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Preguntas del seminario

1. Explique la teoría de la generación espontanea

“Fue durante la antigua Grecia cuando surge esta idea que se ha mantenido viva durante más de dos mil años. La idea de
la generación espontánea surgió también como una teoría materialista entre los griegos como Tales de Mileto,
Anaximandro, Jenófanes y Demócrito (en el siglo V antes de Cristo). Para ellos la vida podía surgir del lodo, de la materia
en putrefacción, del agua de mar, del rocío y de la basura, ya que ahí observaron la aparición de gusanos, insectos,
cangrejos, pequeños vertebrados, etc. A partir de ello, dedujeron que esto se debía a la interacción de la materia no viva
con fuerzas naturales como el calor del sol.

Posteriormente, Aristóteles (384-322 a. C.) la convierte en una teoría idealista. Él propone que la generación espontánea
de la vida era el resultado de la interacción de la materia inerte con una fuerza vital o soplo divino que llamó entelequia.
El pensamiento de Aristóteles prevaleció por muchos años. Como ejemplo podemos destacar los trabajos de J. B. Van
Helmont (1577-1644) que realizó muchos experimentos sobre aspectos tales como el origen de los seres vivos, la
alimentación de las plantas, etc.

Para comprobar que esta teoría era incorrecta, se realizaron experimentos por diferentes científicos interesados en
echarla abajo. Esta idea sufrió un golpe cuando Francesco Redi (1626-1698) en el siglo XVII, realizó un experimento en el
que puso carne en unos recipientes. Unos se sellaban y los otros no, con lo que resultaba que en los recipientes sellados
no "aparecían" moscas de la carne y en los abiertos sí. Posteriormente, A. Leeuwenhoek (1632 - 1723), el inventor del
microscopio, comunico que había observado organismos microscópicos vivos en el agua de lluvia. Esto llevó a que algunos
científicos siguiesen admitiendo la posibilidad de que los microorganismos se originasen por generación espontánea. En
1745, J. T. Needham (1713 - 1781), después de realizar una serie de experimentos, siguió defendiendo la hipótesis de la
generación espontánea de los microbios. Más tarde, en 1769, L. Spallanzani (1729 - 1799) repitió el experimento con caldo
de carne caliente y observó que en los recipientes cerrados no se generaban microorganismos y en los abiertos sí. No
obstante, los argumentos en contra eran que, debido a la falta de aire, no aparecían microbios. Por lo tanto, la controversia
entre defensores y detractores de la generación espontánea seguía existiendo.

Como ves, la tarea no fue sencilla y no se dieron los primeros pasos firmes en contra de esta teoría hasta el siglo XIX,
cuando el científico francés Louis Pasteur, con un sencillo experimento, logró por fin demostrar que no existía la
generación espontánea. ¡Por fin, adiós al mito de la generación espontánea!

Después de los resultados de Pasteur, los experimentos estuvieron y están encaminados a demostrar que “la vida viene
solo de la vida”. Los biólogos llaman a esto “Principio de Biogénesis”.

La Teoría de la generación espontánea fue el nombre que recibió la creencia de que ciertas formas de vida animal y vegetal
surgían de manera automática, espontánea, a partir de la materia orgánica, la materia inorgánica o alguna combinación
de ambas.

Esta teoría estuvo vigente por muchos siglos, desde la Antigüedad. Aunque es una hipótesis que jamás pudo probarse
científicamente, muchos creyeron comprobarla mediante la observación directa.

Aristóteles, el filósofo griego, creía en esta teoría. También fue aceptada y sustentada por pensadores del siglo XVII y XVIII
como Sir Francis Bacon, René Descartes e Isaac Newton, quienes desconocían el mundo de la microbiología. Aplicaba a las
criaturas pequeñas tenidas por plagas o parásitos, como moscas, piojos, garrapatas e incluso ratones.

La creencia era que si se dejaban en un recipiente los elementos correctos (digamos: ropa interior sudada y trigo), se
encontraría al cabo de cierto tiempo en su lugar algún tipo de animales (digamos: ratones).

Esta teoría sobre el origen de la vida no contradecía la reproducción convencional, ya que las criaturas obtenidas por
generación espontánea eran tan perfectas e idénticas como las nacidas de la reproducción sexual.
De este modo, podía sustentarse que en la carne descompuesta, los excrementos o las mismas entrañas del ser humano,
se daban por generación espontánea diversas formas de vida, en vez de pensar que de algún modo habían éstas llegado
hasta allí.

Refutación de la Teoría

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Louis Pasteur diseñó un experimento para impedir la entrada de microorganismos.

La Teoría de la generación espontánea se refutó a través de tres experimentos específicos:

El experimento de Redi (1668). Llevado a cabo por Francesco Redi, médico italiano, quien dudaba de que los insectos
pudieran surgir espontáneamente de la putrefacción, y suponía que en algún momento algún insecto adulto debía
depositar huevos o larvas sobre la materia en descomposición. Para comprobarlo ubicó tres trozos de carne en tres
envases distintos: uno de ellos abierto y los otros dos sellados con gasas que permitieran el ingreso del aire al frasco pero
no de las moscas adultas. Tras pasar el tiempo, hubo gusanos en la carne expuesta y no en las selladas, aunque sí hallaron
huevos de mosca sobre las gasas.

El experimento de Spallanzani (1769). Desarrollado posteriormente por el sacerdote católico y naturalista Lázaro
Spallanzani, fue una suerte de preludio a la pasteurización. El italiano depositó caldo de carne en dos envases, luego de
haberlos calentado a una temperatura que matara a los microorganismos existentes y de haberla sellado herméticamente
en el envase. Así demostró que los microorganismos no nacen espontáneamente de la materia, sino que provienen de
otros microorganismos.

El experimento de Pasteur (1861). Desarrollado por el francés Louis Pasteur, padre de la técnica de preservación de
alimentos conocida como la pasteurización, consistió en la introducción de caldo de carne en dos balones de destilación
de boca larga y encorvada (en forma de “S), que se va haciendo más fina conforme asciende. La forma del tubo permitía
la entrada de aire, pero hacía que los microorganismos se quedaran en la parte inferior del envase, sin acceder a la carne.
Así, calentó el caldo hasta esterilizarlo y simplemente esperó: tras varios días, no hubo señales de descomposición, tras lo
cual Pasteur procedió a cortar la boca del envase y allí, al poco tiempo, sí se dio la descomposición, demostrando así que
los microorganismos provenían de otros microorganismos y que, en general, toda forma de vida proviene de otra forma
de vida que le antecede.

Fermenlaciones y leorla de la generacion esponlanea Pasteur (fig. 1-4). que originalmente tuvo una formaci6n de quimico.
realiz6 sus primeros trabajos sobre estereoisomeria. La formaci6n, en el curso de la fermentaci6n lactica, de alcohol
amilico 6pticamente activo orient6 su atenci6n hacia los procesos fermentativos. La demostraci6n de la naturaleza vegetal
de las levaduras y su funci6n biol6gica en la fermentaci6n, efectuada por Caignard-Latour. permiti6 a Schwann y Kutzing
(1836) llegar a la conclusi6n de que los procesos fermentativos eran debidos a la actividad de microorganismos 0
fermentos vivos y no a productos de descomposici6n, como sostenian las teorias de Berzelius, Liebig y Wholer. A partir de
1857 y en los 20 afios siguientes se dedic6 al estudio de gran numero de procesos fermenta livos, en especial de la
fermentacion alcoh6lica, acetica y butirica, y demostr6 que esta ultima era producida por microorganismos que s610
podian vivir en ausencia de oxigeno, 10 que permiti6 establecer el concepto de anaerobiosis. Las investigaciones de
Pasteur 10 llevaron mas alIa, ya que no solamente sent6 las bases de los procesos fermentalivos, sino que sus resultados
Ie permitieron abardar el problema de la generaci6n espontanea de la vida. Durante muchos anos se habia aceptado la
idea de que algunos organismos vivos se producian espontaneamente en el curso de los procesos de descomposici6n de
las suslancias organicas. Pero ya en esta epoca existian observaciones en contra de dicha teoria, pues un monje italiano,
Lazzaro Spallanzani (1730-1800), habia demostrado que, si las infusiones organicas se calientan de forma adecuada en
recipientes cerrados, no se produce el desarrollo de organismos vivos; estos datos fueron combatidos duramente por
Needhan en una serie de experiencias paralelas.

Posteriormente, Schulze, Schwann, Schroeder y Von Dusch pudieron comprobar que, si la infusi6n calentada se prolege
del aire en un recipiente hermeticamente cerrado 0 el aire se hace pasar a traves de un tuba calentado 0 de un fillro de
algod6n colocado en el cuello del matraz, no se desarrollan microorganismos y demostraron asi que la fuente de
contaminaci6n era el aire, par las particulas de polvo que contenia. A pesar de ello, la controversia continu6 en 1860 par
obra de Pouchet, hasta que fue dilucidada definitivamente por Pasteur en una serie de ingeniosos ,xperimenlos, en los
que demostr6 que las infusiones de carne calenladas podian permanecer esteriles incluso en matraces abierlos, a
condici6n de que se hiciera penetrar aire calenlado 0 se dificultara el acceso de los microorganismos. Para ello ide6 unos
matraces en «cuello de cisne)} (fig. 1-5), con los que consigui6 mantener esteriles las infusiones, pero, si se rompia el
cuello, facilitando el paso directo del aire y de las parliculas de polvo, se contaminaba el medio de cultivo. Tambien observ6
que la rapidez de contaminaci6n diferia segim el lugar donde se efectuaba el experimento (poblacion, campo, montana)
y demostr6, sin lugar a dudas, que, en las particulas de polvo del aire, los microorganismos se encuenlran en cantidades
v'ariables segun ellugar de captacion y que, cuando la materia organica se somete suficientemente a la acci6n del calor y
se protege del aire, se evitan la putrefacci6n y la aparicion de microorganismos.

Eslos hechos fueron comprobados mas tarde por Tyndall (1877) al observar que las infusiones de heno eran mas dificiles
de esterilizar debido a la presencia de farmas resistenles al calor (esporas) y senal6 la necesidad de proceder a un
calenlamiento discontinuo para oblener la esterilizaci6n de la infusi6n, metoda que desde entonces se conoce con el
nombre de tindalizaci6n. Al haberse demostrado que la vida proviene de la vida (biogenesis) y no es generada
espontaneamente a partir de maleriales no vivos (abiogenesis), no fue dificil probar que los procesos fermentativos no
eran mas que la consecuencia del desarrollo de microorganismos y que las diversas fermentaciones se debian a la acci6n
de diferentes clases de microbios; asi surgi6 el concepto de especificidad. Mas tarde, al estudiar las enfE!rmedades del
vino y de la cerveza, se observ6 que se trataba de fermentaciones secundarias debidas a contaminaci6n par otros
microorganismos. Estas conlaminaciones se podian evitar tratando los caldos por el calor, procedimiento denominado de
pasteurizaci6n.

2. Describa los postulados de Robert Koch (1843-1910), y explique su aplicación al descubrimiento del origen las
enfermedades infecciosas.

Koch Heinrich Hermann, Robert

Médico alemán. Se hizo famoso por descubrir el bacilo de la tuberculosis en (1882) (presenta sus hallazgos el 24 de marzo
de 1882) así como también el bacilo del cólera en (1883) y por el desarrollo de los postulados de Koch. Recibió el Premio
Nobel de Medicina en 1905. Es considerado el fundador de la bacteriología. El descubrió que enfermedades contagiosas
se debían a microorganismos. En 1880 fue nombrado miembro del Departamento de Salud Imperial] de Berlín, realizando
aquí su descubrimiento más genial, el del bacilo de la tuberculosis (Bacilo de Koch).

El trabajo de Koch consistió en aislar el microorganismo causante de una enfermedad y hacerlo crecer en un cultivo puro.
El cultivo puro fue utilizado para inducir la enfermedad en animales de laboratorio, en su caso la cobaya, aislando de
nuevo el germen de los animales enfermos y comparándolo con el germen original. En la India, aísla e identifica en Calcuta
el bacilo del cólera. Entre 1891 y 1904 fue director del Instituto de Enfermedades Infecciosas de Berlín. Recibió el Premio
Nobel de Fisiología y Medicina en 1905 por sus trabajos sobre la tuberculosis. Probablemente tan importante como su
trabajo en la tuberculosis, sean los llamados Postulados de Koch que establecen que para que un organismo sea la causa
de una enfermedad. Murió el 27 de mayo de 1910 por un ataque al corazón en Baden-Baden a la edad de 66 años.

Teoria microbiana de las infecciones y la bacterologia medica

La semejanza de los procesos fermentativos con las enfermedades infecciosas hizo que pronto se considerara el papel
causal de los microorganismos y se emitio la teoría microbiana de las enfermedades infecciosas, que rápidamente fue
admitida par gran numero de medicos y biologos, aunque hasta la primera mitad del siglo XIX no tuviera su confirmaci6n
experimental. En 1850, Rayer y Davaine descubrieron en la sangre de los animales enfermos el agente causal del carbunco,
que consiguieron transmitir por inoculacion a otros animales. Unos anos antes de semmelweis (1847), al estudiar las
causas de la elevada mortalidad por infecciones en la Maternidad de Viena, habia sugerido que se debian a
microorganismos transmitidos por las manos durante la explaraci6n de las puerperas y senalado la importancia del lavado
de las manos con cloruro de cal. Posteriormente. estos hechos fueron confirmados por el cirujano ingles. Lister(1887), que
con el empleo de sustancias químicas bactericidas, como el fenol y biclaruro de mercurio, para el lavado de las heridas,
manos y material quirurgico, e incluso para la pulverizaci6n del aire, logr6 un gran descenso de las cifras de mortalidad
postoperatoria y sento las bases de la desinfeccion y antisepsia.

Era preciso, sin embargo, desarrollar los metodos experimentales para que se pudiera progresar en este campo. Una de
las mayores dificultades residia en el aislamiento de las bacterias en cultivo puro, pero con el descubrimiento de los medios
solidos por Robert Koch (fig. 1-6) se realiz6 una aportaci6n decisiva al progreso de la bacteriologia, ya que sus
procedimientos persisten en la actualidad prácticamente sin modificar. Esto Ie permiti6 establecer las condiciones que se
deben exigir a un microorganismo para ser considerado como el agente causal de una enfermedad infecciosa
determinada, que desde entonces se conocen con el nombre de «postulados de Koch)}, a saber: a. que se demuestre su
presencia en todos~ casos de enfermedad y su ausencia en las personas sanas, b. que se puede aislar en cultivos puro a
partir de las lesiones, c. que inoculado un animal de experimentación suceptible reproduzca la enfermedad y d. que se
aisle de nuevo a partir de las lesiones producidas en los animales.

Mientras que Pasteur debe ser considerado como eLfun.dador de la microbiologia,. A Koch se debe la introduccion.aL
Método experimental.

Los metodos de aislamiento y de tinci6n de las bacterias, desarrolladas por Koch, Ehrlich, Weigert y Gram, dieron tal
impulso a los estudios de bacteriologia medica que las dos decadas siguientes constituyeron la primera edad de oro de
esta ciencia. Al descubrimiento del agente causal del carbunco siguieron otros con impresionante rapidez. En 1882, Koch
aisl6 el bacilo de la tuberculosis y, en 1883, el vibri6n colerico. En este mismo a1i0, Klebs describi6 el bacilo diftérico y
Loeffler (1884) 10 aisl6 y estudi6. Fraenckel, en 1886, descubrio el neumococo, y al ano siguiente Weichselbaum aislo el
meningococo. En 1889, Kitasato cultivo el bacilo teUmico; en 1894, Yersin aislo el bacilo de la peste, etc.

Los postulados de Koch son cuatro criterios que fueron diseñados para establecer la relación causal entre agentes
patógenos, mayormente microbios, y las enfermedades. Fueron formulados en 1884 por el médico alemán Robert Koch,
en colaboración con Friedrich Loeffler, basándose en conceptos descritos anteriormente por Jakob Henle. Es por este
motivo que también son conocidos como modelo de Koch-Henle. Los postulados fueron presentados en 1890 en el
Congreso Internacional de Medicina en Berlín por primera vez.

Estos postulados han sido un gran hito en la historia de la medicina, y han contribuido a que asomara la cabeza la
microbiología. Además, supuso un antes y después en la historia de las ciencias médicas, dado que la propuesta de Koch
ha sido considerada una auténtica revolución bacteriológica, permitiendo entender cómo la relación entre agentes
patógenos y las enfermedades. Antes de este modelo, muchas personas, médicos y científicos incluidos, creían que las
enfermedades podían ser causadas por los designios celestiales, miasmas o por la astrología.

. Primer postulado

“El microorganismo debe poder ser encontrado en abundancia en todos los organismos que estén padeciendo la
enfermedad, pero no debería encontrarse en los que estén sanos”.

Esto quiere decir que si se sospecha que un microbio es el agente causal de una enfermedad en particular, debería poderse
encontrar en todos los organismos que estén sufriendo dicha enfermedad, mientras que los individuos sanos no deberían
tenerlo.

Pese a que este postulado es fundamental dentro de la concepción bacteriológica de Koch, él mismo abandonó esta
concepción universalista cuando vio casos que rompían esta regla: los portadores asintomáticos.

Las personas asintomáticas o que tienen síntomas muy leves son un fenómeno muy común en varias enfermedades
infecciosas. Incluso el propio Koch observó que esto ocurría en enfermedades como el cólera o la fiebre tifoidea. También
se da en enfermedades de origen vírico, como la polio, el herpes simple, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y
la hepatitis C.

2. Segundo postulado
“El microorganismo debe poder ser extraído y aislado de un organismo enfermo y cultivarse en un cultivo puro”.

La aplicación experimental de los postulados de Koch empieza con este segundo enunciado, el cual viene a decir que si se
tiene la sospecha de que un microbio causa una enfermedad, este debería poder ser aislado del individuo infectado y
cultivarse por separado, por ejemplo, en un cultivo in vitro con condiciones controladas.

Este postulado también viene a estipular que el microorganismo patógeno no se da en otros contextos infecciosos, ni
tampoco de forma fortuita. Es decir, no es aislado de pacientes que presentan otras enfermedades, en los cuales se puede
encontrar como un parásito no patogénico.

Sin embargo, este postulado falla con respecto a los virus, los cuales, dado que son parásitos obligados, y teniendo en
cuenta las técnicas de finales del siglo XIX, no era posible extraerlos para cultivarlos en condiciones controladas. Necesitan
células en las que hospedarse.

3. Tercer postulado

“El microorganismo que se ha cultivado en un cultivo debería poder causar la enfermedad una vez introducido en un
organismo sano”.

Es decir, de acuerdo con el modelo Koch-Henle, si una bacteria ha sido cultivada en un cultivo y se presenta en la cantidad
y estadio de maduración apropiado como para causar una patología, al ser inoculada en un individuo sano debería causarle
la enfermedad.

Al introducirlo en un individuo sano se deberían observar, con el paso del tiempo, los mismos síntomas que se presentan
en los individuos enfermos de los que se extrajo el patógeno.

Este postulado, sin embargo, está formulado de forma en el que ese “debería” no es sinónimo de “siempre tendría que
ser”. El propio Koch observó que en enfermedades como la tuberculosis o la cólera, no todos los organismos que eran
expuestos al agente patógeno iban a causar la infección.

Hoy se sabe que el hecho de que un individuo con el patógeno no muestre la enfermedad puede ser debido a factores del
individuo, tales como el tener una buena salud física, un sistema inmune sano, haber estado expuesto al agente
previamente y haber desarrollado inmunidad ante él o, simplemente, haber sido vacunado.

4. Cuarto postulado

“El mismo patógeno debería poder ser re-aislado de individuos a quienes se les inoculó experimentalmente, y ser idéntico
al patógeno extraído del primer individuo enfermo al que se le extrajo”.

Este último postulado fue añadido posteriormente al Congreso de Medicina de Berlín en el que Koch presentó los tres
postulados anteriores. Fue añadido por otros investigadores, quienes lo consideraron relevante, y estipula, básicamente,
que el patógeno que ha causado la enfermedad en otros individuos debería ser el mismo que ha causado en los primeros
casos.

3. Describa los trabajos realizados por Robert Koch sobre la tuberculosis.

En el transcurso de tres años da estructura y brillo a la bacteriología con fundamentales innovaciones técnicas y con el
descubrimiento de los agentes causales de dos grandes azotes de la humanidad: el cólera y la tuberculosis. Describe en
1881 la importancia del cultivo de gérmenes sobre medios sólidos, lo que permite el aislamiento de colonias de bacterias
y el desarrollo de cultivos puros que permitieron el rápido descubrimiento de agentes patógenos. Simultáneamente con
este trabajo sobre investigación de gérmenes patógenos Koch emprende el estudio de los métodos de esterilización y
aporta, con sus colaboradores, la base experimental de la desinfección de agentes físicos y químicos. En agosto de ese
año, Pasteur y Koch se encuentran en el Congreso Internacional de Medicina en Londres, donde el primero reconoce el
procedimiento propuesto por Koch. De regreso a Berlín, Koch, compenetrado del sumo interés que existía en aclarar la
etiología de la tuberculosis, se embarca en tal búsqueda y, para apoyar sus esperanzas de mejor éxito, recurre a una nueva
técnica de coloración con el cual comprueba en el material examinado la presencia común de una formación bacteriana.
Describe la morfología del bacilo descubierto y su distribución en los tejidos afectados.

Procura el aislamiento del germen; se vale para ello del cultivo en suero sanguíneo solidificado por acción del calor y
verifica iguales características en el desarrollo bacteriano, cualquiera sea la procedencia, humana o animal, del material
tuberculoso sembrado. Luego, analiza los caracteres de la enfermedad en el cobayo consecutiva a la inoculación de
productos tuberculosos y registra en todos los casos la semejanza de las lesiones producidas. En éstas reconoce la
presencia del germen que aísla de nuevo en cultivos puros, practica trasplantes en serie y reproduce la enfermedad
experimental en diversas especies de animales. Este notable conjunto de ordenados experimentos prueba de modo
terminante que el bacilo hallado por Koch es el agente determinante de la tuberculosis. En un trabajo publicado en 1884
relata los resultados confirmatorios de la prosecución de sus investigaciones y comprueba la virulencia del bacilo, que
persiste varios meses en los esputos desecados y asigna a éstos el principal papel en la propagación de la enfermedad. En
materia de cólera, centralizó su estudio en la epidemiología y las medidas higiénicas a adoptarse para evitar el aumento
de los casos, y medidas que fueron rigurosamente aplicadas en Alemania con excelente resultado. El 13 de noviembre de
1890 publica en la Deutsche Medizinsche Wochenschrif un trabajo sobre “un remedio contra la tuberculosis”, con el relato
de los ensayos realizados en el hombre. Indica de nuevo que lo hace antes de haber completado el estudio del producto
y da ahora como razón la forma equívoca y exagerada con que ha trascendido el flamante recurso terapéutico.

A la vez, invoca ese estudio todavía incompleto para prolongar el misterio acerca del origen y la preparación del
medicamento. En una nueva comunicación, aparecida en el mismo semanario médico, en enero de 1891, da finalmente a
conocer el origen y la composición del remedio. Los fracasos se acumulan y sobreviene el derrumbe de las ilusiones
iniciales. Reacciones focales desmedidas, aceleración del curso evolutivo de la enfermedad, desenlaces fatales le producen
decepción. La responsabilidad de Koch estuvo comprometida, pues él y sus colaboradores fueron los únicos que
preparaban la tuberculina y la entregaban a los médicos interesados en su empleo. No obstante, la tuberculina permite la
identificación de las personas infectadas y ha conducido al conocimiento de la alergia. La fortaleza anímica de Koch no se
doblega por el fracaso de su remedio y procura aislar el principio activo de la tuberculina bruta y en el transcurso de 1891
logra un producto purificado con el que se obtienen mejores resultados terapéuticos. En 1893 se inaugura en Berlín el
Instituto de Enfermedades Infecciosas creado expresamente para Koch, cuya dirección ocupa hasta 1903, cuando se retira
por llegar al término de edad.

El Premio Nobel le es otorgado a Koch en 1905. El estudio de la tuberculosis ocupa la mente del sabio hasta sus últimos
días. En busca de un ambiente más propicio para su delicado corazón se traslada a Baden-Baden y se interna en un
sanatorio, donde el 27 de mayo de 1910 se extingue a los sesenta y seis años de edad Aportes de Koch a la bacteriología
moderna Koch, con sus numerosos trabajos de investigación, sentó las bases de la microbiología médica moderna. Sus
aportaciones han contribuido al desarrollo del examen de los microorganismos y de su cultivo. Desde el punto de vista de
las técnicas de laboratorio, aportó medios más precisos para el examen de las bacterias, como la fijación y la coloración,
los medios de cultivo y la fotografía de preparados microscópicos. Robert Koch murió feliz, con la certeza absoluta de que
el siglo XX, con personas instruidas e inteligentes, vencería la tuberculosis. Soñaba que ya no habría nunca más guerras ni
pobres; creía que habría justicia, libertad, salud y fraternidad entre los hombres. Sin embargo, ya iniciado el siglo XXI, la
situación actual de la tuberculosis es una paradoja, porque precisamente gracias a Koch tenemos los medios para prevenir,
curar y erradicar completamente la enfermedad. El investigador contribuyó decisivamente a sentar las bases de la
microbiología médica moderna al establecer los llamados Postulados de Koch, que siguen siendo perfectamente válidos
para conocer si un microorganismo es el causante de una enfermedad determinada.

Son una serie de reglas para establecer las relaciones existentes entre causa y efecto de un bacilo patógeno y la infección.
Dichos Postulados son: - Un determinado microorganismo puede sólo considerarse responsable de una enfermedad
específica, cuando se constate su presencia siempre que se dé en esa enfermedad y no en otras. - El microorganismo en
cuestión debe poderse cultivar fuera del organismo y separado de cualquier otra bacteria. - La implantación de cultivos
puros en animales experimentales ha de producir en ellos la misma enfermedad. - El bacilo puede ser aislado, en cultivo
puro, a partir de un animal de laboratorio infectado experimentalmente. A pesar de las numerosas revisiones de que han
sido objeto, los Postulados de Koch han demostrado su validez a lo largo de los años. Gracias a su trabajo, la esperanza de
controlar la tuberculosis tuvo su fundamento, por un lado en las nuevas posibilidades de diagnóstico y, por otro, en la
demostración de que ésta sólo puede trasmitirse de organismo a organismo.

En relación con la extensión de la enfermedad, Koch asignó un papel fundamental a los esputos o secreciones de las
mucosas de las vías respiratorias. Por ello recomendó la desinfección de los desechos, con el fin de eliminar la mayor
cantidad posible de riesgos de infección. Formuló reglas para el control de epidemias de cólera y las bases de los métodos
de control que siguen siendo usados hoy en día. Su incesante labor investigadora en el campo de las enfermedades
infecciosas contribuyó de forma definitiva a adquirir un preciso conocimiento de la malaria, la enfermedad del sueño y la
fiebre recurrente. Pronto se vio que la tuberculina, que elaboró como remedio contra la tuberculosis, no tenía la aplicación
terapéutica deseada, pero en cambio demostró ser un buen medio para el diagnóstico precoz de la infección, permitiendo
separar a los sujetos en tuberculinos positivos y tuberculinos negativos.

En 1980 Robert Koch anuncio la cura contra la tuberculosis, mediante un líquido parduzco transparente obtenido de los
cultivos de Mycobacterium tuberculosis
Según Koch, la administración diaria de tuberculina, daba como resultado la cura de la tuberculosis. Un año después la t
uberculina fue rechazada como la cura para la consunción. Sin embargo Robert Koch no se imagino, que su descubrimie
nto no era la cura a la tuberculosis, si no una de las primeras pruebas diagnosticas para la tuberculosis. Con el paso del ti
empo, se emplearon diversas pruebas cutáneas basadas en la tuberculina de Koch: prueba cutánea Von Pirquet), Prueba
percutanea (Moro), Prueba conjuntival (Calmette), Prueba intradérmica (Mantoux). A principios de 1930 la prueba intra
dérmica de la tuberculina empezó a ser ampliamente utilizada como prueba de diagnostico.

Tuberculina Vieja (OT) . La tuberculina vieja es la tuberculina descubierta por Robert Koch, y el método original emplead
o por Koch para su preparación, consiste en desarrollar a los bacilos tuberculosos en un medio de caldo de carne glicera
do, y a continuación matar a los microorganismos con calor en un gabinete de flujo de vapor a 100 grados centígrados. E
l medio de cultivo restante se concentra a la décima parte de su volumen original en baño maría. Actualmente este tipo
de tuberculina es empleada en el área de veterinaria.

Derivado Proteico Purificado de la Tuberculina (PPD). En 1932, Seibert y Munday aislaron la proteína de peso molecular
bajo mediante precipitación de filtrados de cultivo de bacilos tuberculosos con ácido tricloroacetico (TCA). La observació
n principal de este producto en pruebas intradérmicas en cobayos y humanos fue
que a dosis bajas, la proteína purificada era bastante específico para la tuberculosis. Posteriormente se logro la obtenció
n de un producto más purificado mediante precipitación con sulfato de amonio (AS), tratándose del derivado proteico p
urificado tal y como lo conocemos hoy en día

4. Explique los experimentos que realizó el médico italiano Francesco Redi (1626-1697) para refutar la teoría de la
generación espontánea.

Francesco Redi nació en 1626 en Arezzo y fue hijo de un famoso médico. Estudió en el colegio de Jesuitas de Florencia, y
después cursó medicina en la Universidad de Pisa. Tras diversos viajes a Roma, Nápoles, Bolonia, Padua y Venecia, se
estableció como médico en Florencia. Fue miembro de la Accademia della Crusca y de la Accademia del Cimento,
continuadora de la herencia experimentalista de Galileo. En 1666, el gran duque de Toscana Fernando II de Médicis
designó a Redi como su primer médico y director de la "Spezieria” (farmacia) ducal en Florencia, cargos en que fue
confirmado en 1670 por Cosimo I. Redi realizó un gran número de investigaciones sobre la generación de los insectos,
acerca de invertebrados parásitos y sobre el veneno de las víboras. Con los elegantes experimentos publicados en sus
Esperienze intorno alla generazione degli insetti, aportó pruebas contundentes contra las teorías de la generación
espontánea.

La creencia más extendida en su época era que los gusanos que aparecían en la carne putrefacta se formaban
espontáneamente. En su experimento más famoso, Redi puso carne en tres frascos; selló uno de ellos, dejó otro abierto,
y cubrió al tercero con gasa. Observó que se desarrollaban gusanos en la carne del frasco abierto y sobre la gasa del frasco
correspondiente, mientras que ello no sucedía en la del frasco sellado. El experimento, diseñado con sus correspondientes
controles, a la manera moderna, permitió concluir que los gusanos procedían de huevos de moscas que habían tenido
acceso a la carne o a la gasa impregnada de sus olores. Las aportaciones de Redi le granjearon incomprensiones y
enemistades.

En sus Osservazione ... intorno agli animali viventi che si trovano negli animali viventi, que es un verdadero tratado sobre
parasitología, se permitió cuestionar la autoridad de Aristóteles al comunicar la existencia del piojo de los asnos, cuando
el sabio estagirita había dicho que los asnos no tenían esos parásitos. Sus argumentos contra la generación espontánea le
enfrentaron al jesuita Athanasius Kircher, del influyente Colegio Romano, que había llegado a divulgar recetas para
producir diversos tipos de mariposas, escarabajos y otros insectos mediante mezclas de flores, tierra, excrementos y otros
materiales ordinarios. Redi, que se había percatado de que los gusanos de la carne putrefacta procedían de huevos de
mosca, no acertó a interpretar el origen de los insectos de las agallas (que sería explicado por Malpighi) o el de los gusanos
intestinales (tema que aclararía Vallisneri). Francesco Redi fue un hombre renacentista que, junto a sus labores de médico,
sus trabajos de naturalista y su vida cortesana con los Médicis, cultivó también la literatura y la poesía. En ese sentido,
merecen ser recordadas sus colecciones de sonetos y su famoso poema Bacco in Toscana (1685), que trata sobre los vinos
de esta región italiana. Redi murió en Pisa en 1697

La demostración experimental detallada en "Esperienze intorno alla generazione degl' insetti" permitió demostrar la
invalidez de la hipótesis de la generación espontánea. El saber de aquel tiempo establecía que las larvas se formaban
naturalmente de la carne en estado de descomposición. En un experimento realizado en 1668, Redi tomó tres frascos y
puso carne putrefacta en cada uno. Selló fuertemente uno de los frascos, dejó otro abierto, y cubrió al tercero con gasa.
La conclusión del experimento demostró el desarrollo de gusanos en la carne del frasco abierto y sobre la gasa del frasco
correspondiente, mientras que no se observaron gusanos en ninguna parte del frasco sellado. Así, el experimento de Redi
permitió comprobar que larvas de las sustancias orgánicas en descomposición no aparecen si se evita que las moscas
pongan sus huevos en ella, iniciando de esta manera la lucha contra la idea de la generación espontánea.

Redi es conocido fundamentalmente por sus experiencias en relación con la generación espontánea, motivo por el cual se
le cita habitualmente en las obras que tratan sobre biología o evolución. De hecho su obra principal es la Experienze
intorno a la generazione degli insetti (1668), donde describió las estructuras de los insectos que había podido observar
gracias al microscopio, por entonces un nuevo instrumento científico. Sus estudios de los ovopositores, y aun el de los
propios huevos depositados por estos órganos en diferentes especies, le sirvieron para percatarse de que era falsa la
doctrina de la generación espontánea. Colocando carne, animales muertos o queso en recipientes cerrados, comprobó
que allí no se desarrollaban gusanos; mientras que sí aparecían en recipientes que se mantenían abiertos; de lo que infirió
que en aquellos frascos abiertos donde las moscas depositaban sus huevos para alimentarse, se desarrollaban gusanos;
no así en los tapados. Llegó a la conclusión de que la carne de los organismos muertos o descompuestos no producían por
sí sola gusanos por generación espontánea. Estimó entonces que tanto en estos como en otros animales los individuos
procedían de huevos fertilizados mediante la reproducción.

A pesar de estos experimentos de Redi y otros biogenistas (defensores del criterio de que los seres vivos surgían de otros
seres vivos), muchos siguieron defendiendo la generación espontánea, alegando que si se ponían semillas, paja u otra
materia orgánica en el agua "pura" de lluvia, no tardaban en aparecer microorganismos; incluso aparecían si se hervía una
infusión de agua y paja y se dejaba enfriar a la temperatura ambiente. Louis Joblot demostró que tales organismos
procedían de esporas que se encontraban en el aire, haciendo experimentos semejantes, que también repitieron en fechas
posteriores, John T. Needham, Malpighi, Spallanzani, M. M. Terejovski. Estos autores, y más que ningún otro Louis Pasteur,
echaron por tierra la doctrina de la generación espontánea, al demostrar que son los microorganismos, bacterias y hongos
los responsables de la putrefacción y la fermentación; que en el agua, el aire y objetos que se hallan a nuestro alrededor
se hallan las esporas de tales microorganismos, y que si éstas encuentran las condiciones favorables, se desarrollan (véase
también Descomposición biológica).

La obra de parasitología más importante de Redi fue Osservazioni intorno agli animalo viventi, che si trovano negli animali
viventi (1684), una relevante compilación de helmintos parásitos encontrados en los órganos de diferentes clases de
animales, incluyendo moluscos y crustáceos. No sólo abarcaba más de cien parásitos externo e internos, sino que también
aportó la idea de que los mismos tenían un determinado ciclo evolutivo. Entre estos animales se destacan los ácaros (a
Redi se le atribuye el descubrimiento del ácaro de la sarna) y piojos, algunos de los cuales fueron bellamente ilustrados, y
sus contenidos ampliados por Bonomo y Cestoni, como se recoge en la obra Osservazioni intorno a' pellicelli del cuerpo
humano, publicada en 1687.

En el campo de la toxicología, destacan sus estudios sobre el veneno de las serpientes, en especial su obra Observazioni
intorno alle vipere, publicada en 1664. Por entonces el veneno de serpiente era empleado para curar ciertas
enfermedades, pero se le atribuía su origen a la bilis y a otros humores producidos por estos animales. Las experiencias
realizadas por Redi -infestó la carne de varios animales con esa toxina- permitieron conocer que dicho veneno era
producido por dos glándulas que se ocultaban en la boca de tales reptiles, junto a los colmillos. Asimismo, comprobó que
el veneno sólo era efectivo cuando se vertía en la sangre o el sistema circulatorio, pero no cuando se succionaba de una
herida. Asimismo, recomendó que se pusiera una ligadura cerca de la herida para impedir que el veneno no llegase al
corazón y se infestase toda la sangre, algo que posiblemente conocían de forma empírica desde mucho antes las
poblaciones aborígenes de América. Sus trabajos están entre los primeros que se realizaban sobre toxicología, si bien Redi
no logró descubrir las verdaderas causas de los efectos del veneno.

5. ¿Cuál fue el rol de Luis Pasteur y que experimento realizo para rechazar la teoría de la generación espontanea?
¿Qué otras contribuciones científicas en las ciencias de la salud realizó Luis Pasteur?

La teoría de la generación espontánea (también conocida como arquebiosis o abiogénesis) es una antigua teoría biológica
que sostenía que ciertas formas de vida (animal y vegetal) surgen de manera espontánea a partir ya sea de materia
orgánica, inorgánica o de una combinación de las mismas. Creencia profundamente arraigada desde la antigüedad ya que
fue descrita por Aristóteles, luego sustentada y admitida por pensadores como Descartes, Bacon o Newton, comenzó a
ser objetada en el siglo XVII.

Hoy en día la comunidad científica considera que esta teoría está plenamente refutada. Diversos experimentos se
realizaron desde el año 1668 en virtud de encontrar respuestas hasta que Louis Pasteur demostró definitivamente a
mediados del Siglo XIX que la teoría de la generación espontánea es una falacia, postulando la ley de la biogénesis, que
establece que todo ser vivo proviene de otro ser vivo ya existente. El experimento de Pasteur En la segunda mitad del
siglo XIX, Louis Pasteur realizó una serie de experimentos que probaron definitivamente que los microbios se originaban
a partir de otros microorganismos.

Demostró que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos y que el
crecimiento de los microorganismos en caldos nutritivos no era debido a la generación espontánea. Para demostrarlo,
expuso caldos hervidos en matraces provistos de un filtro que evitaba el paso de partículas de polvo hasta el caldo de
cultivo, simultáneamente expuso otros matraces que carecían de ese filtro, pero que poseían un cuello muy alargado y
curvado que dificultaba el paso del aire, y por ello de las partículas de polvo, hasta el caldo de cultivo. Utilizó dos frascos
de cuello de cisne (similares a un Balón de destilación con boca larga y encorvada). Estos matraces tienen los cuellos muy
alargados que se van haciendo cada vez más finos, terminando en una apertura pequeña, y tienen forma de "S".

En cada uno de ellos metió cantidades iguales de caldo de carne (o caldo nutritivo) y los hizo hervir para poder eliminar
los posibles microorganismos presentes en el caldo. La forma de "S" era para que el aire pudiera entrar y que los
microorganismos se quedasen en la parte más baja del tubo. Al cabo de un tiempo observó que nada crecía en los caldos
demostrando así que los organismos vivos que aparecían en los matraces sin filtro o sin cuellos largos provenían del
exterior, probablemente del polvo o en forma de esporas. Finalmente cortó el tubo en forma de “S” de uno de los
matraces. El matraz abierto tardó poco en descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su estado inicial. De
esta manera Louis Pasteur mostró que los microorganismos no se formaban espontáneamente en el interior del caldo,
refutando así la teoría de la generación espontánea y demostrando que todo ser vivo procede de otro ser vivo anterior
(Omne vivum ex vivo). Este principio científico que fue la base de la teoría germinal de las enfermedades y la teoría celular]
y significó un cambio conceptual sobre los seres vivos y el inicio de la microbiología moderna.
En 1854 llega a la Universidad de Lille como profesor dequímica y decano de la Facultad de Ciencias con unaorientación
principalmente práctica, encaminada aresolver algunas dificultades con que topaban lasindustrias vinícolas y cerveceras
de la región, LouisPasteur emprendió en Lille sus conocidos estudiossobre la fermentación. Sus investigaciones le llevaron
acorroborar, por un lado, la idea de que las levaduraseran las responsables de la producción de alcohol en lafermentación,
y por otro, a descubrir que la producciónen el proceso de fermentación de ciertos ácidos ysustancias indeseables era
debida a la acción demicroorganismos como las bacterias. Pasteur resolvió elproblema con el simple método de someter
a altastemperaturas las soluciones azucaradas iniciales endonde se eliminaba con ello las bacterias, evitando asíla
acidificación del producto final.

El 20 de abril de 1864 Louis Pasteur junto con su colegaClaude Bernard da nombre a la pasteurización el cual esun proceso
térmico al que son sometidos los líquidos, endonde su objetivo primordial es la disminución sensiblede poblaciones
patógenas, alcanzando niveles que nocausen intoxicaciones alimentarias a los humanos, yaque no destruye las esporas
de los microorganismos, nielimina todas las células de microorganismostermofílicos. Después en1870, Louis Pasteur
orientó su actividad alestudio de las enfermedades contagiosas, de las cualessupuso que se debían a gérmenes
microbianosinfecciosos que habrían logrado penetrar en elorganismo enfermo. En 1881 inició sus estudios acercadel
carbunco del ganado lanar, y consiguió preparar unavacuna de bacterias desactivadas, la primera de lahistoria.La
continuación de sus investigaciones le permitiódesarrollar la vacuna contra la rabia, o hidrofobia, cuyovirus combatió con
una vacuna lograda medianteinoculaciones sucesivas en conejos, de las que obteníaextractos menos virulentos. La
efectividad de estavacuna, su última gran aportación en el campo de laciencia, se probó con éxito el 6 de julio de 1885
con el niño Joseph Meister, que había sido mordido por un perro rabioso y, gracias a la vacuna, no llegó a desarrollar la
hidrofobia. Este éxito espectacular tuvo una gran resonancia, así como consecuencias de orden práctico para el científico,
quien hasta entonces había trabajado con medios más bien precarios. Todos estos aportes e investigaciones de este
notable científico, motivaron que el gobierno francés fundara el primer Instituto Pasteur en 1888 (un año antes de morir
Pasteur), rindiendo así un merecido homenaje a este valioso científico universal.

En la vida de Louis Pasteur pronto se empezarían a aparecer los hallazgos y descubrimientos en el terreno científico.

Su primer descubrimiento fue tan solo con 23 años, y se trataba de la actividad óptica de isómeros espaciales; a raíz de
este hallazgo apareció la estereoisomería, un término de la química que se relaciona con la fórmula estructural y la
disposición espacial de los átomos.

Pasteur también estudió la fermentación alcohólica, un proceso biológico de fermentación. Encontró en él un origen
microbiano, gracias al hallazgo de una sustancia concreta en el mismo: el alcohol amílico.

Pasteurización

Uno de los descubrimientos más reconocidos de Louis Pasteur, y que lleva su nombre, fue el de la pasteurización.

A través del estudio de la fermentación, Pasteur descubrió lo siguiente: al calentar el vino a 55ºC, se morían sus bacterias,
pero su sabor permanecía intacto. Este proceso recibió el nombre de pasteurización, y supuso una salvación para la
industria vinícola y otras.

Pero la pasteurización fue más allá del vino, como demostraron las investigaciones de Pasteur, también en la conservación
de la leche, por ejemplo.

El químico observó cómo calentando la leche (aumentando su presión y temperatura, a unos 80ºC, aproximadamente)
antes de embotellarla, y posteriormente dejándola enfriar rápidamente, se conseguía eliminar los microorganismos y
bacterias de la sustancia sin alterar sus cualidades ni composición. En esto consistía -y consiste- la pasteurización.

Más allá de la pasteurización

Louis Pasteur siguió investigando, y empezó a trabajar primero en Arbois y después en la empresa de Henri Marès de
Fabrègues.
¿Qué más descubrió Pasteur? Descubrió que las fermentaciones lácticas y alcohólicas tienen diferentes fermentos.
Además, también observó que había ciertos gérmenes que originaban las enfermedades del vino, como por ejemplo la
grasa, el amargor o la acescencia (picado del vino o “ácido acético).

En 1866 se publicó el trabajo de Louis Pasteur sobre “Études sur le vin, ses maladies”, después que de trasladara las
conclusiones de sus investigaciones a la Academia de la Ciencia un año antes, en 1865.

Otras aportaciones: la pebrina

Ese mismo año, en 1865, Pasteur dejó París, donde trabajaba como director de estudios científicos de la École Normale.

Ahí ayudaban a la industria de la seda del sur de Francia. Justamente pasaban por una crisis, ya que una enfermedad del
gusano de seda, la pebrina, se había extendido y convertido en epidemia.

Lo que hizo Pasteur fue demostrar que la pebrina, además de ser contagiosa, era hereditaria. Esto le llevó a concluir que
debían seleccionar los huevos libres de la enfermedad para seguir criándolos.

Otros campos: la Medicina

Los descubrimientos e investigaciones de Pasteur tuvieron repercusión más allá del campo de la química y de la
bacteriología, llegando hasta la medicina. Pasteur sostenía que lo mismo que ocurría en los procesos de fermentación,
ocurría en las enfermedades (en cuanto a su origen y evolución).

De esta manera, sugirió que las enfermedades se originaban por la acción de ciertos gérmenes, que penetraban en el
interior del organismo, desde el exterior. A esta teoría la llamó “teoría microbiana de la enfermedad”. En realidad, estas
afirmaciones fueron muy debatidas por científicos y médicos de todo el mundo.

Vacunas

Louis Pasteur también hizo aportaciones al ámbito de las vacunas. Pasteur demostró que el carbunco, una enfermedad
mortal del ganado vacuno, estaba causada por un bacilo (un tipo de bacteria) determinado.

A raíz de este hallazgo pensó que se podría inducir una forma de la enfermedad (leve) al ganado vacuno, a través de la
administración de este tipo de bacteria debilitada o desactivada. Así que así lo hizo, con el fin de inmunizar al ganado
contra el ataque letal del carbunco. Sus investigaciones y experimentos obtuvieron resultados prometedores.

Más allá del ganado, Pasteur también aplicó la vacuna al ser humano. Así, en 1885, le administró una vacuna a un joven
que había sido mordido por un perro con la rabia. A través de un tratamiento que duró diez días, el joven fue inoculado
del virus, se recuperó y sanó. La vacuna contra la rabia sigue siendo utilizada a día de hoy, siendo eficaz para salvar a un
gran número de personas.

6. ¿Mediante que experimentos Dimitri Ivanowski (1864-1920) comprobó la infectividad de los extractos y de la savia
de la planta afectada por el mosaico del tabaco?

En 1892 el microbiólogo y botánico Dmitri Ivanovsky (1864-1920) estudió una enfermedad que afectaba a la planta del
tabaco, una infección que se extendía con enorme rapidez y que ocasionaba pérdidas económicas millonarias.

La enfermedad había sido identificada hacía algún tiempo en los Países Bajos y se la conocía como “mosaico del tabaco”,
debido a las manchas características que aparecían en sus hojas.

Se descubren los primeros virus

Ivanovsky molió las hojas de una planta infectada, pasó el fluido obtenido por el filtrode Chamberland y a continuación
puso en contacto el líquido conseguido con otra planta. El científico observó asombrado que la segunda planta adquiría la
infección, en otras palabras, el agente infeccioso responsable de la enfermedad del mosaico del tabaco era más pequeño
que una bacteria.

Seis años después un microbiólogo holandés, Martinus W Beijererinck (1851-1931), reprodujo en su laboratorio de Delft
el experimento de Ivanovsky llegando a la misma conclusión. Pero el neerlandés demostró, además, que la infección podía
transferirse a otras plantas, descubriendo, así, que el patógeno se autoreplicaba.

Beijerinck bautizó al «agente filtrable» como «contagium vivum fluidum» (germen viviente soluble), en contraposición a
las bacterias, que eran «contagium fixum».

De esta forma, se confirmó -de forma experimental- la existencia del primer virus de la historia, el responsable de la
enfermedad del mosaico del tabaco. La carrera de la virología no había hecho nada más que empezar.

En 1898 dos científicos, Friedrich Loeffler y Paul Frosch, demostraron que el agente causante de la fiebre aftosa en el
ganado era también un virus y el descubrimiento del primer virus humano se demoró apenas tres años. En 1901 Walter
Reed halló el virus de la fiebre amarilla.

A pesar de los importantes avances realizados por Ivanovsky y Bijerinck tiempo después se descartaría la naturaleza
líquida de los virus y, lo más importante, se pondría en entredicho que estuvieran vivos. Pero, como diría Rudyard Kipling,
eso ya es otra historia.

Microbiólogo y botánico soviético. Nació en Rusia en 1864. Fue el primer científico en descubrir los virus en 1892, al
estudiar el llamado virus del mosaico del tabaco.

Estudió en la universidad de San Petersburgo (Rusia). En 1887 comenzó a investigar una enfermedad que afectaba a la
planta del tabaco, que se manifiesta por la formación de un extraño diseño con forma de mosaico sobre las hojas y a la
que se refirió como “wildfire” (que significa “correr como la pólvora”), por la rapidez con la que se desarrollaba.

No podía encontrar el microorganismo causante de ello, lo mismo que tampoco Pasteur podía encontrar el de la rabia.
Ivanovski sumergió unas hojas infectadas en un líquido para que se ablande e hizo pasar el espeso líquido a través de un
filtro muy fino diseñado para retener todas las bacterias. Si el liquido que pasaba no infectaba a las plantas de tabaco
sanas, podría concluir que se hallaba presente una causa bacteriana, pero que, simplemente, no había identificado esa
bacteria. Pero se encontró con que el liquido que pasaba a través del filtro si que podía infectar a las plantas sanas. Hubiera
podido concluir de esto que el microorganismo que causaba la enfermedad del mosaico del tabaco era mucho mas
pequeño que las bacterias y podía pasar a través de un filtro cuyos poros eran demasiado finos para las bacterias. Pero
Ivanovski prefirió creer que su filtro era imperfecto y que el microorganismo había pasado a través de pequeños resquicios
existentes en el.

Tres anos después, en 1895, un botánico holandés, Martinus Willem Beijerinck, repitió el mismo experimento, pero no
presumió que los filtros fuesen imperfectos. Insistió en que el microorganismo infeccioso era considerablemente más
pequeño que las bacterias. No especulo sobre su naturaleza química o física. Lo llamo "virus filtrable". Como virus es una
palabra latina que significa "veneno", Beijerinck estaba simplemente llamandolo "veneno que pasa a través de un filtro".

Dmitri Ivanovsky era un microbiólogo y botánico ruso.

Unos años después de que Chamberland creara su filtro, comenzó a investigar una enfermedad que afectaba a la planta
del tabaco, extendiéndose con rapidez y produciendo graves pérdidas económicas.

Una planta afectada por el virus del mosaico del tabaco

El virus del mosaico del tabaco fue el primero identificado en la historia.

El mal había sido identificado unos años antes en Países Bajos, donde se le apodó mosaico del tabaco, ya que producía
unas manchas en las hojas que le daban ese aspecto.
El científico alemán que identificó la enfermedad, Adolf Mayer, demostró que era infecciosa y, aunque no pudo aislar el
patógeno, estaba convencido de que se trataba de una bacteria.

Pero Ivanovsky logró demostrar que no se trataba de un agente infeccioso conocido.

En 1892 molió hojas extraídas de una planta infectada y pasó el cultivo por el filtro de Chamberland.

Su experimento mostró que la planta seguía infectada. De esta forma, logró comprobar que el agente infeccioso no era
una bacteria, al menos no una tradicional.

"Virus"

Si bien Ivanovsky tampoco pudo identificar qué causaba la enfermedad del mosaico del tabaco -su principal teoría era que
podía tratarse de una toxina producida por una bacteria- sí aportó un dato clave.

Logró determinar que se trataba de un agente filtrable, dando origen a una nueva categoría de patógenos.

Fue su par neerlandés, el botánico y microbiólogo Martinus Willem Beijerinck, quien logró avanzar aún más con el estudio
de este nuevo agente infeccioso.

Además de describir algunas de sus propiedades, a Beijerinck se le atribuye haber bautizado a este patógeno como un
"virus", palabra derivada de un término latín que significa "líquido viscoso" o "veneno", aunque algunas versiones señalan
que fue Ivanovsky quien primero usó el término.

El neerlandés Martinus Beijerinck fue uno de los fundadores de la virología.

En 1898, en su laboratorio en Delft, Beijerinck replicó el trabajo de Ivanovsky, volviendo a demostrar que la planta de
tabaco infectada con la enfermedad del mosaico seguía siendo contagiosa tras ser filtrada.

El científico también mostró que la infección podía transferirse a otras plantas de forma serial, revelando que el patógeno
en cuestión se autoreplicaba y, por ende, no se trataba de una toxina química, como especulaba Ivanovsky.

Además, comprobó que el agente causal podía difundirse a través de varios milímetros de gel.

Concluyó que se trataba de un patógeno líquido, al que llamó un contagium vivum fluidum (germen viviente soluble),
descartando que fuera un contagium fixum (germen fijo o sólido), como son las bacterias.

Beijerinck describió al virus como un líquido vivo que contenía una entidad disuelta, no particular y no corpuscular.

A pesar de que las investigaciones de Ivanovsky y Beijerinck contenían conclusiones erróneas -años más tarde se
descartaría la naturaleza líquida de los virus y también que estuvieran vivos- dieron pie a una nueva rama de la ciencia: la
virología.

7. ¿Por qué Joseph Lister es considerado el padre de la cirugía antiséptica?

Teoría Germinal de Louis Pasteur. Al mayor descubrimiento del siglo XIX, la antisepsia como prevención de enfermedades,
se ha de vincular inexorablemente el nombre de Joseph Lister con el de Louis Pasteur. El biógrafo de este último se refiere
al encuentro de estos dos en el jubileo de Pasteur en los siguientes términos: “Cuando Pasteur se levantó para abrazar a
Lister, la vista de estos dos hombres dio la impresión de una hermandad de ciencia trabajando para disminuir las penas
de la humanidad”. A continuación veremos cómo influyeron las ideas del químico francés en la obra de Lister. La obsoleta
teoría de la generación espontánea, cuya imposibilidad es considerada hoy día un axioma, en otro tiempo fue motivo de
controversia en la comunidad científica. Pasteur demostró cómo mediante una serie de técnicas de esterilización de
líquidos (filtración de impurezas, evitando el contacto con el aire…) se evitaba la proliferación de microorganismos.

Igualmente, dejó en evidencia como variaba el poder contaminante del aire en diferentes espacios y las oscilaciones de
temperatura necesarias para esterilizar según qué materias orgánicas. Louis Pasteur: “Tenemos una infusión de materia
orgánica tan límpida como el agua destilada y altamente alterable. Ha sido preparada hoy. Mañana contendrá moho y
pequeñas células animales. Coloco una porción de esta infusión en un matraz de cuello largo. Supongamos que caliento
el líquido y lo dejo enfriar. Al hervir, se destruirá cualquier germen contenido en el líquido o contra el vidrio del matraz,
pero esta infusión al estar nuevamente en contacto con el aire se alterará como todas las infusiones. Ahora supongamos
que repito este experimento, pero que antes de hervir el líquido manipule el cuello del matraz en una punta, dejando su
extremidad abierta. Hecho esto, hiervo el líquido en el matraz y lo dejo enfriar. Ahora, el líquido de este segundo matraz
permanece puro no solo unos días, un mes o un año, porque el experimento del que os cuento ya tiene cuatro años y el
líquido permanece tan límpido como el agua destilada.”

(Hart and Edin 1902) La manipulación del cuello del matraz por parte de Pasteur confiriéndole forma de “S” supuso una
traba física al acceso de microorganismos. (Hart and Edin 1902) Lister vio la importancia de estos descubrimientos de
Pasteur y los aplicó a tratamientos quirúrgicos con la intención de eliminar la actividad de “gérmenes” que se encontrasen
en torno a una herida mediante el uso de un antiséptico. En los históricos documentos de Lister sobre el tratamiento de
fracturas compuestas (A new method of treatment of compound fractures) muestra cómo en las fracturas de huesos que
están en contacto con el aire derivaban en piemias (tipo de septicemia que conduce a abscesos de naturaleza metastásica),
tal caso no ocurre con fracturas simples que no tienen contacto con el aire o con zonas de la piel contaminadas. “Volviendo
ahora a la cuestión de cómo la atmósfera produce descomposición de materias orgánicas, encontramos que se ha arrojado
un torrente de luz sobre tan importante tema gracias a las investigaciones filosóficas de Mr. Pasteur, quien ha dejado en
evidencia que esta propiedad del aire no es debida al oxígeno ni a sus otros componentes gaseosos, si no a las diminutas
partículas suspendidas en este” . Louis Pasteur falleció el 28 de septiembre de 1895, sus investigaciones sobre la teoría de
la fermentación sentaron las bases para los nuevos avances en la ciencia de la salud que llevarían a cabo Lister, Robert
Koch (1843-1910) y otros científicos contemporáneos. (Hart and Edin 1902)

Joseph Lister concibió el proceso inflamatorio como una de las cuestiones de mayor interés a dilucidar por los médicos y
cirujanos de la época. Entre sus objetivos de estudio en este ámbito pretendía averiguar la relación entre la inflamación y
la gangrena y por qué algunas heridas inflamatorias derivaban en sepsis y otras no. Según él, la solución a este problema
no debía centrarse en la observación de las etapas avanzadas de la inflamación, como el exudado linfático, la supuración,
ulceración o gangrena. Al igual que la mayoría de cirujanos de entonces, Lister coincidía en que una inflamación excesiva
conduciría en la mayoría de los casos a un proceso de sepsis y a continuación a un estado febril del paciente. La comunidad
médica se debatía sobre si la inflamación era normal o si se trataba de un proceso patógeno. En el día a día de la práctica
quirúrgica el control de la inflamación y la supuración eran esenciales, sin embargo, el problema radicaba en resultar
impredecible la aparición de infecciones sépticas. Mientras algunas heridas eran tratadas con sumo cuidado y a pesar de
esto terminaban por infectar, otras sanaban óptimamente sin requerir de tales atenciones.

Muchos cirujanos, basándose en la mayor facilidad de curación de fracturas simples que no habían sufrido desgarros en
la piel, llevaron a cabo el “método de oclusión”. Este método se basaba en evitar el contacto del aire con la herida y cada
uno lo ponía en práctica de diversas formas. Algunas heridas sanaban exitosamente, no obstante, otras al impedir el
apósito la salida de supuración al exterior provocaban su introducción al torrente sanguíneo dando lugar a una septicemia.
Para darle solución a esto, algunos cirujanos emplearon el método de “oclusión con apertura repetida” que consistía en
retirar el apósito diariamente para limpiar la herida. Las primeras observaciones de Lister al microscopio fueron usando
tejido muerto, en este caso, necesitaba usar tejido vivo para comprender el comportamiento de los vasos sanguíneos.
Para ello, se sirvió de ranas (siguiendo el método de su profesor Warthon Jones (1808-1891), quien ya había estudiado
previamente el comportamiento de los vasos sanguíneos periféricos) a las que le causaba lesiones graduales (valiéndose
de sustancias irritantes de la piel) en la membrana de las ancas, tras esto, procedía a comprobar cómo variaba el tamaño
de los vasos sanguíneos.

Observó cómo el flujo capilar dependía de la dilatación y constricción de las arterias al sufrir una irritación local,
traumatismo o actividad refleja a través del sistema nervioso (a esta conclusión llegó tras practicar la vivisección de una
rana a la que extrajo el cerebro y manipuló la médula espinal). En relación a esto, también cabe destacar su firme y errónea
defensa de que las paredes de los capilares sanguíneos carecían de fibras musculares a pesar de su elasticidad. (Fitzharris
2015) Con una muestra de sangre de su propia falange inflamada estudió la adhesión de los eritrocitos, dividiendo su
innovadora publicación On the Early Stages of Inflammation en cuatro secciones.
1) Agregación de glóbulos rojos (coagulación) 2) Estructura y función de los vasos sanguíneos 3) Efectos de los
irritantes en los vasos sanguíneos 4) Efectos de los irritantes en los vasos sanguíneos La conclusión a la que llego
Lister sobre el proceso inflamatorio fue la siguiente; “Cierta inflamación causada por la irritación directa es
esencial para la unión primaria” Con esto quería expresar que la inflamación forma parte del proceso natural de
curación de una lesión y este proceso no siempre tenía por qué dar lugar a una infección. Años más tarde, gracias
al estudio de Iliá Méchnikov (1845-1916), Premio Nobel de medicina en 1906, sobre la función de los leucocitos
en la inflamación y el papel de las células fagocíticas, reconocería como el proceso inflamatorio constituye una
respuesta fisiológica contra la propagación bacteriana en una enfermedad infecciosa. (Howard 2013)

4.5 Principio antiséptico en la práctica quirúrgica.

Tras una extendida investigación sobre la naturaleza de la inflamación, llegó a la conclusión de que la causa esencial de la
supuración de heridas se debía a la influencia de la atmósfera sobre la sangre y el suero retenido. Hasta entonces, se
pensaba que la herida en presencia de oxígeno tendía a supurar, por esto se pretendía evitar el contacto de la herida con
el aire, sin éxito. Lister, defendió basándose en Pasteur, que esto no era provocado por el oxígeno ni ningún otro gas
constituyente de la atmósfera si no de diminutos organismos suspendido en el aire. Así, el método efectivo contra la
descomposición debía pasar por la aplicación de un material que destruyese estas partículas flotantes y sobre esto basó
su práctica quirúrgica. (Lister 1867) El material empleado fue el ácido carbólico (fenol), un compuesto orgánico con el
mayor poder antiséptico hasta entonces conocido.

El fenol fue obtenido por primera vez por Ruge (1834), al separarlo del asfalto y no fue hasta 1914 que Meyers y Bergius
lo obtuvieran al hidrolizar clorobenceno con hidróxido de sodio. Se trata de un alcohol que a pequeñas cantidades puede
formar una solución con el agua, es fácilmente inflamable, corrosivo y sus gases son altamente explosivos en contacto con
una llama. Comercialmente es líquido y su olor es dulce y alquitranado. En cuanto a sus efectos nocivos es cáustico en
tejidos y puede provocar ceguera en contacto con los ojos. Tras una exposición prolongada puede derivar en intoxicación
crónica, cuyos síntomas son vómitos, dificultad al tragar, diarrea, trastornos mentales, mareo y cefaleas. (EcuRed
contributors 2019) Las primeras intervenciones usando fenol fueron sobre fracturas compuestas, las cuales derivaban en
una perniciosa descomposición de la parte lesionada. Tras el empleo de esta nueva técnica se obtuvieron alentadores
resultados, muchas de las fracturas que en circunstancias normales habrían conducido a la amputación del miembro
fracturado se recuperaron óptimamente.

Según Lister, el primer paso del tratamiento debía ser la destrucción de cualquier germen séptico que haya podido
contactar con la herida mediante la introducción del desinfectante en los huecos accesibles de esta. El siguiente paso
consistiría en evitar la propagación de la descomposición de la zona accidentada en los ulteriores días, cuando el ácido en
un principio aplicado haya sido lavado o disipado por absorción o evaporación. Sin embargo, en el caso de heridas de gran
tamaño, el flujo de sangre y suero es tan voluminoso que resulta dificultoso evitar la descomposición usando el método
anteriormente descrito. En este caso, el modo de proceder para evitar la descomposición se basa en la formación de una
masilla firme constituida por carbonato de calcio mezclado con una solución hervida de ácido carbólico con aceite de
linaza. Esta forma diluida del ácido evitaría la corrosión de la piel y esta masilla serviría como depósito del material
antiséptico. La masilla se cambiará diariamente y durante este proceso se aplicará a la herida un trapo sumergido en la
solución de ácido carbólico con aceite de linaza, con el fin de evitar contaminación durante el proceso de cambio de
masilla.

El trapo previamente usado debe ser guardado en condiciones antisépticas. El uso de la masilla se limitará al cese de
supuración de la herida, no obstante, la aplicación diaria de un trapo sumergido en esta solución fenólica se debe
prolongar hasta la cicatrización completa de la herida. Lister ejemplariza este proceso con un paciente afectado por una
fractura de hueso en la pierna por un ataque violento, que tras la aplicación de masilla durante varios días no presenta
supuración de ningún tipo y completa exitosamente su proceso de recuperación mediante el ungüento de fenol diluido
en aceite de linaza. Joseph Lister, en esta misma publicación hace un llamamiento a los demás cirujanos en estos términos.

“No siempre podemos calcular un resultado perfecto. Más o menos pus aparecerá en el lapso de la primera semana y
mayor será cuánto más grande sea la herida a tratar. Y aquí es donde deseo fervientemente imponer la necesidad de
perseverar en la aplicación del tratamiento antiséptico a pesar de la aparición de supuración. Aunque el cirujano es
completamente apto de suponer que el tratamiento antiséptico ha fallado y que es necesario retirar el este acto podría
llevar a sacrificar una extremidad o una vida.” cataplasma, Con estas palabras apela a la concienciación con respecto a la
aparición de supuración, considerada por la mayoría de cirujanos coetáneos como fracaso del proceso antiséptico,
inexorable a la amputación del miembro afectado, que podría derivar en la pérdida de la vida del paciente. Por esto, hace
hincapié en el correcto lavado de la herida hasta que la supuración se torne en un fluido transparente e inodoro, que será
indicador de una óptima recuperación de la zona afectada (Lister 1867) 4.5.1 En búsqueda de un mejor antiséptico.

A pesar de que la causa de la sepsis era desconocida, la palabra “antiséptico” ya era usada en la literatura médica de
mediados del siglo XVIII e incluso en la edad antigua ya fueron utilizadas sustancias que tuvieran esta acción. La glicerina
fue usada en Inglaterra en casos de gangrena hospitalaria, el cloro y sus derivados compuestos fueron reconocidos como
antisépticos potentes y el yodo, descubierto en 1811 también fue empleado con fines antisépticos. En 1851, el químico
inglés Frederick Crace-Calvert, usó el ácido carbólico para la preservación de cadáveres y fue extensamente utilizado por
Jules Lemaire. Estos antisépticos no eran usados con fines preventivos como más tarde hiciera Lister, si no con el objetivo
de neutralizar una infección ya aparecida. (Clark 1920) Lister, consciente del poder irritante del ácido carbólico y por lo
tanto de su efecto nocivo en los tejidos, cada vez lo empleaba en soluciones más diluidas. Al mismo tiempo que reducía
la concentración del ácido, buscaba antisépticos alternativos que pudiesen cumplir la misma función con una acción
menos cáustica. Los primeros experimentos alternativos los hizo con cloruro de zinc, que le fue presentado por Campbell
de Morgan (cirujano británico), y con ácido bórico. Se interesó por el bicloruro de mercurio introducido en 1888 por Robert
Koch, sin embargo también resultó ser altamente irritante y resolvió recurrir a la sal de alembroth (una mezcla de cloruro
de mercurio y sal amoniacal).

Lister postulaba el uso del ácido carbólico en todos los materiales que fueran usados para llevar a cabo una operación
quirúrgica, lo cual llevó a la larga la inevitable corrosión de la piel del cirujano. Lister fue reacio al uso de guantes al
considerar que su rigidez interfería negativamente en su destreza operatoria. (Crowther 2013) Las ligaduras de vasos
sanguíneos, imprescindibles en la práctica quirúrgica para evitar hemorragias tras la amputación de un miembro, seguían
derivando en complicaciones postoperatorias aun usando ácido carbólico.

El método común de ligación consistía en atar firmemente la herida dejando uno de los extremos del nudo lo bastante
largo para que sobresaliese de la herida, así resultaría más sencillo el drenaje y retirar la ligadura al cicatrizar
completamente la herida. Sin embargo, este método dejaba una zona abierta al contacto de la herida con agentes
contaminantes. Lister razonó que al evitar la infección de la herida evitaría el drenaje y con ello sería innecesario dejar
una parte de la ligadura colgando de la herida. Para ello debía de encontrar un material de ligación adecuado, que fuese
inactivo y que con el paso del tiempo quedase absorbido por el cuerpo.

El primer material usado para este propósito fue seda previamente sumergida en ácido carbólico, con la que asistió a una
paciente afectada por un aneurisma en una pierna. A pesar de sobrevivir a la operación, falleció a los diez meses al volver
a presentar un nuevo aneurisma. Lister, en el examen post mortem comprobó como la ligadura se encontraba absorbida
en el cuerpo de la mujer, no obstante, próxima a esta presentaba un absceso del cual Lister derivó que este material no
sería una solución a largo plazo. Su siguiente objetivo fue el uso de un material orgánico que fuese fácilmente absorbido.
Este material fue tripa que provisionó del intestino de animales como ovejas y cabras. El primer experimento con este
material para realizar una ligadura fue llevado a cabo con la arteria de un becerro, a las semanas el animal fue sacrificado
y Lister percibió que la ligadura había quedado exitosamente absorbida por el tejido circundante. A pesar de esto, las
primeras pruebas en humanos evidenciaron que la facilidad que tenía este material para ser absorbido podía dar lugar a
hemorragias secundarias. Para dar solución a esto, Lister empleó diversas soluciones con ácido carbólico que pudiesen
ralentizar este proceso. (Lister 1869)

4.5.3 Efectos de la antisepsia en la salubridad de un hospital quirúrgico. Joseph Lister: “Hemos visto que se ha alcanzado
un grado de salubridad igual al de las mejores casas privadas en salas particularmente insalubres de un hospital muy
grande, simplemente imponiendo una estricta atención al principio antiséptico” (Trohler 2015) Tras la aparición de la
anestesia en 1846, los hospitales británicos comenzaron a albergar un número de pacientes hasta entonces inusual. Esto
se debía a que gracias a la anestesia muchos cirujanos llevaron a cabo operaciones que antes no todos se atrevían a
realizar. (Gawande and Warren 2012) Los hospitales del siglo XIX se veían afectados por cuatro grandes infecciones;
erisipela, gangrenas, septicemias y piemias.

Estas cuatro afecciones fueron conocidas más adelante como “hospitalismo” y la evolución de cualquiera de estas era
comúnmente fatal para el paciente. El hecho de referirse a estas cuatro dolencias con tal nombre se debía a que estaban
estrechamente relacionadas con grandes hospitales urbanos que atendían a una gran cantidad de personas. El médico
escocés James Y. Simpson declaró lo siguiente “No se puede esperar ningún progreso en la práctica pública del arte
curativo hasta que nuestro sistema de hospitalismo haya experimentado algún cambio o revolución”. (Simpson 1869a)
Las salas de pacientes con casos infecciosos como erisipela comunicaban directamente con pabellones de pacientes sanos
y las enfermeras y ayudantes pasaban de unos a otros sin tomar las mínimas precauciones. Esto fue denunciado por Lister
en Glasgow, al igual que la falta de suministro de agua en los quirófanos. Ignaz Semmelweis (1818-1865), médico y cirujano
del Imperio austríaco, detalló cómo los cirujanos del hospital de Viena se movían de la cámara postmortem a la sala de
operaciones con sólo la limpieza que la decencia común exigía.

Las estadísticas de mortalidad tras la amputación de un miembro en varios hospitales europeos dan una idea de las
condiciones higiénicas anteriores a la práctica antiséptica; en Edimburgo la tasa de mortalidad era del 43%, en Glasgow
del 39,1% y en hospitales franceses era incluso mayor que la media británica llegando al 60%. (Clark 1920) Simpson, al
comparar la tasa de mortalidad de amputaciones en el mundo rural y en grandes hospitales urbanos, se percató de que
en la primera era considerablemente más baja y que los fallecimientos se debían en menos ocasiones a procesos
infecciosos. De las veintitrés dobles amputaciones que se practicaron durante un año en un entorno rural, siete de ellas
le habían causado la muerte al paciente, cifra que aunque a priori pudiese parecer alta, no lo era en comparación con la
tasa de mortalidad que suponían las amputaciones dobles en la Royal Infirmary de Edimburgo en un mismo periodo de
tiempo. (Simpson 1869b) Los métodos de asepsia de material quirúrgico propuestos por Lister, basados en su lavado con
ácido carbólico pronto dieron óptimos resultados en la asistencia hospitalaria, como reconoció el profesor Saxtorph de
Copenhague en una misiva dirigida a Lister: “El Hospital Frederik, del que soy cirujano jefe, es un edificio muy antiguo y
tengo 150 pacientes en las salas de cirugía.

Antiguamente, había cada año varios casos de muerte por piemia, a veces, derivados de las lesiones más triviales. Ahora,
he tenido la satisfacción de que no ha ocurrido un solo caso de piemia desde que llegué a casa el año pasado, el resultado
es sin duda debido a la introducción de su tratamiento antiséptico.” (Lister 1870) Del mismo modo, en un libro publicado
en Francia en 1876 titulado Chirurgie Antiseptique, su autor Just Lucas Championniere escribió tras haber visitado a Lister
en Glasgow para estudiar su método: “Hace unos años el hospital de Paris era reconocido como uno de los peores incluso
por sus propios cirujanos. Ahora, la cirugía puede llevarse a cabo en él como en cualquier otro lugar”.

8. Relate la técnica variolización, la cual fue una práctica extendida por el Extremo Oriente y Europa, siendo prohibida
en 1840 por los riesgos que comportaba.

La inoculación de la viruela, variolización o variolación, fue practicada originariamente en China y la India. El conocimiento
del método se transmitió a los pueblos del entorno del Asia menor y Oriente próximo, Cefalonia, Tesalia, Constantinopla,
el Bósforo, donde era utilizado por las clases populares como preservativo de la enfermedad.

Desde allí pasó al mundo occidental en los inicios del siglo XVIII. Constituyó una nueva herramienta terapéutica para
defenderse contra la enfermedad y supuso un cambio de concepto, innovador, por cuanto reposa en la constatación
empírica de que los que han sufrido un ataque de viruela y han sobrevivido quedan exentos de ella para siempre (inmunis).

La emergencia y popularización del método en occidente, junto a las controversias sobre su bondad o utilidad discurren a
lo largo del Setecientos, que bien puede denominarse como el siglo variolizador.

Su impacto epidemiológico sobre la enfermedad es muy difícil de determinar. No fue una práctica generalizada, con la
suficiente amplitud de cohorte de inoculados que permitiera medir su efecto, los registros de datos eran nulos, arcaicos
o limitados y se practicó en muchos países de manera puntual o en periodos de intermitencia variable.
Se ha querido datar en los inicios del siglo XI las primeras prácticas de inoculación, situándolas con gran probabilidad entre
China y la India, donde una leyenda dice que “el secreto de la variolización fue transmitido por un taoísta inmortal del
Monte Omei (sudoeste de China)”, algunos historiadores creen que esa apelación legendaria forma parte del deseo por
parte de los primeros inoculadores de legitimar su práctica como algo ancestral y con impregnación mitológica.

Inhalando el polvo de costras

Es más cierto que a lo largo del siglo XVI, fuera practicada inicialmente por el médico chino Nie Jiuwu de la provincia de
Jiangxi y, ya de forma más generalizada, se encuentra documentada en diversas fuentes chinas durante el XVII.

La primera descripción detallada se atribuye a Zhang Lu en el Zhangshi yitong donde cita que la técnica, transmitida por
un taoísta inmortal fue utilizada por primera vez en Jiangxi, en el bajo Yangtsé, antes de extenderse por todo el país.

Revela tres métodos diferentes de variolización. El primero consistía en introducir en los orificios de la nariz, un pedazo
de algodón empapado de pus extraído de pústulas frescas, cogidas de individuos que padecían la enfermedad de forma
suave.

El segundo utilizaba costras desecadas y pulverizadas, recogidas un año antes, que igualmente y mediante un tubo de
bambú se introducían por los orificios nasales, a los niños en la ventana nasal izquierda y a las niñas en la derecha.

El tercero consistía en poner a un niño sano las ropas usadas de un varioloso. El niño variolizado por cualquiera de estos
tres métodos padecía fiebre durante una semana y una forma atenuada de viruela. Las prácticas de variolización por
inhalación parecían más eficaces y seguras que la de transmitir la infección natural exponiendo los niños al contagio.

Los Manchúes sufrieron numerosas epidemias de viruela durante sus guerras de conquista, cuando invadieron y
dominaron China en la primera mitad del XVII. Eran más vulnerables que los chinos porque procedían de regiones donde
su propagación había sido mucho menor.

El primer emperador manchú, Shunzi, murió de viruela en 1662 con solo 23 años de edad. El segundo emperador, Kangxi
(1662-1722), fue elegido sucesor al trono en lugar de un hermano mayor que tenía, ya que la había padecido en su
juventud y corría menos peligro de enfermar.

Activo luchador contra la viruela, ordenó variolizar a toda la familia real y a las tropas manchúes. Entre los médicos
expertos a los que consultó se encontraba Zhu Chungu, que introdujo mejoras en la técnica de inoculación. La efectuaba
introduciendo en los orificios nasales de los niños polvo de costras pulverizadas, con la ayuda de un fino tubo de plata
(Figura 2). La obra en que recoge su experiencia fue reeditada en numerosas ocasiones y su éxito reforzó la acogida de la
variolización entre la ortodoxia médica. Estos cuatro métodos (los descritos por Zhang Lu y la mejora de Zhu Chungu),
fueron recogidos en un compendio médico, el Yizong jinjian, editado en 1742 con la autorización de la Corte Imperial, lo
que supuso una forma de legitimación de la práctica, que era así admitida en la medicina oficial.

La variolización, inoculación de la viruela o variolación, es una técnica de profilaxis que quiere decir preservación de la
enfermedad. Este procedimiento se aplicaba antes de la invención de la vacuna por el británico Edward Jenner. Dicha
técnica consiste en hacer una incisión en la piel del individuo y ponerle el polvo de las costras de viruela, luego se le cerraba
la incisión y se dejaba a la persona aislada de las demás hasta que la enfermedad le atacara de manera leve, hasta lograr
su recuperación.

La inoculación de la viruela, variolización o variolación, fue practicada originariamente en China y la India. En la India, les
ponían a los niños las ropas de los enfermos de viruela que estaban impregnadas de las materias contenidas en las pústulas
variolosas; se cubrían con las mismas ropas las heridas.2

En los pueblos africanos se practicaba la inoculación, frotando el pus de un enfermo sobre una incisión realizada
previamente a la persona que se quería proteger, unas veces en el dorso de la mano izquierda y otras en el pliegue del
muslo o el codo. Turquía realizaba esta maniobra desde el siglo XVI, la cual alcanzó gran popularidad por la protección que
brindaba a las esclavas caucásicas, famosas por su belleza, de las marcas que solía dejar la enfermedad, las que
representaban un elemento de merma de su valor en el mercado.3
El conocimiento del método se transmitió a los pueblos del entorno del Asia menor y Oriente próximo, Cefalonia, Tesalia,
Constantinopla, el Bósforo, donde era utilizado por las clases populares como prevención de la enfermedad. La variolación
por inoculación debajo de la piel fue conocida en Europa, a principios del siglo XVIII, principalmente, por una comunicación
del médico italiano Timoni e introducida, en 1717, por Lady Montagu, esposa del embajador británico en Constantinopla,
quien hizo variolizar a sus hijos por un médico griego, y enfermó a los niños levemente, quienes se recuperaron con
rapidez, por lo que la dama difundió la noticia entre numerosas familias de la nobleza; así se extendería el procedimiento
en Inglaterra, donde se instalaron casas especiales para la variolación, en las que trabajaban especialistas. La extensión
del método abarcó el continente y alcanzó un éxito rotundo en Francia.

s introducida en América por la colonización y el trasiego de esclavos y, conjuntamente con los maltratos y el suicidio,
produjo altas tasas de mortalidad entre los indígenas de la época.

Llegó a Cuba desde La Española, en 1510; pero, diferentes reseñas bibliográ-ficas conservadas resaltan el estrago que
ocasionó en la población nativa cubana la epidemia autóctona de viruela, acontecida en 1520, con el saldo de cuantiosas
muertes.

La viruela en América y, específicamente, en Cuba representó una causa importante de mortalidad, con grave afectación
de la estructura poblacional nativa. 3, 5.

La falta de conocimiento científico del problema y el deplorable estado higiénico de las poblaciones influyen en la alta
mortalidad, registrada durante los siglos XVII y XVIII con un saldo de más de 30 000 muertes anuales en países como
Francia y Alemania. 5,6

La observación de los estudiosos de la época aportó que quien enfermaba una vez y sobrevivía no volvía a padecer la
enfermedad; existían epidemias benignas, con las cuales no moría casi nadie y había epidemias graves, que sí reportaban
una mortalidad muy alta, por lo que era una ventaja enfermar de una epidemia ligera y quedarse protegido durante toda
la vida. 6.

Diversos procederes fueron utilizados por la Humanidad frente a esta terrible enfermedad. El hombre, ante la dura
realidad de que nada había que detuviese la viruela, optó por inoculársela, para pasarla o morirse.

La variolación o contaminación con la propia viruela era el único proce-dimiento. 7.

En la India, les ponían a los niños las ropas de los enfermos de viruela que estaban impregnadas de las materias contenidas
en las pústulas variolosas; se cubrían con las mismas ropas las heridas.

En China, fue practicada la inoculación, utilizada desde épocas muy tempranas (2000 a.n.e.); según el padre jesuita
Dentrecolles, consistía en impregnar un pedazo de lienzo que envolvía al enfermo con un poco de pus de la lesión
dermatológica de la viruela y se lograba con esto la formación de un tapón que se introducía por las aberturas nasales de
las personas sanas, 5. con el propósito de que se contagiaran con la forma benigna de la enfermedad; otro método que
se utilizó en este país asiático fue el de soplar a través de pequeños tubos las costras de los granos de la viruela, pues se
había observado que su pus pierde virulencia al dejarlo secar. 6.

La variolación más practicada era por inoculación debajo de la piel o en la dermis. Se realizaba por punción o por incisión;
se introducía la sustancia inoculada debajo de la dermis o se extendía el contenido de las pústulas sobre la dermis irritada
o dañada mediante un vejigatorio. 7

En los pueblos africanos se practicaba la inoculación, frotando el pus de un enfermo sobre una incisión realizada
previamente a la persona que se quería proteger, unas veces en el dorso de la mano izquierda y otras en el pliegue del
muslo o el codo. Turquía realizaba esta maniobra desde el siglo XVI, la cual alcanzó gran popularidad por la protección que
brindaba a las esclavas caucásicas, famosas por su belleza, de las marcas que solía dejar la enfermedad, las que
representaban un elemento de merma de su valor en el mercado. 5,6.

La variolación por inoculación debajo de la piel es conocida en Europa, a principios del siglo XVIII, principalmente, por una
comunicación del médico italiano Timoni e introducida, en 1717, por Lady Montagne, esposa del Embaja-dor Inglés en
Constantinopla, quien hizo variolizar a sus hijos por un médico griego, y enfermó a los niños levemente, quienes se
recuperaron con rapidez, por lo que la dama difundió la noticia entre numerosas familias de la nobleza; así se extendería
el procedimiento en Inglaterra, donde se instalaron casas especiales para la variolación, en las que trabajaban
especialistas. La extensión del método abarcó el continente y alcanzó un éxito rotundo en Francia. 6,7.

Muchas vidas pudieron conservarse gracias a la variolación. No obstante, la práctica presentaba serios peligros, pues la
viruela existía y reaparecía; la variolación aunque extendida, no era general, y, por ende, no cubría la totalidad de la
población y como riesgos importantes podemos señalar el hecho de que, en ocasiones, las personas vacunadas
enfermaban gravemente de viruela, pues el producto inoculado era pus extraído de una pústula reciente y además era
factible la transmisión de otras enfermedades durante la variolación al ser el acto de hombre a hombre. 5,6.

Este método tuvo sus seguidores y detractores en Inglaterra y Francia; fue prohibido, como también los otros
mencionados, pues se comprobó que habían sido el punto de partida de grandes epidemias de viruela. 7.

Fue preciso encontrar otro procedimiento que inmunizara con seguridad y que no fuera peligroso.

Edward Jenner (1749-1810), basándose en sus observaciones de que las vaqueras (ordeñadoras de las vacas), quienes
enfermaban de vaccinia (enfermedad cutánea de las vacas) declaraban no haber contraído la viruela o reaccionado ante
la variolación, se propuso demostrar que la inoculación del contenido extraído, a partir de las vesículas de la viruela vacuna
( vaccinia ) en el Hombre, daba origen a una excelente protección contra la viruela. 7,8,9,10.

Esto que al principio fue muy combatido, le permitió introducir en 1798 un método práctico de profilaxis de la viruela, que
recibió el nombre de “vacuna” por proceder del ganado vacuno.

En Cuba, le fue adjudicada la importante tarea de valorar el descubrimiento de la eficaz inoculación preventiva de Jenner
al eminente médico habanero Tomás Romay Chacón. Sus favorables conclusiones, proporcionó múltiples acciones que
permitieron, en febrero de 1804, a partir de pus vaccinoso de unos niños puertorriqueños previamente vacunados,
comenzar su aplicación en La Habana con posterior distribución a toda la Isla. 7,9,10, 11

Con el descubrimiento del mundo microbiano por Luis Pasteur y los planteamientos sobre la inmunología de Metchnikov
(siglo XX), se crearon las bases y las posibilidades de la inmunización con que contamos en la actualidad. 11.

El último caso de infección natural de viruela en el mundo se produjo en octubre de 1977; se certificó la erradicación
mundial de la enfermedad en 1979 por la Organización Mundial de la Salud y públicamente fue confirmado por la
Asamblea Mundial de Salud, en 1980. Permanecen guardados bajo estrictas medidas de seguridad todos los virus
conocidos de viruela en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta (Estados Unidos) y en el
Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología de Koltsovo, en Rusia. 4.

La inoculación de las viruelas y sus métodos Antes de analizar cómo se adoptó y se difundió la variolización en España,
veamos en qué condiciones se practicaba. Esta medida preventiva destinada a evitar el contagio de las viruelas naturales,
consistía en provocar viruelas artificiales en una persona sana. Se recogía una gota de linfa variólica de un enfermo y se la
aplicaba mediante ligeras picaduras en el brazo o pierna de la persona sana. Se desarrollaba el proceso de la enfermedad,
pero en forma atenuada y no peligrosa

En Grecia y Turquía, la operación se practicaba con una aguja triangular y se ataba una cáscara de nuez encima de la parte
dañada. El méto. do chino era distinto: se introducían en las fosas nasales hilas impregnadas en costras variolosas
recogidas el año anterior y conservadas con hierbas medicinales y almizcle en cajas de porcelana selladas con cera (5). Los
georgianos rascaban levemente varios puntos de la piel con agujas y las frotaban con hilas preparadas en un pus viejo de
un año. Los brahmines de la India humedecían las hilas en el agua del Ganges antes de aplicarlas. En Europa, se usaba la
lanceta mojada en la materia que rezumaba de las postillas y se hacía una ligera incisión en el .brazo. Ciertos inoculadores,
queriendo impresionar a los que presenciaban la operación, hacían en brazos y muslos verdaderas sajaduras que a
menudo degeneraban en llagas y úlceras.
Los ingleses preferían hacer la picadura en la mano para evitar estas complicaciones y otros, como el célebre inoculador
itali�no Gatti (6), rechazaban la lanceta y sólo usaban una aguja con que practicaban un rasguño entre el dedo pulgar y
el índice. Kirpatrick en su Tratado de la inoculación decía que bastaba frotar la llaguita con un lienzo impregnado del virus
variólico para lograr el resultado esperado. Inocular con una aguja era un método más sencillo y ventajoso, porque, para
manejar la lanceta, la presencia de un cirujano era imprescindible, mientras que bastaba la presencia de la madre del niño
o de un pariente cuando se usaba la aguja. Hasta podía la propia madre inocular a su hijo, raspando su mano con la aguja,
so pretexto de escribirle en la palma una letra o un guarismo y sin asustarle.

Existían aún métodos más elementales: un alfiler, un mondadientes cargados de pus o la uña podían suplir la lanceta para
escarificar levemente la epidermis. Resultaba pues tina operación sumamente fácil. La gente del campo, las amas de cría
y hasta las personas más torpes la podían ejecutar en todos tiempos y lugares. Lo importante era la elección del niño de
quien se tomaban las viruelas naturales. Había de estar exento de sarna, escorbuto, tiña, sarpullido, costras, lamparones
y «otros vicios de la masa de los humores». Se recomendaba no inocular a las mujeres embarazadas por razones obvias ni
los mamones, ni tampoco los niños en tiempos de dentición (de siete meses a los tres años) o atacados de lúes venérea.
Sin embargo, no siempre se respetaron estas reglas. Unos inoculadores eran partidarios de una preparación anterior a la
transplantación, otros la juzgaban inútil.

La mayoría de los inoculandos eran niños y niñas de diversa edad. Para los de mala salud, ciertas medidas precautorias se
recomendaban. A los que tenían lombrices, prescribían los médicos por tres días consecutivos una píldora que mezclaba
mercurio dulce, ojos de cangrejos y polvos de jalapa, todo incorporado en suficiente cantidad de conserva de rosas y
encima, una taza de agua azucarada. Los pletóricos con propensión a echar sangre por la nariz y padecer dolores de cabeza,
habían de sangrarse. Los que tenían el estómago cargado se purgaban con agua de ruibarbo y observaban una dieta
vegetal a base de verduras, farináceos y frutas maduras. A los que padecían erupciones cutáneas benignas (granos, picazón
... ), se les daba suero a todo pasto y agua de cebada mezclada con la mitad de leche y dos veces al día tomaban baños
tibios. Ya inoculadas, las viruelas artificiales se manifestaban al onceno día, la fiebre acompañada de cierto malestar al
séptimo u octavo día. Salía un número muy corto de granos (no pasaban de ochenta y se daban casos en que los inoculados
no tenían más de dos o tres). Durante la enfermedad que terminaba en doce días por lo regular, el régimen alimenticio
de los inoculados era el siguiente: sopas ligeras, peras asadas, uvas, almíbares de guindas y cerezas, chocolate delgado,
agua fría con algo de vino. Podían no guardar cama y andar al aire libre. Cuando ya estaban secas las viruelas, la cura se
completaba con unos purgantes acomodados a la edad, fuerzas y temperamento de cada paciente. En resumidas cuentas,
las viruelas artificiales producían pocas postillas y sin ninguna mala resulta. Menos en casos excepcionales, inmunizaban
definitivamente de las viruelas naturales.

9. La Microbiología se desarrollo en tres eras doradas, investigue hechos importantes en los que se basan cada una
de esas eras doradas.

10. Describa los hechos históricos del descubrimiento de la penicilina.

Alexander Fleming y el descubrimiento de la penicilina La penicilina marcó el comienzo de la era de los antibióticos. Antes
de su descubrimiento no existía un tratamiento eficaz para infecciones como la neumonía, la gonorrea o la fiebre
reumática. Los hospitales estaban llenos de personas con infecciones en sangre, contraídas a raíz de un corte o un rasguño,
y los médicos podían hacer poco por ellas, salvo esperar y tener esperanza. Los antibióticos son compuestos que las
bacterias y los hongos producen de forma natural, para matar o inhibir especies microbianas rivales. Este fenómeno se
conoce desde hace mucho tiempo, y podría explicar por qué los antiguos egipcios aplicaban una cataplasma de pan
mohoso a las heridas infectadas. Pero no fue hasta 1928 que Alexander Fleming, profesor de bacteriología en el Hospital
St. Mary's de Londres, descubrió la penicilina, el primer antibiótico auténtico.

Al regresar de sus vacaciones el 3 de septiembre de 1928, Fleming comenzó a clasificar placas de Petri que contenían
colonias de estafilococos: bacterias que causan forúnculos, dolores de garganta y abscesos. En uno de los platos, se fijó
en algo inusual. Estaba salpicado de colonias, salvo por un área donde estaba creciendo una mancha de moho. La zona
alrededor del moho —que luego se identificó como una cepa poco común de Penicillium notatum— era clara, como si el
moho hubiera secretado algo que inhibiera el crecimiento bacteriano.
Fleming descubrió que su "zumo de moho" era capaz de matar una amplia gama de bacterias dañinas, como
estreptococos, meningococos y el bacilo de la difteria. Luego encomendó a sus asistentes, Stuart Craddock y Frederick
Ridley, la complicada tarea de aislar la penicilina pura a partir del zumo del moho. Resultó ser un compuesto muy inestable,
y los investigadores solo pudieron preparar disoluciones impuras, pero que les servían para continuar trabajando. Fleming
publicó sus hallazgos en el British Journal of Experimental Pathology en junio de 1929, haciendo tan solo una referencia
de pasada a los potenciales beneficios terapéuticos de la penicilina. En esta época, parecía que su aplicación principal sería
utilizar la penicilina en el laboratorio para separar, en un cultivo mixto, las bacterias insensibles a la penicilina de bacterias
sensibles a este fármaco. Esto tenía un uso práctico para los bacteriólogos, lo que mantuvo el interés en la penicilina.
Otros científicos, incluido Harold Raistrick, profesor de bioquímica en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres,
también intentaron purificar la penicilina pero fracasaron.

La Universidad de Oxford y su investigación sobre la penicilina

Howard Florey, Ernst Chain y sus colegas de la Escuela de Patología Sir William Dunn de la Universidad de Oxford hicieron
que la penicilina pasase de ser una curiosidad de laboratorio a un fármaco que salva vidas. Su trabajo sobre la purificación
y la química de la penicilina arrancó en 1939, justo cuando el avance de la Segunda Guerra Mundial empezaba a dificultar
su investigación. Para llevar a cabo un programa de experimentos con animales y ensayos clínicos, el equipo necesitaba
procesar hasta 500 litros por semana de filtrado de moho. Comenzaron a cultivarlo en una extraña variedad de recipientes,
como bañeras, orinales, bidones de leche y latas de comida. Posteriormente, se diseñó un recipiente de fermentación
adaptado para facilitar la extracción y, para ahorrar espacio, renovar el caldo por debajo de la superficie del moho.
Contrataron a un equipo de "muchachas de la penicilina", a las que pagaban 2 libras a la semana, para inocular y cuidar el
proceso de fermentación. El laboratorio de Oxford se convirtió en una fábrica de penicilina.

Mientras tanto, el bioquímico Norman Heatley extraía penicilina de los enormes volúmenes de filtrado que salían de la
línea de producción, separándola con acetato de amilo y redisolviéndola de nuevo en agua, utilizando para ello un sistema
de contracorriente. Edward Abraham, otro bioquímico que fue contratado para acelerar la producción, luego utilizó la
cromatografía en columna de alúmina, una técnica recién descubierta, para eliminar las impurezas de la penicilina antes
de los ensayos clínicos.

En 1940, Florey llevó a cabo una serie de experimentos cruciales, que demostraron que la penicilina podía proteger a los
ratones contra la infección causada por estreptococos mortales. Más adelante, el 12 de febrero de 1941, un policía de 43
años, Albert Alexander, se convirtió en el primer receptor de la penicilina de Oxford. Se había rascado un lado de la boca
mientras podaba rosas y había desarrollado una infección potencialmente mortal con enormes abscesos en los ojos, la
cara y los pulmones. Se le inyectó una dosis de penicilina y, en unos días, se recuperó notablemente. Lamentablemente,
se acabaron los suministros de la droga y murió unos días después. Sin embargo, se obtuvieron mejores resultados con
otros pacientes, y pronto hubo planes para hacer que la penicilina estuviera disponible para las tropas británicas en el
campo de batalla.

La guerra y los bombardeos dificultaron la producción industrial de penicilina. Varias empresas británicas, incluidas Glaxo
(ahora GlaxoSmithKline) y Kemball Bishop, una empresa londinense que más adelante compró Pfizer, aceptaron el desafío.

La producción de penicilina en EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial

Para los ensayos clínicos, unas pruebas necesarias para confirmar los prometedores resultados preliminares, los científicos
necesitaban enormes cantidades de penicilina. Además, en caso de confirmarse su potencial, era necesaria una
infraestructura que pudiera proporcionar los suministros adecuados del fármaco para su uso terapéutico. Florey reconoció
que la producción a gran escala de penicilina probablemente era inviable en Gran Bretaña, donde la industria química
estaba completamente dedicada al esfuerzo bélico. Con el apoyo de la Fundación Rockefeller, Florey y su colega Norman
Heatley viajaron a los Estados Unidos en el verano de 1941 para tratar de involucrar a la industria farmacéutica
estadounidense en el esfuerzo de producir penicilina a gran escala.

El fisiólogo de Yale, John Fulton, ayudó a sus colegas británicos a entrar en contacto con personas que podrían ayudarlos
en su objetivo. Fueron remitidos a Robert Thom del Departamento de Agricultura, un micólogo destacado y autoridad en
el moho Penicillium, y finalmente al departamento del Northern Regional Research Laboratory (NRRL) en Peoria, Illinois,
debido a la experiencia de su división de fermentación. Este contacto resultó ser crucial para el éxito del proyecto, ya que
el NRRL fue un contribuyente clave de las innovaciones que hicieron posible la producción a gran escala de penicilina.

Las mejoras en la producción de penicilina

Orville May, director del NRRL, acordó que el laboratorio comenzaría un programa riguroso con el que aumentar el
rendimiento en la producción de penicilina, bajo la dirección de Robert Coghill, jefe de la división de fermentación.
Acordaron que Heatley se quedaría en Peoria para compartir su experiencia con sus colegas estadounidenses. En unas
pocas semanas, Andrew Moyer descubrió que podía aumentar significativamente el rendimiento de penicilina
sustituyendo la sacarosa utilizada por el equipo de Oxford en su medio de cultivo por lactosa . Poco después, Moyer hizo
un descubrimiento aún más importante: añadir sirope de maíz al medio de fermentación aumentaba diez veces el
rendimiento. Este sirope es un subproducto del proceso de molienda en húmedo del maíz, y el NRRL, en un intento de
encontrarle un uso, tendía a probarlo en todas sus reacciones de fermentación. Posteriormente, el laboratorio de Peoria
aumentó aún más el rendimiento de penicilina añadiendo al medio de fermentación productos químicos precursores de
la penicilina, como el ácido fenilacético.

Pronto, los científicos se dieron cuenta de que el método del grupo de Oxford para hacer crecer el moho en la superficie
de un medio nutritivo era ineficaz y que el crecimiento en cultivo sumergido sería un proceso más eficiente. En la
fermentación de cultivo sumergido, el moho se hace crecer en tanques grandes en una mezcla constantemente agitada y
aireada, en lugar de solo en la superficie del reactor. El cultivo de Penicillium de Florey, sin embargo, producía solo trazas
de penicilina cuando se cultivaba de este modo. Bajo la dirección de Kenneth Raper, el personal del NRRL examinó otras
cepas de Penicillium hasta encontrar una que producía rendimientos aceptables de penicilina en cultivo sumergido.

Poco después, se inició una búsqueda global de nuevas cepas de moho que fueran aún mejores produciendo penicilina.
El NRRL recibió muestras de suelo de todo el mundo. Irónicamente, la variedad más productiva provino de un melón
mohoso de un mercado de frutas de Peoria. A partir de esa cepa, bautizada como "cepa melón", los científicos produjeron
un mutante más productivo utilizando un haz de rayos X de la Carnegie Institution. Cuando esta cepa se expuso a las
fuentes de radiación ultravioleta en la Universidad de Wisconsin, se obtuvieron nuevos mutantes con una productividad
aún mayor.

11. ¿Qué contribuciones científicas en las ciencias de la salud realizó Paul Erlich?

Nació en Strehlen, Silesia (hoy Strzelin, Polonia) el 14 de marzo de 1854. Su padre era Ismar Ehrlich y su madre Rosa
Weigert, cuyo sobrino fue el bacteriólogo Karl Weigert. Estudió en el Gymnasium de Breslau, ciudad donde también
comenzó los estudios de medicina. Los continuó en las universidades de Estrasburgo, Friburgo y Leipzig. Entre sus
maestros podemos mencionar a Friedrich von Frerichs (1819-1885), Rudolf Heidenhain (1834-1897), Julio Cohnheim
(1839-1884), Carl Weigert (1845-1904) y el botánico Ferdinand Cohn (1828-1898). También se sintió muy influido por el
anatomista Wilhelm von Waldeyer-Hartz, con el que realizó multitud de preparaciones histológicas.

Paul Ehrlich

Se doctoró en 1878 con una tesis sobre el análisis de colorantes histológicos (Beiträge zur Theorie und Praxis der
histologischen Färbung). En concreto se fijó en los colorantes azoicos, descubiertos por W.H. Perkin en 1853. Entonces ya
se sabía que, según la afinidad de los tejidos por determinados colorantes, se podía estudiar su estructura (había, por
tanto, una grado de especificidad y selectividad importante). A mediados del siglo XIX ya eran habituales los estudios
histológicos, pero el número de colorantes disponibles era limitado. Cuando Ehrlich estudiaba medicina, empezaron a
llegar un buen número de colorantes derivados de la anilina.

Frerichs llamó al joven Ehrlich para nombrarlo asistente en su clínica en Berlín. Con él estuvo entre 1878 y 1887. Pronto
se percató de su talento y le dejó trabajar libremente. Aplicó sus técnicas a la hematología. Hizo preparaciones secas de
sangre y las coloreó con diferentes tintes. Pudo comprobar que la morfología de la sangre era más rica de lo que se
suponía. Unas células tenían afinidad por los colorantes básicos, otras por los ácidos y otras por los neutros. Este hecho
tuvo una rápida aplicación a la clínica ya que se aprendió a diferenciar mejor las distintas enfermedades de la sangre.

Descubrió asimismo las células cebadas de la sangre, clasificó los glóbulos blancos en linfocitos y mielocitos o leucocitos
en sentido estricto, y estos en neutrófilos, basófilos y eosinófilos. Se adentró en el estudio de la leucemia, leucocitosis,
linfocitosis y en la eosinofilia. También acuñó el concepto de metacromasia y el de degeneración anémica. Publicó varios
libros, artículos y parcitipó en varios congresos internacionales.

A Ehrlich se le ocurrió teñir también tejidos vivos. Observó que el azul de metileno –que no llegaba a ser venenoso- era
absorbido por este tipo de tejidos mostrando el lugar del organismo donde se absorbe y expulsa oxígeno. Penetraba así
de forma directa en las funciones vitales o, dicho de otro modo, hacía perceptibles los procesos vitales utilizando métodos
histoquímicos.

El 24 de marzo de 1882 fue uno de los médicos que asistió a la conferencia de Robert Koch sobre la tuberculosis y en la
que comunicó el descubrimiento de su agente causal. Tras el acto le pidió un cultivo para intentar teñir la bacteria. Empleo
la fucsina ácida . Ese mismo año publicó éste método, que fue la base de las modificaciones que introdujeron después
Franz Ziehl (1859-1926) y Friedrich Neelsen (1854-1894), que todavía están en uso. También sirvió como base para
desarrollar tinciones diferenciales en microbiología como la técnica Gram. En esta etapa Paul Ehrlich estudió, además, la
diazoreacción para diagnosticar la fiebre tifoidea, que demostraba el urobilinógeno en la orina. Al año siguiente se
introdujo para la detección de bilirrubina en orina.

Ehrlich se casó en 1883 con Hedwig Pinkus, hija de un próspero industrial textil de Neustadt, Silesia. Tuvieron dos hijas,
Stephanie y Marianne. En 1885 realizó su habilitación con el trabajo Das Sauerstoffbedürfnis des Organismus. Eine
farbenanalytische Stuide (Los requerimientos de oxígeno del organismo). En el mismo formuló la teoría de las cadenas
laterales aplicada a la incorporación de nutrientes específicos y puso de manifiesto otras observaciones destacadas como
que la barrera hematoencefálica impedía que el cerebro tomara los colorantes vitales. Publicó varios trabajos de carácter
farmacológico sobre el azul de metileno, el yodo, el alcaloide sintético 'thallin' y la cocaína.

Frerich murió y su sucesor Gerhardt –ordenancista y autoritario- no sentía la misma consideración hacia los trabajos de
Ehrlich. Mientras que aquél le permitió dedicarse a la investigación, éste le encargó que realizara práctica clínica.
Descontento abandonó la Charité en 1887. Ese mismo año, como resultado de su habilitación, se cualificó como
privatdozent de la Facultad de Medicina de la Universidad de Berlín.

Enfermó de tuberculosis y marchó con su esposa durante dos años a Egipto para recurperarse. Cuando regresó, en 1889,
trabajó en un laboratorio que montó en su domicilio. En 1890 Robert Koch, que era director del recien establecido Instituto
para el estudio de las enfermedades infecciosas (Institut für Infektionskrankheiten), contrató a Ehrlich como asistente.
Fue entonces cuando comenzó a trabajar en un nuevo campo: la inmunidad.

Se conocía el hecho de que las bacterias producían toxinas y que los organismos producen antitoxinas para su defensa. Lo
mismo sucedía con ciertos venenos vegetales como el ricino. Ehrlich se dedicó a estudiar este fenómeno (inmunidad) y
las leyes científicas por las que se regía. Por ejemplo, demostró experimentalmente que la inmunidad del recién nacido
procedía de la madre, era de origen intrauterino y tenía corta duración. Comprobó que las madres inmunes transferían la
inmunidad a través de la leche y que las antitoxinas resistían la digestión durante ese periodo de la vida. En resumen,
demostró la existencia de dos tipos de inmunidad, la activa y la pasiva, y puso de manifiesto la importancia de la lactancia
materna.

Koch le encargó en 1890 que supervisara la unidad de tuberculosis del Hospital Moabit, de Berlín, para que investigara el
tratamiento de la enfermedad. Entre sus hallazgos puede destacarse la ineficacia de la tuberluina, pero su posible uso
para el diagnóstico.

Realizó también estudios sobre el uso del azul de metileno en el tratamiento de la neuralgia y su eficacia en pacientes con
malaria. Esto demostraba que los colorantes tenían apetencias específicas y que podían utilizarse con fines terapéuticos.
El azul de metileno teñía las terminaciones nerviosas y los plasmodios. En este último caso, no era tóxico para el organismo
pero mataba los plasmodios. Ahí está el germen de la quimioterapia antimicrobiana.

Después Ehrlich estudió la constitución de la toxina diftérica. Realizó un minucioso estudio de cómo se comportaba la
toxina bajo condiciones diversas de actividad, de estabilidad y capacidad de saturación o avidez. Esto le condujo a
establecer el “espectro biológico o funcional” de su acción tóxica. Distinguió en ésta un “grupo haptóforo” y otro
“toxóforo”; y en la molécula proteínica del suero sanguíneo un nucleo estable sujeto a procesos nutritivos, y una serie de
“cadenas laterales” inestables y quimiorreceptoras, con las que se une el grupo haptóforo del antígeno como “llave y
cerradura”, según la metáfora de Emil Fischer. Más tarde esta teoría fue corregida y ampliada, aunque nunca perdió su
vigencia. Gracias a estas aportaciones Behring, con quien mantuvo una estrecha amistad, pudo fabricar suero antidiftérico
con una alta actividad y normalizado. Renunció a los derechos de comerialización del suero porque Behring le dijo que así
podría conseguir una cátedra y la dirección de un laboratorio estatal. La realidad, en cambio, fue distinta, lo que condujo
a que se rompiera la amistad con su colega. La discriminación por ser judio fue una constante durante todo este periodo.

A finales de 1896 fue nombrado director del Institut für Serumforschung und Serumprüfung, en Steglitz, un barrio
periférico. En este periodo siguió investigando el suero antidiftérico y aplicó su teoría de las cadenas laterales a la
inmunología. Introdujo el término 'toxoide' para la referirse a las toxinas que pierden su toxicidad manteniendo la
antegenicidad.

La teoría tuvo muchos detractores. Por ejemplo, en 1901 Max von Gruber (1853-1927) inició una etapa de enfrentamiento,
que también siguieron Svante August Arrhenius (1859-1927), Thorvald Madsen y Jules Jean Baptiste Vincent Bordet (1870-
1961). No reconocían la naturaleza exclusivamente química de la toxina diftérica y la antitoxina. Pensaban que era una
teoría sin valor práctico. Sin embargo, posteriormente, Wassermann afirmó que no hubiera podido desarrollar la reacción
que lleva su nombre sin las ideas de Ehrlich.

En 1897 Ehrlich fue contratado como oficial de salud pública en Frankfurt y cuando en 1899 se estableció el Instituto de
Terapéutica Experimental (Institut für experimentelle Therapie), fue su director. En realidad era el mismo que el anterior
que se había trasladado. En el discurso inaugural expuso su teoría de las cadenas laterales aplicada a la inmunología.
Trabajó en temas de cáncer, en tumores experimentales en ratones, y volvió a interesarse por los temas de la época de la
Charité. Así fue como pasó a primer plano el asunto de las tripanosomiasis. Se trataba de encontrar un colorante activo
contra los microorganismos pero que no produjera daños en el organismo.

Trabajó con Kiyoshi Shiga (1871-1957) con el que demostró que el rojo tripán era eficaz en la tripanosomiasis experimental
de ratones, pero no en mamíferos de mayor tamaño.

En 1906 Ehrlich se hizo cargo de la Georg Speyer Haus für Chemotherapie fundada para él por la viuda del banquero
Speyer. Esto marcó la tercera etapa en la vida científica de Paul Ehrlich. Retomó uno de los aspectos de su tesis de
doctorado: la necesidad de estudiar la relación existente entre la composición química de los fármacos y su modo de
acción sobre el organismo y sobre las células del cuerpo a las que iban dirigidos. Igual que sucedía en inmunología, uno de
sus propósitos era encontrar los productos específicos que tuvieran afinidad por los organismos patógenos. Habló de balas
mágicas: actuar sobre la causa de enfermedad dejando indemne al huesped. Curiosamente utilizó la palabra
'quimioterapia' en un artículo que publicó en la prensa diaria, el Frankfurter Zeitung und Handelsblatt, del 4 de septiembre
(Die Aufgaben der Chemotherapie).

La idea de matar los gérmenes causantes de una enfermedad mediante un agente químico era anterior a Ehrlich. Por
ejemplo, Unna, en 1886, utilizó el ictiol y la resorcina en dermatología; Koch, por su parte, empleó el cloruro mercúrico;
Biebrich (1882), el rojo escarlata; Laveran, Koch y Shiga utilizaron el atoxil –obtenido en 1860 por Béchamp, para tratar
las tripanosomiasis.

Junto con sus ayudantes probaron decenas de sustancias químicas. Trabajó, por ejemplo,como se ha dicho, con las
tripanosomiasis y las enfermedades producidas por protozoos. Dos estudios ejercieron sobre Ehrlich una especial
influencia: una monografía de E. Heubel sobre la intoxicación saturnina y los sucesivos trabajos sobre la modificación
química de la molécula de la estricnina y sus consiguientes propiedades farmacológicas. Como se ha visto, Ehrlich había
trabajado con colorantes histológicos y se planteó con rigor el problema bioquímico de la neurotropía del azul de metileno.
Como muy bien señala Laín, se hizo dos preguntas:

-¿Por qué el azul de metileno colorea la sustancia nerviosa?

-¿Por qué la sustancia nerviosa es coloreada por el azul de metileno?

Esto le llevó a concebir desde el punto de vista químico la patogenia, la fisiopatología y la terapéutica activa de la
enfermedad. Con esta actitud comenzó a estudiar la composición del atoxil y sus propiedades espirilicidas. Shaudin y
Hoffmann, en Berlín, acababan de descubrir el Treponema pallidum como agente productor de la sífilis (1905) y
Wassermann un método para diagnosticarla biológicamente (1906). Roux y Metschnikoff demostraron que podía
transmitirse experimentalmente al mono. Con estos hallazgos se lanzó Ehrlich, ayudado por bacteriólogos y químicos, a
convertir el atoxil, una sustancia parasitotropa, en un tóxico para el microbio patógeno con escasa o nula repercusión para
el huesped. Esta labor la hizo a través de los siguientes pasos, que se corresponden con un uso riguroso del método
científico:

a) estableció la verdadera fórmula del atoxil (es un aminoderivado del ácido fenilarsénico); b) acetiló el arsanil obteniendo
la arsacetina, medicamento activo frente al treponema, pero productora de lesiones en el nervio óptico; c) el arsanil y la
arsacetina no eran activas contra el tripanosoma in vitro, luego pasaba algo en el organismo que hacía que cambiaran de
estructura y se convirtieran en activas; d) formulación de hipótesis: debía producirse una acción reductora en los tejidos
humanos; e) obtuvo estas sustancias artificialmente: arsenofenilglicina; f) comprobó que las células de los tripanosomas
tenían grupos arsenorreceptores y aceticorreceptores, y las del treponema, grupos arsenorreceptores,
halogenorreceptores e hidroilorreceptores; g) buscó sustancias en cuya molécula existieran grupos hidroxílicos asociadas
al arsenobenzol; h) halló el dioxidiamidoarsenobenzol, que poseía propiedades parasitotropas y no organotropas. Éste era
el compuesto 606 al que le puso el nombre de salvarsán, o "arsénico que salva". Más tarde, conforme al método científico,
verificó las hipótesis y estableció las pautas de administración.

No hay que olvidar queen 1909 Kitasato le envió un nuevo discípulo, Sahachiro Hata (1873-1938), que era especislita en
infecciones experimentales por Treponema pallidum en conejosy había estudiado la eficacia de los derivados del atoxil. El
'606' fue dado a conocer por Ehrlich en abril de 1910, en Wiesbaden, en el 27 Congreso alemán de Medicina interna.

La andadura del nuevo medicamento no fue, al principio, un camino de rosas. Farbwerke-Hoechst no esperó más ensayos
y distribuyó 65.000 unidades de forma gratuita entre los médicos. El producto, en ocasiones, presentaba efectos
secundarios y algunos adversarios no tardaron en importunar y criticar a Ehrlich; el cabecilla acabó en prisión. A pesar de
que se trató de retener el producto hasta que se hubiera probado en centenares de pacientes, Ehrlich no pudo evitar la
demanda creciente del nuevo fármaco. El salvarsán también tuvo otro tipo de enemigos: la iglesia ortodoxa rusa, por
ejemplo, sostuvo la opinión de que las enfermedades venéreas eran el castigo de Dios a la inmoralidad y no debían
tratarse. La policía alemana también estuvo contra el salvarsán debido a los problemas que planteaba la prostitución.
Fueron cuatro años difíciles hasta que Ehrlich sustituyó el 606 por el 914 o neosalvarsán, más soluble, fácil de usar y no
perdía eficacia.

Ehrlich logró eliminar de esta manera a los gérmenes causantes de enfermedad sin lesionar al organismo mediante la
inyección de un producto en la sangre. Es lo que antes se ha llamado "balas mágicas". Este conjunto de trabajos significó
su gloria y el comienzo de una fase revolucionaria para la farmacología y, por tanto, para la terapéutica. En poco tiempo
siguieron las sulfamidas y después los antibióticos, y toda una serie de productos orgánicos con eficacia terapéutica.

Ha de quedar claro que Ehrlich utilizó el término quimioterapia para referirse a una parte de la terapéutica experimental,
diferenciándola del término "farmacología". Ésta última surgió como una disciplina separada; Rudolf Bucheheim y Oswald
Schmiedeber -contemporáneos de Ehrlich- llegaron a ser dos figuras clave en su desarrollo durante la segunda mitad del
siglo XIX. Ehrlich también estudió, como los anteriores, numerosos fármacos como la iodina, talina, y cocaína, entre otros
(1885-1894). Pero Ehrlich creía que la farmacología había contribuido en la introducción de nuevos medicamentos que
actuaban sobre síntomas, pero nada sobre los medicamentos específicos, verdaderamente curativos. La terapéutica
experimental, para Ehrlich, debía reproducir las enfermedades en animales para, más tarde, estudiar científicamente la
acción de los fármacos. Las enfermedades infecciosas eran un ejemplo.

Ehrlich dividió la terapéutica experimental en tres categorías: la organoterapia o estudio de los órganos o sus extractos, o
lo que podríamos llamar hormonas; la bacterioterapia o el uso de agentes inmunológicos; y quimioterapia experimental,
la más nueva y, quizás, la más difícil de las tres. Para él ésta última se basaba en el concepto de afinidad selectiva. Para
que una droga actuara sobre un microorganismo primero debía fijarse a él. Lo que pasa es que estas sustancias también
suelen "fijarse" a las células normales. De ahí la extraordinaria dificultad en encontrar moléculas que no dañaran al
organismo pero sí actuaran sobre la causa.

Ehrlich fue trabajador infatigable, discreto y un hombre muy modesto. Comía poco y fumaba mucho (unos veinticinco
puros al día). Era frecuente verlo con una caja de cigarros bajo el brazo. Sus ayudantes y colaboradores lo adoraban. Su
secretaria Martha Marquardt publicó una biografía que ofrecía detalles de su vida en Frankfurt. Hablaba siempre en
alemán aunque leía inglés y francés; suficiente para "devorar" decenas de trabajos científicos, como solía hacer.

Ehrlich fue miembro ordinario, honorario o corresponsal de, al menos, ochenta y una academias y sociedades científicas
(Austria, Bélgica, Brasil, Dinamarca, Egipto, Finlandia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, ltalia, Países Bajos,
Noruega, Rumania, Rusia, Serbia, Suecia, Turquía, los E.E.U.U. y Venezuela). Fue nombrado doctor honoris causa de las
universidades de Chicago, Göttingen, Oxford , Atenas y Breslau, y también fue condecorado en Alemania, Rusia, Japón,
España, Rumania, Serbia, Venezuela, Dinamarca yNoruega.

En 1887 recibió el premio de Tiedemann del Senckenberg Naturforschende Gesellschaft en Frankfurt/Main. En 1906 el
premio honorífico durante la celebración del quincuagésimo congreso internacional de medicina en Lisboa. En 1911 la
medalla Liebig de la sociedad química alemana, y en 1914 el premio de Cameron, de Edimburgo. En 1908 compartió con
Metchnikoff la distinción científica más alta, el premio Nobel.

La Primera gran guerra le dejó muy afectado; se interrumpió la actividad científica, se cortaron las relaciones con otros
científicos, etc. En diciembre de 1914 tuvo un derrame cerebral leve del que se recuperó. Sin embargo, el 20 de agosto de
1915, en la ciudad de Bad Homburg, tuvo un segundo derrame que le causó la muerte. Fue enterrado en el cementerio
judio de Frankfurt.

Pionero en investigación hematológica

Ya graduado, fue a Berlín a trabajar como médico. Contó con el apoyo de sus jefes para hacer estudios sobre la aplicación
de los colorantes en hematología y logró definir la afinidad de algunas células de la sangre por los colorantes. Describió
cómo fijar los extendidos de sangre sobre el vidrio y cómo teñirlos. Aplicando estos conocimientos a la clínica, logró
diferenciar varias enfermedades hematológicas. Ehrlich fue pionero en teñir los tejidos vivos. Con el azul de metileno
estudió enfermedades como la tifoidea y logró teñir el bacilo de Koch. En 1882, publicó sus resultados, que fueron la base
de métodos aún vigentes o para crear la técnica Gram.

Describió y denominó a los mastocitos, clasificó los glóbulos blancos en linfocitos y leucocitos y a estos últimos en
neutrófilos, basófilos y eosinófilos. Hizo estudios sobre leucemia, leucocitosis, linfocitosis y eosinofilia y publicó un tratado
sobre anemias.

En 1883, se casó y tuvo dos hijas. En 1887 fue nombrado docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Berlín
y, después, médico del famoso hospital de la Charité de Berlín. En 1889, enfermó de tuberculosis y se marchó durante un
tiempo a Egipto.

Inmunología

En 1890, lo contrató Robert Koch para trabajar en el Instituto para el estudio de enfermedades infecciosas en un nuevo
campo: la inmunidad.

Demostró que la reacción toxina-antitoxina podía acelerarse con calor y retrasarse por el frío. Preparó unas curvas de
inmunización que ayudaron en la preparación de sueros inmunizantes, definió la inmunidad activa de la pasiva y analizó
la transmisión de la inmunidad de la madre al feto. También trabajó en varios aspectos del cáncer. Estableció su famosa
teoría de cadenas laterales, cuyos detractores pensaban que no tenía valor práctico. Sin embargo, Wassermann manifestó
que nunca hubiera desarrollado la reacción que lleva su nombre sin las ideas de Ehrlich.

Las “balas mágicas”

En 1897, Ehrlich fue contratado en Frankfurt como oficial de salud pública y, en 1899, se le designó como director del
Instituto de Terapéutica Experimental. Estudió la relación entre la composición química de los fármacos y su modo de
acción sobre las células del cuerpo a las que iban dirigidos. Buscó productos específicos que tuvieran afinidad por los
organismos patógenos y, por ello, acuñó el término de “balas mágicas”: productos que pudieran actuar sobre la causa de
enfermedad dejando indemne al huésped.

Salvarsán y neo-salvarsán

Estudió la composición del atoxil que había sido obtenido en 1860 por Béchamp, y también sus propiedades espirilicidas.
En Berlín, se descubrió en 1906 el Treponema pallidum como causante de la sífilis y Wassermann halló un método para
su diagnóstico. Sobre esta base, Ehrlich y su equipo se lanzaron a convertir el atoxil, una sustancia parasitotropa, en un
tóxico para el microbio con baja o ninguna repercusión para el huésped. Lo hizo empleando rigurosamente el método
científico: se trataba del compuesto 606 que él llamó salvarsán o “arsénico que salva”. Verificó las hipótesis y estableció
las pautas de su administración.

Ocurrió que la empresa Farbwerke-Hoechst no esperó más ensayos y distribuyó 65 mil unidades gratuitamente entre los
médicos. Pero, como en algunos casos se presentaron efectos secundarios, algunos adversarios criticaron a Ehrlich, quien
acabó en prisión. A pesar de sus esfuerzos para hacer más pruebas, Ehrlich no pudo evitar la demanda creciente del nuevo
fármaco. La iglesia ortodoxa también combatió al salvarsán, pues sostuvo que las enfermedades venéreas eran el castigo
de Dios a la inmoralidad y no debían tratarse. Pasaron cuatro años hasta que Ehrlich presentó el 914 o neosalvarsán, en
lugar del 606. Era más soluble, fácil de usar y no perdía eficacia.

De esa manera Ehrlich logró, mediante la inyección de un producto a la sangre, eliminar los gérmenes sin dañar el
organismo. Es lo que él denominó “balas mágicas”. Estos trabajos fueron el inicio de una fase revolucionaria para la
terapéutica. Poco después, surgieron las sulfamidas y los antibióticos.

La quimioterapia

Ehrlich utilizó el término quimioterapia para referirse a una parte de la terapéutica diferenciándola de la “farmacología”.
Es así que Ehrlich dividió la terapéutica experimental en tres grandes categorías: la organoterapia (hormonas), la
bacterioterapia o el uso de agentes inmunológicos; y la quimioterapia experimental, que se basaba en el concepto de
afinidad selectiva. Esto último requería encontrar moléculas que actuaran sobre la causa de la enfermedad pero no dañar
al organismo normal.

Paul Ehrlich fue un trabajador incansable, modesto y discreto. Comía poco y fumaba mucho y era muy querido por todos
sus colaboradores. Fue miembro de más de 80 sociedades científicas internacionales y doctor honoris causa de varias
universidades. Recibió muchas distinciones, como el premio Nobel en 1908. En 1914 falleció luego de dos derrames
cerebrales; fue enterrado en el cementerio judío de Frankfurt.

12. ¿Qué tipo de microorganismos podrían estar asociados a enfermedades en el ser humano?

Qué son los microorganismos y sus características

Los microorganismos son pequeños seres vivos de cuyo estudio se encarga la microbiología. En este otro artículo de
EcologíaVerde te explicamos todo sobre la Microbiología ambiental: definición e importancia.

De hecho, son tan pequeños que no se pueden ver por el ojo humano y es necesario un microscopio para visualizarlos y
estudiarlos. La estructura de los microorganismos es muy simple y alberga especies beneficiosas, patógenas y otras que
varían según las circunstancias, pero de estos detalles nos ocuparemos más tarde.
Dentro de los microorganismos existen especies unicelulares y pluricelulares, tanto procariotas (como las bacterias) como
eucariotas (como los protozoos o los hongos). También incluyen seres ultramicroscópicos, solo visibles con microscopios
como los electrónicos, como son los virus.

Entre las características generales de los microorganismos destacamos:

Su alimentación y supervivencia requiere nutrientes como proteínas o carbohidratos.

Para su desarrollo necesitan agua, aunque la cantidad varía entre microorganismos. Así, por ejemplo, las bacterias
requieren menos agua que los mohos o los hongos.

Los microorganismos suelen tener rangos estrechos de temperaturas en los que se desarrollan de forma óptima y varían
de unos grupos a otros, pero la gran mayoría se desarrolla entre los 30 y los 50 grados.

Las bacteria pueden requerir oxígeno para sobrevivir (aerobios estrictos), su ausencia completa (anaerobios) o tolerar el
oxígeno (anaerobios facultativos). Los hongos y demás microorganismos eucariotas suelen ser aerobios.

Al igual que con la temperatura, los rangos que toleran de pH suelen ser estrechos. En este sentido diferenciamos
microorganismos acidófilos (ambiente ácido), neutros o alcalófilos (ambientes alcalinos).

El tiempo que requieren para su desarrollo y crecimiento depende del tipo de microorganismo y de que las condiciones
sean más o menos óptimas. Así, diferenciamos, microorganismos de crecimiento lento y de crecimiento rápido.

Qué son los microorganismos: clasificación, características y tipos - Qué son los microorganismos y sus características

Clasificación de los microorganismos

Podemos clasificar los microorganismos en cuatro grandes grupos:

Bacterias

Se trata de microorganismos unicelulares, es decir, poseen una única célula y un material genético no organizado en el
interior de un núcleo. Se reproducen por bipartición y son capaces de donar y recibir material genético mediante
transformación, transducción o conjugación. Existen varias formas bacterianas, pudiendo ser redondeadas (cocos), en
forma de hélice (espirilos) o pequeños y curvados (vibrios).

Virus

Se trata de formas acelulares que por lo general están formadas por una cápside proteica con o sin envoltura y una
molécula de ADN o ARN (nunca los dos). Son microorganismos parasitos obligados, es decir, necesitan infectar una célula
(animal o vegetal) para poder reproducirse y sobrevivir. Según la forma de su cápside pueden ser icosaédricos (forma más
o menos redondeada) o cilíndrica. También existen virus con estructura más compleja y que poseen una cabeza y una
cola. Los virus pueden matar a la célula a la que infectan o usarla como reservorio, esperando a las condiciones adecuadas
para liberarse.

Hongos

Se trata de microorganismos eucariotas unicelulares o pluricelulares. Se reproducen por gemación, es decir, el progenitor
emite una protuberancia que va creciendo hasta que esté preparada para separarse. También pueden reproducirse
mediante esporulación o rotura en fragmentos. Pueden ser levaduras (unicelulares) u hongos con hifas (pluricelulares).

Parásitos

Los parásitos son los protozoos como las amebas y los helmintos y gusanos. Se trata de organismos eucariotas. Se
diferencian en que los protozoos son unicelulares y los helmintos y gusanos son pluricelulares. Los parásitos no se suelen
clasificar como microorganismos, pero a menudo la microbiología se estudia conjuntamente con la parasitología.

Qué son los microorganismos: clasificación, características y tipos - Clasificación de los microorganismos
Tipos de microorganismos

Hay otras clasificaciones más complejas de los microorganismos, que tienen en cuenta la inmunidad y la peligrosidad que
suponen para el organismo. Así, estos son los tipos de microorganismos según este criterio:

Microorganismos beneficiosos

Se trata de microorganismos que producen beneficios para el ser humano, ya sea formando parte de la microbiota del ser
humano o mediante la producción de productos de interés para los seres humanos como queso, cerveza, antibióticos,
yogur o pan. Aunque parezca que los microorganismos son malos, la mayoría de ellos son beneficiosos, y se incluyen en
este grupo algunas bacterias y hongos (exceptuamos a los virus). La microbiota del ser humano es fundamental para la
supervivencia y el bienestar del organismo. Así, desempeñan funciones como la protección frente a las infecciones o la
contribución a los procesos de digestión.

Microorganismos patógenos

Incluimos en este grupo a aquellos microorganismos que son capaces de producir enfermedades en sus huéspedes y
pueden ser tanto virus como bacterias u hongos. Su mecanismo consiste en infectar a las células, reproducirse en ellas y
matarlas o bien dañarlas y producir enfermedades. Las bacterias, además, son capaces de producir toxinas que provocan
daños. Se combaten con los antimicrobianos, que pueden ser antibióticos para bacterias, antivíricos para virus y
antifúngicos o antimicóticos para hongos. El grado de patogenicidad de un microorganismo depende del estado inmune
de la persona infectada.

Algunos de los microorganismos más conocidos y estudiados, que pueden ocasionar enfermedades, son los siguientes:

Escherichia coli. Son los microbios causantes de enfermedades como diarrea hemorrágica o insuficiencia renal. Habitan
en los intestinos.

Salmonella. Son microorganismos que ocasionan diversas enfermedades. Buena parte de ellas son diarreicas. Se propaga
a través de la orina y las heces.

Streptococcus pneumoniae. Son los microbios que causan enfermedades como neumonía, sinusitis u otitis, así como
también meningitis.

Mycobacterium tuberculosis. En general, afectan el funcionamiento del hígado y del pulmón, pero tienen la capacidad de
enfermar a cualquier órgano del cuerpo. Son microbios muy resistentes al frío.

Yersinia pestis. Este microbio habita en los roedores, aunque se transmite a través de pulgas. Causó la enfermedad
conocida como “peste negra” en Europa, que acabó con la vida de más de 200 millones de personas.

Bacillus cereus. Es un microorganismo que ocasiona intoxicación, vómitos, diarrea y náuseas. Habita en alimentos y se
caracteriza por reproducirse muy fácilmente.

Treponema pallidum. Es un microorganismo se combate con penicilina y se caracteriza por no sobrevivir en el exterior del
cuerpo. Además, este microbio ocasiona la enfermedad de transmisión sexual llamada sífilis.

¿Por qué causan enfermedades los microorganismos? Los microorganismos causan enfermedades cuando necesitan de
otro ser vivo para vivir y reproducirse. Por ejemplo, nuestro cuerpo puede ser utilizado por el microorganismo para
obtener alimento, crecer y reproducirse. En este proceso, el microorganismo que es patógeno nos causa daño al
infectarnos.

2. Tipos de microorganismos causantes de enfermedades. Los microbios tienen múltiples formas y tamaños. Podemos
dividir los microorganismos causantes de enfermedades como:- Hongos- Protozoos- Bacterias- Virus

3. Hongos Los hongos causantes de enfermedades son organismos eucariotas (poseen un núcleo donde está su ADN),
pueden estar formados por una o varias células y son microscópicos, por lo que generalmente no los podemos observar.
Sin embargo, cuando invaden un alimento podemos verlo en forma de Moho, por ejemplo, el moho del pan. Los hongos
pueden causar enfermedades de la piel, como la tiña, pie de atleta o infección de las uñas. También hay hongos que
descomponen alimentos y que pueden producir sustancias venenosas para los mamíferos. Sin embargo, al igual que la
mayoría de los microorganismos, gran parte de ellos no son patógenos ni perjudiciales para la salud, y forman parte
importante de comunidades formadas por plantas, insectos y pequeños mamíferos.

4. Bacterias Son seres vivos microscópicos formados por una sola célula. A diferencia de las células eucariontes, el de las
bacterias no se encuentra en un núcleo, por lo que se les llama “microorganismos procariontes”. Las bacterias son mucho
más pequeñas que las células de nuestro cuerpo y tienen formas muy variadas, que sólo pueden observarse en un
microscopio. La mayor parte de las especies de bacterias no son patógenas. Ellas viven normalmente en muchos lugares
y en muchas partes de nuestro cuerpo, como en la piel y los intestinos. Su presencia permite mantener nuestra salud en
buenas condiciones, siempre y cuando se encuentren en un número adecuado. Cuando nuestras defensas bajan, es
posible que las bacterias que habitan nuestro cuerpo de forma normal, se reproduzcan de forma excesiva, y pueden causar
enfermedades. Algunas bacterias son causantes de una variedad de enfermedades. Ellas son capaces de infectar nuestro
organismo y enfermarnos, produciendo problemas muy leves o muy graves e incluso la muerte. Entre las infecciones más
comunes causadas por bacterias están las “espinillas”, la caries y la diarrea. Las espinillas o acné son poros de nuestra piel
colonizados por bacterias que provocan una pequeña infección, que resulta en un grano que puede llegar a ser bastante
doloroso.

Cuando en nuestros dientes quedan restos de comida, las bacterias que viven naturalmente en la boca se alimentan de
ella y producen daño en los dientes. Este daño se denomina Caries. La diarrea también puede ser causada por bacterias.
En este caso las bacterias son ingeridas desde alimentos o agua contaminada y producen dolor estomacal y diarrea. Estos
son sólo algunos ejemplos de enfermedades causadas por bacterias. Además de ellos, existen enfermedades mucho más
graves que pueden afectar a muchos órganos de nuestro cuerpo (como pulmones, estómago, huesos, ojos, cerebro,
sangre, etc.) y podrían llevar a la muerte del ser humano.

5. Virus Los virus son microbios mucho más pequeños que las bacterias y muy diferentes. Incluso no podemos verlos en
el microscopio que se usa para ver a las bacterias y deben ser observados con un microscopio especial, llamado
“microscopio electrónico”. Los virus tienen diversas formas y tamaños, algunos son grandes y complejos como los virus
“Pox”, otros son alargados como el virus de la rabia y otros muy pequeños como los parvovirus. Los virus necesitan entrar
en una célula para poder reproducirse. La célula que se infecta con un virus se dedica ahora a producir todos los
componentes que forman un virus. La célula infectada produce entonces muchos nuevos virus que luego abandonarán la
célula, rompiéndola y matándola para diseminarse en el cuerpo de la persona contagiada, infectando a más células.

Los virus producen muchas de las enfermedades que conocemos, como la hepatitis donde se ponen los ojos amarillos, el
resfrío común y la influenza que es un resfrío pero muy fuerte que puede causar la muerte. Los virus son también
responsables de producir el SIDA, donde el virus llamado VIH ataca al sistema de defensa del cuerpo, dejándonos
indefensos ante otros microorganismos que normalmente no nos enfermarían.

6. Protozoos Son microorganismos eucariotas (los que tienen núcleo) que viven principalmente en el agua, por ejemplo,
en el agua de los acuarios y charcos. A diferencia de las bacterias, los protozoos son depredadores, es decir, “cazan” su
alimento y luego lo absorben para digerirlo. Poseen una gran variedad de formas y tamaños; la mayoría de ellos posee
flagelos o cilios, que son estructuras que los ayudan a moverse a través del agua. Algunos de los protozoos son capaces
de producir graves enfermedades en los seres humanos, como la enfermedad de Chagas y la Malaria.

La enfermedad de Chagas es una enfermedad causada por un protozoo llamado Trypanosoma. Este protozoo infecta un
insecto, conocido en Chile como “vinchuca”. La vinchuca es un insecto que se alimenta de sangre y puede encontrarse en
casas, gallineros y corrales entre la I y la VI región. Cuando la vinchuca pica a un ser humano, el Trypanosoma es
transmitido y produce la enfermedad. La malaria es una enfermedad producida por un protozoo llamado Plasmodium. El
Plasmodium infecta a un tipo de mosquito muy común en África. Cuando el ser humano es picado por ese mosquito
infectado, éste transmite el Plasmodium y se produce la enfermedad.
Los priones son proteínas simples, mucho más pequeñas que un virus, y de naturaleza única porque carecen de material
genético. Todas las enfermedades causadas por priones perturban el sistema nervioso y son mortales porque el sistema
inmune no reconoce las proteínas como extrañas. Por lo tanto, el individuo no desarrolla protección.

Helmintos

Los helmintos están entre los parásitos más grandes. La palabra "helminto" deriva de la palabra griega que significa
gusano. Si estos parásitos o sus huevos entran en tu cuerpo, se alojan en el tracto intestinal, los pulmones, el hígado, la
piel o el cerebro, donde viven de los nutrientes de tu cuerpo. Entre los helmintos se encuentran las tenias y las lombrices.

13. ¿Qué métodos de laboratorio podrían utilizarse para el diagnósticos de eso patógenos?

Se pueden utilizar varios métodos de diagnóstico que van desde los métodos directos, con la detección directa del
microorganismo causante de la infección, como son la microscopía, los cultivos, la detección de genes específicos y la
detección del antígeno a los métodos indirectos, como la serología, en la que se detectan los niveles de anticuerpos
específicos contra antígenos concretos de los microorganismos.
Anexo sobre las tres eras doradas de la Microbiología:

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