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Carne, pescado.
Queso, huevos.
Legumbres.
Ajo y cebolla.
Deficiencia de azufre
Alteraciones óseas.
Alteraciones en la contracción muscular.
Alteraciones sanguíneas.
Alteraciones renales.
Fuentes de magnesio
Maíz blanco.
Almendras, anacardos, pistachos y cacachuetes.
Algunas semillas (de calabaza, de ajonjolí, de sandía, de lino, de sésamo).
Caracoles.
Verduras de hojas verdes como las espinacas.
Quinoa y salvado de trigo.
Cilantro, cebollín y hierbabuena.
Chocolate negro amargo.
Pan integral.
Higos secos.
Pomelo y limón.
Deficiencia de magnesio
Convulsiones, irritabilidad.
Disminución apetito.
Musculatura debilitada.
Deficiencia de calcio
Como curiosidad, señalamos que no todas las personas con hipertensión son
sensibles a la retirada de sodio de la dieta. Por otro lado, la sal común contiene
sodio, pero no es la única, también el glutamato monosódico o el nitrito de
sodio.
Aunque es más habitual que los problemas con el sodio se den por exceso,
también puede haber un déficit de este mineral, lo que ocasiona:
Fuentes de potasio
Debilidad muscular.
Taquicardias.
Nivel bajo de la tensión arterial (hipotensión arterial).
Sed.
Falta de apetito.
Trastornos neuromusculares.
Vómitos, malestar.
Componente de la sal.
Agua clorada.
Deficiencia de cloro
Pérdida de apetito.
Retención de líquidos.
Alteraciones neuromusculares.