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JUICIO DE REIVINDICACION

Serie 8
Gaceta Judicial 5 de 08-jul.-1954
Estado: Vigente

JUICIO DE REIVINDICACION
La acción reivindicatoria se origina del derecho de dominio y da ocasión a un proceso en que se
discute la calidad de dueño. Tiene por objeto una cosa singular, esto es, individualizada,
determinada y cierta. Tres requisitos por lo tanto, se requieren para su ejercicio: dominio por parte
del demandante, posesión por parte del demandado, y cosa singular individualizada o derecho real o
cuota determinada de cosa singular. De otro lado, la doctrina y la jurisprudencia consideran la
posesión material como un hecho generador de derechos a favor del poseedor, y entre ellos, estiman
como fundamental el consagrado en el inciso 2o. del Art. 732 del Código Civil, que constituye la
presunción de reputarlo dueño, mientras otro no justifique serlo. Presunción procesal desfavorable,
en cuanto que en los juicios aunque se discute la cosa poseída, actúa como demandado, y es el
reivindicante quien debe evidenciar su derecho y debe hacerlo en forma tal que desvirtúe la
presunción establecida a favor del demandado.
GACETA JUDICIAL. Año LVII. Serie VIII. No. 5. Pág. 465.
(Quito, 8 de Julio de 1954)

TERCERA INSTANCIA

VISTOS: Amable Brito demanda en juicio ordinario a Heliodoro Guadalupe y Mercedes Falconí para
que en sentencia se declare que es dueño a título de compra, de un predio compuesto de casa y
terreno, ubicado en jurisdicción del cantón Guamote, cuyos linderos se determina en el libelo de fs. 1
y se condene a los reos a restituirle con sus frutos las porciones de terreno que cada uno de ellos
ocupa ilegalmente. Al contestar el correspondiente traslado, Mercedes Falconí, opone las siguientes
excepciones: improcedencia de la demanda, ya por falta de derecho de la actora, ya por no haberse
singularizado la cosa que se reivindica; ser dueño y poseedora de la raíz, objeto de la controversia,
por el doble título de compraventa y de prescripción adquisitiva ordinaria o extraordinaria. Heliodoro
Guadalupe pide y obtiene que se cite a su vendedor Luis Felipe Toscano para que salga al
saneamiento. Citado éste, comparece al juicio para negar los fundamentos de hecho y de derecho
de la demanda y expresar que el inmueble que vendió a Guadalupe formó parte de los bienes
pertenecientes a la sucesión de su suegra Francisca Quirola, y con el se pago el haber hereditario de
su mujer Josefa Alcoser, inmueble que lo han poseído por más de treinta años, uniendo su posesión
la de sus antecesores en el derecho, invoca prescripción adquisitiva ordinaria y extraordinaria y pide
que se llame al saneamiento por evicción al partícipe Pedro Alcoser, quien alega también la
prescripción extraordinaria. Establecidos así los hechos de la controversia, para fallarla, en virtud del
recurso de tercera instancia interpuesto por los demandados de la sentencia expedida por la Corte
Superior de Riobamba, que revocando la del inferior, acepta la demanda, se considera:
1o. La acción reivindicatoria se origina del derecho de dominio y da ocasión a un proceso en que se
discute la calidad de dueño. Tiene por objeto una cosa singular, esto es, individualizada,
determinada y cierta. Tres requisitos por lo tanto, se requieren para su ejercicio: dominio por parte
del demandante, posesión por parte del demandado, y cosa singular individualizada o derecho real o
cuota determinada de cosa singular.
2o. De otro lado, la doctrina y la jurisprudencia consideran la posesión material como un hecho
generador de derechos a favor del poseedor, y entre ellos, estiman como fundamental el consagrado
en el inciso 2o. del Art. 732 del Código Civil, que constituye la presunción de reputarlo dueño,
mientras otro no justifique serlo. Presunción procesal desfavorable, en cuanto que en los juicios
aunque se discute la cosa poseída, actúa como demandado, y es el reivindicante quien debe
evidenciar su derecho y debe hacerlo en forma tal que desvirtúe la presunción establecida a favor del
demandado.
3o. Sentados los anteriores principios, se pasa a estudiar cual es en realidad la situación jurídica en
que se encuentran las dos partes enfrentadas en esta controversia.

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4o. Para justificar que es dueña, la actora presenta la escritura de 11 de mayo de 1902, inscrita el 19
de julio del indicado año, según la cual Amable Brito compró a Gabriel Brito, un terreno urbano
situado en Guamote, de la extensión de 11 varas de frente por 16 de largo. Sobre actos materiales
de posesión no existe prueba. Pretendió si justificar el hecho de que ella -la actora-, construyó la
casa, objeto de la reivindicación, en el terreno a que se refiere dicha escritura, pero los testigos que
han declarado al respecto, Manuel Proaño (fs. 46), Teófilo Rodríguez (fs. 48) y Segundo Saltos (fs.
49 vta.) al contestar a la pregunta tercera del interrogatorio que se lee en el folio 40, expresan
unánimemente que no tienen conocimiento alguno del particular. Además, cabe advertir que Gabriel
Brito no indica el modo como adquirió el dominio de ese terreno; y según nuestro sistema legal, la
tradición no puede ser hecha válidamente sino por el dueño de la cosa, hábil para disponer de ella, o
por quienes obren dentro de los límites de un mandato o de su representante legal. Y como si esto
no fuere suficiente, el legislador quiso señalar un motivo más perentorio, y así dijo en el Art. 715 que
si el tradente no es verdadero dueño de la cosa que entrega por el o a su nombre, no se adquiere
por medio de la tradición otros derechos que los trasmisibles del mismo tradente sobre la cosa
entregada.
4o. Por su parte, los demandados presentan pruebas de posesión material, que más adelante se
examinarán, y las siguientes escrituras:
a) la de 5 de octubre de 1911 inscrita el 11 de marzo de 1912 (fs. 27-29), según la cual la
demandada Mercedes Falconí y su esposo compran a Lino Brito una casa con cubierta de teja en
parte y lo demás de paja con su terreno adyacente, propiedad que dice el tradente la adquirió por
permuta celebrada con Teresa Altamirano.
b) la de 24 de octubre de 1939, inscrita el 4 de marzo de 1940, por la cual el demandado Heliodoro
Guadalupe compra a Josefa Alcoser, representada por su esposo Luis Felipe Toscano (fs. 5-6), una
casa cubierta de paja, el terreno en que está edificada, su patio y anexo sitio, ubicados en el centro
de la población de Guamote; y,
c) la de partición celebrada entre Pedro Alcoser y su hija Jefa Alcoser, representada por su marido,
en virtud de la cual se adjudica a ésta el predio objeto de la venta a Guadalupe escritura celebrada el
20 de febrero de 1933, inscrita el 5 de febrero de 1945 (fs. 31-33).
De la escritura de 1912, aparece que sobre el predio materia de la contratación pesaba un gravamen
hipotecario a favor de José María Santos en seguridad de un préstamo de seiscientos sucres,
obligación que contrajeron los compradores, habiéndose estipulado como condición de la venta, la
de que debía permitirse que el vendedor retire todos los enseres relativos a la tienda, como sus
estanterías y mostrador, lo que demuestra que se venían ejerciendo actos de goce sobre la cosa y
que los compradores entraron en posesión de ella a raíz mismo de la compra, o sea desde el año de
1913, existiendo al propio tiempo prueba testimonial en el sentido de que han continuado realizando
actos de dominio como el de habitación de modo que cuando la citación de la demanda, la actual
poseedora llevaba más de treinta años de posesión refrendada con actos materiales la posesión
inscrita. La buena fe se presume y aún suponiendo que esa buena fe no hubiese subsistido ello no
sería óbice para desvirtuar su calidad de poseedor regular, de acuerdo con lo estatuido por el Art.
734 del Código Civil.
6o. No existe prueba en el proceso sobre la afirmación que contiene la demanda, hay que repetirlo
de que la actora construyó la casa materia del reclamo. De que en ese terreno hay una casa, sólo se
tiene conocimiento por los mencionados títulos de adjudicación y de venta al demandado Guadalupe,
lo que demuestra que los antecesores en el derecho del poseedor actual han tenido el goce y
disposición de la cosa y la utilización económica de ella. Pero hay más todavía, si como se confirma
en el interrogatorio del folio 40, tercera pregunta, la actora encargó el cuidado de la raíz de que se
trata a Pedro Alcoser, quien dispuso de ella, al convenir con su hija Josefa Alcoser en adjudicarle a
ésta en pago de su haber hereditario, la misma que luego enajenó el inmueble al demandado
Guadalupe, al caso es aplicable entonces lo dispuesto en el inciso 2o. del Art. 726 ibídem, según el
cual si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un poseedor inscrito, dándose por dueño de ella,
la enajena, el comprador adquiere la posesión de la cosa y pone fin a la posesión anterior, si se hace
inscripción competente del título; y es inscripción competente dice Claro Solar (Pág. 568 t. VII), la
que se realiza por funcionario competente y en la forma determinada por la ley, como ocurre en este
caso, y añade el ilustre comentador, "porque si se hubiera de entender que inscripción competente
es sólo la que se hace de un título que deriva de un poseedor inscrito no tendrá aplicación el
precepto del Art. 730". que equivale al 762 de nuestro Código Civil.

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7o. Finalmente es inverosímil que la actora después de la compra que efectuó el año 1902, hubiese
dejado transcurrir más de treinta años sin reclamar la entrega de dicho predio, y por el contrario,
tolerara que sus ocupantes continuaran poseyéndolo. Aceptada, pues tal situación jurídica respecto
a las partes de este juicio, fluye entonces la consecuencia de que los elementos probatorios
examinados no prestan mérito legal suficiente para poder radicar en la actora, con absoluta exclusión
de los demandados, el derecho de dominio que invoca, circunstancia estrictamente necesaria para
que puede prosperar la acción incoada. Por estos fundamentos, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN
NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, revocada la sentencia venida en
grado, se desecha la demanda. Sin costas. Legalizado el papel, devuélvanse.

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