Está en la página 1de 3

LORELEY CONDE

DESDE EL CUERPO JUEGO

Desde el cuerpo construimos la identidad y somos identificados


Desde el juego construimos identidad y fundamos las huellas en el cuerpo
 
Abordar el cuerpo en juego pretende dejar interrogantes, realizar reflexiones, formular
hipótesis que den lugar a nuevos ensayos de preguntas y respuestas.
Nuestra existencia se construye y somos las imágenes que hablan en el cuerpo y sobre
él. La existencia del hombre es cuerpo.
Las imágenes, huellas, cicatrices que hablan en nuestro cuerpo, a través de múltiples
manifestaciones, los valores que nos distinguen, nos hablan también de la persona y sus
modos de existencia en las estructuras sociales.
El cuerpo por estar en el centro de la acción individual y colectiva, en el centro del
simbolismo social, es la muestra verídica para la aprehensión y análisis de la
construcción histórica de la sociedad del presente.
Cada sociedad se esforzó, en dar un estilo propio, en dar una construcción singular a la
que el hombre se arraiga. Este lo actúa, lo dramatiza durante toda su vida, en forma
conciente e inconscientemente, con lo dicho y con lo no dicho. A la vez esto lo
constituye le da un lugar por necesidad de pertenencia y de identidad.
Basándonos en la premisa de que el juego es una condición humana, pondremos al
juego en las mismas condiciones de construcción de símbolos. Concebimos el juego
como protagonista (en toda la vida, esencialmente en la niñez) por el que interiorizamos
muchos aspectos de nuestra estructuración. Lo vivido en nuestra infancia en el juego
marca, señala, genera escenas, deja huellas que fundan nuestro esquema referencial.
Ahora bien, ¿Qué sucede cuando jugamos?
En el juego aparecen los momentos creativos, el juego actúa como un artesano en el
momento de mayor ludicidad, colaborando a ingresar en aspectos humanos que vincula
lo real con lo imaginario y en ese escenario se vive la creatividad. Acción que es
posible cuando uno esta inmerso en el ambiente lúdico, al que ingreso voluntariamente
Se realiza en un lugar y un tiempo en el que la zona del juego no es una realidad
externa, ni una realidad interna, sino la brecha entre la fantasía y la realidad, en ese
momento el juego se encuentra en un espacio potencial de creación, de elaboración de
abstracción y por tanto del pensamiento simbólico.1[1]
Al decir de Winnicott en el cruce de las dos zonas se da un nuevo ordenamiento
producido por la acción misma del juego. Ese momento mágico e irrepetible es el
momento en el que el niño está presente, se encuentra en el aquí y el ahora. Logrando
ser lo que esencialmente es, sin presiones, sin condicionamiento, sin mascaras ni roles,
sin objetos pre-estructurados.
Se genera por tanto un momento de ruptura en lo simbólico, pasando por un caos
necesario que desorganiza para volver a crear, crear un mundo nuevo, crear otra manera

1
de ser. Crear para si y por consecuencia para su entorno; por tanto podremos abstraer
nuevos símbolos, crear un nuevo orden social.
 
Si el cuerpo es lo que somos y el juego es creatividad: ¿Qué hemos jugado para ser
lo que somos?
El juego se torna placentero y sin tiempos medidos cuando se está en los momentos
creativos, aquí la diversión transforma el tiempo medido en tiempo efímero (atemporal
y espacios mágico), por tanto es donde nuestro ser en su totalidad (no hay dualismo, no
hay separación mente cuerpo), sino que experimentamos una armonía, un querer hacer
fundado en las ganas de hacer, con la inauguración de ser uno mismo en el aquí y el
ahora, con reglas, canalizando el impulso lúdico hacia el proyecto de vivir ese mundo
creado. Lo podemos hacer solo o con otros pero con la condición de estar en armonía,
en el “momento lúdico”.
Teniendo en cuenta esta premisa ¿Quién crea los juegos?
Los juegos son objetivaciones de ese momento creativo de mayor ludicidad.
Corremos por tanto un riegos, los juegos que creamos para divertir, para entretener, las
técnicas que acompañan un proceso de enseñanza, no pueden proponen la creatividad,
ni la búsqueda de armonía, sino que al promoverse desde fuera del jugador estamos en
riesgo de faltarle el respeta al juego como tal, desnaturalizándolo, fomentando el
dualismo. Poniendo por delante el objetivo y quitando la posibilidad de crear nuevos
símbolos en pos de un producto que puede estar fundado desde una intención de mucha
nobleza y en busca de alternativa, pero no deja de ser manipulación. Corremos el riesgo,
de estar fomentando una inadecuada concepción de ser humano y una repetición de la
estructura, coartando la creación de su propio aprendizaje
Las huellas que dejan todos y cada uno de los juegos que hemos jugados dejan huellas
en el ser humano, por tanto construyen la corporeidad.
Algunas aclaraciones que dejaremos para desarrollar en la ponencia:
No dejaremos de lado, ni nos quedaremos en la ingenuidad de poner el juego como lo
único, pero si señalaremos etapas más significativas que otras.
Por otro lado tomaremos al juego como la objetivación del impulso lúdicos y esto nos
llevará a analizar los comportamientos sociales en la cultura occidental y en los sistema
capitalista, por tanto algunos juegos serán “Juego inocentes y otros juegos
Terribles”2[2] Manipuladores y fascistas. Revertir esta situación depende de la
concepción de juego y de cuerpo con el que nos identifiquemos.
 
Bibliografía:
 
Barrán, José Pedro (1998) “la Historia de la sensibilidad Uruguaya” Ediciones
de la Banda Oriental. Uruguay Montevideo.

2
Vidart, Daniel (1996) “El juego y la condición Humana” Ediciones de la Banda
Oriental. Uruguay, Montevideo.
Vigarello, Georges (2005) “Corregir el cuerpo” Historia de un poder
pedagógico. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires
García, Raúl (2000). “Micro políticas del cuerpo” Editorial Biblos. Argentina,
Buenos Aires
Dinello, Jiménez y Motta (2001) “Lúdica, cuerpo y creatividad” Editorial Aula
Alegre Magisterio. Colombia
Bourdieu, Pierre (1997) “Capital Cultual, escuela y espacio social” Editorial
Siglo veintiuno México.
Le Bretón, David (2002) “Antropología del Cuerpo y modernidad” Editorial
Nueva Visión. Buenos Aires
Scheiner, Graciela “Juegos Inocentes, Juegos Terribles” 2000 Buenos Aires.
Argentina
Winnicott, D. W. (1996) “Realidad y Juego”. Editorial Gedisa. Barcelona
España
 

También podría gustarte