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1. Lenguaje verbal:
Sé Claro: se recomienda hablar despacio pero claro, con el
fin de mejorar el movimiento de los labios y mantener la
atención del auditorio.
Velocidad de tu discurso: este aspecto se debe ajustar
dependiendo de la intención comunicativa, se recomienda el
manejo de 120 a 150 palabras por minuto.
Genera pausas: son fundamentales para que tomes aire,
aclares tus ideas y de paso generes preguntas y reflexiones
en tu público.
Exprésate con sencillez: emplea palabras o términos de
acuerdo al público. Usa un enunciado concreto y sus
justificaciones.
No leas: si tienes recursos como una presentación, no leas lo
que dice pues te proyectara como inseguro. Lo mejor es
generar un discurso espontaneo y fluido que sea apoyado
por gráficos.
Respira: debes respirar bien, no aceleres ni disminuyas tu
proceso. Inhala y exhala con normalidad, así saldrá de lujo
tu presentación. Te puede interesar: Cómo mejorar la
autoestima.
2. Lenguaje no verbal:
Contacto visual: si te cuesta mucho mirar a una persona a
los ojos, comprendemos que hacerlo ante muchos sea una
tarea difícil. Sin embargo, te recomendamos elegir a cuatro
personal del público y alternar tu mirada en ellos.