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¿Cómo fuimos creados?

Puff: Vida
El ser humano es, por naturaleza, una especie muy curiosa. Es por esta
razón que, a lo largo de 3,700 millones de años de la existencia de este, no se ha
podido evitar el surgimiento de la pregunta ¿Cómo fuimos creados?
Es por esto que, a lo largo de la historia, varios científicos y filósofos se han
propuesto encontrar la respuesta a esta intrigante duda, presentando diversas
teorías entre las cuales se destacan la existencia de un ser superior causante de
la creación y el surgimiento repentino de la vida.
Se cree que el inicio de la vida data de hace ahora aproximadamente 3.800
millones de años, siendo que los primeros seres vivos que aparecieron en el
planeta Tierra eran pequeños microorganismos unicelulares, similares a las
bacterias actuales. Estas células han evolucionado en el tiempo y se clasifican en
dos grandes grupos: procariotas y eucariotas. Ambos tipos presentan una
excelente capacidad de desarrollo y adaptación, lo que dio lugar a una gran
diversidad de especies.
Los antiguos filósofos, en su constante búsqueda de respuestas sobre el
porqué de las cosas, desarrollaron una investigación sobre el surgimiento de la
vida, creando la hipótesis referida a la creencia de que ciertas formas de vida
animal y vegetal surgían de manera automática, es decir, espontanea. A esta
teoría se le dio el nombre de Teoría de la Generación espontánea.
Uno de los principales precursores de esta teoría fue el Filósofo Griego
Aristóteles. Quien propuso que la generación espontánea de la vida era el
resultado de la interacción de la materia inerte con una fuerza vital o soplo divino
que llamó entelequia. A este argumento encontró sus principales adeptos en
grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII como Sir Francis Bacon, Descartes
y Newton quienes para la época desconocían el microscópico mundo de la
microbiología.
Esta hipótesis se basó en la observación de que, si dejaban en un
recipiente los elementos correctos, encontrarían al cabo de cierto tiempo, animales
tales como ratones, que aparecerían en lugar de los elementos dejados. Esta
teoría sobre el origen de la vida no llegaba a contradecir a lo establecido en la
reproducción convencional, ya que las criaturas obtenidas por generación
espontaneaeran eran tan perfectas e idénticas como las nacidas de la
reproducción sexual.
Así fue como se sostuvo la idea de que en la carne descompuesta, los
excrementos o las mismas entrañas del ser humano, se daban por generación
espontánea diversas formas de vida, en vez de pensar que de algún modo habían
éstas llegado hasta allí.

Posteriormente varios científicos refutaron la teoría de la generación


espontánea, para ello, desarrollaron experimentos que tratarían de demostrar lo
contrario. Los tres principales fueron:
Francesco Redi, un médico italiano que no creía en los principios básicos
de la teoría, como que los insectos pudieran surgir de manera espontánea de la
putrefacción, y argumentaba que en algún momento un insecto adulto debía
depositar los huevos o larvas sobre la materia en descomposición.
Llevó esta teoría a una prueba en el año 1668 diseñando un experimento
en el que ubicó tres trozos de carne en tres diferentes envases; dejó uno de estos
abierto y los otros dos cerrados con gasas para permitir que el aire ingresara al
frasco, pero no los insectos como moscas. Luego de un tiempo encontró larvas en
la carne expuesta y huevos sobre las gasas que sellaban los envases cerrados,
sin embargo, la carne dentro de estos dos estaba intacta. Tras esta comprobación
Redi concluyó en que la teoría de la generación espontánea no existe.
En el año 1769 el sacerdote católico Lázaro Spallanzani desarrolló un
nuevo experimento que preparó el camino a la pasteurización. El italiano separó
dos envases y los llenó con caldo de pollo, luego de haberlos calentado a una
temperatura suficiente para eliminar todo microorganismo presente en ellos y de
haber sellado el envase herméticamente. Luego de unos días observó que del
caldo no surgía ningún microorganismo viviente. De esta manera demostró que los
microorganismos no nacen espontáneamente de la materia, sino que provienen de
otros microorganismos
Finalmente, en la segunda mitad del siglo XIX, Louis Pasteur demostró
definitivamente que el crecimiento de los microrganismos no se debe a la
generación espontánea, poniendo fin con esto a tan afamada teoría de la creación.
Su demostración la hizo a través de un experimento donde expuso caldos
hervidos en matraces provistos de un filtro que evitaba el paso de partículas de
polvo hasta el caldo de cultivo, simultáneamente expuso otros matraces que
carecían de ese filtro, pero que poseían un cuello muy alargado y curvado que
dificultaba el paso del aire, y por ello de las partículas de polvo hasta el caldo de
cultivo. Utilizó dos frascos de cuello de cisne, estos matraces tienen los cuellos
muy alargados que se van haciendo cada vez más finos, terminando en una
apertura pequeña, y tienen forma de "S". En cada uno de ellos metió cantidades
iguales de caldo de carne (o caldo nutritivo) y los hizo hervir para poder eliminar
los posibles microorganismos presentes en el caldo. La forma de "S" era para que
el aire pudiera entrar y que los microorganismos se quedasen en la parte más baja
del tubo. Al cabo de un tiempo observó que nada crecía en los caldos
demostrando así que los organismos vivos que aparecían en los matraces sin filtro
o sin cuellos largos provenían del exterior, probablemente del polvo o en forma de
esporas.
Finalmente cortó el tubo en forma de “S” de uno de los matraces. El matraz
abierto tardó poco en descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su
estado inicial. De esta manera Louis Pasteur mostró que los microorganismos no
se formaban espontáneamente en el interior del caldo, refutando así la teoría de la
generación espontánea y demostrando que todo ser vivo procede de otro ser vivo
anterior (Omne vivum ex vivo).
Este principio científico fue la base de la teoría germinal de las
enfermedades y la teoría celular, y significó un cambio conceptual sobre los seres
vivos y el inicio de la microbiología moderna.
En conclusión, la teoría de la generación espontánea fue una de las más
aceptadas durante mucho tiempo. Defendida por grandes personajes como
Aristóteles o Newton. La popularidad de esta teoría estuvo mayormente
influenciada por la ignorancia existente en los siglos pasados. Ya que, al no tener
conocimiento del extenso mundo microbiológico, esta teoría tenía mucho más
sentido para las personas de la época.
Actualmente los científicos en general han llegado a la conclusión de que
esta teoría ha sido definitivamente refutada, siendo más aceptadas las teorías
mejor corroboradas por experimentos científicamente comprobados. Sin embargo,
la teoría de la generación espontánea se ganó su lugar en la historia por ser una
de las más populares por mucho tiempo.

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