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Calcio:
El calcio es el mineral más abundante en nuestro
cuerpo y tiene unas recomendaciones de consumo
relativamente elevadas, ya que es esencial para la
formación del esqueleto del cuerpo, siendo muy
importante que sus necesidades básicas estén cubiertas
durante la infancia y adolescencia. Además, durante el
embarazo y lactancia las necesidades de calcio
aumentan de manera notable.
En la vejez también es muy importante tener unos
niveles adecuados de calcio en el organismo, para
poder así reponer las pérdidas que se producen de este
mineral, como por ejemplo en la osteoporosis.
Del total de calcio contenido en los alimentos,
únicamente se absorbe entre el 20%-40% del total. Su
absorción mejora con la presencia de vitamina D,
lactosa, grasa, proteínas, vitamina C y medio ácido. De
ahí que los alimentos con mejor biodisponiblidad de
calcio sean la leche y los derivados lácteos.
El calcio tiene diversas funciones en nuestro
organismo:
• Forma parte de los dientes y huesos y contribuye a
mantenerlos sanos.
• Es necesario para la coagulación de la sangre.
• Participa en la transmisión del impulso nervioso.
• Tiene un papel importante en la contracción muscular.
• Estimulación de la secreción hormonal.
• Contribuye a la activación de enzimas que sirven
como mediadores en diferentes reacciones químicas.
• Colabora en la permeabilidad de las membranas
celulares para que estas puedan efectuar el intercambio
de sustancias con el medio (oxígeno y nutrientes).
• Participa en la absorción de vitamina B12.
Las fuentes alimenticias principales de donde poder
obtener calcio mediante la dieta son:
• La principal fuente de calcio es la leche, yogur, queso
y otros derivados lácteos.
• Entre los quesos destacan los gruyere, emmental, el
manchego, el de Burgos o el roquefort.
• Pescados de los que se pueda comer las espinas
(sardinas, anchoas, salmón…), mariscos (gambas,
cigalas, langostinos).
• Vegetales de hoja verde (berzas).
• Semilas de girasol.
• Leguminosas (legumbres, soja, garbanzos, judías
verdes, habas).
• Cacahuetes, almendras, avellanas, pistachos y en
menor proporción higos secos, nueces, dátiles o pasas.
• Agua de consumo.
La falta del calcio necesario para el correcto
funcionamiento de nuestro organismo puede provocar:
• Osteoporosis: disminución de la masa ósea y aumento
de la fragilidad de los huesos.
• Raquitismo: baja mineralización y deformidad ósea.
• Tetania: alteración en la contracción muscular.
• Toxicidad del calcio
• Aumento del calcio en sangre y orina.
Depósitos de calcio extra-óseos.
Fósforo:
Finciones de fosforo: