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La generación espontánea es una hipótesis obsoleta sobre el origen de la vida que sostenía que las
formas de vida animal y vegetal surgían de manera espontánea a partir de materia orgánica,
inorgánica o de una combinación de estas. Nunca se obtuvo por método científico, pero se llegó a
esa conclusión por evidencia visual.
Se trató de una creencia profundamente arraigada desde la Antigüedad, ya que fue descrita por
Aristóteles, luego admitida por pensadores de los siglos XVI y XVIII como René Descartes, Francis
Bacon e Isaac Newton.
Aristóteles
Al inicio el filósofo Aristóteles escribió acerca del origen espontáneo. Explicó que se originaban
gracias a una interacción de fuerzas capaces de dar vida a lo que no la tenía con la materia no viva.
A esta fuerza la llamó entelequia. La teoría sigue la creencia hilozoísta de la tradición griega, que
contempla de modo animista el universo como un ser vivo y por tanto como capaz de generar vida
a partir de sus cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Para Aristóteles, la vida requiere de un
principio material (combinación de los cuatro elementos) y uno activo. Este último era el calor y
este lo produce el corazón en los humanos y algunos animales, y en el caso de la generación
espontánea, eran los rayos del sol o el viento.43 Sin embargo, Aristóteles creía que no era
generación espontánea como lo entendemos hoy sino "ayudados de la influencia de los cuerpos
celestes que creían ser de una naturaleza superior"
Refutación
Algunos organismos nacían de la materia inorgánica, principalmente en otro tiempo viva, no por
virtud de las solas fuerzas de la materia, como quieren los defensores de la generación
espontánea, sino ayudados de la influencia de los cuerpos celestes que creían ser de una
naturaleza superior. Diversos experimentos se realizaron desde 1668, para encontrar respuestas,
hasta que Pasteur demostró definitivamente, a mediados del siglo XIX, que la teoría de la
generación espontánea es una falacia, postulando la ley de la biogénesis, que establece que todo
ser vivo proviene de otro ser vivo ya existente.
Francesco Redi, reconocido médico italiano, fue uno de quienes dudaron de la generación
espontánea: pensaba que los insectos jamás podrían nacer de la putrefacción. Con el propósito de
demostrarlo, diseñó un experimento para determinar si se desarrollaban larvas de moscas si no se
dejaba a ninguna mosca adulta entrar en contacto con la carne.
Puso la carne en tres frascos: uno de ellos permaneció abierto y selló los otros dos. En el frasco
abierto, observó que había moscas continuamente. Después de un corto período, había gusanos
únicamente en el frasco abierto. Redi llegó a la conclusión de que los gusanos aparecían en la
carne descompuesta solo si las moscas habían puesto antes sus huevos en la carne.
El experimento de Spallanzani
El experimento de Pasteur
En 1866, Louis Pasteur realizó una serie de experimentos sumamente eficaces para demostrar
definitivamente que también los microbios se originaban a partir de otros microorganismos.
Pasado un tiempo, observó que ninguno de los caldos presentaba señales de la presencia de
microorganismos y cortó el tubo de uno de los matraces. El matraz abierto tardó poco en
descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su estado inicial. Pasteur demostró así
que los microorganismos tampoco provenían de la generación espontánea. Gracias a Pasteur, la
idea de la generación espontánea fue desterrada del pensamiento científico y a partir de entonces
se aceptó de forma general el principio que decía que todo ser vivo procede de otro ser vivo. Aún
se conservan en el Museo Louis Pasteur de París10 algunos de estos matraces que el científico
utilizó para su experimento.