Está en la página 1de 24

EXPTE.

Nº 1551/6

En la Ciudad de Corrientes, a los días del mes de


noviembre de dos mil diez, encontrándose reunidos en la
Sala de Acuerdos de la Excma. Cámara de Apelaciones en
lo Laboral, la Señora Presidente la misma, Doctor Gus-
tavo Sebastián Sánchez Mariño, y las Señoras Vocales,
Doctoras Stella Maris Macchi de Alonso y Valeria Chia-
ppe, asistidos de la Secretaria autorizante, toman en
consideración los autos caratulados: “TORRES, MARCOS
C/PARRILLA EL MOLINO S.R.L. S/IND.”, Expte. 1551/6,
venido a este Tribunal por los recursos de apelación
interpuestos por la parte actora a fs. 326/327 vta. y
por la parte demandada a fs. 332/338 vta., contra la
Sentencia Nº 61 del 05 de mayo de 2.010. Practicado el
correspondiente sorteo a fin de establecer el orden de
votación de los Señores Camaristas, resulta el siguien-
te: Doctores: Valeria Chiappe, Stella Maris Macchi de
Alonso y Gustavo Sebastián Sánchez Mariño, en ese orden
(fs. 350). A continuación, la Señora Vocal, Doctora Va-
leria Chiappe, formula la siguiente:

R E L A C I O N D E L A C A U S A:

En su pronunciamiento de fs. 307/319 el Señor


juez “a-quo” resuelve: “Hacer lugar parcialmente a la
demanda por los conceptos y montos indicados, condenan-
do a la Parrilla “EL MOLINO S.R.L.”, a depositar en el
Banco de Corrientes S.A., Casa Central, a la orden de
este Juzgado y como pertenecientes a estos autos la
cantidad de PESOS DIECISIETE MIL CUATROCIENTOS TREINTA
Y SEIS CON SETENTA Y CUATRO ($ 17.436,74), con más sus
intereses y costas, proporcionales a su cargo, dentro
de los diez (10) días de notificada la presente resolu-
ción. Dicha cantidad devengará un interés equivalente
a la tasa activa, segmento 1, que el Banco de Co-
rrientes S.A. utiliza para descuento de documentos
desde que cada suma es debida y hasta efectivo pago.
Costas proporcionales; el 49,81% (cuarenta y nueve con
ochenta y uno por ciento) a cargo de la demanda y el
50,19% (cincuenta con diecinueve por ciento) a cargo
del actor. Diferir la regulación de los honorarios pro-
fesionales para cuando conste en autos planilla de li-
quidación de capital e intereses, debidamente confec-
cionada, conforme lo establecido en el punto primero de
este resuelvo. Una vez firme la presente, remítase co-
pia certificada a la AFIP, a los fines que estime co-
rresponder”. A fs. 326/327 vta. y fs. 332/338 vta. la
parte actora y demandada, respectivamente, deducen re-
cursos de apelación contra el fallo citado, siendo con-
cedidos a fs. 328 y 339, y contestado por la parte ac-
tora a fs. 340/342 y por parte de la demandada a fs.
344 y vta.. Elevados los autos son recepcionados a fs.
348 vta., llamándose “autos para sentencia” a fs. 350
vta. A fs. 349 se integra Cámara, lo que se encuentra
firme y consentido, y la causa en estado de resolu-
ción.-
-----La Señora Vocal, Doctora Stella Maris Macchi de
Alonso, presta conformidad a la precedente relación de
la causa.-
-----Seguidamente la Excma. Cámara plantea las siguien-
tes:

C U E S T I O N E S

-----PRIMERA: Es nula la sentencia recurrida?


-----SEGUNDA: Debe ser confirmada, modificada o revoca-
da?

-----A la primer cuestión, la Sra. Vocal, Dra. Valeria


Chiappe, dijo: A LA NULIDAD: Que el recurso de nulidad
no ha sido impetrado por ninguna de las partes, no ob-
servándose “prima facie” vicios de procedimiento ni de
forma de la sentencia que no pudieran ser superados u
obviados por la materia propia de la apelación, la que
ha sido concedida por la “a-quo”, por lo que no corres-
ponde la consideración oficiosa de dicha vía de grava-
men. Que ello es así por cuanto el recurso de nulidad
tiene carácter excepcional y debe ser interpretado res-
trictivamente.-
Al respeto, se ha sentado: “La nulidad
de la sentencia sólo procede cuando se constata una
violación grave, capaz por sí misma de poner en peligro
el derecho que le asiste a la parte apelante y cuando
mediante los agravios no es factible la corrección im-
petrada.” (Conf. C.N.A.T., Sala I, D.T. año 1.992, p.
260). “Si no existe violación de formas y solemnidades
inconvalidables, omisión en el procedimiento de formas
esenciales, o irregularidades que por expresa disposi-
ción legal anule las actuaciones, y el vicio puede ser
cubierto por la materia propia de la apelación, la nu-
lidad no debe ser decretada.” (Ibáñez Frocham, “Tratado
de los recursos”, p. 204, Bs. As. 1969, N°102). Así
voto.-
-----A la misma cuestión la Sra. Vocal, Dra. Stella Ma-
ris Macchi de Alonso, dijo: Que adhiere.-

-----A la segunda cuestión, la Sra. Vocal, Dra. Valeria


Chiappe, dijo: I) Que vienen estos autos a considera-
ción de la Alzada a raíz de los recursos de apelación
impetrados por la parte actora y demandada a fs.
326/327 vta. y fs. 332/338 vta., contra la Sentencia
N°61 que luce a fs. 307/319, siendo concedidos a fs.
328 y 339, respectivamente. Que, corridos los traslados
de ley, la actora contesta a fs. 340/342, y la demanda-
da lo hace a fs. 344 y vta., llamándose “autos para
sentencia” a fs. 350 vta.-
II) Los agravios vertidos por el accio-
nante giran en torno al rechazo de los rubros salaria-
les peticionados (20 meses) y vacaciones no gozadas del
año 2.005. Al efecto, señala que el “a-quo” entendió
acreditado el pago de los salarios y SAC correspondien-
te a los años 2004 y 2005 (1° y 2° semestre), teniendo
en cuenta los recibos adjuntados a fs. 27 vta., los que
fueran desconocidos por el actor. Refiere que habiéndo-
se fijado audiencia de formación de cuerpo de escritu-
ra, se hicieron efectivos los apercibimientos, tenién-
dosele por reconocidas las firmas insertas en los mis-
mos. Indica haber interpuso un acuse de negligencia
contra la prueba pericial caligráfica, el que fuera re-
chazado por Resolución N° 469 de fs. 163, encontrándose
apelada por su parte. Esgrime, que haciéndose lugar al
acuse interpuesto todas las actuaciones posteriores
quedarían nulificadas y el apercibimiento decretado
quedaría desprovisto de sustento. Concluye que al haber
negado el actor las firmas insertas en los recibos pre-
sentados por la demandada, y al no poder comprobar la
autenticidad de los mismos se deberá hacer lugar a los
rubros reclamados (20 salarios adeudados, vacaciones
2005). Finalmente, cuestiona la imposición de costas,
insistiendo en que al hacerse lugar al recurso impetra-
do por su parte deberán imponerse íntegramente a la de-
mandada.-
A su turno, la accionada se queja de lo
resuelto sobre la extinción de la vinculación habida
entre las partes. Arguye que al determinarse que el
distracto se produjo por despido indirecto se ha igno-
rando la real situación fáctica existente, ante el des-
pido directo por abandono de trabajo acontecido en D.-
P.T. el día 27/02/2006 conforme Expte. N° 524-390/06
(Consid. VIII). Expresa que el inferior no valoró la
suspensión impuesta el día 31.01.06, por el término de
15 días. Sostiene que se ha demostrado que la sanción
existió, al igual que el hecho que la generó, según
testimonios de fs. 217, 218 y 219. Destaca, que la san-
ción jamás fue desconocida o rechazada, y que conforme
el art. 67 de la L.C.T., vencido el término de 30 días
se tendrá por consentida la sanción disciplinaria. Si-
gue apuntando que el actor apresuradamente remitió TCL
el 06.02.03 considerándose despedido indirectamente.
Pone de relieve que el “a-quo” nada dice de la obliga-
ción impuesta por el art. 22 del Convenio N° 389/04.
Hace notar que la accionada le notificó fehacientemente
la suspensión impuesta mediante la CD N° 747430435 de
fecha 03.02.06 al único domicilio denunciado por el ac-
tor en la empresa y donde se le notificaran las ante-
riores comunicaciones. Insiste en que la notificación
de la suspensión se realizó en el Barrio “Molina Pun-
ta”, domicilio denunciado ante la empresa y donde vivía
con doña Marta Pujol, su esposa, persona que recibió el
despacho. Concluye que el envío telegráfico del actor
nunca fue recepcionado por la accionada, y que la prue-
ba del actor –fs. 134/135- sólo se limitó al contenido
de dicho texto sin probar su efectiva recepción o moti-
vos de lo contrario. También le agravia que el fallo
atacado concluya que ante el silencio guardado le asis-
te al trabajador derecho a considerarse injuriado e in-
directamente despedido. Insiste en que la causal de
despido indirecto fue el despido verbal, y que en vir-
tud de los arts. 242 y 243 L.C.T. se prohíbe la varia-
bilidad de la causa de despido. En otro orden de cosas,
controvierte la recepción de la pretensión por trabajo
suplementario, destacando que no surge de parte alguna
de la demanda que se haya reclamado “horas extras” y
menos aún que se haya especificado cantidad, cómputo o
suma por dicho rubro. Concluye afirmando que el juez de
grado ha violado el principio de congruencia (extra-pe-
tita), violando su deber de emitir pronunciamiento so-
bre lo que fue objeto de petición (art. 34, inc. 4, y
163, inc. 6, CPCC). También le agravia en el fallo se
considere que Torres gozaba solamente de un franco se-
manal de 24 hs. los días lunes, lo que atribuye al re-
conocimiento de la demandada, haciendo notar que con
una simple operación matemática se puede advertir que
el actor gozaba efectivamente de 35 hs. que impone el
C.C.T. como franco semanal, 24 hs. del día lunes hasta
las 11 hs. del día martes. También cuestiona la recep-
ción del rubro “diferencias de haberes”, poniendo de
relieve que el accionante en ningún momento demandó
“diferencias de salarios y/o remuneración”, -afirma-
que lo que si demandó y que es lo único que integró la
litis es el tema de salarios adeudados. A lo que añade
que no se citan las escalas que se habrían tomado como
parámetro, si consideró algún adicional convencional,
ni cual o cuáles fueron las horas extras. Puntualmente
con respecto a la interrupción de la prescripción con-
siderada en el fallo en crisis, refiere que de la lec-
tura del acta –en el DPT- del día 27.02.06 que obra a
fs. 140 no surge con plena certeza que el actor reclamó
diferencias de remuneraciones o sueldos, por lo que
asegura que no puede interpretarse que hubieran inte-
rrumpido ningún término prescriptivo. Por último, ataca
la imposición de costas a cargo de la demandada en un
49,81 %, sosteniendo que el actor no probó el derecho
que dijo tener al demandar.-
III) Por estrictas cuestiones metodoló-
gicas y de buen orden procesal, me avocaré a tratar en
primer lugar el recurso deducido por la parte actora.-
Que, examinado que fuere el mismo a la
luz de las constancias de autos, se impone su desesti-
mación, atento a lo resuelto por esta Alzada al recha-
zar la apelación diferida sostenida contra la Resolu-
ción N° 469 (fs. 163 y vta.), que rechaza el acuse de
negligencia interpuesto respecto de la pericial cali-
gráfica ofrecida por la demandada; tornándose de este
modo inoficioso emitir pronunciamiento al haber quedado
desprovista de todo sustento la vía que nos ocupa.-
Los magistrados deben abstenerse de re-
solver planteos abstractos que solo representan dispen-
dio de la actividad jurisdiccional. “Al no existir un
interés jurídico actual en resolver la cuestión, des-
aparece uno de los requisitos jurisdiccionales. La des-
aparición de de los requisitos jurisdiccionales importa
también la del poder de juzgar”. (CS 7-10-60 Fallos
248:51).-
La Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción ha extendido el concepto de cuestión abstracta no
sólo a aquellos casos en que no existe una real discu-
sión entre las partes, proceso ficticio promovido como
el deseo de conocer una solución jurídica, sino también
aquellos otros que nacidos para resolver un real con-
flicto de intereses, en el transcurso del proceso, se
extingue la controversia a la pretensión jurídica (IMAZ
y REY, “El recurso extraordinario”; 2da. Edición; pág.
60; Bs. As., 1962; Colombo; op. y t. cit., p. 484).-
Como colofón de lo expuesto, al haberse
rechazado la apelación que intentaba revertir la deses-
timación del acuse de negligencia de la prueba pericial
caligráfica, adquiriendo firmeza los efectos del aper-
cibimiento decretado, no cabe sino concluir que el re-
medio intentado debe ser sin más desestimado.-
IV) Pasando al tratamiento del recurso
intentado por la parte demandada, adelanto su proceden-
cia parcial, en razón de las circunstancias fácticas y
jurídicas que seguidamente se indican.-
El cuestionamiento relativo a la extin-
ción de la vinculación habida entre las partes no puede
prosperar.-
El inferior concluye acertadamente que
el despido que debe tenerse por configurado en el “sub-
lite” es el indirecto motivado en la conducta injuriosa
adoptada en la ocasión por la empleadora.-
De las misivas reservadas (documental
actora y demandada) se constata que la conducta adopta-
da por la demandada ha sido injustificada y violatoria
del principio de buena fe que deben observar los liti-
gantes durante la vigencia de la relación laboral, ya
que ante el reclamo del trabajador, no procedió confor-
me se lo imponía el art. 63 de la L.C.T.; evidenciándo-
se un proceder netamente injurioso de su parte.-
El concepto de justa causa está definido
en el art. 242 de la L.C.T. Dicha norma prescribe que
una de las partes podrá hacer denuncia del contrato de
trabajo en caso de inobservancia por parte de la otra
de las obligaciones resultantes del mismo que configu-
ren injuria y que, por su gravedad, no consienta la
prosecución de la relación. La valoración debe ser he-
cha prudencialmente por los jueces, teniendo en consi-
deración el carácter de las relaciones que resultan de
un contrato de trabajo, según lo dispuesto por la ley,
y de acuerdo a las modalidades y circunstancias perso-
nales de cada caso.-
La injuria laboral se erige de esta for-
ma en un incumplimiento, falta o inobservancia de las
obligaciones del contrato de trabajo, tanto sea por ac-
ción u omisión de una de las partes, que importe daño,
menoscabo o perjuicio a la seguridad, honor o interés
de la otra parte. Debe tratarse de un comportamiento
objetivamente grave cuya magnitud, cuantitativa y cua-
litativamente considerada, no tornen equitativo exigir-
le a la parte afectada la subsistencia del vínculo.-
Así, la normativa mencionada adopta el
sistema de causal genérica única, dejando librada la
valoración de ella en cada caso particular a la pruden-
cia del juzgador, para lo cual deben tenerse especial-
mente en cuenta una serie de pautas que conforman el
principio de congruencia y proporcionalidad entre su
antecedente y su consecuente, esto es, el hecho califi-
cado como injurioso y la decisión de extinguir el vín-
culo con justa causa; lo que engloba determinadas cir-
cunstancias, como ser, el carácter de las relaciones
emergentes del contrato de trabajo y las peculiaridades
relativas a las personas, tiempo y lugar donde se desa-
rrolló la conducta sustentatoria del distracto.-
No debe perderse de vista que la inju-
ria, como causal de despido indirecto, es siempre de
carácter individual y cada trabajador se encuentra en
condiciones de ponderar la calidad y categoría de la
injuria que afecte sus intereses; no debiendo evaluarse
como hecho aislado, sino teniendo en cuenta el conjunto
de circunstancias fácticas del caso.-
Ahora bien, para dirimir lo cuestionado
en este punto resulta esencial analizar las circunstan-
cias fácticas desencadenantes de la desvinculación, a
fin de discernir si la facultad rescisoria ejercida en
la ocasión por el accionante se hallaba suficientemente
respaldada en la conducta injuriosa imputada a la de-
mandada.-
Del examen de las constancias de autos
(documental de ambas partes y expediente administrativo
Nº 524-0390/06, incorporado mediante oficio a fs.
140/146) se extrae que el 02.02.06 el actor remite a la
dadora de trabajo TCL 65679402 (CD 747428706) intimando
a que en el término de 48 hs. se le aclare situación
laboral ante despido verbal del día 31.01.06, haciendo
saber que espera en su domicilio particular (GUEMES N°
1.640), bajo apercibimiento de considerarse gravemente
injuriado y despedido; poniendo su fuerza de trabajo a
disposición en su domicilio sito en calle Guemes N°
1640 de esta ciudad.-
La parte accionada centra su defensa en
que la comunicación (CD N° 747430435 del 03.02.06) de
la notificación de la suspensión disciplinaria se con-
cretó en el único domicilio denunciado por el actor en
la empresa, esto es, B° Molina Punta. 76 Viv. Casa 40.-
Sin embargo, con la citada misiva inti-
matoria el actor cumplimentó con su obligación de in-
formar la modificación de su domicilio real. Las conse-
cuencias de la falta de anoticiamiento de dicho cambio
solo le es imputable a la demandada que no retiró el
aviso de visita dejado por domicilio “cerrado o ausen-
te”.-
En efecto, según informe del Correo Ar-
gentino rendido a fs. 363, la CD 747428706 cursada por
el actor en fecha 02.02.06, sale a reparto el 03.02.06,
volviendo con la observación de “cerrado-ausente” a las
09:30 hs., en tanto que la carta documento remitida por
la demandada fue impuesta el mismo día (03.02.06), pero
a las 18:04 hs.; lo que denota que si hubiera sido di-
ligente y hubiera concurrido a retirar la aludida comu-
nicación se habría anoticiado del cambio de domicilio
del actor. No pasó a retirarla ni ese día, ni al día
siguiente, quedando guardada en el Correo a la espera
de ser retirada por su destinatario, hasta el 10/02/06
que fue devuelta al remitente.-
De allí que la conducta adoptada por la
demandada ha sido injustificada y violatoria del prin-
cipio de buena fe que deben observar las partes durante
la vigencia de la relación laboral.-
“En las recepción de las comunicaciones
existe una carga de diligencia que debe soportar el
destinatario, que encuentra su fundamento en las normas
que regulan la responsabilidad y en los deberes de di-
ligencia y buena fe.” (TySS. 1979, p. 359). “Existe una
responsabilidad del destinatario en la recepción de la
comunicación; en virtud de ella no es exigible que ten-
ga un conocimiento efectivo de la comunicación, es su-
ficiente que ésta haya llegado a la esfera de conoci-
miento del receptor, si éste ha procedido y procede con
buena fe y diligencia normal se enterará efectivamente
del contenido de la comunicación; si así no lo hace,
estaría violando lo preceptuado en el art. 62 de la L.-
C.T., obligación genérica de las partes; art. 63, prin-
cipio de la buena fe; art. 79, deber de diligencia e
iniciativa del empleador y art. 84, deberes de diligen-
cia y colaboración; por lo que la no recepción de la
comunicación es responsabilidad del destinatario y debe
cargar con las consecuencias de la violación de esos
deberes, obligaciones y principios. (Conf. VLENTÍN RU-
BIO, “El despido, Aspecto Teórico y Práctico”, p. 84).-
En idéntico sentido, Juan Carlos E. Mo-
rando ha puntualizado -sobre el carácter recepticio de
la comunicación del despido- que: “No se exige el cono-
cimiento efectivo del sujeto. Basta con que la manifes-
tación de voluntad del otro haya llegado a la esfera de
conocimiento, para que aquélla se tenga por conocida.”
(L.T. XXV, p. 547).-
Concordantemente, la jurisprudencia ha
apuntado: “Si la carta documento enviada por el traba-
jador al demandado fue remitida a su domicilio real y
el último no requirió su entrega no obstante el “avi-
so”, ni acreditó razones de fuerza mayor, la responsa-
bilidad por la falta de entrega recae sobre el acciona-
do, al no haber cumplido con su carga de diligencia
respecto de la recepción de la misma.” (DT, 1997-A,
538). “Si bien es cierto que quien utiliza un medio de
notificación resulta responsable del riesgo propio de
dicho medio, el principio no resulta aplicable cuando
se utiliza un medio común para notificar el despido y
la noticia no llegó a cumplir su cometido por “domici-
lio cerrado”, si el consignado era el real del destina-
tario, ya que en tal caso la no recepción, resulta de
un hecho atribuible a la negligencia de éste y cabe te-
ner por cumplida la notificación.” (DT, 1995-B. 2260).-
En este sentido, se ha dicho: “El tele-
grama no llegó a destino por “domicilio cerrado reite-
rado”. Sobre el particular es jurisprudencia de esta
Sala que los telegramas dirigidos al lugar de trabajo y
domicilio del demandado, devueltos con la constancia de
“cerrado”, no impide la efectividad y validez de la no-
tificación (conf. in re: Irureta Juan J. c. Fernández
Jorge y otros s/ despido, SD 55.840 del 17/5/1988). En
tal sentido, se debió cumplir con la carga de “diligen-
cia” de mantener el domicilio en condiciones de que le
llegaran las comunicaciones que le fueran remitidas
(arts. 512, 902, 903, 904, 931, 1198 y conc. del Cód.
Civil; arts. 62, 63, 79 y conc. de la ley de trabajo;
sala I, Donaire Nicolás H. c. Cía. Minera Los Mirayes
S. A., 7/8/79), por lo que el telegrama debe conside-
rarse válido y recibido por sus destinatarios (conf.
Ley. del Trabajo, t. XXVI-B-584/85; sala VI, in re:
Guerrisi Andino J. c. La Capital Fraccionados de Vino
S. A., 30/12/1976).-
“Si bien es cierto que quien elige un
medio para efectuar una comunicación referida a la re-
lación laboral (en el caso despacho telegráfico) carga
con los riesgos que esto implica, ello es así siempre
que no sea imputable al destinatario la causa que impi-
de la efectividad del medio empleado (confr. esta sala,
in re: Vázquez Florencia c. Fantino de Martirio, María
T., SI) 54,642 del 30/4/1987...Además, en el caso es
conclusión firme de la sentencia que el rechazo del te-
legrama 505 no ha sido más que una burda maniobra ten-
diente a eludir su responsabilidad patronal (sentencia
a fs. 85), lo que debe ser valorado conforme al art.
163, inc. 5º, párr. 2º Cód. Procesal...Admitido lo ex-
puesto, y habiendo producido esos telegramas todos los
efectos de las comunicaciones fehacientes, en atención
al silencio de los demandados (art. 57 de la ley de
contrato de trabajo) y la falta de cumplimiento de los
requerimientos de la actora, ésta tuvo derecho a consi-
derarse en situación de despido indirecto (arts. 62,
63, 74, 78, 79, 242,246y cc. de la ley de contrato de
trabajo), lo que así se efectivizó.” (CNAT, sala I,
26/06/1992, Ayala, Cristina L. c. Violante de Labrio-
la, María E. y otro, DT 1993-A, 68 - DJ 1993-2, 392).-
Por lo expuesto, en atención los princi-
pios que rodean al contrato de trabajo, debe entenderse
que el TCL 65679402 -C.D. 747428706- por el que el Sr.
Torres comunicara la modificación del domicilio ha cum-
plido los efectos de la notificación.-
Por lo que no cabe sino concluir que la
accionada, en contradicción con el principio de buena
fe y continuidad receptado en la L.C.T. (arts. 63 y
10), debió extremar su actuar e interiorizarse
pormenorizadamente del reclamo del trabajador. Ante
dicho incumplimiento sólo a ella es atribuible la
negligencia en su actuar, debiendo por lo tanto tenerse
por notificado del cambio de domicilio del trabajador y
del reclamo intimatorio formulado, con sus
connotaciones jurídicas.-
No obsta al razonamiento expuesto, la
pretendida notificación anterior de la sanción disci-
plinaria al invocar que ello se habría concretado por
nota de fecha 31.01.06.-
En este punto, no es posible soslayar
que los arts. 218 a 220 y 223 regulan expresamente los
requisitos que deben observarse para que resulten váli-
das.-
A tales efectos, debe tenerse presente
que deben tener justa causa, plazo cierto, notificarse
por escrito y no pueden exceder de treinta días en un
año, contados a partir de la primera suspensión.-
La doctrina es clara al precisar que la
forma escrita es necesaria para la validez del acto y
no puede ser suplida por otro medio; vale decir que es
un requisito “ad-solemnitatem” impuesto por el art. 218
de la L.C.T. (art. 49; en igual sentido, CNAT, Sala X,
sent. 6389 del 31-5-99, en autos “Velázquez, Andrés y
otro c/Netoir SA s/Despido”). (Elsa Porta, “Las suspen-
siones disciplinarias”, Revista de Derecho Laboral,
Editorial Rubinzal Culzoni, 2003-1, p. 218).-
Satisface el recaudo de la notificación
escrita la nota suscripta por el trabajador, el tele-
grama, la carta documento, el acta notarial o acta ce-
lebrada ante la autoridad administrativa o judicial;
pero no la nota de fecha 31.01.06 –adjuntada al respon-
de- al no figurar la firma del trabajador, pretendiendo
suplirse tal recaudo con la suscripción de dos testi-
gos, lo que resulta inadmisible a la hora de considerar
la validez de la notificación.-
Tal es el criterio imperante que se com-
parte: “No constituye prueba válida la notificación al
empleado por documento privado firmado por dos testi-
gos, quienes afirman que el trabajador se negó a hacer-
lo, dándole lectura en su presencia de la medida dis-
puesta, porque en el caso de las suspensiones, dadas
sus características y naturaleza, es exigible plena
certeza en torno a la comunicación fehaciente y oportu-
na de las causales y extensión, a los efectos de que el
trabajador pueda ejercer las facultades conferidas por
el artículo 67, L.C.T.”(CNTrab., en pleno “Tovarovich,
Pedro c/Fernando Vannelli e hijos, sent. 124).-
A ello se agrega que si la firma recla-
mada hubiera entendido que la referenciada notificación
era suficiente, no se entiende porque se tomó la moles-
tia de remitir la CD N° 747430435 de fecha 03.02.06, a
los efectos de comunicar la suspensión disciplinaria;
la que –como se adelantar- no tampoco surtió efectos al
no haber entrado en la esfera de conocimiento del actor
por haberse remitido al domicilio anterior del actor,
cuyo cambio se anoticiara vía epistolar, todo lo cual
ya fuera materia de análisis.-
“Conviene recordar que si se comunicó la
sanción mediante telegrama o carta documento, por tra-
tarse de una declaración de voluntad entre ausentes,
ella sólo surtirá efectos cuando llegue al destinatario
o al menos a su esfera de conocimiento (en sentido aná-
logo, CNAT, Sala III, sent. 72.279 del 30-8-96, en au-
tos “Febbraro, Enrique c/D´Acciovo de Saggese, Irma
Elida y otro”).-
“La suspensión es un acto unilateral re-
cepticio que sólo existe y es eficaz por el conocimien-
to que de él tenga el destinatario, o al menos por la
llegada de la notificación al ámbito posible de aquél,
no es posible tomarla en cuenta si no la notificó por
escrito, ya que en este caso se trata de un requisito
que hace a la existencia misma de la medida.” (CNTrab.,
sala III, DT 1989-a-60).-
En suma, la omisión a los deberes de
contraprestación en que incurriera la accionada, impi-
diendo la prosecución del contrato, ha venido a afectar
la normal convivencia de las partes, facultando sufi-
cientemente al demandante a hacer denuncia del contrato
de trabajo.-
En dicho contexto, cabe concluir que en
el “sub-lite” se ha plasmado en fecha 07/02/06 (TCL
65679279 – CD 747429352) un despido indirecto motivado
en la conducta injuriosa adoptada en la ocasión por la
empleadora. Consecuentemente, no cabe sino confirmar el
resolutorio en crisis, en lo que hace al despido indi-
recto materializado y la consecuente recepción de los
rubros indemnizatorios acogidos (indemnización por an-
tigüedad y preaviso).-
Resta acotar, que el invocado abandono
de trabajo carece de todo asidero. En primer lugar,
porque el intercambio telegráfico posterior a la extin-
ción del vínculo carece de virtualidad para producir
efectos jurídicos respecto de un contrato ya extinguido
incausadamente con anterioridad. (T.Tr. Lauquen, 16/05/
96, “L.L.B.A.”, 1996-1107).-
“Cuando ambas partes deciden disponer la
extinción del vínculo laboral debe estarse a la comuni-
cación que llega primero a la esfera jurídica de su
destinatario (art. 243, L.C.T.).” (S.C.B.A., L. 49.898,
S. 29/9/92).-
De allí que una vez perfeccionado e ins-
trumentado el distracto resulta totalmente inoficioso,
ineficaz y jurídicamente irrelevante entre las mismas
partes cualquier otro despido dispuesto con posteriori-
dad al primero.-
Debe destacarse, y esto es contundente,
que en materia laboral el posicionamiento que las par-
tes adopten en etapa extrajudicial de intercambio tele-
gráfico, con referencia a las que en definitiva se
constituyen en causales extintivas del vínculo, adquie-
ren fijeza definitiva, por así imponerlo la mentada
norma.-
Precisamente, porque la finalidad del
art. 243 de la L.C.T. es proteger el interés probatorio
y el derecho de defensa de la parte denunciada, con el
objeto de que no pueda ser sorprendida en su buena fe –
en el acto de traba de la litis- con la invocación de
motivos distintos de los consignados en la comunicación
documentada del distracto. La regla del artículo 243
consagra, por una parte, la inalterabilidad de la moti-
vación invocada para legitimar el despido, lo que per-
mite juzgar dicha legitimidad con apego a la situación
existente al tiempo de la denuncia, y por otra, la pre-
determinación de la materia sobre la que versará, en
caso de controversia, la actividad probatoria.-
Pero además, según lo normado por el
art. 244 de la L.C.T., el “abandono de trabajo” -como
acto de incumplimiento del trabajador- sólo se configu-
ra previa constitución en mora mediante intimación he-
cha en forma fehaciente a que se reintegre al trabajo,
por el plazo que impongan las modalidades que resulten
en cada caso.-
Se requiere, además, la convergencia de
dos elementos: uno de tipo objetivo, cual es la no con-
currencia al trabajo, y otro de tipo subjetivo que es
la voluntad del trabajador de no reintegrarse al empleo
y, en este aspecto, su silencio ante la intimación de
la patronal hace presumir aquella intención.-
La ley exige la certidumbre respecto a
que esa voluntad es la efectiva dejación de su trabajo.
Por ello, la cesantía por abandono de trabajo se ve
plasmada con la actitud del dependiente que sin motivo
deja de concurrir a su empleo con el propósito expreso
o presunto de no cumplir en lo sucesivo con su presta-
ción de servicios, sin que medie justificación alguna y
la nota que lo caracteriza es en principio y general-
mente el silencio del trabajador. –
“El abandono del trabajo supone la in-
tención del trabajador de no volver a desempeñar en la
empresa o establecimiento de su principal o su propósi-
to de rescindir el contrato de trabajo. Y tal actitud,
por la trascendencia, debe demostrarse de manera ine-
quívoca, de modo tal que acredite la indudable inten-
ción del empleado de dar por terminada la relación la-
boral.” (LLC, 984-890).-
De lo que reseñado, se desprende que
cuando el trabajador intima al principal el cumplimien-
to de una obligación contractual no se puede inducir de
esa conducta la voluntad de abandono de trabajo, puesto
que precisamente ese reclamo está expresando el deseo
de mantenerlo.-
La noción de abandono de trabajo involu-
cra la actitud del dependiente que deja de concurrir a
prestar tareas con la intención presunta o expresa de
no cumplir en lo sucesivo con la obligación exigida en
el contrato de trabajo, sin que en ello haya justifica-
ción de su parte. La nota que lo caracteriza es el si-
lencio del trabajador. Entonces, si la invocación de
abandono basada en las ausencias del dependiente ha
sido sincrónica con el reclamo de éste, no caben dudas
que el principal debió cumplimentar lo debido y poste-
riormente -sobre ese fundamento- intimar la concurren-
cia al trabajo, aplicando la sanción que evaluara con-
veniente en tanto y en cuanto, después de efectivizadas
sus obligaciones laborales, mantuviera el dependiente
su actitud de no presentarse a cumplir tareas.-
Como colofón de lo que antecede, no cabe
sino confirmar el decisorio en este punto, y por ende
la recepción de las indemnizaciones derivadas del des-
pido indirecto configurado justificadamente por el ac-
tor.-
Despejada la cuestión que antecede, cabe
tratar el agravio que gira en torno al trabajo suple-
mentario. En este punto, no cuenta el recurrente con un
gravamen o perjuicio concreto y cierto resultante de la
decisión atacada.-
Si bien es cierto que el sentenciante
concluye al final del Considerando V) que han quedado
probados los servicios en horas extraordinarias presta-
dos por el actor, haciendo lugar a la pretensión por el
monto reclamado en la planilla de fs. 2 vta./3, del
análisis de la misma no surge ningún monto en concepto
de horas extraordinarias; así como tampoco consta su
inclusión en la liquidación que integra el fallo ataca-
do; cuestión firme y consentida por la contraria la no
haber instrumentado el recurso respectivo.-
Aquí, no es posible desatender que el
motor que impulsa el recurso es la necesaria existencia
del agravio o perjuicio que la resolución le causa al
recurrente. Todos los recursos están condicionados al
gravamen producido al interés de la parte que lo pro-
mueve; siendo de aplicación el postulado de que “el in-
terés es la medida de las acciones”, lo que traducido a
nuestro caso implica que la lesión del interés es la
medida del agravio y en cierto modo el agravio es la
acción del recurrente, quien mediante la interposición
del recurso procura la tutela jurídica de un interés
vulnerado.-
De allí que sin agravio –que, reitero,
es una consecuencia del interés lesionado por la juris-
dicción- no hay recurso. Esta exigencia tiene virtuali-
dad para todos los recursos, tanto para los que debe
resolver el mismo juez que dictó la disposición impug-
nada, como para los que son deducidos por ante un supe-
rior. (RECURSOS JUDICIALES, 2, Depalma/1988, p. 7/8 y
cc.).-
En tal sentido, la jurisprudencia tiene
dicho: “Constituye un presupuesto subjetivo de admisi-
bilidad de todos los recursos que el sujeto recurrente
sufra por la resolución recurrida un agravio o perjui-
cio personal. Principio que es lógico porque de lo con-
trario les faltaría a las vías de gravámenes un requi-
sito genérico de los actos procesales, cual es, el in-
terés.” (S.T.J. 18/08/01-Expte N° 17883; Conf. Obra ci-
tada, José Virgilio Acosta, p. 156).-
En suma, sobre la base de que lo tras-
cendente del agravio es el resultado del acto y los
efectos que produce respecto del derecho invocado y la
situación personal que padece el recurrente, no se ad-
vierte la existencia de gravamen o perjuicio alguno que
sirva de sustento al medio utilizado; por lo que co-
rresponde sin más desestimar esta queja.-
En otro orden de cosas, se disconforma
con el acogimiento de las diferencias de haberes; re-
sultando infructuosa la queja relativa a la interrup-
ción de la prescripción, dado que el reclamo adminis-
trativo de fecha 09/02/06 (expte. administrativo N°
524-09-02-0390/06, fs. 140/147), ha venido a interrum-
pir la prescripción de la acción, al constar el reclamo
de “salarios atrasados”.-
“En materia laboral, los actos
interruptivos o suspensivos de la prescripción deben
interpretarse con criterio amplio, decidiéndose en caso
de duda por la solución mas favorable a la subsistencia
del derecho del trabajador.” (DT, 1987-A, 869). “La
prescripción no puede ser un modo de vulnerar los
derechos del trabajador, por lo que la duda debe
resolverse a favor del mantenimiento de la acción.”
(DT, 1989-B, 2286). “En el ámbito del Derecho del
Trabajo la interpretación de las normas que regulan el
instituto de la prescripción debe ser más estricta que
en el derecho común.” (DT, 1985-B, 1607).-
De la conjugación de lo transcripto con
las constancias de autos, no caben dudas que a la fecha
de promoción de la presente acción (20.11.06) los
rubros demandados no se hallaban prescriptos y así lo
tengo en cuenta para confirmar la improcedencia de la
excepción de prescripción deducida por la accionada.-
Sentado lo anterior, no resulta
atendible el cuestionamiento sobre la procedencia de
las diferencias de haberes, ya que el único argumento
radica en que no las habría reclamado, poniendo espe-
cial énfasis en que el objeto de la pretensión habría
sido “salarios adeudados”; ya que de la compulsa de los
recibos de haberes presentados surge una diferencia en-
tre lo que percibió y lo que debía percibir, según es-
cala aplicable.-
Por tanto, siendo que no surge que el
pago se haya conformado a las previsiones salariales
(básico + adicionales) impuestas para la categoría re-
vestida por el accionante (Categoría B *** –Restauran-
tes y Parrillas- “Parrillero” 6.), deben receptarse las
diferencias derivadas de las erróneas liquidaciones
mensuales concretadas en los períodos cuestionados, en
los términos que más abajo se indican.-
Ya se ha dicho que frente a deudas sala-
riales el silencio del trabajador no implica renuncia a
derechos (art. 58, L.C.T.); los pagos efectuados se
consideran a cuenta. Aunque los pagos parciales se hu-
bieran recibido sin reservas, cuando se trata del cum-
plimiento de obligaciones nacidas de normas de orden
público laboral, rige lo dispuesto por el art. 260 de
la ley de contrato de trabajo, debiendo considerarse
las sumas percibidas como pago a cuenta de lo realmente
adeudado.-
Conforme lo dispone el art. 260 de la
L.C.T., en materia laboral todo pago insuficiente es
considerado pago a cuenta. Para que ello ocurra no re-
sulta necesario que el acreedor haga reserva alguna al
momento de recepcionar el pago, puesto que es un impe-
rativo legal fundado en el principio protectorio que
rige en el derecho de trabajo, cumpliendo el mandato
del art. 14 bis de la Constitución Nacional. (LLC,
1996-1074).-
En lo concerniente al cuestionamiento
relativo a la base tomada a la hora de efectuar los
cálculos pertinentes (diferencias salariales inherentes
al período comprendido entre junio/04 a enero/06, con
los S.A.C. 1° y 2° Sem/04, 1° y 2° Sem/05), adelanto
que le asiste razón a la recurrente en cuanto se cons-
tata que el inferior si bien aplica correctamente el
convenio de la actividad (C.C.T. de los Gastronómicos),
con una jornada de 8 horas (Parrillero), antigüedad 10
años, tomando una remuneración de $967,80, la que surge
de adicionar al salario básico ($914,00) el adicional
por antigüedad -6%- ($ 53,80), su equívoco radica en
haber tomado ese monto total ($ 967,80) para todo el
período reclamado de diferencias de haberes –junio/04 a
enero/06-, cuando el básico de $ 914 recién entró en
vigencia a partir del mes de enero/06.-
Sobre esa base, efectuados los cálculos
pertinentes teniendo en cuenta las escalas salariales
vigentes a los distintos meses reclamadas, cabe aclarar
que desde junio/04 a septiembre/04 se debe tomar el bá-
sico previsto para Categoría B – Restaurantes y Parri-
llas (parrillero) de $ 499 + $ 59,88 (Adic. p/ Comple-
mento de servicios –art. 44 CCT N° 125/90-) + $ $ 39,92
(Adic. p/Antigüedad –art. 41 CCT N° 125/90-) + $ 55,60
(Adic. p/Alimentación –art. 42 CCT N° 125/90-) + $
49,90 (Adic. p/Asistencia perfecta –art. 43 CCT N°
125/90)= $ 704,30 - $654,40 (lo abonado según recibos)
arroja de diferencias de haberes de $ 49,90 por cada
mes y siendo cuatro los meses de junio, julio, agosto y
septiembre/04 ($ 199,6) + la diferencia que resulta en
el S.A.C. 1° Sem/04 de $ 52,75, da un subtotal de
$252,35.
A partir de octubre/04 entra en vigencia
el C.C.T. N° 389/04, el que prevé para la categoría
aducida un salario básico $ 674 + $ 80,88 (Adic. p/
Complemento de servicios –art. 11.6 CCT N° 389/04-) +
$33,7 (Adic. p/Antigüedad –art. 11.3 CCT N° 389/04-) +
$67,40 (Adic. p/Alimentación –art. 11.4 CCT N° 389/04-)
+ $ 67,40 (Adic. p/Asistencia perfecta –art. 11.5 CCT
N° 389/04)= $ 923,38 - $654,40 (lo abonado según reci-
bos) arroja de diferencias de haberes de $ 268,98 por
cada mes por los seis meses de octrubre, nov., dic./04,
enero, feb., marzo/05 ($ 1.613,88) + la diferencia que
resulta en el SAC 2° Sem/04 de $ 162,29, da un subtotal
de $ 1.776,17.-
A partir de abril/05 si bien es el mismo
básico, y los Adic. p/ Complemento de servicio, Adic.
p/Alimentación y Adic. p/Asistencia perfecta, existe un
incremento en la Adic. p/Antigüedad (debido a que el
actor cumple 9 años de Antigüedad) por lo que resulta
el básico $ 674 + $ 80,88 (Adic. p/ Complemento de ser-
vicios –art. 11.6 CCT N° 389/04-) + $ 40,44 (Adic. p/
Antigüedad –art. 11.3 CCT N° 389/04-) + $ 67,40 (Adic.
p/Alimentación –art. 11.4 CCT N° 389/04-) + $67,40
(Adic. p/Asistencia perfecta –art. 11.5 CCT N° 389/04)=
$ 930,12 - $731,99 (lo abonado según recibos) arroja de
diferencias de haberes de $ 198,13 por cada mes por los
siete meses de abril, mayo, junio, julio, agosto, sep.,
oct./05 ($ 1.386,91) + la diferencia que resulta en el
SAC 1° Sem/05 de $ 126,86, da un subtotal de $
1.513,77.-
Y en noviembre de 2005 a través del C.-
C.T. 389/04 se han modificado las escalas salariales
para los meses de noviembre y diciembre/05 (Expte. N°
1129253/05), estableciendo un básico de $ 854 +
$102,48 (Adic. p/ Complemento de servicios –art. 11.6
CCT N° 389/04-) + $ 51,24 (Adic. p/Antigüedad –art.
11.3 CCT N° 389/04-) + $ 85,4 (Adic. p/Alimentación –
art. 11.4 CCT N° 389/04-) + $ 85,40 (Adic. p/Asistencia
perfecta –art. 11.5 CCT N° 389/04)= $ 1.178,52 -
$731,99 (lo abonado según recibos) arroja de diferen-
cias de haberes de $ 446,53 por cada mes por los dos
meses de nov. y dic./05 ($ 893,06) + la diferencia que
resulta en el SAC 2° Sem/05 de $ 251,06, da un subtotal
de $ 1.144,12.
Y finalmente, y tal como lo consignara
precedentemente a partir de enero se dispuso un incre-
mento en el básico de $ 914 + $ 109,68 (Adic. p/ Com-
plemento de servicios –art. 11.6 CCT N° 389/04-) +
$54,84 (Adic. p/Antigüedad –art. 11.3 CCT N° 389/04-) +
$ 91,40 (Adic. p/Alimentación –art. 11.4 CCT N° 389/04)
+ $ 91,40 (Adic. p/Asistencia perfecta –art. 11.5 CCT
N° 389/04)= $ 1261,32 - $1,197,34 (lo abonado según re-
cibo) arroja de diferencias de haberes de $ 63,98, este
último subtotal más los anteriores arroja un total de
diferencias de haberes de $ 4.750,39; por lo que cabe
modificar la sentencia en este punto, debiendo adicio-
narse los montos determinados en origen por preaviso
($1.935,60) e indemnización por antigüedad ($9.678,00);
lo que hace un monto total de condena de $ 16.363,99.-
Finalmente, en cuanto al cuestionamiento
de las costas, atento a la modificación propiciada en
el presente pronunciamiento, deben adecuarse las costas
fijadas en origen, en función del éxito obtenido por
cada uno de los litigantes, debiendo la actora hacerse
cargo del 53,25 %, en tanto que el restante 46,75 % se-
rá soportado por la demandada (art. 88, ley Nº 3.540).-
En tanto que los gastos causídicos gene-
rados por la actuación en segunda instancia, dada la
forma en que se resuelven los planteos de las partes,
deben distribuirse por su orden (art. 88, la ley 3540)
Así voto.-
A la misma cuestión, la Señora Vocal, Dra. Stella Ma-
ris Macchi de Alonso, dijo: Que adhiere.-
Que, en consecuencia, se da por finalizado el presente
Acuerdo, pasado y firmado por ante mí, Secretaria auto-
rizante, que doy fe.-

S E N T E N C I A

Nº Corrientes, de noviembre de 2.010.-

Por los fundamentos de que instruye el Acuerdo prece-


dente, SE RESUELVE: 1º) RECEPTAR parcialmente el recur-
so de apelación deducido por la parte demandada, modi-
ficándose el Fallo N° 61 obrante a fs. 307/319, en los
términos y con los alcances vertidos en los consideran-
dos. 2°) RECHAZAR el recurso de apelación impetrado por
la parte actora. 3°) OFICIAR a la Administración Fede-
ral de Ingresos Públicos (AFIP) acompañando fotocopia
del presente fallo a los fines pertinentes. 4°) COSTAS
por su orden (art. 88, la ley 3540). 5°) INSÉRTESE co-
pia al expediente, regístrese y notifíquese. Fecho,
vuelva a origen.-

También podría gustarte