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Gondra, J. (1981). La psicoterapia de Carl R. Rogers. Sus orígenes, evolución y relación con la
psicología científica. Bilbao: Ed. Desclie de Brouwer. Capítulo 5 Teoría de la personalidad.
Rogers, C., (2016). Una filosofía de las personas. El proceso de convertirse en persona.
(pp. 149-164). México, Editorial Paidós.
Ser congruente significa ser fiel a uno mismo y mantener una relación lógica y coherente
entre lo que sentimos, lo que decimos y lo que hacemos. Lamentablemente, la congruencia
Materia: Enfoque Centrado en la Persona
Profesora: Roxana Rosas
Alumna: Villagrán Yáñez Alma Citlali
Rogers se refiere a ideal como algo no real; como algo que está siempre fuera de nuestro
alcance; aquello que nunca alcanzaremos. La parte nuestra que encontramos en la tendencia
actualizadora, seguida de nuestra valoración organísmica, de las necesidades y recepciones
de recompensas positivas para uno mismo, es lo que Rogers llamaría el verdadero yo (self).
Es éste el verdadero “tú” que, si todo va bien, vas a alcanzar.
La congruencia es uno de los elementos esenciales que debe aporta el terapeuta a la relación
con el cliente. Significa que los sentimientos experimentados por el terapeuta son accesibles
para él y a su conciencia, que es capaz de vivirlos, de consustanciarse con ellos en la relación
con otro individuo, de comunicarlos si fuese necesario; significa que el terapeuta entra en un
encuentro personal directo con su cliente, un encuentro de persona a persona; en donde el
terapeuta es él mismo, que no niega su personalidad.
Cuanto más capaz sea el terapeuta de escuchar sin rechazo lo que ocurre dentro de sí, cuanto
más capaz sea de vivir sin temor la complejidad de sus sentimientos, tanto mayor será su
congruencia. Si se ve invadido por sentimientos negativos, es preferible no actuar simulando
interés o simpatía: ha de ser auténtico.
Paradojalmente, y como última constante que el psicólogo consideró importante para que una
relación perdure y se enriquezca, es el convertirse en un “yo” separado. Cuando cada uno de
los miembros progresa hacia una creciente individualización, la pareja se enriquece. Dicho
de otro modo y de forma más dura: hay que tener vida propia, porque “una pareja viviente se
compone de dos personas, cada una de las cuales respeta, detenta y desarrolla su propio ser”.
Acerca del sexo y la satisfacción de cada uno de los miembros de la relación, factor que
parece primordial según las predicciones que hizo en antaño Rogers, él mismo asegura: “No
encuentro que esto resulte básico por sí mismo: casi siempre puede desarrollarse cuando las
cuatro constantes mencionadas existen en una pareja”.