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Ejercicio: "ABRIRSE A LA CURACIÓN" –

David Hoffmeister. UCDM


18:14
Para realizar las dos partes de este ejercicio, encuentra un lugar tranquilo donde no te vayan a molestar y lleva el
diario contigo. Orienta la atención hacia adentro. Considera que este es un tiempo devocional que te dedicas a ti
mismo.
Primera parte.
Identificar y soltar tus agravios
En este ejercicio vas a examinar el propósito al que parece servir un disgusto o frustración actual.
Estate muy abierto a reconocer cualquier “razón “que puedas estar usando para mantener la enfermedad o el
síntoma. Permítete asentarte internamente.
Pide al Espíritu Santo que te ayude a ver cualquier pensamiento o creencia que esté debajo de la superficie de tu
conciencia, incluso si son intensos, simplemente permítelos.
Tu sanación bien merece el esfuerzo que ahora estás dedicando a esta práctica.
Abrirá tu mente al milagro de este momento presente, donde se dan todas las respuestas.
Entra dentro de ti para curarte con actitud de oración anota en tu diario las respuestas a los puntos siguientes
1. Anota y describe una molestia alteración o disgusto que tengas actualmente. Puede tratarse de una irritación,
incomodidad o de un síntoma físico. Pregúntate ¿hay alguien o algo con quien estoy molesto quién o qué es?
Permite y toma estos sentimientos.
2 ¿que podrías estar tratando de probarte a ti mismo o alguna otra persona al tener estas alteraciones o síntomas?
Es posible que al principio esto no sea aparente tómate tu tiempo y pide al Espíritu que te ayude a mirar
profundamente dentro de tu mente.
3 La irritación y la enfermedad del tipo que sean, vienen acompañadas de un sentimiento de separación y retirada.
¿porque estás eligiendo estar separado? Haz una lista de todas las posibles razones. Asegúrate de no editar nada.
El ego usa todos los disgustos y todas las formas de enfermedad para que “te demuestres a ti mismo que eres débil,
limitado y vulnerable”. También puede usar una enfermedad para demostrar que eres vulnerable a fin de recibir la
atención y el amor de los demás. Puedes estar usando un agravio para evitar un suceso situación o persona
particular y demostrar “que eres débil”.
Toma un momento para recitar esta oración:
Espíritu Santo confío en que tú me muestres lo que necesito ver para poder sanarme.
Por favor ayúdame a ver mis pensamientos para que puedan ser liberados en tus amorosas manos.
Parece que tengo agravios y síntomas, parece que están pasando cosas en mi cuerpo.
Ahora abro mi mente a ti y te pido que me muestres que no estoy disgustado, preocupado o temeroso por la
razón que creo.

Siéntate en silencio, percibe cómo te sientes es posible que sientas una sensación de alivio o anticipación o puedes
notar una sensación incómoda. Está bien. Tómate tu tiempo.
Cuando estés preparado da el siguiente paso.
Ahora invita a estas ideas poderosas y verdaderas a tu mente.
Dite a ti mismo:
No hay ningún problema que esté separado o aparte de mi mente.
No hay ningún problema que esté separado o aparte de mis pensamientos.
Estoy dispuesto a estar equivocado con respecto a mis pensamientos.
Ahora te los ofrezco a ti Espíritu Santo. Quiero sanar, quiero ser feliz, quiero conocer el amor.
Sanarte a ti mismo es sanar al universo.
Si rezas pidiendo salvación, pero sigues preocupado por los síntomas y los buscas, tienes que reorientar tu mente.
De otro modo, la curación no podrá producirse. Hace falta mucha vigilancia para reorientar la atención hacia la
mente y liberar al Espíritu Santo todas las preocupaciones en torno a los síntomas.
Hace falta determinación para observar los pensamientos de miedo y de duda y continuar entregándolos.
Si el miedo se hace demasiado grande puedes sentir que ir al médico o tomar alguna medicina te ayuda
temporalmente mientras trabajas sinceramente en examinar todos los pensamientos y situaciones que necesitan
perdón. Esto está bien, porque una mente temerosa bloquea la curación, bloquea la conciencia de la presencia del
amor.
El sentimiento de confianza emerge de manera natural en una mente relajada y agradecida.
Ven a la oración de tu corazón, estate dispuesto a tener un cambio de percepción y siente la alegría de la sanación.
Eres digno de experimentar tu propósito real, el único camino hacia la curación real y duradera.
Es importante ver que hay una elección evidente. Hay muchas oportunidades de morder el anzuelo y percibirte
separado, atacado, rechazado y abandonado. El ego ha estado patrocinando este juego de defensa y ataque durante
mucho tiempo, y ahora tú vas a cambiar y abrirte a la curación.
Este es un gran cambio de mentalidad. Cuando empieces a considerar tu enfermedad como una petición de amor,
notas un suavizamiento, un cambio todo tanto en tu mente como en tu vida diaria. Y a medida que dejas que el
amor que creías ausente se extienda, lo recibes de manera inmediata. Se te reflejará inmediatamente de vuelta en
forma de milagro. Así es como funciona la curación del cuerpo y de la mente.
exactamente como ocurre en la curación mental, la curación física tan solo puede ser de la mente.
Cuando la mente tiene una comunicación plena y completa, y todos los pensamientos de la mentalidad de errónea
han salido a la luz, lo que sigue es la curación.
El cuerpo es una herramienta o vehículo saludable para una mente que es feliz y está en paz.
Es importante recordar que cuando deseas automáticamente la curación para ti mismo o para otros, no te enfocas
en si los síntomas se quedan o desaparecen. La clave está en no prestar mucha atención al resultado corporal o las
apariencias.
Recuerda que en realidad la curación no reside en la retirada de los síntomas, sino en devolver la mente a Dios.
Unir tu mente adiós tu fuente te dará una claridad completa y te hará consciente de tu verdadera identidad.
Cuando experimentas esto, cuando estás completamente presente en el momento milagroso no tienes percepción
de enfermedad, solo de una paz interminable, la paz que está más allá del entendimiento.
Te curas cuando vuelve salís a la inspiración y un estado vibrante. Para ello tomamos la mano del Espíritu Santo a
cada momento, tanto si quieres curación para una dolencia, soltar el cansancio para estar alerta y vibrante o
simplemente tener una idea inspirada. Esto es siempre así, esta es tu función de perdonar en el mundo y te traerá
muchos milagros que transformarán tu vida entera. Llévala a tus pensamientos diarios y a tu toma de decisiones,
momento a momento. Esta es la manera de soltar el ego, cuando no quieres proteger tu ego, eres inofensivo,
cuando eres inofensivo no puedes herir a nadie, ni a ti mismo ni tu mente ni tu cuerpo.
Puesto que estás trabajando con tu percepción otros se curarán a medida que tú perdones y te cures.
Es emocionante porque el Espíritu Santo te invita una nueva forma de vivir.
Cuando examinas las herramientas que tienes y las personas que están presentes en tu vida, puedes tomar
decisiones sabias y útiles que valoren el amor que está en tu corazón. Valorarás tu corazón que se está abriendo,
desplegándose y expandiéndose. Y desearás entregarte a todo aquello que te conduzca a la curación.

Segunda parte
Meditación ir más allá de los agravios, rezar por la curación
Al estar dispuesto a ver los agravios como pensamientos de la mente errónea, te has elevado por encima del campo
de batalla.
La verdadera curación viene cuando ves que tienes creencias falsas sobre la enfermedad y también con respecto a tu
identidad. A medida que tomas y recuerdas la verdad, se disuelve la niebla que oscurecía la luz de la paz.
Te invito a mantenerte abierto y escuchar, escucha el silencio de tu mente.
Ahora imagina que estás entrando en un espacio dentro de tu mente en el que puedes estar totalmente relajado y
sentirte perfectamente seguro. Suelta cualquier distracción, preocupación o problema que pueda estar llamándote
la atención. Más adelante podrás volver a ellos, si lo deseas.
Respira profundamente, varias veces y dedícale unos momentos de quietud a esta oración:

Aquí en este momento, me doy permiso para hundirme profundamente en un lugar de descanso dentro de mi
mente.
Ahora vengo a un espacio seguro y sagrado donde mi mente está abierta a la verdad.
Te ofrezco todas mis dudas e invocó tu certeza.
Veo que la enfermedad y los agravios son mis peticiones de amor. Ya no voy a esconder mis pesadillas de ti y las
expongo, las liberó. Traigo la oscuridad a tu luz.
Ahora estoy aquietado en medio de todos los estridentes ruidos del mundo.
Me hundo en la quietud profunda.
Hoy miro directamente a cada imagen o síntoma, dándome cuenta hay que alcanzar el objetivo es inevitable.
El objetivo de amor, felicidad, alegría y paz.
El amor perfecto desaloja todo temor. Hoy confió en el Espíritu Santo y acepto su confianza en mí.
Miro dentro y encuentro paz.
Amén

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