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de ser. Crear para si y por consecuencia para su entorno; por tanto podremos abstraer
nuevos símbolos, crear un nuevo orden social.
Si el cuerpo es lo que somos y el juego es creatividad: ¿Qué hemos jugado para ser
lo que somos?
El juego se torna placentero y sin tiempos medidos cuando se está en los momentos
creativos, aquí la diversión transforma el tiempo medido en tiempo efímero (atemporal
y espacios mágico), por tanto es donde nuestro ser en su totalidad (no hay dualismo, no
hay separación mente cuerpo), sino que experimentamos una armonía, un querer hacer
fundado en las ganas de hacer, con la inauguración de ser uno mismo en el aquí y el
ahora, con reglas, canalizando el impulso lúdico hacia el proyecto de vivir ese mundo
creado. Lo podemos hacer solo o con otros pero con la condición de estar en armonía,
en el “momento lúdico”.
Teniendo en cuenta esta premisa ¿Quién crea los juegos?
Los juegos son objetivaciones de ese momento creativo de mayor ludicidad.
Corremos por tanto un riegos, los juegos que creamos para divertir, para entretener, las
técnicas que acompañan un proceso de enseñanza, no pueden proponen la creatividad,
ni la búsqueda de armonía, sino que al promoverse desde fuera del jugador estamos en
riesgo de faltarle el respeta al juego como tal, desnaturalizándolo, fomentando el
dualismo. Poniendo por delante el objetivo y quitando la posibilidad de crear nuevos
símbolos en pos de un producto que puede estar fundado desde una intención de mucha
nobleza y en busca de alternativa, pero no deja de ser manipulación. Corremos el riesgo,
de estar fomentando una inadecuada concepción de ser humano y una repetición de la
estructura, coartando la creación de su propio aprendizaje
Las huellas que dejan todos y cada uno de los juegos que hemos jugados dejan huellas
en el ser humano, por tanto construyen la corporeidad.
Algunas aclaraciones que dejaremos para desarrollar en la ponencia:
No dejaremos de lado, ni nos quedaremos en la ingenuidad de poner el juego como lo
único, pero si señalaremos etapas más significativas que otras.
Por otro lado tomaremos al juego como la objetivación del impulso lúdicos y esto nos
llevará a analizar los comportamientos sociales en la cultura occidental y en los sistema
capitalista, por tanto algunos juegos serán “Juego inocentes y otros juegos
Terribles”2[2] Manipuladores y fascistas. Revertir esta situación depende de la
concepción de juego y de cuerpo con el que nos identifiquemos.
Bibliografía:
Barrán, José Pedro (1998) “la Historia de la sensibilidad Uruguaya” Ediciones
de la Banda Oriental. Uruguay Montevideo.
2
Vidart, Daniel (1996) “El juego y la condición Humana” Ediciones de la Banda
Oriental. Uruguay, Montevideo.
Vigarello, Georges (2005) “Corregir el cuerpo” Historia de un poder
pedagógico. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires
García, Raúl (2000). “Micro políticas del cuerpo” Editorial Biblos. Argentina,
Buenos Aires
Dinello, Jiménez y Motta (2001) “Lúdica, cuerpo y creatividad” Editorial Aula
Alegre Magisterio. Colombia
Bourdieu, Pierre (1997) “Capital Cultual, escuela y espacio social” Editorial
Siglo veintiuno México.
Le Bretón, David (2002) “Antropología del Cuerpo y modernidad” Editorial
Nueva Visión. Buenos Aires
Scheiner, Graciela “Juegos Inocentes, Juegos Terribles” 2000 Buenos Aires.
Argentina
Winnicott, D. W. (1996) “Realidad y Juego”. Editorial Gedisa. Barcelona
España