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Los principales minerales en el cuerpo humano son: calcio, fósforo, potasio, sodio, cloro,
azufre, magnesio, manganeso, hierro, yodo, flúor, zinc, cobalto y selenio. El fósforo se
encuentra tan ampliamente en las plantas, que una carencia de este elemento quizá no se
presente en ninguna dieta. El potasio, el sodio y el cloro se absorben con facilidad y
fisiológicamente son más importantes que el fósforo. Los seres humanos consumen azufre sobre
todo en forma de aminoácidos que contienen azufre; por lo tanto, cuando hay carencia de
azufre, se relaciona con carencia de proteína. No se considera común la carencia de cobre,
manganeso y magnesio. Los minerales de mayor importancia en la nutrición humana son:
calcio, hierro, yodo, flúor y zinc, y únicamente éstos se tratan en detalle aquí. Algunos
elementos minerales son necesarios en cantidades muy pequeñas en las dietas humanas pero son
vitales para fines metabólicos; se denominan «elementos traza esenciales.
Del mismo modo que los nutrientes que necesitamos para sobrevivir se clasifican
en macronutrientes (nutrientes que necesitamos en mayor
cantidad: proteínas, lípidos y carbohidratos) y micronutrientes (aquellos que necesitamos en
cantidades muy pequeñas: vitaminas y minerales), también se han catalogado los minerales en
función de las cantidades requeridas para que nuestro organismo funcione correctamente :
Macrominerales:
La vitamina D y Vitamina C
La acidez gástrica
Déficit de calcio (cuando hay poco, el cuerpo absorbe más)
Exceso de Sodio
El exceso de sodio se puede dar por diversos motivos:
Microminerales u oligoelementos
Los microminerales u oligoelementos son aquellos que necesitamos en menor cantidad que
los anteriores, rondando desde unos pocos miligramos al día hasta unos simples microgramos.
HIERRO: la carencia de hierro es el problema nutricional más relevante en todas las
sociedades, ya que en las no industrializadas amenaza al 60% de mujeres y niños y en las
industrializadas al 18%, provocando una anemia comprobada.
Funciones del hierro en el organismo
Es fundamental en la formación de hemolobina y mioglobina, proteínas que permiten el
transporte y almacenamiento de oxígeno a las células.
Forma parte de unas enzimas responsables de proteger a las células de los daños
ocasionados por el peróxido de hidrógeno.
Interviene en la síntesis de ATP (obtención de energía)
Regula algunas reacciones bioquímicas del cerebro (funciones cognitivas, síntesis
de neurotransmisores)
Forma parte de enzimas encargadas de defender el organismo contra bacterias y
microorganismos patógenos.
Potencia la actividad de las vitaminas del grupo B
Participa en la oxidación de la glucosa
Hígado de cerdo: 22 mg
Hígado de cordero: 12 mg
Hígado de pollo: 7 mg
Hígado de ternera: 7 mg
Lentejas: 7 mg
Soja: 8 mg
Semillas de girasol: 7 mg
Levadura de cerveza: 17 mg
Almendras: 6 mg
Quiénes necesitan más hierro?
De manera general, tienen una mayor necesidad de hierro todas aquellas personas que, por la
razón que sea, necesitan mayores niveles de hemoglobina en la sangre o sufren pérdidas de la
misma.
Mujeres embarazadas: ya que durante el embarazo se multiplica la necesidad de
volumen sanguíneo y además se pierde mucho hierro durante el parto.
Mujeres en edad fértil. Ya que la menstruación supone una pérdida regular de hierro.
Personas con pérdidas regulares de sangre, debido a alguna enfermedad como la
colitis ulcerosa o hemorragias gastrointestinales, etc., o por donación de sangre.
Personas vegetarianas, ya que el hierro hémico procedente de los productos vegetales
se absorbe peor y resulta menos eficaz.
Bebés, niños y adolescentes, ya que las necesidades de crecimiento requieren altos
niveles de hierro.
A pesar de que pudiéramos no conocer estos minerales, mantienen nuestro organismo sano y,
por ende, nuestro cuerpo en equilibrio. Son elementos esenciales para mantenernos con
buena salud. La carencia de minerales ocasiona enfermedades, que suelen desaparecer al
incluirlos en la dieta.
Biodisponibilidad
Así como otros nutrientes se asimilan con facilidad en el intestino delgado,
los minerales tienen unas características de absorción muy peculiares y es que no se dejan
“atrapar” fácilmente, ya que existe una gran cantidad de factores que potencian o inhiben su
absorción o posterior utilización.
Poca biodisponibilidad. Algunos minerales como el hierro, el cromo o el manganeso, tiene una
baja biodisponibilidad, es decir, de la cantidad presente en los alimentos, absorbemos una
cantidad muy reducida
Gran biodisponibilidad. En cambio, otros como el sodio, el potasio, el cloro, el yodo o el flúor,
presentan una gran disponibilidad y facilidad de absorción.
Interacción entre los minerales
Otra de sus características más importantes es que los minerales trabajan en equilibrio y
algunos de ellos son antagónicos o se complementan, de manera que el incremento o
carencia de alguno de ellos puede interferir en la absorción y eficacia de otros.
Por ejemplo, las parejas calcio/magnesio o sodio/potasio trabajan de manera
complementaria, ya que realizan funciones antagónicas, y por eso es muy importante
mantener un correcto equilibrio entre ellos. Siempre debemos tenerlo muy en cuenta a la hora
de equilibrar las cantidades ingeridas de minerales en la dieta (o muy especialmente si
tomamos suplementos dietéticos) y saber que cualquier alteración, como los vómitos, las
diarreas o la ingesta continuada de determinados medicamentos (sobre todo
los diuréticos y laxantes), favorecen su eliminación accidental.
Carencia de minerales
Si seguimos una dieta equilibrada y variada de nutrientes, es difícil que suframos una carencia
de minerales. Sin embargo, las dietas “milagrosas” y la falta de absorción en el intestino de
algún mineral, o su excesiva eliminación por la orina debido a diversos factores, sí pueden
provocar la carencia de algún mineral. Si esta carencia se prolonga en el tiempo, puede
desembocar en alguna enfermedad o trastorno grave. Algunos consejos prácticos para evitar
carencias de minerales son: