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Causas de la conducta agresiva infantil

Una conducta agresiva no es lo mismo que tener un carácter fuerte

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En la infancia, son normales los ataques de agresividad. Las conductas agresivas son conductas
intencionadas que pueden causar daño, ya sea físico o psíquico. Conductas como pegar a otros,
ofenderlos, burlarse de ellos, tener rabietas o usar palabras inadecuadas para llamar a los demás
forman parte de la agresividad infantil. Cuando algunos niños persisten en su conducta agresiva y
son incapaces de controlar su fuerte genio, pueden sentirse frustrados causando sufrimiento y el
rechazo de los demás.

Por qué algunos niños presentan conducta agresiva

La conducta agresiva infantil

Según los expertos, la frustración facilita la agresión y es un excelente caldo de cultivo para que se
desarrollen conductas agresivas en los niños. El comportamiento agresivo del niño es normal, pero
el problema es saber controlarlo. Muchas veces, el niño provoca a un adulto para que él pueda
intervenir en su lugar y controlar sus impulsos agresivos, ya que no puede con todo. Por eso, el
niño necesita de un "no hagas eso" o "para con eso". Los niños, a veces, piden una riña. Es como si
pidiera prestado un control a su padre o a su madre. Del mismo modo que los padres enseñan a
caminar, a hablar o a comer a sus hijos, deben enseñar también a controlar su agresividad.

Controlar la conducta agresiva del niño

Hay que tener cuidado para no devolver su agresividad con otra agresividad. La teoría del
aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u
observación de la conducta de modelos agresivos. Es muy importante, por ejemplo, que el niño
tenga y encuentre un buen modelo en sus padres.

Los niños se relacionan con los demás de la misma forma que lo hacen sus padres. Si ellos
mantienen una relación tranquila con los demás, el niño se portará del mismo modo delante de
sus amiguitos. Si la relación es más bien hostil, probablemente el niño seguirá ese modelo de
comportamiento.
Educar a los niños es una tarea difícil, que requiere trabajo. Pero que vale la pena intentar acertar,
mantener el equilibrio y procurar el consenso entre los padres para que en la educación del niño
no ocurran fallos de doble comunicación. Si uno de los padres permite todo y el otro nada, eso
confundirá al niño y probablemente se rebelará.

eñalan los principales problemas infantiles y elaboran un estudio psicométrico para dotar a los
profesionales de un instrumento de identificación precoz que permita un cribado de los más
comunes y del grado de intensidad de los mismos.

Para la maestra

En este sentido, recomiendo poder trabajar más los aspectos emocionales que los
conductuales a nivel de: empatía, gestión de emociones, autorresponsabilidad…
aplicadas también a los adultos; el niño responderá a partir del trabajo de vosotros.

Berrinches y rabietas de los niños

Qué hacer cuando el niño da berrinches y no acepta los límites

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"Mi hijo no me hace caso. No se deja vestir. No quiere irse a dormir. Se enfurece cuando le
impedimos algo. Hace berrinches. Tiene rabietas. No acepta límites, etc... Ya no sabemos qué
hacer", dicen algunos padres.

Aunque resulte paradójico, debemos entender la rebeldía, la desobediencia, el negativismo, las


rabietas y los berrinches como signos positivos y expresivos de una personalidad en formación.
Hemos comentado en otras oportunidades que esta etapa del desarrollo se evidencia alrededor de
los 2 años. Si un niño a esta edad no da ninguna señal de oposición, es decir, entrega sus juguetes
con demasiada facilidad, no se ofende, no protesta ni se defiende cuando le sacan o le niegan algo,
hay razones suficientes para preocupar-se. El niño puede que tenga miedo a exponerse. En el
mejor de los casos, necesita mantener en secreto sus verdaderos deseos. En el peor de los casos,
ya no sabe lo que desea o ya no desea.

Después de explicar estos aspectos fundamentales para la comprensión del desarrollo de la


personalidad en el niño, podemos ocuparnos de las dificultades de los padres durante estas etapas
del NO.

El primer paso para abordar el tema de las rabietas


Lo primero es reconocer lo complicado que resulta para los padres y/o educadores vérselas con
unos niños que, a pesar de la torpeza, la inmadurez y la impulsividad propias de la edad, intentan
comunicar su gusto, sus ganas, sus necesidades, su vitalidad, su ritmo, su desacuerdo, como
pueden. No se trata de sofocar la expresividad del niño. Tampoco de dejarlo libre en sus impulsos.
Cualquiera de estas dos posiciones puede volverse destructivas y llevar a la enfermedad.

¿Significa esto que hay que dejar actuar al niño según sus antojos?

Por supuesto que no. ¿Es posible respetar su individualidad sin dejar de ejercer la autoridad? Por
supuesto que sí. Un niño que se siente respetado, respeta; que se siente engañado, miente. Un
niño que se siente escuchado, escucha; sabe que hablar vale la pena. Un niño al que se le dan
razones verdaderas y válidas, aprende que nadie, no sólo él, puede hacer todo lo que quiere en
cualquier momento.

Una pregunta a modo de ayuda

¿Cómo les gustaría ser tratados a ustedes cuando desean muy intensamente algo de lo cual se
tienen que privar? Los niños quieren y necesitan saber porqué no pueden hacer lo que les da la
gana. Es necesario razonar con ellos y dejarles muy claro qué es lo que se espera de ellos. Los
niños también exigen respuestas sinceras.

Causas de la conducta agresiva infantil

Una conducta agresiva no es lo mismo que tener un carácter fuerte

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En la infancia, son normales los ataques de agresividad. Las conductas agresivas son conductas
intencionadas que pueden causar daño, ya sea físico o psíquico. Conductas como pegar a otros,
ofenderlos, burlarse de ellos, tener rabietas o usar palabras inadecuadas para llamar a los demás
forman parte de la agresividad infantil. Cuando algunos niños persisten en su conducta agresiva y
son incapaces de controlar su fuerte genio, pueden sentirse frustrados causando sufrimiento y el
rechazo de los demás.

Por qué algunos niños presentan conducta agresiva

La conducta agresiva infantil


Según los expertos, la frustración facilita la agresión y es un excelente caldo de cultivo para que se
desarrollen conductas agresivas en los niños. El comportamiento agresivo del niño es normal, pero
el problema es saber controlarlo. Muchas veces, el niño provoca a un adulto para que él pueda
intervenir en su lugar y controlar sus impulsos agresivos, ya que no puede con todo. Por eso, el
niño necesita de un "no hagas eso" o "para con eso". Los niños, a veces, piden una riña. Es como si
pidiera prestado un control a su padre o a su madre. Del mismo modo que los padres enseñan a
caminar, a hablar o a comer a sus hijos, deben enseñar también a controlar su agresividad.

Controlar la conducta agresiva del niño

Hay que tener cuidado para no devolver su agresividad con otra agresividad. La teoría del
aprendizaje social afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u
observación de la conducta de modelos agresivos. Es muy importante, por ejemplo, que el niño
tenga y encuentre un buen modelo en sus padres.

Los niños se relacionan con los demás de la misma forma que lo hacen sus padres. Si ellos
mantienen una relación tranquila con los demás, el niño se portará del mismo modo delante de
sus amiguitos. Si la relación es más bien hostil, probablemente el niño seguirá ese modelo de
comportamiento.

Educar a los niños es una tarea difícil, que requiere trabajo. Pero que vale la pena intentar acertar,
mantener el equilibrio y procurar el consenso entre los padres para que en la educación del niño
no ocurran fallos de doble comunicación. Si uno de los padres permite todo y el otro nada, eso
confundirá al niño y probablemente se rebelará.

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