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Desarrollo cognitivo y del lenguaje

Gerardo José García Pérez


520840391

Ensayo.
Constructivismo

Módulo 1, Act.3

Mtro. Adrián Maya Villareal

26 de agosto del 2022


El constructivismo hoy en día es un paradigma muy conocido y aplaudido en el medio
pedagógico. Esto lo podemos ver bien desde finales del siglo pasado, donde casi todas las teorías
educativas presumen de tener sus sucursales “constructivistas” siempre abiertas, convirtiendo el
constructivismo en un eslogan comercial que ha venido desviando el concepto.
Históricamente los antecedentes de esta corriente educativa son muy viejos, remontándose a
tiempos presocráticos, cuando Jenófanes (570-478 a. C.) aportó al ruedo filosófico que, en pos de
la verdad, toda teoría debería ser admitida en competencia con otras; de esta manera ninguna sería
declarada la mejor o la “absoluta”, si no en referencia a las demás. Nace pues la tradición de la
crítica y el análisis, el arte de pensar de manera racional y el reflexionar independiente. (Andonegui
et al, 2007)
Saltando al siglo XVII, un protoconstructivismo encuentra su paladín en la figura de
Descartes (1596-1650), quien con reflexión siempre inquieta encuentra que el ser humano sólo
puede conocer lo que él mismo construye: “El hombre puede trazarse proyectos de pensamiento,
construir sus propias teorías, proponer la verdad de las cosas y sus propiedades” (Andonegui et al,
2007, p-80). Se abre así para siempre la puerta hacia un proceso de liberación, el cual convierte el
pensamiento en un ente activo para el desarrollo filosófico y científico venidero.
Considerando otros importantes aportes al legado constructivista, tenemos el de Kant (1724-
1804), cuyos conceptos a priori —espacio, tiempo, causalidad— fueron necesarios para validar y
organizar el conocimiento que se origina a partir de la experiencia, asentado así poco a poco las
bases de este modelo teórico.
Por otro lado, es importante mencionar el antecedente antropológico, ahí donde el ser
humano, dentro de su proceso evolutivo, se encuentra con la maravillosa posibilidad de elaborar
su realidad personal, produciendo un mundo no natural que está dispuesto a sus particularidades
psicobiológicas. Entonces, el hombre se convierte en un ser auto-organizado con posibilidades de
proyectar su vida de acuerdo a sus propósitos. (Aznar, 1992)
INTRODUCCION Con este bagaje histórico figurado el constructivismo, como dice Andonegui et al (2007), es
concebido como una propuesta sobre el análisis del conocimiento, sus alcances y limitaciones,
interpretando sus supuestos en dos capas: desde el entorno del conocimiento abstracto y científico
y desde las actividades cognitivas de las personas y/o sus comunidades. Así es como llega el
conocimiento a ser una construcción del ser humano, donde cada persona percibe su realidad, la
organiza y le da sentido en forma de constructos, gracias a la actividad de su sistema nervioso
central, el cual contribuye a la edificación de un todo coherente que da sentido y unicidad a su
realidad. (Ortiz, 2015)

En el plano educativo el constructivismo encontró un gran resabio conceptual en los trabajos


teóricos de dos intelectuales de peso completo, quienes sin duda ayudaron a hacerlo un genuino
marco teórico para sostener la difícil práctica de la enseñanza-aprendizaje: Jean Piaget (1896-
1980) y Lev Vygotsky (1896-1934).
Piaget hizo que el constructivismo floreciera de conocimientos nuevos, para que la persona
interactuara con el objeto de esos conocimientos y después los llevara a una confrontación en el
salón de clases:

El conocimiento se encuentra vinculado a la actuación y realización, es decir


a las transformaciones que el sujeto realiza sobre el mundo que le rodea, de esta
forma, el conocimiento es producto de la interacción de ambos factores: del sujeto
al objeto de manera continua” (Sesento, 2017, p-2).

Por su parte, Vygotsky propuso que ese conocimiento se debe de dar como un proceso de
diálogo entre el sujeto y el medio, ambos en un entorno social y cultural. Somos seres
completamente sociales y los nuevos conocimientos se forman a partir de los propios bocetos que
hacemos cada uno como un producto de la realidad, mismos que tendremos que comparar con las
perspectivas de aquellos que nos rodean.
Es así que el desarrollo cognitivo de los alumnos se realiza en la medida que ellos integran
a sus pensamientos las perspectivas propuestas, resultado de una valiosa interacción social.: “La
verdadera educación consiste en despertar en el niño aquello que tiene ya en sí, ayudarlo a
fomentarlo y orientar su desarrollo en una dirección determinada” (Vigotsky, 2001, en Sesento,
2017, p-3).
De esta manera, el constructivismo enfocado a la pedagogía crea una interacción dialéctica
entre los conocimientos del maestro y los del estudiante, los cuales entran en discusión, oposición
y diálogo, para de ahí tratar de sintetizar productiva y significativamente el aprendizaje. Y así, el
aprendizaje constructivo será el “proceso mediante el cual una persona adquiere destrezas o
DESARROLLOhabilidades prácticas (motoras e intelectuales), incorpora contenidos formativos o adopta nuevas
estrategias de conocimiento y/o acción” (Pulgar, 2005, en Ortiz, 2015, p-5).
Con esto el desarrollo del aprendizaje intenta incrementar, consolidar e integrar contenidos,
experiencias y habilidades para llevar a cabo sus faenas cognitivas de manera diferente. Pero esto
se tiene que dar a través de un proceso constituido por pasos entrelazados que conduzcan a la
integración y organización de contenidos, mismos que irán configurando una identidad
competitiva. Así es como esta asimilación, integración y organización, llevan a una diferencia
entre la situación inicial y la final, resultado “un cambio apreciable en las personas, duradero en el
tiempo y con resultados diversos” (Lamata y Domínguez, 2003, en Ortiz, 2015, p-6).
La tarea de este binomio dinamita, enseñanza-aprendizaje, no es nada fácil, sobre todo para
el maestro, actor principal del aprendizaje. Sin embargo, les trae a palestra un reto interesante,
diría un apostolado, que es la responsabilidad de construir sus objetivos lo suficientemente activos
como para promover de manera continua el aprendizaje, basado en habilidades y destrezas que
sean, ¡muy importante!, receptivos en el alumno.
Entonces el papel del estudiante será crear, transformar, edificar, diversificar y ordenar sus
proyectos para construir una red de los significados que enriquecerán sus conocimientos, atenidos
estos a un mundo físico y social para desarrollarse auténticamente bajo el amparo de un ambiente
humanista. (Sesento, 2017)
Sesento (2017) concuerda en que es de suma importancia tomar en cuenta el grado en que se
pueden unir el estudiante, el maestro y los temas por ver, pues con esta unión se puede lograr un
aprendizaje exitoso, que haga ver con realidades que el alumno es el protagonista principal de esta
aventura educativa, no obstante, el éxito también será para el maestro, que artesanalmente va
construyendo el andamiaje constructivista:

Lo sustancial es percibir que logran coexistir numerosas teorías que tratan


de explicar la conducta humana y su manera de aprender, así mismo existen
diversos autores que bajo sus ideas y postulados ven las diferentes formas de
aprender. Asimismo podemos observar que los autores parten de perspectivas
distintas sobre la construcción del conocimiento, pero todos ellos comparten el
principio de la importancia de la actividad constructiva del alumno en la
realización de su aprendizaje (Sesento, 2017, p-4)

Ahora bien, vale la pena que en este marco teórico de tildes humanistas y activamente social
se involucre aquellas personas significativas para el estudiante: la familia. Es importante porque,
como dice Sesento (2017), el rol de los padres debe de relacionarse con el mismo que podría tener
un profesor, haciendo que el alumno (sobre todo entre los niños) descubran por sí solos, pero
siempre con el amparo explicativo de los padres. Esto le dará una perspectiva más completa a la
información que el estudiante pueda concluir de sus propias experiencias.
He aquí que el constructivismo aplicado en la familia juega un papel substancial para el
desarrollo del estudiante, ya que lo dota de valores e informaciones que serán las que hagan crecer
sus conocimientos de forma correcta y dirigida. Es clave encauzar cabalmente las pautas por la
que el estudiante conocerá el mundo por él mismo, y de esta manera su conocimiento será mucho
más duradero y nunca podrá quitarle su valor a una lección que aplicará en su vida diaria.

Atendiendo el requisito de poner en contexto el constructivismo en el panorama educativo


de nuestro país, quisiera apuntar que hoy, más que nunca, se requiere precisamente de un recurso
educativo de esta magnitud y calidad para atender una de las más vigentes necesidades hoy en día:
la educación a distancia.
Está comprobado que el constructivismo sirve de sustento y modelo a la mayoría de los
sistemas educativos en el mundo, mismo que ha transformado al estudiante prácticamente en
CONCLUSION autodidacta. En esto, el docente mexicano tiene que redoblar esfuerzos para hacer realidad el
aprendizaje con una de las herramientas vigotskyanas más importantes, la Zona de Desarrollo
Próximo (ZDP), ese “espacio dinámico entre el nivel de ejecución de una persona de forma
individual, denominado nivel de desarrollo real y la calidad de la ejecución cuando esa misma
persona recibe la ayuda de un compañero más capaz denominado de desarrollo potencial” (Ariza,
s/f).
Esto se hace relevante cuando la separación física se da entre los participantes del proceso
de aprendizaje, por lo que emerge la necesidad de construir actividades que permitan una ZDP
independiente, empujando al docente a tener que implementar y concentrar también fuerzas en
espacios tecnológicos diversos, como son los blogs, twiters, instagram y otras plataformas que
integren los ambientes de aprendizaje bajo herramientas de comunicación y materiales didácticos
de calidad, pero sobre todo que hagan real un empuje de espacios de colaboración en los cuales
los estudiantes pueden interactuar no sólo con el profesor, sino con sus pares, siendo esto último
uno de los elementos más característicos del modelo educativo constructivista.
En México, pese a los intentos de las autoridades en materia educativa por realizar un nuevo
modelo educativo, basado en competencias y con base en el constructivismo, los resultados no sólo
han sido pobres, sino que ha comenzado a vislumbrarse una regresión a viejos lances pedagógicos
de sombra conductista, sobre todo en el área de humanidades. Como dice Araiza (s/f), se puede
notar que en la realidad se pretende formar a través de un modelo constructivista, que implica que
haciendo uso del trabajo colaborativo y la socialización del aprendizaje se puede dar paso a la
generación del conocimiento y su aplicación en el contexto, más se siguen utilizando formas de
evaluación tradicionales, en particular en la aplicación de pruebas objetivas (examen). Esto
contradice los postulados del constructivismo.
Es de importancia capital que, en materia educativa, nuestro sistema nacional se apoye en
las desarrolladas tecnologías de la información y la comunicación en constante evolución que cada
día ofrecen nuevas y efectivas herramientas para implementar los procesos de aprendizaje en la
educación a distancia.

Bibliografía y referencia:

Andonegui, Martín, & Araya, Valeria, & Alfaro, Manuela (2007). Constructivismo: orígenes y
perspectivas. Laurus, 13(24),76-92.[fecha de Consulta 25 de Agosto de 2022]. ISSN: 1315-
883X. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=76111485004

Aznar, P. (1992) Constructivismo y educación. Valencia: Tirant lo blanch.

García, Eduardo J. (1998). Hacia una teoría alternativa sobre los contenidos escolares. 1ª.
Edición. Sevilla; Editorial Diada. Serie Fundamentos S.L.

Israel Flores Ariza, Guadalupe, González Hernández, Alicia. (n.d.). El Paradigma del
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Hidalgo. https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/tepeji/n2/e4.html
Leticia Sesento García (2017): El constructivismo y su aplicación en el aula. Algunas
consideraciones teórico-pedagógicas”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y
Desarrollo (junio 2017). Disponible en:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2017/06/constructivismo-aula.html
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Ortiz Granja, Dorys (2015). El constructivismo como teoría y método de enseñanza. Sophia,
Colección de Filosofía de la Educación, (19),93-110. [fecha de Consulta 25 de Agosto de
2022]. ISSN: 1390-3861. Disponible
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Serrano, J. M. y Pons, R. M. (2011). El constructivismo hoy: enfoques constructivistas en


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https://www.redalyc.org/pdf/155/15519374001.pdf

Sesento García, Leticia (2017): El constructivismo y su aplicación en el aula. Algunas


consideraciones teórico-pedagógicas, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y
Desarrollo (junio 2017). Disponible en:
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