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Fármacos contra el VIH

Artículo principal: Antirretroviral

Existen numerosos fármacos dirigidos a evitar tanto la infección, como la progresión del ciclo vital
del virus. Dichos fármacos se clasifican según la proteína a la que van dirigidos (esto es, el paso
replicativo que inhiben en su uso). A continuación, se indican los diferentes fármacos existentes, así
como el punto del ciclo replicativo que bloquean:

 Inhibidores de la unión o fusión: bloquean la penetración del virus en la célula diana


inhibiendo la unión al correceptor CCR5 o CXCR4 de la superficie celular.
 Inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósidos (ITIAN): impiden la
replicación vírica mediante la inhibición de la síntesis del DNA complementario. Estos
fármacos son reconocidos por el enzima como nucleósidos normales, de modo serán
fosforilados e incorporados al DNA complementario.
 Inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósidos (ITINAN):
inhiben la acción del enzima por otros mecanismos, evitando también la reproducción
del virus.
 Inhibidores de la proteasa: bloquean la producción de viriones activos.
 Inhibidores de la integrasa: impiden que el virus introduzca su material genético en la
célula diana.54
En general, y dada la alta tasa de resistencias, está indicado el uso combinado de fármacos de
diferentes grupos (politerapia), en lo que se viene llamando TARGA (Terapia AntirRetroviral de
Gran Actividad).
El AZT por sí solo no puede destruir directamente el virus; lo que hace este fármaco es inhibir la
enzima transcriptasa inversa, con lo que impide que el ARN del Virus se copie hacia ADNc
bicatenario y, por consiguiente, evitar que se genere un provirus (el provirus es el ADNc que se
integra al genoma de la célula huésped, en este caso es el linfocito T CD4+). Administrado de forma
aislada, es decir, sin ser combinado con los otros medicamentos que componen el TARGA, puede
incrementar las mutaciones en el virus que lo hagan más resistente y agresivo, anulando su eficacia
terapéutica y acelerando el progreso de la enfermedad. Este riesgo disminuye notablemente cuando
se combina con los otros medicamentos de la politerapia. También disminuye sensiblemente su
toxicidad al reducirse y ajustarse con mejor precisión sus mínimas dosis efectivas en combinación
con los otros componentes del TARGA.
Todas las mujeres embarazadas VIH+ deben tomar fármacos contra el virus, independientemente
del número de linfocitos T CD4 y de la carga viral que presenten. El objetivo es reducir la carga viral
hasta niveles indetectables y evitar, así, la transmisión vertical del virus. Además, cabe destacar
que los tratamientos contra el VIH no aumentan el riesgo de que se produzcan defectos congénitos
en el hijo.
Las mujeres embarazadas seropositivas pueden tomar los mismos medicamentos que las mujeres
seropositivas no embarazadas, salvo en situaciones en las que el efecto secundario de algún
fármaco comporte un riesgo elevado para la madre o el feto.
Las mujeres que tomaban un fármaco contra el virus antes del embarazo, pueden continuar
tomándolo. Es importante que sigan correctamente el régimen de tratamiento (horas de toma, dosis,
etc.) y es posible que, una vez embarazadas, el médico decida cambiar algunos aspectos del
régimen de tratamiento para reducir los efectos secundarios que se puedan producir.
El bebé es mucho más susceptible a infectarse por VIH durante el parto vaginal al pasar por el
canal del parto, ya que está expuesto a la sangre y otros fluidos de la madre. Por eso, en esta
situación se administra zidovudina vía intravenosa en madres con carga viral alta (>1000
copias/mL) o con carga viral desconocida. Este fármaco puede atravesar la placenta y proporcionar
la protección necesaria al bebé para que no pueda ser infectado por el VIH.
Además, para estas mujeres embarazadas con carga viral alta o desconocida, también se
recomienda una cesárea electiva o programada para reducir el riesgo de transmisión vertical del
VIH. En estos casos, el parto se programa para la semana 38 del embarazo, 2 semanas antes de la
fecha estimada.55
En cualquier caso debe realizarse un seguimiento del tratamiento antirretroviral (TAR). La carga
viral plasmática (CVP) es el principal factor para la monitorización. Se recomienda medir la CVP al
comienzo del TAR y a las 4 semanas, y realizar el seguimiento cada 3-4 meses, pudiendo
espaciarse hasta los 12 meses su determinación en pacientes con cargas repetidamente suprimidas
y estables clínica e inmunológicamente (recuento de linfocitos CD4 > 350 células/μL).
Se considera que hay un fracaso virológico cuando la carga viral es detectable pasadas 24
semanas desde el comienzo del tratamiento antirretroviral, o si tras alcanzar la indetectabilidad, esta
vuelve a ser >50 copias/mL en dos determinaciones consecutivas separadas 2-4 semanas.

Detección del VIH


Archivo:PRUEBA VIH.jpg
Representación de los grupos de población que deben realizarse la prueba de VIH.

Algoritmo abreviado para el diagnóstico del VIH.56 Sin embargo, la metodología varía de país en país. 57

La prueba de diagnóstico del VIH se debe realizar a: mujeres embarazadas, a todas las personas
que lo soliciten por sospechar una exposición de riesgo, parejas sexuales de personas VIH,
personas usuarias de drogas intravenosas, personas que ejercen la prostitución, personas que han
sufrido una agresión sexual, personas procedentes de países con una alta prevalencia (más del 1%
de la población está infectada por VIH), casos de donación de sangre, trasplante, injerto o
implantación de órganos, estudios de donantes y personas que vayan a entrar en un programa de
técnicas de reproducción humana asistida, y obtención y recepción de semen.
Debido a que no existe ninguna manifestación clínica característica de la infección de VIH,
la prueba para detectar la infección ha de llevarse a cabo mediante pruebas de diagnóstico
molecular en un laboratorio. Aunque desde 2002 la FDA58(Administración de Alimentos y
Medicamentos por sus siglas en inglés) aprobó el uso de pruebas rápidas 59 para uso por personal
capacitado que brinda un resultado en 20 minutos aproximadamente, que se usan fuera de
laboratorio y funciona como una prueba inmunocromatográfica cualitativa para la detección de
anticuerpos para los tipos de virus de la inmunodeficiencia humana 1 y 2 (HIV-1 y HIV-2), así como
HIV-1 Tipo 0, en suero o plasma humano. Cada dispositivo de prueba contiene una banda de
prueba que consta de una almohadilla de prueba, una almohadilla dorada impregnada con un
conjugado de proteína HIV y oro coloidal, una tira de nitrocelulosa con proteínas recombinantes VIH
inmovilizadas como línea de prueba y un reactivo vinculante de anticuerpos como línea de control,
un material absorbente para facilitar el flujo a través del dispositivo, dicha prueba se aplica ya sea
en saliva, como en sangre (se toma de igual manera que la glucosa en la yema de algún dedo) y se
entrega un resultado (Reactivo/No reactivo). Para el caso que el resultado sea reactivo, será
necesario entonces aplicar la prueba de laboratorio para descartar un falso positivo.
El Dispositivo de Prueba Rápida de HIV 1&2 es un ensayo de tamizado. Puesto que la producción
de anticuerpos al VIH puede retrasarse después de la exposición inicial, la no reactividad con esta
prueba no debe ser considerado evidencia concluyente hasta confirmarse el diagnóstico de igual
manera un resultado negativo no descarta la posibilidad de exposición a VIH o infección con el VIH
antes de esta prueba solo se conocía la prueba más habitual para detectar la presencia de VIH es
la prueba de inmunodetección denominada ELISA. Con esta técnica se pretende detectar los
anticuerpos específicos que el organismo produce como respuesta a la presencia del virus. Cabe
destacar que, en países donde la prevalencia de la enfermedad es baja, ante un resultado positivo
mediante un ELISA, no se debe informar al paciente de la presencia de VIH sin haber confirmado
antes la prueba mediante un western blot. Sin embargo, en países o determinados grupos sociales
donde el VIH presenta una alta prevalencia, no será necesaria la confirmación con western blot.
Desde 2019 la Organización Mundial de la Salud recomienda que se dejen de utilizar las pruebas
de western Blot y los inmunoensayos en línea en las estrategias y algoritmos para la detección del
VIH.60
Por lo tanto, en la mayoría de los casos la seropositividad frente al VIH se detecta a partir de una
extracción sanguínea del sujeto con la que se realizará la determinación de anticuerpos anti-VIH por
alguna técnica de cribado como la ya nombrada ELISA u otras parecidas. La prueba diagnóstica
dirigida al VIH tiene una especificidad del 99 % y una sensibilidad del 99 %.
Aparte de las pruebas conocidas como pruebas de anticuerpos (ELISA), existen otros tipos de
pruebas:

 Pruebas de combinación permiten detectar anticuerpos y antígenos del VIH en la


sangre. Estas pruebas permiten detectar la infección por VIH antes que una prueba de
anticuerpos contra el mismo. Los antígenos ya anticuerpos en sangre tardan en ser
detectables de 2 a 6 semanas. Las pruebas de combinación son cada vez más
comunes en los Estados Unidos.

 Las pruebas de ácido nucleico examinan la presencia del VIH en la sangre. Permiten


detectar el VIH entre 7 y 28 días después de contagiarse. Este tipo de pruebas es muy
caro y no se usa habitualmente a menos que la persona haya tenido una exposición de
alto riesgo o una posible exposición y presente los primeros síntomas de infección por el
VIH. Entre este tipo de pruebas se encuentra la PCR nested o anidada (amplificación de
un amplicón contenido dentro de otro producto de una amplificación previa), que posee
muy alta especificidad y sensibilidad, pero no cuantifica. Para detectar el virus insertado
en el genoma, el ADN proviral, se utiliza una PCR anidada. Para detectar el ARN viral,
se usa RT-PCR anidada.

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