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Serie 9
Gaceta Judicial 2 de 27-mar.-1958
Estado: Vigente
TERCERA INSTANCIA
VISTOS: En la causa del doctor Guillermo Jaramillo Larrea contra el doctor Manuel Pardo, por cobro
de doscientos mil sucres, cantidad limitada a ciento veinte mil, en concepto de honorarios
profesionales, se ha llegado al remate de una casa del deudor. Concurren dos postores y la
calificación favorece a Carmela Granja de Erazo. Ejecutoriada esa providencia, el Juez Provincial
ordena que la rematante, "bajo las prevenciones legales", deposite ante el juzgado dentro de diez
días, la suma ofrecida al contado, de ciento noventa y cuatro mil setecientos sesenta sucre, aparte
del diez por ciento ya consignado al presentar la postura. Después de dicho término, Carmela Granja
de Erazo consigna solo once mil trescientos un sucres cincuenta centavos, manifestando que esta
cantidad es la diferencia entre lo que debía consignar y lo que ha pagado directamente al acreedor
del doctor Pardo, según liquidación del perito designado al efecto. A su vez el doctor Jaramillo
expresa que la Granja le ha pagado lo que le correspondía por la obligación demandada por el al
doctor Pardo, por una tercería que se le ha cedido y por intereses y costas, pidiendo se archive la
causa, previa concesión del título a la adjudicataria de la casa rematada. Por otra parte, se opone el
doctor Pardo y pide se notifique al otro postor, Carlos A. Borja, de acuerdo con la ley. Acepta ésta
última petición el Juez Provincial y declara la quiebra del remate, por falta de la consignación del
precio, auto que confirma la Primera Sala de la Corte Superior de Quito. Recurren la rematante,
Carmela Granja, y el actor doctor Jaramillo. Para resolver se considera: 1o. El auto del Juzgado
Provincial, confirmado por el Tribunal de apelación, cumple lo previsto y preceptuado por los arts.
507 y 509 del Código de procedimiento Civil. 2o. Se trata de un mero incidente del remate forzoso
cuyo trámite debe cumplirse conforme a lo establecido y reglamentado por la ley. 3o. Al sustanciarse
la vía de apremio, Segundo Martínez D. ha propuesto tercería coadyuvante, por cincuenta y tres mil
doscientos setenta sucres, conforme a dos letras de cambio, créditos cedidos al doctor Jaramillo
Larrea, por valor recibido y "como derechos litigiosos"; de donde se sigue que no ha cambiado la
situación jurídica de la tercería, pues el cesionario del derecho litigioso es de igual condición que el
cedente a quien reemplaza; y el crédito del tercerista solo se agrega al proceso para ser discutido
después del remate, haya o no haya cuestiones de prelación art. 539 del Código citado. 4o. El
remate de bienes del deudor, en el apremio real para el cumplimiento de sus obligaciones, es
verdadera venta, en la cual el dueño de la cosa vendida la entrega por medio del juez, su
representante legal (art. 704 del Código Civil). La primera obligación del comprador es la de pagar el
precio; y para que sea válido el pago, debe hacérselo al Juez, por orden suya, en el propio trámite en
que se verificó la venta, por ley especial, así lo previenen los arts. 1931, 1800, 1632 y 1635 del
Código Civil. Por lo demás, los postores quedan vinculados a los efectos de remate, hasta su
conclusión; 5o. El acreedor demandante ninguna relación tiene con el deudor del precio de la venta,
VOTO SALVADO
VISTOS: El juicio iniciado por el doctor Guillermo Jaramillo Larrea contra el doctor Manuel Pardo
Dueñas, ha venido en grado por el recurso de tercera instancia interpuesto por el demandante y por
la postora Carmela Granja de Erazo, de la resolución dictada por la Primera Sala de la Corte
Superior de Quito, que confirma la pronunciada por el Juez Cuarto Provincial de Pichincha, que
declara la quiebra del remate de la casa que se adjudicó a la referida recurrente. Para resolver, se
considera: 1o. El doctor Jaramillo promovió este enjuiciamiento para el cobro de honorarios
profesionales que le adeudaba el demandado doctor Manuel Pardo Dueñas, por su defensa el juicio
de partición de los bienes dejados por Manuel Pardo Bazán, padre del deudor. En la audiencia de
conciliación, ambas partes convinieron en que el honorario reclamado de doscientos mil sucres, se
reduzca a ciento veinte mil sucres. El Juez Provincial aprobó este convenio en sentencia que se
ejecutorió, por no haber apelado ninguno de los litigantes; 2o. No habiendo satisfecho el demandado
el crédito en referencia, a petición del actor se ordenó y practicó el embargo de la casa del
ejecutado. 3o. A fs. 15 del primer cuaderno, Segundo Martínez D. propone tercería coadyuvante con
dos letras de cambio que acompaña a su petición, giradas ambas el primero de julio de 1955, a
treinta días vista, a la orden del mismo girador, por la suma de tres mil doscientos setenta sucres la
una y cincuenta mil sucres la otra, a cargo del doctor Manuel Pardo Dueñas, quien las aceptó en la
misma fecha de su emisión. Notificados el actor y el demandado con esta tercería, ninguno de ellos
hizo observación; 4o. A fs. 51 del mismo cuaderno, el tercerista endosa dichas letras, por valor
recibido, al doctor Guillermo Jaramillo Larrea, demandante en este juicio, endoso que está
reconocido judicialmente y notificado al deudor, quien no lo impugnó en manera alguna quedando el
doctor Jaramillo como el único acreedor; 5o. El día señalado para que se lleve a cabo el remate de la
casa embargada, solo dos posturas se presentaron, la de Carmela Granja, las cuales calificó el Juez
Provincial en el auto que obra a fs. 36 vta. y 37, en el que aceptó la primera por estimar que era la
mejor; 6o. Habiéndose ejecutoriado esta providencia de calificación de posturas, el Juez Provincial
dictó la resolución que corre a fs. 38, en la que adjudicaba la casa rematada a Carmela Granja,
ordenándole que deposite en el Juzgado, dentro de diez días, contados desde que se ejecutoríe, el
saldo del valor de su oferta en efectivo; 7o. Se practica la liquidación de costas y también del capital
adeudado al doctor Jaramillo como demandante y como endosatario de las dos letras de cambio que
le endoso Segundo Martínez D. Notificadas las partes con estas liquidaciones, el deudor solamente
observó que debía rebajarse el cómputo de intereses de aquellas letras, porque se había aumentado
algunos días. Hecha la rectificación y notificado el deudor, no hizo ninguna observación; 8o. A fs. 51
el doctor Jaramillo presentó un escrito, dentro de diez días de la ejecutoria del auto de adjudicación,
en el cual dice que la postora Carmela Granja de ha pagado el valor íntegro de su crédito, conforme
al la liquidación efectuada en este proceso, por cuyo motivo da por terminado el juicio, expresando
que no tiene ningún reclamó al hacer. A fs. 52 y dentro del mismo término, Carmela Granja
comparece con el objeto de consignación que consta en el recibo de fs. 50, manifestando que con
los ciento ochenta y tres mil cuatrocientos cincuenta y ocho sucres cincuenta centavos que abonó al
doctor Jaramillo y la cantidad que depósito con su postura por el 10% que ordena la ley, completa la
AUTO
VISTOS: En auto de 27 de marzo último se confirmó la resolución que había ratificado el Tribunal de
segunda instancia, declarando la quiebra del remate de una casa, porque la rematante Carmela
Granja, hoy viuda de Erazo, no consignó el precio sino que lo había pagado directamente al acreedor
doctor Guillermo Jaramillo Larrea, en el juicio ejecutivo contra su deudor doctor Manuel Pardo.
Notificada de dicho fallo la rematante, pide aclaración de esta frase: "quedan a salvo las acciones
que procedieren de la entrega del dinero de Carmela Granja de Erazo al doctor Guillermo Jaramillo
Larrea"; pues "la frase transcrita - observa - no expresa con toda la necesaria claridad la resolución
adoptada por la Sala", si bien, "como era justo - dice - la Sala ha querido dejar a salvo mi derecho
para exigir al señor doctor Jaramillo Larrea la inmediata devolución de mi dinero". Al respecto, cabe
anotar que toda providencia judicial sólo afecta a las partes que controvierten, y sólo sobre el punto
controvertido y resuelto. La frase transcrita, con máxima claridad, únicamente alude a las quejas de
la propia peticionaria, cuando, en su alegato de tercera instancia, decía que ha entregado el precio
del remate al acreedor del ejecutado "creyendo que procedía con arreglo a la ley" y extrañando que