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Psic.

Claudia Valdez Jaramillo


*Cédula profesional. 12339747
*Cel: 461 312 5854
*Correo electrónico: psic.claudiavaldez@gmail.com

HERIDAS INFANTILES

HERIDA DE RECHAZO
El miedo al rechazo es una de las heridas más profundas porque implica el
rechazo hacia nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias, el rechazo a
nuestro amor e incluso a nuestra propia persona. Tiene su origen en experiencias
de no aceptación por parte de los padres, familiares cercanos (abuelos,
hermanos…) o iguales (amigos) a medida que el niño va creciendo.

Cuando un niño recibe señales de rechazo crece en su interior la semilla del


autodesprecio. Piensa que no es digno de amar ni de ser amado y va
interiorizando este sentimiento interpretando todo lo que le sucede a través del
filtro de su herida. Así, llega un momento en que la más mínima crítica le originará
sufrimiento y, para compensarlo, necesita el reconocimiento y la aprobación de lo
demás.

La herida del rechazo se sana empezando a valorarse y a reconocerse, obviando


los mensajes que el crítico interno le envía. Para curar su cicatriz es saludable
trabajar las inseguridades, ganar mayor confianza en nosotros mismos y
comenzar, poco a poco, a sentirnos más capaces. Es necesario conocerse,
respetarse y quererse a uno mismo.
VENENO DE ESTA HERIDA ANTÍDOTO PARA SANAR LA HERIDA

-Rechazo mis cualidades como Hacer un compromiso conmigo mismo


persona para:
-Rechazo mis capacidades -Confiar en mis capacidades
-Rechazo mi derecho a ser parte -Nutrirme en lo físico y emocional
de… -Aceptarme como soy realmente y
-Rechazo mi necesidad de ser respetarme
visto y atendido -Manifestar mis ideas y validarlas
-Rechazo mi derecho a ser -Darme el derecho de existir
importante -Escucharme (mis deseos y necesidades) y
respetarme

HERIDA DE TRAICIÓN (O MIEDO A CONFIAR)


El miedo a confiar en los demás surge cuando el niño se ha sentido traicionado
por alguno de sus progenitores. Dimensiones como promesas incumplidas, no
haberlo protegido, mentir o no estar cuando más se necesita a un padre o a una
madre origina heridas profundas. En muchos casos, esa sensación de vacío y
desesperanza se transforma en otras dimensiones en la edad adultos, como:
desconfianza, frustración, rabia, envidia hacia lo que otros tienen y yo no tengo o
tuve, una baja autoestima, etc.

Esta herida emocional construye una personalidad fuerte, posesiva, desconfiada y


controladora. Predomina en la persona la necesidad de control para no sentirse
estafado. Son personas que dan mucha importancia a la fidelidad y a la lealtad,
pero que suelen distorsionar ambos conceptos. Son posesivas en extremo, al
punto de no respetar la libertad, el espacio ni los límites de los demás, no
dejándoles a veces respirar.
VENENO DE ESTA HERIDA ANTÍDOTO PARA SANAR LA HERIDA

-Controlar la vida de los demás -Trata de ser AUTÉNTICO


-Mentir y manipular -Aprende a reconocer y comunicar tus
-Desconectarte de tus propias deseos y necesidades
necesidades -Suelta y aprende a ver las fortalezas de
-Que tu eje principal sea el otras personas (no la envidies)
trabajo y el dinero o los logros en -Disfruta del aquí y el ahora
este sentido -Trata de establecer relaciones en “libertar”
-Interpretar algunas intenciones y no en el “control”
de los demás como malas y darlo -Abraza tus miedos y hazte saber que todo
como hecho estará bien si estás contigo miso
-Creer que tu no necesitas nada
-Estas de prisa y con mil cosas
que resolver casi siempre
HERIDA DE ABANDONO
Para quienes han experimentado abandono en su infancia (ya sea físico o
emocional por parte de los padres), la soledad es su mayor enemigo. La falta de
afecto, compañía, protección y cuidado les marcó tanto que se encuentran en
constante vigilancia para no ser abandonados y sienten un temor extremo a
quedarse solos.

Las personas marcadas con la herida del abandono muestran esa carencia afectiva
en sus relaciones personales y afectivas. En muchas ocasiones sufrirán
dependencia emocional e incluso tolerarán lo intolerable con tal de no quedarse
solos. En otros casos, dependiendo de su personalidad, tomarán ellos la iniciativa
de abandonar a los demás como mecanismo de protección, por temor a revivir la
experiencia del abandono.

La herida de abandono se sana trabajando el miedo a la soledad. Esto se consigue


pasando tiempo de calidad con nosotros mismos, realizando actividades que nos
gustan y practicando el autocuidado. Identificar y saber gestionar el temor a ser
rechazados es igualmente relevante. Para ello debemos derribar las barreras
invisibles del contacto físico y emocional.

Es el niño interior, y no el adulto, quien teme que lo dejen. Por eso, hay que
fortalecer nuestro autoestima para evitar caer en el autosabotaje. Es necesario
conectar con nuestro niño interior y abrazarle para que se sienta seguro y sea
capaz, poco a poco, de disfrutar de sus momentos de soledad.
VENENO DE ESTA HERIDA ANTÍDOTO PARA SANAR LA HERIDA
-Olvidas tus necesidades e ignoras el -Comprometete con lo que sientes, dices
valor por ti. y necesitas.
-Tienes relaciones de dependencia. -Responde con adultez y
-A veces te sientes como un “niño” responsabilidad.
incapacitado e indefenso para la vida. -Esfuerzate por terminar lo que
-Sentirte una “víctima” de la empiezas.
circunstancias. -Ten alguna disciplinas que respetes.
-Abandonas tus metas o sueños por -No seas tan autocomplaciente, muévete
cumplir expectativas de otros. de donde no te sientes cómodo, o de la
-Permites el abandono o abuso en tus comodidad patológica.
relaciones interpresonales. -Ver lo bueno en ti, en los otros y en la
-Dices, pero no haces. Caes en la vida.
incongruencia. -Bájale a la queja, deja de creer que
todo está mal.
! Siéntete el mejor padre/madre para ti,
desarrolla la capacidad de
RESPETARTE, COMPROMETERTE
CONTIGO MISMO Y AMARTE.

HERIDA DE HUMILLACIÓN
La herida de la humillación se abre cuando el niño siente que sus padres lo
desaprueban y critican, afectando esto directamente a su autoestima. Sobre todo
cuando lo ridiculizan. Dichos niños construyen una personalidad dependiente. Están
dispuestos a hacer cualquier cosa por sentirse útiles y válidos, lo cual contribuye a
alimentar más su herida, ya que su propio auto-reconocimiento dependerá de la
imagen que tienen los demás sobre él.

Quien ha sufrido la humillación de pequeño tiene dificultades para expresarse como


adulto, y es especialista en ridiculizarse a sí mismo, sentirse menos valioso o en
constante peligro de ser ridiculizado por los demás también. Se considera mucho
más pequeño, menos importante y menos digno, o capaz de lo que en realidad es.
Son personas que tienden a olvidarse de sus propias necesidades para complacer a
los demás y ganarse su cariño, respeto y sobre todo aprobación.

Esta herida se sana soltando la pesada carga que el humillado lleva en la espalda.
Se consigue mediante el perdón hacia las personas que lo dañaron o humillaron,
haciendo las paces con el pasado para poder comenzar a valorarse como la
persona que realmente es, aquella de la que solo él es responsable como adulto.
VENENO DE ESTA HERIDA ANTÍDOTO PARA SANAR LA HERIDA
-Ignoras tus necesidades -Genera espacios para disfrutar en
-Haces por otros lo que no eres capaz libertad de ti.
de hacer por ti. -Aprende a escuchar y respetar tu
-No pones límites a los demás y cuerpo.
permites el abuso. -Ve al doctor y cuida tu salud.
-Te sientes víctima de los demás sin -Enfoca lo valioso de ti y sientete
hacerte responsable de lo que permites. orgulloso por eso.
-Ayudas a los demás a costa de tus -Ponte límites a ti mismo y a los otros.
propias necesidades. -Crea relaciones adultas en LIBERTAD.
-Te criticas constantemente, te humillas
y comparas.
-Estas atrapado en tus actividades.
-Tienes posiciones pasivas de
AGUANTAR y AGUANTAR.

HERIDA DE INJUSTICIA
La herida emocional de la injusticia se origina cuando los progenitores son fríos y
rígidos, imponiendo una educación autoritaria y no respetuosa hacia los niños. La
exigencia constante generará en ellos sentimientos de ineficacia, inutilidad… y
la sensación de injusticia (es injusto que siendo un niño tenga que ser así de
“perfecto”), generando también una autoexigencia en la edad adulta.

Esta herida emocional genera adultos rígidos, que no son capaces de negociar ni de
mantener diálogos con opiniones diversas. Les cuesta aceptar otros puntos de vista
y formas de ser diferentes a las suyas. Dan mucha importancia a las creencias y a
los valores, expresando sus opiniones y juicios morales como verdades absolutas y
extremas. Sus intenciones suelen girar en torno a ganar poder e importancia, siendo
fanáticos del orden y el perfeccionismo.

La forma de curar esta herida es trabajar la rigidez mental, cultivando la flexibilidad,


la tolerancia y la confianza hacia los demás. Se previene desde la infancia
trabajando en los niños el respeto por la diversidad y la tolerancia, practicando la
crianza respetuosa, la empatía, la expresión de sentimientos y el intercambio de
opiniones e ideas.
VENENO DE ESTA HERIDA ANTÍDOTO PARA SANAR LA HERIDA
-Compites con los demás y te comparas. -Date permiso de equivocarte.
-Autoexigencia rígida. -Haz actividades que disfrutes.
-Autoperseguidor. -Ten espacios con niños o animales
-Rigidez. (vivir de nuevo una infancia)
-Criticas constantemente a los demás. -Haz cosas sin planear, se más
-No disfrutas de lo que haces. espontáneo.
-Vives en el DEBER. -Baila, canta, cultívate en arte.
-Permítete sentir las emociones y
aprende de ellas.
-Se respetuoso con tus propios límites.
-Haz de la injusticia una forma de
cambio, SIN PELEA.
-Amplía la capacidad de disfrute.

!HAZ UN EQUILIBRIO ENTRE EL


DEBER Y EL QUERER. HAZ MÁS DE
LO QUE QUIERES Y NO TANTO DE
LO QUE “DEBES”.

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