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Asignatura: Historia de la Filosofía

Curso: Prueba de Acceso Grupo:


Docente: Fausto Sánchez-Cascado Blanco
Email: sanchez.f@barreira.edu. es

3. FILÓSOFOS SOCRÁTICOS
3.1. SÓCRATES
3.1.1. La mayeútica. El método socrático
3.1.2. El pensamiento socrático.

3.2. PLATÓN
3.2.1. La teoría de las ideas de Platón
3.2.2. Razón
3.2.3. El alma
3.2.4. El mito de la Caverna
3.2.5. El Estado según Platón. Filosofía del Estado.

3.3. ARISTÓTELES
3.3.1. Filosofía aristotélica. Las ideas. La razón. Las causas
3.3.2. Materia y forma
3.3.3. Causas.
3.3.4. Lógica
3.3.5. Ética
3.3.6. Política
3.3.7. Mujer

3.1. SÓCRATES
Sócrates es uno de los personajes más enigmáticos de la historia de la filosofía. No
escribió nada en absoluto, pero a pesar de ello es uno de los filósofos que más ha
influido en el pensamiento europeo. Su vida se conoce sobre todo a través de Platón,
que fue su discípulo y uno de los filósofos más grandes de la historia. Platón escribió
muchos diálogos, o conversaciones filosóficas, en los que utiliza a Sócrates como
portavoz.
Sabemos que nació en Atenas y pasó la mayor parte de su vida por sus calles
conversando con la gente. A menudo se quedaba inmóvil, de pie, en profunda
meditación durante horas. Era bajito, gordo, con ojos saltones y nariz respingona; pero
interiormente se decía que era maravilloso. Murió condenado por un tribunal popular
ateniense por “introducir nuevos dioses” y de “llevar a la juventud por caminos
equivocados”.

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3.1.1. La mayeútica. El método socrático
El objetivo de Sócrates no era enseñar a la gente, daba la impresión de que el
aprendía de las personas con las que hablaba. Al principio de sus conversaciones con los
ateniense solía solo hacer preguntas, dando a entender que él no sabía nada, que era
tonto (ironía socrática). En el transcurso de la conversación, a base de no cesar de
preguntar, solía conseguir que la persona con la que estuviera hablando viera los fallos
de su propio razonamiento.
Se dice que la madre de Sócrates era comadrona (la mujer que ayuda a la madre a
tener su niño). Sócrates comparaba su actividad, su forma de razonar, con la de las
comadronas. Él no planteaba cual era la verdad, el razonamiento correcto, ayudaba a
que las personas llegarán a él. Como las comadronas, no tienen el niño ayudan a la
madre a tenerlo. El verdadero conocimiento, según él, tenía que salir del interior de cada
uno. A este tipo de razonamiento socrático se le llama mayeutica.
3.1.2. El pensamiento socrático.
Sócrates pensaba que teniamos en nuestro interior una voz divina, lo que podriamos llamar
conciencia, que decía lo que estaba bien. “Quien sepa lo que es bueno también hará el bien”,
decía. Para él los concocimientos correctos conducían a acciones correctas. Pensaba que la
capacidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal se encuentra en la razón. Las
ideas de Sócrates se basaban en la razón, es el primer racionalista.
Pensaba que era imposible ser feliz si uno actuaba en contra de sus convicciones.

3.2. PLATÓN
Platón (427-347 a. de C.) era discípulo de Sócrates. La mayor parte de
conocimientos que tenemos sobre Sócrates son gracias a los escritos de Platón, el
primer escrito filosófico de Platón fue un discurso de defensa de Sócrates.
Se cree que se han conservado todas sus obras principales, basicamente, aparte del
discurso de defensa de Sócrates, una colección entera de cartas y treinta y cinco
diálogos filosóficos.
Fundó su propia escuela de filosofía la Academia (su nombre se debe a que estaba
situada fuera de Atenas en una arboleda, que tenía el nombre del héroe mitológico

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griego Academo). En la Academía se enseñaba filosofía, matemáticas y gimnasia,
partiendo del método socrático de la conversación.
3.2.1. La teoría de las ideas de Platón
A Platón por un lado le interesaba la relación entre lo eterno e inalterable y por otro
lo que fluye, lo que cambia; todo referido-relacionado con la moral de los seres
humanos e ideales o virtudes de la sociedad. Le interesaba lo que es eterno e inmutable
en la naturaleza y lo que es eterno e inmutable en cuanto a la moral y la sociedad.
Intento captar-buscar una realidad eterna e inmutable común a la naturaleza y a la
moral y sociedad.
Para Platón todo lo que podemos tocar y sentir en la naturaleza fluye. Todo lo que
pertenece al mundo de los sentidos está formado por una matería que se desgasta con el tiempo;
pero a la vez todo está hecho con un “molde” eterno e inmutable. ¿Todos los perros son
iguales?. No, pero hay algo que todos tienen en común, algo que hace que podamos distinguir
un perro de un gato o de un caballo. Un pastor alemán será distinto de un Doberman, pero hay
un “molde de perro” que siempre persistirá. Para Platón lo eterno, lo inmutable son los modelos
espírituales o abstractos, a cuya imagen todo está moldeado.
Le extrañó como todos los fenómenos de la naturaleza podían ser tan iguales entre ellos.
Llegó a la conclusión de que debía de haber un reducido número de “moldes” que se encuentrán
“detrás de” todo lo que vemos a nuestro alrededor. A estos “moldes” Platón los llamó ideas.
Detrás de todos los perros, caballos y seres humanos se encuentra la “idea del perro” y la “idea
de ser humano”. Pensaba que tenía que haber una realidad detrás “del mundo de los sentidos”,
a esta realidad le llamó el mundo de las ideas. En el mundo de las ideas se encuentran las
eternas e inmutables “imágenes modelo”.
3.2.2. La Razón
Para Platón todo lo que vemos a nuestro alrededor en la naturaleza, todo lo que podemos
sentir y tocar, no permanece, todo se disuelve o muere, antes o después. No podemos saber
nada con seguridad sobre algo que cambia constantemente. Sobre lo que pertenece al mundo de
los sentidos, lo que podemos sentir y tocar, solo podemos tener ideas, hipótesis poco seguras.
Solo podemos tener conocimientos seguros, de lo que vemos con la razón. Podemos fiarnos de
la razón porque es la misma para todas las personas. La razón es lo contrario a las opiniones.
Es eterna y universal, porque trata asuntos eternos y universales (AP latón, por ejemplo, le
interesaban mucho las matemáticas, porque las relaciones matemáticas jamás cambián). Para

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Platón, solo podemos tener ideas vagas sobre lo que sentimos, pero si que podemos conseguir
conocimientos ciertos sobre aquello que reconocemos con la razón.
Platón pensaba que la realidad estaba dividida en dos partes el mundo de los sentidos y el
mundo de las ideas.
• El mundo de los sentidos sobre el que podemos conseguir solo conocimientos
imperfectos utilizando nuestros cinco sentidos (imperfectos). En el mundo de los
sentidos todo fluye, nada permanece
• El mundo de las ideas, sobre el que podemos tener conocimientos ciertos,
mediante la utilización de la razón. El mundo de las ideas no puede reconocerse
mediante los sentidos. Las ideas son eternas e inmutables
• El ser humano también está dividido en dos partes el cuerpo y el alma.
• El cuerpo que fluye y esta ligado al mundo de los sentidos y es poco de fiar
• El alma no material, el espacio de la razón, relacionada con el mundo de las
ideas
3.2.3. El alma según Platón
El alma existía antes de introducirse en el cuerpo, estaba en el mundo de las Ideas (V).
Cuando el alma se “despierta” se “introduce” en el cuerpo humano y se olvida de las ideas
perfectas. A medida que el hombre va sintiendo (mediante sus sentidos) las formas de la
naturaleza, va teniendo un vago recuerdo en su alma. Por ejemplo, cuando ve un perro ve un
perro imperfecto, pero a su alma llega un vago recuerdo del “perro perfecto” que su alma vió en
el mundo de las Ideas. Al alma entonces se le despierta una añoranza de regresar al mundo de
las Ideas, de donde surgió. A esta añoranza de regreso al mundo de las Ideas, Platón la llama
eros, que significa en español amor. El alma siente una “añoranza amorosa” de su verdadero
origen (el mundo de las Ideas). A partir de ese momento el cuerpo y lo sensible (lo que
percibimos por los sentidos) se ve como algo imperfecto e insignificante. El cuerpo se ve como
una “cárcel”. Esto no pasará con todos los seres humanos. Muchos no tendrán está añoranza del
mundo de las ideas, se quedarán con el reflejo del mundo perfecto del mundo de las ideas, que
es el mundo de los sentidos.
Para Platón todos los fenómenos de la naturaleza son solamente sombras de las ideas
eternas, del mundo de las Ideas .

3.2.4. El mito de la Caverna

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Para explicar sus ideas del mundo de los sentidos, el mundo de las Ideas y el alma, Platón
utilizó una historía, el mito de la caverna, que aparece en uno de sus diálogos La República
(Libro VII).
Un grupo de personas habita una cueva subterránea. Están sentados a la espalda de la
entrada, atadas de pies y manos, solo pueden mirar hacía la pared de la caverna. Detrás de estas
personas, hay un muro alto y por detrás de este muro alto caminan unos seres que se parecen a
personas. Estas personas levantas figuras por encima del borde del muro alto. Detrás de estas
figuras, arde una hoguera, que hace que se dibujen sombras llameantes contra la pared de la
caverna que tienen sus habitantes frente a sí. Lo único que pueden ver estos, son estas sombras
llameantes, esta especie de teatro de sombras.
Uno de los habitantes de la caverna empieza a preguntarse de donde vienen las sombras de
la pared y consigue soltarse. Lo primero que le pasa es que, acostumbrado como esta a la
sombra, la luz le cegará y verá las figuras nitidas, de las que antes solo veía sombras. Atraviesa
el muro y el fuego y sale al exterior de la caverna. La luz le ciega aún más. Ve colores y forma
reales, no las sombras que había visto en la caverna. Ve verdaderos animales y flores, en la
caverna solo veía malas copias. Se pregunta de donde vienen animales y flores y se da cuenta
que es el sol y el cielo es lo que les dan la vida.
Se acuerda entonces, de los que están abajo, en la caverna. Vuelve a bajar y les intenta
convencer de que lo que ven en la pared son solo copias, sombras, de las cosas reales. Ninguno
le cree, le dicen que lo que ven en la pared de la caverna es lo real. Al final lo matan.

Platón con el mito de la caverna explica sus ideas filosóficas. El mundo de los
sentidos queda representado en las sombras que ven los habitantes de la caverna. Vemos

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tristes sombras de los objetos perfectos del mundo de las ideas. El habitante de la
caverna que se escapa, es el filósofo que se pregunta por la realidad y busca el mundo
de las Ideas. El mundo de las Ideas es el que descubre cuando deja la cueva. Ve un
mundo perfecto, el mundo de las Ideas. Las sombras son una mala copia de ese objeto
perfecto que está en el mundo de las Ideas. La muerte del habitante de la caverna que se
escapa, es un recuerdo de la muerte de Sócrates (V), que murió, según Platón, por querer
hacer ver el mundo de las Ideas a sus conciudadanos Atenienses, que preferían quedarse
con el mundo de los Sentidos.
3.2.5. El Estado según Platón. Filosofía del Estado
En su obra La República Platón nos explica su idea de Estado ideal. Un estado modelo
imaginario, un estado utópico.
Piensa que el Estado debe ser gobernado por filósofos. Para explicar como debe ser toma
como base el cuerpo humano. El cuerpo humano, según él, está dividido en tres partes: cabeza,
pecho y vientre. A cada una de estas partes le corresponde una habilidad del alma: a la cabeza
la razón, al pecho la voluntad y al vientre el deseo. A cada una de estas habilidades le
corresponde también una virtud: a la razón la sabiduria, a la voluntad el valor y al deseo la
moderación. Cuando las tres partes del ser humano funcionan a la vez, como un conjunto
completo, obtenemos un ser humano armonioso o equilibrado.
Platón se imaginaba un Estado construido exactamente igual que un ser humano. También
tendría cabeza, pecho y vientre. La cabeza serían los gobernantes, el pecho los soldados y el
vientre los productores. Un estado justo se caracterizaría por que cada uno conoce su lugar en el
conjunto.
Cuerpo Alma Virtud Estado
Cabeza razón sabiduría gobernantes
Pecho voluntad valor soldados
Vientre deseo moderación productores

La filosofía del estado de Platón se caracteriza por su racionalismo. Es decisivo para


crear un buen Estado que sea gobernado por la razón. Como la cabeza dirige el cuerpo,
los filósofos debían de ser quien dirigiera la sociedad.
El estado de Platón puede recordar al sistema hindú de castas. Lo podriamos
considerar en la actualidad, como un estado totalitario. Aunque planteaba algunos
aspectos avanzados. Valoraba a las mujeres, indicando que podían ser gobernantes del

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Estado como los hombres y que tenían la misma capacidad que estos (algo muy
avanzado para la época, en que la mujer practicamente no tenía derechos). La
responsabilidad de la educación para él debía recaer en el Estado. Fue el primer filósofo
que estaba a favor de un sistema público de guarderías y colegios. Quería suprimir la
familia y la propiedad privada para gobernantes y soldados.
Más adelante, desengañado de la política, escribió el diálogo Las Leyes en que
describió el Estado legal, el segundo mejor Estado (después del descrito en La
República). En este nuevo concepto de Estado de Platón existe la propiedad privada y
la familia y mantiene su concepto en torno a los derechos de la mujer.

3.3. ARISTÓTELES
Aristóteles fue alumno de la Academía de Platón. Provenía de Macedonia. Llegó era
hijo de un médico y científico reconocido.
En la antigüedad se hablaba de que escribió 170 obras, de las se han conservado 47.
Son en general apuntes para lecciones. Sus escritos son áridos y minuciosos.
3.3.1. Filosofía aristotélica. Las ideas. La razón. Las causas
Lo que más le preocupaba a Aristóteles era la naturaleza viva. No solo fue el último
gran filósofo griego, también fue el primer gran biológo occidental. Se preocupó por
los cambios de la naturaleza, lo que llamamos procesos de la naturaleza. Escribió sobre
todas las ciencias.Fue el gran sistematizador que fundó y ordeno las distintas ciencias.
Para Aristóteles las formas de las cosas son las cualidades específicas de las cosas.
Lo que hay en el alma del ser humano, son meros reflejos de los objetos de la
naturaleza; es decir la naturaleza es el verdadero mundo. No existe nada en el mundo
que no haya existido en los sentidos. Todo lo que tenemos dentro de pensamientos e
ideas ha entrado en nuestra conciencia a traves de lo que hemos visto y oido. También
tenemos una razón, una inteligencia, innata, que nos sirve para ordenar todas nuestras
sensaciones en distintos grupos y clases, así surgen los conceptos (“piedra”,
“animales”, “hombre”…). La razón es la característica más destacada del ser humano.
Pero cuando nacemos no la tenemos, nuestra inteligencia, en ese momento está
totalmente vacía.

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El concepto de las ideas de Aristóteles era completamente opuesto al de Platón, su
maestro. Para este, las ideas procedían del mundo de las ideas. El alma que también
procedía del mundo de las ideas las olvidaba en el momento de nacer. Para Aristóteles
el alma, la inteligencia, esta vacía y se llena de ideas por el contacto con la naturaleza.
Es un concepto más materialista que el de Platón.
3.3.2. Materia y forma
La realidad está formada para Aristóteles por cosas que están constituidas de
materia y forma.
La materia es el material del que está hecha una cosa.
La forma son las cualidades específicas de esa cosa.
La forma de un perro son las propiedades específicas de la especie perro, es decir lo
que hace el perro: ladrar, olfatear por ejemplo. La materia es su cuerpo. La materia
busca y tiene la posibilidad de convertise en una determinada forma. Todos las cosas de
la naturaleza tienen una posibilidad de realizar o acabar en una determinada forma. Un
huevo tiene la posibilidad de convertise en pollo, pero algunos no acaban convirtiéndose
en un huevo pasado por agua, por ejemplo.
3.3.3. Causas.
Aristóteles pensaba que había varias clases de causas en la naturaleza: materiales,
eficientes (agente), formales y finales.
En el caso de la lluvía, por ejemplo, llueve porque el vapor de agua de las nubes se
enfría y se condensa formando gotas de agua que caen al suelo debido a la acción de la
gravedad. La causa material es que las nubes se encuentran allí en el momento en que se
enfría el aire. La causa eficiente es que se enfría el agua y la cusa formal es que la
naturaleza del agua es caer al suelo. La causa final es la intención para Aristóteles es
que las plantas y los animales necesitan el agua de lluvía para poder crecer.
3.3.4. Lógica
Al reconocer algo, lo ordenamos lo situamos en distintos grupos o categorías. Veo
un perro, luego veo otro. No son completamente idénticos pero tienen algo en común,
algo que es igual para todos los perros. Los seres humanos clasificamos las cosas en
distintas casillas. Lo hacemos en nuestra mente. Distinguimos entre cosas vivas y
muertas, entre plantas, animales y seres humanos.

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Aristóteles era un hombre meticuloso que quiso poner orden en los conceptos de los
seres humanos. Se propuso “ordenar” la naturaleza. Intento mostrar que todas los
elementos de las naturaleza pertenecen a determinados grupos o subgrupos. Para ello
creó la lógica como ciencia. Señaló varias reglas estrictas para entender algo como
lógico, los silogismos. Por ejemplo si constató que “todos los seres vivos son mortales”
y luego también constató que “yo soy un ser vivo”, entonces puedo sacar la conclusión
de que “yo soy mortal”.
Señaló que los elementos de la naturaleza pueden dividirse en dos grupos
principales los inanimados y los vivos
• Las elementos inanimados son cosas como las piedras, una gota de agua o un
grano de arena. No tienen ninguna posibilidad, que surja de ellas mismas, de
cambiar, solo pueden cambiar bajo una influencia externa
• Los elementoss vivos tienen posibilidad, por ellos mismos, de cambiar. Se
dividen en plantas y seres vivos. Los seres vivos, a su vez, se dividen en
animales y seres humanos.
Todos los seres vivos saben tomar alimentos, crecer, procrear, tienen la capacidad
de sentir el mundo de su entorno y moverse por la naturaleza. El ser humano ademas
de las propiedades de los seres vivos indicadas, tiene la capacidad de pensar, de
ordenar sus sensaciones en varios grupos y clases.
En la parte superior de la escala de los seres vivos está el hombre. Vive toda la vida
de la naturaleza: crece y toma alimentos como las plantas, tiene sentimientos y
capacidad de moverse como los animales, pero tiene una capacidad única, sólo
perteneciente a él, la de pensar racionalmente.
El ser humano tiene una chispa de razón divina. Para Aristóteles tiene que haber un
dios que haya puesto en marcha la naturaleza. Ese Dios entonces se convertiría en el
vértice de la escala de la naturaleza. Aristóteles se imaginaba que los movimientos de
las estrellas y planetas dirigían los movimientos de la Tierra. Tenía que haber algo que
pusiera en marcha el movimiento de los astros; ese algo para Aristóteles era el primer
motor o Dios. El primer motor era la causa primera del movimiento de los astros y con
ellos de todos los movimientos de la tierra.
3.3.5. Ética

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Aristóteles se preguntó como debía de vivir el ser humano. Como podía ser feliz. De
eso es de lo que se ocupa la ética. Para él, el ser humano solo podía ser feliz si utilizaba
todas sus capacidades y posibilidades.
Pensaba que habían tres clases de felicidad:
1. Una vida de placeres y diversiones
2. Vivir como un ciudadano libre y responsable
3. Una vida en la que uno es filósofo e investigador
Las tres clases de felicidad tenían que existir simultaneamente para que un hombre
pudiera vivir feliz. No existían vías únicas”.
En lo que se refiere a las relaciones con los demás, señalaba que había que buscar
un justo medio: no ser cobardes, ni temerarios sino valientes (demasiado poco valor es
cobardía y demasiado valor es temeridad). No debemos ser ni tacaños, ni pródigos sino
generosos (ser muy poco generoso es ser tacaño y ser demasiado generoso es ser
pródigo). Unicamente mediante el equilibrio y la moderación se puede ser una persona
feliz o en armonía.
3.3.6. Política
Aristóteles decía que el ser humano es un animal político. Sin la sociedad que nos rodea no
somos seres verdaderos.
La familia y el pueblo cubren las necesidades vitales inferiores: la comida y calor, el
matrimonio y la educación de los hijos. Solo el estado cubre la organización completa de la
comunidad humana.
El Estado podía estar organizado de varias formas como la monarquía (que podía derivar
en la tiranía), la aristocracía (que podía derivar en la oligarquía) y la democracía (que podía
derivar en la demagogía)
• La monarquía es un sistema con un solo jefe superior del estado. Para que sea
un buen sistema debe evitar caer en la tiranía, es decir que el único jefe
gobierne el Estado para su propio beneficio
• En una aristocracía hay un grupo mayor o menor de jefes del estado. Caerá en
la oligarquía cuando este grupo de jefes gobiernen para su propio beneficio
• La democracía es el gobierno del pueblo, en que los jefes son elegidos por los
ciudadanos. La democracia puede caer en la demagogía cuando los elegidos
engañan a los ciudadanos que les eligieron

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3.3.7. Mujer
Aristóteles pensaba que la mujer era un hombre incompleto. En la procreación la
mujer sería pasiva y receptora, mientras que el hombre sería activo y emisor. El niño
solo heredaba las cualidades del hombre (que estaban contenidad en el esperma del
hombre). La mujer era como la tierra, que recibe y gesta la semilla, el hombre era el que
sembraba. El hombre da la forma, la mujer la materia.
La visión de Aristóteles sobre la mujer (mucho más negativa que la de Platón) y que
en la actualidad considerariamos machista, dominó durante la Edad Media. La Iglesia
Católica transmitió la visión aristótelica de la mujer.

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SÓCRATES
El oficio de partear tal como yo lo desempeño, se parece en todo lo demás al de las
matronas, pero difiere en que yo lo ejerzo sobre los hombres y no sobre la mujeres, y en
que asisten al alumbramiento, no los cuerpos, sino las almas. La gran ventaja es que me
pone en estado de discernir con seguridad, si lo que el alma de un joven siente es un
fantasma, una quimera o un fruto real. Por otra parte, yo tengo de comun con las
parteras que soy estéril en punto a sabiduría, y en cuanto a lo que muchos me han
echado en cara diciendo que interrogo a los demás y que no respondo a ninguna de las
cuestiones que se me proponen, porque yo nada sé, este cargo no carece de fundamento.
Pero he aquí por qué obro de esta manera. El Dios me impone el deber de ayudar a los
demás a parir, y al mismo tiempo no permite que yo mismo produzca nada. Ésta es la
causa de que no esté versado en la sabiduría y de que no pueda alabarme en ningún
descubrimiento que sea una producción de mi alma. En compensación, los que
conversan conmigo, si bien algunos de ellos se muestran muy ignorantes al principio,
hacen maravillosos progresos a medida que me tratan, y todos se sorprenden de este
resultado, y es porque el Dios quiere fecundarlos. Y se ve claramente que ellos nada han
aprendido de mí, y que han encontrado en sí mismos los numerosos y bellos
conocimientos que han adquirido, no habiendo hecho yo otra cosa que contribuir con el
Dios a hacerles concebir.

Platón, Teeteto (Platón, Diálogos. Editorial Porrúa, p. 301)

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PLATÓN
Y a continuación (seguí), compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la
educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa
vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho
de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el
cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las
ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y
en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del
cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los
titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo, dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de
objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra
y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que
vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto
otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la
parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las
cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a
aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez
que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la
sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda (dije yo )de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más
que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso, dijo.

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- Examina, pues (dije), qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su
ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera
desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y
cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver
aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que
antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la
realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera
mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es
cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le
parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más, dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y
que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría
qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra?
- Así es, dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza, dije, obligándole a recorrer la áspera y escarpada
subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y
llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella
que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que
vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros
objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más
fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las
estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro
lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él
estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y
los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas
aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.

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- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus
antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les
compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que
concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que
pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o
junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a
suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de
honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría
decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier
otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento,
¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente
encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía
los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-,
¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos
estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían;
si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que
se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-
prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo
de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma
hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas
conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí
me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien,
pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay
en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta,
en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por
fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.

Asignatura 15
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- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
( El Mito de la Caverna. Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto
de Estudios Políticos, Madrid, 1981, 3ª edición)
 

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