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Introducción
El síndrome de abdomen agudo se define como el conjunto de signos y síntomas que tiene como base el
dolor abdominal intenso de inicio brusco o insidioso, de rápida evolución, menor de 24 o 48 horas y que puede
ser de origen abdominal o extraabdominal. Este cuadro clínico obliga a menudo al tratamiento quirúrgico de
urgencia.
El dolor suele acompañarse de uno o más signos de irritación peritoneal, entre los más frecuentes se
encuentran:
Rigidez de la musculatura abdominal.
Incremento de la sensibilidad abdominal, con o si signo de rebote.
Defensa o resistencia involuntaria.
Los diagnósticos asociados a un abdomen agudo varían dependiendo de la edad y el sexo del paciente. La
apendicitis es más frecuente en los jóvenes, mientras que los trastornos biliares, la obstrucción intestinal,
la isquemia y el infarto intestinales, y la diverticulitis son más frecuentes en los ancianos.
Anatomía
Las vísceras abdominales están inervadas con las fibras aferentes nociceptivas en el mesenterio, en las
superficies peritoneales y dentro de la mucosa, y muscular de los órganos huecos. Estas fibras aferentes
responden a estímulos mecánicos y químicos, que producen sensaciones de dolor sordo, dolor de tipo cólico
y dolor de tipo insidioso. El estímulo mecánico principal se extiende, mientras que estímulos químicos,
incluyendo la sustancia P, 5-HT, PG e iones H+, se perciben como nocivas por los quimiorreceptores viscerales.
El dolor abdominal se presenta en tres patrones generales: viscerales, parietales y referidos. El dolor visceral
está dado principalmente por el estiramiento, distensión, torsión y contracción de las vísceras abdominales.
El dolor visceral se genera y transmite a través de las fibras C. Los pacientes a menudo describen el dolor de
origen visceral como una sensación fuerte e incómoda que persiste de forma continua. El dolor visceral se
localiza en su origen en la línea media debido a la inervación visceral de los órganos abdominales y puede ser
bilateral. La localización del dolor corresponde a los dermatomas que coincidan con la inervación del órgano
lesionado.
Dolor visceral
Proximal al ligamento Treitz Entre LT y ángulo hepático Distal a flexura hepática
(intestino anterior) (intestino medio) (intestino posterior)
Hepatobiliar, estómago, bazo y Se siente en la región Percepción en abdomen inferior
páncreas epigastrio (fibras de periumbilical, y sus fibras entran en la línea media; sigmoides,
zona periférica van hacia el plexo en los segmentos T10 y T11 de la pelvis renal, uréter y testículos
solar y los nervios esplácnicos médula por la vía del plexo T11 a L1. Vejiga y recto plexo
que entran al cordón espinal mesentérico y los nervios hipogástrico y entran al cordón
entre T6 y T9). esplácnicos. por S2 a S4.
Dolor referido
Hombro derecho Hombro izquierdo Escroto y testículos
Hígado Corazón Uréter
Vesícula biliar Cola del páncreas
Hemidiafragma derecho Bazo
Hemidiafragma izquierdo
Un solo órgano enfermo puede producir los tres tipos de dolor. Por ejemplo, cuando un paciente desarrolla
colecistitis, la inflamación de la vesícula produce inicialmente dolor en la región epigástrica, es dolor de tipo
visceral. De forma eventual, la inflamación se extiende al peritoneo parietal, y entonces el paciente
experimenta dolor de tipo parietal que se lateraliza en el cuadrante superior derecho; por último, el dolor de
la vesícula biliar también puede referirse a distancia al hombro derecho.
Presentación clínica
La resistencia muscular o contracción muscular refleja (involuntaria) ocurre
en todos los casos de abdomen agudo, en diferentes grados, debido al
dolor profundo no visceral tanto somático como parietal.
Resistencia muscular La contracción muscular sostenida produce dolor y sensación de opresión
en la región. La resistencia muscular que da una úlcera péptica perforada
(vientre en madera) es generalizada a todo el abdomen, siendo menos
marcada en una enfermedad diverticular de colon localizada.
Se presenta dolor a la descompresión brusca o sensibilidad de rebote por
Signo de rebote el contacto entre las dos superficies peritoneales; cada vez que cambia la
relación entre el peritoneo visceral inflamado y el parietal suprayacente se
exacerba el dolor.
La disminución progresiva de la peristalsis o su desaparición es signo de
inflamación peritoneal, de íleo paralítico o de isquemia intestinal.
Distensión abdominal Las causas que con mayor frecuencia producen distensión abdominal son:
íleo reflejo, obstrucción intestinal mecánica e inflamación del peritoneo y
mesenterio. En la obstrucción intestinal mecánica existe peristalsis de
lucha y ruidos metálicos que son característicos.
Es el estímulo súbito e intenso del peritoneo y mesenterio. Se presenta por
lo general después del dolor, secundario a distensión importante del
estómago y/o por reflejo vagal. El contenido, sus características y la
frecuencia orientan el diagnóstico:
Vómito Atresia intestinal en RN: vómito con bilis
Hipertrofia pilórica congénita: vómito sin bilis
Íleo mecánico: vómito gástrico biliar porráceo fecal
El vómito fecaloide es característico de intestino delgado.
En apendicitis aguda, el vómito se presenta tres a cuatro horas después del
dolor y suele ser escaso cuando no está complicado.
Anamnesis
Siempre que sea posible se deben realizar preguntas de respuesta abierta, estructurándolas para poder
averiguar el momento de comienzo, las características, la localización, la duración, la posible irradiación y la
cronología del dolor que experimenta el paciente.
La intensidad y la gravedad del dolor guardan relación con los daños tisulares subyacentes:
Un dolor agudo de comienzo brusco debe hacernos pensar en trastornos como una perforación
intestinal y una embolia arterial por isquemia o por un cólico biliar.
El dolor que aparece y se acentúa a lo largo de varias horas es típico de procesos de inflamación o
infección progresiva, como la colecistitis, la colitis o la obstrucción intestinal.
Un empeoramiento progresivo, en contraposición con los episodios de dolor intermitente, puede
ayudarnos a diferenciar entre los procesos infecciosos que empeoran con el paso del tiempo y el
dolor espasmódico y de cólico asociado a las obstrucciones intestinales, los cólicos biliares por
obstrucción del conducto cístico o las obstrucciones genitourinarias.
Los narcóticos en dosis elevadas pueden interferir en la actividad intestinal y causar estreñimiento pertinaz
y obstrucción. Los narcóticos pueden favorecer el espasmo del esfínter de Oddi y exacerbar el dolor biliar o
pancreático. Las drogas pueden influir en los pacientes con abdomen agudo. Existe una correlación
importante entre el alcoholismo crónico y las coagulopatías, y la hipertensión portal por deterioro hepático.
La cocaína y la metanfetamina pueden provocar una hipertensión arterial muy peligrosa, así como isquemia
cardíaca o intestinal.
Los detalles de la historia ginecológica influyen considerablemente en las probabilidades de un embarazo
ectópico, un proceso inflamatorio, un dolor intermenstrual o una endometriosis grave.
Exploración física
La frecuencia aumentada del pulso (taquisfigmia) se presenta en estados avanzados de
Pulso peritonitis, en la hemorragia y después de un traumatismo abdominal grave secundario
a la pérdida de líquidos, respuesta metabólica o estado tóxico.
Inspección
En la inspección abdominal se evalúan los contornos del abdomen, comprobando si está distendido o
deprimido, o si se observa un efecto de masa localizada.
La cara pálida y lívida (facies hipocrática), ojos hundidos, piel grisácea acompañada de diaforesis, podría
orientar hacia la peritonitis químico – bacteriana por úlcera péptica perforada, pancreatitis aguda o
estrangulación intestinal. La palidez cadavérica y respiración jadeante, diaforesis fría y viscosa, e inquietud,
sugiere hemorragia interna. El semblante cenizo y la mirada apagada se deben reconocer en la toxemia grave
y sepsis abdominal.
Mejillas y ojos hundidos y sin brillo en el paciente deshidratado por vómito persistente o por secuestro de
líquidos, como en los casos de obstrucción intestinal o peritonitis avanzada.
Palpación
Se debe iniciar lejos de donde refiere el paciente el dolor más intenso; aquí se investiga la anestesia,
hiperestesia e hiperbaralgesia. La palpación superficial permite localizar zonas de inflamación;, se continúa
con una presión suave para determinar la resistencia muscular. La rigidez típica del vientre en madera se
presenta por lo regular en casos de úlcera péptica perforada. En la palpación se puede sospechar y confirmar
la presencia de hernias aponeuróticas.
Se buscan suavemente signos en puntos específicos, como el de Murphy para colecistitis aguda, o de
McBurney para apendicitis. Existen otros signos que explo-ran la sensibilidad remota o dolor referido, como
el caso del signo de obturador y el de Rovsing, que se asocian con apendicitis aguda.
También es conveniente palpar los pulsos femorales, sobre todo si se sospecha obstrucción arterial.
Auscultación
Normalmente, se evalúan la cantidad y la calidad de los ruidos intestinales. Un abdomen tranquilo es indicio
de íleo, mientras que en la enteritis y la isquemia intestinal precoz se perciben unos ruidos intestinales
hiperactivos. También hay que considerar el tono y el patrón de estos ruidos. La obstrucción mecánica del
intestino se caracteriza por unos ruidos tintineantes de tono elevado que suelen aparecer en descargas y se
asocian al dolor.
Los ruidos que se escuchan en el interior del abdomen reflejan un flujo sanguíneo turbulento a través del
sistema vascular. Estos ruidos se perciben con más frecuencia en los casos de estenosis arterial del 70-95%,
aunque también se pueden escuchar cuando existe una fístula arteriovenosa.
Percusión
Lavado peritoneal
Es un procedimiento rápido, fácil y útil en casos de duda diagnóstica, sobre todo en traumatismos
abdominales cerrados o peritonitis de origen incierto.
El líquido que se obtiene se considera positivo y con necesidad de realizar una exploración quirúrgica cuando:
1. Se obtiene sangre macroscópica que no coagula.
2. Se observan residuos de alimentos o bilis.
3. Tiene una concentración de más de 100 000 eritrocitos/mm3 y/o más de 500 leucocitos/mm3.
4. Hay presencia de amilasa.
5. Hay presencia de bacterias.
Laparoscopía
Puede resultar particularmente útil en pacientes en estado crítico y en cuidados intensivos, en especial si la
laparotomía puede evitarse. La precisión diagnóstica es elevada, los informes muestran que oscila entre el
90 y el 100% y con la limitación principal del reconocimiento de procesos retroperitoneales.
Diagnóstico diferencial
Cuadrante superior D Cuadrante superior I Cuadrante inferior D Cuadrante inferior I
Úlcera péptica Úlcera péptica Ruptura Apendicitis EII
Cólico biliar esplénica Infarto EII Tumor ovárico
Colecistitis aguda esplénico Pancreatitits Intestino irritable Torsión de ovario
Coledocolitiasis Neoplasia de páncreas Tumor ovárico Embarazo ectópico
Colangitis Neumonía Torsión de ovario Absceso tuboovárico
Hepatitis Absceso subfrénico Embarazo ectópico Pielonefritis
Neoplasias Embolia pulmonar EPI Absceso perirrenal
Absceso hepático Neumotórax Absceso tuboovárico Nefrolitiasis
Hepatopatía Pielonefritis Pielonefritis Diverticulitis sigmoidea
Pielonefritis Absceso perirrenal Absceso perirrenal Ileocolitis
Absceso perirrenal Nefrolitiasis Nefrolitiasis Gastroenteritis
Nefrolitiasis Diverticulitis Hernia de pared
Colitis Ileocolitis abdominal
Diverticulitis de colon Gastroenteritis
Hepatopatía congestiva Hernia de pared
Pacientes atípicos
Gestación
El embarazo puede modificar las manifestaciones de algunos procesos patológicos y dificultar aún más la
exploración física debido al crecimiento de útero en el interior de la pelvis. Hacia el final del tercer trimestre,
el apéndice sale de la pelvis y se sitúa a pocos centímetros del reborde costal anterolateral derecho. La náusea
y el vómito persistente al final del embarazo no son esperados, por general se presentan en el primer
trimestre, y orientan en la búsqueda de patología agregada.
La cirugía abdominal se ha relacionado con un incremento de la incidencia de partos prematuros en los
trimestres segundo y tercero del embarazo, aunque la máxima incidencia se produce en el tercero. Se cree
que los partos prematuros son menos frecuentes en el segundo trimestre porque se manipula menos el útero.
En orden de frecuencia, los trastornos más comunes en el embarazo son apendicitis, trastornos biliares y
obstrucción intestinal.
Ancianos
Ante un cuadro abdominal agudo en el paciente anciano, la primera causa es la colecistitis aguda y la
segunda, el síndrome de intestino irritable, seguido de síndrome ulceroso en particular en los pacientes que
consumen AINE.
Postoperados
Este cuadro es el más difícil de reconocer, pues el paciente se encuentra en desventaja por la agresión
metabólica y quirúrgica sufrida en la primera intervención, además de la misma enfermedad que dio origen
al tratamiento quirúrgico. Los parámetros previos que se deben tener en cuenta son el estado de hidratación,
el grado de dolor posquirúrgico, los niveles séricos de hemoglobina, glucosa, creatinina, transaminasas,
lectura correcta de amilasa, pero lo más importante el aspecto clínico: buscar datos de secuestro de líquidos,
gastos por drenajes, distensión abdominal, vómito y sus características.