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JUEGO “Juego y aprendizaje”

Cuando hablamos de derechos del niño, es importante hablar también sobre el lugar que ocupa el juego. Fue recién después de la segunda guerra
mundial que se ha reconocido al niño por sí mismo y el valor de la infancia como un periodo que tiene una importancia propia, no solamente
como un corto pasaje antes de la edad adulta.

Pero, después de un cierto tiempo, precisamente luego de descubrir el beneficio de transformar a los adolescentes en consumidores, muchos estados
colocan precozmente a los niños en ciclos de aprendizaje y preparación laboral, con el fin de que se conviertan en útiles para el rendimiento
comercial.

El juego es una acción libre y libremente elegida (no resultante de ninguna obligación), vivida como ficción lo que quiere decir que está situada
fuera de la realidad objetiva y aparte de las obligaciones de la vida corriente. Consiste en una acción capaz de absorber totalmente al jugador, de
comprometerlo como tal. Al contrario del reposo, que es falta de compromiso, ausencia de actividad, el juego es una acción continua y dinámica.

A diferencia del trabajo, el jugar no implica ningún interés exterior a si mismo. En el trabajo hay siempre valoración exterior, el juego no tiene esa
relación de rendimiento, es un valor en sí mismo, la utilidad del juego es jugar. Y no produce otra cosa que el placer de jugar.

Es distinto el juego en el marco de la escuela, porque este es utilizado como medio pedagógico y no presenta el interés de “juego por el juego” sino
que es una motivación para el aprendizaje.

Categorización de los juegos

 En la realidad social se puede, en muchos casos, simular, pero no así en el juego. El jugador que no cree en su juego no está en
condiciones de jugar. Para caracterizar al juego, es necesario que la acción sea real y ficticia a la vez (ficticia porque está afuera de la
realidad y real porque compromete, hace falta que todos los que están implicados en el juego crean realmente).

 Durante el juego se opera un relajamiento de las tensiones, de los conflictos y de otros aspectos de la existencia real. El juego representa
una alternativa para escapar de las presiones de lo cotidiano. Se convierte en una valiosa actividad a nivel psicológico, ya que es un
momento de recuperación, de libertad respecto a las tensiones, nos aliviamos de las mismas poniéndonos a jugar en otro mundo.
El jugador puede olvidar sus preocupaciones, puede vivir otros personajes, permite jugar haciendo reales todas las idealizaciones y formas
que querríamos ser y que la vida real no nos concede.

 En el juego nos podemos situar fuera de toda expectativa, nos reencontramos con nosotros mismos porque ninguna cosa fuera del juego es
una referencia válida. El juego es un compromiso activo, todo jugador se ejercita y se prepara para ser el mejor, cada uno juega sus
posibilidades en relación a una “realidad” donde define las reglas de juego.
En el juego todo el mundo está en igualdad, porque una vez conocida la convención, son todos iguales frente a las reglas. Todo jugador,
acepta y se dirige por las mismas reglas, de lo contrario no hay juego.

 Jugar el uno contra el otro significa, al mismo tiempo, jugar juntos. Un adversario en el juego también es un compañero; me enfrento a
él, pero es gracias a él que puedo jugar. Y todo compañero es al mismo tiempo un adversario. Esta es la diferencia con el deporte, donde
cómplices y rivales son determinados de antemano; en el juego no existe la noción de derrota que existe en el deporte.

 El único fracaso en el juego, consiste en no divertirse y en tener que pararlo.

 En la realidad, nos encontramos con que al final de toda manifestación nos encontramos con una etiqueta (más inteligente, menos bueno,
menos dotado) el juego no tiene esta noción de rendimiento.

 Los juegos inventados por uno mismo son los más exigentes: nosotros somos a la vez creador, cómplice, juez y tramposo. De esto nace su
característica particular de no poder ser utilizado para otros intereses y que desarrolla conductas de la personalidad. Es así que se
aprende a ser honesto, a ser lo más idéntico a si mismo, a no hacer trampa.
Cambiar frecuentemente de reglas significa no ser capaz de mantener sus propios objetivos. Se trata de siempre una confrontación consigo
mismo y cuanto más jugamos, mas chances tenemos de que seamos auténticos y sinceros, porque en el juego no nos podemos engañar.
Cuanto más le presentemos al niño situaciones estereotipadas, menos le proponemos situaciones abiertas donde se pueda descubrir
autentico y creativo.

Evolución de los juegos


 Juegos de ejercitación

El niño experimenta placer e incluso un cierto asombro al descubrir los movimientos de su cuerpo. El juego consiste en reencontrar esas acciones
halladas al azar; el niño experimenta satisfacción con el movimiento realizado.
El hecho de movernos nos provoca una sensación agradable (a nosotros incluidos los adultos) solo que cuando el niño lo descubre por primera vez
experimenta mayor placer que nosotros.

Por el movimiento, el niño desarrolla la coordinación espacio-temporal.

 Juego simbólico

El niño toma “nota” de su entorno y le gusta imitar (a través de sonidos, movimientos, gestos) el mundo exterior inmediato , como sus padres,
máquinas, animales,etc. El se transforma en la representación de esos rasgos que caracterizan la realidad en la que vive.

Se esfuerza en parecerse a quien es su actor, es una manera de adaptarse a vivir con otros. Le permitirá integrarse a la vida social, de donde tomará
los elementos de identificación de diversos modelos que lo rodean, facilitando así su acceso a roles “de adulto”, tanto como otros “personajes”.

Se da una apertura hacia el mundo fantástico.

 Juego reglado

Una regla de juego se define desde que hay un compañero para jugar. Esto significa que se empieza a tomar conciencia del otro como
existencia diferenciada.

El niño descubre que las reglas del juego no existen solamente para él, sino que existe un compañero y estas reglas deben ser precisadas por cada uno
de los dos. Así, las reglas obligan a tomar en cuenta al otro.

Se trata de un periodo de gran correlación entre juego y lenguaje, porque los dos contribuyen a la disminución del egocentrismo del niño. Las
reglas del juego y la necesidad de entenderse, son el mejor medio de salir de nuestro egocentrismo y entrar en el diálogo con otros.

Si se le da al niño el tiempo suficiente para jugar, tendrá menos problemas de lenguaje más tarde, porque el lenguaje se forma por la necesidad de
expresarse, de comunicar cualquier cosa.

Gracias al juego el niño se vuelve menos subjetivo, reconoce objetivamente el exterior, facilitando una evolución muy importante.

En todo deber escolar la ley nos espera, cada uno pone un tiempo para descubrirla; en tanto en que en el juego se la puede inventar, crear y descubrir
con el otro.

Psicomotricidad

La psicomotricidad es un factor que comienza con la exploración del mundo, igualmente con la exploración de nuestro cuerpo. La coordinación
psicomotriz es una cualidad directamente ligada a la expresión del cuerpo, porque todo movimiento tiene una connotación psicológica de sensación .
En ese movimiento, cada uno reencontrará el placer o la frustración.

Ahora bien, el placer de concretizar una expectativa y de sentir además la sensación del movimiento nos incita a renovar ese gesto. Así nuestra
memoria afectiva se construye desde los primeros gestos psicomotores.

Cuanto más tenemos la ocasión de jugar, de entrar en contacto con las cosas, más podemos favorecer un esquema corporal mejor integrado. El
esquema corporal está fundado sobre los fenómenos de exploración, imitación y evolución en el campo social.

La imagen de sí mismo, sostenida por su esquema corporal, está construida por la integración a sí, de la experiencia vivida de su cuerpo en el mundo
y de la relación con los otros.

Por el juego, la psicomotricidad del niño se desarrolla según un ritmo propio de maduración y que favorece el descubrimiento del mundo circundante.
Es jugando que el niño aprende el espacio de vida, sueña y crea todo tipo de mundos que lo separan de la realidad.

El medio urbano y la escuela

El juego permite al niño evolucionar según su ritmo. No obstante, el sistema de urbanismo basado según normas de beneficio económico, reduce
cada vez más los espacios de juego. Disponiendo de un espacio, el niño encontrará siempre algún lugar donde jugar, mientras que hoy se hace lo
contrario, se lo ubica al niño en un lugar “una pieza” destinada al juego. Es importante que él disponga, según su gusto del momento, del espacio
en donde pueda jugar.

La sociedad industrial, considera al niño como un ser a preparar rápidamente para las tareas de producción. Posee los mecanismos que quieren
transformarlo, primero en adolescente preocupado por su futuro y luego en adulto capaz de trabajar.

Por otro lado, vemos los jardines que por excelencia son lugares de juego, pero se transforman en parques que se pueden mirar pero no pisar.
Si le imponemos al niño un horario diario muy reglamentado, donde el debe seguir actividades dirigidas por un adulto, en este momento el no podrá
hacer sus propios descubrimientos, sino que hará descubrimientos siguiendo un programa y según las expectativas de los adultos. Cuando
más se aumenta la influencia de la escuela o de las instituciones, menos posibilidades tiene el niño de descubrir sus juegos.

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