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De dónde salen los seres vivos? Esta pregunta parecería absurda hoy
en día. Los seres vivos, sabemos, nacen de otros seres vivos.
Siempre. La vida proviene de la vida y así ha sido desde su inicio,
evolucionando de modo incesante y diversificándose de manera
asombrosa. Sin embargo, esto no era tan claro en la antigüedad.
Ciertamente muchos animales nacían de otros, incluidos los seres
humanos, pero se creía que ése era un caso especial, es decir, que
había otras formas de crear seres vivos. Los babilónicos creían que
los gusanos surgían espontáneamente del barro, los chinos pensaban
que los pulgones nacían así del bambú y los indostanos creían que la
suciedad y el sudor daban origen a las moscas.
Así culminaban los cerca de 200 años que habían pasado desde los
primeros experimentos de Redi. Solo quedaba un misterio: al menos
en un momento, hace unos 3.800 millones de años, la vida surgió a
partir de la materia inanimada. ¿Cómo fue posible? Quien descubra
cómo ocurrió ese proceso pasará a la historia como Pasteur o
Spallanzani.
Aristóteles[editar]
Aristóteles escribió acerca del origen espontáneo de
plantas, testáceos e insectos a partir de materia descompuesta.3 Explicó que
se originaban gracias a una interacción de fuerzas capaces de dar vida a lo
que no la tenía con la materia no viva. A esta fuerza la llamó entelequia. La
teoría sigue la creencia hilozoísta de la tradición griega, que contempla de
modo animista el universo como un ser vivo y por tanto como capaz de generar
vida a partir de sus cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Para
Aristóteles, la vida requiere de un principio material (combinación de los cuatro
elementos) y uno activo. Este último era el calor y este lo produce
el corazón en los humanos y algunos animales, y en el caso de la generación
espontánea, eran los rayos del sol o el viento. 43 Sin embargo, Aristóteles creía
que no era generación espontánea como lo entendemos hoy sino "ayudados
de la influencia de los cuerpos celestes que creían ser de una naturaleza
superior".5
Refutación[editar]
Comenzó a ser objetada por la escolástica del siglo XIII con la frase de Tomás:
"Los antiguos sabios admitían la 'generación equívoca' conforme a la cual
algunos organismos nacían de la materia inorgánica, principalmente en otro
tiempo viva, no por virtud de las solas fuerzas de la materia, como quieren los
defensores de la generación espontánea, sino ayudados de la influencia de los
cuerpos celestes que creían ser de una naturaleza superior". 6 Hoy en día, la
comunidad científica considera que esta teoría está plenamente desechada.
Diversos experimentos se realizaron desde 1668, para encontrar respuestas,
hasta que Pasteur demostró definitivamente, a mediados del siglo XIX, que la
teoría de la generación espontánea es una falacia, postulando la ley de
la biogénesis, que establece que todo ser vivo proviene de otro ser vivo ya
existente.7
El experimento de Redi[editar]
Francesco Redi (1626-1697), reconocido médico italiano, fue uno de quienes
dudaron de la generación espontánea: pensaba que los insectos jamás podrían
nacer de la putrefacción. Con el propósito de demostrarlo, diseñó un
experimento para determinar si se desarrollaban larvas de moscas si no se
dejaba a ninguna mosca adulta entrar en contacto con la carne. Puso la carne
en tres frascos: uno de ellos permaneció abierto y selló los otros dos. En el
frasco abierto, observó que había moscas continuamente. Después de un corto
período, había gusanos únicamente en el frasco abierto. Redi llegó a la
conclusión de que los gusanos aparecían en la carne descompuesta solo si las
moscas habían puesto antes sus huevos en la carne. 7
Los que se oponían a las ideas de Redi, porque apoyaban la idea de la
generación espontánea, alegaron que no se había permitido que el aire entrara
a los frascos sellados, por lo que la falta de aire evitaba que hubiera
generación espontánea. Redi rediseñó su experimento y empleó gasas para
tapar los frascos: estas permitían que entrara el aire, pero no las moscas. Al
final de la experiencia no aparecieron gusanos en la carne, pero los huevos de
las moscas quedaron depositados sobre las gasas.
Los experimentos de Redi presentaron evidencia en contra de la teoría de la
generación espontánea. Aun así, los defensores de esta teoría no la
consideraron suficiente.
El experimento de Spallanzani[editar]
Lázaro Spallanzani (1729-1801) demostró en 1769 que no existe la generación
espontánea de la vida, abriendo de alguna forma el camino a Pasteur quien
trabajaría en el asunto en el siglo XIX. Tras rechazar la teoría de la generación
espontánea, Spallanzani diseñó experimentos para refutar los realizados por el
sacerdote católico inglés John Turberville Needham, quien había calentado y
seguidamente sellado caldo de carne en diversos recipientes. Debido a que se
habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los
recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la m
ateria no viviente. No obstante, prolongando el periodo de calentamiento y
sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que
dichos caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes se
mantuvieran herméticamente cerrados y habiendo sido esterilizados
Todos los seres vivos están constituidos por unidades básicas y fundamentales conocidas como células. La célula es la unidad
funcional de toda la materia viva, así como la célula contiene el material genético hereditario, el cual se transmite a todas las
células descendientes. Las afirmaciones anteriores forman parte de los postulados fundamentales de la Teoría Celular,
postulados por Schawn y Schleiden en 1839. Esto, producto de una batería de experimentos científicos realizados, generalmente,
con recursos limitados, pero con una impecable metodología e ingenio de varios investigadores. Enmarcado sobre este proceso,
se encuentra las notables experiencias de Luis Pasteur y Reed, que gatillaron uno de los fundamentos básicos de la Teoría
Celular cual es que "Toda célula proviene de otra célula" y que permitió definitivamente la muerte de la Teoría de la "Generación
Espontánea".
Objetivos.