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Ejercicio: "DESHACER EL DESEO DE SER ESPECIAL" –

David Hoffmeister. UCDM


9:32
El ejercicio siguiente trata de ayudarte a ser más consciente de la parte que tú mismo desempeñas en la creación de
los problemas y obstáculos relacionales. Te ayudará a ver qué puedes cambiar tu experiencia dentro de una
relación, examinando únicamente tu propia mente, y no ocultándote y protegiéndote, sino elevando las reacciones,
los juicios y las opiniones ocultas al Espíritu Santo.
Primera parte:
Observa tus patrones en la relación, ahora vas a identificar los obstáculos que se interponen en el camino de tu
experiencia de la relación santa. Deja que las preguntas siguientes saquen a la luz aspectos de tus experiencias
relacionales pasadas y presentes. Deja que venga a tu mente una relación en la que buscas algo de otra persona.
Mira adentro y anota lo que te venga a la mente conforme respondes a cada pregunta:
1 ¿qué buscas específicamente?
2 ¿puedes ver si este propósito se basa en la creencia en algún tipo de carencia?
3 ¿al examinar tu vida notas algún patrón circunstancias repetidas o sentimientos persistentes, como el de ser
responsable, el de sentirte necesitado, dependiente, rechazado o decepcionado o bien el de controlar a otros o ser
controlado?
4 ¿qué creencia sientes que podían estar debajo de estos patrones?
Por ejemplo, si te has mostrado dependiente o controlador en tus relaciones ¿crees que eres impotente o incapaz?
5. ¿Puedes empezar a ver como proyectas tus creencias sobre el otro?, por ejemplo, no eres lo suficientemente
bueno cuando en realidad se trata de una creencia que tienes con respecto a ti mismo no soy lo suficientemente
bueno.
6 ¿ qué crees que podrías ganar o perder por medio de la relación? Observa tus pensamientos y creencias.
7 ¿cómo te sentirías y cómo crees que sería tu vida sin esos pensamientos y creencias?
Toma una respiración y durante los próximos minutos en oración lleva la mente a soltar esos pensamientos y
creencias, habiendo visto los pensamientos y creencias que te llevan a tener un sentimiento de separación.
Ofrece celos al espíritu santo. Ahora pide ayuda para ver a tu amigo de manera diferente.
Cada uno de estos pensamientos surge de la creencia de que tú y él son diferentes, y en realidad lo que ves y no te
gusta de él es lo que no te gusta de ti. Esa persona te salva de la alteración que sientes en tu corazón, de esa
alteración que resulta de retener el amor que sientes hacia él.
Los resentimientos contra él ahora se ven reemplazados por conciencia y libertad.
Descansa en la espaciosidad que esta liberación te aporta.
Siéntete libre de escribir o compartir tu experiencia para fortalecerla en la conciencia.
Cuando ves y reconoces los patrones del ego, puedes distinguirlos fácilmente cuando vuelven a reproducirse y esto
te permite elegir de nuevo. Es el primer paso hacia el conocimiento de una intimidad que no es de la personalidad,
sino del espíritu interno. El templo del Espíritu Santo no es un cuerpo sino una relación.
Las bendiciones de la relación.
A medida que pivotes hacia la sanación a través de las relaciones, te sentirás agradecido por los regalos que ofrecen.
Cuando llegas al punto en el que ya no atacas ni culpas al otro, sabes que has madurado espiritualmente. Esto
significa que tu conciencia se ha expandido y que has llegado a comprender que todo lo que parece estar ocurriendo
fuera de ti en realidad surge de tu propia mente. Incluso en tus relaciones difíciles ves que hay valiosas lecciones que
aprender. Así puedes empezar a preguntarte honestamente qué te muestra cada relación con respecto a tu mente.
Y cuando puedas ver los patrones y las creencias que esa relación refleja, contemplarás su bendición y su potencial
sanador. No estamos destinados a depender de ninguna relación, sino a encontrar al Espíritu Santo en ella, porque
en realidad todos compartimos el mismo propósito despertar.
Poco a poco con esta práctica nos vamos sintiendo más satisfechos, satisfechos internamente. Y nuestro motivo para
relacionarnos va cambiando de intentar conseguir cosas de la otra persona a ver la relación como una oportunidad
de dar y colaborar de la que todo el mundo se beneficia.
Cuando estés preparado para este nuevo propósito, empezarás a pasar de las relaciones familiares y especiales del
mundo a las relaciones sanadas y santas. El ego parecerá seguir acosándote, pero ahí es cuando el espíritu siempre
está disponible para ayudarte y decirte has llegado hasta aquí. Persevera en tu fe, yo estoy contigo.
Tu oración al Espíritu Santo se convierte en: dejo que tu visión tome el sitio de mi percepción, que solo es una
representación del pasado volviendo a aparecer como si todavía estuviera ocurriendo.
Esto deja sitio para una nueva visión de amor que te permite volver a encontrarte con alguien de nuevo como si
fuera por primera vez, sin que las creencias del pasado se proyecten sobre esa persona.
El milagro de la relación es el tránsito del deseo de ser especial a la santidad, de la exclusividad a las experiencias
de inclusión, y de la separación, el miedo y la soledad a la verdadera unión, el amor y la alegría. Es un despertar, un
cambio de percepción por el que pasamos de los intereses separados de yo, mío y que hay aquí para mí, al interés, el
propósito y el objetivo compartidos. Así es cómo recibes bendiciones. Cuanto más amor dejes que se vierta a través
de ti más consciente serás de lo poderoso que es el amor y tus relaciones florecerán y se expandirán.
Por lo tanto, es beneficioso mantenerse abierto y honrar las relaciones que se presenten en tu camino, cualquiera
que sea su aspecto inicial. Y a medida que aprendas a usarlas de maneras verdaderamente útiles, te permitirán sanar
y soltar las ganas de ser especial y te conducirán de vuelta a Dios.

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