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LIMA

PCJÜIEDRÜ R e v is ta Q uincenal No. 7


leerla

Q Ante todo el hombre después el poeta.


Calidad intima y última. Después todas las
el papel

estéticas. La máxima libertad . Solo


en el pleno albedrío puede florecer la poesía.

I Lo expontáneo puro-creación, ocurrencia o


simple observación—irá sometiéndose a di­
versas presiones retóicas, cada
tas y rigurosas. H asta llegar a la perfec­
más al­

ción normal dela absoluta , que solo

£ es absoluta naturalmente cuando relati­


No rom pa

va a la poesía. Bien entendido que esta


disciplina no atentará a la fragancia esen­
cial. A z o t e a , poesía pura o creada y crea­

D dora—o B o d e g a —poesíaimpura, interpre­


tativa e interpretable, literaria—el plano del
edificio es el mismo. Solo varía el horizon­
te y la luz. Pero uno u , han de ser
humanas y poéticas. Calor de , no

R fria ld a d de estatua. El hombre debe ha­


cer el poema a su imagen y semejanza.
¿Imposible? Tanto mejor.

G erardo D ie g o .

N o viem b re, de D irector; A rm a n d o B azán


CU AD RO S AL CARBON

CREPUSCULO EN SANTIAGO DEL ESTERO'

Es un paisaje de ponien tes crueles y polvaredas oh*


sesionantes el de la tardes santiaEl sol de
un sol en carne viva que, solo fievisto aquí, g¡ ande, espan­
toso, deincendio sordo y lrmuerde las melancóli­
acu
ten
cas boca-calles. A llí donde la ciudad se suelta en la ima­
gen poderosa de la pampa. Y saltan los grupos de ranchos
cojos, tullidos, jorobados y ciegos de la terrible miseria ru­
ral. Aletean perdidos fuegos de leña. Oscurece dramáti­
camente. ¿Quién tocará esa ronca y sollozante guitarra
que me tira al pecho un puñado dePasa gente.
Esa gente curva de las tardes campesinas que cami­
na cotí un aire misterioso de irse no sé adonde. Empiezan
a sonar los coros sentimentales de los sapos nocturnos. M ás
humano, más ,trise persiste a ruido de agua. Los

' • ' i \
w
grillos dan cuerda a su despertador. Me paro junto a un
algarrobo y desde allí miro el rancho de enfrente' Es de
' una simple y heroica geometría de ramas y estacones. El
cuarto de quincha con la sobra de techo que se cae hacia
fuera. Y atrs, colgándosele de espalda como una -
• tura sucia y ala
enfrm, cocina.V el , que es toda
lallanura libre.
. Y ahí esa mujer que parte leña. hachadora
santiaguina de las t a r d e s ,la peona de espal
fatalistas. Cae el ac,
h
seca, de paletada brusca que me llena de una extraña
piedad que me hace temblar. crepúsculo se llena de me­
tales concentrados y grieto.
san el silencio. Crece
la soledad. Crece la angustia rara de mi corazón. Y sólo
ese golpe. Esa mujer que sé vaun símbolo in
menso y acongoj ador. Solo ella que golpea, traba­
ja, trabaja como si sobre sus espaldas pesara todo: el cielo
inmenso, su hombre palúdicotsus hijos hambrien
rancho miserable. Nos comienzan a mirar palpitando las
chispas doloridas de la Cruz del Sur. Y ella allí con sus
manos tercas y tierrosas. Y yo allá con mis puños resplan­
decientes. De espectador cínico y frío. Incapaz de correr
a decirle: deme su hacha un meñora,
s quiero
hombre de verdad esta tarde, la ayudaré con mis
hierro. Pero me quedp inmóvil, cobardementequieto. ¿Qué
me pasa? Me hipnotiza,me aniquila la muerte lenta del
crepúsculo. Y me aprieto más contra el árbol, vencido y so­
llozante.
Juan PARRA DEL RIEGO.
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POLIPORO POLIEDRO

P O E /n A S
VIGILIA POEM A

Tu última sonrisa triste ahí queman los hombres sus gritos


me persigue como una en el alcohol de su alma .
mariposa I
agonizante. borracheras de tedio que hunden
sus labios de grietas cavilosas
Mi angustia ■ > ° t

corre como un viento afilado ojos sin pupilas náufragos silencios donde
cayendo y levantando entre la noche ciega. se debaten y se cuadriculan como en un parquet
Busca un sonido
siquiera de tu voz.
hombres agrios que aún arrugan sus miradas y fatigan
sus sombras navegantes en el humo del día
Alma atormentada de divinidad! encorvadas de haber ardido
La tarde solía hacerse madre negros cirios
arrodillada, d e 1a b r i o s d e s o l a d o s ,
PARA LAVAR CON SU AGUA PALIDA §>
m $ < 8

la huellas de tus lágrimas.


restabíos desesperados que han huido los brazos de la piedra
t í andan masticando viejas esperanzas perforadas
El silencio es una túnica de nieve
que viste mi orfandad en la tiniebla. *3 §
a todos a todos juntos los reclaman v
Así llego hasta la última amarillas angustias
orilla de la noche. H 2 pero se han tumbado en hilera en la mañana
Cdñ el ALBA SONÁMBULA
retorna la angustia
enredada entre las ramas '
confusas
11 ^ O como en una sábana blanca

el sol es una llaga


de la luz. § 3 OSCAR CERRUTO
Pájaro agonizante 3 3 (Bolivia)
llega a esconderse fe ^
en los abismos turbios de mis ojos. o c§
En el Océano de la noche *5 o - '■
HERM ANA
'J . ..." L v . . . .*

no pudo encontrar el nido de tu voz. m tá


© ce la luna se paseaba en tus ojos
A rmando B azáñ , 3 o
S tí frente ala media noche
C O N M í H IJO «8 0) de dónde saltó la mañana?
^ Sf eras un pedazo
Estábamos frente al mar 0 | ‘ce de cielo caido en el campo
y te tenía en mis brazos m. u
en tus brazos azules agitaba
Tus ojitos inquietos . ce m un pájaro su canto desnudo
empezaron £ Q)
a deshojar fe i qué fresca vino la vaquera
la última margarita fe* g a ordeñar una estrella que
~ de la' tarde; 0) ^ se dormía hasta la madrugada
tí tí
' • . Tú'; Q>
Q)

(Sonando, soñando el sol lamiendo la hierba reden


me había olvidado de tí) lo ti despierta
;» P en la acequia se estiró como un silbido
De pronto * 2 íh
A*

me fijé en tus mejillas cuando fuimos corriendo por la


y las tenías doradas ■9 mañana con los dedos mojados de

a corales finísimos. escarcha
\ O un niño pastaba el canto de ¡os jilgueros
De tus ojos 0 0)
habían de salir >3,

fl
SERAFIN DEL MAR
las primeras estrellas. c8
'3
B lanca Luz B rum de P arra del R iego . £j
3 .
EL C A M IN O
©
IN MEMORI a El camino se ha arrastrado
durante siete horas
H
1 'O por todas partes
No pudiste decirme;
-—Tus seis años....... § A

8
lacerándose contra peñas
Citando era mi mañana en tu crepúsculo
sol y mirada,
te fuiste en un suspiro de horizontes
I bajo la furiosa lluvia
o las brasas del sol
revolcado en el polvo

sin saber que te ibas. '

Padre mío. expuesto a perderse en las aguas


equilibrista sobre dos ríeles
ha pasado el río tumultuoso
No pudiste decirme:
—Tus seis años. , . . . . . . , Ahora
No digas ahora: cansado
laxo
Veinticuatro__ ... se ha tendido en cruz
bajo una montaña hospita
Pablo Bustamante y Barngoitut
ROBERTO LATORRE

POLIEDRO POLIEDRO
Definición de Mariátegui, por J i­ En la Escuela de Bellas
ménez Borja en el Mercurio Pe- Artes se agota la edición
' ruano: de “Poliedro'4
la. Proposición: Mariátegui es un
escritor tan simplista y simpie que
„ siempre se preveé sus conclusiones.
Para él no hay sino - burguesía y
proletariado. Están agotados tos dos
2a. Proposición: -Sin embargo ' números de ''Amanta"
Mariátegui es bastante complejo y
no puedo clasificarlo tan a ja 1ijera.
3a. Proposición: Es preciso que I
Mariátegui defina su posición y su Lea Ud. 44A riel" la mejor,
pensamiento, porque ahora no sa­ revista Universitaria
bemos lo que es.

Próximamente4'Levanté'*
libro de poemas de Blanca
LuzB: um Parra del Riego Entre las pastorales del; Arzobispo
de Lima y los versos de José Gal.
"Poliedro44 rifará entre vez, "Poliedro prefiere un soneto
sus lectores un elegante de Alcántara La Torre
"Chalet” en la playa de
44La/ Herradura”
' .. ,* .

FUEGOS ARTIFICÍALES

Las escritoras de Lima podrían ser simbolizadas así:


DORA MAYER DE ZULEN: Rayo de luz en cerebros
indígenas.
ANGELICA PALMA: Vela de cera que arde en candelabro
de plata colonial,
MARIA WIESSE: Lámpara votiva ante el altar mayor.
BLANCA LUZ: Rayos ultra-violetas
s SOR FOLIE: Fuegos Fatuos.
BELSARIMA: Crepúsculo vespertino.
Y suponiendo que fueran escritoras.
ELVIRA GARCIA y GARCIA: Lámpara de gasolina.
LIDIA: Claro de luna.
* A ngela R am os.

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