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Análisis del texto “La invención del tercer mundo.

Construcción y deconstrucción del


desarrollo” de Arturo Escobar.
Estudiante: Adolfo Ayala Heitmann
La presente reflexión aborda el rol de la pedagogía como instrumento dispuesto para la
difusión e instalación del discurso desarrollista en Chile durante la segunda mitad del
siglo XX. Para esto se plantea, en primer lugar, un antecedente histórico sobre las
políticas estatales dirigidas a modificar las condiciones de enseñanza, a fin de conseguir
las condiciones óptimas para el funcionamiento de la economía del desarrollo.
Posteriormente, se expondrá el concepto de “desarrollo integral”, utilizado actualmente
dentro del marco didáctico y curricular en la enseñanza de la historia, considerándolo
como un elemento de continuidad respecto a la imposición hegemónica de la idea de
desarrollo instala por el Estado, en detrimento de las perspectivas locales.
Escobar1 plantea que la economía del desarrollo, antecedida por la crisis de 1929 y por
la segunda guerra mundial, debe ser entendida como un discurso que construye la
realidad, que justifica la acción colonizadora de los países industrializados y que genera
una serie de conceptos impuestos como verdades, tales son, por ejemplo: la pobreza; el
subdesarrollo; el analfabetismo; y el tercer mundo.
Esta construcción justifica la intervención en el denominado “tercer mundo”, buscando
que estos logren la alfabetización y la industrialización por medio de la inversión de
capital en áreas específicas, y de la inversión en educación. Las estrategias para alcanzar
el desarrollo se basan en la acumulación de capital; la Industrialización deliberada; la
planeación del desarrollo; y la ayuda externa. Por tanto, los estados deben aplicar
dentro de sus políticas el ahorro, la inversión y la productividad.
Durante las décadas de 1930-1940, comienza la implementación de la economía del
desarrollo en países “subdesarrollados” o “tercermundistas”. Su instauración en Chile
se encuentra plasmada en las políticas educativas, siendo la pedagogía un instrumento
constitutivo para impulsar esta propuesta de desarrollo económico. Sol Serrano2 indica
que, ya desde la gestión del presidente Arturo Alessandri, se anuncia un despertar de
las industrias nacionales.
Este proceso de industrialización implica una intervención directa del Estado en la
económica, que fomenta las iniciativas industriales y la creación de mano de obra
capacitada para desempeñar el trabajo técnico. De esta forma, el Estado se acercaba a
controlar los factores productivos, específicamente el factor trabajo.
Los gobiernos radicales, concretamente el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, propone
una política centrada en potenciar la orientación económica de la educación, creando
escuelas-talleres y escuelas-granjas, que buscaron proporcionar conocimientos sobre la
producción económica dependiendo del contexto en el cual se enmarcaban los

1
Escobar, A. (2007). La invención del Tercer Mundo. Caracas: Fundación Editorial el perro y la
rana. pp.132-129.
2
Serrano, S., León, M. P., Rengifo, F., & Mayorga, R. (2018). Historia de la educación en chile
(1810-2010). Tomo II. Democracia, exclusión y crisis (1930-1964). Santiago de Chile:
Taurus.
establecimientos educacionales. El avance educativo se hace evidente en que, según
señala Aguirre Cerda: “en el periodo que va desde 1849 a 1938, es decir en el lapso de
noventa años fueron creadas 15 escuelas; en tarto que en el bienio de 1940-1941 se
crearon 17”3. Por tanto, el objetivo de este esfuerzo por ampliar y mejorar la educación
industrial, es no depender de la mano de obra extranjera para acceder a la mano de obra
calificada.
A esto se suman acciones como la creación de la Universidad Técnica del Estado y la
Universidad Federico Santa María en Valparaíso. Estas medidas son profundizadas en el
gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y Jorge Alessandri, donde la creación de la
Dirección General de Educación Agrícola, Comercial y Técnica posibilita el aumento de
la matricula técnica y la oportunidad de aumentar los años de educación primaria a fin
de que los estudiantes puedan escoger su profesión con madurez. Estás políticas fueron
intensificadas con el uso de los “empréstitos que venían del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial, fomentados por la alianza para el Progreso”4. De esta
forma, por medio de la alianza para el progreso, se busca establecer bases para alcanzar
el desarrollo y evitar la replicación de eventos históricos como la revolución cubana.
Entre los ítems planteados por la Alianza para el Progreso, se encuentra ampliar el
acceso a la educación, medida que, sumada a otras de orden social y económico,
proporcionarían en el ideal una mejor calidad de vida, y el aseguramiento del sistema
desarrollista en Sudamérica. Expresión de esto es la reforma educativa de Eduardo Frei
en 1965, que propone una ambiciosa ampliación del sistema educativo a nivel nacional.
Actualmente, la pedagogía asume un rol formativo centrado en el “desarrollo integral”5
de los estudiantes. Sin embargo, es posible especular que el desarrollo esperado es
meramente funcional y utilitarista, ya que se centra específicamente en el desarrollo de
habilidades, conocimientos y actitudes que desemboquen en el buen desempeño de los
ciudadanos y trabajadores dentro del marco conceptual y organizativo preestablecido
por el Estado.
No existen, dentro del programa curricular publicado para asignatura de Historia,
alternativas reales a la idea de desarrollo convencional. Se ausentan propuestas que se
presenten como disidentes frente al actual modelo económico. Incluso, dentro de los
programas de estudio, se tiende a invisibilizar las expresiones históricas y culturales
locales, proponiendo una mirada profundamente centralizada en el estudio de lo que se
denomina como “Historia de Chile”. Esta idea se acentúa en el realce de unas
asignaturas por sobre otras, actitud que se evidencia principalmente en la aplicación de
pruebas estandarizadas, durante el proceso formativo, y previo al ingreso a la
universidad. Todo esto indica que la pedagogía continúa siendo un instrumento para

3 Mensaje de S.E. Presidente de la República en la apertura de las sesiones ordinarias del


Congreso Nacional, 21 de mayo de 1936, p.72.
4 Serrano, S., León, M. P., Rengifo, F., & Mayorga, R. (2018). Historia de la educación en

chile (1810-2010). Tomo II. Democracia, exclusión y crisis (1930-1964). Santiago de Chile:
Taurus.
5 MINEDUC. (2016). Historia, geografía y ciencias sociales. Programa de Estudio. Primero

medio. Santiago de Chile: Unidad de currículum y evaluación. pp.10-13.


formar ciudadanos que se inserten de forma efectiva al sistema ideológico
predominante, sin existir reales posibilidad o vías de desarrollo alternativas.
Los documentos curriculares propios de la asignatura de Historia plantean un modelo
de desarrollo que, aunque posee matices con relación al desarrollismo del siglo XX, se
asienta sobre las mismas bases ideológicas respecto a lo esperado como “desarrollo”: la
capacitación de ciudadanos que participen de forma efectivo en el modelo económico;
un buen uso de los recursos naturales e industrias que promuevan este uso; y el
bienestar social como mecanismo de aceptación e inserción en el modelo. El texto
escolar de segundo medio, indica que el desarrollo en Chile, desde el gobierno de
Patricio Aylwin, es resignificado, y entendido como: “una nueva concepción del
desarrollo, entendido ahora como desarrollo humano, en el que el crecimiento
económico y la calidad de vida de las personas deberían ir de la mano”6. Se considera,
de acuerdo al documento, que los principales pilares de este nuevo desarrollo son: la
reducción de la pobreza; ampliación de los derechos sociales en grupos minoritarios; el
desarrollo sustentable; y el perfeccionamiento del sistema político.
Se establece de esta forma, una vinculación entre la idea de “desarrollo integral” y la
concepción sobre el “desarrollo” plasmada en los documentos curriculares. La
formación educativa sigue estando a la base de la idea de desarrollo planteada por el
Estado, la cual sigue profundamente influencia por el desarrollismo del XX, pese a los
matices respecto a los derechos sociales y al uso sustentable de los recursos.

6
MINEDUC. (2018). Historia, geografía y ciencias sociales. 2º Medio. Santiago de Chile:
Santillana. P.276.

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