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Ernesto Noboa y Caamaño Arturo Borja Pérez

Hastío Era un sueño


Vivir de lo pasado por desprecio al presente, Era un sueño muy dulce y lejano...
mirar hacia el futuro con un hondo terror, En la verde y floreada alameda
sentirse envenenado, sentirse indiferente, con la vaga tristeza de un piano
ante el mal de la Vida y ante el bien del Amor. se juntaba el frúfré de tu seda.

Ir haciendo caminos sobre un yermo de abrojos El camino era largo; las flores,
mordidos sobre el áspid de la desilusión, se inclinaban, la luna dormía,
con la sed en los labios, la fatiga en los ojos despertaban mis locos amores
y una espina dorada dentro del corazón. de una vieja y letal atonía.

Y por calmar el peso de esta existencia extraña, ¡Oh, qué larga, qué triste avenida!
buscar en el olvido consolación final, y ninguno pensaba en el viaje,
aturdirse, embriagarse con inaudita saña, yo llevaba tu mano cogida
bajo el claro lunar del paisaje.
con ardor invencible, con ceguera fatal,
bebiendo las piedades del dorado champaña Entonaba un dulcísimo anhelo
y aspirando el veneno de las flores del mal. en mi ser su florida cantata
Humberto Fierro Medardo Angel Silva

Siringa Amanecer cordial


Turbó tu risa de cristal sonoro Ah, no abras la ventana todavía,
Al mirlo que habló perlas al jardín, es tan vulgar el sol!... La luz incierta
Y el Céfiro sahumaba de jazmín conviene tanto a mi melancolía...
Alborotando tu cabello moro. me fastidia el rumor con que despierta
la gran ciudad... Es tan vulgar el día!...
Bajo la nervazón del sicomoro
El Grifo festoneado de Verdín, Y ¿para qué la luz? ...En la discreta
Prorrumpió en un alegro de violín penumbra de la alcoba hay otro día
Al inundar tu ánfora de oro . . . dormido en tus pupilas de violeta...
Un beso más para mi boca inquieta...
Pan chispeaba sus ojos, en acecho Y no abras la ventana todavía!
Del nacarado ritmo de tu pecho ...
Y al ocultarse de él como de un tigre

En el margen del río, a poco trecho,


Te trocaste en la caña de que ha hecho
Su flauta azul a que la tarde emigre!
Ernesto Noboa y Caamaño Arturo Borja Pérez

Las Danaides Madre Locura


Hubo aroma de carnes femeniles, ¡Madre Locura! Quiero ponerme tus caretas.
ayes e imprecaciones de tormento, Quiero en tus cascabeles beber la incoherencia,
y un bostezo de luz del firmamento y al son de las sonajas y de las panderetas
iluminó un milagro de perfiles. frivolizar la vida con divina inconsciencia.

Golpeó con ruido isócrono el acero ¡Madre Locura! Dame la sardónica gracia
de una prora en la riba inconocida, de las peroraciones y las palabras rotas.
y escuchó la legión estremecida Tus hijos pertenecen a la alta aristocracia
el trágico ladrar de Cancerbero. de la risa que llora, danzando alegres jotas.

Con atributos de Censor supremo, Sólo amargura traje del país de Cíteres…
desde la cima de un abrupto monte, Sé que la vida es dura, y sé que los placeres
dictaminó el castigo Triptolemo; son libélulas vanas, son bostezos, son tedio…

mientras sobre el fangal del Aqueronte, Y por esto, Locura, yo anhelo tu remedio,
en un esfume gris, al son del remo, que disipa tristezas, borra melancolías,
se alejaba la barca de Caronte. y puebla los espíritus de olvido y alegrías…
Humberto Fierro Medardo Angel Silva

Tu cabellera Voces en la sombra


Tu cabellera tiene más años que mi pena, Al espíritu lírico de
Pero sus ondas negras aun no han hecho espuma...! Abraham Valdelamar
Y tu mirada es buena para quitar la bruma
Y tu palabra es música que al corazón serena. Está en el bosque, sonrosada,
la luna de la madrugada.
Tu mano fina y larga de Belkis, me enajena
Como un libro de versos de una elegancia suma. El negro bosque rememora
La magia de tu nombre como una flor perfuma lo que miró desde la aurora:
Y tu brazo es un brazo de lira o de sirena.
Se recuerda, temblando, una hoja
Tienes una apacible blancura de camelia, del lobo y Caperuza Roja;
Ese color tan tuyo que me recuerda a Ofelia, del áureo son del olifante
La princesa romántica en el poema inglés, del Rey de barbas de diamante
habla la eufónica espesura
Y a tu corazón de oro... de la melancolía donde claro eco perdura;
La mano del bohemio permite, amiga mía, cuenta el césped que fuera alfombra
Que arroje algunas flores humildes a tus pies al paso de una leve sombra,
y al ligero trote lascivo
del dios de las patas de chivo...

De una polífona armonía


se puebla la selva sombría...

Mas cuando dice una voz: “Ella,


la Diosa, el Ídolo ha pasado”...
pensando en su blancor de estrella
el negro bosque se ha callado...
Ernesto Noboa y Caamaño Arturo Borja Pérez

La Divina Comedia Mujer de bruma


Le cceur a ses raisons Fue como un cisne blanco que se aleja
que la raison ne connaft point y se aleja, suave, dulcemente
Pascal por el cristal azul de la corriente,
como una vaga y misteriosa queja.
¡Deja sobre tu seno que ruede mi cabeza
como una flor pesada de pena y de pasión: Me queda su visión. Era una vieja
que amor burla con gracia sutil toda certeza tarde fría de lluvia intermitente;
y la cabeza siente, pues piensa el corazón! ella, bajo la máscara indolente
de su enigma, cruzó por la calleja.
De este divino engaño cuando la farsa empieza,
truecan sabios sus alas Sentimiento y Razón: Fue como un cisne blanco. Fue como una
¡y el pensamiento es todo ternura y ligereza aparición nostálgica y alada,
porque el sentir es todo cordura y reflexión! entrevista ilusión de la fortuna...
A tiempo se repite la fama de esta ambigua Fue como un cisne blanco y misterioso
y dolorosa farsa, ¡tan nueva y tan antigua! que en la leyenda de un país brumoso,
y es siempre igual el fondo y análoga la acción. surge como la luna inmaculada.
Empecemos de nuevo la divina comedia,
hoy que la duda, Amada, mi corazón asedia,
que esta vez... ¡quizá olvide que él lleva la razón!
Humberto Fierro Medardo Angel Silva

Retorno Vesper marino


Llegó de lejano país Rugió el lascivo mar a la manera
El compañero, de un sátiro de barbas temblorosas,
Que vimos partir del país al poner tu presencia en la ribera
Un mes de Enero. su gracia peculiar sobre las cosas.

Conversa afectuoso y está Joyas raras y sedas olorosas


Encanecido, prestigiaban tu dulce primavera
Al lado del piano, que está y al deshojarse tus palabras era
Dado al olvido. cual si estuvieran deshojando rosas.

¿Por qué su sonrisa infeliz Hubo un silencio de éxtasis en todo...


Al sol que muere? el mar violento suspiró a su modo...
Nos calla que ha sido infeliz, lloraron en la niebla las esquilas...
¿Ya no nos quiere...?
Y me halló de rodillas el Poniente
El viento deshoja el jardín viendo abrirse los astros dulcemente
Hoy mustio y viejo, en el cielo otoñal de tus pupilas
Y él ve amarillear el jardín
En el espejo.
Arturo Borja Pérez
Ernesto Noboa y Caamaño

Visión lejana
Never more A Ernesto Noboa
Mírame bien: "Soy lo que pudo ser",
también me llaman: "nunca más", ¿Qué habrá sido de aquella morenita,
Demasiado tarde". Adiós. trigo tostado al sol –que una mañana–
me sorprendió mirando a su ventana?
Pudo ser... ¡y no fue! Tú la elegida Tal vez murió, pero en mí resucita.
fuiste para ser sol de mi camino,
¡pero un oculto, despiadado sino, Tiene en mi alma un recuerdo de hermana
sólo un instante te acercó a mi vida! muerta. Su luz es de paz infinita.
Yo la llamo tenaz en mi maldita
Pudo ser y no fue. La presentida cárcel de eterna desventura arcana.
por mi eterna inquietud de peregrino
de amor, fuiste en la noche del Destino Y es su reflejo indeciso en mi vida
como una vaga irradiación perdida... una lustral ablución de jazmines
que abre una dulce y suavísima herida.
En medio de la sombra y la distancia,
reconoció tu espiritual fragancia ¡Cómo volverla a ver! ¿En qué jardines
mi corazón, pero tembló cobarde... emergerá su pálida figura?
¡Oh, amor eterno el que un instante dura!
Y sólo un punto —como dos espadas—
se cruzaron no más nuestras miradas
para decirse: “Demasiado tarde”.
Medardo Angel Silva

Humberto Fierro

Sin razón
Dime —¿qué filtro da tu boca
Pantomima en su divino beso cruento,
Los pobres tontos y Colombina que hace vibrar mi carne loca
Que le afligieron el corazón, como a la débil hoja el viento?
Le ven trinando su mandolina
En el Trianón. ¿Con qué fórmula cabalística
mi pena rindes dulcemente,
Pierrot, que tuvo la distinción cual la celeste Rosa Mística
De que le arruine la poesía hace inclinar a la’ serpiente?
Y que una tarde quedó a la luna,
Es hoy el príncipe de la Ilusión Di —¿dónde ocultas el secreto
Y va en el cano de la Fortuna de ésta maga fascinación?
Con sus lacayos y su blasón. ¿algún venusino amuleto
me ha ligado a tu corazón?
Y así le miran los denigrantes
De su preciosa filosofía, En vano quiero descifrar
Con las camelias y los diamantes la causa de mi rendimiento;
De la Princesa Melancolía. como la luna sobre el mar
luz móvil es mi pensamiento...

En tus leves manos estruja


mi espíritu sin voluntad:
eres la playa a do me empuja
la ola de la Fatalidad!
Ernesto Noboa y Caamaño Arturo Borja Pérez

Ego Sum A Lola Guarderas de Cabrera


Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico; Te haré una rima de encaje con sutil hilo de luna,
lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal: cantaré a tus ojos puros una canción de cristal
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico y soñaré con el coro de tus cabellos en una
la ampolla de morfina y el frasco de cloral. mañana primaveral.
(...)
Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico Te evocaré yo a la grupa de un negro corcel de ensueño.
de hampones y rameras, pasto del hospital. conducido por el mago caballero Lohengrín.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico, Tendrán tus hondas pupilas ese místico beleño
como araña poeana, teje su red el mal. de las vírgenes del Rhin.

No importa que los otros me huyan. El aislamiento Serás una dogaresa veneciana. Por la noche
es propicio a que nazca la flor del sentimiento: te cantará barcarolas algún pobre trovador,
el nardo del ensueño brota en la soledad. y se unirá a la del bardo que te dice su reproche
la canción del ruiseñor.
No importa que me nieguen los aplausos humanos (...)
si me embriaga la música de los astros lejanos ...y repasando tus sueños por ignoradas, riberas, .
y el batir de mis alas sobre la realidad. en la tarde, bajo el fuego del crepúsculo estival,
recordarás a un bohemio que un día quiso que oyeras
una canción de cristal.
Humberto Fierro Medardo Angel Silva

Fantasía en tono menor Palabras de otoño


La tarde estival se inicia A Miguel Ángel Barona
en la celeste sonata
con sus oros y delicias Guárdate tus sonrisas: mi corazón hastiado
de plata. como fruto en sazón, a la tierra se inclina;
la senda ha sido larga, amiga; estoy cansado
Juega la flauta del ave y quisiera gozar de mi hora vespertina.
y hace una noche importuna
o una lánguida y suave Odio aquellos amores de folletín: mi herida
de luna. no mendiga limosnas de piedades ajenas;
yo tengo una tragedia y se llama Mi Vida;
En sus dulzainas armónicas para escribirla usé la sangre de mis venas.
van repitiendo las brisas
ecos vagos y sinfónicas Mi otoño anticipado me vuelve reflexivo;
sonrisas. me encuentras casi triste, sereno, pensativo,
no siento las delicias del flirt, es la verdad.
A la lira del Poniente
van mil quejas en tropel Mi espíritu se orienta hacia la eterna aurora,
a formar rima mugiente, hasta que la clepsidra de Dios anuncie la hora
cruel. de ser con mi señor para la eternidad.

Las palomas angustiadas Del “Libro del amor” 1915 —1917


por los ayes del Ocaso
buscan la selva en bandadas
de raso...

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