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ACTUALIDAD EN DERECHO LABORAL

Domínguez, Carla
Publicado en: LLC 2015 (julio) , 611  
Cita Online: AR/DOC/1914/2015
I) Rechazo de indemnizaciones de los arts. 80 y 132 bis, LCT. Prescripción de la acción
El 17/11/2014, la sala 10 de la Cámara Única del Trabajo, en "Castañarez, Rodolfo E. v.
Cervecería y Maltería Quilmes S.A.C.I.C.A. y G - Ordinario certificación de servicios y
remuneraciones (art. 80, LCT)", expte. 189435/37, rechaza la demanda en todas sus partes
interpuesta por el Sr. Rodolfo Eduardo Castañarez en contra de Cervecería y Maltería Quilmes
SACICA y G, a través de la cual perseguía el cobro de las indemnizaciones de los arts. 80 y 132
bis de la Ley de Contrato de Trabajo.
El actor entabló demanda ya que fue despedido en el año 2005 y su empleadora omitió hacer
entrega de la certificación de servicios prevista en el art. 80, LCT, y las constancias de pago de
los aportes previsionales y de AFIP de acuerdo a las retenciones efectuadas sobre sus haberes.
En la demanda aduce "que la misma le fue entregada en forma extemporánea por lo que pide la
sanción del art. 80 de la LCT y también afirma que le corresponde la sanción del art. 132 bis de
la LCT, por no haberle entregado las constancias de pago de los aportes previsionales y de
AFIP". El día 19/5/2011, previamente a interponer demanda, el Sr. Castañarez remite telegrama
para que en dos días hábiles la empresa haga efectiva entrega de la documentación mencionada,
lo que no aconteció, por lo que peticiona el pago de la sanción legal. La demandada remite carta
documento rechazando el contenido de TCL y manifiesta que ella se encontraba a su
disposición en Buenos Aires, lo que implicaba un plazo necesariamente mayor, a lo que el actor
nada contestó. Citadas las partes a la audiencia de conciliación, la demandada niega los hechos e
interpone excepción de falta de acción y de prescripción. Asimismo, Cervecería y Maltería
Quilmes SACICA y G expone que no se ha cumplimentado con el decreto 146/2001.
El Dr. Carlos Toselli, constituido en tribunal unipersonal a fin de resolver la única cuestión
planteada de si corresponde hacer lugar a lo solicitado por el actor en la demanda, destaca en
primer lugar que "conforme se desprende de la relación de causa la parte actora, seis años
después de la extinción del vínculo por parte de la accionada, intimó a la entrega de la
certificación de servicios y remuneraciones". Con respecto al plazo del decreto 146/2001, que la
demandada aduce que no se ha cumplimentado, el sentenciante destaca que "de conformidad
con el decreto 146/2001, cuyo plazo no fue cuestionado por la parte actora, el Tribunal Superior
de Justicia ha señalado en esos casos que debe entenderse que la accionada cuenta con treinta y
dos días para su entrega, por lo que habiendo sido confeccionada la aludida documentación con
firma certificada el día 1 de junio de 2011, debe entenderse por cumplida en tiempo y forma la
obligación". El art. 3 del decreto 146/2001 (reglamentario del art. 45 de la ley 25345, que
agrega el último párrafo al artículo 80 de la Ley de Contrato de Trabajo), establece que "El
trabajador quedará habilitado para remitir el requerimiento fehaciente al que se hace alusión en
el artículo que se reglamenta, cuando el empleador no hubiere hecho entrega de las constancias
o del certificado previstos en los apartados segundo y tercero del artículo 80 de la Ley de
Contrato de Trabajo 20744 (t.o. por decreto 390/1976) y sus modificatorias, dentro de los treinta
días corridos de extinguido, por cualquier causa, el contrato de trabajo".
Siguiendo lo manifestado por nuestro Máximo Tribunal provincial en diversos precedentes, el
magistrado expone "que no puede obviarse en el análisis el fin teleológico de la norma, que
consiste en la efectiva entrega de dicha documentación y es evidente que el actor ninguna
prueba ha arrimado al proceso de los supuestos requerimientos verbales y por mail que habría
realizado antes de la intimación telegráfica, aspecto que fuera negado también por la accionada.
Sin perjuicio de ello, y por si esta tesitura del Máximo Tribunal provincial no fuera compartida,
entiendo que igualmente había operado la prescripción de la acción en los términos del art. 256
de la LCT a la fecha de la intimación, la que no revive por el hecho de que la demandada haya
reconocido que esa obligación no había sido cumplida y ofreciera entregar la documentación
requerida". Es decir que, más allá de que no se cumplimentó el plazo descripto por el decreto
reglamentario que nos aclara, sin perjuicio de que la postura del Tribunal Superior no fuera
compartida, esto es, en virtud de las declaraciones de inconstitucionalidad que existen de dicho
decreto, ha operado la prescripción de la acción. Por otra parte, en lo que respecta al certificado
de trabajo, el magistrado estima también que ha operado el término prescriptivo del art. 256 de
la LCT, por ser una obligación contractual y no de la seguridad social. Por último, en relación a
la sanción del art. 132 bis de la LCT, no hay prueba de que se intimó conforme lo dispuesto por
el decreto reglamentario citado ut supra, por lo que se desestima tal reclamo.
Las costas se imponen por el orden causado (art. 28, ley 7987), "ya que era obligación de la
demandada la entrega a la fecha de extinción del vínculo contractual de la documentación
requerida y surge que no lo hizo en tal oportunidad, por lo que, en dichas condiciones, el actor
tenía argumentos para litigar del modo en que lo hizo (...)".
II) Rechazo de demanda laboral. Incorrecta registración en jornada y fecha de ingreso
La sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de la ciudad de Córdoba, en los autos "Guananja,
María R. v. Kim, Denis D. - Ordinario haberes" expte. 211099/37, constituida en tribunal
unipersonal por el Dr. Daniel H. Brain, rechaza la demanda en todas sus partes de la trabajadora
que invocaba defectuosa registración.
La plataforma fáctica del caso de marras queda constituida por la trabajadora de casa de ropa
"Modas Kim" despedida sin causa mediante escritura pública. El magistrado considera que "En
función de los términos en que ha quedado trabada la litis y la relación jurídica procesal
asumida por cada parte, advierto que no se encuentra controvertida la prestación de servicios de
la actora a favor del demandado, ni la categoría ni la fecha del despido sin justa causa acaecido
el día 28 de marzo de 2012, motivo por el cual el accionado le abonó las indemnizaciones y la
liquidación final". La actora intimó mediante carta documento a su ex empleadora a fines que le
abonara su correcta liquidación final e indemnizaciones, atento a la diferencia en la registración
de la fecha de ingreso y jornada, todo bajo apercibimiento de lo dispuesto en el artículo 2 de la
ley 25.323. Asimismo, posteriormente intimó a la entrega de su certificación de servicios y
remuneraciones y certificado de trabajo. Es por ello que dos son las cuestiones controvertidas
que deben ser analizadas y probadas, a saber: fecha de ingreso y jornada que llevan a la actora a
reclamar diferencia en la liquidación final y de indemnizaciones. Se plantea al momento de
resolver la única cuestión de si adeuda la demandada los rubros reclamados por la actora.
En primer lugar, con respecto al análisis de las pruebas producidas en la etapa instructoria ,el
Dr. Brain destaca: "en especial de los recibos de haberes suscriptos por la actora y que fueron
reconocidos (...), pero que ha impugnado su contenido, como en el Libro de Sueldos y Jornales
del art. 52 de la LCT exhibido a fs. 35, impugnado por la reclamante y de lo informado por el
perito contador oficial (...), ha quedado acreditado que, conforme esa documentación, la
accionante ingresó a prestar servicios para el demandado el día 1 de enero de 2008, no
existiendo prueba documental o testimonial alguna, que acredite que la fecha de ingreso de la
actora fue el día 7 de mayo de 2007, como señala en demanda". Es decir que la demandada
logró desvirtuar los hechos invocados por el actor en demanda. Por otra parte, con respecto a la
jornada, con los dichos de los testigos queda claro que se trató de media jornada, como invocaba
la demandada. Sigue manifestando el magistrado: "Tampoco existe constancia documental,
instrumental o testimonial que prueba la existencia de horas extras realizadas por la accionante
y menos que haya trabajado en jornadas en exceso o completa en los días festivos o fiestas de
fin de año, pues los testigos han sido contundentes en desestimar esa situación de hecho,
indicando que la actora no hacía horas extras, que siempre trabajó cuatro horas por día".
Consecuentemente, la demanda es rechazada con costas a la actora, atento al criterio objetivo de
la derrota (art. 28 de la ley 7987).
III) Aplicación de la ley 26.773 en accidente de trabajo. Análisis del mecanismo
prestacional
En los autos "Cabrera, Cristian A. v. Horizonte Compañía de Seguros Generales S.A - Ordinario
- Accidente (Ley de Riesgos)", expte. 231324/37, el día 10/11/2014 la sala 10ª de la Cámara
Única del Trabajo de Córdoba, constituida en tribunal unipersonal por el Dr. Carlos Alberto
Toselli, hizo lugar a la demanda en virtud de un accidente de trabajo sufrido por un trabajador.
Si bien la ART le otorgó las prestaciones en especie correspondientes, una vez dado de alta, el
Sr. Cabrera concurrió a la comisión médica, donde también le niega que tenga incapacidad
alguna. Es por ello que, tras concurrir a su médico particular, interpone demanda ante los
tribunales jurisdiccionales. Así las cosas, cuestiona diversos aspectos de la legislación en
materia de infortunios laborales y peticiona la aplicación inmediata de la ley 26773.
En primer lugar, el magistrado, para poder rechazar las excepciones de falta de acción y la de
cosa juzgada administrativa interpuestas por la demandada, analiza el rol de las comisiones
médicas, tal como lo hiciere en diversos precedentes. Se destaca como aspecto central que
"conforme el precedente de la Corte en 'Castillo', las comisiones médicas revisten carácter
federal, razón por lo cual resulta contradictorio otorgarle carácter de tribunal administrativo de
primera instancia, ya que si ello fuera así, necesariamente debería recurrirse ante la instancia
federal, lo que fuera expresamente descalificado por nuestro Máximo Tribunal Nacional"
(Fallos 322:1220). Manifiesta que la razón de ser de dicho organismo es beneficiar a la víctima
a través de la automaticidad de las prestaciones. Esto lleva a concluir que corresponde declarar
la inconstitucionalidad de los arts. 8, 21, 22 y 46, inc. 1, de la ley 24557 y del trámite recursivo
previsto por el decreto 717/1996, así como la desestimación de la excepción de falta de acción y
de cosa juzgada administrativa interpuestas por la accionada.
Una vez desarrollada la cuestión sustancial y admitida la acción incoada, el tribunal procede a
hacer un pormenorizado estudio de cómo opera el mecanismo prestacional. Al solicitar el actor
la aplicación de la ley 26773, de sus artículos 17, inc. 6, y art. 3 del incremento del 20%, lo hace
a través de la solicitud de inconstitucionalidad del art. 17, inc. 5. Este tema ya ha sido estudiado
por la doctrina y la jurisprudencia en varios precedentes que en este fallo se citan. El magistrado
comienza diciendo: "Si la regla general es la que emana del inciso 5, para los nuevos siniestros,
más allá del análisis de la constitucionalidad de tal limitación temporal, es lógico que lo
dispuesto en el inciso 6, abarque a los siniestros anteriores que faltan de liquidar, ya sea por no
haberse determinado incapacidad definitiva o bien porque la misma esté sujeta a revisión, en la
instancia jurisdiccional. Si ésta no fuera la interpretación resultaría evidente que la disposición
del inciso 6 sería claramente redundante e innecesaria, ya que el inciso 5 la comprendería,
aspectos estos que en el análisis normativo, el juzgador no puede presuponer como actitud del
legislador". En idéntico sentido se ha expedido el Dr. Mauricio César Arese en los autos
"Martínez, Alberto I. v. Prevención ART S.A - Ordinario - Accidente — Ley de Riesgos -
Expte. 129908/37" (sentencia de fecha 10/4/2013). Cita precedentes de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación que se han pronunciado en este sentido, esto es, estableciendo la
posibilidad de aplicar la nueva legislación a casos regidos por regímenes anteriores (Fallos
308:116 y 883; 310:995; 312:2250 y 316:2054). El magistrado resalta que "en definitiva lo que
se está pretendiendo en la causa es determinar las consecuencias patrimoniales actuales en un
régimen que ha sido juzgado insuficiente en tal política (...) es que se ha fijado un mecanismo
que empleando las remuneraciones imponibles permanentes de los trabajadores Estables
(RIPTE) sanee o al menos morigere, el pernicioso efecto de la inflación y la desvalorización por
ausencia de actualización de valores lo cual, de no ser corregido, lleva a una notoria
transferencia de ingresos a favor del obligado al pago, que abona una indemnización o
reparación que se pretende completa —dentro del sistema elegido por la víctima— con valores
notoriamente afectados por el paso del tiempo y el envilecimiento del signo monetario.
Prosigue analizando el art. 3 del CCiv. y su dificultad interpretativa. Se cita a David Duarte,
quien manifiesta que el mencionado artículo se refiere en relación al derecho adquirido de la
víctima y su derecho a reclamar conforme a la ley vigente al momento de ocurrido el daño
(Duarte, David, "La inaplicabilidad de la ley al momento del infortunio por injusta",
WebRubinzal laba 190, Rubinzal-Culzoni, Sección Jurisprudencia Anotada) y no para favorecer
al obligado al pago.
Destaca la importancia de interpretación a la luz de la plena aplicación de la doctrina del ius
cogens y del principio de progresividad sustentada en precedentes a que hace mención
anteriormente ("Arcuri Rojas" y "Rodríguez Pereyra"), que permiten cumplir con el mandato de
la Corte mencionado de que el trabajador es sujeto de preferente tutela constitucional, así como
alcanzar la justicia social.
El tribunal se basa, asimismo, en lo que expresa el Dr. Guillermo Borda, en su ponencia al
Tercer Congreso de Derecho Civil en Córdoba, en 1969, al efectuar la diferenciación entre
efectos inmediatos e irretroactividad de la ley al expresar: "es preciso aceptar la regla de que las
nuevas leyes deben aplicarse con la mayor extensión posible y producir sus efectos de
inmediato. Toda nueva ley se supone mejor y más justa que la anterior, de no entenderlo así el
legislador, no la hubiera dictado".
Seguidamente destaca la doctrina sentada por el Tribunal Superior de Justicia en un fallo
reciente: "En el sub examen la muerte del trabajador se produjo cinco días antes de que se
implementaran las mejoras introducidas por el decreto mencionado. No obstante, acudir a su
normativa, no significa infringir la prohibición de retroactividad (art. 3, CCiv.) sino que se trata
de la aplicación inmediata de las tarifas allí contempladas a una contingencia original y
naturalmente cubierta por el sistema, toda vez que la reglamentación, se repite, quiso
esencialmente actualizar montos. Y en ese sentido debe interpretarse la letra del art. 16, ib."
(sala Laboral del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, sentencia nro. 79 de fecha 1/8/2013
en autos: "Butassi, Eliana T. v. Mapfre Argentina ART S.A - Ordinario - Accidente (Ley de
Riesgos) - Recursos de casación e inconstitucionalidad", expte. 146659/37). Por todo ello,
señala el magistrado que "me lleva a la convicción de que a las prestaciones dinerarias derivadas
de la declaración de incapacidad permanente definitiva, pendientes de pago se le debe aplicar el
mecanismo de ajuste prescripto por el índice RIPTE, conforme al coeficiente vigente al mes del
siniestro del accionante (noviembre de 2011). Si bien el Trib. Sup. se ha pronunciado en sentido
contrario en los autos 'Martín, Pablo D. v. Mapfre ART S.A - Ordinario - Accidente (Ley de
Riesgos) Recurso de casación e inconstitucionalidad - Expte. 170607/37" (sentencia nro. 3 de
fecha 20/2/2014), el Dr. Toselli manifiesta: "en primer lugar entiendo que las circunstancias
fácticas son diferentes por cuanto en el caso del actor 'Martín' el actor ya había percibido parte
de la indemnización que se reclamaba y en definitiva en la sentencia se admitió la mayor
incidencia porcentual del daño sobre la salud lo que determinó un ajuste en la prestación
dineraria oportunamente liquidada, lo que no acontece en autos, donde al actor se le rechazó in
totum su petición de pago de la incapacidad adquirida por el siniestro padecido en la
Municipalidad de Córdoba. Se comparten plenamente en ese sentido los fundamentos que
brindara el Dr. Mauricio César Arese en la causa: "Gambacorta, Maximiliano v. Superior
Gobierno de la Provincia de Córdoba" (expte. 199229/37), sentencia 40 de fecha 27/2/2014".
Por toda esta doctrina y jurisprudencia citada, el magistrado concluye que a la indemnización
que corresponde por la fórmula legal se le aplicará RIPTE, "que corresponda al semestre que
abarque al mes de noviembre de 2011 hasta la fecha en que se proceda a su liquidación vía
depósito judicial, utilizando a esos fines el coeficiente semestral correspondiente a la fecha de
pago fijado por la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo y Empleo de la
Nación". Asimismo, de la declaración de inconstitucionalidad del art. 17, inc. 5, que se ha
desarrollado ut supra, se deriva la aplicación del art. 3, que adiciona 20% "para la cobertura de
aquellos otros daños no cubiertos por el régimen sistémico de la ley 24555 y sus reformas". A
su vez, Toselli sostiene que "A las sumas determinadas, desde que son debidas (5 de noviembre
de 2011) y hasta su efectivo pago, al monto resultante con aplicación de RIPTE, por ser éste ya
un valor ajustado, se le aplicará una tasa de interés que compense el no uso del capital,
entendiendo razonable que el mismo sea fijado en el 12% anual, hasta la fecha en que se
produzca su efectiva cancelación mediante el pago, ello en la medida que el mecanismo de
ajuste no parece generar mayores cuestionamientos en la hora actual".
Para finalizar, destacamos entonces que se declara la inconstitucionalidad del art. 17, inc. 5, de
la ley 26773, en cuanto pretende excluir de las mejoras a los siniestros anteriores al 26/10/2012,
"por afectar de ese modo el derecho de propiedad de la víctima (art. 17 de la CN), el principio
de progresividad (art. 75, inc. 22), el derecho a un resarcimiento justo (art. 14 bis) y por
conformar un trato discriminatorio conforme ley 23592 con el único fundamento aparente de la
fecha de acaecimiento del siniestro que generara el daño que ahora se manda a resarcir"; en
función de ello, se dispone la aplicación de los art. 17, inc. 6,y art. 3 de la ley 26773. Se hace
lugar a la demanda fundada en accidente de trabajo en los términos del art. 6 de la ley 24557,
siendo el actor acreedor de la suma de pago única conforme la fórmula estipulada en el art. 14,
apartado 2, inc. a), de la ley 24557, ajustada mediante RIPTE y demás mecanismos descriptos,
con costas a la demandada.
IV) Despido con justa causa. Prejudicialidad penal
El 14/11/2014, en estos autos caratulados "Muscarello, Rubén v. Nutrición Profesional S.R.L -
Ordinario despido", expte. 154229/37, la sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de Córdoba, a
través de su tribunal unipersonal integrado por el Dr. Daniel H. Brain, hace lugar parcialmente a
la demanda en que se controvertía el despido con justa causa fundado en un hecho delictivo.
El juzgador se plantea dos cuestiones que debe examinar para resolver, a saber: si es un despido
con justa causa y si corresponde la prejudicialidad penal invocada por la demandada.
La demandada había despedido al actor mediante escritura pública invocando justa causa en
virtud de la complicidad de él por encubrimiento en la tentativa de hurto del Sr. Ariel Emanueli
(compañero de trabajo) en la empresa de un celular de la propiedad de ésta. Esto lleva a la
empresa a invocar la prejudicialidad penal, ya que se formuló la correspondiente denuncia
penal. La parte actora rechaza la justa causa a través de carta documento y posteriormente en
sede judicial, reclamando, en consecuencia, los rubros pertenecientes a un despido sin causa,
más el art. 45 de la ley 25345, en virtud de que no le entregaron la documentación del art. 80 de
la LCT. A su vez, invoca horas extras.
En primer lugar, en lo que respecta al despido con justa causa invocado por la demandada en los
términos del art. 242, LCT, el magistrado estima que "corresponde analizar los argumentos
invocados en la comunicación de despido y verificar si se han probado los extremos señalados
en el mismo, para luego realizar el correspondiente examen de valor que el principio de equidad
me otorga a fin de concluir si, en el supuesto de acreditadas las causales, las mismas resultan
pertinentes o no para producir la extinción del contrato de trabajo, con invocación de justa
causa".
El Dr. Brain expone que para que sea procedente el despido directo dispuesto por el empleador
debe existir un elemento objetivo —incumplimiento contractual del trabajador— y un elemento
subjetivo —la decisión del empleador de producir el quiebre de la relación laboral, el quiebre
del principio de continuidad consagrado en el art. 10 del RCT— y un nexo entre ambos referido
a que, como consecuencia de ese incumplimiento, se haya generado una injuria grave que por su
gravedad impida la continuidad del vínculo. Por último, señala que la comunicación del
distracto debe ser hecha por escrito, con expresión suficientemente clara de los motivos en que
se funda la ruptura del contrato.
Tras un detallado análisis de la prueba diligenciada tanto en la etapa instructoria como en la
audiencia de vista de la causa, el tribunal establece que la prejudicialidad no es aplicable al
caso, ya que el Sr. Muscarello no se encuentra imputado, conforme lo informara la Fiscalía
interviniente. Posteriormente, el magistrado concluye: "que los hechos que se le imputan como
injuriosos al actor y que son fundamento de la extinción del vínculo laboral con invocación de
justa causa, no han sido probados en la especie por lo que el despido deviene incausado y con
derecho a las indemnizaciones legales por despido sin justa causa (...)". Así las cosas, expone lo
manifestado por el Tribunal Superior de Justicia, sala Laboral, sent. nro. 44, 24/5/2006, en autos
"Guzmán, Juan A. v. T. C. Juncadella S.A - Demanda - Rec. de casación", a cuyos argumentos
adhiere: "...Si bien, por regla, la valoración de la entidad de la injuria es de resorte exclusivo de
los tribunales de mérito, la ley impone ciertas pautas a las cuales deben atenerse, siguiendo el
criterio de la prudencia y en función del carácter de las relaciones que resultan del contrato de
trabajo y las circunstancias de cada caso (arg. art. 242, LCT)". Ese criterio, tal como prosigue el
magistrado, de prudencia y de equidad que le confiere el art. 242 de la LCT, lo lleva a
considerar que el despido con invocación de justa causa comunicado por la demandada resultó
ilegítimo y contrario a derecho, porque no se comprueba la existencia de complicidad,
deslealtad y mala fe en el hecho cometido por el actor.
Por los fundamentos expuestos, el tribunal condena a la demandada Nutrición Profesional SRL
a abonarle al actor los siguientes rubros: indemnización por antigüedad, indemnización
sustitutiva de preaviso e integración del mes de despido. A su vez, la indemnización art. 2, ley
25323, "al haber obligado la demandada al actor a iniciar acciones judiciales tendientes al cobro
de sus acreencias por un despido (...)" y el rubro horas extras, atento a haberse acreditado el
exceso de jornada laboral. Rechaza el rubro correspondiente al reclamo de la indemnización del
art. 80 de la LCT, "ya que conforme surge de las misivas intercambiadas por las partes, la
comunicación del despido y el comportamiento asumido por el empleador, estas certificaciones
de servicios estuvieron siempre a disposición del trabajador". Las costas se imponen por los
rubros que prosperan la demanda a la demandada y por los que se rechazan por el orden
causado, con excepción de los honorarios de los peritos de control, que son a cargo de cada
proponente.
V) Trabajo en negro. Análisis de procedencia de rubros
En los autos "Alfonso, Patricia Roxana v. Segura, Violeta P. - Ordinario despido", expte.
220056/37, el día 26/11/2014, la Sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de Córdoba,
constituida en tribunal unipersonal integrado por el Dr. Carlos Toselli, hace lugar parcialmente a
la demanda en que estaba controvertido el vínculo jurídico.
Luego del intercambio epistolar entre las partes y de considerarse la actora en situación de
despido indirecto, la demandada, en la audiencia de conciliación, rechaza la demanda, negando
la relación laboral. Sin embargo, en base a la prueba producida y con las declaraciones
testimoniales de manera particular el magistrado entiende: "que la actora ha logrado probar
haber trabajado en el negocio de la demandada en horario matutino, aunque sin precisar su
extensión". Esto no fue desvirtuado por la demandada, que alegaba relación de amistad con la
actora. Por lo demás, expone el tribunal, rige la disposición del art. 115 de la LCT de que el
trabajo no se presume gratuito.
En lo que respecta a la jornada de trabajo, atento a la actora no haber podido probar su
extensión, el tribunal, en base a la prueba rendida en autos, en especial a que la actora tenía otro
trabajo, determina que la jornada no excedía las cinco horas diarias.
Posteriormente, el magistrado realiza el análisis de procedencia de cada rubro en particular. Con
respecto a la indemnización del art. 80, LCT, el tribunal adhiere a la postura asumida por
nuestro Tribunal Superior de Justicia que morigeró los alcances del decreto 146/2001. En el
caso de marras, la actora intima la entrega de la documentación bajo los apercibimientos de la
norma de referencia, sin respetar el plazo establecido en dicho decreto. Sin embargo, ello no
conllevó al rechazo de la pretensión.
En cuanto a la indemnización del art. 2 de la ley 25323, el magistrado aclara que la norma
requiere la intimación fehaciente del trabajador a que se le abonen las indemnizaciones de los
arts. 232, 233 y 245 de la LCT, lo que se cumple en este caso. Otra consideración con respecto a
los rubros corresponde al sueldo del mes de setiembre de 2012 e integración del mes de despido,
ya que el Dr. Toselli resalta que el salario se adeuda al trabajador "por el mero hecho de la
puesta a disposición de aquél de la fuerza laboral del dependiente aunque no la use", de
conformidad lo establecido por el art. 103, LCT.
Al encontrarnos ante una situación de trabajo no registrado, la actora reclama las
indemnizaciones de los arts. 8 y 15 de la ley 24013. El magistrado expone los requisitos de
procedencia, a saber: en cuanto a la sanción contemplada en el art. 8, requiere que haya estado
vigente el vínculo y que se hubiera comunicado a AFIP tal circunstancia dentro de las
veinticuatro horas de cursada la intimación al empleador. Hace la salvedad que en un precedente
del Tribunal Superior se requirió la informativa al Correo Argentino para acreditar efectiva
recepción. (Autos: "Carranza, Carlos Alberto v. Marchiaro, Henry Tomas - Ordinario - Despido
- Recurso de casación", (5356/37), sent. 11 del 10/3/2009). El Dr. Toselli aclara que no
comparte esa jurisprudencia, ya que entiende que agrega un requisito que no surge del texto
legal. Sin embargo, no procede la del art. 15 de la ley en cuestión, "ya que en este caso sí existe
una jurisprudencia de larga data del Máximo Tribunal provincial, en materia que no genera caso
federal, que sostiene que la causa determinante del distracto debe haber sido la intimación a
registración para que proceda la aludida indemnización, lo que ya he señalado que no ha sido
así, sino el impedimento a prestar tareas".
Por otro lado, no procede el subsidio por desempleo, ya que no se cumplimentó con lo dispuesto
por el art. 114 de la ley 24.013 en su último párrafo de requerir que se le otorgara el beneficio
ante autoridad administrativa en la materia. Tampoco procede el rubro de diferencia de haberes,
ya que el magistrado expone, como lo hiciera en varios precedentes, que "el contrato de trabajo,
como decía Mario de la Cueva, es un contrato realidad, donde debe primar la primacía de la
realidad y es desde ese punto de vista que resulta totalmente carente de razonabilidad y
violatorio de las máximas de la experiencia que alguien, con las características de la actora que
se desempeñaba en un trabajo formal, incluso ascendida a supervisora en un call center, pudiera
trabajar tanto tiempo sin percibir suma alguna de dinero". Por último, condena a la demandada a
la entrega del certificado de trabajo, del certificado de servicios y remuneraciones y de cese de
servicios y de la constancia de afectación de haberes. El tribunal brinda pautas de cómo calcular
los montos de la condena, y las costas se imponen a la demandada sobre la base de los rubros y
montos que prosperan.
VI) Despido con justa causa. Rechazo de la demanda. Análisis del art. 243, LCT
En "Argüello, José R. v. Grillo, César A. - Ordinario despido", expte. 190843/37, la sala 10ª de
la Cámara Única del Trabajo de Córdoba, constituida en tribunal unipersonal integrado por el
Dr. Carlos A. Toselli, con fecha 6/11/2014, rechaza la demanda en todas sus partes, imponiendo
las costas al actor.
Los términos litigiosos del presente se ciñen a un despido directo con invocación de justa causa,
"basada en negociaciones incompatibles, en vulneración de la buena fe contractual". Es
aplicable al caso el art. 243 de la Ley de Contrato de Trabajo que establece los requisitos para
comunicar tanto el despido por justa causa por parte del empleador así como la denuncia del
contrato de trabajo fundada en justa causa que hiciere el trabajador. La norma establece que se
debe comunicar por escrito y con expresión suficientemente clara de los motivos que se funda la
ruptura del contrato de trabajo. Así las cosas, el demandado, en representación de su empresa
Revescord, procede a comunicar el distracto mediante escritura pública, describiendo el hecho
que se le atribuye al trabajador. El magistrado considera que "existe una imputación directa,
claramente identificada en cuanto a las circunstancias de modo, tiempo y lugar". Se vulneraron
los principios de buena fe —art. 63, LCT— y el deber de no concurrencia con su empleador —
art. 88 de la LCT—. Asimismo, los dichos del actor en demanda tales como la denuncia una
política de persecución en su contra, derivada del hecho de haber entablado una relación
sentimental con una compañera de trabajo, así como la mala registración en cuanto a la fecha de
ingreso y remuneración percibida por cuanto no pudieron ser probados, así se expone: "ninguna
prueba produjo del supuesto trato perjudicial o discriminatorio hacia su persona por el hecho de
haber entablado una relación sentimental con una compañera de trabajo".
Por todo ello, el despido deviene justificado en los términos del art. 242, LCT. El tribunal
rechaza los rubros indemnización por antigüedad, omisión de preaviso, integración del mes de
despido e indemnización del art. 2 de la ley 25323. Con respecto al rubro indemnización del art.
1 de la ley 25323, el magistrado establece que la carga de la prueba correspondía al accionante
y, en términos por él expuestos, nada ha generado en el proceso. "En consecuencia no reunidos
los presupuestos fácticos que permitieran sostener una incorrecta registración, este rubro
igualmente debe ser desestimado". Por otro lado, la demandada ha exhibido el libro del art. 52,
LCT, cuyos registros concuerdan con los recibos de sueldo, acreditando la fecha de ingreso
mencionada por la demandada.
VII) Reclamo por incapacidad. Enfermedad profesional. Trámite ante las comisiones
médicas. Valor de la pericia médica oficial. Inconstitucionalidad del tope
En "Ortolani, Roberto A. Á v. La Segunda ART S.A - ORDINARIO - Enfermedad accidente
(Ley de Riesgos)", expte. 121659/37, la sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de Córdoba,
integrada por el Dr. Daniel H. Brain, con fecha 21/11/2014, admite parcialmente la demanda de
incapacidad de un trabajador en el marco de la Ley de Riesgos del Trabajo.
En primer lugar, cabe resaltar que en el caso de marras no está controvertida la cuestión de la
competencia del tribunal, razón por la cual se torna abstracto, tal como expone el magistrado, el
planteo de inconstitucionalidad del art. 46 de la ley 24557 y del trámite recursivo previsto en el
decreto 717/1996 interpuesto por la parte actora. Seguidamente, el tribunal procede a analizar la
excepción de falta de acción por parte de la demandada al no haber cumplimentado la actora el
trámite "obligatorio" ante las comisiones médicas, tal como lo prescribe el art. 21 de la ley
24557. De este modo aclara, tal como lo ha hecho en diversos precedentes, "que el trámite ante
la comisión médica no es de carácter obligatorio, ya que sus opiniones son meros dictámenes
que bajo ningún punto de vista pueden ser entendidos como pronunciamientos jurisdiccionales,
pues ese dictamen no constituye un acto del cual emane la 'cosa juzgada', no recayendo en un
pronunciamiento definitivo dictado por un órgano jurisdiccional con facultades constitucionales
competentes para ello". Prosigue describiendo cuándo resulta procedente la cosa juzgada.
Finaliza este aspecto citando los precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a
cuyos fundamentos adhiere, que en igual sentido declaran la inconstitucionalidad del art. 46 de
la ley 24557, en la causa "Castillo", y lo sostenido recientemente en "Obregón, Francisco V. v.
Liberty ART" (17/4/2012). En este último, el Máximo Tribunal ha entendido que el trámite no
es obligatorio. El Dr. Brain concluye, tal como lo expresara en otras ocasiones, que "...A partir
de la causa 'Castillo' se ha recuperado definitivamente el derecho a la jurisdicción y la
competencia de los tribunales ordinarios de cada provincia, en cumplimiento de lo
expresamente dispuesto en los arts. 75, inc. 12, y 116 de la CN" (Revista Actualidad Jurídica de
Córdoba - Derecho Laboral - nro. 27, año II, vol. 27, dic. 2004, ps. 1599 y ss.). Asimismo, en
estos casos la competencia surge expresamente del art. 1, inc. 2, de la ley 7987, manifiesta que
"El conflicto traído a conocimiento de la sala, entra dentro de su competencia material y
territorial atribuida por la ley de procedimiento provincial y en nada varía que la intervención lo
sea mediante una demanda ordinaria, con un juicio ordinario de conocimiento ante la justicia
provincial laboral competente, como ocurre en este caso". Además, el tribunal resulta
competente para intervenir en la presente acción dirigida contra el obligado al pago por
disposición de la ley 24557 y por los argumentos vertidos precedentemente. Considera que se es
competente encontrándose garantizada la seguridad jurídica, la garantía en juicio y del debido
proceso y la resolución de la causa. Finaliza su exposición con los argumentos vertidos por la
sala Laboral del Tribunal Superior de Justicia.
Una vez admitida la acción, el sentenciante procede a analizar si se han logrado probar "las
patologías incapacitantes, las tareas, el grado de exposición y el adecuado nexo causal,
suficiente para ser considerada a ésta como enfermedad profesional en los términos del art. 6,
apartado 2), inc. b), de la ley 24557 con la reforma introducida por el decreto 1278/2000". La
accionada, por su parte, niega la incapacidad que reclama la actora. Efectuada la pericia médica
oficial, el tribunal, advirtiendo la existencia de reiteradas impugnaciones al informe pericial
médico y sus ampliaciones, al igual que informes médicos en disidencia, tanto de la demandada
como de la parte actora, en base a la facultad conferida por el art. 60, apartado 2, de la ley 7987,
procede a fijar como medida para mejor proveer remitir la causa al Cuerpo Médico Forense,
para que "determinara si el trabajador padece las patologías denunciadas en demanda, y en su
caso, si las tuviere, fijara el porcentaje de incapacidad y su calificación médico legal". El
tribunal admite pleno valor probatorio a dicho informe atento a que "siempre habrá de preferirse
al dictamen del perito oficial, por otorgar al tribunal mayores garantías de imparcialidad y
objetividad", que considera que el actor es portador de una incapacidad parcial, permanente y
definitiva del 2,16% de la t.o. por padecer la patología "hipoacuasia neurosensorial bilateral"
(no se verificaron las otras patologías que se reclamaban), calificada médico-legalmente como
enfermedad profesional. El magistrado refuerza su postura citando jurisprudencia coincidente.
En ese sentido, la sala 4ª de la Cámara del Trabajo de Córdoba, en autos "Pons, Domingo v.
Proyectores Argentinos S.A", sostuvo: "Perito en realidad, es el oficial puesto que es quién
dictamina 'imparcialmente'. La función de aquellos que se designan a petición de las partes en
cambio, no es otra que la de 'controlar' que lo concluido se ajuste a los parámetros de la ciencia
y la técnica, para lo cual no pueden limitarse a 'discrepar' sino que deben señalar en qué habría
consistido el error o vicio y, a la vez, expresar los fundamentos por los cuales su conclusión
resultaría correcta (...)". En igual sentido y similares fundamentos se expidió la Cámara 3ª Civil
de Córdoba en autos: "Municipalidad de Córdoba v. Esteban Valenti", sent. del 28/3/1985, Sem.
Jur., t. 47 (1987) p. 213. A ello agrega que el dictamen del perito oficial debe reflejar una
fundamentación científica-técnica despojada de toda parcialidad. Por ello, el magistrado
"desestima el informe en disidencia y las impugnaciones, por cuanto no se ha acreditado
ninguna anormalidad al respecto y porque el tribunal no advierte algún elemento que permita
apartarse de la pericia oficial, la que ha sido debidamente fundada en sus aspectos científicos y
técnicos, no demostrándose la incorrección a la que supuestamente habría incurrido el perito".
Posteriormente, admitida la procedencia de la indemnización de pago único consagrada en el
art. 14, apart. 2, inc. a, el tribunal analiza si corresponde declarar la inconstitucionalidad del
tope planteada por el accionante. El Dr. Brain expone que ya ha tenido la oportunidad de
pronunciarse en varios precedentes, siendo el más reciente "Godoy, Luis A. v. Provincia ART
S.A - Ordinario - Enfermedad accidente (Ley de Riesgos)", expte. nro. 161560/37, sentencia del
18/11/2014, en el que se señala que "...Conforme los términos que se han transcripto supra
estamos en presencia de una cuestión de puro derecho, cual es determinar la factibilidad del
cuestionamiento constitucional del tope legal porcentual fijado por la ley 24557 conforme la
cuantía establecida por el decreto 1278/2000 (...) Sobre el particular debo señalar que la
razonabilidad o ausencia de razonabilidad de la medida deberá ser analizada en el contexto
histórico en que debe aplicarse y en el caso concreto del trabajador. Digo esto porque la fijación
de topes ha sido una constante dentro del sistema tarifado de reparación de daños y los mismos
por sí solos no devienen en inconstitucionales, sino que deben ser verificados con las
circunstancias que rodean al caso". Continúa el análisis citando más fallos de dicha sala, así
como del Máximo Tribunal nacional. Finaliza exponiendo que el tope en cuestión resulta
absolutamente confiscatorio y violatorio del derecho de propiedad (art. 17, CN), generando un
grave perjuicio al trabajador damnificado por la falta de adecuación de la norma en crisis a una
actualización monetaria necesaria frente al estancamiento de ese tope desde su última
actualización, producida en el año 2000 con el decreto 1278/2000. Es así como condena a la
demandada a indemnizar conforme fórmula legal sin aplicar tope la incapacidad generada por la
patología antes mencionada, calificada como "enfermedad profesional" en virtud de lo dispuesto
por el art. 6 de la LRT, con costas a la demandada en cuanto prospera la demanda.
VIII) Reclamo por infortunio laboral. Prescripción de acciones emergentes de ley 24.557.
Trámite no obligatorio ante las Comisiones Médicas. Irretroactividad de la ley 26.773
En "Tapias, Edgardo A. v. Provincia ART S.A - Ordinario - Enfermedad accidente (Ley de
Riesgos)", expediente 188466/37, la sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo integrada por el
Dr. Daniel Horacio Brain, con fecha 4/11/2014, hace lugar a demanda de incapacidad,
condenando a la ART al pago de las prestaciones dinerarias correspondientes en el marco de la
Ley de Riesgos del Trabajo.
El tribunal rechaza las excepciones interpuestas por la aseguradora. En primer lugar, la
competencia del tribunal no está controvertida, por lo que deviene abstracto el planteo de
inconstitucionalidad de la actora del art. 46 de la LRT y del trámite recursivo previsto en el
decreto 717/1996. Por ello comienza a analizar la excepción de prescripción, estableciendo que
lo que establece la ley 24557 rige por ser una ley especial sobre lo que regula el Código Civil,
esto es: "que las acciones por reclamo de prestaciones dinerarias y en especie previstas en la ley
24557 prescriben a los dos años, pero en dos momentos o circunstancias fácticas distintas: a)
desde que la prestación debió ser abonada o prestada o b) desde que transcurrieron dos años
desde el cese de la relación laboral; pudiendo en ambos casos, interrumpirse el curso de la
prescripción por demanda interpuesta contra el deudor o bien o suspenderse por un lapso no
mayor a un año por la constitución en mora efectuada en forma fehaciente". De la plataforma
fáctica surge que con la denuncia formal efectuada por el actor ante la accionada, se verifica la
suspensión por el plazo máximo de un año señalado en el Código Civil. En consecuencia no
opera la prescripción solicitada por la demandada. El tribunal refuerza su criterio manifestando
que es coincidente con el que sostiene la sala Laboral del Tribunal Superior de Justicia de
Córdoba en sentencia nro. 52 del 29/5/2014, en autos "Romero, Isidro del C. v. Asociart ART
S.A - Ordinario - Enfermedad accidente (Ley de Riesgos) - Recurso de casación", expte.
84119/37. Por último, analiza la supuesta falta de legitimación activa, atento a la omisión del
actor del paso obligatorio ante las comisiones médicas previo a la interposición de demanda,
conforme art. 21 de la ley de riesgos. Tal como lo hiciera en diversos precedentes, el tribunal
establece la no obligatoriedad del trámite ante dicho organismo; sus opiniones son meros
dictámenes que no pueden ser entendidos como pronunciamientos jurisdiccionales, señalando
de manera categórica que ese dictamen no constituye un acto del cual emane la "cosa juzgada",
no recayendo en un pronunciamiento definitivo dictado por un órgano jurisdiccional con
facultades constitucionales competentes para ello. Cita la causa "Castillo", y lo sostenido
recientemente en "Obregón, Francisco V. v. Liberty ART", del 17/4/2012 por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, que ha entendido que este trámite no es obligatorio. El Dr. Brain
reafirma su postura manifestando que la competencia "surge expresamente del art. 1, inc. 2, de
la ley 7987" y expresando que "la presente acción garantiza el debido derecho de defensa y la
garantía en juicio de las partes, en un proceso pleno (art. 18, CN), con el objetivo de que las
partes puedan hacer valer sus legítimas pretensiones ante juez competente en la materia y
jurisdicción". Vuelve a citar "Castillo", en la que la Corte ya se expidió, declarando la
inconstitucionalidad de la competencia federal. Asimismo, cita, tal como lo hiciere en otras
oportunidades, diversos fallos de la sala laboral del Tribunal Superior de Justicia, adhiriendo a
los argumentos. Por todo ello resuelve "declarar la inconstitucionalidad de los arts. 46, inc. 1, de
la ley 24557, a fin de resguardar la actividad jurisdiccional de las provincias, en virtud de los
arts. 75, inc. 12, 121 y concordantes de la CN y 8, inc. 3, 21 y 22 del mismo plexo legal y del
trámite ante las comisiones médicas y recursivo de sus decisiones previsto en la ley 24557
(decreto 717/1996), por atribuirles a los profesionales médicos incumbencias que no poseen y
por otorgarle a comisiones administrativas funciones jurisdiccionales vedadas por nuestro
esquema de división de poderes, produciendo además severa afectación al derecho de defensa
del trabajador afectado (art. 18 de la CN)".
Una vez resueltas las excepciones y admitida la procedencia de la acción, el tribunal procede a
analizar si se ha logrado probar "las patologías incapacitantes, las tareas, el grado de exposición
y el adecuado nexo causal, suficiente para ser consideradas éstas como enfermedades
profesionales en los términos del art. 6, apartado 2), inc. b), de la ley 24557 con la reforma del
decreto 1278/2000". El magistrado considera conferir pleno valor probatorio a la pericia médica
oficial, desestimando impugnación de la demandada, que le otorga una incapacidad del 16% de
la t.o., incluido el factor de ponderación por edad, que califica médico-legalmente como
enfermedad profesional a la limitación funcional de hombros y secuelas de accidente de trabajo,
según lo contemplado en la ley 24557 y decreto 659/1996. Esto es, tal como se ha señalado en
anteriores oportunidades, "en el sentido que el perito de control o quien impugna debe señalar
cuáles han sido los errores técnicos en que ha incurrido el perito oficial en el cumplimiento de la
misión encomendada por el tribunal, pues en caso contrario, y teniendo presente el interés de la
parte que pretende atacar ese acto, siempre habrá de preferirse al dictamen del perito oficial, por
otorgar al tribunal mayores garantías de imparcialidad y objetividad". A su vez, se logra probar
el nexo causal con las tareas realizadas en Dinosaurio SA en virtud de las declaraciones
testimoniales y el resto de la prueba producida en autos, por lo cual la demandada deberá
responder por el infortunio en los términos del art. 14, apartado 2, inciso b), consistente en una
indemnización de pago único, calculada conforme fórmula legal.
Por último, cabe destacar el desarrollo que se hace sobre la aplicación de la ley 26773 y el
planteo de inconstitucionalidad del art. 17, inc. 5, de la ley 26773, que la parte actora solicita al
momento de realizar los alegatos. El magistrado cita fallos en los que se ha expedido sobre la
aplicación inmediata y/o retroactiva de la ley 26773 para contingencias ocurridas con
anterioridad a la entrada en vigencia de esta ley. Expone lo que se expresa en el art. 17, inciso
5), de la norma que se pretende aplicar, y en cuanto al inciso 6) del art. 17, aclara que, "pese a
su confusa redacción, no está queriendo significar que las prestaciones que prevé la ley 24557 y
sus modificatorias, que se devengaron antes de la entrada en vigencia de la ley 26773, deban
ajustarse de acuerdo al denominado índice RIPTE, pues sería contradictorio que el inciso 5)
determine la fecha de vigencia de esa actualización (26 de octubre de 2012) y luego el inciso 6)
los contemple para contingencias anteriores a esa fecha; ambos incisos son complementarios y
se encuentran vinculados al artículo 8 y en realidad la intención del legislador —la ratio legis—
fue señalar que todas las prestaciones del sistema reparador deben ajustarse por el RIPTE, en las
situaciones y contingencias acaecidas con la vigencia de la ley 26773, pues el artículo 17 es
complementario del 8, en cuanto establece en este último, un sistema de ajuste de las
prestaciones y el artículo 17, incs. 5 y 6, indican la forma en que ese ajuste debe practicarse,
esto es, los índices a utilizar y la fecha a partir de la cual ese índice rige (...)". Continúa su
análisis citando el art. 3 del Código Civil, que señala el principio de "irretroactividad de las
leyes", sean o no de orden público, salvo disposición en contrario. Es decir que, prosigue el
magistrado, si la intención del legislador es que la norma tenga efecto retroactivo, debe
señalarlo expresamente en ella, so riesgo de alterar la seguridad jurídica. Esto supone que, más
allá de que los ciudadanos conozcan cuál es la ley aplicable, se vincula con la garantía del
derecho de propiedad consagrado en el art. 17 de la Constitución Nacional, "pues los derechos
que se hayan adquirido bajo el amparo de una ley anterior, no pueden verse derogados
conjuntamente con el dictado de una nueva ley que irrumpe en el ordenamiento vigente y
destruye las relaciones jurídicas constituidas". El Dr. Brain niega desconocer el principio de
progresividad de las normas, pero expone que este principio en absoluto significa que las
normas dictadas bajo el amparo de él, deban tener efectos retroactivos sobre consecuencias,
contingencias o situaciones vigentes en una norma anterior, más allá de si existió, existe o se
plasma una mejora económica, porque la seguridad jurídica debe respetar los derechos
adquiridos bajo la norma vigente en que aconteció. "La decisión de que una nueva disposición
tenga o no carácter retroactivo le corresponde al propio legislador y no al juzgador, salvo que
situaciones de excepcionalidad como es la inconstitucionalidad de la norma, permita removerla,
considerando quién vota que la norma no es inconstitucional, por las razones apuntadas supra
(...). De otra manera el juzgador estaría sustituyendo la voluntad de las partes en el negocio
jurídico celebrado bajo el amparo de una norma concreta, esto es, la póliza del seguro en
vigencia bajo la ley 24557 sin la ley 26773 que prevé un mecanismo distinto de actualización de
las prestaciones dinerarias". Cita el fallo del Trib. Sup. Just. "Martín, Pablo D. v. Mapfre ART
S.A - Ordinario - Accidente (Ley de Riesgos) - Recurso de casación e inconstitucionalidad",
170607/37, del 20/2/2014, en el que se ha pronunciado también por la inaplicabilidad e
irretroactividad de la ley 26773 para situaciones y contingencias acaecidas con anterior a la
vigencia de esta norma, compartiendo argumentos, por lo que concluye que se debe rechazar la
aplicación de la ley 26773 y el pedido de inconstitucionalidad del art. 17, inc. 5, de la ley 26773.
IX) El rol de las comisiones médicas. Reclamo pago de prestaciones. Ley de Riesgos
En los autos "Caravone, Juan M. v. Provincia ART S.A - Ordinario - Enfermedad accidente -
Ley de Riesgos", expte. 140682/37, el 12/11/2013[R1] se constituye en tribunal unipersonal la
sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de la Ciudad de Córdoba, integrado por el Dr. Carlos
Toselli, a los fines de hacer lugar parcialmente a la demanda incoada por el Sr. Caravone, Juan
Marcelo, en virtud de un reclamo de incapacidad laboral fundamentado en la Ley de Riesgos del
Trabajo.
El actor demanda disminución de su capacidad laboral por las tareas realizadas en el UNC
Hospital de Clínicas en su rol de enfermero, reclamando a su aseguradora, "Provincia ART
S.A", ciertas patologías que le originan una incapacidad que asciende al 30% de la total obrera.
Asimismo, plantea la inconstitucionalidad de los artículos 8, 21, 22, y 46 de la Ley de Riesgos
del Trabajo y su reglamentación (art. 10 dec. 717/1996; art. 28 del mismo decreto). En la
descripción de los hechos se pone de resalto que previamente el actor interpuso denuncia por las
patologías que hoy reclama ante la aseguradora demandada con fecha 5/10/2009, la que fuera
rechazada. Realizada la audiencia de conciliación, la demandada comparece y rechaza la
demanda; interpone excepción de falta de acción y falta de legitimación pasiva como de fondo.
Como cuestión central del caso de marras, el magistrado realiza un análisis pormenorizado del
rol de las comisiones médicas para ver si corresponde hacer lugar a la excepción de falta de
acción "por incumplimiento del trámite administrativo previo de carácter obligatorio", ya que el
actor obvió el paso por este organismo. Se expone "que conforme el precedente de la Corte en
'Castillo', las comisiones médicas revisten carácter federal (...máxime cuando las comisiones
mencionadas son 'organismos de orden federal' (Fallos 322:1220 - considerando 2), razón por la
cual resulta contradictorio otorgarle carácter de tribunal administrativo de primera instancia, ya
que si ello fuera así, necesariamente debería recurrirse ante la instancia federal, lo que fuera
expresamente descalificado por nuestro Máximo Tribunal nacional". Recordemos que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, en el leading case "Castillo, Ángel S. v. Cerámica Alberdi
S.A" (Fallos 327:3610 - 2004) declara la inconstitucionalidad del art. 46 de la ley de riesgos, en
cuanto atribuye competencia para revisar las decisiones de las comisiones médicas a la justicia
federal, en desmedro de las jurisdicciones provinciales. A su vez, el Dr. Toselli nos pone de
manifiesto que la actuación de las comisiones médicas es sólo en pos de beneficiar a las
víctimas de siniestros laborales que debería lograrse a través de la automatización de las
prestaciones; es mediante aquel organismo que se activa el sistema prestacional. Prosigue en su
desarrollo: "Y cómo se benefician las víctimas: obteniendo lo que la Corte Suprema de Justicia
de la Nación ha señalado de manera contundente en la causa 'Aquino', al expresar: 'En segundo
término, la solución alcanzada no acarrea la frustración de los elevados propósitos de
automaticidad y celeridad del otorgamiento de las prestaciones perseguidas por la LRT'". Se
finaliza el análisis con un fallo del Tribunal Superior de Justicia, el que reafirma la postura de
declarar la inconstitucionalidad de las normas que rigen el paso por la instancia administrativa.
Por ello declara la inconstitucionalidad de los arts. 8, inc. 3, 21, 22 y 46, inc. 1, de la ley 24557
y el trámite recursivo previsto por el decreto 717/1996 y la consecuente "desestimación de las
excepciones de falta de acción y de falta de legitimación pasiva interpuestas por la accionada
esta última por cuanto si se determina que el trabajo ha sido el elemento determinante de las
afecciones del trabajador, la ART es la responsable del pago de las prestaciones del sistema,
más allá de que las patologías figuren o no en el listado, tal como ha sido resuelto por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en los autos: 'Rivadero, Nicolás C. v. Liberty ART S.A'
(sentencia de fecha 14/8/2013) y sin perjuicio de la posibilidad de repetición del Fondo
Fiduciario de Enfermedades Profesionales".
Adentrándonos en la cuestión sustancial del reclamo, se le otorga valor convictivo a la pericia
médica oficial que constata la existencia de dos de las tres patologías reclamadas. Acreditada la
patología, al no haber concurrido a la comisión medica, el actor acredita el nexo causal entre las
labores realizadas y las patologías mediante un testigo y la pericia técnica. Una vez constatados
estos extremos, para finalizar, se determina la cuantía adeudada, siendo que el actor es acreedor
a la prestación dineraria del art. 14, apartado 2, inc. a), de la ley 24557, como pago único. El
tribunal expresa que, como es un caso regido por el decreto 1694/2009, se basa en el precedente
"Butassi v. Mapfre" del Trib. Sup. Just. para efectuar algunas consideraciones respecto de la
cuantificación, en particular con el ingreso base mensual.
X) Trabajo sin registración. Despido indirecto
La sala 10ª de la Cámara Única del Trabajo de la Ciudad de Córdoba, el día 11/11/2014,
mediante sentencia ciento treinta y uno, hace lugar a la demanda en los autos "Collino, Nora P.
v. Facilagro Sociedad Anónima de Capitalización y Ahorro y otros - Ordinario despido", expte.
176034/37, correspondiente al reclamo de una trabajadora sin registrar que se coloca en
situación de despido indirecto.
El Dr. Carlos Toselli, constituido en tribunal unipersonal, señala que el despido indirecto se
produjo por el impedimento a prestar tareas, ausencia de pago de diferencias salariales y por
ausencia de registración.
La demanda se fundamenta en que la actora se encontraba en relación de dependencia jurídico-
laboral desde el 1 de noviembre de 2009 con Facilagro Sociedad Anónima de Capitalización y
Ahorro, Pablo Ariel Caballero Álvarez, Arvili Roberto y Darío Molina (las tres personas físicas
en carácter de socios, administradores de la persona jurídica), realizando tareas de gerente,
efectuando ventas de planes de capitalización y ahorro. La Sra. Collino manifiesta que percibía
una remuneración menor a la pactada, no se le abonaba por la tarea de gerente y trabajaba en
negro desde su ingreso.
El día 31/1/2011 se le impide el ingreso al establecimiento, por lo que la actora remite carta
documento solicitando se le aclare su situación laboral y se le abonen ciertos rubros. Tras no
obtener respuesta alguna, se considera despedida por exclusiva culpa patronal. En consecuencia
a lo citado ut supra, reclama diferencia de haberes, los rubros correspondientes a la
indemnización, liquidación final, haberes adeudados, SAC y vacaciones proporcionales,
solicitando además se le entregue la certificación de servicios y remuneraciones. Solicita
asimismo la sanción contenida en el art. 2 de la ley 25323 y la del art. 80 de la LCT, así como la
comprendida en el art. 1 de la ley 25323 por ausencia de registración.
Una vez iniciado el proceso y citadas las partes a la audiencia de conciliación, los demandadas
no comparecen, aplicándose en consecuencia la presunción contenida en el art. 49 de la ley de
rito respecto de la veracidad de lo sostenido por la actora en su demanda. Para ello se cita el
precedente "Tomassone, Jorge v. Bulopar S.A.I.C - Demanda laboral - Recurso directo",
sentencia de fecha 20/10/2003, en el cual el Máximo Tribunal ha expresado que "se trata de un
hecho afirmado al demandar que no es física ni jurídicamente imposible ni prohibido legalmente
y que además no fue desvirtuado por la empleadora".
El proceso continúa en ausencia de la demandada y el tribunal de mérito efectúa consideración
en base a cada prueba ofrecida y aplicando la presunción detalla cada hecho que tiene por
reconocido, para así analizar la procedencia de los rubros reclamados en planilla. Entiende que
las causales tenidas en cuenta para considerarse en situación de despido indirecto citadas ut
supra, tomadas en forma conjunta o independiente "son de las que justifican la decisión del
trabajador con derecho indemnizatorio pleno, de conformidad a lo dispuesto por los arts. 232,
242 y 245 de la LCT, lo que así declaro y dispongo en atención a las circunstancias que
rodearon al caso y a las comunicaciones postales a las que se ha hecho referencia en la relación
de causa y por la cuantía demandada en autos". Por lo que, consecuentemente, se condena a los
demandados a abonar los rubros reclamados en demanda y a hacer entrega de los certificados de
servicios y de remuneraciones, de cese de servicios y de afectación de haberes.
Corresponde destacar de la sentencia que ella se extiende en contra de todos los demandados en
forma conjunta y solidaria, al igual que respecto de las costas del proceso, las que se regularán
sobre la base de los rubros y montos que prosperan. El Dr. Toselli expone que "ello es así ya
que entiendo que la ausencia de registración conforma un elemento que habilita avanzar en la
condena contra aquellos socios y administradores de aquellas personas jurídicas que utilizando
la figura societaria actuaron en fraude a la ley laboral, con el objetivo de frustrar los derechos de
terceros, entre ellos los trabajadores, afectando de esa manera, además de la propia trabajadora a
la seguridad social que se ve privada del ingreso de fondos que legalmente corresponde que
sean tributados y a la sociedad toda por cuanto esta situación de informalidad de la accionante
repercute en cuestiones tan elementales como la carencia de obra social o el impedimento futuro
para la obtención de los beneficios previsionales (...)".
No tenemos dudas respecto de que el trabajo sin registrar constituye en sí mismo una injuria
suficiente, tal como entiende la jurisprudencia y ha valorado el tribunal, como para que el
trabajador dé por finalizado el contrato de trabajo.
XI) La presunción del art. 23 de la LTC
En los autos "Valerga, Fermina Aída v. Lamberto, Gabriel A. - Ordinario despido", expte.
203407/37, el Dr. Daniel Horacio Brain se constituye en tribunal unipersonal de la sala 10ª de la
Cámara del Trabajo de Córdoba el día 11/11/2014 para hacer lugar a la demanda interpuesta por
la Sra. Valerga, como fundamento de una relación de dependencia que invoca.
Respecto de los hechos, en primer lugar la Sra. Fermina Aída Valerga demanda al Sr. Gabriel
Alejandro Lamberto persiguiendo el cobro de los siguientes rubros, a saber: indemnización del
art. 80, LCT; SAC proporcional; vacaciones proporcionales; haberes de los meses de julio,
agosto, setiembre y octubre de 2010. Se fundamenta en la relación de dependencia que invoca
con el demandado desde el año 1997 hasta octubre de 2010, cumpliendo tareas administrativas
de encargada en general. Asimismo, expone que la demandada no le hizo entrega de la
certificación de servicios, a pesar de haberle remitido carta documento en cumplimiento de lo
expuesto por el art. 45 de la ley 25345. En la audiencia de conciliación las partes no se avienen
y el demandado niega la relación laboral. Pone de manifiesto que, junto a la actora y los Sres.
Javier Horacio Encarnación y Fernando Ariel Colautti, en el año 1997 conformaron una
sociedad de hecho que giraba bajo el nombre de fantasía DM Ingeniería, dedicada a la
construcción, fabricación, distribución y colocación de portones eléctricos. Que la sociedad de
hecho duró hasta octubre de 2010, fecha en que de común acuerdo se decidió que culminara,
compensando lo aportado por los socios con las abultadas sumas adeudadas por la firma. En
forma subsidiaria, impugna el monto reclamado y suma denunciada por la actora.
Diligenciadas las pruebas, se elevan los presentes a la sala laboral, en la que el Dr. Brain se
plantea que la única cuestión a resolver es si adeuda la demandada los rubros reclamados por el
actor. Es un caso en el que debemos aplicar la presunción contenida en el art. 23 de la Ley de
Contrato de Trabajo que establece que "El hecho de la prestación de servicios hace presumir la
existencia de un contrato de trabajo, salvo que por las circunstancias, las relaciones o causas que
lo motiven se demostrase lo contrario. Esa presunción operará igualmente aun cuando se
utilicen figuras no laborales, para caracterizar al contrato, y en tanto que por las circunstancias
no sea dado calificar de empresario a quien presta el servicio". Es por ello que se expone:
"Sobre esta plataforma fáctica analizaré la prueba colectada en la causa, a fin de verificar si la
actora ha logrado acreditar la prestación de servicios exigida por el art. 23 de la LCT, para que
se active la presunción de la existencia de un contrato de trabajo". La prueba producida consta
de certificados de las audiencias, a los fines del reconocimiento por parte de la demandada de
recibos de haberes y carta documento y a los fines de la exhibición de cierta documentación
laboral. Así las cosas, se le aplican al demandado los apercibimientos correspondientes (arts. art.
249, inc. 3, in fine, del C. de P., y arts. 39 del CPT y 55 de la LCT) y se realiza una pericial
contable sólo con los recibos de haberes aportados por la parte actora. Se producen las pruebas
informativas a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y al Correo Argentino.
En la sala, la parte actora solicitó la confesional ficta, atento a la incomparecencia injustificada
de la demandada. Es por ello que el magistrado expone: "debo tener por cierto que la actora
prestó servicios en relación de dependencia a las órdenes del demandado y por el período
denunciado, adeudándosele la liquidación final, como así también los haberes de los meses de
julio, agosto, setiembre y octubre de 2010 (posiciones primera, segunda y tercera); que la
reclamante intimó fehacientemente para que se le hiciera entrega de las certificaciones de
servicios y de remuneraciones". Corresponde así abonar al actor los siguientes rubros, a saber:
1) haberes adeudados; 2) sueldo anual complementario proporcional, segundo semestre año
2010; 3) vacaciones proporcionales año 2010; 4) indemnización art. 80, LCT. Como segundo
punto del resuelvo, corresponde hacer lugar a la demanda de entrega de certificación de
servicios. Advertimos que estamos frente a la tesis amplia que se consagra en el art. 23 citado ut
supra. Aquella postura sostiene que la sola prestación de servicios hace operar la presunción de
existencia del contrato de trabajo, correspondiendo al beneficiario la prueba de que esos
servicios no tuvieron como causa un contrato de trabajo. Por su parte, la restringida establece
que, para que opere la presunción, el trabajador tiene que probar que la prestación de servicios
se desarrolló en relación de dependencia, en los términos de los arts. 21 y 22 de la Ley de
Contrato de Trabajo.
XII) Daño moral en reclamo laboral
En los autos "Ferreyra, Evangelina S. v. Guba S.A - Ordinario despido", expte. 238092/37,
sentencia número ciento cuarenta y cuatro, la sala 10ª de la Cámara laboral del Trabajo de la
Ciudad de Córdoba, el día 28/11/2014, hace lugar parcialmente al reclamo de una trabajadora
que se desempeñaba en relación laboral con una empresa de limpieza. Considera sólo la
indemnización tarifaria de los rubros contemplados en la Ley de Contrato de Trabajo,
rechazando el daño moral con fundamento en la responsabilidad civil.
La Sra. Evangelina Soledad Ferreyra interpone demanda contra su empleadora, pretendiendo la
suma de $ 27.272,57, correspondiendo a rubros derivados de la situación de despido indirecto
en la que se debió colocar, incluyendo el rubro por daño moral. El fundamento de su pretensión
deriva de un accidente de trabajo que sufrió el 19 de octubre de 2012 que, si bien fue cubierto
por la ART, una vez declarada la incapacidad, la empleadora se mostró reticente para
reincorporar a la trabajadora a sus tareas habituales de limpieza. La actora envió telegramas
colacionados solicitando su reincorporación bajo apercibimiento de considerarse en situación de
despido indirecto. Tras no obtener respuesta alguna, aplicó dicho apercibimiento e inició el
correspondiente reclamo en sede judicial. Más allá de los rubros indemnizatorios provenientes
de la ruptura del contrato laboral, reclama el daño moral, ya que expone: "que retornar de un
período sabático luego de un accidente laboral para darse con la noticia de que su empleadora
ha desaparecido, sin darle siquiera aviso alguno, la coloca en una situación de total desamparo
que conlleva un indiscutible estado de angustia y padecimiento espiritual".
Para dar fundamento al reclamo de este punto de la demanda, expone los presupuestos de la
responsabilidad civil que justifiquen el daño moral. Una vez citadas las partes a la audiencia de
conciliación, la demandada no comparece y prosigue el juicio en su ausencia, en una especie de
rebeldía (1). Ofrecidas y diligenciadas las pruebas, se elevan los autos a los fines de dictar una
resolución.
El Dr. Carlos Toselli, constituido en tribunal unipersonal, se cuestiona si proceden los rubros
reclamados en la planilla. En primer lugar, debemos destacar que ante la ausencia de la
demandada, procede la aplicación de la presunción contenida en el art. 49 de la ley de rito (ley
7987). Esta norma establece que se genera la presunción de veracidad de los hechos relatados en
ella, que podrá ser desvirtuada por prueba en contrario. Advertimos que se trata de una
presunción iuris tantum. El magistrado expone, haciendo referencia a lo manifestado por el
Tribunal Superior de Justicia de Córdoba: "La presunción comprende los hechos, esto es la
descripción fáctica de la actividad laboral y de sus características que importan acontecimientos
históricos que requieran de prueba. Si bien la certeza de su existencia, ante la falta de prueba en
contrario, no implica sin más el reconocimiento de la legitimidad de los reclamos, por cuanto
algunas pretensiones reconocen sustento en distintos institutos de naturaleza sustancial los que
condicionan su procedencia al cumplimiento de los requisitos que en cada caso se determinan".
Seguidamente, realiza una descripción de los rubros que proceden, con excepción del daño
moral. Aquéllos son: 1. aguinaldo proporcional del primer semestre del año 2013 y vacaciones
no gozadas proporcionales año 2013; 2. haberes del mes de junio de 2013; 3. indemnización por
antigüedad; 4. indemnización por omisión de preaviso; 5. indemnización del art. 80 de la ley
25345 (texto conforme art. 45 de la ley 25345). Asimismo, el tribunal establece que la
demandada deberá entregar los certificados de servicios y de remuneraciones, cese de servicios
y afectación de haberes.
Se argumentó que, de haber procedido el daño moral, debieran haberse demostrado los
elementos de la responsabilidad civil, a saber: el daño, antijuridicidad, relación de causalidad y
el factor de atribución. En cuanto a este último, la actora expresa que es subjetivo, ya que la
demandada tenía pleno conocimiento de lo perjudicial de sus actos. Cabe recordar que este
aspecto no se presume y, tal como lo expresa el Dr. Carlos Toselli, "no siendo suficiente a tales
fines el hecho de que haya debido darse por despedida de manera indirecta por la falta de
respuesta patronal a su intimación para el reintegro al puesto laboral".
Para concluir, la indemnización tarifada en la Ley de Contrato de Trabajo deviene suficiente, a
consideración del tribunal de mérito, atento a no haberse probado los extremos invocados para
que procediese el daño moral.
Esta postura es la sostenida por gran parte de la doctrina, como es el caso de Martínez Vivot,
quien expresa que aquella indemnización comprende tanto la indemnización de perjuicios
materiales como inmateriales y, eventualmente, el daño moral. Asimismo, sostiene que ello no
significa que en algún caso no pueda admitirse una reparación del daño moral, dependiendo de
la causa invocada y la lesión que puede ella importar al trabajador como persona.
(1) Recordemos que en el proceso laboral no existe la rebeldía.

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