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IreneHermano

Técnicas de Intervención Cognitivo-Conductuales

3º Grado en Psicología

Facultad de Psicología
Universidad Nacional de Educación a Distancia

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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1. INTRODUCCIÓN
La TCC puede definirse como la aplicación clínica de la ciencia de la psicología, fundamentada en principios
y procedimientos validados empíricamente. Desde hace 50 años, cuando la TC se adhería fuertemente a los
principios y teorías del aprendizaje, una larga evolución se ha dado en esta disciplina, ampliándose más allá de
las teorías del condicionamiento.
La TC hace su aparición en el escenario de los tratamientos psicológicos a mediados de los 50 como alternativa
al modelo psicoanalítico. Parte de la idea de que toda la conducta es aprendida y puede modificarse mediante
principios del aprendizaje. En lugar de indagar sobre los conflictos y estructuras subyacentes, los psicólogos
empezaron a centrarse solo en la conducta observable y su ambiente, concibiendo la terapia como una empresa
empírica y fundamentada en la metodología experimental de la investigación científica.
Estos principios la convirtieron en una orientación revolucionaria cuya contribución al desarrollo de la
psicoterapia científica fue determinante. No obstante, los inconvenientes han sido muchos, como la ausencia
de una teoría unificada del aprendizaje, las controversias sobre el papel de las variables cognitivas o el
pragmatismo clínico y el surgimiento de paradigmas epistemológicos cuestionarios de los modelos
racionalistas.
El producto final de esta evolución es una especialidad difícil de definir conceptualmente, que está unificada
en objetivo pero que difiere en énfasis teórico que las distintas aproximaciones cognitivo-conductuales asignan
al condicionamiento clásico y operante, a la mediación de factores cognitivos y al papel de las variables
biológicas. Las diferencias actuales son incluso epistemológicas. Estas se plasman en las formas de
intervención, pero todas ellas han crecido y se han desarrollado conviviendo de forma muy cercana.
Alguno de sus representantes más acreditados ha argumentado que la TCC es un conjunto de técnicas eficaces,
sin obedecer a ningún modelo terapéutico. Fenomenológicamente, hay 4 rasgos obvios de la TCC actualmente:
1. Es un ámbito de intervención en salud que trabaja con respuestas físicas, emocionales, cognitivas y
conductuales desadaptadas, de carácter aprendido. Estas se han practicado hasta volverse hábitos. Sin
embargo, los individuos no conocen su carácter aprendido y creen que tienen poco control sobre ellos. La
TCC considera que el individuo tiene responsabilidad en los procesos que le afectan y puede controlarlos.
2. La TCC cuenta con técnicas y programas específicos para diferentes problemas y trastornos, cuya
aplicación cuenta con un tiempo limitado en comparación con otras terapias. Aunque en la última época
ha crecido el interés por los enfoques transdiagnósticos en psicopatología y en el tratamiento de diversos
trastornos, la naturaleza orientada hacia problemas específicos de la TCC ha facilitado su caracterización
como una terapia de tiempo limitado.
3. La TCC tiene una orientación educativa, que puede ser más o menos explícita. La mayor parte de
procedimientos cuentan con módulos educativos, además de la conceptualización inicial del terapeuta
sobre el problema y la lógica del tratamiento.
4. La TCC posee un carácter autoevaluador a lo largo de todo el proceso de intervención, con continua
referencia a la metodología experimental y énfasis en la validación empírica de los tratamientos.

2. RAÍCES HISTÓRICAS TEMPRANAS DE LA TERAPIA DE CONDUCTA


Los intentos por ayudar a la persona a solucionar problemas conductuales mediante maniobras semejantes a las
de la TCC tienen una larga historia. Plinio del Viejo ya trataba de curar el alcoholismo poniendo arañas muertas
en los vasos. Esta técnica es la que hoy se llama condicionamiento aversivo. En el siglo XVIII, el niño salvaje
de Averyron fue enseñado a hablar con técnicas hoy conocidas como modelado, instigación, refuerzo
positivo, retirada de reforzadores… En el siglo XIX, Alexander Maconchi usó la economía de fichas para
conseguir que los presos obedecieran a reglas del penal. En el mismo siglo, un médico trató los pensamientos
obsesivos con la parada del pensamiento e inhibición recíproca.
La historia de la TCC está interconectada con la historia de la psicología. La psicología como disciplina
científica surgió como parte de la revolución de un grupo de filósofos europeos con una mentalidad científica,
cuando estos abandonaron la filosofía y comenzaron la psicología como ciencia. El objetivo fue hacer de la
psicología una ciencia pura natural, utilizando como técnica principal la introspección personal estructurada.
De su foco de investigación procedió el nombre de la escuela de psicología que fundaron: el estructuralismo.

IRENE HERMANO GARCÍA


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Wundt comenzó el estructuralismo psicológico en Alemania y Titchener lo llevó a EEUU. Sin embargo, la
observación pasiva y estructurada de la mente mediante la introspección se mostró bastante improductiva.
Pronto la atención de los psicólogos se dirigió hacia las ciencias naturales, que contaban con constructos
concretos y objetivamente observables. Estos constructos podían ser manipulados y ofrecían resultados
predecibles y contrastables. El interés en una investigación más objetiva y experimental llevó a una revolución.
El resultado fue el surgimiento de tres escuelas de EEUU: la escuela Gestalt, el conductismo y el
funcionalismo, con dos objetivos cada una: eliminar a las otras escuelas y conseguir aportar a la psicología
americana una base científica firma al mismo nivel que las ciencias naturales.
En esos años, el interés en los problemas de conducta era inexistente porque en aquellos momentos el concepto
de salud mental era limitado. Se pensaba que las personas solo podían ser: normales, insanas o locas, criminales
o enfermos. No existía la necesidad de desarrollar un área de intervención dedicado a los problemas
comportamentales.
De las tres escuelas de principios del XX, el funcionalismo fue la de mejor organización. Sus seguidores pasaron
a cambiar el foco de interés mediante la introspección a la observación pasiva de la estructura subjetiva de la
mente. Pero este interés no derivó en psicoterapia porque era demasiado agresiva y rígida la postura.
La escuela conductista estaba directamente influida por el positivismo lógico del Círculo de Viena y defendía
la necesidad de traducir el conocimiento del mundo a observaciones físicas. El conocimiento debía
fundamentarse en la observación y verificarse con ella. Estos principios se aplicaron al conductismo. Su
representante fue Watson, que intentó convertir el condicionamiento pavloviano en la base de la psicología
conductual.

3. BASES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS DE LA TERAPIA DE CONDUCTA


La fundación y proliferación de la TC ha sido alimentada por la fundamentación de este movimiento. Las
aportaciones de la investigación sobre aprendizaje a principios del XX son consideradas los cimientos básicos
que permitieron el anclaje posterior de la estructura de la TCC.
Los fundamentos teóricos conductuales que sirvieron de base para el desarrollo de la TCC fueron:

3.1. La reflexología rusa y las leyes del condicionamiento clásico


Estos trabajos fueron una contribución esencial para el desarrollo del conductismo y de la TC. Aplicaron la
metodología objetiva al estudio de cuestiones psicológicas, establecido interpretaciones estrictamente
mecanicistas. El objetivo inicial era la neurofisiológica, pero como consecuencia de sus propios resultados, la
fueron trasladando a la psicología. Así, otorgaron más relevancia al aprendizaje en la explicación de la
conducta, señalando la importancia del ambiente como fuente de conductas.
El interés inicial de Sechenov por combinar neurofisiológica y psicología surgió de su trabajo sobre reflejos.
Señaló que toda actividad psíquica está determinada por los mecanismos reflejos y la estimulación ambiental.
Consideraba que la psicología era imprecisa y subjetiva, así que se necesitaba tomar una metodología para
hacerla rigurosa. Para Sechenov, los reflejos suponían el punto de unión entre neurofisiología y psicología. Así,
la conducta puede explicarse mediante reflejos produciéndose estos en respuesta a una estimulación ambiental
concreta, incluyendo pensamientos, imágenes o recuerdos. Según él, los reflejos complejos característicos del
ser humano se desarrollan por medio del aprendizaje. Este trabajó influyó en Pavlov y Bechterev.
Pavlov fue lave en el desarrollo de las teorías del aprendizaje. Su interés era comprender la actividad cerebral
y así la conducta, lo que le llevó a investigar la extinción, la generalización, la recuperación espontánea, la
inhibición, el bloqueo o la discriminación de los reflejos condicionados.
El condicionamiento clásico o respondiente fue descubierto por azar a finales del siglo XIX. El procedimiento
típico para producir un condicionamiento clásico implica la presentación de un estímulo neutro junto a uno con
significado. Es neutro el que no produce respuesta y usualmente es una luz o un sonido. Para asegurarse de que
es neutro, se presenta para ver si es ignorado. De forma inversa, el EI produce una respuesta innata, refleja, una
RI. Si el EN se presenta junto al EI, el estímulo neutro adquirirá las propiedades del incondicionado y se
transformará en un estímulo condicionado. Usó el término condicional para referirse a los productos del
condicionamiento, pero por errores en las traducciones terminó llamándose condicionado. El experimento
clásico de Pavlov es el del perro y la campana.

IRENE HERMANO GARCÍA


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Aunque sus descubrimientos tardaron 50 años en reconocerse, su investigación estaba dando lugar al desarrollo
del primer tratamiento conductual para la ansiedad. Una de sus estudiantes Eroféeva publicó un experimento
sobre psicopatología utilizando sus ideas y demostró el efecto de contracondicionamiento, viendo que los
métodos de condicionamiento podían neutralizar los efectos de una estimulación aversiva cuando eran
emparejados con una respuesta apetitiva.
Su discípula Shenger-Krestovnikova llevó a cabo un estudio llamado inducción de neurosis experimentales.
Consistió en un entrenamiento en discriminación perceptiva que producía una respuesta excitatoria de
salivación en respuesta a un EC circular y condicionamiento inhibitorio frente a una elipse. Cuando la elipse se
hacía más circular, el animal mostraba dificultades para discriminar estímulo excitatorio e inhibitorio. Serían
los terapeutas de muchos años después los que prestaron atención a su metodología.
La importancia de estos estudios es obvia porque demostró que el condicionamiento experimental podía
producir respuestas neuróticas y además la aplicación sistemática del contracondicionamiento podía
eliminarlas. Surgió así el primer paradigma experimental para el estudio de las respuestas de ansiedad. Este,
junto a otros estudios, llevaron al primer tratamiento empíricamente validado: la Desensibilización Sistemática.
El interés por Pavlov para la TC no se restringe solo por principios del condicionamiento clásico, sino que su
estudio de las bases neurales del condicionamiento impactó en los psicólogos interesados en la personalidad,
especialmente en personalidad ansiosa. Según Pavlov, los sistemas nerviosos difieren en sus niveles de
excitación e inhibición, proponiendo que la combinación de estos dos factores determina los tipos de
personalidad. Su teoría fue incorporada posteriormente por Eysenck, dando lugar a un modelo de umbrales en
neuroticismo que establece que los factores genéticos predisponen a los individuos a reaccionar de diversas
maneras frente al entorno estimular.
El impacto de la obra de Pavlov ha sido y sigue siendo esencial. La conceptualización y el tratamiento en
psicopatología deben mucho a la sistemática investigación de Pavlov. El condicionamiento clásico se ha visto
como el proceso de aprendizaje subyacente a un vasto número de fenómenos. Además, este paradigma se aplica
a una gran diversidad de situaciones de aprendizaje. Los desarrollos posteriores del condicionamiento clásico
han mostrado que sus principios resultan básicos para muchos modelos de aprendizaje.
Kazdin resume entre sus principales aportaciones:
1. La investigación objetiva de los reflejos condicionados.
2. La defensa del objetivismo en la investigación.
3. La demostración de la importancia del aprendizaje en la explicación de la conducta animal.
4. Proporcionar un modelo metodológico a seguir y un modelo de investigación de la conducta humana.
Pero también hay algunas limitaciones:
1. El haber ignorado otras respuestas autonómicas a excepción de la salivación y el miedo.
2. El no poder explicar empíricamente el escape activo o pasivo o la conducta de evitación o los resultados
conductuales del castigo.
3. El hecho de que los aspectos técnicos del condicionamiento clásico resultasen bastante más complejos
que la teoría del aprendizaje competidora, la teoría del refuerzo de Thorndike.
Fue Bechterev el autor con más repercusión e influencia en los autores occidentales. Tomó de Sechenov los
métodos de la fisiología para el estudio de los reflejos, pero trabajó con respuestas motoras y estímulos
aversivos y dio a la reflexología una interpretación más psicológica y funcional. En sus investigaciones halló
los reflejos condicionados de Pavlov, a los que llamó reflejos asociativos. Para él, los reflejos constituían la
unidad fundamental en el análisis de la conducta, lo que le llevó a acuñar el término reflexología para identificar
una disciplina independiente, que vendría a sustituir a la psicología. Además, trató de entender los principios
de la reflexología a diversos trastornos psicopatológicos.
En resumen, la reflexología aportó investigaciones que sí pueden considerarse aplicaciones clínicas precursoras
de la TC.

3.2. El conexionismo de Thorndike


Ha sido el conductista no-pavloviano americano más influyente. Pero no suele ser identificado como conductita,
aunque su trabajo encaja como tal. Fue el primer psicólogo americano reconocido internacionalmente y su

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trabajo, el primero en psicología donde los sujetos no eran humanos. Su trabajo posterior tuvo un efecto
perdurable y de gran relevancia y fue el impulsor de la investigación de Skinner.
Empleó métodos objetivos y rechazó como objeto de estudio los procesos mentales y la conciencia y sus
investigaciones se centraron en la adquisición de respuestas inexistentes en el repertorio del organismo.
Él no tuvo interés en los reflejos neuronales. Para él, el estímulo estímulo-respuesta (E-R) era simplemente la
correlación entre una respuesta específica y los refuerzos o castigos.
A pesar de las diferencias entre Pavlov y Thorndike, ambos parecían trabajar en lo mismo. Las investigaciones
del último de psicología animal le llevaron a formular sus leyes básicas del aprendizaje: la ley del efecto y la
ley de la práctica y otros conceptos posteriormente usados en los modelos operantes de conducta.
Su principio más influyente, la ley del efecto, establecía que las respuestas seguidas de satisfacción quedaban
asociadas a la situación, de forma que se incrementaba su probabilidad, y viceversa. El aspecto más enfatizado
ha sido su aspecto empírico y funcional, es decir, el hecho de que la conducta es función de sus consecuencias.
Con posterioridad, el propio Thorndike revisó sus leyes de aprendizaje y matizó la ley del efecto al observar
que, aunque la presencia de recompensas fortalecía la conducta, el castigo no la debilitaba. También se retractó
de la ley de la práctica por completo.
Estos trabajos tuvieron notable influencia sobre Skinner. Thorndike es considerado también el precursor de la
psicología educativa moderna. Sus principios de aprendizaje han sido antecedentes de la teoría del aprendizaje
activo, que propone que los niños aprendan por sí mismos.

3.3. El conductismo de Watson


El paradigma positivista que influyó en el objeto y la metodología de los fisiólogos rusos influyó en Watson,
que encabó la revolución conductista en contra del estructuralismo y el funcionalismo. Rechazó el estudio del
pensamiento pero no restringió su estudio a las respuestas fisiológicas, como los rusos, e incluso las rechazó.
Para Watson, la psicología era una disciplina objetiva, dedicada a la predicción y el control de la conducta. Los
principales principios del conductismo son:
1. El objeto de estudio de la psicología es la conducta manifiesta: concretamente las respuestas suscitadas
por los estímulos ambientales. Por eso, su psicología recibió el apelativo de E-R. para él la conciencia era
un sustituto de “alma” y la rechazaba enérgicamente.
2. La metodología de la experimentación animal como método objetivo debe ser el método de investigación
de la psicología. Sugirió que el método de los fisiólogos rusos podía ser el sustituto de la introspección.
3. El conductismo supone una ruptura radical con las corrientes psicológicas tradicionales que no describen
la conducta en términos de conductas directamente observables.
4. La conducta se explica en términos de condicionamiento clásico pavloviano de E-R en el SN del individuo.
Watson mantenía que la conducta verbal era mejor explicada desde los reflejos espinales. Aquí se podía
considerar más reflexológico que conductista.
Aunque en Watson se aprecia influencia de Pavlov y Bechterev, sus sistematicidad hizo que su influencia fuese
mayor. De este modo, el condicionamiento pasa a ser su herramienta de trabajo constituyendo el concepto
central en la explicación de los mecanismos que rigen la conducta compleja. Watson fue más lejos de Pavlov
porque eliminó la conciencia y quiso dejar de lado las estructuras neurofisiológicas intermedias.
Los resultados del trabajo con Albert suscitaron el interés de Watson y Rayner por hallar un procedimiento
terapéutico basado en los mismos principios de condicionamiento que explicaban cómo aparecían los miedos.
Su discípula Cover Jones encontró que las dos estrategias más efectivas eran el condicionamiento directo,
consistente en asociar el miedo con un estímulo que evocara una respuesta agradable y la imitación social.
Watson popularizó y diseminó el conductismo como ningún otro conductista, pero su influencia parece provenir
más de sus excelentes dotes comunicadoras que de su investigación.

3.4. Neoconductismo
El conductismo va a verse enriquecido por las aportaciones de diversos autores que desarrollaron unos
principios de explicación de la conducta, cuyas aplicaciones conformarían las bases de desarrollo posterior de
técnicas de la TC.

IRENE HERMANO GARCÍA


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Guthrie es considerado el neoconductista más ortodoxo. Llevó a sus máximos extremos el principio de
contigüidad: el aprendizaje solo requiere el emparejamiento de un estímulo con una respuesta. En su obra
expuso una serie de técnicas para romper hábitos o desaprender conductas. Guthrie manejaba la presentación
del estímulo que provoca respuestas no deseadas; la presentación se hace progresivamente para prevenir la
respuesta. Poco a poco, se irá amentando la intensidad. En otra técnica, el estímulo que provoca la respuesta no
deseable se emparejaba con un estímulo que provoca una respuesta incompatible con ella. Finalmente, otro de
los métodos consistía en presentar el estímulo evocador de la respuesta desadaptada hasta que dejase de
provocar la respuesta. Estos procedimientos se siguen manejando actualmente en diversas técnicas como la DS
o las teorías de exposición.
Hull fue el neoconductista más ambicioso y planteó la construcción de una teoría formal de la conducta. Creyó
identificar la ley fundamental del aprendizaje o de formación del hábito, considerando que esta ley era el
principio básico en todas las creencias.
Hull intentó ir más allá de la relación E-R introduciendo variables intervinientes entre estímulo y respuesta.
Las principales variables intervinientes consideradas fueron la fuerza del hábito y el impulso, cuya reducción
da lugar al reforzamiento. El hábito se establece por la relación ente una respuesta y la reducción de un impulso,
que opera como reforzamiento. Así, cualquier respuesta realizada antes de que termine un impulso quedará
conectada a él y cuando vuelva a aparecer, la respuesta aparecerá más rápidamente y más fuerte. El concepto
de reducción del impulso fue considerado como el principio central del aprendizaje. Su teoría unifactorial
defendía que el refuerzo y no la contigüidad era el factor fundamental del aprendizaje.
La relevancia de su contribución a la TC tiene que ver con su objetivo de construir una teoría hipotético-
deductiva de la conducta y por querer integrar la ley del efecto de Thorndike en el paradigma de Pavlov.
La aportación menos reconocida fue la de Tolman, que tuvo una gran influencia en la psicología de la Gestalt
y defendió que lo que se producía en el aprendizaje era una asociación E-E y no E-R. según él, los organismos
no aprenden conductas concretas sino significados sobre los estímulos que se relacionan con una meta. Cuando
aparecen dos acontecimientos, lo que hace el organismo es generar una expectativa, de forma que la aparición
de uno hará que el organismo espere el otro.
Tolman adoptó un acercamiento holístico hacia la conducta y experimentó con animales y argumentó que la
noción de propósito es esencial para comprender la conducta, que debe ser interpretada en función de rasgos
observables y descriptibles en términos objetivos. También introdujo el concepto de variable interviniente
como nexo entre E y R.
El neoconductista más influyente fue Mowrer, que integró las aportaciones de Pavlov, Thorndike y Hull para
el estudio del aprendizaje de las reacciones emocionales, pero pronto detectó insuficiencias para explicar las
respuestas con consecuencias aversivas. A partir de ahí, formuló la teoría de los dos factores o teoría bifactorial
del reforzamiento, que mantiene la existencia de dos tipos de aprendizaje, uno de señales y otro de soluciones.
El primero se basa en el condicionamiento clásico y supone que algunas respuestas involuntarias se condicionan
a un estímulo que opera como señal, adquiriendo un valor aversivo que elicita la respuesta. El aprendizaje de
soluciones estriba en la emisión de respuestas voluntarias que reducen los impulsos.
Mowrer asignó al miedo un papel mediador en la conducta de evitación. El miedo era un impulso secundario
adquirido por condicionamiento clásico. La importancia de su teoría para la TC reside en poder explicar las
conductas de evitación que se producen en diversos trastornos y, por tanto, posibilitar su tratamiento siguiendo
los principios del aprendizaje. Se aplicó en el tratamiento de la enuresis.
Las investigaciones de Hull influyeron en Wolpe, en el desarrollo de su psicoterapia por inhibición recíproca;
las aportaciones de Tolman introdujeron el papel de lo cognitivo en el marco E-R; el trabajo de Guthrie sigue
presente en muchas técnicas conductuales y las técnicas de Mowrer en el repertorio procedimental de la TCC.
También fueron productivos los trabajos de Wakehan o Dunlap, que aplicaron la práctica negativa para la
eliminación de conductas indeseables como los tics o la tartamudez; y los trabajos de Max sobre desviaciones
sexuales o la terapia del reflejo condicionado de Salter. La característica común de todos los trabajos
desarrollados en esta época es su relación con los principios del condicionamiento clásico. El condicionamiento
clásico alcanzó su hegemonía en el ámbito de la psicología en torno a 1940.

IRENE HERMANO GARCÍA


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3.5. Skinner y el condicionamiento operante


Skinner ha sido el autor más influyente en la aparición de la TC. Sus aportaciones han trascendido la TC y ha
sido considerado el psicólogo más influyente del siglo XX. Igual que Watson, estaba comprometido con el
conductismo y rechazaba la psicología tradicional, colocando en el lugar central de estudio la conducta. Partió
igual que Hull y Mowrer del interés por estudiar la relación entre los paradigmas de Pavlov y Thorndike,
afirmando la existencia de dos tipos de condicionamiento. El condicionamiento respondiente, que sigue las
leyes de Pavlov y el condicionamiento operante, que sigue la ley del efecto. La clasificación de Skinner
mostró ciertas áreas donde los dos condicionamientos no se distinguían.
Su trabajo supuso un punto de inflexión en el interés por lo respondiente, dirigiéndose ahora la atención hacia
la conducta operante.
En este marco, estableció los principios básicos del condicionamiento operante: fuerzo, castigo, extinción,
control estimular y entrenamiento en discriminación; y las variables que contribuye a él como refuerzo, que se
refiere al aumento en la frecuencia, intensidad y duración de una respuesta a la que siguen unas consecuencias.
Las aportaciones conceptuales de Skinner le llevaron a desarrollar una metodología de estudio, el análisis
experimental de la conducta, centrado en el estudio de las relaciones entre el comportamiento y los estímulos
ambientales. El objetivo era desarrollar una ciencia conductual que explicase y predijera el comportamiento
atendiendo a las relaciones funcionales, sin constructos inferidos. Así, alentó el ambientalismo radical que
potenció el diseño de ambientes terapéuticos.
La influencia de los planteamientos skinnerianos sobre el aprendizaje y las relaciones E-R-C mediante análisis
experimental de la conducta ha sido enorme. En los 50, la manipulación sistemática de consecuencias de la
conducta permitió tratar problemas clínicos para los que otros tratamientos no habían sido eficaces: problemas
en el aula, problemas de conducta en niños, desarrollo del lenguaje, dando lugar a la orientación llamada
análisis conductual aplicado. Actualmente, los procedimientos operantes son un elemento común en
intervenciones TCC, sobre todo en el ámbito educativo y de educación especial.

4. EVOLUCIÓN DE LA TERAPIA DE CONDUCTA


La TC se configuró a partir del desarrollo científico de la psicología. El comienzo formal como enfoque
terapéutico se gesta gradualmente, desde os desarrollos experimentales de la teoría del aprendizaje a las
primeras aplicaciones clínicas de los principios extraídos de laboratorio. El interés por la conducta era en este
momento el objetivo principal la aplicación de los principios de aprendizaje se convirtió en la forma de
demostrar la utilidad de enfoque la psicopatología en esta dirección.
Con estas bases, se fueron desplegando tratamientos para diferentes problemas clínicos y surgió formalmente
la TC. Su evolución posterior fue influida por otros avances en la psicología.
Rachman y O’Donohue resumen su evolución en tres estadios o generaciones. El primer estadio o generación
hace referencia a una estrecha y exclusiva relación con las teorías del aprendizaje y está representado por el
análisis conductual aplicado y el neoconductismo mediacional. La característica fundamental es la
extrapolación de los principios de aprendizaje a la clínica. El terapeuta es un investigador que intenta aplicar
regularidades de la investigación a problemas clínicos. Pero no solo utilizan los principios de aprendizaje para
formular intervenciones, sino modelos de génesis y mantenimiento de problemas cotidianos. La conducta
normal y anormal se considera generada por los mismos principios.
La segunda generación está marcada por la heterogeneidad en la TC y recoge a los que tratan de superar las
limitaciones de las teorías del aprendizaje y se apoyan en otros ámbitos de la psicología. Los principios del
aprendizaje representan un contexto demasiado limitado y la psicología experimental, cognitiva y social pueden
ser útiles para aportar elementos que suplan esto. Se produce así un distanciamiento de los clínicos de la
investigación básica sobre aprendizaje, lo que se ha mantenido. Otra fuente de descontento que llevó al
desarrollo de esta generación fueron los pobres resultados de los procedimientos terapéuticos en problemas
afectivos como depresión.
Gradualmente, el desarrollo de procedimientos de intervención efectivos pasa a ser prioritario y se abre una
brecha entre la ciencia y lo clínico, lo que sentaría las bases teorías de la TC de la segunda generación. Son dos

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las contribuciones que tratan de mitigar el descontento y fueron más influentes: las teorías del aprendizaje social
y las del enfoque cognitivo.
La tercera generación llega hasta la actualidad e incluye a los que intentan retornar a los orígenes buscando
nuevas alternativas y extrapolando los nuevos desarrollos de la psicología del aprendizaje y la psicología
experimental. El concepto de multiciplicidad de estímulos y contingencias y contingencias competidoras se
convierte en central. El objetivo es fomentar de nuevo la relación entre investigación y aplicación clínica.
Desde el punto de vista teórico, como orientaciones de esta tercera generación encontramos las nuevas terapias
contextuales procedentes del conductismo radical y las técnicas de meditación. Desde estos acercamientos se
dota a estas estrategias terapéuticas de un entramado conceptual explicativo proveniente de la nueva psicología
del aprendizaje. Además, pertenecen a ella los nuevos desarrollos cognitivos con carácter constructivista.
Mientras tanto, la mayor parte de la práctica clínica está guiada pro el empirismo, por criterios de eficacia y
efectividad. La TCC está inmersa en la tarea de demostrar la eficacia de sus intervenciones en salud mental.
Este interés ha constituido una característica definitoria de la TC, pero la diferencia es que actualmente se ha
convertido en un tema prioritario. Así, incluso se ha dejado al margen la cuestión teórica y la investigación en
conexión directa con las ciencias básicas, aspectos importantes que no parecen compatibles con la urgencia
actual de conseguir cuanto antes el mayor aval empírico.

4.1. Primera generación: el surgimiento de la TC


1. El surgimiento en Sudáfrica
Wolpe es el principal exponente de la TC en este entorno. Estaba insatisfecho con la eficacia de los tratamientos
para la neurosis y empezó a utilizar los principios del aprendizaje para abordarlos. Inició su trabajo en
laboratorio con animales y se basó en los trabajos experimentales de Masserman y la obra de Hull.
Propuso el principio teórico de inhibición recíproca como base de la intervención para las neurosis, la
desensibilización sistemática. El procedimiento ya había sido expuesto por MC Jones, pero Wolpe sistematiza
el procedimiento en humanos y lo estructura en fases. Recurrió a la relajación como respuesta incompatible
con la ansiedad, utilizando una forma abreviada de la relajación de Jacobson, pero también respuestas
incompatibles como la conducta de tipo asertivo o sexual. Así, creó un nuevo procedimiento de intervención
más eficaz que el tradicional. La explicación con detalle de la técnica facilitó la replicación de los resultados y
la generación de nuevas investigaciones.
La DS incluía la aproximación gradual a estímulos evocadores de ansiedad y se basaba en procesos de
aprendizaje que eran explicados de manera precisa, describiendo el proceso de aprendizaje y la competición de
las respuestas fisiológicamente antagónicas. Su trabajo es un excelente ejemplo de proceder de los terapeutas
de la primera generación. La DS conforma el comienzo real de la moderna TC.
La difusión de la DS contribuyó a la fundación de la TC y la potenciación del enfoque neoconductista como
alternativa para los problemas emocionales. Su difusión fue propulsada especialmente por Rachman y Lazarus.
2. El surgimiento en Inglaterra
El surgimiento de la TC en Europa fue independiente del trabajo de Wolpe. En los 50, había surgido en Reino
Unido un grupo de personas en torno a Eysenck para llevar a cabo aplicaciones prácticas de los principios de
la TC (Yates, Shapiro, Gelder, Marks, Rachman y Meyer).
Este grupo centra su interés en el tratamiento de problemas como neurosis, fobias, agorafobias, tics,
tartamudez… mediante el uso de técnica como exposición, aproximaciones sucesivas o práctica negativa,
formando un contexto de atención a problemas clínicos en oposición a la psicoterapia del momento. Esto dio
lugar al grupo de investigación europeo en psicología clínica más importante y al exponente de la aproximación
neoconductista mediacional. Se caracterizó por su enorme énfasis en la metodología rigurosa, la evaluación de
la eficacia de los tratamientos y la crítica al diagnóstico psicoterapéutico.
Eysenck criticó las psicoterapias tradicionales y se centró en la aplicación de los principios de la psicología a
la práctica clínica. Esto llevó al surgimiento del término y de la creación de la TC en Europa.
Otro aspecto que Eysenck aportó es su interés por la construcción conceptual de la TC. La capacidad del marco
neoconductista para integrar constructos facilitó el que se dirigiese la atención a aspectos relevantes en la clínica

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y a los que Eysenck dedicó mucho esfuerzo. Se interesó por aspectos centrales como la psicopatología y la
personalidad. Su trabajo en personalidad constituye un esfuerzo por integrar los principios de aprendizaje, la
actividad biológica y la identificación de características personales relativamente estables.
El grupo de Maudsley destaca por su rigor metodológico y su concepción del psicólogo como investigador
científico, pero entre sus miembros había diferencias. Eysenck estaba más interesado por cuestiones teóricas
de la psicopatología; Shapiro, por casos individuales y aspectos más clínicos y menos teóricos. Así, rechazó el
uso de baterías estandarizadas de test, insistiendo en la necesidad de medir directamente la conducta para
encontrarle un tratamiento. Fomentó entre los miembros de su equipo el uso de técnicas conductuales como las
aproximaciones sucesivas para el tratamiento de la agorafobia o la práctica negativa para los tics.
Algunas características de la aportación británica a la TC enlazan con el conductismo racial, pero la mayoría
se ajustan más al neoconductismo mediacional y el conductismo metodológico.
3. El surgimiento en EEUU
La delimitación de la TC como movimiento psicoterapéutico en EEUU resulta más difusa y más gradual que
en Europa. Science and human behaviour de Skinner es la señal de inicio de la TC en EEUU.
Skinner parte de las aportaciones de Watson y Pavlov e intenta integrar los paradigmas de Pavlov y Thorndike,
pero descarta apelar a constructos emocionales mediadores. Distingue dos tipos de respuestas, respondientes y
operantes, diferenciando el condicionamiento tipo E (E-R) y el condicionamiento tipo R (R-E). entre ambos,
dirigió su interés al estudio de la conducta operante, dando una mayor relevancia a lo que ocurre tras la
respuesta, más que lo que sucede antes. La conducta estaría controlada por factores ambientales, aprendiéndose
en función de las consecuencias de su emisión. El organismo era un todo.
Según Skinner, la conducta y su función sobre el ambiente debía ser el interés de la psicología. Su método se
llamó análisis experimental de la conducta, que se basaba en diseños experimentales de caso único, que
atendía solo a una descripción de la conducta. Se asume que la eficacia de la intervención ha de valorarse
mediante criterios experimentales y terapéuticos, comparando el cambio logrado.
Skinner recuperó la conducta y la sitúo en el lugar central. Se priorizó la inducción frente a la deducción.
Consideraba que las teorías imponían moldes a la realidad. Aunque nunca negó la existencia de las cogniciones,
no las consideraba objeto de interés. Desde su perspectiva, se desecha el papel mediador, facilitador o causante
de las variables cognitivas o fisiológicas.
Skinner dio lugar a una de las áreas más relevantes de la TC: el análisis conductual aplicado o análisis aplicado
de la conducta. Es una aplicación el análisis experimental de la conducta a problemas de relevancia social con
el objetivo de producir cambios globales en el individuo. Las aplicaciones fueron numerosas y diversas.
Las técnicas de TC que incluyen el uso del condicionamiento operante son muchas y de plena vigencia:
Objetivo Técnica
Adquisición y aumento de conductas Reforzamiento positivo
Moldeado
Manejo de contingencias
Reforzamiento negativo
Reducción o eliminación de conductas Extinción
Castigo
Tiempo fuera
Coste de respuesta
Procedimientos de autocontrol Control de estímulos
Programación conductual
Autorrefuerzo y autocastigo
Técnicas de biofeedback
Técnicas de condicionamiento encubierto

El análisis conductual aplicado ha supuesto una aportación de relevancia inestimable al desarrollo de la TC,
sobresaliendo por el detalle y rigor en la descripción de la intervención y su evaluación y ofrecer soluciones a
problemas no clínicos. Pero este enfoque también tiene dificultades, como la restricción de centrarse solo en la
conducta observable y la excesiva disección del comportamiento, las explicaciones lineales de causalidad o las
dificultades de perduración del cambio terapéutico conseguido.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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El análisis conductual aplicado ha proporcionado a la praxis de la TC tres contribuciones:


1. Técnicas y programas basados en el control de contingencias.
2. Análisis funcional, elemento cardinal de cualquier problema sujeto a intervención como elemento de
análisis de la conducta.
3. Focalización del interés sobre los datos objetivos como elemento de estudio.
4. Consideraciones sobre la primera generación de la TC
Los casos expuestos de esta primera generación tienen rasgos comunes:
• Extensa base de conocimiento sobre la investigación de aprendizaje que exhiben todos los clínicos.
• La aplicación clínica de lo que consideraban los resultados más actuales de la investigación sobre
aprendizaje.
• La visión de la aplicación clínica como parte de un programa de investigación y terapia más general.
Aunque la fundamentación hubiese sido un punto de acuerdo incuestionable, no quiere decir que entre los
miembros no haya diferencias: Skinner y cols enfatizan el condicionamiento operante y el análisis conductual
aplicado; Wolpe y otros, los principios de Hull y Pavlov; Eysenck e Inglaterra, las variables intervinientes…
Pero el parecido existe: la extrapolación de los principios de aprendizaje a la clínica. Además, su compromiso
con la investigación científica y la demostración empírica fue determinante para convertir a la TC en una
ciencia.
Debido al éxito inicial en la aplicación del aprendizaje a los problemas clínicos, una nueva tendencia emergió
cuando los terapeutas de conducta comenzaron a trabajar en otra dirección: prestando atención a un problema
clínico y buscando después en los principios de aprendizaje un modelo explicativo. Este enfoque podría haber
afianzaron la relación teoría del aprendizaje-terapia, pero no fue así, dado que no fueron capaces de encontrar
explicaciones adecuadas en muchos trastornos. Además, nació un nuevo tipo de profesional más clínico y
menos investigador, que no tenía conocimientos de investigación sobre el aprendizaje de las escuelas
fundadoras. Esto contribuyó a abandonar la forma de proceder que mejores resultados había dado.

4.2. Segunda generación: el papel de los aspectos cognitivos en TC


En los 70 se inicia una fase de transformación de la TC por su apertura hacia aspectos cognitivos y sociales.
Comienza la segunda generación. Se considera que la TC no puede basarse solo en la psicología del aprendizaje
y se incluyen otras fuentes de influencia. Este giro no es radical porque desde el inicio ya habían ido surgiendo
variantes, como el E-O-R. Lazarus fue uno de los primeros en argumentar que los principios de aprendizaje
eran insuficientes y que todos los conocimientos psicológicos debían ser de interés y toda técnica, bien recibida,
con independencia de sus sustento teórico, si era eficaz.
En cuanto a los desarrollos teóricos más representativos, encontramos las teorías del aprendizaje social y la
aparición del enfoque cognitivo:
1. El aprendizaje social de Bandura
La aportación de Bandura estriba en plantear la posibilidad del aprendizaje a través de la observación como
una forma de superar las limitaciones por la forma experiencial de adquisición de comportamientos. En su obra,
expone y desarrolla el marco conceptual de la teoría del aprendizaje social, una teoría cognitiva social que
refleja la contribución de los procesos cognitivos de pensamiento a la emoción y la conducta humana.
Bandura aborda los distintos elementos implicados en el aprendizaje observacional o aprendizaje vicario. Para
él, los eventos estimulares que se presentan como modelo se retienen y transforman en representaciones
simbólicas que se reproducirán en determinados ambientes, sirviendo como guía de comportamiento. El
aprendizaje se conceptualiza a través de la metáfora del procesamiento de la información y se entiende como
una actividad donde el modelo es el input y la ejecución conductual es el output, pero mientras hay varios
procesos internos (atención, retención, producción y motivación). además, diferencia aprendizaje y ejecución,
haciendo depender la ejecución del aprendizaje. El aprendizaje vicario es una forma de condicionamiento
superior que da cuenta de que los fenómenos de aprendizaje no son resultado de experiencias directas.
La imitación no era un tema novedoso y Skinner ya lo había recogido. Se considera que la conducta de imitación
es un tipo de conducta operante dependiente de condiciones discriminativas y reforzantes, sin procesos

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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cognitivos. Bandura sistematizó los distintos elementos implicados y especificó las condiciones que rigen la
imitación.
En relación con su visión cognitiva de la imitación, formula el principio de determinismo recíproco, la
existencia de influencia recíproca entre el comportamiento y el medio, medida por los procesos cognitivos del
individuo, que es un sistema representacional competente a la hora de determinar qué ve más allá de la realidad
física. Esta influencia entre elementos que determinan el comportamiento se realiza sincrónicamente.
Otra contribución fue el concepto de autoeficacia y su relación con el tratamiento, pues es un proceso central
del cambio terapéutico. La autoeficacia son las expectativas de eficacia, los juicios que hacemos sobre nuestra
propia capacidad para realizar la conducta requerida. El concepto es diferente del de expectativas de resultado.
La percepción de autoeficacia determinará la elección de actividades, el esfuerzo realizado y la persistencia en
la ejecución y está basada en 4 fuentes de información: logros de la ejecución, experiencia vicaria, persuasión
verbal y estado fisiológico o actividad emocional.
Las críticas más importantes fueron el carácter circular o tautológico del concepto y la falta de diferenciación
entre expectativas de autoeficacia y de resultado. Por eso, revisó en diversos momentos el concepto y rebajó
las pretensiones sobre considerarlo un mecanismo decisivo para el inicio y mantenimiento del cambio.
Su trabajo ha sido importante en las aplicaciones del aprendizaje observacional, el planteamiento del
aprendizaje social y como impulsor de los aspectos cognitivos y la noción de autocontrol.
Destacan como aportaciones terapéuticas todas las que se basan en el aprendizaje vicario (técnicas de
modelado); las técnicas de autocontrol aunque estas últimas no son siempre consideradas producto de su teoría
porque también se plantean en el marco skinneriano o como variante de las autoinstrucciones; el entrenamiento
asertivo, el entrenamiento en habilidades sociales y la terapia de grupo conductual.
2. Surgimiento de las terapias cognitivas
Un hecho significativo en la TC fue la relevancia otorgada en los 70 a los factores cognitivos, lo que supone
un importante cambio en la conceptualización y tratamiento de los problemas psicológicos. Los aspectos
cognitivos estaban presentes ya de manera implícita e aplicaciones clínicas concretas, incluso en el
neoconductismo mediacional con el modelo E-O-R, pero estos planteamientos consideraban los aspectos
cognitivos conductas encubiertas sujetas a las mismas leyes de aprendizaje que la conducta manifiesta. En los
70, sin embargo, diversos autores comenzaron a considerar que los elementos cognitivos tenían más relevancia
en la adquisición, mantenimiento y cambio de conducta.
Los elementos antecedentes de este cambio son:
1. La insatisfacción con la referencia al aprendizaje y a la conducta observable como elementos básicos de
consideración clínica. Esto deriva de los resultados de investigaciones del laboratorio que empiezan a
cuestionar algunos de los principios sobre las leyes de condicionamiento clásico y operante. Se empezó a
ver que el aprendizaje humano no es automático y directo, sino mediado por variables verbales y
cognitivas, y empiezan a aparecer constructos como consciencia, atención, expectativas y atribuciones.
Los modelos de condicionamiento debían sustituirse por propuestas cognitivas. Además, los mecanismos
específicos responsables de la eficacia de algunas técnicas son puestos en entredicho. También la dificultad
de controlar todas las variables ambientales del cliente hace difícil la generalización de los cambios en la
sesión terapéutica.
2. La insatisfacción con los resultados de las técnicas más conductuales de la primera generación al aplicarse
a problemas de afecto negativo como la depresión. Los resultados no alcanzan el éxito de intervenciones
en trastornos de ansiedad porque el proceso de construcción terapéutica no es el mismo.
3. El conductismo mediacional había dado cabida a aspectos de tipo cognitivo ya. El enfoque cognitivo que
adopta el neoconductismo es un desarrollo del modelo S-O-R de Woodwroth donde O representa los
términos cognitivos. Las terapias cognitivas en su primera época serán influidas básicamente por el modelo
de procesamiento de la información, sin embargo.
4. La influencia de la psicología cognitiva muestra sus anclajes en una metodología rigurosa al estudiar los
estados y procesos mentales en la base de los seres inteligentes. El modelo de procesamiento de la
información aportará a diversas terapias cognitivas el entramado teórico-conceptual. Actualmente, este
modelo es solo una de las aportaciones que la piscología cognitiva puede hacer a la TC.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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El enfoque cognitivo y la terapia cognitiva se van a desarrollar y difundir a partir de la obra de Mahoney y de
la creación de una revista. También el libro de Meichembaum supone un paso más en su asentamiento. El acta
de notoriedad la levantan Franks y Wilson al designar 1976 como el año de la cognición.
El rasgo común a todos los modelos cognitivos es considerar la cognición como elemento determinante de la
conducta. Actualmente, los modelos aceptan la existencia de una causalidad multidimensional y los procesos
cognitivos se consideran relevantes pero no suficientes. Así, las terapias cognitivas diseñan tratamientos
basados en una formulación cognitiva del problema del paciente y una conceptualización cognitiva. Los
psicólogos cognitivos afirmaron que el aprendizaje es más que E-R.
Desde el punto de vista de la intervención terapéutica, se insiste en el abordaje de los procesos cognitivos por
ser el determinante principal del comportamiento. El objetivo es una mejor comprensión de los problemas
clínicos mediante un acercamiento más complejo. Otro rasgo es su énfasis en el método científico, que se
convierte en su seña de identidad.
A pesar de estos rasgos, las terapias cognitivas son diversas, con orígenes dispares y sin un marco teórico
unificador. Aunque hay diferencias epistemológicas y técnicas, se han metido en un mismo grupo. Esta
denominación común hace referencia a la praxis de la terapia cognitiva en general, sin tener en cuenta
consideraciones conceptuales, donde realmente se asientan las diferencias entre ellas.
Una de las clasificaciones más conocidas es la de Mahoney y Arnkoff. La división es:
1. Técnicas de reestructuración cognitiva: centradas en la identificación y cambio de las cogniciones que
determinan o mantienen el problema. Los modelos se centran en el significado, analizan la racionalidad de
los pensamientos o creencias y enseñan al paciente a pensar correctamente, atacando los errores y
distorsiones. En esta categoría están: la Terapia Racional Emotiva de Ellis, y la Terapia Cognitiva de Beck,
pero también la Reestructuración Racional Sistemática de Goldfried, Decented y Weinberg y el
Entrenamiento en Autoinstrucciones de Meichembaum y Goodman.
Beck y Ellis son hoy en día los terapeutas cognitivos más emblemáticos. Ambos partiendo de una
formación dinámica y llevaron a cabo investigaciones para evidenciar la existencia de pautas cognitivas
negativistas. Beck formuló un modelo para la depresión y un tratamiento estructurado y pautado con
técnicas de la TC. Ellis realizó un acercamiento similar pero menos sistematizado y no centrado en la
depresión.
2. Técnicas para el manejo de situaciones: persiguen enseñar habilidades para que un individuo afronte
adecuadamente situaciones problemáticas. Programas: entrenamiento en Inoculación de Estrés de
Meichembaum, técnicas de Manejo de Ansiedad de Suinn y Richardson.
3. Técnicas de solución de problemas: dirigidas a corregir el modo en que la persona aborda los problemas,
facilitándole un método sistemático para resolver estas situaciones. Programas: Terapia de Solución de
Problemas de D’Zurilla y Goldfried, Terapia de Solución de Problemas Interpersonales de Spiback y Shure
y Ciencia Personal de Mahoney.
3. Consideraciones sobre la segunda generación de la TC
El argumento más generalizado de la segunda generación fue la restricción de los principios de aprendizaje de
la primera para explicar el comportamiento humano. Este argumento era razonable. Los problemas clínicos son
refractarios al tratamiento quizá simplemente porque los terapeutas de conducta no aplican las nuevas
regularidades descubiertas en investigación en aprendizaje. Quizá la idea de la primera generación podría ser
útil todavía pero había que conocerla, lo cual no era sencillo. Si la argumentación podía haber sido válida en
los 70-80, aún más ahora, porque todavía muchos terapeutas siguen anclados en los principios de aprendizaje
de hace 70 años. Los modelos de la tercera generación pretenden subsanar este problema proponiendo un
retorno a los orígenes.
No obstante, a principios de los 80, la Terapia Cognitiva estaba plenamente consolidada y se identificaban 4
enfoques de intervención en total: análisis conductual aplicado, conductismo mediacional, teoría del
aprendizaje social y terapias cognitivas.
La mayor sistematización con que contaban las intervenciones y la adaptación de una postura autocrítica s había
traducido en más interés por la eficacia. Se hicieron en esta década estudios sobre las variables que afectan a la
eficacia de las intervenciones y a los fracasos que se detectan. Este interés se ha mantenido y alcanza su máximo
grado en el momento actual.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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Durante esta época se tomó más conciencia de la necesidad de diseñar intervenciones interdisciplinares que
procurasen un adecuado abordaje de la complejidad de los problemas en el ámbito clínico o social. Se produjo
la expansión a nuevas áreas de intervención como la Medicina conductual, el área laboral o la comunitaria. Los
tratamientos se fueron haciendo más complejos en consonancia con la conceptualización multifactorial de los
problemas que eran abordados en la expansión de la TC a otras áreas.

4.3. Tercera generación: panorama actual de la TC


Se ha realizado y se sigue realizando un gran esfuerzo para dotar de un corpus teórico sistemático a la TC. En
el momento actual, la TCC está claramente constituida como una de las principales psicoterapias. El camino
recurrido ha dado lugar a un panorama heterogéneo donde conviven técnicas de todas las generaciones, pero
conceptualmente asistimos a un cambio sustancial que se evidencia en la polarización de los enfoques teóricos
de la TCC: por un lado contemplamos nuevos desarrollos derivados del análisis conductual, como las terapias
contextuales; y por otro, técnicas derivadas de los modelos cognitivos constructivistas. Hay que señalar que
aunque ambas posiciones parten de premisas diferentes, se identifican ciertos puntos en común.
Actualmente, conviven técnicas que proceden de distintas orientaciones y la adscripción de las técnicas a un
modelo teórico es difusa. Muchos procedimientos siguen basados en principios clásicos de aprendizaje, pero
otros son solo integrados desde una perspectiva pragmática, sin fundamentos teórico-conceptuales claros.
Atendiendo a los criterios de la praxis clínica, ahora le modo de intervenir más frecuente se fundamenta en
dictámenes de eficacia y efectividad. Así, se propone que los criterios de inclusión de las técnicas en los
programas de tratamiento se asienten sobre su valor terapéutico comprobado clínica y experimentalmente, en
lugar de sobre razones epistemológicas y metodológicas.
1. Estado actual de la Terapia Cognitiva
Para entender el momento actual y su evolución hay que acercarse a sus bases epistemológicas. Meichembaum
considera que las terapias cognitivas se han ajustado a tres metáforas básicas que intentan describir la naturaleza
de las cogniciones de los pacientes y el proceso terapéutico adoptado.
1. Metáfora del condicionamiento: se consideró las cogniciones como conductas encubiertas (operantes
encubiertas o coverantes) sujetas a las mismas leyes que la conducta manifiesta. Esta propuesta entronca
con Skinner y la primera generación. Se aplican así las técnicas de condicionamiento encubierto de Cautela
y la técnica de parada de pensamiento y también algunas terapias de segunda generación como las terapias
de resolución de problemas y de manejo de situaciones. Las técnicas propiamente cognitivo-conductuales
están dirigidas a desarrollar estrategias para enseñar habilidades cognitivas específicas y conciben el
pensamiento como un conjunto de autoenunciados que pueden verse influidos por las mismas leyes del
condicionamiento que controlan la conducta manifiesta.
2. Metáfora del procesamiento de la información: propia de la segunda generación. Considera la mente
como un ordenador y está en la base de las terapias de reestructuración cognitiva. Utilizan términos propios
del PI y toman la metáfora como referencia a lo largo de todo el proceso. Entienden que el funcionamiento
cognitivo puede conceptualizarse como una serie de procesos de codificación, descodificación,
almacenamiento, recuerdo, procesamiento atencional, sesgos atribucionales, mecanismos de distorsión…
Epistemológicamente, estas terapias parten de la existencia de una realidad independiente del sujeto que
puede captarse objetivamente mediante análisis lógico y racional. Los problemas se deben a las
distorsiones y errores cognitivos sometidos en la percepción como consecuencia de esquemas y asunciones
tácitas que los sujetos tienen.
3. Metáfora de la narración constructiva: articula las terapias cognitivas constructivistas y es propia de la
tercera generación. Establecen que los humanos construyen activamente sus realidades personales, crean
sus propios modelos representativos del mundo. No existe una realidad objetiva al margen de nuestros
procesos de conocimiento, sino que la realidad es producto de los significados particulares que los
individuos crean, hay múltiples realidades y el papel del terapeuta es guiar al cliente y ayudarle a ser
consciente de cómo crea su realidad. La historia que construyen es lo verdaderamente relevante en el
proceso adaptativo. Así, no son los síntomas los que interfieren en el funcionamiento, sino lo que los
pacientes se dicen o dicen a otros sobre sus reacciones. El terapeuta ayudará a construir una narración que
encaje y le ayude a explicar sus dificultades.
Hace años, Reda y Mahoney describían un panorama vigente ahora: dividían las terapias cognitivas en dos
bloques: enfoques asociacionistas (Terapia cognitiva de Beck, TREC de Ellis, Entrenamiento en

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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Autoinstrucciones de Meichembaum) y enfoques constructivistas, con una concepción activa de la mente. Años
más tarde, el enfoque constructivista sigue enfrentado al racionalista, que recogería los modelos de
reestructuración cognitiva y los cognitivo-conductuales.
El constructivismo surge para potenciar la propia actividad cognitiva en sí, dotarla de actividad propia,
eliminado el tinte pasivo y asociacionista tradicional. El referente conceptual son las teorías evolucionistas y
motrices de la mente. Desde estas posiciones, los organismos son sistemas de conocimiento que son creadores
y productos de su ambiente. Al ser concebidos como creadores de su ambiente, se enfatiza la actividad del
organismo, que implica que los procesos psicológicos y la acción no son funcional y fisiológicamente distintos
pues el SN da el output, pero también el input. Así, una percepción se considera acción porque implica la
imposición activa de una estructura sobre la información ofrecida por el contexto. Los seres humanos son
creadores porque perciben y actúan imponiendo activamente reglas tácitas; pero también son producto porque
las reglas son resultado de la evolución social y biológica.
Mahoney considera que el enfoque constructivista permite:
a. Adoptar una visión más activa de la cognición y el organismo frente a una visión más representacional y
reactiva.
b. Enfatizar la existencia de procesos nucleares tácitos.
c. Promover un complejo modelo de sistemas en el que pensamientos, sentimientos y conducta son
expresiones interdependientes del desarrollo del ciclo vital, extendiéndose a las interacciones entre el sí
mismo y los sistemas sociales.
Terapias constructivistas: Terapia Cognitivo-Estructural o Psicoterapia Estructural de Guidano y Liotti, Terapia
de los Constructos Personales de Neimeyer, y Psicoterapia Constructiva de Mahoney.
Sobre el modo de hacer estas terapias, hay autores que plantean que aunque hay motivos para diferenciarlas de
las racionalistas, no los hay en consideración a cómo operan. Critican que las técnicas utilizadas sean cognitivas
y conductuales y no originales.
La aparición del enfoque constructivista propició las críticas a los modelos cognitivos anteriores, que se tildaron
de racionalistas. La distinción racionalistas-constructivistas superó la clasificación de Mahoney y Arnkoff,
aunque esta distinción actual no deja de tener problemas porque ningún autor quiere aceptar que se le califique
de racionalista. Esto ha llevado a Mahoney a cuestionarse la utilidad de una diferenciación en la que una de las
partes se niega a aceptar su calificativo. No obstante, a pesar de la reticencia de los autores cognitivos
tradicionales a “ser racionalistas”, hay diferencias sustanciales que giran en torno a los procesos de
conocimiento y acercamiento a la realidad, al papel de la emoción, de los factores interpersonales, la concepción
de la relación terapéutica y el papel del procesamiento consciente y controlado.
Independientemente de este debate teórico, la importancia de la implantación de las terapias cognitivas es
extraordinaria y hay múltiples razones. Ahora mismo, hablar de Terapia de Conducta es anacrónico y ya se
habla siempre de Terapias Cognitivo-Conductuales.
En términos de aplicación, las técnicas o terapias cognitivas son las más usadas. También han sido motivo del
desarrollo de modelos explicativos de diversos trastornos, como el enfoque de Beck sobre la depresión, los
desarrollos que relacionan depresión y emoción y recuperación de memorias negativas relacionadas con
sucesos depresivos, las aportaciones en los trastornos de ansiedad, los problemas de salud, trastornos
alimentarios y ámbito de las adicciones.
Sin embargo, a pesar del gran desarrollo de las terapias cognitivas, de su extensa implantación y su reconocida
utilidad en diversos trastornos, han sido cuestionadas por su ámbito o por posiciones opuestas. Las objeciones
principales son:
• La falta de definición e imprecisión en los términos utilizados desde el enfoque cognitivo. La etiqueta
“cognición” y la indiferenciación entre contenidos cognitivo o productos, procesos cognitivos o estructuras
cognitivas. Eso ha sido constatado por Avia, Kanfer y Hagerman.
• La deficiente sustentación en los conocimientos provenientes de la psicología cognitiva. Aun cuando hay
esfuerzos realizados por diversos autores, las terapias cognitivas no pueden considerarse desarrollos
tecnológicos de la psicología cognitiva. Las principales terapias cognitivas surgieron poco antes o al
mismo tiempo que los principales logros de la psicología cognitiva.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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• La falta de datos sobre la existencia de cambios cognitivos en las estructuras, procesos y contenidos tras
la terapia. Cabes suponer que su eficacia se deba a los cambios en las creencias y la forma de
procesamiento, pero estos cambios no han sido constatados. Su eficacia también se explica a través del
aprendizaje y utilización de habilidades compensatorias que ayuden a afrontar diversas situaciones. Por
otro lado, la rapidez del cambio en trastornos como la depresión cuestiona que los cambios sean realmente
cambios de importancia.
• Las dificultades metodológicas derivadas de la evaluación de las cogniciones y sus cambios y la falta de
sistematización del proceso de intervención en algunas terapias.
A pesar de estas consideraciones críticas, se puede destacar que estas terapias han dado un gran impulso a la
TC y han facilitado una perspectiva más amplia e integradora. Además, las críticas no son solo para las técnicas
cognitivas, sino que se hacen extensivas a otras muchas de corte conductual.
2. El enfoque contextual
La tradición del análisis aplicado de conducta se ha desarrollado con los años, intentando solucionar sus
limitaciones. Los nuevos desarrollos se han llamado enfoque contextual porque se enfatiza el peso del contexto
en la determinación y explicación de la conducta. Las terapias surgidas aquí son las llamadas Terapias de
Tercera Generación, aunque también este término recoge orientaciones cognitivas constructivistas.
El enfoque contextual toma de nombre del paradigma del contextualismo funcional base del análisis conductual
aplicado. Este ambientalismo radical conlleva una intervención centrada en el contexto, que recoge el contexto
físico, social y verbal.
En su intento de extender el rango de aplicaciones y tratar problemas cotidianos complejos, el enfoque
contextualista ha vuelto los ojos a la investigación sobre aprendizaje y ha intentado considerar el
condicionamiento como un proceso complejo de recogida de información. Esto ha cuestionado la analogía entre
aprendizaje animal y humano por ser reduccionista e interesada solo en conductas simples. Estas críticas han
sido una del as causas del surgimiento de la orientación cognitiva, pero ahora incluso provienen del propio seno
del conductismo racial. Los estudios de aprendizaje humano reconocen la mayor complejidad cognitiva del ser
humano.
El enfoque contextual reconoce el importante papel de la conducta verbal, que tiene un lugar preeminente en
las teorías recientes de aprendizaje. El interés se centra en las relaciones instrucción-conducta o decir-hacer. El
lenguaje tiene importancia en sí mismo y no como herramienta para actuar sobre procesos subyacentes. La
atención prestada por los nuevos desarrollos del contextualismo al papel del lenguaje en la terapia es tal que
hay teorías específicas que sustentan algunas de las terapias más relevantes, como la Teoría de los Marcos
Relacionales, base de la Terapia de Aceptación y Compromiso.
Otro aspecto esencial es el reconocimiento de que el comportamiento en el contexto terapéutico es también
objeto de interés en sí mismo, al tratarse de conducta con un valor funcional definido y, en consecuencia, una
ocasión para introducir nuevas pautas de conducta.
Aunque hay gran cantidad de terapias, los tres acercamientos más significativos son:
• Psicoterapia Funcional Analítica: resalta la capacidad terapéutica de la interacción psicólogo-paciente.
La situación terapéutica es una situación más donde el intercambio de respuestas y su valor funcional es
un elemento principal. Este modo de hacer terapia es característico del punto de vista contextual: dar
importancia a las contingencias concretas más que a normas generales. El psicólogo debe responder al
paciente de modo similar a una persona del medio ambiente, no de una forma “terapéuticamente correcta”.
La consideración de la situación terapéutica como “normal” facilita su potencial terapéutico. Es
especialmente útil en problemas recurrentes o de imprecisa definición, como los trastornos de la
personalidad. Su aplicación ha ido perdiendo posicionamiento en el ámbito aplicado y en el interés
despertado en los investigadores.
• Terapia de Aceptación y Compromiso: se caracteriza por intentar eliminar el control que los
pensamientos y emociones tienen sobre la conducta, dando más importancia a las contingencias externas.
No va dirigida a un trastorno sino a casos de excesivo control cognitivo-emocional (trastorno por evitación
experiencial). Es el enfoque más conocido y extendido de las TTGs.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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• Terapia Dialéctico Conductual: diseñada por Linehan con base de la TAP y el concepto de aceptación
de la TCA, está dirigida a facilitar formas adecuadas de expresión emocional a personas con desregulación
en este ámbito. Toma como referencia la actividad terapéutica desarrollada en las sesiones con el psicólogo
y va dirigida al trastorno de personalidad límite.
Paradójicamente, gran parte del campo de trabajo de las terapias contextuales se centran en problemas de alto
grado de complejidad, como los trastornos de personalidad y trastornos resistentes al tratamiento. Además, sus
autores conciben estas terapias como apoyo a las intervenciones de otras orientaciones, como Terapia Cognitiva
y mindfulness. El elemento característico de estos nuevos tipos de terapia es destacar la importancia del análisis
funcional y la intervención sobre las contingencias naturales para facilitar el cambio terapéutico. Para ello, la
situación específica de interacción interpersonal durante la terapia pasa a ser fundamental.
En cuanto a su proceder concreto, las técnicas específicas tienen que ver con la referencia concreta a la
conducta. Estas terapias han desarrollado una lógica de intervención, pero no existen desarrollos técnicos como
tal, sino utilización de técnicas disponibles ya acordes con sus planteamientos. También se utilizan
instrucciones, reglas y consejo terapéutico. Algunos autores incluyen incluso técnicas de la Terapia de
Conducta.
Se ha señalado antes que en la TC actual existe cierta discrepancia entre postulados teóricos y práctica clínica.
En un intento de refrenar esto, el enfoque contextualista ha intentado buscar su fundamentación en la
investigación básica sobre aprendizaje. Las terapias contextuales toman las nociones sobre el proceso
emocional que aporta la psicología básica o experimental, desde donde entienden los procesos emocionales
como conducta legítima con sentido adaptativo. Existe entonces una clara diferencia con los enfoques
cognitivo-conductuales, que ven la emoción desde una perspectiva racional y de control. No obstante, la
distancia sigue siendo amplia.
Aun cuando las aportaciones de la orientación contextual al a TCC son relevantes, siguen cosechando críticas:
• Carencia de sistematización: aunque existen diferencias, ninguna presenta procedimientos muy
sistematizados ni un proceso de intervención con fase específicas y detalladas si las consideramos en
conjunto. Mas bien presentan una lógica de tratamiento cuya puesta en práctica depende de las variables
de terapeuta y paciente. Además, el contenido de cada fase dependerá de la relación interpersonal
específica terapeuta-paciente.
Las terapias contextuales están lejos de la estructuración de protocolos de intervención, al menos de forma
sistematizada y ordenada. Desde su seno, apelan a las limitaciones de las estrategias de investigación
tradicionales de comparación de grupos y de las medidas de resultados cuantitativa, decantándose en
muchas ocasiones por los estudios de caso único.
• La relación entre principios de aprendizaje y las terapias contextuales es una relación post hoc, inversa al
proceso de la primera generación de la TC. Este proceder no tiene por qué ser inadecuado, pero sí puede
resultar en una crítica cuando sus principios pretenden un retorno a la esencia de la primera generación.
Hay que recordar que no se trata de que se deriven de investigación experimental directamente, sino que
reformulan diversos aspectos terapéuticos y del comportamiento humano, tomando como referencia a los
trabajos de Skinner. Los enfoques contextuales centran su atención en aspectos antes dejados de lado y
entran a fundamentarlos teórica y científicamente.
Pareciese que el análisis aplicado de conducta se haya visto en la necesidad de atender mediante un modelo
menos restrictivo la complejidad del comportamiento humano, incorporando constructos y conceptos
clásicos de la psicoterapia para pasar a dotarles de una formulación conductual.
• Problemas metodológicos en los estudios de eficacia: la revisión de Öst muestra que:
o La metodología de las investigaciones sobre las que se sustentan ls datos de eficacia y efectividad ha
sido menos rigurosa que la cognitivo-conductual.
o Que la media del tamaño del efecto fue moderado para ACT y DBT.
Desde el punto de vista metodológico, en realidad ninguna técnica cumple.
• Escasez de estudios controlados sobre procesos y ausencia de evidencia clara acerca de los principios
responsables del cambio sugeridos. Igual que se cuestionan los mecanismos propuestos por las terapias
cognitivas, se pueden cuestionar los mecanismos conductuales a los que se apela, pues los resultados son
cuestionables.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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3. Consideraciones sobre la tercera generación de la TC


Las terapias contextuales tienen una concepción del conocimiento y de la percepción del individuo que resulta
similar a las propuestas constructivistas de la terapia cognitiva. Así, apelando a los principios epistemológicos
comunes, los nuevos desarrollos cognitivos constructivistas tendrían también cabida en esta tercera generación
y su surgimiento estaría relacionado con la necesidad de subsanar limitaciones anteriores y atender a la
complejidad humana.
Hay que señalar que, pese a sus limitaciones y críticas, lo cierto es que el cambio que se ha ido produciendo no
deja de ser positivo porque está guiado por la necesidad de optimización de perspectivas anteriores. La
derivación de principios clínicos desde el laboratorio mostró ser útil en la primera generación, la incorporación
de los modelos cognitivos ha dado lugar a algunas de las terapias más reconocidas en la salud mental y las
terapias cognitivas constructivistas están mostrando gran utilidad en el abordaje de trastornos realmente
difíciles. El panorama actual nos ofrece un arsenal terapéutico cada vez más amplio, útil y efectivo.

5. DEFINICIÓN DE TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL Y CARACTERÍSTICAS


ACTUALES
Cuando la Terapia de Conducta surgió formalmente, había un consenso que se centraba en los aspectos
comunes a todas las posiciones. Hoy es difícil detectar los restos de ese enfoque unitario, pero más que verlo
como un problema, es una oportunidad de enriquecimiento. Igualmente, es complicado realizar una definición
de la TCC abarcando todos los aspectos significativos de esta disciplina.
Por otra parte, los principios considerados inicialmente definitorios y básicos de la Terapia de Conducta han
tenido que ser matizados y ampliados para no quedar circunscritos al primer estadio de la TC. Hoy, la relación
TCC-psicología del aprendizaje es más débil que nunca. Mucho de lo que ocurre en TCC está poco relacionado
con las recientes aportaciones de la psicología del aprendizaje y la psicología básica en general. La práctica de
muchos terapeutas conductuales se mantiene asida a nociones de condicionamiento de los años 50-60. La
práctica de los terapeutas de conducta de orientación cognitiva no presenta un panorama diferente. Las
relaciones psicología cognitiva experimental-terapia cognitiva son tenues.
Principales características de la TCC actual y principios comunes:
• La TCC es una actividad terapéutica de carácter psicológico basada en la psicología del aprendizaje.
Actualmente, parte de sus intervenciones están fundamentadas en la psicología científica.
• Las técnicas y procedimientos utilizados en TC cuentan en una buena parte con base científica o
experimental, sin embargo, también una proporción importante de los procedimientos surgen de la
experiencia clínica.
• El objeto del tratamiento es la conducta, en sus distintos niveles, considerada como actividad susceptible
de medición y evaluación.
• La conducta se conceptualiza como básicamente aprendida, fruto de los diversos factores que han operado
en la historia del sujeto, sin ignorar la influencia de factores biológicos o sociales. Pero la referencia a los
clásicos modelos de aprendizaje puede ser restrictiva o insuficiente, aceptándose modelos causales
multivariados desde los que establecer relaciones funcionales que superen el modelo tradicional E-O-R-
C.
• El objetivo de la intervención es el cambio conductual, modificando o eliminando la conducta desadaptada
y enseñando conductas adaptadas cuando estas no se producen.
• La TCC pone el énfasis en los determinantes actuales del comportamiento, pero tiene en cuenta los factores
históricos.
• Metodológicamente, es fundamental la utilización de la metodología experimental o de un enfoque
empírico aplicado en todo el proceso.
• Hay una estrecha relación entre evaluación y tratamiento, dándose entre ambas una constante
interdependencia. Sin embargo, son muchas las intervenciones que se plantean actualmente a partir de
criterios diagnósticos tradicionales y protocolos estandarizados de actuación.
• La TCC tiene especial interés en la evaluación de la eficacia de las intervenciones. Esta eficacia se
establece valorando los cambios producidos en la conducta tratada, considerando cambios a corto y largo
plazo así como su generalización al ambiente habitual del sujeto.

IRENE HERMANO GARCÍA


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TEMA 1: HISTORIA DE LA TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL
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• El tratamiento conductual ha sido y es eminentemente activo.


• La relación terapéutica tiene en estos momentos un valor explícitamente reconocido, sobre todo en las
nuevas terapias, donde las contingencias desarrolladas son consideradas un contexto de aprendizaje tan
relevante como cualquier otro.

6. CONSIDERACIONES FINALES
Aunque los principios definitorios de la TCC son controvertidos, lo cierto es que con las matizaciones
realizadas puede decirse que estos principios recogen la esencia de esta disciplina. No obstante, las
implicaciones de pluralidad y de desconexión entre investigación básica y quehacer clínico son importantes
porque la práctica clínica solo puede progresar de forma afianzada si sigue de acerca los avances que se
producen en la psicología básica. Aunque es evidente que los clínicos por estar frente a la realidad cotidiana
pueden estar influidos por múltiples factores o encontrar datos en las fuentes más diversas. Sin embargo,
también es verdad que esta es una tarea de dos frentes: tan importante es que los clínicos conozcan el trabajo
básico como que os investigadores se centren en temas clínicos. Por otro lado, puede que uno de los factores
responsables de esta situación de distanciamiento entre teoría y práctica haya sido el afán de la TCC por
desarrollar tratamientos eficaces, descuidando la tarea de sustentación teórica.
Kuhn afirmaba que solo en los periodos de crisis reconocida los científicos se vuelven al análisis filosófico o
epistemológico. Esta tarea no debiera abandonarse nunca. En cualquier caso, lo obvio es que el momento que
vive nuestra disciplina está teñido por la controversia y, por tanto, es el momento de reflexionar sobre el estado
teórico de la TCC. Se trataría de intentar articular un modelo de conducta comprensivo, una teoría marco que
integre los elementos más significativos de los distintos niveles del comportamiento humano y defina la
interacción entre distintas áreas. Los intentos de este tipo no serían nuevos, ya que el conductismo
paradigmático de Staats trató de aportar un marco general de explicación del comportamiento humano,
estableciendo diversos niveles de estudio que recojan todas las áreas de la psicología, ya que considera que
todas ellas son potencialmente relevantes para la práctica.
Hace unos años, O’Donohue y Krasner mostraban su desconfianza en la posibilidad de desarrollar una teoría
unificadora que integrase las regularidades de los dispares enfoques en la TCC y en que esa fue la opción más
oportuna. Lo cierto es que los terapeutas de conducta están trabajando en muy diferentes problemas. Podría ser
más factible trabajar desde microteorías en lugar de macroteorías. Esta opción no es incompatible con una
teoría de carácter más general. Los resultados del trabajo en áreas o ámbitos específicos del comportamiento
humano necesitan ser llevados a un nivel superior de integración que permitan la interacción y comunicación
entre esas parcelas de conocimiento.

IRENE HERMANO GARCÍA


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