ¿qué hay detrás de todas estas conductas?
Generalmente, lo que los adultos consideramos como “mal comportamiento”
refleja alguna necesidad emocional insatisfecha. Puede que el niño trate de
sentirse escuchado, de recibir una mayor atención por parte de sus cuidadores
o, tal vez, sienta la necesidad de sentirse incluido en su grupo de iguales.
En todos los casos, hay un MENSAJE OCULTO que subyace a la “mala
conducta” y que necesita ser atendido.
Es posible que el niño tenga ciertas necesidades, como las mencionadas
anteriormente, pero no sabe cómo cubrirlas, de manera que puede que actúe
manifestando una conducta inapropiada.
En realidad, esta conducta se trata de un GRITO DE AYUDA, que el niño lanza:
“¡Ayúdame, por favor! ¿Cómo lo hago?
Quiero aprender a contenerme, no me gusta sentirme así”.

Para los adultos es complejo escuchar este grito de ayuda silencioso cuando un
niño está pataleando en medio del supermercado o chillando en medio de la
clase gritando que eres una mala maestra.
Es posible que, ante este tipo de conductas, los adultos, en algún momento, nos
sintamos atacados u ofendidos. Son situaciones muy complejas de manejar. No
obstante, es importante considerar que todas ellas tienen un denominador

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común, y es que en todas subyace una necesidad emocional insatisfecha que

necesita ser atendida.
Desde este enfoque, no tiene ningún sentido tomarse de forma personal la
conducta de los niños. Su comportamiento se debe a una NECESIDAD DE
APRENDER A GESTIONAR SUS PROPIAS EMOCIONES.
Para poder encontrar el significado del comportamiento de los niños/as, resulta
útil recurrir a la TEORÍA DEL ICEBERG. Según esta teoría, a menudo, de forma
equivocada, tan solo prestamos atención a lo que sucede en la punta de un
iceberg, esto es la conducta visible, olvidándonos de lo que sucede en el fondo
de ese iceberg (las creencias que lo motivan, el para qué –y no el por qué- se
comporta así). La base del iceberg representa todo lo que no vemos y ello
inspira el comportamiento visible.
Teniendo en cuenta la teoría del iceberg, más allá de modificar una conducta, si
nos fijamos en lo que sucede en la base, lograríamos entender su porqué, de
manera que podríamos recurrir a hacer uso de herramientas que no solo traten
de cambiar un comportamiento, sino que generen verdaderas habilidades de
vida, que el niño/a se sienta realmente comprendido.
El principal problema es que, tradicionalmente, se ha hecho uso de las
amenazas y de los castigos, tratando de disminuir las conductas inadecuadas,
sin tener en cuenta ese mensaje oculto que incluye la parte gruesa del iceberg y
que no percibimos a simple vista.
Según la teoría Adleriana, todo comportamiento proviene de la necesidad de
sentirse importante y tenido en cuenta, de la necesidad de ser parte de. Por
tanto, es clave que los maestros encontremos formas de dar sentido a todos
esos comportamientos considerados como disruptivos, aprendiendo habilidades
que sean alentadoras y ayuden a cada niño a lograr el sentido de pertenencia e
importancia -la conexión- que forma la base del aprendizaje.

2) ¿Por qué es importante comprender el comportamiento?

Adler teorizó que el comportamiento humano tiene un propósito; es decir, que
siempre existe una intención detrás de cada comportamiento.
Los enfoques tradicionales de la disciplina se han centrado en cambiar el
comportamiento desde el exterior. No obstante, con el fin de crear un
aprendizaje y cambios duraderos, los adultos debemos comprender qué es lo
que significa el comportamiento para la persona que lo muestra.
¿Cuál es el propósito del comportamiento?
¿Qué está obteniendo el niño (en su percepción)
al comportarse de esta manera?

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Este es un enfoque mucho más efectivo que el intentar “hacer” que un niño se
comporte de manera diferente.
El “mal comportamiento” que vemos, la punta del iceberg, es con frecuencia la
solución primitiva que encuentra un niño a un problema que no vemos.
Tal y como se ha comentado previamente, Adler enseñó que el objetivo principal
de los seres humanos es pertenecer y sentirse importante; es decir, sentir una
conexión con los cuidadores y hacer contribuciones valiosas.
Cuando los niños no sienten que pertenecen, siendo capaces de hacer
contribuciones, se desalientan. Dreikurs continuó afirmando que, cuando son
desalentados, los niños tratan de encontrar la pertenencia y la importancia de
maneras equivocadas.

3) Las cuatro metas equivocadas del “mal comportamiento”.

Las maneras equivocadas para encontrar la pertenencia y la importancia hacen
referencia a las 4 metas equivocadas del “mal comportamiento”.
El concepto de “metas equivocadas” hace referencia a que el niño/a cree
erróneamente que el “mal comportamiento” ayudará a obtener de nuevo el
sentido de pertenencia. Según la teoría Adleriana, un niño que se comporta mal
es simplemente un niño desalentado que quiere pertenecer y tiene una idea
equivocada sobre cómo cumplir esta meta.
Las 4 metas equivocadas son:
1) Atención excesiva → “Cuento o pertenezco solo cuando te mantengo
involucrado conmigo o cuando soy el centro de atención”.
2) Poder equivocado → “Cuento o pertenezco solo cuando soy el jefe. No
puedes obligarme a hacer lo que no quiero o impedir que haga lo que quiero”.
3) Venganza → “No cuento, ni pertenezco, y no soy amado. Esto me duele tanto
que voy a devolver el golpe y lastimar a otros”.
4) Insuficiencia asumida → “No puedo estar a la altura de las expectativas de
los demás. Esto es tan desalentador que no sé qué hacer, excepto retirarme y
darme por vencido”.
Comprender las creencias que hay detrás de estas metas nos permite
comprender el mensaje oculto de la “mala conducta”, así como poder responder
a estos comportamientos de manera alentadora, favoreciendo el desarrollo y
permitiendo desarrollar habilidades a futuro.
[Consultar Tabla de metas equivocadas para una mayor comprensión]

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Para poder atender las necesidades básicas de los niños/as, comprendiendo sus
comportamientos, es importante que los maestros tengamos a la vista la Tabla
de metas equivocadas, pudiendo recurrir a ella cada vez que nos encontremos
ante un sentimiento molesto que se haya ocasionado debido a la conducta de
algún alumno/a.
Más allá del trabajo que podamos realizar nosotras, como maestras, para
comprender el comportamiento y responder a él de manera alentadora, es clave
que trabajemos las con los niños/as las 4 metas equivocadas cuando sucedan
en el aula.
Para ello, es altamente recomendable hacer uso de los: “Cuentos iceberg” de
Ana Isabel Fraga Sánchez. Estos cuentos incluyen cuatro historias que trabajan
cada una de las cuatro metas equivocadas, de manera que los niños/as tomen
conciencia de lo que les está sucediendo y planteen soluciones alternativas a
esos “mal comportamientos”.

4) Algunos consejos ante el “mal comportamiento”.

Cabe conocer las características del desarrollo evolutivo de los niños/as, y tener
en cuenta que algunos comportamientos son inevitables en ciertas edades.
Por ejemplo, cuando un niño empuja y agarra el juguete de su amigo que él
quiere, su comportamiento parece agresivo. Sin embargo, este niño realmente
está resolviendo un problema: “quiero ese juguete y esta es la forma más rápida
de obtenerlo”.
Desde el punto de vista evolutivo, los niños de primera infancia no tienen las
habilidades sociales para comprender el sentido de propiedad o tomar turnos de
la manera en que un niño más mayor podría tenerlas.
Considerando la teoría del iceberg, debajo del comportamiento que vemos se
encuentra también lo que se puede esperar del desarrollo de los niños, de ahí
que sea importante que los maestros conozcamos los hitos del desarrollo.
En el ejemplo comentado con anterioridad, para un niño de primera infancia es
poco probable que sirva de algo decir: “¡Comparte con tu amigo!” si no se le ha
enseñado previamente lo que implica el intercambio.

La DP es especialmente útil en casos de niños con necesidades específicas de

apoyo educativo (NEAE).
En ese caso, se aconseja consultar las estrategias que se incluyen en el manual,
titulado: “Disciplina positiva para niños con necesidades especiales”.

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Las metas equivocadas tienen sentido para un niño que “siente” que sus
necesidades no están siendo atendidas.
Debemos tener en cuenta que los niños hacen lo que “funciona” para satisfacer
sus necesidades. Si sienten que sus necesidades están bien atendidas, en
ningún caso van a recurrir a esas metas equivocadas.

Ante un “mal comportamiento” por parte de nuestros alumnos, debemos

preguntarnos: ¿qué nos está haciendo sentir esa conducta?
Una misma conducta puede molestar de distinta manera a dos personas
diferentes. La meta equivocada está íntimamente relacionada con lo que nos
hace sentir a nosotras un comportamiento en concreto. Una vez etiquetemos la
emoción que nos hace sentir un comportamiento considerado como disruptivo,
podemos comprender la meta y el mensaje oculto para proporcionar formas de
respuesta alentadoras.

El “mal comportamiento” de un niño casi siempre es una respuesta primitiva a

otro problema interno, no se trata de que el niño nos quiera hacer daño.
Debemos evitar tomarnos de manera personal cualquier conducta disruptiva. La
clave está en concebirlo como un reto, una oportunidad de aprendizaje que
podemos encauzar en la medida que comprendamos el mensaje oculto y
proporcionemos respuestas alentadoras.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Fraga, A. I. (2015). Cuentos iceberg. Madrid: Mandala Ediciones.
Nelsen, J., Erwin, C., y Duffy, R. A. (2018). Disciplina positiva para preescolares.
Sus primeros años; criando niños responsables, respetuosos y
competentes (3ª ed.) México: Editorial Rondine.
Nelsen, J., Erwin, C., y Foster, S. (2018). Disciplina positiva para educadores de
la primera infancia. Habilidades y conceptos de Disciplina Positiva para
aquellos que aman y trabajan con niños. Positive Discipline Association.
Nelsen, J., Foster, S., y Raphael, A. (2019). Disciplina positiva para niños con
necesidades especiales. Madrid: Ediciones Omega.

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