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Técnicas para

Hablar en Público

Lic. Carlos Díaz Espejel


OBJETIVO

Proporcionar técnicas y fomentar el desarrollo de


habilidades y capacidades comunicativas de los
participantes, a fin de que adquieran mayor
confianza personal, mostrando seguridad en sí
mismos, organizando las ideas para expresarlas con
soltura y claridad, al hacer presentaciones públicas
en el ámbito laboral.
INTRODUCCIÓN

Hablar en público no se limita a tomar a palabra y


"soltar" un discurso; hablar en público consiste en
lograr establecer una comunicación efectiva con
las personas que te escuchan, en la que uno sea
capaz de transmitir sus ideas, mensajes, propuestas,
etcétera.

• Cuando uno va a hablar en público es


fundamental tener claro el objetivo de la
intervención:

– Se quiere transmitir una información


– Se quiere manifestar una opinión sobre un
tema determinado
– Simplemente se quiere entretener
– Etc.
Organízate

Es importante ordenar los elementos de tu presentación:

Introducción,
Los puntos principales que se van a exponer
La conclusión.

Tener organizados todos los temas nos permite que sea


más fácil seguir el "hilo" de nuestra presentación.

Con tiempo, planifica con cuidado la información que


quieres presentar, incluyendo ayudas visuales o auditivas.
Cuanto más organizado estés, menos nervioso te podrás.

Utiliza un esquema en una pequeña tarjeta para mantener


el orden de tu exposición. Si es posible, acude por
anticipado al lugar en el que hablarás y revisa los sistemas
de audio y vídeo disponibles antes de la presentación.
A veces, una buena forma de comenzar es con la frase
final.

Sabes a dónde te diriges.


Conoce a tu público.

Quién va a ser nuestra audiencia: jefes, compañeros,


clientes, profesionales, empresarios…
Conocer a tu audiencia es muy importante.

Esto te ayudará a enfocar la exposición de forma correcta.

Te ayuda a determinar el enfoque, el tono y el lenguaje que


emplearás para comunicar tu mensaje.

Hablar ante un grupo de compañeros es muy diferente a


hablar ante grupos que están formados por personas de
diferentes culturas, profesiones y niveles comunitarios o
empresariales.

Debes conocer cuáles son los intereses y preocupaciones


de tu público, esto te permitirá adaptar tu presentación a
ellos y estarás mejor preparado respecto a las preguntas
que puedan surgir.
Prepárate, Conoce tu tema

Al hablar debes estar convencido de lo que dices para que


puedas proyectar seguridad en tu tema.
Define cuál es el mensaje que quieres transmitir a tus
oyentes, y mantente concentrado en hacer que tu mensaje
sea entregado.

No prestes atención a las personas que te observan, ni


tampoco te prestes atención a ti mismo porque te vas a
distraer.

Prepararte bien significa investigar, analizar y organizar


tu información. De esta manera te será mucho más fácil
recordar y expresar de una manera fluida y clara tus ideas.

Clasifica tu información en subtemas, haz un índice con


estos subtemas, y luego agrega palabras clave, frases,
nombres o ejemplos relacionados debajo de cada uno

Cuanto mejor conozcas de lo que vas a hablar y cuanto


más te preocupes por estos aspectos, menos probable será
que te equivoques o pierdas el hilo en la exposición.

Si te pierdes, si sabes de lo que estás hablando seguro que


podrás retomar tu exposición.

Tómate algún tiempo para tener en cuenta que podrían


preguntarte aquellos que te escuchan y prepara las
respuestas.
Tu capacidad de concentración es muy importante para
expresarte de una manera segura y fluida.

Enfócate en una sola cosa durante toda tu


presentación: Tu Mensaje.

Al hablar en público debes evitar pensar que el público te


estará evaluando. No debes pararte ante el público
pensando que es una prueba que estás tomando y que
debes lucírtela.

Al hablar en público debes demostrar interés y


preocupación por tu audiencia, por sus deseos, por sus
preocupaciones y por sus intereses; así que no te
preocupes por impresionar, enfócate en tu mensaje y en
que el público lo comprenda.

Conoce bien tu material, improvisar no es una buena idea.


Aunque ser espontáneo es recomendable, confiar en que tu
presentación será buena sin una pizca de preparación es
algo que ni siquiera los mejores oradores harían.

Saber de lo que se habla es una de las mejores


maneras de aplacar los nervios.

Siempre checa con anticipación que el micrófono funcione,


que el proyector proyecte o que la iluminación ilumine.

Todo esto debe estar preparado de antemano. En caso de


que algo falle, sonríe y trata de mantener la compostura
mientras tú mismo u otros se encargan del problema.

Lo más importante es cómo reaccionas.


Practica

Antes de realizar tu presentación debes practicarla varias


veces (frente al espejo), a mayor práctica mejor.
Lea tu ponencia en alto varias veces para escucharte.

Sólo con la práctica podrás observar y escuchar tus


movimientos corporales, tus gestos y tu voz, de manera
que puedas mejorarlos hasta imprimirles la intención
correcta.
Te ayudará a reafirmar la información para que nada se te
olvide y puedas entregarla con total confianza a tu
público.

También puedes grabarte con una vídeo-cámara y ver


cómo puedes mejorar.

Si lo deseas puedes usar tu esquema como guía para


practicar, y es muy recomendable que lo hagas frente a
familiares o amigos que puedan brindarte su opinión.

Una vez que tu presentación esté armada, revísala. Luego,


revísala de nuevo.

Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más


cómodo, y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia
será menos intimidante.

Cunado practiques utilice su lenguaje corporal y sus


gestos, como si estuviese delante del público.
Procure memorizar las partes fundamentales del texto, para
evitar una continua lectura del mismo y estar demasiado
tiempo con la cabeza baja.

Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar


directamente y con el corazón; la expresión espontánea
quizá no sea tan pulida, pero a veces es mejor.
Hacer notas para recordar lo que quieres decir, y saber en
qué parte va uno, una buena idea es hacer bullets con los
puntos principales o con datos importantes que quieras dar
a conocer.

También tienes que definir si tu presentación es:


Informativa. Lo que se expone es nuevo para la
audiencia, y se expone de forma clara y precisa, para que
la información expuesta sea de utilidad al público asistente.
Persuasivo. El orador trata de explicar características de
un producto o servicio, de convencer de la conveniencia del
mismo.
Entretenimiento. El motivo de la exposición suele tener
una finalidad de entretenimiento.

La Voz.

La mejor herramienta que tienes para comunicarte con tu


público y entregar un mensaje impactante, es tu VOZ.

Tu voz debe proyectar entusiasmo y convicción, pero al


mismo tiempo debe ser agradable para quienes te
escuchan.

Una voz bien modulada tiene mucho mayor poder que una
voz monótona.

Es por eso que debes hacer cambios en el volumen, tono y


velocidad de tu voz a lo largo de toda tu presentación.
Esos cambios no sólo servirán para inyectar suspenso y
emoción a tu público, sino también para evitar que se
aburran o se queden dormidos.
Relájate

Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo


olvidamos cómo respirar correctamente.
No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor
rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar.
Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y
rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.
La respiración superficial se realiza en el pecho, pero la
respiración profunda provoca que se infle tu abdomen,
ya que los pulmones tienen forma de pera, son más
amplios en la parte inferior, y es ahí a donde tienes que
mandar el aire.

Respirar profundamente (por diafragma) te ayudará a


sentirte más relajado, y a que tu cerebro tenga más
oxígeno y puedas concentrarte mejor.

Dedica unos minutos antes de comenzar tu exposición.


La respiración profunda te ayuda a aportar calma a la
situación.

Toma dos o tres respiraciones lentas y profundas antes de


situarte en el lugar de exposición y durante el discurso.

Céntrate en tu material y no en la audiencia, las personas


suelen prestar atención a la información nueva y no a cómo
se presenta.

Los seres humanos solemos ser los peores críticos de


nosotros mismos. Si te olvidas de una frase de tus apuntes
o si te salteas una diapositiva sin querer, no es el fin del
mundo. Es solo una presentación.
Aduéñate de la situación

En los primeros momentos de un discurso se establece el


vínculo entre el público y el expositor.
Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego
espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos
los presentes.
Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente
que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se
dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que
quieres.

Cuando el público se haya puesto atento, establece


contacto visual. Escoge tres caras amigables:

• Una a la derecha

• Una a la izquierda

• Una al centro.

• Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás


abarcar a todo el auditorio.

Luego vas alternando la mirada a los que se encuentran


juntos.

Lo más importante: no te quedes mirando al piso, al


techo ni a tus apuntes, esto demostrará que no estás lo
suficientemente preparado ni tienes confianza en lo que
dices.

No temas la existencia de silencios:


Si pierdes el hilo de lo que estás contando o comienzas a
sentirte nervioso y te quedas en blanco, te puede dar la
sensación de que ha pasado una eternidad. Pero en
realidad, es probable que hayan sido unos pocos
segundos.
Podrías aprovechar estos breves instantes para realizar
unas pocas respiraciones profundas y hacer preguntas al
público.
La Actitud Positiva.

Tener una actitud positiva es la clave para tener éxito en tu


presentación.
Alimentar pensamientos tan negativos, es un camino
seguro hacia el fracaso.
Repite mentalmente o en voz alta frases como: “Yo puedo
hacerlo”, “Cada día soy mejor para hablar en público”,
“Cada vez soy mejor orador”, “Me gusta comunicarme con
las personas”, “Soy una persona totalmente segura de mí
misma”.

Destina unos minutos para repetir estas frases que te


ayudarán a programar tu mente positivamente y a
mantener una actitud positiva.

Es muy importante que hagas de esto un nuevo hábito en


tu vida, porque sólo así notarás los resultados.

La Confianza.
La confianza es un PRINCIPIO que aplica a todo lo que
hagas, porque si hablas en público con confianza, puedes
estar seguro de que lo harás bien.
Pero esto aplica en cualquier aspecto de tu vida.
Si te subes a una bicicleta, con miedo a caerte,
seguramente terminarás en el piso.
Para desarrollar tu confianza primero tienes que
tomar ACCIÓN e intentar aquello que quieres aprender,
después necesitas lograr un poco de ÉXITO esforzándote
por hacerlo bien hasta que veas un poco de avance,
cuando veas que has obtenido buenos
resultados empezarás a CREER cada vez más en ti
mismo.
Así de simple es la fórmula de la confianza:
ACCIÓN, ÉXITO, RESULTADOS, CREER.

Puedes repetir este ciclo tantas veces como sea necesario,


hasta que hayas desarrollado la confianza que necesitas.
Recursos visuales como apoyo

Contar con una buena presentación de PowerPoint e


incluso proporcionar material a la audiencia te quitará un
poco de presión, ya que los ojos del público no estarán
siempre posados en ti y tendrás algo en qué basarte si te
quedas en blanco.

Sin embargo, las diapositivas no deben tener mucho


texto, ya que en ese caso nadie escuchará lo que dices.

Si toda la presentación te pasas leyendo directamente de


un papel o de las diapositivas, mostrarás falta de confianza
y conocimiento en lo que dices.

Es recomendable que solo uses los recursos visuales como


un apoyo extra, no como muletas.

Las ayudas visuales son para comprender mejor la


exposición:

• Proyectores

• Ordenadores

• Diapositivas

• Gráficos

• Cualquier tipo de documentación que pueda facilitar a


los oyentes.
Pero no abusar de ellos, marginando totalmente al orador.
Aspectos que se deben cuidar

Tener en cuenta la hora y el lugar donde se va a celebrar el


acto.

Pensar en “qué puede pasar si…” genera ansiedad.

“¿Qué pasa si el computador no reconoce la presentación


de PowerPoint?”

“¿Qué pasa si alguien interrumpe constantemente?”

“¿Qué hago si el proyector no funciona?”

Son alguna de las interrogantes a las que tienes que estar


preparado.

Checa que el micrófono funcione, coloca el micrófono a la


altura correcta y compruebe que el sonido llega a toda la
sala.

Que el proyector proyecte

Que la iluminación ilumine.

Todo esto debe estar preparado de antemano.

En caso de que algo falle, sonríe y trata de mantener la


compostura mientras tú mismo u otros se encargan del
problema. Lo más importante es cómo reaccionas.
Cuida tu apariencia.

Por más que lo más importante es lo que digas y cómo lo


digas, tu apariencia personal no deja de ser un elemento a
tener en cuenta a la hora de dar una presentación eficaz.

Cuanto más profesional sea tu aspecto, más confianza


sentirás frente a la audiencia.

Asegúrate de lucir lo mejor que puedas, pero sin adornos


llamativos que distraigan a la audiencia.

No te excuses

Se suele recomendar a los oradores inexpertos que


transmitan sus inseguridades a la audiencia, es

En la medida de lo posible evita decir, al comienzo de la


presentación cosas del estilo “Perdón, es que estoy
nervioso” o “No soy bueno en esto”, mejor, prepárate lo
suficiente para poder hablar en público sin tener que
dar excusas.
En Resumen

Habla claro:

Hablar a una velocidad excesivamente rápida es uno de los


delatores más indiscretos del nerviosismo.

Por más que tu discurso sea brillante, si nadie puede


entenderte este tiene el mismo valor que si dictaras tu lista
de compras.

Intenta hablar de forma pausada y clara, incluso un


poco más lento de lo normal.

Exprésate con sencillez

La gente que te escuche captará una o dos de las


principales ideas que expongas.

Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto


que propones comunicar, entonces tu alocución no está
bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres
decir, mucho menos lo sabrás decir en público

Sé breve

Lamentablemente, existen muchos oradores que alargan


su presentación hasta lo impensable con discursos de
nunca acabar, sin importarles aburrir mortalmente a la
audiencia ni respetar su tiempo.

Ten claro qué es lo que se espera de tu presentación y


respétalo, ni más ni menos.

No tengas miedo a los errores:


De aquí en adelante ya NO tengas miedo a cometer
errores, porque sólo así acumularás experiencia.
Recuerda que para aprender a andar en bicicleta, primero
tienes que caer varias veces.
Sé sincero
Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural),
probablemente no vas a convencer a nadie.
Si la información que pretendes transmitir no te despierta
un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia
que los oyentes desconocen; compártela con ellos.
Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: una
profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio,
o perplejidad.

La primera persona del singular (yo) puede ser un arma


eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente en el
espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.

Reconoce tu éxito

Después de tu presentación, felicítate porque aunque no te


haya salido a la perfección seguro que eres más crítico
contigo mismo que aquellos que te han escuchado.
Todo el mundo se equivoca durante los discursos o
presentaciones. Los errores pueden además proporcionarte
pistas sobre cuáles son tus puntos a mejorar.

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