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L E Y E N D A D E ORO
Establecimiento tipográfico de B. Baseda, Villarroel, 17.—Barcelona
TOMO F / .
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS
ció en tiempo del papa Pascasio II, por los años
Día 1 de 1099, cuenta Surio que cien veces al día, hinca-
do de rodillas, y cincuenta veces de noche, postra-
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO.-Entre las devocio- do en tierra, rezaba la salutación angélica. Algu-
nes de la Virgen, la más celebrada es la del Rosa- nos retratos de la Virgen de más de ochocientos
rio ó Salterio, llamado así porque consta deciento años de antigüedad en que están pintados r o s a -
cincuenta Ave Marías que corresponden al Sal- rios, como a h o r a se u s a n , m u e s t r a n ser m u y
terio de los ciento y cincuenta salmos de David. antigua en la Iglesia esta devoción; y siendo de
Esta devoción dicen graves autores que es tan tanto agrado de Dios y de su Madre, como d e s -
a n t i g u a como la Iglesia; porque empezó con ella, pués veremos, es creíble que no se ocultó á aque-
y fué el p r i m e r breviario y las p r i m e r a s h o r a s c a - llos primeros fieles que, como más fervorosos en
nónicas que la Iglesia usó, y que los apóstoles el a m o r de Dios, eran también más diligentes en
rezaron el rosario por orden de la Virgen, y los el servicio de la Madre de Dios.
fieles que tuvieron el primitivo espíritu y las p r i - Pero dejando esta cuestión á otros, pues las
micias de la devoción, por orden de los apóstoles, devociones no se acreditan tanto por la a n t i g ü e -
antes que san Ignacio, m á r t i r , introdujese en dad de los a ñ o s que tienen cuanto por la gloria
Antioquía el Salterio de David, que recibió d e s - que se sigue de ellas á Dios y provecho que sacan
pués toda la Iglesia católica para c a n t a r las ala- los que las usan, no hay duda que m e r e c e con
banzas á Dios. El rosario se derivó de los primeros m u c h a razón santo Domingo de Guzmán el título
fieles á los a n a c o r e t a s de Egipto y Nitria; y de que le dan muchos de inventor y primer predica-
los desiertos .le recibieron en las ciudades san dor del rosario de n u e s t r a Señora; porque este
Agustín, san Jerónimo, san Ambrosio y otros p a - esclarecidísimo patriarca fué el primero que lo
dres; y resfriándose después de algunos años el enseñó y predicó con el método y orden admirable
fervor de esta devoción, le avivó y encendió en de meditar los misterios de n u e s t r a fe, repartidos
I n g l a t e r r a el venerable Beda, porque los ingleses en tres clases, de gozosos, dolorosos y gloriosos,
confesaban h a b e r recibido esta devoción de sus que él aprendió de n u e s t r a Señora, y de él lo r e -
antepasados, como herencia de padres á hijos, cibió la Iglesia como cosa venida del cielo para
debida á la enseñanza de este venerable p a d r e . De provecho de todo el mundo, culto de la Madre de
esta opinión es el beato Alano de Rupe, fraile de Dios y gloria del mismo Dios; porque en esta
la orden de santo Domingo, y de g r a n d e a u t o - útilísima devoción se eslabonan y encadenan la
ridad en esta materia, por h a b e r sido elegido oración mental y vocal, para que el alma y el
m i l a g r o s a m e n t e de la Reina de los ángeles por cuerpo, el entendimiento y la lengua, la voluntad
predicador de su rosario, casi olvidado en m u c h a s y los labios alaben á D i o s , celebren á la M a d r e de
p a r t e s . P a r t i c u l a r m e n t e refiere Paladio, Sozomeno Dios, y no h a y a parte en el h o m b r e que no alabe
al Criador y Redentor del h o m b r e , y á la Madre
y Casiodoro, de un monje llamado Paulo, varón
de su Criador y Redentor; y j u n t a m e n t e pida y
excelente en santidad, que tenía por costumbre
merezca los favores de que necesita p a r a su s a l -
rezar cada día trescientas oraciones; y por no d e -
vación, y obligue á quien se los h a de conceder,
fraudar n a d a á su devoción escondía otras tantas
y á la que se los ha de alcanzar con su i n t e r c e -
piedrecitas en el pecho, y á cada oración a r r o j a -
sión. Por eso los hijos de santo Domingo, celosí-
ba u n a piedra, con que al acabarse las piedras
simos siempre de la salud de las a l m a s , imitando
conocía h a b e r acabado sus oraciones y cumplido
la caridad y devoción de su incomparable padre,
aquella piadosa tarea. Ayberto, monje, que flore-
6 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
h a n extendido y dilatado esta devoción por todo superior en el n ú m e r o ; el de los cristianos e r a
el m u n d o , y el S e ñ o r la h a acreditado con i n n u - m a y o r en el valor. Los turcos p r e s u m í a n alistar-
m e r a b l e s milagros, y los s u m o s pontífices la h a n se debajo de s u s b a n d e r a s la fortuna, h i n c h a d o s
aprobado y confirmado, y recomendado con m u - con repetidas victorias. Los cristianos sabían que
chos privilegios, g r a c i a s é indulgencias, que han venía con ellos la justicia de la c a u s a . A m b a s a r -
concedido á los que rezan el rosario ó corona de m a d a s m i r a b a n presente la batalla y el riesgo, y
n u e s t r a Señora, que se compone de siete P a d r e - en e s p e r a n z a s la victoria y el triunfo; pero los
n u e s t r o s y setenta y tres Ave M a r í a s , ú ocho P a - infieles le e s p e r a b a n de su valor, y los fieles del
d r e n u e s t r o s y setenta y dos Ave Marías, por los favor divino. P o r esto, y a que se acercaba á tiro
años que vivió en la t i e r r a la R e i n a del cielo, se- de cañón, mandó su alteza enarbolar un crucifijo
gún las dos opiniones más recibidas acerca de y m u c h a s i m á g e n e s de n u e s t r a Señora; y todos,
los a ñ o s que vivió con los h o m b r e s la Madre de puestos de rodillas, hicieron oración á Dios, p o -
Dios; de las cuales la m á s v u l g a r es que fueron niendo por intercesora la Virgen, suplicándole
setenta y t r e s años; y la que parece m á s probable que no diese la victoria á s u s enemigos por c a s -
al eximio doctor F r a n c i s c o Suárez, y tiene m u c h a tigar á los que confesaban y llamaban a r r e p e n -
autoridad, es que fueron setenta y dos. tidos de sus culpas. Luego, habiendo esforzado
A u n q u e h a sido m u y célebre esta devoción del los,dos capitanes á s u s soldados, y dado la señal
rosario desde el tiempo de santo Domingo, se hizo de aceptar de a m b a s partes la batalla con dos ti-
m á s célebre con ocasión de la famosa batalla n a - r o s de bombarda, se acometieron las naves con
val de Lepanto, que se g a n ó por intercesión de increíble ímpetu, y se peleó por espacio de dos
n u e s t r a Señora, y p a r t i c u l a r m e n t e por la devoción h o r a s con e x t r a ñ o valor, con diferentes sucesos,
de su santo rosario; la cual, siendo tan sabida, no y a prósperos, ya adversos, como los lleva la g u e -
h a y p a r a qué referirla aquí de propósito: y siendo r r a , sin s a b e r s e a ú n dónde estaba la victoria,
m u y propia de la fiesta de hoy no se puede callar h a s t a que se reconoció en n u e s t r a a r m a d a , y se
del todo; y por eso diré la s u m a de ella. Después fué declarando tanto por los cristianos, que en
que Selim, segundo de este n o m b r e , g r a n t u r c o , breve tiempo quedó desbaratada y d e s h e c h a la
rompió las paces con la república de Venecia, a r m a d a de los turcos, treinta mil con su bajá
viéndose s e ñ o r del m a r por la multitud de s u s m u e r t o s , diez mil cautivos, ciento y ochenta n a -
naves y soldados, se señoreó del reino de Chipre ves p r e s a s , noventa s u m e r g i d a s , quince mil cris-
y empezó á h a c e r hostilidades y estragos en los tianos rescatados, casi trescientos tiros de a r t i l l e -
cristianos. El santísimo pontífice Pío V p r o c u r ó r í a cogidos, el despojo de dineros, joyas y a r m a s
u n i r todas las a r m a s católicas c o n t r a el enemigo ni tiene precio ni n ú m e r o ; y lo principal fué c o -
común de la cristiandad, que deseaba dominarlo b r a r las a r m a s católicas la reputación perdida, y
todo con su poder, y p r e s u m í a eclipsar con s u s perder las m a h o m e t a n a s la soberbia y la confianza
l u n a s las luces clarísimas de n u e s t r a fe. E x c u s á - g a n a d a s en m u c h a s victorias. M u r i e r o n de n u e s -
r o n s e los otros príncipes cristianos, y solamente tra parte seis mil h o m b r e s , y pocos de cuenta; por
el rey católico Felipe II se coligó con el papa y lo cual fué ésta la batalla m á s célebre que h a n
con la república de Venecia p a r a oponerse á tan conseguido en el m a r los cristianos, y no sé si vio
formidable enemigo. Dispúsose u n a poderosa ar- antes primera, ó h a visto después s e g u n d a en s u s
mada, de que iba por g e n e r a l D. J u a n de Austria, c a m p a ñ a s el elemento del a g u a .
hijo del invicto e m p e r a d o r Carlos V, en quien Debióse esta insigne victoria á las oraciones de
parecía h e r e n c i a el valor y patrimonio el vencer. san Pío V y de la cristiandad, donde el santo pon-
Buscó la a r m a d a católica á la t u r q u e s c a que espe- tífice las m a n d ó hacer; y fuera del valor de los
r a b a en el golfo de Lepanto. Los turcos contaban soldados cristianos, ayudó mucho la devoción y
doscientas y treinta galeras reales con otras m u - celo con que, confesados y bien dispuestos, e n -
chas galeotas y vasos m e n o r e s ; los cristianos traron en la batalla p a r a m o r i r defendiendo la fe,
llevaban m á s de doscientas galeras, ochenta y si Dios por n u e s t r a s culpas diese á los infieles
u n a del rey de E s p a ñ a , ciento y nueve de Venecia la victoria; y p r i n c i p a l m e n t e se debió á la i n -
y doce del s u m o pontífice, t r e s de Malta y otras tercesión de la s a c r a t í s i m a virgen María, n u e s t r a
de caballeros p a r t i c u l a r e s . Al llegar n u e s t r a a r - Señora, s i n g u l a r p a t r o n a de las batallas, á quien
m a d a á vista de la del enemigo, el viento, que p a r a el s u m o pontífice encomendó esta empresa, y el
los turcos e r a favorable y p a r a los cristianos con- general y capitanes hicieron diversos votos. Con-
trario, a m a i n ó casi de repente, empezando y a á siguióse esta victoria en el p r i m e r domingo de
desfavorecerles este elemento, y el m a r se sose- octubre de 1571, día que la religión de p r e d i c a -
gó, como si pretendiera ver con reposo los dos dores tenía c o n s a g r a d o (como todos los p r i m e r o s
m á s poderosos ejércitos del m u n d o disputar s o - domingos de cada mes) al culto de n u e s t r a S e ñ o r a
bre la posesión de él. El de los turcos e r a m u y del Rosario; y en éste especialmente e n c o m e n d a b a
DÍA 1 OCTUBRE 7
á Dios el buen suceso de las a r m a s católicas, por toda la Iglesia; la cual empezó á invocarla y p r e -
mandado el sumo pontífice Pío V, el cual, en reco- dicarla perpetuamente con el nombre de Madre
nocimiento de tan señalada merced como recibió de Dios, muy usado de los santos padres. Y p a r a
toda la cristiandad de la Madre de Dios, consagró que todos los fieles confesasen y celebrasen esta
este día á su culto con título de Santa María de la gloria de María siempre que repitiesen la salu-
Victoria; y Gregorio XIII, que le sucedió, mandó tación angélica, añadió aquellas palabras: « S a n -
que se celebrase cada año, en el p r i m e r domingo ta María, Madre de Dios, etc.» El doctísimo padre
de octubre, en todas las iglesias del orbe cristiano Pedro Canisio, de la Compañía de Jesús, dice que
donde hubiese capilla ó altar de Nuestra Señora desde el principio de la Iglesia los sirios, e n s e ñ a -
del Rosario, fiesta á n u e s t r a Señora con titulo dos por los sagrados apóstoles, acababan el sacri-
del Rosario, por haberse alcanzado esta victoria ficio de la misa con el Ave María, añadiendo á la
por su devoción. Confirmó esta fiesta Clemen- salutación del ángel y de santa Isabel estas p a l a -
te VIII, y últimamente nuestro santísimo padre bras: «Santa María, Madre de Dios, r u e g a por nos-
Clemente X, á instancia de la reina, n u e s t r a se- otros pecadores. Amén.» Mas puédese componer
ñora, D . M a r i a n a de Austria, h a mandado que
a
esta diferencia si decimos que lo que-usaban los
en todos los reinos y señoríos de la m o n a r q u í a sirios en la misa desde el tiempo de los apóstoles,
católica se celebre ñesta de n u e s t r a Señora del lo empezó á u s a r toda la Iglesia, siempre que reza
Rosario, con oficio de doble mayor, por todo el el Ave María, desde el año 431.
eclesiástico, secular y r e g u l a r . E s tan agradable la salutación angélica á la
E s m u y digna de ser usada de todos y m u y santísima Virgen, que, como dice san Atanasio,
a g r a d a b l e á n u e s t r a Señora la devoción de su los ángeles en el cielo la saludan y alaban con las
santísimo rosario, y m u y s e g u r a ; porque fuera palabras del arcángel san Gabriel. Y de santa Ma-
de estar a p r o b a d a y recomendada por la Iglesia, tilde, hija m u y regalada de la Madre de Dios, se
este rosario ó salterio de n u e s t r a Señora se c o m - escribe que, oyendo un día misa de n u e s t r a S e -
pone de la oración del P a d r e n u e s t r o y de la del ñora, al empezar el sacerdote á decir aquellas pa-
Ave María, que son las mejores oraciones que labras: Salve, sancta Parens, le vino un deseo
tiene la Iglesia, como dice santo Tomás, y las m e - m u y entrañable de saludar también á la Virgen,
j o r e s que se pueden decir á la Virgen. Y dejando y hablando con ella, le dijo: «¡Oh S e ñ o r a y R e i n a
la oración del P a d r e n u e s t r o , que es compuesta dulcísima! si yo hallase u n a salutación la m á s ex-
por el mismo Cristo, y en esto lleva toda su r e c o - celente que h u m a n o entendimiento puede pensar,
mendación, la oración del Ave M a r í a se compuso de m u y b u e n a g a n a os saludaría con ella.» Luego
de las p a l a b r a s del arcángel san Gabriel cuando fué a r r e b a t a d a en espíritu y vio á la gloriosísima
saludó á María, y de las de santa Isabel cuando virgen María, cercada de i n n u m e r a b l e s ángeles y
M a r í a la saludó; a u n q u e diremos mejor que el de i n m e n s o s resplandores, que traía en el pecho
mismo Dios compuso esta salutación y nos e n s e - escrita con letras de oro la salutación angélica, y
ñó por boca de un ángel y de u n a mujer, p a r a dijo la santa: «Nunca pudo llegar h o m b r e á inven-
q u e tengan p a r t e en esta salutación los h o m b r e s tar semejante salutación, ni me puedes saludar con
y los ángeles, alaben todos con ella á la Reina de otra que m á s me agrade que ésta, porque con ella
los ángeles y de los h o m b r e s ; porque san Gabriel, m e s a l u d ó l a S a n t í s i m a T r i n i d a d ; el Padremeconfir-
como advierte el beato Alberto M a g n o , no saludó mó con su omnipotencia, para que fuese exenta
á M a r í a en su n o m b r e , sino en n o m b r e de la San- de toda culpa; el Hijo me ilustró con su sabiduría
tísima Trinidad, como su embajador; y dijo a q u e - p a r a que fuese como un astro refulgente del cielo
lla salutación, no como inventada por él, sino c o - y de la tierra; y el Espíritu Santo con la d u l c e -
rno e n s e ñ a d a de Dios; y s a n t a Isabel, a n t e s de sa- d u m b r e de su a m o r me llenó de toda gracia, y me
ludar á María, fué llena del Espíritu Santo; el hizo tan agradable á sí, que todos los que b u s c a -
cual le hizo decir las palabras que no había p e n - ren por mí la gracia la hallarán.» Y dejando c o n -
sado y profetizar lo que antes no sabía, como a d - soladísima á la santa virgen, desapareció la V i r -
vierte san Gregorio. A esta salutación añadió la gen de las vírgenes y toda aquella maravillosa
Iglesia, g o b e r n a d a y enseñada del mismo Espíritu visión.
Santo, las últimas palabras: «Santa María, Madre
J u a n Lanspergio y el abad Ludovico Blosio en
de Dios, etc.» El cardenal Baronio dice que se
sus obras espirituales cuentan h a b e r sido r e v e l a -
añadió esta parte á la salutación angélica el año
do á algunos varones santos de cuánta gloria sea
de 431, con ocasión de la herejía de Nestorio, que
para Dios, honra p a r a la Virgen, a g r a d o p a r a los
no quería l l a m a r á María M a d r e de Dios; porque,
ángeles y bienaventurados y provecho p a r a los
condenado este perverso heresiarca, que pretendía
hombres la devoción del santo rosario; y particu-
o s c u r e c e r la m a y o r gloria de María santísima,
larmente refieren que un prior de la Cartuja del
creció m á s la gloria de esta s o b e r a n a S e ñ o r a en
monasterio de Tréveris, que por m u c h o s años se
8 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
había ejercitado en la devoción del rosario, siendo gios no obró en el Oriente el apóstol de las I n d i a s
en u n a ocasión a r r e b a t a d o en espíritu, como s o - san F r a n c i s c o J a v i e r con el rosario en s u s m a n o s ,
lía, y subido al t e r c e r cielo, como san Pablo, ó ó en las de los niños inocentes que enviaba á c u -
abiértosele el cielo, como á san Esteban, vio con r a r endemoniados, s a n a r enfermos y r e s u c i t a r
los ojos del a l m a como toda la corte del cielo daba muertos? M u c h a s son las batallas que se han con-
á Cristo y á su gloriosísima M a d r e millares de seguido con las a r m a s del rosario, y fuera de la
bendiciones y alabanzas por los inefables m i s t e - batalla naval de que h a b l a m o s a n t e s , es m u y ilus-
rios que se e n c i e r r a n en el rosario; que los coros t r e la q u e ganó León IV, año de 854, de los e n e -
de los ángeles y santos estaban con g r a n d e a t e n - migos de Cristo. P o r q u e , viniendo á R o m a u n
ción el tiempo que se rezaba el rosario, y que al ejército de m o r o s y b á r b a r o s , a m e n a z a n d o fuego
p r o n u n c i a r el n o m b r e santísimo de J e s ú s h i n c a r o n y s a n g r e , r u i n a s , impiedades y sacrilegios, á aque-
con profundísima humildad la rodilla, y al oir el lla s a n t a ciudad, el santísimo pontífice, que no
n o m b r e dulcísimo de M a r í a inclinaban la cabeza era m e n o s valeroso p a r a la ocasión de la g u e r r a
con g r a n d í s i m a reverencia; y vio j u n t a m e n t e que que p r u d e n t e en el tiempo de la paz, hizo gente,
todos los celestiales espíritus y h o m b r e s bienaven- y m u d a n d o el oficio de Aarón en el de Moisés, ó
t u r a d o s hacían oración á Dios, pidiendo favores y j u n t a n d o en uno el cargo de sumo sacerdote y
mercedes p a r a todos aquellos que, rezando el r o - capitán g e n e r a l , acaudilló á los soldados h a s t a el
sario, se o c u p a b a n en la t i e r r a en lo que ellos se puerto de Ostia, donde el ejército contrario h a b í a
ocupaban en el cielo, en alabar á J e s ú s y á M a - desembarcado; mandóles á todos confesar y c o -
ría, y d a r g r a c i a s á Dios por los altos y soberanos mulgar, é invocar á la M a d r e de Dios del R o s a r i o ,
misterios que con inefable y estupenda caridad y quiso que por el camino llevasen en la una m a n o
obró por la salud de los h o m b r e s , y por las g r a n - la lanza con que h a b í a n de pelear, y en la otra el
des cosas que con i n m e n s a liberalidad hizo en Ma- rosario con que h a b í a n de vencer, h a s t a que, e n -
r í a el Todopoderoso. Vio también a p a r e j a d a s en c o n t r á n d o s e los dos ejércitos, el santo pontífice
el cielo m u c h a s c o r o n a s de gloria, h e r m o s a s y echó al de los cristianos !a bendición, haciendo
resplandecientes, p a r a los que rezaban devota- sobre ellos la señal de la cruz, y los animó con
mente el rosario. Supo que cada vez que alguno gravísimas p a l a b r a s á m o r i r ó vencer, pues de
decía u n rosario alcanzaba algún favor y merced, cualquiera m a n e r a vencían, ó á los enemigos g a -
y a l g u n a gracia y bendición p a r t i c u l a r en esta n a n d o la victoria, ó á la m u e r t e m u r i e n d o en
vida por medio de la sacratísima virgen M a r í a , la batalla por tan j u s t a c a u s a . Luego dio el ejérci-
que oraba por los q u e r e z a b a n su rosario. F i n a l - to de los cristianos en el de los infieles con tal fu-
m e n t e , entendió que en esta devoción estaba e n - ria, que m a t a r o n la m a y o r p a r t e de ellos, y los
c e r r a d o tal tesoro de g r a c i a s y bienes espirituales, d e m á s h u y e r o n á s u s navios, llenos de t e m o r y
que n i n g u n o de los mortales lo podría c o m - espanto, b u s c a n d o la seguridad en la fuga, y de-
p r e h e n d e r con el entendimiento y m e n o s explicar jando á los cristianos m u c h o s cautivos y despojos,
con las p a l a b r a s . Todo esto fué revelado á aquel con u n a insigne victoria, debida m á s á la oración
v a r ó a santo; y por no ser avariento del tesoro que al valor, y conseguida m á s con el rosario de
m a y o r , ni defraudar á los venideros de la noticia la Virgen que con las a r m a s de los soldados. Reci-
que tanto les podía a p r o v e c h a r , dejó escrito lo bió santo Domingo el rosario de m a n o de la Virgen
q u e había visto, y descubrió esta m i n a de que po- p a r a destruir la herejía de los albigenses; porque
dían e n r i q u e c e r s e todos de espirituales riquezas. como u n a de las herejías de estos blasfemos h e r e -
No tienen n ú m e r o los favores que Dios hace á jes e r a p o n e r su l e n g u a sacrilega en la pureza de
los devotos del rosario de María. P e r o ¿qué mara- María santísima, quiso el S e ñ o r oponer a l a b a n z a s
villa es que sean tan favorecidos y consigan t a n - de su M a d r e á las injurias de su M a d r e , y por
tas g r a c i a s , si r u e g a n por ellos los b i e n a v e n t u r a - medio de su rosario, que aconsejó santo Domingo
dos, si suplican los á n g e l e s , si intercede María? rezasen los capitanes y soldados del ejército c a t ó -
¿Qué no a l c a n z a r á n tales r u e g o s , qué se n e g a r á á lico, que g o b e r n a b a Simón de Monforte, siendo
tales súplicas, qué cosa h a y imposible ni dificul- sólo de ochocientos caballos y mil infantes, a l c a n -
tosa á tal intercesión? P o r el rosario los ciegos zó u n a insigne victoria del ejército de los albigen-
reciben vista, los sordos oídos, los m u d o s l e n g u a , ses, que constaba de cien mil h o m b r e s de pelea,
los m a n c o s m a n o s , los cojos pies, los desconsola- m u r i e n d o m u c h o s millares de los enemigos de
dos consuelo, los necesitados socorro, los e s t é r i - María, y solos siete ú ocho de los católicos, q u e
les hijos, los enfermos salud y los m u e r t o s vida. defendían su p u r e z a y estaban debajo de su p a -
¿Qué milagros no hizo santo Domingo por medio trocinio.
del rosario en E s p a ñ a , Italia y Francia? ¿Qué ma- ¿Qué diré de las victorias espirituales que han
ravillas no h a n hecho s u s hijos en todo el m u n d o conseguido los devotos de María santísima, de
donde h a n introducido esta devoción? ¿Qué p r o d i - los demonios y de los vicios por medio del r o -
DÍA 1 OCTUBRE
sario? Muchos son los que por medio de esta de que gusta María santísima; y esto basta para
devoción h a n salido de sus culpas, y se han d e s - aficionarnos á su devoción. A algunos devotos
nudado de los vicios y malas costumbres que suyos que ponían á sus imágenes coronas de flo-
se habían convertido en naturaleza. De una res reveló María santísima que gustaba más de
Magdalena pecadora, en la ciudad de Roma, hizo coronas compuestas de sus salutaciones, y en d e -
santo Domingo por medio del rosario una Mag- mostración de esto h a sido vista tal vez coger de
dalena penitente, ó u n a s a n t a Catalina, q u e éste la boca de sus devotos, mientras rezaban el r o -
era su nombre; y merece este r e n o m b r e la que sario, rosas en lugar de Ave Marías, y azucenas
mereció ser regalada de Dios con visitas y revela- en lugar de las oraciones del P a d r e n u e s t r o , y
ciones celestiales, con admiración del mismo san- formando u n a g u i r n a l d a de aquellas flores m i s -
to Domingo, que no acababa de engrandecer la teriosas coronarse con ella. Otros devotos del
misericordia de Dios, que saca los pobres del e s - rosario han sido coronados con g u i r n a l d a s de s e -
tiércol, como dice David, para colocarlos entre los mejantes rosas y azucenas, mientras le rezaban
príncipes de su reino, y había llenado de tanta con devoción. María se compara en el Eclesiás-
gracia y santidad aquel corazón que estaba lleno tico á las rosas de Jericó, q u e , según dice Alberto
de inmundicias y abominaciones. ¿Cuántos que M a g n o , tienen ciento y cincuenta hojas; y el rosa-
estaban desesperados de su salvación h a n c o b r a - rio se compone de otras tantas rosas que se ofre-
do esperanzas de vida eterna rezando el rosario? cen en oloroso sacrificio á la rosa de Jericó, que
¿Cuántos que á toda priesa caminaban por el cami- es la reina ó la diosa de las flores. Estas son las
no de la perdición han tomado el camino derecho rosas y flores que pide María en los c a n t a r e s
por medio de esta devoción? ¿Cuántos se han li- cuando dice: «Cercadme de flores, porque estoy
brado por el rosario de males temporales y eternos? enferma de amor.» Con estas flores se alivia su
P a r a m u c h o s pecadores h a sido principio de su enfermedad y se satisface su a m o r . Estas son las
felicidad e t e r n a el h a b e r perseverado m u c h o tiem- flores que dice María en el Eclesiástico: «Mis flo-
po en la devoción del Rosario; y así reveló la Vir- res son fruto dé h o n r a y honestidad.» ¿Qué cosa
gen al beato Alano de R u p e , según él mismo lo de mayor h o n r a que c o r o n a r n o s con las flores de
escribe, que es señal probablede reprobación tener María? ¿Qué cosa más honesta que coronar á Ma-
h o r r o r , tedio y descuido de rezar el Ave María; y ría con tales flores? Todo lo es el rosario, corona
al contrario, ser devoto y cuidadoso de rezar esta de María y corona nuestra. De estas rosas, que
n u n c a se marchitan, nos hemos de coronar; no de
salutación es señal probable de predestinación.
aquellas que se coronan los necios del libro de la
Considerando, pues, los diversos favores y mer-
Sabiduría, con temor de que se marchiten. A Ma-
cedes que Dios h a c e por medio del santo rosario,
ría vio san J u a n coronada de estrellas; y más es-
podemos decir que es la honda de David con que
tima María ser coronada de rosas y azucenas, de
derribó al gigante é hizo h u i r al ejército de los
que se compone el rosario, que de las estrellas del
filisteos, el lazo en que quedó suspenso Aman y
cielo. Si quieres, pues, coronar á María con una
libre el pueblo de Dios de la m u e r t e que le quería
corona de su buen gusto, no busques diamantes
dar este poderoso enemigo; y aquella cinta que
ni piedras preciosas, ni eches menos las estrellas
puso R a h a b en la v e n t a n a p a r a salvar su vida y
para labrarle u n a corona digna de su grandeza,
la de su familia, cuando entraron los israelitas á sino rézala todos los días su rosario ó corona con
fuego y s a n g r e en la ciudad de Jericó. Las dos m u c h a devoción, meditando j u n t a m e n t e los mis-
oraciones del P a d r e n u e s t r o y Ave María de que terios del rosario, gozándote de los privilegios de
se compone el rosario, c o m p a r a n a l g u n o s á las María para que acompañe la consideración á la
dos alas,de paloma q u e pedía David p a r a volar y voz, y no esté lejos el entendimiento de la lengua;
descansar, y á las dos alas de águila que le fueron porque así te c o r o n a r á María de favores en esta
dadas á aquella mujer del Apocalipsis, que es el vida, y te alcanzará una corona de gloria en el
a l m a s a n t a p a r a volar al desierto huyendo del cielo, á donde nos lleve el Señor á todos por la in-
dragón infernal. Y dicen que son las mejores a r - tercesión de su Madre. Amén.
m a s que penden de la torre-de David, que es M a -
ría santísima y la Iglesia santa, con que se h a n Escriben del rosario de n u e s t r a Señora el beato
de a r m a r los fuertes p a r a defenderse y ofender á Alano de Rupe, F r . Juan A n d r é s Coppestein, fray
los enemigos; y que de estas dos oraciones j u n t a s Andrés Giauneti; Fr. J u a n López, obispo de Cro-
como de dos lados g r a n d e s , se forma la escala tón; F r . J u a n de Sagastizával, y F r . Francisco Me-
mística que vio Jacob en sueños, que llegaba des- jía, de la orden de santo Domingo; el P . Gaspar
de la t i e r r a al cielo, por donde subían y bajaban Astete, de la Compañía, y otros a u t o r e s , por la ma-
ángeles, de lo cual reconoció el santo patriarca yor parte de la orden de santo Domingo. Otros
que estaba allí la casa de Dios y la p u e r t a del cie- muchos escriben tratados del Ave María.
lo. Este rosario se compone de las r o s a s y flores (P. Ribadeneira.)
TOMO IV 2
10 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
SAN REMIGIO, ARZOBISPO Y CONFESOR. — La vida del de m a n e r a que él y todo el pueblo entendió que
glorioso san Remigio, arzobispo de R h e i m s , y p r e - aquélla e r a la voluntad de Dios, á la cual no de-
dicador y apóstol de los francos, sacada de Hinc- bía r e p u g n a r .
m a r o , arzobispo asimismo de R h e i m s , y de Fortu- Aceptó Remigio aquella dignidad, y fué c o n s a -
nato, que la escribieron, es de esta m a n e r a : F u é g r a d o arzobispo, y luego comenzó á m o s t r a r las
san Remigio hijo de m u y nobles y ricos padres, y virtudes con q u e le h a b í a adornado el que p a r a
m u y dados á todas las o b r a s de virtud y caridad. tan alto l u g a r le h a b í a escogido. E r a m u y limos-
Su padre se llamó Emilio y su m a d r e Cilinia. E r a n n e r o , vigilante, devoto y perfecto en toda virtud;
ya viejos y sin e s p e r a n z a de t e n e r más hijos. E s - era su conversación m á s del cielo que de la t i e -
taban las cosas del reino de F r a n c i a m u y t u r b a d a s r r a ; s u s p a l a b r a s encendidas en a m o r de Dios; el
con las g u e r r a s y m u y perdidas en las c o s t u m b r e s , rostro s e r e n o , g r a v e y tan a g r a d a b l e , q u e sólo
especialmente las de los eclesiásticos, que son el el m i r a r l e ponía devoción por la santidad que en
corazón y como el pulso de toda la república. Cas- él resplandecía. T e n í a g r a n fuerza en s u s p a l a -
tigaba Dios, n u e s t r o S e ñ o r (como suele), aquel bras, porque todo lo q u e predicaba á los otros
reino por s u s pecados. Había en él un santo v a - primero lo cumplía en sí. E r a terrible p a r a con
rón, llamado Montano, de m u y perfecta y peniten- los soberbios y m a n s o p a r a con los humildes. H u í a
te vida, que vivía e n c e r r a d o en u n desierto apar- de la ociosidad, a b o r r e c í a el deleite, apetecía el
tado, y era m u y regalado y visitado del Señor por trabajo y a m a b a el ser menospreciado. E r a i m -
s u s g r a n d e s merecimientos y por las oraciones paciente c u a n d o le h o n r a b a n , y pobre de dinero
que c o n t i n u a m e n t e hacía, suplicándole que se y rico de "virtudes; p a r t i c u l a r m e n t e r e p r e h e n d í a
apiadase de aquel reino y se contentase con las en s u s s e r m o n e s el vicio de la deshonestidad, y
calamidades y m i s e r i a s que h a b í a padecido. E s - aconsejaba que n i n g u n o tuviese por fea á su pro-
tando u n a noche Montano en su oración pidiendo pia mujer, ni por h e r m o s a á la e x t r a ñ a . Visitaba
al Señor con m u c h a s l á g r i m a s su misericordia, su arzobispado con g r a n cuidado por sí m i s m o ,
le fué revelado que Dios h a b í a oído su oración, no cometiendo este oficio á t e r c e r a p e r s o n a . F i -
y que Cilinia concebiría y p a r i r í a un hijo que n a l m e n t e , e r a tan perfecto y tan c o n s u m a d o en
se llamaría Remigio, el cual sería remediador todas las v i r t u d e s de su alma, y tan solícito y
y r e p a r a d o r de todo aquel reino. Quedó c o n s o - cuidadoso pastor en a p a c e n t a r y c u r a r las d o l e n -
lado Montano con esta revelación de Dios; avisó cias de s u s ovejas, que m á s parecía ángel venido
de ello á Cilinia; díjole que p a r i r í a u n hijo, cuyo del cielo que h o m b r e mortal. D e m á s de la s a n t a
n o m b r e s e r í a Remigio; que hiciese g r a c i a s á Dios vida con que resplandecía en el m u n d o , Dios le
por él, y le criase con g r a n cuidado, como hijo esclareció con m u c h o s y g r a n d e s m i l a g r o s . E c h ó
dado de su m a n o p a r a bien de todos aquellos pue- del cuerpo un demonio que afligía un pobre hom-
blos. Dudó m u c h o Cilinia del divino oráculo, p o r - bre, y restituyó la vista que le había quitado.
que y a ella y su marido eran viejos y no podían Libró á otra doncella, también endemoniada, la
c r e e r que había de ser más m a d r e ; pero Montano cual, habiendo sido llevada al glorioso p a t r i a r c a
le certificó que tendría aquel hijo y que le criaría san Benito p a r a que la s a n a s e , él por su humildad
á s u s pechos, y q u e cuando le destetase lavaría le envió con u n a c a r t a s u y a á s a n Remigio, que
con su leche los ojos del mismo M o n t a n o , que es- no quedó poco confuso. Y teniéndose por indigno
taba ciego, y le restituiría la vista. Todo se c u m - y no q u e r i e n d o h a c e r oración por ella, fué tan
plió como el santo v a r ó n lo dijo, p o r q u e Cilinia re- g r a n d e la instancia q u e todo el pueblo le hizo y
cibió y parió á Remigio, y Montano cobró la vista t a n t a s las l á g r i m a s que los padres de la doncella
con la leche de su m a d r e . Luego se conoció que d e r r a m a r o n , que vencieron al santo prelado; y
Remigio era escogido de Dios p a r a g r a n d e s cosas, él mandó al demonio que saliese de aquella don-
porque e r a m u y apacible, m u y obediente, m u y cella, y el demonio obedeció. Poco después m u -
devoto, é inclinado á todas las cosas de piedad y rió, y san Remigio la resucitó, dando vida á la
de letras, las cuales estudió con m u c h o cuidado; difunta, que a n t e s con su oración había librado
y p a r a h u i r los peligros y ocasiones de la j u v e n - del poder de S a t a n á s . H a b i e n d o falta de vino p a r a
tud se e n c e r r ó en u n l u g a r solitario, donde vivió la gente que llevaba consigo, la suplió el Señor
h a s t a la edad de veintidós años, con tan g r a n d e por las oraciones de san Remigio, y las cubas que
fama de santidad, que, siendo m u e r t o Benandio, antes estaban vacías se hallaron llenas. Pegóse
arzobispo de R h e i m s , todo el pueblo con un m i s - fuego u n a vez en la ciudad de R h e i m s , y creció
mo ánimo y u n a voz le eligieron por su prelado. tanto el incendio que q u e m ó la t e r c e r a parte de
Y como él se e x c u s a s e por su m u c h a insuficien- la ciudad, y el resto estaba en tan g r a n d e p e l i -
cia y poca edad, Dios, n u e s t r o Señor, envió u n gro, que no había e s p e r a n z a a l g u n a de remedio.
resplandor del cielo sobre su cabeza, patente y Dieron aviso del daño y fuego á san Remigio, y
visible, é infundió maravilloso licor sobre ella, él luego se entró á h a c e r oración en la iglesia de
DÍA 1 OCTUBRE 11
San Nicasio, obispo que había sido de R h e i m s . pudo la r e i n a salir con su intento hasta que u n a
Acabada la oración se levantó, y mirando al cielo g r a n necesidad ablandó y rindió el corazón de
dio un suspiro y dijo: «Dios mío, dad eficacia á Clodoveo. Porque, haciendo g u e r r a á los alemanes
mis palabras.» Y fué á la parte donde las llamas y suevos, y hallándose muy apretado y en peligro
del fuego eran m á s poderosas, y haciendo la s e - de perderse, sin esperanza alguna de remedio,
ñal de la cruz, luego el fuego comenzó á r e c o g e r - amonestado del duque de Orliens, su consejero
se y r e t r a e r s e , y como á h u i r de la presencia del (que era cristiano), pidió socorro y favor á J e s u -
santo, y él iba siempre siguiendo al fuego, h a s t a cristo, prometiéndole de h a c e r s e cristiano si le
que recogido (como en un globo) se retrujo á u n a daba victoria contra s u s enemigos. En prometien-
p u e r t a de la ciudad, y salió por ella con g r a n d e do esto, los alemanes volvieron las espaldas y h u -
admiración y hacimiento de gracias de todo el yeron, y muerto su rey en la batalla se sujetaron
pueblo. á Clodoveo; y con esta victoria alcanzó el rey otra
Supo por divina revelación que había de venir mayor de sí mismo y del demonio, porque se d e -
u n a g r a n d e h a m b r e en toda F r a n c i a , y como otro terminó de h a c e r s e cristiano y atrajo con s u s pa-
José j u n t ó m u c h o trigo en u n a alquería p a r a p r o - labras y ejemplo á los príncipes de su reino p a r a
veer á aquella necesidad. Pareció á algunos hom- que lo fuesen. Envió la r e i n a Clotilde á llamar á
b r e s ociosos y perversos que esta caridad del santo san Remigio p a r a que enseñase é instruyese al
era codicia, y que se quería h a c e r tratante p a r a rey, y él fué; y estando u n a noche el rey y la rei-
g a n a r y atesorar, ó instigados del demonio p u s i e - na, y algunos de s u s privados y clérigos, en un
ron fuego á los g r a n o s . Hallóse á la sazón no oratorio del príncipe de los apóstoles san Pedro,
oyendo las palabras que san Remigio les decía
lejos de allí san Remigio, fuéronle á decir lo que
(que en su tiempo fué varón elocuentísimo), vino
pasaba, y él se partió luego p a r a ver si se podía
de repente u n a luz del cielo tan copiosa y esclare-
r e m e d i a r aquel daño. Cuando llegó, ya el fuego
cida, que vencía la claridad del sol, y oyóse una
estaba apoderado de todo, y él con g r a n d e paz
voz que dijo: Pax vobis; ego sum; nolile timere:
(porque hacía g r a n d e frío y por su m u c h a edad
maneíe in dileciione mea: La paz sea con vosotros;
estaba helado) se llegó al fuego y se comenzó á
yo soy; no temáis: perseverad en mi dilección.
calentar, sin m o s t r a r en su rostro enojo ni ira
T r a s la voz se siguió un olor del cielo suavísimo.
a l g u n a . Después con g r a n serenidad dijo: «Dios
Con esta visión despavoridos y asombrados los
t e n d r á cuidado de castigar á los que h a n quemado
reyes y los circunstantes se echaron á los pies de
este trigo, por la falta que h a de h a c e r á los p o -
san Remigio, y él los consoló y declaró que es
bres.» Y fué así, que los que pegaron fuego al trigo
propio de Dios, nuestro Señor, en el principio de
q u e d a r o n q u e b r a d o s , y todos s u s descendientes su visitación espantar, y consolar y r e g a l a r en el
v a r o n e s padecieron la m i s m a enfermedad, y las fin. Enseñóles lo que habían de hacer, y lleno de
mujeres tenían u n a s paperas y las g a r g a n t a s h i n - espíritu profético les anunció todo lo que les h a -
c h a d a s . H i n c m a r o , arzobispo de R h e i m s , que ya bía de suceder á ellos y á s u s descendientes; la fe-
h a ochocientos años que escribió esta historia, licidad que habían de alcanzar, cómo habían de
afirma h a b e r visto a l g u n o s de este linaje, á quie- dilatar y g o b e r n a r su reino, las victorias que ten-
nes había caído la maldición de san Remigio y drían de s u s enemigos, el servicio que habían de
la sentencia r i g u r o s a del cielo. No sólo esta vez hacer á la Iglesia r o m a n a , y que no les faltaría
castigó Dios á los que, ó no quisieron conceder, ó esta felicidad, h a s t a que ellos faltasen del camino
pretendieron quitar la hacienda que p a r a sustento derecho y cierto del temor de Dios, y dejasen la
de los pobres ó de los ministros de la Iglesia alle- justicia, el culto divino, el favor y amparo de la
gaba san Remigio, sino otras m u c h a s , quitándoles Iglesia y la disciplina eclesiástica. P o r q u e los rei-
los bienes que y a poseían, ó haciendo s u s t i e r r a s nos se conservan con la religión y justicia, y se
estériles, p a r a que no diesen fruto ni ellos le c o - pierden con la injusticia ó impiedad. Después bau-
giesen de s u s trabajos. Otros i n n u m e r a b l e s m i l a - tizó al rey; y fué cosa milagrosa que, faltando la
gros hizo este santísimo pontífice; pero el m a y o r c r i s m a (porque el que la traía por la m u c h a gente
de todos y m á s provechoso fué la conversión del no pudo entrar), san Remigio, alzando los ojos y
rey Clodoveo y del reino de F r a n c i a al conoci- las m a n o s al cielo, suplicó con m u c h a s lágrimas
miento de Jesucristo, n u e s t r o Salvador; lo cual al Señor que proveyese aquella necesidad. Vióse
sucedió de esta m a n e r a : luego venir una paloma más blanca que la nieve,
R e i n a b a á la sazón en F r a n c i a Clodoveo, que que traía en el pico u n a redoma llena de c r i s m a
e r a gentil y estaba casado con Clotilde, que era de celestial, la cual puso en las m a ñ o s a san Remigio y
la casa de Borgoña y cristiana, y muy temerosa desapareció, dejando en todo el templo u n a fragan-
de Dios, y como tal p r o c u r a b a p e r s u a d i r al rey su cia tan divina, que n i n g ú n otro olor de la tierra se le
marido que dejase la idolatría y conociese por ver- podía c o m p a r a r . Con este milagro se confirmó más
dadero Dios á Jesucristo, nuestro Redentor. No
12 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
el rey y entró en la pila del bautismo, y estando banzas al santo, á la media noche sobrevino u n
en ella, le dijo san Remigio estas p a l a b r a s : «Miíis, sueño tan e x t r a ñ o á todos, q u e q u e d a r o n d o r m i -
depone collar, sicamber. Clodoveo, m a n s o y a y hu- dos. Cuando d e s p e r t a r o n hallaron el c u e r p o de
milde, baja el cuello al yugo del Señor, a d o r a al que san Remigio colocado por m a n o de ángeles d e t r á s
h a s t a aquí h a s perseguido, y persigue á los dioses del altar, en aquel mismo l u g a r donde ellos h a -
que h a s adorado.» Y con esto le bautizó y le d i o por bían pretendido y no h a b í a n podido trasladarle.
n o m b r e Luis, que fué el p r i m e r o de este n o m b r e , Y j u n t a m e n t e sintieron un olor suavísimo y p r o -
y el que d i o principio á los cristianísimos r e y e s de pio del cielo, que salía de aquel cuerpo santo; y
F r a n c i a ; y fué instituido y enseñado por san R e - entendieron cuan inestimable corona de gloria t e -
migio, maestro, predicador y apóstol de los f r a n - nía en el cielo el que así era de Dios h o n r a d o en
cos, y de ellos fué reverenciado y obedecido, como la tierra, y la devoción y afecto con que debían ve-
h o m b r e venido del cielo; y el rey y los g r a n d e s de n e r a r é imitar este glorioso prelado. Creció tanto en
su reino le dieron g r a n d e s h e r e d a m i e n t o s y pose- los de la ciudad de R h e i m s aquella devoción, que,
siones, que él r e p a r t i ó á su iglesia de Rbeircn y á sucediendo después u n a cruelísima pestilencia q u e
otras m u c h a s q u e edificó, y puso en ellas obispos. destruyó á Italia y el reino de F r a n c i a , los n a t u r a -
Y san H o r m i s d a s , papa, le escribió y le hizo lega- les de R h e i m s a c u d i e r o n á su patrón san R e m i -
do suyo en todo el r e i n o de F r a n c i a , p a r a que con gio, y tomando u n a reliquia de su sepulcro la
su autoridad o r d e n a s e y dispusiese las cosas ecle- llevaron en procesión por toda la ciudad, y por las
siásticas de aquel reino como mejor le pareciese. casas p a r t i c u l a r e s de ella, hasta salir fuera de las
Con esta tan g r a n d e y apostólica autoridad, y con p u e r t a s . F u é cosa maravillosa q u e , viniendo d e s -
el favor del rey Luis y con el respeto que los gran- pués la pestilencia, no entró en la ciudad ni pasó
des s e ñ o r e s del reino de F r a n c i a le tenían, pudo los límites de donde había llegado la procesión
san Remigio h a c e r tantos y tan g r a n d e s bienes con la reliquia de san Remigio. Denos el S e ñ o r
como hizo en aquel reino, que fueron i n n u m e r a - g r a c i a por su intercesión p a r a que de tal m a n e r a
bles. Él le sustentó con s u s oraciones, él le alum- le imitemos, que m e r e z c a m o s ser particioneros
bró con su doctrina, él le inflamó y reformó con de su b i e n a v e n t u r a n z a . De san Remigio, d e m á s
s u s virtudes y ejemplo, él le espantó con s u s m i - de los martirologios r o m a n o , de Beda, U s u a r d o y
lagros, él d i o forma á s u s sucesores y prelados Adón, escribieron su vida F o r t u n a t o y H i n c -
de cómo habían de vivir y g o b e r n a r y a p a c e n - m a r o , y h a c e n mención Gregorio T u r o n e n s e , De
tar el g a n a d o del Señor. El cual, p a r a perficio- gest. franc, lib. n , cap. 3 1 ; y Sidonio Apolinar,
n a r más y afinar á san Remigio, estando ya m u y lib. ix, epíst. 7; Sigiberto, De vir. illust. cap. 123;
viejo, le quitó la vista corporal, a u n q u e después Tritemio, De scripío7\, ecclesiast, et De vir. illust.
se la restituyó; y el santo en el tiempo que estuvo sanctiBenedicti, lib. ir, cap. 52, y lib. iv, cap. 198;
ciego llevó con g r a n paciencia y alegría aquel y el c a r d e n a l Baronio en las Anotaciones del
trabajo, alabando como otro Tobías al Señor; y Martirologio, y en el sexto y séptimo tomo de
ejercitando tanto m á s los interiores de su alma, s u s A nales. (P. Ribadeneira.)
cuanto m e n o s podía ejercitar los e x t e r i o r e s del
cuerpo. F i n a l m e n t e , h a b i e n d o corrido g l o r i o s a - SAN DOMNINO, MÁRTIR—Era este santo n a t u r a l de
m e n t e su c a r r e r a , y siendo ya de noventa y seis Tesalónica; profesaba la religión cristiana y esta-
a ñ o s , entendiendo que se llegaba la h o r a dichosa ba dotado de un g r a n fondo de piedad. I m p e r a n d o
en que había de ser desatado de las prisiones de M a x i m i a n o , pasó á la ciudad de Tesalónica; y h a -
esta d u r a cárcel, a r m á n d o s e p a r a la j o r n a d a con biendo sido conducido el santo á su presencia,
las a r m a s de los santos s a c r a m e n t o s , y despidién- mandóle que diese culto á los ídolos, á lo que se
dose a m o r o s a m e n t e de todos s u s hijos, habiendo denegó Domnino y confesó libremente á J e s u c r i s -
gobernado s a n t í s i m a m e n t e su iglesia setenta y to. En vista de esto m a n d ó el emperador fuese
cuatro años, d i o su a l m a al Señor á los 13 de ene- primero azotado con v a r a s , luego le rompieron
ro del año de 545, con g r a n sentimiento y llanto los brazos y las p i e r n a s , y lo llevaron fuera de la
de todo el reino de F r a n c i a , que perdió tan buen ciudad, abandonándolo en un l u g a r i n m u n d o .
p a d r e , maestro y pastor. La s a n t a Iglesia celebra Siete días p e r m a n e c i ó sin comer ni beber, al cabo
la fiesta de san Remigio el primero de octubre, de los cuales entregó su a l m a á Dios.
que fué el de su traslación, en la cual, d e m á s de
los otros milagros q u e obró el Señor, sucedió uno
m u y notable. Queriéndose t r a s p a s a r de la iglesia
LOS SANTOS YERÍSIMO, MÁXIMA, Y JULIA, MÁRTIRES —
E r a n de Lisboa, en P o r t u g a l , y las dos santas e r a n
de San Cristóbal donde estaba á otro l u g a r m á s
h e r m a n a s . Estuvieron unidos los tres m á s por los
decente y magnífico, n u n c a le pudieron mover; y
vínculos de la caridad que por los de la s a n g r e , y
viniendo la n o c h e , y estando el clero y el pueblo
padecieron j u n t o s el m a r t i r i o con ánimo alegre y
con las velas encendidas, cantando h i m n o s y a l a -
rostro sereno en tiempo del emperador Dioclecia-
DÍA 2 OCTUBRE 13
no, según el cardenal Baronio, y según Galesinio des milagros. Su sagrado cuerpo se venera en la
reinando el emperador Antonino. ciudad de Orvieto, é ignoramos dónde acabó su
dichosa vida.
SAN BAYÓN, ANACORETA Y CONFESOR—Nació de noble
familia en el territorio de Liege. En s u s primeros SAN ANANÍAS, CONFESOR—Fué uno de los discípulos
años llevó u n a vida bastante desarreglada; pero de nuestro Señor Jesucristo, y de los más r e c o -
la muerte de su esposa le d i o lugar p a r a reflexio- mendables por su caridad.
n a r sobre las vanidades é inconstancia del m u n -
do, y se convirtió á Dios de todo corazón. Distri- SAN WASNÜLFO, Ó WASNÓN, CONFESOR.—Escocés; m u -
buyó á los pobres cuanto poseía, y se retiró á un rió en 651.
monasterio en Gante, donde se entregó á las m á s
á s p e r a s austeridades de la penitencia para que SAN FIVARLEO, ABAD Y C0NFES0R.-Los calendarios
s u s pasados extravíos fuesen dignos de la miseri- irlandeses le mencionan como muerto en 762.
cordia del Señor. Algún tiempo después se retiró
á h a c e r vida eremítica, y fijó su residencia en el Día 3
tronco de u n g r a n d e árbol que estaba h u e c o . No
comía m á s que y e r b a s silvestres y bebía sólo EL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA—Hemos colocado su
a g u a . Habiendo vuelto á su monasterio, se c o n s - festividad en el día 1." de marzo por celebrarse
truyó u n a celdita en un bosque vecino, se encerró en tal día en la m a y o r parte de las iglesias.
en ella ocupándose tan sólo de las cosas celestia-
les, y m u r i ó allí s a n t a y dichosamente á mediados
SAN LEODEGARIO, OBISPO, Y SAN GERINO, HERMANOS, MÁR-
del siglo VII, asistido en sus últimos momentos
TIRES.—Fué Leodegario de la s a n g r e real de F r a n -
por san A m a n d o , obispo de U t r e c h , san F l o r i b e r -
cia, por lo cual, faltando sus nobilísimos padres,
to, abad del monasterio de Gante, y muchos otros
le dejaron en poder del rey Clotario, el cual le
monjes. El cuerpo de san Bavón fué enterrado en
recibió como si fuera hijo s u j o , y le d i o al obispo
l a a b a d í a donde había vivido, y después colocado
pictaviense, tío suyo, para que le enseñase todas
en la iglesia que se erigió en Gante en su honor.
las artes y buenas letras, en que salió tan diestro
y docto como virtuoso, que era lo que más esti-
SAN PIATÓN, MÁRTIR—Natural de Italia, y presbíte- maba el santo obispo Didón, su tío; por lo cual le
ro de la Iglesia de R o m a , fué desde esta ciudad á ordenó de sacerdote y d i o la dignidad de a r c e -
las Galias p a r a predicar el Evangelio. Habiendo diano de su iglesia, deseando le sucediese en el
penetrado en la Galia bélgica, convirtió al cristia- obispado por ver cuánto lo merecían sus virtudes
nismo todo el territorio de T o r n a y , y recibió la y letras, y sobre todo la pureza de la castidad en
corona del martirio por los años de 286, reinando que competía y emulaba á los mismos ángeles. Al
el e m p e r a d o r Maximiano H é r c u l e s . Su martirio fin, siendo tan g r a n d e su nobleza, era m u c h o
consistió en clavarle en todo su cuerpo g r u e s o s m á s g r a n d e su virtud, con que obligaba á poner
clavos, de los que se servían los r o m a n o s p a r a en él los ojos para dignidades altas. Gobernó seis
clavar en las vigas que querían j u n t a r . años el monasterio de San Maxencio, siendo su
abad. Murió Clotario, y sucedióle en el reino su
SAN ARETAS, Y SUS COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Este hijo Clotario; el cual, reconociendo ser muy niño,
santo d e r r a m ó su s a n g r e por la fe de Jesucristo en por consejo y ruegos de muchos príncipes y obis-
R o m a , en el reinado del emperador Antonino. Con pos trajo á su palacio á Leodegario para que con
él fueron degollados por la m i s m a causa otros su discreción, virtud y prudencia g r a n d e goberna-
quinientos cuatro cristianos, cuya m e m o r i a cele- se el reino todo. Aquí sobresalían tanto sus v i r -
b r a hoy la Iglesia. tudes, que el rey, no contento con haberle dado
tanto honor, le hizo obispo augustodunense. A los
diez años de su obispado murió Clotario, y el
LOS SANTOS PRISCO, CRESCENTE, Y EYAGRIO, MÁRTIRES.
santo obispo Leodegario, por voluntad de Dios y
—Murieron degollados por los paganos en la c i u -
parecer de todos los príncipes que le asistían, d i o
dad de Tomis, en el Ponto, d u r a n t e los primeros
el reino á Childerico, h e r m a n o de Clotario; pero
siglos del cristianismo. Sus reliquias fueron d e s -
como en semejantes casos no todos consiguen su
pués t r a s l a d a d a s á España, y se veneran en la
gusto, Ebroíno quedó disgustado y procuró que
diócesis de Segovia, en un pueblo llamado Cuéllar. Teodorico, h e r m a n o también del rey Childerico,
reinase; porque este solo amigo había conservado
SAN SEVERO, PRESBÍTERO Y CONFESOR.—Fué natural de el tiempo que había sido mayordomo m a y o r de la
Italia, y floreció en el siglo V. San Gregorio dice casa del rey Clotario, habiéndose hecho á todos
que fué varón probado en la virtud y santidad, y odioso por su soberbia vana.
que por su mediación se vieron en la tierra g r a n -
14 LA LEYENDA DE ORO DÍA. 2
Bien claro se ve q u e Ebroíno no m i r a b a la con- predicando á s u pueblo, y conociendo q u e r í a n de-
veniencia del reino, sino la s u y a propia; pero por fenderle, les pidió no hiciesen tal; y así en su há-
el mismo caso fué su p a r e c e r de todos m e n o s p r e - bito pontifical, a c o m p a ñ a d o de infinitas l á g r i m a s
ciado; y así él, considerando cuan abatido había de los suyos, salió á recibir los soldados, los c u a -
de v e r s e , habiéndose hecho á todos odioso y al les le prendieron con furor y rabia; y si no le qui-
mismo rey que no había querido admitir, se fué t a r o n la vida fué p o r q u e no tenían orden p a r a
al monasterio l u x a v i e n s e , y allí se ocultó en h á - ello; pero le s a c a r o n los ojos, pareciéndoles que
bito monacal. El rey, por evitar algún disturbio, en esto lisonjeaban al traidor y apóstata Ebroíno;
puso á su h e r m a n o Teodorico en custodia decente y así ciego lo dejaron preso en u n a abadía.
y s e g u r a , y san Leodegario era único s e ñ o r del Pasados dos a ñ o s hizo Ebroíno que le trajesen
r e y y del r e i n o , con que gozaba de t a n t a paz toda á palacio al santo obispo Leodegario y á su h e r -
F r a n c i a , que bien se conocía obraba la m a n o p o - mano Gerino, á quien con otros m u c h o s tenía des-
derosa de Dios por medio de su siervo Leodegario. t e r r a d o y preso; y como quisiese b u r l a r s e de ellos
No dormía la sierpe del a b i s m o , envidiosa s i e m - en presencia del rey, los dos gloriosos santos
pre; y así, pasado u n a ñ o de t a n t a paz y quietud, h e r m a n o s respondieron á s u s b á r b a r a s é indecen-
comenzó á s e m b r a r cizaña, con que en breve tes p r e g u n t a s con g r a n modestia y h u m i l d a d ; de
tiempo hizo que todo el a m o r que el rey tenía al lo cual enfurecido el t r a i d o r apóstata, m a n d ó que
santísimo obispo Leodegario se convirtiese en odio á Gerino lo a p e d r e a s e n , lo cual se ejecutó, y murió
m o r t a l , de s u e r t e que todo era m a q u i n a r trazas m á r t i r glorioso como otro san E s t e b a n , pidiendo
p a r a darle la m u e r t e . Bien supo Leodegario quién perdón por s u s enemigos; y que á su h e r m a n o
le h a c í a el mal; pero habiendo aprendido de su Leodegario le trajesen todo el día descalzo, hacién-
maestro J e s ú s á h a c e r bien á s u s enemigos y vol- dolo pasear sin p a r a r por un río que corría s o -
v e r bien por mal, los convidó á todos y al mismo bre u n a s a g u d í s i m a s piedras, p a r a que fuese
r e y con ellos, p a r a que el día santo de la P a s c u a cruelmente herido y a t o r m e n t a d o . Ejecutaron los
le celebrasen con él en su ciudad eduense, que verdugos la r i g u r o s a sentencia, y el invicto m á r t i r
era donde tenía su silla pontifical. Admitió el rey de Jesucristo se paseaba y alababa á Dios en tan
el convite, y vino con todos los traidores e n e m i - g r a n t o r m e n t o , de lo cual avisaron á E b r o í n o , y
gos del santo obispo, á quien dieron aviso como furioso le hizo s a c a r la l e n g u a y cortar los labios;
el rey tenía dispuesto darle aquella noche cruel y luego l o m a n d o p o n e r en custodia p a r a d i s c u r r i r
muerte. nuevos g é n e r o s de rigores con que a t o r m e n t a r l e .
No se turbó por esto el ánimo de Leodegario, P e r o el bendito santo no por eso perdió el hablar,
antes con m u c h a paz y sosiego admitió al rey, ce- antes hablaba y predicaba al pueblo sin lengua,
lebró su misa y le dio la comunión, como Cristo tan bien y mejor que c u a n d o la tenía, y profetizó
hizo á J u d a s . P e r o acabados los oficios, sabiendo lo que había de s u c e d e r en el reino, y cómo y
que la i r a del poderoso m a l informado se vence cuándo moriría el traidor Ebroíno y otros m u c h o s ,
mejor con la ausencia que con súplicas ni r u e g o s , lo cual todo se cumplió de la m a n e r a que el santo
se fué al monasterio mismo donde estaba Ebroíno, m á r t i r lo dijo; p o r q u e habiendo el rey con su
y allí le servía á él y á todos los monjes con r a r a amigo Ebroíno h e c h o un concilio, en él sucedió
humildad y alegría de á n i m o . A pocos días m u r i ó que uno de aquellos que se h a b í a n atrevido á
el rey Childerico en pago de su d e p r a v a d a i n t e n - poner s u s sacrilegas m a n o s en el santo obispo
ción; y los e d u e n s e s , viendo q u e r e i n a b a T e o d o - Leodegario, de allí fué desterrado y á pocos días
rico su h e r m a n o , fueron todos al monasterio por degollado. Otro, á quien Ebroíno agradecido por
su santo obispo, pidiéndole con m u c h a s l á g r i m a s lo mismo había dado el obispado del glorioso san-
no los d e s a m p a r a s e , siquiera, que no se p e r d i e - to, convencido de un g r a v e delito y azotado p ú -
sen; á cuyos r u e g o s se llegó el m a n d a r l e el abad blicamente, se a h o r c ó .
volviese á g o b e r n a r y d a r pasto á s u s ovejas, con Luego fué m a n d a d o t r a e r Leodegario, y por que
que h u b o de obedecer; y fué recibido en su ciudad no compareciese e n t r e los obispos del concilio,
con toda h o n r a y universal m u e s t r a de alegría y fué m a n d a d o detener fuera; pero estando fuera de
regocijo. Ebroíno, q u e supo r e i n a b a Teodorico, él le p r e g u n t a r o n a l g u n a s cosas á que respondió
apostató al instante, dejando el santo hábito que fielmente; y asimismo dijo cuándo y cómo h a b í a n
i n d i g n a m e n t e vestía, y se fué á la corte. Recibió- de m o r i r los dos; esto es, Ebroíno y él m i s m o .
le el rey con todo cariño, y dióle los m a y o r e s car- Ebroíno entonces, viendo que Leodegario h a b í a
gos de su corona, y sobre todo su privanza. S o - profetizado públicamente su m a r t i r i o glorioso y la
berbio con ella Ebroíno, todo su anhelo e r a no desastrada m u e r t e de él con su condenación e t e r n a ,
cuidar de la paz y quietud del reino, sino sólo de furioso se salió del concilio y m a n d ó á un soldado
quitar la vida al santo obispo. Lo primero que h i - tuviese en custodia al m á r t i r glorioso. El soldado
zo fué e n v i a r soldados q u e lo prendiesen. Estaba se lo llevó á su casa, y el santo obispo, padeciendo
DÍA 2 OCTUBRE 15
g r a n sed, pidió un poco de a g u a á uno de la calle, S. Bened., lib. m , cap. 135, et lib. iv, cap. 137;
el cual se la dio, y al instante bajó del cielo u n a Molano, In índice SS. Belg.; Sigiberto, In chroni-
i n m e n s a luz, que á modo de corona rodeó la cis; Pedro de Natalibus, In cathal. sanct., lib. ix,
cabeza del santo, á cuya vista se convirtió el que cap. 13; el Martirologio romano, y Baronio en s u s
le daba á beber, su familia toda y otros m u c h o s Anotaciones, y t?n el tom. vni de s u s Anales, año
de la calle que vieron la luz y oyeron predicar al 685, n ú m . 11.
santo. Esta nueva llevaron á Ebroíno infinitos que
vieron bajar la luz del cielo y coronar su cabeza; EL BEATO BERENGUER, CONFESOR—Aunque los escri-
pero el infiel apóstata, rabioso de envidia, envió tores modernos dominicanos se quejan altamen-
cuatro verdugos que lo degollasen al instante, de te de la negligencia de los antiguos sobre haber
los cuales tres se convirtieron a la fe de Jesucris- privado á la posteridad de las importantes noticias
to, oyendo predicar al santo, y le pidieron perdón; de la vida del beato B e r e n g u e r de Peralta, decoro-
y el cuarto, diciéndole mil oprobios, le degolló; y so o r n a m e n t o de su orden, con todo, por lo que
viendo el santo cuerpo inmóvil, después de h a - han podido adquirir los que se interesaron en el
berle cortado la cabeza, le dio un puntapié y lo descubrimiento de sus actas, sabemos que nació en
echó en tierra; pero al instante pagó el desacato, Monzón, pueblo del reino de Aragón, confinante
porque se apoderó de él el demonio, y furioso lo con el principado de Cataluña, y que cuando con-
arrojó al fuego, donde acabó su vida m i s e r a b l e - taba quince a ñ o s fué provisto en uno de los c a n o -
m e n t e rabiando y a b r a s a d o . nicatos de la iglesia de Lérida; de que se infiere
Dos años habían pasado del martirio del glorio- los relevantes merecimientos del beato en una
sísimo Leodegario, y por su intercesión hacía n u e s - edad que por lo r e g u l a r piensan los jóvenes en di-
tro Señor infinitos milagros, cuya noticia llegó á versiones y pasatiempos. Distinguióse desde luego
oídos del apóstata Ebroíno, el cual, atormentado B e r e n g u e r en el nuevo estado por la arreglada
de envidia de oir publicar tantas glorias de su ene- circunspección de s u s costumbres y por su singu-
migo, envió un soldado á donde había sido s e p u l - lar piedad; pero como sus deseos no eran otros
tado el cuerpo glorioso para que se informase de que r e t i r a r s e del mundo para atender únicamente
la verdad: llegó a r r o g a n t e y soberbio el soldado, al importante negocio de su salvación eterna, abra-
como quien le enviaba pudiera, y dando con el pie zó el orden querúbico en el convento que poco
a l a t u m b a , dijo: « M u e r a quien dijere y creyere antes habían fundado en Lérida los hijos del p a -
que u n muerto puede h a c e r milagros.» ¡Oh m a r a - t r i a r c a santo Domingo, floreciente por lo mismo en
el primitivo fervor de la observancia regular. No
villa de Dios siempre g r a n d e ! Al instante fué aquel
nos consta los progresos que hizo Berenguer en
mal h o m b r e arrebatado del demonio, y murió allí
el claustro; pero la g r a n d e reputación que tuvo es
mismo de repente y desdichadamente; con que con
un testimonio auténtico de la santidad de su vida.
lo mismo que quiso (por lisonjear á su señor) v i -
Vacó la cátedra episcopal de Lérida por muerte de
t u p e r a r al santo obispo y glorioso m á r t i r , con eso
D. Guillelmo B a r b e r á n , y como el Señor quería
mismo, á vista de prodigio tanto, le ensalzó ó glo-
acreditar el mérito de su siervo para aquella d i g -
rificó m á s . La nueva de tan estupendo caso llegó
nidad, a u n q u e se hallaba sólo en el orden de s u b -
al instante á oídos del apóstata Ebroíno, y r a b i a n -
diácono, lo demostró así por uno de los extraordi-
do de envidia, cuando solicitaba oscurecer la g l o -
narios portentos de su adorable providencia.
ria de tan g r a n santo, m u r i ó al gol pe de u n a e s -
pada en el mismo día y de la m i s m a suerte que J u n t á r o n s e los canónigos de Lérida, á quienes
lo había profetizado el bendito m á r t i r Leodegario. correspondía por entonces la elección de prelado,
Así se cumplieron del gloriosísimo obispo las pro- para n o m b r a r sucesor del difunto, y no convinién-
fecías, y así vengó Dios su gloriosa m u e r t e , la cual dose los votos en los muchos congresos que tuvie-
fué á los 2 días del mes de octubre, por los años ron, decidió el cielo la contienda, haciendo que
del Señor de 685. Después fué trasladado su c u e r - apareciese un ángel que impuso la mitra á Beren-
po glorioso al lugar y monasterio de San Maxencio, guer; cuyo hecho prodigioso lo acredita la pintura
donde había sido abad, haciendo tantos y tan i n - que hoy se ve sobre el sepulcro del siervo de Dios,
n u m e r a b l e s milagros por el camino y después en creído por u n a tradición constante.
su glorioso sepulcro, que n i n g u n o llegó con m o - No pudieron resistirse los canónigos á la s i g n i -
lestia ó enfermedad a l g u n a que no volviese sano y ficación del cielo, y m á s constándoles las eminen-
bueno á su casa. La vida y martirio de este ínclito tes virtudes de Berenguer; pero como éste se h a -
obispo y m á r t i r y de su bendito h e r m a n o Gerino llaba tan distante de apetecer honoríficos empleos,
escribieron Beda, Usuardo, Adón, Ursino, Surio, conociendo por u n a parte que en la promoción se
tom. v, y t. u, In vita S. Hermelandi; Adón Vien- le privaba de los consuelos superiores que disfru-
nense, In chronicis; Vincencio Belovacense, libro taba en su amado retiro, y por otra la responsabi-
x x i n , cap. 124 y 125; Tritemio, De viris Mus. ord. lidad del ministerio episcopal, quiso a n t e s p e r d e r
16 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2
la Vida q u e i m p o n e r sobre s u s h o m b r o s u n a c a r g a Oxford, y poco después g r a n canciller del reino
tan pesada, temible por los h o m b r e s más e m i - de I n g l a t e r r a . En el desempeño de su e n c a r g o se
nentes que h a n florecido en la Iglesia. Rogó á mostró siempre j u s t o , laborioso é i n c a n s a b l e .
Dios con fervorosas oraciones que se dignase exo- Nada se h a c í a en palacio ni en las a s a m b l e a s sin
n e r a r de aquel insoportable peso á s u s débiles su voto y p a r e c e r , y e r a tan respetable su i l u s -
h o m b r o s , y oyendo el Señor con agrado las súpli- t r a d a prudencia, que todos le b u s c a b a n como un
cas de su humildísimo siervo, a n t e s que se consa- oráculo infalible. El papa Gregorio X le m a n d ó i r
g r a s e le llevó á gozar de su visión beatífica en el al concilio de Lyón, celebrado el año 1274, y un
día 2 de octubre del año 1256, reinando en Catalu- año después fué c a n ó n i c a m e n t e elegido arzobispo
ñ a , A r a g ó n , Valencia y Mallorca el rey D. J a i - de Erfort y consagrado en la catedral de C a n t o r -
me, primero de este n o m b r e . bery. Desde entonces trató solamente de a d q u i r i r
V e n e r a r o n los fieles al beato desde su falleci- todas las p r e n d a s pastorales, y llegó á ser un p r e -
miento, tributándole el culto debido á su e m i n e n t e lado perfecto. Todo el tiempo que le dejaban libre
santidad, la que quiso el Señor manifestar con repe- los deberes de su ministerio lo dedicaba al retiro,
tidos milagros, m e m o r a b l e e n t r e ellos el siguiente: al estudio y á la oración, y a u n q u e su complexión
determinó un obispo de Lérida a b r i r el sepulcro era débil y enfermiza no dejaba de castigar su
del siervo de Dios, ó bien p a r a ver s u s reliquias cuerpo con á s p e r a s penitencias. Su caridad e r a
como opinan u n o s , ó bien p a r a trasladarlas á l u - sin límites y se extendía á todas las necesidades
g a r m á s decente, según sienten otros; pero i m p i - espirituales y t e m p o r a l e s de s u s diocesanos, q u e
dió la operación u n a a b u n d a n t e copia de s a n g r e él llamaba s u s h e r m a n o s . El séptimo año de su
que se dejó ver en el frontispicio del mismo sepul- pontificado vióse obligado á h a c e r un viaje á R o m a
cro, en el que h a s t a a h o r a se advierten varias g o - p a r a negocios i m p o r t a n t e s de la iglesia de I n g l a -
tas de la m i s m a s a n g r e ; cuyo prodigio sirvió p a r a t e r r a , y hallándose y a de vuelta, tuvo que q u e -
a u m e n t a r desde entonces la devoción de Lérida, d a r s e en Monte Fiascone, en Toscana, acometido
donde tiene u n a l t a r dedicado á su n o m b r e , y es por u n a enfermedad g r a v e que le condujo al s e -
constante su culto i n m e m o r i a l . pulcro el día 25 de agosto del año 1282, después
de h a b e r s e p r e p a r a d o p a r a la m u e r t e con actos de
SAN ELEUTERIO, SOLDADO Y MÁRTIR-Durante la per- la m á s edificante piedad. Su s a g r a d o cuerpo fué
secución del e m p e r a d o r Diocleciano m u r i ó m a r - después trasladado á Erfort y colocado honorífica-
tirizado este'santo con otros m u c h í s i m o s c o m p a - m e n t e en s u c a t e d r a l , y el día 2 de octubre del
ñ e r o s . S e g ú n refiere el cardenal Baronio, fué su año 1310, á vista de los m i l a g r o s q u e había o b r a -
m a r t i r i o del modo siguiente: En Nicomedia san do, el s u m o pontífice J u a n XXII colocó s o l e m n e -
Eleuterio, soldado y mártir, con otros i n n u m e r a - mente á T o m á s en el catálogo de los santos.
bles, los cuales falsamente acusados de h a b e r
puesto fuego al palacio de Diocleciano, que h a b í a SAN SATORIO, CONFESOR—Este santo fué español, y
sido q u e m a d o por o r d e n del mismo cruel e m p e r a - vivió por m u c h o s a ñ o s en el desierto haciendo vida
dor, fueron martirizados, u n o s degollándolos, otros penitente y eremítica. F u é maestro del obispo san
quemándolos y otros sumergiéndolos en el m a r . Prudencio y de otros g r a n d e s v a r o n e s . Su vida
Eleuterio, después de h a b e r sido atormentado fué humilde y r e t i r a d a desde su j u v e n t u d hasta
atrozmente, y mostrándose cada vez m á s constan- su última vejez, pasando todo el tiempo en la o r a -
te, alcanzó la victoria y la palma, acrisolado en el ción y meditación y en los d e m á s ejercicios de u n
fuego como el oro refinado, el año 303 de la e r a santo solitario. Murió en el sitio donde había e s -
cristiana. tado la a n t i g u a N u m a n c i a , y posteriormente s u s
reliquias fueron colocadas s u n t u o s a m e n t e en u n a
SANTO TOMÁS, OBISPO Y CONFESOR-Descendiente de iglesia de Soria, de c u y a ciudad es p a t r ó n .
u n a de las m á s ilustres familias de I n g l a t e r r a ,
enlazada por parentesco con las casas s o b e r a n a s LOS SANTOS PRIMO, CIRILO, Y SECUNDARIO, MÁRTIRES —
de F r a n c i a y de la Gran B r e t a ñ a , fué T o m á s el No nos h a quedado de estos santos m á s que la me-
primogénito de ella y la ennobleció m á s aún con moria de sus n o m b r e s , conservados en todos los
s u s esclarecidas virtudes. El joven T o m á s a p r e n - martirologios. P a r e c e que su m a r t i r i o tuvo l u g a r
dió las ciencias bajo la dirección de u n tío suyo, en Antioquía.
obispo de Erfort; y después pasó á perfeccionar
s u s conocimientos á P a r í s , donde se hizo notable SAN TEÓFILO, MONJE.—Fué hijo de padres cristianos,
por su a p r o v e c h a m i e n t o y su piedad. M u y versado y nació y se educó en Tiberiópolis, en Grecia, mos-
ya en el conocimiento de la teología y del derecho trando desde su infancia los g é r m e n e s de la g r a n
civil y canónico, abrazó el estado eclesiástico, y santidad á que Dios le llamaba. Hacía y a m u c h o
fué nombrado canciller de la universidad de tiempo que e r a monje, c u a n d o el e m p e r a d o r León
DÍA 3 OCTUBRE 17
Isauro, habiendo sabido que era uno de los más ce- rían á su príncipe á abandonar el culto de los
losos defensores del culto de las s a n t a s imágenes, ídolos, formaron el designio de asesinarles. A p e -
le llamó á su presencia, y después de haberle r e - nas lo habían resuelto, quitaron la vida á Evaldo
prendido a m a r g a m e n t e su conducta le mandó que el blanco, y al otro h e r m a n o lo mataron también,
en adelante se portase con m á s circunspección, si pero después de haberle hecho sufrir largos y
no quería experimentar el rigor de sus castigos. crueles tormentos, arrojando en seguida los cuer-
Lejos el santo de prometer lo que se le exigía, con- pos de a m b o s en el R h i n . Sin embargo. Dios,
testó con valentía al e m p e r a d o r que su conducta que quería m o s t r a r la gloria de sus siervos, no
era santa y justa, y que el emperador sería h o r r i - quiso que aquel precioso tesoro quedase oculto
blemente castigado por demostrarse con sus obras en las a g u a s : de noche se apareció una luz
precursor del Anticristo y fiel instrumento de S a - milagrosa que reveló á otro santo misionero el
t a n á s . Indignado León contra el siervo de Dios, lugar donde se hallaban las sagradas reliquias,
mandó que le azotasen y le encerrasen en una os- las cuales fueron recogidas y e n t e r r a d a s en el
c u r a prisión, y después le echó á un destierro l e - mismo lugar de su martirio, h a s t a que Pepino
j a n o . P e r o no quedó tampoco en paz en su destie- las mandó trasladar á Colonia, donde se c o n s e r -
r r o , pues por orden del mismo emperador, pasado van. El martirio de estos santos sucedió, según
algún tiempo, volvieron á azotarle, le traspasaron Beda, el año 695.
la c a r a y los pies con unos clavos, y le a b a n d o n a -
ron en esta situación en medio de un campo, don- SAN CÁNDIDO, MÁRTIR—Fué martirizado en Roma,
de se le apareció Jesucristo y le curó todas sus junto á la puerta Mayor, d u r a n t e el siglo III. Su
h e r i d a s , viviendo después de esto algunos años, sagrado cuerpo, con el de m u e h o s otros m á r t i -
obrando m u c h o s milagros y muriendo en la d i - res, fué donado por el papa U r b a n o VIII á los
chosa paz de Dios á mediados del siglo VIII. religiosos trinitarios descalzos de Madrid, y
éstos lo regalaron después á un convento de la
Día 3 misma orden en la M a n c h a , donde todavía se
conserva.
LOS SANTOS DIONISIO, FAUSTO, CAYO, PEDRO, PABLO, Y
OTROS CUATRO COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Cuando reina- SAN MAXIMIANO, OBISPO.-Floreció en el siglo V,
ban los emperadores Valeriano y Galieno (según siendo obispo de Bagaya, en África. Tuvo que su-
refiere Galesinio), murieron estos santos en G r e - frir g r a n d e s persecuciones de parte de los dona-
cia despedazados por las fieras. Dice el cardenal tistas, herejes casi siempre armados, que llenaron
Baronio, en el Martirologio romano, que habían de luto á la Iglesia católica. Su odio contra el
padecido estos santos m u c h o s trabajos en tiempo santo obispo pasó a l g u n a s veces á vías de hecho;
del emperador Decio, y que por orden del g o b e r - pues le hirieron tan cruelmente, que sus heridas
n a d o r Emiliano fueron l a r g a m e n t e atormentados, movieron á compasión á los gobernantes civiles,
alcanzando la palma del martirio en tiempo de que publicaron varios edictos con el fin de atajar
Valeriano. aquellos excesos. Sin embargo, sus enemigos con-
tinuaron en perseguirle, y u n a vez, habiéndole
LOS DOS SANTOS EYALDOS, PRESBÍTEROS Y MÁRTIRES — precipitado de u n a torre muy alta, le dejaron por
Cuando san Vilibrodo y sus compañeros llegaron m u e r t o ; pero sobrevivió algún tiempo, y al fin,
á fines del siglo VII á la Frisia, dos h e r m a n o s , esclarecido en su gloriosa confesión, murió en el
ingleses de nación, y ambos sacerdotes, quisieron Señor.
seguir su ejemplo y resolvieron ir á predicar el
Evangelio á los idólatras. Dirigiéronse al país de SAN ESIQÜIO, CONFESOR—Fué un célebre monje de
los antiguos sajones, llamado después Westfalia, la Palestina que floreció en tiempo de Constantino
habiéndose perfeccionado antes en las soleda- el Grande. E r a amigo íntimo de san Hilarión y su
des de Irlanda en las ciencias y en la virtud. compañero en las peregrinaciones. Filósofo, teó-
Como los dos tenían un mismo nombre, les d i s - logo y sabio consumado, dotado al mismo tiempo
tinguían por el color de s u s cabellos, llamando de u n a santidad eminente, no sólo gobernó con
al uno Evaldo el negro, y al otro Evaldo el b l a n - prudencia y g r a n d e acierto el monasterio de Gaza
co. Poco tiempo después de h a b e r llegado los dos por m u c h o s años, sino que escribió varios r e g l a -
santos al país que habían escogido p a r a teatro de mentos é instrucciones p a r a el buen gobierno de
sus misiones pidieron á un h o m b r e del campo que todos los monasterios de la Palestina. Abrió u n a
les condujese á la presencia del príncipe ó jefe de escuela de literatura sagrada, de la cual salieron
los sajones. Algunos de aquellos habitantes s a - g r a n d e s santos y l u m b r e r a s dignas de la Iglesia,
lieron, en efecto, á a c o m p a ñ a r l e s ; pero por el c a - y el ilustre maestro murió santa y pacíficamente
mino, temiendo que los dos h e r m a n o s obliga- entre sus queridos monjes el año 373.
TOMO IV 3
18 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
y tratable, y m á s liberal de lo que sufría la h a -
Día 4 cienda: que era indicio de lo q u e después había
de ser. En aquel mismo tiempo había un h o m b r e
SAN FRANCISCO DE ASÍS, CONFESOR Y FUNDADOR.—Para en la ciudad de Asís m u y simple, el cual ( i n s p i r a -
h a b l a r bien de la vida del g r a n patriarca y s e r á - do por el Señor, á lo que se cree) cuando e n c o n -
fleo padre san F r a n c i s c o , instituidor de la e s c l a - t r a b a á san F r a n c i s c o se quitaba la capa y la
recida y devotísima orden de los m e n o r e s , es e c h a b a á s u s pies p a r a que pasase sobre ella; y
m e n e s t e r l e n g u a de serafines; y así proveyó n u e s - decía que F r a n c i s c o e r a digno de g r a n d e r e v e r e n -
tro Señor que la escribiese el seráfico doctor de cia, y que presto h a r í a cosas g r a n d e s y sería m u y
la Iglesia san B u e n a v e n t u r a , hijo suyo, y r e p a - h o n r a d o de todos los fieles. P e r o san F r a n c i s c o
r a d o r é ilustrador y g o b e r n a d o r de su m i s m a entonces no hacía caso de lo que oía, p o r q u e a n -
orden, al cual nosotros principalmente aquúsegui- daba m u y ocupado en los negocios de la h a c i e n d a
r e m o s , añadiendo a l g u n a s cosas que se hallan en y distraído en t r a v e s u r a s de gente moza. Quiso el
las corónicas de esta s a g r a d a orden, y suplicando Señor r e p r i m i r l e y darle u n a sofrenada p a r a que
á n u e s t r o Señor que nos dé parte de aquel e s p í r i - asentase el paso, y p a r a esto le envió dos t r a b a -
tu que en escribir esta vida tuvo san B u e n a v e n t u - jos. El uno fué q u e , habiendo g u e r r a e n t r e las
r a p a r a que se i m p r i m a n en nosotros y en los que ciu'dades de P e r u s a y de Asís, fué preso de los
la leyeren los ejemplos de virtudes m á s divinos perusianos con otros s u s c o m p a ñ e r o s y echado en
que h u m a n o s con que este serafín resplandeció en la cárcel. Pasó aquel trabajo con g r a n constancia
el m u n d o . Nació el bienaventurado san F r a n c i s c o y alegría, a n i m a n d o á los otros y dándoles espe-
en Asís, ciudad de la U m b r í a , provincia en I t a - r a n z a que en breve tendrían libertad, como la
lia, el año del Señor de 1182. Su padre se llamó t u v i e r o n . El otro fué u n a enfermedad l a r g a y con-
P e d r o B e r n a r d o , y su m a d r e P i c h a , m u y h o n r a d a gojosa, con la cual y con la flaqueza del cuerpo
y devota m a t r o n a ; la cual, estando de parto de tomó m a y o r e s fuerzas su espíritu y se dispuso á
san F r a n c i s c o , y no pudiendo por a l g u n o s días la unción del Espíritu Santo; y asi, habiendo con-
parir, llegó u n pobre p e r e g r i n o á su p u e r t a á p e - valecido, salió un día de su casa bien vestido, y
dir limosna, y dijo al que se la traía que llevasen e n c o n t r á n d o s e con u n h o m b r e de noble linaje, pero
aquella mujer que estaba de parto y no podía pobre y mal vestido, le tuvo lástima y trocó su
p a r i r á u n establo, y q u e luego pariría. L l e v á - vestido con él. L a n o c h e siguiente le mostró
r o n l a á un establo que estaba c e r c a de su casa, y Dios un palacio m u y g r a n d e y m u y h e r m o s o , y
luego parió; y después se edificó allí u n a capilla en él m u c h a s y m u y ricas a r m a s , que tenían la
y se pintó este milagro. En el bautismo le llamaron señal de la c r u z ; y no sabiendo él lo que aquella
J u a n y después en la confirmación F r a n c i s c o . En visión significaba, p r e g u n t ó c u y a s eran aquellas
teniendo edad le pusieron al estudio, y como su riquezas y a r m a s que allí estaban. Y fuéle respon-
p a d r e era m e r c a d e r le ocupó en los negocios de dido q u e de él y de s u s soldados, si t o m a s e n la
aquel oficio. Comenzando á ser mozo se dio á las señal de la c r u z y con esfuerzo la siguiesen. Y
vanidades y entretenimientos de mozo, a u n q u e como él no estaba ejercitado en las cosas e s p i r i -
(con el favor de Dios) no soltó la rienda á los ape- tuales, entendió aquella visión m a t e r i a l m e n t e , y la
titos sensuales, y atendiendo á las g a n a n c i a s tem- m a ñ a n a siguiente se partió p a r a el reino de Ñapó-
porales, no puso su confianza en las riquezas y les para ser soldado y militar debajo de la b a n d e r a
tesoros; a n t e s era compasivo y liberal con los de u n conde liberal y poderoso, y tener por esta
pobres, é hizo firme propósito de d a r siempre l i - vía m u c h o s soldados, y alcanzar h o n r a y g r a n d e s
m o s n a á los que se la pidiesen por a m o r de Dios. riquezas. En el camino el Señor le habló u n a noche
Estaba u n día m u y ocupado y embebecido en s u s y le dijo que se volviese á su t i e r r a , p o r q u e a q u e -
negocios, vino á él un pobre q u e le pidió l i m o s - lla visión se había de c u m p l i r en él y en s u s s o l -
n a , y él no se la dio; fuese el pobre, y F r a n c i s c o dados espiritualmente, y q u e no e r a j u s t o dejar al
volvió en sí, y considerando su poca caridad, co- Señor del cielo y de la t i e r r a por servir al siervo
rrió tras él y dióle limosna, y prometió á n u e s t r o y h o m b r e m o r t a l . Con esto se volvió luego á su
Señor y le hizo voto de no n e g a r l a j a m á s á quien t i e r r a y se dio m u c h o á la oración; y con el e j e r -
por su a m o r se la pidiese; y g u a r d ó inviolable- cicio de ella sintió en su a l m a u n g r a n desprecio
m e n t e este voto h a s t a la m u e r t e , y por él Dios, de todas las cosas c a d u c a s y frágiles, y u n e n c e n -
n u e s t r o Señor, le hizo m u c h a s y g r a n d e s m e r c e - dido deseo de v e n d e r su h a c i e n d a y c o m p r a r la
des, con a u m e n t o de su a m o r y g r a c i a s . Siendo m a r g a r i t a preciosa del Evangelio. Pero a ú n no
aún seglar (como el mismo santo padre d e s p u é s sabía cómo lo había de h a c e r : sólo sentía u n a s
de ser religioso dijo), en oyendo el n o m b r e de inspiraciones v e h e m e n t e s , en las cuales le daba el
a m o r de Dios sentía en su corazón un júbilo es- Señor á e n t e n d e r que la m e r c a d e r í a espiritual y
piritual y maravilloso. E r a m u y m a n s o , paciente la milicia de Cristo tienen su principio en la m o r -
DÍA 4 OCTUBRE 19
tificación y victoria de sí mismo. Y estos m o v i - los m u r o s de Asís) delante de un crucifijo, oyó
mientos interiores le despertaban y le encendían u n a voz que salía de él, y por tres veces le decía:
cada día m á s al deseo de la perfección, mortifica- «Francisco, ve y r e p a r a mi casa (como ves) se está
ción y menosprecio de sí mismo. Ofreciósele una cayendo.» Quedó el santo como asombrado y fuera
buena ocasión para su aprovechamiento, porque de sí oyendo aquella voz; y viendo que aquella
un día, yendo á caballo por un campo descubierto iglesia de San Damián era muy vieja y se venia
j u n t o á Asís, encontró á un leproso que le causó al suelo, entendió que aquella voz del Señor le
m u c h o asco y h o r r o r ; y acordándose que p a r a ser m a n d a b a r e p a r a r aquella iglesia material, y tomó
soldado de Cristo se había de vencer, se apeó del buena cantidad de paños y llevólos á la ciudad de
caballo, extendió la m a n o el leproso, como p a r a Foligni, que está como tres leguas de Asís, y v e n -
recibir limosna, y san F r a n c i s c o se la besó con diólos y también el caballo en que iba; y tornando
g r a n d e devoción y t e r n u r a . Subió luego en su ca- á Asís dio el precio y todo el dinero que llevaba á
ballo, y mirando á todas partes no pudo descubrir un pobre sacerdote que estaba en la iglesia de San
ni ver m á s aquel leproso, a u n q u e el campo estaba Damián, rogándole con g r a n reverencia que lo to-
bien patente y raso: de lo cual quedó admirado y mase para r e p a r a r aquella iglesia y que le dejase
consolado interiormente, alabando al Señor y pro- estar en ella algunos días. El clérigo le concedió
poniendo cosas m a y o r e s en su servicio. Gustaba que estuviese en la iglesia los días que quisiese;
de la soledad y recogimiento y de estar en l u g a r e s m a s no le pudo persuadir que tomase el dinero,
apartados, sin bullicio ni ruido; y dábase todo á por temor de su padre; y así san F r a n c i s c o le a r r o -
la oración, suplicando al Señor con g r a n d e afecto jó sobre u n a ventana de la m i s m a iglesia. Supo
que le declarase su voluntad. Un día, estando todo su padre lo que pasaba, y con g r a n d e enojo y ame-
absorto y transportado en Dios, se le apareció J e - nazas cobró el dinero, y san Francisco por algunos
sucristo, nuestro Señor, como crucificado, y con días se escondió en u n a cueva; y después, como
este regalo y favor quedó tan tierno y tan derreti- corrido de su cobardía, salió de ella y entró en la
do en su a m o r , que desde aquella h o r a siempre ciudad. Como la gente le vio tan desfigurado, fla-
que se acordaba de la pasión del Señor d e r r a m a b a co y mal vestido, comenzó á arrojarle lodo y p i e -
m u c h a s lágrimas sin poderlas r e p r i m i r , y j u n t a - dras y darle grita como á loco. De esto cobró su
m e n t e se vistió del espíritu de pobreza, caridad y padre m a y o r saña, y trayéndole á su casa le dio
piedad; de m a n e r a que, sintiendo a n t e s m u c h a r e - m u c h o s golpes y azotes, y le echó grillos y le e n -
p u g n a n c i a y g r a n d e asco en sólo m i r a r á los le- cerró en un aposento, donde estuvo hasta que su
prosos, aun desde m u y lejos, después les cobró m a d r e le libró, estando el padre ausente. El cual
tanto amor y afición, que se iba'á los hospitales finalmente se concertó con su hijo por bien de paz
y les besaba las m a n o s y el rostro, y los servía de esta m a n e r a : que los dos se fuesen delante del
como al mismo Jesucristo, con toda devoción y obispo, y que el hijo r e n u n c i a s e al padre su legí-
humildad. A los pobres mendigos daba u n a s veces tima y h e r e n c i a q u e esperaba; y así se hizo con
su vestido, otras parte de él; á los clérigos pobres m a y o r ventaja y espíritu de lo que el mismo padre
remediaba con reverencia, y de buena g a n a daba pretendía, porque en llegando delante del obispo,
limosna p a r a los o r n a m e n t o s de los altares. F u é san F r a n c i s c o con g r a n denuedo y alegría se des-
u n a vez á R o m a á visitar la iglesia de San P e d r o , nudó de todos los vestidos, h a s t a la camisa, y se
y halló á la puerta de la iglesia g r a n multitud de los dio á su padre, diciendo: «Hasta aquí te llamó
pobres. D i o al que le pareció m á s necesitado su padre en la tierra; de aquí adelante diré s e g u r a -
vestido, y él se vistió de los andrajos del pobre, y mente: P a d r e nuestro, que estás en los cielos, en
todo el día se estuvo e n t r e los mendigos, con e x - quien h e puesto todo mi tesoro y esperanza.» A d -
t r a o r d i n a r i a consolación de su alma. Y porque y a miróse el obispo de tan g r a n fervor, y d e r r a m a n d o
tenía interiormente la cruz de Cristo en su c o r a - m u c h a s lágrimas le cubrió con su manto y mandó
zón, también atendía m u c h o á mortificar y c r u c i - t r a e r a l g u n a ropa con que cubrirle. Trujáronle
ficar su carne, para que el alma y el cuerpo parti- u n a pobre capa de un labrador, criado del obispo,
cipasen del precio de n u e s t r a redención, y lleva- que hallaron más á m a n o . Tomóla el santo con
sen su cruz y gozasen de los merecimientos de g r a n d e agradecimiento, y cortando aquel capote á
ella. Todo esto le pasó al seráfico padre antes de m a n e r a de cruz, se la puso, y salió de la ciudad y
dejar el hábito seglar. se fué á u n a selva, cantando loores á Dios. Salie-
ron á él unos ladrones, y p r e g u n t á r o n l e quién
No tenía el santo otro maestro sino á Cristo en era, y lleno de confianza y espíritu profético r e s -
todas estas cosas que habernos referido, y su m a - pondió: «Soy pregonero del gran Rey.» Diéronle
jestad le iba enseñando y perficionando cada día los ladrones muchos golpes y echáronle en un ho-
m á s , como perfectísimo y sapientísimo maestro. yo que estaba allí cerca, lleno de nieve, y fué-
Un día, estando san F r a n c i s c o haciendo oración ronse. Mas el santo no cabía de placer por v e r -
en la iglesia de San Damián (que estaba fuera de
20 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
se maltratar, ó iba cantando como a n t e s a l a b a n - bernos dicho), así d e s p u é s r e p a r ó y r e s t a u r ó la
zas al Señor porque así le r e g a l a b a . P a s ó por u n Iglesia militante con las t r e s ó r d e n e s que instituyó
monasterio y diéronle limosna como á pobre d e s - en este espiritual edificio.
conocido. De allí se fué á la ciudad de Augubio, En esta iglesia se ocupaba el nuevo y santo sol-
donde le conoció u n amigo suyo y le recogió en dado de día y de n o c h e en oración, y con g r a n d e
su casa, y le d i o u n vestido cumplido, pobre y ho- fervor, gemidos y l á g r i m a s suplicaba á la R e i n a
nesto, el cual trujo dos a ñ o s , y un cinto ceñido y de los ángeles, n u e s t r a Señora, que fuese su a b o -
zapatos calzados, y u n cayado en la mano como g a d a y le diese su m a n o y favor p a r a lo que p r e -
e r m i t a ñ o . En A u g u b i o se fué al hospital de los tendía hacer, y finalmente por los merecimientos
leprosos y los servía con g r a n caridad; lavábales de la que, quedando virgen, concibió y parió al
los pies y limpiábales la podre de s u s llagas, y be- Verbo eterno, vino él á concebir y p a r i r el espíritu
sábaselas con maravillosa devoción; y por esta de la verdad evangélica é instituir la vida a p o s t ó -
tan ilustre victoria de sí mismo le d i o el Señor lica que en su regla se contiene. P o r q u e un día,
s i n g u l a r g r a c i a de s a n a r enfermedades corporales oyendo misa de los apóstoles, y en ella aquel Evan-
y espirituales. Vióse esto p a r t i c u l a r m e n t e en u n gelio en que enviando Cristo, n u e s t r o Señor, á
h o m b r e del condado de Espoleto, que tenía u n a predicar á s u s discípulos les dijo que no p o s e y e -
enfermedad h o r r i b l e é i n c u r a b l e , y se le iba s e n ' o r o ni plata, ni dineros en s u s bolsas, ni l l e -
carcomiendo la boca y las mejillas sin remedio; y vasen alforjas en el camino, ni tuviesen dos t ú n i -
viniendo de R o m a de visitar la iglesia de San cas, ni zapatos, ni vara; luego el santo, a l u m b r a d o
P e d r o , se encontró con san F r a n c i s c o , y echóse á con la luz divina, se quitó los zapatos, dejó el
s u s pies para besárselos, y el santo por su h u m i l - báculo, sacudió de sí como cosa detestable el d i -
dad no lo consintió, antes se llegó á él, y con e x - nero, y contento con u n a pobre túnica dejó el cinto
t r a ñ a devoción y t e r n u r a le besó la boca encance- de cuero que traía, y ciñóse un cordón, y comenzó
r a d a y podrida, y luego quedó sano el pobre de á h a c e r u n a vida apostólica, y tomando las p a l a -
aquella enfermedad tan i n c u r a b l e . Estando ya m á s bras que había oído del Evangelio p a r a sí, como si
fundado s a n F r a n c i s c o en la humildad y en el u n ángel se las h u b i e r a traído del cielo. Con este
menosprecio de sí mismo, y de los juicios vanos traje y hábito d i o principio á su predicación, e x -
del m u n d o , volvió á Asís y comenzó á m e n d i g a r h o r t a n d o á todos á penitencia con u n a s p a l a b r a s
entre los que antes le h a b í a n conocido a b u n d a n t e llanas y simples, m a s g r a v e s , s e v e r a s y e n c e n d i -
y rico. Y como la voz divina cuando estaba en la das, que inflamaban y p e n e t r a b a n los corazones
iglesia de san Damián le h a b í a mandado que repa- de los oyentes; y a n t e s de c o m e n z a r s u s s e r m o n e s
r a s e la iglesia, intentó de h a c e r (siendo pobre) lo saludaba al pueblo diciendo: Dominus det vobis
que no había podido h a c e r siendo rico; y con su pac.em: El S e ñ o r os dé paz: la cual salutación dijo
trabajo, y con llevar él en s u s h o m b r o s las piedras después que la había aprendido por divina r e v e -
p a r a el edificio, y con las limosnas que otros, m o - lación. Con estos s e r m o n e s y m u c h o m á s con el
vidos con su ejemplo, le dieron, la r e p a r ó y la dejó ejemplo de su vida convirtió á m u c h o s pecadores
bien aderezada; y lo m i s m o hizo en otra iglesia al Señor, y a l g u n o s se a n i m a r o n á dejar todas las
del apóstol San P e d r o , á quien él tenía g r a n d e - cosas de la t i e r r a y seguirle en el hábito y modo
voción. De allí se fué á un sitio, como u n a milla de vivir. E n t r e los cuales el primogénito hijo
de Asís, q u e llaman P o r c i ú n c u l a , en el cual estaba que e n g e n d r ó en Cristo fué B e r n a r d o d e Q u i n t a v a l ,
u n a iglesia de n u e s t r a Señora, m u y antigua, d e - v a r ó n perfectísimo, á quien y á Pedro Catanio,
sierta y m a l t r a t a d a . Supo que el n o m b r e antiguo canónigo de Asís, d i o san F r a n c i s c o el hábito á 16
de aquella iglesia e r a Santa María de los Angeles, de agosto del a ñ o de 1209, y desde este día comien-
y entendió que conforme al n o m b r e había allí zan a l g u n o s á contar el principio de la orden; a u n -
frecuentes visitaciones angélicas, y por la devo- que otros le toman un año m á s atrás, cuando el
ción con los ángeles y con la R e i n a de los ángeles, santo, oyendo las p a l a b r a s del Evangelio, se quedó
n u e s t r a Señora, trabajó m u c h o p a r a r e p a r a r l a y con u n a sola túnica. Después se fueron allegando
se determinó de h a c e r allí su asiento. Allí h u m i l - otros c o m p a ñ e r o s h a s t a el n ú m e r o de doce, p a r a
demente comenzó, allí v i r t u o s a m e n t e aprovechó y r e p r e s e n t a r el colegio de los s a g r a d o s apóstoles,
felicísimamente acabó su c a r r e r a ; y cuando moría que se r e p a r t i e r o n por todo el m u n d o y le c o n -
encomendó á s u s hijos este l u g a r como l u g a r m u y quistaron y le rindieron al Señor. De la m i s m a
amado y favorecido de la V i r g e n . E n esta iglesia m a n e r a envió san F r a n c i s c o á s u s c o m p a ñ e r o s á
por revelación divina d i o san F r a n c i s c o principio predicar por el m u n d o la cruz y penitencia; y
á la s a g r a d a orden de los m e n o r e s , de la m a n e r a cuando los enviaba decía á cada uno en p a r t i c u -
que adelante se verá. Y es de c o n s i d e r a r que asi lar: Jacta cogitatum tuutn in Domine; et ipse te
como antes de la fundación de la orden reparó san enutriet: Poned vuestra confianza y cuidado en el
Francisco estas tres iglesias materiales (como ha- Señor; que él os s u s t e n t a r á . Lloraba m u y a m a r -
DÍA 4 OCTUBRE 21
garriente u n a vez los pecados de la vida pasada, y da pobreza que en ella se profesaba parecía sobre
repentinamente le sobrevino u n a inefable y espi- las fuerzas h u m a n a s . P e r o , en fin, después de mu-
ritual alegría, y con ella u n a certificación que cha oración y consultación, el papa otorgó lo que
todos s u s pecados plenariamente le h a b í a n sido san Francisco le pedía, y confirmó su regla y le
perdonados; y luego tuvo un éxtasis y le fué mandó que predicase penitencia; y á todos los frai-
revelado todo el a u m e n t o y progreso de su orden. les legos que con él habían venido ordenó que se
Deseando m u c h o ver á s u s hijos, que estaban les hiciesen u n a s pequeñas coronas, p a r a que l i -
esparcidos y predicando en m u y diferentes p a r - bremente sembrasen la palabra de Dios. Esta con-
tes, suplicó al Señor que él los juntase; y así, firmación hizo el pontífice de palabra y vicos cocis
sin llamarlos nadie, se j u n t a r o n en breve tiempo oráculo: y san Francisco y sus compañeros hicie-
con g r a n d e admiración de todos. Y viendo que ron profesión solemne en manos de su santidad,
iba creciendo el n ú m e r o de s u s santos hijos, e s - el año de 1209, prometiendo la vida y regla evan-
cribió la regla con palabras humildes, sacándolo gélica; y san Francisco fué instituido por el m i s -
todo del santo Evangelio, y añadiendo a l g u - mo papa ministro general de la orden.
n a s pocas cosas que parecían n e c e s a r i a s p a r a Confirmada, pues, la orden se volvió el santo
la m a n e r a uniforme de vivir. Mas á él y á s u s con s u s compañeros á Asís. En el camino t u v i e -
compañeros les pareció necesario p r o c u r a r que ron u n a g r a n necesidad, faltándoles de comer, y
la sede apostólica aprobase la regla, y así p a r - no habiendo remedio h u m a n o p a r a traerlo, s ú b i -
tieron p a r a R o m a todos, y san F r a n c i s c o en tamente les apareció un h o m b r e que les d i o pan,
el camino tuvo u n a revelación con que el Señor y luego desapareció sin ser conocido. Tuvieron
le consoló y le dio esperanza que sería bien oído duda algunos de sus compañeros si seria mejor
y despachado del papa Inocencio III, que á la r e t i r a r s e á algún l u g a r apartado p a r a d a r s e á la
sazón tenía la cátedra de san Pedro, como suce- contemplación, ó conversar entre los hombres;
dió. P o r q u e a u n q u e al principio el papa no le a d - pero después que hicieron oración sobre ella, p i -
mitió, después con u n a revelación que tuvo le diendo al Señor que les descubriese su voluntad,
hizo b u s c a r y le acogió con g r a n benignidad, y fué revelado al santo que Dios quería su reli-
entendió que aquel pobrecito, vil y despreciado, gión p a r a que g a n a s e las almas que el demonio
h a b í a de ser como u n a palma alta y sublime en la le pretendía quitar; y así se recogieron en u n a po-
Iglesia del Señor, y r e p a r a d o r y sustentador de su bre y d e s a m p a r a d a casa j u n t o á Asís, comiendo
espiritual edificio que se iba cayendo. P o r q u e , pan de lágrimas y viviendo con admirable p o b r e -
acostándose el sumo pontífice u n a noche con gran- za y santidad. Su oración era m á s mental que vo-
des cuidados de las calamidades que padecía la cal, porque aun no tenían libros p a r a cantar las ho-
Iglesia, vio en sueños que el templo de San J u a n r a s canónicas, y enseñábales el santo á tener o r a -
de L e t r á n , donde él habitaba, a m e n a z a b a g r a n ción, y ver y alabar al Señor en todas y por todas
r u i n a y se venía al suelo, y que u n pobrecito y sus c r i a t u r a s , y á h o n r a r con particular r e v e r e n -
desestimado h o m b r e ponía s u s hombros debajo de cia á los sacerdotes, y á creer firmemente y m o -
él y le sustentaba; y por divino instinto entendió r i r por la fe que e n s e ñ a b a la Iglesia r o m a n a .
que este pobrecito era el glorioso san Francisco, Cuando veían a l g u n a iglesia ó cruz, desde lejos
que por s u s ejemplos y doctrina había de s u s t e n - se postraban y oraban como el santo les había
tar la Iglesia de Dios, como la sustentó en su vida, enseñado. Estando a ú n los santos religiosos en
y a h o r a la sustenta por sus bienaventurados hijos. esta pobre casa, fué san Francisco un sábado en
Y esta revelación ó otra semejante precedió en la la tarde á la ciudad de Asís, porque había de p r e -
confirmación de la s a g r a d a orden de santo Domin- dicar el domingo en la iglesia catedral; y estando
go, con el cual se vio san F r a n c i s c o en R o m a , y él ausente, aquella noche apareció á s u s frailes
los dos santos patriarcas, sin h a b e r s e visto antes, en un c a r r o de fuego, y dentro de él un globo
se conocieron y abrazaron, y confederaron entre resplandeciente como el sol, y e ) c a r r o d i o tres
sí p a r a h a c e r g u e r r a al infierno y volver por la vueltas por la casa, con gran espanto de aquellos
gloria de su celestial Capitán y Señor. Con la r e - religiosos. Los cuales recibieron no menos c l a -
velación que tuvo el papa, y con v e r la humildad, ridad en s u s almas que en sus cuerpos, y e n t e n -
pureza y fervor de san Francisco, se inclinó á con- dieron que, a u n q u e el padre san Francisco estaba
ceder lo que el santo le suplicaba; pero como la ausente con el cuerpo, estaba presente con el e s -
cosa era tan a r d u a y tan importante, quiso e n c o - píritu, y que él era el que en aquel c a r r o de fue-
m e n d a r l a m á s á Dios p a r a t o m a r m á s m a d u r a de- go les mostraba Dios, como otro Elias, celador de
liberación, especialmente viendo que algunos car- su santa ley. Después se pasó á la ermita de Santa
denales no venían bien en ello, juzgando que era María de Porciúncula, que los monjes de san
mejor reformar las religiones a n t i g u a s que insti- Benito (cuya era) liberalmente le dieron p a r a que
tuir otras nuevas, y que aquella regla y extrema- fuese cabeza de su orden. De allí salía á predicar
22 LA LEYENDA DE ORO DÍA
TOMO IV 4
26 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
y que no q u e r í a aceptar los g r a n d e s dones y joyas que no se pudiese a t r i b u i r á liviandad), u n a noche
de m u c h o precio que le ofrecía, ni p a r a sí ni para de Navidad hizo t r a e r paja, y un buey y un j u -
r e p a r t i r á las iglesias y á los pobres cristianos, le mento, y convocar g r a n multitud de gente y s u s
h o n r ó s o b r e m a n e r a y le regaló; y el s a n t o , viendo frailes, y con g r a n solemnidad de música y l u m -
que en l u g a r del m a r t i r i o que él buscaba había bres decir m i s a en u n p e s e b r e , y el santo en ella
hallado h o n r a y regalo con u n a revelación divina cantó u n Evangelio y predicó al pueblo del naci-
q u e tuvo, se volvió á t i e r r a de cristianos. miento del R e y pobre; y cada vez que le n o m b r a b a
Esta m i s m a caridad h a c í a que san F r a n c i s c o le llamaba el Niño de Belén, con inexplicable de-
estuviese s i e m p r e ocupado en la meditación y con- voción y t e r n u r a . G u a r d ó el pueblo por reliquias
templación del Señor y que viviese de oración. del h e n o que h a b í a estado en aquel p e s e b r e , y
P o r q u e el que m u c h o a m a , m u c h o desea t r a t a r valióle p a r a c u r a r m u c h a s enfermedades de los
con la persona á quien ama, y todos s u s tesoros y animales y p a r a l i b r a r s e de g r a n d e s peligros. Con
su b i e n a v e n t u r a n z a pone en aquel que tiene por la sacratísima virgen María, n u e s t r a Señora, tuvo
sumo bien, y todos s u s entretenimientos y delei- m u y p a r t i c u l a r devoción, y la tomó por abogada
tes son c o n s i d e r a r s u s excelencias y g r a n d e z a s , s u y a y de s u s frailes, y en h o n r a de ella a y u n a b a
como lo hacía san F r a n c i s c o . El cual, p a r a m o s - desde la fiesta de san P e d r o y san Pablo h a s t a la
t r a r n o s este afecto, repetía m u c h a s veces en la Asunción. Después de esta festividad también ayu-
oración: Deus meus, et omnia: Dios mío, y todas n a b a otros c u a r e n t a días, y oraba m u c h o por d e -
las cosas. P o r q u e en él veía y hallaba todas las voción de los santos á n g e l e s y especialmente de
cosas, y fuera de él n i n g u n a e s t i m a b a ni juzgaba san Miguel, a r c á n g e l , y á Todos los santos a y u n a -
que le h a c í a al caso. Todos los a ñ o s , en pasando ba otra c u a r e s m a ; y en a c h a q u e de estas c u a r e s -
la fiesta de la Epifanía, se iba á la soledad en r e - m a s se le pasaba todo el año a y u n a n d o y o r a n d o .
verencia de los c u a r e n t a días que Cristo, n u e s t r o Por m u c h a s y g r a n d e s molestias que los demonios
Señor, estuvo en el desierto, y e n c e r r á n d o s e en visiblemente le dieron p a r a apartarle de la oración,
u n a celda empleaba todo aquel tiempo con m u y siempre tuvo fuerte y j a m á s le pudieron divertir
estrecho a y u n o en oración. C o m u l g a b a m u y á ni enflaquecer, y á la medida de su g r a n d e afecto
m e n u d o con g r a n fervor y devoción, y casi de o r - y t e r n u r a p a r a con Dios fué la a b u n d a n c i a de las
dinario en comulgando padecía éxtasis, y q u e d a - g r a c i a s y consolaciones espirituales que con l a r -
ba arrobado y s u s p e n s o . R e z a b a las h o r a s c a n ó - guísima m a n o él le daba. P o r q u e m u c h a s veces,
nicas con g r a n devoción y r e v e r e n c i a , estando estando en oración, era levantado en alto, y u n a
siempre en pie y quitada la capilla, sin a r r i m a r s e vez le vieron en el aire cercado de u n a n u b e r e s -
por m á s enfermo que estuviese. Y c u a n d o iba ca- plandeciente. Yendo camino m u c h a s veces era vi-
mino s i e m p r e p a r a b a al tiempo del r e z a r , y decía sitado y regalado del S e ñ o r con u n a dulzura i n e -
que si el cuerpo cuando come el m a n j a r c o r r u p t i - fable, y p a r a recibirla m á s s u a v e m e n t e y á solas
ble quiere estar con reposo, ¿por qué no lo h a de h a c í a que los que iban con él pasasen adelante,
estar el a l m a cuando toma y gusta el mantenimien- porque p r o c u r a b a con g r a n cuidado e n c u b r i r s u s
to celestial? De los n o m b r e s de Dios y de Jesu- virtudes, y las visitaciones é ilustraciones y r e g a -
cristo fué devotísimo, y cuando los hallaba en el los del Señor, el cual p a r e c e que escogió á este
suelo ó en algún l u g a r indecente, los recogía con bienaventurado p a t r i a r c a p a r a enriquecerle i n t e -
devoción y los ponía en p a r t e m á s decente; y á r i o r m e n t e , tanto c u a n t o él se había hecho p o b r e ,
todas las reliquias de los santos tenía cordial r e - y p o r q u e se h a b í a h u m i l l a d o , y deshecho del a m o r
v e r e n c i a . U n a vez, orando en u n a iglesia desierta, de todas las c r i a t u r a s le sublimó y le hizo s u p e r i o r
supo por revelación que había allí a l g u n a s r e l i - de todas, como luego se v e r á . P o r q u e p r i m e r a -
quias que no estaban con la debida reverencia; m e n t e a l u m b r ó el entendimiento de san F r a n c i s c o
m a n d ó á s u s frailes que las tomasen y llevasen á con u n a luz s o b e r a n a y con sabiduría no a p r e n d i -
su iglesia. Descuidáronse ellos de h a c e r lo que el da en los libros, sino venida del cielo, le infundió
santo p a d r e les había mandado; m a s no se descui- el conocimiento de la s a g r a d a E s c r i t u r a y de los
dó el Señor de r e g a l a r á su siervo. P o r q u e por misterios inefables de n u e s t r a s a n t a religión. Dió-
virtud divina se t r a s l a d a r o n los santos h u e s o s , y le m á s el don de profecía p a r a q u e profetizase y
queriendo decir misa se h a l l a r o n sobre el altar dijese cosas q u e m u c h o después h a b í a n de s u c e -
h e r m o s í s i m o s y con u n a fragancia del cielo. Aun- der. Estando el ejército de los cristianos sobre
que en todos los misterios de la vida del Salvador Damieta y p a r a pelear, les avisó que no peleasen
se e n t e r n e c í a a d m i r a b l e m e n t e ; pero m u c h o m á s porque serían vencidos; no le c r e y e r o n , y salieron
en el de su sagrado nacimiento, por la pobreza, de la batalla destrozados y perdidos. Convidóle
desabrigo y desnudez que en el portal y pesebre u n a vez u n soldado h o n r a d o á c o m e r en su casa,
de Belén se nos r e p r e s e n t a . Y así u n a vez, h a - y recibióle en ella con g r a n devoción. Hizo a n t e s
biendo alcanzado primero licencia del papa ( p a r a de c o m e r el santo oración, y llamó a p a r t e al s o l -
DÍA 4 OCTUBRE 27
dado, y díjole que en pago de aquella caridad que tu de Dios, sino del demonio, tentación diabólica y
había usado con los pobres de Jesucristo le quería no virtud divina;» y como lo dijo, asi se descubrió:
avisar que no comería en aquella mesa, sino en porque con la luz del cielo había penetrado el co-
la otra vida, que se confesase con verdadero dolor razón de aquel pobre religioso, que con aquella
y entero arrepentimiento de todos sus pecados. engañosa singularidad se a p a r t a b a de la común y
Hízolo todo el soldado, confesóse con el compañe- s a n t a conversación de los demás. Dióle también el
ro del santo, ordenó su conciencia y las cosas de Señor g r a n dominio sobre las c r i a t u r a s , las c u a -
su casa con la brevedad que el tiempo le daba; y les le regalaban y servían. P o r q u e , considerando
sentándose los convidados á la mesa, súbitamente el santo como Dios hizo todas las cosas de nada,
expiró. Un prebendado de u n a iglesia, de mala llamaba h e r m a n o s y h e r m a n a s á las c r i a t u r a s
vida, estaba m u y enfermo en su cama sin poderse por viles que fuesen, y especialmente á las que
mover; hízose llevar al santo y pidióle con m u - r e p r e s e n t a b a n á Cristo con su m a n s e d u m b r e ,
chas l á g r i m a s que hiciese sobre él la señal de la como los corderos y ovejas. U n a vez en Santa
cruz, y él le respondió: «¿Cómo quieres que yo h a g a María de Porciúncula le dieron de limosna u n a
lo que m e pides, siendo tú enemigo de la cruz y tan oveja viva, y él la recibió de b u e n a g a n a por ser
contrario en tu vida? Mas por la devoción de los símbolo de inocencia y simplicidad, y exhortó á
que aquí están, q u e con tanta instancia me lo p i - que viviese en el convento sin inquietar á los frai-
den, yo h a r é la señal de la cruz sobre ti, con aperci- les y que asistiese á las alabanzas divinas, y así
bimiento que te hago en el nombre del Señor que, lo hizo. P o r q u e al tiempo que los frailes iban al
si librado de esta enfermedad volvieres al v ó m i - coro, e n t r a b a la oveja en la iglesia ó hincaba las
to, caerás en mayores calamidades por tu i n g r a t i - rodillas, y delante del altar de Nuestra Señora ba-
tud.» Sanó el h o m b r e con la señal de la cruz, y no laba como quien la saludaba; y cuando en la misa
hizo gracias á Dios por la salud que le había d a - alzaban al santísimo Sacramento, hincaba también
do, ni se enmendó; antes volviendo á sus livian- las rodillas como adorando al Señor. También en
dades, estando u n a noche durmiendo en casa de R o m a tuvo san Francisco otro cordero á quien
un canónigo, cayó el techo de la casa, y escapán- enseñó á asistir en la misa á las h o r a s : y cuando
dose todos los otros que en ella estaban, él solo el santo se fué á otras partes le dejó encomendado
m u r i ó . Y no solamente manifestó las cosas futu- á u n a noble m a t r o n a , y si ella á las m a ñ a n a s t a r -
r a s , sino también descubrió los secretos p e n s a - daba en ir á misa, el cordero con los balidos la
mientos del corazón y los deseos íntimos del al- despertaba, y con la cabeza y meneos la hacía s e -
m a y los escrúpulos de las conciencias. Y de ñas que fuese á la iglesia. También m u c h a s veces
algunos pecadores que estaban en mal estado dijo los peces, conejos y liebres se le venían á las m a -
antes que se e n m e n d a r í a n , y de algunos, que en nos y al seno, y no se querían ir h a s t a que el san-
los ojos de los h o m b r e s parecían buenos y loables, to les diese su bendición. Caminando u n a vez por
avisó la mala vida que habían de h a c e r , y los da- las l a g u n a s de Venecia, halló g r a n n ú m e r o de
ños que por ella les habían de venir. Viniendo aves que cantaban en los m a t o r r a l e s y arbolillos,
u n a vez dos frailes de camino, el m á s viejo hizo y dijo al compañero: «Las h e r m a n a s aves alaban
a l g u n a s cosas con que dio escándalo al m á s mozo; á su Criador; vamonos entre ellas y cantemos allí
cuando llegaron, el santo p r e g u n t ó al m e n o r cómo al Señor las h o r a s canónicas.» F u e r o n á ellas, y
lo había hecho su compañero en el camino, y r e s - las aves no se espantaron ni se movieron de su
pondiéndole (por no culpar y descubrir la falta del lugar; y como por el canto de ellas no se oyesen
compañero) que lo había hecho bien, dijo el s a n - bien el uno al otro los versos que cantaban, dijo
to: «Mirad que no mintáis con pretexto de h u m i l - san Francisco á las aves: « H e r m a n a s aves, cesad
dad; a g u a r d a d un poco y veréis lo que pasa.» De de c a n t a r h a s t a que nosotros acabemos de pagar
allí á pocos días el fraile, que había dado el e s - al S e ñ o r í a s debidas alabanzas.» ¡Cosa maravillo-
cándalo, se salió de la religión, permitiéndolo el sa! Las aves se estuvieron quedas y callando h a s t a
Señor, porque no había hecho penitencia de su que san Francisco y su compañero acabaron s u s
culpa, y p a r a manifestar j u n t a m e n t e el castigo de h o r a s m u y despacio, y luego el santo les d i o l i -
su justicia y el espíritu profótico que había dado á cencia y ellas cantaron como primero. Otra vez
su siervo. Otra vez, viniendo á visitar á s u s frailes estaba u n a cigarra en u n a h i g u e r a cantando, j u n -
y hablando con ellos de las cosas del cielo, como to á la celda del santo, en Santa María de P o r -
solía, le dijeron que había entre ellos uno de s i n - ciúncula; llamóla un día, y la c i g a r r a voló y se le
g u l a r santidad y de vida a d m i r a b l e , de g r a n d e puso en la m a n o , y él le dijo: «Canta, h e r m a n a mía
oración y tan dado al silencio, que a u n confesarse cigarra, y alaba á tu Criador.» Ella lo hizo sin ce-
no quería sino por señas, por no h a b l a r . Llevólo sar, hasta que el santo la mandó volver á su lu-
mal el santo y r e p r e h e n d i ó á los que alababan gar; y por ocho días iba y volvía á él obedeciéndo-
aquella singularidad, y díjoles: «Ese no es espíri- le y cantando, hasta que el santo dijo á sus frailes;
28 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
«Demos ya licencia á la h e r m a n a c i g a r r a , que las destilaban; y por esto vino casi á perder la vis-
bien lo h a hecho dispertándonos estos ocho días á ta, y fué avisado de u n médico que si no r e p r i -
las a l a b a n z a s de Dios.» Dióle licencia, y n u n c a mía las l á g r i m a s , sin duda v e n d r í a á q u e d a r del
m á s pareció. Con un halcón y un faisán le pasa- todo ciego. Respondió el santo: « H e r m a n o médico,
ron también cosas a d m i r a b l e s y propias de u n no recibió el espíritu el beneficio de la luz por la
varón á quien el Señor había dado señorío sobre c a r n e , sino la c a r n e por el espíritu, y no debemos
las aves y sobre todas s u s c r i a t u r a s , como se ve por a m o r de la vista que tenemos c o m ú n con las
por lo que otra vez le aconteció. Yendo á predicar, m o s c a s poner impedimento á la vista espiritual
halló en el camino g r a n multitud de aves de dife- y á la consolación celestial.» Y como le rogasen
r e n t e s g é n e r o s y colores que estaban cantando, y que á lo m e n o s recibiese u n cauterio de fue-
se fué á ellas, y como si tuvieran entendimiento go p a r a remedio de los ojos, vino en ello por ser
se estuvieron quedas, y le m i r a r o n con u n modo medicina á s p e r a y saludable. Al tiempo q u e el c i -
insólito ó inclinaron s u s cabezas; y él, viendo la rujano le quiso d a r el cauterio el santo habló con
atención con que estaban, les comenzó á p r e d i c a r el fuego y le dijo: « H e r m a n o fuego, Dios te hizo
y á decir: « H e r m a n a s m í a s aves, m u c h o debéis ala- m u y h e r m o s o y eficaz, y provechoso entre todas
bar á vuestro Criador, p o r q u e os vistió de p l u m a s las c r i a t u r a s ; m i r a que me seas a h o r a blando y
y d i o alas p a r a volar, y un aire p u r o en que espa- cortés, r u e g o yo al Señor que te crió que m e q u e -
ciaros, y sin n i n g ú n cuidado vuestro ni solicitud m e s s u a v e m e n t e p a r a que te pueda sufrir.» Hízose
os m a n t i e n e y conserva.» Y oyendo estas p a l a b r a s el cauterio bien profundo desde la oreja h a s t a las
las aves se regocijaban, extendiendo el cuello y cejas, y no sintió m á s dolor que si no se h u b i e r a
las alas y haciendo otras demostraciones de con- h e c h o en s u c u e r p o . E s t a b a u n a vez m u y e n f e r -
tento y alegría. Y a u n q u e el santo las tocaba con mo, y sintiéndose m u y debilitado pidió un poco de
el vestido paseándose e n t r e ellas, n i n g u n a se me- vino; no lo h u b o , m a n d ó q u e le trujesen a g u a ,
neó h a s t a q u e les d i o su bendición y licencia. No hizo la señal de la cruz sobre ella, y convirtióse
fué m e n o r milagro el que otra vez le acaeció, pre- en excelentísimo v i n o , y en bebiendo un trago de
dicando á un pueblo con u n a s golondrinas, las aquel vino luego se levantó bueno y s a n o . Otra
cuales c a n t a b a n tan i m p o r t u n a m e n t e que no le vez, hallándose m u y fatigado, deseó un poco de
dejaban predicar. P o r q u e volviéndose el varón de música p a r a d e s p e r t a r la alegría del espíritu, y por
Dios á ellas, en voz alta les dijo: « H e r m a n a s mías modestia religiosa no la quiso pedir; pero el Señor
g o l o n d r i n a s , y a es tiempo q u e yo también hable, aquella noche le d i o m ú s i c a del cielo tan suave,
p u e s vosotras h a s t a a h o r a habéis cantado; callad que le parecía estar ya en el otro m u n d o . Otra vez,
h a s t a que se acabe el s e r m ó n y estad atentas;» y yendo á predicar, le sobrevino la noche m u y oscu-
como si t u v i e r a n razón luego callaron, y no se mo- r a , y el camino era peligroso por un río y l a g u n a s
vieron h a s t a que acabó el s e r m ó n , y con su b e n d i - que había en él; el fraile que iba con él le dijo:
ción se partieron. No solamente d i o el Señor á san « P a d r e , r u e g a á Dios que nos libre de estos p e l i -
F r a n c i s c o este imperio sobre las golondrinas, sino gros.» Respondió el santo: «Poderoso es Dios si
también á a l g u n o s de s u s santos c o m p a ñ e r o s por quiere p a r a d a r n o s luz.» En diciendo estas p a l a -
s u s merecimientos. P o r q u e en la ciudad de P a r í s , bras vino u n a luz g r a n d e y clara que les d u r ó has-
h a b i é n d o s e divulgado el m i l a g r o de las golondri- ta que llegaron á la posada, y otros que iban por
n a s que a c a b a m o s de referir, estando uno de s u s el camino no vieron esta luz.
hijos estudiando, u n a golondrina con su moles- P u e s ¿quién podrá referir los otros i n n u m e r a -
to canto le quitaba la atención; y él dijo á s u s bles milagros con que el Señor h o n r ó á san F r a n -
c o m p a ñ e r o s : «Esta golondrina debe ser de a q u e - cisco en vida y en muerte? E c h ó de los cuerpos
llas que estorbaban á n u e s t r o santo padre, y no mucho's demonios, d i o vista á m u c h o s ciegos,
le dejaban predicar h a s t a que les m a n d ó que c a - sanó á m u c h o s cojos y m a n c o s , restituyó los
llasen;» y volviéndose á la golondrina le dijo: «En m u e r t o s á vida, d i o hijos á las mujeres e s t é r i -
el n o m b r e del siervo de Dios Francisco te m a n d o les, y libró de peligro á las que estaban de p a r t o ,
que luego calles y v e n g a s á mí.» Calló y púsose y á los encarcelados de la cárcel, y á los que
luego en s u s manos; y conocióse m á s la virtud del n a v e g a b a n de h o r r i b l e s t o r m e n t a s . El pan q u e
seráfico padre y la g r a c i a s i n g u l a r que el Señor le el santo bendecía, los pedazos de su roto y pobre
había dado sobre las c r i a t u r a s , y por él á s u s hijos. hábito, la c u e r d a con q u e se ceñía, el a g u a con
Mas no es tanto de m a r a v i l l a r que las aves y las que lavaba s u s pies y s u s m a n o s , y cualquiera
o t r a s . c r i a t u r a s que tienen sentido obedeciesen á otra cosa q u e h u b i e s e tocado, e r a saludable medi-
san F r a n c i s c o , como el ver q u e el fuego y las c o - cina p a r a las dolencias, remedio p a r a las adver-
sas insensibles se sujetasen á su imperio y v o l u n - sidades, y alivio y descanso en los trabajos. F i -
tad. Tuvo el varón de Dios m u y g r a n don de l á - nalmente, todos los que en s u s enfermedades y
g r i m a s , y s u s ojos eran dos fuentes perpetuas que peligros con devoción y confianza le invocaron,
DÍA 4 OCTUBRE 29
hallaron remedio, como más l a r g a m e n t e se puede del altar el libro de los Evangelios, y díjole á un
ver en la vida q u e escribió san B u e n a v e n t u r a , y su c o m p a ñ e r o , varón perfecto y santo, que le
en la Coránica de la sagrada orden de los menores. abriese tres veces; abrióle, y todas tres veces h a -
Yo sólo quiero referir tres milagros que me p a r e - llaron la historia de la pasión del Señor. Luego en-
cen m á s notables. El primero fué que, habiendo tendió el santo que Dios q u e r í a q u e , así como había
estado el glorioso padre m u y enfermo, le curó un imitado en s u s acciones á Cristo, nuestro S a l v a -
médico con m u c h o cuidado, y como el santo no dor, en vida, asi antes que m u r i e s e se h a b í a d e con-
tenía con qué pagarle, recompensó la buena obra formar con él en las aflicciones y dolores. Vino el
que del médico había recibido de esta m a n e r a : día de la fiesta de la Exaltación de la s a n t a cruz,
Había este médico labrado u n a casa con m u c h a que es á 14 de septiembre, y estando o r a n d o
costa. Abrióse la casa de alto á bajo, y a u n q u e era aquella m a ñ a n a al lado del monte, y con el c o r a -
n u e v a estaba p a r a caerse; pidió el médico a l g u n a zón abrasado de a m o r divino y transportado en el
cosa q u e el santo hubiese tocado con s u s m a n o s ; Señor, vio que bajaba del cielo un. serafín con
y después de m u c h a instancia, al fin los frailes le seis alas encendidas y resplandecientes, y con
dieron unos pocos de cabellos de san Francisco. u n vuelo m u y ligero se ponía en el aire cerca de
Tomólos y púsolos aquella noche e n t r e las a b e r - donde estaba, y e n t r e las alas le apareció un hom-
t u r a s que se h a b í a n hecho en las paredes de su bre crucificado, clavadas las m a n o s y pies en la
casa; y á la m a ñ a n a las halló tan c e r r a d a s , que cruz. Las dos alas del serafín se levantaban sobre
no quedaba rastro de ellas, y el edificio muy fir- la cabeza del crucifijo, y las dos cubrían todo el
me, sin poder s a c a r los cabellos que había puesto. cuerpo, y las otras dos se extendían como para
El otro es, que u n h o m b r e religioso y temeroso volar. En esta visión se imprimieron en las m a -
de Dios tenía u n a cuerda con que el santo se solía nos, pies y costado del seráfico padre las llagas
ceñir; y habiendo en el pueblo m u c h o s enfermos de la m i s m a figura que él las había visto en aquel
de v a r i a s y g r a v e s enfermedades, iba por las c a - serafín. Quedaron unos como clavos de c a r n e
s a s de los dolientes y dábales á beber un poco de d u r a , cuyas cabezas eran redondas y n e g r a s , y
a g u a en que aquella c u e r d a había estado en remo- en las m a n o s se echaban de ver en las palmas y
jó; y con esto los enfermos cobraban salud. El en los pies por la parte alta del empeine. Las pun-
tercero es que, estando la ciudad de Arezo p a r a tas e r a n largas y excedían á la demás carne, y N
p e r d e r s e por las disensiones, bandos y g u e r r a s ci- estaban retorcidas y como redobladas con m a r t i -
viles que en ella se habían levantado, el santo p a r a llo. La llaga del costado derecho e r a como u n a
a p a c i g u a r l e s fué allá. Hospedáronle en u n a casa cicatriz colorada, de la cual m a n a b a m u c h a s veces
fuera de los m u r o s , y vio á los demonios sobre la t a n t a s a n g r e , que bañaba la túnica y los z a r a g ü e -
ciudad m u y contentos, como atizando el fuego de lles del santo; el cual quedó tan favorecido del
aquellas disensiones y muertes; llamó luego á su Señor con estas s a g r a d a s llagas, que parecía un
compañero (que era F r . Silvestre), y díjole que se vivo retrato suyo, y m á s un serafín venido del
fuese á la puerta de la ciudad, y que en voz alta y cielo que m o r a b a en la tierra, que h o m b r e m o r -
en virtud de obediencia mandase de parte de Dios tal. P e r o quedó j u n t a m e n t e tan humilde, tan c o n -
á los demonios que se fuesen luego de allí. El san- fuso y tan vil en s u s ojos, que n i n g u n a cosa p r o -
to lo m a n d ó , los demonios luego obedecieron, y c u r a b a con m a y o r estudio que e n c u b r i r este tan
la ciudad, dejando las a r m a s , volvió á su a n t i g u a g r a n d e y tan s i n g u l a r don de Dios. P a r a esto de
paz y todos se hicieron amigos. allí adelante traía los pies calzados, las manos
cubiertas con el hábito, y unos zaragüelles tan
P e r o el m a y o r y m á s raro y admirable milagro altos, que cubrían la llaga del costado. Mas como
de todos es el de las s a g r a d a s llagas que el Señor el Señor se las había dado para h o n r a r l e y hacer-
en el cuerpo de este g r a n prodigio celestial i m - le glorioso en el m u n d o , quiso que se viesen y se
primió, p a r a q u e n o solamente su p u r í s i m a alma, supiesen, y quedasen ennoblecidas con muchos
sino también su cuerpo fuese un vivo y perfec- milagros y divinas revelaciones. Viéronlas vivien-
to retrato de Jesucristo. La historia cómo pasó do el santo padre m u c h o s religiosos de su orden,
c u e n t a san B u e n a v e n t u r a de esta m a n e r a : «Dos los cuales lo afirmaron con j u r a m e n t o solemne;
a ñ o s antes que m u r i e s e el santo padre se r e c o - viéronlas algunos cardenales, íntimos amigos
gió al monte de Alvernia (que es en la provincia suyos, los cuales de palabra y por escrito dieron
de Toscana) p a r a d a r s e m á s á la oración y a y u - testimonio de ellas; violas el papa Alejandro IV, y
n a r como solía la c u a r e s m a de san Miguel. Rega- en un sermón (en que se halló san Buenaventura)
lóle aquella vez el Señor, é ilustróle extraordina- dijo que él mismo las había visto con s u s propios
riamente, y revelóle que abriese el libro de los ojos. Y después de muerto las vieron c l a r a m e n t e
Evangelios, porque allí le diría lo que pensaba más de cincuenta frailes, y santa Clara con todas
o b r a r en él y por él. En cumplimiento de lo que sus monjas é i n n u m e r a b l e multitud de gente s e -
Dios le m a n d a b a , h e c h a primero oración, tomó
30 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
glar, que se j u n t ó á su e n t e r r a m i e n t o . Y demás en la t i e r r a , sino también p a r a que padeciese
de tantos y tan g r a v e s testigos, hizo el Señor al- m á s , y con las g r a n d e s aflicciones y dolores fue-
g u n o s g r a n d e s milagros p a r a confirmación y r e - se un dibujo de los dolores y t o r m e n t o s de la
verencia de las s a g r a d a s llagas del seráfico padre c r u z del m i s m o Cristo. P a r a esto, luego que r e -
san F r a n c i s c o . Uno fué que, dudando el papa Gre- cibió las s a g r a d a s llagas, tuvo m u y recias y d o -
gorio IX (á quien el santo h a b í a profetizado que lorosas enfermedades, q u e le c o n s u m i e r o n de
sería sublimado á la silla de san Pedro) de la l l a - tal m a n e r a , que no le quedó sino el pellejo y los
ga del costado, u n a noche le apareció san F r a n c i s - huesos, y m á s parecía un retrato vivo de la
co reprehendiéndole con rostro severo de aquella m u e r t e que h o m b r e con vida. Y llevaba con tan
duda, alzó el brazo d e r e c h o , y descubrió la llaga e x t r a ñ a paciencia s u s m a l e s , que rogó al Señor
que tenía en aquel lado, y le pidió u n a r e d o m a que sobre aquellos dolores le enviase otros m u -
p a r a recoger la s a n g r e que de ella salía. Ofreció chos m a y o r e s si aquélla e r a su voluntad. M u -
en aquella visión la redoma, y llenóse de la s a n g r e cho a n t e s dijo á s u s frailes que Dios le h a b í a
preciosa que m a n a b a de la llaga. Otra vez a p a r e - revelado su m u e r t e , y c u á n d o h a b í a de ser; y el
ció á un fraile suyo, predicador y de g r a n fama, y mismo día en que m u r i ó les avisó que aquel día
le reprehendió porque c u r i o s a m e n t e había q u e r i - sería. En la última enfermedad se hizo llevar á
do investigar el modo con q u e aquellas divinas Santa M a r í a de P o r c i ú n c u l a , y c u a n d o y a q u e r í a
señales se habían impreso; y por no e n t e n d e r b i e n expirar, como v e r d a d e r o a m a d o r de la pobreza
la razón comenzaba á d u d a r ó tener escrúpulo (por ser semejante á Cristo, que m u r i ó desnudo
de ellas. En Potenza, ciudad de la provincia de en la cruz), se desnudó todo, y se postró en la
Apulla, en el reino de Ñapóles, un clérigo, m i r a n - t i e r r a desnudo; y p a r a que no se viese la llaga
do u n a imagen de san F r a n c i s c o , dudó del m i l a - del costado, con la m a n o izquierda la cubría. C o -
gro de las llagas, y luego se sintió h e r i r en la m e n z a r o n todos á llorar, y él les dijo: «Yo, h e r -
p a l m a de la m a n o izquierda, y quitándose el m a n o s , ya h e h e c h o lo que á mí toca; vosotros
g u a n t e la halló llagada, y conociendo su culpa haced lo que Cristo os e n s e ñ a r e . » Entendió estas
pidió perdón al santo, y por su intercesión alcanzó p a l a b r a s u n fraile á quien el santo solía l l a m a r
la salud del a l m a y de la m a n o . En la provincia su g u a r d i á n , y tomó u n hábito viejo y u n cor-
r e a t i n a d i o u n a m a n e r a de pestilencia al g a n a d o dón, y diósele diciendo: « H e r m a n o , vos no tenéis
m a y o r y m e n o r tan cruel, que todo perecía; fué hábito en que m o r i r , p o r q u e sois pobre m e n d i -
revelado á un h o m b r e temeroso de Dios que fuese go y desnudo; este hábito os damos de l i m o s -
al convento de los frailes y les pidiese el a g u a con n a y por a m o r de Dios; no dado, sino prestado; y
q u e san F r a n c i s c o se h u b i e s e lavado los pies y vos le recibid en virtud de s a n t a obediencia.» Ale-
las m a n o s , y que la d e r r a m a s e n sobre las ovejas gróse el santo s o b r e m a n e r a por verse m o r i r p i -
y bueyes tocados de aquella pestilencia. Hízolo diendo limosna y con vestido, y por ello d i o m u -
así, y fué cosa maravillosa que todos los a n i m a l e s chas g r a c i a s á Dios, y m a n d ó á los frailes en o b e -
que fueron rociados con aquel a g u a s a n a r o n , con diencia de caridad que en viéndole y a difunto le
admiración de toda la gente, por h a b e r tocado las dejasen en el suelo desnudo tanto tiempo cuanto
llagas s a g r a d a s del santo. Antes que las recibiere se pudiese a n d a r despacio u n a milla. Después los
san F r a n c i s c o en el m o n t e de Alvernia, solía ser exhortó al a m o r de Dios, de la s a n t a pobreza, pa-
aquel monte m u y infestado de tempestades y r a - ciencia, y á m o r i r por la fe de la s a n t a Iglesia r o -
yos, y la m u c h a piedra que caía del cielo quitaba m a n a ; y cruzados los brazos d i o su bendición á
los frutos de la t i e r r a ; pero después que aquel los p r e s e n t e s y á los a u s e n t e s , y dijo: «Quedaos,
l u g a r recibió tan gran favor del cielo, el mismo hijos míos, en el temor del Señor, y p e r m a n e c e d
cielo parece q u e se ablandó y se mudó de tal mane- en él siempre, p o r q u e la tentación y tribulación
r a , que no padecieron m á s la calamidad de piedra venidera ya se acerca; dichosos s e r á n los que per-
que solían los m o r a d o r e s de aquella c o m a r c a . Fi- severaren en el bien comenzado. Yo voy a p r i e s a
n a l m e n t e , la s a n t a Iglesia r o m a n a h a comprobado al Señor, á c u y a gracia os encomiendo.» Luego
el milagro estupendo de las s a g r a d a s llagas del hizo que le leyesen la pasión en el Evangelio de
seráfico padre san F r a n c i s c o , con las letras apos- san J u a n , desde aquellas p a l a b r a s : Ante diem fes-
tólicas que de ellas escribieron los s u m o s p o n - tum Paschce; y después de leída, él mismo como
tífices Gregorio IX, y Alejandro IV, y Benedic- pudo comenzó á decir el salmo 141, que c o m i e n -
to X I , y con el celebrar y h a c e r conmemoración za: «Con mi voz h e clamado al Señor; con mi voz
de las m i s m a s llagas en el Martirologio romano h e suplicado al Señor;» y díjole todo h a s t a a c a b a r
á los 17 de septiembre por orden del p a p a Sixto V. con las últimas p a l a b r a s : «Sacad, Señor, mi alma
de la cárcel p a r a que confiese vuestro santo nom-
No solamente imprimió el Señor las señales
b r e , p o r q u e los j u s t o s me están esperando p a r a
de su cruz y pasión en el costado, y pies y m a n o s
que me deis galardón.» Y en diciendo estas pala-
de san F r a n c i s c o , p a r a h o n r a r l e con su librea
DÍA 4 OCTUBRE 31
bras dio el alma al Criador, un sábado á puesta del no lo es en qué lugar y cómo esté, porque sólo se
sol, á 4 de octubre, año del Señor de 1226, á los sabe que está en u n a bóveda, debajo de la capilla
veinte de su conversión y c u a r e n t a y cinco de su m a y o r de la iglesia de San F r a n c i s c o . Añade que
edad. Aparecióse en aquella h o r a que expiró al el papa Nicolao, que debía ser el cuarto de este
obispo de Asís, que había ido á San Miguel del n o m b r e , y el que fué antes de serlo ministro gene-
monte G a r g a n o , y le dijo: «Ya dejo al m u n d o y ral de la orden, y comenzó á ser papa el año del
voy al cielo.» También apareció á un g u a r d i á n , Señor de 1288, sesenta y dos años después que
llamado F r . Agustín, que estaba agonizando y sin murió el santo, deseando mucho ver su s a g r a d o
habla, en el postrer t r a n c e de la m u e r t e , quien, cuerpo, entró u n a noche en aquella bóveda, acom-
cuando vio á su santo padre, clamó súbitamente pañado solamente de un cardenal y de un obispo,
y dijo: «Aguárdame, padre: a g u a r d a , que ya voy de su secretario y del guardián del convento que
contigo.» Y preguntándole lo que decía, respondió: se le mostraba; y que el cardenal después, e s t a n -
«¿No veis á nuestro padre san Francisco que se va do á la h o r a de su m u e r t e , declaró á un g r a n d e
al cielo?» Ydiciendo esto expiró. Otras m u c h a s r e - amigo suyo la forma con que estaba el santo cuer-
velaciones h u b o de la gloria de este santísimo pa- po, por estas palabras: «Era cosa (dice) de a d m i -
triarca. En sabiendo que e r a m u e r t o concurrieron ración, que un cuerpo h u m a n o , muerto de tanto
de Asís y de todos los pueblos comarcanos g r a n tiempo, estuviese de la m a n e r a que él estaba;
m u c h e d u m b r e de personas eclesiásticas y s e g l a - porque estaba en pie derecho, no allegado ni r e -
costado á parte alguna. Tenía los ojos abiertos
r e s á ver y besar las sacratísimas llagas, que ya
como de persona viva y alzados hacia el cielo mo-
estaban p a r a todos patentes y descubiertas.
d e r a d a m e n t e . Estaba todo el cuerpo entero sin co-
Quedó su cuerpo m u y hermoso y resplandecien-
rrupción alguna, blanco y colorado como si estuvie-
te, habiendo sido en vida algo moreno y consumido
r a vivo. Tenía las manos cubiertas con las m a n g a s
por los m u c h o s trabajos, asperezas y enfermedades.
del hábito delante de los pechos, como las a c o s -
Sus m i e m b r o s quedaron tan tratables y blandos,
t u m b r a n traer los frailes m e n o r e s . Viéndole así el
como si fueran de algún niño tierno. Toda aquella
papa, puso las rodillas en tierra con g r a n reveren-
noche se gastó en m i r a r l e y reverenciarle y c a n -
cia y devoción, y alzó el hábito de encima del pie,
tar h i m n o s al Señor. A la m a ñ a n a tomaron r a m o s
y vio él y los que allí estábamos que en aquel
de árboles y cirios encendidos, y con u n a p r o c e -
santo pie estaba la llaga, con la s a n g r e tan fresca
sión bien larga y bien ordenada pasaron por la
y reciente como si en aquella h o r a se hiciera con
iglesia de San Damián, donde estaba la santa vir- h i e r r o en algún cuerpo vivo. El otro pie no le
gen Clara; y ella y las monjas llegaron al santo vimos, porque estaba cubierto con el hábito y
cuerpo y vieron las llagas, y se las besaron con teníale tomado debajo del pie; y el señor papa
increíble llanto, admiración y t e r n u r a ; de allí e n - descubrió las m a n o s , y vimos que en ellas t e -
t r a r o n en Asís, y con toda reverencia le colocaron nía las llagas como la del pie; y así, le besamos
en la iglesia de San Gregorio, en la cual siendo las m a n o s y el pie. Miró su santidad el lado de-
niño había aprendido las p r i m e r a s letras. Los mi- r e c h o , y vio que tenía el hábito abierto, y la llaga
lagros que el Señor obró por el santo después de tan fresca y reciente como las de las m a n o s y de
m u e r t o fueron m u c h o s y m u y g r a n d e s , por los los pies; y él solo y no nosotros la besó, y la boca
cuales y por su santísima vida el papa Gregorio del santo, y sintió tanta devoción y santidad i n -
XI p e r s o n a l m e n t e vino á la ciudad de Asís, y con terior, que fué cosa maravillosa, según se m o s -
g r a n solemnidad le canonizó y le puso en el c a t á - t r a b a por los efectos exteriores. Finalmente, t a n -
logo de los santos á 16 de julio del año de 1228. Y ta consolación y suavidad sentimos todos en el
después, el a ñ o de 1230, celebrando s u s frailes a l m a y en el cuerpo, que no mirábamos que se
capítulo g e n e r a l en Asís, t r a s l a d a r o n su sagrado había pasado toda la noche.» Todas éstas son
cuerpo á la iglesia que se h a b í a edificado de su p a l a b r a s de aquel cardenal que poco después dio
n o m b r e , á los 25 de mayo, y fué hallado el cuerpo su a l m a á Dios, referidas en la corónica, como
con un olor celestial y maravilloso. Y de esta tras- se h a dicho. P u e s ¿quién no ve las grandezas y
lación h a c e mención el Martirologio romano. excelencias de este pequeño y humilde siervo
P e r o no es justo que callemos el modo con que del Señor, y que cuanto él m á s se abatió y d e s -
el S e ñ o r después acá se h a mostrado maravilloso hizo por amor de Dios en el mundo, tanto el m i s -
y glorioso en el seráfico p a d r e san F r a n c i s c o . mo Dios le h a sublimado y hecho más glorioso en
P o r q u e á mi v e r es u n a de las cosas m á s r a r a s el cielo y en la tierra? Desnudóse de todos sus ves-
que de n i n g ú n santo se leen. Dirélo de la m a n e r a tidos delante del obispo, y vistióle el Señor de su
que lo refiere la Coránica de los menores, en el ca- espíritu y de su gracia. Tomó por esposa la s a n t a
pítulo 1.° del décimo libro. Dice, pues, que el es- pobreza, y amóla con entrañable afecto, y en pago
tar el cuerpo del glorioso san F r a n c i s c o sepultado le enriqueció Dios con tantos y tan divinos dones,
en el monasterio de Asís es cosa cierta; m a s que
32 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
y le hizo p a d r e de u n n ú m e r o i n n u m e r a b l e de h i - que su hijo Petronio fuese adornado de todas las
jos santísimos, ricos por la pobreza de su padre, ciencias y virtudes, y en todo semejante á él; y el
abastados en las m e n g u a s temporales, y señores hijo, que de suyo e r a bien inclinado, con tal ejem-
de las haciendas de los fieles por h a b e r desprecia- plo y maestro creció m u c h o en virtud, en letras y
do las s u y a s . P o r q u e ¿de dónde se h a propagado y h o n r a d o trato con s u s iguales. E n t r e las otras
extendido tanto por todos los reinos, provincias y buenas c o s t u m b r e s que tenía n u e s t r o Petronio era
naciones del m u n d o la s a g r a d a orden de san F r a n - u n a m u y loable q u e a n t e s de comenzar cualquiera
cisco? ¿De dónde se h a n multiplicado tanto s u s cosa hacía oración, y pedía favor á nuestro S e ñ o r
conventos y crecido tanto la m u c h e d u m b r e de s u s p a r a c o m e n z a r l a y a c a b a r l a en su santo n o m b r e .
hijos, como vemos, sino por los merecimientos y Creció en edad san Petronio, y a l u m b r a d o con la
virtudes de su g r a n padre? La bendición q u e con luz del cielo en el conocimiento de la vanidad de
tan l a r g a m a n o echó el Señor desde el cielo á san todas las cosas de la tierra, y encendido en el a m o r
F r a n c i s c o , ésa h a caído sobre toda su orden y le h a de Dios y de toda perfección, se fué á Egipto por
dado tantos, tan santos, tan doctos, a d m i r a b l e s y entender que en aquella provincia había enjambre
fructuosos hijos, tantos m á r t i r e s , doctores, confe- de monjes q u e vivían, no como h o m b r e s en c u e r -
sores y v í r g e n e s , tantos s u m o s pontífices, c a r d e n a - po m o r t a l , sino como ángeles venidos del cielo; á
les y prelados, que con su vida, doctrina y g o b i e r - los cuales él deseaba imitar, y p a r a esto verlos,
no h a n sustentado é ilustrado la Iglesia católica. hablarlos, conversarlos familiarmente y c o m p r e -
F u é el padre san F r a n c i s c o de e s t a t u r a mediana, h e n d e r bien s u s r e g l a s é institutos. Así lo hizo, y
y antes pequeño que g r a n d e ; el rostro un poco lar- después de h a b e r s e enterado bien de la maravillo-
go, la frente llena, los ojos n e g r o s y apacibles, y sa y celestial vida de los monjes, volvió á su casa
no g r a n d e s ; los cabellos de la cabeza y la b a r b a y escribió lo que h a b í a visto y oído, y las vidas de
e r a n n e g r o s , la nariz igual y delgada, y las orejas a l g u n o s monjes s a n t o s , las cuales los otros m o n -
p e q u e ñ a s . E r a de rostro alegre y benigno, antes j e s después tomaron por dechado y por u n vivo
m o r e n o q u e blanco; su lengua e r a a g u d a y viva, retrato de la vida m o n á s t i c a y de toda perfección.
la voz clara, dulce y sonora. E r a n a t u r a l m e n t e F u é a s i m i s m o á la ciudad de J e r u s a l é n p a r a
elocuente, y de m u c h a s y b u e n a s p a l a b r a s , de m u y v e r , a d o r a r y r e v e r e n c i a r aquellos santos l u g a r e s
pocas c a r n e s y delicada complexión, y de g r a n d e que h a b í a n sido c o n s a g r a d o s con la vida y m u e r t e
ingenio y espíritu en lo que e m p r e n d í a . El abad de Jesucristo, n u e s t r o Salvador, notando el sitio y
Joaquín, a n t e s que santo Domingo y san F r a n c i s c o las cosas particulares de cada uno. T u v o noticia
instituyesen s u s religiones, hizo pintar en San el e m p e r a d o r Teodosio el M e n o r de las g r a n d e s
Marcos de Venecia las i m á g e n e s de san F r a n c i s c o excelencias J e n u e s t r o Petronio, y comenzóle á
con s u s llagas y hábito, y de santo Domingo con estimar y h o n r a r por su santidad y b u e n a s c o s -
el s u y o . T e n g a m o s todos g r a n devoción con este t u m b r e s , no n a d a m e n o s que h a b í a h o n r a d o á Pe-
santísimo patriarca; imitemos (en la m a n e r a q u e tronio, su p a d r e , por s u s m u c h a s letras y r a r a
n u e s t r a flaqueza pudiere) s u s h e r o i c a s virtudes; p r u d e n c i a . Servíase de él, tomaba su consejo, d á -
s e a m o s h u m i l d e s ; estimemos las cosas de la t i e - bale m a n o en los negocios g r a v e s , y p a r t i c u l a r -
r r a , no en lo q u e parecen, sino en lo que son; m e n t e en uno que se ofreció en su tiempo, y e r a
apetezcamos y a n h e l e m o s á las del cielo; a r d a gravísimo, quiso s e r v i r s e de san Petronio; porque
n u e s t r o corazón y derrítase con el a m o r del Señor, habiendo el d e s v e n t u r a d o monje Nestorio puesto
y quede llagado con la m e m o r i a de s u s preciosas su l e n g u a sacrilega en la s a c r a t í s i m a virgen Ma-
llagas, y r e v e r e n c i e m o s con e n t r a ñ a b l e afecto las ría, n u e s t r a S e ñ o r a , ó inficionado á m u c h o s con
que el mismo Señor estampó en el cuerpo del será- su v e n e n o , p a r a atajar el mal antes que cundiese
fico padre s a n F r a n c i s c o , p a r a declararnos que en y cobrase fuerzas y e x t i n g u i r aquel incendio envió
el espíritu y en la c a r n e e r a un verdadero retrato Teodosio á Petronio por s u embajador á R o m a
de Cristo crucificado. El Señor nos lo conceda por p a r a t r a t a r del remedio con el s u m o pontífice, q u e
las oraciones del mismo santo p a d r e y de otros á la sazón era Celestino, primero de este n o m b r e .
hijos suyos q u e están en el cielo y en la t i e r r a . Llegó á R o m a Petronio, propuso su embajada, y
Amén. (P. Ribadeneira.) Celestino se resolvió de convocar concilio g e n e r a l
en la ciudad de Efeso; y así se convocó, y en él
SAN PETRONIO, OBISPO Y CONFESOR. — San Petronio, fué reconvenido y condenado Nestorio y s u s s e -
obispo de Bolonia, fué hijo de Petronio, v a r ó n en cuaces. P e r o sucedió u n a cosa en esta j o r n a d a y
s a n g r e , letras y cargos clarísimo, que nació en embajada de Petronio notable, y fué así: que al
Constantinopla y fué prefecto del pretorio, q u e e r a tiempo q u e Petronio llegó á R o m a había m u e r t o
dignidad en aquel tiempo amplísima, y tan docto, en Bolonia Félix, obispo de aquella ciudad, y v e -
q u e escribió un libro de la Ordenación del obispo, nido embajadores de la m i s m a ciudad p a r a supli-
lleno de doctrina y piedad. P r o c u r ó el P . Petronio c a r al papa q u e les diese obispo y digno s u c e s o r
DÍA 4 OCTUBRE 33
de Félix. Antes que llegasen á R o m a los embaja- le dio el emperador Teodosio, y él las colocó en
dores apareció san Pedro, apóstol, en sueños á algunos de los templos que había edificado, y es-
Celestino, y díjole que Félix, obispo de Bolonia, pecialmente en el de San Esteban, p a r a ornato y
era muerto, y que presto llegaría á R o m a Petro- defensa de aquella nobilísima ciudad. Después
nio, enviado del emperador Teodosio, y que á él de haber gobernado algunos años s a n t í s i m a -
y no á otro hiciese obispo de Bolonia; porque no mente su iglesia cayó malo, y entendiendo que
había otro ninguno p a r a aquel oficio mejor que él, Dios, n u e s t r o Señor, le quería hacer merced de
ni que diese tanta satisfacción á los bolonieses. librarle de la cárcel del cuerpo y llevarle á gozar
Con esta visión (la cual declaró el papa á los e m - de sí, llamó á s u s clérigos y encomendóles su
bajadores de Bolonia y al mismo Petronio) le hizo iglesia y la fe católica; y habiendo recibido devo-
obispo; y a u n q u e él por su humildad se quiso e x - tísimamente todos los sanios sacramentos, dio su
cusar, no pudo; y al fin como hijo de obediencia espíritu al Señor, que lo ilustró con muchos y es-
bajó la cabeza y aceptó la carga que Dios y su v i - clarecidos milagros. E n t e r r a r o n su sagrado cuerpo
cario en su n o m b r e le d a b a n . en la iglesia de San Esteban; y habiendo estado mu-
F u é recibido de toda la ciudad de Bolonia con chos años encubierto, queriendo E n r i q u e , obispo
e x t r a o r d i n a r i a alegría y regocijo, y él entró en la de Bolonia, r e c o n o c e r l a s reliquias que tenía en su
iglesia de San Pedro, que era la catedral, y á la iglesia, se descubrió por divina revelación, siendo
sazón estaba fuera de la ciudad; y suplicó afec- sumo pontífice Inocencio, segundo de este nombre;
t u o s a m e n t e al Señor que, pues le había mandado y desde entonces se ordenó q u e se celebrase la
s e r obispo, le diese su espíritu y fuerzas p a r a ser- invención de su santo cuerpo el mismo día que se
lo, según su santa voluntad, y h o m b r o s p a r a lle- celebra su m u e r t e , que es á los 4 de octubre, y
v a r tan pesada c a r g a . Todavía d u r a b a n en Italia fué imperando en Oriente el m e n o r Teodosio, y
en aquel tiempo las reliquias de los herejes a r r i a - en Occidente Valentiniano el III, su sobrino.
nos que t u r b a r o n toda la iglesia católica, y habían Algunos hacen á san Petronio m á s antiguo que
a r r u i n a d o con b á r b a r a y cruel impiedad m u c h o s esto, y dicen que murió el año del Señor de 306
templos de católicos, y parte de esta r u i n a había ó de 383; pero fácilmente se pueden convencer
cabido á la iglesia de Bolonia. P a r a r e p a r a r l a , como lo notó el cardenal Baronio en las Anotacio-
demás de su santa vida y celestial doctrina, con nes del Martirologio á los 4 de octubre. La Vida
que g a n a b a y a l u m b r a b a los corazones de s u s de san Petronio trae el P . F r . Lorenzo Surio en su
subditos, determinó Petronio r e p a r a r las iglesias quinto tomo, con n o m b r e de Carlos Sigonio; pero
caídas y edificar otras de nuevo, con g r a n gusto y aquella vida es de Pedro Galesino, como el mismo
contento de todo el pueblo; y así edificó u n a á san Galesino lo dice en las Anotaciones sobre su m a r -
Bartolomé, apóstol, otra á san Marcos, evangelis- tirio á los 4 de octubre. Hacen mención de san
ta, la t e r c e r a á san F a b i á n y Sebastián, m á r t i r e s , Petronio el Martirologio romano, san E u q u e r i o ,
la cuarta y quinta á los santos confesores Martín Genadio, Adón, Vincencio Bellovacense, san A n -
y B a r b a c i a n o , y otras dos á las s a g r a d a s vírgenes tonino, Pedro de Natalibus, Tritemio, Baronio y
s a n t a Águeda y s a n t a Lucía. D e m á s de éstas hizo otros. (P. Ribadeneira.)
otras dos, que dedicó, la u n a á san Esteban, p r o -
tomártir, y la otra á san J u a n , evangelista, h a -
ciendo poner en ellas y r e p r e s e n t a r al vivo los
LOS SANTOS HERMANOS MARCOS, Y MARCIANO, CON SUS
lugares m á s señalados que él había visto en la
COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Entre todas las persecucio-
nes que experimentó la Iglesia, la más cruel fué
ciudad de Jerusalón.
la que sufrió imperando Diocleciano el año 304 de
P e r o sucedió que cuando se labraba la iglesia Jesucristo. La s a n g r e corría por todas partes, y
de San Esteban, u n a columna cayó sobre un ofi- especialmente en Egipto y en la Tebaida. Eusebio
cial de los que a n d a b a n en la obra, y le q u e b r a n - la describe de un modo que causa horror: «Unos,
tó de m a n e r a que allí luego perdió la vida. Púsose dice, fueron cruelmente azotados, despedazados
en oración san Petronio, y luego resucitó el hom- con garfios de hierro, descoyuntados sus m i e m -
bre m u e r t o con g r a n d e admiración de todos los bros; otros decapitados, arrojados al mar, quema-
q u e estaban presentes y de los que después lo su- dos, crucificados, m u c h o s enclavados en cruces
pieron; y por este milagro y por otros conocieron con las cabezas abajo, ó i n n u m e r a b l e s empalados.»
la g r a n santidad de Petronio. También consagró E n t r e los que m á s tuvieron que sufrir de estos
la iglesia de San Vital y Agrícola, m á r t i r e s , en el m á r t i r e s cuóntanse los santos Marcos y Marciano,
mismo lugar donde fueron martirizados, á ruego h e r m a n o s según la c a r n e , y unidos al propio tiem-
de la s a n t a viuda Juliana, que á su costa la había po por los vínculos de la caridad.
mandado labrar. Hizo asimismo a c r e c e n t a r el cir-
cuito de la ciudad; y habiendo ido á Constantino- LOS SANTOS CRISPO, Y CAYO, CONFESORES—Parece que
pla, trajo de ella m u c h a s y g r a n d e s reliquias que eran de Corinto, y que en dicha ciudad les c o n -
TOMO IV 5
34 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
virtió á la fe y les bautizó el apóstol san Pablo. puestos en el ecúleo y d e s c a r n a d o s ó d e s p e d a z a -
E s t e santo en su p r i m e r a c a r t a á los corintios dos h a s t a que dieron su espíritu á Dios, glorifi-
dice estas p a l a b r a s en el capítulo 1: «Gracias á cándole y cantando s u s divinas a l a b a n z a s . Sucedió
Dios p o r q u e no h e bautizado á n i n g u n o de v o s - este martirio por los a ñ o s de 256, r e i n a n d o el e m -
otros, sino á Crispo y á Cayo; p a r a que n i n g u n o p e r a d o r Valeriano.
diga que en mi n o m b r e habéis sido bautizados.»
Además, el mismo apóstol, en la c a r t a á los r o m a - SANfflEROTEO, CONFESOR—Fué de Atenas y d i s c í -
nos, cap. 16, dice: «Os saluda Cayo, mi huésped, pulo del apóstol san Pablo, que le administró el
y toda la Iglesia.» De estas palabras h a n inferido bautismo cuando estuvo en aquella ciudad. G a l e -
a l g u n o s q u e san Pablo vivía en Corinto, en la casa sinio dice que fué consagrado obispo de su p a t r i a
de Cayo, el cual tenía s u s p u e r t a s abiertas á todos Atenas por los apóstoles, y que en su vida les imitó
los pobres, principalmente á los cristianos, y que en todas las v i r t u d e s . Hieroteo estuvo e n c a r g a d o
se ocupaba en ejercer las o b r a s de u n a s a n t a h o s - por san Pablo de i n s t r u i r en los misterios de la
pitalidad. Sabemos por el Menologio griego que religión cristiana á Dionisio el Areopagita, que el
estos dos santos fueron m u y célebres en las igle- apóstol había convertido. Escribió varios libros de
sias de Asia, no sólo por los milagros que obraron, ciencias eclesiásticas, los cuales se h a n perdido, y
sino también por la fama que dejaron de s u s s u - sublimado á la e m i n e n c i a de las m á s p u r a s v i r t u -
blimes virtudes. La opinión m á s probable es que des d u r m i ó s a n t a m e n t e en el Señor por los últimos
m u r i e r o n ambos en paz á fines del s e g u n d o tercio años del siglo I de la Iglesia.
del siglo I.
SAN PEDRO, OBISPO Y MÁRTIR—Griego de n a c i m i e n -
SANTA ÁUREA, VIRGEN.—Cuando san Eloy fundó en to, y m u y instruido en los estudios s a g r a d o s , fué
P a r í s u n monasterio de religiosas en 631, puso al elevado á la silla episcopal de Damasco por el
frente de la n u e v a comunidad á u n a virgen noble voto u n á n i m e del clero y pueblo cristiano de la
y santa, llamada Á u r e a , n a t u r a l de la m i s m a c i u - m i s m a ciudad. Con su predicación y s u s santos
dad, y dotada de cualidades sobresalientes. La ejemplos extendió en g r a n m a n e r a el r e b a ñ o de
s a n t a gobernó aquella casa por espacio de treinta Jesucristo. A n t e s de s e r promovido al sacerdocio
y t r e s a ñ o s con admirable santidad, siendo el m o - h a b í a sido casado, y de su m a t r i m o n i o tenía t r e s
delo de todas s u s h e r m a n a s . Un año a n t e s de su hijos, que se retiraron con él á h a c e r vida e r e m í -
m u e r t e se le apareció san Eloy en u n a visión, y tica en un desierto, del cual salió p a r a ser c o n -
le advirtió que se p r e p a r a s e p a r a el tránsito á la s a g r a d o obispo. E n medio de sus trabajos fué
eternidad. Llena de alegría a u m e n t ó s u s inefables i n t e r r u m p i d o por h a b e r l e acusado de blasfemo de-
fervores, y conversando t r a n q u i l a m e n t e con s u s lante de u n príncipe de los á r a b e s . E n castigo fué
h e r m a n a s y con los sacerdotes que la asistían en- condenado á que le cortasen la lengua; pero á
tregó Á u r e a su espíritu al Criador el día 4 de o c - pesar de esto P e d r o c o n t i n u a b a hablando mejor y
t u b r e del año 666, y poco después m u r i e r o n t a m - con m á s velocidad: entonces le a r r a n c a r o n los
bién sesenta de s u s religiosas, a r r e b a t a d a s por ojos, le cortaron la m a n o d e r e c h a y los pies, le
u n a peste asoladora que h u b o á la sazón en P a r í s . clavaron en u n a cruz, lo degollaron, y lo e c h a r o n
al fuego, y no contentos a ú n con todo esto a r r o -
LOS SANTOS CAYO, FAUSTO, EUSEBIO, QUEREMÓN, LUCIO, Y j a r o n s u s cenizas al río. Su martirio fué en el
SUS COMPAÑEROS, MÁRTIRES.—Todos estos santos e r a n , año 743.
ó presbíteros, ó diáconos de la iglesia de A l e j a n -
dría, y discípulos de san, Dionisio, obispo de la SAN AMÓN, ERMITAÑO Y CONFESOR.-Anacoreta e g i p -
m i s m a ciudad. Cayo y F a u s t o fueron desterrados cio del siglo IV.
con su prelado, y c o n s u m a r o n el martirio d e s -
p u é s de varios t o r m e n t o s . Eusebio, Q u e r e m ó n y SAN EDWINO, REY Y MÁRTIR—Rey de Inglaterra; mu-
Lucio, después que su m a e s t r o fué enviado al des- rió en 633.
t i e r r o , ayudados por divina virtud se ocuparon en
visitar con frecuencia á los cristianos que se halla- Día 5
ban encarcelados, les consolaban, les p r o p o r c i o -
n a b a n el alimento necesario, y daban s e p u l t u r a á SAN PLÁCIDO, Y SUS COMPAÑEROS, MÁRTIRES—En el
los cuerpos de los que eran martirizados. Nada les tiempo que el glorioso p a t r i a r c a san Benito r e s -
a r r e d r a b a , y á p e s a r de los g r a n d e s peligros que plandecía en el m u n d o y le a l u m b r a b a con su san-
corrían continuaban predicando libremente el tísima vida y milagros, y con la institución de su
Evangelio en los parajes m á s públicos de la ciudad. religión, vivía, en R o m a Tertulo, caballero y s e -
P o r esto fueron presos y llevados delante del p r e - ñ o r ilustrísimo y riquísimo, y después de los e m -
fecto de Alejandría, por cuyo m a n d a t o fueron peradores de m u y alta dignidad. Tuvo este caballo-
DÍA 5 OCTUBRE 35
ro por hijos á Plácido, Eutiquio, Victorino y Flavia; m u d a . Lanzó muchos demonios de los cuerpos, y á
y como era no menos piadoso que poderoso, en- otros muchos que estaban dolientes de varias en-
tendiendo las grandezas y obras maravillosas que fermedades y sin esperanza de salud se la restituyó
Dios obraba por san Benito, y deseando q"ue su el santo mozo con s u s oraciones. De m a n e r a que
hijo Plácido (que era el mayor) se criase en toda la fama de san Plácido se divulgó por doquiera
virtud y en el santo temor del Señor, le ofreció, que iba; y así cuando llegó á Sicilia fué recibi-
siendo de siete años, á san Benito, suplicándole do con g r a n d e reverencia y admiración, y como
que le instituyese de su m a n o y le enseñase el un ángel venido del cielo; y en la misma isla de
camino derecho de la bienaventuranza. Quedó Plá- Sicilia obró también muchos y g r a n d e s milagros
cido con su santo maestro; y era tan dócil y tan en beneficio de los moradores de aquella tierra.
bien inclinado, que comenzó luego en aquella Llegó á la ciudad de Mesina, y queriéndole tener
tierna edad á a p r o v e c h a r m u c h o en la virtud. en su casa un caballero principal y muy g r a n d e
A m a b a la abstinencia, abrazaba las vigilias, los amigo de su padre, que se llamaba Mesalino, no
a y u n o s y asperezas; era m u y humilde y m u y pun- quiso estar m á s de sólo u n día en ella, diciendo
tual en la obediencia, modesto, callado, v e r - que los monjes no han de estar aposentados en
gonzoso, y en el seso y compostura parecía viejo. casa de seglares, porque el trato de los unos y de
Tomóle particular a m o r san Benito por su n o - los otros es diferente. Concertóse con los que h a -
bleza y buena condición, y m u c h o m á s p o r q u e en bían usurpado las villas y tierras quo habían sido
tan pocos años se aventajaba tanto en toda p e r - de su padre y e r a n ya de su orden, de m a n e r a que
fección. No se contentó Tertulo de h a b e r ofrecido ellos estuviesen con buena conciencia y su r e l i -
su hijo al santo; m a s habiendo entendido que fun- gión no fuese agraviada. Comenzó allí cerca del
daba u n monasterio en Monte Casino, le hizo d o - puerto de Mesina á edificar un monasterio p a r a
nación de m u c h a s tierras, pagos y h e r e d a d e s que sus religiosos y u n oratorio á san J u a n Bautista,
allí c e r c a tenía, y d e m á s de éstos le dio diez y ocho el cual fué consagrado por el obispo de Mesina, y
la obra del monasterio se acabó al cuarto año des-
villas ó cortijos en Sicilia, con puertos, bosques,
pués de su venida á Sicilia. F u é tan perfecta la
ríos, pesquerías y molinos. T a n t a fué la piedad
vida de Plácido y s u s palabras tan encendidas en
de este caballero, y tan persuadido estaba que
el divino amor, que acompañadas con los m i l a -
aquella donación tan liberal, h e c h a p a r a fundar
gros que Dios obraba por él inflamaban los c o r a -
monasterios y s u s t e n t a r á los siervos de Dios, era
zones de m u c h o s p a r a que, aborreciendo los e s -
acepta al Señor, que le había dado á él aquellos
tados vanos del m u n d o y los deleites y regalos
bienes. Como en Sicilia se supo lo que Tertulo ha-
dañosos de la c a r n e , libremente se diesen á Dios.
bía dado á los monjes, no faltó quien por codicia
Empleábase san Plácido en continua oración y
p r o c u r ó apoderarse de aquellas h e r e d a d e s , y de
meditación, y r e g a l a b a su espíritu en el Señor de-
tiranizarlas con fuerza y violencia, como si por
r r a m a n d o m u c h a s l á g r i m a s . En la c u a r e s m a , los
h a b e r s e dado á la religión fueran mal dadas, ó
domingos, m a r t e s y jueves a y u n a b a á pan y a g u a ;
Dios, nuestro Señor, no tuviese cuenta con los los demás días no comía cosa a l g u n a , y en todo el
agravios que se hacen á s u s siervos. Cuando tuvo año no bebía vino. T r a í a un cilicio á raíz de s u s
noticia el padre san Benito de lo que pasaba en c a r n e s . Su sueño era breve y ligero, y m á s a s e n -
Sicilia determinó de enviar á ella á Plácido, por- tado que echado. E r a manso, grave y benigno; y
que a u n q u e era mozo de veintiún años, por su g r a n n u n c a se vio airado. No hablaba sino cuando la
religión y cordura, y por ser hijo de Tertulo, juz- necesidad lo pedía, ó p a r a consolar á los mon-
gó que podría mejor que otro a m p a r a r aquellos jes, ó los pobres, ó p a r a negocio forzoso y de
bienes y sacarlos de las u ñ a s de los que ya se caridad. Con esta vida tan áspera y tan perfecta
habían entregado en ellos. El santo mozo, como trujo m u c h o s á la religión, y en breve tiempo se
hijo de obediencia, aceptó la ida, y acompañado j u n t a r o n con él otros treinta religiosos que flore-
de dos familiares, Gordiano y Donato, salió de cían con g r a n d e ejemplo de santidad, y la r e l i -
Monte Gasino en 20 días de mayo, año del Señor gión del padre san Benito se iba propagando en
de 536. Llegó á Capua, donde fué recibido con el m u n d o .
m u c h a caridad de san G e r m á n , obispo de la m i s m a
ciudad, y de allí siguió camino por Canosa (que es Publicóse en R o m a como estaba san Plácido en
en la provincia de Apulla), y por Rijoles, hasta Sicilia, la vida que hacía, el monasterio que h a -
llegar á Sicilia. P o r todo el camino hizo g r a n d e s bía fundado y los milagros que Dios o b r a b a por
milagros: sanó á u n sacerdote de la iglesia de él; y sus h e r m a n o s Eutiquio, Victorino y Flavia
Capua, llamado Zofas, que estaba m u y enfermo su h e r m a n a con deseo de verle (porque no le h a -
de la cabeza, y á u n ciego, haciendo la señal de la bían visto desde que su padre Tertulo le entregó á
cruz sobre s u s ojos, y á u n niño que estaba á san Benito) navegaron á Sicilia, donde le hallaron
punto de e x p i r a r , y á u n a doncella, ciega, sorda y y fueron de él recibidos con singular gozo y a l e -
36 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
gría, alabando al Señor p o r q u e les había dado tal hizo cortar la lengua; m a s después de cortada
h e r m a n o q u e tan de v e r a s le servía. Detuviéronse h a b l a b a mejor y p r o s e g u í a los loores del Señor,
en aquel monasterio a l g u n o s días, y p a r a q u e se haciéndole g r a c i a s p o r lo que en su n o m b r e p a -
entiendan los caminos que toma Dios p a r a llevar decía. Túvolos toda u n a noche colgados y atados,
los h o m b r e s al cielo y coronarlos de gloria, p e r - c a r g a n d o sobre s u s p i e r n a s á n c o r a s y piedras de
mitió que u n moro, capitán de Abdala, rey afri- g r a n d e peso, y finalmente los m a n d ó degollar, de-
cano, que se llamaba M a m u c h a , saliese á este clarando en la sentencia que los h a c í a m o r i r p o r -
tiempo á infestar la costa de Sicilia y h a c e r g u e - que a d o r a b a n y tenían por Dios á Cristo crucifi-
r r a á los cristianos. T r a í a u n a a r m a d a de cien na- cado. Lleváronlos á la m a r i n a , é hizo san Plácido
vios, y en ellos diez y seis mil y ochocientos hom- oración al Señor, suplicándole por los méritos é
b r e s de pelea. Llegaron al puerto de Mesina, y intercesión de san Benito, su m a e s t r o , que les
como el monasterio de San J u a n Bautista estaba diese constancia p a r a p a s a r aquel trago de m u e r t e
c e r c a de la m a r i n a , dieron de repente en él, y con y llegar al puerto de la b i e n a v e n t u r a n z a ; y r e s -
ímpetu de b á r b a r o s q u e b r a r o n las p u e r t a s y p u - pondiendo todos s u s c o m p a ñ e r o s a m é n , rindieron
sieron prisioneros á c u a n t o s en él estaban. San el cuello al cuchillo y fueron descabezados, y s u s
Plácido, con s u s h e r m a n o s Eutiquio, Victorino y cuerpos estuvieron allí c u a t r o días sin que se les
Flavia, con Donato, Fausto y F i r m a t o , diácono, y diese sepultura. D e s t r u y e r o n los b á r b a r o s el m o -
con los treinta monjes, fueron llevados en cadenas nasterio sin dejar piedra sobre piedra, a u n q u e
delante de M a m u c h a , h o m b r e feroz y b á r b a r o , y no tocaron á la iglesia de San J u a n Bautista, y
m á s fiero que u n tigre. El cual, después que con entrando en s u s navios se partieron p a r a seguir
a m e n a z a s y espantos no pudo persuadirles que r e - su viaje. P e r o el Señor envió luego u n a t o r m e n -
negasen de nuestro Señor Jesucristo, los m a n d ó ta tan brava y h o r r i b l e , q u e allí en el faro y e s -
c r u d a m e n t e azotar y e n c e r r a r l o s en u n a cárcel, y trecho q u e hay e n t r e Mesina y Calabria se h u n -
que allí no les diesen de comer, y les diesen de dieron los cien navios, y se a h o g a r o n las diez y
palos y azotes, y los colgasen en alto de los pies, seis mil y ochocientas p e r s o n a s que en ellos v e -
y les diesen h u m o en los rostros Después de este nían. Después Gordiano, que fué uno dé los dos
tormento m a n d ó dar á cada uno un poco de c e - c o m p a ñ e r o s q u e habían venido con san Plácido
bada y a g u a para que se s u s t e n t a s e n , y no m u - del Monte Casino, y solo (por ser mozo y estar
riendo d u r a s e m á s el t o r m e n t o . Todos estaban cerca de un postigo cuando vinieron los bárbaros)
con g r a n d e paciencia, constancia y alegría en s u s se había escapado, sepultó el cuerpo de san P l á -
p e n a s , confesando y alabando al Señor por ver cido en la iglesia de San J u a n Bautista, y los
que padecían por su a m o r y por la confesión de cuerpos de los otros treinta y t r e s m á r t i r e s en el
su fe, siendo san Plácido el que, como capitán l u g a r donde fueron degollados. En la u n a parte
esforzado, iba delante y con su ejemplo los a n i - y en la otra hizo Dios m u c h o s milagros, s a n a n -
m a b a . También la s a n t a doncella Flavia, su h e r - do á los enfermos que de todas partes venían á
m a n a , e n t r e los otros mostró g r a n fortaleza y pedir salud por intercesión de san Plácido y de
valor del cielo, porque teniéndola d e s n u d a y levan- s u s benditos c o m p a ñ e r o s . F u é su m a r t i r i o á los 5
tada en alto, y despedazando s u s c a r n e s , y pre- de octubre, á los trece a ñ o s del imperio de J u s t i -
g u n t á n d o l e el b á r b a r o tirano cómo siendo persona n i a n o , y el año del S e ñ o r de 541, según Gordiano,
tan ilustre y r o m a n a podía sufrir aquella i g n o m i - que fué el a u t o r de la historia, y según el c a r d e -
nia y desnudez, ella le respondió que por a m o r nal Baronio en las Anotaciones e n m e n d a d a s de la
de Jesucristo todos los t o r m e n t o s le serían dulces postrera impresión el año de 1598. E r a san Pláci-
y la m u e r t e vida. Y visto que con t o r m e n t o s no do de veintiséis a ñ o s cuando m u r i ó ; y c u a n d o
la podían vencer, pretendió q u e a l g u n o s de s u s el glorioso padre san Benito supo el m a r t i r i o de
sayones m á s desvergonzados y atrevidos la forza- su hijo querido y de s u s santos c o m p a ñ e r o s , se
sen y la diesen el m a y o r t o r m e n t o que la s a n t a alegró por e x t r e m o é hizo g r a c i a s al Señor, q u e
virgen podía recibir. P e r o ella hizo oración á Dios, le había dado tal hijo, y á él le h a b í a c o r o n a -
y el Señor, que es tan amigo de la castidad, la do con la corona del martirio, y puéstole por
defendió de m a n e r a que todos los q u e q u e r í a n lle- ejemplo y dechado en su religión y en toda la
g a r s e á ella q u e d a r o n m a n c o s y tullidos, y con Iglesia. De san Plácido escriben todos los martiro-
esto la dejaron. Cada día m a n d a b a M a m u c h a logios, y León Ostiense, Casiano, Tritemio y el
t r a e r á los santos delante de sí y darles nuevos cardenal Baronio en las Anotaciones del Martiro-
tormentos; y p o r q u e u n a vez vio que san Plácido logio y en el tomo v n de s u s Anales. Y el s u m o
estaba m u y regocijado en las penas y a l a b a b a á pontífice Sixto V el a ñ o del Señor de 1588, q u e
Dios, le m a n d ó d a r m u c h o s golpes en la boca con fué el cuarto de su potincado, m a n d ó que se c e l e -
u n a piedra, y viendo que no bastaba esto p a r a b r a s e su fiesta en toda la Iglesia católica con ofi-
que el santo cesase en las a l a b a n z a s de Dios, le cio simple, y en la iglesia de Mesina de san J u a n
DÍA 5 OCTUBRE 37
Bautista, donde están s u s s a g r a d a s reliquias, con la paz de Dios por los años de 525, después de un
oficio doble. pontificado de m á s de c u a r e n t a años.
SANTA CARITINA, VIRGEN Y MÁRTIR—Durante el rei- SANTA GALA, VIUDA.—Nació en Roma, y fué hija
nado de Diocleciano y siendo cónsul Domicio fué del patricio Símmaco, á quien Teodorico, rey de
acusada esta s a n t a de profesar la religión cristia- Italia, hizo dar una m u e r t e tan injusta como cruel.
n a ante el g o b e r n a d o r de Grecia. Confesó libre y Desde la infancia mostró Gala grande amor á la
espontáneamente la religión de Jesucristo, m a n i - virtud. Casáronla siendo a ú n muy joven, pero
festando estaba dispuesta á morir por su creencia. quedó viuda antes de cumplirse el año de su ma-
F u é por esta confesión cruelmente atormentada, trimonio. Libre ya entonces de las a t a d u r a s del
le r a s u r a r o n la cabeza y se la cubrieron con c a r - mundo, cifró toda su ambición en a g r a d a r á Dios,
bones encendidos, y luego atada u n a g r a n piedra y se retiró á hacer vida solitaria. Como siempre
al cuello fué arrojada al m a r . Salvada milagrosa- había sido m u y devota de los apóstoles san P e -
m e n t e por los ángeles salió á la orilla sin lesión dro y san Pablo, mandó construir u n a pequeña
a l g u n a , y presentándose de nuevo al gobernador, celda junto á la iglesia de su sepulcro, sobre el
confuso éste, mandó le cortasen las m a n o s y los monte Vaticano, se e n c e r r ó en ella y se entregó
pies, le a r r a n c a s e n los ojos y los dientes, y puesta toda entera á la oración y á la práctica de las bue-
después en oración entregó su a l m a á Dios. E r a s e nas obras. Sus considerables riquezas fueron p a -
el año 304. trimonio de los pobres, y d u r a n t e su vida fué el
consuelo de todos los necesitados. Los obispos y
SAN TRASEAS, OBISPO Y MÁRTIR.—A fines del siglo II todos los demás personajes que eran á la sazón el
fué este santo u n a de las m á s esclarecidas lumbre- ornamento de la iglesia de Occidente se a p r e s u r a -
r a s de la iglesia de Asia. Gobernó la iglesia de ban á rendir homenaje de admiración á la piedad
E u m e n i a , en Frigia, y se declaró con ardiente ce- de la santa, que a d e m á s recibía s u s instrucciones
lo contra las e x t r a v a g a n c i a s y pretendidas profe- y s u s consejos como órdenes del cielo. Los últi-
cías del h e r e s i a r c a Montano. San T r a s e a s d i o su mos años de su vida fueron u n a serie de enferme-
vida por Jesucristo, siendo martirizado en E s m i r - dades continuas, y la última que la llevó al sepul-
n a el año 177. Su cuerpo fué enterrado en la mis- cro fué un cáncer que le ocasionaba los más a g u -
m a ciudad, y su sepulcro resplandeció en muchos dos dolores. Gala murió m á r t i r del sufrimiento y
milagros. de la penitencia á mediados del siglo VI.
TOMO IV 6
42 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
teniendo cuidado, no solamente d é l o s santos com- publicó su condenación con u n modo tan e s p a n -
p a ñ e r o s que allí vivían, m a s también de los que toso p a r a que, movidos con ejemplo tan e x t r a ñ o ,
estaban lejos en la Cartuja de F r a n c i a , e s c r i b i é n - m u c h o s simples, pobres y h u m i l d e s se salvasen.
doles y dándoles r e g l a s y documentos p a r a ir ade- Y a u n q u e había en la Iglesia d e l Señor m u c h o s ca-
lante. Y el prior de ellos, L a n d u i n o , por no d i s - minos de perfección p a r a ir al cielo, escogió á san
c r e p a r un punto del espíritu y forma de su m a e s - B r u n o p a r a que a b r i e s e otro m á s estrecho y á s -
tro san B r u n o , vino de F r a n c i a á Calabria á verse pero, y fundase la s a g r a d a religión de la Cartuja
con él y proponerle s u s dudas, y llevar luz y c l a - p a r a adorno, esfuerzo y a m p a r o de la m i s m a Igle-
ridad p a r a g o b e r n a r su convento y dejar el m o - sia. P o r q u e ¿qué otra cosa son los conventos de
delo de aquella s a n t a institución á s u s s u c e s o r e s . estos santos religiosos, sino u n o s coros de ángeles
F i n a l m e n t e , habiendo vivido con e x t r e m a d a per- que c o n t i n u a m e n t e alaban al Señor; u n o s e s c u a -
fección y admiración de toda aquella provincia, y d r o n e s de soldados valerosos q u e con s u s p l e g a -
enriquecido la s a n t a Iglesia con u n a n u e v a y c e - rias le aplacan y defienden su Iglesia; u n o s r e t r a -
lestial familia de s u s gloriosos hijos, y de la orden tos vivos de penitencia, de menosprecio del m u n d o ,
de la Cartuja que él instituyó, cayó malo de u n a de oración, mortificación y de toda virtud? ¡Qué
enfermedad que le acabó y desató aquella bendita de santos v a r o n e s h a habido y hoy día h a y en esta
a l m a de la cárcel del c u e r p o para que volase al s a n t a religión, q u e con su doctrina a l u m b r a n al
Señor á quien tanto había servido. Murió á los 6 m u n d o y con su vida le inflaman, y apartados de
de octubre del año de 1101. Hizo Dios g r a n d e s mi- la conversación de los h o m b r e s m u e s t r a n que son
lagros por san B r u n o después de su m u e r t e ; m u - más que h o m b r e s , y nos predican que n u e s t r a f e -
chos ciegos cobraron vista, los sordos oídos, los licidad no está en la t i e r r a , sino en el cielo! Diez
m a n c o s y cojos, leprosos y endemoniados por s u s y seis provincias dicen que h a y en esta s a g r a d a
oraciones cobraban salud, bebiendo del a g u a de religión, y en ellas ciento y ochenta y nueve m o -
u n a fuente que salió j u n t o del sepulcro donde le nasterios, en los cuales los p a d r e s cartujos viven
e n t e r r a r o n . Y hoy día afirman que en aquel lugar con tan g r a n d e aspereza, soledad, silencio, asisten-
donde él después de h a b e r estado en altísima con- cia y continuación en el coro, vestidos de cilicio á
templación a r r o j a b a s u s cansados m i e m b r o s en raíz de s u s c a r n e s , y sin c o m e r j a m á s c a r n e por
el suelo p a r a d e s c a n s a r u n poco, no n a c e yerba n i n g u n a enfermedad, y con tanto rigor de vida que
a l g u n a en todo el espacio que ocupaba su c u e r p o , la s a n t a Iglesia da licencia á los religiosos de t o -
estando todo el resto lleno de v e r d o r y frescura. das las o t r a s ó r d e n e s p a r a p a s a r de las s u y a s á la
Con h a b e r sido la vida de san B r u n o tan e s c l a - de la Cartuja; que es señal que es m u y estrecha, y
recida y tan rica de merecimientos, y su m u e r t e que la tiene por m á s r i g u r o s a q u e las demás, y que
tan gloriosa y llena de milagros, y h a b e r c o n c u - se g u a r d a en la Cartuja hoy día la regla con que
rrido de toda aquella provincia á su sepulcro los san B r u n o la instituyó, y ella comenzó, sin h a b e r
pueblos, s e ñ o r e s y príncipes p a r a pedir favores y aflojado ni descaecido en lo sustancial de lo que
mercedes á D i o s , n u e s t r o Señor, por su intercesión, aquel santo p a d r e ordenó y estableció: que todo es
no se trató de canonizarle h a s t a el año de 1514, a r g u m e n t o de su g r a n santidad y d e s ú s altos m e r e -
cuatrocientos y trece a ñ o s después de su m u e r t e , cimientos y s i n g u l a r e s g r a c i a s y privilegios q u e
en q u e el s u m o pontífice León X m a n d ó que á Dios le comunicó, pues le hizo uno de los m á s
los 6 de o c t u b r e , día de su glorioso tránsito, en g r a n d e s p a t r i a r c a s de su Iglesia y glorioso padre
todos los m o n a s t e r i o s de la orden de la Cartuja y de tantos y tan esclarecidos hijos; y no solamente
s u s iglesias, oratorios y capillas se celebrase la de santos confesores, sino de fortísimos m á r t i -
fiesta de san B r u n o , y se le h a g a en el oficio d i - res, como fueron los monjes cartujos que por d e -
vino cada día de él c o n m e m o r a c i ó n ; y a h o r a ú l t i - fensión de la sede apostólica, el año del Señor
m a m e n t e se h a puesto en el Breviario romano de 1568, por m a n d a d o del desventurado rey. E n -
p a r a que toda la Iglesia rece de él. La vida de san r i q u e VIII, m u r i e r o n en la ciudad de L o n d r e s ,
B r u n o escribieron F r a n c i s c o de P u r e o , prior de como m á s l a r g a m e n t e lo escribimos en n u e s t r o
la g r a n Cartuja, y Pedro Blomevene, prior de la libro del Cisma de Inglaterra.
cartuja de Colonia, y Pedro Sutor y Lorenzo Su- (P. Ribadeneira.)
rio, frailes asimismo cartujos. Hace mención de
él el Martirologio romano y J u a n Molano en lo SANTA FE, VIRGEN Y MÁRTIR.—Descendía de u n a fa-
que añadió al Martirologio de U s u a r d o . milia ilustre de F r a n c i a , y desde su infancia c o -
P u e s ¿quién no ve en la vida de este santísimo noció á Jesucristo y siguió su doctrina. Todos s u s
confesor los caminos tan maravillosos que el Señor anhelos eran la oración y dedicarse á o b r a s de
toma p a r a llevar a l m a s al cielo y p a r a q u e b r a n t a r caridad; y si bien á causa de su h e r m o s u r a e r a n
la cabeza de la infernal serpiente? Condenóse por m u c h o s los que la solicitaban p a r a c o n t r a e r m a -
justo juicio de Dios el letrado soberbio y v a n o , y trimonio, con todo siempre se mostró insensible
DÍA 6 OCTUBRE 43
á los halagos del m u n d o . Los e m p e r a d o r e s Diocle- intento. Pero los invictos caballeros de Jesucristo
ciano y Maximiano reinaban por aquel tiempo en de n i n g u n a m a n e r a aflojaron de su santo propósito.
R o m a , y en las Galias era g o b e r n a d o r Daciano. Viendo el presidente la constancia de los mártires,
La s a n t a vivía en Agón, dedicada, como se h a mandó con una voz furiosa llevarles al templo de
dicho, á o b r a s de piedad, de lo que sabedor Da- los dioses, y que si no querían sacrificar les quita-
ciano d i o orden p a r a que se presentara, Tanto á sen la vida. Lleváronles al sacrificio de los ídolos,
las caricias como á las a m e n a z a s del tirano c o n - pero ellos, no sólo no sacrificaron, sino que r e p i -
testó con u n a firmeza indecible, de lo que irritado tieron en alta voz que querían más perder la vida
aquél la hizo conducir al lugar del tormento. por el martirio que no ofender al Señor. En reso-
Atada con cadenas á u n a cama de h i e r r o , pusieron lución, viendo los gentiles que los santos no q u e -
fuego debajo, y p a r a que éste mejor p r e n d i e r a al rían h a c e r sacrificio á s u s dioses como ellos d e -
cuerpo de la santa d e r r a m a r o n sobre su desnudo seaban, les llevaron á la plaza, donde fueron
cuerpo g r a n cantidad de aceite y otras materias degollados j u n t a m e n t e con su maestro san C a -
g r a s a s . M u c h o s de los espectadores, al ver tan prasio y la bienaventurada virgen santa Fe, y s u s
horroroso suplicio, llenos de compasión, soltaron santas almas fueron llevadas á la bienaventu-
a l g u n a s palabras de conmiseración, lo que notado r a n z a eterna, coronadas con corona de martirio.
por Daciano m a n d ó los p r e n d i e r a n , haciéndoles En la vida que precede de la gloriosa mártir
cortar la cabeza j u n t o con santa Fe, volando todos á santa F e h e m o s dicho ya como los sagrados c u e r -
recibir en el cielo la corona de su martirio en 287. pos de estos santos mártires fueron recogidos de
los cristianos y sepultados escondidamente; los
SAN PRIMO, Y SAN FELICIANO, MÁRTIRES—Los bien- cuales luego que cesó el furor de la persecución
a v e n t u r a d o s san P r i m o y san Feliciano, c u y a con- trasladó Dulcidio, obispo de Agen, á la magnífica
memoración celebramos hoy, fueron franceses de iglesia que él había edificado á h o n r a de nuestra
nación y n a t u r a l e s de Agen, ciudad importante Señora, llamada también Santa Fe. Pasados de
en Gascuña. D u r a n t e la cruelísima persecución esta traslación m u c h o s años, quiso el Señor que
que á principios del siglo IV movieron contra los por los de 970, reinando en Cataluña el conde de
cristianos los e m p e r a d o r e s Diocleciano y M a x i - Barcelona Borrell, fuesen trasladados los sagrados
miano, vivían á la sazón los gloriosos mancebos cuerpos de san P r i m o y Feliciano de la iglesia de
Primo y Feliciano en la dicha ciudad de Agón, los la ciudad de Agen á la villa de Besalú é iglesia del
cuales convertidos por la predicación de san C a - monasterio de San Pedro de la orden de san B e -
prasio estaban tan encendidos en el a m o r de Dios, nito, donde Dios por ellos h a hecho y hace g r a n -
que deseaban padecer la m u e r t e por su respeto. des milagros, los cuales por negligencia no se
Con esta idea se fueron entrambos con g r a n d e h a n escrito. Tiénese por tradición en la referida
audacia y ánimo delante del presidente r e p r e n - villa de Besalú que cuando traían los cuerpos de
diéndole su crueldad, y dicióndole: «Impío y cruel estos m á r t i r e s y llegaron á la p a r r o q u i a de Moya,
tirano: ¿no te afrentas de d a r tantos tormentos y teniendo los que les traían m u c h a sed, se d u r m i e -
tratar tan mal á los cristianos?» Respondióles D a - ron con ella, y después despertando se hallaron
ciano: «Vosotros estáis engañados siendo c r i s t i a - milagrosamente á su lado con u n a fuente, la cual
nos y apartándoos del servicio de n u e s t r o s dioses.» desde entonces se llama la fuente de San Primo,
«Nosotros no estamos e n g a ñ a d o s , le respondieron en m e m o r i a de cuyo milagro se edificó después
ellos, sino que Dios nos h a sacado del pozo del in- u n a iglesia encima de esta fuente á invocación
fierno, que es la idolatría, donde el demonio detie- de San Primo y Feliciano, donde se a c o s t u m b r a
n e las a l m a s de los malos, y sabemos que no h a y acudir cada año la tercera fiesta de P a s c u a en pro-
otro Dios sino el de los cristianos, y que vuestros cesión, llevando los cuerpos de dichos santos. Son
dioses son m u e r t o s , porque ni oyen, ni sienten.» estos bienaventurados m á r t i r e s abogados contra
Entonces el presidente encendido en cólera les m u c h a s enfermedades, especialmente de la jaque-
mandó azotar con m i m b r e s diciéndoles: «Si no ca; así es que en el día de su fiesta se a c o s t u m b r a
sacrificáis á los dioses que tanto habéis ofendido, h a c e r ciertas coronas de flores, las cuales p r o c u r a
yo os h a r é m o r i r con diversos tormentos.» «Nos- muchísimo la gente alcanzar por hallar en ellas
otros a d o r a m o s al Señor que h a hecho el cielo y notable y pronto remedio contra el dolor de cabeza.
la tierra, le respondieron, y á tu ídolo es por También lo son contra la tempestad de piedra, y
demás, que no le a d o r a r e m o s , a u n q u e nos quites los que padecen de muelas hallan alivio tocando
mil vidas.» u n a que al efecto se g u a r d a en un relicario.
tan de este prodigioso santo solamente contaré gón, su mujer, que era hija de D. Alonso de
uno por ser m u y s i n g u l a r y maravilloso. Siendo Aragón, hijo del rey católico D. F e r n a n d o . N a -
prior del convento de Albaida r e p r e h e n d í a con ció en Gandía á los 28 de octubre, día de los s a n -
g r a n d e fuerza de espíritu los pecados públicos; y tos apóstoles san Simón y J u d a s , el año de 1510,
un caballero de calidad, imaginando que se decía siendo sumo pontífice Julio II, y emperador Maxi-
por él lo que él había bien menester, le envió á miliano el I, y rey de Aragón el católico rey don
decir con un criado suyo que si no se desdecía de F e r n a n d o , su bisabuelo materno. Estuvo la d u -
cuanto había dicho en el sermón le había de qui- quesa, su m a d r e , con recios dolores de parto y
tar la vida. Respondió el santo con g r a n d e forta- con gran peligro de perecer ella y la criatura.
leza que tendría por g r a n dicha recibir la m u e r t e Prometió al seráfico padre san Francisco (del cual
por lo que había predicado. Embravecióse más era muy devota) que si Dios la a l u m b r a b a con
con esta r e s p u e s t a aquel caballero, y el día s i - bien y le daba hijo varón, le llamaría Francisco.
guiente, caminando el santo desde Albaida á su Con esta devoción y con un cordón del mismo
convento, que está distante del lugar u n a milla, santo que se ciñó, fué Dios servido que naciese
en compañía de un h o m b r e , llamado F r a n c i s c o de este dichoso niño, al cual llamaron Francisco,
Mora, vieron al caballero que venía á caballo á toda como la duquesa, su m a d r e , lo había prometido.
priesa con u n a pistola en la mano. Francisco de Tuvieron g r a n cuidado sus padres de la crianza
Mora echó á h u i r rogando al santo que hiciese lo del niño, y que las primeras palabras que a p r e n -
72 LA LEYENDA DE ORO DÍA 10
diese fuesen devotas y s a n t a s , y que se a c o s t u m - perfeccionasen en la g r a m á t i c a , música y ejerci-
b r a s e desde su tierna edad á repetir m u c h a s cio de las a r m a s , que en Gandía había comenzado
veces t a r t a m u d e a n d o los dulcísimos n o m b r e s de á a p r e n d e r ; y Dios, n u e s t r o Señor, le iba l a b r a n -
J e s ú s y de María; y él lo hacía con m u c h a g r a c i a do y dándole g r a n d e s toques é inspiraciones del
y a p r e n d í a las oraciones que le ens . ñ a b a n con tan cielo p a r a dejar las g r a n d e z a s y e s p e r a n z a s v a n a s
b u e n a m e m o r i a y felicidad, que n.) teniendo m á s del m u n d o . De Zaragoza le llevaron á Baza, don-
de cinco años, cada día decía de coro la doctrina de h a b í a n ido á p a r a r su bisabuela, D . M a g - a
estas cartas.» Ella le dijo que la diera a l g u n a m a - de la condesa, m u y enferma de un tabardillo; pidió
teria p a r a a p r e n d e r , y dióle dos renglones de su la condesa licencia al provincial para que cuando
letra, mandándole que aprendiese luego por ellos; la santa viniese á S a l a m a n c a entrase por su casa;
y aquella m i s m a noche escribió la religiosa u n a hízolo así, y después de h a b e r visitado á la c o n -
carta, y la ayudó de allí adelante á escribir las desa pidióle entrase á ver la enferma. Entró la
c a r t a s á la s a n t a m a d r e , sin haberlo aprendido ja- bienaventurada s a n t a y púsola la mano sobre el
m á s . A los principios de la fundación de San José rostro, sin que ella supiese en n i n g u n a m a n e r a
de Avila estaban s u s monjas m u y afligidas y a c o - quién la tocaba, ni menos que estuviese allí la
sadas de estos gusanillos, que c o m ú n m e n t e lla- santa m a d r e , porque la enfermedad la tenía m u y
m a n piojos, por ser esto un género de inmundicia fuera de sí; pero luego comenzó á decir con alta
que se cría e n t r e la e s t a m e ñ a ó lana, de que son voz: «¿Quién me h a tocado, que me siento sana?»
las túnicas de las religiosas que traen junto al Quedando desde aquel punto con entera salud.
cuerpo. Pidiéronle todas ellas á la s a n t a m a d r e En él monasterio de Medina estaba la madre A n a
encarecidamente pidiese á nuestro Señor J e s u - de la Trinidad (que después fué priora de aquella
cristo les librase de aquel trabajo por la inquietud casa) enferma de u n a erisipela y de un e n c e n d i -
que les c a u s a b a en la oración. Ella lo hizo, y p i - miento de rostro y narices m u y g r a n d e , y siempre
dió á nuestro Señor aquella merced con g r a n d e que le daba esta enfermedad (que e r a muy de o r -
instancia, y habiéndosela el Señor concedido, les dinario) e r a n necesarias m u c h a s s a n g r í a s , y la in-
a s e g u r ó á todas las monjas de aquel monasterio flamación era de suerte que, temiendo los médicos
que vivirían"libres de allí adelante de aquella p e - peligro de cáncer, trataban de hacerle dos fuen-
nalidad. F u é cosa g r a n d e que mostró grandemen- tes. Estando allí santa Teresa, dióle la enfermedad
te lo que la s a n t a podía y valía p a r a con Dios, á esta religiosa, j u n t a m e n t e con una g r a n d e c a -
pues no sólo en aquel monasterio, sino que en to- l e n t u r a , y llevábanla á acostar las demás. Como
dos los demás de las monjas, no se ve ni se h a lo supo la santa, hízola llamar, vino la enferma, y
visto (dice el P . F r . Diego de Yepes, obispo de sin saber lo que la santa madre quería, hincóse
Tarazona), m á s h a de c u a r e n t a y tres a ñ o s , r a s - de rodillas delante de ella, trájole la mano por el
tro ninguno de esta inmundicia, con ser hábito rostro donde estaba la erisipela, y la dijo: «Confíe,
de sayal y de j e r g a , y las túnicas de estameña, hija, que Dios la s a n a r á . » ¡Oh maravilla de Dios!
todo muy ocasionado para lo contrario, de tal ma- Que desde aquella h o r a se sintió la enferma sin
n e r a , que las que estando en el siglo padecían a l - calentura, sin erisipela, sin dolor y sin e n f e r m e -
g ú n trabajo en esto, en tomando el hábito se les dad alguna, y por espacio de más de veinte años
quita; y las que no h a n de profesar no participan que después vivió j a m á s la volvió este accidente,
de este privilegio, como se h a visto m u c h a s veces con h a b e r sido desde su niñez continuamente aco-
por la experiencia. Este r a r o milagro d u r a hasta sada de esta enfermedad.
hoy, en que se echa de ver como vive en estas
santas religiosas el legítimo espíritu de santa T e - También fué cosa milagrosa el aparecimiento
resa. que hizo santa Teresa en vida al P . Gaspar de
Salazar, rector de la Compañía de Jesús, que fué
Estando la s a n t a madre en Avila y habiendo de en Avila y en otras partes, y confesor de la s a n t a
salir á u n a fundación, estaba su compañera, que madre, dándole algunos avisos para el provecho
e r a la venerable m a d r e A n a de San Bartolomé, de su alma, estando él h a r t a s leguas de donde la
más había de un mes en la cama, enferma de santa estaba. Otra vez, estando la santa en S e g o -
u n a s recias calenturas; la noche antes que se par- via, se apareció á u n a monja enferma que estaba
120 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
en S a l a m a n c a , bendiciéndola y regalándola, y lo mismo le h u b i e r a acaecido con el que escribió
llegándola las m a n o s al rostro la decía: «Hija mía, de su vida (que es el que a h o r a a n d a impreso con
no sea boba ni esté con esos temores, sino antes notable provecho de m u c h a s a l m a s ) , porque como
m u y confiada en lo que hizo y padeció por ella su el padre maestro Báñez, confesor suyo, p a r a pro-
Esposo, que es g r a n d e la gloria que le tiene a p a - bar su sentimiento le diese á e n t e n d e r que con-
rejada, y crea que hoy la gozará,» Y aquel mismo v e n d r í a q u e m a r aquel libro, la s a n t a con g r a n d e
día fué á gozar de Dios, muriendo con g r a n d e ale- igualdad de ánimo y prontitud de obediencia le dijo
gría de su a l m a . que lo m i r a s e , y que como á él le pareciese lo
Mayores maravillas fueron las de s u s heroicas q u e m a r í a luego al punto. Estando en el m o n a s t e -
virtudes y dones del Espíritu Santo con q u e e n r i - rio de Medina del Campo, y habiéndose disgustado
queció el Señor á esta g r a n d e sierva s u y a , p a r a con ella un provincial de los padres calzados del
que fuera dechado de perfección á tantas p e r s o n a s C a r m e n , porque no h a b í a h e c h o u n a priora que
como en la s a g r a d a religión del C a r m e n descalzo él p r e t e n d í a n l e envió un m a n d a t o con c e n s u r a s ,
h a n florecido en santidad, dando á todas s u s hijas q u e saliese luego de aquel monasterio, j u n t a m e n t e
é hijos s i n g u l a r ejemplo de toda perfección r e l i - con la priora que h a b í a elegido, que era la m a -
giosa. F u e r a cosa m u y l a r g a si h u b i é r a m o s de dre Inés de J e s ú s : llegó este m a n d a t o y a t a r d e , y
t r a t a r de todas las virtudes de esta gloriosa santa, por cerca de Navidad; h a c í a u n a n o c h e bien fría,
p o r q u e en todas alcanzó un heroico modo de o b r a r y la m a d r e estaba enferma de perlesía, y a c t u a l -
y u n a perfección admirable. Sólo diré algo de las m e n t e tenía otras enfermedades; pero en recibien-
virtudes q u e son m á s propias y m á s n e c e s a r i a s á do la obediencia y precepto de su prelado, y p u -
los religiosos. F u é cosa de g r a n admiración la diendo m u y bien dilatar el cumplimiento de él
maravillosa obediencia de s a n t a T e r e s a , con ser p a r a otro día, ó darle razón de lo que había h e c h o ,
la fundadora de su s a g r a d a religión. P r i m e r a m e n - no r e p a r a n d o en la salud ni en su vida, salió j u n -
te obedecía á s u s confesores tanto como al mismo t a m e n t e con la priora (como lo m a n d a b a el p r o -
Dios; y decía que si todos los ángeles del cielo se vincial) con m u c h o contento y alegría, porque
j u n t a s e n y le dijesen u n a cosa, y s u s prelados y todo el que ella podía tener en esta vida e r a el no
confesores otra, a u n q u e supiese que e r a n ángeles h a c e r su voluntad. Y así, s i e m p r e que llegaba á
no h a r í a sino lo q u e s u s prelados la m a n d a b a n . u n monasterio, en no habiendo priora, se sujetaba
Tenía por estilo ordinario, cuando el Señor le r e - á la s u p e r i o r a ; . y con ser fundadora s é s e n t a b a
velaba a l g u n a cosa, p a r t i c u l a r m e n t e si e r a cosa en los m á s h u m i l d e s l u g a r e s . P a r a perficionarse
que le m a n d a b a que ella la hiciese, proponer á su m á s en esta virtud p r o c u r a b a mil invenciones
confesor el negocio, sin decirle n a d a de la r e v e - s a n t a s . Cuando c a m i n a b a daba s i e m p r e la o b e -
lación, p a r a que él lo m i r a s e según las reglas de diencia á los religiosos ó clérigos que iban en su
la prudencia; y ella se ponía con g r a n d e indife- compañía, y en los m o n a s t e r i o s donde estaba á la
rencia p a r a obedecerle, a u n q u e le m a n d a s e contra priora.
lo que en la revelación había entendido, haciendo F u é en la virtud de la castidad angélica tan e x -
m á s caso de un punto de obediencia que de cuan- celente, y túvola en g r a d o tan s u p e r i o r , que no
tas revelaciones tenía; porque esto, decía ella, sólo conservó este precioso tesoro de la castidad
era lo m á s s e g u r o , y no puede e n g a ñ a r s e el que todos los días de su vida, sino q u e estaba tan p u r a
se g u i a r e por aquí; pero lo otro podría ser ilusión que no sentía las tentaciones molestas de la c a r n e
y e n g a ñ o . Gustaba m u c h o la s a n t a m a d r e que le m á s que si no estuviera vestida de ella; y esto m á s
m a n d a s e n cosas dificultosas y que le costasen tra- fué s i n g u l a r privilegio que le concedió Dios que
bajo, y solía decir que n i n g u n a cosa le m a n d a r í a su victoria g a n a d a á p u n t a de lanza; y a u n q u e todas
confesor que la dejase por cosa del m u n d o , y cuan- las virtudes resplandecían, no sólo en s u s c o s -
do no la hiciese como él la m a n d a b a , p e n s a r í a a n - t u m b r e s y acciones, sino también en su s e m b l a n t e ,
daba m u y e n g a ñ a d a . Pesábale m u c h o que s u s con- pero p a r t i c u l a r m e n t e la castidad y pureza de su
fesores la diesen razón de lo que le m a n d a b a n , y a l m a se manifestaba m á s en su rostro y c o m p o s -
así se lo pedía, porque g u s t a b a g r a n d e m e n t e de la t u r a , y con ella a t r a í a y aficionaba á esta m i s m a
obediencia simple, p r o n t a y c i e g a , c o m o s e v e r a por p u r e z a á los que h a b l a b a y trataba, de m a n e r a
los ejemplos que a h o r a diré. Habiendo la s a n t a que la persuasión m á s eficaz p a r a la castidad e r a
m a d r e escrito un libro por orden de un confesor la vista de su s e m b l a n t e . Este dibujo de castidad
suyo sobre los Cantares de Salomón, por sola una que traía estampado en su rostro era un retrato,
palabra que le dijo otro confesor, m a n d á n d o l a q u e ó, por mejor decir, u n a s o m b r a de su castidad y
q u e m a s e lo q u e h a b í a escrito, luego al punto lo pureza interior, que e r a tan g r a n d e , que ni en la
hizo, sin r e p a r a r en el trabajo que le había c o s - c a r n e , ni en el espíritu, ni a u n en la m i s m a i m a -
tado y las cosas tan b u e n a s que allí tenía escritas, ginación, ni en vigilias, ni en s u e ñ o , ni en n i n -
y el fruto que del libro se podría e s p e r a r . Y casi g ú n tiempo, ni en ocasión a l g u n a , j a m á s se oía ni
DÍA 15 OCTUBRE 121
veía en ella rastro de este enemigo común y c a - lias que e r a n tan necesarias, que no se podían ex-
sero; p o r q u e , como profetizó Oseas, el Señor le cusar para acomodar la casa; y así dejaba el m o -
había quebrado el arco y la espada, y ahuyentado nasterio é iglesia que fundaba con g r a n d í s i m a po-
la g u e r r a de su tierra, dándole lugar para que breza, h a s t a que los de fuera por su devoción se
d u r m i e s e y reposase en s u s brazos, sin temor de movían á darles lo que tenían necesidad, en lo
estos enemigos. En fin, fué tanta la limpieza, no cual mostraba bien, no sólo su pobreza, sino su
sólo de,su alma, sino también de su cuerpo, que fe. Confesaba la santa que por el bien de sus m o n -
parece increíble, porque por privilegio particular jas le había dado el Señor á entender los g r a n d e s
vivía con ignorancia de esta pasión; y así m u c h a s bienes que hay en la santa pobreza, y trataba de
religiosas afirman en sus dichos que si acontecía ella con g r a n gusto y estima: «Es un bien (decía)
que a l g u n a como á m a d r e ó prelada le c o m u n i - el de la pobreza, que todos los bienes del mundo
caba a l g u n a tentación contra la honestidad y p u - encierra en sí; es un señorío g r a n d e enseñorear
reza, e r a la cosa donde se hallaba m á s atajada, y todos los bienes del mundo. La verdadera pobreza
decía la fuese á c o m u n i c a r con alguna persona tomada por sólo Dios trae consigo u n a gran h o n -
que la entendiese, que por no h a b e r ella e x p e r i - ra; no h a m e n e s t e r á nadie, sino á él, y luego
mentado semejantes tentaciones le parecía estaba tiene muchos amigos en no habiendo menester á
inhábil p a r a d a r el remedio; lo que no respondía nadie. Nuestras a r m a s son la santa pobreza; ésta
á otras n i n g u n a s que le comunicasen. h a n de t e n e r n u e s t r a s b a n d e r a s , procurándola
No fué menos e x t r e m a d a santa Teresa en el g u a r d a r en la casa, en vestidos, en palabras, y
espíritu que tuvo de la pobreza evangélica, no m u c h o m á s en el pensamiento.» Quería asimismo
queriendo cosa de esta vida; era m u y amiga de que s u s casas y alhajas de ellas fuesen pobres, y
t r a e r el hábito viejo y remendado p a r a a y u d a r así en las que hacía ponía cruces de cañas y de
también con la pobreza del vestido á la h u m i l - palos toscos sin labrar. E n c a r g ó la pobreza y
dad y desasimiento del alma. Solía vestirse los e s t r e c h u r a de los edificios de los monasterios,
hábitos viejos que otras dejaban, y cuanto m á s así p a r a los frailes como para las monjas. P a -
iba en esto contra su n a t u r a l inclinación, que era recíale gran monstruosidad ver gente pobre y des-
de toda limpieza y aseo, tanto mostraba m á s su calza en g r a n d e s edificios, y g r a n locura (como
mortificación y el a m o r que tenía á la santa p o - ella dice) que las casas de gente descalza h a g a n
breza; y así, cuando andaba con un hábito roto, m u c h o ruido cuando se h a y a n de caer el día del
a n d a b a la m á s contenta del mundo. Abominaba juicio.
en s u s monjas todo lo que olía á curiosidad, así A u m e n t a b a al espíritu de pobreza el gran a m o r
en él como en otras cosas; porque le parecía que y estima que hizo de la penitencia y rigor. Con
de las vanidades n i n g u n a podía ser mayor que el estar c a r g a d a de enfermedades (porque era muy
sayal y vestido que se trae p a r a m u e s t r a del m e - molestada de mal de corazón, de dolor de hijada
nosprecio del mundo, sacarle de su paso y a d u l - y de perlesía, y de otros achaques, compañeros
terarle buscando en él curiosidad y vanidad. Y de tantos duelos; y sobre todo padeció por espacio
p a r a que las monjas estuviesen desasidas, así del de c u a r e n t a años g r a v e s enfermedades y conti-
hábito, celda, libros ú otras cosas que se les p e r - n u o s dolores, nacidos de tanto desconcierto y des-
miten á uso (en las cuales suele cebar el demonio proporción que tenía en los humores), j a m á s v o l -
á algunos con un asimiento y afición como si fue- vió las espaldas al rigor y penitencia, ni perdonó
r a n propios, y con un alfiler y niñerías semejantes al mal tratamiento de su carne; porque en lugar
impide á veces tan alto aprovechamiento como si de la c a m a regalada (que era bien necesaria para
fueran g r a n d e s tesoros), para evitar tantos incon- s u s enfermedades) dormía en u n a poca de paja; y
venientes solía la s a n t a h a c e r que las trocasen y esto, a u n q u e le apretasen a l g u n a s de las enferme-
mudasen, quitando con esto el asimiento y afición dades dichas, y si no era muy grave, apenas ad-
que del uso de estas cosas se suele pegar al c o r a - mitía colchón ú otro regalo de lienzo. P o r mucho
zón . Trabajaba siempre de m a n o s para g a n a r la co- tiempo trajo tan áspero cilicio, que le causaba en
mida como pobre. No quería recibir por limosna jo- la carne m u y lastimosas llagas, y éste pocas veces
yas ni otros dones de estima. Dábale g r a n conten- lo dejaba, cargada de años y de perlesía y otras
to cuando, estando en a l g u n a fundación, la falta- enfermedades. Su túnica era siempre de lana, s u s
ba algo de lo necesario, de comida, de cama, ó de vigilias eran continuas, en las cuales se le pasaba
otra cosa. Estando en la de Al va no tenían s e r v i - la m a y o r parte, ó casi toda la noche en oración;
lletas, y queriendo las monjas enviárselas á pedir porque su sueño e r a tan escaso, que el reposo que
á la fundadora de aquel monasterio, la santa no daba al cuerpo enfermo y cansado de tantos n e -
lo consintió por gozar de aquel privilegio. Y esto gocios y á veces de largos caminos, no excedía de
m i s m o le pasaba en mil ocasiones, y no quería tres h o r a s , y á lo m á s largo de cuatro. En el ayu-
que sus monjas tuviesen más alhajas de a q u e - no y abstinencia era tan rigurosa como en lo d e -
TOMO IV 16
122 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
m á s . Su comida ordinaria era un huevo ó s a r d i - toda maldad y pecado; y así h a l l a b a (á su p a r e -
na, a l g u n a s l e g u m b r e s , y o t r a s veces u n a s p u c h e s ; cer) en sí m u c h o m á s mal que el q u e le a t r i b u í a n .
y cuando sentía a l g u n a necesidad, su regalo era un Y por esta razón (que era la que h a c í a á la s a n t a
poco de pan frito en aceite. No bebía j a m á s vino, tan humilde) le parecía que todos la tenían en
no comía c a r n e , sino con g r a v e enfermedad, y cuanto mal podían i m a g i n a r y decir de ella, y bus-
esto había de ser con e s t r e c h a obediencia de s u s caba otras mil r a z o n e s p a r a disculparlos, y p a r a
confesores; y entonces comía un poco de c a r n e r o , d a r á e n t e n d e r que e r a verdad todo cuanto de
porque m á s que esto le parecía g r a n exceso y r e - ella decían, y q u e tenían razón en cualquier
galo. Y así, p u r g á n d o s e un día en S a l a m a n c a , le mal tratamiento que le h a c í a n . Las h o n r a s le e r a n
trajeron p a r a c o m e r de u n a gallina, y a u n q u e se u n dolor y c a r g a intolerable, y por esta causa
lo r o g a r o n m u c h o s u s hijas diciéndola q u e m á s sentía en el a l m a escribir las m e r c e d e s y favores
las edificaría comiendo de ella, que no con la abs- que el Señor le hacía, y m u c h o m á s cuando s o s -
tinencia que hacía, no pudieron a l c a n z a r de ella pechaba se h a b í a n de saber; y así dice en el fin
que la comiese, más que de un poco de c a r n e r o del libro de su vida que sintió m u c h o m á s escribir
cocido. Guardó e s t r e c h a m e n t e los a y u n o s de la las m e r c e d e s que el Señor le h a c í a que s u s p e -
orden, que son casi ocho meses del a ñ o ; pero de cados. Y por no ser conocida ni tenida por buena
esto no me maravillo, p o r q u e estaba tan absorta pidió á n u e s t r o Señor le q u i t a s e los a r r o b a m i e n t o s
en Dios, que no h a b í a p e n a ni trabajo alguno q u e públicos, y costóle h a r t a s l á g r i m a s y oraciones el
así le hiciese perder los estribos como el h a b e r de alcanzarlo; y cuando se comenzó á tener a l g u n a
forzarse á comer a l g u n a cosa; y lo que m á s a d m i - noticia y estima de su virtud, trató con g r a n d e s
r a es que, estando acostada en la cama, c a r g a d a de v e r a s de irse del m o n a s t e r i o de la E n c a r n a c i ó n á
dolores y enfermedades, la vieron m u c h a s veces otra casa de su orden, la m á s r e m o t a y a p a r t a d a
en tiempo que la comunidad estaba en disciplina que hubiese, donde no fuese conocida ni nadie
levantarse s e c r e t a m e n t e y h a c e r ella otro tanto en se acordase de ella; pero s u s confesores no se lo
su celda. T r a t á b a s e de ordinario, no como monja, consintieron, p o r q u e Dios la tenía g u a r d a d a p a r a
sino como ermitaña; no como enferma, sino como g r a n d e s cosas. Llegó á tanto la pena que le d a b a
r o b u s t a y s a n a ; no como inocente y p u r a (que lo sospechar q u e se podían venir á e n t e n d e r las
había sido su a l m a de toda culpa grave, como lo mercedes que el Señor le hacía, que escogiera
dijo el s u m o pontífice que la canonizó en la bula a n t e s que la e n t e r r a r a n viva, como ella escribe
de su canonización y en las relaciones de la s a g r a - en su vida por estas p a l a b r a s : «Cuando pensaba
da Rota), sino como si h u b i e r a sido la mujer m á s que estas m e r c e d e s q u e el S e ñ o r m e hace se h a -
profana y pecadora del m u n d o ; y así, en n i n g u n a bían de venir á s a b e r en público, e r a tan excesivo
cosa perdonaba el mal tratamiento de su cuerpo. el tormento, que m e inquietaba m u c h o el a l m a .
Decía m u c h a s veces la s a n t a que daba Dios g r a n Vino á t é r m i n o s q u e , considerándolo, de mejor
gloria en premio de la penitencia que acá se hace; g a n a me p a r e c e me d e t e r m i n a r a á que m e e n t e -
y que a u n q u e no la hiciéramos sino por imitar á r r a r a n viva; y así c u a n d o me comenzaron estos
Jesucristo, que no tuvo h o r a de descanso en esta g r a n d e s recogimientos ó a r r o b a m i e n t o s , á no poder
vida, no la h a b í a m o s de dejar. m á s resistirlos en público, q u e d a b a yo después
Nacía este rigor tan r a r o de un g r a n d e a b o - tan corrida, que no q u i s i e r a p a r e c e r á donde
rrecimiento que de sí tenía, fundado en un vivo nadie m e viera. Estando u n a vez m u y fatigada de
conocimiento de s u s pecados y profundísima esto, me dijo el Señor, que qué temía. Que en esto
humildad; p o r q u e estaba toda s u m i d a en el a b i s - no podía h a b e r sino dos cosas, ó que m u r m u r a s e n
mo de su nada, y tan enterada de las m u c h a s de mí, ó q u e alabasen á él; dando á e n t e n d e r que
ofensas que había hecho á Dios y del g r a n casti- los q u e lo creían lo a l a b a r í a n , y los que no, e r a
go que merecía, que por ella n i n g u n a cosa se le c o n d e n a r m e sin culpa, y que a m b a s cosas era
ofrecía de trabajo ni de menosprecio por g r a n - g a n a n c i a p a r a mí, que no me fatigase. Mucho m e
de que fuese, que llegase á lo que ella sentía sosegó esto, y me consuela c u a n d o se me a c u e r d a .
de sí; y asi, estaba tan baja y tan h o n d a , que Vino á t é r m i n o s la tentación, que me q u e r í a ir de
por m u c h o que cavasen en ella con las injurias, este l u g a r y m o r a r en otro monasterio m u y m á s
oprobios y menosprecios, no podían llegar al pro- e n c e r r a d o q u e el en q u e yo de presente estaba,
fundo donde ella estaba s u m i d a ; p o r q u e si le que había oído decir m u c h o s e x t r e m o s de él. E r a
decían que e r a e n g a ñ a d o r a ó m a l a mujer, ú otros también de mi orden y m u y lejos, que e s t o e s
testimonios semejantes (que de éstos no le falta- lo que á mí m e consolara estar á donde no m e
ron muchos), a u n q u e ella por la bondad de Dios conocieran, y n u n c a m e dejó mi confesor.» Llegó
echaba de v e r que no tenía estas faltas, pero m i - á tener tanto gusto en el propio desprecio, que
rando sus pecados le parecía que v i r t u a l m e n t e en decía no había p a r a ella m ú s i c a m á s concertada y
h a b e r ofendido á n u e s t r o Señor había cometido a g r a d a b l e como cuando la decían s u s faltas, p o r -
DÍA 15 OCTUBRE 123
que no sólo q u e r í a ser humilde, sino también h u - dio esta bienaventurada santa de su humildad, sa-
millada de todos. liendo u n a vez al refectorio delante de toda la c o -
Cuando estaba en el coro, si se la ofrecía alguna munidad, a r r a s t r a n d o por el suelo con pies y m a -
duda en el rezado, por m u y pequeña que fuese (y á nos, como suele a n d a r u n a bestia, con un serón
veces a u n q u e parecía que la sabía), allí la pregun- de piedras encima de s u s espaldas, con una soga
taba á las novicias y á las n i ñ a s del monasterio en la g a r g a n t a , y u n a h e r m a n a que la llevaba del
p a r a más h u m i l l a r s e . Y porque le parecía que to- diestro, diciendo públicamente sus faltas: signifi-
das las demás aprovechaban en el servicio de Dios cando con esta figura y espectáculo de humildad
y ella quedaba muy a t r á s , y que no merecía s e r - su deseo de ser tenida por bestia y la estima y
v i r á aquellas religiosas, en saliendo del coro iba reputación que de sí tenía. Otra vez salió car-
secretamente á cogerles los mantos que allí deja- gada con u n a s a g u a d e r a s llenas de paja, diciendo
ban. F u é siempre con esta determinación de no también s u s culpas con g r a n d e humildad y con
e x c u s a r s e por culpada que fuese. Gustaba de los g r a n d e sentimiento y lágrimas de las que las oían.
oficios más humildes, hallando en ellos á Dios. De Solía también salir en medio del refectorio á'
la cocina hacía oratorio, y allí era p a r a ella el decir sus culpas, y pedía perdón á la priora y á
Sanctus sanctorum, donde ofrecía sacrificios de las monjas de las faltas que en aquel día había
alabanzas á su Esposo, donde ella trataba y con- hecho como si fuera la menor de todas ellas; y al-
versaba con él, y él la visitaba y regalaba d u l c e - g u n o s días comía en el suelo, estando las demás
m e n t e , no e x t r a ñ á n d o s e del lugar ni del oficio; y sentadas en la mesa, dando con esto ejemplo á sus
así, entrando las religiosas á deshora en la coci- monjas y m u e s t r a s claras de su g r a n d e humildad.
na, hallaban á la s a n t a con la sartén en la mano, A estos actos heroicos de virtud añadiré otro no
puesta sobre el fuego, y el corazón abrasado en el menos levantado, y fué que como la santa era tan
de Dios, toda elevada y fuera de sí, con un rostro humilde, le parecía había comenzado á ser religio-
m u y hermoso y resplandeciente, y la sartén tan sa, y queriendo que las demás compañeras suyas
fuertemente apretada, que no se la podían sacar entendiesen esto, estando en Toledo pidió á su pre-
de la mano. En éstos y en otros oficios bajos y h u - lado (que era entonces el P. F r . Jerónimo de la
mildes, que era b a r r e r y fregar, se ocupaba m u - Madre de Dios), que le quitase el hábito y la deja-
chas veces, y siempre se inclinaba á lo que m á s se a n d a r sin él algunos días, como si fuera seglar
decía con su condición y virtud de humildad, que y pretendiese el hábito, y que se lo diese después
era á lo m á s vil y bajo; y si otras b a r r í a n la casa, cuando á él le pareciese. El prelado, viendo la de-
el claustro, las oficinas y celdas, ella escogía b a - voción y humildad con que lo pedía, condescendió
r r e r y l i m p i a r l a s inmundicias del corral y otros lu- con su petición, y haciéndole quitar el hábito que
g a r e s semejantes, y allí sentía grandísima fragan- ella traía, la dejó por dos ó tres días de esta m a -
cia de suavísimos olores. Acaecíale m u c h a s veces nera; y entonces andaba la santa tan humilde como
levantarse antes que las demás á coger la b a s u r a contenta. Después, á cabo de tres días, vino el pre-
del convento, y cuando se ofrecía h a c e r a l g u n a lado á darle el hábito, y ella le recibió con las mis-
obra, la primera que tomaba la espuerta y la e s - m a s bendiciones y ceremonias como si aquel mismo
coba e r a la santa, y sacando esfuerzo de su espíri- día tomara el hábito p a r a novicia. Estaba con tan-
tu vencía la flaqueza del cuerpo y de s u s enferme- to espíritu mientras le decían las oraciones, que
dades, y (lo que era más) de su condición n a t u r a l . se quedó a r r o b a d a en presencia de todas. Y otro
Y cuando por las ocasiones g r a v e s de los n e g o - día recibió el velo con otro g r a n d e arrobamiento,
cios, ó la demasiada flaqueza del cuerpo, no la quedando con u n a e x t r a ñ a h e r m o s u r a en el rostro,
permitían h a c e r lo que las otras, porque no se le con que mostraba claramente lo que tenía en el
pasase día sin dar algún ejemplo de humildad, alma y cuan de veras sentía lo que en lo exterior
cuando p a r a otra cosa no estaba, tomaba el c a n - mostraba.
dil p a r a a l u m b r a r á las religiosas cuando salían ¿Qué diré del encendido amor de Dios que tenía
del coro ó e n t r a b a n en otros lugares comunes, que santa Teresa, sino que parecía igual á aquel en
suele ser oficio de las m á s n u e v a s en años y r e l i - que los serafines se a b r a s a n el que Dios puso en
gión. Si veía a l g u n a religiosa que padeciese algu- esta s a n t a virgen; que, según las muestras y fine-
n a enfermedad asquerosa, ejercitando j u n t a m e n t e zas que en esta vida dio de él, no hallo en la tie-
la mortificación y humildad, se llegaba á ella, y la r r a con que compararlo? Porque á la m a n e r a que
r e g a l a b a y besaba las m a n o s , y comía de lo que los serafines son todos u n a llama y un fuego vivo
ella estaba comiendo, y hacía otras demostracio- continuo encendido y penetrativo, así el a m o r de
nes de su g r a n d e amor, siendo n a t u r a l m e n t e m u y esta santa fué para con Dios en perseverancia con-
limpia, y teniendo estómago y condición natural tinuo, en fervor ardentísimo y en la fuerza m u y
muy c o n t r a r i a á estas enfermedades. penetrante, que éstas son las propiedades altísi-
F u é entre todos singularísimo el ejemplo que m a s que san Dionisio Areopagita pone en el a m o r
124 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
de los serafines. Andaba siempre tan encendida que tenía por regla, no como quiera, la voluntad
en amor, que hecho su corazón u n a brasa, de con- y gloria de Dios, sino aquello que entendía que
tinuo despedía de sí fuego y encendimiento de era m a y o r gloria y h o n r a s u y a . En esto quiso h a -
amor, y toda a n d a b a embebida y e m p a p a d a (si así cer de su virtud necesidad, y p a r a darle toda la
se sufre decir) en Dios. Aquí tenía siempre s u s perfección á este modo de o b r a r tan divino y pro-
deseos, allí eran de continuo s u s pensamientos, y pio á los ángeles que m o r a n en el cielo, lo confirmó
allí vivía; éstas e r a n sus a n s i a s , ésta era su c o m i - con voto. P u e s el a m o r que con tanto pudo, sin
da, su sueño, su trato y conversación, porque a r - duda tiene g r a n fuerza, y es g r a n d í s i m o el fuego
día de continuo en su corazón tan g r a n d e afición, que á tan g r a n d e s cosas se extiende, y que tanta
que la sacaba fuera de sí y le robaba el pecho, el leña c o n s u m e y a b r a s a ; p o r q u e a u n q u e parece
a m o r y el deseo, y de tal m a n e r a la t r a n s f o r m a b a este voto u n a simple promesa, es u n a d e t e r m i n a -
en Dios, que a n d a b a como si estuviera en otra r e - ción q u e a b r a z a en sí todo lo m á s alto y a p u r a d o
gión, y las cosas de ésta no le t o c a r a n , que no pa- de la perfección cristiana, que no es u n a sola cosa,
rece que estaba su a l m a donde tenía su cuerpo. ó pocas cosas, ó fáciles p a r a ser h e c h a s , sino u n a
Los negocios y embarazos que se le ofrecían, y lo m u c h e d u m b r e de dificultades sin n ú m e r o ; porque
que m á s es el c o m e r y beber, y todas las d e m á s trae consigo u n a obligación á h a c e r s i e m p r e lo
cosas q u e la o c u p a b a n y quitaban de estarse a b - q u e Dios m a n d a en su ley, lo que su orden dispo-
sorta en Dios gozando de su s a b r o s a conversación, ne en su regla y constituciones, y á cumplir todo
le era m u y penoso. Y como el que está inflamado lo que la razón dicta, lo que la justicia m a n d a y
con a l g u n a c a l e n t u r a aborrece y a b o m i n a c u a l - la fortaleza pide, y la templanza y p r u d e n c i a y to-
q u i e r a mantenimiento que le ofrecen, por m á s gus- das las d e m á s virtudes estatuyen y o r d e n a n ; y
toso q u e sea, por razón del fuego y mal que le a b r a - p a r a decirlo todo en u n a palabra, es n e g a r todos
sa, así ella, por estar tan encendida con el fuego s u s propios gustos por g u s t a r solamente de lo que
del espíritu celestial, no a r r a s t r a b a á cosa de la Dios gusta y q u i e r e . Todo esto es lo que prometió
t i e r r a , ni le daba gusto n a d a de ella. Y de la m a - en este voto, y salió v a l e r o s a m e n t e con el cumpli-
n e r a que el fuego embiste con ¡su calor al a g u a , y miento de él, a y u d a d a del a m o r que tenía á J e s u -
la hace perder su frialdad y subir a r r i b a con g r a n - cristo, en quien (como decía san Pablo) todo le era
de ímpetu y calor, así h e r í a el fuego divino con posible y h a c e d e r o .
tanta violencia el corazón de esta santa, que c a u s a - L a caridad que tenía la s a n t a con los prójimos
ba en ella unos ímpetus de Dios y deseos de verle era cortada al molde de la caridad tan a b u n d a n t e
tan excesivos, que la hacían salir el a l m a de los y encendida que tenía de Dios. Este a m o r y deseo
sentidos, y á veces la ponían en ocasión de salir de la salud de las almas la hizo ponerse en tantos
también del cuerpo. E r a n estos ímpetus y deseos trabajos y a n d a r casi diez y seis a ñ o s c a r g a d a de
de ver á Dios y la pena de c a r e c e r de él tan g r a n - dolores y enfermedades p e r e g r i n a n d o por toda Es-
de, que (como ella confiesa) le enajenaba de s e n t i - paña con fríos, con a g u a s , con calores g r a n d e s ,
do; porque era u n a m a n e r a de arrobamiento pe- p a r a fundar monasterios, en que recogidas m u -
n a l , que casi le quitaba todos los pulsos, y la p o - c h a s de ellas, como en otra a r c a de Noé, fuesen
nía tan en las p u e r t a s de la m u e r t e , que (como ella salvas de los peligros del m u n d o . Y a u n q u e d e -
dice) creía que estas ansias de Dios le habían de seaba m u c h o que todas sirviesen á Dios, cuando
quitar la vida. Moría porque vivía, y no podía va- veía alguna persona de g r a n talento íbase á n u e s -
lerse con la vida, y á su parecer hacía mucho en tro Señor con u n a s ansias que no se podía valer,
sufrirla; y así venía á tener en el m a y o r deseo la y con g r a n fervor le decía: «Señor, mirad q u e éste
m u e r t e , y en la m a y o r paciencia la vida. No podía es bueno p a r a nuestro amigo;» pareciéndole que
sino pedir á Dios la m u e r t e , porque no hallaba re- una persona tal, siendo perfecta, h a r í a m á s pro-
medio en la vida. vecho que m u c h a s o r d i n a r i a s . T e n í a u n g r a n cui-
Creció tanto el a m o r y vino á s e r el fuego tan dado de la salud y conversión de los pecadores, y
eminente, que llegó á h a c e r su a l m a tan u n a con lo que m á s p e n a le daba era la caída de los bue-
Dios, como lo son dos luces que e n t r a n en un apo- nos. El multiplicarse las herejías y necesidades
sento por diferentes ventanas, ó como dos a g u a s de la Iglesia era u n a saeta que siempre traía a t r a -
que, estando a n t e s divididas, se vienen á j u n t a r vesada en el corazón, y u n despertador continuo
en u n a , que son dos ejemplos de que ella usa en de s u s lágrimas, y u n a s espuelas p a r a h a c e r gran-
s u s libros, no porque se viene á h a c e r u n a s u s - des penitencias. Así hizo en orden al remedio de
tancia con Dios, sino un a m o r y un espíritu. Tenía estos daños y p a r a satisfacción de s u s deseos todo
u n a invencible resolución de no dejar de h a c e r lo que pudo h a c e r , según su estado y su c o n d i -
cosa n i n g u n a que entendiese era m á s perfección ción. R a s g á b a s e l e el corazón á la s a n t a de ver la
y servicio de Dios, a u n q u e fuese á costa de su tiranía con que el demonio t r a t a b a y tenía oprimi-
descanso, de su s a n g r e y de su vida: de suerte das las a l m a s de los herejes y otros pecadores,
DÍA 15 OCTUBRE 125
criadas p a r a el cielo y redimidas con s a n g r e del cio del sumo amor que á Dios tenía, pues estimaba
mismo Dios, sin h a l l a r medio p a r a su desengaño. m á s los trabajos pasados por su a m o r que la mis-
L a s n o c h e s casi las pasaba en vela, orando, g i - ma vida! Había pedido á Dios que n u n c a le faltasen
miendo, s u s p i r a n d o y suplicando á Dios le hiciese dolores que atormentasen y afligiesen su cuerpo,
merced de a l u m b r a r aquellas a l m a s que tan l a s t i - y cumplióle el Señor estos deseos, porque ni le fal-
m o s a m e n t e estaban e n g a ñ a d a s . Mil vidas diera taron éstos m i e n t r a s vivió, ni j a m á s las que la
por r e m e d i a r un alma, y de cualquier gozo, a u n - trataron la vieron con salud; y si algún tiempo se
que fuese m u y espiritual, se p r i v a r a de m u y buena la aliviaban sus trabajos y enfermedades, era
g a n a por el a p r o v e c h a m i e n t o del prójimo. El f r u - cuando se le ofrecía alguna fundación. P o r e n -
to que hizo en las a l m a s y conversiones a d m i r a - tonces suspendía Dios, nuestro Señor, el padecer
bles que por las oraciones y medio de s a n t a T e r e - por m á s padecer, y si acaso se veía apretada de
sa se hicieron, pide u n a larga historia, porque algún dolor, disimulaba todo lo que podía para
fueron m u c h a s y por toda su vida; porque por que las h e r m a n a s no lo echasen de ver y le qui-
toda ella la a b r a s ó el celo de la casa y h o n r a de siesen impedir tan b u e n a s ocasiones y tan a g r a -
Dios. Los trabajos que pasó por s u s prójimos fue- dables para ella, cuanto llenas de dificultades y
ron m u c h o s ; pero m u y pocos le parecían á su e x - trabajos.
cesiva caridad, deseando padecer m á s y m á s por No sólo quiso probar el Señor á su sierva en
Jesucristo, n u e s t r o R e d e n t o r , y s u s redimidos. estos trabajos y dolores causados de sus enferme-
Este era su continuo pensamiento, éste su deseo, dades, sino que para mayor premio y corona de
éste el único consuelo que tenía en esta vida, y su paciencia d i o licencia al demonio para que la
con que acallaba y entretenía los g r a n d e s ímpetus atormentase en su cuerpo y emplease su malicia
y deseos que tenía de morirse por ver á Dios. El y fuerzas p a r a vencer á la santa, estando él á la
padecer la h a c í a a g r a d a b l e vida tan enojosa, y m i r a de todo, como en otro tiempo hizo con el
breve peregrinación tan l a r g a y prolija, y s e g u r a santo Job. Y como de ordinario por medio de la
navegación tan peligrosa. P o r esto (como otro san oración é intercesión de la santa sacaba Dios á al-
Pablo) sufría y deseaba el p r i v a r s e , el tiempo que g u n a a l m a de pecado, y por el consiguiente de la
la vida la d u r a s e , de la c l a r a visión y abrazos dul- s e r v i d u m b r e del demonio, luego se vengaba de la
ces de s u esposo J e s u c r i s t o ; y como no vivía sino santa m a d r e y la atormentaba c r u e l m e n t e . E n t r e
por padecer, así sólo esto la daba contento y satis- otras, u n a vez la apretó con tan terribles dolores
facción á su alma; y solía decir que p a r a n a d a era y tanto desasosiego interior y exterior, que la ha-
buena esta vida sino p a r a padecer, p a r a n a d a era cía estar dando g r a n d e s golpes con todo el cuerpo,
corta y breve sino p a r a trabajar. P o r esto n u n c a brazos y cabeza, que parecía se quería deshacer y
cesaba de pedir á Dios le diese trabajos, ni se can- despedazar. P e r o ella, entretanto, estaba pidiendo
saba de padecerlos. No sólo no le cansaban las á nuestro Señor paciencia, y ofreciéndose, como
tribulaciones y trabajos, sino antes le e r a n p a r t i - solía, á padecer y sufrir, si fuera voluntad suya,
cular alivio y regalo, y lo que otros tienen por aquel trabajo y fatiga hasta el día del juicio, ó
pena ó castigo lo tenía ella por deleite y premio de h a s t a cuando fuese su santísima voluntad. D e s -
sus trabajos, como se echó de ver en lo que a h o r a pués de h a b e r padecido por espacio de cinco h o -
diré. Estando la s a n t a m a d r e en Avila en los años r a s echó de ver al m a l h e c h o r y causador de su
postreros de su edad, ofreciósele u n o de los mayo- daño, porque v i o cabe sí un negrillo m u y feo,
res trabajos que en su vida había pasado, y dijo mostrando g r a n r e g a ñ o , porque donde pretendió
entonces delante de u n a g r a n d e a m i g a s u y a con g a n a r había salido con pérdida. La b i e n a v e n t u -
gran consuelo y t e r n u r a : «Con este trabajo, Señor, r a d a s a n t a con g r a n serenidad de ánimo, echando
me pagáis todos los que m e habéis dado en mi v i - un poco de a g u a bendita hacia donde estaba, le
da.» Con estas p a l a b r a s dijo m á s de lo que yo sa- lanzó de allí. Otra vez el demonio con furor y ra-
bré aquí declarar; p o r q u e no sólo dice en ellas el bia infernal tomó u n a h a c h a de cera y le d i o con
gusto g r a n d e que tenía en el padecer, sino que te- ella tan g r a n d e s golpes que la dejó medio m u e r t a
nía puesta en esto la felicidad de la vida p r e s e n - y m u y desfigurada en el rostro; y tuvo con él
te, como si Dios no la h u b i e r a criado sino p a r a otras m u c h a s refriegas que en ellas le apretaba y
trabajos, teniendo por c o r o n a y premio el p a d e - afligía con trabajos exteriores de visiones, amena-
cer; porque estaba ya su a l m a tan transformada zas, golpes y otros tormentos: y así la oyeron d e -
y connaturalizada en estos deseos, que solía d e - cir a l g u n a s veces que el demonio la afligía m u c h o
cir que el padecer no tenía necesidad de otro fin con trabajos exteriores, pero ella triunfaba de él
sino padecer: significando la estima que tenía de con humildad y paciencia.
los trabajos y deleite que hallaba en ellos. Tenía Sufrió también de los h o m b r e s m u c h o s m a -
m u y frecuentemente en la boca y corazón estas los tratamientos ó injurias con g r a n d e paz y
palabras: «Señor, ó m o r i r ó padecer.» ¡Gran i n d i - gozo de su espíritu. En la fundación de Burgos,
126 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
porque n u n c a le faltasen trabajos q u e padecer, vivía en este destierro y valle de m i s e r i a s , y nadie
estando en u n a iglesia el j u e v e s santo, queriendo la p u d i e r a d a r á e n t e n d e r sino ella misma, en
pasar unos h o m b r e s por donde ella estaba, como aquellos libros admirables que escribió p a r a e n -
la santa no lo advirtiese, y por esto no se l e v a n - s e ñ a n z a de m u c h o s y admiración de todos, e s c o -
tase tan presto p a r a darles lugar, pensando que no giéndola Dios p a r a doctora y m a e s t r a de oración
hacía caso de ellos ni les quería dar paso, viendo y espíritu. F u e r o n g r a n d e s y m u y frecuentes los
el manto humilde y desechado que traía, pensaron a r r o b a m i e n t o s y visiones, hablas interiores y r e -
que debía de ser a l g u n a mujercilla de condición velaciones, sabiduría infusa, don de profecía y
semejante al vestido: diéronle de coces p a r a echar- otros g r a n d e s favores que la divina Majestad
la á la otra parte, y con ellas la d e r r i b a r o n en el comunicó á esta s a n t a v i r g e n . M u c h a s veces fué
suelo. Cuando su c o m p a ñ e r a A n a de San B a r t o - vista levantada de t i e r r a y toda absorta en Dios, y
lomé acudió p a r a a y u d a r l a á levantar, hallóla con que el rostro tenía lleno de resplandores, como
m u c h a risa y contento de lo que había pasado. otro Moisés, que a l u m b r a b a n los aposentos o s c u -
Con el mismo contento y alegría sufrió u n o s c h a - ros. Los que la comulgaban la solían v e r con el
pinazos que le dio u n a mujer, estando en la fun- rostro todo resplandeciente. Con los mismos r e s -
dación de Toledo, oyendo misa en la iglesia de plandores la vieron m u c h o s c u a n d o escribía los
San Clemente. Estando en Sevilla la levantó un libros a d m i r a b l e s que compuso. Otra vez, estando
sacerdote g r a n d e s testimonios, y a n d a b a el n e - en capítulo con s u s monjas, e c h a b a tantos r a y o s
gocio de m a n e r a que casi todo lo m á s principal de de sí que ilustraba todo el capítulo. A los p r i n -
Sevilla estaba con g r a n d e s p r e ñ e c e s , esperando cipios, andando con g r a n d e temor de ser e n g a ñ a -
que cada día habían de llevar á las pobres monjas da, le a p a r e c i e r o n los b i e n a v e n t u r a d o s apóstoles
á la inquisición. Viniendo un día el P . F r . J e r ó - san P e d r o y san Pablo en el mismo día, y le p r o -
nimo de la M a d r e de Dios (que y a estaba en S e - metieron no sería e n g a ñ a d a del demonio. Ello se
villa) á visitar á la s a n t a m a d r e , vio en la calle cumplió así, pues con h a b e r tenido t a n t a s cosas
m u c h o s caballos y muías, y sabiendo que eran de de Dios y tan e x t r a o r d i n a r i a s , j a m á s el demonio
los s e ñ o r e s inquisidores y ministros (que estaban la pudo e n g a ñ a r . Supo la m u e r t e de aquel a d m i -
en el monasterio p a r a a v e r i g u a r la verdad de este rable varón y g r a n siervo de Dios, el beato san
caso, y el clérigo á u n a e s q u i n a esperando cuando Pedro de A l c á n t a r a , u n año a n t e s que sucediese.
las habían de llevar presas), dióle g r a n miedo y Revelóle n u e s t r o Señor a l g u n a s veces que h a b í a
turbación, y llegando á h a b l a r con la santa hallóla de m o r i r de repente D . M a r í a de Cepeda, su h e r -
a
tan alegre y contenta, esperando si por v e n t u r a mana; díjolo á su confesor, y con su licencia fué á
se le ofrecería a l g u n a afrenta que padecer (que u n a aldea donde estaba su h e r m a n a , y sin decirle
de cualquier trabajo é infamia, como ella no n a d a de lo que había visto la comenzó á disponer
tuviese culpa, g u s t a b a como si fuera la cosa m á s p a r a que se confesase á m e n u d o y se aparejase
dulce y sabrosa del mundo); pero viendo tan para c u a n d o el Señor la llamase. Murió á cabo de
afligido y turbado al padre, díjole que no tuviese cuatro años de repente, y dentro de pocos días la
pena, que Dios q u e r í a m u c h o la h o n r a de s u s . vio salir del purgatorio.
siervas, y no consentiría en ella tal m a n c h a ni Más de veinte a ñ o s antes que sucediese en P o r -
afrenta; que ya n u e s t r o Señor le había dicho en la tugal la m u e r t e del rey D. Sebastián y de t a n t a
oración que no temiese, que todo sería nada; y nobleza de aquel reino como m u r i ó en África, vio
que los que p r e t e n d í a n o s c u r e c e r la verdad no la s a n t a un ángel con u n a espada m u y s a n g r i e n t a
saldrían con su intento, y así fué, p o r q u e a c l a r a - sobre el mismo reino de P o r t u g a l , dándole á e n -
ron los s e ñ o r e s inquisidores la verdad, y dieron tender la m u c h a s a n g r e q u e de él se d e r r a m a r í a ;
m u y g r a n r e p r e h e n s i ó n al clérigo, y p a r a certifi- y al cabo de estos a ñ o s , estando ella afligiéndose
c a r s e m á s del espíritu y m a n e r a de proceder en delante de n u e s t r o Señor de tan g r a n d e pérdida
la oración de la santa, acudieron al P . Rodrigo de un rey y de tanta g e n t e , le dijo n u e s t r o S e ñ o r :
Alvarez, varón m u y espiritual de la Compañía de «Si yo los hallé dispuestos p a r a traerlos á mí, ¿de
J e s ú s , á quien la s a n t a m a d r e dio u n a relación q u é te fatigas tú?» Vio también el mismo ángel con
por escrito de su vida, y él la aprobó y mostró la espada d e s n u d a y s a n g r i e n t a sobre el reino de
á los inquisidores, y con esto cesó el alboroto, F r a n c i a , y dióle el Señor á e n t e n d e r la i r a que
y por este medio vino á ser m á s conocida y entonces tenía con aquel reino, y profetizó las h e -
estimada la virtud y santidad de la s a n t a y s u s rejías que se habían de levantar.
monjas.
Vio de a l g u n a s religiones g r a n d e s proezas que
Conforme al excesivo a m o r que tenía á Dios h a n de h a c e r en tiempos venideros en servicio de
s a n t a Teresa, la sublimó el mismo Señor á un tan la Iglesia, como ella l a r g a m e n t e escribe en el
alto modo de oración, que m á s parecía de ángel cap. 38 de su vida. Revelóle n u e s t r o S e ñ o r que
q u e habitaba en los cielos que de persona que vería m u y adelante en s u s días la orden de la Vir-
DÍA 15 OCTUBRE 127
gen, que ella h a b í a reformado, por estas palabras: cían, que fueron grandísimos, vio un m a r m u y
«Esfuérzate, pues ves lo que te ayudo; h e querido g r a n d e y m u y alterado de persecuciones, y con
que g a n e s tú esta corona; en tus días v e r á s m u y esta visión le dio el Señor á entender que como
adelante la orden de la Virgen. Esto entendí del los egipcios se habían hundido en el m a r , cuando
Señor, mediado febrero, año de 1571.» Consolóse iban persiguiendo los hijos de Israel y el pueblo
m u c h o la s a n t a m a d r e , lo uno con esta corona que de Dios pasó libre, así su orden quedaría libre y
el S e ñ o r le ofrecía, lo otro con ver que el sumo los que la perseguían ahogados y vencidos.
Pontífice del cielo, Cristo, nuestro Redentor, confir- Tuvo también revelación de la religión de la
m a b a con estas p a l a b r a s el título que sus vicarios Compañía de Jesús, y lo dejó escrito de su propia
en la t i e r r a h a b í a n declarado con la autoridad m a n o en el libro que se g u a r d a en San Lorenzo
apostólica en favor de su religión, contra muchos del Escorial, donde dice: «De los de la orden de
émulos que á los principios que esta orden vino este padre, que es la Compañía de Jesús, y de toda
á Europa (envidiosos de tan glorioso r e n o m b r e ) la orden j u n t a , h e visto g r a n d e s cosas; vilos en el
p r o c u r a b a n contradecir el título tan ilustre que cielo con b a n d e r a s blancas en las manos algunas
tiene desde el tiempo de la primitiva Iglesia, de veces, y como digo, otras cosas de g r a n d e a d m i -
religión de la virgen M a r í a del Monte Carmelo. ración; y así tengo esta orden en g r a n veneración,
Vio cumplida la s a n t a m a d r e T e r e s a en s u s días porque los h e tratado mucho, y veo conforme su
esta profecía, p u e s a n t e s que m u r i e s e dejó a u m e n - vida con lo que el Señor me h a dado de ellos á
tada su religión en g r a n n ú m e r o de monasterios y entender.» Y estando ella maravillada y contenta
sujetos, y (lo que es m á s de estimar) en g r a d o s de por la m u c h a devoción que tenía á esta religión,
perfección; y p a r a m a y o r consuelo suyo le mostró la dijo n u e s t r o Señor Jesucristo: «Pues si tú s u -
n u e s t r o Señor, no solamente lo que había de ser pieses cuánto h a n de a y u d a r éstos á la Iglesia en
de esta n u e v a p l a n t a en su vida, sino también el los tiempos venideros.» Esta visión dice ella que
crecimiento que tendría después de m u e r t a , y el vio a l g u n a s veces, y a u n q u e en la Vida que se
fruto g r a n d e que h a r í a en los tiempos venideros imprimió no se declara el nombre de la religión,
en la Iglesia, como ella escribe en su vida por está declarado en el libro que ella escribió y en
estas p a l a b r a s : «Estando otra vez rezando cerca del los demás que andan de m a n o . Las palabras que
santísimo S a c r a m e n t o , aparecióme un santo, cuya la dijo nuestro Señor puso después m á s adelante
orden h a estado algo caída; tenía en las m a n o s en el capítulo 40 sin el n o m b r e de la religión;
un libro g r a n d e , abrióle y díjome que leyese u n a s pero es cosa certísima y sabida de su boca todo lo
letras, que e r a n g r a n d e s y m u y legibles, y decían que se h a dicho, como lo testifica el padre doctor
así: En los tiempos advenideros florecerá esta o r - Francisco de R i b e r a . En otra parte dice: « E s t a n -
den y h a b r á m u c h o s m á r t i r e s . Otra vez, estando do en un colegio de la Compañía de Jesús y es-
en maitines en el coro, se m e r e p r e s e n t a r o n y pu- tando comulgando los h e r m a n o s de aquella casa,
sieron delante seis ó siete, me parece serían de vi u n palio m u y rico sobre s u s cabezas; esto vi
esta m i s m a orden, con espadas en las manos; dos veces; cuando otras personas comulgaban no
pienso que se da en esto á e n t e n d e r h a n de defen- lo veía.» De la m i s m a religión de la Compañía
der la fe, p o r q u e o t r a vez, estando en oración, se de J e s ú s advierten algunos escritores de su vida
a r r e b a t ó el espíritu, parecióme estar en un g r a n que habla la s a n t a cuando dice en el capítu-
campo donde se combatían m u c h o s , y estos de lo 40 de su Vida: «Estando u n a vez en oración
esta orden peleaban con g r a n fervor, tenían los con mucho recogimiento, suavidad y quietud, p a -
rostros h e r m o s o s y m u y encendidos, y echaban recíame estar rodeada de ángeles y m u y cerca de
muchos en el suelo vencidos, otros m a t a b a n , p a - Dios; comencé á suplicar á su Majestad por la Igle-
recíame esta g r a n batalla contra los herejes.» Ca- sia. Dióseme á entender el g r a n provecho que h a
lló la s a n t a m a d r e el n o m b r e de su religión p o r de h a c e r u n a orden en los tiempos postreros, y
algunos honestos fines; pero es cierto, como se con la fortaleza que los de ella han de sustentar
supo de la m i s m a s a n t a T e r e s a , que h a b l a b a de la la fe.»
nueva reformación, q u e ella fundó. Demás de Conoció también por revelación que su confe-
esta profecía de su religión, la dijo otra vez n u e s - sor, aquel divino varón el P . Baltasar Alvarez
tro Señor no se d e s h a r í a la n u e v a reformación de de la Compañía de Jesús, se había de salvar, y la
los descalzos que entonces estaban m u y persegui- mostró Dios, nuestro Señor, un eminente lugar
dos, sino que antes irían creciendo. Estando en la que había de tener en el cielo, y añadió que aquel
fundación de Segovia, le reveló n u e s t r o Señor, por padre había llegado en la tierra á tan alto grado
medio de san Alberto, santo de su orden, la sepa- de perfección, que no vivía en aquel tiempo quien
ración de los descalzos y de los p a d r e s calzados. le tuviese tan alto, y que según aquel grado de
Cuatro años antes que se acabasen las persecucio- perfección se le habían de dar los g r a d o s de la
nes y trabajos, que los religiosos descalzos p a d e - gloria en el cielo, y que él excedía en perfección
128 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
á todos los que había entonces vivos en el m u n d o . ella estaba b a ñ a d a en la m i s m a s a n g r e , y tan
Supo también la m u e r t e de c u a r e n t a padres y her- caliente, como si entonces se a c a b a r a de d e r r a -
m a n o s de la Compañía de Jesús, que iban al B r a - m a r . E r a excesiva la suavidad que con este baño
sil, y los mataron los herejes. Iba e n t r e ellos un sentía, y díjole el Señor: «Hija, yo quiero q u e mi
devoto de la s a n t a m a d r e . L u e g o que los m a t a - s a n g r e te aproveche; y no h a y a s miedo que te
ron, dijo al P . Baltasar Alvarez, su confesor, que falte mi misericordia. Yo la d e r r a m ó con m u c h o s
los había visto con c o r o n a s de m á r t i r e s en el cielo. dolores; y tú la gozas con g r a n d e deleite, como
Después vino á E s p a ñ a la n u e v a del martirio y ves.» Otro día, estando en Sevilla, acabando de
dichosa s u e r t e de estos religiosos. Del padre m a e s - c o m u l g a r sintió por u n a m a n e r a de visión deli-
tro F r . Pedro Ibáñez, religioso de la orden de cada que su a l m a se h a c í a u n a m i s m a cosa con el
santo Domingo, y confesor que había sido m u c h o cuerpo del Señor, á quien también vio entonces,
tiempo de la s a n t a m a d r e , con h a b e r m u e r t o trein- y quedó de esta visión con g r a n d e s efectos en su
ta y cinco leguas de donde la s a n t a estaba, le r e - alma y g r a n d e a p r o v e c h a m i e n t o en el a m o r y en
veló Dios luego su m u e r t e y como había ido al las d e m á s virtudes. Estando la s a n t a en la capilla
cielo sin p a s a r por el purgatorio. de Santo Domingo del convento de Santa Cruz de
Tuvo s a n t a T e r e s a s i n g u l a r devoción con el Segovia, donde el santo estuvo, vio al santo que
santísimo S a c r a m e n t o , la cual se la p a g a b a bien la estaba a c o m p a ñ a n d o á su lado, y después al
n u e s t r o Señor en darle de ordinario al tiempo de tiempo de la comunión vio á Cristo, n u e s t r o S e -
la comunión g r a n d e s raptos, y en ellos luz de mu- ñor, á su m a n o derecha y á santo Domingo á la
c h a s verdades, revelaciones de g r a n d e s misterios izquierda, como antes, y volviéndose la s a n t a á
y visiones m u y subidas; porque de ordinario e s - h a c e r r e v e r e n c i a á n u e s t r o Señor, le dijo: «Huél-
p e r a b a el Señor este tiempo p a r a h a c e r l a estas gate con mi amigo;» y con esto desapareció, q u e -
m e r c e d e s . V i o m u c h a s veces en la hostia c o n s a - dando en su compañía santo Domingo. A c a b a -
g r a d a al mismo Cristo, u n a s resucitado, otras da la misa, la dijo su confesor que si q u e r í a g o -
puesto en la cruz, y otras coronado de espinas y zar de aquella compañía se fuese á tener oración
de otras m a n e r a s ; pero siempre con tan g r a n d e á la capillita más pequeña, donde estaba un santo
majestad, que le c a u s a b a temor y reverencia. H a - Domingo de bulto. Hízolo así la s a n t a m a d r e , y
cía este s a c r a m e n t o g r a n d e s efectos en su alma, después de h a b e r estado allí postrada un cuarto
p o r q u e á la m a n e r a que, saliendo el sol h u y e n las de h o r a se levantó, y dijo á su confesor como
tinieblas y se deshacen los nublados, así en l l e - santo Domingo h a b í a estado g r a n d e rato con ella,
gando á c o m u l g a r cesaban las tentaciones y aflic- y que le dijo: «Gran gozo h a sido p a r a mí que tú
ciones, oscuridades y aprietos que en el espíritu h a y a s venido á -esta capilla, y tú no h a s perdido
padecía. Entonces no parecía le q u e d a b a de mujer nada.» Y luego le comunicó los g r a n d e s trabajos
sino sola la figura de haberlo sido, p o r q u e el alma, que en su vida pasó allí con los demonios, y las
las potencias, los deseos y afectos, y todo lo que m e r c e d e s que de Dios h a b í a allí recibido en la
en ella había, parece se le a r r a n c a b a n p a r a u n i r s e oración. Y p r e g u n t á n d o l e la s a n t a por q u é se le
y transformarse en Dios, con que quedaba toda aparecía siempre á la m a n o izquierda, respondió:
enajenada y absorta. Este e r a el tiempo cuando « P o r q u e la m a n o d e r e c h a es de mi Señor.»
el cuerpo también en compañía del a l m a se l e - Infundió también Dios á s a n t a T e r e s a u n a s a -
v a n t a b a de la tierra, y parece quería él también biduría divina casi de r e p e n t e , porque como ella
salir de este m u n d o . Con llegar á comulgar con a n t e s fuese m u y r u d a ó inhábil, no sólo p a r a decir
un color de t i e r r a en el rostro, como quien las cosas espirituales, sino también p a r a e n t e n -
estaba tan enferma y e r a tan penitente, luego derlas, en brevísimo tiempo le dio el Señor tan
que recibía el santísimo s a c r a m e n t o , como si la g r a n luz y tanta inteligencia de las cosas s o b r e -
embistieran con algún r a y o g r a n d e de fuego y de n a t u r a l e s y divinas, cual g r a n d e s teólogos con
luz, y ella fuera de cristal, se le ponía el rostro m u c h o s años de estudio no p u d i e r a n alcanzar.
h e r m o s í s i m o , de color rosado, que parecía t r a n s - E s p a n t á b a s e la s a n t a m a d r e de esta m u d a n z a y
parente, y quedaba con u n a gravedad y majestad a d m i r á b a n s e también sus confesores, como que
tan g r a n d e , que m o s t r a b a bien el h u é s p e d que entonces no descubrían los fines que Dios en esto
tenía consigo. Q u e d a b a con este bocado del cielo, tenía, porque como la h a b í a escogido por m a e s t r a
no sólo el alma, sino también el cuerpo, bueno de y doctora de espíritu, no e r a m u c h o se mostrase
sus enfermedades. Comulgando un día de R a m o s , tan liberal y magnífico, no solamente en darle en
cuando tomó en la boca el santísimo S a c r a m e n t o , tan subido grado esta penetración de misterios y
a n t e s que lo pasase, quedó con g r a n suspensión, conocimiento de cosas altísimas, sino también
de la cual, como volviese á cabo de un rato, le (por v e n t u r a e r a m a y o r gracia) p a l a b r a s y estilo
pareció v e r d a d e r a m e n t e tenía toda la boca llena p a r a d e c l a r a r lo que de suyo es por su alteza ó
de s a n g r e , y asimismo que todo su rostro y toda incomprehensibilidad tan secreto y oculto. Clara
DÍA 15 OCTUBRE 129
señal es de esta sabiduría infusa los admirables en oración, donde entendió de nuestro Señor que
libros que escribió por revelación que de ello tuvo; se le acercaba la h o r a de su descanso; que a u n q u e
pero ésta no bastara, porque en cosa n i n g u n a se m á s había de ocho años le había revelado el
g u i a b a por sola la revelación, si j u n t a m e n t e no se Señor el año en que había de morir, y lo traía es-
lo h u b i e r a n m a n d a d o s u s confesores. Del libro de crito en cifra en su breviario, y se lo había dicho
su Vida dice en el prólogo de él: «Yo hago esta así al P . Mariano, y de algunas hijas suyas en
relación q u e mis confesores me m a n d a n , y aun el Segovia se había despedido diciendo no las vería
Señor sé yo lo quiere muchos días ha, sino que m á s en esta vida, y que se acercaba su p a r -
yo no me he atrevido.» Del libro de las Fundacio- tida, y así lo tenían m u y entendido casi todas las
nes le m a n d ó n u e s t r o Señor expresamente que lo monjas de aquella casa; pero el día puntual en
escribiese, como ella lo refiere en las Adiciones esta ocasión se lo reveló nuestro Señor. Hubo
de su vida. El de las Moradas escribió, dándole el también a l g u n a s señales de su muerte: a l g u n a s
Señor la materia, la traza y el n o m b r e para el religiosas de aquel monasterio habían visto a l g u -
libro. Y como Dios le m a n d ó que escribiese estos n a s veces u n a estrella muy g r a n d e y r e s p l a n d e -
libros, así parece quiso m o s t r a r ser el a u t o r de ciente encima de la iglesia; otra vio, entre las ocho
ellos; porque el modo con que la santa m a d r e los y las nueve de la m a ñ a n a , pasar junto á la v e n -
escribió m u e s t r a no s e r ella m á s que u n i n s t r u - t a n a de su celda, donde después murió la santa
mento suyo, y que no ponía de su casa m á s que la m a d r e , un rayo de color de cristal muy h e r m o s o ;
mano y pluma. M u c h a s veces, estando escribien- otra, dos luces resplandecientes en la ventana de
do estos libros, se quedaba en a r r o b a m i e n t o , y la m i s m a celda, y aquel mismo v e r a n o , antes que
cuando volvía de él hallaba a l g u n a s cosas escritas la santa m a d r e viniese á Alva, estando las religio-
de su letra, pero no por su m a n o . E s t a b a con la sas en oración, oían un gemido m u y pequeño y
p l u m a en la m a n o y con u n resplandor en el r o s - agradable cabe sí, y eran tantas las cosas y seña-
tro notable, que no parece sino que la luz del alma les que se veían, que las monjas andaban con
se transfiguraba en el cuerpo. Tenía el a l m a a b - g r a n d e temor de algún prodigioso suceso de la
sorta en Dios, tanto, que a u n q u e hubiese m u c h o orden.
ruido en su celda, ni la p e r t u r b a b a ni lo sentía. Recibió santa T e r e s a todos los sacramentos, y
Escribía estando llena de ocupaciones y cuidados así como llegó el santísimo Sacramento, con estar
de tantas casas que gobernaba, acudiondo al coro en este tiempo tan caída y mortal que no se podía
con la puntualidad q u e las demás. Escribía con rodear en la cama, sino era a y u d a d a de dos r e l i -
g r a n presteza y velocidad; pero ¡qué maravilla, giosas, se sentó con m u c h a ligereza y fervor sobre
pues (como David dice) su p l u m a e r a movida por ella, sin a y u d a de nadie; y eran tan g r a n d e s los
aquel escribano, velocísimo! No parecía sino que ímpetus que el a m o r la causaba, que parecía se
tenía u n molde en su entendimiento, de donde quería e c h a r de la cama á recibir á tal Majestad.
salían las p a l a b r a s tan medidas y amoldadas con Púsosele el rostro tan grave, tan encendido y r e s -
lo que había de decir, que con escribir tantos plandeciente, que no se dejaba m i r a r . Estaba v e -
pliegos j a m á s se paró á pedir cosa de las que h a - nerable y hermosa, m u y desemejante á la edad que
bía de escribir, p o r q u e le dictaba el espíritu con tenía, y como si fuera m u c h o m á s moza; y puestas
tanta a b u n d a n c i a , que si tuviera m u c h a s m a n o s las m a n o s , y abrasado en a m o r su espíritu, lleno
á todas diera qué hacer, y las c a n s a r a sin que le el rostro de alegría, comenzó aquel blanquísimo
faltara materia. P o r todo esto merece la califica- cisne á c a n t a r al fin de su vida con m a y o r d u l z u -
ción que la da la Iglesia en la oración del oficio r a y suavidad que en toda ella lo había hecho, r e -
de esta santa, en las lecciones de maitines, y en galándose t i e r n a m e n t e con su Esposo. El día que
la bula de su canonización, llamándola celestial; murió á las siete de la m a ñ a n a se echó de un l a -
y los auditores de Rota dijeron que es doctora y do, á la m a n e r a que pintan á la Magdalena, con
maestra, que Dios p r e p a r ó p a r a su Iglesia, y que u n crucifijo en la mano (que tuvo siempre h a s t a
escribió clara y o r d e n a d a m e n t e lo que los santos que se le quitaron p a r a enterrarla), el rostro e n -
habían escrito, sin t a n t a distinción y de paso en cendido, y con grandísimo sosiego y quietud se
cosas místicas. quedó absorta toda en Dios y enajenada toda con
Quiso Dios p r e m i a r tantos trabajos y heroicas la novedad de lo que se le comenzaba á descubrir,
virtudes de s a n t a T e r e s a y coronar los g r a n d e s y alegre con la posesión que casi comenzaba ya á
favores y dones divinos q u e en ella había puesto, gozar, de lo que tanto tenía deseado. Estuvo de
con u n a dichosísima m u e r t e , q u e fué e n t r e s u s esta m a n e r a sin mover pie ni mano por espacio
hijas en el convento de las carmelitas descal- de catorce h o r a s , que fué h a s t a las nueve de la
zas de Alva, á donde llegó viniendo de Burgos noche de aquel mismo día.
m u y fatigada, cayó luego mala, estuvo todo un En este tiempo la venerable Ana de San B a r t o -
día y u n a noche embebida y toda t r a n s p o r t a d a lomé, perpetua c o m p a ñ e r a de la santa, y m u y p a -
TOMO IV 17
130 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
recida en su espíritu, vio á los pies de la c a m a á jueves, e n t r e las n u e v e y diez de la noche, á 4 del
Cristo, nuestro Redentor, con g r a n resplandor, m e s de octubre del año 1582, día del glorioso y
acompañado de infinitos ángeles, que a g u a r d a b a bienaventurado san F r a n c i s c o , de quien la s a n t a
el alma de la s a n t a m a d r e p a r a llevarla á su g l o - e r a m u y devota. F u é el año en que se e n m e n d a -
ria. También asistieron á su cabecera los diez mil ron los tiempos, quitando los diez días que a n d a -
m á r t i r e s , p o r q u e ellos se lo h a b í a n ofrecido m u - ban de sobra y adelantados; y así al día siguiente
chos años había en un a r r o b a m i e n t o que tuvo, se contaron 15 de octubre, siendo pontífice G r e -
después de h a b e r l e s celebrado su fiesta; y volvien- gorio XIII, de gloriosa m e m o r i a , y reinando en
do de él, como le p r e g u n t a s e la condesa de Osorno E s p a ñ a el rey católico y p r u d e n t e D. Felipe, s e -
(que era u n a s e ñ o r a m u y devota y g r a n d e a m i g a g u n d o de este n o m b r e . Murió de sesenta y siete
suya), qué había sentido, le dijo q u e le habían apa- años, seis m e s e s y siete días, habiendo vivido en
recido los diez mil m á r t i r e s , y le h a b í a n p r o m e t i - la religión c u a r e n t a y siete a ñ o s : los veintisiete
do de a c o m p a ñ a r l a á la h o r a de su m u e r t e y lle- en la E n c a r n a c i ó n , y los veinte postreros en la
varla á gozar de Dios. Y así la enfermera que penitencia y o b s e r v a n c i a de la p r i m e r a regla que
c u r a b a á la santa, que se llamaba Catalina de la ella restituyó; la cual fué el S e ñ o r servido que
Concepción (que m u r i ó cumplido u n año que la viese a n t e s que m u r i e s e m u y a c r e c e n t a d a y con
s a n t a m a d r e salió de este m u n d o , que era u n a prelados propios,' y vio cumplida la profecía que
monja de s i n g u l a r caridad y espíritu), estando sen el Señor antes le h a b í a h e c h o .
tada en u n a v e n t a n a baja que salía al claustro, en E r a la s a n t a m a d r e de m u y b u e n a estatura, en
la m i s m a celda de la santa, aquella noche que ex- su mocedad h e r m o s a , después de vieja de m u y
piró oyó un g r a n ruido, como de gente que venía buen p a r e c e r , el cuerpo abultado y m u y blanco,
m u y alegre y regocijada, y vio q u e pasaban por el el r o s t r o redondo y lleno, de m u y b u e n t a m a ñ o y
claustro m u c h a s personas resplandecientes, vesti- proporción; la color blanca y e n c a r n a d a , y c u a n -
das de blanco, y e n t r a r o n todas en la m i s m a celda do estaba en oración se encendía y ponía h e r m o -
donde estaba la s a n t a m a d r e enferma con g r a n d e s sísima, y en todo el d e m á s tiempo la tenía m u y
demostraciones de contento; y e r a tanta la muche- apacible; el cabello negro y crespo: la frente a n c h a
d u m b r e de aquella dichosa c o m p a ñ í a , que con y h e r m o s a , los ojos n e g r o s , vivos y graciosos, y
estar todas las religiosas de aquel convento en la por otra p a r t e m u y g r a v e s ; las cejas algo g r u e s a s
celda, no se parecía n i n g u n a . Llegaron todas las y llenas, la nariz pequeña, la punta algo redonda
monjas á la c a m a donde estaba la santa, y á ese y un poco inclinada p a r a abajo: la boca de buen
punto dice que expiró, que fué á las n u e v e de la t a m a ñ o y bien proporcionada con el rostro; tenía
n o c h e . Esta fué la h o r a en que salió aquella bien- en él t r e s l u n a r e s que caían al lado izquierdo,
a v e n t u r a d a a l m a de la cárcel de su cuerpo, y e s - q u e le daban m u c h a g r a c i a , u n o m á s abajo de la
tos sagrados santos, en compañía de los ángeles, mitad de la nariz, otro e n t r e la nariz y la boca, y
hicieron su oficio de llevarla h o n r a d a y acompaña- otro debajo de la boca. En todo su s e m b l a n t e e r a
da al descanso eterno de la gloria, que con tantos tan a m a b l e y apacible, que á todas las p e r s o n a s
trabajos tenía merecido, viviendo acá en el suelo. que la m i r a b a n era c o m ú n m e n t e m u y a g r a d a b l e .
A la h o r a que la s a n t a m a d r e expiró, vio u n a reli- De los ojos y frente parecía a l g u n a s veces que la
giosa salir por su boca u n a como paloma blanca, salían como rayos de resplandor y luz, que la h a -
y otra vio á este mismo tiempo u n a estrella de cían respetar á los que la m i r a b a n .
g r a n r e s p l a n d o r sobre la t o r r e y c a m p a n a r i o de la Acabando de e x p i r a r , quedó su rostro h e r m o s o
iglesia; y otras vieron cosas maravillosas, con las en g r a n m a n e r a , blanco como el alabastro, sin
cuales d a b a el Señor por mil resquicios m u e s t r a s a r r u g a n i n g u n a , a u n q u e solía t e n e r h a r t a s por s e r
de la gloria y felicidad de q u e gozaba. Aquella vieja, las m a n o s y los pies con la m i s m a b l a n c u r a
m i s m a noche que murió la santa, un árbol seco, todas t r a n s p a r e n t e s , que se podían m i r a r en ellas
que estaba enfrente de su aposento, refloreció de como en u n espejo, y tan tratables y tan s u a v e s al
r e p e n t e , regocijándose cielo y tierra con la gloria tacto como si estuviera viva. Todos s u s m i e m b r o s
de esta sierva de Dios. q u e d a r o n h e r m o s e a d o s con manifiestas señales de
F u é tan g r a n d e el ímpetu de su espíritu en la inocencia y santidad q u e en ellos h a b í a conser-
aquel último a r r o b a m i e n t o , que no pudo sufrir el vado. F u é tan g r a n d e la fragancia del olor que
cuerpo la fuerza del a m o r con que el a l m a se iba salía de su santo cuerpo al tiempo que la vestían
p a r a su Criador, de s u e r t e que más m u r i ó de y aderezaban p a r a e n t e r r a r l a , que t r a s c e n d í a por
a m o r de Dios q u e de la enfermedad; y así lo r e - toda la casa, y e r a de s u e r t e que las religiosas no
veló d e s p u é s de m u e r t a s a n t a T e r e s a á a l g u n a s podían discernir á qué olor de los de acá de la
p e r s o n a s , que en su m u e r t e había tenido u n g r a n - t i e r r a se pareciese, p o r q u e v e r d a d e r a m e n t e e r a
de ímpetu de a m o r de nuestro Señor, con que se olor del cielo, y de rato en rato parecía que venían
salió su alma. F u é el día de su glorioso tránsito n u e v a s olas con n u e v a suavidad y fragancia de
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olor, y era t a n t a la fuerza y demasía de él, que fué s u s monasterios. Y así acaeció con el convento de
necesario a b r i r las v e n t a n a s p a r a poderlo sufrir. Villanueva de la J a r a á u n a religiosa que comía
Quedó este olor, no sólo en la enfermería, cama, c a r n e por ciertos achaques de u n a enfermedad que
ropa y v e s t i d u r a s de la s a n t a madre, sino en todas tenía, pero no suficientes para comerla, según la
las d e m á s cosas que ella estando enferma tocó, regla de su orden; estando cenando u n a noche de
como en los platos, y a u n en el a g u a con que los un ave, oyó una voz que la llamó por su nombre, y
lavaban. Había entonces allí u n a h e r m a n a , g r a n le dijo: «¿Conócesme?» Alzó ella entonces los ojos y
sierva de Dios, q u e carecía del sentido del olfato; vio á la s a n t a m a d r e , la cual con severidad la repre-
estaba desconsolada p o r q u e no podía participar de hendió, y le dijo: «¿Qué modo de relajación es ésta,
aquella suavidad de olor que las d e m á s decían que que lo que yo con tanto trabajo fundé lo relajes tú
sentían, y llegando á besar s u s santos pies, y abra- ahora?» Tanto es lo que sienten los santos c u a l -
zada con ellos, comenzó á sentir s u olor, y cobró quiera demasía ó relajación en su orden. F u é tan-
desde entonces el sentido del olfato, y duróle en ta la pena y el sentimiento que tuvo, que arrojó
las m a n o s la m i s m a fragancia m u c h o tiempo, de luego al suelo lo que tenía en el plato, y n u n c a
suerte que, a u n q u e se lavaba m u c h a s veces, no m á s comió c a r n e , sino fué en enfermedad grave,
la perdía. Había otra religiosa, que había m u c h o y entonces constreñida por obediencia, y tuvo s a -
tiempo que tenía un g r a n d e dolor en un ojo, y lle- lud y mejoría de s u s achaques. Otras veces ha
gándose á los pies de la s a n t a m a d r e , al punto aparecido apoyando la pobreza, otras donde veía
s a n ó , y dando voces, publicó la misericordia que s e resfriaba la caridad persuadía la unión de u n a s
el Señor le h a b í a hecho. Otra religiosa, llamada con otras, donde hallaba t r a b a d a s amistades p a r -
Isabel de la Cruz, traía de ordinario g r a n dolor de ticulares las deshacía, y así, como verdadera m a -
cabeza, que había m á s de cuatro años que le tenía, dre, h a acudido siempre á las necesidades y a u -
y los ojos tan malos, q u e si no los a p r e t a b a con la mento de s u s monasterios.
m a n o , no podía a n d a r ni ver la luz, y cuando la A u n a religiosa de m u c h o espíritu con m u c h a
s a n t a quiso e x p i r a r tomó s u s m a n o s y metió los eficacia le dijo que avisase al provincial que en
dedos de ellas en s u s ojos, y púsolas también sobre n i n g u n a m a n e r a se h a g a caso de visiones ni reve-
su cabeza; y n u n c a m á s de allí adelante sintió d o - laciones, porque a u n q u e hay a l g u n a s v e r d a d e r a s ,
lores de cabeza, y quedó con clara vista en los hay m u c h a s falsas y mentirosas, y es trabajosísi-
ojos. Otros m u c h o s milagros y maravillas obró m a y peligrosa cosa, sacar verdades ciertas de
n u e s t r o Señor en la m u e r t e de su sierva, acudien- entre las m e n t i r a s . Y cuanto m á s caso se hace de
do todos á v e n e r a r su santo cuerpo y pedir r e - esto, tanto más se va desviando de la fe, que es la
medio de s u s necesidades. virtud cierta y s e g u r a . Y los h o m b r e s son tan ami-
Después que s a n t a T e r e s a partió de este m u n d o gos de ellas, que santifican el alma que las tiene,
h a aparecido á a l g u n o s religiosos y á m u c h a s r e - lo cual es n e g a r el orden que Dios tiene puesto
ligiosas de monasterios y otras p e r s o n a s seglares p a r a la justificación de un alma, que es por medio
con g r a n r e s p l a n d o r y h e r m o s u r a , en d e m o s t r a - de las virtudes y cumplimiento de su ley y m a n -
ción de la m u c h a gloria que goza. U n a religiosa, damientos. Que como las mujeres son m u y fáciles
que entonces e r a prelada, vio á la s a n t a m a d r e con y de poco entendimiento, fácilmente se e n g a ñ a n ,
g r a n gloria, y que le salían de la boca, corazón y y acudiendo á los que no son letrados, ni tienen
ojos u n o s r a y o s de luz m u y g r a n d e s , que llegaban tanta prudencia p a r a poner las cosas en su punto,
h a s t a Dios, y p a r t i c u l a r m e n t e con u n a cinta que se pueden seguir m u c h o s inconvenientes; y que
la ceñía y t r a b a b a con Dios; y parecióle que dijo el premio que ella tenía en el cielo, no se le había
la santa m a d r e q u e aquella cinta significaba el dado por s u s revelaciones, sino por sus virtudes.
premio que el S e ñ o r le había dado por la pureza Son g r a n d e s las maravillas que ha obrado nues-
y deseo del a p r o v e c h a m i e n t o de las almas. Otra tro Señor por h o n r a r á su sierva; milagros perpe-
religiosa la vio con g r a n d í s i m a gloria, m u y a d o r - tuos han sido la incorrupción de su virginal cuer-
n a d a de piedras y perlas m u y ricas, y le fué d i - po y el olor suavísimo que sale de él, y el óleo que
ciendo lo que significaba cada ornato de aquellos de sí m a n a ; el olor es tan g r a n d e , que cuando la
de que venía vestida. H a mostrado bien la s a n t a volvieron por mandado de Sixto V á la villa de
m a d r e con las o b r a s lo que en su vida prometió Alva, de donde la habían llevado secretamente á
m u c h a s veces, q u e después de m u e r t a había de Avila, los labradores que estaban en los campos
a y u d a r m u c h o m á s á la religión, porque en vida sin saber qué era, dejaban las haciendas y se iban
solamente estaba en u n monasterio; pero después t r a s aquella maravillosa fragancia que despedía
de m u e r t a acudiría á las necesidades espirituales de sí el santo cuerpo. Está con g r a n veneración en
de m u c h o s , ya aconsejando á las preladas, ya r e - Alva, con mucho concurso de los que de todas par-
prehendiendo á s u s subditas y atajando principios tes acuden á reverenciarle y pedir á nuestro S e -
de relajación, como se h a visto y ve cada día en ñor por medio de su sierva alivio de s u s e n f e r m e -
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dades. Son m u c h o s y g r a n d e s los milagros que r o s de apostolado, recibiendo j u n t o s el premio de
Dios h a hecho por su intercesión, por los cuales la vida e t e r n a . El príncipe de Polonia, Boleslao,
y por sus heroicas virtudes el papa Gregorio XV, compró á los infieles los c u e r p o s de aquellos s a n -
á los 12 días de marzo del año de 1622, la c a n o n i - tos m á r t i r e s y les d i o h o n r o s a s e p u l t u r a .
zó j u n t a m e n t e con san Isidro L a b r a d o r , san I g n a -
cio de Loyola, fundador de la Compañía de J e s ú s ; SANTA TECLA, ABADESA—Fué n a t u r a l de Inglate-
san Francisco Javier, apóstol de la India, y san r r a , y tomó el velo de religiosa en W i m b u r n , en
Felipe Neri, fundador de la congregación del o r a - el condado de Dorset. Después, habiendo pasado
torio. El m a y o r milagro es h a b e r l a escogido Dios á Alemania á instancias de san Bonifacio, fué ele-
p a r a fundar u n a orden tan s a n t a y de tanta p e r - gida abadesa de un m o n a s t e r i o situado á tres le-
fección y ejemplo en su Iglesia, y no solamente g u a s de W u r t z b u r g o , c u y a comunidad edificó con
h a b e r restituido la regla p r i m e r a de Alberto, p a - el a d m i r a b l e ejemplo de s u s altas v i r t u d e s . Distin-
triarca, que g u a r d a b a n a n t i g u a m e n t e los c a r m e - guióse principalmente en ella el a m o r al retiro, á
litas en las partes orientales, sino que también la p u r e z a y á la h u m i l d a d , y habiendo obrado m u -
fué ella el principal medio p a r a que el instituto chos milagros m u r i ó s a n t a m e n t e en el Señor.
antiguo de la vida eremítica de aquellos padres de
la orden que vivían en Egipto y Palestina (que se EL TRIUNFO DE TRESCIENTOS SANTOS MÁRTIRES.—Per-
perdió y acabó en la Iglesia cerca del año de 630 tenecían á la célebre legión tebana, y se hallan
por la crueldad de A h u m a r y de otros príncipes continuados en este día en el Martirologio roma-
s a r r a c e n o s ) , se h a y a restituido y puesto en p r á c - no por conmemoración particular que h a c e de ellos
tica entre los religiosos que ella reformó, con la iglesia de Colonia, en Alemania, que posee s u s
t a n t a puntualidad de silencio y recogimiento, de s a g r a d a s reliquias. M u r i e r o n en tiempo de M a x i -
oración y penitencia, como a n t i g u a m e n t e floreció miano, j u n t a m e n t e con s u s d e m á s c o m p a ñ e r o s de
e n t r e aquellos s a g r a d o s monjes. Todo esto es u n dicha legión, cuyo martirio h e m o s puesto en el
a y u n t a m i e n t o de milagros y p r u e b a s g r a n d e s de día 22 de s e p t i e m b r e .
la santidad de la beata m a d r e s a n t a T e r e s a de J e -
s ú s , que exceden á otras m u c h a s que en p a r t i c u - SAN SEYERO, OBISPO Y CONFESOR.-Fuó discípulo de
lar se pudieran referir; podránse ver en los a u t o - san Lupo y le sucedió en la silla episcopal de T r é -
r e s que escribieron su vida, q u e son el p a d r e v e r i s . Estaba dotado de t a n t a virtud y e r a tan a r -
doctor F r a n c i s c o de R i b e r a , de la Compañía de diente su piedad y su celo, que con sólo su e j e m -
J e s ú s ; el P . F r . Diego de Yepes, religioso de la or- plo obligaba á s u s ovejas á seguirle por el camino
den de san J e r ó n i m o , obispo de T a r a z o n a , y el de la ley de Dios. Así es que toda su diócesis flo-
P . F r . J u a n de J e s ú s María, carmelita descalzo, y reció d u r a n t e s u pontificado en b u e n a s o b r a s y
las relaciones que se hicieron p a r a su c a n o n i z a - santas c o s t u m b r e s , las cuales fomentó de c o n t i -
ción. (P. Ribadeneira.) n u o el santo con su eficaz predicación y con los
milagros que o b r a b a por virtud divina. Cargado
SAN BRUNO, OBISPO Y MÁRTIR.—Hijo de u n a noble de a ñ o s y de merecimientos, después de h a b e r
familia de Alemania, recibió m u y b u e n a educación, a n u n c i a d o con anticipación el día y la h o r a de su
por m a n e r a que salió sabio y virtuoso. L a modes- m u e r t e , descansó pacíficamente en el Señor d u -
tia y pureza de c o s t u m b r e s que brillaban en él r a n t e el r e i n a d o del e m p e r a d o r Valentiniano.
desde s u s primeros a ñ o s le g r a n j e a r o n la admira-
ción de la corte de Otón III. Cuando este príncipe SAN FORTUNATO, MÁRTIR—Era sacerdote de la Igle-
m u r i ó en 1002, B r u n o resolvió, insiguiendo la bon- sia de R o m a y se ocupaba como otros m u c h o s
dad de su corazón, o c u p a r s e en la salvación de cristianos erí recoger y dar s e p u l t u r a á los c u e r -
las a l m a s . Recibió órdenes s a g r a d a s , y luego fué pos de los que h a b í a n sido martirizados. R e i n a b a
consagrado obispo de orden del soberano pontífice, en aquel tiempo el e m p e r a d o r Claudio, y h u b o
con destino á predicar el Evangelio á los h a b i - u n a temporada en que s u s ó r d e n e s c o n t r a la Igle-
tantes de la P r u s i a , que a u n estaban sumidos en sia se llevaron á u n a crueldad e x c e s i v a m e n t e r e -
la b a r b a r i e é idolatría. F u é m u c h o el fruto que finada. Entonces fué preso san F o r t u n a t o y m a r t i -
reportó, pues convirtió i n n u m e r a b l e s infieles á la rizado h a s t a p e r d e r la vida, siendo sepultado en
religión de Jesucristo, penetrando hasta las fron- el cementerio de la vía Aurelia, en la m i s m a c i u -
t e r a s de L i t u a n i a . Mucho padeció en su a p o s t o - dad de R o m a . Su m u e r t e sucedió, s e g ú n el abate
lado, y como c a y e r a en las m a n o s de los e n e m i - Piazza, el año 270.
gos del n o m b r e cristiano, éstos le cortaron b á r b a -
r a m e n t e las m a n o s y los pies, degollándolo por SAN AGILEO, MÁRTIR—Nació en África y m u r i ó már-
último el día 14 de febrero del año 1008. T a m b i é n tir en Cartago d u r a n t e la persecución del empe-
fueron martirizados con él diez y ocho c o m p a ñ e - r a d o r Diocleciano. San Agustín predicó e n el día
DÍA 16 OCTUBRE 133
de la conmemoración de este santo un sermón al dolo como si cada uno de por sí fuera un hijo
pueblo, y por él sabemos que su constancia y a d - suyo, siendo su dormir y descanso esta santa ocu-
mirable fortaleza le granjearon en la iglesia de pación, que en u n a edad anciana y casi decrépita,
África el título de m á r t i r invicto y capitán de los como era la suya, causa admiración. Los p e r v e r -
mártires. sos a r r í a n o s , admirados y j u n t a m e n t e envidiosos
de ver tanta caridad y amor tanto, andaban m a -
SAN ANTÍOCO, OBISPO Y CONFESOR—Fué el XVII obis- quinando trazas para quitar la vida al santo viejo;
po de Lyón, modelo de prelados por su celo y c a - pero como Dios lo ve todo, quiso librar su pájaro
ridad q u e usó con los pobres. Su administración de tan pestíferas y crueles redes, y así se lo llevó
fué s a n t a y piadosa; tuvo que sufrir m u c h a s p e r - después de haberse ejercitado en tan santas obras
secuciones de p a r t e de los herejes, y murió dicho- y gobernado su iglesia santísimamente tres años,
s a m e n t e en el Señor, rodeado de s u s ovejas y de p a r a darle el premio merecido como á siervo fiel
los coros de ángeles que asistieron á s u feliz trán^ y bueno.
sito. En este tiempo, pues, eran esclavos de cierto
vándalo (de los que llamaban millenarios), M a r -
SANTA AURELIA, VIRGEN—El único autor que habla tiniano, Saturiano y otros dos h e r m a n o s suyos,
de esta s a n t a e s M o l a n o , y dice solamente que flo- con M á x i m a , cristiana, h e r m o s a por extremo, de
reció en E s t r a s b u r g o , viviendo en perpetua c o n - corazón, alma y cuerpo. E r a Martiniano espadero
tinencia por h a b e r consagrado s u virginidad á J e - y tan agradable á su señor, que le había robado
sucristo. la voluntad, y asimismo Máxima, á quien había
dado el vándalo todo el cuidado de la casa; y d e -
Día 16 seoso de conservar estos dos esclavos, trató de que
se casasen. Martiniano, que no deseaba otra cosa,
SAN DEOGRACIAS, OBISPO Y CONFESOR, Y EL MARTIRIO DE vino bien en las bodas; pero Máxima, que había
LOS SANTOS MARTINIANO, SATURÍANO, MÁXIMA, YALERIANO, ofrecido su castidad y pureza á Jesucristo, y le
OBISPO, ARMOGASTO, MÁSCÜLO, Y SATURO, CON OTROS DOS- había hecho su único Esposo, sintió gran pesar;
CIENTOS SETENTA MÁRTIRES—Deogracias fué o r d e n a - pero no desconfió de la misericordia divina. Llegó
do obispo de Cartago, en África, siendo y a de a n - la noche del desposorio, y como Martiniano q u i -
ciana edad, en el tiempo que el rey de los vánda- siese gozar á M á x i m a como esposa suya, la santa
los Genserico cautivó á R o m a y otros m u c h o s virgen le habló así animosamente: «Sabe, ¡oh
pueblos cristianos, el cual dividió los cristianos h e r m a n o Martiniano!, q u e s o y esposa de Jesucristo,
cautivos por el África, y en ella los vándalos y y así no puede gozarme h o m b r e h u m a n o . Si quie-
moros se hacían de ellos señores; y lo que m a y o r r e s , toma mi consejo, y ofreciéndole á Dios tu pu-
lástima c a u s a b a era que u n o s tomaban por escla- reza, t e n d r á s justo premio en la gloria.» Estas
vos los m a r i d o s , otros las m u j e r e s y otros los hijos. palabras pasaron el corazón del mancebo, de
Movido á compasión el santo obispo Deogracias, suerte que, no sólo él ofreció á Dios su virginidad,
determinó vender cuanto poseía y cuantos vasos convertido á la fe de Jesucristo y bautizado, sino
de oro y plata había en la iglesia p a r a su m i n i s - que fué causa de que sus tres h e r m a n o s hiciesen
terio, y j u n t a n d o u n a cantidad g r a n d e de dinero, lo mismo. Tuvo de todo noticia el vándalo, su s e -
d i o libertad á m u c h í s i m a s familias, tanto, que ñ o r , y la d i o asimismo al rey Genserico, el cual
tuvo necesidad de dedicar dos templos, como si ordenó que los hiciesen perder la pureza que á
fueran hospitales, p a r a que se recogiesen los cris- Dios habían ofrecido; y viendo no había remedio,
tianos que había sacado de cautiverio: allí les ordenó que fuesen cruelmente castigados, hasta
puso cama, allí les m i n i s t r a b a la comida y todo lo obedecer ó m o r i r . El cruel bárbaro los mandó
necesario p a r a el vivir. Y porque ya de las g u e - desnudar, y que con unos leños rajados y con
r r a s , y a de los combates del m a r , y a del pesar de p u n t a s ó dientes á modo de sierras los hiriesen en
h a b e r s e visto cautivos y divididos de s u s hijos y las espaldas, con que no sólo les atormentaban
mujeres, había m u c h í s i m o s enfermos, el santísimo los huesos, sino que también se quedaban infi-
Deogracias, como piadosísima m a d r e , solícito cui- nitas de aquellas puntas ó dientes dentro de las
daba de todos, llevándoles médicos y medicinas, c a r n e s , con que corrían arroyos de s a n g r e de s u s
cuantas o r d e n a b a n los mismos médicos, y todo delicados . cuerpos. Descansaban á la noche los
género de regalos, cuales convenía á aquellos que verdugos, y Cristo J e s ú s les c u r a b a las h e r i d a s ;
estaban enfermos y descaecidos. Esta s a n t a o c u - de suerte que.á la m a ñ a n a estaban sanos y b u e -
pación y obra de caridad ejercitaba de día, y á la nos, sin señal siquiera de a l g u n a de ellas. R e p i -
noche volvía él solo, y de c a m a en cama iba reco- tieron este cruel tormento muchos días continuos;
nociendo á cada uno de los enfermos, mirando si y el divino Esposo, á quien habían ofrecido su
g u s t a b a de a l g u n a cosa, c o n s o l á n d o l o ^ r e g a l á n - pureza, y por conservársela ilesa padecían, los
134 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
c u r a b a , sanaba, regalaba y visitaba todas las y regocijados en el Señor, por quien padecían, se sa-
noches. ludaban, diciéndose uno á otro: « H e r m a n o , r u e g a
Cansados los verdugos y cansado el b á r b a r o á Dios por mí: ya su inmenso a m o r h a cumplido
vándalo, los dejó estar en la cárcel, m a n d a n d o que n u e s t r o s deseos: así se consigue el reino de los
á M á x i m a la tendiesen sobre un fuerte y espinoso cielos.» De esta suerte se a n i m a b a n y regocijaban
m a d e r o , p a r a que allí m u r i e s e atormentada, sin en el Señor. Y de esta s u e r t e , haciendo oración y
remedio y sin fatiga de los verdugos; pero su e s - cantándole á Dios h i m n o s de a l a b a n z a s , e n t r e g a -
poso J e s ú s la libró, haciendo que toda aquella ron s u s benditísimas a l m a s en m a n o s de su C r i a -
dor, y s u s cuerpos gloriosos, a u n q u e tan m a l t r a -
m á q u i n a faltase m i l a g r o s a m e n t e , y la s a n t a v i r -
gen quedase libre y s a n a . Con estos milagros tan tados y heridos, se conservan en el mismo l u g a r
patentes y su fervorosa predicación se c o n v i r t i e - donde fueron sepultados por los cristianos, obran-
ron infinitos de aquellos b á r b a r o s á la fe de J e s u - do n u e s t r o Señor Jesucristo i n n u m e r a b l e s m i l a -
cristo; sólo el cruel vándalo, su señor, j a m á s g r o s por su intercesión.
quiso reducirse; y así comenzó la divina i r a á No se aplacó la i r a del cruel y rabioso a r r i a n o
t o m a r de él justa venganza, quitándole la vida, y Genserico, antes más enfurecido hizo m a r t i r i z a r
todos s u s hijos, familia, g a n a d o s y cuanto tenía otros m u c h o s ó invictos soldados de Jesucristo,
pereció de repente. Quedó sola la mujer, viuda y cuyos n o m b r e s están escritos en el libro de la vida.
pobre, con que ofreció los santos esclavos á un Mandó d e s t e r r a r a l g u n o s , y uno fué s a n V a l e -
pariente del rey, el cual de orden de Genserico r i a n o , obispo, con p e n a s g r a v í s i m a s de que n i n -
remitió los santos cuatro h e r m a n o s á cierto rey g u n o le diese a l b e r g u e en su casa; y así el santo
de los moros, gentil, llamado Capsur; y á la s a n t a viejo, que era de ochenta años, vivió m u c h o tiem-
virgen M á x i m a , confuso y vencido, no supo cómo po d e s n u d o , al frío hielo, y así acabó felizmente
castigarla, ni qué h a c e r con ella; y así libre se fué su c a r r e r a . P o r orden del mismo Genserico e n t r a -
á un monasterio, donde vivió s a n t a m e n t e m u c h o s ban en los templos los a r r í a n o s y e c h a b a n p o r
años, y fué m a d r e de m u c h a s s a g r a d a s vírgenes, tierra el sacrosanto cuerpo y s a n g r e de Jesucristo;
y de él pasó en paz de esta vida caduca á la i n - y porque defendía u n sacerdote, llamado Armogas-
mortal y eterna, donde p a r a siempre se goza con to, tan nefando sacrilegio, le pusieron en u n cruel
su dulce esposo J e s ú s . tormento, donde le torcían las p i e r n a s , h a s t a rom-,
Capsur vivía en un desierto con s u s b á r b a r o s y perle los h u e s o s y dejarlos en sólo las delicadas
gentiles vasallos, donde los cuatro santos m á r t i r e s c u e r d a s de los nervios; y viendo los v e r d u g o s que
comenzaron á predicar y convertir á la ley e v a n - se le caían ya las piernas y brazos, se los a t a r o n
gélica tantos de aquellos bárbaros, que tuvieron con d u r a s c u e r d a s para que d u r a s e el tormento;
necesidad de enviar s u s legados al sumo pontífice pero de todo le sacó sano y libre aquel divino S e -
p a r a que les enviase u n sacerdote que bautizase ñ o r por quien padecía. Colgáronle de u n pie la
aquella multitud convertida, y cultivase aquella cabeza h a c i a bajo, y el bendito santo estaba como
n u e v a y recién plantada viña del Señor. Por m u - quien descansa y d u e r m e en u n a c a m a de blandas
chos desiertos y ásperos caminos llegaron á R o m a p l u m a s , y al fin lo m a n d ó el rey degollar; pero un
los embajadores, y gozoso el pontífice les concedió sacerdote a r r i a n o le dijo no hiciese tal, p o r q u e los
lo que pedían, con que se volvieron alegres, y en cristianos no le v e n e r a s e n por m á r t i r . Admitió el
breves días fueron todos bautizados, y se edificó impío rey el consejo, y por m á s afrenta, después
u n a iglesia, donde j a m á s se había tenido noticia del destierro y otras m u c h a s , le hizo g u a r d a r v a -
del Evangelio, convertidos en corderos aquellos cas. Estando en este ejercicio le reveló el Señor el
fieros lobos. Capsur dio c u e n t a á Genserico de lo día y h o r a de su gloriosa m u e r t e , y llamando á u n
que pasaba, el cual, furioso y desesperado, dio con- cristiano, su amigo, y que le v e n e r a b a como á
t r a los santos cuatro h e r m a n o s esta cruel s e n t e n - apóstol, llamado Félix, le dijo y pidió le e n t e r r a s e
cia: q u e los atasen de los pies á las colas de los ca- en m u r i e n d o debajo de u n árbol por h u i r el ser
ballos, y que d e s n u d o s los a r r a s t r a s e n vivos por venerado, y le tomó j u r a m e n t o de q u e a s í lo h a r í a .
los l u g a r e s m á s ásperos, espinosos y pedregosos Murió el día y h o r a que dijo; y Félix, cumpliendo
del desierto, y que los u n o s se viesen á los lo que había j u r a d o , cavó al pie del árbol, y como
otros en las vueltas y tornos que los caballos h i - le embarazasen las raíces, hizo tanto q u e las c o r -
ciesen, p a r a que con la vista fuesen m á s atormen-' tó y a r r a n c ó del todo, y cavando cuanto hondo
tados; pero antes le salió al revés esta s e g u n d a pudo, al tiempo q u e ya quería dejarlo y s e p u l t a r -
intención, p o r q u e ejecutada la sentencia por los le en el hoyo, descubrió u n a u r n a de h e r m o s í s i -
fieros verdugos con todo rigor y tiranía, c u a n - mo m á r m o l , tan bien labrada, tan curiosa y rica,
do pasaba uno de los santos m á r t i r e s c e r c a del que no es posible h a y a alguno de los r e y e s te-
otro, de suerte que pudiesen v e r s e y h a b l a r s e , no nido tan precioso sepulcro, y en ella lo sepultó:
sólo no recibían m á s tormento, antes bien, alegres que así h o n r a Dios á los q u e le sirven y por su
DÍA 16 OCTUBRE 135
santo n o m b r e padecen. Luego se siguió el g l o - mo que los anteriores, eran estos santos de África,
rioso Másculo, al cual procuró el impío rey t r a e r y sufrieron el martirio en el mismo país d u r a n t e
á su voluntad con p r o m e s a s , halagos y caricias; la persecución que contra los cristianos movió el
y viendo que éstas no bastaban á contrastar su rey de los vándalos Genserico. Los tormentos con
ánimo y fe invicta, le m a n d ó degollar, ordenando que fueron afligidos aquellos santos fueron tan
al verdugo que si al tiempo de cortarle la cabeza le atroces, que sólo podía inventarlos la ingeniosa
hallaba tímido y que quería dejar la fe por vivir, crueldad de u n tirano.
sin remedio le degollase; pero si veía que moría
firme y constante, no le quitase la vida. No era SAN ELIFIO, MÁRTIR—Nació en Lorena, de u n a fa-
piedad ésta del traidor Genserico, antes sí i m - milia de santos, y su educación é inclinaciones
piedad j a m á s oída; porque su ánimo era, si estaba correspondieron perfectamente á los eficaces ejem-
constante, q u i t a r l e de m á r t i r la corona, y si no plos de virtud de que había sido testigo en su i n -
lo estaba, que entonces m u r i e s e y perdiese el fancia. A causa de su celo por la religión cristiana,
alma. P e r o n a d a consiguió; que si bien no le quitó a c a r r e ó s e sobre Elifio el odio de judíos y paganos,
la vida el v e r d u g o , porque le halló m á s firme y que lograron h a c e r l e prender en tiempo de J u l i a -
constante que u n a c o l u m n a de m á r m o l , y nos no Apóstata. Metiéronle en u n a cárcel en Toul;
quitó u n m á r t i r , nos dejó un confesor glorioso, pero pasado algún tiempo fué puesto en libertad.
cuyo martirio ya celebraron los ángeles y premió Después fué preso s e g u n d a vez y sufrió varios
Dios. El último fué san Saturo, á quien no p u - tormentos; pero con su valor y s u s discursos con-
diendo el impío rey a p a r t a r de la fe con promesas virtió entonces muchos infieles á la religión, hasta
de dignidades y puestos g r a n d e s , mandó le q u i t a - que, indignados los paganos por su constancia, le
sen los esclavos, la h a c i e n d a toda, que era r i q u í - condenaron á ser decapitado, cuya sentencia se
sima, los hijos y la mujer, á la cual ordenó que á ejecutó el año 362. Su cuerpo, que se g u a r d a b a
s u s mismos ojos se casase con un pérfido a r r i a n o . en el mismo l u g a r de su martirio, donde se había
Esta fué la m á s cruel g u e r r a que le previno el ti- edificado u n a iglesia, fué trasladado á Colonia el
r a n o , porque inducida de la sierpe infernal, cual año 960, y colocado en la abadía de San Martín,
otra Eva, p r o c u r ó con caricias y halagos d e r r i b a r donde a u n se conserva.
al fuerte Adán, su esposo; m a s él la respondió lo
que Job á la s u y a : «Como una de las mujeres n e - SAN BERCARIO, ABAD Y MÁRTIR.-Descendiente de
cias h a s hablado. Quítenme los hijos, quítenme la u n a familia ilustre de Aquitania, nació este santo
mujer, q u í t e n m e las riquezas, que mi Señor Jesu- el año 630. E n c a r g ó s e de su educación un santo
cristo me e n s e ñ a que quien no lo deja todo por su arzobispo de R h e i m s , que le hizo instruir en las
a m o r no es v e r d a d e r o discípulo s u y o , ni puede letras y la piedad, de la cual sacó el joven la i n s -
serlo.» ¡Oh constancia santa! ¡Oh valor inaudito! piración de r e t i r a r s e del m u n d o á la abadía de
¡Oh Saturo glorioso! Pobre y mendigo te dejan, sin Luxeil. Su humildad y la exactitud con que c u m -
hijos y mujer; pero no te pudieron quitar la coro- plía sus deberes le hicieron m i r a r luego como el
n a de gloria que tan gloriosamente mereciste. espejo de todos los religiosos, y habiendo vuelto á
Q u e r e r d e c l a r a r los tormentos que padecieron los R h e i m s persuadió al arzobispo p a r a que fundase
otros doscientos y setenta m á r t i r e s que aquí p o - el monasterio de Hauvilliers, donde se retiró Ber-
nemos con otros trescientos sesenta y cinco m á s , cario con otros religiosos, que le nombraron abad.
que todos m u r i e r o n á m a n o s del tirano Genserico, Animado siempre del mismo celo por la gloria de
sin otros infinitos q u e se i g n o r a n , fuera n u n c a Dios, fundó otros dos monasterios en la diócesis
acabar; basta s a b e r las crueldades q u e usó con de Chalons, los cuales enriqueció con las reliquias
los que n o m b r a m o s p a r a d i s c u r r i r lo que sería de que había traído de R o m a y de Jerusalón, á donde
los otros. Celebra la Iglesia el martirio y fiesta de había ido en peregrinación, y con la entera dona-
estos gloriosos santos á 16 de octubre, porque sin ción de cuanto había heredado de su familia. Des-
duda todos, ó los m á s , padecieron este día, y fué pués de algunos años fué el santo abad víctima de
por los a ñ o s del S e ñ o r de 456. Escribieron su su celo por la salvación de las a l m a s : un monje, á
vida y martirio Beda, U s u a r d o , Adón, Víctor, obis- quien había reprendido por una falta grave, lo
po uticense, lib. r De persecut. wandal.; Surio, esperó d u r a n t e la noche y le d i o u n a puñalada
tom. v; Pedro de Natalib., In cathalogo sanct., li- mortal. El santo se contentó con e x h o r t a r al c u l -
bro ix, cap. 73; el Martirologio romano, y B a r o - pable á la penitencia, y pasados dos días de agonía
nio en s u s Anotaciones y en el tom. vi de s u s Ana- murió santamente el día 28 de marzo del año 696.
les, año de 456, n ú m . 13.
SAN AMBROSIO, OBISPO Y CONFESOR—Habiendo pasado
LOS SANTOS SATURNINO, Y NEREO, CON OTROS TRESCIEN- por los grados inferiores de la j e r a r q u í a eclesiás-
TOS SESENTA Y CINCO COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Lo m i s - tica, fué este santo consagrado obispo de Cahors
136 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
por los a ñ o s de 752. Encontró su iglesia en u n mismo á F r a n c i a . Galo se retiró después a l a A u s -
estado tan deplorable, que á pesar de todo su celo t r a s i a y fijó su residencia en un desierto inhabita-
p a r a hacer d e s a p a r e c e r la corrupción de las c o s - do, del cual salía solamente p a r a ir á predicar á
t u m b r e s , tuvo el desconsuelo de ver inútiles todos los infieles la doctrina de J e s u c r i s t o . Sus e x h o r t a -
s u s esfuerzos. Retiróse, pues, á u n a g r u t a cerca ciones y discursos tuvieron buen éxito, c o n v i r -
de la ciudad, donde se entregó a la penitencia y a tiendo g r a n n ú m e r o de p a g a n o s . Su desierto se
fervorosas oraciones p a r a alcanzar que aquel pue- llenó dentro de poco de n u m e r o s a s celdas llenas
blo reconociese su extravío. Algún tiempo d e s - de solitarios, las cuales formaron m u y pronto u n
pués fué descubierto en su retiro; pero del todo monasterio, que se hizo célebre por la santidad de
imposible l o g r a r que volviera á e n c a r g a r s e de la los q u e lo habitaban. El r e y de A u s t r a s i a quiso
dirección de su r e b a ñ o , y p a r a s u s t r a e r s e más colocar á Galo sobre la sede episcopal de Constan-
fácilmente á las solicitaciones de los que le q u e - cia; pero el santo se negó s i e m p r e á aceptar seme-
rían obligar emprendió u n a peregrinación á R o - j a n t e dignidad, y designó en su l u g a r á su discí-
m a . A s u vuelta fué á visitar el sepulcro de san pulo J u a n , que fué consagrado con aplauso de
Martín de T o u r s , y ú l t i m a m e n t e se retiró á u n a todos. Después de h a b e r regularizado la discipli-
ermita del territorio de B e r r y , á cuatro leguas de n a monástica e n t r e s u s discípulos y de h a b e r l e s
Bourges, donde murió en paz el año 770. F u é e n - dado la regla de san Columbano, m u r i ó Galo en
t e r r a d o en el mismo lugar, y en lo sucesivo se l e - el propio monasterio, llorado de todos, el día 16
vantó allí mismo un monasterio de canónigos r e - de octubre del año 646, ilustre en m i l a g r o s .
g u l a r e s de san Agustín, que llevó su n o m b r e .
SAN FLORENTÍN, OBISPO Y CONFESOR—Fué el XXIII
SAN LULO, Ó LULIO, OBISPO Y CONFESOR-Fué inglés y obispo de T r é v e r i s , brillando en esta iglesia por
discípulo del v e n e r a b l e Beda. Pasó s u s p r i m e r o s su celo, su piedad y s u s vastos conocimientos.
años en varios monasterios de la G r a n B r e t a ñ a , y Después de h a b e r gobernado su r e b a ñ o en paz y
el año 732 pasó á Alemania, donde san Bonifacio, santidad, descansó en el Señor, coronado de mere-
que era pariente suyo, lo recibió con alegría, le cimientos, d u r a n t e el siglo V.
d i o el hábito monástico y le ordenó de diácono,
encargándole el cuidado de predicar el Evangelio SAN MUMHOLÍN, Ó M0MM0LIN0, OBISPO Y CONFESOR.—
á los infieles, los herejes y los cismáticos. En 751 Murió en 691.
fué ordenado presbítero por el m i s m o san Bonifa-
cio, quien lo envió á R o m a p a r a consultar al papa Día 1?
s a n Zacarías a c e r c a de a l g u n o s p u n t o s i m p o r t a n -
tes de disciplina, y c u a n d o volvió á A l e m a n i a fué SANTAEDÜYIGIS, VIUDA—Fué s a n t a Eduvigis hija
designado p a r a ser su sucesor. Lulo fué, pues, de Bertoldo, m a r q u é s de Moravia y conde de
c o n s a g r a d o arzobispo de Maguncia con el consen- Tirol. Tuvo t r e s h e r m a n a s , la u n a casada con
timiento del rey Pepino y la aprobación de todo el Felipe, rey de F r a n c i a , otra con A n d r é s , rey de
clero y pueblo del país. D u r a n t e los treinta y H u n g r í a , que fué m a d r e de s a n t a Isabel, y la ter-
cuatro años de su pontificado se mostró siempre cera abadesa en u n monasterio de monjas en la
digno por su s a b i d u r í a y s u s virtudes del alto provincia de F r a n c o n i a . Tuvo asimismo cuatro
puesto que ocupaba, venerado y querido de los h e r m a n o s , Bertoldo, p a t r i a r c a de Aquileya, E l e -
r e y e s y prelados, y de la sede apostólica que le berto, obispo de B a m b e r g a , Otón y E n r i q u e , que
consultaba en todos los negocios g r a v e s de la siguieron la milicia y sucedieron á s u padre en el
Iglesia. En los últimos años de su vida renunció estado. Siendo doncella de doce a ñ o s la c a s a r o n
su obispado y se retiró al monasterio de Harsfeld, s u s p a d r e s con E n r i q u e , d u q u e de Silesia y de
donde acabó dichosamente s u s días el día 1.° de Polonia, con el cual vivió con g r a n d e honestidad
n o v i e m b r e del a ñ o 787. y recogimiento, p r o c u r a n d o de tal m a n e r a d a r
contento á su marido y c u m p l i r con las leyes del
SAN GALO, ABAD Y CONFESOR—Nació á mediados del santo m a t r i m o n i o , que bien m o s t r a b a el ardiente
siglo VI en I r l a n d a , de familia noble y virtuosa. deseo que tenía de g u a r d a r cuanto pudiese la
Sus p a d r e s le c o n s a g r a r o n á Dios desde su i n f a n - castidad; p o r q u e desde que se sentía p r e ñ a d a
cia y le hicieron e n t r a r en el monasterio que diri- h a s t a h a b e r parido, la c u a r e s m a , el adviento,
gía á la sazón san Columbano p a r a que lo formase los domingos y m u c h a s fiestas principales y v i -
en letras y piedad. Galo aprendió allí a m b a s cosas gilias del año, de c o m ú n consentimiento d o r m í a n
con a p r o v e c h a m i e n t o , y c u a n d o su maestro san apartados p a r a d a r s e á la oración y v a c a r m á s
Columbano dejó la I r l a n d a p a r a ir á predicar la fe al Señor; el cual d i o á estos príncipes seis hijos,
en I n g l a t e r r a , fué él uno de los doce monjes que y después les infundió un a m o r de castidad tan
le a c o m p a ñ a r o n y que el año 585 fueron con él g r a n d e , que con la bendición del obispo p r o m e u V
DÍA. 17 OCTUBRE 137
ron de g u a r d a r l a p e r p e t u a m e n t e y tratarse como queroso y vil que allí estaba hubiese bebido en el
h e r m a n o y h e r m a n a ; y así vivieron casi treinta mismo vaso que ella había de beber; y m u c h a s
a ñ o s con maravilloso ejemplo y r a r a modestia y veces, cuando podía hacerlo sin ser vista, besaba
recato e n t r e sí, por h u i r las ocasiones de perder la tierra donde los pobres habían estado r e v e r e n -
aquella preciosa joya que tanto deseaban y habían ciando en ellos á Jesucristo, que, siendo Rey de
prometido. Y s a n t a Eduvigis, como quien tan gloria, se hizo pobre por nosotros; y era tan gran-
bien conocía el valor de esta virtud celestial, de y tan tierno su afecto y amor á los pobres y á
e x h o r t a b a á todos c u a n t o s podía que la amasen y la pobreza, que solía c o m p r a r de ellos los mendru-
p r o c u r a s e n y se abrazasen con ella. P a r a esto gos y pedazos de pan que les daban de limosna
hizo l a b r a r un monasterio de monjas del Císter, los religiosos por comerlos ella, y m u c h a s veces
al cual ella y su marido dieron g r a n d í s i m a s pose- los besaba como cosa s a g r a d a y pan de á n g e -
siones y t a n t a s r e n t a s , que se podían sustentar les; y si acaso convidaba á comer á algunos monjes
mil personas de las que vivían en él ó de su y siervos de Dios, recogía las sobras que dejaban
limosna. E n este monasterio recogió m u c h a s don- como reliquias, y ella las comía por g r a n regalo.
cellas y d u e ñ a s , y á su m i s m a hija (que se l l a m a - E n t r e los otros pobres tenía trece m á s necesitados,
ba G e r t r u d e s , y después vino á s e r abadesa) ofreció en reverencia de Cristo, nuestro Redentor, y de sus
al Señor e n t r e ellas, y no contenta con esto, tomó apóstoles; á ellos llevaba siempre consigo doquie-
u n a casa j u n t o al monasterio, viviendo aún su r a que iba, bien acomodados, y les mandaba p r o -
marido, á quien ella con su ejemplo y s a n t a s c o s - veer de posada, y ella m i s m a tenía cuidado de ellos;
t u m b r e s había h e c h o casi religioso; y a u n q u e y quería que comiesen antes que ella, sirviéndolos
ella no hizo profesión de monja, vivió con tanta por si misma, y cuando ella comía los enviaba los
perfección, y resplandeció con tan excelentes y platos más regalados; y era tanta su caridad, que
señaladas v i r t u d e s , que todas las monjas la p o - siempre repartía con los pobres de lo que le traían,
dían tener por dechado y espejo de santidad. Toda a u n q u e fuese u n a pera, porque no le sabía bien lo
su vida, y a u n en su mocedad, y estando con su que comía si los pobres no gustaban de ello. P a r a
marido, fué modestísima en el traje y enemiga de los otros pobres á quienes ella no podía servir,
galas y vestidos curiosos; m a s después que se r e - tenía su cocina, criados y ministros diputados para
cogió fué e x t r a ñ a su humildad y la llaneza que aparejarles lo que habían de comer y cenar y pro-
usó en el vestir, porque n u n c a se quiso vestir veerles a b u n d a n t e m e n t e . No se estrechaba la com-
ropa n u e v a , ni la m u d a b a h a s t a que fuese m u y pasión y caridad de esta santa princesa en r e m e -
vieja; y esta humildad la m o s t r a b a en todas las diar los pobres mendicantes, antes se extendía á
otras cosas, teniéndose por pecadora y deseando consolar cualquiera persona desconsolada y afli-
que la tuviesen por tal, y h o n r a n d o y r e v e r e n - gida; ella e r a proveedora de todos los religiosos y
ciando á los siervos y siervas de Dios; de m a n e r a religiosas que padecían necesidad, ella madre de
que besaba y lamía el suelo en que ellos habían los huérfanos, a m p a r o de las viudas, albergue de
hecho oración ú otra b u e n a obra. Esto hacía en los peregrinos, libertadora de los presos, r e s c a t a -
el coro y en el dormitorio, y las disciplinas con dora de los cautivos, remediadora de los a d e u d a -
que se disciplinaban las monjas secretamente las dos, refugio y puerto seguro de los que padecían
besaba, suplicando á Dios que por los m e r e c i - a l g u n a g r a v e tormenta, ó habían dado al través.
mientos de aquellas siervas s u y a s la perdonase á No podía su tierno y amoroso corazón ver llorar
ella sus pecados, y lo mismo h a c í a con las toallas á nadie sin d e r r a m a r m u c h a s lágrimas, ni tener
con que se limpiaban, y lavaba s u s ojos con el descanso viendo á los otros con a m a r g u r a y q u e -
a g u a con que ellas se habían lavado las m a n o s , branto. Pero la que para los otros era tan blanda,
por su g r a n devoción y humildad, y por la o p i - benigna y piadosa, p a r a consigo era rigurosa y de
nión y estima que tenía de la santidad de ellas. u n a vida tan áspera, que apenas se puede creer.
La c a u s a principal porque del todo no se hizo En c u a r e n t a años no comió cosa de carne; los do-
monja fué por h a c e r m a y o r bien á los pobres de mingos, martes y jueves comía algunos peces y
su estado y r e m e d i a r mejor s u s necesidades. cosas de leche; el lunes y el sábado legumbres, y
Muchas veces lavaba los pies á los pobres de r o - el miércoles y viernes a y u n a b a á pan y agua; b e -
dillas, y se los limpiaba y besaba, y después les bía de ordinario agua, y los domingos y fiestas un
daba limosna; y esto hacía el j u e v e s de la Cena, poco de cerveza, por mandárselo así el obispo y
más p a r t i c u l a r m e n t e con los leprosos, vistiéndolos su confesor. En la cuaresma, adviento y vigilias
después y regalándolos con e x t r e m a d a caridad. de muchos santos, y especialmente de los a p ó s t o -
Siempre que comía había de t e n e r consigo a l g u - les, se contentaba con pan y agua. Dijeron u n a
nos pobres, á los cuales, a n t e s de sentarse á la vez á su marido que siempre bebía agua, y enfa-
mesa, ella m i s m a servía de rodillas; y cuando c o - dóse, creyendo que algunos a c h a q u e s que la santa
mía no quería beber h a s t a que el pobre m á s a s - padecía nacían del a g u a que bebía; y queriendo
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s a b e r si era verdad lo que le h a b í a n dicho, tomó el confidentes s u y a s , que la disciplinasen h a s t a d e -
j a r r o del a g u a aparejado p a r a que s a n t a Eduvigis, r r a m a r m u c h a s a n g r e . P u e s el fervor, c o n t i n u a -
que estaba comiendo, bebiese, y probándolo, halló ción y p e r s e v e r a n c i a de su oración, ¿quién la podrá
que era excelentísimo vino, y se enojó con el cria- explicar? ¿Y aquella t e r n u r a y devoción con que
do que le había dicho que s i e m p r e bebía agua, te- de noche y de día se e n t r e g a b a á su a m a d o y se
niéndole por mentiroso y e n g a ñ a d o r ; pero v e r d a - a b r a z a b a con él, y le tenía apretado, y no le deja-
deramente era a g u a , m a s el Señor mudó el a g u a ba h a s t a que le diese su bendición, y él se la daba
en vino, y con aquel milagro mostró que le era tan copiosa, que m u c h a s veces, estando orando,
a g r a d a b l e lo que la s a n t a hacía. A la m i s m a m a - fué vista levantada en el aire, rodeada de clarísima
n e r a le aconteció otra vez que, andando esta s a n - y celestial luz, con u n rostro angelical, y a l g u n a s
ta princesa con los pies descalzos por hielos y a r r o b a d a y t r a n s p o r t a d a en Dios, sin sentido, como
nieves, y calzándose los zapatos, que siempre traía m u e r t a ? Mucho pesaba al demonio tanta santidad
consigo, solamente cuando recibía visitas de p e r - y tanta oración de Eduvigis, y tanto regalo y fa-
s o n a s g r a n d e s y de alto estado, ó cuando iba al vor del Señor; y dándole el mismo S e ñ o r licencia
templo, por h u i r la ostentación, e n t r a n d o el p r í n - p a r a m a y o r corona y victoria de la santa, u n a vez
cipe su marido donde ella estaba á deshora, y tan la acometieron tres demonios y la azotaron y mal-
r e p e n t i n a m e n t e que no la dio tiempo p a r a calzar- t r a t a r o n , dando gritos y diciendo: «¿Por qué eres
se los zapatos, mirándola él á los pies los vio c a l - tan santa?» Pero ella no se movió, a n t e s sufriendo
zados, y creyó e r a e n g a ñ o lo que le h a b í a n dicho con paciencia y alegría aquel trabajo, hizo sobre
de su mujer. Es cosa maravillosa lo que se escribe sí la señal de la cruz, y luego desaparecieron aque-
de ella, que traía los pies llenos de grietas, abiertos llas furias infernales. Oia misa, vísperas y m a i -
y lastimados, a l g u n a s veces corriendo s a n g r e , y tines en la iglesia, y con m ú s i c a y solemnidad, y
q u e pisando la nieve y los hielos no se helaba. por m u c h o s lodos ó nieves que h u b i e s e no dejaba
Antes u n a criada s u y a bien calzada y a r r o p a d a , de ir á la iglesia, a u n q u e estuviese lejos, si no era
estando u n a noche con su s e ñ o r a , se le helaban cuando por enfermedad no podía; porque no h a c í a
los pies; m a s poniéndolos donde los tenía su s e - estado de oir los divinos oficios en su casa, como
ñ o r a (por habérselo ella mandado), se calentó y lo h a c e n o t r a s s e ñ o r a s ; y cuando los oía (si no era
despidió el frío que padecía. Tanto era el fuego cosa forzosa y s u m a m e n t e necesaria) no consentía
de a m o r divino que a b r a s a b a su corazón, que que n i n g u n o la hablase en la iglesia, p o r q u e decía
r e d u n d a b a en todo el cuerpo y daba m á s calor á que aquélla e r a casa de Dios y de oración, y no
los pies que la nieve y los hielos le podían q u i - de p a r l a r . Oía todas las misas que podía, y p r o c u -
tar. ¿Qué diré de las otras a s p e r e z a s y peniten- r a b a que hubiese m u c h o s sacerdotes, y hacíalos
cias con que la s a n t a princesa se perseguía, m á s venir de otras partes p a r a oir m u c h a s ; y acabada
p a r a a d m i r a r que p a r a imitar? Cubría su cuerpo la m i s a quería que el sacerdote pusiese s u s m a -
e x h a u s t o y consumido, y aquellos h u e s o s que sólo nos sobre su cabeza y le echase su bendición,
le q u e d a b a n , con u n solo monjil y un manteo de y decía que le e r a g r a n provecho p a r a el a l m a
invierno y v e r a n o , en calor y en frío. T r a í a á r a í z y p a r a el c u e r p o , y así lo e x p e r i m e n t a b a m u c h a s
de s u s c a r n e s un áspero cilicio de cerdas de caba- veces.
llo, con u n a s m a n g a s de paño blanco, por mejor Cuando había de comulgar, e r a n tantas las l á -
disimular y e n g a ñ a r á los que la viesen, y u n a g r i m a s que d e r r a m a b a , tanto el cuidado de a p a -
cinta con m u c h o s nudos, tan apretada, que fué rejarse, a r r o d i l l a r s e , p o s t r a r s e y pedir favor al
necesario a r r a n c a r l a por fuerza de la c a r n e , donde Señor, que no podía dejar de p e g a r devoción y
se había entrado y hundido, con g r a n sentimiento r e v e r e n c i a de santísimo S a c r a m e n t o á cualquier
y dolor de la santa, y limpiar la materia y s a n g r e persona que la m i r a b a . Tenía m u c h a s y m u y pre-
que de las llagas corría. Tenía c a m a de estado, ciosas reliquias é i m á g e n e s que m a n d a b a llevar
blanda y rica, para c u m p l i r con el m u n d o con consigo c u a n d o iba á la iglesia, p a r a despertar
a q u e l l a a p a r i e n c i a ; m a s í a cama en que ella dormía más su devoción con la vista de ellas, e s p e c i a l -
eran u n a s tablas, ó el suelo cubierto con un p e - m e n t e llevaba consigo en la m a n o u n a imagen
dazo de cuero; y cuando por e s t a r enferma se pequeña de la santísima virgen M a r í a (con la cual
quería regalar, m a n d a b a e c h a r u n poco de paja ó tenía dulce trato y suavísimos coloquios), y no
h e n o , y encima un cobertor g r o s e r o . Velaba casi pocas veces, dando con esta imagen la bendición
toda la noche, era la p r i m e r a que se levantaba á á los enfermos, cobraban salud. L a meditación de
maitines, y después de acabados no volvía á la la pasión y cruz del Señor era todo su regalo y r e -
cama, a n t e s se e n t r a b a en el capitulo de las m o n - creo, y v e n e r a b a con s u m a devoción c u a l q u i e r
j a s , y allí se a b r í a á azotes; y no contentándose de cosa que r e p r e s e n t a s e aquel s a g r a d o é inefable
la carnicería que hacía de sí, pareciéndole que misterio. F u é m u y curiosa, piadosa y magnífica
tenía pocas fuerzas, m a n d a b a á a l g u n a s criadas, en el aseo de los templos, en el ornato de los a l -
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tares, en la riqueza de los cálices, en la variedad quien ella por sus grandes virtudes quería s o b r e -
de los vasos y o r n a m e n t o s preciosos p a r a el culto m a n e r a ) , muerto á manos de los tártaros en bata-
divino, los cuales ella m i s m a hacía por s u s manos lla; pero no por eso perdió la paciencia. Finalmen-
y por las de s u s criados. N u n c a se sentaba cuando te, en todas sus tribulaciones, fatigas y tormentas,
hacía oración, sino con las rodillas desnudas, aun siempre fué la misma y tuvo el mismo semblante,
en tiempo de invierno y de frío, y con tanta con- humilde, sufrida y m a n s a , y n u n c a se enojaba ni
tinuación y tan largo espacio, que se le hicieron en decía malas palabras; y cuando los criados le h a -
las m i s m a s rodillas u n o s callos duros, tan g r a n d e s cían algún agravio ó cosa que le podía dar disgus-
como dos h u e v o s ó como dos puños. Siendo, pues, to, la palabra más áspera que decía era: «Dios os
esta s a n t a princesa tan devota, tan fervorosa y lo perdone porque lo habéis hecho así.» Y p r o c u -
amorosa p a r a con Dios, y tan solícita y cuidadosa r a b a con e x t r a ñ a caridad y benevolencia pagar las
en servirle, y olvidada de todas las cosas de la malas obras que le hacían con otros mayores be-
tierra en vacar y asistir á él, no es maravilla que neficios, y r e g a l a r m á s á los mayores enemigos
el mismo S e ñ o r h a y a sido tan liberal con ella y suyos ó de su marido. Finalmente, todas las virtu-
enriquecídola con s u s celestiales dones y c o m u n i - des tuvo esta santa princesa en grado perfectísimo,
cádola su divina luz. U n a vez, estando secreta- y en cada una de ellas se esmeró de m a n e r a como
mente orando en la iglesia, á h o r a que las monjas si no tuviera sino aquélla. Y estando ya cargada
comían, delante del altar de la Virgen donde h a - de años y de merecimientos, tuvo revelación de su
bía un crucifijo, u n a monja que se había e s c o n - m u e r t e , y m u y gozosa por el deseo que tenía de
dido por a c e c h a r l a v i o que el crucifijo alzó la verse con su amado, se aparejó para aquella j o r -
mano d e r e c h a y le echó su bendición, diciendo nada, como lo había hecho en toda su vida. A r -
con voz alta: «Yo h e oído tu oración, tú a l c a n - móse con los santos s a c r a m e n t o s y recibió el de
zarás lo que m e h a s pedido.» Demás de esto r e v e - la E x t r e m a u n c i ó n , aun antes de tiempo, por reci-
lóle g r a n d e s secretos y dióle don de profecía. M u - birle con mayor acuerdo y devoción. Creció la en-
c h a s cosas dijo q u e serían a n t e s que sucediesen, fermedad, y su hija Gertrudes, que era abadesa
m u c h a s estando a u s e n t e anunció y afirmó como del monasterio, preguntó á su santa madre dónde
si estuviera presente y las viera; y h a s t a los pen- m a n d a b a que la enterrase; y ella, como tan h u -
samientos ocultos descubrió á a l g u n a s personas, milde y tan a m a d o r a de la pobreza, respondió que
como si los leyera en s u s corazones. Ilustróla el en el cementerio de las monjas. Y diciéndole su
Señor con m u c h o s y g r a n d e s milagros en vida y hija que mejor estaría en la iglesia y en el mismo
en muerte, que se pueden leer en su vida. E n t r e sepulcro del duque Enrique, su marido, respondió
los otros m i l a g r o s se escribe que dos h o m b r e s que en n i n g u n a m a n e r a tal hiciese, porque no que-
ahorcados vinieron por los merecimientos de ella, ría que su cuerpo, a u n q u e m u e r t o , se juntase con
y los m a n d ó q u i t a r de la h o r c a con g r a n d e a d m i - el cuerpo muerto de su marido, pues por a m o r de
ración de los q u e estaban presentes; y c u a n d o En- la castidad en vida se habían apartado. En aquella
rique, su m a r i d o , lo supo, m a n d ó que cuando enfermedad fué muy visitada y consolada del S e -
Eduvigis pasase por las cárceles públicas se a b r i e - ñ o r y de los santos y s a n t a s de su corte celestial.
sen las p u e r t a s y se soltasen los presos, y se Un día de la navidad de la sacratísima virgen
diese á todos perdón y libertad por su respeto. Ha- María, n u e s t r a Señora, estando las monjas en vis-
bía estado u n a noche g r a n rato velando y o r a n d o , peras, la visitaron las santas María Magdalena,
y cansada a d o r m e c i ó s e : tenía en la mano u n a Catalina, Tecla, Ú r s u l a , con otras vírgenes, á las
vela encendida, cayó sobre un libro en que leía, y cuales saludó é hizo reverencia, hablándoles en
consumiéndose toda la vela el libro no se q u e m ó latín. También tuvo otra visión y regalo del Señor
ni recibió daño a l g u n o . como éste el día de san Mateo apóstol, y á los 15
Pero no quiso el Señor que á u n a a l m a tan que- de octubre del año de Í243, á h o r a de vísperas,
rida s u y a le faltasen trabajos, adversidades y p e - d i o su espíritu al que para tanta gloria le había
n a s , que son la fragua en que se p r u e b a y afina criado, y recibió la corona y gloria que tan bien
la virtud, y u n a de las más ciertas señales de su había merecido por la gracia del Señor. Hallaron
a m o r . V i o á su marido herido y preso en m a n o s su cuerpo vestido de un áspero cilicio y ceñido con
de su enemigo, y no se turbó, antes ella con s u s un cinto de cerdas de caballos. Mas aquel cuer-
oraciones y con su presencia le libró de sus m a - po atenuado con ayunos, exhausto con vigilias,
nos. Vicie después acabado y sin vida, y a u n q u e consumido con disciplinas y penitencias, denegri-
le a m a b a t i e r n a m e n t e como á señor y marido, no do y afeado con los hielos del invierno y con los
por eso se angustió ni desconsoló; pero sujetando ardores del verano, con el mal tratamiento, muer-
su voluntad á la de Dios, le hizo g r a c i a s por ello to en vida, y que parecía un vivo retrato de la
y consoló á los que a m a r g a m e n t e lloraban su misma muerte, luego en expirando, parece que se
m u e r t e . V i o á su hijo primogénito E n r i q u e (á vistió de los dotes de gloria, porque el color del
140 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
rostro, que en vida era pálido ó amarillo, se paró nia; qué oración, qué fervor, qué caridad p a r a con
claro y como resplandeciente; los labios y las me- Dios tuvo esta santa; y qué compasión, benignidad
jillas sonroseadas, y los pies como u n a leche, y y liberalidad p a r a con los pobres! Más parece su
hasta los callos de las rodillas (que dijimos arriba), vida de u n a pobre mujer y religiosa c o n s a g r a d a á
cuando las monjas los descubrieron, les c a u s a b a n Dios q u e de u n a p r i n c e s a y s e ñ o r a poderosa y e s -
admiración y devoción. P u s i é r o n l e en las a n d a s , timada y respetada del m u n d o . P e r o el Señor t r u e -
y fué tanto el concurso y la devoción de la gente ca los corazones, y en todos los estados, g r a n d e s y
que acudió al e n t i e r r o , que en t r e s días no se pequeños, tiene a l m a s p u r a s , santas y escogidas;
pudo e n t e r r a r , p r o c u r a n d o todos á porfía tocar y y p a r a q u e n i n g u n o se excuse nos las pone por
a d o r a r el santo cuerpo y llevar a l g u n a cosa de él ejemplo. Y p a r a que las g r a n d e s s e ñ o r a s no a l e -
por reliquia. Quién le cortaba las u ñ a s de los pies g u e n las leyes del m u n d o ó de su estado, no digan
y de las manos, quién los cabellos; y su hija la que no pueden h a c e r lo q u e otras hicieron, tan
abadesa le m a n d ó quitar el velo que tenía en la b u e n a s ó mejores que ellas, y los pobres se c o n -
cabeza, que por h a b e r sido de s a n t a Isabel de fundan, viendo que en el a m o r y estudio de la per-
H u n g r í a , su sobrina, s a n t a Eduvigis le habla fección h a habido princesas clarísimas y s e ñ o r a s
g u a r d a d o con g r a n respeto y devoción. Pasados ilustrísimas que fueron tan perfectas y excelentes
los tres días la e n t e r r a r o n , esparciendo el sagrado en todo g é n e r o de virtudes, y que la s a n t a Iglesia
cuerpo de sí un olor suavísimo y u n a fragancia las r e v e r e n c i a como á s a n t a s y nos las p r o p o n e
del cielo, y obrando el Señor i n n u m e r a b l e s mila- por dechado y un vivo retrato de la vida celestial.
gros, y haciendo g r a n d e s misericordias á los fie- (P. Ribadeneira.)
les por su intercesión. Después, el año de 1257, á
los 15 asimismo de octubre, la canonizó Clemente, SAN ANDRÉS, MONJE Y MÁRTIR.—En Creta, que hoy
papa, cuarto de este n o m b r e , el cual sumo p o n t í - es Candía, isla noble y rica, y m á s rica y noble hoy
fice había sido casado antes de serlo, y tenía u n a que h a vuelto al suave yugo de la ley evangélica
hija ciega; y diciendo misa suplicó al Señor que (reducida por las gloriosas é invencibles a r m a s ve-,
si Eduvigis era s a n t a restituyese la vista á su hija neciaiias), nació A n d r é s de ricos y nobles p a d r e s .
por su intercesión, y la hija cobró la vista. D e s - Crióse como hijo de quien era con la e n s e ñ a n z a
pués, el año de 1268, á los 17 de agosto, se trasla- de b u e n a s letras y doctrinas cristianas, a m a n d o
dó el s a g r a d o cuerpo, despidiendo de sí la m i s m a desde s u s tiernos a ñ o s la virtud, la penitencia, el
fragancia que h u b o en su entierro. Hallóse el cuer- cilicio y el a y u n o , con que d o m a b a y tenía á r a y a
po deshecho y la c a r n e consumida; mas tres dedos los incentivos de la j u v e n t u d lozana. Al olor de su
de la m a n o izquierda estaban enteros y sin c o - virtud vinieron m u c h o s siguiéndole, á quienes en-
r r u p c i ó n a l g u n a , y en ellos aquella p e q u e ñ a ima- señó el camino de la patria celestial, h a c i e n d o con
gen de n u e s t r a S e ñ o r a que ella solía t r a e r en la ellos vida c o m ú n , pobre y religiosa. Gozaba el
m a n o por su devoción; porque la tuvo tan a p r e - orbe cristiano de u n a t r a n q u i l a paz en este t i e m -
tada cuando m u r i ó , que no se la pudieron sacar. po, de que envidioso el enemigo c o m ú n buscó
T a m b i é n el celebro estaba entero y los sesos sin modo de p e r t u r b a r l a , y fué en esta forma: T e n í a
corrupción a l g u n a después de veinticinco a ñ o s el imperio Constantino, no el M a g n o , p r o p a g a d o r
que había sido e n t e r r a d a , y destilaba de su cabeza de la religión cristiana, sino un sucesor suyo,
u n licor p u r o , claro y oloroso en tanta copia, que llamado Constantino Coprónimo. Este d i o en afir-
b a ñ a b a los paños que se le aplicaban. La vida de m a r que e r a especie de idolatría la veneración de
esta s a n t a escribió u n autor g r a v e , recogiéndola las s a n t a s i m á g e n e s , no entendiendo que los c r i s -
de los procesos que se p r e s e n t a r o n al sumo p o n - tianos no adoran la imagen, sino el prototipo, y
tífice p a r a su canonización; y tráela el P . F r . L o - que cuando la imagen es de Cristo, su m a d r e s a n -
renzo Surio en su quinto tomo. Hace mención de tísima María, sin pecado concebida, ú otro a l g u n o
ella el Martirologio romano á los 15 de octubre, y de los santos, m u e v e al católico á contemplar en
Engelberto, monje cisterciense, y Martín C r o m e - el r e p r e s e n t a d o por ella s u s virtudes y e x c e l e n -
ro, lib. vn de su Historia de Polonia, y otros. cias y desea imitarle. Si la veneración se quedase
¿Quién no ve en la vida de esta santa princesa en sólo el lienzo ó estatua, ésa fuera idolatría, y
lo que puede la g r a c i a del que es Todopoderoso, si la imagen fuera de u n a V e n u s lasciva, un d e s -
pues esfuerza la flaqueza mujeril y da tan r a r a honesto J ú p i t e r ú otros semejantes, t a m b i é n . En
humildad á los s e ñ o r e s , y modestia á los que.son fin, con esta capa de piedad impía comenzó el d e -
adorados, y a m o r de la castidad á los casados, y monio la m á s cruel g u e r r a que j a m á s se h a visto,
a m a r g u r a y disgusto en los deleites y gustos de p e r t u r b a n d o la paz de la Iglesia toda.
la carne? ¡Qué vida tan á s p e r a y r i g u r o s a en tanta Sintió el divino Andrés, como era justo, tan gra-
a b u n d a n c i a y regalo; qué desnudez, desabrigo y ve mal; y no sufriéndole el corazón dejar de h a c e r
descalcez en los fríos é hielos insufribles de P o l o - de su parte cuanto fuese posible p a r a r e m e d i a r l o ,
DÍA 17 OCTUBRE 141
dejó su patria, amigos y parientes, y se fué á sufrir inauditos tormentos.» Constante oyó A n d r é s
Constantinopla á verse con el emperador y argiiir- al emperador, y mirando al cielo dijo: «No te n e -
l e d e su e r r o r y maldad. Puesto, pues, en p r e s e n - garé, Cristo y Salvador mío; no te b u r l a r é con mi
cia del e m p e r a d o r y magistrados que le asistían, confesión, no despreciaré tu imagen santa; dame
levantó la voz, diciendo: «Cruel tirano, sabe que valor, mi Dios;» y, vuelto al emperador, dijo: «Cas-
Dios es adorado y v e n e r a d o s s u s santos en las
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tiga, ¡oh emperador!, mi cuerpo, corta mis pies y
i m á g e n e s s a n t a s que nos los r e p r e s e n t a n . Si á ti m a n o s , sácame los ojos, a r r a n c a mi lengua, p o r -
te h a e n g a ñ a d o el padre del e n g a ñ o , no es razón que pronto estoy á padecer en defensa de la ima-
que por ti se pierdan tantos: yo vengo á reducirlos gen santa de Cristo J e s ú s , mi Dios y Salvador.»
y reducirte á penitencia; y si no puedo, a l o menos Tuvieron varios coloquios los dos, uno reproban-
á a n i m a r á los que valerosos se exponen al m a r - do y otro defendiendo la veneración de las santas
tirio por no obedecer t u s crueles edictos. ¿A los imágenes, hasta que, convencido y furioso, el em-
cristianos persigues? ¿Tú eres emperador c r i s - perador le mandó d e s n u d a r y azotar cruelmente
tiano? ¿Qué m á s h i c i e r a un Nerón?» A estas razo- en su presencia con cordeles y duros nervios. Des-
n e s , m á s furioso de lo que antes estaba, se volvió pués que con invicta paciencia había sufrido el
el cruel tirano contra los verdaderos católicos, y m á r t i r glorioso infinitos azotes, severo y constan-
que como tales v e n e r a b a n las santas imágenes, y te, vueltos los ojos al cruel emperador, dijo: «¡Oh
sin perdonar tormento alguno, á unos hacía a z o - emperador! Dejadas las g u e r r a s contra los bárba-
tar con d u r o s nervios, á otros s a c a r los ojos, á ros que lícitamente podías y debías emprender,
otros a r r a n c a r las l e n g u a s , á otros cortar piernas ¿has puesto todo tu ánimo y esfuerzo contra Cristo
y brazos, á otros a r r o j a r al fuego, y finalmente á y s u s siervos? ¿Y juzgas, obrando así, tener en paz
todos.quitar las vidas. Con esto, m á s encendido en tu cetro y corona? ¿Por ventura no temes el juicio
compasión y caridad divina, levantó A n d r é s m á s de Dios? ¿No sabes que te ha de pedir cuenta?» Con
la voz (por si no le había oído el tirano), diciéndo- esto se acabó del todo de enfurecer m á s el tirano,
le: «¿Por qué, ¡oh emperador!, si eres cristiano y mandando venir nuevos verdugos que estuvie-
castigas de esta m a n e r a la imagen de Cristo?» E n - sen descansados, con fuertes y duros nervios de
tonces se volvió contra él furioso, viéndose así r e - toros lo hizo segunda vez azotar tan c r u d a m e n t e ,
p r e h e n d e r , y m a n d ó que lo prendiesen. Obedecie- que á pedazos le quitaban la c a r n e , y la tierra
ron los ministros infernales, dándole tantas p u - corría a r r o y o s de su s a g r a d a s a n g r e ; y lo que
ñ a d a s , bofetadas y palos, que bastaron á mitigar m á s es de ponderar, que como todos sabían el
la ira del t i r a n o e m p e r a d o r , y así m a n d ó que le g r a n gusto que recibía el tirano emperador en ver
dejasen; y vuelto á él le dijo: «¿Cómo tienes tal padecer más y más al m á r t i r de Cristo, los verdu-
atrevimiento, que no sólo no obedeces los imperia- gos tomaban nuevas fuerzas, y los circunstantes,
les preceptos, sí que m e r e p r e h e n d e s á mí? Pero u n o s sacaban las espadas y le herían por diversas
me h a caído en g r a c i a tu denuedo, porque sigue partes, otros le tiraban piedras, y el invictísimo
la religión verdadera, haz lo que yo m a n d o , y te mártir por todos y p a r a todos pedía perdón y m i -
prometo mi gracia y perpetua amistad.» «No busco sericordia.
la gracia del e m p e r a d o r t e r r e s t r e (dijo A n d r é s ani- Tenía con razón hecho juicio el tirano que si
moso), sólo quiero la del celestial E m p e r a d o r J e - reducía á su parecer al glorioso san Andrés, c o n -
sucristo; tu amistad sea p a r a los que te siguen y seguía u n a g r a n victoria, porque flaqueando este
quieren, como tú, c o n d e n a r s e . No he s u r c a d o t a n - invencible g u e r r e r o , habían de flaquear infinitos,
tos m a r e s , dejando mi patria y cuanto tiene el y siendo glorioso mártir, habían de serlo también
mundo p a r a g a n a r tu amistad, sino p a r a g a n a r t e , infinitos con su ejemplo, como sucedió; y así p r o -
si puedo, p a r a el cielo, haciendo que vuelvas en tu bó tantear todos los vados. Mandó otra vez que
acuerdo, dando el debido culto a l a s santas imáge- cesase el rigor y volvió á las caricias, haciéndole
nes, y perdonando á los que tienes presos, porque mil ofertas, á que se resistió el fuerte y valeroso
las v e n e r a n ; y c u a n d o esto no consiga, c o n s e g u i - caballero de Cristo, con tanto valor como á los
ré á lo m e n o s u n a m u e r t e gloriosa, perdiendo la azotes y tormentos. Viendo el tirano que nada
vida á m a n o s de tu crueldad, que estoy dispuesto aprovechaba, volvió á los tormentos. Mandóle he-
á padecer constante. Y ¿qué h a r é yo en m o r i r por rir en las mejillas con piedras hasta que no le de-
quien murió por mí?» jasen diente ni muela en la boca, por vengarse de
«Por cierto, dijo riéndose el emperador, que es las palabras con que le había reprehendido su
g r a n d e tu sabiduría, pues te atreves á p e r s u a d i r crueldad. Después de este cruel tormento, lo man-
y m u d a r los á n i m o s de un e m p e r a d o r s u p r e m o , y dó poner en la cárcel, y fué enviar á ella doctor y.
tanto magistrado docto, tantas dignidades y tan maestro, porque allí predicaba y confortaba á los
venerables c a n a s como aquí m i r a s . Lo que impor- mártires de Jesucristo; y después de h a b e r c o n -
ta es que desistas de tu locura ó le p r e v e n g a s á vertido á muchos y confirmado á todos, deseaba
142 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
y a tanto ser libre de la cárcel de su cuerpo y ver- la Iglesia) por los años del S e ñ o r de 761. Escribie-
s e con Cristo, como otro Pablo, q u e provocaba al ron su vida y martirio los griegos en su Menolo-
tirano Constantino p a r a que, ó le a t o r m e n t a s e gio, Metafrastes, Lipomano, tomo vi; Surio, tomo v;
sin cesar, ó le acabase la vida y perficionase Z o n a r a s , tomo ni, Annalium histor. miscel, ex Teo-
la corona de su m a r t i r i o . Cuando ya le p a r e - phane, eí Cedreno in Compend. ann. 21; Constan-
ció al cruel y malvado e m p e r a d o r que con t a n - tini Copronimi, el Martirologio romano, y Baronio
to como había padecido se h a b r í a mudado el en s u s Anotaciones, y en el tomo ix de s u s Anales,
ánimo incontrastable del g u e r r e r o valeroso, lo año 761, n ú m . 84.
mandó s a c a r de la cárcel y t r a e r á su presencia;
pero viéndole s i e m p r e firme y constante, lo hizo SAN ERÓN, OBISPO Y MÁRTIR—A la predicación del
d e s n u d a r otra vez, y m a n d ó lo azotasen con m á s p a t r i a r c a de Antioquía, san Ignacio, debió su con-
rigor y crueldad que a n t e s , si m á s podía ser; y versión á la religión cristiana san E r ó n , que fué
obedeciendo los v e r d u g o s le dieron tantos y tan n a t u r a l de Siria. F u é ordenado de diácono por el
crueles azotes, que renovándose de los primeros mismo san Ignacio, y en la escuela de este s a n -
las llagas y heridas, e r a todo su s a g r a d o c u e r p o to, no sólo aprendió las ciencias eclesiásticas, sino
u n m a r de s a n g r e , corriendo e n t r e ella los p e d a - también hizo notables progresos en la virtud. El
zos de c a r n e por tierra; pero a u n q u e le d e s p e d a - e m p e r a d o r Trajano se llevó á san Ignacio á R o m a ,
zaban y quitaban las c a r n e s , j a m á s pudieron q u i - haciéndolo devorar por las fieras, y entonces E r ó n
tarle ni u n a m í n i m a p a r t e del tesoro de la fe que fué elegido y consagrado obispo de Antioquía, go-
en su corazón g u a r d a b a . b e r n a n d o con m u c h o celo aquella iglesia por e s -
Cansado ya el tirano de herirle y a t o r m e n t a r - pacio de veinte años, m u r i e n d o al fin martirizado
le, se confesó vencido de la constancia del i n - en la misma ciudad el año 136 de Jesucristo.
victo m á r t i r , y así d i o contra él la sentencia de
m u e r t e m a n d a n d o le atasen por los pies con fuertes SANTA MAMELTA, MÁRTIR—Era n a t u r a l de P e r s i a y
c u e r d a s , y que le a r r a s t r a s e n por la ciudad, vivió en este país e n t r e g a d a á las supersticiones
dando vueltas á todas las calles y plazas públicas, del p a g a n i s m o . Sin e m b a r g o , su vida a r r e g l a d a y
y en llegando al l u g a r donde morían a f r e n t o - las bellas disposiciones de su corazón hacían que
s a m e n t e los m a l h e c h o r e s , allí fuese arrojado y ya antes de conocer la religión cristiana p e r t e n e -
m u e r t o , dejándole e n t r e ellos p a r a que no p u - ciese su espíritu al cristianismo á c a u s a de la i n -
diese su cuerpo santísimo ser venerado de los clinación q u e profesaba á la verdad y á las doctri-
cristianos. Todo por su orden fué ejecutado, y pa- n a s s a n a s . Efectivamente, Dios quiso p a r a sí a q u e -
sando por u n a plaza, un pescador, instigado sin lla a l m a tan buena, y enviándola cierto día u n
d u d a del demonio, dejó los peces que vendía y co- ángel, la iluminó con la divina revelación, y por
rrió al santo m á r t i r , y de un golpe que le d i o con medio del mensajero la hizo decir q u e dejase el
u n a cuchilla le cortó un pie, con q u e acabó fe- culto de los ídolos y abrazase el del Dios v e r d a d e -
lizmente la c a r r e r a y la vida, volando su s a c r a - ro. Gozosa entonces Mamelta y fiel al celestial
tísima alma á los cielos á ser colocada en el coro m a n d a t o , se convirtió á la fe de Jesucristo, recibió
de los espíritus s o b e r a n o s é invencibles m á r t i r e s , el a g u a s a n t a del bautismo y empezó á practicar
dándole todos mil parabienes de tan glorioso públicamente la ley de Dios. Los paganos y genti-
triunfo, como h a b í a alcanzado del tirano e m p e - les se mofaron al principio de ella, luego empeza-
r a d o r Constantino Coprónimo. Su cuerpo san- ron á m a q u i n a r contra su vida, y al fin la a p e d r e a -
tísimo fué arrojado en el lugar inmundo de los ron y la arrojaron á un profundo lago, en el cual
m a l h e c h o r e s , y expuesto mucho tiempo á ser entregó alegre su espíritu al Señor y consiguió la
despedazado y comido de las fieras. Mas no s u - corona del m a r t i r i o .
cedió así como deseaba el tirano; p o r q u e l l e g á n -
dose doce h o m b r e s poseídos del demonio á aquel LOS SANTOS VÍCTOR, ALEJANDRO, Y MARIANO, MÁRTIRES.
l u g a r , y tocando c a s u a l m e n t e el cuerpo glorioso — F u e r o n de Asia, y se cree que m u r i e r o n m a r t i -
que Dios c o n s e r v a b a allí, m i l a g r o s a m e n t e defen- rizados en Antioquía d u r a n t e la persecución del
dido de aves y fieras, al i n s t a n t e q u e d a r o n s a n o s e m p e r a d o r Decio.
y libres de la opresión de los demonios, que m u -
cho tiempo había q u e los a t o r m e n t a b a n , con que, SAN FLORENTÍN, Ó FLORENTINO, OBISPO Y CONFESOR —
confesando á voces el milagro, conocieron al santo Nació en las Galias, y se educó en medio de u n a
mártir; y dando c u e n t a á los piadosos católicos, familia que no le d i o m á s que ejemplos de virtud
lo sacaron de allí y dieron honorífica s e p u l t u r a en y santidad. El Señor le preparó y a en su infancia
u n lugar, llamado Crisis, donde está y o b r a Dios con las benéficas bendiciones del cielo, h a c i é n d o -
por él infinitos milagros. F u é su gloriosa m u e r t e le p r o g r e s a r e x t r a o r d i n a r i a m e n t e en los caminos
y martirio á 17 de octubre (día en que le celebra de la perfección y en el estudio de las s a g r a d a s
DÍA 18 OCTUBRE 143
letras. Su espíritu, siempre dócil á las inspiracio- de parecer que san Lucas fué compañero de Cleo-
nes del cielo, se inclinó al estado eclesiástico, y fás, y uno de los discípulos que el día de la r e s u -
fué ordenado por san Agricio, obispo de Oranges, rrección iban á E m a ú s , cuando en traje de p e -
en F r a n c i a , que floreció en tiempo del segundo regrino se les apareció el Señor, y otros traen
concilio de Orleáns. M u e r t o este santo obispo a l g u n a s razones y conveniencias para probar esto;
Florentín, que se había captado el aprecio y la y á mi parecer no están tan fundadas, que por ellas
admiración de todos, fué aclamado pastor de la se pueda tener por cierto. Antes san Ireneo, Tertu-
diócesis de O r a n g e s por todo el clero y pueblo liano, Eusebio, san Jerónimo, san Agustín, D o r o -
reunidos; fué el XXIII prelado de aquella iglesia, teo, Beda y Pedro Damián dicen que san Lucas no
y después de h a b e r l a gobernado y dirigido s a n t a - fué de los setenta y dos discípulos. Y si se p o n -
m e n t e , adornado de esclarecidas virtudes, des- deran bien las palabras que el mismo san Lucas
cansó en dichosa paz á fines del siglo V. hablando de sí dice en el principio de su E v a n -
gelio, fácilmente se e c h a r á de ver que le escribió,
SAN VÍCTOR, OBISPO Y CONFESOR-Fué natural de Ita- no como testigo de vista, sino de oídas, y como le
lia; pasó s u s p r i m e r o s a ñ o s en la soledad e s t u - informaron los que desde el principio fueron d i s -
diando las s a n t a s E s c r i t u r a s y ejercitándose en la cípulos del Señor. Lo cierto y sin duda es que san
penitencia y devoción. El venerable Beda, en su Lucas fué compañero de san Pablo en sus trabajos
libro de Ratione temporum, le llama varón s a n t í - y peregrinaciones, y que fué señalado para esto
simo y doctísimo, y dice que floreció d u r a n t e el de las iglesias. Y así el mismo san Pablo, e s c r i -
siglo VI. El c a r d e n a l Baronio en s u s Anotaciones biendo á su discípulo Timoteo, le dice: «Lucas
al Martirologio romano escribe q u e vivió bajo el sólo está conmigo.» Y á los colosenses: «Salúdaos
reinado del e m p e r a d o r J u s t i n i a n o . Consagrado Lucas, mi m u y amado.» Y á los de Corinto: «Con
obispo de Capua, se dedicó sin descanso á la i l u s - Tito (dice) os enviamos á nuestro h e r m a n o ( e n -
tración de los fieles, y escribió varios tratados tendiendo á san Lucas), que tiene loa en el E v a n -
tocantes á la disciplina y costumbres. Confutó el gelio por todas las iglesias, y no sólo hay en él
ciclo pascual de Victorino de Aquitania, y publicó esto, sino que está señalado de las iglesias p a r a
otro que fué revisado y aprobado en el cuarto que sea compañero de nuestra peregrinación.» Y
concilio de O r l e á n s , celebrado en el año 463. Su así es de creer que san Lucas trabajó y padeció
sabiduría le colocó en el n ú m e r o de los oráculos m u c h o en la predicación del sagrado Evangelio,
de su tiempo, lo cual, junto á su eminente s a n - y que fué particionero de las g r a n d e s fatigas,
tidad, hizo que su n o m b r e fuese m u y r e v e r e n c i a - molestias, incomodidades y persecuciones que pa-
do en toda la Iglesia. El cardenal Baronio cree deció san Pablo cuando iba a l u m b r a n d o el m u n d o
que Víctor m u r i ó s a n t a m e n t e en Capua por los con la doctrina del cielo. Aunque no fué san Lucas
años de 560. luego al principio compañero de san Pablo, sino
pasado algún tiempo, y cuando el santo apóstol lle-
SANTA ANSTRÜDIS, YIRGEN Y ABADESA-Murió en 688. gó á u n a ciudad marítima de Asia, llamada Troade,
como lo significa san Ireneo. Escribió san Lucas
Día 18 su sagrado Evangelio en griego, en estilo elegante
p a r a e n s e ñ a r á los griegos, á quienes san Pablo
SAN LUCAS, EVANGELISTA.—El glorioso evangelista predicaba, como san Mateo había escrito su Evan-
san L u c a s fué n a t u r a l de la ciudad de Antioquía, gelio en hebreo p a r a los hebreos, y san Marcos el
hijo de padres nobles y ricos, y desde su niñez in- suyo en latín (á lo que parece á algunos autores)
clinado al estudio de las b u e n a s letras y de toda p a r a los romanos y latinos, donde escribió. Y el
virtud. E s g r a n señal de su honestidad el h a b e r mismo san Pablo es de creer que d i o noticia a s a n
perseverado virgen toda su vida. En la elocuencia Lucas de m u c h a s cosas de las que escribe en su
y en las d e m á s ciencias puso m u c h o cuidado, y Evangelio. Y por esto dice san Jerónimo que a l -
más p a r t i c u l a r en la m e d i c i n a , la cual ejercitó, gunos fueron de parecer que cuando el Apóstol
y san Pablo le llama médico carísimo. También dice en s u s epístolas: Juxta Evangelium meum:
aprendió el a r t e de pintar, no por hacer oficio y Según mi Evangelio, que habla del Evangelio que
tener n o m b r e de pintor, sino (como es de creer) escribió san Lucas, porque san Lucas le había
p a r a saberla y o c u p a r s e en ella a l g u n o s ratos, y aprendido de él y le había escrito, informado del
pasar el tiempo h o n e s t a m e n t e . Orígenes, Epifanio, mismo apóstol y en su compañía. Pero, no sola-
san Gregorio y Simeón Metafrastes dicen que fué mente san Lucas fué enseñado del apóstol san
uno de los setenta y dos discípulos que el Señor Pablo p a r a escribir el Evangelio, sino también de
(demás de los apóstoles) envió á predicar su Evan- Jos otros apóstoles, y especialmente de la s a c r a t í -
gelio, como lo refiere el mismo san L u c a s . A l g u - sima virgen María, nuestra Señora, con la cual
nos de estos a u t o r e s , y Teofilato y Nicéforo, son parece que tuvo m u c h a familiaridad, y de ella fué
144 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
m u y favorecido, y supo los sagrados y secretos y que allí acabó su vida, y Glicas és también de
misterios de la encarnación del Verbo eterno este p a r e c e r .
en s u s e n t r a ñ a s , la visitación de s a n t a Isabel, E n t r e las otras cosas m e m o r a b l e s y dignas de
la santificación, gozo y saltos del niño J u a n en veneración que hizo el bienaventurado evangelis-
el vientre de su m a d r e , el nacimiento del Señor ta san Lucas, fué u n a pintar l a s i m á g e n e s de Cris-
en Belén, su circuncisión y la presentación en el to, nuestro Salvador, y de la sacratísima Virgen,
templó, y todos los otros misterios que sólo san su m a d r e , y r e t r a t a r l a s m u y al vivo, y dejarlas á
L u c a s escribe en su Evangelio, y sola la que era la Iglesia católica p a r a consuelo de todos los fieles;
m a d r e y había sido testigo y t a n t a parte en ellos las cuales i m á g e n e s fueron s i e m p r e tenidas en
los sabía y se los podía d e s c u b r i r . Demás del g r a n d e estima y reverenciadas con g r a n devoción.
sagrado Evangelio escribió san L u c a s otro libro, La de la Virgen, que pintó san Lucas, hoy día
que se llama los Hechos apostólicos, en el cual, está en R o m a , en la basílica de Santa M a r í a la
comenzando desde la subida á los cielos del Mayor, y el S e ñ o r ha obrado m u c h o s milagros
Salvador, y tratando de la venida del Espíritu por ella. Murió san L u c a s á 18 de o c t u b r e , en que
Santo, escribe la predicación de los apóstoles, los la Iglesia celebra su fiesta. Sus s a g r a d a s reliquias
milagros que hicieron, las contradicciones que con las de san A n d r é s y san Timoteo, m á r t i r , fue-
tuvieron de los judíos, las costumbres con que ron llevadas á Constantinopla, donde el e m p e r a -
los cristianos de la primitiva Iglesia vivían, la dor Constancio, hijo del g r a n Constantino, les e d i -
m u e r t e de san Esteban, la conversión de san P a - ficó u n suntuoso templo; y después, a n d a n d o el
blo, como Herodes m a n d ó degollar á Santiago el tiempo, el c u e r p o de san L u c a s se trasladó á la
Mayor y p r e n d e r á san P e d r o , y el Señor le libró. ciudad de P a d u a , donde a h o r a está, como lo dice
F i n a l m e n t e , siendo ya san L u c a s compañero de el Martirologio romano, a u n q u e la cabeza y u n
san Pablo, va contando su peregrinación, sus tra- brazo de este s a g r a d o evangelista se m u e s t r a n y
bajos, s u s persecuciones, de que no pequeña parte reverencian en R o m a en la iglesia de san P e d r o .
le cupo al s a g r a d o evangelista, h a s t a que llegaron De san L u c a s escriben todos los martirologios;
á Roma, donde estuvo dos a ñ o s san Pablo preso, Eusebio, san J e r ó n i m o , san Agustín, Isidoro, Me-
y allí pone fin y r e m a t a - s u libro. Dejando al g l o - tafrastes, Nicéforo y todos los que h a n escrito c o -
rioso apóstol en R o m a , volvió san L u c a s á O r i e n - m e n t a r i o s s o b r e los'Evangelios.
te; y habiendo ilustrado con su presencia la p r o - (P. Ribadeneira.)
vincia de África, pasó á Egipto y á la superior
Tebaida, y de allí á la inferior, donde fué obispo, SAN JULIÁN, ERMITAÑO Y CONFESOR—Vivía en el s i -
y convirtió g r a n n ú m e r o de gentiles á la fe de J e - glo IV, y estaba dotado de tan s i n g u l a r p r u d e n c i a
sucristo, n u e s t r o Señor. Allí estuvo m u c h o s a ñ o s , y sabiduría, que le llamaban s u s contemporá-
ordenó sacerdotes y consagró obispos, y enviólos neos Sabas, que en idioma siríaco es lo m i s m o
á predicar por diversas p a r t e s . Derribó ídolos, l e - q u e anciano. Muchos años había pasado en u n a
vantó altares, edificó templos al Señor, y con su sombría y h ú m e d a cueva, j u n t o á la ciudad de
vida y predicación santísima toda aquella p r o v i n - Edesa, c u a n d o se retiró á vivir solo en la Arabia.
cia, de u n a tierra y e r m a y estéril, se convirtió en Sus ejercicios principales e r a n la oración y m e -
un jardín amenísimo, lleno de plantas celestiales ditación continua, añadiendo á esto la m á s r i g u -
y divinas. Y habiendo gastado en estas s a n t a s y r o s a penitencia. Sabido es q u e J u l i a n o Apóstata
fructuosas ocupaciones su vida, y llegado á la edad m u r i ó en Persia, y el santo e r m i t a ñ o tuvo u n a
de ochenta y cuatro años (como escribe san J e r ó - visión que le reveló aquel acontecimiento tan
nimo), d i o su bendita a l m a al Señor en Bitinia; y importante p a r a la paz de la Iglesia. M u c h o tuvo
á lo que se saca del mismo santo doctor, y de I s i - que sufrir Julián de los a r r í a n o s en tiempo del
doro, Metafrastes y otros a u t o r e s , m u r i ó de su e m p e r a d o r Valente, lo que obligó al santo á dejar
m u e r t e n a t u r a l . Verdad es que san Gregorio N a - su soledad, dirigiéndose á Antioquía p a r a confun-
cianceno da á e n t e n d e r que fué m á r t i r , y lo mismo dir á los herejes. F u e r o n m u c h o s los prodigios
san Paulino, obispo de Ñola, en dos versos, que que obró en esta ciudad, y m u c h a s también las
dicen: p r u e b a s de su catolicismo, h a s t a que por último
se retiró á s u soledad, i n s t r u y e n d o allí á los que
Hic pater Andreas, et magno nomine Lucas, se h a b í a n puesto bajo su dirección, y entregando
Martyr, et illustris sanguine Nazarius. su espíritu al Criador. San J u a n Crisóstomo habla
con g r a n d e elogio de este santo llamándole h o m -
Y san Gaudencio, obispo de Bresa, siente lo m i s - bre de prodigios.
mo. Y Nicéforo Calixto, no solamente dice que fué
mártir; pero escribe el género del martirio con SAN ASCLEPÍADES, OBISPO Y MÁRTIR—Fué sucesor
que fué martirizado, y que le colgaron de u n olivo, de san Serapión en la silla episcopal de A n t i o -
DÍA 19 OCTUBRE 145
quía, siendo consagrado el año 211. D i o glorioso ría de Sanabria y Maldonado. En su niñez d e s -
testimonio de la fe de Jesucristo, d e r r a m a n d o su mentía la edad con su cordura y devoción, porque
s a n g r e por su confesión d u r a n t e el reinado de los á los cuatro años se retiraba al oratorio de su casa
e m p e r a d o r e s Caracala y Macrino, muriendo dego- á rezar las oraciones que sus padres le habían en-
llado en la m i s m a ciudad de Antioquía el año 219. señado. Cobró g r a n d e afecto á la Reina de los á n -
geles, y rezábala el rosario hincado de rodillas,
Su c u e r p o , e n t e r r a d o por los cristianos, fué víncu-
lo de g r a n d e s portentos p a r a la Iglesia de Dios. y con el misterio de su concepción purísima tenía
especial devoción. En sabiendo leer luego se afi-
SAN JUSTO, MÁRTIR—Nació en el territorio de Beau- cionó á los libros devotos y desechó los profanos,
vais, de padres cristianos, que supieron a r r a i g a r y no pocas veces se retiraba á considerar lo que
en su tierno corazón tan profundamente los p r i n - había leído. Hizo u n cuaderno de papel en forma
cipios y las m á x i m a s del cristianismo, que, sien- de libro, que traía siempre consigo, y aquí a p u n -
do aún m u y niño, confundió con su valor y cons- taba las sentencias notables de los santos que e n -
tancia á los mismos paganos. Apenas había c u m - contraba, p a r a meditarlas y considerarlas m u c h a s
plido Justo los n u e v e a ñ o s , fué preso y llevado á veces. Cuando faltaba de su casa le hallaban en
la presencia del g o b e r n a d o r Ricciovaro, el cual, la iglesia, en la cual gastaba m u c h o s ratos m e d i -
después de h a b e r agotado todos los r e c u r s o s huma- tando en la pasión de Cristo con g r a n d e t e r n u r a
nos para h a c e r l e r e n e g a r de la religión cristiana, y lágrimas; y en u n a ocasión le hallaron a r r e b a -
le condenó á ser decapitado, c u y a sentencia se tado en espíritu y levantado en el aire. Hizo pacto
ejecutó el año 306, r e i n a n d o Diocleciano. con s u s ojos, como el santo Job, de no m i r a r ros-
tro de mujer, y p a r a cumplirlo a n d a b a siempre
con los ojos bajos, con que pudo conservar la
SANTA TRIFONÍA.—Esta s a n t a era esposa del b á r -
preciosa joya de la virginidad, sin que se la roba-
baro e m p e r a d o r Decio, que tanta s a n g r e hizo
sen los ladrones que suelen e n t r a r por los ojos á
d e r r a m a r e n t r e los cristianos. Convirtióse á la
robarla cuando el a l m a se sale por ellos, como otra
religión de Jesucristo, y la instruyó en la fe un sa-
Dina, á ver las mujeres de su región. Habiendo
cerdote r o m a n o , llamado Justino, que también la
estudiado la gramática, fué á la universidad de
bautizó. Al día siguiente de h a b e r recibido este
Salamanca para estudiar retórica, dialéctica y l ó -
s a c r a m e n t o , Dios la llamó á sí, y m u r i ó santamen-
gica; y a u n q u e aprovechaba m u c h o en las letras
te en la m i s m a ciudad de R o m a , siendo sepultada
con su vivo ingenio y aplicación, aprovechaba
en u n a cueva j u n t o al sepulcro del m á r t i r san
m u c h o m á s en las virtudes, y e r a tan conocida
Hipólito. Su dichoso tránsito sucedió á mediados entre los estudiantes de la universidad su modes-
del siglo III. tia y compostura, que si tal vez estaban algunos
en conversación poco decente, en viéndole venir
SAN ATEN0D0R0, OBISPO Y MÁRTIR.-Fué h e r m a n o de decían: «El de Alcántara viene, m u d e m o s de p l á -
san Gregorio T a u m a t u r g o y consagrado obispo de tica.» Preveníase con oración y devotos ejercicios
Neocesarea. Asistió al concilio de Antioquía con- contra las tentaciones del demonio, que empezaba
t r a Pablo de Samosata, en el cual se distinguió ya á h a c e r l e cruel g u e r r a , á q u e añadíadisciplinas,
por su eminente sabiduría y noble celo por la cilicios, a y u n o s y otras asperezas, deseando salir-
pureza de la doctrina católica. Después de h a b e r se presto del m u n d o que veía lleno de lazos, y p i -
brillado en la Iglesia como un astro de p r i m e r a diendo á Dios que le mostrase el camino de su vo-
magnitud, fué martirizado d u r a n t e la persecución luntad; lo cual hizo el Señor, revelándole que se
del e m p e r a d o r A u r e l i a n o el año 233. e n t r a s e en la religión del seráfico padre san Fran-
cisco, porque en ella se quería servir de él.
SAN MOÑÓN, MÁRTIR.—Escocés; a n a c o r e t a asesina-
do en el siglo VII. Entró en la orden seráfica, siendo de edad de
diez y seis años, en la custodia de E x t r e m a d u r a ,
Día 19 que después se llamó provincia de San Gabriel,
en el convento recoleto de los Manjarretes, u n a
SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, CONFESOR Y FUNDADOR-En legua de Valencia de Alcántara. Caminando al
la villa de Alcántara, que a n t i g u a m e n t e se llamó monasterio p a r a tomar el hábito, confirmó Dios
Norba Cesárea, y perteneció á Lusitania, y hoy es su vocación con un r a r o prodigio, porque llegando
de la provincia de E x t r e m a d u r a y cabeza de la orden al río Tiétar, que no podía vadearse, como no ha-
militar de loscaballeros de Alcántara, nació de pa- llase barquero que le pasase de la otra parte, se
dres nobles y virtuosos san P e d r o de Alcántara, entristeció s o b r e m a n e r a y empezó á rogar á Dios
ejemplo de espantosa penitencia y varón d e a l t í s i m a que no permitiese se le embarazase ó dilatase el
contemplación, el año del Señor de 1499. Su padre cumplimiento de s u s deseos, y luego se sintió lle-
fué el jurisconsulto Garabito, y su m a d r e D." M a - var sobre las a g u a s , sin ver ni entender quién le
TOMO IV 19
146 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
llevaba, y se halló á la otra orilla con los pies Siendo de solos veinte años, le enviaron s u s pre-
enjutos, dando gracias á Dios por tan singular fa- lados con otros religiosos á fundar el convento de
vor. En vistiendo el hábito de san Francisco se Badajoz, y le hicieron superior de los demás;
vistió del espíritu humilde, pobre y penitente de la p r u e b a g r a n d e de su m u c h a santidad, pues no re-
seráfica religión; y no es fácil decir la vida a n g é - p a r a r o n en su poca edad ni en que no era sacer-
lica y celestial que comenzó á h a c e r , a d e l a n t á n - dote para hacerle prelado y fundador de u n nuevo
dose al empezar el camino de la perfección á m u - convento; a n t e s les pareció el más á propósito
chos que lo acababan. Echó un profundo cimiento p a r a que se fundase en fervor y espíritu verdade-
de humildad para levantar sobre él un alto y fir- ro. Los años siguientes le m a n d a r o n s u s s u p e r i o -
me edificio de santidad; afligía su cuerpo con tan- r e s recibir los sacros órdenes h a s t a el sacerdocio,
tas penitencias como si castigara g r a v e s culpas el con m u c h a r e p u g n a n c i a suya; p o r q u e como tenía
que no había perdido, según se cree, la gracia tan bajo concepto de sí, y tan alto de la dignidad
bautismal; mortificaba s u s sentidos sin permitirles sacerdotal, deseaba no subir á ella, y admitióla
j a m á s el m e n o r alivio; olvidábase de s u s padres, obligado de la obediencia. Decía la misa con tanta
h e r m a n o s y parientes como si fuera otro M e l q u i - devoción y l á g r i m a s , que las hacía d e r r a m a r á
sedech, sin padre, ni m a d r e , ni genealogía; su pu- s u s oyentes, y m u c h o s se compungían de sólo
reza era de ángel, su fervor de novicio, como lo verle celebrar; de m a ñ e r a que h a c í a m á s fruto
era; su aprovechamiento de muy antiguo, su r e n - con u n a misa que otros predicadores con u n ser-
dimiento de un niño de pocos años, y su prudencia món fervoroso. Deseaba el provincial de su cus-
de un anciano de m u c h a s c a n a s y experiencias, y todia, que era el siervo de Dios F r . F r a n c i s c o
finalmente su vida un ejemplar de toda virtud y F r e n e g a l , h a c e r l e predicador, esperando que se
un espejo de toda santidad, en que los religiosos había de seguir á Dios m u c h a gloria y á las a l m a s
tenían m u c h o que a p r e n d e r y que a d m i r a r . m u c h o provecho; m a s deteníase j u z g a n d o que no
En profesando le pareció que h a s t a allí no h a - podía ejercitar este ministerio con fundamento,
bía comenzado á servir á Dios y que era m e n e s t e r por no h a b e r estudiado la s a g r a d a teología. Suce-
empezar de nuevo, y se decía m u c h a s veces á sí dió q u e , estando j u n t o s los religiosos con el pro-
mismo lo de san B e r n a r d o : «¿A qué h e venido á vincial tratando de m a t e r i a s espirituales, llegando
la religión? ¿Qué es lo que hago? ¿Cómo se m e pa- á un punto delicado, y habiendo dicho los d e m á s
san los días y los a ñ o s sin dar un paso adelante lo que les parecía, m a n d ó el provincial al santo
en el camino de la perfección, debiendo cada día que él también dijese su sentir en aquella m a t e -
y cada h o r a a d e l a n t a r m e en este camino en que ria. E x c u s ó s e el santo con su falta de letras e s c o -
me h a puesto el Señor?» De esta m a n e r a , conside- lásticas, que e r a n n e c e s a r i a s p a r a explicar aquel
r a n d o cada día, como si fuera el primero de su punto; m a s por voluntad de Dios, q u e quería d e s -
conversión, corría y se a p r e s u r a b a p a r a adquirir c u b r i r la sabiduría de san Pedro, como a n t i g u a -
a l g u n a virtud el que en su concepto no tenía nin- mente la de san Antonio de P a d u a , p a r a ponerle
g u n a , y en la estimación de los d e m á s las tenía en el candelero de la predicación, le obligó el pre-
todas en alto g r a d o . Parecióles á los religiosos lado á q u e hablase, y él lo hizo con tanto acierto,
q u e Dios había traído á Pedro á su casa p a r a agudeza, espíritu, propiedad de términos y p a l a -
g r a n d e a u m e n t o de la n u e v a recolección que e n - bras, que el prelado le m a n d ó que sin falta predi-
tonces se empezaba á plantar, y así, después que case y no sepultase el talento que Dios le había
se h u b o ejercitado por a l g ú n tiempo con m a r a v i - dado p a r a bien de m u c h a s a l m a s . En lo r e s t a n t e
lloso ejemplo de humildad y caridad en los oficios de su vida corrió por m u c h a s ciudades, villas y
h u m i l d e s del convento, le fueron ocupando s u s l u g a r e s , especialmente de la provincia de E x t r e -
prelados en cosas m a y o r e s , p a r a q u e lograse m a d u r a , haciendo g r a n d e fruto por su p r e d i c a -
como buen siervo con los m u c h o s talentos que el ción, sacando i n n u m e r a b l e s pecadores de las g a -
Señor le había e n t r e g a d o . Vivían los frailes con r r a s del demonio, y haciendo r a r í s i m a s c o n v e r -
g r a n d e rigor de observancia y fervor de vida, y siones y m u d a n z a s en las p e r s o n a s con q u i e n e s
con la e n t r a d a dei santo empezó á resplandecer trataba; porque s u s p a l a b r a s e r a n m u y eficaces,
m á s su virtud y á e c h a r mayores r a y o s su s a n t i - pero m á s eficaces s u s obras, y sólo verle hecho
dad, de que atraídos m u c h o s religiosos venían de u n retrato de la penitencia bastaba por s e r m ó n ,
varias provincias de la orden seráfica á la n u e v a cuanto m á s mudo m á s elocuente p a r a a b l a n d a r
custodia donde eran recibidos, por virtud de u n los m á s endurecidos pecadores. Al e n t r a r en las
breve de León X; con que en poco tiempo se l l e - ciudades apareció tal vez un astro resplandecien-
naron cuatro conventos que entonces tenía la cus- te, como avisando al pueblo de la n u e v a luz q u e
todia, y se fundaron otros m u c h o s , debiéndose venía á a l u m b r a r l e , y estando predicando se v i e -
principalmente todo este a u m e n t o á la santidad, ron estrellas sobre su cabeza.
celo y diligencia de san Pedro de Alcántara. En las p a r t e s donde predicaba h a c í a fabricar
DÍA 19 OCTUBRE 147
c r u c e s de m a d e r a , y llevándolas él sobre sus hom- tiese n i n g u n a excusa, y á él, que no resistiese á la
bros, a c o m p a ñ a d o de m u c h a gente en forma de pro- voluntad de Dios. Luego empezó á ejercitar su ofi-
cesión, los colocaba por sí mismo en lugares emi- cio como se podía desear; era consigo riguroso y
n e n t e s y c u m b r e s de los montes para que fuesen severo, con los demás blando y amoroso; á todos
vistas de m u y lejos, y adorado el Señor en ellas. tenía por buenos y santos; á sí sólo por malo y
En S i e r r a de Gatas fabricaron u n a cruz tan g r a n - pecador; p a r a sí no buscaba nada, y atendía á las
de, p a r a que pudiese ser vista en aquella altura, necesidades de todos; á los ancianos trataba como
que doce h o m b r e s de m u c h a s fuerzas a p e n a s la á padres, á los mancebos como á hijos, y á ningu-
podían levantar; pero el santo, sin permitir que no m i r a b a como á inferior, y con eso no se dejaba
nadie le ayudase, la tomó en s u s h o m b r o s y subió servir de ninguno; parecíale que ser primero en
por la sierra, parte del camino hincado de r o d i - u n a comunidad religiosa es tener obligación de
llas, h a s t a que la colocó en la eminencia, dando el ser primero en la humildad, caridad, mortificación
espíritu m á s que de g i g a n t e prodigiosas fuerzas al y en las otras virtudes, y que la cabeza en este
cuerpo ñaco y debilitado con los a y u n o s y pe- cuerpo no tiene más diferencia de los otros miem-
nitencias. En S i e r r a M o r e n a llevó y colocó de bros que estar en lugar m á s eminente p a r a ver y
la m i s m a m a n e r a otra cruz, compuesta de dos atender con solicitud á las necesidades de todos.
pinos, que veinte h o m b r e s no pudieran s u b i r Visitaba á pie y descalzo los conventos de su p r o -
veinte pasos, y el santo la subió solo, por u n des- vincia p a r a alentar á sus subditos en la observan-
peñadero en que un h o m b r e sin embarazo sube cia y adelantarlos en la perfección, para lo cual
con m u c h a dificultad y peligro. Predicando por los ejercitaba y p r o b a b a con caridad y prudencia,
los confines de E x t r e m a d u r a llegó á A l c á n t a - s e g ú n la capacidad de cada uno; á los fervorosos
r a , y a u n q u e dice Cristo que n i n g u n o es profeta m a n d a b a cosas a r d u a s por hacerlos c o r r e r á l a r -
acepto en s u patria, quiso que san P e d r o fuese gos pasos en la virtud, y á los flacos cosas fáciles
excepción de esta regla; porque fué en ella m u y por s a c a r de cada uno lo que podía. Tenía m u y par-
venerado y cogió no m e n o s fruto que en las de- ticular cuidado de los enfermos, y se informaba si
m á s partes donde s e m b r ó la p a l a b r a de Dios, y los g u a r d i a n e s cuidaban de proveerlos de todo lo ne-
m u c h o s de s u s parientes se hicieron religiosos cesario, y si hallaba á algún g u a r d i á n remiso en
y tomaron su mismo hábito, y p a r t i c u l a r m e n t e esto le castigaba con severidad diciendo: «No puedo
u n sobrino s u y o , llamado Antonio Maldonado, h a l l a r excusa n i n g u n a en el prelado que falta á la
e n t r a n d o en la provincia de San Gabriel, fué en caridad.» Las medicinas que el médico ordenaba,
la penitencia y d e m á s v i r t u d e s u n vivo retrató de por exquisitas y preciosas que fuesen, quería que
su santo tío y p a d r e espiritual, y m u r i ó con g r a n - se trajesen, a u n q u e p a r a ello fuese necesario em-
de fama de santidad. A l g u n a s s o b r i n a s s u y a s t r o - p e ñ a r los o r n a m e n t o s de la iglesia, que es m u y
caron el siglo por la religión, y resplandecieron digno de notar en u n santo tan pobre, p a r a que se
en virtudes y milagros; y los parientes que q u e - vea como no se oponen entre sí las virtudes, ni con-
daron en el siglo, vivían como religiosos, con h á - tradice la caridad á la pobreza. No se contentaba
bito de seglares: tanto fué el fruto que sacó con con velar sobre los s u p e r i o r e s y enfermeros p a r a
sus ejemplos y p a l a b r a s . V o l a b a s u fama por todas que cuidasen de los enfermos; él mismo les hacía
partes, y no cabiendo en Castilla, llenó también á las camas, barría la enfermería, limpiaba los v a -
P o r t u g a l , á donde fué llamado del rey y la r e i - sos i n m u n d o s , y ejercitaba los demás oficios con
na, que deseaban verle y hablarle; y fué tanto el s i n g u l a r a m o r y edificación. E x h o r t a b a á s u s r e -
provecho que e x p e r i m e n t a r o n con su trato y c o n - ligiosos á todas las virtudes, y especialmente á
versación, que desearon se q u e d a s e en su corte y que tuviesen paz y a m o r e n t r e sí; y decíales
palacio; m a s no se lo pudieron p e r s u a d i r , p o r q u e m u c h a s veces: «Paz y amor, hijos míos, son los
le parecía, según el dicho de Cristo, hablando del brazos fuertes del alma, con que granjea las v i r -
Bautista, que no dice bien el vestido áspero con tudes y se defiende de los vicios.» E n c a r g á b a l e s
las cortes y palacios de los reyes, donde viven los m u c h o que h u y e s e n de la m u r m u r a c i ó n , polilla
que visten delicadamente; y así se volvió á Casti- de todas las b u e n a s o b r a s , y que si tenían mil r a -
lla á su provincia, de donde solía ir u n a vez cada zones para j u z g a r mal de uno, buscasen u n a p a r a
año á Lisboa, á r u e g o s del rey de P o r t u g a l y de j u z g a r bien; porque con la caridad puede m á s esta
la infanta D . María, su hija, y la princesa doña
a
sola que aquellas mil. F i n a l m e n t e , en todas las
Isabel. cosas se mostraba el santo provincial vigilante
Habiendo sido g u a r d i á n de a l g u n o s conventos pastor, cuidadoso prelado y amoroso padre. F u n d ó
de su provincia, fué elegido provincial, y a u n q u e en el tiempo de su provincialato diversos conven-
él, postrado delante del capítulo, procuró con l á - tos, y con nuevos estatutos que hizo, acomodados
g r i m a s , razones y súplicas e x c u s a r s e , no pudo, á la necesidad presente, redujo la provincia de
p o r q u e todos á u n a voz dijeron que no se le admi- San Gabriel á mayor observancia y rigor de vida
148 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
del que antes tenía. En acabando su gobierno santidad hipocresía; pero n u n c a se conoció mejor
fué llamado á Portugal con un compañero, y ayu- su santidad que e n t r e tantas persecuciones, las
dó al siervo de Dios F r . Martín de Santa M a r í a , cuales venció con paciencia y humildad, y con la
religioso observante de la provincia de Cartagena, confianza en Dios. F u n d ó su p r i m e r convento
á la fundación de la provincia de la A r r a b i d a , y c e r c a del Pedroso, como diez leguas de P l a s e n c i a ,
en esta s i e r r a hicieron los t r e s , y otros que los trayendo él mismo con s u s c o m p a ñ e r o s los m a t e -
imitaron, vida anacorética por algún tiempo, r e - riales. Todo el ámbito del convento, medido por
sucitando los ejercicios de la Tebaida y Egipto, y la p a r t e de afuera, tenía de largo treinta y dos pa-
haciendo volver al m u n d o , después de tantos s i - sos, y de a n c h o veintiocho. Dentro de esta cer-
glos, á los Antonios é Hilariones. Luego se fun- ca había u n a iglesia con su capilla m a y o r , q u e
daron a l g u n o s conventos, y san Pedro fué g u a r - dividía u n a reja de m a d e r a : en la capilla m a y o r
dián y maestro de novicios del convento de Pallaes, cabía el sacerdote que decía misa y el a y u d a n t e ;
y plantó su espíritu en los que fueron después las si e n t r a b a otro, e m b a r a z a b a : el cuerpo de la i g l e -
columnas de aquella religiosísima provincia, que sia era proporcionado á la capilla. Había también
sustentaron en s u s h o m b r o s la observancia y san- celdas, refitorio, cocina, claustro, y las otras ofi-
tidad de ella. Dejando asentada la provincia de la cinas n e c e s a r i a s ; y n a d a de esto había, p o r q u e las
A r r a b i d a , se volvió, por m a n d a d o de su provincial, celdas a u n eran e s t r e c h a s p a r a s e p u l t u r a s , la
á la provincia de San Gabriel, de la cual por iglesia a p e n a s podía servir de celda, y todo el edi-
m u e r t e del siervo de Dios F r . Martín fué llamado ficio m á s parecía planta de edificio dibujada en
s e g u n d a vez á la Arrabida p a r a r e s u c i t a r el p r i - un papel, que fábrica ejecutada del a r t e . Las
mitivo fervor que él y F r . Martín h a b í a n p l a n t a - p u e r t a s de la celda e r a n tan bajas y e s t r e c h a s que
do, y había descaecido algo con su ausencia y la e r a necesario e n t r a r de lado y bajar la cabeza; y
m u e r t e de su p r i m e r fundador. preguntado el santo por qué h a c í a tan estrechas
Habiendo estado muchos años san Pedro en la las p u e r t a s , respondió: « P o r q u e los h o m b r e s que
provincia de San Gabriel, y siendo como fundador han de vivir en ellas son m u e r t o s al m u n d o y c a -
de ella, que la defendió p a r a que no se deshiciese, m i n a n al cielo, y como el camino del cielo es e s -
la a u m e n t ó en m u c h o s conventos y la d i o n u e v a s trecho y la p u e r t a angosta, es m e n e s t e r que se
leyes p a r a su conservación; se salió de ella con enseñen entrando por estas puertas á e n t r a r por
breve del sumo pontífice Julio III p a r a h a c e r v i - la puerta del cielo.» Cuando v i o a c a b a d a la obra
da eremítica y disponer u n a n u e v a reforma que d i o m u c h a s g r a c i a s á Dios y á la s a n t í s i m a V i r -
meditaba. Estuvo algún tiempo con un discípulo gen, y dijo: «Esto basta p a r a frailes pobres; no
s u y o , que n u n c a le quiso dejar, llamado fray más, no m á s . ¡Ay de los que en adelante b u s c a r e n
Miguel Cedena, en u n a ermita que le d i o el obis- m á s y quisieren mejorarse en edificios, que halla-
po de Coria D. Diego E n r i q u e de Almansa, c e r - r á n m u c h o m e n o s de lo que vinieron á b u s c a r á
ca de la villa de Santa Cruz de Cebollas, donde la religión!» En esta casa vivía el santo con doce
hizo vida más del cielo que de la tierra, e n - c o m p a ñ e r o s , en quienes se veía copiado su espíri-
tregándose todo á la contemplación, viviendo e n - tu. Ocupábanse de día y de noche en alabanzas
t r e los h o m b r e s mortales con el cuerpo, y con divinas y en la contemplación de las cosas c e l e s -
el espíritu entre los bienaventurados, hasta que tiales; el cuerpo j u z g a b a n c a r g a pesada, porque
con propósito de dar cumplimiento á s u s deseos les e m b a r a z a b a s u b i r al cielo y obligaba á tener
se partió á R o m a , donde, venciendo con el a y u d a algo de la tierra; el c o m e r tenían por m a r t i r i o , el
del Señor g r a n d e s contradicciones, alcanzó final- dormir, no sólo por imagen de la m u e r t e , m a s
m e n t e del sumo pontífice facultad p a r a fundar a u n por la m i s m a m u e r t e ; el a y u n o era su regalo,
su nueva reforma. Volvió á E s p a ñ a p a r a ponerlo la oración su reposo y la mortificación s u s d e l i -
en ejecución, y en p r u e b a de que Dios y san cias. Sustentábanse todos los días con pan y a g u a ,
F r a n c i s c o , su padre, le g u i a b a n en estos inten- y las fiestas a ñ a d í a n u n a s l e g u m b r e s ; los hábitos
tos, dice su coronista F r . J u a n de San B e r n a r d o pobres, estrechos y remendados, m á s parecían
que, e n t r a n d o en la ciudad de Coria en la casa mortajas p a r a esconder el h o r r o r de los m u e r t o s ,
de u n a s siervas de Dios, vieron al lado derecho que v e s t i d u r a s p a r a c u b r i r la desnudez de los v i -
del santo á Cristo, n u e s t r o Señor, y al izquierdo vos; no h a b í a diferencia e n t r e subditos y prelado,
á san F r a n c i s c o . Cuantas contradicciones, i n j u - todos q u e r í a n obedecer y n i n g u n o ser obedecido,
rias, persecuciones y afrentas padeció el santo en cada uno se tenía por el m e n o r , y todos le m i r a -
la ejecución de s u s deseos, no h a y p a r a qué refe- ban como superior suyo; la caridad h a c í a que no
rirlo. A su penitencia llamaban temeridad, á su pareciesen h e r m a n o s , sino un mismo cuerpo alen-
pobreza tentación, á su humildad bajeza, á su tado de un mismo espíritu. Aquí parecía vivir
oración ilusión, á su celo mutabilidad, y final- como en propia casa la humildad, pobreza, c a r i -
m e n t e á todas s u s virtudes invenciones, y á toda su dad, paciencia, mortificación y todas las v i r t u d e s
DÍA 19 OCTUBRE 149
que se m i r a b a n en cada u n o como en espejo, y de mendarlo á Dios, y me dé licencia p a r a volver á
él las copiaban los d e m á s p a r a la imitación; pero mi convento á considerarlo; y si no volviere, t e n -
quien resplandecía e n t r e todos y oscurecía á los ga vuestra majestad por cierto que no se sirve
demás con su claridad era san Pedro de A l c á n t a - Dios de ello.» Admiróse el emperador de su r e s o -
ra, c u y a santidad de vida era m a y o r de lo que se lución y entereza, y decía después: «Este santo re-
puede e n c a r e c e r con las p a l a b r a s . ligioso no es hombre de la tierra.» En llegando á
A la fama de la yida de san P e d r o y s u s compa- su convento empezó á rogar á Dios con g r a n d e s
ñ e r o s venían al Pedroso g r a n n ú m e r o de gente ansias le enseñase su voluntad, y conoció que el
de todos estados y condiciones, h o m b r e s y m u j e - Señor quería asistiese á su nueva reforma y no se
r e s , g r a n d e s y pequeños, nobles y plebeyos, ecle- metiese en otros cuidados; y así le oyeron decir:
siásticos, religiosos, títulos y g r a n d e s , y todos que- «Yo no vine á la orden á b u s c a r h o n r a s , sino á ser
daban pasmados de ver la santidad de los religio- fraile menor, á llorar mis culpas y hacer peniten-
sos, la pequenez del edificio, y á unos h o m b r e s cia de ellas, y o c u p a r m e en servir á los siervos de
m a y o r e s que el m u n d o que despreciaban al m u n - Dios: no permita la divina Majestad que yo me
do y h u í a n de él; y por eso el mundo los buscaba vea fuera de este pequeño rincón: esto escogí, éste
y veneraba como varones celestiales. Cuando oían es el puerto seguro de mi salvación, en este d e s -
las dulces y eficaces p a l a b r a s del santo padre, t o - precio y en esta vida tengo de perseverar h a s t a la
dos se c o m p u n g í a n , y unos m u d a b a n las vidas, muerte.» Consoló Dios al santo porque, viendo el
otros r e n u n c i a b a n el m u n d o y se e n t r a b a n religio- e m p e r a d o r que no volvía, entendió que no era vo-
sos, y los demás tenían envidia s a n t a á aquellos luntad de Dios; y con eso le dejó en su quietud.
que no podían ó no se atrevían á imitar. Los s e - Algunos años después fué á Valladolid, llamado
ñ o r e s que no podían verle le escribían cartas para de la princesa D . J u a n a , hija de Carlos V, que
a
recibir s u s respuestas, y e n t r e los demás san Fran- le escogió también por su confesor; pero e x c u s ó -
cisco de Borja, a n t e s d u q u e de Gandía, y entonces se con la princesa de la misma m a n e r a que se ha-
comisario general de la Compañía de J e s ú s en E s - bía excusado con el e m p e r a d o r .
paña, no pudiendo visitarle por sus precisas ocu- Con esto quedó desembarazado el santo para
paciones, le escribió c u a n de b u e n a g a n a fuera á atender á su reforma, que fué m u y apriesa, c r e -
verle en su pequeño convento y lo tendría por un ciendo con a l g u n o s conventos recién fundados
paraíso en la t i e r r a . Muchos v a r o n e s espirituales por otros siervos de Dios que se le a g r e g a r o n , y
iban á consultarle y p r e g u n t a r l e s u s dudas, como otros que fundó de nuevo; los cuales se poblaron
á g r a n maestro de espíritu y un oráculo de la s a - de religiosos de v a r i a s provincias, aventajados en
biduría que no se a p r e n d e en las universidades ni letras y v i r t u d e s , que venían de ser profesos en
en los libros. Su convento era como un santuario ellas á ser novicios del santo padre, y h a c e r s e
de g r a n devoción, á donde acudía todo género de como niños p a r a ser enseñados de él. De los cuatro
personas á b u s c a r consuelo y remedio en s u s n e - p r i m e r o s conventos hizo u n a custodia, que llamó
cesidades y aflicciones; y a u n podemos decir como de San José, su especial patrón y devoto; y en lle-
una corte, por el g r a n concurso de señores y caba- gando á nueve los conventos, con autoridad a p o s -
lleros que estaban en él s e m a n a s e n t e r a s , sin s a - tólica y potestad del comisario g e n e r a l que tenía,
ber a p a r t a r s e de su conversación. P a r e c e r á e n - la erigió en provincia, ó hizo constituciones m u y
carecimiento esto á quien no considerare cuánto p r u d e n t e s é importantes p a r a la perfecta g u a r d a
h o n r a Dios á los humildes y pequeños en sus ojos, de la regla de su seráfico padre san Francisco. El
y que de esta m a n e r a quería r e c o m p e n s a r , aun en modo de vida asperísimo y santísimo que san Pedro
esta vida, los desprecios y afrentas que poco antes de A l c á n t a r a plantó en el m u n d o se h a dilatado
había padecido su fiel siervo. Teniendo noticia el por diversas provincias de E s p a ñ a y ha llegado
e m p e r a d o r Carlos V de la santidad del siervo de h a s t a las Indias, dando á la Iglesia muchos v a r o -
Dios, le m a n d ó llamar p a r a h a c e r l e su confesor, y nes insignes en santidad y milagros; y finalmente
viniendo á su presencia le propuso su d e t e r m i n a - m á r t i r e s declarados por la sede apostólica; porque
ción. Respondióle el santo con m u c h a humildad: aquellos seis religiosos descalzos que murieron en
«Señor, p a r a este oficio debe vuestra majestad el Japón, crucificados por la predicación del Evan-
b u s c a r sujeto m á s digno y de m a y o r e s p r e n d a s , gelio, como dijimos en su vida á 5 de febrero,
porque yo no tengo las que son n e c e s a r i a s p a r a hijos son de san Pedro de Alcántara.
cumplir con las obligaciones de cargo tan grave.» No solamente escogió Dios á san Pedro p a r a
No admitió su excusa el emperador, antes con a l - que instituyese u n a n u e v a familia, m a s quiso tam-
g u n a severidad le dijo: «Haced, p a d r e , lo que os bién que ayudase á la seráfica madre s a n t a T e r e s a
m a n d o , y sed mi confesor; que yo sé lo que me de J e s ú s á la fundación de su religión, porque el
conviene.» No se turbó el santo, a n t e s le dijo: «Se- santo aprobó su espíritu y la quitó los temores y
ñor, v u e s t r a majestad m e dé tiempo p a r a e n c o - dudas que la afligían, y aseguró que sus r e v e l a -
150 LA LEYENDA DE OBO DÍA 19
ciones eran verdaderas, y la dijo, como la m i s m a confundirse a u n los que t r a t a n de perfección,
santa lo refiere, que si no era la fe, no podía h a - viendo cuan adelante, cuan de priesa y á largos
ber cosa m á s v e r d a d e r a ni que tanto pudiese pasos c a m i n a este gigante de santidad q u e deja
creer; y desengañó á los que la tenían por e n g a - a t r á s á los m á s fervorosos. Su fe e r a como la c o -
ñada, aseguró á los que d u d a b a n , la defendió de l u m n a de luz que g u i a b a á los israelitas e n t r e las
los que la perseguían, la consoló en s u s afliccio- tinieblas de la n o c h e : decía que los misterios d i -
nes, la aquietó en s u s escrúpulos, la alentó á la vinos, o s c u r o s al entendimiento h u m a n o , e r a n
fundación de s u s conventos, la ayudó á vencer las claras luces de la g r a n d e z a de Dios, y que cuanto
dificultades que se ofrecían, haciendo para esto menos los entendía más los creía, p o r q u e le m o s -
muchos viajes y no perdonando á trabajo ni fa- t r a b a mejor quién es Dios y cuan i n c o m p r e h e n s i -
tiga; porque entendió con luz del cielo cuánto se bles son s u s perfecciones. Aprendió de m e m o r i a
había de servir Dios de aquella obra, y cuánto se el Viejo y Nuevo testamento, y éste e r a el paraíso
había de p r o p a g a r y extender por el m u n d o para de deleites en que hallaba todas s u s delicias; por
bien de la s a n t a Iglesia; y así se lo prometió á la lo cual repetía m u c h a s veces a l g u n o s textos de la
s a n t a m a d r e . Con el largo trato y comunicación s a g r a d a E s c r i t u r a . Cuando oía a l g u n a p a l a b r a del
que tuvo san Pedro con s a n t a Teresa conoció la Evangelio se inclinaba con profunda reverencia;
s a n t a m a d r e los tesoros de santidad que Dios había y tratando con s u s frailes un día del respeto y v e -
e n c e r r a d o en aquella v e n t u r o s a alma, y el Señor neración que se debe á los misterios de n u e s t r a
quiso también con algunos s i n g u l a r e s favores dar s a n t a fe, les dijo: «Mirad, hijos: cuando leyéredes
á conocer mejor á la santa los méritos de su s i e r - los Evangelios santos, poned las m a n o s j u n t a s , y
vo. Habiendo ido el santo á la ciudad de Avila, le estad atentos con g r a n r e v e r e n c i a y devoción;
convidó á comer s a n t a Teresa, y él admitió el con- porque está escrito en ellos este soberano m i s t e -
vite, estimulando su caritativo afecto. Previno el rio de cómo Dios e n c a r n ó y se hizo h o m b r e por
convite, no la ostentación vana, sino la caridad a m o r de los hombres.» Su esperanza y confianza
humilde; y fué la comida en el convento de la en Dios fué igual á su fe; ella e r a como el á n c o r a
Encarnación, donde le esperaba la s a n t a m a d r e en de su a l m a en las tempestades que se levantaron
compañía de otra sierva de Dios, llamada María contra él, ó como el norte que g u i a b a s u s r u m b o s
Díaz. Sustentaba el santo con palabras divinas por e n t r e los escollos y bajíos del m a r t e m p e s t u o -
el a l m a de las que pretendían r e g a l a r su cuerpo so del m u n d o . En todas s u s e m p r e s a s y dificulta-
con manjar corruptible, y e n t r e estas pláticas se des, levantando los ojos al cielo, repetía las p a l a -
a r r e b a t ó y quedó en éxtasis por m u c h o espacio bras de David: In te, Domine, speravi, non con-
con gran consuelo de la s a n t a m a d r e , que n u n c a fundar in a?ternum. Con ser tan estimado de los
h a s t a entonces le había visto de aquella forma. reyes y príncipes, n u n c a esperó de su m a n o el
Sentado á la mesa no quiso comer m á s que u n a buen suceso de s u s negocios, ni temía mal suceso
escudilla de potaje, que era comida de las solemni- a u n q u e se le opusiesen personas m u y poderosas
dades; pero Dios, que no sabe escasear s u s favores y no se descubriese camino p a r a llegar al cumpli-
y gusta de los convites que celebra la caridad y miento de s u s deseos, porque todo lo esperaba de
no la gula, se apareció visible á los dos santos en Dios, y teniendo á Dios de su parte no tenía á
forma de un mancebo de maravillosa majestad y quien temer. Con esta esperanza venció i n s u p e r a -
h e r m o s u r a , y sentándose á la mesa al lado del bles dificultades é hizo posibles los que á la p r u -
santo p a d r e partió el m a n j a r que estaba en la dencia h u m a n a parecían imposibles; y decía á t o -
mesa, y haciendo plato al santo se le puso delante dos los que trataba: «En s u s pretensiones pongan
y le mandó que comiese. Comió a l g u n o s bocados en Dios la esperanza, que él e n c a m i n a r á los m e -
partidos de las m a n o s de Cristo, y luego tomó el dios al deseado fin.» P o r esta confianza sustentó
Señor un vaso de a g u a que estaba en la m e s a , y Dios al santo y á s u s hijos m i l a g r o s a m e n t e m u c h a s
se le aplicó á la boca p a r a que bebiese, y le l i m - veces cuando estaban destituidos de todo remedio
pió los labios con u n a toalla a n t e s y después de h u m a n o . En la fe de los misterios divinos y en la
beber; y con esto desapareció, quedando el santo esperanza de los bienes celestiales se conocía,que
anegado en gozos celestiales y a r r e b a t a d o en é x - san Pedro era h o m b r e que vivía en la tierra; en
tasis; y s a n t a T e r e s a y su c o m p a ñ e r a , gozosas, la caridad parecía un serafín de los que habitan
m a r a v i l l a d a s y s u s p e n s a s , con nueva estima y en el cielo, tanto e r a el incendio de su a m o r , que
veneración del santo á quien Dios h a c í a tales no pudiéndolo sufrir se salía m u c h a s veces de la
favores. e s t r e c h u r a de su celda á los campos buscando el
aire frío p a r a que refrigerase el a r d o r de su p e -
Pero no es maravilla que hiciese Dios estos fa-
cho. Dice u n a cosa m u y r a r a su historiador fray
vores á quien había a d o r n a d o de tan a d m i r a b l e s
J u a n de San B e r n a r d o , p r o c u r a d o r general en
virtudes, que es m á s fácil a d m i r a r l a s que i m i t a r -
R o m a , en la causa de la canonización de san P e -
las ó alabarlas; y en ellas h a l l a r á n m u c h o por que
DÍA 19 OCTUBRE 151
dro de Alcántara, que viéndose en u n a ocasión podremos tanto con Dios que lo remedie; y cuando
abrasado del fuego del amor divino, sin poder su- no, ya estará el m u n d o remediado cuanto es de
frir s u s llamas, se arrojó en un estanque helado n u e s t r a parte, y h a b r á menos que remediar.» Su
p a r a templar el incendio, y que con su calor deshizo penitencia fué increíble. No comía sino de tres en
el hielo, calentó el a g u a y comenzó á h e r v i r el es- tres días u n a vez, y a l g u n a s veces se le pasaban
t a n q u e , como suele u n a caldera puesta al fuego. seis y ocho días sin comer ni beber cosa a l g u n a .
Por los excesos de su a m o r con que suspiraba se Comía un poco de pan con u n a s yerbas, y por qui-
quejaba lastimosamente y daba voces por los cam- tarla el poco sabor que podía tener esta comida,
pos, y convidando á todas las c r i a t u r a s á alabar echaba sobre ella ceniza y a g u a fría, ó polvos de
á Dios. Le tenían por loco los que no le conocían: ajenjos ú otras yerbas a m a r g a s . Vino no lo probó
«Y de verdad lo estaba (dice s a n t a Teresa) á lo di- en su vida, a u n q u e le aconsejaron m u c h o s que lo
vino de aquella l o c u r a y e m b r i a g u e z que tenía el bebiese p a r a templar los continuos dolores de
santo profeta c u a n d o convidaba á todas la criatu- estómago que le afligían. Al sueño decía él que
r a s del cielo y de la t i e r r a á las alabanzas de Dios, a b o r r e c í a m á s que á la m u e r t e , y en c u a r e n t a
cantando aquel admirable cántico del Benedicite a ñ o s no d u r m i ó entre n o c h e y día m á s que h o r a
omnia. ¡Oh qué b u e n a locura si nos la diese Dios y media, y n u n c a tuvo m á s c a m a que el suelo
á todos!» De un fuego se encendió otro fuego, de duro; y c u a n d o estaba enfermo ponía por regalo
la caridad con Dios la caridad con los prójimos. un pedazo de pellejo sobre que se sentaba, porque
A todos s u s prójimos a m a b a con un verdadero en su celda no podía estar extendido, por ser la
a m o r , á todos p r o c u r a b a su m a y o r bien, que es celda de cuatro pies y medio de larga, y el santo
la salvación y perfección, p r o c u r a n d o s a c a r á l o s de g r a n d e estatura. Cuando dormía fuera del con-
pecadores de s u s pecados y a d e l a n t a r á los j u s t o s vento en la casa de algún seglar, n u n c a se echaba
en la justicia con s e r m o n e s , pláticas, conversacio- en la c a m a , a u n q u e la descomponía o r d i n a r i a -
nes familiares, consejos, ejemplos, penitencias, m e n t e para disimular su penitencia, sino en un
oraciones y cuantos medios hallaba que conducían rincón del aposento. Todas las noches tomaba dos
p a r a a p r o v e c h a r á a l g u n a alma. disciplinas de s a n g r e , u n a antes de maitines, y
Su paciencia fué invencible en los trabajos de otra antes de a m a n e c e r , u n a s veces con cordeles
cualquiera p a r t e que le viniesen. Afligíale Dios nudosos, o t r a s con ortigas, otras con cadenas de
con enfermedades, los h o m b r e s con injurias, los h i e r r o , variando los i n s t r u m e n t o s p a r a r e n o v a r el
demonios con tentaciones, la c a r n e le hacía g u e - dolor. Siempre t r a í a descubierta la cabeza al sol,
r r a , el m u n d o le perseguía, el .infierno le m a l t r a - aire, lluvias, nieves y hielos, y no pocas veces se
taba, y él deseaba que creciesen las penas y se ponía en oración en los campos cuando estaba n e -
a u m e n t a s e n los trabajos; p o r q u e decía que el pa- vando ó lloviendo; y congelándose la nieve ó el
decer m u c h a s tribulaciones por a m o r de Jesu- a g u a en su cabeza, p a r a limpiarla se a r r a n c a b a
cristo es el camino m á s cierto y s e g u r o p a r a al- los cabellos, deseando padecer de a l g u n a m a n e r a
canzar la perfección; y a u n q u e es estrecho, áspero la corona de espinas del Señor. En tiempo de i n -
y lleno de espinas, llega h a s t a las p u e r t a s del vierno a b r í a la v e n t a n a y puertas de su celda, y
cielo. Su p r u d e n c i a era a d m i r a b l e p a r a e n c a m i - quitándose el mantillo se ponía en medio de r o -
n a r los negocios del servicio divino, como su dillas, h a s t a que con el aire helado que pasaba
constancia p a r a empezarlos y proseguirlos h a s t a quedaba el cuerpo pasmado del frío, y entonces ce-
conseguir el logro de ellos. El conde de Oropesa r r a b a la v e n t a n a y le decía á su cuerpo, como b u r -
D. J u a n Alvarez de Toledo, no m e n o s p r u d e n t e lándose de él: «Bien te regalas, cuerpecillo, pues
que piadoso y religioso príncipe, v e n e r a b a todas cierro la v e n t a n a porque no sientas el frío.» De allí
las p a l a b r a s del s a n t o , a d m i r a n d o en ellas u n a á un rato c e r r a b a la puerta y decía lo mismo; y
prudencia m á s que h u m a n a , y decía que e r a n después se ponía el manto y le decía: «Ahora,
como las p a l a b r a s de la E s c r i t u r a , que e n c i e r r a n h e r m a n o cuerpo, bueno estás y acomodado; bien
cada una m u c h o s misterios y halla cada uno en puedes perseverar en la oración.» Otras veces se
ellas lo que h a m e n e s t e r . Estando u n día el conde salía de noche a la h u e r t a en el tiempo m á s r i g u -
con el santo l a m e n t á n d o s e de la perdición del roso y se estaba desnudo al hielo hasta que no lo
m u n d o , le dijo: «¿Qué le parece, padre fray Pedro, podía sufrir, y entonces, como por alivio, se arro-
cuál está el m u n d o con t a n t a s culpas? No sé cómo j a b a en un estanque helado, quebrando el hielo
nos sufre Dios y no llueve rayos sobre nosotros.» con el golpe, y p e r s e v e r a b a en este tormento m u -
Respondió el s a n t o : «¿De eso se aflige V. S.? No chas horas, y después salía á buscar el calor de
tenga pena, que remedio tiene.» Admirado el con- la oración que templase los rigores de aquel frío.
de de que hallase remedio en un mal tan d e s e s - Los pies traía siempre descalzos y o r d i n a r i a m e n -
perado, le p r e g u n t ó : «Y ¿qué remedio?» «Fácil, s e - te llenos de heridas, porque yendo por los c a m -
ñor, con q u e V. S. y yo s e a m o s los que debemos, pos, abstraído de los sentidos, se h e r í a n con las
152 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
piedras y espinas; y éstas decía que eran flores y de los soldados; otras a r r e m e t í a n á él como que le
rosas p a r a él. Cuando las heridas eran g r a n d e s q u e r í a n dar la m u e r t e , y habiendo luchado con
las c u r a b a echando en ellas un poco de tierra, y el santo h u í a n corridos y avergonzados por no
decía que no e r a m e n e s t e r otra medicina. A n d a b a h a b e r podido hacerle r e t i r a r , ni dejar el campo,
vestido de un asperísimo cilicio, el cual no se ni perder el puesto de la batalla. En todas p a r t e s
quitaba de día ni de noche, sino p a r a ponerse m i r a b a á Dios presente como si le viera con
otro más áspero, ó á lo menos por la novedad los ojos del cuerpo, y de aquí le n a c í a t r a e r s i e m -
más penoso. Inventó é hizo fabricar uno de hoja p r e la cabeza descubierta, p o r q u e decía q u e los
de lata agujereado á m a n e r a de rallo, con las que están delante de los r e y e s están descubiertos;
puntas h a c i a dentro, que le cogía desde el cuello y así lo estaba él delante de su R e y . Con el ejer-
hasta la cintura, y le ceñía e s t r e c h a m e n t e al cuer- cicio continuo de la oración y contemplación, y
po, y trujóle veinte a ñ o s continuos; y solamente luz que Dios le c o m u n i c a b a en ella, vino á ser
se d e s n u d a b a de él p a r a c a r g a r de azotes s u s e s - tan g r a n maestro de espíritu, que los m á s e m i -
paldas, y luego se le vestía sobre las llagas con nentes v a r o n e s de su tiempo se preciaban de s e r
m a y o r dolor. F i n a l m e n t e , él había hecho de la pe- s u s discípulos, y del libro que escribió de la
nitencia como un vestido de que n u n c a se d e s n u - Oración tomó ocasión el incomparable v a r ó n
daba, para poder decir con san Pablo que a n d a b a el venerable padre fray L u i s de G r a n a d a p a r a
cercado de la mortificación de Jesucristo. P a r e - escribir s u s celebrados libros, en los cuales c o -
cían á a l g u n o s s u s rigores temeridad, y a c o n s e - r r e el espíritu en un río de elocuencia, de c u -
j á b a n l e que los m o d e r a s e , á que respondía el san- yas a g u a s los que beben reciben salud. Como
to: «Hemos hecho un pacto mi cuerpo y yo, que san P e d r o a n d a b a tan dentro de si, no veía ni per-
m i e n t r a s viva en este m u n d o n u n c a h a de tener cibía lo que estaba fuera de sí, y mejor le l l a m á -
intermisión en el padecer; m a s en llegando al r a m o s ciego que modesto, y m u e r t o que mortifi-
cielo le dejaré p a r a siempre descansar.» Y así lo cado. En el aposento que le dieron al e n t r a r en
cumplió en c u a r e n t a y siete años que vivió, d e s - la religión estuvo un a ñ o , y en todo él no m i r ó al
pués que entró en la religión; y llegó á ponerse techo, ni supo si estaba á teja v a n a ó e r a de t a -
tan flaco del exceso de s u s r i g o r e s , que no tenía blas; en la iglesia y coro asistía m u c h a s h o r a s en
m á s que la piel sobre los huesos, y ésta tan pálida oración y otros ejercicios, y no sabía si el cielo
y denegrida, que m á s parecía s o m b r a de algún era de bóveda ó m a d e r a ; en la m e s a b u s c a b a el
cadáver que figura de h o m b r e vivo. Santa T e r e s a cuchillo y el pan por el tiento; no sabía los l u g a -
dice que cuando en su vejez le conoció parecía r e s donde se suelen j u n t a r los frailes, y así se iba
por su e x t r e m a d a flaqueza hecho de raíces de t r a s ellos c u a n d o h a b í a n de h a c e r algún acto de
árboles. Conservóle Dios milagrosamente la vida comunidad. Habiendo estado t r e s años en u n con-
p a r a que viviese m u r i e n d o , y fuese ejemplo de vento, saliendo de él p a r a otro, no pudo d a r razón
u n a penitencia sobre todas las fuerzas h u m a - de n a d a de lo que en él había; en otro convento
nas. Levantóle Dios al s u p r e m o grado de la c o n - estuvo por espacio de cuatro a ñ o s , y habiendo u n
templación, y así se le pasaban, no sólo m u c h a s árbol j u n t o á la p u e r t a del claustro por la cual
h o r a s , sino m u c h o s días sin i n t e r r u m p i r su o r a - e n t r a b a y salía cada día m u c h a s veces, n u n c a
ción, ni de día ni de noche, sin a c o r d a r s e de co- levantó los ojos á m i r a r l e ; así á h o m b r e s como
m e r ni de dormir, teniendo por sustento las pala- mujeres, así á religiosos como s e g l a r e s , no los
bras que proceden de la boca de Dios, y por conocía m á s que por el h a b l a , y n i n g u n a persona
sueño el de la esposa, c u a n d o no quiso el esposo podía decir de qué color e r a n s u s ojos, p o r q u e ni
que la despertasen h a s t a que ella quisiese. Pade- ellos veían ni se dejaban ver, y p a r t i c u l a r m e n t e
cía en su oración continuos éxtasis. Todo l u g a r cuando h a b l a b a con a l g u n a mujer los c e r r a b a y
e r a p a r a él l u g a r de oración, y en todo lugar apretaba de m a n e r a los párpados, como si por
hallaba abierta la p u e r t a del cielo y puesta la e s - ellos le h u b i e r a de e n t r a r la m u e r t e . En n i n g ú n
cala p a r a s u b i r á la casa de Dios. Nada podía l u g a r , ni en su celda, ni en el campo, dispensaba
e m b a r a z a r l e el u n i r s e con Dios, ni los h o m b r e s , con s u s ojos, ni les permitía algún alivio; sólo
ni los demonios. ¡Cuántas trazas inventaron los m i r a b a el l u g a r donde ponía los pies p a r a que de
demonios p a r a h a c e r l e dejar el puesto donde o r a - esta m a n e r a , no mirando las cosas lícitas, estuvie-
ba! ¡Qué invenciones no b u s c a r o n p a r a d i v e r t i r - sen m á s s e g u r o s de no m i r a r á las ilícitas, y e s -
le! ¡Qué figuras no tomaron p a r a espantarle y tando cerrados los ojos del cuerpo á las cosas de la
amedrentarlel U n a s veces le a p e d r e a b a n y h e r í a n , tierra, estuviesen abiertos los ojos del a l m a p a r a
otras hacían estruendo de deformados y c o n t r a - m i r a r las del cielo.
rios ejércitos que t r a b a b a n la batalla, oyéndose el
Desde niño fué amantísimo d é l a castidad, y con
sonido de los clarines y a t a m b o r e s , los relinchos
ser tan recatado y vigilante en la g u a r d a de la
de los caballos, el ruido de las a r m a s y la gritería
pureza y tener el cuerpo tan flaco y a t e n u a d o con
DÍA 19 OCTUBRE 153
las penitencias, a u n vivía en la c a r n e casi m u e r t a p a s a r á n , sin que te puedan d a r la virtud que no
el a r d o r d é l a concupiscencia, avivando el demonio tienes.»
las llamas, y después de haberse coronado por Habiendo concedido Dios á san Pedro de Alcán-
m u c h o s años de p e r p e t u a s victorias, no cesaba la tara todas las virtudes en tan eminente grado, no
g u e r r a ; p o r q u e el Señor, que veía á su soldado es mucho que le concediese las otras gracias m e -
vencer tan gloriosamente, permitía al demonio nores, que no son santidad, sino señal de santidad
que combatiese con él para que, multiplicándose con que suele h o n r a r y favorecer á los m a y o r e s
las batallas, se multiplicasen los triunfos. ¿Qué santos. Hízole admirable en todos los elementos,
trazas no usó el infierno p a r a vencerle? Hasta porque en todos hizo por sus merecimientos
aparecórsele los demonios en figura de mujeres g r a n d e s prodigios. Habiéndose pegado fuego en
h e r m o s a s y desenvueltas que le daban terribles un convento sin saberse el origen, se entró san
asaltos, y por m á s que c e r r a b a los ojos del c u e r - Pedro por medio del fuego, y á su presencia y al
po, las veía c l a r a m e n t e en la idea de su mente, imperio de su voz huyeron las llamas y se apagó
dibujadas con colores de sensualidad. Hacíase la el incendio. Muchas veces pasó los ríos c a u d a l o -
g u e r r a á sí mismo p a r a v e n c e r al demonio, multi sos caminando á pie sobre las a g u a s sin h u n d i r s e ,
plicando rigores de a y u n o s , disciplinas y cilicios, como si p a s a r a por u n a firme puente; y otra vez
y tal vez se arrojó en estanques de a g u a helada hizo á un c o m p a ñ e r o suyo que le siguiese, y p a -
como san B e r n a r d o , y se revolvió en la n i e - saron a m b o s de esta m a n e r a el río Guadiana, que
ve como san F r a n c i s c o , y se arrojó en las e s p i - venía m u y crecido con las avenidas. Estando llo-
nas como san Benito, p a r a templar con el hielo el viendo sin cesar, c a m i n a r o n él y un compañero
fuego de la lujuria y a p a g a r con su propia s a n g r e suyo sin que cayese sobre ellos gota de agua, cer-
las llamas de la sensualidad. De esta m a n e r a con cándolos por todas partes la lluvia, y corriendo
rigores, cautela, oración, desconfianza de sí y con- a r r o y o s de ella por los campos. Estando una noche
fianza en Dios defendió y conservó entera su el siervo de Dios en un despoblado, empezó á caer
virginidad toda la vida, como un castillo fuerte m u c h a nieve; entróse dentro de los cimientos de
cercado de a r m a s y enemigos; y en u n a ocasión u n a a n t i g u a venta, y reconociendo el peligro de
que alcanzó del infierno u n a insigne victoria, vi- la vida, pidió al Señor que le favoreciese aquella
nieron los ángeles á c a n t a r l e la gloria del v e n c i - noche, y luego la nieve que había caído se liquidó
miento con u n a m ú s i c a tan suave y armoniosa, é introdujo por las venas de la tierra, y dejó seco
que olvidado de que estaba en la tierra, le pareció el suelo donde el santo estaba, como pudiera estar
que vivía ya en el cielo entre los coros de los bien- en v e r a n o , y la que iba cayendo se a p a r t a b a á u n a
a v e n t u r a d o s . No sé si h e de llamar á este santo y otra p a r t e , sirviendo de materiales p a r a u n a e s -
pobre ó la pobreza m i s m a , porque todo lo d e s - paciosa sala que fabricaron los ángeles, siendo el
preciaba y tenía debajo de los pies: todas las cosas hielo la a r g a m a s a que h a c í a m á s fuerte la fábrica.
dejó como los apóstoles, y á todas las tenía por L e v a n t a d a s en breve espacio las paredes, prosi-
b a s u r a como san Pablo por g a n a r á Cristo, y tomó g u i e r o n los soberanos artífices la obra, cerrándola
forzado del m u n d o lo que a p e n a s bastaba p a r a v i - con u n a h e r m o s a bóveda, quedando h e c h a u n a
vir en el m u n d o , corno quien lo tenía por destierro pieza bien capaz y tan abrigada como si fuera
y deseaba salir de él p a r a c a m i n a r á la patria c e - sala de algún palacio. Toda la noche estuvo nevan-
lestial; y sólo admitía de b u e n a g a n a los d e s p r e - do sobre el edificio de nieve, y el santo en oración
cios que le ofrecía el m u n d o , porque su humildad dentro de él, defendiéndole la nieve de la misma
no fué inferior á n i n g u n a de s u s virtudes. Mas nieve, h a s t a que por la m a ñ a n a los rayos del sol
cuando el m u n d o le d a b a h o n r a s , no se ensober- que p e n e t r a r o n las paredes del transparente e d i -
becía con ellas, antes se humillaba más, teniendo ficio le avisaron que y a era día, y él salió r o m -
las h o n r a s por un g r a v e peso q u e le h a c í a h u n d i r piendo u n a puerta en la pared, dando gracias á
y s u m i r en el abismo de su n a d a . P r i m e r o no se Dios por tan singular beneficio. Muchas veces le
dejaba h o n r a r , m a s viendo después que no podía vieron levantado en el a i r e , estando en altísima
excusarlo, se a r m a b a contra la vanagloria con contemplación: otras volar por él algún espacio
piadosas y discretas consideraciones. «¿No eres como si fuera u n a ave. Aparecióse á s a n t a T e r e s a
(decía) m u e r t o al mundo? P u e s déjate t r a t a r como y á otras personas viviendo y estando distante
muerto, el cual, por r e v e r e n c i a s y genuflexiones m u c h a s leguas, para consolarlas en s u s afliccio-
que le h a g a n y a l a b a n z a s que le digan, no se nes y socorrerlas en s u s necesidades. P u e s en la
m u e v e ni se envanece, a n t e s se queda seguro en la tierra ¿cuántas maravillas hizo? E n t r a n d o en la
corrupción y polvo donde camina. ¿No corres cada h u e r t a del convento del Pedroso en que había
instante al sepulcro? Estas h o n r a s ¿no son viento muchos árboles fructíferos, le dijeron los religio-
y vanidad q u e pasa? P u e s estáte y p e r s e v e r a sos que sólo les faltaba u n a h i g u e r a . Díjoles el
en lo que e r e s , que estas h o n r a s como el viento santo: «Dios lo r e m e d i a r á , y no faltará h i g u e r a en
TOMO IV 20
154 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
esta h u e r t a . » Luego hincó en la t i e r r a su báculo, «Decidme, hijo mío: si os viésedes dentro de poco
que le había acompañado m u c h o s años, y no era tiempo sin el estado del cual vais á t o m a r p o s e -
de higuera, y echándole s u bendición, fué cosa sión, y que otro le gozaba, ¿tendríades paciencia
maravillosa que el báculo seco reverdeció, echó por a m o r de Dios?» «Sí t e n d r í a (dijo él), porque
raíces en la tierra, y m u d a n d o la n a t u r a l e z a se por todas las cosas de la t i e r r a no quiero p e r d e r
convirtió en h i g u e r a , como lo m o s t r a r o n las hojas las del cielo.» Añadió el santo, y dijo: «Y si con
de que se vistió y los higos que llevó aquel mismo veros sin v u e s t r a hacienda y estado os viésedes
año, los cuales se repartieron á diversas p e r s o - también sin h o n r a , ¿ t e n d r í a d e s paciencia por
n a s , y comiéndolos con devoción s a n a r o n de a m o r de Dios?» «Sí tendría (respondió), p u e s Dios,
v a r i a s enfermedades que padecían. Creció m u c h o n u e s t r o Señor, se humilló, y m u c h o m á s que esto
esta higuera, y d u r a h a s t a hoy, después de m á s padeció por mí.» «Y si j u n t a m e n t e con esto ( r e -
de cien años, con la m i s m a lozanía que los prime- plicó el santo), con v e r o s sin h a c i e n d a y sin h o n -
ros años, y los higos son m á s suaves que los de r a , os viésedes en tal estado que las p e r s o n a s que
otras h i g u e r a s . Son i n n u m e r a b l e s los milagros según n a t u r a l e z a os habían de a y u d a r y favorecer,
que Dios h a obrado por medio de los frutos, hojas esas m i s m a s os persigan, y no sólo deseen q u i t a -
y r a m a s de esta h i g u e r a en E s p a ñ a , F r a n c i a , I t a - ros la h a c i e n d a y la h o n r a , p e r o aun quitaros del
lia, Alemania y otras r e m o t a s provincias, á d o n - m u n d o si pudiesen, ¿ t e n d r í a d e s paciencia por
de h a n sido llevados por reliquias p a r a s a n a r en- a m o r de Dios?» A esto el caballero, bien t u r b a d o ,
fermedades; por lo cual es llamada esta h i g u e r a respondió: « P a d r e mío, como no toque á mi alma,
la h i g u e r a santa. Créese c o m ú n m e n t e que la en todas las cosas temporales y del cuerpo procu-
h i g u e r a del convento de A r e n a s fué plantada por r a r é t e n e r paciencia por a m o r de Dios.» El santo
el santo padre; pero F r . J u a n de San B e r n a r d o padre, dando un doloroso s u s p i r o , le dijo con l á -
afirma que es u n a r a m a de la del Pedroso, p l a n - g r i m a s en los ojos: «¡Ay, hijo! Y si j u n t a m e n t e
tada por u n hijo de san Pedro de Alcántara, g r a n con todo lo dicho estuviese v u e s t r a a l m a por e s -
siervo de Dios, llamado F r . Alonso de San M a r - pacio de a l g u n a s h o r a s perdida por ceguedad con-
tín, que la plantó en n o m b r e de san Pedro de A l - t r a Dios, n u e s t r o Señor, y por ello os viésedes
c á n t a r a ; y por eso la h a concedido Dios los mismos encarcelado, sentenciado, e n s a m b e n i t a d o y p u e s -
privilegios y virtudes que á la del Pedroso. El e s - to en el último e x t r e m o de la infamia, ¿tendríades
píritu de profecía con que sabía lo oculto, penetra- paciencia por a m o r de Dios?» Quedó el caballero
ba lo interior y decía lo venidero, fué uno de los como m u e r t o , y como fuera de sí dio u n a voz, d i -
dones m á s r a r o s con que Dios, n u e s t r o Señor, ciendo: «Dios me t e n g a de su m a n o p a r a q u e no
adornó á su siervo. Yo solamente contaró u n a de le ofenda.» « P u e s id con Dios (concluyó el santo),
s u s m u c h a s ó insignes profecías, porque puede y a r m a o s de paciencia p a r a lo que os sucediere.»
servir á m u c h o s de aviso y e n s e ñ a n z a . Había edu- Partióse el m a n c e b o m u y triste y pensativo por lo
cado el santo en toda virtud á u n mancebo de ilus- que el santo le había dicho; encontró en el c a m i -
tre s a n g r e , de tal m a n e r a , que el mancebo, en no u n a persona m u y calificada, pero tocada de la
cuanto podía y su edad lo permitía, seguía los p a - herejía, que p a s a b a de Alemania á E s p a ñ a , la
sos de su santísimo maestro. Estaban juntos un día cual inficionó al simple mancebo, que perseveró
y vínole u n pliego de la corte al mancebo, en que hereje veinticuatro h o r a s , p o r q u e luego reconoció
le avisaban s u s parientes como por la m u e r t e de su e n g a ñ o . Descubrióse el casó poco tiempo d e s -
u n deudo suyo había heredado u n estado de m u - pués, y le sucedieron los trabajos q u e el santo le
cha consideración. Alegróse como mozo de verse profetizó: fué preso, sentenciado, d e s h o n r a d o , pri-
h e r e d e r o , y trató luego de t o m a r postas p a r a p a r - vado de su estado, perseguido de s u s deudos y de
tirse á la corte. P r o c u r ó el santo detenerle, dicién- su propia m a d r e y h e r m a n o s , y vivió lo r e s t a n t e
dole dos y tres veces que no le convenía partirse de su vida desterrado en u n l u g a r lejos de la c o r -
tan presto; m a s el mancebo, deseoso ya de verse te, llorando s u s culpas y el no h a b e r creído al
en la posesión de su m a y o r a z g o , no daba oídos á santo p a d r e , llevando s u s trabajos con m u c h a
las p a l a b r a s del santo; el cual por despedida le paciencia y ejercitándose en las b u e n a s c o s t u m -
e n c a r g ó q u e no se olvidase de los consejos que bres que aprendió de su santo m a e s t r o .
le había dado, ni dejase las b u e n a s costumbres
Concedió el Señor á san P e d r o de A l c á n t a r a en
con la m u d a n z a de estado, ni se m u d a s e por n i n -
eminente grado el don de discernir espíritus,
g ú n suceso adverso que le acaeciese. Y como el
como se vio en la seguridad con que aprobó el de
m a n c e b o con la poca experiencia prometiese m u -
s a n t a T e r e s a de J e s ú s y el de o t r a s s i e r v a s de
cho y ser siempre el mismo que había sido y
Dios, que eran tenidas de m u c h o s por ilusas, y
n u n c a d e s a m p a r a r la virtud, le miró el santo con
a s e g u r ó que su espíritu e r a de Dios, como se
rostro triste como quien m i r a b a compasivo los
comprobó después por los efectos. A los m a n c e -
varios sucesos que había de tener, y p r e g u n t ó l e :
bos que venían á pedirle el hábito les decía la
DÍA 19 OCTUBRE 155
religión que les convenía, y p a r a afervorizarlos extraordinaria alegría y gozo espiritual y c o m e n -
solía profetizarles los sucesos del tiempo futuro. zó á disponerse para la partida, ejercitándose con
Conocía en todas las p e r s o n a s que le c o m u n i c a - mayor fervor en las virtudes y ardiendo en llamas
ban y c o n s u l t a b a n cuál e r a su espíritu y en qué de caridad; y con h a b e r sido su vida como u n a
grado estaban; y solía decir á s u s discípulos que era preciosa cadena de santidad, en que se eslabona^
tanta la variedad de espíritus y grados de oración ban u n a s virtudes con otras y u n a s buenas obras
como la de los rostros de los que la ejercitan, sin con otras mejores, repetía m u c h a s veces al fin de
que uno se parezca á otro. En v a r i a s ocasiones se sus días con íntimos suspiros: «¡Ay de mí, que
conoció que Dios, n u e s t r o Señor, le había concedido soy siervo inútil y sin provecho!» Sobre s u s c o n -
don de i n t e r p r e t a r las E s c r i t u r a s s a g r a d a s ; porque tinuos a c h a q u e s y dolores que le afligían toda la
consultado de v a r o n e s doctos en l u g a r e s m u y os- vida, le envió Dios, nuestro Señor, u n a calentura,
curos de la E s c r i t u r a , que ellos no entendían, los que conoció luego era la que había de ser fin de
explicaba con tanta claridad y profundidad, que los males que padecía, y principio de los bienes
los dejaba no m e n o s satisfechos que admirados de que esperaba. E s t a b a en el convento de la Vicio-
ver que el Espíritu Santo le había comunicado en sa, en el estado de Oropesa, y fué llamado de los
la oración aquella s a b i d u r í a que ellos no habían condes con m u c h a s instancias á Oropesa y á su
podido alcanzar con el estudio. Otra gracia s i n - palacio; pero no quiso acostarse en la cama que
g u l a r notaron en el santo c u a n d o predicaba, que le tenían prevenida, sino en u n a que le hicieron
algunos historiadores de su vida l l a m a r o n don de sobre u n a s tablas, conforme á su pobreza y espí-
l e n g u a s , por la semejanza que tiene con él; y era ritu, y a u n de esta m a n e r a no pudo sufrir la
que, predicando u n a m i s m a doctrina á diversos h o n r a y regalo que le hacían aquellos prínci-
estados y condiciones de p e r s o n a s que necesitaban pes; y prosiguiendo la enfermedad y conociendo
de diversa e n s e ñ a n z a , cada uno la entendía p a r a que se a c e r c a b a su fin, se hizo llevar á su c o n -
sí, como si á él solo se dirigiese la doctrina y e n - vento de A r e n a s , porque deseaba morir entre s u s
derezase el s e r m ó n . Con éstas y o t r a s gracias le h e r m a n o s con la pobreza y humildad que había
enriqueció el Señor, y el que era tan favorecido profesado. Llevóle el médico de aquella villa á su
de Dios lo e r a también de la M a d r e de Dios y de casa p a r a c u r a r l e , por conocer e r a m u y g r a v e su
los ángeles y santos. Queriendo rezar u n a noche enfermedad, y después de algunos días de su c u -
en el campo los maitines, se le apareció en un ár- ración le preguntó el santo: «Señor doctor: ¿cuándo
bol la R e i n a del cielo, a c o m p a ñ a d a de m u c h o s án- partiremos?» Y respondiendo el médico que p r e s -
geles, los cuales con h a c h a s encendidas le a l u m - to, p o r q u e era sin remedio su enfermedad, con
braron p a r a que rezase, asistiendo la santísima e x t r a o r d i n a r i a alegría cantó con el profeta David:
Virgen todo el tiempo q u e d u r a r o n los maitines. Lcetatus sum in his, quce dicta sunt mihi: in do-
Otras veces fué visitado de la M a d r e de Dios y de mum Domini ibimus: H e m e alegrado con tales
los santos ángeles, q u e le trujeron de c o m e r á él n u e v a s : iremos á la casa del Señor. Hacíanle r e -
y á s u s frailes, le hicieron m ú s i c a m u y suave, é medios m á s penosos que la misma enfermedad, y
hicieron con él otros oficios de g r a n d e amor. Dan- el santo los admitía porque, a u n q u e eran sin pro-
do san Pedro de A l c á n t a r a la s a g r a d a comunión á vecho p a r a su cuerpo, eran de fruto p a r a su espí-
santa T e r e s a en u n a misa á que ella asistía, vio la ritu, en lo que le daban que padecer por a m o r de
santa virgen que le servían en el sacrificio san Dios, n u e s t r o Señor. Padeció en su última enfer-
Francisco, su p a d r e , de diácono, y san Antonio de medad, fuera de insufribles dolores, gravísimas
subdiácono, los cuales, a c a b a d a la misa, d e s a p a - tentaciones, especialmente de ira, p a r a que hasta
recieron. el fin de la vida alcanzase insignes victorias de
Quiso Dios c o r o n a r en su siervo s u s favores, los demonios. No admitía regalo n i n g u n o , ni de
haciéndole el m a y o r , que e r a llevarle á gozar de los religiosos, ni de los seglares, por padecer sin
sí, y un año a n t e s le avisó por medio de s a n t a Te- alivio, diciendo que, pues hasta la m u e r t e d u r a el
resa de Jesús; p o r q u e estando la s a n t a en altísima peligro, h a s t a la m u e r t e debe d u r a r el cuidado y
contemplación, la manifestó el Señor los g r a n d e s la mortificación. Viendo llorar á sus hijos, los
merecimientos, virtudes y excelencias de san P e - consolaba con santas palabras; y como ellos
dro de Alcántara, y la dijo: «Tantos son los m é r i - mostrasen g r a n d e sentimiento porque los deja-
tos de mi querido y a m a d o Pedro de Alcántara, y ba y d e s a m p a r a b a en tiempo que tanto n e c e s i -
tanto pueden conmigo, que cualquiera cosa que taban de su asistencia y dirección, dijo con
me pidieren en su n o m b r e no la negaré.» Luego humildad y resignación en la divina voluntad las
añadió que dentro de u n año le s a c a r í a de esta palabras de san M a r t í n , obispo: «Señor y Dios
vida p a r a darle el premio de s u s trabajos, y que mió, si todavía soy necesario p a r a a u m e n t o de
p a r a su consuelo podía avisárselo. Escribióselo la este pequeño pueblo vuestro, y gustáis que viva
seráfica m a d r e , y el santo recibió esta nueva con p a r a nuevos trabajos, h á g a s e en mí vuestra s a n -
156 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
tísiraa voluntad, que no r e h u s o el padecer si es ba, dijo el salmo: Lcetatus sum in his, quos dicta
gusto vuestro.» sunt mihi; é hincado de rodillas m u r i ó . Después
Exhortó á sus religiosos á todas las virtudes, y h a sido el S e ñ o r servido tenga yo m á s en él que
especialmente á la pobreza, diciéndoles que la po- en vida, aconsejándome m u c h a s cosas; hele visto
breza era el mayorazgo que les había dejado J e s u - m u c h a s veces con g r a n d í s i m a gloria; díjome la
cristo, naciendo en un pesebre y m u r i e n d o en u n a p r i m e r a vez que me apareció qué b i e n a v e n t u r a d a
cruz, y que se tratasen en esta vida como pobres penitencia, que tanto premio h a b í a merecido, y
y peregrinos. Profetizó el día y h o r a en que había otras m u c h a s cosas. Un año antes que m u r i e s e
de morir, y viendo que ya se acercaba, por m o s - me apareció estando a u s e n t e , y supe q u e se
t r a r en aquella h o r a el a m o r que había tenido á había de m o r i r , y se lo avisó estando a l g u n a s
la santa pobreza, se desnudó de su hábito y le r e - leguas de aquí. Cuando expiró se m e apareció,
nunció en m a n o s del g u a r d i á n del convento, m i - y me dijo que se iba á descansar; yo no lo creí;
rando s u s hijos con veneración y dompasión aquel díjeselo á a l g u n a s personas, y después de ocho
cuerpo que ya parecía c a d á v e r , en que d u r a b a n días vino la n u e v a como h a b í a m u e r t o , ó c o m e n -
aún las llagas que el rigor de las disciplinas y a s - zado á vivir p a r a siempre, por mejor decir. Hele
perezas de los cilicios habían causado. Hincóse aquí acabada esta aspereza de vida con tan g r a n -
luego de rodillas como pudo, y pidió perdón de de gloria.»
s u s faltas á todos los frailes, y al guardián que le Quedó el cuerpo hermosísimo con admiración
diese de limosna un pobre hábito p a r a e n t e r r a r s e . de cuantos le vieron; los ojos, tantos a ñ o s c e r r a -
El g u a r d i á n , queriendo condescender con el gusto dos, se abrieron y parecieron claros como si fue-
del santo, buscó el hábito m á s pobre que había ran dos estrellas resplandecientes; y todo el r o s -
en el convento, y no se halló e n t r e los frailes otro tro era m á s propio de un ángel que de un h o m b r e
m á s pobre que el que t r a í a el q u e e r a p a d r e de m u e r t o . Hizo Dios m u c h o s milagros en este tiem-
todos, y asi le volvió su mismo hábito con título po por los méritos de su siervo, porque m u c h o s
de limosna, y él lo recibió con g r a n d e alegría. E s - enfermos que fueron á v e n e r a r s u s reliquias h a -
taba helado, y llegando un fraile á c u b r i r l e los llaron la salud: otros que no podían l e v a n t a r s e de
pies, le dijo: « P a d r e , p e r a m o r de Dios, que se la c a m a les fué á b u s c a r la salud á su casa, enco-
abrigue; que y a está m á s m u e r t o que vivo.» R e s - mendándose al santo. Queriendo llevar el c u e r p o
pondió: «Déjame, hijo; no a b r i g u e s mi cuerpo, desde el pueblo al convento para sepultarlo, d e s -
que aun tengo peligro.» F i n a l m e n t e , habiendo re- pués de h a b e r s e detenido la procesión, esperando
cibido todos los s a c r a m e n t o s y díchole la r e c o - que cesase la lluvia, que e r a m u y g r a n d e , viendo
mendación del alma, y dicho el mismo s a n - que no dejaba de llover, se d e t e r m i n a r o n á salir;
to algunos salmos con m u c h a devoción, estando y fué cosa maravillosa que, saliendo el s a g r a d o
presente la s o b e r a n a virgen M a r í a , san J u a n cuerpo á lo descubierto, cesó la lluvia en el c a -
evangelista, con otros m u c h o s santos y ángeles, mino por donde iba la procesión, lloviendo á u n
empezando a u n en esta vida á ver, como en u n a lado y á otro sin cesar, y todo el pueblo iba en
i m a g e n ó figura, á la Santísima Trinidad, su espí- medio cercado de a g u a sin mojarse, como los i s -
ritu, libre de las prisiones de la c a r n e mortal, raelitas c u a n d o caminaban por medio del m&,r
voló al cielo á la libertad de los hijos de Dios, Bermejo, viendo á un lado y á otro al a g u a que se
donde goza y gozará por toda u n a eternidad el detenía de respeto ó temor á aquella v a r a que lla-
premio de s u s g r a n d e s virtudes y merecimientos, m a b a n obradora de maravillas. Duró este milagro
domingo 18 de octubre de 1562, á las seis de la hasta que entró la procesión en el convento, por-
m a ñ a n a , como el santo lo había profetizado. A la que luego empezó á llover i g u a l m e n t e por todas
h o r a que expiró se apareció m u y resplandeciente partes. Otra maravilla fué que, con c o r r e r tan
á s a n t a T e r e s a , que estaba m u y distante de allí é g r a n d e aire que h a c í a temblar los árboles m á s fir-
i g n o r a n t e de la m u e r t e del santo, y saludándola m e s á u n a y otra parte del camino, no apagó en él
con m u c h a afabilidad y alegría, le dijo ella a d m i - n i n g u n a luz, ni turbó su llama, y después de h a -
r a d a : «¿Qué es esto, padre?» Respondió: «Voime ber ardido las h a c h a s y velas m u c h a s h o r a s no
á descansar.» Declaróle la g r a n d e gloria de que se consumió ni u n a gota de cera, y hallaron que
gozaba, y al despedirse exclamó como a d m i r a d o : pesaban lo mismo que antes que empezasen á a r -
«¡Oh b i e n a v e n t u r a d a penitencia, que tanto p r e - der. E n t e r r á r o n l e en u n sepulcro c o m ú n , a t e n -
mio h a s merecido!» Como lo dice s a n t a T e r e s a en diendo más sus hijos á su modestia y humildad, ó
el capitulo 27, por estas palabras, que m e h a p a - á la inclinación del santo padre, a u n en el cielo
recido poner aquí, por ser testimonio de tan gran- humilde, que á lo que se debía á tan s a g r a d o
de santa: «Fué su fin (dice hablando de san Pedro cuerpo, y abriendo la tierra e n c e r r a r o n en ella
de Alcántara) como la vida, predicando y a m o - aquel tesoro, que n u n c a la t i e r r a de las Indias
nestando á sus frailes; y como vio que se acaba- supo g u a r d a r en s u s m i n a s . Después de c u a t r o
DÍA 19 OCTUBRE 157
años, abriendo el sepulcro p a r a t o m a r del cuerpo p r o c u r a d o r en R o m a en la causa de su c a n o -
a l g u n a reliquia, le hallaron sin corrupción, e n t e - nización. (P. Ribadeneira.)
ro, h e r m o s o y que destilaba un licor preciosísimo
de suavísima fragancia. Aun después de ver cuán- SAN VARO, Y SUS COMPANEROS, MÁRTIRES.—En el i m -
to le v e n e r a b a la t i e r r a no le sacaron s u s hijos de perio de Diocleciano servía este santo en clase de
aquel sepulcro, h a s t a pasados casi veinte años, soldado en Egipto. Lleno de fe y piedad iba todos
que lo colocaron en otro l u g a r m á s decente; y los días á visitar, consolar y llevar alimento á s i e -
ú l t i m a m e n t e en la capilla del convento de A r e - te santos monjes, que por no q u e r e r ofrecer i n -
nas, donde hoy es m u y venerado por las conti- cienso á los ídolos se hallaban en la cárcel. Como
n u a s y g r a n d e s m a r a v i l l a s que Dios o b r a p a r a hubiese m u e r t o uno de ellos, Varo se puso en su
h o n r a r y glorificar al que tan bien supo en esta l u g a r , sujetándose gustoso á correr la m i s m a
vida h o n r a r l e y glorificarle con su vida y d o c t r i - s u e r t e que ellos. Sacáronlos después de la cárcel,
na, y con los hijos que dejó p a r a tanto ejemplo y y degollados los seis monjes, á V a r o lo atormenta-
provecho de todo el m u n d o . ron c r u e l m e n t e , p u e s no sólo lo azotaron con
Resta q u e , p u e s el Señor dijo á s a n t a T e r e s a i n h u m a n i d a d , sino que le abrieron las c a r n e s con
que cualquiera cosa que le pidan en n o m b r e de u ñ a s de h i e r r o , pasando cinco h o r a s en m a l t r a -
su siervo P e d r o de A l c á n t a r a la concederá, p i d a - tarle, en cuyo martirio entregó su espíritu al
mos á n u e s t r o Señor m u c h o s beneficios por los Criador, alcanzando así la palma del martirio.
méritos de este g r a n d e santo, y le supliquemos
nos h a g a en esta vida imitadores de sus virtudes LOS SANTOS T0L0ME0, Y LUCIO, MÁRTIRES.—El pri-
para q u e en la vida e t e r n a seamos c o m p a ñ e r o s m e r o e r a un cristiano lleno de celo que con sus
de su gloria, la cual nos conceda el Señor por su exhortaciones convirtió á la fe á u n a mujer r o -
intercesión. A m é n . m a n a que tenía un marido brutal y desarreglado.
Escriben y hacen honorífica mención de san El cambio de religión expuso á esta mujer á los
Pedro de A l c á n t a r a s a n t a T e r e s a de J e s ú s , que m á s b á r b a r o s tratamientos de parte de su esposo
en m u c h a s partes alaba y e n g r a n d e c e su s a n t i - que r e n e g a b a casi c o n t i n u a m e n t e del divino A u -
dad; san F r a n c i s c o de Sales, que escribió á un tor del cristianismo. Ella, usando de las faculta-
discípulo mandándole que se gobierne por el libro des que las leyes divinas y h u m a n a s conceden en
de la Oración q u e escribió san P e d r o de A l c á n t a - semejantes casos, procedió á un divorcio legal; y
ra, si quiere a p r o v e c h a r en la perfección; el após- en este lance el marido por v e n g a n z a acusó de
tol de Andalucía, el maestro Avila, c o n t e m p o r á - cristiano á Tolomeo. El santo estuvo m u c h o tiem-
neo del santo padre F r . Diego de Yepes, confesor po en u n oscuro calabozo, y habiendo sido al fin
de Felipe II, y que lo fué de s a n t a T e r e s a , obispo conducido ante Urbicio, prefecto de R o m a , confe-
de Tarazona; el P . Baltasar Alvarez, de la Compa- só a n i m o s a m e n t e su fe en Jesucristo, y sin más
ñía de J e s ú s , y el P . R i b a d e n e i r a , de la m i s m a e x a m e n fué condenado por el juez á ser decapita-
Compañía; el siervo de Dios D. F r . Francisco Go- do. Lucio, que estaba presente, dijo al procónsul:
niaga, arzobispo de Mantua; el venerable padre «¿Dónde hay justicia p a r a castigar á u n a persona
F r . J u a n de Santa M a r í a , confesor de la emperatriz sin ser convencida de crimen alguno?» El prefec-
María, g r a n imitador del santo padre en p e n i t e n - to preguntó á Lucio si también era cristiano, y ha-
cia y r e n u n c i a r dignidades, pues r e n u n c i ó t r e s biendo contestado afirmativamente, Urbicio, co-
obispados; el v e n e r a b l e F r . J u a n Bautista Moles, lérico y enfurecido, pronunció contra él la misma
Fr. Martín de San José, F r . J u a n de la Trinidad, sentencia. Otro cristiano, que declaró profesar la
In chronic.;Barezo, lib. iv; Hilar. Acosta, Cathal., m i s m a fe, y cuyo n o m b r e nos es desconocido, fué
lib. n, pág. 321; Daza, 4 part., Chron., c a p . 52; también decapitado con ellos. Recibieron, pues,
Rapineo, Histor. gen. recollect., decad. 8; R i b e r a s u s inmarcesibles coronas en R o m a el año 166,
In histor. S. Teresios, Silvest. L a b a n e n s e , De reinando Marco Aurelio.
justit. magnitud. Eccles. rom., lib. m , cap. 12;
Gualter., In tabula chron. scecul.; Algecira, In SAN VERANO, OBISPO Y CONFESOR-Por san Grego-
Arbor.; Epilot. Poitco., tract. 3, triplic. chor. rio de T o u r s sabemos que Verano no fué obispo
virg., cap. 13; M a r i a n o , lib. iv, cap. 1, Chron. de Orleáns, como dice el Martirologio romano,
reform.; G r a v i á n , In voc. turt., pág. 2, cap. 13 sino de Cavilone, a n t i g u a ciudad de las Galias.
y 24. A r t u r o , In marthyrolog., litt., E.; Vistorin, Según el autor citado, estaba este santo dotado de
Tract. de antiq. et modern. uso canon sanct., tan singulares virtudes y favor del cielo, que
cap. 28; L u c a s Castellino, In elucid. theolog. de daba la salud á los enfermos o n sólo h a c e r sobre
certitudine glor. sanct. canonizat.; T a m a y o , Mar- ellos la señal de la cruz. Floreció en tiempo de
thyrol. hispan., 18 octob.; y copiosamente fray Childeberto, rey de los francos, y murió por los
J u a n de San B e r n a r d o , su hijo, y coronista y años de 588.
158 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
SAN EUSTERIO, OBISPO Y CONFESOR—Lo fué de S a - pasó m u y joven á F r a n c i a á estudiar bajo la direc-
l o m o en el siglo VI, cuya iglesia p u r g ó de las in- ción de Sansón, obispo de Dole, estuvo m u c h o s
fecciones de la herejía. Asistió á todos los c o n c i - a ñ o s dedicado al servicio de esta iglesia, y o y e n -
lios celebrados en su tiempo, fué infatigable en do un día en la misa aquellas p a l a b r a s del E v a n -
promover la reforma de las c o s t u m b r e s públicas, gelio: «El que no r e n u n c i a á todo cuanto posee no
y después de h a b e r sufrido con admirable r e s i g - puede ser mi discípulo,» formó la resolución de
nación las persecuciones de s u s enemigos, m u r i ó a b a n d o n a r el m u n d o y c u a n t o en él le pertenecía.
en paz en medio de su r e b a ñ o . No e r a entonces m á s que diácono: consultó su
determinación con su prelado, y se fué al m o n a s -
SAN AQUILINO, OBISPO Y CONFESOR-Nació el año terio de T a u r a c , donde después p r o n u n c i ó los vo-
620, de padres nobles, que le dieron e s m e r a d a tos solemnes el año 554. Habiéndose dispersado
educación. Cuando estuvo en edad de t o m a r esta- los monjes de aquel monasterio c u a n d o la i r r u p -
do, casó con u n a mujer digna de él. Sirvió en el ción de los b á r b a r o s , Etvino se dirigió á I r l a n d a ,
ejército d u r a n t e las g u e r r a s que hizo Clodoveo II donde permaneció veinte a ñ o s en u n a celdita en
á los b á r b a r o s que a m e n a z a b a n pasar las fronte- el centro de un bosque. La austeridad de su vida
r a s de s u s estados, y cuando se concluyó la paz y y a l g u n o s milagros q u e obró hicieron célebre su
volvió á r e u n i r s e con su esposa, ambos dieron n o m b r e , y m u r i ó á los ochenta y t r e s a ñ o s de su
gracias á Dios por los favores que les había dis- edad, por los de 597, el día 19 de octubre.
pensado, é hicieron voto de p a s a r el resto de s u s
días en la continencia. R e t i r á r o n s e á E v r e u x , de SANTA FREDESYINDA, YIRGEN.— F u é hija de u n prín-
cuya iglesia era entonces obispo san E t e r n o , y se cipe de Oxford y nació en esta ciudad. P r e v e n i d a
dedicaron exclusivamente á la práctica de las bue- con todas las g r a c i a s del cielo, mostró desde su
n a s o b r a s , haciendo c o n s t r u i r u n a especie de hos- tierna edad s e r vaso de elección y digna esposa
pital, al cual dedicaron todos s u s bienes. H a b i e n - del Señor. L a s riquezas, el nacimiento, la belleza
do vacado poco después la silla episcopal de y todas las ventajas que puede ofrecer el m u n d o ,
E v r e u x , Aquilino fué n o m b r a d o p a r a o c u p a r l a , y no los miró n u n c a sino como otros tantos esco-
desde luego se vieron resplandecer en él todas llos c o n t r a la virtud, y por esta razón, después
las virtudes de su predecesor, cuya m e m o r i a era que su piadoso p a d r e h u b o fundado un m o n a s -
bendecida por todos. Desempeñó con fidelidad to- terio en su patria, tomó F r e d e s v i n d a el velo
dos los deberes del episcopado, y temiendo que religioso y fué n o m b r a d a abadesa de aquella
las funciones de su ministerio debilitasen su es- casa. Vivía la s a n t a virgen en medio de todas
píritu de retiro y compunción, m a n d ó c o n s t r u i r las d u l z u r a s de la piedad, cuando su reposo fué
u n a pequeña celda j u n t o á su iglesia, y con fre- turbado con u n a p r u e b a dolorosa. Algar, principe
cuencia se r e t i r a b a á ella p a r a e n t r e g a r s e libre- de los mercios, concibió por ella u n a pasión v i o -
m e n t e á la penitencia y oración. Se h a b í a propues- lenta y trató de r o b a r l a , con lo cual p a s a r o n s u -
to por modelos de su conducta á san Martín de cesos que c a u s a r o n á la s a n t a g r a v e s disgustos.
T o u r s y á san G e r m á n de A u x e r r e , y s u s e m i n e n - Librada completamente del peligro, redobló su
tes virtudes fueron r e c o m p e n s a d a s con el don de fervor y su penitencia, y murió e n t r e s u s h e r m a -
milagros. El año 689 asistió a u n concilio en R ú a n . n a s en octubre del año 788. E s t a s a n t a es p a t r o n a
E n los últimos años de su vida se vio afligido con de la ciudad de Oxford.
la pérdida de la vista, d e s g r a c i a que consideró
como g r a c i a del Señor, que sin duda quería p r e - Día SO
s e r v a r l e de muchos peligros. A pesar de este acci-
dente, continuó trabajando con u n celo i n c a n s a - SANTA IRENE, YIRGEN Y MÁRTIR.—En los breviarios
ble, y m u r i ó s a n t a m e n t e después de un pontificado
de las iglesias de P o r t u g a l y especialmente en el
de c u a r e n t a y dos años, á.fines del siglo VII. de la iglesia de E v o r a se cuenta la vida de s a n t a
I r e n e , virgen y m á r t i r , y es de esta m a n e r a :
LOS SANTOS YERÓNICO, Y PELAYA, Ó PELAGIA, CON OTROS En u n pueblo de Portugal, llamado a n t i g u a -
COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Estos santos nacieron y vi- m e n t e Nabancia (que a l g u n o s dicen s e r hoy la
vían en la ciudad de Antioquía, en tiempo del em- villa de T o m a r ) , h u b o un caballero ilustre por
perador Valeriano. Habiéndose encendido la p e r - linaje y poderoso que se llamaba Castinaldo, s e -
secución contra los cristianos, fueron acusados, y ñ o r del mismo pueblo, y tenía u n hijo único, por.
no habiendo podido v e n c e r su constancia toda la n o m b r e Britaldo, m a n c e b o modesto y de buenos
fuerza de los m á s atroces tormentos, dieron al fin respetos. Había asimismo en el dicho pueblo dos
su s a n g r e por Jesucristo. caballeros casados, que se l l a m a b a n , el m a r i d o
Hermigio y la mujer E u g e n i a , y tenían u n a hija,
SAN ETYINO, ABAD—Fué bretón de nacimiento; llamada I r e n e , de e x t r e m a d a belleza, de g r a n d e
DÍA 20 OCTUBRE 159
ingenio y honestísima. Cerca de este l u g a r estaba reza de su castísima alma convenía, quedó el tris-
un monasterio con la advocación de n u e s t r a s e - te y mal religioso corrido, no enmendado, antes
ñ o r a la virgen M a r í a , cuyo abad e r a u n santo como desesperado y a b u r r i d o convirtió todo su
v a r ó n , llamado Selio, h e r m a n o de E u g e n i a y tío a m o r en m a y o r aborrecimiento y deseo de v e n -
de Irene; el cual, deseando que su sobrina desde ganza; y cayendo de un gran mal en otro m a y o r
su tierna edad emplease su habilidad y el buen (como suelen h a c e r los pecadores que se h a n e n -
n a t u r a l que Dios le h a b í a dado en o b r a s de v i r - tregado á Satanás), instigado de él tuvo m a n e r a
tud, e n c a r g ó á Remigio, monje principal de su p a r a dar á la s a n t a doncella u n a bebida, con que
monasterio, que la e n s e ñ a s e las letras que le con- se le hinchó el vientre de suerte que v e r d a d e r a -
venía s a b e r , y la enderezase á toda perfección. mente parecía estar p r e ñ a d a . Divulgóse esto, y
Criábase la s a n t a doncella con Julia y Casta, dos con g r a n d e infamia de I r e n e , a u n q u e sin culpa
tías s u y a s , h e r m a n a s de su padre, y con otras suya, la gente lo creyó (porque el mal fácilmente
doncellas que allí vivían con ellas, con tan g r a n - se cree). Cuando Britaldo lo supo, con la certi-
de recogimiento, que no salía de esta c l a u s u r a d u m b r e que daba la vista, se alteró y embraveció
I r e n e m á s que u n a vez en el a ñ o , en la fiesta de de m a n e r a que, acordándose de lo que había tra-
san P e d r o , á h a c e r oración en su iglesia, que e r a tado con I r e n e , y de lo que él la había amenazado
cerca del palacio de Castinaldo. Viola allí un día y ella le había prometido, determinó de darla la
Britaldo, su hijo y h e r e d e r o , y aficionóse tanto á m u e r t e por h a b e r puesto su a m o r (como él pensa-
su e x t r e m a d a h e r m o s u r a y r a r a modestia, que la ba) en otro y no en él. Encomendó á un soldado
comenzó á a m a r d e s a t i n a d a m e n t e , no osando des- que ejecutase su mal intento, el cual, buscando
c u b r i r las llamas que a b r a s a b a n su corazón. Cayó oportunidad p a r a hacerlo, halló que la santa vir-
enfermo, y de p u r a tristeza se c o n s u m í a sin p o - gen u n a noche después de maitines se había s a l i -
derle dar remedio los módicos, por no s a b e r la do á la ribera del río Nabán (que estaba cerca de
raíz de su mal. Tuvo revelación de Dios I r e n e de Nabancia, y por esto le dio el nombre) para h a c e r
la enfermedad de Britaldo y de la c a u s a de ella; y oración y suplicar á nuestro Señor que la librase
encomendándose á él, esforzada y confiada en su de aquella infamia, pues sabía su inocencia. E s -
gracia, se determinó de visitar al enfermo y c u - tando de rodillas en la oración, recogida y fervo-
r a r aquella llaga que parecía i n c u r a b l e . Visitóle rosa, el soldado arremetió á ella y le atravesó u n a
a c o m p a ñ a d a de gente honesta y g r a v e , hablóle, espada por la g a r g a n t a , y quitó la vida á la que la
descubrióle la h e r i d a que tenía en su corazón, había dado á Britaldo, que se lo había m a n d a d o .
declaróle su ceguedad y locura, exhortóle y e n - Desnudándola y dejándola en camisa, echó el s a n -
cendióle en el a m o r de la castidad, y finalmente to cuerpo en el río p a r a e n c u b r i r mejor su m a l -
con s u s p a l a b r a s y razones del cielo alegró y s e - dad. Vino el día, y como Julia y Casta, tías de
renó aquel a l m a afligida, de tal m a n e r a que el santa I r e n e , no la hallasen en su casa, tuvieron
cuerpo cobró salud y el desconsolado mozo quedó g r a n pena, temiendo que su sobrina, no pudiendo
consolado, y m u y reconocido y obligado á la s a n - ya sufrir tan g r a n d e infamia, se había salido de
ta doncella. P e r o quiso que antes que de él se casa como perdida p a r a perderse m á s . ¡Qué secre-
partiese le prometiese que no a m a r í a á otro h o m - tos son y qué profundos los juicios del Señor, y
bre alguno m á s que á él, a m e n a z á n d o l a g r a v e - cuan investigables sus caminos, y cómo p r u e b a á
mente de m u e r t e si otra cosa hiciese. s u s escogidos, dando brazos á los malos p a r a que
Volvióse la s a n t a virgen m u y contenta á su los persigan, atropellen y confundan p a r a c o r o -
casa por h a b e r l e sucedido tan bien esta j o r n a d a , narlos más! Dio Dios el don de la pureza virginal
que de suyo e r a peligrosa; pero por h a b e r sido á I r e n e ; dióle sabiduría y espíritu p a r a s a n a r á
guiada por Dios h a b í a sido s e g u r a . P a s a r o n d e s - Britaldo, que estaba llagado de su amor; dióle for-
pués dos años, y estando la b i e n a v e n t u r a d a virgen taleza p a r a resistir á los asaltos del falso religioso
sirviendo al Señor en su e n c e r r a m i e n t o y q u i e - y e n s e ñ a r l e con su ejemplo la castidad; y con ser
tud, el demonio, que es inquieto y enemigo de estos dones de Dios tantos y tan excelentes, p e r -
nuestro bien, con el trato familiar que el monje mitió el mismo Señor que el mismo monje la i n -
Remigio tenía con ella, por h a b e r sido su m a e s - ficionase con aquella bebida sacrilega, y que la
tro, comenzó á h a c e r l e c r u d a g u e r r a , y á levantar gente pensase que tenía culpa y estaba p r e ñ a d a
en su corazón u n a t o r m e n t a de tentaciones d e s - la que e r a doncella, y que Britaldo por esto la
honestas, tan terrible y espantosa, de día y de m a n d a s e matar, y que el soldado lo hiciese, y que
noche, que el pobre monje no podía vivir; y final- h a s t a s u s mismas tías, que debían de saber
mente le hizo d a r al t r a v é s y r e n d i r l e de tal m a - (como testigos de vista) su g r a n d e honestidad,
n e r a , que perdida la v e r g ü e n z a vino á manifestar sospechasen de ella cosa tan indigna de su
á I r e n e su pasión; y como ella era honestísima, y recogimiento y santidad. Mas el Señor no suelta
le r e p r e h e n d i e s e y le respondiese lo que á la p u - la rienda al pecador p a r a que pueda á su voluntad
160 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
afligir al justo, antes después de h a b e r l e h u m i l l a - to. Los breviarios ponen la vida de esta s a n t a el
do le levanta, y después de h a b e r l e afligido le con- año del Señor de 653. Hace de ella mención el
suela, corona y glorifica, como lo hizo con s a n t a Martirologio romano á los 20 de o c t u b r e , y el car-
Irene; porque estando el abad Selio, su tío, como denal Baronio en aquel l u g a r .
suspenso y maravillado de lo que había oído de su P u e s ¿quién leyendo esta vida no a p r e n d e el r e -
sobrina, el Señor le reveló todo lo que pasaba y cato con que los h o m b r e s , a u n q u e sean religiosos
dónde hallaría el cuerpo de la s a n t a virgen y már- y santos, deben t r a t a r con las m u j e r e s y a p a r t a r
tir. Con esta revelación habló al pueblo p a r a que con cuidado la estopa del fuego, la cual con u n a
con u n a solemne procesión le fuesen á buscar, y centella y con un soplo se enciende y se a b r a s a y
el pueblo con g r a n voluntad lo hizo, movido de la c o n s u m e sin remedio? M u c h a s veces comienza la
autoridad del santo abad, y m u c h o m á s con la ins- comunicación e n t r e el h o m b r e y la mujer en cari-
piración é impulso del Señor, que por este camino dad y a c a b a en carnalidad, como v e m o s en R e m i -
quería d e s c u b r i r la verdad y magnificar á la santa gio, pues por obediencia de su abad y p a r a e n s e -
virgen. Había llevado e l r í o N a b á n con su corrien- ñ a r l a y h a c e r l a perfecta comenzó á t r a t a r con
te el cuerpo al río llamado entonces Nocecaro, y s a n t a I r e n e ; pero la m u c h a comunicación y fami-
a h o r a Zezere, en quien él entra, y por ésle h a b í a liaridad dio l u g a r al demonio p a r a q u e le tentase y
descendido al Tajo. Yendo en su procesión (¡oh ablandase con torpe afición al que a n t e s parecía
m a n o poderosa y benignísima del Señor!), vieron duro como u n a piedra. Religioso e r a Remigio, y
que el río Tajo milagrosamente se había retirado religioso grave y principal, y por la aprobación de
en aquel su hondo piélago, dejando descubierto en su vida le encomendó el abad q u e fuese m a e s t r o
seco el cuerpo de la santa virgen, y que estaba ya de su sobrina; m a s n i n g u n a victoria p a s a d a h a de
puesto en u n h e r m o s o sepulcro, labrado por m a - ser parte p a r a a s e g u r a r n o s , ni p a r a dejar de t e -
no de los ángeles, renovándose el antiguo milagro m e r la batalla, que con tan blando, doméstico y
de la sepultura del glorioso papa y m á r t i r san Cle- porfiado enemigo tenemos, y q u e sólo con el h u i r
m e n t e (como lo decimos en su vida á los 23 de no- se puede vencer. (P. Ribadeneira.)
viembre). Quiso el abad y los que con él iban s a -
car el cuerpo de donde estaba, y n u n c a pudieron SAN JUAN CANCIO, PRESBÍTERO Y CONFESOR.-San J u a n
ni con a l g u n a fuerza moverle, y entendiendo que Cancio nació á 24 de j u n i o d e 1406, en un l u g a r lla-
era la voluntad de Dios que se quedase allí, le de- mado Kencio, del obispado de Cracovia, en el rei-
j a r o n , llevando consigo a l g u n o s de s u s cabellos y no de Polonia. S u s padres fueron Estanislao y A n a ,
parte de su camisa, como u n a s preciosas r e l i - a m b o s ilustres, no m e n o s por la nobleza de su san-
quias, las cuales puestas en el monasterio del abad g r e que por su cristianapiedad, en la cual criaron
Selio dieron s a l u d a muchos enfermos, ciegos y tu- con g r a n diligencia á su hijo J u a n , inspirándole
llidos que las tocaron. Pero otro milagro no m e n o s desde s u s tiernos años con s u s p a l a b r a s y ejem-
maravilloso obró el Señor, porque volviéndose la plos el aborrecimiento al vicio y el a m o r á la v i r -
procesión, el rio Tajo, que se h a b í a retirado y r e - tud. P o r este motivo tuvo J u a n la feliz suerte, ó,
cogido, y estaba como inmoble, h a s t a que e n t e r a - para decirlo mejor, recibió deDios, n u e s t r o Señor,
m e n t e se manifestase la gloria de Dios en su s a n - la gracia de c o n s e r v a r la inocencia y de evitar los
ta, comenzó luego á volverse á su antigua corrien- pecados y desórdenes, á los cuales suele estar
te y á extender s u s a g u a s y c u b r i r el sepulcro de demasiado sujeta la edad juvenil; después de h a -
la santa. A la cual el Señor pagó en el cielo con ber pasado J u a n los p r i m e r o s años bajo el c u i d a -
gloria eterna la ignominia é infamia que había pasa- do de s u s piadosos padres y de h a b e r aprendido en
do por su a m o r , y la coronó con g u i r n a l d a de vir- su m i s m a casa las letras h u m a n a s , le enviaron és-
gen y mártir, y quiso que en la t i e r r a fuese tan tos á la ciudad de Cracovia p a r a que en aquella
h o n r a d a y r e v e r e n c i a d a , y que la villa de Escalabis, universidad, recientemente fundada porUladislao,
donde está su cuerpo, m u d a s e el n o m b r e y se lla- rey de Polonia, estudiase la filosofía y teología.
m a s e Sania I r e n e , y a h o r a , corrompido y abrevia- En efecto, estudió el siervo de Dios en dicha uni-
do el vocablo, v u l g a r m e n t e se dice Santarón; con versidad con m u c h a diligencia y aplicación estas
esto quedó á la b i e n a v e n t u r a d a virgen todo el río facultades, y como era de u n ingenio m u y perspi-
Tajo como por templo de su celestial sepultura, y caz y penetrante, aprovechó tanto en el estudio,
u n a g r a n villa por epitafio y letra de su sepulcro. que obtuvo en a m b a s el grado de doctor ó m a e s -
Y aun se dice que en n u e s t r o s días en el río Na- tro, el cual en aquellos tiempos se concedía, no por
bán (donde fué echado su sagrado cuerpo) se h a n c e r e m o n i a y p u r a formalidad, como frecuentemen-
hallado m u c h o s g u i j a r r o s con gotas de s a n g r e . te sucede al presente, sino por r e c o m p e n s a de la
T a m b i é n se escribe que el triste monje Remigio y virtud, y como u n auténtico testimonio de la h a b i -
el soldado que la mató conocieron su culpa, y fue- lidad de aquellos que la obtenían.
ron á R o m a , y allí m u r i e r o n en penitencia y llan-
P e r o lo q u e m á s importa es q u e san J u a n c o n -
DÍA 20 OCTUBRE 161
servó s i e m p r e la m i s m a pureza de costumbres en h u m a n o s ; por lo que era copiosísimo el fruto que
medio de las ocupaciones de s u s estudios y entre sacaba de sus s e r m o n e s . Ni era m e n o r el celo que
los peligros á que se hallaba expuesto fuera de la descubría en las conversaciones y pláticas fami-
vista y sujeción de sus padres. A este fin llevaba liares, exhortando á todos á h u i r el pecado y abra-
u n a vida r e t i r a d a y mortificada, alimentaba su a l - zar la virtud. Finalmente, continuando el siervo
ma con el dulce pábulo de la oración, de la lección de Dios, aun después que fué sacerdote, en e n s e -
espiritual y de los santos sacramentos; sobre todo ñ a r la teología en la universidad de Cracovia, no
resplandecía en él u n a s i n g u l a r humildad, que es se puede bastantemente declarar cuáles y c u á n t a s
la base y el fundamento de la piedad cristiana. fuesen las industrias de que se valía p a r a i m p r i -
P o r cuyo motivo, a u n q u e los principales doctores m i r en los á n i m o s de los estudiantes el h o r r o r al
y m a e s t r o s de la universidad estimasen y admira- vicio y el a m o r á Dios, nuestro Señor, y las m á x i -
sen m u c h o s u mérito y s u s virtudes, él se r e - m a s s a n t a s de n u e s t r a católica religión: por lo
putaba s i n c e r a m e n t e el m e n o r de todos, y se que de su escuela salían los jóvenes no menos
creía indigno de cualquiera h o n o r ó magisterio. doctos en las verdades y dogmas de n u e s t r a santa
P o r esto fué preciso h a c e r fuerza á su h u m i l - fe, que instruidos y fundados en las m á x i m a s de
dad p a r a que consintiese en recibir primero el la cristiana piedad. En s u m a , el santo y piadoso
sobredicho grado de doctor, y después el car- sacerdote en todas s u s acciones y discursos p r o -
go de e n s e ñ a r á otros la filosofía, el cual desem- c u r a b a s i e m p r e promover la gloria de Dios y la
peñó tan excelentemente y con tan universal salud de las almas redimidas con la s a n g r e de Je-
aplauso, q u e los r e c t o r e s de aquella u n i v e r s i - sucristo; teniendo fijas en su espíritu las palabras
dad le eligieron dos veces decano del colegio de de este divino Salvador, con las cuales h a e n s e -
doctores de filosofía de la m i s m a universidad. ñado á todos los cristianos, y más en particular á
Después q u e por algún tiempo el siervo de Dios los sacerdotes, que la caridad del prójimo es el
hubo enseñado la filosofía, dejando los estudios c a r á c t e r propio y distintivo de s u s verdaderos
filosóficos se aplicó e n t e r a m e n t e al estudio de la discípulos.
s a g r a d a teología, de la cual fué maestro e x c e l e n - Esta caridad de J u a n p a r a con s u s prójimos le
te, cuando fué destinado á e n s e ñ a r l a á los jóvenes impelía á s o c o r r e r de la m a n e r a que podía las ne-
seglares que de todo el reino de Polonia acudían cesidades temporales de las personas afligidas y
en g r a n n ú m e r o á aquella universidad. Las leccio- m e n e s t e r o s a s . P o r eso empleaba la m a y o r parle
nes que hacia sobre las m a t e r i a s teológicas todas de los h o n o r a r i o s que recibía como lector y maes-
las sacaba de las p u r a s fuentes de la s a g r a d a E s - tro de la universidad de Cracovia en socorrer las
c r i t u r a y de la tradición de la Iglesia, p r o c u r a n d o necesidades de las viudas, de los huérfanos
no sólo a l u m b r a r el espíritu de s u s discípulos con y de los pobres. Todos los años, al a c e r c a r s e
la luz de la ciencia, sino también inflamarle en el el invierno, solía proveer de vestido y de calzado
ardor de la caridad y piedad cristiana; al logro de en cuanto lo permitían s u s fuerzas á las personas
cuyo objeto contribuía m u c h o el ejemplo de su que se hallaban faltas de él, á fin de defenderlas
santa vida, llena de virtudes, y en la cual como del frío, que suele ser rigurosísimo en el país
en un clarísimo espejo podían m i r a r s e los jóvenes septentrional de Polonia; y a l g u n a s veces, encon-
que frecuentaban su escuela y a p r e n d e r lo que trando algún pobre descalzo, le daba su propio
debían practicar. calzado y él se volvía desnudo de pies á su casa,
E n t r e t a n t o , creciendo en el h o m b r e de Dios el dejando caer la capa h a s t a la tierra, á fin de que
fervor de espíritu y el deseo de a y u d a r á s u s pró- su mortificación y misericordia no fuese conoci-
jimos, habiendo ya abrazado el estado eclesiásti- da: otras veces, hallando algún pobre mal cubier-
co, fué promovido por el obispo de Cracovia al to, tiritando de frío, se desnudaba de s u s propios
grado de sacerdote y destinado á dispensar al pue- vestidos p a r a c u b r i r la desnudez de aquel pobre,
blo el pan evangélico de la palabra de Dios. E n - en el cual con los ojos de la fe reconocía la perso-
tonces la virtud de J u a n resplandeció con m a y o r n a de Jesucristo. Sucedió no pocas veces que,
lustre á los ojos de todos, porque cuando se a c e r - hallándose y a sentado á la mesa con los otros
caba al altar para ofrecer á Dios el incruento s a - doctores del colegio de la universidad, con los
crificio, que e r a todos los días, e r a tal su compos- cuales vivía en comunidad, teniendo u n a mesa y
t u r a y devoción, que c a u s a b a á todos los p r e s e n - habitación común, oyendo pasar por la calle a l -
tes s u m a edificación. Del mismo modo, cuando su- g ú n pobre que pedía limosna se privaba de la
bía al pulpito á predicar la p a l a b r a de Dios, e r a propia comida p a r a darla á aquel pobre h a m -
tan g r a n d e su celo y la eficacia de s u s palabras, briento; y de aquí resultó que los doctores de la
que ocasionaba en s u s oyentes u n a e x t r a o r d i n a r i a universidad, movidos del ejemplo de su santo
conmoción, siendo su c o s t u m b r e r e p r e n d e r l o s vi- compañero, establecieron s u m i n i s t r a r todos los
cios con libertad evangélica, sin m i r a r respetos días á un pobre el necesario alimento, como si
TOMO IV 21
162 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
fuera uno de s u s comensales, lo que se h a o b s e r - tiernas lágrimas considerando la m o n s t r u o s a i n -
vado siempre desde entonces y se observa a ú n gratitud de los h o m b r e s , los cuales corresponden
en nuestros días. Cuanto el santo era propenso á tan mal á la excesiva caridad de su a m a b l e R e -
socorrer la necesidad de s u s prójimos hasta p r i - dentor.
varse á este fin de las cosas necesarias, tanto era E s t a tierna devoción á la pasión de Jesucristo le
a m a n t e de mortificarse, haciendo frecuentes y r i - hizo e m p r e n d e r la peregrinación á la T i e r r a San-
gurosos a y u n o s , y vistiendo pobremente; de modo ta, á fin de visitar los l u g a r e s santificados con la
que en el invierno, que, como se h a dicho, es r i - presencia corporal de n u e s t r o divino Salvador;
gurosísimo en Polonia, sufría la incomodidad del hizo esta larga p e r e g r i n a c i ó n s i e m p r e á pie, r e -
frío, y p a r a mortificar m á s su c a r n e y sujetarla h u s a n d o aceptar la comodidad de la c a b a l g a d u r a
al espíritu a c o s t u m b r a b a d o r m i r poco, y m u c h a s que los que le a c o m p a ñ a b a n en este viaje fre-
veces sobre u n a s tablas d e s n u d a s ó bien sobre el c u e n t e m e n t e le ofrecían. Así que llegó á P a l e s t i -
suelo; solía ceñirse los lomos con un áspero cili- n a visitó aquellos l u g a r e s , en los cuales se v e n e -
cio y tomaba frecuentes y r i g u r o s a s disciplinas. r a n las m e m o r i a s de los misterios de n u e s t r a r e -
P e r o sabiendo que el principal estudio de u n cris- dención, especialmente el santo s e p u l c r o , con tal
tiano debe consistir en la interior mortificación compunción de corazón y t a n t a s l á g r i m a s de d e -
de las pasiones, no dejó j a m á s de ejercitarse todo voción, que si se le hubiese permitido no se h u -
el tiempo de su vida en toda s u e r t e de mortifica- biera separado de aquellos santos l u g a r e s en todo
ciones. De aquí resultó que no sólo sufría con el resto de su vida. Después que el siervo de Dios
alegría de su a l m a cualquiera p a l a b r a injuriosa hubo satisfecho á su devoción, se volvió á su país
que se le dijera y cualquier desprecio que se h i - del mismo modo que h a b í a salido de él, siempre á
ciese de su persona, sino que buscaba de p r o p ó - pie y con m u c h o recogimiento de espíritu, y todo
sito las ocasiones de ser hollado y despreciado, encendido en n u e v a s y ardientes l l a m a s de la di-
siendo en esto m á s diligente de lo que son los vina caridad. Tenía también el santo u n a particu-
h o m b r e s del m u n d o en b u s c a r las ocasiones de lar devoción á los príncipes de los apóstoles san
ser exaltados, elogiados y estimados; y con el fin Pedro y san Pablo, por cuya causa cuatro veces
de t e n e r siempre delante de s u s ojos estas m á x i - en distintos tiempos fué á R o m a en la m i s m a for-
m a s evangélicas, tan contrarias al a m o r propio y m a de pobre peregrino y con el m i s m o espíritu de
á la inclinación de la naturaleza, tenía escritos recogimiento y penitencia. Todo el tiempo que se
algunos versos en las paredes y en la p u e r t a del detuvo en R o m a lo empleó en visitar el sepulcro
cuarto de su habitación y en los libros de su de los santos apóstoles y los d e m á s s a n t u a r i o s de
uso, que le acordasen la resolución que había que a b u n d a aquella metrópoli del cristianismo,
hecho de h u m i l l a r s e y envilecerse en todas las sin c u i d a r de ver las cosas c u r i o s a s y la m a g n i -
cosas. ficencia de aquella g r a n ciudad, p o r q u e en s u s
El manantial de donde se derivaban al a l m a p e r e g r i n a c i o n e s no b u s c a b a sino visitar y v e n e r a r
del bienaventurado J u a n las luces y las gracias las m e m o r i a s y reliquias de los s a n t o s , con el fin
celestiales p a r a practicar la caridad, la h u m i l - de a n i m a r s e siempre m á s á s e g u i r s u s huellas y á
dad y las demás virtudes cristianas, e r a la o r a - implorar s u protección p a r a llegar al mismo t é r -
ción, en la cual empleaba todo el tiempo que mino de la vida b i e n a v e n t u r a d a de q u e ellos g o -
le quedaba libre de s u s ocupaciones, todas d i - zan en el cielo.
rigidas á la gloria de Dios y á la salud de las En u n a de estas p e r e g r i n a c i o n e s acaeció que
a l m a s . En este ejercicio de la oración y en la algunos ladrones le acometieron en el c a m i n o y
lectura de los libros sagrados p a s a b a la m a y o r le h u r t a r o n el dinero que llevaba para el viaje, y
parte de la noche, pues como se ha dicho no daba preguntándole después si tenía m á s dinero, el sier-
á su cuerpo sino un breve é incómodo reposo. vo de Dios respondió que no; pero a p e n a s los l a -
La m a t e r i a m á s frecuente de su oración y medita- drones se h a b í a n algún tanto alejado, cuando
ción e r a n los misterios de la vida y pasión de J e - acordándose el siervo de Dios que tenía a l g u n a s
sucristo, n u e s t r o Salvador, y solía p a s a r m u c h a s monedas escondidas en el vestido que llevaba e n -
h o r a s de la noche, cuando los d e m á s d o r m í a n , cima, los volvió á l l a m a r y les dijo: «Yo me había
postrado delante de u n a devota imagen de J e s u - olvidado de estas monedas que tenía aquí g u a r d a -
cristo crucificado, colocada cerca de la puerta de das; yo no quiero decir n i n g u n a mentira, y así
la habitación de los doctores del colegio de la u n i - tomad también estas monedas que m e h a n queda-
versidad, donde el santo habitaba. Aquí quedaba do.» Los ladrones quedaron atónitos á este ofreci-
m u c h a s veces absorto y a r r e b a t a d o en dulcísimos miento, y a d m i r a n d o su virtud y movidos de la
éxtasis, contemplando el infinito a m o r de un Dios, santidad que se descubría en su rostro, no s o l a -
abatido y humillado h a s t a la m u e r t e de cruz por m e n t e no le quitaron aquellas m o n e d a s , sino que
la salvación del g é n e r o h u m a n o , y se a n e g a b a en le restituyeron todas las que le h a b í a n ya h u r t a -
DÍA 20 OCTUBRE 163
do, pidiéndole perdón de su atentado y partiéndo- modo que él era como el común padre d é l a s p e r -
se de su p r e s e n c i a m u y compungidos de su p e c a - s o n a s afligidas y atribuladas.
do. Y á la verdad, asi en el porte del siervo de Había ya cumplido nuestro santo los sesenta y
Dios como en todas s u s acciones y discursos, r e s - siete años d é su edad, cuando experimentó que
plandecía u n a s i n g u l a r piedad que le conciliaba perdía notablemente las fuerzas de su cuerpo,
u n a g r a n d e estimación de todos los que tenían maltratado de s u s penitencias y de las m u c h a s fa-
ocasión de h a b l a r y t r a t a r con él. De aquí resultó tigas padecidas por la gloria de Dios y por la sa-
que, habiendo vacado la iglesia parroquial del lu- lud de s u s prójimos. Entonces, previendo que t e -
g a r de Ol-Kusz, cinco millas distante de la ciudad nía c e r c a n a la m u e r t e , que m i r a b a como el t é r m i -
de Cracovia, los r e c t o r e s de aquella universidad, no de su destierro en este valle de miserias, se
á quienes pertenecía proveerla de pastor, eligie- preparó á ella con actos de más ardiente caridad
ron la persona de J u a n , su bienaventurado c o m - y con distribuir á los pobres de Cristo las pocas
p a ñ e r o , y le confiaron la administración de ella, cosas que le quedaban y que servían á su necesa-
la cual el siervo de Dios aceptó de mala g a n a y rio uso. En efecto, poco después fué acometido
sólo por obediencia. Cumplió el santo con m u c h a de su última enfermedad, la cual sufrió, no sólo
diligencia ó igual fruto de las a l m a s que tenía con- con paciencia, sino también con m u c h a alegría y
fiadas á su cargo con todas las funciones de bueno gozo de su alma, repitiendo con frecuencia a q u e -
y vigilante pastor, a p a c e n t á n d o l a s con el pan de llas p a l a b r a s de David: ¡Heu mihi!, quice incolatus
la palabra de Dios y con los ejemplos de su santa meusprolongatus est: ¡Ay de mí!, que se h a p r o -
vida, socorriendo con m u c h a caridad todas las longado tanto mi habitación en este valle de l á -
necesidades, así espirituales como temporales de g r i m a s ; con las cuales p a l a b r a s declaraba los a r -
s u s feligreses. P e r o d e s p u é s de algún tiempo, h a - dientes deseos que tenía de ser desatado de las
ciéndole m u c h a impresión los peligros que van prisiones del cuerpo p a r a llegar presto á la bien-
unidos con la c u r a de las a l m a s , y temiendo, aten- a v e n t u r a d a patria del cielo. Recibió con e x t r a o r -
dida la delicadeza de su conciencia, h a c e r s e c u l - dinaria devoción los santos s a c r a m e n t o s de la
pable delante de Dios de a l g u n a omisión, tan fácil Iglesia, y lleno de confianza en la divina miseri-
de cometerse en la c u r a pastoral de las a l m a s , cordia durmió el sueño de los justos á 24 de d i -
rogó con m u c h a s instancias á los sobredichos rec- ciembre de 1473. Su cuerpo fué sepultado en la
tores de la universidad que le descargasen de iglesia colegiata de Santa Ana, en la ciudad de
aquel peso que p a r a su profunda humildad era Cracovia, y Dios, nuestro Señor, se dignó i l u s -
intolerable. H a b i e n d o obtenido la g r a c i a deseada, t r a r l e con m u c h o s milagros, los cuales testifica-
volvió á c o n t i n u a r las p r i m e r a s funciones de en- ron siempre m á s y m á s á los h o m b r e s su heroica
s e ñ a r las s a g r a d a s L e t r a s á los clérigos jóvenes, santidad, de la cual la s a n t a sede d i o un público
destilando, como a r r i b a se h a referido, no menos testimonio en el año 1680 escribiéndole en el n ú -
en su mente la doctrina de la Iglesia que en su m e r o de los beatos. P e r o creciendo siempre m á s
corazón la piedad cristiana, á fin de que con el la devoción de la nación polaca y especialmente
tiempo saliesen buenos y doctos m i n i s t r o s en los de la ciudad y universidad de Cracovia hacia este
oficios de la Iglesia: ocupación v e r d a d e r a m e n t e su ciudadano, y obrándose en su sepulcro nuevos
digna de ser imitada de aquellos eclesiásticos que, y continuos milagros, la santidad de C l e m e n -
siendo dotados de talento y de ciencia, se hallan te XIII le canonizó solemnemente en el mes de
en estado de poder formar buenos a l u m n o s , de julio de 1767, j u n t o con los beatos Jerónimo E m i -
que suele h a b e r t a n t a escasez p a r a el servicio de liano, José de Calasanz, José de Copertino y J u a -
la Iglesia. Continuó también el santo en predicar na F r a n c i s c a de Chantal, aprobando primero p a r a
la p a l a b r a de Dios con igual celo y fruto de n u - este fin los milagros siguientes:
meroso c o n c u r s o de toda s u e r t e de personas que El primero sucedió con un m u c h a c h o , llamado
acudían á oir un predicador que con los ejemplos Sebastián Luzark; se hallaba éste tísico confirma-
de su s a n t a é i r r e p r e n s i b l e vida confirmaba lo que do; había sacado de s u s padres esta enfermedad,
e n s e ñ a b a con s u s palabras. F i n a l m e n t e , no había que e r a h e r e d i t a r i a en aquella familia; no o b s -
obra de misericordia que estimulado de su infla- tante, implorando la poderosa intercesión de san
m a d a caridad no a b r a z a s e y practicase con m u - J u a n , quedó instantánea y perfectamente c u r a d o .
cho gusto, ya con los presos detenidos en las p ú - El segundo acaeció con u n a doncella, llamada
blicas cárceles, p r o c u r á n d o l e s todo el alivio y con- Eduvigis P a s k u n a ; se hallaba ésta acometida de
suelo posible; y a con los enfermos del hospital, u n a enfermedad de calentura aguda; pero i n v o -
visitándoles p a r a consolarles en s u s enfermedades cando al glorioso san J u a n , no solamente quedó
y e x h o r t a r l e s á sufrir s u s males con paciencia y i n s t a n t á n e a m e n t e c u r a d a , sino que recobró al
resignación; ya empleándose en s o c o r r e r las per- mismo momento absoluta y e n t e r a m e n t e todas s u s
sonas que á él r e c u r r í a n en s u s necesidades, de fuerzas.
164 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
El tercero fué obrado con M a r í a Gaucelike, la la mujer fuerte c o n c u r r i e r o n en M a r í a . Ella iba
cual padeciendo u n a grave y perniciosa c a l e n t u r a en compañía de su esposo á visitar las iglesias, lo
que la había reducido al último aliento de su mismo c u a n d o vivía en Madrid que c u a n d o vivía
vida, por medio del glorioso san J u a n quedó c u - en T o r d e l a g u n a y en Caraquiz. De todos e r a n
r a d a r e p e n t i n a m e n t e y en un solo momento. a m a d o s , y Dios obraba por su m a n o g r a n d e s p r o -
El cuarto sucedió con Antonio Alexovick, quien digios. Cuando vivían en Madrid habitaban u n a
padecía u n a g r a n d e y profunda llaga que se e x - casa j u n t o á la iglesia de San A n d r é s ; tuvieron
tendía desde la parte inferior del cuello, que los un hijo, que criaron s a n t a m e n t e , habiéndole en
anatómicos llaman jugulo, h a s t a las fauces, la cierta ocasión libertado de la m u e r t e por s u s o r a -
cual nada había perdonado, excepto los t e n d o - ciones. Murió su hijo siendo a ú n m u y niño, y
nes y los vasos m a y o r e s : m a n a b a de ella u n a entonces los dos esposos de c o m ú n a c u e r d o se
podre maligna, y por la p a r t e del cuello a g u j e - s e p a r a r o n p a r a e n t r e g a r s e m á s libremente á D i o s .
reada e c h a b a el enfermo lo que tomaba p a r a su Retiróse María á u n a casilla de Caraquiz, y allí
alimento; no obstante, invocando al glorioso san frecuentaba la iglesia donde se v e n e r a b a la i m a -
J u a n , fué instantánea y perfectamente curado de gen de n u e s t r a Señora bajo el título de la Cabeza.
s u s males. E n t r e g ó s e allí e n t e r a m e n t e á Dios s e p a r a d a del
El quinto sucedió en el río llamado Solana: c a - m u n d o , y ocupada totalmente en el aseo y l i m -
yeron en este río, que iba m u y crecido, las m e r - pieza de aquel templo, y en o r a r y a l a b a r á Dios.
c a d e r í a s á un pobre a r r i e r o ; el ímpetu de la c o - E r a un dechado de penitencia, de modestia, cari-
rriente las llevó río abajo, el dueño las veía y a dad y de todas las virtudes. M u c h o tuvo que s u -
perdidas, m a s en este aprieto invocó con g r a n frir de la emulación; m a s todo lo toleraba con la
fervor el auxilio de san J u a n Cancio y al momento m á s g r a n d e conformidad. P a r a confundir á los
vieron con a s o m b r o suyo todos los presentes que que la c a l u m n i a b a n y disfamaban y h a c e r s o b r e -
las m e r c a d e r í a s caídas y perdidas en el río iban salir su virtud, permitió el cielo que pasase á pie
por sí m i s m a s subiendo río a r r i b a , venciendo el enjuto el río J a r a m a que había salido de m a d r e ,
ímpetu de la corriente, h a s t a llegar finalmente al lo que presenciaron su esposo y m u c h a s g e n t e s .
mismo l u g a r donde se h a b í a n s u m e r g i d o , de don- P a s ó después á Madrid p a r a asistir á su esposo
de las sacó el dueño con el contento que se deja en su última enfermedad, y continuando en s u s
discurrir. devotos ejercicios de piedad la llamó Dios á sí
en el año 1180. F u é enterrado su cuerpo confor-
SANTA MARÍA DE LA CABEZA.—Fué esta s a n t a e s p o - me lo había ella dispuesto en la capilla de N u e s -
sa de san Isidro, labrador, y no se sabe de fijo el t r a S e ñ o r a de la Cabeza, en cuyo l u g a r estuvo
l u g a r de su nacimiento. Tampoco se sabe de s u s como cuatrocientos años, h a s t a q u e fué t r a s l a d a -
padres sino que e r a n labradores de la gente m o - do á Madrid, donde se v e n e r a j u n t o con el de su
zárabe ó cristianos viejos, q u e vivían mezclados esposo.
con los á r a b e s sin ser tiznados de su superstición.
No están acordes los a u t o r e s a c e r c a del n o m b r e SAN MÁXIMO, DIÁCONO Y MÁRTIR—Por los a ñ o s de
que le impusieron en el bautismo, pues u n o s d i - 250, r e i n a n d o en R o m a el e m p e r a d o r Decio, suce-
cen que le dieron el n o m b r e de Toribia, y otros el dió el martirio de este santo en F o r c o n e , j u n t o á
de Ana; pero la opinión m á s común es que se le Aquila, en el Abruzo. P o r el deseo que tenía Máxi-
d i o el n o m b r e de María. Criada en el santo temor mo de padecer se descubrió á los perseguidores, y
de Dios, se distinguió en las virtudes, especial- después de u n a constante y gloriosa confesión fué
m e n t e en la honestidad y en vivísimos deseos de estirado y atormentado en el potro, luego apalea-
a g r a d a r á Dios. A todo esto a ñ a d í a un g r a n d e do, y por último, habiéndole precipitado desde
fervor en oir el santo sacrificio de la misa, en u n a g r a n d e altura, d u r m i ó gloriosamente en el
frecuentar los santos s a c r a m e n t o s y en meditar la Señor.
pasión de n u e s t r o divino Salvador. Tenía en g r a n
veneración y respeto á s u s padres, á quienes s o - SAN CAPRASIO, MÁRTIR—Estando este santo escon-
corría y a y u d a b a con el trabajo de s u s m a n o s . dido en u n a cueva h u y e n d o de la persecución, lle-
Dios premió aquí en la t i e r r a s u s g r a n d e s v i r t u - gó á su noticia la fortaleza con que la virgen s a n -
des, dándole por esposo á un h o m b r e fiel á su ta F e padecía por Jesucristo, A n i m á n d o s e él e n -
Dios y g u a r d a d o r de los divinos preceptos, el j o - tonces á la m i s m a pelea, pidió al Señor que si le
ven Isidro. No le llevó la pensión á c o n t r a e r m a - j u z g a b a digno de la gloria del m a r t i r i o hiciese sa-
trimonio, pues se p r e p a r ó p a r a él con a y u n o s y lir a g u a c l a r a de la p e ñ a de su cueva. O b r a n d o
oraciones, celebrándose con llaneza y h u m i l d a d . Dios en seguida aquel milagro, se fué Caprasio s e -
Todas las c i r c u n s t a n c i a s que el Espíritu Santo g u r o al campo de batalla, en donde combatiendo
describe en el libro de la Sabiduría al h a b l a r de g e n e r o s a m e n t e mereció la palma del m a r t i r i o . Su-
DÍA 21 OCTUBRE 165
cedió en Agen, en las Galias, en tiempo del e m p e - daron con gran pompa á la abadía de Hautevillers,
rador Maximiano. cerca de R h e i m s .
SAN ARTEMIO, MÁRTIR.—Fué este santo un caballe- SANTA FORTUNATA, VIRGEN Y MÁRTIR—En una de
ro romano m u y principal, nombrado después por las m á s crueles persecuciones de los p r i m e r o s s i -
el e m p e r a d o r Constancio prefecto augustal de glos de la Iglesia, la inocente Fortunata, doncella
Egipto, y g e n e r a l de todas las tropas de aquel dis- de preclara estirpe, de sentimientos caritativos y
trito. Protegió á san Atanasio y estuvo siempre de fe ardiente, fué u n a de las víctimas escogidas
separado de los herejes é infieles. En tiempo de J u - por los enemigos de n u e s t r a religión santa. P a r e -
liano Apóstata los idólatras le a c u s a r o n de h a b e r ce que su cuerpo se conserva en un oratorio p a r -
demolido los templos de los dioses y hecho p e d a - ticular de Cherta.
zos los ídolos. El e m p e r a d o r Juliano le hizo c o m -
parecer en Antioquía el año 362, y en vista de la Día 31
acusación y de la confesión del santo m a n d ó que
fuese decapitado en la m i s m a ciudad, en el mes de SAN HILARIÓN, ABAD Y CONFESOR—La vida del glo-
junio del mismo año 362. rioso san Hilarión, sacada de la que de él escribió
el g r a n doctor de la Iglesia san Jerónimo, es de
LAS SANTAS MARTA, Y SAÜLA, VÍRGENES Y MÁRTIRES. esta m a n e r a : Nació san Hilarión en un lugar, lla-
—Estas s a n t a s fueron martirizadas con otros mu- mado Tabuta, cinco millas de la ciudad de Gaza,
chos cristianos en la ciudad de Colonia d u r a n t e los en Palestina. Sus padres fueron idólatras, y el
primeros siglos de la iglesia. hijo nació de ellos como la rosa de las espinas.
F u é enviado de s u s padres, siendo niño, á la c i u -
SAN FELICIANO, OBISPO Y MÁRTIR—Gobernó la igle- dad de Alejandría p a r a que allí estudiase, y él lo
sia de Minde con admirable sabiduría, p r o p a - hizo con tanto cuidado, que en pocos años a p r e n -
gó las verdades de la fe e n t r e los infieles y des- dió el arte de bien hablar; y por su modestia, agra-
pués selló con su s a n g r e su apostolado. El e m - dable condición y vivo ingenio era amado de la
perador Otón d e s e n t e r r ó las reliquias del santo gente, y Dios, nuestro Señor, también le amó,
obispo, y el año 969 las hizo colocar en u n a s u n - pues teniendo allí noticia de la fe de Cristo, se bau-
tuosa capilla de la m i s m a ciudad de Minde. No tizó y se hizo cristiano, y de tal m a n e r a se dio á
se sabe la época del martirio de este santo, pero la piedad y devoción, que en tan tierna edad no se
se cree que fué d u r a n t e la persecución de Diocle- deleitaba sino de estar en la iglesia ó con los m i -
ciano. nistros de ella. Oyó decir las g r a n d e z a s de san An-
tonio abad, que en aquel tiempo florecía con g r a n
LOS SANTOS JORGE, Y AURELIO, MÁRTIRES—El p r i - fama de varón celestial, y vínole deseo á Hilarión
mero fué diácono y ambos españoles por n a c i - de verle; fué al y e r m o donde estaba, y en viéndo-
miento, según la opinión de los antiguos m a r t i r o - le se encendió tanto en a m o r de Dios con deseo de
logios. San Eulogio, en el Memorial de los santos, imitar á san Antonio, que luego mudó su traje y se
habla de ellos cómo tales españoles y m á r t i r e s de vistió de monje, y estuvo con él dos meses, apren-
n u e s t r a Iglesia, y se cree que la notación de P a - diendo el modo de su vida p a r a imitarle. Conside-
rís, que pone j u n t o á ellos el Martirologio roma- r a b a la gravedad de s u s costumbres, su continua
no, es porque s u s reliquias fueron trasladadas a l a oración, la humildad con que recibía á los h u é s -
capital de F r a n c i a d u r a n t e la dominación de Espa- pedes, la severidad en c o r r e g i r á los culpados, el
ñ a por los m o r o s . fervor en e x h o r t a r á los tibios, la benignidad en
consolar á los flacos, la aspereza en el tratamien-
SAN SINDÜLFO, CONFESOR—Era u n presbítero de to de su persona, así de comida como de sueño y
R h e i m s que, inflamado del deseo de la perfección vestido. Pasados los dos meses volvió á su tierra y
cristiana, dejó su patria, Aquitania, y buscó un halló que eran m u e r t o s sus padres; vendió su p a -
retiro en la diócesis de R h e i m s , á principios del trimonio y repartióle entre pobres y sus h e r m a -
siglo VII. Escogió p a r a su residencia el l u g a r de nos, y quedando él pobre de sustancia y rico en
Aussonce, á cuatro leguas de la ciudad, donde Cristo, siendo á la sazón de quince años, se fué
j u n t a b a continua oración á g r a n d e s austeridades. á un lugar solitario p a r a comenzar su milicia y en-
E r a m u y versado en las s a g r a d a s L e t r a s , y daba t r a r en campo con todo el poder del infierno. E r a
m u c h a instrucción á c u a n t o s iban en busca s u y a aquel lugar frecuentado de salteadores, y dicién-
p a r a consultarle, y m u r i ó en su soledad, famoso dole s u s amigos el peligro en que se ponía, no hizo
en milagros, el día 20 de octubre á mediados del caso de ello, no temiendo la m u e r t e corporal por
siglo VII. Su cuerpo fué e n t e r r a d o en el mismo si- librarse de la eterna.
tio de su retiro, y después en el siglo IX lo trasla- E r a Hilarión delicado de complexión y m u y s u -
166 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
jeto á cualquier injuria de tiempo, de calor y frío, llino y ruido que t r a í a n consigo. Hizo g r a c i a s al
y m á s en tierna edad; y con todo esto se vistió de Señor por h a b e r l e librado, y cantó aquellas p a l a -
sólo un pobre saco, y sobre él un cobertor te- bras que dijeron los del pueblo de Israel c u a n d o
jido de pelos ásperos de animales, como de ca- el m a r Bermejo tragó á F a r a ó n y á s u s ejércitos:
mello, que le había dado san Antonio cuando «Al caballo y al caballero derribó en el m a r . »
se partió de él. Comía después de puesto el sol M u c h a s fueron las tentaciones con que los d e m o -
quince caricas, que era u n a fruta propia de S i - nios le combatieron, y varios los lazos q u e le a r -
ria, a l a m a n e r a de higos; y por razón de m u c h o s m a r o n . P o r q u e , estando echado en el suelo p a r a
salteadores que había en aquel desierto, n u n c a pa- r e c r e a r su debilitado c u e r p o con un breve s u e ñ o ,
r a b a en un l u g a r . Mucho sintió Satanás verse de- parecían delante de él mujeres d e s n u d a s ; otras
safiar de un m u c h a c h o que antes que supiese t o - veces, pereciendo de h a m b r e , ponían en su p r e -
m a r las a r m a s ya le había vencido, acoceado y ho- sencia m e s a s llenas de m u c h o s y preciosos m a n -
llado, y determinó hacerle g u e r r a . Fatigábale con j a r e s . Otras cuando o r a b a , a n d a b a n lobos aullan-
diversas tentaciones, representábale m u c h a s c o - do alrededor. Si cantaba h i m n o s en alabanza de
s a s torpes, por donde el santo mozo era forzado á Cristo, r e p r e s e n t á b a n s e l e h o m b r e s que se acuchi-
p e n s a r lo que no sabía, y t r a e r en su imaginación llaban y dejaban m u e r t o á sus pies uno de ellos
lo que n u n c a había e x p e r i m e n t a d o . Enojábase que le pedía s e p u l t u r a . E s t a b a u n a vez o r a n d o , y
contra sí, h e r í a sus pechos pensando vencer á divirtióse de la oración un poco con la i m a g i n a -
puñadas aquellos feos pensamientos. Airábase ción; llegó á él u n h o m b r e feroz y cruel, al talle
con su cuerpo y decíale: «Yo te h a r é , asnillo, que de los que en R o m a llamaban gladiadores, dióle
no tires coces, porque te quitaré la cebada y sola- de coces en los costados, y comenzóle á h e r i r con
mente te d a r é paja; m a t a r t e h e de h a m b r e y de u n azote en las espaldas, y diciendo: «Ea: ¿qué es
sed; e c h a r t e he c a r g a s pesadas; fatigarte h e con esto? ¿Por qué te duermes?», daba g r a n d e s r i s a -
calores y fríos, p a r a que así tengas sólo cuidado das, y cuando lo tuvo bien a t o r m e n t a d o le p r e -
de la comida y no de la lascivia.» Esto decía el guntó si tomaría u n poco de cebada.
santo mozo, y como lo decía así lo hacía, porque Desde los diez y seis a ñ o s h a s t a los veinte u s a -
se estaba tres y cuatro días sin comer, ejercitán- ba de u n a pequeña choza de j u n c o s y otra y e r b a
dose en este tiempo m u c h a s h o r a s en cavar la espinosa, llamada carica, p a r a defender su tierno
tierra, no porque pensase s e m b r a r en ella a l g u n a cuerpo de los hielos y recios soles. Después de
semilla, sino p a r a quitar las espinas y malezas este tiempo edificó u n a celda, que dice san J e r ó -
que echaba su propio cuerpo. Hacía también ces-r nimo que p e r m a n e c í a en su tiempo y e r a m á s se-
tillas de m i m b r e s , imitando á los monjes de Egip- p u l t u r a de cuerpo muerto que celda de h o m b r e
to, y empleábase en la oración la m a y o r parte de vivo, porque tenía cuatro pies de a n c h o y de alto
la noche y del día. Cuando ya se sentía m u y c a n - cinco; de modo que era m á s baja que su estatura,
sado y como desfallecido del trabajo tomaba la y de largo no tenía m á s que su cuerpo. D o r m í a eu
refección o r d i n a r i a con a l g u n a s yerbas silvestres, u n o s j u n c o s puestos sobre la tierra, y ésta fué su
y hablando con su cuerpo, m i e n t r a s comía le d e - c a m a h a s t a que m u r i ó . Cortábase el cabello u n a
cía: «Mirad, cuerpo, que si no trabajáredes, no vez al año por la festividad de la P a s c u a . No lava-
comeréis; y pues coméis a h o r a , aparejaos á t r a - ba el saco que traía vestido, p o r q u e decía q u e no
bajar.» De esta m a n e r a se consumió y enflaque- había p a r a qué b u s c a r regalo en el cilicio. Ni
ció tanto, que ya sólo parecía q u e d a r en solos los tomó túnica n u e v a h a s t a que la vieja estaba h e -
huesos. cha pedazos. T e n í a de m e m o r i a g r a n p a r t e de la
Estaba el santo mozo una noche en oración y E s c r i t u r a s a g r a d a , y recitaba algo de ella después
oyó como lloros de niños, lamentaciones de m u - de h a b e r rezado m u c h o s salmos y oraciones; lo
j e r e s , balidos de ovejas, mugidos de toros, b r a m i - cual hacía con tan g r a n d e atención y r e v e r e n c i a
dos de leones, silbos de serpientes y varias voces como si viera con s u s ojos presente al Señor con
de diversos m o n s t r u o s p a r a e s p a n t a r l e y h a c e r l e quien h a b l a b a . Desde los veintiún a ñ o s de su
h u i r . Antes que viese cosa a l g u n a entendió ser edad h a s t a los veintisiete, los tres a ñ o s y m e -
embustes del demonio; postróse en tierra, hizo dio comía u n a s lantejas remojadas en a g u a fría, y
sobre sí la señal de la cruz, m i r a n d o á u n a p a r t e otros tres a ñ o s comía pan seco mojado en a g u a y
y á otra para ver con los ojos lo que sus oídos sal. Desde los veintisiete a ñ o s h a s t a los treinta
oían. Hacía u n a l u n a m u y clara, y de repente vio se sustentó con y e r b a s y raíces. Después h a s t a
venir sobre sí un c a r r o , guiado de unos furiosos los treinta y cinco comía cada día seis onzas de
caballos, que daban m u e s t r a de quererle a t r o p e - pan de cebada con a l g u n a s y e r b a s cocidas. D e s -
llar. P r o n u n c i ó Hilarión el dulcísimo n o m b r e de pués por estar enfermo añadió á las y e r b a s un
J e s ú s , y al momento vio que se abrió la t i e r r a y poco de aceite por regalo, y así pasó h a s t a los se-
tragó el c a r r o y los caballos, y todo aquel t o r b e - senta y t r e s a ñ o s . Desde ésta edad h a s t a los ochen-
DÍA 21 OCTUBRE 167
ta no quiso comer pan ni otra cosa sino un m a n - á su casa se le murieron todos tres en la ciudad
j a r de h a r i n a y y e r b a s d e s m e n u z a d a s , que le s e r -
de Gaza, donde fué san Hilarión importunado de
vía de comida y bebida, y no comía h a s t a puesto los ruegos de sus monjes y vencido de las l á g r i -
el sol, ni por fiesta que fuese, ni por g r a v e enfer- mas de la pobre m a d r e , é invocando sobre ellos
medad que tuviese dejó de a y u n a r . ¿Quién no se el n o m b r e santo de J e s ú s , resucitaron luego y
m a r a v i l l a r á de la gracia del Señor, que así esfuer- besaron las manos al santo varón. Divulgóse este
za un h o m b r e flaco y miserable p a r a que viva u n a milagro, y venía de todas partes m u c h a gente por
vida tan á s p e r a y admirable corno la vivió san ver á Hilarión, y viéndole muchos gentiles r e c i -
Hilarión? Y le adornó de tan altas y e x t r a o r d i n a - bían la fe de Cristo, y otros tomaban el hábito de
rias virtudes, que son más admirables que i m i t a - monje y se quedaban con él, y se fundaron a l g u -
bles, p a r a que nosotros, ya que no podemos llegar nos monasterios que fueron los primeros que se
á donde él llegó, p r o c u r e m o s h a c e r lo poco que edificaron en Siria, los cuales instituyó y gobernó
podamos, y no m i d a m o s con n u e s t r a flaqueza la Hilarión como lo hacía san Antonio en Egipto.
virtud de los santos. Trujeron á san Hilarión u n a mujer ciega que le
Estando, pues, en su choza Hilarión y siendo dijo que había gastado toda su h a c i e n d a con los
de diez y ocho años, vinieron á él u n a noche los médicos sin provecho, y él le respondió: «Si lo
l a d r o n e s , ó pensando que tenía a l g u n a cosa que que has perdido con los médicos lo hubieras dado
poderle r o b a r , ó pareciéndoles que era afrenta á los pobres, Jesucristo, verdadero médico, te hu-
s u y a que un mozo viviese e n t r e ellos con tan g r a n biera sanado;» y ungiendo con su saliva los ojos
seguridad y sin algún lemor y recelo. Anduvieron de la ciega, luego cobró la vista. A un cochero,
toda la noche buscando aquella pobre choza y de quien el demonio se había apoderado y fué
n u n c a la pudieron h a l l a r . A la m a ñ a n a le h a l l a - traído á san Hilarión, dijo creyese en Cristo y
ron, y como por burla le dijeron: «¿Qué h a r í a s si dejase aquel oficio, y que así s a n a r í a . Creyó en
te vieses cercado de ladrones?» Y él les r e s p o n - Cristo, prometió de dejar el oficio, y quedó sano
dió: «El pobre y desnudo no teme ladrones.» Y y libre del demonio. También sanó á otro mozo
ellos le dijeron: «A lo menos puedes perder la robustísimo y de e x t r a ñ a s fuerzas, que se l l a m a -
vida.» Dijo él: «Así es verdad q u e la puedo p e r - ba Marsitas, y estaba endemoniado, y no había
der; m a s no temo los ladrones, porque estoy a p a - quien le tuviese, ni grillos, ni esposas, ni cadenas
rejado á morir.» Quedaron admirados de v e r su que no hiciese pedazos, arremetiendo á unos é
constancia, y confesaron q u e le habían buscado hiriendo á otros. Lleváronle atado como un toro
aquella noche y no le h a b í a n podido hallar, y m u y bravo delante del santo, y él le hizo desatar,
prometieron de e n m e n d a r s u s vidas. y estando suelto le dijo: «Ven, llégate aquí.» L l e -
Veintidós años había pasado san Hilarión en gó Marsitas temblando, la cabeza baja, echóse á
esta m a n e r a de vida, sin ser conocido sino por s u s pies, y lamiaselos con su lengua como si fue-
la fama que por todas las ciudades de Palestina r a u n a oveja m a n s a . Hizo oración por él, y al
se había d e r r a m a d o de su santidad y g r a n d e s vir- cabo de siete días que le tuvo consigo quedó
tudes. Vino á él un día u n a mujer y echóse de s a n o . O t r a vez le trujeron otro endemoniado, que
repente á s u s pies, y viendo que él mostraba p e - se llamaba Orion, h o m b r e riquísimo, que tenía
sar de verla allí y h a c í a m u e s t r a de q u e r e r s e ir, una legión de demonios. Venia el endemoniado
con m u c h a s l á g r i m a s le dijo: « P e r d o n a mi osadía, encadenado, atadas las m a n o s y la cerviz, y con
siervo de Dios, que mi necesidad y trabajo me los ojos bravos centelleando, y con aspecto feroz,
hace q u e te sea i m p o r t u n a . Vuelve á mí t u s ojos que parecía que echaba llamas de fuego. Estaba
y m í r a m e , no como á mujer, sino como á afligida; á la sazón el santo declarando á s u s monjes un
que mujer fué la que parió al Salvador.» D e t ú v o - paso de la s a g r a d a Escritura; soltóse el e n d e m o -
se san Hilarión oyendo estas p a l a b r a s y p r e g u n - niado de las m a n o s de los que le traían, y a r r e -
tóle la c a u s a de su dolor; y entendiendo que e r a metió á Hilarión, y asiéndole por detrás le levan-
casada y q u e su marido la q u e r í a dejar porque en tó en el aire. Temieron los que allí estaban que
quince a ñ o s no tenía hijos, alzó los ojos al cielo é el demonio no le maltratase y lastimase aquel
hizo oración, y despidióla, y al cabo de un año le cuerpo, que con los ayunos y penitencias estaba
vino á visitar con u n hijo. Este fué el principio tan consumido, y levantaron un g r a n d e alarido;
de las maravillas que Dios obró por san Hilarión, mas Hilarión, riéndose, dijo: «Dejadme á mí con
y fueron t a n t a s y tan g r a n d e s , que llenaron al mi luchador;» y asiéndole de los cabellos con la
m u n d o de admiración. Resucitó t r e s hijos de u n a mano, le derribó en tierra, y poniendo el pie so-
.señora m u y principal, llamada Aristeneta, mujer bre él, y apretándole y dándole algunos golpes,
de un caballero que se decía Elpidio, la cual, h a - le dijo: «Aquí seréis atormentados, miserables
biendo ido por su devoción á visitar á san A n t o - demonios.»
nio con su m a r i d o y con s u s tres hijos, volviendo Oíanse salir de la boca de aquel h o m b r e mise-
168 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
rabie m u c h a s y diversas voces, como un clamor santo le dijo: «¿Tan poco es lo que puedes, que u n a
de pueblo confuso. Oró el santo al Señor, que es p l a n c h a de cobre te tiene asido? Di: ¿por qué h a s
poderoso p a r a vencer á los demonios, y no m e n o s osado e n t r a r en esta sierva de Dios?» Respondió
á muchos que a u n o , y quedó sano; y de allí á el demonio: «Entré en ella p a r a g u a r d a r su virgi-
algunos días vino al monasterio con su mujer ó nidad.» «¿Tú (dice el santo) la h a b í a s de g u a r d a r ,
hijos, y trujo a l g u n o s dones al siervo de Dios. El siendo enemigo de la castidad? ¿Por qué no te apo-
le dijo: «¿No h a s leído lo que aconteció á Giezi y deraste del que te trujo acá?» «¿Cómo (dijo el demo-
á Simón Mago, de los cuales el uno pretendió nio) había yo de a p o d e r a r m e de él, teniendo c o n -
vender y el otro c o m p r a r la gracia de Dios, y los sigo á otro demonio del a m o r , amigo mío?» F i n a l -
dos pagaron la pena de su pecado?» Y como Orion mente, san Hilarión sanó á la doncella sin que se
llorando le rogase que ya que no le quería p a r a quitase aquel impedimento de la plancha que d e -
sí ni para s u s monjes, tomase aquella limosna y cía el demonio, p a r a que se entendiese que á la
la diese á los pobres, respondió san Hilarión: voluntad de Dios n i n g u n o s hechizos ni e n c a n t a -
«Mejor se la puedes dar tú, que a n d a s por las mientos pueden resistir, y que no se debe dar cré-
ciudades y los conoces: dejó yo mi hacienda pro- dito al demonio, que es tan sagaz y mentiroso.
pia, y ¿quieres que me e n c a r g u e de la ajena? Yo Después de h a b e r librado á la doncella de aquel
sé que á m u c h o s el n o m b r e de pobre es ocasión incendio y frenesí q u e padecía, le r e p r e h e n d i ó de
de avaricia; n i n g u n o mejor da al pobre que el a l g u n a s liviandades que había h e c h o , y con ellas
que no g u a r d a n a d a p a r a sí.» Estaba m u y triste abierto puerta al demonio p a r a que la afligiese y
y caído en el suelo Orion, y díjole el s a n t o abad: a t o r m e n t a s e .
«No quieras, hijo, entristecerte; lo que hago por I n n u m e r a b l e s fueron los milagros que obró el
mí hago por ti; si yo tomase tus dones ofendería Señor por la intercesión de san Hilarión, por los
á Dios, y la legión de los demonios se volvería á cuales se extendió su fama en todas partes; y el
ti.» La m i s m a doctrina nos enseñó san Hilarión g r a n padre san Antonio, c u a n d o a l g u n o s enfer-
en otro criado del e m p e r a d o r Constancio que, mos ó endemoniados iban á él por remedio de S i -
habiendo sido desde niño afligido del demonio, ria á Egipto, les decía: «¿Para qué venís á mí te-
vino á él, y con s e r de nación a l e m á n le r e s p o n - niendo en v u e s t r a patria á mi hijo Hilarión?» Y le
dió en lengua siríaca sin h a b e r l a aprendido; y enviaba c a r t a s y recibía con g r a n consuelo las
después que por oraciones del santo se vio libre, que Hilarión le escribía. Por estos milagros y m u -
le ofreció diez libras de oro, las cuales no quiso cho m á s por el ejemplo a d m i r a b l e de su s a n t a
tomar, sino un pan de cebada, p a r a d a r n o s á en- vida se edificaron en Palestina i n n u m e r a b l e s m o -
tender (como dice san Jerónimo) que los que con nasterios, y acudían, todos los monjes á Hilarión,
tal pan se sustentan el oro tienen por lodo. Mas como á su padre y maestro, p a r a ser e n s e ñ a d o s de
e n t r e los otros milagros fué muy notable el que él; y él los instituía con su vida y con s u s p a l a -
hizo san Hilarión p a r a librar á u n a pobre donce- bras, avisándolos que considerasen bien cómo se
lla. Había en un pueblo de Gaza u n a doncella de pasa la figura y v a n a representación de este
b u e n a vida, de quien se enamoró un mancebo, su m u n d o , y que aquélla es v e r d a d e r a vida que se
vecino, y procurando por todas las vías q u e le c o m p r a con la incomodidad y pérdida de la vida
fueron posibles a t r a e r l a á su voluntad, y no apro- presente. Amonestábales que no tuviesen solici-
vechándole cosa que hiciese, fué á la ciudad de tud de lo que habían de comer ó vestir, ni de las
Menfis, y comunicó su enfermedad y locura con otras cosas que pasan con el tiempo, sino q u e pu-
u n o s hechiceros, ministros del templo de Escula- siesen en Dios toda su confianza; y a b o r r e c í a en
pio. Dióronle u n a lámina ó p l a n c h a de cobre con g r a n m a n e r a á los que g u a r d a b a n m u c h o las c o -
ciertas figuras espantosas, p a r a que cubierta de sas, temiendo que les h a b í a de faltar. U n a vez un
tierra la pusiese al u m b r a l de la p u e r t a de la don- monje, que tenía a l g u n o s dineros y era muy guar-
cella y dijese allí ciertas palabras. El demonio doso, le envió un haz de garbanzos verdes, como
cumplió todo lo que fué dicho. Comenzó la donce- primicias de su h u e r t a , y se le pusieron sobre la
lla á a m a r al mancebo tan desatinadamente, que mesa. El dijo que no podía sufrir el mal olor que
parecía m á s locura que a m o r , porque daba gritos salía del haz, porque hedía á avaricia; y q u e en
llamándole, h e r í a s e el rostro, a r r a n c á b a s e los ca- p r u e b a de esto lo diesen á los bueyes y viesen si
bellos, y h a c í a otros visajes de loca. Lleváronla comían de él. Echóse el haz á los bueyes, y ellos,
s u s padres á san H i l a r i ó n , y como el demonio que espantados, rompiendo las a t a d u r a s h u y e r o n del
había e n t r a d o en la pobre doncella y la a t o r m e n - establo. P o r q u e entre las otras g r a c i a s que tuvo
taba confesase el modo con que h a b í a e n t r a d o , y de- san Hilarión, fué u n a que del olor de los cuerpos,
clarase que estaba atado en u n a plancha de cobre y de los vestidos y de las otras cosas que a l g u n o
al u m b r a l de la p u e r t a , y que no podía salir h a s t a había tocado, sabía el vicio que tenía y de qué de-
que le soltase el mancebo que ló tenía preso, el monio e r a tentado. Visitaba al tiempo de la vendi-
DÍA 21 OCTUBRE 169
mía las celdas de los monjes, acompañado de t o - aquellos días, estuvo fuerte para a n d a r camino á
dos los que vivían en aquellos desiertos, que eran pie y a y u n a r todo el día sin comer h a s t a la noche:
a l g u n a s veces dos mil y t r e s mil personas. Llegó y así se fué al lugar donde había vivido san A n -
u n a vez con su s a n t a compañía á u n a viña de un tonio, reverenciándole como morada de tan santo
monje, que tenía fama de codicioso y apretado, y varón que ya e r a m u e r t o . Después se retiró con
halló puestas g u a r d a s que no los dejaron e n - dos solos monjes á un desierto que estaba allí cer-
t r a r ; pero fueron recibidos y acariciados de ca, y comenzó á h a c e r u n a vida m á s de ángel que
otro monje, que se llamaba Sabá, y les e n - de h o m b r e , con tanto rigor, abstinencia y p e n i -
tregó u n a viña p a r a que comiesen y se r e c r e a - tencia como si entonces comenzara á servir al Se-
sen en ella. H e c h a oración y dadas las g r a - ñor. M a s p a r a que se vea el deseo que san H i l a -
cias al Señor, el santo bendijo la viña y mandó á rión tenía de no ser conocido en el m u n d o , y
los tres mil h o m b r e s que iban con él que comie- como Dios le hacía conocer, el cuidado con que él
sen de los frutos de ella. Comieron y h a r t á r o n s e se escondía y como Dios le descubría, la solicitud
y fué tan provechosa al monje aquella su caridad, con que él h u í a de la gloria y como aquella m i s -
que j u z g a n d o todos a n t e s que comiesen que la ma gloria iba t r a s él y le seguía como sombra, y
viña d a r í a como cien c a r g a s de u v a s , después de que cuanto el h o m b r e m á s se humilla tanto Dios
h a b e r comido de ella tres mil personas, v e n d i - m á s le levanta, estando en este desierto san H i l a -
miándose de allí á veinte días d i o trescientas. Y rión muy contento, por parecerle que ninguno le
aquel monje avariento cogió aquel año m u c h o m e - conocía, todos los pueblos de aquella comarca vi-
nos q u e solía, y lo que cogió se le volvió en v i n a - nieron á él, y le suplicaron que con s u s oracio-
g r e , como el santo viejo m u c h o a n t e s se lo había nes les alcanzase pluvia del cielo, porque h a -
profetizado. bía tres años que no llovía. Pidiéronselo con t a n -
Tuvo don de profecía. Estando en Palestina y ta instancia y con tantas lágrimas, que él se
diciéndole u n a s e ñ o r a q u e q u e r í a ir á Egipto á ver enterneció, alzó los ojos al cielo, y luego im-
á san Antonio, abad, él le respondió q u e de buena petró lo que q u e r í a ; pero con las m u c h a s
g a n a hiciera él aquel c a m i n o p a r a ver á su santo a g u a s nació tan g r a n d e m u c h e d u m b r e de s e r -
padre; pero que y a había dos días q u e el m u n d o pientes y animales ponzoñosos, que destruyeron
carecía de tal maestro. Otra vez, queriendo a l g u - la tierra, y m u c h a gente perecía. Acudieron á
n a s p e r s o n a s devotas detenerle en un pueblo cer- Hilarión, y con el aceite bendito que les daba c u -
ca de Alejandría, les dijo que no q u e r í a q u e d a r s e r a b a n s u s llagas y s a n a b a n . Como vio que en este
con ellas aquella noche por no h a c e r l e s m a l a desierto era conocido, salió de allí y peregrinó
obra; y que por lo que después s u c e d e r í a e n t e n - por diversas partes; y juzgando que no podía v i -
derían que h a b í a n tenido j u s t a c a u s a de partirse vir seguro y desconocido en Oriente, se embarcó
tan apriesa. Luego á la m a ñ a n a vinieron á aquel p a r a Sicilia, ofreciendo por flete al patrón del n a -
lugar los ministros de Juliano Apóstata p a r a vio u n libro de los Evangelios, que siendo mozo
p r e n d e r l e y m a t a r l e , y él por la revelación divina había escrito, porque no tenía otra cosa que d a r -
q u e a n t e s había tenido se escapó de s u s m a n o s . le. Navegando, un hijo del patrón comenzó á ser
P e r o e n t r e todas las excelencias q u e tuvo san H i - atormentado del demonio, y san Hilarión le sanó;
larión, de la que m á s se a d m i r a y la que m á s e n - y por este beneficio el padre le volvió el libro.
g r a n d e c e san J e r ó n i m o , es la humildad y el m e - Llegado á Sicilia, p a r a esconderse más se entró
nosprecio de la h o n r a , y el estudio con que h u y ó la tierra a d e n t r o , y cada día cortaba un haz de
la gloria y aplauso popular. P o r q u e , concurriendo leña, y le vendía, y del precio él y un discípulo se
al santo de todas partes clérigos, monjes, obispos s u s t e n t a b a n . P e r o ¿cómo puede el sol dejar de
y todo g é n e r o de p e r s o n a s , ricos y pobres, h o m - resplandecer y d a r luz? O ¿cómo se puede e s c o n -
bres y m u j e r e s , p a r a recibir de él un poco de pan, der la ciudad puesta sobre un alto monte? ¿Ni en-
ó aceite bendito, él s i e m p r e lloraba, y le parecía c u b r i r s e , a u n q u e esté debajo de tierra, el que
que vivía en el siglo, y que Dios le pagaba en esta Dios quiere manifestar? Al tiempo que Hilarión
vida s u s servicios, y p a r a eso se determinó de estaba escondido en Sicilia, un hombre e n d e m o -
h u i r á a l g u n a parte r e m o t a y solitaria donde no niado dio voces en la iglesia de San Pedro en
fuese conocido. Entendióse su determinación, y Roma, y dijo que pocos días antes Hilarión, s i e r -
vinieron á él más de diez mil p e r s o n a s p a r a d e t e - vo de Cristo, había entrado en Sicilia y estaba es-
nerle y rogarle que no se partiese; mas él estuvo condido sin ser conocido de nadie; m a s que iría
tan firme en su propósito, que les dijo que no co- allá y le descubriría. F u é , hallóle, hablóle, y que-
m e r í a bocado, ni bebería gota, si no le dejaban dó sano. Súpose el milagro; concurrió de toda la
partir; y, en efecto, estuvo siete días sin comer isla i n n u m e r a b l e gente á Hilarión por remedio de
h a s t a que le dejaron. Y él, despidiéndose de toda s u s males, y fué pregonado por Dios y conocido
aquella gente y no habiendo comido en todos de todos el que deseaba no serlo de n i n g u n o .
TOMO IV 22
170 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
Aquí tampoco quiso recibir cosa a l g u n a de los quien allí le molestase; m a s el Señor le d e s c u -
m u c h o s dones que le ofrecían los que habían brió, y los pobres enfermos y necesitados, con el
c u r a d o , diciendo á todos aquellas p a l a b r a s del deseo de hallar remedio, vencieron la dificultad
Señor: Gratis accepistis, gratis date: Lo que g r a - del camino. F i n a l m e n t e , siendo y a de ochenta
ciosamente habéis recibido, dadlo g r a c i o s a m e n t e . años, entendiendo q u e n u e s t r o Señor le quería
Y con esto, como dice san J e r ó n i m o , de n i n g u - llevar p a r a sí, escribió u n a breve c a r t a de su
n a cosa se maravillaban tanto los h o m b r e s , como m a n o p a r a Esiquio, su fiel c o m p a ñ e r o , q u e estaba
de que con tantos milagros no tomase un pedazo a u s e n t e , por la cual le hacía h e r e d e r o de todas
de pan de los que recibían aquel beneficio. De s u s r i q u e z a s , que e r a n el libro de los Evangelios,
Sicilia h u y ó á Dalmacia por esconderse de nuevo; y su saco, m a n t o y cogulla. Vinieron m u c h o s á
m a s permitió n u e s t r o Señor q u e al mismo tiempo verle; conjurólos q u e luego que fuese m u e r t o le
u n d r a g ó n de e x t r a ñ a g r a n d e z a , que llamaban en sepultasen en el h u e r t o donde estaba con s u s ves-
su l e n g u a boas (porque e r a tan g r a n d e que se tidos, y que un punto no le g u a r d a s e n . Estando
t r a g a b a un buey entero, y no solamente el g a n a - y a en lo último, y que n i n g u n a cosa de. h o m b r e
do m a y o r y m e n o r , sino los mismos pastores y vivo le quedaba sino el sentido, tenía los ojos
h o m b r e s se engullía), destruía toda aquella tierra. abiertos, y h a b l a n d o con su a l m a decía: «Sal ya,
Compadecióse el santo de aquella calamidad tan a l m a mía. ¿De qué temes? ¿Qué dudas? Setenta
g r a n d e , y habiendo h e c h o oración hizo t r a e r m u - a ñ o s casi h a que sirves al Señor, y ¿temes la
c h a leña, y m a n d ó al dragón que se pusiese en muerte?» Diciendo estás p a l a b r a s acabó la vida.
medio de ella, y pegando el santo fuego á la leña Luego fué sepultado como él lo h a b í a ordenado,
en presencia de todo el pueblo se hizo ceniza y en un mismo tiempo se supo en la ciudad de
aquella bestia horrible y espantosa. Otra cosa le Pafo que era m u e r t o y e n t e r r a d o . Vino Esiquio
sucedió allí no de m e n o r a d m i r a c i ó n , y fué que pasados a l g u n o s días sin que sé entendiese, abrió
por un t e r r e n o e x t r a ñ o que h u b o después de la la s e p u l t u r a , y halló la t ú n i c a s a n a , con el sacó y
m u e r t e de Juliano Apóstata, la m a r salió de s u s cogulla con que le habían e n t e r r a d o , y el cuerpo
t é r m i n o s é inundó la t i e r r a de m a n e r a , que las tan entero como si estuviera vivo, dando de sí
naves q u e d a r o n en seco en las c u m b r e s de los u n a fragancia s u a v í s i m a y celestial. D e s e n t e r r ó
m o n t e s . No tuvieron otro remedio los n a t u r a l e s el santo cuerpo y llevóle á Siria, y púsole en su
de Epidauro, donde san Hilarión estaba, sino to- antiguo monasterio, donde Dios (como dice san
m a r l e y llevarle á la r i b e r a del m a r y oponerle Jerónimo) hacía m u y continuos milagros por el
como u n m u r o fortísimo á s u s furiosas ondas. santo, y m á s en el huertezuelo de Chipre, por h a -
Hizo el santo tres c r u c e s en la a r e n a y extendió ber él m á s a m a d o aquel l u g a r . La m u e r t e de san
las m a n o s h a c i a la m a r , y luego con espanto de Hilarión fué á 21 de octubre, en que la celebra la
todos se p a r ó y volvió a t r á s , y tornó á su l u g a r . Iglesia, y fué el año del Señor de 372, i m p e r a n d o
P e r o como él viese que allí le h o n r a b a n , s e embar- Valentiniano el Mayor. D e m á s de san J e r ó n i m o ,
có p a r a h u i r á la isla de Chipre, y n a v e g a n d o se q u e escribió su vida, h a c e n mención de san Hila-
encontró con ciertos cosarios, los cuales, vinien- rión el Martirologio romano, y el de Beda, Usuar-
do á embestir al barco en que iba san Hilarión, do, Adón y Nicéforo. El Martirologio romano pone
él se puso á la p r o a , y extendiendo la m a n o les por santo á Esiquio, discípulo de san Hilarión, en
dijo: «Basta q u e h a y á i s llegado h a s t a aquí.» Y de 3 de o c t u b r e . (P. Ribadeneira.)
tal m a n e r a se e m b a r a z a r o n , que n o pudieron p a -
s a r adelante, a n t e s volvieron a t r á s con m a y o r
SANTA ÚRSULA, Y LAS ONCE MIL VÍRGENES, MÁRTIRES —
presteza que h a b í a n venido. Llegado á Chipre, se
El mismo día de los 21 de octubre celebra la
escondió en u n l u g a r apartado como dos millas
s a n t a m a d r e Iglesia el m a r t i r i o de s a n t a Ú r s u l a
de la ciudad de Pafo; m a s estando m u y contento
y de las once mil v í r g e n e s , s u s c o m p a ñ e r a s , en
p o r q u e no h a b í a quien le conocía, todos los ende-
c u y a historia h a y a l g u n a s cosas ciertas y otras
moniados comenzaron á c l a m a r por toda la isla
apócrifas y dudosas; lo cierto es q u e s a n t a Ú r -
de Chipre que H i l a r i ó n , siervo de Cristo, había
sula y todas s u s s a n t a s c o m p a ñ e r a s fueron v í r -
venido á ella; y dentro de pocos días vinieron á
genes y m á r t i r e s , y que fueron once mil. P o r q u e ,
él casi doscientos de ellos, h o m b r e s y mujeres, y
a u n q u e el Martirologio romano no dice que fue-
todos fueron por s u s oraciones l i b r e s . D e allí pasó
ron once mil, ni la oración que de ellas rezamos;
á otro l u g a r m á s apartado de la m a r y m u y áspe-
pero dícenlo Beda y Adón en s u s martirologios, y
ro, donde oía alaridos y u n a s voces confusas como
Molano en las Adiciones que hizo al Martirologio
de u n ejército de demonios, con las cuales el san-
de U s u a r d o , y otros autores; y a u n q u e no h u b i e s e
to se r e c r e a b a , pareciéndole que tenía presentes
n i n g u n o que lo dijese, p a r a creerlo bastaría la tra-
los enemigos con quienes había de l u c h a r y p e -
dición sola y común sentido de la Iglesia. P e r o lo
lear, y que por la aspereza del l u g a r no h a b r í a
que es incierto y dudoso es la m a n e r a de s u m a N
DÍA 21 OCTUBRE 171
tirio; la ida de estas vírgenes á R o m a con tan doncellas para el efecto que habernos dicho, y
g r a n d e a c o m p a ñ a m i e n t o , y el v e n i r con ellas p a r a que acompañasen á Ú r s u l a , que había de ser
c u a n d o t o r n a b a n el papa Ciríaco, dejando el sumo la capitana y como señora de las d e m á s .
pontificado, y otras cosas como éstas que escriben De las doncellas u n a s iban de b u e n a g a n a y
algunos, no tienen fundamento ni autoridad, ni otras contra su voluntad; pero como era fuerza y
aun probabilidad, y contradicen á la verdad de la mandato de Máximo (que ya era emperador, ó
historia eclesiástica y á toda b u e n a razón. Y así, como por mejor decir tirano), que quisieran ó que
dejando aparte lo que c o m ú n m e n t e se dice del no, h u b i e r o n de obedecer. E m b a r c á r o n s e en algu-
modo con que se pudieron j u n t a r , y el fin con que nos navios, que p a r a pasarlas á la nueva p r o v i n -
se j u n t a r o n once mil doncellas, y después todas cia de Bretaña estaban aprestados. F u é nuestro
j u n t a s m u r i e r o n por la fe de Cristo, n u e s t r o S e - Señor servido que en saliendo las naves del puer-
ñor, y alcanzaron coronas de vírgenes y m á r t i r e s , to tuvieron los vientos tan contrarios, que en l u -
diré aquí lo que al cardenal Baronio y á Guiller- g a r de llevar aquélla a r m a d a y bienaventurada
mo Lindano, obispo de R e r e m u n d a , v a r o n e s d o c - c o m p a ñ í a hacia B r e t a ñ a , la a r r e b a t a r o n y lleva-
tísimos, les parece m á s probable y s e g u r o , sacán- ron á la p a r t e contraria, con tan g r a n d e ímpetu
dolo de u n libro m u y antiguo de la librería V a t i - que, pasando delante de las islas de Zelandia y Ho-
c a n a de R o m a , que t r a t a de las cosas de B r e t a ñ a , landa, embocó por el río R h i n , que es m u y cauda-
cuyo autor es Guafrido, obispo asafense, en el rei- loso, a n c h o y profundo, y llegó á aquellas p a r t e s
no de I n g l a t e r r a , y es de esta m a n e r a : donde el m a r se esplaya con sus crecientes y men-
Siendo e m p e r a d o r G r a c i a n o , hijo del e m p e r a - g u a n t e s . En el mismo tiempo que esto sucedió, el
dor Valentiniano el Mayor, u n capitán suyo, lla- e m p e r a d o r Graciano, sabiendo lo que Máximo ha-
mado Máximo, h o m b r e m u y valeroso, n a t u r a l de bía h e c h o en I n g l a t e r r a y en F r a n c i a , y que se
la isla de B r e t a ñ a (que a h o r a llamamos Inglate- trataba como e m p e r a d o r y señor, y no como c a p i -
r r a ) , se le rebeló, y fué alzado del ejército y acla- tán y criado suyo, p a r a reprimirle y castigarle
mado por e m p e r a d o r , y él con el favor de los s o l - había llamado á su servicio á los p i d o n e s y á los
dados y de los otros n a t u r a l e s de I n g l a t e r r a , s u s h u n o s , gente feroz, cruel y b á r b a r a , que había
amigos y conocidos, entró en las Galias (que a h o - vencido á los godos y hecho cosas hazañosas y es-
r a es F r a n c i a ) y se apoderó de ellas, especialmen- pantosas en las a r m a s . Estos, debajo de Melgo, ca-
te de u n a provincia que entonces se llamaba A r - pitán de los pictones, y de Gauno, g e n e r a l de los
mórica, y a h o r a se llama B r e t a ñ a ; p o r q u e los bri- h u n o s , y con u n a a r m a d a poderosa, comenzaron
tanos ó ingleses la sojuzgaron y asolaron con tan á infestar la m a r y c o r r e r l a como cosarios, roban-
g r a n d e estrago y furor, que matando á los natu- do y a r r u i n a n d o todo lo que podían, con intento de
rales, la dejaron y e r m a y sin gente. Quiso M á x i - pasar á I n g l a t e r r a p a r a e c h a r de ella á Máximo,
mo poblar aquella provincia porque le venía á tirano, y servir al e m p e r a d o r Graciano, que p a r a
cuenta p a r a c o n s e r v a r las de I n g l a t e r r a y F r a n - esto les daba el sueldo. Halláronse los bárbaros á
cia. P a r a esto repartió á s u s soldados, venidos de la m i s m a sazón que llegaron las vírgenes en aquel
I n g l a t e r r a , los campos y t i e r r a s fértiles de la m e - paraje, y conociendo que e r a n naves e n e m i g a s y
nor B r e t a ñ a , p a r a que las cultivasen y gozasen de M á x i m o , contra quien ellos v e n í a n , embistie-
de s u s frutos. P e r o p a r a que los soldados se pu- ron en ellas. Cuando vieron que venían c a r g a d a s
diesen c a s a r y tener sucesión, y a r r a i g a r s e en de doncellas (como eran tan deshonestos y lasci-
aquella t i e r r a y provincia, donde no había m u j e - vos como crueles y feroces) pretendieron hacerles
res por h a b e r l a s m u e r t o , parecióle enviar á las fuerza y afrentarlas. Mas las santas doncellas, ani-
islas de B r e t a ñ a , que c o m p r e h e n d e n á I n g l a t e r r a , mándolas su capitana y m a e s t r a santa Ú r s u l a , se
Escocia é Irlanda, por g r a n n ú m e r o de doncellas, d e t e r m i n a r o n de perder antes la vida que la casti-
para que traídas á la n u e v a y m e n o r Bretaña se dad. Y como con obras y con palabras mostrasen
casasen con los soldados, que por la m a y o r parte su g r a n valor y constancia, y que por no ofender
eran n a t u r a l e s de su m i s m a patria. El capitán m á s á Dios estaban aparejadas á cualquier pena y t o r -
principal de todo aquel ejército e r a Canano, p e r - mento, convirtiendo los bárbaros el a m o r en furor
sona de g r a n linaje y uno de los s e ñ o r e s m á s e s - y en aborrecimiento de la fe cristiana, dieron en
timados de I n g l a t e r r a , á quien Máximo había h e - ellas como lobos en un r e b a ñ o de corderas, y á to-
cho su l u g a r t e n i e n t e y prefecto de todos los puer- das las pasaron á cuchillo, por no detenerse allí y
tos de aquella costa. Pidió Canano por mujer á llegar presto á I n g l a t e r r a , que entendían estaba
una doncella nobilísima, hija de Dionocio, rey de sin gente por h a b e r sacado Máximo los soldados
Cornualla, por n o m b r e Ú r s u l a , en la cual concu- de ella. De toda aquella s a n t a y virginal compañía
r r í a n todas las dotes de honestidad, h e r m o s u r a y no quedó con vida sino u n a doncella, llamada Cor-
gracia que se desea en las m u j e r e s . B u s c á r o n s e dula, que con temor mujeril al tiempo de la m a -
por todas aquellas provincias de B r e t a ñ a once mil tanza se escondió; mas visto lo que pasaba, y que
172 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
todas las otras s u s c o m p a ñ e r a s habían sido marti- lidoro Virgilio, en la Historia de Inglaterra, y
rizadas, a n i m a d a por el Señor, que las había todas m á s copiosamente el P . F r . Lorenzo Surio, en el
escogido p a r a sí, otro día se descubrió y fué m a r - tomo v de las Vidas de los santos.
tirizada, como dice el Martirologio romano. L a s (P. Ribadeneira.)
m á s principales v í r g e n e s que allí d e r r a m a r o n
su s a n g r e por la fe de Cristo y por su limpie- SAN MALCO, MONJE Y CONFESOR.-Habiendo el g r a n
za fueron (como dice Adón) s a n t a Ú r s u l a , guía, padre y doctor san J e r ó n i m o escrito las vidas de
cabeza y caudillo de todas, y Sentía, Gregoria, san Pablo, p r i m e r e r m i t a ñ o , y de san Hilarión,
Pinnosa, M a r d i n a , Saula, Brítula, S a t u r n i n a , S a - abad, y puéstolas en la Iglesia como un vivo r e -
t u r n i a , R a b a c i a , Paladia, Clemencia y Grata. El trato y modelo de los santos a n a c o r e t a s y monjes,
día que m u r i e r o n triunfó Cristo, su dulce e s - y como vidas m á s de ángeles que de h o m b r e s en
poso, en las s a n t a s doncellas de la infidelidad cuerpo mortal, escribió también la vida de otro
y de la carnalidad, del pecado y del infierno, santo monje, llamado Maleo, que tuvo a l g u n a s
y declaró c u á n t o m á s poderosa es la virtud del imperfecciones y tentaciones, y con la g r a c i a del
cristiano p a r a sufrir la m u e r t e que la crueldad Señor salió bien de ellas para ejemplo de los reli-
del demonio y de s u s ministros p a r a d á r s e l a , y giosos que p a s a r e n por semejantes tentaciones.
que s u s soldados cayendo se l e v a n t a n , y m u - Y dice san J e r ó n i m o que el mismo Maleo, siendo
riendo vencen y son c o r o n a d o s de e t e r n a gloria. ya m u y viejo, le refirió á él, siendo mozo, su
Los cuerpos de las s a n t a s vírgenes fueron r e c o - vida, y fué de la m a n e r a q u e aquí d i r é :
gidos de los fieles con g r a n devoción y llevados á F u é Maleo de u n a aldea, llamada Maronio, como
la ciudad de Colonia, que está sobre el mismo rio diez leguas de Antioquía, ciudad de Siria. F u é
R h i n , donde se fundó un célebre monasterio de hijo único de s u s p a d r e s , que e r a n l a b r a d o r e s .
monjas, y en él hoy día se ven m u c h a s de las ca- Cuando Maleo tuvo edad (como e r a solo), d e s e a -
bezas de estas s a n t í s i m a s v í r g e n e s , y son r e v e - ron s u s padres casarle; y el padre con a m e n a z a s
r e n c i a d a s con s i n g u l a r d e v o c i ó n , a u n q u e por y espantos, y la m a d r e con caricias y b l a n d u r a s ,
m u c h a s p a r t e s de toda la cristiandad se h a n r e - p r o c u r a b a n que tomase mujer; m a s el Señor le
partido. M u c h o s creen que el l u g a r donde a h o r a h a b l a b a al corazón y le daba otros intentos y d e -
están los s a g r a d o s cuerpos de las v í r g e n e s es el seos de g u a r d a r castidad. F i n a l m e n t e , viéndose
mismo donde las m a t a r o n . P o r q u e la tierra de apretado de s u s p a d r e s , determinó dejarlos, y h u -
aquella iglesia no admite n i n g ú n cuerpo m u e r t o , yendo se partió de su casa solo, sin decirles nada,
a u n q u e sea de niño recién bautizado, si lo e n t i e - y se fué á un desierto hacia la p a r t e de O c c i d e n -
r r a n en ella, y a n t e s de la n o c h e le e c h a de sí, te, y entró en un monasterio, en el cual con el
como lo escribe el obispo L i n d a n o . T o m a n d o esto trabajo de s u s m a n o s g a n a b a su pobre comida, y
por señal q u e no quiere Dios que n i n g ú n otro con los a y u n o s refrenaba la lascivia de su c a r n e .
c u e r p o esté e n t e r r a d o donde están los de tantas y Estuvo m u c h o s a ñ o s en aquel monasterio con
tan ilustres v í r g e n e s y m á r t i r e s , esposas s u y a s , m u c h a paz y quietud sirviendo al S e ñ o r . Supo
q u e allí dieron su p u r í s i m a s a n g r e por la confe- que e r a m u e r t o su padre y q u e le h a b í a dejado
sión de su fe y defensa de su castidad. También por h e r e d e r o de a l g u n a s posesiones y heredades;
se dice que s a n t a Ú r s u l a y s u s s a n t a s c o m p a ñ e - vínole deseo de v e r á su m a d r e p a r a consolarla
r a s á la h o r a de su m u e r t e favorecen á los que en su viudez, y j u n t a m e n t e de v e n d e r aquellas
en vida tienen con ellas devoción y se les e n c o - posesiones que su padre le había dejado y d a r
m i e n d a n . El m a r t i r i o de estas v í r g e n e s fué, según parte del precio de ellas á los pobres, y parte á
Baronio, el año del Señor de 383, i m p e r a n d o Gra- aquel monasterio, y otra p a r t e g u a r d a r p a r a s u s
ciano y Valentiniano, su h e r m a n o , y Teodosio el necesidades. Declaró su deseo al a b a d , el c u a l ,
Mayor, á quien Graciano había hecho c o m p a ñ e r o como varón espiritual y p r u d e n t e , luego entendió
suyo en el imperio por v e r s e tan apretado por t o - que aquélla e r a tentación del e n e m i g o q u e , so
das p a r t e s de las a r m a d a s de infinitos b á r b a r o s , capa de piedad, le quería e n g a ñ a r . Comenzó á ro-
y necesitado del socorro de un tan valeroso c a p i - g a r á Maleo que se sosegase y no se dejase ven-
tán; y fué á los 21 de o c t u b r e , y aquel día le cele- cer de aquella tentación, proponiéndole a l g u n o s
bra la s a n t a Iglesia. De las once mil v í r g e n e s ejemplos de otros monjes que h a b í a n sido e n g a -
(demás de los a u t o r e s q u e habernos referido), e s - ñ a d o s , y amenazándole con los castigos que suele
cribieron W a n d a l b e r t o , q u e floreció por los a ñ o s d a r n u e s t r o S e ñ o r á los que, h a b i e n d o puesto la
del Señor de 850; Sigiberto, monje del monasterio mano á la esteva, la dejan y vuelven a t r á s . Todo
g e m b l a c e n s e , que h a casi quinientos que e s c r i - lo que el abad le decía p e n s a b a Maleo que n a c í a
bió; Rogerio Cisterciense, Ricardo P r e m o n s t r a - m á s del deseo de tenerle en su compañía que por
tense, Claudio de Rota, Bonfinio, en la Historia su bien, y así no s e . d e j ó a b l a n d a r ni p e r s u a d i r
de las cosas de Hungría; P e d r o de Natalibus, P o - de quien tan b u e n o s consejos le d a b a . Salió del
DÍA 21 OCTUBRE 173
m o n a s t e r i o a c o m p a ñ á n d o l e el abad, como si le comenzó á sentir su trabajo y á a c o r d a r s e de las
llevara á e n t e r r a r , y á la despedida le dijo que le p a l a b r a s que su abad le había dicho, y á conocer
veía llagado con u n a terrible llaga, y como u n a que aquél e r a castigo de Dios por no h a b e r l e o b e -
oveja d e s c a r r i a d a y a p a r t a d a del r e b a ñ o , que l u e - decido. Llevó á su cueva y aposento á la esposa,
go cae en las bocas de los lobos. Volviendo, pues, ella se puso á u n a parte y él á otra sin h a b l a r s e , á
Maleo del monasterio á su tierra, h u b o de pasar él era penoso el verla, y á ella no menos congoja
por u n a soledad y camino desierto y peligroso, en el verse en aquel cautiverio y lugar. Comenzó á
el cual los s a r r a c e n o s solían saltear á los c a m i - llorar Maleo, y hablando consigo mismo en su co-
n a n t e s , y por esto p r o c u r a b a n j u n t a r s e m u c h o s razón, á decir: «¿A esto me g u a r d ó mi ventura?
para poderlos mejor resistir. J u n t á r o n s e aquella ¿A tanto h a n llegado mis pecados que, siendo yo
vez con Maleo o t r o s , como setenta pasajeros, virgen y y a con la cabeza llena de c a n a s , h a y a
h o m b r e s y mujeres, viejos, mozos y m u c h a c h o s , a h o r a de ser marido? Dejé de c a s a r m e en mi t i e r r a
y yendo c a m i n a n d o vieron venir p a r a sí g r a n n ú - con mujer doncella y moza, y ¿tengo de c a s a r m e
mero de ismaelitas en camellos, medio desnudos en la ajena con mujer vieja y que tiene marido?
s u s cuerpos, con t u r b a n t e s en s u s cabezas y alja- ¿Qué provecho m e s e r á h a b e r dejado los padres,
bas con s a e t a s colgando de s u s h o m b r o s , y los la patria y la hacienda, si ahora hago lo que por
a r c o s en s u s m a n o s , flechándolos contra ellos. no hacerlo lo dejé todo? ¡Ah triste monje, que te
Toda aquella c o m p a ñ í a se esparció, y u n o s por Ves en esta a n g u s t i a porque volviste á m i r a r á la
un cabo y otros por otro echaron á h u i r . Maleo, patria que h a b í a s dejado por Dios! ¿Qué haces, ¡oh
que iba del monasterio á h e r e d a r , vino á m a n o s a l m a mía? ¿Venceremos ó seremos vencidos? Me-
de uno de aquellos ismaelitas, y con él u n a mujer jor s e r á que m u e r a el cuerpo y viva el alma; el
de un h o m b r e que iba en aquella m i s m a compa- g u a r d a r la castidad también tiene consigo su m a r -
ñía, y también de otro s e ñ o r h a b í a sido cautivo. tirio.» Diciendo esto propuso de morir antes que
Tomó, pues, el ismaelita al monje fugitivo y á la casarse, y sacando u n cuchillo p a r a matarse dijo
mujer casada y sin m a r i d o , y cargólos sobre u n á la mujer: «Quédate á Dios, que antes me v e r á s
camello y llevólos por u n desierto, temiendo ellos m á r t i r de Cristo que marido tuyo.» Turbóse sobre-
á cada paso caer de la bestia por ir más colgados m a n e r a la mujer, y derribándose á l o s pies de Mal-
en ella que a s e n t a d o s . La comida del camino fué eo le dijo: «Ruégote por Jesucristo que no seas
carne medio c r u d a , y la bebida leche de los c a - ocasión de tu m u e r t e p a r a mi daño; y si todavía
mellos. F i n a l m e n t e , después de h a b e r pasado u n q u i e r e s m o r i r , m á t a m e á m í primero, porque si lo
caudaloso río llegaron á 1 de aquel b á r b a r o h a c e s por g u a r d a r castidad, quiero que entiendas
y señor suyo, é hicieron r e v e r e n c i a á su mujer é de mí q u e estoy d e t e r m i n a d a de g u a r d a r l a cuanto
hijos; después m a n d a r o n á Maleo que hiciese ofi- yo pudiere, a u n q u e me viese libre con mi propio
cio de pastor, y e n c o m e n d á r o n l e s u s g a n a d o s . m a r i d o . ¿Por qué quieres morir por no j u n t a r t e
Comenzó á h a c e r su oficio Maleo fiel y diligente- conmigo, pues yo moriría si tú quisieses juntarte?
mente, m i r a n d o por la h a c i e n d a de su a m o , acor- Si te parece, p a r a librarnos del furor de este b á r -
dándose de lo q u e dice el Apóstol, q u e los e s c l a - baro, n u e s t r o a m o , s e a m o s p a r a con él marido y
vos sirvan á s u s amos como á Dios. A n d a b a mujer, y p a r a con Dios hermanos.» Admiróse Mal-
desnudo, p o r q u e el temple de la t i e r r a lo pedía. eo de la virtud de la mujer, y consolóse al oir s u s
Tenía oración y c a n t a b a salmos q u e había a p r e n - p a l a b r a s . Concertáronse de hacerlo así, y vivían
dido en el m o n a s t e r i o . como h e r m a n o s ; a u n q u e Maleo siempre con g r a n -
Comía queso fresco y l e c h e , y tenía por consuelo de recato, no mirando j a m á s el cuerpo desnudo de
estar apartado y v e r pocas veces á s u señor, el la mujer, ni tocándole por no p e r d e r en la paz lo
cual, como vio que aquel cautivo era h o m b r e fiel que había conservado en la g u e r r a . De esta mane-
y que en s u s m a n o s crecía su h a c i e n d a , p a r a h a - r a pasaron a l g u n o s días los dos, siendo más q u e -
cerle más fiel y que no t r a t a s e de h u i r de él y d e - ridos de su señor, porque estaba m á s confiado que
jarle quiso que se casase con aquella mujer, que no se h u i r í a n . P e r o como aquella vida e r a forza-
en su compañía h a b í a sido cautiva. Como Maleo da y violenta, y m u c h a s veces Maleo se a c o r -
entendió el intento de su a m o , rogóle que no le dase de su monasterio y de los monjes con quie-
apretase, porque no e r a lícitoa.1 cristiano c a s a r con nes había conversado, vínole deseo de v o l v e r -
mujer que tuviese m a r i d o , como él sabía que aque- s e á su antiguo recogimiento y profesión. Co-
lla mujer le tenía. T o m ó el b á r b a r o g r a n d e enojo municólo con la mujer, y los dos concertaron de
con esta r e s p u e s t a , sacó un puñal y púsoselo á los h u i r y de m a t a r dos cabrones que tenían en el
pechos, diciendo que con él le quitaría la vida; y hato, y desollarlos p a r a comer la c a r n e y servirse
el pobre Maleo, p a r a e x e u r s a r la m u e r t e , echó los de los cueros llenos de viento p a r a pasar el g r a n
brazos sobre la mujer como quien se q u e r í a casar río que había en el camino; y así lo hicieron, no
con ella. Vino la noche, y el desventurado monje con poco temor y recelo de ser descubiertos y pre-
174 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
sos. Anduvieron tres, días, volviendo s i e m p r e los qué aquí, queda referido. Al cabo de esta vida dice
ojos á m i r a r si alguno los seguía; y después de este'santo doctor estas p a l a b r a s : «Esto m e contó el
los tres vieron que venía su señor con un criado viejo Maleo siendo yo mozo, y esto cuento yo viejo
suyo, en dos camellos en su seguimiento. E n t r á - á los castos por ser historia de castidad, y exhorto
ronse en u n a cueva que estaba allí cerca, y por á las doncellas que siempre la g u a r d e n . Vosotros
no hallar la m u e r t e , h u y e n d o de ella, y s e r c o m i - contadlo á vuestros sucesores p a r a que todos sepan
dos de a l g u n a bestia fiera, se q u e d a r o n á u n a p a r - que la castidad en los desiertos, y e n t r e las espadas
te de la cueva, sin e n t r a r en lo interior y m á s e s - y bestias, no puede estar cautiva, y q u e el h o m b r e
condido de ella. Como el a m o los vio e n t r a r en que se entregó á Cristo bien puede m o r i r , pero que
aquella cueva, m a n d ó bajar del camello á su cria- no puede ser vencido.» Esto es de san J e r ó n i m o .
do y e n t r a r en ella con la espada desenvainada, El Martirologio romano pone el día de este santo
a g u a r d a n d o él á la e n t r a d a p a r a tomar v e n g a n z a monje Maleo en 21 de octubre, y á lo que se saca
por s u s m a n o s de los esclavos fugitivos. E n t r ó el del mismo san J e r ó n i m o , debía de ser c e r c a de los
criado por la cueva a d e n t r o , sin ver á los q u e d e - a ñ o s de Cristo de 370, i m p e r a n d o Valentiniano.
j a b a á s u s espaldas, por e n t r a r de lo claro en lo Simeón Metafrastes escribió la vida de Maleo,
oscuro, y comenzó á dar voces y á decir: «Salid monje, y dice que la sacó de otro monje, por el
acá, d e s v e n t u r a d o s hijos de la m u e r t e ; mirad que cual entiende á san Jerónimo, refiriéndola por s u s
vuestro señor os espera.» R e t u m b a b a la voz por m i s m a s p a l a b r a s , y hállase esta vida en el s é p t i -
las c a v e r n a s de aquella cueva, á cuyo ruido salió mo tomo del obispo Lipomano.
de lo interior una leona y echó s u s g a r r a s al cria- P u e s ¿quién no ve en el discurso de esta vida el
do á vista de los dos que estaban escondidos, y peligro que tienen los religiosos que, habiendo sa-
ahogóle, y entróse con él dentro donde había sali- lido del incendio de Sodoma, vuelven los ojos a t r á s
do. Como el amo vio que su criado se tardaba, y se convierten en estatua de sal como la mujer
pensando que los dos resistían á uno, entró con de Lot? Y ¿cuántas veces se e n g a ñ a n los que, so
su espada en la mano, furioso.y lleno de ira, dan- color de piedad y de a m o r de s u s deudos y padres,
do voces y r e p r e h e n d i e n d o la tardanza del criado; ó de h a c e r algún bien, se a p a r t a n del puerto s e -
m a s la leona, que por voluntad del Señor h a b í a g u r o de la religión y vuelven al golfo t u r b u l e n t o y
tomado á su cargo la defensa de Maleo y su c o m - peligroso del siglo? ¿Quién no estimará la p r e c i o -
p a ñ e r a , acometió al amo y le dejó allí muerto sa joya de la castidad, y por no perderla p e r d e r á
como lo había hecho con el criado. ¿Qué sentirían cualquiera cosa de la tierra, considerando el peli-
en este caso los dos esclavos fugitivos, viendo de gro de perderla que tuvo Maleo, y lo que hizo por
u n a parte las e s p a d a s resplandecientes de los no perderla? ¡Cuan bueno y cuan dulce p a d r e es el
h o m b r e s furiosos y bravos contra sí, y de otra la Señor, pues después de h a b e r probado y castigado
ferocidad de la leona, y no sabiendo á c u y a s m a - al monje fugitivo le consoló y le libró de los d i e n -
nos habían de morir? Estaban quedos, e n c o m e n - tes de las fieras y de las m a n o s de los h o m b r e s , y
dábanse á Dios, esperando la muerte, y temiendo lomó por i n s t r u m e n t o á la m i s m a fiera p a r a u s a r
m e n o s la fiereza de la leona que la i r a del h o m - de la justicia con los infieles y de misericordia con
bre. P e r o el Señor los libró por su misericordia los inocentes! Él sea bendito por lo q u e h a c e , y
de la u n a m u e r t e y de la otra, p o r q u e la leona, nos dé gracia p a r a servirle como debemos.
temiendo que h a b í a sido descubierta y que no es- (P. Ribadeneira.)
taba en aquel l u g a r s e g u r a , tomando en su boca
u n o s pequeños leoncillos, s u s hijos, se fué y dejó
SAN ASTERIO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR—El papa san
la cueva d e s e m b a r a z a d a . De allí á un rato, p a s a -
Calixto lo ordenó de sacerdote, y ejercía su minis-
do y a el temor y sosegado el espíritu, salieron los
terio en R o m a y en otros l u g a r e s de Italia, dando
dos de la cueva, y subieron en los camellos, que
en todas partes m u e s t r a s de su gran celo y piedad.
por su g r a n velocidad son llamados d r o m e d a r i o s ,
El s u m o pontífice san Calixto m u r i ó martirizado
y sustentándose con la provisión q u e traían, á los
en defensa de la religión cristiana, y Asterio dio
diez días llegaron á t i e r r a del r o m a n o imperio; y
honorífica sepultura á su cuerpo; y como fuese
dándole c u e n t a al capitán de Mesopotamia, llama-
sorprendido por u n o s paganos a l tiempo de o c u -
do Sabino, recibieron de él el justo precio de los
p a r s e en ello, fué conducido delante el juez, y d e -
camellos; con que Maleo volvió á su monasterio,
negándose á d a r culto á los ídolos fué echado al
( a u n q u e halló m u e r t o al abad que h a b í a dejado),
Tíber, en donde m u r i ó ahogado, alcanzando así la
y se entregó á los monjes y comenzó á h a c e r de
palma del m a r t i r i o . Murió en tiempo del e m p e r a -
nuevo vida de monje. A la mujer puso en otro
dor Alejandro.
monasterio de monjas, y después, a n d a n d o el
tiempo, siendo ya viejos, los conoció san J e r ó n i m o
LOS SANTOS DASIO, ZOTICO, CAYO, Y OTROS DOCE COM-
(como habernos dicho) y supo de Maleo todo lo
PAÑEROS, MÁRTIRES—Pertenecían estos santos á u n a
DÍA 22 OCTUBRE 175
legión r o m a n a a c a n t o n a d a en Nicomedia d u r a n t e SANTA COLUMBINA, YIRGEN Y MÁRTIR—El real mo-
los últimos años del siglo III. Un día que se cele- nasterio de Poblet, de la orden cisterciense, en el
b r a b a g r a n fiesta á los dioses y que se había r e - arzobispado de T a r r a g o n a , poseía (antes de los úl-
unido considerable multitud de pueblo, se e n c e n - timos deplorables sucesos que ocasionaron el s a -
dieron de repente aquellos soldados en santo celo, queo y la destrucción de dicho magnífico m o n a s -
y a t r a v e s a n d o por en medio del concurso llegaron terio), el sagrado cuerpo de la bienaventurada vir-
h a s t a donde e s t a b a n colocados los ídolos y los h i - gen y m á r t i r santa Columbina, virgen y compañe-
cieron pedazos. C a r g á r o n l o s en seguida de c a d e - r a en el glorioso martirio de s a n t a Ú r s u l a , cuya
nas y los condujeron á la presencia del juez. F u é historia precede. Su fiesta no sólo la guardaban
aquélla u n a de las ocasiones en que el furor y la los religiosos de aquel monasterio, sino también
rabia de los paganos excogitó m á s a b u n d a n c i a de m u c h o s p u e b l o s i n m e d i a t o s , como Montblanch, Es-
r e c u r s o s contra los cristianos. Azotes, fuego, c r u - pluga de Francolí y Vimbodí, por voto particular
ces, caballete, tortura, descoyuntación de m i e m - que hicieron s u s vecinos antiguamente; porque ha-
bros, todo se puso en j u e g o , y todo tuvieron que biendo acudido á esta santa con devoción en las
sufrirlo aquellos esforzados atletas, h a s t a que vien- necesidades de seca, abrió Dios por intercesión de
do el juez q u e no sólo no se a m e n g u a b a n s u s fuer- ella en diferentes ocasiones las n u b e s y llovió c o -
zas, sino que c a d a vez a c u s a b a n con más valor de piosamente. Hacíase conmemoración aparte en la
falsos á los dioses y de ciegos á los que los a d o r a - misa en el propio día después de la colecta de san-
ban, m a n d ó que á cada uno le atasen u n a g r a n pie- ta Ú r s u l a y s u s c o m p a ñ e r a s , y se decía así: Indul-
dra al cuello y que los arrojasen al m a r , donde t o - gentiam nobis Domine beata Columbina virgo et
dos quince c o n s u m a r o n el combate del martirio y martyr imploret, quce tibi grata semper extitit, et
alcanzaron la victoria. mérito castitatis, et tuce professione virtutis. PerDo-
minum nostrum, ele. I g n o r a m o s si las reliquias de
SANTA CILINA, Ó CILINIA. - B ú t l e r , e n las Vidas de santa Columbina desaparecieron en la general de-
los padres, dice que nació esta s a n t a en la ciudad vastación del referido monasterio, célebre y dig-
de M e a u x , en F r a n c i a , y que fué educada en las nísimo m o n u m e n t o que nos legaron nuestros p i a -
m á x i m a s de la piedad. Hallábase y a en edad nubil dosos abuelos, ó si tal vez fueron recogidas por
y estaba prometida á un joven paisano suyo, c u a n - a l g u n a mano piadosa de las cercanías.
do m u d a n d o de repente de resolución tomó el velo
de religiosa y se puso bajo la dirección de santa SAN PINTAN, ABAD Y CONFESOR. — Irlandés; murió
Genoveva, que había curado á u n a criada s u y a en en 634.
u n a enfermedad m u y peligrosa. Añade el mismo
autor que la s a n t a vivió siempre en absoluta c a s - Día 3 3
tidad y que m u r i ó á fines del siglo V. El Martiro-
logio romano, el c a r d e n a l Baronio y Galesino LAS SANTAS NÜNILO, Y ALODIA, HERMANAS, Y SANTA COR-
dicen que floreció en Lyón, y que fué m a d r e DULA, YÍRGENES Y MÁRTIRES—En Hosca ó Bosca, ciu-
de san Remigio, obispo de R e h i m s . Sin e m b a r - dad de E s p a ñ a de la región Uverbetana, cerca de
go, esta última opinión se apoya sólo en las Adi- Nájera, vivían dos s a n t a s doncellas h e r m a n a s ,
ciones al antiguo Martirologio que lleva el n o m - llamadas Nunilo y Alodia. Su padre era pagano y
bre de san J e r ó n i m o , y la de Butler está fundada su m a d r e cristiana, y así lo fueron ellas. Q u e d a -
en la relación de los antiguos historiadores, de ron huérfanas de tierna edad y las crió u n a tía
la iglesia de M e a u x , y en u n a vida que t r a e s u y a , mujer santísima. En este tiempo se levantó
Surio en su tomo V, copiado de un m a n u s c r i t o en E s p a ñ a la cruel persecución que contra los
inédito. cristianos movió el fiero y perverso Abderramón;
y viendo á algunos que por no sufrir los t o r m e n -
SAN YIATOR, LECTOR—Floreció en Lyón bajo el tos que t i r a n a m e n t e ejecutaban en los que firmes
pontificado de su arzobispo san Justo, del cual no se y constantes confesaban la fe, apostataban y se
separó n u n c a , pues habiendo resuelto el venerable hacían moros, los r e p r e h e n d í a n las dos santas
pastor ir á a c a b a r s u s días en un desierto de Egip- h e r m a n a s , dicióndoles ser g r a n necedad el n e g a r
to, Viator le a c o m p a ñ ó allá, y ambos se e n t r e g a - á Cristo por miedo de no perder la miserable
ron fervorosamente á los ejercicios de la oración y vida, pues negándole perdían la eterna. Supo esto
de la penitencia. P a r e c e que el santo lector murió un califa ó g o b e r n a d o r de aquella tierra, llamado
algún tiempo a n t e s que su maestro; pero poco des- Zumahil; mandólas t r a e r á su presencia y les hizo
pués las reliquias de ambos fueron trasladadas á g r a n d e s p r o m e s a s si negaban á Cristo. Y visto
su s a n t a patria y depositadas en la iglesia de Lyón, que ni por halagos ni a m e n a z a s podía contrastar-
donde h a n obrado m u c h o s milagros. Véase san las, mandólas volver á sú casa y echóles para que
Justa en el día 2 de septiembre. las hablasen y persuadiesen á ciertas mujeres pa-
176 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
g a n a s , y á un miserable apóstata que, ó por temor les, In Schol. codic. manusc; Trujillo, In thesaur
de la m u e r t e , ó por vicioso, había renegado. Así condón., tom. M ; Villegas, In flos sanct. Hispan.;
éste como las paganas p r o c u r a b a n con astucias, los breviarios antiguos de E s p a ñ a , el Martirolo-
halagos y p r o m e s a s p e r s u a d i r l a s a que renegasen gio romano y Baronio en s u s Anotaciones, y en
y se hiciesen m o r a s ; y quien m á s las persuadía el tom. x de s u s Anales, a ñ o 851, n ú m . 5.
era el renegado, á quien d e s p u é s de oído a t e n t a - E n este mismo día se celebra la fiesta de s a n t a
mente p a r a confundirle dijo Nunilo: «Dime: si r e - Cordula, virgen y m á r t i r . No dicen los historiado-
cibiéremos mi h e r m a n a y yo la secta de M a h o m a , r e s de dónde fué n a t u r a l ; sólo escriben que e r a
llena de tantos desatinos y liviandades, ¿estare- u n a de las once mil vírgenes, q u e en tiempo de
mos s e g u r a s que viviremos en esta vida para los h u n o s , gente feroz, padecieron martirio con
siempre?» El apóstata las dijo: «Que seáis m o r a s ó la gloriosa santa Ú r s u l a . Cordula, pues, m u y niña
cristianas, habéis de m o r i r en algún tiempo.» que era, tuvo miedo y se escondió aquella n o c h e
«Pues si es así, dijo la s a n t a doncella, m á s seguro que las s a n t a s s u s c o m p a ñ e r a s fueron martiriza-
nos s e r á m o r i r luego por la fe de Jesucristo, pues das, y por eso no murió por la fe en el m i s m o
tenemos cierta la gloria celestial p a r a s i e m p r e , día. Pero la m a ñ a n a siguiente volvió en sí la san-
que no por vivir c u a r e n t a a ñ o s m á s , ser después tísima n i ñ a Cordula, y doliéndose de h a b e r per-
a r r o j a d a s en los infiernos p a r a siempre.» F u é r o n - dido la palma del martirio que las de su compa-
se con esto las p a g a n a s , y el apóstata avisó al c a - ñía habían alcanzado g l o r i o s a m e n t e , salió del
lifa del intento y constancia de las s a n t a s v í r g e - rincón del navio donde estaba escondida, y ofre-
nes, el cual las mandó p r e n d e r y luego las senten- cióse como cordera inocente p a r a que por a m o r
ció á que fuesen degolladas. de Jesucristo le quitasen á ella la vida, lo que hi-
Estando para recibir el martirio, llegó el verdu- cieron al instante aquellos bárbaros, degollándola
go y dijo á Nunilo que a l a r g a s e el cuello y r e c o - con g r a n d e crueldad; y así m u r i ó por la fe de su
giese los cabellos p a r a degollarla. Mostró g r a n d e esposo J e s ú s , y llegó á r e i n a r en la gloria, c e l e -
alegría la s a n t í s i m a esposa de Jesucristo de oir b r a n d o su Esposo con ella el divino desposorio, y
esto; rodeó con aire y gracia s u s h e r m o s o s c a b e - colocándola en el coro de s u s once mil c o m p a ñ e -
llos á la cabeza, y se puso de rodillas diciendo al r a s con la palma y corona de m á r t i r . Y como no
verdugo que la hiriese c u a n d o fuese servido. D i o se hiciese fiesta de esta s a n t a como de las o t r a s ,
el golpe el v e r d u g o , y, no a c e r t a n d o bien, llevóle porque no recibió el martirio el mismo día, apa-
u n a parte de la h e r m o s a mejilla, sin cortarle del reció á u n a religiosa y le dijo que hiciese e s p e -
todo la cabeza; cayó el bendito c u e r p o , y con los cial fiesta de ella el otro día después de las once
vuelcos de la m u e r t e descubrió parte de s u s b e n - mil v í r g e n e s , s u s c o m p a ñ e r a s ; y por eso la iglesia
ditos pies; corrió al punto su bendita h e r m a n a de Tortosa, que tiene s u s s a g r a d a s reliquias, reza
Alodia, y se los cubrió sin m u e s t r a a l g u n a de d o - de ella y de santa Cándida á 22 de octubre. Los
lor; y levantando los ojos al cielo v i o s u b i r en for- m u y r e v e r e n d o s p a d r e s de Nuestra S e ñ o r a de la
m a de paloma el a l m a de su h e r m a n a , y v i e n - Merced del convento de Barcelona, tienen tam-
do se e n t r a b a en la gloria, le d i o voces dicien- bién reliquias en su casa de esta gloriosa santa,
d o : «Espérame, h e r m a n a mía, que ya voy;» donde es m u y venerada. F u é su m a r t i r i o glorioso
y a p r e t á n d o s e un paño que tenía en la cabeza, á 22 de octubre por los años del Señor de 383. Escrí-
se puso de rodillas sobre el cuerpo de su h e r - benle el Breviario de Tortosa, el P . Domónech en
m a n a , y el verdugo al i n s t a n t e le cortó la c a - su Historia de los santos de Cataluña, el Martiro-
beza, con que voló su bendita a l m a á a c o m p a - logio romano, y Baronio en s u s Anotaciones y en
ñ a r p a r a siempre en la gloria á la de su s a n t a el tom. iv de s u s Anales, año 383, n ú m . 3 y sig.; y
h e r m a n a . Los paganos echaron s u s santos c u e r - Pedro de Natalibus, In cathalog., lib. ix, cap. 87.
pos en el río Barbate, de donde los sacaron los
cristianos y dieron honorífica sepultura. Dícese LOS SANTOS FELIPE, SEVERO, EÜSEBIO, Y HERMETO, Ó
que hoy están estos dos benditos cuerpos en San HERHES, MÁRTIRES—De estos s a n t o s , F e l i p e e r a obis-
Salvador de Leyde, donde o b r a Dios por su inter- po, y Severo presbítero de la iglesia de H e r a -
cesión g r a n d e s milagros. F u é su glorioso martirio clia, en Tracia. En medio de las violencias y v e -
jueves, á 22 de octubre, por los a ñ o s del S e ñ o r jaciones que se habían sufrido d u r a n t e la p e r s e -
de 851, si bien el comentador de san Eulogio dice cución de Diocleciano, distinguióse Felipe por su
fué el año de 840, y que la ciudad donde fueron prudencia y celo en g o b e r n a r su iglesia. Conocien-
m a r t i r i z a d a s es Castro Viejo, y allí se m u e s t r a su do c u a n conveniente era dilatar la religión del Cru-
santo sepulcro. La ciudad de H u e s c a las q u i e r e cificado, formó a l g u n o s discípulos q u e , instruidos
por suyas; la verdad quede p a r a Dios. E s c r i b i e - en las verdades de la fe, fueron s u s c o m p a ñ e r o s
ron su vida y m a r t i r i o U s u a r d o , san Eulogio, In en el martirio. Cierto día en que el santo obispo
memorial, sanct.j lib. I I , cap. 7; Ambrosio M o r a - celebraba con toda solemnidad las c e r e m o n i a s
DÍA 22 OCTUBRE 177
eclesiásticas, el g o b e r n a d o r gentil le mandó q u e SAN ABERCIO, OBISPO Y CONFESOR.-Floreció d u r a n -
c e r r a r a la iglesia y e n t r e g a r a cuanto en ella h a - te el siglo II de la Iglesia, y fué obispo de H i e r á -
bía. Negóse á tan injusta pretensión, y entonces polis, en Frigia. A u n q u e suspiró continuamente
fué preso j u n t o con los santos y a nombrados, pues por la gloria del martirio, no pudo n u n c a c o n s e -
no quisieron s e p a r a r s e de su pastor. Sufrieron g u i r esta dicha, porque h a s t a los mismos paganos
m u y mal trato, pues poco faltó que no perdieran respetaban s u s virtudes. Sus exhortaciones a n i -
la vida, la que Dios conservó p a r a confusión de m a r o n á los cristianos de aquel tiempo á sufrir
los idólatras y triunfo de la fe. Los santos al día con resignación y alegría los estragos de la p e r -
siguiente fueron conducidos á la plaza pública, y secución, y el santo pastor murió en paz en H i e -
en su presencia se q u e m a r o n los libros sagrados, rápolis por los años de 150, reinando el e m p e r a -
se repartieron e n t r e los oficiales los vasos s a g r a - dor Antonino el Piadoso.
dos, y se m a n d ó d e r r i b a r la iglesia. Nada de esto
amedrentó al santo obispo Felipe, no cesando de SAN MELANIO, OBISPO Y CONFESOR—Nació en la Gran
predicar al pueblo á que a b j u r a r a s u s e r r o r e s y Bretaña, y habiendo hecho después un viaje á
a b a n d o n a r a s u s supersticiones. Esta constancia R o m a , fué convertido y bautizado por el papa san
irritó al tirano, y remitió otra vez á Felipe y á s u s Esteban, que lo envió luego á predicar la fe á las
compañeros á la cárcel, donde n u e v a m e n t e fueron Galias por los años de 257. Algunos escritores
maltratados. A pesar de s u s sufrimientos, j a m á s a s e g u r a n que san Melanio fué en 260 el primer
abrió la boca p a r a quejarse; siete meses e s t u v i e - obispo de R ú a n , cuya iglesia gobernó por espacio
ron en u n calabozo oscuro y m a l s a n o , del cual los de cincuenta años. Atribuyese al mismo santo la
sacaron al fin p a r a conducirlos á Andrinópolis. fundación de aquella catedral y la de m u c h a s
Otra vez fueron atormentados, h a s t a que por últi- otras iglesias, y dicen que á sus trabajos apostó-
mo fueron arrojados al fuego, consumando su licos y á s u s milagros se debió la conversión de
martirio, que fué uno de los m á s célebres que vie- muchísimos gentiles, y m u r i ó s a n t a m e n t e por los
r a la Iglesia. Según se desprende de las actas de años 309 ó 310.
R u i n a r t , fué el año 390, y no acaeció su m u e r t e en
tiempo de Juliano Apóstata. SANTA MARÍA SALOMÉ.—Era de Judea, estuvo casa-
da con el Zebedeo, y fué madre de Santiago el
SAN MARCOS, OBISPO Y MÁRTIR—Es el p r i m e r obis- Mayor y de san J u a n Evangelista. Acompañó y
po de Jerusalén que fué escogido de entre los gen- sirvió al Salvador J e s ú s en muchos de sus viajes,
tiles, pues los catorce p r i m e r o s que g o b e r n a r o n y un día le pidió que concediese á s u s dos hijos,
aquella iglesia fueron judíos de nación. Marcos Santiago y J u a n , que se sentase el uno á su d e r e -
fué consagrado, s e g ú n Tillemont, el año veintiuno cha y el otro á su izquierda cuando estaría en el
del e m p e r a d o r Adriano, el 138 de Jesucristo, y reino de su padre. Salomó acompañó después á
después de u n pontificado m e m o r a b l e en s a b i d u - Jesucristo al Calvario, y no se separó n u n c a del
ría y virtudes, murió martirizado en la misma ciu- lado de la cruz, siendo testigo de todo el misterio
dad de J e r u s a l é n el año 156, en tiempo del e m p e - de la redención del m u n d o . F u é asimismo u n a de
rador Antonino. aquellas santas mujeres que compraron los p e r -
fumes p a r a e m b a l s a m a r el cuerpo del Señor, y
LOS SANTOS ALEJANDRO, Y HERACLIO, MÁRTIRES. - San que el domingo por la m a ñ a n a fueron muy tem-
Alejandro e r a un obispo griego que se ocupaba p r a n o al sepulcro y encontraron á los ángeles que
en extender el r e b a ñ o de Jesucristo, predicando les a n u n c i a r o n la resurrección de Jesús. Todas
incesantemente su Evangelio y convirtiendo m u - estas noticias las refiere el Evangelio, y nada más
chos infieles á la fe. Preso por orden del prefecto se sabe de cierto, pues las demás relaciones y cir-
del país, fué escarnecido y atormentado c r u e l m e n - cunstancias de su vida son, en concepto de Féller,
te; pero en medio de los suplicios no a b a n d o n a b a a v e n t u r a d a s y apócrifas.
su tarea, sino que c o n t i n u a b a predicando. A d m i -
rado de su inalterable constancia un soldado, lla- SANTA COLAGIA, VIRGEN-Según el P . Alonso Re-
mado Heraclio, que lo custodiaba, abrazó la reli- món, en su Historia de la orden de Nuestra Se-
gión y recibió el bautismo, por cuyo motivo fué ñora de la Merced, fué santa Colagia natural de
también juzgado y decapitado. San Alejandro con- Barcelona, unos dicen que nacida de noble fami-
tinuó todavía s u s e x h o r t a c i o n e s á los gentiles, y lia, y otros de la gente plebeya de la ciudad, a u n -
obró a l g u n o s milagros, á c u y a vista a b r a z a r o n que todos convienen en que sus padres vivían
también la religión cristiana t r e s mujeres g r i e - santa y ejemplarmente. Desde s u s m á s tiernos
gas, que luego fueron asimismo martirizadas con años la a g r e g a r o n sus deudos á la compañía de
el santo obispo en u n a ciudad de Grecia, d u r a n t e santa María de Cervellón ó del Socos, para que la
el siglo II. g r a n d e inclinación que en ella había puesto Dios
TOMO IV 23
178 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
p a r a todo lo bueno fuese prosperada con los actos sepulcro de los santos apóstoles y a p r e n d e r las
y ejemplos de esta s a n t a virgen. Desde luego r e s - s a g r a d a s L e t r a s , se quedó allí y llegó á ser obis-
plandeció en ella un a m o r e n t r a ñ a b l e á la clausu- po de Fiésoli. Desempeñó su santo ministerio con
ra, á la pureza, á la paz y á la m á s ciega obedien- a d m i r a b l e celo y caridad, y m u r i ó en T o s c a n a , se
cia: s u s p r e n d a s y r e c o m e n d a b l e s c i r c u n s t a n c i a s i g n o r a la época.
la hacían u n vivo retrato de s a n t a M a r í a . Cuando
ésta m u r i ó , estaba Colagia tan adelantada en toda SAN YERECÜNDO, OBISPO Y CONFESOR—Natural de Ita-
virtud, que la eligieron por prelada en su l u g a r lia y h e r e d e r o de un rico patrimonio, lo r e n u n c i ó
aquellas siervas de Dios que se h a b í a n reunido todo p a r a c o n s a g r a r s e sólo á Dios. Retiróse á vi-
p a r a vivir vida c o m ú n y monástica bajo la d i r e c - vir en la soledad, de la cual fué después como
ción de María del Socos. Desde entonces p r o c u r ó a r r e b a t a d o p a r a s e r consagrado obispo de V e r o -
Colagia que no se hallase en su vida y conducta n a . Atemorizado con esta carga, que creía s u p e -
cosa a l g u n a que pudiese, no sólo escandalizar, rior á s u s fuerzas, p a s a b a el día trabajando sin
pero ni a u n entibiar á s u s h e r m a n a s en la perfec- descanso en el a r r e g l o de su diócesis, y las n o -
ción de su estado. Dos veces al día se tomaba á sí ches en oración y l á g r i m a s , pidiendo al S e ñ o r le
m i s m a cuenta de cómo había vivido, y r e p r e n d í a a y u d a s e en el buen acierto de s u s o b r a s . El cielo
y castigaba á s p e r a m e n t e en sí los descuidos que le oyó bondadoso, y V e r e c u n d o fué uno de los
e c h a b a de ver en s u s o b r a s , los instantes desapro- prelados m á s r e c o m e n d a b l e s , no sólo por s u s e x -
vechados, la distracción, la falta de vigilancia y t r a o r d i n a r i a s virtudes, sino por la visible protec-
de celo por el m a y o r adelantamiento de su c o - ción que el cielo le dispensaba, obrando por su
munidad en la perfección evangélica. Hacía todo medio m u c h a s m a r a v i l l a s . F u é s u m a m e n t e vene-
esto a n e g a d a en l á g r i m a s con gran devoción rado y querido de s u s ovejas, y se cree que m u r i ó
y t e r n u r a , y gastando en ello tanto tiempo que en paz d u r a n t e el siglo V.
a p e n a s le quedaba p a r a otra cosa. P o r este
camino llegó á h a c e r s e m u y humilde y m u y Día 33
e n e m i g a de sí m i s m a , aborreciendo á su c a r n e
m á s que á cualquiera otra cosa. Juzgábase por la LOS SANTOS SERVANDO, Y GERMÁN, MÁRTIRES-San
c r i a t u r a m á s i n g r a t a á Dios de c u a n t a s vivían, Isidoro y otros a u t o r e s escriben que S e r v a n d o y
teniendo á todos por mejores que ella; y por esto G e r m á n fueron presos y que, llevados delante u n
quería á todo el m u n d o con e n t r a ñ a b l e a m o r y juez de los e m p e r a d o r e s r o m a n o s , fueron ator-
caridad, p r o c u r a n d o disminuir las culpas ajenas mentados y después salieron libres con título de
y teniéndolas por átomos en comparación de las confesores (que así se llamaban a n t i g u a m e n t e los
s u y a s propias, De este modo logró ser dechado de que h a b í a n confesado en público juicio su fe y el
toda virtud, humilde, pobre, casta, compasiva, li- n o m b r e de Cristo, siendo ó no siendo a t o r m e n t a -
m o s n e r a , contemplativa, sufrida y apacible. D e - dos, si q u e d a b a n con la vida). Comenzó n u e s t r o
m á s de esto fué ennoblecida Colagia con el don Señor á h a c e r m u c h o s milagros por estos santos,
de milagros y con el de l á g r i m a s , q u e como eran dando salud á m u c h o s enfermos y librando los
l á g r i m a s de ojos h u m i l d e s le m e r e c i e r o n en esta endemoniados; y con estos milagros y su s a n t a
vida el poder y el reino de Dios, y le dieron c o n - v i d a y d o c t r i n a hacían g r a n g u e r r a á l o s demonios,
fianza y á n i m o p a r a c o m p a r e c e r t r a n q u i l a en su d e s t r u y e n d o s u s templos y convirtiendo los gen-
tribunal á b u s c a r el premio de la virginidad y de tiles y a n i m a n d o á los fieles. Estando ocupados
las d e m á s v i r t u d e s . Poco después de m u e r t a , que en estas s a n t a s obras en la ciudad de Mérida,fue-
fué á fines del siglo XIII, quedó su cuerpo r e s - ron presos por m a n d a d o de un vicario del prefec-
plandeciente y h e r m o s o , echaba de sí u n a fragan- to del pretorio, llamado Viator; y como afirma
cia a g r a d a b l e , y fué sepultado con g r a n concurso san Isidoro, fueron de él m u y a t o r m e n t a d o s con
del pueblo en la m i s m a ciudad de Barcelona en el azotes y peines de h i e r r o , y otros g é n e r o s de
convento de S a n t a Eulalia de padres m e r c e n a r i o s . crueldades; y p a r a que m á s gloriosamente t r i u n -
fasen y fuese m á s d u r a y l a r g a la pelea, partién-
SAN FELIPE, OBISPO Y MÁRTIR—Gobernó la iglesia dose Viator á T á n g e r , m a n d ó llevar t r a s sí á los
de F e r m o , ciudad de la m a r c a de A n c o n a , d u r a n - santos m á r t i r e s á pie y cargados de c a d e n a s , con
te el siglo III, y d e r r a m ó su s a n g r e por Jesucristo m u c h a h a m b r e y mal tratamiento; m a s ellos, a r -
en u n a de las persecuciones que en el mismo si- mados con la firmeza de la fe, todo lo sufrían con
glo excitaron contra los fieles los e m p e r a d o r e s e x t r e m a d a alegría y constancia. Llegado á la isla
paganos. de Cádiz Viator (porque allí se q u e r í a e m b a r c a r
p a r a T á n g e r ) , los mandó degollar en u n a h e r e -
SAN DONATO, OBISPO Y CONFESOR.-Nació este santo dad que llaman U r s o n i a n o , á los 23 de octubre, y
en Escocia, y habiendo ido á Italia p a r a visitar el en este día h a c e n conmemoración de ellos los
DÍA 23 OCTUBRE 179
martirologios r o m a n o , de Beda, U s u a r d o y Adón; que le a n u n c i a b a la llegada del siervo de Dios. Sa-
y en el Breviario toledano, en un h i m n o sagrado, lió, pues, á recibirle, y á pesar de que no se h a -
se cantan las proezas y coronas de estos santos. bían visto nunca, al encontrarse en medio del ca -
El Martirologio romano dice que el cuerpo de san mino se saludaron m u t u a m e n t e por s u s nombres.
G e r m á n está sepultado en Mórida, y el de san Amando condujo á Severino á la casa episcopal, y
Servando en Sevilla. Adviértase que no todos los habiendo después conocido su eminente santidad,
a u t o r e s q u e escriben de estos santos que aquí le obligó á e n c a r g a r s e del gobierno de la iglesia
quedan referidos los ponen por hijos de san M a r - de Burdeos, y se puso él mismo bajo su dirección.
celo el Centurión, ni por h e r m a n o s entre sí, a u n - Severino fué un pastor digno y ejemplar, y sólo
que todos dicen que san Marcelo el Centurión fué tuvieron s u s ovejas el sentimiento de que su e p i s -
mártir, y que tuvo doce hijos que le imitaron y copado fué tan sólo de pocos años. Después de su
merecieron la c o r o n a del martirio. P e r o el Bre- m u e r t e gloriosa e n g r a n d e s milagros, la ciudad de
viario de Evora y J u a n Vaseo y algunos otros e s - Burdeos le aclamó por su patrón, y todavía conser-
critores les ponen los n o m b r e s que aquí quedan va s u s reliquias. El Martirologio romano dice que
escritos, y dicen que éstos son los hijos de M a r - Severino fué obispo de Colonia, cuya opinión, s e -
celo, y nosotros los habernos seguido por no t e - gún Bútler, se halla destituida de todo fundamento.
n e r c e r t i d u m b r e de lo contrario.
(P. Ribadeneira.) SAN ROMÁN, OBISPO Y CONFESOR. - Hijo este santo
de p a d r e s franceses, que le consideraban como el
SAN PEDRO PASCUAL—Véase su vida en el día 6 de fruto de s u s oraciones, fué educado en la más acri-
diciembre. solada piedad. Cuando llegó á la edad de figurar en
el mundo fué enviado á la corte del rey Clotario II,
SAN TEODORO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR.-A mediados c u y a estimación se ganó y que le nombró g r a n
del siglo IV g o b e r n a b a él Oriente u n tío del e m - canciller. El año 626 quedó vacante la silla e p i s -
perador Juliano, que se l l a m a b a también Juliano copal de R ú a n , y en la inmediata elección todos
y era apóstata como él. Sabiendo que las iglesias los votos se fijaron en Román, que á pesar de s u s
tenían m u c h o s vasos de oro y plata, quiso apode- e x c u s a s y r e p u g n a n c i a se vio al fin obligado á
r a r s e de ellos, y publicó un edicto p a r a que se aceptar. Apenas h u b o recibido la consagración se
cerrasen todos los templos y se le entregasen s u s dedicó con todas s u s fuerzas á destruir en su dió-
tesoros. Teodoro estaba e n c a r g a d o del depósito cesis los últimos restos de la idolatría y á d e r r i -
de los de Antioquía, y se negó á obedecer los b a r los templos que quedaban de los ídolos. H a -
edictos, por cuyo motivo fué preso y conducido llándose una vez en la corte de Dagoberto por
al gobernador, á quien r e p r e n d i ó por su locura y asuntos de su iglesia, supo que u n a inundación
apostasía. El g o b e r n a d o r , indignado, mandó que del Sena estaba causando g r a n d e s estragos en su
azotasen al santo en las plantas de los pies y en ciudad: al momento, abandonándolo todo, corre el
la cara, y le hizo d e s c o y u n t a r los brazos y las santo al socorro de s u s ovejas, y llegando á la r i -
p i e r n a s . El cuerpo del ilustre m á r t i r quedó e n t e - bera se pone de rodillas á orar, y de repente vuel-
r a m e n t e dislocado; pero no por esto se extinguió ven las a g u a s á su c a u c e . Sus milagros excitaban
su valor, ni la crueldad del tirano. Extendiéronle la admiración pública; pero sus eminentes v i r t u -
sobre el potro, y c u a n d o ya la s a n g r e salía á bor- des fijaban todavía más la atención general. M a -
botones de todas las p a r t e s del cuerpo, aplicaron ceraba su cuerpo por medio de continuas a u s t e r i -
sobre s u s p u r a s c a r n e s h a c h o n e s encendidos. En dades, y después de h a b e r consagrado todo el día
medio de estos dolores, el santo levantó con fervor á las penosas funciones del ministerio se entrega-
los ojos al cielo, y dio u n grito pidiendo miseri- ba por la noche á los ejercicios de la oración.
cordia p a r a s u s v e r d u g o s . Estos detuvieron en Después de trece años de episcopado fué adverti-
aquel mismo instante la ejecución, y habiéndoles do por el cielo que se acercaba su fin. R e d o b l a n -
reprendido Juliano por su torpeza, contestaron do entonces su fervor, s u s oraciones y los rigores
que no querían c o n t i n u a r el suplicio, porque h a - de su penitencia, vio tranquilo llegar su última
bían visto q u e los ángeles acudían á confortar á h o r a y descansó en el Señor el día 23 de octubre
Teodoro. Entonces Juliano m a n d ó que lo degolla- del año 639.
sen, cuyo mandato se ejecutó el año 362 de Jesu-
cristo, en la ciudad de Antioquía. SAN IGNACIO, OBISPO Y CONFESOR.-Fué hijo del em-
perador de Oriente Miguel Curopalato, y después
SAN SEYERINO, OBISPO Y CONFESOR.-Fué este santo d e ' h a b e r s e dedicado al estudio en la soledad del
originario del Asia, y de aquí se dirigió á Burdeos. claustro, fué elevado á la silla patriarcal de Cons-
El obispo de esta ciudad, llamado A m a n d o , que tantinopla el año 846. El celo que desplegó el san-
había sido elegido el año 404, tuvo u n a revelación to contra los desórdenes del favorito y poderoso
180 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
B a r d a s irritó de tal modo á este cortesano, que de 1385. Después de h a b e r a p r e n d i d o la l e n g u a
hizo deponer á Ignacio y colocar en su l u g a r á F o - latina en su patria, fué á P e r u s a á estudiar el d e -
cio, que fué consagrado en 857 contra todas las le- r e c h o civil y canónico, y recibió el g r a d o de d o c -
yes de la Iglesia. Este indigno sucesor del santo tor en a m b o s d e r e c h o s . Sus talentos y u n a fortu-
patriarca r e u n i ó un concilio en Constantinopla el na considerable le proporcionaron ocasión de b r i -
año 861 p a r a h a c e r l e a n a t e m a t i z a r . Acudieron á llar e x t r a o r d i n a r i a m e n t e en el m u n d o , y uno de los
este concilio trescientos diez y ocho obispos, e n - principales habitantes de P e r u s a le dio su hija en
tre los cuales había dos legados del papa que m a t r i m o n i o . D u r a n t e las desavenencias s o b r e v e -
pidieron se hiciese c o m p a r e c e r allí á Ignacio. El n i d a s en 1403 e n t r e la ciudad de P e r u s a y el rey
e m p e r a d o r Miguel III, llamado el B o r r a c h o , el de Ñapóles, J u a n figuró un papel m u y i m p o r t a n t e
Nerón de Oriente, perseguidor del h o m b r e apos- como negociador de la paz; pero habiendo sido pre-
tólico y favorecedor del e u n u c o intruso, no quiso so por falsas s o s p e c h a s de infidelidad, estuvo algún
consentir en lo pedido por los legados, sino con la tiempo en la cárcel, y en ella, habiendo reflexio-
condición de que Ignacio compareciese vestido de nado s e r i a m e n t e sobre la inconstancia de las cosas
monje. El santo tuvo que sufrir entonces los u l - h u m a n a s , resolvió e n t r e g a r s e del todo á Dios.
trajes é insultos m á s crueles de parte del príncipe Cuando recobró la libertad h a b í a perdido á su e s -
y de los mismos legados, que contra las e x p r e s a s posa; se fué á Capistráno, vendió todos s u s bie-
instrucciones del pontífice se hicieron culpables nes, dio su producto á los pobres, y en seguida to-
de la más odiosa prevaricación, y de parte del con- mó en P e r u s a el hábito de la religión de san F r a n -
cilio que, no habiendo podido obtener que diese cisco el año 1415. P a s ó por las p r u e b a s m á s peno-
su dimisión, le hizo quitar s u s hábitos y lo d e s p i - s a s , y después de h e c h a su profesión siguió en su
dió cubierto de h a r a p o s . P e r o no se satisfizo a ú n penitencia y humildad llevadas al m á s alto punto.
con esto la crueldad de Miguel: lo hizo e n c e r r a r Su oración e r a casi continua é i n t e r r u m p i d a sola-
en el sepulcro de Coprónimo, y lo entregó á t r e s m e n t e por las t a r e a s de la predicación e v a n g é l i -
h o m b r e s b á r b a r o s p a r a que lo a t o r m e n t a s e n , ca, á la cual se dedicó con u n a r d o r infatigable.
quienes después de h a b e r l e m a l t r a t a d o y des- El cielo le concedió la g r a c i a de c o m p o n e r las di-
figurado á fuerza de golpes lo dejaron desnudo ferencias de los príncipes y de los pueblos, y m á s
sobre el m á r m o l en lo m á s c r u d o del i n v i e r n o . Du- de u n a vez á su sola voz se olvidaron los m á s en-
r a n t e los q u i n c e días que p e r m a n e c i ó Ignacio en carnizados resentimientos. Dos veces fué elegido
poder de estos h o m b r e s , casi sin c o m e r y sufrien- vicario general de los franciscanos reformados, y
do toda suerte de indignidades, uno de ellos le co- en los seis años q u e gobernó esta orden desplegó
gió por fuerza la m a n o y le hizo p o n e r u n a cruz su s a b i d u r í a , su inteligencia y p a r t i c u l a r m e n t e la
en un papel en blanco, el cual fué en seguida e n - elevación y rectitud de s u s m i r a s . Los papas Mar-
tregado á Focio, y éste escribió en él y j u n t o á la tino V, Eugenio IV, Nicolao V y Calixto III le em-
cruz las siguientes p a l a b r a s : «Yo Ignacio, indigno plearon con frecuencia en los negocios m á s i m -
p a t r i a r c a de Constantinopla, confieso que h e e n - portantes, h a s t a h a c e r l e su legado en a l g u n o s
trado con irregularidad en la sede patriarcal, y concilios. Mientras d e s e m p e ñ a b a los e n c a r g o s
que h e gobernado la Iglesia tiránicamente.» En que le confiaba la silla apostólica, iba predicando
fuerza de esta pretendida r e n u n c i a fué Ignacio por todos los países que a t r a v e s a b a , y en todas
puesto en libertad, y se le señaló p a r a su residen- p a r t e s s u s p a l a b r a s producían a b u n d a n t e fruto.
cia el palacio de Posa, que había hecho c o n s t r u i r Recorrió como un apóstol toda la Italia,, la Bohe-
la emperatriz, su m a d r e . El ilustre perseguido mia, el Austria, la Baviera, la Polonia y la H u n -
apeló de estos procedimientos al papa Nicolao I, g r í a , y en la Moravia convirtió m á s de cuatro mil
que indignado contra la conducta de s u s legados, husitas. Habiéndose apoderado M a h o m e t o II de
declaró nula la deposición de Ignacio y la ordena- Constantinopla el año 1453, el papa Nicolao V en-
ción de su p e r s e g u i d o r . Sin e m b a r g o , el santo cargó á J u a n ir á e x h o r t a r á los principes c r i s -
obispo permaneció en el destierro h a s t a que, h a - tianos á t o m a r las a r m a s contra los progresos del
biendo subido al trono imperial Basilio el Macedo- enemigo c o m ú n . Reunióse después u n ejército de
nio el año 867, le restableció en su iglesia y depor- cruzados al m a n d o de J u a n Corvino, g o b e r n a d o r
tó á Focio. Este y s u s partidarios fueron a d e m á s de H u n g r í a , el cual siguió siempre J u a n de C a -
anatematizados por el c u a r t o concilio general con- pistráno, y este ejército fué el que contuvo los
gregado en Constantinopla dos a ñ o s después; pero p r o g r e s o s de los t u r c o s en E u r o p a por medio d e
Ignacio sobrevivió m u y poco tiempo á su triunfo, u n a victoria decisiva, g a n a d a en Belgrado por los
pues m u r i ó á la edad de ochenta a ñ o s , el de 877. cristianos bajo el e s t a n d a r t e de la cruz que lleva-
ba el fervoroso misionero. Después de esto, J u a n
cayó m o r t a l m e n t e enfermo, y sobrellevando con
SAN JUAN DE CAPISTRANO, CONFESOR - Nació en la
admirable resignación y paciencia las i n c o m o d i -
villa de Capistráno, en el reino de Ñapóles, el año
DÍA. 24 OCTUBRE 181
dades de su l a r g a enfermedad, acabó t r a n q u i l a - go, como siempre a r d e de .envidia, procuró q u i -
mente s u s días el 23 de octubre del año 1456 en tarle este regalo valiéndose p a r a eso de una fiera
Villack, cerca de S i r m i c h . El papa Benedicto XIII sierpe, antigua amiga suya, haciendo que ésta se
lo canonizó solemnemente el año 1724. fuese á la cueva á ver si con el temor h u í a el san-
to. Pero fué cosa maravillosa que en tres años que
SAN YERO, OBISPO Y CONFESOR.-Fué obispo de Sa- habitó con él la sierpe enemiga, y en ella el d e -
lerno, y se sabe que era tan g r a n d e su caridad monio, j a m á s le inquietó de su continua oración,
con los pobres, que u n a vez, no teniendo nada ni la tuvo el menor temor, a u n q u e ella hacía t o -
que darles, se puso en oración y aparecieron dos das s u s diligencias por ponerle h o r r o r y miedo;
ángeles que le dieron socorros para que los d i s - antes al tiempo que daba al descanso, si alguno
tribuyese á los necesitados. Asistió á varios c o n - tenía, se divertía con ella, dando gracias á su
cilios, donde hizo brillar su profundo conocimien- Criador al verla, y le ponía ya el pie, ya la mano,
to en las s a g r a d a s E s c r i t u r a s y en la disciplina dentro de la fiera y venenosa boca, y decía: «Si
de la Iglesia, y acabó s u s días en s a n t a paz. Su tienes licencia de m o r d e r m e y h e r i r m e , hazlo; que
cuerpo está e n t e r r a d o en la catedral de Salerno, yo pronto estoy p a r a obedecer, sufrir y padecer.»
en la que h a n s e obrado por su intercesión g r a n - Al fin, viendo el enemigo mortal que siempre iba
des m a r a v i l l a s . de vencida, y g a n a b a Marcio con lo mismo que él
juzgó que perdiera, pasados tres años, un día, des-
SAN DOMICIO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR-Fué n a t u r a l de esperado, d i o un fiero bramido, y saliendo de la
la diócesis de A m i é n s , y habiendo sido ordenado cueva la sierpe se arrojó por un lado del monte
sacerdote y a g r e g a d o al clero de la m i s m a i g l e - precipitada, y con el fuego que de sí arrojó a b r a -
sia, se distinguió en la predicación del E v a n g e - só todos los árboles que por aquella parte que se
lio, hasta que mereció dar su vida por Jesucristo despeñó había, mostrando Dios á su siervo c u á n -
d u r a n t e la persecución del e m p e r a d o r Diocle- ta era la virtud de la sierpe (de que le había d e -
ciano. fendido tres años) para a c a b a r con él, pues así
a b r a s a b a la m o n t a ñ a .
SAN BENITO, CONFESOR—Sólo sabemos de este san- »Este varón santísimo, luego que se encerró en
to que fué n a t u r a l del Poitou, en F r a n c i a , donde aquella cueva, propuso en su corazón no m i r a r ja-
vivió y m u r i ó coronado de merecimientos. m á s mujer alguna, no por menosprecio del sexo,
sí por h u i r la tentación y riesgo de m i r a r l a s . Cier-
SAN SEYERINO, Ó SARINO, OBISPO Y CONFESOR—Fué ta mujer liviana oyó decir este prodigio cierto día
obispo de B u r d e o s . (que no permite Dios se oculten las virtudes gran-
des de s u s siervos), y sin duda instigada de la
Dia 34 vencida sierpe, atrevida se subió al monte, y d e s -
honesta se fué á la cueva. Miró el santo por u n a
SAN MARCIO, ERMITAÑO Y CONFESOR—El g r a n padre ventanilla que tenía, y de lejos conoció era mujer
y máximo pontífice san Gregorio, en el libro ni la que venía; púsose en oración y el rostro sobre
de s u s Diálogos, capítulo 16, t r a e la vida del g l o - la tierra, perseverando de esta suerte (inmóvil
rioso san Marcio con estas formales palabras: como u n a piedra) tanto tiempo, que la deshonesta
«Poco h a que en el monte Marsico, en Campania, mujercilla, cansada de estar en la ventana á ver
hizo vida solitaria el bendito Marcio, estando e n - si alzaría los ojos el santo á mirarla, se fué deses-
cerrado en u n a c u e v a m u c h o s años, á quien yo y p e r a d a y corrida; la cual al punto que bajó del
muchos de los monjes conocimos m u y bien, de monte m u r i ó , dando Dios con esto á entender
cuya vida yo supe m u c h a s cosas, p o r q u e las vi, y cuánto se había ofendido de que aquella d e s h o -
otras m e refirieron mi antecesor el papa Pelagio, nesta mujer se atreviese á q u e r e r inquietar á su
de s a n t a memoria, y otros v a r o n e s religiosísimos. siervo.
Toda su vida fué u n milagro; pero éste fué el p r i - »En otra ocasión sucedió que venía m u c h a gen-
mero: que al instante que se encerró en la angos- te á verle á su cueva y pedirle remedio á s u s n e -
ta cueva del dicho monte, que él mismo cavó ó cesidades y aflicciones, porque tenían experiencia
hizo en u n a tosca peña, salía de ésta tanta c a n t i - de que milagrosamente consolaba á todos. E r a
dad de a g u a c u a n t a el siervo de Dios Marcio h a - m u y estrecha y áspera la senda para subir al
bía m e n e s t e r p a r a su uso cotidiano, sin que j a - monte y g u i a r á la cueva; iba un niño descuidado,
m á s sobrase ni faltase á la necesidad, mostrando tropezó y cayó, rodando el monte abajo á u n a
Dios con tan patente milagro cuánto le a g r a d a b a profundidad tan g r a n d e y por e n t r e tantas breñas-
la vida solitaria de su siervo, pues l e ministraba y peñas, que todos cuantos le vieron caer, no sólo
con tan perenne milagro el a g u a que necesitaba le tuvieron por muerto, pero aun j u z g a b a n que
de una tosca y d u r a p e ñ a . P e r o el antiguo enemi- en la mitad del camino se h a b r í a hecho dos mil
182 LA LEYENDA DE ORO DÍA 24
pedazos. No obstante, como pudieron bajaron á cueva del bendito Marcio. Estos tenían un pozo
buscarle p a r a d a r s e p u l t u r a al cadáver; y cuando de donde sacaban el a g u a que habían menester;
todos le lloraban m u e r t o y hecho polvos, le halla- pero cada día se rompía la soga con que a t a b a n
ron vivo, sano y bueno, atribuyendo todos á la el cubo ó h e r r a d a con que la s a c a b a n . Teníase el
oración del bendito Marcio tan claro y portentoso glorioso santo la cadena en que á los principios
m i l a g r o , dando por él infinitas g r a c i a s á Dios. se ató, como dijimos, en la cueva; pidiéronsela,
»Sobre la peña y cueva de Marcio sobresalía y él la dio al instante: a t á r o n l a á u n pedazo de la
otra peña de formidable g r a n d e z a , y estaba de soga de esparto con q u e s a c a b a n el a g u a . M a s
suerte que cada instante parecía caerse y a m e n a - (¡oh virtud divina!) al instante q u e la soga tocó
zar u n a g r a n r u i n a al siervo de Dios. R o g á r o n l e aquella c a d e n a q u e había tenido atado y preso el
m u c h o s se m u d a s e á otro sitio m e n o s peligroso; bendito pie de Marcio, se hizo tan fuerte como si
m a s él respondía que ya Dios le había señalado fuese también de h i e r r o como la cadena, sin que
aquél. Un varón ilustre vino un día acompañado j a m á s se rompiese ni tuviesen m á s cuidado de
de g r a n multitud de aldeanos, movido de piedad, que se les r o m p e r í a . Al fin, lleno de días y m i l a -
con i n s t r u m e n t o s que pudiesen q u i t a r y d e r r i b a r g r o s , descansó en el Señor, entregándole su ben-
del todo aquella g r a n p e ñ a q u e cada instante pa- dita a l m a (para que la coronase en su gloria) á
recía caerse. Rogóle al santo que se saliese de la los 24 de o c t u b r e (día en que la Iglesia celebra
cueva m i e n t r a s la derribaban, teniendo por c i e r - s u fiesta) por los a ñ o s del Señor de 560.» Escribie-
to que al c a e r h u n d i r í a la cueva y m a t a r í a al san- ron su vida el dicho san Gregorio M a g n o en el
to glorioso; pero él dijo que de n i n g ú n modo sal- l u g a r citado, san Gregorio T u r o n e n s e , De gloria
dría de su cueva, que ellos hiciesen lo que fuesen con/es., cap. 57; P e d r o de Natalibus, In cathalog.
servidos. Al fin comenzaron su obra, y cuando sanct., lib. íx, cap. 102; el Martirologio romano,
m á s i n s t r u m e n t o s le habían puesto p a r a que no y Baronio en s u s Anotaciones. Danle los dichos
cayese por aquella parte, se les fué de repente de padres dos n o m b r e s á n u e s t r o glorioso santo: uno
las m a n o s , y cayó aquel corpulento peñasco por es Marcio y otro Martín; pero lo c o m ú n es l l a -
donde todos j u z g a r o n h a r í a diez mil pedazos al m a r l e Marcio, y así le llama el Martirologio ro-
santo y su cueva; pero el Señor lo ordenó de otra mano. También h a c e de él mención Tritemio, De
s u e r t e , enviando un ángel que lo llevase en el viris illust. ordin. S. Benedicti, lib. m , c a p . 27.
aire, h a s t a salvar la cueva y habitación de su
siervo, con que cayó después en t i e r r a sin c a u s a r SAN BERNARDO CALVÓ, OBISPO Y CONFESOR.-En el ar-
el m e n o r daño ni susto al glorioso s a n t o , que a u n zobispado de T a r r a g o n a , p a r r o q u i a de Vilaseca,
no quiso su divina Majestad le divirtiese el ruido y en u n a casa de campo, l l a m a d a M a s Calvó, n a -
ó susto de la oración y contemplación en que e s - ció B e r n a r d o . Descubrióse en él desde niño g r a n -
taba. Quedaron todos maravillados del prodigio, de afición á las letras y también g r a n d e s deseos
y dieron á Dios infinitas g r a c i a s , y Marcio m á s de s e r v i r á Dios; por m a n e r a que a n t e s de prepa-
q u e todos. r a r s e al estudio se disponía por medio de la o r a -
»Púsose u n a c a d e n a á un pie al instante que se ción, llegando de este modo á tal g r a d o de conoci-
fué á vivir á aquel monte p a r a no poder salir de miento en las ciencias, q u e e r a la admiración de
su cueva en todos los días de su vida, ni m o v e r s e la universidad de Lérida, en la q u e hizo s u s estu-
m á s que el corto espacio de la cadena, que e r a dios. L u e g o de concluida su c a r r e r a trató de reti-
corta y tenía él r e m a t e clavado en el peñasco. r a r s e del m u n d o e n t r a n d o en la religión del Cís-
Tuvo noticia el glorioso padre san Benito de Mar- ter, en el monasterio de S a n t a s Creus. E n vano
cio y de la prisión en que se h a b í a puesto tan t r a t a r o n s u s parientes de r e t r a e r l e de su r e s o l u -
estrecha y trabajosa, y envióle á decir por u n ción, pues venciendo todos s u s e n g a ñ o s y s e d u c -
discípulo suyo estas p a l a b r a s solas: «Si e r e s s i e r - ciones, hizo s u s votos con toda la solemnidad que
vo de Dios, no te p r e n d a ni ate la cadena de hie- usa la Iglesia. Desde entonces no trató de otra
r r o , sino la cadena de Cristo.» ¡Cosa r a r a ' Apenas cosa que de s e r fiel á los votos que h a b í a emitido
oyó estas p a l a b r a s , cuando se quitó la cadena del y de dedicarse con más a r d o r al estudio p a r a ser
pie; pero quedó tan preso sin ella, q u e j a m á s se útil á la Iglesia y al estado. Dedicóse al ministe-
apartó ni por un instante del mismo lugar en que rio de la divina palabra, siendo m u c h o el fruio
le podía tener preso y atado la cadena; p o r q u e la que recogió de s u s s e r m o n e s . Nombrado abad del
obediencia le aprisionó con Cristo, s u a v e y divina propio monasterio, gobernó con p r u d e n c i a y celo
cadena. A la fama de su g r a n santidad se siguió, á s u s subditos; y cuando el pueblo y clero de la
no sólo el concurso ya referido de. gente que se diócesis de Vich le n o m b r ó su obispo, se c o n s a g r ó
venía á valer de s u s oraciones, sino también el e n t e r a m e n t e al bien espiritual y temporal de sus 1
beneficios del trono. Ocupado B e r n w a r d o en p r o - bía sido crucificado. No pudo el santo mozo sufrir
c u r a r el bien de los pueblos y en promover los las p a l a b r a s del presidente por ser blasfemas é
intereses de la Iglesia, fué de r e p e n t e atacado de injuriosas c o n t r a Cristo, nuestro Redentor; y e n -
u n a g r a v e enfermedad que le hizo sufrir mucho cendido de un fervoroso celo le reprehendió g r a -
d u r a n t e a l g u n o s años, la cual recibió el santo vemente por h a b l a r de aquella m a n e r a contra
como u n a p r u e b a que le enviaba el Señor p a r a aquel Señor que debía a d o r a r y reconocer por
purificar su a l m a . Hizo donación de todos los bie- Dios, si no estuviera ciego y poseído del demonio.
nes de su patrimonio p a r t i c u l a r al monasterio de Respondióle Daciano que porque era mozo y no
San Miguel q u e h a b í a fundado, y en el que tomó tenía perfecta prudencia le perdonaba aquel desco-
el hábito monástico el último año de su vida, y medimiento; pero que como p a d r e le advertía que
murió en él s a n t a m e n t e el día 20 de noviembre sacrificase á los dioses para no morir. El glorioso
del año 1021. El papa Celestino III le canonizó m á r t i r le dijo: «Aquellos carecen verdaderamente
solemnemente en 1194, y poco después se hizo la de prudencia y de juicio que a d o r a n á las estatuas
solemne traslación de s u s reliquias á la catedral de piedra, de m a d e r a y metal, y dejan de a d o r a r á
de su diócesis, donde se c o n s e r v a n . Dios vivo y verdadero, que es uno solo, y Criador
del cielo y de la tierra.» Enfadóse el presidente y
SAN GAUDIOSO, OBISPO Y CONFESOR-Es el mismo san entró en cólera por las p a l a b r a s que le decía el
Gaudioso q u e h e m o s puesto en el día 28 de este santo, y m a n d ó que se lo quitasen de delante, y
mismo mes, y que, en opinión de Baronio, fué que, ó sacrificase á Júpiter, ó que muriese con
duplicado en distintos días por los antiguos m a r - diversos y atroces t o r m e n t o s . A r r e b a t a r o n luego
tirologios. los s a y o n e s al santo m á r t i r y lleváronle delante
de u n altar de J ú p i t e r p a r a que allí sacrificase.
SAN FÜLCO, OBISPO Y CONFESOR—Floreció siendo E s t a b a delante del altar u n a g r a n d e piedra, y en
obispo de Pavía en el siglo VI, y murió en paz en poniendo san Vicente los pies en ella luego se
medio de su r e b a ñ o , al cual santificó con s u s i n s - ablandó sü dureza como si fuera de b a r r o , de
trucciones y ejemplos. m a n e r a que las plantas del santo m á r t i r q u e d a -
ron señaladas en ella. Con este milagro hizo nues-
SAN CUADRAGÉSIMO, CONFESOR—Fué subdiácono de tro Señor otro, porque viendo los gentiles y m i -
la Iglesia de R o m a , y a d m i r ó á aquella ciudad nistros de Daciano, como por virtud del Dios que
por s u s virtudes y milagros, e n t r e los cuales se Vicente confesaba, aquella piedra se había a b l a n -
cuenta la r e s u r r e c c i ó n de u n m u e r t o . San Grego- dado, ablandaron ellos sus d u r o s corazones y co-
rio, papa, en su libro de los Diálogos habla de m e n z a r o n á decir que sin duda aquél debía ser
él con elogio, y da cuenta de a l g u n o s de s u s p o r - verdadero Dios, pues o b r a b a tan g r a n d e s m a r a -
tentos. villas. Y con este m u r m u l l o y algún alboroto d e -
j a r o n de d a r la m u e r t e á san Vicente y le pusie-
D i a 3*? ron en la cárcel, y dijeron á Daciano que aquel
mancebo h a b í a pedido tres días p a r a p e n s a r y de-
t e r m i n a r lo que había de hacer, y Daciano lo tuvo
LOS SANTOS YICENTE, SABINA, Y CRISTETA, MÁRTIRES.
por bien. Estando el santo en la cárcel, convirtió
—Andando el presidente Daciano por las c i u d a -
des y pueblos de E s p a ñ a d e r r a m a n d o s a n g r e de á la fe de Cristo, n u e s t r o Señor, á m u c h o s genti-
cristianos, y como u n a fiera tigre relamiéndose les, y de piedras d u r a s que antes e r a n los hizo el
en ella por d a r contento á los e m p e r a d o r e s Dio- Señor hijos de A b r a h á n y de su Iglesia, por m e -
cleciano y M a x i m i a n o , que le h a b í a n enviado para dio del santo encarcelado; el cual tenía dos h e r -
que con todas sus fuerzas p r o c u r a s e extinguir y m a n a s , llamadas Sabina y Cristeta, doncellas y
a r r a n c a r del m u n d o n u e s t r a s a n t a religión, llegó h u é r f a n a s , y que tenían puesta toda su confianza
192 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
y a m p a r o en Vicente, su h e r m a n o . Vinieron á la aquel Señor á quien todas las c r i a t u r a s obedecen,
cárcel, l a m e n t á r o n s e con él, r e p r e s e n t á r o n l e su y que Jesucristo e r a v e r d a d e r o Dios, p u e s h a s t a
soledad y d e s a m p a r o , y el peligro en que q u e d a - las serpientes daban testimonio de su divinidad y
ban de p e r d e r s u s h o n r a s y s u s a l m a s si él les g r a n d e z a , alzó los ojos al cielo y dijo: «Jesucristo,
faltaba; rogáronle con m u c h a s l á g r i m a s que s a - g u a r d a d o r de t u s siervos, líbrame de esta feroz
liese de la cárcel y se h u y e s e con ellas á parte bestia, que yo te prometo de c r e e r en ti y recibir
donde pudiesen escapar y e n c u b r i r s e de aquel tu fe, y e n t e r r a r los cuerpos de tus amigos hon-
cruel t i r a n o , y vivir c r i s t i a n a m e n t e con a l g u n a r a d a m e n t e . » Luego que acabó de decir estas p a -
paz y quietud. El determinó de hacerlo así, y con l a b r a s , la serpiente le soltó como quien ya había
la b u e n a disposición y voluntad que le tenían s u s cumplido con su ministerio, y se fué, sin ser m á s
g u a r d a s , lo hizo u n a noche con tanto recato y s e - vista. El judío, volviendo en sí, y considerando lo
creto, que el presidente no lo supo, ni por b u e n a que le había sucedido, se bautizó, y con algunos
diligencia que usó los pudo a l c a n z a r h a s t a la c i u - cristianos e n t e r r ó los santos, y edificó un templo
dad de Avila, donde fueron presos todos tres por sobre su s e p u l t u r a .
su m a n d a d o . Mas en el c a m i n o de tal m a n e r a san P u e s ¿quién no a d m i r a y alaba al Señor por los
Vicente había encendido en el a m o r de Cristo á modos que tiene en h o n r a r á s u s santos y a t r a e r
s u s dos h e r m a n a s , que n i n g u n a cosa m á s d e s e a - á su conocimiento y'fe á s u s enemigos? U n a s e r -
ban que m o r i r con él, como lo m o s t r a r o n en los piente espantosa y h o r r i b l e defendió los c u e r p o s
tormentos que padecieron. P o r q u e p r i m e r a m e n t e de esos gloriosos m á r t i r e s , y la que a n t e s daba
fueron descoyuntados, estirados en la g a r r u c h a , m u e r t e á los vivos y se cebaba en s u s cuerpos,
y después azotados c r u e l í s i m a m e n t e , alabando en a h o r a h o n r a á los cuerpos m u e r t o s y los a m p a r a
medio de los azotes y tormentos todos tres con p a r a que las fieras y aves de r a p i ñ a no se apa-
u n a voz á Jesucristo, y haciéndole g r a c i a s por la cienten de ellos, y a b r a z a y aprieta á un judío
merced que les hacía. F u é tanto el coraje y la p a r a que escupa el veneno de la infidelidad y se
s a ñ a que tuvieron aquellos impíos ministros, vien- a b r a c e con Cristo. ¡Oh potencia del Crucificado!
do la constancia y alegría de los santos m á r t i r e s , ¡Oh i n m e n s a bondad del Señor! ¿Qué h o m b r e h a -
y oyendo las voces y loores q u e daban á Dios, que brá tan loco y ciego que no le glorifique, sirva y
pareciéndoles g r a n desacato de s u s dioses y afren- ame? El martirio de estos gloriosos m á r t i r e s fué á
ta s u y a , t o m a r o n á los santos y pusieron s u s c a - los 27 de octubre, por los a ñ o s del S e ñ o r de 303,
bezas sobre piedras, y con nuevo g é n e r o d.e cruel- i m p e r a n d o Diocleciano y M a x i m i a n o . Sucedieron
dad se las m a c h u c a r o n con otras piedras, e s p a r - en diversos tiempos g r a n d e s m i l a g r o s á los q u e
ciendo los sesos por aquel campo, y con este j u r a b a n por el sepulcro de san Vicente de Avila,
g é n e r o de m u e r t e a c a b a r o n gloriosamente su mar- y por esta causa y por la veneración en que t e -
tirio. Quedaron los s a g r a d o s c u e r p o s allí tendidos nían á este santo los católicos r e y e s D. F e r n a n d o
p a r a que los p e r r o s y aves se los comiesen, sin y D . Isabel, de esclarecida m e m o r i a , en las leyes
a
como por h a b e r por su ejemplo a n i m a d o á doce c i a d o un clérigo, llamado Isla, fué trasladado de
hijos suyos para que le siguiesen y diesen a l e g r e - T á n g e r á León, y puesto en u n a iglesia de su
mente su vida por aquel Señor que por ellos había n o m b r e de San Marcelo, que es la m á s principal
dado la s u y a en la cruz. Del padre y de los hijos p a r r o q u i a de la ciudad. Está el santo cuerpo sobre
h a b l a r e m o s aquí, y referiremos lo que hallamos el altar m a y o r en u n a arca d o r a d a de m u y lindo
en las historias eclesiásticas y en a l g u n o s brevia- talle. En el Breviario antiguo de aquella ciudad se
rios y s a n t o r a l e s antiguos de E s p a ñ a . dice que la mujer de san Marcelo se llamó Noria;
El m a r t i r i o de s a n Marcelo, escrito por los n o - y que cuando supo la m u e r t e de su marido y de
tarios de su m i s m o tiempo, referido por el p a d r e a l g u n o s de s u s hijos rogó á Dios que la llevase
fray Lorenzo S u r i o en su quinto tomo á l o s 30 de p a r a sí, y que m u r i ó luego. Tiénenla por santa y
octubre, r e s u m i d o en pocas p a l a b r a s , fué de esta en g r a n veneración, y también un pozo en que di-
m a n e r a : Celebrando las legiones militares de la c e n q u e estuvo el cuerpo de Noria algún tiempo. El
provincia de Galicia el nacimiento del e m p e r a d o r martirio de san Marcelo fué por los años del S e -
Diocleciano con c o r o n a s de ñ o r e s y rosas en s u s ñor de 298, imperando Diocleciano. El Martirolo-
cabezas, y llegándose á ofrecer el incienso que gio romano y el de Beda y los demás hacen m e n -
llevaban en las m a n o s á u n a estatua del mismo ción de él á los 30 de octubre, y el Breviario tole-
emperador, Marcelo, centurión de la legión lla- dano pone u n h i m n o de su martirio y gloriosa co-
mada T r a j a n a , q u e se h a l l a b a p r e s e n t e , a b o m i n a n - rona. (P. Ribadeneira.)
do (como era razón) tan detestable sacrificio, con
desprecio no quiso ofrecer el incienso. Causó esto LOS HIJOS DE SAN MARCELO, CENTURIÓN, MÁRTIRES.—
admiración á los otros soldados, y comenzaron á El Breviario de Evora y J u a n Vaseo en la Coró-
a m o n e s t a r l e q u e sacrificase y se conformase con nica de España dicen que los doce hijos de san
los demás; y él, encendido en el a m o r de Dios y Marcelo se llamaron por estos n o m b r e s : Claudio,
menospreciando las h o n r a s y bienes de la tierra, Lupercio, Victórico, F a c u n d o , Primitivo, Genu-
se quitó el cíngulo militar y arrojóle con la espada, terio, Celedonio, F a u s t o , J a n u a r i o , Marcial, Ser-
confesando c l a r a m e n t e que era cristiano. F u é vando y G e r m á n , y que todos fueron mártires.
acusado delante de F o r t u n a t o , t r i b u n o de aquella (P. Ribadeneira.)
legión y presidente de aquella provincia, hablóle
y respondióle Marcelo con g r a n libertad, y él le LOS SANTOS CLAUDIO, LUPERCIO, Y VICTÓRICO, MÁRTI-
mandó llevar aprisionado á la ciudad de León p a r a RES,—Los t r e s p r i m e r o s Claudio, Lupercio y V i c -
oirle allí otra vez. E x a m i n ó l e la s e g u n d a vez, y tórico fueron martirizados en León por Diogenia-
de la plática resultó que F o r t u n a t o le envió a p r i - no, presidente de Galicia, el cual los mandó p r e n -
sionado á Agricolao, prefecto del pretorio, que á der y degollar, y no quiso darles otros tormentos
la sazón se h a l l a b a en la ciudad de T á n g e r , m e - por que con ellos no diesen ejemplo á otros c r i s -
trópoli de la provincia Tingitania, en África, que tianos y los animasen á morir, y ellos no tuviesen
en aquel tiempo estaba sujeta á la jurisdicción del aquella gloria de h a b e r padecido m u c h o por C r i s -
presidente de E s p a ñ a . Llevóle á cargo un soldado, to. Sus sagrados cuerpos están en la ciudad de
llamado Cecilio Arba; padeció san Marcelo g r a n - León en un monasterio de san Benito, llamado
200 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
San Claudio; y el año de 1173 el cardenal Jacinto movieron tumulto en dicha ciudad y obligaron al
(que después asumptó al pontificado y se llamó santo obispo á s e p a r a r s e de su iglesia. Teonesto
Celestino III), siendo legado de E s p a ñ a , á r u e g o s se fué entonces á R o m a á consultar con el papa
del rey D. F e r n a n d o y de D. J u a n , obispo de san Dámaso acerca de la conducta que debía o b -
León, y de Pelagio, abad de aquel monasterio, en servar, y el pontífice le indicó que se viese con
presencia de otros m u c h o s obispos y abades hizo san Ambrosio, su metropolitano. M a r c h ó , pues, á
colocar en lugar alto y decente los cuerpos de es- Milán, donde concibió el designio de e m p e z a r á
tos tres santos m á r t i r e s Claudio, Lupercio y V i c - r e c o r r e r la E u r o p a predicando c o n t r a los n u e v o s
tórico, á los 23 del m e s de m a r z o , como lo dice e r r o r e s y disputando en todas p a r t e s con los
u n a piedra a n t i g u a que está en la m i s m a iglesia. a r r i a n o s . S u misión dio á la Iglesia opimos frutos,
Cuando el rey Almanzor tomó á León, quiso e n t r a r porque m u c h o s de aquellos sectarios a b a n d o n a -
en aquel monasterio, y reventó el caballo, y movi- ron s u s extravíos después de h a b e r l e oído. Reco-
do el moro de este milagro, no permitió se hiciese rrió toda la Italia, la F r a n c i a y la A l e m a n i a , y
daño en el monasterio. El martirio de estos santos después volvió á Altino, e n c a r g á n d o s e otra vez
fué por los años del Señor de 299, á los 30 de octu- del gobierno de su diócesis, la cual dirigió con
bre, y en este día la iglesia de León celebra su fiesta igual celo que antes, h a s t a que un día los arria-
y los tiene por patrones, y el Martirologio romano nos, no pudiendo ya sufrir los males que les o c a -
h a c e de ellos mención. (P. Ribadeneira.) sionaba y la deserción que c a u s a b a e n t r e s u s par-
tidarios, volvieron á excitar un t u m u l t o popular,
LOS SANTOS JULIANO, EÜNO, MACARIO, Y OTROS TRECE en medio del cual le quitaron la vida.
COMPAÑEROS, Y SANTA EUTROPIA, MÁRTIRES. — P o r la fe
de Jesucristo se hallaban estos santos presos en SAN LUCANO, MÁRTIR—Según u n a a n t i g u a t r a d i -
Alejandría cuando i m p e r a b a Decio. Eutropia, que ción, san L u c a n o fué martirizado en Logny, l u g a r
era u n a mujer m u y cristiana de la m i s m a ciudad del país de Orleáns, al principio del siglo V. Sus
de Alejandría, s a b e d o r a de que los santos e n c a r - reliquias fueron después t r a s l a d a d a s á la catedral
celados sufrían h a m b r e , les enviaba socorros to- de P a r í s , cuyos habitantes tenían á este santo en
dos los días p a r a su alivio. Descubierta s u caridad g r a n d í s i m a devoción, y en las calamidades p ú b l i -
y conmiseración, fué p r e s a y llevada á presencia cas a c o s t u m b r a b a n s a c a r en procesión su s a g r a -
del presidente Apaliano, y e n c e r r a d a en la m i s m a do cuerpo, j u n t o con los de s a n Marcelo y de san-
cárcel, pocos días d e s p u é s fué conducida con los ta Genoveva.
demás presos á la plaza pública; y como no q u i -
siesen obedecer á los sacrilegos mandatos del juez, SAN GERMÁN, OBISPO Y CONFESOR-El año 519 fué
sufrieron varios t o r m e n t o s y después fueron de- este santo enviado por el papa H o r m i s d a s , en ca-
gollados el año 250 de Jesucristo. lidad de legado, al e m p e r a d o r Justino. El objeto
de la legación e r a p e r s u a d i r á los orientales q u e
SAN SATURNINO, MÁRTIR.—Fué de Caller, en Cer- pusiesen fin al cisma que contaba ya c u a r e n t a
deña, cuya ciudad ilustró con su predicación y r e - a ñ o s y que había sido fomentado por los e m p e r a -
gó con su s a n g r e , siendo e m p e r a d o r Diocleciano y dores Zenón y Anastasio, a m b o s unidos al p a r t i -
g o b e r n a d o r de Cerdeña un tal B á r b a r o . do de los herejes, lo mismo que Acacio y otros
patriarcas de Constantinopla. Las negociaciones
SAN CENOBIO, Y SANTA CENOBIA, MÁRTIRES,—San Ce- de G e r m á n , q u e y a e r a á la sazón obispo de Ca-
nobio era obispo de Egea, en Cilicia, y santa Ceno- pua, tuvieron el m á s feliz resultado, p u e s los h e -
bía, h e r m a n a suya, se ocupaba en servir á los pe- rejes fueron condenados y el cisma desapareció.
r e g r i n o s , á los pobres y enfermos que a c o s t u m - San Gregorio el Grande cuenta que G e r m á n vio
b r a b a tener s i e m p r e en su casa el santo pastor. en espíritu á P a s c u a l , diácono de la Iglesia de
Ambos h e r m a n o s vivían en la paz de Dios, siendo Roma, entre las llamas del purgatorio por h a b e r -
la admiración de todos los fieles por el resplandor se adherido al cisma de Lorenzo contra el p a p a
de s u s virtudes; pero en el a ñ o 304 esta paz fué Símaco, de las cuales le libró con s u s oraciones.
turbada para proporcionarles otra m á s estable y El mismo a u t o r dice también que san Benito, en
sólida en la patria de los santos. El g o b e r n a d o r u n a visión que tuvo en Monte Casino, vio el a l m a
Lisias los hizo c o m p a r e c e r á su tribunal y les del santo obispo de Capua, que al mismo m o m e n -
m a n d ó sacrificar á los dioses, y negándose á ello to de m o r i r e r a llevada por coros de ángeles al
fueron los dos j u n t o s degollados. seno de la dichosa eternidad. La m u e r t e de este
santo sucedió el año 540.
SAN TEONESTO, OBISPO Y MÁRTIR.-Gobernaba la
iglesia de Altino, en Italia, y empleaba todo su SAN SERAPIÓN, OBISPO Y CONFESOR—Subió á la s i -
celo contra los herejes a r r í a n o s . U n día éstos pro- lla patriarcal de Antioquía, siendo c o n s a g r a d o el
DÍA 31 OCTUBRE 201
año 199, El Martirologio romano dice qué fué fieso con la boca; pero mis padres me llamaron
insigne en d o c t r i n a . Eusebio y san Jerónimo Quintino.» «¿De qué linaje eres?», añadió el prefec-
alaban m u c h o su sabiduría y su celo por la defen- to. «Soy, dijo el santo, ciudadano r o m a n o , hijo de
sa de la verdad. Escribió y publicó u n libro c o n - Zenón, senador.» «Pues ¿qué cosa es (dijo el p r e -
t r a la herejía de Montano, y otro p a r a refutar el fecto) que persona tan noble é hijo de un varón
supuesto Evangelio del apóstol san P e d r o . S e r a - tan ilustre sé h a y a dejado e n g a ñ a r con u n a s u -
pión m u r i ó en paz d u r a n t e el reinado del empera- perstición tan g r a n d e , como a d o r a r por Dios á
dor Caracalla, el año 211 de Jesucristo. aquel que los judíos crucificaron?» «No hay m á s
nobleza (dijo Quintino) que conocer á Dios y obe-
SAN MÁXIMO, MÁRTIR—Padeció m a r t i r i o en A p a - decer s u s santos m a n d a m i e n t o s . P o r esta católica
mea de Frigia, en tiempo del e m p e r a d o r Diocle- religión y fe que profeso se conoce á Dios o m n i -
ciano. potente, Criador de cielo y tierra, y á su Hijo J e -
sucristo, nuestro Señor, por quien fueron hechas
SAN GERARDO, OBISPO Y CONFESOR. - Sólo sabemos todas las cosas visibles é invisibles, el cual en
que fué obispo de Potenza, en la Lucania, c u y a todo es igual ál Padre.» Iba á proseguir Quintino,
iglesia g o b e r n ó en paz m u c h o s a ñ o s . y el prefecto le embarazó diciendo: «Deja la locu-
r a y sacrifica á n u e s t r o s dioses, sino yo te juro
SAN ASTERIO, OBISPO Y CONFESOR—Murió á p r i n c i - por ellos que te quitaré la vida con diversos t o r -
pios del siglo V. mentos.»
« P u e s yo te j u r o y prometo por mi Dios y S e -
Día 31 ñ o r Jesucristo (dijo Quintino) que ni h a r é lo que
m a n d a s ni temo tus a m e n a z a s ; y así ejecuta luego
SAN QUINTINO, Ó QUINTÍN, MÁRTIR— Quintino, m á r - t u s rigores, que dispuesto estoy á padecer todo
tir gloriosísimo, a u n q u e fué r o m a n o noble, de se- aquello que mi Dios permitiere. Tú puedes a t o r -
natoria estirpe, que era la m a y o r nobleza r o m a - m e n t a r mi cuerpo, pero Dios tendrá misericordia
na, con todo fué muchísimo m á s noble por la fe de mi alma.» Con esto se enfureció el prefecto y
que como valeroso soldado tuvo á su rey s o b e r a - le m a n d ó d e s n u d a r y azotar fuertemente con d u -
no Cristo, Señor n u e s t r o , por c u y a confesión d i o r a s y n u d o s a s v a r a s , y m i e n t r a s m á s le azotaban
gloriosamente la vida, y por cuyo a m o r dejó, la m á s fuerzas cobraba el g u e r r e r o fuerte, levantan-
patria, los parientes, amigos, riquezas, faustos y do los ojos al cielo y dando á Dios infinitas g r a -
pompas m u n d a n a s . Salió, p u e s , de R o m a Q u i n t i - cias. Consolóle su divina Majestad con esta voz
no con F u s c i a n o , Victorino, Crispino y Crispinia- celestial: «Quintino, sé constante; pelea v a r o n i l -
no, y otros piadosos y devotos cristianos, todos los m e n t e : yo te asisto.»
cuales con deseos de p r o p a g a r la fe de Jesucristo A esta voz cayeron desmayados en tierra los
se e n c a m i n a r o n á F r a n c i a , llegaron á P a r í s , y de verdugos, lo c u a l visto por el cruel Ricciovaro,
allí se dividieron, eligiendo cada uno su ciudad ó dijo así: «Juro por los santos dioses y diosas que
provincia donde ir á predicar. Quintino, p r e d i - este Quintino es mago y u s a de s u s encantos,
cando y haciendo prodigiosos milagros, d i o v u e l - como c l a r a m e n t e se ve; y así quitádmelo de d e -
ta á u n a y otra parte h a s t a que llegó á la ciudad lante,, y ponedlo en u n a o s c u r a cárcel, que yo
de Amións. A este tiempo e r a t a n t a la s a n g r e de veré si le valen sus e n c a n t o s . No se permita e n -
cristianos que el cruel tirano Ricciovaro había de- t r a r cristiano alguno á consolarlo, p a r a que así
rramado, que corría un río de aquella provincia, pague la p e n a de s u s locuras.»
llamado Mosela, m á s con la a b u n d a n c i a de la s a - Puesto en cadena, pues, y en u n a cárcel oscu-
g r a d a s a n g r e de los invictos m á r t i r e s , que de s u s rísima, cansado de los tormentos y trabajos se
propias a g u a s , las cuales, dejando su color n a t i - d u r m i ó á la media noche, y al instante se le a p a -
vo, habían tomado el rojo de la s a n g r e . Luego que reció u n ángel del cielo, que le dijo: «Quintino,
el glorioso Quintino llegó á A m i é n s comenzó á siervo de Dios, levántate y anímate, y puesto en
predicar y g a n a r a l m a s p a r a el cielo, cuya noticia medio de la ciudad predica, consuela y a n i m a á
llegó á los oídos del impío Ricciovaro, que al i n s - todo el pueblo, para que crean en nuestro Señor
tante lo mandó poner con todo rigor en la cárcel, Jesucristo, y bautízalos.» Apenas dijo esto el s a n -
á donde fué m u y gozoso y alegre, y toda la noche to ángel, cuando, despierto, se levantó y le siguió,
gastó en oración y cánticos divinos. sin que las g u a r d a s de la cárcel ni p u e r t a s c e r r a -
El día siguiente, sentado en su tribunal, Riccio- das le fuesen estorbo alguno. Puesto, pues, en
varo hizo t r a e r á su p r e s e n c i a á s a n Quintino. medio de la plaza, predicó tan divinamente la fe
Puesto el santo á su vista, le p r e g u n t ó : «¿Cómo te de Jesucristo, que convirtió m á s de seiscientas
llamas?» «Cristiano, dijo Quintino; p o r q u e soy personas y casi toda la ciudad se conmovió.
cristiano, y creo á Cristo con el corazón y le c o n - Pero como lo supo el maldito Ricciovaro, lo
TOMO IV 26
202 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31
m a n d ó p r e n d e r otra vez y poner en un tormento provincia; escribiré á los sacratísimos e m p e r a d o -
c r u e l , que era colgarle de u n a s r u e d a s que, sus- res, diciéndoles quién eres y lo m u c h o q u e m e r e -
p e n s a s en lo alto, á m a n e r a de carrillos de pozo ó ces, p a r a que te den el título de príncipe y juez
g a r r u c h a s con que se s a c a el a g u a , lo subían y magnífico de esta provincia, y ocupes mi l u g a r ,
bajaban, descoyuntándole los h u e s o s y deshacién- que es cuanto por ti puedo h a c e r . » A esto respon-
dole el cuerpo todo, h a s t a que lo dejaron molido. dió el invictísimo m á r t i r : « M u c h a s veces, ¡oh Ric-
Después lo m a n d ó azotar y h e r i r c r u e l m e n t e con ciovaro!, te h e dicho que te c a n s a s en vano, p o r -
garfios y rastros de h i e r r o . Luego que le echasen que yo no tengo de ser tan loco como tú, q u e s a -
por las espaldas aceite, pez y r e s i n a hirviendo, crifique á los demonios infernales, p u e s no son
p a r a q u e entrando por las llagas fuese m á s inten- o t r a cosa estos que llamas dioses.»
s a m e n t e a t o r m e n t a d o . Acabado este tormento, Aquí acabó Riccio varo de p e r d e r las e s p e r a n -
m a n d ó que encendiesen h a c h a s y le a b r a s a s e n zas de reducirlo y j u n t a m e n t e la paciencia; y así
con ellas los costados. P e r o por m u c h o fuego que hizo l l a m a r á u n h e r r e r o y le m a n d ó h a c e r dos
le ponían e x t e r i o r m e n t e , e r a m a y o r el divino que a g u d o s clavos, y tan largos, que e n t r a n d o por la
i n t e r i o r m e n t e le a b r a s a b a ; y así dijo animoso al cabeza llegasen h a s t a las p i e r n a s , y otros diez
t i r a n o : «Cruelísimo juez, hijo de los e n g a ñ o s del m á s pequeños que entrasen por e n t r e la u ñ a é
demonio: ¿por v e n t u r a no sabes que m i e n t r a s m á s y e m a de los dedos. Híz'olos el h e r r e r o al instante,
rigores y tormentos a ñ a d e s á mi cuerpo, tiene mi y los v e r d u g o s se los clavaron los diez en los diez
a l m a m á s consuelos y refrigerios divinos con que dedos de las m a n o s , y los dos por lo alto de la
menosprecio tus rigores?» cabeza, que le t r a s p a s a r o n todo el s a g r a d o cuerpo
Con esto creció la i r a del juez, y dijo: «Traed al de alto abajo h a s t a los pies, con que quedó todo
punto cal viva, v i n a g r e fuerte, sal y mostaza m o - hecho u n lastimoso espectáculo á los h o m b r e s ,
lida, y haciendo de todo u n a bebida echádsela en pero glorioso á los ángeles y á los cielos. Viéndo-
la boca, y veremos á lo m e n o s si así calla y cesa le de esta m a n e r a el tirano, clavado y corriendo
de injuriar á mí y á n u e s t r o s dioses.» E n t o n c e s , a r r o y o s de s a n g r e , dijo soberbio y vano: «Vengan
volviendo los ojos al cielo el invicto m á r t i r de los cristianos todos y vean este mísero espectácu-
Jesucristo y g u e r r e r o animoso, dijo: «Señor, d u l - lo, y les s e r v i r á de ejemplo y e s c a r m i e n t o , viendo
ces son p a r a mí y suaves cuantos tormentos p a - aquí la i r a de mis rigores donde llega.» P e r o no
dezco por tu santo n o m b r e , y a u n q u e sean los sabja el tirano lo que se decía ni hacía, pues, a n -
m á s a m a r g o s del m u n d o , á mi paladar son dulces tes m o s t r a r l e s á los valerosos cristianos la cons-
como el panal.» tancia invencible de Quintino, fué m o s t r a r l e s u n
Oyendo esto, Ricciovaro dijo: «Juro por los altos mudo predicador que con su ejemplo e x h o r t a b a
dioses Júpiter, M e r c u r i o , Sol, L u n a y Asclepio, y a n i m a b a á todos á a l c a n z a r semejantes triunfos
que te tengo de a t a r con fuertes c a d e n a s y h a s de del b á r b a r o y cruel gentilismo, p o r q u e n i n g u n o
ir preso á R o m a p a r a que allí, á vista de los s a - h u b o á quien no moviese la vista del generoso
cros e m p e r a d o r e s , p a g u e s con m á s crueles t o r - mancebo é invencible caballero de Jesucristo á
m e n t o s t u s atrevimientos y el h a b e r t e huido de la u n a emulación s a g r a d a y deseo fervoroso de ser se-
cárcel.» «Bien sé, dijo Quintino, que en R o m a y mejantemente a t o r m e n t a d o por la fe s a n t a y divina
en c u a l q u i e r a parte me h a de favorecer y asistir s u y a . Cansado ya el tirano de ver tanta constancia
Dios, y así no r e h u s o el ir; pero confío en mi S e - y tan milagroso vivir, y que se reducían infinitas
ñ o r Jesucristo que el fin de mi vida s e r á en esta a l m a s , con sólo su vista, á la fe de Jesucristo, y á
provincia.» Y así fué como lo profetizó el santo voces pedían el m a r t i r i o , m a n d ó que le cortasen
m á r t i r ; porque, mandándole poner al cuello y por la cabeza; y viéndose ya á las p u e r t a s de la g l o -
todo su cuerpo fuertes c a d e n a s y que se partiesen ria, gozoso y alegre, m i e n t r a s el verdugo d e s e n -
con él los ministros p a r a R o m a , ordenó el p r e - vainaba la espada, hizo u n a breve y fervorosa ora-
fecto que fuesen poco á poco, p o r q u e q u e r í a él ción á Dios y u n a exhortación á los n u e v a m e n t e
mismo a c o m p a ñ a r l o s p a r a e n t r a r glorioso con el convertidos, é inclinando la cabeza se la cortó de
triunfo; y así, llegando á u n l u g a r , llamado A u - un fiero golpe el verdugo, y al instante se oyó u n a
gusta V e r o m a n d o , no lejos de A m i é n s , se d e t u - voz del cielo que dijo: «Quintino, siervo mío, ven
vieron á e s p e r a r l o . El día siguiente llegó Riccio- y recibe la corona que tengo p a r a ti prevenida en
varo y mandó le trajesen delante á Quintino; y la gloria por tus g r a n d e s méritos.» Y saliendo u n a
mirándole con cariño (vuelto el lobo en raposa), candida y h e r m o s í s i m a paloma de su cuello (que
le dijo: «Quintino, h e r m a n o , porque eres joven y de era su a l m a santísima), vieron todos como entró
tan noble prosapia, tengo piedad de ti; y así toma triunfante y gloriosa en el cielo á ser colocada en
mi consejo, que es de h e r m a n o y amigo: sacrifica el coro de los espíritus soberanos y m á r t i r e s de
sólo á J ú p i t e r y Apolo, y si quieres ir á Roma, te Jesucristo. Cuyo glorioso triunfo fué á los 31 de
doy mi palabra de h o n r a r t e como mereces en esta octubre por los años del Señor de 303, imperando
DÍA 31 OCTUBRE 203
el impío M a x i m i a n o . Su cuerpo glorioso fué s e - curso de tiempo, poco á poco se había ya ido o l -
pultado por orden del mismo Ricciovaro, de n o - vidando la m e m o r i a de tan g r a n santo, y a s i m i s -
che, y con,todo silencio y secreto (para que n i n - mo se olvidó del todo el lugar donde Eusebia lo
g ú n cristiano lo supiese y descubriese tan g r a n sepultó, si bien había quedado u n a pequeña i g l e -
tesoro á la Iglesia), en u n profundo cenagal que sia fabricada en el mismo monte; pero nadie s a -
hace el río que por allí pasa, llamado de unos S e - bía si dentro de ella estaba sepultado el santo
cuana, y de otros S o m n a , y allí estuvo oculto por cuerpo ó no. P o r este tiempo vivía el bendito san
espacio de cincuenta y cinco años, h a s t a que Dios Eloy, y siendo obispo fué m u y dado (como á t o -
fué servido de descubrirlo milagrosamente, que das las virtudes) á v e n e r a r los cuerpos y reliquias
fué en esta forma: de los santos, y así buscó m u c h o s que yacían i n -
Había en R o m a u n a rica y noble m a t r o n a , l l a - cógnitos y los colocó y veneró con especial d e v o -
mada Eusebia, ciega desde edad de n u e v e a ñ o s . ción. Deseaba m u c h o hallar el cuerpo de san
A ésta se apareció t r e s veces u n ángel del Señor, Quintino. Y como todos i g n o r a s e n el lugar de su
y todas tres veces le dijo que si quería cobrar la sepulcro, el santo obispo preguntó á Dios lo que
vista fuese á F r a n c i a y buscase el cuerpo del glo- ignoraban los h o m b r e s por su descuido. Ayunó
rioso m á r t i r san Quintino, que él la g u i a r í a al l u - tres días continuos, estuvo siempre en oración, y
g a r donde estaba. Obedeció la señora, y guiada dijo á Dios (con aquella g r a n fe que tenía): « S e -
del ángel y a c o m p a ñ a d a de decente familia, según ñor, no comeré, ni beberé, ni cuidaré de las o v e -
su calidad, fué á la ciudad de Amións, y de allí al j a s q u e me habéis e n c o m e n d a d o , h a s t a que m e
lugar y parte del río donde había sido sepultado descubráis el tesoro que busco.» Mientras esto
el cuerpo glorioso, guiada s i e m p r e del santo á n - pasaba, m u c h o s que á Eloy asistían cavaban en
gel. Estando allí p r e g u n t ó á muchos si sabían del diferentes p a r t e s de la iglesia, pero en vano, h a s -
cuerpo de san Quiniino, y como n i n g u n o le s u - ta que él tercero día, siendo ya noche, se l e -
piese dar razón, así por h a b e r ya pasado cincuen- vantó el santo de su oración, y con el báculo
ta y cinco años, como por el secreto con que el señaló un lugar, m a n d a n d o que allí cavasen. H i -
tirano Ricciovaro lo hizo sepultar y esconder, ella ciéronlo así; pero como hubiesen ya pasado más
se puso en oración, pidiendo á Dios fuese servido de diez v a r a s de h o n d u r a y n a d a descubriesen,
decirle lo que no sabían los h o m b r e s . A p e n a s aca- perdieron las esperanzas y se dejaron de cavar.
bó su oración cuando (¡oh m a r a v i l l a s de Dios siem- Entonces Eloy, tomando u n a espuerta, entró en
pre inmensas!) el mismo cuerpo se vio por u n a el hoyo, y con las m a n o s la llenó de tierra, y ape-
parte del río, y la cabeza por otra venir nadando, nas tocó con el báculo en aquella parte, que h a -
hasta ponerse en las m a n o s de Eusebia. Recibiólo bía ahondado m á s con s u s benditas m a n o s , c u a n -
con el gozo que se puede i m a g i n a r , y los que la do sintió que había tocado madera, volvió á d a r
asistían vieron como estaba i n c o r r u p t o , hermoso m a y o r golpe, y rompió la t u m b a . Aquí fué donde
y bello, y todos percibieron la suavísima f r a g a n - comenzaron todos á ver las maravillas de Dios y
cia de un divino y celestial olor que despedía de de su siervo Quintino, pues salió por aquella ro-
sí. Luego ordenó Eusebia que c a m i n a s e n con el t u r a un globo de luz tan hermoso y bello que,
santo cuerpo á u n a ciudad que estaba cinco m i - siendo á la media n o c h e y m u y oscura, todos juz-
llas de allí, p a r a darle honorífica sepultura; pero garon era de día y que había salido el sol: tanta
apenas apartados del río, subieron á lo alto del fué la claridad que llenó la iglesia y toda la m o n -
monte, cuando se hizo tan pesado el cuerpo s a n - taña, que juzgaron todos los circunvecinos que
to, que no les fué posible á los que le llevaban pa- había amanecido, y así se levantaron á media no-
sar de allí, quedando todos tan admirados como c h e . P e r o no se e n g a ñ a r o n , porque la luz p e r m a -
inmóviles. Conocida con este prodigio la voluntad neció h a s t a que salió el sol. Con la luz salió tam-
de Dios, que era no q u e r e r su siervo Quintino de- bién u n a fragancia tal, que todos juzgaban h a -
jar el lugar donde había padecido, vencido y ga- llarse en el paraíso. T i e r n a s lágrimas de gozo
nado la corona de la gloria, ordenó Eusebia que d e r r a m a b a el santo obispo por h a b e r hallado tan
allí lo sepultasen lo m á s decentemente que les g r a n tesoro. Sacólo de la t u m b a en que yacía,
fuese posible, y al irle á poner en el sepulcro c o - h e r m o s o , fresco y oloroso. Sacóle los clavos que
bró la vista deseada y que tantos a ñ o s había que el impío Ricciovaro le clavó, y besólos como r e l i -
carecía de ella. Dio infinitas gracias; á Dios y al quias s a g r a d a s , y p a r a que se viese cuan entero,
glorioso san Quintino por tan g r a n favor y m i l a - sano é incorrupto estaba, mostró á todos u n a gota
g r o . Otros m u c h o s enfermos que allí se hallaron de s a n g r e viva que salió de u n a de las h e r i d a s .
de v a r i a s enfermedades todos s a n a r o n , con que Hízole u n a caja de oro, plata y piedras preciosas,
todos glorificaron á Dios en su siefvo y glorioso donde le colocó; y p a r a que en adelante no se
m á r t i r Quintino. volviese á perder su memoria, amplió la iglesia,
P a s a r o n trescientos y veinte años, en cuyo dis-f haciendo u n suntuosísimo templo y un m o n a s t e -
204 LA LEYENDA D E ORO DÍA 31
rio, que hoy persevera, donde h a c e Dios infinitos temente el Evangelio á m á s de dos mil cristianos.
milagros por su siervo Quintino, con que es para Su episcopado, que duró quince a ñ o s , fué el de
siempre glorificado y glorioso. Escribieron la vida un verdadero apóstol, y t e r m i n ó s u vida en paz
y martirio de san Quintino y s u s dos gloriosas d u r a n t e el siglo I.
invenciones Beda, U s u a r d o , Adón, Surio, tom. v;
Pedro de Natalibus, lib. íx, cap. 126; san Grego- SAN YOLFANGO, OBISPO Y CONFESOR.-Nació este sier-
rio T u r o n e n s e , De gloria martyrum, cap. 72 y 73; vo de Dios en la Suavia, de padres plebeyos, y
el Martirologio romano, y Baronio en s u s Anota- cuidó de su educación u n virtuoso eclesiástico de
ciones, y en el tomo n de s u s Anales, año 303, nú- su patria. E r a todavía m u y niño cuando e n t r ó en
m e r o 130. el monasterio de R i c h e n a w , célebre escuela de
ciencias y virtudes, á donde acudían m u c h a s igle-
SAN NEMESIO, Y SANTA LUCILA, MÁRTIRES—Lucila era sias á s a c a r s u s pastores. Volfango deseaba sólo
hija de Nemesio, y éste era diácono de la Iglesia c o n s a g r a r s e al retiro y á la oración; pero vióse
de R o m a . Ocupados en el servicio de Dios p a s a - obligado á pasar á W u r t a b u r g o á perfeccionar s u s
ban los días en oración y b u e n a s o b r a s . P a d r e é estudios, y después á T r é v e r i s , cuyo arzobispo,
hija fueron presos por no r e n u n c i a r a la fe de Je- que conocía s u s talentos, le obligó á aceptar el
sucristo c u a n d o el e m p e r a d o r Valeriano publicó empleo de deán con el cargo de r e g e n t a r u n a e s -
s u s edictos contra los cristianos, y fueron d e g o - cuela. Desempeñó, pues, estos dos destinos con
llados en la m i s m a ciudad de R o m a el día 25 de u n a piedad y un celo que dieron á todos la
agosto del año 254 ó 255. El papa san Esteban m á s alta idea de su virtud. Después de la m u e r -
hizo sepultar s u s cuerpos, y después fueron c o l o - te de aquel arzobispo pasó n u e s t r o santo á
cados honoríficamente en la vía Apia por el papa Colonia, donde p e r m a n e c i ó a l g ú n tiempo, y luego
san Sixto el día 31 de octubre del año 258, y l u e - se retiró al monasterio de Eufilden p a r a servir á
go el pontífice Gregorio V los trasladó á la diaco- Dios en el silencio y la práctica de la mortifica-
nía de Santa María la Nueva, j u n t o á los cuerpos ción. Aquí abrió también u n a escuela y recibió las
de los santos Sinfronio, Olimpio, T r i b u n o , E x u - s a g r a d a s ó r d e n e s . Consiguió entonces permiso
peria, su mujer, y Teódulo, su hijo, los cuales p a r a ir á p r e d i c a r el Evangelio, y partió p a r a
convertidos á la fe por Sinfronio, y bautizados por H u n g r í a el año 972. Algún tiempo d e s p u é s el e m -
el mismo san Esteban, alcanzaron la palma del perador Otón II lo recomendó p a r a el obispado de
m a r t i r i o . En tiempo del papa Gregorio XIII fue- Ratisbona, y, en efecto, Volfango fué elegido canó-
r o n hallados los cuerpos de todos estos santos, y nicamente y c o n s a g r a d o , teniendo que v e n c e r s e
los colocaron debajo del altar de la m i s m a iglesia, en aquella ocasión toda la inclinación q u e él p r o -
donde se c o n s e r v a n . fesaba á la soledad. Continuó viviendo como u n
monje, su principal cuidado fué d a r r e g l a m e n t o s
LOS SANTOS AMPLIADO, Ó AMPLINTO, URBANO Y NARCISO, que cortasen los abusos introducidos en el clero y
MÁRTIRES.—De los dos p r i m e r o s hace mención san la disciplina, y los pobres e n c o n t r a r o n en él u n
Pablo en su epístola á los r o m a n o s , capítulo 16, padre tierno y cariñoso. F u é p r e c e p t o r de los h i -
v e r s . 8 y 9, con estas p a l a b r a s : «Saludad á A m - jos del d u q u e de Baviera, que merced á la p i a d o -
pliado, á quien a m o e n t r a ñ a b l e m e n t e en el Señor. sa educación que el santo les d i o , llegaron á s e r
Saludad á U r b a n o , que h a trabajado conmigo en príncipes altamente útiles á la Iglesia y al estado.
Jesucristo.» Galesinio dice que san Ampliado fué Habiendo Volfango emprendido un viaje con u n
obispo de Usilópolis, ciudad de Macedonia, donde objeto de caridad, cayó enfermo en el c a m i n o y
m u r i ó m á r t i r por la fe, y que san U r b a n o d e r r a - murió en P u p p i n g , en Austria, el día 31 de o c t u -
mó su s a n g r e j u n t a m e n t e con Narciso y m u c h o s bre del año 994, y en 1052 el papa León IX lo c o -
otros en la ciudad de Grecia á fines del siglo I. locó en el n ú m e r o de los santos.
De san Narciso dice también el apóstol san Pablo
en su c a r t a citada estas p a l a b r a s : «Saludad á los LA CONMEMORACIÓN DE LA VICTORIA DEL SALADO.—
de la casa de Narciso, q u e son en el Señor.» Todos los historiadores están contestes en r e p u t a r
por m i l a g r o s a la victoria del Salado conseguida
SAN ESTAQÜIO, OBISPO Y CONFESOR—Fué c o n v e r t i - por los españoles c o n t r a los moros, y no es e x t r a -
do á Jesucristo y consagrado obispo de Bizancio, ño que en este día la católica E s p a ñ a dé g r a c i a s á
hoy Constantinopla, por el apóstol san A n d r é s . la Providencia por el s i n g u l a r beneficio q u e le fué
San Pablo en su epístola á los r o m a n o s h a b l a tam- dispensado.
bién de este santo por las siguientes p a l a b r a s :
«Saludad á mi amado Estaquio.» F u é el p r i m e r SAN NICOLÁS, Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES-Muy á los
obispo de Bizancio y luego el fundador de la i g l e - principios de la dominación de los m o r o s en E s -
sia de Arginópolis, en la cual e n s e ñ a b a c o n s t a n - p a ñ a , los vecinos de Ledesma, llamada antigua-
DÍA 31 OCTUBRE 205
m e n t e Bletisa, obtuvieron licencia p a r a h a c e r u n a quierda, levantó la derecha con el alfanje y le pre-
iglesia á las orillas del T o r m e s , que dedicaron á guntó su última determinación; y como él respon-
san J u a n , y en ella ejercían libremente los oficios diese que deseaba morir por Cristo, le cortó el pa-
divinos, é instruían á la j u v e n t u d en letras latinas dre la cabeza y m a n d ó que apedreasen el cadáver,
(al modo que los sacerdotes de Córdoba practica- y luego que lo arrojasen en la h o g u e r a que estaba
ban en sus iglesias). Estando así frecuentada de prevenida. Dice también que los dos sacerdotes
jóvenes cristianos aquella escuela, dispuso Dios fueron allí atados á unos palos y desollados, y
que u n hijo del señor ó régulo de Ledesma, lla- luego apedreados, dejándolos sin sepultura.
mado Mafoma, p a s a n d o v a r i a s veces por la i g l e - Los cristianos recogieron las cenizas del santo
sia de San J u a n , con motivo de divertirse en el niño con algunos huesecitos que no se acabaron
campo, se aficionase á los jóvenes cristianos, con de q u e m a r , y también los de los santos sacerdo-
el deseo de divertirse en su compañía y a p r e n d e r tes, que se conservan hoy (ó se conservaban á lo
las mismas letras. Manifestó á su padre la i n t e n - menos antes de la última destrucción de los con-
ción, y no queriendo éste disgustarle condescen- ventos) en dos bolsas de seda, g u a r d á n d o s e tam-
dió con su deseo, á cuyo fin llamó á dos clérigos bién el vestido del santo niño, que es á modo de
cristianos, llamado u n o Nicolás y otro L e o n a r d o , u n a bata de algodón, matizada con a l g u n a s gotas
á los cuales entregó á su hijo p a r a que le e n s e ñ a - de s a n g r e , como recientemente d e r r a m a d a . Todo
sen latín y las d e m á s letras. Con el trato y afición esto se conserva en u n a caja de m a d e r a en la
con que el joven m i r a b a á los cristianos, se fué in- iglesia del convento de San Francisco, que se fun-
flamando de día en día en el a m o r de Cristo, n u e s - dó en el mismo lugar, obrando Dios m u c h a s ma-
tro bien, con tanta fuerza que llegó á pedir con ravillas por intercesión de s u s siervos.
instancia le bautizasen. Los clérigos, consideran- En el siglo XII, viviendo el obispo de Salaman-
do el furor de su padre, no se atrevieron á hacer- ca N a v a r r ó n , esto es, antes de 26 de enero del
lo; m a s el joven r e i t e r a b a de continuo s u s instan- año 1177 en que m u r i ó este obispo, dos p r e b e n -
cias con tanto fuego que, persuadiéndose los dos dados de aquella santa iglesia robaron estas reli-
sacerdotes que en la negativa se resistían á la vo- quias con ánimo de colocarlas en ella. A los c u a -
luntad de Dios, le concedieron por fin el bautis- les castigó Dios con m a n o pesada, p o r q u e el uno
mo, poniéndole el n o m b r e de Nicolás en l u g a r del se hinchó y reventó á los tres días; cuando éste
de Alí que tenía. h u b o muerto, enfermó el otro g r a v e m e n t e , y llamó
No obstante la cautela que observaron los dos al obispo y le contó el caso. Murió también, y el
ilustres sacerdotes, llegó á e n t e n d e r el padre la obispo recogió las reliquias y las volvió á la igle-
novedad de que su hijo era cristiano. No se puede sia de Ledesma. Consta esto por u n a escritura de
explicar la turbación en q u e se h a l l a r í a el pecho aquella s a n t a iglesia q u e leyó Gil González, y p u -
de un príncipe m a h o m e t a n o y c u á n t a s artes pre- blicaron él y el maestro Flórez. De este suceso se
vendría p a r a d e s h a c e r lo efectuado; pero como no colige también c u a n antiguo es el culto que tie-
hay fuerza contra Dios, no pudiendo h a c e r por nen los santos m á r t i r e s en aquel obispado. Esta
bien ni por mal q u e volviese a t r á s en su propósi- iglesia, que sirve (ó servía) p a r a el convento de
to, le m a n d ó e n c a r c e l a r con los dos clérigos; y no San F r a n c i s c o , renovó u n a devota señora, llama-
bastando tampoco n i n g ú n rigor p a r a a p a r t a r l o s da D. Controya, vecina de Ledesma; y habiendo
a
de la confesión de la fe, los sentenció á que fue- dejado por su h e r e d e r a á la religión de san J u a n ,
sen apedreados: al niño m a n d ó q u e m a r después quiso esta orden después que tomó posesión de
de m u e r t o . Ejecutóse este sacrificio en el atrio aquellos bienes t r a s l a d a r á Rodas las reliquias de
de la m i s m a iglesia de San J u a n donde el santo los santos m á r t i r e s . Opusiéronse á esto los v e c i -
joven habla recibido la g r a c i a del bautismo. El nos de Ledesma, y el g r a n m a e s t r e á instancia de
desdichado p a d r e reventó al t e r c e r día después ellos les cedió esta iglesia p a r a fundar en ella un
del glorioso triunfo de estos confesores de la fe. convento de la orden de san Francisco.
El m a n u s c r i t o antiguo que se conserva en la Este m a r t i r i o debió acontecer m u y á los p r i n c i -
u r n a de las reliquias de los santos m á r t i r e s a ñ a - pios de la i r r u p c i ó n de los moros, p o r q u e de Gil
de a l g u n a s cosas; otras c u e n t a con a l g u n a varie- de Z a m o r a se colige que el padre del joven san
dad. Dice que llevaron á los santos m á r t i r e s d e s - Nicolás alcanzó al rey D. Rodrigo.
de la cárcel al campo de la iglesia desnudos y La m e m o r i a de estos santos m á r t i r e s suele p o -
con las m a n o s a t a d a s á la espalda; que la c h u s m a n e r s e tal día como hoy. E n el siglo pasado y p r i n -
que les acompañó al suplicio iba presidida por el cipios del presente se les celebraba en L e d e s m a
padre mismo del bendito niño; que el niño se hin- fiesta m u y solemne con procesión.
có de rodillas en el l u g a r del suplicio, y que el
padre, asiéndole de los cabellos con la m a n o iz- SAN FOILLÁN, Ó FOILÁN, MÁRTIR.—Del siglo VII.