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I. INTRODUCCIÓN.
Desde el originario régimen cerrado, en donde no se permitía el traslado del NNyA para
dicho contacto personal, se ha llegado –luego de más de 40 días- a la nueva Decisión
Administrativa DECAD-2020-703-APN-JGM, del 1 de mayo de 2020.
A su vez, el art. 2° indica: “Se encuentran habilitados para realizar los traslados previstos
en la presente cualquiera de los progenitores o progenitoras, o referente afectivo, que esté
conviviendo con el niño, niña o adolescente durante el “aislamiento social, preventivo y
obligatorio” regulado por decretos Nros. 297/20, 325/20, 355/20 y sus eventuales prórrogas. El
traslado podrá realizarse UNA (1) vez por semana. Las personas alcanzadas por este artículo
deberán portar completa la declaración jurada aprobada por la resolución N° 132/20 del
Ministerio de Desarrollo Social”.
III. OTRA MIRADA.
En definitiva, en el orden interno, la ley 26.061 es la que reglamenta los derechos del
niño y no el Código Civil y Comercial de la Nación que, en todo caso, refiere a los derechos del
niño desde otra mirada, como sería la cuestión que nos convoca, desde la perspectiva de la
responsabilidad parental.
En efecto, aquí en ningún momento se hace referencia a la voluntad del niño, niña o
adolescente, a su participación en la toma de decisiones. Sobre todo, cuando estamos en una
edad etaria próxima a la mayoría de edad –por caso, si se tratara de personas de 16 o 17 años-,
en donde su participación deviene imprescindible para llegar a determinar, eventualmente, el
mentado “interés superior del niño”.
Por todo ello, sugerimos que, en los futuros decretos y resoluciones, en esta materia, se
modifique el eje y la mirada, para determinar ese verdadero y concreto “interés superior del
niño”.
Las distancias, las edades y los deseos del NNyA, la particularidad de los progenitores o
referentes afectivos, el acuerdo del grupo familiar, lleva a que no pueda resultar adecuado
consignar un período determinado y único, dada la diversidad de modelos familiares y sociales
que resultan aplicables.
Esto llevará, seguramente, a que el plazo cerrado motive presentaciones judiciales –con
todos los inconvenientes que ello trae aparejado- para solicitar una autorización judicial con
modalidad distinta, haciendo excepción a la resolución indicada.
Hemos observado los inconvenientes que ha traído la pretensión de que las personas
mayores no sean impedidas de salir de sus hogares, debiendo pedir una autorización especial
en tal sentido. La Convención Internacional de Derechos Humanos de Personas Mayores ha sido
traída al debate para manifestar la inconveniencia de dichas medidas. Y así, se levantó la
pretendida restricción.
Sin embargo, cuando de NNyA se trata, no aparece la Convención sobre los Derechos
del Niño para poner de manifiesto las consecuencias del confinamiento de personas en plena
edad de desarrollo. Otra vez aparece la necesidad de realizar una mirada centrada en la niñez,
para abordar la temática en cuestión.
El Comité de los Derechos del Niño, a propósito de la COVID-19, ha advertido, acerca los
graves efectos físico, emocional y psicológico de la pandemia, en los niños, haciendo un llamado
a los Estados para proteger sus derechos. Entre sus recomendaciones, se encuentra la siguiente:
“Aunque inicialmente se declaró a corto plazo, queda claro que las declaraciones de los estados
de emergencia y/o desastre puede mantenerse por períodos más largos, lo que lleva a períodos
más duraderos de restricciones al disfrute de los derechos humanos. El Comité reconoce que,
en situaciones de crisis, el derecho internacional de los derechos humanos permite
excepcionalmente medidas que pueden restringir el disfrute de ciertos derechos humanos para
proteger la salud pública. Sin embargo, tales restricciones deben imponerse solo cuando sea
necesario, ser proporcionadas y mantenerse al mínimo absoluto.”
Por ello, en atención al interés superior del niño, luego del tiempo transcurrido requiere
analizar y contemplar las distintas realidades que se presentan.
Entiende, en este contexto, que las autorizaciones debieron quedar más abiertas y
flexibles para evitar que se recurra –como seguramente sucederá- a los planteos judiciales al
respecto.