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A) Revisión de la literatura:
Detección de la literatura.
Obtención de la literatura.
Consulta de la literatura.
Extracción y recopilación de la información de interés.
5. Establecer la hipótesis:
Detectar las variables.
Definir conceptualmente las variables.
Definir operacionalmente las variables.
7. Selección de la muestra:
Determinar el universo.
Extraer la muestra.
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HERRAMIENTAS IMPRESCINDIBLES DE LA INVESTIGACION PARA
CONSTRUIR LA FUNDAMENTACION DE UNA EXPOSICION
LA ARGUMENTACION:
Declaración que consiste en dar razón o razones que deben ser siempre en
sentido positivo.
LA DEFINICION:
LA IDENTIFICACION:
LA CARACTERIZACION:
Es determinar los rasgos esenciales que permiten diferenciar los objetos (la
manifestación plástica), fenómenos (movimientos artísticos) o personas
(artistas) de los demás.
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Permite trabajar con la esencia del fenómeno.
DISEÑAR:
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EL TITULO DE LA EXPOSICION
Por lo tanto, no puede refutar esta idea: a veces ponemos un título y no nos
damos cuenta que él contradice todo lo que queremos decir... Ejemplo:
DIBUJO Vs. HOMBRE; este título cambió para EL TRAZO DEL FUEGO...
El título de una exposición debe ser preciso y conciso, además de que sea fácil
de decir...
Puede ser lírico, poético: ESPIRITU VIVO; EL MAPA CON QUE YO VIVO...
o estrictamente sonoro: PIS PIS BOOM BOOM...
o tajante: DIARIO; CONEXIÓN CUATRO...
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LA MUSEOGRAFIA
Su comienzo está en la selección de las obras (el curador inicia, ya desde este
momento, el diseño –que es mental- de la exposición). Está selección va a apoyar
decididamente el concepto (IDEA) que vamos a defender. Cada obra, de acuerdo a
lo que estamos diciendo o vamos a decir, debe tener –entonces- su lugar exacto o
específico.
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No se trata de un museo (lo estático permanente)… La galería, por su propio
espacio y trabajo, no puede permitir que una exposición se parezca a la otra.
El plano de la exposición
OJO: las paredes vacías ante una exposición sólo de formas tridimensionales: luces
rasantes, etc.
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EL CATALOGO: SUS PARTES…
La portada y su diseño. Importante: el diseño debe conseguir una unidad visual (el
catálogo, la invitación, el cartel presentador, la gigantografía, etc.). Quizás el del
catálogo puede seguir esta pauta. En la portada debe aparecer: el título de la
muestra, el del artista o de los artistas (si son muchos, buscar solución para que no
se recargue el diseño), el lugar y la fecha.
Currículum del artista, con foto artística de él. En el caso de que sea colectiva,
realizar síntesis.
Créditos.
Agradecimientos.
NOTA: este orden puede ser alterado por el diseñador, pero todo ello debe estar en
el catálogo.
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MONTAJE DE MESA
Para las obras bidimensionales. ¿Cómo debemos montar estas obras? Ejemplo de
diseño bidimensional: “Concierto en blanco y negro”. NOTA: La galería debe
realizar un stop de marquetería de este tipo.
Para las obras tridimensionales: base normal, base esquelética, la función de una
tela arpillera, etc.
MONTAJE DE SALA
Las líneas de montaje: línea superior, línea media y línea inferior. Ventajas y
desventajas.
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LA DIVULGACIÓN, LA PROMOCION Y LA ANIMACION
Divulgar: anunciar…
Conferencia de prensa.
Invitación.
Cartel presentador y/o gigantografía.
La prensa: nuestra nota informativa… Prensa plana y televisiva: las
imágenes; la prensa radial. Las entrevistas radiales y televisivas.
El spot televisivo.
La divulgación “boca a boca”.
La promoción:
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EXPEDIENTE DE LA EXPOSICION
Cuerpo principal:
2. Título de la exposición:
10. Espacio expositivo: datos generales del espacio (nombre del lugar,
dirección, teléfono, correo electrónico, días y horarios de apertura al
público, etc.)
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Anexos:
3. Catálogo.
4. Currículum del curador (a) o de los curadores (as): incluir fotos personales
y del proceso del trabajo con el o los artistas.
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LA CURADURIA Y EL CURADOR: REFLEXIONES ACERCA DE DOS
POLEMICOS TERMINOS...
A través de los tiempos, y ya bien entrado el siglo XX, es que se comienza a utilizar en
específico para designar al director, organizador, coordinador e, incluso, comisario de una
exposición de artes plásticas. Algunos países como, por ejemplo, España, no reconocen el
término y utilizan el de “comisario de una exposición” (término que para nosotros tiene
otra significación) y Cuba lo comienza a manejar así en la década de los años ochenta del
pasado siglo...
Pero, haciendo hincapié sobre lo que representa esta y su ejercicio profesional en tal
sentido, hago uso de las interrogantes que se formula Nelson Herrera Ysla:
“¿Qué es el curador?
¿Portavoz de alguna tendencia, línea, movimiento?
¿Mediador en el sentido convencional de la palabra?
¿Un intelectual con ideas propias?
¿Una síntesis de historiador, crítico,
diseñador, arquitecto, comunicador?
¿Un coordinador?
¿Un productor?
¿Cómo se inserta, al mismo tiempo,
en el sistema de la cultura visual contemporánea?”
1
El presente trabajo se ha conformado a partir de una serie de comentarios realizados por el autor
para el programa LUZ, FORMA, COLOR, de C.M.B.F., Radio Musical Nacional.
2
Éste y todos los entrecomillados que siguen, constituyen citas de los trabajos de estos especialistas
(salvo el de la Dra. Magaly Espinosa) aparecidos en LA GACETA DE CUBA No. 3 (mayo-junio de
2007), bajo el título “CURADURIA esa categoria imprecisa”.
3
Dra. Magaly Espinosa. CURADURIA POR QUÉ Y PARA QUÉ (conferencia).
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El curador, entonces, es el responsable máximo de lo que ocurra en una exposición de
artes plásticas, desde la propia idea que la mueve o del concepto fundamental de su
discurso artístico –o lo que es lo mismo, la teoría, con su qué y para qué de la muestra-
hasta las obras y medios materiales de que se vale para hacerla –el cómo de ella-. La
curaduría de una muestra vendría a ser como la dramaturgia para una puesta en escena
teatral: el estudio, análisis y valoración de los pro y en contra para llagar a la
representación del espectáculo de las artes plásticas, o lo que es lo mismo, el montaje de
una exposición, aunque algunos especialistas consideren que esto último es el lado
“pedestre” de una curaduría, como lo afirma Hilda María Rodríguez, por lo que me
permito citarla, al describir a la curaduría como “un término surgido para caracterizar la
labor de crear y organizar discursos ideoestéticos en los que se enlaza la producción
simbólica, alrededor y a partir de determinados conceptos, problemáticas, sentencias,
cuestionamientos. Implica entonces la conformación de una propuesta que distingue un
punto de vista, precedido de una investigación”.
Como habíamos planteado, toda exposición que merezca nuestra atención debe estar
objetivada en la juiciosa idea que la haga posible. Con ella, a modo de tesis, debemos dejar
muy en claro lo que queremos hacer, o mejor, lo que quiere decir el curador, como punto
de vista ya de una investigación o de una muy particular inquietud personal dentro de este
ámbito artístico. La exposición JASPER JOHNS: UNA ALEGORIA DE LA PINTURA
1955 – 1965, exhibida en la National Gallery of Arte, de Washington, entre enero y abril
de este año, fue curada por el Dr. Jeffry Weiss, quien atiende, además, el Departamento de
Arte Moderno y Contemporáneo de esa prestigiosa institución estadounidense; Weiss se
propuso desmitificar el concepto global que se tiene de Jasper Johns, reconocido
internacionalmente por sus series de números y banderas, precisamente, a partir de las
obras de su primera etapa de creación, en la que ya se presentan toda una serie de teorías
del artista sobre la visualidad y su forma de hacerla (las dianas, los dispositivos, la
incorporación de objetos cotidianos a la pintura, los moldes de letras que identifican los
nombres de colores y las impresiones de su propio cuerpo en los soportes trabajados, todo
lo cual lo hace merecedor de calificarlo como uno de los pioneros en la figuración
narrativa). A Jasper Johns todo el mundo le conoce y una exposición –tan reciente como la
que estoy citando- sobre su labor no podía ser una exposición más. El Dr. Jeffry Weiss
demostró –a través de su propia idea- un importante aspecto a tener en cuenta sobre la
trayectoria artística de este artista norteamericano.
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no logre empedrar nuestro camino, pero continuar siendo isleño significa ser una porción
de isla que deberá irrevocablemente crecer desde dentro-hacia fuera, como una solución
posible”4. La muestra –que fue realizada en la Galería de Luz y Oficios, en marzo pasado-
tuvo un contratiempo propio al no ser bien contada...; volveremos a ella cuando sea
necesario, pues este percance lo provocó el espacio seleccionado para ella.
Las confrontaciones –llámense salón, encuentro, concurso, bienal o feria- también son
objetos de curaduría, no pudiera ser de otra forma, pues el evento convoca a algo y ese
algo tiene que ser –de antemano- estudiado para que tenga el impacto deseado. La idea de
ellas nace en la convocatoria, en sus bases, por lo que tendrá que ser clara y precisa, no
traer a confusiones o incertidumbres que pudieran contrarrestar el objetivo propuesto;
desde la convocatoria, entonces, se comienza a realizar la curaduría de un evento y en ella
radica el principal discurso conceptual que la moverá... Si un salón convoca al arte erótico,
por ejemplo, lo primero que habría que hacer es definir bien lo erótico y los objetivos,
dentro de este amplio tema, que se proponen: digamos, “lo erótico en la mitología”, tal y
como lo debía (que no lo hizo) plantear el prestigioso Salón de Arte Erótico de Habana del
Este, en su última edición; esto trajo como consecuencia –por las no explicaciones en su
convocatoria- que la mayoría de las obras presentadas no asumieran el aspecto del mito.
En esta línea también se mueve el cómo de una exhibición, es decir, la forma de hacerla y
por ello surge otra importante interrogante: ¿dónde la hacemos? Decantamos, así, que se
trata del espacio, aspecto que debe ser tan bien seleccionado como la idea, pues ésta última
tendrá que tener un escenario para que ese cómo se narre transparentemente, de forma
que podamos entender y de que siembren en nosotros las imprescindibles reflexiones que
sólo pueden provocar agudas y sagaces propuestas.
Tan importante como la idea principal que moverá al soporte teórico de una
exposición de artes plásticas, lo es –sin lugar a dudas- el espacio donde ésta se
exhibirá.
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si la muestra –como propuse- va a ser con obras minimalistas, el espacio no podrá
afectar para nada a estas piezas: tendrá que ser como un cubo (como forma
geométrica) inmaculado, sin ventanas o puertas, sin vigas en el techo o con un piso
que no posea mosaicos que atenten contra el discurso propio de ellas... Es difícil, lo
sé, pero si no es así el minimal seleccionado cae aquí ante un espacio que no se
incorpora a la obra como un elemento más: tendríamos, entonces (no nos quedaría
otra solución al no tener otro espacio) que fabricar uno nuevo, revestir a aquel con
planchas de madera u otro material, blancas, y así obtener la pureza que requiere
este arte. El curador se convierte, también, en un jefe de obra, en un constructor...
El espacio en una exposición, sea cual fuere el mensaje de ésta, deberá ser muy
cuidado, o lo que es lo mismo, bien seleccionado... Y de eso, se ocupa el curador; tal
es su responsabilidad.
El trabajo de mesa no es otra cosa que el montaje de las obras en el taller...; dicho
así, todo pudiera parecer muy fácil; sin embargo, esta fase del trabajo curatorial
necesita de todo el talento y de todo el interés del curador en cuanto a la
preservación y a la elegancia de empaque de la obra de arte que se va a exhibir...
Ante todo, se requiere saber de toda una serie de cuidados para cada tipo de obra:
por ejemplo, la fotografía se debe proteger con un cristal, pero éste no debe estar
directamente apoyado sobre la obra, pues se corre el riesgo –por la humedad
relativa- de que se quede pegada a él y se destruya al retirarla; de ahí, el uso de un
separador, que podría realizar también la función de un contramarco interior, de
colores contrastantes con la obra a montar: el llamado diafragma o parpatout.
Esto pudiera ocurrir también con la pintura sobre cartulina que, por lo general,
asimismo se encristala: ¡cuidado!, si la obra es de gruesos empastes o texturas que
necesitan verse, el uso del cristal sería inoperante porque la puede romper al
pegarse a él y porque le restaría la requerida visibilidad.
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2005, quienes trabajaron los textos del libro de la Ciudad Sagrada de Ifá, a través
de algunas deidades: la marquetería y las “maría luisas” (el parpatout para los
soportes de tela) estuvieron en función de los atributos característicos de ellas: el
color de su identidad... Así, obra y marquetería se integraron en un todo único
para lograr el objetivo propuesto.
Este trabajo de mesa también se realiza con las obras tridimensionales: ¿sobre qué
montamos una escultura? Por lo general, usamos cubos de madera, pintados de
blanco. Pero pongo un ejemplo para que tengan presente que no debe haber
límites en la imaginación; tenemos una cantidad enorme de animalitos en papier
maché: mariposas, babosas, conejitos, lagartijas, pájaros... ¿Cómo los montamos?
Pues haciendo un cantero, con piedras y tierra, y ya..., lo tenemos.
La otra cara de esta moneda es la museografía, que no es otra cosa que el recuento
lineal que se realiza con las obras de la exposición: ¿cuál abre el discurso artístico
y cuál lo cierra? Ante todo, esta narración está sujeta a la idea principal de la
exposición: ¿qué pretende el curador? Digamos que mostrar cronológicamente la
obra de un artista y así transitar por diversas etapas para demostrar una línea
ascendente en su carrera. Existen diversos modos de conseguir la narración
museográfica: cronológicamente, en bloques temáticos o por artistas (si se tratara
de una exposición colectiva), en bloques técnicos (el grabado separado de la
pintura) e, incluso, hasta por gamas cromáticas (el blanco y el negro en bloque
aparte del resto de las obras que poseen una paleta más rica). También sucederá
con las obras tridimensionales: digamos que el curador quiere separar las obras
cerámicas meramente utilitarias de aquellas que alcanzan el grado de escultura.
Amén del orden en que aparezcan, dada la propuesta que pueda hacer el
diseñador, el catálogo de una exposición debe contar con las siguientes partes...
Vayamos por el supuesto ordenamiento: su portada, en la que deben aparecer el
título de la muestra del o de los autores, el lugar y la fecha de realización y, por
supuesto, la imagen que lo va a identificar como icono visual representativo de los
autores o de la idea principal de la exposición. Después vendrían las palabras de
presentación que, por lo general, se encarga a una personalidad autorizada que
pueda prestigiar al artista y a la propia curaduría.
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Otro de los elementos que no debe faltar en el catálogo es el curriculum del artista
o de los artistas (en este último caso, de forma sintética); esto es la trayectoria del
autor que debe estar representada por la más amplia información posible: su
formación, su desempeño actual, los reconocimientos obtenidos, sus muestras
personales y colectivas, todo lo que se hace acompañar con una foto del autor o de
los autores.
Por último, un dato que también se debe tener en cuenta en la confección del
catálogo: los créditos de la exposición; en ellos, deben aparecer todos los que
trabajaron en la muestra: el curador, el fotógrafo, el diseñador, los montadores, el
productor artístico y los comunicadores...El apéndice de estos créditos estará
dedicado a los agradecimientos: los personales del artista y los de la curaduría,
entre los que deben estar los que hicieron posible la exposición, es decir, los
patrocinadores.
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