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Carl Rogers

Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902 en Oak Park, en las afueras de


Chicago; fue el cuarto de una familia de 6 hijos. Su padre fue Ingeniero
Agrónomo y su madre de religión protestante. Su educación en casa fue
severa puesto que creció en un hogar caracterizado por estrechos lazos
familiares y por una atmósfera ética y religiosa muy estricta, así como
también por la veneración del trabajo.

Mousseau (1981) describe a Rogers como un niño retraído y solitario que


despertó la preocupación de sus padres por su falta de contacto humano y
por su gusto por el aislamiento.

Mostró interés en la psicología, por lo cual se inscribió en el Teachers


College, en Nueva York, donde cursó la licenciatura y después el doctorado
en el año 1931. A partir de 1928 se incorporó a la vida profesional como
psicólogo en una Sociedad Protectora de la Infancia en Rochester, cerca de
Nueva York. En 1937 fundó el Rochester Guidance Center, del que fue el
primer director.

A partir de 1964 Rogers se radicó en La Jolla (California), donde trabajó


en el WBSI (Western Behavioral Science Institute). En ese lugar decidió
pasar sus últimos días, como hombre sincero, cultivando su jardín y como el
gran hombre que enunció algunas verdades de gran utilidad para el ser
humano y finalmente, falleció el 4 de febrero de 1987.

Enseñanzas significativas de Carl Rogers

Estudiar a Carl Rogers es una experiencia placentera, puesto que permite


apreciar el valor de las relaciones humanas. Sus enseñanzas han
representado un verdadero aporte para la Psicología. En relación a sus
valores y de sus convicciones personales, se presentan a continuación
algunas de estas enseñanzas que hacen referencia a las relaciones entre los
individuos:

1. En la relación con las personas resulta beneficioso comportarse tal


como uno es: Según Carl Rogers, en la relación con los demás «no es útil
tratar de aparentar, ni actuar exteriormente de cierta manera, cuando en lo
profundo de mí mismo siento algo diferente». Nada de esto ayuda a tener
relaciones positivas. Por lo tanto, la congruencia (Todo aquello que siento
interiormente es aquello que expreso, es decir, soy el mismo interior y
exteriormente) es una de las actitudes claves para establecer una buena
relación interpersonal.

2. Se logra ser más eficaz cuando uno puede escucharse con tolerancia y
ser uno mismo: Rogers explicó que en la medida en que se permitía ser
como se es en realidad, le resultaba más fácil aceptarse a sí mismo como un
individuo decididamente imperfecto, que no siempre actúa como lo desea.
«Cuando me acepto como soy, puedo modificarme», dice Rogers, y agrega:
«No podemos cambiar, no podemos dejar de ser lo que somos, en tanto no
nos aceptemos tal como somos». La aceptación de sí mismo permite que las
relaciones se tornen reales.

3. En la relación interpersonal tienen un gran valor el permitirse


comprender a otra persona: Carl Rogers sostiene que el comprender al otro
es riesgoso, ya que podría modificarnos, y todos experimentamos temor
frente al cambio. Pero la comprensión enriquece, porque permite tanto
conocer el marco de referencia del otro como su propia visión de la vida.

4. Es enriquecedor abrir canales de comunicación que permitan a los demás


expresar sus sentimientos: Rogers afirma que existe una serie de recursos
para facilitar la comunicación, y algunos de estos recursos dependen de las
propias actitudes. En la medida en que se logra reducir el temor o la
necesidad de defensa, las personas pueden comunicar sus sentimientos
libremente.

5. Es gratificante aceptar a las personas como son: Rogers insiste en que


aceptar realmente a otra persona con sus propios sentimientos no es tarea
fácil, así como tampoco es fácil comprenderla. Es difícil para nosotros
permitir que los demás difieran o que piensen y sientan de un modo distinto a
como lo hacemos nosotros. Pero, las diferencias entre los individuos, el
derecho de cada uno a utilizar su experiencia a su manera y descubrir en ella
sus propios significados, es una de las potencialidades más valiosas de la
vida y es una forma de ayudarla a convertirse en persona.

6. Cuanta mayor apertura experimente hacia las propias realidades y


hacia las de los demás, menos se desea «arreglar las cosas»: Rogers
sostiene que se puede experimentar mayor satisfacción siendo uno mismo y
permitiendo que el otro sea él mismo. Esta actitud puede suscitar cambios:
«Cuanto más deseoso está cada uno de nosotros de ser él mismo, los
cambios se operan no sólo en él, sino también en las personas que con él se
relacionan».

Estas enseñanzas muestran la importancia que Rogers atribuía a las


relaciones humanas y a la calidad del encuentro interpersonal como
elemento significativo para determinar su efectividad. La calidad del
encuentro interpersonal es el elemento que determina hasta qué punto la
experiencia libera y promueve el desarrollo y crecimiento personal.
Teoría del Self de Carl Rogers

Rogers se interesó en el estudio de la persona en sí misma. Para esto,


desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que se ve a
la persona como un ser racional, con el mejor conocimiento posible de sí
mismo y de sus reacciones, proponiendo además el autoconocimiento como
base de la personalidad y a cada persona como ser individual y único. Carl
Rogers en su teoría de la personalidad le otorga una importancia
fundamental a dos constructos, que serán la base de ésta, tales constructos
son el organismo y el sí mismo.

El organismo, sería el centro de cualquier experiencia que incluya todo


aquello que ocurre internamente en él. Esta totalidad experiencial constituye
el campo fenoménico que es el marco de referencia individual conocido sólo
por la persona. De hecho, el modo como la persona se comporta depende
del campo fenoménico, es decir, la realidad subjetiva y no de los estímulos
externos (realidad externa). Este campo fenoménico sería entonces para
Rogers la simbolización de parte de las experiencias de cada persona. Es
posible, sin embargo, que la experiencia no se represente de un modo
correcto, en dicho caso la persona se desempeñará inadecuadamente.

Según la teoría de Rogers todas las personas tienden a confrontar sus


experiencias simbólicas con el mundo objetivo, esta verificación de la
realidad le proporciona al sujeto un conocimiento confiable del mundo el cual
le permite conducirse adecuadamente en la sociedad, sin embargo en
algunas ocasiones estas verificaciones pueden ser incorrectas, lo cual
conlleva a la persona a tener un comportamiento carente de realismo.

El sí mismo por otra parte sería una parte del campo fenoménico que
poco a poco se va diferenciando y que en definitiva representa lo que la
persona es. Además del sí mismo como tal, existe un sí mismo ideal que
representa lo que la persona desearía ser. Podríamos decir entonces que el
yo o si mismo estaría constituido por un conjunto cambiante de percepciones
que se refieren a la propia persona. Como ejemplo de estas percepciones
tendríamos: las características, atributos, capacidad, valores, entre otros, que
el sujeto reconoce como descriptivos de su persona y que percibe como
partes de su identidad. Mientras que el organismo sería la unidad psicofísica
total de la cual el yo formaría parte.

Las principales características del concepto de “Sí Mismo” según Rogers


son:

1) Es consciente: Contiene sólo experiencias de sí mismo que son


conscientes, es decir, simbolizadas. Por lo tanto, no incluye todas
aquellas experiencias que permanecen en el fondo perceptual (ley de figura
y fondo).

2) Tiene relación con la gestalt y como tal tiende a ser coherente: Si


aparecen en la experiencia elementos disonantes con la estructura del sí
mismo, estas no serán admitidas a la conciencia y no formarán parte del
Concepto de Sí Mismo. Si dichas experiencias disonantes llegan a
acceder a la conciencia, surge tensión y malestar, hasta que no se logre
reconfigurar la gestalt en un todo significativo y coherente (Méndez, 2015)..

3) Contiene percepciones de uno mismo, así como valores e ideales.

4) Determina la conducta: Conforme el organismo se desarrolla y


sus experiencias sobre sí mismo se complejizan, emerge el Concepto de Sí
Mismo que asume la función de orientar la conducta. El sí mismo busca
activamente experiencias que confirmen su estructura y evita
experiencias disonantes que desconfirmen este autoconcepto (Méndez,
2015).

De acuerdo a Rogers, el mundo es percibido a través del concepto del yo,


o sea, lo que se refiere al yo tiene tendencia a ser percibido y es susceptible
de ser modificado en función de los deseos del sujeto, mientras que lo que
no tiene relación con el yo, tiene tendencia a ser percibido de forma más
vaga o a ser totalmente pasado por alto. De tal modo que en última instancia,
es la noción que se tiene del yo la que determina la eficacia o ineficacia de la
tendencia actualizante (Rogers y Kinget, 1967).

Por otro lado, se puede decir que Carl Rogers propone la idea de que la
personalidad de cada individuo puede analizarse según el modo en el que se
acerca o se aleja a un modo de ser y vivir la vida al que él pone la etiqueta
de persona altamente funcional. Las personas altamente funcionales se
caracterizan por estar en un proceso constante de autoactualización, es
decir, búsqueda de un ajuste casi perfecto con los objetivos y las metas
vitales. Este proceso de desarrollo personal se encuentra en el presente, por
lo que siempre está en funcionamiento. De este modo, la personalidad de los
individuos altamente funcionales es, para Carl Rogers, un marco en el que
fluye en tiempo real un modo de vivir la vida que se adapta a las
circunstancias constantemente (Van de Velde, s.f).

La teoría humanista del desarrollo de la personalidad de Carl Rogers


enfatiza la importancia de la tendencia hacia la autorrealización en la
formación del auto concepto. Rogers identificó el auto-concepto como el
marco sobre el que la personalidad se desarrolla. Asimismo, este autor
rechazó la naturaleza determinista del psicoanálisis y el conductismo;
además, afirmó que nos comportamos como lo hacemos debido al modo en
que percibimos nuestra situación: “Ya que nadie más sabe cómo percibimos,
nosotros somos los más expertos en nosotros mismos” (Estrada, 2018).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Estrada, L. (2018). Teorías y Métodos: Humanismo. Fundación Universitaria


del Área Andina. Disponible en:
https://digitk.areandina.edu.co/bitstream/handle/areandina/1448/101%
20TEOR%C3%8DAS%20Y%20M%C3%89TODOS%20-
%20HUMANISMO.pdf?sequence=1&isAllowed=y [Consulta en: 2022,
19 de Julio]

Méndez, M. (2016). La Teoría de la Personalidad de Carl Rogers.


Universidad Diego Portales. Disponible en:
https://www.researchgate.net/publication/301749346_La_Teoria_de_la
_Personalidad_de_Carl_Rogers_Apunte_de_Catedra_Postitulo_en_P
sicoterapia_Humanista_Transpersonal_Universidad_Diego_Portales
[Consulta en: 2022, 19 de Julio]

Rogers, C y Kinget, M. (1967). Psicoterapia y relaciones humanas: Teoría y


práctica de la terapia no directiva. Alfaguara. Disponible en:
https://www.worldcat.org/title/psicoterapia-y-relaciones-humanas-
teoria-y-practica-de-la-terapia-no-directiva/oclc/503212098 [Consulta
en: 2022, 19 de Julio]

Van de Velde, H. (s.f). La Psicología Humanista o Teoría Humanista.


Diplomado Internacional en Facilitación y acompañamiento oportuno
de Procesos de Aprendizaje. Disponible en:
https://abacoenred.com/wp-content/uploads/2020/12/Humanismo.pdf
[Consulta en: 2022, 19 de Julio]

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