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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIRIQUÍ

(UNACHI)

FACULTAD DE MEDICINA

ESCUELA DE MEDICINA

ASIGNATURA: PSIQUIATRIA I

TEMA:
ESTADOS DELIRANTES Y DEMENCIA

ELABORADO POR:
DYLAN NUÑEZ

FACILITADOR DE LA ASIGNATURA:
DR. OCTAVIO BEJERANO

GRUPO:
OCTAVO SEMESTRE

AÑO LECTIVO
2021
INDICE
 Introducción
 Contenido
 Estados Delirantes
 Generalidades
 Tipos de Trastornos Delirantes
 Diagnostico
 Tratamiento
 Demencia
 Causas y Clasificación de Demencia
a. Por Procesos Degenerativos
b. Por Enfermedad Vascular
c. Por Agresión Neurológica
d. Por Infecciones
e. Por Tóxicos
f. Por Masas Cerebrales
g. Por Alteraciones Metabólicas

 Factores de Riesgo y Protectores


 Enfermedad de Alzheimer
 Demencia vascular
 Demencia por Cuerpos de Lewy
 Demencia Frontotemporal
 Diagnóstico de la Demencia
 Tratamiento de la Demencia
 Conclusiones
INTRODUCCIÓN

En la presente investigación se presentará información referente a los estados delirantes y la demencia,


haciendo énfasis sus causas, los tipos o clasificaciones de cada uno de estos trastornos y por último se
hablara sobre el tratamiento que se está realizando para corregir o mejor la calidad de vida de aquellos
que las padecen.

Son los estados delirantes un conjunto síntomas que se presentan por alteraciones en diversas áreas de
las funciones cognitivas, pero que pueden ser explicadas por desórdenes neurocognitivos que se hayan
presentado previamente, en caso de los haya.

Las demencias son un grupo heterogéneo de enfermedades en las que habitualmente se puede objetivar
una neuropatología cerebral de base, caracterizadas por un deterioro cognitivo en más de dos áreas que
conlleva una importante disminución de la capacidad funcional del paciente. Todo ello ocurre, en
general, en plena capacidad de consciencia. Son más frecuentes en personas mayores (y aún más en
mujeres). Conforme aumenta la edad de la población en estudio, se incrementa la prevalencia de
demencia. Esto hace que, ante una sociedad en progresivo envejecimiento, el número absoluto de
personas con demencia vaya en aumento.

Por lo que se acaba de mencionar mientras que los estados delirantes pueden presentar en personas
jóvenes o mayores; por su parte, la demencia cada vez aumenta en número de afectados, dicho esto
hace muy importante encontrar formas eficaces para diagnosticar y tratar este tipo de trastornos.
ESTADOS DELIRANTES Y DEMENCIA

ESTADOS DELIRANTES

El delirio es síndrome caracterizado por una disfunción cerebral que tiene un estado agudo o
subagudo, que no es posible expresar por desórdenes neurocognitivos previos, y tiene dentro de
sus causas etiologías orgánicas de forma reversible. Su duración es variable al igual que el grado
de afectación, clínicamente se caracteriza por alteración del nivel de conciencia y de la atención,
además puede presentar adicionalmente afectación de funciones cognitivas y no intelectivas.

Las funciones cognitivas en cuales podemos observar una afectación son: la memoria, la
orientación, el leguaje y la percepción; por otro lado, en las funciones no intelectivas existen
alteraciones del estado afectivo, del ciclo de sueno vigilia, entre otras.

Es muy difícil definir el delirio si no existe una teoría unitaria de la psicosis, a nivel del género y
su subdivisión en especies, con criterios subordinados. Aplicando nuestra teoría, definimos delirio
como la afirmación y conducta de realidad, basadas en evidencias mutadas, insólitas y
productivas. Lo insólito implica un cambio no esperado respecto al aprendizaje endocultural
previo, o la maduración psicobiológica. Productivo se refiere a la aparición de criterios nuevos de
realidad, a diferencia de un simple empobrecimiento, propio del deterioro psico-orgánico.

La psicosis tiene lo que serían dos criterios o requisitos que deben estar presentes para su
aparición: la evidencia patológica y el juicio que la afirma y permite actuarla conductualmente. En
algunos cuadros orgánicos existe la evidencia, pero no la afirmación y actuación, y allí no hay
psicosis.

El delirio se ordena en un ámbito decreciente de compromiso de la conciencia de realidad en: a)


juicios deliriosos, en psicosis oneiriformes, b) juicios deliroides, en psicosis afectivas, e) juicios
cognitivos unitarios, en las psicosis puramente delirantes, y d) juicios cognitivos escindidos, en las
psicosis del mismo nombre.

En esta última compiten ante un mismo estímulo la conciencia y conducta normal y psicótica de
realidad. Además, se suman, con la misma estructura escindida, las pseudopercepciones
fragmentarias y la mutación de las relaciones semánticas (disgregación), complicando aún más un
cuadro clínico que antes se catalogó como demencia precoz, escisión mental, proceso incurable y
psicológicamente incomprensible.

Por otra parte, el trastorno delirante está caracterizado por la presencia de una o más creencias
falsas firmemente asentadas que persisten durante al menos 1 mes. Las falsas creencias pueden ser
cosas comunes que podrían ocurrir (como ser engañado por el cónyuge) o cosas improbables
(como que a una persona le extirpen órganos internos sin dejar cicatriz). Este trastorno puede
desarrollarse en personas con trastorno paranoide de la personalidad. Los médicos basan el
diagnóstico fundamentalmente en la historia personal, una vez han descartado otras posibles
causas. Las personas generalmente permanecen funcionales y mantienen su actividad laboral. La
existencia de una buena relación entre médico y paciente es esencial para el tratamiento.

El trastorno delirante suele comenzar en personas de mediana edad o de edad avanzada, y es


menos común que la esquizofrenia. El trastorno delirante se distingue de la esquizofrenia por la
presencia de delirios sin ninguno de los otros síntomas de psicosis (por ejemplo, alucinaciones,
habla desorganizada o comportamiento desorganizado).

Los delirios pueden afectar a situaciones que podrían ocurrir en la vida real, como ser perseguido,
envenenado, infectado o amado en secreto. O pueden comportar situaciones cuya ocurrencia es
muy poco probable, como que a la persona le extirpen órganos internos sin dejar cicatriz. La
diferencia entre un delirio y una falsa o equivocada creencia es que la persona sigue creyendo en
el delirio a pesar de que todas las pruebas lo contradigan claramente.

Tipos de trastorno delirante

Hay varios tipos de trastornos delirantes:

 Somático: las personas afectadas tienen preocupaciones referentes a funciones o atributos


corporales, como la existencia imaginada de una deformidad física o de un olor. La idea delirante
también puede tomar la forma de una enfermedad imaginaria, como tener parásitos.
 Celos: las personas afectadas están convencidas de que su cónyuge o su amante les es infiel. Esta
creencia se basa en inferencias erróneas que se apoyan en indicios poco fiables. En tales
circunstancias, puede existir un riesgo real de agresión física.
 Delirio de grandeza: las personas afectadas están convencidas de tener un talento extraordinario o
de haber realizado algún descubrimiento importante.
 Persecutorio: estas personas que lo padecen piensan que se está realizando una conspiración en su
contra o que son espiadas, calumniadas o acosadas por otros. Es común en ellas presentar
demandas o denuncias a la policía o a otras instituciones. Con muy poca frecuencia, la persona
afectada puede llegar a recurrir a la violencia como represalia ante la persecución imaginada.
 Erotomaníaco: en este tipo de delirio la persona que lo padece tiene la creencia de que otra tiene
sentimientos amorosos hacia él o ella. Estas personas a menudo intentan contactar con el objeto de
la idea delirante a través de llamadas telefónicas, cartas o mensajes digitales. Algunos intentan la
vigilancia y es frecuente el acoso. Las conductas derivadas de la idea delirante pueden ir contra la
ley.

Diagnostico

El delirio es inespecífico, frecuentemente es una manifestación reversible de enfermedad aguda


que puede tener diversas etiologías, que incluye recuperación adecuada de un estado exagerado si
se trata su causa.

La sospecha clínica es la herramienta más importante. La alteración de la atención, conciencia,


percepción, el pensamiento, el ciclo sueño - vigilia, así como su aparición aguda y la fluctuación
de los síntomas son factores claves para el diagnóstico.

El diagnóstico se establece con los datos recolectados en la historia clínica, sin embargo, se puede
complementar con algunas herramientas o escalas. El uso de escalas para evaluar la gravedad ha
demostrado tener un valor predictivo en relación con la duración del internamiento, riesgo de
institucionalización y mortalidad.

La evaluación del paciente debe tener incluida la anamnesis completa, la valoración del estado
neurológico y el examen físico exhaustivo. Se deben utilizar análisis complementarios como el
hemograma, leucograma, electrolitos, prueba funciona renal y hepática; examen general de orina,
hemocultivo, punción lumbar indicado si existe cefalea, fiebre o síntomas sugestivos de infección
del sistema nervioso central, electroencefalograma en paciente con antecedente de trauma de
cráneo, ictus o epilepsia. Tomografía axial computarizada del sistema nervioso central (SNC)
cuando exista hallazgos de focalización neurológica, radiografía de tórax, electrocardiograma,
entre otros. Indagar además sobre consumo de drogas o síndrome de abstinencia de alcohol.

La investigación adicional para las diversas etiologías depende de la clínica que presente el
paciente, así como de la experiencia del clínico.

La causa del delirio puede ser multifactorial por lo que hay que tomar en consideración los
diversos desórdenes neurocognitivos previos, así como descartar otro tipo de etiología médica.
Entre los factores precipitantes y predisponente están el patrón de uso de medicamentos como
opioides, benzodiacepinas, medicamentos anti nauseosos o antimigrañosos, estabilizadores del
estado de ánimo que tiene actividad serotoninérgica. La inmunosupresión aumenta el riesgo de
infecciones oportunistas en el SNC, metástasis a SNC, corrección rápida de trastornos metabólicos
como en la hiponatremia, accidente cerebro vascular. Otras etiologías que provocan delirio son
retención urinaria, impactación fecal, trastorno pulmonar y del miocardio, sepsis de tejido blando.
Además, debemos tomar en cuenta la demencia, psicosis, depresión, paranoia como diagnósticos
diferenciales.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento debe de buscar limitar la morbilidad y mortalidad incluido el riesgo de
deterioro cognitivo a largo plazo del paciente.

Utiliza múltiples estrategias preventivas como educación continua del personal de salud y de los
cuidadores, búsqueda de las causas médicas del delirio, optimización del manejo de dolor evitando
el uso de opioides y de medicamentos que tiene alto riesgo de provocar delirio (por ejemplo,
anticolinérgicos, anti dopaminérgicos, sedantes, antipsicóticos).

Podemos dividirlo en tratamiento no farmacológico y en tratamiento farmacológico.

Las intervenciones no farmacológicas son parte fundamental del tratamiento en el delirio. Entre
las intervenciones que se sugieren se encuentra disminución en la perturbación del medio
ambiente, permitir un área oscura para conciliar el sueño, así como durante el día haya adecuada
iluminación, que se pueda optimizar la visión y audición en el medio donde se desenvuelva el
paciente ya sea en su lugar de residencia o internamiento hospitalario, facilitar el uso de
herramientas para orientar al paciente como calendario, relojes, etc.; evitar las restricciones físicas,
proporcionar una adecuada ingesta de líquidos y nutrición.

La prevención es la forma más efectiva para evitar que se desarrolle el delirio. Los enfoques no
farmacológicos redujeron significativamente la incidencia de delirio y recaída. Según una revisión
de Cochrane sobre la prevención del delirio encontró una evidencia de moderada calidad donde
indica que las intervenciones no farmacológicas son efectivas para la prevención del delirio, pero
de menor impacto para disminuir la gravedad o duración del delirio.

En cuanto al tratamiento farmacológico en el manejo del delirio su uso es secundario, puesto que
el tratamiento principal está basado en la intervención no farmacológica debido a que no existen
medicamentos aprobados por la FDA.

No hay impacto importante en la duración o severidad. La mayoría de los ensayos farmacológicos


publicados no informan diferencias en las tasas o la duración del delirio. No hay una evidencia
clara sobre el uso de medicamentos en el delirio.

Las guías también recomendaron no tratar el delirio hipo activo farmacológicamente y no usar
benzodiacepinas, excepto en el delirio relacionado con la abstinencia de alcohol o
benzodiacepinas.

El uso de antipsicóticos no está asociado a la mejoría de la duración, gravedad, estancia


hospitalaria o mortalidad, se recomienda el uso en situaciones de agitación extrema que represente
un riesgo en la seguridad del paciente

Al igual que en los adultos a nivel pediátrico el tratamiento de delirio debe de seguir una
evaluación sistemática desde la valoración de enfermedades subyacentes (infección, hipoxemia,
manejo del dolor, trastorno electrolítico), factores iatrogénicos (mínima sedación, reconocimiento
y tratamiento de abstinencia, evitar restricciones, revisión de uso de medicamentos), así como
modificaciones ambientales (por ejemplo, movilización temprana, higiene del sueño, etc.). Hasta
el tratamiento farmacológico como antipsicótico atípico.

Los factores modificables como los medicamentos crónicos, el tratamiento de las infecciones,
manejo de los factores ambientales son la piedra angular del manejo en el delirio.
DEMENCIA
Causas y Clasificación de Demencia

a. Por Procesos degenerativos


1. Demencia tipo Alzheimer
2. Demencia por cuerpos de Lewy
3. Demencia en la enfermedad de Parkinson
4. Demencia tipo frontal, no Alzheimer
5. Enfermedad de Pick
6. Enfermedad de Huntington

b. Por Enfermedad Vascular


1. Demencia multiinfarto
2. Estado lacunar
3. Enfermedad de Binswanger
4. Angiopatía general amiloide

c. Por Agresión Neurológica


1. Demencia pugilística
2. Demencia por traumatismo craneal abierto o cerrado
3. Demencia por anoxia cerebral

d. Por Infecciones
1. Complejo de demencia del sida
2. Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob
3. Neurosífilis

e. Por Tóxicos
1. Demencia relacionada con el consumo de alcohol
2. Intoxicación por metales pesados

f. Por masas Cerebrales


1. Hematoma subdural crónico
2. Tumor intracraneal

g. Por Alteraciones Metabólicas


1. Hipotiroidismo
2. Deficiencia de vitamina B12
3. Deficiencia de ácido fólico

Factores de Riesgo y Protectores


Entre los principales factores de riesgo para las demencias, que son adicionales a la edad y el sexo
femenino estan: determinados factores genéticos, los factores de riesgo para presentar enfermedades
cerebrovasculares también son factores de riesgos para la demencia (hipertensión, tabaquismo),
enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión, la enfermedad de Parkinson, el síndrome de
Down y el haber presentado previamente traumatismos craneoencefálicos importantes. Entre los
posibles factores protectores contra la demencia se pude mencionar el consumo de antiinflamatorios
no esteroides, un consumo moderado de alcohol y antihipertensivos, así como el ejercicio
intelectual y la inteligencia pre-mórbida.

 Enfermedad de Alzheimer

Su es quemas clínico-histológico básico es celotipia, trastornos de memoria, desorientación,


parafasias, reducido nivel de comprensión del lenguaje y dificultades práxicas; y los datos
anatomopatológicos son atrofia cerebral y, microscópicamente, placas seniles corticales y
degeneración neurofibrilar.

En la evolución del cuadro clínico es una demencia de tipo cortical en la que se observa una
combinación de síntomas de los síndromes frontal, parietal y temporal. Esto se traduce
clínicamente en una disminución global y progresiva de las facultades cognitivas del individuo
y de su personalidad. El nivel de conciencia suele estar bien preservado hasta estadios finales
de la enfermedad. Los trastornos de la memoria son los más frecuentes y característicos de la
EA, y consisten inicialmente en un olvido de hechos recientes y una dificultad progresiva para
adquirir y retener nueva información (amnesia anterógrada). Progresivamente, esta dificultad
de memoria conduce al olvido de hechos pasados que llega a ser aparentemente total (amnesia
retrógrada). A este trastorno de la memoria se le une una progresiva desorientación que
evoluciona, típicamente, desde aspectos inicialmente temporales hasta las áreas espacial y
personal.

 Demencia Vascular

La enfermedad vascular generalizada suele producir alteraciones de tipo cognoscitivo, que,


cuando son lo suficientemente importantes, se traducen en un cuadro de demencia. Las
demencias vasculares son un grupo de demencias que tienen como etiología común el deterioro
cerebral a consecuencia de enfermedad vascular. Los mecanismos usuales de lesión neuronal
mediados por enfermedad vascular son: arteriosclerosis, embolias, vasculitis, angiopatía
amiloidea o hemorragia craneal.

 Demencia por Cuerpos de Lewy

La demencia por cuerpos de Lewy (DCL) es una entidad clínica y patológica definida por el
hallazgo histológico de abundantes cuerpos de Lewy (CL) en la corteza cerebral de un paciente
con demencia La DCL no es la única patología neurodegenerativa asociada a la presencia de
CL; por el contrario, actualmente se cree que existe un «espectro de enfermedad con CL», en el
que la presentación clínica variaría de acuerdo con la localización predominante de los CL. La
DCL es un trastorno degenerativo cerebral caracterizado por la pérdida de neuronas y la
aparición de CL en la corteza, el sistema límbico, el diencéfalo y el tronco encefálico, dando
lugar a un cuadro clínico progresivo que cursa con síndrome demencial, junto con otras
manifestaciones psiquiátricas, y alteraciones del sistema motor extrapiramidal.

 Demencia Frontotemporal
La demencia frontotemporal (DFT) es un síndrome clínico caracterizado, y distinguible
clínicamente de otros tipos de demencia, por cambios de tipo conductual. Dado que sólo unos
cuantos de estos pacientes muestran alteraciones neuropatológicas como las descritas por Pick,
se prefiere el uso del término DFT al anteriormente más común de enfermedad de Pick. No
obstante, la heterogeneidad de presentaciones clínicas de la DFT (existen tres subtipos:
desinhibido, apático y estereotípico) hace que el término, nosológicamente, aún esté bajo
debate.

Diagnóstico de la Demencia

El diagnóstico diferencial de las demencias debe hacerse con múltiples cuadros neurológicos y
sistémicos. Entre ellos destaca el delirio, que es un trastorno confusional agudo que se presenta tras
unos pródromos de irritabilidad, ansiedad, desasosiego y trastorno del ciclo sueño/vigilia. Estos
pródromos son seguidos por un cuadro de obnubilación de la conciencia, que al contrario que la
demencia en que la conciencia está preservada hasta estadios muy avanzados del trastorno, además el
delirio tiene un curso fluctuante, déficits atencionales, disminución de la memoria y otras funciones
cognoscitivas, con frecuentes alteraciones de la percepción como puede ser alucinaciones auditivas o
visuales, agitación psicomotriz que tiende a empeorar de noche y desorientación. El delirio es más
probable en sujetos ancianos, con patologías médicas, pacientes poscardiotomía, quemados, pacientes
con daño cerebral previo, drogodependientes y pacientes con sida. El delirio puede, también,
presentarse superpuesto a una demencia, caso en que cursa con un empeoramiento temporal de los
síntomas cognoscitivos y del comportamiento.
Tratamiento
En el caso de las demencias el enfoque terapéutico ha de realizarse de un modo multidisciplinario. En
primer lugar, el proceso diagnóstico ha de orientar al clínico hacia causas tratables de demencia a fin
de aplicar el tratamiento curativo apropiado. Además, hay que tener en cuenta que el paciente con
demencia no está exento de padecer enfermedades concurrentes, cuyo diagnóstico puede quedar
dificultado por la propia sintomatología de la demencia, como: infecciones broncopulmonares o
urinarias, alteraciones metabólicas, anemia, depresión, ansiedad, delirios y alucinaciones, dificultades
auditivas y/o visuales, incontinencia de esfínteres y dolor que puede no ser expresado de modo
normal debido precisamente al fallo cognoscitivo del sujeto.

En el tratamiento farmacológico la mejora de la transmisión colinérgica puede intentarse a través de


diferentes métodos, aunque el que ha demostrado una mayor eficacia es promover la actividad
colinérgica inhibiendo el catabolismo de la acetilcolina por la enzima acetilcolinesterasa. En este
sentido, ya existe una experiencia contrastada con fármacos relativamente seguros y que ofrecen un
perfil de eficacia moderada como el donepezilo, la rivastigmina o la galantamina. Otro fármaco
antidemencia cuyo uso está hoy día extendido es la memantina, que inhibe la transmisión
glutamaérgica mediante el bloqueo de los receptores NMDA y que está indicada en el tratamiento de
la enfermedad de Alzheimer avanzada. La medicación antidepresiva también tiene indicaciones en
pacientes con demencia que cursen con depresión superpuesta. Los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina parecen ser la mejor opción, ya que unen a su efecto antidepresivo una
cierta eficacia en el control de agresión y la irritabilidad, sin el efecto anticolinérgico de los
tricíclicos, que podría empeorar la función cognitiva.

En lo que respecta al tratamiento psicológico tenemos la terapia denominada de orientación en la


realidad que comprende un conjunto de técnicas simples mediante las cuales se proporciona
información básica al paciente por parte del cuidador. Esta información incluye hacer que el paciente
conozca su ubicación en el tiempo y en el espacio, y sepa fácilmente reconocer en qué entorno se
encuentra, así como facilitar el desenvolvimiento del paciente en un hábitat bien señalizado. Otra
actuación simple desde el punto de vista psicológico es el empleo de técnicas de reminiscencia, en las
que se invita al paciente a rememorar eventos anteriores de su vida que le fueron placenteros, en un
intento de mejorar su calidad de vida e incrementar su elocuencia para facilitarle más oportunidad de
contacto social. Dentro de la llamada terapia de validación, el terapeuta intenta empatizar con el
paciente en cuanto a sus sentimientos y su entendimiento del entorno, tratando así de entender el
significado del comportamiento del demente. La terapia de resolución se presenta como una técnica
que se debe acompañar de orientación en la realidad y se trata de un método que busca el significado
del aquí y ahora del paciente mediante un enfoque terapéutico basado en la escucha reflexiva,
empatía, cordialidad y aceptación del paciente.
CONCLUSIONES

Los estados delirantes así como su aparición o causas están alejadas de daños o afectaciones
neurológicas es entendible el hecho de que no se haya observado respuestas grandemente
positivas por parte del tratamiento farmacológico y por lo cual el de preferencia es la terapia a
través del tratamiento no farmacológico, con el cual se han observado muy buenos resultados.

Debido a la falta de exámenes que puedan ayudar a orientar el diagnostico, es necesario en el


profesional de la salud el tener las habilidades para identificar los criterios de cada uno de estos
trastornos, precisamente porque de un buen diagnóstico se podrá realizar la intervención
terapéutica correcta que permitirá la mejora del paciente.

En el caso de la demencia es importante determinar su causa con mucha mayor utilidad que en
los estados delirantes, puesto que muchas veces el trastorno mejora grandemente al eliminar el
estímulo que afecta al sistema neurológico, como sería la demencia por tóxicos, por alteraciones
metabólicas, por presencia de masa o incluso por infecciones.
BIBLIOGRAFÍA

 Vallejo Ruiloba, J. (2015). Introducción a la Psicopatología y la Psiquiatria (8va. Edición ed.,


Vol. 1). Elsevier Masson. ISBN. 9788445825846

 Marconi, J. (2000). El Delirio y sus estructuras psicopatológicas. Revista Chilena de neuro-


psiquiatría, 38(1), 37-43.

 Association, A. P. (2018). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Quinta


Edición ed., Vol. Vol. 1). Editorial Médica Panamericana. ISBN: 978-84-9835-810-0

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