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IreneHermano
3º Grado en Psicología
Facultad de Psicología
Universidad Nacional de Educación a Distancia
1. INTRODUCCIÓN
Las técnicas de intervención basadas en el condicionamiento operante constituyen uno de los pilares básicos
de la Terapia de Conducta desde sus comienzos y la principal perspectiva desde la que se enfocan diagnóstico
y tratamiento. Sus fundamentos los desarrolló Skinner bajo la influencia de Pavlov y Thorndike.
A comienzos de los años 30, Skinner empezó a desarrollar el trabajo que le llevaría a formular los principios
del condicionamiento operante. A finales de los 50-60, los métodos de condicionamiento operante se
extendieron a la conducta humana fura del laboratorio y se focalizaron en la intervención sobre conductas
relevantes para la vida cotidiana, dando lugar al análisis conductual aplicado. Las bases proceden de su trabajo
sobre condicionamiento operante. Las conductas son conceptualizadas como operantes en la medida en que
operan sobre el ambiente y se fortalecen o debilitan en función de las consecuencias que les siguen. Los
principios derivados de este paradigma dieron lugar a muchas técnicas de intervención, como las técnicas
operantes o técnicas de control de contingencias.
Las técnicas operantes generadas durante la primera generación de la Terapia de conducta se han mantenido
hasta la actualidad y siguen plenamente vigentes y son altamente eficaces. Este hecho les convierte en un
elemento frecuente en buena parte de programas de TCC y el ingrediente exclusivo de muchas intervenciones
en ámbitos de educación especial, educación infantil y regulación de interacciones sociales.
Principio de Premack: si existen dos respuestas en el repertorio de un individuo, una de ellas con alta
probabilidad de aparición y otra con baja, puede utilizarse la primera como reforzador de la segunda.
relevante para la consecución de los eventos reforzadores. Establecer una operación lleva a incrementar la
efectividad del reforzador y eliminarla, a disminuirla.
Probablemente, la operación de motivación más conocida y frecuente para incrementar la efectividad de un
reforzador sea la deprivación. La deprivación incrementa la efectividad del estímulo como reforzador e
incrementa la frecuencia de la conducta a la que le sigue. De forma inversa, la mejor forma de disminuir la
efectividad de un reforzador es incrementar la cantidad de exposición a él o incrementar su magnitud.
En los programas de razón fija, el reforzador se obtiene de forma contingente a la realización de la conducta
un número determinado de veces previamente establecido.
En los programas de razón variable, se requiere también que haya un cierto número de respuestas antes de
suministrar el reforzador, pero en este caso, el número varía alrededor de un promedio de reforzamiento.
Los programas de razón variable hacen muy difícil la discriminación de cuándo se producirá el
reforzamiento, y por tanto, generan un alto nivel de respuesta, haciendo además dicha respuesta muy
resistente a la extinción. Quizá el caso que mejor ejemplifica este tipo de programa sea el funcionamiento
de las máquinas tragaperras.
ii. Programas de intervalo: en muchas ocasiones, puede ser más útil reforzar cada cierto intervalo temporal.
Pueden ser programas fijos o variables. Estos programas no son adecuados para conductas de poca
duración sino de mayor duración.
Es importante señalar que los programas de reforzamiento intermitente pueden combinarse entre sí. Un ejemplo
son los programas de reforzamiento diferencial de tasas altas y bajas. Los programas de reforzamiento de
tasas altas se utilizan cuando se desea obtener números altos de respuestas en un intervalo corto de tiempo. En
contraste, los programas de tasas bajas se utilizan cuando el objetivo es que se emita un número pequeño de
respuestas en un intervalo largo de tiempo.
Generalmente, la combinación de distintos programas puede ser especialmente adecuada cuando incrementar
determinadas conductas puede implicar la necesidad de reducir otras.
4.1. Moldeamiento
Se refiere al reforzamiento de los pequeños pasos o aproximaciones que conducen hacia la conducta meta. El
reforzamiento inicial de las aproximaciones sucesivas se lleva a cabo tanto con las respuestas o conductas que
son componentes de la respuesta final como con respuestas que se asemejan a alguno de sus componentes. A
través del reforzamiento de las aproximaciones sucesivas, se va alcanzando gradualmente la conducta meta
final. A medida que se van reforzando y afianzando las aproximaciones, se van dejando de reforzar las que
menos se parecen. El moldeamiento se utiliza para instaurar conductas simples o complejas.
Martin y Pear: el moldeamiento se puede llevar a cabo reforzando diferentes aspectos de la conducta final:
a. Topografía: configuración espacial, forma…
b. Cantidad: frecuencia y duración de la conducta.
c. Latencia: tiempo transcurrido entre la aparición de un estímulo y la emisión de una respuesta.
d. Intensidad: fuerza física que requiere una respuesta.
Para que la técnica de moldeamiento sea efectiva es necesario:
1. Seleccionar la conducta meta y definirla de forma objetiva, clara y completa, incluyendo todos los
elementos que forman parte de ella.
2. Evaluar el nivel de ejecución real.
3. Seleccionar la conducta inicial que servirá de punto de partida.
4. Seleccionar los reforzadores que se utilizarán.
5. Reforzar diferencialmente las aproximaciones sucesivas.
El moldeamiento se utiliza para enseñar habilidades motoras, deportivas, verbales o intelectuales. En el caso
de los niños, su utilización es constante. En adultos también está presente en el aprendizaje de numerosas
conductas. Además, existen muchos estudios controlados que muestran la eficacia del moldeamiento en el
desarrollo de distintos tipos de conductas o actividades, utilizada como único procedimiento de intervención o
como parte de un paquete de tratamiento. Estos estudios muestran resultados positivos para incrementar
4.2. Encadenamiento
La mayoría de conductas están compuestas por una secuencia de varias respuestas que siguen un orden y forman
una cadena. Las respuestas concretas que componen la cadena representan respuestas individuales que ya
existían en el repertorio del sujeto. El encadenamiento es la forma de conectar los distintos eslabones de una
cadena, que pueden estar compuestos por conductas simples o por conductas o actividades complejas.
En la vida diaria, hay muchas actividades compuestas por una cadena de conductas intermedias, que mantienen
entre sí un orden establecido necesario para llegar a la conducta final.
Se puede hablar de 3 tipos de encadenamiento:
1. Presentación de la cadena total: se muestra la secuencia total que se requiere para llegar a la conducta
meta y se entrena a la persona en cada paso.
2. Encadenamiento hacia delante: se enseña el paso inicial. Cuando se realiza correctamente, se enlaza con
el paso 2, 3 y así sucesivamente hasta llegar a la conducta meta. Como la cadena exige que se dé cada paso
secuencialmente, cuando se han encadenado, se van ejecutando todos los anteriores también, sumando
eslabones.
3. Encadenamiento hacia atrás: definidos todos los pasos, el entrenamiento se realiza comenzando por la
conducta meta y se van añadiendo los eslabones o conductas que le van precediendo, a medida que se
realizan correctamente en cada ensayo, hasta llegar al inicial.
Desde el punto de vista del aprendizaje operante, en el proceso de encadenamiento cada una de las respuestas
intermedias que componen la cadena se mantiene porque actúa como ED del siguiente eslabón. Un ED no solo
señala el reforzamiento, sino que se transforma también en un reforzador. Aunque la secuencia parezca que se
mantiene por un reforzador único, se supone que las conductas intermedias adquieren el valor de reforzador
condicionado. Tanto las propiedades del ED como las propiedades reforzantes que adquieren son las que
explicarían cómo se mantienen las cadenas de respuestas.
El desarrollo de cadenas de conducta debe llevarse a cabo siguiendo las siguientes pautas:
1. Identificar los componentes de la cadena dividiéndolas en unidades simples que aprender sin dificultad.
2. Cada componente o conducta de la cadena ha de enseñarse desde el principio en la secuencia final correcta
para que cada eslabón sirva de ED para el siguiente.
3. Asegurarse de que en cada ensayo se entrenan todos los componentes entrenados hasta el momento.
4. Utilizar el refuerzo para incrementar la ejecución correcta de cada paso y disminuirla de forma gradual a
medida que se va adquiriendo más habilidad a medida que se va avanzando.
1. Diferencias entre moldeamiento y encadenamiento
Ambos son apropiados para desarrollar nuevas conductas. No obstante, hay diferencias entre ellos. En el
moldeamiento, el objetivo es desarrollar una determinada conducta con independencia de cómo se llegue a ella,
así que las conductas de aproximación no tienen por qué estar pre-definidas ni especificadas. En el
encadenamiento, cada una de las conductas de la cadena está definida porque la secuencia en su totalidad es la
meta final. El moldeamiento se lleva a cabo en cualquier ambiente o situación que permitan poner en marcha
diferentes conductas de aproximación; el encadenamiento necesita un ambiente más estructurado. En el
moldeamiento, el reforzamiento de las aproximaciones sucesivas siempre se realiza en dirección a la conducta
meta; en el encadenamiento se puede hacer del inicio al fin o del fin al inicio. En el moldeamiento, se traba
constantemente con el reforzamiento y la extinción de conductas de aproximación; en el encadenamiento se
utiliza menos la extinción y más instrucciones e instigadores. También ay una diferencia en que el
encadenamiento se puede usar como parte del moldeamiento.
Existen muchos estudios que muestran la efectividad del moldeamiento y el encadenamiento para muchas
actividades completas, desde jugar al golf hasta enseñar conductas a personas con graves problemas mentales.
4.3. Instigación/atenuación
Se utiliza para enseñar conductas que solo mediante las aproximaciones sucesivas o el encadenamiento son
difíciles de adquirir.
El desarrollo de una conducta se facilita con señales, instrucciones, gestos… Los instigadores ayudan a iniciar
una respuesta y que se lleve a cabo; sirven como estímulos antecedentes que ayudan a generar una respuesta.
La instigación de la conducta puede utilizarse para solicitar que se lleve a cabo una conducta, dar instrucciones
sobre cómo hacerla, guiar físicamente la conducta o hacer que se observe a otra persona. Los inductores suelen
utilizarse cuando se lleva acabo el proceso de moldeamiento, pero sobre todo en el proceso de aprendizaje por
encadenamiento.
Al procedimiento sistemático de introducción de ayudas o instigadores para aprender una conducta y su retirada
gradual una vez consolidada se conoce como técnica de desvanecimiento o atenuación.
Los instigadores, además de facilitar y servir de guía para iniciar o llevar a cabo una acción, pueden ser también
un procedimiento de intervención en sí mismo.
5.2. Extinción
Los principios de aprendizaje parten del supuesto de que las conductas se mantienen por sus consecuencias,
por tanto, si una conducta deja de tener consecuencias, dejará de realizarse y se extinguirá.
La extinción consiste en dejar de reforzar una conducta previamente reforzada. Los procedimientos de extinción
se suelen llevar a cabo con conductas que se mantienen por reforzamiento positivo, aunque también se usa para
la reducción de conductas mantenidas por reforzamiento negativo.
Para que funcione la extinción, es necesario que estén claramente identificados los reforzadores que mantienen
la conducta y así poder ser retirados. En muchos casos, no es fácil identificar los reforzadores, porque pueden
provenir de diferentes fuentes. Cuando la fuente de reforzamiento es múltiple, el proceso de extinción de la
conducta problema puede resultar difícil, porque para que la extinción fuera eficaz sería necesario que todas
las personas que están reforzando la conducta dejaran de hacerlo.
Existen distintas variables que influyen en la eficacia del proceso de extinción, siendo una de ellas el programa
de reforzamiento que está manteniendo la conducta problema. Cuando el programa es continuo, el proceso de
extinción es más rápido que cuando es intermitente. Igualmente, cuanto mayor es la razón o el intervalo de
tiempo en el reforzamiento intermitente, mayor será la resistencia de la conducta reforzada a la extinción.
Kazdin resalta algunas de las características más importantes en el proceso de extinción:
1. El proceso de extinción es gradual en cuanto a su efecto en la reducción de la conducta. No sería la técnica
más efectiva para conductas agresivas o lesivas para uno mismo o los otros.
2. Estallido de la extinción: cuando se comienza un programa de extinción, la ausencia de reforzamiento suele
conducir a un incremento de su intensidad o frecuencia. En estos casos, si no se aguanta el tiempo suficiente
como para que la conducta vaya decreciendo, la extinción no solo no se producirá, sino que la conducta se
verá de nuevo reforzada y fortalecida.
3. Recuperación espontánea: una característica frecuente del proceso de extinción es que después de haberse
reducido una conducta por falta de reforzamiento, puede aparecer nuevamente o incrementarse. No
obstante, si se mantiene la ausencia de reforzamiento, la conducta volverá a decrecer y lo hará con más
rapidez que en un primer momento.
La eficacia de la extinción se incrementa cuando se combina con reforzamiento positivo de la conducta
incompatible o con conductas alternativas más adecuadas. Algunas de las razones por las que se considera
más eficaz el uso de reforzamiento positivo + extinción son:
a. La identificación estricta de los reforzadores que mantienen la conducta a extinguir puede ser menos
estricta porque el incremento de la conducta alternativa por efecto de reforzamiento facilita la
disminución de la conducta problema.
b. Los efectos negativos que pueden acompañar a la extinción tienen menor probabilidad de ocurrencia
si una conducta alternativa reforzada reemplaza o sustituye a la conducta problema en extinción.
c. La extinción reduce la emisión de la conducta problema, pero no la reemplaza porque no interviene
en la instauración o incremento de conductas alternativas, proceso que requiere del reforzamiento.
La extinción no solo es útil para eliminar conductas desadaptativas mantenidas por reforzamiento positivo, sino
negativo también. En este caso, las conductas a eliminar son conductas que permiten escapar o evitar. En el
caso de los trastornos de ansiedad, la exposición a la situación temida implica llevar a cabo un procedimiento
de extinción del reforzamiento negativo que mantiene la conducta de temor.
5.3. Castigo
El castigo, desde el punto de vista del condicionamiento operante, es la reducción de la frecuencia futura de
una conducta cuando tras su emisión se presenta un estímulo aversivo o se retira un estímulo positivo de manera
contingente con ello.
La mera introducción de un estímulo aversivo o la simple retirada del estímulo positivo no se considera castigo
si no lleva aparejado la reducción efectiva de la conducta. Se considera castigo solo si reduce la frecuencia de
la conducta.
El castigo está presente en la vida cotidiana. En la regulación de normativas sociales y jurídicas, se especifican
los castigos y sanciones que acompañan a determinadas normas o reglas, por ejemplo.
1. Castigo positivo
Reducción de la frecuencia futura de una conducta cuando, tras su emisión, se presenta un estímulo aversivo.
Dos tipos de estímulos negativos:
1. Estímulos aversivos primarios: o incondicionados. Su carácter aversivo suele ser universal (dolor
físico, ruidos fuertes…).
2. Estímulos aversivos secundarios: o condicionados. Han adquirido el carácter negativo por asociación
con otros estímulos aversivos. Ej: gestos, descalificaciones que provocan vergüenza…
La consideración de un estímulo como aversivo y el grado de malestar que puede provocar depende en gran
medida de cada individuo. Igualmente, aunque un estímulo pueda considerarse aversivo, su capacidad para
actuar como castigo dependerá de factores diversos como la situación, el agente o la conducta que se pretende
reducir. Es por ello que le efecto en la reducción de la conducta es el elemento determinante para considerar un
estímulo como castigo efectivo, no el grado de aversión atribuido a priori.
2. Castigo negativo
No supone la aplicación de un estímulo aversivo contingente a la conducta, sino la retirada de consecuencias
apetitivas. Hay dos tipos basados en la retirada de estímulos positivos:
1. Tiempo fuera de reforzamiento positivo: negar el acceso temporal a los reforzadores inmediatamente
después de que se realice la conducta inadecuada. Que lo que realmente se retiren sean los reforzadores ha
hecho que algunos autores consideren que la técnica debería llamarse tiempo-fuera de reforzadores
generalizados.
Se utiliza fundamentalmente con niños. Spiegler y Guevremont señalan que, para que este castigo sea
realmente efectivo, es conveniente que se cumplan las siguientes 6 condiciones:
a. La persona ha de ser consciente de las razones por las que se está aplicando este tipo de castigo y
conozca su duración.
b. La duración del tiempo-fuera ha de ser breve. 5 minutos es suficiente en niños pequeños. A partir de
5 años, se incrementará 1 minuto por año.
c. No debe estar presente hasta que se haya cumplido el tiempo establecido.
d. Solo debe terminar cuando el niño se está comportando adecuadamente, esto es, no deberá estar
realizando conductas negativas o inapropiadas, porque si se terminara mientras las está realizando,
quedarían reforzadas negativamente.
e. El tiempo-fuera no debe servir para ayudar al niño a escapar de una situación desagradable o
incómoda, en cuyo caso se estaría convirtiendo en un procedimiento de reforzamiento negativo en
lugar de castigo.
Uno de los inconvenientes del tiempo fuera de reforzamiento es que, al alejar a la persona del medio o
contexto, se impide el refuerzo positivo de otras conductas que supondrían una alternativa de acción más
adecuada o adaptativa, por este motivo, es de utilidad no excederse en la duración del tiempo-fuera y
asociar esta técnica a procedimientos de reforzamiento positivo.
2. Coste de respuesta: pérdida de un reforzador positivo del que dispone el individuo. Uno de los aspectos
que hace más efectivo el coste de respuesta es su combinación con el reforzamiento positivo, con la entrega
de reforzadores positivos si se incrementa la conducta adecuada.
3. Factores que influyen en la efectividad del castigo
La efectividad del castigo ha sido demostrada por muchos estudios básicos y aplicados, desde los 60. Autores
como Hagopian, Fisher, Sullivan, Acquisto y LeBlanc o Wacker, Steege, Northrup, Basso, Berg, Reimers et al
aportan evidencia empírica de que el castigo cuando se combina con procedimientos de reforzamiento y de
extinción tiene efectos inmediatos sobre la conducta que se desea eliminar y sustancialmente superiores a los
efectos producidos por el uso de programas de reforzamiento. Existen muy pocos estudios que hayan
encontrado efectos negativos significativos por la aplicación de procedimientos de castigo. Una de las razones
puede deberse a que la mayoría de los estudios realizados han utilizado una combinación de castigo y refuerzo
y se han llevado a cabo muy pocos sobre castigo corporal.
A pesar de su efectividad, la mayoría de autores están de acuerdo en utilizar el castigo solo cuando el
reforzamiento positivo falla. Wacker, Harding, Berg, Cooper-Brown y Barretto señalan que el uso del castigo
sería un tratamiento de elección en aquellos casos en los que, o bien no se identifican adecuadamente los
reforzadores o no se pueden controlar suficientemente. Esto es importante en el caso de que lo que se desee
eliminar sean conductas agresivas. Igualmente, el castigo es efectivo cuando la selección del tipo de castigo se
realiza en función de la conducta problema y se combina con el refuerzo constante de las conductas alternativas.
Hay varios aspectos guía para la aplicación de los distintos tipos de castigo. Spiegler y Guevremont señalan 5:
1. El castigo, positivo o negativo, debe ocurrir inmediatamente después de la conducta. A menor tiempo, más
efectividad.
2. El castigo debe ser administrado cada vez que ocurre la conducta. El intermitente es menos efectivo.
3. La persona a la que se le aplica debe ser consciente de la contingencia conducta-castigo.
4. El reforzamiento no debe administrarse muy a continuación del castigo porque podría contrarrestar su
efecto y reforzar la conducta inadecuada.
5. El castigo ha de ir precedido por un aviso de advertencia para que se asocie conducta-castigo. A veces, la
simple advertencia sirve para reducir la emisión de la conducta.
La mayoría de estudios sobre los factores que influyen en la efectividad del castigo se han hecho en laboratorio
y con castigo positivo. No obstante, los resultados pueden ser extrapolables al castigo negativo. Factores que
contribuyen a su eficacia:
• Demora del castigo: la efectividad aumenta si se aplica inmediatamente y contingente con la conducta.
• Programa de aplicación: el castigo es más efectivo cuando se utiliza de forma continua, cada vez que se
lleva a cabo la conducta problema, que cuando se aplica intermitentemente. Cuando se aplica a una
conducta de alta frecuencia o compleja formada por una cadena de repuestas, puede ser conveniente utilizar
un programa de castigo intermitente. A mayor proporción de respuestas castigadas, mayor reducción.
• Regulación temporal del castigo en la secuencia de respuesta: cuando se desea reducir una conducta
eslabón último de una cadena de conductas, la reducción de la conducta final será más eficaz si se castigan
los primeros eslabones. La razón es que, a medida que se reduzcan las conductas que llevan a la conducta
final, menor es la probabilidad de que la conducta final sea reforzada.
• Fuente de reforzamiento: el efecto del castigo puede verse contrarrestado por el potencial reforzamiento
que reciba la conducta que se desea eliminar. Por ello, es fundamental conocer las posibles fuentes de
reforzamiento que están manteniendo esa conducta. En el ámbito escolar, los profesores suelen imponer
un castigo por la realización de una conducta inadecuada y la conducta se mantiene porque los compañeros
la refuerzan con signos de aprobación, por ejemplo.
• Variaciones del castigo: varias investigaciones han aportado evidencia de que variar el tipo de castigo
utilizado favorece la reducción de la conducta a eliminar o reducir. Variar el tipo de castigo intercambiando
distintas modalidades facilita que se mantenga su función: reducir la conducta inadecuada. Variar el tipo
de castigo a utilizar es eficaz tanto para la reducción de una conducta determinada como para la reducción
de diversas conductas.
• Reforzamiento de respuestas alternativas: la mayoría de las aplicaciones del castigo en TC van
acompañadas de reforzamiento positivo de conductas alternativas. Hay 3 razones fundamentales que
justifican esta combinación:
o La primera es empírica: la utilización conjunta de ambas técnicas incrementa los efectos del castigo.
o Ayuda a desplazar y a reducir la frecuencia de aparición de las conductas que se desea eliminar.
o Ayuda a reducir o a eliminar los efectos colaterales que a veces se producen tras el castigo.
4. Efectos colaterales del castigo
A pesar de su efectividad, no se suele usar aisladamente por razones éticas y porque, aun reduciendo la conducta
a eliminar, puede producir efectos colaterales. Incluso en algunos casos pueden producir problemas y conductas
más perjudiciales. Algunos de los efectos negativos son:
a. Reacciones emocionales adversas: cuyos efectos pueden dificultar el aprendizaje o la realización de
conductas alternativas más adecuadas a la conducta problema. Las reacciones emocionales negativas
pueden también convertir en estímulo aversivo a la persona que ha impuesto el castigo y como
consecuencia alejarse afectivamente de él, dejando así de ser un estímulo positivo. El uso del castigo
también puede promover un incremento general de reacciones emocionales perturbadoras, incluso aunque
no se esté suministrando ningún castigo.
b. Evitación y escape: las reacciones negativas ante el castigo también pueden llegar a realizar conductas de
escape de la situación donde se está produciendo y de evitación de la persona que lo ha administrado.
c. Agresión: el castigo puede llevar al individuo a reaccionar con agresividad contra la persona que lo está
utilizando. La agresión suele darse como defensa ante el castigo físico o ante la agresión verbal.
d. Castigo modelado: un efecto destacable tiene que ver con que el individuo que lo recibe aprenda, por
experiencia directa de sus efectos y por modelado, a utilizarlo como procedimiento eficaz para modificar
conductas. Este efecto es especialmente importante cuando se aplica el castigo físico.
e. Perpetuación del castigo: otro efecto negativo es que puede convertirse en herramienta habitual para
cambiar conductas, descuidando el refuerzo de otras conductas o facilitando el aprendizaje de otras
alternativas más adecuadas. El refuerzo negativo que supone par la persona que lo dispensa la eliminación
a corto plazo es una de las razones que pueden convertirlo en un procedimiento habitual.
5.4. Sobrecorrección
Kazdin señala como procedimiento adicional para reducir conductas la realización de actividades. La
realización de tareas que exigen algún tipo de esfuerzo no son técnicas de castigo, porque la tarea a realizar
puede ser incómoda pero no aversiva, no cumpliendo ninguna de las dos condiciones del castigo: la
introducción de un estímulo aversivo o la pérdida de un reforzador positivo.
La sobrecorrección es una penalización por llevar a cabo una conducta inadecuada que tiene dos componentes:
1. Restitución: corregir los efectos negativos causados por la conducta inadecuada.
2. Práctica positiva: implica llevar a cabo repetidamente incluso de forma exagerada, una conducta
adaptativa apropiada.
En algunas ocasiones, solo se utiliza uno de los componentes de la sobrecorrección.
Una característica distintiva de la sobrecorrección con respecto del castigo es que la sobrecorrección cumple
una función educativa porque incluye el entrenamiento en la práctica de conductas alternativas o incompatibles
con la conducta inapropiada.
Varios estudios han destacado dos aspectos importantes de la sobrecorrección: primero, que aunque la
sobrecorrección se suele aplicar inmediatamente después de realizar la conducta problema, sigue siendo
efectiva si se demora su aplicación; en segundo lugar, parece que el incremento de la duración de la práctica
positiva no va acompañado de más reducción de la conducta desadaptativa.
El rango de aplicación de la sobrecorrección es menor que el de otros procedimientos. Es una técnica
especialmente apropiada para reducir conductas que tienen efectos adversos que pueden ser corregidos y ha
mostrado ser muy efectiva en numerosos problemas, entre los que destacan conductas agresivas, enuresis,
conductas poco cívicas o falta de modales.
retirada de fichas. Pero luego, conforme avance el programa, lo que interesa es que se acumulen más fichas
para que adquieran un valor más simbólico y dependan menos del reforzador tangible.
− El programa debe ir retirándose paulatinamente de manera que se transfiera el valor reforzante de las fichas
a la propia tarea.
2. Ventajas de los programas de economía de fichas
− Se puede entregar el reforzador inmediatamente sin que se necesite interrumpir la actividad.
− Permite cuantificar la entrega de los reforzadores de manera que, a mejor ejecución o mayor número de
conductas correctas realizadas, mayor sea el refuerzo según la propia valoración del individuo.
− Evita que se produzca el fenómeno de la asociación al poder intercambiar la ficha por varios reforzadores.
− Igual que la ficha se asocia a muchas conductas y se puede cambiar por muchos reforzadores, va a quedar
asociada a otros reforzadores secundarios que no necesariamente eran suficientemente reforzantes y que
van a seguir presentes cuando el reforzador tangible se retire. De esta asociación depende que se
mantengan los logros alcanzados y no se vuelva a la línea base previa cuando esta se retire.
La economía de fichas se ha utilizado en muchas conductas y poblaciones. En instituciones de pacientes
psiquiátricos crónicos, centros de rehabilitación juvenil. Instituciones con personas con retraso mental, centros
académicos para mejorar conductas perturbadoras en clase o para mejorar el rendimiento académico o el
ambiente familiar.
7. CONTRATOS DE CONTINGENCIAS
Es un acuerdo escrito en el que se especifican las conductas que se desean instaurar o eliminar y las
consecuencias que acompañarán la emisión de esas conductas. Una de sus funciones es conseguir la implicación
de la persona en el cambio de su conducta. Es también un modo de dejar claro que, si uno se esfuerza por
conseguir unos objetivos, va a obtener determinados refuerzos. Se trata de un acuerdo entre dos partes donde
se negocian unos objetivos y se establecen unas consecuencias.
Para fomentar su eficacia, deben cumplir las siguientes normas:
• En el contrato, se debe dejar claro cuál es el cambio concreto en la conducta que se quiere obtener.
• Se debe especificar el límite de tiempo de duración.
• El contrato debe incluir consecuencias positivas por su cumplimiento.
• Debe incluirse también una consecuencia ligeramente aversiva si no se cumple.
• Se debe incluir una “bonificación adicional” en caso de que se supere el criterio pactado.
• Nunca debe hacerse un contrato que no pueda ser observado y registrado. Especificar siempre cómo y
cuándo se va a medir. Nunca será algo demasiado general, no operativizado e inobservable.
• Tan pronto se verifique su cumplimiento, debe administrarse el reforzador pactado. La demora del
reforzador es perjudicial para la adquisición.
• Todas las partes implicadas deben cumplir siempre su parte en el contrato.
Otras recomendaciones para optimizar el uso del contrato son las siguientes:
• Asegurarse de que la conducta a exigir es fácilmente comprensible y que la persona puede realizarla.
• El contrato debe ser justo y negociado. La obediencia como base del contrato contradice los principios en
que este se apoya.
• Siempre que se pueda, la formulación de la conducta a lograr debe hacerse en términos positivos. Del
mismo modo, es preferible pedir una conducta incompatible con la que se desea cambiar, más que centrarse
en reducirla.
• Como en todos los casos, debe cuidarse que el reforzador sea en principio pequeño, aunque reforzante, y
a ser posible, de actividad o simbólico, y siempre empezar con reforzadores que motiven y dejar el
reforzador mayor para metas finales que supongan el logro de todas las anteriores.
• En este sentido, el contrato debe ser revisable o utilizarse sistemáticamente variando el contenido y las
condiciones.
• Ayuda y facilita el compromiso la redacción de los términos y la firma conducta de las personas.