Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Teorías de la personalidad I
03 de agosto de 2022.
La psicología humanista es una de las corrientes de pensamiento más importantes
de la psicología. Desde ella, gente como Abraham Maslow (con su
popular Pirámide de Maslow) o Rollo May defendieron una visión positiva del ser
humano, según la cual todos somos capaces de convertirnos en el tipo de
personas que deseemos. La teoría de la personalidad de Carl Rogers es un
ejemplo de este optimismo vital llevado a la psicología y la filosofía. Veamos en
qué consiste esta teoría.
2. Estilo de vida existencial. Esta característica tiene que ver con la tendencia
a asumir que es uno mismo quien ha de otorgar sentido a las experiencias
que se viven en cada momento, a través de un proceso de creación de
significado. De este modo, se deja que el modo de vivir el día a día sea
espontáneo, creativo, sin intentar que todo lo que se percibe encaje a la
fuerza en esquemas preconcebidos. El estilo de vida asociado a este tipo de
personalidad, para Carl Rogers, se caracteriza por evitar la tendencia a
prejuzgar. No se analiza el presente como algo que debe ser explicado
totalmente por las vivencias del pasado, sino que se vive plenamente.
3. Confianza en uno mismo. Para Carl Rogers, el hecho de abrazar una manera
libre de vivir la vida conlleva fiarse del propio criterio y la propia manera de
tomar decisiones por encima de cualquier otro referente. La idea es que,
como nadie conoce mejor que uno mismo la propia manera de vivir la vida,
no se tiende a apoyarse en códigos de comportamiento impuestos desde
instancias externas.
Actitudes terapéuticas
Según Rogers el éxito de la terapia depende fundamentalmente de que se cumplan
ciertas condiciones; considera que estas son necesarias y suficientes para el
cambio terapéutico, y por tanto más importantes que cualquier técnica concreta.
Entre estos requisitos, que se refieren a actitudes del cliente y del terapeuta, Rogers
destaca los tres que dependen del clínico: la autenticidad, la empatía y la aceptación
incondicional del cliente.
• Contacto psicológico: Debe existir una relación personal entre el terapeuta y
el cliente para que la terapia pueda funcionar. Además, esta relación debe
resultar significativa para ambas partes.
• Incongruencia del cliente: La terapia sólo tendrá éxito en caso de que exista
una incongruencia entre el yo organísmico del cliente y su autoconcepto.
Como hemos explicado previamente, el concepto de “yo organísmico” se
refiere a los procesos fisiológicos y el de “autoconcepto” al sentido de la
identidad consciente.
• Autenticidad del terapeuta: Que el terapeuta sea auténtico, o congruente,
significa que se encuentra en contacto con sus sentimientos y que los
comunica al cliente de forma abierta. Esto ayuda a crear una relación
personal sincera y puede implicar que el terapeuta haga autorrevelaciones
con respecto a su propia vida.