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PARCIAL INTEGRADOR DE CONTENIDOS

MATERIA: Psicología y Educación


PROFESORA: Josefina Carreras
APELLIDO Y NOMBRE: Biondi, Ezequil José
LEJAGO Nº 250/2020
DNI 28.418.483
FECHA: 22 de junio de 2020

PAUTAS
 Puede elaborar este trabajo de forma individual o parejas (dos). Ambos integrantes
deben subir individualmente el examen y especificar su pareja.
 Extensión máxima 3 carillas
 Letra Times New Roman 12
 Entrega hasta el lunes 22 (23.50hs)

CRITERIOS DE EVALUACIÓN
 Pertinencia del desarrollo del contenido con las consignas propuestas
 Pertinencia del uso de los conceptos abordados
 Abordajes y relaciones entre los autores, sus análisis y conclusiones
 Claridad, coherencia y cohesión textual
 Buena ortografía
 Cumplimiento del plazo establecido
 Explicitación de citas, referencias y bibliografía
 Es importante que estén contemplados y explícitos los conceptos estructurales que
se discutieron en el módulo.

OPCIÓN 1: Nota periodística OPCIÓN 2: Carta de intercambio


A partir de lo trabajado en las tres clases y las A partir de lo trabajado en el módulo,
conceptualizaciones abordadas, elaboren una escriban una carta a sus compañeros de
nota periodística que contenga título, imagen, cursado destacando los aportes de este
subtítulos y texto. La nota debe dar cuenta de espacio para su formación. Pueden hacer
lo trabajado y dejando claridad respecto a los referencia a qué se llevan en términos de
aportes del módulo a su futura o actual aprendizaje, siempre fundamentando desde el
práctica docente. Es necesario que el marco marco teórico trabajado.
conceptual sea abordado con citas y
referencias en caso de ser necesario.
Buenos Aires, 22 de junio de 2020
1º año de cuarentena, día 94

Estimados compañeros:

Quiero compartir con ustedes un cuento breve del escritor y profesor de bioquímica Isaac Asimov,
de origen ruso y nacionalizado estadounidense, conocido por su literatura de ciencia ficción. El
título del cuento es Cuánto se divertían. En él, el autor relata una ficción según la cual en el año
2157 los niños tienen un profesor electrónico. La particularidad es que este agente pedagógico es
una computadora: una pantalla gigante que da las lecciones y el niño aprende en la soledad de su
casa. No se leen libros. Reciben todas las lecciones de acuerdo a sus necesidades. La computadora
es ajustada por un técnico que calibra la velocidad de la enseñanza según el nivel del niño.

«Margie –la protagonista del cuento– obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas
escuelas que había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos del
vecindario, se reían y gritaban en el patio, se sentaban juntos en el aula, regresaban a casa juntos al
final del día. Aprendían las mismas cosas, así que podían ayudarse a hacer los deberes y hablar de
ellos. Y los maestros eran personas»1.

Parece oportuno este cuento en nuestra circunstancia actual respecto de la pandemia, pero también
respecto de los temas que nos convocan en este curso. Muchos estamos en aislamiento intentando
impartir la misma educación que hasta hace unos meses impartíamos cara a cara a un grupo de más
o menos revoltosos alumnos. Hoy, a estos mismos adolescentes los vemos en pequeños recuadros
donde, a veces, apenas distinguimos sus caras y, por obra y gracia del mute, no escuchamos sus
murmullos. “No vuela ni una mosca”.

Quisiera compartir, entonces, a partir de este extraño paralelo, algunas reflexiones ayudado del
recorrido conceptual que hemos camino en estas semanas. ¿Quién son los que aprenden? ¿Quién
son los que enseñan? ¿Qué hacen uno y otros en el proceso de enseñanza y aprendizaje?

¿Quién…? Recordemos la definición de sujeto que vierten Caruso y Dussel2: «construcción


explicativa de la constitución de redes de experiencias en los individuos y en los grupos». Las redes
de experiencias son móviles, sufren cambios constantemente. Pasamos de vincularnos de forma
“real” en el aula a vincularnos de forma virtual en espacios informáticos; los niños y adolescentes
ayer jugaban el patio y hoy se ven por videoconferencias las caras y se saludan extrañándose;
nosotros, cada semana que pasa, modificamos algunas formas de comunicación: quizá menos
frecuencia de videoconferencia para dar lugar al trabajo personal, o al grupal, según las tareas y las
materias. Y no sabemos en unos meses bajo qué protocolos sanitarios nos encontraremos de nuevo
en las aulas.

Vemos cómo cobra relevancia no solo quién es la persona, sino también dónde está parada, su
circunstancia, el lugar que ocupa, haciéndonos eco de los estudios de Badiou3.

¿Pero qué es experiencia? Para Dewey este concepto tiene dos elementos inseparables: el aspecto
empírico (el hacer) y el aspecto conceptual (el pensar)4. La experiencia que forma al sujeto tiene
que ver con un hacer y con pensar. El sujeto realiza acciones que lo van construyendo, pero también
piensa lo que hace para darle garantías de permanencia a su actuar y, a su vez, lo que hace cambia
su forma de pensar y su futuro hacer. También para la neurociencia, como remarcan Manes y
Golombek5 en sus conferencias, el cerebro continuamente está tejiendo redes neuronales, a partir de

1
I. Asimov, Cuánto se divertían. Leído en: https://ciudadseva.com/texto/cuanto-se-divertian/ el 7 de mayo de 2020.
2
M. Caruso; I. Dussel. De Sarmiento a los Simpsons. Cinco conceptos para pensar la educación contemporánea. Primera
edición (2001). Ed. Kapeluz. Capítulo: “Yo, tú, él: ¿quién es el sujeto? Página 5 del extracto.
3
Caruso-Dussel, 2001: página 7-8 del extracto.
4
Caruso-Dussel, 2001: página 8-9 del extracto.
5
Golombek, Diego. ¿Qué tenemos en la cabeza?, visto en: https://www.youtube.com/watch?v=Zj1o9cx4adA
las interrelaciones6. Continuamente construye internamente, y su futuro obrar está afectado por
estas nuevas redes que se tejen en su cerebro. Es así que las experiencias del aula modifican a
alumnos y docentes. Lo que hacemos influye en la construcción de los sujetos implicados, no solo
es un aprendizaje de conceptos o lecciones.

Es importante, por lo tanto, considerar qué hicimos, hacemos y haremos en torno a estos sujetos
para actuar positivamente no solo respecto a lo meramente curricular, sino su configuración como
sujetos. Dichos de otra manera: ¿qué influencia tenemos sobre los adolescentes? ¿somos
conscientes que actuamos una ejemplaridad que va más allá de una clase planificada? Una
ejemplaridad cuasi inconsciente que impregna actitudes y reacciones en nuestros interlocutores.
Nuestras acciones están configurando sus modos de acción y de pensar futuros.

Les decía en el foro que entendía al diálogo como una forma de tender puentes entre dos orillas para
acercarnos a los adolescentes. Uno podría creer que es importante conocer en el horizonte cultural
del aprendiz, saber qué influencer le gustan, conocerlos y escucharlos (a los influecers), aprender de
su lenguaje de comunicación (la música, los emojis, los stickers, los memes), conocer sus
preocupaciones, sus deseos, etc. No nos alcanzaría la vida para vivir estas dos vidas: la nuestra y la
de ellos, su cultura y la nuestra. En cambio, sí podemos hacer la experiencia de la escucha.
Experiencia que no es solamente abrir el oído. Experiencia que en el contexto de lo dicho es
ejemplificadora y constructora de rasgos de personalidad. Escuchar para moldear la capacidad de
escucha del aprendiz, del adolescente. En este contexto donde la sociabilidad se ve reducida o limita
al intercambio entre cámara-pantalla, correos, mensajes de whatsapp, qué valioso es escuchar para
valorizar la sociabilidad, para no dejar de lado la interacción social necesaria para el aprendizaje,
como señala la obra de Vigostky7.

Claro que esto no significa someterse a los caprichos de los estudiantes; escuchar no es someterse.
Es importante tener en cuenta lo que dice Philippe Mairieu (1998): «Atender sus peticiones,
someterse a sus necesidades, proponerle tan sólo aquello que tiene ganas de hacer y que ya es capaz
de hacer, es arriesgarse a mantenerlo en un estado de dependencia, incluso en una vida vegetativa
en la que, privado de exigencias, se dejará caer al nivel más bajo8». También, en otra oportunidad al
visitar la Argentina, dijo: «Vale decir que aquí tenemos un desafío antropológico fundamental que
es volver a hallar el placer de encontrar juntos –con nuestros alumnos– el placer de aprender
nosotros también cuando estamos explicando algo, y el placer del otro que descubre qué bien
logramos explicarle9». Desde el lugar del alumno, ¿qué placer de aprender puede encontrar con
alguien que no es capaz de escuchar y atender a sus preocupaciones? Es una responsabilidad del
docente (como titula Meirieu su conferencia) encontrar el camino para esto. El placer es una
emoción. Y ésta tiene una importancia clave para el conocimiento, como remarca Manes en la
conferencia citada. De nuestra parte, la actitud de escucha dispone a la empatía y nos va a permitir
atender y entender los problemas y las motivaciones de los alumnos.

Durante el curso vimos, el aprendizaje está influenciado por cuatro factores fundamentales:
inteligencia, conocimientos previos, experiencia y motivación. Los primeros dos factores son parte
de los proceso cognitivos; mientras los dos últimos, de los proceso pedagógicos-educativo10.
Manes insiste en su conferencia que el educador no puede ser reemplazado por una máquina, al
estilo del cuento de Asimov; lo que está en línea con el pensamiento de Vigostky. El proceso
pedagógico-educativo nos involucra. Por un lado, cobra importancia, en línea con lo anterior,
porque es necesario generar emoción, inspirar, sorprender para producir la atención del alumno, que

Manes, Facundo. De las neurociencias al aprendizaje, visto en: https://www.youtube.com/watch?v=JLPjliBH9EU


6
“En cualquier caso, el aprendizaje siempre conlleva un cambio en la estructura física del cerebro y con ello de su
organización funcional”. Apunte clase 2 primera parte, página 8.
7
Apunte de clase 2 segunda parte, página 4.
8
Meirieu, Philippe (1998). Frankenstein educador. Barcelona, Laertes
9
Meirieu, Philippe (2013). La opción de educar y la responsabilidad pedagógica. Buenos Aires. Ministerio de Educación
de la República Argentina.
10
Apunte de clase 2 primera parte, página 9.
es clave para consolidar la memoria y luego evocarla, en palabras de Manes en la citada
conferencia. Y esto no lo puede hacer el educador electrónico del cuento; se necesita una persona de
carne y corazón. Pero estamos en una situación similar, aunque el docente hoy no es una
inteligencia artificial programada y calibrada, tenemos una mediación virtual que lleva latente la
pérdida del contacto humano. En este sentido, se hace más importante tender puentes y escuchar,
para generar interés y motivación porque «resultan claves para un aprendizaje eficaz. Cuando el
conocimiento resulta relevante y significativo para la persona, tanto intelectual como afectivamente,
es asimilado de forma más fácil, duradera y eficaz» (Csikszentmihalyi, 1993; Seligman, 1991)11.

El proceso pedagógico requiere también otras actitudes propias de la enseñanza de nuestra parte:
seleccionar contenido, presentarlo acabadamente, reconocer los conocimientos que traen los
alumnos, y presentar los contenidos. De parte de los alumnos, esperamos que ellos al contacto con
los nuevos contenidos logren activamente integrarlos junto a los conocimientos previos
estructurando un nuevo conocimiento12. Este proceso también necesita que se introduzca cierta
ayuda gradual con el fin de comprobar que el sujeto ha captado y se ha apropiado del conocimiento
impartido. Conocer de lo que es capaz el alumno con la ayuda del profesor demarca la potencial del
aprendiz13. Estas acciones no pueden ser llevadas a cabo por una computadora en sí misma; pero
podemos ser asistidos en estos procesos por diversas tecnologías, como un libro en papel o
electrónico, o como las diversas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Al respecto, según Baquero y Narodowski14, en la sociedad de la información en la que vivimos no


todos manejamos las mismas herramientas ni las posibilidades de lectura y comprensión; y también
sabemos que la valoración sobre la información es distinta. Por eso el uso de TIC no puede
realizarse sin una reflexión previa. La experiencia de su uso también tiene que ver con un hacer y
con un pensar: debe ser una utilidad con sentido (entender qué hago y para qué lo hago). Usar el
control remoto de la televisión, o utilizar Google son tareas muy distintas «a enfrentarse y
enfrascarse con la lectura de un libro. La hegemonía de mensajes icónicos en la sociedad de la
información puede obstaculizar, paradójicamente, el desarrollo mental de las personas, el
pensamiento elaborado, significativo, crítico, creativo, que requiere precisamente la sociedad del
conocimiento» (Gardner, 1998; Hardgreaves, 2003)15. En la misma línea Coll plantea una serie de
preguntar para organizar el uso de TIC: ¿Qué características de las TIC avalan su potencial
transformador? ¿Qué aspectos del aprendizaje pueden sufrir cambios significativos? ¿Cómo inciden
estos cambios en el proceso de aprendizaje?16 El uso de TIC no produce de forma directa una
construcción de conocimiento17. Por lo tanto, es necesaria una reflexión previa para seleccionar las
herramientas adecuadas que potencien el proceso de aprendizaje y profundicen la interrelación entre
el docente y el alumno.

No quiero aburrirlos más, ya me extendí lo suficiente y seguramente habrá más oportunidades para
continuar reflexionando sobre este mundo de la educación que nos convoca. Ha sido un placer
compartir con ustedes estas semanas de trabajo y reflexión, los saludo cordialmente,

Ezequiel Biondi

11
Apunte de clase 2 primera parte, página 11.
12
Apunte “Teoría del aprendizaje significativo verbal de David Ausubel”
13
Apunte “Teoría sociohistórica de Vigotsky”
14
Caruso-Dussel, 2001: página 4 del extracto.
15
Apunte de clase 2 primera parte, p.11.
16
Coll, César. “Psicología de la educación y prácticas educativas mediadas por las tecnologías de la información y la
comunicación. Una mirada constructivista”. Sinéctica, Revista Electrónica de Educación. No. 25 (2004):1-24. Redalyc,
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815899016. Página 6
17
Coll (2004), página 5 y página 21.

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