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FINAL PSICOANALISIS Y PSICOPATOLOGÍA


UNIDAD TEMÁTICA 1:
CONTENIDOS:
A. El contenido de la mirada.
1. El sujeto como objeto de la mirada. 2. El síntoma como signo. 3. Construcción de los cuadros
nosográficos según el modelo de la observación, descripción y ordenamiento de los síntomas en
distintos psiquiatras. 4. Charcot, Kraepelin. De Clérambault.
B. El campo de la escucha.
1. De la psicopatología psiquiátrica a la construcción de la clínica psicoanalítica. 2. Breuer, Freud. Los
historiales clínicos de Ana “O” y Elizabeth.

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• “Charcot” Freud
J. M. Charcot fue sorprendido el 16 de agosto de 1893 por una muerte súbita, tenía solo 68 años.
Los materiales de los hechos neuropatológicos despertaron su curiosidad científica siento apenas un joven
y disponer de un gran material de enfermos nerviosos crónicos le permitió emplear su singular talento. Era
como él mismo se nombraba un vidente, acerca de su manera de trabajar solía mirar una y otra vez las cosas

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que no conocía, reforzaba día tras día la impresión que ellas causaban, hasta que de pronto se le abría el
entendimiento. Ante el ojo de su espíritu se ordenaba el caos que el retorno de unos síntomas siempre
iguales semejaba.
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A este trabajo intelectual lo llamaba “cultivar la nosografía” se lo oía decir que la máxima satisfacción que
un hombre puede tener es ver algo nuevo. Se preguntaba por qué en la medicina los hombres solo veían
aquello que ya había aprendió a ver, se decía que era asombroso que uno pudiera ver de pronto cosas
nuevas, que, sin embargo, eran tan viejas como el género humano.
Charcot nunca cesó de abogar por los derechos del trabajo clínico que consiste en ver y ordenar contra los
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desbordes de la medicina teórica. Además, dictó clases en la cátedra de anatomía patología en Paris y
desarrollaba sus trabajos y sus conferencias de neuropatología.
Son conocidos los éxitos que su método anatomoclinico obtuvo en el campo de las patologías nerviosas
orgánicas.
Charcot hizo la primera comprobación antes que pudiera disponer de un departamento hospitalario,
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mientras era estudiante, el azar lo puso frente a una domestica que padecía de temblores y discernió su
estado como el de una parálisis (paralysiechoréiforme).
Para Freud irrealizable tarea sería demostrar la significación de Charcot para la neuropatología, ya que son
pocos los temas en cuya formulación y examen la escuela de la Salpetriere no haya tenido participación esta


última era Charcot mismo.


En 1882 o 1883, las condiciones de vida y de trabajo de Charcot cobraron su plasmación definitiva, su obra
formaba parte de la gloria nacional. A partir de esto, el gobierno creo para él una cátedra de neuropatología
en la facultad, a cambio de la cual pudo renunciar a la de anatomía patológica y una clínica junto con
institutos científicos.
Charcot estaba en el apogeo de la vida cuando pusieron a su disposición esa abundancia de medios para la
docencia y la investigación, siempre fue el más laborioso de toda la escuela.
No era pesimista en la expectativa terapéutica, y promovió en su clínica el ensayo de nuevos métodos de
tratamiento, método cuyo éxito hallaba su esclarecimiento desde otra clase. En cuanto a él como maestro,
sentía la necesidad de transmitir a sus oyentes una imagen menos artificiosa de su quehacer, le servía para
ello el consultorio ambulatorio de la clínica donde abordaba casos que desconocía y se exponía todas las
vicisitudes de un examen despojándose de su autoridad para confesar que el caso no admitía diagnóstico.

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Por la época en que se erigía su clínica, Charcot renunciaba a la cátedra de anatomía patológica, se
consumaba en sus inclinaciones científicas un cambio al que debemos lo mejor de sus trabajos, y fue que
declaró bastante completa por el momento la doctrina de las enfermedades nerviosas orgánicas y empezó
a consagrar su interés a la histeria. Esta para cuya apreciación los médicos no habían hallado todavía el punto
de vista adecuado había caído por aquella época en un total descredito.
Fue Charcot quien le devolvió la dignidad al tema, ya no serían necesariamente unas simuladoras, pues él
sostenía el carácter autentico y objetivo de los fenómenos histéricos. Mientras que la persona sana podría
comunicar la impresión que la aflige, la histeria respondería que no la conoce, el enfermo se encuentra en
un estado anímico particular en que ya no todas sus impresiones ni sus recuerdos se mantienen
cohesionados en una entramadura única, y en que cierto recuerdo puede exteriorizar su afecto mediante

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fenómenos corporales.
Charcot trato a la histeria como a cualquier otro tema de la neuropatología, proporciono la descripción de
sus fenómenos, demostró en estos una ley y una regla, enseño a reconocer los síntomas que posibilitaban
diagnosticar la histeria. Se describieron las múltiples formas del ataque histérico, formulando un esquema
que mostraba la articulación típica del gran ataque histérico en cuatro estadios. También se estudiaron la
situación y frecuencia de las “zonas histerogenas”, se hizo una serie de descubrimientos y se halló histeria

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en el sexo masculino, en particular en los varones de clase obrera.
Charcot propuso una formula simple en cuanto a la etiología de la histeria: la herencia cuenta como única
causa, la histeria sería una forma de degeneración. Repetía que la histeria era idéntica en todas partes y en
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todos los tiempos.
Para Freud, Charcot tanto sobreestimaba el papel causal de la herencia que no dejo espacio para la
adquisición de neuropatías, y no separo las afecciones nerviosas orgánicas de las neurosis con suficiente
nitidez.
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• “Conferencia de Introducción al psicoanálisis” Freud


Conferencia 16: Psicoanálisis y Psiquiatría.
Freud presenta la concepción psicoanalítica dando cuenta de que es una experiencia: expresión directa de
la observación.
A menudo se ha recibido la impresión de que los oponentes del psicoanálisis no quieren considerar este
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origen. Este comportamiento, según Freud, quizás provenga de que los médicos se comprometen muy poco
con los neuróticos; oyen con tan poca atención lo que ellos tienen que decirles que se han enajenado la
posibilidad de extraer algo valioso de sus comunicaciones, y por tanto de hacer en ellos observaciones.
Freud invoca a su favor que en el curso e sus trabajos ha modificado sus opiniones sustituyéndolas por otras


nuevas, así y todo, le seguían criticando tesis que ya no significaban nada para él. Otros le reprochan esas
mudanzas declarándolo poco sólido.
Freud presenta la concepción psicoanalítica de los fenómenos neuróticos. El analista no atina a hacer gran
cosa con la gente que lo visita en su consultorio médico para desplegar frente a él las lamentaciones de su
vida.
Freud cuando que las personas que hace pasar desde la sala de espera descuidan cerrar la puerta tras sí. La
omisión del paciente no es contingente ni carece de sentido, dejando abierta la puerta quiere decirle “Aquí
no hay nadie, y probablemente durante todo el tiempo en el que yo esté no vendrá nadie tampoco”.
En el análisis de esta pequeña acción sintomática se encuentra la aseveración de que no es contingente, sino
que posee un sentido, pero, sobre todo, que la conciencia de quien la consuma ignora el proceso cuya marca
es la acción misma.
Freud abandona el análisis de la acción sintomática para pasar a la observación de un enfermo. Un joven
oficial le pidió a Freud que tomara bajo tratamiento a su suegra, que, viviendo en las más dichosas
condiciones, se amargaba la vida y a la de los suyos a causa de una idea disparatada. Era una dama casada

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con dos hijos que hacía un año había recibido una carta anónima, donde se le denunciaba que su esposo
mantenía relaciones amorosas con una muchacha joven y desde entonces quedo destruida su dicha.
Tenía una mucama con quien conversaba de cosas íntimas. Esta muchacha perseguía a otra con una
hostilidad animada por el odio, ello se debía a que esta última habría progresado mucho más en la vida. Un
día mientras conversaban la dama le contó que nada sería más terrible que enterarse que su marido
mantenía una relación con una muchacha más joven.
Al día siguiente recibió una carta anónima que le comunicaba eso mismo que ella había conjurado, extrajo
la conclusión de que la carta era obra de su mucama, pues señalaba como la amada del marido a esa señorita
que la sirvienta perseguía con su odio.
Presa de una terrible emoción, le hizo reproches a su marido quien la rechazo riendo e inmediatamente

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llamo al médico de la familia quien intentó calmarla. La mucama fue despedida y desde entonces la enferma
pareció tranquilizarse, pero bastaba que oyera el nombre de esa señorita para que se le desencadenara un
nuevo ataque.
Freud se pregunta ¿Qué actitud adopta el psiquiatra frente a un caso clínico así? Y responde que la misma
que adoptaría frente a la acción sintomática del paciente que no cierra las puertas. La declara una
contingencia sin interés psicológico y no le da más importancia.

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El psiquiatra intenta caracterizar el síntoma mediante una propiedad esencial, la idea con que la mujer se
martiriza no ha de llamarse disparatada, lo disparatado e incomprensible es que el único fundamento que
tiene la paciente para creer que su esposo le es infiel es la aseveración de una carta anónima. Sabe que ese
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escrito no posee la fuerza suficiente, debería poder decirse que no tiene fundamento para sus celos, no
obstante, sufre como si admitiera la total justificación de esos celos. A ideas de este tipo se ha convenido
llamaras ideas delirantes, y la buena señora padecería un delirio de celos.
El psiquiatra investiga en la historia familiar de esta señora y expresa que las ideas delirantes se presentan
en aquellas personas cuyas familias han aparecido repetidas veces esta y otras perturbaciones psíquicas. El
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psiquiatra no conoce ningún camino que lo haga avanzar más en el esclarecimiento de un caso de esta índole.
Tiene que conformarse con el diagnóstico y una prognosis del desarrollo ulterior, prognosis insegura por rica
que sea su experiencia.
¿Puede el psicoanálisis desempeñarse mejor? De acuerdo a Freud, sí y es capaz de descubrir algo que
posibilite la comprensión más directa. Él mismo da cuenta de un detalle fundamental de que la propia
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paciente fue la que provoco esa carta anónima cuando le dijo a la muchacha que su desventura seria que su
marido mantuviera relación amorosa con una muchacha joven, solo entonces, la servidora envió la carta
anónima.
En dos sesiones de análisis la paciente se comportó con mucha renuencia cuando se la exhortaba a


comunicar sus pensamientos, ocurrencias y recuerdos. Asevero que nada se le ocurría, lo habría dicho todo
y transcurridas las sesiones fue preciso interrumpir el ensayo pues habría proclamado que ya se sentía sana.
Lo dijo por resistencia y angustia frente a la prosecución del análisis.
En esas sesiones Freud dio cuenta que dentro de ella había un enamoramiento por un hombre joven, su
yerno. De este enamoramiento ella sabía poco y nada. Alguna cosa tenía que acontecer con él y el alivio
inmediato lo ofreció el mecanismo de desplazamiento. Si no solo ella se había enamorado de un hombre
joven, sino también su esposo con una joven muchacha, entonces su conciencia moral se descargaba del
peso de la infidelidad, la fantasía de la infidelidad del marido era un paño frio sobre su llaga ardiente.
¿Por qué esta señora, que vive en un matrimonio dichoso, sufre de un enamoramiento hacia su yerno, y por
qué el alivio ocurre en la proyección de su propio estado sobre su marido? Podría decirse que esta señora
se encuentra en la edad critica que trae a la necesidad sexual femenina una intensificación indeseada y
repentina o tal vez su marido ya no posee aquella capacidad de rendimiento sexual que esta señora
necesitaría.

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Freud da cuenta de este caso para comparar la psiquiatría con el psicoanálisis. La psiquiatría no aplica los
métodos técnicos del psicoanálisis y proporciona una etiología muy general y remota, en vez de poner de
manifiesto primero la causación más particular y próxima.
En la naturaleza del trabajo psiquiátrico no hay nada que pudiera rebelarse contra la investigación
psicoanalítica. El psicoanálisis es a la psiquiatría lo que la histología a la anatomía, por tanto, es inconcebible
una contradicción entre estas modalidades de estudio.
Freud, dice que hay que ir más allá, que la psiquiatría nos deja sin razones, lo que hace es una descripción.
Esta no merece el nombre de ciencia porque no responde los ¿Por qué?, responde al ¿Cómo? Freud dice que
cuando termina la descripción, termina la psiquiatría, y es allí donde comienza el saber del psicoanálisis.
En el psicoanálisis la estructura se construye a partir de hipótesis, se va del caso a la teoría.

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Conferencia 17: El sentido de los síntomas.
El sentido de los síntomas neuróticos fue descubierto por Breuer. Los síntomas neuróticos tienen su sentido,
como las operaciones fallidas y los sueños.
La neurosis obsesiva no es tan popular como la histeria, no es tan estridente, se porta más como un asunto
privado del enfermo, renuncia casi por completo a manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en

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el ámbito del alma. La neurosis obsesiva y la histeria son las formas de contracción de neurosis sobre cuyo
estudio comenzó a construirse el psicoanálisis, pero la neurosis obsesiva se ha vuelto más transparente y
familiar.
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La neurosis obsesiva se exterioriza del siguiente modo: los enfermos son ocupados por pensamientos que
no les interesan, impulsos que les parecen extraños y son movidos a realizar acciones cuya ejecución no les
depara contento alguno, pero le es imposible omitirlas. Se ve forzado contra su voluntad a sutilizar y
especular, como si se tratara de sus más importantes tareas vitales, casi siempre tienen el más espantable
contenido, como tentaciones a cometer graves crímenes, pero nunca realmente llegan, esos impulsos a
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ejecutarse; el resultado siempre es el triunfo de la huida y la precaución.


Las representaciones, impulsos y acciones enfermizas se mezclan, es regla que uno de estos factores domine
el cuadro y de a su nombre la enfermedad.
Lo que en las neurosis obsesiva se abre paso hasta la acción es sostenido por una energía que no tiene
paralelo en la vida normal, el enfermo puede desplazar la obsesión, pero no suprimirla. La desplazabilidad
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de todos los síntomas lejos de su conformación originaria es un carácter principal de su enfermedad.


El todo desemboca en una creciente indecisión, en una falta cada vez mayor de energía, en una restricción
de la libertad y se muestra una extremada conciencia moral.
El modo en que la psiquiatría contemporánea trata los problemas de las neurosis de la neurosis obsesiva, es


el siguiente: da nombres a las diversas obsesiones, y fuera de eso no dice otra cosa, insiste en que los
portadores de tales síntomas son “degenerados”, además su caracterización es demasiado general.
Por medio del psicoanálisis, se ha hecho la experiencia de que es posible eliminar esos síntomas obsesivos.
Freud plantea dos ejemplos de análisis de dichos síntomas.
En primer lugar: una dama de treinta años que padece de manifestaciones obsesivas, ejecutaba la acción
obsesiva varias veces al día, corría de una habitación a la habitación contigua, se paraba en determinado
lugar frente a la mese situado en medio de ella, tiraba del llamador para que acudiese su mucama, le daba
algún encargo trivial y de nuevo corría a la habitación primera.
Toda vez que se había preguntado a la enferma “¿Por qué hace eso?”, ella había respondido “No lo sé” Pero
un día conto lo que importaba para la acción obsesiva, hacía más de diez años se había casado con un hombre
mayor que ella, que en la noche de bodas resulto impotente. Esa noche, él corrió incontables veces desde
su habitación a la de ella para repetir el intento y siempre sin éxito. A la mañana dijo “Es como para que uno
tenga que avergonzarse frente a la mucama cuando haga la cama” y cogió un frasco de tinta roja para volcar

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su contenido en el sitio que habría tenido la sabana, pero no en el sitio que habría tenido derecho a exhibir
una mancha así.
Freud solo hallaba concordancia con el correr de una habitación a la otra y con la entrada de la mucama, su
paciente lo llevo a la mesa que se encontraba en la segunda habitación y le hizo ver una mancha que había
sobre la mesa.
La paciente se identificaría con su marido, puesto que imita la corrida de una habitación a la otra, ella
sustituye la cama y la sabana por la mesa y el mantel. Mesa y cama juntas significan matrimonio.
La acción obsesiva parece ser una figuración, una repetición de aquella significativa escena, el núcleo es el
llamado a la mucama, a quien le pone la mancha ante los ojos, por oposición a lo que dijo su marido ese día.
Él no se avergüenza frente a la mucama, la mancha está en el lugar justo, de esta manera, la mujer no se

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limitó a repetir la escena, sino que la prosiguió y al hacerlo la corrigió, la rectifico. La acción obsesiva dice,
“No, eso no es cierto, él no tuvo de que avergonzarse frente a la mucama, no era impotente”, figura ese
deseo como cumplido, sirve a la tendencia de elevar al marido por sobre su infortunio.
La señora vive hace años separada de su marido, y se debate con el propósito de obtener un divorcio por vía
judicial, pero se ve compelida a permanecerle fiel, rehúye todo contacto mundano para no caer en tentación,
disculpa y engrandece en su fantasía la persona de él.

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Aquí, la interpretación del síntoma fue hallada de golpe por la enferma, sin guía ni intromisión del analista y
la obtuvo por referencia a una vivencia que sucedió durante su vida madura y había permanecido intacto en
su recuerdo.
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En un segundo lugar, una muchacha de 19 años bien dotada, hija única de niña salvaje y traviesa que en los
últimos años se ha convertido en una neurótica. Se muestra muy irritable con su madre, deprimida y confiesa
que ya no puede ir más sola a plazas ni calles. Esta muchacha ha desarrollado un ceremonial de dormir que
aflige a sus padres.
La paciente pretexta como motivo de sus precauciones nocturnas que le hace falta silencio para dormir y
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tiene que liminar todas las fuentes de ruido, con este propósito hace dos cosas: el reloj grande de la
habitación es detenido, y todos los otros relojes se sacan de ella, ni siquiera tolera su pequeño reloj de
muñeca. Floreros y vasos son acomodados sobre su escritorio de modo que por la noche no puedan caerse,
romperse y así turbarle el dormir, y tiene la exigencia de que permanezcan entreabiertas las puertas que
comunican su dormitorio con el de sus padres.
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La almohada de la cabecera no puede tocar el travesaño, la almohadita más pequeña en que apoya la cabeza
no puede situarse sobre aquella, si no es formando un rombo, y ella pone su cabeza siguiendo la diagonal
mayor del rombo. El edredón tiene que ser sacudido antes de que se meta en la cama.
Siempre está la inquietud de que no todo se hizo en el orden debido, y por ello es preciso reexaminarlo,


repetirlo y el resultado es que se tarda de una a dos horas, durante las cuales la muchacha no puede dormir
y tampoco sus padres.
El análisis, según Freud, no fue tan sencillo, tuvo que hacer a la muchacha señalamientos y propuestas de
interpretación que ella desautorizaba, pero luego, siguió una época en que ella misma se ocupó de las
posibilidades que le eran presentadas. En la medida en que esto aconteció, cedió también en la ejecución
de sus recaudos obsesivos.
Por tanto, la interpretación del síntoma es una síntesis de resultados que se van alcanzando interrumpida
por otros trabajos.
La paciente aprendió que el reloj era un símbolo de los genitales femeninos, alcanza este papel genital por
referencia a procesos periódicos e intervalos idénticos. La angustia de la paciente se dirigía a la posibilidad
de ser turbada en su dormir por el tictac del reloj que ha de equipararse con el latir del clítoris en la excitación
sexual. También floreros y vasos son símbolos femeninos.
Cierta vez, de niña, la paciente se había caído llevando una vasija de vidrio cortándose un dedo que le sangro,
cuando creció, se instaló en ella la idea angustiosa de que en la noche de bodas no sangraría ni demostraría

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su virginidad. Sus cautelas hacia la rotura de los vasos significan un rechazo de todo complejo que se trama
con la virginidad y el sangrar en el primer coito.
La almohada había sido para la paciente una mujer y el respaldo un hombre, quería entonces mantener
separados hombre y mujer, es decir, separar a sus padres, no dejar que llegaran al comercio conyugal.
Cuando ya fue grande y no pudo ocupar la cama entre sus padres, consiguió mediante una simulación de
angustia que su madre cambie la cama con ella, cediéndole su puesto junto al padre.
Si una almohada era una mujer, tenía sentido sacudir el edredón hasta que todas las plumas se agolparan
abajo y se provocase una hinchazón. Significaba preñar a la mujer, pero ella no dejaba de volver a eliminar
esa preñez, pues durante años haba vivido con el temor de que el comercio sexual diera por fruto otro hijo
y así le deparara un competidor.

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El rombo es el dibujo de los genitales femeninos abiertos, ella misma hacia el papel del hombre, el padre, y
con su cabeza sustituía el miembro viril.
Freud destaca que en el ceremonial no se ha precipitado una fantasía única, sino toda una serie de ellas que
tienen en algún lugar su punto nodal. Esta muchacha ha caído en su vínculo erótico con el padre, cuyos
comienzos se remontan a la primera infancia, quizás por eso se muestra tan enemistosa con su madre. Por
lo tanto, el análisis de este síntoma remite a la vida sexual de la enferma.

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En estos dos ejemplos Freud ha mostrado que los síntomas neuróticos poseen un sentido, lo mismo que las
operaciones fallidas y los sueños y que están en vinculación con el vivenciar del paciente. El sentido de un
síntoma reside en su vínculo con el vivenciar del enfermo, cuanto más individual sea el cuño del síntoma
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más fácilmente se espera establecer este nexo.
Hay otros síntomas de un carácter diverso que recibe el nombre de síntomas típicos que son más o menos
semejantes, es decir, sus diferencias individuales desaparecen o se reducen tanto que es difícil conectarlos
con el vivenciar individual del enfermo y referirlo a unas situaciones vivenciadas singulares. Mediante esos
síntomas típicos se formula el diagnostico.
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Es difícil suponer una diversidad entre una clase y otra de síntomas, si los síntomas individuales dependen
del vivencial del enfermo, para los síntomas típicos queda la posibilidad de que se remonten a un vivenciar
típico en sí mismo común a todos los hombres. Otros de los rasgos que reaparecen en las neurosis podrían
ser reacciones universales como el repetir o el dudar en el caso de la neurosis obsesiva.
En la doctrina del sueño se ha tropezado con una dificultad semejante. El contenido manifiesto de los sueños
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es variado y diferente según los individuos, pero junto a eso hay sueños que se llaman típicos como los
sueños del caer, de volar, de flotar, de nadar, de estar desnudo o inhibido. En el caso de estos sueños
observamos que un trasfondo común es vivificado por añadidos que varían según los individuos.


• “Los fundamentos de la clínica” Paul Bercherie


• “Automatismo mental. Paranoia. Cap. 5” Clerembault
• “Estudios sobre la histeria. Introducción; cap. 1; cap.2: La señorita Ana O, (Breuer), Señorita
Elizabeth Von R (Freud)
Breuer llevo a cabo su tratamiento de la señorita Anna. O entre los años 1880 y 1882. En ese momento,
Freud recién se iniciaba como médico.
Los estudios que realizó Freud con Charcot se centraron en la histeria, al comienzo se confió en los métodos
terapéuticos habitualmente recomendados, pero cuando mostraron ser insatisfactorios se dirigió hacia otra
dirección.
El caso de la señora Emmy von N, fue donde Freud intento con el método catártico.
Elisabeth von R. es considerado por Freud como su primer análisis completo de una histeria, fue seguido por
el de miss Lucy.
Suele considerarse a los “Estudios sobre la histeria” como el punto de partida del psicoanálisis.

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Prólogo a la primera edición:


Breuer y Freud comienzan expresando que sus experiencias provinieron de la práctica particular en una clase
de la sociedad que era culta y lectora.
La sexualidad desempeña un papel principal en la patogénesis de la histeria como fuente de traumas
psíquicos y como motivo de la defensa, de la represión de representaciones fuera de la conciencia.

Prologo a la segunda edición:


Ambos autores escriben por separado, Breuer expresará que no hay cambios en la segunda edición, mientras
que Freud dirá que las primeras aproximaciones ahora pueden completarse.

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1. Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar.
Desde hacía años Freud y Breuer investigaron la histeria, su ocasionamiento: el proceso en virtud del cual el
fenómeno se produjo por primera vez (hecho el cual se suele remontar mucho tiempo atrás).
Suele tratarse de vivencias que al enfermo le resulta desagradable comentar pero que no las recuerda. Casi
siempre es preciso hipnotizar a los enfermos y despertarles los recueros de aquel tiempo en que el síntoma
afloro la primera vez.

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Este método en el aspecto teórico ha probado que el factor accidental comanda la patología de la histeria.
En la histeria traumática fue el accidente el que provoco el síndrome, los síntomas más diferentes tenido por
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operaciones espontaneas de la histeria mantienen con el trauma ocasionador un nexo tan estricto como
aquellos otros fenómenos mas transparentes en este sentido.
En el caso de la neurosis traumática, la causa eficiente de la enfermedad no es la ínfima lesión corporal, lo
es en cambio, el afecto de horror, el trauma psíquico. No es raro que en la histeria se encuentre, en lugar de
un gran trauma, varios traumas parciales. En otros casos, son circunstancias indiferentes en si las que por su
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conjugación con el suceso, o con un momento temporal han adquirido la dignidad de traumas.
Sin embargo, el nexo causal del trauma psíquico ocasionador con el fenómeno histérico no es tal que el
trauma como agente provocador, desencadenaría al síntoma, el cual subsistiría luego, ya devenido
autónomo. El trauma psíquico obra al modo de un cuerpo extraño.
Freud y Breuer descubrieron que los síntomas histéricos singulares desaparecerían enseguida y sin retornar
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cuando se conseguía despertar con plena luminosidad el recuerdo del proceso ocasionador, convocando al
mismo tiempo el afecto acompañante, y cuando luego el enfermo describía ese proceso de la manera mas
detallada posible y expresaba en palabras el afecto.
En tal caso, los fenómenos de estimulación como las convulsiones afloran una vez mas con intensidad total


y luego desaparecen para siempre. El histérico padece por la mayor parte de reminiscencias.

La perdida de afectividad de un recuerdo depende de varios factores, lo que sobre todo importa es si frente
al suceso afectante se reaccionó enérgicamente o no. Por reacción se entiende la serie de reflejos voluntarios
e involuntarios en que se descargan los afectos. Si esta reacción se produce en la escala suficiente,
desaparece buena parte del afecto, si la reacción es sofocada, el afecto permanece conectado con el
recuerdo.
La “abreacción” no es el único modo de tramitación de que dispone el mecanismo psíquico normal de la
persona sana cuando ha experimentado un trauma psíquico. Su recuerdo entra en el gran complejo de la
asociación, se inserta junto a otras vivencias.
Por medio de unas operaciones asociativas, el hombre normal consigue hacer desaparecer el afecto
concomitante. A esto se suma el olvido.
Los recuerdos que han devenido de fenómenos histéricos se han conservados con frescura y plena
afectividad, los enfermos no disponen de estos recuerdos como disponen del resto de su vida. Estas vivencias

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están completamente ausentes de la memoria de los enfermos en su estado psíquico habitual, o están ahí
presentes solo de una manera en extremo sumaria. Únicamente si se indaga a los enfermos en estado de
hipnosis, estos recuerdos acuden.
Estos recuerdos corresponden a traumas que no han sido suficientemente abreaccionado. Los autores
descubren dos series de condiciones bajo las cuales es interceptada la reacción frente al trauma:
1. En el primer grupo se incluyen los casos en que los enfermos no han reaccionado frente a traumas
psíquicos porque la naturaleza misma del trauma excluía una reacción. Por ejemplo, la pérdida de
una persona amada.
2. La segunda serie están comandadas por los estados psíquicos en que sobrevinieron las vivencias en
cuestión y fue la naturaleza de esos estados lo que imposibilito reaccionar frente a lo que sucedía.

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Ambas clases de condiciones pueden conjugarse y tienen en común que los traumas psíquicos no tramitados
por vía de reacción no lo son tampoco mediante procesamiento asociativo. Las representaciones devenidas
patógenas se conservan tan frescas y con tanto vigor afectivo porque le es denegado el desgaste normal por
abreacción y por reproducción en estados de asociación desinhibida.

Breuer y Freud se ven precisados a hablar de unos estados anormales de conciencia en que se generan esas

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representaciones patógenas y a destacar el hecho de que el recuerdo del trauma psíquico se halla en la
memoria del hipnotizado. Aquella escisión de la conciencia existiría de manera rudimentaria en toda histeria,
la inclinación a disociar y con ello, al surgimiento de estados anormales de conciencia, que resumiremos bajo
el nombre de “hipnoides”, sería el fenómeno básico de esta neurosis. Es decir, base y condición de la histeria
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es la existencia de estados hipnoides.
Las representaciones que en ellos afloran son muy intensas, pero tienen bloqueado el comercio asociativo
con el restante contenido de la conciencia, esos estados hipnoides son asociables entre sí. La naturaleza de
esos estados y el grado de su segregación de los restantes procesos de conciencia pueden variar.
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Los productos de los estados hipnóticos penetran en la vida de vigilia como fenómenos histéricos.

Los recuerdos que afloran en los ataques histéricos atañen a traumas psíquicos que no se tramitaron por vía
de abreacción ni por un trabajo asociativo del pensar. En la histeria están presentes grupos de
representaciones generadas en estados hipnoides, excluidas del comercio asociativo con los restantes
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grupos, pero asociables entre sí.


La trayectoria típica de una histeria grave es: primero se forma en estados hipnoides un contenido de
representación que luego se apodera durante un periodo de histeria aguda, de la inervación corporal y de la
existencia del enfermo, crea síntomas y ataques y luego sana.


El ataque sobreviene de manera espontánea, pero también puede ser provocado, la provocación se produce
por estimulación de una zona histerógena.

El método de psicoterapia expuesto es el siguiente: cancela la acción eficiente de la representación


originariamente no abreaccionado, porque permite a su afecto estrangulado el decurso a través del decir, y
la lleva hasta su rectificación asociativa al introducirla en la conciencia normal (en estado de hipnosis ligera)
o al cancelarla por sugestión médica, como ocurre en el sonambulismo con amnesia.

Señorita Anna O.:


La señorita Anna O. de 21 años cuando contrajo la enfermedad (1880) parece tener un moderado lastre
neuropático a juzgar por algunas psicosis sobrevenidas en su familia, los padres son sanos, pero nerviosos.
Ella fue siempre sana antes, tiene inteligencia sobresaliente, un poder de combinación asombrosamente
agudo e intuición penetrante. Su voluntad era enérgica, tenaz y persistente, muchas veces llegaba a una
testarudez que solo resignaba su meta por bondad, por amor hacia los demás.

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Entre los rasgos más esenciales se contaba una bondad compasiva y por esa vía podía satisfacer una intensa
pulsión, el elemento sexual estaba no desarrollado. No había conocido el amor y en las alucinaciones de su
enfermedad no afloro nunca ese elemento de la vida anímica.
Esta muchacha llevaba una vida monótona y cultivaba sistemáticamente el soñar diurno, al que llamaba su
“teatro privado”. Esta actividad transcurría junto a los quehaceres hogareños, que ella cumplía de manera
intachable.
El ciclo de la enfermedad se descompone en varias fases:
A. Incubación latente: desde julio de 1880 hasta el 10 de diciembre.
B. Contracción manifiesta de la enfermedad; una psicosis peculiar, perturbaciones de la visión, parálisis
por contractura, total en la extremidad superior derecha y en ambas inferiores, parcial en la

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extremidad superior izquierda, paresia de la musculatura cervical. Progresiva reducción de la
contractura en las extremidades del lado derecho. Alguna mejoría, interrumpida por un grave trauma
psíquico (muerte del padre)
C. Un periodo de sonambulismo persistente y continuación de síntomas duraderos hasta diciembre de
1881.
D. Involución de esos estados y fenómenos hasta junio de 1882.

.C
El padre de la paciente contrajo una enfermedad que lo llevo a la muerte en abril de 1881. Durante los
primeros meses de esa enfermedad, Anna se consagró al cuidado del enfermo lo cual la hizo debilitar y
posteriormente debieron alejarla del cuidado de su padre. La ocasión la ofreció una intensa tos, una típica
“tos nerviosa” seguida una necesidad de reposo y un estado de adormecimiento e intensa inquietud.
DD
El 11 de diciembre la paciente cayo en cama hasta el 1 de abril. Los síntomas eran: dolores en la cabeza que
las emociones agravaban, queja de ver inclinarse las paredes, perturbaciones visuales, paresia de los
músculos anterior del cuello, contractura y anestesia de la extremidad superior derecha, izquierda.
Breuer empezó a tratar a la enferma y se convención de estar ante una alteración psíquica en donde existían
LA

dos estados de conciencia, en uno de ellos conocía a su contorno, estaba triste y angustiada pero normal,
en el otro alucinaba, se portaba mal, insultaba, arrojaba las almohadas a la gente, etc. En el apogeo de la
enfermedad solo por breves lapsos estaba casi normal durante el dia.
En momentos de claridad se quejaba de las tinieblas que la invadían, de que no podía pensar, se volvía ciega
y sorda, tenia dos yoes, el suyo real y uno malo que la obligaba a un comportamiento perturbador.
FI

Después simultanea a la formación de las contracturas sobrevino una desorganización del lenguaje, perdió
toda gramática, sintaxis y en un desarrollo posterior le faltaron casi por completo las palabras. Durante dos
semanas cayo en total mutismo y no emitía sonido alguno.
El 5 de abril murió su padre y era el más grave trauma que pudiera afectarla. A una emoción violenta siguió


un profundo aturdimiento, la gente se le convertía en figuras de cera sin relación con ella y solo parecía
reconocer a Breuer. Incluso se rehusaba a comer, pero si dejaba que él la alimentara, nunca omitía lavarse
la boca.
Diez días después de la muerte de su padre se llamó a un médico, pero ella lo ignoro, luego de un episodio
del cual ella tuvo un gran ataque de colera Breuer la vio muy empeorada hasta sobrevinieron impulsos
suicidas.
Tras la muerte de su padre las historias que se daban en sus ausencias diurnas se volvieron más trágicas, sin
embargo, su psique se liberaba después de que había reproducido todas esas imágenes terroríficas. Breuer
acudía al anochecer y le quitaba todos sus fantasmas. Al dia siguiente se comportaba amable, dócil,
laboriosa, hasta alegre, pero al subsiguiente era mas terca, caprichosa y desagradable.
En este estado, ni siquiera en la hipnosis era siempre fácil moverla a declarar, procedimiento para el cual ella
había inventado el nombre serio y acertado de cura de la conversación y el humorístico limpieza de
chimenea.

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Su estado mejoro en líneas generales, se podía alimentarla, dejaba que la enfermera le llevara la comida a
la boca, la paresia por contractura cedió y también el afecto hacia el medico que la visitaba.
Luego de su viaje Breuer la recibió y la encontró en un estado indócil, lunática y hasta maligna. Solo se obtuvo
un estado soportable cuando se hizo trasladar a la paciente a la ciudad y allí Breuer le arrancaba historias.
Así se reestableció el ritmo de su estado psíquico, amable y luego antipática.
En diciembre su estado psíquico desmejoro, estaba de nuevo inquieta, y tenía pocos días totalmente buenos.
La primera vez que desapareció un síntoma Breuer quedo muy sorprendido. En el verano hubo un periodo
de intenso calor y la paciente sufrió mucho a causa de la sed, entonces de pronto se le volvió imposible
beber, vivía a base de frutas para mitigar su sed martirizadora.
Comenzó a razonar en estado de hipnosis acerca de su dama de compañía, a quien no amaba y refirió con

OM
repugnancia como había ido a su habitación y vio al perro beber de un vaso, pero no dijo nada porque no
quería ser descortés. Tras dar expresión a ese enojo pidió de beber.
A partir de allí se desarrolló un procedimiento técnico-terapéutico y los síntomas se removieron por vía de
relato.
Este laborioso análisis de los síntomas se refería a los meses del verano de 1880, periodo en el cual se
preparaba la enfermedad, se obtuvo una perspectiva completa de la incubación y patogénesis de esta
histeria.

.C
Cada síntoma desaparecía tras el relato de la primera ocasión y de esta manera llego a su término la histeria
integra.
DD
El interés de este caso reside en la transparencia y el carácter explicable de su patogénesis. Cada hipnosis
del anochecer ofrecía la prueba de que la enferma tenia total claridad y orden mental, y era normal en su
sentir y su querer, siempre que en lo inconciente no obrara como estímulo algún producto del segundo
estado. La enferma estaba fragmentada en dos personalidades, una normal y otra enferma mental.
LA

Señorita Elisabeth von R.


En el otoño de 1892 un colega le pidió a Freud que examinase a una joven que hacía más de dos años padecía
de dolores en las piernas y caminaba mal.
Freud conocía un poco a su familia, había muerto el padre, luego la madre debió someterse a una seria
operación de los ojos y, tiempo después su hermana falleció tras un parto. Cabe destacar que la paciente
FI

había tenido en todas esas penas la mayor participación.


Caminaba con la parte superior del cuerpo inclinada hacia adelante, pero sin apoyo, ni siquiera era
llamativamente torpe, solo que ella se quejaba de grandes dolores al caminar y de una gran fatiga.
El dolor era de naturaleza imprecisa, era una fatiga dolora. Una zona bastante gran, mal deslindada, de la


cara anterior del muslo derecho era indicada como el foco de los dolores, además, la piel y la musculatura
eran sensibles a la presión y el pellizco. Esta hiperalgesia (situaciones en las que estímulos habitualmente
indoloros son dolorosos) se registraba en casi todo el ámbito de las dos piernas, y no podía decirse que la
fuerza motriz de las piernas fuera escaza.
A Freud no le resultaba fácil llegar a un diagnóstico ya que, era llamativo cuan imprecisas eran las
indicaciones de la enferma. La señorita Von R, atribuía bastante valor a los dolores, pero su atención estaba
demorada en otra cosa.
Cuando se pellizcaba u oprimía la piel y la musculatura hiperalgicas de la pierna, su rostro cobraba una
expresión más de placer que de dolor, su rostro enrojecía, echaba la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos.
Esa dolencia era una histeria y la estimulación afectaba a una zona histerógena. El gesto probablemente
concordaba con el contenido de los pensamientos escondidos tras ese dolor.
La consistencia de los músculos doloridos en la Señorita Von R. mostraba que sobrevino una alteración
orgánica de los músculos en la cual la neurosis se apuntalo haciendo aparecer exageradamente su valor, por
lo tanto, la terapia partió de la premisa de que se trataba de una enfermedad mixta.

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A Freud le pareció que la Señorita Elisabeth era conciente de las razones de su padecer, que, por lo tanto,
tuviera sólo un secreto, y no un cuerpo extraño a la conciencia.
En este primer análisis completo de una histeria Freud arribo a un procedimiento que luego elevó a la
condición de método: la remoción del material patógeno estrato por estrato. Primero la enferma debería
contar lo que le era consabido y luego él iba penetrando en estratos cada vez más profundo del recuerdo a
medida que en esos lugares aplicaba la exploración hipnótica o una técnica parecida.
Cuando Elisabeth atrapaba una pieza de relato a mayor profundidad caía espontáneamente en un estado
semejante a la hipnosis, se encontraba inmóvil y mantenía sus ojos firmemente cerrados.
Era la menor de las tres hijas mujeres y había pasado su juventud con un tierno apego a sus padres, sobre
todo a su padre que era un hombre alegre y dotado de la sabiduría de vivir, quien solía decir que esa hija le

OM
sustituía a un hijo varón y a un amigo con quien podía intercambiar ideas. Ella estaba descontenta con su
condición de mujer, se indignaba ante la idea de tener que sacrificar en un matrimonio sus inclinaciones y la
libertad de su juicio.
Un día, al padre lo trajeron a la casa inconciente tras su primer ataque de edema pulmonar y a ello siguió el
cuidado del enfermo, en el cual Elisabeth se aseguró el primer lugar junto al lecho. Dormía en la habitación
de su padre, se despertaba a la noche por su llamado, lo asistía durante el día y se forzaba a parecer alegre,

.C
en tanto que él soportaba con amable resignación su irremediable estado. Sin duda, el comienzo de su
afección se entramó con este periodo de cuidado del enfermo, pero fue dos años después de la muerte del
padre cuando se sintió enferma y no pudo caminar a causa de sus dolores.
DD
El vacío que la muerte del padre dejo en esta familia compuesta por cuatro mujeres es el siguiente: el
aislamiento social, el cese de tantas relaciones que prometían incitación y goce, la salud ahora
másquebrantada de la madre, todo ello empeño la condición de la paciente, pero al mismo tiempo movió
en ella el ardiente deseo de que los suyos pronto hallaran un sustituto de dicha perdida.
Transcurrido el año de luto la hermana mayor se casó con un hombre talentoso y trabajador, pero en el trato
LA

más íntimo desarrollaba una quisquillosidad enfermiza, una egoísta obstinación en sus caprichos, era más
de lo que Elisabeth podía tolerar, mientras que las otras mujeres sentían los estallidos del excitable
temperamento de aquel. La paciente no podía perdonarle a su hermana su docilidad de esposa.
El matrimonio de la segunda hermana pareció más prometedor para el futuro de la familia ya que este
segundo cuñado era un hombre cordial, esto posibilitó que Elisabeth se haya reconciliado con la institución
FI

del matrimonio.
Por otro lado, la dolencia ocular de la madre exigió una operación que salió bien e hizo que la familia se
juntara en un sitio de residencia veraniega. Con esa temporada coincide el estallido de los dolores de
Elisabeth y su dificultad para caminar, a partir de ese momento, fue la enferma de la familia.


La segunda hermana había quedado embarazada por segunda vez cuando recibieron información muy
desfavorable sobre su estado y poco tiempo después falleció.
Elisabeth no solo sufrió por la pérdida de su hermana, sino que también por los pensamientos que esa
muerte incito, y afloró entonces el pensamiento de que la cardiopatía era la herencia paterna de la familia.
Cuando la paciente confesó su historia fue una gran desilusión para el médico ya que era una historia clínica
consistente en triviales conmociones anímicas, que no permitía explicar por qué la paciente debió contraer
histeria, ni como esta histeria recobró la forma de una abasia dolorosa (incapacidad de mantenerse de pie o
caminar en una manera normal). Además, no se advertía que la confesión hubiera dado resultado curativo,
la enferma no paraba de repetir al médico “Estoy cada vez peor, tengo los mismos dolores que antes”
Freud prosiguió el análisis porque tenía la expectativa de que a partir de estratos más profundos de la
conciencia se conseguiría entender tanto la causación como el determinismo del síntoma histérico. De este
modo, se proponía poner a la enferma en hipnosis, pero por desgracia no lo conseguía, y se le ocurrió aplicar
aquel artificio de la presión sobre la cabeza. Lo puso en práctica exhortando a la enferma a comunicarle todo
cuanto en el momento de la presión emergiera ante su visión interior o pasara por su recuerdo.

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La paciente confesó haber pensado en cierto atardecer en que un joven la acompaño a casa después de una
reunión social, los coloquios que hubo entre ella y él, y las sensaciones con que luego regresó a casa a cuidar
a su padre. Cuando regresó se encontró a este último en un estado empeorado y se hizo reproches por
consagrar tanto tiempo a su gusto personal lo que causo que raras oportunidades vuelva a ver a su amigo.
Este fracaso de su primer amor le seguía doliendo cada vez que se acordaba.
A Freud le era lícito buscar la causación de los primeros dolores histéricos, por el contraste entre la felicidad
que se había permitido y la miseria en la cual halló a su padre quedaba planteado un conflicto, un caso de
inconciliabilidad. Como resultado del conflicto, la representación erótica fue reprimida de la asociación, y el
afecto a ella adherido fue aplicado para elevar o reanimar un dolor corporal, era entonces el mecanismo de
una conversión con el fin de la defensa.

OM
Freud recapacitó y recordó el hecho de que los dolores histéricos en las piernas no estaban presentes todavía
en la época del cuidado del enfermo. El recuerdo de la paciente informaba solo de un único ataque de dolor
que duró varios días, pero no atrajo atención alguna.
La investigación de Freud se dirigió a la primera emergencia del dolor, y creyó tener derecho a suponer que
aquellos primeros dolores habían sobrevenido sin ocasión psíquica, como afección reumática leve, y hasta
pudo averiguar que esa enfermedad orgánica debía situarse en un periodo anterior a la escena del
acompañamiento.

.C
Con el descubrimiento del motivo para la primera conversión se inició un segundo periodo, la enferma
sorprendió a Freud con la comunicación de que ahora sabía por qué los dolores partían de aquel
DD
determinado lugar del muslo derecho, es el lugar donde cada mañana descansaba la pierna de su padre
mientras ella renovaba las vendas que envolvían su pierna hinchada. Así, se ofrecía la explicación para la
génesis de una zona histerógena atípica.
La enferma estaba libre de dolor cuando se ponía a trabajar, si Freud convocaba un recuerdo se insinuaba
una sensación dolorosa y este dolor subsistía mientras el recuerdo gobernaba a la enferma, alcanzaba su
LA

apogeo cuando estaba en vías de declarar lo esencial y decisivo, y desaparecía con las últimas palabras.
En este periodo de abreacción, el estado de la enferma mejoró. Pronto llego a pasar la mayor parte del
tiempo sin dolores, caminaba mucho y abandonó el aislamiento.
Freud obtuvo un panorama sobre el modo en que se genera una histeria mono sintomática. Halló que la
pierna derecha dolía en las hipnosis cuando se trataba de recuerdos del cuidado del padre enfermo, del trato
FI

con aquel compañero de juventud y otras cosas que caía dentro del primer periodo patógeno, mientras que
el dolor se anunciaba en la pierna izquierda cuando le despertaba un recuerdo sobre la hermana difunta, los
dos cuñados, es decir, una impresión de la segunda mitad de su historia de padecimiento.
Luego Freud se preguntará de donde provienen los dolores al estar de pie y agrupará todas las escenas


conectadas con impresiones dolorosas según que en ellas estuviera de pie o sentada. Así estaba de pie
cuando trajeron a casa al padre tras sufrir un ataque al corazón y en su terror ella quedó de pie como
plantificada, como así también la escena en que se quedó parada nuevamente frente al lecho de su hermana
muerta.
Entre las escenas que habían vuelto doloroso el caminar resaltó aquella caminata que hizo con un grupo de
personas y que había sido demasiado extensa, ella se acordaba de haber regresado del paseo muy cansada
y con fuerte dolores. En ese paseo le habría provocado dolor el contraste de su soledad y la dicha conyugal
de su hermana enferma.
Con el estar sentado hace referencia a aquella vez cuando se sentó en un banco de piedra y sus pensamientos
volvieron a dirigirse a su soledad, el destino de su familia y el deseo de llegar a ser tan feliz como su hermana,
de esa meditación llego con fuertes dolores. Además, tenía la sensación de desvalimiento y de no avanzar
un paso.
En la Señorita Elisabeth Von R. el mecanismo psíquico dela simbolización no se situaba en primera línea, él
no había creado la abasia pero todo indicaba que esta misma había experimentado un refuerzo sustancial.

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Esta abasia no era equiparable solo a una parálisis funcional asociativa psíquica, sino también a una parálisis
funcional simbólica.
Freud pasa a exponer el tercer periodo del tratamiento en donde la enferma se sentía mejor y se había vuelto
productiva, pero era evidente que los dolores no habían sido eliminados. Sin embargo, Freud no sabía con
exactitud en qué momento y a través de que mecanismo habían nacido esos dolores.
Formuló entonces la pregunta por las circunstancias y causas de la primera emergencias de los dolores, como
respuesta se orientaron hacia la residencia veraniega.
Su estado anímico en aquel tiempo, su agotamiento tras la preocupación por la vista de la madre, y tras el
cuidado de la enferma en la época en que la operaron de los ojos, su desesperanza última, como muchacha
sola, de gozar algo de la vida o producir algo en ella. Se apoderaba de ella un sentimiento de su debilidad

OM
como mujer, en ese estado el matrimonio dichoso de la más joven de sus hermanas le causo la más profunda
impresión.
En aquella caminata de manera tan íntima con los dolores de Elisabeth, el cuñado no quería participar, ya
que prefería permanecer junto a su mujer enferma. Todo el tiempo permaneció ella en su compañía estando
de acuerdo con todo lo que él decía, y se le hizo hiper potente el deseo de poseer un hombre que se le
pareciese.

.C
Tiempo después, visito el punto panorámico, se sentó allí sobre una piedra y soñó de nuevo con una dicha
de amor, y con un hombre que supiera cautivar su corazón como ese cuñado. Tras un baño de agua caliente
se abatieron en ella los dolores que de ahí en adelante no la abandonaron.
Freud destaca que Elisabeth en el momento en que falleció su hermana, pensó “Ahora él está de nuevo libre,
DD
y yo puedo convertirme en su esposa”. Esta muchacha había regalado a su cuñado una inclinación tierna,
había conseguido ahorrarse la dolorosa incertidumbre de que amaba al marido de su hermana creándose a
cambio unos dolores corporales, y en los momentos en que esa certidumbre pretendía imponérsele habían
sido generados aquellos dolores por una lograda conversión a lo somática.
LA

Cuando Freud le resumió el estado de la causa a Elisabeth, ella se quejó de dolores crueles e hizo un
desesperado intento por rechazar ese esclarecimiento.
Freud intento conversar con la madre de Elisabeth, y ella le comento que hacía tiempo había visto la
inclinación de su hija hacia el cuñado. Luego Sigmund intentó comunicarle a la muchacha aquello que había
hablado con su madre y la exhorto a soportar la incertidumbre sobre el futuro, pero como ya era avanzado
FI

el verano, fue preciso poner fin al tratamiento, la dio por curada.

Epicrisis:
Freud ha descrito el carácter de la enferma, los rasgos que se repiten en histéricos y que no parece que se


puedan atribuir a una degeneración: talento, ambición, fineza moral, necesidad hipertrófica de amor, la
independencia de su naturaleza, que rebasaba en mucho al ideal femenino y que se exteriorizaba en
terquedad. Según lo informado en ninguna de las ramas de su familia se encontraba un lastre hereditario
considerable.
Hay razones para que el cuidado de un enfermo desempeñe un papel significativo en la prehistoria de la
histeria: la perturbación del estado corporal por dormir a saltos, el descuido del propio cuerpo. Sin embargo,
lo esencia se encuentra en otra parte, quien tiene la mente ocupada por las tareas que supone el cuidado
de un enfermo se habitúa a sofocar los signos de su propia emoción y distrae la atención de sus propias
impresiones porque le faltan el tiempo y las fuerzas para hacerles justicia. El cuidador de un enfermo
almacena en su interior una abundancia de impresiones susceptibles de afectos, y así se crea el material para
una histeria de retención.
La señorita Elisabeth Von R. mientras cuidaba a su padre generó el primer síntoma histérico: un dolor en una
parte del muslo derecho. Ella reprimió la representación erótica de su conciencia y trasudo su magnitud de
afecto a una sensación de dolor somático. Un conflicto similar se repitió en años después y condujo a un

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aumento de esos mismos dolores, de nuevo era un círculo de representaciones eróticas el que entraba en
conflicto con todas sus representaciones morales, ya que la inclinación recaía sobre su cuñado y era para
ella un pensamiento inaceptable.
Tal vez la inclinación de la enferma hacia su cuñado germinaba desde mucho antes, su desarrollo fue
favorecido por el agotamiento físico tras el nuevo cuidado de enfermo, el agotamiento moral tras varios
años de desengaños, su tensión interior empezó a aflojarse por entonces y ella confesó que necesitaba el
amor de un hombre.
Freud se pregunta ¿Cómo pudo suceder que un grupo de representación de tan intenso acento se
mantuviera tan aislado? Y responde considerando dos hechos: 1) que los dolores histéricos se generaron al
mismo tiempo que se formó aquel grupo psíquico separado, y 2) que la enferma oponía una gran resistencia

OM
al intento de establecer la asociación entre el grupo psíquico separado y sus restantes contenidos de
conciencia, y cuando esa reunión se consumó, sintió un gran dolor psíquico.
La concepción de la histeria conjuga ambos factores, el punto 2 contiene la referencia al motivo de la escisión
de la conciencia, y el punto 1 a su mecanismo. El motivo era el de la defensa y el mecanismo era el de la
conversión. ¿Qué se muda en dolor corporal? Algo desde lo cual habría podido y debido devenir dolor
anímico.

.C
En Elisabeth según Freud, la conversión no habría seguido a las impresiones frescas, sino al recuerdo de ellas,
la astasia-abasia se edificó sobre dolores una vez que la conversión se le abrió un camino determinado, pero
allí Freud sustenta la tesis de que la enferma creó o acrecentó la perturbación por vía de simbolización. Es
DD
decir, halló en la abasia-astasia una expresión somática de su falta de autonomía, de su impotencia para
cambiar en algo las circunstancias.
El síntoma se entrelaza con la historia familiar del paciente y siempre se trabaja con lo dicho y con lo que
remite a formaciones inconcientes.
LA

Miss Lucy R.
En ese entonces Freud sostenía la teoría traumática, entendiendo al trauma como un acontecimiento que
impacta y no se lo puede tramitar, se hace ver a través de síntomas que no coinciden con lo orgánico, es una
vivencia que se produjo acompañada de un afecto que se considera como “horror”; y utilizaba, junto con
Breuer, el método catártico.
FI

A fines de 1892 un colega de Freud le derivo a Lucy (al igual que Elisabeth) porque la paciente había acudido
a él (el colega) por unos síntomas que ya no podía atribuir a una afección local. Lucy había perdido por
completo la percepción olfativa, y una o dos sensaciones olfatorias que sentía muy penosas la perseguían
casi de continuo. Además, andaba abatida, fatigada, se quejaba de pesadez de cabeza, falta de apetito y una


disminución en su capacidad de rendimiento.


En materia de síntomas histéricos mostraba una analgesia (Elisabeth tenía hiperalgesia) (desaparición de
cualquier sensación de dolor) general bastante nítida a pesar de conservar intacta la sensibilidad táctil. La
parte interior de la nariz era analgica y carente de reflejos. La percepción de este órgano sensorial estaba
por completo cancelada para estímulos específicos.
En el primer empeño de entender el caso clínico debía ser posible hallar una vivencia en la cual estos olores,
ahora devenidos subjetivos, hubieran sido objetivos; esa vivencia tenía que ser el trauma y las sensaciones
olfatoria se repetían como símbolo de él en el recuerdo. Esta expectativa se cumplió pronto, ante la pregunta
de Freud sobre la clase de olor que más le perseguía recibió esta respuesta: “como de pastelillos quemados”.
Es bastante insólito que se escojan sensaciones olfatorias para símbolos mnémicos de traumas, pero su
fundamento era que la enferma estaba aquejada de rinitis purulenta, la nariz y sus percepciones pasaron al
primer plano de su atención.
Acerca de las circunstancias de vida de la enferma Freud solo sabía que en el hogar cuyo dos hijos estaban a
su cargo faltaba la madre, fallecida hacia algunos años por de grave enfermedad.

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Freud se resolvió entonces a hacer del olor a pastelillos quemados el punto de partida del análisis.
Miss Lucy R. no cayo sonámbula cuando intente hipnotizarla. Freud renuncio entonces al sonambulismo e
hizo todo el análisis con ella en un estado que se distinguía apenas del normal. Freud se resolvió a partir de
la premisa de que sus pacientes sabían todo aquello que pudiera tener una significatividad patógena, y que
solo era cuestión de constreñirlos a comunicarlos. Así, cuando llegaba a un punto donde la pregunta “¿desde
cuándo tiene usted este síntoma?”, recibía por respuesta: “realmente no lo sé”, procedía de la siguiente
manera: Freud ponía la mano sobre la frente de la paciente o tomaba su cabeza entre sus manos, y le decía
“ahora, bajo la presión de mi mano, se le ocurrirá. En el instante que cese la presión usted vera ante si algo,
y debe capturarlo. Eso es lo que buscamos”.
Resultaba siempre que Freud tenía razón; los enfermos todavía no habían aprendido a dejar reposar su

OM
crítica, habían desestimado el recuerdo aflorante o la ocurrencia porque los consideraron inservibles. La
conclusión que extrajo de sus experiencias fue que las vivencias de importancia patógena, con todas sus
circunstancias accesorias, son conservadas fielmente por la memoria aun donde parecen olvidadas, donde
al enfermo le falta capacidad para acordarse de ellas. (No se sabe con certeza cuando Freud abandono esta
técnica, sin dudas fue antes de 1904).
Volviendo a Lucy Freud le pregunto si recordaba la ocasión en que se había generado la sensación olfatoria

.C
de los pastelillos quemados. << – ¡Oh, sí! Lo sé con toda precisión. Fue hace unos dos meses, dos días antes
de mi cumpleaños. Estaba con los niños en el aula y jugaba con ellos a cocinar; de pronto traen una carta
que acababa de entregar el cartero. Por el sello postal en el sobre discierno que la carta es de mi madre.
DD
Quise abrirla y leerla, entonces las niñas se abalanzaron sobre mí, me arrebataron la carta de la mano y
exclamaron “No, no puedes leerla ahora, es sin dudas para tu cumpleaños, nosotras te la guardaremos”
mientras jugaba con las niñas se difundió de pronto un intenso olor. Las niñas habían abandonado los
pastelillos que estaban cocinando, y se habían quemado. Desde ese entonces me persigue ese olor, en
verdad está siempre ahí y se vuelve más fuerte cuando estoy emocionada >>
LA

Freud - “¿Qué pudo en esa escena haberla emocionado tanto?”


Lucy - “es que yo tenía el propósito de visitar a mi madre y me pesaba muchísimo abandonar a estas queridas
niñas”
Freud- “porque ustedes abandonaría a las niñas?”
Lucy – “no se aguantaba más en la casa. El ama de llaves, la cocinera y la institutriz parecen haber creído que
FI

me ensoberbecía en mi puesto; se habían unido contra mí. Y yo no encontré en los señores de la casa el
apoyo que había esperado cuando llevé a ellos mi queja. Por eso anuncie mi renuncia al señor director (padre
de las niñas); el respondió muy amistosamente que me tome dos semanas antes de darle la decisión
definitiva. En ese intervalo me encontraba yo entonces”


Freud- “hay algo en particular que la ate a las niñas, además de la ternura que le demuestran?”
Lucy- “sí; había prometido en su lecho de muerte a la madre de ellas que ocuparme con todas mis fuerzas
de las niñas, no abandonarlas y sustituirles la madre.”
Así, aparecía completo el análisis de la sensación olfatoria subjetiva, ésta había sido objetiva en su momento,
y asociada íntimamente a una vivencia, en que se libraron batalla afectos encontrados: la lastima por
abandonar a las niñas y las afrentas que empero la empujaban a tomar esa decisión. El conflicto de los
afectos había elevado ese factor a la condición de trauma, y como símbolo de éste permaneció la sensación
olfatoria que se había conectado a él.
Pero Freud no se contentó con el esclarecimiento así obtenido, todo sonaba muy verosímil, pero le faltaba
algo, una razón aceptable para que esa serie de excitaciones y esa querella de los afectos tuviera que llevar
justamente a la histeria. Si una histeria es de nueva adquisición hay una condición psíquica indispensable
para ello: que una representación sea reprimida deliberadamente de la conciencia.
Entonces Freud extrajo la conclusión de que entre las premisas de ese trauma tendría que haber una que
ella deliberadamente quisiera dejar en la oscuridad, que se empeñara en olvidar. Ante esto Freud le dice a

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Lucy – “no creo que esas sean todas las razones de su sentimiento hacia las dos niñas; más bien conjeturo
que usted está enamorada de su patrón, sin saberlo usted misma; creo que alimenta en su alma la esperanza
de ocupar de hecho el lugar de la madre, y que a eso se debe, además, que se haya vuelto tan suspicaz hacia
el personal de servicio, con el cual ha convivido en paz durante tanto tiempo. Usted tiene miedo de que
noten algo de su esperanza y se le mofen por ello”
Lucy – “sí, creo que es así. Yo no lo sabía, o no quería saberlo; quería quitármelo de la cabeza, no pensar
nunca más en ello”
Freud – “le daba vergüenza amar a un hombre?”
Lucy- “Oh no, una no es responsable de sus sentimientos. Pero ello me resultaba penoso solo porque él es
mi patrón, en cuya casa vivo. En los primeros años viví despreocupada en la casa y desempeñé mis deberes

OM
sin caer en deseos incumplibles. Pero cierta vez ese señor serio, de ordinario reservado hacia mí, me inició
platica acerca de los reclamos de la educación infantil. Se puso más suave y simpático que lo habitual, me
dijo cuanto esperaba de mi para el cuidado de sus hijas huérfanas y en eso me miraba de una manera
particular.”
Freud dice que Lucy le da toda la razón en cuanto a aquella mirada que él le arrojo en la plática iba
consagrada a la memoria de su esposa muerta.

.C
El olor a pastelillo quemado no había desaparecido del todo, solo le llegaba cuando estaba muy emocionada.
La persistencia de ese símbolo mnémico le hizo conjeturar que él, además de la escena principal, había
recogido en si la subrogación de múltiples y pequeños traumas colaterales. Pero el olor iba desapareciendo
DD
poco a poco hasta que un día ya no lo sintió más, solo que Lucy ahora anunciaba que en su reemplazo la
torturaba otro olor similar, como de humo de cigarrillo. Le parecía que éste ya había estado ahí desde antes,
pero como cubierto por el olor de los pastelitos. Ahora había surgido puro.
Esta vez Lucy no sabía de dónde provenía esta sensación olfatoria subjetiva. Freud se obstino a que recordara
bajo la presión de su mano y bajo su esforzar le afloro una imagen. Era el comedor de la casa donde aguadaba
LA

junto con las niñas a que los señores vinieran de la fábrica para el almuerzo. – “ahora todos nos sentamos
alrededor de la mesa: los señores, la institutriz, el ama de llaves, las niñas y yo. Hay un huésped, el jefe de
contaduría. No sucede nada, nos levantamos de la mesa, las niñas deben despedirse e ir luego con nosotros,
como todos los días. Sin embargo, es esta una oportunidad particular, ahora reconozco la escena. Cuando
las niñas se despiden el jefe de contaduría quiere besarlas. El señor se sobresalta y le dice directamente “¡No
FI

se besa a las niñas!”. Eso me clava una espina en el corazón, y como los señores ya estaban fumando,
permanece en mi memoria el olor a cigarrillo”
Esa era la segunda escena, situada a mayor profundidad, que había tenido el efecto de un trauma y dejado
como secuela un símbolo mnémico.


Freud- “¿y por qué esta esta defensa del padre le clavo a usted una espina? La reprimida no se dirigía contra
usted”
Lucy- “¿pero no era justo atropellar así a un hombre mayor, que es un hombre querido y por añadidura
huésped?”.
Freud- “entonces ¿solo la lastimo la forma violenta de su señor? ¿se avergonzó por él, o acaso pensó: si por
una pequeñez así puede ser tan violento con su viejo amigo y huésped, ¿cuánto mas no lo seria conmigo si
yo fuera su mujer?”
Lucy – “no, no es eso”.
Y fue aquí que refloró, bajo la presión nuevamente de la mano de Freud, el recuerdo de una escena todavía
más antigua, que fue el trauma genuinamente eficaz y había prestado eficacia traumática también a la
escena con el jefe de contaduría.
Lo mismo había sucedido meses antes; una dama amiga de la familia había ido a visitarlos y al irse beso a las
dos niñas en la boca. El padre, que estaba presente, se dominó para no decir nada a la dama, pero una vez
que se fue, descargó su cólera sobre la desdichada gobernanta (Lucy). Le declaro que la hacía responsable si

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alguien llegara a besar a las niñas en la boca; era su deber no tolerarlo, y faltaba a sus obligaciones si lo
consentía. Si volvía a ocurrir, confiaría a otras manos la educación de sus hijas. Era la época en que aún se
creía amada y esperaba una repetición de aquel coloquio amistoso. Esta escena pulverizó sus esperanzas. Se
dijo: < Si por una cuestión tan pequeña, y en la que además yo soy por entero inocente, puede desatarse
contra mí de ese modo, puede decirme tales amenazas, yo me he equivocado, nunca ha tenido un
sentimiento cálido hacia mí>. Evidentemente fue el recuerdo de escena el que le acudió cuando el jefe de
contaduría quiso besar a las nenas y el padre lo reprendió por ello.
Dos días después Lucy estaba transformada, sonreía y llevaba la cabeza erguida.

UNIDAD TEMÁTICA II: La clínica de las neurosis y la práctica freudiana.

OM
CONTENIDOS:
1. Resolución del Complejo de Edipo (Freud). La metáfora paterna (Lacan). El Edipo temprano (Klein) 2.
Estructuración del deseo formulado como un deseo insatisfecho. El sueño del salmón ahumado (la
“bella carnicera”) 3. La pregunta histérica. Problemática identificatoria. Fantasías y bisexualidad. El
Otro sexo. 4. La cuestión del Padre.
2. Neurosis histéricas:

.C
1. Lectura del historial “Fragmento de análisis de un caso de histeria (el caso Dora)” 2. La posición
histérica en los hombres.
3. El psicoanálisis como método de investigación y cura.
DD
1. Sueños y síntomas. 2. Puesta en causa del síntoma. El dispositivo analítico y la transferencia. Lugar
del analista. 3. Ética del psicoanálisis.
4. Reflexiones sobre los aportes del psicoanálisis a las Prácticas del psicólogo.

• “La neuropsicosis de defensa” Freud


LA

Teoría del trauma. El trauma es toda vivencia que suscita los afectos penosos de angustia y que será una
representación inconciliable produciéndose una disociación entre representación y afecto. Cuando el
trauma se hace conciente desaparece el síntoma.
En esta época Freud ponía la causa en la defensa. Comienza a trabajar con pacientes con síntomas obsesivos
que se presentan de entrada como una dialéctica de la histeria, también sostiene que el sujeto se defiende
FI

de una vivencia o representación. Este es el primer texto que habla de una teoría psicológica sobre histeria
de defensa, representación obsesiva, fobias y psicosis alucinatorias de deseo.
No se trata de algo hereditario ni orgánico, sino que es psíquico.


Neurosis:
Fobia Neuropsicosis de defensa: se divide representación y afecto.
Neurosis obsesiva
Histeria

--------------------------------------
Psicosis alucinatoria de deseo: se mezclan representación y afecto.

I.
El complejo sintomático de la histeria justifica el supuesto de una escisión de la conciencia con formación de
grupos psíquicos separados. Menos claras están las opiniones sobre el origen de aquella escisión y sobre el
papel que este carácter desempeña en la ensambladura de las neurosis histéricas.

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Janet: la escisión de la conciencia es un rasgo primario de la alteración histérica. Tiene por base una endeblez
innata de la actitud para la síntesis psíquica, un estrechamiento del campo de la conciencia. Debilidad
congénita del aparato psíquico.
En oposición Breuer: la base y la condición de la histeria es el advenimiento de unos estados de conciencia
oníricos, con una aptitud limitada para la asociación, a los que denomina “estados hipnoides”, por lo tanto,
la escisión de conciencia es secundaria y adquirida.
Freud aporta pruebas en que la escisión de conciencia en modo alguna puede interpretarse como primaria
y afirma que la escisión de contenido de conciencia es la consecuencia de un acto voluntario del enfermo,
es introducida por un empeño voluntario cuyo motivo es posible indicar. El enfermo, no alcanza su meta,
sino que genera una escisión de conciencia.

OM
En la tercera forma de histeria, la escisión de la conciencia desempeña un papel mínimo. Son aquellos casos
en que se intercepto la reacción frente al estímulo traumático y que luego serán tramitados y curados por
abreacción (nuestra comunicación conjunta): las histerias de retención puras.
Con respecto a las fobias y a las representaciones obsesivas Freud solo considerara aquí, la segunda forma
de la histeria denominadas histerias de defensa, separándolas así de la histeria hipnoides (estados de
conciencia) y de la histeria de retención (decir no descargado)

.C
Esos pacientes analizados por Freud gozaron de salud psíquica hasta el momento en que sobrevino un caso
de insociabilidad en su vida de representaciones, es decir, hasta que se presentó en su yo una vivencia, una
representación, una sensación que despertó un afecto tan penoso que la persona decidió olvidarlo.
DD
En personas del sexo femenino, tales representaciones inconciliables nacen del vivenciar y el sentir sexual,
en los pacientes ese “olvido” no se logró, sino que llego a diversas reacciones patológicas que provocaron
una histeria, o una representación obsesiva o una psicosis alucinatoria.
La tarea que el yo defensor se impone, tratar como no acontecida la representación inconciliable es insoluble
para él; una vez que la huella mnémica y el afecto adherido a la representación están ahí, ya no se los puede
LA

extirpar, por eso equivale a una solución aproximada de esta tarea lograr convertir esta representación
intensa en una débil, arrancarle el afecto. Entonces esa representación débil dejara de plantear exigencias
al trabajo asociativo; pero la suma de excitación divorciada de ella tiene que ser aplicada a otro empleo.
Hasta aquí son iguales los procesos en la histeria, en las fobias y en las representaciones obsesivas; desde
este punto, los caminos se separan. En la histeria el modo de volver inocuo a la representación inconciliable
FI

es trasponer a lo corporal la suma de excitación, denominado por Freud como conversión, esta última puede
ser total o parcial y sobrevendrá en aquella inervación motriz o sensorial que mantenga un nexo con la
vivencia traumática. El yo ha conseguido así, quedar exento de contradicción, pero a cambio ha echado sobre
si el lastre de un símbolo mnémico que habita la conciencia al modo de un parasito. En tales condiciones, la


huella mnémica de la representación reprimida no ha sido sepultada, sino que forma el núcleo de un grupo
psíquico segundo. La excitación esforzada por una vía falsa consigue volver hasta la representación de la que
fue desasida.
El factor característico de la histeria es la aptitud para la conversión, el síntoma conversivo.

II.
Si en una persona predispuesta a la neurosis no está presente la capacidad convertidora, y no obstante para
defenderse de una representación inconciliable se emprende el divorcio entre ella y su afecto, es fuerza que
ese afecto permanezca en el ámbito psíquico. La representación ahora debilitada queda segregada de toda
asociación dentro de la conciencia, pero su afecto, liberado, se adhiere a otras representaciones, en si no
inconciliables, que en virtud de este “enlace falso” devienen representaciones obsesivas.
La fuente de la que proviene el afecto que se encuentra dentro de un enlace falso es la vida sexual. En las
representaciones obsesivas figura un sustituto o subrogado de la representación sexual inconciliable, y la ha
relevado dentro de la conciencia

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Las representaciones obsesivas sexuales: las falta un rasgo esencial de las representaciones obsesivas,
demuestran estar plenamente justificadas, mientras que lo penoso de las representaciones obsesivas
ordinarias constituyen un problema para el médico y el enfermo. Los enfermos suelen mantener en secreto
sus representaciones obsesivas toda vez que son conscientes de su origen sexual.
El afecto de la representación obsesiva aparece como dislocado, transportado y, en caso de haber aceptado
las puntualizaciones consignadas, el médico puede ensayar la retraduccion a lo sexual en una serie de caso
de representaciones obsesivas.
La ventaja obtenida, por el yo, tras emprender para la defensa el camino del transporte del afecto es mucho
menos que en el caso de la conversión de una excitación psíquica en una intervención somática.
En cuanto a las fobias, se puede decir que existen aquellas puramente histéricas. El mecanismo del

OM
transporte del afecto es demostrable en la mayoría de las fobias y representaciones obsesivas, en la fobia el
afecto se coloca en un objeto exterior.

III.
Existe una modalidad defensiva mucho más energética y exitosa que consiste en que el yo desestima la
representación insoportable junto con su afecto y se comporta como si la representación nunca hubiera

.C
aparecido. Solo que en el momento en que se ha conseguido esto la persona se encuentra en una psicosis
que no admite otra clasificación que confusión alucinatoria. La psicosis alucinatoria consiste en realizar
aquella representación que estuvo amenazada por la ocasión a raíz de la cual sobrevino la enfermedad, el
DD
yo se ha defendido de la representación insoportable mediante el refugio en la psicosis, el proceso por el
cual se logró esto, escapa tanto a la auto percepción como al análisis psicológico clínico.
En la psicosis alucinatoria de deseo, no se produce la separación entre representación y afecto, ya que las
defensas del yo están más enérgicas, por lo cual, se rechaza como mecanismo exclusivo de psicosis. Hay un
rechazo de representación y afecto y junto con eso ese rechazo, también se rechaza una parte de la realidad
LA

que se reconstruye mediante el delirio (Delirio como función reconstitutiva de la realidad perdida) Hay una
pérdida total de la realidad.

• “La etiología de la histeria” Freud


Lo que causa la histeria tiene que ver con algo sexual, infantil y reprimido.
FI

1.
Freud se propone formar una opinión sobre la causación de la histeria para ello emprende el camino de la
investigación anamnesica dando cuenta de no admitir sin profundo examen crítico la creencia de los


enfermos. Freud introduce en la etiología de la histeria un factor que el enfermo nunca aduce y solo admite
de mala gana: la disposición hereditaria.
De acuerdo a Freud hay para la histeria una posibilidad de avanzar desde los síntomas hasta la noticia sobre
las causas, Breuer afirma que los síntomas de la histeria derivan su determinismo de ciertas vivencias de
eficacia traumática que el enfermo ha tenido, como símbolos mnémicos de los cuales ellos son reproducidos
en su vida psíquica. Según Freud se deberá aplicar el procedimiento de Breuer para reorientar la atención
del enfermo desde el síntoma hasta la escena en la cual, y por la cual el síntoma se engendró, los análisis
emprendidos de Breuer parecen abrir el acceso hacia las causas de la histeria y se tiene derecho a esperar
que por el estudio de las escenas traumáticas se averigüe que influjos produjeron los síntomas histéricos y
de qué modo.
El camino que va de los síntomas de la histeria a la etiología de la histeria es arduo, la reconducción de un
síntoma histérico a una escena traumática solo conlleva una ganancia para nuestro entendimiento si esa
escena satisface dos condiciones: que posea la pertinente idoneidad determinadora, y que se deba
reconocerle la necesaria fuerza traumática.

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algunas veces ocurre que la escena traumática en que el síntoma e engendro reúne las dos causas antes
mencionadas que nos hacen falta para entender el síntoma, pero con mayor frecuencia la escena a la cual
nos lleva el análisis y en la que el síntoma aparece por primera vez, no resulta idónea para determinar el
síntoma, o bien la vivencia supuestamente traumática resulta ser una impresión inofensiva, o por último la
escena traumática aparece inofensiva y también carente de nexo con la especificidad del síntoma histérico.
Freud destaca que Breuer suponía también que una vivencia inofensiva puede llegar también a ser un trauma
y desplegar fuerza determinadora si afecta a la persona en una complexión psíquica, el llamado estado
hipnoides. No obstante Freud haya faltoso a estos estados.
Como Breuer ha indicado los síntomas histéricos se solucionan cuando desde ellos podemos hallar el camino
hasta el recuerdo de una vivencia traumática. Toda vez que l escena hallada primero es insatisfactoria se

OM
dice al enfermo que esta vivencia no explica nada, es seguro que tras ella se esconda una vivencia más
sustantiva; y siguiendo la misma técnica se guía la atención hacia los hilos asociativos entre el recuerdo
hallado y el por hallar.
La cadena asociativa siempre consta de más de dos eslabones; las escenas traumáticas no forman unos nexos
simples, sino ramificados, es decir, a raíz de cada nueva vivencia entra en vigor dos o más vivencias
tempranas.

.C
Ningún síntoma histérico puede surgir de una vivencia real sola, sino que todas las veces el recuerdo de
vivencias anteriores, despertado por vía asociativa copera en la causación del síntoma. Esta tesis señala al
mismo tiempo el fundamento sobre el cual se edificado la teoría psicológica de la histeria.
DD
Si se parte de un caso que ofrece varios síntomas, por medio del análisis se llega a partir de cada síntoma, a
una serie de vivencias cuyos recuerdos están recíprocamente encadenados en la asociación. Desde una
escena se alcanza al mismo tiempo dos o más recuerdos, y a su vez de estos partes cadenas colaterales cuyos
distintos eslabones están enlazados con eslabones de la cadena principal.
En resumen, la trama no es simple y se comprende que el descubrimiento de las escenas en secuencia
LA

cronológica invertida en nada contribuye a una inteligencia más rápida del proceso.
Freud destaca la importancia del punto nodal, es decir cuando una vivencia pertenece a dos series, se haya
vivencias de las que han partido dos o más síntomas. A un detalle de la escena se anudo una cadena, a otro
detalle la segunda cadena.
No importa el caso o el síntoma del cual uno haya partido infaliblemente se termina por llegar al ámbito del
FI

vivenciar sexual. Esta sería una condición etiológica de los síntomas histéricos.
Freud llega a la conclusión de que luego de que las cadenas mnémicas han convergido, se dirigen al ámbito
sexual y a unas pocas vivencias que la más de las veces corresponde a la pubertad. A partir de estas vivencias
uno debe inferir la etiología de la histeria, y comprender por medio de ellas la génesis de síntomas histéricos.


A Freud lo tienta la interpretación de que las histéricas son unas criaturas de una constitución particular, en
quienes el horror a la sexualidad (que en las personas normales desempeña cierto papel en la pubertad) se
acrecienta hasta lo patológico y se vuelve duradero. Serian personas que no pueden responder de manera
suficiente en lo psíquico a las demandas de la sexualidad.
Freud llega a la época de la niñez temprana, la época anterior al desarrollo de la vida sexual. Unas vivencias
infantiles de contenido sexual solo podrían exteriorizar un efecto psíquico a través de sus huellas mnémicas.

2.
Las vivencias infantiles son de contenido sexual, pero de índole mucho más uniforme que las escenas de
pubertad, en ellas ya no se trata del despertar del tema sexual, sino de unas experiencias sexuales en el
cuerpo propio, de un comercio sexual.
Freud destaca que en la base de todo caso de histeria se encuentran una o varias vivencias de experiencia
sexual prematura y pertenecientes a la temprana niñez.

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Antes del análisis, los enfermos no saben nada de estas escenas, suelen indignarse si uno les anuncia el
afloramiento de ellas, padecen las más violentas sensaciones, que lo avergüenzan y procuran ocultar.
Además, intentan negarles creencia insistiendo en que no les sobrevino un sentimiento mnémico con
respecto a ellas.
Las escenas infantiles prueban ser por su contenido unos irrecusables complementos para la ensambladura
de la neurosis y solo tras su inserción se vuelve el proceso inteligible.
A Freud no le interesa que muchos seres humanos vivencien escenas sexuales infantiles sin volverse
histéricos, lo que le interesa es que todos los que se han vuelvo histéricos hayan vivenciado esas escenas.
Luego se preguntará ¿Cuáles eran los factores que ha de necesitar la etiología de la histeria? La constitución
heredada y personal, la sustantividad interior de las vivencias sexuales infantiles. En la etiología de las

OM
neurosis tienen peso las condiciones cuantitativas y las cualitativas, para que la enfermedad devenga
manifiesta es preciso que sean rebasados ciertos valores de umbral.
El estallido de la histeria se deja reconducir a un conflicto psíquico: una representación inconciliable pone en
movimiento la defensa del yo e invita a la represión.
La defensa alcanza ese propósito de esforzar fuera de la conciencia la representación inconciliable cuando en
la persona en cuestión están presentes unas escenas sexuales infantiles como recuerdos inconcientes, y

vivencias infantiles.

.C
cuando la representación que se ha de reprimir puede entrar en un nexo lógico o asociativo con una de tales

En histéricos los recuerdos de aquellas vivencias sexuales nunca son conscientes, y se los cura cuando se
DD
mudan en conciente aquellos recuerdos inconcientes. Estas escenas tienen que estar presentes como
recuerdos inconcientes, ya que solo en la medida en que son inconciente pueden producir y sustentar
síntomas histéricos. Por lo tanto, los síntomas histéricos son retoños de unos recuerdos de eficiencia
inconciente.
Las vivencias sexuales infantiles son la predisposición para la histeria, ellas producen los síntomas histéricos,
LA

pero al principio permanecen ineficientes y solo cobran eficiencia patógena cuando pasada la pubertad son
despertadas como unos recueros inconcientes. Freud averigua que en los casos más graves la formación de
síntomas histéricos empieza con el octavo año, y que las vivencias sexuales se remontan hasta el tercer o
cuarto año de vida.
Para formar un síntoma histérico tiene que estar presente un afán defensivo contra una representación
FI

penosa, esta tiene que mostrar un enlace lógico o asociativo con un recuerdo inconciente. Aquel recuerdo
inconciente solo puede ser de contenido sexual, y su contenido es una vivencia sobrevenida en el periodo
de la infancia.


3.
El problema que planea Freud atañe al mecanismo de la formación del síntoma histérico. Todo caso de
histeria muestra unos síntomas cuyo determinismo proviene de vivencias posteriores recientes. Otra serie
de fenómenos histéricos se pudieron discernir como derivados de vivencias infantiles, las escenas sexuales
infantiles son enojosas propuestas para el sentimiento de un ser humano sexualmente normal.
Son circunstancias colaterales de estas escenas sexuales infantiles las que en años posteriores cobran poder
determinador sobre los síntomas de la neurosis.
Freud postula algunas reglas de la formación de síntomas histéricos: se escoge como síntoma aquella
representación cuyo realce es el efecto conjugado de varios factores, que es evocada simultáneamente
desde diversos lados; es lo que formula mediante la tesis de que los síntomas histéricos son sobre
determinados.
La reacción de los síntomas histéricos es exagerada solo en apariencia, tiene que aparecer así porque se tiene
noticia de una pequeña parte de los motivos por los cuales brota. Los histéricos ante el menor indicio de
menosprecio reaccionan como si se los hubiera afrentado mortalmente, esto se debe a que durante largo

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tiempo se ha acumulado un material inflamable que ahora explota en toda su masa en virtud del ultimo
choque.
Los enfermos caen en errores cuando establecen enlaces falsos entre la ocasión ultima conciente y el efecto
que depende de tantos eslabones intermedios.
El papel etiológico de las vivencias sexuales infantiles no se limita al campo de la histeria, sino que de igual
manera rige para neurosis de las representaciones obsesivas y para las formas de paranoia crónica y otras
psicosis funcionales.

• “La sexualidad en la etiología de las neurosis” Freud


Neurosis actuales: neurastenia y neurosis de angustia

OM
Psiconeurosis: histeria, fobia y representaciones obsesivas.
En 1915 neurosis de transferencias y narcisismo. La transferencia es un concepto normal e importante para
sostener el análisis (histeria, neurosis obsesiva y fobia)
Neurosis narcisista: la hipocondría es diferente de la transferencia en donde no la lazo social, lo mismo ocurre
con la melancolía.
Los factores de la vida sexual constituyen las causas en todos los casos de afección neurótica. Todos los

.C
autores atribuyeron cierta significatividad a los factores sexuales en la etiología de las neurosis.
Quien quiera convencerse de que las neurosis de los enfermos se entraman con su vida sexual no podrá
evitar el indagarlos por esta última e instalarlos a su veraz esclarecimiento. Se dice que el médico no tiene
DD
derecho a meterse en los secretos sexuales de sus pacientes y se incluirá que es su deber ético mantenerse
alejado de todo el asunto sexual.
Para Freud no es cierto que el examen de los asuntos sexuales amenace la autoridad del médico, pero el
mismo puede dañar si es torpe e inescrupuloso. Quien sepa que las revelaciones de la vida sexual le provocan
cosquillas en vez de interés científico, hará bien en mantenerse apartado del tema de la etiología de las
LA

neurosis.
Tampoco es cierto que los enfermos opongan obstáculos a una exploración de su vida sexual, las señoras se
sienten aliviadas cuando notan en el consultorio médico, que ahí no rige miramiento alguno que no sea de
curación y le agradecen poder abordar las cosas sexuales.
Para Freud enfermos y sanos, son hipócritas en materia de sexualidad. El médico tiene escaso interés en las
FI

cuestiones que los neuropatólogos debaten acerca de la neurosis, y diversa seria la situación si se admitieran
los vínculos causales entre la sexualidad y las neurosis.
La decisión más importante consiste en saber si se está en los caracteres de una neurastenia o de una
psiconeurosis. Solo en las primeras, el examen de los enfermos permite descubrir factores etiológicos


pertenecientes a la vida sexual, aquí ellos son consabidos para los enfermos y permanecen al presente,
mientras que en la psiconeurosis puede haber factores que es preciso reconocer como ocasionamientos,
que pueden entramarse (o no) con la vida sexual, pero a pesar de ello, la etiología de las psiconeurosis se
sitúa siempre en lo sexual. Los sucesos que están en la base de toda psiconeurosis no corresponden a la
actualidad, sino a una época de la vida del remoto pasado, de la primera infancia y por eso, el enfermo los
ha olvidado.
Hay una etiología sexual en todos los casos, pero en las neurastenias es de índole actual, y en las
psiconeurosis son factores de naturaleza infantil.
Otra oposición surge de la sintomatología de la neurastenia, aquí se encuentra que pasan al primer plano
ciertos achaques característicos de la neurastenia, mientras que en otros casos el cuadro patológico se
compone de otros síntomas los cuales permiten discernir un nexo con el síntoma nuclear de la “angustia”.
Al primer tipo de neurastenia Freud ha dejado su nombre, pero al segundo lo ha denominado como “neurosis
de angustia”

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Junto con la diversidad sintomática entre las dos formas corre una pareja diferencia en la etiología, la
neurastenia se deja reconducir a un estado del sistema nervioso, y en las neurosis de angustia se encuentran
unos influjos sexuales que tienen la contención o la satisfacción incompleta. La angustia es libido desviada
de su empleo normal.
Se suman síntomas de la neurastenia y de las neurosis de angustia cuando se está frente a un caso mixto.
A todos los factores etiológicos para la génesis de la neurastenia se suman los sexuales y estos últimos
merecen que se les asigne una posición particular dentro de la serie etiológica, solo ellos no están ausentes
en ningún caso de neurastenia, y además son capaces de producir neurosis.
La causas sexuales son las que Freud considera ofrecen al médico para su acción terapéutica. La herencia
permite que sobrevenga un gran efecto patológico, pero es inasequible al influjo médico y nada se puede

OM
modificar en ello. Y tampoco Freud olvida que, en la etiología de las neurastenias, se niega a la herencia el
primer rango, es decir, la neurastenia puede adquirirla cualquiera.
Por lo que le toca a la civilización es inmodificable para el individuo y este factor, que es de universal validez,
nunca podría explicar que ciertos individuos contrajeran la enfermedad y otros no.
Nadie se volverá neurótico por obra del trabajo o de la irritación, es más, el trabajo intelectual es un medio
protector frente a una afección neurasténica, es decir que los trabajadores intelectuales permanecen a salvo

.C
de la neurastenia, y lo que los neurasténicos inculpan de “exceso de trabajo enfermante” no merece ser
reconocido como un “trabajo intelectual”. Para Freud, los médicos deberán acostumbrarse a dar al
funcionario o al ama de casa el esclarecimiento de que no han enfermado porque intentaran cumplir con
DD
sus deberes, sino que es porque descuidaron y estropearon su vida sexual.
La terapia usada para la neurastenia tiene por meta mejorar el estado nervioso mediante dos factores:
protegerlo al paciente y favorecerlo. Freud no sabe objetar otra cosa que su descuido de las condiciones
sexuales, los médicos no están ante víctimas de la civilización o de la herencia sino ante tullidos (lesionados)
de la sexualidad.
LA

Si el médico supiera que el enfermo ha luchado con su hábito sexual, sabría arrebatarle su secreto, y apoyarlo
en la lucha para deshabituarse, por esa via se aseguraría el éxito de la terapia. El tratamiento médico no
puede proponerse otra meta que llevar al neurasténico a un comercio sexual normal, porque a la necesidad
sexual, una vez despierta y satisfecha, ya no es posible imponerle el silencio, sino desplazarla hacia otro
camino.
FI

Otra tarea es la que plantea al médico la etiología de la neurosis de angustia, y consiste en mover al enfermo
a que abandone todas las variedades nocivas del comercio sexual y adapte unos vínculos sexuales normales.
Lo peor sería que el médico pretendiera ignorar ese problema con cualquier pretexto, el médico esclarecido
se reservará de decidir las condiciones bajo las cuales se justifica el empleo de medidas anticonceptivas y


distinguirá las nocivas de las inocuas. Nocivas es todo lo que estorba que advenga la satisfacción, y según
Freud no poseemos ningún medio anticonceptivo que cumpla todos los razonables requisitos, es decir, que
sea seguro, cómodo y no menoscabe la sensación de placer ni lastima la delicadeza de la mujer.
Freud destaca que es necesario crear en la opinión pública un espacio para que se discutan los problemas
de la vida sexual, se debe poder hablar de estos sin ser declarado un perturbador y nuestra civilización tiene
que aprender a conciliarse con las exigencias de la sexualidad.
Las psiconeurosis aparecen bajo dos condiciones: de manera autónoma o a la zaga de las neurosis actuales.
En el segundo caso se está frente a un tipo de neurosis mixta.
Es en la infancia en donde pueden adquirirse los gérmenes de una posterior afección. Es lo que sucede en el
caso de las psiconeurosis, su etiología está en las vivencias de la infancia y en impresiones que afectan la
vida sexual. Los niños son capaces de todas las operaciones sexuales psíquicas y de muchas somáticas, es
decir, su vida sexual no comienza en la pubertad.

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Pero solo en mínima medida despliegan su efecto en la época en que se producen; mucho más sustantivo
es su efecto retardado que puede sobrevenir en periodos posteriores de la maduración. Ese efecto retardado
arranca de las huellas psíquicas que las vivencias sexuales han dejado como secuelas.
En el intervalo entre vivenciar entras impresiones y su reproducción, no solo el aparato sexual somático, sino
también el aparato psíquico ha experimentado una sustantiva plasmación, y por eso la injerencia de esas
vivencias sexuales tempranas sigue ahora una reacción psíquica anormal: se generan formaciones
psicopatológicas.
Los factores en que se apoya la teoría de las psiconeurosis son el efecto retardado, el estado infantil del
aparato genésico y del instrumento anímico. Para las psiconeurosis sería inevitable adoptar como
verosímiles ciertos supuestos sobre la composición y el modo del trabajo del aparato psíquico.

OM
Freud basándose en el método catártico de Breuer ha llegado a desarrollar un procedimiento terapéutico
que llamó psicoanalítico. La terapia psicoanalítica exige cierto grado de madurez e intelección en el enfermo,
y por eso es inepta para personas infantiles o adultos imbéciles o incultos. No sirve para personas ancianas,
ya que les demandaría un tiempo excesivo en proporción al material acumulado, de suerte que la
terminación de la cura caería en un periodo de la vida en que la salud nerviosa ya deja de tener valor.
Para Freud, solo es posible cuando el enfermo tiene un estado psíquico normal desde el cual se puede

.C
dominar el material patológico, nada se consigue con los recursos del psicoanálisis durante una confusión
histérica, manía o melancolía.
Las dificultades que se oponen al método psicoanalítico residen en la incomprensión de médicos y legos
DD
sobre la esencia de las psiconeurosis. El lego está convencido de lo superfluo de estas psiconeurosis, y por
eso no muestra paciencia hacia la enfermedad ni está dispuesto a sacrificios en aras de la terapia.

• “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” Freud


Las fantasías delirantes de los paranoicos, que tienen por contenido la grandeza y los padecimientos del yo
LA

y afloran en formas típicas, casi monótonas, son universalmente conocidas.


Fuentes comunes y arquetipo normal de todas estas creaciones de la fantasía son los sueños diurnos. Estas
fantasías son unos cumplimientos de deseo engendrados por la privación y añoranza, llevan el nombre de
sueños diurnos ya que proporcionan la clave para entender los sueños nocturnos, el núcleo de cuya
formación no es otro que estas fantasías diurnas complicadas, desfiguradas y mal entendidas por la instancia
FI

psíquica conciente.
Esos sueños diurnos son investidos con un interés grande, se los cultivo con esmero y se los reserva con
vergüenza. Todos los ataques histéricos probaron ser unos sueños diurnos de involuntaria emergencia, de
estas fantasías, las hay tanto inconcientes como concientes, y tan pronto como han devenido inconcientes


pueden volverse patógenas, expresarse en síntomas y ataques.


Las fantasías inconcientes pueden haberlo sido desde siempre, haberse formado en lo inconciente o fueron
una vez fantasías concientes, sueños diurnos y luego se las olvido a propósito, cayeron en lo inconciente en
virtud de la represión.
La fantasía inconciente mantiene un vínculo muy importante con la vida sexual de la persona, es idéntica a
la fantasía que le sirvió para su satisfacción sexual durante un periodo de masturbación. El acto
masturbatorio se componía de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación activa de
autosatisfacción en la cima de ella. Esta composición consiste en una soldadura.
Cuando la persona renuncia a esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada, la fantasía misma, de
conciente que era, deviene inconciente. Y si la persona no consigue sublimar su libido está dada la
condiciendo para que la fantasía inconciente se refresque, prolifere y se abra paso como síntoma patológico.
Para toda una serie de síntomas histéricos, las fantasías inconcientes son los estadios psíquicos previos más
próximos. Los síntomas histéricos son las fantasías inconcientes figuradas mediante conversión.

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25

La técnica psicoanalítica permite colegir desde los síntomas estas fantasías inconcientes, y luego, hacer que
devengan concientes al enfermo. Y se ha descubierto que el contenido de las fantasías inconcientes de los
histéricos se corresponde en todos sus puntos con las situaciones de satisfacción que los perversos llevan a
cabo con conciencia.
Las formaciones delirantes de los paranoicos son unas fantasías de esa índole, si bien han devenido
concientes de manera inmediata, sus portadores son los componentes sado-masoquistas de la pulsión
sexual.
Los histéricos no expresan sus fantasías en síntomas, sino en una realización conciente y así fingen y ponen
en escena atentados, maltratos, agresiones sexuales.
El nexo de las fantasías con los síntomas es múltiple y complejo a consecuencia de las dificultades con que

OM
tropieza el afán de las fantasías inconcientes por procurarse una expresión. Por regla general, un síntoma no
corresponde a una única fantasía inconciente, sino a una multitud de estas.
Los síntomas histéricos:
1. El síntoma histérico es el símbolo mnémico de ciertas impresiones y vivencias (traumáticas) eficaces.
2. El síntoma histérico es el sustituto, producido mediante conversión del retorno asociativo de esas
vivencias traumáticas.

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3. El síntoma histérico es expresión de un cumplimiento de deseo.
4. El síntoma histérico es la realización de una fantasía inconciente al servicio del cumplimiento de
deseo.
DD
5. El síntoma histérico sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la persona.
6. El síntoma histérico corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual que fue real
en la vida infantil y desde entonces fue reprimida.
7. El síntoma histérico nace como un compromiso entre dos mociones pulsionales o afectivas opuestas,
una de las cuales se empeña en expresar una pulsión parcial o uno de los componentes de la
LA

constitución sexual, mientras que la otra se empeña en sofocarlos.


8. El síntoma histérico puede asumir la subrogación de diversas mociones inconcientes no sexuales,
pero no puede carecer de un significado sexual.
Entre estas diferentes definiciones, es la séptima la que expresa la naturaleza del síntoma histérico como
realización de una fantasía inconciente y junto con la octava es la que aprecia el significado del factor sexual.
FI

9. Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconciente masculina y femenina.


Freud no pretende darle validez universal, y no se aplica ni a todos los síntomas de un caso ni a todos los
casos. No obstante, el nexo que la novela formula asevera es bastante frecuente.
El significado bisexual de los síntomas histéricos es una prueba interesante de la aseveración de que la


disposición bisexual que se supone en lo seres humanos.

• “La organización genital infantil” Freud


Al comienzo el acento recayó sobre la diversidad entre la vida sexual de los niños y la de los adultos, después
pasaron al primer plano las organizaciones pregenitales de la libido, así como la acometida en dos tiempos
del desarrollo sexual. Por último, reclamo el interés de Freud la investigación sexual infantil, y desde ahí se
pudo discernir la notable aproximación del desenlace de la sexualidad infantil (cerca del quinto año de vida)
a su conformación final en el adulto.
A menudo ya en la niñez se consuma una elección de objeto. El conjunto de las aspiraciones sexuales se
dirigen a una persona única y en ella quieren alcanzar su meta. He ahí, el máximo acercamiento posible a la
conformación definitiva que la vida sexual presentará después de la pubertad. La diferencia respecto de esta
ultima reside solo en el hecho de que la unificación de las pulsiones parciales y su subordinación al primado
de los genitales no son establecidas en la infancia o lo son de manera muy incompleta. La instauración de
ese primado al servicio de la reproducción es la ultima fase que atraviesa la organización sexual.

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La aproximación de la vida sexual infantil a la del adulto llega mas allá, y no se circunscribe a la emergencia
de una elección de objeto. El carácter principal de esta es su diferencia respecto de la organización genital
definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, solo desempeña un papel, un genital, el masculino.
Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo.
El varoncito percibe la diferencia entre varones y mujeres, pero al comienzo no tiene ocasión de relacionarla
con una diversidad de sus genitales, para él, es natural presuponer en todos los otros seres vivos un genital
parecido al que él mismo posee, incluso hasta en las cosas inanimadas busca una forma análoga a su
miembro. Esta parte del cuerpo que se excita con facilidad ocupa en alto grado el interés del niño y plantea
nuevas tareas a su pulsión de investigación, querría verlo también en otras personas para compararlo con el
suyo.

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En el curso de estas indagaciones el niño llega a descubrir que el pene no es un patrimonio común de todos
los seres semejantes, y esto lo ocasiona la visión casual de los genitales de una hermanita/compañerita. Es
notoria su reacción frente a las primeras impresiones de la falta del pene, desconocen esa falta, creen ver
un miembro a pesar de todo y llegan a la conclusión de que estuvo presente y luego fue removido. La falta
del pene es entendida entonces como el resultado de una castración.
Solo puede apreciarse la significatividad del complejo de castración si se toma en cuenta su génesis en la

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fase del primado del falo.
Es notorio el menosprecio por la mujer, horror a ella, disposición a la homosexualidad, derivan del
convencimiento final acerca de la falta de pene en la mujer, pero el niño no generaliza tan rápido de que
DD
muchas personas del sexo femenino no tienen pene. El niño cree que solo personas despreciables del sexo
femenino habrían perdido el genital, pero las personas respetables como su madre, siguen conservando el
pene.
Para el niño, ser mujer no coincide todavía con la falta de pene, solo más tarde la madre también lo perderá.
En el estadio de la organización pregenital sádico anal no cabe hablar de masculino y femenino, la oposición
LA

entre activo y pasivo es la dominante. En el estadio de la organización genital infantil hay algo masculino,
pero no femenino, la oposición es genital masculino o castrado. Solo con la culminación del desarrollo en la
época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino.
Lo masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene, lo femenino, el objeto y la pasividad. La
vagina es apreciada como el albergue del pene y recibe la herencia del vientre materno.
FI

• “Interpretación de los sueños. Cap. IV. El sueño de la bella carnicera”


Casi siempre los pacientes de Freud objetan la tesis según la cual todos los sueños son cumplimientos de
deseo, aquí expresa un ejemplo de material de sueños que se adjudicaron como contraprueba.


<< Dice usted que siempre el sueño es un deseo cumplido, comienza la paciente, ahora le contare un sueño
cuyo contenido es todo lo contario, puesto que no me cumple un deseo>>
“Quiero dar una comida, pero no tengo en mi despensa sino un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir
de compras, pero recuerdo que es domingo por la tarde, y todos los almacenes están cerrados. Pretendo
llamar por teléfono a algunos proveedores, pero el teléfono está descompuesto. Así debo renunciar al deseo
de dar una comida”

Análisis
El marido de la paciente, un comerciante de carnes, le había declarado días antes que estaba poniéndose
obeso y quería iniciar una cura de adelgazamiento. Se levantaría temprano, haría ejercicios, y sobre todo no
aceptaría invitaciones de comer. Acerca de su marido la paciente seguía contando, que en la tertulia había
conocido a un pintor que a toda costa quería retratarlo porque nunca había visto una cabeza tan
impresionante, pero su marido replico que no lo haría y que tenía total convencimiento de que un trozo del
trasero de una hermosa muchacha seria de más del agrado del pintor que su cara integra.

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La paciente le cuanta que le ha dicho a su marido que no le obsequie caviar, es que desde hace mucho ya
desea comer un bocado de caviar todos los días antes del almuerzo. Pero no quiere permitirse el gasto. Freud
opina que tras tales informes insatisfactorios suelen ocultarse motivos inconfesados, por esto le dice “noto
que se ve precisada a crearse en la vida un deseo incumplido. Su sueño le muestra cumplido ese
rehusamiento de deseo. Ahora bien ¿para que precisa un deseo incumplido?
Hasta ahora las ocurrencias no alcanzaban para interpretar el sueño, Freud le pide que le diga más. Después
de una breve pausa la paciente le informa también que ayer fue de visita a casa de una amiga de quien está
en verdad celosa porque su marido la alababa en demasía. Por suerte, esta amiga es muy descarnada y flaca,
y su marido es amante de las redondeces.
Freud le pregunte de que hablo con esta amiga flaca, a lo que ella responde que desde luego de su deseo de

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engordar un poco y también esta amiga le pregunto a la paciente, ¿Cuándo vuelve usted a invitarnos? ¡Se
come tan bien en su casa!
Ahora el sentido del sueño está claro. Freud le dice a la paciente: <<es justamente como si ante ese reclamo
usted hubiera pensado “¡tan luego a ti te he de invitarte, para que comas en mi casa, te pongas más gorda
y puedas gustarle todavía más a mi marido! Más vale que no de más comidas” después el sueño, continua
Freud, le dice a usted que ya no puede dar más comidas, y entonces cumple su deseo de no contribuir en

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nada a redondear las formas del cuerpo de su amiga.
Pero nada se aclaró todavía sobre el salmón ahumado que aparece en el contenido del sueño por tanto
Freud le pregunta a la paciente: ¿Cómo llega usted al salmón que se menciona en el sueño? Salmón ahumado
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es el plato predilecto de esta amiga, responde la paciente.
El mismo sueño admite todavía otra interpretación. Freud ya averiguo que simultáneamente a su sueño de
rehusamiento del deseo la paciente se empeñaba en procurarse un deseo denegado en la realidad (bocadillo
de caviar). También la amiga había exteriorizado un deseo, el de engordar, y no asombraría que nuestra
dama hubiera soñado que a su amiga no se le cumplía el su deseo. En efecto, es su propio deseo que a su
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amiga se le niegue el deseo. Pero en lugar de ello sueña que a ella misma no se le cumple el deseo. El sueño
cobra una nueva interpretación porque se ha identificado con la amiga.
Freud opina que eso es realmente lo que ha hecho, y como señal de esta identificación se ha creado el deseo
denegado en la realidad
¿Qué sentido tiene la identificación histérica? La identificación es un aspecto importante en extremo para el
FI

mecanismo de los síntomas histéricos; por ese camino los enfermos llegan a expresar en sus síntomas las
vivencias de toda una serie de personas, y no solo las propias.
En este caso se ad la conocida imitación histérica, la capacidad de los histéricos para imitar todos los síntomas
que les han impresionado en otros, por así decir una compasión que se extrema hasta la reproducción.


Una cosa es el camino, otra cosa es el acto psíquico que marcha por él. Este último es algo más complicado
que la imitación de los histéricos, responde a un proceso inconsciente de razonamiento, es lo que Freud
denomina como infección psíquica.
Si ese razonamiento fuera susceptible de conciencia quizás desembocaría en la angustia; pero se cumple en
otro terreno psíquico y por eso acaba en la realización del síntoma temido. Por tanto, la identificación no es
simple imitación, sino apropiación sobre la base de la misma reivindicación etiológica; expresa un “igual que”
y se refiere a algo común que permanece en los inconsciente.
La paciente de Freud no hace sino seguir la regla de los procesos histéricos de pensamiento cuando expresa
sus celos contra su amiga poniéndose en el lugar de ella en el sueño e identificándose mediante la creación
de un síntoma (el deseo denegado). Ella se pone en el lugar de su amiga en el sueño porque esta última le
ocupa su lugar frente a su marido, y porque querría apropiarse del sitio que la amiga está ocupando en la
estima de su marido.

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La paciente tiene el deseo de mantener insatisfecho el deseo de la amiga, pero ella se identifica con su amiga,
y es a ella que en el sueño no se le cumple el deseo. El deseo de la paciente es mantener insatisfecho el
deseo de la amiga, es decir, comer salmón.

• “Fragmento de análisis de un caso de histeria (El caso Dora)” Freud


La publicación es del año 1905 pero el caso es de 1901, se encuentra entre “La interpretación de los sueños”
y “Tres Ensayos de una teoría sexual”.

Palabras preliminares:
En el presente caso existen dos circunstancias que Freud destaca: la primera, que la duración del tratamiento

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no superó los tres meses, y la segunda, que los esclarecimientos se agruparon en torno a dos sueños (uno
contado hacia la mitad de la cursa y el otro al final) que proporcionaron un apoyo seguro para la trama de
interpretaciones y recuerdos. Freud redacta el historial clínico después de concluida la cura, originariamente
el trabajo llevaba por título “Sueños e histeria” y expresa que el presente historial clínico presupone el
conocimiento de la interpretación de los sueños.
Este historial que duro solo tres meses es abarcable y memorizable, pero sus resultados quedaron

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incompletos en más de un aspecto, ya que el tratamiento llegado cierto punto fue interrumpido por la
voluntad de la paciente, por eso, Freud ofrece un fragmento de análisis.
En “Estudios sobre la histeria” el trabajo partía de los síntomas y se fijaba como meta resolvernos uno tras
DD
otro, Freud abandona esta técnica por hallarla inadecuada a la estructura de la neurosis, y lo que comienza
a hacer es dejar que el enfermo determine el tema del trabajo cotidiano y parte de la superficie que el
inconciente ofrece.
En este historial clínico interesa el determinismo de los síntomas y el edificio íntimo de la neurosis. La pieza
más difícil de este trabajo técnico no estuvo en juego con la enferma, es decir, el factor de la transferencia,
LA

no fue examinado en el curso del tratamiento.

I. El cuadro clínico:
No es un caso con síntomas demasiados floridos, pero aparece un compromiso subjetivo que encierra y
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empobrece la subjetividad de la joven. Hay una posición histérica y no conversión.


El sueño constituye uno de los caminos por los cuales puede llegar a la conciencia aquel material psíquico
que, en virtud de la aversión que suscita su contenido, fue bloqueado de la conciencia, reprimido y así se
volvió patógeno. El sueño es uno de los rodeos por los que se puede sortear la represión.
El presente fragmento del historial de tratamiento de una muchacha histérica está destinado a ilustrar el


modo en que la interpretación del sueño se inserta en el trabajo del análisis.


Lo que el padre de Dora (18 años) informa ofrece un cuadro muy desconfigurado del caso de la enferma, y
a partir de esto, Freud expresa que los enfermos son incapaces de dar sobre sí mismos un informe ya que
durante el relato corrigen fechas para volver de nuevo a lo que enunció primero.
El círculo familiar de Dora incluía a sus padres y a un hermano un año y medio mayor que ella, sin embargo,
la persona dominante era el padre en torno del cual se edificó la historia infantil y patológica de la paciente,
es decir, la hija estaba apegada a él con particular ternura. Esa ternura se había acrecentado por las
enfermedades que el padre padeció desde que Dora cumplió seis años, en esa época enfermó de
tuberculosis, y ello ocasionó que la familia se trasladara a una pequeña ciudad (denominado por Freud como
sitio B) que continuó siendo durante diez años el lugar de residencia casi principal de los padres y los niños.
Cuando Dora tuvo alrededor de 10 años, un desprendimiento de retina forzó al padre a una cura de
oscuridad, pero la más seria dolencia sobrevino unos dos años después y consistió en un ataque de
confusión, seguido por manifestaciones de parálisis y ligeras perturbaciones psíquicas.

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Un amigo del padre lo persuadió para que viajase a Viena a consultarle a Freud y cuatro años más tarde, el
enfermo le presento a Dora, enferma de neurosis, que luego de dos años el mismo (Freud) la puso bajo su
tratamiento.
Dora había depositado sus simpatías en la familia paterna, y después de caer enferma veía su modelo en la
tía (hermana del padre) que Freud individualizo como un caso de psiconeurosis. Freud no conoció a la madre,
que, según el padre y la muchacha, era una mujer de escasa cultura y poco inteligente, además era carente
de comprensión para los intereses de sus hijos, ocupaba todo el día en limpiar y en mantener limpia la
vivienda, ofrecía el cuadro de “Psicosis del ama de casa”.
La relación madre hija era muy inamistosa, la hija no hacía caso a su madre, la criticaba y se había sustraído
a su influencia. El único hermano de la muchacha había sido en épocas anteriores el modelo el cual

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ambicionaba parecerse, pero en los últimos años la relación se había vuelto más distante, además Freud da
cuenta que la atracción sexual había aproximado padre e hija, por un lado, y madre e hijo por el otro.
El primer síntoma aparece a los siete años y refiere a la enuresis, es decir, no retener el pis.
Dora a los ocho años ya presentaba síntomas neuróticos, en ese época, tras una pequeña excursión en las
montañas contrajo una disnea permanente, que cedió luego de seis meses.
Según ella conto, el hermano solía contraer primero las enfermedades en grado leve y ella le seguía con

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manifestaciones más serias. A los doce años, le aparecieron hemicráneas (migrañas) y ataques de tos
nerviosa; la migraña desaparece a los 16 años y los ataques de tos nerviosa perduraron todo el tiempo.
Cuando entró en tratamiento tosía de nuevo, estos ataques duraban cada uno, entre a tres a cinco semanas
DD
y en una ocasión se extendió varios meses, sin embargo, el síntoma más molesto era una afonía total.
Todo intento de consultar un nuevo médico provocaba su resistencia y también a Freud acudió movida solo
por la palabra autoritativa del padre, Freud la vio a Dora por primera vez cuando ella tenía 16 años, y años
después la muchacha había crecido con algunos signos principales de su enfermedad como: una desazón y
una alteración del carácter. No estaba satisfecha consigo mismo ni con los suyos, enfrentaba hostilmente a
LA

su padre y no se entendía con su madre, buscaba evitar el trato social.


Un día los padres se horrorizaron al hallar sobre el escritorio de la muchacha una carta en la que se despedía
de ellos porque ya no podía soportar más la vida, el padre quedo impresionado y cuando un día tras un
ínfimo cambio de palabras entre ellos esta sufrió un primer ataque de pérdida de conocimiento
(convulsiones y delirios) y esto determinó que debía ponerse bajo tratamiento.
FI

El historial clínico que Freud ha esbozado no parece en su conjunto digno de comunicarse “Petite hystérie”
con los síntomas somáticos y psíquicos: disnea, tussis nerviosa, afonía, migrañas, desazón, insociabilidad
histérica y un taedium vitae (falta de lugar)
Dora le comentó a Freud que su padre y su familia habían trabado intima amistas en B. con un matrimonio,


la señora K lo había cuidado durante una larga enfermedad, ganándose así derecho a su agradecimiento,
mientras que el señor K se había mostrado muy amable hacia Dora, salía de paseo con ella cuando estaba
en B y le hacía obsequios pero nadie había hallado algo reprochable en ello. Dora atendía a los dos hijos del
matrimonio K, les hacía de madre.
Cuando padre e hija fueron a ver a Freud dos años atrás estaban a punto de viajar para encontrarse con el
matrimonio K, Dora iba a permanecer varias semanas allí pero cuando el padre estaba haciendo los
preparativos para regresar la muchacha declaro que viajaría con él. Algunos días después explico su llamativa
conducta a su madre, que el señor K durante una caminata, tras un viaje por el lago, había osado hacerle
una propuesta amorosa.
Cuando el Señor K, fue inculpado, éste desconoció con gran energía toda acción de su parte que pudiera
haber dado lugar a esa interpretación, y empezó a arrojar sospechas sobre Dora, quien según lo sabido por
la señora K, solo mostraba interés por asuntos sexuales, y aun había leído la “Fisiología del amor” que la llevo
probablemente a imaginar toda la escena que contaba.

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El padre le comunico a Freud que el relato de Dora sobre el inmoral atrevimiento del hombre, es una fantasía
que a ella se le ha puesto, además la hija le pide que rompa relaciones con el señor K y sobre todo con la
Señora K, a quien antes directamente veneraba. Por último, el padre le pide a Freud que la ponga en buen
camino, es decir, plantea un desarrollo de verdad.
En la vivencia de Dora con el señor K, se encuentra el trauma psíquico que, en su momento Breuer y Freud
definieron como la condición previa indispensable para la génesis de un estado patológico histérico, sin
embargo, en el caso de Dora la tos y la afonía, ya habían sido producidos por la enferma en el octavo año de
vida. (Infancia)
Una vez superadas las primeras dificultades de la cura Dora, le comunicó a Freud una vivencia anterior con
el Señor K, mucho más apropiada para producir el efecto de un trauma sexual, tenía 14 años y el señor K

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había convenido que las damas fueran a su tienda, pero él hizo que su mujer se quedara en casa, y estaba
solo cuando la muchacha entro en el negocio. En un momento, el señor K, estrecho a Dora contra sí y le
estampo un beso en los labios, era justo la situación que, en una muchacha virgen de catorce años,
provocaría una nítida sensación de excitación sexual, pero Dora sintió en ese momento un violento asco, se
desasió y corrió hacia la escalera. No obstante, el trato con el Señor K prosiguió; ninguno de los dos aludió
nunca a esa escena.

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En esta escena la conducta de la niña de catorce años es, según Freud, totalmente histérica. Él llama histérica
a toda persona, sea o no capaz de producir síntomas somáticos en quien una ocasión de excitación sexual
provoca sensación de displacer. (Se pone en juego la satisfacción, no solo el síntoma somático. Para pensar
DD
en un síntoma histérico no es necesario síntomas conversivos, sino el sentimiento insatisfactorio)
Además, es preciso decir, que se ha producido aquí un desplazamiento de la sensación, en lugar de la
sensación genital que una muchacha sana no había dejado de sentir, le sobreviene el asco.
Aquella escena le había dejado a Dora otra secuela (además del asco), una alucinación sensorial de que
tiempo en tiempo le sobrevenía. Decía que seguía sintiendo la presión de aquel abrazo sobre la parte
LA

superior de su cuerpo. Tampoco quería pasar junto a ningún hombre a quien viera en tierno coloquio con
una dama.
Freud opina que durante el apasionado abrazo no sintió meramente el beso sobre sus labios, sino la presión
del miembro erecto contra su vientre, esta percepción fue reprimida y sustituida por la sensación de presión
en el tórax.
FI

En resumen, se notan aquí tres síntomas de la primera escena traumática:


− El asco
− La sensación de presión en la parte superior del cuerpo
− Horror a los hombres en tierno coloquio.


El asco corresponde al síntoma de represión de la zona erógena de los labios (chupeteo infantil), Dora tiene
libidinazada las zonas de los labios y todos los síntomas parten de aquí.
Dora aseveraba haber terminado con el Señor K y todo lo que se le hacía conciente con facilidad se refería
siempre al padre y no podía perdonarle que siga manteniendo contacto con el matrimonio K. Para ella no
había duda de que su padre había entablado con la Señora K una relación amorosa
En las primeras vacaciones de verano que siguieron a la curación del padre, la madre de Dora le comunico
que su padre, se sentía desdichado e intento suicidarse en el bosque y la señora K que lo sospecho fue tras
él, lo movió con sus suplicas a que no se mate. Dora no creía en eso, sin duda los había visto a los dos juntos
en el bosque, y el papá había inventado ese cuento del suicidio para justificar la cita.
No había duda de que la Señora K, le aceptaba dinero al papa de Dora, tras esto él empezó a hacerles grandes
regalos a Dora y a su esposa para encubrir lo generoso que había sido con la Sra. K.

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Después de que abandonaron B. el padre declaraba no soportar el clima del lugar y empezaba a toser y a
quejarse hasta que partía a B desde donde escribía las más alegres cartas. Todas esas enfermedades eran
pretextos para volver a ver a su amiga.
Cuando Dora estaba de mal talante, se le imponía la idea de que había sido entregada al señor K como precio
por la tolerancia que este mostraba hacia las relaciones entre su padre y la señora K, y detrás de su ternura
hacia el padre se vislumbraba la furia que le provocaba semejante uso. En otros momentos sabía que incurría
en exageraciones ya que los dos hombres jamás habían cerrado un pacto formal en que ella fuera tratada
como objeto de cambio.
Dora le dice a Freud que todo es verdadero y correcto, y le pregunta qué podría modificar ya que todo es tal
como ella se lo ha contado. Pronto se advierte que tales pensamientos inatacables para el análisis han sido

OM
usados por el enfermo para encubrir otros que se quiere sustraer de la crítica y de la conciencia. Una serie
de reproches dirigidos a otras personas hacen sospechar la existencia de una serie de auto reproches de
idéntico contenido.
También los reproches que Dora dirigía a su padre estaban envueltos junto con auto reproches del mismo
contenido. Dora tenía razón en que su padre no quería aclarar la conducta del Señor K. hacia su hija para no
ser molestado en su relación con la Sra. K., pero ella había hecho lo mismo, se había vuelto cómplice de esa

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relación, desvirtuando todos los indicios que dejaban traslucir su naturaleza. Solo desde la aventura en el
lago databa su claridad sobre eso y sus rigurosos reclamos al padre, todos los años anteriores había hecho
lo posible para encubrir la relación del padre con la Sra. K.
DD
En casa de Dora había habido una persona que tempranamente le abrió los ojos sobre las relaciones del
padre con la Sra K. y quiso incitarla a tomar partido en contra de esta mujer, fue su último gobernante que
se llevó bien hasta que Dora se enemisto con ella e insistió para que la despidieran.
Dora siguió tiernamente afecta a la Señora K, y no quiso saber de motivo alguno que hiciera parecer chocante
el trato de su padre con ella. Su gobernanta estaba enamorada de su papa y cuando este último estaba
LA

presente podía ser encantadora y servicial.


Dora se irritó al notar que ella misma le era indiferente a la gobernanta y que el amor que le demostraba iba
dirigido al papa, durante la ausencia de este la señorita no tenía tiempo para ella.
El comportamiento que la señorita tenía hacia Dora era el mismo que ella tenía hacia los hijos del matrimonio
K. Les hacia el papel de madre, y el compartido interés por los niños había sido desde el comienzo un medio
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de unión en el trato entre el Señor K y Dora.


Tras el material emergente se le hizo difícil a Dora desconocer que estaba enamorada del Señor K en B, pero
que dese la escena del lago esto quedo superado.
El reproche que ella esgrimía contra el padre, recaía sobre su propia persona, y su otro reproche, a saber,


que su padre creaba sus enfermedades como pretextos y las explotaba como un recurso, coincide también
con su propia historia secreta.
Cuando el Señor K estaba de viaje, cada vez que regresaba halla doliente a su mujer, quien hasta el día
anterior (según Dora) estaba perfectamente. Dora comprendió que la presencia del marido enfermaba a la
mujer y ésta consideraba bienvenida su enfermedad para sustraerse de deberes conyugales.
Dora también había presentado gran cantidad de tos con afonía y Freud le pregunto por la duración media
de esos ataques, lo cual respondió que eran de 3 a 6 semanas que coincidía con la ausencia del Señor K. Por
lo tanto, con sus enfermedades ella demostraba su amor por K, es decir, enfermaba cuando él estaba
ausente y sanaba tras su regreso.
La afonía de Dora según Freud admitía la siguiente interpretación simbólica: cuando el amado estaba lejos,
ella se renunciaba a hablar, el hacerlo había perdido valor, ya que no podía hablar con él. En cambio, la
escritura cobraba importancia como el único medio por él podía tratar con el ausente.
Freud llamo la tención de Dora sobre el hecho de que su actual enfermedad respondía a motivos y era
tendenciosa tanto como la de la señora K. Las puntualización de Freud son: no había duda de que ella tenía

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en vista un fin que esperaba alcanzar mediante su enfermedad. Este no podía ser otro que el de hacer que
el padre se alejase de la señora K, mediante ruegos y argumentos no lo lograba; esperaba alcanzarlo
causando espanto al padre (carta de despedida) despertando su compasión (desmayo).
A Dora nada le irritaba más que el hecho que su padre pensara que la escena junto al lago era producto de
su fantasía y muy pronto se presentó la oportunidad de atribuir a la tos nerviosa una interpretación, por una
situación sexual fantaseada. Cuando insistió otra vez en que la señora K. solo amaba al papa porque era un
hombre de recursos, Freud noto que tras esa frase se ocultaba su contraria: que el padre era un hombre sin
recursos, es decir, era impotente. Con su tos espasmódica respondía al estímulo de un cosquilleo en la
garganta, ella se representaba una situación de satisfacción sexual entre las dos personas cuyo vinculo
amoroso la ocupaba tan de continuo.

OM
No es asombroso que la histérica de casi 19 años tuviera conocimiento de la existencia de la succión del
miembro viril y que hubiera desarrollado una fantasía inconciente y la expresara a través de la sensación de
estímulo en la garganta y la tos. Un hecho notable proporcionaba en ella la precondición somática para la
creación de una fantasía, recordaba muy bien que en su infancia había sido una chupeteadora.
La interpretación del síntoma de la garganta de Dora da lugar a otra observación, intenta decir “Si yo fuera
la mujer del Señor K. lo amaría de manera diversa, enfermaría (de nostalgia) cuando el partiera de viaje y

.C
sanaría (de contento) cuando regresara a casa”
En Dora la incesante repetición de los mismos pensamientos acerca de la relación de su padre y la Señora K,
pueden llamarse pensamientos reforzados, no puede ser destruido ni eliminado por más esfuerzos
DD
concientes y deliberados que haga la persona. Dora sentía que sus pensamientos acerca del papá reclamaban
una apreciación particular: no podía pensar en otra cosa y no podía perdonárselo.
Freud destaca que este itinerario hiper intensos de pensamiento debe su refuerzo a lo inconciente.
En Dora la raíz de su preocupación compulsiva por la relación del padre con la señora K le era desconocida
porque residía en lo inconciente. Su conducta, rebasaba la esfera que corresponde a una hija, más bien sentía
LA

y obraba como una mujer celosa, tal como se lo habría esperado de la madre y evidentemente ocupaba su
lugar.
Y con la fantasía referida a una situación sexual que estaba en la base de su tos ella ocupaba el lugar de la
señora K. Por tanto, se identificaba con las dos mujeres amadas por el padre: con la que amaba ahora y con
la que habría amado antes, por lo tanto, la conclusión resultaba obvia: se sentía inclinada hacia su padre en
FI

mayor medida de lo que sabía ya que estaba enamorada de él. Su disposición le hacía a Dora sentirse atraída
por el padre, y las muchas enfermedades que este contrajo no pudieron menos que acrecentar su ternura
hacia él, y cuando apareció la Sra. K, fue Dora y no su madre la suplantada en más de una posición.
La muchacha había retomado y reforzado su vieja inclinación hacia el padre a fin de no tener que notar nada


en su conciencia de ese primer amor adolescente que se le había vuelto penoso (Sr K).
Tras el itinerario de pensamientos hipervalentes que la hacían ocuparse de la relación de su padre con la
señora K, se escondía una moción de celos cuyo objeto era esa mujer.
El análisis de Dora terminó antes que pudiera echar a luz sobre estas circunstancia, Freud se enteró que la
señora K y Dora habían vivido durante años en la mayor confianza, era la confidente y consejera de la mujer
en todas las dificultades de su vida matrimonial.
Cuando Dora hablaba de la Señora K, solía alabar su “cuerpo deliciosamente blanco” con un tono que era
más el de una enamorada que el de una rival vencida, y Freud consigna que nunca le escucho una palabra
dura de esa mujer, en quien habría debido ver a la causante de su desdicha, es decir, su conducta parecía
incongruente.
El hipervalentes itinerario de pensamientos de Dora, que le hacía ocuparse de la relación de su padre con la
Señora K, no estaba destinado solo a sofocar el amor por el señor K sino que también, debía ocultar el amor
por la señora K inconciente, no dejaría al papa poseer el amor de esa mujer y no le perdonaba a la mujer
amada el desengaño que le causo con su traición. La moción de celos femeninos estaba acoplada en el

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inconciente con unos celos que sentiría un hombre, estas corrientes de pensamientos varoniles o ginecofilos
han de considerarse típicas de la vida amorosa inconciente de las muchachas histéricas.
En síntesis, se puede decir que en la primera escena apareció cierta complicidad mientras que en la segunda
escena hay una reivindicación.

II. El primer sueño:


Justo en el momento en el que había perspectivas de aclarar un punto oscuro en el vivencia infantil Dora le
comunico a Freud que había tenido un sueño.
Primer sueño: en una casa hay un incendio; mi padre está frente a mi cama y me desierta. Me visto con
rapidez. Mama pretende todavía salvar su alhajero pero papa dice “no quiero que yo y mis dos hijos nos

OM
quememos a causa de tu alhajero”. Descendemos deprisa por las escaleras y una vez bajo me despierto.
Freud le pregunta Dora cuando lo soñó por primera vez y ella contesta que no lo sabe pero que se cuerda de
que tuvo el sueño en el lugar del lago (Lugar L) donde ocurrió la escena con el señor K.
Freud le exhorta a dora a que descompusiera el sueño y le comunicara lo que se le ocurría sobre él.
A Dora se le ocurre algo, pero expresa que es demasiado reciente y el sueño lo ha tenido antes. En esos días
el papa tuvo una disputa con su madre, porque ella cierra por la noche el comedor. Es que la habitación de

.C
su hermano no tiene entrada propia, sino que solo se puede llegar a ella por el comedor. El pare de dora no
quiere que su hijo quiere encerrado por la noche ya que podría pasar algo que lo obligase a salir.
Dora halla la conexión entre la ocasión reciente y la antigua del sueño. Cuando llegaron a L, su padre y Dora,
DD
el expreso su angustia por el hecho de que pudiera producirse un incendio ya que la pequeña cabaña de
madera no tenía para rayos.
El sueño fue el efecto inmediato de la vivencia con el señor K. a la siesta del día del viaje por el lago junto a
seño K, Dora se había acostado sobre el sofá, se despertó y vio al señor K de pie frente a ella. Lo increpo
preguntándole que buscaba y él le respondió que no dejaría de entrar en su dormitorio, Dora le pregunto a
LA

la señora K si no existiera una llave, pero cuando a la siesta Dora quiso encerrarse la llave faltaba y ella estaba
convencida de que el señor K se la había quitado.
Freud encuentra aquí el tema de cerrar o dejar abierta la habitación, además Dora temía que el señor K la
sorprendiera mientras ella se cambiaba y por ello lo hacía con rapidez
Este sueño se repitió cada noche porque respondía a un designio y un designio persiste hasta que se lo
FI

ejecuta “no tendré más tranquilidad, no podre dormir tranquila hasta que no me encuentra fuera de esta
casa” según Freud lo inverso se dice en el sueño: una vez abajo despierto.
Freud le pregunta a Dora sobre el alhajero que su dueño quiere salvar y ella responde que a su, madre le
gusta mucho las alhajas y que el padre le ha regalad unas cuantas al igual que a ella. Un año ates del sueño


hubo una gran disputa entre los padres a causa de que la madre quería unos pendientes de perlas, pero al
padre no le gustaba, ella se puso furiosa y le dijo que ya que había gastado tanto dinero en regarle algo que
no le gustaba, que se lo regalase a otra.
Dora recuerda que el señor K le había regalado tiempo antes un costoso alhajero. Alhajero es una
designación que al igual que las carteritas de mano hacer referencia a los genitales femeninos. Según Freud
el señor K la persigue a Dora, quiere penetrar en su habitación, su alhajero corre peligro y en el sueño en
una situación peligrosa el papá la salva.
Para Freud el secreto reside en la mamá de Dora ya que ella es su primera competidora, en el episodio de
los aritos Dora hubiera aceptado de buena gana lo que su mamá rechazaba.
Freud también da cuenta de que el señor K le ha obsequiado un alhajero y entonces Dora tiene que
obsequiarle el suyo. Además, Freud le expresa a Dora que no solamente le tuvo miedo al señor K sino que
ella temió ceder su tentación.
La madre de Dora quiere salvar el alhajero para que no se queme; en cabio en los pensamientos oníricos se
trata de que el alhajero no se moje, pero fuego sirve también como subrogación directa de estar enamorado.

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Al día siguiente Dora aporto a Freud un suplemento. Había olvidado contar que todas las veces tras despertar
había sentido olor a humo, el humo armonizaba muy bien con el fuego, pero además señalaba que el sueño
tenía una particular relación con Freud. El señor K y su papá eran fumadores como también Freud lo era.
Difícilmente significara otra cosa que la nostalgia de un beso, que dado por un fumador por fuerza sabe a
humo, probablemente durante la sesión desearía ser besada por Freud.
En el momento en que Dora conto el sueño Freud se encontraba en una línea de investigación que llevaba
directamente a confesar una masturbación infantil, sin embargo, Dora negó de manera terminante poder
acordarse de una cosa así.
En efecto otro día llevo una carterita porta monedas y jugaba con ella mientras hablaba tendida en el diván:
la abría introducía un dedo, volvía a cerrarla. A partir de esto Freud explicó que es una acción sintomática.

OM
La caja, la carterita, el alhajero son subrogados de la vulva de los genitales femeninos.
Freud ya había sospechado e Dora la masturbación cuando le contó acerca de los espasmos estomacales de
la prima y después se identificó con esta (a los masturbadores les sobreviene con mucha frecuencia
espasmos estomacales).
El sueño corresponde a un designio que según Freud podría formularse conscientemente del siguiente
modo: “Alejarme de esta casa en la cual, según he visto, mi virginidad corre peligro; partiré con papá y por

.C
la mañana, al bañarme, tomare mis precauciones para no ser sorprendida.”
Culmina en la tentación de entregarse al hombre en agradecimiento por el amor y la ternura que él le había
demostrado. La niña se resuelve a huir con su padre, pero en realidad huye a refugiarse en su padre frente
DD
al hombre que la acosaba.
El trabajo del sueño comienza la siesta del segundo día tras la escena en el bosque, después que notó que
ya no podía cerrar más con llave su habitación. Entonces Dora se dijo “aquí corro serio peligro” y se formó
el designio de no permanecer sola en la casa. Este designio pudo continuarse en el inconciente, aquí convoco
el amor infantil por el padre como protección contra la tentación actual. Luchan en ella la tentación de ceder
LA

al hombre que la corteja y la renuencia compuesta a hacerlo, el amor hacia el padre es un llamado para
protegerla de la tentación.
El padre la despertaba para que ella no se moje en la cama, y Dora sabe que hay un mojarse a raíz del
comercio sexual en donde el hombre regala a la mujer algo líquido en forma de gotas.
El sueño de Dora sobrevenido durante la cura cobró un nuevo significado actual, incluyo una referencia al
FI

tratamiento de Freud, correspondía a una renovación del designio de escapar a un peligro.

III. El segundo sueño:


El segundo, con cuya solución terminó el análisis aportó una deseada corroboración a una hipótesis que


necesariamente se había debido formular acerca del estado anímico de la paciente, llenó una laguna de su
memoria y permitió obtener una profunda visión de la génesis de otro de sus síntomas
Conto Dora “Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me son extrañas, en
una de las plazas veo un monumento. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y hallo
una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de casa sin conocimiento de los
padres, ella no quiso escribirme que papá ha enfermado <Ahora ha muerto y si tu quieres? puedes venir>
Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria y pregunto unas cien veces <¿Dónde está la estación?>
Todas las veces recibo la respuesta <Cinco minutos>. Veo después frente a mí un bosque denso; penetro en
él y ahí pregunto a un hombre a quien me encuentro. Me dice <Todavía dos horas y media (la segunda vez
que repite el sueño dijo dos horas)> Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo, y marco sola. Veo frente
a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en el
sueño no puede seguir adelante. Después yo estoy en casa; entretanto tengo que haber viajado, pero no sé
nada de eso… Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me
abre y responde <La mamá y los otros ya están en el cementerio>. (En la sesión siguiente hizo dos agregados:

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con particular nitidez, me veo subir por la escalera, y tras su respuesta me voy, pero en modo alguno triste,
a mi habitación, y ahí leo un gran libro que yace sobre mi escritorio)”
Freud expone el material que acudió para el análisis de este sueño en el orden entreverado que se ofrece en
su reproducción.
Ella deambula sola por una ciudad extraña, ve calles y plazas. Aseguró que no era B. En cuanto al monumento
para navidad, le habían regalado un álbum con postales de una ciudad alemana y justamente el día anterior
lo había buscado para mostrarles a unos parientes, estaba en una cajita de postales que no aparecía y
preguntó a su mamá ¿Dónde está la cajita?
El deambular por una ciudad extraña estaba sobre determinado, para las fiestas había recibido la visita de
un primito a quien debió mostrar la ciudad de Viena, pero el primo le trajo a la memoria una breve estadía

OM
en Dresde, esa vez deambulo como extranjera. Otro primo quiso hacer de guía en la recorrida por la galería,
pero ella rechazó y fue sola, permaneció dos horas frente a la Sixtina y cuando se le preguntó que le había
gustado dijo “La Madonna” Freud destaca de esta última como la madre virgen.
Pregunta unas cien veces, una noche el padre le pidió que le buscase coñac, ya que sin él no podía dormir.
Dora le pide la llave a la mamá del bar “Te he preguntado cien veces donde está la llave” “¿Dónde está la
llave?” a Freud le parece correspondiente con la pregunta dónde está la cajita y por lo tanto son preguntas
por los genitales.

.C
En cuanto a la carta, Freud recuerda la carta de despedida que Dora había escrito a sus padres, esta carta
estaba destinada a horrorizar al padre para que renunciase a la Sra K, y en el sueño, la fantasía rezaba: “Ella
se iba de casa, al extranjero, y la angustia del padre, la nostalgia que sentía por ella, le partió el corazón”
DD
Dora sabía muy bien lo que le hacía falta al padre, quien ahora no podía dormir sin coñac (la satisfacción
sexual es el mejor somnífero, el padre no duerme porque le falta el comercio sexual con la mujer amada)
Freud insiste en la escena junto al lago y quiere saber las palabras del Sr K. Estas, según Dora fueron: “Usted
sabe, no me importa nada de mi mujer” En ese momento ella quiso regresar a L bordeando el lago a pie y
LA

preguntó a un hombre a quien encontró qué distancia había. El señor K. estaba de nuevo ahí, se le acerco, le
pidió que lo disculpara y no contara nada de lo sucedido, pero ella no le respondió, justamente, el bosque
del sueño era en un todo parecido al bosque de la orilla del lago, en el que se había desarrollado la escena
que acaba de describir. Y precisamente a ese mismo bosque lo había visto en un cuadro de exposición, en el
trasfondo de la imagen se veían ninfas y se llama así, a los labios menores que se hallan en el fondo el vello
FI

pubiano. Entonces tras la primera situación del sueño se oculta una fantasía de desfloración: un hombre se
esfuerza por penetrar los genitales femeninos.
“Ella se va tranquila a su habitación y ahí lee un gran libro que se encuentra en su escritorio” De acuerdo a
Freud, los niños nunca leen tranquilos sobre materias prohibidas, pero en el sueño el padre había muerta y


ella podía leer tranquila, como también podría a amar como quiera.
Freud recordó que después de la muerte de su tía, Dora había tenido en Viena una supuesta apendicitis que
él mismo incluyo esa enfermedad entre sus productos histéricos. Tras la apendicitis había tenido dificultades
para caminar, ya que arrastraba el pie derecho, así le ocurrió durante mucho tiempo y por eso evitaba las
escaleras.
Freud pregunta a Dora cuando fue la apendicitis, si antes o después de la escena junto al lago y fue nueve
meses después, por lo tanto, la supuesta apendicitis había realizado la fantasía de un parto. En cuanto a la
pierna, uno camina así cuando se ha torcido el pie, por tanto, ella había dado un “mal paso” y era totalmente
lógico que pudiera parir nueve meses después de la escena junto al lago. Freud tiene la convicción de que
tales síntomas sólo se forman cuando se tiene un modelo infantil.
Los esclarecimientos del sueño requirieron dos sesiones y Dora inició la tercera diciéndole a Freud que esa
era la última vez que acudía ahí y que tomó la decisión 14 días antes. Freud dice que esto último suena como
de una muchacha de servicio, de una gobernanta.

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“En la casa había una muchacha joven como gobernanta de los niños que mostraba una conducta asombrosa
hacia el Señor K. lo trataba como al aire, pero él tampoco que era muy cortés con ella. La muchacha llamó
aparte a Dora y le dijo que el Señor K se le había acercado en una época en que su mujer estaba ausente y le
había pedido que gustara de él, le dijo que nada le importaba de su mujer”
Estas son las mismas palabras que usó cuando la requirió a Dora, y a raíz de las cuales ella le dio una
bofeteada en el rostro. Freud conoce el motivo de esta bofeteada, no fue la afrenta por el atrevimiento de
él, sino la venganza por celos. Dora se dijo ¿Cómo se atreve a tratarme como a una persona de servicio? A
esta afrenta al amor propio se sumaron los celos y los motivos de sensatez concientes, y ella se despide de
Freud como una gobernanta con un preaviso de 14 días.
Dora no quiere que le recuerden que ella imaginó que el cortejo iba en serio y el señor K. no cesaría hasta

OM
que ella se casara con él. Luego de que Freud le comunicó esto, ella parecía conmovida y se despidió

IV. Epílogo:
En el curso de una cura psicoanalítica, la neo formación de síntoma se suspende, pero la productividad de
neurosis no se ha extendido, sino que se afirma en la creación de un tipo particular de formaciones de
pensamiento, a las que puede darse el nombre de transferencias. Estas últimas son reediciones, recreaciones

.C
de las mociones y fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse
concientes; pero lo característico es la sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Son
simples reimpresiones, reediciones sin cambios.
DD
Para Freud en esta época la transferencia es algo necesaria y no hay medio alguno para evitarla, es preciso
colegirla casi por cuenta propia y usada para producir todos los impedimentos que vuelven inasequible el
material a la cura. Además, solo después de resolverla puede obtenerse en el enfermo la sensación de
convencimiento en cuando a la corrección de los nexos construidos.
El trabajo del médico no es multiplicado por la transferencia, puede resultarle indistinto, pero tampoco la
LA

cura obliga al enfermo, mediante la transferencia, a una neoproducción que de otra manera no se habría
consumado.
La cura psicoanalítica no crea la transferencia, la revela. El enfermo solo da vida a transferencias tiernas y
amistosas que contribuyan a su curación; y donde esto no es posible, se alejará todo lo rápido que pueda,
sin ser influido por el médico que no le es “simpático”. En el psicoanálisis son despertadas todas las
FI

mociones, aun las hostiles, haciéndolas concientes y así la transferencia es aniquilada una y otra vez.
La transferencia se convierte en su auxiliar más poderoso cuando se logra colegirla en cada caso y
traducírsela al enfermo.
Freud expresa que no logro dominar a tiempo la transferencia a causa de la facilidad que Dora ponía a su


disposición en la cura una parte del material patógeno. Él olvidó tomar la precaución de estar atento a los
primeros signos de transferencia, en su fantasía hacía de sustituto del padre.
Así fue sorprendido por la transferencia, y a causa de esa x por la cual Freud le recordaba al Señor K, ella se
vengó de Freud como se vengaría del Señor K y lo abandonó, de tal modo, actuó un fragmento esencial de
sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en la cura.
En el segundo sueño de Dora, la transferencia estaba subrogada por varias y nítidas alusiones. Cuando le
contó a Freud que sólo les quedaban dos horas de trabajo, era el mismo tiempo que pasó ante la imagen de
la Madonna Sixtina y también el que le indicó como medida del camino costero del lago que ella no
desanduvo. La cura se le hacía larga, no tendría la paciencia de esperar tanto.
Freud al pie de página expresa que su error técnico consistió en una omisión: no atinó a colegir en el
momento oportuno, y comunicárselo a la enferma, que la moción de amor homosexual (ginecófila) hacia la
señora K, era la más fuerte de las corrientes inconciente de su vida anímica, la Sra. K. podía ser la fuente
principal del conocimiento que Dora tenía de las cosas sexuales.
Freud da cuenta que todo lo que se propone en la transferencia es analizable y será la paciente quien hablará.

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• “Sobre la sexualidad femenina” Freud


I.
En la fase del complejo de Edipo normal se encuentra al niño tiernamente prendado al progenitor de sexo
contrario, mientras que en la relación con el de igual sexo prevalece la hostilidad.
En el caso del varoncito fue la madre su primer objeto de amor, luego con el refuerzo de sus aspiraciones
enamoradas, lo siguen siendo y a raíz de la intelección más profunda del vínculo entre la madre y el padre,
este ultimo deviene su rival.
El caso es diverso para la niña ya que la madre también fue su primer objeto y a partir de aquí Freud se
preguntará ¿Cómo halla entonces el camino hasta el padre? ¿Cómo y por que se desase de la madre?
La tarea de resignar la zona genital originariamente rectora, el clítoris, por una nueva, la vagina, complicaría

OM
el desarrollo de la sexualidad femenina. Además, aparece una segunda mudanza que es el trueque del
objeto- madre originario por el padre. Toda vez que existía una ligazón-padre intensa, había sido precedida
por una fase de ligazón-madre exclusiva de igual intensidad y apasionamiento, la fase preedípica alcanza una
significación que no se le había adscrito antes.
Freud se resigna a hallar un paralelismo entre el desarrollo sexual masculino y el femenino.

II.

.C
Es innegable que la bisexualidad es parte de la disposición de los seres humanos, pero resalta con mayor
nitidez en la mujer que en el varón ya que este ultimo solo tiene una zona genésica rectora mientras que la
DD
mujer posee dos: la vagina y el clítoris. Durante muchos años la vagina es como si no estuviese y en la época
de la pubertad proporcionará sensaciones.
Lo que precede a la genitalidad en la infancia, tiene que devolverse en la mujer en torno al clítoris. La vida
sexual de la mujer se descompone en dos fases, la primera tiene carácter masculino y la segunda es
femenina, por lo tanto, en el desarrollo femenino hay un proceso de transporte de una fase a la otra.
LA

Paralela a esta primera gran diferencia se encuentra otra en el campo de hallazgo de objeto. Para el varón,
la madre deviene el primer objeto de amor y lo seguirá siendo hasta que la sustituya un objeto de su misma
esencia o derivado de ella. También en la mujer tiene que ser la madre el primer objeto, pero al cambio de
vía sexual de la mujer tiene que corresponder un cambio de vía en el sexo del objeto.
El inevitable destino del vinculo de simultaneo amor a uno de los progenitores y odio al rival se establece
FI

sólo para el varón y luego es en este en quien el descubrimiento de la posibilidad de castración impone la
replasmación del complejo de Edipo, produce la creación del superyó y así introduce todos los procesos que
tienen por meta la inserción del individuo en la comunidad de cultura. En el varón resta como secuela del
complejo de castración cierto grado de menosprecio por la mujer cuya castración se ha conocido.


Muy diferente son los efectos del complejo de castración en la mujer, ella reconoce su castración y así la
superioridad del varón y su propia inferioridad. De esa actitud derivan tres orientaciones de desarrollo:
− La primera lleva al universal extrañamiento respecto de la sexualidad, la mujercita aterrorizada por
la comparación con el varón, queda descontenta con su clítoris, renuncia a su quehacer fálico y con
él, a la sexualidad en general.
− La segunda línea retiene la masculinidad amenazada, la esperanza de tener un pene persiste.
También este complejo de masculinidad de la mujer puede terminar en una elección de objeto
homosexual manifiesta.
− Un tercer desarrollo desemboca en la final configuración femenina que toma al padre como objeto y
así halla la forma femenina del complejo de Edipo. El complejo de Edipo es en la mujer el resultado
final de un desarrollo más prolongado, no es destruido por el influjo de la castración, sino creado por
él.

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La fase de la ligazón-madre que puede llamarse “preedípica” reclama una significación mayor en la mujer. El
interés de Freud se dirige a los mecanismos que se han vuelto eficaces para el extrañamiento del objeto
madre y entre los factores que cooperan a la meta final se encuentran: los celos hacia otras personas como
hermanos (el amor infantil es desmedido, pide exclusividad, no se contenta con parcialidades, este amor
carece de meta, es incapaz de una satisfacción plena)
Otro motivo de extrañamiento respecto de la madre resulta del efecto del complejo de castración sobre la
criatura sin pene. En algún momento, la niña descubre su inferioridad orgánica y de allí parten las
orientaciones ya mencionadas.
Las primeras vivencias sexuales y de tinte sexual del niño junto a la madre son de naturaleza pasiva, es
amamantado, alimentado, limpiado, vestido. Una parte de la libido del niño permanece adherida a estas

OM
experiencias y goza de las satisfacciones conexas, otra parte se ensaya en su revuelta a la actividad. En los
otros vínculos, el niño se contenta con la autonomía.
La actividad sexual de la niña hacia la madre se exterioriza siguiendo la secuencia de aspiraciones orales,
sádicas y hasta fálicas dirigidas a aquella.
A menudo se trata de mociones pulsionales oscuras que la niña no podía asir psíquicamente en la época en
que ocurrieron, por lo cual sólo han recibido una interpretación con posterioridad y emergen luego en el

.C
análisis con formas de expresión.
Entre las mociones pasivas de la fase fálica, se destaca que la niña inculpa a la madre como seductora a raíz
de los manejos de la limpieza y el cuidado del cuerpo, a la niña esas sensaciones le gustan. En la fase fálica
DD
sobrevienen intensas mociones activas de deseo dirigidas a la madre, el quehacer sexual culmina en la
masturbación en el clítoris.
El extrañamiento respecto de la madre es un paso sustantivo en la vía de desarrollo de la niña, es algo más
que un cambio de vía del objeto y al par que sobreviene se observa un fuerte descenso de las aspiraciones
sexuales activas y un ascenso de las pasivas.
LA

Con el extrañamiento respecto de la madre a menudo se suspende la masturbación clitorídea.

• “Nuevas conferencias de Introducción al psicoanálisis. Conf. 33: La feminidad” Freud


El enigma de la feminidad ha puesto pensativos a los hombres de todos los tiempos. Masculino y femenino
es la primera diferencia que se hace cuando nos encontramos con otros seres humanos. En ambos sexos se
FI

han formado órganos que sirven a las funciones genésicas y es probable que se hayan desarrollado a partir
de una misma disposición en dos diferentes configuraciones.
Luego la ciencia dice que las partes del aparato sexual masculino se encuentra en el cuerpo de la mujer en
un estado de atrofia, en este hecho se ve el indicio de la bisexualidad.


Estamos habituados a usar “masculino” y “femenino” como cualidades anímicas. Freud dirá que no es
posible dar contenido nuevo a los conceptos masculino y femenino, el primero aludiría a la actividad y el
segundo a lo pasivo.
Sin embargo, las mujeres pueden desplegar gran actividad en diversas direcciones y los varones no pueden
convivir con sus iguales si no desarrollan un alto grado de docilidad pasiva. Es decir, tanto varones como
mujeres son bisexuales en sentido psicológico.
Podría caracterizarse psicológicamente la feminidad diciendo que consiste en la predilección por metas
pasivas que no es idéntico a pasividad, puede ser necesaria una gran dosis de actividad para alcanzar una
meta pasiva. Su propia constitución le prescribe a la mujer sofocar su agresión, y la sociedad se lo impone,
esto favorece que se plasmen en ella intensas emociones masoquistas. El masoquismo como se dice, es
auténticamente femenino.
El psicoanálisis no pretende describir que es la mujer, sino indagar como se desarrolla la mujer a partir del
niño de disposición bisexual.

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Los dos sexos parecen recorrer de igual modo las primeras del desarrollo libidinal. Con el ingreso a la fase
fálica se tiene que admitir que la niña pequeña es como un pequeño varón, esta fase se singulariza en el
varoncito por el hecho de que sabe procurarse sensaciones placenteras de su pequeño pene. Lo propio hace
la niña con su clítoris, parece que en ella todos los actos onanistas tuvieran por teatro este equivalente del
pene, y que la vagina fuera todavía algo no descubierto para ambos sexos.
En la fase fálica de la niña, el clítoris es la zona erógena rectora pero no esta destinada a seguir siéndolo, con
la vuelta hacia la feminidad el clítoris debe ceder a la vagina su sensibilidad y esta seria una de las tareas que
el desarrollo de la mujer tiene que solucionar mientras que el varón necesita continuar en la época de su
madurez sexual lo que ya había ensayado durante su florecimiento sexual.
La segunda tarea que gravita sobre el desarrollo de la niña es el siguiente, el primer objeto del amor del

OM
varoncito es la madre, quien lo sigue siendo en la formación del complejo de Edipo y durante toda la vida.
También para la niña tiene que ser la madre el primer objeto, en la situación edípica es el padre quien ha
devenido objeto de amor y se espera en un desarrollo de curso normal este encuentre, desde el objeto-
padre, el camino hacia la elección definitiva de objeto.
No se puede comprender a la mujer si no se pondera esta fase de la ligazón madre preedípica.
Los vínculos libidinosos de la niña con la madre son muy diversos puesto que atraviesan por las tres fases de

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la sexualidad infantil cobran los caracteres de cada una de ellas, se expresan mediante deseos orales, sádico-
anales y fálicos. Estos deseos subrogan tanto mociones activas como pasivas, si se los refiere a la
diferenciación entre los sexos, cuya emergencia es posterior, se los puede llamar masculinos y femeninos.
DD
¿A raíz de que se va a pique esta potente ligazón-madre de la niña? Esta destinada a dejar sitio a la ligazón
padre. En este paso del desarrollo no se trata de un simple cambio de vía del objeto, el extrañamiento
respecto de la madre se produce bajo el signo de la hostilidad, la ligazón-madre acaba en odio, por lo común
una parte de él se supera y otra permanece.
Con respecto al complejo de castración, en el varón nace después de la visión de unos genitales femeninos
LA

y ahí se acuerda de las amenazas que se atrajo por ocuparse de su miembro, cae bajo el influjo de la angustia
de castración. El complejo de castración de la niña se inicia con la visión de los genitales del otro sexo, al
punto nota la diferencia y su significación, se siente perjudicada y expresa que le gustaría tener algo así y
entonces cae bajo la envidia del pene. Se aferra por largo tiempo al deseo de llegar a tener algo así y cree en
esa posibilidad, el deseo de obtener al fin el pene anhelado pueden prestar su contribución a los motivos
FI

que llevan a la mujer madura al análisis, y lo que razonablemente le cabe esperar este último.
El descubrimiento de su castración es un punto de viraje en el desarrollo de la niña, de ahí parten tres
orientaciones del desarrollo, una lleva a la inhibición sexual o a la neurosis, la siguiente, a la alteración del
carácter en el sentido de un complejo de masculinidad y la tercera a la feminidad normal.


Para la niña, la situación edípica es el desenlace de un largo y difícil proceso, una posición de reposo que no
se abandona y en este punto en la relación del complejo de Edipo con el de castración salta una diferencia
entre los sexos.
El complejo de Edipo del varoncito se desarrolla a partir de la fase de su sexualidad fálica, la amenaza de
castración lo obliga a renunciar a esta postura y bajo la impresión del peligro de perder el pene, el complejo
de Edipo es abandonado y se instaura como su heredero un severo superyó.
Lo que acontece en la niña es casi lo contrario, el complejo de castración prepara al complejo de Edipo, por
el influjo de la envidia del pene, la niña es expulsada de la ligazón-madre y desemboca en la situación edípica.
En el complejo de Edipo, la niña permanece dentro de él por un tiempo indefinido.
Freud le adjudica a la feminidad un alto grado de narcisismo, para la mujer la necesidad de ser amada es más
intensa que la de amar, la vergüenza es considerada una cualidad femenina por excelencia y se le atribuye
al propósito originario de ocultar el defecto de los genitales. También se dice que sus intereses sociales son
mas endebles que los del varón, así como es menor su aptitud para la sublimación de lo pulsional.

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Solo la relación con el hijo varón brinda a la madre una satisfacción irrestricta, es la más perfecta, la más
exenta de ambivalencia de todas las relaciones humanas.

• “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Conf. 17: El sentido de los síntomas. Conf. 23: los
caminos de la formación de síntomas. Conf. 25: la angustia” Freud
23° conferencia: Los caminos de la formación de síntoma:
A juicio de los legos, los síntomas constituyen la esencia de la enfermedad, para ellos la curación equivale a
la supresión de los síntomas, pero tras eliminarlos, lo aprehensible que resta de la enfermedad es la
capacidad para formar nuevos síntomas.
Los síntomas psíquicos son actos perjudiciales, inútiles para la vida. A menudo la persona se queja de que

OM
los realiza contra su voluntad y conllevan displacer o sufrimiento, su principal prejuicio consiste en el gasto
anímico que cuestan y en el que se necesita para combatirlos. Estos costos pueden traer un
empobrecimiento de la persona y su parálisis para todas las tareas importantes. Freud expresará que todos
estamos enfermos, o sea, que todos somos neuróticos, puesto que las condiciones para la formación de
síntomas pueden pesquisarse también en las personas normales.
Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de la

.C
satisfacción pulsional. Las dos fuerzas que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma, se reconcilian
gracias al compromiso de la formación de síntoma, por eso es tan resistente porque está sostenido desde
ambos lados. Una de las partes es la libido insatisfecha que ahora tiene que buscar otros caminos para su
DD
satisfacción, en el camino de la regresión la libido es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras si en
esos lugares del desarrollo.
Si estas regresiones no despiertan la contradicción del yo, tampoco sobrevendrá la neurosis y la libido
alcanzará alguna satisfacción real, aunque no una satisfacción normal, pero el conflicto queda planteado si
el yo no presta su acuerdo a estas regresiones. La libido tiene que sustraerse del yo, le permiten tal
LA

escapatoria las fijaciones dejadas en la vía de su desarrollo, que ahora ella reconoce en sentido regresivo.
Las representaciones sobre las cuales la libido transfiere su energía en calidad de investidura pertenecen al
sistema inconciente y están sometidas a los procesos allí posibles, la condensación y el desplazamiento.
El síntoma se engendra como un retorno del cumplimiento del deseo libidinoso inconciente, desfigurado de
manera múltiple, es una ambigüedad escogida ingeniosamente, provista de dos significados que se
FI

contradicen por completo entre sí.


Por el rodeo a través del inconciente y de las antiguas fijaciones, la libido ha logrado por fin abrirse paso
hasta una satisfacción real, aunque restringida y apenas reconocible. Freud expresará que todo lo dicho de
la formación del síntoma refiere en la neurosis histérica.


Se preguntará ¿Dónde halla la libido las fijaciones que le hacen falta para quebrantar las represiones? En las
practicas y vivencias de la sexualidad infantil, en los fanes parciales abandonados y en los objetos resignados
de la niñez.
La importancia de este periodo infantil es doble: por un lado, en él se manifestaron por primera vez las
orientaciones pulsionales que el niño traía consigo en su disposición innata; y en segundo lugar, en virtud de
influencias externas, de vivencias accidentales, se le despertaron y activaron por primera vez otras pulsiones.
Las vivencias puramente contingentes de la infancia son capaces de dejar como secuelas fijaciones de la
libido, la fijación libidinal del adulto se descompone en otros dos factores: la disposición heredada y la
predisposición adquirida. La libido de los neuróticos está ligada a sus vivencias sexuales infantiles.
A la importancia de las vivencias infantiles se le debe restar lo siguiente: la libido ha vuelto a ellas
regresivamente después de que fue expulsada de sus posiciones más tardías, las vivencias libidinales no
tuvieron en su momento importancia alguna y solo la cobraron regresivamente.
La investidura libidinal de las vivencias infantiles ha sido reforzada en gran medida por la regresión de la
libido. La observación muestra que las vivencias infantiles tienen una importancia que le es propia, también

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existen neurosis infantiles en las que el factor del diferimiento temporal desempeña un papel muy reducido,
pues la enfermedad se contrae como consecuencia directa de las vivencias traumáticas. Las neurosis de los
niños son muy frecuentes, mucho más de lo que se supone, a menudo no se las ve, se las juzga como signos
de maldad o de malas costumbres y son sofrenadas por la autoridad. En la mayoría de los casos se presentan
en la forma de una histeria de angustia.
Si en periodos más tardíos estalla una neurosis, el análisis revela que es la continuación de aquella
enfermedad infantil, pero hay casos en que los que esa neurosis infantil prosigue sin interrupción como un
estado de enfermedad.
Debemos admitir que sería inconcebible que la libido regresase a la infancia si ahí no hubiera nada que
pudiera ejercer una atracción sobre ella. Por ultimo se hace presente que entre la intensidad e importancia

OM
patógena de las vivencias infantiles y la de las más tardías hay una relación de complementariedad.
Los síntomas crean un sustituto para la satisfacción frustrada, lo hacen por medio de una regresión de la
libido a épocas anteriores. El neurótico quedó adherido a algún punto de su pasado, en ese periodo su libido
no echaba de menos la satisfacción y él era dichoso, busca entonces hallar una época así, aunque para ello
tenga que retroceder hasta su periodo de lactancia. El síntoma repite aquella modalidad de satisfacción de
su temprana infancia.

.C
La modalidad de satisfacción que el síntoma aporta tiene mucho de extraño, es irreconocible para la persona
que siente la presunta satisfacción como un sufrimiento y como tal se queja de ella. Esta mudanza es parte
del conflicto psíquico bajo cuya presión debió formarse el síntoma, lo que fue para el individuo una
DD
satisfacción está destinado a provocar hoy su resistencia o repugnancia.
Hay algo más que hace que los síntomas parezcan asombrosos, no recuerdan a nada de lo que se suele
esperar de una satisfacción, casi siempre prescinden del objeto y resignan el vinculo con la realidad exterior.
Reemplazan una modificación del mundo exterior por una modificación del cuerpo, una acción exterior por
una interior.
LA

Por el análisis de los síntomas se toma conocimiento de las vivencias infantiles en que la libido está fijada y
desde las cuales se crean los síntomas, lo sorprendente reside en que estas escenas infantiles no siempre
son verdaderas. En la mayoría de los casos no lo son y en algunos están en oposición directa a la verdad
histórica, las vivencias infantiles construidas en el análisis o recordadas son a veces falsas, otras veces
verdaderas y en muchos casos una mezcla. Los síntomas son la figuración de vivencias que realmente se
FI

tuvieron y a las que puede atribuirse una influencia sobre la fijación de la libido, la figuración de fantasías
del enfermo.
Cuando él, presenta aquel material que, por detrás de los síntomas, lleva hasta las situaciones de deseo
calcadas de las vivencias infantiles, al comienzo no se puede menos que dudar sobre si se trata de realidades


o de fantasías. Más tarde, ciertas señales permitirán decidirlo y se planteara la tarea de hacérselo conocer
al enfermo, también él quiere conocer las realidades y desprecia todas las “imaginaciones”
Entre los acontecimientos que retornan en la historia juvenil de los neuróticos hay algunos de particular
importancia como: la observación del comercio sexual entre los padres, la seducción por parte de una
persona adulta y la amenaza de castración. Tales hechos de la infancia son necesarios, pertenecen al
patrimonio indispensable de la neurosis, si están contenido en la realidad muy bien, y sino se establecen a
partir de indicios y se los completa mediante la fantasía.
¿De donde vienen la necesidad de crear tales fantasías y el material con que se construyen? Su fuente está
en las pulsiones, estas fantasías primordiales son un patrimonio filogenético, en ellas el individuo rebasa su
vivenciar propio hacia el vivenciar de la prehistoria.
Las cosas que Freud ha elucidado fuerzan a considerar la génesis y la importancia de la fantasía. El yo del
hombre es educado para apreciar la realidad y para obedecer al principio de realidad, tiene que renunciar a
diversos objetos y metas de su aspiración de placer, pero siempre es difícil para el hombre la renuncia de

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placer. Por eso se ha reservado una actividad del alma en que se concede a todos estas fuentes de placer
resignadas y a estas vías abandonadas de la ganancia de placer una supervivencia.
No hay ninguna duda de que el demorarse en los cumplimientos de deseo de la fantasía trae consigo una
satisfacción, aunque el saber de que, no se trata de una realidad permanezca intacto. En la fantasía el
hombre sigue gozando de la libertad respecto de la compulsión exterior, esa libertad a la que hace mucho
renuncio en la realidad, ha conseguido en continua alternancia entre lo uno y lo otro, seguir siendo un animal
en busca de placer, para convertirse después en un ser racional.
Las producciones de la fantasía más conocidas son los sueños diurnos, unas satisfacciones de deseos eróticos,
de ambición y de grandeza, que florecen cuanto más se los intenta moderar. Esos sueños diurnos son el
núcleo y el modelo de los sueños nocturnos.

OM
Hay que tener en cuenta la importancia de la fantasía para la formación del síntoma, en el caso de la
frustración la libido inviste regresivamente las posiciones que había abandonado, pero a las que quedo
adherido con ciertos montos
¿Cómo encuentra la libido el camino hacia esos lugares de fijación? Todos los objetos y orientaciones de la
libido resignados no lo han sido por completo, ellos son retenidos con cierta intensidad en las
representaciones de la fantasía. La libido no tiene más que volver a las fantasías para hallar desde ellas el

ellas y el yo.

.C
camino a cada fijación reprimida, estas fantasías gozan de cierta tolerancia y no se llega al conflicto entre

Si antes fueron preconscientes o concientes, ahora son sometidas a la represión por parte del yo y libradas
DD
a la atracción del inconciente. Desde las fantasías inconcientes la libido vuelve a migrar hasta sus orígenes
en el inconciente, hasta sus propios lugares de fijación.
La retirada de la libido a la fantasía es un estadio intermedio hacia la formación de síntoma, Jung acuño para
ella el nombre de introversión que designa el extrañamiento de la libido respecto de las posibilidades de la
satisfacción real y la sobreinvestidura de las fantasías que hasta ese momento se toleraron por inofensivas.
LA

Un introvertido no es un neurótico, pero se encuentra en una situación lábil, al menor desplazamiento de


fuerzas se verá obligado a desarrollar síntomas.
Freud ha introducido un nuevo factor en la ensambladura del encadenamiento etiológico: la cantidad, la
magnitud de las energías que entran en juego, el conflicto entre dos aspiraciones no estalla antes que se
hayan alcanzado ciertas intensidades de investidura.
FI

Existe un camino de regreso de la fantasía a la realidad y es el arte, al comienzo el artista es también un


introvertido y no está muy lejos de la neurosis, querría conseguir honores, riqueza, fama y el amor de las
mujeres, pero le faltan los medios para alcanzar estas satisfacciones. Por eso, como cualquier insatisfecho,
se extraña de la realidad y transfiere todo su interés, su libido, a las formaciones de deseo de su vida


fantaseada.
Es probable que su constitución incluya una vigorosa facultad para la sublimación y una cierta flojera de las
represiones decisivas para el conflicto, así el artista encuentra el camino hacia la realidad.

25° conferencia: La angustia:


De la angustia los neuróticos se quejan, la señalan como su padecimiento más horrible y puede alcanzar en
ellos una intensidad enorme y hacerles adoptar las más locas medidas.
A la angustia cada uno la ha experimentado alguna vez, es un estado afectivo y se puede decir que los
neuróticos sienten una angustia más fuerte que otros, pero existen hombre angustiados que nada tienen de
neuróticos y hay neuróticos que padecen de muchos síntomas sin la angustia.
La angustia realista aparece como algo muy racional y comprensible, es una reacción frente a la percepción
de un peligro exterior, va unida al reflejo de la huida y es licito ver en ella la pulsión de autoconservación. Si
la angustia alcanza una fuerza desmedida, resulta inadecuada en extremo, paraliza toda acción aun la de la
huida, la reacción frente al peligro es una mezcla de afecto de angustia y acción de defensa.

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Lo primero que se encuentra es el apronte para el peligro, que se exterioriza en un momento de la atención
sensorial y en una tensión motriz, en él se origina la acción motriz lo que sentimos como estado de angustia.
El apronte angustiad parece lo más adecuado y el desarrollo de la angustia lo mas inadecuado.
Angustia se refiere al estado y prescinde del objeto, mientras que el miedo, dirige la atención al objeto, en
cambio el terror parece tener un sentido particular, pone de resalto el efecto de un peligro que no es recibido
con apronte angustiado, el hombre se protege del horror mediante la angustia.
Freud se preguntará que es en sentido dinámico un afecto y responderá que un afecto incluye determinadas
inervaciones motrices o descargas, ciertas sensaciones que son las percepciones de las acciones motrices
ocurridas, y las sensaciones directas de placer y displacer que prestan al afecto su tono dominante. El estado
afectivo tendría la misma construcción que un ataque histérico y sería la decantación de una reminiscencia.

OM
En cuanto al afecto de angustia Freud cree conocer cual es la impresión temprana que él reproduce, se dice
que es el acto de nacimiento, en el que se produce ese agrupamiento de sensaciones displacenteras,
mociones de descarga y sensaciones corporales que se ha convertido en el modelo para los efectos de un
peligro mortal y desde entonces es repetido como estado de angustia.
El nombre angustia destaca el rasgo de la falta de aliento, que en ese momento fue consecuencia de la
situación real y hoy se reproduce casi regularmente en el afecto.

.C
En la angustia neurótica se halla un estado general de angustia, una angustia libremente flotante, dispuesta
a prenderse del contenido de cualquier representación pasajera, influye sobre el juicio, escoge expectativas,
acecha la oportunidad de justificarse. Se llama a ese estado angustia expectante o expectativa angustiada.
DD
Las personas aquejadas de esta clase de angustia prevén, entre todas las posibles, siempre la más terrible,
interpretan cada hecho accidental como indicio de una desgracia. Un grado llamativo de angustia expectante
correspondería a lo que Freud ha denominado como neurosis de angustia que incluye entre las neurosis
actuales.
Una segunda forma de angustia está psíquicamente ligada y anudada a ciertos objetos o situaciones, es la
LA

angustia de las fobias.


Es sugerente diferenciar tres grupos, muchos de los objetos y situaciones temidos normales tienen algo de
ominoso, una dimensión de peligro y por eso tales fobias no parecen inconcebibles, la mayoría
experimentamos un sentimiento de repugnancia por ejemplo si se tropieza con una víbora. Pero, por otro
lado, hay casos en que sigue una dimensión de peligro que se suele minimizar y no anticipar, como las fobias
FI

a una situación. Por último, un tercer grupo de fobias es cuando la angustia impide a un hombre fuerte
atravesar una calle o una plaza.
Se incluyen todas estas fobias en la histeria de angustia, y se las considera como una afección muy próxima
a la conocida histeria de conversión.


La angustia expectante o estado de angustia general mantiene estrecha dependencia con determinados
procesos de la vida sexual, para el promedio de los hombres es cierto que angustia y restricción sexual se
corresponden entre sí.
Los enfermos no saben decir qué es eso ante lo cual se angustian y, mediante una elaboración secundaria,
lo enlazan con las fobias que tienen más o mano. Se construye el proceso inconciente como si no hubiera
experimentado ninguna represión y hubiera proseguido sin inhibición hasta la conciencia. Este proceso
también está acompañado de un afecto y ese afecto es sustituido por angustia en todos los casos. Esta
angustia es la moneda corriente por la cual se cambian todas las mociones afectivas.
Una tercera experiencia la proporcionan los enfermos que padecen de acciones obsesivas, si se intenta
impedirles que ejecuten su acción obsesiva una angustia horrible los fuerza a obedecer a la compulsión, la
angustia estaba encubierta por la acción obsesiva, y esta no se ejecutaba sino para evitar aquella. En la
neurosis obsesiva una formación de síntoma sustituye a la angustia que, de lo contrario, sobrevendría.
No parecería erróneo decir que, los síntomas solo se forman para sustraerse a un desarrollo de angustia que
de lo contrario seria inevitable.

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La desviación de la libido de su aplicación normal, desviación generadora de angustia, se produce en el


campo de los procesos somáticos. El desarrollo de la angustia es la reacción del yo frente al peligro y la señal
para que se inicie la huida, en el caso de la angustia neurótica, el yo emprende un idéntico intento de huida
frente al reclamo de su libido y trata este peligro interno como si fuera externo, también el desarrollo de la
angustia neurótica cede paso a la formación de síntoma.
La angustia que significa una huida del yo frente a su libido no pudo haber nacido de esa libido misma. En
los niños es muy común el estado de angustia y parece difícil discernir si se trata de angustia realista o
neurótica, se atribuye al niño una fuerte inclinación a la angustia realista. El niño no haría sino repetir así la
conducta del hombre primordial a causa de su ignorancia y de su indefensión siente angustia frente a todo
lo nuevo. Pero no todos los niños están sometidos a la angustia en igual medida, el estado de angustia

OM
aparece como lo primario y se llega a la conclusión de que el niño y el adolescente se angustian frente al
nivel de su libido justamente porque todo los angustia.
Al comienzo, el niño pequeño se angustia frente a personas extrañas, las situaciones cobran importancia
únicamente si incluyen a personas y las cosas solo se tendrán en cuenta más tarde. El niño se aterroriza
frente al rostro de un extraño porque espera ver a la persona familiar y amada, son su desengaño y añoranza
las que se trasponen en angustia, en una libido que ha quedado inaplicable.

.C
Las primeras fobias situacionales de los niños son las fobias a la oscuridad y a la soledad, la primera persiste
a menudo durante toda la vida. La angustia infantil tiene muy poco que ver con la angustia realista, y en
cambio, se emparienta de cerca con la angustia neurótica de los adultos.
DD
En el análisis de las fobias ocurre lo mismo que en la angustia infantil, una libido que permanece inaplicable
se trasmuda en una aparente angustia realista, y un minúsculo peligro externo se erige como subrogación
de los reclamos libidinales. Las fobias infantiles no solo son el modelo de las posteriores, que se incluyen en
la “histeria de angustia”, sino su directa precondición y su preludio. Toda fobia histérica se remonta a una
angustia infantil.
LA

La diferencia entre ambas afecciones reside en el mecanismo, en el adulto, para la mudanza de la libido en
angustia no basta que aquella se haya vuelto inaplicable. El desarrollo de angustia se anuda al sistema del
inconciente, la mudanza en angustia o la descarga en la forma de la angustia es el destino mas inmediato de
la libido afectada por la represión (no el único ni el definitivo). La represión corresponde a un intento de
huida del yo frente a la libido sentida como peligro.
FI

El desarrollo de la angustia se conecta con los destinos de la libido y con el sistema del inconciente, la
angustia realista tiene que considerarse como exteriorización de la pulsión de autoconservación del yo.

• “El sepultamiento del complejo de Edipo” Freud




El complejo de Edipo revela cada vez más su significación como fenómeno central del periodo sexual de la
primera infancia, después cae sepultado, sucumbe a la represión y es seguido por el periodo de latencia. A
raíz de que se va al pique los análisis parecen enseñarlo: a raíz de las dolorosas desilusiones acontecidas.
La niña que quiere considerarse la amada predilecta del padre tendrá que vivenciar alguna reprimenda de
parte de él, y se verá arrojada de los cielos, el varón que considera a la madre como su propiedad hace la
experiencia de que ella le quita el amor y cuidados para entregárselo a un recién nacido. El complejo de
Edipo se ira al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado se su imposibilidad interna.
El complejo de Edipo es vivenciado de manera enteramente individual, pero es también un fenómeno
determinado por la herencia.
El desarrollo sexual del niño progresa hasta una fase en que los genitales ya han tomado sobre si el papel
rector, estos genitales son solo los masculinos (el pene), los femeninos siguen sin ser descubiertos. Esta fase
fálica, contemporánea a la del complejo de Edipo, no prosigue su desarrollo hasta la organización genital
definitiva, sino que se hunde y es relevada por el periodo de latencia.

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Cuando el niño varón ha volcado su interés a los genitales, lo deja traslucir por su ocupación manual pero
los adultos no están de acuerdo con ese obrar y sobreviene así la amenaza de que se le arrebatará esa parte
tan estimada por él, la amenaza de castración proviene de mujeres que buscan reforzar su autoridad
invocando al padre o al doctor quienes consumarán el castigo.
La tesis es que la organización genital fálica del niño se va al fundamento a raíz de esta amenaza de
castración, pero al principio el varón no presta creencia ni obediencia, solo tras hacer una nueva experiencia
el niño empieza a contar con la posibilidad de una castración a disgusto y no sin empeñarse en reducir el
alcance de su propia observación.
La observación que quiebra la incredulidad del niño es la de los genitales femeninos. El varón orgulloso de
su posesión del pene, llega a ver la región genital de la niña y no puede menos que convencerse de que la

OM
falta de un pene, se vuelve representable la falta del pene y la amenaza de castración obtiene su efecto con
posterioridad.
El complejo de Edipo ofrecía al niño dos posibilidades de satisfacción: una activa y una pasiva. Pudo situarse
de manera masculina en el lugar del padre y como el mantener comercio con la madre, a raíz de lo cual la
madre quedó sobrando. En cuanto a la naturaleza del comercio amoroso satisfactorio, el niño debe de tener
representaciones muy imprecisas pero el pene cumplió su papel.

.C
La aceptación de la posibilidad de castración, la intelección de que la mujer es castrada, puso fin a las dos
posibilidades de satisfacción derivada del complejo de Edipo, ambas conllevaban a la perdida del pene, una
masculina en calidad de castigo y otra femenina, como premisa.
DD
Si la satisfacción amorosa en el terreno del complejo de Edipo debe costar el pene, entonces por fuerza
estallara el conflicto entre el interés narcisista en esta parte del cuerpo y la investidura libidinosa de los
objetos parentales. En este conflicto triunfa normalmente el primero de esos poderes, el yo del niño se
extraña del complejo de Edipo.
Las investiduras de objeto son resignadas y sustituidas por identificación. La autoridad del padre
LA

introyectada en el yo, forma ahí el núcleo del superyó que toma prestada del padre su severidad, perpetua
la prohibición del incesto, y así asegura al yo contra el retorno de la investidura libidinosa de objeto.
Las aspiraciones libidinosas pertenecientes al complejo de Edipo son sexualizadas y sublimadas y en parte
son inhibidas en su meta y mudadas en mociones tiernas. El proceso en su conjunto salvo una vez a los
genitales, alejo de ellos el peligro de la perdida y además los paralizo, cancelo su función. Con ese proceso
FI

se inicia el periodo de latencia que viene a interrumpir el desarrollo sexual del niño.
El nombre de “represión” al extrañamiento del yo del complejo de Edipo es correcto, pero el proceso
descripto es mas que una represión, equivale a una destrucción y cancelación del complejo. Es aquí la
frontera entre lo normal y lo patológico, si el yo no ha logrado mucho más que una represión del complejo


este subsistirá inconciente en el ello y más tarde exteriorizará su efecto patógeno.


Freud se preguntará ¿Cómo se consuma el correspondiente desarrollo en la niña? Y dirá que el material aquí
es oscuro y lagunoso, también el sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un superyó y un periodo
de latencia.
El clítoris de la niña se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero ella, por la comparación con
un niño percibe que es demasiado corto y siente este hecho como un perjuicio y una razón de inferioridad.
Durante un tiempo se consuela con la expectativa de que cuando crezca ella tendrá un apéndice tan grande
como el del muchacho. Es en este punto que se bifurca el complejo de masculinidad de la mujer, la niña no
comprende su falta actual como un carácter sexual, sino que lo explica mediante el supuesto de que una vez
lo tuvo y que después lo perdió por castración. La niña acepta la castración como un hecho consumado,
mientras que el varón tiene miedo a la posibilidad de su consumación.
El complejo de Edipo de la niña es mucho más univoco que el del niño, es raro que vaya más allá de la
sustitución de la madre y de la actitud femenina hacia el padre. La renuncia al pene no se soportará sin un

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intento de resarcimiento, la muchacha se desliza a lo largo de una ecuación simbólica del pene al hijo, su
complejo de Edipo culmina en el deseo de recibir como regalo un hijo del padre, parirle un hijo.
Ambos deseos, el de poseer un pene y el de recibir un hijo permanecen en lo inconciente.

• “Seminario 3: Las psicosis” Lacan


XII: La pregunta histérica:
Lacan en dicho seminario de las psicosis expresará un ejemplo de una vieja observación de histeria
traumática, dicha observación fue de Joseph Hasler, quien relata la historia de un tipo que es guarda de
tranvías durante la revolución húngara. Tiene treinta años, y es protestante, su vida profesional está marcada
por cambios no carentes de significación, primero es panadero, luego trabaja en un laboratorio químico y,

OM
por fin es guarda de tranvías.
Un día, baja de su vehiculo, tropieza y tiene un chichón que le duele un poco, lo llevan al hospital donde no
le encuentran nada y todo transcurre bien. Sin embargo, luego tiene una crisis que se caracteriza por la
aparición de un dolor a la altura de la primera costilla, es un dolor que le crea al sujeto un estado de creciente
malestar. Las crisis siguen y reaparecen con regularidad, avanzan hasta producir perdidas de conocimiento
al sujeto.

.C
Lo vuelven a examinar y no encuentran nada, se piensa así, en una histeria traumática y lo envían al autor,
quien lo analiza. Después de la primera sesión, el sujeto se sienta en el diván y se pone a mirarlo con los ojos
como platos, cual si descubriese un monstruo inesperado y enigmático.
DD
Hasler intenta encontrar los rasgos de un carácter anal y progresa, pero la interpretación que termina
dándole al sujeto sobre sus tendencias homosexualizantes ni le va ni le viene a éste.
El desencadenamiento de la neurosis supone un trauma, en la infancia del sujeto se encuentran muchos de
estos. El sujeto desencadena su crisis durante los exámenes que lo someten a la acción de misteriosos
instrumentos, y estas crisis se presentan vinculadas al fantasma de un embarazo. ¿Soy o no capaz de
LA

procrear? Esta pregunta se sitúa evidentemente a nivel del Otro, en tanto la integración de la sexualidad
está ligada al reconocimiento simbólico.
El sujeto encuentra su lugar en un aparato simbólico preformado que instaura la ley en la sexualidad, y esta
ley solo le permite al sujeto realizar su sexualidad en el plano simbólico.
Lo que está en juego en este sujeto es la pregunta ¿Qué soy? ¿soy?, es una relación de ser, un significante
FI

fundamental. En la medida en que esta pregunta en tanto simbólica fue despertada y no reactivada en tanto
imaginaria, se desencadenó la descompensación de la neurosis y se organizaron sus síntomas.
¿Quién soy? ¿Un hombre o una mujer? Y ¿Soy capaz de engendrar? Toda la vida del sujeto se reordena en
su perspectiva cuando se tiene esta clave. El sujeto tiene una gran ambición, dedicarse a la cría de gallinas.


Cae del tranvía que se ha vuelto para él un aparato significativo, cae, se pare a sí mismo. El tema único del
fantasma de embarazo domina en tanto que significante de la pregunta de su integración a la función viril,
a la función de padre.
Todo lo dicho, todo lo expresado, todo lo gestualizado, todo lo manifestado, solo cobra su sentido en función
de la respuesta que ha de formularse sobre esta relación simbólica ¿soy hombre o soy mujer?
A partir de esto, Lacan retomará el caso de Dora, quien culmina en una pregunta fundamental acerca del
tema de su sexo, no sobre que sexo tiene sino ¿Qué es ser una mujer? Y específicamente ¿qué es un órgano
femenino?
La mujer se pregunta que es ser una mujer, del mimo modo el sujeto masculino se pregunta que es ser una
mujer. Para la mujer la realización de su sexo no se hace en el complejo de Edipo en forma simétrica a la del
hombre, por identificación a la madre, sino al contrario, por identificación al objeto paterno, lo cual le asigna
un rodeo adicional.

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La desventaja en la que se encuentra la mujer en cuanto al acceso a la identidad de su propio sexo, en cuanto
a su sexualización como tal, se convierte en la histeria en una ventaja, gracias a su identificación imaginaria
al padre, que le es perfectamente accesible, debido a su lugar en la composición del Edipo.
Para el hombre, en cambio, el camino sería más complejo.

La pregunta histérica (II) ¿Qué es una mujer?


Para Lacan lo esencial consiste en distinguir el simbolismo en tanto estructurado en el lenguaje.
La dinámica de los fenómenos del campo analítico está vinculada a la duplicidad que resulta de la distinción
del significante y del significado. El yo, nada tiene que ver con el uso analítico que de él se hace actualmente.
1.

OM
El reforzamiento del yo no puede ser otra cosa que la acentuación de la relación fantasmatica siempre
correlativa del yo. En lo que concierne el reforzamiento del yo va en sentido opuesto al de la disolución, solo
de los síntomas, sino de la estructura misma.
¿Cuál es el sentido de lo que introdujo Freud con su nueva tópica cuando acentuó el carácter imaginario de
la función del yo? Precisamente la estructura de la neurosis, Freud coloca al yo en relación con el carácter
fantasmático del objeto.

.C
En cuando al ideal del yo, su función no es de objetividad, sino de ilusión, es fundamentalmente narcisista,
y el sujeto da acento de realidad a cualquier cosa a partir de ella.
Lacan se pregunta cuál es, en las neurosis típicas, el lugar del yo, y dirá que el neurótico hace su pregunta
DD
secreta y amordazada con su yo. Una histérica usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente
para no hacerla, la estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta, y por eso fue una pura y
simple pregunta. El neurótico está en una posición de simetría, es la pregunta que nos hacemos, y es
justamente porque ella nos involucra tanto como a él, que nos repugna formularla con mayor precisión.
¿Quién es Dora? Alguien capturado en un estado sintomático muy claro, con la salvedad de que Freud se
LA

equivoca respecto al objeto de deseo de Dora, en la medida en que él mismo está demasiado centrado en
la cuestión del objeto, se pregunta qué desea Dora, antes de preguntarse quién desea en Dora.
Para Lacan es la Sra K el objeto que verdaderamente le interesa a Dora, en tanto que ella misma está
identificada al señor K, el yo de Dora es el Señor K, en tanto ella es el Señor K, todos sus síntomas cobran su
sentido definitivo.
FI

La afonía de Dora se produce durante las ausencias del Señor K, y para Lacan si ella se calla se debe de hecho
a que el modo de objetivación no está puesto en ningún otro lado, la afonía aparece porque Dora es dejada
directamente en presencia de la Señora K.
La identificación de Dora, con el señor K. es lo que sostiene esta situación hasta el momento de la


descompensación neurótica, si se queja de esa situación, eso también forma parte de la situación, ya que se
queja en tanto identificada al señor K.
A propósito del Complejo de Edipo Freud, nunca dejo de insistir en la disimetría fundamental del Edipo en
ambos sexos, Lacan se pregunta a qué se debe esa disimetría y responderá que para algunos a la relación de
amor primaria con la madre pero Freud evoca, el elemento anatómico que hace que para la mujer los dos
sexos sean idénticos, la razón de la disimetría se sitúa a nivel simbólico que se debe al significante.
Para Lacan no hay simbolización del sexo de la mujer en cuanto tal. El acceso de la mujer al complejo edípico,
su identificación imaginaria, se hace pasando por el padre, al igual que el varón, debido a la prevalencia de
la forma imaginaria del falo, pero en tanto que a su vez ésta está tomada como el elemento simbólico central
del Edipo.
El falo, es un símbolo que no tiene correspondiente ni equivalente, lo que está en juego es una disimetría en
el significante. Esta disimetría significante determina las vías por donde pasará el complejo de Edipo, ambas
vías llevan por el sendero de la castración.

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La experiencia muestra una diferencia llamativa: uno de los sexos necesita tomar como base de identificación
la imagen del otro sexo.
Donde no hay material simbólico, hay obstáculo, defecto para la realización de la identificación esencial para
la realización de la sexualidad del sujeto. Este defecto proviene de que, lo simbólico carece de material, pues
necesita uno. El sexo femenino, tiene un carácter de ausencia, de vacío, de agujero, que hace que se presente
como menos deseable que el sexo masculino.
La pregunta no está vinculada simplemente al material, a la tienda de accesorios del significante, sino a la
relación del sujeto con el significante en su conjunto.
2.
Lacan considera el plano simbólico y el plano imaginario. Parecería que el primero es todo lo que nos brinda

OM
el sistema del mundo, es decir, porque el hombre tiene palabras conoce cosas, por otro lado, la relación
imaginaria está ligada a la etiología, a la psicología animal, la relación sexual implica la captura por la imagen
del otro.
Uno de los dominios parece abierto a la neutralidad del orden del conocimiento humano, el otro parece ser
el dominio mismo de la erotización del objeto.
La realización de la posición sexual en el ser humano está vinculada según Freud, a la prueba de la travesía

.C
de una relación fundamentalmente simbolizada, la del Edipo, que entraña una posición que aliena al sujeto,
vale decir que le hace desear el objeto de otro, y poseerlo por procuración de otro. Nos encontramos ante
una posición estructurada en la duplicidad del significante y el significado. En tanto la función del hombre y
DD
la mujer está simbolizada, en tanto es literalmente arrancada al dominio de lo imaginario para ser situada
en el dominio de lo simbólico, es que se realiza toda posición sexual normal, acabada. La realización genital
está sometido como exigencia esencial, a la simbolización, que el hombre se virilice, que la mujer acepte su
función femenina.
La relación de identificación a partir del cual el objeto se realiza como objeto de rivalidad está situada en el
LA

orden imaginario.
En el entrecruzamiento de lo imaginario y lo simbólico se encuentra la fuente de la función esencial que
desempeña el yo en la estructuración de las neurosis. Cuando Dora se pregunta ¿qué es una mujer? Intenta
simbolizar el órgano femenino en cuanto tal, el pene le sirve de instrumento imaginario para aprehender lo
que no logra simbolizar.
FI

Hay más histéricas que histéricos porque el camino de la realización simbólica de la mujer es más
complicado, su posición es esencialmente problemática e inasimilable. El histérico y la histérica se hacen la
misma pregunta, es decir, que la pregunta del histérico también atañe a la posición femenina.
Lacan se pregunta si se puede precisar del factor común a la posición femenina y a la pregunta masculina en


la histeria y dirá que es un factor que se sitúa a nivel simbólico, se trata de la pregunta de la procreación. En
la histeria se trata de saber en qué ella se diferencia del mecanismo de la psicosis, en quien la pregunta de
la procreación se dibuja y muy especialmente la de la procreación femenina.

• “Seminario 4: La relación de objeto. Cap. VIII”


Dora y la joven homosexual:
Lacan da cuenta de los tres tiempos de la subjetividad, considerados en relación con la frustración y a
condición de entender ésta en el sentido de la falta de objeto.
La institución del símbolo más o menos, presencia o ausencia, es una posición objetivable de los datos del
juego.
El segundo tiempo par o impar, es una especie de demanda que nos deja en la situación de ser gratificados
o no por la respuesta del otro, pero no depende de él satisfacer o no nuestra demanda. Aquí, para Lacan,
tenemos el segundo estadio de la relación dual, que instituye la demanda y su respuesta, y sobre esta última
se establece el nivel de frustración.

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49

Si el juego tiene interés es porque introducen en él la tercera dimensión que le da sentido propio, la de la
ley. El otro sugiere en todo momento una regularidad, la institución de una ley es cuando se establece lo
fundamental del juego, lo que le da su sentido intersubjetivo y lo sitúa en una dimensión no ya dual, sino
ternaria.
Es necesario, para Lacan, introducir tres términos para que pueda empezar a articularse algo semejante a
una ley.

1.
Freud dice que la resistencias de la joven homosexual han sido insuperables ¿Cómo materializa dichas
resistencias? ¿Qué ejemplos da? ¿Qué sentido les da? Las ve expresada en un sueño que se trata de unión,

OM
conjugo matrimonio fecundo. En él, la paciente está sometida a un cónyuge ideal y tiene hijos, el sueño
manifiesta un deseo que va en dirección de lo que, representada aquí por la familia, puede desear como el
mejor resultado del tratamiento.
Freud lejos de tomar el texto del sueño al pie de la letra, no ve en él más que una treta de la paciente,
destinada expresamente a decepcionarlo, o a ilusionarlo y desilusionarlo al mismo tiempo.
En “La interpretación de los sueños” introduce una comparación entre capitalista y empresario, el deseo

.C
preconsciente es el empresario del sueño, pero el sueño no sería en absoluto suficiente para instituirse como
representante de lo que se llama el inconciente, si no hubiera otro deseo que constituye el fondo del sueño,
el deseo inconciente.
DD
“Tú eres mi mujer, tú eres mi amo, tú tendrás un hijo mío” Ésta, es la entrada del Edipo, la promesa en la
que se basa la entrada de la niña en el complejo de Edipo, este es el origen de la posición y en el sueño se
articula una situación que satisface tal promesa, lo que se manifiesta es siempre el mismo contenido
inconsciente.
Si hay transferencia es en la medida en que hay una insistencia propia de la cadena significante, esta
LA

insistencia propia de la cadena simbólica no la sume el sujeto. La transferencia se produce en lo esencial en


el plano de la articulación simbólica.
Cuando Lacan habla de transferencia es en la medida en que se trata de la articulación simbólica
propiamente dicha.
El caso de la joven homosexual y el caso Dora se equilibran admirablemente. Se entrecruzan el uno con el
FI

otro, en primer lugar, porque la confusión de la posición simbólica con la posición imaginaria se produce en
un sentido opuesto en cada caso.

2.


En el caso Dora se encuentran los siguientes personajes: un padre, una hija y también una dama, la Sra. K (al
igual que en la joven homosexual)
La situación se ha hecho intolerable tras una especie de demostración o de intención de suicidio que ha
acabado alarmando a su familia, el padre se la presenta a Freud como una enferma y este mismo paso denota
una crisis en el conjunto social.
Sin embargo, este singular equilibrio se habría roto ya dos años atrás, con motivo de una situación que de
entrada le ocultan a Freud, a saber, que el padre tenía como amante a la Sra. K, casa con el Sr. K. Esta pareja
vive en una especie de relación de cuarteto con la pareja formada por el padre y la hija (la madre está ausente
de la situación)
En el caso de la joven homosexual, la madre está presente, puesto que es ella quien le arrebata a la hija la
atención de su padre, mientras que, en el caso de Dora, es el padre quien introduce a la dama y al parecer
la mantiene ahí, mientras que en el otro caso es la hija quien la introduce.

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50

Lo chocante es que Dora le indica a Freud su reivindicación extremadamente intensa del afecto de su padre,
que, según ella, le fue arrebatado por la relación en cuestión.
Freud lleva a Dora hasta la siguiente pregunta “Esto que la subleva a usted como si de una disipación se
tratara ¿acaso no es algo en lo que usted misma ha participado?” La situación había sostenida de la forma
más eficaz por la misma Dora.
Se revela incluso que Dora tiene una relación con la dama que resulta ser su confidente y, al parecer, ha
llegado muy lejos en sus confidencias.
Lacan señala el intervalo de nueve meses entre el síntoma histérico de la apendicitis y su raíz, la escena del
lago, pero en realidad son quince meses, porque el quince está por todas partes en la observación, y es un
elemento útil para su comprensión.

OM
Freud se da cuenta a posteriori, de que si ha fracasado, es en razón de una resistencia de la paciente a admitir
la relación amorosa que la une con el Señor K, algo que él le sugirió como un hecho con todo el peso de su
insistencia y de su autoridad. Freud llega a indicar que hubiera debido comprender que el apego homosexual
por la Señora K, era la verdadera significación de la institución de la posición primitiva de Dora, así como de
su crisis.
Para Lacan está claro que el Señor K, su persona, tiene una importancia primordial en Dora, y que con él se

.C
establece algo semejante a un vínculo libidinal.
Cinco años atrás de la publicación de este texto, Lacan indicaba que la histeria es alguien cuyo objeto es
homosexual, la histérica aborda este objeto homosexual por identificación con alguien el otro sexo.
DD
El yo de Dora ha hecho un identificación con un personaje viril, el señor K, y los hombres son para ella otras
tantas cristalizaciones posibles de su yo, por medio del Señor K, en la medida en que ella es el señor K, en el
punto imaginario que constituye la personalidad del Señor K, es como Dora está vinculada con el personaje
de la Señora K.
La señora K es la pregunta de Dora. Esta última es una histérica, alguien que ha alcanzado la crisis edipica y
LA

que ha podido y no ha podido franquearla. Hay una razón para ello, y es que su padre (al revés que el padre
de la homosexual) es impotente.
Lacan se pregunta ¿Cuál es la función del padre como donador? Esta situación descansa en la distinción que
Lacan hace con respecto a la frustración primitiva, la que puede establecerse en la relación del niño con la
madre. Hay u objeto del que el niño es frustrado, pero después de la frustración su deseo subsiste.
FI

La madre interviene entonces en otro registro, da o no da, pero en cuento que ese don es signo de amor. El
padre sirve para ser quien da simbólicamente ese objeto faltante, en Dora, no lo da porque no lo tiene. Ella
sigue muy vinculada con este padre de quien no recibe simbólicamente ese don viril, tan vinculada que su
historia empieza a la edad de la salida del Edipo. El amor de Dora hacia su padre es correlativo y coextendido


de su disminución.
Lo que se pide como signo de amor es, algo que solo vale como signo y como ninguna otra cosa. No hay
mayor don posible, mayor signo de amor, que el don de lo que no se tiene, la dimensión del don solo existe
con la introducción de la ley. El don es algo que circula, el don que uno hace es siempre el don que ha
recibido, el don se da por nada.
El principio del intercambio es nada por nada. En el don de amor, se da algo por nada, y solo puede ser nada,
lo que constituye el don es que un sujeto da algo de forma gratuita, ya que tras lo que da está todo lo que le
falta, el sujeto sacrifica más allá de lo que tiene.
Dora se encuentra en el momento en que ama a su padre, lo ama por lo que él no le da.
Toda la situación se instaura como si Dora tuviera que plantearse la pregunta ¿qué es lo que mi padre ama
en la señora K? La Sra K. se presenta como algo a lo que el padre puede amar más allá de ella misma. A lo
que Dora se aferra es a lo que su padre ama en otra, en la medida en que no sabe que es.
El sujeto femenino solo puede entrar en la dialéctica del orden simbólico por el don del falo. El deseo apunta
al falo como don, que ha de ser recibido a este título, es necesario que el falo sea elevado al nivel del don, y

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al ser elevado hace entrar al sujeto en la dialéctica del intercambio. En este contexto la necesidad real
vinculada con el órgano femenino tendrá su lugar y obtendrá su satisfacción accesoriamente, pero nunca
será discernido simbólicamente como algo dotado de sentido, siempre será problemático.
Dora se pregunta ¿Qué es una mujer? Y eso porque la Señora K, encarna propiamente la función femenina,
porque ella es para Dora la representación de algo en lo que dicha función se proyecta como pregunta, como
la pregunta Dora. La Señora K, es lo que es amado más allá de Dora, y por eso la propia Dora siente interés
por esta posición, la señora K realiza lo que Dora, no puede ni saber ni conocer de esta situación en la que
ella consigue alojarse.
Dora considera que el señor K, participa de lo que simboliza el lado pregunta de la presencia de la Señora K,
esta última es objeto de adoración por quienes la rodean, y a fin de cuentas, Dora se sitúa con respecto a

OM
ella como participando de esta adoración. El señor K, es su forma de normativizar esa posición, tratando de
reintegrar en el circuito al elemento masculino.
¿Cuándo le da la una bofeteada? Lo que el Señor K, le dice lo retira a él mismo del circuito así construido,
que queda establecido así en su orden propio, él no dice que su mujer no es nada para él, dice que, junto a
su mujer, no hay nada, quiere decir que no hay nada detrás de su mujer “Mi mujer no está en el circuito”.
¿Qué resulta de ello? Dora no puede tolerar que solo se interese por ella, interesándose solo en ella toda la
situación se rompería.

.C
Dora se revela y empieza a decir “Mi padre me vende a otro”. Así, el Señor K. confiesa estar excluido de un
circuito en el que Dora podría o bien identificarlo con ella, o bien pensar que Dora es su objeto más allá de
DD
la mujer por medio de la cual ella está vinculada con él.
La situación se desequilibra, Dora se ve relegada al papel del puro y simple objeto y entonces empieza a
ponerse reivindicativa. Reivindica el amor de su padre, algo que hasta ahora se mostraba dispuesta a
considerar que recibía, aunque por mediación de otra.
LA

3.
Dora, tomada como sujeto se sitúa a cada paso, bajo cierto número de significantes de la cadena, encuentra
en la situación una especie de metáfora perpetua.
El señor K, es su metáfora, porque ella no puede decir nada, no sabe dónde situarse, ni donde está ni para
qué sirve el amor.
FI

Si Dora se expresa como lo hace, a través de sus síntomas, es porque se pregunta qué es ser mujer. Esos
síntomas son elementos significantes, pero lo son porque por debajo corre un significado en perpetuo
movimiento, que es como Dora se implica y se interesa.
La neurosis de Dora adquiere su sentido como metafórica y así es como puede resolverse. El síntoma no es


más que una metáfora, para Dora es una especie de tentativa de recuperar la ley de los intercambios
simbólicos en relación con el hombre con el que se ha de unir o desunir.

• “Intervención sobre la transferencia. En escritos 1” Lacan


Lacan plantea que por lo que hace a la experiencia psicoanalítica debe comprenderse que se desarrolla entera
en esa relación de sujeto a sujeto, dando a entender con eso que conserva una dimensión irreductible a toda
psicología considerada como una objetivación de ciertas propiedades del individuo.
En un psicoanálisis, el sujeto, se constituye por un discurso donde la mera presencia del psicoanalista aporta,
antes de toda intervención, la dimensión del dialogo. En una palabra, el psicoanálisis es una experiencia
dialéctica y esta noción debe prevalecer cuando se plantea la cuestión de la naturaleza de la transferencia. La
transferencia no es anda real del sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la dialéctica
analítica, de los modos permanentes según los cuales constituye sus objetos. La trasferencia no remita a
ninguna propiedad misteriosa de la afectividad, sino que toma su sentido en función del momento dialectico
en que se produce.

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Lacan plantea que va a fundamentar su demostración con el caso Dora. El sostiene que el caso Dora es
expuesto por Freud bajo la forma de una serie de inversiones dialécticas. De esta forma va a marcar tres
desarrollos de verdad que se relacionan con tres inversiones dialécticas:

1. Un primer desarrollo
Dora llega al tratamiento traída por el padre, pero porque algo la aqueja. Sostenía su queja planteando que
había sido entregada como objeto por parte de su padre al señor K, que su padre y la señora de K mantenían
una relación que intentaban disimular bajo ficciones a veces ridículas. Ante todo, esto su padre hacia la vista
gorda, convirtiéndola a Dora en un objeto de ese juego. Por otro lado, ella llega a tratamiento después de
toda una situación que genero un malestar en la familia, a raíz de la carta.

OM
Frente a todo esto, Freud se encuentra colocado bajo la pregunta: “Esos hechos están ahí, proceden de la
realidad y no de mi". ¿Qué quiere usted cambiar en ellos? A lo cual Freud responde por:
Una primera inversión dialéctica: “mira, le dice, cuál es tu propia parte en el desorden de lo que te quejas”.
A raíz de esto, Freud invierte la demanda y plantea cual es la parte en la que ella se implica. Permite que
dora se implique en el tratamiento, por ende, que se encauce el síntoma. Hace surgir algo de su implicancia
en la queja, en su decir, qué parte le corresponde a ella. Allí aparece entonces:

.C
2. Un segundo desarrollo de la verdad
A saber, que no es solo por el silencio, sino gracias a la complicidad de Dora misma, más aún: bajo su
DD
protección vigilante, como pudo durar la ficción que permitió prolongarse a la relación de los dos amantes.
Se pone en vista lo que se ocultaba detrás de la queja, que solo puede aparecer en la medida en que ella se
implica.
Al mismo tiempo, la relación edipica revela estar constituida en Dora por una identificación con el padre, la
cual se transparenta en todos los síntomas de conversión presentados por Dora, y su descubrimiento inicia
LA

el levantamiento de muchos de estos.


La pregunta se convierte entonces en este momento en ¿Qué significan sobre esta base los celos
súbitamente manifestados por Dora ante la relación amorosa de su padre? Estos, por presentarse bajo la
forma tan preponderante, requieren una explicación. Aquí Lacan sitúa:
La segunda inversión dialéctica: Freud opera con la observación de que no es el objeto pretendido de los
FI

celos lo que da su verdadero motivo, sino que enmascara un interés hacia la persona del sujeto-rival.
Posibilita que ella diga cuál es su verdadero objeto de interés: la señora de k, que constituye:

3. Un tercer desarrollo de la verdad:




La atracción fascinada de Dora hacia la señora de k (“su cuerpo blanquísimo”), las confidencias que recibe
sobre el estado de sus relaciones con su marido. Freud percibió la pregunta a la que llevaba este nuevo
desarrollo: si esta es la mujer de la que experimentaba dora la desposesión, ¿cómo no le tiene rencor por la
redoblada traición de que sea de ella de quien partieron esas imputaciones de intriga y de perversidad que
todos comparten para acusarla a ella de embuste? ¿Cuál es el motivo de esa lealtad que la lleva a guardarle
el secreto último de sus relaciones? (a saber, la iniciación sexual, rastreable ya en las acusaciones mismas de
la señora de k)
Con este secreto se da la tercera inversión dialéctica, la que daría el valor real del objeto que es la señora de
k para Dora. Es decir, no un individuo, sino un misterio, el misterio de su propia femineidad. La señora de k
portaba el enigma de la femineidad. Tal como aparece en el segundo de los dos sueños. Hubiese posibilitado
que no fuese el señor de K el foco de interés. Pero Freud insiste en el enamoramiento y con ello obtura de
sentido, desde un lugar de saber. Por lo tanto, Dora no puede trabajar que pregunta porta para ella la señora

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de k. Freud dice que su error técnico fue no darse cuenta del valor que tenía la señora de k, valor que
denomina como ginecofico.
La insistencia de Freud obtura la posibilidad de trabajar ese valor. Si eso se hubiese posibilitado, el
tratamiento hubiese continuado.
En relación a esto, Lacan plantea que Freud no logra ver que la afonía de Dora expresa el llamado de la
pulsión erótica oral en el encuentro a solas con la señora de k. Por otro lado, Lacan sostendrá que Dora se
identifica con el señor K.
Este tercer momento se produce a raíz del segundo sueño. La interpretación de eso no permite abrir la
pregunta.
Lacan sostiene que igual que para toda mujer, el problema de su condición es en el fondo aceptarse como

OM
objeto del deseo del hombre, y es este para dora el misterio que motiva su idolatría hacia la señora de k.
Freud en esta tercera inversión no logra orientar a dora hacia el reconocimiento de lo que era para ella la
señora de k. el hecho de que su falla fuese fatal para el tratamiento, Freud lo atribuye a la transferencia, al
error que le hizo posponer su interpretación. Hubo una insuficiente apreciación del nexo homosexual que
unía a Dora con la señora de K. En dora está presente en relación a la señora de k, algo de la sexualidad, que
no es una elección de objeto y que Freud no llego a dilucidar.

K inspiraría para Dora.

.C
Freud en relación a su contratransferencia vuelve demasiado constantemente sobre el amor que el señor de

Lacan se pregunta qué sucede en la escena de la declaración al borde del lago, que fue la catástrofe donde
Dora entro en la enfermedad. Cuando señor de K dijo “mi mujer ya no es nada para mi” y recibió una
DD
bofetada. Y desde ese momento, ¿qué seria para ella ese fantoche (marioneta) que acaba sin embargo de
romper el hechizo en que vive ella desde hace años?
Los dos sueños son sueños de trasferencia.
En el primero dora aparece reclamando el amor al padre. En el segundo, aparece más abierta a la vida, dando
LA

un paseo con un joven. Sosteniendo de alguna forma un interrogante.


En estos dos sueños se produce un cambio en dora. Desde un lugar de padecimiento a otro en donde se
encuentra más abierta a la vida.
La transferencia, para que se estructure, es necesario que el analista se corra del lugar de sujeto supuesto
saber. Para posibilitar que se estructure (la transferencia) como un interrogante, en donde el saber lo tiene
FI

el paciente. Por el contrario, si el saber queda del lado del analista, se obtura. En la asociación libre aparece
algo que se repite, eso se encauza a partir de la trasferencia. La pregunta es, ¿Por qué el paciente se
encuentra en la misma posición ante el síntoma? El analista no responde a eso, no le da sentido, sino que
mantiene la pregunta para posibilitar el encauce de la trasferencia. La puesta en causa del síntoma, la


implicación en el tratamiento posibilita la trasferencia y con ella la dirección de la cura.

• “La significación del falo” Lacan


La significación del falo se enlaza de manera íntima con los tres tiempos del Edipo. En el primer tiempo el
niño esta alienado al deseo de la madre, en el segundo tiempo aparece el padre privador y, por último, en
el tercer tiempo el padre como articulador de la ley.
El significante tiene como operación la metáfora y la metonimia, tiene función activa. El significante fálico va
a introducir una oposición al sujeto. Por un lado, la función imaginaria responde a la primer parte del
Complejo de Edipo (identificación con la madre) donde el niño intenta identificarse con el deseo del Otra
madre. Por otro lado, en la función simbólica va a funcionar como razón de deseo (deseo de Otro)
A partir de Lacan, el significante implica que no hay nunca una significación completa, para el hablante
siempre falta un significante para poder significarlo todo. No hablamos de un significado total, siempre algo

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escapa a la significación. La barra del alogaritmo es lo que rompe la unidad del signo dando como resultado
que un resto escape a la significación.
Podemos diferenciar cuatro tramos en el que se divide el texto: (1) trata acerca de la significación del
complejo de castración (2) significante, falo como significante (3) necesidad, demanda y deseo (4)
estructuras a la que están sometidas las relaciones entre los sexos.
El complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo en la estructuración dinámica de los
síntomas, de lo que es analizable, es decir, aquello que va por vía de la función fálica, en las neurosis, y las
perversiones; y en una regulación del desarrollo que da razón a la instalación en el sujeto de una posición
inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo (por ejemplo, un niño con su papá),
ni siquiera responder a las necesidades (deseo) de su pareja en la relación sexual.

OM
Esto nos lleva a afirmar que el hombre asume sus atributos a través de una amenaza, bajo el aspecto de una
privación que se denomina complejo de castración.
Los hechos clínicos demuestran una relación del sujeto con el falo se establece independientemente de la
diferencia anatómica de los sexos y que es por ello de una interpretación difícil en la mujer que se expresa
en los siguientes puntos:

.C
a) Por qué la niña se considera a sí misma como castrada, aunque fuese por un momento, es decir, privada
de falo (falta simbólica, por ejemplo: una chica que no tiene brazos, aprende a comer con los dedos del
pie, por lo tanto la falta es simbólica ya que puede utilizar sus pies como manos), por la operación de
DD
alguien, primero de su madre, y luego de su padre.
b) Por qué más primordialmente, en los dos sexos, la madre es considerada como provista de falo.
c) Por qué la significación de la castración no toma su alcance eficiente en cuanto la formación de los
síntomas sino a partir de su descubrimiento como castración de la madre (¿por qué la castración cobra
su verdadera significación cuando se descubre la castración en la madre, y no cuando se expresa en
LA

síntomas?)
d) Estos 3 problemas culminan en la cuestión de la razón, en el desarrollo de la fase fálica. Freud especifica
bajo este término la primera maduración genital: por una parte, se caracterizaría por la dominación
imaginaria del atributo fálico y por el goce masturbatorio; y por otra parte, localiza este goce en la mujer
FI

en el clítoris como función de falo, y que parece excluir así en los dos sexos, hasta la declinación del
Edipo, toda localización de la vagina como lugar de la penetración genital (hasta que no se haya salido
del complejo de Edipo, la niña le da a la vagina la función del falo).
Es el descubrimiento de Freud el que da a la oposición del significante y el significado, el alcance efectivo en


que conviene entenderlo: el significante tiene función activa en la determinación de los efectos en que lo
significable aparece como sufriendo su marca, convirtiéndose, por medio de esa pasión en el significado.
Esta pasión del significante se convierte en una dimensión nueva de la condición humana, ya que no es solo
el hombre el que habla, sino que por el hombre y en el hombre “ello” habla.
“Ello” habla en el Otro, designando por el Otro el lugar que evoca el recurso a la palabra en toda relación en
la que interviene ese Otro. Es importante destacar esto, ya que aparece el termino Ello que es un término
freudiano y el Otro (como lugar donde se funda algo del orden de la palabra verdadera, verdadera porque
no es cualquier palabra, sino que es una palabra del orden del inconsciente) que es un término lacaniano. Si
Ello habla en el Otro es allí donde el sujeto encuentra su lugar significante.
El descubrimiento de lo que articula en ese lugar, es decir, en el inconsciente, nos permite captar al precio
de que división se ha constituido el sujeto.
El falo se esclarece por su función, el falo, en la doctrina freudiana no es una fantasía, si hay que entender
por ello un efecto imaginario, no es tampoco, como tal un objeto en la medida en que ese término tiende a

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apreciar la realidad interesada en una relación, menos aún es un órgano, pene o clítoris que simboliza. ¿Qué
función? Función tiene que ver con su significante, por lo tanto, no lo confundamos por su representación
imaginaria de pene o clítoris.
Pues el falo es un significante destinado a designar en su conjunto los efectos del significado, en cuanto al
significante los condiciona por su presencia de significante (el significado no se significa a sí mismo, sino a
través de los significantes).
Los efectos de la significación implican la presencia del significante. Estos efectos son en primer lugar, los de
una desviación de las necesidades del hombre por el hecho de que habla, en sentido en que la medida de
sus necesidades están sujetas a la demanda, retornan a él alienadas (desde el Otro), esto no es el efecto de
su dependencia real (real en sentido natural), sino de su dependencia significante como tal y el hecho de

OM
que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro (tesoro significante), de nuevo volvemos al Otro como
lugar de mediador entre el Ello, el inconsciente y el sujeto.
Lo que se encuentra alienado en las necesidades constituye una represión originaria por no poder articularse
en la demanda, pero que aparece en un retoño, que es lo que se presenta en el hombre como deseo.
Relación entre necesidad, Demanda, y deseo: el deseo es el deseo del Otro porque a partir de la demanda y

.C
la posterior satisfacción dada por el Otro, yo luego deseo.
En análisis se puede distinguir el deseo de la necesidad, ya que el primero tiene carácter paradójico, desviado,
errático, excentrado diferenciándose de la necesidad.
DD
La demanda, en si se refiere a otra cosa que a las satisfacciones que reclama. Es demanda de una presencia
o una ausencia; no podemos tener la ausencia de la madre sin antes no haber tenido su presencia, por
ejemplo, como ocurre en el juego del “Fort da”. Cosa que manifiesta la relación primordial con la madre, por
estar preñada de ese Otro, quiere decir, que la madre va a ocupar primeramente ese lugar. Esa madre
preñada demanda amor, amor es dar lo que no se tiene a alguien que no es, al reconocer la propia falta es
LA

que se puede dar amor. Lo que la mama dona es su pecho, su leche.


El deseo no es ni el apetito de la satisfacción, ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de la
sustracción del apetito a la Demanda, el fenómeno mismo de su escisión (falta del sujeto).
El sujeto entonces, ni el Otro, no pueden bastarse por ser sujeto de la necesidad, ni objeto de amor; sino
FI

que debe ocupar el lugar de causa del deseo. ¿Qué debe causar el deseo? Que no haya nada que colme
(complete) la satisfacción o la pulsión.
El falo es el significante privilegiado que asegura el deseo. Puede decirse que ese significante es lo más
sobresaliente de lo que puede captarse en la copulación sexual, a la vez, que el más simbólico.


Así como se produce una condición de complementariedad del sujeto por el significante, la cual explica su
división y el movimiento de intervención en que se acaba:
a) El sujeto solo designa su ser poniendo una barra en todo lo que significa tal como aparece en el hecho
de que quisiera ser amado por sí mismo, espejismo en tanto objeto. No es amado por el sí mismo sino
por el lugar que ocupa ese sí mismo en el otro.
b) Lo que está vivo de ese ser en la represión primaria encuentra su significante por recibir la marca de la
represión secundaria del falo.
El falo como significante da la razón del deseo.
Que el falo sea un significante es algo que impone que sea en el lugar del Otro donde el sujeto tenga acceso
a él. Pero como ese significante no está allí sino velado y como razón del deseo del Otro, es ese deseo del
Otro como tal lo que al sujeto se le impone reconocer, es decir, el otro en cuanto que es él mismo sujeto
dividido. Es decir, quedamos siempre dependiendo de ese Otro, por más que este no nos demande nada;

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por ejemplo: rindo mal y me da cosa contarles a mis papás por más que sepa que no me van a retar. Busco
responder ante esa supuesta “demanda” y quizás el Otro ni sabe que rindo.
La demanda de amor no puede si no padecer de un deseo cuyo significante le es extraño. Si el deseo de la
madre es el falo, el niño quiere ser el falo para satisfacerla. Así la división inmanente al deseo se hace sentir
ya por ser experimentada en el deseo del Otro, en la medida en que se opone ya a que el sujeto se satisfaga
presentando al otro lo que puede tener de real que responda a ese falo.
Lo importante es el lugar que el niño ocupa para la madre, cuando uno escucha de la madre que no la puede
satisfacer, hace lo posible para completar esa demanda, por ejemplo: la niña escucha que la mamá dice: ella
no me salió tan linda y va y se opera la nariz para estar más linda ante la demanda de ese Otro que en este
caso es la madre.

OM
Esa prueba del deseo el Otro, nos muestra que no es decisiva en cuanto que el sujeto en ella de si él mismo
tiene o no un falo real, sino en cuanto que se entera de que la madre no lo tiene; tal es el momento que se
refiere al complejo de castración tiene efecto.
La lógica de ser o el tener tienen el efecto contrariado de dar por una parte realidad al sujeto por ese
significante, y por otra parte irrealizar la relación que han de significarse, pero sin embargo puede aparecer

.C
lo que se llama la mascarada: la intervención de un parecer el falo que se sustituye al tener el falo, para
protegerlo, por un lado, para enmascarar la falta en el otro, y que tiene el efecto de proyectar enteramente
en la comedia las manifestaciones ideales o típicas del comportamiento de cada uno de los sexos. La
DD
mascarada tiene que ver con el ser y el tener, entonces se sustituye el tener por el parecer, es decir, si no lo
tengo, me parezco. Se enmascara la falta.
Decimos, que, para ser el falo, es decir, el significante del deseo del Otro, para lo que la mujer va a rechazar
una parte esencial de la feminidad, concretamente todos sus atributos en la mascarada. Es por lo que no es
por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada. Pero el significante de su deseo propio lo
LA

encuentra en el cuerpo de aquel a quien se dirige su demanda de amor.

• “Seminario 5: “Las formaciones del inconciente” Cap. VIII al XIII y cap. XX al XXIII” Lacan
Clase VIII: La Forclusión del nombre del padre
FI

1.
Para comprender lo que hay en Freud se debe advertir la importancia del lenguaje y de la palabra, Lacan
advierte la importancia del significante en la economía del deseo en la formación y en la información del
significado.


Para Lacan se trata de algo que concierne al Otro, y el sujeto lo recibe de tal forma que, si responde en un
punto, sabe que, por este mismo motivo, se encontrará acorralado en el otro punto. Si respondo a la
declaración de amor de mi madre provoco su retirada, y si no la escucho, es decir, si no respondo, la pierdo.
No se trata de algo que se plantee como personalidad, lo que funda la palabra como acto sino de algo que
se plantea como dando autoridad a la ley.
Se llamará ley a lo que se articula en el nivel del significante, a saber, el texto de la ley.
A lo que autoriza el texto de la ley le basta con estar, por su parte, en el nivel del significante, es lo que Lacan
llamará el nombre del padre, es decir, el padre simbólico. Es el significante que apoya a la ley, que promulga
la ley, es el Otro en el Otro. El padre muerto es el Nombre del Padre que se construye a partir del contenido.
El Nombre del Padre, es en el interior del Otro, un significante esencial, alrededor del cual Lacan trata de
central lo que ocurre en la psicosis, a saber, que el sujeto ha de suplir la falta de este significante.

2.

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57

El esquema fue construido para presentar lo que ocurre en un nivel que se llama “la técnica del chiste”. El
chiste a veces es el reverso de un lapsus, y la experiencia muestra que muchos chistes nacen de esta forma,
el chiste con la satisfacción que de él resulta y que es particular.
El momento de la demanda satisfecha está representado por la simultaneidad de la intención que va a
manifestarse como mensaje y la llegada del propio mensaje al Otro, el significante llega al Otro.
Por la naturaleza del efecto del significante lo que llega a M se presenta como significado, es decir, como
algo hecho de la transformación del deseo debido a su paso por el significante, el deseo se expresa y pasa
por el significante.
El deseo cruza la línea significante y en su entrecruzamiento con la línea significante se encuentra con el
Otro, se lo encuentra como tesoro del significante, como sede del código. Ahí es donde se produce la

OM
refracción del deseo por el significante, el deseo llega como significado distinto de lo que era al comienzo.
Toda la significación del esquema es hacer visualizar el concepto de que el paso del deseo a través de la
cadena del significante introduce de por sí un cambio esencial en la dialéctica del deseo.
En lo que a la satisfacción del deseo se refiere, todo depende de lo que ocurre en este punto A, definido de
entrada como lugar del código y que ya de por sí, por el solo hecho de su estructura de significante, produce
una modificación en el deseo de su franqueamiento de significante. Ya en el nivel más radical, tan pronto le

.C
hablas a alguien hay Otro, otro Otro en él como sujeto del código, todo depende de lo que ocurre en este
punto de cruce, A, en este franqueamiento.
Toda satisfacción posible del deseo humano dependerá de la conformidad entre el sistema significante en
DD
cuanto articulado en la palabra del sujeto y el sistema del significante en cuanto basado en el código, es decir
en el Otro como lugar y sede del código. Lo propio del significante es que es discontinuo.
Retomando el chiste, Lacan dirá que consiste en que en el Otro ocurre algo que simboliza lo que se llama la
condición necesaria para toda satisfacción, que se te escucha más allá de lo que se dice. La agudeza se
desarrolla en la dimensión de la metáfora, más allá del significante en tanto que con el tratas de significar
LA

algo y a pesar de todo, siempre significas otra cosa. Precisamente lo que se presenta como un traspié del
significante es donde hallas satisfacción, simplemente porque mediante esta señal el Otro reconoce aquella
dimensión, mas allá, en la cual se ha de significar lo que está en juego y no se puede significar, esta dimensión
es la que revelará la agudeza.
Este esquema se basa en la experiencia. El fracaso de la comunicación del deseo por vía del significante se
FI

realiza de la forma siguiente: el Otro admite un mensaje como impedido, fracasado, y en este mismo fracaso
reconoce la dimensión más allá donde se sitúa el verdadero deseo, es decir, aquello que debido al
significante no llega a ser significado.
Aquí la dimensión del Otro se amplía, ya no es solo la sede del código, sino que interviene como sujeto,


admitiendo un mensaje en el código y complicándolo, ósea que ya esta en el nivel de quien constituye la ley
propiamente dicha. De lo que se trata es de descubrir la necesidad de aquel significante que funda el
significante, como significante que instaura la legitimidad de la ley o del código.
Cuando nos dirigimos al otro, no vamos a expresarnos constantemente por medio de la agudeza, cuando me
dirijo al otro, hay una palabra que nos permite darle un fundamento de la forma más elemental: es la palabra
tú.
Este Tú es esencial en la palabra plena, la palabra como fundadora en la historia del sujeto, el Tú, de Tú eres
mi maestro o Tú eres mi mujer es el significante de la llamada al Otro.
Es el proceso de la invocación, esta palabra significa que apelo a la voz, al soporte de la palabra, no a la
palabra sino al sujeto en cuanto él la sostiene, y por eso me encuentro en el nivel que Lacan llama el nivel
personalista.
El tú en cuestión es aquel a quien invocamos, mediante la invocación la impenetrabilidad personal subjetiva
resultará concernida, pero no es en este nivel donde tratamos de alcanzarla, la palabra invocación tiene
sentido histórico.

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58

No basta simplemente con decirle al Otro tú, tú, tú y obtener una participación de lo que palpita, se trata de
darle la misma voz que nosotros deseamos que tenga, de evocar aquella voz. La agudeza es una provocación
que no logra la gran proeza, que no alcanza el gran milagro de la invocación. Es el nivel de la palabra, y en
tanto que se trata de que esa voz se articule a nuestro deseo donde la invocación se sitúa.
Toda satisfacción de la demanda, como depende del Otro, quedara pendiente de lo que se produce aquí.
El Nombre del Padre encarna, especifica, particulariza, representar en el Otro al Otro en tanto que le da su
peso a la ley. Si este hueco o este vació aparece es porque ha sido evocado al menos una vez el Nombre del
Padre.
Un mensaje solo puede partir del Otro, porque está hecho de una lengua que es la del Otro incluso cuando
se origina en nosotros, estos mensajes partirán del Otro y saldrán de este punto para articularse en

OM
declaraciones como “y ahora quiero darle… en especial, quiero esto para mi… y ahora, eso debe, sin
embargo…” ¿Qué es lo que falta? El pensamiento principal se expresa en la lengua fundamental.
La dimensión del Otro, el tesoro del significante supone, para que pueda ejercer plenamente su función de
Otro, que también tenga el significante del Otro en cuanto Otro. El Otro tiene, él también, más allá de él, a
este Otro capaz de dar fundamento a la ley. Es una dimensión que pertenece igualmente al orden del
significante y se encarna en personas que soportarán esta autoridad.

3.

.C
Lacan en cuanto a la metáfora paterna dirá que el Nombre del Padre hay que tenerlo, pero también hay que
DD
saber servirse de él, la esencia de la metáfora paterna consiste en el triangulo madre-niño-padre, y en
relación con el Esquema L, todo lo que se realiza en S, sujeto, depende de los significantes que se colocan en
A, el cuarto término es S, éste es inefablemente estúpido porque no posee su significante, esta fuera de tres
vértices del triángulo edipico, en esta partida es el muerto. Por muy muerto que esté, el sujeto en esa partida
no obtiene nada a cambio, desde este punto inconstituido donde se encuentra, va a tener que participar.
LA

El cuarto término, S, se representará en algo imaginario que se opone al significante del Edipo.
El sujeto se identificará imaginariamente con el falo para reducirlo a la noción del objeto parcial.

Clase IX La metáfora paterna


Lacan expresa su interés acerca de las formaciones del inconciente, especialmente, de cuestiones de
FI

estructuras.
La metáfora paterna concierne a la función del padre, como se diría en término de relaciones interhumanas.
La función del padre se encuentra en el corazón de la cuestión del Edipo, Freud la introdujo al principio de
todo, porque el complejo de Edipo aparece ya de entrada en “La interpretación de los sueños”. Lo que revela


el inconciente al principio es, el complejo de Edipo y lo importante de la revelación es la amnesia infantil que
afecta a los deseos infantiles por la madre y al hecho de que estos deseos están reprimidos (dichos deseos
primordiales están todavía presentes)
1.
Lacan distingue tres polos históricos, inscribe en el primero una cuestión de saber si el complejo de Edipo se
convertiría en algo universal, si se encontraba no solo en el neurótico, sino también en el normal. El complejo
de Edipo tiene una función esencial de normalización, así, se podía considerar que lo que provoca la neurosis
sería un accidente del Edipo.
El propio Freud ha planteado en los inicios que lo que ocurre antes del Edipo tiene su importancia. Ciertas
partes del campo de experiencia se relacionan con este terreno de las etapas pre edípicas del desarrollo del
sujeto, a saber, por un lado, la perversión, por otro lado, la psicosis.

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59

La perversión era considerada una patología cuya etiología debía ponerse en relación con el campo pre
edípico, y tenía como condición una fijación anormal, la perversión era considerada como la neurosis
invertida, pero es una concepción a la que ya nadie le presta atención.
Lacan señala que en torno a la cuestión del campo pre edípico se agrupan la cuestión de la perversión y la
de la psicosis. Se trata en ambos casos de la función imaginaria, y el campo de la realidad está
profundamente perturbado por imágenes.
La historia del psicoanálisis atestigua que la experiencia, la preocupación por la coherencia, la forma en que
la teoría se construye y se mantiene en pie, han hecho atribuir al campo pre edípico las perturbaciones del
campo de la realidad por la invasión de lo imaginario.
Melanie Klein aborda en niños una serie de temas en términos a veces pre verbales, casi cuando aparece la

OM
palabra, y cuanto más se remonta hacia el tiempo de la historia presuntamente pre edípica y cuantas más
cosas ve allí, ve siempre y en todo momento la interrogación edípica.
Describe una etapa precoz del desarrollo, la etapa llamada de formación de los malos objetos, anterior a la
fase llamada paranoide-depresiva, relacionada con la aparición del cuerpo madre. Entre los malos objetos
presentes en el cuerpo de la madre (como los rivales) se encuentra el padre, representando en forma de su
pene.

.C
Cuanto más se remonta en el plano imaginario, más constata la precocidad de la aparición del tercer término
paterno, y ello desde las primeras fases imaginarias del niño.
DD
Los dos polos de la evolución del interés en torno al Edipo son en primer lugar, las cuestiones del superyó y
de las neurosis sin Edipo, en segundo lugar, las cuestiones relativas a las perturbaciones que se producen en
el campo de la realidad. Y el tercer polo, hace referencia a la relación del complejo de Edipo con la
genitalización. Por una parte, el complejo de Edipo tiene una función normativa, no simplemente en la
estructura moral del sujeto, ni en sus relaciones con la realidad, sino en la asunción de su sexo, y por otra
LA

parte, la función genital es objeto de una maduración después de un primer desarrollo sexual de orden
orgánico.
La relación entre crecimiento orgánico y la existencia en la especie humana del complejo de Edipo ha
quedado como un problema filogenético.
FI

Hay en el Edipo, asunción por parte del sujeto de su propio sexo. La virilidad y la feminización son los dos
términos que traducen lo que es la función del Edipo, aquí se encuentra Lacan en el nivel donde el Edipo
está vinculado con la función del Ideal del yo. Hablar de Edipo es introducir como esencial la función del
padre.


En cuanto al tema histórico del complejo de Edipo, todo gira alrededor de tres polos, el Edipo en relación
con el superyó, en relación con la realidad, en relación con el Ideal del yo.
El ideal del yo, porque la genitalización, cuando se asume, se convierte en elemento del Ideal del yo. La
realidad, porque se trata de las relaciones del Edipo con las afecciones que conllevan una alteración de la
relación con la realidad, perversión y psicosis.

2.
Lacan se pregunta si puede constituirse de forma normal un Edipo cuando no hay padre y responderá que
un Edipo podía muy bien constituirse también cuando el padre no estaba presente. Al principio se creía que
era algún exceso de presencia del padre lo que engendraba todos los dramas y en las neurosis se apreció
que todavía era más grave cuando él era demasiado amable.

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60

Se comprueba por experiencia que el padre existe incluso sin estar. En los casos en que el padre no está
presente, cuando el niño se ha quedado solo con su madre, complejos de Edipo completamente normales
se establecen de una forma homogénea con respecto a los otros casos.
En lo que se refiere a la carencia del padre, Lacan observa que nunca se sabe de qué carece el padre. El
problema de la carencia del padre no concerniría directamente al niño, sino que se podía empezar a decir
cosas un poco más eficaces sobre esta carencia considerando que debía sostener su lugar como miembro
del trío fundamental de la familia.
La normalidad del padre es una cuestión, la de su posición normal en la familia es otra. Para hablar de su
carencia en el complejo hay que introducir otra dimensión distinta de la realista, definida por el modo
caracterológico, biográfico u otro, de su presencia en la familia.

OM
3.
Al principio, el padre terrible. El padre interviene en diversos planos, de entrada, prohíbe a la madre y este
es el fundamento del complejo de Edipo, ahí es donde el padre está vinculado con la ley primordial de la
interdicción del incesto.

.C
Es mediante su presencia, por sus efectos en el inconciente, como se lleva a cabo la interdicción de la madre,
uno espera que se diga bajo la amenaza de castración, pero no es tan simple, el vínculo de la castración con
la ley es esencial.
DD
La relación entre el niño y el padre está gobernada por el temor de la castración que se aborda en la primera
experiencia del complejo de Edipo como una represalia dentro de una relación agresiva. Esta agresión parte
del niño, porque su objeto privilegiado, la madre, le está prohibido, y va dirigida al padre.
Proyecta imaginariamente en el padre intenciones agresivas equivalentes o reforzadas con respecto a las
suyas, pero que parten de sus propias tendencias agresivas, en suma, el temor experimentado ante el padre
LA

es netamente centrífugo, es decir, que tiene su centro en el sujeto.


Aunque vinculada con la articulación simbólica de la castración se manifiesta en toda nuestra experiencia, y
particularmente en quienes son sus objetos privilegiados, a saber, los neuróticos, en el plano imaginario. Ahí
es donde tiene su punto de partida.
FI

El sujeto se identifica con el padre en la medida en que lo ama, y encuentra la solución terminal del Edipo
en un compromiso entre la represión amnésica y la adquisición de aquel término ideal gracias al cual se
convierte en el padre.
Lo que ocurre es que el Edipo invertido tampoco es tan simple. Se trata de una posición en la que el sujeto


está atrapado, que ha descubierto por sí mismo y que es muy ventajosa, frente a ese padre temido, pero
que es tan amable colocarse en el lugar adecuado para obtener favores, hacerse amar por él. Pero como
hacerse amar por él consiste en primer lugar en pasar a la categoría de mujer, y uno siempre conserva su
pequeño amor propio viril, esta posición supone el peligro de la castración, aquella forma de
homosexualidad inconciente que deja al sujeto en una situación conflictiva con múltiples repercusiones. Por
una parte, el retorno constante de la posición homosexual, y por otra parte su suspensión, es decir su
represión.
El padre llega en posición de importuno, no sólo porque sea molesto debido a su volumen sino porque
prohíbe, es decir, el padre le prohíbe al niño pequeño hacer uso de su pene en el momento en que dicho
pene empieza a manifestar sus veleidades (cambio de estado), se trata de la prohibición del padre con
respecto a la pulsión real.

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La experiencia muestra que la madre también lo hace, en general, es la madre quien dice “Si sigues haciendo
eso, llamaremos al doctor” por lo tanto, es el padre, en tanto que prohíbe en el nivel de la pulsión real, no
es tan esencial.

PADRE REAL CASTRACIÓN IMAGINARIO


MADRE SIMBOLICA FRUSTRACION REAL
PADRE IMAGINARIO PRIVACION SIMBOLICO

¿De qué se trata en el nivel de la amenaza de castración? Se trata de la intervención real del padre con
respecto a una amenaza imaginaria, R i, puesto que sucede bastante poco a menudo que se lo corten

OM
realmente. Observen que, en esta tabla, la castración es un acto simbólico cuyo agente es alguien real, el
padre o la madre que le dice “Te lo vamos a cortar” y cuyo objeto es un objeto imaginario, si el niño se siente
cortado es que se lo imagina.
¿Qué es lo que prohíbe el padre? Prohíbe a la madre, en cuanto a objeto es suya. En este plano es donde se
establece aquella rivalidad con el padre que engendra una agresión, el padre frustra al niño de su madre.

.C
Aquí se encuentra otro piso, el de la frustración, el padre interviene como provisto de un derecho, no como
un personaje real. Aquí es el padre en cuanto simbólico el que interviene en una frustración, acto imaginario
que concierne a un objeto bien real, la madre en tanto que el niño tiene necesidad de ella. S’.r
DD
El tercer nivel, el de la privación, interviene en la articulación del complejo de Edipo, se trata del padre en
tanto que hace preferir a la madre. En la medida en que el padre se convierte, de la forma que sea, en un
objeto preferible a la madre, puede establecerse la identificación terminal, la cuestión del complejo de Edipo
invertido y de su función se establece en este nivel, aquí es donde se centra la cuestión de la diferencia del
efecto del complejo en el niño y en la niña.
LA

La función del complejo de castración es disimétrica en el niño y en la niña, para ella la dificultad se encuentra
de entrada, mientras que al final, la solución se ve facilitada porque el padre no tiene dificultad para ser
preferido a la madre como portador del falo. Para el niño, el asunto es distinto.
En el momento de la salida normativizante del Edipo el niño reconoce no tener, no tener verdaderamente
FI

lo que tiene, en el caso del varón, lo que no tiene en el caso de la niña. Lo que ocurre en el nivel de la
identificación ideal, nivel donde el padre es preferido a la madre y punto de salida de Edipo, debe conducir
a la privación. Para la niña, este resultado es del todo admisible y del todo conformizante, aunque nunca se
alcance por completo, porque siempre queda un regusto, lo que se llama la envidia del pene.


¿Qué es el padre? Toda la cuestión es saber lo que es en el complejo de Edipo, ahí el padre no es un objeto
real.
A pesar de todo, el complejo de Edipo no es tan solo una catástrofe, porque es el fundamento de nuestra
relación con la cultura. El padre es el padre simbólico, esto es una metáfora. Una metáfora es un significante
que viene a ocupar el lugar de otro significante, para Lacan esto es el padre en el complejo de Edipo.
El padre es un significante que sustituye a otro significante, y este es el único mecanismo de la intervención
del padre en el complejo de Edipo, y si no es en este nivel donde se buscan las carencias paternas no se las
encontrará en ninguna otra parte.
La función del padre en el complejo de Edipo es la de ser un significante que sustituye al primer significante
introducido en la simbolización, el significante materno.
Es la madre la que va y viene. Si puede decirse que va y viene, es porque hay un pequeño ser capturado en
lo simbólico y que ha aprendido a simbolizar. Dicho de otra manera, la siente o no la siente, el mundo varía
con su llegada, y puede desvanecerse.

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Al niño le encantaría ser el lo que quiere, pero está claro que no solo lo quiere a él, le da vueltas alguna otra
cosa, a lo que le da vuelta es a la x, el significado, y el significado de las ideas y venidas de la madre es el falo.
El niño puede llegar a entrever muy pronto lo que es la x imaginaria, y una vez que lo ha comprendido puede
hacerse falo, pero la vía imaginaría no es la vía normal. ¿Cuál es la vía simbólica? La vía metafórica, el
resultado ordinario de la metáfora se producirá en tanto que el padre sustituya a la madre como significante.
La metáfora se sitúa en el inconciente

Clase X Los tres tiempos del Edipo


Lacan comienza planteando que donde residían todas las posibilidades de articular el complejo de Edipo y
su mecanismo, a saber, el complejo de castración era en la estructura que se puso de relieve como la de la

OM
metáfora.
Apenas hay sujeto hablante, la cuestión de sus relación en tanto que habla no podría reducirse aun otro,
siempre hay un tercero, el Otro con mayúscula, constituyente de la posición del sujeto como hablante, como
analizante.

1.

.C
¿De qué se trata la metáfora paterna? Es en lo que se ha constituido una simbolización primordial entre el
niño y la madre, poner al padre, en cuanto símbolo o significante, en lugar de la madre, este lugar de
DD
constituye el punto central.
Admitir ahora como fundamental el triángulo niño-padre-madre es añadir algo que es real pero que
establece ya en lo real una relación simbólica.
La primera relación de realidad se perfila entre la madre y el niño, y ahí es donde el niño experimenta las
primeras realidades de su contacto con el medio viviente. Si se hace entrar al padre en el triángulo, es con
LA

el fin de dibujar objetivamente la situación, mientras que para el niño todavía no ha entrado.
El padre es real, no es una cuestión sociológica sino su nombre de padre.
Lo importante no es que la gente acepte que una mujer no puede dar luz a salvo cuando ha realizado un
coito, es que sancione en un significante que aquel con quien ha practicado el coito es el padre. La posición
FI

del Nombre del Padre, la calificación del padre como procreador, es un asunto que se sitúa en el nivel
simbólico, es una necesidad de la cadena significante.
Lo que Lacan llama el triángulo simbólico se instituye en lo real a partir del momento en que hay cadena
significante. El niño depende del deseo de la madre, de la primera simbolización de la madre, y de ninguna


otra cosa. Mediante esa simbolización, el niño depende de su dependencia efectiva respecto del deseo de
la madre de la pura y simple vivencia de dicha dependencia y se instituye algo que se subjetiva en un nivel
primordial. Esta subjetivación consiste en establecer la madre como aquel ser primordial que puede estar o
no. En el deseo del niño, el de él, este es esencial, el sujeto se trata de la apetición de su deseo y su deseo
es deseo del deseo de la madre.
Esta simbolización primordial le abre paso a pesar de todo al niño la dimensión de algo distinto, como se
suele decir, que la madre puede desear en el plano imaginario. Hay en ella el deseo de Otra cosa distinta que
satisfacer el propio deseo del niño cuya vida empieza a palpitar.
Todo esto no se efectúa sin la intervención de algo más que la simbolización primordial de aquella madre
que va y viene, a la que se llama cuando no está y cuando está es rechazada para poder volver a llamarla.
Ese algo más que hace falta es la existencia detrás de ella de todo el orden simbólico del cual depende, y que
como siempre está más o menos ahí, permite cierto acceso al objeto de su deseo, que es ya un objeto tan
especializado, este objeto se llama el falo.

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63

(Falo) M

N P
Hay en este dibujo una relación de simetría entre falo, que está aquí en el vértice del ternario imaginario, y
padre, en el vértice del ternario simbólico. Esta no es una simple simetría sino un vínculo.

OM
Si se articula paso a paso esta génesis debido a la cual la posición del significante del padre en el símbolo es
fundadora de la posición del falo en el plano imaginario, si se consigue distinguir los tienes lógicos de la
constitución del falo en el plano imaginario como objeto privilegiado se consideran justificados los esfuerzos.
Se observa el deseo del Otro, que es el deseo de la madre y quien tiene un más allá. Ya solo alcanzar este
más allá se necesita de una mediación, y esta mediación la da precisamente la posición del padre en el orden
simbólico.

.C
La relación del niño con el falo se establece porque el falo es el objeto del deseo de la madre, pero este
elemento desempeña un papel activo esencial en las relaciones del niño con la pareja parental.
DD
La experiencia analítica demuestra que el padre, en tanto que priva a la madre del objeto de su deseo,
especialmente del objeto fálico, desempeña un papel esencial.
Se trata del nivel de la privación, ahí el padre priva a alguien de lo que a fin de cuentas no tiene, es decir, de
algo que sólo tiene existencia porque lo haces surgir en la existencia en cuanto símbolo. El padre no puede
castrar a la madre de algo que ella no tiene, para que se establezca que no lo tiene, eso ya ha de estar
LA

proyectado en el plano simbólico como símbolo. Pero es, una privación, es en este plano de la madre donde
en un momento dado de la evolución del Edipo se plantea para el sujeto la cuestión de aceptar, de registrar,
de simbolizar él mismo, de convertir en significante, esa privación de la que la madre es objeto, como se
comprueba. Esta privación, el sujeto infantil la asume o no a asume, la acepta o la rechaza.
FI

Cuando el padre entra en función como privador de la madre, es decir, se perfila detrás de la relación de la
madre con el objeto de su deseo como el que castra, pero aquí solo Lacan lo pone entre comillas, porque lo
es castrado, en este caso, no es el sujeto, es la madre.
La experiencia demuestra que, si el niño no franquea ese punto nodal, es decir, no acepta la privación del


falo en la madre operada por el padre, mantiene por regla general una determinada forma de identificación
con el objeto madre.
Lacan se pregunta ¿Cuál es la configuración especial de la relación con la madre, con el padre y con el falo,
por la que el niño no acepta que la madre sea privada por el padre del objeto de su deseo? ¿Hasta qué punto
se ha de señalar que en correlación con esta relación el niño mantiene su identificación con el falo?
Esta relación no es la misma en la neurosis, en la psicosis y en la perversión, pero esta configuración es nodal,
en este nivel la cuestión que se planta es ser o no ser el falo. En el plano imaginario se trata de ser o de no
ser el falo.
Dicho de otra manera, tener o no tener el pene, no es lo mismo. En medio está, el complejo de castración y
de él dependen dos hechos, por una parte, que el niño se convierta en un hombre, y por otra parte que la
niña se convierta en una mujer. En ambos casos, la cuestión de tener o no tener se soluciona.
No se llamaría a esto complejo de castración si no se pusiera en primer plano, en cierto modo, el hecho de
que, para tenerlo, primero se ha de haber establecido que no se puede tener, y en consecuencia la

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64

posibilidad de estar castrad es esencial en la asunción del hecho de tener el falo. Este es un paso que se ha
de franquear y en el que ha de intervenir efectivamente el padre.

2.
El sujeto acepta o no acepta, y en la medida en que no acepta, eso lo lleva, hombre o mujer a ser el falo.
Cuando se trata de tenerlo o no tenerlo Lacan se ve obligado a tenerlo en cuenta, en primer lugar, insiste en
que esté fuera del sujeto constituido como símbolo.
Para prohibir las primeras manifestaciones del instinto sexual que alcanzan su primera madurez en el sujeto,
cuando éste empieza a valerse de su instrumento, incluso lo exhibe, le ofrece a la madre sus buenos oficios,
y no se tiene ninguna necesidad del padre. Con la madre basta para mostrarle al niño hasta que punto lo que

OM
le ofrece es insuficiente, y basta también para hablar de la interdicción del uso del nuevo instrumento.
El padre entrará en juego como portador de la ley, como interdictor del objeto que es la madre. Se sabe que
la función del padre está vinculada con la interdicción del incesto. Hace de obstáculo entre el niño y la madre,
es el portador de la ley, pero de derecho mientras que de hecho interviene de otra forma, y es también de
otra forma como se manifiestan sus faltas de intervención.

.C
El padre en tanto que es culturalmente el portador de la ley, el padre en tanto que está investido del
significante del padre interviene en el complejo de Edipo de una forma más concreta y esto es lo que Lacan
intenta articular, en este nivel es donde resulta más difícil entender algo, cuando sin embargo e dice que
DD
aquí se encuentra la clave del Edipo, a saber, su salida.
Solo después de haber atravesado el orden, ya constituido, de lo simbólico, la intención del sujeto, es decir,
su deseo que ha pasado al estado de demanda encuentra aquello a lo que se dirige, su objeto primordial, en
particular, la madre. El deseo es algo que se articula.
La demanda del joven sujeto franquea, pues más o menos felizmente la línea de la cadena significante, que
LA

está ahí latente y ya estructurante. Por este solo motivo, la primera prueba que tiene de su relación con el
Otro, la tiene con aquel primer Otro que es su madre en tanto que ya la ha simbolizado, si esta demanda
puede hacerse valen ante el objeto materno, es porque ha atravesado la cadena significante.
La ley de la madre es el hecho de que la madre es un ser hablante, con eso basta para legitimar que Lacan
FI

diga la ley de la madre. Esta ley es una ley incontrolada, reside en el hecho de que algo de su deseo es
completamente dependiente de otra cosa que se articula en cuanto tal, que pertenece ciertamente al orden
de la ley, pero esta ley está toda entera en el sujeto que la soporta.
No hay sujeto si no hay significante que lo funda, si el primer sujeto es la madre, es en la medida en que ha


habido las primeras simbolizaciones constituidas por el par significante Fort-da.


Lacan dice que el niño empieza como súbdito porque se experimenta y se siente de entrada profundamente
sometido al capricho de lo que depende, aunque este capricho sea un capricho articulado.
Lo que cuenta es la función en la que intervienen, en primer lugar, el Nombre del Padre, único significante
del padre, en segundo lugar, la palabra articulada del padre, en tercer lugar, en tanto que el padre ésta en
una relación más o menos íntima con ella. Lo esencial es que la madre fundamente al padre como mediador
de lo que está más allá de su ley, la de ella, y de su capricho, a saber, pura y simplemente, la ley propiamente
dicha. Se trata del padre en cuanto Nombre del Padre, vinculado con la enunciación de la ley, como se
anuncia y se promueve todo el desarrollo de la doctrina freudiana, es a este respecto como es aceptado o
no por el niño como aquel que priva o no a la madre del objeto de su deseo.

3.

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65

Primer tiempo: lo que el niño busca, en cuanto deseo de deseo, es poder satisfacer el deseo de su madre, es
decir ser o no ser el objeto del deseo de la madre. Así introduce su demanda. En el trayecto se establecen
dos puntos, el que corresponde a lo que es EGO y enfrente éste, el objeto satisfactorio para la madre.
En el primer tiempo, y en la primera etapa se trata de que el sujeto se identifica en espejo con lo que es
objeto de deseo de la madre, es la etapa fálica primitiva, cuando la metáfora paterna actúa en sí, al estar la
primacía del falo instaurada en el mundo por la existencia del símbolo del discurso y de la ley. Para gustarle
a la madre basta y es suficiente con ser el falo.
Segundo tiempo: en el plano imaginario, el padre interviene realmente como privador de la madre y esto
significa que la demanda dirigida al Otro, si obtiene el relevo conveniente, es remitida a un tribunal superior.
En este nivel se produce lo que hace que al niño le vuelva, pura y simplemente, la ley del padre concebida

OM
imaginariamente por el sujeto como privadora para la madre. La madre es dependiente de un objeto que ya
no es simplemente el objeto de su deseo, sino un objeto que el Otro tiene o no tiene.
La tercera etapa es tan importante como la segunda, porque de ella depende la salida del complejo de Edipo,
el falo, el padre ha demostrado que lo daba solo en la medida en que es portador de la ley. De él depende
la posesión o no por parte del sujeto materno de dicho falo. Si la etapa del segundo tiempo ha sido

.C
atravesada, ahora es preciso, en el tercer tiempo, que lo que el padre ha prometido lo mantenga, puede dar
o negar porque lo tiene, pero del hecho de que él lo tiene, el falo ha de dar alguna prueba. Interviene en el
tercer tiempo como el que tiene el falo y no como el que lo es, y por eso puede producirse el giro que
DD
reinstaura la instancia del falo como objeto deseado por la madre, y no ya solamente como objeto del que
el padre puede privar.
El padre todopoderoso es el que priva. Este es el segundo tiempo, en este estadio se detenían los análisis
del complejo de Edipo cuando se pensaba que todos los estragos del complejo dependían de la omnipotencia
del padre, la castración ejercida era la privación de la madre y no del niño.
LA

El tercer tiempo, es esto: el padre puede darle a la madre lo que ella desea, y puede dárselo porque lo tiene.
Aquí interviene, por lo tanto, el hecho de la potencia en el sentido genital de la palabra, es decir, el padre es
un padre potente y es por eso que la relación de la madre con el padre vuelve al plano real.
Así, la identificación que puede producirse con la instancia paterna se ha realizado en estos tres tiempos:
FI

1. En primer lugar, la instancia paterna se produce bajo una forma velada, o todavía no se ha manifestado.
Ello impide que el padre exista en la materialidad mundana, por eso la cuestión del falo ya está planteada
en algún lugar de la madre donde el niño pueda encontrarla.
2. En segundo lugar, el padre se afirma en su presencia privadora, en tanto que es quien soporta la ley, y


esto ya no se produce de una forma velada sino de una forma mediada por la madre, que es quien lo
establece como quien le dicta la ley.
3. En tercer lugar, el padre se revela en tanto que él tiene. Es la salida del complejo de Edipo y dicha salida
es favorable si la identificación con el padre se produce en este tercer tiempo, en el que interviene como
quien lo tiene. Esta identificación se llama Ideal del yo.
En el tercer tiempo, el padre interviene como real y potente, este tiempo viene tras la privación, o la
castración que afecta a la madre. Si el padre es interiorizado en el sujeto como Ideal del yo, y entonces el
complejo de Edipo declina, es en la medida en que el padre interviene como quién, él sí, lo tiene.
El niño tiene en reserva todos los títulos para usarlos en el futuro, el papel que desempeña aquí la metáfora
paterna es el siguiente, conduce a la institución de algo perteneciente a la categoría del significante, está ahí
en reserva y su significación se desarrollará mas tarde. El niño tiene todos los títulos para ser un hombre y
lo que más tarde se le pueda discutir en el momento de la pubertad, se deberá a algo que no haya cumplido

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66

del todo con la identificación metafórica con la imagen del padre, si ésta se ha constituido a través de esos
tres tiempos.
En cuanto viril, un hombre es siempre más o menos su propia metáfora.
La salida del complejo de Edipo es distinta en la mujer, para ella esta tercera etapa es mucho más simple.
Ella no ha de enfrentarse con esa identificación ni ha de conservar ese título de virilidad, sabe dónde está
eso y sabe dónde ha de ir a buscarlo, al padre, y se dirige hacia quien lo tiene.
En la metáfora hay dos cadenas, las S de este nivel superior que son significantes, mientras que debajo se
encuentran todos los significados ambulantes que circulan. Lo que, si puede hacerse, es fijar un significante
a otro significante y ver cuál es el resultado. En este caso se produce siempre algo nuevo, a saber, el
surgimiento de una nueva significación.

OM
El padre es, en el Otro, el significante que representa la existencia del lugar de la cadena significante como
ley, se coloca por así decirlo encima de ella.
S (significante primordial padre)
-----
S S S S S S (significantes)

.C ------
s s s s s s s s (significados ambulantes)
El padre está en una posición metafórica sí y solo si la madre lo convierte en aquel que con su presencia
DD
sanciona la existencia del lugar de la ley.

Clase XI Los tres tiempos del Edipo (II)


Lacan comenzará expresando que no porque hable de metáfora paterna hablará de Edipo, de lo que se trata
LA

es de una estructura, constituida no en la aventura del sujeto sino en otra parte, en la que él ha de
introducirse.
La propia existencia del complejo de Edipo es socialmente injustificable, no puede fundarse en ninguna
finalidad social, Lacan está en posición de ver cómo se ha de introducir un sujeto en esa relación que es la
FI

del complejo de Edipo.


El órgano sexual masculino es centro, eje, objeto de todo lo que se relaciona con aquel orden de
acontecimientos que se llama complejo de castración. Laca intenta distinguir mediante conceptos de los
diversos niveles de lo que está en juego en el complejo de castración.


1.
En los esquemas que Lacan propone trata de establecer tiempos que no son tiempos cronológicos, pero
también los tiempos lógicos pueden desarrollarse sólo en una determinada sucesión.
En un primer tiempo se encuentra la relación del niño con el deseo de la madre, es un deseo de deseo y hay
que entender que este deseo implica estar en relación con el objeto primordial que es la madre, además de
haberla constituido de tal forma que su deseo pueda ser deseado por otro deseo, en particular el del niño.
Lacan se pregunta dónde se sitúa la dialéctica de esta primera etapa y responderá que en ella el niño está
aislado, desprovisto de todo lo que no sea el deseo de aquel Otro que puede estar presente o ausente. Lo
que se ha de franquear es el deseo de la madre, el deseo deseado por el niño se trata de saber cómo podrá
alcanzar dicho objeto.
Este objeto es el falo, como eje de toda la dialéctica subjetiva, se trata del falo en cuanto deseado por la
madre.

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67

En el significante, Lacan se conforma con situar al falo como un objeto metonímico. Debido a la existencia
de la cadena significante circulará por todas partes en el significado, y es en el significado, lo que resulta de
la existencia del significante. La experiencia nos enseña que este significante adquiere para el sujeto un papel
principal, el de un objeto universal.
Así como el hombre ha de descubrir y luego adaptarse a una serie de aventuras el uso de su instrumento, lo
mismo debería ocurrirle a la mujer, a saber, que su vagina estuviera en el centro de toda la dialéctica, no es
así y esto es lo que descubrió el análisis.
¿Cómo concebir que el niño que desea ser el objeto del deseo de su madre consiga satisfacerse?
Evidentemente no tiene otra forma de hacerlo más que ocupar el lugar del objeto de su deseo.
Es preciso y suficiente con que el Yo (je) latente en el discurso del niño vaya a D, a constituirse en el nivel de

OM
este Otro que es la madre, que el Yo (je) de la madre se convierta en el Otro del niño, que lo que circula por
la madre en D, en tanto que ella misma articula el objeto de su deseo, vaya a M a cumplir su función de
mensaje para el niño.
El niño recibe en M el mensaje en bruto del deseo de la madre, mientras que debajo, en el nivel metonímico
con respecto a lo que dice la madre, se efectúa su identificación con el objeto de ésta.

.C
Así si el niño está abierto a inscribirse en el lugar de la metonimia de la madre, ósea a convertirse en su
súbdito es porque primero asume el deseo de la madre, y solo lo asume de una forma bruta, en la realidad
de este discurso.
DD
La identificación primitiva consiste en este intercambio que hace que el Yo (je) del sujeto vaya al lugar de la
madre como Otro, mientras que el Yo (je) de la madre se convierte en su otro, lo cual acaba produciéndose
el segundo tiempo.
Este último tiene como eje el momento en que el padre se hace notar como interdictor, se manifiesta como
mediado en el discurso de la madre. En la primera etapa el discurso de la madre era capturado en estado
LA

bruto, ahora el padre interviene efectivamente sobre el discurso de la madre, apareciendo de forma menos
velada que en la primera etapa, pero no se revele del todo, a esto responde el uso del término mediado en
esta ocasión.
En esta etapa, el padre tiene la palabra en M, y lo que enuncia es una prohibición, un no que se transmite
FI

allí donde el niño recibe el mensaje esperado de la madre, es una forma particular de mensaje, a saber, el
mensaje de interdicción.
Este mensaje no es simplemente No te acostarás con tu madre dirigido ya en esta época al niño, es un No
reintegrarás tu producto dirigido a la madre. Esta prohibición, llega como tal hasta A, donde el padre se


manifiesta en cuanto Otro, en consecuencia, el niño resulta cuestionado, conmovido en su posición de


súbdito.
El proceso hubiera podido detenerse en la primera etapa, dado que la relación del niño con la madre supone
una triplicidad implícita, porque no es ella lo que él desea, sino su deseo. Esto es ya una relación simbólica
que le permite al sujeto un primer cierre del círculo del deseo de deseo, y un primer logro, el hallazgo del
objeto del deseo de la madre. Sin embargo, todo es cuestionado de nuevo por la interdicción paterna que
deja al niño colgado cuando está descubriendo el deseo del deseo de la madre.
Esta segunda etapa es sensible, perceptible pero instantánea o transitoria. No por ello es menos capital,
porque al fin de cuentas, es la que constituye el razonamiento de lo que podemos llamar el momento
privativo del complejo de Edipo. Si puede establecerse la tercera relación es porque el niño es desalojado y
de aquella posición ideal con la que él y la madre podrían satisfacerse, en la cual él cumple la función de ser
su objeto metonímico.

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68

En efecto, esta etapa supone aquella identificación con el padre y el titulo virtual para tener lo que el padre
tiene.

2.
Lacan se detiene para hacer un paréntesis relacionado con la psicosis, aquí es importante considerar la forma
en que el padre interviene en este momento en la dialéctica del Edipo.
En la psicosis, el Nombre del Padre, el padre en cuanto función simbólica, está perturbado. Aquí no está
aquello con lo que el padre interviene en cuando ley, está la intervención en bruto del mensaje, y este
mensaje es también fuente de un código que está más allá de la madre.
Estos mensajes se presentan como puros mensajes, órdenes u órdenes interrumpidas, como puras fuerzas

OM
de inducción en el sujeto, y son perfectamente localizables en ambos lugares, mensaje y código disociados.
He aquí a que se reduce la intervención del discurso del padre cuando desde el origen está abolido, cuando
nunca se ha integrado a la vida del sujeto lo que constituye la coherencia del discurso, a saber, la auto sanción
mediante la cual, al terminar su discurso el padre vuelve a él y lo sanciona como ley.

3.

.C
Lacan planteará que la homosexualidad masculina es una inversión respecto al objeto que se encuentra en
un Edipo pleno y acabado, aunque realiza esta tercera etapa el homosexual la modifica y realiza un Edipo en
DD
forma invertida.
El homosexual se aferra muchísimo a su posición de homosexual, y sus relaciones con el objeto femenino
están profundamente estructuradas.
Se puede advertir en el homosexual una relación perpetua y profunda con la madre, a la madre la presentan
como alguien que tiene en la pareja parental una función directiva, eminente y se ha ocupado más del niño
LA

que del padre. Se dice que se habría ocupado del niño de una forma muy castradora, sin embargo, hay que
añadir según Lacan, algunos eslabones para producir para llegar a pensar que una intervención tan
castradora pudiera producir como efecto en el niño tal sobrevaloración del objeto.
La clave del problema en lo referente al homosexual es la siguiente: si el homosexual concede un valor
FI

predominante al objeto pene hasta el punto de convertirlo en una característica absolutamente exigible a la
pareja sexual, es porque, de alguna forma, la madre le dicta la ley al padre.
Aquí es la madre quien le ha dictado la ley al padre en un momento decisivo. Esto quiere decir, que cuando
la intervención interdictiva del padre hubiera debido introducir al sujeto en la fase de su relación con el


objeto del deseo de la madre, y cortar de raíz para él toda posibilidad de identificarse con el falo, el sujeto
encuentra por el contrario en la estructura de la madre el sostén, por cuya causa la crisis no tiene lugar. Es
decir, el niño aguanta porque siente que la madre es la clave de la situación y no se deja ni privar ni
desposeer, el padre puede decir lo que le parezca, pero a ella no le da frío ni calor.
En casos en que el padre ama demasiado a l madre, en los que su amor parece demasiado dependiente de
la madre, el resultado es el mismo.
Hay también casos, en los que el padre siempre permaneció como un personaje muy distante cuyos
mensajes no llegaban sino a través de la madre, pero el análisis demuestra que en realidad está lejos de
estar ausente.
El sujeto considero que la buena forma de aguantar era identificarse con la madre, porque la madre no se
dejaba conmover.
Por otra parte, cuando se encuentra frente a una pareja que es el sustituto del personaje paterno, lo que ha
de hacer es desarmarlo, someterlo e incluso dejarlo incapaz de lucirse delante de una mujer. La exigencia

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del homosexual de encontrar en su pareja el órgano peniano corresponde a que, en la posición primitiva, la
ocupada por la madre que le dicta la ley al padre, lo que es cuestionado es saber si en verdad el padre tiene
o no tiene, y esto es exactamente lo que le pregunta a su pareja.
En todos los casos, si el padre se muestra verdaderamente amoroso para con la madre, se sospecha que no
lo tiene, y así es como entra en juego el mecanismo.
Hay algo que se manifiesta con frecuencia y es que los homosexuales suelen mostrar pánico al órgano de la
mujer, porque nos dicen que eso les sugiere idea de castración. Quizás sea cierto, pero si algo los frena ante
el órgano femenino es la suposición de que ha ingerido el falo del padre.
Aunque tenga relaciones más estrechas con la madre, la situación solo tiene su importancia en la relación
con el padre.

OM
Si resulta que el homosexual se ha identificado con ella es porque está en posesión de las claves de la
situación particular que prevalece a la salida del Edipo, donde lo que se juzga es saber cuál de los dos tiene
el poder del amor.

Clase XII: De la imagen al significante en el placer y en la realidad


1.

.C
La oposición entre el proceso primario y el proceso secundario data de la época de la Traumdeutung y
coincide con las nociones opuestas del principio de placer y del principio de realidad.
DD
El principio de placer Freud lo considera como un mecanismo originario inicial, habría siempre en el sujeto
humano una tendencia a la satisfacción alucinatoria del deseo, seria una posibilidad virtual, y como
constitutiva de la posición del sujeto con respecto al mundo.
La necesidad se satisface mediante las huellas mnémicas de lo que ya ha respondido al deseo, la satisfacción
tiende así a reproducirse en el plano alucinatorio. El psicoanálisis ha entrado así en una dialéctica de la
LA

necesidad y de su satisfacción, a medida que ha ido interesándose por los estadios primitivos del desarrollo
del sujeto.
En cuanto al principio de realidad es necesario tener en cuenta que hay una diferencia entre la satisfacción
alucinatoria de la necesidad y aquello que la madre le da al niño, y es en esta discordancia donde se abre la
FI

hiancia que le permite al niño obtener un primer reconocimiento del objeto. Esto supone que el objeto
resulta decepcionante.

2.


Freud planteará el ejemplo del sueño del niño como el tipo de la satisfacción alucinatoria. Lacan encuentra
algo relacionado con la necesidad pero que él llama deseo, porque no hay estado original ni estado de pura
necesidad. Desde el origen, la necesidad está motivada en el plano del deseo, es decir, algo que está
destinado en el hombre a tener cierta relación con el significante.
El sujeto se encuentra de entrada, en la forma del Otro, con la cadena significante y esta ultima acaba en
esta barrera en forma del mensaje.
Lo que es respuesta alucinatoria a la necesidad no es el surgimiento de una realidad fantasmática al término
del circuito inaugurado por la exigencia de la necesidad. Lo que surge no carece de relación con un objeto,
pero tiene tal relación con el objeto que éste ser llamado un significante, se trata de algo que tiene una
relación fundamental con la ausencia del objeto y presenta ya un carácter de elemento discreto, de signo.
Las alucinaciones son fenómenos estructurados en el nivel del significante, lo característico de la satisfacción
alucinatoria del deseo es que se propone en el dominio del significante e implica cierto lugar del Otro.

3.

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70

Primordialmente se encuentra la relación del niño con la madre, pero el niño no tiene simplemente relación
con un objeto que lo satisface o no, sino que gracias a ese mínimo espeso de irrealidad que da la primera
simbolización, hay ya una orientación triangular del niño, a saber, relación no con lo que aporta satisfacción
a su necesidad, sino relación con el deseo del sujeto materno que tiene adelante.
El niño empieza a adoptar su posición en torno a un doble polo de la madre, lo que el niño sitúa no es el
objeto, de entrada, se sitúa él mismo, luego se situará en toda clase de puntos que en están en este eje para
tratar de alcanzar el objeto del deseo de la madre de responder a su deseo.
El niño no es en absoluto autoerótico, se interesa por toda clase de cosas distintas en realidad y hay una a la
que le concedemos cierta importancia que se presenta en el limite de dicha realidad, no es un fantasma, es
una percepción.

OM
Lacan comenzará a preguntarse acerca del estadio del espejo y dirá que es el encuentro del sujeto con lo
que es la realidad y al mismo tiempo no lo es, a saber, una imagen virtual que desempeña un papel decisivo
en cierta cristalización del sujeto que él llama su urbild. La imagen del cuerpo se conquista como algo que a
la vez existe y no existe, con respecto a lo cual el niño sitúa tanto sus propios movimientos como la imagen
de quienes lo acompañan frente al espejo. El privilegio de esta experiencia es que le ofrece al sujeto una
realidad virtual, irrealizada, captada en cuanto tal, por conquistar. Toda posibilidad para la realidad humana

.C
ha de construirse, pasa literalmente por ahí.
El falo como objeto imaginario, es con el que el niño ha de identificarse para satisfacer el deseo de la madre.
Lacan hablará con respecto a esto de un doble movimiento, por una parte, la experiencia de la materialidad
DD
introduce, bajo la forma de la imagen del cuerpo un elemento ilusorio y engañoso como fundamento
esencial de la localización del sujeto con respecto a la realidad; por otra parte, el margen que esta
experiencia le ofrece al niño le da la posibilidad de efectuar, en una dirección contraria, sus primeras
identificaciones del yo.
La urbild del yo es esa primera conquista o dominio de sí que el niño lleva a cabo en su experiencia a partir
LA

del momento en que ha desdoblado el polo real con respecto al cual ha de situarse.
El Ideal del yo, es aquello con lo que el sujeto se identifica yendo en la dirección de lo simbólico, parte de la
localización imaginaria para lanzarse a una serie de identificaciones significantes cuya dirección esta definida
como opuesta a lo imaginario y que lo utilizan como significante. Si la identificación del Ideal del yo se
produce en el nivel paterno, es precisamente porque ahí el desprendimiento con respecto a la relación
FI

imaginaria es mayor que en el de la relación con la madre. El padre en tanto que interviene para prohibir, el
padre interviene en cuanto personaje real, la intervención del puro principio simbólico está representado
por el Nombre del Padre.
Este se encuentra ahí en el estado de una presencia velada, su presencia se revela mediante una intervención


decisiva de entrada, en tanto que el es el elemento interdictor ¿sobre qué interviene? Sobre aquella especie
de búsqueda titubeante del sujeto que, sin esta intervención, conduciría a una relación exclusiva con la
madre. Esta relación exclusiva no es una pura y simple dependencia, se manifiesta en toda clase de
perversiones en cierta relación especial con el falo, ya sea que el sujeto lo asuma bajo diversas formas, ya
sea que lo convierta en su fetiche o que nos encontremos en lo que se puede llamar la raíz primitiva de la
relación perversa con la madre.
El sujeto puede en una determinada fase hacer un movimiento de aproximación a la identificación de su yo
con el falo. Su yo (moi) es susceptible, no simplemente de reconocerse sino de hacerse él mismo elemento
significante, el yo (moi) está hecho de una serie de identificaciones con un objeto que se encuentra más allá
del objeto inmediato, el padre más allá de la madre. Para que esto se produzca correctamente ha de haber
una determinada relación entre la dirección del sujeto y el desarrollo siempre creciente de la presencia del
padre en la dialéctica de la relación del niño con la madre.

4.

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71

La cuestión del objeto para los analistas es fundamental y Lacan se preguntará acerca de la fuente y la génesis
del objeto ilusorio. Responderá que este objeto no desempeña su función en el sujeto humano como imagen,
sino que la desempeña como elemento significante capturado en una cade significante.
La relación profunda del hombre con toda significación es por el hecho de la existencia del significante, un
objeto de un tipo especial que se denominará “objeto metonímico”. El sujeto se identifica imaginariamente
con él de una forma completamente radical. Algo exige que haya en algún lugar en este nivel un polo que
represente en lo imaginario lo que siempre se escapa. Este polo es un objeto, es el eje central de toda la
dialéctica de las perversiones, de las neurosis, e incluso del desarrollo subjetivo, se llama el falo.

Clase XIII: “El fantasma más allá del principio de placer”

OM
Lacan hablará acerca de la instancia esencial del significante en la formación de los síntomas. La represión
se puede considerar como vinculada a una cadena significante articulada, cada vez que se encuentra la
represión en la neurosis es porque el sujeto no quiere reconocer algo que exigiría ser reconocido.

1.
Freud parte de un fantasma y se dedica a seguir a través de las etapas del complejo de Edipo, las

.C
transformaciones de la economía del fantasma. Lacan retomará el texto “Pegan a un niño”

2.
DD
La relación con la madre no está hecha simplemente de satisfacciones y de frustraciones, esta hecha del
descubrimiento de aquello que es objeto de su dese, el niño pequeño que ha de constituirse en su aventura
humana y ha de acceder al mundo del significado tiene en efecto que descubrir lo que para ella significa su
deseo.
El Nombre del Padre tiene la función de significar el conjunto del sistema significante, de autorizarlo a existir,
LA

de dictar su ley, Lacan considera que el falo entra en juego en el sistema significante a partir del momento
en que el sujeto tiene que simbolizar, en oposición al significante, el significado en cuanto tal, es decir, la
significación.
Lo que le importa al sujeto, lo que desea, el deseo en cuanto deseado, lo deseado del sujeto, cuando el
neurótico o el perverso tiene que simbolizarlo lo hace en última instancia por medio del falo, el significante
FI

del significado en general es el falo.


El falo entra ya en juego tan pronto el sujeto aborda el deseo de la madre, este falo está velado y estará
velado hasta el fin de los siglos porque es un significante ultimo en la relación del significante con el
significado.


3.
Entrar en el mundo del deseo es para el ser humano experimentar la ley impuesta por eso que existe mas
allá, la ley de la schlague. La función del fantasma es manifestar una relación esencial del sujeto con el
significante.
El sujeto en su relación con el significante: puede negarse pronunciando “no, no seré un elemento de la
cadena”.

Clase XX: “El sueño de la bella carnicera”


1.
Lacan retomará la dialéctica del deseo y de la demanda. En la demanda, la identificación se produce con el
objeto de sentimiento porque nada intersubjetivo podría establecerse si el Otro, no habla, o porque es
propio de la naturaleza de la palabra que sea palabra del Otro.

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72

El deseo está obligado a la mediación de la palabra y esta palabra solo tiene su estatuto, se instala y se
desarrolla en el Otro como lugar de la palabra.
Se trata de ver cuando y cómo el deseo del sujeto, alienado en la demanda, profundamente transformado
por el hecho de tener que pasar por la demanda, puede y debe reintroducirse.
El niño, en su impotencia, se encuentra dependiente de la demanda, es decir, de la palabra del Otro, que
modifica, reestructura, aliena profundamente la naturaleza de su deseo. Esta dialéctica de la demanda
corresponde al periodo pre edipico y pregenital.
Instalado en la dialéctica primera, pregenital de la demanda, el sujeto se encuentra con otro deseo, un deseo
que no ha sido integrado pero que tampoco es integrable. Ese otro deseo es en cuanto deseo del Otro, el
sujeto reconoce un deseo más allá de la demanda, un deseo no adulterado por la demanda, lo sitúa en el

OM
más allá del primer Otro a quien se dirigía la demanda (la madre). La función de este deseo del Otro permite
que la verdadera distinción entre el sujeto y el Otro se establezca.
En el nivel de la demanda, hay entre el sujeto y el Otro una situación de reciprocidad, el niño sabe que tiene
algo que puede rehusarla a la demanda de la madre, esta relación en torno a la demanda exige ser
completada con la introducción de una dimensión nueva que hace que el sujeto sea algo distinto. Mas allá
de lo que el sujeto demanda, más allá de lo que el Otro demanda al sujeto, se encuentra la presencia y y la

2.
.C
dimensión de lo que el Otro desea.

Freud hablará del deseo en relación con los sueños y Lacan retomará el sueño de la “bella carnicera” para
DD
hacer referencia al deseo insatisfecho.
Lacan expresará que el histérico es precisamente el sujeto al que le resulta difícil establecer con la
constitución del Otro como Otro, una relación que el permita conservar su lugar de sujeto.
Si el sujeto necesita crearse un deseo insatisfecho, es que ésta es la condición para que se constituya para él
LA

otro real, es decir, que no sea del todo inmanente a la satisfacción reciproca de la demanda, a la completa
captura del deseo del sujeto por la palabra del Otro. Que el deseo en cuestión sea por su propia naturaleza
el deseo del Otro, a esto precisamente es a lo que nos introduce la dialéctica del sueño, porque este deseo
de caviar la enferma no quiere que sea satisfecho en la realidad, y este sueño tiende a satisfacerla en relación
con la solución del problema.
FI

En el histérico, el deseo como más allá de toda demanda, es decir, en tanto que ha de ocupar su función en
calidad de deseo rehusado, desempeña un importante papel, el histérico no sabe que puede ser satisfecho
dentro de la demanda.
Lo que se manifiesta como una necesidad ha de pasar por la demanda, es decir, dirigirse al Otro. En el lado


opuesto se produce -o no- un encuentro que ocupa el lugar de mensaje, o sea lo que es significado del Otro,
se produce esa secuela de la demanda, consistente en la alteración de lo que se manifiesta en el estado
todavía no informado del deseo del sujeto y que se manifiesta en principio en la identificación del sujeto.
Para Lacan, lo esencial del falo es que es aquel significante que marca lo que el Otro desea, en cuanto él
mismo, como Otro real, Otro humano, forma parte de su economía, estar marcado por el significante en la
medida en que el Otro está marcado por el significante el sujeto puede reconocer que el también está
marcado por el significante.
El sujeto reconocerá su deseo tachado, su propio deseo insatisfecho, en la medida en que el deseo del Otro
esta tachado, en este deseo tachado por intermedio del Otro se produce el encuentro del sujeto con su
deseo mas autentico, el deseo genital. Por esta razón, el deseo genital lleva la marca de la castración, de
determinada relación con el significante falo.
El falo en condiciones normales se sitúa en un segundo nivel del encuentro con el Otro, se trata de como la
función del significante falo, la de marcar lo que el Otro desea en cuanto marcado por el significante, es

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73

decir, tachado. Es por mediación del significante falo como se introduce el más allá de la relación con la
palabra del Otro.

3.
Lacan tomará el caso Dora en donde se puede ver en estado puro el deseo del Otro.
Es al padre a quien se dirige la demanda, y las cosas van muy bien porque su padre tiene un deseo, tanto
mejor cuanto que este deseo es un deseo insatisfecho de Dora, sabe muy bien que su padre es impotente y
que su deseo por la Sra. K, es un deseo tachado.
La identificación se produce con otro con minúscula, el Sr. K, encuentra a su otro en el sentido del a minúscula
en quien se reconoce. Freud cree que ama al Sr. K, pero no lo ama, sino que le es indispensable, es por ello

OM
que la frase “mi mujer no es nada” es lo que Dora no puede tolerar.
Dora esta estructurada de forma homosexual, tras lo que le dice el Sr. K desencadena su furia porque en ese
momento se hunde su construcción histérica de identificación con la máscara. Vuelve entonces a la demanda
pura y a la reivindicación del amor de su padre, y entra en un estado casi paranoico cuando se concibe como
un objeto de intercambio.
Después de la frase del Sr. K, la histérica se aterroriza y vuelve al nivel primitivo de la demanda, exige que su

.C
padre se ocupe de ella, que le de amor y todo lo que no tiene.

Clase XXI: “Los sueños de Agua Mansa”


DD
1.
El falo no es una forma, no es una forma objetal, como forma sigue siendo una forma cautivante. El falo no
es ni un fantasma, ni un objeto, ni siquiera parcial o interno, es un significante del deseo.
El deseo no es simplemente el apetito intersexual, la atracción intersexual, el instinto sexual.
LA

2.
El sueño de la bella carnicera, Lacan lo retomará para abordar la cuestión de la demanda y del deseo. Freud,
vio que el enfermo tiene la necesidad de crearse un deseo insatisfecho. En cuanto a la demanda, también
está en el sueño por todas partes, si el sueño se ha producido es porque una amiga le ha pedido a la paciente
que la invite a cenar a su casa. En el propio sueño, la demanda está presente de la forma más clara, la
FI

enferma sabe que todo esta cerrado y luego demanda por teléfono.
Se trata del lugar que se le debe dar al deseo, se trata del deseo en tanto que se sostiene en su significante,
por hipótesis el significante falo.
Freud introduce el significante falo, toda la ambigüedad del comportamiento del sujeto con respecto al falo


reside en este dilema, a saber, que este significante, el sujeto puede tenerlo o puede ser.
Si este dilema se plantea, es que el falo no es el objeto del deseo sino el significante del deseo. De lo que se
trata en el falo es de algo que se articula en el plano del lenguaje y se sitúa en el plano del Otro, es el
significante del deseo en tanto que el deseo se articula como deseo del Otro.
Si el falo es el significante del deseo, y del deseo del Otro, el problema que se le presenta al sujeto desde el
primer caso de la dialéctica es el siguiente: se trata de ser o de no ser el falo. Al igual que no se puede ser y
haber sido, tampoco se puede ser y no ser. Si es preciso que lo que no es sea lo que es, lo que queda es no
ser lo que es, es decir, rechazar lo que se es en el parecer, lo cual es la posición de la mujer en la histeria. En
cuanto mujer se hace máscara para detrás de esa máscara ser el falo.

3.
Se ha planteado el deseo como lo que se encuentra más allá de la demanda, es preciso un más allá de la
demanda porque la demanda desvía, cambia traspone la necesidad. Así existe la posibilidad de un residuo.

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74

La forma en que debe presentarse el deseo en el sujeto humano depende de lo que determina la dialéctica
de la demanda. La demanda, por el solo hecho de articularse como demanda, plantea al Otro como ausente
o presente y como dando o no esta presencia. Es decir que la demanda es en el fondo demanda de amor,
demanda de lo que no es nada, ninguna satisfacción particular, demanda de lo que el sujeto aporta por su
pura y simple respuesta a la demanda. Es demanda sobre fondo de demanda de amor, es donde se sitúa la
originalidad de la introducción de la demanda con respecto a la necesidad.
El deseo, en estado puro de deseo, es algo que, arrancado del terreno de las necesidades, toma forma de
condición absoluta con respecto al Otro. Es el margen, el resultado de la sustracción de la necesidad con
respecto a la demanda de amor. El deseo se presentará como lo que, en la demanda de amor, es rebelde a
toda reducción a una necesidad, porque en realidad eso no satisface a nada más que a sí mismo, es decir al

OM
deseo como condición absoluta.
Con respecto a la demanda de amor, esta necesidad sexual se convertirá en deseo, porque solo puede
situarse en el nivel del deseo. La cuestión del deseo es problemática porque sea cual sea la forma en que se
formule la demanda, se perfila esto, que el Otro entra en juego desde el momento en que el deseo sexual
está en cuestión bajo la forma del instrumento del deseo.
Está, por una parte, la posición del Otro, en cuanto lugar de la palabra, aquel a quien se dirige la demanda,

amor.

.C
aquel que puede dar amor, es decir, dar tu amor es dar nada, precisamente porque no se tiene se trata de

Clase XXII: “El deseo del Otro”


DD
1.
Lacan, comenzará planteando que de lo que se trata es de la relación del objeto en el obsesivo. Lo que
constituye el valor de esta relación de objeto y es su eje es lo que se ha introducido en la dialéctica analítica
de la noción de objeto, el objeto parcial. Este objeto parcial se puede identificar con el falo, pero Lacan
LA

criticará justamente esta noción.

2.
FI


Lacan ya ha situado la A mayúscula del Otro donde se encuentra el código y acoge la demanda. El significado
del Otro se produce en el paso desde A hasta el punto donde se encuentra el mensaje. Después, la necesidad
se encuentra ahí transformada y adquiere distintas cualidades en los distintos niveles. Si se considera esta
línea como la realización del sujeto, al final se traduce en algo siempre más o menos relacionado con una
identificación, pero para Lacan esto no basta para construir un sujeto satisfactorio y por eso, hay un campo
más allá de la demanda.
En él, se articula lo que se ha definido como el significante del deseo (el falo). El falo, es aquel significante
que en el cuerpo de los significantes está especializado en designar el conjunto de los efectos del significante
sobre el significado.

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75

En el campo de la demanda, el Otro dictará toda la ley de la constitución del sujeto, aunque solo fuese
tomándolo en el plano de la existencia de su cuerpo, por el hecho de que su madre es un ser hablante. No
hay solo frotes, masajes con agua de colonia para construir la relación con la madre, es preciso que la madre
le hable.
El sujeto barrado es el sujeto propiamente dicho, un sujeto menos completo, tachado, esto quiere decir que
un sujeto humano nuca es un puro y simple sujeto del conocimiento. Para Lacan, no hay sujeto humano que
sea puro sujeto del conocimiento, siempre hay una spaltung.

3.
La histérica demuestra que ha encontrado en el deseo del Otro, lo que se puede llamar su punto de apoyo.

OM
La histérica toma su punto de apoyo en un deseo que es el deseo del Otro, esta creación de un deseo más
allá de la demanda es esencial.
Lacan retomará a Dora para expresar que la misma subsiste como sujeto en la medida en que demanda
amor, como toda buena histérica, pero también en la medida en que sostiene el deseo del Otro en cuanto
tal. Decir que sostiene el deseo del Otro, es la expresión más adecuada para el estilo de su posición y de su
acción en relación con su padre y la Sra. K. Si toda la pequeña construcción es posible es porque resulta que

.C
ella se identifica con el Sr. K, frente al deseo, sostiene en este lugar cierta relación con el otro, en este caso
imaginaria (sujeto barrado losange a)
DD
Sujeto barrado en relación con el otro deseo
LA

i (a) m yo

El sujeto histérico está aquí, frente al deseo del Otro, en el histérico la línea de retorno de (S barrado losange
a) hacia i (a) está más desdibujada y es por esta razón por lo que la histérica tiene dificultades con su
FI

imaginario representado aquí por la imagen del otro donde puede ver que se producen efectos de
despedazamientos que son lo que sirven en su síntoma.
Sin embargo, la neurosis obsesiva es más complicada que la neurosis histérica, pero el obsesivo también está
orientado hacia el deseo. El obsesivo tiende a destruir su objeto.


La histérica vive en el nivel del Otro, el énfasis es estar en el plano del Otro y por eso necesita un deseo del
Otro, el centro de gravedad del movimiento constitutivo de la histérica está en primer lugar en el Otro.
Lo constitutivo del obsesivo es que apunta al deseo en cuanto tal, al más allá de la demanda. No es una
demanda como cualquier otra, sino que presenta un carácter de condición absoluta, el mismo que Lacan ha
designado como propio del deseo.
Cuando Lacan, dice que la histérica va a buscar su deseo en el deseo del Otro, se trata del deseo que ella
atribuye al Otro. Cuando dice que, el obsesivo hace pasar su deseo por delante de todo, quiere decir que va
a buscarlo más allá, poniendo la mira en él, propiamente en la constitución del deseo, es decir, en la medida
en que, destruye al Otro. El obsesivo se ve llevado a apuntar lo que se llama la destrucción del Otro.
La paradoja consiste en que el obsesivo va más allá de su deseo y esto le implica la destrucción del Otro,
pero el deseo implicaría siempre a este Otro.

Clase XIII: “El obsesivo y su deseo”

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76

El obsesivo ha de constituirse frente a su deseo evanescente. Lacan expresará su formula “el deseo es el
deseo del Otro”, en el obsesivo ocurre algo en el sujeto barrado en relación con el otro imaginario, algo
distinto a lo que ocurre en la identificación histérica.

1.
El deseo de la histérica no es deseo de un objeto sino deseo de un deseo, esfuerzo por mantenerse frente a
ese punto donde ella convoca a su deseo, el punto donde se encuentra el deseo del Otro.
Dora, se identifica con el Sr. K, Elizabeth Von R, se identifica con diversos personajes de su familia. Para
calificar el punto donde se identifica alguien, los términos de yo o Ideal del yo no son impropios.
El obsesivo tiene otras relaciones porque el problema del deseo del Otro se le presenta de una forma distinta.

OM
La relación con la imagen del otro i (a) se sitúa en una experiencia integrada en el circuito primitivo de la
demanda, en el cual el sujeto se dirige en primer lugar al Otro para la satisfacción de sus necesidades. La
relación de la imagen se encuentra en el nivel de las experiencias e incluso del tiempo en el que el sujeto
entra en el juego de la palabra, en el limite del paso del estado infans al estado hablante. Una vez establecido
esto se dirá que la función del fantasma se sitúa en un punto homologo, en (sujeto barrado en relación a)
El fantasma, Lacan lo definirá como lo imaginario capturado en cierto uso de significante. Cada vez que se

.C
habla de fantasma no hay que obviar su aspecto de guion o de historia que constituye una dimensión
esencial, es algo que el sujeto articula en una escenificación en la que se pone en juego él mismo.
Esta noción del fantasma permite dar cuenta que sin dudas participa del orden imaginario, pero solo
DD
adquiere su función en la economía por su función significante. ¿Qué es un fantasma inconciente? Es
totalmente concebible como cadena significante. El fantasma es esencialmente un imaginario capturado en
una determinada función significante. Lacan propondrá que se situé en el punto S tachada con respecto a a
minúscula el efecto fantasmático.
LA

2.
Lacan planteará al obsesivo como un Tántalo, como una imagen sobre todo oral. Se podría decir que el
obsesivo siempre está pidiendo permiso, pedir permiso es tener como sujeto una determinada relación con
la propia demanda de uno.
FI

3.
El obsesivo, igual que la histérica, tiene necesidad de un deseo insatisfecho, es decir de un deseo más allá de
una demanda. El obsesivo resuelve la cuestión de la evanescencia de su deseo produciendo un deseo
prohibido, se lo hace sostener al Otro mediante la prohibición del Otro.


Sin embargo, esta forma de hacerle sostener el propio deseo al Otro es ambigua porque un deseo prohibido
no implica un deseo extinguido, la prohibición está ahí para sostener el deseo. Esto es lo que hace el obsesivo
mostrándolo y a la vez no, lo camufla.
En cuanto a la agresividad del obsesivo: toda emergencia de su deseo sería para él ocasión de aquella
proyección o de aquel temor de venganza, que inhibiría todas sus manifestaciones. La noción de la relación
con el otro siempre se ve arrastrada hacia un deslizamiento que tiende a reducir el deseo a la demanda.
Lacan, utilizará el termino de oblatividad para dar cuenta de un fantasma obsesivo. La ilusión, el propio
fantasma que está al alcance del obsesivo, es que el Otro consienta su deseo.
En la estructura de los neuróticos obsesivos se encuentra el efecto del super yo: los obsesivos se infligen
toda clase de tareas, duras, agotadoras y lo consiguen. En el obsesivo el trabajo es muy eficaz porque de lo
que se trataba era de obtener el permiso del Otro.
Hay una hazaña del obsesivo algo que permanece ficticio, porque la muerte, es decir aquello en lo que se
encuentra el verdadero peligro no reside en el adversario a quien él parece desafiar, sino en otra parte. Esta
en aquel testigo invisible, aquel Otro que está ahí como espectador.

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77

El obsesivo se encuentra en una determinada relación con la existencia del otro como alguien que es su
semejante, como alguien en cuyo lugar se puede poner, y porque puede ponerse en su lugar no hay en
realidad ninguna clase de riesgo en lo que demuestra, en sus efectos de prestancia, de juego deportivo, de
riesgo que asume. El otro con quien juega es siempre, un otro que es él mismo y que le cede de todas formas
la palma, como quiera que lo haga.
Pero el que es importante es el Otro ante quien todo esto ocurre. Éste es el que hay que preservar a toda
costa, es lo que hace que el obsesivo se mantenga tan pegado a todo lo que es del registro verbal, de la
categoría del cómputo. Lo que el obsesivo quiere es mantener al Otro en el que se articulan en termino
significante las cosas. Por lo que, su objetivo esencial es el mantenimiento del Otro.
Lacan hará referencia al acting out, el cual contiene siempre un elemento altamente significante,

OM
precisamente porque es enigmático. Se llamará así a un acto que se presente con un carácter inmotivado,
muy injustificable psicológicamente, es un acto siempre significado.
Habría casi una equivalencia entre el fantasma y el acting out, el acting out está en general estructurado de
una forma que se parece mucho a la de un guion, a su manera, es del mino nivel que el fantasma. Pero hay
una cosa que lo distingue del fantasma y de la hazaña, si esta ultima es un ejercicio destinado a complacer
al Otro, a quien le importa un bledo, el acting out es siempre un mensaje, y por eso interesa cuando se

• .C
produce en un análisis, porque va siempre dirigido al analista.

“Estadios tempranos del conflicto edipico” Klein


DD
UNIDAD TEMÁTICA II (Continuación): La clínica de las neurosis y la práctica freudiana.
CONTENIDOS:
e. Fobias.
LA

1. Lectura del Historial: “Análisis de la fobia de un niño de 5 años” (Caso del pequeño Hans). 2. La angustia
automática. La angustia como señal. Angustia de castración. 3. La inhibición y el síntoma fóbico. 4. La
estructura de las fobias. El deseo prevenido. Caracterización clínica del objeto. Función del fantasma. 5. Los
síntomas fóbicos de los niños y su lugar de suplencia de un déficit simbólico en los tiempos de su constitución
edípica. La fobia ¿es una estructura o un síntoma?
FI

f. Neurosis obsesiva.
1. Lectura del Historial “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” (El hombre de las ratas). Motivo de su
consulta a Freud. Representaciones obsesivas, temores, impulsos y prohibiciones. 2. Función de la duda.


Postergación indefinida del acto. Problemática de la Deuda. 3. Constelación fantasmática anal. Mandatos.
Sacrificios. Rituales. La voz del super yo y la culpa. 4. Estructuración del deseo y su formulación como
imposible. Predominio de la demanda. 5. La pregunta del obsesivo. 6. Síntomas y Fantasmas del Padre.

• “Análisis de la fobia de un niño de cinco años” Freud (1909)


• 1903: Nacimiento de Hans
• 1906: Primeros informes del padre (Hans 3 años)
Primera estadía en Gmunden (3 y 6 años)
Amenaza de castración
Octubre: nacimiento de Hanna.
• 1907: Primer sueño.
Mudanza a una nueva vivienda (4 años)
Episodio del caballo que muerde

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78

• 1908: Episodio del caballo que se tumba. Comienza la fobia.


Mayo: (5 años) Fin del análisis.
Este historial le permite a Freud interrogar la angustia. La fobia es una posición neurótica que concentra la
angustia en un objeto externo denominado como objeto fobigeno.

I. Introducción:
Freud interviene solo una vez personalmente con el niño (la transferencia es con Freud) ya que el
tratamiento fue llevado a cabo por el padre, el mismo supo interpretar las exteriorizaciones de su hijo de
cinco años. Estas anotación dan cuenta del lugar de Hans en la historia familiar del neurótico.
Los padres de Hans eran cercanos partidarios a Freud y habían acordado criarlo con total libertad sin que

OM
educación genere censura en la toma de decisiones.
Las primeras comunicaciones de Hans datan del tiempo en que no había cumplido los tres años, exteriorizaba
ya entonces un interés particularmente vivo por la parte de su cuerpo que tenía la costumbre de designar
como el “hace pipi”. Esto se evidencia cuando el pequeño le pregunta a su madre si tiene “hace pipi” y ella
le responde “desde luego”
Su interés por el hace-pipi no es meramente teórico, sino que también lo estimula a tocarse el miembro. A

.C
los tres años y medio, su madre lo encuentra lo encuentra con la mano en el pene, ella lo amenaza “Si haces
eso , llamaré al Doctor. A, que te corte el hace pipi, y entonces ¿con que harías pipi?” El responde sin
conciencia de culpa “con la cola”, aquí se advierte la ocasión para adquirir el complejo de castración.
DD
La curiosidad sexual de Hans, lo convierte en un investigado lo que lo lleva a conquistar un signo esencial
para distinguir entre un ser vivo y un ser inanimado (“Un perro y un caballo, tienen hace pipi, una mesa y un
sillón no”) Aquí se encuentra la “premisa universal fálica” en donde el niño ordena el mundo a partir de que
las cosas tienen pene (anterior a la fase fálica). Todos los seres amados tienen hace pipi, cuando la falta recae
en la madre (decepción fálica) el niño debería dirigirse al padre, pero este tiene que aparecer en el discurso
LA

de la madre. A Hans, algo lo detiene desde el pasaje de la madre al padre, aquí aparece el objeto fobigeno
ocupando el lugar de la función paterna y limitando el deseo de la madre.
Apetito de saber y curiosidad sexual parecen ser inseparables, la curiosidad de Hans se extiende a sus padres.
Hans a los 3 y 7 meses “Papá ¿Tú también tiene un hace pipi”
Padre: “Si naturalmente”
FI

Hans: “Pero si nunca te lo he visto cuando te desvestías”


De igual modo, le preguntó a su madre quien le respondió “Naturalmente ¿no lo sabias?” a lo cual el
respondió “No, pensé que como eras tan grande tendrías un hace pipi como un caballo”
El gran acontecimiento en la vida de Hans es: el nacimiento de su hermanita cuando él tenía 3 años y medio.


En el momento del nacimiento el pequeño Hans hipotetiza que seguro vendrá la cigüeña, toda su sentencia
muestran que el relaciona lo insólito de la situación con la llegada de la cigüeña, y sin dudas se ha afianzado
en él la primera desconfianza hacia la cigüeña.
Hans se muestra muy celoso con la recién venida, los primeros días quedo muy relegado y contrajo una
angina, en medio de la fiebre él exclamo su descontento con la llegada de la hermanita.
Tiempo después quedaron superados los celos y se volvió un hermano tierno y conciente de superioridad.
Hans presencia el baño de su hermanita de una semana y edad y expresa que su hace pipi todavía es chico
pero que luego será más grande.
Hans a los 3 años y siete meses brinda el primer relato de su sueño: “Hoy cuando estaba dormido he creído
que estoy en Gmunden con Mariedl (hija del propietario de la casa, tiene 13 años y ha jugado con él)
En el verano de 1906 Hans estuvo en el lugar antes mencionado y juagaba con los hijos de los propietarios,
pasado tiempo de haberse mudado, le afloran recuerdos de su estadía ahí. Semanas después procesa sus
recuerdos en fantasías, fantasea que juega con los niños, habla con ellos como si estuvieran presentes y es

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79

capaz de entretenerse así durante horas. Ahora que lleva seis meses ausentes, su sueño debe comprenderse
como una expresión de su añoranza de Gmunden.
En esta época Hans, en el dibujo de una jirafa que el padre realiza, el pequeño expresa que le falta el “hace
pipi”, entonces lo agrega él mismo.
En su interés por “el hace pipi” llevo a cabo un juego en donde simula ir al baño, es decir, juega al inodoro.
En cuanto a sus vínculos de amor con otros niños, el padre destaca que tiene una “elección de objeto” como
la de un adulto, es decir, su vida sexual no tiene solo rasgos autoeróticos.
En determinado momento, Hans expresa que le gusta una niña y que además le gustaría que duerma con él,
a partir de aquí, Freud sostiene que como el padre y la madre suelen tener a Hans en su cama se han
despertado en él sentimientos eróticos, y el deseo de dormir con esta niña tiene también un sentido erótico.

OM
Estar en la cama junto al padre y la madre, es para Hans, como para todos los niños una fuente de emociones
eróticas.
Recién cumplidos sus cuatros años, Hans, es bañado por su mamá, y cuando ella le entalca el pene con
mucho cuidado para no tocarlo, el pequeño le pregunta por qué no pasa su dedo por ahí, a lo que ella le
responde que es una porquería, que es algo indecente. Sin embargo, a él le gusta.
En la misma edad, Hans sueña: “Uno dice: ¿Quién quiere venir conmigo? Entonces alguien dice: yo. Entonces

.C
tiene que hacerlo hacer pipí”. A este sueño le falta todo elemento visual, y pertenece al tipo auditivo. El
padre interpreta que el sueño imita a un juego que Hans suele realizar con unas niñas.
Cuando Hans repite el sueño, remplaza el “alguien dice” por “ella dice”, siendo ella una de sus amiguitas. El
sueño sería entonces “Yo juego con las niñas a las prendas. Yo pregunto: ¿Quién quiere venir conmigo? Ella
DD
(su amiguita) responde yo, entonces ella tiene que hacerme hacer pipí (asistirlo al orinar) cosa que le resulta
grato”
Cuando el padre de Hans lo hizo llevar al baño, le dijo por primera vez, que debía llevarlo detrás de la casa
para que nadie pudiera mirarlo. El placer de exhibición sucumbe ahora la represión, aquí la explicación para
LA

que se presente en el sueño, donde se ha procurado un disfraz mediante el juego de prendas.


En síntesis, el deseo presente en el sueño es que sus amiguitas lo miren hacer pipí, deseo que se encuentra
reprimido. (Dique psíquico: vergüenza, asco, moral)
Hans a los cuatro años y medio mira de nuevo como la bañan a su hermanita y empieza a reír porque, según
él, es muy bonito. Para Freud la respuesta es falsa, ya que el hace-pipí se le antoja cómico, es la primera vez
FI

que admite de ese modo, en vez de desmentirla, la diferencia entre genital masculino y femenino.
Hans se elaborará lo que le va sucediendo por medio de las fantasías, los juegos y los sueños. El se encuentra
en pleno armado subjetivo, por lo que a los tres años el mecanismo de la neurosis (la represión) no ha dado
aun sus efectos.


II. Historial clínico y análisis:


Elementos previos al estallido de la neurosis (fobia): 1. Sueño de angustia. 2. Pensamientos tiernos
angustiados. 3. Escenas que sobredeterminan al objeto fobigeno. Este objeto fobigeno es el caballo que
viene a suplir la ley del padre.
El motivo de consulta fue del padre ya que el niño, en los últimos días, habría desarrollado una perturbación
nerviosa, no pudiendo hallar ningún medio para eliminarla. Para el padre, esto ha sido una hiperexcitación
sexual por ternura de la madre, pero él no sabe indicar el excitador de la perturbación. El miedo de que un
caballo lo muerda por la calle parece entramado con el hecho de que le asusta un pene grande, el caballo ha
sido construido por múltiples escenas que ligan al niño con su madre.
A los cuatro años y siete meses aparece un sueño de angustia previo al establecimiento de la fobia. En el
mismo Hans ha pensado que estaba lejos de su madre y que no podía hacer cumplidos (expresión de Hans
para acariciar) con ella. El padre agrega que muchas veces Hans se iba a la cama angustiado y una vez expreso
su temor frente a la huida de la madre, lo cual ella respondió acogiéndolo en su lecho.

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80

El 7 de enero va junto a su niñera a un parque, por la calle empieza a llorar y pide que lo lleven a casa para
hacer cumplidos con la mami. Cuando le preguntan por qué no quiso seguir, él no quiere decir nada y al
anochecer no se lo puede separar de la mamá, quiere hacerse cumplidos con ella.
Al día siguiente (8 de enero) su madre lo saca de paseo, de nuevo empieza a llorar, tiene miedo, no quiere
seguir caminando, siente angustia. En el viaje de regreso le plantea a la madre que tiene miedo de que un
caballo lo mordiera. Al anochecer se vuelve a angustiar y expresa temor de que el caballo entre en su pieza.
Ese mismo día la mamá le pregunta si se pasa la mano por el hace pipi, el responde que sí, cada noche cuando
está en la cama. Al día siguiente le dicen que no se puede pasar su mano por el “hace-pipi” esto seria el
comienzo de la angustia, así como el de la fobia, la perturbación se introduce con unos pensamientos tiernos-
angustiados y luego con un sueño de angustia, el contenido de este último es perder a la madre y que no

OM
pueda hacer cumplidos con ella.
La ternura hacia la madre se ha acrecentado enormemente, y es la misma la que se ha volcado en angustia,
lo que sucumbe a la represión. Esta angustia que corresponde a una añoranza erótica reprimida carece al
comienzo de objeto, es todavía de angustia y no miedo. El niño no puede saber de que tiene miedo, y cuando
Hans, en el primer paseo con la muchacha, no quiere decir de qué tiene miedo, es que tampoco él lo sabe.
Al anochecer se angustia mucho ya que antes de meterse en la cama lo asalta la libido cuyo objeto es la

.C
madre y cuya meta podría ser dormir a la madre.
La angustia corresponde a una añoranza reprimida, pero no es lo mismo que la añoranza, la represión cuenta
también en algo. La añoranza se podría mudar en satisfacción plena aportándole el objeto ansiado, para la
DD
angustia esa terapia no existe, ella permanece, aunque la añoranza pudiera ser satisfecha. Esto se muestra
en Hans, en el segundo paseo cuando la madre lo acompaña, está con ella, pero sigue teniendo angustia,
una añoranza de ella no saciada.
La angustia ha resistido la prueba y ahora se ve precisada a hallar un objeto, en ese paseo se exterioriza por
primera vez el miedo a ser mordido por un caballo
LA

Freud se pregunta de donde proviene el material de esta fobia y sostiene que probablemente de aquellos
complejos que contribuyeron a la represión y mantienen reprimida la libido hacia la madre.
Hans ha confesado que su pene le da placer todas las noches antes de dormirse, permite ese contento desde
hace ya un año cada anochecer, ahora se encuentra en la lucha por deshabituarse lo cual coincide mejor con
la represión y la formación de angustia.
FI

En cuanto a su madre fue el mismo padre quien la inculpo de haber contribuido al estallido de la neurosis
por su ternura hipertrófica.
Freud le propone al padre el camino del esclarecimiento sexual, la libido de Hans estaba adherida al deseo
de ver el hace pipi de la mamá, el padre debía sustraerle esa meta comunicándole que tanto su mama como


las otras personas del sexo femenino no poseían hace pipi.


Luego del esclarecimiento sigue un periodo más tranquilo, su miedo a los caballos se muda en la compulsión
de mirarlos, dice que solo al verlos les da miedo. Después de una gripe la fobia vuelve a reforzarse tanto que
no puede salir a la calle, a lo sumo va al balcón. Esto mismo vuelve a suceder después de una operación de
amígdala.
En una ocasión el padre le comunica a Hans que no cree que sea un caballo lo que él tiene en mente, sino
un hace pipí, al que sabe que no se le debe pasar la mano, Hans le responde “pero un hace pipí no muerde”.
Seguido a esto Hans sostiene que su “tontería” es tan intensa porque se sigue pasando todas las noches la
mano por el hace pipí. Médico y paciente, padre e hijo, coinciden en atribuir el habito onanista el principal
papel de la patología.
Un día en la calle el padre le explica que Hanna no tiene un hace pipi como él, niñas y señoras tampoco, y
por lo tanto su madre tampoco. A lo que Hans se pregunta “¿Cómo hacen pipí estas?”.
La jornada siguiente la mamá lo lleva por la ciudad y el tiene gran miedo en la calle, la mañana que sigue se
levanta angustiado y cuenta que se ha pasado el dedo por el hace pipi y que ha visto a su madre desnuda en

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camisa dejando ver el hace pipi. En ese momento Hans saca la mano del hace pipi rápidamente. Esto es una
fantasía onanista equivalente a un sueño. Por esta fantasía se averiguan dos cosas, que la reprimenda de la
madre dio un intenso efecto sobre él y que al comienzo no acepta que las mujeres no tengan un hace pipi,
por ello se aferra a la fantasía. Las fantasías de Hans responden a la pregunta por el origen.
Informe semanal del padre:
El padre comienza relatando una conversación en donde le cuenta a Hans la posibilidad de visitar al profesor
(“El buen Dios que lo sabe todo”) a lo que él responde bien dispuesto y contento, haciendo alusión a una
nenita muy hermosa (hija de Freud).
También relata un miedo a los animales que antes miraba sin asustarse, no quiere ver jirafas ni a elefantes,
les tiene miedo a todos los animales grandes, mientras que se divierte mucho con los pequeños.

OM
Siente angustia ante animales grandes porque ellos lo fuerzan a considerar su gran hace pipí pero no puede
decirse que tenga miedo del hace pipi grande, más bien su representación posee un tinte placentero.
Hans llega a la conclusión de que él hace pipi crece con el cuándo se hace grande, ha quedado muy
insatisfecho con el tamaño de su propio hace pipi debido a las comparaciones que realizaba. Los animales
grandes les recuerdan ese déficit y por esta razón les son desagradables. Todo esto no le puede devenir
consiente con claridad por lo cual, la sensación penosa se muda en angustia.

.C
En el momento de la amenaza de castración efectuada por parte de la madre no produjo efecto alguno. La
misma adquiere vigencia con efecto retardado un año después, en donde él tiene angustia de ser despojado
de esa querida pieza de su yo.
DD
El esclarecimiento de que las mujeres no poseen hace pipi conmovió la confianza en sí mismo y despertó el
complejo de castración
Una noche Hans se levanta y se mete en la cama de sus padres, al otro día tras interrogarlo comenta “en la
noche había en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada, y la grande ha gritado porque yo le he
quitado la arrugada. Luego dejo de gritar y entonces yo me he sentado encima de la jirafa arrugada”. Esto
LA

no fue un sueño, sino que Hans señala que se lo ha pensado despierto, es decir, es una fantasía.
El padre encuentra resolución a la fantasía de la jirafa: la gran jirafa era el padre, o mejor dicho el pene
grande (el cuello largo), mientras que la jirafa arrugada era la madre o su miembro. La fantasía es una
reproducción de una escena que en los últimos días se desarrolla casi todas las mañanas. Hans acude siempre
a ellos y la mamá lo toma por algunos minutos consigo en la cama, el padre le advierte a la madre que no lo
FI

tome con ella (la grande ha gritado porque Hans le ha quitada la arrugada). Hans permanece un rato con la
madre “la jirafa grande dejo de gritar y luego Hans se sienta encima de la jirafa arrugada”.
La solución de esta escena conyugal es la siguiente: Hans sintió en la noche añoranza de la mamá y por ello
fue al dormitorio. El todo es la continuación del miedo al caballo. A esto Freud agrega que el sentarse encima


seria para Hans tomar posesión, entonces por lo tanto sería una fantasía de porfía anudada con una
satisfacción por el triunfo sobre la resistencia paterna, en donde diría “grita todo lo que quieras, lo mismo
mami me toma en la cama, mi mami me pertenece”.
Hans relata otra fantasía: ha viajado con el padre en el ferrocarril y han roto una ventanilla por el cual el
guardia los ha llevado. Es la correcta continuación de las fantasías de las jirafas.
El nota que está prohibido ponerse en posesión de la madre; ha chocado con la barrea del incesto. Pero lo
considera prohibido en sí mismo. En todas las picardías prohibidas está presente el padre quien es encerrado
con él. Es que el padre a pesar de todo hace eso prohibido enigmático con la madre, Hans sustituye esto por
algo violento como romper el vidrio de un ventanilla. Hans considera al padre como un par, un amigo, esto
se diferencia de la histeria el cual el padre aparece como potente o impotente.
Esa tarde fueron a visitar a Freud padre e hijo, este último se comportó de manera intachable y la consulta
fue breve. El padre, comenzó diciendo que, a pesar de todo, la angustia ante los caballos no había
disminuido.

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A Freud se le ocurrió otro fragmento de la solución y le resulto comprensible que se le haya escapado al
padre. Freud revelo a Hans que él tenía miedo a su padre justamente por querer tanto a su madre, y que tal
vez, creía, tal vez, que el padre le tenía rabia. Sin embargo, Freud le asegura que su padre le tenía mucho
cariño y que podía confesarle todo sin miedo. (Mito edípico)
El padre le pregunta a Hans por que le tiene rabia, a lo que el niño responde que es porque el padre le ha
pegado. Esto es desmentido por el padre, sin embargo, recordó que ese día a la mañana lo choco con la
cabeza en el vientre, tras lo cual, por vía de reflejo, él había dado un golpe con la mano. En este dialogo se
puede ver como Hans le pide al padre que se imponga, pero este no logra hacerlo.
Luego de esta visita a Freud se comprueba la primera mejoría sustancial, puede permanecer tiempo en la
puerta, aunque pasen carruajes, solo subsiste un resto de angustia pero no se puede negar el progreso

OM
realizado desde el esclarecimiento.
Al siguiente Hans va hacia la cama de los padres, a lo que el padre le pregunta por qué ha ido, a lo que el
pequeño le responde que cuando no está con él tiene miedo y además le pregunta por qué le ha dicho que
él le tiene cariño a la madre y miedo por eso, si en realidad él le tiene cariño al padre.
El pequeño da a entender que en el luchan el amor al padre con la hostilidad a consecuencia de su papel de
competidor ante la madre.

.C
Para Freud la angustia de Hans es de doble articulación: angustia ante el padre y angustia por el padre. La
primera proviene de la hostilidad hacia el padre, la segunda, del conflicto entre la ternura exagerada por vía
de reacción y hostilidad.
En el verano, el padre ha viajado un par de veces, por lo que Hans era “el padre”, habría un deseo reprimido
DD
de que el mismo viaje a la estación, así el pequeño queda solo con su madre (que el caballo parta de viaje)
deviene luego esto, en angustia cuando los carruajes parten de viaje, se ponen en movimiento los caballos.
Además, tiene miedo de que los caballos se tumben cuando el carruaje da la vuelta, otro tanto teme cuando
los carruajes, estacionados frente a la rampa de descarga, se ponen de repente en movimiento para seguir
LA

viaje, también tiene miedo a los caballos grandes, a los caballos rústicos y a los carruajes que pasan rápido.
Posteriormente Hans vuelve al dormitorio y es reenviado a su cama, el padre le dice que mientras siga yendo
al dormitorio no mejorara de su angustia a los caballos, a lo que el pequeño le responde que ira igual aunque
haya de tener miedo. No quiere dejarse prohibir la visita a la mama.
Hans sostiene que ha tomado la tontería cuando un caballo se ha tumbado y él se asustó, a lo que el padre
FI

le replica que la tontería era que un caballo lo mordiera y el niño sostiene que tiene miedo de ambas, que
se tumbe y que lo mordiera. El nexo es, según Freud, que el caballo (el padre) lo morderá a causa de su deseo
de que él se tumbe.
Una fobia así recae sobre los caballos y carruajes, sobre unos caballos que se caen o muerden, sobre


carruajes con carga pesada. Esas peculiaridades se deben a que la angustia no valía originariamente para los
caballos, sino que fue transportada a estos en un segundo momento y se fijó, en aquellos lugares del
complejo del caballo que resultaron apropiados para ciertas transferencias. La ocasión actual tras la que
estallo la fobia fue cuándo el muchacho vio caerse a un caballo grande y pesado, Hans en ese momento,
sintió el deseo de que el padre se cayera de ese modo y quedase muerto.
Desde hacía algún tiempo Hans jugaba al caballo, repetidas veces se abalanzaba sobre el padre. El juego está
al servicio de una fantasía de deseo, él es el caballo, el muerte al padre y así se identifica con él.
Freud da cuenta de que el barullo del caballo está relacionado al pataleo que hace Hans cuando tiene que
hacer caca (lumpf) o pis ya que prefiere seguir jugando. En relación esto, el padre de Hans le pregunta a su
mujer si el niño la había acompañado al baño, a lo cual responde que sí, ante esto, Freud nota un placer en
ese momento ya reprimido de ver a su mamá mientras hace lumpf. El placer de ver a su mama haciendo pis
o lumpf está ligado a ver el hace pipi de esta.
Además, el barullo está relacionado con el ruido que hace el agua cuando se tira la cadena, Hans explica que
un barullo fuerte se oye cuando uno hace lumpf, uno pequeño a pipi.

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83

El padre relaciona el color del lumpf con el color del caballo de la diligencia y el calzón negro de su mama.
El padre pregunta a Hans si había visto un caballo haciendo Lumpf, a lo que él responde que sí, y que el
mismo hace un barullo fuerte, comparando este ruido con el que hace el lumpf cuando cae en la pelela. Por
lo tanto, el caballo de la diligencia que se tumba y hace barullo con las patas es sin duda un Lumpf que cae y
hace ruido. El miedo a la defecación, el miedo a los carruajes con pesada carga es el mismo que le miedo a
una panza muy cargada.
Por otro lado, el padre lo interroga para saber el origen de la fobia, preguntándole si en Gmunden había
jugado al caballito con los niños, a lo cual el pequeño responde que sí, y que le parece que ahí había cogido
la tontería, agregando, que él era el caballito y otra niña (BERTA) el cochero. Hans no quiere afirmar que
haya contraído la tontería en esa época sino en conexión con ello, Freud sostiene que hay que admitir, que

OM
lo que hoy es objeto de la fobia anteriormente fue asunto de elevado placer.
El padre sigue su interrogatorio, preguntando acerca de si vio el hace pipi de Berta a lo que le responde que
no, pero que ella si lo ha visto a él haciendo pipi y a su vez Hans confiesa que ha deseado muchas veces que
Berta le pase la mano por el hace pipi. La curiosidad por ver el hace pipi estaba dirigida a sus compañeritas
de juego, su hermana y su madre.
Un día por la mañana Hans fue al dormitorio de sus padres y fue envido de vuelta a su cuarto. Luego cuenta

.C
una fantasía, en la cual él estaba en la bañera y entonces, venia un mecánico y la destornillaba, el mismo
tomaba un gran taladro y se lo metía en la panza a Hans. El padre traduce la fantasía: Yo estoy en la cama
con mama entonces viene papa y me expulsa. Con su gran pene me desaloja de mama. Freud pospondrá su
DD
opinión sobre esto.
A esta última fantasía agrega otra: “viajamos en tren a Gmunden. En la estación nos ponemos la ropa, pero
todavía no estamos listos y el tren parte con nosotros”. En la misma el padre infiere afirmando un rechazo a
Gmunden, ya que en este lugar para bañarlo con agua caliente había que llevarlo a otro sitio y ante esto el
protestaba. También en Viena protesta cuando lo ponen en una bañera grande. Hans dice que tiene miedo
LA

de caerse dentro en la bañera grande, es decir, que su madre saque las manos y que el caiga en el agua. En
relación con esto aparece el deseo de Hans de que su madre soltara a su hermana mientras la bañaba.
Luego de este deseo aparece una nueva fantasía de Hans: “he pensado que Hanna estaba en el balcón y se
ha caído”. Ante esto, la mama le pregunta si preferiría que Hanna no estuviera y el responde que sí. El deseo
reprimido de Hans es muy transparente. A partir de esto, el tema de su hermanita se sitúa en primer plano.
FI

Desde el comienzo tuvo hacia la recién nacida, que le robaba una parte del amor de los padres, un gran
rechazo que no ha desaparecido.
En este punto Freud puede reconocer que Hanna releva directamente al tema Lumpf y la razón de esto es
que Hanna misma es un Lumpf, los hijos son Lumpf.


Hans al ver una cesta en su casa, expresa que Hanna ha viajado en una cesta así a Gmunden. Dice que
siempre que han viajado allí ella viajo también en la cesta. Freud identifica la cesta como el seno materno,
sostiene que lo que Hans dice no es un disparate, sino que es una parodia cuyo significado seria: “cómo
puedes hacerme creer que la cigüeña trajo a Hanna en octubre si yo eh notado el vientre grande de mi mama
ya en el verano cuando viajamos a Gmunden.
Freud había anticipado al padre que la fobia del pequeño se reconduciría a los pensamientos y deseo
ocasionados por el nacimiento de su hermanita pero había omitido alentarlo sobre que un hijo es un Lumpf
para la teoría sexual infantil. A partir de esta aclaración, el padre intenta escuchar a Hans por segunda vez,
haciéndole repetir la historia a Hans.
Días más tarde, Hans no quiere salir al patio porque hay un carro estacionado; dice que teme de embromar
a los caballos y que estos se tumben haciendo barullo con las patas. Agrega que le gustaría embromarlos y
fustigarlos (dar golpes a un caballo para estimularlo), incluso dice que una vez ha azotado a un caballo y que
se tumbó e hizo barullo con sus patas (esta es otra fantasía de Hans). Luego de esto el padre le pregunta a
Hans a quien le gustaría pegarle, a lo que él responde, a su mamá. Inmediatamente después el pequeño

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manifiesta que diligencias, carros mundanzeros y carros carboneros eran carruajes de cesta de cigüeñas, es
decir, mujeres embarazadas.
Freud sostiene que el arranque sádico anterior tiene relación con esto último.
Hans cuenta haber pensado: que él ha ido de viaje con el primer tren que el padre lo ha perdido y luego se
ha tomado un segundo tren. En este pensamiento a desfigurado una pieza de esa fantasía de fugitivo
diciendo “ambos hemos partido de viaje, solo con el segundo tren. Esta fantasía se relaciona con aquella, no
interpretada, en la que emplean demasiado tiempo en vestirse y el tren parte.
En lo que sigue Hans expresa que como los caballos son tan arrogantes tuvo miedo de que se tumbaran, a
raíz de esto, el padre pregunta quién es tan arrogante, Hans responde que él, su padre era arrogante. En el
momento que va a la cama de su madre y lo hecha. Allí es donde el pequeño expresa el deseo de que el

OM
padre se tumbe, es decir, que tropiece con una piedra, le salga sangre y por lo menos él pueda estar un rato
con su mamá.
El padre conjetura que el deseo de embromar al caballo, es decir, pegarle, gritarle no se dirige a la mamá,
sino que se dirige a él mismo. Ante esto Fred sostiene, que ese deseo tiene una doble articulación: está
compuesto por una concupiscencia (libinosidad, erotismo) oscura, sádica, sobre la madre y un claro esfuerzo
de venganza sobre el padre.

.C
Un día Hans ha jugado con una muñeca y le comenta al padre que la ha cuidado como un niño de verdad,
expresa que le gustaría tener una nena, luego de esto, cuestiona a quien pertenece su hermanita, si a él
(Hans) ,a su mamá o a ambos. El padre aclara que les pertenece a los tres. Freud señala que al niño le falta
DD
una pieza esencial para entender las relaciones sexuales mientras el genital femenino no se ha descubierto.
Luego de esto, los padres le explican a Hans que los hijos crecen en la mamá y luego son traídos al mundo
por medio de una presión, como un Lumpf. Esa tarde, se lo nota aliviado y corre tras los carruajes, cosa que
ya había hecho una vez.
El padre pregunta a Hans, si estando en la cama con su mamá, a pensando que él era el papá, Hans responde
LA

que sí. Incluso el padre le dice si ha pensado que ojalá el muriera, entonces podía ocupar su lugar, ante esto,
Hans afirma.
Freud plantea que se nota con claridad como la felicidad en la fantasía de ser el padre y estar casado con su
madre se estropea por la incerteza acerca del papel del padre y la duda sobre quien gobierna la obtención
de los hijos.
FI

Hans siempre ha fantaseado con sus hijos, incluso ha imaginado ser la mama de sus compañeritos de juego.
Freud sostiene que Hans como hijo ha tenido agradables vivencias junto a su madre y, por lo tanto, repite
esto en un papel activo, para lo cual hace el mismo el papel de la madre. Hans sabe que en la realidad es
hijo, pero en la fantasía es madre y por lo tanto le hacen falta hijos con quienes repetir las ternuras que él


ha vivenciado. (Cuando Hans empieza a fantasear sobre sus hijos fue luego del nacimiento de su hermana).
Estas fantasías luego dan un giro, posicionándose como padre de sus hijos, siendo la madre de estos su
madre y su padre, el abuelo. Es decir, le gustaría ser tan grande como el padre, estar casado con su mama y
tener hijos.
Freud señala que el Edipo ha hallado una solución: en lugar de eliminar a su padre, lo pone en su mismo
lugar, lo designa abuelo y lo casa con su propia madre (abuela de Hans).
Luego de esto Hans pide escribirle al profesor, que esta mañana ha ido con todos sus hijos al inodoro.
Primero ha hecho lumpf y pipi y ellos han mirado. Luego los sentó en el inodoro y ellos han hecho pipi y
lumpf y les ha limpiado el trasero con papel. Dice que le gusta mucho tener hijos que entonces le gusta
hacerles todo: llevarlos al inodoro, limpiarles el trasero, todo lo que se hace con los hijos. Tras la confesión
de esta fantasía es imposible negar el placer que en Hans se anuda a las funciones excrementicias.
Al día siguiente, describe una nueva fantasía: “ha venido el instalador y con unas tenazas me ha quitado
primero el trasero y luego me ha dado otro y después el hace pipi”

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La interpretación es que se le ha dado un hace pipi más grande y un trasero mas grande como los de su
padre. Hans agrega que también le gustaría tener unos bigotes como los de su padre y su pelo del pecho.
En este punto se rectifica la fantasía de la bañera: la bañera grande significa el trasero, el taladro es el hace
pipi. Se trata de fantasías idénticas, además se abre un nuevo acceso a el miedo de Hans a la bañera grande
que igual ya ha cedido este miedo: le desagrada que su trasero sea demasiado pequeño para la bañera
grande.
Con la última fantasía de Hans quedaba superada también la angustia proveniente del complejo de
castración, la expectativa penosa daba la vuelta hacia una de dicha. En efecto, el médico, instalador, viene
quita el pene, pero solo para dar a cambio uno más grande.

OM
Epicrisis
1. (Tres Ensayos: el niño como perverso polimorfo)
La impresión de Freud es que la imagen de la vida sexual infantil del pequeño Hans armoniza con la obra
Tres ensayos de una teoría sexual, pero se ve obligado a tramitar dos objeciones. La primera es que el
pequeño Hans no es un niño normal sino un niño predispuesto a la neurosis, un pequeño hereditarios. La
segunda objeción aseverará que carece de todo valor el análisis realizado por un padre prisionero de

.C
opiniones teóricas y aquejado por los prejuicios de Freud. Se dirá que el niño es sugestionable, sin embargo
el niño no miente sin razón y se inclina más que los grandes por el amor a la verdad.
Los padres de Hans describen al pequeño como alegre y sincero, esto devino así en virtud de la educación
DD
que ellos le dieron que consistía en omitir los habituales pecados pedagógicos. En la época de la enfermedad
y en el curso del análisis empiezan para Hans las dificultades y contradicciones entre lo que dice y lo que
piensa, fundadas en un material inconsciente que no sabe dominar.
Freud sostiene que un psicoanálisis no es una indagación científica libre de tendencia, sino una intervención
terapéutica; en si no quiere probar nada sino solo cambiar algo. El medico da al paciente las
LA

representaciones- expectativa con cuya ayuda pueda este discernir y asir (agarrar o tomar algo) lo
inconsciente.
El primer rasgo imputable a la vida sexual en el pequeño Hans es un interés particularmente vivo por su hace
pipi. El placer en el miembro sexual se enlaza con el placer de ver, en su plasmaciones activa y pasiva. El
pequeño procura ver el hace pipi de otras personas, desarrolla una curiosidad sexual y gusta de mostrar el
FI

propio.
La orientación activa del placer de ver sexual se conecta con un motivo determinado, cuando deja ver tanto
al padre como a la madre su queja de no haber visto el hace pipi de ellos, es probable que haga esto por la
necesidad de comparar, el yo sigue siendo el criterio con el cual uno mide al mundo.


En Hans la zona genital es, entre las zonas erógenas, la teñida desde el principio con el placer más intenso.
Además, se atestigua el placer excrementicio anudado a los orificios de descarga de la orina y las heces. A
este placer de zonas erógenas lo adquirió con asistencia de la persona que lo cuidaba, es decir, la madre. Las
zonas libidinales son la anal y la oral.
En el curso de la fobia existiría la represión de dos componentes del quehacer sexual, a Hans le da vergüenza
orinar delante de otros, se acusa de pasarse el dedo por el hace pipi, se empeña en resignar también el
onanismo y le produce asco el Lumpf, el pipi y todo aquello que lo recuerde.
Para Freud Hans es homosexual como todos los niños pueden serlo ya que él tiene noticia de una variedad
de genital, un genital como el suyo, no hay aquí un primado genital, sino un primado de falo.
La meta sexual que Hans buscaba en sus compañeritas de juego, es decir, acostarse con ellas procedía ya de
la madre, el muchacho había hallado la senda del amor de objeto y una nueva vivencia de placer se había
vuelto determinante para el: dormir al lado de la madre. Él es realmente un pequeño Edipo que querría tener
a su padre eliminado para poder dormir con la madre. Este deseo nació en aquella residencia veraniega,

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cuando las alternancias de ausencia y presencia del padre le señalaron la condición a la que se ligaba la
intimidad con la madre.
En Viena ya no se podía contar con la partida de vieja del padre, se elevó hasta el contenido de que ojala el
padre estuviera fuera de manera permanente, es decir, muerto. La angustia ante el padre, surgida de ese
deseo de muerte, constituyo el máximo obstáculo del análisis hasta ser eliminada en la consulta con Freud.
Para el desarrollo psicosexual de Hans revistió la máxima significación el nacimiento de su hermanita, este
sucedo intensifico su vínculo con los padres. El deseo de dar muerte a su hermana no le resultaba tan
chocante como el de su padre, aun así, ambas personas le quitan a “la mami”, lo perturban a estar solo con
ella.
En su fantasía triunfante del final extrae la suma de todas las mociones eróticas de deseo, las que provienen

OM
de la fase auto erótica y las entramadas con el amor de objeto. Está casado con su madre y tiene hijos a
quienes puede cuidar a su manera.

2.
Un día, por la calle Hans enferma de angustia, no puede decir que tiene miedo, pero deja traslucir al padre
el motivo de su condición de enfermo, la ganancia de la enfermedad quiere permanecer junto a la madre,

.C
hacerse cumplidos con ella. Sin embargo, también tiene miedo cuando la madre va con él. Aquello en lo cual
se ha fijado la libido devenida angustia tiene que ver con que un caballo blanco lo morderá.
Freud llama fobia a un estado patológico como éste, y el pequeño Hans tiene como diagnostico la histeria
DD
de angustia. Esto se justificaría por el pleno acuerdo entre el mecanismo psíquico de las fobias y la histeria,
salvo en un punto: la libido desprendida en material patógeno en virtud de la represión no es convertida en
una inervación corporal, sino que se libera como angustia.
Las histerias de angustia son las más frecuentes entre las psiconeurosis, son las que aparecen más temprano
en la vida: son las neurosis de la época infantil. Las histerias de angustia se desarrollan como una fobia y al
LA

final el enfermo puede quedar liberado de angustia, pero solo a costa de unas inhibiciones y limitaciones
que se ha visto forzado a someterse. En la histeria de angustia hay un trabajo psíquico para volver a ligar
psíquicamente la angustia liberada. A este trabajo no le queda más alternativa que bloquear cada una de las
ocasiones posibles para el desarrollo de angustia mediante algunos parapetos psíquicos de la índole de una
precaución, una inhibición, una prohibición, son estas construcciones protectoras las que aparecen como
FI

fobias y constituyen la esencia de la enfermedad. Hans padece histeria de angustia diferenciándose de la


histeria de conversión ya que en el pequeño no había una capacidad convertidora, la histeria de angustia se
ubica dentro de las neurosis histéricas en donde hay combinación y sustitución.
El estallido del estado de angustia no fue tan repentino como parecía, día antes el niño había despertado de


un sueño de angustia cuyo contenido era que la mamá había partido y ahora no podía hacerle cumplidos. El
niño ha soñado sobre ternuras con su madre, sobre dormir con ella; todo placer se ha mudado en angustia
y todo contenido de representación se ha mudado en su contrario, la represión ha obtenido la victoria sobre
el mecanismo del sueño.
Freud supone la existencia en Hans de una excitación sexual acrecentada, cuyo objeto es la madre y cuya
intensidad se exterioriza en dos intentos de seducir a ésta (el primero es cuando la mamá le entalca el pene,
y el segundo es cuando “viste que la tía dijo que tengo un lindo pichulín”). El hecho fundamental es el vuelco
de la excitación sexual en angustia.
El primer contenido que Hans le dio a su angustia era “un caballo me morderá”, los padres señalaban que la
angustia era la consecuencia de la masturbación y lo orientaban a deshabituarse, sin embargo Freud pone
cuidado en que se destaque la ternura hacia la madre. El primer esclarecimiento que el padre le imparte a
Hans es que las señoras no tienen hace pipi, Hans reacciona comunicando una fantasía de que ha visto como
la mama le enseñaba su hace pipí. Él estaba bajo la impresión de efecto retardado de la amenazada de

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castración de la madre, la fantasía de que la madre hace lo mismo está destinada a servirle de aligeramiento;
es una fantasía de protección y defensa.
En Hans tras haber dominado parcialmente el complejo de castración logra comunicar sus deseos hacia la
madre y lo hace por medio de la fantasía de las jirafas. El padre nota que esta fantasía es una reproducción
de una escena que se ha desarrollado a las mañanas en el dormitorio entre los padres y el niño, el padre y la
madre son dos jirafas. Freud nota que la jirafa como animal grande e interesante por su hace pipi habría
podido ser una competidora de los caballos.
Existirían dos fantasías menores presentadas por Hans, en el zoológico se mete en un recinto prohibido y la
otra es que rompe una ventanilla en el ferrocarril. En ambas el padre aparece como cómplice. Estas dos
fantasías de delito pertenecen al complejo de tomar posesión de la madre, serian fantasías simbólicas del

OM
coito “me gustaría hacer algo prohibido con la mama, algo prohibido, no sé qué, pero sé que tú lo haces”.
Freud es quien le dice a Hans que él sentía angustia ante el padre a causa de sus deseos celoso y hostiles
contra este, el padre por lo tanto debía se ser el caballo a quien le tenía miedo, ciertos detalles, lo negro en
la boca y lo que llevaba ante los ojos (bigote y gafas) eran trasladados del padre al caballo. Con este
esclarecimiento Freud había eliminado en Hans la resistencia a hacerse consientes los pensamientos
inconscientes. A partir de ese momento, quedo atrás lo peor de su estado.

.C
Tras la angustia primero exteriorizada, la de que el caballo lo morderá se ha descubierto la angustia de que
los caballos se tumbaras, y ambos, el caballo que muerde y el que se cae, son el padre.
La posición de Hans dentro del análisis ha variado esencialmente, es el niño quien se anticipa con pasos
DD
seguros y el padre lo sigue. Hans presenta como nueva fantasía la del mecánico o instalador, esta es la
fantasía de procreación, la bañera grande en cuyo interior Hans está sentado en el agua, es el seno materno;
el taladro se reconoce como el gran pene “con tu gran pene me has taladrado, hecho nacer y metido dentro
del seno materno”. A partir de esta fantasía Freud da cuenta de que en lo inconsciente Hans sabe de dónde
viene los niños y donde se encontraban antes (fantasía de origen) en incluso le tiene rencor al padre por
LA

engañarlo con el cuento de la cigüeña.


Las fantasías conclusivas de Hans, es decir, aquellas con las cuales se daría el restablecimiento, serian la del
instalador y la última aquella en la que confiesa el deseo de estar casado con la madre y tener con ella
muchos hijos. Estas fantasías corrigen lo que se presentaba como inaceptable ya que en vez de matar al
padre lo vuelve inofensivo elevándolo a la condición de marido de la abuela. Mediante esta fantasía
FI

concluyen la enfermedad y el análisis.


Con la llegada de su hermanita se le plantea el gran enigma: saber de dónde viene los hijos. Hans rechaza el
esclarecimiento de la cigüeña, infirió que Hanna había estado en el vientre de la madre y después salió como
un Lumpf. Por anudamiento con sus tempranas sensaciones de placer se representó placentero ese parto y


pudo desear tener hijos él mismo.


El hecho de que se viera forzado a odiar como competidor a su padre a quien había amado desde siempre y
seguía amando, que era para él un modelo, su primer compañero de juego ,su cuidador, dio por resultado
el primer conflicto de sentimientos.
El material patógeno apareció trasladado sobre el complejo del caballo y los afectos concomitantes
aparecieron uniformemente mudados en angustia.
El pequeño paciente es aquejado por una oleada represiva que recae sobre componentes sexuales
dominantes (el padre llego a observar que simultáneamente a esta represión sobrevino cierta sublimación,
Hans mostro un mayor interés por la música). Se despoja del onanismo, rechaza de si con asco a los
excrementos y a ser espectador de los mismos, pero no son estos los componentes que incitan la ocasión de
la enfermedad. Más bien serian sentimientos de hostilidad y celos hacia el padre e impulsiones sádicas hacia
la madre, correspondientes a unas vislumbres del coito. En estas sofocaciones se sitúa la predisposición a
traer la enfermedad, estas inclinaciones agresivas en Hans no hayan salida y en una época de privación y de

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acrecentada excitación sexual quieren brotar reforzadas encendiéndose la fobia. El triunfo sigue siendo de
la represión que con esta oportunidad rebasa sobre componentes diversos de aquellos que penetran.
Las fobias es una reacción contra oscuros impulsos motores que querían volverse contra la madre , el caballo
fue para el niño el modelo de placer de movimiento , pero como este placer de movimiento incluye el
impulso al coito la neurosis lo limita y el caballo se instaura como imagen sensorial del terror.
La fobia al caballo es un obstáculo para andar por la calle y puede servir como medio para permanecer en
casa junto a la madre por coincidente a triunfado la ternura hacia la madre y a raíz de su fobia el amante se
pega al objeto amado.
La angustia nace por la sofocación de la pulsión de agresión.

OM
3.
En Hans se puede ver un lastre hereditario, su madre había contraído neurosis y fue Freud quien la atendió.
Para Freud Hans no es un niño degenerado, no es el único niño aquejado de la fobia en algún momento de
su infancia, tales niños pueden volverse neuróticos después o pueden permanecer sanos, seden y se curan
en apariencia.
Freud sostiene que fue beneficioso para Hans haber producido la fobia porque ella oriento la atención de

.C
los padres hacia las inevitables dificultades que depara la superación de los componentes pulsionales en la
educación del niño para la cultura, y porque esta perturbación le valió la asistencia del padre.
Las únicas consecuencias del análisis para Freud son; que Hans ha sanado, ya no teme a los caballos y
DD
mantiene un trato más familiar con su padre. El análisis no desase el resultado de la represión: las pulsiones
que fueron sofocadas siguen siéndolo; pero alcanza ese resultado por otro camino : se sustituye la represión
por el juicio adverso (modo de defensa más elaborado y adaptado que la represión , negar algo significa
aceptar lo que se preferiría reprimir )
Freud da cuenta de que Hans de haber estado en sus manos le habría brindado el esclarecimiento acerca de
LA

la vagina y del coito, de esta manera no se habría perdido el amor por la madre ni su ser infantil.
Como conclusión Freud asevera que en la juventud Hans se ha hallado bien y no padece de males ni
inhibiciones. Ha superado una prueba difícil que fue la separación de los padres.
Entre Freud y Hans existe cierta transferencia, el niño deposita un supuesto saber en Freud. Los elementos
transferenciales son los que posibilitan un análisis y por lo tanto llegar a la cura, algunos de ellos son:
FI

“Escucha yo estoy contento, cuando puedo escribirle al profesor siempre estoy contento”
“Si le escribo todo al profesor, pronto se me pasara la tontería. ¿No es verdad?
“Si lo pienso es bueno escribírselo al profesor”
“Hans acude a su padre y le pide que le escriban algo al profesor”


“El buen Dios que lo sabe todo”


“Yo no lo sé, pero el profesor lo sabrá”

• “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” El hombre de las ratas- Freud (1909)


Freud inició el tratamiento de este caso el primero de octubre de 1907. En el verano de 1909 preparó el
historial para su publicación, esto le llevo un mes, enviándolo finalmente a la imprenta el 7 de julio de ese
año. Este historial clínico es revisado en el año 1926.

Introducción:
Este historial clínico de las neurosis obsesiva pudo incluirse entre los de considerable gravedad por su
duración, sus dañinas consecuencias y su apreciación subjetiva. Además, el tratamiento abarcó, acerca de
un año, alcanzando el restablecimiento total de la personalidad y la cancelación de sus inhibiciones. Es
interesante destacar que este historial clínico demostraría el mecanismo de formación de las neurosis
obsesivas.

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Freud anticipa que no puede comunicar el historial completo de tratamiento porque ello exigiría penetrar
en el detalle de las circunstancias de vida del paciente. Confiesa, también, que aun en ese tiempo, no ha
conseguido penetrar acabadamente la ensambladura de un caso grave de neurosis obsesiva, y que en la
exposición del análisis no sería capaz de evidenciar para otros esa estructura.
Serían las resistencias de los enfermos, y las formas en que ellas se exteriorizan, lo que vuelve tan difícil esta
última tarea. Freud, destacará que el lenguaje de las neurosis obsesiva es un dialecto del lenguaje histérico,
aunque aquí no hay capacidad convertidora.
Los neuróticos obsesivos graves se someten al tratamiento más raramente que los histéricos, también en la
vida de relación disimulan más sus achaques y suelen acudir al médico solo en estadios avanzados de su
enfermedad. El obsesivo padece de pensamientos que se le imponen y se defiende mediante una serie de

OM
sanciones.
Siempre hay una fe en el saber del otro, esta terceridad refleja al padre. (Es un significante que ordena -
Lacan)

I. Del historial clínico:


Un joven de formación universitaria, estudiante de abogacía, se presenta a Freud indicando que padece de

.C
representaciones obsesivas desde su infancia, pero que se han intensificado hace cuatro años. El contenido
principal de su padecer son:
• Unos temores de que les suceda algo a dos personas a quien él ama mucho (su padre y una dama a
DD
quien admira)
• Impulsos obsesivos: por ejemplo, a cortarse el cuello con una navaja de afeitar
• Prohibiciones: referidas aun a cosas indiferentes.
También pueden ser considerados como síntomas a las representaciones obsesivas y a las inhibiciones.
El paciente manifiesta que la lucha contra esas ideas le ha hecho perder años y por eso se ha demorado en
LA

su carrera. (Inhibición intelectual). También, expresa que sus relaciones sexuales son raras y a intervalos
irregulares (inhibición sexual), su vida sexual ha sido en general pobre, el onanismo (masturbación)
desempeñó un importante papel a los 16 o 17 años y afirma que su potencia es normal, aunque su primer
coito fue a los 26 años.
El paciente llega a Freud porque él quiere (diferencia con respecto a otros historiales clínicos). Llega
FI

expresando que ha leído un texto llamado “Psicopatología de la vida cotidiana” (1901) y cree que, a partir
de esto, Freud podría ayudarlo. Este paciente se muestra de manera clara, casi como respondiendo a una
demanda, es decir, va al analista ya suponiéndole un saber.


A. La introducción del tratamiento:


Después de la entrevista previa, Freud le expresa la única condición de la cura, la de decir todo lo que se le
pase por la cabeza, aunque le resulte desagradable, aunque le parezca nimio, o que no viene al caso o es
disparatado. Además, le deja escoger el tema con el cual quiere inaugurar sus comunicaciones.
El paciente comienza relatando que tiene un amigo al cual acude cuando siente un impulso criminal, él se
siente un criminal. También cuenta que antes había otra persona que ejerció sobre él un parecido influjo,
era un estudiante que tenia 19 años cuando él tenia 14 o 15 años, sin embargo, luego lo rebaja como un
idiota ya que solo habría trabado relación con él para conseguir el acceso a una de sus hermanas. Esta seria
la primera gran conmoción de la vida del paciente.
B. La sexualidad infantil:
El paciente continuó hablando acerca de su vida sexual infantil, bien sabia, que era algo de enorme interés
para Freud. Su vida sexual comenzó muy temprano, recuerda una escena de su cuarto año con una
gobernanta joven y bella, a la cual le pidió deslizarse bajo su falda. Ella se lo permitió y el niño le toco los

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genitales y el vientre. Desde entonces, le quedo una curiosidad ardiente, atormentadora, por ver el cuerpo
femenino, la pulsión escópica ligada al ver el cuerpo femenino (deseo de ver)
Estas vivencias se repiten a lo largo de la infancia relacionadas con institutrices y con el silencio, ya que él no
podría comunicar nada a los padres.
Ya a los seis años padecía de erecciones y recurre a su madre para quejarse. Tuvo durante algún tiempo la
idea enfermiza (también denominado por Freud como deliria) de que los padres sabrían sus pensamientos,
es decir, él sentía que los demás sabían lo que, aunque no dijera nada. Aquí, el paciente ve el comienzo de
su enfermedad.
Había muchachas que le gustaban mucho y por quienes, él sentía un deseo de verlas desnudas, pero a raíz
de ese desear tenía un sentimiento ominoso, como si habría de suceder algo si él lo pensaba, y debía hacer

OM
una serie de cosas para impedirlo.
Todo esto, estaba ligado al temor obsesivo de “Mi padre moriría”. Indica que estos pensamientos sobre la
muerte del padre aparecían desde temprano pero solo posteriormente le comunica a Freud de que habría
fallecido hace nueve años, el temor se expresaba en el hecho de que al padre le sucediera algo en el más
allá.
Lo que el paciente en la primera sesión del tratamiento cuenta de su sexto año de vida no es solo el comienzo

.C
de la enfermedad, sino ya la enfermedad misma, es decir, ya en la infancia habría una neurosis obsesiva
completa, de niño se encontraba bajo el imperio de un componente pulsional sexual, el placer de ver, cuyo
resultado es el deseo de ver desnudas a personas del sexo femenino que le gustan. Toda vez que piense algo
así es forzado a temer que suceda algo terrible, el temor obsesivo expresaba: “Si yo tengo el deseo de ver
DD
desnuda a una mujer, mi padre tiene que morir”
El afecto penoso cobra la coloración de lo ominoso, lo supersticioso y ya origina impulsos a hacer algo para
extrañarse de la desgracia, esto es semejante a lo que luego llevara el nombre de “Medidas protectoras”
Para Freud los factores constitutivos de las neurosis obsesiva no deben buscarse en la vida sexual actual,
LA

sino en la infantil.

C. El gran temor obsesivo:


El paciente cuenta la vivencia, que, para él, fue la ocasión directa para acudir a Freud. La misma ocurrió en
agosto durante las maniobras militares en X, un día hicieron una pequeña marcha desde ese mismo lugar,
FI

durante el alto perdió sus quevedos (gafas), no quiso postergar su partida y telegrafió a su óptico de Viena
para que de vuelta le enviará unos de remplazo. La pérdida de los quevedos no hace más que resignificar la
pulsión escópica.
Durante ese mismo alto, tomó asiento entre dos oficiales, uno de ellos le daba cierta angustia porque


evidentemente amaba lo cruel, entablaron una charla y el capitán conto haber leído sobre un castigo
aplicado en Oriente en donde el condenado es atado y sobre su trasero es puesto en un tarro dado vuelta,
en este, hacen entrar ratas que penetraban en el ano.
Freud nota que, en todos los momentos importantes del relato, el paciente expresa en su rostro un horror
ante su placer ignorado por él mismo.
Continua su relato manifestando que tiene la representación de que eso le suceda a una persona que él
quiere, pero simultáneamente con la idea aparece la sanción, es decir, la medida de defensa que él tiene
que seguir para que una fantasías de esta no se cumpla. El castigo de las ratas se cumpliría con la dama y
también con su padre. El gran temor obsesivo entonces, era la violencia que había recibido en la vivencia
militar, un discurso del capital cruel que le reaviva el temor obsesivo de que el castigo de las ratas podría
sucederle a su padre o amada.
Al atardecer siguiente, el capitán le alcanzo un paquete llegado con el correo y le dice que el teniente primero
A pagó el rembolso por él y que debería devolvérselo, el paquete contenía los quevedos encargados por vía
telegráfica, pero en ese mismo momento se le plasmó una sanción: no devolver el dinero, de lo contrario

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sucede aquello (es decir, la fantasía de las ratas se realiza en el padre y la dama) En lucha contra esta sanción
se elevo un mandamiento a modo de un juramento, devolver al teniente las 3,80 coronas (moneda de Viena).
El paciente intentó realizar el pago por medio de otro oficial, pero se alegró cuando este le devolvió el dinero
con la explicación de que no había encontrado al teniendo primero A. Cuando logró encontrar a este último
le rechazo el dinero ya que no había desembolsado nada, le dijo que no era él, sino el teniendo primero B.
Quedo entonces muy afectado y se inventó un raro expediente en cuya exposición Freud dio cuenta de que
tenía contradicciones internas y que sonaba confuso.
En la tercera sesión, el paciente completa el relato: al anochecer se realizó la última reunión de los oficiales
antes de que concluyeran las maniobras, a él le toco agradecer el brindis. Esa noche fue tremenda, el
principal argumento era que la premisa de su juramento, el pago que el teniente primero A hiciera por él,

OM
era incorrecta, pero se consolaba diciéndose que la ocasión no había pasado.
Las ideas que se combatían en el paciente eran, por un lado, una cobardía de su parte solo quería ahorrarse
la incomodidad con el teniente A, y por otro lado, era una cobardía cumplir el juramente, solo querría
procurarse paz ante las representaciones obsesivas.
En la última comunicación el paciente le proporcionó a Freud el punto de apoyo para desenredar las
desfiguraciones de su relato. Si él no envió la pequeña suma al teniente primero A, ni al teniente primero B,

correo.

.C
sino directamente a la estafeta postal, debía saber que su acreedora de del rembolso era la empleada del

El teniente L (hombre de las ratas) se hizo el juramento basado en un error, juramento que se le convertiría
DD
en un martirio, se había evitado a sí mismo la existencia de la señorita confiada. Devolverle el dinero
significaba abandonar a su novia por alguien más esteril.
Un amigo lo acompaño a devolver el dinero a la estafeta postal pero eso lo hizo dudar.
La decisión de acudir a un médico fue para obtener un certificado, el cual necesitaba, para restablecerse de
ese acto que meditaba con el teniente primero A, y este se dejaría mover por el certificado a aceptarle las
LA

3,80 coronas. El azar de haberle caído en las manos un libro de Freud (Psicopatología de la vida cotidiana) lo
guio hacía él.
Freud da cuenta de que con él no se podría hablar de certificados, más bien, el paciente solo pedía ser
liberado de sus representaciones obsesivas. El motivo de consulta entonces era el pedido del certificado de
invalidez, si Freud hubiese dado el certificado se hubiera obturado todo el análisis.
FI

D. La introducción en el entendimiento de la cura:


En la cuarta sesión el paciente se resuelve a comunicarle algo sustantivo y que lo martiriza desde el
comienzo, relata entonces, la enfermedad de su padre muerto nueve años atrás.


Expresa que se hizo el reproche de no haber estado presente en el momento de la muerte, reproche que se
reforzó al comunicarle la enfermera que su padre había pronunciado su nombre. Al comienzo el reproche
no era martirizador, durante largo tiempo no se hizo cargo del hecho de su muerte e incluso hacía chistes y
su fantasía jugaba con él “Ahora viene mi padre”
Cuando entraba en una habitación esperaba hallar al padre, y por más que nunca olvidara el hecho de la
muerte, la expectativa de esa aparición fantasmal no tenía nada de terrorífico, sino que era algo deseado.
Un año y medio después el recuerdo de su omisión despertó y empezó a martirizarlo a punto de considerarse
un criminal. Ocasionamiento de ello fue la muerte de una tía y la visita a la casa mortuoria, a partir de ahí
añadió a su edificio de pensamientos la perduración en el más allá, una seria incapacidad para el trabajo fue
la consecuencia inmediata de este ataque.
En la sesión siguiente empieza diciendo un hecho de su infancia, después de los siete años había tenido la
angustia de que sus padres le deducían los pensamientos. A los doce años, amaba a una niña, pero decía que
no era un amor sensual, no quería verla desnuda porque era demasiado pequeña, sin embargo, ella no era

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con él todo lo tierna que él deseaba. Le acudió la idea de que ella le demostraría amor si a él le ocurría una
desgracia, es decir, la muerte de su padre.
La idea de muerte del padre no se presento por primera vez en este caso, es evidente que venía de antes.
Ese pensamiento le ocurrió una segunda vez medio año antes de la muerte del padre, estaba enamorado de
la dama, pero a causa de impedimentos materiales no podía pensar en una unión, por la muerte del padre,
él se volvería rico y podrá casarse con ella. Una tercera vez le acudió la misma idea el día anterior a la muerte
del padre, pensó que podría perder a la persona que más ama y contra eso, vino la contradicción de que
existiría otra persona cuya pérdida le sería aún más dolorosa (madre).
Todo deseo de estar con una mujer se relacionaba con el deseo de dar muerte al padre. Sin embargo, el
paciente dice que está seguro de que la muerte del padre nunca fue un deseo, siempre fue un temor. Freud

OM
sostiene que esta angustia corresponde a un deseo que una vez se tuvo y luego fue reprimido, ese amor
intenso es la condición del odio reprimido. La fuente de la hostilidad contra el padre estaría en relación con
los apetitos sensuales, en tanto que el padre es sentido como un perturbador.
En la sesión siguiente, consigna que la enfermedad se ha acrecentado desde la muerte de su padre. Aquí
Freud reconoce al duelo por el padre como la principal fuente de intensidad, el duelo ha hallado en la
enfermedad una expresión patológica, es decir, mientras que un dueño normal transcurre en uno o dos años,

.C
uno patológico como el suyo, es de duración ilimitada. Aquí se evidencia un duelo no resuelto, es decir, un
duelo patológico. El duelo implica un proceso con gran gasto de energía y tiempo, el duelo patológico lleva
más tiempo porque no se acepta la pérdida, no hay resignificación de esta. En cambio, en la melancolía en
DD
donde hay un tratamiento delirioso, es decir, una rebaja del sentimiento yoico (la sombra del objeto ha
recaído sobre el yo).

E. Algunas representaciones obsesivas y su traducción:


Las representaciones obsesivas aparecen inmotivadas, sin sentido y la tarea inmediata consiste en darles
LA

sentido y lugar dentro de la vida anímica del individuo. Tras descubrir el nexo de la idea obsesiva con el
vivenciar del paciente se obtiene acceso a todo lo que pueda ser enigmático.
Habría un impulso suicida frecuente en este paciente. Cierta vez perdió semanas en el estudio a raíz de la
ausencia de su dama que había partido para cuidar a su abuela y se le ocurrió el mandamiento de cortarse
el cuello con una navaja de afeitar. Se precipitó al armario para tomar la navaja y en eso se le ocurrió que él
FI

tenia que viajar y matar a la abuela de su dama. En dicho paciente uno tiene que suponer un ataque de furia
inconciente que pudo vestirse en la siguiente exclamación: “Oh, me gustaría viajar hasta allí y matar a la
anciana que me roba a mi amada” A esto sigue el mandamiento: “Mátate a ti mismo como autocastigo por
semejantes concupiscencias de furia y de muerte”


Otro impulso fue durante unas vacaciones veraniegas donde le vino la idea de que estaba demasiado gordo
(dick) y debía adelgazar, para ello comenzó a realizar actividades como subir a los montes. Una vez salió a
luz el impulso suicida sin disfraz detrás de esta manía de adelgazar, le fue pronunciado el mandamiento de
saltar una pendiente lo cual le habría dado muerte segura.
La solución de este actuar obsesivo se le ofreció al paciente cuando se le ocurrió que por aquel tiempo
también la dama estaba en ese lugar de veraneo, pero en compañía de un primo que lo llamaban Dick, lo
quería matar a él y por eso se impuso como actocastigo adelgazar.
En una oportunidad la dama partió, él tropezó contra una piedra de la calle y se vio obligado removerla
porque le vino la idea de que dentro de unas horas el carruaje de ella pasaría por la misma calle y podría
dañarse con esa piedra, pero unos minutos después se le ocurrió que eso era un disparate, y se vio obligado
a regresar y volver a poner la piedra otra vez en su anterior lugar.
En primer lugar, retira la piedra para protegerla lo que significa que le guarda rencor por haberse ido y a
continuación la coloca en su sitio ya que fue estúpido moverla pero en realidad está dando rienda suelta a
su hostilidad.

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El pensar conciente del enfermo incurre en un malentendido y dota a las acciones obsesivas de una
motivación secundaria, las racionaliza, pero su significado real y efectivo reside en la oposición entre amor
y odio.

F. El ocasionamiento de la enfermedad:
Un día, el paciente mencionó un episodio en el que Freud discernió el ocasionamiento de la enfermedad, del
cual el paciente no tenía vislumbre de que acababa de presentar algo sustantivo.
En cuanto a los detalles del ocasionamiento de la enfermedad era el siguiente: su madre había sido criada
en el seno de una familia rica que explotaba una gran empresa industrial, y su padre entro al servicio de esa
empresa y así obtuvo un pasar bastante bueno. El hijo supo que su padre había dejado a una muchacha

OM
pobre y linda, de familia modesta, por lo tanto, el matrimonio de sus padres no era mas que un arreglo por
cuestiones económicas, incluso los mismos hacían chistes referido a esto delante del paciente y su hermano.
Tras la muerte del padre, la madre comunicó que entre ella y sus parientes ricos se había hablado del futuro
de él y uno de los primos había expresado su buena disposición para entregarle a una de sus hijas cuando él
terminara sus estudios.
Este plan de la familia le encendió el conflicto: si debía permanecer fiel a su amada pobre o seguir las huellas

.C
del padre y tomar por esposa a la bella, rica y distinguida muchacha que le habían destinado, y a ese conflicto
psíquico entre su amor y el continuado efecto de la voluntad del padre, lo solucionó enfermando,
enfermando se sustrajo de la tarea de solucionarlo en la realidad objetiva, la respuesta del paciente
DD
neurótico es enfermar, es decir, en lugar de decidir, enferma. El refugio de la enfermedad le fue facilitado
por la identificación con el padre, esta le permitió la regresión de los afectos a los restos de la infancia, se
identifica con las faltas del padre que lo llevan a no decidir ya que el mismo no le pudo transmitir los ideales.
Es esta identificación que lo lleva a adoptar una posición neurótica. Por lo tanto, el ocasionamiento de la
enfermedad se entrama de manera íntima con la novela familiar del neurótica.
LA

G. El complejo paterno y la solución de la idea de las ratas:


Del ocasionamiento de la enfermedad en sus años maduros, un hilo reconducía hasta la niñez del paciente,
pudo identificarse con el padre e incluso jugó un papel importante el padre difunto dentro del enfermar del
paciente.
FI

El conflicto de la enfermedad era una querella entre la voluntad del padre y su propia inclinación enamorada.
El padre había conservado francas maneras de soldado, así como una predilección por las expresiones duras,
lo singularizaban un cordial humor y una bondadosa indulgencia hacia sus prójimos y constituía su
complemento que pudiera ser brusco y violento, cosa que a sus hijos les valió reprimendas. Cuando estos


crecieron se diferenció de otros padres en que no pretendió elevarse a la altura de una autoridad, sino que
los hizo consabedores de los pequeños errores y faltas de su vida.
Si bien la relación entre padre e hijo había mejorado a lo largo de los años, el ámbito de la sexualidad se
interponía entre ellos. A partir de esto Freud comunica que en el paciente el quehacer onanista emergió a
los 21 años, poco tiempo después de la muerte de su padre.
Además, mantenía una rara conducta en una época en que estudiaba para rendir un examen y jugaba con la
siguiente fantasía: su padre aun vive y puede retornar en cualquier momento. Por ello, el paciente arreglaba
las cosas para estudiar en las horas más tardías de la noche, entre las 12 y la 1, suspendía, abría la puerta
como si el padre estuviera frente a ella y luego contemplaba en el espejo del vestíbulo su pene desnudo.
Esto puede ser considerado como el ritual del neurótico obsesivo.
Se comportaba como si esperara la visita del padre a la hora de los espectros. En vida de él, había sido un
estudiante perezoso, por el cual el padre se había mortificado, ahora debía alegrarse si retornaba como
espectro y lo encontraba estudiando.

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Freud apoyado en estos puntos logra formular una construcción del paciente, a los 6 años, él había cometido
un desaguisado sexual entramado con el onanismo y recibió del padre una reprimenda. Esto dejo una secuela
del padre como perturbador del goce sexual. Cuando él era muy pequeño debe de haber emprendido algo
muy enojoso, por lo cual el padre le pego y el pilluelo fue presa de una ira terrible e insultaba bajo los golpes
del padre, pero como no conocía palabras insultantes, recurrió a todos los nombres de objetos que se le iban
ocurriendo. Esto lo llevo al padre a pensar que su hijo será un gran hombre o un gran criminal, pero nunca
pensó en el desenlace más frecuente que es la neurosis.
Freud tenia como enigma por qué los dichos del capital checo, el cuento de las ratas y su reclamación de
devolver el dinero al teniente A le provocaron tanta emoción y reacciones patológicas tan violentas. Cabría
suponer entonces una sensibilidad de complejo, ósea aquellos dichos habrían tocado ciertos lugares de su

OM
inconciente.
El paciente se encontraba dentro de una identificación inconciente con el padre que solía contar muchas
cosas de su época de soldado. Una vez, el padre había perdido en el juego de naipes (spielratte “rata de
juego) una pequeña suma de dinero y la habría pasado muy mal, después de abandonar el servicio busco a
un camarada generoso que le habría dado el dinero para devolvérselo, pero nunca más lo encontró. El
recuerdo de este pecado le resultaba penoso al hijo, siendo que su inconciente rebosaba de reclamaciones

.C
hostiles al carácter de aquel. Las palabras del capitán “Tienes que devolverle las 3,80 coronas al teniente
primero A” le sonaron como una alusión a la deuda impaga del padre.
Si el paciente no responde al capitán cruel sucede entonces el castigo de las ratas. Este capitán representaría
DD
al padre cruel y no puede decirle que no porque lo deja en falta, y si le dice que no le debería a la mujer. Esto
remite nuevamente a la novela familiar del neurótico, habría una deuda de amor y una deuda impaga de
dinero.
Entonces la representación del castigo consumado con las ratas había estimulado pulsiones, despertado una
multitud de recueros y de esta manera, las ratas habían adquirido una serie de significados simbólicos. El
LA

castigo de las ratas despabilo el erotismo anal que en su infancia había desempeñado un importante papel.
Las ratas llegaron al significado de dinero, nexo señalado al ocurrírsele al paciente para “ratas” (ratten)
“cuotas” (raten). En sus delirios obsesivos, él se había instituido una formal moneda de ratas, a esta lengua
fue transpuesto el complejo de los intereses monetarios que se anudaban a la herencia del padre, es decir,
todas las representaciones a él pertinentes fueron asentadas, a través de este puente de palabras cuotas-
FI

ratas, en lo obsesivo y arrojadas a lo inconciente.


Este significado de dinero de las ratas se apoyó en la reclamación del capitán a devolver el monto del
rembolso, ello sucede con ayuda de la palabra “spielratte” desde la cual se descubría el acceso hacia la
prevaricación del juego de su padre.


La rata era además consabida como portadora de infecciones y por eso pudo ser empleada como símbolo
de angustia ante la infección sifilítica tan justificada en el militar. Portador de la infección sifilítica era el pene
y así la rata devino el miembro de la generación. El pene del niño pequeño puede ser descrito como un
gusano y la rata es un animal roñoso que se alimenta de excrementos y vive en cloacas.
Una vez estaba visitando la tumba de su padre y había visto un animal, una rata. Supuso que esta vendría de
la tumba de su padre y acababa de comer allí, sin embargo, la rata no es mordedora, voraz y roñosa sin
castigo, sino que, como él lo había visto a menudo con horror, es cruelmente perseguida por los hombres y
aplastada.
El mismo paciente era un tipo así de asqueroso y roñoso, que en la ira podía morder a los demás y sea por
eso azotado, es decir, que encontraba en la rata la vida imagen de sí mismo. Las ratas también eran niños (a
su novia le habían extirpado los ovarios y no podía tener hijos, experimentaba cierta hostilidad hacia ella por
su esterilidad.
Por último, Freud destaca que este paciente fue curado pero que falleció en la Primera Guerra Mundial.

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II. Sobre la teoría:


A. Algunos caracteres generales de las formaciones obsesivas.
La definición de Freud de las neurosis obsesivas dada en 1896, según la cual son unos reproches mudados
que retornan de la represión (esfuerzo de desalojo) y están referidos siempre a una acción de la infancia,
una acción sexual realizada con placer. Esta definición toma como modelo a los propios enfermos obsesivos,
que mezclan las diversas formaciones psíquicas bajo el título de representaciones obsesivas, o podemos
llamarlo también “pensar obsesivo”. Cabe definirlos como deseos, tentaciones, impulsos, reflexiones,
dudas, mandamientos y prohibiciones. Los enfermos se afanan por atemperar tales definiciones y por
designar como representaciones obsesivas el contenido despojado de su índice de afecto. Ejemplo de ese
tratamiento para un deseo, que se rebajaría a mera conexión de pensamiento, es el que nos ofrece el Hom.

OM
De las ratas en una de las primeras sesiones.
En la lucha defensiva secundaria que el enfermo libera contra las representaciones obsesivas que se han
filtrado en su conciencia se producen formaciones denominadas “delirios”. Ejemplo el paciente, en el curso
de su estudio hacia un loco accionar, abría las puertas al espectro del padre y miraba sus genitales en el
espejo, procuro rectificarse con esta amonestación, que diría el padre si realmente viviría todavía¡! Pero este
argumento no produjo resultado presentándose de forma racional, la fantasmagoría ceso después que hubo

.C
puesta la misma idea en la forma de una amenaza deliriosa: si volvía a llevar a cabo ese hecho equivocado,
al padre le pasaría algo malo en el más allá
El valor de la diferencia, entre lucha defensiva primaria y secundaria se ve limitado por el discernimiento de
DD
que los enfermos no tienen noticia del texto de sus propias representaciones obsesivas. En efecto, en el
circuito de un psicoanálisis crece el coraje del enfermo y también el de su enfermedad, esta va a dar
exteriorizaciones más nítidas. Ocurre entonces que el enfermo, le presta ahora su atención a las
percepciones patológicas y se entera de ellas con más nitidez y detalles.
Por dos caminos se adquiere noticias sobre las formaciones obsesivas. En primer lugar, uno hace la
LA

experiencia de que los sueños puedan brindar el texto de un mandamiento obsesivo, que en la vigilia devino
consabido de manera mutilada y desfigurada. Estos textos afloran en el sueño como dichos. En segundo
lugar, en la indagación analítica de un historial clínico se adquiere el convencimiento de que a menudo varias
representaciones obsesivas que se siguen unas a otras, pero cuyo texto no es idéntico, son en el fondo una
y la misma. La representación obsesiva fue rechazada la primera vez, retorna entonces una segunda vez en
FI

forma desfigurada.
La llamada representación obsesiva lleva entonces, en su desfiguración respecto del texto original, las huellas
de la lucha defensiva primaria. Su desfiguración la hace viable, ya que el pensar cc lo toma como un
malentendido. Este malentendido del pensar consciente también es producto de la lucha defensiva


secundaria. Por ejemplo, en formulas protectoras. Ejemplo, el hombre de las ratas empleaba una formula
defensiva un “áber” (pero) acompañado de un movimiento de rechazo con la mano. Conto que esta se le
había alterado en el último tiempo, ya no decía el acento donde lo debía decir, sino que pronunciaba “abér”.
Este último era una asimilación de defensa, término que el tenía noticias por sus platicas teóricas sobre
psicoanálisis. Así, la cura había sido empleada de una manera abusiva y deliriosa, para reforzar una formula
defensiva.
Los pensamientos obsesivos experimentan una desfiguración al igual que los pensamientos oníricos, aunque
en algunos momentos se empleaba otra técnica, desfiguración por omisión. La técnica de desfiguración por
elipsis parece ser típica de las neurosis obsesivas.
A veces en la neurosis obsesiva los procesos anímicos inconcientes irrumpen en lo conciente en la forma
más pura y menos desfigurada, esta irrupción puede producirse desde los más diversos estadios del proceso
de pensar inc., y que las representaciones obsesivas, en el momento de su irrupción , pueden diferenciarse
como formaciones existentes desde hace tiempo . De allí el fenómeno de que el enfermo obsesivo, cuando

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se encuentra con la primera Aparición de una idea obsesiva, se vea precisado a correrla de continuo hacia
atrás en el curso de su análisis, descubra para ella nuevas ocasiones.

B. Algunas particularidades psíquicas de los enfermos obsesivos; su relación con la realidad, la


superstición y la muerte.
Caracteres anímicos de los enfermos obsesivos:
Superstición: El hombre de las ratas era supersticioso en alto grado, su superstición era la de un hombre
culto, y prescindía de vulgaridades como la angustia ante el viernes, ante el número 13, etc. Las
supersticiones dependían de su pensar obsesivo, si bien a veces las profesaba por entero.
En cuanto a historias milagrosas ocurridas durante el tratamiento, Freud pudo demostrarle que el mismo

OM
participaba de continuo en la fabricación de los milagros, así como los medios de que para ellos se valía.
Era inequívoco que tenía necesidad de hallar en el vivenciar esos puntos de apoyo para su superstición y que
por eso reparaba en las casualidades inexplicables de la vida, y cuando estas no bastaban acudía en su ayuda
con su obrar inconsciente. Esto es explicable a partir del carácter psicológico de la enfermedad. En las
neurosis obsesivas la represión (esfuerzo de desalojo) no se produce por amnesia, sino por desgarramiento
de nexos causales a consecuencia de una sustracción de afectos. A estos vínculos reprimidos parece restarle

.C
cierta virtud admonitoria, así son introducidos en el mundo exterior por el camino de la proyección, allí dan
testimonio de lo interceptado en lo psíquico.
Otra necesidad anímica, nos lleva a las profundidades del estudio de las pulsiones, es la de incertidumbre en
DD
la vida o de duda. La producción de la incertidumbre es uno de los métodos que emplea la neurosis para
sacar al enfermo de la realidad y aislarlo del mundo, lo cual, constituye la tendencia de toda perturbación
psiconeurótica
El H. de las R. había desarrollado una particular habilidad para evitar noticias que le hubieran facilitado toar
una decisión en cuanto a la propuesta de su madre.
LA

La predilección de los enfermos obsesivos por la duda y la incertidumbre se les convierte en motivo para
adherir sus pensamientos, preferentemente, en temas donde la incertidumbre del hombre es universal, en
que nuestro saber o nuestro juicio permanecen por fuerza expuestos a la duda. (duración de la vida, muerte)
De la incertidumbre de la memoria se sirve la neurosis obsesiva para la formación de síntomas. En el paciente
hay un rasgo de superstición, el de la omnipotencia de sus pensamientos y sentimientos, de sus buenos y
FI

malos deseos. Esta idea es un delirio. Si preguntamos al paciente en que basa esta convicción podrá nombrar
dos vivencias: cuando llego por segunda vez a ese sanatorio de cura de agua donde había experimentado la
primera y única mejoría, volvió a medir la misma habitación, pero le dijeron que la misma estaría ocupada y
ante esta noticia que rebajaba sus perspectiva de curación, el reacciono diciendo “que le dé un ataque de


apoplejía”. Tiempo después se entera que la persona que se encontraba en esa habitación le había dado un
ataque de apoplejía. La otra vivencia se refiere a una mujer que le mostro gran solicitud de amor, el a su
solicitud, dio una respuesta esquiva y días más tarde se enteró que la señorita se había suicidado. De tal
manera adquirió el convencimiento de la omnipotencia de su amor y su odio. En ambos casos se trata de la
muerte, el enfermo esta forzado a sobrestimar el efecto que sus sentimientos hostiles producen sobre el
mundo exterior porque un gran fragmento del efecto psíquico interior de tales sentimientos escapa de su
consiente, crean aquellos pensamientos obsesivos, cuyo origen el no comprende y de los cuales se defiende
sin éxito.
Sabemos, cuan temprano lo había ocupado el pensamiento de la muerte de su padre, podemos afirmar que
la contracción de su enfermedad fue una reacción frente a ese suceso, que él en la compulsión, había
deseado quince años antes.
Los neuróticos obsesivos necesitan de la posibilidad de muerte para solucionar conflictos que dejan sin
resolver. Su carácter esencial es su incapacidad para decidirse, sobre todo en asuntos de amor. Así en cada

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conflicto vital, acechan la muerte de una persona significativa, la mayoría de las veces es una persona amada,
tanto progenitores como también un rival o un objeto de amor.

C. La vida pulsional y la fuente de la compulsión y la duda.


El hombre de las ratas enfermo en la tercera década de su vida, cuando se vio ante la tentación de casarse
con una muchacha que no era aquella a quien desde hacía tiempo amaba, y se sustrajo de la decisión de este
conflicto posponiendo todas las actividades que se requieran para prepararla, a cuyo propósito la neurosis
le brindo los medios. La oscilación entre la amada y la otra se puede reducir al conflicto entre el influjo del
padre y el amor a la dama, es decir, a una elección conflictiva entre padre y objeto sexual como la que ya
había existido, según recuerdos y ocurrencias obsesivas, en la primera infancia. Además, a lo largo de toda

OM
su vida es inequívoco que tanto con relación a su amada como a su padre hubo en él una querella entre
amor y odio.
Esa condición bi-escindida de los sentimientos gobernaba, según la traducción de sus pensamientos
obsesivos, su relación con el padre, y también este le habrá dado en la niñez motivos para su hostilidad. En
la represión del odio infantil contra el padre vemos aquel proceso que compelió dentro de los marcos de la
neurosis todo el acaecer siguiente. Su relación con la amada, compuesta de ternura y hostilidad, caía dentro

.C
de su percepción consiente.
Los conflictos de sentimientos están soldados de a parejas, el odio contra la amada tuvo que sumarse a la
fidelidad hacia el padre, y a la inversa.
DD
Pero las dos corrientes conflictivas, la oposición entre el padre y la amada y la contradicción amor y odio
dentro de cada una de esas relaciones, nada tiene que ver entre sí. El primero de esos conflictos corresponde
a la oscilación normal entre varón y mujer como objetos de elección amorosa, lo normal es que esta
oposición pierda pronto el carácter de una contradicción tajante, la estimulación de un sexo se compensa
siempre con la desvalorización del otro.
LA

Más extraño es para Freud el conflicto entre amor y odio, como ya sabemos un enamoramiento incipiente
es percibido como odio, que un amor al que se deniega satisfacción se transpone en parte en odio, pero
ambos sentimientos en intensidad a Freud le causa asombro.
Semejante persistencia de los opuestos solo es posible bajo particulares condiciones psicológicas y por
cooperación del estado inconsciente, y en él, protegido del influjo de la conciencia que pudiera cancelarlo,
FI

es capaz de conservarse y de crecer.


En los enfermos obsesivos la conducta de amor y odio es uno de los caracteres más frecuentes, como
también podemos observar en el H. de las ratas. En todas las neurosis se descubre como portadores de
síntomas, las mismas pulsiones sofocadas. El odio retenido por el amor en la satisfacción de lo inconsciente


desempeña, un papel importante también en la patogénesis de la histeria y la paranoia. En los casos en


cuestión de odio inconsciente, el componente sádico del amor se ha desarrollado constitucionalmente con
particular intensidad; por eso ha experimentado una sofocación prematura y demasiado radical, y así los
fenómenos observados de la neurosis derivan por una parte de la ternura consciente elevada por reacción,
y por otra parte del sadismo que en lo inconsciente sigue produciendo efectos como odio.
Si un amor intenso se contrapone, ligándolo, a un odio de fuerza casi pareja, la consecuencia tiene que ver
con una parálisis parcial de la voluntad, una incapacidad para decidir en todas las acciones en que el amor
deba ser el motivo pulsionante.
Forma parte del carácter psicológico de la neurosis obsesiva el hacer el uso más extenso del mecanismo del
desplazamiento. Así la parálisis de la decisión se difunde poco a poco por todo el obrar de un ser humano.
Con esto queda demostrado el imperio de la compulsión y la duda.
Esta última corresponde a la percepción interna de la irresolución que se apodera del enfermo a raíz de
todos sus actos deliberados, como consecuencia de la inhibición del amor por el odio. Es, una duda en cuanto
al amor, esa duda se ha difundido a todo lo demás y se ha desplazado a lo más indiferente.

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Es la misma duda que lleva a la incertidumbre sobre las medidas protectoras y a su repetición continuada
para desterrarla, y que vuelve a acciones protectoras tan incumplibles como lo era la decisión de amor
originariamente inhibida. La incertidumbre de haber cumplió una medida protectora proviene de las
fantasías inconscientes perturbadoras, pero estas fantasías contienen el impulso contrario, contra el cual la
plegaria debía servir de defensa. Esto permaneció muy nítido en el paciente, ya que la perturbación se hizo
escuchar en alta voz.
La infidelidad de la memoria puede, extender la duda a todo, aun a acciones ya consumadas.
En cuanto a la compulsión, es un ensayo de compensar la duda y rectificar el estado inhibido insoportable
de que esta da testimonio. Se exterioriza en mandamientos y prohibiciones. Si el mandamiento obsesivo no
ha de cumplirse la tensión es insoportable y se la percibe como angustia.

OM
Mediante la regresión, actos preparatorios reemplazan a la resolución definitiva, el pensar sustituye la
acción, y en vez de la acción sustitutiva, se impone una violencia compulsiva algún estadio que corresponde
al pensamiento previo de la acción. Según la pronunciación de esta regresión del actuar al pensar el caso de
neurosis obsesiva cobrara el carácter de pensar obsesivo (representación obsesiva) o el de actuar obsesivo.
Las acciones obsesivas se asemejan a las acciones sexuales infantiles onanistas ya que las mismas, solo son
posible por haberse producido dentro de ellas una conciliación entre los dos impulsos que se combaten

.C
(amor –odio). Entonces, en esta forma de neurosis se llega a actos de amor, pero solo con auxilio de una
nueva regresión: ya no actos dirigidos a el objeto de amor y odio, sino , a acciones autoeróticas como en la
infancia.
DD
Lo compulsivo presta a los productos de las neurosis obsesiva, ya que compulsivo se vuelven aquellos
procesos del pensar que se emprenden con un gasto de energía que solo se destina al actuar, es decir, unos
pensamientos que regresivamente tienen que subrogar a acciones.
El pensamiento obsesivo experimenta una desfiguración ante su devenir consiente, por lo cual, hay un
intervalo, entre la situación patógena y la idea obsesiva subsiguiente. Por otra parte, el contenido de la idea
LA

obsesiva es desasido, por generalización, de sus referencias especiales.


Nuestro paciente resulto ser también un olfateador, por lo cual Freud incluye a la génesis de la neurosis un
placer de oler, sepultado desde la infancia.
El hombre de las ratas estaba fragmentado en tres personalidades: una inconsciente y dos pre-consientes,
entre las cuales podía oscilar su conciencia. Su inconsciente abarcaba mociones tempranamente sofocadas,
FI

apasionadas y malas; en su estado normal, era bueno, jovial, reflexivo, prudente y esclarecido. Pero en una
tercera organización psíquica rendía tributo a la superstición y el ascetismo. Esta persona pre-consiente
contenía las formaciones reactivas frente a sus deseo reprimidos, y de continuar la enfermedad habría
devorado a la persona normal.


• “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa” Freud (1896)


En 1894 Freud reunió la histeria, las representaciones obsesivas, ciertos casos de confusión alucinatoria
aguda bajo el título de neuropsicosis de defensa, es decir, a raíz del intento de reprimir una representación
inconciliable que habría entrado en penosa oposición con el yo del enfermo.

I. La etiología especifica de la histeria.


Los síntomas de la histeria solo se vuelven inteligibles reconduciéndolos a unas vivencias de eficiencia
traumática y estos traumas psíquicos se refieren a la vida sexual, lo que agrega en este texto Freud atañe
por un lado a la naturaleza de estos traumas sexuales, y por el otro al periodo de la vida en que ocurrieron.
Para la causación de la histeria no basta que en un momento cualquiera de la vida se presente una vivencia
que de alguna manera roce la vida sexual y devenga patógena por el desprendimiento y sofocación de un
afecto penoso. Antes bien, es preciso que estos traumas sexuales correspondan a la niñez temprana

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(anterior a la pubertad) y su contenido tiene que consistir en una efectiva irritación de los genitales (procesos
semejantes al coito).
Por tanto, la condición específica de la histeria es la pasividad sexual en periodos pre sexuales. Así se empieza
a entender la frecuencia incomparablemente mayor de la histeria en el sexo femenino, que es más
estimulador de ataques sexuales aun en la niñez.
No son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino solo su reanimación como recuerdo,
después de que el individuo ha ingresado en la madurez sexual.
Freud no puede indicar con seguridad el límite máximo de edad hasta el cual un influjo sexual nocivo entra
en la etiología de la histeria, pero sin embargo duda de que una pasividad sexual después del octavo año, y
hasta el décimo, pueda posibilitar una represión si esta última no es promovida por una vivencia anterior.

OM
En cuanto al límite inferior, llega hasta donde alcanza el recuerdo, hasta un año y medio o dos, llega hasta
donde alcanza el recuerdo.
En cada caso, toda una suma de síntomas patológicos, hábitos y fobias solo es explicable si uno se remonta
a aquellas vivencias infantiles, y la ensambladura lógica de las exteriorizaciones neuróticas vuelve imposible
desautorizar esos recuerdos que afloran desde el vivenciar infantil y se han conservado fielmente. Estos
traumas nunca se descubren en el recordar consciente sino solo en los síntomas de la enfermedad.

.C
Todas las vivencias y excitaciones que preparan u ocasionan el estallido de la histeria en el periodo de la vida
posterior a la pubertad solo ejercer su efecto, por despertar la huella mnémica de esos traumas de la
infancia, huella que no deviene entonces consciente, sino que conduce al desprendimiento del afecto y a la
DD
represión. Pueden variar en intensidad y naturaleza desde un avasallamiento sexual efectivo, hasta unos
meros acercamientos sexuales, hasta la percepción sensorial de actos sexuales en terceros o el recibir
comunicaciones sobre procesos genésicos.
En la primera comunicación de Freud sobre las neurosis de defensa quedo sin esclarecer como el afán de las
personas hasta ese momento sanas por olvidar una de aquellas vivencias traumáticas podía tener por
LA

resultado que se alcanzara realmente la represión deliberada y con ello, se abriesen las puertas a las neurosis
obsesivas. Ello no podía deberse a la naturaleza de la vivencia, ya que otras personas permanecían sanas a
despecho de idénticas ocasiones. No era posible entonces explicar la histeria a partir del efecto del trauma;
debía admitirse que la aptitud para la reacción histérica existía ya antes de este.
Tal predisposición histérica indeterminada puede remplazarse enteramente o parcialmente por el efecto
FI

póstumo del trauma infantil sexual. Solo consiguen “reprimir” el recuerdo de una vivencia sexual penosa de
la edad madura aquellas personas en quienes esa vivencia es capaz de poner en vigor la huella mnémica de
un trauma infantil. Las representaciones obsesivas tienen por premisa una vivencia sexual infantil, pero de
otra naturaleza que la histeria.


Las causas actuales productoras de neuroastenia y neurosis de angustia desempeñas a menudo


simultáneamente, el papel de causas suscitadoras de las neurosis de defensa; por otro lado, las causas
específicas de la neurosis de defensa, los traumas infantiles, establecen al mismo tiempo el fundamento para
la neuroastenia.

II. Naturaleza y mecanismo de la neurosis obsesiva.


En la etiología de las neurosis obsesivas, unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen la misma
significatividad que en la histeria; empero ya no se trata aquí de una pasividad sexual, sino de unas
agresiones ejecutadas con placer y de una participación que se sintió placentera en actos sexuales. La
condición específica de estas neurosis son, por ende, la actividad sexual. A esta diferencia en las
constelaciones etiológicas se debe que la neurosis obsesiva parezca preferir al sexo masculino.
En todos los casos de neurosis obsesivas estudiados por Freud se dejaron traslucir un trasfondo de síntomas
histéricos que se dejan reconducir a una escena de pasividad sexual anterior a la acción placentera. Por ende,
Freud conjetura que una agresión sexual prematura presupone siempre una vivencia de seducción.

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Freud da cuenta que no puede dar una exposición acabada de la etiología de la neurosis obsesiva, solo tiene
una impresión: la decisión de que sobre la base de los traumas de la infancia se genere una histeria o una
neurosis obsesiva parece entramarse con las constelaciones temporales del desarrollo de la libido (en aquel
momento Freud aún no había distinguido entre las fantasías de los analizados acerca de su infancia y unos
recuerdos reales. A consecuencia de ello atribuyó al factor etiológico de la seducción una sustantividad y
una validez universal que no posee).
La naturaleza de la neurosis obsesiva es expresada de la siguiente manera: las representaciones obsesivas
son siempre reproches mudados, que retornan de la represión y están referidos siempre a una acción de a
infancia, una acción sexual realizada por placer.
Trayectoria típica de una neurosis obsesiva: en un primer periodo (inmoralidad infantil) ocurren los sucesos

OM
que contienen el germen de la neurosis posterior. En la más temprana infancia se dan las vivencias de
seducción sexual que luego posibilitan la represión; y después las acciones de agresión sexual contra el otro
sexo, que más tarde aparecen bajo la forma de acciones-reproches.
Pone término a este periodo el ingreso en la maduración sexual, ahora el recuerdo de aquellas acciones
placenteras se anuda a un reproche, y el nexo con la vivencia inicial de pasividad posibilita reprimir ese
reproche y sustituirlo por un síntoma defensivo primario. Escrúpulos de la conciencia moral, desconfianza

.C
de si mismo, vergüenza, son esos síntomas con los cuales empieza el tercer periodo, de la salud aparente,
pero en verdad, de la defensa lograda.
El periodo siguiente, el de la enfermedad, se singulariza por el retorno de los recuerdos reprimidos, por el
DD
fracaso de la defensa. Los recuerdos reanimados y los reproches formados desde ellos nunca ingresan
inalterados en la conciencia; lo que deviene consiente como representación y afecto obsesivo, sustituyendo
al recuerdo patógeno en el vivir consciente, son unas formaciones de compromiso entre las
representaciones reprimidas y las represoras.
Existen dos formas de neurosis obsesivas, según que 1) se conquiste el ingreso a la conciencia solo el
LA

contenido mnémico de la acción-reproche, 2) o también ingrese a la conciencia el afecto-reproche a ella


anudado.
El primer caso es el de las representaciones obsesivas típicas, en que el contenido atrae sobre sí la atención
del enfermo y como afecto se siente solo un displacer impreciso. El contenido de las representaciones
obsesivas está doblemente desfigurado respecto del que tuvo la acción obsesiva en la infancia: en primer
FI

lugar, porque algo actual reemplaza a lo pasado, y en segundo lugar porque lo sexual esta sustituido por algo
no sexual. Lo principal del recuerdo patógeno reanimado se muestra en que el contenido de la
representación obsesiva sigue siendo idéntico a lo reprimido, o se deriva de esto por medio de una correcta
secuencia de pensamientos. Si uno reconstruye, por medio de un psicoanálisis, la génesis de cada


representación obsesiva halla que desde una impresión actual han sido incitadas dos diversas ilaciones de
pensamiento; de ellas, la que ha pasado por el recuerdo reprimido demuestra estar formada tan
correctamente desde el punto de vista lógico como la otra.
Toda vez que una obsesión neurótica aparece en lo psíquico, ella proviene de una represión. Las
representaciones obsesivas no tienen un curso psíquico forzoso a causa de su valor intrínseco, sino por el de
la fuente de que provienen o que ha contribuido a su vigencia.
Una segunda plasmación de neurosis obsesiva se produce si lo que se conquista en la vida psíquica
consciente es el afecto del reproche. Este afecto puede mudarse en un afecto displacentero de cualquier
índole, acontecido esto, el devenir consciente del afecto sustituyente ya no tiene obstáculos en su camino.
Entonces el reproche (por haber llevado a cabo en la infancia la acción sexual) se muda fácilmente en
vergüenza (de que otro se llegue a enterar), en angustia hipocondriaca (por las consecuencias corporalmente
nocivas de aquella acción-reproche) an angustia social (por la pena que impondría la sociedad por aquel
acto), en angustia religiosa, en delirio de ser notado, en angustia de tentación (desconfianza en la propia
capacidad de resistencia moral).

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Muchos casos que tras una indagación superficial se tendrían por una hipocondría común, pertenecen a este
grupo de los afectos obsesivos.
Junto a estos síntomas de compromiso, que significan el retorno de lo reprimido y, con él, el fracaso de la
defensa originariamente lograda, la neurosis obsesiva forma una seria de otros síntomas de origen diverso.
Es que el yo procura defenderse de aquellos retoños del recuerdo inicialmente reprimido, y en esta lucha
defensiva crea unos síntomas que se podrían agrupar bajo el título de defensa secundaria.
Todos estos síntomas constituyen medidas protectoras para combatir las representaciones y afectos
obsesivos. Si estos auxilios para la lucha defensiva consiguen efectivamente volver a reprimir los síntomas
del retorno de lo reprimido impuestos al yo, la compulsión se transfiere sobre las medidas protectoras
mismas, y así crea una tercera plasmación de la neurosis obsesiva: las acciones obsesivas.

OM
La defensa secundaria frente a las representaciones obsesivas puede tener éxito mediante un violento
desvío hacia otros pensamientos, cuyo contenido se el más contrario posible.
La defensa secundaria frente a los afectos obsesivos da por resultado una serie todavía mayor de medidas
protectoras que son susceptibles de mudarse en acciones obsesivas. Se pueden agrupar éstas con referencia
a su tendencia: medidas expiatorias (fastidiosos ceremoniales), medidas preventivas (fobias, superstición,
meticulosidad) miedo a traicionarse (coleccionar papeles, ejemplo de obsesiones y fobias) y aturdimiento.

.C
Las fobias desempeñan el máximo papel como limitaciones existenciales del enfermo. Los casos más graves
de neurosis obsesiva culminan en la fijación de acciones ceremoniales o en una manía de duda universal.
Que la representación obsesiva y todo a cuanto ella deriva no halle creencia en el sujeto se debe a que a raíz
DD
de la represión primaria se formó el síntoma defensivo de la escrupulosidad de la conciencia moral, que de
igual modo cobro vigencia obsesiva.

• “Obsesiones y fobias. Su mecanismo psíquico y su etiología” Freud (1895)


Neurosis obsesiva: se libiniza el pensamiento, las ideas, que retornan se vuelven dominante al sujeto y hay
LA

una severidad del superyo. La regresión y la formación reactiva como mecanismos predominantes, los
síntomas retornan a lo sádico anal. El paciente no puede dejar de pensar en la función obsesiva.
El conflicto psíquico se expresa por los síntomas compulsivos (ideas obsesivas, compulsión a realizar actos
indeseables) y por un tipo de pensamiento caracterizado por la duda)
El mecanismo es la sustitución, hay duda, dolor psíquico y tristeza.
FI

Fobias: no se la puede considerar como un proceso patológico independiente, no es una estructura, pero si
estructura al sujeto. No hay mecanismos psiquico, remite a la sexualidad infantil. Hay angustia.
Los síndromes de las obsesiones y las fobias no perteneces a la neurastenia propiamente dicha y no está
justificado hacerlos depender de la degeneración mental, puesto que se los encuentra en personas no más


degeneradas que la mayoría de los neuróticos en general.


Las obsesiones y las fobias son neurosis separadas de un mecanismo especial y de una etiología. La diferencia
esencial es la siguiente: hay en toda obsesión dos cosas 1) una idea que se impone al enfermo y 2) un estado
emotivo asociado, que puede ser con igual derecho la ansiedad, la duda, el remordimiento, la cólera. En
cambio, en las fobias, el estado emotivo que prevalece es la angustia.
I.
En muchas obsesiones es evidente que el estado emotivo constituye la cosa principal, puesto que ese estado
persiste inalterado en tanto que la idea asociada varía. Por ejemplo las personas que dudan, dudan de
muchas cosas a la vez o sucesivamente. Es el estado emotivo el que en estos casos permanece idéntico; la
idea cambia. Un análisis psicológico de estos casos muestra que el estado emotivo como tal está siempre
justificado solo que éste (el estado emotivo) se ha eternizado y la idea asociada ya no es la idea justa, la idea
original; en relación con la etiología de la obsesión, ella es un reemplazante, un sustituto.
La prueba de ello es que siempre es posible hallar dentro de los antecedentes del enfermo, y en el origen de
la obsesión, la idea original, sustituida. Las ideas sustituidas tienen caracteres comunes; corresponden a

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impresiones verdaderamente penosas de la vida sexual del individuo, que este se ha esforzado por olvidar.
Solo ha logrado remplazar la idea inconciliable por otra idea para asociarse con el estado emotivo, que por
su parte permaneció idéntico. Es este enlace falso entre el estado emotivo y la idea asociada la que explica
el carácter absurdo propio de las obsesiones.
Ejemplo: un joven, estudiante de medicina se reprochaba todas las acciones inmorales: haber matado a su
prima, desflorado a su hermana, incendiado una casa, etc. hasta debía darse vuelta en la calle para ver si no
había dado muerte al último que pasó.
Enderezamiento: había leído en un libro médico, que el onanismo, al que él estaba sujeto, corrompía la
moral; y eso lo afecto.
En este ejemplo la idea original (inconciliable) ha sido sustituida por otra idea que la reemplaza. En otro

OM
ejemplo, como el siguiente, la idea original también esta reemplazada pero no por otra idea, sino por actos
o impulsos que en el origen sirvieron como alivios o procedimientos protectores, y que ahora se encuentra
en una asociación grotesca con un estado emotivo que no concuerda con ellos pero que está justificado
como en el origen.
Ejemplo: una mujer había contraído la necesidad de contar siempre las placas del parqué, los escalones, etc.,
cosa que hacía en un estado de angustia ridículo.

.C
Enderezamiento: había comenzado a contar para distraerse de sus ideas de tentación. Lo había conseguido,
pero la impulsión a contar había reemplazado a la obsesión primitiva.
Otro ejemplo: una joven que había sufrido escrúpulos (duda de si algo es bueno o malo, correcto o
DD
incorrecto) luego de haber escrito una carta, y que por ese mismo tiempo hacia un bollo con todos los
papeles que veía, explicó esto confesando un amor que antaño no quiso revelar. Por repetirse
continuamente el nombre de su amado, le asaltó el miedo de que ese nombre se hubiera deslizado bajo su
pluma, de que lo hubiera trazado sobre algún trazo de papel.
Estas sustituciones se consumarían por una disposición psíquica especial, se halla a menudo “herencia
LA

familiar”, como en la histeria. Así, en el enfermo de obsesiones se pueden encontrar familiares que hayan
padecido lo mismo.
El motivo de esta sustitución es un acto de defensa del yo contra la idea inconciliable, hay enfermos que se
acuerdan del esfuerzo voluntario por ahuyentar del radio de la conciencia la idea o el recuerdo penoso. En
otros casos, esta expulsión de la idea inconciliable se produjo de manera inconsciente, sin dejar huellas en
FI

la memoria de los enfermos.


¿Por qué el estado emotivo asociado a la idea obsesiva se ha perpetuado en lugar de desaparecer como los
otro estados de nuestro yo? Esa desaparición del estado emotivo se vuelve imposible por el hecho mismo
de la sustitución.


II.
A estos dos grupos de obsesiones se agrega la clase de las fobias. Otra diferencia esencial entre éstas es que
las obsesiones son múltiples y más especializadas, en tanto que las fobias tienden a ser monótonas y típicas.
Entre las fobias se pueden distinguir dos grupos, caracterizados por el objeto del miedo: fobias comunes
(enfermedades, muerte), caracterizadas por un miedo exagerado a las cosas que todo el mundo aborrece o
teme. Y las fobias ocasionales, que se caracterizan por un miedo a condiciones especiales que no inspiran
temor al hombre sano. El estado emotivo no aparece aquí sino en condiciones especiales, que el enfermo
evita cuidadosamente.
El mecanismo de las fobias es totalmente diferente que el de las obsesiones. Ya no es el reino de la
sustitución, no se encuentra otra cosa que el estado emotivo de la ansiedad, que por una suerte de elección
ha puesto en primer plano todas las ideas aptas para devenir objeto de una fobia. En el caso, por ejemplo,
de la agorafobia solemos hallar el recuerdo de un ataque de angustia, y en verdad lo que el enfermo teme
es el advenimiento de un ataque así en aquellas condiciones especiales en que cree no poder escapar de él.

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La angustia de ese estado emotivo que está en el fundamento de las fobias no deriva de un recuerdo
cualquiera; con respecto a la fuente de esta poderosa condición del sistema nervioso, corresponde
establecer, a las fobias, una neurosis especial, la neurosis ansiosa (neurosis de angustia), cuyo síntoma
principal es ese estado emotivo.
Así, las fobias forman parte de la neurosis ansiosa que son de origen sexual, pero no se reconduce a unas
ideas extraídas de la vida sexual: carece de mecanismo psíquico en sentido propio. Su etiología especifica es
la acumulación de la tensión genésica, provocada por la abstinencia o la irritación genésica desgastada
(expresa el efecto del coito interrumpido, la impotencia relativa del marido, las excitaciones sin satisfacción
de los novios, etc).
Es en esas condiciones, extremadamente habituales sobre todo para la mujer en la sociedad actual, que se

OM
desarrolla la neurosis ansiosa de la cual las fobias son una manifestación psíquica.
Una fobia y una obsesión propiamente dicha pueden combinarse y es de muy frecuente ocurrencia. Así, la
idea que constituye la fobia, y que en esta se asocia al miedo, puede ser remplazada por otra idea o, más
bien, por el procedimiento protector que parecía aliviar el miedo. Esto seria, entones, una fobia reforzada
por una verdadera obsesión por sustitución.

.C
• “La disposición a la neurosis obsesiva” Freud (1913)
Averiguar por qué y cómo un ser humano puede contraer una neurosis es uno de los problemas cuya
respuesta debe dar el psicoanálisis, por qué cierta persona habrá de contraer determinada neurosis y otra
DD
no, es el problema de la elección de neurosis.
Se distinguen las causas que se cuentan para las neurosis en aquellas que el ser humano tare consigo en la
vida y aquellas que la vida le trae, es decir, hay causas accidentales y constitucionales. Es su conjugación lo
que produce la causación patológica pero las causas decisorias son las del primer tipo, es decir, la naturaleza
de las predisposiciones.
LA

Freud se preguntará en donde se encuentran estas predisposiciones y responderá que las funciones
psíquicas que entran en cuenta tienen que recorrer el estado característico para la persona normal, tales
desarrollos no siempre se consuman de manera impecable. Toda vez que un fragmento en ella se quede en
el estadio anterior se producen los “lugares de fijación” a los cuales la función puede regresar en caso de
que se contraiga enfermedad por una perturbación exterior. Las predisposiciones son inhibiciones del
FI

desarrollo.
Las formas patológicas histéricas pueden observarse ya en la primera infancia: las neurosis obsesiva
manifiesta sus primeros síntomas en el segundo periodo de la infancia. Las otras dos psiconeurosis
“parafrenias” aparecen después de la pubertad y en la madurez. Los caracteres que ambas comparten son


la manía de grandeza, el extrañamiento del mundo de los objetos y la dificultad de la transferencia dando
cuenta que la fijación debe buscarse en un estadio anterior al desarrollo libidinal anterior de la elección de
objeto, es decir, en la fase de autoerotismo y del narcisismo. Estas formas de contraer enfermedad se
remontan a inhibiciones y fijaciones muy tempranas.
De acuerdo con ello, la predisposición a la histeria y a la neurosis obsesiva se situarían en las fases posteriores
del desarrollo libidinal.
Fue el análisis de las parafrenias lo que lo obligó a Freud a intercalar en medio un estadio de narcisismo en
que la elección de objeto ya se ha consumado, pero el objeto coincide todavía con el yo propio. Por lo que,
se da también la necesidad de estatuir un ulterior estadio previo a la plasmación final: en el las pulsiones
parciales ya se han reunido en la elección de objeto, el objeto ya se contrapone a la persona propia como un
objeto ajeno, pero todavía no está instituido el primado de las zonas genitales. Las pulsiones parciales que
gobiernan la organización pregenital de la vida sexual son: las anal-eróticas y las sádicas.
Freud dará cuenta del papel que tienen el odio y el erotismo anal en la sintomatología de las neurosis
obsesivas.

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• “Carácter y erotismo anal” Freud (1908)


Las personas que Freud se propone describir sobresalen por tres cualidades: ordenadas, ahorrativas y
pertinaces. Ordenado incluye tanto el aseo corporal como la escrupulosidad en el cumplimiento de pequeñas
obligaciones y la formalidad. El carácter ahorrativo puede aparecer hasta la avaricia. Estas dos cualidades se
entraman con mayor firmeza entre sí que con la primera, el carácter de ordenado, son también la pieza mas
constante de todo el complejo, no obstante, las tres se copertenecen.
En su primera infancia, estas personas tuvieron un tiempo largo hasta gobernar la incontinencia fecal y luego
tuvieron que lamentar fracasos aislados de esta función. Parecen haber sido aquellos lactantes que se
rehúsan a vaciar el intesto, de esta manera, se infiere en su constitución sexual congénita, un resalto erógeno
hipernitido de la zona anal, pero como concluida la niñez no se descubre en esa persona nada de tales

OM
flaquezas, Freud se ve precisado a suponer que la zona anal ha perdido su significado erógeno en el curso
del desarrollo y luego conjetura que la constancia de aquella triada de cualidades puede ser puesta en
conexión con el consumo del erotismo anal.
En 1905 en “Tres Ensayos de una Teoría Sexual” Freud ha procurado mostrar que la pulsión sexual del ser
humano es compuesta, nace por las contribuciones de numerosos componentes y pulsiones parciales.
El erotismo anal es uno de esos componentes de la pulsión que en el curso del desarrollo y en el sentido de

.C
la educación cultural se vuelven inaplicables para las metas sexuales, y esto sugiere discernir en esas
cualidades de carácter que a menudo resaltan en quienes sobresalieron por su erotismo anal los resultados
inmediatos y constantes de la sublimación de este.
DD
El aseo, el orden, la formalidad causan toda la impresión de ser una formación reactiva, lo que no debe
permanecer en el cuerpo, la suciedad es materia ubicada en el lugar equivocado. Aquí la neurosis, no hace
más que seguir un indicio del lenguaje usual que llama roñosa o mugrienta a una persona que se aferra al
dinero ansiosamente, el dinero es puesto en los más íntimos vínculos con el excremento. Es fama que el
dinero que el diablo obsequia a las mujeres con quienes tiene comercio se muda en excremento después de
LA

que el se ausenta, y el diablo no es, por cierto, otra cosa que la personificación de la vida pulsional
inconciente reprimida.
El interés originariamente erótico por la defecación está destinado a extinguirse en la madurez, en esta
época el interés por el dinero emerge como un interés nuevo, inexistente en la infancia.
FI

• “La novela familiar del neurótico” Freud (1909)


En el individuo que crece, el desprendimiento de la autoridad parental es una de las operaciones más
necesarias, pero también dolorosas.
Freud da cuenta de que el progreso de la sociedad descansa en la oposición entre ambas generaciones.


Para el niño pequeño, los padres son al comienzo la única autoridad y la fuente de toda creencia. El deseo
más intenso es llegar a parecerse a ellos.
En la medida en que avanza el desarrollo intelectual del niño, comienza a tomar noticia de las categorías a
las que sus padres pertenecen, es decir, conoce a otros padres y los compara. Pequeños sucesos en la vida
del niño que le provocan descontento, dan la ocasión justa para iniciar la critica a sus padres y tomar partido
contra ellos.
Comienza a mostrarse la influencia del sexo, el varón presenta inclinación a mociones hostiles hacia su padre,
más que a su madre, e intenta emanciparse de él.
El estadio siguiente en el desarrollo de esta enajenación respecto de los padres, se puede designar como
novela familiar de los neuróticos. Es característica de la neurosis una actividad fantaseadora que comienza
a revelarse en los juegos infantiles y luego en la pre pubertad, en las relaciones familiares. Un ejemplo de

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esta actividad de la fantasía, son los sueños diurnos. La fantasía del niño se ocupa de liberarse de los
menospreciados padres y sustituirlos por otros.
Luego viene a sumarse la noticia sobre las condiciones sexuales diversas de padre y madre; el padre siempre
incierto, la madre siempre certera. Este segundo estadio (sexual) de la novela familiar tiene por portador un
segundo motivo que faltaba en el primer estadio (asexual). Con la noticia sobre los procesos sexuales, nace
una inclinación a imaginarse situaciones y vínculos eróticos en que entra como fuerza pulsional el placer de
poner a la madre (asunto de la suprema curiosidad sexual) en la situación de infidelidad y secretos.

• “Acciones obsesivas y prácticas religiosas” Freud (1907)


Existe una semejanza entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas mediante las cuales el

OM
creyente da testimonio de su fe, lo certifica el nombre de ceremonial que se ha dado a algunas de esas
acciones obsesivas. La génesis del ceremonial neurótico seria licito extraer conclusiones por analogía con
respecto a los procesos anímicos de la vida religiosa.
La gente que pone en práctica acciones obsesivas pertenece junto a obsesivos a una unidad clínica “neurosis
obsesiva”. El ceremonial neurótico consiste en pequeñas prácticas, agregados, restricciones, ordenamientos
que, para ciertas acciones de la vida cotidiana, se cumplen de una manera idéntica o con variaciones que

.C
responden a leyes. Se le presentan al propio enfermo y es incapaz de abandonarlas, cualquier desvió se
castiga con una insoportable angustia. Tan ínfimas como las acciones ceremoniales, son las ocasiones y
actividades adornadas, dificultades y retardadas por el ceremonial. Cualquier actividad puede convertirse en
DD
una acción obsesiva.
Tanto compulsión como prohibición (el tener que hacer algo y el no tener permitido hacerlo) afectan al
comienzo, los enfermos pueden habérselas con su padecer y ocultarlo como si fuera un asunto privado.
Se advierte donde se sitúa la semejanza entre el ceremonial neurótico y las acciones sagradas del rito
religioso: en la angustia de la conciencia moral a raíz de omisiones, en el pleno aislamiento respecto de todo
LA

otro obrar, asi como en la escrupulosidad con que se ejecutan los detalles.
La neurosis obsesiva ofrece una caricatura a medias cómica de religión privada. La técnica psicoanalítica
destruye de manera radical la apariencia de que fueran necias y carentes de sentido, y descubre el
fundamento de tal apariencia. Se avergüenza que las acciones obsesivas están al servicio de sustantivos
FI

interés de la personalidad y expresan sus vivencias duraderas y sus pensamientos investidos de afecto, y lo
hacen de dos maneras: como figuraciones directas o simbólicas.
En las acciones obsesivas todo posee sentido y es interpretable. Es uno de los requisitos de la condición de
enfermo que la persona que obedece a la compulsión la practique sin conocer su significado, solo por el


empeño de la terapia psicoanalítica se le hacen conciente el sentido de la acción obsesiva.


La acción obsesiva sirve a la expresión de motivos y representaciones inconcientes, también el individuo
piadoso practica ceremonial sin inquirir por su significado. De igual manera, todos los creyentes ignoran los
motivos que esfuerzan a la práctica de la religión.
Puede decirse que quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo el
imperio de una conciencia de culpa de la que él nada sabe, vale decir, de una conciencia inconciente de
culpa. Esta conciencia de culpa tiene su fuente en procesos anímicos tempranos, pero halla
permanentemente refrescamiento en la tentación, genera una angustia de expectativa, una expectativa de
desgracia que, por medio del concepto de castigo, se anuda a la percepción interna de la tentación.
El ceremonial comienza como una acción de defensa o de aseguramiento, como una medida protectora. A
la conciencia de culpa del neurótico obsesivo corresponde la declaración de los fieles: ellos sabrían que en
su corazón son unos malignos pecadores y las prácticas piadosas parecen tener el valor de unas medidas
defensa y de protección.

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106

Uno obtiene una visión más profunda sobre el mecanismo de la neurosis obsesiva si aprecia el hecho de que
la represión de una moción pulsional que estaba contenida en la constitución de la persona tuvo permitido
exteriorizarse durante algún tiempo en su vida infantil y luego cayó bajo sofocación. El influjo de la pulsión
reprimida es sentido como tentación y genera angustia. El proceso de la represión que lleva a la neurosis
obsesiva debe calificarse de imperfectamente logrado y amenazado cada vez más por el fracaso.
Se requieren siempre nuevos empeños psíquicos para contrabalancear el constante esfuerzo de asalto de la
pulsión. Así las acciones ceremoniales y obsesivas nacen en parte como defensa frente a la tentación y como
protección frente a la desgracia esperada. Para la tentación, las acciones protectoras parecen resultar
insuficientes, emergen entonces las prohibiciones destinadas a mantener alejada la situación de tentación.
El ceremonial figura la suma de las condiciones bajo las cuales se permite otra cosa, todavía no

OM
absolutamente prohibida. Es parte de la índole de las neurosis obsesiva cuyas exteriorizaciones cumplan la
condición de un compromiso entre los poderes anímicos en pugna. También, la formación de la religión
parece tener por base la sofocación de ciertas mociones pulsionales, la renuncia a ellas.
Solo se comprende este llamativo rasgo en la configuración del cuadro patológico cuando se averigua que el
mecanismo del desplazamiento psíquico gobierna los procesos anímicos de la neurosis obsesiva, por medio
de un desplazamiento desde lo genuino, sustantivo, hacia algo pequeño que lo sustituye.

.C
Uno podría atreverse a concebir la neurosis obsesiva como un correspondiente patológico de la formación
de la religión calificando a la neurosis como una religiosidad individual y a la religión, como una neurosis
obsesiva universal. La concordancia más esencial residiría en la renuncia al quehacer de unas pulsiones dadas
DD
constitucionalmente, la diferencia mas decisiva, en la naturaleza de estas pulsiones, que en la neurosis
obsesiva son sexuales y en la religión egoísta.

• “Sobre los tipos de contracción de neurosis” Freud (1912)


En estas páginas Freud se propone exponer los cambios de condiciones que son decisivos para que en las
LA

personas predispuestas estalle la neurosis. Por medio del psicoanálisis, se ha discernido en los destinos de
la libido lo decisorio entre salud nerviosa o enfermedad, la investigación psicoanalítica ha permitido
pesquisar la predisposición neurótica en la historia de desarrollo de la libido.
La ocasión más evidente para contraer neurosis es la frustración, el individuo permaneció sano mientras su
requerimiento amoroso era satisfecho por un objeto real del mundo exterior, se volvió neurótico tan pronto
FI

como ese objeto le fue sustraído, sin que se le hallase un sustituto. Aquí salud equivale a dicha, y desdicha a
neurosis. La curación podrá venir intentando brindar un sustituto.
En este tipo, la posibilidad de enfermar se abre solo con la abstinencia, la frustración produce su efecto
patógeno al estancar la libido y someter así al individuo a una prueba. Dada una frustración real, solo hay


dos posibilidades para mantenerse sano: una es trasponer la tensión psíquica en una energía activa y
vigorosa que permanezca dirigida hacia el mundo exterior y termine por arrancarle una satisfacción real para
la libido; la otra que se renuncie a la satisfacción libidinosa, se sublime la libido estancada y se la aplique a
lograr metas que ya no sean eróticas y estén a salvo de la frustración. Esto demuestra que desdicha no
equivale a neurosis y que la frustración no es lo único que decide sobre la salud o enfermedad, el efecto de
la frustración reside en otorgar vigencia a los factores predisponentes hasta ese momento ineficientes.
Toda vez que estos factos preexistan acusados con una intensidad suficiente, amenaza el peligro de que la
libido sea introvertida, se vuelve hacia la vida de fantasía, donde se crea nuevas formaciones de deseo y
reanima las huellas de formaciones de deseo anteriores, olvidadas.
La libido puede retroceder todavía más, hallar por el camino de la regresión unas vías infantiles y aspirar a
tales metas y si estas aspiraciones se vuelven bastante intensas estallará el conflicto entre ellas y el otro
sector de la personalidad que se mantuvo en relación con la realidad. Este conflicto es solucionado mediante
formaciones de síntoma y desemboca en la contracción de una enfermedad manifiesta. Los síntomas, con
los cuales se recupera el terreno de la realidad, figuran unas satisfacciones sustitutivas.

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107

El segundo tipo de ocasionamiento para enfermar data de la siguiente forma: el individuo no enferma a
consecuencia de una alteración del mundo exterior sino de un empeño interior por procurarse la satisfacción
asequible en la realidad. Enferma en el intento de adaptarse a la realidad y cumplir la exigencia de la realidad.
En el primero resalta una alteración del mundo exterior, en el segundo, el acento recae sobre una alteración
interior. En el primer tipo, se enferma por una vivencia, en el segundo por un proceso de desarrollo. Uno ve
a los seres humanos enfermar tanto si resignan un ideal como si quieren alcanzarlo.
También el enfermar por frustración cae bajo el punto de vista de la incapacidad de adaptarse a la realidad,
al hecho de frustrar esta la satisfacción de la libido y enfermar en condiciones del segundo tipo lleva a la
frustración (denegación)
En tercer lugar, el enfermarse por una inhibición del desarrollo, se trata de personas que enferman tan

OM
pronto han rebasado la infancia irresponsable, y por tanto nunca han alcanzado una fase de salud, ósea una
capacidad de goce y rendimiento no restringida en líneas generales. Es decir, la libido no ha abandonado las
fijaciones infantiles.
Por otro lado, Freud ve enfermarse a individuos que han permanecido sanos, a quienes no se les presento
ninguna vivencia nueva y cuya relación con el mundo exterior no ha experimentado alteración, de suerte
que su caer enfermos impresiona como algo espontaneo. Podría decirse que la libido ha experimentado un

.C
incremento y este basta por sí solo para romper el equilibrio de la salud y establecer las condiciones de la
neurosis. (Tales incrementos libidinales suelen deberse a la pubertad o a la menopausia)
Esto indica que nunca se puede omitir el factor cuantitativo, los otros factores (frustración, fijación,
DD
inhibición del desarrollo) permanecen ineficientes mientras no afecten una cierta medida de la libido ni
provoquen una estasis libidinal.
Las neurosis surgen del conflicto entre el yo y la libido, y no existe ninguna diversidad cualitativa entre las
condiciones de salud y de la neurosis. Los sanos enfrentan la misma lucha para dominar la libido.
LA

• “Totem y Tabu” Freud (1913)


Capítulo 4: “El retorno del totemismo en la infancia”.
I.
El totemismo es un sistema que entre ciertos pueblos primitivos se presenta como una religión y proporciona
FI

la base de la organización social.


El sistema totemista existió hace años.
Freud toma a Frazer, para quien un tótem es un objeto hacia el cual el salvaje da pruebas de respeto porque
cree que, entre su persona y la especie, existe un vínculo. La conexión es reciproca; el tótem protege al


hombre y este da muestra de respeto al mismo. Se distinguen tres variedades de tótem: 1) los tótems del
linaje, 2) tótems de los sexos, 3) tótems individuales. La primera es la más importante y también es llamada
tótem del clan. Este tótem es objeto de la veneración de un grupo de hombres y mujeres que toman su
nombre, se consideran descendientes de un antepasado común y de una misma sangre, están conectados
recíprocamente por deberes comunes y por la creencia en él.
El totemismo es un sistema religioso y social. En su aspecto religioso consiste en los vínculos de reciproco
respeto y protección. Y en su aspecto social, en las obligaciones de los miembros del clan.
Frazer señala que los miembros de un linaje se dan el nombre de su tótem y por regla general, creen que
descienden de él. Cabe destacar que está prohibido matar y comer al tótem, muchas veces también mirarlo
y tocarlo. La violación de estos mandamientos – tabú se castiga con enfermedades o muerte.
El miembro del clan procura poner de relieve su parentesco con el tótem. Los miembros de un clan totémico
son hermanos y hermanas, están obligados a ayudarse y protegerse. Los lazos totémicos son más fuertes

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que los familiares tal como nosotros los entendemos. La transmisión del tótem se produce por herencia
materna, mientras que la paterna no regiría.
La restricción del tabú consiste en la prohibición de casarse y de mantener comercio sexual entre si los
miembros de un clan. Freud habla aquí de la exogamia enlazada con el totemismo.
Los tótems fueron originariamente solo animales, eran considerados antepasados de cada linaje. El tótem
se heredaba solo por línea femenina; estaba prohibido matar al tótem; los miembros del clan totémico
tenían prohibido mantener comercio sexual reciproco.

II.
Freud va a rastrear el origen del totemismo y la exogamia para aprehender la naturaleza de ambas

OM
instituciones.
a) El origen del totemismo.
Freud comienza preguntándose, ¿Cómo llegaron los hombres primitivos a darse nombres de animales,
plantas, objetos inanimados? Y se propone tres teorías:
o Las teorías nominalistas: algunos autores plantean que el totemismo no surgió de la necesidad

.C
religiosa, sino de la necesidad práctica y cotidiana de la humanidad. El núcleo del totemismo es una
consecuencia de la primitiva técnica de escritura. También se explica que las cualidades de algunos
individuos habrían sugerido darle nombre de animales, esos nombres habrían sido concebidos por
DD
las generaciones posteriores como testimonio de su descendencia con esos animales.
Dentro de estas teorías, la más digna es la desarrollada por Lang que plantea que sería indiferente el
modo en que el clan recibió su nombre de animal. Considera que en un momento notaron que
llevaban su nombre y no supieron dar razón de su origen.
No se precisaban más que tres cosas para dar lugar a los credos y a las practicas totémicas: un nombre
LA

genérico de animal, de origen desconocido; la creencia en una conexión entre todos los portadores
humanos y animales del mismo nombre; la creencia en las supersticiones de la sangre.
o Las teorías sociológicas: se concedió poco valor a la descendencia del animal totémico, es decir, el
totemismo sería una hipertrofia del instinto social. El tótem es el representante visible de la religión
FI

social de los pueblos, corporiza la comunidad.


Freud toma a Frazer y expresa que los primitivos formaban una asociación mágica para la producción
y el consumo. Las operaciones de cada clan beneficiaban a todos los demás.
o Las teorías psicológicas: la primera teoría psicológica de Frazer, se basaba en la creencia en el alma


exterior, donde el tótem constituiría un lugar seguro para el alma que era depositada allí para
permanecer a salvo de los peligros que la amenazaban. Frezer abandona esta derivación y adopta
una teoría sociológica. Para ello, busco el factor de la superstición primitiva y la hallo en la teoría de
los arunta (pueblo aborigen de Australia) sobre la concepción, quienes suprimen el nexo entre la
concepción y el acto sexual. Cuando una mujer se siente madre, es porque en ese instante ha
penetrado en su vientre algún espíritu que será su hijo. Ese niño tendrá el mismo tótem que todos
los espíritus del lugar señalado.
Así, la fuente última del totemismo seria la ignorancia de los salvajes acerca del proceso por el cual
hombres y animales reproducen su especie. Y, en particular, el papel que desempeña el macho en la
fecundación.
Otra teoría psicológica establece un enlace entre el totemismo y la transmigración de las almas.
La última de las teorías psicológicas, formulada por Wundt, establece dos hechos como decisivos: el
objeto totémico originario es el animal y por otro lado, entre los animales totémicos los más

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originarios son los animales – almas (pájaros, serpientes, lagartijas, ratones), que en virtud de su
rápida movilidad se los consideraba como portadores del alma.

b) El origen de la exogamia y el vínculo con el totemismo.


Freud postula que algunas explicaciones del totemismo prescinden del enlace con la exogamia, manteniendo
así a ambas instituciones apartadas. Se contraponen dos visiones: una se aferra a la exogamia como pieza
esencial del sistema totemista y otra pone en entrevisto ese nexo.
La mayoría de los autores sostienen que el totemismo seria la institución más antigua, sumándose más tarde
la exogamia.
Freud comienza a hablar del horror al incesto y para ello vuelve a tomar a Frazer. Este plantea que no hace

OM
falta que sea prohibido y castigado por la ley lo que la naturaleza misma prohíbe y castiga, por eso, se supone
que los delitos prohibidos son aquellos que muchos hombres cometerían por sus inclinaciones naturales.
Por lo tanto, se supone que un instinto natural pulsional hacia el incesto y que la ley sofoca a esta pulsión.
Freud coincide con esto y sostiene que la creencia en el horror al incesto como un instinto innato debe ser
abandonada.

III.

.C
La conducta del niño hacia el animal es muy parecida a la del primitivo. El niño se encuentra en una actitud
DD
ambivalente hacia su padre y en este conflicto se procura un alivio si desplaza sus sentimientos hostiles sobre
un subrogado del padre, es decir, un animal (zoofobia).
Freud destaca dos rasgos concordantes con el totemismo: la plena identificación con el animal totémico y la
actitud ambivalente de sentimientos hacia él. De acuerdo con esto, Freud considera lícito reemplazar en la
fórmula del totemismo al animal totémico por el padre.
LA

El primer resultado de esta sustitución es que, si el animal totémico es el padre, los dos principales
mandamientos del totemismo, el de no matar al tótem y no usar sexualmente a ninguna mujer que
pertenezca a él, coinciden con los dos crímenes de Edipo, quien mato a su madre y tomo por mujer a su
madre. También coinciden con los deseos primordiales del niño.
FI

IV.
Smith formulo en su obra una peculiar ceremonia llamada “el banquete totémico”.
Señala que el sacrificio en el altar ha sido la pieza esencial en dicho rito. En su comienzo el sacrificio no era


otra cosa que un acto de socialidad, una comunión de los creyentes con su Dios.
La forma más antigua de sacrificio, fue el sacrificio de animales, cuya carne y cuya sangre consumían. Era
esencial que cada uno de los participantes recibiera su porción en el banquete. Era una ceremonia pública,
la fiesta de un clan entero. Sacrificio y festividad coinciden, todo sacrificio conlleva una fiesta y ninguna fiesta
puede realizarse sin sacrificio. El banquete sacrificial, expresaba que el Dios y sus adoradores eran
comensales, pero con ello estaban dadas todas sus otras relaciones. Así, se concibe el lazo de la unión, hace
falta repetirlo para reforzarlo y volverlo duradero.
El banquete sacrificial, fue entonces, en su origen, una comida festiva entre los parientes de un mismo linaje,
obediente a la ley de que solo ellos debían comer juntos.
Con respecto al animal sacrificial no existía reunión del linaje sin su sacrificio, pero tampoco matanza de un
animal fuera de la oportunidad festiva. Matar a un animal era una prohibición para el individuo y solo era
legítimo cuando el linaje asumía la responsabilidad. El animal sacrificial era tratado como pariente del mismo
linaje; la comunidad sacrificadora, su Dios y el animal sacrificial eran de una misma sangre, un mismo clan.

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110

La comunidad concebía a la sangre como identidad de la sustancia y esto permite comprender el motivo por
el cual se tiene que renovar a través del proceso del banquete sacrificial. A través de comer la sustancia
sagrada, los miembros del clan se aseguraban su identidad sustancial entre ellos con la divinidad. El animal
sacrificial, en realidad, era el antiguo animal totémico, el Dios primitivo mismo, a través de cuya matanza y
devoración los miembros del clan refrescaban su semejanza divina.
V.
El clan mata cruelmente y devora a su animal totémico, su sangre, su carne y sus huesos; los miembros del
linaje se disfrazan asemejándose al tótem, imitando gritos y movimientos. Ninguno tiene permitido excluirse
de la matanza y el banquete. Consumada la muerte, el animal es llorado y lamentado, cuyo principal
propósito es sacarse de encima la responsabilidad por la muerte.

OM
A ese duelo sigue un júbilo festivo, el desencadenamiento de las pulsiones y la licencia de todas las
satisfacciones.
El psicoanálisis revela que el animal totémico es el sustituto del padre, y con ello se armoniza la contradicción
de que estuviera prohibido matarlo, y que su matanza se convirtiera en festividad; que se matara al animal
y no obstante se lo llorara. La actitud ambivalente de sentimientos que caracteriza al complejo de Edipo, se

.C
extendería al animal totémico.
Freud toma los aportes de Darwin, para quien en la horda primordial (que no deja espacio para el totemismo)
hay un padre violento y celoso que se reserva todas las hembras para sí, expulsando a sus hijos varones
DD
cuando crecen. Un día los hermanos expulsados se aliaron, mataron y devoraron al padre, y así pusieron fin
a la horda paterna. Odiaban a ese padre que tan gran obstáculo significaba para su necesidad de poder y sus
exigencias sexuales, pero también lo amaban y admiraban. Tras eliminarlo, nació una conciencia de culpa, el
muerto se volvió más fuerte de lo que era en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos
mismos se lo prohibieron ahora en la situación psíquica de la “obediencia de efecto retardado”.
LA

Desde la conciencia de culpa del hijo varón, se crearon los dos tabúes del totemismo, que coincidieron con
los dos deseos reprimidos del complejo de Edipo. Uno, es el respeto del animal totémico y el otro la
prohibición del incesto. Este último quizás se deba, a que ya no existía ningún hiperpoderoso que pudiera
asumir el papel del padre, esto llevo a los hermanos a la prohibición del incesto, con la cual todos
FI

renunciaban a las mujeres por ellos anheladas.


De este modo, nacieron unos rasgos relacionados con el carácter de la religión. La religión totemista había
surgido de la conciencia de culpa de los hijos varones como un intento de calmar ese sentimiento y apaciguar
al padre mediante la obediencia de efecto retardado. Todas las religiones posteriores son unos ensayos de


solucionar el mismo problema, todas son reacciones ante el mismo gran episodio con que se inició la cultura.
La horda paterna es reemplazada por el clan de hermanos asegurado mediante el lazo de sangre. La sociedad
descansa en la culpa por el crimen; la religión en la conciencia de culpa y el arrepentimiento; en las
necesidades objetivas de esta sociedad y en las expiaciones exigidas por la conciencia de culpa. Entonces, el
psicoanálisis nos lleva a sostener un nexo entre el totemismo y la exogamia.

VI.
La exploración psicoanalítica muestra que Dios tiene por modelo al padre y que Dios, en el fondo, no es más
que un padre enaltecido.
En la situación del sacrificio primitivo el padre estaría subrogado dos veces: una como Dios y otra como
animal totémico sacrificial.
Existen vínculos entre Dios (tótem) y el animal sagrado (animal sacrificial). 1) A cada Dios le estaba
consagrado un animal, 2) en sacrificios místicos se ofrendaba al Dios el propio animal a él consagrado, 3) el

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Dios era venerado en la figura de un animal o animales eran venerados como dioses, 4) en los mitos el Dios
suele mudarse en un animal.
Los hermanos se habían organizado para el parricidio, animados cada uno de ellos por el deseo de devenir
igual al padre. Sin embargo, nadie podía tener la perfección del poder del padre, y a consecuencia de esto,
ya no podía sostenerse la originaria igualdad.
En la sociedad sin padre, se transformó en la sociedad de régimen patriarcal. La familia fue una restauración
de la antigua horda primordial.
En el posterior desarrollo, el animal pierde su sacralidad y el sacrificio pasa a ser una simple ofrenda a la
divinidad. Por otro lado, el Dios se ha elevado tan alto sobre los hombres que solo se puede tratar con él por
mediación del sacerdote. Así, el imperio de la autoridad ha alcanzado su punto máximo.

OM
Freud admite como un hecho que tampoco en el posterior desarrollo de las religiones, se extinguieron los
dos factores pulsionantes, la conciencia de culpa del hijo varón y su desafío. Con nitidez cada vez mayor
resalta el afán del hijo por ponerse en el lugar del padre – Dios.

VII.

.C
La eliminación del padre primordial por la banda de hermanos no podía menos que dejar huellas en la
historia de la humanidad y procurar su expresión en formaciones sustitutivas.
En el complejo de Edipo se conjugan los comienzos de religión, eticidad, sociedad y arte, y ello en armonía
DD
con la comprobación del psicoanálisis de que este complejo constituye el núcleo de todas las neurosis.
Los impulsos de hostilidad hacia el padre, la existencia de la fantasía de deseo de darle muerte y devorarlo,
bastaron para producir la reacción moral que creó al totemismo y al tabú.
Por último, Freud da cuenta de que el neurótico esta sobre todo inhibido en su actuar, el pensamiento es
para él el sustituto pleno de la acción. Por otro lado, el primitivo no está inhibido, es decir, que el
LA

pensamiento se traspone en acción, para él la acción es un sustituto del pensamiento.

• “Inhibición, síntoma y angustia” Freud (1926)


En este texto Freud cambia la teoría de la angustia.
FI

Capítulo I:
En la descripción de fenómenos patológicos, la terminología permite diferenciar entre síntomas e
inhibiciones.
Inhibición tiene un nexo particular con la función y no necesariamente designa algo patológico, en cambio,


síntoma equivale a indicio de un proceso patológico, entonces una inhibición puede ser un síntoma. La
terminología habla de inhibición donde está presente una rebaja de la función, y de síntoma, donde se trata
de una variación de ella o de una nueva operación.
Dado que la inhibición se liga a la función, uno puede indagar las diferentes funciones del yo, y para ese
estudio comparativo Freud escoge:
a. La función sexual: sufre inhibiciones simples, el logro de la operación normal presupone un decurso
complicado, y la perturbación puede intervenir en cualquier punto de él. Las estaciones principales
de la inhibición son en el varón: el displacer psíquico, la ausencia de erección, la abreviación del acto,
la falta de eyaculación, la ausencia de sensación de placer del orgasmo.
No puede escaparse la existencia de un nexo entre la inhibición y la angustia. En la mujer es frecuente
una angustia frente a la función sexual.
Se emplean diversos procedimientos para perturbar la función: 1) el extrañamiento de la libido, 2) el
menoscabo en la ejecución de la función, 3) su obstaculización mediante condiciones particulares, y

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112

su modificación por desvió hacia otras metas, 4) su prevención por medidas de aseguramiento, 5) su
interrupción mediante un desarrollo de angustia y 6) una reacción que protesta contra ella y quiere
deshacer.
b. La función nutricia (alimentación): la perturbación más frecuente es el displacer frente al alimento,
aunque no es raro un incremento del placer de comer. Como defensa histérica frente al acto de
comer se conoce el síntoma del vomito.
c. La función de locomoción: es inhibida por un displacer y una flojera en la marcha.
d. La inhibición del trabajo: muestra un placer disminuido, torpeza en la ejecución, o manifestaciones
reactivas como fatiga.
La inhibición expresa una limitación funcional del yo. Cuando se padece de inhibiciones neuróticas para

OM
escribir o caminar el análisis muestra que la razón es una erotización de los órganos requeridos para esas
funciones, la función yoica de un órgano se deteriora cuando aumento su erogenidad.
El yo renuncia a estas funciones que le competen a fin de no verse precisado a emprender una nueva
represión, a fin de evitar un conflicto con el ello. Otras inhibiciones se producen al servicio de la auto
punición, el yo renuncia a operaciones a fin de no entrar en conflicto con el superyó.

.C
Las inhibiciones más generales del yo, obedecen a otro mecanismo, si el yo es requerido por una tarea
psíquica gravosa, se empobrece tanto en su energía disponible que se ve obligado a limitar su gasto de
manera simultánea en muchos sitios.
DD
Acerca de las inhibiciones Freud, dice que son limitaciones de las funciones yoicas, sea por precaución o a
consecuencia de un empobrecimiento de energía. Ahora es fácil discernir la diferencia entre inhibición y el
síntoma, ya que es ultimo no puede describirse como un proceso que suceda dentro del yo o que le suceda
al yo.
LA

Capítulo II:
El síntoma es indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es un resultado del proceso
represivo. La represión parte del yo, quien, por encargo del superyó, no quiere acatar una investidura
pulsional incitada en el ello.
FI

Freud se pregunta ¿Cuál es el destino de la moción pulsional activada en el ello, cuya meta es la satisfacción?
A consecuencia de la represión, el decurso excitatorio inventado en el ello no se produce, el yo consigue
inhibirlo o desviarlo.
El yo adquiere influjo a consecuencia de sus vínculos con el sistema percepción, la función de este sistema


llamado P-Cc se conecta con la conciencia y por medio de las sensaciones de placer y displacer intenta guiar
todos los decursos del acontecer anímico en el sentido del principio de placer. Cuando se resuelve contra un
proceso pulsional del ello, emite una señal de displacer para alcanzar su propósito con ayuda del principio
de placer.
A raíz de un peligro externo, el ser orgánico inicia un intento de huida, quita la investidura a la percepción
de lo peligroso, luego discierne que el medio es realizar acciones musculares que vuelvan imposible la
percepción del peligro, es decir, sustraerse del campo de acción del peligro. La represión equivale entonces,
a tal intento de huida. El yo quita la investidura de la agencia representante de la pulsión que es preciso
reprimir y la emplea para el desprendimiento de displacer (angustia), se tiene el derecho a retener la idea
de que el yo es el almácigo de la angustia.
La angustia no es producida como algo nuevo a raíz de la represión, sino que es reproducida como estado
afectivo siguiendo una imagen mnémica preexistente. Los estados afectivos están incorporados en la vida

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anímica como unas sedimentaciones de antiguas vivencias traumáticas, y en situaciones parecidas,


despiertas como unos símbolos mnémicos.
En el hombre y en las criaturas emparentadas con él, el acto del nacimiento, en su calidad de primera vivencia
individual de angustia, parece haber prestado rasgos característicos a la expresión del afecto de angustia.
Sin embargo, Freud considera injustificado suponer que en todo estallido de angustia que ocurra en la vida
anímica sea una reproducción el nacimiento.

Capítulo III:
El síntoma es parte tanto del yo como del ello, es una formación de compromiso, es una satisfacción
sustitutiva y a la vez satisface a la defensa.

OM
Freud vuelve al problema del yo, y hace referencia a que la separación del ello con el yo es justificada, pero,
por otro lado, el yo es idéntico al ello, es decir, no es más que un sector del ello diferenciado. Si se ha
producido una separación entre ambos, se manifiesta la endeblez del yo, pero si el yo permanece ligado al
ello, muestra su fortaleza.
Parecido es el nexo del yo con el superyó, la mayoría de las veces solo podemos distinguirlos cuando se ha

.C
producido un conflicto entre ambos, y en la represión el yo es una organización, pero el ello no lo es, el yo
es justamente el sector organizado del ello. Seria injustificado representarse al yo y al ello como dos ejércitos
diferentes, puede que así suceda, pero no constituye la situación de la represión.
DD
La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina mediante la formación del síntoma
(es lo que ocurre en la conversión histérica), pero la trayectoria es otra: el primer acto de la represión sigue
un epilogo escénico, que no se termina nunca, la lucha contra la moción pulsional encuentra su continuación
en la lucha contra el síntoma.
Esta lucha defensiva secundaria muestra dos rostros de expresión contradictoria, por una parte, el yo es
LA

obligado a emprender algo como intento de reconciliación. Se comprende que el yo intente, cancelar la
ajenidad y el aislamiento del síntoma aprovechando para ligarlo a si e incorporarlo a su organización. Ejemplo
clásico son los síntomas histéricos como un compromiso entre necesidad de satisfacción y necesidad de
castigo, tales síntomas son estaciones fronterizas con investidura mezclada.
FI

En la posterior trayectoria, el yo se comporta como si se guiara por esta consideración, el síntoma ya está
ahí y no puede ser eliminado, ahora hay que sacarle la máxima ventaja posible. El síntoma es encargado
poco a poco de subrogar importantes intereses, cobra un valor para la afirmación de sí, se fusiona con el yo,
se vuelve indispensable para este.


Resulta familiar para Freud, la ganancia de la enfermedad en el caso de la neurosis. Viene en auxilio del afán
del yo por incorporarse el síntoma y refuerza la fijación de este último. Y cuando intentamos prestar
asistencia analítica al yo en su lucha contra el síntoma encontramos que estas ligazones de reconciliación
entre el yo y el síntoma actúan en el bando de las resistencias.

Capítulo IV:
Freud comienza el capitulo considerando la fobia de Hans a los caballos, el mismo se rehúsa a andar por la
calle porque tiene angustia ante el caballo. Se trata no de una angustia indeterminada frente al caballo sino
de una determinada expectativa angustiada: el caballo lo morderá.
La situación psíquica del pequeño es la siguiente: se encuentra en la actitud edípica de celos y hostilidad
hacia su padre, a quien, sin embargo, ama de corazón toda vez que no entre la madre como causa de la
oposición. Por lo tanto, habría un conflicto de ambivalencia, ambos dirigidos a una misma persona, y la fobia

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tiene que ser un intento de solucionar ese conflicto. Para Freud hay diversos caminos para salir de un
conflicto de ambivalencia.
Freud discierne que la moción pulsional que sufre la represión es un impulso hostil hacia el padre. Mientras
el análisis intentaba dar cuenta del origen del caballo mordedor, Hans vio rodar un caballo, caer y lastimarse
a un compañerito de juego. Así se construyó una moción de deseo, la de que el padre se cayera y se hiciera
daño. Un deseo así tiene el mismo valor que el propósito de eliminar al padre, esto equivale a la moción
asesina del complejo de Edipo.
Para Freud no se puede designar como síntoma la angustia de esta fobia, si el pequeño Hans, que está
enamorado de su madre, mostrara angustia frente al padre no se tendría derecho a hablar de una fobia, más
bien, habría una reacción afectiva comprensible. Lo que convierte en neurosis es la sustitución del padre por

OM
el caballo, es este desplazamiento lo que se hace síntoma. Tal desplazamiento es posibilitado por la
circunstancia de que a esa tierna edad todavía están prontas a reanimarse las huellas innatas del
pensamiento totemista.
En la fobia del pequeño Hans, la desfiguración del síntoma no se emprende en la agencia representante de
la moción pulsional por reprimir, sino en otra que corresponde a una reacción frente a lo genuinamente
desagradable.

.C
La expectativa del análisis se satisfacería mejor si el pequeño hubiese desarrollado una inclinación a matar
los caballos o hubiera dejado traslucir su deseo de verlos caer. Aquí Freud comienza a cuestionarse
expresando que hay algo que no está en orden, esto puede ser su manera de concebir la represión o su
DD
definición del síntoma.
Freud destaca que el hecho de que el padre hubiera jugado al “caballito” con el pequeño Hans, fue sin duda
decisivo para la elección del animal angustiante.
La representación de ser devorado por el padre es un patrimonio infantil arcaico y típico. La representación
de ser devorado por el padre es la expresión de una moción tierna pasiva: es la que apetece ser amado por
LA

el padre, como objeto, en el sentido del erotismo genital.


La moción pulsional reprimida en las fobias es una moción hostil hacia el padre y puede decirse que es
reprimida por el proceso de la mudanza hacia la parte contraria, en lugar de agresión hacia el padre se
presenta la agresión -la venganza- hacia la persona propia.
El análisis ha permitido comprobar que simultáneamente ha sucumbido la represión a otra moción pulsional,
FI

una moción pasiva tierna respecto del padre, que ya había alcanzado el nivel de la organización libidinal
genital. Y hasta parece que esta otra moción hubiera tenido mayor peso para el resultado final del proceso
represivo, es la que experimenta la regresión mas vasta y cobra el influjo determinante sobre el contenido
de la fobia.


Por tanto, se debe admitir el encuentro de dos procesos: las dos mociones pulsionales afectadas (agresión
sádica hacia el padre y actitud pasiva tierna frente a él) forman un par de opuestos y si se aprecia la historia
del pequeño Hans, se discierne que mediante la formación de su fobia cancela también la investidura de
objeto-madre tierna. En Hans se trata, de un proceso represivo que afecta a casi todos los componentes del
complejo de Edipo, tanto la moción hostil como a la tierna hacia el padre, y a la moción tierna respecto de
la madre.
En lugar de una única represión, se encuentra un cúmulo de ellas e incluso la regresión.
El pequeño Hans, tramitó mediante su fobia las dos mociones principales del complejo de Edipo, la agresiva
hacia el padre y la hipertierna hacia la madre, también estuvo presente la moción tierna hacia el padre, pero
no puede demostrarse que fue lo bastante intensa como para provocar una represión ni que resulto
cancelada. Hans parece haber sido un muchachito normal con el complejo de Edipo “positivo”
Por angustia de castración resigna el pequeño Hans la agresión hacia el padre, su angustia de que el caballo
lo muerta puede por fin completarse: que el caballo le arranque de un mordisco los genitales, es decir, lo
castre.

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El motor de la represión es la angustia frente a la castración, el contenido angustiante -ser mordido por el
caballo- es un sustituto desfigurado del contenido “ser castrado por el padre”
Freud culmina el capítulo expresando que el afecto-angustia de la fobia proviene de lo represor mismo: la
angustia de la zoofobia es la angustia de la castración inmutada. Aquí la angustia crea la represión y no -
como antes opinaba Freud- la represión a la angustia.
La mayoría de las fobias se remontarían a una angustia del yo frente a exigencias de la libido, en ellas, la
actitud angustiada del yo es siempre lo primario, y es la impulsión para la represión. La angustia nunca
proviene de la libido reprimida. Sin embargo, para Freud el análisis de las fobias no está del todo claro.

Capítulo V:

OM
En las fobias predominaría la angustia, sin embargo, son numerosas las neurosis en las que no se presente
nada de angustia. La histeria de conversión sería de esta clase.
Igualmente, las fobias se hallan próximas a las histerias de conversión y Freud se ve autorizado a situarlas en
una misma serie bajo el titulo de histeria de angustia.
Los síntomas frecuentes de la histeria de conversión son procesos de investidura permanentes o
intermitentes, Freud no sabe decir mucho acerca de estos síntomas, aunque mediante el análisis se puede

.C
averiguar el decurso excitatorio perturbado al cual sustituyen.
Los mismos síntomas participan de este decurso, por ejemplo, la parálisis motriz es la defensa frente a una
acción que habría debido ejecutarse en aquella situación, pero fue inhibida, la contractura suele ser un
DD
desplazamiento hacia otro lugar de inervación muscular intentada entonces.
La sensación de displacer que acompaña al síntoma varía, en los síntomas permanentes como la parálisis y
la contractura el yo se comporta como si no tuviera participación (no hay displacer), mientras que en los
síntomas intermitentes y referidos a la esfera sensorial se registran sensaciones de displacer. Es muy difícil
distinguir el factor que posibilita tales diferencias.
LA

Freud vuelve al tema de las neurosis obsesiva para averiguar algo acerca de la formación del síntoma, estos
serían aquí de dos clases, son prohibiciones, medidas precautorias, penitencias, es decir de naturaleza
negativa o, por el contrario, satisfacciones sustitutivas. El más antiguo es el carácter negativo, pero cuando
la enfermedad se prolonga, prevalecen las satisfacciones que burlan toda defensa.
De este panorama de los síntomas obsesivos se obtienen dos impresiones, la primera es que se asiste a una
FI

lucha contra lo reprimido y la segunda, que tanto el yo como el superyó participan en la formación del
síntoma.
Para Freud la situación inicial de las neurosis obsesivas es la histeria, es decir, la necesaria defensa contra las
exigencias libidinosas del complejo de Edipo, toda neurosis obsesiva parece tener un estrato inferior de


síntomas histéricos formados muy tempranos, aunque la configuración posterior es alterada por un factor
constitucional. Cuando el yo da comienzo a sus intentos defensivos, el primer éxito que se propone como
meta es rechazar parte de la organización genital hacia el estado anterior, sádico anal. Este hecho de la
regresión continúa siendo determinante.
Esta neurosis, estalla a edad más tardía que la histeria (el segundo periodo infantil, luego de iniciada la época
de latencia) y se demostró con claridad que una desvalorización objetiva de la vida genital hasta entonces
intacta había creado la condición de la regresión y de la génesis de la neurosis obsesiva.
El forzamiento de la regresión significa el primer éxito del yo en la lucha defensiva contra la exigencia de la
libido. En este punto Freud distingue la defensa de la represión y considera que el complejo de castración es
el motor de la defensa, y esta recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo.
El comienzo del periodo de latencia se caracteriza por el sepultamiento del complejo de Edipo, la creación o
consolidación del superyó y la erección de las barreras éticas y estéticas en el interior del yo. En la neurosis
obsesiva estos procesos rebasan la medida normal, por ejemplo, el superyó se vuelve severo y desamorado,
el yo desarrolla elevadas formaciones reactivas de la conciencia moral, la compasión, la limpieza.

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Freud admite como nuevo mecanismo de defensa junto con la regresión y la represión a las formaciones
reactivas que se producen dentro del yo del neurótico obsesivo y que se disciernen como exageraciones de
la formación normal del carácter. Parecen faltar en la histeria o ser mucho más débiles, aquí se limita la
represión, en efecto, el yo se extraña de la moción pulsional desagradable, la deja librada a su decurso dentro
de lo inconciente y no participa en sus posteriores destinos, esto quizás describa el carácter universal del
comportamiento del yo en la histeria.
Puede aceptarse como un hecho que en la neurosis obsesiva se forme un superyó severo o puede pensarse
que el rasgo fundamental es la regresión libidinal e intentarse enlazar con ella el carácter del superyó. La
pubertad introduce un corte tajante en el desarrollo de la neurosis obsesiva, la organización genital,
interrumpida en la infancia, se reinstala con fuerza. Por una parte, vuelven a despertar las mociones

OM
agresivas iniciales y por la otra, un sector mas o menos grandes de las nuevas mociones libidinosas se ve
precisado a marchar por las vías que prefiguró la regresión y a emergen en condición de propósitos agresivos
y destructivos, es decir, la lucha contra la sexualidad continua bajo banderas éticas.
Así en la neurosis obsesiva el conflicto se refuerza en dos direcciones: lo que defiende ha devenido más
intolerante, y aquello de lo cual se defiende, más insoportable, y ambas cosas por influjo de la regresión
libidinal.

.C
La tendencia general de la formación de síntoma en el caso de las neurosis obsesiva consiste en procurar
cada vez mayor espacio para la satisfacción sustitutiva a expensas de la denegación (frustración) estos
síntomas que originariamente significaban limitaciones del yo cobran más tarde, merced a la inclinación del
DD
yo por la síntesis, el carácter de unas satisfacciones y esta última significación deviene la más eficaz.
Así, el resultado de este proceso es un yo extremadamente limitado que se ve obligado a buscar sus
satisfacciones en los síntomas.

Capítulo VI:
LA

Se considera que en la neurosis obsesiva el yo es más que en la histeria el escenario de la formación de


síntoma, ese yo se atiene a su vinculo con la realidad y la conciencia y emplea todos sus recursos
intelectuales.
Las dos técnicas del yo son el anular lo acontecido y el aislar. La primera es por así decir magina negativa,
quiere hacer desaparecer un suceso, en las neurosis obsesiva se encuentra la anulación de lo acontecido en
FI

los síntomas de dos tiempos, donde el segundo acto cancela al primero, el ceremonial de la neurosis obsesiva
tiene en el propósito de anular lo acontecido una segunda raíz, la primera es devenir para que no acontezca
algo.
Las medidas precautorias son acordes a la ratio, mientras que las cancelaciones mediante anulación de lo


acontecido son desacordes a la ratio. Esta tendencia puede explicar la compulsión de repetición tan
frecuente en la neurosis. Lo que no ha acontecido de la manera en que habría debido de acuerdo con el
deseo es anulado repitiéndolo de un modo diverso de aquel en que aconteció.
En la trayectoria de la neurosis, la tendencia a anular una vivencia traumática se revela como una de las
principales fuerzas motrices de la formación de síntoma.
Otra de las técnicas es la del aislamiento, peculiar de la neurosis obsesiva, recae también sobre la esfera
motriz y consiste en que tras un suceso descargable. Se interpola una pausa en la que no acontezca nada. La
vivencia no es olvidada, pero se la despoja de su afecto, y sus vínculos asociativos son sofocados o
suspendidos, permanece ahí como aislada.
El aislamiento motriz está destinado a garantizar la suspensión de ese nexo en el pensamiento. En el ejercicio
de la técnica analítica nos vemos precisados a educar al yo para que renuncie de manera temporaria a esa
función.
El neurótico obsesivo tiene un yo más vigilante y son mas tajantes los aislamientos a consecuencia de la
elevada tensión de conflicto entre su superyó y su ello, tiene demasiadas cosas de las cuales defenderse, se

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encuentra en un permanente apronte de lucha, luego apoya a esta compulsión a concentrarse y a aislar, lo
hace mediante acciones mágicas que presentan el carácter del ceremonial.
Ese yo obedece a uno de los mandamientos de la neurosis obsesiva que es el tabú del contacto. El contacto
físico es la meta inmediata tanto de la investidura de objeto tierna como de la agresiva, el aislamiento es
entonces, una cancelación de la posibilidad de contacto y cuando el neurótico aísla también una impresión
da a entender que no quiere dejar que los pensamientos entren en contacto asociativo con otros.
Las indagaciones de Freud sobre la formación del síntoma hasta aquí han dado escaso fruto y quedaron
incompletas. Para el sería infructuoso considerar la formación de síntomas en otras afecciones aparte de las
fobias, la histeria de conversión y la neurosis obsesiva.
El punto de arranque de las tres es la destrucción del complejo de Edipo, y en todas se supone, que el motor

OM
de la renuencia del yo es la angustia de castración pero que solo en las fobias sale a la luz esa angustia, allí
es confesada.

Capítulo VII:
Tan pronto como se discierne el peligro de castración, el yo da la señal e inhibe el proceso de investidura
amenazador en el ello, lo hace por medio de la instancia de placer-displacer. Al mismo tiempo se consuma

.C
la formación de la fobia.
La angustia de castración recibe otro objeto y una expresión desfigurada: ser mordido por el caballo, en vez
de ser castrado por el padre. La formación sustitutiva tiene dos ventajas: la primera, que esquiva un conflicto
DD
de ambivalencia, el padre es un objeto amado simultáneamente, y la segunda, permite al yo suspender el
desarrollo de angustia. La angustia de la fobia es facultativa, solo emerge cuando su objeto es asunto de la
percepción.
No se puede remover al padre, aparece siempre, pero si se lo sustituye por el animal no hace falta mas que
evitar la visión, es decir, la presencia de este, para quedar exento de peligro y de angustia. El pequeño Hans
LA

impone a su yo una limitación, produce la inhibición de salir para no encontrarse con caballo, es decir, hay
una inhibición en la locomotriz.
La fobia tendría un carácter de proyección, sustituye el peligro pulsional interior por un peligro de percepción
exterior, esto trae la ventaja de que uno puede protegerse del peligro exterior mediante la huida y la
evitación de percibirlo, mientras que la huida no vale frente al peligro interior.
FI

En la fobia se ha sustituido un peligro exterior por otro, el hecho de que el yo pueda sustraerse de la angustia
por medio de la evitación o de un sintoma-inhibicion armoniza con la concepción de que esa angustia es solo
una señal-afecto.
La angustia de las zoofobias es una reacción afectiva del yo frente al peligro, y el peligro frente al cual se


emite la señal es el de la castración, he aquí, la única diferencia respecto de la angustia realidad que el yo
exterioriza normalmente en situaciones de peligro.
La fobia se establece por regla general después que en ciertas circunstancias se vivencio un primer ataque
de angustia. Lo investigado por Freud acerca de la angustia en las fobias seria aplicable a las neurosis
obsesiva, el motor de toda formación sintomática es la angustia del yo frente a su superyó.
Así como el superyó es el padre que devino apersonal, la angustia frente a la castración se ha trasmudado
en angustia social o en una angustia de la conciencia moral, pero esa angustia esta encubierta, el yo se
sustrae de ella ejecutando los mandamientos que le son impuestos al paciente. Tan pronto como esto ultimo
le es impedido emerge un malestar penoso.
La conclusión a la que arriba Freud es la siguiente: la angustia es la reacción frente a la situación de peligro,
se podría decir que los síntomas son creados para evitar la situación de peligro que es señalada mediante el
desarrollo de la angustia.

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La angustia de muerte debe concebirse como un análogo a la angustia de castración, y la situación frente a
la cual el yo reacciona es la de ser abandonado por el superyó protector, con lo que expresaría ese su seguro
para todos los peligros.
Si hasta ahora Freud consideraba una señal-afecto del peligro, le parece que se trata tan a menudo del
peligro de castración como de la reacción frente a una perdida, una separación. La primera vivencia de
angustia del ser humano es la del nacimiento y este significa objetivamente la separación de la madre y
podría compararse con la castración de esta. Pero el nacimiento no es vivenciado subjetivamente como una
separación de la madre ya que esta es ignorada como objeto por el feto narcisista.

Capítulo VIII:

OM
La angustia, es algo sentido, se la llama estado afectivo. Como sensación, tiene un carácter displacentero
muy evidente pero no a todo displacer se lo puede llamar angustia. Su carácter displacentero parece tener
una nota particular, pero además se percibe en la angustia sensaciones corporales y las más frecuentes son
las que sobrevienen en los órganos de la respiración y en el corazón.
El análisis del estado de angustia permite distinguir: 1) un carácter displacentero especifico 2) acciones de
descarga 3) percepción de estas.

.C
La angustia se diferencia del miedo ya que este ultimo tiene un objeto (miedo a algo) además la angustia
estaría en relación con la expectativa. Ahora la angustia aparece frente el peligro.
Los puntos 2 y 3 proporcionan una diferencia respecto de los estados semejantes como el duelo y el dolor.
DD
Las exteriorizaciones motrices no forman parte de esos estados, y cuando se presentan son consecuencias
o reacciones frente a ella. Por tanto, la angustia es un estado displacentero particular con acciones de
descarga que siguen determinadas vías.
Se tiende a creer que en la base de la angustia hay un incremento de excitación, incremento que da lugar al
LA

carácter displacentero y es aligerado mediante las descargas mencionadas


El estado de angustia es la reproducción de una vivencia que reunió las condiciones para un incremento del
estímulo y para la descarga de determinadas vías, a raíz de lo cual el displacer de la angustia recibió su
carácter específico.
El nacimiento ofrece una vivencia arquetípica de tal índole, y por eso se ve en el estado de angustia una
FI

reproducción del trauma del nacimiento.


La angustia es una reacción inherente a los organismos y Freud expresa que solo los mamíferos
experimentan el nacimiento, por lo tanto, también existiría una angustia sin el arquetipo del nacimiento.


La angustia se generó como reacción frente a un estado de peligro y en lo sucesivo se la reproducirá cuando
un estado semejante vuelva a presentarse.
Se separan dos posibilidades de emergencia de la angustia: una desacorde con el fin, en una situación nueva
de peligro, la otra, acorde con el fin, para señalarlo y prevenirlo. En el acto del nacimiento amenaza un peligro
objetivo para la conservación de la vida, el peligro del nacimiento carece de todo contenido psíquico, es
decir, el feto no puede notar más que una enorme perturbación en la economía de su libido narcisista.
Freud se ve obligado a concluir que las fobias más tempranas de la infancia no admiten una reconducción
directa a la impresión del acto del nacimiento. Para Freud es innegable la presencia de cierto apronte
angustiado en el lactante, pero no alcanza su intensidad para decrecer poco a poco, sino que surge más
tarde, con el progreso del desarrollo anímico y se mantiene durante cierto periodo de la infancia.
Los casos de la exteriorización infantil de angustia se producen cuando el niño está solo, cuando está en la
oscuridad, y cuando halla a una persona ajena en lugar de la que es familiar. Estos tres casos se reducen a
que se echa de menos a la persona amada (añorada)

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Se tiene la impresión de que esa angustia sería una expresión de desconcierto, como si el ser muy poco
desarrollado todavía, no supiese que hacer con su investidura añorante. Así, la angustia se presenta como
una reacción frente a la ausencia del objeto.
Cuando el niño añora la percepción de la madre, es solo porque ya sabe que ella satisface sus necesidades,
entonces la situación que valora como peligro es la de la insatisfacción, el aumento de la tensión de
necesidad. La situación de la insatisfacción tiene que establecer para el lactante la analogía con la vivencia
del nacimiento, la repetición de la situación de peligro, lo común a ambas es la perturbación económica, es
decir, en ambos casos sobreviene la reacción de angustia. El niño no necesita guardar de su nacimiento nada
más que la caracterización del peligro.
la angustia demuestra ser producto del desvalimiento psíquico del lactante, la llamativa coincidencia de que

OM
tanto la angustia del nacimiento como la del lactante reconozca por condición la separación de la madre se
explica por el hecho de que ella que había calmado las necesidades del feto, también tras el nacimiento,
prosigue esa misma función, pero con otros medios. El objeto madre psíquico sustituye para el niño la
situación fetal biológica, y Freud destaca que no hay que olvidar que en la vida intrauterina la madre no era
objeto alguno, y que en esa época no existía ningún objeto.

.C
Además, la angustia de castración que sobreviene en la fase fálica, también es una angustia de separación.
La estima narcisista por el pene puede basarse en que la posesión de ese órgano contiene la garantía para
una reunión con la madre en el acto del coito, y la privación de ese miembro equivale a una nueva separación
DD
de la madre.
Al despersonalizarse la angustia parental, de la cual se temía la castración, el peligro se vuelve más
indeterminado. La angustia de castración se desarrolla como angustia de la conciencia moral, como angustia
social.
Freud afirma que es la ira, el castigo del superyó, la perdida de amor por parte de él, aquello que el yo valora
LA

como peligro y a lo cual responde con angustia, y de acuerdo con el mismo, la última mudanza de esta
angustia frente al superyó es la angustia de muerte.
La angustia es un estado afectivo que solo puede ser registrado por el yo, el ello no puede tener angustia
como el yo, no puede apreciar situaciones de peligro. En cambio, es frecuente que en el ello se preparen
FI

procesos que den al yo ocasión para desarrollar angustia.


El peligro del desvalimiento psíquico se adecua al periodo de inmadurez del yo, así como el peligro de la
pérdida de objeto a la falta de autonomía de los primeros años de la niñez, el peligro de castración a la fase
fálica y la angustia frente al superyó al periodo de latencia. Sin embargo, todas estas situaciones de peligro


y condiciones de angustia pueden convivir lado a lado, y mover al yo a cierta reacción de angustia aun en
épocas posteriores a aquellas en que habría sido adecuada.

Capítulo IX:
Si uno impide a un neurótico obsesivo lavarse las manos tras haber tocado algo, caerá presa de una angustia
insoportable. En este sentido puede llamarse síntoma también a toda inhibición que el yo se imponga.
Freud ha reconducido el desarrollo de la angustia a la situación de peligro, los síntomas se crean para sustraer
de ella al yo.
Freud expresa que, en su visión, los vínculos entre angustia y síntoma son menos estrechos de lo que se
había supuesto, ello se debe a que se ha interpolado entre ambos el factor de la situación de peligro.
El desarrollo de la angustia introduce la formación del síntoma y es una premisa necesaria, puesto que si el
yo no hubiera alertado a la instancia placer-displacer, no adquiriría el poder para atajar el proceso

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amenazador que se gesta en el ello. La formación del síntoma tiene el resultado de cancelar la situación de
peligro.
El proceso defensivo es análogo a la huida por la cual el yo se sustrae de un peligro que le amenaza desde
afuera y constituye un intento de huida frente a un peligro pulsional.
En las zoofobias el peligro parece sentirse como uno exterior, de igual modo que en el síntoma experimenta
un desplazamiento hacia el exterior. En la neurosis obsesiva la parte de la angustia frente al superyó, que es
angustia social, sigue representando todavía al sustituto interior de un peligro exterior, mientras que la otra
parte, la angustia de la conciencia moral es endopsiquica.
El proceso defensivo parece obras mas de lo que correspondería a una huida, lo desvía de su meta y por ese
medio lo vuelve inocuo. Para Freud existen procesos defensivos que pueden ser comparados a un intento

OM
de huida, pero en otros, el yo se pone en pie de guerra.
El estudio de las condiciones de angustia lo llevó a trasfigurar la conducta del yo en el proceso de la defensa,
cada situación de peligro corresponde a cierta época de la vida o fase de desarrollo del aparato anímico y
parece justificada para ella. Seria llamativo que mujer, esposa y madre llorara porque se le estropeo un
muñeco, sin embargo, esto es así en las neurosis. Muchos saben que la castración ya no se practica como

anteriores de angustia.

.C
castigo, y no obstante se comportan como si todavía subsistieran y siguen aferrados a todas las condiciones

Las antiguas condiciones de angustia se abandonan después que ya produjeron reacciones neuróticas. Las
DD
fobias a la soledad, a la oscuridad y a los extraños de los niños mas pequeños se disipan cuando crecen,
pasan, como se dice de muchas perturbaciones infantiles.
El curso de la maduración han de haberse resignado condiciones de angustia, y ciertas situaciones de peligro
perdieron su significatividad, algunas de esas situaciones de peligro sobreviven en épocas tardías porque
modificaron su condición de angustia.
LA

Entre las condiciones de angustia hay otras que están destinadas a ser sepultadas, sino que acompañaran a
los seres humanos durante toda su vida, por ejemplo, angustia frente al superyó. El neurótico se diferencia
del hombre normal por sus desmedidas reacciones frente a estos peligros y la condición del adulto no ofrece
una protección suficiente.
FI

Capítulo X:
La angustia es la reacción frente al peligro, los peligros son comunes a los seres humanos. Freud comienza
este capitulo cuestionando la expresión de Rank, quien afirma que el proceso del nacimiento es la primera


situación de peligro, y la subversión económica que produce se convierte en el arquetipo de la reacción de


angustia, el trauma del nacimiento afecta a los diversos individuos de la sociedad con intensidad variable, y
junto con la intensidad del trauma varía la reacción de la angustia.
Para Freud no existen buenas indagaciones que prueben si un parto difícil y prolongado coincide con el
desarrollo de una neurosis, o si al menos los niños nacidos así presentan los fenómenos del estado de
angustia de la primera infancia durante mas tiempo o mayor intensidad, aun partos fáciles para la madre
pueden significar para el hijo grandes traumas.
En cambio Freud no puede contradecir la doctrina de Rank desde el valor pulsional, quien no pudo dominar
los peligros iniciales, deberá fracasa también en las situaciones de peligro sexual que luego se le planteen y
así puede desarrollarse una neurosis.
Cuando el yo consigue defenderse de una moción pulsional peligrosa, inhibe y daña parte del ello, pero
simultáneamente le concede una porción de independencia y renuncia a una porción de su propia soberanía.
Ahora lo reprimido esta proscrito, excluido del yo, solo sometido a leyes que gobiernan el reino de lo

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inconciente. En ocasiones el yo logra echar abajo las barreras de la represión que el mismo había erigido,
recupera su influencia sobre la moción pulsional y guía el nuevo decurso pulsional en el sentido de la
situación de peligro.
Entre los factores que participarían en la causacion de las neurosis hay tres que cobran relieve: uno biológico,
filogenetico y otro psicológico.
El biológico es el prolongado desvalimiento y dependencia de la criatura humana, ello refuerza el influjo del
mundo exterior real, promueve la diferenciación del yo respecto del ello, eleva la significatividad de los
peligros del mundo exterior e incremente el valor del único objeto que puede proteger de estos peligros y
sustituir la vida intrauterina perdida.
El segundo factor es el filogenético. La vida sexual del ser humano no experimenta un desarrollo continuo

OM
desde su comienzo hasta la maduración, sino que, tras un primer florecimiento temprano, sufre una
interrupción enérgica, luego de la cual comienza con la pubertad. La mayoría de las exigencias pulsionales
de la sexualidad infantil son tratadas como peligros por el yo quien se defiende de ellas.
El tercer factor se encuentra en una imperfección del aparato anímico, relacionada con la diferencia de un
yo y un ello. El miramiento por los peligros de la realidad fuerza al yo a ponerse a la defensiva ante viertas

.C
mociones pulsionales de ello y a tratarlas como peligros.

Capítulo XI:
DD
A. Modificación de opiniones anteriores.
a. Resistencia y contrainvestidura.
Para Freud es una pieza importante de la represión, el hecho de que reclame un gasto permanente, y si este
faltara la moción reprimida retomaría el mismo camino que fue esforzada a desalojar. Así, la naturaleza
continuada de la pulsión exige al yo asegurar su acción defensiva mediante un gasto permanente, esta acción
LA

es lo que se registra con el nombre de resistencia, y ésta última presupone lo que se ha designado como
contrainvestidura.
En la neurosis obsesiva, es palpable una contrainvestidura, se manifiesta como alteración del yo. Las
formaciones reactivas de las neurosis son exageraciones de rasgos de caracteres normales, la
FI

contrainvestidura en la histeria. También en ella es inequívoca la presencia de cierto grado de alteración del
yo por formación reactiva.
El odio hacia una persona amada es sofrenado por una hiperternura hacia ella y un desmedido amor por su
suerte, sin embargo, como diferencia respecto de la neurosis obsesiva debe destacarse que tales


formaciones reactivas no muestran la naturaleza general de rasgos de carácter, sino que se limitan a
relaciones muy especiales. La formación reactiva de la histeria retiene con firmeza un objeto determinado y
no se eleva al carácter de una predisposición universal del yo, en cambio, en la neurosis obsesiva, lo
característico es la generalización. La contrainvestidura histérica se dirige hacia afuera contra una percepción
peligrosa.
Para Freud la resistencia que se debe superar en el análisis, es operada por el yo, que se afirma en sus
contrainvestiduras, y se hace conciente la resistencia toda vez que ella misma es inconciente a raíz de su
nexo con lo reprimido, si ha devenido conciente se le contrapone argumentos lógicos y se promete al yo
ventajas y premios si abandona la resistencia.
Tras cancelar la resistencia yoica, es preciso superar el poder de la compulsión a la repetición, la atracción
de los arquetipos inconciente sobre el proceso pulsional reprimido y nada habría que objetar si se quisiese
designar ese factor como resistencia de lo inconciente.

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Freud habla de tres represiones yoicas: la primera es la resistencia de represión, de ella se separa la
resistencia de transferencia, de naturaleza idéntica, pero que en análisis crea fenómenos diversos y mucho
más nítidos, ya que consigue establecer un vínculo con la situación analítica o con el analista. Y la tercera
resistencia yoica es la de la ganancia de la enfermedad que se basa en la integración del síntoma en el yo.
En cuanto a la cuarta clase de resistencia, la del ello, es la responsable de la necesidad de reelaboración, la
quinta resistencia, la del superyó, es la más oscura pero no siempre la más débil, parece brotar de la
conciencia de culpa o necesidad de castigo, se opone a todo éxito y también a la curación mediante análisis.
b. Angustia por trasmudación de libido.
Antes Freud consideraba la angustia como una reacción general del yo bajo las condiciones del displacer y
suponía que una libido desautorizada por el yo hallaba una descarga directa en la forma de angustia. Además

OM
surgió, un vínculo estrecho entre angustia y libido, que no armonizaba con el carácter general de la angustia
como reacción de displacer.
Era natural considerar a la libido de la moción pulsión reprimida como la fuente de la angustia, ahora debía
ser el yo el responsable de esa angustia. Puesto que el yo trabaja con energía desexualizada, en la nueva
concepción se aflojo el nexo entre angustia y libido.

.C
El valor biológico del afecto de angustia obtenía su reconocimiento al admitirse que la angustia era la
reacción general frente a la situación de peligro, se reafirmaba el papel del yo como almacigo de la angustia
al adjudicársele la función de producir el afecto de angustia de acuerdo con sus necesidades.
DD
Así, se atribuían dos modalidades al origen de la angustia en la vida posterior: una involuntaria, automática,
económicamente justificada, cuando se había producido una situación de peligro análoga a la del
nacimiento, la otra generada por el yo cuando una situación así amenazaba solamente. En este segundo
caso, el yo se sometía a la angustia como si fuera a una vacuna. Por lo tanto, se había perdido el interés en
la trasposición directa de la libido en angustia.
LA

c. Represión y defensa.
Al viejo concepto de la defensa se lo debe utilizar como la designación general de todas las técnicas de que
el yo se vale en sus conflictos que llevan a la neurosis, mientras que represión sigue siendo el nombre de uno
de esos métodos.
FI

B. Complemento sobre la angustia.


La angustia tiene un vínculo con la expectativa, es angustia ante algo, lleva adherido un carácter de
indeterminación y ausencia de objeto. Por otra parte, además de su vinculo con el peligro, la angustia tiene
otro con la neurosis y se hace necesaria una apreciación de la diferencia entre angustia realista y angustia


neurótica.
Peligro realista es uno del que tomamos noticia, y angustia realista en la que sentimos frente a un peligro
notorio de esa clase. La angustia neurótica lo es ante un peligro del que no tenemos noticia. Por tanto, es
preciso buscar primero el peligro neurótico y el análisis enseña que es un peligro pulsional. Tan pronto como
llevamos a la conciencia este peligro borramos la diferencia entre angustia realista y neurótica.
En el peligro realista desarrollamos dos reacciones: la afectiva, el estallido de angustia y la acción protectora.
Hay caso que presentan contaminados los caracteres de la angustia realista y de la neurótica. El peligro es
notorio y real pero la angustia es desmedida, mas grande de lo que tendría derecho a ser, y este en este plus
donde se delata el elemento neurótico.
Freud llama traumática a una situación de desvalimiento vivenciada, y expresa que hay muchas razones para
diferenciarla de la situación de peligro.
El autor llama situación de peligro a aquella en que se contiene la condición de esa expectativa, en ella se da
la señal de angustia, la angustia es entonces, expectativa del trauma y una repetición disminuida de él.

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123

De acuerdo con el desarrollo de la serie angustia-peligro-desvalimiento (trauma) Freud resume: la situación


de peligro es la situación de desvalimiento discernida, recordada, esperada. La angustia es la reacción
originaria frente al desvalimiento en el trauma, que mas tarde es reproducida como señal de socorro en la
situación de peligro. El yo, que ha vivencia el trauma, repite ahora de manera activa una reproducción.
El peligro realista amenaza desde un objeto externo, el neurótico desde una exigencia pulsional. Se
comprende que la apariencia de un vinculo entre angustia y neurosis se reconduce al hecho de que el yo se
defiende, con auxilio de la reacción de angustia, del peligro pulsional del mismo modo que del peligro realista
externo, pero esta orientación desemboca en la neurosis a consecuencia de una imperfección del aparato
anímico.
En el nexo con la situación traumática, frente a la cual uno esta desvalido, coinciden peligro externo e

OM
interno, peligro realista y exigencia pulsional
C. Angustia, dolor y duelo.
Freud dice que la angustia nace como reacción frente al peligro de la pérdida del objeto y expresa que ya
hay noticia de una reacción así que es el duelo, a partir de esto se pregunta ¿Cuándo sobreviene uno y
cuando la otra? En el duelo, ha quedado un rasgo sin entender, su carácter doliente.

.C
Se toma de partida la situación del lactante que avista a una persona extraña y muestra angustia. La angustia
del lactante no ofrece duda, pero la expresión del rostro y la reacción de llanto hacen suponer que siente
dolor.
DD
La situación en que echa de menos a la madre es para él, a consecuencia de su malentendido, es una
situación traumática cuando registra en ese momento una necesidad que la madre debe satisfacer, se muda
en situación e peligro cuando esa necesidad no es actual.
La situación traumática de la ausencia de la madre diverge de la situación traumática del nacimiento, ya que
en ese momento no existía objeto que pudiera echarse de menos. A esta novedad, es preciso referir la
LA

reacción del dolor. El dolor es la genuina reacción frente a la pérdida del objeto, la angustia lo es frente al
peligro que esa pérdida conlleva y en posterior desplazamiento, al peligro de la perdida misma del objeto.
El dolor nace cuando un estímulo que ataca en la periferia perfora los dispositivos de la protección
antiestimulos y entonces actúa como un estímulo pulsional continuado. A raíz, del dolor corporal se genera
FI

una investidura narcisista, del lugar doliente del cuerpo y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento El paso
del dolor corporal al dolor anímico corresponde a la mudanza de investidura narcisista en investidura de
objeto.
Otra reacción de sentimiento frente a la pérdida del objeto es el duelo, que se genera bajo el influjo del


examen de la realidad, que exige separarse del objeto porque él ya no existe más.

• “Seminario IV: La relación de objeto” Lacan


Capítulo XIII: “Del Complejo de castración”
Lacan tratara acerca de la castración, para que el sujeto alcance la madurez genital tiene que haber sido
castrado.

1.
Se podrá decir que la castración es el signo del drama del Edipo, además de su eje implícito. No es posible
articular nada sobre la incidencia de la castración sin aislar la noción de privación como Lacan lo ha llamado
como un agujero real.

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124

La castración que se trata de definir toma como base la aprehensión en lo real de la ausencia del pene en la
mujer. Es en la experiencia del sujeto macho donde se apoya la noción de privación. Están castrados en la
subjetividad del sujeto, en lo real, en la realidad, en lo que se invoca como experiencia real, están privados.
La propia noción de privación implica la simbolización del objeto en lo real, ya que, en lo real, nada está
privado de nada. Todo lo que es real se basta a sí mismo.
El objeto en cuestión es el pene, en la castración se trata de un objeto imaginario, ninguna castración es una
castración real. Solo entra en juego operando en el sujeto bajo la forma de una acción referida al objeto
imaginario.
Lacan intentará captar la necesidad del fenómeno de castración que se apodera de aquel objeto imaginario
como de su instrumento, simboliza una deuda o un castigo simbólico y se inscribe en la cadena simbólica.

OM
Planteará la hipótesis de que detrás de la madre simbólica está el padre simbólico, este ultimo es una
necesidad de la construcción simbólica. Si el padre simbólico es el significante del que nunca se puede hablar
sin tener presente su necesidad y su carácter, el padre imaginario y el padre real son dos términos que
plantean menos dificultades.
En cuanto al padre imaginario, es con él con quien siempre nos encontramos, a él se refiere toda la dialéctica
de la agresividad, de la identificación, la de la idealización por la que el sujeto accede a la identificación con

.C
el padre. Si se lo llama imaginario es porque esta integrado en la relación imaginaria que constituye el
soporte psicológico de las relaciones con el semejante que son relaciones de especie. El padre imaginario es
el padre terrorífico que se reconoce en el fondo de las experiencias neuróticas y que no tiene relación con
DD
el padre real del niño.
El padre real, es algo muy distinto que el niño muy difícilmente ha captado, debido a la interposición de los
fantasma y la necesidad de la relación simbólica, es el padre a quien se le confiere la función destacada en
el complejo de castración. Si la castración merece ser distinguida con un nombre en la historia del sujeto,
siempre está vinculada con la incidencia, con la intervención del padre real y también puede estar marcada
LA

(y desequilibrada) por la ausencia del padre real.


Lacan intentará entender la significación y la necesidad de castración retomando el caso Juanito.

2.
Juanito, a partir de los cuatro años y medio hace lo que se llama una fobia, es decir una neurosis. Su padre
FI

se ocupará de esta fobia, es un buen tipo, lo mejor que puede haber como padre real, y en verdad inspira
en Juanito los mejores sentimientos, él quiere mucho a su padre y está muy lejos de temer de él un
tratamiento tan abusivo como el de la castración.
No puede decirse que Juanito está frustrado de algo, no está privado de nada. De todos modos, su madre


ha llegado a prohibirle la masturbación y ha pronunciado “Si te masturbas, haremos venir al Doctor A. y te


la cortará” Por supuesto, el niño continuará. Por ahora, no se trata de la castración, sino de la fobia, y del
hecho de que no se puede relacionarla con la prohibición de la masturbación. La masturbación en sí misma
no acarrea en ese momento ninguna angustia, el niño sigue masturbándose.
Las condiciones que rodean a este niño son óptimas y la aparición de la fobia constituye un problema.
La madre es un objeto de amor, objeto deseado en cuanto a su presencia. Esta presencia se articula en el
par presencia-ausencia que es el punto de partida, para el niño hay un objeto primoridal que de ningún
modo se puede considerar como constituido idealmente. La madre existe como objeto simbólico y como
objeto de amor, es de entrada madre simbólica, y solo tras la crisis de la frustración empieza a realizarse. La
madre como objeto de amor puede ser en cualquier momento la madre real en la medida en que frustra ese
amor.
La relación del niño con la madre, una relación de amor, abre la puerta a la relación indiferenciada primordial,
se trata de que el niño se incluya a sí mismo en la relación como objeto de amor de la madre, se trata de que
se entere de esto, de que aporta placer a la madre. Esta es una de las experiencias fundamentales del niño,

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125

saber si su presencia gobierna la de la presencia que necesita, si el aporta una satisfacción de amor. Ser
amado es fundamental para el niño y sobre este fondo se ejerce todo lo que se desarrolla entre la madre y
él.
En grados distintos, en cada sujeto, la madre conserva el Penisneid, el niño lo colma o no lo colma, pero la
cuestión se plantea. En la relación con la madre el niño siente el falo como centro de su deseo, el de ella, y
él mismo se sitúa en distintas posiciones por las cuales se ve llevado a mantener este deseo de la madre, es
decir, exactamente camelándola.
El niño se presenta a la madre como si él mismo le ofreciera el falo, puede identificarse con la madre,
identificarse con el falo, identificarse con la madre como portadora del falo o presentarse como portador
del falo.

OM
3.
Al comienzo se ve al niño totalmente comprometido en una relación en la que el falo juega un papel
evidente. Juanito está fantaseando el falo constantemente, preguntándole a su madre sobre la presencia del
falo en ella, luego en el padre, luego en los animales. Solo se habla del falo, no se habla de otra cosa, el falo
es el eje, el objeto central de la organización de su mundo.

.C
Lacan a partir de esto se preguntará ¿qué es lo que cambia si no ocurre nada critico en la vida de Juanito? Y
responderá que lo que cambia es que su pene empieza a convertirse en algo muy real, su pene empieza a
moverse y el niño empieza a masturbarse.
DD
La angustia surge cuando el sujeto se encuentra despegado de su existencia, correlativa del momento de
suspensión del sujeto, en un tiempo en el que ya no sabe donde está.
El niño trata de deslizarse, de integrarse en lo que es para el amor de la madre, pero en cuanto interviene
su pulsión, su pene real, se evidencia ese despegue, el niño cae en su propia trampa, confrontado con la
inmensa hiancia entre cumplir con una imagen y tener algo real que ofrecer. Lo que juega un papel decisivo
LA

es que eso que él puede ofrecer, se le antoja como algo miserable.


Juanito está metido entre la pulsión real y el juego imaginario del señuelo y esto en relación con su madre.
El caballo, objeto de la fobia es un caballo que muerde y el tema de la devoración siempre se encuentra en
la estructura de la fobia. Los objetos tiene la función de suplir al significante del padre simbólico.
FI

4.
Lacan dirá que de lo que se trata en Juanito es de una fobia en marcha, los padres van detrás de ella desde
el primer momento y el padre sigue ahí hasta el final. En la etapa inicial, se ve a Juanito dar rienda suelta a
toda clase de imaginaciones sobre sus relaciones con los niños que adopta como propios, él mismo se


inscribe en este juego en una posición que mezcla la identificación con la madre, pues trata de adoptar niños.
Presionado por el interrogatorio analítico de su padre, Juanito se entrega a una especie de novela fantástica
en la que reconstruye la presencia de su hermanita, años antes de que naciera en una caja, en el coche,
encima de los caballos. Pone de manifiesto la gran coherencia entre lo que Lacan llamará la orgía imaginaria
durante el análisis y la intervención del padre real.
Si la fobia termina en una cura satisfactoria es porque intervino el padre real que tan poco había intervenido
y, por otra parte, pudo intervenir únicamente porque detrás estaba el padre simbólico que es Freud. La
curación llega cuando se expresa con mayor claridad la castración, se puede concluir que la solución de la
fobia está vinculada con la constelación de la triada: orgía imaginaria, intervención del padre real, castración
simbólica. El alumbramiento de la castración pone término a la fobia.

Capítulo XIV: “El significante en lo real”


1.

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126

En cuanto surge el significante de la forma más elemental, surge la ley, con independencia de todo elemento
real. Esto no significa que el azar este dirigido, sino que la ley surge con el significante, de forma
independiente de toda experiencia.

2.
Juanito al prinicipio juega con aquel Wiwimacher que está ahí, que no está allá, el de su madre, o el del
caballo grande o el del caballo pequeño, o de papá, o el suyo también que para él es un objeto muy bonito
para jugar al escondite, lo cual por otra parte puede procurarle el mayor placer.
Resulta que al principio este niño presenta algo dirigido a sus padres: una problemática del falo imaginario
que esta por todas partes y en ninguna parte. Este falo es el elemento esencial de la relación del niño con lo

OM
que constituye para él eso que Freud llama en aquel momento la otra persona, ósea la madre.
El niño se desarrolla con la mayor franqueza, con la mayor felicidad, pero después ocurre un pequeño
tropiezo, la fobia. A partir, de determinado momento, el niño da muestras de un gran espanto ante un objeto
privilegiado que resulta ser el caballo, le dice a la madre “Si tienes un hace pipi, debe ser muy grande, como
un caballo”, que la imagen del caballo aparezca en el horizonte indica ya que el niño se dispone a entrar en
la fobia.

.C
Juanito interroga a su padre y a su madre acerca del hacepipí, el hacepipí juega un papel que tiende a
aparecer por toda clase de razones, su carácter simbólico se manifiesta cuando va a exhibirse en la oscuridad,
lo muestra, pero como objeto oculto. Se sirve de él como de un elemento intermedio en sus relaciones con
DD
los objetos de su interés.
La situación entre la madre y el niño supone que éste ha de descubrir aquella dimensión, el deseo de algo
más allá de él mismo por parte de la madre. Esta situación debe concebirse dentro de una referencia
intersubjetiva.
Se trata de saber cuál es la función del niño para la madre, con respecto a ese falo que es el objeto de su
LA

deseo. La cuestión previa es ¿metáfora o metonimia? No es lo mismo si el niño es la metáfora de su amor


por el padre o si es la metonimia de su deseo del falo que no tiene y que nunca tendrá.
¿Qué ocurre en este caso? Todo el comportamiento de la madre con Juanito indica que el niño es para ella
un apéndice indispensable, la madre esa madre tan buena que se las arregla para cambiarse las bragas
delante de su hijo. Decir que el niño es tomado como una metonimia del deseo del falo de la madre implica
FI

que es metonímico como totalidad. Ahí empieza el drama, lo que está en juego es él mismo, todo entero y
a diferencia empieza a plantearse en cuanto interviene el Wiwimacher real, convertido para Juanito en un
objeto de satisfacción, en ese momento empieza a producirse la angustia, debido a esto, a que se puede
medir la diferencia entre aquello por lo que es amado y lo que él puede dar.


Dada la posición de original del niño respecto de la madre se debe decir que está ahí para ser objeto de
placer, se encuentra en una relación en la que es imaginado y su estado es de pura pasividad. Lo mejor que
puede hacer el niño es ir mas allá de ese punto y darse cuenta de lo que él es en verdad. Como es imaginado,
lo mejor que puede hacer es imaginarse como es imaginado, ósea pasar a la voz media. Pero desde el
momento en que existe como real, no tiene remedio, entonces se imaginará como distinto de lo deseado y
en esta medida expulsado del campo imaginario donde la madre podía encontrar la forma de satisfacerse.
Como Freud destaca de entrada, aparece una angustia, sus angustias se manifiestan cuando está separado
de su madre y en compañía de otra persona, estas angustias aparecen al principio y el sentimiento de
angustia se distingue de la fobia.

3.
Lacan intentará dar cuenta de cuál es la función de la fobia y advertirá la diferencia entre la angustia y la
fobia. Si de algo no hay dudas entre el sentimiento de miedo y el de angustia el cual aparece cuando el niño

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127

se siente de pronto como algo que podría quedar fuera juego. Juanito se ve de golpe caído, o al menos ve
que puede caerse de su función de metonimia, se imagina como una nulidad.
Lo cierto es que ante los caballos no experimenta angustia, sino miedo. El niño teme que ocurra algo real,
que los caballos lo muerdan y que los caballos se caigan, los caballos surgen de la angustia, pero lo que traen
es el miedo, el miedo se refiere siempre a algo articulable, nombrable, real, esos caballos pueden morder,
pueden caer. No hay miedo al caballo, sino a los caballos, de forma que a partir de la fobia el mundo se le
aparece puntuado por toda una serie de puntos peligrosos, puntos de alarma que lo reestructuran.
La fobia introduce en el mundo del niño una estructura, sitúa en primer plano la función de un interior y de
un exterior. Hasta ese momento, el niño estaba en el interior de su madre, acaba de ser rechazado o se lo
imagina, está angustiado y con ayuda de la fobia instaura un nuevo orden del interior y del exterior, una

OM
serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.
En el conflicto neurótico, el miedo interviene como un elemento que defiende destacándose y contra algo
completamente distinto que carece de objeto, la angustia. Esto es lo que permite articular la fobia.

Capítulo XV: “¿Para qué sirve el mito?”


1.

.C
Lacan retomará la angustia y la fobia cuando las cosas no iban tan mal.
El objeto de la castración es el falo. La madre simbólica se convierte en real en la medida en que se manifiesta
rehusando el amor, el objeto de satisfacción, el seno se convierte a su vez en simbólico de la frustración,
DD
denegación de objeto de amor. El agujero real de la privación es algo que no existe, al ser lo real por
naturaleza pleno, es preciso para hacer un agujero real, introducir un objeto simbólico.
Para convertirse en objeto de amor para esa madre que para él es lo más importante el niño se ve llevado a
advertir que ha de introducirse como tercero, ha de meterse entre el deseo de su madre y el objeto
imaginario que es el falo.
LA

Para centrar el valor exacto de las teorías infantiles de la sexualidad y todo ese orden de actividades que en
el niño se estructuran a su alrededor Lacan hará referencia a la noción de mito. Lo que se llama un mito se
presenta como un relato, muestra ciertas constancias en absoluto sometidas a la invención subjetiva.
Los mitos apuntan a la creación del hombre, la génesis de sus relaciones nutricias fundamentales, la
invención de los grandes recursos humanos.
FI

2.
Lacan se preguntará hasta qué punto son auténticos los temas imaginativos de Juanito ya que el propio
Freud dice que bien podrían ser obra de alguna sugestión. Sin embargo, no solo existe esta sugestión en el


caso de Juanito, sino que se la ve desplegar a cielo abierto. El estilo interrogatorio del padre se presenta
como una verdadera inquisición, el padre interviene con evidente torpeza.
Resulta evidente que las construcción de Juanito están lejos de ser independientes de la intervención
paterna, se ve incluso, como se acelera y entonces la fobia adquiere un carácter de hiperproductividad.
A lo largo de toda la observación de Juanito se ve como reacciona ante la intervención del padre real. El
propio Freud, admite que momentáneamente pudiera haberse producido una inflamación, una precipitación
una intensificación de la fobia bajo la acción del padre.
Juan se encuentra en determinada relación con su madre, en la cual se mezclan la necesidad directa que
tiene de su amor y lo que se ha llamado el señuelo intersubjetivo. Necesita que su madre tenga falo, lo que
no significa que este falo sea para él algo real.
Cuando las relaciones del niño con su madre están impregnadas de intimidad y ambos se encuentran en el
juego imaginario de pronto se produce cierta descompensación que se manifiesta con una angustia. Esta
angustia está vinculada con elementos de real que vienen a complicar la situación, por una parte: Juanito

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128

queda excluido cae de la situación, expulsado por la hermanita y por otra parte, el falo interviene bajo una
forma distinta, es decir, la masturbación.

3.
Es el padre de Juanito quien concibe que se trata de algo debido a una tensión con la madre. Se dice que la
madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber, el falo que no tiene, este falo es
imaginario para el niño.
Si el falo se impone de forma predominante entre otras imágenes al deseo de la madre, es porque tiene un
valor simbólico en el sistema significante y se retransmite así a través del discurso interhumano. Este falo es
un elemento imaginario, ahora el niño ha de advertir que este elemento imaginario tiene valor simbólico, y

OM
esto es lo insuperable para él.
Lacan expresa que hay un mínimo de términos necesario para el funcionamiento del sistema simbólico. El
Edipo, da tres, pero implica un cuarto término, porque el niño ha de franquear el Edipo, por lo tanto, aquí
tiene que intervenir el padre.
El padre de Juan tiene una curiosa forma de presencia, su padre le recalca a Juan que las mujeres no tienen
falo y que es inútil que lo busque. ¿Cómo reacciona el niño ante esta intervención del padre? Reacciona con

.C
el fantasma de las dos jirafas.
De estas dos jirafas, la grande es el símbolo del padre. La pequeña, de la que el niño se apodera para sentarse
encima de ella mientras la grande da fuertes gritos, es una reacción frente al falo materno y está relacionado
DD
con la nostalgia de la madre y con su falta. Todo esto, el padre lo va notando, lo percibe.
Lacan expresará que puede discutirse hasta el infinito sobre si la jirafa grande es el padre, si la pequeña es
la madre, en efecto, para el niño se trata de recuperar la posesión de la madre para mayor irritación del
padre. Desgraciadamente, el padre nunca está dispuesto a encarnar al dios del trueno.
La jirafa pequeña es un doble de la madre, reducido al soporte siempre necesario como vehiculo del
LA

significante, o sea algo que se pueda tomar, que se puede arrugar y puede uno sentarse encima.
Juanito busca la solución ¿solución de qué? Es que, en la serie formada por estos tres elementos o
instrumentos llamados la madre, el niño y el falo, el falo ya no es tan solo algo con lo que se juega, se ha
vuelto rebelde, tiene sus fantasías, sus necesidades, sus exigencias. Se trata de saber cómo se va a poner en
orden todo esto, como se asentarán las cosas en este original trio.
FI

El progreso de lo imaginario a lo simbólico constituye una organización de lo imaginario como mito, o al


menos va en la dirección de una construcción mítica verdadera.
Tal vez, no todos los complejos de Edipo tengan que pasar por una construcción mítica semejante, pero
indudablemente necesitan obtener la misma plenitud en la trasposición simbólica.


Capítulo XVI: ¿Cómo se analiza el mito?


1.
Juanito está marcado por cierto tipo de relación con su madre, cuyos términos fundamentales están
definidos por la presencia manifiesta del objeto fálico entre los dos.
Lacan había visto ya hasta qué punto el falo, como objeto imaginario del deseo materno, constituía un punto
crucial de la relación madre-hijo. En una primera etapa, puede definirse el acceso del niño a su propia
situación en presencia de la madre, diciendo que requiere por su parte el reconocimiento, incluso la
asunción, del papel esencial de ese objeto imaginario, el objeto fálico, que entra como un elemento de
composición del todo primordial en la estructuración primitiva de la relación madre-hijo.
En Juanito, todo empieza con el juego entre él y la madre, ver, no ver, acechar el falo, espiar donde está. La
cuestión aquí no es tanto ver y experimentar el imperio de lo que se ve, sino tratar de ver, espiar, lo que a la
vez está y no está. Lo que se busca en esa relación es algo que está en la medida en que permanece velado,
y sostener la ilusión para mantener algo que está y no está. El drama imaginario tiende hacia una situación

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129

fundamental: la situación de la sorpresa que se relaciona con el acto de sorprender, en el sentido en que se
dice “lo vi por sorpresa”.
Así, a un nivel superior al de ver y ser visto, la dialéctica imaginario desemboca en un dar a ver y quedarse,
sorprendido cuando el velo se levanta. Es esencial, en la propia génesis de la perversión con el
exhibicionismo, lo que el exhibicionista busca levantando el velo es capturar al otro en algo que está muy
lejos de ser un simple apresamiento en la fascinación visual, y así obtiene el placer de revelarle al otro lo que
supuestamente no tiene, para sumirlo al mismo tiempo en la vergüenza por lo que le falta.
La madre participa y hace participar al niño con la mayor complacencia en el funcionamiento de su cuerpo,
pero pierde el control y se muestra severa ante la participación exhibicionista solicitada por Juanito. Si el
objeto imaginario juega aquí un papel fundamental, es por cuanto está ya prendido en la dialéctica del velo

OM
y de su alzamiento.
Esta fobia debe situarse en un proceso en el cual el niño ha de cambiar todas sus formas de relación con el
mundo.
En este análisis, se ve producirse la transición que hace pasar al niño de la dialéctica imaginaria del juego
intersubjetivo con la madre alrededor del falo, al juego de castración en la relación con el padre. Este paso
se da mediante una serie de transiciones que son lo que Lacan denomina los mitos forjados por Juanito.

2.

.C
El padre imaginario es el padre omnipotente, es el fundamento del orden del mundo en la concepción común
DD
de Dios, la garantía del orden universal en sus elementos reales más masivos y más brutales, él es quien todo
lo ha hecho.
Cuando Juanito habla del buen Dios lo hace de una forma muy bonita “Que amable es por parte del buen
Dios que hoy haya puesto menos caballos, qué astuto”. Se tiende a creer que el buen Dios le ahorra
dificultades, pero como el caballo no es sólo una dificultad, sino también un elemento esencial, eso significa
LA

que él, hoy tiene menos necesidad de caballos. El buen Dios está ahí como un punto referencial.
Tras el encuentro con Freud (30 de marzo), Juanito menciona a Dios una vez más, en fin, que el profesor
debe de hablar con el buen Dios para decir todo lo que acaba de decir, Freud adopta la posición que podría
llamarse divina.
La posición del padre simbólica permanece oculta, situarse como hace Freud, como el amo absoluto, no
FI

corresponde al padre simbólico, sino al padre imaginario y así es como aborda Freud la situación.
A pesar del magistral al análisis del que Juan fue objeto, todo indica que no fue plenamente culminado y la
relación de objeto resultante no es del todo satisfactoria.


3.
Una vez enterado de la actitud de Juanito y de los fenómenos penosos y angustiantes que padece, Freud le
dice al padre que le explique esta fobia es una tontería, y esta está relacionada con su deseo de acercarse a
su madre. Además, como Juanito está interesado en el Wiwimacher, le hace saber que eso no está del todo
bien, y por eso el caballo es tan malo y quiere morderlo.
La segunda recomendación de Freud: “Dígale usted que ese falo deseado no existe”. Es difícil encontrar nada
mejor como intervención del padre imaginario, aquel que ordena el mundo dice que aquí no hay nada que
buscar.
Inmediatamente después de que se le articule afirmativamente la ausencia del falo, fantasea la siguiente
historia: cuenta que vio a su madre en camisón y completamente desnuda. Se trata de ver como velado lo
que está velado, la madre está a la ve desnuda y en camisón.
En cuanto al caballo, ya se sabe que prohíbe algo, en la medida en que la fobia es una avanzadilla, una
protección contra la angustia. El caballo marca un umbral, esta es su función esencial. Por otra parte, está

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130

relacionado con el pene real, el caballo está muy lejos de ser el pene real, puesto que, a lo largo de las
transformaciones del mito de Juan, es también la madre, el padre, a veces Juanito.
Este elemento nuevo e incómodo aparecido desde hace algún tiempo, es su pene real, su propio pene, con
sus propias reacciones que amenazan con hacer saltar todo por los aires. Éste es para él manifiestamente el
elemento de perturbación y turbador en la serie de sus creaciones imaginarias.
Juanito mantiene su derecho a la masturbación de principio a fin durante toda la observación, sin ceder. Si
algo hay característico del estilo general del progreso de Juanito es lo que tiene de irreductible. Si no hace
una histeria, sino una fobia, es porque en un sujeto así el elemento genital es del todo sólido, está presente,
instalado, es resistente, muy fuerte.
Todo el progreso operado por Juan durante la observación reside en los detalles de esta estructuración

OM
mítica, es decir, en la utilización de los elementos imaginarios para agotar determinado ejercicio del
intercambio simbólico.

Capítulo XVII: “El significante y el chiste”


1.
El padre dice que, si bien su hijo se comporta con más valentía bajo los efectos de la intervención de Freud

.C
del 30 de marzo, la fobia en sí misma ha adquirido mayor amplitud y parece enriquecerse.
Lacan expresará el hecho de que ninguno de los elementos significantes de la fobia tiene sentido unívoco,
ninguno equivale a un significado único. El caballo en sí mismo no es lo que tal vez podrá llegar a ser
DD
efectivamente al final, a saber, ese caballo de aspecto orgulloso que Juan ve pasar por la calle y asocia con
algo relacionado con el orgullo viril del padre. El caballo ha jugado papeles distintos, en cada caso, la
significación es distinta.
Por otra parte, es notorio que a lo largo de toda la observación ni Freud ni el padre pueden salir de las dudas
e incluso a veces se tiene la impresión de que el niño se burla.
LA

El significante sintomático está constituido de tal forma que por su naturaleza cubre múltiples significados y
de los más diversos. No sólo lo hace por su naturaleza, sino que es su función. Los elementos significantes
deben definirse por su articulación con los otros elementos significantes.
Lo que se ve surgir en Juanito se trata de agrupamientos de elementos significantes progresivamente
trasladados de un sistema a otro.
FI

2.
Jugando con el significante, el hombre cuestiona su mundo. El valor de la agudeza es su posibilidad de poner
en juego el profundo sinsentido de todo uso del sentido, en todo momento se puede cuestionar cualquier


sentido, en la medida en que se basa en un uso del significante.


El significante es un puente en un dominio de significaciones, en consecuencia, no reproduce las situaciones,
sino que las transforma, las recrea.

3.
Tratándose de Juanito, se debe prestar atención al circuito significante que efectúa, de qué parte y para
llegar a qué.
La función simbólica está vinculada para Juanito con una pregunta que para él es esencial: ¿qué se pierde?
¿Qué puede irse por el agujero?
En el desarrollo típico de un sistema significante sintomático, siempre debe considerarse su coherencia
sintomática a cada momento y su modalidad propia de desarrollo en la diacronía. El desarrollo del neurótico
de un sistema mítico se presenta como la salida, el despegue progresivo de una serie de mediaciones
vinculadas por un encadenamiento significante cuyo carácter es circular.

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131

El problema del desarrollo de Juan está vinculado con la ausencia del pene mayor de todos, es decir el padre.
La fobia se produce en la medida en que Juan debe afrontar su complejo de Edipo en una situación que exige
una simbolización difícil.
Pero que la fobia se desarrolle como lo hace, que el análisis produzca tal proliferación mítica, indica la
complejidad del fenómeno que está en juego cuando para el niño se trata de integrar lo real de su genitalidad
y subraya el carácter fundamentalmente simbólico de este momento de pasaje.

Capítulo XVIII: “Circuitos”


Lacan tratará acerca de la formulación de aquel deseo que es tal vez el más profundo de todos, el más
constante, deseo difícil de ignorar que es el deseo de otra cosa.

OM
1.
Lo que Lacan llama la fomentación mítica son los distintos elementos significantes, hechos para poder
recubrir casi cualquier significado, pero no todos los significados a la vez. La constelación significante opera
por medio de un sistema de transformaciones, un movimiento de rotación que cubre en cada momento el
significado de una forma distinta y parece ejercer sobre él una acción profundamente transformadora.

.C
A lo largo de la evolución, el dialogo con el padre juega un papel inseparable del progreso de esa fomentación
mítica. Ante cada una de las intervenciones del padre, la fomentación mítica, de alguna forma estimulada,
se reanima, se pone a replicar y luego vegeta otra vez.
DD
Freud lo dice, se podría tener la tentación de calificar a la fobia por su objeto, en ese caso el caballo, pero se
trata de mucho más que una figura heráldica, que centra todo el campo y está cargado de implicaciones
significantes.
Lo que Juan es capaz de construir a su alrededor está cargado de todo un aspecto mítico, incluso novelesco,
ya que esta fantasmatización no concierne solo al pasado, sino también a lo que le gustaría hacer con el
LA

caballo y en relación con el caballo. Sin duda, esto modula su angustia y la acompaña, pero también tiene su
propia fuerza de construcción. “La angustia no tiene absolutamente nada que ver con los caballos, sino que
secundariamente se ha trasladado a ellos y se ha fijado en el lugar en los elementos del complejo de los
caballos, a los que se ha podido trasladar por lo tanto todo lo que se mostrará adecuado a determinadas
transferencias”
FI

Lacan se preguntará ¿Por qué el caballo? Y dirá que es un tema rico en la mitología, las leyendas. No habría
ningún juego de la mitología antigua moderna que no haya caballos.
Luego subrayará, el hecho de que en un momento critico de la evolución de Juanito interviene determinado
significante con un papel polarizador. Esto, de forma patológica pero no menos constituyente, desde ese


momento el caballo se pone a puntuar el mundo exterior con señales.


Juanito hace lo que Lacan llamará ensayos sucesivos para aplicar a su mundo el sistema significante
coherente con el caballo con el fin de reestructurarlo, y en el curso de estos ensayos, el caballo va
recubriendo sucesivamente determinados elementos de entre los componentes principales de su mundo,
en particular su padre, su madre, él mismo, Ana, sus compañeros, las niñas fantasmáticas y muchas otras
cosas. La función del caballo, cuando se introduce como punto central de la fobia, es la de ser un termino
nuevo cuya propiedad consiste ante todo en ser un significante oscuro, juega el papel de una reja de arado
con la función de refundir nuevamente lo real.

2.
Hasta que surge el caballo, todo le iba muy bien a Juanito. La aparición del caballo es secundaria, sigue a la
angustia, el caballo entra en funciones poco después de aparecer la señal difusa de la angustia.
La relación de amor con la madre introduce al niño en la dinámica imaginaria a la que poco a poco se va
iniciando. Ahora bien, estas relaciones con la madre que hasta entonces se desarrollaban en base a este

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132

juego, en este dialogo alrededor de lo presente ausente simbólico, se produce algo, que es la introducción
de determinados elementos reales y de repente, para Juan se violan todas las reglas.
El significante no es lo único que está en juego, también hay un elemento real de comparación. Juan había
conseguido, mediante elementos de comparación entre lo grande y lo pequeño, situar el carácter reducir
insuficiente del órgano en cuestión. Este elemento real hace tambalearse hasta los cimientos del edificio de
las relaciones con su madre. El segundo elemento real seria la presencia de la pequeña Ana.
Lo relacionado con los caballos y todo lo que éstos hagan, se extiende mucho más allá dentro del sistema de
transportes. En otras palabras, en el horizonte trazado por los circuitos del caballo, están los circuitos del
ferrocarril.
Así la primera ocasión en que Juanito empieza a explicarse un poco sobre su fobia al caballo, queda indiciada

OM
con la mayor claridad la tangencia del sistema circuito caballo respecto del sistema circuito del ferrocarril.

3.
Se podría creer que lo que angustia a Juanito es el hecho de irse y de ser arrastrado, pero de acuerdo a su
propio testimonio, con el hecho de partir no es bastante, porque él sabe de sobra que uno siempre vuelve.
Si todo su sistema anda algo trastornado es porque ya no se respetan las reglas del juego, Juanito puede

dónde situarse él mismo.

.C
sentirse atrapado en una situación insostenible, y el elemento más insostenible de la situación es no saber

Lacan examinará el fantasma del temor fóbico. El primer fantasma: Juanito va a marcharse con los caballos,
DD
la pasarela de descarga se alejará y luego él volverá a reunirse con su madre, algo demasiado deseado o
demasiado temido.
Otro fantasma: se trata de un fantasma que no surge en un momento cualquiera y en él aparece
supuestamente el padre. Esta vez se trata también de una vía de ferrocarril, pero están dentro de un vagón,
Juan está con su padre, llegan a la estación de Gmunden, donde pasarán sus vacaciones de verano, recogen
LA

sus cosas, se cambian de ropa. Cuando el tren se va, Juan y su padre todavía no habían tenido tiempo de
vestirse de nuevo.
Tercer fantasma: (escena del muelle) Juan ha pensado que se iba a Lainz con la abuela. La de Lainz como la
llama Juanito, se ha embarcado con él en el tren, antes de que su padre consiguiera cruzar la pasarela y se
van, pero como muchos trenes pasan, Juan cuenta que llega al andén a tiempo para tomar el segundo tren
FI

con su madre.
El propio Juan articula que el caballo es en primer lugar y ante todo un elemento hecho para ser enganchado,
amovible, acoplable. El caballo, antes de ser un caballo, es un elemento que une y coordina, y precisamente
en esta función de mediación se lo encuentra a lo largo del mito.


En el nacimiento de la fobia, en el mismo punto donde surge, se encuentra el proceso típico de la metonimia.
La hiancia de la situación de Juan está vinculada con la transferencia del peso gramatical.

Capítulo XIX: “Permutaciones”


Lo que Juan teme no es tanto ser separado de su madre, él mismo precisa que esta seguro de poder volver.
Todo se basa en esto, porque no se trata sino de una retrospección simbólica, vinculada con la significación,
de la plurivalencia significante del caballo.

1.
Lo que está en juego en la historia de Juanito para Freud es el complejo de Edipo. Es algo que está en juego
cada vez que se encuentra una fobia, y en este caso se trata de lo que se le revela al niño como la privación
con la que está marcada la imagen de la madre. Esta privación es intolerable, porque de ella depende el
hecho de que el niño aparezca como amenazado por la castración, es decir, no poder colmar a la madre de
ningún modo. Y es a esta privación a lo que el padre debe aportar algo.

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133

En la observación, la madre nunca está con Juanito, mientras que el padre está ahí, empeñado en mimar a
su Juanito. El padre conduce a Juan ante Freud, que representa al superpadre, al padre simbólico.
La relación de Juanito con ese padre lejano que es Freud es ejemplar y al mismo tiempo señala la necesidad
de esta dimensión.

2.
Todo se debe al obstáculo que surge en las relaciones de Juan con su madre. Lo que teme, no es tanto que
le separan de ella, sino que se lo lleven con ella Dios sabe dónde.
Para Juanito se trata de lo que cuestiona la solidaridad de la pareja de sus padres.
Si el caballo tiene aquí la propiedad de representar la caída que amenaza a Juanito, por otra parte, está el

OM
peligro expresado mediante la mordedura del caballo. Esta mordedura que empieza a temer en el momento
en que se abre la crisis, al no poder satisfacer a su madre. La madre insatisfecha e insoportablemente privada
puede morderlo igualmente, el peligro se ha hecho cada vez mas amenazador por su propia privación, y no
hay ya por donde cogerlo, puesto que él no puede morder de la misma forma. Lo cierto es que el caballo
representa a la vez, caer y morder, estas son sus dos propiedades.

3.

.C
Lacan hablara de una serie de fantasmas, el primer se sitúa en un momento bastante tardío del progreso del
dialogo entre el padre y Juanito, se trata del fantasma de la bañera: Juan esta en la bañera, este “en la
bañera” es lo mas parecido a “en el coche”. El fantasma de la bañera da cuenta de que Juanito asume el
DD
agujero, es decir, la posición materna (complejo de Edipo invertido, no es más que una fase del complejo de
Edipo positivo)
Otro fantasma que parece ser el ultimo de la historia, con el que Juanito termina se trata del fontanero, el
instalador que viene con sus tenazas, acentuando el carácter de desatornillamiento y lo que se desatornilla
LA

es el trasero de Juanito para ponerle otro.


Nada indica que al final Juanito haya cumplido completamente el recorrido significante del complejo de
castración. Si el complejo de castración es algo, es esto, en alguna parte no hay pene, pero el padre es capaz
de dar otro. Es necesario que el pene haya sido retirado y luego devuelto, naturalmente nunca puede ser
devuelto porque todo lo que es simbólico, es incapaz de devolverlo. Ahí reside el drama del complejo de
FI

castración, el pene es retirado y devuelto solo simbólicamente.


Pero en un caso como este, el pene es retirado simbólicamente y no es devuelto.

Capítulo XX: “Transformaciones”




1.
Lacan indicará cierto número de etapas del desarrollo del significante. Su centro enigmático es el significante
del caballo incluido en la fobia, cuya función es la de un cristal en una solución sobresaturada. En efecto,
alrededor de este significante irá extendiéndose el desarrollo mítico en que consiste la historia de Juanito.
Sin dudas, Juanito amará a las mujeres, pero en su caso seguirán fundamentalmente vinculadas con una
especie de puesta a prueba de su poder, por eso nunca dejará de temerlas, ella serán sus dueñas.
El retorno se trata de lo que se podría llamar una partida angustiada, el fantasma desarrolla el tema de una
angustiante solidaridad con el coche, wagen”, se requiere el interrogatorio del padre para que Juanito
confiese sus fantasmas, lo que le permitirá hablarlos, organizarlos y también revelárselos a él mismo.
Otro fantasma podría concebirse como la nueva partida con el padre, se representa como fantasma mítico
e imposible: Juan parte con la abuela antes de que llegue el padre, pero cuando el padre le da alcance no se
sabe por qué Juanito está ahí con él.
Un último fantasma en donde se tratará del falo: a propósito del falo, el padre le sugiere la motivación de su
fobia, diciéndole que la fobia ocurre cuando el se toca, se masturba. Un falo que muerde y hiere.

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134

Así cuando el padre le habla a Juan del falo, le habla de su pene real, de ése que él se toca, pero lo que le
abre la puerta al ataque, a la mordedura es el falo imaginario de la madre.
Así se abre para Juanito la aporía de lo que es imaginable. Lo que había sido el juego de mostrar o no el falo,
consistía para el en juntar con un falo que desde hacia tiempo sabia era inexistente, el mismo que estaba en
juego en las relaciones con su madre. En ese plano se establece un juego de seducción con la madre y con
todas las niñas que no tienen falo, y el juego consistía en sostener que aun así lo tienen.
A Juan se le concede el derecho a que una niña lo ponga a hacer pipí, Freud subraya que se trata de un sueño
auditivo sin el elemento visual, aunque se refiere al juego de mostrar o ver que está en la base de la relación
escopofílica inicial con las niñas. El juego ¿está o no está? Ha pasado al símbolo, a la palabra, el elemento
hablado se revela como predominante.

OM
Durante este primer periodo, toda tentativa del padre de introducir la realidad del pene con la indicación de
como conviene usarlo, es decir, que no se debe tocar, lleva a Juanito a poner en primer plano los temas del
juego. (Por ejemplo: sale enseguida con el fantasma de que estaba con su madre desnuda en camisón)
Lo esencial se sitúa en el punto donde se podía ver un poco y a la vez no se ve lo que va a aparecer, lo
escondido que así se suscita en la relación con la madre es el falo inexistente.
Juan tiene necesidad de reintroducir sobre el fondo de la relación fálica con la madre, todo lo nuevo que

.C
interviene no solo en relación de la existencia real de su pene, sino también porque es ahí donde su padre
trata de arrastrarlo. Juanito llama al padre en su ayuda.
Cuando surge el fantasma de Grete y la madre, se trata del pene real y de falo imaginario. El padre entre el
DD
15 de marzo y la visita de Freud trata de hacer pasar el falo a la realidad, diciéndole a Juan que los animales
grandes tienen un falo grande y los pequeños lo tienen pequeño, lo que lleva a Juanito a decirle “Yo lo tengo
bien agarrado y crecerá”. Ante la tentativa del padre de realizar el falo, la reacción de Juanito no es de ningún
modo aceptar eso a lo que sin embargo ha accedido sin forjar un fantasma: se trata del fantasmas de las dos
jirafas, en el que realiza la simbolización del falo materno representado en la jirafa pequeña. Aquí, el término
LA

imaginario se convertirá para él en elemento simbólico.


Lo real, solo se puede reordenar en la nueva configuración simbólica a costa de una reactivación de todos
los elementos más imaginarios, se produce una regresión imaginaria con respecto al primer abordaje
planeado por el sujeto. Al padre que se adelanta como representante de la realidad, de la adaptación a lo
real, Juanito le responde con una proliferación imaginaria, el propio Juanito advierte de qué manera se
FI

puede tomar lo que está en juego, el niño aprende a como se puede jugar con las imágenes.

2.
En la consulta del 30 de marzo, Freud le dice “Voy a contarte esa gran historia que inventé y que sabía antes


de que tú vinieras al mundo. Un día iba a venir un Juanito que querría demasiado a su madre y por esta razón
detestaría a su padre”.
Es un mito de los orígenes, Freud no se lo plantea de una forma distinta a Juanito y el niño da una respuesta
marcada por la ambigüedad: “Es muy excitante, que bien está, desde luego tiene que haber hablado con el
buen Dios, el profesor para que se le haya ocurrido semejante cosa”
Al padre, en las relaciones de objeto solo se lo encuentra en el final, se lo verá ocupar el primer plano, justo
antes del fantasma de la vagoneta, en el momento del enfrentamiento con el padre en el dialogo del Edipo
“¿Por qué estás tan celoso? / No lo estoy/ Debes estarlo” éste es el punto de encuentro con el padre, con la
carencia que representa la posición paterna. Ahí esta el padre de una forma bien brillante brilla por su
ausencia.
La ausencia del padre es una pequeña cristalización de la angustia. La angustia es la confrontación del sujeto
con la ausencia de un objeto en la que se pierde, que lo atenza y cualquier otra cosa es preferible a ella. El
carácter irreal del miedo se manifiesta por su forma, es el miedo de una ausencia de ese objeto que acaba

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135

de designarse. Juanito tiene miedo de su ausencia, de la ausencia del padre que está ahí y él empieza a
simbolizar.
El sujeto empieza a captar que el padre no es lo que Freud le había dicho que era en el mito. Solo con
introducir al padre, se registra un efecto de descarga, de sustracción, que resuena en las funciones
significantes.
Hay dos clases de angustia: la angustia alrededor del lugar vacío, hueco que representa el padre en la
configuración de Juanito y busca su suporte en la fobia, en la angustia ante la figura del caballo. Una angustia
ante el padre, la angustia alrededor de la función del padre se descarga, el sujeto puede tener al fin una
angustia ante algo.
Esto no puede llegar muy lejos porque el padre no es en absoluto apto para soportar la función establecida

OM
que responde a las necesidades de la formación mítica correcta, y esto es lo que obliga al niño a encontrarse
de nuevo con su dificultad.

3.
El padre carece por completo de efecto. Por eso es necesario que en su estructuración significante Juanito
haga esa conversión consistente en pasar por las etapas del esquema del movimiento al esquema de una
sustitución.

.C
Primero se producirá la introducción del tema de lo amovible y luego se conseguirá la sustitución, estas son
las dos etapas esquemáticas que se expresan en la formación de la bañera.
• Primera etapa: la desatornillan, Juanito no solo sufre la castración, sino que ésta queda formalmente
DD
simbolizada por el berbiquí que penetra en su vientre.
• Segunda etapa: cuando se desatornilla algo, puede atornillarse otra cosa en su lugar. Esta forma
significante escande la operación de transformación que traduce el movimiento como sustitución, la
continuidad de lo real como discontinuidad de lo simbólico.
LA

Capítulo XXI: “Las bragas de la madre y la carencia del padre”


Juanito es la palabrería de un niño de 5 años entre el 1 de enero y el 2 de mayo de 1908, se plantea una
relación entre esta palabrería y una fobia.
FI

1.
En cuanto a las reacciones de Juanito con respecto a las dos bragas de la madre no tienen en absoluto el
mismo sentido, en este caso Juanito escupe, manifiesta un asco per manifiesta igualmente el deseo de que
se lo comunique al Profesor, o si las lleva la madre, y en tal casos tienen para él un sentido distinto.


En el vocabulario de Juanito, el Lumpf son los excrementos y con respecto a los signos de asco manifestados
ante las bragas de la madre, Freud habla de una relación con el Lumpf.
Sin dudas, Juanito se toma un interés por el Lumpf que tal vez no carece de conexión con su propia función
excremencial, pero en este momento se trata de la participación de Juan en todas las funciones
excremenciales de la madre, plenamente aceptada por parte de ella. Cada vez que se pone o se quita las
bragas tiene ahí pegado a Juanito, entre Juanito y la madre hay un juego de ver y no ver, pero también de
ver lo que no puede ser visto porque no existe. Para ver lo que no puede ser visto, es preciso verlo detrás de
un velo, que se ha de poner un velo delante de la inexistencia de lo que se trata de ver. Detrás del tema del
velo, de las bragas, del vestido, se disimula el fantasma esencial de las relaciones entre la madre y el niño, el
fantasma de la madre fálica. Alrededor de este tema es como se introduce el Lumpf.
Si aquí el Lumpf tiene un sentido suplementario en el interior del sistema es por su homología respecto de
la función de las bragas, es decir, la función del velo. El Lumpf, como las bragas, es algo que puede caer, el
velo cae y en la medida en que ha caído Juanito tiene un problema.
La sucesión de los fantasmas de Juanito debe concebirse como un mito en desarrollo, un discurso.

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136

El Lumpf, el excremento, interviene en determinada función de la articulación significante relacionada con


el tema del vestido, del velo, tras el cual se esconde la ausencia negada del pene de la madre. Esta es su
significación esencial.

2.
Con la bañera empieza a movilizarse la situación, desde el momento en que se siente a la vez librado a la
madre, amenazado y anulado por ella, la madre representa la situación de peligro, angustia propiamente
dicha.
La madre, es la madre simbólica, en la medida en que puede estar ausente o presente, cuando ella rehúsa
el amor, la compensación se encuentra en el pecho real. En la misma medida en que el pecho se convierte

OM
en una compensación, se convierte en el don simbólico, mientras que la madre se convierte en un elemento
real, es decir, omnipotente, que rehúsa su amor.
El progreso de la situación con la madre consiste en que el niño ha de descubrir, más allá de la madre, lo que
ella ama. El elemento imaginario es el deseo del falo de la madre.
Para Juanito todo se complica con la introducción de los elementos reales, por una parte, Ana, es decir, un
niño real complica las relaciones con el más allá de la madre. Y además, un pene real que empieza a
menearse.

.C
Los dos polos de la fobia son:
• Caballo que muerde: como ya no puedo seguir satisfaciendo a mi madre, ella va a satisfacerse tal
DD
como yo lo hago cuando ella no me satisface, ósea que va a morderme como yo la muerdo, mi último
recurso cuando no estoy seguro de su amor.
• Caballo que cae: cae exactamente como a mi me dejaron caer desde que solo están por Ana.
Por otra parte, es preciso que Juanito sea comido y mordido porque eso corresponde a una revalorización
de ese pene que le ha despreciado, que le ha rechazado la madre y si ha de llegar a ser algo, ha de ser
LA

mordido. El mordisco, que la madre lo tome, es algo tan deseado como temido. Lo mismo ocurre con el caer,
Juanito desea ver caer más de un elemento de la situación. La función del mordisco, como la de la caída son
elementos esenciales.
¿Cuál es la función del padre en el complejo de Edipo? Sea cual sea la forma que se presenta el callejón sin
salida en la situación del niño con la madre, debe introducirse otro elemento.
FI

3.
En el complejo de Edipo hay elementos estructurales que son los mismos y que siempre se pueden encontrar.
En un plano determinado, el padre se introduce como tercero entre el niño y la madre, pero considerado en


otro plano se introduce como cuarto, porque ya hay tres elementos debido a ese falo inexistente.
El padre es quien posee a la madre, la posee como padre, con su pene real (a diferencia del niño)
Es preciso que el verdadero pene, el pene real, el pene del padre funcione y que el pene del niño se sitúe en
comparación con él y para conseguirlo es preciso pasar por el complejo de castración. En la medida en que
su pene resulta momentáneamente aniquilado, el niño estará destinado a acceder a una función paterna
plena, o sea ser alguien que se sienta legítimamente en posesión de su virilidad.
El padre simbólico, es el nombre del padre, el elemento mediador esencial del mundo simbólico y de su
estructuración, el nombre del padre es esencial en toda articulación del lenguaje humano. Hay el padre
simbólico, hay el padre real quien juega un papel importante en la asunción de la función sexual viril. Para
que el sujeto viva el complejo de castración es preciso que el padre real juegue de verdad el juego asumiendo
su función de padre castrador.
En el caso de Juanito hay un padre simbólico y el padre de Juanito, hay alguien que lo sabe todo, el profesor
Freud. Esto le resulta muy útil pero no suple la carencia del padre imaginario, del padre verdaderamente

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137

castrador, para Juanito se trata de encontrar una suplencia para ese padre que se obstina en no querer
castrar, esta es la clave.
Se trata de saber como va a poder soportar el niño su pene real, precisamente porque no está amenazado,
aquí esta el fundamento de la angustia. No se ve aparecer nada que represente la estructuración, la
realización, la vivencia ni siquiera fantasmática de algo que se llama castración. Juanito reclama
imperiosamente una herida.
Si por parte del padre, no hay un castrador hay personajes que están en ese lugar. Como el dios no
desempeña demasiado bien todas sus funciones hacen venir al instalador, a quien Juanito le hace desarrollar
una parte de las funciones de castrador requerido para el complejo de castración.
Para Lacan, nada puede ser más chocante que el último fantasma, el que cierra la cura y la observación, lo

OM
que el instalador viene a cambiar es el trasero de Juanito, y aquí se tiene el esquema fundamental del
complejo de castración.
La castración tiene tanta relación con la madre como con el padre, la castración materna implica para el niño
la posibilidad de la devoración y del mordisco, hay una anterioridad de la castración materna, y la castración
paterna es un sustituyo suyo.
Del lado del padre, existe la posibilidad de un desarrollo dialéctico, por este lado el complejo de castración

.C
es fecundo en el Edipo, pero no lo es del lado de la madre, y ello porque es imposible emascular a la madre,
porque no hay nada que se pueda emascular.

Capítulo XXII: “Ensayo de una lógica de caucho”


DD
Lacan expresará que todo se resuelve cuando las relaciones del sujeto con su semejante son, relaciones de
persona a persona y no relaciones con un objeto. Un objeto no se conquista nunca sin haber sido
previamente perdido, es siempre una reconquista.
Si algo ha enseñado la experiencia analítica, es que toda relación interhumana se basa en una investidura
LA

proveniente en efecto del Otro, otro que ya está en nosotros bajo la forma del inconciente. Si el complejo
de Edipo tiene sentido es porque plantea como fundamento la instauración entre lo real y lo simbólico, la
existencia de aquél que tiene la palabra, del padre.

1.
FI

La noción de privación es central para comprender el proceso de integración del hombre y de la mujer a su
propio sexo, es una privación que debe asumir uno de los dos sexos, Penisneid por una parte y complejo de
castración por la otra.


2.
Lacan afirmará que cualquier introducción de la función paterna parece que es para el sujeto del orden de
una experiencia metafórica. La metáfora es aquella función que procede empleando la cadena significante,
no en su dimensión conectiva en la que se instala todo empleo metonímico, sino en su dimensión de
sustitución. Toda creación de un nuevo sentido en la cultural humana es esencialmente metafórica, se trata
de una sustitución que mantiene al mismo tiempo eso que sustituye.
Juanito no puede salir del callejón sin salida porque no hay padre, no hay nada para metaforizar sus
relaciones con su madre, no existe la posibilidad de una mediación, es decir, de perder y luego recuperar el
pene. Dado que así es como se le presenta el problema a Juanito, resulta necesaria la introducción del
elemento de mediación metafórica que es el caballo. El caballo es ese elemento del que se dice que muerde,
que constituye una amenaza para el pene y también que se cae, y por eso mismo se ha recurrido a él.
El caballo cumple de forma eficaz, grafica y activa todas las funciones de la caída, y a este titulo empieza a
introducirse como un término esencial de esta fobia. Freud articula que el caballo es un objeto que sustituye
a todas las imágenes y todas las significaciones confusas alrededor de las cuales la angustia del sujeto no

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llega a decantarse, hace de él un objeto arbitrario y por eso lo llama una señal la cual permitirá definir limites
que aun así introducen el elemento de delimitación que hace posible esbozar un orden, primer cristal de una
cristalización organizada entre lo simbólico y lo real.
En todo análisis de un niño practicado por un analista hay transferencia como la hay en el adulto.

3.
Lo que se ve al final es una solución que instaura a Juanito en un registro de las relaciones objetales “Ahora
yo soy el padre” No ha cambiado nada en la relación entre el hijo y el padre, por lo tanto, puede presumirse
que no hay una realización típica del complejo de Edipo. Todos los vínculos con el padre están lejos de
haberse roto, incluso quedan fuertemente anudados.

OM
Freud dice que la cuestión del Edipo ha sido resuelta de forma muy elegante, pero nada indica que pueda
considerarse una solución típica del complejo.
La madre, al final del proceso se desdobla, detrás de la madre él añade otra, y Juanito se instaura en una
paternidad imaginaria, desea tener hijos, pero no quiere que su madre los tenga. La función paterna que el
niño asume es imaginaria, Juan sustituye a la madre y tiene niños tal como ella los tiene, se ocupará de sus
hijos imaginarios de la misma manera como consiguió resolver la noción de niño, incluida la de la pequeña
Ana.

.C
La mujer nunca será para él mas que el fantasma de esas pequeñas hermanas-hijas en torno a las cuales
habrá girado toda su crisis infantil. No será del todo un fetiche porque por otra parte será el verdadero
DD
fetiche. Juanito habrá encontrado la forma heterosexual típica de su objeto, lo cual no impide que su relación
con las mujeres esté marcada por esta génesis narcisista en la que se fue situando, el partener femenino no
se habrá engendrado a partir de la madre, sino a partir de los hijos imaginarios que él puede hacerle a la
madre, herederos de ese falo.
En la resolución de la fobia de Juanito se presenta determinada configuración, el niño se inscribe en una
LA

especie de linaje matriarcal, de duplicación materna.

Capítulo XXIII: “Me dará sin mujer descendencia”


La verdad sobre Juan dice Freud, no llega a obtenerse por completo.
El gran dialogo es cuando Juanito invoca a su padre para que desempeñe su papel de padre “Tienes que
FI

estar celoso”, el niño desarrolla el fantasma en el cual su padre, antes de dirigirse a la habitación de la madre,
se golpea contra una piedra y se hace una herida.

1.


Según la indicación de Freud en la observación de Juanito, la vía de análisis nunca puede revertir el
movimiento de desarrollo de la neurosis. En este caso, hay que tener en cuenta que es el padre quien lleva
a cabo el análisis, este es ya un padre que tiene la palabra, pero más allá de él, está ese padre a quien se le
revela esta palabra y es como el testimonio de su verdad, el padre omnipotente, representado por Freud.

2.
Hay que advertir que el objeto de una fobia es un significante.
Si el complejo de Edipo significa algo, es que a partir de cierto movimiento la madre es considerada y vivida
en función del padre. Es el padre al nivel del padre simbólico, es el nombre del padre, que instaura la
existencia del padre. La introducción de este elemento simbólico aporta una dimensión nueva a la relación
del niño con la madre.
Por una parte, en las relaciones con la madre ocurre algo que introduce al padre como factor simbólico, él
es quien posee a la madre, quien goza de ella legítimamente. Por otra parte, hay algo cuya función es hacer

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139

entrar en el juego de los instintos del sujeto y en la sunción que este hace de sus funciones una significación
especial, esta significación se llama castración.
Lo que le interesa a Juanito es el orden simbólico, que es el centro de gravitación de toda su construcción.
La interrogación del orden simbólico emerge en el niño en forma de pregunta ¿Qué es un padre? El padre
es el eje, el centro ficticio y concreto del mantenimiento del orden genealógico, el niño aparece en un mundo
humano organizado por el orden simbólico y a eso ha de enfrentarse.
Se presupone que todo lo que sucede en las neurosis es para suplir alguna dificultad, alguna insuficiencia,
en la forma como el niño se había enfrentado al Edipo.
Otra cosa viene a complicar la situación: regresiones. En el caso de la fobia el niño ha alcanzado la fase genital
cuando se plantean los problemas de la integración del sexo del sujeto, en este ámbito se debe concebir la

OM
función del elemento fóbico. El objeto fóbico viene a desempeñar el papel que por alguna carencia (real en
Juanito) no desempeña el personaje del padre, así el objeto de la fobia juega el papel metafórico.
Para cumplir la función de transformar esta angustia en miedo localizado, el sujeto elige una forma que
constituye un punto de detención, un soporto a cuyo alrededor se va enganchando todo lo que vacila. Tal es
en el caso de Juanito, el papel del caballo.
Sin dudas parece un estorbo, pero la instauración analítica muestra que también tiene una función de

.C
enganche y un papel fundamental. Alrededor de este punto, el sujeto puede seguir haciendo girar lo que de
otro modo se declararía con una angustia imposible de soportar.
No es superfluo que intervenga el padre, tanto el gran Padre simbólico que es Freud, como el pequeño, ese
DD
padre amado que sólo comete un error, el de no cumplir su función de padre. Un padre que en lo real no
cumple con su función y en cuanto al niño hace lo que se le ocurre con su madre (se mete en la cama con
ella a pesar del padre) para él su padre no cumple la función que permitiría encontrarle una salida a la
situación.
Puede decirse que todo progreso del análisis representa el declive de la madre con respecto al niño. Juanito
LA

en una etapa siguiente hará intervenir a su propia hermana en la dimensión imaginaria, la pequeña Ana
siempre estuvo ahí, en el gran maletero detrás del coche, donde en ocasiones, ella viaja sola. Juanito se sirve
de su hermanita como una especie de ideal del yo, ella se convierte en la dueña del significante, la dueña del
caballo, lo domina y a su través Juanito puede llegar a fustigar al caballo.
Tras el desarrollo lúdico de sus fantasmas y la reducción a lo imaginario de los elementos una vez fijados
FI

como significantes se constituirá la relación que le permitirá a Juanito asumir su sexo, lo asumirá de una
forma que se puede suponer marcada por una deficiencia. En Juanito, el complejo de castración es
constantemente invocado por el niño, él mismo sugiere su fórmula, junta sus imagines, casi ordena al padre
que le haga pasar por esta prueba.


• “El mito individual del neurótico o poesía y verdad en la neurosis” Lacan (1953)
En el seno de la experiencia analítica se encuentra el mito, aquello que puede ser definido como otorgando
una formula discursiva a esa cosa que no puede transmitirse al definir a la verdad. Además, se podrá
encontrar en la vivencia del neurótico manifestaciones del mito.
Lacan hablará del “Hombre de las Ratas” y expresará que se trata de una neurosis obsesiva. La raíz y la
estructura es la tensión agresiva, la fijación pulsional, toda la elaboración genética compleja que el progreso
de la teoría analítica ubico en el origen. Se puede decir que la constelación original de la cual emergió el
desarrollo de la personalidad de El Hombre de las Ratas es algo que refiere a una relación a la que se puede
definir con la formula de una cierta transformación mítica.
Lo que resulta significativo es la estricta correspondencia entre elementos iniciales, originales y
fundamentales para el sujeto y el desarrollo posterior de la obsesión fantasmática.
La situación es la siguiente: debe pagar el precio de un objeto, los anteojos que ha perdido en el transcurso
de importantes maniobras durante las cuales escucho el relato y se desencadeno la crisis obsesiva actual. El

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140

sujeto pide a su óptico de Viene que le envié nuevos anteojos, el óptico le envía una pequeña encomienda
y el oficial que ha narrado la historia le dice que le debe pagar el reembolso a determinada persona, un
teniente que ha pagado la suma por él. En torno a esta idea del reembolso, el sujeto se hace una especia de
deber neurótico de reembolsar la suma en determinadas condiciones, pero muy pronto advierte que el
teniendo no ha pagado, sino el teniente B quien se ocupa de esas cuestiones. Pero el sujeto, sabe que en
realidad le debe el dinero a la encargada del correo, sin embargo, se ve perseguido por un conflicto ansioso,
característico de las vivencias del obsesivo.
Él es lo que se denomina la manifestación del mito inicial del neurótico, en tanto expresa en una forma
cerrada al sujeto, pero no totalmente cerrada, lejos de serlo, al que lo observa y lo ayuda a liberarse en esa
ocasión.

OM
En el origen existía una deuda del padre y en los neuróticos es muy frecuente que el personaje del padre sea
un personaje desdoblado.

• “Seminario V: Las formaciones del inconciente”


Capítulo XXIII: “El obsesivo y su deseo”
El obsesivo ha de constituirse frente a su deseo evanescente. A partir de la formula “el deseo es el deseo del

.C
Otro”, es en su relación con el Otro donde el significante ordena el deseo. El deseo se ordena por el
significante, pero el sujeto trata de expresar un efecto de significante en cuanto tal lo que ocurre en su
propio abordaje del significado.
DD
La inserción del hombre en el deseo sexual está condenada a una problemática especial, cuyo primer rasgo
es que ha de encontrar un lugar en algo que la precede, la dialéctica de la demanda. En el espacio virtual
entre el requerimiento de la satisfacción y la demanda de amor es donde el deseo ha de ocupar su lugar y
ha de organizarse.
El Otro se convierte en el relevo del acceso del sujeto a su deseo, el Otro en cuanto lugar de la palabra, en
LA

tanto que es él a quien se dirige la demanda, será también el lugar donde se ha de descubrir el deseo. Este
Otro está poseído por un deseo ajeno al sujeto.

1.
El deseo es para el histérico un punto enigmático, el deseo de la histérica no es un deseo de un objeto sino
FI

deseo de un deseo, esfuerzo por mantenerse frente a ese punto donde ella convoca a su deseo, el punto
donde se encuentra el deseo del Otro.
El obsesivo tiene otras relaciones porque el problema del deseo del Otro se le presenta de forma distinta, el
papel de los fantasmas en el caso de la neurosis obsesiva tiene algo de enigmático, pues el término fantasma


nunca se define.
El aspecto fantasma se definirá como lo imaginario capturado en cierto uso de significante. Cada vez que se
habla de fantasma, no hay que olvidar su aspecto de guion o de historia que constituye una dimensión
esencial. Es algo que el sujeto articula en una escenificación en la que se pone en juego él mismo, el fantasma
como algo que participa en el orden imaginario, pero solo adquiere su función en la economía por su función
significante.
¿Qué es un fantasma inconciente? La latencia de algo que es concebible como cadena significante. Lo
fundamental es que hay en el inconciente cadenas significantes que subsisten en cuanto tales, que desde
ahí estructuran, actúan sobre el organismo, influyen en lo que surge en el exterior como síntoma. El fantasma
es un imaginario capturado en una determinada función significante.
Lacan propone que se sitúe en el punto S tachada con respecto a a minúscula el efecto fantasmático. Su
característica es la de ser una relación articulada y siempre compleja, un guion, que puede permanecer
latente durante mucho tiempo en un punto determinado del inconciente, pero sin embargo está organizada.

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141

Es un dato en la investigación analítica de los obsesivos la confirmación del lugar que tienen en el obsesivo
los fantasmas sádicos. En el metabolismo obsesivo, las diversas tentativas del sujeto para reequilibrarse
ponen de manifiesto cual es el objeto de su tentativa de equilibrio, ósea, conseguir reconocerse con respecto
a su deseo.
Cuando se ve a un obsesivo en bruto, se ve a alguien que habla de impedimentos, inhibiciones, no será en
ese momento cuando hable de su vida fantasmático sino a partir de intervenciones. Se califican estos
fantasmas de sádicos, plantean un enigma, hay en ellos una organización significante de las relaciones del
sujeto con el Otro. Dichos fantasmas tienen la característica en el sujeto obsesivo de permanecer en el
estado de fantasmas, son solo realizados de forma excepcional y sus realizaciones son para el sujeto siempre
decepcionantes.

OM
El obsesivo es un tántalo, una dimensión oral.

2.
Lo mas presente en los síntomas obsesivos son las exigencias del superyó. El obsesivo siempre está pidiendo
permiso, pedir permiso es tener como sujeto una determina relación con la propia demanda de uno, es en
la medida en que la dialéctica con el Otro es puesta en cuestión, incluso en peligro, emplearse en restituir a

.C
ese Otro. Negativa y permiso se implican, el pacto es negado sobre un trasfondo de promesa esto es mejor
que hablar de frustración.
En la regresión el sujeto articula su demanda actual en el análisis en términos que permiten reconocer una
DD
determinada relación oral, anal, genital, con cierto objeto.

3.
El obsesivo al igual que la histérica tiene necesidad de un deseo insatisfecho, es decir de un deseo más allá
de la demanda. El obsesivo resuelve la cuestión de la evanescencia de su deseo produciendo un deseo
LA

prohibido, se lo hace sostener al Otro, precisamente mediante la prohibición del Otro.


La prohibición está ahí para sostener el deseo, pero para que se sostenga ha de presentarse. Esto es lo que
se ha designado como la agresividad del obsesivo, toda emergencia de que su deseo sería para él ocasión de
aquella proyección, o de aquel temor de venganza, que inhibiría todas sus manifestaciones. El obsesivo se
balancea en un columpio y su deseo si su manifestación se vuelve agresiva, vuelve a bajar u oscila de nuevo
FI

hacia una desaparición debido al temor a la represalia efectiva del otro por su agresividad.
Oblatividad: fantasma obsesivo. La ilusión, el propio fantasma que está al alcance del obsesivo, es que a fin
de cuentas el Otro consienta a su deseo. Se llama la salida oblativa a la sumisión a las demandad del Otro.
La forma en la que el obsesivo se comporta con su semejante cuando todavía es capaz de hacerlo, cuando


no está sumergido por sus síntomas, es en si misma suficientemente indicativa.


En cuanto a las hazañas del obsesivo, para que haya hazaña hace faltar ser al menos tres, que alguien registre
y que sea testimonio. Lo que trata de obtener en la hazaña el obsesivo es el permiso del Otro y ello en
nombre de algo que es muy polivalente.
La estructura de los neuróticos obsesivos encuentra al efecto del superyó, quiere decir, que se infligen toda
clase de tareas duras, agotadoras, y por otra parte lo consiguen. En el obsesivo el trabajo es algo muy eficaz,
y habitualmente las travesía de las vacaciones resultará desperdiciada porque de lo que se trataba era de
obtener el permiso del Otro. El otro, no tiene nada que ver con esta dialéctica por la simple razón de que el
otro real esta demasiado ocupado con su propio Otro y no tienen ninguna razón para cumplir la misión de
concederle a la hazaña del obsesivo su pequeña corona.
Hay en la hazaña del obsesivo algo que permanece irremediablemente ficticio, porque la muerte, aquello en
lo que se encuentra el verdadero peligro no reside en el adversario a quien él parece desafiar sino en otra
parte, esta en aquel testigo invisible, el Otro está ahí como espectador.
El otro con quien juega es siempre otro que es él mismo y que, le cede de todas

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142

formas la palma, como quiera que lo haga. Pero el que es importante es el Otro ante quien todo esto ocurre,
este es el que hay que preservar, el lugar donde se registra la hazaña, donde se inscribe su historia. Es lo que
hace que el obsesivo se mantenga tan pegado a todo lo que es del orden del cómputo, lo que el obsesivo
quiere es mantener a este Otro en el que las cosas se articulan en términos de significante. Su objetivo es el
mantenimiento del Otro.
Hay una hazaña que no merece ser etiquetada bajo el mismo título: el acting out. Es un síntoma que tiene
un doble sentido, un acto de repetición designa una clase de acto que sobreviene en el curso de una tentativa
de solución del problema de la demanda y del deseo. Se trata de una tentativa de solución del problema de
la relación entre el deseo y la demanda.
El acting out se produce a lo largo del camino de la realización analítica del deseo inconciente y contiene

OM
siempre un elemento significante porque es enigmático. Siempre desempeña un papel un objeto material.
Hay casi una equivalencia entre el fantasma y el acting out, este ultimo esta estructurado de una forma que
se parece mucho a la de un guion por lo que está en el mismo nivel que el fantasma. Una cosa lo distingue
del fantasma y de la hazaña, es siempre un mensaje, es un hint que nos lanza el sujeto y si el acting out se
dirige fuera de los limites del tratamiento es evidente que el analista no podrá sacar provecho de él.

.C
Capítulo XXIV: “Transferencia y sugestión”
Lacan señala este capítulo para ver la pertinencia de las relaciones que establece en el esquema entre los
tres tipos de identificación y este esquema tiene que tener el valor de una mediación, da una articulación,
DD
una interpretación de lo que corresponde a la estructura del inconciente y a lo que a modo de tópica se
desprende de ella.
Las diferenciaciones freudianas son de una clase muy distinta que el desarrollo de los órganos corporales, se
sitúan en un orden diferente porque se sostienen en las identificaciones.
Hay gente que se imagina que cuando practican una lobotomía quintan una rodaja de superyó.
LA

1.
Freud distingue tres tipos de identificaciones. El primer tipo es la forma más original del vínculo de
sentimiento con un objeto, la segunda forma es la base concreta de toda la reflexión en torno a la
FI

identificación vinculada con todo lo que corresponde a la tópica, se produce en la vida de una regresión
como sustitución de un vínculo con un objeto, vinculo libidinal equivalente a una introyección del objeto en
el yo. Esta segunda forma plantea más problemas, debido a su relación ambigua con el objeto, ahí es donde
se concentran todos los problemas del análisis, en particular, el del complejo de Edipo invertido.


Lacan repite que la cuestión esencial es la del paso desde el amor por un objeto hasta la identificación
resultante, la distinción entre la vinculación erótica libidinal con el objeto amado y la identificación con el
mismo no es diferente de aquella que él menciona sobre la relación con el falo, la oposición entre el ser y el
tener. Pero a esto se añade lo que Freud dice que le aporta su experiencia, esta identificación es siempre de
naturaleza regresiva.
Es la elección de los significantes lo que indica la regresión, la regresión es siempre la presencia en el discurso
del sujeto, de significantes regresivos. No hay ninguna otra regresión en el análisis.
Lacan trata de ver en el esquema que quieren decir estas dos formas de identificación y se sitúa en el nivel
de necesidad del sujeto, la investidura del objeto proviene del ello, el cual percibe las incitaciones, las
presiones, las tensiones eróticas como necesidades, y esto les demuestra suficientemente que el ello se
plantea como algo muy ambiguo.
Estas líneas nos proporcionan los dos horizontes de la demanda, la demanda de satisfacción de una
necesidad, por otra parte, hay demanda incondicional de amor. En este esquema las dos líneas están

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143

separadas debido a una necesidad topológica, esta separación no quiere decir que no sea una única y misma
línea donde se inscribe lo que articula le articula el niño a la madre, hay superposición permanente del
desarrollo de lo que se produce en una y otra de estas líneas.
Freud nos dice que después de todo, la transferencia es una sugestión, pero hacemos con ella algo muy
distinto, porque esta sugestión, la interpretamos y si podemos interpretar la sugestión es porque tiene un
trasfondo.
La transferencia es ya en potencia análisis de la sugestión, es la posibilidad del análisis de la sugestión, pero
con ella se hace algo muy distinto, porque esta sugestión se interpreta. La línea en la que se basa la sugestión
está en el nivel de la demanda, la que le dirige el sujeto al analista por el solo hecho de que esta ahí
La idea que se tiene habitualmente es que la transferencia es aquello gracias a lo cual opera la sugestión, la

OM
transferencia se concibe como la toma del poder del analista en el sujeto. La transferencia es ya en sí misma
un campo abierto, la posibilidad de una articulación distinta y diferente de la que encierra al sujeto en la
demanda.
La línea de la transferencia es algo articulado que está en potencia más allá de lo que se articula en el plano
de la demanda, donde se ve la línea de la sugestión, lo que está en el horizonte es lo que produce la demanda

.C
en cuanto tal, a saber, la simbolización del Otro, y la demanda incondicional de amor.

2.
DD
Lo que el esquema enumera son las formas necesarias para el mantenimiento del deseo, gracias al cual el
sujeto sigue siendo un sujeto divido, como corresponde a la propia naturaleza del ser humano. Si ya no es
un sujeto divido está loco.
La neurosis no es una mayor o menor fuerza o debilidad del deseo, ni la fijación. La fuerza del deseo en los
neuróticos es muy variable.
LA

En el caso del obsesivo se pondrá de manifiesto que durante todo el tiempo de su existencia se dedica a
colocar su deseo en posición fuerte, a constituir una plaza fuerte del deseo, y ello en el plano de las relaciones
significantes.
La primera forma de identificación la define el primer vínculo con el objeto, la identificación con la madre, la
FI

otra forma de identificación es la identificación con el objeto amado en cuanto regresiva, es decir, que
debería producirse en otra parte.
El neurótico vive la paradoja del deseo como todo el mundo, porque ningún humano inserto en la condición
humana se escapa, la única diferencia que caracteriza al neurótico en cuanto al deseo es que está abierto a


la existencia de esta paradoja en sí misma.


La acción humana (acting out) no es algo tan armonioso, para los analistas es una acción como cualquier otra
pero que adquiere su relieve porque la provoca el hecho de que utilizamos la transferencia.
En ciertos casos, el sujeto no acepta las interpretaciones del analista en el plano de la regresión, entonces
se dice o que el sujeto se resiste y que acabará cediendo si insistimos, pero tal vez esta resistencia no carezca
de valor.
Freud si la llama resistencia de transferencia es porque es lo mismo que la transferencia, la resistencia trata
de mantener la otra línea, la de la transferencia, donde la articulación tiene una existencia distinta de la que
le planteamos cuando respondemos a la demanda.
La transferencia tiende de forma del todo natural a degradarse en algo que siempre podremos satisfacer de
alguna manera en su nivel regresivo, de ahí la fascinación por la noción de la frustración, de ahí las
articulaciones que se expresan de mi formas en la relación y la concepción del análisis que de ellas se deriva.

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144

3.
La tercera forma de identificación, Freud la articula como la que nace de una comunidad recién descubierta
con una persona que no es objeto de una pulsión sexual.
Freud toma como ejemplo de la identificación histérica, para el histérico el problema es fijar en algún lugar
su deseo en el sentido en que un instrumento de óptica permite fijarse en un punto.
Donde Lacan dice insignia, Freud habla de un rasgo, un solo rasgo de otro en quien ella puede presentir que
existe el mismo problema del deseo.
Para el obsesivo es exactamente la misma desde el punto de vista de la relación, la identificación en cuestión
se sitúa aquí, en sujeto barrado en relación con el otro imaginario, donde Lacan designo el fantasma. Se trata
del fantasma en tanto que puede ser un fantasma inconciente, esta es la tercera forma de identificación que

OM
es esencial.
Lo que se produce en el análisis, en la medida en que los fantasmas aparece el objeto fálico, y en particular
el falo del analista se produce en un punto de proliferación que, aunque ya está instituido siempre puede
ser estimulado. El sujeto, como obsesivo, asegura mediante su fantasma la posibilidad de sostener frente a
su deseo, es aquí donde aparece a, el falo fantasmático.

quien está castrado.

.C
La solución del análisis del obsesivo es que llegue a descubrir la castración como la ley del Otro, es el Otro

Capítulo XXV: “La significación del falo en la cura”


DD
1.
El deseo es lo que pone en cuestión toda la economía del sujeto y está implicado en lo que se pone a moverse
en la palabra. El deseo, en cuanto deseo del Otro, esta más allá de la necesidad, más allá de toda satisfacción
de la necesidad. El deseo del hombre siempre ha de buscarlo en el lugar del Otro como lugar de la palabra,
LA

y por eso el deseo es un deseo estructurado en el lugar del Otro.

2.
Una neurosis obsesiva es mas complejo que una relación de vinculo libidinal con el sujeto del mismo sexo,
cualquiera que sea el nivel donde llegue a articularlas.
FI

Lacan situara en (sujeto barrado en relación a a) lo que es un detalle de la economía del obsesivo, a saber,
el papel que en ella juega la identificación con otro que es un a minúscula, otro imaginario. Es uno de los
modos gracias a los cuales el sujeto equilibra su economía de obsesivo. Un mecanismo de defensa mediante
el cual el sujeto equilibra la problemática de su relación con el deseo del Otro.


La relación (S tachada losange a) que está en el nivel del fantasma, es decir de la producción fantasmática
original que le permitió al sujeto situarse y arreglárselas con su deseo, pasa al nivel de la respuesta a la
demanda, es decir del mensaje.
La reducción subjetiva de los síntomas se obtiene por medio de un proceso regresivo porque hay reducción
de todo lo que corresponde al deseo al plano de la demanda.

3.
La estructura de la neurosis deja muy poco lugar a la determinación por la poscion del sexo, en el sentido
biológico, se encuentra la famosa prevalencia del objeto fálico.
La dirección de la cura se basa en la interpretación de que se trata de un deseo de posesión fálica y de un
deseo de castración del analista.
El problema del deseo se introduce precozmente en la vida de un sujeto, sobre todo en el obsesivo. Para el
sujeto el problema no es como en el fóbico saber si la madre tiene o no el falo, es saber que efecto produce
en el Otro esa x que es el deseo, saber que será el mismo, si es o no es aquello que es el deseo del Otro.

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145

Cap. XXVI: Los circuitos del deseo.


La dialéctica del ser y el tener vale para dos.
El hombre también ha de darse cuenta de que no lo es. En esta misma dirección Lacan sitúa una parte de los
problemas implicados en la solución del complejo de castración y de la envidia del pene.

1.
Solo se podría reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir, a una
articulación significante. Este esquema, aunque permanece en el nivel del entrecruzamiento del significante
con el empuje o la tendencia de la necesidad ¿a que conduce? A la identificación del sujeto con el Otro, en
tanto que éste articula la distribución de los recursos que pueden responder a la necesidad. No resulta así,

OM
por el solo hecho de que es preciso tener en cuenta el trasfondo de la demanda, aunque solo fuese para
explicar la articulación del sujeto en un orden que existe más allá del orden de lo real y que Lacan llama el
orden simbólico, que lo complica, que se superpone a él, que no se adhiere a él.
El niño mítico empieza a manifestar sus necesidades en presencia de su madre, es aquí, en A donde se
encuentra con la madre como sujeto hablante, y es aquí en s(A), donde se consuma su mensaje, en el punto

empiezan los problemas.

.C
donde su madre lo satisface. No es en el momento en que la madre no lo satisface, lo frustra cuando

En la medida en que para el sujeto humano se articula un mundo que supone un más allá de la demanda,
DD
cuando la demanda se satisface y no cuando es frustrada aparece lo que Winnicott llama los objetos
transicionales, es decir, los pequeños objetos, que adquieren una importancia extrema en la relación con la
madre (un pedazo de manda que el niño arrastra celosamente, un trozo de cualquier cosa, un sonajero)
Dicho esto, Lacan se detiene en la frustración, es decir, lo que ocurre cuando el mensaje no llega.
LA

2.
La relación con la madre, en la que la madre impone, más que su ley, se complica con el hecho de que, como
nos lo muestra la experiencia, el niño está abierto a la relación, de orden imaginario, con la imagen del
cuerpo propio, y con la imagen del toro, y esto a partir del estadio del espejo.
FI

El sujeto experimenta reacciones de decepción, de malestar, de vértigo en su propio cuerpo, con respecto a
la imagen ideal que tiene de dicho cuerpo y que adquiere en él un valor predominante debido a un rasgo de
su organización que se vincula con la pre maturación de su nacimiento.
Desde el origen se interfieren dos circuitos, el primero es el circuito simbólico donde se inscribe la relación


del sujeto con el superyó femenino infantil. Por otra parte, está la relación imaginaria con la imagen ideal de
sí mismo que queda herida.
Por una parte, la relación con el objeto primordial, la madre, el Otro como lugar donde se sitúa la posibilidad
de articular la necesidad en el significante, por otra parte, la imagen del otro, a minúscula, en la que el sujeto
tiene una especie de vinculo consigo mismo, con una imagen que representa la línea de su culminación
imaginaria, por supuesto.
El Padre, con P mayúscula, nunca es sólo el padre, sino mas bien el padre muerto, el padre como portador
de un significante, que autoriza y funda todo el sistema de los significantes y hace que el primer Otro esté él
también simbolizado.
El Otro no es pura y simplemente el lugar de ese sistema organizado, fijado. Es, a su vez, Otro simbolizado.
El Otro, el padre en este caso, el lugar donde se articula la ley, está él mismo sometido a la articulación
significante y está marcado por ella.

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146

El efecto del significante en el Otro, la marca que recibe de él en este registro, representa la castración
propiamente dicha. En la castración el agente es real, lo que se requiere es un padre real, mientas que la
acción es simbólica y afecta a un objeto imaginario.
Lo que le sirve de soporte a la acción simbólica llamada la castración es una imagen, elegida en el sistema
imaginario para ser dicho soporte. La acción simbólica de la castración elige su signo, que se toma prestado
del dominio imaginario, algo en la imagen del otro es elegido para llevar la marca de una falta.

3.
¿Qué quiere decir el síntoma? ¿Dónde se sitúa en este esquema?
Se sitúa en el nivel de la significación, esto es lo que Freud aportó un síntoma es una significación, un

OM
significado. Por esta razón podemos legítimamente simbolizarlo en este lugar mediante una s(A), significado
del Otro que proviene del lugar de la palabra.
Lo que Freud también nos enseño es que el síntoma nunc es simple, está sobre determinado, no hay síntoma
cuyo significante no se traiga de una experiencia anterior. Esta experiencia está situada en el nivel donde se
trata de lo que está reprimido. El corazón de todo lo que está reprimido en el sujeto es el complejo de

.C
castración, es el significante de la A tachada que se articula en el complejo de castración, pero que no está
por fuerza, ni está nunca totalmente articulado.
Donde se encuentra el problema del neurótico, se debe a la relación el significante con la posición del sujeto
DD
dependiente de la demanda.
La estructura del obsesivo está designada por una determinada relación con el deseo, toda la estructura del
obsesivo está determinada por el hecho de que el primer acceso a su deseo pasó, como para todo sujeto,
por el deseo del Otro y este deseo fue de entrada destruido, anulado.
Un rasgo esencial es que su propio deseo disminuye, parpadea, vacila y se desvanece a medida que él se le
LA

acerca. El acceso por parte del obsesivo a su deseo queda afectado por esta marca que hace que todo
acercamiento lo haga desvanecerse.
Lo que se ha de mantener para el obsesivo es la distancia con respecto a su deseo, y no a la distancia con
respecto al objeto, ha de mantenerse a cierta distancia de su deseo para que dicho deseo subsista.
FI

El obsesivo se empeña en destruir el deseo del Otro. No es que pida cosas más extraordinarias que los demás,
es su forma de pedirlo, es en relación del sujeto con la demanda donde reside el carácter especifico de la
articulación de la demanda de ése que es ya obsesivo en el momento en que esto se manifiesta, durante el
declive del Edipo o en el periodo de latencia.


El obsesivo está mejor orientado para arreglárselas con el problema de su deseo. Es en una determinada
relación, precoz y esencial, con su demanda como puede mantener la distancia para que sea en algún lugar
posible, aquel deseo en esencia anulado.
Lacan se preguntará ¿Qué es la obsesión? Y responderá que la misma siempre está verbalizada. De lo que se
trata en todas las obsesivas es de una destrucción completamente articulada, se trata de una destrucción
mediante el verbo, y mediante el significante. El sujeto es victima de una destrucción que llaman mágica del
Otro, dada en la propia estructura del síntoma.
En el obsesivo se trata de hacer descender al Otro a la categoría de objeto y destruirlo, solo en una cierta
articulación consigue el sujeto obsesivo preservar al Otro. El obsesivo es un hombre que vive en el
significante, está muy sólidamente instalado en él, dicho significante basta para preservar en él la dimensión
del Otro, pero ésta se encuentra en cierto modo idolatrada.

Capítulo XXVII: “Una salida por el síntoma”

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147

1.
La neurosis no es idéntica a un objeto, no es una especie de parásito extraño a la personalidad del sujeto, es
una estructura analítica que está en sus actos y en su conducta. No está hecha únicamente de síntomas, sino
que toda la personalidad del sujeto lleva la marca de esas relaciones estructurales, el conjunto del
comportamiento obsesivo o histérico está estructurado como un lenguaje.
El conjunto del comportamiento neurótico se presenta como una palabra plena, desconocida por el sujeto
en cuanto al sentido, aunque la pronuncie con todo su ser. Es una palabra pronunciada por el sujeto tachado,
tachado por sí mismo, que se llama inconciente. El Otro nace como lugar de la palabra, es invocado cada vez
que hay palabra.

OM
2.
El encuentro del deseo del sujeto con el deseo del Otro está sujeto a accidentes, y ahí es donde se ve
funcionar el significante falo.

3.

.C
El obsesivo es aquel que, en esta relación con el deseo del Otro, se encuentra marcado por la defunción de
los instintos. Su primera salida será anular el deseo del Otro (anulación, aislamiento, reacción de defensa)
Si el obsesivo se ve llevado a anular tantas cosas, es porque son cosas que se formulan, una demanda de
DD
muerte que tiene por resultado la destrucción del Otro, en primer término, del deseo del Otro.
El sujeto obsesivo está permanentemente ocupado manteniendo al Otro, haciéndolo subsistir mediante
formulaciones imaginarias. Son instituidas para sostener al Otro perpetuamente en peligro de caer, de
sucumbir ante la demanda de muerte, pues este Otro es la condición esencial de su propio mantenimiento
como sujeto. No podría subsistir como sujeto si el Otro fuese anulado.
LA

Lo que se le presenta en el nivel significante como anulado es lo que marca el lugar del deseo del Otro en
cuanto tal, a saber, el falo.
Mientras el histérico trata de localizar las dificultades en el nivel del ideal, de la mascara de la identificación,
donde se sitúa el obsesivo, por el contrario, para tratar de encontrar el lugar de su deseo.
FI

La relación del obsesivo con la imagen del otro consiste en el falo significante, en tanto que siempre se ve
amenazado de destrucción por estar atrapado en una denegación de volver a encontrárselo en la relación
con el Otro. En todo obsesivo ven manifestarse siempre el papel de la identificación con el otro que para él
tiene el prestigio de ser más viril, de poseer la potencia. El falo aparece en su forma imaginaria, el sujeto se


complementa con una imagen mas fuerte que él mismo, una imagen de potencia. El acento recae en la
imagen del otro como forma fálica, esta vez en el sentido imaginaria.

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UNIDAD TEMÁTICA III: La estructura perversa y las per-versiones:


CONTENIDOS:
a. La Verleugnung de la Castración. 1. Interrogación de las estructuras subjetivas perversas 2. Rasgos de
perversión en las diferentes estructuras clinicas. 3. Caracterización de la vida amorosa en el neurótico en su
diferencia con las perversiones. 4. Fantasma perverso: “Pegan a un niño” Los tres tiempos del fantasma. 5.
La posición perversa: Leonardo.
b. El fetichismo: su metapsicología. 1. Homosexualidad en los hombres. 2. Homosexualidad en las mujeres.
Lectura y análisis del texto “Sobre la psico génesis de un caso de homosexualidad femenina”. 3. Acting out-
Pasaje al Acto. 4. Travestismo. Transexualismo.
c. Impulsión al goce. 1 mostración y escenarios de las perversiones. Actos perversos. 2 puesta en escena del

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Fantasma. El libertido sadiano. Masoquismo. Exhibicionismo y Voyeurismo. 3. El “objeto a” como
instrumento. 4. La perversión como estructura.

• “Tres Ensayos para una Teoría Sexual” Freud (1905)


I. Las aberraciones sexuales:
Freud llamará objeto sexual a la persona de la que parte la atracción sexual y meta sexual a la acción hacia

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la cual esfuerza la pulsión. Freud va a dar cuenta de ciertas desviaciones cuya relación con la norma supuesta
exige una indagación a fondo:
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1. Desviaciones con respecto al objeto sexual:
Provocaría gran sorpresa el hecho de que haya hombres cuyo objeto sexual es el hombre, y mujeres que
tienen por tal objeto a la mujer. Este hecho recibe el nombre de inversión. Los invertidos pueden ser
absolutos (su objeto sexual tiene que ser de su mismo sexo), anfígenos (su objeto sexual puede pertenecer
tanto a su mismo sexo como al otro) ocasionales (pueden tomar como objeto sexual a una persona del
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mismo sexo y sentir satisfacción sexual con el acto sexual con ella).
En la inversión interviene una disposición bisexual e intervienen perturbación que afectan a la pulsión sexual
en su desarrollo.

2. Desviaciones con respecto a la meta sexual:


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La unión de los genitales es considerada la meta sexual normal en el acto que se designa como coito y que
lleva al alivio de la tensión sexual y a la extinción temporaria de la pulsión sexual. Sin embargo, ya en el acto
sexual más normal se anuncian los esbozos de aquello que, si se desarrolla plenamente, lleva a las
aberraciones que han sido caracterizadas como perversiones.


Las perversiones son:


• Trasgresiones anatómicas: hay una sobreestimación del objeto sexual que irradia al campo psíquico
y que se manifiesta como debilidad del juicio.
El uso de la boca como órgano sexual es considerado perversión cuando la lengua de una persona
entra en los geniales de la otra. También se reconoce el papel sexual de la mucosa anal.
Habría un sustituto inapropiado del objeto sexual (fetichismo) donde el objeto sexual normal es
sustituto por otro que guarda relación con él pero que es inapropiado para la meta normal. El
fetichismo consiste en la excitación erótico o la facilitación de un orgasmo a través de una prenda de
vestir, el fetiche es la devoción hacia los objetos materiales.
El caso patológico sobreviene cuando la aspiración al fetiche se fija y cuando el fetiche se desprende
de esa persona determinada y pasa a ser un objeto sexual por sí mismo.
• Demoras en relaciones intermedias con el objeto sexual: un cierto grado al uso de uso del tacto
parece indispensable para el logro de la meta sexual normal. El placer de ver se convierte en

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perversión cuando se circunscribe con exclusividad a los genitales, se une a la superación del asco
(voyeur: el que mira a otro en sus funciones excretorias) y suplanta a la meta sexual normal. En la
perversión cuya aspiración consiste en mirar y ser mirado sale a la luz un rasgo asombroso, a saber,
la meta sexual se presenta en una doble configuración, activa y pasiva.
Freud también hablará aquí del sadismo y masoquismo, es decir, la inclinación a infligir dolor al objeto
sexual y a su contraparte. El sadismo respondería a un componente agresivo de la pulsión sexual, el
masoquismo abarca todas las actitudes pasivas hacia la vida y el objeto sexual. En cuanto a la
perversión, el masoquismo parece alejarse de la meta sexual normal, no es otra cosa que una
prosecución del sadismo vuelto hacia la persona propia.
La propiedad más llamativa de esta perversión reside en que su forma activa y su forma pasiva se

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encuentran en una misma persona, el que siente placer en producir dolor en una relación sexual, es
capaz también de gozar como placer del dolor que deriva de unas relaciones sexuales.

3. Consideraciones generales sobre todas las perversiones:


Los médicos que primero estudiaron las perversiones se inclinaron a atribuirles el carácter de un signo
patológico o degenerativo, no obstante, la experiencia cotidiana ha mostrado que estas trasgresiones son

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un ingrediente en la vida sexual. Si las circunstancias lo favorecen, también la persona normal puede
reemplazar la meta sexual normal por una perversión, sin embargo, muchas de estas perversiones se alejan
tanto de lo normal que conviene llamarlas patológicas.
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Freud dará cuenta que la perversión se caracteriza por la exclusividad y la fijación. El estudio de las
perversiones ha dado cuenta que la pulsión sexual tiene que luchar contra ciertos poderes anímicos en
calidad de resistencia como la vergüenza y el asco.

4. La pulsión sexual en los neuróticos:


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El psicoanálisis indica los síntomas de los histéricos bajo la premisa de que son el sustituto de procesos
anímicos investidos de afecto, deseos y aspiraciones a los que en virtud de la represión se le ha denegado el
acceso a su tramitación. Y entonces, estas formaciones han quedado relegadas al estado de lo inconciente
aspiran a una expresión, a una descarga y en el caso de la histeria se encuentra la conversión.
También el psicoanálisis ha demostrado que los síntomas nacen a expensas de la pulsión sexual llamada
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normal que constituyen la expresión convertida de pulsiones que se designarían perversa. Por tanto, los
síntomas se forman a expensas de una sexualidad anormal, la neurosis, es por así decir, el negativo de la
perversión.


5. Pulsiones parciales y zonas erógenas:


Por pulsión se puede entender la agencia representante psíquica de una fuente de estímulos intrasomática
en continuo fluir. Los órganos brindan excitaciones de dos clases, a una de ellas se las designa como la
específicamente sexual y al órgano afectado como la zona erógena de la pulsión parcial que arranca de él.

6. Explicación de la aparente preponderancia de la sexualidad perversa en el caso de las psiconeurosis:


En la mayoría de los psiconeuróticos la enfermedad solo se contrae después de la pubertad y bajo los
reclamos de la vida sexual normal. O bien, se la contrae mas tardíamente cuando se frustran las vías
normales de la satisfacción de la libido.
En distintos casos de neurosis, lo decisivo será la fuerza innata de la inclinación perversa, su acrecentamiento
colateral por retracción de la libido de la meta y objetos sexuales normales.

7. Referencia al infantilismo de la sexualidad:

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Es discutible para Freud el hecho de que las perversiones se remonten a condiciones innatas o nazcan
respecto del fetichismo, en virtud de vivencias contingentes. Ahora Freud ofrece la resolución de que en la
base de las perversiones hay algo innato, pero algo que es innato en todos los hombres, se trata de unas
raíces innatas de la pulsión sexual. Esta presunta constitución que exhibe los gérmenes de todas las
perversiones solo podrá rastrearse en el niño, los neuróticos han conservado el estado infantil de su
sexualidad o han sido remitidos a él.

II. La sexualidad infantil:


Un estudio a fondo de las manifestaciones sexuales de la infancia revelarían los rasgos de la pulsión sexual.
Se encuentran noticias acerca de una práctica sexual temprana.

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1. El periodo de latencia sexual de la infancia y sus rupturas:
Parece seguro que el neonato trae consigo gérmenes de mociones sexuales, pero después sufren una
progresiva sofocación, parece que hacia el tercero o cuarto año de vida del niño su sexualidad se expresa en
una forma asequible a la observación.
Durante este periodo de latencia se edifican los poderes anímicos que mas tarde se presentarán como

vergüenza y la moral)

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inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostarán su curso a la manera de unos diques (el asco, la

Las mociones sexuales de estos años infantiles serian inaplicables y serían perversas, partirían de zonas
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erógenas y se sustentarían en pulsiones que provocarían sensaciones de displacer.

2. Las exteriorizaciones de la sexualidad infantil:


El modelo de las exteriorizaciones sexuales infantiles son el chupeteo que consiste en un contacto de succión
con la boca repetido rítmicamente que no tiene por fin la nutrición. El carácter más llamativo de esta práctica
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sexual, el hecho de que la pulsión no esté dirigido a otra persona, se satisface en el cuerpo, es propio del
autoerotismo. Los labios del niño se comportan como una zona erógena.
En el chupeteo se observan los tres caracteres esenciales de una exteriorización sexual infantil, esta nace
apuntalándose en una de las funciones corporales para la vida, todavía no conoce un objeto sexual, es
autoerótica y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena.
FI

3. La meta sexual de la sexualidad:


Una zona erógena es un sector de piel o de mucosa en el que estimulaciones de cierta clase provocan una
sensación placentera de determinada cualidad. Existen zonas erógenas predestinadas como el chupeteo,


pero también otro sectores de piel pueden prestar servicios a la zona erógena.
La meta sexual infantil consiste en producir la satisfacción mediante la estimulación apropiada de la zona
erógena que se ha escogido.

4. Las exteriorizaciones sexuales masturbatorias:


Es instructivo que bajo la influencia de la seducción el niño pueda convertirse en un perverso polimorfo, esto
demuestra que trae consigo la aptitud para ello, tales trasgresiones tropiezan con resistencias porque no se
ha erigido todavía los diques anímicos.
El niño pequeño carece de vergüenza y muestra una inequívoca complacencia en desnudar su cuerpo
poniendo énfasis en sus genitales. Bajo la influencia de la seducción, la perversión de ver puede alcanzar
gran importancia para la vida sexual.

5. La investigación sexual infantil:

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A la par que la vida sexual alcanza su primer florecimiento se inicia la pulsión de saber o de investigar. La
investigación sexual infantil ignora dos elementos, el papel del semen y la abertura sexual femenina, los
esfuerzos del pequeño investigador resultan infructuosos y terminan en una renuncia que no rara vez deja
como secuela un deterior de la pulsión de saber. La investigación sexual es siempre solitaria, implica un
primer paso hacia la orientación autónoma en el mundo y establece una fuerte extrañamiento del niño
respecto de las personas de su contorno.

6. Fases del desarrollo de la organización sexual:


Los caracteres de la vida sexual infantil son: es autoerótica y sus pulsiones parciales singulares aspiran a
conseguir placer cada una por su cuenta desconectadas entre si. El punto de llegada del desarrollo lo

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constituye la vida sexual del adulto normal.

Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su
conformación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica;
ahora halla al objeto sexual. Ahora es dada una nueva meta sexual, para alcanzarla, todas las pulsiones
parciales cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital.

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La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la coincidencia de las dos corrientes dirigidas
al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual. La corriente tierna reúne en si lo que resta del temprano
florecimiento infantil de la sexualidad.
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La nueva meta sexual consiste para el varón en la descarga de los productos genésicos. La pulsión sexual se
pone ahora al servicio de la función de reproducción. Todas las perturbaciones patológicas de la vida sexual
deben considerarse como inhibiciones del desarrollo.

III. Las metamorfosis de la pubertad:


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1. El primado de las zonas genitales y el placer previo.


Se ha tomado lo más esencial que presentan los procesos de la pubertad: el crecimiento manifiesto de los
genitales externos, que durante el periodo de latencia de la niñez había mostrado una relativa inhibición. Al
mismo tiempo, el desarrollo de los genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos
FI

genésicos, o bien recibirlos, para la gestación de un nuevo ser.


Este aparato debe ser puesto en marcha mediante estímulos, y estos pueden alcanzarse por tres caminos:
primero, desde el mundo exterior (por excitación de las zonas erógenas); segundo, desde el interior del
organismo; tercero, desde la vida anímica. Por los tres caminos se provoca un estado que se define


“excitación sexual” y se da a conocer por dos clases de signos: anímicos y somáticos. El signo anímico consiste
en un sentimiento de tensión, entre los múltiples signos corporales se sitúa primero una serie de alteraciones
genitales (la preparación para el acto sexual). La erección del miembro masculino y la humectación de la
vagina.
La tensión sexual: el estado de excitación sexual presenta el carácter de una tensión y, un sentimiento de
tensión tiene que conllevar el carácter del displacer. Lo decisivo para Freud es que opera pulsionalmente, lo
cual es por completo extraño a la naturaleza del placer sentido. Pero si la tensión del estado de excitación
sexual se computa entre los sentimientos de displacer, se tropieza con el hecho de que es experimentada
inequívocamente como placentera, es decir, siempre la tensión producida por los procesos sexuales va
acompañada de placer.
Mecanismo de placer previo: las zonas erógenas, en su conjunto, se aplican para brindar mediante su
adecuada estimulación un cierto monto de placer; de este, arranca el incremento de la tensión, la cual tiene
que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su término el acto sexual. La penúltima pieza de este

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acto es la estimulación de una zona erógena por el objeto más apto para ello y, bajo el placer que esta
excitación procura, se gana la energía motriz requerida para la expulsión de las sustancias genésicas. Este
placer último es el máximo poder de su intensidad, y diferente de los anteriores por su mecanismo. Es
provocado por la descarga, es en su totalidad un placer de satisfacción y con él se elimina temporariamente
la tensión de la libido.
Se designa al placer provocado por la excitación de zonas erógenas, placer previo; y, al placer producido por
el vaciamiento de las sustancias sexuales, placer final o placer de satisfacción de la actividad sexual. El placer
previo es, entonces, lo mismo que ya se podía ofrecer, pero en escala reducida, es decir, la pulsión sexual
infantil. El placer final es nuevo y depende de las condiciones que solo se instalan en la pubertad.
Peligros del placer previo: del mecanismo en que es incluido el placer previo deriva un peligro para el logro

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de la meta sexual normal. Ese peligro se presenta cuando, en cualquier punto de los procesos sexuales
preparatorios, el placer previo demuestra ser demasiado grande, y demasiado escasa su contribución a la
tensión. Entonces, falta la fuerza pulsional para que el proceso sexual siga adelante.

2. El problema de la excitación sexual.

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La conjetura de que la tensión resulta de algún modo del placer mismo, además de ser improbable, queda
invalidada por el hecho de que el placer máximo, unido a la expulsión de los productos genésicos, no produce
tensión alguna, al contrario, suprime toda tensión. Por lo tanto, placer y tensión sexual solo pueden estar
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relacionados de manera indirecta.
Papel de las sustancias sexuales: además del hecho de que solo la descarga de las sustancias sexuales pone
fin a la excitación sexual, hay aun otros asideros para vincular la tensión sexual con los productos sexuales.
Cuando se lleva una vida continente, el aparato genésico suele descargarse de sus materiales por las noches
en periodos variables. Ello ocurre con una sensación de placer y en el curso de la alucinación onírica de un
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acto sexual.
Cuando la reserva de semen está vacía, no solo es imposible la ejecución del acto sexual, sino que fracasa
también la estimulabilidad de las zonas erógena, cuya excitación, por más que sea la apropiada, ya no es
capaz de provocar placer alguno.
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La acumulación de los materiales sexuales crea y sostiene a la tensión sexual; ello se debe tal vez a que la
presión de estos productos sobre la pared de sus receptáculos tiene por efecto estimular un centro espinal,
engendrándose así para la conciencia la conocida sensación de tensión. Si la excitación de zonas erógenas
aumenta la tensión sexual, cuando esta es suficiente, pone en marcha el acto sexual, pero cuando no lo es,


incitan la producción de sustancias genésicas.


Apreciación de las partes sexuales internas: las observaciones de varones castrados parecen corroborar que
la excitación sexual es independiente de la producción de sustancias genésicas.
Teoría química: en el sector intersticial (hendidura, grieta) de las glándulas genésicas se producen ciertas
sustancias químicas que, recogidas por el flujo sanguíneo, cargan de tensión sexual a determinados sectores
del sistema nervioso central.

3. La teoría de la libido.
Freud estableció el concepto de la libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas que podría
medir procesos y transposiciones en el ámbito de la excitación sexual. El análisis nos ha permitido inteligir
que esta excitación sexual no es brindada solo por las partes llamadas genésicas, sino por todos los órganos
del cuerpo. Así llegamos a la representación de la libido yoica, la producción de esta está destinada a
ofrecernos la posibilidad de explicar los fenómenos psicosexuales observados. Ahora bien, esta libido yoica

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solo se vuelve cómodamente accesible al estudio analítico cuando ha encontrado empleo psíquico en la
investidura de objetos sexuales, vale decir, cuando se ha convertido en libido de objeto.
Además, podemos conocer, en cuanto a los destinos de la libido de objeto, que es quitada de los objetos, se
mantiene en estados de tensión y, por último, es recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte de
nuevo en libido yoica. A ésta última, por oposición a la libido de objeto, la llamamos también libido narcisista.
La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran reservorio desde el cual son emitidas las
investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo, como el
estado originario realizado en la primera infancia, que es solo ocultado por los envíos posteriores de la libido,
pero se conserva en el fondo tras ellos.

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4. Diferenciación entre el hombre y la mujer.
Solo con la pubertad se establece la separación entre el carácter masculino y el femenino. Es cierto que ya
en la niñez son reconocibles disposiciones masculinas y femeninas; el desarrollo de las inhibiciones de la
sexualidad (vergüenza, asco, compasión) se cumple en la niña pequeña antes y con menores resistencias
que en el varón, en general, parece mayor en ella la inclinación a la represión sexual.

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La activación autoerótica de las zonas erógenas es la misma en ambos sexos. Con respecto a las
manifestaciones sexuales autoerótica y masturbatoria, podría decirse que la sexualidad de la niña pequeña
tiene un carácter enteramente masculino, más aun, la libido es de naturaleza masculina, ya se presente en
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el hombre o en la mujer, y prescindiendo de que su objeto sea el hombre o la mujer.
Zonas rectoras en el hombre y en la mujer: en la niña la zona erógena rectora se sitúa sin duda en el clítoris,
y es por tanto homologa a la zona genital masculina, el glande. La experiencia acerca de la masturbación en
las niñas pequeñas se refería al clítoris y no a las partes de los genitales externos que después adquieren
relevancia para las funciones genésicas. Por lo tanto, las descargas del estado de excitación sexual en la niña
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pequeña se exteriorizan en contracciones del clítoris.


El proceso por el cual la niña se hace mujer es caracterizado, en la pubertad, por una nueva oleada de
represión, que afecta justamente a la sexualidad del clítoris. Más tarde, cuando el acto sexual es permitido,
el clítoris mismo es excitado, y sobre él recae el papel de retransmitir esa excitación a las partes femeninas.
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Toda vez que logra transferir la estimulabilidad erógena del clítoris a la vagina, la mujer ha mudado la zona
rectora para su práctica sexual posterior. En cambio, el hombre la conserva desde la infancia.

5. El hallazgo del objeto.




Durante la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, y en el varón, el ímpetu del miembro erecto
remite a la nueva meta sexual: la penetración en una cavidad del cuerpo que excite la zona genital. Desde lo
psíquico se consuma el hallazgo del objeto.
Cuando la satisfacción sexual estaba dada por la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo
propio: el pecho materno. Lo perdió más tarde cuando el niño pudo formar la representación global de la
persona a quien pertenecía ese órgano que le dispensaba satisfacción y la pulsión sexual pasa a ser
autoerótica. El mamar del pecho materno se constituye en el paradigma de amor y el hallazgo del objeto de
la pubertad es un reencuentro. El psicoanálisis marca dos caminos para el encuentro del objeto: a) por
apuntalamiento de los modelos de la temprana infancia b) el narcisista, que busca el propio yo y lo encuentra
en otros.
Objeto sexual del periodo de lactancia: a lo largo de todo el periodo de latencia, el niño aprende a amar a los
que satisfacen sus necesidades y le prodigan cuidados. Estos primeros cuidados maternales son para el niño

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una continua fuente de excitación y de satisfacción sexual a partir de las zonas erógenas (lo acaricia, lo besa,
lo mece y lo toma como un objeto sexual de pleno derecho)
Angustia infantil: los niños se comportan desde temprano como si su apego por las personas que los cuidan
tuviera la naturaleza del amor sexual. La angustia en los niños es la expresión de su añoranza (nostalgia) por
la persona amada, por eso responden a todo extraño con angustia, tienen miedo a la oscuridad porque no
ven a la persona amada y se dejan calmar si pueden tomarle la mano. Los niños con pulsión sexual
hipertrofiada por mimos excesivos padecen angustia, tan pronto como no pueden satisfacer su libido la
mudan en angustia.
La barrera del incesto: cuando la ternura de los padres sobre el niño evita la anticipación del despertar de la
pulsión sexual y lo hace en la pubertad cuando ya están dadas las condiciones físicas, la pulsión logra el

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cometido de conducir a ese niño hacia la madurez y hasta la elección del objeto sexual. Lo más inmediato
seria que eligiese a aquellas personas a las que ama, pero se ha erigido ante el la barrera del incesto. (Tótem
y Tabú)
La elección de objeto se efectúa primariamente en la esfera de la representación, y la vida sexual del joven
se despliega en el espacio de las fantasías no destinadas a ejecutarse, por lo que la moción sexual del niño

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es hacia sus progenitores diferenciada por la atracción hacia el sexo opuesto (la del varón hacia su madre y
la de la niña hacia su padre). Junto con esto se consuma uno de los logros más importantes, pero más
dolorosos de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores.
DD
Efectos posteriores de la elección infantil de objeto: la elección del objeto tiene apuntalamiento en el modelo
de los progenitores y todo lo que hace serie con ellos.
El hecho de que el primer enamoramiento serio del joven se dirija a una mujer madura, y el de una muchacha
a un hombre mayor, dotado de autoridad, es un claro ejemplo de esta fase del desarrollo.
La inclinación infantil hacia los padres es sin dudas la más importante, pero no la única de las sendas que,
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renovadas en la pubertad, marcan después el camino a la elección de objeto.

• “Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci” Freud (1910)


Freud aquí dará una gran importancia a un recuerdo o fantasía de Leonardo según el cual había sido visitado
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en su cuna por un ave de presa. Se trata de un buitre.


Freud hará un análisis profundo de su historia psicosexual.

I.


Leonardo Da Vinci (1452-1519) fue uno de los hombres más importantes del Renacimiento Italiano y si bien
ha legado obras maestra de la pintura, en el curso de su desarrollo el investigador nunca dejó el campo del
todo expedito al artista.
La lentitud que siempre llamó la atención en su modo de trabajar demuestra ser un síntoma de esa
inhibición, el preanuncio del extrañamiento respecto de la pintura que le sobrevino luego, casi había dejado
de ser artista.
Su carácter como hombre mostraba todavía muchos rasgos insólitos y aparentes contradicciones, cierta
inactividad e indiferencia parecía inequívoca en él. Leonardo se destacaba por su espíritu pacifico y calmo,
que evitaba enemistades y querellas, con frecuencia, parecía indiferente hacia el bien y el mal.
En cuanto a la peculiaridad sexual es poco lo que se sabe sobre Leonardo, es el ejemplo de una fría
desautorización de lo sexual. Solo se poseen algunos dibujos anatómicos sobre los genitales internos de la
mujer, la ubicación del feto en el seno materno, etc. (Algunos notables errores pueden discernirse en un
dibujo de Leonardo que figura el acto sexual en un corte anatómico sagital, y que por cierto no puede
llamarse obsceno).

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Es dudoso que Leonardo haya abrazado alguna vez a un mujer en arrebato amoroso, tampoco se tiene
noticia de un vínculo anímico intimo con una mujer. Incluso cuando fue maestro él mismo se rodeo de bellos
muchachos y adolescentes a quienes tomó como discípulo, podría decirse que mudo su pasión en esfuerzo
de saber y tras haber ganado el conocimiento dejaba que estallara el afecto. Sin embargo, su esfuerzo de
saber permaneció circunscrito al mundo exterior, algo lo mantenía alejado de la exploración de la vida
anímica de los seres humanos.
La mayoría de las personas consigue guiar hacia su actividad profesional porciones muy considerables de sus
fuerzas pulsiones sexuales, y la pulsión sexual es idónea para prestar esas contribuciones, ella está dotada
de la aptitud para la sublimación.
La indagación psicoanalítica enseña que muchos niños atraviesan hacia su tercer año de vida por un periodo

OM
que puede designarse como el de la investidura sexual infantil. La investigación se dirige a averiguar de
donde vienen los niños, como si el niño buscará los medios y caminos para prevenir ese indeseado
acontecimiento.
Muy poco se sabia sobre la juventud de Leonardo, nació en 1452, hijo extramatrimonial. Su padre fue notario
y descendiente de una familia de notarios y campesino, su madre (Caterina) era una muchacha campesina
que mas tarde de caso con otro morador.

II.

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Una sola vez Leonardo ha mencionado una comunicación de su infancia: en un lugar en que trata del vuelo
del buitre se interrumpe de pronto “Parece que ya de antes me estaba destinado ocuparme tanto del buitre,
DD
pues me acude, como un tempranísimo recuerdo, que estando yo todavía en la cuna un buitre descendió
sobre mí, me abrió la boca con su cola y golpeo muchas veces con esa cola suya contra mis labios”
Para Freud este es un recuerdo de la infancia, y lo que asevera es que un buitre abrió la boca del niño con su
cola, esto suena inverosímil por lo que esta escena ha de ser una fantasía que él se formó más tarde y
LA

trasladado a su infancia.
Si se considera la fantasía de Leonardo con los ojos del psicoanalista la traducción apunto a lo erótico. Cola
es uno de los familiares símbolos y designaciones sustitutivas del miembro viril, la situación contenida en la
fantasía corresponde a la representación de un acto sexual en que el miembro es introducido en la boca de
una persona usada. Esta fantasía recuerda a ciertos sueños y fantasías de mujeres u homosexuales pasivos.
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Tras esta fantasía se esconde una reminiscencia del mamar, o del ser amamantado, en el pecho materno,
escena humanamente hermosa que él procuro figurar con el pincel.
Freud se preguntará de donde viene ese buitre y como ha llegado a ese lugar respondiendo que en al
escritura figural sagrada de los antiguos egipcios, la madre es descrita con la imagen del buitre. El buitre era


considerado símbolo de la maternidad porque se creía que de esta variedad de pájaro solo existían hembras
y ningún macho.
El contenido objetivo de la fantasía es la sustitución de la madre por el buitre que indica que el niño echa de
menos al padre y que solo se ha hallado solo con la madre.
El mismo era hijo de buitre, pues tenía madre, pero no padre. A los cinco años había sido recogido en la casa
de su padre. Leonardo no paso con su padre y su madrastra los primeros años de su vida, sino con su madre
verdadera abandonada y pobre. De acuerdo con las noticias que se disponían de su padre, el mismo contrajo
matrimonio con una distinguida mujer el mismo año que nació Leonardo, a falta de hijos este matrimonio
acogió a Leonardo.

III.
La madre que amamanta al niño se ha mudado en un buitre que introduce su cola en la boca del niño. La
coda del buitre no puede significar otra cosa que un genital masculino.

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El esclarecimiento viene del lado de las teorías sexuales infantiles. Hubo un tiempo en que el genital
masculino estuvo unido a la figuración de la madre, cuando el niño varón se dirige por primera vez su apetito
de saber a los enigmas de la vida sexual, lo gobierna el interés por sus propios genitales. Como no tiene
posibilidad de colegir que existe otro tipo de genitales, tiene que recurrir a la hipótesis de que todos los seres
humanos tienen un miembro como el de él y el hecho de que pueda faltar el miembro es una representación
insoportable, por lo que el miembro está presenta en la niña, pero es pequeño, luego crecerá. También se
le ofrece el hecho de que el miembro estuvo, pero fue cortado y bajo el influjo de la amenaza de castración,
él reinterpreta los genitales femeninos, temblará por su propia virilidad y despreciará a las mujeres.
En la época en la que la mujer conservaba valor para él exteriorizó un intenso placer de ver como quehacer
pulsional erótico, quería ver los genitales de otras personas a fin de compararlos con los propios.

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El supuesto infantil del pene materno es la fuente común de la que derivan tanto la figura andrógina de las
divinidades maternas como la “coda” del buitre de la fantasía. Freud traduce entonces el resalto de Leonardo
“En aquel tiempo yo dirigía hacia la madre mi tierna curiosidad y aun le atribuía un genital como el mío”
Según Freud, todos los varones homosexuales habían mantenido en su primera infancia una ligazón erótica
muy intensa con la persona del sexo femenino, provocada o favorecida por la hiperternura de la madre y
sustentada por un relegamiento del padre en la vida infantil. Sin embargo, el amor por la madre sucumbe la

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represión, el muchacho reprime su amor por la madre poniéndose él mismo en el lugar de ella,
identificándose con la madre y tomando a su persona propia como el modelo a semejanza del cual escoge
sus nuevos objetos de amor.
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Así, se ha vuelto homosexual, los muchachos a quienes ama ahora no son sino personas sustitutivas y nuevas
versiones de su propia persona infantil y los ama como la madre lo amo a él de niño, es decir, halla sus
objetos de amor por vía del narcisismo.
La persona devenida homosexual por esa vía permanece en lo inconciente fijada a la imagen mnémica de su
madre. En virtud de la represión del amor por su madre, conserva a este en su inconciente y desde entonces
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permanece fiel a la madre, corre a refugiarse de las otras mujeres que podrían hacerle infiel.
Lo que por razones prácticas se llama homosexualidad, acaso provenga de múltiples procesos psicosexuales
de inhibición. A partir de esto, Freud expresará que solo huellas de una inclinación sexual no mudada es licito
esperar en Leonardo, por obra de ese vinculo erótico con la madre ha devenido homosexual.
FI

IV.
Leonardo pone de relieve la intensidad de los vínculos eróticos entre madre e hijo. “La madre me ha
estampado innumerables y apasionados besos sobre la boca”, la fantasía sintetiza el recuerdo de ser
amamantado y besado por su madre.


Quien evoque los retratos de Leonardo, recordará una sonrisa maravillosa, cautivadora y enigmática, que él
ha ensalmado en los labios de sus figuras femeninas. Es en el rostro de la florentina Monna Lisa del Giocondo
donde ha producido en el contemplador la conmoción más intensa y la mayor perplejidad.
Leonardo pintó durante cuatro años este retrato, pero él mismo lo declaró inconcluso y no se lo entregó a
quien se lo había encargado, se lo llevo consigo a Francia.
Esta cautivadora sonrisa reaparece desde entonces en todos su cuadros y en los de sus discípulos, parece
que se podría creer que encontró en su modelo esa sonrisa, uno creería que ese fue su ideal de mujer por
fin hallado y corporizado. Leonardo se encontró a sí mismo, y por eso le fue posible introducir tanto de su
propio ser en la imagen.
Según Freud, puede haber sucedido que Leonardo fuera cautivado por la sonrisa de Monna Lisa porque le
despertó algo en su interior que desde hacía tiempo dormía en su alma, probablemente un antiguo recuero,
una vez despertado este recuerdo tuvo el peso suficiente para no soltar más a Leonardo.
Su ejercicio del arte se inicio con dos clases de objetos que recuerdan a dos objetos sexuales. Si las cabezas
del niño eran multiplicaciones de su propia persona infantil, las mujeres sonrientes no son otra cosas que

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157

repeticiones de su madre Caterina, y Freud empieza a vislumbrar la posibilidad de que su madre hubiera
poseído esa misteriosa sonrisa que él había perdido y que tanto lo cautivo al reencontrarla en la dama
florentina.
La pintura de Leonardo más próxima en el tiempo a la Monna Lisa es la llamada “Santa Ana, la Virgen y el
Niño”, ambas mujeres muestran la sonrisa leonardesca. En efecto, si la sonrisa de la Gioconda le convocó el
recuerdo de su madre, se comprenderá que ello lo pulsionara desde el comienzo a crear endiosamente de
la maternidad y a devolver a la madre la sonrisa que había hallado en la noble dama.
En Leonardo, María está sentada en el regazo de su madre, se inclina hacia delante y extiende a ambos
brazos hacia el niño que juega con un corderito sin duda maltratándolo un poco. La abuela apoya en su
cadera su único brazo visible y mira a ambos desde lo alto con beatifica sonrisa, pero la sonrisa que juega en

OM
los labios de ambas madres ha perdido el carácter ominoso y enigmático, expresa interioridad y calma
beatitud.
En ese cuadro, se ha plasmado la síntesis de su historia infantil, en la casa de su madre n solo encontró a su
buena madrastra, sino a su abuela, la madre de su padre. Leonardo ha dado dos madres al niño, una que
extiende sus brazos hacia él y otra que, en el trasfondo, ambas dotadas de la bienaventurada sonrisa de la
dicha maternal.

.C
La infancia de Leonardo había sido justamente tan asombrosa como este cuadro, había tenido dos madres:
la primera fue la verdadera de cuyo lado lo sacaron cuando tenia entre 3 y 5 años, y la otra, una joven y
tierna madrastra, la esposa de su padre. Esto Leonardo lo plasmo en la composición de “Santa Ana con otros
dos”.
DD
La figura materna más alejada del niño corresponde, por su apariencia y su relación espacial con el niño, a la
madre primera, con la beatífica sonrisa de Santa Ana, el artista sin duda ha desmentido y ha encubierto la
envidia que la desdichada sentiría por verse obligada a entregar a su hijo a su rival de más linaje, del mismo
modo que antes le entregó a su Mario. Las figuras de Ana y de María están fusionadas, era lícito que las dos
LA

madres de su infancia le confluyeran al artista en una sola figura.


Así, se llega a corroborar que la sonrisa de la Monna Lisa del Giocondo le había despertado el recuerdo de la
madre de su primera infancia. En efecto, la ternura de la madre fue para él una fatalidad, comandó su destino
y las privaciones que le aguardaban.
La violencia de las caricias a que apunta la interpretación de su fantasía sobre el buitre no era otra cosa harto
FI

natural: la pobre madre abandonada no tenia mas remedio que dejar que afluyeran el amor maternal todos
sus recuerdos de caricias gozadas y era esforzada a ello, no solo para resarcirse de no tener marido, sino
para resarcir al hijo que no tenía un padre.
Así, a la manera de todas las madres insatisfechas, tomo a su hijo como reemplazante de su marido, y por la


maduración demasiado temprana de su erotismo, le arrebató una parte de su virilidad. Posee la naturaleza
de una relación amorosa plenamente satisfactoria, que no solo cumple todos los deseos anímicos sino todas
las necesidades corporales y si representa una de las formas de la dicha asequible al ser humano, ello se
debe a la posibilidad de satisfacer sin reproche también mociones de deseo hace mucho reprimidas y que se
llamarán “perversas”.

V.
Leonardo fracasó en la sofocación de sus afectos y en que eso encubierto por largo tiempo se conquistó una
expresión desfigurada.
El padre llegó a gravitar en el desarrollo psicosexual de Leonardo y no sólo por vía negativa en virtud de su
ausencia en la primera infancia de este, sino por su presencia durante el resto de su niñez. Cuando fue
acogido en casa de sus abuelos, sin duda que en su sentir la joven madrastra ocupó el lugar de su madre y él
entro en esa relación de rivalidad con el padre, como es notorio, la decisión a favor de la homosexualidad
solo sobreviene en las cercanías de la pubertad.

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158

Quien crea en condición de artista se siente como el padre de sus obras. Para la creación pictórica de
Leonardo, la identificación con su padre tuvo una fatal consecuencia, creaba y luego ya no se cuidaba de sus
obras, como su padre lo había descuidado a él. Pero si el imitar de su padre lo perjudicó como artista, su
revuelta contra aquel fue la condición infantil de su tarea de investigador. Su osada e independiente
investigación científica posterior presupone una investigación sexual infantil no inhibida por el padre y la
prolonga con el extrañamiento respecto de lo sexual.
En el complejo parental se discierne la raíz de la necesidad religiosa, el Dios omnipotente y justo, y la
naturaleza bondadosa aparecen como grandes sublimaciones de madre y padre. Y desde el punto de vista
biológico, la religiosidad se reconduce al periodo de desvalimiento y de necesidad de auxilio que se
encuentra en la criatura humana. Es completamente comprensible que Leonardo se abstuviese de toda

OM
manifestación directa de su postura frente al cristianismo.
En muchos aspectos, Leonardo siguió siendo infantil toda su vida, se dice que todos los grandes hombres
tienen que conservar algo infantil y probablemente la pulsión de juego de Leonardo desfalleciera en su
madurez y desembocara en la actividad investigadora que significo el ultimo despliegue de su personalidad.

VI.

.C
Freud destacara que en ningún momento se ha contado a Leonardo entre los neuróticos o enfermo de los
nervios. Se sitúa la personalidad de Leonardo en las cercanías de aquel tipo neurótico que se designa como
obsesivo.
DD
La meta de Freud era explicar las inhibiciones en la vida sexual de Leonardo y en su actividad artística. Su
nacimiento ilegitimo lo sustrae hasta el quinto año del influjo del padre, y lo deja librado a la tierna seducción
de una madre de quien él es el único consuelo. Elevado a besos por ella hasta la madurez sexual, no pudo
menos que ingresar en una fase de quehacer sexual infantil, de la cual solo se poseen pruebas de una única
exteriorización, la intensidad de su investigación sexual infantil.
LA

Una oleada represiva pone fin a esa desmesura infantil y establece las predisposiciones que saldrán a la luz
en la pubertad. El extrañamiento de todo quehacer sensual será el resultado más llamativo de la
trasmudación. A consecuencia de la represión del amor por la madre, esta parte será esforzada hacia una
actitud homosexual, en lo inconciente se conserva la fijación de la madre y a los recuerdos beatíficos del
comercio con ella, aunque provisionalmente persevere en estado inactivo. De tal manera, represión, fijación
FI

y sublimación cooperan para distribuirse las contribuciones que la pulsión sexual presta a la vida anímica de
Leonardo.
En el caso de Leonardo, Freud sustento la opinión de que la contingencia de su nacimiento ilegitimo y la
hiperternura de su madre ejercieron la mas decisiva influencia sobre la formación de su carácter y el


posterior destino, pues la represión de lo sexual sobrevenida tras esa fase infantil lo movió a sublimar la
libido en esfuerzo de saber y estableció para el resto de su vida su inactividad sexual.

• “Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre” Freud (1910)


Hasta ese momento, Freud había dejado en mano de los poetas pintar las condiciones de amor bajo las
cuales los seres humanos eligen su objeto y el modo en que ellos concilian los requerimientos de su fantasía
con la realidad, pero los poetas están atados a la condición de obtener un placer intelectual y por eso no
pueden figurar tal cual el material de la realidad.
Así se vuelve imprescindible que la ciencia se ocupe de las mismas materias con que la elaboración poética
deleita a los hombres.
En el curso de los tratamientos psicoanalíticos, uno tiene oportunidades de recoger impresiones sobre la
vida amorosa de los neuróticos. Freud empezará por describir la elección masculina de objeto.
1. La primera de estas condiciones de amor debe caracterizarse como específica, puede llamársela la
condición del “tercero perjudicado”, su contenido es que la persona en cuestión nunca elige como objeto

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159

amoroso a un mujer que permanezca libre, sino siempre a una sobre quien otro hombre pueda pretender
derechos de propiedad en condición de marido, prometido o amigo.
2. La segunda condición dice que la mujer casta e insospechable nunca ejerce el atractivo que puede elevarla
a objeto de amor, sino solo aquella conducta sexual de algún modo merezca mala fama y de cuya fidelidad
y carácter intachable se pueda durar. Un poco groseramente Freud designa esta condición como la del “amor
por las mujeres fáciles”
Así, como la primera condición daba pie a satisfacer mociones hostiles al hombre a quien se arrebataba la
mujer amada, esta segunda se relaciona con el quehacer de los celos que parecen constituir una necesidad
para el amante de este tipo. Estos celos jamás se dirigen al poseedor legitimo de la amada, sino a extraños
recién llegados, el amante no muestra ningún deseo de poseer para sí solo a la mujer, y parece sentirse

OM
enteramente cómodo dentro de la relación triangular.
Los siguientes puntos ya no describen las condiciones exigidas del objeto de amor, sino la conducta del
amante hacia el objeto de su elección.
3. En la vida amorosa normal, el valor de la mujer es regido por su integridad sexual, y el rasgo de la liviandad
lo rebaja. En estos rasgos de los vínculos amorosos descritos se acusa con nitidez el carácter obsesivo que
en cierto grado es propio de todo enamoramiento, los objetos de amor pueden sustituirse unos a otro tan a

.C
menudo que se llegue a la formación de una larga serie.
4. Lo más asombroso es la tendencia a “rescatar” a la amada. El hombre está convencido de que ella lo
necesita, de que sin él perdería todo apoyo moral y rápidamente se hundiría en un nivel lamentable, la recata
DD
no abandonándola.
Esa elección de objeto de curioso imperio y esa rara conducta tienen el mismo origen psíquico que en la vida
amorosa de las personas normales brotan de la fijación infantil de la ternura a la madre y constituyen uno
de los desenlaces de esa fijación.
En nuestro tipo, ella se ha demorado tanto tiempo junto a la madre, aun después de sobrevenida la
LA

pubertad, que los objetos de amor elegidos después llevan el sello de los caracteres materno y todos
devienen unos subrogados de la madre. Nadie posee mas que una madre, y el vinculo con ella descansa
sobre el fundamento de un suceso a salvo de cualquier duda e irrepetible.
La segunda condición de amor parece contrariar el complejo materno, pero justamente el nexo entre la
madre y la mujer fácil incita a Freud a explorar la historia de desarrollo y el nexo inconciente de esos dos
FI

complejos. La indagación reconduce a la época en que la vida del varoncito tuvo por primera vez una noticia
más completa de las relaciones sexuales entre sus padres. El muchacho toma, al mismo tiempo, noticia sobre
la existencia de ciertas mujeres que ejercen el acto sexual a cambio de una paga y por eso son objeto de
universal desprecio. Mas tarde, se dice con cínica corrección que a pesar de todo no es tan grande la


diferencia entre la madre y la prostituta, pues ambas en el fondo hacen lo mismo, es decir, no perdona a su
madre y lo considera una infidelidad que no le haya regalado a él sino al padre, el comercio sexual.
En cuanto a la tendencia de rescatar, el motivo del rescate tiene su significado, sus historias propias y es un
retoño autónomo del complejo parental. Al enterarse el niño de que debe la vida a sus padres, de que la
madre le ha regalado la vida, en el se aúnan mociones tiernas con las de una manía de grandeza en pugna
por la autonomía, para generar el deseo de devolver ese regalo a los padres, compensárselo por uno de igual
valor. Se forma entonces, la fantasía de rescatar al padre de un peligro mortal y rescatar a la madre cobra el
significado de obsequiarle o hacerle un hijo. La madre nos ha regalado la vida y uno le regala, a cambio, otra
vida, la de un hijo que tiene con el sí-mismo propio la máxima semejanza. Este solo deseo, el de ser su propio
padre satisface toda una serie de pulsiones: tiernas, de agradecimiento, desafiantes, de autonomía.

• “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” Freud (1912)


1.

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160

Freud comenzará hablando acerca de la impotencia psíquica, esta perturbación que aqueja a los hombres y
que se exterioriza en el hecho de que los órganos ejecutivos de la sexualidad rehúsan el cumplimiento del
acto sexual. Esta denegación sólo surge cuando lo ensaya con ciertas personas, por lo que la inhibición parte
de una propiedad del objeto sexual.
Se trata del influjo inhibitorio de ciertos complejos psíquicos que se sustraen al conocimiento del individuo,
se destaca la fijación incestuosa no superada a la madre y hermana. Además, debe tenerse en cuenta la
influencia de impresiones penosas accidentales que se anudan al quehacer sexual infantil.
El fundamento de la afección es también aquí una inhibición en la historia del desarrollo de la libido hasta
su plasmación definitiva y merecedora de llamarse normal. En este caso no confluyen una en la otra dos
corrientes cuya reunión es lo que asegura una conducta amorosa normal, dos corrientes que Freud puede

OM
distinguir: la tierna y la sensual.
La primera, la tierna, es la más antigua, proviene de la primera infancia y se ha formado sobre la base de los
intereses de la pulsión de autoconservación y se dirige a las personas que integran la familia. Desde el
comienzo ha recibido el aporte de las pulsiones sexuales (elección infantil primaria de objeto), la ternura de
los padres y las personas a cargo de la crianza contribuyen a acrecentar los aportes del erotismos a las
investiduras de las pulsiones yoicas en el niño.

.C
En la pubertad, se añade la corriente sensual que ya no ignora sus metas. Tropieza con los obstáculos de la
barrera del incesto, exteriorizará el afán de hallar lo más pronto posible el paso desde esos objetos,
inapropiados en la realidad, hacia otros objetos, ajenos, con los que pueda cumplirse una real vida sexual. El
DD
varón dejará a su padre y a su madre y se allegará a su mujer, así quedan conjugadas ternura y sensualidad.
Dos factores contribuirán al fracaso de este progreso del desarrollo de la libido, en primer lugar, la medida
de frustración real que contrarié la nueva elección de objeto y la desvaloricé para el individuo. En segundo
lugar, la medida de la atracción que sean capaces de exteriorizar los objetos infantiles que han de
abandonarse, y que es proporcional a la investidura erótica que les cupo todavía en la niñez. Si estos dos
LA

factores son lo bastante fuertes, entra en acción el mecanismo universal de la formación de neurosis, la
libido se extraña de la realidad, es acogida por la actividad de la fantasía (introversión) refuerza las imágenes
de los primeros objetos sexuales, se fija a estos.
Para que se produzca la impotencia psíquica la corriente sensual no puede haber sufrido en todo su monto
el destino de tener que desaparecer, oculta tras la corriente tierna, es preciso que se haya conservado
FI

intensa o desinhibida en grado suficiente para conseguir en parte su salida hacia la realidad. La corriente
sensual que ha permanecido activa solo busca objeto que no recuerden a las personas incestuosas
prohibidas.
La vida amorosa de estos seres permanece escindida en las dos orientaciones que el arte ha personificado


como amor celestial y terreno, cuando aman no anhelan y cuando anhelan no pueden amar. Buscan objetos
a los que no necesitan amar, a fin de mantener alejada su sensualidad de los objetos amados y si un rasgo
del objeto elegido para evitar el incesto recuerda al objeto que debía evitarse sobreviene la impotencia
psíquica. El principal recurso del que se vale el hombre consiste en la degradación psíquica del objeto.

2.
Freud ha reducido la impotencia psíquica al desencuentro de la corriente tierna y la sensual. Sustentará la
tesis de que la impotencia psíquica está mucho más difundida de lo que se cree, y que cierta medida de esa
conducta caracteriza de hecho la vida amorosa del hombre de cultura.
La corriente tierna y la sensual se encuentran fusionadas entre sí en las menos de las personas cultas, casi
siempre el hombre se siente limitado en su quehacer sexual por el respeto a la mujer, y solo desarrolla su
potencia plena cuando está frente a un objeto sexual degradado, lo que de nuevo tiene por fundamento la
circunstancia de que en sus metas sexuales entran componentes perversos que no osa satisfacer en la mujer
respetada.

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161

En la mujer se nota apenas una necesidad de degradar el objeto sexual, a menudo le sucede no poder desatar
más el enlace del quehacer sensual con la prohibición.

3.
El hecho de que el enfrentamiento cultural de la vida amorosa conlleve la más generalizada degradación de
los objetos sexuales puede apartar la mirada de los objetos para dirigirla a las pulsiones mismas.
Según Freud, es fácil comprobar que el valor psíquico de la necesidad de amor se hunde tan pronto como se
le vuelve holgado satisfacerse, es decir, hace falta un obstáculo para pulsionar la libido hacia lo alto.
En épocas en que la satisfacción amorosa no tropezaba con ninguna dificultad, el amor perdió todo valor. Y
en efecto, es en general cierto que la significatividad psíquica de una pulsión aumenta cuando es frustrada.

OM
Habría que ocuparse de la posibilidad de que haya algo en la naturaleza de la pulsión sexual misma
desfavorable al logro de la satisfacción plena. De la historia de desarrollo de esta pulsión se destacan dos
factores: en primer lugar, a consecuencia, de la acometida de la elección de objeto en dos tiempos separados
por la interposición de la barrera del incesto, el objeto definitivo de la pulsión ya no es nunca el objeto
originario, sino solo un subrogado (nunca se satisface plenamente). En segundo lugar, se descompone al
principio en una gran serie de componente no todos de los cuales pueden ser acogidos, sino más bien
sofocados.

.C
Las pulsiones amorosas son difíciles de educar, lo que la cultura pretende hacer con ellas no parece asequible
sin una aminoración de placer. La insatisfacción cultural seria la necesaria consecuencia de algunas
DD
particularidades de la pulsión sexual que ha cobrado bajo la presión de la cultura, esa misma ineptitud de la
pulsión sexual para procurar una satisfacción plena tan pronto es sometida a los primeros reclamos de la
cultura pasa a ser la fuente de los más grandiosos logros culturales, que son llevados a cabo por medio de
una sublimación.
LA

• “El tabú de la virginidad” Freud (1918)


La exigencia de que la novia no traiga al matrimonio el recuerdo del comercio sexual con otro hombre no es
más que la aplicación consecuente del derecho de propiedad exclusiva sobre una mujer, es la esencia de la
monogamia.
El primero que satisface la añoranza de amor de la doncella es tomado por ella en una relación duradera
FI

cuya posibilidad ya ningún otro tiene, sobre la base de esta vivencia se establece en la mujer un estado de
servidumbre. Esta ultima da cuenta de un grado insólitamente de dependencia y heteronomía con respecto
a otra quien mantiene comercio sexual. Esta servidumbre amorosa puede llegar hasta la pérdida de total
voluntad autónoma y la admisión de los mayores sacrificios del propio interés, la servidumbre es


incomparablemente más frecuente e intensa en la mujer que en el varón.


Para explicar el tabú de la virginidad Freud da cuenta de algunos factores. Hablara acerca de que en la
desfloración de la muchacha se derrama sangre, para los primitivos la sangre es el asiento de la vida. Esta
sangre mantiene una relación con la prohibición de matar y constituye una defensa contra la originaria sed
de sangre del hombre primordial, su placer de matar. Esta concepción articula el tabú de la virginidad con el
tabú de la menstruación. El primitivo, interpreta la menstruación como la mordedura de un animal
mitológico.
Una segunda explicación indica que el primitivo es presa de un apronte angustiado, ese apronte angustiado
se mostrará con la mayor intensidad en todas las situaciones que se desvíen de lo habitual, que conlleven a
algo nuevo, inesperado, no comprendido, ominoso.
Ambos intentos de explicación, el del horror de la sangre y el de la angustia ante las primicias, no se
contradicen entre sí, más bien, se refuerzan. El primer comercio sexual es un acto sospechoso, tanto más
cuanto que en él por fuerza mana sangre.

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162

Una tercera explicación destaca que el tabú de la virginidad pertenece a una trama en la que se incluye la
vida sexual entera, no solo el primer coito con la mujer es tabú, lo es el comercio sexual como tal. La mujer
es en todo un tabú.
Toda vez que el primitivo ha erigido un tabú es porque teme un peligro, se exterioriza un horror básico a la
mujer, el varón teme ser debilitado por la mujer, contagiarse de su feminidad y mostrarse luego
incompetente.
El psicoanálisis cree haber discernido lo principal de los fundamentos de esa desautorización narcisista de la
mujer, que linda mucho con el menosprecio refiriéndolos al complejo de castración y su influjo sobre el juicio
acerca de la mujer
Entre los primitivos se encuentra el tabú entretejido en un sistema artificioso, en un todo semejante al que

OM
los neuróticos desarrollan en sus fobias, los antiguos motivos han sido sustituidos por otros nuevos que
configuran un todo armónico. El primitivo erige un tabú donde teme un peligro, todo peligro proviene de un
propósito hostil de un ser animado como él, así amenace desde una fuerza natural o de otros hombres o
animales. Por otra parte, está habituado a proyectar al mundo exterior sus propias mociones internas de
hostilidad, a atribuirlas a los objetos que siente como desagradable, y es en la mujer en donde se discierne
una fuente de tales peligros.

.C
La desfloración no solo tiene la consecuencia cultural de atar la mujer al hombre, desencadena también una
reacción anárquica de hostilidad al varón. El extraño tabú de la virginidad, el horro con que entre los
primitivos el marido esquiva la desfloración hallan su justificación en esta reacción hostil.
DD
• “Pegan a un niño” Freud (1919)
I.
La representación fantasía “pegan a un niño” es confesada con frecuencia y se le suelen anudar sentimientos
placenteros, razón por la cual se la ha repetido innumerable veces, además, se abre paso a una satisfacción
LA

onanista.
La confesión de esta fantasía sobreviene con titubeos. El recuerdo de su primera aparición es inseguro, la
vergüenza y el sentimiento de culpa se movilizan. Las fantasías de esta clase se cultivaron muy temprano, ya
en el quinto o sexto año, pero cuando otros niños son azotados por el maestro, esa vivencia vuelve a
FI

convocar a las anteriores.


Covivenciar escenas reales de paliza en la escuela provocaba en el niño espectador una peculiar emoción,
una mezcla de sentimientos en la que la repulsa tenía una participación considerable.


II.
Tales fantasías emergen a raíz de ocasiones casuales y se retiene para la satisfacción autoeróticas, solo
admite ser concebida como un rasgo primario de perversión. Se sabe que una perversión infantil no
necesariamente dura para toda la vida, más tarde puede caer bajo la represión, ser sustituida por una
formación reactiva o ser trasmudada por una sublimación. Pero si estos procesos faltan, la perversión se
conserva.

III.
Insistir en la importancia de las vivencias tempranas no implica subestimar el influjo de las posteriores, pero
esas impresiones habla con voz alta por la boca del enfermo, mientras que es el médico quien debe alzar la
voz para defender los títulos de la infancia.
Es en el periodo de la infancia (de dos a cuatro o cinco años) cuando los factores libidinosos congénitos son
despertados y las fantasías de paliza aparecen hacia el fin de ese periodo o después de él.

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163

Las fantasías de paliza tienen una historia evolutiva nada simple, en cuyo transcurso su mayor parte cambia
más de una vez, su vínculo con la persona fantaseadora, su objeto, contenido y significado.
Para estudiar con mayor facilidad estas mudanzas en las fantasías de paliza Freud circunscribe sus
descripciones a las personas del sexo femenino.
La primera fase de las fantasías de paliza en niñas tiene que corresponder a una época temprana de la
infancia. El niño azotado nunca es el fantaseador, lo regular es que sea otro niño y ya que es posible que se
trate de un hermano no es posible establecer un vínculo entre el sexo del fantaseador y el del azotado. Por
tanto, la fantasía se la llamaría sádica pero no debe olvidarse que el niño fantaseador nunca es el que pega.
En cuanto a la persona que pega puede comprobarse que no es otro niño sino un adulto, esta persona se
vuelve más tarde reconocible de manera clara como el padre de la niña.

OM
La primera fase de la fantasía de paliza se formula “el padre pega al niño”, “el padre pega al niño que yo
odio”.
Entre esta primera fase y la siguiente se consuma grandes trasmudaciones, la persona que pega sigue siendo
la misma pero el niño ha devenido otro. La fantasía se ha teñido de placer y entonces su texto es “yo soy
azotado por el padre” con un carácter masoquista.

.C
La segunda fase es la más importante, pero ella nunca ha tenido una existencia real, nunca ha llegado a
devenir conciente, es decir, se trata de una construcción del análisis.
La tercera fase es en donde la persona que pega nunca es el padre, o bien se la deja indeterminada (como
DD
en la primera fase) o es investida por un subrogante del padre. En lugar de un solo niño azotado, casi siempre
están presentes ahora muchos niños que son varones, pero nunca resultan familiares. La fantasía es ahora
portadora de una excitación intensa, inequívocamente sexual u como tal procura la satisfacción onanista.

IV.
LA

Si se prosigue el análisis a través de esas épocas tempranas en que se sitúa la fantasía de la paliza, la niña se
aparece enredada en las excitaciones de su complejo parental.
La niña pequeña está fijada con ternura al padre, quien probablemente lo ha hecho todo para ganar su amor,
poniendo el germen de una actitud de odio y competencia hacia la madre.
FI

Sin embargo, Freud destaca que la fantasía de paliza no se anuda a la relación con la madre. Están los otros
hijos que a uno no le gustan porque debe compartir el amor de los padres con ellos, y pronto comprende
que ser azotado significa una destitución del amor y una humillación. Por esto, es una representación
agradable que el padre azote a este niño odiado, ello quiere decir, “el padre no ama a ese otro niño, me ama


solo a mi”
La fantasía satisface los celos del niño, pero también recibe vigoroso apoyo de sus intereses egoístas, por
eso es dudoso que se la pueda clasificar como puramente sexual, pero tampoco se la puede llamar sádica.
La fantasía de la época del amor incestuoso había dicho “el padre me ama solo a mí, no al otro niño, pues a
este le pega”. La conciencia de culpa no sabe hallar castigo más duro que la inversión de este triunfo “no te
ama, a vos te pega”, entonces la fantasía de la segunda fase la de ser uno mismo azotado por el padre,
pasaría ser expresión directa de la conciencia de culpa. Así la fantasía ha devenido en masoquista, en todos
los casos es la conciencia de culpa el factor que trasmuda el sadismo en masoquismo.
“El padre me ama” se entendía en el sentido genital, por medio de la regresión se muda en “el padre me
pega”. Este ser azotado es ahora una conjunción de conciencia de culpa y erotismo, no es sólo el castigo por
la referencia genital prohibida, sino también su sustituto regresivo.
La fantasía de la segunda fase permanece inconciente a consecuencia de la intensidad de la represión,
aunque por regla general la fantasía permanece inconciente y se la debe reconstruir por medio del análisis.

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164

Freud concibe como una sustitución a la fantasía notoria de paliza de la tercera fase, su configuración
definitiva en que el niño fantaseador sigue apareciendo como espectador, y el padre se conserva e la persona
de un maestro u otra autoridad.
Los niños azotados son casi siempre varones tanto en las fantasías de los varones como en las de las niñas,
y este rasgo no se explica por alguna competencia entre los sexos, tampoco nada tendría que ver con el sexo
odiado de la primera fase, sino que apunta a un proceso que sobreviene en las niñas. Cuando se extrañan
del amor incestuoso hacia el padres fácil que rompan con su papel femenino y reanimen su “complejo de
masculinidad”.

V.

OM
Estas observaciones pueden utilizarse para obtener esclarecimientos sobre la génesis de las perversiones en
general. La perversión ya no se encuentra más aislada en la vida sexual del niño, sino que es acogida dentro
de la trama de los procesos de desarrollo familiares para nosotros en su calidad de típicos. Es referida al
amor incestuoso de objeto, surge primero sobre el terreno de este complejo y luego de ser quebrantado
permanece como secuela de él.

.C
La perversión infantil puede convertirse en el fundamento para el despliegue de una perversión de igual
sentido, que subsista toda la vida y consuma toda la sexualidad de la persona, o puede ser interrumpida y
conservarse.
DD
En efecto, con frecuencia hallamos que los perversos en la pubertad han iniciado un esbozo de actividad
sexual normal, pero se lo resigno ante los primeros obstáculos y luego la persona retrocedió definitivamente
a la fijación infantil
Freud cree que el complejo de Edipo es el genuino núcleo de la neurosis, y la sexualidad infantil es la
condición efectiva de la neurosis, lo que resta de él como secuela constituye la predisposición a contraer una
LA

neurosis.
Entonces, la fantasía de paliza y otras fijaciones perversas serían unos precipitados del complejo de Edipo,
las cicatrices que el proceso deja tras su expiación.
Al comienzo, parece corroborase que el masoquismo no es una exteriorización primaria pulsional, sino que
FI

nace por una reversión del sadismo hacia la persona propia, ósea por regresión del objeto al yo, la pasividad
no constituye todavía el todo del masoquismo, a este le pertenece el carácter displacentero. La
trasmudación del sadismo en masoquismo parece acontecer por el influjo de la conciencia de culpa que
participa en la represión. La misma se exterioriza en tres clases de efectos: vuelve inconciente el resultado


de la organización genital, obliga a esta última a la regresión hasta el estadio sádico-anal y muda su sadismo
en el masoquismo pasivo, en cierto sentido de nuevo narcisista.
Freud supuso desde siempre que esa conciencia de culpa se refería al onanismo de la primera infancia y no
al de la pubertad, y que debía referírsela a la fantasía que estaba en su base, si bien de manera inconciente.
Es de importancia mayor la segunda fase, inconciente y masoquista, la fantasía de ser uno mismo azotado
por el padre. No solo porque continua su acción eficaz, también porque se pesquisan efectos suyos sobre el
carácter. Los seres humanos que llevan en su interior esa fantasía muestran una particular susceptibilidad e
irritabilidad hacia personas a quienes pueden insertar en la serie paterna.

VI.
La fantasía de paliza de la niña recorre tres fases: la primera y la última se recuerdan como concientes,
mientras que la intermedia permanece inconciente. Las dos concientes permanecen sádicas y la segunda es
de indudable naturaleza masoquista.

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165

En la primera y la tercera fantasía, el niño azotado es siempre otro, en la intermedia la persona propia, en la
tercera son solo varoncitos los azotados. La persona que pega desde el comienzo es el padre, luego alguien
que hace sus veces tomando de la serie paterna. La fantasía inconciente de la fase intermedia tuvo
originariamente significado genital, surgió por represión y regresión, del deseo incestuoso de ser amado por
el padre.
Como es natural, Freud espero hallar analogía entre las constelaciones entre el niño y la niña, en el caso del
primero la madre debía remplazar al padre en esa fantasía. Sin embargo, esa fantasía en que la persona
propia se retenía como objeto se diferenciaba de la segunda fase hallada en la niña por el hecho de que
podía devenir conciente. Pero si se quería equipararla a la tercera fase de la niña subsistía una nueva
diferencia, a saber, que la persona propia del muchacho no es sustituida por muchas indeterminadas, ajenas,

OM
y menos aún por muchas niñas. Así se malograba la expectativa de un paralelismo integro.
El material masculino de Freud incluía pocos casos en que la fantasía infantil de paliza no se presentara
acompañada de deterioros en la actividad sexual, si en cambio, un número de personas que debían
clasificarse como masoquistas genuinos en el sentido de una perversión sexual. De ellos algunos hallaban su
satisfacción sexual en el onanismo tras fantasías masoquistas, otros habían logrado acoplar masoquismo y
quehacer genital.

.C
A eso se suma el caso del masoquismo perturbado en su obrar perverso por unas representaciones obsesivas
que emergen con intensidad insoportable. El onanista masoquista se encuentre impotente cuando ensaya
DD
el coito con la mujer. Se observa que tanto en las fantasías masoquistas como en las escenificaciones que las
realizan, ellos se sitúan en el papel de mujeres coincidiendo su masoquismo con una actitud femenina.
El análisis de la primera infancia proporciona un descubrimiento. La fantasía conciente cuyo contenido es
ser azotado por la madre no es primaria, sino que tiene un estadio previo “yo soy azotado por el padre”. Este
estadio previo corresponde la segunda fase de la fantasía de la niña, la fantasía notoria y conciente “yo soy
LA

azotado por la madre” se sitúa en el lugar de la tercera fase de la niña en la cual unos muchachos
desconocidos eran azotados.
El “ser azotado” de la fantasía masculina es también un “ser amado” en sentido genital, pero al cual se
degrada por vía de regresión. La fantasía de paliza el varón es desde el comienzo pasiva, nacida de la actitud
FI

femenina hacia el padre, entonces como la niña corresponde al complejo de Edipo. En ambos casos la
fantasía de paliza deriva de la ligazón incestuosa con el padre.
En la niña, la fantasía masoquista inconciente parte de la postura edípica normal, en el varón de la
trastornada que toma al padre como objeto de amor. En la niña la fantasía tiene un grado previo en que la


acción de pegar aparece en su significado indiferente y recae sobre una persona a quien se odia por celos,
ambos elementos faltan en el varón.
En el paso a la fantasía conciente que sustituye la anterior, la niña retiene la persona padre y el sexo de a
persona que pega, pero cambia a la persona azotada. Por el contrario, el varón cambia persona y sexo del
que pega, sustituyendo al padre por la madre, y conserva su propia persona. En la niña, la situación
masoquista es trasmudada por la represión en una sádica, en el varón sigue siendo masoquista.
El varón se sustrae de su homosexualidad reprimiendo y refundiendo la fantasía inconciente. Mediante ese
mismo proceso, la niña escapa al reclamo de la vida amorosa, se fantasea varón.
Freud somete a examen dos teorías que tratan el vínculo de la represión con el carácter sexual y anticipa
que considera a ambas desertadas y engañosas.
La primera se apuntala a la constitución bisexual de los individuos humanos y asevera que en cada quien el
motivo de la represión seria la lucha entre los caracteres sexuales. El sexo de más intensa plasmación ha

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166

reprimido a lo inconciente a la subrogación anímica del sexo derrotado. Resumiendo: en el hombre lo


reprimido inconciente se reconduce a mociones pulsionales femeninas, y a la inversa en la mujer.
La segunda teoría supone que la lucha entre los sexos es lo decisivo para la represión, pero no invoca apoyos
biológicos sino sociológicos. Tiene por contenido que todo individuo se resiste a permanecer en la línea
femenina y esfuerza hacia la línea masculina, la única satisfactoria.
La teoría psicoanalítica sostiene que no es licito sexualizar los motivos de la represión, el núcleo de lo
inconciente lo constituye la herencia arcaica del ser humano. Por eso, la sexualidad infantil que sucumbe a
la represión, en la principal fuerza pulsional de la formación de síntoma, y por eso el complejo de Edipo es
el complejo nuclear de la neurosis.

OM
• “Sobre la psico génesis de un caso de homosexualidad femenina” Freud (1920)
Este artículo fue terminado y publicado en 1920. Aquí Freud comenzó a considerar más en profundidad toda
la cuestión de la sexualidad en la mujer.

I.
Freud comenta que la homosexualidad femenina es tan frecuente como la masculina. En este caso Freud

.C
dice que se pudo reconocer la historia de su génesis psíquica casi sin lagunas y con plena certeza.
Una muchacha de 18 años, inteligente, de una familia de elevada posición social, provoca el disgusto y el
cuidado de sus padres por la ternura con que persigue a una dama “de la sociedad” diez años mayor que
DD
ella. Los padres aseveran que esta dama es una cocotte (prostituta elegante). La muchacha no pone en
entredicho esta mala fama, pero ello no le hace desistir de su adoración por ella. Ninguna prohibición ni
vigilancia la alejan de aprovechar las raras ocasiones que se le ofrecen para hallarse en compañía de la dama,
de aguardarla horas, enviarle flores, etc. Este interés único ha devorado a todos los otros, no se preocupa
por continuar su formación ni le da valor alguno al trato social. Los padres no han notado que la muchacha
LA

se interesara por hombres jóvenes.


Dos aspectos de su conducta, en apariencia opuestos entre sí, provocan desagrado a sus padres: que no
tuviese reparo alguno en exhibirse públicamente por las calles con su amada de mala fama, y que no
desestimara ningún medio de engaño, ninguna mentira para posibilitar y encubrir sus encuentros con ella.
FI

Es decir, se notaba una clara publicidad, por un lado, y una total disimulación por otro. Un día el padre topo
por la calle con su hija en compañía de aquella dama y paso por al lado de ellas con una mirada colérica. Tras
eso, la muchacha escapo y se arrojó en las vías del ferrocarril que pasaba por allí. Es decir, fue un intento de
suicidio real, que lo pago con una larga convalecencia. Después de su restablecimiento, los padres ya no


intentaron tanto contrariarla con su decisión y la dama, que hasta entonces había rechazado sus
requerimientos, se sintió tocada y empezó a tratarla amistosamente. Este intento de suicidio había mostrado
que las severas medidas de sus padres no habían logrado su objetivo.
El padre de la muchacha era un hombre serio, respetable, en el fondo muy tierno, algo distanciado de sus
hijos por su impostado rigor. Su comportamiento hacia la única hija estuvo movido en demasía por
miramientos hacia su mujer, la madre de ella. Cuanto tuvo la noticia de las inclinaciones homosexuales de
su hija, se enfureció y quiso sofocarlas mediante amenazas. Estaba decidido a combatir la homosexualidad
de su hija por todos los medios y tenía en reserva el más poderoso antídoto, un casamiento estaba destinado
a despertar los instintos naturales de la muchacha y ahogar sus inclinaciones antinaturales.
La actitud de la madre no era fácil de penetrar. Ella no había tomado tan a lo trágico el extravió de su hija y
no le indignaba tanto. Hasta había tenido la confianza durante largo tiempo de la muchacha con relación a
su enamoramiento por aquella dama. Ella misma había sido neurótica durante varios años. Era en verdad
dura hacia su hija y tierna hacia sus tres muchachos.

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167

Freud dice que tenía varias razones para sentirse desasosegado (intranquilo), ya que no estaba frente a la
situación que el análisis demanda y en la única que puede mostrar su eficacia: cuando alguien, dueño de sí
mismo, sufre un conflicto interior y entonces acude al analista. No es indiferente que un individuo llegue al
análisis por anhelo propio o lo haga porque otros lo llevaron; que él mismo desee cambiar o solo quieran
ese cambio sus allegadores, las personas que lo aman o de quienes debería esperarse ese amor.
Otros factores desfavorables eran que la muchacha no era una enferma (no padecía por razones internas ni
se quejaba de su estado) y la tarea propuesta no era solucionar un conflicto neurótico sino trasportar una
variante de la organización genital sexual a otra. Y esto último nunca resulta fácil. El hecho de mudar a un
homosexual en heterosexual no es mucho más promisora que la inversa. Por lo tanto, Freud evito pintarles
a los padres la perspectiva de que su deseo se cumpliera.

OM
Freud sostiene que en toda una serie de casos el análisis se descompone en dos fases nítidamente separadas.
En una primera fase, el medico se procura los conocimientos necesarios acerca del paciente, lo familiariza
con las premisas y postulados del análisis y desenvuelve ante el la construcción de la génesis de su
sufrimiento, para la cual se cree habilitado por el material que le brindo el análisis. En una segunda fase, es
el paciente mismo el que se adueña del material que se le expuso, trabaja con él, y de lo que hay en su
interior de reprimido, recuerda lo que puede recodar e intenta recuperar lo otro n una suerte de

.C
reanimación. En este caso, el análisis trascurrió siguiendo este esquema, pero no fue proseguido más allá
del comienzo de la segunda.
Freud señala que la muchacha no había gozado más que algunos besos y abrazos, ya que aquella dama le
DD
había sido esquiva y nunca le concedió un favor más alto que permitir que le besara la mano. Esta dama solía
aconsejarle que desviara su inclinación por ella y por las mujeres en general, hasta que ella intento suicidarse.
El segundo punto que Freud intento establecer eran los motivos genuinos de la muchacha. Ella comento que
no podía imaginarse otra clase de enamoramiento que el homosexual, pero, que por el bien de sus padres
quería someterse al ensayo terapéutico, ya que le pesaba mucho causarles una pena así.
LA

La muchacha en su conducta hacia su objeto de amor había adoptado en todo el tipo masculino, vale decir,
la humildad y la enorme sobrestimación sexual que es propia del varón amante, la renuncia a toda
satisfacción narcisista, la preferencia por amar antes que ser amado. Por tanto, no solo había elegido un
objeto femenino, sino queta bien había adoptado había él una actitud masculina.
FI

II.
La muchacha había atravesado sus años infantiles, de manera poco llamativa, con la actitud normal del
complejo de Edipo femenino; más tarde, también, había empezado a sustituir al padre por el hermano un
poco mayor que ella. Traumas sexuales de la primera adolescencia no se recordaban ni el análisis pudo


describirlos. La comparación con los genitales de su hermano y los propios, ocurrida al comienzo del periodo
de latencia (hacia los 5 años o antes) le dejo una fuerte impresión. Hubo pocos indicios de onanismo en la
primera infancia. El nacimiento de un segundo hermano, cuando ella tenía cinco o seis años, no exteriorizo
influjo particular sobre su desarrollo. En los años escolares y la pre pubertad se familiarizó con los hechos de
la vida sexual. Esta muchacha nunca había sido neurótica, no aporto ningún síntoma histérico.
Entre los trece y catorce años manifestó una predilección tierna y algo exagerada por un niñito que aún no
había cumplido los tres años. Tan a pecho se tomó a ese niño que de ahí nació una larga relación amistosa
con los padres del pequeño. De ese hecho puede inferirse que en esa época estaba dominada por un gran
deseo de ser madre ella misma y tener un hijo. Pero poco después el niño comenzó a serle indiferente y
empezó a mostrar interés por mujeres maduras. Esta mudanza coincidió en el tiempo con algo ocurrido en
la familia, en lo cual Freud espera el esclarecimiento de la mudanza. Antes, su libido estuvo depositada en la
maternidad, después fue una homosexual enamorada de mujeres más maduras. Este acontecimiento tan
importante en su familia fue un nuevo embarazo de la madre y el nacimiento de un tercer hermano cuando
ella tenía 16.

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168

La trama que Freud propondrá le fue sugerida por el material analítico y contribuyeron algunos sueños de
fácil interpretación. El análisis logro reconocer indubitablemente que la dama amada era un sustituto de la
madre. Sin embargo, la dama misma no era madre y no había sido tampoco el primer amor de la muchacha.
Los primeros objetos de su inclinación desde el nacimiento del ultimo hermano fueron madres reales. El
vínculo intenso con la última amada tenía otro fundamento. La silueta delgada, la belleza y el carácter áspero
de la dama le recordaban a su propio hermano algo mayor que ella. Entonces, el objeto en definitiva elegido
no correspondía solo a su ideal de mujer sino también a su ideal de hombre; reunía la satisfacción de las dos
orientaciones de deseo, la homosexual y la heterosexual.
En cuanto a la relación de esta muchacha con su madre, tenía pocas razones para sentir ternura por ella.
Para esta mujer, su hija era una incómoda competidora; la relego tras los hermanos y vigilo con especial celo

OM
que permaneciera lejos de su padre.
La explicación que Freud ofrece es la siguiente: cuando la desilusión se abatió sobre ella, la muchacha se
encontraba en la fase del refrescamiento, en la pubertad, del complejo infantil del Edipo. Se le hizo
consciente a plena luz el deseo de tener un hijo y que fuera varón; que este debía ser hijo del padre y la
réplica de él, no le era permitido como saber consciente. Pero en eso sucedió que recibió el hijo no de ella,
sino la competidora odiada en lo inconsciente, su madre. Sublevada y amargada dio la espalda al padre y

.C
con ello al varón en general. Tras este primer fracaso, desestimo la feminidad y procuro otra colocación para
su libido. Es decir, tras esa desilusión había arrojado de si el deseo de tener un hijo, el amor por le varón y el
papel femenino en general. Ella se trasmudo en varón y tomo a la madre en el lugar del padre como objeto
DD
de amor (estos desplazamientos de la libido fueron totalmente icc). Su vínculo con la madre había sido sin
duda ambivalente desde el comienzo; por eso logro con facilidad reanimar el amor temprano hacia la madre.
De esta trasposición afectiva resulto la busca de un sustituto del cual pudiera prendarse con apasionada
ternura. La postura libidinal ganada así no hizo sino consolidares cuando la muchacha noto cuan
desagradable le resultaba al padre. Desde aquella primera reprimenda causada por una aproximación tierna
LA

a una mujer, ella sabía con qué podía ofender al padre y vengarse de él. Ahora seguía siendo homosexual
por un desafío contra el padre. La llamativa conducta de por un lado falta de precaución y por el otro una
prudencia refinada, tenía que ver con que el padre debía enterarse en ocasiones de sus tratos con la dama,
de lo contrario no sería venganza. Esta inversión se intensifico cuando topo en la dama con un objeto que al
mismo tiempo ofrecía satisfacción a la parte de su libido heterosexual todavía apegada al hermano.
FI

III.
Entonces, esta muchacha adopto en relación a la amada el tipo masculino de amor. Su humillación y su falta
de pretensiones, el hecho de que no la animase para nada la pésima reputación de la amada, hacia coincidir


esto con “el tipo masculino de elección de objeto” descrito por Freud. Por eso mismo, la pésima fama de la
dama era una condición de amor.
En cuanto al intento de suicidio, se agrega algo más. Fue de paseo con esa dama en un sitio y lugar en el que
el encuentro con el padre era probable. El padre paso junto a ellas y le arrojo una mirada furiosa. Tras eso,
la muchacha le confeso a la dama que ese era su padre, la dama entonces se enfureció y ordeno que la
dejase en el acto y nunca más aguardase ni le dirigiese una palabra, que esa historia tenía que terminar ya.
En la desesperación por haberla perdido de ese modo y para siempre, quiso darse por muerte. Tras la
interpretación de ella, pudo descubrirse otra cosa, que se apoyaba en sus sueños. Ese intento de suicido fue,
además de eso, otras dos cosas: un cumplimiento de castigo (auto punición) y un cumplimiento de deseo.
En cuanto esto último, significaba la consecución, el logro, de aquel deseo cuyo desengaño la había
empujado a la homosexualidad, a saber, el de tener un hijo del padre, ya que ahora ella caía por culpa del
padre (Freud relaciona el caer con el parir). En cuanto a la auto punición, la acción de la muchacha certifica
que había desarrollado icc deseos de muerte contra alguno de sus padres. Para el enigma del suicidio, el
análisis trae el esclarecimiento que no halla la energía psíquica para matarse quien, en primer lugar, no mata

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169

a la vez un objeto con el que se ha identificado, ni quien, en segundo lugar, no vuelve hacia si un deseo de
muerte dirigido hacia otra persona.
Freud sostiene que el pretextado respeto hacia los progenitores esconde la actitud de despecho y venganza
hacia el padre, actitud que la retenía en la homosexualidad.
El análisis se consumó casi sin indicios de resistencia. Freud sostiene que transfirió hacia el esa radical
desautorización del varón que la dominaba desde su desengaño por el padre. Señala que es difícil llevar a la
comprensión del analizado esa hostilidad latente, sin que corra peligro la cura. Freud interrumpió cuando
supo la actitud de la muchacha frente al padre y aconsejo que, de seguir, lo hiciera con una médica.
Entretanto, la muchacha había prometido al padre suspender por lo menos el trato con la dama.
Una sola vez Freud percibió algo que pudo concebir como transferencia positiva, como renovación del

OM
originario y apasionado enamoradamente del padre. En cierto momento, presento la muchacha una serie
de sueños. Ellos anticipaban la cura de la inversión por el tratamiento, expresaban su júbilo por las
perspectivas de la vida que ahora se le abrían, confesaban la añoranza por el amor de un hombre y por tener
hijos. La contradicción respecto de sus exteriorizaciones era grande, ella no escondía que pensaba en casarse
pero solo para sustraerse del padre. Entonces, tras esto, Freud le declaro que no daba fe a estos sueños, que
eran hipócritas y que ella tenía el propósito de engañarlo como solía engañar al padre. En ella, el propósito

.C
de engañar a Freud venia de lo preconsciente y pudo abrirse paso en la medida en que se conectó con una
moción inconciente de deseo de agradar al padre. Los dos propósitos, el de agradar y el de engañar al padre
provienen del mismo complejo.
DD
IV.
Desde una época muy temprana, la libido fluía en dos corrientes, y de ella la más superficial era la
homosexual. Con probabilidad era esa la continuación directa de una fijación infantil a la madre. El análisis
enseño, además, que la muchacha arrastraba un complejo de masculinidad acentuado, desde aquella
LA

inspección de los genitales había desarrollado una potente envidia del pene. Freud sostiene que era en
verdad una feminista, hallaba injusto que las niñas no gozan de las mismas libertades que los varones.
La conducta de la muchacha era como tenían que determinarla los efectos, unidos, del relegamiento por
parte de la madre y de la comparación de sus genitales con los del hermano, en medio de una fuerte fijación
a la madre.
FI

La homosexualidad no están simple, se trata de tres series de caracteres: caracteres sexuales somáticos,
carácter sexual psíquico y tipo de elección de objeto, que hasta cierto punto varían con independencia uno
de otro. Por ejemplo, puede haber un hombre en cuyo carácter prevalezcan las cualidades femeninas, que
se porte en el amor como una mujer, pero que sea heterosexual. El psicoanálisis adopta como premisa una


originaria bisexualidad del individuo humano.

• “Fetichismo” Freud (1927)


Un fetiche si bien es discernido como una anormalidad por sus adictos, rara vez lo sienten como un síntoma
que provoque padecimiento.
El caso más asombroso pareció el de un joven que había elevado a la condición de fetichista cierto “brillo en
la nariz”, el brillo en la nariz era una mirada en la nariz, es decir, el fetiche era la nariz.
La respuesta que el análisis arrojo acerca del sentido y el propósito del fetiche fue en todos los casos la
misma. Freud comunica que el fetiche es un sustituto del pene, el sustituto de un pene determinado, muy
particular que ha tenido una gran significatividad en la primera infancia, pero se perdió mas tarde. Esto es:
normalmente debiera ser resignado, pero justamente el fetiche está destinado a preservarlo de un
sepultamiento, el fetiche es el sustituto del falo de la mujer (de la madre) en que el varoncito ha creído y al
que no quiere renunciar.

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170

El varoncito rehusó darse por enterado de un hecho de su percepción, a saber, que la mujer no posee pene,
si la mujer está castrada, su propia posesión de pene corre peligro.
No es correcto que tras su observación de la mujer el niño haya salvado para sí su creencia en el falo de
aquella, la ha conservado, pero también la ha resignado. Si en lo psíquico la mujer sigue teniendo pene, pero
este pene ya no es el mismo que antes, algo otro lo ha remplazado, fue designado su sustituto, por así decir,
que hereda el interés que se había dirigido al primero.
Ese interés experimenta un aumento porque el horror a la castración se ha erigido un monumento
recordatorio a la creación de este sustituto. Como stigma indelebile de la represión sobrevenida permanece
la enajenación respecto de los reales genitales femeninos que no falta en ningún fetichista.
El fetiche perdura como el signo del triunfo sobre aquella amenaza de castración y de la protección contra

OM
ella, y le ahorra al fetichista el devenir homosexual, en tanto presta a la mujer aquel carácter por el cual se
vuelve soportable como objeto sexual.
Para Freud, el esclarecimiento del fetiche tiene otro interés teórico, él dio el enunciado de que la diferencia
esencial entre neurosis y psicosis reside en que en la primera el yo sofoca al servicio de la realidad, un
fragmento del ello, mientras que en la psicosis se deja arrastrar por el ello a desasirse de un fragmento de la
realidad.

.C
Hay numerosas e importantes pruebas de la bi-escindida actitud del fetichista frente al problema de la
castración de la mujer. En casos muy refinados, es en la construcción del fetiche mismo donde han
encontrado cabida tanto la desmentida como la aseveración de la castración. En otros casos, la bi-escision
DD
se muestra en lo que el fetichista hace con su fetiche. No seria exhaustivo destacar que evidentemente
equivale a una figuración de la castración, el fetichista desempeña el papel del padre.
La ternura y la hostilidad en el tratamiento del fetiche, que respectivamente corren en igual sentido que la
desmentida y la admisión de la castración se mezclan en diferentes casos en proporciones desiguales.
El modelo normal del fetiche es el pene del varón, así como ese órgano inferior, el pequeño pene de la mujer,
LA

el clítoris.

• “La escisión del yo en el proceso defensivo” Freud (1938)


En dicho texto se profundiza en la indagación del yo y su comportamiento en situaciones difíciles, se
entrelazan la noción de desmentida (verleugnung) y la idea de que ella da por resultado una escisión del yo.
FI

Hay un enlace con el problema de la alteración del yo invariablemente producida por los procesos
defensivos.
Freud dará cuenta que el yo del niño se encuentra al servicio de una poderosa exigencia pulsional que esta
habituado a satisfacer y es de pronto aterrorizado por una vivencia que le enseña que proseguir con esa


satisfacción le traería por resultado un peligro real-objetivo difícil de soportar y entonces debe decidirse:
reconocer el peligro real o desmentir la realidad objetiva a fin de preservar la satisfacción.
Es un conflicto entre la exigencia de la pulsión y el veto de la realidad objetiva, el niño responderá al conflicto
con dos reacciones contrarias, por un lado, rechaza la realidad objetiva y no se deja prohibir nada, por el
otro reconoce el peligro de la realidad objetiva, asume la angustia. Las dos reacciones contrapuestas frente
al conflicto subsistirán como núcleo de una escisión del yo.
La desmentida da cuenta de un extrañamiento respecto de la realidad, un proceso que se reservaría para la
psicosis.
El varón no contradice su percepción, no ha alucinado un pene donde no ve ninguno, sino que solo ha
emprendido el desplazamiento de valor, ha transferido el significado del pene a otra parte del cuerpo, para
lo cual sobrevino la regresión.

• “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” Freud (1925)

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Freud comunicará un resultado de la investigación analítica que debería tener validez universal. Freud ha
tomado al varón como objeto de la vida sexual infantil y supuso que en la niña seria semejante.
La situación del complejo de Edipo es la primera estación que se discierne con seguridad en el varón, resulta
inteligible porque en ella el niño retiene el mismo objeto, había investido con su libido todavía no genital.
También el hecho de que vea al padre como un rival perturbador a quien querría eliminar y sustituir se
deduce de las constelaciones objetivas, y ya Freud ha expuesto que la actitud edípica del varón pertenece a
la fase fálica y que se va al fundamento por la angustia de castración, o sea por el interés narcisista hacia los
genitales.
Aun en el varón, el complejo de Edipo es de sentido doble, también el quiere sustituir a la madre como
objeto de amor del padre, a esto se lo designa como actitud femenina. Hay una identificación de naturaleza

OM
tierna con el padre en donde esta ausente la rivalidad y otro elemento es el quehacer masturbatorio, el
onanismo de la primera infancia cuya sofocación activa el complejo de castración.
Por otro lado, también para la niña pequeña la madre fue el primer objeto, pero ¿cómo llega la niña a
resignarlo y a tomar a cambio el padre por objeto? El complejo de Edipo tiene una larga prehistoria y es una
formación secundaria.
Ella nota el pene de un hermano o un compañerito de juego, y al punto lo discierne como el correspondiente,

.C
superior de su propio órgano, a partir de ahí cae victima de la envidia del pene.
Hay aquí una oposición en la conducta de ambos sexos, cuando el varón ve por primera vez la región genital
de la niña, se muestra poco interesado al principio y solo más tarde despues que cobró influencia la amenaza
DD
de castración aquella observación le será significativa. Dos reacciones resultan de ese encuentro: horror
frente a la criatura mutilada o menosprecio triunfalista.
Nada de eso sucede en la niña, ha visto, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo. En este lugar se bifurca el
complejo de masculinidad de la mujer, la esperanza de recibir alguna vez un pene puede conservarse hasta
épocas tardías y convertirse en motivo de extrañas acciones, o bien sobreviene el proceso que Freud designa
LA

como desmentida que en la vida anímica infantil no es raro ni peligroso, pero que en el adulto llevaría a una
psicosis. La niña se rehúsa a aceptar el hecho de su castración y acaricia la convicción de que posee un pene,
por lo que se comporta como si fuera un varón.
Con la admisión de su herida narcisista, se establece en la mujer un sentimiento de inferioridad, empieza a
compartir el menosprecio del varón por ese sexo mutilado en un punto decisivo y se mantiene en paridad
FI

con el varón.
Una tercera consecuencia parece ser el aflojamiento de los vínculos tiernos con el objeto madre, uno se
convence de que al final la madre es responsable de esa falta de pene. Tras el descubrimiento de la
desventaja en los genitales, afloran celos hacia otro niño a quien la madre supuestamente ama más.


Hay otro efecto de la envidia del pene que es el mas importante de todos. Esta moción es el preanuncio de
aquella oleada represiva que en la época de la pubertad eliminará una grande parte de la sexualidad
masculina para dejar espacio al desarrollo de la feminidad.
De esta manera, el conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos esfuerza a la niña equeña a
apartarse de la masculinidad y del onanismo masculino.
Hasta ese momento no estuvo en juego el complejo de Edipo ni había desempeñado papel alguno, pero
ahora la libido de la niña se desliza a lo largo de la ecuación simbólica pene=hijo a una nueva posición.
Resigna el deseo del pene para reemplazarlo por el deseo de un hijo y con este propósito toma al padre
como objeto de amor.
En la niña, el complejo de Edipo es una formación secundaria, las repercusiones del complejo de castración
le preceden y lo preparan. Mientras que el complejo de Edipo del varón se va al fundamento debido al
complejo de castración el de la niña es posibilitado e introducido por este.
En el complejo de Edipo en el varón el complejo no es simplemente reprimido, zozobra formalmente bajo el
choque de la amenaza de castración, sus investiduras libidinosas son resignadas, desexualiazadas y

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sublimadas, sus objetos son incorporados al yo donde forman el núcleo del superyó, el superyó deviene
heredero del complejo de Edipo.
En la niña, la castración ya ha producido su efecto y consistió en esforzar a la niña a la situación del complejo
de Edipo, este puede ser abandonado, tramitado por represión o sus efectos penetrar en la vida anímica de
la mujer. El superyó nunca deviene tan implacable, tan impersonal, ten independiente de sus orígenes
afectivos. Muestra un sentimiento de justicia menos acendrado y menor inclinación a someterse a las
grandes necesidades de la vida, se deja guiar por sus sentimientos tiernos u hostiles.
Todos los individuos humanos a consecuencia de su disposición bisexual, y de la herencia cruzada, reúnen
en si caracteres masculinos y femeninos, de suerte que la masculinidad y feminidad puras sieguen siendo
construcción teóricas de contenido incierto.

OM
• “El problema económico del masoquismo” Freud (1924)
Freud ofrece su mas completa descripción del fenómeno del masoquismo y avanza, podría haber también
un masoquismo primario la cual la explica a partir de la mezcla y desmezcla. Ese masoquismo primario o
erógeno tiene dos formas derivadas, a una de ellas las denomina femenina y la tercera sería el moral.
La existencia de la aspiración masoquista en la vida pulsional Freud la clasificará como enigmática. El

.C
masoquismo es incomprensible si el principio de placer gobierna los procesos anímicos de modo tal que su
meta inmediata sea la evitación de displacer y la ganancia de placer.
Freud ha concebido al principio que gobierna todos los proceso anímicos como un caso de tendencia a la
DD
estabilidad, así atribuye al aparato anímico el propósito de reducir a la nada las sumas de la excitación
(principio de nirvana). El principio de nirvana estaría al servicio de las pulsiones de muerte, cuya meta es
conducir la inquietud de la vida a la estabilidad de lo inorgánico y tendría por función alertar contra las
exigencias de las pulsiones de vida que procuran perturbar el ciclo vital a cuya consumación se aspira.
Placer y displacer no pueden ser referidos al aumento o disminución de una cantidad. El principio de nirvana,
LA

súbdito de la pulsión de muerte ha experimentado en el ser vivo una modificación por la cual devino principio
de placer. El principio de Nirvana expresa la tendencia de la pulsión de muerte, el principio de placer subroga
la exigencia de la libido y su modificación, el principio de realidad, el influjo del mundo exterior.
Freud entiende al masoquismo como una condición a la que se sujeta la excitación sexual, como una
expresión de la naturaleza femenina y como una norma de la conducta e la vida. Es posible distinguir un
FI

masoquismo erógeno, uno femenino y uno moral. El masoquismo erógeno, el placer de recibir dolor, se
encuentra también en el fundamento de las otras dos formas, han de atribuírseles bases biológicas y
constitucionales. La tercera forma solo recientemente se ha apreciado por el psicoanálisis como un
sentimiento de culpa. En cuanto al masoquismo femenino, es el más accesible a la observación, el menos


enigmático.
De esta clase de masoquismo en el varón dan noticia sus fantasías de masoquismo que desembocan en el
acto onanista o figuran por sí solas la satisfacción sexual. Las escenificaciones reales de los perversos
masoquistas responden a estas fantasías (contenido manifiesto: ser amordazado, atado, golpeado azotado,
sometido a obediencia, etc.) el masoquista quiere ser tratado como un niño pequeño, desvalido y
dependiente, pero en particular como un niño díscolo.
Las fantasías masoquistas ponen a la persona en una situación característica de la feminidad, es decir,
significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir. Por eso Freud ha dado a esta forma de
manifestación del masoquismo el nombre de femenina.
En el contenido manifiesto de las fantasías masoquista se expresa también un sentimiento de culpa cuando
se supone que la persona afectada ha infringido algo que debe expiarse mediante procedimientos dolorosos
y martirizantes. Este factor de culpa lleva al masoquismo moral.
El masoquismo femenino se basa en el masoquismo primario, erógeno, el placer de recibir dolor.

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173

En el ser vivo (pluricelular) la libido se enfrenta con la pulsión de destrucción o de muerte; esta querría
disgregarlo y llevar cada uno de los organismos elementales a la condición de estabilidad inorgánica. La tarea
de la libido es volver inocua esta pulsión destructora desviándola hacia afuera, dirigiéndose hacia los objetos
del mundo exterior. Recién el nombre de pulsión de destrucción, apoderamiento, voluntad de poder. Un
sector de esta pulsión es puesto al servicio de la función sexual, es el sadismo propiamente dicho.
Otro sector permanece en el interior del organismo y allí es ligado libidinosamente con ayuda de la
coexitación sexual, en ese sector se discierne el masoquismo erógeno originario.
Se producen una mezcla y una combinación entre las dos clases de pulsión, asi no se debe contar con una
pulsión de muerte y una de vida puras, sino solo con contaminaciones de ellas, de valencias diferentes en
cada caso. A una mezcla de pulsiones, puede corresponderle una desmezcla.

OM
La pulsión de muerte en el interior del organismo es idéntica al masoquismo. No asombra a Freud enterarse
de que el sadismo proyectado, vuelto hacia afuera, o pulsión de destrucción, puede bajo ciertas
constelaciones ser introyectado de nuevo, vuelto hacia adentro, regresando así a su situación anterior. En
tal caso da por resultado el masoquismo secundario, que viene a añadirse al originario.
El masoquismo erógeno acompaña a la libido en todas sus fases del desarrollo y le toma prestados sus
cambiantes revestimientos psíquicos. La angustia de ser devorado por el animal totémico (padre) proviene

.C
de la organización oral, primitiva, el deseo de ser golpeado por el padre, de la fase sádico-anal, que sigue a
la castración, interviene en el contenido de las fantasías masoquistas como sedimento del estadio fálico de
organización y las situaciones de ser poseído sexualmente y de parir derivan de la organización genital
DD
definitiva. Las nalgas son la parte preferida erógenamente en la fase sádico anal, como son las mamas en la
fase oral y el pene en la fase genital.
En cuanto al masoquismo moral, es notable por haber aflojado su vinculo con la sexualidad, todo padecer
masoquista tiene por condición la de partir de la persona amada y ser tolerado por orden de ella. El
verdadero masoquismo ofrece su mejilla cada vez que se presenta la oportunidad de recibir una bofeteada.
LA

En otro lugar, Freud ha señalado que en el tratamiento analítico se ha topado con los pacientes cuyo
comportamiento frente a los influjos de la cura fuerza a atribuirles un sentimiento de culpa inconciente (la
reacción terapéutica negativa) Freud renunciará a la denominación de sentimiento inconciente de culpa y
hablará de necesidad de castigo.
Se ha atribuido al superyó la función de la conciencia moral y reconocido en el sentimiento de culpa la
FI

expresión de una tensión entre el yo y el superyó, el yo reacciona con sentimientos de culpa ante la
percepción de que no está a la altura de los reclamos que le dirige su ideal, su superyó. El yo encuentra su
función en conciliar entre sí las exigencias de las tres instancias a las que sirve, este superyó es subrogado
tanto del ello como del mundo exterior. Debe su Genesis a que los primeros objetos de las mociones


libidinosas del ello, la pareja parental, fueron introyectados en el yo, a raíz de lo cual el vinculo con ellos fue
desexualizado, experimento un desvió de las metas sexuales directas. El superyó conservo caracteres
esenciales de las personas introyectadas, su poder, severidad, inclinación a la vigilancia y el castigo.
Y es concebible que la severidad resulte acrecentada por la desmezcla de pulsiones que acompaña esa
introducción en el yo.
En cuanto al masoquismo moral, Freud ha dicho que la conducta de las personas aquejadas despierta la
impresión de que sufrieran una desmedida inhibición moral y estuvieran bajo el imperio de una conciencia
moral susceptible. El sadismo del superyó y el masoquismo del yo se complementan uno al otro y se aúnan
para provocar las ismas consecuencia.
El masoquismo moral pasa a ser el testimonio clásico de la existencia de la mezcla de pulsiones, su
peligrosidad se debe a que desciende de la pulsión de muerte, corresponde a aquel sector de ella que se ha
sustraído a su vuelta hacia afuera como pulsión de destrucción.

• “Seminario IV” Lacan

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174

Capítulo VI: “La primacía del falo y la joven homosexual”


La perversión más problemática que puede haber en la perspectiva del análisis es la homosexualidad
femenina. El sujeto femenino es siempre convocado, cuando el hombre lo encuentra, a inscribirse en una
especie de reencuentro que le sitúa de entrada en una posición caracterizada por la ambigüedad entre las
relaciones naturales y las relaciones simbólicas. La mujer deberá entrar en la dialéctica en función de objeto.

1.
La homosexualidad femenina aparece siempre cuando la discusión se refiere a las etapas que la mujer ha de
atravesar para cumplir con su culminación simbólica.
Para Lacan, no hay realización del macho y de la hembra, hay lo que está provisto del atributo fálico y lo que

OM
está desprovisto de él (castrado).
La niña cuando entra en el Edipo se pone a desear un niño del padre como sustituto del falo faltante y la
decepción de no recibirlo juega un papel esencial.

2.
Lacan retomará “Psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”, el cual trata de una muchacha

.C
vienesa de buena familia. La niña de 18 años se había convertido en objeto de preocupación para sus padres.
Ha ocurrido algo muy singular, va detrás de una persona diez años mayor que ella, una mujer de mundo.
Esta relación de la chica revela ser pasional y hace difíciles sus relaciones con la familia, el hecho de que eso
DD
enfurezca al padre constituye un motivo para la chica como una especie de tranquilo desafío.
Esta familia va a pedirle a Freud que ponga las cosas en orden, y él destaca las dificultades que presenta un
tratamiento cuando se treta de cumplir las exigencias del entorno, por lo que no puede hacerse un análisis
por encargo.
Freud precisa que este análisis no llegó a su término pero que le permitió ver muchas cosas como que en el
LA

análisis hay dos etapas, la primera consiste en recoger todo lo que se pueda saber y la segunda consiste en
doblegar las resistencias.
Hasta ese momento la muchacha no había estado nunca neurótica, el análisis no aportaba ningún síntoma
histérico, y por ello es chocante ver surgir una actitud en apariencia anormal. (la posición que la chica ocupa
respecto de esa mujer de no muy buena fama)
FI

La joven, en su actitud de coqueteo con el peligro iba a pasearse con la dama casi bajo la ventana de su casa.
Un día el padre sale y las ve, les lanza una mirada fulminante y se va. La dama le pregunta quién es esa
persona “es papá no parece muy contento”, entonces la dama se lo toma muy mal y le dice “en estas
condiciones no vamos a seguir viéndonos”. A partir de esto, la muchacha se tira, cae.


Se destaca el hecho de que anteriormente, la misma, cuidaba a un niño pequeño. Sin embargo, esa especie
de amor maternal se detiene y empieza a frecuentar mujeres ya maduras, como una especie de sustituto
materno. El punto clave es que su madre obtiene realmente otro hijo del padre.
La chica se muestra claramente agresiva con el padre, la tentativa de suicidio tiene lugar tras la decepción
producida por el hecho de que el objeto de su apego se le opone, se trataría de un fenómeno de contra
agresividad, de una vuelta hacia el sujeto de la agresión contra el padre. Cuando la chica cae del punto, hace
un acto simbólico que es el de un niño en el parto.

3.
En cuanto a Freud, Lacan destaca que el mismo hace estallar el conflicto, intenta revelar el discurso
mentiroso que estaba en el inconciente. Freud le dice a la muchacha que todo es contra él y en efecto, el
tratamiento se interrumpe.
Hay que destacar el hecho de que interviene un objeto real. El padre da un niño a una persona y ahí se
produce un vuelvo. Es en el plano simbólico, y no ya en el plano imaginario donde el sujeto se satisfacía con

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175

ese hijo, como hijo donado por el padre, pero la presencia del hijo real la hace volver al plano de la
frustración.
El amor que la chica siente por la dama apunta a algo muy distinto que a ella. Lo que se desea en la mujer
amada es precisamente lo que le falta, y lo que le falta es el objeto primordial cuyo equivalente va a
encontrar el sujeto en el hijo, como sustituto imaginario. Lo que se busca en la mujer es lo que falta, es el
objeto central de toda economía libidinal, el falo.

Capítulo VII: “Pegan a un niño y la joven homosexual”


1.
Lacan comenzará preguntándose acerca de qué es la perversión y responderá que algunos creyendo seguir

OM
a Freud dicen que se debe volver a la noción de la persistencia de una fijación que afecta a una pulsión
parcial. Esta fijación atravesaría de alguna forma indemne toda la dialéctica que tiende a establecerse con el
Edipo.
En la perversión se trataría de un accidente en la evolución de las pulsiones. Con una traducción clásica de
la noción de Freud según la cual la perversión es el negativo de la neurosis, algunos analistas quieren hacer
de la perversión una entidad en la que no se habría elaborado la pulsión. Incluso, tratan de mostrar que la

.C
perversión esta muy lejos de ser ese elemento puro persistente, que también ella forma parte de todo lo
que se realiza a través de las crisis, las fusiones, y defusiones dramáticas que atraviesa una neurosis, tratan
de explicar que la perversión es el negativo de la neurosis planteando una formula como esta, inspirada por
DD
todos los juegos a través de los cuales se desarrolla un análisis de la reducción de las defensas. En la
perversión se trata de una erotización de la defensa.
Lacan hablará acerca del texto “Pegan a un niños” el cual expresa tres etapas: el primer fantasma que se
puede encontrar toma la siguiente forma: Mi padre pega a un niño que es el niño a quien odio. Este fantasma
aparece vinculado con la historia del sujeto con la introducción de un hermano o hermana, de un rival que
LA

frustra al niño del cariño de sus padres.


La situación fantasmática tiene la complejidad de constar de tres personajes: está el agente del castigo, está
el que lo sufre y el sujeto. El que sufre es el niño odiado y el agente del castigo el padre. Se puede decir que
hay una relación entre el sujeto y los otros dos, el sujeto está implicado como el tercero en favor de quien
todo se desarrolla, esta presente como quien debe presenciar para hacerle saber el privilegio de la
FI

preferencia.
Se trata de una formación ya dramatizada y reactiva, surgida de una situación compleja que supone la
referencia intersubjetiva triple, con todo lo que introduce como referencia temporal y escansión.
En cambio, la segunda etapa es una situación reducida a dos personajes, es una etapa reconstruida,


indispensable para comprender la motivación de lo que se produce en la historia del sujeto. Esta segunda
etapa produce el fantasma: Mi padre me pega.
Por último, en el tercer tiempo se vuelve a encontrar al sujeto en una posición de observador, el fantasma
terminal: Pegan a un niño. En este pegan se encuentra vagamente la función paterna, pero el padre no es
reconocido, se trata más bien de un sustituto y a menudo, no se trata de un niño, sino de varios.
El fantasma perverso tiene una propiedad que puede aislarse. Hay como una reducción simbólica que ha
eliminado progresivamente toda la estructura subjetiva de la situación para dejar subsistir tan solo un
residuo, desubjetivado y enigmático porque conserva toda la carga de lo que en el Otro constituye la
estructura articulada en la cual el sujeto está implicado. En el fantasma perverso, todos los elementos están
presentes, pero todo lo que es significación se ha perdido.
Aquí es palpable como se forma el molde de la perversión, es decir, la valorización de la imagen. La dimensión
imaginaria se muestra predominante siempre que se trata de una perversión. Esta relación imaginaria está
a medio camino de lo que se produce entre el sujeto y el Otro, algo del sujeto que aun no se ha situado en
el Otro por estar reprimido. Se trata de una palabra que es del sujeto, pero, al ser por su naturaleza de la

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176

palabra, un mensaje que el sujeto debe recibir del Otro en forma invertida también puede permanecer en
el Otro y constituir lo reprimido y el inconciente, instaurando así una relación posible pero no realizada.
Freud, indica que el problema de la constitución de toda perversión debe abordarse a partir del Edipo. La
perversión sería una pulsión no elaborada por el mecanismo edipico y neurótico, algo que sobreviene pura
y simplemente, la persistencia de una pulsión parcial irreductible. Freud indica, que ninguna estructuración
perversa puede articularse sino como un medio, una pieza, un elemento de algo, a fin de cuentas, concesible,
comprensible, articulable, en y por medio del proceso, la organización del complejo de Edipo.

2.
En el caso de la joven homosexual, se trata de una perversión de constitución tardía, lo que no significa que

OM
no tuviera sus premisas en fenómenos primordiales. En el momento de la pubertad, esta joven adora a un
objeto, a un niño que cuida y con quien está unida por vínculos afectivos. A partir de esta base se produce
un giro y la lleva a interesarse por objetos de amor marcados por el signo de la feminidad, se trata de mujeres
en situación materna. Finalmente, se vera llevada a una pasión, calificada de devoradora por aquella
persona, la dama.
En cuanto a la niña, su primera introducción en la dialéctica del Edipo se debe a que el pene que desea es el

de un niño real.

.C
niño que espera recibir del padre, a modo de un sustituto, pero en el caso de la joven homosexual, se trata

¿Qué satisface en ella este niño que cuida? La sustitución imaginaria fálica por medio de la cual, como sujeto
DD
se constituye como madre imaginaria, si se satisface cuidando de este niño es para adquirir el pene
imaginario del que está frustrada.

3.
La joven homosexual tiene un objeto transicional, el pene imaginario, cuando cuida a su niño. Es homosexual
LA

y ama como un hombre, se encuentra en la posición viril. ¿Qué ha ocurrido entretanto? Ha habido, en el
plano de la relación imaginaria, una introducción de la acción real del padre, este padre simbólico que estaba
en el inconciente.
En efecto, el deseo del pene es sustituido en la niña por el hijo que va a recibir del padre, un niño imaginario
o real. El padre da realmente un niño, no a la hija sino a su madre, se entiende entonces que el sujeto sufriera
FI

una frustración cuando el niño real proveniente del padre como simbólico lo fue dado a su propia madre.
Si la situación se revelo como una relación de celos, y si la satisfacción imaginaria a la que se había entregado
la chica se hizo insostenible, fue por la introducción de un real, un real que respondía a la situación
inconciente en el plano de lo imaginario. Por una especie de interposición el padre se realiza ahora en el


plano de la relación imaginaria y no ya como padre simbólico. Entonces se instaura otra relación imaginaria
que la joven completa como puede.
Lo que estaba articulado de forma latente en el Otro con mayúscula, empieza a articularse de forma
imaginaria, al modo de la perversión. La joven se identifica con el padre y desempeña su papel, se convierte
ella misma en el padre imaginario, se queda con su pene y se aferra a un objeto que no tiene, un objeto al
que deberá darle eso que no tiene.

Capítulo IX: “La función del velo”


Lacan propondrá abordar el fetiche y el fetichismo. Lo que se ama en el objeto es lo que le falta, solo se da
lo que no se tiene.

1.
Freud aborda la cuestión del fetichismo, en primer lugar, en Tres Ensayos y en segundo lugar, en el articulo
titulado Fetichismo. Dice que el fetiche es el símbolo de algo, se trata una vez más, del pene, pero no de

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cualquier pene, el pene en cuestión no es el pene real, sino el pene en la medida en que la mujer lo tiene, es
decir en la medida en que no lo tiene. Se trata de un desconocimiento de lo real, se trata del falo de la mujer
que no tiene y que debería tener.
No se trata en absoluto de un falo real, que como real, exista o no, sino de un falo simbólico que por su
naturaleza se presenta en el intercambio como una ausencia. En efecto, todo lo que se puede transmitir en
el intercambio simbólico es siempre algo que es tanto ausencia como presencia, el falo en cuestión es un
objeto simbólico.
Este falo, la mujer no lo tiene simbólicamente, pero no tener el falo simbólicamente es participar de él a
titulo de ausencia, así pues, es tenerlo de algún modo. El falo siempre esta mas allá de toda la relación entre
el hombre y la mujer. Este pene simbólico, desempeña una función esencial en la entrada de la niña en el

OM
intercambio simbólico.
El fetiche, el falo como ausente, el falo simbólico.

2.
El fetiche es un símbolo. Lo que se ama en el objeto de amor, es algo que está más allá. El velo, la cortina
delante de algo, permite igualmente la mejor ilustración de la situación fundamental de amor, puede decirse

.C
incluso que al estar presente la cortina, lo que se encuentra más allá como falta tiende a realizarse como
imagen. Sobre el velo se dibuja la imagen, ésta y ninguna otra función es la de la cortina, la cortina cobra su
valor, su ser y su consistencia, porque sobre ella se proyecta y se imagina la ausencia. La cortina es el ídolo
DD
de la ausencia.
He aquí el sujeto, el objeto y ese más allá que es nada, o bien el símbolo, o el falo en cuanto que le falta a la
mujer. Pero una vez colocada la cortina, sobre ella puede dibujarse algo que dice, el objeto está más allá, el
objeto puede ocupar el lugar de la falta y ser también soporte de amor, pero en cuanto que no es
precisamente el punto donde se prende el deseo, el deseo aparece aquí como metáfora del amor, el objeto
LA

se muestra como ilusorio, y valorado como ilusorio.


Freud habla de la verleugnung a propósito de la posición fundamental de la denegación en la relación con el
fetiche.
Aquí en la estructura, en la relación con el más allá y con el velo. Sobre el velo puede imaginarse, es decir,
instaurarse como captura imaginaria y lugar del deseo, la relación con un más allá, fundamental en toda
FI

instauración de la relación simbólica. En la función del velo se trata de la proyección de la posición intermedia
del objeto.
Lo que constituye el fetiche, el elemento simbólico que fija el fetiche y lo proyecta sobre el velo, se toma
prestado de la dimensión histórica, es el monumento de la historia en la cual la imagen se detiene. La


rememoración de la historia se detiene y se suspende en el momento anterior.


El recuerdo pantalla esta vinculado con la historia a través de toda la cadena, es una detención de dicha
cadena y por eso es metonímico, porque la historia, por naturaleza, prosigue.

3.
La génesis del fetichismo está articulada con el complejo de castración. Freud dice que el fetichismo es una
defensa contra la homosexualidad. En las relaciones con el objeto amoroso que organizan el ciclo en el
fetichista se encuentra una alternancia de identificaciones. Identificaciones con la mujer enfrentada al pene
destructor, el falo imaginario de las experiencias primordiales del periodo oro-anal, centradas en la
agresividad de la teoría sádica del coito muestran una observación de la escena primitiva percibida como
cruel, agresiva, violenta incluso asesina. A la inversa, identificación del sujeto con el falo imaginario, que le
hace ser para la mujer un puro objeto que puede devorar y el límite es destruirlo.
El fetichismo es una clase que engloba nosológicamente toda clase de fenómenos cuya afinidad y parentesco
con el fetichismo indica de algún modo la institución.

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La envoltura no es como el velo, sino una forma de protección se trata de una égida con la que el sujeto se
envuelve, identificado con el personaje femenino.

Capítulo X: “La identificación con el falo”


El fetichismo como ejemplo de la dinámica del deseo, no se trata de un deseo construido sino de un deseo
con todas sus paradojas. El pensamiento freudiano partió de el deseo perverso.
Lacan aportó el término situado delante del objeto, ósea el velo, la cortina, el lugar donde se produce la
proyección imaginaria, aquí surge lo que convierte a la falta en una figura, el fetichista, que puede ser el
soporte ofrecido a algo cuyo nombre le viene precisamente de ahí, el deseo, pero el deseo como perverso.
Sobre el velo es donde el fetiche dibuja lo que falta más allá del objeto.

OM
El polo opuesto a la función del fetichismo es la función del travestismo. En este ultimo el sujeto se identifica
con lo que está detrás del velo, con el objeto al que le falta algo, el travestido se identifica con la madre
fálica, en la medida en que ésta, por otra parte, vela la falta del falo. En todo uso del vestido, hay algo que
participa de la función del travestismo, los vestidos no están hecho tan solo para esconder lo que no se tiene,
no se trata siempre y esencialmente de esconder el objeto, sino también de esconder la falta de objeto.

1.

.C
El polo opuesto con respecto al fetichismo es la función del travestismo. En el travestismo, el sujeto se
identifica con lo que está detrás del velo, con el objeto al que le falta algo, se identifica con la madre fálica
DD
en la medida en que ésta, por otra parte, vela la falta de falo. En todo uso del vestido hay algo que participa
de la función del travestismo, los vestidos no están hechos tan solo para esconder lo que se tiene, en el
sentido de tener o no tener, sino también para esconder algo de lo que no se tiene. No se trata simplemente
de esconder el objeto, sino también de esconder la falta de objeto.
Lacan hablará acerca de la estructura de la omnipotencia que no está en el sujeto, sino en la madre, es decir,
LA

en el Otro primitivo, quien es omnipotente es el Otro. Pero tras esta omnipotencia, se encuentra la falta
última de la que se halla suspendida su potencia, en cuanto al sujeto percibe la falta que le hace a él mismo
impotente, el mecanismo ultimo de la omnipotencia es remitido más allá, a saber, allí donde algo no existe,
en grado máximo. Aquí es donde el sujeto acentúa el secreto y el verdadero motor de la omnipotencia.
FI

2.
La identificación de objeto y la elección de objeto aparecen en muchos casos como si se sustituyeran el uno
al otro, sin embargo, es evidente la necesidad de mantener una distinción entre los dos, puesto que no es lo
mismo estar del lado del objeto o del lado del sujeto.


La identificación es una función mas primitiva en la medida en que se comporta como una elección de objeto,
pero una elección de objeto que, no obstante, requiere una articulación de por sí muy problemática, este
objeto es una especie de otro yo en el sujeto.

3.
De entrada, se trata de concebir el vinculo entre la identificación y la introyección. La metáfora subyacente
a la introyección es una metáfora oral.
Cada vez que la pulsión aparece en el análisis o fuera de él, se debe concebir, en cuanto a su función
económica, en relación con el desarrollo de una relación simbólicamente definida.

Capítulo XI: “El falo y la madre insaciable”


1.
La frustración no es la negación de un objeto de satisfacción en el sentido puro y simple. Freud nunca habla
de frustración habla de la versagung que se inscribe mucho mas adecuadamente en la noción de denuncia,

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179

como se dice, denunciar un tratado. La palabra puede significar a la vez promesa y ruptura de promesa. Esto
sucede a menudo en las palabras precedidas de ver, prefijo tan esencial en alemán y que tiene un lugar
eminente en la elección de las palabras en la teoría analítica.
La frustración no es denegar un objeto de satisfacción. En el origen, la frustración solo es concebible como
la denegación de un don, en la medida en que el don es símbolo de amor.
El don implica todo el ciclo de intercambio en el que se introduce el sujeto, si hay don, es solo porque hay
una inmensa circulación de dones que recubre todo el conjunto intersubjetivo. El don surge de un más allá
de la relación objetal, pues supone todo el orden del intercambio en el que ya ha entrado el niño, y
únicamente puede surgir de este más allá con el carácter que lo constituye como propiamente simbólico.
No hay don que no esté constituido por el acto que previamente lo había anulado o revocado. El don se da

OM
o no se da al llamar. Si la llamada es fundamental, fundadora en el orden simbólico, es en la medida en que
lo reclamado puede ser rehusado, la llamada es ya una introducción a la palabra comprometida en el orden
simbólico.
El don se manifiesta al llamar, la llamada se hace oír cuando el objeto no está, cuando está el objeto se
manifiesta solo como signo del don, está ahí precisamente para ser rechazado en cuando a nada.
Toda satisfacción implicada en la frustración es lo que está sobre el fondo del carácter decepcionante del
orden simbólico.

2.
.C
DD
La madre es primordialmente omnipotente y no se puede eliminar esta dialéctica, es una condición esencial.
Ella constituye un campo virtual de nadificación, simbólica que dará todos los objetos venideros, cada uno
en su momento, todo su valor simbólico.
El orden simbólico es el lecho necesario para que pueda entrar en juego la primera relación imaginaria sobre
la cual se produce el juego de la proyección y su contrario.
LA

El don tipo es, es el don de la palabra, porque en efecto, el don es aquí, igual en su principio. Desde el origen,
el niño se nutre tanto de palabras como de pan y muere por ellas. El hombre no solo muere por lo que entra
en su boca, sino también por lo que de ella sale.
El término regresión es aplicable a lo que ocurre cuando el objeto real, junto con la actividad dirigida a
hacerse con él, sustituye la exigencia simbólica.
FI

3.
Que los excrementos se conviertan en objeto preferente del don no ha de sorprender, ya que evidentemente
es en el material a su disposición en relación con su cuerpo donde el niño puede encontrar lo real adecuado


para alimentar lo simbólico. Se trata de ver cómo en la dialéctica de la frustración se introduce el falo.
Lacan admitirá aquí que la falta es el principal deseo.
El falo imaginario desempeña un papel significante de primer orden.
En todo el periodo pre edipico, cuando se originan las perversiones, se desarrolla un juego, el juego de la
sortija o el del trilero, en el cual el falo es fundamental como significante, fundamental en ese imaginario de
la madre que se trata de alcanzar, porque el yo del niño se apoya en la omnipotencia de la madre. Se trata
de ver donde esta y donde no está, nunca esta verdaderamente donde está, nunca esta del todo ausente de
donde no está. En esto debe basarse toda la clasificación de las perversiones y lo esencial es la relación con
el falo.
Por ejemplo, en el travestismo, el sujeto pone en tela de juicio su falo. Es preciso que el sujeto sea portador
del fetiche. El sujeto se identifica con una mujer, pero una mujer con falo, solo que lo tiene a tiulo de falo
escondido, el falo siempre ha de participar de algo que lo vela.
Aunque el objeto real este presente, se ha de poder creer que no está y ha de caber la posibilidad de creer
que está precisamente donde no está.

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180

Del mismo modo, en la homosexualidad masculina se trata para el sujeto de su propio falo, perro el suyo
buscando en otro.
Cuando se le pone la mano encima, cuando alguno lo encuentro y se fija a él definitivamente, como ocurre
en la perversión de las perversiones, llamada fetichismo, verdaderamente la que muestra no solo donde esta
la realidad sino también que es el objeto es exactamente nada. Es un viejo vestido raído, una antigualla. Esto
es lo que se encuentra en el travestismo, un zapato gastado. Cuando aparece, cuando se descubre realmente
lo que es, es el fetiche.
La etapa crucial se sitúa junto antes del Edipo, la de la frustración primitiva y el Edipo. En esta etapa, el niño
se introduce en la dialéctica intersubjetiva del señuelo.

OM
Capítulo XII: “Del complejo de Edipo”
Lacan hará referencia al objeto fetiche y al objeto fóbico.

1.
¿De qué se trata al final de la fase preedípica y en los albores del Edipo? Se trata de que el niño asuma el falo
como significante, y de una forma que haga de él instrumento del orden simbólico de los intercambios, rector

.C
de la constitución de los linajes. ¿De que se trata a fin de cuentas en el Edipo? Se trata de que el sujeto se
encuentre él mismo capturado en esa trampa de forma que se comprometa en el orden existente, de una
dimensión distinta que la trampa psicológica que fue su vía de entrada. No basta con que el sujeto alcance
DD
la heterosexualidad tras el Edipo, sino que el sujeto, niño o niña, ha de alcanzarla de forma que se sitúe
correctamente con respecto a la función del padre. Éste es el centro de toda la problemática del Edipo.

2.
La observación separa la angustia de la fobia, si de las dos una viene después de otra es por algo, una viene
LA

en auxilio de la otra, el objeto fóbico viene a cumplir su función sobre el fondo de la angustia.

3.
Para Lacan, el padre simbólico es impensable, no está en ninguna parte. El texto Totem y Tabú sirve para
decir que, para que subsista algún padre, el verdadero padre, el único padre, el padre único, ha de haber
FI

estado antes de la historia y ha de ser el padre muerto, el padre asesinado.


Se trata de algo que no interviene en ningún momento de la dialéctica, salvo por mediación del padre real,
el cual en un momento cualquiera vendrá a desempeñar su papel y su función, permitiendo vivificar la
relación imaginaria y dándole su nueva dimensión.


El fin del complejo de Edipo es correlativo de la instauración de la ley como reprimenda en el inconciente.
La ley no es simplemente aquello en lo que está incluida e implicada la comunidad de los hombres.

• “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” Lacan


La oposición entre el goce clitoridiano y la satisfacción vaginal ha visto a la teoría reforzar su motivo hasta
alojar en él la inquietud de los sujetos. La naturaleza del orgasmo vaginal conserva su tiniebla inviolada.
La representación de la sexualidad femenina condiciona, reprimida o no, su puesta en obra y sus emergencia
desplazadas, fijan la suerte de las tendencias.
Conviene preguntar si la mediación fálica drena todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer y
toda la corriente del instinto materno.
Lacan recordará no reducir el suplemento de lo femenino a lo masculino al complemento del pasivo al activo.
En cuanto a la frigidez y a la estructura subjetiva. La frigidez supone toda la estructura inconciente que
determina la neurosis, lo cual da cuenta del carácter inaccesible a todo tratamiento somático.

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Solo el análisis la moviliza, siempre en una transferencia que no podría estar contenida en la dialéctica
infantilizante de la frustración, sino tal como para poner en juego la castración simbólica.
La castración no podría deducirse únicamente del desarrollo puesto que supone la subjetividad del Otro en
cuanto lugar de su ley.
Si la posición del sexo difiere en cuanto al objeto, es con toda la distancia que separa a la forma fetichista de
la forma erotomaníaca del amor.
El estudio del cuadro de le perversión en la mujer abre otro sesgo. Suponer que la mujer misma asume el
papel del fetiche no es sino introducir la cuestión de la diferencia de su posición en cuanto al deseo y al
objeto. Se trata de un relevo de objeto, de un desafío relevado.
El caso prínceps de Freud da cuenta de que ese desafío toma su punto de partida en una exigencia del amor

OM
encarnecida en lo real y que no se contenta con nada menos que con vanagloriarse del amor cortés. En todas
las formas, incluso inconcientes, de la homosexualidad femenina, es a la femineidad adonde se dirige el
interés supremo.

• “Seminario V” Lacan
Clase XII: De la imagen al significante en el placer y en la realidad
1.

.C
La oposición entre el proceso primario y el proceso secundario data de la época de la Traumdeutung y
coincide con las nociones opuestas del principio de placer y del principio de realidad.
DD
El principio de placer Freud lo considera como un mecanismo originario inicial, habría siempre en el sujeto
humano una tendencia a la satisfacción alucinatoria del deseo, sería una posibilidad virtual, y como
constitutiva de la posición del sujeto con respecto al mundo.
La necesidad se satisface mediante las huellas mnémicas de lo que ya ha respondido al deseo, la satisfacción
tiende así a reproducirse en el plano alucinatorio. El psicoanálisis ha entrado así en una dialéctica de la
LA

necesidad y de su satisfacción, a medida que ha ido interesándose por los estadios primitivos del desarrollo
del sujeto.
En cuanto al principio de realidad es necesario tener en cuenta que hay una diferencia entre la satisfacción
alucinatoria de la necesidad y aquello que la madre le da al niño, y es en esta discordancia donde se abre la
FI

hiancia que le permite al niño obtener un primer reconocimiento del objeto. Esto supone que el objeto
resulta decepcionante.

2.


Freud planteará el ejemplo del sueño del niño como el tipo de la satisfacción alucinatoria. Lacan encuentra
algo relacionado con la necesidad pero que él llama deseo, porque no hay estado original ni estado de pura
necesidad. Desde el origen, la necesidad está motivada en el plano del deseo, es decir, algo que está
destinado en el hombre a tener cierta relación con el significante.
El sujeto se encuentra de entrada, en la forma del Otro, con la cadena significante y esta última acaba en
esta barrera en forma del mensaje.
Lo que es respuesta alucinatoria a la necesidad no es el surgimiento de una realidad fantasmática al término
del circuito inaugurado por la exigencia de la necesidad. Lo que surge no carece de relación con un objeto,
pero tiene tal relación con el objeto de que éste ser llamado un significante, se trata de algo que tiene una
relación fundamental con la ausencia del objeto y presenta ya un carácter de elemento discreto, de signo.
Las alucinaciones son fenómenos estructurados en el nivel del significante, lo característico de la satisfacción
alucinatoria del deseo es que se propone en el dominio del significante e implica cierto lugar del Otro.

3.

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Primordialmente se encuentra la relación del niño con la madre, pero el niño no tiene simplemente relación
con un objeto que lo satisface o no, sino que gracias a ese mínimo espeso de irrealidad que da la primera
simbolización, hay ya una orientación triangular del niño, a saber, relación no con lo que aporta satisfacción
a su necesidad, sino relación con el deseo del sujeto materno que tiene adelante.
El niño empieza a adoptar su posición en torno a un doble polo de la madre, lo que el niño sitúa no es el
objeto, de entrada, se sitúa él mismo, luego se situará en toda clase de puntos que en están en este eje para
tratar de alcanzar el objeto del deseo de la madre de responder a su deseo.
El niño no es en absoluto autoerótico, se interesa por toda clase de cosas distintas en realidad y hay una a la
que le concedemos cierta importancia que se presenta en el límite de dicha realidad, no es un fantasma, es
una percepción.

OM
Lacan comenzará a preguntarse acerca del estadio del espejo y dirá que es el encuentro del sujeto con lo
que es la realidad y al mismo tiempo no lo es, a saber, una imagen virtual que desempeña un papel decisivo
en cierta cristalización del sujeto que él llama su urbild. La imagen del cuerpo se conquista como algo que a
la vez existe y no existe, con respecto a lo cual el niño sitúa tanto sus propios movimientos como la imagen
de quienes lo acompañan frente al espejo. El privilegio de esta experiencia es que le ofrece al sujeto una
realidad virtual, irrealizada, captada en cuanto tal, por conquistar. Toda posibilidad para la realidad humana

.C
ha de construirse, pasa literalmente por ahí.
El falo como objeto imaginario, es con el que el niño ha de identificarse para satisfacer el deseo de la madre.
Lacan hablará con respecto a esto de un doble movimiento, por una parte, la experiencia de la materialidad
DD
introduce, bajo la forma de la imagen del cuerpo un elemento ilusorio y engañoso como fundamento
esencial de la localización del sujeto con respecto a la realidad; por otra parte, el margen que esta
experiencia le ofrece al niño le da la posibilidad de efectuar, en una dirección contraria, sus primeras
identificaciones del yo.
La urbild del yo es esa primera conquista o dominio de sí que el niño lleva a cabo en su experiencia a partir
LA

del momento en que ha desdoblado el polo real con respecto al cual ha de situarse.
El Ideal del yo, es aquello con lo que el sujeto se identifica yendo en la dirección de lo simbólico, parte de la
localización imaginaria para lanzarse a una serie de identificaciones significantes cuya dirección esta definida
como opuesta a lo imaginario y que lo utilizan como significante. Si la identificación del Ideal del yo se
produce en el nivel paterno, es precisamente porque ahí el desprendimiento con respecto a la relación
FI

imaginaria es mayor que en el de la relación con la madre. El padre en tanto que interviene para prohibir, el
padre interviene en cuanto personaje real, la intervención del puro principio simbólico está representado
por el Nombre del Padre.
Este se encuentra ahí en el estado de una presencia velada, su presencia se revela mediante una intervención


decisiva de entrada, en tanto que el es el elemento interdictor ¿sobre qué interviene? Sobre aquella especie
de búsqueda titubeante del sujeto que, sin esta intervención, conduciría a una relación exclusiva con la
madre. Esta relación exclusiva no es una pura y simple dependencia, se manifiesta en toda clase de
perversiones en cierta relación especial con el falo, ya sea que el sujeto lo asuma bajo diversas formas, ya
sea que lo convierta en su fetiche o que nos encontremos en lo que se puede llamar la raíz primitiva de la
relación perversa con la madre.
El sujeto puede en una determinada fase hacer un movimiento de aproximación a la identificación de su yo
con el falo. Su yo (moi) es susceptible, no simplemente de reconocerse sino de hacerse él mismo elemento
significante, el yo (moi) está hecho de una serie de identificaciones con un objeto que se encuentra más allá
del objeto inmediato, el padre más allá de la madre. Para que esto se produzca correctamente ha de haber
una determinada relación entre la dirección del sujeto y el desarrollo siempre creciente de la presencia del
padre en la dialéctica de la relación del niño con la madre.

4.

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183

La cuestión del objeto para los analistas es fundamental y Lacan se preguntará acerca de la fuente y la génesis
del objeto ilusorio. Responderá que este objeto no desempeña su función en el sujeto humano como imagen,
sino que la desempeña como elemento significante capturado en una cade significante.
La relación profunda del hombre con toda significación es por el hecho de la existencia del significante, un
objeto de un tipo especial que se denominará “objeto metonímico”. El sujeto se identifica imaginariamente
con él de una forma completamente radical. Algo exige que haya en algún lugar en este nivel un polo que
represente en lo imaginario lo que siempre se escapa. Este polo es un objeto, es el eje central de toda la
dialéctica de las perversiones, de las neurosis, e incluso del desarrollo subjetivo, se llama el falo.
La perversión no se debe clasificar como una categoría del instinto, sino que se ha de articular en su detalle,
en su material y en su significante. Cada vez que hay perversión, es un desconocimiento no ver hasta que

OM
punto esta vinculada una trama de fabulación,

Clase XIII: “El fantasma más allá del principio de placer”


Lacan hablará acerca de la instancia esencial del significante en la formación de los síntomas.
En la perversión hay siempre algo que el sujeto no quiere reconocer, lo que el sujeto no quiere reconocer
solo se concibe como algo que está ahí articulado, pero que, sin embargo, no solo es desconocido por su

.C
parte, sino reprimido por razones esenciales de articulación.
Cada vez que se encuentra la represión en la neurosis es porque el sujeto no quiere reconocer algo que
exigiría ser reconocido, en la perversión es igual. Si se examina con cuidado, supone exactamente los mismos
DD
mecanismos de elisión de los términos fundamentales, a saber, edípicos que se encuentran en el análisis de
las neurosis.
En ningún caso cabria contentarse con una oposición como la consistente en decir que en la neurosis la
pulsión se evita, mientras que en la perversión se la reconoce al desnudo. Se manifiesta la pulsión, pero
siempre parcialmente.
LA

1.
Freud parte de un fantasma y se dedica a seguir a través de las etapas del complejo de Edipo, las
transformaciones de la economía del fantasma. Lacan retomará el texto “Pegan a un niño”. Este fantasma
lo ha encontrado en sujetos femeninos y no se trata de un fantasma sádico o perverso cualquiera, se trata
FI

de un fantasma que se consuma y se fija en una forma cuyo tema comunica el sujeto con mucha reticencia.
No es el sujeto quien pega, está ahí como espectador, el personaje que pega es de la estirpe de los que
tienen autoridad, lejos de asimilarlo al padre conviene situarlo más allá del padre, en esa categoría del
Nombre del Padre. Se trata en este fantasma de varios niños, de una especie de grupo o de multitud que


son siempre varones.


La primera etapa el niño que es pegado es un hermanito o hermanita a quien el padre le pega y aunque este
fantasma sea primitivo donde se sitúa su significación es en el padre, el padre se rehúsa, le niega su amor al
niño pegado. “Mi padre no lo ama”, ese es el sentido del fantasma primitivo, el otro no es amado, es decir,
no está establecido en al relación propiamente simbólica. Este fantasma arcaico nace en una relación
triangular que no se establece entre el sujeto, madre y niño, sino entre el sujeto, la hermanita o hermanito
y el padre. Estamos antes del Edipo y sin embargo, el padre está presente.
El segundo fantasma nunca se encuentra y ha de ser reconstruido, es inaudito. Este segundo tiempo está
vinculado con el Edipo propiamente dicho, tiene el sentido de una relación privilegiada de la niña con su
padre, es ella quien es pegada. Este fantasma reconstruido puede ser un testimonio del retorno del deseo
edipico de la niña, el de ser objeto de deseo del padre, con la culpabilidad que implica, la cual exige que se
haga pegar.
En el tercer tiempo y tras la salida de Edipo se ha introducido una nueva transformación. La figura del padre
es superada, remitida a la forma general de un personaje en posición de pegar, omnipotente y despótico,

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mientras que el propio sujeto es presentado en la forma de esos niños que foman una especie de serie
neutra.

2.
La relación con la madre no está hecha simplemente de satisfacciones y de frustraciones, está hecha del
descubrimiento de aquello que es objeto de su dese, el niño pequeño que ha de constituirse en su aventura
humana y ha de acceder al mundo del significado tiene en efecto que descubrir lo que para ella significa su
deseo.
El Nombre del Padre tiene la función de significar el conjunto del sistema significante, de autorizarlo a existir,
de dictar su ley, Lacan considera que el falo entra en juego en el sistema significante a partir del momento

OM
en que el sujeto tiene que simbolizar, en oposición al significante, el significado en cuanto tal, es decir, la
significación.
Lo que le importa al sujeto, lo que desea, el deseo en cuanto deseado, lo deseado del sujeto, cuando el
neurótico o el perverso tiene que simbolizarlo lo hace en última instancia por medio del falo, el significante
del significado en general es el falo.
El falo entra ya en juego tan pronto el sujeto aborda el deseo de la madre, este falo está velado y estará

.C
velado hasta el fin de los siglos porque es un significante último en la relación del significante con el
significado.
DD
3.
Entrar en el mundo del deseo es para el ser humano experimentar la ley impuesta por eso que existe más
allá, la ley de la schlague. La función del fantasma es manifestar una relación esencial del sujeto con el
significante.
El sujeto en su relación con el significante: puede negarse pronunciando “no, no seré un elemento de la
LA

cadena”.

Capítulo XIV: “El deseo y el goce”


El discurso que plantea Lacan ha de ser científico. De lo que se ocupa el psicoanálisis es de los efectos del
deseo en un sentido muy amplio, el deseo no es un efecto lateral. Lo que se manifiesta en el fenómeno del
FI

deseo humano es su subducción, por no decir subversión, por el significante.

1.
El deseo está instalado en una relación con la cadena significante y que se plantea y se propone de entrada


en la evolución del sujeto humano como demanda. Lo que se produce de la relación con el objeto mas
primordial, el objeto materno, tiene de entrada lugar en signos, en lo que se podría llamar, la moneda del
deseo del Otro.

2.
A partir del caso de André Guidé Lacan expresara que es en el mismo lugar donde se produce lo que en un
caso se llama Ideal del Yo y en el otro perversión.

3.
La comedia no es lo cómico. Una comedia siempre completa la trilogía trágica y no se puede considerarla
independiente. La comedia se presenta como el momento en que el sujeto y el hombre intentan adoptar
una relación con la palabra distinta de la adoptada en la tragedia.
Es algo así como la representación del final del banquete de comunión a propósito del cual refiere la tragedia.
La comedia manifiesta por una especie de necesidad interna, la relación del sujeto con su propio significado,

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como resultado, fruto de la relación significante. La comedia asume, recoge, goza de la relación con un efecto
fundamentalmente relacionado con el orden del significante, a saber, la aparición de aquel significado
llamado falo.

Capítulo XV: “La niña y el falo”


Lacan dará cuenta de la posición fálica en la mujer o lo que Freud llama la fase fálica.

1.
El deseo está situado en cuanto tal en el corazón de la mediación analítica, formulándose como una demanda
significada.

OM
Demando te significo mi demanda: esta demanda implica al otro, a quien se le exige, pero también aquel
para quien esta demanda tiene un sentido, otro que tiene la de ser el lugar donde ese significante tiene su
importancia.
Lo que Freud reconoce como deseo en el sueño se distingue por lo que Lacan llama la alteración de la
necesidad.
Es la aventura primordial de lo que ocurrió en torno al deseo infantil, el deseo esencial, que es el deseo del

.C
deseo del Otro, o el deseo de ser deseado lo que se ha inscrito en el sujeto a lo largo de esta aventura, queda
ahí, permanente subyacente. Lo que se ha estructurado en el sujeto pasa siempre por la mediación de aquel
mecanismo pro el cual su deseo ya está en sí mismo modelado por las condiciones de la demanda.
DD
Hay que plantear la triada simbólica fundamental: madre, niño y padre. La ausencia de la madre o su
presencia le ofrece al niño, por la sola introducción de la dimensión simbólica, la posibilidad de ser o no un
niño demandado. El tercer término es esencial porque es el que permite todo esto o lo prohíbe.
La función constituyente del falo en la dialéctica de la introducción del sujeto a su existencia es imposible de
deducir si no se hace de él el significante fundamental por el que el deseo del sujeto ha de hacerse reconocer
LA

como tal deseo, trátese del hombre o de la mujer.


El deseo tiene en el sujeto esta referencia fálica, es el deseo del sujeto, pero en tanto que el propio sujeto
ha recibido su significación de signo con el que ha de sostener su poder de sujeto.

2.
FI

Freud dice que lo que le muestra la experiencia es que también en la mujer y no solo en el hombre el falo
está en el centro. El falo se convertirá en el significante del poder, el centro y gracias a al cual la virilidad
podrá ser asumida, el falo se presenta también en el centro de la dialéctica femenina.
La niña, al igual que el niño, desea en primer lugar a la madre. Solo hay una única forma de desear, primero


la niña cree estar dotada de un falo, así como cree que su madre lo está, por lo que la niña se presenta con
respecto a la madre en posición masculina.
En la decepción es donde ve Freud el motor de entrada de la niña en su posición femenina, el complejo de
Edipo le da acceso al pene que le falta por intermedio de la aprehensión del pene del macho. La niña se
presenta de entrada en el complejo de Edipo en su relación con la madre, y es el fracaso de esta relación con
la madre lo que le abre la relación con el padre, con todo lo que quedará normativizado por la equivalencia
de ese pene, con el niño que podrá tener y podrá dar en su lugar.
El Penisneid se presenta en efecto bajo tres formulas distintas tal como Freud las articula en torno a la fase
fálica: en el sentido del fantasma (ese anhelo de que el clítoris sea un pene) en el momento en que lo deseado
es el pene del padre (queda frustrado por la prohibición edípica y por la imposibilidad fisiológica) y por ultimo
el fantasma de tener un niño del padre (tener ese pene bajo una forma simbólica).
El hecho de que la niña no reciba el pene de su padre es una frustración, cuando la niña no obtiene un niño
del padre, es incapaz de tenerlo. Si el hijo del padre interviene en un momento de la evolución es
precisamente a titulo de privación.

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3.
Es a titulo de un elementos significante privilegiado como interviene el falo en la relación edípica de la niña
pequeña, el falo desempeña un papel de fetiche mas que de objeto fóbico.
El falo interviene en cuanto órgano fantaseado, pero accesible, exteriorizado y a continuación podrá
desaparecer otra vez de la escena.
El vinculo con la fase fálica es de naturaleza pulsional, la entrada en la feminidad se produce a partir de una
libido que es activa. Se alcanza la posición femenina en la medida en que la decepción llega a hacer nacer en
el sujeto una demanda con respecto al personaje paterno, en el sentido de obtener de el algo que colme su
deseo.

OM
4.
Si la mujer ha de pasar por aquel significante, por paradójico que sea, es porque no se trata de realizar una
posición hembra dada primitivamente sino de entrar en una dialéctica determinada pro el intercambio.
Aquello que estructura la relación edípica en su base es que la mujer ha de proponerse, aceptarse ella misma
como un elemento del ciclo de los intercambios.
El hecho de que la mujer, como el hombre, haya de inscribirse en el mundo significante queda puntuado en

.C
ella por ese deseo que en cuanto significado, deberá permanecer siempre a una cierta distancia.
En todos los accidentes, los tropiezos que se encuentran en la evolución del niño, y ellos hasta el mas radical
de esos tropiezos y accidentes, están relacionados con esto, que el niño no se encuentra solo delante de la
DD
madre, sino que delante de la madre está el significante de su deseo, a saber, el falo.
O bien el niño entra en la dialéctica, se hace el mismo objeto en la corriente de los intercambios y en un
momento dado renuncia a su padre y as u madre. O bien conserva esos objetos, de manera que el vinculo
edipico sigue conservándose, es decir, la relación infantil con los objetos parentales no desaparece y en la
medida en que no desaparece se manifiestan aquellas inversiones o perversiones del deseo que muestran
LA

que en el interior de la relación imaginaria con los objetos edípicos no hay normalización posible porque
siempre está como tercero.
Si es preciso que la madre sea fálica, o poner el falo en el lugar de la madre entonces se habla de fetichismo.
Si es preciso que él mismo realice, aquella unión del falo con la madre a falta de la cual nada en él puede
satisfacerse se habla de travestismo. En la medida en que el niño, es decir el ser entra con sus necesidades
FI

naturales en esta dialéctica, no renuncia a su objeto, su deseo no encuentra satisfacción.

Capítulo XVI: “Las insignias del ideal”


Lacan quisiera introducir la cuestión de las identificaciones. El falo está inserto en una determinada función


subjetiva que ha de cumplir un papel significante. No cae del cielo, ese falo, en cuanto significante, más bien
es preciso que tenga ya en su origen alguna propiedad para poder cumplir su función significante. El falo se
encuentra por todas partes de la experiencia del drama edipico, es más, puede decirse que rebasa ese drama
edipico.

1.
En el Edipo normal, la represión resultante de la salida del Edipo tiene como efecto constituir en el sujeto
una identificación, se trata de una identificación distinta de la identificación del yo.
Mientras que la estructura del yo descansa en la relación del sujeto con la imagen del semejante, la
estructura del ideal del yo no se propone como un yo ideal. El ideal del yo interviene en funciones que a
menudo son depresivas, incluso agresivas con respecto al sujeto.
Dicen que el ideal del yo surge de una identificación tarida vinculada con la relación tercera del Edipo, el
resultado del conflicto se planea que ha acarreado a una transformación subjetiva, debido a la introyección
en el interior de cierta estructura de lo que se llama ideal del yo, que resulta ser una parte del propio sujeto.

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Para lacan el ideal del yo le pertenece, es algo adquirido, no es un objeto, es algo añadido en el sujeto. No
se puede pensar que el superyó sea efectivamente algo severo que acecha al yo en cada esquina para
infligirle miserias, no es una persona, funciona en el interior de un sujeto tal como un sujeto se comporta
con respecto a otro sujeto.
El ideal del yo es una función que no debe confundirse con el superyó, aparecieron casi juntas, pero por este
mismo hecho se distinguen una de la otra, el ideal del yo desempeña una función mas tipificante en el deseo
del sujeto.
Lacan quiere referirse a la identificación fallida, de cierto tipo de sujetos.

2.

OM
El padre como poseedor del pene interviene en el tercer tiempo. La identificación con el padre se articula
como un problema, incluso un misterio. El propio Freud subraya que la transformación del amor en
identificación no se da sola.
¿Qué ocurre cuando el sujeto femenino ha adoptado cierta posición de identificación con el padre? La
situación es la siguiente: ahí tenemos al padre, por parte de la niña se esperaba algo y el resultado es que la
niña se convierte en ese padre. Se convierte en el padre en cuanto ideal del yo, se trata ciertamente de una
identificación.

.C
De esta identificación se encuentran signos, estigmas, que se expresan, en parte que pueden ser advertidos
por el sujeto y de lo que puede jactarse hasta cierto punto, son elementos significantes. Mas exactamente
DD
no son significantes puestos en juego en una cadena significante, Lacan los llamará las insignias del padre.
El sujeto se presenta bajo la mascara de las insignias de la masculinidad, se las pone encima de lo que todo
sujeto tiene.
A partir del momento en el que sujeto se reviste con las insignias del padre de aquello con lo que está
identificado y se transforma en la dirección de un paso al estado significante, al estado de insignia, el deseo
LA

que entonces entra en juego ya no es el mismo. ¿de que deseo se trataba? Se puede suponer que era un
deseo apasionado, una llamada propiamente femenina.
Esas insignias el sujeto se las lleva consigo tras ese movimiento de oscilación y se encuentra constituido de
una forma nueva y con un nuevo deseo.
¿Qué supone el mecanismo de esta transformación? Al principio está el sujeto y otro termino que para él
FI

tiene el valor libidinal. Finalmente, lo que era objeto de la relación libidinal se convierte en función
significante para el sujeto, y su deseo pasa a otro plano, el plano del deseo establecido con el tercer término,
ese otro deseo sustituye al deseo primero, que queda reprimido y resulta transformado.
He aquí que constituye el proceso de identificación. Primero tiene que darse el elemento libidinal que señala


cierto objeto como objeto. Este objeto se convierte para el sujeto en un significante que ocupa el lugar
llamado en adelante Ideal del Yo, el deseo sufre una sustitución, este otro deseo estaba relacionado con el
tercer termino y acaba transformado.
Este esquema es el esquema mínimo de todo proceso de identificación, la identificación en el nivel
secundario, como fundamento del ideal del yo. El ideal del yo se constituye en la relación con el tercer
término, el padre e implica siempre el falo, únicamente en la medida en que este falo es el factor común, el
factor central de la instancia del significante.

3.
Tanto en el niño como en la niña hay en un momento dado una relación con un determinado objeto ya
constituido en su realidad de objeto, y este objeto se convierte en el Ideal del yo por sus insignias.
Lacan nombrará a la verwerfung y dará cuenta que, por parte del Ideal del yo, el propio sujeto en su realidad
viviente puede estar en una posición de exclusión de toda significación posible, se establece el estado
depresivo.

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Capítulo XVII: “Las fórmulas del deseo”


1.
Lacan ha insistido en que toda identificación del tipo Ideal del yo se debía a la puesta en relación del sujeto
con ciertos significantes del Otro que llamó insignias, y esta relación a su vez se incorporaba a un deseo
distinto del deseo que había puesto frente a frente a esos dos términos, el sujeto y el Otro como portador
de dichas insignias.
Todo se reduce a una especie de puro reflejo del órgano fálico, considerado el soporte de una tendencia
primitiva que es la de la pura y simple agresión. El complejo de castración se reduce al aislamiento de una
pulsión agresiva primordial, en adelante desconectada.

OM
2.
La castración no es una castración real, esta vinculada con un deseo, incluso con la evolución, el progreso, la
maduración del deseo.
No es una castración dirigida a los órganos genitales en conjunto, y por eso no adquiere en la mujer el
aspecto de una amenaza contra los órganos genitales femeninos, sino como algo distinto, en cuanto falo.
Lo que predomina es el carácter significante. Se ha de exigir un mínimo para definir que es en su esencia el

.C
complejo de castración, es la relación de un deseo con lo que Lacan llamará una marca. El falo solo se
conserva en la medida en que ha atravesado la amenaza de castración.
Lacan insistirá en este carácter de marca, la marca es el signo de lo que sostiene esa relación castradora cuya
DD
emergencia antropológica ha permitido situar el análisis. Hay una relación estrecha entre el deseo y la marca,
la marca no es como el signo de reconocimiento para el pastor, en este caso tendríamos dificultades para
saber donde esta el pastor.

3.
LA

Únicamente hay acceso a la identificación del ideal del yo cuando el término del Otro empieza a ser tenido
en cuenta.
El deseo humano permanecerá para siempre irreductible a cualquier reducción y adaptación, el sujeto no
satisface simplemente un deseo, goza de desear.
El falo desempeña un papel de significante y para aclararlo, Lacan partirá de que hay una determinada
FI

relación del hombre contra el otro con minúscula, estructurada como el deseo humano, en el sentido en que
este deseo ya es fundamentalmente perverso, y, en consecuencia, todas sus demandas están marcadas por
cierta relación representada por el símbolo losángico. Implica que todo lo que interviene aquí es gobernado
por la relación cuadrática.


Toda identificación con las insignias del Otro depende de la demanda, de la demanda y de las relaciones del
Otro con el deseo.
Incluso para que se pueda establecer algo para el sujeto, entre el Otro con mayúscula como lugar de la
palabra, y el fenómeno de su deseo algo ha de introducir en el Otro esa misma relación con el otro con
minúscula para explicar el deseo humano como deseo perverso.

Capítulo XVIII: “Las máscaras del síntoma”


1.
¿Qué es lo que puso de relieve el descubrimiento freudiano en su punto de partida? El deseo. Lo que Freud
descubre ya sea de síntomas patológicos o del sueño, siempre se trata de un deseo. Indica que el propio
síntoma hay ciertamente algo que recuerda a la satisfacción, pero es una satisfacción cuyo carácter
problemático es bastante acentuado, porque por otra parte es una satisfacción al revés.
Así, parece que el deseo esté ya vinculado con algo que es su apariencia y su máscara.

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El análisis viene bien para recordar el carácter vagabundo, huidizo, insaciable del deseo. Si bien siempre soy
yo el que desea, eso que hay en mi solo se puede captar en la diversidad de los deseos.
La experiencia freudiana muestra que el deseo se presenta como profundamente ligado a la relación con el
otro, aun presentándose como un deseo inconciente.

2.
Lo que Lacan llama síntoma, es lo que es analizable, el síntoma se presenta bajo una máscara, bajo una forma
paradójica. La noción de mascara significa que el deseo se presenta bajo una forma ambigua que
precisamente no permite orientar al sujeto con respecto a tal o cual objeto de la situación, es un interés del
sujeto por la situación misma, es decir, por la relación de deseo. Esto precisamente es lo que se expresa a

OM
través del síntoma que aparece y es lo que Lacan llama el elemento de mascara del síntoma.
En tanto que es un deseo de reconocimiento, es algo distinto del deseo. Este deseo es un deseo que el sujeto
excluye porque quiere hacerlo reconocer. Como deseo de reconocimiento es tal vez un deseo, pero al fin,
de cuentas, es un deseo de nada. Es un deseo que no está presente, un deseo rechazado, excluido.

3.

.C
La degradación de la vida amorosa da cuentas de la disociación entre el amor y el deseo. El objeto está
presente bajo una máscara, no es a la madre a quien se dirige el sujeto, sino a la mujer que la sucede, que
ocupa su lugar. Aquí no hay deseo, estos sujetos hallarán placer con prostitutas, lo que el sujeto va a buscar
DD
en la prostituta es el falo de todos los demás hombres, es el falo propiamente dicho, el falo anónimo. Hay
ahí algo problemático bajo una máscara que vincula el deseo con el objeto privilegiado.
El deseo es deseo de aquella falta que, en el Otro, designa otro deseo.

4.
LA

El deseo está articulado, porque está vinculado con la presencia del significante en el hombre. Esto no
significa que sea articulable, precisamente porque se trata del vinculo con el significante, nunca es
plenamente articulable en un caso particular.
El deseo se articula en la demanda, porque solo se puede entrar en contacto con él a través de alguna
demanda. La demanda está vinculada con algo que está en las premisas del lenguaje, a saber, la existencia
FI

de una llamada, al mismo tiempo principio de la presencia y término que permite repelerla, juego de la
presencia y de la ausencia.
Donde el superyó se formula es en la línea de articulación significante, la de la interdicción, mientras que
donde se produce el Ideal del Yo, es en la línea de la transformación del deseo en tanto que siempre está


vinculado con cierta máscara. La máscara se constituye en la insatisfacción y por intermedio de la demanda
rehusada, por lo que habría tantas máscaras como formas de insatisfacción.

Clase XIX El significante, la barra y el falo


Lacan intenta proseguir la distancia entre el deseo y la demanda.

1.
En lo que al deseo se refiere, Lacan destaca que es inseparable de la máscara y lo ilustra recordando que es
ser demasiado expeditivos hacer del símbolo un simple envés con respecto a un exterior. El deseo es idéntico
a la manifestación somática.
Lacan introduce la problemática del deseo en tanto que el análisis muestra que está determinado por un
acto de significación, y es posible que el deseo sea un subproducto de dicho acto de significación.

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190

Otto Rank examina el hecho de que un sujeto, neurótico, después de haberse comportado en su primer coito
de una forma satisfactoria, de vuelta a casa se baja los pantalones y se exhibe en un terraplén del ferrocarril,
iluminado por un tren que pasa. Ese primer coito ha sido plenamente satisfactorio pero lo que el acto en
cuestión muestra es lo que ha quedado por desear más allá de la satisfacción.
Lacan recuerda este ejemplo para centrar las ideas en lo que quiere decir cuando habla de la problemática
del deseo en cuanto determinado por un acto significante.
El otro término que debe inscribirse en esta problemática es la excentricidad del deseo con respecto a toda
satisfacción, dicha excentricidad permite comprender lo que en general es su profunda afinidad con el dolor,
en última instancia, con lo que el deseo confina es con el dolor de existir.
El otro elemento del díptico es la función identificadora, idealizante, en tanto que resulta depender de la

OM
dialéctica de la demanda. Todo lo que ocurre en el registro de la identificación se basa en una determinada
relación con el significante Otro, significante que, en el registro de la demanda, se caracteriza en conjunto
por ser el signo de la presencia del Otro. Aquí se instituye también algo que ha de tener alguna relación con
el problema del deseo, y es que el signo de la presencia predomina sobre las satisfacciones que aporta dicha
presencia. Por este motivo, el ser humano se contenta con palabras tanto como con satisfacciones más
substanciales.

.C
Lacan intenta indicar en qué sentido se puede referir a los estudios pavlovianos de los reflejos condicionados.
La existencia de reflejos condicionados se basa en la intervención del significante en un ciclo más o menos
DD
predeterminado, innato, de comportamientos instintivos.
Cuando la teoría pavloviana se interesa por lo que se produce en el hombre a propósito del lenguaje, Pavlov
decide hablar en lo que al lenguaje se refiere, de un segundo sistema de significaciones. Esto es reconocer
que hay alguna diferencia entre el lenguaje de animales y de los hombres. Se dirá que se debe a lo que se
llama la relación con el Otro con mayúscula, en tanto que constituye el lugar de un sistema unitario del
LA

significante, lo que le falta al discurso de los animales es la concatenación.


A fin de cuentas, lo que no se encuentra es la ley de acuerdo con la cual se ordenarían los significantes a los
que se hace intervenir, es la ley a la que obedecerían los animales.
No puede percibirse ninguna clase de extrapolación legalizante, y por eso se dice que no se llega a instituir
FI

la ley, no significa que para el animal no haya ninguna dimensión del Otro con A mayúscula, sino que para
él, nada de dicha dimensión se articula de forma efectiva como discurso.
Si se resume lo que está en juego en la relación del sujeto con el significante en el Otro, lo que ocurre en la
dialéctica de la demanda es esto: lo característico del significante es poder sustituirse a sí mismo, el


significante es de naturaleza sustitutiva con respecto a sí mismo.


En esta dirección lo que importa es el lugar que ocupa el Otro. En la medida en que el sujeto se presentifica
en el interior de un mundo así estructurado en la posición de Otro, se produce lo que se llama la
identificación, con lo que el sujeto se identifica es con el sujeto que puede acceder a la demanda.

2.
Si el significante es un vacío, en el significante plenamente desarrollado que es la palabra, siempre hay un
pasaje, es decir, algo que es un más allá de cada uno de los elementos que están articulados y que son
fugaces, se desvanecen. Este pasaje de uno a otro constituye lo que se llama la cadena significante.
Si hay un texto, si el significante se inscribe en otros significantes, lo que queda tras el borramiento es el
lugar donde se ha borrado, y este lugar también sostiene la trasmisión, gracias a ella lo que se sucede en el
pasaje adquiere consistencia de voz.

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191

En cuanto a la cuestión de la emergencia, el significante es algo que puede ser borrado. Esta propiedad es
esencial y hace que no se pueda hablar de desarrollo, el significante la contiene en sí mismo. Lacan quiere
decir que una de las dimensiones fundamentales del significante es poder anularse a sí mismo.
Para ello hay una posibilidad que se puede clasificar de modo del significante mismo. Se materializa en algo
que recibe el nombre de barra. Toda clase de significante es por su naturaleza algo que puede ser tachado.
Cuando el significante se presente marcado por la barra, es cuando hay un producto de la función simbólica,
es un producto en la medida en que está aislado, se distingue de la cadena general del significante y de la
ley que ésta instituye. Únicamente a partir del momento en que puede ser borrado, cualquier significante
tiene su estatuto propio, que entra en aquella dimensión por la que todo significante es en principio
revocable.

OM
Todo significante es revocable y de ello resulta que para todo lo que no es significante, es decir, para lo real,
la barra es una de las formas más seguras y más rápidas de su elevación a la dignidad de significante.

3.
Se trata del falo en tanto que ocupa determinado lugar en la economía del desarrollo del sujeto y es el

pene.

.C
soporte indispensable de la construcción subjetiva como eje del complejo de castración y de la envidia del

Lacan observa qué es el falo en el origen y dirá que se encuentra por primera vez en la Antigüedad griega.
DD
Vemos en primer lugar que el falo no es idéntico al órgano como perteneciente al cuerpo. El uso de la palabra
refiere a un simulacro, una insignia, cualquiera que sea la forma en la que se presente, es un objeto
sustitutivo y al mismo tiempo esta sustitución tiene una propiedad muy distinta de la sustitución en el
sentido de sustitución-signo.
Este objeto tiene todas las características de un sustituto real, de lo que se llama uno de los objetos más
LA

singulares de la industria humana, por la imposibilidad de encontrarlos.


Lacan opone el falo con el significante que era hueco y que a este mismo título es como se añade al lleno del
mundo. A la inversa, lo que se presenta en el falo es lo que, de la vida se manifiesta de la forma más pura
como urgencia y empuje. La imagen del falo está en el mismo fondo del término pulsión, es un objeto
FI

privilegiado del mundo de la vida y su nombre griego lo emparenta con todo lo relacionado con el flujo, la
savia, incluso con la propia vena.
Así al parecer, las cosas son de tal forma que en este punto extremo de la manifestación del deseo en sus
apariencias vitales sólo puede entrar en el área del significante desencadenando la barra. Y como enseña la


experiencia así es como se inaugura lo que se presenta, en el sujeto humano que no tiene el falo, como
connotación de una ausencia allí donde no ha de estar dado que no está, haciéndolo considerar castrado, e
inversamente, el que tiene algo y puede pretender que es parecido, se considera amenazado de castración.
El falo siempre se encuentra cubierto por la barra puesta sobre su acceso al dominio significante, es decir,
en su lugar en el Otro, y por eso la castración se introduce en el desarrollo, es decir, nunca es a través de una
prohibición de la masturbación.
No se trata de eso en absoluto, se trata del último ser en el mundo a quien podría suponerse castrado en el
plano real, a saber, la madre. En el lugar donde se manifiesta la castración en el Otro, donde el deseo del
Otro es lo que está marcado por la barra significante, aquí, por esta vía, es como tanto en el caso del hombre
como en el de la mujer se introduce eso especifico que funciona como complejo de castración.
La primera persona que está castrada en la dialéctica intrasubjetiva es la madre, ahí es donde se encuentra
en primer lugar la posición de castración. Si los destinos de la niña y el niño son distintos, es porque la
castración se encuentra primero en el Otro.

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192

La niña junta esa apercepción con aquello que la madre la ha frustrado, lo percibido en la madre como
castración se percibe como castración para ella, y se presenta en forma de un reproche contra la madre. Este
rencor se añade a lo que han podido despertar las frustraciones anteriores, de esta forma se presenta en
primer lugar para la niña el complejo de castración.
El padre solo aparece en posición de sustituto, y por eso la niña pasa al plano de la experiencia de la privación.
El pene real del padre como un sustituto de lo que ha percibido como aquello de lo que está frustrada, se
presenta ya en el nivel simbólico, y por eso se puede hablar de privación, con la crisis que engendra y la
encrucijada que se le abre al sujeto entre renunciar a su objeto, es decir, el padre o renunciar a su instinto
identificándose con su padre.
Si el falo se encuentra en su forma tachada, el sujeto ha de encontrar su lugar de objeto deseado respecto

OM
del deseo del Otro. El sujeto encontrará su identificación de sujeto, en tanto que es y no es el falo, el sujeto
en cuanto tal, es a su vez, un sujeto marcado por la barra.
Esto se manifiesta claramente en la mujer que está capturada en un dilema en torno al cual hay que situar
todas las manifestaciones tipo de su feminidad, neuróticas o no neuróticas. En lo que se refiere a obtener su
satisfacción, está en primer lugar el pene del hombre y luego, por sustitución, el deseo del niño. A fin de

sustitutiva.

.C
cuentas, no obtiene una satisfacción tan básica como la de la maternidad, más que por las vías de la línea

Como es el pene en primer lugar un sustituto –Lacan habla de fetiche- también el niño será luego uno, por
DD
esta vía alcanza la mujer lo que es su instinto y su satisfacción natural.
A la inversa, para todo lo que se encuentra en la línea de su deseo, se encuentra sujeta a la necesidad que
implica la función del falo, de serlo dicho falo, en tanto que es el propio signo de lo deseado. Todo lo que
muestra de su feminidad está relacionado con esa identificación con el significante fálico, el más vinculado
con su feminidad.
LA

La situación para el hombre, según Lacan, es más cómica. El falo, él lo tiene, el infeliz y lo que lo traumatiza
es saber su madre no lo tiene, porque si ella es mucho más fuerte ¿dónde vamos a parar?
La mascarada se establece en la línea de la satisfacción, porque resuelve la cuestión del peligro que se cierne
sobre lo que efectivamente tiene mediante algo que se conoce, la identificación con quien posee sus
FI

insignias, con quien tiene toda la apariencia de haber eludido el peligro, es decir, el padre.
Pero en la línea del deseo, también va a buscar el falo. Ahora bien, precisamente, como no lo encuentra, ese
falo lo busca en cualquier otra parte.
Para la mujer el pene simbólico está en el interior del campo de su deseo, mientras que para el hombre está


en el exterior, esto explica por qué los hombres siempre tienen tendencias centrífugas en la relación
monogámica.
En cuanto a la consumación del sujeto en la vía del deseo del Otro, la profunde verwerfung, su profundo
rechazo, en cuanto ser, de aquello en lo que ella misma se manifiesta en el modo femenino. Su satisfacción
pasa por la vía sustitutiva, mientras que en el plano donde su deseo se manifiesta termina por fuerza en una
profunda verwerfung, una profunda ajenidad de su cuerpo respecto de lo que es su deber parecer.
Si la mujer experimenta la verwerfung de la identificación subjetiva es porque ella no es ella misma, es decir,
porque en el campo de su deseo ha de ser el falo. Y si el hombre se encuentra en el amor fuera de su Otro,
es porque él tampoco es él mismo en tanto que satisface, es decir, obtiene la satisfacción del Otro, sino que
solo se percibe como el instrumento de dicha satisfacción.
El problema del amor es la profunda división que introduce en las actividades del sujeto. De lo que se trata
para el hombre, de acuerdo con la propia definición de amor “dar lo que no se tiene” es dar lo que no tiene,
el falo, a un ser que no lo es.

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193

• “Seminario XVI: De otro al otro” Lacan


Capítulo XVI: “Clínica de la perversión”
1.
Lacan dará cuenta de el goce como ese término que solo se instituye por su evacuación del campo del Otro.
Le interesa la función del objeto a en el nivel de la sublimación. El objeto a esta en niveles ejemplificados por
la clínica, en posición de funcionar como lugar de captura del goce.

2.
En los enunciados teóricos de Freud apareció la relación entre neurosis y perversión. Se decía que la
perversión era el reverso de la neurosis, la neurosis aparecía como una función superpuesta a la perversión,

OM
como una defensa contra la perversión. Al abordar, la perversión misma, de inmediato pareció que ésta no
presentaba respecto de la estructura menos problemas y defensas que la neurosis.

3.
La función que desempeña el perverso está lejos de fundarse en un desprecio hacia el otro, el partenaire. El
perverso se dedica a tapar el agujero en el Otro, es partidario de que el Otro existe, es un defensor de la fe,

.C
un singular auxiliar de Dios.
Lacan se preguntará por los efectos de una exhibición, si está la intención del exhibicionista provocar pudor,
espanto, repercusión, pero no reside en esto lo esencial de la pulsión escoptofílica, puesto que da a ver, lo
DD
esencial es hacer aparecer en el campo del Otro la mirada. El exhibicionista vela por el goce del Otro. En este
campo del Otro, en la medida en que se encuentra desierto de goce, el acto exhibicionista se plantea para
hacer surgir allí la mirada.
Esto no es simétrico con lo que ocurre con el voyeur, lo que le importa a este es justamente interrogar en el
Otro lo que no puede verse, lo que constituye el objeto del deseo del voyeur es un cuerpo esmirriado, una
LA

silueta de jovencita, es precisamente lo que solo puede verse con la condición de que ella lo sostenga en lo
inasible mismo, en una simple ranura donde falta el falo. El voyeur que mira por el agujero de la cerradura
lo que verdaderamente no puede verse, nada puede hacerlo caer más alto que ser sorprendido, capturado
en esta ranura. Su reducción a la posición humillada no se vincula con el hecho de que él está más allá de la
ranura, sino que obedece a que otro pueda atraparlo en la postura de quien no ve nada.
FI

En cuanto al objeto a en relación a la pulsión masoquista, Lacan expresara que se cree hallar la clave del
sadomasoquismo en el juego con el dolor, para enseguida retractarse y decir que después de todo solo es
divertido si el dolor no llega muy lejos.
No por soñar con la perversión son perversos, soñar con la perversión, sobre todo cuando se es neurótico,


puede servir para algo completamente distinto, para sostener el deseo, lo cual es muy necesario para el
neurótico.
En la pulsión escoptofílica hay uno que logra lo que se propone, a saber, el goce del Otro, y otro que solo
está allí para tapar el agujero con su propia mirada, sin conseguir que el otro vea siquiera un poquito más lo
que es. Ocurre más o menos lo mismo en la relación entre el sádico y el masoquista, siempre que se perciba
donde está el objeto a.
Lo esencial de la cosa es que el masoquista haga de la voz del Otro, buscara un tipo de Otro que pueda ser
cuestionado en este punto de voz, la querida madre, por ejemplo. Esa voz que él quizás escucho mas de la
cuenta en otra parte, del lado de su padre, completa y tapa aquí el agujero. El masoquismo moral solo puede
fundarse en este extremo de la incidencia de la voz del Otro, no en la oreja del sujeto, sino en el nivel del
Otro, que él instaura como completado por esa voz. El eje de gravedad del masoquista se juega en el nivel
del Otro y de la remisión a él de la voz como suplemento.
Ciertamente, no ocurre lo mismo en el sádico, él también intenta, pero de manera inversa, completar al Otro
quitándole la palabra e imponiéndole su voz, pero en general falla.

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El juego de la voz encuentra aquí su pleno registro. Solo que el goce, exactamente como en el caso del voyeur
se escapa, su lugar está enmascarado por esta sorprendente dominación del objeto a, pero el goce no está
en ninguna parte. El sádico no es más que el instrumento del suplemento dado al Otro, pero que en este
caso el Otro no quiere, no quiere, pero obedece de todos modos.

4.
Si el neurótico se encuentra confrontado con los problemas narcisistas, es solo en la medida en que él
pretende ser el Uno en el campo del Otro. La idealización desempeña aquí un papel lógico primordial. Se
puede pensar que hubo en alguna parte para el neurótico una relación, complemento con el Uno y con eso
se inviste la pulsión oral.

OM
Capítulo XVIII: “Adentro afuera”
Lacan había quedado en la perversión que se establece como otro modo de inscribir el afuera que no es un
espacio abierto al infinito donde se pone lo que sea bajo el nombre de real, en este afuera se trata con el
Otro y él tiene como tal su estatuto.
Lacan llamará perversión a la restauración, la restitución del a al campo del A, y esto es posible porque el a

.C
es un efecto de la captura de algo primitivo, primordial. Cuando presento anteriormente al perverso lo
comparó irónicamente con un hombre de fe, incluso como un cruzado, el perverso le da a dios su verdadera
plenitud.
DD
La perversión es la estructura del sujeto para quien la referencia a la castración, a saber, que la mujer se
distinga por no tener el falo, está tapada, enmascarada, colmada por la misteriosa operación del objeto a.
Se trata de una forma de remediar este hiato radical en el orden del significante que presenta la castración.
La base y el principio de la estructura perversa consiste en repararlo dotando a este Otro de algo que
reemplace la falta fálica, por cuando es asexuado. El S(A) da la clave de la perversión.
LA

Capítulo XIX: “Saber poder”:


Para Lacan la angustia no es sin objeto. El no sin no designa este análogo al objeto cuya señal en el sujeto es
la angustia, sino que solo revela que él no falta, presupone el soporte gracias a la falta. Toda evocación de la
falta supone instituido un orden simbólico.
FI

1.
¿Qué es un orden simbólico? Es más que una ley solamente, es también una acumulación y además
numerada, es un ordenamiento.


Para que la falta aparezca es preciso que se diga en algún lugar no hay cuenta, para que algo falte debe estar
lo contado.

2.
Sean cual fueren las desventuras y los síntomas, todos somos pacientes que Lacan designa como cierta
disyunción entre el saber y el poder.
Lacan retomará la imagen especular para decir que lo importante es la relación entre ella y el objeto a. Se
definirá a el objeto a como fundado a partir de efectos maliciosos en el campo de lo imaginario de lo que
pasa en el campo del Otro, en el campo de lo simbólico, en el campo del arreglo, en el campo del orden, en
el campo del sueño de la unidad.
Lo que se señala como efectos a en el campo de lo imaginario no implica mas que esto, el propio campo del
Otro es en forma de a. Hacer volver al Otro, es decir, al campo de donde parten, estos efectos a en lo
imaginario es la perversión (dad al cesar lo que es del cesar), devolver a a ese del que proviene el Otro, es la
esencia de la perversión.

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195

3.
Existiría cierto juego perverso del a por el cual el estatuto del Otro se asegura por estar cubierto, colmado,
enmascarado y que esta presente en todo tipo de efectos.
Lacan retomará algo acerca de la función de la fobia y expresará que la misma es sustituir el objeto de la
angustia por un significante que atemoriza, porque respecto del enigma de la angustia la relación señalada
como peligrosa es tranquilizadora.
Para Lacan no debe verse a la fobia como una entidad clínica sino como una placa giratoria, ella vira hacia
los dos grandes órdenes de la neurosis, histeria y neurosis obsesiva, también realiza la unión con la estructura
de la perversión. Se trata mucho menos de una entidad clínica aislable que de una figura clinicamente
ilustrada, de manera brillante.

OM
• “Seminario X: La angustia” Lacan
Capítulo VIII: “La causa del deseo”
El objeto a se sitúa en el marco de un seminario que Lacan ha titulado de la angustia, ya que la misma es la
única traducción subjetiva. Sin embargo, el a, fue anunciado dentro de la formula del fantasma como soporte
del deseo.

1.

.C
El objeto a no debe situarse en nada que sea análogo a la intencionalidad de una noesis, este objeto debe
DD
concebirse como la causa del deseo, el objeto está detrás del deseo.
¿qué es lo que se desea? No es el zapatito, ni el seno. El fetiche causa el deseo, el deseo va a agarrarse donde
puede, el fetiche es la condición en la que se sostiene su deseo.

2.
LA

Allí donde dicen yo (je) es ahí, donde en el plano inconciente se sitúa a.


En cuanto al deseo sádico, no es tanto el sufrimiento del otro lo que se busca en la intención sádica como su
angustia. La angustia del otro, su existencia esencial como sujeto en relación con esa angustia, es esto lo que
el deseo sádico es un experto en hacer vibrar. En el cumplimiento de su acto, lo que el agente del deseo
sádico no sabe es lo que busca, y lo que busca es hacerse aparecer a sí mismo, como puro objeto, fetiche
FI

negro. A eso se resume la manifestación del deseo sádico, en tanto que aquel es su agente se dirige a una
realización.
Muy distinta es la posición del masoquista, para quien esta encarnación de sí mismo como objeto es el fin
declarado, lo que busca es su identificación con el objeto común, el objeto de intercambio. Sigue siéndole


imposible captarse como aquello que es, en tanto, que como todos es un a. Reconocerse como objeto de
deseo es siempre masoquista.
Diciendo que el superyó es la causa del masoquismo no aparta demasiado de la intuición satisfactoria, el
superyó participa de la función de este objeto en cuanto causa. El deseo y la ley son la misma cosa en el
sentido de que su objeto le es común.
La relación de la ley con el deseo es tan estrecha que solo la función de la ley traza el camino del deseo. El
deseo en cuanto deseo por la madre, es idéntico a la función de la ley. Es en tanto que la prohíbe que la ley
impone desarla, ya que después de todo la madre, no es en sí el objeto más deseable, se desea a la orden.
El mito del Edipo significa que el deseo del padre es lo que hace la ley.
Cuando el deseo y la ley se encuentran juntas, lo que el masoquista pretende hacer manifiesto es que le
deseo del Otro hace la ley. Es que el propio masoquista aparece en la función que Lacan llama deyecto, es el
objeto a pero bajo la apariencia de lo deyectado. Es uno de los aspectos con que puede aparecer el a tal
como se lo ilustra en la perversión.

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Lacan ha hablado del objeto como causa del deseo, ha dicho que reconocerse como objeto del propio deseo
es siempre masoquista.
El objeto a es aquella roca de la que habla Freud, la reserva última irreductible de la libido. Reconocerse
como objeto del propio deseo es siempre masoquista, pero el masoquista solo lo hace en la escena, no
siempre se esta en la escena. Cuando no se está, cuando se permanece en el más acá y tratamos de leer en
el Otro de qué va, se encuentra allí, en x, más que la falta.
El objeto está vinculado a su falta necesaria, allí donde el sujeto se constituye en el lugar del Otro.

3.
Lacan recuerda a la joven homosexual que a raíz de una decepción enigmática relativa al nacimiento en la

OM
familia de un hermanito se oriento hacia la homosexualidad, en forma de un amos demostrativo por una
mujer de dudosa reputación, respecto a la cual se conduce de un modo viril.
Existe un amor cortes, ella se comporta como el caballero que todo lo soporta por su dama. La joven
acompañada de su bien amada se cruza con el padre que va en camino a su despacho, el padre le lanza una
mirada cargada de irritación. La persona amada empieza a estar harta y no quiere exponerse a grandes
dificultades, le dice a la joven que la cosa ya ha durado demasiado, que lo dejen ahí, que deje de mandarle

.C
flores todos los días y de pisarle los talones. Entonces la chica se arroja de un puente, se arroja, se deja caer.
No basta con recordar la analogía del parto para agotar el sentido de esta palabra, el salto se produce en el
momento mismo en que se cumple la conjunción del deseo y de la ley.
DD
La hija cuya decepción respecto al padre por el nacimiento de su hermano había sido el punto de inflexión
en su vida, se había dedicado a hacer de su castración de mujer lo que hace el caballero con su Dama, ósea,
ofrecerle el sacrificio de sus prerrogativas viriles, lo cual, por inversión de dicho sacrificio, hacia de ella el
soporte de aquello que falta en el campo del Otro.
Resentimiento y venganza son decisivos en la relación de esta hija con su padre. Ya que fui decepcionada en
LA

mi apego a ti, mi padre, y que no pude ser yo, tu mujer sumisa ni tu objeto, ella será mi dama y yo seré quien
sostenga, quien cree la relación idealizada con aquello de mi misma que fue rechazado, aquello que de mi
ser de mujer es insuficiente. La muchacha ha abandonado la cultura de su narcisismo, su coquetería, para
convertirse en el caballero servidor de la Dama.
La distinción entre el acting out y el pasaje al acto. Las dos condiciones del pasaje al acto que se cumplen en
FI

este caso son: la identificación absoluta del sujeto con el a al que se reduce y la confrontación del deseo y la
ley. Aquí se trata de la confrontación del deseo del padre, en base al cual se construye toda su conducta, con
la ley se presentifica en la mirada del padre. Esto es lo que la hace sentirse identificada con a, rechazada,
expulsada, fuera de la escena. Y eso, solo puede realizarlo el dejar caer, el dejarse caer.


Una cura de obsesivo es siempre una verdadera luna de miel entre el analista y el analizado, en la medida
en que se centra en esa clase de discurso en la se mantiene el obsesivo, a saber, ese hombre es formidable,
me cuenta las historias más bellas del mundo, el problema es que no me lo acabo de creer.
En el caso de la joven homosexual, de lo que se trata es de cierta promoción del falo, en cuanto tal, el lugar
de a.
En lo referente a Dora, todo ello está muy lejos de ser una torpeza y se puede decir que si bien Dora no fue
analizada hasta el final, Freud vio claro hasta el final, pero con la joven, que es un caso donde la función de
a es tan prevalente que llego a pasar a ese real, un pasaje al acto cuya relación simbólica él comprende, sin
embargo, tan bien, Freud se da por vencido. No voy a llegar a nada, se dice y se la pasa a una colega femenina,
es el quien toma la iniciativa de dejarla.

Capítulo IX: “Pasaje al acto y acting out”


1.

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197

A partir del caso de la homosexualidad femenina Lacan ha hecho surgir una característica estructural del
sujeto con el a.
El dejarse caer es el correlato esencial del pasaje al acto, en la formula del fantasma, el pasaje al acto está
del lado del sujeto en tanto que éste aparece borrado al máximo por la barra. El momento del pasaje al acto
es el del mayor embarazo del sujeto.

3.
Todo lo que es acting out debe oponerse al pasaje al acto. En el caso de homosexualidad femenina, mientras
que la tentativa de suicidio es un pasaje al acto, toda la aventura con la dama de dudosa reputación elevada
a la función de objeto supremo es un acting out. Mientras que la bofeteada de Dora es un pasaje al acto,

OM
todo su comportamiento paradójico con la pareja de los K. es un acting out.
El acting out es esencialmente algo, en la conducta del sujeto, que se muestra. El acento demostrativo de
todo acting out es su orientación al Otro. La conducta de la joven homosexual se exhibe ante los ojos de
todos.
Lo que Freud lo dice de todas formas es que ella habría querido un hijo del padre. El hijo en cuestión no tiene
nada que ver con una necesidad maternal conviene poner la relación del niño con la madre en una posición

.C
de algún modo lateral respecto a la corriente principal.
La joven quería ese niño en tanto que falo, como sustituto, de algo que cae de lleno en la dialéctica del corte
y de la falta, del a como caída, como faltante. Se exige en aquello que ella no tiene el falo y para mostrar
DD
bien que lo tiene lo da, se comporta respecto a la dama como un caballero que la sirve, como un hombre
como aquel que puede darle en sacrificio que lo tiene, el falo.
En el acting out el deseo, para afirmarse como verdad, se adentra en una vía en la que solo lo consigue de
un modo singular. El acting out es la demostración, la mostración velada pero no velada en sí. Solo está
velada como sujetos del acting out en la medida en que eso habla, en la medida en que eso podría hacer
LA

verdad. Lo esencial de lo que es mostrado es aquel resto, su caída, lo que cae en este asunto.
El acting out es un síntoma, llama a la interpretación, pero la cuestión es saber si esta es posible. Tratándose
del síntoma, está claro que la interpretación es posible. El síntoma no es como el acting out, que llama a la
interpretación, puesto que lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma no es llamado al Otro,
no es lo que muestra al Otro, el síntoma por su naturaleza es goce revestido.
FI

A diferencia del síntoma, el acting out es el esbozo de la transferencia, es la transferencia salvaje, pero la
transferencia sin análisis es el acting out, el acting out sin análisis es la transferencia. Un acting out se dirige
al Otro y si se está en análisis se dirige al analista.


4.
Esta paciente le mentía en sus sueños y así es como Freud caracteriza el caso. Los sueños de esta paciente
indican cada dia mayores progresos hacia el sexo al que está destinada, pero Freud no se lo cree, ella misma
le dice que miente y Freud no lo duda. De ahí la apariencia de que está ausente cualquier relación de
transferencia, pero entonces este inconciente puede engañarnos y todo el debate de Freud se centra en la
confianza en el inconciente.
El inconciente siempre merece confianza, dice y el discurso del sueño es otra cosa que el inconciente, resulta
de un deseo que viene del inconciente. Ella misma le dice que esos sueños son mentirosos. Lo que a Freud
se le escapa es algo que le falta en su discurso, lo que siempre permaneció para él en estado de pregunta
¿Qué quiere una mujer? Es ahí donde el pensamiento de Freud tropieza con la feminidad. Ahí está el punto
ciego, Freud quiere que ella se lo diga todo, la mujer.

Capítulo X: “De una falta irreductible al significante”

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198

La angustia es un temor sin objeto, pero para Lacan no carece de objeto, lo cual no significa que ha dicho
que el objeto sea accesible. Si la angustia sostiene esta relación de no carecer de objeto, es a condición de
reservarse que ello no supone decir, como en algún otro caso, de qué objeto se trata, ni siquiera poder
decirlo.
La angustia introduce una función radical, la función de la falta.

1.
Para Lacan no hay falta en lo real, la falta solo puede captarse por medio de lo simbólico, la falta de la que
habla designa el lugar, designa la ausencia, presentifica lo que no está ahí.
La falta es radical, radical en la constitución misma de la subjetividad, en cuanto eso se sabe, en cuanto algo

OM
accede al saber, hay algo perdido, y la forma más segura de abordar eso perdido es concebirlo como un
pedazo de cuerpo. Este punto de donde surge que haya significante es el que, en cierto sentido, no puede
ser significado, es lo que Lacan llamará falta de significante.

2.
La castración es simbólica, es decir, se relaciona con el fenómeno de la falta. La defensa no es contra la

.C
angustia, sino contra aquello cuya señal es la angustia, no es defensa contra la angustia, es de cierta falta.
Si se trata del perverso o del psicótico la relación del fantasma se instituye de tal manera que a está situado
en i (a). En este caso, para manejar la relación transferencial, en efecto, hay que incluir el a en cuestión, a la
DD
manera de un cuerpo extraño, de una incorporación en la que somos el paciente, ya que el objeto en tanto
causa de su falta le es absolutamente ajeno al sujeto que nos habla.

Capítulo XI: “Puntuaciones sobre el deseo”


2.
LA

Lo que constituye la sustancia de la ley es el deseo por la madre y lo que normativiza el deseo mismo, aquello
que lo sitúa como deseo, es la ley llamada la interdicción del incesto.
Incluso en la perversión, donde el deseo se presenta como lo que hace la ley, ósea, como una subeversión
de la ley, de hecho, es, ciertamente, el soporte de una ley. Si hay algo que se sabe del perverso es que lo que
aparece desde el exterior como satisfacción sin freno es defensa, y puesta en ejercicio de una ley en tanto
FI

que frena, suspende, detiene al sujeto en su camino al goce. La voluntad de goce en el perverso es una
voluntad que fracasa, que encuentra su propio limite, su propio freno en el ejercicio del deseo. El perverso
no sabe al servicio de que goce ejerce su actividad, en ningún caso es al servicio del suyo.
El neurótico muestra, que tiene necesidad de pasar por la propia institución de la ley para sostener su deseo.


Lacan tomará al masoquista, al masoca. Es lo que resulta más enigmático poner en suspenso de la perversión,
él si que sabe que es el Otro quien goza, serie el perverso que ha visto la luz de su verdad, sería una excepción
respecto de todo lo que Lacan ha dicho hasta ahora, que el perverso no sabe que goza. Lo que se le escapa
al masoquista, y que lo pone en la misma situación que todos los perversos es que cree que lo que busca es
el goce del Otro y precisamente porque lo cree no es esto lo que busca, busca la angustia del Otro.

3.
Freud habla de la angustia señal que se produce en el yo y concierne a un peligro interno, es un signo que
representa algo para alguien, ósea, peligro interno para el yo.

Capítulo XII: “La angustia señal de lo real”


La angustia no es sin objeto.

1.

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199

Para Freud la angustia es esencialmente angustia ante algo. Pero para Lacan se insiste en le hecho de que
los efectos del miedo tendrían a priori un carácter de adecuación, es decir, desencadenarían la huida. Este
tesis, quedaría suficientemente entre dicho por el hecho de que, en no pocos casos, el miedo paraliza, se
manifiesta mediante acciones inhibidoras, incluso plenamente desorganizantes, o arroja al sujeto en el
desconcierto. Así la referencia mediante la cual la angustia se distingue del miedo debe buscarse en otra
parte.
Cuando Lacan sostiene que la angustia no es sin objeto, el término objeto tiene un acento distinto del que
tiene en los autores que hablan del objeto del miedo.

2.

OM
Lacan retomará el masoquista para expresar que su fantasma le oculta la angustia. En el sádico está menos
escondida, para él, el Otro existe y por el hecho de que lo tome como objeto no se debe decir que hay ahí
relación inmadura o incluso genital. El Otro es esencial.

Capítulo XIII: “Aforismos sobre el amor”


1.

.C
Lacan parte de la distinción entre angustia y miedo, intenta invertir la posición. Freud dice que la angustia
es ante algo. En la angustia el sujeto se ve oprimido, concernido, interesado, en lo más intimo de si mismo.
La angustia es un termino intermedio entre el goce y el deseo, en la medida en que es una vez franqueada
DD
la angustia, fundado en el tiempo de angustia, como el deseo se constituye.

2.
En el corazón de la experiencia del deseo se encuentra lo que queda cuando el deseo es satisfecho, el objeto
cae del sujeto en su relación con el deseo. Es esencial diferenciar la angustia de castración respecto de la
LA

amenaza de castración.
Dicen: el masoquista apunta al goce del Otro, se dirige a la angustia del Otro, del lado del sádico, busca la
angustia del Otro, lo que aquí se enmascara es el goce del Otro.
El sadismo no es el reverso del masoquismo, no es una pareja reversible. Lo que se oculta tras la búsqueda
de la angustia del Otro en el sadismo es la búsqueda del objeto a.
FI

El deseo está condenado a reencontrar el objeto en una cierta fusión que se localiza y precipica en las
caducas y todo lo que puede servir como esas caducas.

3.


La angustia hace de médium entre el deseo y el goce. En la vía que condesciende a mi deseo, lo que el Otro
quiere, lo que quiere, aunque no sepa en absoluto lo que quiere, es, sin embargo, necesariamente mi
angustia.

Capítulo XIV: “La mujer más verdadera y más real”


1.
Se debe concebir el goce como independiente de la articulación del deseo. El deseo se constituye más acá
de la zona que separa goce y deseo, y que constituye la falla donde se produce la angustia.
La mujer demuestra ser superior en el dominio del goce, porque su vinculo con el nudo del deseo es mucho
más laxo.
La angustia del hombre está ligada a la posibilidad de no poder. De ahí el mito, tan masculino, que hace de
la mujer el equivalente de una de sus costillas, le han quitado esa costilla, no se sabe cual y por otra parte
no le falta ninguna. Pero esta claro que en el mito de la costilla se trata de ese objeto perdido, la mujer para
el hombre es un objeto hecho con eso.

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200

La angustia existe también en la mujer, ella se tienta tentando al Otro, es el deseo del Otro lo que le interesa.
En el hombre el objeto es la condición del deseo, el goce depende de esta cuestión, el deseo por su parte no
hace mas que cubrir la angustia.
Para la mujer, el deseo del Otro es el medio para que su goce tenga un objeto, su angustia no es sino ante el
deseo del Otro, del que ella no sabe bien, a fin de cuentas, que es lo que cubre. En el reino del hombre
siempre esta presente algo de la impostura, en el de la mujer la mascarada.

Capítulo XV: “Un asunto de macho”


La mujer no tiene ninguna dificultad, ni hasta cierto punto, corre riesgo alguno buscando lo que es el deseo
del hombre.

OM
Resulta que las mujeres hablan, habrá quien lo lamente, pero es un hecho. Ella, por lo tanto, también quiere
el objeto, e incluso un objeto tal como el que ella no tiene. Su reivindicación del pene seguirá vinculada hasta
el final a la relación con la madre, ósea, con la demanda. En la mujer, el objeto a se constituye en
dependencia respecto a la demanda.
La insatisfacción que está en juego en la estructura del deseo es precastrativa. En la mujer es inicialmente lo
que ella no tiene lo que constituye al principio el objeto de su deseo, mientras que en el caso del hombre,

.C
es lo que no es y en que punto desfallece.

UNIDAD TEMÁTICA IV: Las Psicosis


DD
CONTENIDOS:
Fundamentos metapsicológicos en la clínica de Freud.
A. Lectura y análisis del Historial “Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia” (demencia
paranoide) autobiográficamente descrito (caso Schreber). 1. Conceptualizaciones del término REPUDIO-
ABOLICIÓN. Su importancia en la lógica de la estructuración subjetiva. 2. Fases del proceso psicótico. La
LA

escisión del yo. Pérdida de la realidad fantasmática y su reconstrucción. 3. Clínica de las alucinaciones y
delirio. El delirio como intento de curación. 4. La certeza paranoica.
B. Situar la pregunta clínica sobre el tiempo del desencadenamiento en las psicosis clínicas. 1. Episodios,
brotes o crisis psicóticas en estructuras neuróticas. Lectura y análisis del Historial “Historia de una neurosis
infantil” (Caso Hombre de los lobos) 2. Importancia del diagnóstico diferencial.
FI

C. Duelo, aflicción, melancolía. 1. Las depresiones en estructuras neuróticas y psicóticas. 2. El superyó en la


melancolía.

El tratamiento posible en la clínica de la psicosis a partir del retorno a Freud de Lacan:




A. Introducción a la cuestión de las psicosis. El Otro y las psicosis.


B. La Verwerfung del Significante Primordial (Nombre del Padre)
C. La estructura débil, pre-psicosis y momento del desencadenamiento.
D. El fenómeno psicotico y su mecansimo. Carencia simbólica y efectos de disolución imaginaria. La metáfora
delirante. Empuje a la Mujer. Erotomanía y transferencia. Fantasma y Psicosis. Suplencias y estabilizaciones
en las Psicosis.

El tratamiento posible en la clínica de la psicosis según los desarrollos de M. Klein (escuela inglesa)
A. La posición esquizo paranoide. Patologías: paranoia y esquizofrenia.
B. La posición depresiva. La psicosis maniaco-depresiva.
C. El tratamiento de la psicosis.

• “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (desmentía paranoides) descrito


autobiográficamente. Caso Schreber” Freud (1910)

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201

Según el propio Freud afirma en este historial recurrió a un solo dato no contenido en las Memorias de
Schreber: la edad de este al momento en que cayó enfermo.

Introducción:
La indagación psicoanalítica de la paranoia seria imposible si los enfermos no poseyeran la peculiaridad de
traslucir, aunque en forma desfigurada aquello que los otros neuróticos esconden como secreto.
El historial clínico de un paranoide (desmentía paranoides) trata de una persona a quien Freud no ha visto
personalmente, que ha descrito él mismo su caso y ha dado noticia pública. Se trata del ex presidente del
Superior Tribunal de Sajonia, el doctor en jurisprudencia Daniel Paul Schreber, cuyo libro “Memorias de un
enferme nervioso” apareció en 1903.

OM
Historial clínico:
Schreber señala que estuvo dos veces enfermo de los nervios, ambas a consecuencia de un exceso de
esfuerzo mental. La primera vez con ocasión de una candidatura y la segunda por la inusual sobrecarga de
trabajo en que se vio al asumir el cargo del presidente del Superior Tribunal de Dresde.
La primera enfermedad le sobrevino en otoño de 1884, y a fines de 1885 había sanado totalmente. Flechsig,

.C
en cuya clínica el paciente pasó esa vez unos seis meses definió su estado como un ataque de hipocondría
grave (ya hacía tiempo que estaba casado). Esta enfermedad pasó sin incidente alguno que rozara el ámbito
de lo suprasensible.
DD
Tenia 42 años en el momento de su primera enfermedad y 51 años al sobrevenirle la segunda.
En junio de 1893 fue notificado de su inminente nombramiento como presidente del Superior Tribunal,
asumió su cargo el 1 de octubre de ese mismo año y en el intervalo le sobrevinieron algunos sueños, soñó
que su anterior enfermedad nerviosa había vuelto. Además, en una oportunidad, llegando ya la mañana en
un estado entre el dormir y la vigilia, había tenido la representación de lo hermosisímo que es sin duda ser
LA

una mujer sometida al acoplamiento.


La segunda enfermedad le sobrevino a fines de octubre de 1893 con un martirizador insomnio que le hizo
acudir de nuevo a la clínica de Flechsig donde empeoró. Al comienzo de su estadía, él exteriorizó más ideas
hipocondriacas, se quejaba de padecer de un reblandecimiento del cerebro, decía que pronto moriría, luego
ya se mezclaron unas ideas de persecución en el cuadro clínico, basadas en espejismos sensoriales, los
FI

cuales, sin embargo, inicialmente se presentaban más aislados, al par que imperaban un alto grado de
hiperestesia y gran susceptibilidad a la luz y al ruido. Pasó por las cosas más terribles y las pasó en aras de
un fin sagrado, incluso hizo varios intentos de ahogarse y pedía el “cianuro que le estaba destinado”. Poco a
poco, las ideas delirantes cobraron el carácter de lo mítico, lo religioso, mantenía trato directo con Dios, era


juguete de los demonios, veía milagros, escuchaba música rara y creía vivir en otro mundo.
Insultaba a las personas por las cuales se creía perseguido y perjudicado, sobre todo a su médico Flechsig, al
cual llamaba “almicida” (asesino de almas) e incontables ves lo increpó “Pequeño Flechsig”
A partir de la psicosis inicial, cabía definirla como un delirio alucinatorio y se fue destacando el cuadro clínico
paranoico. Por momentos, el señor presidente, no aparecía ni confundido ni inhibido psíquicamente, ni
dañado, más bien, era reflexivo, poseía excelente memoria y un muy considerable saber.
Este enfermo se consideró a sí mismo capaz y emprendió los pasos adecuados para conseguir su curatela y
le dieran el alta en el asilo (Doctor Weber). En el fallo que devolvió la libertad a Schreber se resume el
contenido de su sistema delirante, se consideraba llamado a redimir el mundo y devolverle la
bienaventuranza perdida, pero creía que solo lo conseguirá luego de ser mudado en mujer. El paciente
remata en estar él llamado a redimir al mundo y devolverle su perdida bienaventuranza, sostenía haber
recibido esta misión por inspiraciones divinas e incluso que esas cosas no se podían expresar en lenguaje
humano, por lo que sólo a él le habrían sido reveladas. En esta misión redentora lo esencial es que primero
tiene que producirse su mudanza en mujer, se trata de “tener que ser”. Tiene por cosa asegurada que él es

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202

el objeto exclusivo del milagro divino y así, el más maravilloso de los hombres, lo cual es corroborado por las
voces que hablan con él. Sostiene haber experimentado en los primeros años de su enfermedad
destrucciones en diversos órganos de su cuerpo, que a cualquier otro hombre le habían provocado la muerte,
pero los milagros divinos (los rayos) le habrían restablecido lo destruido y por eso dice ser inmortal mientras
siga siendo varón. Incluso tiene el sentimiento de que ya han pasado por su cuerpo unos masivos “nervios
femeninos”
El médico informante (Weber) destaca como los dos puntos esenciales, el papel redentor y la mudanza en
mujer. Sin embargo, parece ser que la mudanza en mujer (emasculación) fue el delirio primario y que solo
secundariamente entró en relación con el papel redentor.
También había un delirio de persecución sexual que luego se transformó en un delirio religioso de grandeza,

OM
e inicialmente, hacía el papel de perseguidor el médico que lo trataba, el profesor Flechsig, más tarde Dios
ocupó ese lugar. Schreber expresaba el hecho de que se había tramado un complot contra él, luego de que
se lo hubiera reconocido que su enfermedad nerviosa era incurable, se lo entregaría a un hombre y le darían
su alma, y en cuanto a su cuerpo, mudado en un cuerpo de mujer, sería entregado así al hombre en cuestión
(Flechsig).
Schreber veía siempre a su enemigo en el profesor Flechsig o a su alma, y consideraba la omnipotencia de
Dios como su aliado.

.C
La naturaleza primaria de la fantasía de emasculación y su inicial independencia respecto de la idea del
redentor es atestiguada por aquella representación que afloro en duermevela: tiene que ser hermoso ser
DD
una mujer sometida al acoplamiento. Esta fantasía había devenido conciente en la época de incubación de
la enfermedad, antes que él afrontara la sobre carga de trabajo.
Schreber señala el mes de noviembre de 1895 como el periodo en que se estableció en nexo entre la fantasía
de emasculación y la idea de redentor. La mudanza de una mujer había sido el primer germen de la formación
delirante y también demostró ser la única pieza que sobrevino al restablecimiento y la única que pudo
LA

asegurarse su lugar en el obrar afectivo.


En todas las piezas de la teoría sorprende la notable mestura de vulgaridades y rasgos espirituales, de
elementos trillados unos, y otros originales. El alma humana está contenida en los nervios del cuerpo,
algunos de estos nervios solo son aptos para recibir percepciones sensoriales, otros (los nervios del
entendimiento) operan todo lo psíquico, en lo cual rige la circunstancia de que cada nervio del
FI

entendimiento representa a toda la individualidad espiritual del ser humano.


Mientras que los hombres constan de cuerpo y nervios, Dios es puro nervio, los nervios son infinitos o
eternos. En su virtud creadora se llaman rayos y hay un vinculo intimo entre Dios, y el cielo estrellado o el
Sol.


De acuerdo con el orden del universo, un comercio regular de Dios con almas de hombres ocurre solo
después de la muerte. Las almas purificadas en virtud del proceso purgador se encuentran en el goce de la
bianaventuranza (voluptuosidad). Durante la purificación las almas aprenden la lengua fundamental que se
caracteriza por una gran riqueza de eufemismos. Dios no es un ser simple, sobre los vestíbulos del cielo se
cierne Dios mismo, a quien, por oposición a los reinos de delante de Dios, se le ha dado la designación reinos
de atrás de Dios. Sobre el significado de esta bipartición está el Dios inferior que se ha inclinado de
preferencia por los pueblos de raza trigeña (los semitas) y el superior por los pueblos rubios (arios).
Durante el estadio agudo de la enfermedad, estas dos divinidades se comportaron de manera muy diferente
con el desdichado Schreber. Es necesario destacar el hecho de que el presidente del Superior Tribunal, había
sido en sus días sanos un incrédulo en asuntos de religión.
A lo largo de todo el libro de Schreber se extiende la acusación de que Dios, acostumbrado solo al trato con
los difuntos no comprende a los hombres vivos e incluso este raro Dios de Schreber tampoco es capaz de
aprender nada por experiencia. Por eso, puede repetir durante años y sin modificación las mismas pruebas

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203

martirizadoras, milagros y profeserencias de voces, hasta que por fuerza se vuelve motivo de irrisión del
perseguido.
Esta critica a Dios tropiezan en Schreber con una enérgica corriente contraria, Dios sigue siendo el creador
omnipotente a quien se debe adoración y suprema veneración. Por eso se intenta repetidas veces justificar
a Dios por su comportamiento con el paciente.
En su conjunto, la enfermedad es concebida como una lucha del hombre contra Dios, en la cual sale
triunfador el débil humano. En Schreber se asistía a la forma corriente de la fantasía del redentor, sería el
hijo de Dios, llamado a salvar al mundo de su miseria.
La bienaventuranza es para Schreber la vida en el más allá, a que es elevada el alma humana mediante la
purgación tras la muerte. El distingo que el paciente traza entre una bienaventuranza masculina y una

OM
femenina radica en que la primera se sitúa más alto que la femenina, pues esta ultima parece tener que
consistir de preferencia en un continuo sentimiento de voluptuosidad.
En el “alegato de apelación” (julio de 1901) el enfermo destaca como una de sus más grandes intelecciones
que la voluptuosidad mantiene un vinculo cercano con la bienaventuranza de los espíritus separados. Este
vinculo cercano es la roca sobre la cual el enfermo edifica la esperanza en una reconciliación final con Dios
y el cese de su parecer.

.C
Schreber había llegado a la intelección de que el cultivo de la voluptosidad era un deber para él y sólo su
cumplimiento pondría fin al grave conflicto que había estallado dentro de él. La voluptosidad era cosa que
debía hacerse en temor de Dios y solo lamentaba no ser capaz de consagrar el dia entero a su cultivo.
DD
Schreber antes era alguien inclinado al ascetismo sexual y no creía en la existencia de Dios, discurrida la
enfermedad fue un creyente en Dios y un buscador de voluptosidad. No era ya una libertad sexual masculina,
sino un sentimiento sexual femenino, adoptaba una actitud femenina frente a Dios, se sentía mujer de Dios.
Los nervios por él absorbidos han cobrado en su cuerpo el carácter de voluptuosidad femenina. Si ejerce una
leve presión con la mano sobre un lugar cualquiera del cuerpo, siente esos nervios bajo la superficie de la
LA

piel, ellos estaban presente sobre todo en el torso, donde la mujer tiene los pechos.
Durante la enfermedad, veía la mudanza en mujer como una irrisión a que lo condenan con un propósito
hostil, pero llego un momento (noviembre de 1895) en que empezó a reconciliarse con esa mudanza y la
conectó con unos propósitos superiores de Dios. Llego a la convicción de que Dios mismo, para su propia
satisfacción, le demandaba feminidad.
FI

Las dos piezas principales del delirio de Schreber, la mudanza en mujer y el vinculo privilegiado con Dios,
están enlazadas en su sistema mediante la actitud femenina frente a Dios.

II. Intentos de interpretación:




Schreber se quejaba de que lo acosaban los que llamaba pájaros de milagro o pájaros hablantes. Según su
convicción han sido formados a partir de almas de seres humanos que fueron bienaventuradas, a gran
numero de las restantes almas de pájaro les ha puesto en broma, para distinguirlas, nombres de muchacha,
pues a todas ellas se las puede comparar con niñas pequeñas.
Freud agregará una pequeña pieza del historial clínico, se referirá a la relación de Schreber con su primer
médico, el consejero privado profesor Flechsig de Leipzig. El caso Schreber llevaba al comienzo el sello del
delirio de persecución, solo borrado a partir del punto de inflexión de la enfermedad. El autor de todas las
persecuciones es Flechsig quien sigue siendo su maquinador durante toda la trayectoria de la enfermedad y
el mismo ha perpetrado o ha intentado un almicidio.
Pronto siguió un posterior desarrollo del delirio que afectó la relación del enfermo con Dios sin modificar su
relación con Flechsig. El paciente expresa la convicción de que este médico que poseía influjo sobre él tuvo
a su vez las mismas visiones que el enfermo, y recibió idénticas informaciones sobre cosas suprasensibles.
Schreber en 1884 y 1885 había atravesado por una primera enfermedad nerviosa que pasó sin incidente
alguno que rozará el ámbito de lo suprasensible, en el curso de este estado definido como “hipocondría”

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204

Flechsig fue su médico. Hacia este ultimo estuvo muy agradecido por haber alcanzado el éxito, incluso su
mujer honraba al profesor Flechsig ya que le había devuelto a su marido, y por esa razón tuvo durante años
su retrato sobre la mesa de trabajo.
Freud da cuenta de que el periodo de incubación de la enfermedad (entre su nombramiento y su asunción
del cargo, de junio a octubre de 1893) sobrevinieron repetidos sueños del siguiente contenido: había
retornado la anterior enfermedad nerviosa. Además, le afloró la sensación de que era hermosísimo sin duda
ser una mujer sometida al acoplamiento.
Se tiene el derecho a inferir que con el recuerdo de la enfermedad despertó también el del médico, y la
postura femenina de la fantasía valía desde el comienzo para el médico.
Quizás de ese estado quedó como un resto una dependencia tierna respecto del médico, que ahora cobro

OM
refuerzo hasta elevarse a una simpatía erótica, se le instaló un rechazo indignado de esa fantasía femenina
de impersonal sustento. Sin embargo, en la grave psicosis que pronto estallaría la fantasía femenina se iría
imponiendo sin pausa.
El enfermo temía un abuso sexual de su médico, un avance de libido homosexual fue el ocasionamiento de
esta afección, es probable que desde el comienzo mismo su objeto fuera el médico Flechsig y la revuelta
contra esa moción libidinosa produjese el conflicto del cual se engendraron los fenómenos patológicos. Su

.C
delirio de ser mudado en mujer era una idea patológica.
Freud se ve autorizado a retener como base de la contracción de la enfermedad de Schreber el estallido de
una moción homosexual. En general, el ser humano oscila a lo largo de su vida entre un sentir homosexual
DD
y uno heterosexual y una frustración o un desengaño en un lado suele esforzarlo hacia el otro.
El doctor Schreber tenía 51 años en el momento en que contrajo su enfermedad, se encontraba en la época
critica para la vida sexual, aquella en que la función sexual de la mujer, tras un previo acrecentamiento,
experimenta una involución, pero de cuya gravitación tampoco parece a salvo el hombre, también hay un
climaterio con las predisposiciones patológicas que de él se siguen.
LA

Freud se imagina cuan cierto tiene que parecer el supuesto de que una sensación de simpatía hacia un
medico pueda estallar de pronto en un hombre ocho años después. No es difícil que la sensación de simpatía
hacia el médico proviniera de un proceso de transferencia por el cual una investidura de sentimiento es
trasladada de una persona por él sustantiva a la del médico. El médico le ha hecho recordar a la esencia de
su hermano o de su padre, ha encontrado en él a ellos y entonces, dadas ciertas condiciones, ya no es
FI

asombroso que reaflore en el enfermo la añoranza por esta persona sustitutiva y ejerza efectos de una
violencia que solo él comprende por su origen y por su primaria intencionalidad. El padre y el hermano
habían fallecido ya en la época de su segunda enfermedad.
La ocasión de contraer la enfermedad fue la emergencia de una fantasía de deseo femenina (homosexual


pasiva), cuyo objeto era la persona del médico. La personalidad de Schreber le contrapuso una intensa
resistencia y la lucha defensiva escogió la forma del delirio persecutorio.
La sustitución de Flechsig por la persona superior de Dios parece significar una agudización del conflicto,
pero ella prepara el segundo cambio y así la solución del conflicto.
El yo es resarcido por la manía de grandeza, y a su vez la fantasía de deseo femenina se ha abierto paso, ha
sido aceptada. La mudanza en mujer previsiblemente se cumplirá alguna vez, hasta entonces, la persona del
Doctor Schreber permanecerá irreductible.
Para el enfermo, Flechsig y Dios se sitúan dentro de una misma serie. Flechsig se escinde despues en dos
personalidades “superior” y medio” y también Dios, en el Dios “inferior” y el “superior”. Un proceso de
descomposición de esta índole es muy característico en la paranoia, la paranoia fragmentada, vuelve a
disolver las condensaciones e identificaciones emprendidas en la fantasía inconciente. Entonces, todas esas
escisiones de Flechsig y de Dios en varias personas significan lo mismo que la partición del perseguidor entre
Flechsig y Dios, son duplicaciones de idéntica constelación sustantiva. Si el perseguidor Flechsig fue antaño
una persona amada, tampoco Dios es más que el retorno de otra persona amada de parecido modo, pero

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205

probablemente más sustantiva. Esa otra persona no puede ser sino el padre, con lo cual Flechsig es forzado
hacia el papel de hermano.
La raíz de aquella fantasía femenina habría sido la añoranza por padre y hermano que alcanzó un refuerzo
erótico, de ellos el segundo pasó por la transferencia al médico Flechsig, mientras que con su reconducción
al primero se alcanzó una nivelación de lucha.
Para que la introducción del padre en el delirio de Schreber parezca justificada, es preciso esclarecer unas
singularidades. Dios, sometido al influjo seductor de Flechsig, no era capaz de aprender por experiencia, no
conocía a los hombres vivos porque solo sabia tratar con cadáveres. El padre no había sido un nombre
insignificante, más bien era un médico famoso, por lo que un padre así no era inapropiado para ser
transfigurado en Dios en el recuerdo tierno del hijo. Freud recuerda la postura del varoncito frente a su

OM
padre, la cual contiene la misma alianza de sumisión respetuosa y rebelión que se encuentra en la relación
de Schreber con su Dios. Si se supiera con certeza que el hermano muerto de Schreber era mayor que él,
seria licito ver la fragmentación de Dios en uno inferior y otro superior como la expresión del recuerdo que,
tras la muerte temprana del padre, el hermano mayor ocupo su lugar.
Por último, hay que considerar al “Sol” que con sus “rayos” ha adquirido grande significatividad para la
expresión del delirio, el sol le habla con palabras humanas y se da a conocer como un ser animado. El mismo

sublimado del padre.

.C
comunica que el Sol empalidece en su presencia. Freud aduce que el Sol no es otra cosa que un símbolo

En el desenlace del delirio de Schreber la fantasía sexual infantil celebra un triunfo grandioso, la
DD
voluptuosidad misma es dictada por el temor de dios y dios mismo (el padre) no deja de exigírsela al enfermo.
La más temida amenaza del padre, la castración ha prestado su material a la fantasía de deseo de la mudanza
en mujer, combatida primero y aceptada después.
Schreber comunica una privación en la ida real y objetiva, su matrimonio no le dio hijos, sobre todo no le dio
el hijo varón que lo había consolado por la pérdida de padre y hermano, y hacia quien pudiera afluir la
LA

ternura homosexual insatisfecha. (“Repetida frustración de la esperanza de concebir hijos”). Acaso el doctor
Schreber forjó la fantasía de que si él fuera mujer sería más apto para tener hijos, y así halló el camino para
resituarse en la postura femenina frente al padre, de la primera infancia. Entonces, el posterior delirio, según
el cual por su emasculación el mundo se poblaría estaba destinado a remediar su falta de hijos “hombres
nuevos de espíritu schreberiano”
FI

III. Acerca del mecanismo paranoico:


Freud intentará situar la especificidad de la paranoia (o la demencia paranoide) en la particular forma de
manifestarse los síntomas. Se dirá que el carácter paranoico reside en que para defenderse de una fantasía


de deseo homosexual se reacciona con un delirio de persecución de esa clase. Ocurre que en la paranoia la
etiología sexual no es evidente, en cambio, en su causación resaltan modificaciones y relegamientos sociales,
sobre todo en el varón.
Personas que no se han soltado por completo del estadio del narcisismo que poseen allí una fijación que
puede tener el efecto de una predisposición patológica están expuestos al peligro que de una marea alta de
libido que no encuentre otro decurso someta sus pulsiones sociales a la sexualización. A semejante
resultado, puede llevar todo cuanto provoque una corriente retrocedente de la libido (regresión).
Puesto que en los análisis que se encuentran en los paranoicos dan cuenta de que los mismos, procuran
defenderse de una sexualización así de sus investiduras pulsionales sociales, Freud se ve llevado a suponer
que el punto débil de su desarrollo ha de buscarse en el tramo entre autoerotismo, narcisismo, y
homosexualidad, y allí se situará la predisposición patológica.
Si se sostiene que el núcleo del conflicto en la paranoia del varón es la invitación de la fantasía de deseo
homosexual, amar al varón, subsiste el hecho de que todas las formas principales de la paranoia pueden

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206

figurarse como unas contradicciones a una frase sola “Yo (un varón) lo amo (a un varón)”. A la frase “Yo lo
amo (al varón) la contradice:
- El delirio de persecución: “Yo no lo amo, pues yo lo odio”. Esta contradicción no puede devenirle
conciente, el mecanismo de la formación de síntoma en la paranoia exige que la percepción interna
sea sustituida por una percepción de afuera. Así, la frase “pues, yo lo odio” se muda por proyección,
en “él me odia (me persigue), lo cual me justificará después para odiarlo”. Entonces, el sentimiento
inconciente que pulsiona aparece como consecuente de una percepción exterior “Yo no lo amo, pues
yo lo odio, porque él me persigue” El perseguidor no es otro que el amado. Contradice al verbo.
- Erotomanía: “Yo no lo amo, pues yo la amo” Y aquella misma compulsión a proyectar imprime a la
frase esta mudanza “Yo noto que ella me ama” “Yo no lo amo, yo la amo, porque ella me ama”.

OM
Muchos casos de erotomanía podrían impresionar como unas fijaciones heterosexuales exageradas
y disformes. En esta forma de la paranoia, también la frase intermedia “yo la amo” puede devenir
conciente, sigue siendo posible amarla, además de amarlo. Contradice al objeto.
- La tercera y última variedad sería el delirio de celos: “No yo amo al varón, es ella quien lo ama” y
sospecha de la mujer con todos los hombres a quienes él esta tentado de amar” Que la mujer ame a
los hombres sigue siendo asunto de la percepción exterior, que uno mismo no ame un hecho de la

.C
percepción anterior. Contradice al sujeto.
- Es posible una carta variedad de la contradicción, la desautorización en conjunto de la frase íntegra:
“Yo no amo en absoluto y no amo a nadie” y esta frase parece psicológicamente equivalente a la
frase “Yo solo me amo a mi”. Esta variedad de contradicción da por resultado el delirio de grandeza,
DD
que se puede concebir como una sobreestimación sexual del yo propio, este delirio de grandeza es
enteramente infantil.
Freud vuelve sobre el mecanismo de la formación de síntoma y de la represión. En la formación de síntoma
de la paranoia es llamativo la proyección, una percepción interna es sofocada y como sustituto de aquella
LA

adviene a la conciencia su contenido, luego de experimentar cierta desfiguración, como una percepción de
afuera, en el delirio de persecución, lo que estaba destinado a ser sentido adentro como amor es sentido
como odio de afuera.
Así advertidos de que en la inteligencia de la proyección está frente a procesos psicológicos más universales
Freud se decide a reservar el estudio de la proyección (y el mecanismo de la formación paranoica del
FI

síntoma) para otro texto.


En la consideración psicoanalítica se derivan universalmente de la represión los fenómenos patológicos.
1. La primera fase consiste en la fijación, precursora y condición de cada represión, en tales fijaciones de las
pulsiones reside la predisposición a enfermar luego.


2. La segunda fase es la represión propiamente dicha, ella parte de los sistemas del yo de desarrollo más
alto, susceptible de conciencia y puede ser descrita como un esfuerzo de dar caza.
3. Como tercera fase, y la más sustantiva para los fenómenos patológicos, cabe mencionar el retorno de lo
reprimido. Tal irrupción se produce desde el lugar de la fijación y tiene por contenido una regresión del
desarrollo libidinal hasta ese lugar.
En el apogeo de la enfermedad, se formó en Schreber la convicción sobre una gran catástrofe, un
sepultamiento (fin) del mundo. El mismo era el único hombre real que quedaba y a las pocas figuras humanas
que aun veía las declaraba hombres de milagro, improvisados de apuro.
Acerca de la causación de esta catástrofe, él se formaba diversas representaciones, pensaba en un
congelamiento por retiro del Sol, en una destrucción por terremotos, donde él como visionario, alcanzaba
un papel de fundador parecido al que supuestamente había tenido otro visionario. Flechsig era el culpable.
De cualquier modo, el sepultamiento del mundo era la consecuencia del conflicto que había estallado entre
él y Flechsig. Semejante catástrofe del mundo durante el estadio turbulento de la paranoia tampoco es raro

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207

en otros historiales clínicos. El sepultamiento del mundo es la proyección de esta catástrofe interior, su
mundo subjetivo se ha sepultado desde que él le ha sustraído su amor.
Lo que se considera la producción patológica, la formación delirante, es en realidad, el intento de
restablecimiento, la reconstrucción. Tras la catástrofe, ella se logra más o menos bien, una alteración interior
de profundo influjo, según las palabras de Schreber se ha consumado en el mundo. El proceso de la represión
propiamente dicha consiste en un desasimiento de la libido de personas antes amadas, se cumple mudo. En
la paranoia, este proceso se cumple por el camino de la proyección, lo cancelado adentro retorna desde
afuera. En la paranoia, se tiene indicio clínico de que la libido sustraída del objeto es llevada a un particular
empleo. La libido liberada se vuelca al yo, se aplica a la magnificación del yo, así se vuelve a alcanzar el
estadio del narcisismo, estadio en el cual el yo era el único objeto sexual. Los paranoicos conllevan una

OM
fijación en el narcisismo y se declara que el retroceso desde la homosexualidad sublimada hasta el narcisismo
indica el monto de la regresión característica de la paranoia.
En el caso de Schreber, el desasimiento de la libido de la persona de Flechsig pudo ser lo primario, pronto lo
siguió el delirio que recondujo otra vez la libido a Flechsig cancelando así la obra de la represión.
No se puede afirmar que el paranoico haya retirado por completo su interés del mundo exterior. El paranoico
percibe el mundo exterior, se da razón de sus alteraciones, la impresión que le produce lo incita a

.C
operaciones explicativas y por eso Freud considera verosímil que su relación alterada con el mundo se puede
explicar de manera exclusiva o predominante por la falta de interés libidinal. Más sustantivo a Freud le
parece conservar la paranoia como un tipo clínico independiente.
Freud expresará que los “rayos de Dios”, de Schreber compuestos por la condensación de rayos solares,
DD
haces nerviosos y espermatozoides no son sino la investiduras libidinales figuradas como cosas y proyectadas
hacia afuera y prestan a su delirio una llamativa coincidencia con la teoría freudiana.

• “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis” Freud (1924)


LA

Freud ha indicado como uno de los rasgos diferenciales entre neurosis y psicosis que en la primera el yo, en
vasallaje a la realidad, sofoca un fragmento del ello, mientras que en la psicosis ese mismo yo, al servicio del
ello, se retira de un fragmento de la realidad. Lo decisivo, para la neurosis sería la hiperpotencia del influjo
objetivo, y para la psicosis la hiperpotencia del ello. La perdida de realidad estaría dada de antemano por la
psicosis, en cambio se creería que la neurosis la evita.
FI

Ahora bien, cada neurosis perturba de algún modo el nexo del enfermo con la realidad.
En efecto, en la situación inicial de la neurosis, cuando el yo, al servicio de la realidad, emprende la represión
de una moción pulsional. Eso no es todavía la neurosis misma, ella consiste en los procesos que aportan un
resarcimiento a los sectores perjudicados de ello.


El aflojamiento del nexo con la realidad es la consecuencia de este segundo paso en la formación de la
neurosis. Esta caracterización de la neurosis como resultad de una represión fracasada no es algo nuevo.
En la psicosis también hay dos pasos: de los cuales el segundo presenta el carácter de la reparación, pero
aquí la analogía deja el sitio a un paralelismo mucho más amplio entre los procesos. El segundo paso de la
psicosis quiere también compensar la pérdida de realidad, no como la neurosis lo hacía a expensas del
vínculo con lo real, sino por otro camino. Por creación de una realidad nueva que ya no ofrece el mismo
motivo de escándalo que la abandona. Tanto neurosis como psicosis expresan la rebelión del ello contra el
mundo exterior, expresan su displacer o su incapacidad para adaptarse al apremio de la realidad. Neurosis
y psicosis se diferencian en la primera reacción.
En la neurosis se evita un fragmento de la realidad, mientras que en la psicosis se lo reconstruye. En la
psicosis la huida inicial sigue siendo una fase activa de reconstrucción, en la neurosis, la obediencia inicial es
seguida por una posterior intento de huida: la neurosis no desmiente la realidad. La psicosis la demuestra y
procura sustituirla.

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En la psicosis, el remodelamiento de la realidad tiene lugar en los sedimentos psíquicos de los vínculos que
hasta entonces se mantuvieron con ella, pero el vinculo con la realidad nunca había quedado concluido. A la
psicosis, se le plantea la tarea de procurarse percepciones tales que correspondan a la realidad nueva, lo
que se logra por la vía de la alucinación.
Es probable que en la psicosis el fragmento de la realidad rechazado se vaya imponiendo cada vez más a la
vida anímica, tal como en la neurosis lo hacía la moción reprimida.
Otra analogía entre neurosis y psicosis es porque en ambas la tarea que debe acometerse en el segundo
paso fracasa parcialmente, puesto que no puede crearse un sustituto cabal para la pulsión reprimida
(neurosis) y la subrogación de la realidad no se deja verter en los moldes de formas satisfactorias. En la
psicosis el acento recae sobre el primer paso, que es en sí patológico y solo puede llevar a la enfermedad,

OM
en la neurosis, recae en el segundo, el fracaso de la represión.
La neurosis se conforma con evitar el fragmento de realidad correspondiente y protegerse el encuentro con
él. Ahora bien, tampoco en la neurosis faltan intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más acorde
al deseo. La posibilidad de ello la da la existencia de un mundo de fantasía.
El nuevo mundo exterior, fantástico, de la psicosis quiere reemplazar a la realidad exterior, el de la neurosis
gusta de apuntalarse en un fragmento de la realidad, le presta un significado particular y un sentido secreto,

.C
que de manera no siempre del todo acertada, Freud llama simbólico. Así para ambas, neurosis y psicosis no
solo cuenta el problema de la pérdida de realidad, sino el de un sustituto de realidad.

• “Neurosis y psicosis” Freud (1924)


DD
En la obra “El yo y el ello” (1923) se describieron los múltiples vasallajes del yo, su posición intermedia entre
mundo exterior y ello, y su afanoso empeño en acatar simultáneamente la voluntad de todos sus amos.
Ahora bien, a Freud le acudió la diferencia genética más importante entre neurosis y psicosis: La neurosis es
el resultado de un conflicto entre el yo y su ello, en tanto que la psicosis es el desenlace análogo de una
LA

similar perturbación en los vínculos entre el yo y el mundo exterior.


En la amentia de Meynert – la confusión alucinatoria aguda – el mundo exterior no es percibido de ningún
modo, o bien su percepción carece de toda eficacia. En la amentia no solo se rehúsa admitir nuevas
percepciones, también se resta el valor psíquico al mundo interior, el yo se crea soberanamente un nuevo
mundo exterior e interior y este nuevo mundo se edifica en el sentido de las mociones de deseo de ello y el
FI

motivo de esta ruptura con el mundo exterior fue una grave frustración (denegación) de un deseo por parte
de la realidad, una frustración que pareció insoportable.
Acerca de otras formas de psicosis, las esquizofrenias, se sabe que tienden a desembocar en la apatía
afectiva, la pérdida de toda participación en mundo exterior.


La etiología común para el estallido de una psiconeurosis o de una psicosis sigue siendo la frustración, el no
cumplimiento de uno de aquellos deseos de la infancia, eternamente indómitos. Esta frustración es siempre
la de una frustración externa.
Ahora bien, el efecto patógeno depende de lo que haga el yo en semejante tensión conflictiva: si permanece
fiel a su vasallaje hacia el mundo exterior y procura sujetar al ello, o si es avasallado por el ello y así se deja
arrancar de la realidad. Esta situación se complica por el superyó, quien reúne en si influjos del ello tanto
como del mundo exterior y es por un arquetipo ideal de aquello que es la meta de todo querer alcanzar del
yo: la reconciliación entre sus múltiples vasallajes. En todas las formas de enfermedad psíquica debería
tomarse en cuenta la conducta del superyó. Un conflicto entre el yo y el superyó, el análisis da derecho a
suponer que la melancolía es un paradigma de este grupo.
La neurosis de transferencia corresponde al conflicto entre el yo y el ello, la neurosis narcisista al conflicto
entre el yo y el superyó, la psicosis al conflicto entre el yo y el mundo exterior.
Neurosis y psicosis son generadas por conflictos del yo con las diversas instancias y por tanto corresponden
a un malogro de la función del yo. Pueden destacarse dos aspectos: es indudable que el desenlace de tales

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situaciones dependerá de constelaciones económicas y, además, el yo tendrá la posibilidad de evitar la


ruptura hacia cualquiera de los dos deformándose a sí mismos.
Freud se pregunta ¿Cuál será el mecanismo, análogo a una represión, por cuyo intermedio, el yo se desase
del mundo exterior? Su contenido debería ser, como el de la represión, un débito de la investidura enviada
por el yo.

• “De la historia de una neurosis infantil (Hombre los lobos)” Freud (1918)
Alucinación que tuvo a los 5 años. “Tenía cinco años, jugaba en el jardín junto a mi niñera y tajaba con mi
navaja la corteza de uno de aquellos nogales que también desempeñan un papel en mi sueño. De pronto
noté con indecible terror que me había seccionado el dedo meñique de la mano (¿derecha o izquierda?), de

OM
tal suerte que sólo colgaba de la piel. No sentí ningún dolor, pero sí una gran angustia. No me atrevi a decir
nada al aya, distante unos pocos pasos, me desmoroné sobre el banco inmediato y permanecí ahí sentado,
incapaz de arrojar otra mirada al dedo. Al fin me tranquilicé, miré el dedo y entonces vi que estaba
completamente intacto.
Según Freud, esta alucinación cayó en la época en que se decidió a reconocer la realidad objetiva de la
castración, y acaso estuvo destinada a marcar precisamente este paso. Para el paciente el árbol significaba

.C
una mujer, con sus actos, jugaba al padre y relacionaba las hemorragias de la madre, que le eran familiares,
con la castración de las mujeres, por él discernida, con la herida.
La incitación para la alucinación del dedo seccionado se la proporcionó el relato el relato acerca de un
DD
pariente que naciera con seis dedos en un pie y a quien al poco tiempo le cortaron ese miembro
supernumerario. Entonces, las mujeres no tenían pene porque se lo habían quitado al nacer. Tampoco pudo
permanecerle desconocida la circuncisión ritual de Cristo, así como de los judíos en general, durante la
lectura sagrada y las pláticas sobre ella.
Es indudable que hacia esa época el padre había devenido para el aquella persona terrible de quien amenaza
LA

la castración. Las amenazas o indicios de castración que había experimentado partieron más bien de
mujeres, pero ello no pudo demorar largo tiempo el resultado final. En definitiva, pasó a ser el padre, aquel
de quien temía la castración y por otra parte, mientras más avanzaba el circuito del proceso de la neurosis
obsesiva avanzaba en la represión de la sensualidad tanto más natural debió resultarle dotar al padre,
genuino subrogador del quehacer sensual, de tales propósitos.
FI

La identificación del padre con el castrador adquirió sustantividad como la fuente de una intensa hostilidad
inconciente hacia él, acrecentada hasta el deseo de muerte y también como la fuente de los sentimientos
de culpa sobrevenidos a modo de reacción. Empero, hasta aquí su comportamiento era normal, es decir,
similar al de cualquier neurótico poseído por un complejo de Edipo positivo, lo asombroso es que existía una


contracorriente en donde el padre era más bien el castrado y como tal provocaba su compasión.
Otro como el del ceremonial de la respiración a la vista de tullidos, pordioseros, etc. se remontaba al padre,
que le había causado pena en su condición de enfermo cuando lo visitó en el sanatorio.
El análisis permitió seguir un poco más y en una época muy temprana (probablemente antes de la seducción)
había en la finca un pobre jornalero encargado de llevar agua a la casa, no podía hablar, supuestamente
porque le habían cortado la lengua (sordomudo). El pequeño lo amaba mucho y le tenía sincera lástima,
cuando murió lo buscaba en el cielo. Ese fue, el primero de los tullidos por quien sintió compasión, se trataba
de un sustituto del padre.
Entonces el análisis, a la rastra de un sueño, se volvió de pronto hacia atrás, hacia la prehistoria y le hizo
formular la afirmación de que en el coito de la escena primordial había observado la desaparición del pene
y por eso compadeció a su padre y se alegró por la reaparición de lo que creía perdido. Vale decir, una nueva
moción de sentimientos que partía también de esa escena. (hay un origen narcisista en la compasión)

• “Duelo y melancolía” (1917) Freud

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210

El duelo es por regla general, la reacción frente a la perdida de una persona amada o de una abstracción que
haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. En muchas personas se observa en lugar de duelo,
melancolía (por eso se sospecha en ella una disposición enfermiza).
El duelo trae consigo graves desviaciones de a conducta normal en la vida, pasado cierto tiempo se lo
superará y juzgamos inoportuno y dañino perturbarlo.
La melancolía es también la reacción frente a la pérdida de un objeto amado, puede reconocerse que esa
pérdida es de naturaleza más ideal. El objeto tal vez o está totalmente muerto, pero se perdió como objeto
de amor, por ejemplo, como una novia abandonada. Otra circunstancia se da cuando el enfermo sabe a
quién perdió, pero no lo que perdió en él. Esto nos llevaría a relacionar la melancolía a una pérdida de objeto
sustraída de la consciencia, a diferencia del duelo, en el cual no hay nada inconsciente en lo que respecta a

OM
la pérdida. Por tanto, el duelo es conciente mientras que la melancolía es inconciente
La melancolía se singulariza en lo anímico por:
− Una desazón (intranquilidad, tristeza) profundamente dolida.
− Una cancelación del interés por el mundo exterior.
− La pérdida de la capacidad de amar.

.C
− La inhibición de toda productividad.
− Una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en auto reproches y auto denegaciones y se
extrema hasta una delirante expectativa de castigo.
DD
El duelo muestra los mismos rasgos, excepto la perturbación del sentimiento de sí (rebaja del sentimiento de
sí). Hay un angostamiento el cual expresa una entrega incondicional que nada deja para otros propósitos e
intereses.
El trabajo del duelo: la realidad muestra que el objeto amado ya no existe más y de ella se genera la incitación
de quitar toda la libido de sus enlaces con ese objeto. A ello se opone una renuencia (negación): se observa
LA

que el hombre no abandona fácilmente una posición libidinal, ni aun cuando su sustito se asoma. La orden
que la realidad impone no puede cumplirse enseguida por tanto se ejecuta pieza por pieza con un gran gasto
de tiempo y de energía de investidura, mientras tanto la existencia del objeto perdido continua en lo
psíquico. Cada uno de los recuerdos y las expectativas en que la libido se anudaba al objeto son clausurados,
FI

sobre investidos y en ellos se consuma el desasimiento (desapego) de la libido. Una vez cumplido el trabajo
del duelo el yo se vuelve libre y desinhibido para poner la energía en un nuevo objeto.
El melancólico nos muestra todavía algo que falta en el duelo: una rebaja en su sentimiento yoica. En el
duelo, el mundo se ha hecho pobre y vacío, en la melancolía eso le ocurre al yo mismo (empobrecimiento


del yo). El enfermo (melancólico) describe a su yo como indigno, estéril, y moralmente despreciable: se hace
reproches, se denigra y espera repulsión y castigo. Se humilla ante todos los demás y cuestiona a cada uno
de sus familiares por tener lazos con una persona tan indigna, extiende su autocritica hacia el pasado y
asevera que nunca fue mejor. El cuadro de este delirio de insignificancia moral se completa con el insomnio,
la repulsa del alimento y un desfallecimiento de la pulsión que fuerza a todos los seres vivos a aferrarse a la
vida. Tiene que resultarnos llamativo que el melancólico no se comporte en un todo como alguien que hace
constricción de arrepentimiento y auto reproche; le falta la vergüenza en presencia de otros. El melancólico
ha sufrido una perdida en el objeto, pero de sus declaraciones surge una pérdida en su yo. Además, es
infructuoso oponerse a los reproches del melancólico.

En cuanto al proceso metapsicológico de la melancolía:

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211

Tópico implica la bipartición del yo: es decir, una parte del yo se contrapone a la otra, la aprecia críticamente,
la toma por objeto. Acá Freud encuentra el fundamento para separar esa instancia del resto del yo, la
instancia que usualmente se llama consciencia moral.
La pérdida de objeto se mudó en una pérdida del yo, y el conflicto entre el yo y la persona amada, en una
bipartición del yo crítico y el yo alterado por identificaciones.
Económico implica regresión a zonas erógenas oral y anal: es decir, la regresión desde la investidura de
objeto, hasta la fase oral de la libido que pertenece todavía al narcisismo.
Dinámico implica el traslado del conflicto exterior a un conflicto interior: es decir, que los auto reproches son
en realidad reproches contra un objeto de amor, que desde este han rebotado sobre el yo propio. Ellos no
se avergüenzan, ni se ocultan; todo eso rebájate que dicen de sí mismo en el fondo lo dicen de otro.

OM
Con respecto al proceso melancólico podemos decir que hubo una elección de objeto, una ligadura de la
libido a una persona determinada; por obra de una afrenta real o desengaño de parte de la persona amada
sobrevino un sacudimiento de ese vínculo de objeto. El resultado no fue el normal, que habría sido un quite
de la libido de ese objeto y su desplazamiento a uno nuevo, sino otro distinto. La investidura de objeto
resultó poco resistente, que cancelada pero la libido libre no se deslazó a otro objeto, sino que se retiró

.C
sobre el yo; pero ahí no encontró un uso cualquiera, sino que sirvió para establecer una identificación del yo
con el objeto resignado. La sombra del objeto cayó sobre el yo, quien, en lo sucesivo pudo ser juzgado por
una instancia particular como un objeto, como el objeto abandonado.
DD
De tal proceso se concluye que tiene que haber existido por un lado una fuerte fijación con el objeto de amor
y en contradicción una escasa resistencia de la investidura de objeto. Esta contradicción parece exigir que la
elección de objeto se haya cumplido sobre una base narcisista, de tal suerte que la investidura de objeto
pueda regresar al narcisismo si tropieza con dificultades. La identificación narcisista con el objeto se
convierte en el sustituto de la investidura de amor, lo cual trae por resultado que el vínculo de amor no deba
LA

resignarse a pesar del conflicto con la persona amada. Desde luego, corresponde a la regresión desde un
tipo de elección de objeto al narcisismo originario. La identificación es la etapa previa de la elección de objeto
y es el primer modo, ambivalente en su expresión, como el yo distingue a un objeto.
La melancolía toma prestado una parte de sus características al duelo y la otra parte a la regresión desde la
FI

elección narcisista de objeto hasta el narcisismo. Por un lado, como el duelo es reacción frente a la pérdida
real del objeto de amor, pero además depende de una condición que falta al duelo normal o lo convierte
cuando se presenta en un duelo patológico. La pérdida del objeto de amor es una ocasión privilegiada para
que salga a la luz la ambivalencia de los vínculos de amor. Y por eso cuando preexiste la disposición a la


neurosis obsesiva, el conflicto de ambivalencia presta al duelo una conformación patológica y lo compele
exteriorizarse en la forma de auto reproches, es decir, que uno es culpable de la pérdida del objeto de amor.
Este conflicto de ambivalencia, de origen más bien externo, unas veces, más bien constitucional, otras no ha
de pasarse por alto entre las premisas de la melancolía. Si el amor por el objeto se refugia en la identificación
narcisista, el odio se ensaña con ese objeto sustitutivo insultándolo, denigrándolo, haciéndolo sufrir y
ganando en este sufrimiento una satisfacción sádica.

Las tres salidas de la melancolía:


Manía: la peculiaridad más notable de la melancolía es su tendencia a volverse manía, un estado que
presenta los síntomas opuestos. Sin embargo, la manía no tiene un contenido diverso a la melancolía, y
ambas afecciones pugnan con el mismo complejo, al que el yo sucumbe en la melancolía, mientras que la
manía lo ha dominado o lo ha hecho de un lado. En la manía el yo tiene que haber vencido la pérdida del
objeto y queda disponible todo el monto de contra investidura que la melancolía había atraído hacia si desde

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212

el yo y había ligado. El maniaco no sobe sobre lo que triunfo, así como el melancólico no sabe lo que perdió,
es decir, son dos caras de una misma moneda.
Duelo normal: el duelo normal también vence a la pérdida del objeto y mientras persiste absorbe todas las
energías del yo.
Suicidio: Introyección del yo, se intenta matar al otro, pero se mata a uno mismo. Se destaca el sadismo,
toda la agresión que iba al objeto es subrogada de la identificación y dirigida al yo.
De las tres premisas de la melancolía: pérdida del objeto, ambivalencia intensificada y regresión de la libido
al yo (elección de objeto narcisista), a las dos primeras las encontramos en los reproches obsesivos tras
acontecimientos de muerte.

OM
• “Seminario III: Las psicosis”
Capítulo I: “Introducción a la cuestión de las psicosis”
Lacan comienza hablando acerca de la cuestión de las psicosis, y expresará que no puede hablarse de entrada
del tratamiento de las psicosis.

1.

.C
En lo tocante al tratamiento de las psicosis se aborda mucho más fácilmente las esquizofrenias que las
paranoias. Freud, se interesó de entrada en la paranoia y al final de la observación del caso Schreber (texto
principal de la doctrina de las psicosis) traza una línea de división entre la paranoia y todo lo que le gustaría
DD
que se llamara parafrenias que corresponde al campo de las esquizofrenias. Por tanto, para Freud el campo
de las psicosis se divide en dos.
Psicosis no es demencia, las psicosis son lo que corresponde a lo que siempre se llamó las locuras, todo lo
que se llama psicosis o locura era paranoia. Un paranoico era un malvado, un intolerante, un tipo con mal
humor, orgullo, desconfianza, susceptibilidad, sobreestimación de sí mismo.
LA

Como todo perverso podía ocurrir que el paranoico pasará los limites y cayese en esa horrenda locura,
exageración desmesurada de los rasgos de su enojoso carácter.
El gran secreto del psicoanálisis es que no hay psicogenesis. La experiencia freudiana es una experiencia
estructurada por algo artificial que es la relación analítica, tal como la constituye la confesión que el sujeto
FI

hace al medico y por lo que el médico hace con ella.


Lacan hablará de tres órdenes para comprender cualquier cosa de la experiencia analítica, lo simbólico, lo
imaginario y lo real. Se preguntará ¿Qué diferencias hay entre lo que es del orden imaginario o real y lo que
es del orden de lo simbólico? En el orden imaginario o real, siempre hay un mas y un menos, una continuidad,


en el orden simbólico todo elemento vale en tanto opuesto al otro.

2.
En cuanto al caso Schreber Freud toma el libro de un paranoico y ofrece un desciframiento, lo descifra del
mismo modo en que se descifran los jeroglíficos.
Es la genialidad del lingüista que ve aparecer varias veces el mismo signo, parte de la idea de que debe querer
decir algo, y logra restablecer el uso de todos los signos de la lengua. La identificación prodigiosa que hace
Freud de los pájaros del cielo con las jovencitas, participa de este fenómeno.
La interpretación analítica se demuestra aquí simbólica.

3.
Es clásico decir que en la psicosis el inconciente está en la superficie, es conciente. Desde esta perspectiva
se señala de entrada que, como Freud lo subrayo el inconciente no debe su eficacia al rasgo negativo de ser
un no – conciente, sino más bien, el inconciente es un lenguaje.

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213

Freud admite un fenómeno de exclusión para el cual el término verwerfung parece válido y que se distingue
de la verneinung. Puede ocurrir que un sujeto rehuse el acceso a su mundo simbólico de algo que
experimentó y que en esta oportunidad no es ni más ni menos que la amenaza de castración, nadie quiere
saber de ella.
Lo reprimido está siempre ahí y se expresa en los síntomas y otros fenómenos, en cambio, lo que cae bajo
la acción de la verwerfung tiene un destino diferente. Todo lo rehusado en el orden simbólico, en el sentido
de la verwerfung reaparece en lo real.
En cuanto al Hombre de los Lobos, que haya rechazado todo acceso a la castración, aparente sin embargo
en su conducta al registro de la función simbólica tiene un vinculo muy estrecho con el hecho de haber tenido
en la infancia una breve alucinación: jugando con su cuchillito se había cortado el dedo, luego se sentó en

OM
un banco junto a su nodriza quien es la confidente de sus primeras experiencias y no se atrevió a decírselo.
La relación que Freud establece entre este fenómeno y ese “no saber nada de la cosa, ni siquiera en el sentido
de lo reprimido” se traduce así: lo que es rehusado en el orden simbólico vuelve a surgir en lo real.
Hay una estrecha relación entre la denegación y la reaparición en el orden puramente intelectual de lo que
no está integrado por el sujeto, y la verwerfung y la alucinación, vale decir la reaparición en lo real de lo
rehusado por el sujeto.

.C
Lacan a partir de esto, se preguntará ¿Qué está en juego en un fenómeno alucinatorio? Ese fenómeno tiene
su fuente en lo que se llamará lo simbólico. El origen de lo reprimido neurótico no se sitúa en el mismo nivel
de historia en lo simbólico que lo reprimido en juego en la psicosis.
DD
El sujeto se habla con su yo: para el sujeto normal hablarse con su yo nunca es plenamente explicitable, su
relación con el yo es ambigua, toda asunción del yo es revocable. Para el psicotico, ciertos fenómenos
elementales y la alucinación que es su forma más característica muestran al sujeto identificado a su yo con
el que habla.
Lacan antes de finalizar hará hincapié en el hecho de que ya no hace una distinción sobre la cuestión de si
LA

las psicosis son orgánicas o no. Ya no hará diferencia entre la psicología y la fisiología, y afirmará que “no se
vuelve loco quien quiere”

Capítulo II: “La significación del delirio”


1.
FI

Puede decirse que hasta Freud se hacia equivaler la locura a ciertos números de comportamiento de
patterns.
En cuanto a la paranoia su desarrollo no es insidioso, siempre hay brotes, fases y cuando se buscan las causas
desencadenantes de una paranoia siempre se pone de manifiesto un elemento emocional en la vida del


sujeto.
Siempre la fuerza estructurante está en obra en el delirio. Lo importante del fenómeno elemental no es que
sea un núcleo inicial. El delirio no es deducido, reproduce la misma fuerza constituyente, es también un
fenómeno elemental.

2.
Lacan comenzará expresando que la cuestión siempre es comprensible, el sujeto quiso decir tal cosa, lo
cierto es que no lo dijo. Hay un núcleo completamente comprensible, pero esto no tiene interés, más bien
lo que es llamativo es que es inaccesible, inerte, estancado en relación a toda dialéctica.
Lacan tomará a la psicosis pasional y expresará que si se enfatiza al respecto la prevalencia de la
reivindicación es porque el sujeto no puede tolerar determinada perdida y toda su vida parece centrada
alrededor de la compensación del daño sufrido y la reivindicación que éste acarrea. En la psicosis pasional lo
que se llama el núcleo comprensible de su delirio se sitúa más cerca del yo (je) del sujeto.

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214

La pregunta ¿quien habla? Debe dominar todo el problema de la paranoia y Lacan recordará el carácter
central en la paranoia de la alucinación verbal. Una de las dimensiones esenciales del fenómeno de la palabra
es que el otro no es el único que lo escucha a otro, parece olvidarse que en la palabra humana el emisor es
siempre al mismo tiempo un receptor, uno oye el sonido de sus propias palabras.

3.
En cuanto al caso Schreber, tras una enfermedad entre 1884 y 1885 (delirio hipocondriaco) sale del sanatorio
del profesor Flechsig curado sin secuelas aparentes.
Lleva unos ocho años una vida normal y señala que su felicidad doméstica solo se vio ensombrecida por la
pena de no haber tenido hijos. Al cabo de esos ocho años, es nombrado Presidente de la Corte de apelaciones

OM
en la ciudad de Leipzig, asume sus funciones en octubre.
Parece estar un poco sobrepasado por sus funciones y durante un mes trabaja exclusivamente, así
recomienzan sus trastornos: insomnio, mentismo, aparición de un pensamiento de temas perturbadores. De
nuevo se lo interna, primero en el mismo sanatorio del profesor Flechsig y luego en la clínica de Sonnenstein
donde permanecerá hasta 1901. Ahí su delirio pasará por toda una serie de fases y el doctor Flechsig ocupa
un lugar central en la construcción del delirio.

.C
Los dos términos que están en el centro del delirio de Schreber, consisten en la admisión de la función
primera de los nervios, lo esencial se basa en la relación entre los nervios y entre los nervios del sujeto y
divinos. Así como en el inicio del delirio se ve dominar la personalidad de Flechsig, al final dominará la
DD
estructura de Dios.
El alma de los nervios se confunde con cierta lengua fundamental que está emparentada con un alemán
lleno de sabor y con un uso extremado de eufemismos.
Pueden vislumbrarse en esta teoría de los nervios divinos, que hablan y que pueden ser integrados por el
sujeto, estando a la vez radicalmente separados, algo que no está demasiado lejos sobre el modo en que
LA

hay que describir el funcionamiento de los inconcientes. El caso Schreber objetiva ciertas estructuras que se
suponen correctas en la teoría, el propio Freud nunca había visto algo que se asemejase tanto a su teoría de
la libido como la teoría de los rayos divinos.
Para Lacan, se esta ante un caso de locura avanzado.
FI

Capítulo III: “El Otro y la psicosis”


1.
El psicoanálisis explica el caso del presidente Schreber y la paranoia en general, por un esquema según el
cual la pulsión inconciente del sujeto es una tendencia homosexual. Se habla de una defensa contra la


supuesta irrupción de la tendencia homosexual.


También se asegura que las determinaciones iniciales de la psicosis de Schreber deben buscarse en los
momentos en que se desencadenan las diferentes fases de su enfermedad. Tuvo hacia 1886 una primera
crisis y se intenta mostrar sus coordenadas, había presentado su candidatura al Reichstag. Entre esta crisis y
la segunda es normal con la salvedad de que su esperanza de paternidad no se ve colmada.
Hay una función elevada: presidente de la Corte de apelaciones de Leipzig, se le confiere una autoridad que
lo eleva a una responsabilidad lo cual crea la impresión de que hay una relación entre esta promoción y el
desencadenamiento de la crisis. En el primer caso, se destaca el hecho de que Schreber no pudo satisfacer
su ambición, en el segundo que la misma se vio colmada desde el exterior.
Se hace constar que el presidente Schreber no tuvo hijos, por lo cual se asigna a la noción de paternidad un
papel primordial, pero se afirma que el temor a la castración renace en él, con una apetencia homosexual
correlativa, porque accede finalmente a una posición paterna. Esta sería la causa del desencadenamiento de
la crisis. Si el presidente Schreber entre sus dos crisis hubiera llegado a ser padre, daría todo su valo al hecho
de que no hubiera soportado esa función paterna.

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215

2.
Schreber señala la originalidad de determinados dos términos de su discurso, cuando habla de
“nervernanhang” (adjunción de nervios) precisa que esa palabra le fue dicha por las almas examinadas o los
rayos divinos.
El delirio se distingue por esa forma especial de discordancia con el lenguaje común que se llama neologismo,
se distingue porque la significación de esas palabras no se agota en la remisión a una significación.
Hay dos tipos de fenómenos donde se dibuja el neologismo: la intuición delirante es un fenómeno pleno que
tiene para el sujeto un carácter inundante, tal como lo hace Schreber cuando habla de la lengua fundamental
a la que su experiencia lo introdujo, allí la palabra clave es el alma de la situación. En el extremo opuesto,
está la forma que adquiere la significación cuando ya no remite a nada, es la formula que se repite que Lacan

OM
llama el estribillo. Ambas formas, detienen la significación.
¿El enfermo habla? Si no se distingue el lenguaje y la palabra, habla, pero habla como la muñeca
perfeccionada que abre y cierra los ojos.
El único modo de abordaje conforme con el descubrimiento freudiano es formular la pregunta en el registro
mismo en que el fenómeno aparece, vale decir, en el de la palabra. El registro de la palabra crea toda la
riqueza de la fenomenología de la psicosis y la alucinación verbal es uno de los fenómenos más

.C
problemáticos de la palabra.

3.
DD
Hablar es, ante todo, hablar a otros. La estructura de la palabra consiste en que el sujeto recibe su mensaje
del otro en forma invertida, la palabra plena está fundada en esta estructura.
Lo que el sujeto dice está siempre en una relación fundamental con un engaño posible donde envia al otro
o recibe el mensaje en forma invertida. La estructura está bajo dos fases: las palabras fundantes y las
palabras mentirosas.
LA

Dentro de la noción de comunicación Lacan especifica que es la palabra en tanto hablar al otro, es hacer
hablar al otro en cuanto tal. Escribirá ese otro con una A mayúscula por una razón delirante: “Tú eres mi
mujer” “Tú eres mi amo”. El valor fundante de estas palabras está en lo que, apuntado por el mensaje, así
como lo manifiesto en el fingimiento, es que el Otro está ahí en tanto que Otro absoluto. Esta incógnita en
la alteridad del Otro es lo que caracteriza la relación de palabra en el nivel en que es hablada al otro, no solo
FI

habla al otro, habla también del otro en tanto objeto. De esto, se trata cuando un sujeto habla de él.
La noción de testimonio tiene un valor en tanto que comunicación es del orden del testimonio. La
comunicación desinteresada es un testimonio fallido.
Todo conocimiento humano tiene su fuente en la dialéctica de los celos que es una manifestación primordial


de la comunicación. El conocimiento paranoico es un conocimiento instaurado en la rivalidad de los celos,


en el curso de esa identificación que Lacan define a partir del estadio del espejo.
El carácter agresivo de la competencia primitiva deja su marca en toda especie de discurso sobre el otro con
minúscula sobre el Otro en cuanto tercero, sobre el objeto.
Como el punto de partida de esta dialéctica es la alienación en el otro, hay un momento en que se puede
estar en posición de ser anulado porque el otro no está de acuerdo. La dialéctica del inconciente implica
siempre la imposibilidad de coexistencia con el otro.
La constitución del mundo humano en cuanto tal se produce en una rivalidad esencial, en una lucha a muerte
primera y esencial.

4.
El fundamento de la estructura paranoica es que el sujeto comprendió algo que él formula, a saber, que algo
adquirió forma de palabra y le habla. Nadie duda de que sea un ser fantasmático, siempre está en posición

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216

de admitir el carácter perfectamente ambiguo de la fuente de las palabras que se le dirigen. El paranoico
testimonia acerca de la estructura de ese ser que habla al sujeto.
Se debe notar la diferencia de nivel que hay entre la alienación de lo imaginario y la alienación de la psicosis.
No se trata de identificación o de un decorado que se inclina hacia el lado del otro. A partir del momento en
que el sujeto habla hay otro.
Los psicóticos serían máquinas con palabras y su inconciente es tan buen gramático y tan mal filólogo. De
acuerdo a las lenguajes hay muchas maneras de decir yo (je) lo amo. Freud no se detuvo ante esto y dice
que hay tres funciones y tres tipos de delirio:
- El primer modo de negación, es decir: no soy yo quien lo ama, es ella, mi consorte, mi doble.
- El segundo, es decir: no es a él quien amo, es a ella. El disfraz es insuficiente hace falta que intervenga

OM
la proyección.
- Tercera posibilidad: yo (je) no lo amo, lo odio. Es necesario que intervenga también el mecanismo de
la proyección, a saber: él me odia. En este punto se llega al delirio de la persecución.
La proyección debe intervenir como un mecanismo adicional cada vez que no se trata de borrar el yo (je).
Lacan tomará las cosas en término de mensaje. En el primer caso “es ella quien lo ama” el sujeto hace que
su mensaje lo lleve otro. En el delirio de celos, se encuentra esa identificación al otro con una inversión del

.C
signo de sexualización. No se trata de la proyección en el sentido en que ésta puede ser integrada a un
mecanismo de neurosis. El delirio de celos propiamente paranoide es indefinidamente repetible, vuelve a
surgir en todos los rodeos de la experiencia.
“no es a él a quien yo (je) amo, es a ella” el otro al que se dirige el erotómano es muy singular porque el
DD
sujeto no tiene con él relación concreta alguna. El delirio erotomaníaco se dirige a otro tan neutralizado que
llega a agrandarse hasta adquirir las dimensiones del mundo.
En el tercer caso se encuentra la denegación, es una alienación convertida, en el sentido de que el amor se
transformo en odio.
LA

Capítulo IV: “Vengo del fiambrero”


En dos artículos “La pérdida de Realidad en las Neurosis y Psicosis” y “Las neurosis y las psicosis” Freud
proporcionó informaciones sobre el problema de saber que diferencia neurosis y psicosis.
FI

1.
Freud subrayó qué las relaciones del sujeto con la realidad no son las mismas en la neurosis y en la psicosis.
El carácter clínico del psicotico se distingue por esa relación pervertida con la realidad que se denomina un
delirio.


Se intenta designar a la función de la realidad en el desencadenamiento de la neurosis mediante la noción


de traumatismo que es una noción etiológica. La realidad sacrificada en la neurosis es una parte de la realidad
psíquica. En el momento en que se desencadena su neurosis, el sujeto elide una parte de su realidad psíquica,
esta parte es olvidada, pero continúa haciéndose oír de manera simbólica.
A ello le opone la psicosis, donde en un momento hubo ruptura, agujero, desgarro, hiancia, pero con la
realidad exterior. En la psicosis es la realidad misma la que está provista de un agujero, que luego el mundo
fantasmático vendrá a colmar.
En el momento en que Freud explica el mecanismo de la proyección se detiene para observar que en este
caso no se puede hablar pura y simplemente de proyección “es incorrecto decir que la sensación
interiormente reprimida es proyectada de nuevo hacia el exterior, deberíamos decir más bien que lo
rechazado retorna del exterior”
Para Lacan seria mejor abandonar el término de proyección ya que aquí esta en juego otra cuestión. La
proyección en la psicosis es muy diferente a esto, es el mecanismo que hace retornar del exterior lo que está
preso en la Verwerfung, ósea lo que ha sido dejado fuera de la simbolización generar que estructura al sujeto.

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217

2.
(Lacan presenta un caso)
En la verdadera palabra, el Otro es aquello ante lo cual se hacen reconocer, pero solo pueden hacerse
reconocer por el porque el está de antemano reconocido.
El Otro está excluido verdaderamente en la palabra delirante, no hay verdad por detrás, hay tan poca que el
sujeto mismo no le atribuye verdad alguna y está frente a este fenómeno. Estando excluido el Oyto, lo que
concierne al sujeto es dicho realmente por el pequeño otro, por sombras de otro, o como se expresará
Schreber para designar todos los seres humanos que encuentra por hombrecitos mal paridos o hechos a la
ligera. El pequeño otro presenta un carácter irreal tendiente a lo irreal.

OM
3.
En el lenguaje se aplica la repartición triple de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real. El discurso concreto
es el lenguaje real y eso, el lenguaje habla. Los registros de lo simbólico y de lo imaginario se encuentran en
los otros dos términos: el significado (imaginario) y el significante (simbólico)
Cuando habla, el sujeto tiene a su disposición el conjunto del material de la lengua y a partir de allí se forma
el discurso concreto.

.C
El discurso se instala en este diacronismo. La existencia sincrónica del significante esta caracterizada en el
habla delirante pro una modificación, a saber, que algunos de sus elementos se aíslan, se hacen más pesados,
adquieren un valor, una fuerza de inercia particular, se cargan de significación, de una significación a secas.
DD
Schreber se caracteriza por nunca dejar de patinar a toda velocidad, pero estaba tan bien adaptado que el
director del sanatorio decía de él: Es tan amable. Este hombre comunica todo su sistema delirante en el
momento en que éste ha llegado a su pleno florecimiento.

Capítulo V: “De un Dios que engaña y de uno que no engaña”


LA

¿Qué es la represión para el neurótico? Es una lengua, otra lengua que fabrica con sus síntomas, es decir, si
es un histérico o un obsesivo, con la dialéctica imaginaria de él y del otro. El síntoma neurótico cumple el
papel de la lengua que permite expresar la represión.

1.
FI

¿Cuál es el método a propósito del presidente Schreber? Lo verbal predomina, puesto que la prueba de ello
se tiene por intermedio del testimonio escrito del sujeto. No se dice que la psicosis tiene la misma etiología
que la neurosis, tampoco que al igual que la neurosis es un puro y simple hecho del lenguaje.
El presidente Schreber relata con toda claridad las primeras fases de su psicosis y da la atestación de que


entre el primer brote psicotico y el apogeo de estabilización tuvo un fantasma: “sería algo hermoso ser una
mujer sufriendo en el acoplamiento”
Hay aquí, una suerte de conflicto moral, un fenómeno preconsciente. El énfasis puesto que ese “sería
hermoso” tiene todo el carácter de pensamiento seductor.
Hay que tener en cuenta la primera aparición de ese pensamiento que atraviesa la mente de Schreber
aparentemente sano y el estado terminal del delirio que lo sitúa a él mismo como ser completamente
feminimizado, una mujer frente a un personaje omnipotente con él que tiene relaciones eróticas. No se
deben descuidar las etapas, las crisis que lo hicieron pasar de un pensamiento tan fugaz a un conducta y a
un discurso tan firmemente delirantes como los suyos.
Esta planteada la pregunta de saber si existe un mecanismo propiamente psicotico que sería imaginario y
que iría, desde el primer atisbo de una identificación y de una captura en la imagen femenina, hasta el
florecimiento de un sistema del mundo donde el sujeto está absorbido completamente en su imaginación
de identificación femenina.

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218

2.
El sujeto dispone de todo un material significante que es su lengua y lo utiliza para hacer que las
significaciones pasen a lo real.
El punto pivote de la función de la palabra es la subjetividad del Otro, es decir, el hecho de que el Otro es
totalmente el que es capaz, al igual que el sujeto de convencer y mentir.

3.
Según esta teoría cada nervio del intelecto representa la individualidad espiritual del hombre, lleva inscrito
la totalidad de los recuerdos. Por un mecanismo de imaginación se palpa el vinculo de la noción de alma con
la perpetuidad de las impresiones.

OM
Schreber partió de la noción de Dios, este punto de partida está vinculado a su discurso más reciente, en el
que sistematiza su delirio. En su experiencia hay divergencia entre el Dios que para él es el revés del mundo
y, por otra parte, ese Dios con el cual tiene relaciones cual, si fuese un organismo viviente, el Dios viviente.
No hay contradicción lógica, hay contradicción vivida, viviente, seriamente planteada y vivazmente
experimentada por el sujeto.
Además de la relación que existen con los rayos divinos, Dios solo tiene una relación con cadáveres, pues

.C
nada comprende de los seres vivos.
La relación psicótica en su ultimo grado de desarrollo implica la introducción de esa dialéctica fundamental
del engaño en una dimensión. El sujeto puede hablarle al Otro en tanto se trata con él de fe o de fingimiento,
DD
pero aquí es en la dimensión de un imaginario padecido donde se produce como un fenómeno pasivo.
El propio Schreber señala que de ningún modo estaba preparado para esta experiencia viviente del Dios
infinito, mucho más que un ateo, era un indiferente. Puede decirse que, en este delirio, Dios es el término
polar en relación a la megalomanía del sujeto, el delirio de Schreber explicará que Dios, por haber querido
captar sus fuerzas y hacer de él el deseo, objeto de todos los esfuerzos de destrucción queda atrapado en su
LA

propio juego. El gran peligro de Dios es amar demasiado a Schreber.

Capítulo VI: “El fenómeno psicotico y su mecanismo”


1.
Schreber tiene en común con los demás locos un rasgo que siempre se encontrará. Los psicólogos por no
FI

frecuentar de verdad al loco, se formulan el falso problema de saber por qué cree en la realidad de su
alucinación.
Lo que está en juego no es la realidad, esos fenómenos son de un orden distinto a lo real, sabe bien que su
realidad no está asegurada, pero a diferencia del sujeto normal para quien la realidad está bien ubicada, él


tiene una certeza, que lo está en juego de la alucinación hasta la interpretación le concierne. En él, no está
en juego la realidad sino la certeza, la cual es radical. Esto constituye lo que se llama fenómeno elemental o
la creencia delirante.
Un fenómeno central del delirio de Schreber es lo que llama la “seelenmord”, el asesinato del alma, lo que
él mismo presenta como enigmático. Considera este asesinato del alma como un resorte cierto, que a pesar
de su certeza conserva por sí mismo un carácter enigmático.
Lacan dará cuenta de la diferencia que existe entre el fenómeno de los celos en sujeto normales y cuando
se presenta en un delirante, los celos de tipo normal rechazan la certeza con la mayor naturalidad, por más
que las realidades se la ofrezcan. El delirante, se exime de toda referencia real.
La paranoia se distingue de la demencia precoz en el sentido de que el delirante articula con una abundancia,
una riqueza, que es precisamente una de sus características clínicas esenciales. Las producciones discursivas
que caracterizan el registro de las paranoias florecen en producciones literarias.
Conviene dar cuenta de lo que le falta al loco en este caso, a este presidente Schreber. El mundo que describe
está articulado en conformidad con la concepción alcanzada luego del momento del síntoma que perturbó

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219

su existencia. Según dicha concepción él es el correlato femenino de un Dios, con ello todo es comprensible,
todo se arreglará para todo el mundo, ya que él desempeña así el papel de intermediario entre una
humanidad amenazada y ese poder divido.
El loco no es alguien que prescinde del reconocimiento del otro, si Schreber escribe es para que nadie ignore
lo que experimentó, es un esfuerzo por ser reconocido.
Schreber no introduce a una nueva dimensión de la experiencia, hay poesía cada vez que un escrito introduce
a un mundo diferente. La poesía es creación de un sujeto que asume un nuevo orden de la relación simbólica
con el mundo y para Lacan no hay nada parecido en las Memorias de Schreber.
En un sujeto como él, las cosas llegan tan lejos que el mundo entero es presa de ese delirio de significación,
de modo tal que puede decirse que, lejos de estar solo, él es casi todo lo que lo rodea.

OM
2.
La defensa es una categoría que ocupa un primer plano, se considera al delirio una defensa del sujeto. Lacan
confirmará el acting-out como equivalente a un fenómeno alucinatorio de tipo delirante que se produce
cuando uno simboliza prematuramente, cuando uno aborda algo en el orden de la realidad y no en el seno
del registro simbólico.

3.

.C
Previa a toda simbolización (anterioridad lógica no cronológica) hay una etapa en la psicosis donde puede
DD
suceder que parte de la simbolización no se lleve a cabo. Esta primera etapa precede toda la dialéctica
neurótica, fundada en que la neurosis es una palabra que se articula, en tanto lo reprimido y el retorno de
lo reprimido son una sola y única cosa. Puede entonces, suceder que algo primordial en lo tocante al ser del
sujeto, no entre en la simbolización y sea, no reprimido sino rechazado.
La primera etapa no es una etapa que se pueda ubicar en algún momento en la génesis.
LA

En la relación del sujeto con el símbolo, existe la posibilidad de una Verwerfung primitiva, a saber, que algo
no sea simbolizado, que se manifestará en lo real. En el origen hay Bejahung, a saber, afirmación de lo que
es o Verwerfung.
Lacan dará cuenta de tres registros:
- La Verdichtung: la ley del malentendido.
FI

- La verdrangung: la represión, no es la ley del malentendido, es lo que sucede cuando algo no encaja
a nivel de la cadena simbólica. Puede ocurrir que la ley sea intolerable para el sujeto porque la
posición en que está implica un sacrificio que resulta imposible en el plano de las significaciones,
entonces reprime. Pero la cadena sigue circulando expresando sus exigencias y lo hace por


intermedio del síntoma neurótico. en esto es que la represión es el mecanismo de la neurosis.


- La Verneinung: es del orden del discurso, y concierne a lo que el sujeto es capaz de producir por vía
articulada. Siempre se trata de volver a encontrar un objeto.
Toda aprehensión humana de la realidad está sometida a esta condición primordial: el sujeto en busca del
objeto de su deseo, más nada lo conduce a él. El sujeto nunca vuelve a encontrar más que otro objeto, que
responderá de una manera más o menos satisfactoria a las necesidades del caso. Nunca encuentra sino un
objeto distinto, porque debe volver a encontrar algo que le es prestado.

4.
¿Qué es el fenómeno psicotico? La emergencia en la realidad de una significación enorme que parece una
nadería, en la medida en que lo que no se la puede vincular a nada, ya que nunca entro en el sistema de
simbolización, pero que, en determinadas condiciones puede amenazar todo el edificio.
Hay en el caso del presidente Schreber una significación que concierne al sujeto, pero que es rechazada y
que solo asoma de la manera más desdibujada en su horizonte y en su ética, y cuyo surgimiento determina

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220

la invasión psicótica. En el caso del presidente Schreber esa significación rechazada tiene la más estrecha
relación con la bisexualidad primitiva, el sujeto nunca integró en modo alguno, especie alguna de forma
femenina.
Se trata de la función femenina en su significación simbólica esencial, y que solo se la puede volver a
encontrar en la procreación, no en la emasculación, ni feminización, ni fantasma de embarazo.
Para Lacan solo puede hablarse de curación en un sentido abusivo.
La verwerfung no pertenece al mismo nivel que la verneinung. Cuando al comienzo de la psicosis lo no
simbolizado reaparece en lo real, hay respuestas, del lado del mecanismo de la verneinung pero son
inadecuadas.
Todo parece indicar que la psicosis no tiene prehistoria. Lo único que se encuentra es cuando algo aparece

OM
en el mundo exterior que no fue primitivamente simbolizado, el sujeto se encuentra absolutamente inerme,
incapaz de hacer funcionar la verneinung con respecto al acontecimiento. Se produce entonces algo cuya
característica es estar absolutamente excluido del compromiso simbolizante de la neurosis.
El sujeto entra en otro modo de mediación, completamente diferente del primero que sustituye la mediación
simbólica por un pulular, una proliferación imaginaria, en lo que se introduce de manera deformada y
profundamente a-simbolica.

.C
El significante sufre reordenamientos. La lengua fundamental del presidente Schreber es el signo de que
subsiste en el seno de ese mundo imaginario la existencia del significante.
El estudio del delirio de Schreber presenta el interés de permitir captar la dialéctica imaginaria. El delirio
DD
muestra el juego de los fantasmas en su carácter absolutamente desarrollado de duplicidad. Los dos
personajes a los que se reduce el mundo para el sujeto están hechos uno en referencia al otro, uno le ofrece
al otro su imagen invertida.
Un delirio no carece de relación con el discurso normal, y el sujeto es capaz de comunicarlo, y de satisfacerse
con él, dentro de un mundo donde toda comunicación no está interrumpida.
LA

Capítulo VII: “La disolución imaginaria”


El texto de Freud sobre el presidente Schreber es un texto que solo procura la vía del enigma. Toda la
explicación que da del delirio confluye en esa noción de narcisismo, que no es ciertamente para Freud algo
elucidado. Lo que repugnaba al narcisismo del susodicho presidente, era la adopción de una posición
FI

femenina respecto a su padre, posición que implicaba la castración.


El esquema de Freud podría resumirse: “yo (je) no lo amo a él, es a Dios a quien yo (je) amo”, e inversamente
“es Dios quien me ama”. Todo el problema es ese él, en efecto, ese él está detenido, neutralizado, vaciado,
parece, de su subjetividad.


1.
A partir de Dora, Lacan expresará que una reivindicación contra personajes que supuestamente actúan en
contra de uno no basta para estar en la psicosis. Puede ser una reivindicación injustificada, que participa de
un delirio de presunción, más no por ello es una psicosis. No deja de estar relacionada con ella, existe un
pequeño delirio.
La continuidad de los fenómenos es bien conocida, siempre se definió al paranoico como un señor
susceptible, intolerante, desconfiado y en situación de conflicto verbalizado con su ambiente. Pero para que
se este en la psicosis debe haber trastornos del lenguaje.

2.
Lacan considerará la relación del narcisismo como la relación imaginaria central para la relación
interhumana. A partir del momento en que la noción de narcisismo entro en la teoría analítica, la nota de la
agresividad ocupo cada vez mas el centro de las preocupaciones técnicas.

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221

3.
Hay una dominancia impactante de la relación en espejo, una impresionante disolución del otro en tanto
que identidad. Todos los personajes de los que habla se reparten en dos categorías que están del mismo
lado de cierta frontera, están los que en apariencia viven, se desplazan “sombras de hombres perpetrados
en un dos por cuatro” y luego hay personajes más importantes que invaden el cuerpo de Schreber, se trata
de almas, se trata de muertos.
El es otro. Esta fragmentación de la identidad marca con su sello toda la relación de Schreber con sus
semejantes en el plano imaginario. Flechsig también está muerto y ascendió adonde solo existen las almas
en tanto que son humanas.
Hay literalmente fragmentación de la identidad y el sujeto encuentra sin duda chocante este menoscabo de

OM
la identidad de sí mismo, pero así, es, “solo puedo dar fe de las cosas que me han sido reveladas”
Que el Otro es estructuralmente desdoblable, desplegable, está claramente manifestado en el delirio. Estas
identidades, que tienen respecto a su propia identidad de valor de instancia, penetran en Schreber, lo
habitan, lo dividen a él mismo.
El mundo de Schreber se caracteriza es que ese él esta perdido y que solo subsiste el tú. El drama de la
relación con el él subyace a toda la disolución del mundo de Schreber en la que se ve al él reducirse a un solo

.C
partenaire, ese Dios a la vez asexuado y poli sexuado.

Capítulo VIII: “La frase simbólica”


DD
El caso Schreber es el texto de Schreber. Lacan recordará que la explicación de Freud es que el enfermo pasa
a una economía esencialmente narcisista.

1.
La primera vez que aparece la noción de defensa está en el registro de la rememoración y sus trastornos.
LA

Cuando Freud explica el delirio por una regresión narcisista de la libido, cuyo retiro de los objetos culimina
en una desobjetalización, esto quiere decir, que el deseo que ha de ser reconocido en el delirio se sitúa en
un plano muy distinto al del deseo que ha de hacerse reconocer en la neurosis.
El delirio, es legible, pero también esta inscripto en otro registro, en la neurosis permanece en el orden
simbólico, con esa duplicidad del significado y el significante. El delirio transcurre en un registro diferente,
FI

es legible, pero sin salida. En el caso de la neurosis lo reprimido aparece in loco mientras que lo reprimido
en la psicosis reaparece en otro lugar, in altero, en lo imaginario y lo hace sin mascara.
El término de defensa no tiene otro sentido sino el que tiene cuando se habla de defensa contra una
tentación y toda la dinámica del caso Schreber es explicada a partir de los esfuerzos por enfrentar una


pulsión, llamada homosexual, que amenazaría su completud.

2.
Schreber es un sujeto que estuvo enfermo de 1883 a 1884, que tuvo luego ocho años de respiro y al cabo
del noveno año posterior al inicio de la primera crisis, en octubre de 1893 las cosas se vuelven a poner en
marcha en el plano patológico. Su aspecto clínico puede caracterizarse como una confusión alucinatoria e
incluso como un estupor alucinatorio. Se dice confusión para caracterizar el modo brumoso en que recuerda
algunos episodios, pero otros elementos están suficientemente conservados como para proporcionar un
testimonio veledero. Es el periodo mas oscuro de la psicosis.
Las almas no son ni seres humanos, ni esas sombras con las cuales trata, son seres humanos muertes. Es un
delirio donde la nota dolorosa juega un papel muy importante.
Desde el punto de vista fenomenológico hay un estado que puede clasificarse de crepúsculo del mundo, ya
no está con seres reales: ese “no estar más con” es característico, pues está con otros elementos que
estorban mucho más.

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222

Hay un momento de transformación que se sitúa hacia febrero-marzo de 1894en donde las almas con las
que tiene intercambios son sustituidas por los Reinos divinos posteriores.
La táctica de la mayor parte de esas almas, animadas de muy malas intenciones, es descrita como la del jefe
de la banda Flechsig, quien fracciona su alma para repartir sus pedazos en el hiper espacio interpuesto entre
Schreber y el Dios alejado.
El dios para Schreber no es el que es, es el que esta bien lejos.

4.
Las voces que ocupan a Schreber con sus continuos discursos son psicólogas, gran parte de lo que dicen
concierne a la concepción de las almas.

OM
Capítulo IX: “Del sin-sentido y de la estructura de Dios”
1.
Schreber había redactado el documento en una época en que su psicosis estaba lo bastante avanzada como
para que pudiese formular su delirio.
El inconciente está estructurada, tejido de lenguaje. Lo que caracteriza el lenguaje, es el sistema del

.C
significante en cuando tal. El juego complejo del significante y del significado plantea problemas.
El paranoico a medida que avanza vuelve a pensar retroactivamente su pasado y encuentra hasta en años
muy lejanos el origen de las persecuciones de las que fue objeto. Un escrito como el de Schreber conserva
DD
todo su valor a partir del momento en que se supone una solidaridad de los elementos significantes, desde
el inicio hasta el final del delirio. El ordenamiento final del delirio permite captar los elementos primarios
que estaban en juego.
Al igual que todo discurso, un delirio ha de ser juzgado como un campo de significación que ha organizado
cierto significante, de modo que la primera regla de un buen interrogatorio y de una buena investigación de
LA

la psicosis, podría ser la de dejar de hablar el mayor tiempo posible.


La noción de fenómeno elemental, las distinciones de las alucinaciones, los trastornos de la percepción, de
la atención, de los diversos niveles en el orden de las facultades, han contribuido sin duda alguna a oscurece
la relación con los delirantes.
FI

2.
El sujeto que escribe y hace confidentes se pinta como padeciendo ese discurso, pero el sujeto que habla
dice cosas muy claras “Todo sin-sentido se anula, se eleva, se transpone”
Lacan insiste en el carácter significativo de la suspensión de sentido que se produce por el hecho de que las


voces no terminan sus frases.

3.
Lacan se pregunta ¿hay un interlocutor? Si, hay uno, que en el fondo es único. El delirio de Schreber es un
modo de relación del sujeto con el conjunto del lenguaje, la unidad fundamental, ella domina y él la llama
Dios.
Schreber paso su infancia en una familia donde la religión no contaba. “Yo les hablo de Dios, tengo que
haberlo sacado de algún lado, y como no lo saqué del cúmulo de mis prejuicios de infancia, mi experiencia
es verdadera” En este punto, no solo es un buen testigo, sino que comete abusos teológicos, ese Dios que
se le reveló, es primero presencia y su modo de presencia es el modo hablante.
Schreber tiene un delirio que es en gran parte teológico, que tiene incluso una pareja que es divina. No hay
huella alguna en Schreber de la noción de providencia, esta erotomanía divina no debe inscribirse en el
registro del superyó.

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223

Ese Dios es el que habla todo el tiempo, el que no cesa de hablar para no decir nada. El Dios de Schreber sólo
conoce la superficie de las cosas, no ve más que lo que ve, y nada comprende de lo que es interior.

Capítulo X: “Del significante en lo real, y del milagro del alarido”


Este hombre, para quien la experiencia de Dios es por entero discurso, se hacía preguntas a propósito de lo
que está en el engace entre el símbolo y lo real.

1.
El psicoanálisis aporta una sanción singular al delirio del psicotico porque lo legitima en el mismo plano en
que la experiencia analítica opera habitualmente y reconoce en sus discursos lo que descubre habitualmente

OM
como discurso del inconciente. Este discurso que emergió en el yo se revela irreductible, no manejable, no
curable.
Podría decirse, el psicotico es un mártir del inconciente, el psicotico es un testigo abierto, parece fijado,
inmovilizado, en una posición que lo deja incapacitado para restaurar auténticamente el sentido de aquello
de lo que da fe.
El delirante Schreber luego de haber creído ser el sobreviviente único del crepúsculo del mundo, se resigna

2.
.C
a reconocer la existencia permanente de la realidad exterior.

Schreber señala al inicio de uno de sus capítulos muy humorísticamente “Dicen que soy un paranoico” pero
DD
cuando Freud le dice parafrenico va mucho mas allá, pues la parafrenia es el nombre que Freud propone
para la demencia precoz.
La alucinación está situada en lo real, la cuestión previa está en saber si una alucinación verbal no exige
cierto análisis de principio que interrogue la legitimidad misma de esta definición. Nada es tan ambiguo
LA

como la alucinación verbal.

3.
Schreber anota que sucede cuando ese discurso, al que esta suspendido dolorosamente se detiene. La
retirada del Dios ambiguo y doble del que se trata se acompaña para el sujeto de sensaciones muy dolorosas,
FI

pero sobre todo de cuatro connotaciones que son del orden del lenguaje.
En primer lugar, el milagro del alarido, le resulta imposible no dejar escapar un grito prolongado, en segundo
lugar, está el llamado de socorro, que se supone es escuchado por los nervios divinos. Este fenómeno de
llamado de socorro es algo distinto al alarido, el alarido no es sino puro significante, mientras que el pedido


de ayuda tiene una significación.


En tercer lugar, hay toda clase de ruidos del exterior, son milagros hechos expresamente para él, siempre es
algo que tiene un sentido humano. Schreber sabe bien que son ruidos reales, que suele escuchar a su
alrededor, pero tiene la convicción de que no se producen en ese momento por azar sino para él.
Los otros milagros consisten en el llamado de cierto numero de seres vivientes que son en general pájaros.
El fenómeno fundamental del delirio de Schreber se estabilizo en un campo Unsinnig insensato, de
significaciones erotizadas.
Schreber describe el singular trayecto de los rayos que preceden la inducción de las palabras divinas:
transformados en hilos, de los que se tiene cierta aprehensión visual, se dirigen hacia él desde el fondo del
horizonte, rodean su cabeza, para incidir en él por atrás.
Lo que signa a la alucinación es ese sentimiento particular del sujeto, en el limite entre sentimiento de
realidad y sentimiento de irrealidad, sentimiento de nacimiento cercano, de novedad y no cualquiera,
novedad a su servicio que hace irrupción en el mundo externo. La alucinación en tanto que invención de la
realidad constituye el soporte de lo que el sujeto experimenta.

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224

Puede haber un significante inconciente. Se trata de saber como ese significante inconciente se sitúa en la
psicosis.

Capítulo XI: “Del rechazo de un significante primordial”


Se aborda el problema de la psicosis a través de la cuestión de las estructuras freudianas. La estructura
aparece en lo que se puede llamar el fenómeno.
El punto de partida es el siguiente: el inconciente en la psicosis está ahí, presente, el inconciente está ahí,
pero la cosa no funciona. La promoción, la valorización en la psicosis de los fenómenos del lenguaje es la
mas fecundas de las enseñanzas.

OM
1.
La cuestión del ego es de modo manifiesto primordial en la psicosis, ya que el ego en su función de relación
con el mundo exterior esta en ellas puesto en jaque. Un ego nunca esta solo, cuenta siempre con un extraño
mellizo, el yo ideal. La fenomenología aparente de la psicosis indica que ese yo ideal habla, es una fantasía,
pero a diferencia de la fantasía o del fantasma de la neurosis es que es una fantasía hablada, que habla.
No hay ego sin ese mellizo, preñado de delirio.

.C
Los mecanismos en juego en la psicosis no se limitan al registro de lo imaginario.

2.
DD
Los tres ordenes propuestos por Lacan son: lo simbólico, lo imaginario y lo real. Todo indica que todo lo que
muestra la experiencia analítica puede ubicarse en estos tres ordenes de relaciones. La realidad está
marcada de entrada por el anonadamiento simbólico.
Lacan apunta a este campo de articulación simbólica y es allí donde se produce la Verwerfung y expresará
que Freud no habla de ella tan a menudo, pero cuando lo hace dice “el sujeto no quería saber nada de la
LA

castración, ni siquiera en el sentido de la represión”


Para Lacan, la Verwerfung se trata del rechazo, de la expulsión, de un significante primordial a las tinieblas
exteriores, significante que a partir de entonces faltará en ese nivel. Este es el mecanismo fundamental que
se supone esta en la base de la paranoia, se trata de un proceso primordial de exclusión de un interior
primitivo que no es el interior del cuerpo, sino el interior de un primer cuerpo de significante. El significante
FI

primordial no quiere decir nada.

3.
Lo importante es percatarse de que Freud solo pudo concebirla relacionándola con algo más primitivo,


admite formalmente en la carta 52 que la Verneinung primordial conlleva una primera puesta en signos.
Admite la existencia de ese campo que Lacan llama del significante primordial, supone la existencia de ese
estadio primordial, que es el lugar elegido de la Verwerfung.
El final del texto Fetichismo, allí Freud introduce una revisión de la distinción entre neurosis y psicosis,
diciendo que en las psicosis la realidad es reordenada, una parte de la realidad es suprimida y nunca es
verdaderamente escotomizada, se refiere a un agujero en lo simbólico.
Su delirio, los psicóticos, lo aman como se aman a si mismos.

Capítulo XII: “La pregunta histérica”


Capítulo XIII: “La pregunta histérica (II) ¿Qué es una mujer?

Capítulo XIV: “El significante en cuanto tal, no significa nada”


Se trata de lo que Freud dejó en lo concerniente a las estructuras de las psicosis y por lo cual se las califica
de freudianas.

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225

1.
La estructura es primero un grupo de elementos que forman un conjunto con-variante. La noción de
estructura es analítica, la estructura siempre se establece mediante la referencia de algo que es coherente
a alguna otra cosa, que le es complementario. La noción de estructura es ya en sí misma una manifestación
del significado, interesarse por la estructura es no poder descuidar el significante. La noción de estructura y
la de significante se presentan como inseparables

2.
Mientras mas no significaba nada, más indestructible es el significante.

OM
¿Son las psicosis una serie de fenómenos naturales? Lacan llamará natural al campo de la ciencia en el que
no hay nadie que se sirva del significante para significar.
El aislamiento del significante en tanto tal necesita otra cosa, que primero se presenta de modo paradójico.
Hay uso estricto del significante a partir del momento en que, a nivel del receptor, lo que importa no es el
efecto del contenido del mensaje, no es el desencadenamiento en el órgano de determinada reacción debida
a la llegada de la hormona, sino lo siguiente: que, en el punto de llegada del mensaje, se toma constancia
del mensaje.

.C
Algo es significante no en tanto que todo o nada, sino en la medida en que algo que constituye un todo, el
signo, está ahí justamente para no significar nada. Ahí comienza el orden del significante, en tanto que se
DD
distingue del orden de la significación.
Si el psicoanálisis enseña algo es que el mundo humano no implica solamente la existencia de las
significaciones sino el orden del significante.
Es necesario que el sujeto adquiera el orden del significante, lo conquiste, sea colocado respecto a él en una
relación de implicación que lo afecte en su ser, lo cual culmina en la formación de el superyó. El superyó
LA

plantea la cuestión de saber cuál es el orden de entrada, de introducción, de instancia presente del
significante que es indispensable para que un organismo humano funcione.

3.
Lo que fue objeto de una Verwerfung reaparece en lo real. Freud artículo en el texto sobre el presidente
FI

Schreber la distinción que existe entre convicción pasional y convicción delirante, la primera surge de la
proyección intencional, y la segunda Freud tiene esta fórmula: lo que fue rechazado del interior reaparece
en el exterior o también, como se intenta expresarlo en una lenguaje amplificador, lo que ha sido suprimido
en la idea reaparece en lo real.


En el caso Schreber se ve al comienzo un periodo de trastornos, un momento fecundo. Presenta todo un


conjunto sintomático que no ha podido ser elucidado analíticamente y la mayoría de las veces es tan solo
reconstruido. Nada se asemeja tanto a una sintomatología neurótica como una sintomatología prespsicotica.
Una vez hecho el diagnostico, se dice que ahí el inconciente esta desplegado afuera, que todo lo que es del
id, paso al mundo externo.
Lacan tomará el periodo prepsicotico, el presidente Schreber vive algo cuya índole es la perplejidad. Es presa
de extraños presentimientos, es invadido por esa imagen que debe ser muy agradable ser una mujer
sufriendo el acoplamiento, en un periodo de confusión pánica.
Cuando la psicosis estalla, el sujeto se comportará como antes, como homosexual inconciente. El delirio
comienza a partir del momento en que la iniciativa viene de otro, en que la iniciativa esta fundada en una
actividad subjetiva. El Otro quiere esto, y quiere sobre todo lo que se sepa, quiere significarlo. En cuanto hay
que definirlo se entra en el domino de la intersubjetividad.
En el fondo, se trata en la psicosis de un impasse, de una perplejidad respecto del significante. Todo
transcurre cual si el sujeto reaccionase a él mediante una tentativa de restitución, de compensación. La crisis

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se desencadena por una pregunta ¿Qué es? El sujeto reacciona a la ausencia de significante por la afirmación
tanto más subrayada de otro que, es esencialmente enigmático. El Otro, esta excluido en tanto portador de
significantes, en tanto más poderosamente afirmado, entre el sujeto y él, a nivel del otro con minúscula, del
imaginario. Allí ocurren todos los fenómenos entre-yo (je) que constituyen lo aparente en la fenomenología
de la psicosis.
El nivel del significante que es el de la frase incluye un medio, un comienzo y un final, exige por lo tanto un
término.

Capítulo XV: “Acerca de los significantes primordiales y de la falta de uno”


1.

OM
La significación de la relación homosexual tiende a surgir en el complejo de Edipo invertido. En la neurosis el
sujeto se defiende contra esta vinculación que siempre tiene a aparecer, la causa de la defensa se definirá
como termo a la castración.
La relación de deseo se concibe en un primer abordaje como esencialmente imaginaria. El significante tiene
independientemente del significado, sus leyes propias.

2.

.C
El complejo de Edipo es esencial para que el ser humano pueda acceder a una estructura humanizada de lo
real. Para que la realidad no sea lo que es en la psicosis, es necesario que el complejo de Edipo haya sido
DD
vivido.
La equilibración, la situación justa del sujeto humano en la realidad depende de una experiencia puramente
simbolica, al menos en uno de sus niveles, de una experiencia que implica la conquista de la relación
simbolica en cuanto tal.
Tratándose de la psicosis, se ponen en juego los mismos mecanismos de atracción, de repulsión, de conflicto
LA

que, en el caso de las neurosis, cuando los resultados son fenomenológicos y psicopatológicamente
diferentes por no decir opuestos.
Ya que Lacan distingue entre significante y significado admite la posibilidad de que la psicosis no atañe tan
solo a lo que se manifiesta a nivel de las significaciones donde el sujeto estaría perdido, incluso detenido en
una fijación, sino que está vinculada con algo que se sitúa a nivel de las relaciones del sujeto con el
FI

significante. El significante debe primero concebirse como diferente de la significación, se distingue por no
tener en si mismo significación propia.
La aparición de una nueva estructura en las relaciones entre los significante de base, la creación de un nuevo
término en el orden del significante tiene un carácter desbastador. No tiene por qué interesar la aparición


del significante, porque profesionalmente es un fenómeno que nunca se encuentra. En cambio, se trata con
sujetos en los que se palpa, algo que ocurrió a nivel de la relación edípica, un núcleo irreductible.
No existe neurosis sin Edipo, en una psicosis algo no funciono, especialmente algo no se completo en el
Edipo. La psicosis consiste en un agujero, en una falta a nivel del significante.

3.
Los neuróticos se hicieron una pregunta, los psicóticos Lacan no asegura. Quizás la respuesta les llego antes
que la pregunta o bien la pregunta se formuló por sí sola.
En la pre-psicosis el sujeto tiene la sensación de haber llegado al borde del agujero. Se trata de concebir que
sucede para un sujeto cuando la pregunta viene de allí donde no hay significante, cuando el agujero, la falta
se hace sentir en cuanto tal.
En la psicosis el significante esta en causa y como el significante nunca esta solo, como siempre forma algo
coherente, la falta de un significante lleva necesariamente al sujeto a poner en tela de juicio todo el conjunto
del significante.

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Nadie jamás llego a decir -Schreber menos- que de golpe no veía mas a la gente, que el rostro de sus
semejantes masculinos estaba cubierto. Se considera que no los veía como lo que verdaderamente era para
él, ósea como objetos de atracción amorosa, se trata de una realidad significante.
Lacan se preguntará ¿Qué ocurre cuando la verdad de la cosa falta, cuando ya no hay nada para representarla
en su verdad, cuando, por ejemplo, el registro del padre está ausente?
El padre no es simplemente un generador, es también quien posee el derecho de la madre. Su función es
central en la realización del Edipo.
Se supone que esa situación entrañe precisamente para el sujeto la imposibilidad de asumir la realización
del significante padre a nivel simbólico, le queda la imagen a la que se reduce la función paterna. Es una
imagen que no se inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero cuya función de modelo, de alienación

OM
especular, le da pese a todo al sujeto un punto de enganche y le permite aprehenderse en el plano
imaginario.
En la medida en que la relación permanece en el plano imaginario, dual y desmesurado, no tiene la
significación de exclusión reciproca que conlleva el enfrentamiento especular, sino la otra función, la de
captura imaginaria. La relación imaginaria se instala sola, en un plano que nada tiene de típico que es
deshumanizante, porque no deja lugar para la relación de exclusión reciproca que permite fundar la imagen

.C
del yo en la órbita que da el modelo mas logrado del otro.
La alienación aquí es radical. Esta verdadera desposesión primitiva del significante será lo que el sujeto
tendrá que cargar y aquello cuya compensación deberá asumir a través de una serie de identificaciones
DD
puramente conformistas a personajes que le darán la impresión de que hay que hacer para ser hombre.
Así es como los psicóticos viven compensados, tienen aparentemente comportamientos ordinarios
considerados como normalmente viriles y de golpe, no se sabe por que se descompensan.

Capítulo XVI: “Secretarios del alienado”


LA

1.
El delirio de las psicosis alucinatorias crónicas manifiesta una relación muy especifica del sujeto respecto al
conjunto de sistema del lenguaje en sus diferentes órdenes.

2.
FI

Schreber indicia que algo en él, en un momento dado, se vio profundamente perturbado. Cierta fisura
apareció en el orden de sus relaciones con el otro, a la que llama asesinato del alma.
Se tiene la impresión de que en tanto no adquirió, o bien perdió a ese Otro, que se encuentra con otro
puramente imaginario, el otro disminuido y caído con quien solo son posibles relaciones de frustración, este


otro lo niega, literalmente lo mata.

3.
Lacan dará tres respuestas acerca de al función del padre. Normalmente la conquista de la realización
edípica, la integración y la introyección de la imagen edípica se hace a través de la relación agresiva. Hay una
vía de otra índole, la experiencia etnológica muestra la importancia del fenómeno de la couvade, en este
caso la realización imaginaria se hace por la puesta en juego simbolica de la conducta.
La tercera vía: esos hombrecitos son formas de reabsorción, pero también son la representación de lo que
sucederá en le futuro, el mundo será repoblado con hombres Schreber, con hombres de espíritu schrebiano,
a menudo son seres fantasmáticos, procreación de después del diluvio.
En suma, en la forma normal, el acento recae sobre la realización simbolica del padre a través del conflicto
imaginario, en la forma neurótica o paraneurotica.
En el delirio se ve surgir en forma imaginaria, la función real del padre en la generación. Hay un movimiento
giratorio entre las tres funciones que definen la problemática de la función paterna.

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228

• “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”

OM
.C
DD
LA
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