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Texto de introducción
Fundamentos de neuropsicología
clínica
Jorge Lorenzo
Medico Neurólogo
Capítulo 1 -La neuropsicología, articulación del cerebro y la
mente
Introducción:
La neuropsicología es una disciplina independiente. Su objeto de conocimiento es la
relación entre las estructuras cerebrales y los comportamientos.
En los países de primer mundo la entienden como una rama de la psicologia, ésta
concepción está ampliamente avalada por sus resultados, de modo tal que, neurólogos de la
conducta y neuropsicologos coinciden en metas comunes. A nuestro juicio ese es el camino de la
neuropsicología uruguaya de los próximos años.
Antecedentes históricos:
Desde principios del siglo XIX se incrementa progresivamente el interés por el estudio
de la estructura y función de la corteza cerebral y sus vinculaciones con el comportamiento.
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lesión temporal posterior izquierda con la incapacidad para comprender el sentido de las
palabras (imágenes sensoriales de las palabras).
El modelo asociacionista
Se partió del supuesto que la corteza cerebral tenía áreas de especialización funcional
cuya lesión producía determinados dé cits conductuales. Dese esta postura, las funciones
corticales residen en zonas discretas: las localizaciones cerebrales. El modelo anatomoclínico
sustenta y se basa en esta postura. Esta metodología predominó hasta mediados de los
sesenta.
El modelo holístico
La contraparte de los modelos asociacionistas es la concepción holística del
funcionamiento cerebral. Inicialmente sostenida por Lashley, de ende el principio de
equipotencialidad. De acuerdo a éste, las diferentes zonas cerebrales tienen similares
funciones, los síntomas están vinculados únicamente al tamaño de la lesión y no a su
localización.
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los ítems de información están representados por diferentes patrones de actividad entre los
mismos elementos neutrales mas que en las distintas localizaciones clásicas. Las redes
naturales, equivalentemente distribuidas constituyen sistemas especializados, diferentes y de
tamaño limitado, que procesan informaciones especi cas. Enfocan un problema especi co
como representar el signi cado de las palabras, los conceptos, la memoria para los rostros,
etc. Cada red trabaja en un proceso sin intervenir en otro, aunque este sea próximo (el
procesamiento de nombres propios es independiente del reconocimiento de los rostros). A
causa de la especialización anatómica y funcional unas unidades son mas activas, otras
menos, y algunas no se involucran en el procesamiento de una información determinada. Por
lo tanto, algunas neuronas y regiones cerebrales están más involucradas en determinadas
representaciones que otras.
De acuerdo a Mesulam habría cinco sistemas de redes neurales:
1. Red de atención espacial dominada por el hemisferio derecho con
epicentros en la corteza parietal posterior dorsal, los campos visuales frontales
y el girus cingulado.
2. Red con dominancia hemisférica izquierda para el lenguaje con epicentros las áreas
de Broca y Wernicke.
3. Red de la memoria y la emoción con epicentro en la corteza frontal dorso-lateral, la
corteza órbito-frontal y la corteza parietal posterior.
4. Red ejecutivo-comportamental con epicentro en la corteza frontal dorso-lateral, la
corteza órbito-frontal y la corteza parietal posterior.
5. Red del reconocimiento facial y de objetos con epicentros en las cortezas temporales
laterales y temporopolares.
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El Allocortex
Constituye la segunda instancia de organización neuronal. Lo componen dos capas
neuronales con patrones de orientación dendritica constantes. Sus componentes son el
complejo hipocampo, también conocido como “arquicortex” y la corteza olfatoria primaria,
también llamada “paleocortex” Las formaciones corticoides y el allocortex constituyen la
zona límbica de la corteza cerebral.
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unimodales y éstas con las áreas corticales primarias. Este interconectado es recíproco, de
modo que las áreas unimodales se conectan básicamente con las corticales primarias y con las
heromodales, éstas con aquellas y con las áreas límbicas, etc.
Las áreas de la misma región tienen ademas conexiones entre si, de modo tal que la
amígdala se conecta con hipocampo y las regiones heteromodales tienen conexiones propias.
Las áreas sensitivas y motoras primarias tienen coártelas sensoriales entre sí ni con las áreas
motora sensitiva primarias.
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Módulo 1
Neuropsicología clínica
Alfredo Ardilla
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expl cita que toda la actividad cognoscitiva (por compleja que sea) es resultante de la
actividad cerebral. Gall es el antecesor directo de la neuropsicolog a.
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Hughlings Jackson (1864), neur logo ingl s, abord estas alteraciones cognoscitivas desde un
punto de vista din mico y psicol gico, m s que est tico y neuroanat mico; se re ri a lo que
denomin s ntomas de decremento —p rdida espec ca resultante del da o— y s ntomas de
incremento —aumento de otras funciones como consecuencia del decremento de una funci n
particular— en caso de da o cerebral; lo que encontramos en el paciente no es s lo el efecto
de la lesi n en un sitio particular del cerebro, sino lo que resulta de los cambios globales que
ha sufrido el cerebro. Sigmund Freud, en su monograf a sobre las afasias publica- da en 1891,
mostr una gran in uencia de Jackson y critic abiertamente a los “constructores de
diagramas”. Su trabajo, sin embargo, mereci muy poca atenci n, pues se vendieron
nicamente 257 copias en diez a os. Aunque no hubo acuerdos importantes, el punto de vista
hol stico se consolid , y logr un n mero importante de adherentes durante la primera parte
del siglo XX.
Se cree que Rieger (1909) fue el primer investigador que llam la atenci n sobre el hecho de
que algunos pacientes con da o cerebral tienen di cultades para ensamblar objetos.
M s tarde, Kleist (1912), y, posteriormente Poppelreuter (1917), hablaron de apraxia ptica
para describir las di cultades que tienen algunos pacientes para realizar actividades que
requieren un adecuado control visual de los movimientos, como dibujar, y que es
evidentemente diferenciable de la apraxia idemotora. Diez a os m s tarde, el propio Kleist
aport el t rmino apraxia construccional para designar las alteraciones en las actividades
formativas —como ensamblar objetos, construir guras o hacer dibujos—, en las cuales la
forma espacial del producto es inadecuada, sin que exista apraxia para los movimientos
simples (apraxia ideomotora); y haya, en cambio, una buena percepci n visual de formas y
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su ciente capacidad para localizar los objetos en el espacio. No se trata propiamente de una
apraxia ni de una agnosia, por lo que algunos autores consideraron m s adecuado cali carla
como una apractoagnosia (Lange, 1936).
En la d cada de 1920 se distinguen nuevos tipos de alteraciones en la organizaci n de los
movimientos. Marie et al., (1922) utilizaron el t rmino planotopoquinesia para referirse a un
s ndrome que incluye no s lo las di cultades para orientar los movimientos espaciales
necesarios para vestirse, sino tambi n trastornos en el c lculo y en la orientaci n en mapas.
Posteriormente fue analizada por Brain (1941), quien se re ere a una forma espec ca de
apraxia del vestirse, es decir, la incapacidad para ubicar sin error la vestimenta en el propio
cuerpo.
Henry Head (1926) presenta una aproximaci n cl nico-psicol gica en el estudio de las afasias.
Sin embargo, muchos afasi logos, cuyos puntos de vista pueden considerarse como cl nico-
psicol gicos, reconocen que el da o en ciertas reas neuro- anat micas se asocia de manera
consistente con ciertas formas de sintomatolog a af sica, pero su aproximaci n al lenguaje
realza m s la evidencia psicol gica y ling stica que los hallazgos neurol gicos o anat micos.
Von Monakow (1914) a rm que no existen afasias (o amnesias o agnosias o apraxias), sino
pacientes af sicos (o amn sicos o agn sicos o apr xicos). Postul que toda patolog a cerebral
se acompa a de una gran rea circundante alterada (efecto de diasquisis), responsable de la
variabilidad en los cuadros cl nicos observados. Acept que las lesiones en reas espec cas
del cerebro daban lugar a s ndromes espec cos, pero consider que la diasquisis pod a
comprometer porciones tan variables del cerebro como para imposibilitar, en casos
particulares, la localizaci n de la patolog a subyacente a la funci n alterada. Desde entonces
el concepto de diasquisis ha tenido una importancia especial.
Los psic logos de la gestalt, mejor ejempli cados por Goldstein (1948) y Conrad (1949),
promovieron el enfoque hol stico en neuropsicolog a. El da o cerebral inter ere con la
funci n b sica (gestalten), con una sintomatolog a variable derivada de las variaciones en la
alteraci n de toda la organizaci n cerebral. El enfoque gest ltico substituy los conceptos
psicol gicos de las teor as neuroanat micamente basadas y tuvo una gran in uencia en todas
las esferas de la psicolog a, incluyendo las referentes a las alteraciones del lenguaje.
Hacia mediados del siglo XIX ya se hab a descrito la mayor a de los s ndromes
neuropsicol gicos, y se conoc a su cientemente la participaci n de cada hemisferio cerebral
en diferentes procesos neuropsicol gicos.
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guerra fue la aparici n del libro de A.R. Luria, La afasia traum tica, publicado en ruso en
1947 y en ingl s en 1970, que presenta una serie de propuestas originales acerca de la
organizaci n cerebral del lenguaje y de su patolog a, con base en la observaci n sistem tica
de centenares de heridos durante el con icto b lico. Luria adopt un punto de vista
intermedio entre el localizacionismo y el antilocalizacionismo. Para l, los procesos
psicol gicos representan sistemas funcionales complejos que requieren de muchos eslabones
diferentes para su realizaci n normal. En condiciones normales, existe la participaci n
simult nea de m ltiples reas corticales, y cada una de stas se especializa en una forma
particular de procesar la informaci n; sin embargo, dicho procesamiento espec co puede
participar en diferentes sistemas funcionales. Luria propone una clasi caci n de los trastornos
af sicos basada en los diferentes niveles en que el lenguaje se encuentre alterado. Tambi n
propone una metodolog a para evaluar los trastornos neuropsicol gicos con base en el an lisis
de los errores: el criterio de correcto-incorrecto en una prueba no es tan importante como el
an lisis de las caracter sticas de los errores producidos por el paciente y de los errores
asociados con otras habilidades cognoscitivas (an lisis sindrom tico).
Se desarrolla en diferentes pa ses la investigaci n en neuropsicolog a.
En Francia, Henri H caen (1962, 1964, 1976; H caen y Albert, 1978) rea- liza importantes
contribuciones pr cticamente en todas las reas de la neuropsicolog a, pero sobre todo en el
estudio de la asimetr a cerebral y la organizaci n del lenguaje.
En Italia, De Renzi, Vignolo y Gainotti trabajan en torno a los trastornos af sicos del len-
guaje, habilidades construccionales y espaciales.
Poeck, en Alemania, realiza aportes signi cativos en m ltiples reas, particularmente en el
campo de las afasias y las apraxias.
En 1958 se crea en el Instituto de Neurolog a de Montevideo (Uruguay) el llamado
Laboratorio de Afecciones Corticocerebrales.
En Inglaterra, Weigl, Warrington y Newcombe abordan los problemas del lenguaje, as como
las alteracio- nes perceptuales.
En Espa a se crea, con la direcci n de Barraquer-Bordas, un importante grupo de trabajo
especializado en neuropsicolog a.
Y en general, en todos los pa ses europeos se forman grupos de investigaci n dedicados al
an lisis de la organizaci n cerebral de la actividad cognoscitiva. En esos tiempos la
neuropsicolog a se establece de nitivamente como un rea de actividad cient ca y
profesional.
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La Neuropsicología en Uruguay
Sergio Dansilio
Resumen
La Neuropsicolog a uruguaya, surgida en el seno de la cl nica neurol gica, se encuentra entre
las pioneras de Am rica Latina. El Laboratorio de “Afecciones Cerebro- Corticales” fue
inaugurado en 1958 por C. Mendilaharsu y S. Acevedo de Mendilaharsu dentro del Instituto
de Neurolog a, fundado en 1927. Estrechamente vinculada la escuela de Paris (Alajouanine,
H caen, de Ajuriaguerra) y desarrollada en la tendencia anatomo-cl nica, encontrar en la
psicolog a gen tica de Piaget uno de sus referentes te ricos principales. La afasiolog a
constituye la piedra miliar de dicha escuela. En la primer mitad de los 90, la Neuropsicolog a
empieza a consolidarse en la Facultad de Psicolog a de la Universidad de la Rep blica,
primero con nes exclusivamente docentes para estudiantes de grado. M s recientemente, en
la Facultad de Psicolog a de la Universidad Cat lica se emprende adem s toda una l nea de
investigaci n en funciones ejecutivas, texto y en facultades matem ticas.
Por su parte la Neuropsicolog a del desarrollo tendr su principal espacio de trabajo en el
mbito de la c tedra de Neuropediatr a de la Facultad de Medicina.
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La afasiolog a tendr un especial desarrollo durante este per odo, lo que cristaliza de alguna
manera en la adaptaci n y exhaustiva normatizaci n en nuestro pa s. Los diversos trabajos
del equipo de Mendilaharsu en estos temas, as como su marco te rico, aparecer n
compilados en una serie de cuatro tomos llamados “Estudios Neuropsicol gicos”.
El ahora Departamento de Neuropsicolog a contar con tres profesores adjuntos, tres
asistentes de cl nica (en todos los casos, cargos m dicos), dos psic logas y dos fonoaudi logas.
Mantendr el espacio f sico especialmente asignado por el Hospital de Cl nicas en el primer
piso, donde se encuentran las diversas puertas de atenci n ambulatoria del Hospital, y con
independencia de la policl nica de Neurolog a.
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El lugar dejado vac o por F. Dalm s ser ocupado por J. Lorenzo en 1997. Interesado por la
Neuropsicolog a cl nica, y en especial por las demencias y los deterioros cognitivos en general,
ser hacia dicho dominio para donde apuntar la Neuropsicolog a del Departamento en esta
etapa.
Es tambi n J. Lorenzo quien le dar un especial empuje a la rehabilitaci n neuropsicol gica,
estimulando el intercambio y la formaci n en el rea y promoviendo entonces la creaci n de
un equipo de trabajo. De los tres cargos de asistente de cl nica, Lorenzo convertir uno de
ellos, de car cter m dico, en un cargo de psic logo destinado a la coordinaci n del equipo de
rehabilitaci n. Realizar , por otra parte, un planteo de diplomatura en Neuropsicolog a a la
escuela de postgrados de la Facultad de Medicina, diplomatura que admitir a en su per l de
ingreso no solamente neur logos y psiquiatras, sino tambi n psic logos y fonoaudi logos. La
diplomatura no se ha implementado a n.
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Neurona y neuroglía
El cerebro de un embrión tiene su origen en una célula única e indiferenciada denominada
célula madre (o célula germinal). Estas células y su progenie originan los diferentes tipos de
células especializadas que forman el cerebro adulto y, ademas producen células madre
adicionales que subsisten en la edad adulta en una región del cerebro denominada zona
ventricular.
Inicialmente, para formar el cerebro se divide y produce dos células madre que a su vez
vuelve a dividirse. En el adulto, una célula madre muere después de cada división, por lo
tanto existe un numero constante de células en proceso de división que origina nuevas células.
En el embrión en desarrollo, las células madre dan origen a las células precursoras que, a su
vez forman los tipos primitivos de células del sistema nervioso denominadas blastos. Algunos
blastos se diferencian en neuronas del sistema nervioso, mientras que otros se transforman en
neuroglia. Estos dos tipos básicos de células -neuronas y células de neuroglia- adoptan
diferentes formas y dan origen a todo el cerebro adulto.
Después del nacimiento se originan nuevas neuronas y que, en algunas regiones del cerebro,
continúan produciéndose durante la edad adulta.
Las neuronas di eren principalmente en su tamaño y en la complejidad de sus procesos
dendríticos. Las neuronas sensitivas que se proyectan desde los receptores sensitivos del
cuerpo hacia la medula espinal están modi cados de modo tal que la dendrita y el Axón están
conectados, lo que acelera la conducción de la información, porque los mensajes tienen que
pasar a traves del cuerpo celular. Las células del cerebro y de la medula espinal tienen muchas
dendritas con varias rami caciones pero, como todas las neuronas, solo un axón.
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Las bras y tractos que entran y sales del SNC se denominan nervios, como el nervio
auditivo y o el nervio vago, pero una ves que entran en el sistema nervioso central también se
denominan tractos. Los núcleos al igual que los cuerpos de las células, son grises y como las
células gliales forman axones que presentan la característica de ser blancos, los tractos y
nervios son distintivamente blancos. Los núcleos y capas del cerebro son como momunidades
y los tractos son los caminos que la conectan.
Técnicas de tinción
La técnica de tinción para diferenciar el tejido cerebral consiste en embeber pequeñas
porciones de este en colorantes o en determinados agentes bioquímicos. Las variaciones en la
composición química de las células originan respuestas diferentes ante ciertos colorantes. Las
técnicas de tinción desempeñan un papel importante dentro de las neurociências y
continuamente se perfeccionan.
El sistema nervioso está dispuesto de manera simétrica, con un lado izquierdo y uno derecho.
Si dos estructuras se encuentran ubicadas en el mismo lado, podemos decir que son
homolaterales, si se encuentran en lados opuestos, se dice que son contralaterales una
respecto a la otra. Si hay una de cada lado, la llamamos bilaterales, es decir, encontramos
una en cada hemisferio. A las estructuras que se encuentran próximas una de las otras se las
denominan proximales, a las alejadas una de otras distales. Por ultimo, a una proyección
que lleva mensajes hacia una estructura dada se la llama aferente y a otra que trae mensajes
eferente.
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El enfoque comparativo
Este estudia la evolución del cerebro desde la medula primitiva de los helmintos hasta la
compleja “maraña de nudos” en el ser humano. Además busca correlaciones entre la
complejidad cada vez mas evidente del SN y la aparición de conductas nuevas y mas
complejas en los animales en estudio. El estudio comparativo ha arrojado una pieza clave de
información dentro de la neuropsicología: podemos distinguir a un mamífero de otros
animales por su gran corteza cerebral y esta estructura está particularmente desarrollada en
el ser humano. Esta observación sugiere en un primer momento a los Neurocientí cos que la
corteza debe cumplir una función importante, al otorgarle habilidades únicas a los mamíferos,
y especialmente a los seres humanos. Como consecuencia, la corteza recibe
proporcionalmente más atención que otras estructuras dentro de la neuropsicología humana.
Análisis citoarquitectónico
Estudia la arquitectura celular: sus diferencias en cuanto a estructura, tamaño y conexiones,
así como también su distribución en las distintas zonas del cerebro. La técnica mas moderna
de esta, analiza la organización del cerebro por medio de la observación de las diferencias en
la activad bioquimica de las células. La actividad celular y el crecimiento están gobernados
por el núcleo de la célula, que libera “mensajes bioquímicos” en su interior, lo que inicia la
producción de todas las proteínas que la célula necesita. Estas moléculas pueden teñirse de
esta forma, las células que están experimentando cambios pueden localizarse para luego
construir un mapa y proceder así a la observación. Esta es una forma útil de identi car
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aquellas células que están activas en procesos especí cos como el aprendizaje o aquellas que
intervienen en la recuperación de las lesiones cerebrales.
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La medula espinal
En un animal muy simple. Como puede ser la lombriz de tierra, el cuerpo es un tubo dividido
en segmentos. Dentro del cuerpo se encuentra un conducto formado por células nerviosas
que también se divide en segmentos. Cada segmento recibe bras que llegan desde los
receptores sensitivos cercanos a el y envía bras a los músculos de esa zona del organismo.
Cada segmento funciona de manera relativamente independiente, aunque las bras los
interconectan y coordinan su actividad. Este esquema básico también puede aplicarse al
cuerpo humano.
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Está gura muestra un corte de la medula espinal. Las bras que ingresan en la parte
posterior de la medula espinal transmiten información desde los receptores sensitivos del
cuerpo. Estas bras convergen a medida que ingresan en la medula espinal, formando un haz
de bras denominadas asta posterior. Las bras que abandonan la parte anterior de la medula
espinal, llevando info desde la medula a los músculos, forman un manojo similar que se
conoce como asta anterior.
La medula espinal misma, en su parte exterior, está compuesta por sustancia blanca o tractos
dispuestos de tal modo que, con pocas excepciones, podemos decir que los tractos ubicados
en el área posterior son motores y los ubicados en el área anterior son sensitivos. Estos tractos
llevan y traen información al cerebro. La parte interna de la medula está compuesta por
sustancia gris, es decir, que esta formada en su mayor parte por cuerpos celulares que, en este
caso, organizan los movimientos y dan origen a las raíces anteriores. Si observamos el corte,
esta región grisácea tiene forma de mariposa.
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Otros de los avances importantes en la compresión de las funciones proviene del trabajo de sir
Charles Sherrington y sus discípulos, quienes demostraron que la medula espinal retiene
muchas de sus funciones aún después de ser separada del cerebro.
Aquellas personas cuya médula está seccionada de tal modo que no pueden ejercer control
sobre sus piernas se denominan parapléjicas. Si el corte es de mayor magnitud, de modo que
tampoco pueden usar los brazos, se llaman cuadripléjicas.
La información sensitiva desempeña un papel fundamental en el reconocimiento de los
diferentes tipos de movimiento organizados por la medula espinal. Los movimientos
especí cos que dependen solo de la medula espinal se denominan re ejos y están provocados
por determinadas formas de estimulación sensitiva.
Existen varios tipos de receptores sensitivos en el cuerpo que incluyen receptores de dolor,
temperatura, tacto y presión y de las sensaciones de movimiento de los músculos y las
articulaciones. El tamaño de la bra que proviene de cada tipo de receptor es distinto;
generalmente, las bras que proviene de cada tipo de receptor es distinto; generalmente, las
bras correspondientes al dolor y a la temperatura son más pequeñas y aquellas
correspondientes al tacto y a las sensaciones musculares son mas grandes.
La estimulación de los receptores del dolor y a la temperatura en un miembro, generalmente
produce movimientos de exión (movimientos que traen el miembro hacia adentro, hacia el
cuerpo). La estimulación de los receptores musculares y de la sensibilidad na en un miembro
en general, produce movimientos de extensión, responsables de que el miembro se extienda
hacia afuera, lejos del cuerpo.
El tronco encefálico
Aquí se producen procesos mas complejos que los originados en la medula espinal. Además
de responder a la mayor parte de los estímulos derivados del medio e intervenir en la
regulación de la alimentación y la sed, la temperatura corporal, el sueño y la vigilia, el tronco
cerebral interviene en las acciones que el individuo realiza al caminar, correr, al entrenarse
para ciertas actividades y en la conducta sexual
(todas ellas mas complejas que los movimientos
re ejos producidos por la medula espinal).
El tronco encefálico puede subdividirse en tres
partes: el diencefalo, el cerebro medio y el
cerebro posterior.
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El diencéfalo: está formado por tres estructuras: el tálamo (habitación interna o cámara), el
epitálamo (habitación superior) y el hipotálamo (habitación interior)
El tálamo esta compuesto por núcleos, cada uno de los cuales se proyecta a un área especi ca
de la neocorteza. Estos núcleos envían información a la corteza desde tres fuentes.
1. Un grupo de núcleos trasmite información desde el sistema sensitivo a sus respectivos
destinos. Ejemplo, el cuerpo genuculado lateral (CGL) recibe las proyecciones visuales, el
cuerpo geniculado medio (CGM) recibe las proyecciones auditivas y el núcleo ventral
lateral posterior (VLP) recibe las proyecciones del tacto, la presión, el dolor y la
temperatura del cuerpo. A su vez, estas áreas proyectan estímulos hacia la región visual,
auditiva y somatosensitivas de la corteza.
2. Algunos núcleos trasmiten información entre distintas áreas corticales. Por ejemplo una
gran zona de la corteza posterior envía y recibe proyecciones del núcleo pulvinar.
3. Algunos de los núcleos talámicos transmiten información desde otras regiones del
prosencefalo y del tronco encefálico.
Resumiendo, caso toda la información que recibe la corteza se transmite inicialmente a través
del tálamo.
El cerebro medio: éste, también conocido como (mesencefalo) tiene dos subdivisores
principales: el tectum o techo, denominado así por ser el techo del tercer ventrículo, y el
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El cerebro posterior: éste (también conocido como rombencéfalo) está organizado en gran
parte, de la misma forma que el cerebro medio: la parte por encima del cuarto ventrículo es
sensitiva y la parte situada por debajo es motora. Los núcleos sensitivos del sistema vestíbular,
el sistema que gobierna el equilibro y la orientación, se encuentran por encima del cuarto
ventrículo; por debajo hay otros núcleos motores de los nervios craneanos.
Quizás la parte mas distintiva del cerebro posterior sea el cerebelo. Este órgano sobresale
sobre el núcleo del tronco encefálico y su super cie está replegada en pliegues angostos o
folia, semejantes a las circunvoluciones de la corteza pero mas pequeños. En la base del
cerebelo se encuentran varios núcleos que envían conexiones a otras partes del cerebro.
El cerebelo interviene en la coordinación y en el aprendizaje de movimientos hábiles. Por lo
tanto, un daño en el cerebelo provoca trastornos del equilibro, defectos postulares y daños en
la actividad motora especializada. Las zonas que reciben la mayor parte de los impulsos desde
el sistema vestibular (los receptores del equilibrio y del movimiento ubicados en el oído medio)
ayudan a mantener el equilibrio, mientras que las zonas que reciben los impulsos
principalmente de los receptores en el tronco y los miembros controlan los re ejos postulados
y coordinan los grupos de músculos relacionados funcionalmente.
El centro del tronco encefálico esta compuesto por núcleos, entre ellos los pertenecientes
a los nervios craneanos, así como varios haces de bras. Las bras que provienen de la
medula espinal pasan a través del tronco encefálico en su paso hacia el cerebro anterior,
inversamente, las bras que provienen del cerebro anterior se conectan con el tronco
encefálico o pasan a través de el en su paso hacia la medula espinal. La mezcla en el tronco
encefálico de núcleos y bras crean una red denominada Formacion reticular.
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Corteza cerebral
En las neurociencias, el termino corteza y neocorteza (corteza nueva) a menudo se utilizan de
manera indistinta para referirse a la parte externa del cerebro anterior y, también, por
convención “corteza” se re ere a la “neocorteza” a menos que se indique lo contrario.
Esta es la parte del cerebro que mas se ha desarrollado durante el curso de la evolución;
comprende el 80% del volumen del cerebro humano.
La corteza cerebral humana tiene un área aproximada de 2.500cm2 pero su espesor de solo
1,5 a 3mm. Está compuesta por seis capas de células (sustancia gris) y presenta abundante
cantidad de pliegues. Los pliegues son la solución natural al problema de la restricción que
soporta la enorme estructura cortical dentro del craneo. Del mismo modo que cuando
arrugamos una hoja de papel y hacemos una pelota para introducirla en una caja pequeña en
la que entraría si estuviera plana, los pliegues de la neocorteza le permiten al cerebro encajar
de manera confortable dentro del espacio relativamente jo que existen dentro del craneo.
Hemisferios y lóbulos
La corteza está compuesta por dos hemisferios casi simétricos, el izquierdo y el derecho,
separados por la sura longitudinal. Cada hemisferio esta subdivido en cuatro lóbulos, el
frontal, parietal, temporal y occipital.
El lóbulo frontal tiene limites precisos: en su zona posterior esta delimitado por el surco
central, en su parte inferior por la cisura lateral y en su parte media por la circunvolución del
cingulo.
El limite anterior del lóbulo parietal es el surco central y el limite inferior es la cisura lateral.
El lóbulo temporal en su parte posterior esta limitado por la cisura lateral. Sobre la super cie
lateral del cerebro no existe limitantes de nidos entre el lóbulo occipital, el lóbulo parietal y el
lóbulo temporal.
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Las áreas sensitivas primaras envían proyecciones hacia áreas adyacentes y las áreas motoras
reciben bras desde las áreas adyacentes. Estas áreas, que están conectadas en forma menos
directa con los receptores sensitivos y las neuronas motores se denominan áreas secundarias.
Se cree que estas están mas comprometidas en la interpretación de las percepciones o en la
organización de los movimientos que las áreas primarias. Las áreas que se encuentran entre
las diferentes áreas secundarias se denominan áreas terciarias, reconocidas como áreas de
asociación y sirven para conectar y coordinar las funciones de las áreas secundarias.
Las áreas terciarias median en actívales complejas, como el lenguaje, la plani cación, la
memoria y la atención.
En términos generales, sabemos que la neocorteza está compuesta por varios campos: visual,
auditivo, sensitivo y motor. Como la visión, la audición y la sensibilidad son funciones de la
corteza posterior, esta región del cerebro (lóbulo parietal, temporal y occipital) se considera
que es en gran parte sensitiva y, como la corteza motora esta ubicada en la neocorteza frontal,
se considera que este lóbulo es en gran parte motor.
Como cada lóbulo contiene una de las áreas de proyección primara, a grandes rasgos puede
asociarse con una función general:
- Lóbulo frontal; motor
- Lóbulo parietal: sensibilidad
- Lóbulo temporal: función auditiva
- Lóbulo occipital: funciones visuales
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3. Capa de células eferentes. Las capas V y VI envían axones a otras areas del cerebro.
Ambas capas y células que las componen son particularmente grandes y distintivas dentro
de la corteza, desde donde se envían proyecciones hacia la medula espinal. (El gran
tamaño es característico de aquellas células que envían info a través de grandes
distancias).
En resumen, las áreas sensitivas están compuestas por células de la capa IV, las áreas motoras
contienen células de las capas V y VI y las áreas asociativas contienen células de las capas I, II
y III.
La corteza también realiza otros tipos de conexiones dentro de si misma, las células de
cualquier área, ejemplo, pueden enviar axones a las células en una estructura subcorticales
como el tálamo y las células de esta estructura, a su vez, pueden enviar sus axones a algún
otra área cortical. Este tipo de relaciones son más difíciles de establecer anatómicamente que
aquellas basadas en conexiones directas. Las diferentes conexiones entre regiones de la
corteza tienen considerable interés funcional, ya que la lesión en una vía puede tener
consecuencias graves, como un trastorno en las áreas funcionales conectadas por esa vía.
El lóbulo límbico
El lóbulo límbico es también llamado sistema límbico, consiste en varias estructuras Inter
relacionadas que incluyen el hipocampo, el septum “tabique” y la circunvolución cingular.
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Actualmente, junto con la evidencia de que el lóbulo límbico está involucrado de alguna
manera en el olfato, la emoción y la memoria, las líneas más importantes de investigación
también demostraron que el sistema límbico cumple un rol importante en las conductas
relacionadas con la capacidad espacial.
Históricamente, los ganglios basales han sido descritos en función de sus dos funciones.
1) la lesión en diferentes partes de los ganglios basales puede producir cambios en la postura,
aumento o disminución del tono muscular y movimientos anormales, como agitación,
sacudidas o temblores, por lo tanto, se cree que los ganglios basales participan en dichas
funciones motoras, del mismo modo que en la secuencia de movimientos suaves que
acompaña a una conversación normal.
2) También se cree que los ganglios basales intervienen en el aprendizaje de hábitos o de
conductas que son consecuencia de asociaciones de estimulo y respuesta. Ejemplo: un
pajaro que aprende después de algunas veces que las mariposas de brillantes colores
tienen un gusto amargo, utilizara sus ganglios basales para aprender la asociación entre
gusto y color y abstenerse de comer estos insectos.
El cerebro: entrecruzamientos
Uno de los rasgos más peculiares de la organización cerebral es que cada una de sus mitades
simétricas responde a la estimulación sensitiva del lado contralaterales del cuerpo o mundo
sensible y controla la musculatura del lado contralateral del cuerpo. El sistema visual logra
este n a través del entrecruzamiento de la mitad de las bras de la vía óptica y por reversión
de la imagen a través de la lente del ojo. Casi todas las bras de los sistemas motor y
somatosensitivo se cruzan. Las proyecciones desde cada oído van hacia ambos hemisferios,
pero hay pruebas sustanciales de que la excitación auditiva de un oído envía una señal mas
fuerte al hemisferio opuesto. A causa de esta disposición, las lesiones en un lado del cerebro,
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en general, no ocasionan daños sensitivos y motores en el mismo lado del cuerpo, sino en el
lado opuesto.
Irrigación sanguínea
El cerebro recibe irrigación sanguínea desde dos arterias carótidas internas y dos arterias
vertebrales; una de cada par se encuentra ubicadas a cada lado del cuello.
La arteria carótida interna penetra en el craneo por la base del cerebro, rami cándose en
arterias más pequeñas y en dos arterias mas grandes: la arteria cerebral anterior y la arteria
cerebral media, que irrigan la zona anterior y media de la corteza.
Las arterias vertebrales también penetran por la base del cerebro, pero allí se unen para
formar la arteria bailar. Después de rami carse en arterias mas pequeñas que irrigan el
cerebelo, la arteria bailar da origen a la arteria posterior, que irrigan el lóbulo temporal
medio y el lóbulo occipital posterior.
La interrupción en el ujo sanguíneo de una de estas arterias provocara consecuencias serias
tanto en las estructuras corticales como en las subcorticales. Esta interrupción puede ocurrir
cuando se produce la situación denominada ictus o accidente cerebrovascular: la formación
de un coágulo sanguíneo produce un bloqueo y priva la irrigación a una zona del cerebro. A
los pocos minutos, las células de esta región comienzan a morir. A veces, un tratamiento
inmediato con un anticoagulante puede restaurar el ujo sanguíneo en pocas horas,
rescatando un numero signi cativo de células.
Los síntomas del ictus varían según la zona en la que se produce la falta de irrigación
sanguínea.
Las venas del cerebro, a través de las cuales la sangre retorna a los pulmones, se clasi can en
venas cerebrales y cerebelosas internas y externas. El ujo venoso no sigue el curso de las
arterias principales, sino que tiene un patrón propio que nalmente se introduce en un
sistema de senos venosos o cavidades venosas que desembocan en la duramandre, una de las
membranas que protegen el cerebro de posibles lesiones.
Protección
El cerebro y la medula espinal reciben soporte y protección contra lesiones e infecciones de
cuentero modos.
1. El cerebro se encuentra rodeado por un hueso de considerable densidad, el craneo y la
medula espinal esta encapsulada dentro de una serie de vértebras óseas articuladas.
2. Dentro de estas cajas óseas encontramos tres membranas: la mas externa o duramandre,
una capa doble de tejido resistente que envuelve el cerebro en una especie de bolsas lanza,
la capa media o membrana aracnoides, una delicada película de tejido que sigue el
contorno del cerebro; y la mas interna o Pia madre, que es un tejido moderadamente que
se adhiere a la super cie del cerebro.
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Resumen
El cerebro está compuesto por neuronas y células neurogliales, cada una de ellas presentes en
varias formas. Está organizado en núcleos y tractos. Los núcleos se visualizan en color gris y
los tractos en color blanco. La observación de la anatomía del cerebro en mayor detalle
requiere tinción de los tejidos para resaltar las diferencias en las estructuras bioquímicas de los
diferentes grupos de núcleos y tractos.
El cerebro en desarrollo consiste, en un primer momento, en tres divisiones que rodean un
canal ocupado por líquido cefalorraquídeo. En los mamíferos adultos, el incremento en el
tamaño y complejidad de la primera y tercera división origina un cerebro formado por cinco
divisiones separadas. La medula espinal se comunica con el rostro del organismo a través de
las raíces dorsales, que son sensitivas y de las raíces centrales, que son motoras.
La medula espinal tambien esta dividida en segmentos, cada uno de los cuales esta
representado en un dermatoma del cuerpo. Esta segmentación y la organización dorsal-
sensitiva y ventral-motora continúan en el tronco cerebral, que funciona para dirigi conductas
mas complejas relativas al equilibrio, la visión, la audición y el olfato.
La neocorteza o corteza, que abarca alrededor del 80% del cerebro en el hombre adulto, está
compuesta por un gran estrato de neuronas organizado en seis capas. En el cerebro humano
se presenta en forma de un tejido arrugado con circunvoluciones y surcos. La corteza puede
decidirse en regiones funcionales, estando las funciones motoras en la zona frontal y las
funciones sensitivas en la zona posterior.
Cada lóbulo tambien puede asociarse a funciones generales: la visión en el lóbulo occipital, la
audición en el lóbulo temporal, las funciones somatosensitivas en el lóbulo parietal y los
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Neuropsicología clinica
Alfredo Ardila
Patologías neurológicas
Existen condiciones neurológicas que alteran el funcionamiento normal del cerebro, entre las
cuales se encuentran:
1) Las enfermedades cerebrovasculares, también conocidas como accidentes
cerebrovasculares (ACV)
2) Los traumatismos craneo encefálicos (TCE);
3) Los tumores cerebrales
4) Las infecciones del sistema nervioso
5) Las enfermedades nutricionales y metabólicas
6) Las enfermedades degenerativas
7) Epilepsia
Enfermedad cerebrovascular
Constituyen una de las causas mas frecuentes de las afecciones neurológicas en el adulto. Se
estima que aprox un 50% de la patología neurológica se debe a problema cerebrovasculares.
Se denomina así a cualquier alteración en el funcionamiento cerebral originado por alguna
condición patológica de los vasos sanguíneos. La patología vascular puede observarse en las
paredes de los vasos, por acumulación de material, por cambios en la permeabilidad o por
ruptura de sus paredes. El ujo sanguíneo puede obstruirse por un trombo o un émbolo, o
por un incremento en la viscosidad de la sangre. (La embolia o trombo es un coágulo que se
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desplaza desde el sitio donde se formó a otro lugar en el cuerpo.). El cerebro es uno de los
órganos que más dependen de una cantidad apropiada de oxigeno para su adecuado
funcionamiento. Los ACV producen una severa reducción de glucosa y de oxigeno, lo cual
inter ere en el metabolismo celular normal; asi, una interrupción superior a cinco minutos es
su ciente para matar las células de la región afectada, dando como resultado un infarto o una
neurosis isquemica y por lo tanto, un daño irreversible.
Clasi cación
Entre los ACV se distingues dos grandes grupos: los isquémicos y los hemorrágicos.
Isquemias
En estos los síntomas se deben a un decremento o una interrupción del ujo sanguíneo en el
tejido cerebral. Esta disminución se puede deber a:
1) Una trombosis, se re ere a la creación de una formación que interrumpe el ujo
sanguíneo;
2) Un embolismo, esto es un coágulo, burbuja de aire, grasa o cualquier formación de
material que obstruye un vaso pequeño después de haberse transportado por el torrente
circulatorio de los vasos de mayor calibre.
3) La reducción del ujo sanguíneo en el cerebro, debida frecuentemente al endurecimiento
de las arterias (arteroscleorosis) o la in amación de los vasos (vasculitis).
El termino accidente isquémico transitorio (AIT) se re ere a la presencia de signos
neurológicos focales cuya recuperación completa (o aparentemente completa) se observa en
las primeras 24hrs de haberse originado la sintomatología, este accidente puede ser
recurrente. El paciente muestra perdida súbita de una función neurológica y/o
neuropsicológica por un corto tiempo. A menudo, se pierde también la visión (amaurosis
fugaz) y el lenguaje (afasia). En AIT se produce un infarto cerebral y la muerte neuronal. Al
parecer, esta última se debe a las toxinas que se producen cuando a la célula le falta la
irrigación sanguínea normal. La isquemia produce una estimulación excitatoria en los
receptores NMDA (n-metil-d-aspartato). Esta sobreestimulación de los receptores es tóxica y
lleva a la muerte neuronal. El bloqueo de estos receptores puede reducir signi cativamente el
tamaño del infarto producido por la isquemia.
Hemorragias
Los ACV hemorrágicos se producen por la ruptura de un vaso, lo cual permite que la sangre
se ltre en el parénquima cerebral. Este accidente puede ir desde una hemorragia pequeña, a
veces asintomática, hasta una hemorragia masiva que produzca la muerte.
La causa más frecuente es la hipertensión arterial (HTA). Éstas generalmente son
intracerebrales. En caso de hemorragias severas, se produce el desplazamiento de otras
estructuras cerebrales y frecuentemente la sangre invade los ventrículos cerebrales. El tipo de
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lesión vascular que se produce con la hipertensión no está del todo claro, sin embargo, parece
relacionarse con la debilidad de las paredes arteriales. Las hemorragias producidas por HTA
rara vez se observan en la corteza cerebral, pues usualmente son subcorticales; por lo tanto,
su sintomatología inicial siempre es neurologica y rara vez neuropsicológica. Los accidentes
hemorrágicos suelen afectar los núcleos basales, el tálamo, el cerebelo y la protuberancia.
La segunda causa más frecuente de ACV hemorragicos es la ruptura de un aneurisma
-protusión o embombamiento de las paredes arteriales por defectos en la elasticidad de las
mismas-. Los aneurismas son como bolsas cuyas paredes son mas delgadas que la pared
del vaso normal, por lo que es más fácil que se rompan. Aparecen por lo general en El
aneurisma es
arterias grandes, como la car tida interna, y en los vasos que integran el pol gono una zona débil en
de Willis, sobre todo a nivel de la arteria comunicante anterior y de las arterias la pared de un
vaso sanguíneo
comunicantes posteriores. A pesar de que los aneurismas se deben, por lo com n, a que provoca que
éste
defectos de origen cong nito, pueden desarrollarse por HTA, arterosclerosis, sobresalga o
se
embolismos o infecciones. Entre los s ntomas frecuentes del sangrado de un aneurisma abombe.
est n la cefalea y los signos y s ntomas focales correspondientes a los sitios lesionados,
como consecuencia de la presi n focal y la hemorragia.
Los angiomas son malformaciones arteriovenosas de los capilares que resultan en
anormalidades en el ujo sangu neo cerebral. Estas malformaciones pueden tener di metros
de unos cuantos mil metros, o ser de gran tama o, produciendo un efecto de masa. Como en
los aneurismas, presentan paredes delgadas que f cilmente se rompen. La ruptura de una
malformaci n grande puede producir una hemorragia intracerebral o una hemorragia
subaracnoidea.
Sintomatología
La forma en que se presentan los ACV es caracter stica, pues producen s bitamente un
d cit neurol gico focal (vg., hemiplej a, afasia). En casos severos, se puede presentar con un
estado de coma. El d cit neurol gico puede durar segundos, minutos u horas, e incluso d as,
dependiendo del tipo de accidente. En los ACV emb licos, el comienzo es s bito y el d cit
neurol gico llega r pidamente a su m ximo nivel. En los ACV tromb ticos y en las
hemorragias por hipertensi n, el d cit neurol gico puede desarrollarse en cuesti n de
minutos u horas. La p rdida de conciencia es usual en los ACV hemorr gicos, pero no en los
ACV oclusivos.
En cuanto a la recuperaci n, sta se produce durante las horas, d as o semanas siguientes al
accidente vascular. Al disminuir el edema y la diasquisis, la sintomatolog a se reduce a las
secuelas focales. El d cit neurol gico y/o neuropsicol gico re eja el sitio y el tama o de la
lesi n. En ocasiones, incluso, se puede determinar la rama de la arteria comprometida. La
tomograf a axial computarizada (TAC) y la resonancia magn tica (RMI) pueden demostrar la
presencia de hemorragias, infartos, aneurismas y deformidades ventriculares. La arteriograf a
revela oclusiones de los grandes vasos, as como aneurismas y malformaciones vasculares.
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Territorios vasculares
Dos sistemas arteriales diferentes se encargan de llevar la sangre al cerebro: el sistema de las
dos arterias car tidas internas (sistema carot deo) y el sistema de las arterias vertebrales
(sistema vertebral o vertebro-basilar). Las arterias car tidas internas entran por la base del
cr neo, una a cada lado, y se dividen en numerosas rami caciones secundarias (arteria
oft lmica, arteria coroidal anterior y arteria comunicante posterior) y en dos arterias
principales: la arteria cerebral media y la arteria cerebral anterior. Esta ltima irriga las caras
anterior, superior y media del l bulo frontal, as como la porci n superior y medial del l bulo
parietal. La cara lateral de los l bulos frontal, temporal y parietal es territorio de la arteria
cerebral media, que suministra aproximadamente 75% de la sangre que corresponde a los
hemisferios cerebrales.
Las arterias vertebrales ingresan por separado desde la base del cr neo y se unen a la altura
de la protuberancia para formar la arteria basilar. De sta emergen numerosas arterias
cerebelosas que forman las arterias cerebrales posteriores. La arteria cerebral posterior
suministra la sangre al l bulo occipital y a la porci n inferior, basal, y a la cara interna del
l bulo temporal.
La arteria cerebral media y la arteria cerebral posterior se unen por medio de la arteria
comunicante posterior, y las dos arterias cerebrales anteriores se unen por medio de la arteria
comunicante anterior. Esta
interconexi n arterial
constituye el llamado
pol gono de Willis, que sirve
para equilibrar la distribuci n
de sangre en ambos lados del
cerebro y compensa el ujo
del l quido cuando falta en
alguno de los lados.
De ocurrir un bloqueo en
alguna parte del pol gono,
puede darse un traspaso
sangu neo a otra parte del
pol gono. La adecuaci n de
este proceso depender tanto
del tama o de los vasos
ocluidos como del tama o y
naturaleza de la v a alterna.
Estas v as alternas reciben el
nombre de anastomosis.
Los efectos de los accidentes cerebro-vasculares dependen del territorio vascular afectado. Por
lo general, en las alteraciones observadas, este da o cerebral corresponde a un territorio
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vascular particular y produce d cit neurol gicos y neuropsicol gicos espec cos. Los ACV
de la arteria cerebral media izquierda producen afasias en la mayor a de los casos, mientras
que las isquemias de las arterias cerebrales anteriores tienden a producir cambios
comportamentales. Las alteraciones de memoria y los defectos en el reconocimiento visual se
producen en casos de compromisos de territorios de la arteria cerebral posterior.
Traumatismos craneoencefálicos
Los traumatismos craneoencef licos (TCE) son la causa m s frecuente de da o cerebral en
personas menores de 40 a os. Los TCE puede afectar el cerebro porque:
1) Pueden lesionar directamente el cerebro, como en el caso de una herida por arma de
fuego;
2) Pueden interrumpir el ujo sangu neo cerebral, dando origen a una isquemia y en
algunos casos a un infarto;
3) Pueden causar hemorragias y hematomas, incrementando la presi n intracerebral;
4) Como en cualquier tejido, en el cerebro se produce in amaci n como consecuencia del
trauma (edema), llevando igualmente a un incremento en la presi n intracerebral;
5) Se fractura el cr neo (traumatismo abierto) y se incrementa la posibilidad de infecci n; y
nalmente, cuando
6) Las cicatrices que deja el TCE pueden convertirse en un foco epil ptico, cuyas
manifestaciones cl nicas aparecer n meses despu s del traumatismo.
El da o cerebral producido por un TCE puede ser primario a contusi n, laceraci n y
hemorragia, o secundario a isquemia, anoxia, edema y hemorragia intracraneal.
Clasi cación
Los traumatismos craneoencef licos pueden dividirse en dos grandes grupos: abiertos y
cerrados. En los primeros el cr neo sufre una penetraci n, con la posibilidad de que
fragmentos del hueso se incrusten en el par nquima cerebral. Generalmente, quienes sufren
este tipo de traumatismo no pierden la conciencia y las alteraciones neurol gicas y
neuropsicol gicas son secundarias a la lesi n cortical focal. Este tipo de TCE es com n en
casos de heridas por arma de fuego.
En los TCE cerrados el cerebro sufre por los efectos mec nicos de la r pida aceleraci n y
desaceleraci n (contusi n o conmoci n), como sucede com nmente, por ejemplo, en un
accidente de tr nsito Aunque no haya fractura de cr neo, el cerebro puede sufrir lesiones
debidas sobre todo al efecto del golpe y el contra- golpe que eventualmente puede afectar
los l bulos frontales y temporales; el impacto contra el ala menor del esfenoides que divide
la fosa anterior de la fosa media del cr neo se asocia con contusi n cerebral. El movimiento
del cerebro causa hemorragias peque as que pueden formar hematomas, los cuales, unidos
al edema, son una causa potencial de presi n sobre otras estructuras
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Sintomatología
Generalmente los TCE dejan como secuelas defectos en la memoria (amnesia principalmente
anter grada pero tambi n retr grada), cambios comportamentales (vg., irritabilidad) y
defectos cognoscitivos m s difusos (bradipsiquia, defectos atencionales, disminuci n en la
capacidad de concentraci n, etc.) (Ardila, 1985b).
Las secuelas cognoscitivas y comportamentales dependen de la severidad del TCE. Los TCE
leves pueden dejar secuelas m nimas que no imposibilitan al individuo en su vida laboral y
social; los graves, sin embargo, pueden dejar secuelas graves que impiden una adecuada
adaptaci n ulterior del paciente. Para medir la severidad de los TCE se utilizan diversos
criterios, como el puntaje obtenido en la Escala de Glasgow, la duraci n del estado de coma y
la ampliaci n del periodo de amnesia pos- traum tica.
Tumores
La palabra tumor se re ere al crecimiento anormal de c lulas, organizadas en forma at pica,
que crecen a expensas del organismo pero que no cumplen un prop sito dentro de ste
(Walsh, 1990). Se les denomina tambi n neoplasias (formaciones nuevas).
Clasi cación
Los tumores o neoplasias pueden ser benignos o malignos. Los benignos pueden crecer fuera
del cerebro (tumores extracerebrales), como sucede en el caso de los meningiomas, que son
derivados de las meninges. Su crecimiento es t picamente lento y pueden alcanzar un gran
tama o sin que se observe necesariamente una sintomatolog a evidente. La sintomatolog a
aparece generalmente como consecuencia del efecto de masa sobre otras estructuras
cerebrales. Los tumores benignos permanecen bien de nidos y no se in ltran en el
par nquima cerebral; por lo tanto, su resecci n quir rgica es relativamente f cil y, una vez
extra dos, usualmente no vuelven a desarrollarse. Sin embargo, un tumor benigno situado en
un lugar de dif cil acceso quir rgico puede causar la muerte por herniaci n del tallo cerebral.
Los tumores malignos, por otra parte, surgen frecuentemente de las c lulas gliales, se in ltran
y se confunden con el tejido cerebral, por lo que su resecci n es m s dif cil. Por lo com n
reaparecen en casos en que se logra resecarlos.
Los gliomas representan los tumores malignos m s frecuentes (aproximadamente 45% de los
tumores cerebrales); sin embargo, su grado de malignidad es variable. Entre los gliomas se
pueden mencionar los astrocitomas, los oligodendriogliomas y los glioblastomas. Los primeros
pueden tener un bajo grado de malignidad y un crecimiento relativamente lento; los
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Sintomatología
La presentaci n cl nica de un tumor es variable y depende de la localizaci n del mis- mo. Las
crisis convulsivas son la primera manifestaci n cl nica en muchos de los pacientes con
neoplasias; en otros, las primeras manifestaciones pueden mostrar disminuci n en la
capacidad de concentraci n, y lenti caci n en la comprensi n y en la capacidad cognoscitiva
general. En casos de hipertensi n endocraneana son frecuentes la cefalea, el v mito, la
presencia de papiledema (aumento del disco ptico) y la diplopia (visi n doble). Algunos
pacientes presentan alteraciones neurol gicas y/o neuropsicol gicas muy focales que
permiten sospechar una alta probabilidad de un tumor y diagnosticar con cierta precisi n su
localizaci n en el cerebro.
Infecciones
Se presentan cuando el cuerpo es invadido por un microorganismo pat geno que produce de
una enfermedad. Entre los agentes infecciosos est n los virus, las bacterias, los hongos y los
par sitos. Las infecciones cerebrales generalmente tienen el foco infeccioso de origen por
fuera del cerebro, en lugares como los o dos, la nariz y la garganta. En ocasiones, tienen un
origen hemat geno, un trombo infectado o un mbolo de bacteria que penetra en las
estructuras cerebrales a trav s de la sangre. En algunos casos las infecciones se producen
directamente como resultado de una punci n lumbar, TCE o una cirug a.
Las infecciones pueden afectar el tejido cerebral por varias razones. En primer lugar, pueden
interferir en el ujo sangu neo cerebral, generando trombosis o hemorragias de los capilares;
tienen, adem s, la capacidad para alterar seriamente el metabolismo de las c lulas o las
caracter sticas de la membrana celular, afectando las propiedades el ctricas de la misma.
El edema que generalmente aparece como consecuencia de una infecci n puede abarcar
diversas estructuras cerebrales, y alterar su funci n normal. La reacci n de defensa del
organismo contra la infecci n es fuente potencial de alteraciones en el sistema nervioso.
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Clasi cación
Las infecciones se pueden dividir, dependiendo del tipo de hu sped infeccioso, en virales,
bacterianas, mic ticas y parasitarias.
Infecciones Virales
Un virus es un agregado encapsulado de cido nucleico que puede estar constituido de DNA
o RNA. Los virus llamados neurotr picos tienen proclividad por el sistema nervioso, como es
el caso de los que producen la poliomelitis y la rabia. Los virus pantr picos, como el del
herpes simple, atacan todo el cuerpo, incluyendo el sistema nervioso.
Las c lulas del sistema nervioso presentan una susceptibilidad diferencial a los diferentes
virus, la cual depende de la presencia de receptores espec cos en la membrana sobre los
cuales se ja el virus. Los efectos del virus sobre el sistema nervioso depender n de la
susceptibilidad diferencial que presentan las c lulas al virus. Si se ja en las meninges, se
presenta una meningitis; si compromete c lulas parenquimatosas del cerebro o la medula,
puede dar origen a trastornos a n m s severos como la encefalitis y poliomelitis,
respectivamente (Adams y Victor, 1985).
Infecciones bacterianas
Las infecciones bacterianas del sistema nervioso son resultantes de una invasi n de estos
microorganismos generalmente por v a sangu nea. Las infecciones bacterianas producen
generalmente meningitis y en ocasiones pueden formar abscesos cerebrales que se inician
como peque os focos de bacteria purulenta (productora de pus) que causa la necrosis (muerte)
de las c lulas de la regi n afectada. A medida que las bacterias se multiplican y destruyen el
n mero mayor de c lulas, el absceso act a como una masa que ocupa espacio e incrementa la
presi n intracraneana.
Infecciones micóticas
Son producidas por hongos que llegan al sistema nervioso. El sistema nervioso central es
usualmente resistente a las infecciones mic ticas, sin embargo estas defensas pueden romperse
en personas que sufren enfermedades importantes como tuberculosis y leucemia.
Infecciones parasitarias
Se le llama par sito al organismo que vive a expensas de otro (el hu sped). Diferentes tipos de
par sitos pueden invadir el sistema nervioso central; los m s importantes son la malaria, que
puede producir el paludismo cerebral; las amebas, que al ingresar al cerebro pueden producir
una encefalitis y abscesos cerebrales; y el cisticerco, que puede producir signos neurol gicos
focales y aun un deterioro cognoscitivo generalizado.
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Sintomatología
Muchas de las infecciones del sistema nervioso se derivan de infecciones originadas en otras
partes del cuerpo y por ello se asocian con s ntomas como ebre, malestar general e
hipotensi n. Desde el punto de vista neuropsicol gico, generalmente se evidencia un
s ndrome confusional agudo, caracterizado por desorientaci n temporo-espacial, defectos
atencionales, fallas en la memoria y, en ocasiones, agitaci n psicomotora. Entre de los
s ntomas observados en casos de hipertensi n endocraneana se incluyen cefalea, v rtigo,
n usea y convulsiones. En casos de encefalitis por herpes simple son frecuentes las
alteraciones comportamentales (vg., desinhibici n, impulsividad) y las alteraciones graves de
la memoria.
Tratamiento
El tratamiento var a seg n el tipo de infecci n. Las enfermedades virales son dif ciles de tratar
y por lo general se espera a que la enfermedad siga su curso. En caso de rabia se administra la
vacuna antirr bica con el n de producir inmunidad antes de que la infecci n alcance el
cerebro; una vez que se inicia la enfermedad, el desenlace es inevitablemente fatal. El
tratamiento para las infecciones bacterianas consiste en la aplicaci n de antibi ticos.
Enfermedades degenerativas
Las enfermedades degenerativas implican una p rdida progresiva de las c lulas nerviosas, que
derivan en signos y s ntomas neurol gicos. Entre las enfermedades degenerativas se
encuentran los s ndromes de demencia progresiva, como el mal de Alzheimer, los s ndromes
de demencia progresiva asociados con otras anormalidades neurol gicas, como la
enfermedad de Huntington y la enfermedad de Parkinson, y los s ndromes caracterizados por
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Epilepsias
Son una condici n neurol gica caracterizada por la presencia de alguna actividad parox stica
correlativa a cambios desorganizados en la actividad neuronal de la corteza cerebral. La
raz n, a nivel del sistema nervioso, de los trastornos convulsivos era desconocida hasta 1929,
cuando Hans Berger desarroll el electroencefalograma (EEG). Con la invenci n del EEG se
puede determinar la relaci n entre cambios el ctricos de la corteza cerebral y la presencia de
fen menos convulsivos.
Clasi cación
Dependiendo de la etiolog a se pueden distinguir dos tipos de epilepsia: la primaria y la
secundaria.
La epilepsia primaria o idiop tica surge espont neamente, sin que exista un da o estructural
establecido del sistema nervioso, por lo que su causa es desconocida, aunque se supone la
existencia de factores de tipo gen tico.
La epilepsia secundaria o sintom tica la que deriva de una infecci n, un tumor, una
malformaci n o alguna otra condici n neurol gica que crea en el cerebro un foco irritativo
epileptog nico, capaz de presentar una actividad el ctrica an mala. En este tipo de epilepsia
se puede establecer el origen de las convulsiones, y su manifestaci n se relaciona con la
localizaci n espec ca del foco patol gico.
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Seg n sus manifestaciones cl nicas, las crisis epil pticas se pueden clasi car en dos grandes
grupos: parciales (o focales) y generalizadas, dependiendo de si comprometen en forma
parcial o total la corteza cerebral.
Las parciales se subdividen a su vez en crisis parciales simples y crisis parciales complejas; en
las crisis parciales simples no existe compromiso de la conciencia, en tanto que en las crisis
parciales complejas se presenta un compromiso de la conciencia. Por compromiso de con-
ciencia se entiende la ausencia de responsabilidad ante est mulos del medio y la existencia de
amnesia del episodio.
Se distinguen cuatro tipos de crisis parciales simples, a saber: motrices, sensoriales, aut nomas
y ps quicas. Entre estas ltimas se encuentran las crisis perceptuales (ilusiones y
alucinaciones), mn sicas, disf sicas, afectivas y cognoscitivas. Las crisis parciales complejas se
originan en el l bulo temporal y se caracterizan por la falta de responsibidad a los est mulos
del medio (vg., el paciente no responde cuando se le llama), por la presencia de automatismos,
es decir, movimientos repetitivos esteriotipados —movimientos de masticaci n, chupeteo,
etc tera—, y porque el paciente, a pesar de estar alerta, no recuerda lo sucedido durante el
episodio. Las crisis parciales complejas pueden durar usualmente varios minutos.
Las crisis generalizadas se inician comprometiendo de manera sim trica bilateral la corteza
cerebral, sin presentar signos focales. Las crisis de tipo t nico-cl nicas generalizadas (TCG) o
de gran mal se caracterizan por la p rdida s bita de la conciencia y la presencia de actividad
motora: primero se observa una fase t nica, durante la cual aumenta el tono muscular, y
luego una fase cl nica, en la que ocurren sacudidas r tmicas. Cuando el paciente recupera la
conciencia parece confuso y desorientado (estado postictal). Con frecuencia, las crisis TCG se
combinan con crisis parciales simples, es decir el paciente presenta inicialmente una
sintomatolog a focal (vg., sensaci n de hormigueo, movimientos r tmicos de una extremidad,
etc.) que despu s se extiende a todo el organismo.
En las crisis generalizadas de ausencia o peque o mal hay interrupciones recurrentes de la
conciencia, y la actividad motora que se observa son parpadeos, rotaciones de los ojos o
movimientos de cabeza. Estos ataques tienen una duraci n muy corta (unos cuantos
segundos).
El tratamiento de la epilepsia requiere por lo general de medicamentos anticonvulsivantes,
como el fenobarbital y otros. El mecanismo de acci n de estas drogas no est del todo claro,
pero es probable que inhiba las descargas neuronales anormales, restableciendo los
potenciales de la membrana. Cuando la medicaci n no logra el control adecuado de las crisis,
se puede utilizar un tratamiento quir rgico, removiendo el foco anormal.
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Módulo 4 - Atención
Capitulo 5 - Bases
neuropsicológicas de la atención
L. Fontán
Introducción
En los últimos 15 años la investigación sobre la atención se ha desarrollado en forma
explosiva. Los procesos neurobiológicos se tornan tan importantes como la cognición y las
metodologías para localizar funciones cerebrales se adaptan rápidamente al estudio de las
funciones atencionales. Las técnicas imagenologicas tuvieron un gran impacto en este campo.
Un momento de importante interés cientí co sistemático sobre la atención surgió en la
década de 1950, en época de la guerra fría, en base a un claro interés militar. Se debía
determinar cual era el rendimiento de los operadores de radar que miraban una pantalla,
donde debía aparecer un punto con una frecuencia muy baja. De ahí surgieron las primeras
experiencias, básicamente sobre atención sostenida, en las cuales se analizaron la frecuencia y
el tipo de errores, y de las cuales surgió el concepto de “decremento de la vigilancia”. Este fue
el comienzo del estudio de otros aspectos de la atención.
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otros niveles de alteración de la matriz atencional, que darán cuenta de otro tipo de
semiología.
Se deben distinguir tres componentes de la atención:
1) Alerta (alertness o arousal) que comprende a su vez el alerta tónico y el alerta fásico
2) Atención sostenida que se corresponde con la vigilancia
3) Atención selectiva, en relación directa con los mecanismos de tratamiento de la
información. Los fenómenos de atención dividida son un caso particular de la atención
selectiva.
Alerta
La alerta permite una mayor receptividad inespeci ca del sistema nervioso a las
informaciones externas e internas. Se distinguen, más o menos arbitrariamente dos tipos de
variaciones que llevan a describir dos aspectos de alerta:
A- El alerta tónico: es sinónimo de arousal. Desde el punto de vista cognitivo permite la
continuidad de las performances en las tareas prolongadas. Su performance se desarrolla de
manera más o menos continua, con variaciones diurnas. Desde el punto de vista neurológico
se corresponde con los mecanismos mas primitivos, retículo-tálamo-corticales, responsables
del “encendido” cortical. Es la base más primitiva y rudimentaria de la atención. El alerta
tónico provee un nivel general de la respuesta.
B- El alerta fásico: presenta cambios más bruscos y es más sensible al control voluntario.
Desde el punto de vista neurológico se vincula con la reacción de orientación y tiene
connotaciones de protección, de defensa y de estudio de la novedad. Éste es el que actúa
cuando, manteniendo los recursos atencionales sobre determinada tarea (ej lectura de un
libro), algo perturba bruscamente el medio (un ruido importante), lo que hace que,
transitoriamente, la visión, y el oído (por lo tanto la atención) se vuelquen al nuevo estimulo,
hasta determinar si es relevante o no.
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Atención sostenida
La atención sostenida o vigilancia es un proceso diferente al alerta. Este aspecto hace
referencia a aspectos motivacionales. Comprende complejas interacciones de funciones por
medio de las cuales el foco atencional es mantenido con esfuerzo resistiendo el incremento de
la fatiga y las condiciones de distractibilidad. Así, la atención sostenida incluye contribuciones
del alerta y componentes motivacionales. Resulta obvio destacar que la atencion sostenida
actúa sobre un foco atencional y, por lo tanto, dentro de la organización jerárquica del
sistema, se vincula más directamente con la atencion selectiva.
Atención selectiva
Ésta comprende la habilidad para seleccionar e integrar estímulos externos especí cos o
contenidos mentales internos, asi como la habilidad para focalizar o alternar entre ellos,
resultando en un mejor tratamiento de la información. El objetivo básico de la atencion
selectiva es realizar el mejor tratamiento de la info posible, en función de los recursos
atencionales que se disponga en cada momento.
Las teorías atencionales son numerosas y difíciles de comparar. Sin embargo, existe consenso
en algunas propiedades:
Propiedades de la atención selectiva
• Selección: imposible tratar de manera elaborada toda la información que se nos presenta
simultáneamente, y ésta nos permite seleccionar la info a tratar y eventualmente el tipo de
respuesta a dar.
• Capacidad y ltro: es de capacidad limitada. No podrá tratar mas de un pequeño número
de elementos a la vez, seleccionándolos. Cuantos más elementos a tratar, más tiempo se
emplea. El bene cio de esto es la optimización del tratamiento de la info seleccionada, el
costo es que las otras info serán ignoradas, o eventualmente perdidas si cuando nos
disponemos a tratar el estimulo, este ya no se encuentra. Por su carácter de limitado, el
proceso de atencion selectiva ha sido comparado a un ltro o a un moderador, que impide
la sobrecarga del sistema mental.
• Nivel de selección: el problema de los cuales se realiza el procesamiento de la información
es antiguo. Broadbent propuso que la selección debida a la atencion parece precozmente en
el tratamiento, antes de la identi cación de la informacion y antes del tratamiento
semántico ( ltros precategoriales). Otros autores, por el contrario, proponen que la selección
se efectúa a un nivel tardío en el tratamiento. Se podría suponer que la selección se hace en
diferentes etapas del tratamiento en función de la tarea a realizar.
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Propiedades
Son procesos automáticos, se realizan en paralelo y por lo tanto, sin costo o con un consumo
atencional mínimo. Son teóricamente ilimitados y su implementación otorga varios
bene cios:
• Una mayor rapidez de ejecución, con ganancia de tiempo y de energía. Sin embargo, esa
característica hace que el proceso sea difícilmente controlable. Debido a esta ausencia de
control. El automatismo se de ne como obligatorio. Una vez disparado, se completa.
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• Una liberación de recursos atencionales, que pueden ser dedicados a otras tareas,
fundamentalmente el tratamiento de la novedad.
Los automatismos son estereotipados y para su desarrollo requieren una cierta constancia del
entorno. En el ejemplo de la conducción, mientras se transita por una ruta asfaltada sin
obstáculos, en un conductor hábil, este proceso depende de procesos automáticos. Sin
embargo, si el medio cambia, ejemplo aparecen pozos y obstáculos, el control lo toma la
atencion selectiva para estudiar la novedad del entorno y seleccionar la mejor respuesta
posible (esquivar los pozos).
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La corteza cerebral
En ésta no hay neuronas especialmente dedicadas al mantenimiento de la atención. La
función está distribuida prácticamente en todo el manto cortical. Cada área cortical establece
la modulación atencional en su propio dominio de especialización, para mantener la delidad
de la codi cación. A su vez, esta regulación dominio-especi co está in uenciada por las
modulaciones “abajo-arriba” provenientes del SARA y “arriba-abajo” desde el lóbulo frontal,
el lóbulo parietal y la corteza límbica.
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SARA y tálamo
La sustancia activadora reticular ascendente actúa como marcapaso para la actividad
eléctrica de la corteza. Los procesos mas bajo nivel, como alerta tónico y parte del alerta
fásico, están vinculados a esta formación.
La SARA ejerce su acción activadora sobre la corteza a través de dos ejes:
• Vía retículo-tálamo-cortical. Esta vía facilita el arousal (despertar) de la corteza, de manera
global, inespeci ca. La estimulación de los núcleos talámicos facilita el pasaje transtalámico
de información sensitiva hacia la corteza. Si bien la SARA se proyecta sobre todos los
núcleos talámicos, su conectividad es en particular con los núcleos intralaminares y el
núcleo reticular.
• Vías extratalámicas neurotransmisor-especí cas:
Vía colinérgica: núcleo basal de Meynert, que forma la vía colinérgica interpedúnculo-
cortical
Vía noradrenérgica: locus coeruleus
Vía serotoninérgica: núcleos del Rafe
Vía dopaminérgica: dos sectores tienen dopamina en el encéfalo; la clásica vía nigroestrital,
cuya patologia produce sintomas de la serie parkinsoniana, y una vía que va desde el área
tegmental ventral hasta sectores basales del lóbulo frontal, constituyendo la vía
mesolimbica-cortical, que tendría un papel importante en la cognición y mantenimiento de
la atención.
Vía histaminérgica, que nace desde el hipotálamo
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distribuida, relevante, con habilidades motoras de salida para explorar, utilizar u orientar el
cuerpo hacia un estimulo.
La corteza prefrontal tiene un papel especial en la exploración de la novedad. Especialmente
a traves de los campos oculomotores y corteza adyacente, convierte planes e intenciones, en
secuencias motoras especi cas orientadas a un n, cambiando según necesidad el foco de la
atención. Es bien conocida la apatía e indiferencia hacia el medio que se genera por lesiones
prefrontales, dorsolaterales o en sus vías de conexión subcortical.
El humor y la motivación in uencian poderosamente la administración de los recursos
atencionales. Esto se realiza a traves de la red límbica, donde tiene un especial papel la
amígdala y la corteza cingular. El desinterés o la falta de motivación hace más difícil
mantener enfocada la matriz atencional sobre determinado evento. Esto también puede
explicar porqué pacientes con depresión presentan trastornos atencionales.
Conclusiones
En la red neurocognitiva que sostiene la atención se distinguen nodos interconectados,
actuando sobre un nivel de despertar basal de la corteza. Este despertar basal de la corteza
(alerta), está dado por la sustancia reticular activadora ascendente (SARA), ampliamente
modulada a nivel del tálamo por in uencias superiores, especialmente a través del núcleo
retícular. Los nodos corticales se encargan de la modulación de la matriz atencional,
mediante una selección de información a tratar, de tal manera de adaptarse a un sistema de
capacidad limitada. El lóbulo parietal posterior intervendría en los mecanismos de selección
de la informacion espacial. Proveyendo representación sensorial del espacio extra personal
donde se puedan realizar diversas acciones. El componente cingular provee un “mapa de
valores” y, por consiguiente, de motivación, a los diferentes elementos ubicados en las
coordenadas espaciales. Finalmente, el componente frontal, centrado alrededor de las áreas
oculomotores frontales y áreas prefrontales, se ocupa de plani cación de objetivos, de la
estructuración y realización de las secuencias motoras, a la vez que monitoriza el desarrollo
de los mismos (función ejecutiva). Podría intervenir ademas en la toma de conciencia.
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Síndrome confusional
L. Fontán
De nición y concepto
Este es un cambio en el estado mental del individuo, en el cual el rasgo predominante es la
alteración de la atención. Esta alteración se desarrolla de manera rápidamente progresiva
(minutos, horas o días, según la causa), y se re eja en un compromiso simultáneo de varias
funciones superiores como la atención, la memoria, el lenguaje, etc. Hay un compromiso
multimodal. La evolución es siempre con uctuaciones, observándose momentos de
importante confusión con profusa sintomatología, alternando con momentos de mejoría. Casi
siempre el síndrome confusional aparece como resultado de un cambio en la condición
médica del paciente. Desde el punto de vista neuropsicológico, se entiende como una
alteración de la matriz atencional.
Epidemiología
Es particularmente frecuente en niños, en pacientes de edades avanzadas y en pacientes con
daño cerebral previo (demencias). Es una de las causas más frecuente de consulta neurológica
en emergencia.
Clínica
Como dijimos, predomina el trastorno de la antención, ésta cambia de un objeto a otro
continuamente, el foco atencional vaga sin lograr jación. El paciente prácticamente se
maneja con una alerta fásico, siendo atraído bruscamente por estímulos irrelevantes. El curso
del pensamiento está alterado por las frecuentes intrusiones de estímulos no relevantes y la
di cultad en mantener el foco de la atención en el interlocutor. La vigilancia puede estar
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Evolución
Este síndrome no se croni ca. Se resuelve en días o semanas, hacia la desaparición del mismo
o hacia el coma. No existen síndromes confusionales crónicos. Muchas veces, luego de la
resolución el paciente no recupera el nivel cognitivo previo.
Examen clínico
Como primera medida, se debe evaluar el nivel de vigilia. Si está comprometido, se debe ver
si responde al llamado, al estimulo intenso, al estimulo doloroso y si se mantiene despierto.
Se debe intentar obtener del paciente un relato de su historia y evaluar el grado de
orientación temporal y espacial. En un paciente confuso, la exploración neuropsicológica
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formal está invalidada. Los resultados obtenidos no serán con ables. De todas maneras, se
debe intentar explorar la atención del paciente mediante algunas pruebas muy sencillas que
sostendrán el diagnostico:
• Repetición de dígitos directa, se le solicita al paciente que repita series crecientes de dígitos.
El limite inferior de la normalidad es cinco.
• Repetición de dígitos invertida, se le solicita al paciente que invierta las series de dígitos que
se le dicen. Es patológico por debajo de cuatro.
• Contar de 20 hacia atrás.
• Decir los meses del año o los días de la semana hacia atrás.
• Contar desde 100 hacia atrás de 3 en 3.
Estas pruebas nos permitirán formar una opinión sobre la capacidad del paciente para
mantener su atención sobre una tarea. Se debe realizar un examen neurológico despistando
signos focales. Nunca debe omitirse la búsqueda de rigidez de nuca, especialmente en
ancianos, donde la ebre puede no ser evidente.
El examen físico general se orienta básicamente a buscar compromiso (en general infeccioso)
de aparatos y sistemas. Se debe realizar una cuidadosa semiología de piel, buscando escaras e
infecciones cutáneas; pleuropulmunar buscando focos de estertores; cardiovascular; y del
aparato urinario, buscando infección de vías urinarias, dolor en puntos ureterales y
semiología de la orina.
Etiología
Cualquier sujeto normal, sometido a una nota encefálica lo su cientemente intensa,
desarrollará un síndrome confusional. Puede plantearse que las condiciones favorecedoras o
predisponentes de alguna manera disminuyen un “umbral confusionógeno”para que los
factores desencadenantes o etiológicos produzcan, con mas facilidad, un síndrome
confusional.
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Factores desencadenantes
Por lo general, aunque no siempre, estas causas aparecen de manera relativamente “brusca” o
nueva en un sujeto añoso. Las mas importantes son:
Neurológicas
• Ataque cerebrovascular
• Hematoma subdural
• Traumatismo cráneo encefálico
• Infecciones del sistema nervioso central (meningitis, encefalitis, meningoencefalitis)
• Epilepsia (estados postictales)
• Procesos expansivos, hipertensión endocrina
Traumáticas
• Fracturas, especialmente de pelvis y fémur
Quirúrgicos
• Postoperatorios, especialmente cirugía cardiovascular y toracoabdominal
Dolor
• De cualquier origen
Cardiovasculares
• Falla de bomba, arritmias e infarto
Respiratorias
• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, crisis de asma y tromboembolia pulmonar
Infecciosas
(Una de las más frecuentes)
• Infección de vías urinarias
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• Infección pulmonar
• Sepsis
• Infección de piel y de tejidos blandos (escaras)
• Fiebre de origen desconocido
Metabólicas
• Trastornos hidroelectrolíticos
• Deshidratación
• Trastornos ácido-base
• Hipo o hiperglicemia
• Anemia
• Falla parenquimatosa hepática y renal
• Hipoxia
• Trastornos endócrinos
• Carencias vitamínicas
Medicamentosas
No es infrecuente que este síndrome aparezca luego de la introducción de un nuevo
medicamento o del aumento de la dosis de una medicación previamente recibida. Por lo
general, el origen de estos síndromes confusionales se deben a la acción anticolinérgica de la
medicación y muchas drogas de uso habitual poseen dicha acción. Los hipnóticos y sedantes,
al tener aumentada su vida media en el paciente añoso, también pueden producir
alteraciones confusionales. Por su acción depresora (sedante) del sistema nervioso central,
fundamentalmente, los antihistamínico clásicos, los analgésicos mayores y las benzodiazepinas
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(especialmente las de vida media larga) tambien pueden ser desencadenantes de un síndrome
confusional.
Patogenia
No se conoce bien, pero desde hace tiempo se ha identi cado el papel fundamental de la
disminución de acetilcolina en el desarrollo del síndrome confusional. Se plantea un
desequilibrio entre los sistemas adrenérgico y colinérgico. Habría una predominancia
funcional de la sustancia activadora reticular ascendente, sin un adecuado “ ltrado” talámico,
por inhibición funcional del núcleo reticular.
Podría existir asociadamente, un trastorno en la retroalimentación a punto de partida de la
corteza frontal, con pérdida de la estimulación de diversas zonas corticales y de la modulación
de la sustancia reticular. Sería un trastorno de retroalimentación desde la corteza a la
sustancia reticular por exclusión funcional. De acuerdo al balance nal, se obtendría un
sindrome confusional agitado o hipoactivo.
Fisiopatología
Habría un compomiso fundaméntela de la modulación “abajo-arriba”, generada por la
sustancia activadora reticular ascendente. También estarían interferidas las in uencias
“arriba-abajo” de las cortezas frontal, parietal, y límbica. Si existe daño multifocal parcial
distribuido en la corteza cerebral, se comprometen las modulaciones dominio-especi cas
dañadas. En general, la alteración de las diferentes modulaciones hace que la matriz
atencional de un paciente con síndrome confusional funcione a nivel de un alerta fásico,
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Diagnóstico
Se sospecha de un sindrome confusional en el caso de:
• Inicio rápido (agudo) de trastornos cognitivos y atencionales, fundamentalmente.
• Desorientación témporo-espacial prácticamente siempre.
• Presencia de uctuaciones durante el día
• Empeoramiento nocturno
• Presencia frecuente de alucinaciones visuales
Métodos de estudio
• Neuroimagen (si existe signología focal en el examen o sospecha de patología estructural)
• Electroencefalograma, que mostrará desorganización, ritmos con enlentencimientos, ritmos
theta y delta; y puede ayudar a diferenciar la demencia.
• Laboratorio
• Gasometría
• Punción lumbar si existe sospecha de neuroinfecciones.
Diagnóstico diferencial
Son diversos y muy variados
• Depresión (severa): en este caso domina el trastorno del humor y en general no hay
desorientación. En el confuso no hay un verdadero trastorno del humor, aunque puede
llorar.
• Demencia: los trastornos son de instalación lentamente progresiva y por lo general
irreversible. No son típicas las uctuaciones (a excepción de la enfermedad por cuerpos de
Lewy). Se debe considerar que pueden existir agravaciones por instalación de un síndrome
confusional por causas extraneurológicas (infección de vías urinarias, medicación, etc) en un
paciente con demencia, actuando ésta como factor favorecedor.
• Psicosis esquizofrénica: tiene un delirio estructurado, interpretativo de lo conocido con
temas propios. Las alucinaciones son por lo general auditivas.
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Tratamiento
El mismo es siembre el de la base desencadenante del síndrome (infección de vías urinarias,
efecto secundario por medicación, etc). Como medidas generales, hay que cuidar el paciente
no se dañe en los momentos de agitación. Se deben evitar las medidas físicas de contención,
que en general agravan los elementos confusionales y la agitación. Se deben establecer ciclos
de iluminación (luz y oscuridad) adecuados, y mantener una iluminación ligera en la noche
(veladora). Es importante suprimir toda medicación de dudoso bene cio. La hidratación
juega un papel fundamental.
En caso de síndrome confusional agitado, preferimos la risperidona, iniciando dosis de 0.5 a
1mg 2 veces por día. Si existe gran inquietud psicomotora, se toma ventaja de la acción
sedante del haloperidol, administrando 1mg. Se pueden utilizar tambien quetiapina,
olanzapina, ziprasidona, clozapina.
Se debe evitar la utilización de neurolépticos con efecto anticolinérgico intrínseco,
especialmente de manera crónica, ya que podrían agravar los trastornos de memoria.
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Síndrome de heminegligencia
S. Dansilio
De nición
Constituye un trastorno adquirido, carecterizado por la di cultad en le paciente para cobrar
conocimiento de, o responder a, eventos que ocurren sobre el lado contra lateral a una lesión
cerebral. La negligencia o hemi-inatención re ere entonces a una constelación heterogénea
de comportamientos, caracterizados por la falla del paciente lesionado cerebral en orientarse
hacia, responder a, o dar cuenta de, estímulos presentados sobre el lado opuesto al hemisferio
encefálico dañado.
La sintomatología no podría ser explicada por un dé cit sensorial, sensitivo, motor o
intelectual. Aunque compartan el fenómeno común de la selectividad espacial, los trastornos
son variados, ya sea en su modalidad, mecanismos cognitivos de base, e inclusive en las
regiones cerebrales involucradas, de ahí que corresponda hablar de síndrome de
heminegligencia sin suponer una perturbación unitaria u homogénea.
Características generales
Generalmente se producen como consecuencia de lesiones encefálicas derechas, en pacientes
diestros, y son raros los casos en que se ha documentado una heminegligencia derecha por
lesión izquierda o inclusive una hemi-inatención no lateralizada. Recientemente, explorando
dominios congnoscitivos complejos, como la lectura o la escritura, se ha observado un patrón
diferencial de heminegligencia centrada por el objeto (en este caso la palabra o la oración),
que comprometen la mitad derecha, o más exactamente, el segmento terminal de la serie
grafémica, existiendo una lesión hemisferica izquierda en un paciente diestro.
Aunque pueden observarse heminegligencias contralaterales en lesionados hemisfericos
izquierdos (diestros), son más frecuentes o severas en lesionados hemisfericos derechos.
Los pacientes que presentan sindrome de heminegligencia pueden no vestirse adecuadamente
del lado afectado, no responder a sonidos o voces que parten de un hemiespacio, o hasta
dejar intacta la mitad del plato cuando comen.
Algunos autores del pasado solían incluir las heminegligencias dentro de las agnosias
visuoespaciales, pero las heminegligencias deben distinguirse de las agnosias, ya que los
niveles propiamente perceptivos y el conocimiento del mundo o del propio cuerpo, no están
afectados. También están indemnes los niveles pre-atencionales (facultad de discriminar o de
identi car colores, borde, lineas y facultad de orientación). La información que se escamotea
en la heminegligencia es informacion que, en su propia naturaleza, está preservada.
Demuestran este hecho, la evolución del síndrome, el registro no consciente o implícito de los
estímulos, o la eventualidad de lograr acceder mediante claves a la identi cación de aquella
información.
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Clinica
Durante la etapa aguda el comportamiento del paciente puede ser signi cativo.
En los casos típicos, cuando el paciente es diestro y presenta una lesión hemisférica derecha,
se le encuentra con la postura corporal, así como la extremidad cefálica y la mirada,
orientadas hacia la derecha. No responde cuñado se le llama del lado izquierdo, y en algunos
casos, busca o contesta sobre la derecha.
La heminegligencias suelen acompañarse, aunque no de manera absoluta, ni necesaria, de
una anosognosia con respecto al eventual dé cit motor, sensitivo, o a la misma alteración en
el conocimiento del hemiespacio. Se observa un continuo que transcurre desde la negación
radical del trastorno, hasta admitir la sintomatología a regañadientes. Dentro del espectro de
síntomas, el paciente puede mostrarse indiferente con relación al de cit e inclusive realizar
bromas acerca del mismo.
Bajo el nombre de disquiria, se agrupan una serie de fenómenos, inconstantes pero
característicos y particularmente llamativos:
• Una producción o elaboración delirante sobre los miembros contralaterales a la lesión,
atribuyéndole movimientos espectaculares, separaciones del cuerpo, transformaciones
morfológicas, e inclusive, construcciones fabula teorías sobre los actos que habrían realizado
o sobre acontecimientos vinculados a aquellos.
• Los miembros conbtralaterales a la lesión pueden generar sentimientos de aversión, de
molestia, o directamente pueden ser referidos como ajenos al sujeto.
• No es raro encontrar alucinaciones visuales, abundantes, bien de nidas y bizarras, que se
despliegan con movilidad en la mitad izquierda del espacio mental del paciente. Estas
verdaderas alucinosis que el propio paciente suele relatar, a veces manifestando su carácter
molesto, se desencadenan en situaciones propicias, sobre el anochecer, al cerrar los ojos o en
fases parahipnicas.
Debe recordarse que esta constelación sindromática ha sido descrita en lesionados encefálicos
derechos, tratándose generalmente de pacientes diestros y con una mínima escolarización.
Tipos de heminegligencia
Las heminegligencias poseen dos componentes funcionales, según el sistema se afecte en el
nivel de entrada de la informacion (dirección atencional hacia lo percibido) o en el nivel de
salida (realización motriz).
A. Componente de entrada - sensorial -> Atención
B. Componente de salida - promotor -> Intención
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El fenómeno de extinción, que ocurre cuando dos estímulos son aplicados simultáneamente
en cada hemicuerpo, y que consiste en que el estímulo sobre el hemicuerpo sano compite y
suprime el registro del estimulo sobre el hemicuerpo contralateral, dependería de la lesión de
este componente. La extinción, puede darse también ante estímulos visuales o auditivos.
Igualmente, el fenómeno de al oeste sin, que consiste en que un estímulo aplicado sobre el
hemicuerpo contralateral a la lesión es percibido como ubicado sobre el lado sano, también
estaría incluido en esta linea de explicación. La extinción puede ser encontrada en etapas
iniciales, cuando la heminegligencia aún no se evidencia, interpretándose como un síntoma
menor; además, tiende a permanecer más tiempo en la evolución que la propia negligencia.
Los tres espacios tiene representación encefálica discriminada. Aunque las heminegligencias
suelen afectar la direccionalidad hacia los tres espacios, la so sticación de las metodologías de
estudio ha permitido establecer disociaciones. El espacio corporal se explora mediante el
reconocimiento y ubicación de las partes del cuerpo, y el uso de instrumentos sobre el mismo
(afeitadora, maquillaje, vestimenta).
El espacio extrapersonal inmediato, al alcance de la mano, consta de los objetos o imágenes
separados del cuerpo, de los que el individuo puede disponer (dibujos, construcción con
cubos, cancelación de estímulos visuales, extracción de objetos sobre una super cie, etc).
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Heminegligencias talámicas
El tálamo también posee una diferenciación hemisferica. Las lesiones talámicas del núcleo
pulvinar, del núcleo ventral anterior, y las intralaminares, también pueden generar
heminegligencias, siendo de importancia las relaciones que están estructuras poseen tanto con
el neocortex prefrontal, como con el parieto-occipital. Las heminegligencias talámicas suelen
ser multimodales y menos persistentes en el tiempo de evolución.
Dentro de los síndromes descritos se encuentran:
• La negligencia motriz (que hace referencia a la dirección del gesto o la acción y no al
hemicampo),
• La extinción sensitiva o sensorial, y
• La negligencia espacial (los cuales son difíciles de dosi car mediante las estrategias de
evaluación comunes).
Mecanismos neurales
Atención y heminegligencias
Los modelos neurales más acabadamente desarrollados, están asociados a una explicación de
la heminegligencia como trastorno de la atención (foco atencional, atención dirigida o
atención selectiva). Primeramente debe de nirse el concepto de atención. Según Posner el
acto de atender algo proporciona prioridad a esa informacion sobre una variedad de
operaciones mentales inhabitables o arbitrarias. Se facilita así el acceso a la conciencia. La
prioridad se traduce como un aumento en la velocidad de respuesta a un estímulo. Dicha
atención puede ser abierta (overt) cuando se acompaña de movimientos oculecefálicos o de los
miembros, o encubierta (covert), si tales expresiones comportamentales no son evidencia les
(ya sea cuando se atiende a eventos del mundo exterior o a representaciones mentales).
En la heminegligencia el foco de atención selectiva no se dirige a los estímulos ubicados en el
espacio contralateral a la lesión. Esa desatención hace que tales estímulos, eventos o
representaciones, sean desapercibidos, no tomados en cuenta y que no desencadenen acciones
desde el sujeto.
En el modelo de Posner las computaciones y operaciones mentales, que se efectúan durante
los procesos abiertos de organización para la atención visual, se dividen en tres momentos:
• Desengachar de la posición primaria ante una clave o indicador relevante
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Existen hallazgos en los cuales se demuestra que la heminegligencia no afecta solamente a los
tres espacios mencionados al inicio, sino que además compromete el procesamiento de los
estímulos en el propio nivel mental.
Cancelación
Las pruebas de cancelación pueden ser cronometradas o no. Los estímulos varían desde
simples lineas (test de Albert), pasando por guras reconocidas (estrellas, cruces), hasta letras o
guras sin sentido (Pizzamiglio, Verfaellie).
La medida más representativa es el número de omisiones, en el caso de que se efectúen, sobre
uno de los hemicampos. La plancha debe ser colocada sobre la linea media del examinado.
Otro elemento a tener encuentra es la estrategia seguida, generalmente los sujetos sanos
siguen una secuencia de izquierda a derecha, de arriba a abajo, en algunos casos comenzando
desde el centro. Algunos pacientes con heminegligencia pueden no cometer un numero
llamativo de omisiones, pero seguir estrategias diferentes, en especial realizar la cancelación
de derecha a izquierda, perdiendo la sistematicidad o vacilando, una vez que ingresa a la
mitad opuesta. Introducir distractores suele aumentar la sensibilidad de la prueba. Ej: si se
trata de cancelar estrellas, es aconsejable mezclar al azar estrellas pequelas y grandes, siendo
la consigna que marque solamente las grandes.
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Bisección de lineas
La relacion entre los componentes involucrados en las tareas de bisección y cancelación es
discutida. Se ha advertido que los pacientes con heminegligencia tienden a desplazar su foco
de atención hacia el lado ipsilateral, desplazamiento que es, tanto más evidente, cuando más
larga la linea. La forma más elaborada es el test de bisección de lineas de Shenkenberg. Éste
consta de 20 lineas de diferente longitud y disposición (6 centrales, 6 hacia la derecha y 6
hacia la izquierda). La prueba es sumamente útil, ya que no solamente proporciona valores
de nidos, sino que por permitir múltiples intentos, aumenta la ventana para detectar el
fenómeno de heminegligencia.
Dibujo
El dibujo puede ser espontáneo o a la copia. En el primero de los casos el modelo se extrae
desde la memoria, por lo cual podría sospecharse que implica un componente represtacional
interno. En el segundo caso el factor de atención visuespacial sobre el espacio extrapersonal
inmediato es conspicuo. No puede obviarse, al analizar el resultado, que el dibujo siempre
entraña un componente motor. Los resultados asociados al fenómeno de heminegligencia
pueden ser de dos géneros:
Omisiones
En este caso las omisiones pueden, a su vez, seguir diferentes patrones:
• Se omite una mitad (generalmente la izquierda) de la gura.
• Se imiten las guras ubicadas en la mitad izquierda de una página, en el caso de que se
presenten varios modelos (como en el protocolo de Mendilaharsu)
• Las omisiones pueden afectar detalles ubicados a la izquierda de cada modelo
• En algunos casos el paciente copia realizando un hacinamiento de los modelos en la parte
interior derecha de la hoja, aunque comprenda adecuadamente la consiga.
Errores
• Los detalles, proporciones o elementos de la mitad izquierda de las guras están
probablemente especi cados o apenas bosquejados
• En un caso más severo, hay una suerte de desestructuración de la mitad izquierda de las
guras.
Este ultimo género alerta que una negligencia no se expresa únicamente por omisiones o por
la mera ausencia de detalles. Por otra parte, cuando se desea indagar acerca del componente
propiamente motor de la realización, se reduce el seguimiento visuoespacial, haciendo que el
paciente copie o dibuje espontáneamente en una hoja en blanco, sobre papel carbonico. La
manera de orientarse en la búsqueda semiológica es efectuando otras pruebas que evalúen
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dicho componente (el mismo dibujo espontáneo visualizado, la descripción de los elementos
que constituyen un escenario imaginado, etc).
Una di cultad adicional a lo descrito previamente, es que muchos pacientes lesionados
derechos asocian una verdadera apraxia constructiva, cuyo patrón de alteraciones se
confunde con lo que es consecuencia de la hemi-inatención. En algunos casos puede resultar
poco clara o incierta la diferenciación.
Lectura y escritura
Una serie de propiedades las hace especialmente interesantes, y proporcionan elementos para
desarrollar una rica semiología. Primero, constituye una facultad considerablemente
lateralizada en el cerebro humano, por otro lado, representan estímulos sumamente
complejos (ya sea palabras, frases o párrafos), y nalmente, ocurre que la serie de signos se
dispone en un sentido Izquierda-derecha para las escrituras centroeuropeas.
En las situaciones típicas se constata una simple omisión de la parte derecha de una palabra,
de una frase o de un texto, en muchos casos, con una sorpresiva anosognosia aunque la
lectura no sea comprensiva. La situación es más interesante cuando, en lugar de omisiones, se
encuentra una comisión de errores en la mitad de las palabras (siendo signi cativo el tamaño
de la misma para obtenerlos) o de las frases.
COLADOR —> soplador (error de completamiento retrógrado)
TENEDOR —> tenaza (error de completamiento anterógrado)
Trabajos más recientes muestran que los lesionados derechos e izquierdos pueden seguir un
patrón diferente en la comisión de errores.
En el primer caso los errores son centrados por el observador, afectarán generalmente la
mitad izquierda de la palabra independientemente de su presentación (canónica, invertida o
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en espejo). No comenten errores si la palabra se presenta de manera vertical (de arriba abajo
o a la inversa).
En los lesionados hemisféricos izquierdos, por su lado, los errores siguen un patrón guiado por
el objeto (la secuencia de lectura de la palabra), fallando en el segmento terminal de la misma.
Los errores pueden aparecer si la presentación es vertical. En la escritura los errores de
omisión son menos frecuentes. Es más clara y frecuente la manera en que se usa la página
(suele haber un desplazamiento hacia el lado contralateral, la mitad derecha), y las líneas,
cuando ésta se carece de renglones.
Trastornos asociados
Una hemiplejia o una desviación oculocefálica por una parálisis alta de la mirada lateral,
pueden encontrarse asociadas, esta última, durante la etapa aguda. El de cit motor puede
entorpecer la correcta exploración o, a la inversa, requerir una correcta semiología para
distinguirlo de una heminegligencia motora (teniendo presente que la negligencia puede
sumarse al de cit en si mismo, agravándolo o haciéndolo más severo). La anosognosia
empeora el pronostico.
La heminanopsia homónima es un hallazgo frecuente. Los pacientes con una heminopsia
tienden a compensar mediante el giro oculocefálico y el rendimiento en la vida diaria está
conservado. En el caso de los pacientes con hemianopsia sin heminegligencia, no están
afectadas las pruebas que se describieron anteriormente.
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Módulo 6 - Memoria
Introducción
El conocimiento de la memoria, particularmente desde la perspectiva del cognitivismo, nos
ha permitido comprender que no es una función unitaria. Hay varias dicotomías que
permiten, con diferentes términos según los autores, establecer varios tipos de memoria cuyo
conocimiento es esencial para los que trabajan con pacientes amnésicos. Cada sistema utiliza
determinados circuitos cerebrales para su procesamiento y conforman la neuroanatomía
funcional de la memoria.
El tercer componente del sistema es la Memoria de largo plazo o secundaria, que mantiene la
información desde varios minutos a muchos años. La base neuro siológica de este
aprendizaje es el fenómeno llamado Potenciación a Largo plazo (PLP). La PLP se produce
por la activación del receptor NMDA del glutamato. La fase tardía de PLP permite por al
menos un día, y requiere PKA, MAPK, y CREB y determina la síntesis proteica llagando al
crecimiento de conexiones sinápticas.
Memora de trabajo
Baddeley y Hitch desarrollaron el modelo de “memoria de trabajo” compuesto por tres
subsistemas, el administrador central y dos sistemas accesorios compensadores:
el bucle articulatorio y la agenda visuo-espacial. Anatómicamente el bucle
articulatorio utiliza el fascículo arcuato y la agenda visuo-espacial el occipital y el hemisferio
derecho. El administrador o ejecutivo central depende de la región dorsolateral de la corteza
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Funciones superiores
Kolb Whishaw
La memoria
La amnesia
El cientí co Lashley encontró que a medida que dañaba mas y mas tejidos cerebral, los
trastornos de la memoria aumentaban y después de 35 años de investigaciones, él llegó a la
conclusión de que “no es posible demostrar la localización de la memoria en ningún lugar del
sistema nervioso. Algunas regiones limitadas pueden ser importantes para el aprendizaje o la
retención de una actividad en particular, pero el engrama (la memoria) está representada en
todas las regiones”. Varias regiones del cerebro tienen una función en relación con la
memoria.
El lóbulo temporal medial y la amnesia
La primera evidencia de que el lóbulo temporal puede cumplir un papel en la memoria
humana fue proporcionada por Vladimir Bekheterv en 1900. Cuando realizó la autopsia del
cerebro de un paciente que había presentado un trastorno amnésico grave, descubrió un
reblandecimiento bilateral en la región de la corteza temporal medial.
La amnesia puede producirse además, por causas diferentes de una lesión selectiva en el
lóbulo temporal medio.
Causas de amnesia
Todos hemos experimentado amnesia en algún grado. El ejemplo más sorprendente de olvido
común en todos nosotros es la amnesia infantil. Por ejemplo, adquirimos muchas habilidades
y conocimientos durante esa época pero, por lo general, no recordamos las experiencias con
que los adquirimos. Es posible que los detalles de las experiencias aún permanezcan en algún
lugar, pero no pueden ser recuperados porque en la infancia se utiliza un sistema mnémico y
se desarrolla otro en la edad adulta. Quizá los recuerdos infantiles parecen perderse debido a
que no están almacenados en el nuevo sistema del adulto.
Los adultos también olvidan, como demuestran algunos informes sobre personas que
aparecen en algún lugar alejado de su hogar, sin tener conocimiento de su vida anterior, pero
con habilidades y lenguaje intactos. Esta forma de amnesia se conoce como estado de fuga.
La amnesia global transitoria es otra forma aguda de amnesia (es decir, de comienzo
rápido y, generalmente, de curso breve). Fiebre y Adams la describieron como una pérdida de
los recuerdos anteriores y la imposibilidad de formar nuevos recuerdos.
También existen pequeñas amnesias diarias: olvidamos los nombres o los rostros de algunas
personas, el lugar donde dejamos las llaves, etc. También olvidamos rápidamente las cosas
que no necesitamos recordar, cómo los números de teléfono que utilizamos sólo una vez. Este
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La amígdala
Sarter y Markowitsch, sugirieron que la amígdala tiene un papel importante en los procesos
de la memoria asociados a hechos que tienen un signi cado emocional en la vida de los
sujetos. Por lo tanto, si la amígdala realiza alguna contribución a la amnesia de los pacientes
con lesiones en el lóbulo temporal medial, ésta es de naturaleza emocional.
La corteza perirrinal
El reconocimiento de los objetos (conocimiento factual o semántico) depende de esta corteza,
mientras que el conocimiento contextual depende del hipocampo. Los niños con lesiones del
hipocampo descritos por Vargha-Khadem y col. presentaban graves trastornos en el
aprendizaje contextual. pero pudieron adquirir la información de los hechos.
Síndrome de Korsakoff
Existen seis síntomas principales en este síndrome:
1) Amnesia anterógrada
2) Amnesia retrógrada
3) Confabulación, en la que los pacientes de manera verborrea a producen historias
plausibles sobre hechos del pasado, antes que admitir la pérdida de la memoria.
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Sistemas ascendentes
La base del cerebro anterior es él área inmediatamente anterior al hipotálamo. Aquí se
origina un gran numero de vías del cerebro anterior, algunas de las cuales son bras
colinérgicas. Las células colinérgicas se proyectan a todas las áreas corticales y proporcionan
casi el 70% de las sinopsis colinérgicas de esta zona. La pérdida de estas células se ha
considerado como el factor relacionado e, incluso, responsable de la amnesia que padecen los
pacientes con enfermedad de Alzheimer.
Otro ejemplo de actividad conjunta de los sistemas ascendentes es el que se produce entre los
sistemas de acetilcolina y de noradrenalina. Decker y col. demostraron que, si cualquiera de
ellos se bloquea farmacológicamente, se produce poco efecto en el aprendizaje. Si ambos
sistemas se bloquean juntos, los animales de experimentación quedan gravemente limitados
para tareas de aprendizaje. La perdida de células en más de uno de estos sistemas puede ser el
origen de la amnesia aun cuando las estructuras corticales o límbicas estén intactas.
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Las células que codi can la visión espacial están situadas en el área 8 de la corteza prefrontal
dorsolateral, mientras que las células que codi can el reconocimiento de los objetos están
situadas en el las áreas 9 y 46 de la corteza frontal dorsolateral media.
Resumen
La siguiente gura nos ofrece una
perspectiva general de los diferentes
tipos de memoria y su relación con las
distintas localizaciones cerebrales.
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Módulo 7:
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La selectiva del de cit y la gravedad de la disfunción de memoria episódica son factores que
diferencian este cuadro de otros disturbios de memoria episódica, como los asociados a
cuadros demenciales, de delirium, al proceso de envejecimiento, a la depresión y a los
disturbios de aprendizaje.
La amnesia puede caracterizarse por el compromiso de la capacidad de adquisición de
eventos que ocurrieron después del daño cerebral (amnesia anterograda) y de la recuperación
de informaciones adquiridas antes del daño cerebral (amnesia retrógrada).
El cuadro de amnesia es funcionalmente heterogéneo, incluyendo patrones diferentes de
pérdida de memoria y de dé cits de procesamiento que pueden estar asociados a diferentes
etiologías y sitios susceptibles de lesión. Además, la inteligencia y estilo de personalidad
premórbidos pueden interferir en la presentación clínica.
La amnesia ocurre debido a algunas condiciones neurológicas que resultan en disfunciones de
un conjunto de estructuras cerebrales.
• El hipocampo es afectado en la loboctomía temporal, en algunos traumas de cráneo, en la
oclusión de la arteria cerebral posterior, en condiciones de anoxia e hipoglucemia, y en la
enfermedad de Alzheimer (EA).
• El fornix puede ser lesionado durante procedimientos neuroquirúrgicos, traumas,
accidentes vasculares cerebrales o todavía sufrir in ltraciones por neoplastias.
• Los cuerpos maxilares están lesionados en el síndrome de Wernicke-Korsakoff (síndrome de
de ciencia de tiamina) y ocasionalmente pueden estar afectados por neoplasias o durante
cirugías en estructuras adyacentes.
• El tálamo puede estar lesionado por la instalación de tumores, ACV y también en el
sindrome de Wernicke-Korsakoff.
El cuadro es generalmente irreversible en el síndrome de Wernicke-Korsakoff, anoxia
y hipoglicemia, encefalitis, accidentes vasculares cerebrales talámicos, Van Werf,
accidentes vasculares afectando bilateralmente la arteria cerebral posterior y
particularmente, en la ruptura y reparo de aneurismas de arteria comunicante
anterior.
El síndrome de Wernicke-Korsakoff es una de las causas más comunes de dé cit
aislado de memoria reciente. Generalmente el cuadro ocurre debido al abuso crónico
de alcohol y desnutrición crónica llevado a la de ciencia de tiamina.
Sin embargo, otras condiciones también pueden llevar a esta de ciencia. El
diagnostico es hecho en la presencia de por lo menos dos de los siguientes síntomas:
A) De cit nutricional
B) Problemas oculomotorez
C) Disfunción cerebelar y
D) Alteración del estado mental.
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En los cuadros de lesión por anoxia e hipoglicemia, las causas pueden ser diversas
entre ellas di cultades respiratorias y cardíacas, que a su vez pueden ser resultantes de
cuadros alérgicos, de estrangulación o ahogo. El hipocampo es particularmente sensible a
tales factores, debido a los efectos neurotóxicos de la liberación excesiva de glutamato y
asparato, pero no es frecuentemente afectado de forma selectiva.
Cuadros de encefalitis ocurren generalmente debido a lesiones negro-hemorrágicas
causadas por virus. La encefalitis por herpes simples es la condición más grave, no epidémica
y única en su tendencia de involucrar especialmente las áreas temporales mediales y
óribitofrontales del cerebro. Los cuadros clínicos pueden variar considerablemente,
dependiendo de la topografía lesional. Los cuadros pueden ser asimétricos y pacientes con
lesiones temporales a la derecha presentan de cit mayor de memoria autobiográ ca, mientras
que lesiones temporales izquierdas pueden llevar a diversos grados de comprometimiento
semántico.
La amnesia postraumática es indudablemente la causa más común de síndromes
amnésicos encontrados en al practica clínica. La amnesia incluye un perdido de perdida
retrograda que se extiende de unos pocos minutos hasta años antes de la lesión, un periodo
variable de pérdida de consciencia causada por la lesión y un periodo de amnesia
anterograda que dura por horas o meses después de la recuperación del coma. En casos con
recuperación total de la amnesia anterógrada siempre ocurre una disminución de la amnesia
retrógrada, que se restringe a pocos minutos o horas antes del trauma. La duración del coma
es el mejor indicador de la gravedad de las secuelas.
El cuadro de amnesia global transitoria se caracteriza por un periodo agudo de
amnesia de breve duración, menor de 24hr. Incluye ambas amnesias con gradiente temporal,
que persisten por algunas horas. Con la mejora de la amnesia anterógrada, ocurre la
disminución del cuadro de amnesia retrógrada que por n se restringe a apenas unos minutos
antes de la instalación del cuadro. La mayoría de los pacientes presenta una única crisis no
sufriendo de episodios de amnesia posteriormente.
Los cuadros psicogénicos pueden ser de diversos tipos y se caracterizan por la pérdida de
informaciones sobre la identidad personal durante la crisis amnésica.
La EA aparece entre los cuadros progresivos irreversibles, cuyo declinamiento cognitivo tiene
bases estructurales, con tiempo de evolución variable. El dé cit de memoria episódica es una
característica notoria en las fases iniciales de la enfermedad, pero también lo acompañan
otros disturbios cognitivos.
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Los términos memoria a corto plazo y memoria de trabajo, son tratados como equivalente
pero tratan de conceptos diferentes.
La memoria a corto plazo se re ere al almacenamiento temporario y pasivo de la
información. Mientras que la memoria de trabajo se re ere tanto al almacenamiento
temporario pasivo de información verbal o visual-espacial como a la manipulación mental
activa de esta información utilizada para la realización de operaciones cognitivas. El loop
fonológico (almacenador fonológico y ensayo subvocal) y el loop visual-espacial pueden ser
concebidos como espacios de memoria de trabajo, en los cuales la información es
temporalmente mantenida antes y durante la aplicación de procedimientos, estrategias y
análisis.
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Módulo 8 y 9: Lóbulos
Aspectos generales
La relación entre funciones (procesos) ejecutivos y lóbulos frontales no es biunívoca, ya que se
trata de niveles diferentes de análisis. Sin embargo, están íntimamente relacionados a las
estructuras prefrontales y sus conexiones. Como se ha dicho, no se han descrito trastornos de
las funciones ejecutivas si no hay daño estructural o funcional de los lóbulos frontales o sus
conexiones.
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Componente motor-premotor
Incluye las áreas 4, 6, motora suplementaria, 8 y parte del área 44, vinculadas al sistema
motor somático y los movimientos oculares.
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La memoria de trabajo esta compuesta por el ejecutivo central y dos sistemas “esclavos”, el
bucle fonológico y el registro visual espacial. Estos dos últimos se encargan de mantener la
información en curso durante tiempos limitados para ser procesada y no serán motivo de este
trabajo.
El ejecutivo central fue originalmente planteado como coordinador de los sistemas esclavos,
pero pronto se pudo comprobar que sus propiedades eran más variadas y complejas.
La noción de ejecutivo debe de entenderse dentro del contexto sociocultural de la época y
resultando ilustrativo para su comprensión funcional:
• En el caso de una empresa, el ejecutivo no es el propietario, tampoco forma parte del
cuerpo de obreros, ni de diseñadores de productos, etc. El ejecutivo organiza, toma
decisiones, está alerta a las vicisitudes del medio, examina las entradas y salidas del sistema
de producción y realiza tareas de control y ajuste adecuadas a los objetivos planteados.
El ejecutivo central cumple funciones similares a las descritas anteriormente de manera
metafórica. Pero además, se representa los objetos, los planes o metas de al actividad tomando
en cuenta el contexto.
En un número menor de casos se asimila memoria de trabajo a ejecutivo central; como ya
pudo observarse aquella se fracciona en componentes diferentes, por lo tanto, hay que estar
atento para conservar las diferenciaciones, el ejecutivo central es solamente uno de los
componentes de la memoria de trabajo.
Se consideran funciones ejecutivas:
• La coordinación de los sistemas esclavos. De manera critica ello puede evidenciarse en las
llamadas “tareas concurrentes”, es decir, cuando deben llevarse a cabo simultáneamente
dos o más tareas (y particularmente, si las mismas implican modalidades de información
diferente).
• Organizar la actividad de acuerdo a un objeto representado por el organismo.
• Seleccionar la información necesaria para una tarea dada.
• Plani car tareas de manera pertinente de acuerdo a la subsistencia del organismo
• Establecer una secuencia consiente de acciones
• Controlar la acción con relación a un n dado
• Estimar la pertinencia de una respuesta (verbal o no), con respecto al contexto y la tarea en
curso
• Inhibir respuestas irrelevantes (a veces llamadas “estímulos prepotentes”).
• En virtud de lo ya mencionado, contribuir a la comprensión de frases complejas
(mantenimiento de la información en el bucle fonológico, seguimiento de la misma,
extracción de la información necesaria desde la memoria semántica).
• Establecer estrategias de búsqueda en la memoria a largo plazo. Estas estrategias se ajustan
a lo establecido en los ítems previos.
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Síndrome disejecutivo y
síndromes frontales
S. Dansilio
Concepto
Debe aclararse que las lesiones frontales no solamente ocasionan perturbaciones en los
procesos ejecutivos, sino que clínicamente abarcan una serie más amplia de síntomas y signos.
Por otra parte, en el caso de los trastornos ejecutivos, se hace referencia a una entidad de
naturaleza neuropsicológica, más allá del vinculo con el sufrimiento prefrontal o de sus
conexiones (estructúrales o funcionales).
Síndrome disejecutivo: perturbación funcional de aquellos procesos de naturaleza
ejecutiva, que suele responder a un daño estructural o funcional de las áreas prefrontales o sus
conexiones. Es necesario demostrar la falla en dos o más funciones, como consecuencia del
trastorno de sus componentes ejecutivos, para poseer una adecuada certidumbre de que no se
trata de hallazgos circunstanciales, o secundarios a otros trastornos o a un rendimiento
defectuoso y aislado, en una prueba donde pueden incidir otros factores cognoscitivos.
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• Di cultad para realizar tareas no rutinarias y para hacerse cargo de situaciones novedosas,
por lo tanto, falla secundaria en la resolución de problemas (teniendo presente que el
fracaso en la resolución de problemas puede obedecer a otras causas).
Los diversos constituyentes que caracterizan al síndrome disejecutivo están obviamente
relacionados entre sí en mayor o menor grado.
Se puede observar con baterías de test clásicos de inteligencia tales como el WAIS o el Test de
Matrices progresivas de Raven indemnes, aunque la última versión del WAIS - R incorpora
una serie de pruebas prorratrateadas que atienden a los procesos ejecutivos.
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• En el caso del sindrome disejecutivo puede fallarle al paciente la capacidad para decidir el
momento apropiado en el que se inicia una acción, cuando se la continua y cuando se la
debe nalizar.
• A diferencia del testado formal, donde generalmente no hay más de una solución correcta
para una tarea, en la vida real las soluciones correctas suelen ser múltiples y el individuo
debe seleccionar entre aquellas que mejor se ajusten a sus intereses. Esta selección entre
alternativas de acuerdo a una meta y en situación de incertidumbre, puede ser
especialmente di cultosa en el síndrome disejecutivo.
Afecciones degenerativas:
Dentro de las afecciones degenerativas se mencionan, por su frecuencia:
• La demencia de tipo Alzheimer. En este caso el daño frontal directo es generalmente tardío,
pero llamativamente, la presencia de un síndrome disejecutivo acompañado a la amnesia
anterógrada típica suele ser precoz. Existen variadas explicaciones, posiblemente se trate de
un síndrome de desconexión, en tanto se ha encontrado una considerable densidad de
placas seniles en la capa 4 del neocortex de asociación retro-rolandica, nivel donde se
produce la mayoría de las sinopsis del fascículo longitudinal superior, y por lo tanto, de las
conexiones reciprocas prefrontales-posteriores.
• Las demencias frontotemporales. Debe destacarse que, en algunos casos, comienzan con
trastornos del lenguaje y solo posteriormente se agrega el síndrome disejecutivo.
• La enfermedad de Párkinson, generalmente en etapas tardías. Debe distinguirse del grupo
de las encefalopatias por cuerpos de Lewy, donde el síndrome disejecutivo puede
encontrarse de manera relativamente precoz.
• La enfermedad de Huntington. En la primera instancia por el compromiso del núcleo
caudado, que posee ricas conexiones con los lóbulos frontales, y posteriormente por un
sufrimiento fronto-caudado que puede ser demostrado por estudios de imagen funcional.
• Las demencias vasculares. Ya sea por la existencia d e infartos en topografía frontal, por la
desmielinizacion de sustancia blanca en áreas anteriores, o por infartos en niveles
subcorticales que afectan estructuras íntimamente conectadas a las áreas prefrontales.
Como puede observarse, el síndrome disejecutivo puede hallarse en diversas formas de
demencias, en distintas etapas de las mismas, por daño directo de las estructuras prefrontales
o por sufrimiento proyectado. Generalmente la asociación al resto de la sintomatología, las
características del síndrome disejecutivo, así como el momento de su aparición, pueden
contribuir al diagnostico clínico, ya sea del patrón neuropsicológico de la entidad, o de la
posible nosología de que se trata.
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Otras afecciones
• Procesos expansivos: particularmente tumores frontales o con extensión frontal
Aquellos de crecimiento lento son de diagnóstico particularmente di cultoso.
• Ataque cerebrovascular (isquémico o hemorrágico) que involucre el territorio de la cerebral
anterior. En este caso la situación puede solaparse con las demencias o los deterioros de
naturaleza vascular.
• Traumatismo craneoencefálico. En este caso se pueden distinguir dos situaciones:
• - Con lesión frontal ostensible (foco de contusión, cirugía).
• - Sin lesión frontal ostensible. La imagen puede no mostrar daño en las estructuras
prefrontales, sin embargo, el sufrimiento se presume por la clínica y es relativamente
frecuente. Es importante distinguirlo de las modi caciones del comportamiento y
cognoscitivas (particularmente atencionales y de la memoria) que caracterizan a las
secuelas de los traumatismos craneoencefálicos, y que no están directamente vinculadas
a un disturbio en los procesos ejecutivos o a una disfunción propiamente frontal.
• - En etapa secuelar, pueden observarse atro as que en algunos casos aumentan con el
tiempo y suelen asociarse a síndromes disejecutivos, muchas veces invalidantes, ya sea
para el desempeño cotidiano sociofamiliar, académico o laboral.
• No es infrecuente que en las organizaciones de citarias los procesos ejecutivos estén
afectados, inclusive en aquellas de leve entidad, lo cual puede demostrarse mejor cuando las
di cultades generalizadas muestran per les de alteraciones heterogéneas en el desarrollo o
adquisición de funciones. No debe perderse de vista que, aceptando la correlación con los
lóbulos frontales, se trata de las áreas neocorticales cuyo desarrollo ontogénico,
mielinización y organización citoarquitectónica, son más tardías, no completándose hasta
los 12 a 15 años de edad (y coincidiendo con el acceso al nivel de las operaciones lógico-
formales).
• Finalmente, y no es el motivo de este trabajo, también se ha planteado la presencia de un
síndrome disejecutivo en las esquizofrenias, y también existen interpretaciones de esta
naturaleza en el autismo. En cualquiera de estas nosologías o síndromes, el encuadre dentro
del síndrome disejecutivo puede no incluir todo el complejo de síntomas que mani estan
(por ej., en el caso de las esquizofrenias, lo que ha podido documentarse es una falla
signi cativa en pruebas que evalúan procesos ejecutivos, y modi caciones en la
imagenología prefrontal, de controvertida explicación). Todo ello representa, hasta hoy en
día, motivo de estudio, investigación y discusión. También el trastorno por dé cit de
atención, con o sin hiperactividad (TDAH), ha sido reconceptualizado como síndrome
disejecutivo.
Conclusiones generales
En suma, el síndrome disejecutivo así descrito, con las cautelas que merece en cuanto a su
relación con el daño directo o indirecto prefrontal:
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El lenguaje es una de nuestras más preciadas capacidades. No nos damos cuenta de cuantas
cosas dependen de nuestra capacidad de hablar.
¿Qué es el lenguaje?
No existe de nición universalmente aceptada. Muchas especies de animales utilizan algún
sonido como medio de comunicación y eso mismo hacemos los seres humanos. Pero el sonido
en los animales no es realmente equivalente del lenguaje humano. Y el hombre también ha
encontrado formas de comunicación en las que no se utilizan sonidos. Sin embargo, los
sonidos son un elemento fundamental dentro de las comunicaciones humanas. En la
consideración de los componentes y origines del lenguaje tendremos en cuenta también la
producción de sonidos.
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El mecanismo básico que genera los sonidos en los monos y los seres humanos es similar. Se
compone de dos partes, una que actúa como fuente de sonidos y otra como ltro. El aire
exhalado por los pulmones produce la energía necesaria para iniciar la oscilación de los
pliegues vocales, comúnmente llamados cuerdas vocales, que se localizan en la laringe o “caja
sonora”. La velocidad de las oscilaciones de las cuerdas vocales determina el tono del sonido.
La energía acústica generada pasa a través del aparato vocal (cavidades faríngea, oral, y nasal)
y, nalmente, sale por los ori cios nasales y los labios. A medida que la energía acústica pasa a
través del aparato vocal, las estructuras que lo forman actúan como “ ltros de banda”, a los
que en el contexto del habla denominamos formales. Los rmantes modi can el sonido
emitido, ya que permiten que determinadas frecuencias pasen sin di cultad y bloquean el
paso de otras.
El proceso de ltrado desempeña un papel fundamental en el habla. Las características de los
formantes están determinadas por la longitud y la forma del aparato vocal, y se modi can
rápidamente durante el habla mediante los movimientos de los órganos articulatorios (lengua,
labios, paladar blando, etc).
Gran parte de las diferencias entre los monos y los seres humanos se encuentra en la parte del
aparato vocal que produce los formantes. La cavidad oral humana es mas larga que la del
mono y la laringe humana está situada mucho más abajo.
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Existe una teoría que de ne el lenguaje como una combinación de cuatro habilidades
diferentes:
1. La capacidad de categorizar
2. La capacidad de clasi car categorías
3. La capacidad de ordenar cronológicamente las conductas (ej: labios y boca para formar
sílabas)
4. La capacidad para la mímica
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2. Una región prefrontal que incluye gran parte de la circunvolución frontal inferior y
superior, las zonas rostral y caudal de la circunvolución frontal media y una parte de la
circun-volución cingulada anterior;
3. La circunvolución angular y
4. Gran parte de la corteza cingulada. Otras áreas mostraron actividad, como el núcleo
caudado, el tálamo y el cerebelo.
Los resultados con rman la predicción de Hughlings-Jackson de que gran parte del cerebro
participa en la función del lenguaje. También corroboraron que las áreas de Broca y de
Wernicke intervienen en esta función. Empleando PET y una amplia gama de estímulos,
diversos equipos de investigación pudieron identi car funciones más especí cas de algunas de
estas áreas correspondientes al lenguaje ( g. 19-10).
El grupo de Peterson utilizó distintas condiciones para identi car regiones del habla.
Primero, con la actividad visual, el ujo sanguíneo se incrementa bilateralmente en las áreas
visuales primarias y secundarias, mientras que, con la actividad auditiva, aumenta en las áreas
auditivas secundarias. La audición de palabras y sonidos que no son palabras parece activar el
área de Wernicke (área 22), al tiempo que la audición de tonos simples y vocales no tiene el
mismo efecto.
Segundo, no existió ninguna superposición en la activación visual y auditiva durante la
prueba pasiva, lo cual implica que el procesamiento de la forma de la palabra en las dos
modalidades era completamente independiente. Este hallazgo parece lógico, pero contradiría
la perspectiva acerca del lenguaje que propone que el estímulo visual se convierte en un
código fonológico.
Tercero, durante la prueba del habla se produjo una activación bilateral de las áreas faciales
motoras y sensitivas, de la zona del área suplementaria del lenguaje y de la región derecha del
cerebelo. Además, también se produjo activación de la corteza insular. Sorprendentemente, ni
el área de Broca ni el área de Wernicke permanecieron activas durante la tarea de repetición.
La activación del cerebelo presumiblemente corresponde a su función en la conducta motora.
Cuarto, para la tarea que requería la producción de verbos hubo activación del lóbulo frontal,
especialmente, de la región inferior izquierda, como el área de
Broca, y también activó la corteza temporal posterior, la corteza
cingulada anterior y el cerebelo. Por lo tanto, medía la capacidad
del sujeto de recuperar información signi cativa.
Los autores hallaron que un área de la corteza frontal inferior,
dorsal al área de Broca, se activaba durante esta prueba ( g.
19-10B).
Martin y col. pedían a los sujetos que nombraran herramientas o
animales y sustrajeron la activación cerebral producida por la
respuesta cuando nombraban un animal de la activación que
generaba la denominación de herramientas. Hallaron activación
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en una región de la corteza premotora, zona que también se activaba cuando imaginaban
movimientos con las manos ( g. 19.10C).
Finalmente, Damasio y col. comprobaron que el hecho de nombrar personas, animales y
herramientas activaba áreas especí cas del lóbulo temporal inferior ( g. 19-10D).
En resumen, los resultados de los estudios de estas características con rman la función de las
clásicas zonas anterior y posterior del habla en el lenguaje, pero también demuestran que
intervienen otras regiones. Por otra parte, sugieren que la zona posterior tiene una
participación muy estrecha en el análisis de la estimulación auditiva, pero que no existe un
incremento del ujo sanguíneo en respuesta a los estímulos visuales. Indican, asimismo, que el
área de Broca no contribuye simplemente una representación cortical de los movimientos del
habla, como se pensaba tradicionalmente, y prueban que el "lenguaje" puede ser
representado en mapas de circuitos que también están involucrados en funciones más
primarias, de manera que los atributos visuales de las palabras están representados en las
áreas visuales, los atributos auditivos en regiones auditivas del cerebro y los atributos motores
en regiones motoras. Es improbable que el lenguaje sólo esté representado cierto número de
veces en algunas regiones cerebrales aisladas. El lenguaje, posiblemente, se halla organizado
en redes que conectan las representaciones sensitivas y motoras de las palabras. Pulver-müller
propuso que el lenguaje está estructurado en redes neurológicas relacionadas con las palabras
y que éstas son exibles y pueden cambiar si se modi ca el uso o el signi cado.
En la gura 19-11 se muestran algunas redes representativas. Obsérvese que si una palabra
tiene un contenido visual, la red abarca áreas visuales del cerebro, mientras que si tiene un
contenido motor incluye áreas motoras. Todas las redes contienen también ganglios dentro de
las áreas auditivas primarias y secundarias, así como dentro de las regiones motoras primarias
y secundarias.
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Afasias uentes
Las afasias uentes son trastornos relacionados principalmente con la estimulación aferente o
recepción del lenguaje. Un oyente que no habla el mismo idioma que quien padece una afasia
uente recibe la impresión de que el sujeto está hablando de manera correcta y sin
di cultades.
• La afasia de Wernicke, o afasia sensorial, es la imposibilidad de comprender las palabras o
de unir los sonidos en un habla coherente. Luria propuso que este tipo de afasia tiene tres
características.
• Primero, para escuchar y emitir los sonidos del habla se debe poder cali car los sonidos,
es decir, reconocer los diferentes sonidos en el sistema de fonemas, que son las unidades
básicas del habla en un lenguaje concreto. Por ejemplo, en el idioma japonés no puede
distinguirse entre los sonidos de "I" y "r"; si una persona que habla japonés oye a otra
persona hablando en inglés, no puede distinguir estos sonidos porque su cerebro carece
del modelo necesario. Por lo tanto, aunque esa distinción es perfectamente clara para las
personas que hablan inglés, no lo es para los japoneses. Este problema es precisamente
el de las personas con afasia de Wernicke respecto de su propio idioma: la imposibilidad
de aislar las características fonémicas signi cativas y clasi car los sonidos en sistemas
fonémicos conocidos. Por lo tanto, en la afasia de Wernicke existe un dé cit en la
categorización de los sonidos.
• La segunda característica de este trastorno es un defecto en el habla. El paciente puede
hablar, pero confunde las características fonéticas y produce lo que se conoce como
"ensalada de palabras".
• La tercera característica es la di cultad en la escritura. No puede esperarse que escriba
quien no puede discernir las características fonémicas, ya que no reconoce los grafemas
(representación grá ca de los fonemas) que se combinan para formar una palabra.
• La afasia transcortical, llamada también síndrome de aislamiento, es un tipo interesante de
afasia en la que la persona puede repetir y comprender las palabras y nombrar objetos, pero
no puede hablar espontáneamente o no entiende las palabras aunque pueda repetirlas. La
comprensión es escasa porque las palabras no suscitan asociaciones. El habla con sentido
fracasa aunque la emisión de las palabras es normal, ya que los vocablos no pueden
asociarse con otras actividades cognitivas en el cerebro.
• La afasia de conducción es un dé cit paradójico: las personas con este trastorno pueden
hablar con facilidad, nombrar objetos y comprender el habla, pero no pueden repetir
palabras. La simple explicación para este problema es que hay una desconexión entre la
"imagen perceptual de la palabra" y los sistemas motores que la producen.
• Las personas que padecen afasia anómica (también llamada afasia amnésica) comprenden
lo que se dice, producen un habla con sentido y pueden repetir las palabras, pero tienen
grandes di cultades para hallar el nombre de los objetos. Por ejemplo, al mostrarle a un
paciente la gura de un ancla no podía pensar en el nombre y nalmente dijo, "Sé qué es...
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se usa para anclar el barco". Aunque en realidad había utilizado la palabra como verbo, no
podía emplearla como sustantivo. Las di cultades para encontrar los sustantivos parecen ser
el resultado de lesiones en la corteza temporal. Por el contrario, es más probable que los
dé cits para hallar un verbo provengan de lesiones en el hemisferio frontal izquierdo.Los
sustantivos son categorizadores. Los verbos son palabras que denotan acciones que forman
el núcleo de las estructuras sintácticas. Por lo tanto, tendría sentido encontrarlas separadas
de forma que los nombres dependan de aquellas áreas del cerebro que controlan el
reconocimiento y la clasi cación, y los verbos dependan de las áreas del cerebro que
controlan los movimientos.
Afasias no uentes
En la afasia no uente (afasia de Broca o afasia expresiva), el paciente comprende la palabra,
pero tiene di cultad para producirla: habla con frases cortas intercaladas con pausas, emite
los sonidos de manera equivocada, comete errores repetitivos en la gramática y,
frecuentemente, omite palabras funcionales. Utiliza solamente las palabras clave, necesarias
para la comunicación. Sin embargo, el dé cit no consiste en la emisión de sonidos, sino en el
paso de un sonido al otro. La afasia no uente puede ser leve grave.
• En una de las formas, la afasia motora transcortical, la repetición es buena pero existen
di cultades en la producción espontánea del habla.
• En las afasias globales, la producción de palabras está di cultada y la comprensión es
escasa.
Afasias puras
Las afasias puras comprenden la alexia, incapacidad para leer; la agra a, incapacidad para
escribir y la sordera para las palabras, en la cual el paciente no puede oír o repetir las
palabras. Estos trastornos pueden ser bastante selectivos. Por ejemplo, una persona puede
leer, pero no puede escribir, o puede escribir pero está incapacitado para leer.
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en el área de Broca. Cuatro razones explican por qué el estudio de las bases neurológicas del
lentu guaje es tan complejo.
1. Cómo se describió anteriormente, los estudios de neuroimagen demuestran que la
mayoría de las estructuras del cerebro desempeñan algún papel en la función del lenguaje;
y esta conclusión aclara el hecho de que una función tan compleja y amplia como el
lenguaje no puede ser producto de una región pequeña y limitada del cerebro.
2. La mayoría de los pacientes que aportaron información a los estudios del lenguaje habían
padecido ictus, generalmente, de la arteria cerebral media. La gura 19-12 muestra la
localización de esta arteria y sus tributarias. El ictus es el resultado de una obstrucción o
de hemorragia del vaso y, por lo tanto, según el lugar en el que ocurra pueden multar
dañadas todas las áreas centrales del lenguaje o sólo regiones pequeñas. Existen
diferencias individuales en el patrón que siguen las arterias tributarias de la arteria
cerebral media, lo cual se suma a la variación observada en los síntomas del ictus y en sus
consecuencias. También la arteria irriga áreas subcorticales, como los ganglios basales,
una región que también desempeña un papel en el lenguaje.
3. Inmediatamente después del ictus, los síntomas son, generalmente, graves, pero con el
tiempo se produce una mejoría importante. Por lo tanto, los síntomas no pueden ser
fácilmente atribuidos al daño en una región con-creta del cerebro.
4. Las afasias descritas como no uentes (afasia de Broca) y uentes (afasia de Wernicke) son
síndromes que consisten en un número diferente de síntomas, cada uno de los cuales
puede tener una base neurológica distinta. Deben tenerse en cuenta estas variables en el
momento de considerar algunas de las ideas recientemente propuestas acerca de las bases
neurológicas del lenguaje.
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los sonidos, pero no tienen afectada su comprensión. Sin embargo, debemos señalar que, a
medida que se continuaron analizando las bases neurológicas del lenguaje, la localización de
los dé cits contribuyó sólo en parte al conocimiento de la función. Las regiones del cerebro
están interconectadas, como indica el modelo de Wernicke-Geschwind. No se tendrá una
comprensión completa de la organización del lenguaje hasta que no se conozcan de manera
detallada las "redes" neurológicas.
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Evaluación de la dislexia
1. Dislexia atencional. Cuando es presentada una letra, el paciente puede nombrarla de
manera normal. Cuando se le presenta más de una letra, la denominación es di cultosa.
Aunque la letra esté coloreada, subrayada, marcada con una echa y sea señalada por el
examinador, puede nombrarse incorrectamente cuando no está sola. El mismo fenómeno
es posible con las palabras cuando se presenta más de una.
2. Inatención. Las personas que tienen este trastorno pueden leer equivocadamente la
primera mitad de una palabra (por ejemplo, leer " soldado" en lugar de "candado") o la
segunda mitad de la palabra (por ejemplo, "camino" en lugar de "campos"). Este
síndrome no ha sido investigado con profundidad.
3. Deletreo. Las personas afectadas leen las palabras sólo deletreándolas (para sí mismo o en
voz alta). Cuando el deletreo es silencioso, puede detectarse por el tiempo que demanda la
lectura de palabras largas. Frecuentemente, la persona afectada puede escribir pero luego
tiene la di cultad de leer lo que ha escrito.
4. Dislexia profunda. Los síntomas clave de este trastorno son los errores semánticos: los
pacientes leen semánticamente palabras relacionadas en lugar de la palabra que tratan de
leer (por ejemplo, "feliz" en lugar de "Navidad"). Los sustantivos son las palabras que leen
con mayor facilidad, luego, los adjetivos y por último, los verbos. Las palabras funcionales
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son las que presentan las mayores di cultades. Quienes padecen dislexia profunda
también encuentran más fácil leer palabras concretas que abstractas y son completamente
incapaces de leer palabras sin sentido. También presentan trastornos en la escritura y en
la memoria verbal a corto plazo (digit sean).
5. Dislexia fonológica. El único síntoma de la dislexia fonológica es la incapacidad para leer
en voz alta sonidos que no son palabras; por lo demás, la lectura puede ser casi perfecta.
6. Dislexia super cial. El paciente que presenta este tipo de dislexia no puede reconocer las
palabras directamente, pero puede comprenderlas utilizando las relaciones letra-sonido; es
decir, la palabra puede ser comprendida si se pronuncia. Este procedimiento de lectura
tiene buenos resultados cuando las palabras son regulares (“home”, “dome”), pero no si
son irregulares (“come”). También existen trastornos para deletrear, pero fonéticamente
no hay di cultades. La dislexia super cial no se desarrolla en aquellos lenguajes que son
totalmente fonéticos (como el italiano). Es un síntoma común en los niños que tienen
di cultad para aprender a leer.
Resumen
El lenguaje es una capacidad humana única que
comprende el desarrollo de múltiples canales sensitivos.
Nos ofrece una forma de organizar la información
aferente sensitiva asignándole un nombre a la
información, lo cual nos permite categorizar objetos y,
por último, conceptos. El lenguaje también incluye el
acto motor particular de emitir sílabas y también la
habilidad de imponer reglas gramaticales, con un
incremento importante de la capacidad funcional del
sistema.
Las diferentes funciones del lenguaje se relacionan con
una gran parte de la corteza. Algunas funciones, como
la producción de verbos o sustantivos o la comprensión
de la información verbal frente a la información
auditiva, tienen ubicaciones concretas. Como otras
funciones cerebrales, el lenguaje parece estar
organizado en una serie de canales jerárquicos
paralelos. La evolución del lenguaje no parece ser el
desarrollo de una capacidad única, sino el desarrollo
paralelo de varios procesos, como la capacidad de
categorizar y la capacidad de utilizar gestos para la
comunicación.
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Afasia
Afasia es una alteración en la capacidad para utilizar el lenguaje (Bein y Ovcharova, 1970),
un dé cit en la comunicación verbal resultante del daño cerebral (Hécaen, 1977), una pérdida
adquirida en el lenguaje como resultado del algún daño cerebral y que se caracteriza por
errores en la producción (parafasias), fallas en la comprensión y di cultad para hallar palabras
(anomia) (Kertesz, 1985), o simplemente una pérdida o trastorno en el lenguaje causada por
un daño cerebral (Ardila y Benson, 1996).
La afasia es, en consecuencia:
• Una alteración adquirida en el lenguaje oral.
• Pueden presentarse durante o después de la adquisición del lenguaje.
• Hay dos tipos diferentes de anormalidades en el lenguaje infantil:
• 1) la disfasia de desarrollo o un retardo o trastorno en la adquisición normal del
lenguaje (Woods, 1985a), y
• 2) la afasia infantil, que es una pérdida del lenguaje resultante de algún tipo de daño
cerebral, producido antes de que haber alcanzado su adquisición completa (Woods,
1985b).
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Benson y Ardila (1996) propusieron una clasi cación de los trastornos afásicos a partir de dos
criterios anatómicos: 1) se trata de la afasia prerolándica (anterior, no uida) o posrolándica
(posterior, uida), que 2) se localiza en el área perisilviana del lenguaje o más allá de esta
región central (extrasilviana). En la mayoría de los síndromes afásicos existen subtipos,
basados en la literatura recientemente publicada. Ademas, las afasias se relacionan con
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síndromes anatómicos. Ésta es la reclasi cación de los síndromes afásicos propuesta por
Benson y Ardila (1996) y que se abordara en este capitulo.
A continuación se analizan los diferentes síndromes afásicos, tomando como punto de partida
la caracterización clínica de Benson y Ardila (1996(.
Síndromes afásicos perisilvianos
Las tres primeras formas de afasia perisilviana (conducción, Wernicke tipo 1, Wernicke tipo 2)
presentan dos similitudes importantes. Se caracterizan por un defecto grave en el lenguaje
repetitivo y, desde el punto de vista anatómico, los sitios de las lesiones se localizan en torno a
la cisura de Silvio del hemisferio izquierdo. En este capítulo se describen las principales
características clínicas de estos tres síndromes afásicos y se analizan algunas de las variantes
que pueden presentar; por último, se señala su evolución y sus correlaciones anatómicas.
Afasia de broca
En principio, la afasia de Broca (síndrome triangular-opercular) fue denominada por Broca
como afemia y se le conoce como afasia motora eferente o cinética, afasia expresiva, afasia
verbal, afasia sintáctica o afasia de Broca.
Las principales características de la afasia de Broca se presentan en el cuadro 4.5. Este tipo de
afasia se caracteriza por un lenguaje expresivo no uido, pobremente articulado, compuesto
por expresiones cortas y agramaticales y producido con gran esfuerzo. El lenguaje expresivo
está compuesto en esencia por sustantivos, con una marcada de ciencia o ausencia de
estructura sintáctica y a jos (agramatismo). El defecto en la articulación tiene diversas
denominaciones (apraxia del habla, desintegración fonémica, etc.) (Buckingham, 1981, 1989).
En ocasiones, sólo se observa un ligero “acento extranjero”. El cuadro 4.6 muestra algunos
ejemplos de errores típicos hallados en pacientes con afasia de Broca.
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Los pacientes con afasia de Broca identi can con facilidad objetos o partes del cuerpo, pero si
se les pide que señalen muchos objetos o partes del cuerpo en un orden determinado sólo
logran hasta 2 o 3 elementos. Asimismo, presentan fallas notorias en la comprensión de las
estructuras gramaticales del lenguaje. Sin embargo, el dé cit en la producción gramatical es
más agudo que su defecto en la comprensión.
La repetición es inadecuada, con desviaciones fonéticas y parafasias fonológicas,
simpli caciones de los conjuntos silábicos y repeticiones. A pesar de esta di cultad, el lenguaje
repetitivo puede ser superior al lenguaje espontáneo. Es interesante observar que hay un
defecto selectivo en la repetición de estructuras gramaticales, ausentes también en su lenguaje
espontáneo. Así, por ejemplo, cuando al paciente se le pide que repita la frase “el niño
camina por la calle” puede decir solamente “niño camina calle”, omitiendo los elementos que
tienen una función puramente gramatical. En ocasiones, sólo puede repetir los elementos
nominativos (como “niño, calle”).
La producción de series automáticas (contar, enumerar los días de la semana, etc.) es superior
al lenguaje espontáneo. El canto también mejora con frecuencia la producción verbal en estos
pacientes; sin embargo, es poca la generalización entre el canto o el lenguaje automático y la
producción espontánea.
Señalar o denominar algo siempre es una tarea de ciente. Sin embargo, es mejor señalar que
denominar. Si se exceptúa la comprensión sintáctica (“el perro muerde al gato”, “el gato
muerde al perro”), la comprensión lingüística puede resultar prácticamente normal. Cuando
se denomina, sin embargo, puede haber di cultades articulatorias (desviaciones fonéticas) que
pueden aparecer como parafasias fonologicas, así como omisiones y simpli caciones
fonológicas. La incorporación de claves fonológicas puede ayudar a que se inicie la
articulación. Igualmente, complementar frases de alta probabilidad (“yo escribo con un
_______) puede llevar a la emisión correcta del nombre deseado.
La mayoría de los pacientes con afasia de Broca tienen muchas di cultades para leer en voz
alta, pero su nivel de comprensión es muy superior a su nivel de lectura. La escritura (con
cualquiera de las dos manos) está seriamente alterada. Por lo común, se realiza con letras
grandes, un tanto deformadas, con errores en el deletreo y omisión de letras. La escritura con
la mano izquierda es muy inferior a la que haría un sujeto normal que escribiera con la mano
no preferida. Este problema abarca tanto la escritura espontánea como el dictado e incluso la
copia. La escritura de palabras signi cativas es muy superior a la de otros vocablos. La
escritura espontánea es virtualmente imposible. Es importante señalar que los pacientes con
afasia de Broca, aunque hemiparéticos, pueden escribir mejor desde el punto de vista
lingüístico (no motor) con la mano hemiparética (con ayuda de un aparato especial) que con
la mano izquierda. Ello signi ca que en la agra a correspondiente a la mano izquierda no
sólo existen indicios de una agra a afásica, sino en alguna medida de una hemiagra a por
desconexión interhemisférica.
Aunque hay cierto desacuerdo sobre la topografía exacta de las lesiones responsables de la
afasia de Broca, parece que las que se limitan estrictamente al área de Broca no son capaces
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Afasia de conducción
La afasia de conducción o síndrome parietal-insular ha sido también conocida como afasia
motora cinestésica o aferente (Luria, 1966, 1980), afasia central, afasia de conducción
eferente, afasia de conducción suprasilviana o simplemente como afasia de conducción.
La afasia de conducción fue descrita inicialmente por Wernicke en 1874, y hoy en día
constituye uno de los síndromes afásicos más polémicos. Por lo común, se de ne como una
afasia caracterizada por un lenguaje espontáneo relativamente uente, buena comprensión y
pobre repetición con presencia de parafasias literales.
Benson et al., (1973) señalan tres características básicas y cinco secundarias de la afasia de
conducción; las básicas son:
1. Lenguaje conversacional uente pero parafásico;
2. Comprensión casi normal, y
3. Alteraciones importantes en la repetición.
Las secundarias son,
1. Defectos en la denominación —desde la contaminación parafásica hasta la incapacidad
total para producir la palabra apropiada—;
2. Trastornos en la lectura —la comprensión es muy superior a la lectura en voz alta—;
3. Alteraciones en la escritura —desde defectos leves en el deletreo hasta una agra a grave
—;
4. Apraxia ideomotora, y
5. Anormalidades neurológicas —cierta hemiparesia derecha y pérdida de sensibilidad
cortical—.
El sine qua non del síndrome lo constituye el defecto en la repetición. Sin embargo, este
defecto podría ser explicado de diferentes maneras, y la primera y más frecuente ha sido
propuesta en términos de desconexión (Wernicke, 1874; Geschwind, 1965; Damasio y
Damasio, 1983b). El fascículo arqueado conecta el área de Wernicke con el área de Broca. Se
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Los pacientes con afasia de conducción muestran algunas características que merecen ser
reconsideradas. Para empezar, presentan aproximaciones sucesivas a la palabra buscada y se
auto-corrigen señalando que la imagen acústica de la palabra se encuentra preservada. Más
aún, reconocen fácilmente palabras correctas y erróneas. Algunas veces son totalmente
incapaces de producir una palabra dentro de su lenguaje espontáneo o repetitivo, y un
momento después pueden expresarla sin ningún esfuerzo aparente (Benson y Ardila, 1994).
El lenguaje conversacional es uido, pero la cantidad de lenguaje producido es menor que en
la afasia de Wernicke. El paciente no sólo produce menos lenguaje, también hay más pausas,
titubeos, aproximaciones y autocorrecciones en la producción de palabras. En general, su
producción tiene una cualidad interrumpida, disprosódica. Elabora una o varias frases en
forma correcta y sin di cultad, a menudo como clichés, pero con muchas variables para ser
cali cadas como estereotipos. La producción fonémica es muy superior a la que se encuentra
en la afasia de Broca. El lenguaje seriado es adecuado si al paciente se le ayuda en su
iniciación. Asimismo, la producción de palabras es mejor durante el canto que durante el
lenguaje conversacional.
La comprensión del lenguaje es sorprendentemente buena. En algunos casos es casi normal;
en otros, sus alcances están limitados a la comprensión de estructuras gramaticales complejas
o expresiones con múltiples frases. En general, el nivel de comprensión en la afasia de
conducción es adecuado para el lenguaje conversacional (Benson y Ardila, 1996).
En contraste con su buen nivel de comprensión, el paciente muestra problemas evidentes en
su lenguaje repetitivo. La repetición se caracteriza por aproximaciones con múltiples
parafasias fonológicas, pero si se le pide que repita números o nombres de colores puede
expresar sustituciones verbales. Si fracasa en la repetición de una palabra o una frase, el
paciente puede producir una excelente parafasia semántica.
Igualmente, será incapaz de repetir una palabra o una frase,
pero la expresará con facilidad en un contexto
conversacional diferente. El cuadro 4.8 presenta algunos
tipos de errores encontrados en personas con afasia de
conducción.
Los pacientes con afasia de conducción muestran una
disociación entre el hecho de señalar y el de nombrar.
Señalar (“muéstreme...”) es adecuado, correlativo con su
buen nivel de comprensión. Sin embargo, cuando se trata de
nombrar aparecen múltiples parafasias fonológicas, al igual
que en la repetición (Benson y Ardila, 1996). A veces se
advierte una incapacidad total para encontrar palabras.
La lectura en voz alta se caracteriza por interrupciones
constantes con gran cantidad de paralexias literales. En
contraste, su lectura silenciosa es muy superior, y en ocasiones prácticamente normal. Hay
pacientes incapaces de leer una frase completa en voz alta, pero que leen novelas, periódicos y
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textos cientí cos con un buen nivel de comprensión. La escritura, sin embargo, siempre está
alterada. Pueden escribir algunas palabras sencillas, pero con paragra as literales y omisiones
de letras. A la agra a producto de este tipo de afasia Luria la llamó agra a motora aferente,
por considerar que los errores en la escritura son paralelos a los errores en el lenguaje
expresivo, y en consecuencia se les puede considerar como manifestaciones de un mismo
defecto subyacente. Algunas veces la afasia de conducción se asocia con una agra a apráxica,
en la cual el paciente no puede realizar los movimientos requeridos para formar las letras.
El examen neurológico en la afasia de conducción es variable, aunque a veces puede ser
normal. Sin embargo, es frecuente hallar paresia (en especial, monoparesia superior derecho)
en un grado variable y también pérdida sensorial. También aparece un síndrome de “dolor
seudotalámico”, que es un dolor menos intenso que el talámico, constante pero no
exacerbable con los estímulos externos. En contraste, algunos pacientes presentan asimbolia
bilateral al dolor. No es frecuente hallar defectos en los movimientos extraoculares o
limitaciones en el campo visual, pero puede aparecer una cuadrantanopsia inferior.
Estos pacientes presentan, por lo menos, cierto grado de apraxia ideomotora la cual es
evidente en los movimientos bucofaciales (apraxia oral o bucofacial). Esta asociación ha
llevado a suponer que la afasia de conducción puede considerarse como una apraxia verbal,
para realizar los movimientos que requiere el habla. Los errores lingüísticos en la afasia de
conducción podrían entonces interpretarse como de tipo apráxico, y la afasia de conducción
como una apraxia ideomotora segmentaría o una apraxia cinestésica para la producción del
lenguaje (Ardila, 1992; Ardila y Rosselli, 1990; Luria, 1977).
La afasia de conducción aparece en caso de lesiones parietales (circunvolución postcentral y
supramarginal) e insulares (véase gura 4.2). Algunos investigadores suponen que debe existir
un compromiso del fascículo arqueado, el haz de bras que se origina
en la parte posterior del lóbulo temporal y se dirige a través del
fascículo longitudinal superior a la corteza premotora en el lóbulo
frontal. El daño del fascículo arqueado a nivel de la circunvolución
supramarginal produciría una separación entre las áreas sensoriales y
motoras del lenguaje, y la afasia de conducción representaría una
desconexión entre las áreas de Wernicke y de Broca. Sin embargo,
otros estudiosos insisten en que no es necesario el compromiso del
fascículo arqueado para que se presente la afasia de conducción. La
polémica sigue en pie.
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Afasia de Wernicke
Se le ha llamado también afasia sensorial, afasia receptiva, afasia central, etc. Sus
características clínicas son evidentes y bien de nidas en la literatura.
El cuadro 4.9 presenta las principales
características en el lenguaje halladas
en la afasia de Wernicke.
El lenguaje expresivo en la afasia de
Wernicke tiene una uidez normal e
incluso puede presentar un número
excesivo de palabras por minuto.
Puede haber un incremento en el
lenguaje del paciente por adición de
sílabas a las palabras y adición de
palabras a las frases. La expresión
puede ser tan excesiva (logorrea) que
el paciente continúa hablando a menos de que el examinador lo interrumpa. Según Jakobson
(1964), esto se debe al hecho de que se han perdido los límites de la frase y las oraciones
nunca se terminan. La estructura gramatical usualmente es aceptable, aunque puede existir
un número excesivo de elementos gramaticales (trastorno denominado “paragramatismo”).
La prosodia y la articulación son adecuadas. Hay una falta casi invariable de palabras
signi cativas, por lo que a pesar de la gran cantidad de palabras producidas no es posible
reconocer las ideas que el paciente trata de expresar (trastorno conocido como “habla vacía”).
Un aspecto sobresaliente en la afasia de Wernicke son las parafasias. Éstas pueden ser
fonológicas o verbales. Los neologismos también son frecuentes. Si el lenguaje del paciente
incluye un gran número de sustituciones parafásicas de los tres tipos, la producción resulta en
absoluto incomprensible, condición que se conoce como jergoafasia. Sin embargo, la jerga
puede ser predominantemente literal, verbal o neologística.
Por lo común, los tres tipos de substituciones se encuentran en una proporción variable.
Jergoafasia es un término descriptivo y no un síndrome afásico (Buckingham y Kertesz, 1976).
Otro aspecto signi cativo en este tipo de afasia es la falta de comprensión del lenguaje oral.
En casos graves, el paciente no entiende nada; con frecuencia, hay cierto nivel de
comprensión limitado a palabras simples o frases sencillas. El paciente puede comprender
varias de las palabras que se le presentan, pero si aumenta el número de éstas deja de
comprenderlas y, por el contrario, deja de entender las palabras iniciales (trastorno de
“fatiga”). El paciente da seguimiento a un tópico particular, pero si éste cambia, su
comprensión decae y sólo al cabo de cierto tiempo adquiere de nuevo cierta comprensión.
Además, la comprensión sólo puede mantenerse por tiempos muy cortos y requiere un gran
esfuerzo por parte del paciente. De igual manera, la interferencia (ruidos, conversaciones de
fondo) impide la comprensión. Algunas pacientes tienen fallas al momento de discriminar
fonemas (percepción fonémica), en especial los fonemas acústicamente cercanos.
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Muchos sujetos con afasia de Wernicke fallan en tareas de comprensión y en otras presentan
una ejecución superior. La calidad de la ejecución puede variar de un paciente a otro, pero,
curiosamente, la mayoría de quienes padecen esta afasia logran ejecutar órdenes que se
re eran a movimientos corporales. La repetición está invariablemente alterada en igual forma
que su nivel de comprensión. Los pacientes que entienden poco o nada, repiten poco o nada,
pero si cuando hay cierto nivel de comprensión hay también cierto nivel de repetición. Con
todo, la habilidad para repetir es muy variable entre los diferentes subgrupos de pacientes con
este tipo de afasia.
Por otra parte, los pacientes suelen fracasar cuando se les pide que denominen objetos, partes
del cuerpo, etc., presentados visualmente; en ocasiones, ofrecen respuestas parafásicas.
Señalar (“Muéstreme...”) es, por lo común, más fácil que denominar.
A menudo la lectura se encuentra tan alterada como su comprensión del lenguaje oral.
Muchos investigadores han hecho hincapié en la diferencia que hay en la comprensión del
lenguaje oral y el escrito. Hay pacientes que presentan un defecto mayor en la comprensión
del lenguaje oral (sordera verbal), en tanto que otros muestran una gran limitación para
comprender el lenguaje escrito (ceguera verbal). Esta diferencia explica la distinción entre
distintos subtipos de afasia de Wernicke.
Cuando hay una mejor comprensión auditiva, dicho esto en términos relativos, las lesiones
tienden a situarse más atrás en el área de Wernicke, respetando la corteza auditiva primaria y
sus conexiones. Y cuando hay una mejor comprensión del lenguaje escrito, también en
términos relativos, las lesiones tienden a situarse más adelante, sin afectar las conexiones entre
las áreas visuales y del lenguaje.
La escritura es también anormal en la afasia de Wernicke, pero la agra a hallada presente es
muy distinta de la correspondiente a la afasia de Broca. Los pacientes presentan una escritura
uida, con letras bien formadas, que se combinan para formar aparentes palabras. Sin
embargo, las letras se combinan en una forma incorrecta. Las palabras correctas son escasas,
y abundan las combinaciones ininteligibles. La escritura es similar a la producción oral, con
abundantes paragra as literales, verbales y neologismos.
El examen neurológico puede ser negativo. La paresia es nula o escasa (aunque en principio
se puede hallar una paresia transitoria). Puede haber pérdida parcial de sensibilidad cortical,
pero esto no es común. En general, no hay defectos en los movimientos extraoculares, pero en
un porcentaje de casos aparece una cuadrantanopsia superior. Esta falta de hallazgos positivos
puede llevar a un diagnóstico equivocado de demencia y aun de psicosis.
El síndrome completo de la afasia de Wernicke se encuentra en lesiones
extensas de las regiones temporal posterior superior, incluyendo la
circunvolución temporal superior y media, y no es raro que se extienda a las
regiones angular, supramarginal e insular (véase gura 4.3). Las lesiones
profundas que interrumpen las aferencias a la corteza temporal (lesiones del
istmo temporal) pueden causar un defecto similar en el lenguaje.
Este síndrome es indicativo de una patología en la región posterior de la
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Este dé cit en el lenguaje se asocia con lesiones prefrontales izquierdas, pero es posible
encontrar algunas diferencias, según el lugar donde se localice la lesión. Los signos
neurológicos asociados varían también de acuerdo con el sitio preciso de la lesión.
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Este tipo de afasia está asociada con lesiones anteriores y superiores al área de Broca (áreas 45
y 46, y parcialmente la 9 de Brodmann). Esta área corresponde al lóbulo prefrontal posterior
(dorsolateral), y las características clínicas halladas en este tipo de afasia son similares a los
rasgos generales del síndrome prefrontal izquierda (apatía general, adinamia, tendencia a la
perseveración, etc.), pero vinculado especí camente a los procesos verbales.
Afasia extrasilviana motora tipo II (síndrome del área motora suplementaria). A este
subtipo se le conoce como afasia motora transcortical (Kertesz, 1979, 1985), síndrome de la
arteria cerebral anterior (Alexander y Schmitt, 1980; Benson, 1979; Rubens, 1975, 1976), o
simplemente afasia del área motora suplementaria (Ardila y López, 1984).
Las características clínicas de este tipo de alteración del lenguaje han sido estudiadas
especialmente por Rubens (1975, 1976). Su etiología más frecuente es la oclusión de la arteria
cerebral anterior; sin embargo, los tumores y las etiologías traumáticas han sido también
reportadas con características clínicas similares. En casos de oclusión de la arteria cerebral
anterior izquierda se aprecia un defecto en el lenguaje caracterizado por 1) un periodo inicial
de mutismo (de dos a 10 días) que lleva a una afasia caracterizada por 2) una incapacidad casi
total para iniciar el lenguaje, en contraste con 3) una repetición prácticamente normal, 4) una
comprensión conservada y 5) ausencia de ecolalia. En tanto que la lectura en voz alta es casi
normal, la comprensión de la lectura está seriamente limitada. Al menos en español se ha
descrito una incapacidad total para la lectura literal en palabras signi cativas (Ardila y López,
1984). La escritura es lenta, con ocasionales
paragrafías literales.
Los hallazgos neurológicos en casos de
compromiso mesial del área premotora (área
motora suplementaria) son notables. Hay
paresia, signo de babinski y pérdida sensorial
en el miembro inferior derecho, con una
discreta disminución de la fuerza del hombro
derecho. Los pacientes suelen tener una
recuperación muy notable en el lenguaje en
el curso de unos cuantos meses. El cuadro
4.12 presenta las características clínicas de
este tipo de afasia.
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puede denominar los objetos, ni identi car un objeto cuando se le presenta su nombre; en tal
caso, las claves fonológicas pueden ser útiles para recuperar la palabra buscada. Se puede
conservar la lectura en voz alta, pero la comprensión es de ciente. Los defectos en la escritura
son de varios tipos.
La presencia de parafasias semánticas y la utilidad de las claves semánticas indican que las
palabras no están perdidas; simplemente es imposible recuperarlas. Un estímulo visual no
produce una palabra especí ca; de igual manera, una palabra no evoca una imagen visual, y
el paciente es incapaz de representar el signi cado de las palabras (por ejemplo “dibuje un
perro”). hay una desconexión entre los perceptos visuales y el repertorio léxico. Es común que
el paciente presente cierta agnosia visual, de leve a moderada, y defectos en su campo visual
derecho.
El daño se localiza en el área temporo-occipital (aproximadamente, el área 37 de Brodmann)
y siempre se le ha relacionado con un gran número de parafasias semánticas (Cappa et al.,
1981) y con jerga semántica (Kertesz, 1983). Algunos autores aseguran que este tipo de afasia
evoluciona hacia una afasia anómica o, mejor dicho, debe considerarse como una afasia
anómica. El defecto subyacente correspondería a una anomia en la selección de las palabra
(Benson, 1988).
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vez iniciada la tarea. Su nivel de comprensión está muy alterado. En la mayoría de los casos
que se conocen, no hay evidencia de comprensión.
La repetición, a pesar de ser casi la única función lingüística que se conserva, está por debajo
del nivel normal; el número de palabras que el paciente puede repetir se limita a unas tres o
cuatro. Sin embargo, puede repetir palabras inventadas e incluso las que están en otro
idioma.
La denominación es imposible, aunque puede expresar neologismos y parafasias semánticas.
Asimismo, se observa una incapacidad prácticamente total para leer y escribir. Como cuadro
afásico, sólo se distingue de una afasia global en que se conserva el lenguaje repetitivo.
Los hallazgos neurológicos son variables. En ocasiones se observa una cuadriparesia espástica.
Hay pacientes que presentan una anormalidad motora unilateral y una pérdida sensorial
evidente. Según algunos informes, se ha encontrado una hemianopsia homónima derecha.
Casi todos los pacientes descritos en la literatura muestran poca recuperación a través del
tiempo.
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Una di cultad adicional surge de la confusión frecuente entre daño “profundo” y daño
“subcortical”. A veces estos términos son utilizados como sinónimos, y los trastornos en el
lenguaje por de daño profundo son interpretados como resultantes de daño subcortical. Esta
confusión es evidente con respecto a la ínsula: desde Wernicke se sabe que ésta juega un papel
importante y quizás central en el lenguaje. Es parte de la corteza cerebral, aunque está
inmersa en el lóbulo temporal.
El uso de las técnicas neuroradiológicas contemporáneas ha permitido precisar mejor las
lesiones subcorticales asociadas con alteraciones en el habla y el lenguaje. Dos regiones
especí cas tienen relación con defectos en el habla y el lenguaje: la región estriato-capsular y
el tálamo (Kuljic-Obradovic, 2003). Sin embargo, sus características clínicas son variables y
merecen consideración especial.
AFASIA ESTRIATO-CAPSULAR
Los pacientes con lesiones en la región estrato-capsular presentan defectos evidentes en la
articulación. La pregunta surgida durante los últimos años es si, además de los defectos
puramente articulatorios (disartria), existen también anormalidades en el lenguaje (afasia). La
evidencia es aún escasa y sólo se han publicado unas cuantas series que incluye un gran
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número de pacientes (Alexander et al., 1987; Alexander y Benson, 1991; Naeser et al., 1987).
En general, los trastornos en el lenguaje por lesiones estrato-capsulares incluyen defectos en la
producción, buena comprensión y buena repetición. El lenguaje puede ser trunco, pero no es
usual observar agramatismo evidente. Se repiten los defectos en la articulación y la prosodia
característicos de la afasia de Broca y la afemia. La comprensión es buena para el lenguaje
coloquial, pero insu ciente cuando se utiliza una sintaxis compleja. También hay anomia y,
en ocasiones, parafasias semánticas.
No se conoce a profundidad el efecto que resulta del daño gangliobasal y el daño de las vías
nerviosas subcorticales. Se cree que las vías corticobulbares que descienden del hemisferio
izquierdo son claves para la uidez del lenguaje (Schiff et al., 1983). En cuanto al daño
estriatal, se le cree responsable de la hipofonía, igual a lo que sucede en el mal de Parkinson.
Otros defectos en el lenguaje se atribuyen al compromiso de las conexiones entre la corteza
frontal dorsolateral y el núcleo estriado, o al daño del núcleo estriado.
Es importante anotar que estos defectos no suelen ser estrictamente lingüísticos, pues en
enfermedades degenerativas del núcleo estriado y la región dorsolateral del lóbulo frontal
puede haber defectos cognoscitivos generalizados. Los defectos lingüísticos podrían
representar apenas uno de los componentes del defecto cognoscitivo generalizado.
Los trastornos asociados son variables. La hemiparesia y los defectos hemisensoriales son
comunes pero no invariables. Por lo general se encuentra apraxia bucofacial, aunque la
apraxia ideomotora es leve. Sin embargo, si la lesión se extiende a profundidad en el lóbulo
parietal, es posible que haya apraxia severa.
Para Alexander et al. (1987), los diferentes tipos de afasia estriato- capsular, corresponden a
seis tipos de lesiones; así,
1) las limitadas al putamen y la cabeza del núcleo caudado (cuadrilátero de Marie) no
implican alteraciones signi cativas en el lenguaje, o sólo hay una discreta di cultad para
hallar palabras. Cuando el putamen está más comprometido, hay hipofonía. En
consecuencia, las lesiones limitadas del putamen y el núcleo caudado no implican una afasia
sino una disartria;
2) las lesiones pequeñas, limitadas a la región anterior de la cápsula interna, no implican
alteraciones en el habla o el lenguaje. De igual manera, el compromiso limitado de la
sustancia blanca paraventricular no produce defectos en el habla o el lenguaje;
3) el compromiso de la sustancia blanca anterior superior paraventricular implica reducción
en el lenguaje expresivo, pero no fallas evidentes en el lenguaje. Es probable que esta
reducción se deba a una desconexión del área motora suplementaria y del área de Broca.
Una afasia no uida con agramatismo requiere una patología extensa de las estructuras
paraventriculares y periventriculares, presumiblemente debido a la interrupción de todas las
vías subcorticales del lóbulo frontal (límbicas, de asociación, callosas y eferentes). Si hay
lesiones extensas anteriores y medias de la sustancia blanca paraventricular, el lenguaje puede
reducirse a la expresión de estereotipos, pero en caso de lesiones menores el paciente puede
producir palabras y, por lo menos, frases cortas;
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4) las lesiones extensas del núcleo estriado, de la porción posteromedial de la parte anterior de
la cápsula interna y de la sustancia blanca paraventricular anterior posterior representan la
mínima causa capaz de producir anormalidades en el lenguaje (di cultades para hallar
palabras, ocasionales parafasias literales y defectos menores en la comprensión), más disartria;
5) cuando la lesión del putamen tiene una extensión posterior a través del istmo temporal,
aparece una afasia uida con una producción neologstica y defectos en la comprensión, tanto
de palabras como de oraciones;
6) si el daño es lateral al putamen (corteza insular, cápsula externa, claustro y cápsula
extrema), el defecto en el lenguaje se caracteriza por la presencia de parafasias fonológicas
que se incrementan durante la repetición, de igual manera que en la afasia de conducción. En
consecuencia, las parafasias fonológicas en las afasias subcorticales dependen de la extensión
lateral de la lesión en la sustancia blanca subyacente al lóbulo parietal, a la cisura de Rolando
y a la cápsula extrema.
Por lo anterior, en caso de patología subcortical es posible detectar varias alteraciones en el
lenguaje y el habla. A veces, éstas se semejan más a una afasia agramática no uida; otras, a
un trastorno uido parafásico del lenguaje. Es importante tener presente que la patología
puramente subcortical sólo produce defectos articulatorios, hipofonia y disprosodia, pero no
afasia. La di cultad para hallar palabras es el trastorno más frecuente de naturaleza
puramente lingüística, pero sería difícil a rmar que esta di cultad es por sí sola un trastorno
afásico. El paciente con lesiones subcorticales importantes suele presentar un comportamiento
lenti cado y aparentes cambios cognoscitivos extensos. Si la actividad cognoscitiva está
lenti cada, puede haber di cultades para hallar palabras.
Los diferentes tipos de trastornos propuestos por Alexander y colaboradores incluyen con
frecuencia una extensión cortical, y por lo tanto deberían interpretarse como alteraciones del
habla y el lenguaje cortico-subcorticales. Las afasias puramente subcorticales requieren
lesiones extensas que incluyen el núcleo estriado, la región posteromedial de la porción
anterior de la cápsula interna y de la sustancia blanca anterior superior paraventricular
(trastorno estriato-capsular tipo 4). Se cree que un daño tan extenso interrumpe muchas vías
corticales involucradas en el lenguaje.
Estos tipos de afasia córtico-subcortical descritos por Alexander y colaboradores podrían
asimilarse a ciertas afasias corticales, de acuerdo con la extensión del daño. La afasia cortical-
subcortical tipo 3 correspondería a una afasia extrasilviana motora tipo II (síndrome del área
motora suplementaria) con extensión subcortical, mientras que la afasia córtico-subcortical
tipo 5 correspondería a una afasia uida de tipo Wernicke con una extensión subcortical; y la
afasia córtico-subcortical tipo 6 a una afasia de conducción (compromiso de la corteza
insular) con una extensión subcortical. El trastorno subcortical tipo 1 es apenas una alteración
en el habla y no en el lenguaje correspondiente a la disartria del cuadrilátero de Marie, en
ocasiones asociada con indicios de una afasia de Broca. Finalmente, el tipo 2 tampoco es una
afasia sino una disartria, y correspondería mejor a una afemia (Schiff et al., 1983).
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FACU CURBELO
AFASIA TALÁMICA
Durante muchos años se ha discutido el posible papel del tálamo izquierdo en la afasia.
Numerosos estudios indican la existencia de anormalidades en el lenguaje en caso de daño
talámico izquierdo, en especial del núcleo pulvinar izquierdo. Sin embargo, otros informes
insisten en que la patología talámica no produce afasia. Aunque las auténticas alteraciones en
el lenguaje por daño talámico no parecen ser frecuentes, los informes de casos positivos
mantienen viva la polémica. Por lo común, las hemorragias talámicas producen un cuadro
clínico de hemiplejia, pérdida hemisensorial, defectos en el campo visual derecho,
alteraciones en el nivel de conciencia e incluso coma. El posible trastorno en el lenguaje
incluye mutismo o semimutismo y en ocasiones una jerga parafásica. La anomia puede ser
grave, pero se conserva en parte la compresión y el lenguaje repetitivo es bueno. Hay alexia y
agra a, pero no en grado tan grave como en casos de afasias uentes o alexia sin agra a. Los
cambios en el lenguaje tienden a ser transitorios. La recuperación se presenta en un lapso de
días o semanas. La recuperación de la paresia puede ser también rápida, pero las pérdidas
hemisensoriales resultan más persistentes.
Se ha propuesto que la patología talámica produce un cuadro clínico agudo y catastró co,
con hemiplejia, perdida hemisensorial y alteraciones en el nivel de conciencia (Benabdeljlil et
al., 2001). El mutismo representa la anormalidad inicial en el lenguaje, el cual evoluciona
hacia un lenguaje parafásico y abundante pero hipofónico. Con frecuencia, la anomia es
grave. Aunque la afasia talámica tiene ciertas similitudes con otras afasias uentes, los
pacientes con afasias talámicas muestran una disminución en la comprensión. Cuando el
paciente trata de repetir algo, su lenguaje es superior al lenguaje conversacional.
Aunque los casos de afasias (o cuasi-afasias) talámicas no se ajustan a un cuadro especí co,
algunos autores han señalado sus similitudes con la afasia sensorial extrasilviana. Este patrón
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En resumen, es razonable suponer que el daño talámico izquierda puede producir algunos
defectos en el lenguaje, y por lo tanto es posible hallar un síndrome afásico talámico.
Cualquiera que sea su interpretación, se puede creer que las hemorragias (o isquemias)
talámicas izquierdas suelen asociarse con anormalidades en el lenguaje, y que éstas tienen
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ciertas características distintivas y merecen una consideración especial. Podría ser que el
tálamo izquierdo organizara las redes corticales que participan en el procesamiento
lingüístico (Metz-Lutz et al., 2000).
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cruzada. Luego se compararon las habilidades lingüísticas de ambos grupos; los del grupo 1
mostraron los síntomas clásicos de la afasia de Broca, en tanto que los pacientes del grupo 2
presentaron di cultades para hallar palabras. Los pacientes con diasquisis cerebelosa cruzada
tenían infartos que incluían la parte inferior de la circunvolución frontal, no así los pacientes
sin diasquisis cerebelosa cruzada, lo cual sugiere que esta región puede tener conexiones
anatómicas y funcionales con el cerebelo.
Schatz et al., (1998) observaron lenti cación en el procesamiento cognoscitivo, sobre todo en
el procesamiento del lenguaje, asociado con patología cerebelosa. Hubrich-Ungureanu et al.,
(2002) utilizaron imágenes de resonancia magnética en un sujeto diestro y en otro zurdo.
Luego de realizar en forma silenciosa una tarea de uidez verbal se detectaron las regiones
activadas. En el paciente diestro hallaron una activación de la corteza fronto-parieto-temporal
izquierda y en el hemisferio cerebeloso derecho; en el zurdo, la activación se llevó a cabo en
la corteza fronto-parieto-temporal derecha y en el hemisferio cerebeloso izquierdo. Con estos
resultados, los autores demostraron que la activación cerebelosa es contralateral a la
activación de la corteza frontal, incluso en diferentes condiciones de dominancia para el
lenguaje.
Wollmann et al., (2002) analizaron los defectos cognoscitivos en un grupo de pacientes con
ataxia de Friedreich. El examen neuropsicológico mostró una reducción en el volumen verbal,
defectos en la uidez verbal, trastornos en la adquisición y consolidación de información
verbal, de interferencia proactiva y alteraciones en tareas visoperceptuales y
visoconstruccionales.
Esta serie de investigaciones apoya la hipótesis de que el cerebelo
tiene conexiones anatómicas con la corteza cerebral, en especial el
lóbulo frontal, que pueden afectar la función lingüística.
En el cuadro 8.1 se presenta una clasi cación general de las apraxias.
En ella, se intenta integrar los diferentes subtipos señalados,
considerándose el segmento corporal comprometido (extremidades,
cara o tronco), si se presenta en forma unilateral o bilateral y, por
último, si se trata de una apraxia por trastornos en la ejecución de
movimientos (apraxias motoras) o por trastornos de naturaleza
espacial (apraxias espaciales). A la torpeza de movimientos en
ocasiones vinculada al desarrollo o di cultad en el aprendizaje de
actividades motoras, se le llama dispraxia del desarrollo y se
incorpora a los problemas especí cos de aprendizaje. No la
abordaremos aquí. Por otro lado, la dispraxia diagonística es un
síndrome clínico caracterizado por conductas involuntarias y
con ictivas entre ambas manos, algunas veces como producto de
lesiones del cuerpo calloso (Barneau et al., 2004), y no corresponde
estrictamente a una apraxia.
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FACU CURBELO
APRAXIAS BILATERALES
En éstas, el defecto es observable en ambos hemicuerpos, y no sólo en el hemicuerpo
contralateral a la lesión cerebral. Se distinguen varias formas.
Las apraxias
J. Lorenzo
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Ideatoria cuando falta el concepto del gesto (el paciente no sabe que hacer)
Ideomotriz cuando falla la implementación del gesto en un programa motor preciso (el
paciente sabe que hacer, pero no sabe como hacerlo).
Ambos disturbios pueden acontecer juntos pero pueden también aparecer por separado.
Dominancia hemisférica
La apraxia se relaciona con el hemisferio izquierdo, algunos autores opinan que est
correlacionada con la preferencia manual, en sujetos diestros los engramas motores del
hemisferio izquierdo estar an inmediatamente disponibles para la corteza motora izquierda,
responsable de la motricidad del hemicuerpo derecho, para la mano izquierda la informaci n
que parte de la corteza motora izquierda debe pasar por el cuerpo calloso a la corteza motora
derecha, de ah la mayor destreza de la mano derecha. Por lo mismo, la mano izquierda se
vuelve apr xica por lesi n cortical izquierda o por lesi n callosa, cuando lo engramas motores
dejan de estar disponibles para la corteza motora derecha.
El patr n opuesto se supone domina en los zurdos, no obstante este no es el caso. Los zurdos
la apraxia se ve generalmente siguiendo una lesi n hemisf rica izquierda.
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Algunos autores precisan que hay 2 clases de apraxia ideomotora- una es inducida por la
p rdida del praxic n, que est almacenado en el girus angular o supramarginal. Act an mal
al comando, son incapaces de comprender los gestos, y tampoco pueden discriminar entre
actos bien o mal realizados. Los que padecen la otra clase de apraxia tienen lesiones
anteriores al girus angular o supramarginal, las cuales a slan el praxic n de las reas motoras
o premotoras. Estos son capaces de comprender las panton mias y pueden discriminar entre
gestos bien y mal ejecutados. Algunos autores sugieren que hay 2 tipos de praxicones
independientes, uno de entrada (input praxic n) y otro de salida (output praxic n).
Testado
En la apraxia ideomotriz se altera el gesto simple, la elecci n de las inervaciones musculares
correctas y la posici n del miembro en el espacio. La imitaci n de gestos es el modo m s
id neo para explorar la apraxia ideomotriz.
La exploraci n de la comprensi n del sujeto frente a la presentaci n de gestos complejos
(marionetas) brinda informaci n en relaci n con la idemnidad o no del almac n de gestos o
parici n.
La apraxia ideatoria
El gesto simple est conservado, falla el plan motor, el sujeto no sabe qu hacer, aunque sabe
c mo hacerlo. Fue llamada agnosia de utilizaci n. Se asocia a etapas avanzadas del
alzheimber.
Los s ndromes de desconexi n: la apraxia callosa
Las lesiones callosas no solo desconectan las reas del lenguaje hemisf ricas izquierdas del
hemisferio derecho, sino tambi n las formulas del movimiento del hemisf rico izquierdo en
las reas motoras del hemisferio derecho.
La apraxia constructiva
Cualquier actividad en la cual distintas partes son puestas juntas para conformar una unidad,
por ej: juntar bloques para formar un dise o, o dibujar l neas para formar un cuadrado o un
rombo. Esto signi ca una actividad organizativa, durante la cual las relaciones espaciales
entre los componentes deben ser seguramente percibidas, para que estos sean sintetizados en
la unidad deseada. La contraparte patol gica es el defecto espec co en la organizaci n
espacial de las performances. El t rmino m s neutro de dishabilidades visuoconstructivas es
actualmente m s usado para referirse a las alteraciones vinculadas con la falla en la
organizaci n espacial de relaciones entre componentes singulares de un todo. M ltiples
observaciones acreditan que la lesi n parietal posterior derecha produce las alteraciones m s
signi cativas y frecuentes. M ltiples estudios muestran diferencias entre las lesiones izquierdas
y derechas, en tanto otros no logran encontrar diferencias signi cativas. Estas diferencias
surgen de las distintas modalidades de testado.
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