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Ética empresarial
Contenido
Pág.
Bibliografía 53
Jaime Alberto Ángel Álvarez 3
Módulo: Ética empresarial
Presentación
Las decisiones tomadas por los líderes de las organizaciones y por las personas
que las integran, exigen tener en cuenta una cuestión básica: ¿quiénes pueden
verse afectados por la decisión y de qué manera? La respuesta tiene que darse en
función de los principios, de los medios y de las consecuencias; también habrá que
considerar la competencia que en las organizaciones se da por el manejo de la
información, el poder y la influencia que puede denotar la decisión, lo mismo que
los recursos de los que se dispone. Esto traduce la presencia de conflictos en la
selección de los fines y de los medios para alcanzarlos, lo que hace que sea
determinante la respuesta a la pregunta: ¿cuáles son los criterios morales que
deben orientar la conducta de los individuos? Este problema es un asunto de
todos, con independencia del lugar que ocupen en la sociedad, en la empresa, en
el gobierno, en el ejército, en la escuela o cualquier otra organización.
“La ética es un tipo de saber de los que pretende orientar la acción humana en un sentido
racional; es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia de los saberes
preferentemente teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio orientar la
acción, la ética es esencialmente un saber para actuar de un modo racional”.
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“Obrar racionalmente significa, en principio, saber deliberar bien antes de tomar una decisión
con objeto de realizar la elección más adecuada y actuar según lo que hayamos elegido.
Quien no reflexiona antes de actuar sobre los distintos cursos de acción y sus resultados,
quien no calibra cuál de ellos es más conveniente y quien, por último, actúa en contra de la
decisión que él mismo reflexivamente ha tomado, no obra racionalmente”.
“La ética, en un primer sentido, tiene por tarea mostrarnos cómo deliberar bien con objeto
de hacer buenas elecciones. Pero, como hemos dicho, no se trata sólo de elegir bien en un
caso concreto, sino a lo largo de la vida. Por eso la ética invita desde sus orígenes en Grecia
a forjarse un buen carácter, para hacer buenas elecciones, como indica el significado
etimológico del término ética”.
“Podemos decir, pues, que la ética, en un primer sentido, es un tipo de saber práctico,
preocupado por averiguar cuál debe ser el fin de nuestra acción, para que podamos decidir
qué hábitos hemos de asumir, cómo ordenar las metas intermedias, cuáles son los valores
por los que hemos de orientarnos, qué modo de ser o carácter hemos de incorporar, con
objeto de obrar con prudencia, es decir, tomar decisiones acertadas” 1.
Algunos analistas hacen la distinción entre una ética de carácter personal, referida
a las reglas conforme a las cuales un individuo conduce su vida personal y una
ética aplicada, encargada de estudiar esos parámetros normativos en función de
una quehacer específico. En todo caso, todas las llamadas éticas aplicadas se
soportan y fundamentan en la ética personal, que mejor llamamos ética filosófica
en sentido estricto, tal como está planteado en los argumentos que aquí se
presentan. Son ejemplos de éticas aplicadas: la ética política, la ética económica o
la ética organizacional. También los códigos de ética que ofrecen las religiones, las
empresas o las instituciones, son una expresión de esto que hemos denominado
ética aplicada y apuntan todas en dirección a la verdad, la justicia y en general a
los principios y los valores que guían las acciones.
Pese a la definición tan precisa, las posiciones frente a este tema han sido
múltiples y variadas, lo que ha dado lugar a diferentes perspectivas, escuelas o
1
CORTINA, Adela. Ética de la empresa: claves para una nueva cultura empresarial. Valladolid:
Editorial Trotta, S.A., 1998. Págs. 17-21.
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enfoques, en las que se relaciona la ética con la religión 2, con lo que le resulta útil
al hombre o la sociedad3 y hasta con los juegos de azar4. Todas ellas tienen como
objetivo servir de guía para evaluar la normatividad ética dentro de la
organización.
2
GOLEMBIEWSKI, Robert. Men, Management, and morality. New York: McGraw-Hill, 1965, p. 65.
3
MILL, John Stuart. El utilitarismo. Barcelona: Ediciones Orbis, S.A., 1980. (Originalmente se
conoce como Utilitarianism, desde 1863).
4
CARR, Albert. ¿Is Business Bluffing Ethical?. Boston: Harvard Business Review, enero-febrero de
1968, p. 143-153.
5
PLATÓN. Euthyphro.
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En ningún otro terreno podría encontrarse con tanta facilidad el plano común de
síntesis entre el cristianismo y el pensamiento griego como en la ética, en la que el
platonismo y el estoicismo pueden considerarse en múltiples puntos como
preludios de la moral religiosa cristiana.
Sólo cuando entra en juego una naturaleza mejor, aquella que se nos revela en la
conciencia moral y el sentimiento del valor, puede el bien moral ponerse en vivir
conforme a la naturaleza. Cicerón acuñó el término latino conscientia y trata de
ella en múltiples ocasiones. San Pablo toma también de la filosofía popular este
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concepto. Y ahora bajo el influjo de todas estas motivaciones, los padres conceden
en la moral un lugar dominante a la conciencia. Es la expresión subjetiva de la ley
natural objetiva y con ello, al mismo tiempo, la voz y el dictamen de Dios. “En
todas las cosas me dejo asesorar por la razón y el dictamen de Dios. Por Él soy
muchas veces condenado aun cuando nadie me acusa, y por Él soy absuelto
cuando muchos me condenan. Nadie puede escapar a este juicio que tiene su
asiento en nuestro interior; en él debemos poner nuestras miradas y entablar así el
seguro camino de nuestra vida” (Gregorio de Nazianzo)
“En lo que se refiere a la moral, una buena parte de la población venía entendiéndola como
una parte de la religión. En definitiva -se pensaba- si la ética quiere indicarnos qué carácter o
estilo de vida hemos de asumir para ser felices, nadie puede descubrírnoslo mejor que Dios
mismo que nos ha creado. Y en lo que respecta a esos deberes que suelen denominarse
“morales” y que se imponen a la conciencia de cada hombre, ¿qué autoridad tienen tales
deberes para exigir su cumplimiento? ¿Dónde se fundamenta la obligación moral si no es en
la voluntad de Dios?
Se creía, por tanto, desde estas perspectivas que la moral debía quedar asumida en la
religión, se tomara como saber para forjar un estilo de vida o para llegar a decisiones justas.
Y en este sentido, debía dividirse en dos partes: la ética individual, que se refería a los
deberes y virtudes que un individuo debe asumir para alcanzar su perfección, y la ética
social, preocupada por las relaciones que los hombres entablan entre sí en la familia, en el
trabajo y en la vida política”7.
6
GOLEMBIEWSKI, Robert T. Men. Management and morality. New York: McGraw Hill, 1965, Pág.
65.
7
CORTINA, Adela. Ética de la empresa: claves para una nueva cultura empresarial. Valladolid:
Editorial Trotta, S.A., 1998. Pág. 36.
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Supervivencia y bienestar físico (productividad). Cada individuo debería tener acceso a las
condiciones necesarias para la salud, seguridad, comodidad y longevidad razonable.
Compañerismo. Cada individuo debería tener una variedad de relaciones humanas
satisfactorias.
Dignidad y humildad. Cada individuo debería tener la oportunidad de generarse una
posición en la sociedad de dignidad y auto respeto.
Instrucción. El individuo debería tener la oportunidad de aprender acerca del mundo en el
que vive. Debería tener la posibilidad de satisfacer su curiosidad y de adquirir habilidades y
conocimientos para una ciudadanía inteligente, trabajo eficiente y una vida culta.
Deleite Estético. El individuo debería tener la oportunidad de apreciar los valores estéticos
en el arte, naturaleza y ceremonias, y a través de las relaciones personales. Muchos valores
estéticos son accesibles a través de la producción y del consumo.
Creatividad. El individuo debería estar en posibilidad de expresar su personalidad a través
de actividades creativas. Debería poder identificarse a sí mismo con los resultados de su
propia actividad, y enorgullecerse de sus logros intelectuales, políticos, estéticos y otros.
Nueva experiencia. Una meta importante de la vida se sugiere a través de las palabras
variabilidad, espontaneidad, extravagancia, novedad, excitación, deportes, diversión,
vacaciones, lucha contra lo casual, solución de problemas, innovación, invención, etc. Cada
individuo debería tener la oportunidad de tener nuevas experiencias.
Seguridad. Cada individuo debería tener la seguridad de que las condiciones objetivas
necesarias para el logro de las metas anteriores serán razonablemente accesibles para él.
Libertad. La libertad es la oportunidad de perseguir nuestras metas sin restricciones.
Justicia. La ley cristiana del amor no implica descuidar lo propio. El individuo se va a
interesar en lo demás tanto como en sí mismo. No más ni menos.
8
Los datos se completaron con la información de 11 metas de la pág. 50-60 “Finding of the study “
de Howard R. Browen in Christian values and economics life de Jhon C. Bennet, Howard R. Bowen,
William Adams Brown, Jr. Copyrigth 1954 de la federal Council Churches of Chist in America.
Reimpreso con permiso de Harguer & Row, Publishers.inc.
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Críticas
Adam Smith, filósofo y teórico político del siglo XVIII, plantea que un cierto interés
propio debería ser el factor para determinar qué hace que una acción sea correcta
o incorrecta. Thomas Hobbes, cuya teoría moral se basa en el egoísmo, nos
recuerda que la mejor manera para escapar de un estado de la naturaleza
“solitario, desagradable, brutal y muy limitado”, que nos mantiene en lucha
constante con los demás, es establecer unas normas de convivencia mutua con los
demás. Las personas deberían actuar de forma egoísta, lo que equivale a decir que
deberían tratar de maximizar los beneficios propios, y así maximizarían el bien
común.
La pregunta que guía al tomar una decisión, dentro de la ética del egoísmo es:
¿Cuál decisión me aseguraría lograr, en forma efectiva, mis objetivos tanto a corto
como a largo plazo?
Posteriormente, el siglo XIX fue testigo del desarrollo de una teoría que para la
mayoría de nosotros ha sido aceptada como la forma más fácil de determinar qué
es lo correcto: el utilitarismo. John Stuart Mill, al exponer los planteamientos de
Jeremy Bentham, propuso la idea de que las acciones son correctas siempre y
cuando estén encaminadas a promover la felicidad total.
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La pregunta que guía la ética utilitarista es: ¿cuál decisión aumentaría al máximo la
felicidad de todos?
9
MILL, John Stuart. El utilitarismo. Barcelona: Ediciones Orbis, S.A., 1980. Originalmente se conoce
como Utilitarianism, desde 1863.
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Dentro de este mismo enfoque se encuentran las tesis de Albert Carr, que él
denomina “el arte de ganar” y se ubican dentro de las llamadas éticas de los
negocios.
Carr orienta su perspectiva hacia una ética para tomar decisiones en los negocios.
El autor indica que la ética de los negocios es una ética de juego, que nada tiene
que ver con la ética judeocristiana, comparando y determinando que existe cierta
similitud entre el juego de póker o los juegos de azar y el juego de los negocios. Él
sostiene que la ética del juego de póker es diferente a los ideales éticos de las
relaciones humanas civilizadas10. Las decisiones sólo se toman sobre la base de los
resultados y consecuencias para la organización.
Pese a lo anterior, nadie piensa lo peor del póker. Luego, nadie debería pensar lo
peor del juego de los negocios, ya que los patrones de lo correcto y lo incorrecto
difieren de las tradiciones predominantes de moralidad en nuestra sociedad.
El autor argumenta que mientras la organización no viole las reglas del juego
establecidas en la ley, la utilidad debe ser la meta guía de la estrategia
10
CARR, Albert Z. ¿Is Business Bluffing Ethicals? Harvard Business Review, Enero- Febrero de 1968.
P. 143 y 53.
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“...en una economía libre, sostiene Friedman, la empresa «tiene una y sólo una
responsabilidad social: utilizar sus recursos y participar en actividades pensadas para
incrementar sus beneficios siempre que permanezca dentro de las reglas del juego; o, lo que
es lo mismo, participar en competencia abierta y libre sin engaño o fraude»”. 11
Carr, sin embargo, piensa que los empresarios o los hombres de negocios no
deben aprovecharse de las situaciones en que empleados, competidores, clientes,
gobierno o el público resulten hostiles a la larga.
Crítica
El hedonismo ético nos muestra una fortaleza evidente del prisma de la moral, ya
que la decisión correcta por lo general está de acuerdo con lo que queremos de
verdad. Ya que lo moralmente apropiado son los actos comprendidos de manera
legítima dentro de nuestro interés racional, no nos veremos enfrentados a
conflictos entre lo que queremos y lo que verdaderamente queremos y cómo
lograrlo, podremos estar seguros de proceder correctamente.
11
MELENDO, Tomás. Las claves de la eficacia empresarial. Madrid: Ediciones Rialp, S.A., 1990. Pág.
58.
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Pero esta respuesta parece llevarnos directamente al corazón del problema que
enfrenta el egoísmo: la motivación egoísta parece ser cuestionable. Incluso cuando
las personas toman la decisión correcta, si la única razón por la que lo hicieron fue
para obtener algo que desean, debido a esto, el egoísmo solo no parece ser la más
sólida base para determinar qué es lo correcto sino que, como con las otras
perspectivas, es posible que estemos en mejores condiciones para tomar
decisiones morales si utilizamos el prisma del egoísmo ético junto con uno o más
de los otros.
Una posición que aparentemente responde al mínimo sentido común, nos plantea
la dificultad de cómo calcular la felicidad y nos enfrenta a situaciones
problemáticas que justifican el sufrimiento individual en pro del bienestar de la
sociedad.
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Y por último, una de las críticas más agudas a esta Escuela proviene de Adela
Cortina, quien afirma:
Por todas estas razones, tendremos la posibilidad de hacer juicios morales más
acertados y sofisticados si combinamos la perspectiva de la ética del utilitarismo
con uno o más de los otros enfoques.
Asegura Aristóteles13 que sólo las personas correctas pueden tomar decisiones
correctas, lo hacen de la manera correcta, escogen el momento correcto y
presentan argumentos correctos, racionales y fundados en la virtud intelectiva, en
beneficio de la felicidad del hombre.
Para llegar a ser una persona virtuosa es menester educar adecuadamente los
sentimientos y las actitudes, pues la razón, según Aristóteles se sobrepone a las
emociones y orienta el comportamiento. Una vez educado el individuo y
suponiendo que es una persona buena, la persona se sentirá complacida
realizando acciones virtuosas. Escogerá en forma consistente el término medio
entre el vicio del exceso y el del defecto y por tanto podrá manifestar valor,
templanza, bondad y otras virtudes morales en sus decisiones.
12
CORTINA, Adela. Ética de la empresa: claves para una nueva cultura empresarial. Valladolid:
Editorial Trotta, S.A., 1998. Pág. 59.
13
ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco. Barcelona: ediciones Orbis, 1984.
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La pregunta que guía al tomar una decisión, dentro de una ética de las virtudes es:
¿Qué haría la persona más virtuosa que conozco en esta situación?
La ética de las virtudes tiene una gran importancia ya que nos proporciona una
clara posibilidad real de enfocar la solución de los problemas éticos. Lo que
debemos hacer ante las decisiones es pensar en el modelo de virtud que tenemos
como punto de referencia, e imaginarnos qué haría la persona más virtuosa en
nuestra situación.
Crítica
En segundo lugar, de tener esa capacidad, tal vez no seamos capaces de predecir
en forma correcta cómo habría actuado la persona más virtuosa que conocemos.
Así mismo, hay un problema en la ética de las virtudes, ya que tiende a darle
menor importancia a las consecuencias de una elección. La ética de las virtudes no
nos ofrece los recursos suficientes para criticar una decisión. Cuando un ser
humano se comporta, según esta perspectiva, de manera virtuosa, no importa si
las cosas no le salen bien. Luego, al igual que en otras perspectivas morales
debemos tener presente que estaremos en condiciones de tomar decisiones más
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La pregunta que guía al tomar una decisión, dentro de una ética basada en la
sensibilidad del individuo es: ¿Cómo actuaría si todos los miembros de mi
comunidad supieran exactamente lo que estoy haciendo?.
Inspiradas en las tesis de autores como Hume, filósofas feministas como Nel
Noddings y Carol Gilligan, han desarrollado una teoría moral según la cual
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La pregunta que guía al tomar una decisión, dentro de la ética del cuidado es:
¿Cuál decisión mantendría y nutriría mejor una relación con los demás, basada en
la preocupación y el cuidado mutuos?
Estos dilemas tienen muchas veces su origen en las presiones de los superiores
que exigen acciones. Bajo estas presiones, la mayor parte de las veces quien actúa
no tiene tiempo para reflexionar en forma ética, sin pensar en los involucramientos
morales.
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De este modo, Austin14 nos ofrece cuatro guías para que los dirigentes puedan
enfrentarse con decisiones éticas en la empresa y en los negocios:
Esta guía resulta útil al gerente para que las presiones que se dan en su actividad
directiva no le impidan resolver los dilemas éticos que se le presentan.
Crítica
De modo positivo, la teoría expuesta por David Hume nos recuerda que, de algún
modo, lo correcto y lo incorrecto son producto de una convención social. A
menudo, determinar qué es lo correcto simplemente sería asunto de tener una
14
AUSTIN, Robert W. A positive code of ethics, business week, junio 17 de 1961.
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imagen clara de lo que nuestro entorno social diría sobre el tema. Si bien
queremos ser cuidadosos al afirmar que la cultura define lo bueno y lo malo, la
perspectiva de la sensibilidad moral nos ayuda a ser conscientes de cómo los
diferentes grupos sociales, en épocas distintas, han sostenido puntos de vista
diferentes.
Por supuesto, esto también nos muestra lo que puede tener de problemático la
ética basada en la sensibilidad En primer lugar, y lo más importante, es ¿Por qué
debemos creer necesariamente que las normas de nuestra comunidad reflejan la
perspectiva moral correcta? Muchísimas comunidades a través de la historia, desde
la antigua Grecia hasta la América del siglo XXI, han tenido normas bastante
cuestionables. El enfoque de la sensibilidad moral parece, por tanto, brindarnos
una perspectiva demasiado relativizadora en el aspecto moral; la tolerancia puede
caer en el “todo se vale”. Si la moral la define la comunidad, ¿Cómo podemos
juzgar la evidentemente distorsionada moral de una comunidad de racistas?
hace cosas terribles, es claro que eso me tiene sin cuidado. Por tanto, preguntarse
¿cómo me sentiría si todos los miembros de mi comunidad supieran lo que estoy
haciendo, quizás no me detendría para hacer algo.
De nuevo, entonces, podemos ver que estaríamos en mejor situación para tomar
decisiones moralmente sofisticadas utilizando una más o más de las otras
perspectivas, junto con esta perspectiva de la moral.
Por su parte, una de las grandes fortalezas de la ética basada en el cuidado mutuo
es su naturaleza compasiva, las decisiones que parecen acertadas bajo la mirada
de esta moral típicamente son las que se encaminan a proteger y a cuidar los
sentimientos de los demás. Utilizar la ética del cuidado para decidir qué hacer por
lo general nos hará tomar decisiones que perciben con gran agudeza las
necesidades de las personas involucradas en la situación.
Este enfoque hacia lo particular, sin embargo, a veces revela una cierta debilidad
de la perspectiva de la ética del cuidado. Nel Noddings nos recuerda que esta
ética rechaza en forma explícita la noción de que los principios pueden aplicarse a
muchas personas en situaciones parecidas. El problema que acarrea tratar de
universalizar los principios, según ella, es que no podemos evitar abstracciones de
la situación concreta, con lo cual podemos desatender la problemática. Por tanto,
debemos considerar cada situación específica teniendo en cuenta los factores
diferenciadores y los sentimientos de las personas involucradas.
La dificultad aquí tiene dos vertientes. En primer lugar, nos exige un trabajo
exagerado para decidir qué debemos hacer. Como no hay principios generales de
los cuales echar mano, tenemos que evaluar críticamente cada situación,
examinándola con detenimiento. Lo que, para decir lo menos, puede llevarnos
demasiado tiempo. De hecho, con alguna frecuencia resulta imposible.
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En segundo lugar, existe el peligro de que la ética del cuidado sea presa del
relativismo. Como lo correcto y lo incorrecto dependen en forma tan determinante
de los detalles particulares de cada caso, es posible que no seamos capaces de
condenar alguna acción que por lo general calificaríamos de errónea. Noddings
misma admite: “Las lecciones sobre lo correcto y lo incorrecto son difíciles, no se
asimilan fácilmente si el objetivo es aprender un principio”.
Analizar las situaciones exclusivamente a la luz de esta ética puede hacernos tomar
decisiones que sobredimensionan la clemencia a expensas de la justicia. En
consecuencia, al igual que con las otras perspectivas, tendremos capacidad para
tomar decisiones más sofisticadas si utilizamos la ética del cuidado junto con uno o
más de los otros enfoques.
La deontología es la ética del “deber”. Esta teoría moral plantea que una acción es
moralmente aceptable sólo cuando se realiza siguiendo los principios del deber
moral. El principio que está en la base de las acciones moralmente aceptables es el
15
KANT, Inmmanuel. Crítica de la razón práctica.
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16
RAWLS, John. Teoría de la justicia. México: Fondo de Cultura Económica. 1971.
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haber una distribución de bienes económicos y sociales tal que toda desigualdad debe
resultar ventajosa para cada uno, pudiendo, además, acceder sin trabas a cualquier posición
o cargo.
Estos principios son una aplicación de una concepción más general de la justicia que Rawls
enuncia así: «Todos los valores sociales -libertad y oportunidad, ingresos y riqueza, así como
las bases sociales del respeto a sí mismo- deben distribuirse igualitariamente a menos que
una distribución desigual de alguno o de todos estos valores sea ventajosa para todos»” 17.
Esta perspectiva requiere que los líderes de las organizaciones pongan en práctica
las reglas con equidad e imparcialidad. Un gerente se valdría de la perspectiva de
la teoría de la justicia al decidir pagar a un empleado de reciente ingreso algo más
de lo pactado como el nivel más bajo, porque cree que el salario mínimo es
inadecuado para que los empleados puedan satisfacer sus obligaciones financieras
básicas.
Crítica
Las objeciones a esta forma de ver las cosas suelen girar alrededor de la pregunta
de ¿cómo algo que está relacionado solamente con nuestros pensamientos, y no
con nuestras emociones, puede motivarnos a actual. La conclusión de la razón no
es el deseo, por tanto, aunque lleguemos a la conclusión de que algo es lo
correcto, ¿cómo nos impulsará esto a hacerlo?
17
CORTINA, Adela. Op. Cit. Págs. 60-61.
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Por otra parte, el prisma de la moral deontológico puede ser demasiado inflexible.
Un deontologista a raja tabla diría que debemos aferrarnos a nuestros deberes, sin
importar nada más. Kant podía ser tan radical como para sostener que todos
tenemos la obligación de no mentir, aunque la vida de alguien esté en peligro.
Pero el mundo no parece funcionar siempre así: algunas reglas se hicieron para
romperlas.
produciría tal infelicidad en algunos casos que el castigo llegaría a ser claramente
inadecuado.
Hay un malentendido básico que afirma que para el existencialismo no hay nada
correcto o incorrecto y por tanto cualquier cosa puede aceptarse. Sin embargo,
Jean Paul Sartre, el más famoso representante del existencialismo, nos ofrece una
profunda reflexión que puede ser muy útil para tomar nuestras decisiones. Ya que
no hay principios objetivos en el universo, cada uno debe darse cuenta de que en
cada decisión que toma está implícitamente decidiendo por todo la humanidad.
Sartre asegura que existe en el individuo la responsabilidad ante todos los seres
humanos, lo que yo no debo hacer tampoco lo debe hacer ninguna otra persona.
De aquí deriva la angustia existencial, del hecho de cargar con la enorme
responsabilidad social en cada uno de mis actos.
Si digo, por ejemplo, que no debo robar discos de un almacén, estoy afirmando
que nadie debe hacerlo. La agobiante responsabilidad que esto representa para
nosotros cada vez que debemos tomar una decisión es la fuente de nuestra
profunda angustia existencial. Pero el aceptar que tenemos profunda libertad para
escoger qué es bueno y qué es malo implica que la libertad es la base de todos los
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valores. Entonces, dice Sartre, los actos realizados por las personas de buena fe
tienen como último significado la búsqueda de dicha libertad.
La pregunta que guía el prisma del existencialismo es: ¿con cuál decisión propicio
que las personas sean más libres?
“En efecto, la idea de libertad es la que promueve los derechos de la llamada primera
generación, es decir, los derechos civiles y políticos, que resultan inseparables de la idea de
ciudadanía. Es el liberalismo de los orígenes, desde autores como John Locke, el que
defiende estos derechos y no ve mayor razón para crear la sociedad civil que la defensa de
tales derechos. En definitiva, el Estado no tiene más tarea que la de proteger los derechos
civiles y políticos de sus ciudadanos.
Las tradiciones socialistas, por su parte, ponen en cuestión que tales derechos puedan
respetarse si no vienen respaldados por unas seguridades materiales, y de ahí que la
aspiración a la igualdad sea la que guíe el reconocimiento de la segunda generación de
derechos: los derechos económicos, sociales y culturales. Estas dos tradiciones han sido ya
reconocidas explícitamente por las Naciones Unidas en la Declaración del año 1948.
Por lo que hace a la llamada tercera generación, que todavía no ha sido recogida en
Declaraciones internacionales, viene guiada por el valor de la solidaridad, ya que se refiere a
un tipo de derechos que no puede ser respetado si no es por medio de la solidaridad
internacional. Me refiero al derecho a la paz, o derecho a vivir en una sociedad en paz, y el
derecho a un medio ambiente sano. Ambos derechos son imposibles de respetar sin
solidaridad universal, porque aunque individuos, grupos de individuos o naciones
determinadas trataran de fomentar una convivencia pacífica y de procurar un medio
ambiente sano, sin un acuerdo y una acción internacionales es imposible alcanzar estas
metas. Ciertamente los dos derechos mencionados todavía no han sido expresamente
reconocidos en declaraciones internacionales, pero forman parte ya de la conciencia moral
social de los países con democracia liberal: forman parte de su ética cívica”. 18
Se considera, desde el marco legal y jurídico, que los principales deberes de los
administradores en Colombia son los siguientes:
Dar un trato equitativo a todos los socios y respetar el ejercicio de inspección de todos
ellos.
Abstenerse de participar por sí o por interpuesta persona en interés personal o de terceros,
en actividades que impliquen competencia con la sociedad o en actos respecto de los
cuales exista conflicto de intereses, salvo autorización expresa de la junta de socios o
asamblea general de accionistas.
La ley contempla la acción de responsabilidad civil contra los directores de las entidades
financieras que viole a sabiendas o permite que violen las disposiciones legales y por las
pérdidas que sufran los individuos por esas infracciones.19
Este punto de vista de la ética en los negocios difiere de los otros, pues sugiere
que los gerentes necesitan analizar las normas éticas existentes en industrias y
corporaciones, con el fin de determinar qué es correcto y qué no. El gerente que
se ubica en esta perspectiva será proclive a la realización de códigos de ética
dentro de la organización que le sirvan de referentes morales a los trabajadores.
Crítica
19
Juntas directivas: ¿En qué se está metiendo? En: Revista la Nota económica. Número 63, 2001;
Págs. 42-43.
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Del lado de las desventajas no es obvio que debamos siempre tener la libertad
como nuestro mayor ideal. En muchas ocasiones, la decisión acertada parece
requerir que limitemos la libertad de los otros, especialmente cuando esos otros
son niños, pues la mayor expresión de su libertad incluiría, digamos, jugar en
medio de la calle o con cuchillos afilados. La libertad es un objetivo valioso, pero
ciertamente no es el único. La comprensión, la honestidad y la seguridad, entre
otros, pueden proporcionarnos en algunas ocasiones una mejor orientación para
decidir lo que debemos hacer.
situación. El prisma del existencialismo puede hacernos pasar por alto la relación
especial que existe entre las personas en una situación particular. También, como
se cimienta tan profundamente en la expresión activa, tiende a atropellar los
sentimientos de las personas, especialmente de quienes evitan manifestarlos
abiertamente. Teniendo esto en cuenta, parece evidente que nuestras decisiones
morales serán más sabias si además del prisma del existencialismo utilizamos otras
perspectivas.
Síntesis
Los estudios han demostrado que la mayoría de las personas de negocios y líderes
de las organizaciones sigue manteniendo actitudes utilitarias hacia el
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comportamiento ético. Esto no debe ser una sorpresa total, ya que el utilitarismo
es consistente con metas como la eficiencia, la productividad y las altas utilidades.
Al maximizar las utilidades, por ejemplo, un ejecutivo puede argumentar que está
obteniendo el mayor bienestar para el número más grande.
Veamos más de cerca los diversos factores que influyen en si los gerentes se
comportan con ética o con falta de ella. Básicamente tenemos un paquete de
variables que tienen que ver con lo personal y otras variables que se ajustan a lo
social y empresarial.
1. FACTORES PERSONALES
20
KOHLBERG, Lawrence. Moral Stages and Moralization: The Cognitive – Developmental
Approach. En T. Lickona, editor, Moral Development and Beavior: Theory, Research, and
Social Issues. New York, Holt, Rinehart & Winston, 1976, págs. 34-35.
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Mantener el orden convencional al cumplir las obligaciones que usted haya aceptado.
Valorar los derechos de otros y sostener valores y derechos no relativos sin importar la opinión
de la mayoría.
Siguiendo principios éticos decididos por uno mismo, aun cuando violen la ley.
En síntesis, la investigación sobre estas etapas o niveles nos permite llegar a varias
conclusiones. En primer lugar, las personas avanzan por las seis etapas una a
una. Gradualmente, avanzan como una escalera, etapa por etapa. En segundo
lugar, no existe una garantía de desarrollo continuado. El desarrollo puede
terminar en cualquier etapa. Tercero, casi todos los adultos se encuentran en las
cuatro etapas. Se limitan a obedecer las reglas y están predispuestos a
comportarse con ética. Por ejemplo, un gerente de etapa tres probablemente
tomará decisiones que reciban la aprobación de sus iguales; un gerente de etapa
cuatro buscará ser un buen ciudadano corporativo al tomar decisiones que
respeten las reglas y procedimientos de la organización; y un gerente de etapa
cinco, tal vez desafíe las prácticas de la organización que considere que están
equivocadas. Muchos de los esfuerzos recientes de las universidades por elevar la
percepción de las normas éticas de los estudiantes se enfocan en ayudarlos para
avanzar al nivel de principios.
Toda persona entra a una organización con una serie de valores firmemente
establecidos. Desarrollado desde los primeros años de un individuo (de los padres,
maestros, amigos y otros), estos valores representan convicciones básicas acerca
del bien y del mal. De esta manera los gerentes de una organización con
frecuencia tienen valores personales muy diferentes. Observemos que aun cuando
los valores y la etapa del desarrollo moral puedan parecer similares, no lo son. Los
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primeros son amplios y cumplen una serie de cuestiones, en tanto que los últimos
son específicamente una medida de independencia de influencias externas.
Algunas estructuras proporcionan una fuerte guía, en tanto que otras sólo crean
ambigüedad para los gerentes. Los diseños estructurales que minimizan la
ambigüedad y que continuamente recuerdan a los gerentes lo que es “ético”,
probablemente impulsarán un comportamiento ético.
Una cultura organizacional fuerte ejercerá mayor influencia sobre los gerentes que
una débil. Si la cultura es fuerte y apoya normas éticas altas, debe tener una
influencia muy poderosa y positiva sobre el comportamiento ético de un gerente.
Por ejemplo, johnson & johnson tiene una cultura fuerte que desde hace mucho
insiste en las obligaciones corporativas con los clientes, los empleados, la
comunidad y sus accionistas, en ese orden. Cuando se descubrió medicamento
Tylenol envenenado en los anaqueles de las tiendas de Estados Unidos en 1982 y
1986, los empleados de johnson & johnson, que fabrica el Tylenol, retiraron por su
cuenta el producto de las tiendas en todo Estados Unidos antes de que la empresa
misma emitiera una declaración relativa a las alteraciones. Nadie tuvo qué decir a
estos individuos lo que era moralmente correcto, supieron de antemano lo que la
compañía esperaba de ellos. En una cultura organizacional débil, es muy probable
que los gerentes dependan de normas subculturales como una guía de
comportamiento. Los grupos de trabajo y las normas departamentales ejercerán
una fuerte influencia en el comportamiento ético de organizaciones que tienen una
cultura general débil.
¿Qué tan grande será el daño o beneficio que se hará a las víctimas o beneficiarios del acto
ético en cuestión? Ejemplo: un acto que deja a 1.000 personas sin trabajo es más dañino que
uno que afecte a sólo 10 personas.
¿Qué tanto consenso existe de que el acto es malo o bueno? Ejemplo: más estadounidenses
están de acuerdo en que es malo sobornar a un oficial de aduanas en Texas, que los que
aceptan que es malo sobornar a un funcionario de aduanas en México.
¿Qué tan próximas considera (social, psicológica o físicamente) a las víctimas (o beneficiarios)
del acto malo (o benéfico) en cuestión? Ejemplo: despidos en nuestra propia unidad de trabajo
nos afectan más que en una ciudad lejana.
¿Qué tan grande es el efecto concentrado del acto ético en las personas afectadas? Ejemplo:
un cambio en la póliza de garantía que cubre a 10 personas con reclamaciones de 10.000
dólares cada una tiene un efecto más concentrado que un cambio que niegue cobertura a
10.000 personas con reclamaciones de 10 dólares cada una.
sea la probabilidad de que el acto ocurra y cause daño, más corto será el tiempo
para que surjan las consecuencias del acto; y mientras más próximo se sienta el
observador con las víctimas del acto, mayor será la intensidad el problema. En
suma estos seis factores determinan la importancia de un problema ético. Y
debemos esperar que los gerentes se comporten con mayor ética cuando un
problema moral les es importante que cuando no lo es.
Para que los códigos de ética puedan ser eficaces, es necesario que se tomen
medidas que garanticen su cumplimiento. Los administradores que incurran en
prácticas inmorales deben ser hechos responsables de sus acciones. Esto significa
que se les deben retirar privilegios y servicios y aplicar sanciones. Aunque no es
fácil hacer cumplir códigos de ética, la sola existencia de éstos puede alentar la
adopción de una conducta ética gracias a una definición más clara de las
expectativas. Por otra parte, no se puede esperar que los códigos de ética
resuelvan por sí solos todos los problemas. De hecho, pueden generar una falsa
sensación de seguridad. El eficaz cumplimiento del código implica un
comportamiento ético consistente y el apoyo de la alta dirección.
en las habilidades y conductas éticas de los individuos. Dado que Harvard cuenta
con una gran cantidad de egresados de elevadas calificaciones, quienes suelen
ocupar puestos administrativos de alto nivel, se esperaba como resultado que esta
acción diera una conciencia más aguda de la dimensión ética de la administración.
La necesidad de una conducta más ética ha sido puesta en evidencia por casos
muy sonados. Saul Guellerman examinó tres en gran detalle: el de Manville
Corporation, que aparentemente ocultó el riesgo real de asbesto; el de Continental
Illionois Bank, algunos de cuyos administradores malinterpretaron el interés
general de la empresa, y el de E.F. Hutton and Company, la cual se declaró
culpable de haber incurrido en fraude postal y telegráfico.
enseñar la ética. Los críticos, por ejemplo, insisten en que el esfuerzo es inútil ya
que las personas establecen su propio sistema de valores desde que son muy
jóvenes. Sus defensores, sin embargo, señalan que diversos estudios han
determinado que los valores pueden aprenderse después de la primera infancia.
Además, citan evidencia que demuestra que la enseñanza de solución de
problemas éticos puede ser una diferencia real en los comportamientos éticos; que
el entrenamiento ha incrementado el nivel de desarrollo moral de los individuos y
que, si no hace algo más, el entrenamiento en la ética incrementa la percepción de
los problemas éticos en los negocios.
Por ejemplo, una tarjeta plantea: “Después de terminar un trato complicado con
un cliente japonés, él le obsequia un florero para expresarle su agradecimiento. Se
trata de una pieza clara y aceptar un regalo de este valor va claramente en contra
de la política de Citicorp. Sin embargo, regresarlo sería una ofensa para su
cliente”. Primero, ¿Regresaría usted el florero al cliente y le explicaría con
diplomacia que va en contra de la política de Citicorp aceptar regalos de sus
clientes?; segundo, ¿aceptaría el regalo porque no puede arriesgarse a ofender a
un cliente importante?; tercero, ¿aceptaría el regalo a nombre de Citicorp, lo
entregaría a la corporación como articulo decorativo para exponerlo en un área
Jaime Alberto Ángel Álvarez 49
Módulo: Ética empresarial
Los empleados deben tener metas tangibles y realizables. Las metas explícitas
pueden crear problemas éticos si presentan demandas no realistas a los
empleados. Bajo la tensión de metas irrealizables, empleados que en
circunstancias normales serían éticos, con frecuencia adoptan la actitud de que
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Módulo: Ética empresarial
“todo se vale”. Cuando las metas son claras y realizables, reduce las
ambigüedades, para los empleados y motivan en lugar de castigar.
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