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protección de su dulce Maestro y Dios todopode-

Día 1 roso, y que sin su voluntad n i n g u n a cosa le podía


empecer), entró un ángel en la cárcel, y luego
SAN PEDRO A D - Y Í N C Ü L A . — E l primero día de agosto toda aquella oscuridad resplandeció con inmensa
celebra la santa Iglesia la festividad de las c a d e - claridad, y despertando el ángel á san Pedro le
n a s del glorioso príncipe de los apóstoles san dijo que se vistiese y calzase sus sandalias, y que
P e d r o , no solamente p a r a h a c e r g r a c i a s al Señor le siguiese, y así libre y suelto de las cadenas le
por el beneficio que nos hizo en h a b e r librado á siguió, y pasaron por la primera y segunda g u a r -
n u e s t r o pastor de las m a n o s del rey Herodes, y da, y la puerta de la ciudad (que era de hierro)
soltándole de las c a d e n a s con que estaba atado al se les abrió, y quedando san Pedro ya en salvo
punto que le querían ajusticiar, sino también desapareció el ángel, y el que antes pensaba que
p a r a h o n r a r las m i s m a s cadenas y prisiones que aquél era sueño conoció que era verdad lo que
tocaron aquel sagrado cuerpo, y que el apóstol pasaba, y que el Señor le había librado de las
con t a n t a gloria sufrió y estimó m á s que todos manos de Herodes, y burlado todos s u s consejos
los tesoros del m u n d o y todos los milagros que y las vanas esperanzas de los judíos, y oído las
hacía. San L u c a s c u e n t a en el libro de los He- plegarias de los fieles y consoládolos, y á é l dádole
chos apostólicos que el rey Herodes, llamado Agri- la vida p a r a que de nuevo la emplease en su s e r -
pa, hijo de Aristóbulo, queriendo dar contento á vicio con mayor fervor. Y ésta es la p r i m e r a causa
los judíos, d e s p u é s de h a b e r mandado c o r t a r la de celebrarse esta fiesta. Otra es el querer el Se-
cabeza á Santiago el Mayor, patrón de E s p a ñ a y ñor engrandecer á sus siervos y magnificar y
h e r m a n o de san J u a n , evangelista, hizo prender h o n r a r los trabajos y penas que pasan por su amor.
á san P e d r o , como cabeza de todos los discípulos P o r q u e así como no hay cosa más grata y acepta
de Cristo, n u e s t r o Señor, y capitán de los demás. á Dios, nuestro Señor, que padecer muchos y
Y p o r q u e la solemnidad de la pascua no e r a g r a n d e s tormentos por él. así reparte de estos tra-
tiempo o p o r t u n o p a r a quitarle luego la vida, m a n - bajos con todos sus siervos, y con más larga mano
dóle e c h a r en la cárcel, atado con cadenas y á los que son más privados suyos, como lo hizo
con dos soldados q u e estuviesen siempre á su con el apósiol san Pedro, permitiendo que fuese
lado, y con otras m u c h a s g u a r d a s á las p u e r t a s afligido y encarcelado del rey Herodes, para que
de la cárcel y de la ciudad p a r a que h u m a n a m e n - estimase ó hiciese más caso de aquellas cadenas
te no se pudiese escapar de s u s m a n o s . Sintió con que estaba aprisionado, q u e d e dar pies al cojo
toda la Iglesia este golpe como era razón; juntóse de su nacimiento, salud á los dolientes, vida á los
á h a c e r oración continua y fervorosa, suplicando muertos, y con sola su sombra librar á todos los
al s u m o P a s t o r que no permitiese que su g a - enfermos que se le ponían delante. Y así el a p ó s -
nado quedase d e s a m p a r a d o y sin aquel que le ha- tol san Pablo llama á los filipenses compañeros
bía dado por vicario suyo, estando, como estaba, de su gozo, entendiendo por su gozo el que tenía
tan rodeado de los lobos c a r n i c e r o s que le pre- de verse aprisionado y cargado de cadenas por
tendían despedazar. Oyó el Señor las voces de sus Cristo. Y queriendo encomendar mucho á los de
siervos, y la m i s m a noche del día en que habían Efeso que procurasen ir adelante en la vocación
de s a c a r á la m u e r t e al bienaventurado apóstol, santa en que habían comenzado, para apretarlos
estando él atado con dos cadenas entre los dos y moverlos más á hacerlo, les dijo: «Mirad que yo
soldados, d u r m i e n d o con g r a n paz y seguridad que estoy atado y aprisionado por Cristo os ruego
(como quien sabía que estaba debajo de las alas y y pido esto, porque no hay cosa para mí m á s glo-
228 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
riosa, ni p a r a vosotros m á s provechosa, que mis de n i n g u n o de los otros santos, porque parece
cadenas;» y de la m i s m a manera, estimó san P e d r o que esta m a n e r a de h o n r a había de ser propia de
las s u y a s y estiman todos los santos las que p a - aquel s a g r a d o apóstol y príncipe de la Iglesia, á
decen por el Señor. El cual como buen pagador, quien Dios había dado potestad amplísima para
p a r a darles a u n acá en esta vida el galardón de desatar las c a d e n a s de n u e s t r a s culpas y pecados.
este su contento y gloria, que tienen en padecer La ocasión de instituirse esta fiesta fué la que
por él, no solamente quiere que sean h o n - aquí diré. Eudocia, m u j e r del e m p e r a d o r T e o d o -
rados los c u e r p o s y los miembros que p a d e - sio el Menor, fué por su devoción á visitar los
cieron, sino también los i n s t r u m e n t o s con que santos l u g a r e s de J e r u s a l é n , y allí h u b o las dos
padecieron, y que las cárceles, calabozos, cruces, c a d e n a s con que san Pedro había sido a p r i s i o n a -
esposas, grillos y cadenas con que fueron atormen- do del rey Herodes; las cuales san J u a n Crisósto-
tados sean tenidos de los fieles en s u m a veneración. mo dice que a l g u n o s de los soldados que g u a r d a -
P o r esto dice san J u a n Crisóstomo en un sermón ban á san P e d r o , y d e s p u é s se convirtieron, las
que a n d a en su n o m b r e (aunque m á s parece de tomaron, escondieron y g u a r d a r o n . De estas dos
Proclo) estas palabras: «Con estas cadenas, como cadenas que h u b o la emperatriz Eudocia de Juve-
piedras preciosas, se ataviaba el apóstol; con nal, obispo de J e r u s a l é n , la u n a llevó á Constan-
éstas a n d a b a ufano, elegre y regocijado, como si tinopla, y la otra, como un precioso tesoro, envió
estuviera adornado con vestido real, entendiendo á R o m a á su hija Eudoxia, que era mujer del
que no eran menos i n s t r u m e n t o s de su gloria que e m p e r a d o r Valentiniano el III, y fué tan g r a n d e
de su pena, ni su corona m e n o s que de su tormen- la alegría y regocijo que h u b o en Constantinopla
to. Estas mismas cadenas tiene hoy la s a n t a I g l e - y en R o m a con estas cadenas, que en la u n a ciu-
sia, E s p o s a de Jesucristo, como u n a joya preciosa dad y en la otra se instituyó fiesta particular p a r a
p a r a su adorno, y todo el pueblo cristiano las besa celebrarlas. Y en R o m a sucedió luego un milagro
y reverencia, y por ellas piensa alcanzar perdón que acrecentó m á s la devoción de las cadenas. Por-
de s u s pecados.» Hasta aquí es de san Crisóstomo. que habiendo dado Eudoxia al papa la cadena que
Y vese que las cadenas de san Pedro (por h a b l a r su m a d r e Eudocia le había enviado, el sumo pon-
de ellas y dejar las demás) fueron tenidas s i e m - tífice hizo traer la cadena con que el santo apóstol
pre en g r a n reverencia, por lo que leemos en los había sido e n c a d e n a d o en R o m a en tiempo del
Actos de san Alejandro, papa y mártir, que b e - e m p e r a d o r Nerón, y cotejando la u n a cadena con
sando los fieles las prisiones con que el santo e s - la otra, se j u n t a r o n a m b a s en una, como si fueran
taba aherrojado, les dijo: «No beséis mis prisio- u n a m i s m a cadena, l a b r a d a por un mismo artífice.
nes, sino buscad las c a d e n a s de mi señor san P e - Y por este milagro y por otros que sucedieron, Eu-
dro, y besadlas y tenedlas en g r a n reverencia.» doxia edificó un solemne templo en h o n r a de san
Y san Gregorio, papa, escribe que solían enviar Pedro, que se llamó «El título de Eudoxia» y a h o r a
los s u m o s pontífices unos polvos y l i m a d u r a s de se llama «San Pedro Ad-víncula», donde se g u a r d a
las cadenas de san Pedro, encajadas en u n a 11a- la dicha cadena, h e c h a de dos cadenas, como di-
vecita de oro, que hubiese estado sobre el s e p u l - jimos, la cual se tiene en g r a n reverencia, y el
cro del santo apóstol, por u n don s i n g u l a r . Y el primero día de agosto (que es m u y solemne en
mismo san Gregorio envió u n a de estas llaves á Roma) con g r a n devoción c o n c u r r e toda la ciudad
Childeberto, rey de F r a n c i a , y le dice estas pala- á tocar y besar y poner sobre su cabeza la cadena
b r a s : «También os enviamos las llaves de san de san P e d r o .
P e d r o , y en ellas las l i m a d u r a s de sus cadenas, También a n d a n d o el tiempo, el año de 979, s u -
para que trayóndolas al cuello os defiendan de cedió que un conde, criado del e m p e r a d o r Otón
todos los males.» Y en otra epístola, escribiendo el II, estando en R o m a , fué tan g r a v e m e n t e a t o r -
á Teotiste, le dice: «Demás de esto, por bendición mentado del demonio, que él mismo se despeda-
de san Pedro os envío u n a llave que h a estado zaba con s u s dientes, y no había quien le pudiese
sobre su santísimo cuerpo, por la cual Dios h a tener. El cual por m a n d a d o del e m p e r a d o r fué
obrado el milagro que aquí diré.» Y c u e n t a como llevado al papa, que era J u a n XIII, p a r a que le
un longobardo, burlándose de la llave y q u e r i e n - m a n d a s e poner sobre su cuello la cadena de san
do con un cuchillo q u e b r a r l a p a r a a p r o v e c h a r s e P e d r o , porque no habían aprovechado otros r e -
del oro, fué a r r e b a t a d o del espíritu maligno, y medios que se habían usado para librarle. En p o -
con el mismo cuchillo se hirió en la g a r g a n t a , y niéndole la cadena del santo en el cuello luego se
en la misma h o r a expiró. Y no solamente la santa a m a n s ó aquel caballero que estaba furioso, y el
Iglesia h a querido h o n r a r las cadenas de san P e - demonio, echando espumarajos por la boca, y
dro, como h o n r a las de san Pablo y las de los dando horribles y espantosos alaridos, le dejó libre
otros santos; pero h a instituido particular fiesta y s a n o , como si tal no h u b i e r a padecido. Y h a -
p a r a celebrarlas: lo cual no hace con las cadenas llándose presente á este milagro un obispo de
DÍA 1 AGOSTO 229
Metz, llamado Deodorico, echó m a n o de la cade- g u a y desollar el cuero de la cabeza á aquél p r i -
na, y dijo que no la soltaría sino cortándole la mero, porque le había hablado con tanta libertad.
m a n o , y después de v a r i a s contiendas y disputas Y no contento con esto le mandó cortar las e x t r e -
el e m p e r a d o r alcanzó del papa que le diese u n midades de los pies y de las m a n o s , y en u n a de
eslabón de la cadena, con el cual quedó él satisfe- aquellas sartenes, ó calderas en seco, asarle poco
cho y contento, y toda su gente m á s devota del á poco, hasta que murió, estando presentes la
santo apóstol y deseosa de r e v e r e n c i a r aquella m a d r e con los demás hijos; los cuales unos á otros
cadena, por la cual el Señor o b r a b a tantas m a r a - se a n i m a b a n á padecer semejantes tormentos,
villas. Supliquemos á su divina Majestad que por pidiendo á Dios favor para sufrirlos y teniendo es-
la intercesión de su glorioso apóstol san Pedro peranza que se lo daría. Por los mismos tormentos
nos libre de las d u r a s cadenas de nuestros p e c a - pasó el segundo h e r m a n o , el cual, estando ya
dos, las cuales él solo puede con su brazo podero- p a r a expirar, volviéndose al rey le dijo: «Tú, hom-
so r o m p e r y deshacer. De las cadenas de san P e - bre malvado, nos matas en la presente vida; m a s
dro y de la institución de esta fiesta escribe acer- el Rey del cielo nos resucitará p a r a vida eterna,
tadamente el cardenal Baronio en el quinto tomo pues recibimos la muerte por no q u e b r a n t a r su
de s u s Anales, y en las Anotaciones del Martiro- ley.» Muerto el segundo, echan mano del tercero;
logio romano, y Sigisberto en su Cronicón en el atorméntanle, pídenle la lengua para cortársela,
año del Señor de 979. Otras cosas escriben otros y él con g r a n prontitud la sacó y extendió las
que, ó son inciertas, ó apócrifas, y contrarias á la manos con maravillosa constancia p a r a que se las
verdad de la historia. (P. Ribadeneira.) cortasen, diciendo: «Estos miembros he recibido
de Dios, y me huelgo de ofrecérselos a h o r a por la
LOS SANTOS SIETE MACABEOS, HERMANOS, MÁRTIRES - g u a r d a de su ley; y estoy cierto que los recibiré
El mismo día que celebra la Iglesia las cadenas muy mejorados en la vida eterna.» Quedó el rey
de san Pedro hace conmemoración de siete h e r - admirado viendo el á n i m o y esfuerzo de este man-
m a n o s Macabeos, los cuales, siendo hebreos, mu- cebo, porque padeciendo tales y tan g r a n d e s tor-
rieron en Antioquía con su bienaventurada ma- mentos no daba m u e s t r a s de dolor y sentimiento
dre, por la g u a r d a y defensa de la ley de Dios. La alguno. Muerto el tercero, traen al cuarto, y ator-
historia de este martirio se escribe muy por ex- mentándole de la misma m a n e r a , dijo al rey:
tenso en el segundo libró de los Macabeos á los «Mejor es que nosotros m u r a m o s con esta m u e r t e
siete capítulos, de esta m a n e r a : En el tiempo que que nos das p a r a ser resucitados y vivir vida
Antíoco Epífanes entró en J e r u s a l é n , y profanó y bienaventurada con Dios, que no sufrir lo que tú
robó el templo, y saqueó la ciudad, y mató muchos padecerás; pues resucitarás, no para la vida
ciudadanos, é hizo otros desafueros y crueldades eterna, sino para el infierno sempiterno.» Ator-
e x t r a ñ a s , en odio y r u i n a de los judíos, para mentaron luego al quinto, y puesto en el tormento
e c h a r el sello á s u s maldades quiso h a c e r que decía: «No pienses que porque tienes poder para
idolatrasen, ó fuesen en algo contra su ley, p a r a a t o r m e n t a r nuestros cuerpos Dios nos tiene olvi-
que enojado el Señor con ellos los d e s a m p a r a s e dados, como te tiene á ti, que algún día verás el
y estuviesen fuera de su a m p a r o y protección, castigo de Dios sobre tí y sobre tus hijos, y seréis
y después de h a b e r atormentado sobre esto á miserablemente abatidos, atormentados y afligidos
un escriba, h o m b r e principal, y por su a n c i a - de su poderosa mano.» Traen al sexto, y dijo al
nidad y presencia venerable, llamado Eleázaro tirano: «Estos tormentos que padecemos bien me-
(que quiso antes perder la vida que q u e b r a n t a r recidos los tenemos por nuestros pecados; y los
la ley de Dios, ó fingir que la q u e b r a n t a b a , por que tú cometes en atormentarnos ten por cierto
no escandalizar á nadie, ni dar ocasión á los q u e también los h a s de pagar, y que la paga s e r á
mozos de e r r a r , pensando que él había prevarica- m u c h o más rigurosa que la nuestra.»
do), fué traída delante del rey u n a valerosa m u - En estos tormentos y muertes de los seis hijos
jer con siete hijos que venían con ella. Decíanles estaba la santa madre y digna de eterna memoria
que comiesen m a n j a r que según su ley no podían viéndolos morir, y vencida la natural t e r n u r a de
comer, y como no quisiesen los azotaron c r u e l - corazón, con la esperanza que tenía en Dios, a m o -
mente con nervios de bueyes, amenazándolos con nestaba á cada uno con palabras varoniles y llenas
otros mayores tormentos. El m a y o r de todos los de sabiduría. «Hijos míos (decía), yo no sé cómo
h e r m a n o s , llamado Macabeo, respondió: «No te fuisteis concebidos en mi vientre, porque yo no os
canses, rey, ni pienses que nos podrás espantar; he dado el espíritu, el alma, la vida que tenéis, ni
p o r q u e estamos aparejados á padecer antes la la forma á vuestros miembros; m a s aquel Señor
m u e r t e que h a c e r cosa contraria á lo que nos que es fuente original de todas las cosas os crió
m a n d a la ley de Dios.» Enojóse el rey, y mandó de nada y os d a r á otra vez por su misericordia la
calentar ollas de cobre y s a r t e n e s , y cortar la len- vida, porque a h o r a menospreciáis vuestras vidas
230 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
por g u a r d a r sus mandamientos.» Muertos los tierno de m a d r e , juzgando que m o r i r por Dios es
seis h e r m a n o s , viendo el rey Antíoco que era ven- v e r d a d e r a vida. Y por esta razón m u c h o s santos
cido de aquellos santos mozos y que no quedaba y gravísimos doctores de la Iglesia dicen m a r a v i -
sino uno, comenzó á h a c e r l e g r a n d e s halagos y llas de esta s a n t a m a d r e y de s u s hijos, y n u n c a
caricias y á prometerle con j u r a m e n t o que le h a r i a acaban de alabarlos. San Gregorio Nacianceno h i -
rico y poderoso si dejaba la ley de sus pasados. Y zo u n a oración en su alabanza. San J u a n Crisósto-
no contento con esto llamó á su m a d r e , y con mu- mo u n a homilía particular, San Agustín en el ser-
c h a s p a l a b r a s le e n c a r g ó que aconsejase al s é p t i - món 109 y 110, san Jerónimo Descript. eccles., san
mo hijo que no se dejase m a t a r como s u s h e r m a - Ambrosio, Lib. de Jacob, cap. 10 y 12, Teófilo
nos. Ella dice que p e r s u a d i r á á su hijo lo que le Alejandrino, san León, papa, Gaudencio, Eusebio
conviene, y haciendo burla del tirano, llegándose Emiseno, y otros m u c h o s a u t o r e s celebran el m a r -
á su hijo, le dijo en su lengua: «Hijo mío, ten lás- tirio de estos siete h e r m a n o s y de su m a d r e . Y lo
tima de mí, que te truje n u e v e meses en mis e n - que es más, toda l a l g l e s i a católica, que no suele ha-
t r a ñ a s , y te di tres a ñ o s leche de mis pechos, y te cer fiesta á los santos del Viejo testamento, la
h e sustentado hasta la edad en que estás. R u é g o - hace á éstos por h a b e r sido tan ilustre su m a r t i -
te que m i r e s al cielo y á la tierra, y á todo lo que rio, y mover á los cristianos con su ejemplo para
en el universo se contiene, y que entiendas que que m u e r a n con alegría y fortaleza (cuando se
Dios lo hizo todo de nada; p o r q u e a r m a d o con esta ofreciere la ocasión) por la ley evangélica, pues
consideración no t e m e r á s á este cruel carnicero, estos bienaventurados h e r m a n o s dieron s u s vidas
y siendo semejante á tus h e r m a n o s padecerás e s - por g u a r d a r la ley a n t i g u a . P o r q u e si ellos fueron
tos tormentos con el esfuerzo con que ellos los tan valerosos y padecieron tantos y tan horribles
h a n padecido, p a r a que yo con ellos goce de ti tormentos por no comer de un m a n j a r vedado por
para siempre.» Esforzado el último hijo con las su ley, antes que Cristo viniese al m u n d o , ¿qué
palabras de la valerosa m a d r e , se volvió al tirano, hicieran por la confesión del mismo Cristo si v i -
y le dijo: «Tú, inventor de toda malicia y crueldad vieran después que él murió en u n a cruz y d e r r a -
contra los h e b r e o s , ¿piensas librarte de las manos mó su s a n g r e por ellos? También celebra la Iglesia
de Dios? Nosotros j u s t a m e n t e padecemos por nues- la m e m o r i a de estos santos h e r m a n o s para que
tros pecados; m a s el Señor, que está al presente e n t e n d a m o s que todos los que se salvaron en el
airado con nosotros, presto se desenojará y nos Viejo testamento pertenecen al Nuevo, y que la
m o s t r a r á e n t r a ñ a s b e n i g n a s de p a d r e . T ú , malva- fortaleza que tuvieron los m á r t i r e s que m u r i e r o n
do, y sobre todos los h o m b r e s cruelísimo y encar- en él por la ley y verdad de Dios la tuvieron por
nizado, y sediento de n u e s t r a s a n g r e , no te desva- Jesucristo, nuestro Salvador, y que todos los j u s -
nezcas con tus v a n a s esperanzas, porque aun no tos del Viejo y del Nuevo testamento hacen u n a
te h a s librado del juicio de Dios todopoderoso y Iglesia, y son m i e m b r o s de un cuerpo, cuya cabe-
penetrador de los corazones. Mis h e r m a n o s , h a - za es Jesucristo. Josefo, judío, autor grave, e s c r i -
biendo pasado un breve dolor, están a h o r a en r e - bió la historia de estos santos, y dice que la m a d r e
frigerio; m a s tú, por justo juicio de Dios, p a g a r á s se llamaba Salomona, y el hijo m a y o r de los siete
las p e n a s debidas á tu soberbia. Yo y mis h e r m a - Macabeo, el segundo Aber, el tercero Machir, el
nos damos n u e s t r a s vidas por la defensa y g u a r d a cuarto J u d a s , el quinto Achas, ¿1 sexto A r a t h , y el
de las leyes que Dios nos d i o , suplicándole a m a n - séptimo y último Jacob, y que eran de un pueblo
se su i r a y que presto mire con ojos blandos y de Judea que se decía S o s a n d r o , y que fueron lla-
a m o r o s o s á todo n u e s t r o pueblo, y que á ti te haga mados Macabeos. El Martirologio romano dice
confesar con tormentos que él solo es Dios v e r d a - que s u s s a g r a d a s reliquias fueron t r a s l a d a d a s á
dero y criador de los cielos y de la tierra. En mí R o m a y colocadas en el título de Eudoxia, que es,
y 6 n mis h e r m a n o s se a c a b a r á la ira que Dios tie- como queda dicho, el de San Pedro Ad-víncula.
ne contra los h e b r e o s y se a p l a c a r á con n u e s t r a
(P. Ribadeneira.)
s a n g r e . » Embravecióse el tirano s o b r e m a n e r a
contra éste m á s q u e contra todos s u s h e r m a n o s ,
SAN ETELYOLDO, OBISPO Y C O N F E S O R . - S a n Etelvoldo
y así le hizo padecer m a y o r e s tormentos, y él los
fué inglés, y nació en la ciudad de Vintenia, de
sufrió con g r a n d e constancia. Muertos los siete
padres nobles y piadosos. Su m a d r e se llamó Félix,
hijos, hizo el tirano m a t a r á la s a n t a y valerosa
á la cual, estando p r e ñ a d a de él, Dios, n u e s t r o Se-
m a d r e , digna de perpetua gloria y alabanza, no
ñor, le descubrió en sueños que el hijo que tenía
solamente por h a b e r parido tales hijos, sino por
en las e n t r a ñ a s sería g r a n siervo suyo y l u m b r e r a
haberlos criado en temor de Dios, y vísteles m o -
de la Iglesia. Nació Etelvoldo y creció no m e n o s
r i r delante de sí con g r a n fortaleza, y animádoles
en virtudes que en edad, y con el buen ingenio,
p a r a que m u r i e s e n con alegría por la ley de Dios,
excelente m e m o r i a y perpetuo estudio vino á ser
teniendo m á s cuenta con ella que con el afecto
m u y docto y bien adornado de letras. Ordenóse
DÍA 1 AGOSTO 231
de sacerdote, y para serlo con más perfección se confianza en Dios que tú tantas veces y con tanto
fué al monasterio de Glasconia, y allí debajo de ahinco has enseñado á los otros? Si el Señor te
la disciplina de Vulstano tomó el hábito de r e l i - quiere ayudar, ¿qué fuerza puede tener contra ti
gioso, y se d i o á la oración, a y u n o s , penitencias y la ponzoña? No dudes que el Señor con su virtud
observancia de su regla con tanta exacción, que le quitará la fuerza y no te h a r á daño.» Hablando
vino á ser espejo de los otros monjes y dechado de de esta m a n e r a consigo mismo, el veneno perdió
toda virtud. Tuvo noticia de la santidad de E t e l - su fuerza, y el santo quedó sano, y con u n rostro
voldo el rey Edredo, y dióle un l u g a r donde antes sereno y alegre se levantó de la cama.
había habido un pequeño monasterio, y á la sazón Había en aquel tiempo muy pocos monasterios
estaba despoblado, y se llamaba Avendonia. E d i - en Inglaterra, porque con las g u e r r a s y turbacio-
ficóle el santo á costa del mismo rey, y llenóle de nes pasadas muchos habían sido arruinados, y
religiosos, y m u c h o m á s de virtudes y de ejemplos casi en sola Glasconia y Avendonia florecían.
de r a r a santidad. Entre los otros monjes había uno Viendo, pues, el santo lo que importaba para bien
que se llamaba Elstano, de maravillosa simplici- de todo el reino que hubiese muchos religiosos
dad y obediencia (que tenía cargo de proveer á que sirviesen á Dios en estado de perfección, fun-
los oficiales del convento). Quiso Etelvoldo probar dó m u c h o s monasterios de h o m b r e s , en los cuales
su obediencia, y con su ejemplo e n s e ñ a r á los de- vivían los religiosos como ángeles en cuerpo mor-
m á s , y díjole que si él e r a verdadero obediente y tal. Envió Dios en su tiempo u n a extremada h a m -
soldado de Cristo, que metiese la mano en u n a bre en toda Inglaterra, y la gente de pura necesidad
olla hirviendo y que sacase de ella u n a porción se moría. Acudió el santo obispo al remedio, r e -
de c a r n e . Al momento, obedeciendo á la voz de su cogió todos los pobres que pudo, y con las rentas
abad, metió Elstano la mano en la olla y sacó la de la Iglesia los sustentó, y cuando se acabaron
c a r n e sin sentir dolor ni daño a l g u n o , por su obe- tomó los ornamentos ricos, cruces, cálices y los
diencia; p o r q u e nuestro Señor se agradó tanto de otros vasos sagrados y todo el tesoro de la iglesia,
ella que le g u a r d ó , y después fué abad del mismo y gastóle con g r a n d e ánimo y liberalidad en s o -
monasterio, y a u n obispo de la misma ciudad. c o r r e r á los pobres para que no pereciesen de
Grande era la fama de Etelvoldo, y con razón, h a m b r e . No faltaron personas á quienes esta p i e -
p o r q u e él no se desvelaba en otra cosa de noche y dad del obispo les pareciese mal, juzgando que las
de día sino en amplificar la gloria de nuestro cosas preciosas de la iglesia y dedicadas una vez
Señor Jesucristo, y sacar las almas de pecado, al culto divino no se habían de gastar en cosas
h a c e r g u e r r a al demonio, como fiel ministro del seglares y profanas; pero el santo obispo, dando
Señor. E n t r e las otras virtudes que tuvo fué m u y un profundo gemido de lo más íntimo de su c o r a -
dado al culto divino y á edificar templos en que zón, respondió que no sabía él cómo el oro y la
Dios fuese reverenciado y adorado. Mas el d e m o - plata y las otras cosas insensibles se debían g u a r -
nio tuvo tanto enojo de esto, que un día, que esta- dar y no tocar á ellas, viendo que el h o m b r e , que
ba ocupado en cierto edificio, hizo caer sobre él es imagen de Dios y comprado con su sangre, se
un poste que le derribó y se quebró las costillas moría de h a m b r e , y que con aquel oro y plata se
de todo u n lado; pero Dios le g u a r d ó y en breve podía remediar.
cobró la salud, y á instancia del rey fué consagra- Tentó el demonio á un monje para que h u r t a s e
do obispo de Vintenia. Sentado en aquella silla ciertos dineros del convento; hurtólos, y san Etel-
halló que los canónigos habían caído de la o b s e r - voldo mandó que el que los había hurtado se lo
vancia a n t i g u a de s u s santas instituciones, y que manifestase, para que con su bendición los pudie-
vivían escandalosamente, tomando y dejando las se tener, ó que los pusiese en tal parte. El monje
m u j e r e s á su voluntad, y oscureciendo con su que los había hurtado hízose sordo, y como se ha-
m a l a vida el esplendor de su profesión; y h a b i é n - bía tragado el pecado del hurto también se tragó
dolo consultado con el rey, y alcanzando el b e n e - el de la desobediencia. Entonces el santo llamó á
plácito de la sede apostólica, echó de su casa á los todo el convento, y dijo: «Pues el monje sacrilego
canónigos y puso en ella los monjes de A v e n d o - no quiere con bendición restituir el dinero que h a
nia, y él los g o b e r n a b a como abad y como obispo. hurtado, restituyale con la maldición de Dios todo-
Los que habían sido echados por su mala vida no poderoso, y por nuestra autoridad quede atado en
trataron de e n m e n d a r l a , sino de v e n g a r s e del que el alma y en el cuerpo.» Cosa maravillosa: s ú b i -
tan j u s t a m e n t e los había castigado; para esto die- tamente los brazos de aquel triste monje quedaron
ron al obispo tósigo fortísimo. En acabándole de tan atados que en n i n g u n a m a n e r a los pudo m o -
beber luego perdió la color, y sintió el veneno en ver, teniendo libres todos los demás miembros de
las e n t r a ñ a s y la m u e r t e que venía por él. Levan- su cuerpo; y con esto confesó su pecado y aceptó
tóse de la mesa, echóse en la cama, y comenzó á la penitencia, y con la bendición de su prelado
r e p r e h e n d e r s e y decir entre sí: «¿Dónde está la pudo mover los brazos.
232 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
E s t a b a u n a noche velando y leyendo en un l i - LOS SANTOS BONO, PRESBÍTERO, FAUSTO, Y MAURO, CON
bro; ya cansado y fatigado del sueño, se a d o r m e - OTROS NUEVE, M Á R T I R E S — T o d o s estos santos estaban
ció, y la candela encendida cayó sobre el libro, y al servicio de la Iglesia de R o m a en tiempo del
con h a b e r s e gastado toda el libro no se q u e m ó . papa san Esteban. Habiéndose levantado u n a
Habiendo, pues, gobernado s a n t a m e n t e veinticua- persecución contra los cristianos y m u e r t o en
tro años su iglesia, y florecido y resplandecido ella su santo pastor, d e r r a m a r o n también ellos
con admirable santidad, llegó el fin dichoso de su su s a n g r e por la fe en la m i s m a ciudad de R o m a ,
vida, y el día 1.° de Agosto dio su espíritu al S e - el año 257.
ñor, el año de 984, reinando el rey Etelredo: su
sagrado cuerpo quedó hermoso y venerable, que SAN EUSEBIO, OBISPO Y M Á R T I R — F u é obispo de Ver
m á s parecía vivo que m u e r t o . E n t e r r á r o n l e en u n a celi d u r a n t e el siglo IV, y mereció esta dignidad
bóveda del monasterio, y n u e s t r o Señor le ilustró por su ciencia, s u s costumbres p u r a s y su tierna
con m u c h o s y g r a n d e s milagros. piedad. Señaló su celo por la fe en el concilio de
La vida de san Etelvoldo escribió Vulstano, Milán, celebrado en 353. Al principio propuso que
monje vintoniense, y la t r a e el P . F r . Lorenzo Su- todos los obispos suscribiesen á la fe de Nicea
rio en su c u a r t o tomo. H a c e mención de él el antes de empezar deliberación alguna; pero muy
Martirologio romano el día 1.° de agosto, y el luego el e m p e r a d o r Constancio se hizo dueño de
c a r d e n a l Baronio en s u s Anotaciones, y Juan la asamblea, y con a m e n a z a s y sorpresa logró que
Molano en las Adiciones de U s u a r d o , y Polido- la m a y o r parte de los prelados suscribiesen la con-
ro Vilgilio en la Historia de Inglaterra. denación de san Atanasio. Los que tuvieron la
(P. Ribadeneira.) constancia de resistirse fueron desterrados, siendo
de este n ú m e r o el venerable y distinguido Eusebio,
LAS SANTAS F E , ESPERANZA, ¥ CARIDAD, VÍRGENES Y que no pudo volver á su diócesis hasta después
M Á R T I R E S . — F u e r o n estas s a n t a s hijas de s a n t a So- de la m u e r t e del e m p e r a d o r . Lleno de indignación
fía, y por la g r a n d e devoción que profesaba á por las maldades que se cometían contra la virtud
las tres virtudes teologales impuso á s u s hijas del cristianismo, recorrió la Grecia, Iliria, Italia,
dichos n o m b r e s . L a s m e n c i o n a d a s s a n t a s p a d e - y por todas p a r t e s opuso un dique á los estragos
cieron el martirio en R o m a en tiempo del empe- del a r r i a n i s m o , h a s t a que m u r i ó en 373. P u e d e n
rador A d r i a n o . Tuvo Sofía el placer de h a b e r verse m á s noticias de este santo en el día 15 de
visto d e r r a m a r la s a n g r e á s u s hijas en t e s t i m o - diciembre, donde se vuelve á h a b l a r de él.
nio de la fe, habiéndolas a n i m a d o g e n e r o s a m e n t e
á ello. El culto y n o m b r e de estas s a n t a s v í r g e - SAN FÉLIX, PRESBÍTERO Y MÁRTIR.—Distinto de san
nes era m u y célebre en las iglesias de Oriente y Félix de Gerona, es también otro santo m á r t i r y
Occidente. presbítero del mismo n o m b r e , que con los diáco-
nos F o r t u n a t o y Archiloco, ó sea Archileo, como
SAN JUSTINO, M Á R T I R — N a c i ó en A u x e r r e y fué quieren a l g u n o s , padeció en la persecución de
educado en las m á s p u r a s m á x i m a s de piedad cris- Severo á principios del tercer siglo. Es tradición
tiana. Su h e r m a n o m a y o r había caído cautivo y antiquísima en la Iglesia de E s p a ñ a que estos s a n -
sido conducido á Amiéns; Justino acompañó á su tos fueron enviados á predicar el Evangelio á estas
p a d r e á esta última ciudad, cuando fué para r e s - provincias por san Ireneo, obispo de León en Fran-
catar á su hijo. Después de h a b e r obtenido lo que cia; que san Félix convirtió m u c h o s á la fe en la
deseaban, a m b o s se a p r e s u r a r o n á salir de Amiéns, ciudad de Sétabis, la cual después de la e n t r a -
donde la persecución contra los cristianos e m p e - da de los moros se llamó Játiva, y m á s a d e l a n -
zaba á ser m u y violenta. Como habían sido r e c o - te San Felipe, en el reino de Valencia; que en ella
nocidos, los infieles m a n d a r o n perseguirlos; pero fundó un templo, de que aun hoy día se c o n s e r -
los soldados que habían salido en su busca no los va u n a buena parte á la falda del castillo, en el
alcanzaron hasta el pueblo de L o u v r e s , cerca de sitio antiguo de la ciudad; y que habiendo pasado
P a r í s . Justino se presentó p a r a responderles, dis- de allí á Valencia, después de h a b e r padecido
poniendo al mismo tiempo que su p a d r e y su h e r - m u c h o s y m u y crueles tormentos por confesar á
m a n o se escondiesen; los soldados se e m p e ñ a r o n Jesucristo, fué degollado con s u s gloriosos c o m -
inútilmente en saber dónde estaban los que ellos p a ñ e r o s . Esto dicen Beuter, Garibay, M a r i a n a
principalmente buscaban, é irritados de la cons- y otros h a b e r pasado en la ciudad de Valencia,
tancia con que Justino se n e g a b a á responderles en E s p a ñ a . Algunos han pretendido que p a d e c i e -
le cortaron la cabeza. Su cuerpo fué e n t e r r a d o en ron en Valencia la del Delfinado de F r a n c i a , por
Louvres, y la cabeza t r a s l a d a d a á A u x e r r e , donde estar c e r c a de León, donde era obispo san Ireneo,
este santo es venerado con g r a n devoción desde el que les envió á predicar. M a s la verdad, dice
el siglo V. Beuter, no se puede esconder, que los libros a n -
DÍA 2 AGOSTO 233
tiguos dicen Valencia de E s p a ñ a . Añádese la t r a - SAN PEREGRINO, ERMITAÑO Y CONFESOR—Príncipe i r -
dición de la iglesia de Sétabis ó Játiva, que desde landés; murió en 643.
tiempo inmemorial h a c e fiesta hoy á este glorioso
santo como á su patrono, en agradecimiento á los Día 3
bienes que recibió del cielo por medio de su predi-
cación; y también el conservarse allí parte de aquel S A N ESTEBAN, PAPA Y M Á R T I R — S a n Esteban, papa
templo antiquísimo que de p a d r e s á hijos se h a y m á r t i r , primero de este n o m b r e , fué r o m a n o ,
tenido por el que edificó san F é l i x . E n él se ven hijo de Julio, y por sus grandes merecimientos,
a u n a h o r a vestigios de remotísima antigüedad: habiendo sido antes arcediano de la Iglesia r o m a -
allí quedaron los cristianos d u r a n t e la cautividad n a por la m u e r t e del papa Lucio, fué elegido por
de los moros. Y por último, el infante D. F e r - sumo pastor y vicario en la t i e r r a de Cristo, nues-
n a n d o P é r e z , hijo del rey moro de Valencia Zeyte tro Redentor, imperando Valeriano y Galieno, su
Abuzeyte, el año 1262 dejó en su testamento u n a hijo. En su tiempo estos emperadores persiguie-
m a n d a p a r a que lo r e p a r a s e n . ron cruelísimamente la Iglesia del Señor, y m u -
chísimos cristianos e r a n despedazados y consu-
LOS SANTOS CIRILO, AQÜILA, PEDRO, DOMICIANO, RUFO, midos con atrocísimos tormentos. Algunos por
Y MENANDRO, M Á R T I R E S — F u e r o n martirizados en la temor de ellos, vencidos de su flaqueza, desfalle-
ciudad de Filadelfia, en Arabia, en los primeros cían de la fe. Otros se escondían en las cuevas y
siglos de la Iglesia. I g n ó r a n s e las p a r t i c u l a r i d a - l u g a r e s s o t e r r a n o s y en los mismos sepulcros de
des de su vida y de su m u e r t e por h a b e r s e p e r d i - los muertos, entre los cuales hallaban mejor com-
do las actas de su m a r t i r i o . pañía que entre los vivos. De éstos fué uno el
santo pontífice Esteban, el cual, oyendo decir que
los e m p e r a d o r e s habían mandado pregonar que
LOS SANTOS LEONCIO, ACCIO, ALEJANDRO, Y OTROS SEIS
cualquiera que acusase ó descubriese algún cris-
COMPAÑEROS, M Á R T I R E S — E r a n n a t u r a l e s de Panfilia
tiano fuese s e ñ o r de toda su hacienda, y a l c a n z a -
y ejercían la profesión de labradores. El presiden-
se h o n r a y dignidad en la milicia, juntó el clero
te Flaviano publicó en su provincia los edictos
r o m a n o , y díjole: «Ya habéis oído, h e r m a n o s míos
del e m p e r a d o r Diocleciano contra los cristianos,
y soldados de Jesucristo, el edicto impío y d i a b ó -
y n u e s t r o s s a n t o s , que estaban encendidos en lico que los emperadores h a n publicado contra
a m o r y deseo del martirio, e n t r a r o n u n día en el nosotros p a r a despojarnos de nuestras haciendas
templo de Diana y d e r r i b a r o n las estatuas de la y de n u e s t r a s vidas. A h o r a es tiempo que menos-
diosa que en él había. Al momento fueron presos preciemos las riquezas de la tierra p a r a que no
y a t o r m e n t a d o s ; pero no desmayando por esto su perdamos las del cielo. No temáis á los príncipes
constancia, fueron otra vez encerrados en u n o s - de la tierra, sino al Señor y Dios de la tierra y
curo calabozo, en el cual permanecieron por m u - del cielo Jesucristo, que él os librará de cualquie-
chos días sin p r o b a r alimento. P o r fin, h a b i é n d o - ra tribulación y afán; y si m u r i é r e d e s por él, t e -
los expuesto á las fieras y no recibiendo de ellas neos por dichosos y bienaventurados.» Con éstas
daño a l g u n o , fueron degollados en la ciudad de y otras semejantes palabras los animó y esforzó
P e r g a el año de 304. el santo pontífice en aquella cueva donde estaba,
bautizando, predicando y administrando los s a -
SAN YERO, OBISPO Y C O N F E S O R — F u é discípulo de cramentos á los fieles, y haciendo grandes mila-
los apóstoles y el quinto obispo de Viena, en g r o s en testificación de nuestra santa fe. Entre
F r a n c i a , consagrado y enviado á aquella iglesia otros, dio la vista á una doncella, llamada Luci-
por el papa san Alejandro. En tiempo del e m p e - 11a, hija de Nemesio, tribuno, el cual se hizo c r i s -
rador Trajano, a r r e c i a n d o la persecución contra tiano, y fué ordenado de diácono; y él y su hija
los fieles, Vero se refugió en R o m a ; pero el sumo fueron mártires del Señor, y con gran constancia
pontífice san Pío lo confirmó en el obispado y le murieron por su santísima fe. Así lo hicieron otros
mandó otra vez á su diócesis. En ella continuó sus muchos que por mano del santo pontífice Esteban
trabajos apostólicos h a s t a el año 136, en que m u - se convirtieron, y fueron bautizados, y merecie-
rió martirizado, después de un pontificado de ron la corona del martirio, como fueron S e m p r o -
veintidós a ñ o s y algunos meses. nio, criado de Nemesio, Olimpio, E x u p e r i a , su
mujer, Teódulo, y doce clérigos, que se llamaban
SAN NEMESIO, C O N F E S O R — N i n g u n a noticia h a l l e - Fausto, Mauro, Primitivo, Columnio, J u a n , E x u -
gado de este santo h a s t a nosotros, más que el perancio, Cirilo, Honorato, Teodosio, Basilio, Cás-
n o m b r e . El Martirologio romano no dice m a s q u e tulo y Donato. Mas como los emperadores enten-
estas palabras: «En u n a aldea de Lisvín, san N e - diesen que el padre y maestro de todos los márti-
mesio, confesor.» E n n i n g u n a otra parte hemos res e r a el santo pontífice Esteban, y que les hacía
podido e n c o n t r a r n a d a referente á su vida.
30
TOMO III
234 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2
m a y o r resistencia, y con m a y o r ánimo y valor venganza del cielo. Ordenó también que n i n g ú n
predicaba la religión de Cristo, sin h a c e r caso de h o m b r e infame pudiese ser admitido á dignidad
s u s edictos y m a n d a t o s concibieron g r a n s a ñ a y eclesiástica. En tiempo de este santo pontífice se
furor contra él, y enviaron u n a e s c u a d r a de sol- levantó u n a g r a n b o r r a s c a y turbación en la I g l e -
dados que le prendiesen á él y á todos los cléri- sia, porque m u c h o s obispos y santísimos v a r o n e s ,
gos que con él hallasen. F u é preso con g r a n co- y e n t r e ellos san Cipriano, en África, y san D i o -
pia de presbíteros, diáconos y clérigos, y llevado nisio, obispo de Alejandría, en Oriente, fueron de
delante del e m p e r a d o r Valeriano, y después que parecer que los que habían sido bautizados por
tuvo un razonamiento con él, por su mandato fué los herejes, cuando se convertían á la Iglesia cató-
llevado al templo de Marte p a r a que en él sacri- lica, debían ser bautizados de nuevo, no teniendo
ficase, ó no queriendo hacerlo recibiese la sen- por verdadero bautismo el que habían recibido de
tencia de m u e r t e . Estando en el templo de Marte los herejes. P e r o el santo pontífice Esteban se les
el santo pontífice, alzó los ojos al cielo en presen- opuso con tanta autoridad y resolución que todos
cia de todos aquellos ministros imperiales que le a m a i n a r o n y se sujetaron á lo que él, como s u m o
a c o m p a ñ a b a n , y con g r a n d e afecto de corazón y pastor y cabeza de toda la Iglesia católica, decretó
copia de l á g r i m a s oró de esta m a n e r a : «Señor y m a n d ó g u a r d a r : que fué, que cuando los herejes
Dios, P a d r e de mi Señor Jesucristo, que con tu en su bautismo g u a r d a n la forma ó intención de
brazo poderoso a r r u i n a s t e la torre de Babilonia, la s a n t a Iglesia, dada por Jesucristo, es verdadero
yo te suplico h u m i l d e m e n t e que destruyas este bautismo; y no hay por qué repetirle, ni por qué
l u g a r , en el cual el demonio es tenido por dios, y bautizar de nuevo al que así fuere bautizado. De
la superstición é impiedad tan libremente se ejer- este hecho de san Esteban, papa, dice Vincencio
cita.» A p e n a s había dicho estas p a l a b r a s cuando Lirinense, autor gravísimo y de m á s de mil a ñ o s ,
se oyó un horrible y espantoso trueno, y cayó un estas palabras: «Cuando todos desechaban la n o -
rayo del cielo que a r r u i n ó buena parte de aquel vedad y todos los sacerdotes r e p u g n a b a n á lo que
templo de Marte; y todos los soldados y sayones se quería introducir, la b i e n a v e n t u r a d a m e m o r i a
despavoridos y atónitos h u y e r o n , y dejaron á del papa san Esteban, que tenía la silla apostólica
san Esteban libre con los cristianos que le acom- sobre todos los otros s u s c o m p a ñ e r o s , hizo r e s i s -
p a ñ a b a n , con los cuales se fué luego al cemente- tencia, j u z g a n d o (á lo que creo) que e r a cosa con-
rio de la b i e n a v e n t u r a d a Lucilla, y allí exhortó á veniente que tanto él se aventajase en la devoción
los cristianos que tuviesen fuerte y no temiesen las de la fe á todos los demás, cuanto les era superior
a m e n a z a s y tormentos de los tiranos, cuyo poder en la autoridad de su dignidad. Y escribió en u n a
no se extiende más que á los cuerpos y á la vida epístola que no se h a b í a de h a c e r cosa nueva, sino
t e m p o r a l . Y p a r a a n i m a r l o s m á s y alcanzar la conservar lo que se h a recibido de n u e s t r o s p a -
gracia del Señor se puso á decir misa. Estando dres, porque nosotros no debemos llevar la r e l i -
diciéndola, vinieron nuevos soldados del e m p e r a - gión á donde q u e r e m o s , sino seguirla donde ella
dor p a r a prenderle, y a u n q u e el santo oyó el ruido va: es propio de la modestia y gravedad cristiana
y estruendo de la gente a r m a d a y entendió á lo que no q u e r e r e n s e ñ a r á n u e s t r o s s u c e s o r e s n u e s t r a
v e n í a n , no se alteró, ni se turbó, antes con g r a n doctrina, sino c o n s e r v a r la q u e recibimos de
sosiego y devoción acabó el sacrosanto misterio n u e s t r o s antepasados.» Esto es de Vincencio L i -
de la misa que había comenzado. Y en aquel lugar, r i n e n s e , hablando de la autoridad y constancia
estando delante del altar, sentado en su silla, le con que san Esteban, papa, se opuso á los que
cortaron la cabeza á los 2 de agosto del año del querían introducir en la Iglesia aquella n o v e -
Señor de 270, i m p e r a n d o (como se h a dicho) Vale- dad, a u n q u e algunos de ellos con santo celo y p e n -
riano y Galieno. Su c u e r p o , con la silla en que sando a c e r t a r . T a m b i é n se h a de advertir el casti-
fué degollado, b a ñ a d a de s a n g r e , fué e n t e r r a d o en go que Dios, nuestro Señor, dio al e m p e r a d o r
aquella misma cueva, en el lugar que se llama el Valeriano, por la crueldad que usó contra san
cementerio de Calixto. Tuvo la silla de san Pedro Esteban, papa, y los otros fieles y miembros de la
tres años, tres meses y veintidós días. Hizo ó r d e - Iglesia, porque habiendo este emperador sido antes
nes dos veces por el mes de diciembre, y en ellas m u y h u m a n o y benigno p a r a con los cristianos, y
ordenó seis sacerdotes, cinco diáconos y tres obis- todo el tiempo que lo fué florecido en g r a n m a n e r a ,
pos. De este santo pontífice h a y un decreto en que y tenido g r a n d e s prosperidades, d e s p u é s que, e n -
m a n d a que las vestiduras con que se h a de ofrecer g a ñ a d o de un mago y nigromántico, se trocó, y
á Dios sacrificio sean honestas y c o n s a g r a d a s , y los comenzó á perseguir, fueron i n n u m e r a b l e s las
que n i n g u n o use de ellas, ni las toque si no fuera calamidades que padeció, y el cielo y la t i e r r a y
h o m b r e sagrado y en lugar sagrado, porque no le todos los elementos parece que se conspiraron
acontezca lo que al rey Baltasar, que por h a b e r contra él. Y finalmente, en u n a batalla que tuvo
profanado los vasos del templo sintió sobre sí la con Sapor, rey de Persia, fué vencido y encadena-
DÍA 2 AGOSTO 235
do, y tratado tan vil y afrentosamente, que cada Vieja, lugar del cual s u s antepasados tomaron el
vez que el rey de P e r s i a quería subir á caballo apellido, habiendo sido sus fundadores. Los r a s -
ponía el pie sobre su cuello, y se servía de él gos de virtud que en ella se vieron, la santa prole
como de u n poyo; y por m u c h a s c a r t a s que le que d i o al m u n d o , y la gloria con que el Señor en
escribieron a l g u n o s g r a n d e s príncipes siempre le vida y después de su muerte quiso exaltarla, dan
tuvo en este cautiverio y miserable servidumbre; m u y bien á conocer que le cupo una alma buena
y al fin le hizo desollar vivo y salar como un puer- y llena de todas las disposiciones necesarias para
co: que estos fines suele dar Dios a l g u n a s veces las obras j u s t a s y perfectas, á cuyos dones corres-
p a r a escarmiento de otros á los que persiguen la pondió con aquella m a y o r exactitud que exigía de
verdad, y en esto p a r a n sus consejos, astucias y la misma la gracia, que la previno con tantos y
desafueros. Y con h a b e r padecido el emperador tan s i n g u l a r e s favores.
Valeriano lo que padeció, su hijo Galieno no hizo V e r d a d e r a m e n t e , nada se sabe de cierto acerca
caso de ello, ó á lo m e n o s no hizo diligencia para de las acciones virtuosas que ilustraron los p r i m e -
librar á su padre. Escríbese la vida de san E s - ros años de la vida de esta g r a n sierva de Dios,
teban, papa y m á r t i r , en los Actos de los nota- siendo igualmente m u y poco el conocimiento que
rios de la Iglesia romana, los cuales trasladó M e - se tiene, á lo menos en particular de las que for-
tafrastes, y los trae el cardenal Baronio. maron el curso entero de su vida. Ocupados sin
(P. Ribadeneira.) duda los historiadores antiguos en describir las
acciones asombrosas del tercero de sus hijos, el
SANTA TEODOTA, CON SUS TRES HIJOS, MÁRTIRES— N i - g r a n patriarca santo Domingo, creyeron sin duda
cea, en Bitinia, e r a el lugar donde vivía aquella que con ellas ya preconizaban la santidad de la
santa, ocupada en cumplir con las obligaciones m a d r e , y que no podían dejarnos mayor elogio de
propias de su estado, y procurando inspirar á s u s la beata J u a n a que el decirnos que fué madre de
hijos el santo temor de Dios. Ella junto con su un tan g r a n d e santo; imitando en esto á los sagra-
familia fueron presos d u r a n t e la persecución de dos evangelistas, que formaron todo el elogio de
Diocleciano, y presentados á Nicecio, gobernador María santísima con decirnos que de ella nació
de Bitinia. No es posible explicar el valor y la ale- nuestro divino Redentor: De qua natus est Jesús,
gría que m o s t r a r o n al verse en presencia del tira- qui vocatur Christus.
no; y como fuese la m a d r e interrogada, contestó No obstante lo expuesto, las pocas noticias que
por ella y por todos su hijo mayor, llamado Evo- los referidos historiadores nos han dejado escritas
dio, el cual padeció el tormento de los azotes en de la beata J u a n a son bastantes para justificar la
presencia de su m i s m a m a d r e , que, lejos de desma- fama gloriosa de santidad con que siempre ha sido
yar, le a n i m a b a á m o r i r por Cristo. Nicecio trató aclamada desde tiempos m u y cercanos á su muer-
de d e s h o n r a r á la m a d r e m a n d a n d o conducirla á te hasta los nuestros.
u n a casa de prostitución; pero lejos de salir con Apenas cumplió los años de la edad oportuna,
su intento convirtió á u n a porción de mujeres que fué unida en matrimonio con D. Félix Ruiz de
allí había. Noticioso el juez del caso, mandó que la Guzmán, señor de la villa de Calervega, cuya me-
m a d r e se r e u n i e r a con s u s tres hijos, y que juntos moria vive entre los historiadores antiguos y m o -
fuesen arrojados á u n a h o g u e r a , en cuyo tormento dernos, atribuyéndole los honrosos dictados de pia-
acabaron s u s vidas. doso, de religioso y de venerable. De este tronco
de nobleza, santidad y virtud fueron fruto dichoso
LA BEATA JUANA DE AZA, MADRE DEL PATRIARCA SANTO tres hijos, según la común opinión. El primogé-
DOMINGO DE GUZMÁN.—De la nobilísima familia de nito D. Antonio se dedicó al estado eclesiástico,
Aza, enlazada varias veces con la casa real de Cas- ordenándose de sacerdote; D. Manes, Mames, ó
tilla, nació la beata J u a n a , dignísima madre del Mamerto se llamó el hijo segundo de nuestra bea-
g r a n padre y patriarca santo Domingo de Guzmán. ta, el cual se hizo discípulo de su h e r m a n o menor,
F u e r o n s u s p a d r e s D. García Garcés, señor del vistiendo el hábito en el orden de predicadores. El
condado de Aza, ricohombre y alférez mayor de hijo tercero fué el gran patriarca santo Domingo.
Castilla, mayordomo m a y o r , ayo y tutor del rey Así, pues, esta familia tan ilustre y tan virtuosa
D. Alfonso IX, y D . S a n c h a Bermúdez de T r a s -
a
verificó en su dignísima madre lo que dijo el
t a m a r a , linajes esclarecidos, s i n g u l a r m e n t e el de apóstol san Pablo: «Si el primer fruto es santo, lo
Aza, enlazado por línea masculina, y hoy día exis- es también la masa; y si la raíz es santa, también
te en el de los d u q u e s de P e ñ a r a n d a , condes de los ramos (Rom. x i , 16.)»
M i r a n d a . Nació n u e s t r a beata antes de la mitad Por m u c h o , empero, que los dos primeros hijos,
del siglo XII, y según las más exactas a v e r i g u a - Antonio y Manes, puedan s u m i n i s t r a r n o s lumino-
ciones v i o la p r i m e r a luz en la villa de Aza, archi- sos indicios de las sobresalientes virtudes que
prestazgo de la diócesis de Osma, en Castilla la adornaban el alma de su madre nuestra beata Jua-
236 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2
na, con todo su tercer hijo Domingo nos presenta quiso que su hijo se llamase Domingo, en venera-
u n a p r u e b a nada equívoca de su santidad h e r o i - ción del fausto vaticinio y de la revelación de los
ca. En efecto: este glorioso patriarca, con su santa divinos misterios que se h a b i a dignado manifes-
vida, con sus c o s t u m b r e s sin mancilla y con s u s tarla. Apenas volvió el santo niño en brazos de su
acciones prodigiosas, sirvió de a r g u m e n t o y p r u e - m a d r i n a D." V e n e r a n d a con la comitiva al palacio
ba incontrastable á los historiadores p a r a e v i d e n - de su m a d r e , después de h a b e r sido lavado en las
ciar la perfección y santidad de vida de la dichosa a g u a s santas del bautismo, n u e s t r a beata J u a n a
m a d r e que le d i o el ser. observó en u n exceso de s u m e n t e y vio r e s p l a n -
Corría el año de 1169, y muy contenta n u e s t r a decer en la frente de su hijo Domingo u n a r u t i -
beata J u a n a con los dos hijos que el Señor le h a - lante estrella. El común de los autores de la vida
bía dado, cuando en uno de aquellos sueños ó de n u e s t r o santo patriarca refieren h a b e r sido ob-
raptos misteriosos en que, enajenados los sentidos, s e r v a d a la visión sobredicha, no por la m a d r e ,
está despierto y vigilante el espíritu, movido é sino por la referida noble m a t r o n a q u e sacó de pi-
iluminado por Dios p a r a que conozca los misterios la al santo n i ñ o , siendo el beato J o r d á n el único
de su divina voluntad, parecióle á la beata J u a n a que nos dejó escrito el suceso en la m a n e r a a r r i -
en u n a visión que había concebido, y que lo que ba e x p r e s a d a . El erudito P . E c h a r d , queriendo
llevaba en su vientre e r a u n c a c h o r r o que tenía concordar la. diferencia de los escritores, dice
en la boca u n a h a c h a encendida, el cual, saliendo que la visión sobredicha de la estrella luciente en
de su seno materno, iluminaba y pegaba fuego á la frente de Domingo se manifestó, no sólo á su
todo el mundo. No se puede afirmar que el Señor m a d r e la beata J u a n a , sino también á la d a m a que
revelase c l a r a m e n t e á la beata J u a n a los altos a r - le sacó de pila en el bautismo, fundando su discur-
canos que en aquel misterioso sueño se compren- so en lo que dice H u m b e r t o en el capítulo iv: V¿-
dían; con todo, parece no puede d u d a r s e que, si no sionem etiam mairispirituali trahit.
en un todo, á lo menos en g r a n parte, le fueron Libre n u e s t r a beata de las incomodidades del
revelados aquellos divinos misterios con el interior parto y ansiosa de ofrecer al Señor aquel fruto
lenguaje de aquella g r a c i a que, según dice uno de santo de su vientre, se dirigió al monasterio de
los historiadores, comenzó á visitarla después de Silos, y suplicó al abad Pascasio que celebrase á
h a b e r concebido. su intención en el altar del abad santo Domingo el
A n i m a d a la sierva de Dios con el referido celes- a u g u s t o sacrificio d e la misa. ¡Oh prodigio! Al
tial favor con que se la h a b í a prevenido á e s p e r a r volverse el sacerdote celebrante á decir: Dominus
a l g u n a cosa g r a n d e de su parto, suplicaba al S e - vobiscum, mudó y dijo, m i r a n d o al niño Domingo:
ñ o r con humildes y fervorosas oraciones que se Ecce reformator Ecclesice. Recobróse el ministro,
dignase llenar las esperanzas que le había hecho y queriendo repetir las p a l a b r a s Dominus vobis-
concebir, dirigidas á su m a y o r h o n r a y gloria. Al cum, pronunció de nuevo, impulsado de superior
mismo fin emprendió u n a novena al glorioso s a n - espíritu: Ecce reparator Ecclesice, sin que, por
to Domingo, abad de Silos, de la orden de san Be- m á s violencia que se hiciese á sí mismo en pro-
nito, cuyo monasterio dista poco de Calervega; y n u n c i a r por tercera vez las p a l a b r a s de la liturgia,
prolongando, según el uso de aquellos tiempos, pudiese detenerse ni dejar de repetir las p a l a b r a s
s u s piadosas oraciones h a s t a muy e n t r a d a la n o - proféticas s o b r e d i c h a s .
che, en la séptima se le apareció visiblemente el Excitada de un modo inexplicable la gratitud de
santo abad, rodeado de celestiales resplandores, la beata J u a n a , pensó que el medio m á s proporcio-
y le dijo: «Que d a r í a á luz un hijo, el cual, no sólo nado para manifestarla era el de p r o c u r a r con
sería un santo, sino que reformaría el m u n d o con todas s u s fuerzas formar en su hijo Domingo un
su ejemplo, predicación y doctrina; que sería c e - h o m b r e según el corazón de Dios. P o r tanto, sin
losísimo de la h o n r a de Dios, de g r a n d e utilidad á r e p a r a r en incomodidades y fatigas, determinó
la Iglesia, varón de e x t r a o r d i n a r i o talento y m u y c r i a r al santo niño por sí misma, alimentándole
r a r o en virtudes.» Alegre con tan fausto a n u n c i o , en s u s pechos. Apenas esta piadosa m a d r e acabó
y cumplida la novena, se restituyó n u e s t r a beata de criar á Domingo comenzó á i n s i n u a r en su tier-
á Calervega á esperar con a m o r o s a s a n s i a s el cum- no corazón las m á x i m a s de religión y de virtud
plimiento de tan señalado vaticinio. q u e le había y a comunicado con la leche, l a s q u e
Llegado finalmente el tiempo de salir ya al mun- iba fomentando m á s y m á s á medida que iba c r e -
do aquel fruto de tan alegres a n u n c i o s y lisonje- ciendo en edad. ¡Oh con qué esmero p r o c u r ó no
r a s p r o m e s a s , nació el santo p a t r i a r c a Domingo omitir práctica a l g u n a de las virtudes cristianas,
en 24 de junio del año 1170, día dedicado al p r e - s i n g u l a r m e n t e de las que correspondían á su e s -
c u r s o r san J u a n Bautista; y teniendo m u y presen- tado! Así es q u e aun el niño Domingo no sabía
te la devota m a d r e la aparición y las s e g u r i d a d e s casi mover los pies para a n d a r por sí solo, c u a n -
que le había dado el santo abad Domingo de Silos, do, á imitación de los piadosos ejemplos de la
DÍA. 2 AGOSTO 237
b u e n a m a d r e , había aprendido ya á frecuentar época fija en que pasó de esta vida mortal al
los templos y á ejercitarse en el culto divino. Con eterno descanso es del todo desconocida, en tal
todo, llena la s a n t a beata de u n a desconfianza, m a n e r a que ni da l u g a r á la conjetura p a r a a s e -
creyó que debía asociar á s u s cuidados m a t e r n o s g u r a r l a , pudiendo solamente calcularse que se
á alguno que, á juicio suyo, supiese mejor que verificaría e n t r e los años de 1202 y 1205, según
ella cumplir tan s a g r a d o s deberes. Tenía á la se deduce de ciertas memorias del monasterio de
sazón esta dichosa m a d r e un h e r m a n o sacerdote, Uclés. Sábese, empero, que s u s preciosos despojos
arcipreste en Gumiel de Izan, sujeto adornado de se depositaron primero en la iglesia parroquial
todas las virtudes y de s a n t a s y admirables c o s - de Calervega, villa entonces famosísima por los
t u m b r e s . C e r r a n d o , pues, los ojos n u e s t r a beata á m u c h o s personajes de alta nobleza que vivían en
las inocentes delicias del a m o r materno, entregó ella, de la cual era señor su consorte D. Félix.
su santo hijo al referido su h e r m a n o p a r a que le De Calervega fueron después trasladados á la
educase, cuando a u n no había cumplido los siete iglesia de San Pedro de Gumiel de Izan, de m o n -
años de edad. Cuando llegó á los quince, con el jes cistercienses, en la cual estaba el sepulcro de
consentimiento de su esposo lo envió á Palencia los Guzmanes; y finalmente, el infante D. Juan
p a r a que en aquella universidad se instruyese en Manuel, nieto del santo rey D. F e r n a n d o , por la
las h u m a n i d a d e s y estudios s a g r a d o s . devoción que tenía á la beata, obtuvo que se le
La piadosa acción del santo joven Domingo, concediesen aquellas preciosas reliquias, que
que en u n a e x t r e m a carestía vendió, no sólo todos fueron procesionalmente conducidas á Peñafiel,
sus libros, sino también todos s u s muebles p a r a cargando sobre sus h o m b r o s aquel príncipe tan
s o c o r r e r las necesidades de los pobres en la c i u - sagrado peso, hasta colocarle en la iglesia de
dad de Palencia, la dejó escrita un historiador padres dominicos, que al objeto dicho acababa de
como u n a gloria de su m a d r e la beata J u a n a , de fabricar, en donde hasta el presente día son vene-
cuyas e n t r a ñ a s sacó el ser á la vida, y con ella la radas.
compasión á los prójimos. En efecto, esta g r a n En todos los sobredichos lugares de Calervega,
sierva de Dios e r a tan compasiva con los p o - Gumiel de Izan, Peñafiel y en los circunvecinos,
bres que, hallándose en cierta ocasión ausente su singularmente en Aza, patria de la dichosa beata,
esposo, no satisfecha con haberles distribuido se han tributado de tiempo inmemorial á sus reli-
cuantiosas limosnas, les fué después repartiendo quias los honores que se tributan á los personajes
u n a c u b a de vino generoso, regalando con él venerables por santidad. Ni faltó el Señor en
á los pobrecitos enfermos. Al volver de su v i a - aprobar con extraordinarios favores y gracias
je D. Félix á Calervega, salieron á recibirle s u s señaladas el sagrado respeto y veneración de los
deudos y amigos, y no faltó quien le refiriese la fieles que h a n recurrido á su misericordia, i m -
distribución del vino h e c h a por su esposa. E n plorando la poderosa intercesión de su sierva la
presencia, pues, de toda la comitiva ordenó don beata J u a n a de Aza. Por ella se h a obtenido agua
Félix que se sirviese vino generoso á los que le en la sequedad, la langosta de improviso h a sido
a c o m p a ñ a b a n . T e m e r o s a la g r a n sierva de Dios a h u y e n t a d a , las mujeres estériles h a n obtenido
que de e x c u s a r s e pudiese resultar algún trastorno fecundidad, y las embarazadas han visto partos
en la casa, quiso en persona bajar al sitio en que felicísimos. En s u m a , parece que el Señor depo-
estaba del todo vacía la cuba referida, y puesta sitó en m a n o s de la beata J u a n a de Aza el tesoro
de rodillas hizo al Señor la oración siguiente: de todas s u s gracias, pues basta acudir á ella
«Señor mío Jesucristo, a u n q u e yo no soy digna para obtener remedio en todas las adversidades, y
de ser oída por mis méritos, dignaos, empero, oír- para que se vean consolados cuantos imploran su
me por los de mi hijo Domingo, vuestro siervo, patrocinio.
que tengo consagrado á vuestro divino servicio.» La s a g r a d a congregación de Ritos, reunida en
Y levantándose llena de u n a fe sólida y firme 27 de septiembre del año 1828, aprobó u n á n i m e -
confianza, examinó la cuba, y la encontró llena mente el culto inmemorial de D. J u a n a de Aza,
a

de un vino preciosísimo; y repitiendo humildes que confirmó en 1." de octubre siguiente con su
gracias al Señor, regaló con él á su esposo don apostólica autoridad el santo padre León XII, m a n -
Félix y d e m á s que estaban presentes, quienes no dando fuese venerada como beata, según resulta
pudieron menos de q u e d a r llenos de asombro y del decreto de su beatificación equipolente, e x p e -
de v e n e r a r la santidad de n u e s t r a beata, en la dido en dicho día.
cual el Altísimo a c a b a b a de o b r a r aquel p r o -
digio. SAN RUTILIO, MÁRTIR—Era africano, y huyendo de
Esta es la última acción que los historiadores, la persecución del emperador Severo, m a r c h a n d o
especialmente del siglo XIII, nos han dejado e s - de pueblo en pueblo, y a l g u n a s veces comprando
crita con distinción de la beata J u a n a de Aza. La su vida con dinero, al cabo le prendieron de i m -
238 LA LEYENDA DE ORO DÍA 3
proviso, y presentado delante del juez fué c a s t i -
gado con m u c h o s suplicios, h a s t a que arrojado al Día 3
fuego fué coronado con esclarecido martirio, en el
siglo III. LA INVENCIÓN D E LOS CUERPOS DE S A N ESTEBAN, P R O -
TOMÁRTIR, GAMALIEL, NICODEMUS, Ó NICODEMO, Y ABIBÓN.
SAN MÁXIMO, OBISPO Y C O N F E S O R . - F u é discípulo de —El sagrado cuerpo del glorioso san Esteban,
los apóstoles y enviado por ellos á Pavía, después protomártir, estuvo m u c h o tiempo encubierto y
de haberle consagrado obispo, Su pontificado duró escondido sin s a b e r s e dónde estaba, h a s t a que el
veinticinco ó veintisiete años, según los bolandis- Señor se dignó de revelarle en tiempo de los e m -
tas, y murió en 139 en la paz de Dios. Sus r e l i - p e r a d o r e s Honorio y Teodosio el Menor, su sobri-
quias permanecieron ocultas hasta el año 1053, en no, el año 415 de n u e s t r a salud. Hízose esta reve-
que la Providencia quiso revelarlas al obispo de lación á Luciano, presbítero, el cual refiere toda
Pavía, que las colocó en su catedral con g r a n m a g - la historia cómo pasó en u n a epístola (de que h a -
nificencia. cen mención m u c h o s y g r a v e s autores) que e s c r i -
bió en griego, y Avito, presbítero español, tradujo
SAN PEDRO, OBISPO Y CONFESOR—Nació en la Galia en latín, cuya s u m a es: Que la noche de un v i e r n e s ,
Céltica, en Burgos; su padre se llamó Guillermo, y á los 3 de diciembre, estando d u r m i e n d o Luciano
su m a d r e Neymira, ambos de s a n g r e nobilísima y en el bautisterio, en donde a c o s t u m b r a b a dormir
de costumbres ejemplares. Llegado Pedro á la edad p a r a poder mejor g u a r d a r su iglesia y o c u r r i r á
juvenil, abrazó la milicia, y después de algunos las necesidades de s u s p a r r o q u i a n o s , le apareció
años, temeroso del peligro que corría su virtud un venerable viejo, con traje y hábito de s a c e r d o -
entre el estrépito de las a r m a s , trocó la espada te, muy cano y con u n a barba larga, y cubierto
por la cogulla en el monasterio de Cluny. De allí con u n a estola s e m b r a d a de p e q u e ñ a s piedras p r e -
pasó al monasterio de S a h a g ú n , y al cabo de a l - ciosas, engastadas en oro, y en ellas puesta la
g ú n tiempo fué nombrado arcediano de la iglesia señal de la s a n t a cruz, y con u n a v a r a de oro en
de Toledo. Reconquistada en aquella sazón por su m a n o ; y llegándose á Luciano, tocándole con
los cristianos la ciudad de Osma, que había caído la v a r a , le llamó t r e s veces, diciendo; «Luciano,
en poder de los s a r r a c e n o s , fué por s u s relevantes Luciano, óyeme, Luciano;» y luego, hablándole en
méritos y virtudes elegido obispo de aquella i g l e - griego, le mandó que fuese á J u a n , obispo de Jeru-
sia, en cuya dignidad, aceptada, no sin m u c h a salén, y que le dijese que buscase los cuerpos
repugnancia, fué u n dechado de piedad y de p e r - santos que estaban junto á aquella aldea, llamada
fección evangélica, mortificando su cuerpo con Cafargamala, y los colocase en otro lugar m á s de-
frecuentes a y u n o s y vigilias, y con un nudoso c i - cente, porque Dios por s u s r u e g o s de ellos había
licio, y ejercitando su ardiente caridad con los po- determinado h a c e r bien al m u n d o , que estaba en
bres, enfermos y p e r e g r i n o s . Con los humildes y g r a n peligro de perderse por los m u c h o s y g r a v e s
dóciles se m o s t r a b a manso y benigno, y severo pecados que cada día en él se cometían. P r e g u n t ó
con los soberbios y contumaces. F u é acérrimo Luciano al venerable viejo quién e r a y cuyos eran
defensor de los derechos, bienes y demás cosas los cuerpos que se habían de buscar. Y él le r e s -
pertenecientes á su iglesia y á su dignidad, lo que pondió que e r a Gamaliel, el qué había enseñado
le a c a r r e ó m u c h a s persecuciones, e n t r e las cuales en J e r u s a l é n á san Pablo, apóstol de Jesucristo, y
a l g u n a s le pusieron en i n m i n e n t e peligro de la que el que estaba en el m o n u m e n t o con él á la
vida. P o r fin, yendo de Toledo á Osma, le acometió p a r t e de Oriente era el bendito m á r t i r san Esteban,
u n a g r a n d e enfermedad que a p e n a s le permitió que fué apedreado de los judíos, cuyo cuerpo él
llegar á Palencia, en donde, agravándosele el había hecho recoger y e n t e r r a r en aquella h e r e -
mal, d i o el espíritu á su Criador el día 2 de a g o s - dad suya, como veinte millas de Jerusalén, y que
to del año 1508, estando presentes P e d r o , obispo en otro lucillo y sepulcro estaba el cuerpo de N i -
de Palencia, P e d r o , obispo de Segovia, y B e r n a r - codemus, al cual por h a b e r s e bautizado y ser d i s -
do, obispo de Z a m o r a . Su cuerpo fué llevado cípulo de Cristo los judíos le habían anatematizado
á Osma, como él lo había dispuesto, y e n t e r r a - y desterrado de la ciudad, y él le había recogido
do en u n a humilde s e p u l t u r a en la iglesia c a t e - en su casa y dado lo que h a b í a m e n e s t e r todo el
dral, y al cabo de a l g u n o s a ñ o s los milagros obra- tiempo que vivió, y después de m u e r t o lo sepultó
dos por la intercesión de este santo impelieron á honoríficamente junto á san E s t e b a n . Y que en el
los fieles á t r a s l a d a r s u s reliquias á un sepulcro tercer lucillo estaba u n hijo suyo, llamado Abibón,
m á s elevado. el cual había recibido el bautismo con su mismo
p a d r e , y acabado el c u r s o de su peregrinación,
SANTA ETELDRITA, Ó ALFREDA, YIRGEN. — M u r i ó en el siendo de edad de veinte a ñ o s , falleció, y él le
año 834. había sepultado en aquel tercer lucillo, que e s -
DÍA 3 AGOSTO 239
taba m á s alto q u e los otros, en donde, siendo a t o r m e n t a b a n . F u e r o n los santos cuerpos t r a s l a -
difunto, había m a n d a d o que pusiesen su cuerpo. dados á otros l u g a r e s más decentes, y el de san
P r e g u n t ó l e m á s Luciano el lugar donde e s t a - Esteban fué traspasado á la santa iglesia de Sion,
ban los santos cuerpos, y habiéndoselo enseñado donde antes había sido ordenado de diácono. Todo
desapareció aquella visión. Despertó Luciano, y esto dice Luciano en su epístola; y añade que él
temiendo que aquélla fuese a l g u n a ilusión, suplicó tomó algunos huesos pequeños de los artejos de
á Dios que si era revelación s u y a se la tornase las m a n o s de san Esteban; los cuales (aunque
á m o s t r a r s e g u n d a y t e r c e r a vez, y p a r a que e r a n pequeños) eran g r a n d e s y de g r a n d e estima,
Dios se lo otorgase a y u n ó toda aquella s e m a - por ser huesos de aquel valeroso caudillo y s o l -
n a hasta la noche del viernes siguiente, en que dado del Señor, que tan bien supo pelear por él y
de nuevo le apareció el mismo Gamaliel, en la abrir camino á los otros con su ejemplo, para
propia figura y traje con que antes le había a p a - con la m u e r t e alcanzar la vida. También dice
recido, y le reprendió p o r q u e no había cumplido Luciano que tomó de los polvos en que las carnes
lo que le había m a n d a d o . No se aseguró a ú n L u - de san Esteban se habían resuelto, y que envió
ciano con esta s e g u n d a visión, a n t e s a g u a r d ó la estas reliquias á Avito, presbítero, y que esta
tercera, a y u n a n d o y orando siempre, y pidiendo traslación se hizo á 26 de diciembre, y que en
al Señor que no le dejase e n g a ñ a r . Y finalmente al aquel tiempo la t i e r r a estaba muy seca por no
tercero viernes le tornó á a p a r e c e r Gamaliel, h a b e r llovido, y que en la misma h o r a cayó tanta
mostrándose enojado por el poco crédito que L u - a g u a del cielo, y regó la tierra con tanta a b u n -
ciano había dado á s u s p a l a b r a s , y mandóle que dancia, que toda la gente quedó admirada, a l a -
hiciese lo que le había dicho; y añadió que t u v i e - bando y glorificando al Señor.
se por gracia s i n g u l a r de Dios el haberle escogido P o r este tiempo en que Dios descubrió á su
á él por i n s t r u m e n t o para u n a cosa tan g r a n d e , Iglesia un tesoro tan g r a n d e , Paulo Orosio, n u e s -
dejando á otros tantos v a r o n e s mejores que él que tro español, fué á África para visitar al glorioso
le pudieran servir en aquel ministerio. Confirma- doctor san Agustín, y a p r e n d e r de él algunas
do, pues, Luciano en aquella revelación, y a t e - cosas en que tenía dificultad; y después que el
morizado con las p a l a b r a s y s e ñ a s del santo viejo santo padre le enseñó lo que sabía a c e r c a de las
Gamaliel, luego que vino el día fué á Jerusalén, cuestiones que le había propuesto, le envió á Je-
y habló con el obispo J u a n y le d i o cuenta de todo rusalén para que confiriese con san Jerónimo otras
cuanto había visto. El obispo, después de h a b e r dudas que tenía, especialmente del principio y ori-
hecho g r a c i a s á nuestro Señor, d e r r a m a n d o m u - gen del alma racional, y como de varón tan docto y
chas l á g r i m a s por aquel señalado beneficio que ejercitado en las divinas letras alcanzase lo que él
hacía á su Iglesia, d i o orden que se ejecutase lo no le podía dar (tanta era la humildad y modestia
que Gamaliel h a b í a revelado á Luciano. Y habién- de san Agustín); Paulo Orosio hizo su jornada, y
dose cavado en u n campo, cabe un montón de volviendo de Jerusalén fué el primero que trujo á
piedras que estaba en él, y no hallado lo que las partes de Occidente las reliquias del proto-
buscaban, el mismo Gamaliel apareció á un mon- m á r t i r s a n ' E s t e b a n , que poco antes se habían ha-
je, llamado Nugecio, ó Nigecio, y le señaló el llado, y con ellas enriquecido la provincia de Áfri-
lugar donde estaban los cuerpos, y cavando en él ca, donde Dios, nuestro Señor, obró innumerables
hallaron tres sepulcros y lucillos, cubiertos con y grandísimos milagros por la intercesión de su
tres piedras, y en ellas escritos tres n o m b r e s , santo m á r t i r , y por esta causa fueron edificados
Celiel, que se i n t e r p r e t a siervo, y Apaandardan, m u c h o s templos, como se ve en muchos lugares
que quiere decir Nicodemus, y Gamaliel. Vino el de san Agustín. Y Evodio, obispo uzalense (que
obispo J u a n acompañado de Eleuterio, obispo de fué el primero que edificó en África iglesia á san
Sobaste, y otro Eleuterio, obispo de Jericó, y Esteban), por ocasión de las reliquias escribió dos
del clero y g r a n n ú m e r o de gente, y abriendo el libros de milagros admirables ó innumerables que
a r c a donde estaba el c u e r p o del glorioso san Dios obró por ellas. Y no solamente África gozó
Esteban, comenzó á temblar la t i e r r a y salir un de este tesoro, sino también España, adonde las
suavísimo olor y fragancia celestial de aquel s a - trujo el mismo Paulo Orosio, el cual, pasando por
grado cuerpo, tan e x t r e m a d a , que á los que esta- la isla de Menorca, las puso en ella, y fueron tan-
ban presentes les parecía estar en el paraíso. tos los prodigios y milagros que el Señor hizo por
Habían concurrido á este espectáculo muchos ellas, que todos los judíos que había en aquella
enfermos y endemoniados, y solamente con el isla se convirtieron y recibieron la fe de Cristo,
olor que salió de aquellas preciosas reliquias s a - como lo escribió Severo, obispo de la misma isla
naron setenta y tres de todo género de enferme- de Menorca, y el dicho Evodio, obispo uzalense,
dades, y los demonios, a h u y e n t a d o s por la virtud lib. i, cap. 2. Y á F r a n c i a asimismo fueron lle-
del santo mártir, dejaron libres á los que antes vadas las reliquias de este gloriosísimo mártir,
240 LA LEYENDA DE ORO DÍA 3
y allí también resplandecieron con m u c h o s mila-- consagró obispo de la m i s m a ciudad. Este santo
gros, como se ve en Gregorio T u r o n e n s e . P e r o lo tuvo la gloria de ver casi desaparecer del t e r r i t o -
que m á s se debe n o t a r es un milagro perpetuo rio confiado á su cuidado pastoral todas las som-
que h a s t a h o y día d u r a , de las reliquias de san b r a s de la idolatría, extendidas las m á x i m a s
Esteban, porque en el tiempo que los vándalos evangélicas e n t r e todo su r e b a ñ o , y florecer la
destruyeron y asolaron la provincia de África, san Iglesia de Dios de un modo a d m i r a b l e . Llegado
Gaudioso, obispo, trujo de ella á Ñapóles u n a r e - ya á u n a e x t r e m a d a vejez, c a r g a d o de méritos y
doma de vidrio llena de s a n g r e cuajada de san virtudes, murió t r a n q u i l a m e n t e en el Señor á
Esteban, la cual hoy se g u a r d a con g r a n devoción principios del siglo.II.
en la iglesia de San Gaudioso, de la m i s m a ciudad
de Ñapóles. Y es cosa maravillosa que, poniendo SANTA LIDIA—Era de la ciudad de Filippis, en
la dicha r e d o m a sobre el altar, al tiempo que se Macedonia, y se ocupaba en teñir p ú r p u r a , según
dice la misa, la s a n g r e cuajada se derrite y se la expresión de san L u c a s en las Actas de los
pone tan líquida como si a c a b a r a de salir de las apóstoles. F u é la p r i m e r a persona que convirtió
venas. Y antes de esto se había traído á la ciudad el apóstol san Pablo en aquella ciudad. El mismo
de Ancona, en Italia, u n a piedra de las que le t i - la bautizó, y después de la administración del
r a r o n los judíos, cuando le a p e d r e a r o n , que se s a c r a m e n t o dirigió ella al Apóstol estas p a l a b r a s :
dice que le hirió en el brazo, con la cual h a h e - «Si juzgáis ya que soy fiel al Señor, entrad en
cho el Señor g r a n d e s m i l a g r o s , y defendido m u - mi casa y quedaos en ella (Act., cap. 16.)» San
c h a s veces aquella ciudad, p a r a que entendamos Pablo le profesó un afecto s i n g u l a r , de modo que
la r e v e r e n c i a y devoción que debemos á las r e l i - c u a n d o salió de la cárcel no quiso m a r c h a r s e
quias de estos santos y amigos de Dios, y cuan h a s t a h a b e r visitado á Lidia y su familia. P a r e c e
g r a n d e merced h a c e al m u n d o cuando las d e s c u - que esta s a n t a m u r i ó a n t e s del año 61 de J e s u -
bre, y por su medio le defiende y libra de g r a n d e s cristo, pues si hubiese vivido en aquella fecha el
calamidades ó infortunios, y con c u á n t a razón la Apóstol, en su epístola á los filipenses, sin duda
Iglesia católica celebra fiesta el día de la I n v e n - h u b i e r a hecho mención de ella, como la hizo de
ción del cuerpo de san Esteban, protomártir, por otros fieles no tan s e ñ a l a d o s .
el cual ha recibido y c o n t i n u a m e n t e recibe tantos
y tan s i n g u l a r e s beneficios. Después, siendo Pela- LAS SANTAS MARAÑA, Y CIRA.-Nacidas y educadas
gio sumo pontífice, se trasladó el cuerpo de san en Berea de Cilicia, á la edad de veinte años d e -
Esteban, protomártir, de Constantinopla á la c i u - j a r o n el m u n d o , la patria y ios bienes, y se fueron
dad de R o m a , y fué colocado en el sepulcro de á u n l u g a r distante y desconocido. En él f a b r i -
san L a u r e n c i o , donde es reverenciado con g r a n caron u n a pequeña celda, en la cual se e n c e r r a r o n
devoción, como lo dice el Martirologio romano el y tabicaron, no dejando m á s que u n a p e q u e ñ a
día de su traslación, que fué á 7 de mayo. v e n t a n a por donde recibían de vez en cuando u n a
(P. Ribadeneira.) porción de pan y agua. Mortificaban su cuerpo
con todo g é n e r o de cilicios, hablaban u n a sola vez
SAN HERMELO, MÁRTIR—Era n a t u r a l de Constanti- al año, el día de Pentecostés, y comían m u y de
nopla, y m u y célebre por las virtudes que le d i s - tarde en tarde. T a n s i n g u l a r g é n e r o de vida
t i n g u í a n , y especialmente por el don de milagros atrajo sobre ellas las bendiciones del cielo, y
con que le había el cielo enriquecido. Retiróse al fueron dispensadoras de s u s beneficios. Así es
desierto donde vivió m u c h o s años, y como en que los ciegos e n c o n t r a r o n la vista, los tullidos el
cierta ocasión bajase á Constantinopla p a r a reci- movimiento, y todos los enfermos la salud al
bir los santos misterios, fué martirizado por los rededor de aquella s a n t a choza. Aquel desierto,
paganos. antes inaccesible y desconocido, llegó á ser un
templo vivo y c o n c u r r i d o , donde se m o s t r a b a n á
LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS MÁRTIRES.-La porfía las misericordias del Señor, h a s t a que las
m a y o r parte e r a n monjes de la India, en los con- esclarecidas s a n t a s fueron llamadas á gozar en el
fines de la P e r s i a , á los cuales j u n t a m e n t e con cielo de la presencia de su divino Esposo. Su
otros fieles hizo m a t a r con diversos suplicios el m u e r t e , acaecida á mediados del siglo V, fué m e -
rey Abner, perseguidor de la Iglesia de Dios. morable por la multitud de prodigios que el Señor
obró en aquella ocasión.
SAN ASPRÉN, OBISPO Y CONFESOR.—Era de la ciudad
de Ñapóles. Habiendo pasado por ella el apóstol SAN PEDRO, OBISPO Y CONFESOR—Natural de Italia
san P e d r o , conoció á Asprén, le c u r ó de u n a e n - y de familia distinguida, recibió u n a educación
fermedad que le tenía postrado en cama, le con- que le prometía la mejor fortuna, si él, d e s p r e -
virtió al Evangelio, le bautizó, y últimamente le ciando los halagos y lisonjas del m u n d o , no lo
Lit. Aleu-Barcelona.

S A N IGNACIO D E L O Y O L A
DÍA 4 AGOSTO 241
hubiese renunciado todo por sólo el placer de pobres, se recogió á un hospital para servirlos,
dedi carse exclusivamente á Dios. P r i m e r a m e n t e y perseveró h a s t a la m u e r t e en este santo ejerci-
abraza la religión de san Benito, y después fué cio, é hizo Dios por su intercesión milagros.
elevado á la silla episcopal de A g n a n i , en Italia, El segundo fué Manes, que habiendo tomado
c u y a iglesia guió h a s t a el año 1105, en que m u - el hábito de los predicadores, vivió y murió
rió. Su cuerpo, sepultado en la catedral de la s a n t a m e n t e . El tercero y menor de todos fué
m i s m a ciudad, fué p a r a s u s habitantes prenda de santo Domingo de Guzmán (que así se llamó
g r a n d e s favores. á los principios, tomando el apellido de su
padre). Estando preñada D. J u a n a su madre,
a

SAN EUFRONIO, OBISPO Y CONFESOR—Fué obispo de y en novenas en el monasterio de Santo Domin-


A u t ú n , y tuvo m u c h a parte en la c a r t a á Talasio go de Silos, á los siete días de su devoción, v e -
de A n g e r s , que contenía diversos r e g l a m e n t o s lando u n a noche, se le apareció el santo monje
relativos á las fiestas, al servicio divino, á los en su propia forma y hábito, dándole nuevas
eclesiásticos bigamos y á otras materias i m p o r - ciertas que Dios le daría un hijo de raros t a -
tantes. Cuando no era a u n m á s que presbítero, lentos y virtudes, y por esta revelación y buen
hizo edificar en A u t ú n u n a iglesia en h o n o r de anuncio llamaron al niño, cuando nació, Do-
san Sinforiano, m á r t i r , y envió á T o u r s u n a c a n - mingo, del n o m b r e de su patrón y abogado santo
tidad de mármoles p a r a a d o r n a r el sepulcro de Domingo de Silos. T r a s ésta, algunos meses antes
san M a r t i n . Tuvo por amigos los más célebres que naciese, tuvo su m a d r e en sueños otra visión.
prelados de la iglesia galicana, principalmente Parecíala que traía en el vientre un perro, el cual,
san Apolinar, obispo de A u v e r n i a , y san Lupo, con u n a h a c h a ardiendo en la boca, a l u m b r a b a y
obispo de T r o y e s . Asistió y suscribió al concilio encendía todo el m u n d o . Luego que nació y r e c i -
celebrado en Arles en 475, con motivo del p r e s - bió el a g u a del santo bautismo, una señora, que
bítero Lucido, y trabajó m u c h o para e x t i r p a r la fué su madrina, le v i o en la frente una estrella
herejía y h a c e r fructificar las b u e n a s doctrinas. tan clara y resplandeciente, que con sus rayos
I g n ó r a s e la época de su m u e r t e , y se sabe tan a l u m b r a b a la tierra, queriendo Dios, nuestro Se-
sólo que u n a santidad eminente, u n a prudencia ñor, m o s t r a r con estas señales el oficio que había
c o n s u m a d a y un saber profundo le hicieron r e s - de hacer santo Domingo, que era ladrar y defen-
petar y q u e r e r de todos s u s c o n t e m p o r á n e o s . der la entrada al demonio en la Iglesia, y a l u m -
brarla é inflamarla con la santa vida y doctrina
SAN WALTENO, Ó WALTEOF, ABAD Y CONFESOR.-Murió suya, y de sus hijos. También se dice que estando
en 1160. F u é m u y casto. en la c u n a se v i o un enjambre de abejas que v o -
laban sobre su boca, como se escribe de san A m -
Día 4 brosio, p a r a denotar la dulzura de sus palabras.
Desde niño fué enseñado de sus padres y de un
SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, FUNDADOR-El glorioso tío suyo, arcipreste en Gumiel de Yza, en toda
patriarca santo Domingo, luz del m u n d o , c o l u m - virtud y santo temor de Dios. Y él de suyo era
n a de la Iglesia, a m p a r o de la fe, gloria de E s p a ñ a tan dócil y tan bien inclinado, que antes era m e -
y padre y fundador de la s a g r a d a orden de los nester tenerle rienda que usar de espuela en todo
predicadores, fué español, y nació en el obispado lo que era piedad y devoción. Fué esto de manera
de Osma, en un lugar que se dice Calervega, de que, siendo como de siete años, se bajaba de la
m u y ilustres padres, en el año del Señor de 1170, cama y se echaba en el suelo, como ensayándose
siendo sumo pontífice Alejandro III, y emperador en la penitencia y aspereza de vida que después,
Federico Barbarroja, primero de este n o m b r e , y siendo varón, había de hacer. Y creciendo con la
rey de Castilla D. Alonso, el que después ganó edad la virtud, era muy templado en el comer y
la famosa batalla de las Navas de Tolosa. Su beber, y muy apartado de los deleites y pasatiem-
padre se llamó D. Félix de Guzmán, del antiguo pos en que se suelen entretener los mozos. Era
y nobilísimo linaje de los Guzmanes, que por compuesto y modesto en sus acciones, y en aque-
h a b e r después nacido de él santo Domingo, aun lla edad parecía viejo en la m e s u r a , y cano y ma-
ha sido m u c h o m á s ilustre y esclarecido que duro en el juicio. Comenzó el ejercicio de las le-
a n t e s . L a m a d r e fué D. J u a n a de Aza, igual en
a
tras, y aficionóse tanto á ellas y al canto y oficio
la nobleza y s a n g r e á su marido. Tenían estos eclesiástico, que en ninguna otra cosa se ocupaba
caballeros su solar en la villa de Aza, en el obis- sino en estudiar, leer y orar y servir al éoro, y
pado de Osma. Tuvieron tres hijos, todos tres tomar por única recreación el concertar y limpiar
m u y señalados en virtud, como lo fueron sus los altares, y asistir delante del santísimo Sacra-
padres. El primero fué llamado Antonio, que fué mento.
sacerdote, y habiendo dado su hacienda á los Enviáronle después sus padres á la ciudad de
TOMO m 31
242 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
Palencia, donde entonces florecían los estudios vicios. No p a s a r o n m u c h o s a ñ o s q u e , tornando
g e n e r a l e s de España, q u e después el rey D. F e r - desde Osma á Palencia, y hallando n u e v a s nece-
nando el III traspasó á S a l a m a n c a . Dióse santo sidades y pobrezas en a l g u n a s personas de aquel
Domingo tan de v e r a s á las ciencias, que en breve lugar, para r e m e d i a r l a s vendió otra vez los libros
tiempo salió perfectamente enseñado en lógica, que tenía, y comenzó sin ellos á predicar el Evan-
filosofía y metafísica, que son las m á s necesarias gelio, entrando en los treinta años de su edad:
p a r a el estudio de la s a g r a d a teología; y no puso imitando en esto al Salvador del m u n d o , que
menos cuidado en el a p r o v e c h a m i e n t o de su alma. siendo la Sabiduría del P a d r e eterno, h a s t a los
Dábase m u c h o á la oración, h u í a las compañías treinta a ñ o s tuvo un maravilloso silencio, y d e s -
r u i n e s , que en aquella edad son peligrosas y p e r - pués comenzó á d e r r a m a r por el m u n d o los r a -
niciosas. E r a m u y compasivo y misericordioso. yos de su divina luz y doctrina. Desde este año,
Lastimábanle tanto las necesidades espirituales y que fué el de 1200, h a s t a el año de 1202, a n d u -
temporales de s u s prójimos, que cuando no las po- vo el b i e n a v e n t u r a d o padre por los lugares de
día r e m e d i a r se deshacía en l á g r i m a s , y los pe- Palencia y Osma, enseñando el camino del cielo
cados ajenos los sentía y lloraba como propios, con el fruto que de tan santa vida y de tan g r a n -
castigando por ellos su cuerpo con r i g u r o s a s p e - des letras se podía e s p e r a r . Leía en este tiempo
nitencias. Los pobres y los huérfanos tenían en con m u c h a atención el libro de las Colaciones
él a m p a r o . Y habiendo sucedido u n a g r a n d e ham- de Casiano, tomándole por dechado p a r a s a c a r
bre, vendió las alhajas de su casa y los libros de v i r t u d e s de él, y p a r a e s t a m p a r en su a l m a la
su estudio p a r a r e m e d i a r las necesidades de la perfección de los santos padres del y e r m o que en
gente pobre y miserable, quedando en su pensa- aquel libro se r e p r e s e n t a n .
miento rico al verse con los pobres pobre, y por Andando santo Domingo con g r a n d e fervor y
el ejemplo del santo mozo m u c h o s vendieron espíritu ocupado en su predicación, se ofreció
también s u s h a c i e n d a s p a r a remedio de los p o - u n a j o r n a d a al obispo D. Diego, su prelado, p o r -
bres. Vino á él u n a mujer llorando a m a r g a m e n t e , que el rey de Castilla, D. Alfonso, que poco a n t e s
pidiendo que le a y u d a s e p a r a r e s c a t a r a u n h e r m a - había casado su hija D . Blanca con Luis VIII,
a

no suyo que le habían cautivado los moros; y fué príncipe h e r e d e r o del reino de F r a n c i a , le envió
tan g r a n d e la caridad del bienaventurado m a n c e - á él con cierta embajada y negocios de g r a n d e
bo, que comenzó á h a c e r instancia á la mujer afligi- importancia; y el obispo llevó en su c o m p a -
da, que le vendiese á él por esclavo, y le trocase ñía á santo Domingo p a r a g u i a r s e por su c o n -
por su h e r m a n o (tanto puede la caridad fina y sejo y a p r o v e c h a r s e de su s a n t a y dulce c o n -
perfecta en u n a alma). F u é dotado de u n a p e r p e - versación, ordenándolo así n u e s t r o Señor p a r a
t u a ó inviolable castidad, la cual conservó toda su otros m á s altos fines de su divina providencia.
vida, y p a r a c o n s e r v a r l a p r o c u r a b a n u n c a estar Habíase levantado en aquel tiempo u n a herejía
u n punto ocioso, h u i r el trato y comunicación de bestial y escandalosa en u n lugar del condado
mujeres, y la destemplanza en el comer y beber, de Tolosa, llamado Albi, del que los herejes que
por ser estas tres cosas capitales enemigos de la la seguían se llamaron a l b i g e n s e s . E n t r a n d o ,
castidad. pues, santo Domingo con su obispo en F r a n c i a
Había entonces en Osma un obispo, llamado por el condado de Tolosa, y entendiendo los p e r -
D. Diego de Azebes, varón de g r a n d e santidad y niciosos desatinos que aquellos h o m b r e s mise-
doctrina, el cual tomó tan á pecho la reformación rables e n s e ñ a b a n , y las blasfemias que contra
de su iglesia, que en pocos años de canónigos se- su Dios y contra su Iglesia decían, no se p u e -
g l a r e s la hizo de r e g l a r e s ; y p a r a llevarlo adelan- de e n c a r e c e r la tristeza y sentimiento que atravesó
te buscaba h o m b r e s de g r a n d e espíritu y letras, su corazón. La p r i m e r a noche que llegaron á t i e -
con maravillosa diligencia y cuidado. Y como ya r r a de herejes acertó á serlo el huésped de la p o -
santo Domingo resplandecía e n t r e todos con s i n - sada; trabó pláticas con él s o b r e las cosas de la
gular fama de virtud y erudición, el obispo don religión, y fueron tan eficaces las razones que le
Diego trabajó con todas s u s fuerzas p a r a sacarle dio, que de enemigo de la fe católica lo hizo hijo
de Palencia y llevarle á Osma, y salió con ello. de la Iglesia. Este fué el p r i m e r fruto que en esta
Allí tomó el santo hábito de canónigo reglar, y el j o r n a d a ofreció á Dios, y entendiendo que ésta era
obispo le hizo arcediano de aquella iglesia, y por su vocación y que el Señor le llamaba p a r a el
otro n o m b r e superior; p o r q u e con la n u e v a r e - remedio de aquellas almas perdidas, procuró des-
formación había trocado los n o m b r e s de las dig- e m b a r a z a r s e presto, y que el obispo de Osma con-
nidades. Aceptó por obediencia santo Domingo el cluyese con su embajada, p a r a volver luego á
cargo: en él por u n a parte se m o s t r a b a m u y h u - cultivar aquel campo y d e s a r r a i g a r las malezas,
milde, m u y m a n s o , m u y afable y llano con t o - espinas y zizaña que le c u b r í a n . Llegado á la corte
dos; y por otra celoso y g r a v e r e p r e h e n s o r de los del rey de F r a n c i a , halló á la infanta de Castilla
DÍA 4 AGOSTO 243
D . Blanca m u y lastimada por no tener hijos, y el
a
hizo Dios que saliesen sanos y enteros como h a -
santo la aconsejó que tomase por abogada á la bían entrado, y por este milagro algunos de ellos
Virgen, n u e s t r a Señora, y que le rezase con m u - se convirtieron. Había á la sazón grandísima n e -
cha atención el rosario, y que m a n d a s e r e p a r t i r cesidad y pobreza en aquellas provincias, á causa
rosarios á todas las p e r s o n a s que le quisiesen del nuevo levantamiento de la tierra, y creció tanto,
rezar, y que con sólo esto tuviese esperanza que que a l g u n a s personas nobles vendían sus propias
Dios la consolaría y le cumpliría s u s deseos; y así hijas y las daban á criar á los herejes, compelidas
lo hizo, dándole por hijo al glorioso san Luis, rey de la extrema necesidad que pasaban. P a r a reparo
de F r a n c i a . de este daño y del estrago que el demonio hacía,
Concluidos los negocios á que iba el obispo, se procuró santo Domingo que en un sitio muy á
partió para R o m a á verse con el papa Inocencio III, propósito para ello, que se llama el Pruliano, entre
que entonces presidía en aquella santa silla. Acom- Carcasona y Tolosa, se hiciese un monasterio
pañóle á R o m a santo Domingo, y el obispo suplicó p a r a recoger la gente noble y necesitada, donde
al papa que proveyese su obispado á otro, para en breve tiempo se encerraron gran número de
que él, libre y desembarazado, pudiese atender de doncellas, con u n a cierta forma de vivir que él les
propósito á la reducción de los herejes de F r a n c i a ; d i o . Y á imitación s u y a se movieron algunas p e r -
m a s no pudo acabarlo con el papa por no privar sonas ricas y católicas á hacer otras cosas s e m e -
á la Iglesia de un prelado tan importante. Y con j a n t e s , que fueron el remedio de m u c h a s mujeres
esto, tomando la bendición de su santidad, se vol- que corrían riesgo en su fe y honestidad entre
vieron los dos santos compañeros p a r a E s p a ñ a soldados y herejes. Dos años enteros estuvo el
por F r a n c i a , y de camino visitaron el g r a n m o - santo obispo D. Diego en el condado de Tolosa,
nasterio del Císter por la singular fama de s a n - en la forma dicha; y a u n q u e el fruto que hacía era
tidad con que en aquel tiempo florecía. Estuvieron g r a n d e , la obligación que tenía de acudir á sus
allí tres días, y el obispo por su devoción tomó el ovejas era mayor, y apretóle tanto, que no p u -
hábito y cogulla de los monjes, y trajo consigo diendo cumplir con su conciencia de otra m a n e r a ,
algunos de ellos que le enseñasen la regla y cere- se vino á residir á Osma, dejando por capitán de
monias de su orden, con intento de hacer en Osma la conquista espiritual á santo Domingo, y de allí
vida religiosa y m á s estrecha de la que allí tenía á algunos días llegó nueva que era muerto el santo
de canónigos r e g l a r e s : a u n q u e lo era m u c h o . Lle- prelado el año del Señor de 1207, y fué sepultado
garon todos á la ciudad de Mompeller, y con ellos en el burgo de Osma, é hizo Dios por él muchos
se j u n t a r o n doce monjes de la orden de san B e r - milagros.
n a r d o , que había enviado el papa Inocencio p a r a Con esto quedó santo Domingo por cabeza princi-
t r a t a r del remedio de los albigenses, que cada día pal p a r a reducción de los herejes, y aunque los
iban creciendo en n ú m e r o y en potencia. Todos abades se cansaron y se volvieron á sus tierras
con parecer y acuerdo del bienaventurado santo desconfiados del remedio, el santo con algunos que
Domingo, dejada toda autoridad y fausto, se p u - con celo del servicio de Dios se le juntaron tomó
sieron á pie, y comenzaron con m u c h a oración, esta tan g r a n empresa, en la cual perseveró diez
a y u n o s y penitencias á h a c e r g u e r r a espiritual á años con increíbles trabajos y con un ánimo i n -
los herejes, y con el ejemplo de toda virtud, y con vencible. Iba de pueblo en pueblo á pie y descalzo,
disputas y pláticas particulares y s e r m o n e s p ú - abrasado de la caridad de Dios y de los prójimos,
blicos, a l u m b r a r l o s y convertirlos. Los herejes, y como el ciervo herido y sediento se arroja al
no pudiendo sufrir la fuerza de la oración que agua, así él se entraba por las picas y se ponía á
santo Domingo hacía á Dios por esta causa, ni los cualquier peligro con u n a sed grande de ser mártir.
a r g u m e n t o s y razones que les proponía, le a b o - La s u m a de estos trabajos fué que con su vida san-
rrecían como á su m a y o r enemigo, y escribieron tísima y doctrina celestial, y con muchos milagros
cierto libro ó conclusiones de su secta, y el santo que el Señor obró por él, convirtió casi cien mil
escribió otras en defensa y comprobación de la almas, e r r a d a s y perdidas, á la verdadera y católica
verdad católica; y echadas las u n a s y las otras en religión. Y habiéndole el papa mandado tomar el
u n a g r a n d e h o g u e r a , á vista de todo el pueblo, oficio de inquisidor contra los herejes, él lo ejercitó
luego los papeles de los herejes fueron abrasados con grande autoridad, usando de todas las a r m a s
y consumidos, y los de santo Domingo, saltando espirituales para reducirlos, castigarlos y r e p r i -
en alto, volaron por los aires sin recibir d e t r i - mirlos. Y juntándose después las temporales de
mento, y se fueron á poner encima de u n a viga los príncipes católicos, que hicieron un g r a n d e y
que cerca de allí estaba, y en testimonio del m i - lucido ejército para h a c e r g u e r r a á los herejes, y
lagro dicen que d u r a y se conserva hoy día. T r e s publicándose en F r a n c i a y en Italia contra ellos
veces porfiaron los herejes á volver los papeles del la cruzada, por las oraciones de santo Domingo y
santo al fuego, y otras tantas con evidente milagro por su consejo é industria los católicos tomaron
244 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
por fuerza las a r m a s contra muchos l u g a r e s de porque de esta m a n e r a alcanzarían la victoria de
los herejes, y el conde Simón de Monfort (que era los enemigos de la fe católica y el cumplimiento
el capitán general del ejército católico) salió de todos s u s buenos deseos. Algunos c o m p a ñ e r o s
del castillo de Moruel, donde estaba cercado, con tuvo el bienaventurado padre en esta g r a n d e e m -
obra de ochocientos caballos y mil infantes, los presa, que (como dijimos) se llegaron á él y le
cuales, habiéndose primero confesado y recibido a y u d a r o n en ella con g r a n d e celo de las a l m a s , y
el santísimo S a c r a m e n t o del altar, con g r a n d e poco á poco se comenzó u n a j u n t a y n u e v a orden
ímpetu acometieron á los enemigos, que e r a n m á s de predicadores apostólicos.
de cien mil h o m b r e s , y los hicieron afrentosa- Como el santo v i o la e x t r e m a necesidad que
mente volver las espaldas, y murieron de ellos tenía la Iglesia de semejantes v a r o n e s y el c o -
m á s de veinte mil á cuchillo, sin otros m u c h o s pioso fruto que h a b í a n hecho aquellos pocos que
que, echándose al a g u a por h u i r y librarse, pere- estaban con él, y que Dios le iba abriendo el ca-
cieron. F u é esta victoria m u y señalada y m u y mino y disponiendo las cosas de m a n e r a que se
gloriosa, si se mira el ejército tan g r a n d e de los podían e s p e r a r otros m a y o r e s , movido del E s p í -
enemigos y los príncipes y señores que había en ritu Santo d e t e r m i n ó ir á R o m a p a r a dar cuenta
él, y el pequeño n ú m e r o de la gente que tenía el al s u m o pontífice Inocencio III de lo que se había
conde Simón de Monfort, que era valeroso p r í n - hecho en el condado de Tolosa, y del estado en
cipe, y como tal se resolvió en q u e r e r más m o r i r que estaban las cosas de los herejes, y de la ne-
en el campo, como esforzado caballero, que e n - cesidad que había de a c u d i r á ellas, y p a r a ofre-
c e r r a d o entre p u e r t a s como oveja cobarde, pues cerse él y s u s c o m p a ñ e r o s p a r a aquella empresa,
no había p a r a qué serlo contra los enemigos de y suplicarle que los tomase debajo de su p r o t e c -
Dios. El cual animó á los pocos soldados del con- ción y confirmase una religión que había de tener
de, y con la gracia del santísimo S a c r a m e n t o del por principal fin predicar el Evangelio y o c u p a r -
altar los esforzó de tal m a n e r a , que se d e t e r m i - se en la conversión de los pecadores y salvación
naron, ó como soldados g u e r r e r o s , á alcanzar la de las a l m a s . Ofrecióle al santo muy b u e n a o c a -
victoria, ó á m o r i r como cristianos m á r t i r e s . El sión p a r a ir á R o m a el celebrarse en ella aquel
bienaventurado santo Domingo, m i e n t r a s pelea- señalado, g r a n d e y ecuménico concilio l a t e r a n e n -
ban, estaba orando por ellos, alzando las manos se, en el cual se hallaron con el r o m a n o pontífice
á Dios y d e r r a m a n d o m u c h a s lágrimas; y dio con mil doscientos ochenta y cinco prelados, y con
su oración (como otro Moisés á Josué) victoria á ellos los embajadores de los e m p e r a d o r e s de Cons-
los soldados católicos, y no faltaron de ellos sino tantinopla y de Alemania, y todos los reyes de la
seis ó siete, para que se vea c u a n en la m a n o de cristiandad. A este concilio iba Fulcón. obispo de
Dios está vencer con pocos á m u c h o s , por la i n - Tolosa, g r a n varón, y celoso de la h o n r a de Dios,
tercesión de s u s santos, cuando llenos de fe, e s - y de mucho ejemplo y aspereza de vida, y devo-
peranza y a m o r se lo suplican. Viendo el conde tísimo de santo Domingo, que le acompañó hasta
Simón de Monfort y el obispo de Tolosa la s a n - Roma, y se valió de su medio y testimonio para
tidad de santo Domingo y las g r a n d e z a s y m a r a - alcanzar del papa lo que pretendía. Y a u n q u e el
villas que Dios o b r a b a por él, le hicieron d o n a - espíritu y santidad del bienaventurado padre era
ción de m u c h a h a c i e n d a p a r a s u s t e n t a r s e á sí y á á todos manifiesto, y la relación 'que daba de su
todos los que a n d a b a n con él; porque aun e n t o n - vida y milagros el obispo de Tolosa bastaba p a r a
ces no había comenzado su orden, que cuando la acreditar su persona, y el papa lo entendía así,
fundó hizo renunciación de toda m a n e r a de ha- n u n c a se acababa de resolver en dar licencia para
cienda, en la forma que abajo se dirá. Mas el instituir nueva religión: porque todas las obras de
santo estaba tan entero á a r r a n c a r de la tierra á Dios tienen g r a n d e s dificultades y m a y o r e s en s u s
los herejes, que no dejaba cosa por h a c e r que pu- principios, y han de pasar por el fuego de la c o n -
diese a p r o v e c h a r p a r a a l u m b r a r l o s y desengañar- tradicción, y p a r a que tengan más fundamento,
los, así en su persona, haciendo m u c h a s peniten- no sobre a r e n a , sino sobre la peña viva, ha de
cias y orando de día y de noche, y d e r r a m a n d o preceder m u c h o examen y m u c h a consideración.
ríos de l á g r i m a s por ellos, y predicándoles y ense- Pareció novedad aquella m a n e r a de vida que s a n -
ñándoles las verdades de n u e s t r a s a n t a fe, y con- to Domingo proponía al papa; y por eso se dete-
venciéndolos con s u s disputas, como aconsejando nía. Y el demonio, que b a r r u n t a b a el g r a n d e d a -
á los capitanes, y a n i m a n d o á los soldados, y ex- ño que de ella le había de venir, procuraba c u a n -
hortando á todos los fieles católicos que enmenda- to podía estorbar tan santa obra, hasta que Dios
sen sus vidas, y encomendasen á Dios aquella descubrió su voluntad al pontífice con una visión
causa, y fuesen devotísimos de la Virgen María, semejante á la que para la confirmación de la o r -
n u e s t r a Señora, y que le rezasen con devoción den del bienaventurado san F r a n c i s c o precedió, y
el rosario, meditando los sagrados misterios de él; fué así: Estando el papa durmiendo u n a noche, le
DÍA 4 AGOSTO 245
parecía en sueños que la iglesia de San Juan de Sacramento, elevado en espíritu vio á Jesucristo,
Letrán se abría por todas partes y venía al suelo, nuestro Señor, en el aire, sentado en un trono
y que santo Domingo con g r a n denuedo ponía los real, con e x t r a ñ a representación de majestad y
h o m b r o s y la s u s t e n t a b a y tenía en peso. Con este grandeza. Tenía tres lanzas en la mano para a s o -
sobresalto despertó y conoció que Dios escogía al lar con ellas al mundo, y no pudiendo nadie r e -
santo varón p a r a reparo de su Iglesia, y así le sistir á su justo enojo, vio que la Reina de los
mandó llamar al otro día, y le animó y esforzó en ángeles, n u e s t r a Señora, se arrojó á sus pies, s u -
sus santos propósitos, y le aconsejó que pusiese plicándole tuviese misericordia de los que había
los ojos en las religiones a n t i g u a s y a p r o b a d a s redimido con su s a n g r e , y le presentó dos h o m -
por aquella santa silla, y que escogiese la regla bres, que fueron el mismo santo Domingo y san
de ellas que m á s le a r m a s e p a r a el instituto y ma- Francisco (que á este punto con divino espíritu
n e r a de vida que pretendía, y que volviese á él, había ido también á R o m a con intento de hacer
que él le concedería lo que deseaba. Y el santo, su esclarecida orden), y mostrando la piadosa ma-
acabado el concilio, tomada la bendición del sumo dre á su dulcísimo Hijo estos dos santos, le decía
pontífice, volvió á F r a n c i a con m u c h a alegría para que por la predicación de ellos y de sus hijos el
comunicar y conferir aquel negocio con sus c o m - mundo se reformaría y los pecadores harían peni-
pañeros. Y j u n t á n d o s e todos con el bienaventura- tencia de sus pecados. Con estos ruegos y ofreci-
do padre, y precediendo m u c h a oración, se r e s o l - mientos de la Virgen quedó más blando el Señor
vieron en el P r u l i a n o á tomar la regla del g r a n y aceptó para esta empresa á los dos capitanes
doctor de la Iglesia san Agustín, y las constitucio- valerosos que su Madre le ofrecía. De esta visión
nes y ceremonias particulares de la orden de P r o - quedó santo Domingo muy consolado y animado,
mostén, que en aquel tiempo era rigurosísima y y m u c h o m á s cuando, acabada su oración, salien-
de m u c h a penitencia y aspereza. Con esta resolu- do de la iglesia de San Pedro, topó en la calle al
glorioso san Francisco, que sin haberse visto antes
ción comenzaron en Tolosa á l a b r a r u n a casa de
se conocieron los dos, y santo Domingo se fué á él
san Román, acomodada para el estudio y recogi-
y le abrazó m u c h a s veces, dicióndole: «Compa-
miento de s u s personas, y por estar m á s d e s e m -
ñeros somos y criados de un mismo Señor, los
barazados para la predicación del Evangelio, que
mismos negocios tratamos, unos son nuestros i n -
el sumo pontífice le había encargado, de común
tentos, seamos á una; y n i n g u n a contradicción del
consentimiento hicieron renunciación y dejación
infierno será parte p a r a empecernos y desbaratar-
de todos los bienes, r e n t a s y heredamientos que
nos en el servicio de nuestro gran Señor.» Y así
tenían, haciendo donación de ellos á las monjas
se concertaron los dos bienaventurados patriarcas
de Nuestra Señora del P r u l i a n o .
en u n a perpetua y santísima amistad para romper
Con esta determinación tornó santo Domingo á por todo el m u n d o por la causa y h o n r a de Dios
Roma p a r a traer del papa confirmación y a p r o b a - como lo hicieron ellos, y después lo han hecho
ción de esta m a n e r a de vivir. Pero antes de llegar sus hijos: porque el Señor, que los había escogido
á Roma tuvo nueva cierta como el papa Inocen- para capitanes esforzados de su ejército, les dio
cio III (por cuyo mandato él iba) era muerto en ánimo, a r m a s y fuerzas para pelear y vencer, y
P e r u s a , á los 16 de julio, año de 1216 triunfar del enemigo. Y lo mismo se ha de e n t e n -
No hizo falta á santo Domingo la m u e r t e de der de las otras órdenes y religiones que Dios ha
aquel gran pontífice, porque Honorio, asimismo fundado en su Iglesia con particularísima provi-
tercero de este n o m b r e , que sucedió luega á I n o - dencia, p a r a grandísimo fruto de ella. Porque
cencio, le acogió b e n i g n a m e n t e , y con autoridad a u n q u e en diversos tiempos y por diferentes auto-
apostólica confirmó la orden de santo Domingo á res, medios y caminos, pero en todas (como g r a -
los 22 de diciembre del mismo año de 1216, como vemente lo dice el P. M. F r . Hernando del Casti-
parece por la bula de su confirmación. F u é s i n - llo, de la orden de santo Domingo) se conoce y
gular y maravilloso el consuelo que el santo p a - descubre la divina mano, que con supremo artifi-
triarca recibió de esta aprobación del vicario de cio las hizo, tomando por instrumento? á los hom-
Jesucristo, por ver cumplidos s u s deseos y por las bres que quiso, y cuando quiso, y como quiso.
g r a n d e s esperanzas que tenía que la gloria de Dios También se confirmó mucho santo Domingo en
se había de amplificar con s u s sudores y trabajos, s u s buenas esperanzas con otra revelación que
y de s u s hijos, y a p r o v e c h a r s e las almas, y ser tuvo después que alcanzó de la sede apostólica la
ilustrada y a m p a r a d a la fe católica; y tenía muy aprobación de su orden. P o r q u e un día, estando
ciertas prendas de ello por u n a revelación que la orando en la iglesia del príncipe de los apóstoles
misericordia divina le hizo, de esta m a n e r a : E s - San Pedro, y suplicando afectuosamente al Señor
tando santo Domingo u n a noche, en otras, en la que le encaminase para que él y su pobrecita com-
iglesia del bienaventurado apóstol San Pedro, en pañía acertasen á servirle en aquel tan g r a n d e
su a c o s t u m b r a d a oración, delante del santísimo
246 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
ministerio que le e n c o m e n d a b a , le aparecieron p r i m e r a que se edificaba, y en su tiempo, quiso
los gloriosos apóstoles san P e d r o y san Pablo, y que fuese modelo de las d e m á s . Y edificóla con
san Pedro le d i o un báculo en la m a n o , y san Pa- g r a n d í s i m a pobreza, haciendo u n a s celdicas tan
blo un libro abierto, diciendo: «Toma tu camino, pequeñas, que no cupiese más de un zarzo peque-
y vete sin tardanza á h a c e r el oficio que Dios te ño de m i m b r e s ó de c a ñ a s p a r a dormir, y u n a me-
m a n d a ; predicad el Evangelio tú y los tuyos, pues silla p a r a poder escribir, ó estudiar, y esto tan
p a r a eso os h a escogido el Señor.» Y acabadas pobre y tan vil, que daba testimonio de la g r a n d e
estas palabras le pareció que veía todos s u s discí- humildad y pobreza con que se fundaba la orden,
pulos, hijos y c o m p a ñ e r o s , que de dos en dos se y del divino espíritu de este glorioso p a t r i a r c a . El
iban predicando por el m u n d o . Esta revelación re- cual llegó á R o m a , y luego comenzó la m a n o de
creó también m u c h o el espíritu de santo Domingo Dios á d e c l a r a r s e m á s en su favor, para que en
y le d i o priesa p a r a que, tomando s u s despachos, aquella ciudad, que es cabeza del m u n d o , se p r e -
se partiese luego de R o m a p a r a Tolosa, en donde gonase la virtird de su siervo, y de allí se d e r r i b a -
halló á sus hijos, y comunicándoles la concesión se y viniese á noticia de todo el m u n d o . Dióle el
de la sede apostólica que traía, y la vocación á que papa Honorio III la iglesia de San Sixto p a r a que
Dios le llamaba, los exhortó para que todos se apa- allí se recogiese ó hiciese cifra en forma de m o -
rejasen á ser de v e r a s predicadores evangélicos y nasterio, y ayudó p a r a la labor Iiberalmente. Y
p e r e g r i n a r por todo el m u n d o á imitación de los era cosa maravillosa ver el concurso de la gente
apóstoles, y á dar la vida por el Señor. Y puesto que acudió al bienaventurado padre, por consuelo
caso que el conde Simón de Monfort, el arzobispo en s u s trabajos, por consejo en s u s negocios, y
de Narbona, el obispo de Tolosa y otros g r a n d e s por remedio espiritual y corporal en s u s necesida-
personajes sentían m u c h o que aquellos padres se des. Y e r a t a n t a la opinión que iba cobrando, que
fuesen de sus t i e r r a s y con razones h u m a n a s se lo en m u y pocos días tuvo en su compañía cien reli-
quisiesen estorbar, m a s á todos respondía el santo giosos. Y por orden del papa y como comisario
varón, lleno de espíritu del cielo, y decía: «Ya yo suyo acabó u n a cosa m u y dificultosa, que fué r e -
sé lo que en esta parte tengo de hacer; n i n g u n o coger las monjas (que estaban r e p a r t i d a s en m u -
nie estorbe, porque yo soy m a n d a d o , y Dios h a d e c h a s p a r t e s , casillas y beateríos, y no vivían con
ser obedecido.» tanto recogimiento como convenía) en un m o n a s -
Con esta resolución, el día de la Asunción de terio en que g u a r d a s e n c l a u s u r a y la forma de
n u e s t r a S e ñ o r a del año de 1217, j u n t a n d o á sus vivir conveniente á su estado, y se les proveyese
hijos y confiriendo con ellos el modo que se había de todo lo necesario p a r a s u s almas y p a r a s u s
de tener en adelante, y en profesar la n u e v a regla cuerpos. Y el papa acordó que la casa de san S i x -
y constituciones que traía confirmadas del papa, to, que se l a b r a b a p a r a los frailes, se acabase para
hizo que de común consentimiento eligiesen todos las monjas, y ellos se pasasen á Santa Sabina,
por su prelado al santo varón F r . Mateo, de na- que era iglesia principal, y p a r a esto les d i o las
ción francés, llamándole abad de los otros r e l i - casas que allí tenía, y e r a n palacio apostólico.
giosos, en quien comenzó y se acabó este título Allí d i o s a n t o Domingo á s u s religiosos el hábito
y n o m b r e de abad de la orden. Y la causa de blanco y el escapulario que hoy t r a e n , por haber-
h a c e r á F r . Mateo superior fué el encendido d e - le dado n u e s t r a Señora al deán de la iglesia de
seo que tenía santo Domingo de irse á tierra de Orlienes, llamado Reginaldo, famosísimo doctor
moros á predicar el Evangelio y ser despedazado en derechos y lector de la universidad de P a r í s ; el
por la fe de Jesucristo, y p a r a este efecto había cual á la sazón había venido á R o m a con deseo
ya dejado c r e c e r la barba. P e r o antes de partirse de a c e r t a r á servir al Señor perfectamente. Y h a -
él entendió en enviar s u s hijos por el m u n d o . A biendo caído malo de u n a enfermedad m u y peli-
E s p a ñ a envió c u a t r o , los cuales fueron F r . G ó - grosa, por las oraciones de santo Domingo le sanó
mez, F r . Miguel de Uzero, F r . Pedro Madrino y la Virgen, y le apareció y le mostró aquel hábito,
F r . Domingo. A P a r í s envió al abad F r . Mateo y diciéndole que aquél era el vestido de la orden
otros seis c o m p a ñ e r o s , y otros á otras partes, dan- que buscaba. Quedó Reginaldo del todo sano y
do á todos la orden que habían de tener en la libre, y puesto en las m a n o s del santo p a t r i a r c a
predicación del Evangelio, en la g u a r d a de la r e - tomó aquel hábito é hizo profesión en su orden.
gla y en la fundación de los m o n a s t e r i o s . Y por Y santo Domingo mandó q u i t a r á todos s u s frailes
m u c h o que procuró la ida á los moros, Dios se las lobas y sobrepellices de canónigos r e g l a r e s
la estorbó; p o r q u e no está en m a n o s de los h o m - que antes tenían, y los vistió de hábitos y escapu-
bres escoger oficio en la casa de Dios. F u é l e for- larios blancos, con los m a n t o s n e g r o s , como a h o -
zoso á santo Domingo dar vuelta á R o m a , después ra los traen, y la sacratísima Virgen los había
de h a b e r s e detenido algo en el edificio de la casa mostrado á F r . Reginaldo. Allí también se ocupó
de San R o m á n de Tolosa, que por h a b e r sido la el bienaventurado padre en leer en el sacro p a l a -
DÍA 4 AGOSTO 247
ció el Evangelio de san Mateo y las epístolas de tener sed de la salud de los h o m b r e s sacan con
san Pablo cada día p a r a entretener y e n s e ñ a r la gozo y alegría el a g u a de las fuentes del Salvador
gente que c o n c u r r í a á él, y desde entonces se creó p a r a repartirla en las plazas, no solamente para
un nuevo oficio del maestro del sacro palacio, que la h a r t u r a de las almas que tienen sed, sino t a m -
hasta hoy persevera en los frailes de santo Domin- bién p a r a que sea saludable remedio y medicina
go, siendo el glorioso padre el primero de todos. contra la ponzoña de las á n i m a s enfermas. Y por-
Habiendo estado algún tiempo en R o m a s u s - que m á s e n t e r a m e n t e conozcáis el sincero afecto
tentándola con s u s oraciones y admirándola con que tenemos á los dichos frailes, hemos tenido por
su vida, a l u m b r á n d o l a con su doctrina, espantán- bien de r o g a r o s á todos, amonestaros, y por letras
dola con s u s milagros, y moviendo á todos á la apostólicas m a n d a r o s , que así como lo habéis co-
enmienda de la vida, al menosprecio del m u n d o y menzado loablemente, así por la reverencia de la
perfecto a m o r de Dios, y enviado á F r . R e g i n a l - sede apostólica y nuestra, los tengáis mucho más
do á Bolonia, y á otros santos hijos suyos por Ita- afectuosamente por encomendados, y les deis la
lia, se determinó el glorioso padre á venir á Espa- mano con beneficios y limosnas, de tal m a n e r a ,
ña para c o m u n i c a r á los reinos de Castilla (donde que á Dios tengáis propicio y á nos obliguéis á
había nacido) los resplandores de su doctrina, y seros m u c h o más favorable y benigno. Dada en Vi-
s e m b r a r en aquella tierra, de la cual, regada con terbo á los 20 de marzo, en el cuarto año de nuestro
la lluvia del cielo, e s p e r a b a g r a n cosecha p a r a pontificado, que fué el de 1220.» Y otra bula como
e n c e r r a r l a en las trojes del Señor. Llegó santo ésta despachó el sumo pontífice Honorio para
Domingo á Segovia, en donde predicó el Evangelio la ciudad de Segovia. Con estos favores de la sede
algunos días con g r a n d e aprovechamiento de las apostólica, y m u c h o m á s con los del cielo, que
almas, y hoy se m u e s t r a un humilladero á la par- continuamente daba Dios á santo Domingo y á
te del río labrado en m e m o r i a de los s e r m o n e s sus hijos, se extendió m u c h o en E s p a ñ a su sagra-
que allí predicaba á los segovianos. Y en el c o n - da religión, y se fundaron muchos conventos den-
vento de Santa Cruz, que comenzó el santo padre tro de m u y pocos años, y se convirtió i n n u m e r a -
en aquella ciudad, hay u n a cueva donde él se r e - ble multitud de gente á m á s rigurosa vida y á
cogía á o r a r y á s u s ordinarias disciplinas, que hacer áspera penitencia de sus pecados.
está rociada por todas partes de su s a n g r e . De Después de haber cumplido con los reinos de
allí pasó á Madrid, donde halló a l g u n o s de los h i - E s p a ñ a y dado asiento en las cosas de la orden
jos que había enviado á España, muy bien r e c i b i - se partió el santo patriarca para Italia, y pasando
dos, amados y respetados de todo el pueblo, por por Zaragoza fué á Tolosa á ver su primera casa,
el g r a n d e ejemplo de vida con que florecían. Aquí la cual él a m a b a m u c h o por haberle dado Dios
predicó el santo padre con m u c h o aprovechamien- allí las primicias de s u s trabajos. Y después de
to y reformación de las costumbres, y admiración h a b e r consolado á los hijos que en ella estaban
de los oyentes, y comenzó un monasterio de mon- con su vista y dádoles los avisos que le pareció
j a s de su orden, que a u n q u e á los principios fué para la observancia de las cosas sustanciales y
pobre y pequeño, después creció en m u c h o n ú - ceremoniales de su religión, tomó el camino para
mero de religiosas, r e n t a s y edificios, y se llama P a r í s , en donde estaba su orden asentada, y la
Santo Domingo el Real. La villa de Madrid mos- casa tenía treinta frailes con mucho concierto. Y
tró tan g r a n d e devoción (por respeto del santo de allí partió para Italia, y llegó á Bolonia en el
padre) á s u s hijos é hijas, y les hizo tantas y tan mes de septiembre del año 1219, y fué recibido
buenas o b r a s que, habiéndolas sabido el papa Ho- con g r a n d í s i m a alegría de sus hijos, especialmen-
norio, le escribió un breve dándole gracias por lo te del bendito Reginaldo, á quien por su virtud y
que había hecho por los frailes predicadores; el ferviente celo de la honra de Dios amaba m u c h o .
cual refiere el P . F r . H e r n a n d o del Castillo, y Halló allí muchos religiosos nuevamente admiti-
es del tenor siguiente: «Honorio, obispo, siervo dos á esta santa m a n e r a de vida y las cosas de la
de los siervos de Dios, á los a m a d o s hijos de todo religión tan puestas en su punto, que aun de las
el pueblo de Madrid, salud y apostólica bendición. ceremonias fáciles y cosas menudas se hacía gran-
—Agradable y acepto nos h a sido entender que dísimo caudal; y él los acrecentó, y recibió otros
n u e s t r o s a m a d o s hijos los frailes de la orden de muchos varones de gran lustre y santidad en su
los predicadores que moran en Madrid los habéis orden, y los envió á diversas partes p a r a que la
recibido con e n t r a ñ a s de caridad y los abrigáis multiplicasen y propagasen. Y dejando en Bolonia
loablemente con oficios de piedad, en lo cual en- las cosas concertadas, partió p a r a Roma, donde
tendemos que hacéis a g r a d a b l e servicio á Dios; negocios de grande importancia le llamaban.
porque e n t r e las b u e n a s obras con que le s e r v i - Después de h a b e r cumplido con ellos y enviado
mos a p e n a s se halla otra que m á s le agrade que al bienaventurado F r . Jacinto con otros religiosos
el s o c o r r e r con misericordia á aquellos que por á predicar á Polonia, ó instituido otra orden de la
248 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
tercera regla, que se llamaba la milicia de J e s u c r i s - v u e s t r a virtud ó de la ajena. El venerable y santo
to, m u y provechosa en aquel tiempo p a r a defen- n o m b r e de la castidad es como la vida, que con
der la autoridad de la Iglesia, salió de R o m a para m u c h a facilidad se pierde y con n i n g u n a fuerza
visitar algunos conventos de Italia, y volvió á se cobra.» Después los exhortó al a m o r de Dios, á
Bolonia, donde celebró el p r i m e r capítulo general la observancia de su regla y al acrecentamiento
de su orden; en el cual se establecieron m u c h a s de su orden con palabras t i e r n a s , amorosas, e n -
cosas muy i m p o r t a n t e s p a r a el buen progreso de cendidas y venidas del cielo, como verdadero pa-
ella. A u n q u e los religiosos que allí se j u n t a r o n no d r e q u e se despedía d e s u s dulces hijos, y rogóles
consintieron que el santo padre dejase la adminis- que le e n t e r r a s e n á los pies de s u s h e r m a n o s
tración y gobierno que como padre, fundador y difuntos. Y a u n q u e lo que dijo de la limpieza y
pastor tenía de su religión, como él lo pretendía virginidad lo dijo con s a n t a intención p a r a h o n r a
h a c e r , alegando su insuficiencia á las obligaciones de Dios y aviso de s u s hijos, y sin r e p u n t a de vana-
de aquel oficio (tanta e r a su h u m i l d a d ) . Acabado gloria, después le vino escrúpulo, llamó al prior,
el capítulo se quedó en Bolonia, y envió á F r . Jor- y se confesó de esto como si fuera g r a n culpa:
dán á P a r í s , y él, pasados algunos días, se fué tanta era la p u r e z a de su á n i m a y el recato de
á visitar algunos conventos, y á fundar otros de s u s p a l a b r a s . Trujáronle á su instancia el Viático
nuevo. Finalmente, tornando á Bolonia, y c e l e - y s a c r a m e n t o de la Unción, y lo recibió todo con
brado el segundo capítulo g e n e r a l , que fué el pos- g r a n d í s i m a devoción, a y u d a n d o él mismo y repon-
trero que celebró en su vida, cayó en u n a recia y diendo al sacerdote, y rezando con los religiosos
mortal enfermedad, de la cual luego entendió que los salmos que en aquel oficio se dicen, conforme
llegaba ya aquella dichosa h o r a en que había de al uso de la Iglesia. Y como todos s u s hijos se
ser desatado de la cárcel de su cuerpo y ver al enterneciesen m u c h o y d e r r a m a s e n copiosas y vi-
Señor. P o r q u e poco antes, estando en oración, le vas lágrimas, y le declarasen cuan solos y cuan
había aparecido el mismo Señor, y díchole: «Ven, desconsolados y tristes los dejaba, él los consoló
amigo, ven; e n t r a ya á poseer los verdaderos g o - y les d i o esperanza que después de muerto les
zos.» Y por esto, conociendo que se moría, no sería de m á s provecho que vivo, y los encomendó
podía disimular el contento que le c a u s a b a el ver con p a l a b r a s afectuosas al Señor. Y t o r n a n d o á
llegar aquel término á que o r d e n a b a la vida y los e n c a r g a r l e s el a m o r fraternal, la humildad p r o -
trabajos de ella. Mandó l l a m a r á todos los novi- funda y la pobreza voluntaria y evangélica, m a n d ó
cios de aquel convento, que no e r a n pocos, y desde á s u s frailes que comenzasen el oficio de los que
las tablas donde estaba echado y envuelto en j e r - están en la agonía de la muerte; y ellos comen-
g a (que c a m a no la tenía, ni la consentía) les hizo zaron á r e c o m e n d a r á Dios el a l m a de su santo
u n a amorosa y t i e r n a plática, exhortándolos al p a d r e , y luego á los principios, cuando se dice
a m o r de Dios y á la perseverancia en el estado aquella devotísima a n t í f o n a : «Socorred, santos
que habían comenzado. Confesóse con el prior ge- de Dios, salid al camino, ángeles b i e n a v e n t u r a -
n e r a l m e n t e , y acabada la confesión s a c r a m e n t a l dos;» salió ella de la cárcel de s u c u e r p o , y los
habló á los m á s ancianos de la casa, y despidióse ángeles la llevaron al descanso eterno del cie-
de ellos de esta m a n e r a : «Hijos, h e r m a n o s míos, lo. Murió el bienaventurado confesor un viernes
á quienes he tenido siempre en el a l m a y llevaré á las doce l l o r a s del día, aho del Señor de 1221,
conmigo, no os duela v e r m e partir de entre v o s - á los 6 días del mes de agosto, siendo de edad
otros; porque el bien de h a b e r dejado el mundo por de c i n c u e n t a y un años. Su cuerpo fué e n t e r r a -
Dios es poder partir de él como yo parto a h o r a . do con g r a n solemnidad, hallándose presente el
Lo menos que del suelo se nos p e g a r e es lo mejor cardenal Hugolino, legado del papa, que había
que hay en él; y p a r a a s e g u r a r aquella vida se h a sido muy g r a n d e amigo suyo, y dijo la misa c a n -
de perder ésta. Ya he llegado al postrer trance; tada, y por s u s propias manos le puso en la se-
quiero descubriros un secreto p a r a v u e s t r a edifi- pultura que abrieron los frailes en el suelo de la
cación y gloria del Señor. Hasta la h o r a que estoy iglesia, como el santo lo había querido en vida.
h a sido la misericordia de Dios servida de g u a r - Halláronse también el p a t r i a r c a de Aquileya, al-
d a r m e la virginidad y limpieza con que nací. Y si g u n o s arzobispos, obispos y prelados, é i n n u m e -
la mano de Dios no h a sido conmigo escasa en rable multitud de gente, q u e c o n c u r r i e r o n á h o n -
esto, tampoco lo será con vosotros; tenedlo, hijos, r a r y r e v e r e n c i a r al santo, y pedir por él mercedes
por cierto; m a s m u c h o os h a de costar lo que y favores al Señor. El cual, para glorificarle m á s ,
tanto vale. Es m e n e s t e r velar y o r a r , y sobre todo obró por su intercesión m u c h o s y g r a n d e s m i l a -
h u i r del trato y familiaridad de m u j e r e s . No fiéis gros, s a n a n d o de todo g é n e r o de enfermedades á
vuestra limpieza de ocasiones, que cualquiera es los que venían á su s e p u l t u r a , y al mismo tiempo
g r a n d e p a r a destruiros, y n i n g u n a m a y o r que el hizo a l g u n a s revelaciones á siervos suyos, p a r a
descuido ó seguridad fundada en la confianza de declarar la gloria que tenía en el cielo el que tan
DÍA 4 AGOSTO 249
bien la había merecido en la tierra. Y con estos santo Domingo le respondió: «Ya yo sé que no
testimonios del cielo, y con el espíritu y nuevo merezco tanto bien como ése; m a s si Dios me die-
fervor q u e el santo padre de allá les envió, queda- r a á escoger m u e r t e por su servicio, fuera p a r a
ron s u s hijos consolados de la a u s e n c i a de su ben- mí m u y regalada, que desnudándome primero
dito padre, que parecía no tener consuelo, y tan me cortáredes las manos y los pies, y me a r r a n -
animados á imitarle y seguir s u s pisadas y servir cáredes la lengua, y después los ojos, y dejando
de v e r a s al Señor, como si entonces lo comenza- el cuerpo un poco b a ñ a r s e en su propia s a n g r e ,
ran á h a c e r . Después se trasladó el cuerpo de san- al cabo quitáredes la cabeza de los hombros.»
to Domingo á otro sepulcro m á s honroso el año De aquí vino que preguntándole u n a vez u n clé-
de 1533, y sexto del pontificado del papa Grego- rigo, espantado de las cosas santas y maravillosas
rio IX, y en el octavo le canonizó, y le puso en el que predicaba, y dicióndole: «Padre: ¿dónde h a -
catálogo de los santos á los 28 de agosto, y m a n d ó lláis estas lindezas, y en qué libro aprendéis?»
que su fiesta se celebrase á los 5 de agosto, que Respondió santo Domingo: «En el libro de c a r i -
fué el día antes de su m u e r t e , a u n q u e el papa dad, que es el mejor de todos.» P a r a llegar á la
Paulo IV ordenó en n u e s t r o s días que se celebrase c u m b r e de tan alta perfección como él tuvo, y
á los 4 de agosto (como se hace) por estar el quin- consiste en esta caridad, procuró el santo padre
to ocupado en la fiesta de n u e s t r a Señora de las e c h a r por cimiento u n a humildad profundísima,
Nieves. Esta fué la vida de este patriarca. deseando ser menospreciado, hollado y tenido en
poco de los h o m b r e s por a m o r de Dios. Y así el
Pero ¿quién podrá explicar la excelencia de s u s
tiempo que estuvo en F r a n c i a predicando á los
eminentes y heroicas virtudes, y los tesoros que
herejes iba de buena g a n a á los lugares de Carca-
Dios e n c e r r ó en su á n i m a benditísima? Sacóle el
sona y su comarca porque allí le escupían y m a l -
Señor tan perfecto discípulo suyo y maestro de los
trataban, y h u í a de Tolosa porque en ella le
otros, que toda la Iglesia le tiene por vivo retrato
h o n r a b a n . Antes de e n t r a r en cualquiera villa ó
de toda perfección y santidad. Tenía sobre todas
ciudad, hincado de rodillas, se ponía en oración,
las cosas u n a caridad tan ferviente que parecía
y pedía á Dios que no mirase s u s culpas, y que
a n d a r abrasado en a m o r del Señor y a r r o j a r lla-
por e n t r a r en aquel pueblo no mostrase contra él
m a s p a r a encender á los demás. De este a m o r
su i r a y por sus pecados le castigase: ¡hasta dónde
procedía n u n c a verse harto de trabajos, de sufrir
puede llegar el conocimiento y sentimiento de
y padecer por Dios. Con este a m o r a n d a b a n e g o -
u n a alma de veras humilde! Ofreciéronle con
ciando por ir á t i e r r a de infieles y m o r o s por e n - m u c h a constancia tres obispados, y él con no
s e ñ a r l e s las n u e v a s del Evangelio y d e r r a m a r su menos constancia los desechó, teniéndose por
s a n g r e por Cristo. De este a m o r nacía ponerse indigno, y decía que antes h u y e r a y se fuera con
m u c h a s veces á g r a n d e s dificultades y peligros, un báculo peregrinando por el m u n d o , que tomar
los cuales le parecían manjar suavísimo; decía obispado ni dignidad en la Iglesia. Amaba mucho
que deseaba que todos los h o m b r e s y las piedras, la pobreza y holgábase de t r a e r viles y pobres
y los condenados (si fuera posible), a m a r a n á Dios hábitos, y esta pobreza encomendaba mucho á
y le reconocieran y s i r v i e r a n . Efecto de este mismo s u s frailes, teniendo por indicio de liviandad en
amor e r a el llorar las culpas ajenas tan a m a r g a - el religioso la curiosidad en el vestido. Pedía li-
m e n t e como si fueran propias, y castigarse y disci- mosna de puerta en puerta por los lugares, y
plinarse por ellas, h a s t a d e r r a m a r la s a n g r e en tomaba lo que le daban con una profunda h u m i l -
m u c h a a b u n d a n c i a , y toda la diera de buena g a n a dad, teniéndose por indigno de recibirlo; y así
si con ella pudiera e x c u s a r algún pecado en s u s solía, hincadas las rodillas en el suelo, tomar el
prójimos. L a s noches que suelen ser descanso de pan ó cualquiera otra cosa de las que le ofrecían
los trabajos tenía él dedicadas p a r a hacer peniten- de limosna p a r a su comida, y besarlo y a g r a d e -
cias por los pecados que en el pueblo en donde es- cerlo como si le hicieran señor de todo el mundo:
taba se cometían. Este mismo a m o r le hacía q u e - que no estimaba en menos ser pobre por J e s u -
r e r ser vendido y e n t r e g a d o á los moros para resca- cristo. Esta misma humildad y amor de la p o b r e -
tar el hijo de la viuda, y q u e r e r s e d a r por siervo y za resplandeció mucho en el andar tantos y tan
esclavo, por librar á uno que estaba en poder de largos caminos, en invierno y en verano, con
herejes. P u e s ¿qué diré del ansia y deseo que tuvo calores y fríos, á pie y descalzo. Y por huir la os-
tan encendido de m o r i r por Cristo, no u n a vez, tentación y conservar mejor la humildad, cuando
sino m u c h a s , no con ligeros tormentos, sino crue- entraba por los lugares, entonces se calzaba los
lísimarnente y poco á poco, teniendo la m u e r t e zapatos, y en saliendo de poblado se los quitaba.
por vida y el martirio por descanso? P o r donde Y no menos mostró este espíritu y celo de p o b r e -
como un hereje que había salido á matarle, sin za en la dejación que hizo de los bienes y r e n t a s
poder ejecutar su deseo, u n día le dijese: «Si por que le habían dado para el convento de Tolosa,
tal camino p a s a r a s , no estuvieras tú ya vivo;»
TOMO III
32
250 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
y en h a b e r establecido que se g u a r d a s e esta p o - en toda su vida; y lo que m á s e n c o m e n d a b a á s u s
breza evangélica en su orden, y echado su m a l - religiosos era que siempre hablasen de Dios, ó con
dición á los que no la g u a r d a s e n , y castigado Dios. E r a maravilloso el respeto que tenía á todas
s e v e r a m e n t e á a l g u n o s frailes que pretendían las otras ó r d e n e s y religiosos, y así, c u a n d o iba á
sacar dispensación del papa para relajar la po- a l g u n a parte, la p r i m e r a visita era á los monasterios
breza, y el h a b e r edificado s u s casas con t a n t a de los religiosos, y decia que con n i n g u n a especie
estrechez, y con celdas tan angostas y pobres, de conversación, ó estado de gente, se a l e g r a b a
como se h a dicho, y mandado cesar el edificio del tanto su espíritu como con los que profesaban la
convento que se había comenzado en Bolonia por perfección evangélica y h a b í a n hecho divorcio
parecerle que desdecía de aquel espíritu humilde con el mundo; y amonestaba á todos que hiciesen
y pobre que Dios había plantado en su corazón. lo mismo, y a m a s e n y reverenciasen las religiones
P u e s ¿qué diré de la aspereza y penitencia de este y religiosos, como parte de la Iglesia católica tan
santísimo varón? A m á s de ser su vestido tan vil preciosa y de tanto valor.
y pobre como se h a dicho, traía u n áspero cilicio ¿Quién podrá explicar las otras virtudes de este
y u n a cadena de hierro ceñida al cuerpo, y casi glorioso santo? ¿Aquella fe viva, aquella esperanza
cosida y pegada á las c a r n e s . N u n c a tuvo celda, s e g u r a y cierta en el Señor? ¿Aquella espiritual y
ni cama, ni l u g a r particular, ni conocido para divina providencia? ¿Aquella fortaleza y p e r s e v e -
dormir. Su c a m a era a l g u n a p e ñ a de los altares, ó r a n c i a en las b u e n a s obras? ¿Aquella castidad
sentado en el suelo, ó en u n escaño. T r e s veces se virginal? ¿Aquella paciencia admirable y amable
disciplinaba cada noche con u n a cruel disciplina mansedumbre? ¿Aquel menosprecio de sí y del mun-
de h i e r r o , que tenía tres r a m a l e s , h a s t a d e r r a m a r do? ¿Aquel aprecio y ansia del cielo, y, finalmen-
s a n g r e con m u c h a a b u n d a n c i a . La primera por s u s te, todas las o t r a s virtudes de este ángel h u m a n o ,
pecados. La s e g u n d a por los de s u s prójimos. La ó varón divino? Sería n u n c a a c a b a r si quisiésemos
t e r c e r a por las á n i m a s del p u r g a t o r i o . Su comida referir aquí lo que en esta m a t e r i a gravísimos au-
era u n perpetuo a y u n o . N u n c a comió c a r n e , sino tores escriben. Mas puesto caso que por brevedad
m a n j a r e s de c u a r e s m a , y esto con e x t r a ñ a t e m - calle las d e m á s , no quiero dejar de decir del don
planza. Y como u n a vez en F r a n c i a los herejes tan subido y e m i n e n t e de la oración y familiaridad
por disfamarle hubiesen publicado que era h o m b r e para con Dios que tuvo este santo patriarca. P o r -
que se regalaba, el santo p a r a d e s e n g a ñ a r l o s y que de esta fuente y de este trato tan continuo
p a r a que aquella infamia no le fuese estorbo p a r a con el Señor m a n a r o n los a r r o y o s de las o t r a s
su predicación y provecho de las a l m a s se a p o - virtudes y las o b r a s maravillosas que Dios hizo
sentó en una casa de ciertas mujeres nobles, a u n - por él. Decía cada día misa, en la cual d e r r a m a b a
que tocadas de la herejía, y toda la c u a r e s m a él y t a n t a s l á g r i m a s que le c o r r í a n h a s t a el suelo, y
s u s compañeros a y u n a r o n á pan y agua, discipli- parecía imposible poder un h o m b r e llorar tanto. A
n á r o n s e terriblemente, d u r m i e n d o en el suelo y doquiera que tomase la media noche, en ventas
m u y poco, j u n t a n d o en uno la penitencia r i g u r o s a ó en campo, despertaba á s u s c o m p a ñ e r o s p a r a
con el celo abrasado y caridad fervorosa del bien que alabasen á Dios y rezasen s u s maitines con
de las a l m a s . Y así fué Dios servido que s u s hués- m u c h a devoción. Estando en los conventos era
pedes, a d m i r a d o s de aquel género de vida, se con- continuo en el coro, y el p r i m e r o de todos, así de
virtiesen á la fe católica, y otros m u c h o s herejes noche como de día. E r a continua y tan fervorosa
que lo supieron, y que se deshiciese aquella falsa su oración, y estaba a l g u n a s veces en ella tan
opinión del regalo que ellos habían publicado. Con a r r e b a t a d o , y con tan g r a n d e s sentimientos, l á -
ser santo Domingo tan r i g u r o s o p a r a sí, era sobre- g r i m a s y suspiros, que despertaba á los frailes sin
m a n e r a piadoso y blando p a r a los subditos, y advertir á ello. Otras veces quedaba tan elevado y
dispensaba con ellos fácilmente, y j a m á s consigo. tan fuera de sí, como si v e r d a d e r a m e n t e h u b i e r a
Y cuando el oficio de prelado le obligaba á c a s - perdido los sentidos. Otras se levantaba en el aire
tigar y r e p r e h e n d e r las culpas ajenas, a g u a r d a b a totalmente, y se q u e d a b a el cuerpo suspenso, sin
siempre tiempo y sazón p a r a hacerlo con m a y o r llegar á la tierra, con la v e h e m e n c i a de la ora-
suavidad y provecho. Acaecióle ver por s u s ojos ción: en la cual le hizo Dios m u c h a s y muy r a r a s
a l g u n a s culpas y pasar por ellas con disimulación, mercedes, y fueron tantas, que él mismo descubrió
como si no las viera, y á su tiempo las corregía, á un g r a n d e amigo suyo que n i n g u n a cosa había
j u n t a n d o con la severidad de juez la m a n s e d u m b r e pedido j a m á s á nuestro Señor que no la h u b i e r a
y a m o r de padre. F u é tan compuesto y modesto alcanzado. Y no es maravilla, porque fué devotí-
en el hablar, que los que le conocieron y trataron simo s o b r e m a n e r a de la Virgen M a r í a , n u e s t r a
casi toda su vida, siendo e x a m i n a d o s en el proceso Señora, y tenía tan g r a n confianza en su p a t r o -
de su canonización, testificaron que n u n c a le h a - cinio y protección, que n u n c a comenzó ni acabó
bían oído palabra ociosa, ni descompuesta, ni libre cosa notable que no fuese. precediendo m u c h a y
DÍA 4 AGOSTO 251
muy continua oración á n u e s t r a S e ñ o r a , y por su con él, al fin salió santo Domingo p a r a confesar-
intercesión impetraba lo que q u e r í a de su b e n d i - le, y entrando en la iglesia por divina revelación
tísimo Hijo. conoció que era el demonio, y le reprehendió
De aquí vino que el demonio tuvo tanta ojeriza á s p e r a m e n t e , y le mandó salir de allí y que no
con santo Domingo cuando oraba, y que p r o c u r a s e inquietase á los siervos de Dios. Y asi luego des-
estorbarle y a u n acabarle si pudiera. P o r q u e u n a apareció, dejando en la iglesia un intolerable
vez, estando el santo o r a n d o u n a noche en Santa hedor á m a n e r a de piedra azufre, con g r a n d e
Sabina delante del altar, le arrojó desde lo alto de espanto de todos los presentes.
la iglesia u n a piedra g r a n d í s i m a que, pasando por Los milagros que nuestro Señor obró en vida
la cabeza del santo, le tocó en el capillo de su há- y m u e r t e por santo Domingo fueron tantos y tan
bito, y se hizo pedazos en^el suelo, que hoy día g r a n d e s , que p a r a escribirlos sería menester
se ven en aquel sagrado templo, en m e m o r i a del h a c e r un largo tratado. Tuvo don de profecía,
milagro. Y santo Domingo no por eso se movió del libró m u c h o s endemoniados, sanó g r a n número
lugar donde estaba, ni se mudó, ni alteró. Otra vez, de dolientes de cualquier género de enfermeda-
estando en la m i s m a iglesia rezando, se le puso des, y restituyóles entera salud. Resucitó tres
delante de los ojos en figura de fraile de su hábito, m u e r t o s , el uno hijo de u n a matrona r o m a n a ,
m u y compuesto y m u y devoto; pero fuera de tiem- llamada Guntadona, que frecuentaba los s e r m o -
po y obediencia, p a r a inquietarle y desasosegarle nes de santo Domingo, y volviendo un día del
de su oración. Otra vez v i o al demonio en traje y s e r m ó n halló m u e r t o á su hijo, y con g r a n fe y
forma h u m a n a que a n d a b a solícito de u n a parte dolor le llevó al santo delante de m u c h a gente, y
á otra. Conocióle y díjole: «¡Oh bestia cruel! ¿Qué el bienaventurado padre llegó al muerto, é hizo
haces aquí?» Respondióle el demonio: «Ando en mi sobre él la señal de la cruz, asióle de la mano y
oficio, y en fin siempre gano.» «Y ¿qué puedes tú levantóle vivo. Supo el papa Honorio este m i l a -
g a n a r en el dormitorio» (dijo el santo?) «Que duer- gro, y d i o gracias á Dios por él, y mandó que se
man (dice) m á s ó menos de lo necesario, que se le- predicase en los pulpitos. Suplicó santo Domingo
vanten de m a l a gana, ó que no se levanten á mai- al papa que no m a n d a s e tal cosa, porque de otra
tines; y aun c u a n d o me dan m á s licencia, m a y o r e s m a n e r a se iría á predicar á tierra de infieles.
males les hago.» «Y en la iglesia (dijo santo D o - Y a u n q u e el papa le dio este contento, el caso se
mingo) ¿qué mal les haces?» «Que vayan tarde, sin divulgó en R o m a tanto como si se predicara.
g a n a y sin g u s t o , y que estén allí pensando en La gente por devoción le cortaba el hábito, que
cosas del mundo.» Del refectorio dijo que allí les era corto, y apenas llegaba á las rodillas, y q u e -
tentaba p a r a que coman m á s ó m e n o s de lo n e - riendo sus frailes estorbar esto, les decía el san-
cesario. P r e g u n t a n d o del locutorio, respondió con to padre: «Dejadlos, no les quitéis su devoción.»
g r a n d e s risadas que era suyo todo aquel lugar, El otro muerto que resucitó fué un oficial, el
pues allí se contaban n u e v a s impertinentes, y se cual, andando en la obra del monasterio de San
decían p a l a b r a s ociosas y de m u r m u r a c i ó n , y Sixto, y abriendo los cimientos, cayó sobre él
que cuanto g a n a b a n en las otras partes los frailes un paredón y le mató, con gran lástima de los
tanto venían á perder en ella. Llevóle al capítulo frailes y de santo Domingo, que era autor del
y huyó de allí diciendo: «Este lugar es p a r a mi el edificio, y sentía mucho que se comenzase con
propio infierno; p o r q u e aquí se vienen á r e p a r a r s a n g r e . Hizo oración por él, y el muerto r e s u -
los frailes de los males que toda la vida les h a g o . citó. P e r o el tercero fué mucho más ilustre y
Aquí son amonestados y reprehendidos de s u s famoso por las circunstancias que en él concu-
culpas. Aquí los confiesan, y aquí los perdonan;» r r i e r o n . Este fué un caballero mozo, llamado N a -
y diciendo esto desapareció. Otra vez, en figura poleón, sobrino del cardenal Estófano de F o s s a -
de un mozo galano y bien tratado, vino al c o n - nova, hijo de su h e r m a n a , el cual, corriendo un
vento y pidió al sacristán (cuyo era este oficio) un caballo, cayó y se hizo pedazos, y luego murió,
padre, que le oyese de penitencia. El sacristán se al tiempo que estaba santo Domingo en San Sixto
le trujo, y el fingido penitente comenzó á pintar con el cardenal Estéfano y otros cardenales, dando
algunos pecados suyos deshonestos con tan sucio asiento en las cosas de las religiosas de aquella
y abominable artificio, que el confesor, por poner casa. Sintióse mucho este desastre, y cuando santo
cobro en su alma, le dejó sin a c a b a r la confesión. Domingo lo supo se fué á decir misa, y al tiempo de
Lo mismo le sucedió con otros cuatro confesores alzar el santísimo Sacramento, j u n t a m e n t e se fué
que no pudieron a c a b a r de oir aquella fingida levantando por el aire un gran codo encima de la
confesión por no recibir detrimento en la pureza tierra, á vista de todos. Acabada la misa se fué á
de s u s a l m a s . Y como el demonio todavía instase donde el cuerpo estaba, y comenzó á concertar
que viniese algún fraile que le oyese de peniten- con sus manos los brazos y las piernas que esta-
cia, y se quejase de la poca caridad que usaban ban quebrados, y así como estaba en pie se puso
252 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
en oración profundísima, y después hizo sobre el ril h a n triunfado de la c a r n e , del m u n d o y del i n -
difunto la señal de la cruz, y levantando los ojos fierno, viviendo como ángeles del cielo en cuerpo
y las m a n o s al cielo, dijo en voz alta: «Napoleón, m o r t a l . Son tantos los hijos de este bienaventura-
en n o m b r e y virtud de n u e s t r o Señor Jesucristo, do patriarca, que no tienen cuento, y tan e s c l a r e -
levántate luego.» Obedeció luego la m u e r t e al cidos, que uno solo bastara p a r a i l u s t r a r cualquiera
Autor de la vida, y Napoleón, que había estado religión. P u e s el fruto que de los trabajos y su-
muerto desde la m a ñ a n a h a s t a después de medio dores suyos y de s u s hijos se h a seguido en todo
día, á vista de los cardenales y de toda la otra gente el m u n d o , así en la e n s e ñ a n z a y reformación de
que había concurrido, se levantó, habló y pidió de las c o s t u m b r e s de los fieles, como en la c o n v e r -
comer, y comió y bebió como sano quedando t o - sión de los infieles á n u e s t r a s a n t a fe, y especial-
dos atónitos de tan e x t r a ñ a maravilla. Mas a u n - mente en resistir á los herejes y perseguirlos con
que este milagro h a y a sido tan esclarecido, y los s a n a doctrina, vida ejemplar y autoridad apostóli-
otros que obró este glorioso p a t r i a r c a son i n n u - ca, mejor es callarlo que decir poco, habiendo
merables, y de tan g r a n provecho p a r a la Iglesia tanto que decir. Todo esto se debe al b i e n a v e n t u -
del Señor, á mi ver el m a y o r de todos es la i n s t i - rado santo Domingo, como á patriarca é institui-
tución, progreso y propagación de la ilustrísima dor de tan ilustre y s a g r a d a religión, la cual,
y santísima orden que él fundó, para tanta gloria siendo obra de tales m a n o s , no podía ser otra, ni
de Dios y beneficio de la s a n t a Iglesia. P o r q u e si el santo varón dejar de ser eminentísimo y g r a n -
se m i r a el tiempo en que Dios envió á santo D o - dísimo amigo de Dios, y riquísimo de los dones
mingo al m u n d o y los pecados, g u e r r a s , divisio- y g r a c i a s que p a r a o b r a tan admirable eran m e -
nes y calamidades que había en él, no se puede nester.
n e g a r sino que él le escogió p a r a que le a l u m b r a - F u é santo Domingo m e d i a n o d e c u e r p o , pero
se con su luz, y le inflamase con el a m o r de su m u y h e r m o s o , el rostro largo y aguileno, la barba
Criador y Señor, de cuyo conocimiento estaba algo roja, y el cabello; el color del rostro m u y
tan apartado. P u e s si se consideran las a r m a s y blanco, pocas c a n a s , y a l g u n a s m á s en la cabeza
a y u d a s con que él comenzó obra tan g r a n d e , vere- que en la barba. Tenía la cabeza m u y poblada de
mos que un h o m b r e pobre y descalzo, y desnudo cabello, sin m u e s t r a s ni e n t r a d a de calvo; la voz
de sí y de todo favor h u m a n o , y vestido sólo del en el pulpito muy alta y de buen metal, sin p e s a -
espíritu del cielo, se tomó á brazos con todo el d u m b r e de los o y e n t e s . E r a flaco de su c o m p l e -
m u n d o , y contrastó s u s o n d a s , vientos y altera- xión, y con las penitencias m á s acabado de lo que
ciones, y alcanzó victoria de él. P u e s ¿qué diré s u s años pedían. De los ojos y de la frente parecía
de los frutos que se h a n seguido de esta raíz y a l g u n a s veces que salían como r a y o s , ó r e s p l a n -
planta bendita? ¿Qué de los hijos tantos y tan g l o - dor de luz, que le hacía respetar de los que le oían
riosos que h a tenido este santísimo patriarca? ¿A y t r a t a b a n . Escribió de la vida de santo Domingo
un san R a i m u n d o de Peñafort, confesor de reyes ocho libros F r . Teodorico de Apoldía, religioso de
y pontífices; á un santo T o m á s de Aquino, luz su religión, por o r d e n del séptimo g e n e r a l de ella,
y maestro de toda la Iglesia católica; á un san que refiere Surio en el cuarto tomo de las Vidas
P e d r o , m á r t i r , a m p a r a d o r de la fe y cuchillo de de los santos; san Antonino, tercera, parte, tít. 23,
los herejes; á un san Jacinto, espejo de santos cap. 12, y en los siguientes; J u a n Garzón, De los
confesores; á un san Vicente F e r r e r , apóstol de varones ilustres de la orden de predicadores; Mar-
su tiempo; á un san Antonino, arzobispo de F l o - co Antonio Flaminio, Francisco Diacecio, obispo
rencia, dechado de santos prelados; á u n a s a n t a de Fiésoli, y últimamente el P. F r . H e r n a n d o del
Catalina de Sena, tan regalada y entretenida de Castillo, en la historia de su orden.
Jesucristo, su dulce Esposo, y á tantos otros bien- (P. Ribadeneira.)
a v e n t u r a d o s hijos é hijas, que en n ú m e r o y v i r -
tud resplandecen en la s a n t a Iglesia católica como SAN A R I S T A R C O , O B I S P O Y M Á R T I R . — E r a este santo
estrellas en el firmamento? No se pueden contar judío de nación, vivía en Tesalónica, habiendo
ni dignamente a l a b a r los i n n u m e r a b l e s y s a n - sido instruido en la fe por el apóstol san Pablo,
tísimos hijos que como pimpollos de u n a h e r - y sido su c o m p a ñ e r o . Cuando el apóstol partió á
mosísima planta y como sarmientos de una Efeso á predicar el Evangelio le a c o m p a ñ ó A r i s -
fecundísima cepa h a n brotado de la clarísima tarco, permaneciendo con él todo el tiempo que
religión de santo Domingo; los m á r t i r e s , los con- allí estuvo, y ambos trabajaron en bien de la reli-
fesores, los doctores que han ilustrado la Iglesia gión, compartiendo los trabajos del apostolado.
católica; los obispos, c a r d e n a l e s y s u m o s pontífi- Poco faltó que no pereciera con Cayo en el tumul-
ces que la han regido y g o b e r n a d o ; las monjas que to que en aquella ciudad promoviera un platero
debajo de su regla y disciplina h a n conservado la con pretexto de la estatua de Diana. Siguió á san
flor de su virginidad, y vencida la flaqueza muje- Pablo en los viajes que éste hizo á Corinto y á Je-
DÍA 4 AGOSTO 253
rusalén, e m b a r c á n d o s e j u n t o s p a r a R o m a el año SANTA PERPETUA, Y LOS SANTOS NAZARIO, Y AFRICANO.
60 de Jesucristo. El apóstol en su c a r t a á los colo- —Santa P e r p e t u a era u n a m a t r o n a r o m a n a que
senses h a c e mención del santo, cuando dice: «Os fué bautizada y enseñada por el apóstol san Pedro,
saluda Aristarco, que es mi c o m p a ñ e r o en la p r i - y con s u s exhortaciones y ejemplos convirtió d e s -
sión.» Nada se sabe de este santo después de la pués á su hijo Nazario y á su marido Africano,
m u e r t e de san Pablo. Leemos en el Martirologio que fueron también bautizados por el príncipe de
romano que fué ordenado obispo de Tesalónica por los apóstoles. Su ocupación preferente era visitar
el mismo apóstol, y que m u r i ó mártir. y consolar á los cristianos que estaban detenidos
en las prisiones, y e n t e r r a r sus cuerpos después
SAN EUFRONIO, OBISPO Y C O N F E S O R — E n su j u v e n t u d del m a r t i r i o . Acompañada de éstas y otras escla-
entró este santo en el estado eclesiástico y llegó á recidas virtudes, murió s a n t a m e n t e en el Señor á
ser obispo de T o u r s , debiendo tan sólo su eleva- principios del siglo I I .
ción á las e m i n e n t e s virtudes y alta capacidad que
en él habían resplandecido. Estando vacante aque- SANTA CENTOLA, Y SANTA ELENA, YÍR6ENES Y MÁRTIRES.
lla silla, el pueblo y clero de T o u r s pidieron á G o - —Padecieron estas santas en el territorio de Bur-
tario I se interesase p a r a que fuese elegido E u f r o - gos en tiempo de los emperadores gentiles. S i e n -
nio, y, efectivamente, el rey, que conocía el mérito do Centola muy buena cristiana, fué por esto
de este santo sacerdote, logró vencer su r e p u g - acusada al señor de aquella tierra, quien al
nancia y que aceptase el cargo pastoral. La c e r e - ver la constancia de la bendita virgen en c o n -
monia de la consagración se hizo en 556, y el año fesar y predicar á Jesucristo, la entregó á Egli-
siguiente el nuevo obispo asistió ya al concilio de sio, legado suyo, p a r a que la atormentase si
P a r í s , en el que se publicaron m u c h o s sabios r e - no mudaba de propósito. No dejó éste tormento
glamentos tocante á los bienes eclesiásticos, á la ninguno de los que la crueldad de los infieles
ordenación de los obispos y á los matrimonios ilí- usaba entonces contra los cristianos que no eje-
citos. La ciudad de T o u r s experimentó los efectos cutase en la santa doncella. Mandóla colgar y des-
de su ilustrada caridad, pues hallándose a r r u i n a - coyuntar en el caballete, y magullar con varas de
da por los estragos de u n a g u e r r a civil contribuyó hierro, y con peines abrir surcos en sus c a r n e s
á reedificarla casi toda, alimentando á los pobres benditas. No apagada aún la sed de su crueldad, le
por su c u e n t a y arbitrando medios para o c u r r i r á hizo cortar los pechos, y meterla así en la cárcel
los gastos de la reparación. En 566 convocó un p a r a que se desangrase. Todo lo padecía Centola
concilio en su ciudad episcopal, que se llama el con ánimo igual y tranquilo, sin balancear un
segundo de T o u r s , y en el que se hicieron veinti- punto de su primera resolución. En este estado
siete cánones sobre disciplina. A pesar de las se presentó en la prisión Eglisio, y siendo i n s u l -
pruebas de p a r t i c u l a r afecto que recibía continua- tado por la santa la mandó cortar la lengua,
mente de parte del rey C a r i b e ñ o , no iba á su cor- y presentándose también allí mismo en aquella
te más que r a r a vez y con m u c h a r e p u g n a n c i a . ocasión Elena, virgen cristiana y esforzada, el
Caminando un día p a r a ir á ella, de repente mudó prefecto las hizo degollar á las dos, siendo así
de parecer, y se volvió á su diócesis, diciendo á c o m p a ñ e r a s en la virginidad y en la palma del
los que le a c o m p a ñ a b a n que su viaje e r a ya inútil, martirio. F u é este martirio en la diócesis de B u r -
porque el rey a c a b a b a de m o r i r , lo cual efectiva- gos, donde se veneran s u s reliquias, ignorándose
mente fué así. San Gregorio de T o u r s , que fué la época de su m u e r t e .
por muchos a ñ o s testigo de las acciones de E u -
fronio, dice que estuvo favorecido con el don de SAN ELEÜTERIO, M Á R T I R — F u é senador romano y
milagros, y que fué admirable en todo h a s t a su familiar del emperador Maximiano. Habiendo ce-
dichosa m u e r t e , acaecida el día 4 de agosto del dido á las insinuaciones de su noble y bondadoso
año 572. corazón, abrazó la religión cristiana, y vivió en
medio de la corte con toda la pureza y santidad
SAN TERTULINO, PRESBÍTERO Y M Á R T I R — F u é instruí- de sus divinas máximas, hasta que publicados
do en los misterios de la fe y bautizado por el papa los edictos imperiales contra los fieles confesó
san Esteban, y que algún tiempo después lo ordenó públicamente á Jesucristo, y fué preso, a t o r -
de sacerdote. Ejerció las funciones de su m i n i s t e - mentado y por fin degollado en Constantinopla el
rio con admirable santidad, y d u r a n t e la persecu- año 303.
ción del emperador Valeriano fué cruelmente apa-
leado, quemados los costados, deshecha la cara, SANTA IA, Y SUS COMPAÑERAS, M Á R T I R E S — P o r los
estirado en el potro, azotado con nervios, y años de Jesucristo 360 mandó Sapor, rey de Per-
finalmente, habiéndole degollado en Roma, consu- sia, que todos los habitantes de sus dominios t r i -
mó el m a r t i r i o . butasen adoración ó incienso á s u dios. Los c r i s -
254 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
tianos de aquellas regiones prefirieron la m u e r t e e n t r e sí los dos buenos casados el sueño ó revela-
á m a n c h a r s e con la nota de apostasía, y en un ción que habían tenido, dieron p a r t e de ello al
solo día fueron pasados á cuchillo m á s de n u e v e 1
sumo pontífice Liberio, al cual la Virgen había
mil, e n t r e los cuales sobresalió por su valor y a d - hecho la m i s m a revelación. Convocóse el pueblo,
mirable fe s a n t a la, mujer ya anciana, que les j u n t ó s e el clero y ordenóse u n a devota procesión.
a n i m a b a á todos á los tormentos y que fué la ú l t i - Llegados al monte, hallaron cubierto de nieve un
m a en a c a b a r la vida. espacio muy bastante p a r a u n a iglesia capaz, s e -
ñalóse el l u g a r p a r a ella, y de la hacienda de los
SAN AGABIO, OBISPO Y CONFESOR—Fué el tercer obis- caballeros devotos de la Virgen luego se comenzó
po de Verona, recomendable por su piedad y por á labrar, y se acabó s u n t u o s a m e n t e . Esta fué la
la inocencia de s u s c o s t u m b r e s . Dejó á s u s s u c e - p r i m e r a iglesia que se edificó.en R o m a con t í t u -
sores g r a n d e s ejemplos de caridad con los pobres lo y advocación de n u e s t r a Señora. Llamóse al
y de todas las virtudes, y murió en paz ilustre en principio N u e s t r a Señora de las Nieves, por el
milagros. milagro que aquí queda referido; y también la
basílica ó templo de Liberio, por h a b e r a c a e c i -
SAN PR0TAS10, MÁRTIR.—Sábese solamente que es do este milagro en su tiempo, y después se llamó
venerado en la ciudad de Colonia desde los p r i - basílica de Sixto, por h a b e r el papa Sixto, tercero
meros siglos. Los bolandistas son de parecer que de este n o m b r e , sucesor de Celestino, renovado y
es el mismo san Protasio que se celebra con san reedificado aquella iglesia, a d o r n á n d o l a con exce-
Gervasio el día 19 de j u n i o . lentes i m á g e n e s y p i n t u r a s s a g r a d a s . Tuvo a s i -
mismo n o m b r e de Santa María del Pesebre, por
SAN LUANO, Ó LUGIDO, ABAD Y CONFESOR.-Murió h a b e r s e puesto en u n a capilla de dicha iglesia el
en 622. pesebre en que Cristo, n u e s t r o Señor, recién n a -
cido, fué reclinado en el portal de Belén. Mas
Dia 5 d e s p u é s , como en R o m a se hubiesen edificado
m u c h a s y m u y g r a n d e s iglesias de n u e s t r a S e ñ o -
NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES, Ó DEL PESEBRE.— ra, dieron á esta de las Nieves título de Santa Ma-
Celebra la s a n t a Iglesia la fiesta de N u e s t r a Se- ría la Mayor, p a r a diferencia de las demás, y
ñ o r a de las Nieves á 5 de agosto, por la razón que m o s t r a r la excelencia que tiene sobre todas las
aquí diré: Siendo sumo pontífice Liberio, h u b o que hay en aquella ciudad, la cual así como en
en R o m a un caballero m u y noble y rico, lla- las demás cosas m u e s t r a su g r a n piedad, así en la
mado J u a n Patricio, el cual estaba casado con devoción de la s a c r a t í s i m a Virgen se e s m e r a m u -
u n a señora principal, ó igual s u y a en todo, de la cho y se aventaja sobre las otras ciudades del
cual al cabo de m u c h o s años no tenía hijos. Y m u n d o . P o r q u e cierto es cosa que pone a d m i r a -
a u n q u e los deseaban m u c h o estos caballeros, pero ción y causa devoción el considerar los m u c h o s y
como e r a n tan temerosos de Dios como ricos, y magníficos templos que hay de la Virgen en R o m a ,
no m e n o s piadosos que ilustres, c o n f o r m á b a n - y que el clero y casi todas las religiones que hay
se con su voluntad, entendiendo que no darles en ella están debajo de la protección y tutela de
sucesión era lo que mejor les estaba; pues así lo la santísima V i r g e n , y tienen iglesia p a r t i c u -
o r d e n a b a él con su paternal providencia. E r a n lar suya p a r a s e r v i r l a y h o n r a r l a . P o r q u e dejan-
m u y devotos de la Virgen M a r í a , n u e s t r a Señora, do a p a r t e las iglesias, colegiatas de canónigos
y d e t e r m i n a r o n tomarla por h e r e d e r a de s u s g r a n - seglares, como son las de Santa María T r a n s t i -
des riquezas. Y p a r a a c e r t a r mejor á servirla h i - berín, y la de la R o t u n d a , y la de Santa María en
cieron g r a n d e s plegarias, limosnas y b u e n a s obras, vía Lata, y no h a b l a n d o de la de Santa M a r í a de
suplicándola que los e n c a m i n a s e y mostrase en la Estrada, que es de los padres de la Compañía
qué obra quería que ellos gastasen su h a c i e n d a de J e s ú s (que es religión de clérigos reglares), y
en su servicio. Oyó la Reina del cielo las o r a c i o - pasando en silencio otras m u c h a s iglesias parti-
n e s que con tanto afecto J u a n Patricio y s u mujer culares y de m e n o s n o m b r e , la religión de la c a r -
le hacían; y u n a noche, que fué la precedente al tuja tiene en R o m a por su principal m o r a d a el
quinto día de agosto, cuando los calores son e x - nuevo templo de Santa María de los Ángeles, la
cesivos en R o m a , habló e n t r e s u e ñ o s á los dos, de santo Domingo el de N u e s t r a S e ñ o r a de la Mi-
cada uno por sí, y díjoles que la m a ñ a n a siguiente n e r v a , la de san F r a n c i s c o el de Nuestra S e ñ o r a
fuesen al collado Ezquilino, y que en la parte de de A r a Coeli, la de los e r m i t a ñ o s de san Agustín
él que hallasen cubierta de nieve le edificasen u n el de Nuestra Señora del Pópulo, la de los canóni-
templo, donde ella fuese h o n r a d a de los fieles, y gos r e g l a r e s del mismo padre san Agustín el de
que haciendo esto se tendría por su h e r e d e r a y N u e s t r a Señora de la Paz, la del Carmen el de
bien servida. La m a ñ a n a siguiente confirieron N u e s t r a S e ñ o r a T r a n s p o n t i n a , la del Monte Olive-
DÍA 5 AGOSTO 255
te el de N u e s t r a Señora la Nueva, la de los s e r v i - juez, y tuvo lugar u n interrogatorio célebre que
tas el de S a n t a María in Vía. De m a n e r a que si nos h a conservado R u i n a r t , después del cual pro-
bien se m i r a todas las religiones están debajo de nunció el juez esta sentencia: «Mandamos que la
las alas y a m p a r o de la Virgen, y casi todas tienen cortesana Afra, que dice ser cristiana, sea q u e -
en R o m a templos (y m u c h o s de ellos m u y suntuo- m a d a viva por h a b e r rehusado sacrificar á los
sos) de su advocación, en los cuales ella es r e v e - dioses.» Al momento se apoderaron de ella los
renciada, y m á s p a r t i c u l a r m e n t e en este de las verdugos, y la llevaron á u n a isla que forma el río
Nieves, c u y a fiesta se celebra hoy, y por esto se Licus, cerca de la ciudad, donde le quitaron sus
llama S a n t a María la Mayor, y el Señor en ella h a vestidos y la a m a r r a r o n á un poste. Al rededor de
obrado g r a n d e s maravillas por los ruegos de su éste p r e p a r a r o n la h o g u e r a , y d u r a n t e los prepa-
benditísima M a d r e . A esta iglesia mandó san Gre- rativos, así como después de haberle pegado fuego,
gorio el Magno que viniese la solemne procesión Afra no cesaba de dirigir al cielo fervorosas a c -
de todos los estados y condiciones de gente que ciones de g r a c i a s por la merced que el Señor le
había en R o m a , cuando aquella cruel y horrible dispensaba. Así acabó esta santa la c a r r e r a de la
pestilencia la asolaba y destruía. De esta iglesia vida, recibiendo la palma del martirio el día 7 de
ordenó Estéfano, papa segundo de este n o m b r e , agosto del año 304, muriendo también martirizada
que saliese otra procesión para aplacar la ira del toda su familia, que había sido bautizada con ella
Señor. Y León IV, en tiempo de Lotario, empe- por san Narciso, obispo de Gerona, el cual había
rador, con otra procesión q u e mandó h a c e r desde ido á la Recia por negocios importantes de la Igle-
la iglesia de San Adriano, m á r t i r , á la de santa sia, volviendo después á su diócesis.
María la Mayor, libró la ciudad de R o m a de u n a
serpiente cruel y venenosa que la inficionaba. Y SAN EUSIGNIO, MÁRTIR—Era soldado romano, y h a -
san Martín, papa, estando celebrando en ella, y bía llegado á la edad de ciento y diez años, cuando
queriendo Olimpio, exarco, prenderle ó matarle un día, estando en Antioquía, viendo las atrocida-
por orden del emperador, su amo, que era hereje, des que contra los fieles cometía el emperador
quedó ciego y no pudo salir con su intento por no Juliano el Apóstata, lleno de fervor y celo por la
h a b e r permitido la sacratísima Virgen que en religión de Jesucristo, se presentó al emperador,
aquel templo suyo se cometiese tan g r a n maldad. y le echó en cara su ceguedad y el furor á que se
Y otros m u c h o s milagros h a obrado el Señor en entregaba. Al mismo tiempo le recordó la piedad
aquel templo, y obra cada día por intercesión de y todas las virtudes del gran Constantino, á cuyas
su p u r í s i m a Madre, la cual preside en él. Y con órdenes él había servido. Indignado el tirano de
haberlo escogido por m o r a d a y tabernáculo suyo, verse reprendido por un soldado, mandó que le
hizo mayor beneficio á J u a n Patricio y á su mujer cortasen la cabeza, y el ilustre veterano consumó
que si les h u b i e r a alcanzado de Dios hijos, los su gloriosa c a r r e r a con la corona del martirio.
cuales ya estuvieran acabados, y no h u b i e r a m e -
moria de ellos como a h o r a la h a y . Y j u n t a m e n t e SAN MEMIO, OBISPO.—Fué natural de R o m a , ciuda-
con este hecho nos enseñó cuan bien empleadas dano distinguido, y vivió en tiempo de los apósto-
son las h a c i e n d a s que se gastan en edificar, h o n - les. E n a m o r a d o de la doctrina evangélica, se con-
r a r y e n r i q u e c e r los templos, y c u a n bien r e m u - virtió á la fe cristiana y fué bautizado por san
n e r a la R e i n a del cielo los servicios que los fieles Pedro. Poco después le consagró obispo el mismo
le hacen acá en la t i e r r a . (P. Ribadeneira.) apóstol y le envió al territorio de Marne, el cual
convirtió á Jesucristo, fundando la iglesia de Cha-
LA CONMEMORACIÓN DE VEINTITRÉS SANTOS MÁRTIRES. lons y siendo su p r i m e r obispo. Créese que murió
—En la vía Salaria y Vieja en tiempo del empera- en paz á principios del siglo II. Sus reliquias se
dor Diocleciano fueron degollados estos santos por g u a r d a n todavía en la catedral de Chalons, y se
la fe, siendo sus cuerpos sepultados en la m i s m a cuentan m u c h o s milagros obrados por s u inter-
vía Salaria en lo alto de la cuesta. cesión.

SANTA AFRA, MÁRTIR—Durante la cruel y bárbara SAN CASIANO, OBISPO Y CONFESOR-Casi nada se sa-
persecución suscitada contra los cristianos por el be de cierto de este santo obispo. Dícese que había
e m p e r a d o r Diocleciano, Maximiano Hércules, co- nacido en Egipto y que fué elevado al episcopado
lega de aquel príncipe, ejerció inhumanidades sin en el Oriente, y se añade que en consecuencia de
cuento en la Italia, en el África, la Recia, la Nori- una visión pasó al Occidente cuando Constantino
ca y la alta P a n n o n i a , cuyo gobierno le había c a - el Grande se hubo declarado en favor del cristia-
bido en s u e r t e . En A u s b u r g o , en la Recia, prendie- nismo, y que habiendo ido á parar á las Galias, san
ron entonces á una mujer, llamada Afra, que había Retico, obispo de A u t ú n . l e hizo e n t r a r al servicio
sido prostituta. Gondujéronla á la presencia del de su iglesia. En este estado se hizo respetar tan
256 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
u m v e r s a l m e n t e por s u s afamadas virtudes, que dad de la religión que a n u n c i a b a . Sabidos estos
fué elegido para suceder á san Retico, m u e r t o progresos de la fe por el papa san Silvestre, llamó
poco tiempo a n t e s de la celebración del concilio á su presencia á P á r i s , alabó su santo propósito,
de Nicea. I g n ó r a s e hasta qué año vivió, pero hay le consagró obispo y le mandó otra vez con su
motivos para c r e e r que su m u e r t e no fué antes del bendición apostólica á T e r n o , c u y a ciudad e r a ya
año 330. toda cristiana. Elevado á tan alta dignidad, r e d o -
bló el santo s u s esfuerzos, y correspondió de un
SAN OSWALDO, REY Y M Á R T I R . - F u é rey de N o r - modo tan satisfactorio á la confianza de la Iglesia,
t h ú m b e r l a n d , en I n g l a t e r r a . Después de la muerte que antes de su m u e r t e v i o toda su diócesis puri-
de su padre Etelfrido se v i o obligado á refugiarse ficada de los e r r o r e s de la idolatría. Resplandeció
e n t r e los pictos, y después á Irlanda, porque E d - en milagros toda su vida, y murió t r a n q u i l a m e n t e
vino, que se había apoderado de su reino, quería el día 5 de agosto del año 346.
asesinarle. D u r a n t e su retiro de los negocios c o -
noció la religión cristiana y la abrazó, volviendo SAN EMIGDIO, OBISPO Y M Á R T I R . - O r d e n a d o por san
en seguida á su patria, y derrotando en u n a g r a n Marcelo, papa, envióle á Ascoli, en la m a r c a de
batalla á Cada-Wello, rey de los antiguos b r e - Ancona, para predicar el Evangelio, donde reci-
t o n e s , q u e en ella perdió la vida. Antes de e n t r a r bió la corona del m a r t i r i o en tiempo del e m p e r a -
en acción Oswaldo había m a n d a d o h a c e r u n a g r a n dor Diocleciano.
cruz de m a d e r a que plantó él mismo sobre u n a al-
t u r a , gritando en seguida á s u s soldados que se SANTA NONA.—Madre de san Gregorio Nacian-
p r o s t e r n a s e n ante el signo de la redención, y que ceno.
suplicasen al Dios de las batallas se dignase con-
cederles la victoria. El sitio donde había estado Día 6
clavada aquella cruz se llamó en adelante Campo
del cielo, siendo el p r i m e r trofeo de la fe cristiana LA GLORIOSA TRANSFIGURACIÓN DEL S E Ñ O R — C e l e b r a la
erigido en aquellas c o m a r c a s . El santo rey, v e n - Iglesia católica á los 6 de agosto el misterio altí-
cedor de sus enemigos, d i o g r a c i a s al cielo por los simo y regaladísimo de la gloriosa transfiguración
favores que le dispensaba, fué generoso y cle- de nuestro Señor Jesucristo, porque v e r d a d e r a -
mente, y poseyó todas las virtudes de un príncipe mente es un g r a v e testimonio del misterio de la
cristiano. Su reinado es m e m o r a b l e por las sabias Santísima Trinidad y del de la e n c a r n a c i ó n y ma-
leyes que d i o á su pueblo y por el e n g r a n d e c i - gisterio del Hijo de Dios, y de la gloria con que
miento que procuró á la religión de Jesucristo en ha de venir á j u z g a r los vivos y los m u e r t o s , y
s u s estados. Había ya gozado a l g u n o s a ñ o s de reformar los ñacos y corruptibles cuerpos, y
perfecta paz, cuando P e n d a , rey de los mercios, conformarlos con el s u y o , y de g r a n d e alivio y
le declaró g u e r r a , y el santo rey perdió la vida descanso p a r a todos los hijos de Adán, que
en la batalla de Marsefeld el año 642. La Iglesia a n d a m o s n a v e g a n d o con tantos trabajos y peli-
le v e n e r a desde entonces sobre los altares, y al- gros entre las ondas y tempestades p a r a el p u e r -
g u n o s martirologios le dan el título de m á r t i r . to tranquilo de n u e s t r a bienaventurada eternidad.
La ocasión que tomó el Señor para t r a n s f i g u r a r s e
LOS SANTOS CANTIDIO, CANTIDIANO, Y SÓBELO, M Á R T I - fué ésta: Luego que san P e d r o , a l u m b r a d o con la
RES.—Padecieron martirio en Egipto y d e r r a m a r o n luz del cielo, confesó que Jesucristo, n u e s t r o S a l -
su s a n g r e por la fe en el siglo III. Sus reliquias vador, era Hijo de Dios vivo, y en premio de esta
o b r a r o n m u c h o s milagros, y s u s n o m b r e s se e n - confesión el Señor le prometió darle las llaves del
c u e n t r a n en todos los martirologios griegos y l a - reino de los cielos, j u n t a m e n t e comenzó á avisar
tinos de la m á s r e m o t a a n t i g ü e d a d . á s u s discípulos que h a b í a de padecer m u c h o en
J e r u s a l é n de los escribas y príncipes de los s a -
SAN PÁRIS, OBISPO Y C O N F E S O R . - N a c i ó en Atenas, cerdotes, y que había de m o r i r á s u s m a n o s , y
y habiendo salido muy aventajado en las letras después de m u e r t o resucitar; porque habiendo
s a g r a d a s y en todos los estudios eclesiásticos, vino por boca de san Pedro establecido su divinidad, y
á Occidente, instado por san Basilio el G r a n d e , su asentádose en los pechos de los apóstoles que e r a
íntimo amigo. Llegado á T e r n o , ciudad de Italia, Dios é Hijo de Dios v e r d a d e r o , quiso que e n t e n -
y viendo que s u s habitantes yacían a ú n en las diesen que de tal m a n e r a era Dios, que j u n t a m e n -
s o m b r a s de la idolatría, empezó á predicar con te era h o m b r e , y que había tomado n u e s t r a c a r n e
tanto celo el Evangelio, que al poco tiempo la p o - p a r a padecer en ella, y e n t r e g a r s e á la m u e r t e
blación presentaba un nuevo aspecto. A fuerza por su voluntad, y p a g a r con ella n u e s t r a s c u l -
de razones y milagros convenció de falsedad al pas; pero de tal m a n e r a , que la m i s m a m u e r t e ,
paganismo, é hizo brillar m á s cada día la divini- | que parecía vencedora, quedase vencida y debajo
DÍA 6 AGOSTO 257
de s u s pies. Y como P e d r o , por el a m o r que le del Señor, y h a b e r su divina Majestad obrado en
tenía, no entendiendo el misterio de la cruz le él cosas tan sublimes y misteriosas. Subió Cristo,
quisiese desviar de aquel propósito, el Señor le nuestro Salvador, al monte, como lo solía hacer
reprehendió por aquel afecto h u m a n o y carnal otras veces, p a r a estar toda la noche en oración,
con que le pretendía estorbar. Y de aquí tomó y p a r a e n s e ñ a r n o s que la soledad y el silencio son
ocasión p a r a p r e d i c a r n o s la abnegación y mortifi- m u y á propósito p a r a este santo ejercicio, y g r a n
cación de nosotros mismos, y el tomar cada uno estorbo la inquietud y bullicio, y que para recibir
su cruz y seguirle, y perder la vida por él para los resplandores de la luz divina y alcanzar la
g a n a r l a , y no a m a r l a por no perderla. Y añadió perfección debemos dejar los valles y los lugares
que el Hijo del h o m b r e había de venir en gloria y bajos, y subir á la c u m b r e de las virtudes, donde
majestad p a r a d a r á cada juno el premio de s u s el alma se transforma en Dios. Y no menos subió
obras, y que a l g u n o s de sus discípulos, que e s t a - el Señor al monte p a r a transfigurarse y mostrarse
ban allí presentes, a n t e s de morir le verían en su glorioso en él, porque después había de subir al
reino. P u e s p a r a confirmar lo que san Pedro h a - monte Calvario, y ser allí desfigurado y muerto en
bía confesado con la voz y testimonio del P a d r e cruz. A u n q u e en el monte Tabor, solitario y apar-
eterno, y p a r a que cuando le viesen m o r i r no se tado, delante de pocos discípulos, manifestó la
escandalizasen, y entendiesen que e r a señor de gloria de su cuerpo, y en el monte Calvario, en
la vida y de la m u e r t e , y que moriría por su v o - presencia de toda la ciudad de Jerusalén, su i g -
luntad, y había de resucitar, y no menos p a r a nominia y afrenta, para e n s e ñ a r n o s la estima que
que no se les hiciese tan áspero y fragoso el c a - debemos tener de las cosas, é irnos á la mano y
mino del cielo, ni pensasen que la doctrina de refrenar el apetito de la h o n r a y gloria vana, y no
Cristo toda se r e m a t a b a en mortificación, abnega- temer la d e s h o n r a y los juicios de los h o m b r e s
por a m o r del Señor. Finalmente, subió al monte
ción, cruz, a m a r g u r a s y penas, y desmayasen y
porque c o m ú n m e n t e Dios suele m o s t r a r su gloria
perdiesen el ánimo en las m u c h a s y graves difi-
en los montes, porque están más cerca del cielo y
cultades que en seguirle se les habían de ofrecer;
m á s apartados de los hombres, como se ve en la
quiso el Señor transfigurarse y darles un breve
Majestad de Dios que se descubrió á Moisés en el
gusto de su gloria, y u n a como m u e s t r a y vislum-
monte Sinaí, que, como dice san Hilario, fué u n a
bre del premio que habían de tener y de la b i e n -
figura de la Transfiguración. Estando, pues, el Se-
a v e n t u r a n z a que h a b í a n de alcanzar. P a r a esto
ñor en este monte, se puso (como escribe san
dicen los s a g r a d o s evangelistas que tomó consigo
Lucas) en oración, y parece que debía ser de noche
á Pedro, Diego y J u a n , su h e r m a n o (que e r a n los
cuando esto sucedió, porque los apóstoles estaban
m á s queridos y familiares discípulos s u y o s , y con
muy cargados de sueño, y porque el mismo san
quienes solía t r a t a r las cosas más secretas, y los
Lucas dice que, bajando al día siguiente del monte,
que después le habían de ver desfigurado y puesto les salió al encuentro g r a n d e multitud de gente,
en agonía, y sudando s a n g r e en el huerto), y los dando á entender que la noche antes habían estado
llevó á un monte alto y apartado, y se transfiguró en el monte; y así es de creer que fué un m a r a -
delante de ellos. Llevó el Señor á tres discípulos, villoso y suavísimo espectáculo ver al Señor en
que es n ú m e r o bastante p a r a testigos, y no m á s , medio de la oscuridad y tinieblas de la noche r e s -
porque como q u e r í a que este s a g r a d o misterio plandecer m á s que el sol, como adelante se dirá.
estuviese encubierto y se callase, y en sabiendo
m u c h o s u n a cosa fácilmente se rezuma y d e r r a - Haciendo Cristo su oración se transfiguró delante
ma, no llamó á los demás. No dice el texto e v a n - de s u s discípulos, los cuales, despertando de aquel
gélico á qué m o n t e los llevó el Señor; pero la pesado sueño, le vieron glorioso el rostro, y todo
c o m ú n opinión y tradición es que fué el monte el cuerpo m á s claro y resplandeciente que el m i s -
Tabor, que está cerca de la ciudad de Nazaret, y, mo sol, y s u s vestiduras más blancas que la nieve.
como dice san J e r ó n i m o , está en medio del cam- Vieron j u n t a m e n t e á Moisés y á Elias, que e s t a -
po de Galilea, y es redondo y altísimo. Y el ban á sus lados, y le tenían en medio, llenos de
mismo san J e r ó n i m o , y Beda, y san J u a n D a m a s - majestad, participando de recudida de la luz y
ceno afirman que la transfiguración se hizo en el gloria que salía del Señor, y hablando con él del
monte Tabor, tan ilustre por la victoria que en él exceso y muerte que para cumplir las profecías
alcanzaron B a r a c y Débora de Sisara, capitán había de padecer en Jerusalén. No mudó el Señor
general de Ibain, rey de Canaán; y mucho m á s la sustancia de su cuerpo, sino vistióle de una
por h a b e r enseñado el Señor en él, y predicado nueva claridad, la cual, ó penetró la sustancia de
aquel largo y admirable s e r m ó n del monte, que todo su cuerpo y las partes más interiores de él,
es u n a s u m a y epílogo de toda la doctrina y p e r - á la m a n e r a que estarán los santos en el cielo, y
fección evangélica. San Pedro llama á este monte un cristal lúcido y transparente, y así lo insinua-
santo, por h a b e r sido pisado de los santos pies ban san Jerónimo y san J u a n Damasceno, que d i -

TOMO III
33
258 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
cen que fué visto con aquella claridad con que le que fuesen testigos de su gloriosa transfigura-
v e r á n los santos el dia del juicio; ó aquella claridad ción. Elias vino de donde estaba en cuerpo y alma,
(y es m á s probable) ocupó solamente la superficie y Moisés (como dice santo Tomás) vino con sola
y tez del rostro, con que le h e r m o s e ó é hizo más su alma, tomando un cuerpo aéreo, á la m a n e r a
esclarecido que el mismo sol, como lo siente santo que le suelen t o m a r los ángeles cuando a p a r e c e n .
T o m á s y otros a u t o r e s . Y del rostro se derivaba A u n q u e m á s conforme á la letra del sagrado
toda aquella i n m e n s a luz en las manos y en los Evangelio parece que Moisés h a y a resucitado y
otros m i e m b r o s del cuerpo del Señor, como lo venido en su propio cuerpo: así lo dicen Tertuliano,
dicen san Jerónimo, san Agustín y Lyra. D e m á s Orígenes, í r e n e o , Cirilo, san J e r ó n i m o , san Agustín
de esto, la claridad del cuerpo r e d u n d a b a en el y otros gravísimos a u t o r e s . Quiso el Señor que
vestido de m a n e r a que era m á s blanco que la Moisés y Elias se hallasen presentes, porque en
nieve. P o r q u e p a r a declarar el evangelista la e x - Moisés se figuraba la ley, y en Elias los profetas;
celencia de aquel resplandor de nuestro Señor y y la ley y los profetas dan testimonio de Cristo.
d a r n o s á entender que era s u m o , y que no se Y también p a r a que los discípulos que h a b í a n
podía c o m p r e h e n d e r , dijo que había sido como el de oir decir que Cristo era Elias, ó Jeremías, ó
resplandor del sol, porque no h a y cosa e n t r e las uno de los profetas, se desengañasen viendo á
c r i a t u r a s que m á s resplandezca que el sol, y por Elias en propia, persona al lado del Señor; y p a r a
la misma causa comparó la b l a n c u r a de los v e s - que entendiesen que no era Elias, sino Señor de
tidos de Cristo á la b l a n c u r a de la nieve, porque Elias, y no m e n o s p a r a m o s t r a r s e Señor de los
no tenemos otra cosa que sea m á s blanca que ella. vivos y de los m u e r t o s , pues Elias era vivo y
Y el h a b e r el Salvador mostrádose glorioso con Moisés m u e r t o . Moisés fué el legislador y el p r o -
aquella n u e v a claridad en el m o n t e llaman los feta m á s estimado y reverenciado de los h e b r e o s ,
evangelistas transfigurarse, porque a u n q u e no y Elias el m á s celoso de la gloria de Dios y de la
tomó otra forma ni figura, pero alteró la que a n t e s observancia de su ley. Y por esto e n t r e todos los
tenía, dándole aquel nuevo resplandor y m a r a v i - profetas éstos fueron escogidos p a r a que testifica-
llosa claridad. Lo cual, puesto caso que m i r a n d o sen que Cristo no contradecía á la ley de Moisés,
al cuerpo pasible y mortal que entonces tenía el sino a n t e s la perfeccionaba, y en todas s u s a c c i o -
Señor, parezca que fué milagro; pero si considera- nes buscaba y p r o c u r a b a la h o n r a de su eterno
mos la fuente de donde m a n a b a aquella s o b e r a n a P a d r e . A ñ a d e san J e r ó n i m o que porque los e s c r i -
luz, h a l l a r e m o s q u e no lo fué, p o r q u e n a c í a de bas y fariseos pidieron á Cristo, n u e s t r o Salvador,
su divinidad y de la gloria que poseía su á n i m a señal del cielo, él quiso darla á los discípulos,
benditísima. La cual, desde el punto que fué u n i - trayendo por el cielo á Elias y resucitando del
da al cuerpo, vio á Dios y fué bienaventurada, y de limbo á Moisés, p a r a d e c l a r a r que podía h a c e r
ella debía r e d u n d a r en aquel cuerpo la p a r t i c i p a - milagros en el profundo del infierno y en el cielo.
ción de aquella gloria, y los cuatro dotes que Y si los que m á s a y u n a n y se privan por a m o r de
tienen los bienaventurados en s u s cuerpos g l o - Dios de los b u e n o s bocados m e r e c e n ser m á s r e -
riosos, que son impasibilidad, agilidad, sutileza y galados con los relieves espirituales que Dios da
claridad, p u e s á el alma gloriosa se debe cuerpo á los suyos, ¿quiénes habían de s e r llamados á
glorioso y proporcionado. Mas el Señor, p a r a esta mesa, y como convite real, sino los que h a -
poder padecer en la c a r n e que había tomado por bían a y u n a d o c u a r e n t a días sin c o m e r bocado,
nosotros, detuvo la gloria de su a l m a p a r a que no como el Salvador, como lo hicieron Moisés y
r e d u n d a s e en su cuerpo, con u n continuo milagro; Elíasf Pero cosa maravillosa, es que estos dos
y a h o r a , p a r a a n i m a r n o s y a l e n t a r n o s en su s e r - excelentísimos profetas, estando el Salvador en
vicio, por las otras razones que dijimos, soltó la tan g r a n d e majestad, h a b l a b a n con él del exceso
r e p r e s a , y dejó á su santísima a l m a que c o m u n i - y m u e r t e que había de padecer en J e r u s a l é n , p a r a
case á su cuerpo lo que siempre había de c o m u - e n s e ñ a r n o s aquel exceso de la i n m e n s a ó incom-
nicar, si para nuestro bien no estuviera detenido, prehensible bondad de Dios p a r a con nosotros,
y esto (como dijimos) no fué milagro, sino c e s a - pues estando en aquella gloriosa representación
ción de milagros. P o r q u e si u n a piedra que de trataba de la cruz, y de la pasión y m u e r t e que
suyo es pesada é inclinada á su centro estuviese por nosotros había de padecer en J e r u s a l é n . Lo
s u s p e n s a y detenida en el aire, sería milagro; cual fué u n exceso de infinita sabiduría, por la
pero si quitado el estorbo cayese abajo, no se ten- cual el que es Sabiduría del P a d r e , y en quien
dría por milagro, porque aquello es lo n a t u r a l y están escondidos todos los tesoros de la sabiduría
propio de la piedra, y lo otro había sido violento y ciencia de Dios, fué tratado y escarnecido como
y contra su n a t u r a l e z a . un mentecato, y calló como mudo delante de los
Pero dice el s a g r a d o evangelista que aparecieron que le a c u s a b a n , p a r a salvar por la ignominia de
allí con el Señor en majestad Moisés y Elias p a r a la cruz á los que creyesen en él, y m o s t r a r que
DÍA. 6 AGOSTO 259
toda la sabiduría del m u n d o en el acatamiento del moradores del cielo. Pero si esto dice Pedro, no
Señor es insipiencia y locura. F u é exceso de habiendo gustado m á s que u n a gota de aquel vino
caridad, pues de tal m a n e r a el Señor amó al e s - celestial, ¿qué hiciera si á boca llena bebiera de
clavo que le h a b í a ofendido, que p a r a que él no aquel impetuoso río de deleites y de aquella a b u n -
m u r i e s e m u r i ó el mismo Señor y pagó con u n a dantísima mesa de los que ven y gozan de Dios,
m u e r t e tan afrentosa y dolorosa la pena que él cuyo pasto es el mismo Dios? Mas no es maravilla
por su culpa m e r e c í a . F u é exceso de humildad, que Pedro no acertase á hablar, porque estaba tur-
de obediencia, de pobreza, de paciencia, de m a n - bado, estaba asombrado, absorto y fuera de sí, y
s e d u m b r e y de todas las otras virtudes perfec- en las cosas altas y divinas, y que tanto exceden
tísimas y divinas que nos enseñó desde la cáte- y sobrepujan n u e s t r a flaqueza, no es m u c h o que
dra de la cruz, como m a e s t r o único y preceptor los h o m b r e s no acierten á hablar. Más es de m a -
venido del cielo. Despertaron los apóstoles y ravillar que h a y a h o m b r e s (si hombres y no b e s -
vieron aquella visión a d m i r a b l e , y oyeron el tias se deben llamar) que de tal suerte están abra-
razonamiento que Moisés y Elias tenían con el zados con las cosas caducas y frágiles de esta
Señor, y conocieron que e r a n Moisés y Elias; miserable vida, que tienen por r o s a s las espinas,
porque, a u n q u e n u n c a los habían visto, por y por delicias los abrojos, por miel la hiél, y la
divina revelación y por aquella l u m b r e de g l o - m i s m a m u e r t e por vida; y que si no con las pala-
ria que tenían los pudieron conocer, y por v e n - b r a s con las obras dicen: «Bien estamos aquí;» y
tura por las p a l a b r a s que cada uno de ellos decía, de grado (si les dejasen) estarían perpetuamente.
hablando con Cristo, y manifestando quién era. Contra los cuales dice el suavísimo Bernardo de
Y al tiempo que se partían y despedían de esta m a n e r a : «¿Cómo es posible que sea bueno
Cristo dice el evangelista san L u c a s que san estar aquí? Antes es cosa molesta, grave y peli-
P e d r o , como m á s fervoroso, y que con m á s d i s - grosa, porque aquí hay m u c h a malicia y poca
gusto oía h a b l a r de la pasión y m u e r t e de su sabiduría, si hay alguna. Todas las cosas son p e -
Maestro, le dijo: «Señor, bien estamos aquí; h a - gadizas, llenas de resbaladeros, tinieblas y lazos
g a m o s en este monte t r e s m o r a d a s : u n a p a r a de pecados, en donde peligran las almas, y el e s -
Vos, otra p a r a Moisés y otra para Elias.» Pero píritu se aflige debajo del sol, y no se halla sino
añade el Evangelista que no sabía lo que decía. vanidad y aflicción de espíritu.» Esto es de san
F u é tan g r a n d e el gozo interior y la dulzura y B e r n a r d o . Pero volviendo á san Pedro, en u n a
alegría que tuvo con aquella celestial visita que, cosa acertó, en decir: Si vis: Señor, si vos q u e -
e n g a ñ a d o y como fuera de sí, habló sin saber lo réis; remitiéndose en todo á la divina voluntad.
que se decía, ni a c o r d a r s e de cosa h u m a n a , ni P e r o estando san Pedro hablando, súbita y r e -
q u e r e r s e j a m á s a p a r t a r de aquella suavidad y g u s - pentinamente vino u n a nube del cielo, clara y
to que sentía. No sabía san Pedro lo que se decía, resplandeciente, que le hizo sombra, y sonó en
porque estando todo el m u n d o en tinieblas quería ella u n a voz que dijo: «Este es mi Hijo muy ama-
esconder y e n c e r r a r a n aquel monte el Sol de j u s - do, en el cual siempre me h e agradado; oídle á él.»
ticia que le había de a l u m b r a r . No sabía lo que se Vino la n u b e , porque Dios suele mostrar su m a -
decía, porque habiendo venido Cristo al mundo jestad en las nubes, como en cosa alta y s u p e -
para padecer, él no q u e r í a que padeciese. No sabía rior, p a r a declarar que el que habla ó se muestra
lo que se decía, porque en el repartimiento de en ella es el Señor soberano del cielo y Dios v e r -
aquellas m o r a d a s que allí quería fabricar i g u a l a - dadero. Y p a r a que se entendiese que aquella voz
ba á Moisés y á Elias con Cristo. No sabía lo que que sonaba en ella era voz del mismo Dios, y no
se decía, porque siendo h o m b r e pasible y mortal de otro; y p a r a que los ojos de los apóstoles, que
pensaba poder gozar de la bienaventuranza sin eran flacos, pudiesen mejor sufrir, sin cegarse, la
pasar por el estrecho paso y a m a r g u r a de la muer- inmensidad de aquel resplandor y luz divina. Y
te. No sabía lo que se decía, porque buscaba en la fué m u y conveniente que la nube fuese clarísima,
t i e r r a lo que no podía hallar sino en el cielo. Que- y no oscura ni caliginosa como la que apareció en
ría descansar donde se h a de trabajar y gozar en el monte Sinaí, así porque no venía como aquélla
el lugar de destierro, y alcanzar victoria sin pelea, p a r a espantar, sino para enseñar, como para que
y corona sin batalla, y premios sin servicios, y el fuese proporcionada á la gloria de la transfigura-
dinero y p a g a que se da al jornalero antes de h a - ción del Señor que allí se representaba. Oyóse de
ber trabajado en la viña. No sabía lo que se decía, la nube la voz del Padre eterno que dijo: «Este es
porque se contentaba con sola aquella vista de la mi Hijo querido, en el cual me agrado; oídle.» Como
gloria del cuerpo del Señor, y la tenía por s u m a si dijera: Este es mi Hijo n a t u r a l , verdadero, con-
b i e n a v e n t u r a n z a , no siendo m á s que u n a gota de substancial, en el cual me he agradado, y por
aquel río que alegra la ciudad de Dios, y como quien me aplaco y reconcilio con el h o m b r e , y
u n a gota de aquel vino precioso que e m b r i a g a los todas las cosas que me agradan me agradan por
260 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
él. A éste habéis de oir, éste es vuestro preceptor, y en la n u b e resplandeciente del Espíritu Santo
vuestro maestro, cuyas p a l a b r a s son p a l a b r a s de que hizo s o m b r a á los apóstoles. El misterio de la
vida, c u y a doctrina es divina, y la obediencia de encarnación, en el Hijo querido, y en dárnosle por
ella es b i e n a v e n t u r a n z a . A éste habéis de oir, y Maestro, y m a n d a r n o s que le oigamos y obedezca-
no á Pedro, que en lo que a h o r a dice no sabe lo m o s . El misterio de la pasión y m u e r t e del Señor,
que se dice, ni á Moisés, porque es tartamudo, ni en aquel exceso, del cual hablaban Moisés y Elias,
á Elias, p o r q u e cierra con su l e n g u a el cielo, y y él había de cumplir en J e r u s a l é n . El misterio de
hace de él venir el fuego. Este es el verdadero le- la resurrección y gloria, no sólo de Jesucristo, sino
gislador, el fin de todos los profetas, el camino y de todos s u s miembros y verdaderos hijos, se nos
g u i a del cielo, el dechado de toda santidad, la r e p r e s e n t a en la m i s m a transfiguración, pues don-
figura de mi sustancia. A éste habéis de seguir, á de estuviera la cabeza han de estar los m i e m b r o s ,
éste habéis de obedecer é imitar si queréis ser mis y se transfiguró el Señor y se vistió de gloria p a r a
hijos adoptivos, como él es mi Hijo unigénito y na- que supiésemos que n u e s t r o s cuerpos habían de
t u r a l . Oyendo esta voz g r a n d e y s o n o r a los a p ó s - ser vestidos de aquella m i s m a gloria y h e r m o s u r a
toles, despavoridos y llenos de temor y estupor, en el cielo, y a n i m a r n o s con esta esperanza á r e -
cayeron sobre sus rostros en tierra, quedando sistir los apetitos y deleites de n u e s t r a c a r n e , que
como muertos y fuera de sí, porque la flaqueza es la que nos h a c e g u e r r a y se ceba y entretiene
h u m a n a no es capaz de cosas tan altas y divinas, en las c r i a t u r a s . D e m á s de esto, aquellas palabras
si el Señor, que se las comunica, no la esfuerza y que dijo el P a d r e e t e r n o : «Este es mi hijo q u e r i -
la levanta, como aquí lo hizo el Salvador. El cual do, en el cual me he complacido y a g r a d a d o ; oídle
se llegó á ellos y los tocó con la m a n o , como lo á él;» nos e n s e ñ a n que la ley vieja ya se acabó, y
solemos hacer con los que están desmayados y los profetas cesaron, y que el Viejo testamento no
caídos, y les dijo que se levantasen y no temiesen; tiene fuerza, p o r q u e el Nuevo y a está abierto y
y bajando después del m o n t e les m a n d ó que no publicado, y el P a d r e nos h a dado por maestro y
descubriesen ni dijesen á nadie lo que habían vis- legislador á su benditísimo Hijo Jesucristo. T a m -
to, h a s t a que él hubiese resucitado; y así lo calla- bién este misterio de la transfiguración nos predi-
ron los apóstoles, como dice san L u c a s . Con esto ca que hay limbo ó infierno, de donde vino el a l m a
los demás apóstoles carecieron de la tentación de de Moisés, y paraíso t e r r e n a l , de donde se cree
la envidia que pudieran tener si lo s u p i e r a n , y el que vino Elias; y que hay cielo, de donde sonó la
pueblo del escándalo que padeciera si, habiendo voz que oyeron los apóstoles; y que hay Igle-
oído decir que en el monte había aparecido glorio- sia militante, que a b r a z a á los casados, vírgenes y
so, después le viera m o r i r en un m a d e r o , t e n i é n - continentes, significados por Pedro, Juan y Diego;
dolo por burlador y e m b u s t e r o , que con fingidas y para confirmar todos estos misterios quiso que
invenciones y m a l a s a r t e s se vendía por lo que no el cielo y la tierra, el infierno, los vivos y los
era, y se hacía Hijo de Dios; que por esto a l g u n o s m u e r t o s , diesen testimonio de la g r a n d e z a y g l o -
de los que le vieron en la cruz dijeron: «Si es Hijo ria de Cristo.
de Dios, descienda de la cruz.» Y j u n t a m e n t e nos Quedó el monte T a b o r con la transfiguración
enseñó el Señor (como dice santo Tomás), que los del Señor gloriosísimo y digno de toda veneración
altos misterios no luego se deben proponer á todos, y reverencia; y los fieles, en la c u m b r e del monte,
sino primero á los mayores, y por ellos á su tiem- donde sucedió este admirable misterio, edificaron
po á los m e n o r e s . Y como dice san J u a n Crisósto- después tres iglesias, por los t r e s tabernáculos
mo, por esto escogió á estos tres apóstoles como á y m o r a d a s que san Pedro dijo á Cristo que era
p e r s o n a s m á s excelentes p a r a que testificasen á bien edificar, como lo testifica Beda; y junto á las
los otros discípulos y á toda la Iglesia con m á s iglesias se labró un insigne monasterio, y s i e m -
autoridad y fuerza, cuando ya estaban llenos de pre los cristianos tuvieron aquel lugar por un
Espíritu Santo. santuario devotísimo, y le iban á visitar, r e g a l á n -
Esta es la historia del s a g r a d o misterio de la dose en él, y despertando con la m e m o r i a de aquel
transfiguración del Señor, que hoy celebra la Igle- beneficio sus corazones, é inflamándolos en el
sia, declarando b r e v e m e n t e p a r a que los que no a m o r del Señor, sustentando las flaquezas y m i -
lo saben sepan lo que celebran. P o r q u e fué un s e r i a s de esta vida con la esperanza de la e t e r n a ,
misterio soberano y u n a misión singular y divina que Cristo, n u e s t r o Salvador, nos representó en
p a r a avivar n u e s t r a fe, d e s p e r t a r n u e s t r a e s p e - su gloriosa transfiguración. P a r a m e m o r i a de este
ranza, encender n u e s t r a caridad y e n g e n d r a r en sagrado misterio instituyó la s a n t a Iglesia la fies-
n u e s t r o s corazones un santo temor del Señor. Avi- ta de la Transfiguración. Los autores que tratan
va la fe de m u c h o s artículos y misterios que cree- de los divinos oficios dicen que la instituyó C a -
m o s . El de la Santísima Trinidad en el Hijo que se lixto III el año de 1456, y lo mismo dice Platina
transfiguró, y en él la voz del P a d r e que se oyó, y algunos otros escritores, y que el mismo papa
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escribió el oficio que se había de rezar en la fies- enajenado y sin sentido, que sin saber lo que se
ta de la Transfiguración, y concedió las m i s m a s decía pidió á Cristo que le dejase estar p e r p e t u a -
indulgencias que se g a n a n en la fiesta del S a n t í - m e n t e en aquel s a g r a d o monte. El Señor por su
simo Sacramento; y que la ocasión que el sumo misericordia nos dé gracia p a r a q u e d e tal m a n e r a
pontífice tuvo para h a c e r esto fué u n a señalada vivamos en este valle de lágrimas que m e r e z c a -
victoria que aquel día de 6 de agosto d i o el Señor mos verle en el monte alto del cielo, no transfigu-
á los cristianos en H u n g r í a contra los turcos, rado como le vieron los tres apóstoles en el monte
deshaciendo el ejército poderoso que tenían, y Tabor, sino como él es, y como es glorificador y
cercaban á Belgrado; y saliendo mal herido de la r e m u n e r a d o r de todos s u s escogidos, y corona y
batalla Mahomet, rey de los turcos, con g r a n d e gloria eterna de aquella s a n t a y bienaventurada
gloria de Cristo y ensalzamiento de su Iglesia ca- compañía. Amén. (P. Ribadeneira.)
tólica; a u n q u e otros autores dicen que esta v i c -
toria sucedió el día de la Magdalena, á 22 de julio SAN SIXTO II, PAPA Y MÁRTIR—El mismo dia de
del dicho año de 1456. Pero lo cierto es que la la gloriosa Transfiguración del Señor, á los 6 de
fiesta de la Transfiguración es m u c h o m á s antigua agosto, hace conmemoración la santa Iglesia de san
que lo que estos a u t o r e s dicen, como se ve en los Sixto, segundo de este nombre, papa y mártir, el
martirologios latinos y m u y antiguos escritos de cual fué griego de nación y natural de Atenas; y
m a n o , y en los menologios de los griegos, que de g r a n filósofo vino á ser humilde discípulo de
también celebran la festividad de la T r a n s f i g u r a - Cristo, y por s u s g r a n d e s virtudes y altos mere-
ción del Señor; y en Uwaldelberto, que floreció cimientos, por la m u e r t e de san Esteban, papa y
por los años de 850, y escribió en verso el Marti- mártir, fué colocado en la silla de san Pedro, y ha-
rologio, y pone en él la fiesta de la Transfiguración biéndola gobernado santísimamente poco menos
á los 6 de agosto. Y en los santos doctores a n t i - de un año, fué martirizado en la persecución de
guos de la Iglesia hay m u c h a s oraciones de la Valeriano. El cual, sabiendo que san Sixto con el
Transfiguración del Señor, que ponen Lipomano admirable ejemplo de su vida y con su predicación
y Surio, y refiere el cardenal Baronio en sus Ano- convertía muchos gentiles á la fe de Cristo, y los
taciones del Martirologio romano. Lo que hizo el a n i m a b a para que por ella muriesen con constan-
papa Calixto III fué componer el oficio de la T r a n s - cia y alegría, le mandó prender, y traído á su pre-
figuración, y m a n d a r que se rezase aquel día, y sencia procuró con b l a n d u r a y con aspereza atraer-
conceder las indulgencias que dijimos á los que le á su voluntad. Y como el santo se burlase de
le rezasen; m a s la institución de la fiesta mucho todo lo que decía Valeriano, le mandó echar en la
a n t e s de Calixto fué en la Iglesia. P r o c u r e m o s cárcel de Mamertino, para que. no queriendo s a -
nosotros a p r o v e c h a r n o s de ella, y puesto caso que crificar al dios M a r t e , se hiciese justicia de él. A
en toda la vida t e n g a m o s obligación de a c o r d a r - tiempo que le llevaban á la cárcel se fué tras él el
nos de n u e s t r a patria y de conocer que este mun- bienaventurado mártir, san Lorenzo, y abrasado
de un ardiente y encendido deseo de acompañarle
do es lugar de destierro; pero más particularmente
en los tormentos, y morir con él por Cristo, le
lo debemos h a c e r en el día que la santa Iglesia
dijo estas palabras, que refiere 'san Ambrosio:
nos refresca la m e m o r i a de este incomparable
«¿A dónde vas, padre, sin tu hijo? ¿A dónde vas,
beneficio, y nos pone delante de los ojos á Cristo
santo sacerdote, sin tu diácono? ¿Vas á ofrecerte á
glorioso y transfigurado en el monte para desper-
Dios en sacrificio? P u e s ¿cómo le quieres ofrecer
tar n u e s t r a flojedad y encender m á s n u e s t r a tibie-
(fuera de tu costumbre) sin ministro? ¿Qué has
za con el deseo y esperanza de n u e s t r a b i e n a v e n -
visto en mí por donde me deseches? ¿Hasme halla-
t u r a n z a é inmortalidad. No nos dejemos vencer
do por v e n t u r a cobarde y flaco?Dísteme cargo que
y e n g a ñ a r de n u e s t r o s apetitos y gustos. Mortifi-
administrase á los fieles el Sacramento de la s a n -
quemos n u e s t r a c a r n e , tomemos n u e s t r a cruz, si-
gre de Cristo; y ¿ahora quieres sin mí d e r r a m a r
gamos al Señor, y e n t e n d a m o s que el camino del
tu sangre? Escogísteme para lo que es más, y ¿no
cielo no es tan áspero ni tan sembrado de espinas me quieres p a r a lo que es menos? Mira que no te
y dificultades como á p r i m e r a vista parece, y que r e p r e h e n d a n de inconsiderado, a u n q u e te alaben
a u n q u e fuese m u c h o m á s fragoso y hubiésemos de fuerte, pues la falta del discípulo es deshonra
de ir al cielo por r u e d a s de navajas y m o r i r mil del maestro. Muchos ilustres varones alcanzaron
m u e r t e s cada día, todo sería n a d a y se había de renombre de victoriosos por haber vencido; m u -
tener por regalo por alcanzar aquella visión y chos capitanes triunfaron por haber peleado s u s
gozo colmado de Dios, en la cual consiste la bien- soldados valerosamente.» Como esto dijese Loren-
a v e n t u r a n z a de n u e s t r a alma; de la cual r e d u n d a r á zo con entrañable afecto y m u c h a s lágrimas, el
en el mismo cuerpo tanta gloria y h e r m o s u r a , que santo pontífice Sixto le consoló y le dijo: «No te
de sólo h a b e r visto san Pedro una sola muestra de dejo, hijo mío, ni te desecho por pusilánime y
ella en elcuerpo del Señor, quedó tan turbado, y tan
262 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
cobarde; a n t e s te hago saber que te queda otra gios de Beda, Usuardo y el r o m a n o , y el cardenal
batalla m á s d u r a que la mía y otros tormentos Baronio en el segundo tomo de sus Anales, el cual
m á s rigurosos. P o r ser yo viejo y flaco mi tormen- dice que fué la m u e r t e de san Sixto el año 261,
to s e r á breve y ligero; m a s tú, que eres mozo r o - imperando Valeriano y Galieno.
busto, triunfarás con m a y o r victoria del tirano. (P. Ribadeneira.)
Deja de llorar, que presto me s e g u i r á s . No dice
como lo notó san Agustín: «Presto pasará esta LOS SANTOS J U S T O , Y P A S T O R , HERMANOS, M Á R T I R E S . —
persecución y q u e d a r á s libre, sino presto m o r i - E n t r e las otras victorias que por medio de s u s már-
rás.» Pasados estos tres días, tú, que eres diáco- tires y esforzados g u e r r e r o s alcanzó Dios, n u e s t r o
no, s e g u i r á s á tu sacerdote. ¿Para qué buscas com- Señor, de los tiranos que persiguieron á su Iglesia,
pañía en tu pasión, pues toda la gloria de tu fueron m u y ilustres las que tuvo en E s p a ñ a de
martirio se h a de atribuir á tus g r a n d e s hazañas? Daciano, presidente y ministro de los e m p e r a d o -
¿Para q u é me quieres contigo? Elias dejó á Eliseo, res Diocleciano y Maximiano, tan crueles y fieros
y no por eso le faltó virtud y fuerzas p a r a h a c e r tiranos, que n u n c a se vieron h a r t o s de s a n g r e de
g r a n d e s maravillas; lo mismo h a r á s tú sin mí; cristianos. Pero de todas ellas es m u y e s c l a r e c i -
sólo te encomiendo que los tesoros de la Iglesia da y gustosa la de dos niños y bienaventurados
que están á tu c a r g o los r e p a r t a s á los pobres h e r m a n o s , san Justo y Pastor, que en edad tierna
como á ti te pareciere.» Todo esto es de san y delicada, vestidos del espíritu y favor del cielo,
Ambrosio. Después llevaron á san Sixto delante triunfaron del malvado presidente, y volando al
del tirano p a r a oir la sentencia de su m u e r t e , cielo dejaron en la tierra el trofeo de su victoria.
la cual d i o Valeriano contra el santo pontífice, Vino Daciano á Alcalá de H e n a r e s p a r a perseguir
m a n d a n d o que le llevasen al templo de M a r t e y como lo hacía en todas partes á los cristianos; pu-
que si no sacrificase fuese m u e r t o . Estando á blicó un edicto en que m a n d a b a que todos sacrifi-
la puerta del templo dijo san Sixto al ídolo: «Cris- casen á los dioses, protectores del imperio r o m a -
to, Hijo de Dios vivo, te destruya.» Y los c r i s t i a - no, ó que fuesen m u e r t o s con exquisitos y atroces
nos que estaban presentes respondieron con voz t o r m e n t o s . Divulgóse luego este m a n d a t o , y e s -
alta: «Amén.» Y al momento cayó g r a n parte del tando m u c h o s temerosos y encogidos salieron al
templo con el ídolo, y los gentiles y ministros del campo dos niños valerosos p a r a h a c e r burla del
emperador, endurecidos m á s con este hecho, le tirano. Estos fueron Justo y Pastor, h e r m a n o s , el
sacaron fuera de la ciudad p a r a degollarle; y san primero de siete años, y el segundo de n u e v e
Lorenzo iba t r a s de él, diciéndole con g r a n t e r n u - (como lo dice el papa Pío V), los cuales eran cris-
r a y sentimiento: «No me dejes, santo padre, que tianos, é hijos de padres nobles y cristianos, y en
ya h e cumplido tu m a n d a m i e n t o y repartido á los aquella sazón iban á la escuela p a r a a p r e n d e r
pobres los tesoros de la Iglesia.» Degollaron á san (conforme á su edad) las p r i m e r a s letras. Luego
Sixto, y con él dos diáconos, Felicísimo y A g a p i - que oyeron la voz y edicto del tirano entró en sus
to, y á otros cuatro subdiáconos, llamados J a n u a - tiernos pechos un nuevo fervor y encendido deseo
rio, Magno, Inocencio y Estéfano, como en este de padecer y m o r i r por Cristo, y arrojando las
día lo dice el Martirologio romano. Sixto fué s e - cartillas que tenían se partieron de la escuela y
pultado en el cementerio de Calixto, y los diáconos se fueron á casa de Daciano para' ofrecerse al
en el de Pretexto. Celebró u n a vez órdenes por el m a r t i r i o . Cuando el tirano supo q u e aquellos dos
m e s de diciembre, y en ellas ordenó dos obispos, niños, sin ser llamados, ni buscados, ni a p r e m i a -
cuatro sacerdotes y siete diáconos. Adviértase dos, sino de grado y por su voluntad venían con
que Prudencio en s u s h i m n o s parece que nos da tanta alegría á m o r i r por la fe de Cristo, quedó
á entender que san Sixto fué crucificado, con unos s o b r e m a n e r a atónito y confuso, y pensando que
versos que dicen así: aquélla sería liviandad y m u c h a c h e r í a , los mandó
azotar secretamente, creyendo que con este castigo
Jam Sixtus affixus cruci, (que es propio de aquella edad) los a m e d r e n t a r í a .
Laurentium flentem videns, Al tiempo que los llevaban á este tormento, dice san
Crucis sub ipso stipite, etc. Isidoro, que los dos inocentes corderos se iban a n i -
mando p a r a sufrir cualquier pena, por g r a v e que
P e r o la común opinión de todos los otros e s - fuese, por el Señor; y que J u s t o , que e r a el m e n o r
critores es que fué degollado como dijimos, y lo (temiendo por v e n t u r a que su h e r m a n o Pastor,
notó el cardenal Baronio. De san Sixto hacen men- por v e r l e de tan poca edad, estaría con algún r e -
ción san Cipriano, Epístola 82; san Ambrosio, celo de su constancia), le habló primero y le dijo:
lib. i , Offic, cap. 4 1 ; P r u d e n c i o , Hymn. 2; san «No t e m a s , h e r m a n o Pastor, esta m u e r t e del
Jerónimo, De script. eccles.; Eusebio, lib. v n , c a - cuerpo que se nos apareja, ni te espanten los
pítulo 4; Nicéforo, lib. vi, cap. 34; los martirolo- tormentos pensando que no los podrás sufrir por
DÍA 6 AGOSTO 263
ser de tan poca y tierna edad; ni h a g a s caso del Diocleciano y Maximiano. Después con las varias
cuchillo que h a de a t r a v e s a r tu g a r g a n t a , porque y g r a n d e s persecuciones que padeció la Iglesia en
Dios, que nos hace merced que m u r a m o s por él, E s p a ñ a se perdió la memoria de estos santos n i -
nos d a r á todo el esfuerzo necesario para que p o - ños, hasta que Asturio, arzobispo de Toledo, te-
damos m o r i r y alcanzar la corona del martirio. niendo noticia de ellos, con particular instinto de
El nos d a r á fortaleza p a r a que n o desmayemos en Dios los buscó y halló, y tuvo tanta devoción con
esta flaca edad, y p a r a que lleguemos á la b i e n - ellos que dejó á Toledo y se pasó á Alcalá para
a v e n t u r a n z a q u e tienen los ángeles en el cielo y servirlos toda su vida, como lo escribe san Ilde-
todos s u s escogidos.» Quedó P a s t o r maravillado y fonso, arzobispo asimismo de Toledo. Mas habien-
regocijado con estas palabras de Justo, y díjole: do los m o r o s destruido los reinos de España, un
«¡Oh h e r m a n o mío Justo! Con c u á n t a razón te lla- Urbicio Urbez (el cual en la ciudad de Huesca y
man Justo, pues tienes ese espíritu tan valeroso, su obispado es tenido por santo) llevó los santos
como se ve en esta amonestación. Hablas como cuerpos de Alcalá, y después de varios sucesos
justo, queriendo q u e yo lo sea. L i g e r a cosa me vinieron á p a r a r en la ciudad de Huesca, de don-
será m o r i r contigo por g a n a r á Jesucristo en tu de el año de 1568 (con breve del papa Pío V, y
compañía. No temeré m o r i r y ofrecer en sacrificio por mandado del rey católico D. Felipe II) fueron
á Dios esíe mi tierno cuerpo, viendo con cuánta traídas g r a n parte de sus preciosas reliquias á
alegría tú has de ofrecer el tuyo, ni d e r r a m a r mi Alcalá de H e n a r e s , y recibidas con g r a n fiesta y
s a n g r e por aquel Señor que d e r r a m ó la s u y a por regocijo, y colocadas en el templo colegial de su
mí, y por verle en el cielo y gozar p a r a siempre n o m b r e ; allí son tenidas con g r a n reverencia y
de su gloria.» Estas y otras semejantes palabras devoción en la capilla que está debajo del altar
iban los santos h e r m a n o s hablando y confiriendo mayor, que es (á lo que se entiende) el mismo l u -
entre sí, y con ellas manifestaban la virtud y gra- g a r de su martirio, y en él está la piedra sobre
cia del Señor que hablaba en ellos; y (como dice que fueron degollados. Escribió la vida de estos
el real profeta) saca alabanza de la boca de los santos niños san Isidoro, Prudencio y los m a r t i -
niños y de los que toman el pecho. Oyeron este rologios r o m a n o , el de Beda, Usuardo y Adón, y
razonamiento los ministros de Daciano, y admira- otros autores hacen mención de ello; y Ambrosio
dos de tan g r a n d e esfuerzo y constancia, le avisa- de Morales hizo un libro de su martirio y t r a s l a -
ron luego de lo que habían oído p a r a que p r o v e - ción, y a u n q u e murieron á los 6 de agosto, en el
yese sobre el caso. Quedó asombrado el tirano, y arzobispado de Toledo se celebra su fiesta á los 7,
temiendo ser vencido de aquellos niños y que los por estar el día precedente ocupado con la de la
v a r o n e s y todos los otros cristianos, movidos con gloriosa Transfiguración del Señor.
aquel ejemplo, se ofrecerían al cuchillo, mandó (P. Ribadeneira.)
que sin m á s dilación los degollasen secretamente
en algún l u g a r apartado y fuera del pueblo. Sacá- SAN HORMISDAS, PAPA Y C O N F E S O R . - P o r m u e r t e del
ronlos á un campo que llamaban Loable, y allí les papa san Símaco fué ascendido al pontificado este
cortaron las cabezas sobre u n a g r a n piedra, en la santo, que fué el día 28 de noviembre del año 514.
cual quedaron i m p r e s a s las señales (como hoy día Nació en Frosinone, en la campiña de Roma. Los
se ven) de s u s rodillas y m a n o s . Dándonos á enten- e r r o r e s de los eutiquianos habían causado un cis-
der con este milagro el Señor cuánto m á s duros m a en la Iglesia, cuyo cisma tuvo el gusto de ver
eran los corazones de aquellos verdugos ó impíos extinguido, celebrando al mismo tiempo un concilio
ministros de Daciano que las mismas piedras, que en R o m a en 518. En todas las controversias que se
se a b l a n d a b a n p a r a r e g a l a r á los santos niños y suscitaron relativas á los dogmas de la Trinidad
testificar su inocencia y la gloria y poder de Dios. y Encarnación fué este pontífice muy c i r c u n s p e c -
Los cristianos recogieron con g r a n veneración las to por el temor de favorecer á los eutiquianos.
cabezas y cuerpecitos de los santos h e r m a n o s , Brilló en todas las virtudes, especialmente en mo-
y les dieron s e p u l t u r a en el mismo lugar de su destia, paciencia y caridad; veló incesantemente
martirio, porque no había otro más digno p a r a su por los intereses de la Iglesia, y publicó u n a p o r -
reposo que aquel en que alcanzaron tan g r a n d e ción de escritos con el fin de dirigir á los prelados
triunfo, ni se podía hallar m á s precioso bálsamo en los negocios que les incumben. Murió en el mes
p a r a ungirlos que la s a n g r e s a g r a d a y fresca que de agosto del año 523.
acababan de verter. Y a l g u n o s dicen que Cristo,
n u e s t r o Señor, p a r a h o n r a r á los que tan bien le LA CONMEMORACIÓN DE DOSCIENTOS SANTOS MONJES, MÁR-
h a b í a n h o n r a d o , dando su s a n g r e por su fe, vino T I R E S . — Según el P . Flórez y el Sr. Villanue-
del cielo á su entierro. Edificóse allí u n a capilla va, de cuyos autores extractamos las s i g u i e n -
en su n o m b r e . F u é su m u e r t e á los 6 de agosto, tes noticias, sucedió este martirio el año 872 en
cerca de los años de Cristo de 307, imperando el monasterio de San Pedro de Cárdena, del
264 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
orden de san Benito. R e i n a b a entonces en León dedicándosele por hijo p a r a que le favoreciese
D. Alonso III, y como los moros estuviesen des- como á tal; y por esto desde entonces le llamaban
pechados por las derrotas que continuamente Cayetano de Santa M a r í a . Luego d i o m u e s t r a s Ca-
sufrían, e n t r a r o n u n día en el sobredicho m o - yetano de ser escogido de Dios, porque á los p o -
nasterio y a s e s i n a r o n i n h u m a n a m e n t e á cuantos bres tenía un a m o r m u y tierno y deseaba s o c o r r e r
religiosos en él había, en odio á n u e s t r a s a n - sus necesidades, y de los regalillos que le daban
ta fe. Después de tan esclarecida victoria, como como á niño partía con los necesitados; y cuando
d u r a b a n a ú n las hostilidades con los moros, se no tenía qué dar pedía á sus padres y á los de su
m a n t u v o despoblado el monasterio, h a s t a que t o - casa que le diesen qué dar por a m o r de Dios. Con
m a n d o después los cristianos nuevo ánimo lo los años crecía en Cayetano el deseo de la perfec-
restablecieron, de modo que quedaba ya n u e v a - ción, y deseaba conocer y c o m u n i c a r á las perso-
mente habitado el año 899. Desde esta época puso nas espirituales p a r a t o m a r s u s consejos, é imitar
Dios á la vista del m u n d o la gloria de aquellos s u s virtudes, y h u í a de la compañía de gente li-
santos m á r t i r e s , obrando cada año u n a g r a n m a - viana y ociosa porque no se le pegasen sus vicios.
ravilla. En el día de su m a r t i r i o , que fué el 6 de F r e c u e n t a b a las iglesias y gustaba de los lugares
agosto, el claustro donde fueron martirizados y solitarios por ser m á s acomodados p a r a su d e v o -
sepultados aparecía bañado de s a n g r e fresca. Hizo ción. P o r éstas y otras virtudes que resplandecían
s u m a r i a información del prodigio el p r i m e r arzo- en el santo mancebo huían de él los malos y v i -
bispo de B u r g o s D. Cristóbal Vela, la cual fué ciosos, como de r e p r e h e n s i ó n de s u s vicios, y los
después aprobada por la silla apostólica. Duró buenos y virtuosos le a m a b a n y buscaban p a r a
esto hasta el tiempo de los reyes católicos que alentarse á servir á Dios, y todos le llamaban s a n -
echaron de España á los moros, contra los cuales to admirados de tanta pureza y perfección en tal
parecía c l a m a r aquella s a n g r e . edad.
Siendo de veinticinco a ñ o s , solicitado de la c a -
LOS SANTOS FELICÍSIMO, Y AGAPITO, M Á R T I R E S — E r a n ridad y deseo del bien de las a l m a s , en u n a h e r e -
diáconos del papa san Sixto, y le a c o m p a ñ a r o n dad s u y a hizo u n a ermita p a r a que los labradores
h a s t a el martirio, m u r i e n d o en su compañía. Véa- de la c o m a r c a tuviesen cerca donde oir misa los
se m á s a r r i b a la vida de este santo papa, en la que días de fiesta. Concurrió al gasto de la obra u n
se e n c u e n t r a n también los santos J e n a r o , Magno, h e r m a n o suyo mayor, llamado Bautista Tiene, y
Vicente y Esteban, subdiáconos, m u e r t o s también e n t r e los dos la dotaron de sesenta ducados de
con ellos, y e n t e r r a d o s j u n t a m e n t e en R o m a en r e n t a . En esto g a s t a b a el tiempo y el dinero el
el cementerio de San P r e t e x t a t o . santo mancebo, no en entretenimientos ni galas,
como suelen los otros mozos; antes cuidaba poco
SANTIAGO, ERMITAÑO Y CONFESOR—Nació en Siria y del aliño de su persona, diciendo: «El cristiano no
pasó toda su vida en las soledades de Amida, h a - h a de cuidar del a d o r n o del c u e r p o , sino del ador-
ciendo tanta penitencia y obrando tantos milagros no del alma;» que su padre le r e p r e h e n d í a por ello
que su fama corrió por todo el m u n d o cristiano, y á s p e r a m e n t e , quejándose de q u e d e s h o n r a b a su
de todas partes acudieron á ponerse bajo su a m p a - linaje con el trato y porte de su persona. No daba
ro los enfermos, los atribulados y los pecadores. el santo oídos á estas razones del m u n d o , r e s p o n -
Murió por el mes de agosto del año 502, según diendo con el silencio y sufrimiento, hasta que u n
Baronio, de edad m u y avanzada. día que su padre le reprehendió con m á s eficacia
le pareció conveniente dar satisfacción y volver,
Día •? no tanto por sí, cuanto por la virtud; y a u n q u e la
respuesta fué m u y cristiana y las razones m u y
SAN CAYETANO, F U N D A D O R — L a vida de san Cayeta- p r u d e n t e s , sólo porque las dijo con a l g u n a a c r i m o -
no escribió en l e n g u a castellana el P . D. Manuel nia se culpó de atrevido y que había perdido el
Calasibera, de su m i s m a orden, y de ella y de las respeto á su padre; y esta falta leve fué u n a de las
lecciones del Breviario romano h e m o s de s a c a r lo culpas que m á s lloró y sintió toda su vida, m o s -
que aquí dijéremos. En la ciudad de Vincencia, trando en esto la pureza de su a l m a y cuánto abo-
del señorío de Venecia, nació san Cayetano Tiene rrecía las culpas g r a v e s , pues u n a tan ligera le
el año del Señor de 1480, de padres m u y nobles, d i o tan g r a n d e cuidado. Al contrario, la m a d r e de
p o r q u e fué hijo del conde Gaspar Tiene, y M a r í a Cayetano g u s t a b a m u c h o de verle tan d e s p r e c i a -
P a r t e , m a t r o n a igual en s a n g r e á su marido, y dor del m u n d o , y le a m a b a tanto, que el santo,
m u y cristiana y devota de la R e i n a de los ángeles, después de m u e r t a su m a d r e , llegó á temer que
á quien, llevada de u n impulso interior, estando padecería en el purgatorio g r a v e p e n a por el d e -
p r e ñ a d a de Cayetano, ofreció lo que traía en el masiado afecto que le había tenido; pero u n a reli-
vientre; y cuando le parió ratificó el ofrecimiento, giosa, sierva de Dios, le a s e g u r ó que, saliendo su
DÍA 7 AGOSTO 265
m a d r e de esta vida, fué presentada á la Reina de s e r poco usada en aquellos tiempos, aun de los
los ángeles por mano de san Miguel arcángel y que trataban de perfección, les persuadió que c o -
santa Ménica. Y Cayetano confesó á la m i s m a mulgasen tres veces cada semana, y el mismo
religiosa que él había encomendado á estos dos santo los comulgaba m u c h a s veces de su mano, y
santos el a l m a de su m a d r e . solía h a c e r l e s con la F o r m a en las manos un s e r -
Sucedió la m u e r t e de su m a d r e estando el santo món breve de las excelencias de este santo s a c r a -
en R o m a , á donde le llevó, no la ambición de pues- mento y provechos de recibirle á menudo. Con el
tos y dignidad, sino el deseo de a p r e h e n d e r la vida ejemplo de los congregantes y exhortaciones del
eclesiástica, que ya profesaba, de los mejores pre- santo se introdujo en otros muchos la frecuencia
lados que á la sazón florecían en aquella corte de de la comunión. Con la autoridad que tenía san
la Iglesia, a u n q u e Dios le llevó más para maestro Cayetano en la congregación y veneración que le
que para discípulo, m á s p a r a que fuese ejemplo á tenían, introdujo que los congregantes acudiesen
muchos que no p a r a que él aprehendiese á vivir á un hospital de incurables á ejercer la caridad
de otros. Vivía en R o m a con g r a n d e edificación, con los enfermos, que necesitaban bien de esta
frecuentando las iglesias y l u g a r e s s a g r a d o s , y asistencia; y como él era el primero en estos pia-
ocupándose en o b r a s de misericordia, con que se dosos ejercicios, ninguno se excusaba y todos le
g a n ó m u c h a estimación con los príncipes y prela- imitaban y seguían, siendo de g r a n d e admiración
dos, y con el papa Julio II, que presidía entonces p a r a toda la ciudad de Vincencia ver un varón tan
en la Iglesia, y allegándose á la fama de su virtud noble ó ilustre por su s a n g r e ocupado en tan h u -
la nobleza de su s a n g r e y s u s m u c h a s letras, por- mildes ejercicios como le obligaba á hacer la c a -
que había estudiado filosofía y teología, y estaba ridad.
g r a d u a d o en ambos derechos, le honró el sumo Mas estando tan bien ocupado san Cayetano, su
pontífice con la dignidad de protonotario apostóli- confesor, que era un religioso de la orden de pre-
co, y le hizo su c a m a r e r o , pensando subirle á ma- dicadores, inspirado de Dios, á lo que parece, le
yores dignidades; pero todas estas dignidades y m a n d ó que dejase su patria, casa y parientes, y se
las otras que podía esperar no levantaban el cora- fuese á Venecia, donde hallaría en qué ejercitar
zón de Cayetano, ni divertían su espíritu de los su caridad. Obedeció Cayetano, partióse á Venecia,
ejercicios de devoción y piedad en que antes se llevando consigo lo que pudo de su patrimonio,
ocupaba. Ordenóse de sacerdote, y procuraba como quien dejaba á su patria p a r a no volver á
cumplir perfectamente con las obligaciones de ella. En Venecia se fué derecho á un hospital que
tan alto oficio p a r a ser digno de ofrecer todos los llaman el Hospital nuevo, a u n q u e de nuevo no tenía
días el sacrificio del Señor: lo cual hacía con m u - más que el nombre, y gastó en el reparo de su fá-
cha devoción y aparejo. Entró en u n a c o n g r e g a - brica, que ya de antigua amenazaba ruina, y en
ción que se llamaba del Divino amor, y con su el regalo y c u r a de los enfermos la hacienda que
ejemplo enfervorizó á todos los congregantes; y se llevaba. No sólo reparó en lo material el hospital,
aventajó á ellos en la perfección del a m o r , que era m a s también en lo espiritual y económico, porque
su principal instituto. P o r este a m o r mereció un les dio leyes m u y provechosas para su gobierno,
favor muy s i n g u l a r de la divina mano, y fué que, así en la c u r a de los achaques del cuerpo, como
estando u n a noche de Navidad en Santa María la en el remedio de las enfermedades del alma. Y por
Mayor, se le apareció la R e i n a del cielo con su eso con m u c h a razón está hoy sobre la puerta
Hijo, y se le puso á Cayetano en s u s brazos con el principal del hospital una imagen del santo y
gozo y alegría de su corazón que se puede pensar. á los pies u n a piedra en que le llaman autor de
Cada día le daban m á s en rostro á Cayetano las aquel hospital. Este ejemplo de tan ardiente c a r i -
dignidades y puestos altos del m u n d o , porque cuan dad lucía en los ojos de toda la ciudad, en que era
to tienen de a l t u r a tienen de riesgo y precipicio, y tenido por un hombre venido del cielo, y los n o -
considerando que la g r a c i a del papa y favor de los bles, sabiendo la nobleza de Cayetano, y viéndole
cardenales le prometían g r a n d e s adelantamientos servir á los enfermos con tanta caridad y h u m i l -
en la corte r o m a n a , p a r a h u i r estos peligros que dad, se alentaban á imitar tan heroico ejemplo, y
tantos buscan determinó salir de R o m a , y pidien- así muchos caballeros y señores principales a c u -
do licencia al sumo pontífice con un buen pretexto, dían al hospital á servir á los enfermos, curando
se volvió á Vincencia, su patria. Aquí halló otra sus llagas, dándoles de comer, haciéndoles las
congregación de oficiales y gente humilde, pero camas y barriendo las salas, sin r e h u s a r ningún
devota y ejemplar; pidió ser admitido en ella por oficio, por humilde ni bajo, en servicio de los po-
h e r m a n o , y los congregantes le recibieron por pa- bres enfermos.
dre y maestro; y él, p r i m e r o con obras y con pala- El padre dominico que confesaba á Cayetano en
bras, los e n s e ñ a b a y enfervorizaba; y advirtiendo Vincencia estaba ya en Venecia por prior de aquel
que frecuentaban poco la s a g r a d a comunión, por convento, y a u n q u e veía el mucho provecho que
TOMO m 34
266 LA L E Y E N D A DE ORO DÍA 7
hacía en aquella ciudad, conociendo que Dios le Estando ya a p r o b a d a su religión, profesaron el
quería p a r a cosas m a y o r e s , le mandó ir á R o m a obispo teatino, san Cayetano y s u s dos c o m p a ñ e -
s e g u n d a vez, y el santo se partió p a r a R o m a sin ros á 14 de septiembre, día de la Exaltación de la
saber a lo que iba; pero iba guiado de Dios, que santa Cruz, del año de 1524, en el Vaticano, d e -
sabía p a r a lo que le llevaba. Llevábale p a r a que lante del altar del príncipe de los apóstoles San
diese principio á u n a n u e v a religión; y así, estan- Pedro, en m a n o s del obispo de Caserta, que en
do en aquella corte, retirado del palacio y del b u - n o m b r e de su santidad asistió á esta fundación,
llicio, acudiendo sólo á los templos y hospitales, que se hizo con g r a n d e solemnidad y concurso
y á su congregación del A m o r de Dios, acompa- del pueblo r o m a n o . El fin de esta religión es la
ñándose con los virtuosos y ejemplares, no con reformación del estado eclesiástico y proveer á la
los g r a n d e s y poderosos, empezó á discurrir en Iglesia de santos prelados, cosa necesarísima é
fundar u n a religión de clérigos r e g l a r e s , que con importantísima p a r a el buen gobierno de la Iglesia
su ejemplo, modestia y pureza de vida cerrasen y provecho de toda ella. La pobreza que profesa
la boca á los herejes de aquel tiempo que m u r m u - es tan e x t r e m a d a , que ni tiene r e n t a s p a r a su
r a b a n de la mala vida de los clérigos, c o n d e n a n - sustento, ni pide limosna, como otras religiones
do como herejes todo el estado eclesiástico por la mendicantes, dejándose á la providencia de Dios
vida de algunos que solamente se diferenciaban que m u e v a á los fieles para que los provean de lo
de los seglares en la dignidad y mayor obligación; necesario, por lo cual se puede llamar j u s t a m e n t e
pero en las costumbres y modo de proceder no la religión de la providencia de Dios; p o r q u e total-
había diferencia, si no era por v e n t u r a en ser peo- mente dependen de ella s u s religiosos. Y Dios, que
res: no mirando á la vida de otros m u c h o s en no se olvida de las aves del aire, ni de los animales
quienes la vida no desdecía de la dignidad y las de la tierra, ni de los peces del m a r , cuida de pro-
costumbres correspondían á la obligación. C o m u - veer de todo lo necesario á los que tan de veras le
nicó Cayetano su pensamiento con D. Bonifacio sirven. El n o m b r e que les dio Clemente VII es de
de Acole, que era h e r m a n o de la m i s m a c o n g r e - clérigos reglares, como a c a b a m o s de decir; pero en
gación del Divino a m o r , persona noble y aventa- Italia son llamados c o m ú n m e n t e teatinos, porque
jada en virtud, que aprobó su intento y se le D. J u a n Pedro Carrafa, que fué e n t r e s u s cuatro
ofreció por compañero. Júntesele D. J u a n Pedro p r i m e r o s padres el principal, por la dignidad epis-
Carrafa, obispo de Teati, varón m u y austero y copal y el p r i m e r prepósito de su orden, se l l a -
ejemplar, que después fué sumo pontífice y se lla- m a b a obispo teatino antes de fundar la religión, y
mó Paulo IV, el cual a n d a b a con los mismos d e - de aquí los hijos de san Cayetano se llamaron los
seos é intentos que Cayetano y otro compañero, clérigos r e g l a r e s teatinos. Después el vulgo dio en
v a r ó n ilustre en la s a n g r e , y m á s ilustre en la E s p a ñ a el n o m b r e de teatinos á los padres de la
pureza virginal, llamado D. Pablo Consihari; y Compañía de J e s ú s , pensando que los padres de la
todos cuatro, habiendo conferido entre sí las cosas Compañía que venían de Italia á E s p a ñ a , enviados
n e c e s a r i a s para la orden que pretendían fundar, de san Ignacio, eran de la religión de los padres
alcanzaron la aprohación del papa Clemente VII, teatinos, que pocos a ñ o s antes se había fundado
en u n a bula despachada á 24 de junio de 1524, en en Italia, confundiéndose con la semejanza del há-
la cual, hablando el sumo pontífice con el v e n e - bito, la cercanía del tiempo de la fundación y ser
rable h e r m a n o J u a n Pedro Carrafa, obispo teatino, las dos religiones de clérigos r e g l a r e s , no distin-
y con el a m a d o hijo Cayetano, presbítero vicenti- guiendo los institutos que son m u y diferentes,
no, y s u s c o m p a ñ e r o s y sucesores, habiendo a l a - a u n q u e a m b o s santos; y d e s p u é s no h a podido
bado su deseo de servir á Dios con m á s quietud y prevalecer el desengaño contra el uso, porque los
u n i r s e á él con m á s estrecho lazo, les concede que n o m b r e s impuestos son como las enfermedades
p u e d a n h a c e r los tres votos religiosos de pobreza, contagiosas, que cuan fácilmente se pegan tan
castidad y obediencia, y vivir en común y del co- difícilmente se quitan. Hablando del n o m b r e que
m ú n , y vestir el hábito común de los clérigos, con dieron en Italia á los hijos de san Cayetano, dice
el nombre de clérigos r e g l a r e s , y elegir superior, el P . Julio Nigronio, de la Compañía de J e s ú s :
y h a c e r constituciones o p o r t u n a s y convenientes «Este n o m b r e de teatinos que les dieron á los
á su instituto, y recibir á todos los que quisieren clérigos r e g l a r e s por el obispo teatino vino á ceder
profesar aquella vida, así clérigos como seglares; en gloria suya, porque esta voz parece que se d e -
y les concede todas las gracias y privilegios de riva de la palabra Teos, que significa Dios, ó
la congregación de los canónigos lateranenses, y Teatis, que es contemplador; por lo cual llamar á
así este sumo pontífice, como s u s sucesores, h a n estos religiosos teatinos, bien considerado es l l a -
concedido á esta religión tantas gracias y privile- marlos divinos ó contempladores, y no desdice nin-
gios, que es cosa de admiración, y dice el doctor g u n o de estos n o m b r e s de sus p r i m e r o s deseos y
N a v a r r o que no lo c r e y e r a si no los h u b i e r a visto. p a l a b r a s con que, contemplando las cosas celestia-
DÍA 7 AGOSTO 2G7
les, e n c o m e n d a b a n el Divino amor.» Alaban m u - g u n a violencia, el capitán de los corsarios mandó
chos autores á esta s a g r a d a religión, y con m u c h a que les diesen a l g u n a s cosas de comer, de que te-
razón, por la excelencia de su instituto, vida de nían h a r t a necesidad, y sin hacerles ningún daño
sus religiosos y provecho que h a hecho en la Igle- los dejó ir libres. Con este suceso animaba d e s -
sia. En particular el c a r d e n a l Baronio en las Ano- pués el santo á sus religiosos para alentarlos á la
taciones al Martirologio romano el día 29 de junio confianza en Dios, ponderando que les había s o -
dice que los clérigos reglares h a n renovado la for- corrido en el m a r por medio de unos ladrones,
m a apostólica de vivir, y la observan perfectamen- como á Elias en el desierto por una ave de rapiña.
te, que es u n a s u m a alabanza de esta s a g r a d a r e - Llegaron felizmente á Ostia, y de aquí los llevó
ligión. consigo á Venecia el embajador de aquella repú-
T r e s a ñ o s después de fundada la religión de los blica, que se volvía de R o m a á Venecia.
clérigos r e g l a r e s sucedió el saco de la ciudad de En Venecia fundó san Cayetano un convento de
R o m a por Borbón y s u s soldados, y en esta oca- su orden, con mucho gusto de toda la ciudad, por-
sión padeció m u c h o san Cayetano, porque, e s t a n - que como habían visto y experimentado el fruto
do con s u s religiosos en u n a iglesia suya fuera de que hizo en ella el santo, siendo seglar y solo, le
la ciudad, en Monte Pincio, dejando otra que t e - esperaban mayor siendo religioso y viniendo acom-
nían dentro de la ciudad, en Campo Marcio, p a r a pañado de tantos religiosos, hijos de su espíritu.
atender con m á s quietud á la oración y r o g a r á Y no se e n g a ñ a r o n , porque entrando poco d e s -
Dios que remediase tantos daños, y enfrenase el pués la peste en Venecia sirvió el santo y sus
atrevimiento de los soldados, á los cuales con sus hijos á los apestados con g r a n d e caridad, e x p o -
palabras y exhortaciones no habían podido enfre- niendo su vida por la salud de sus prójimos, el
n a r , e n t r a n d o en la iglesia a l g u n o s soldados h e r e - cual ejemplo de su santo padre han imitado d e s -
jes la anduvieron toda con militar alboroto, y c o - pués s u s hijos en P a d u a , Milán, Genova, Palermo
nociendo uno de ellos á san Cayetano por h a b e r y en toda Italia. El año de 1530 hubo a l g u n a s d i -
sido criado de su casa, pensando que debajo de su ferencias entre el obispo de Verona y su cabildo,
hábito pobre ocultaba s u s a n t i g u a s riquezas, inci- y D. J u a n Pedro Carrafa, que era prepósito de
tando á los otros soldados le atormentaron cruel- Venecia, deseaba mucho la paz del obispo, que
mente p a r a que confesase dónde tenía el dinero, era muy amigo suyo y bienhechor de su religión,
apretándole fuertemente entre u n a s a r c a s ; y d e s - envió á Verona á san Cayetano, fiando de su m u -
pués le dieron otros tormentos i n h u m a n o s y b á r - cha prudencia el ajuste de estas diferencias, y el
baros, que sufrió el santo con g r a n d e paciencia santo obedeció, y haciendo oficio de ángel de paz
y alegría, comunicándole Dios los consuelos á la compuso las cosas como se deseaba. De allí á tres
medida de los dolores. Otro día volvieron al mismo años mandó Clemente VII por un breve, en virtud
convento otros soldados, y hallando á san Cayeta- de s a n t a obediencia, que con toda la brevedad po-
no y á los otros religiosos hincados de rodillas sible fuesen algunos religiosos á fundar un con-
delante del altar mayor, p r o c u r a r o n primero con vento en Ñapóles; para esta fundación fué señala-
a m e n a z a s é injurias que manifestasen el oro y do san Cayetano, dejando á su elección el escoger
plata que g u a r d a b a n , y como no podían manifes- compañero; mas obedeciendo pronto á lo primero,
tar las riquezas que no tenían, los llevaron presos respondió á lo segundo: «No quiera Dios que en
á u n a torre del Vaticano, donde gastaban el tiem- esto h a g a yo mi voluntad, antes le suplico os i n s -
po en oración y alabanzas divinas; por lo cual el pire me deis el que fuere más contrario á mi i n -
capitán de aquellos soldados les dio libertad á rue- clinación y gusto.» Y Dios le premió esta resigna-
gos de un coronel español que se lo rogó, edifica- ción, disponiendo que le diesen al beato doctor
do de haberlos visto c a n t a r en la torre á coros el J u a n Mariano, religioso tan santo y varón tan
oficio divino con el sosiego y devoción que p u d i e - ejemplar que le llamaban comúnmente el santo
ran en su convento. de Dios. Luego se puso en camino san Cayetano
Salió san Cayetano de la prisión, y deseoso de con su compañero, saliendo de Venecia á 3 de
salir de R o m a , por no ver tantos sacrilegios y agosto, sin r e p a r a r en el rigor de los calores y pe-
maldades como los soldados herejes que iban en ligros de la vida, en tiempo sujeto en aquellas
el ejército cometían, se encaminó al Tiber por si tierras á mutaciones. Pasó por Roma, y yendo con
hallaba embarcación p a r a sí y los otros religiosos. su compañero á besar el pie á su santidad, les
Aquí encontró u n caballero no conocido, que, si dijo: «¿Qué es esto, hijos? ¿A dónde vais en tal
no era ángel, á lo menos hizo con ellos oficio de tiempo? Esto es ir á morir.» Y el santo respondió:
tal, porque les negoció embarcación á su costa y «Santísimo padre, esto es ir á obedecer á vuestra
les a s e g u r ó tendrían buen viaje. E m b a r c á r o n s e y santidad.» De que el papa quedó no menos a d m i -
luego dieron en un navio de corsarios que los h i - rado que edificado de tan pronta obediencia que
cieron detener; y cuando temían los religiosos al- no r e p a r a b a en peligros de muerte.
268 LA LEYENDA DE ORO DÍA. 7
En Ñapóles fué muy bien recibido san Cayetano dar un convento de religiosas, debajo del a m p a r o
de todos los señores y nobles, y en especial del de n u e s t r a S e ñ o r a , con la advocación de J e r u s a l é n .
conde de Oppido, que había sido el principal en Así lo hizo, y san Cayetano y sus hijos g o b e r -
p r o c u r a r esta fundación. Tomó posesión de la n a r o n el espíritu de aquellas religiosas, h a s t a que
iglesia y casa que el conde le tenía p r e p a r a d a Paulo III las encomendó á los padres c a p u c h i n o s ,
fuera de la ciudad, y no muy lejos de los m u r o s ; y por eso se llaman hoy las c a p u c h i n a s de J e r u -
pero no quiso aceptar las r e n t a s que repetidas ve- salén.
ces y con m u c h a s instancias por sí y por otras Después de h a b e r estado san Cayetano cuatro
personas le ofrecía, y persuadía que aceptase, pa- a ñ o s en aquel convento, como creciese el n ú m e r o
reciéndole al conde que no podía s u s t e n t a r s e l a r - de los religiosos y el concurso de los seglares á
go tiempo un convento de religiosos sin tener buscarlos p a r a su a p r o v e c h a m i e n t o , le pareció
r e n t a de que sustentarse; pero el santo respondía tomar otro sitio m á s capaz y acomodado. Alcanzó
que Dios, que los había sustentado hasta entonces que le diesen la iglesia de San Pablo Mayor, que
sin r e n t a s , los sustentaría en adelante; y que s u s está situada en lo mejor de la ciudad, y en este
r e n t a s eran las palabras de Cristo en su E v a n g e - templo empezó á predicar con m á s frecuencia y
lio, que no pueden faltar: «No estéis solícitos de con notable a p r o v e c h a m i e n t o de los oyentes, por-
qué comeréis, ó de qué os vestiréis. P o r q u e vues- que como s u s p a l a b r a s salían de un pecho a b r a -
tro P a d r e celestial sabe que necesitáis de todas sado del a m o r de Dios, a b r a s a b a n los corazones de
estas cosas. Buscad primero el reino de Dios y su los oyentes, causando en ellos notables m u d a n z a s .
justicia, y todas estas cosas se os d a r á n por añadi- Había por este tiempo en Ñapóles a l g u n o s herejes
dura.» ocultos que con piel de ovejas e r a n lobos c a r n i -
P o r librarse de las importunaciones del conde ceros, y con capa de virtuosos, como en lo exterior
y tener sitio m á s á propósito p a r a ejercitar la ca- lo parecían, e n s e ñ a b a n doctrinas falsas y h e r é t i -
ridad con los prójimos, dejando la casa é iglesia cas; pero con tanta disimulación que el vulgo no
que le había dado el conde, se pasó dentro de la podía conocerlo. Uno de estos predicadores era
ciudad á la casa de u n a s e ñ o r a devota, llamada religioso; oyóle u n día san Cayetano y luego entró
D . Lorenza L o n g a , q u e caía c e r c a del hospital
a
en sospecha de la doctrina que predicaba, y conti-
de los incurables, donde el santo ejercitaba con los n u a n d o en oirle por certificarse m á s vino á c o n o -
pobres la misericordia corporal, y con todos los cer que era hereje, y escribió á R o m a á D. Pedro
fieles la espiritual, confesando y predicando en Carrafa, que ya era cardenal, p a r a que hablase al
la iglesia de Nuestra S e ñ o r a del Pópulo, que no papa y pusiese remedio á tantos daños; y m i e n t r a s
estaba m u y distante de la dicha casa. Compróles venía la respuesta de R o m a p r o c u r a b a el santo
después esta señora u n a casa, donde el santo d e s e n g a ñ a r á todos con pláticas privadas y s e r -
abrió iglesia, y se llamó Nuestra S e ñ o r a de la mones públicos, y los herejes, viéndose d e s c u -
Estaleta. En este convento mostró el Señor los m é - biertos, temiendo algún grave castigo, salieron de
ritos de su siervo con un milagro que hizo por su Ñapóles y de Italia, y se a p a g a r o n aquellas c e n -
oración, porque habiéndose quebrado u n a pierna tellas que se habían empezado a p r e n d e r en aquella
á un h e r m a n o lego y en la c u r a cancerádose de ciudad y amenazaban un g r a n d e inqendio.
m a n e r a que d e t e r m i n a b a n los cirujanos c o r t á r - Celebró su orden capítulo en Ñapóles el año de
sela, el santo se estuvo en oración la noche antes 1540, y fué elegido san Cayetano por prepósito de
m u c h a s h o r a s , y después visitó al enfermo, y le Venecia, á donde se partió con g r a n sentimiento
mandó que se encomendase al seráfico padre san de los religiosos del convento de Ñapóles p o r q u e
Francisco, é hizo la señal de la cruz sobre la pier- perdían tal padre y prelado, é igual gozo de los de
na y la besó; y cuando á la m a ñ a n a vinieron los Venecia porque merecían tal superior. F u é recibi-
cirujanos á cortar la pierna la hallaron s a n a como do con aplauso de toda la ciudad, que tenía m u y
si n u n c a h u b i e r a tenido en ella enfermedad. Pagó conocida su santidad, y acudían á él m u c h a s p e r -
el santo l a r g a m e n t e á su bienhechora M a r í a L o - s o n a s p a r a ser guiadas en el camino de la perfec-
renza la caridad que había usado con él y s u s r e - ción. De aquí se partió á Verona, porque el o b i s -
ligiosos, p o r q u e admitiéndola por hija espiritual la po, de quien antes hicimos mención, le llamó á su
adelantó m u c h o en perfección, y la exhortó que ciudad para a y u d a r s e de él en la reformación de
fundase un convento de monjas franciscanas d e s - su obispado, y llevó consigo a l g u n o s religiosos
calzas y se e n t r a s e en él religiosa. Deseaba ella que le parecieron á propósito para a p r o v e c h a r á
p e r e g r i n a r á Jerusalén p a r a vivir en aquellos las a l m a s . Proveíales el obispo de todo lo n e c e s a -
santos l u g a r e s en oración y penitencia, y estando rio con a b u n d a n c i a ; y a u n q u e el santo al princi-
dudosa si s e g u i r í a el consejo de su confesor ó su pio lo admitía con agradecimiento, temiendo des-
inclinación, oyó u n a voz clara y distinta que la dijo pués no se relajase algo en s u s hijos el fervor con
conmutase la peregrinación de J e r u s a l é n en fun- el demasiado regalo, rogó al obispo que se m o d e -
DÍA 7 AGOSTO 269
rase y les dejase vivir con la moderación y t e m - P r o c u r a b a introducir en todas partes la frecuencia
planza que lleva su regla; y como el obispo no de la comunión, y se admiraba y lamentaba m u -
atendiese á los ruegos del santo, le protestó que se cho de que hubiese cristiano que, pudiendo tener
volvería con s u s religiosos á Venecia si no se mo- á Cristo en su pecho, no quisiese tal huésped, y
deraba en s u s limosnas y los dejaba vivir confor- pudiendo sustentarse con tal manjar no comiese
me á su instituto; y por no perder tan útiles o p e - ni tuviese h a m b r e de él. F u é muy celoso del c u l -
rarios permitió el obispo que se sustentasen de las to divino; quería que estuviesen las iglesias y alta-
limosnas que les ofrecían los fieles, concurriendo r e s m u y limpios y adornados, y con ser tan pobre
él con las s u y a s como uno de ellos. Habiendo e s - y amigo de la pobreza, los ornamentos y alhajas
tado san Cayetano en V e r o n a a l g u n o s meses con pertenecientes al culto divino quería que fuesen
m u c h o provecho de aquella ciudad, se volvió á Ve- ricas, para que se emplease todo lo precioso en
necia al gobierno de su convento y capítulo que servir al Señor de todo; y así la m a y o r parte de
se a c e r c a b a ya, y había de celebrarse en Venecia las limosnas q u e le enviaban gastaba en el servicio
aquel año. En él fué elegido s e g u n d a vez prepósi- de la Iglesia. E r a devotísimo de la Reina de los
to de Ñapóles, y recibido de aquella ciudad como ángeles y teníala en lugar de m a d r e dulcísima.
si fuera un ángel venido del cielo á t r a e r l e s m u - Sus cartas empezaban siempre con el nombre de
c h a s felicidades; y traíale Dios á esta ciudad para Jesús y María, y cuando pronunciaba el dulcísimo
que en ella acabase el c u r s o de su peregrinación n o m b r e de Jesús añadía el de María, diciendo:
y de ella pasase al cielo á gozar el premio de sus «Jesús, Hijo de María;» porque con estos dos
gloriosos trabajos, que sucedió el año de 1547, del n o m b r e s se regalaba y endulzaba su espíritu.
modo que c o n t a r e m o s en habiendo dicho algo de Cuando pedía algo á Dios ponía por intercesora á
s u s excelentes v i r t u d e s , con más brevedad de la María, y solía decir: «Bien pueden hacer los fieles
que pedía varón tan esclarecido por no faltar á oración y pedir á Dios lo que desean; mas nunca
nuestro estilo é instituto. ó m u y pocas veces alcanzarán a l g u n a cosa si no
Adornó Dios á san Cayetano de todas las v i r - es con el favor é intercesión de María.» P a r a lle-
tudes que p a r a ser fundador de un orden tan gar á decir misa y comulgar con mayor aparejo y
santo y provechoso era menester. Desde m a n - disposición, vestía su alma espiritualmente de los
cebo fué m u y aficionado á la oración por el p r o - méritos de la Reina de los ángeles, y exhortaba á
vecho que en ella experimentaba, y p a r a esto, otros á que hiciesen lo mismo, supliendo con los
siendo seglar, h u í a la conversación de los h o m - méritos de esta Señora sus muchos defectos é i n -
bres, y gustaba de las iglesias y lugares devotos dignidad. Cuando estaba en el altar antes de c o n -
para t r a t a r á solas con Dios. Con el ejercicio s a g r a r se consideraba en la presencia de María
continuo de la oración creció m u c h o en la perfec- santísima, y la pedía le diese á su benditísimo
ción, y recibió m u c h o s favores del Señor. En u n a Hijo, y cuando le tenía en las manos consideraba
ocasión se le apareció Cristo y le convidó que p u - que lo recibía de las e n t r a ñ a s de María santísima;
siese su boca en la llaga del costado, y Cayetano y de esta m a n e r a se encendía j u n t a m e n t e en el
gustó de aquella suavidad celestial. Otra vez se amor de la Madre y del Hijo. Al príncipe de los
le apareció con la cruz á cuestas, y mostrando apóstoles san Pedro tenía por especial patrón suyo
estar fatigado pidió le ayudase á llevar la cruz. y de su religión, por ser de clérigos y por haber
Con éstos y otros favores que Dios le hacía en la nacido en el templo de este gloriosísimo príncipe
oración no es maravilla que gastase la m a y o r de la Iglesia: por eso quiso que sus hijos dirigie-
parte del tiempo en ella, como dicen los jueces sen los votos de su profesión, después de Dios y
de la s a g r a d a Rota. Tenía su oración de rodillas, de su Madre, al apóstol san Pedro. Fué devotísimo
y casi siempre en el coro, por estar presente el del apóstol san Andrés, y d i o salud á muchos
santísimo S a c r a m e n t o , y m i e n t r a s oraba sus ojos enfermos con el licor suavísimo del cuerpo del
eran dos fuentes de l á g r i m a s , que le hacía d e r r a - sagrado apóstol. P u e s ¿qué diré de la devoción
m a r el consuelo y la devoción. En ella fué visto que tenía al seráfico padre san Francisco, cuya
a l g u n a s veces con éxtasis y sin uso de los s e n t i - vida tenía muy en la memoria por las m u c h a s
dos. Véase cuan agradable era á Dios la oración del veces que la leía, cuyas virtudes procuraba imitar,
santo en la eficacia que tenía para alcanzar cuanto especialmente aquella s u m a pobreza, y cuya fies-
pedía. Decía misa todos los días sin dejarla ningu- ta celebraba con increíble alegría? Después de
no, y sentía m u c h o que los sacerdotes, por acudir muerto le v i o una sierva de Dios, llamada Digna-
á negocios temporales, dejasen de celebrar el san- mérita, en el cielo, abrazado con el glorioso p a -
to sacrificio de la misa; porque le parecía que nin- triarca san Francisco, significando al parecer con
g u n a ocupación debía e s t o r b a r bien tan g r a n d e esto el Señor cuan parecido había sido en la vida
como el celebrar. Gustaba de decir misa en el a l - san Cayetano al seráfico padre, pues tan uno era
tar mayor por estar allí el santísimo Sacramento. con él en la gloria.
270 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
El a m o r que tenía á Dios era m a y o r de lo que que como juez que acrimina; y así, temiendo
se puede decir; lo cual se conocía cuando predica- antes un penitente llegarse á los pies del santo,
ba, ó cuando d i s c u r r í a de cosas espirituales, p o r - por juzgarle demasiado r i g u r o s o , después que se
que su rostro se inflamaba y s u s p a l a b r a s eran confesó con él decía que había hallado en Cayetano
llamas de fuego que encendían á s u s oyentes. An- lo que en la abeja, aguijón y miel, rigor y dulzura,
tes de fundar su religión fué verdadero c o n g r e - u n a d u l z u r a r i g u r o s a y un rigor s u a v e . De esta
gante del Divino amor: después fué creciendo este m a n e r a fueron muchísimos los pecadores que r e -
a m o r en su pecho, y j u n t a m e n t e el deseo de e n - dujo á mejor vida en el pulpito y confesonario, y
cenderle en todos, como lo p r o c u r a b a en s u s s e r - no pocas las a l m a s q u e e n c a m i n ó y adelantó en la
m o n e s , conversaciones y c a r t a s . De este a m o r le perfección. Del a m o r de Dios nació también, como
nacía el sentimiento g r a n d e y vehemente que tenía r a m a de su tronco, el desprecio de todo lo que el
de ver á Dios ofendido de los h o m b r e s con tantos m u n d o a m a . Muy luego le dio el Señor á conocer
pecados, como lo ponderan los j u e c e s de la Rota. lo que son las riquezas, h o n r a s y dignidades del
Este a m o r le hacía ligeros los trabajos, cuidados, m u n d o , y desde que las conoció las empezó á des-
mortificaciones y penitencias, y solía decir por la preciar y tener en poco, como lo m u e s t r a n las
experiencia que tenía: «Al que a m a á Dios todo c a r t a s que escribió á s u s amigos y devotos, llenas
le parece ligero.» Celebraba con g r a n d e afecto y de d e s e n g a ñ o s y desprecio de las cosas t e m p o r a -
t e r n u r a el nacimiento de Cristo, n u e s t r o Señor, y les. No gustaba de oir h a b l a r de la nobleza de su
los demás misterios de la vida de n u e s t r o Redentor linaje y le daba en rostro todo lo que es pompa y
Jesucristo. Caminando de R o m a á Ñapóles, v í s - ostentación de m u n d o . Yéndole á visitar a l g u n o s
p e r a de la Ascensión, llegó m u y de noche á Aver- parientes suyos cuando estaba en Ñapóles, se negó
sa, ciudad distante ocho millas de Ñapóles, y no y no los quiso ver ni h a b l a r porque había r e n u n -
quiso detenerse en aquella ciudad, a u n q u e era tan ciado el a m o r de s u s parientes por el de Cristo,
de noche, sino p a s a r á Ñapóles á c a n t a r con s u s n u e s t r o Señor, y no quería ya tratarlos como á
religiosos los maitines de aquella festividad; y lle- tales. Mucho menos p r o c u r a b a p a r a s u s deudos
gando al tiempo de tocar á m a i t i n e s , sin tratar de a u m e n t o s temporales: lo que pedia c o n t i n u a m e n -
descansar se fué al coro, tomando por descanso te á Dios e r a que les diese los bienes espirituales
las alabanzas de su Señor. Del a m o r de Dios le y eternos. Y parecíale m u y mal que los religiosos
nació el a m o r de los prójimos y la caridad que procurasen p a r a a l g u n o s puestos ó dignidades.
tenía con los enfermos, la misericordia con los Pidiendo u n a persona que le favoreciese con un
necesitados y la compasión con los pecadores. señor p a r a que diese u n a j u d i c a t u r a á un hijo
Siendo seglar gastaba su patrimonio en s o c o r r e r suyo, n u n c a lo quiso h a c e r , diciendo: «Muy bien
necesidades, y llegó á decir un día á un amigo me parece que h a y a j u e c e s y que h a g a n justicia,
suyo: «No dejaré de dar limosnas h a s t a dar todo porque así lo pide el buen gobierno de la r e p ú -
lo que tengo, porque deseo llegar á tal extremo de blica; pero que un religioso se meta en p r o c u r a r
pobreza, por a m o r de mi Señor Jesucristo, que no estos oficios p a r a nadie, ni lo apruebo, ni me p a -
me quede valor de u n a mortaja y que me entierren rece bien.»
de limosna.» Después de religioso y pobre no fué Bien mostró san Cayetano el desprecio que h a -
m e n o s liberal con los q u e le pedían limosna que cía de todos los bienes del m u n d o con la pobreza
agradecido á los que se la daban. En todas s u s que profesó y dejó á su religión, la cual no sé cómo
oraciones rogaba á Dios por s u s bienhechores, y pueda ser mayor, p u e s ni tiene r e n t a s para susten-
lo mismo e n c o m e n d a b a á s u s religiosos, y ordenó tarse, ni pide limosnas, que es ser dos veces pobre,
que hubiese un libro en que se escribiesen las por lo que le falta y por lo que no busca. No sentía
limosnas, por m u y tenues que fuesen, y los n o m - el padecer necesidad, antes se alegraba, porque
bres de quien las daba; y después de c e n a r hacía entonces se parecía m á s á Cristo. Sucedíale ir al
que se leyesen en el refectorio p a r a que, yendo los refectorio y no hallar qué comer, y con un poco
religioso á la iglesia á dar g r a c i a s á Dios porque de pan y fruta, cogida de la h u e r t a de su conven-
les había dado de comer, rogasen j u n t a m e n t e por to, quedaba más satisfecho que si h u b i e r a comido
s u s bienhechores: acción v e r d a d e r a m e n t e digna de m u c h o s regalos; porque a u n q u e le socorría Dios,
tan g r a n d e varón y de que la imitase, como la h a nuestro Señor, m u c h a s veces con maravillosa pro-
imitado y observa, su religión. E r a g r a n d e su celo videncia á él y á sus religiosos en la m a y o r nece-
en p r o c u r a r la conversión de los pecadores, echan- sidad, otras los dejaba padecer p a r a p r o b a r en
do trazas, inventando modos y tendiendo redes éstas su paciencia y alentar con aquéllas su con-
p a r a cogerlos y traerlos á Dios. Este e r a el asunto fianza. En lo exterior m o s t r a b a la pobreza que
de s u s cartas, el tema de s u s s e r m o n e s y el fin de tenía en lo interior de su corazón, p o r q u e s u s ves-
s u s conversaciones. Su modo de r e p r e h e n d e r los tidos e r a n viles y viejos, pero honestos y limpios,
vicios e r a m á s como de padre que r i ñ e á u n hijo y en las constituciones de su religión advierte que
DÍA 7 AGOSTO 271
la limpieza a c o m p a ñ e siempre á la pobreza. Solía no celebrado por humilde. Huía s u s aplausos y se
decir que un hábito viejo de cien años, lleno de alegraba con los desprecios, y por eso, encubrien-
remiendos, fuera p a r a él bordado de ricas joyas y do lo que le podía g a n a r alguna estimación, d e s -
piedras preciosas, y con eso p r o c u r a b a traerle cubría lo que podía traerle algún desprecio. Tenía
muy pobre al gusto de su espíritu. En su celda no en un pie u n a falta, que se le ponía disforme, y
había más alhajas que u n a estampa de papel, sin cuando estaba con otros en conversación l e v a n t a -
algún o r n a t o , que el pobre de espíritu, aun en las ba un poco, como al descuido, la sotana para que,
cosas de m á s devoción, r e n u n c i a lo rico y curioso. viendo el pie, hiciesen burla de él. Pedía á s u s
Pocos libros, que actualmente le servían p a r a sus hijos que le encomendasen á Dios, diciendo: «En-
estudios, y no siéndole alguno necesario le lleva- comendadme á Dios vosotros que sois verdaderos
ba á la librería p a r a cumplir con las leyes de la siervos suyos;» teniéndose él por siervo inútil y
más perfecta pobreza, que veda el uso ocioso de desaprovechado. Juzgábase indigno de ser s a c e r -
las cosas, concediéndole solamente de las p r e c i - dote y de celebrar el santo sacrificio de la misa, y
sas. En lo demás era su celda traslado de aquella en cuando hacía años que celebró la p r i m e r a misa,
que hospedaba á Elíseo la Sunamitis, u n a camilla solía decir: «Tal día como hoy cometí aquel acto
angosta, un bufete, un banquillo y un candil: alha- de soberbia tan grande;» pareciéndole había sido
jas que por pobres son ricas y de valor á los ojos g r a n d e soberbia haberse atrevido él á decir misa.
de Dios, n u e s t r o Señor. F i n a l m e n t e , la virtud de Mandó el santo padre que en su orden se diese á
la pobreza es como la divisa de este santo, y á los sacerdotes el título de don por mayor respeto
ella amó ú n i c a m e n t e , como dice la s a g r a d a Rota; y autoridad de la dignidad sacerdotal, pero él no
y por eso desechó con tanta constancia las r e n - le usaba, antes se firmaba m u c h a s veces en las
tas del conde Oppido y la demasiada liberalidad cartas Cayetano, clérigo miserable. En el exterior
del obispo de Verona. Todas sus riquezas tenía de su persona y en la modestia de todas sus accio-
en el tesoro de la Providencia divina, que es u n a nes parecía un retrato de la misma humildad; sus
fuente manantial de bienes para los que confían ojos clavados en el suelo, sus manos metidas
en ella, como lo experimentó m u c h a s veces san en las m a n g a s del hábito y recogidas al pecho;
Cayetano, y después i n n u m e r a b l e s veces toda su hablaba con voz baja, y todos sus pasos y m o -
religión. Siendo prepósito del convento de V e n e - vimientos causaban edificación en quien lo m i r a -
cia, fué u n a p e r s o n a á quien se debía cierta canti- ba. A todos sus religiosos encomendaba el ejer-
dad de dinero á pedirla con m u c h a instancia, por- cicio de la humildad, y á los novicios les decía:
que necesitaba de ella. No tenía el santo dinero «Es necesario humillarse para aprender el abecé
con que satisfacerla; pero tenía confianza en el de Cristo.» De esta humildad le nacía el deseo
Señor, que luego envió un mancebo, que debió de que tenía de obedecer, antes que mandar; y
ser ángel, y sin decir quién era ni de dónde venía, así se alegraba mucho cuando acababa algún
puso en m a n o s del santo cabalmente la cantidad gobierno y empezaba á ser subdito de otros. L l a -
que se debía, y con esto se despidió. Siendo s u p e - mábanle perpetuo obediens: el que obedecía p e r -
rior de Ñapóles no se aderezó de comer un día petuamente, que es alabanza muy semejante á la
por no h a b e r m á s que un pan en casa. Mandó el de Cristo: Obediens usque ad mortem: El que o b e -
santo que bajasen los religiosos al refectorio, y dece h a s t a la m u e r t e . A s u s prelados y confe-
estando sentados á la mesa los entretenía con ala- sores obedecía á ciegas, teniendo por bueno y
banzas de la s a n t a pobreza, animándolos á la con- acertado cuanto le mandaban; y no queriendo t e -
fianza en Dios, nuestro Señor, cuando oyeron ner en n a d a elección propia, sino seguir en todo
tocar á la portería: acudió el portero, y halló una la de s u s superiores para no errar; que fuera de
canasta de panes m u y blancos y regalados, sin ser ejemplo r a r o de obediencia, es acto de profun-
parecer quien los había traído, y de éstos c o m i e - da humildad y de extremada prudencia. Cada
ron los religiosos con g r a n consuelo, creyendo m a ñ a n a antes de decir misa pedía licencia al s u -
que Dios, n u e s t r o Señor, los había proveído por perior, y sin ella no se atrevía á llegar al altar, y
medio de algún ángel. Muchos ejemplos s e m e j a n - este ejemplo imitaban sus religiosos, pidiendo l i -
tes pudiera traer, de los cuales algunos se h a n cencia á su prelado siempre que habían de decir
experimentado en el convento de esta corte de misa ó comulgar. Parecióle que quien es superior
Madrid, en que se ve cuan hijos son en la o b e - tiene mayor obligación de obedecer á sus s u p e -
diencia y religión estos padres de su santo funda- riores, porque si no es él obediente á sus prela-
dor, pues tanto los favorece el Señor. dos, no puede pedir que le sean obedientes á él
Las demás virtudes fueron iguales en san Caye- sus subditos. Y conforme á esto le dijo al conde
tano. F u é v e r d a d e r a m e n t e humilde con aquella de Oppido (que se quejaba de sus criados, que
propiedad que, según san B e r n a r d o , tiene el h u - eran poco puntuales en servirle): «¿Por ventura,
milde verdadero, que quiere ser tenido por vil, señor conde, es V. S. tan puntual en s e r v i r á Dios
272 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
como desea que s u s criados le sirvan? No se a d - tisfacía el deseo de los m á s curiosos; y pudiendo
m i r e que ellos falten con V. S., si vueseñoria falta verle sin nota ni r e p a r o con sólo a s o m a r s e á la
con Dios.» ventanilla de su celda, no lo quiso ver, por m á s
Dotóle Dios de acertado consejo y singular pru- que le i m p o r t u n a b a n a l g u n o s amigos suyos, p o n -
dencia, que se m o s t r a b a en todas s u s palabras y derándole c u a n digno de v e r s e era aquel cesáreo
acciones. Gobernaba á s u s subditos con clemen- triunfo. Con la penitencia y mortificación c o n s e r -
cia y suavidad, m á s que con rigor y severidad, vaba p u r a su a l m a y cuerpo, aun de las m á s leves
p a r a que los que vienen á la religión á b u s c a r paz m a n c h a s de deshonestidad. Y temeroso de sí m i s -
hallen lo que buscan, no rigor y aspereza. Sentía mo rogaba á la Virgen de las vírgenes que las
que el mejor modo de g o b e r n a r á religiosos es torpezas que oía en las confesiones no t u r b a s e n
h a c e r s e dueño de sus voluntades con amor, p o r - su espíritu ni dejasen feas r e p r e s e n t a c i o n e s en su
que de esta m a n e r a p e r s u a d i r á el superior c u a n - imaginación. Con las mujeres h a b l a b a por necesi-
to quisiere; y así lo hacía él y aconsejaba á dad, y m u y pocas p a l a b r a s , y le ofendía de m a n e -
otros que lo hiciesen. E x c u s á n d o s e el P . D. Pedro r a el traje profano, que no las admitía en su con-
F u s c a r e n o del cargo de prepósito que le daban, fesonario h a s t a que le reformaban. En el proceso
parecióndole m a y o r que s u s fuerzas y talentos, le que se hizo en Ñapóles en orden á su c a n o n i z a -
dijo el santo: «Si queréis no sentir el peso del ción, se dice: «Que su pureza resplandecía en su
cargo que os h a n dado, p r o c u r a d ser bien quisto rostro y semblante modesto, y en s u s c o s t u m b r e s
de vuestros subditos en Dios y por Dios.» No que- e r a i r r e p r e h e n s i b l e , sin h a b e r qué n o t a r e n ellas.»
ría que hubiese exenciones y particularidades en En las constituciones pide á sus religiosos que
la vida común, sino que todos siguiesen un m i s - imiten la puridad angélica en la vista, p a l a b r a s y
mo estilo de vivir, ordenado por las constitucio- acciones, y el mismo santo la imitó de modo que
nes; tanto, que no quiso dar el hábito á cierta le llamaron: Angelicce puritatis imago: Traslado
p e r s o n a m u y célebre y afamada por s u s letras, de la pureza angélica. A todos p r o c u r a b a , cuando
sólo porque pedía en la comida a l g u n a p a r t i c u l a - vivo, aficionar á la castidad. Después de m u e r t o ,
ridad por ser achacoso de estómago, y poder salir m u c h í s i m o s (como dice la s a c r a Rota) se h a n vis-
de casa más á menudo de lo que a c o s t u m b r a b a n to por su intercesión libres de molestísimas t e n -
los religiosos de ella. Sin e m b a r g o , m i r a b a m u c h o taciones de c a r n e que por m u c h o tiempo habían
por los que tenían necesidad de regalo, p o r q u e padecido; lo cual es a r g u m e n t o de la g r a n p u r e z a
esto no le parecía que era ofender á la c o m u n i - y angélica castidad de este celestial v a r ó n . F i n a l -
dad, sino atender á la m i s m a comunidad y á la m e n t e , dice la s a c r a Rota que los resplandores de
caridad. U n a regla g u a r d a b a p a r a tener acierto las virtudes con que fué adornado san Cayetano,
en todos los negocios, que primero consultaba como de un vestido, le a c o m p a ñ a r o n desde la c u n a
con Dios lo que debía h a c e r en ellos, y después hasta el sepulcro.
lo ponía por obra. F u e r o n creciendo estas luces y resplandores
En la penitencia fué tan señalado que le l l a m a - h a s t a el perfecto día que en los santos es el día
ban a l g u n o s varón de g r a n penitencia, y p a r a en- de la m u e r t e , porque, viendo Dios á Cayetano
tender cuál sería, baste saber lo que solía decir con el colmo de méritos á que le tenía p r e d e s -
el mismo santo: «Que aborrecía su cuerpo como tinado, quiso llevarle á que recibiese la corona
al mismo demonio.» Comía poco, y su comida era merecida. Ocasionáronle su última enfermedad
o r d i n a r i a m e n t e de y e r b a s , y m u c h a s veces se los alborotos que h u b o en la ciudad de Ñapóles
pasaba con pan y a g u a . Bebía vino por n e c e s i - el año de 1547, por las resistencias que hacían
dad, pero con g r a n moderación, y fuera del r e - los napolitanos á que se introdujese en su reino
fectorio n u n c a comía, ni bebía, a u n q u e tuviese el tribunal de la s a n t a Inquisición, pareciéndoles
m u c h a sed. Comiendo poco velaba m u c h o , pasan- á los napolitanos, con falso celo, que era a g r a -
do las noches en oración ó lección, estudiando viar su fe introducir semejante tribunal, no c o n -
p a r a predicar y e n s e ñ a r á los prójimos, y cuando siderando que no todos los remedios a r g u y e n
la necesidad le obligaba á t o m a r algún descanso, enfermedad, pues m u c h o s son preservativos, y
se e c h a b a sobre su pobre camilla, que en lo duro que un cuerpo m u y g r a n d e no se desacredita con
y desacomodado no se diferenciaba de la t i e r r a la enfermedad de alguno de s u s miembros; m a s
d e s n u d a . Andaba ceñido de cadenas, vestía cilicio al fin se ocasionaron m u c h o s tumultos y m u e r t e s ,
y tomaba frecuentes, l a r g a s y r i g u r o s a s disci- y el santo, afligido de las ofensas de Dios y de los
plinas. Todos s u s sentidos tenía enfrenados y males de los napolitanos, á quienes a m a b a m u c h o
mortificados. El año de 1534 entró en Ñapóles el por el bien que le hacían á él y á s u s religiosos,
e m p e r a d o r Carlos V, después de la victoria de a l a r g a b a s u s vigilias, multiplicaba s u s o r a c i o n e s ,
Túnez, con tanta ostentación y pompa, que a r r e - a u m e n t a b a s u s a y u n o s y penitencias, pidiendo
bataba la curiosidad de los m á s mortificados y sa- á Dios el remedio de tantos m a l e s , y repitiendo
DÍA 7 AGOSTO 273
por modo de jaculatoria: Ut cioitatem istam de- firma la sacra Rota. Acudió innumerable gente
fenderé, pacificare et custodire digneris: te roga- de todos estados á su entierro, mostrando la vene-
mus, audi nos. Muchos dias tuvo descubierto el ración que le tenían con besar sus pies y manos
santísimo S a c r a m e n t o , mandando á s u s religiosos y p r o c u r a r a l g u n a de sus reliquias. Reveló Dios
orasen día y noche delante de él, y en comunidad á a l g u n a s personas la g r a n d e gloria de que g o z a -
hacía m u c h a s rogativas; compuso también u n a ba su siervo, y dice F r . J u a n de San B e r n a r d o ,
oración m u y devola y g r a v e de textos de la s a - religioso franciscano, que escribió en toscano la
g r a d a E s c r i t u r a p a r a pedir á Dios que aplacase vida de san Pedro de Alcántara, que este gloriosí-
su enojo contra aquella ciudad y contra todo el simo padre vio el día que expiró san Cayetano su-
m u n d o . A n d a n d o en estos ejercicios enfermó y bir su alma al cielo, acompañada de ángeles y
cayó en la cama, y en ella no cuidaba de sí ni de coronada de gloria, y que dijo entre gozoso y l a s -
su salud, sino de la paz de Ñapóles. Agrávesele el timado: «¡Oh qué g r a n columna ha faltado hoy al
mal con la noticia que vino á Ñapóles de h a b e r s e edificio místico de la Iglesia!» Desde que murió
interrumpido el santo concilio tridentino, de que le v e n e r a r o n como á santo, y en particular el bea-
tomó el santo m u c h a p e n a por dilatarse el c u m - to A n d r é s Avelino, de su orden, le tenia particu-
plimiento de su deseo, que era el remedio de las lar devoción y engrandecía m u c h o sus virtudes y
herejías que del buen suceso del concilio e s p e r a - perfección.
ba. Viéndole el médico en tanto peligro m a n d ó Adornó Dios á este santísimo varón en vida del
que le pusiesen un colchón sobre el jergón que espíritu de profecía ó hizo por él muchos m i l a -
tenía; m a s él lo r e h u s ó , diciendo: «No quiero ca- gros; pero después de su dichosa m u e r t e son t a n -
m a blanda y mullida, a n t e s deseo m o r i r en u n a tos los que el Señor h a obrado por los m e r e c i -
cruz, ó á lo menos tendido en el suelo, cubierto de mientos de su siervo, que de ellos sólo se puede
ceniza y vestido de cilicio. ¿Para qué buscáis r e - h a c e r un libro. Véalos quien quisiere en la vida
galo p a r a un cuerpo que tan presto se volverá que escribió el P . D. Manuel Calasibeta, que yo
polvo y ceniza, y s e r á manjar de gusanos? Justo los dejo por brevedad.
fuera imitar en la m u e r t e á mi señor Jesucristo; Nuestro santísimo padre Clemente X canonizo
m a s ya que no puedo m o r i r en u n a cruz como él solemnemente á san Cayetano á 12 de abril del
m u r i ó por mí, á lo menos no me privéis de esta año de 1671, j u n t a m e n t e con san Francisco de
c a m a por ser algo d u r a y estrecha, antes añadid Borja, de la Compañía de Jesús, san Felipe B e n i -
descomodidades y trabajos p a r a a y u d a r m e á c o n - cio, de la orden de los servitas, san Luis Beltrán
formarme en algo con mi Redentor.» Querían los y santa Rosa, de la religión de los predicadores,
religiosos llamar otro médico porque el del c o n - dándole el primer l u g a r como á fundador de u n a
vento era mozo y de poca experiencia, y el mismo religión tan grave ó ilustre, y después h a m a n d a -
médico lo solicitaba; m a s el santo, que no temía do se rece de él en toda la Iglesia como de santo
la m u e r t e y despreciaba la vida, dijo que de nin- confesor con oficio de semi-duplex.
g u n a m a n e r a se llamase otro médico, porque él (P. Ribadeneira.)
era un pobre religioso, y su vida de m u y poca im-
portancia p a r a h a c e r s e j u n t a de médicos. Fuese SAN DONATO, OBISPO Y M Á R T I R — S a n Donato, obispo
a g r a v a n d o la enfermedad, y conociendo el santo de Arezo, que es ciudad en Italia, en la provincia
que se acercaba su fin, recibió los s a c r a m e n t o s de Toscana, fué hijo de padres nobles, ricos y
con g r a n devoción y pidió perdón á los religiosos santos, porque fueron martirizados, á lo que p a r e -
si en algo les había ofendido; y luego, como en ce, en tiempo de los emperadores Diocleciano y
testamento y última voluntad, les encomendó la Maximiano, dejando á su hijo Donato de poca
santa pobreza, que tanto amó toda la vida, dicien- edad, el cual, por h u i r del furor de aquella p e r -
do: «Hijos míos, hasta aquí, g r a c i a s al Señor, h e secución, se retiró á la ciudad de Arezo, y allí
vivido p o b r e m e n t e y siempre he deseado morir se juntó con un monje de santa vida, llamado
pobre. Esta virtud, os encomiendo mucho.» L u e - Hilarino, por el cual Dios hizo muchos m i l a -
go, comunicándole Cristo en su alma los dolores gros. Resplandecía Donato con su santa vida, y
que él padeció en su cuerpo, y regalado de María era muy bien enseñado en todo género de letras y
santísima, que se le apareció en aquella hora, erudición. F u é ordenado de diácono y de presbí-
a c o m p a ñ a d a de ángeles, dio el espíritu á su C r i a - tero por Saturo, obispo de Arezo, y finalmente por
dor á 7 de agosto de dicho año de 1547. su m u e r t e fué electo obispo de la misma ciudad,
con g r a n d e aprobación y contentamiento de todos
Alcanzó el santo m u e r t o en el cielo lo que tanto
los fieles. Obró Dios por san Donato g r a n d e s m i -
había deseado vivo, porque en el mismo día de su
lagros, entre los cuales refiere san Gregorio,
m u e r t e se sosegaron los alborotos de la ciudad de
papa, que, habiendo los gentiles quebrado el cáliz
Ñapóles, como lo testifica un elogio antiguo que
de vidrio con que en aquel tiempo se decía misa,
se g u a r d a en el archivo de San Pablo, y lo c o n -
TOMO III 35
274 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
san Donato m a n d ó j u n t a r todos los pedazos del temente á Hilarino, que d i o en aquel tormento su
cáliz quebrado, y haciendo oración al Señor el espíritu al Señor; y á Donato, después de h a b e r l e
cáliz quedó sano y entero; y por este milagro dice dado m u c h o s golpes con piedras en la boca y
Adón Vienense que setenta y nueve paganos se tenídole en u n a o s c u r a cárcel, le m a n d ó degollar.
convirtieron á la fe de Cristo, nuestro Señor. Daba Los cuerpos de estos santos fueron e n t e r r a d o s c e r -
salud á m u c h o s enfermos. Libraba á los e n d e m o - ca de la ciudad. F u é su m a r t i r i o á los 7 de agosto,
niados. En u n a g r a n sequedad alcanzó lluvia del el año del S e ñ o r de 362, y el segundo del imperio
cielo, y estando él fuera de la ciudad, y volviendo de J u l i a n o . Y a u n q u e san Donato y san Hilarino
á ella m i e n t r a s que llovía, no se mojó. Un cobrador fueron martirizados en un mismo dia, la Iglesia
del fisco del emperador, llamado Eustasio, tenía hace conmemoración de san Donato el día en que
a l g u n a buena cantidad de m o n e d a de las r e n t a s murió, y de san Hilarino á los 16 de julio, cuando
que había cobrado del e m p e r a d o r . Encomendóla á su s a g r a d o cuerpo se trasladó á Ostia. Hacen men-
su mujer, que se llamaba Eufrosina, la cual, estan- ción de san Donato los martirologios r o m a n o , de
do a u s e n t e su marido, sabiendo que venían solda- Beda, U s u a r d o , Adón y san Antonino, arzobispo
dos y gente de g u e r r a á Arezo, temiendo que no de Florencia; y el cardenal Baronio en las Ano-
se la robasen, la escondió debajo de tierra, y antes taciones sobre el Martirologio advierte que los
que volviese á casa su marido m u r i ó . Cuando E u s - Actos de san Donato están confusos, como lo
tasio tornó á su casa halló m u e r t a á su mujer y podrá v e r el que quisiere en el mismo autor.
no halló la moneda que había dejado, ni r a s t r o ni Nosotros habernos sacado lo que nos parece m á s
m e m o r i a de ella. H a b í a de p a g a r al fisco lo que v e r d a d e r o y m á s conforme á lo que escriben de
había cobrado y no tenía con q u é . Vióse en g r a n - Juliano, e m p e r a d o r , los a u t o r e s antiguos d e la
de aprieto, y m u y afligido acudió á san Donato Historia eclesiástica y seglar.
por remedio, el cual, yendo con el marido á la (P. Ribadeneira.)
s e p u l t u r a de la mujer, habiendo h e c h o oración,
la dijo: «Eufrosina, yo te conjuro y mando de SAN A L B E R T O , C O N F E S O R . — A los siete de agosto h a -
parte de Dios que nos digas dónde pusiste el d i - ce mención el Martirologio romano de san Alberto,
nero que te dejó tu marido.» Oyóse luego dentro religioso del C a r m e n , varón santísimo, cuya vida,
del sepulcro u n a voz que respondió á san Donato, referida por el P. F r . Lorenzo Surio en su cuarto
y le dijo en dónde estaba, y que cavando en tal tomo, fué de esta m a n e r a :
l u g a r le hallarían; y así fué, y con esto el marido Nació san Alberto en el reino de Sicilia; tuvo
salió de aquella angustia y afán. Otra vez, escribe por padres á Benedicto y á J u a n a , p e r s o n a s de
san Antonino que, habiendo tomado un buen s a n g r e ilustre, los cuales vivían en la ciudad de
h o m b r e doscientos sueldos prestados de otro, y T r á p a n a ó T r a p a n i , con g r a n ejemplo de virtud y
dándole u n a cédula firmada de su m a n o que se los honestidad. Habían sido casados veintiséis a ñ o s
pagaría, después se los pagó y no cobró la cédula. sin tener hijos; tomaron por medianera á la s a -
Vino á morir, y el acreedor ponía impedimento cratísima virgen María, n u e s t r a Señora, y p r o -
que no le e n t e r r a s e n h a s t a que le hubiesen pagado metiéronle que si les daba un hijo varón le c o n -
los doscientos sueldos, mostrando la cédula que s a g r a r í a n á su servicio en la orden de su n o m b r e .
tenía en su poder. Vino m u y llorosa á san Donato Concibió J u a n a , y estando p r e ñ a d a v i o en s u e ñ o s
la mujer del difunto y contóle lo que pasaba, y que que salía de su vientre un cirio encendido m u y
los doscientos sueldos sin duda se habían pagado, resplandeciente, y la m i s m a visión tuvo Benedicto,
a u n q u e aquel h o m b r e por no h a b e r entregado su marido, y por ella, confiriéndola entre sí, e n -
la cédula, les hacía g u e r r a con ella. San Donato tendieron que el hijo que la m a d r e tenía en s u s
se fué al cuerpo, que estaba sobre las a n d a s , y e n t r a ñ a s , salido á luz, había de a l u m b r a r á m u -
díjole: «Levántate y vuelve por ti, que este h o m b r e chos. Nació el niño, llamáronle Alberto, criáronle
no quiere dejarte e n t e r r a r . » Sentóse luego el d i - con g r a n cuidado como á hijo de oraciones, y dado
funto sobre s u s a n d a s , y convenció á su a c r e e d o r de m a n o de Dios por intercesión de la virgen; y
de aquella maldad con que n e g a b a h a b e r recibido después que creció le aplicaron á los estudios para
los dineros, ó hizo dar la cédula y r a s g a r l a , y pidió que aprendiese las letras convenientes á su edad.
á san Donato que le m a n d a s e volver á morir, y Siendo de ocho años, como era hijo de padres tan
así se hizo. Con éstos y otros milagros convirtió nobles y ricos, y él de suyo m u y a m a b l e y bien
san Donato á m u c h o s gentiles é hizo g r a n g u e r r a á acondicionado, no faltó quien le pidió á s u s p a -
los demonios; lo cual, sabido por Q u a d r a n c i a n o , d r e s p a r a desposarle con otra doncella de g r a n
prefecto del e m p e r a d o r Juliano Apóstata, hizo linaje y r a r a s partes, y a u n q u e el padre venía bien
p r e n d e r á san Donato y á Hilarino p a r a que sacri- en ello, la m a d r e no lo consintió, acordándose del
ficasen á los dioses. Y como los santos se riesen de voto que habían hecho á n u e s t r a Señora a n t e s de
s u s a m e n a z a s y espantos, m a n d ó apalear tan fuer- tenerle y como habían prometido dedicarle á su
DÍA 7 AGOSTO 275
servicio si se le diese, y así la m a d r e llamó á su Señor la g u a r d ó p a r a que no se quebrase ni se
hijo Alberto, y le declaró el voto que habían apagase.
hecho, rogándole que le cumpliese y tomase á la Tenía Roberto, rey de Ñapóles, cercada y m u y
Virgen sacratísima por abogada y m a d r e , y el niño apretada la ciudad de Mesina, y los de dentro
le prometió de hacerlo, y tomando la bendición de morían de p u r a h a m b r e , sin tener cosa que comer.
s u s p a d r e s se fué al monasterio del C a r m e n , que Acudieron á san Alberto, que á la sazón estaba en
está cerca de T r a p a n i , y pidió el hábito; y a u n - Mesina, p a r a que su oración alcanzase de Dios el
que al principio los frailes no le quisieron recibir remedio que n i n g u n a industria h u m a n a podía des-
temiendo á s u s padres, después le recibieron con c u b r i r . Oró Alberto en la misa con g r a n d e fervor
g r a n gusto y alegría, p o r q u e s u s mismos p a d r e s , y eficacia, y luego se oyó un terrible trueno, y de
habiendo sido reprehendidos de la santísima V i r - él u n a voz que á guisa de trompeta decía: «Oído
gen, porque t a r d a b a n tanto en darle lo que habían h a Dios tus oraciones.» Y sin saber por dónde ó
prometido, se lo pidieron y r o g a r o n . Tomó el hábito cómo hubiesen entrado (porque el cerco de los
con g r a n gozo suyo y concurso de la gente noble, enemigos era m u y apretado), se vieron en el puer-
y a n t e s de tomarle por s u s propias m a n o s d i o á to tres g a l e r a s c a r g a d a s de provisión, que se r e -
los pobres el vestido que traía, y a u n q u e era partió á la gente necesitada de la ciudad, y con
niño comenzó luego á resplandecer y á m o s t r a r esto respiró y cobró ánimo, y se defendió. Túvose
con s u s virtudes que Dios especialmente le había entendido que aquellas tres galeras habían sido
escogido p a r a g r a n gloria suya. Mas el demonio, guiadas de los ángeles porque no parecieron más,
temiendo el daño que le podía venir, le acometió ni h u b o quien conociese á los capitanes y marine-
en figura de u n a doncella m u y h e r m o s a y g r a - ros de ellas. Había un monje en el monasterio de
ciosa, y le tentó terriblemente p a r a que dejase San Salvador de Mesina que estaba para m o r i r de
aquella vida á s p e r a que había comenzado, y por u n a apostema que se le había hecho en la g a r g a n -
su delicada y tierna edad no podía seguir, y se ca- ta; hizo sobre ella la señal de la cruz Alberto, y
sase con ella, pues tanto le a m a b a y deseaba su luego la apostema reventó, y escupiendo el enfer-
compañía. P e r o Alberto conoció que aquéllos eran mo m u c h a m a t e r i a por la boca quedó s a n o .
silbos de la serpiente venenosa é infernal que se Queriendo echar un demonio que atormentaba
había transformado en aquella doncella, y hacien- u n a doncella, haciéndola la señal de la cruz en la
do sobre sí la señal de la cruz desapareció el ene- frente, el demonio le dio un bofetón en el carrillo
migo que le tentaba.. derecho, y el santo sin t u r b a r s e al punto volvió el
Hizo su profesión, y p a r a m a s perfectamente cum- otro carrillo, y dijo al demonio que le diese otro,
plir lo que había prometido, se d i o á los ejercicios y no pudiendo el maligno y soberbio espíritu s u -
de todas las virtudes religiosas, y especialmente á frir tanta humildad, tornando á h a c e r sobre ella
la aspereza y penitencia. A y u n a b a m u y á menudo la señal de la cruz, y echarla un poco de agua
y con g r a n rigor los l u n e s , miércoles y viernes, y bendita, se partió de aquel cuerpo que atormenta-
traía un áspero cilicio; echábase desnudo sobre ba, dando un espantoso t r u e n o .
unos palmitos; vestíase de paño g r o s e r o , y no se En T r a p a n i libró á u n a mujer que había seis
avergonzaba de a n d a r roto; n u n c a bebía vino, días peleaba con la muerte por los crueles dolores
y á los v i e r n e s mezclaba con el pan la y e r b a de parto que padecía, dándole un poco de aceite
de los ajenjos, p a r a más mortificarse; h u í a la bendito con que se untase el vientre, y diciendo:
ociosidad, como veneno de la virtud; era castí- «Nuestro Señor Jesucristo por los merecimientos
simo y amicísimo de la santa obediencia; aventajá- de su santísima Madre te sane; y así como ella
base sobre todos en la pobreza y humildad; d i o todo sin detrimento de su virginidad concibió y parió
su patrimonio á los pobres religiosos, y con estas sin dolor, así tú, sin peligro de tu vida, paras la
virtudes mereció ser ilustrado del Señor, de m a - c r i a t u r a que tienes en tus e n t r a ñ a s para que sea
n e r a que, a n d a n d o el tiempo, predicaba y conver- consagrada á Dios;» y luego parió una hija, que
tía m u c h o s judíos á n u e s t r a s a n t a religión, e s p e - después dedicó á Dios. En la Tierra Santa sanó á
cialmente después que se ordenó de misa, a u n q u e un judío muy fatigado de gota coral, y con este
lo hizo c o n t r a su voluntad y por p u r a obediencia milagro él y s u s padres se convirtieron á n u e s t r a
de s u s superiores; porque se tenía por indigno de santa fe, y el hijo se hizo religioso, y vivió y m u -
llegarse al sacrosanto misterio del altar p a r a c e - rió santamente.
lebrar. Comenzó n u e s t r o Señor á h o n r a r y glorifi- Otra vez, camino de Gargente, libró á ciertos
car á su santo con m u c h o s milagros que obró por judíos que se ahogaban en un río, estando san
él. Estaba un domingo en la noche haciendo o r a - Alberto de la otra parte del río mirándolos; pidié-
ción afectuosamente en la iglesia; quiso el d e m o - ronle el bautismo, y él sin temor alguno, andando
nio espantarle a p a g a n d o la l á m p a r a que allí ardía, sobre las aguas, llegó á ellos y los bautizó y libró
y no pudo, mas hízola c a e r en el suelo; pero el de aquel peligro.
276 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
Siendo provincial de su orden en Sicilia y v i s i - u n a luz clarísima, y en ella á san Alberto, vestido
tando á pie y con un báculo en la mano su p r o - de blanco, que les daba e n t e r a salud.
vincia, el c o m p a ñ e r o q u e b r ó u n vaso de b a r r o en Murió el santo á los 7 de agosto, el año de
que llevaba un poco de pan y agua, que era todo 1292, y después de m u e r t o castigó el Señor g r a -
su sustento; y hallándose el compañero confuso, vemente u n o s soldados que habían profanado el
san Alberto le m a n d ó t r a e r el vaso, y hallóle e n - templo en que estaba su s a g r a d o cuerpo, el cual
tero y lleno de a g u a . se halló en el a r c a donde estaba puesto de r o d i -
A un fraile m u y devoto de n u e s t r a Señora había llas como pidiendo v e n g a n z a á Dios de aquel s a -
e n g a ñ a d o el demonio y entibiádole en su d e v o - crilegio; y así en la m i s m a h o r a m u r i e r o n todos
ción, y tentándole tan fuertemente que cayó en un aquellos soldados de pestilencia. Y porque no hay
consentimiento deshonesto con u n a mujer, y al cosa tan s a n t a que los malos no la echen á m a l a
tiempo que el pobre trataba de cumplir su mal de- parte y de la medicina saquen veneno, estando
seo, el santo le llamó secretamente, y como si un predicador del Carmen predicando al pueblo
leyera su corazón, así le declaró lo que había d e - la santidad de Alberto y s u s g r a n d e s m e r e c i m i e n -
t e r m i n a d o , exhortándole á penitencia y á pedir tos, un sacerdote (movido del padre de la envidia)
misericordia á la Virgen sacratísima; y así lo hizo, dijo allí públicamente que m e n t í a el predicador,
cobrando por oraciones del santo la devoción con y que todo lo que decía era falso y fingido; y luego
la Virgen que había perdido. al momento se le cayeron delante de todos los
T r e s años h a b í a padecido u n a s e ñ o r a u n a llaga c i r c u n s t a n t e s las e n t r a ñ a s , y conociendo su c u l -
i n c u r a b l e en el pecho; prometió al santo u n a ima- pa pidió con m u c h a s l á g r i m a s perdón al s a n t o ,
gen de plata y de vestir tres pobres frailes si s a - prometiendo g u a r d a r l e su día y a y u n a r su vigilia,
n a b a . Mandóle él que se u n t a s e con un poco de y con esto alcanzó la salud.
aceite; untóse con el aceite de su l á m p a r a y quedó Otra vez pretendieron ciertos clérigos, i n s t i g a -
del todo sana. dos del demonio, quitar la imagen del santo que
Tuvo revelación del día en que había de morir, el pueblo r e v e r e n c i a b a , y yendo de noche á ejecu-
y así lo dijo á s u s frailes, y que u n a h e r m a n a s u y a tarlo, un paralítico, que había doce años que no
(que estaba lejos de allí doscientas y sesenta m i - se podía mover, r e p e n t i n a m e n t e sanó, y se opuso
llas) m o r i r í a aquel mismo día y á la m i s m a h o r a á los que iban á d e r r i b a r la imagen, contándoles
que él, como m u r i ó . Y estando todos los religiosos el milagro que Dios h a b í a obrado en él, y e s p a n -
al rededor del santo, orando por él, vieron salir su tados desistieron de su mal intento.
bendita a l m a en figura de u n a paloma blanca como En la ciudad de T r a p a n i , habiendo uno j u g a d o
la nieve, y volar al cielo, dejando el cuerpo en el y perdido su hacienda, viendo dos imágenes, u n a
suelo vestido de cilicio, del cual salía un olor sua- de n u e s t r a S e ñ o r a y otra de san Alberto, loco y
vísimo y u n a fragancia m á s del cielo que de la como fuera de sí, echando m a n o á la espada, fué
tierra; y u n a c a m p a n a que el santo había m a n d a - á la imagen de san Alberto, diciendo: « M u c h a s
do h a c e r se tañó por sí misma, sin que n i n g u n o la veces te h e llamado y no me has oído; no te t e n -
tocase. Hallóse á su entierro el rey de Sicilia y los dré m á s por s a n t o , pues no me h a s podido a y u -
g r a n d e s s e ñ o r e s y nobles del reino, y algunos dar; y tú, María, que eres llamada M a d r e de
obispos con i n n u m e r a b l e pueblo, procurando cada gracia, también h a s c e r r a d o á mis r u e g o s t u s
u n o llevar algo, como un precioso tesoro, de s u s orejas;» y diciendo esto hirió las i m á g e n e s , de las
vestidos y r e l i q u i a s , con las cuales obró Dios cuales salió m u c h a s a n g r e , y viniendo del cielo
g r a n d e s milagros. Hubo g r a n contienda entre el un rayo hizo ceniza aquel pobre y desventurado
clero y el pueblo sobre la m i s a que se había de sacrilego.
decir en las obsequias del santo, p o r q u e el clero De san Alberto h a c e mención el Martirologio
quería que se dijese de Réquiem, y el pueblo de romano á los 7 de agosto, y la Crónica del Carmen,
u n santo confesor; pero puestos todos en oración y el cardenal Baronio en s u s Anotaciones, y fray
aparecieron en el aire dos niños resplandecientes Bautista M a n t u a n o escribió en verso su vida.
con estolas blancas, y dijeron que se había de (P. Ribadeneira.)
cantar: Os justi meditabiiur sapientiam; y se dijo la
m i s a de un confesor, entendiendo que aquélla era SAN Y I C T R 1 C I 0 , OBISPO Y C O N F E S O R — N o se sabe de
la voluntad de Dios. Concurrían de m u c h a s partes este santo el lugar de su nacimiento. Servía en
r e m o t a s al sepulcro de san Alberto m u c h o s enfer- los ejércitos de Constantino el G r a n d e , y c u a n d o
mos, cojos, ciegos, leprosos, paralíticos, y dentro Juliano Apóstata quiso restablecer el paganismo
de pocos días volvían s a n o s á s u s casas, y la m a - entre s u s subditos, convirtióse á la fe de J e s u c r i s -
n e r a de s a n a r era que, postrados p r i m e r o delante to. Cierto día, hallándose las tropas r e u n i d a s ,
del sepulcro del santo, a y u n a b a n t r e s ó cuatro adelantándose Victricio depuso s u s insignias m i -
días, pidiéndole su favor, y á media noche veían litares y s u s a r m a s á los pies del t r i b u n o , r e n u n -
DÍA 8 AGOSTO 277
ciándolo todo p a r a revestirse interiormente de la envió emisarios á todas partes p a r a buscarlos, y
paz y de la justicia cristiana. Visto esto por el t r i - habiendo dado con ellos en u n a casa junto á Como,
b u n o , m a n d ó q u e fuera allí mismo azotado, y á allí mismo les castigaron cruelmente, y por fin les
pesar de h a b e r quedado con este suplicio h o r r i - cortaron la cabeza.
blemente desfigurado, no se abatió en lo m á s m í -
nimo su valor y constancia. Conducido luego á SAN FAUSTO, MÁRTIR—Nació en Milán, abrazó la
u n a cárcel, lo extendieron desnudo sobre un lecho c a r r e r a de la milicia, conoció la verdad de la reli-
de pequeños guijarros puntiagudos, cuyo tormento gión cristiana siendo aun m u y joven, y fué b a u -
sólo sirvió p a r a dar m a y o r realce á s u constancia, tizado por el obispo san Cayo. Permaneció por
y presentado, por último, al g e n e r a l del ejército, m u c h o tiempo practicando ocultamente los d e b e -
condenóle á ser decapitado. Sereno y tranquilo res que el Evangelio impone á todos los fieles,
m a r c h a b a al l u g a r del suplicio, é insultándole el h a s t a que, habiéndose publicado los sangrientos
v e r d u g o perdió éste la vista; á cuyo milagro suce- edictos del e m p e r a d o r Aurelio Cómmodo contra
dió otro, p u e s habiendo pedido le aflojaran las c a - los cristianos, confesó generosamente á Jesucristo.
denas que ataban s u s m a n o s (pues le habían Llevado á la presencia del juez pagano se m a n t u -
entrado en la c a r n e ) , y no pudiendo conseguirlo, vo inflexible en su confesión, y después de varios
cayeron por sí mismos los grillos, después de i m - tormentos fué degollado, sucediendo su martirio
plorado el socorro divino. A n u n c i a r o n al general d u r a n t e el siglo II.
lo que h a b í a sucedido, y éste lo participó al prín-
cipe, quien, movido por estos milagros, le alcanzó SAN DOMESIO, Y DOS DISCÍPULOS SUYOS, MÁRTIRES.-Eran
la vida y la libertad. Retirado después Victricio monjes en P e r s i a y vivían retirados, no sólo de
á la soledad, se fué á la Galia Bélgica á predicar los tumultos y diversiones del mundo, sino hasta
la fe de Jesucristo, haciendo admirable fruto; lo del comercio con las personas piadosas. En su so-
que sabido por el r o m a n o pontífice lo nombró ledad aspiraban sólo á su propia mortificación, y
obispo apostólico, y luego elevado á la silla epis- su retiro no era turbado más que por la presencia
copal de R ú a n , la que ilustró con s u s ejemplos, de otro monje, que de vez en cuando iba á llevar-
virtudes y milagros. Mucho trabajó este santo les algún alimento. En el reinado del emperador
obispo en bien de la religión; dirimió diferencias Juliano el Apóstata los soldados de éste a r r e b a t a -
suscitadas e n t r e los obispos de la Gran Bretaña, ron á los tres santos de su soledad, y los llevaron
m a n d ó c o n s t r u i r v a r i a s iglesias y monasterios, á Nisibe de Mesopotamia, donde los apedrearon
asistió casi á todos los concilios de su tiempo, y hasta que entregaron su alma á Dios.
después de h a b e r visitado los santos lugares de
R o m a , c a r g a d o de a ñ o s y de merecimientos, m u - SAN DONACIANO, OBISPO Y CONFESOR.-Floreció en el
rió en su diócesis de R ú a n el día 7 de agosto del siglo IV, y fué obispo de Chalons, en Francia, cu-
año 415. ya iglesia gobernó por espacio de ochenta años.
D u r a n t e este largo pontificado tuvo tiempo para
SAN PEDRO, SAN JULIÁN, Y OTROS DIEZ Y OCHO COMPA- desplegar todos los r e c u r s o s de su celo: así se le
ÑEROS, MÁRTIRES—En tiempo de los emperadores v i o r e c o r r e r varias veces toda su diócesis, sem-
Valeriano y Galieno, no queriendo sacrificar á los b r a r por doquiera abundante semilla de todas las
ídolos, fueron atormentados con varios suplicios, virtudes, levantar templos y asilos para la virtud
y por fin degollados en R o m a d u r a n t e el siglo III. ó el arrepentimiento, y dejar después todo aquel
país convertido en un ameno jardín de la Iglesia.
San Donaciano murió á la edad de cien años, y fué
LOS SANTOS CARPÓFORO, EXANTO, CASIO, SEYERINO, SE-
insigne en milagros antes y después de su muerte.
GUNDO, Y LICINIO, MÁRTIRES-Carpófóro y Exanto
eran soldados y familiares del e m p e r a d o r M a x i -
miano c u a n d o éste estaba en Milán. Se les e n c a r - Día 8
gó la custodia de Casio, Severino, Segundo y
Licinio, que estaban en la cárcel por h a b e r s e con- LOS SANTOS CIRÍACO, LARGO, Y ESMARAGDO, MÁRTIRES.
fesado cristianos. Habiendo hablado con ellos los —El martirio de los santos Ciríaco, diácono, Largo
dos soldados, a b r a z a r o n la religión verdadera, y y Esmaragdo, sacado de los Actos de san M a r c e -
empezaron á decir públicamente que los dioses lo, papa y mártir, que los notarios de Roma escri-
del imperio e r a n u n a impostura, y que sólo había bieron, fué de esta m a n e r a : Habiendo venido de
un Dios verdadero, y éste era el de los cristianos. África á Roma Maximiano, emperador, por hacer
Bautizados en seguida por san Materno, obispo de vana ostentación de su poder y lisonja á Diocle-
Milán, sacaron de la cárcel á los santos detenidos, ciano, emperador, que le había hecho su c o m p a -
y se escaparon con ellos, dirigiéndose á Como. ñero en el imperio, labró un suntuosísimo edificio
Cuando el e m p e r a d o r Maximiano supo su fuga para h o n r a y regalo del mismo Diocleciano; y
278 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
viendo que los cristianos no se podían a c a b a r con santo diácono con g r a n d e imperio m a n d ó al d e -
m u e r t e s ni t o r m e n t o s , p a r a m á s afligirlos con un monio que en el n o m b r e de Jesucristo saliese de
largo martirio m a n d ó que trabajasen en aquella aquella doncella, y él, sin poder resistir, salió
o b r a como esclavos y gente vil, trayendo piedra, a m e n a z a n d o á Ciríaco que si le e c h a b a de A r t e -
a r e n a y los otros materiales necesarios p a r a el edi- mia le h a r í a ir al reino de P e r s i a . Quedó libre
ficio. Hizose así, y sin tener respeto á nobleza, á Artemia del espíritu maligno que la atormentaba
milicia, ni hidalguía, i n n u m e r a b l e s cristianos con el cuerpo y m á s el alma; porque se hizo c r i s t i a -
g r a n fatiga y sudor a n d a b a n ocupados de noche y na, y su p a d r e Diocleciano por entonces quedó
de día trabajando en él. Y es cosa m u c h o p a r a m u y agradecido y trató bien á san Ciríaco, a y u -
notar que, habiéndose a r r u i n a d o otras t e r m a s y dando para esto la emperatriz S e r e n a , que s e c r e -
edificios suntuosísimos de otros e m p e r a d o r e s , de tamente e r a cristiana, y después fué m á r t i r del
tal m a n e r a q u e no ha quedado rastro de ellos, de Señor, y de ella h a c e mención el Martirologio ro-
este edificio, hecho con el trabajo y sudor de tantos mano á los 16 de agosto. De allí á poco vino un
y tan gloriosos m á r t i r e s , h a quedado en pie tanta embajador del rey de P e r s i a al e m p e r a d o r D i o -
parte, que de ella se h a edificado un solemne tem- cleciano, suplicándole que le enviase á Ciríaco,
plo dedicado á n u e s t r a S e ñ o r a de los Angeles, que diácono; porque el demonio se había apoderado
hoy día tienen en R o m a los p a d r e s cartujos. Había de u n a hija, s u y a y la a t o r m e n t a b a c r u d a m e n t e , y
en este tiempo en Roma un h o m b r e poderoso, rico decía que no saldría de ella si Ciríaco no venía
y fidelísimo, l l a m a d o T r a s ó n , el cual, compadecién- á e c h a r l e . A esta tan l a r g a j o r n a d a se ofreció el
dose de los cristianos, s e c r e t a m e n t e los socorría y santo diácono por la voluntad del emperador, y
les enviaba lo que habían m e n e s t e r por Sisinio, Ci- por la instancia que le hacía Serena, su mujer, no
ríaco y Largo, que asimismo eran cristianos. Supo r e h u s a n d o trabajo, fatiga ni peligro de tan largo
san Marcelo, papa, ó, según otros, san Marcelino, camino por la gloria que e s p e r a b a se había de
la piedad de T r a s ó n : agradóse m u c h o de ella, y seguir al Señor. Iban m u c h o s en su compañía en
ordenó á Sisinio y á Ciríaco de diáconos, los c u a - sus caballos y coches, y Ciríaco á pie con su bor-
les, ejercitando su caridad y llevando la limosna dón en la m a n o , cantando h i m n o s y salmos, y ala-
o r d i n a r i a de T r a s ó n á los cristianos que t r a b a j a - bando al Señor, h a s t a llegar al rey de P e r s i a , el
ban, fueron presos u n a noche de las g u a r d a s y cual se echó á s u s pies con g r a n d e humildad y
soldados de M a x i m i a n o , y por su mandato c o n - reverencia, y le dijo la causa por que le había
denados á a c a r r e a r piedra y a r e n a con los d e - llamado, y c u a n fatigada estaba su querida hija
m á s . En este trabajo se ocuparon los santos algún Jobia del demonio; el cual á la m i s m a h o r a c o -
tiempo. Y porque entre los otros cristianos que menzó á d a r gritos, y el santo postrado en tierra,
allí trabajaban había un santo viejo, llamado Sa- orando con m u c h a s l á g r i m a s , le m a n d ó en el
t u r n i n o , el cual por su m u c h a edad y flaqueza n o m b r e de Cristo que saliese luego de aquella
no podía llevar su c a r g a , estos santos diáconos doncella, y él, sin poder resistir, obedeció, y por
con g r a n d e prontitud y alegría le aliviaban, y aquel milagro ella y el rey su padre y otras c u a -
con su propia c a r g a llevaban la del buen viejo trocientas y veinte personas se convirtieron y
que él no podía llevar. Admiró esta caridad á los bautizaron. Ofreció el rey á Ciríaco g r a n d e s dones
gentiles como cosa n u e v a y entre ellos no u s a - y tesoros; m a s él no quiso aceptarlos, diciéndole
da (porque la virtud tiene tanta fuerza que se que los cristianos no vendían por precio los dones
h a c e a m a r doquier que se halla, a u n de los m i s - de Dios, sino q u e con fe los predicaban y estima-
mos enemigos), y dieron parte de lo que habían ban. Comía un pedazo de pan y bebía un poco de
visto á E s p u r i o , t r i b u n o , y él á Maximiano, el a g u a con L a r g o y E s m a r a g d o , s u s c o m p a ñ e r o s , y
cual los mandó p r e n d e r y e n t r e g a r á un prefecto, pasados c u a r e n t a y cinco días, con c a r t a s del
llamado Laodico. Estando los santos diáconos en rey de Persia p a r a Diocleciano, se embarcó en
la cárcel, fué cosa maravillosa los m u c h o s y g r a n - u n a n a v e y llegó á R o m a , donde fué recibido de
des milagros que el S e ñ o r obró por san Ciríaco, Diocleciano, y comenzó á vivir con quietud en
diácono. Y p a r a más manifestar su gloria y c o n - u n a casa que le había dado p a r a su m o r a d a . Poco
fundir á los e m p e r a d o r e s permitió el demonio que después Diocleciano hizo ausencia de R o m a , y Ma-
e n t r a s e en Artemia, hija del e m p e r a d o r Dioclecia- ximiano quedó en ella ejecutando su r a b i a é i m -
no, y c r u e l m e n t e la a t o r m e n t a s e , y que á g r a n d e s piedad contra los cristianos, y haciendo c a r n i c e r í a
voces el mismo demonio dijese que de n i n g u n a de ellos. E n t r e los otros m a n d ó p r e n d e r á Ciríaco,
m a n e r a saldría de aquel cuerpo si no viniese á Largo y E s m a r a g d o , y que un día que había de sa-
e c h a r l e Ciríaco, diácono. Estaba Ciríaco (como lir á ciertas fiestas con g r a n solemnidad Ciríaco
dijimos) en la cárcel, casi ya olvidado y d e s c o n o - desnudo y descalzo, y cargado de h i e r r o s y c a d e -
cido, cuando Diocleciano le m a n d ó soltar y t r a e r nas, aviltadamente fuese delante de su c a r r o z a ,
delante de sí, y le rogó que s a n a s e á su hija, y el p a r a m a y o r menosprecio de la religión cristiana,
DÍA. 8 AGOSTO 279
y cometió á Cartasio su vicario la causa de estos á conducir los camellos del ejército. Cierto día
santos m á r t i r e s p a r a que si no sacrificasen á los Varanes v i o desde una ventana á Hormisdas c u -
dioses los hiciesen morir. Y el juez, viendo que bierto de polvo y de miseria, y acordándose de su
por n i n g u n a vía los podía a p a r t a r de la fe de nobleza llamólo en su presencia, dióle u n a túnica
Jesucristo, hizo d e r r e t i r m u c h a pez é hirviendo de lino, y le dijo: «Ceded de vuestra terquedad y
e c h a r l a sobre la cabeza de san Ciríaco; y al t i e m - renunciad al Hijo del carpintero.» Hormisdas r o m -
po que se la echaban decía el santo: «Gloria á ti, pió la túnica diciéndole que no aceptaba el regalo,
Señor, porque me haces digno de padecer por tu supuesto que había de r e n u n c i a r á Jesucristo.
nombre.» T r a s este tormento se siguieron otros Furioso el rey mandó fuese decapitado, como
terribles. Descoyuntáronle sus miembros en la ca- efectivamente se verificó en la capital de Persia á
tasta, pidiendo el santo favor al Señor para vencer últimos del siglo IV.
aquel tormento, que era terrible; y el Señor le es-
forzó y le hizo vencedor del tirano. Finalmente, SAN MARINO, MÁRTIR—Fué de la ciudad de Anazar-
Maximiano le m a n d ó cortar la cabeza en c o m p a - bo, en Cilicia, cuyos habitantes convirtió á J e s u -
ñía de L a r g o y E s m a r a g d o , y de otros veinte hom- cristo, bautizándolos en seguida él mismo. H a -
bres y mujeres. Ejecutóse la sentencia fuera de biendo esto llegado á noticia de Lisias, prefecto
los m u r o s de R o m a , en la vía Salaria, j u n t o á los de dicha ciudad, lo mandó llamar á su presencia,
h u e r t o s llamados Salustianos. Sus cuerpos fueron y después de un largo interrogatorio en que m o s -
sepultados por J u a n , presbítero, á los 16 de m a r - tró el santo todo el valor y constancia de un m á r -
zo, q u e fué el día de su m a r t i r i o . Después á los tir de Jesucristo, fué cruelmente azotado, y carga-
8 de agosto san Marcelo, papa, con u n a s a n t a ma- do de pesados grillos metido en la cárcel. Al día
trona, llamada Lucina, los trasladó y colocó en siguiente se le llevó otra vez al tribunal, donde
otro lugar m á s decente, en la vía Ostiense, y en sufrió un nuevo interrogatorio, que d i o para el ti-
este día de su traslación celebra la santa Iglesia rano el mismo resultado que el anterior. Después
su fiesta. Escribieron de estos santos el Martiro- de esto se le colgó de un árbol suspendiéndole de
logio romano, el de Beda, U s u a r d o y Adón, y el los pies enormes pesas, y en esta postura lo q u e -
cardenal B i r o n i o en el segundo tomo de s u s Ana- maron á fuego lento; pero resistiendo al dolor de
les; y lo m á s principal de lo que aquí queda refe- tan horrible tormento y continuando en cantar
rido está (como dijimos) en los Actos de san divinas alabanzas, por orden del mismo Lisias fué
Marcelo, á los 16 de e n e r o . decapitado, alcanzando la corona del martirio el
(P. Ribadeneira.) año 301. Su cuerpo fué echado á los perros para
que lo devorasen; pero un cristiano, llamado X a n -
SAN HORMISDAS, MÁRTIR—Las crueldades y h o r r o - cio, lo recogió y le d i o honrosa sepultura.
res que e x p e r i m e n t ó la P e r s i a cuando reinaba
Cosroes s e g u n d o se r e n o v a r o n en tiempo de Isde- SAN SEVERO, PRESBÍTERO Y CONFESOR—Natural de la
gerdes. Enemigo declarado de la religión de J e - India, fué tan fervoroso en sus predicaciones que,
sucristo, hacía degollar á c e n t e n a r e s los cristianos, andando de región en región anunciando á J e s u -
desollando vivos á u n o s , partiendo á otros por cristo, llegó hasta Viena de Francia, en cuya ciu-
medio del cuerpo, haciéndolos sufrir los m á s atro- dad convirtió u n a multitud de infieles, destruyó
ces tormentos, pues que m u c h o s horriblemente un templo de los ídolos, y levantó otro en honor
maltratados, y atados de pies y m a n o s , y metidos del protomártir san Esteban. Después de haber
en unos hondos y oscuros calabozos, eran roídos consagrado toda su vida á la propagación del
de los r a t o n e s y de otros a n i m a l e s i n m u n d o s , sin Evangelio murió en paz, d u r a n t e el siglo V, glo-
que p u d i e r a n defenderse. No solamente esta p e r - rioso en milagros.
secución d u r ó en tiempo de Isdegerdes, sino t a m -
bién la continuó su hijo V a r a n e s . Cuando reinaba LOS SANTOS ELEÜTERIO, Y LEÓNIDES, MÁRTIRES.-Ignora-
éste fué c u a n d o sufrió el martirio Hormisdas, vas- mos todas las circunstancias de la vida y muerte
tago de u n a de las a n t i g u a s familias de la Persia, de estos santos, pues no tenemos de ellos más no-
pues su padre e r a un s á t r a p a de la r a z a de los ticias que las que da el Martirologio romano con
A q u e m e n i d a s . F u é llamado el santo m á r t i r por estas palabras: «Los santos mártires Eleuterio y
V a r a n e s para que a b j u r a r a la religión cristiana; Leónides llegaron quemados á la corona del m a r -
pero le contestó que n i n g ú n género de tormento tirio.»
sería capaz de s e p a r a r l e de la fe que profesaba.
El rey, al oir semejante respuesta, lo despojó de SAN MIRÓN, OBISPO Y CONFESOR.—Nació bajo, el r e i -
todos s u s bienes y honores, le m a n d ó quitar sus nado del emperador Decio en la isla de Creta, de
propios vestidos, y después de haberlo reducido á linaje distinguido. Su educación fué esmerada y
este estado lo echó de su presencia, condenándolo cristiana, y en todas sus acciones brilló siempre
280 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
su piedad y la inocencia de su corazón. F u é extre- g u a r d a s e ; y R o m á n tuvo comodidad p a r a e n t r a r
m a d a m e n t e caritativo con los pobres y compasivo donde estaba el santo, y llevando un vaso de a g u a
con toda clase de necesitados. Sus virtudes lo ele- se echó á s u s pies, suplicándole con g r a n d e v o -
varon al sacerdocio y después al episcopado de su ción y t e r n u r a que le bautizase. Tomó san L o -
m i s m a patria, cuya iglesia v i o r e n o v a r s e en su renzo el agua, echóle su bendición, y bautizó á
tiempo todo el esplendor de los días de los a p ó s t o - R o m á n . Súpolo Valeriano; mandóle apalear y t r a e r
les. San Mirón llegó á u n a e x t r e m a d a vejez, m u - delante de sí, y antes que el inicuo juez le h a -
riendo t r a n q u i l a m e n t e el año 350. blase palabra, san R o m á n con voz clara le dijo:
«Cristiano soy;» y el e m p e r a d o r con g r a n d e enojo
SAN EMILIANO, OBISPO Y C O N F E S O R . - F l o r e c i ó en tiem- le m a n d ó luego degollar. Lleváronle fuera de la
po de los e m p e r a d o r e s iconómacos, d i s t i n g u i é n - p u e r t a Salaria, y allí ejecutaron la sentencia á
dose por su e n e r g í a y constancia en defender el los 9 de agosto, y u n presbítero, llamado Justino,
culto de las s a n t a s i m á g e n e s . Consagrado obispo vino de noche y tomó su santo cuerpo y le e n t e -
de Cizico, en el Helesponto, redobló su fervor y rró en u n a cueva en el campo V e r a n o . E s t e es
s u s trabajos; pero el emperador León le mandó en s u m a el martirio de san R o m á n , sacado de los
e n c e r r a r en un oscuro calabozo, donde se le hicie- A ctos de san Lorenzo. (P. Ribadeneira.)
ron sufrir todas las miserias é incomodidades de
la vida. Emiliano fué siempre un modelo de c o n - SAN NÜMÍDICO, Y OTROS MUCHOS COMPAÑEROS, MÁRTIRES.
formidad y de paciencia: n u n c a se le oyó soltar —Cuando el e m p e r a d o r Valeriano levantó la p e r -
u n a queja ni e c h a r u n a m i r a d a de indignación á secución contra la Iglesia, vivían en África estos
s u s verdugos, que se gozaban en prolongar i n d e - santos. Numídico era el principal e n t r e ellos, ya
finidamente s u s martirios. Por fin, después de por su nacimiento, y a por su piedad; así es que
m u c h o s meses de padecer, fué desterrado á u n a no dejaba de e x h o r t a r á s u s c o m p a ñ e r o s y a n i -
ciudad de Grecia, en la cual acabó s a n t a m e n t e s u s marlos á que p e r s e v e r a s e n en la fe, como efec-
días d u r a n t e el siglo IX. tivamente la confesaron cuando fueron presos por
los paganos. Los arrojaron éstos al fuego, y todos
Día 9 alcanzaron la p a l m a del m a r t i r i o m e n o s N u m í d i -
co, que fué sacado medio vivo por u n a hija s u y a y
SAN ROMÁN, M Á R T I R - E l día de la vigilia de san le curó. En razón á s u s e m i n e n t e s virtudes fué
Lorenzo, que es á los 9 de agosto, h a c e la s a n - ordenado de presbítero en la Iglesia de Cartago
ta m a d r e Iglesia conmemoración de san R o m á n , por el obispo san Cipriano, cuyo ministerio e j e r -
m á r t i r , el cual, siendo soldado del e m p e r a d o r Va- ció por espacio de a l g u n o s años h a s t a su m u e r t e .
leriano, y asistiendo al martirio de san Lorenzo, F u e r o n m u c h o s los milagros que obró el Señor
v i o que al tiempo que le a t o r m e n t a b a n en la c a - por su intercesión.
tasta y d e s g a r r a b a n s u s c a r n e s con escorpiones,
y descoyuntaban s u s sagrados miembros, estaba LOS SANTOS JULIÁN, MARCIANO, Y OTROS OCHO COMPAÑE-
el valerosísimo g u e r r e r o del Señor con g r a n d e ROS, M Á R T I R E S . — N a t u r a l e s y habitantes de C o n s -
alegría, haciéndole g r a c i a s por la merced que tantinopla, sintieron tanto la persecución que en
le h a c í a en darle á padecer tales tormentos por su tiempo promovió contra las i m á g e n e s de los
su amor. Y j u n t a m e n t e v i o que u n mancebo h e r - santos el emperador León el Isauro, que un día,
mosísimo estaba allí junto á san Lorenzo, l i m - llenos de santo celo, colocaron la efigie del Salva-
piándole con u n lienzo el sudor que cubría su dor sobre la p u e r t a de Bronce de la m i s m a c i u -
rostro, por la terribilidad de aquellos tormentos. dad. Al día siguiente fueron llamados á la p r e -
Movióse m u c h o R o m á n con esta vista, y entendió sencia de León, y habiéndoles interrogado por su
que aquel mancebo era ángel de Dios, que venía atrevimiento, confesando ser ellos los a u t o r e s de
á confortar y á r e g a l a r á san Lorenzo, y que no aquel supuesto c r i m e n , fueron condenados á v a -
podía dejar de ser v e r d a d e r a aquella religión que rios tormentos, y por fin m u r i e r o n degollados.
daba tanto esfuerzo y alegría en tan horribles
penas á los que por ella las padecían; y lo mejor LOS SANTOS SECUNDIANO, MARCELIANO, Y YERIANO, MÁR-
que pudo se llegó á san Lorenzo, y le dijo lo que T I R E S . — E r a n soldados r o m a n o s en tiempo del e m -
h a b í a visto, y que él q u e r í a ser cristiano, y que perador Decio, y se convirtieron á la fe por la a d -
le rogaba no le d e s a m p a r a s e . Mucho se alegró el miración que les causó la vista de la constancia y
bendito m á r t i r con lo que le dijo R o m á n , m o s - demás virtudes de los m á r t i r e s . Luego que fueron
trándole el rostro amoroso porque de p a l a b r a no bautizados declararon que adoraban á Jesucristo,
le pudo responder. Quitaron después de aquel y hallándose entonces en R o m a fueron a r r e s t a d o s ,
tormento á san Lorenzo y le e n t r e g a r o n á H i p ó - sufriendo en la m i s m a ciudad varios y crueles
lito (que en secreto e r a cristiano) p a r a que le t o r m e n t o s . Después fueron enviados á Toscana, en
DÍA 10 AGOSTO 281
c u y a provincia, por orden del cónsul Promoto, ros para sustento de los ministros de ella y para
p r i m e r a m e n t e fueron azotados, luego estirados hacer limosna á los pobres, y algunos vasos ricos
en el potro, d e s c a r n a d o s con garfios de h i e r r o , de oro y plata, y vestimentos y aderezos precio-
quemados s u s costados con p l a n c h a s de hierro en- sos para el servicio del altar. Andaba la p e r s e c u -
cendido, y finalmente a c a b a r o n su vida degollados ción en tiempo del emperador Valeriano contra los
en el año 251. S u s cuerpos fueron recogidos por cristianos m u y brava: en ella fué preso el pontífi-
los cristianos, y por s u intercesión obró el Señor ce Sixto, y llevándoleá la cárcel, Lorenzo, deseo-
m u c h o s milagros. so d e a c o m p a ñ a r l e en aquel sacrificio, como
diácono á su sacerdote, y como hijo á su dulcísi-
LOS SANTOS FIRMO, YRÚSTICO, M Á R T I R E S - E r a n natu- mo padre, le salió al camino, y con m u c h a s y
rales de la ciudad de B é r g a m o , y habían abrazado tiernas lágrimas, salidas de un entrañable y abra-
la fe ilustrados por la gracia de Dios á vista de un sado afecto de m o r i r p o r Cristo, le rogó que no le
ruidoso milagro q u e aconteció en s u presencia. dejase, sino que le llevase en su compañía, pues
En el reinado del e m p e r a d o r Maximiano, por orden la m u e r t e temporal sería vida bienaventurada
del procónsul Anolino, fueron presos y enviados á p a r a él, alegando m u c h a s razones que refiere san
Verona, en c u y a ciudad t e r m i n a r o n su vida con Ambrosio, y nosotros las escribimos en la vida de
un glorioso y célebre martirio, el cual c o n s u m a - san Sixto, mártir, y por eso no las repetimos aquí.
ron con u n a m u e r t e santa. Enternecióse s a n Sixto con las palabras de Loren-
zo: consolóle, animóle, dióle esperanza que presto
S A N D O M I C I A N O , O B I S P O Y C O N F E S O R — F u é enviado por moriría por el Señor, y con espíritu profético le
el apóstol san Pedro á C h a l o n s de F r a n c i a , de cuya anunció q u e s u s tormentos serían más rigurosos
ciudad fué el tercer obispo. Trabajó eficazmente y la victoria más gloriosa q u e por ellos del tirano
en la conversión de aquellas regiones, y murió en alcanzaría. Encomendóle q u e repartiese á los p o -
la paz d e Dios á principios del siglo I I . bres los tesoros de la Iglesia, y con eso se despidió
de él. Lorenzo, p o r cumplir el mandato del s u m o
S A N DAVID, P R E S B Í T E R O Y C O N F E S O R — I r l a n d é s ; le men- pastor, y porque aquellos tesoros temporales no
ciona Colgan. le fuesen estorbo p a r a alcanzar el tesoro i n e s t i -
mable de la corona del martirio que él tanto d e -
S A N F E D L I M I D O , Ó F E L I M I , O B I S P O Y C O N F E S O R . — V i v i ó en seaba, luego con gran diligencia salió á buscar
el siglo V I . todos los pobres cristianos y personas miserables
que estaban escondidas, p a r a socorrerlas confor-
Día ÍO me á su necesidad. Entró en casa de una viuda,
llamada Ciríaca. q u e padecía un fortísimo dolor
SAN LORENZO, M Á R T I R — E l m a r t i r i o del g l o r i o s í s i - de cabeza, y tenía en su casa muchos clérigos y
mo y fortísimo m á r t i r s a n Lorenzo, gloria de E s - cristianos escondidos. Y la primera cosa que hizo
paña, fué tan ilustre y tan esclarecido en toda la fué e c h a r s e á los pies de ellos, y postrado en el
Iglesia de Dios, q u e dice el g r a n doctor s a n Agus- suelo lavárselos con u n a profundísima humildad.
tín estas p a l a b r a s : « L a gloria del martirio de Y después con aquellas mismas manos con q u e
san Lorenzo es t a n g r a n d e , q u e con su pasión h a los había lavado, haciendo la señal de la cruz, y
a l u m b r a d o al m u n d o universo. Alumbró sin duda poniéndolas sobre la cabeza de Ciríaca, le quitó
Lorenzo al m u n d o con aquella l u m b r e con q u e el dolor que padecía, le dio entera salud, y r e p a r -
él estaba abrasado, y con las llamas q u e padeció tió largas limosnas á los pobres que allí esta-
encendió los corazones de todos los fieles.» Esto ban. De esta casa pasó á otra de un cristiano,
dice san Agustín. Y él y los demás insignes docto- llamado Narciso, donde halló gran n ú m e r o de
res y l u m b r e r a s de la Iglesia tratan m u y p a r t i c u - cristianos, angustiados, temerosos y afligidos:
l a r m e n t e s u martirio, de los cuales y de los Actos consolólos, esforzólos, lavólos asimismo los pies,
antiguos de san Lorenzo y de los martirologios sa- dióles limosna, y vista á un ciego, llamado C r e s -
c a r e m o s aquí su vida y m u e r t e preciosa. F u é san c e n d o , haciendo la señal de la cruz sobre s u s
Lorenzo español de nación, n a t u r a l de Huesca, ojos. De allí fué á u n a cueva de Nepociano, don-
ciudad en el reino de A r a g ó n . Su padre se llamó de estaban encerrados como sesenta y tres c r i s -
Orencio, su m a d r e Paciencia; fueron santos y de tianos, entre hombres y mujeres. Entró el s a n -
ellos reza y celebra fiesta la iglesia de Huesca. De to á ellos, dándoles ósculo de paz con m u c h a s
su niñez, j u v e n t u d y de cómo h a y a ido á Roma no lágrimas; lavó los pies á los hombres, y r e p a r -
se sabe; solamente sabemos q u e fué arcediano de tió á todos de los tesoros que llevaba. Y viendo
l a s a n t a Iglesia de R o m a , y que el santo papa Sixto, allí á un santo presbítero, llamado Justino, q u e
segundo de este nombre, le dio en g u a r d a los t e - había sido ordenado de san Sixto, Lorenzo se
soros de la Iglesia, q u e debían s e r a l g u n o s d i n e - derribó á s u s pies para besarlos, teniendo respeto
T0M0 m
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282 LA LEYENDA DE ORO DÍA 10
al grado de sacerdote que tenía Justino, superior díjoselo Hipólito ya cristiano, y el santo respondió
al suyo de diácono. Justino también se echó en el con g r a n d e alegría: «Vamos, que á ti y á mí se
suelo p a r a besar los pies á san Lorenzo, y los dos nos apareja corona de gloria.» Preguntóle el tira-
estuvieron postrados en tierra con u n a s a n t a y no por los tesoros de la Iglesia, y él, con u n a sabi-
religiosa contienda, sobre quién los besaría á d u r í a y sagacidad divina, le respondió que si tenía
quién. Al fin venció Lorenzo, y Justino se dejó tanta ansia de los tesoros de la Iglesia le diese dos
lavar los pies, entendiendo que aquélla era la ó tres días de tiempo p a r a recogerlos, que él se
voluntad de Dios, y que no era bien ir á la mano los t r a e r í a . Túvolo por bien Valeriano, y m a n d ó
á san Lorenzo que por aquella humildad se apare- á Hipólito que anduviese siempre á su lado y no
j a b a p a r a el m a r t i r i o . En estas o b r a s gastó el san- le perdiese de vista en aquellos tres días: en los
to diácono toda aquella noche, cumpliendo e n t e - cuales san Lorenzo juntó todos los ciegos, c o -
r a m e n t e la voluntad de san Sixto, al cual el día jos, m a n c o s y pobres que pudo hallar, y ponién-
siguiente llevaron á degollar; y como Lorenzo le dolos (como dice Metafrastes) en los camellos y
viese, corrió á él, y con voz alta y llorosa le dijo: carros que le habían enviado p a r a que trajese los
«No me d e s a m p a r e s , padre santo; ya cumplí tu tesoros, se vino con ellos al e m p e r a d o r , y díjole:
m a n d a m i e n t o y distribuí á los pobres los tesoros «Estos son los tesoros de la Iglesia.» P o r q u e ( c o -
que me encargaste.» mo dice san Ambrosio) v e r d a d e r a m e n t e son teso-
Oyeron los ministros de justicia estas palabras, ros aquellos en quienes mora Dios, aquellos que
y á la voz de los tesoros echaron mano de Lorenzo están adornados de la fe de Cristo, aquellos por
y prendiéronle. Dieron noticia de lo que habían c u y a s m a n o s n u e s t r a s limosnas suben al cielo y
oído al emperador, y él se holgó m u c h o con aque- alcanzamos los tesoros eternos. No se puede fá-
lla nueva, esperando h a r t a r su codicia, y h a b e r cilmente creer la s a ñ a que recibió el tirano vién-
g r a n d e s riquezas y tesoros de la Iglesia, y d e s p o - dose e n g a ñ a d o de san Lorenzo y burladas s u s
j a r á san Lorenzo del tesoro preciosísimo de la fe, esperanzas, y el furor con que m a n d ó luego
haciéndole a d o r a r s u s dioses, y con su ejemplo d e s n u d a r delante de sí al santo levita y r a s -
mover á los d e m á s . Dieron al santo en g u a r d a á un g a r s u s c a r n e s con escorpiones: y p a r a m á s es-
caballero, llamado Hipólito, y él le echó en la cár- pantarle hizo t r a e r todos los i n s t r u m e n t o s con
cel con otros m u c h o s presos, e n t r e los cuales h a - que a t o r m e n t a b a n á los m á r t i r e s p a r a que en-
bía uno, llamado Lucillo, que había estado m u c h o tendiese que por todos ellos había de pasar si
tiempo en aquella cárcel, y llorado tanto su d e s - no se rendía á su voluntad. Mas el esforzado caba-
v e n t u r a que había perdido la vista y del todo que- llero de Cristo no se espantó por ver aquellos h o -
dado ciego. Persuadióle el santo diácono que cre- rribles i n s t r u m e n t o s , porque estaba su corazón
yese en Jesucristo, y él lo hizo, y se bautizó, y tan encendido en el a m o r de su Señor, que todas
Dios le alumbró los ojos del a l m a y del cuerpo, y las penas que le podían dar le parecían pocas y
le restituyó la vista. Divulgóse este milagro por la más blandas que las que él deseaba padecer, y así
ciudad, y por la fama de él c o n c u r r i e r o n m u c h o s dijo al tirano: «Hombre desventurado, ¿piensas
ciegos á la cárcel donde estaba san Lorenzo, pi- a t e m o r i z a r m e con tus tormentos? P u e s quiero que
diéndole remedio p a r a su ceguedad, y él los sanó entiendas que para ti son toqmentos y para mí
á todos haciendo sobre ellos la señal de la cruz. regalos, y que yo n u n c a he deseado sino comer á
Ablandóse Hipólito con los milagros que veía o b r a r esta m e s a y h a r t a r m e de estos manjares.» De allí
á san Lorenzo: comenzó á trabar pláticas con él le llevaron cargado de c a d e n a s al palacio, y d e s -
y á rogarle que descubriese los tesoros que tenia pués de h a b e r l e m a n d a d o el tirano dar los tesoros
escondidos. De aquí tomó ocasión el santo p a r a y sacrificar á los ídolos, y que no confiase en los
predicar á Jesucristo y p a r a decirle: «¡Oh Hipóli- tesoros que tenía escondidos p o r q u e no le podrían
to!, si crees en Dios P a d r e todopoderoso, y en J e - librar de los tormentos q u e le estaban aparejados,
sucristo su Hijo, yo te prometo d e m o s t r á r t e l o s te- respondió el santo con m u c h o sosiego y alegría de
soros, y lo que es m á s , la vida eterna, de la cual su alma: «En los tesoros del cielo confío yo, que
s e r á s particionero.» Y poco á poco le fué dando son la misericordia y piedad de Dios con que me
m a y o r noticia de la verdad de n u e s t r a s a n t a fe, y h a de favorecer p a r a que mi alma quede libre,
de los tesoros inestimables que tiene Dios en el a u n q u e el cuerpo sienta tus tormentos.» Azotá-
cielo para s u s siervos. Y e n t r a n d o el rayo de la ronle c r u d a m e n t e con v a r a s , colgáronle en el aire,
divina luz en Hipólito se convirtió y recibió el y q u e m á r o n l e los costados con planchas de h i e -
bautismo él y toda su familia, que e r a n diez y r r o encendidas; y el bendito m á r t i r por u n a parte
nueve personas. F u é tanto lo que el Señor regaló se reía del tirano, diciéndole que no sentía s u s tor-
á Hipólito, que afirmaba ver las á n i m a s de los que mentos, y por otra hacía gracias á Dios, y decía:
se bautizaban m u y alegres y h e r m o s í s i m a s . Man- «Señor mío Jesucristo, Dios verdadero é Hijo de
dó Valeriano t r a e r al santo m á r t i r á su audiencia; Dios, ten misericordia de tu siervo, pues siendo
DÍA 10 AGOSTO 283
acusado no te negué y siendo preguntado te c o n - la ley (dijo el juez) que te enseña á b u r l a r t e de los
fesé.» Cuanta m a y o r paciencia y gozo mostraba el dioses y á no hacer caso de los tormentos?» Y el
santo m á r t i r , tanto m á s se embravecía el tirano, santo respondió: «En el nombre de mi Señor J e -
y atribuyendo la gracia y favor del cielo á arte sucristo yo no temo tus tormentos.» Y como el t i -
mágica, le dijo: «Tú eres m a g o , y por arte m á - r a n o le dijese que si no sacrificaba á los dioses
gica h a c e s burla de mis tormentos; p u e s yo te toda aquella noche gastaría en atormentarle, dijo
j u r o por los dioses i n m o r t a l e s que has de s a c r i - el bienaventurado mártir: «Si así es, esta noche
ficar ó padecer t a n t a s y tan g r a v e s penas, que será clara y llena de alegría p a r a mí, y no tendrá
n i n g ú n h o m b r e h a s t a hoy las padeció.» R e s p o n - oscuridad alguna.» Finalmente, mandó el tirano
dió el santo con g r a n d e seguridad y ánimo i n - aparejar un lecho de h i e r r o , á m a n e r a de parrillas,
vencible: «Tus t o r m e n t o s se han de acabar, y tan g r a n d e s , que pudiesen sustentar el cuerpo del
yo en n o m b r e de Jesucristo no los temo; haz santo, y debajo poner fuego manso para que poco
lo que quisieres y no te canses.» Enojóse s o b r e - á poco se fuese q u e m a n d o , y la m u e r t e fuese tanto
m a n e r a el tirano, y mandóle de nuevo azotar con más cruel cuanto era más prolija. Los verdugos
plomadas fuertemente para que moliesen y magu- con gran presteza y solicitud aparejaron aquella
llasen s u s c a r n e s . Hizo oración san Lorenzo á D i o s , d u r a cama, hicieron el fuego, desnudaron al santo
pidiéndole que fuese servido de recibir su alma. levita con g r a n furia, y descubrieron aquel sagra-
Oyóse del cielo u n a voz que le dijo que le quedaba do cuerpo, que de los tormentos pasados estaba
m u c h o por padecer. Esta voz oyeron los que e s - abierto y llagado, y le tendieron sobre las p a r r i -
taban presentes y el mismo juez, y m á s endureci- llas. Estaba el tirano con los ojos encarnizados y
do dio voces diciendo: «Varones r o m a n o s , ¿no veis con la cara turbada, dando bramidos y echando
cómo los demonios favorecen á este sacrilego, que espumarajos por la boca de rabia y furor; los s a -
ni teme á los dioses ni á vuestros príncipes, ni tan yones atizando el fuego, los circunstantes atónitos
crudos y exquisitos tormentos?» Y ciego con el furor y pasmados, los ángeles del cielo mirando este
mandó de nuevo que le extendiesen en la catasta, espectáculo, y el corazón de Lorenzo, blando y
y estirasen y descoyuntasen s u s m i e m b r o s , y des- amoroso, se regalaba con el Señor, y le decía:
pedazasen s u s c a r n e s con escorpiones y otros ins- «Recibid, Señor, este mi sacrificio en el olor de
t r u m e n t o s . Y el santo, constante m á r t i r , con rostro suavidad;» y Dios, que es fiel, esforzaba á su s o l -
alegre h a c í a g r a c i a s al Señor, y con corazón dado para que su virtud pelease con la violencia
amoroso y confiado le decía: «Bendito seáis vos, del tirano, la flaqueza de la carne de Lorenzo con
Señor mío y padre de mi Señor Jesucristo, que la terribilidad de aquel tormento, la vida con la
usáis de tanta misericordia con quien tan poco la m u e r t e , y la fe de Jesucristo triunfase de todo el
m e r e c e . Dadnos, Señor, por vuestra sola bondad, poder del infierno. No parecía que estaba Lorenzo
v u e s t r a gracia, p a r a que todos los circunstantes en aquella cama de h i e r r o y fuego, sino en una
conozcan que no d e s a m p a r á i s á vuestros siervos c a m a blanda y regalada, entretenido con suavísi-
antes los consoláis en el tiempo do la tribulación.» mos deleites, porque, volviendo los ojos al t i r a -
Envió el Señor un ángel del cielo que refrescase á no, con g r a n constancia y valor divino, le dijo:
Lorenzo y le diese alivio en aquel suplicio, y con «Mira, miserable, que ya está asada u n a parte
un lienzo le limpiase el sudor del rostro y las llagas de mi cuerpo; vuélvela para que se ase la otra,
de su cuerpo Vio un soldado que allí estaba, llama- y tú puedas comer de mis carnes sazonadas, y no
do R o m á n , al ángel que ejercitaba este piadoso ofi- de las riquezas de la Iglesia, que ya están g u a r -
cio, y a l u m b r a d o con la luz del cielo pidió después dadas en el tesoro del cielo, á donde las manos de
á san Lorenzo que le bautizase; bautizóle, y fué los pobres las llevaron.» ¡Oh glorioso Lorenzo!
m á r t i r de Jesucristo. No se contentó el cruel t i r a - ¡Oh valeroso é invencible soldado de Jesucristo!
no de h a b e r atormentado t a n t a s veces y con tan ¿Son vuestras carnes de hierro ó de metal? ¿Sois
atroces t o r m e n t o s á san Lorenzo, antes, queriendo vos de piedra? ¿Habéis perdido los sentidos? ¿Sois
de nuevo ejercitar su s a ñ a y furor, determinó gas- exento de pena y dolor? No cierto, no, porque m u y
tar toda una n o c h e en darle nuevos tormentos. Y bien sentíades las uñas que desgarraban v u e s -
p a r a esto m a n d ó t r a e r ante su tribunal todos los tro sagrado cuerpo, y las h a c h a s encendidas que
g é n e r o s de i n s t r u m e n t o s con que solían atormen- le quemaban, y el fuego lento que le consumía;
tar á los santos m á r t i r e s p a r a emplearlos en aquel mas era tan encendido el amor que teníades á
s a n t o diácono, que ya estaba despedazado y c o n - vuestro Capitán y Maestro, y el deseo de morir
sumido. Sentado, pues, el inicuo juez en el t r i b u - por el que había muerto por vos, que los t o r m e n -
nal, preguntó á san Lorenzo de qué linaje era. Y t o s o s eran deleites y en la m u e r t e hallábades vida.
él respondió: «Cuanto al linaje, yo soy español, Porque con la lumbre de la fe víades aquella bien-
criado en R o m a desde pequeño, y fui bautizado y a v e n t u r a d a y eterna vida que os aguardaba, y
enseñado en la ley s a n t a y divina.» «¿Divina llamas abrazado ya con vuestro dulce Esposo no quería-
284 LA LEYENDA DE ORO DÍA 10
des soltar la p r e s a que teníades tan asida y a p r e - cedad mereció por ella ser ordenado de arcediano
tada. Esta luz os esforzó, este a m o r os a r r e b a t ó , de R o m a , dispensador de la s a n g r e de Cristo, y
y trasportó Dios de tal m a n e r a , que con la pleni- repartidor de los bienes de la Iglesia? ¿Cuan e x -
tud del gozo inefable que poseía v u e s t r a alma, se celente fué su fidelidad en d a r á los pobres los te-
agotaban, aniquilaban y desaparecían los dolores soros que le habían encomendado? ¿Cuan m a r a -
de v u e s t r o s delicados miembros. Considerando villosa su prudencia en d e s e n g a ñ a r al t i r a n o , y
esto el glorioso p a d r e san Agustín, y admirado de darle á entender que los tesoros de Cristo no son
este espíritu y constancia de san Lorenzo, dice de oro y plata y piedras preciosas, sino las almas
estas palabras: «Ardía en el deseo de Cristo L o - de sus siervos en que él habita? ¿Qué deseos tan
renzo, y por eso no sintió la p e n a del perseguidor, encendidos de m o r i r por su Señor? ¿Qué lágrimas
p o r q u e cuanto es m a y o r el fervor de la fe, tanto tan copiosas y tiernas porque le dejaba san Sixto
m á s se a p a g a la llama del suplicio. Quemaha el y no moría con él? ¿Qué humildad tan profunda
fuego corporal al cuerpo del bienaventurado L o - en lavar y besar los pies de los pobres? ¿Qué fe
renzo; m a s el a m o r entrañable del Salvador que tan cierta p a r a a l u m b r a r á los ciegos y dar vista
a b r a s a b a su corazón apagó el furor de aquellas á los que no veían? ¿Qué esperanza tan s e g u r a y
llamas. P o r q u e a u n q u e los miembros se deshagan qué p r e n d a s tan firmes de la vida eterna? ¿Qué
en ceniza, no se deshace ni menoscaba la fortale- paciencia en sus penas? ¿Qué fortaleza en s u s tor-
za de la fe.» Esto es de san Agustín, y lo mismo mentos? ¿Qué alegría en los suplicios? ¿Qué m e -
dice san Ambrosio por estas p a l a b r a s : «Ardía el nosprecio en todo lo de la tierra, y qué aprecio y
bienaventurado m á r t i r e x t e r i o r m e n t e con las lla- ansia por lo del cielo? ¿Qué a m o r tan cordial y tan
m a s del cruel tirano; mas m u c h o m a y o r era la lla- afectuoso p a r a con Dios? ¿Cómo se entretenía y
m a del a m o r de Cristo que interiormente le a b r a - regalaba con él, teniendo por s u m o beneficio el
saba su corazón. Y puesto caso que el rey malvado volver la vida al que se la h a b í a quitado, y m o r i r
m a n d a b a a ñ a d i r leña y a c r e c e n t a r el fuego, san asado en u n a s parrillas con fuego lento por aquel
Lorenzo, a b r a s a d o de otro m a y o r incendio de la Señor que a b r a s a d o de a m o r había m u e r t o por él
fe, no sentía aquellas llamas, y pensando en lo en u n a cruz? Estas son las virtudes q u e debemos
que Dios m a n d a b a todos los tormentos que padecía imitar en san Lorenzo, de cuyo olor suavísimo
e r a n refrigerio y regalo p a r a él.» Hasta aquí es hoy día está llena la s a n t a Iglesia y se r e c r e a
de san Ambrosio. Mas siendo ya llegado el plazo con su fragancia y con su memoria, la cual vive,
que el Señor había determinado para coronarle, y florece y se perpetua en el m u n d o , siendo y a aca-
habiendo dado tan excelente victoria á su soldado, bados y sepultados en perpetuo olvido ó infamia
volvió Lorenzo á a l a b a r á Jesucristo y á r e g a l a r s e los jueces, príncipes y tiranos que le a t o r m e n -
con él, y le dijo: «Gracias te doy, Señor mío y Dios taron. Sería n u n c a a c a b a r si quisiésemos t r a e r
mío, que ya he merecido e n t r a r por las p u e r t a s de aquí las alabanzas que los santos dan á este fortí-
tu bienaventuranza;» y diciendo esto acabó la vida, simo caballero é ínclito mártir del Señor. San
y expiró, enviando su a l m a vencedora á ser d i g - Ambrosio trata m u y l a r g a m e n t e de este santo, y
n a m e n t e coronada en el cielo, donde resplandece san Agustín. San León, papa, dice que no menos
con m á s claro resplandor que las llamas del fuego se h o n r a R o m a con el martirio de san Lorenzo,
con que su santo cuerpo fué a b r a s a d o . Venida la que J e r u s a l é n con el de san Esteban; san Máximo
m a ñ a n a , Hipólito y Justino, presbítero, tomaron dice que fué igual á los apóstoles; san Pedro C r i -
el santo cuerpo y le sepultaron en u n a heredad de sólogo, Metafrastes y los d e m á s hablan de san Lo-
Ciríaca la viuda que él había sanado en el camino renzo con g r a n d e ponderación y admiración de
que va á Tívoli. J u n t á r o n s e con ellos otros cristia- s u s virtudes, y Aurelio P r u d e n c i o en verso e l e -
nos, y estuvieron allí tres días a y u n a n d o y velan- gantísimo nos pinta s u s batallas y victorias, y
do las noches, y d e r r a m a n d o l á g r i m a s al sepulcro dice que la m u e r t e de la superstición y vano
del santo arcediano, que tanto bien les h a c í a . Al culto de los dioses, desde aquel día en que él
cabo de tres días celebró misa Justino y comulgó m u r i ó la gentilidad comenzó á caer, y á florecer
á los presentes, y con esto se a p a r t a r o n unos de la religión cristiana, y que Lorenzo, como v a l e -
otros porque ya se divulgaba el caso. roso caudillo y capitán del Señor, peleó con tan
Este es el martirio de san Lorenzo, que fué tan g r a n d e esfuerzo, que a u n q u e m u r i ó en la pelea,
esclarecido que bastó p a r a a l u m b r a r é inflamar venció y desbarató el ejército de los enemigos. Y
al m u n d o , p a r a dejar en. la Iglesia católica i l u s t r í - por v e n t u r a ésta h a sido la causa que la s a n t a Igle-
simos triunfos y nobilísimos trofeos de su gloria, y sia le h a c e tanta fiesta, con vigilia, con octava,
p a r a que todos los fieles tengan en él un vivo y con oraciones y misas propias; por el beneficio
perfectísimo retrato de todas las v i r t u d e s que que recibió y por la victoria que alcanzó de la
imitar. P o r q u e ¿cuánta y cuan admirable fué la idolatría con su m u e r t e . En R o m a el e m p e r a d o r
castidad de este santísimo levita, pues en s u m o - Constantino le edificó u n suntuoso templo en el
DÍA 10 AGOSTO 285
campo Veranio, donde está e n t e r r a d o , que es u n a liquias, hizo Dios g r a n d e s milagros, a l u m b r a n d o
de las siete iglesias y principales estaciones de ciegos y dando salud á enfermos. El martirio de
R o m a . San Dámaso, papa, otro, que es iglesia insig- san Lorenzo fué á 10 de agosto, el año del S e -
ne y colegial. Y sin éstos, la cárcel donde estuvo ñor de 261, imperando Valeriano y Galieno, su
preso, y en el l u g a r donde fué asado, y donde está hijo. Y esto es lo cierto, como consta de lo que
parte de s u s preciosas reliquias, tiene otros t r e s , escribe san Cipriano en la epístola 82 á suceso, en
sin los demás que hay en aquella s a n t a ciudad la cual dice que san Sixto, papa, había sido m a r t i -
con título de San Lorenzo, y a n t i g u a m e n t e h u b o rizado aquel a ñ o , lo cual (como dijimos) sucedió
m u c h o s más. Y en Italia las iglesias catedrales de t r e s días antes de la m u e r t e de san Lorenzo. Y
a l g u n a s ciudades son de la advocación de san Lo- Poncio, diácono, compañero y discípulo del mismo
renzo; y en Constantinopla s a n t a Pulquería, empe- san Cipriano, y el que escribió su martirio, dice
ratriz, le labró un suntuoso templo y colocó en él que fué martirizado el mismo año que san Sixto,
s u s preciosas reliquias; y Justiniano, emperador, que fué el séptimo del imperio de Valeriano, como
le hizo m á s magnífico. Y en E s p a ñ a y F r a n c i a , y m u y bien lo notó el cardenal Baronio. Y así los
en todas las provincias y naciones de la cristiandad, que dijeron que san Lorenzo fué martirizado en
h a sido y es reverenciado este ilustrísimo m á r t i r tiempo del emperador Decio se e n g a ñ a r o n . Y en
con p a r t i c u l a r devoción; y ú l t i m a m e n t e el católi- todo lo demás que otros inventaron ó añadieron
co rey de las Espafías D. Felipe, segundo de este hay m u c h a variedad, poca verdad y g r a n d e confu-
nombre, h a hecho un templo de san Lorenzo en sión. Supliquemos todos á este santísimo y glorio-
el Escorial, digno de su g r a n d e z a y piedad, en el sísimo m á r t i r que nos alcance del Señor aquella
cual hay tanto que ver, que no sabe el h o m b r e de fe viva y lumbre del cielo que él tuvo, para que,
qué a d m i r a r s e m á s , ó de la g r a n religión en que a l u m b r a d a nuestra alma con ella, y abrasada con
tantos padres de la orden del glorioso san J e r ó n i - el fuego del a m o r divino, vea las cosas del suelo,
mo viven, ó de la suntuosidad del edificio en que no como parecen, sino como son, y las estime en
viven, ó del n ú m e r o de las reliquias de los santos lo que son, y anhele en las eternas y perdurables
que en aquel templo son venerados, ó de las r i - del cielo, para que allí goce de su santa compañía,
quezas inestimables con que son venerados, ó de y con él de aquella luz soberana y de aquel fuego
los libros exquisitos que este g r a n rey mandó j u n - que siempre a r d e y n u n c a se consume, y t r a n s -
tar en la librería de aquella santa casa, ó del cole- forma en sí todas las almas de los que le sirven,
gio y seminario que fundó en ella, sin las otras y pasando por el fuego de la tribulación llegan al
cosas tan r a r a s y maravillosas que h a y en él. San descanso y refrigerio. (P. Ribacleneira.)
Gregorio, papa, enviaba por un preciosísimo teso-
ro u n a reliquia de las parrillas de san Lorenzo. Y LA CONMEMORACIÓN D E CIENTO SESENTA Y CINCO SOLDA-
el mismo santo pontífice escribe u n a cosa muy DOS, M Á R T I R E S . — P e r t e n e c í a n estos santos á una l e -
notable p a r a d e c l a r a r la r e v e r e n c i a con que Dios gión del imperio que se hallaba acantonada en
quiere q u e su santo sea acatado y glorificado. R o m a en tiempo del emperador Aureliano. Con-
Dice que en tiempo de Pelagio, papa, su p r e d e c e - vertidos á la fe recibieron el santo bautismo, y
sor, queriendo r e p a r a r y o r n a r el sepulcro de san como se denegasen á ofrecer incienso á los ídolos
Lorenzo, se descubrió acaso su sagrado cuerpo, y fueron condenados á varios suplicios, y por ú l -
que todos los monjes y otros h o m b r e s que allí tra- timo degollados en Roma.
bajaban y le vieron m u r i e r o n dentro de diez días,
sin quedar n i n g u n o de ellos con vida. Y san G r e - SAN DEÜSDÉDIT, C O N F E S O R — E s t e santo hombre v i -
gorio T u r o n e n s e refiere a l g u n o s milagros de este vía del trabajo de sus manos, que consistía en la-
santísimo levita, y entre otros uno m u y notable, b r a r la tierra. Poseía el arte de santificar todas las
que Venancio F o r t u n a t o , autor m u y antiguo y acciones de su vida, juntándolas con u n a oración
grave, celebró en verso. Dice que en un pueblo continua y animándolas todas con un verdadero
de Italia, llamado Brionas, queriendo el c u r a r e - espíritu de penitencia. Al fin de la semana d i s t r i -
p a r a r u n a iglesia de San Lorenzo, hizo t r a e r la buía á los pobres todo lo que había podido j u n t a r
m a d e r a n e c e s a r i a p a r a ello; hallóse u n a viga más del producto de su trabajo, y ejercitándose en estas
corta de lo que era menester; volvióse el c u r a al obras de misericordia llegó felizmente al fin de s u s
santo, y suplicóle con m u c h a s lágrimas que, pues días, muriendo en R o m a d u r a n t e el siglo VI. San
había hecho siempre bien á los pobres, se compa- Gregorio el Grande en su libro de los Diálogos h a c e
deciese de su pobreza, y remediase aquella falta un bello elogio de las virtudes de este santo.
porque él no tenía hacienda p a r a c o m p r a r otra
viga. Luego creció la viga m á s de lo que era m e - LA CONMEMORACIÓN DE MUCHÍSIMOS SANTOS MÁRTIRES DE
nester p a r a el edificio: cortóse aquella sobra, y A L E J A N D R Í A , — F u é tan g r a n d e la crueldad que el
con las astillas de ella, que tomó el pueblo por re- gobernador de esta ciudad, llamado Emiliano,
286 LA LEYENDA DE ORO DÍA 11
ejerció contra los cristianos en tiempo del e m p e - siervos de h o m b r e mortal. Tenía Cromacio u n
rador Valeriano, que la Iglesia no pudo recoger hijo, llamado Tiburcio, mozo de g r a n d e s esperan-
los n o m b r e s de todos los que en un mismo día zas, de alto y delicado ingenio, bien enseñado en
fueron conducidos al m a r t i r i o , y celebra hoy su todas las letras, do lindo aspecto y s u a v e c o n d i -
m e m o r i a recordándolos todos juntos. E m p l e á r o n - ción. Siguió el hijo al padre en a b r a z a r la fe de
se contra ellos toda especie de suplicios, y d e s - Cristo, y siguióle con tanto fervor que se señaló
pués de haberlos atormentado atrozmente todos m u c h o e n t r e los otros cristianos, y por él obró
recibieron la corona del martirio con diverso g é - Dios m u c h o s milagros. U n o fué que, pasando por
nero de m u e r t e . u n a calle, v i o á un mozo que había caído de un
l u g a r alto, y de la caída h a b í a quedado tan q u e -
SANTA ASTERIA, VIRGEN Y M Á R T I R — E r a h e r m a n a de brantado y tan mal parado, que ya s u s padres t r a -
santa Grata, y como ella vivía c o n s a g r a d a á J e - taban m á s de sepultarle que de c u r a r l e . Llegóse á
sucristo cuando los e m p e r a d o r e s Diocleciano y ellos Tiburcio, y dijoles: «Dadme lugar que le ha-
Maximiano publicaron sus s a n g u i n a r i o s edictos ble una palabra, que podrá ser que cobre salud;»
contra la Iglesia de Dios. Las dos s a n t a s dieron y el santo dijo sobre el mozo la oración del P a -
s e p u l t u r a al cuerpo del m á r t i r san Alejandro, y ternóster y el Credo, y con esto el herido quedó
Asteria le d i o también al de s a n t a Grata. Pocos s a n o . Con esta ocasión el hijo y los padres, á per-
días después fué p r e s a por ser cristiana y a t o r - suasión de san Tiburcio, se hicieron cristianos, y
m e n t a d a con diverso género de martirios; pero él los llevó al santo papa Cayo, del cual fueron
no cedió por esto en su constancia: al contrario, bautizados. D e m á s de esto, era san Tiburcio m u y
a u m e n t á n d o s e cada vez m á s su caridad y su f e r - caritativo y m u y celoso, y deseoso que todos los
vor, sufría con un gozo indecible los tormentos, cristianos resplandeciesen en su vida, y fuesen
h a s t a que al fin, siendo degollada, voló á u n i r s e a d o r n a d o s en todo género de virtudes, p a r a que
con su celestial Esposo. Su martirio sucedió en Dios fuese en ellos glorificado, y los gentiles,
B é r g a m o , ciudad de Italia, que la v e n e r a a h o r a viéndolos tan modestos y ejemplares por la s a n t i -
por patrona. dad de la vida, entendiesen la excelencia de la r e -
ligión que profesaban. Había e n t r e los cristianos un
falso y engañoso, llamado T o r c u a t o , que no vivía
LAS SANTAS BASA, PAULA, Y AGTÓNICA, VÍRGENES Y MÁR-
con las c o s t u m b r e s de cristiano y siervo de Dios,
TIRES.—Sábese tan sólo que d e r r a m a r o n su s a n -
sino con las del siglo y de los gentiles. T r a í a c o -
g r e por la fe de Jesucristo en la ciudad de C a r -
tago, d u r a n t e el imperio de Diocleciano y bajo el pete en la cabeza, y el cabello m u y peinado: d á -
presidente Daciano. base á juegos y convites, entreteníase con m u j e -
res, y gustaba de verlas bien a d e r e z a d a s ; no
a y u n a b a ni rezaba, era dormilón, y á las m a ñ a n a s ,
SAN BLAÁN, OBISPO Y CONFESOR.-Irlandés; m u r i ó
cuando los otros cristianos en los oratorios ó igle-
en 446.
sias c a n t a b a n h i m n o s y alabanzas al Señor, c o -
Día 11 m ú n m e n t e él faltaba. R e p r e h e n d í a l e á menudo
san Tiburcio de estos vicios con deseo de que los
SAN TIBURCIO, M Á R T I R — E n t r e los otros nobles e n m e n d a s e , y que así como tenía el n o m b r e tuvie-
y caballeros r o m a n o s que el glorioso m á r t i r san se la vida de cristiano. Y a u n q u e Torcuato (por
Sebastián convirtió á la fe de Jesucristo, nuestro ser Tiburcio persona tan ilustre y de tantas p a r -
Redentor, fué Cromacio, prefecto de la ciudad de tes) en la apariencia de fuera disimulaba, y le
R o m a , de s a n g r e ilustrísima, de riquezas y familia daba m u e s t r a s que le a g r a d a b a que así le amones-
poderosa. El cual, habiendo sabido que T r a n q u i - tase y corrigiese, todavía, como la raíz y corazón
lino, padre de los m á r t i r e s san Marco y san M a r - estaba inficionado, dentro de sí se carcomía y con-
celino, se había hecho cristiano, y por medio del cebía g r a n d e rencor y aborrecimiento contra el
santo bautismo quedado libre de u n a enfermedad santo; y p a r a v e n g a r s e de él le acusó delante del
trabajosa y dolorosa de gota, con deseo de verse prefecto Fabiano de que era cristiano. Y p a r a que
libre de otra semejante que él padecía, y e n s e ñ a - no se entendiese que él había sido el acusador,
do de san Sebastián, renunció toda la g r a n d e z a y d i o traza con el prefecto que los hiciese p r e n d e r
regalo que tenía en el siglo, y se sujetó al suave j u n t o s por cristianos á él y á san Tiburcio (que de
yugo del Señor, y se hizo cristiano él y s u s c r i a - estas m a r a ñ a s y embustes suele u s a r la malicia
dos, esclavos, v a r o n e s y mujeres, que eran en nú- h u m a n a p a r a salir con s u s intentos). F u e r o n pre-
mero de mil y cuatrocientas personas. Repartió sos los dos, Tiburcio y Torcuato, el santo y el p e -
entre ellos Cromacio parte de s u s riquezas, y d i o cador, el cristiano verdadero y fervoroso, y el do-
á los esclavos libertad, diciendo que, pues tenían blado y fingido; y llevados delante del prefecto
á Dios inmortal por padre, no habían ya de ser F a b i a n o , preguntó á Torcuato cómo se llamaba y
DÍA 11 AGOSTO 287
qué religión profesaba. Y él respondió que se l l a - El e m p e r a d o r Diocleciano hizo cesar y sucesor
m a b a Torcuato y que era cristiano; que Tiburcio suyo en el imperio á Maximiano Galerio, llamado
era su maestro, y que él h a b í a hecho lo que le por s o b r e n o m b r e Armentario. Adoptóle por hijo,
había visto h a c e r , y que eso mismo pensaba hacer y p a r a h o n r a r l e más casóle con u n a hija suya,
adelante. E n t o n c e s Fabiano dijo á Tiburcio: «¿Oyes por n o m b r e Valeria. Murió en breve Valeria sin
10 que T o r c u a t o h a dicho?» Tiburcio respondió: dejar sucesión, y el emperador pretendió c a -
«Días ha que T o r c u a t o dice que es cristiano; m a s sarle de nuevo de su mano. Supo que había en
sus o b r a s no son de cristiano, porque es h o m b r e R o m a una doncella de e x t r e m a d a belleza y h o -
dado á deleites; c u r a el cabello como mujer, usa nestísima, y bien enseñada en letras h u m a n a s ,
de comidas regaladas, entretiénese en juegos y que se llamaba S u s a n a , y e r a hija legítima de
tiene pláticas con mujeres no de buena fama, y Gabinio, el cual, m u e r t a su mujer, se había
hace otras cosas mal h e c h a s ; Cristo no se precia ordenado de presbítero, y era h e r m a n o del santo
de semejantes monstruos.» F i n a l m e n t e , después papa Cayo, y los dos e r a n deudos m u y cercanos
de v a r i a s pláticas que tuvieron entre sí, el juez del mismo emperador, a u n q u e por verle tan cruel
mandó s e m b r a r una pieza de c a r b o n e s encendidos, y tan d e r r a m a d o r de s a n g r e de cristianos se ha-
y dijo á san Tiburcio, ó que echase sobre ellos bían apartado de su trato y conversación. Puso
incienso p a r a sacrificar á los dioses, ó con los pies los ojos Diocleciano en S u s a n a (no sabiendo que
descalzos se p a s e a s e por ellos. San Tiburcio hizo era cristiana) para casarla con Maximiano, por
luego la señal de la cruz, y con los pies descalzos parecerle que concurrían en ella todas las buenas
paseóse sobre las b r a s a s como si pisara rosas. Y partes que en u n a doncella se podían desear. E n -
a d m i r á n d o s e de ello el juez, le dijo el santo: «Deja comendó este negocio á un primo suyo, llamado
ya tu obstinación é infidelidad, y confiesa que Claudio, el cual propuso á Gabinio la voluntad
Cristo es Dios verdadero, á quien están sujetas del emperador, dándole el parabién de la buena
todas las c r i a t u r a s ; y si no, pon la mano en un suerte que le había caído y de la g r a n felicidad
caldero de a g u a hirviendo é invoca á Júpiter que que podía esperar de tan alto casamiento de su
tienes por dios, y verás si el a g u a t e quema, que hija. Dio parte Gabinio al santo pontífice Cayo,
yo en el n o m b r e de mi Señor Jesucristo no siento su h e r m a n o , de la embajada que le había enviado
el fuego, y estas brasas me parecen flores, porque el emperador, y los dos la propusieron á S u s a n a
toda c r i a t u r a obedece á su Criador.» Aquí enojado para saber su voluntad. La santa doncella, esti-
el prefecto, dijo: «¿Quién ignora que ese vuestro mando más la fe de Jesucristo que el imperio, y
Cristo os enseñó el arte m á g i c a y que todos los la virginidad que había prometido á Dios más que
crisiianos sois encantadores?» Y san Tiburcio, no ser reina del mundo, con g r a n resolución r e s p o n - '
pudiendo sufrir tan g r a n d e injuria de Cristo, le dio que en n i n g u n a m a n e r a se casaría con M a x i -
respondió: «Enmudece y calla, ¡oh h o m b r e mise- miano, porque era gentil, ni con otro hombre,
rable!, y no te oiga yo con tan rabiosa y maldita porque quería g u a r d a r su pureza virginal para
lengua decir tales injurias contra tan santo y me- aquel Señor que había tomado por esposo, y que
lifluo nombre.» E m b r a v e c i ó s e Fabiano sobrema- antes esperaba que aquel matrimonio que se t r a -
n e r a con las palabras de Tiburcio y mandóle taba sería ocasión p a r a que ella, quedando vir-
cortar la cabeza. Ejecutóse la sentencia á tres gen, alcanzase la corona del martirio. Alabaron
millas de R o m a , en la vía Lavicana, donde fué los dos santos, padre y tío, el propósito de S u -
sepultado, y por él hizo nuestro Señor m u c h o s sana; exhortáronla á perseverar en lo que había
milagros. F u é el m a r t i r i o de san Tiburcio á los comenzado y á aparejarse con ayunos, oraciones
11 de agosto, año del Señor 286, imperando Dio- y buenas obras á morir por Cristo. Pasados tres
cleciano y M a x i m i a n o . Hácese mención de san días volvió Claudio á casa de Gabinio por la r e s -
Tiburcio en los martirologios r o m a n o , en el de puesta, y dejando los criados á la puerta entró
Beda, U s u a r d o y Adón á los 11 de agosto, en los solo viendo á Susana, y queriendo darle ósculo
Actos de san Sebastián á 23 de enero, y en el de paz, como á parienta suya, al uso romano de
segundo tomo del c a r d e n a l Baronio. aquel tiempo, ella se extrañó y apartó de él, d i -
(P. Ribadeneira.) ciendo que n u n c a en toda su vida había dado á
h o m b r e su rostro y que menos le daría á él, p o r -
SANTA SUSANA, VIRGEN Y M Á R T I R — E l mismo día de que era pagano y tenía la boca i n m u n d a por los
san Tiburcio, m á r t i r , celebra la Iglesia el m a r t i - sacrificios de los dioses. Y dijole otras palabras
rio de la b i e n a v e n t u r a d a s a n t a S u s a n a , virgen y con tanto espíritu y fervor del cielo, que Claudio
mártir, el cual, sacado de los Actos de los notarios se convirtió á la fe de Cristo, y con él su mujer
de R o m a , que refiere Surio y el Martirologio ro- Prepedigna, y dos hijos suyos, Alejandro y Caria;
mano, Adón y el cardenal Baronio, fué de esta y comenzó á hacer g r a n d e s limosnas á los pobres,
manera: especialmente á los que estaban encarcelados y
288 LA LEYENDA DE ORO DÍA 11
padecían por Cristo, echándose á s u s pies, y supli- y que pues S u s a n a no quería á su hijo, que no se
cándoles h u m i l d e m e n t e que le alcanzasen perdón le diese nada, pues no faltarían otras m u c h a s
de s u s pecados de haberlos perseguido. Y con h a - doncellas de tantas y m a y o r e s partes con quien se
ber recibido con el santo bautismo entero perdón pudiese casar. Con esto mandó Diocleciano que
de s u s culpas y la gracia del Señor, a n d a b a vestido S u s a n a se volviese á casa de su padre, porque no
de cilicio. Pasados algunos días envió el e m p e r a - quiso que en la s u y a le hiciese fuerza Maximiano,
dor á un criado principal de su casa, llamado Má- que estaba como afrentado y corrido de verse des-
x i m o , p a r a que supiese de Claudio lo que había preciado de u n a doncella, pidiéndola él por mujer.
h e c h o en el casamiento de Susana; el cual, h a - Bien entendió S u s a n a su peligro y lo que le podía
biendo venido con Claudio á casa de Gabinio y suceder. Entróse en un aposento, y postrada en el
propuesto su embajada, supo que S u s a n a no tenía suelo con m u c h a s lágrimas y suspiros pidió al
intención de c a s a r s e , y oyó tales y tan vivas r a - Señor que la librase de toda mancilla y c o r r u p -
zones p a r a m e n o s p r e c i a r el culto de sus vanos ción. Vino aquella noche Maximiano para gozar
dioses y a b r a z a r la religión s a n t a del Señor, que de la s a n t a doncella y hacerle fuerza, y entrando
se echó á los pies del santo pontífice Cayo, y se en el aposento donde estaba orando viola rodeada
bautizó, y repartió su hacienda á los pobres por de u n a g r a n d e claridad y resplandor, y no osando
mano de un amigo suyo y cristiano oculto, llama- tocarla volvió a t r á s , atribuyendo á a r t e mágica
do T r a s a n o , y comenzó á h a c e r vida de perfecto todo lo que veía. Dio parte de ello al e m p e r a d o r ,
cristiano. No faltó un lisonjero y h o m b r e m a l v a - el cual mandó á un privado suyo, llamado Curcio,
do, llamado Artisio, que dio noticia á Diocleciano que fuese á casa de S u s a n a p a r a ver si lo que le
de todo lo que pasaba. Embravecióse s o b r e m a - había dicho Maximiano había sido imaginación
n e r a el tirano; mandóles prender á todos (excep- s u y a ó visión v e r d a d e r a . F u é Curcio, y volvió m á s
to á Cayo, papa), y que dejando á Gabinio con su espantado que M a x i m i a n o . F i n a l m e n t e , el e m p e -
hija S u s a n a en la cárcel, los demás, que eran Má- rador, entendiendo que s u s diligencias le salían
ximo, Claudio y Prepedigna, su mujer, con s u s v a n a s , y que Susana, por ser cristiana y h e c h i -
dos hijos, fuesen llevados al puerto de Ostia, y allí cera, desechaba el casamiento de M a x i m i a n o ,
q u e m a d o s , y s u s cenizas e c h a d a s en el río, y así soltó la rienda á su n a t u r a l crueldad é impiedad,
se hizo; y de ellos h a c e mención el Martirologio y m a n d ó á Macedonio, h o m b r e sacrilego y digno
romano á los 18 de febrero. Todos éstos fueron ministro de tal tirano, que hiciese sacrificar á Su-
frutos de las oraciones de s a n t a S u s a n a , g a n a d o s s a n a á los dioses, ó que la matase. Macedonio
por s u s merecimientos y por aquel a m o r e n t r a ñ a - tentó á la virgen con todo el artificio que p u d o .
ble que tuvo á la castidad: con el cual, por conser- Púsole delante un ídolo de Júpiter p a r a que le
varla, halló y tuvo por estiércol y basura la g r a n - adorase; m a s haciendo oración al Señor la santa
deza y majestad del imperio r o m a n o . Mas Diocle- doncella, desapareció el ídolo y hallóse arroja-
ciano, queriendo salir con su intento, mandó que do en la plaza en el suelo. Macedonio, habiendo
S u s a n a fuese traída á su palacio imperial y entre- dado parte de todo al e m p e r a d o r , por su orden la
gada á la emperatriz Serena, su mujer, para que mandó degollar dentro de su casa, y con esta
la ablandase y persuadiese que tomase por m a r i - m u e r t e dio la s a n t a doncella su purísimo espíritu
do á M a x i m i a n o . E r a la emperatriz secretamente á su dulce Esposo y alcanzó corona de virgen y
cristiana, y hablando con S u s a n a se descubrió con m á r t i r . Cuando la emperatriz S e r e n a lo supo vino
ella, a n i m á n d o l a á llevar adelante su empresa, y con g r a n d e gozo de noche á casa de S u s a n a , y
m e n o s p r e c i a r los deleites de la c a r n e , y las vanas tomó con s u s propias m a n o s su s a g r a d o cuerpo,
h o n r a s del m u n d o , y á no t e m e r los espantos y y le envolvió con s á b a n a s limpias y olorosas, l l e -
a m e n a z a s del e m p e r a d o r , ni la m i s m a m u e r t e , por nas de especies a r o m á t i c a s , y le e n t e r r ó en cierta
gozar para siempre de Dios y de aquella bien- cueva en el cementerio de Alejandro, con los
a v e n t u r a d a eternidad que esperamos los c r i s t i a - cuerpos de otros santos que allí estaban; y con un
nos. Detúvola m u c h o s días en su palacio como lienzo recogió la s a n g r e que pudo de la santa, y
quien deseaba cumplir la voluntad del e m p e r a d o r . g u a r d ó aquel lienzo como un precioso tesoro, en
Ocupábase con la m i s m a S u s a n a de día y de n o - u n a caja de.plata, haciendo allí oración de día y
che en oración, y en los otros ejercicios de n u e s - de noche las mas veces que podía. Y el santo pon-
tra santa religión, y finalmente, fué tal, que tífice Cayo, tío de S u s a n a , celebró m u c h a s veces
mereció ser santa, y como de tal hacen de ella el santo sacrificio de la misa en la misma casa
mención los martirologios r o m a n o , de Beda, Usuar- donde había m u e r t o en h o n r a de la santa. Hace
do y Adón á los 16 de agosto. Al cabo de a l g u n o s conmemoración de ella la santa Iglesia el día de
días, p r e g u n t a n d o el e m p e r a d o r a la emperatriz lo su m a r t i r i o , que fué á los 11 de agosto, el año
que había hecho con S u s a n a y si quería h a c e r el del Señor de 295, i m p e r a n d o Diocleciano.
casamiento, respondió que no tenía tal propósito,
(P. Ribadeneira.)
DÍA 11 AGOSTO 289
SAN TAURINO, OBISPO Y CONFESOR.-Ignórase su n a - y los bosques, y que pasaban el tiempo en la con-
cimiento y su m u e r t e ; lo único que se sabe es que templación y el trabajo de sus manos. El santo
floreció en el siglo cuarto y que fué el primer los visitaba en su soledad, los instruía en s u s d e -
obispo de E v r e u x , en F r a n c i a , en cuyo punto fun- beres, los a n i m a b a á la práctica de las virtudes,
dó á s u s e x p e n s a s u n a iglesia sobre las r u i n a s de y se detenía al mismo tiempo en los pueblos y a l -
la idolatría m i s m a . Se sabe que padeció mucho deas á fin de excitar al pueblo al amor y servicio
por la fe y que m u r i ó s a n t a m e n t e en su diócesis, de Dios. Como era lego, algunos reprobaban su
cuya santidad manifestó Dios por los milagros conducta y lo m i r a b a n como h o m b r e que se arro-
que obró. g a b a el derecho de ejercer las funciones eclesiás-
ticas. Formulóse contra él u n a grave queja, la
SAN GAUGERICO, OBISPO Y CONFESOR—Nació en T r é - cual fué llevada al papa, que después de suficien-
veris, y s u s padres lo educaron en el estudio de temente informado de los hechos prohibió m o l e s -
las ciencias y en la práctica de la virtud. Desde tar á Equicio é i n t e r r u m p i r el curso de sus exhor-
niño se a c o s t u m b r ó á la penitencia y á la oración, taciones, que tenían á la caridad por principio, y
y á socorrer con mano liberal las necesidades de en las cuales le servía de maestro el espíritu de
los pobres. La educación que recibió en la casa Dios, Todo el dia lo pasaba trabajando en el cam-
p a t e r n a le preservó de la corrupción tan general po, menos cuando visitaba á s u s discípulos, y por
entre los jóvenes, y m i e n t r a s los de su edad b e - la noche volvía á su ermita p a r a descansar un
bían el veneno del vicio, Gaugerico, bajo p r e t e x - corto tiempo. Sus vestidos eran pobres y andrajo-
to de formarse en las ciencias, supo conservar sos; su exterior inspiraba a m o r á la penitencia y
ileso el precioso tesoro de su inocencia. Cuando vivos sentimientos de caridad y devoción. Estuvo
san Magnérico, obispo de Tréveris, conoció los encargado de la dirección espiritual de un gran
talentos y virtud del joven siervo de Dios, le o r - número de religiosos, y después de haberlos e d i -
denó de diácono, cuya dignidad redobló su fervor ficado con sus exhortaciones y ejemplos murió
en la práctica de todas las buenas obras, dedicán- s a n t a m e n t e por los años de 540. Sus reliquias se
dose a d e m á s con un celo infatigable á los deberes conservan en Aquila, en la iglesia de San L o -
de su estado y p a r t i c u l a r m e n t e á la instrucción de renzo.
los fieles. Su reputación y su esclarecido mérito lo
elevaron después á la silla episcopal de Cambray, SAN ALEJANDRO, OBISPO Y MÁRTIR— Diósele el sobre-
en F r a n c i a , la cual gobernó por espacio de t r e i n - n o m b r e de Carbonero, con el cual es aún conoci-
ta y n u e v e años. D u r a n t e su episcopado t r a b a - do por haber ocultado mucho tiempo con aquel
jó con todas s u s fuerzas en la santificación de su humilde disfraz las p r e n d a s que poseía. F u é n a -
rebaño, y logró d e s t e r r a r de su diócesis los restos tural del Ponto y recibió u n a educación literaria
de la idolatría. En medio de sus desvelos por el muy aventajada, saliendo habilísimo filósofo y sa-
bien y felicidad de s u s ovejas no desatendió n u n - bio profundo. Habiendo conocido la verdad de la
ca su propia santificación: así se le veía s e p a r a r s e religión, procuró desde luego adquirir la e n c u m -
del ejercicio de s u s funciones para recogerse y brada ciencia de la humildad cristiana. San G r e -
orar, retirándose de cuando en cuando á la s o l e - gorio T a u m a t u r g o le consagró obispo de la igle-
dad, donde p a s a b a a l g u n a s temporadas entregado sia de Comana, en el mismo Ponto, en donde fué
á s u s santos fervores. Estuvo dotado de la gracia muy esclarecido por su predicación y por su ilus-
de h a c e r milagros, y e n t r e otros m u c h o s p r o d i - tre martirio, pues en el año 253, durando todavía
gioscuéntase que un leproso, que bautizó en Ivois, la persecución que había excitado el emperador
curó r e p e n t i n a m e n t e . En fin, debilitado por los Decio, el santo obispo fué preso y arrojado en las
años y las fatigas de su ministerio fué á gozar llamas, en las cuales expiró.
del descanso eterno el día 11 de agosto del año 619,
siendo su cuerpo e n t e r r a d o en la iglesia que él SAN RUFINO, Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES—San Rufino
mismo había hecho edificar bajo la invocación de fué obispo de los marsos, en Italia. Habiendo s a -
San Medardo. E n F r a n c i a es conocido este santo lido un dia fuera de la ciudad á predicar á su
con el n o m b r e de san Gery. pueblo, y estando él y todas sus ovejas reunidos
en un collado cercano, se presentaron los soldados
SAN EQUICIO, ABAD.—Florecía 6n el Abruzo c u a n - del emperador Maximiano, intimándoles que se
do san Benito establecía su regla en el monte disolviesen y se fuesen á sus casas si no querían
Casino. En su j u v e n t u d padeció violentas t e n t a - a r r o s t r a r la cólera de los dioses. El santo obispo
ciones de la c a r n e , de las cuales triunfó por medio y casi todos los individuos del clero procuraron
de las a u s t e r i d a d e s y de u n a continua oración. que los fieles se retirasen á s u s casas, y después
San Equicio pobló toda la Valeria de monjes fer- ellos empezaron á hablar á los soldados de la fal-
vorosos que vivían diseminados en las m o n t a ñ a s sedad de s u s dioses y de la grandeza del Dios de
TOMO I I I 37
290 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
los cristianos, y y a los soldados iban á pedir el dor la v i o , se prendó de ella, y la pidió por espo-
bautismo, cuando llegaron otros enviados del pre- sa; m a s ella se negó con entereza, no queriendo
fecto, que les prendieron á todos y condujeron á d a r su m a n o al enemigo de su ley. E n t o n c e s apeló
su presencia. Encontrándolos constantes y d e c i - el tirano á los suplicios. P r i m e r o , á los azotes, que
didos los m a n d ó degollar, y consiguieron así la la dejaron moribunda; pero los ángeles la c u r a r o n
corona del m a r t i r i o . en el calabozo. Segundo, á la inmersión; atada la
s a n t a á u n a á n c o r a , quiso Dios que se rompiese la
SANTA DIGNA, Y I R G E N . — N a t u r a l de Todi, en Italia, cuerda, y que ella s o b r e n a d a s e . T e r c e r o , la c o n -
cuya ciudad admiró con el ejemplo de s u s eminen- denó á ser asaeteada; m a s los dardos no podían
tes virtudes, p a r t i c u l a r m e n t e de la humildad y salir del a r c o . Cuarto, á la degollación, y la s a n t a
pureza. Habiéndose empezado la persecución de subió al cielo con la palma de los m á r t i r e s . C r é e -
los emperadores Diocleciano y M a x i m i a n o , dejó su se que así le fué revelado á un modesto religioso.
patria y se fué á un desierto, donde vivió sola por
espacio de poco tiempo, pues su Esposo Jesucristo Día 13
la llamó m u y pronto á su santa morada, después
de h a b e r l a recreado ya en vida con celestiales vi- SANTA CLARA, Y I R G E N — L a vida d e la admirable
siones y con el don de milagros. virgen s a n t a Clara, luz y m a d r e de las pobres
religiosas de san F r a n c i s c o , escribió un a u t o r
SANTA FILOMENA, VIRGEN Y M Á R T I R . - D i a r i a m e n t e se g r a v e (que no pone su nombre) por m a n d a d o del
investigan con el m a y o r esmero las c a t a c u m b a s papa Alejandro IV, que fué el que la canonizó, y
p a r a ver de d e s c u b r i r los cuerpos de los santos san Antonino, arzobispo de Florencia, el que escri-
m á r t i r e s depositados en ellas d u r a n t e las crueles bió la Crónica del seráfico padre san Francisco, y
persecuciones de los primeros siglos de la Iglesia. es de esta m a n e r a :
El Sr. Poncetti, habiendo recibido p a r a ello en- F u é s a n t a Clara n a t u r a l de la ciudad de Asís, de
cargo especial del sumo pontífice Pío VII, estaba la provincia de U m b r í a , en Italia, de claro linaje,
practicando en 1802 g r a n d e s excavaciones en las de padres ricos. Sus padres y s u s a n t e p a s a d o s se
c a t a c u m b a s , llamadas de Priscila, cuando el día ejercitaron en cargos h o n r o s o s en el arte militar.
22 de mayo se descubrió en el corredor, llamado Su m a d r e se llamó Hortelana, y vínole el n o m b r e
la vía Salaria, un nicho, donde en lápiz rojo había á propósito, pues d i o u n a planta tan fructuosa y
escritas estas palabras: Lumena pax tecum Fi..., tan linda á la s a n t a Iglesia, como fué su hijaClara.
es decir, en n o m b r e de Fi...Lumena dividido en E r a H o r t e l a n a m u y dada á las o b r a s de piedad, y
dos partes, y en medio el de pax tecum. A d e m á s , fué tan g r a n d e su devoción, que pasó en p e r e g r i n a -
á la izquierda había pintada u n a á n c o r a , signo de ción á J e r u s a l é n . Visitó la iglesia de San Pedro y
inmersión; en el centro u n o s azotes que r e m a t a - San Pablo en R o m a , y la del arcángel San Miguel
ban bolas de plomo, otro signo de tormento; á en- del monte G a r g a n o , en el reino de Ñapóles. Estan-
t r a m b o s lados del azote tres flechas y u n a v a r a do p r e ñ a d a de la gloriosa virgen Clara, temiendo
con p u n t a s de h i e r r o , signo de otro tormento, y á los peligros del parto suplicó á Dios delante de un
la derecha la palma, signo del martirio. Removió- crucifijo que la librase de ellos, y orando oyó u n a
se la piedra t u m u l a r i a y aparecieron los restos voz que dijo: «No t e m a s , que p a r i r á s u n a luz que
preciosos de la m á r t i r , y junto á su cabeza medio con su g r a n d e claridad i l u s t r a r á todo el mundo.»
vaso quebrado, de un vidrio delgadísimo, lleno de Cuando parió puso por n o m b r e á la niña Clara,
s a n g r e cuajada. Mientras se s e p a r a b a n con c u i - confiando que se había de cumplir en ella la voz
dado las partecillas de s a n g r e , despedía centellas que del cielo había oído. Luego comenzó la n i ñ a á
el cristal, y cada u n a de aquellas partecillas for- resplandecer en la noche del mundo con singular
mó como un cuerpo luminoso, con brillo vivísimo. gracia. E r a m u y a g r a d a b l e y m u y fácil en a p r e n -
Desde entonces aquellas s a n t a s reliquias han sido der de boca de su madre los principios de n u e s t r a
objeto de la veneración m á s a r d i e n t e , y no h a pa- fe. Era caritativa con los pobres, dábales de lo
sado a ñ o sin h a b e r s e referido nuevos milagros que tenía, y m u c h a s veces se quitaba parte de su
alcanzados por su s a n t a virtud ó mediación. La fe comida y sustento para dárselo. E r a m u y incli-
h a ido creciendo, y en el dia puede decirse que se n a d a á la oración, y en ella se r e c r e a b a , y sentía
h a extendido por toda la cristiandad. Las s a n t a s suavísimos y celestiales deleites con la considera-
reliquias fueron trasladadas á Ñapóles, y de allí á ción de la vida y pasión de Jesucristo, n u e s t r o Se-
M u g n a n o , donde se v e n e r a n en u n a magnífica ca- ñor; y porque no tenía rosario p a r a cumplir con
pilla. E n t r e las piadosas creencias que circulan el n ú m e r o de s u s oraciones, las contaba en a q u e -
a c e r c a de la vida de la s a n t a es la u n a que nació lla tierna edad con u n a s piedrecitas. Daba de mano
de elevada c u n a en la Grecia, en tiempo de D i o - á todo lo que eran galas y atavíos profanos. Y aun-
cleciano; pasó á R o m a con s u s padres, el e m p e r a - que por cumplir con la voluntad de s u s padres
DÍA 12 AGOSTO 291
vestía de r o p a s preciosas conforme á su nobleza, Señor le proveyese de otro monasterio. No pudo
m a s interiormente usaba de un áspero cilicio. Ofre- el m u n d o ciego sufrir tanta luz, y el demonio,
ció á Dios su virginidad é hizo g r a n resistencia á nuestro capital enemigo, temiendo algún grave
s u s padres que la querían casar. Había Dios e n - daño por el ejemplo de la santa doncella, d e t e r -
viado en este tiempo al mundo p a r a renovarle al minó hacerle g u e r r a , tomando por instrumento á
seráfico padre san F r a n c i s c o , y vivía en la misma s u s mismos deudos (que son los domésticos e n e -
ciudad de Asís, de donde e r a n a t u r a l , y d e r r a m a b a migos de los religiosos). Parecióles cosa nueva y
por todas p a r t e s aquel espíritu y fuego que le en aquella ciudad no usada que u n a doncella no-
había sido dado del cielo. Deseó m u c h o la santa ble, h e r m o s a y rica, en la flor de su edad, diese
doncella verle y c o m u n i c a r l e , y el bienaventurado de mano á las galas, gustos y entretenimientos, y
p a d r e , movido con instinto é impulso del Señor, que se abrazase con la aspereza y penitencia, y
también deseaba t r a t a r l a p a r a darle m a y o r luz y vestida de un vil hábito y duro cilicio triunfase del
a p a r t a r l a de los peligros y vanidades del siglo. mundo; y que era afrenta suya que Clara viviese
Ella tuvo modo para hablarle, y él la persuadió al en tal estado. Vinieron al monasterio, tomaron
menosprecio del m u n d o , y que tomase por esposo todos los medios que la vanidad loca suele i n v e n -
aquel dulcísimo Señor que, siendo Dios, por tar p a r a persuadirla que dejase lo comenzado.
nuestro a m o r se hizo h o m b r e , y nació de virgen Valiéronse de todas las a r m a s , de blandura y de
para ensalzar la virginidad ó i m p r i m i r l a en los rigor, de dulzura y a m e n a z a s . Pero el Señor, que
corazones y a l m a s p u r a s . Y como la virgen Clara ya había escogido por su esposa á la s a n t a v i r -
de suyo era tan bien inclinada y a n h e l a b a tanto gen, le d i o fortaleza para resistir, y llegándose al
á la perfección, m u y fácilmente se sujetó á los altar mostró desde allí su cabeza sin cabello, y
consejos del santo varón, tomándole por guía y con m u c h a resolución les dijo que en n i n g u n a
maestro de todos sus intentos, y así se determinó m a n e r a podía dejar á Jesucristo, á quien se había
á desposarse con un vínculo indisoluble con Jesu- dedicado, y por cuyo a m o r había hecho divorcio
cristo. con el m u n d o . Y finalmente, como viesen la cons-
Vino el domingo de R a m o s , y la sierva de tancia de la virgen y que no aprovechaban todos
Dios, como estaba tan encendida de su amor, y los medios que tomaban p a r a traerla á su v o l u n -
cada h o r a le parecía mil años de r o m p e r con el tad, cansados ya y despechados la dejaron.
m u n d o y comenzar nueva vida, pidió á san F r a n - Del monasterio de San Pablo la mudó el bien-
cisco lo que le parecía que hiciese, p o r q u e ella aventurado padre san Francisco á la iglesia de San
deseaba no t a r d a r m á s . El santo, ilustrado con la Damián, en la cual el santo había residido algún
luz del cielo, le ordenó que la noche siguiente se tiempo, y por su orden había sido reparada, y es-
saliese s e c r e t a m e n t e de la casa de su padre, l l e - taba fuera de la ciudad y apartada de ruido y de
vando compañía decente consigo, y se fuese á su bullicio. En este templo se encerró santa Clara
convento, en donde él la vestiría de su hábito. Hí- por a m o r de su Esposo celestial. Este templo tomó
zolo así la s a n t a doncella, y dejando la ciudad, los como paloma p a r a su nido, y de aquí comenzó á
padres y los parientes, se fué á la iglesia de Santa esparcir los claros rayos de su vida y santidad.
María de P o r c i ú n o u l a (que está como u n a milla Hizo oración á Dios que le diese una h e r m a n a su-
de Asís), en donde el santo padre la estaba a g u a r - ya que tenía, llamada Inés, m e n o r de edad, para
dando con s u s frailes. Recibiéronla con velas en- que, conociendo la vanidad del mundo, la dejase
cendidas, cantando el h i m n o Veni creator Spiri- y viniese á vivir con ella. Concedióselo Dios, por-
tus: allí se desnudó de s u s vestidos seglares y se que al cabo de diez y siete meses y días de su con-
vistió del hábito pobre de su rica religión, y d i o versión vino Inés á santa Clara y le declaró su
libelo de repudio á todas las pompas y deleites va- intento, que era vivir con ella en pobreza y casti-
nos del m u n d o . Y el mismo santo padre le cortó dad; y santa Clara la abrazó con g r a n d e alegría,
los cabellos con s u s propias m a n o s , tomando el y alabó al Señor porque la había oído y hecho tan
Señor al santo p a t r i a r c a Francisco y su bendita señalada merced á las dos h e r m a n a s . Poco á poco
hija Clara p a r a que fundase en la tierra el espíritu se iba extendiendo la fama de la santidad de esta
del cielo y el menosprecio del m u n d o , y el uno preciosa virgen, y el suavísimo olor de s u s vir-
fuese padre de tantos y tan esclarecidos hijos que tudes por todas partes se d e r r a m a b a , de m a n e r a
con n o m b r e de frailes m e n o r e s militan debajo de que m u c h a s doncellas nobles y ricas, movidas
su bandera, y la otra fuese m a d r e de tantas don- con su ejemplo, despreciados todos los deleites de
cellas y señoras, pobres de riquezas temporales y la c a r n e , se determinaron á tomar al Rey del cielo
riquísimas de dones espirituales, y abastadas de por esposo, y vivir en vida casta y religiosa. Mu-
tesoros del cielo. Llevóla san F r a n c i s c o á la ciu- chos casados de común consentimiento se a p a r -
dad de Asís; púsola en el monasterio de San Pablo, taban, y los varones iban á los conventos de los
que era de monjas de san Benito, hasta que el frailes, y las mujeres á los de monjas. Y era tanto
292 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
el fervor y espíritu del cielo que había venido tomar el vaso, hallóle lleno de aceite perfectísimo.
sobre las mujeres de la ciudad de Asís, que las Regalábase tanto con la santa pobreza que se hol-
m a d r e s convidaban á las hijas á ser religiosas, y gaba m u c h o m á s la s a n t a virgen cuando el limos-
las hijas se ofrecían á las m a d r e s , los h e r m a n o s nero traía m e n d r u g o s de pan á su convento, que
á las h e r m a n a s , y m u c h o s á porfía corrían á la cuando traía panes enteros. La r e g l a que san F r a n -
perfección, y los que tenían algún impedimento cisco dejó á s a n t a Clara, y Gregorio IX, papa,
p r o c u r a b a n en s u s casas g u a r d a r la regla de santa confirmó, fué de tan estrecha pobreza, y ella la
Clara lo m á s que podían. Y no solamente en aque- aceptó con tanta devoción y la g u a r d ó con tan ex-
lla ciudad y en su comarca, y en toda la U m b r í a tremado rigor, que el papa Inocencio IV, juzgando
y otras provincias, sino por todo el m u n d o se d i - ser insufrible p a r a mujeres flacas y delicadas,
lató y extendió el resplandor de esta nueva luz; é pretendió t e m p l a r aquel rigor y absolver á la
i n n u m e r a b l e s doncellas nobilísimas, y g r a n d e s santa virgen del voto que había hecho de pobreza
princesas y s e ñ o r a s tuvieron por m a y o r g r a n d e z a tan á s p e r a y dificultosa. Mas la s a n t a le suplicó
el saco y pobreza y desnudez de s a n t a Clara, que que no lo hiciese, y le dijo que ella deseaba que
los estados, regalos y riquezas que tenían, pues la absolviese de s u s pecados, y no de la g u a r d a
todas las dejaron por ser humildes discípulas de de la pobreza. Y así, a u n q u e a l g u n o s prelados y
tan s a n t a y admirable maestra. Y con razón se otras p e r s o n a s le aconsejaban que hiciese otra
pueden más gloriar de serlo que del mundo que regla m á s moderada, y ella al principio, mirando
antes tenían. la flaqueza h u m a n a , se inclinó á hacerla; m a s des-
¿Quién podrá d i g n a m e n t e explicar las virtudes pués, habiendo mejor considerado y encomendado
tan excelentes y heroicas de esta santísima v i r - m á s á nuestro Señor, se determinó á que la pri-
gen? ¿Quién declarar aquella humildad tan p r o - m e r a regla dada por el seráfico padre san F r a n -
funda que puso como por firme y sólido fun- cisco, y confirmada por Gregorio IX, se g u a r d a s e ,
damento p a r a edificar sobre ella todas las otras confiando en n u e s t r o Señor que daría fuerzas á
virtudes? P o r q u e habiendo los tres primeros años las que escogiese para tal instituto que las p u d i e -
huido el n o m b r e y oficio de abadesa, por q u e r e r sen g u a r d a r . El tratamiento y aspereza de su per-
m á s ser subdita que prelada, después que por s o n a era m u y conforme al a m o r de la pobreza.
obediencia del glorioso padre san F r a n c i s c o fué Vestía un solo hábito r e m e n d a d o , con un mantillo
forzada á aceptarle, creció en ella m á s el temor vil de paño grosero, que era m á s p a r a c u b r i r
que la presunción, y quedó más sierva que libre, su delicado y virginal cuerpo que p a r a defenderle
teniéndose en su propia reputación por más vil del frío. A n d a b a siempre descalza, su cama de
é imperfecta que todas las subditas. Dábales m u - ordinario era la tierra, ó por regalo unos sarmien-
c h a s veces a g u a á m a n o s , y estando ellas a s e n - tos; y la almohada en que descansaba su cabeza
tadas, la s a n t a estaba en pie, y cuando comían las e r a un m a d e r o . A y u n a b a el adviento y c u a r e s m a
servía. L a v a b a los pies de las siervas, y con m u - á pan y agua, y los lunes, miércoles y viernes de
c h a h u m i l d a d se los besaba; y de esta m a n e r a la c u a r e s m a no comía bocado. T r a í a u n a soga con
con su ejemplo plantaba en los corazones de s u s trece n u d o s , m u y á s p e r a , á raíz de las c a r n e s , y
subditas la humildad, raíz y fundamento de toda sobre ella u n cilicio de cerdas de camello, tan
o b r a perfecta. De esta humildad nació el a m o r g r a n d e que le llegaba h a s t a la cintura, y tan á s -
tan fino de la s a n t a pobreza que su padre san pero que, poniéndosele á la s a n t a virgen u n a de
Francisco con su ejemplo le había mostrado. Por sus hijas, se le vistió, y no pudiéndole sufrir se le
ella hizo vender la legítima de s u s padres y r e - volvió, espantada de la fortaleza de un cuerpo tan
partir el precio á pobres, sin g u a r d a r para sí delicado como el de s a n t a Clara. F i n a l m e n t e , fué
cosa alguna. Y no consentía á s u s subditas reci- tan e x t r e m a d a su penitencia, que el padre san
bir m á s del mantenimiento necesario, p a r e c i é n - F r a n c i s c o y el obispo de Asís le m a n d a r o n por
dole que cuanto en el religioso h a y m á s cuidado obediencia que la moderase.
en llegar á g u a r d a r hacienda, tanto menos hay Vivía de oración, y era tan continua y tan fer-
de virtudes. Hallóse un día en su monasterio un vorosa en ella, como si no t u v i e r a otra cosa que
solo pan, mandó que se diese la mitad de l i m o s - hacer, ni otros negocios ni necesidades del cuerpo
n a á los frailes, y poner la otra mitad á la mesa, á que acudir. Postrábase en tierra, besábala y r e -
p a r a que comiesen cincuenta monjas que había; gábala con a b u n d a n c i a de l á g r i m a s , y siempre
hizo oración s a n t a Clara, y Dios le multiplicó de le parecía que tenía delante de s u s ojos á Cristo
m a n e r a , que todas comieron de él y quedaron h a r - crucificado. Cuando las otras monjas tomaban a l -
tas. Otra vez, no habiendo aceite en casa, tomó la g ú n reposo p a r a refocilar s u s miembros cansados
s a n t a u n vaso y lavóle con sus manos, y después y afligidos, ella velaba en oración y se recreaba
m a n d ó al limosnero que le tomase y pidiese en él con los regalos de su dulce Esposo. Ella era la
aceite de limosna. Cuando el limosnero fué á p r i m e r a que se levantaba y acudía al coro, y e n -
DÍA 12 AGOSTO 293
cendía las luces en él, y tocaba la c a m p a n a , d e s - las consoló, y se hizo llevar á la puerta del m o -
pertando y moviendo á todas con su ejemplo. U n a nasterio y poner á vista de los enemigos, t e n i e n -
noche, estando en oración y deshaciéndose en do delante de sí en u n a custodia el santísimo S a -
l á g r i m a s , le apareció el demonio en figura de un c r a m e n t o . Allí, puesta de rodillas con g r a n d e d e -
n e g r o , y le dijo que no llorase tanto, porque p e r - voción y copiosas lágrimas, rogó al Señor que no
dería la vista, y más servicio h a r í a á Dios en g o - permitiese que aquellas siervas s u y a s , criadas en
b e r n a r aquel monasterio, que en d e r r a m a r t a n t a s su amor, y que por él habían renunciado todos los
l á g r i m a s . Mas conociendo la s a n t a que aquélla era a m o r e s del m u n d o , fuesen entregadas á aque-
instigación de S a t a n á s , le respondió: «Si yo c e g a - llas bestias que allí estaban. En acabando de
ra y no pudiere regir este convento, no faltará o r a r se oyó una voz del cielo que dijo: «Yo las
otra que lo haga mejor que yo. Tú y los que son g u a r d a r é siempre;» y súbito los infieles que h a -
de tu bando sois v e r d a d e r a m e n t e ciegos, pues bían subido por los m u r o s , atemorizados y ató-
n u n c a podréis ver la luz incomprehensible de nitos, cayeron y se fueron, dejando la presa
Dios.» Y con esto el demonio la dejó y se fué c o n - que ya les parecía tener en las u ñ a s . Y la san-
fuso. Otra noche de Navidad, deseando m u c h o ta m a n d ó á s u s hijas que, m i e n t r a s ella v i -
hallarse á los maitines, y no pudiendo por su e n - viese, callasen el favor que Dios les había hecho
fermedad, desde su c a m a oyó lo que cantaban los con aquella voz celestial. Y por esta devoción
frailes de San Francisco en su convento, que e s - que s a n t a Clara tuvo al santísimo S a c r a m e n -
taba tan lejos, que h u m a n a m e n t e no se podían oir, to, la pintan con una custodia en las m a n o s . Otra
regalando Dios de esta m a n e r a á su s i e r v a , y dán- vez, estando cercada la ciudad" de un ejército i m -
dole lo que tanto deseaba. Cuando a c a b a b a la perial, cuyo capitán era Vital de Aversa, hombre
santa virgen su oración, salía con el rostro tan bravo y a r r o g a n t e , y que decía que no se había de
encendido, que hacía r e p a r a r á las que la m i r a - partir hasta h a b e r l a tomado y destruido, santa
ban, y conocían luego en s u s p a l a b r a s que venía Clara llamó á sus benditas hijas, y mandó traer
de la oración, porque hablaba con tanto espíritu, ceniza, y poniéndola ella primero sobre su cabeza,
fervor y devoción, que encendía los corazones de les ordenó que ellas también se la pusiesen, y pos-
los que la oían, y e n g e n d r a b a en ellos u n a g r a n - t r a d a s en oración suplicaron á nuestro Señor que
de estima de las cosas del cielo. Pero entre las librase aquella ciudad que por su amor tanto bien
otras devociones que la s a n t a virgen tenía fué les hacía. Oyó el Señor las devociones y plegarias
m u y admirable la del santísimo S a c r a m e n t o . Co- de santa Clara y de s u s hijas, y la noche siguien-
m u l g a b a m u y á menudo é hilaba por sus manos, te se deshizo todo aquel ejército, y poco después
aun estando enferma en la cama, lienzos delica- el furioso capitán violentamente acabó su vida.
dísimos para corporales y servicios del altar, y No fueron solos éstos los milagros que Dios obró
repartíalos por todas las iglesias de la ciudad de por los merecimientos y oraciones de santa Clara,
Asís, y unos de ellos se g u a r d a n en la santa igle- sino otros muchos y muy notables, porque con
sia de Toledo. U n a vez, la noche antes del jueves sólo h a c e r la señal de la cruz atormentaba á los
santo, en que la santa Iglesia celebra la institu- demonios, y los echaba de los cuerpos, y d i o s a -
ción del divino y admirable Sacramento del altar, lud á m u c h o s que padecían g r a v e s y peligrosas
estando s a n t a Clara contemplando el excesivo é enfermedades, los cuales por hallar remedio c o n -
inmenso a m o r con que el Señor en él se nos dejó, c u r r í a n de todas partes á su monasterio.
y los dolores que por nosotros padeció, se t r a n s - Cuarenta y dos años estuvo santa Clara en aquel
portó y arrobó, de m a n e r a que quedó absorta en convento, rigiéndole con la santidad de la vida ad-
éxtasis y sin sentido toda aquella noche, y al dia mirable que habernos dicho; y la mayor prueba
siguiente la juzgaban por m u e r t a los que la veian. de su gran virtud fué la paciencia y alegría que
Así como era g r a n d e su devoción p a r a con el tuvo en veintiocho años de enfermedad que p a -
santísimo S a c r a m e n t o , así por medio de él hizo deció, en los cuales, estando algunas veces muy
nuestro Señor algunos milagros para favorecerla. apretada, n u n c a se v i o su rostro triste, ni se oyó
P a s a b a u n a vez por la ciudad de Asís el ejército del palabra de queja y sentimiento, porque el Señor,
emperador Federico, g r a n d e enemigo de la Iglesia; que como á esposa suya la probaba, también la
venían en él m u c h o s moros infieles, y como el mo- esforzaba y regalaba en las mismas penas que
nasterio de s a n t a Clara estaba fuera de los m u r o s padecía. Y con haber estado diez y siete días u n a
de la ciudad, acometiéronle como enemigos de Dios vez sin comer bocado, alentaba y consolaba á t o -
y de la religión cristiana p a r a robarle y destruirle, dos los que venían á ella, rebosando aquel e s p í r i -
y h a c e r todo el mal que pudiesen. Fuéronselo á tu celestial de que estaba llena, é infundiéndole
decir m u y llorosas y despavoridas sus hijas á la en los que la visitaban. Creció tanto la enfermedad
s a n t a m a d r e , que por su enfermedad estaba en la y su flaqueza, que entendió ser llegada la h o r a que
enfermería; y ella con g r a n sosiego y confianza ella tanto deseaba de ser desatada de esta cárcel,
294 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
p a r a ver y gozar de su dulcísimo Esposo. Recibió e r a devotísimo de s a n t a Clara, le avisó que a u n q u e
de mano del ministro provincial al mismo Señor era m u y justo lo que su santidad m a n d a b a por los
encubierto, que e s p e r a b a ver descubierto y c a r a g r a n d e s merecimientos de la virgen, m a s que con-
á cara; y el mismo día vino á ver á la s a n t a (por venía hacerlo con m a d u r o consejo, y por este aviso
la g r a n devoción y estima de su santidad) el papa la misa se dijo de Réquiem, y el mismo cardenal de
Inocencio, cuarto de este n o m b r e , y la d i o su ben- Ostia predicó y dijo m u c h a s y g r a n d e s cosas de la
dición ó indulgencia plenaria de todos s u s p e c a - excelencia y virtudes de s a n t a Clara. P a r a que su
dos; y la virgen se regocijó m u c h o en el Señor, y cuerpo estuviese m á s s e g u r o le llevaron adentro
convidó á s u s hijas, y les rogó que la a y u d a s e n á de la ciudad, y le e n t e r r a r o n en la iglesia de San
h a c e r l e gracias, por haberse dignado aquel día de J o r g e , donde un poco de tiempo había estado s e -
c o m u n i c a r l e su sacratísimo cuerpo, y h a b e r l a fa- pultado su padre san F r a n c i s c o . Pasó esta glorio-
vorecido con la presencia y visita de su vicario. sa virgen de esta vida el año del Señor de 1253, á
Estaba e n t r e las otras monjas Inés, h e r m a n a de los 11 días del m e s de agosto, y fué sepultada á
s a n t a Clara, la cual, viendo á su s a n t a h e r m a n a y los 12 del mismo mes, y en él se celebra su fiesta.
m a d r e en aquel trance, con g r a n d e afecto y tiernas Hizo Dios después de su m u e r t e m u c h o s y muy
y copiosas lágrimas le pedía que la llevase consigo, g r a n d e s milagros por su intercesión, por los cuales
y que no la dejase acá en la tierra, pues h a b í a n •y por su vida s a n t a el papa Alejandro IV la c a n o -
sido tan b u e n a s c o m p a ñ e r a s y tan unidas en el nizó el p r i m e r año de su pontificado, y el segundo
mismo espíritu y deseo de a g r a d a r y servir al S e - de la m u e r t e de s a n t a Clara, y el de 1255 del Señor.
ñor. Consolóla la virgen, diciéndole que la volun- (P. Ribadeneira.)
tad de Dios era que por entonces no la a c o m p a -
ñase; m a s que tuviese por cierto que no t a r d a r í a SAN EUPLIO, DIÁCONO Y M Á R T I R — C u a n d o r e i n a b a el
m u c h o en llevarla á gozar consigo, y así se c u m - e m p e r a d o r Diocleciano, este santo, que era diáco-
plió. Lloraban todas s u s hijas viéndola morir, y no de la iglesia de Catania, en Sicilia, fué preso y
ella las a n i m a b a y e x h o r t a b a á todas las virtudes, conducido á la sala de audiencias del g o b e r n a d o r .
y especialmente á la humildad y al amor de la san- A p e n a s llegó al lugar donde estaba el g o b e r n a d o r ,
ta pobreza. Comenzó después á h a b l a r entre sí con gritó que era cristiano y que quería m o r i r por
su alma y á decirle: «Alma mía, ve s e g u r a , que Cristo. Calvisieno, que era el gobernador, al p u n -
b u e n a g u í a llevas en esta j o r n a d a . Ve, porque el to que lo oyó m a n d ó que compareciera en su
que te crió, te santificó, y te h a g u a r d a d o siempre, presencia, lo que verificó llevando en sus m a n o s
y te ha a m a d o con un a m o r tierno, como suele la el libro de los Evengelios. El juez le p r e g u n t ó
m a d r e á su dulcísimo hijo.» Y añadió: «Bendito por qué llevaba un libro condenado por las leyes
seáis vos, Señor mío, que me criastes.» P r e g u n t ó - del imperio, y él contestó con firmeza: « B i e n -
le u n a religiosa con quién hablaba, y respondió a v e n t u r a d o s los que padecen persecución por la
a m o r o s a m e n t e : «Hablo con mi alma, que h a sido justicia, porque de ellos es el reino de los cielos; el
p r e v e n i d a de las bendiciones del Señor.» Visitóla que q u i e r a venir en pos de mí debe llevar su c r u z
su dulce Esposo á la h o r a de la m u e r t e , y la g l o - y seguirme.» A p e n a s pronunció estas p a l a b r a s ,
riosísima virgen María, n u e s t r a Señora, a c o m p a - cuando fué puesto sobre el caballete y a t o r m e n -
ñ a d a de u n coro de vírgenes vestidas de blanco, tado c r u e l m e n t e . Mientras estaba padeciendo p r e -
y resplandecientes, y con c o r o n a s de oro en la guntóle Calvisieno si persistía todavía en s u s sen-
cabeza, y con tan celestiales favores y regalos, timientos primitivos, y como contestara que j a m á s
habiéndose hecho leer la Pasión, d i o su bendi- desistiría en la confesión de su fe, y que no e n -
tísima a l m a al Señor, trocando el cilicio y hábito t r e g a r í a las s a g r a d a s E s c r i t u r a s , Calvisieno, mon-
áspero por la estola de la inmortalidad, la pobreza tado en cólera, escribió la siguiente sentencia:
por la riqueza eterna, y la ceniza y penitencia por « M a n d a m o s que Euplio, convencido de cristiano,
aquel gozo y vista b i e n a v e n t u r a d a que j a m á s ten- sea decapitado en castigo de su obstinación en
d r á fin. Causó su m u e r t e en t o d a la ciudad y en la despreciar los edictos del César, y en blasfemar de
corte del papa, que á la sazón se hallaba en Asís, los dioses.» Dicha sentencia fué ejecutada en la
g r a n tristeza y sentimiento. C o n c u r r i e r o n todos, m i s m a ciudad de Catania el día 12 de agosto del
h o m b r e s y mujeres, niños y viejos, á s u s o b s e - año 304, alcanzando así la palma del m a r t i r i o .
quias; y el mismo s u m o pontífice Inocencio IV,
con el colegio de los cardenales, se halló presente
SAN PORCARIO, ABAD, Y OTROS COMPAÑEROS, M Á R T I R E S . —
en su e n t i e r r o . Y queriendo los cantores c a n t a r la
P o r su eminente virtud había merecido este santo
misa de Réquiem, mandó que se cantase la de u n a
ser colocado al frente de la célebre abadía de L e -
santa virgen, dando m u e s t r a s de quererla c a n o n i -
r i n s . En 731, cuando los s a r r a c e n o s se p r e p a r a b a n
zar antes que su s a g r a d o cuerpo fuese puesto en
p a r a p a s a r á la isla donde se hallaba situado el
la s e p u l t u r a . M a s porque el cardenal ostiense, que
monasterio, Porcario m a n d ó que se e m b a r c a s e n
DÍA. 13 AGOSTO 295
p a r a Italia los m á s jóvenes de s u s religiosos y a l - SAN GRACILIANO, Y SANTA FELICÍSIMA, MÁRTIRES—Era
g u n o s niños que educaba como colegiales. En s e - el primero un cristiano fervoroso de la ciudad de
guida exhortó al resto de su c o m u n i d a d , que era Faleria, en Toscana, y la segunda u n a virgen de
bastante n u m e r o s a , á m o r i r esforzadamente por la m i s m a ciudad, que había consagrado su inte-
Jesucristo. Todos aquellos monjes, siguiendo el gridad á Jesucristo. Ambos vivían en el temor
generoso ejemplo de su abad, y fortificados con el de Dios y las prácticas de la virtud cristiana, cuan-
cuerpo de Jesucristo, e s p e r a b a n la m u e r t e con do en tiempo del e m p e r a d o r Galerio M a x i m i a n o ,
resignación y alegría, c u a n d o llegaron los s a r r a - habiendo sido acusados, y no queriendo prestar
cenos. Hechos dueños de la abadía, degollaron en adoración á los dioses paganos, p r i m e r a m e n t e les
odio del cristianismo á los quinientos religiosos q u e b r a n t a r o n con piedras los rostros, y después,
que componían aquella comunidad, empezando siendo degollados, alcanzaron la deseada palma
por el santo abad y por los m á s ancianos de entre del m a r t i r i o .
ellos, á fin de intimidar así á los jóvenes y h a c e r -
les titubear en su fe. P e r o ni uno solo hubo que SANEUSEBIO, OBISPO Y CONFESOR.-Nació en Milán,
no prefiriese m o r i r á a b a n d o n a r la religión de Je- y habiendo crecido en ciencia y piedad fué o r d e -
sucristo, y todos son h o n r a d o s en este día por la nado de diácono. Su celo y ardiente caridad recor-
Iglesia en el n ú m e r o de los m á r t i r e s . daban la administración de los p r i m e r o s días de
la Iglesia. Consagrado obispo de Milán, brilló con
SANTA HILARIA, CON SUS CRIADAS LAS SANTAS DIGNA, toda clase de virtudes, distinguiéndose especial-
EUPREPIA, Y EUNOMIA, MÁRTIRES.-Santa Hilaria era mente en la gracia de a b l a n d a r los corazones de
m a d r e de s a n t a Afra, m u e r t a también á manos de los b á r b a r o s que invadían entonces la Italia, de
los enemigos del Evangelio. Estando un día velan- los cuales convirtió g r a n n ú m e r o á la fe. Asistió
do j u n t o al sepulcro de su hija, allí mismo la q u e - á varios concilios y murió en paz el año 465.
m a r o n los perseguidores, por la fe de Cristo, con
las otras tres santas citadas. Su m a r t i r i o sucedió SAN HERCULANO, OBISPO Y CONFESOR.-Floreció d u -
en A u g s b u r g o , el año 304. r a n t e el siglo VI, gobernando la iglesia de B r e s -
cia, en Italia. Su santidad fué tan g r a n d e , que á
LOS SANTOS QUIRÍACO, LARGIÓN, CRESCENCIANO, NIMIA, s u s r u e g o s los enfermos c u r a b a n repentinamente,
JULIANA, Y OTROS YEINTE COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Pade- los muertos volvían á la vida, y los elementos sus-
cieron martirio por la fe de Jesucristo en la m i s - pendían s u s efectos n a t u r a l e s para ostentar prodi-
m a ciudad de A u g s b u r g o , el mismo día que las giosamente la virtud del siervo de Dios. Murió
s a n t a s a n t e r i o r e s , por h a b e r manifestado y confe- t r a n q u i l a m e n t e en medio de su rebaño después
sado su religión m i e n t r a s los verdugos daban de un pontificado ilustre en portentosos hechos.
m u e r t e á dichas s a n t a s .
SAN MUREDAC, OBISPO Y CONFESOR—Fué discípulo de
LOS SANTOS ANICETO, FOTINO, Y OTROS MUCHOS COMPAÑE- san Patricio en Irlanda.
ROS, MÁRTIRES.—El primero e r a conde del imperio,
y el segundo sobrino suyo. Estando el e m p e r a d o r Día 13
Diocleciano en Nicomedia, en c u y a ciudad vivían
los dos santos, les m a n d ó c o m p a r e c e r cierto día á SAN HIPÓLITO, MÁRTIR—Siendo preso el invencible
su presencia, delante de u n a multitud de pueblo m á r t i r de Cristo san Lorenzo, fué dado en g u a r d a
que se hallaba congregada. Amenazóles con los á u n caballero r o m a n o , llamado Hipólito, el cual,
más b á r b a r o s tormentos si no r e n e g a b a n de Jesu- por h a b e r visto los milagros que san Lorenzo
cristo; pero los dos s a n t o s , que se hallaban llenos obraba, estando aherrojado en la cárcel, y que
del espíritu de Dios, confesaron m á s altamente con sola la señal de la cruz daba vista á los c i e -
su fe, y por medio de s u s conjuros al espíritu i n - gos y hacía cosas maravillosas, se convirtió á la
fernal cayeron d e r r i b a d a s las estatuas de los d i o - fe del Señor, y fué bautizado él y toda su familia,
ses que allí había. F u r i o s o el e m p e r a d o r mandó que era de diez y nueve personas, por mano del
que los dos fuesen entregados á las fieras; pero mismo san Lorenzo. F u é tan fervoroso después
éstas aparecieron delante de ellos como m a n s a s Hipólito y tan deseoso de morir por Cristo, que,
ovejas, visto lo cual fueron degollados en la m i s - viendo padecer á san Lorenzo, por acompañarle
m a ciudad de Nicomedia el año 305 ó 306. y morir con él, quiso á voces clamar q u e era
cristiano, y fué necesario, p a r a que no lo hiciese,
que el mismo san Lorenzo le detuviese, y le man-
SAN MACARIO, Y SAN JULIÁN, Ó JULIANO, MÁRTIRES-Por
dase que callase, y se g u a r d a s e para su tiempo,
h a b e r s e perdido las Actas de su martirio ignora-
que presto le vendría. Pasó su c a r r e r a gloriosa-
mos cuándo y cómo le padecieron, sabiendo tan
mente san Lorenzo, y murió asado en u n a s p a r r i -
sólo que m u r i e r o n en Siria.
296 LA LEYENDA DE ORO DÍA 13
lias con aquella constancia y espíritu admirable m a r t i r i o despedazado, d i o su alma á Dios, y su
que dijimos el día de su martirio; é Hipólito, t o - cuerpo de noche fué sepultado por Justino, p r e s -
m a n d o su cuerpo, honoríficamente le enterró en bítero, y otros cristianos en el campo Veranio, no
compañía de Justino, presbítero. Como esto se di- lejos del cuerpo de san Lorenzo. Celebra la Iglesia
vulgase y viniese á noticia del emperador, al c a - su martirio á los 13 de agosto, y fué año de Cristo
bo de tres dias, estando en u n a casa puesta la me- de 261, imperando Valeriano y Galieno, su hijo.
sa p a r a comer, por su mandado fué preso Hipóli- Los martirologios r o m a n o , de Beda, U s u a r d o y de
to, y llevado á su presencia le dijo: «¿También tú Adón hacen mención de san Hipólito, m á r t i r , y
eres nigromántico y mago como Lorenzo, y h a s más copiosamente se trata de él en los Actos del
e n t e r r a d o su cuerpo?» Respondió Hipólito: «Ver- martirio de san Lorenzo. (P. Ribadeneira.)
dad es que yo le enterró, mas no como mago, sino
como cristiano.» Enojóse s o b r e m a n e r a el tirano; SAN CASIANO, MÁRTIR—San Casiano, m á r t i r , fué
hízole dar con u n a piedra muchos golpes en la obispo de u n a ciudad de Alemania, que está en
boca, y d e s n u d a r de la vestidura blanca de Cristo los Alpes, llamada Bressenón ó Brissen, de la
y recién bautizado que traía, y san Hipólito dijo cual, habiendo sido echado, se puso en camino
al tirano: «No me h a s desnudado, sino vestido.» p a r a ir á Roma; y llegado á la ciudad de Imola,
Después de a l g u n a s razones mandóle Valeriano que es en la provincia de R o m a n í a , en Italia, paró
t e n d e r en el suelo, y h e r i r fuertemente con v a r a s allí, y con deseo de servir á n u e s t r o Señor y apro-
y g r u e s o s palos, y el santo daba gracias á Dios v e c h a r en la juventud, abrió escuela y comenzó á
que le hacía digno de aquel tormento. El tirano e n s e ñ a r á los niños buenas letras y loables c o s -
dijo: «No siente los palos Hipólito; a r a ñ e n con t u m b r e s . D u r a b a en aquel tiempo la persecución
cardos y espinas su cuerpo.» Hízose así, é Hipóli- contra los cristianos, y habiendo el juez entendido
to á voces decía: «Cristiano soy, y por Cristo p a - que Casiano lo era, le mandó prender y le p r e g u n -
dezco.» Estando ya cansados los mismos v e r d u g o s tó si era cristiano, y qué era su oficio. El santo
de r a s g a r s u s c a r n e s y de a t o r m e n t a r l e , m a n d ó confesó con g r a n d e libertad y constancia que era
el tirano que le levantasen del suelo y le vistiesen cristiano, y dijo que su oficio e r a e n s e ñ a r á leer
de su hábito antiguo y militar, y comenzó á h a - y escribir á los m u c h a c h o s . Entonces el juez m a n -
blarle con blandura, rogándole que dejase aquella dó convocar á todos aquellos niños que Casiano
pertinacia y que fuese su amigo, y que gozase e n s e ñ a b a , diciéndoles que aquel su maestro e r a
de la h o n r a militar y de las otras mercedes que le un sacrilego contra los dioses, y q u e b r a n t a d o r
hacía. Rióse Hipólito, y con voz alta y clara dijo: de los m a n d a t o s imperiales, y digno de m u e r t e , y
«Mi h o n r a y gloria militar es ser soldado constan- se le entregó á todos para que se la diesen á su
te de Cristo, y morir debajo de su bandera.» Man- voluntad. Los m u c h a c h o s , incitados por el juez,
d ó el tirano confiscarle los bienes, y p r e n d e r y deseosos de v e n g a r s e de los azotes y castigos que
t r a e r delante de sí toda la familia de Hipólito, por- les había dado, a r r e m e t i e r o n al santo, y cada uno
que supo que era cristiana. E n t r e las otras perso- le h e r í a con lo que podía y como podía. Usábase
n a s que en ella había era u n a s a n t a mujer, llama- en aquel tiempo escribir en u n a s tablas e n c e r a d a s
da Concordia, la cual había sido a m a y criado al con unos h i e r r o s delgados y agudos, que l l a m a -
mismo Hipólito; y dicióndole el tirano que m i r a s e ban estilos: con éstos herían al santo por todas las
s u s años y no quisiese m o r i r con su señor H i p ó - partes de su cuerpo, y le hacían c o r r e r s a n g r e .
lito, ella respondió: «Yo y los que estamos aquí El les rogaba que fuesen atrevidos y que le h i r i e -
presentes, antes q u e r e m o s m o r i r valerosamente sen con m a y o r e s fuerzas, por el deseo que tenía
con Hipólito, que vivir sin él siendo cobardes.» de morir por Cristo; y porque cuanto las heridas
E m b r a v e c i ó s e el tirano, y dijo: «Los esclavos y eran m á s pequeñas, tanto más t a r d a r í a en v e r s e
siervos no se enmiendan sino con azotes;» y man- con él en su gloria. Con este martirio acabó el
dó azotar á Concordia, y h e r i r l a con plomadas santo su vida, y fué á los 13 de agosto, y según
tan fuertemente, que d i o su espíritu al S e ñ o r en algunos fué imperando Juliano Apóstata. Escriben
aquel tormento, estando p r e s e n t e Hipólito. Quedó de san Casiano los martirologios r o m a n o , el de
el santo m u y alegre y regocijado por ver que h a - Beda, U s u a r d o y Adón, y el cardenal Baronio; y
bía enviado delante de sí á la corona de gloria antes de todos Aurelio P r u d e n c i o escribió un h i m -
á la que le había dado el pecho y sustentado con no en verso m u y elegante del martirio de san Ca-
su leche. F i n a l m e n t e , mandó Valeriano que Hipó- siano, en el cual cuenta como estando él mismo
lito y toda su familia fuesen llevados fuera de los en Imola, haciendo oración delante del altar de
m u r o s de R o m a , y que allí, en presencia de Hipó- San Casiano, v i o allí una p i n t u r a en la cual estaba
lito, los d e m á s fuesen degollados, y él, atado á co- el santo desnudo y cercado de g r a n m u c h e d u m b r e
las de caballos feroces y bravos, fuese a r r a s t r a d o de m u c h a c h o s , que con s u s estilos le lastimaban
por el campo; y así con este h o r r i b l e y cruelísimo y h e r í a n , y allí le declararon lo que aquí queda
DÍA 13 AGOSTO 297
referido, y él lo escribió en verso, y otro trasladó SANTA RADEGUNDA, Ó RANEGÜNDIS, REINA.-Fué hija
en prosa, como lo escribe el venerable Beda. de Betario, rey de Turingia, en la Germania, y
(P. Ribadeneira.) nació en 519. Educada en el paganismo, a la edad
de diez a ñ o s conoció las verdades de la fe, y abra-
SANTA CONCORDIA, MÁRTIR—Fué nodriza de san Hi- zó la religión cristiana con tanto fervor, que fué
pólito, m á r t i r , c u y a vida i n s e r t a m o s en este m i s - desde luego modelo de todas las virtudes. Había
mo día, y la cual puede v e r s e m á s a r r i b a . pensado c o n s a g r a r s e á Dios en perpetua v i r g i n i -
dad; pero no le fué posible n e g a r s e á las solicita-
SAN MÁXIMO, MONJE Y MÁRTIR—Nació en Constan- ciones de Clotario, rey de F r a n c i a , que la quería
tinopla el año 580, de u n a familia noble y a n t i - por esposa. Efectuóse el matrimonio, y la santa
g u a . Su educación fué e s m e r a d a ; pero como desde continuó siendo espejo de los m á s altos ejemplos.
niño poseía todas las virtudes, Dios le infundió A los encantos de la virtud j u n t a b a los de la m á s
u n a ciencia s u p e r i o r á la de las escuelas, la c i e n - perfecta h e r m o s u r a , y era el embeleso de su e s -
cia de los santos. A pesar de su modestia y h u - poso y de toda la corte. Sin embargo, Clotario
mildad, su mérito fué m u y pronto conocido, y el concibió después de algún tiempo tal aversión
e m p e r a d o r Heraclio le n o m b r ó su p r i m e r s e c r e - contra su esposa, que tuvo que sufrir ésta u n a se-
tario de estado. Su elevación no le deslumhró rie de malos tratamientos tan dolorosos, que al
n u n c a ; al contrario, en medio de su g r a n d e z a fin, viendo en peligro su paciencia, pidió permiso
practicaba las m á s p u r a s virtudes, y s u s p i r a b a de p a r a r e t i r a r s e á un monasterio. El rey, no sola-
continuo por el retiro y la soledad. Por aquel tiem- mente lo consintió, sino que a d e m á s hi/.o edificar
po se introdujo en la corte la herejía de los m o n o - un célebre monasterio en Poitiers, donde su e s -
telistas, y M á x i m o , p a r a no h a c e r s e i n s t r u m e n t o posa se retiró en compañía de a l g u n a s vírgenes,
de los herejes, se retiró á un monasterio. En su esposas de Jesucristo. Ocupóse al principio en
soledad o r a b a día y noche por las necesidades de dar reglas á sus religiosas, hizo confirmar su fun-
la Iglesia y del estado, y se a r m a b a de constancia dación por los padres del concilio de T o u r s , cele-
contra los peligros á que su alma se hallaba ex- brado en 565, y en seguida normalizó las reglas
puesta. Temiendo aún en su monasterio los lazos del monasterio, que fueron la admiración y vene-
q u e tendían los herejes por todas partes, r e s o l - ración de todos. Al fin de s u s días Clotario se
vió buscar otro lugar m á s solitario y se retiró al arrepintió de s u s faltas, é hizo u n viaje p a r a ver
África. Salió de él para disputar públicamente en por última vez á R a d e g u n d a , que lo recibió con
Cartago contra los obispos herejes, y los c o n - todas las m u e s t r a s de la más cordial benevolencia,
virtió; después fué á R o m a por orden del papa y oró al cielo por él. Por fin, coronada de g r a n -
san M a r t í n , y asistió al concilio de L e t r á n , en el des merecimientos, teniendo bajo su dirección
año 649, p e r m a n e c i e n d o en R o m a h a s t a la m u e r t e más de doscientas religiosas, llorada de todas ellas
del mismo pontífice, sucedida el año 655. San Má- y de cuantos habían tenido ocasión de a d m i r a r su
ximo fué entonces preso por orden del e m p e r a - e m i n e n t e virtud, m u r i ó s a n t a m e n t e R a d e g u n d a
dor, y conducido á Constantinopla con su discípu- el día 13 de agosto del año 587, en su mismo m o -
lo Anastasio, y otro A n a s t a s i o , que había sido nasterio de la Santa Cruz, donde fué enterrada.
apocrisario de la Iglesia r o m a n a . Al llegar á Cons- En su sepulcro obró el Señor g r a n d e s milagros.
tantinopla se presentó u n oficial, acompañado de
diez soldados de la g u a r d i a imperial, y h a b i é n d o - SAN CASIANO, OBISPO Y MÁRTIR.-Convirtióse á la
selos llevado casi desnudos, los e n c e r r a r o n en religión cristiana viendo martirizar á san Poncia-
varios calabozos; y después de haberles hecho su- no, obispo de Todi. Su conversión fué sincera y
frir espantosos tormentos y diferentes i n t e r r o g a - su fe tan ardiente, que dentro de m u y breve
torios, fueron desterrados por orden del e m p e r a - tiempo fué la admiración y el modelo de todos los
dor Constante á Quersoneso, donde m u r i e r o n den- fieles de aquella diócesis, y lo pidieron por su
tro de pocos meses en la paz de Dios, el año C62. pastor. Consagrado obispo de Todi dedicóse á
fortalecer á s u s ovejas contra el temor de la m u e r -
SAN WIGBERTO, PRESBÍTERO Y CONFESOR-Eraun san- te, pues se sentía ya rugir la persecución que tanta
to monje de I n g l a t e r r a que florecía en el siglo s a n g r e había de costar á la Iglesia. Efectivamente:
VIII. Habiéndole invitado san Bonifacio á trasla- después de algún tiempo publicó Diocleciano s u s
d a r s e á Alemania, le n o m b r ó p r i m e r abad del edictos contra los cristianos, y el santo obispo
monasterio de Ordorft, y d e s p u é s d e Friteslar. Glo- Casiano fué de los primeros que se presentaron
rioso en virtudes y en milagros murió el año 741, al tirano y sellaron con su s a n g r e la verdad de la
y fué e n t e r r a d o en este último monasterio. San religión que profesaban. San Casiano fué m a n d a -
W i g b e r t o es el patrón de la ciudad y monasterio do m a r t i r i z a r por un h e r m a n o suyo, procónsul á
de Colleda, que pertenece á la orden del Císter. la sazón del territorio de Todi.
TOMO III 38
298 LA L E Y E N D A DE ORO DÍA 14
S A N T A CENTOLA, Y S A N T A ELENA, M Á R T I R E S — E s p a ñ o - de san Eusebio á 14 del mes de agosto, y fué el año
las por nacimiento, y gloria de la ciudad de B u r - del Señor de 357, imperando Constancio. En R o -
gos, que las vio morir. Centola era u n a virgen de m a hay u n a iglesia de San Eusebio, m u y a n t i g u a
g r a n d e s virtudes que, presa por ser cristiana, fué y de g r a n devoción, en la cual está su santo c u e r -
a t o r m e n t a d a h a s t a que confesase la divinidad y el po y los de Orosio y P a u l i n o , y otras m u c h a s r e -
poder de Júpiter; pero cuanto más los v e r d u g o s liquias de santos m á r t i r e s ; y san Z a c a r í a s , papa,
redoblaban los tormentos m á s ánimo y valor mos- la m a n d ó r e p a r a r y a d o r n a r . Hacen mención de
t r a b a ella p a r a sufrirlos. Hallándose ya su cuerpo san Eusebio los martirologios r o m a n o , el de Beda
descarnado y sin s a n g r e , fué metida en u n a oscu- y U s u a r d o , y m á s copiosamente el de Adón; y
r a prisión p a r a prolongarla más los dolores, y es- también el cardenal Baronio en las Anotaciones
tando en ella se le presentó u n a m a t r o n a principal, sobre el Martirologio, y en el tercero tomo de s u s
llamada Elena, también de g r a n virtud, y empezó Anales. (P. Ribadeneira.)
á e x h o r t a r l a á p e r s e v e r a r h a s t a el fin. En esto
e n t r a r o n en la cárcel los ministros del g o b e r n a - SAN S I M P L I C I A N O , ARZOBISPO Y C O N F E S O R - N a c i ó san
dor, y cogiendo á las dos las llevaron al l u g a r del Simpliciano en un lugar de Italia, llamado Betua-
suplicio, y j u n t a s las degollaron: recibiendo así ta, de padres nobles, cuyos n o m b r e s e r a n L u d o -
la palma del martirio. Créese que su m u e r t e fué vico y S e n e d r u g a . E n v i á r o n l e de poca edad á Ro-
por los años de 300 ó 302, en el reinado de Diocle- ma, donde se bautizó y estudió, y en poco tiempo
ciano. aprendió m u c h o , y fué perfecto en su modo de
vivir. E r a tardo en el h a b l a r , presto en el oir, dis-
Día 1 4 creto en el silencio, medido en las palabras, sabio
en el consejo, y purísimo en la castidad. P a r a sí
SAN E U S E B I O , P R E S B Í T E R O Y C O N F E S O R . - E n tiempo e r a muy e s t r e c h o , y p a r a los pobres liberal; d á -
del e m p e r a d o r Constancio se embraveció en R o m a base m u c h o á la oración y lección, y ardía su c o -
la herejía de los a r r í a n o s por el favor y fuerzas razón de un encendido y abrasado a m o r de Dios
que él les d i o , y á esta c a u s a se levantó u n a g r a - y del prójimo. Por estas virtudes subió en R o m a
vísima y terrible tempestad contra los católicos, y á la dignidad de presbítero, y vino á ser mirado y
m u c h o s obispos y santos sacerdotes fueron d e s t e - respetado de la gente c u e r d a y g r a v e como v a r ó n
r r a d o s y afligidos, y m u e r t o s por la fe católica. de Dios. Tuvo cuatro excelencias san Simpliciano
E n t r e ellos fué uno Eusebio, r o m a n o , presbítero m u y dignas de g r a n d e alabanza.
y santísimo confesor, el cual, por defender c o n s - La p r i m e r a , que estando en R o m a trabó amis-
tantísimamente la fe y v e r d a d e r a religión con m á s tad con Victorino, que e r a africano y varón s a -
libertad y ánimo que quisiera Constancio, le m a n - pientísimo, y e n s e ñ a b a retórica á la nobleza r o -
dó e n c e r r a r y como e m p a r e d a r en un aposento de m a n a , y por s u s g r a n d e s letras había merecido
su m i s m a casa, tan estrecho y angosto, que a p e n a s que se le pusiese estatua en la plaza de Trajano;
cabía en él, ni se podía extender, ni volver á u n a y siendo idólatra y g r a n defensor de los dioses r o -
p a r t e ni á otra. Allí estuvo el santo varón siete m a n o s , se convirtió á la fe de Cristo, nuestro S e -
meses, haciendo perpetuamente oración al Señor, ñ o r , por el trato y .familiaridad que tuvo con san
y suplicándole que le diese fortaleza y constancia Simpliciano. Esta fué u n a gloriosa victoria que
para m o r i r por él. Y diósela tan cumplida, que admiró á toda la ciudad de R o m a , y tanto, que
al cabo de los siete meses m u r i ó , y d i o su e s p í r i - san Agustín, luz de la Iglesia, en el libro de s u s
tu al que le había criado, en aquella como s e p u l - Confesiones la refiere por estas p a l a b r a s :
t u r a en que había estado. Su cuerpo recogieron « P a r a e x h o r t a r m e á la humildad de Cristo, que
Gregorio y Orosio, sacerdotes, y le e n t e r r a r o n se esconde á los soberbios y se descubre á los h u -
en u n a cueva del cementerio de Calixto, junto mildes, me comenzó Simpliciano á contar un cuen-
al cuerpo de san Sixto, papa, y pusiéronle un to de Victorino, á quien él había conocido m u y
título que decía: «Aquí yace Eusebio, varón de familiarmente en Roma; el cual no quiero yo aquí
Dios.» Cuando Constancio supo la m u e r t e de E u - callar, porque el referirle d a r á ocasión de alabar
sebio, y como Gregorio y Orosio habían e n t e r r a - y ensalzar v u e s t r a gracia, que se debe confesar
do su cuerpo, enojóse s o b r e m a n e r a y mandólos p a r a v u e s t r a gloria. Contóme, pues, como aquel
p r e n d e r . Hubo á las manos á Gregorio, é hízole viejo doctísimo y en todas las ciencias sapientísi-
como e n t e r r a r vivo en la m i s m a cueva donde e s - mo, y que había leído tantos libros de filósofos, y
taba el cuerpo de san Eusebio. Orosio, que se h a - juzgádolos y declarádolos, y era maestro de t a n -
bía escapado, lo supo, y de noche se fué á él, y tos y tan nobles senadores, por la excelencia de
a u n q u e le halló vivo, estaba ya tan debilitado que s u s g r a n d e s letras, y de h a b e r l a s enseñado con
murió allí en sus m a n o s , y así le dejó sepultado tanta loa, había merecido y alcanzado que en la
en aquel mismo l u g a r . Celebra la Iglesia la m u e r t e plaza de R o m a se le pusiese públicamente estatua,
DÍA. 14 AGOSTO 299
que es cosa tan estimada de los h o m b r e s de este El mismo san Ambrosio, hablando de sí, dice:
siglo. Este tan insigne varón, digo, h a s t a aquella «Los h o m b r e s primero a p r e n d e n , y después ense-
edad h a b í a reverenciado y adorado á los ídolos, y ñ a n ; mas yo, habiendo sido arrebatado de los tri-
participado de s u s sacrilegios y ceremonias p r o - bunales legos al sacerdocio, comencé á e n s e ñ a r
fanas, con las cuales casi toda la nobleza r o m a n a lo que no había aprendido; y así j u n t a m e n t e t e n -
estaba inficionada, y tenía por dioses á u n a multi- go de e n s e ñ a r y a p r e n d e r , por no h a b e r tenido
tud de m o n s t r u o s , y como á tales les h a c í a s a c r i - tiempo de a p r e n d e r antes.» Mas fué tan r a r a la
ficios y suplicaba, y Victorino tanto con su e l o - modestia de san Simpliciano, que, conociendo la
cuencia y voz sonora lo había defendido; pero grandeza de san Ambrosio, y que el grado de obis-
después, a l u m b r a d o y esforzado con v u e s t r a g r a - po que tenía era superior al suyo de presbítero,
cia, Señor, no tuvo v e r g ü e n z a de humillarse, y p a r a e n s e ñ a r l e se h a c í a discípulo, y como a m a e s -
h a c e r s e siervo de Cristo, y lavarse como niño en tro le p r e g u n t a b a varias y dificultosas cuestiones,
el bautismo, sujetando su cuello h u m i l d e m e n t e á á las cuales respondía san Ambrosio, que en u n a
vuestro santo y u g o , y señalando su frente con el epístola le dice estas p a l a b r a s : «¿Por qué tú d u -
oprobio de la c r u z . ¡Oh Señor, Señor!, que i n c l i - das, y me p r e g u n t a s á mí, habiendo tú dado vuel-
nasteis los cielos, y descendisteis y tocasteis los ta á todo el m u n d o , p a r a alcanzar la fe y el c o n o -
montes, y h u m e a r o n , ¡con qué b l a n d u r a y s u a v i - cimiento divino, y toda la vida gastado de día y
dad os ingeristeis y entrasteis en aquel pecho! de noche en la lección, y con tu g r a n d e ingenio
Leía Victorino (como dice Simpliciano) la santa penetrado las cosas más ininteligibles, y estás
E s c r i t u r a , y con g r a n cuidado y estudio e s c u d r i - acostumbrado á e n s e ñ a r cuan descaminados y
ñ a b a las letras cristianas, y no en público, sino en apartados de la verdad sean los libros de la filoso-
secreto y familiarmente, como amigo, decía á Sim- fía?» P u e s cuan g r a n d e loa y excelencia de Sim-
pliciano: «Hágote saber que hoy ya soy cristiano.» pliciano es h a b e r sido maestro de un doctor á
Respondíale Simpliciano: «No lo c r e e r é ni te ten- quien toda la Iglesia católica tiene por maestro,
dré por cristiano hasta que te vea en la Iglesia y el h a b e r l e él reconocido y reverenciado como á
de Cristo.» Y después va contando como Victori- tal, por sus r a r a s partes, y por haberle sido e n -
no se bautizó ó hizo públicamente la profesión de viado de R o m a de un tan g r a n pontífice como fué
su fe, y que c u a n d o subía al lugar donde la había san Dámaso.
de h a c e r , todos los que le conocían (y no h a b í a Si las dos cosas que habernos referido fueron
quien no le conociese), le comenzaron á m i r a r y ilustres en san Simpliciano, no lo es menos la ter-
á apellidar su n o m b r e como quien le daba la n o r a - cera, antes de m a y o r estima y m á s gloriosa, por
buena con g r a n d e s m u e s t r a s de alegría.» Todo la m a y o r utilidad que resultó de ella á toda la
esto es de san Agustín, y a ñ a d e que cuando V i c - Iglesia católica. Esta es la conversión del g r a n
torino estaba en m a y o r reputación y su pecho padre san Agustín á n u e s t r a s a n t a religión, en la
parecía u n a torre i n e x p u g n a b l e , en la cual el d e - cual tuvo g r a n parte san Simpliciano; porque e s -
monio se había encastillado y su lengua era saeta tando san Agustín en Milán teñido en los e r r o r e s
aguda y p e n e t r a n t e , con que había herido á m u - de los herejes maniqueos, y duro y rebelde en las
chos, tanto debía ser m a y o r el gozo de toda la Igle- verdades de n u e s t r a s a n t a religión, comenzó á o i r
sia, viéndole reducido á su fe y obediencia. Esta fué los s e r m o n e s que san Ambrosio, como obispo, pre-
la p r i m e r a h a z a ñ a y victoria de san Simpliciano. dicaba al pueblo, y á deleitarse primero en sus
La s e g u n d a es que, habiendo Dios, nuestro S e - p a l a b r a s y elocuencia, y después en s u s razones
ñor, escogido á san Ambrosio p a r a arzobispo de y sentencias, y vino á estar dudoso de la verdad
Milán, y de lego que era, y prefecto de aquella de su secta, y poco á poco á aborrecerla y aficio-
ciudad y provincia, levantádole s ú b i t a m e n t e á tan n a r s e á los misterios y s a c r a m e n t o s de la ley
g r a n dignidad, y antes de ser discípulo, puéstole evangélica. Pero todavía estaba dudoso y perplejo
por maestro de su Iglesia. Y queriendo el s u m o de su vida temporal, y perezoso de e n t r a r por las
pontífice san Dámaso, como vicario de Cristo y angostas sendas del camino de la vida. Y estando
pastor universal de su r e b a ñ o , a y u d a r á san A m - en esta duda y perplejidad, dice el mismo doctor
brosio p a r a que a c e r t a s e en los ritos, c e r e m o n i a s san Agustín que Dios, nuestro Señor, le puso en
y usos de la s a n t a Iglesia r o m a n a , le envió á san el corazón que fuese á san Simpliciano, p o r q u e le
Simpliciano p a r a que fuese su a y u d a y maestro, y parecía que era fiel siervo de Dios, y que su g r a -
san Ambrosio le recibió y le tuvo por tal, como lo cia resplandecía en él, y había oído decir que des-
dice san Agustín por estas p a l a b r a s : «Fui á v e r - de mozo le había servido con g r a n devoción, y ya
me con Simpliciano, que e r a padre espiritual de era viejo, y con la larga edad, gastada en el e s t u -
Ambrosio, obispo, en la g r a c i a que vos le c o m u - dio de la virtud, tenía experiencia de m u c h a s c o -
nicasteis, y á quien a m a b a v e r d a d e r a m e n t e como sas y sabía m u c h o ; y por esto quería descubrir
á padre.» Esto es de san Agustín. las congojas de su corazón y conferir con él s u s
300 LA LEYENDA DE ORO DÍA 14
penas, p a r a que, viendo él la disposición de su como le sucedió, y ésta es otra y la c u a r t a p r e -
alma, le aconsejase lo q u e había de hacer p a r a rrogativa de Simpliciano, por h a b e r sucedido á
s e r v i r al Señor. Habiendo, pues, contado san Agus- san Ambrosio, y h a b e r sido n o m b r a d o de él de la
tín á san Simpliciano los rodeos en que a n d a b a m a n e r a que aquí queda referido. Todo el clero y
perdido, y los enredos de su corazón, quedó con pueblo le n o m b r ó por su obispo, y se consoló con
su trato y comunicación sosegado y confirmado en tal sucesor del sentimiento y t e r n u r a que tenía
s u s buenos propósitos, y encendido en el a m o r de por h a b e r perdido tan g r a n pastor, padre y maes-
Jesucristo y de toda perfección. Y de aquí es que tro, como lo había sido san Ambrosio; y tuvieron
en a l g u n o s lugares de s u s obras san Agustín trata g r a n razón, porque Simpliciano, a u n q u e era d e -
honoríficamente de san Simpliciano, y le llama y crépito en la edad, trabajaba como mozo, llevando
r e v e r e n c i a como á padre espiritual de su alma. adelante las gloriosas e m p r e s a s de san Ambrosio,
P e r o adviértase que e n t r e las obras de san A m - resistiendo á los herejes, enseñando y a n i m a n d o
brosio a n d a un s e r m ó n , que es el 92, en que con á los católicos, remediando á las viudas, r e c o -
n o m b r e de san Ambrosio se trata del bautismo de giendo á los huérfanos, dando de comer á los p o -
san Agustín, y en él se h a c e mención de Simpli- bres, rescatando á los cautivos, y siendo refugio
ciano, como de persona que fué g r a n p a r t e para y puerto s e g u r o de todos los atribulados. Vivió el
la conversión de san Agustín; pero aquel s e r m ó n santo solos cuatro años (á lo que escribe Pedro
(como lo dijimos en la vida del mismo padre san Galesino) en el obispado. El cardenal Baronio dice
Ambrosio) no es de san Ambrosio, sino de algún que m u r i ó en el año del Señor de 400, y habiendo
autor ó burlador, que con n o m b r e de san A m b r o - muerto san Ambrosio á los 4 de abril de 397, vie-
sio quiso autorizar s u s devaneos: porque demás nen á ser los que fué arzobispo cuatro años no
que el estilo de aquel s e r m ó n es m u y desemejaate cumplidos. La vida de san Simpliciano escribió
del de san Ambrosio, en él se dice que san A g u s - Pedro Galesino, protonotario apostólico, recogida
tín fué cartaginés, y no fué sino de Tagaste, y que de papeles antiguos de la iglesia de Milán. H a c e
se convirtió de la gentilidad á la fe de Cristo, y mención de él el Martirologio romano á los 16 de
san Agustín n u n c a fué idólatra, a u n q u e siguió al- agosto, y P a u l i n o en la Vida de san Ambrosio, y
gún tiempo los e r r o r e s de los maniqueos. Dice el concilio tercero c a r t a g i n e n s e , cap. 48, y san
más: que san Ambrosio tuvo g r a n d e s disputas con Agustín en a l g u n o s capítulos del octavo libro de
san Agustín, y el mismo san Agustín dice que e s - s u s Confesiones, y le escribió dos libros de diver-
taba siempre san Ambrosio tan ocupado, que nun- sas cuestiones, y de ellos h a c e mención en el
ca tuvo lugar de hablarle despacio y p r e g u n t a r l e lib. n, cap. 1." de s u s Retractaciones, y lib. i,
lo que q u e r í a . Dice que le vistieron de paño y con cap. 4 De prcedestin. sanctor. El mismo san A m -
u n a cogulla n e g r a cuando le bautizaron, siendo brosio le escribió a l g u n a s epístolas; y san V i -
esto contrario al uso y costumbre de aquellos tiem- gilio, obispo de T r e n t o , y m á r t i r , en un libro De
pos, en que todos los que se bautizaban se vestían martyrib., y Genadio en su Catálogo de s u s v a r o -
de blanco infaliblemente; y por estas razones se nes ilustres, pone á san Simpliciano, y dice que
ve que aquel sermón no es de Ambrosio, ni h a y con s u s epístolas, siendo presbítero, incitó á san
que h a c e r caso de él. Agustín p a r a que se.diese al estudio y exposición
Habiendo, pues, san Simpliciano hecho cosas de las s a g r a d a s L e t r a s , y que haciendo oficio de
tan h a z a ñ o s a s y de tan g r a n provecho p a r a toda discípulo que p r e g u n t a b a e n s e ñ a b a al maestro.
la Iglesia del Señor, y viviendo con maravilloso (P. Ribadeneira.)
ejemplo de santidad y en u n a t r a n q u i l a quietud
en u n monasterio que había en los a r r a b a l e s de SAN DEMETRIO, M Á R T I R — L o único que se sabe de
Milán, debajo del gobierno y disciplina de san este santo es que se llamaba Demetrio, y que m u -
Ambrosio, que con s u s limosnas le sustentaba, rió en África por la fe.
cayó malo el mismo san Ambrosio de la e n f e r m e -
dad que le acabó la vida, y estando ya p a r a m o r i r , SAN CALIXTO, OBISPO Y M Á R T I R - F u é insigne en pie-
algunos de s u s clérigos y diáconos, que estaban dad. Gobernó la iglesia de Todi en tiempo que
fuera de la pieza, comenzaron á t r a t a r entre sí de los godos a r r í a n o s tenían ocupada la Italia. P r e -
la persona que había de suceder al santo prelado servó con admirable constancia y por medio de
en el gobierno de aquella iglesia, y hablando ellos prolongados trabajos toda su g r e y de la m a n c h a
m u y bajo, y que a p e n a s e n t r e sí se podían oir, de la herejía. Edificó la iglesia catedral de San
n o m b r a r o n á san Simpliciano. San Ambrosio los J u a n Bautista en su ciudad episcopal, levantó
oyó desde donde estaba, y dijo: «Bueno, a u n q u e otros m o n u m e n t o s de e t e r n a m e m o r i a , y dejó á la
viejo;» que fué u n a como profecía de san A m b r o - posteridad la preciosa m e m o r i a de s u s eminentes
sio, en que declaraba que Simpliciano, a u n q u e virtudes. Aun se conserva en Todi el áspero cilicio
era de m u c h a edad, le sucedería en aquella silla, que llevó la m a y o r parte de su vida, el cual en el
DÍA 15 AGOSTO 301
día de hoy exhala todavía un suave olor. Estando SAN ESTANISLAO DE KOSTKA, Ó C O S C A - V é a s e el día 13
un día el santo reprendiendo á u n o s malvados s u s de noviembre, que es donde corresponde su vida.
excesos, fué asesinado por ellos, y la Iglesia lo ve-
n e r a en el n ú m e r o de s u s m á r t i r e s . Su m u e r t e se SAN ALFONSO MARÍA DE L I G O R I O . - N a c i ó en Ñapóles
fija en el día 14 de agosto del año 528. el año de 1696, y siguió por algún tiempo con buen
éxito la c a r r e r a del foro. En 1728 renunció á ella
SANTA ATANASIA, Y I U D A — N a c i ó en E g i n a , isla de p a r a a b r a z a r el estado eclesiástico. Juntóse con mu-
Grecia, de padres piadosos, que hicieron de ella chos p a d r e s de las misiones, y predicó con tanta
un vaso de elección p a r a la casa de Dios. Tenía unción las verdades del Evangelio, que convirtió
a p e n a s siete años, c u a n d o y a sabía de m e m o r i a m u c h í s i m a s almas empedernidas. Retiróse d e s -
todo el Salterio, y su ocupación favorita era cantar pués con algunos misioneros á la ermita de Nues-
día y noche las divinas alabanzas. A pesar de su tra Señora de la Scala, y en ella fundó la insti-
vocación á la vida religiosa, sus p a d r e s la obli- tución del Santísimo Redentor, destinada á la
garon á c a s a r s e ; pero á los diez y seis días de instrucción de los campesinos, institución que,
boda perdió á su marido y quedó viuda. Conociendo á pesar de algunos obstáculos, fué aprobada por
entonces mejor que n u n c a las vanidades y locuras el sumo pontífice. Clemente XIII nombró á n u e s -
del m u n d o , determinó r e s u e l t a m e n t e c o n s a g r a r s e tro Ligorio obispo de Santa Águeda de los g o -
á Dios, y á este fin, vendiendo cuanto poseía y dos, 9 n el año 1762. P e r o Ligorio, cuya alma fer-
distribuyéndolo á los pobres, se retiró á un l u g a r vorosa no podían d e s l u m h r a r los oropeles de la
solitario de la misma isla Egina, donde edificó al- grandeza, pidió con instancia y obtuvo por fin
g u n a s celdas y fijó su residencia. Allí, a c o m p a ñ a d a de Pío VI el permiso para r e n u n c i a r y retirar-
de a l g u n a s s a n t a s vírgenes que se habían puesto se á su congregación en Nocera de P a g a n i , donde
bajo su dirección, pasó el resto de su vida, e n t r e - murió en olor de santidad, siendo de noventa años
gada toda e n t e r a á la santificación de su alma, de edad; santidad que h a sido debidamente decla-
r e g a l a d a por el Señor con singulares favores y r a d a p a r a bien de los cristianos, que c u e n t a n en
visiones, gloriosa en milagros, p u r a y santa hasta el n ú m e r o de sus intercesores ante el Dios de bon-
su m u e r t e , sucedida á mediados del siglo IX. dad á nuestro insigne Ligorio. H a dejado v a r i a s
o b r a s que corren con general aceptación, ya entre
SAN URSICIO, M Á R T I R — N a c i ó en el Ilírico, abrazó los doctos, como su Teología Moral, y su Instruc-
la c a r r e r a de las a r m a s , y e r a t r i b u n o del ejército ción y práctica de confesores, y a en manos de todos
c u a n d o abrazó la fe cristiana. Delatado al empera- los fieles, como su Verdad de la fe, sus Visi-
dor por uno de s u s subordinados, fué llevado al tas, etc.
templo de J ú p i t e r p a r a que le adorase, y negándo-
se á hacerlo, allí mismo se le q u e m a r o n i n h u m a - Día 15
n a m e n t e las m a n o s y los pies. Estando en este
tormento se presentó el tirano, y Ursicio le dijo: LA ASUNCIÓN D E NUESTRA S E Ñ O R A . - S u b i ó Cristo,
«No me quejo por lo que padezco, pues lo padezco n u e s t r o Salvador, al cielo, y dejó á su benditísima
j u s t a m e n t e en castigo de h a b e r servido á los t i r a - Madre y Señora n u e s t r a en la tierra: no la llevó
nos en s u s injustas g u e r r a s . » Después de estas consigo porque así convenía á toda la Iglesia, que
p a l a b r a s le echaron a g u a á los pies y á las m a n o s , q u e d a r a como huérfana de padre y madre, y m u y
y lo dejaron libre; pero pasados a l g u n o s días desconsolada y afligida, si j u n t a m e n t e perdiera la
volvieron á prenderle, y le degollaron en tiempo presencia corporal de su P a d r e y Maestro y de su
del e m p e r a d o r M a x i m i a n o . Madre y Abogada. Dejóla para que como luna en
ausencia del sol alumbrase este hemisferio, y para
SAN MARCELO, OBISPO Y M Á R T I R — S i r i o de nación y que como a m a blanda y amorosa diese leche y
educado en la fe cristiana, fué después u n a de s u s criase á s u s pechos á la Iglesia que era pequeña
m á s firmes c o l u m n a s . Su vida fué s i e m p r e e j e m - y tierna, y tenía necesidad de su sustento. Dejóla
plar: soltero, casado y pastor de la Iglesia, fué p a r a ejemplo de todos los fieles para que e n s e ñ a -
modelo en todas las condiciones y estados. Habien- se á los apóstoles, instruyese á los evangelistas,
do perdido á su esposa se retiró á un desierto, del esforzase á los m á r t i r e s , alentase á los confesores,
cual salió p a r a ser consagrado obispo de Apamea, encendiese en el amor de la pureza á las vírgenes,
y finalmente para que como un prodigio divino
en la misma Siria. Todo su celo lo empleó en des-
resplandeciese en el m u n d o . Dejóla p a r a que con
t e r r a r de su diócesis las reliquias de la idolatría; y
el ejercicio de s u s admirables virtudes creciesen
estando un día haciendo d e r r i b a r un antiguo tem-
m á s sus merecimientos, y la corona de su gloria
plo gentílico, los p a g a n o s , furiosos, le asaltaron, y
fuese también mayor, cuanto había sido m á s e n -
después de h a b e r l e hecho sufrir varios tormentos
cendida su caridad, m á s d u r a s sus peleas y m á s
le quitaron la vida el 14 de agosto del año 389.
302 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
colmada la medida de s u s trabajos y victorias. estos divinos ejercicios y s a n t a s ocupaciones, y
Dejóla p a r a aparejarle el lugar que había de tener guardádola Dios a l g u n o s años p a r a consuelo y
en el cielo, y salir él mismo á recibirla, a c o m p a - bien de toda la Iglesia, siendo y a de a n c i a n a edad,
ñado de toda la corte celestial, p a r a que la fiesta y viendo florecer la fe y el n o m b r e de su Hijo,
y solemnidad de su recibimiento y e n t r a d a en el a b r a s a d a de a m o r y encendida de deseo de verle,
cielo fuese más solemne y regocijada con la p r e - le suplicó i n t e n s a m e n t e que la librase de las
sencia del Señor, que salía al e n c u e n t r o de su tempestades y congojas de esta vida, y la llevase
gloriosa M a d r e p a r a ensalzarla y colocarla sobre al puerto s e g u r o de la bienaventuranza, donde
todos los coros de los ángeles. Y así dice san A n - p a r a siempre le viese y gozase de él. Oyó el Hijo
selmo, hablando con el Señor: «¿Cómo os sufrió el los piadosos r u e g o s de su M a d r e , y envióle un án-
corazón, ¡oh buen Jesús!, que volviendo vos al gel con la n u e v a de su m u e r t e , y con u n a palma
reino de v u e s t r a gloria dejásedes como huérfana en señal de la perfecta victoria que había alcanzado
en las m i s e r i a s de este m u n d o á vuestra s a c r a - del pecado, del demonio y de la m i s m a m u e r t e .
tísima M a d r e , y no la llevásedes p a r a que reina- No se puede fácilmente creer el júbilo que tuvo
se con vos?» Y responde: «Queríades ir, Señor, el espíritu de la Virgen con tan alegre nueva, por
delante, p a r a aparejarle en vuestro reino el lugar ver que se cumplía lo que tanto deseaba. Mandó
de gloria que había de tener, para que después, aparejar m u c h a s velas, limpiar y aderezar el apo-
acompañado de toda la corte celestial, con m a y o r sento, componer su pobre c a m a p a r a h a c e r fiesta
fiesta la saliésedes á recibir, y con m a y o r h o n r a y aparejarse á la m u e r t e , y á recibir en ella la
la sublimásedes, como convenía que lo hiciese tal visita del A u t o r de la vida. P e r o t r a t a n d o de la
Hijo con tal Madre.» Esto es de san Anselmo. Hoy m u e r t e de la Virgen santísima luego se nos ofrece
hizo esto el Señor con su dulcísima M a d r e , lle- u n a duda y un deseo de saber por qué el Señor,
vándola en cuerpo y a l m a al cielo, y asentándola que la enriqueció con tan s o b e r a n o s dones y la
en un trono por sí, sobre todos los coros de los eximió de o t r a s penas y m i s e r i a s (que son como
ángeles y sobre todos los santos, como M a d r e c o r r e d o r e s y alguaciles de la muerte), quiso que
s u y a y Reina y S e ñ o r a de todo lo criado. Y por m u r i e s e , siendo la m u e r t e pena del pecado. Y
esta gloria tan e n c u m b r a d a de la Virgen se llama pues ella no pecó, antes fué privilegiada y p r e -
esta fiesta especialmente: Día de n u e s t r a S e ñ o r a . venida con singular gracia p a r a que no cayese
P o r q u e , a u n q u e h a y otras fiestas s u y a s , en que en pecado original ni en otro a l g u n o , por qué
se nos r e p r e s e n t a n misterios m u y gloriosos, algu- no la libró de la m u e r t e y no la trasladó de esta
n a s de ellas son en comparación de ésta, como vida mortal á la inmortal, sin p a s a r por este paso.
fiestas de la t i e r r a , y tuvieron sus cuidados y tra- No m u r i ó la sacratísima Virgen en p e n a del peca-
bajos; pero así como ésta fué fiesta del cielo, así do, que no le tuvo, sino porque, habiendo m u e r t o
también fué exenta de todas las p e s a d u m b r e s y Jesucristo, su Hijo, no era razón que este privile-
molestias que nacen en el suelo, y como remate y gio se diese á su M a d r e ni á otra p e r s o n a . D e m á s
cumplimiento de todos los gozos y deseos de la de esto convenía que esta S e ñ o r a destruyese las
Virgen. Verdad es que hoy celebramos en un día herejías, no solamente con su vida, sino también
t r e s fiestas de n u e s t r a S e ñ o r a debajo del título de con su m u e r t e , y p o r q u e se h a b í a n de l e v a n t a r l o s
la Asunción. U n a es la de su felicísimo tránsito, maniqueos y otros herejes, y decir que la virgen
cuando su bendita alma, dejando el cuerpo en la María era ángel y no mujer, y que Cristo t e -
tierra, voló al cielo. Otra es cuando poco después nía cuerpo fantástico ó traído del cielo y no h u -
se j u n t ó y se reunió la m i s m a a l m a con el c u e r - m a n o ; y si ella no m u r i e r a pudieran a f i r m a r -
po, y con inefable gloria subió al cielo. La tercera se en su falsa opinión: fué muy conveniente que
es de su coronación por R e i n a de los ángeles y ella delante de m u c h a gente expirase, y fuese
Señora del u n i v e r s o , y de estas tres fiestas h a - amortajada y e n t e r r a d a p a r a deshacer el e r r o r
bernos de t r a t a r . de los que la tuvieron por ángel, ó por v e n t u r a
Después que Cristo, como victorioso y t r i u n f a - por Dios, si no m u r i e r a . También convino esto
dor, fué recibido con tanta gloria en el cielo, la p a r a m a y o r merecimiento y corona de la Virgen,
Virgen, los a ñ o s que vivió en J e r u s a l é n , parte se porque no se puede n e g a r sino que la m u e r t e ,
ocupó en altísima contemplación de Dios, y de aceptada con paciencia y resignación en la divina
los misterios que él, vestido de su c a r n e , h a b í a voluntad, es m u y meritoria delante de Dios; y por
obrado en la tierra, y parte en visitar y r e v e r e n - esto se dice que la m u e r t e de los santos es precio-
ciar aquellos santos l u g a r e s que su Hijo había sa en los ojos del Señor, porque es de g r a n p r e -
consagrado con s u s pies, doctrina y milagros; y cio; y m u c h o más lo fué la de esta Señora, que
parte en formar aquella n u e v a y primitiva Iglesia así como venció á todos los santos en las demás
del Señor, que se comenzaba á plantar y á exten- virtudes, así también en esta resignación. Y la
der por el m u n d o . Y habiendo pasado su vida en m u e r t e de los santos m á s parece dulce sueño que
DÍA 15 AGOSTO 303
m u e r t e , y en la Virgen m u c h o m á s , porque su mismo h a b í a n tenido los espíritus angélicos de
m u e r t e no fué de enfermedad, ni con dolor a l g u - verla á ella en el cielo; y que Dios se lo había
no, sino de puro a m o r de su Amado, y de u n fer- concedido, y para esto los había traído de tan d i -
vorosísimo deseo de verle y a b r a z a r s e e t e r n a m e n t e ferentes p a r t e s . Todos se enternecieron con estas
con él. P u e s ¿qué diré del consuelo y aliento que n u e v a s , a u n q u e le dieron el parabién de su gloria
á todos los miserables hijos de Adán y de Eva se y bienaventuranza, y encendieron las velas; y la
nos sigue de esta dichosa m u e r t e de n u e s t r a S e - Virgen sacratísima se recostó en su humilde c a -
ñ o r a y Madre? P o r q u e ¿quién se e x t r a ñ a r á de pa- m a , y mirándolos á todos con aspecto m á s divino
s a r por aquel estrecho paso, por donde Cristo y su que h u m a n o , les m a n d ó que se acercasen y les
M a d r e pasaron? ¿Quién no a c e p t a r á de grado la echó su bendición, suplicando á su Hijo que él la
sentencia de m u e r t e que por su culpa, m e r e c e , confirmase. Todos lloraban y d e r r a m a b a n ríos de
pues sin ella la aceptaron Cristo y María? ¿Quién lágrimas por la a u s e n c i a de tal Madre, y por ver
t e m b l a r á de la m u e r t e , sabiendo que está ya d e s - que se les ponía aquel sol que a l u m b r a b a el mun-
a r m a d a por virtud del que la venció en la cruz, y do. Mas ella los consolaba y decía: «Quedaos con
que murió su bendita Madre? Finalmente, fué con- Dios, hijos míos m u y amados; no lloréis porque
veniente que la Virgen s a c r a t í s i m a m u r i e s e (como os dejo, sino alegraos porque voy á mi Querido.»
lo dice la s a n t a Iglesia) para que con m a y o r c o n - Luego hizo su testamento, que fué m a n d a r á san
fianza a b o g u e por nosotros en el cielo, y r e p r e s e n - J u a n Evangelista que repartiese dos túnicas s u y a s
te n u e s t r a s miserias en el acatamiento de su Hijo, á dos doncellas que allí estaban, y habían vivido
y nos alcance perdón, misericordia y bendición, m u c h o s a ñ o s en su compañía. Que éste fué el
como adelante se dirá. Estas fueron a l g u n a s de las ajuar de casa, y las riquezas y tesoros de la V i r -
causas por que quiso n u e s t r o Redentor que su gen que, siendo Reina del cielo y de la tierra, ha-
Madre santísima pasase por el trance de la m u e r - bía escogido p a r a sí la pobreza para imitar en
te; pero veamos el modo sacado de los autores todo á su pobre y riquísimo Hijo, el cual en este
antiguos y g r a v e s , que m á s l a r g a m e n t e referimos punto, acompañado de i n n u m e r a b l e s cortesanos
en su vida. de su corte, bajó del cielo. En viéndole, con g r a n -
Luego que se supo en Jerusalén la n u e v a que des júbilos de su espíritu le dijo la Madre p u r í s i -
la Virgen había tenido del cielo, y se d e r r a m ó por m a : «Yo te bendigo, Señor, dador de toda bendi-
aquella c o m a r c a e n t r e los cristianos, vinieron ción y luz de toda luz, porque te dignaste vestirte
m u c h o s de ellos y se j u n t a r o n en la casa de la Vir- de c a r n e en mis e n t r a ñ a s . Bien s e g u r a estoy que
gen, que e r a en u n apartado de la casa de la m a - todo lo que tú dijiste se cumplirá en mí.» En d i -
dre de san J u a n M a r c o s , en el monte santo de ciendo esto se compuso decentemente en su cama,
Sion, donde Cristo h a b í a cenado con sus discípu- y llena de increíble gozo, por ver á su Hijo que la
los ó instituido aquella Mesa real de su sagrado llamaba, alzando las m a n o s , le dijo: «Cúmplase
cuerpo, y el Espíritu Santo había venido en l e n - en mí tu palabra;» y diciendo esto, como quien se
g u a s de fuego. Trajeron los fieles m u c h a s velas, echa á dormir, sin p e n a ni dolor alguno d i o su es-
u n g ü e n t o s olorosos y especies aromáticas (como píritu á aquel Señor á quien ella había dado su
los h e b r e o s tenían de costumbre), m u c h o s h i m n o s c a r n e , y fué la noche antes de los 15 de agosto,
compuestos y canciones divinas, p a r a celebrar su cincuenta y siete años después que parió á Cristo,
glorioso tránsito. H a b í a la Virgen deseado ver en y á los veintitrés de su pasión: siendo de edad de
esta h o r a á los s a g r a d o s apóstoles, que á la s a - setenta y dos años, menos veinticuatro, días según
zón vivían y a n d a b a n predicando las victorias y la m á s común opinión, como más largamente lo
gloria de su Hijo por el m u n d o , y echarles su dijimos en sú vida.
bendición a n t e s de salir de él. Y el Señor (á quien ¿Quién podrá aquí dignamente explicar la s u a -
todas las cosas están sujetas y obedecen) por m i - vidad y t e r n u r a con que el H i j o recibió el a l m a de
nisterio de á n g e l e s ó de otra m a n e r a se los trajo la M a d r e , y las caricias y favores con que la llevó
p a r a consuelo de ella y de los mismos apóstoles al cielo, y las alabanzas, fiestas y alegrías con que
que se hallaron presentes, y con ellos otros v a r o - fué recibida de toda la corte celestial, como M a -
nes apostólicos, como Hieroteo, Timoteo, y Dioni- dre de su Señor y Señora de todos? ¿Quién podrá
sio Areopagita, que así lo escribe él mismo y otros c o m p r e h e n d e r la admiración que causó en todos
g r a v e s a u t o r e s . Increíble fué la alegría de la V i r - aquellos espíritus soberanos cuando la vieron tan
gen cuando vio en su presencia aquella dichosa y rica, tan ataviada y a d o r n a d a de todas las virtudes,
s a n t a compañía; y después de h a b e r hecho g r a - y que con su resplandor oscurecía la claridad de
cias á su precioso Hijo por h a b e r l a regalado con todos los otros santos? Allí fué colocada á la d i e s -
ella, volviéndose á ellos, con rostro blando y con tra de su Hijo, en un trono aparte, y por sí, sobre
un semblante del cielo, les dijo el deseo que ella todos los coros de los ángeles. Mas al mismo tiem-
había tenido de p a r t i r s e de esta vida, y que el po que expiró la Virgen, los mismos ángeles que
304 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
a c o m p a ñ a b a n su benditísima a l m a al cielo, y otros que santificastes.» Esta a r c a es la V i r g e n , de
que quedaron con su s a g r a d o c u e r p o , dieron en quien canta la Iglesia: Ventris sub arca clausus
la tierra una m ú s i c a celestial y divina, que fué est, que Dios se e n c e r r ó como en u n a a r c a , en el
oída de los que allí estaban presentes. P e r o cania- s a g r a d o vientre de la Virgen. Y es de notar que
ron los ángles y lloraron los h o m b r e s , y los após- p r i m e r o el profeta David habla de la r e s u r r e c c i ó n
toles y discípulos del Señor se deshacían en lágri- del Hijo diciendo: «Levantaos, Señor, á vuestro
mas cuando vieron sin vida aquel cuerpo, del cual descanso:» y después de la resurrección de la
h a b í a tomado c a r n e n u e s t r a Vida, y obrado y p a - Madre, a ñ a d i e n d o : «Vos y el a r c a que santificas-
decido en ella por nosotros tantos tormentos y tes;); y así, a u n q u e la m u e r t e la tragó, como la
penas. Arrojáronse en el suelo, besáronle, r e g á - ballena á J o n á s , no la pudo digerir, ni gastar, ni
ronle con s u s lágrimas, a d o r á r o n l e , u n g i é r o n - convertir en su sustancia; y como los leones no
le con preciosos u n g ü e n t o s , envolviéronle en osaron tocar al santo profeta Daniel, a u n q u e e s t a -
u n a limpia sábana, cantaron h i m n o s de alabanza ban h a m b r i e n t o s y le tenían presente, así los g u s a -
al Señor, y esparcieron flores y s u a v e s olores; nos no osaron allegarse ni h a c e r p r e s a en el c u e r -
pero la fragancia que salía del cuerpo de la V i r - po de la Virgen. ¿Por qué si el bálsamo conserva
gen sacratísima era tan g r a n d e , que n i n g ú n otro los cuerpos que no se c o r r o m p a n , el Hijo bendití-
olor se le podía c o m p a r a r . S a n a r o n m u c h o s e n - simo, q u e estuvo nueve meses en s u s e n t r a ñ a s , y
fermos de v a r i a s dolencias, é hizo Dios otros m i - las bañó y penetró con su divina virtud, m á s sua-
lagros en su e n t i e r r o , que por haberlos escrito ve y m á s eficaz que el bálsamo y que todas las e s -
en su vida no los quiero repetir aquí, ni lo demás pecies aromáticas, no había de p r e s e r v a r aquella
que toca á las obsequias y sepultura de la Virgen c a r n e , de la cual él se había vestido? Y pues la
en Getsemaní, por a c a b a r esta p r i m e r a parte de c a r n e del Hijo fué c a r n e de la M a d r e , así como
esta fiesta, y venir á la s e g u n d a , que es como el no permitió Dios (según dice el profeta David)
alma se tornó á venir y j u n t a r á su cuerpo, y la que el cuerpo del Hijo viese corrupción, así fué
Virgen en cuerpo y en alma, con indecible gozo y conveniente que tampoco la viese el cuerpo de la
triunfo, subió á los cielos, y por esta subida se M a d r e . No dicen bien cuerpo de Cristo y c o r r u p -
llama este día la fiesta de la Asunción de n u e s t r a ción, ni cuerpo de la M a d r e de Cristo y c o r r u p c i ó n .
Señora. P o r q u e el cuerpo del Hijo es cuerpo de la M a d r e ,
Puesto, pues, el cuerpo purísimo de la Virgen y lo que se debe al Hijo por n a t u r a l e z a se debe
en el sepulcro, cantaron los ángeles, y los apósto- á la Madre por gracia. Y así dice san Agustín:
les, alabando j u n t a m e n t e con ellos al Señor, se «Aquella purísima c a r n e , de donde tomó c a r n e el
q u e d a r o n al derredor del sepulcro t r e s dias, como Hijo de Dios, creer que fué e n t r e g a d a á los g u s a -
transportados y a r r o b a d o s en Dios. Al cabo de tres nos p a r a que la comiesen, como no lo puedo creer,
días llegó allí santo T o m á s , apóstol (que no se ha- así no lo oso decir.» Y a ñ a d e : «Si Dios en medio
bía hallado á la m u e r t e de la Virgen), y con g r a n - de las llamas, no sólo conservó los cuerpos de los
de instancia y sentimiento pidió á los demás após- tres mozos del horno de Babilonia, sino también
toles se abriese el sepulcro p a r a que él también s u s vestiduras sin q u e m a r s e , ¿por qué no h a r á
viese y reverenciase el santo c u e r p o , pues no h a - en su M a d r e lo que. hizo en la vestidura ajena?»
bía merecido venir antes y verle, ordenándolo Esto es de san Agustín. Guardóla Dios de todo
Dios así para que con esta ocasión se descubriese pecado, guardóla s i e m p r e virgen, siendo m a d r e ,
la gloria de la Virgen. P o r q u e abriéndose el sepul- g u a r d ó l a de dolor c u a n d o le parió, y cuando ella
cro no se halló en él el s a g r a d o cuerpo, sino so- m u r i ó ; pues ¿por qué no la había de g u a r d a r de
lamente los lienzos y la s á b a n a en que había sido la corrupción de su cuerpo? Especialmente v i e n -
envuelto, y con esto entendieron que había r e s u - do que los cuerpos de algunos santos han tenido
citado. Y tornando á c e r r a r el sepulcro (del cual este privilegio, y en m u c h o s años no se han c o -
salía u n olor celestial) se volvieron á la ciudad rrompido y tornado en ceniza, y que cualquier
llenos de incomparable gozo, teniendo por cosa privilegio se debe conceder á la Reina, que se h a
certísima, que la R e i n a de los ángeles y Señora concedido á los criados. Y si n a t u r a l m e n t e el
n u e s t r a ya estaba en el cielo en cuerpo y alma, alma apetece la c o m p a ñ í a d e su cuerpo, porque es
gozando de la c a r a y b i e n a v e n t u r a d a presencia de forma suya y le da vida, y cuando está a p a r t a d a
su hijo. tiene aquella inclinación de j u n t a r s e con él, y el
a l m a de la Virgen santísima tuvo este n a t u r a l de-
No pudo aquel cuerpo purísimo de la Virgen
seo, ¿por qué no se le había de cumplir su Hijo,
ser comido de t i e r r a ni de los g u s a n o s , porque
como le cumple á todos los demás? Pero no sólo
e r a conveniente que, como viva a r c a del T e s t a -
fué conveniente que el cuerpo de la Virgen queda-
mento, no fuese carcomida, ni padeciese c o r r u p -
se entero y sin corrupción, sino también que u n i -
ción. De esta arca dijo el real profeta David: «Le-
do con su a l m a resucitase, y vestido de claridad y
v a n t a o s , Señor, á vuestro descanso, vos y el a r c a
DÍA 15 AGOSTO 305
de gloria subiese á los cielos, y los a l u m b r a s e y bida de ella con la fiesta que con n o m b r e de la
regalase con su belleza i n c o m p a r a b l e é inmenso Asunción celebra hoy á n u e s t r a Señora, y funda-
resplandor. P o r q u e de esta m a n e r a estuviese ador- da en la doctrina de muchos santos y gravísimos
nado el cielo empíreo con aquellas dos l u m b r e r a s , doctores, griegos y latinos, antiguos y m o d e r n o s ,
m a y o r y menor, como lo está el cielo material con y en la piedad del pueblo, y en toda buena razón.
el sol y la luna, y un h o m b r e Dios y u n a mujer La m a n e r a con que resucitó el cuerpo de la
Madre de Dios gobernasen el u n i v e r s o : Cristo c o - Virgen santísima y de nuevo se unió con su alma
mo Señor absoluto y principe universal, y cabeza ya bienaventurada, no lo dice la s a g r a d a E s c r i t u -
de la Iglesia; y la Virgen, como tesorera y dispen- ra, como tampoco lo d e m á s q u e aquí queda refe-
sadora, y cuello de este cuerpo místico, por cuyas rido. Mas por lo que escriben algunos graves a u -
m a n o s se reparten, y por cuyos a r c a d u c e s se d e - tores podemos creer que á los tres días después
rivan todas las g r a c i a s y dones de Dios. Y no me- de su glorioso tránsito (aunque algunos ponen
nos para q u e , viendo nosotros que no solamente m á s y otros menos tiempo), p a r a que en todo
resucitó y subió á los cielos el cuerpo de n u e s t r o se pareciese á su unigénito Hijo, q u e estuvo
Salvador, que era h o m b r e y Dios, sino también el tres días en el sepulcro, el mismo Hijo vino
de la Virgen, que e r a p u r a c r i a t u r a , avivemos más del cielo acompañado de i n n u m e r a b l e s ángeles
n u e s t r a fe y despertemos m á s n u e s t r a esperanza; y del a l m a de la Virgen, y bajó al sepulcro, y dio
y sabiendo que n u e s t r o s cuerpos, á ejemplo suyo, vida al cuerpo m u e r t o , y le volvió á j u n t a r con
h a n de r e s u c i t a r y subir al cielo, no dudemos aquella a l m a gloriosa, y le vistió de inmortalidad,
de mortificarlos y afligir n u e s t r a c a r n e acá en y de una claridad admirable, y le adornó de las
la tierra, pues éste es el camino de ensalzarla y otras dotes que tienen los cuerpos glorificados,
vestirla de gloria. Y si Cristo, nuestro Señor, de impasibilidad, agilidad, sutileza y h e r m o s u r a ,
dijo que el que le ministrase y sirviese estaría en sobre todo lo que se puede con palabras expli-
el mismo lugar donde él estaba, muy justo fué que c a r , ó c o m p r e h e n d e r con entendimiento h u m a n o .
la que le había servido y ministrado, no como los Luego se comenzó u n a solemnísima procesión
otros, sino por otra más excelente m a n e r a (vis- y un triunfo de la Virgen i n e n a r r a b l e desde
tiéndose de su c a r n e , sustentándole con su leche, el sepulcro h a s t a llegar á lo m á s alto del cielo
criándole con su solicitud, acompañándole en s u s y hasta el trono de la Santísima Trinidad. Iba r e -
huidas y temores, y padeciendo mil martirios, costada sobre su Querido, por cuya virtud y por
atravesada de dolor al pie de la cruz), estuviese la de su alma ya bienaventurada, y de su c u e r -
con un modo s i n g u l a r y e x t r a o r d i n a r i o donde e s - po glorioso, subía por los aires con g r a n veloci-
taba su Hijo, y que en cuerpo y en a l m a reinase dad, sin tener necesidad que los ángeles la a y u -
con él. P u e s toda la h o n r a de la Madre es h o n r a dasen á subir, ni la llevasen, a u n q u e todos la
del Hijo, y n i n g u n a h o n r a que tal Hijo á tal M a - a c o m p a ñ a b a n , asi?Man y servían, y con gran r e -
dre puede dar se la debe n e g a r . Y si los santos que gocijo celebraban aquella fiesta y triunfo. Fué
resucitaron con Cristo, nuestro Redentor (según p r e s e n t a d a por el Hijo delante del P a d r e eterno,
la opinión de m u c h o s y g r a v e s autores), no torna- recibida de él como Esposa dulcísima y templo
ron á morir, sino que subieron al cielo en cuerpo suyo, y coronada de gloria, y constituida E m p e -
y a l m a con él para m a y o r gloria de su libertador, ratriz del universo y Reina s o b e r a n a de todas las
y de san J u a n Evangelista m u c h o s creen y dicen c r i a t u r a s . Y ésta es la tercera parte de esta fiesta.
probablemente que está en el cielo en alma y cuer- Sentóse como otra Betsabé, madre de Salomón,
po, gozando de Dios, ¿con c u á n t a más seguridad en u n a silla al lado de su Hijo sobre todos los
y c e r t i d u m b r e se debe esto afirmar de la Virgen coros y j e r a r q u í a s de los celestiales espíritus y de
sacratísima, pues t a n t a s m á s razones hay en ella todos los santos. Aquí vinieron aquellos divinos
para concederle este favor, a u n q u e no se hubiese cortesanos á hacer reverencia y dar la obediencia
concedido á otro ninguno? Especialmente conside- á su Reina y Señora, admirándose de su belleza,
rando q u e si su s a g r a d o cuerpo estuviera en la de su gracia y de su santidad, y que u n a p u r a
t i e r r a no consintiera el Señor que no se supiera c r i a t u r a estuviese tan reluciente y tan vestida del
dónde está, y que careciese de aquella h o n r a y Sol de justicia y de su inmensa claridad, que o s -
reverencia tan debida que los fieles dan á las r e - cureciese con ella á todos los d e m á s santos, y
liquias de los santos, y que á m u c h o s cuerpos de estuviese tan e n c u m b r a d a y tan levantada sobre
ellos, estando encubiertos, el mismo Señor los todos que apenas la podían ver, y maravillados
descubrió y reveló p a r a consuelo y defensa de su de la g r a n d e novedad y gloria decían: «¿Quién es
Iglesia, y ensalzamiento y gloria de los mismos esta que sube del desierto llena de deleites y r e -
santos. En esta verdad no hay que dudar, sino te- costada sobre su Amado?» Otros, considerando el
nerla por certísima, y por cosa que, puesto caso olor suavísimo de sus virtudes, decían: «¿Quién es
que no está definida por la Iglesia, pero está reci- esta que sube como u n a vara delgada de h u m o de
TOMO ni 39
306 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
m i r r a ó incienso, y de todos los polvos olorosos, n e r a fué recibida y llevada esta S e ñ o r a á aquel
que son todas las virtudes?» Otros, maravillados trono que Dios abeterno le tenía aparejado, y en
de su resplandor y h e r m o s u r a , decían: «¿Quiénes cierta m a n e r a (como dice el cardenal Pedro D a -
esta que s u b e á lo alto como la luz de la m a ñ a n a mián) fué este recibimiento de la Virgen m á s s o -
c u a n d o comienza á esclarecer, h e r m o s a como la lemne é ilustre que el que hizo á su Hijo c u a n d o
l u n a , escogida como el sol, y terrible como los subió á los cielos, p o r q u e entonces solos los á n g e -
e s c u a d r o n e s de los ejércitos bien ordenados?» E s - les salieron al e n c u e n t r o y recibieron al Señor de
p a n t á b a n s e los serafines viéndola tan a b r a s a d a y la majestad, como triunfador de la m u e r t e ; y á su
encendida en a m o r de Dios, que á ellos mismos Madre dulcísima la recibieron todos los ángeles
los inflamaba y en su comparación eran fríos. Ad- y santos que estaban en el cielo, y su mismo Hijo
m i r á b a n s e los q u e r u b i n e s cuando la consideraban (que es el Santo de todos los santos) la acompañó
tan llena de luz y de s a b i d u r í a que los e n s e ñ a b a á y presentó á la Santísima Trinidad, y la asentó en
ellos y delante de ella parecían niños é i g n o r a n t e s . su t r o n o .
Los t r o n o s estaban absortos contemplando como Por v e n t u r a algún devoto de la Virgen d e s e a r á
en aquella a r c a viva reposaba la Santísima T r i n i - s a b e r á qué grado de gloria h a y a sido sublimada
dad, m u c h o m á s perfectamente que no en ellos. en esta su asunción y coronación. A esta p r e -
¿Qué diré de las otras j e r a r q u í a s y coros de los g u n t a dos cosas se pueden responder: la u n a es
ángeles? Que todos se j u n t a r o n , todos la a d o r a r o n cierta y averiguada, y la otra, a u n q u e no tiene
y se ofrecieron á su servicio y obediencia, r e c o - tanta c e r t i d u m b r e , está m u y puesta en razón y es
nociéndola por M a d r e de su Señor, por su S e ñ o r a m u y conforme á los dichos de muchos santos.
y de todas las c r i a t u r a s , y holgándose de tenerla Cierto es que la Virgen está ensalzada sobre todos
por tal, pues veían que por su medio habían sido los coros de los ángeles, como á R e i n a de ellos,
r e p a r a d a s s u s sillas, y que con su presencia h a - y que no hay santo n i n g u n o que en la gloria se
bía acrecentado la gloria de ellos, y con nuevo le pueda c o m p a r a r , porque á todos excede y so-
r e s p l a n d o r h e r m o s e a d o y esclarecido aquel pala- brepuja con casi infinitas ventajas, y en esto no
cio real. P u e s de los otros santos que ya eran hay duda ni la puede haber. P e r o otros van m á s
b i e n a v e n t u r a d o s y habían subido de la t i e r r a al adelante y afirman que sola la Virgen tiene m á s
cielo mejor es callar que h a b l a r poco. Los cuales gloria que todos los ángeles y todos los santos
todos se regocijaban a u n con m a y o r alegría que j u n t o s , de m a n e r a que si toda la gloria de ellos
los mismos ángeles por ver aquella Señora, que se j u n t a s e y a m o n t o n a s e , y como se fundiese é hi-
era la puerta por la cual ellos habían entrado en ciese u n a , y se pusiese en u n a balanza, y en otra
el cielo, y la m e d i a n e r a de su rescate y salud, y la gloria sola de la Virgen, dicen que pesaría esta
que siendo h u e s o de s u s h u e s o s y c a r n e de su sola m á s que la otra de todos los santos j u n t o s . Y
c a r n e había merecido la gloria que poseía y ser en confirmación de esta probable opinión dice el
levantada á todo lo que u n a p u r a c r i a t u r a lo p u e - devoto capellán de n u e s t r a Señora, san Ildefonso,
de ser debajo de Dios. Y así dice el seráfico doctor estas palabras: «Asi como lo que hizo la Virgen
san B u e n a v e n t u r a : «Admirable privilegio de la es incomparable y lo que recibió inefable, así es
gloria de María es que todo lo que después de Dios incomprehensible el.premio de la gloria que m e -
es lo más h e r m o s o , m á s dulce, más alegre en aque- reció.» Y san B e r n a r d o : «Tanta (dice) es la gloria
lla gloria de los bienaventurados, todo esto es de s i n g u l a r que tiene en el cielo, c u a n t a fué la gracia
María, todo está en María y todo les viene por que sobre todos tuvo en la tierra.» Y añade: «Así
María.» Los p a t r i a r c a s se regocijaban viendo como no hay en la tierra lugar más digno que
aquella hija s u y a , cuya m e m o r i a los consolaba el templo del vientre virginal en que María con-
cuando estaban en su destierro y cuya esperanza cibió al Hijo de Dios, así no hay en el cielo cosa
sustentaba s u s vidas. Los profetas no cabían de que se pueda i g u a l a r con aquel trono real á que el
placer viendo ya presente con s u s ojos lo que Hijo de María la sublimó, y colocó á su diestra.»
tantos años a n t e s habían visto en espíritu, y tan Y en otro lugar: «La gloria (dice) de María, ni
gloriosa á la que con tantas s o m b r a s y figuras se puede c o m p r e h e n d e r con el entendimiento,
habían a n u n c i a d o , y todo aquel ejército i n n u m e - ni decirse con palabras.» Y de aquí es que los
rable de santos le dieron el parabién de su v e n i - mismos príncipes de la corte celestial, c o n s i d e -
da, de su triunfo y de su gloria, confesando que rando u n a novedad tan g r a n d e , no sin admiración
toda ella le era debida por su e x t r e m a d a pureza, e x c l a m a n : «Quién es esta que sube del desierto
s i n g u l a r santidad, y que j u s t a m e n t e aquella c o - llena de regocijos y deleites soberanos?» A n d r é s
rona respondía á s u s victorias, y aquel triunfo á Cretense dice que la gloria de la Virgen no se
s u s peleas, y aquella gloria incomparable á la puede comprehender, porque es m á s a b u n d a n t e y
i n m e n s a gracia con que el Señor la previno, ador- alta que la de todos los otros, fuera de sólo Dios.
nó y sublimó para tan gran dignidad. De esta ma- Pedro Damián dice: «Entre las almas de los santos
DÍA 15 AGOSTO 307
y los coros de los ángeles la Virgen es m á s e m i - u n a dignidad casi infinita y que cualquiera gracia
nente y e n c u m b r a d a , y excede á los merecimientos y gloria que se le dé cabe en ella. Pues si Dios da
de cada uno y los títulos y p r e r r o g a t i v a s de todos.» la gracia proporcionada al estado y oficio de cada
Y a ñ a d e : «De tal m a n e r a resplandece aquella luz uno, y el estado de la Virgen es tan sublime y de
innaccesible que ofusca la dignidad de los á n g e l e s casi infinita perfección, ¿qué maravilla es que la
y de los santos, que son como si no fuesen, y en g r a c i a que el Señor le dio excedió á la gracia, y la
comparación de ella, ni pueden ni deben parecer.» gloria (que se da á la medida de la m i s m a gracia)
Y en otro lugar: «Mira bien el más alto serafín y exceda á la gloria de todos los santos? P o r q u e
h a l l a r á s q u e el m á s e n c u m b r a d o es m e n o r que la todo esto se debe á la dignidad de M a d r e . Y así
Virgen, y que sólo el s u m o Artífice la sobrepuja dicen Eutimio y Andrés Cretense: «Si halláremos
y excede: la gloria que le fué dada c u a n d o salió que la divina gracia h a hecho en la Virgen cosa
de esta vida no tiene principio, ni fin; sólo pode- que exceda á n u e s t r a capacidad, n i n g u n o se mara-
mos decir de ella que no s a b e m o s qué decir.» San ville, m i r a n d o el misterio nuevo é inefable que
Damasceno, h a b l a n d o de esta fiesta, dice que e n - obró en ella; el cual infinitamente sobrepuja y pasa
tre la M a d r e de Dios y los siervos h a y infinita de vuelo á todo lo finito, con infinitas ventajas.»
distancia. San J u a n Crisóstomo dice que la Virgen Y si el Señor amó más á sola la Virgen que á todas
es m á s gloriosa i n c o m p a r a b l e m e n t e que los s e r a - las c r i a t u r a s j u n t a s , como parece, pues la levantó
fines. San Efrén, discípulo y c o m p a ñ e r o del g r a n (como habernos dicho) á la m a y o r dignidad que
Basilio, dice que es la m á s gloriosa sin c o m p a r a - puede ser, y la hizo Reina y S e ñ o r a de todas,
ción a l g u n a que todos los s u p r e m o s espíritus del ¿quién duda que se le d i o más gracia, y por c o n -
ejército celestial; y que es un milagro del m u n d o siguiente mayor gloria que á todas? P o r q u e el
excelentísimo y u n a corona de todos los santos, a m o r de Dios no es ocioso ni de cumplimiento,
tan resplandeciente, que es inaccesible. San L o - como el de los h o m b r e s , sino que á quien m á s a m a
renzo Justiniano: «Con m u c h a razón (dice) c u a l - hace m á s bien, y á la medida de su a m o r es la
quiera h o n r a y felicidad que se halla en cada uno gracia, á la cual siempre corresponde igual g r a d o
de los santos, toda j u n t a con g r a n d e a b u n d a n c i a de gloria. ¿Quién duda sino que se debe m á s
se halló en María.» San Anselmo dice: «Aquella a m o r y h o n r a á la madre sola que á todos los cria-
p u r a santidad y santísima pureza del piadoso p e - dos juntos, y que el que m á s a m a á Dios es m á s
cho de María, que t r a s p a s a toda la pureza y s a n - santo y m á s amado de Dios, y que la Virgen s a n -
tidad de todas las c r i a t u r a s , mereció por su incom- tísima a m ó m á s á su precioso Hijo que á todos los
parable dignidad ser r e p a r a d o r a del m u n d o perdi- santos, y que (como dice san Anselmo) fué cosa
do.» San B u e n a v e n t u r a e n s e ñ a que la g r a n d e z a y conveniente que resplandeciese con u n a pureza
bondad de Dios se echa m á s de ver en sola la tal que debajo de Dios no se pueda entender otra
Virgen que en todas las d e m á s c r i a t u r a s , y que mayor? Y no fuera tal esta pureza y santidad de la
todas las perfecciones de ellas se hallan j u n t a s , Virgen si no sobrepujara á la de todos los santos,
por un modo m á s excelente y a d m i r a b l e , en sola y de u n a m a n e r a que no se puede entender otra
la Virgen, y dice: «Asi como la gloriosísima v i r - m a y o r . Y por esto dijo san Bernardino de Sena
gen María excede á todos los santos en la gracia que la Virgen en aquel solo acto de fe y obedien-
que tuvo en esta vida y en los merecimientos, así cia, con el cual d i o consentimiento al ángel san
sobrepuja á todos en la gloria y en el premio que Gabriel, y se dispuso p a r a ser Madre de Dios, me-
se le d i o . » Y el g r a n doctor de la Iglesia san J e r ó - reció m á s que todos los santos juntos en todas
nimo dice q u e á todos los otros santos se d i o p a r t e s u s oraciones y merecimientos. Y san Pedro C r i -
de la gracia; pero que á la Virgen se le comunicó sólogo dice: «No sabe cuan g r a n d e sea Dios el
toda la plenitud de la gracia, y de ella (dice el E s - que no se espanta del espíritu de la Virgen, ni se
píritu Santo), como se lo aplica la Iglesia: «Mi maravilla de la belleza de su alma. El cielo tiembla,
asiento y reposo está en la plenitud de los santos.» temen los ángeles, las criaturas no pueden sufrir
Lo cual explica san B e r n a r d o con estas p a l a b r a s : y la naturaleza no es capaz de Dios; y u n a d o n -
«Dícese que la m o r a d a y asiento de la Virgen fué cella de tal m a n e r a le recibe en s u s e n t r a ñ a s , y le
en la plenitud de los s a n t o s , porque fué tan p e r - alberga y recrea, que da paz á la tierra, gloria al
fecta que no le faltó la plenitud y perfección de cielo, salud á los perdidos, vida á los m u e r t o s , á
todos los santos.» los hombres amistad con los ángeles, y al mismo
Estas cosas y otras semejantes dicen los santos Dios unión y parentesco con la carne.» Y san Ber-
hablando de la excelencia de la gloria de la V i r - nardo dice: «Con m u c h a razón, Señora, los ojos
gen, las cuales son m u y conformes á los otros de todas las c r i a t u r a s os m i r a n , porque en vos, y
privilegios y p r e r r o g a t i v a s que tuvo, porque Dios por vos, y de vos, la piadosa mano del T o d o p o d e -
la escogió por M a d r e suya, que es la más alta dig- roso r e s t a u r ó y recreó todo lo que había criado.»
nidad á que puede subir u n a p u r a c r i a t u r a . Es Estas cosas y otras como éstas dicen los santos.
308 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
Y no solamente la Virgen sacratísima tiene en g r a n d e gloria que con confianza los siervos siguen
sí esta gloria que ellos dicen, sino también como á la S e ñ o r a y claman diciendo: «Llevadnos t r a s
rio copiosísimo que sale de m a d r e riega y a l e g r a vos p a r a que c o r r a m o s en el olor de vuestros u n -
á toda la ciudad de Dios, y con soberanos a u m e n - güentos. Nuestra peregrinación ha enviado delan-
tos hace crecer los gozos y contentos de todos los te u n a abogada, la cual, como Madre del Juez y
santos y espíritus de la corte del cielo, como lo Madre de misericordia, t r a t a r á con humildad y
dice el melifluo B e r n a r d o por estas p a l a b r a s : «Su- eficacia los negocios de n u e s t r a salvación.» Esto
biendo hoy á los cielos la gloriosa Virgen no hay es de san B e r n a r d o . Vestida está del sol la que
duda sino que acrecentó con g r a n d e s a u m e n t o s vistió á Dios de su c a r n e . Corona tiene sobre su
los gozos de los ciudadanos s o b e r a n o s . P o r q u e cabeza de doce estrellas (que son los doce p r i n c i -
ella es aquella c u y a voz y salutación hizo dar pales privilegios de la Virgen), y debajo de s u s
saltos de placer á los que estaban e n c e r r a d o s en pies tiene la luna, que, ó es la s a n t a Iglesia, ó to-
las e n t r a ñ a s de su m a d r e . P u e s si el a l m a de un das las cosas criadas, y todo lo que está debajo
niño que a u n no había nacido, se regocijó en del cielo y sujeto á m u d a n z a s , á crecientes y men-
oyendo h a b l a r á María, ¿cuan g r a n d e pensamos g u a n t e s , como son todas las de la tierra. P a r a
que fué el regocijo de toda aquella corte celestial que e n t e n d a m o s q u e todas están á disposición de
cuando merecieron oir su voz, ver su r o s r o y go- ésta Reina y Señora n u e s t r a , y que á ella d e b e -
zar de su bienaventurada presencia?» Y a u n q u e es mos a c u d i r en n u e s t r o s trabajos y necesidades,
verdad que todos los que entran en el cielo causan para q u e , siendo (como somos) flacos y frágiles,
con su e n t r a d a gozo en los bienaventurados, pero no nos a r r e b a t e n y lleven en pos de si. Ella es
aquel gozo es mayor ó m e n o r según el grado de (como dijimos) la t e s o r e r a y r e p a r t i d o r a de t o -
gloria que se da á cada u n o . Y pues la Virgen dos los dones de Dios. Ella el cuello por el
(como dice el mismo san Bernardo) fué ensalzada cual Cristo, nuestro Salvador (que es la cabeza),
sobre toda c r i a t u r a con aquella h o n r a que tan influye á su Iglesia todo el sentimiento y m o v i -
g r a n M a d r e merecía, y con tan g r a n gloria como miento espiritual, con que ella vive y se s u s t e n t a .
tal Hijo le debía dar, ¿quién podrá explicar el g o - Ella es el tronco por el cual la raíz da vida á las
zo y fiesta que hubo este día en toda aquella c e - r a m a s y produce las hojas, flores y fruta y toda
lestial corte, si no es diciendo lo que a ñ a d e el la belleza que hay en el árbol. Ella es como el ar-
mismo s a n t o : ¿Christi generationem, et Marios ca del a g u a que recoge primero y tiene en sí toda
assumptionem, quis enarrabit? ¿Quién podrá expli- la a b u n d a n c i a de las a g u a s vivas de la gracia, y
car la generación de Cristo y la asunción de M a - después la r e p a r t e por s u s caños á los otros, m á s
ría? De donde se ve la dificultad que h a y en decla- ó m e n o s , según la capacidad y la divina disposi-
r a r la asunción y gloria de la Virgen, pues en ción. Y por eso dijo g r a v e m e n t e san B u e n a v e n -
esto san B e r n a r d o la j u n t a con la generación de tura: «¿Qué maravilla es que toda la plenitud de
Cristo. la g r a c i a se h a y a recogido en María, pues de ella
Pero u n a de las razones que a r r i b a tocamos del se h a derivado tan copiosa g r a c i a á los demás?»
tránsito de la Virgen de esta vida temporal á la P o r esta puerta de Ezequiel entró el Verbo e t e r -
e t e r n a , es la que dice la Iglesia en u n a oración no en la tierra, y por ella nosotros, que somos de
p a r a que con g r a n d e confianza interceda por nos- tierra, e n t r a m o s en el cielo. P o r q u e Aquel que la
otros, la cual no explicamos a r r i b a g u a r d á n d o l a escogió por Madre, y la enriqueció con tan g r a n -
p a r a este lugar, en que deseamos que todos e n - de gracia, y la sublimó con i n m e n s a gloria, la h a
tiendan lo que tenemos en la Virgen y el g r a n constituido presidenta y p a t r o n a del universo, y
valor de su intercesión. No quiere decir la Iglesia todos los negocios que despacha los despacha por
que si la Virgen estuviera en la tierra no interce- su m a n o . De m a n e r a que todos los cortesanos del
diera por nosotros, ni fuera n u e s t r a abogada, sino cielo, y los h o m b r e s de la tierra, y las almas del
que p a r a poderlo h a c e r con m a y o r confianza purgatorio, y h a s t a el mismo infierno, la r e c o n o -
n u e s t r a subió á los cielos, p a r a que nosotros e n - cen por Señora y se le humillan y postran á s u s
tendamos que está donde ve en Dios todas n u e s - pies. No hay estado alguno en la Iglesia de Dios
t r a s necesidades, y oye n u e s t r o s clamores y p i a - que no esté debajo de su a m p a r o y protección. La
dosos ruegos, y se compadece de n u e s t r a s m i s e - caridad y celo que tuvieron los apóstoles, la forta-
rias, y las r e p r e s e n t a á su Hijo benditísimo como leza y constancia de los m á r t i r e s , la s a b i d u r í a y
Madre, y nos envía desde el cielo todos los bienes. luz de los doctores, la humildad y penitencia de
Y así dice san B e r n a r d o : «Este río de deleites los confesores, la castidad y pureza de las que se
alegra hoy la ciudad de Dios con tan copioso í m - c o n s a g r a r o n á Dios, y todo el ornato, gracia y
petu que nosotros acá en la t i e r r a sentirnos el rie- gloria de la Iglesia católica, es fruto y o b r a de su
go que de allá nos viene. Delante de nosotros h a intercesión, especialmente las religiones, que son
ido n u e s t r a Reina, y h a sido recibida con tan como los escuadrones bien ordenados de la mili-
DÍA 15 AGOSTO 309
cia de Dios, y los que a d o r n a n y defienden su Igle- y pretenden que pierda e t e r n a m e n t e á Dios), h a y
sia están debajo de su s o m b r a y de s u s alas; y los m a y o r necesidad del favor y patrocinio de la V i r -
fundadores de las m i s m a s religiones fueron devo- gen sacratísima. Y ella sin duda socorre en aquel
tísimos de la Virgen, y por su medio alcanzaron trance de la m u e r t e á los que en la vida lo m e r e -
del Señor tan g r a n d e g r a c i a p a r a sí y p a r a s u s cieron y se le encomendaron; y á los que h a b i é n -
hijos. P u e s ¿qué diré del gobierno y conservación dose a n t e s olvidado entonces se a c u e r d a n y con
de los reinos? ¿Qué de las batallas y victorias de arrepentimiento r e c u r r e n al seno de su piedad. Y
los cristianos? ¿Qué de la administración de la por esto al fin de la oración del Ave María añade
justicia de los jueces? ¿Qué de la limpieza de las la Iglesia aquellas palabras: «Rogad por nos a h o r a
vírgenes, de la continencia conyugal de las c a s a - y en la h o r a de n u e s t r a muerte.» Y san Efrén
das, de la honestidad de las viudas, de la b u e n a dice, hablando de la Virgen: «Estad siempre c o n -
vida de los justos, y de la conversión y lágrimas migo, ¡oh Virgen misericordiosa!, y dadme vuestra
de los pecadores? ¿Quién, siendo tentado, no cayó, a y u d a en esta presente vida, y g u a r d a d mi alma
sino porque la Virgen le detuvo? ¿Quién d e s p u é s en el punto de la m u e r t e , echando y apartando de
de caído se levancó, sino porque ella le d i o la ma- mí la tenebrosa vista de los demonios, y librándo-
no? ¿Quién j a m á s la invocó que no hallase r e m e - me en el díadel juicio de a q u e l l a s e n t e n c i a h o r r i b l e
dio en s u s necesidades? En el trabajo, en la p o - y espantosa de la condenación eterna.» Estas son
breza, en la enfermedad, en la infamia, en la cár- p a l a b r a s de san Efrén. T e n g a m o s , pues, todos en-
cel, en cualquier angustia, d e s a m p a r o y afán, en trañable y especial devoción á esta Princesa del
la m a r , en la t i e r r a y en los abismos, ella es nues- mundo, R e i n a del cielo y Madre del unigénito
tro refugio, n u e s t r o consuelo y nuestro remedio. Hijo de Dios; a c u d a m o s á ella en n u e s t r a s necesi-
Y así dice san G e r m á n , arzobispo de Constantino- dades, ofrezcámosle nuestros corazones y nuestros
pla, hablando con la Virgen, estas palabras: «Nin- deseos, sirvámosla, y para que alcancemos s u s
g u n o se s a l v a s i n o por vos, ¡oh Virgen santísima! misericordias imitemos s u s virtudes; alegrémonos
Ninguno es libre de los malos sino por vos, ¡oh y démosle el parabién de su subida al cielo, y por
Virgen purísima! Ninguno hay que reciba dones la gloria que hoy le fué dada, siendo ensalzada
de Dios sino por v u e s t r a m a n o , ¡oh Virgen c a s t í - sobre todo lo que no es Dios, y colocada en el
sima! De n i n g u n o tiene Dios misericordia sino trono de tan alta majestad y grandeza, donde con
por vos, |Oh Virgen honestísima! ¿Quién después la gloria no se h a disminuido su misericordia, sino
de vuestro bendito Hijo tiene tanto cuidado del crecido tanto m á s , cuanto inás clara y distinta-
linaje h u m a n o como vos? ¿Quién así nos d e - mente ve en la esencia divina todas n u e s t r a s
fiende en n u e s t r a s tribulaciones? ¿Quién tan p r e s - miserias, y encendida de aquei fuego divino m á s
to nos socorre y nos libra de las tentaciones que las desea r e m e d i a r .
nos a c o s a n y persiguen? ¿Quién con s u s p i a - De la asunción de n u e s t r a S e ñ o r a h a n escrito
dosos r u e g o s así intercede por los pecadores, y m u c h o s doctores griegos y latinos, san Juan D a -
los e x c u s a y les alcanza perdón, y los libra de masceno, A n d r é s Cretense, Metafrastes, Nicéforo,
las p e n a s que por s u s pecados merecen? P o r san B e r n a r d o , Absalón, abad; Pedro Damián,
esto r e c u r r e á vos el que está afligido, el que se Honorio A u g u s t o d u n e n s e , Guerrico, abad i g n a -
siente a g r a v i a d o , y el que se halla angustiado y cense; Lorenzo Justiniano, y otros que refiere el
combatido de las furiosas ondas de este m a r tem- cardenal Baronio; y san Damasceno y Nicéforo
pestuoso m i r a á vos como al Norte y estrella traen la relación que Juvenal, patriarca de J e r u -
rutilante p a r a que le guiéis y llevéis al puerto. To- salén, hizo al emperador Marciano y á la e m p e -
das vuestras cosas, Virgen beatísima, son admira- ratriz Pulquería, su mujer, los cuales, habiendo
bles; todas sobre la naturaleza; todas i n m e n s a s , y edificado en Constantinopla un suntuoso y magní-
que exceden á n u e s t r a capacidad, y así no es m a - fico templo en h o n r a de la Virgen, desearon traer
ravilla q u e no podamos c o m p r e h e n d e r vuestras á él su cuerpo sacratísimo para ornamento y a m -
gracias y favores.» Hasta aquí es de san G e r m á n . paro de aquella ciudad y de todo su imperio. Y
Y puesto caso que en todos n u e s t r o s trabajos y comunicando este su deseo con el patriarca J u v e -
necesidades está s i e m p r e la Virgen pronta y a p a - nal, él les d i o cuenta como por tradición a n t i g u a
rejada p a r a s o c o r r e r n o s , y oye n u e s t r a s plegarias, y verdadera se sabía que el cuerpo de la Virgen
pero m á s p a r t i c u l a r m e n t e al tiempo de la mayor había resucitado y lo demás que a c e r c a de su
necesidad y que m á s es menester, que es á la h o r a asunción a r r i b a queda referido.
de n u e s t r a m u e r t e y de n u e s t r a agonía, cuando se Nicéforo Calixto dice que la fiesta de la A s u n -
va acabando la candela de la vida y del merecer, ción de n u e s t r a Señora se instituyó en tiempo de
y por la flaqueza del cuerpo, turbación del alma Mauricio, emperador, y que él la m a n d ó g u a r d a r ,
y solicitud de los demonios (que por todas partes, no porque el e m p e r a d o r instituyese la fiesta, sino
como leones h a m b r i e n t o s , la cercan y la tientan, porque siendo antes instituida por la santa Iglesia,
310 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
él la m a n d ó p r o m u l g a r y celebrar en Oriente, después, por disposición divina, se descubrió, y
donde i m p e r a b a . Y así san B e r n a r d o , escribiendo B u r c a r d o , que le v i o , dice que con las r u i n a s de
á los canónigos de León, dice que había recibido los otros edificios estaba tan cubierto y h u n d i -
de la Iglesia esta solemnidad, de la cual hace do, que e r a m e n e s t e r bajar á él casi por sesenta
mención san Gregorio, papa, y pone prefacio par- escalones. Y Beda escribe que en su tiempo se
ticular de ella en su Sacramentarlo. Y Nicolás, mostraba vacío, y hoy se m u e s t r a en aquellos
papa p r i m e r o de este n o m b r e , hablando de los santos l u g a r e s cortado en u n a piedra, como r e -
a y u n o s que la s a n t a Iglesia r o m a n a a n t i g u a m e n t e fieren los peregrinos que van en r o m e r í a á J e -
solía g u a r d a r , pone e n t r e ellos el de la vigilia de rusalén. (P. Ribadeneira.)
esta fiesta, por donde se ve ser muy antigua. Y
solíase celebrar en R o m a especialmente con gran- SAN TARSICIO, ACÓLITO Y MÁRTIR.—Con celo eficaz
de solemnidad, y c o n c u r r í a n u e s t r o Señor con d e s e m p e ñ a b a este santo en la Iglesia de R o m a las
particulares milagros en ella, porque de ella dice funciones de su ministerio, y como le hallasen en
el venerable Pedro Cluniacense, varón de g r a n d e cierta ocasión los gentiles llevando el santísimo
autoridad y contemporáneo de san B e r n a r d o , que s a c r a m e n t o de la Eucaristía, y como no quisiese
solían los r o m a n o s p r e s e n t a r á la Virgen la vigilia manifestarles lo que llevaba (temeroso de a l g u n a
de su asunción unos cirios m u y g r a n d e s , y e n - irreverencia), lo apalearon h a s t a que expiró. R e -
cenderlos á h o r a de vísperas, y después de h a b e r gistraron los paganos allí mismo el cuerpo del san-
ardido hasta el día siguiente, acabada la misa, pe- to m á r t i r , y no e n c o n t r a r o n partícula a l g u n a del
sados los dichos cirios, se hallaba que pesaban S a c r a m e n t o . Los cristianos recogieron su cuerpo
tanto como antes que los encendiesen, sin h a b e r y lo sepultaron honoríficamente en el cementerio
en ellos falta ni diminución. P a r a d a r n o s á enten- llamado de Calixto.
der que todo lo que se gasta en servicio de esta
santísima Virgen a g r a d a á Dios y no se pierde. SANTA EMILIA, V I R G E N . — E n algunos de los m u c h o s
Adviértase que Gelasio, papa, da por apócrifo calendarios de la cristiandad, especialmente fran-
el libro del Tránsito de la santísima Virgen, dado ceses, se h a c e mención de varias santas Emilias.
que no n o m b r a el a u t o r que le escribió; y se cree U n a de ellas en 7 de abril, que otros ponen en este
que este libro apócrifo es el que a n d a con titulo día 15 de agosto; otra en 24 de diciembre, que es
de Melitón, obispo s a r d e n s e , a u n q u e él no es el la s a n t a Emiliana que corresponde al 5 de e n e r o ,
autor, porque san J e r ó n i m o , refiriendo los libros y de la cual hicimos ya mención. Se i g n o r a n las
que Melitón escribió, no hace mención de éste, y principales c i r c u n s t a n c i a s de la vida de la p r i m e -
es indigno de u n varón tan g r a n d e . También se r a , y créese que floreció en R o m a en los p r i m e r o s
debe advertir que U s u a r d o y Adón en s u s m a r t i - siglos de la Iglesia. Otra santa Emilia mencionan
rologios de tal m a n e r a hablan de la m u e r t e de la los a u t o r e s franceses, pero es la s a n t a Emiliana
Virgen, que parece ponen en duda si resucitó, y si mencionada en el día 30 de j u n i o .
en cuerpo y en a l m a está en los cielos, engañados
de u n a epístola, escrita á Paulo y Eustoquio, del SAN ALIPIO, OBISPO Y C O N F E S O R . - D e s c e n d i e n t e de
tránsito de la b i e n a v e n t u r a d a Virgen, que con noble familia, nació en Tagaste de África. Estudió
n o m b r e de san J e r ó n i m o a n d a entre s u s obras. la g r a m á t i c a y retórica en su patria, y después si-
Mas aquella epístola, ni es de san Jerónimo, ni de guió s u s estudios en Cartago, teniendo por m a e s -
Sofronio (como otros piensan), que fué su c o n - tro á san Agustín, con c u y a amistad se h o n r ó toda
temporáneo, sino de otro a u t o r m á s m o d e r n o , y su vida. Rodeado Alipio de los h a l a g o s y s e d u c -
fingida y publicada con n o m b r e de san J e r ó n i m o ciones del m u n d o se entregó á ellos; pero san
por darle más autoridad con la de tan g r a n d o c - Agustín, que había fundado en él g r a n d e s e s p e -
tor, como g r a v e m e n t e lo p r u e b a el c a r d e n a l B a - ranzas, trabajó en su conversión y logró volverlo
ronio, refutando lo que en ella so dice. al carril de la virtud. Desde este m o m e n t o no se
El sepulcro de la Virgen estuvo en un pago de separó ya m á s de su maestro; fué su inseparable
Getsemaní, en el valle de Josafat, h a s t a que en compañero en las funciones pastorales, le ayudó
tiempo de Vespasiano y Tito J e r u s a l é n fué d e s - en la conversión de los herejes y en la i m p u g n a -
truida y toda la J u d e a a r r u i n a d a , y se vino á per- ción de los e r r o r e s , y fué el imitador de todas s u s
der l a m e m o r i a de él e n t r e los fieles, y á no virtudes apostólicas. En 392 hizo un viaje á J e r u -
saberse dónde estaba: de s u e r t e q u e san J e r ó n i - salén p a r a visitar los santos l u g a r e s , y de vuelta
mo, refiriendo las sepulturas de m u c h o s santos á su patria fué consagrado obispo de Tagaste, en
patriarcas y profetas que en su tiempo estaban en 393. Asistió á m u c h o s concilios, y trabajó con i n -
Palestina, y con g r a n devoción visitó santa P a u l a , fatigable celo por la gloria de Dios y de su Iglesia,
no h a c e mención del sepulcro de la Virgen como y m u r i ó por los a ñ o s de 430, de edad m u y a v a n -
de cosa de que entonces no se tenía noticia. P e r o zada.
DÍA 16 AGOSTO 311
SAN ARNÜLFO, OBISPO Y C O N F E S O R — H i j o de u n a de a y u n o s y penitencias, y á hacer g u e r r a á s u s g u s -
las más distinguidas familias de F r a n c i a , abrazó la tos y apetitos. Muertos s u s padres en aquella tier-
profesión de las a r m a s y sirvió con distinción en n a edad, vendió la hacienda que pudo, y era r i -
los reinados de Roberto y de E n r i q u e I. Llamado quísima, y la repartió á los pobres, y tomando el
á otra g u e r r a m á s noble, determinó emplear para hábito de la tercera regla de san F r a n c i s c o , y e n -
Dios los trabajos que h a s t a entonces había dedica- comendando á un tío suyo el gobierno de su esta-
do al m u n d o . Retiróse al monasterio de San M e - do y vasallos, se vistió de romero, y dejando su
dardo, en Soissons, en el cual tomó el hábito, y su patria, casa, deudos y amigos, vil y pobremente,
ejemplo fué seguido por u n a porción de personas y sin ser conocido, se partió de F r a n c i a para I t a -
de distinción. Después de h a b e r pasado algún lia á visitar los santos lugares de Roma. Entró en
tiempo en los ejercicios de la vida cenobítica pidió Italia, y siguiendo su camino para Roma, llegó al
permiso á su abad p a r a e n c e r r a r s e en u n a celda lugar de Aquapendente, donde halló m u c h o s que
solitaria, s e p a r a d a del monasterio, en la cual se estaban heridos de pestilencia. Fuese al hospital,
ocupó e n t e r a m e n t e en la oración y mortificación. y juntándose con el a d m i n i s t r a d o r de él (que se
Hacía tres años y medio que vivía en ella, cuando llamaba Vincencio), comenzó á s e r v i r á los pobres
el clero y el pueblo de Soissons le eligieron su obis- y á h a c e r la señal de la cruz sobre los apestados,
po, y lo solicitaron á los padres del concilio de y con ésta todos quedaron sanos. Lo mismo le su-
M e a u x . El santo se negó obstinadamente á a c e p - cedió en R o m a , Cesena, Plasencia y otras ciuda-
tar aquel cargo; pero las instancias del concilio y des de Italia en que por su oración y por la señal de
de los fieles lo decidieron al fin, y fué c o n s a g r a - la cruz sanó á muchos que de pestilencia estaban
do. No defraudó las públicas e s p e r a n z a s , pues fué á la m u e r t e , no sin g r a n d e admiración de los que
el prelado m á s admirable de su tiempo. Algunos le veían, y t e r n u r a y agradecimiento de los que
años después dimitió su cargo y se retiró al m o - recibían salud. Pero p a r a que él no se desvane-
nasterio de Aldembourg, que él mismo había fun- ciese con las maravillas que Dios obraba por él, y
dado, y en él murió en santidad el día 14 de a g o s - para que acrecentase su corona con su paciencia,
to del año 1122. y como lo que padecía en sí aprendiese á c o m -
padecerse más de sus prójimos, n u e s t r o Señor
SAN NAPOLEÓN, Y SAN SATURNINO, M Á R T I R E S - D u r a n - le avisó que había de ser m u y atormentado y afli-
te la persecución de Diocleciano y de Maximiano, gido, y le d i o una recia y aguda calentura, y per-
en el siglo III, que fué la m á s cruel que h a sufrido mitió que fuese herido de u n a saeta que le traspasó
la Iglesia, t e r m i n a r o n en el martirio su s a n t a c a - el muslo. Pasó este trabajo san Roque con a d m i -
r r e r a dos varones, llamados S a t u r n i n o el uno, y rable paciencia y alegría, y estando ya libre de él,
Neopolis ó Neopolus el otro. El último de estos determinó volver á su tierra con la m i s m a p o b r e -
dos nombres, según l a m a n e r a d e pronunciarle en za y menosprecio de sí que había salido de ella.
Italia d u r a n t e la edad media, y según el uso r e c i - En el camino le vino u n a nueva enfermedad, y
bido, fué convertido en el de Napoleón (Napoleo- hallándose solo y en un desierto se echó debajo
ne). Ambos santos fueron ilustres de su nacimien- de un árbol desconocido de los hombres, y c o n o -
to y por los destinos que ocupaban en Alejandría, cido y regalado de Dios, el cual para mostrar
y m á s todavía por su firmeza en sufrir por la que n u n c a d e s a m p a r a á los suyos y la providencia
fe. Después de h a b e r sido c r u e l m e n t e a t o r m e n t a - que tiene de ellos, ordenó que un perro de un ca-
dos, ya m o r i b u n d o s , fueron metidos en un calabo- ballero cada día le trajese de la mesa de su amo pan
zo, donde e x p i r a r o n . con que se pudiese sustentar. Finalmente, volvió
á Mompeller, su patria, y hallóla muy alterada, y
SAN MAC-CARTIN, OBISPO Y C O N F E S O R - O t r o discípu- toda aquella tierra abrasada de turbaciones y g u e -
lo de san Patricio; m u r i ó en 506. r r a s ; y como el santo venía en aquel traje creyó
la gente que era espía, echaron mano de él, y
Día 16 pusiéronle en la cárcel sin ser conocido de su
mismo tío, ni darse él á conocer por ser maltra-
SAN ROQUE, C O N F E S O R — E l bienaventurado san Ro- tado de sus mismos vasallos y padecer más por
que, confesor, fué de nación francés; nació en la a m o r del Señor. Cinco años estuvo en aquella
provincia de L a n g ü e d o c , en la villa de Mompeller, cárcel con increíble constancia y sufrimiento, y
de padres ilustres y ricos, y señores de aquel pue- al cabo de ellos fué herido de pestilencia, y en-
blo. Su padre se llamó J u a n , y su m a d r e Libera. tendiendo que se llegaba el fin de su p e r e g r i n a -
Dícese que cuando nació salió del vientre de su ción, se a r m ó con los santos s a c r a m e n t o s de la
m a d r e señalado con u n a cruz colorada. Desde Iglesia y se aparejó para morir, y antes de d a r su
niño mostró g r a n d e inclinación a l a virtud, y sien- espíritu al Señor le suplicó afectuosamente que
do de doce años comenzó á m a c e r a r su cuerpo con todos los que fuesen tocados de aquella contagión
312 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
y le invocasen y tomasen por intercesor fuesen la cárcel donde estaba, y de la de su cuerpo, le
librados y alcanzasen perfecta salud. Murió el llevó á gozar de aquella b i e n a v e n t u r a d a vista
santo año del Señor de 1327, siendo de edad de para s i e m p r e , y acá en el suelo le glorificó de
treinta y dos a ñ o s , y después de m u e r t o se halló m a n e r a , que los pueblos, ciudades y provincias
j u n t o á su cuerpo u n a tabla en que estaban es- en su m a y o r aflicción acuden á él, é invocan su
critas estas p a l a b r a s : «Los que fueren heridos de patrocinio y le toman por intercesor, y por s u s
pestilencia é imploraren el favor de Roque a l c a n - oraciones alcanzan del Señor salud, reposo y
zarán su salud.» P o r esta letra entendió el tío de contento.
san R o q u e quién era el que h a b í a tenido preso y De san Roque hace mención el Martirologio ro-
tratado como espía aquellos cinco años, y con mano á los 16 de agosto. Su vida escribió Francisco
m u c h a s l á g r i m a s y sentimiento mandó t o m a r el Diedo y Pedro Pino, y Claudio de Rota, y Pedro de
santo cuerpo y llevarle con g r a n pompa y s o - Natalibus, y Alberto Kranzio en la Historia sajó-
lemnidad á la iglesia, y sepultarle honoríficamen- nica escribe de él; y F r . Zacarías Lipeloo, cartujo,
te. De aquí la gente comenzó á tenerle devoción en el Compendio que h a hecho de los tomos de
como á santo, y á llamarlo en s u s tribulaciones, las Vidas de santos del P . F r . Lorenzo Surio. A d -
y especialmente en las enfermedades contagiosas viértase que a u n q u e san Roque no está canonizado
á pestilentes, y su tío después le edificó un solem- ni puesto en el catálogo de los santos con la s o -
ne templo, en el cual y en otras m u c h a s partes lemnidad que a h o r a usa la Iglesia, pero que por la
Dios obró m u c h o s y g r a n d e s milagros por san devoció y común consentimiento de los pueblos
R o q u e . Creció más la devoción de los pueblos por en m u c h a s p a r t e s se le han edificado oratorios,
lo que sucedió en la ciudad de Constancia el e r m i t a s , capillas y s u n t u o s o s templos, y en ellos
año 1414, donde celebrándose el concilio e c u - puesto su i m a g e n como de santo, y se dicen
ménico constanciense, y siendo fatigada aquella misas y hacen procesiones á su invocación, y
t i e r r a y c o m a r c a de u n a g r a v e pestilencia, se le otras cosas que son propias, y como tales la s a n t a
hizo al santo u n a solemnísima procesión en la Iglesia tiene r e s e r v a d a s p a r a los santos c a n o n i -
cual se llevaba la imagen de san R o q u e , y luego zados; y ésta es u n a tácita canonización universal
cesó aquella infección del aire y g r a v e azote del de la Iglesia, y aprobación de la sede apostólica
Señor. Y en otras m u c h a s partes se h a e x p e r i - que en R o m a y en tantas otras partes consiente
mentado este favor del santo y cuan eficaces son que así se h a g a . (P. Ribadeneira.)
s u s oraciones delante del Señor para aplacar su
i r a y dar salud á los pueblos. Su cuerpo se t r a s - SAN J A C I N T O , C O N F E S O R . — E l bienaventurado santo
ladó á la ciudad de Venecia el año de 1485, donde F r . Jacinto, espejo de religiosos, gloria de su
fué recibido con increíble fiesta y regocijo, y se patria y o r n a m e n t o de la s a g r a d a orden de los pre-
le edificó un suntuoso templo en que al presente dicadores, fué de nación polaco, y nació en el
está h o n r a d o y reverenciado con g r a n devoción lugar llamado Saxe, de la nobilísima s a n g r e de
de toda la ciudad. los condes Odrovansos, m u y a n t i g u a é ilustre en
P u e s ¿quién no ve en la vida de este santo c o n - aquel reino. Diéronle s u s padres desde su niñez
fesor, cuan maravilloso es Dios en s u s santos, y m a e s t r o s virtuosos y letrados p a r a que aprendiese
los modos que tiene p a r a hacerlos santos y para b u e n a s costumbres y ciencias; y como tenía vivo
ilustrarlos y magnificarlos en el cielo y en la tie- ingenio y e r a bien inclinado, en breve tiempo salió
rra? Escogió á san R o q u e desde su niñez y a r m ó - docto en letras h u m a n a s y en las artes liberales.
le de su g r a c i a para que venciese la tierna edad E r a enemigo de juegos, de parlerías y de las t r a -
y afligiese su c a r n e y menospreciase los bienes de v e s u r a s que suele t r a e r consigo la poca edad. R e -
la t i e r r a que había heredado, y repartiéndolos partía el tiempo con Dios y con s u s libros, olvi-
á pobres los a s e g u r a s e en el cielo, y con hábito dado de todo lo demás. Tuvo un tío, llamado
y traje abyecto y despreciado p e r e g r i n a s e por el Ivon, obispo de Cracovia (que es la m á s principal
m u n d o padeciendo t a n t a s incomodidades é infor- ciudad y cabeza del reino de Polonia), varón docto
tunios en su persona, y dando salud á los enfer- y g r a n siervo de Dios, el cual proveyó á s u sobri-
mos que no le conocían, y glorificando por todas no de un canonicato de su iglesia, no por afecto de
partes el santo n o m b r e del Señor. Que favor y que c a r n e y s a n g r e , sino de merecimientos, porque
espíritu divino fué m e n e s t e r que tuviese p a r a que v i o en él g r a n d e s m u e s t r a s de r a r a modestia y
en su m i s m a patria y en la tierra donde él era s e - ciencia, y entendió cuánto podía ilustrar c u a l -
ñor estuviese cinco años preso y maltratado de su quiera iglesia con su persona. Después de canónigo
mismo tío por no d e s c u b r i r quién era y por tener se aplicó n u e s t r o Jacinto á la s a g r a d a teología, y
m á s ocasiones de padecer baldones, afrentas y aprovechó tanto en ella que podía competir con
agravios por Jesucristo, el cual le hirió de p e s t i - los mejores teólogos de su tiempo. Acabados sus
lencia en la flor de su juventud, y libre y suelto de estudios, le envió á llamar el buen obispo p a r a
DÍA. 16 AGOSTO 313
tenerle á su lado, y para que con su ejemplo tremo en el cuerpo, y mucho más en el alma, toda
y doctrina comenzase á a p r o v e c h a r á su iglesia; y la vida virgen como su santo padre, blando de co-
así lo hizo, h a s t a que con cierta ocasión, partién- razón, puro en su conciencia, humilde en su p e r -
dose el obispo p a r a R o m a , le quiso llevar consigo. sona, s u a v e , amoroso y benigno, lleno de a m o r
Llegó á aquella s a n t a ciudad al tiempo que el g r a n de Dios, y misericordioso s o b r e m a n e r a y n a t u -
patriarca santo Domingo había alcanzado la c o n - r a l m e n t e compasivo. Así lloraba los trabajos aje-
firmación de su s a g r a d a religión, y resplandecía nos como los propios, y tan de v e r a s rogaba á
en ella con su vida, con su predicación y m i l a - Dios por los afligidos como si h u b i e r a n nacido de
gros, como un nuevo sol que Dios h a b í a enviado s u s e n t r a ñ a s . Visitaba de buena g a n a los enfer-
p a r a a l u m b r a r al mundo. E n t r e los otros milagros mos, consolaba los tristes, a n i m a b a á los encarce-
que el Señor obró por él fué uno m u y célebre y lados, y en todo lo que podía socorría á los pobres
prodigioso el h a b e r resucitado á un caballero y necesitados; y como otro Job era ojos p a r a el
mozo, llamado Neapoleón, sobrino del cardenal ciego y pies p a r a el cojo, salud p a r a el enfermo y
Esteban, delante de infinita gente, como lo dijimos consuelo p a r a el desconsolado; y como traía en su
en su vida, y por esto no lo repetimos aquí. Este alma estampada la vida de santo Domingo, p r o c u -
milagro por h a b e r sido tan insigne luego se e x - r a b a retratarle y r e p r e s e n t a r l e al vivo en la suya,
tendió por toda la ciudad de Roma, y a u n por toda y así tenía la iglesia por celda, la tierra por cama,
la cristiandad, y ganó las voluntades de m u c h o s y la disciplina cada noche con c u e r d a s y de m u -
para que de allí adelante reverenciasen al santo chos nudos por descanso. E r a templadísimo en el
patriarca y le m i r a s e n como á h o m b r e venido del comer, y sobre las ordinarias abstinencias de la
cielo. E n t r e estos m u c h o s fué uno el obispo Ivon, orden tenía diputados m u c h o s días para a y u n a r -
que como era santo cobró g r a n d e estima de la los, comiendo un pedazo de pan á secas y bebien-
santidad del bienaventurado padre, y se aficionó á do un j a r r o de a g u a . Ocupaba el tiempo de mane-
su religión por el fruto que en todas partes hacía, ra que de esto sólo andaba necesitado, y la m a y o r
y deseando que se comunicase aquel bien á s u s parte d é l a noche gastaba en oración en la iglesia,
ovejas, le pidió instantemente que enviase á P o - y cuando le fatigaba m u c h o el sueño, por un bre-
lonia a l g u n o s de s u s hijos para que la a l u m b r a s e n ve tiempo dormía sobre el suelo. Esta vida comen-
y cultivasen. Mas el santo padre, como tenía pocos zó san Jacinto desde que tomó el hábito y la
hijos á la sazón, y aquéllos repartidos por m u c h a s prosiguió hasta la m u e r t e . Mas como hubiese ya
partes, no pudo conceder lo que el obispo le pedía, hecho profesión y estuviese bien instruido en las
hasta que n u e s t r o Señor abrió camino, y movió á s a g r a d a s ceremonias de la religión y en el modo
san Jacinto y á otros sus c o m p a ñ e r o s , Ceslao y de predicar el Evangelio, el glorioso padre santo
H e r m a n n o , que venían con el obispo á tomar el Domingo, que también conocía el tesoro de los
hábito de santo Domingo y ponerse en s u s m a n o s divinos dones y gracias que el Señor había e n c e -
para ser e n s e ñ a d o s en las cosas de la religión y r r a d o en Jacinto, le mandó que fuese á predicar á
encaminados á toda perfección. E r a n Jacinto y Polonia con s u s tres compañeros F r . Ceslao, fray
Ceslao polacos y teólogos, y H e r m a n n o era alemán H e r m a n n o y F r . E n r i c o , dándole la orden que
y lego. El proceso de la canonización de san J a - había de tener en plantar la religión en aquel rei-
cinto añade á estos dos el tercero compañero, y no, y en fundar los conventos que á su nueva o r -
dice que se llamó E n r i q u e , y esto mismo afirman den se ofreciesen, y todo lo demás que le pareció
algunos historiadores de las cosas de Polonia (Ma- convenir p a r a que aquella misión fuese para g l o -
tías Michoviense, lib. n i , cap. 32, y J u a n H e r b u - ria de Dios, n u e s t r o Señor, y provecho de las
to, lib. vi), y q u e era n a t u r a l de Moravia. Gran- almas, y establecimiento y propagación de su fa-
de alegría tuvo el obispo Ivon cuando supo la d e - milia; y dándoles su santa bendición los despidió,
terminación que habían tomado aquellos cuatro por u n a parte tristes por dejar á su bienaventura-
familiares suyos, y m u c h o m a y o r el glorioso p a - do padre, y por otra muy alegres porque el m i s -
triarca por la puerta que Dios le a b r í a p a r a un mo padre los enviaba á trabajar y á padecer en la
reino tan extendido y tan necesitado; y así en el viña del Señor. Partiéronse, pues, y siguiendo su
mismo año de la confirmación de su religión, que camino pasaron los montes que llaman Alpes, y
fué el de 1216, siendo sumo pontífice H o n o r i o I I I , entrando por Carintia llegaron á u n a ciudad, lla-
en el convento de Santa Sabina los admitió á su mada Friesach, en la cual por ruegos de los c i u -
s a n t a compañía, y les dio el hábito de su religión dadanos se entretuvieron predicando algunos días.
y su bendición; y con ella, en vistiéndose san J a - Allí comenzó san Jacinto á entender en su labor
cinto el hábito, se vistió del espíritu de su glorioso y á s e m b r a r en aquella tierra la semilla divina
padre y fundador santo Domingo, y nuestro Señor que consigo traía, y el Señor con la pluvia del
le infundió u n vivo y encendido deseo de imitarle, cielo la regó de tal manera, que en medio año
como lo hizo por toda la vida. E r a limpio por e x - que estuvo allí el santo m u c h o s se convirtieron á
TOMO III 40
314 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
v e r d a d e r a penitencia y r e n o v a r o n s u s vidas, y con que había sido recibida de toda la corte
otros, pasando a u n m á s adelante, hicieron divor- celestial, bajó s ú b i t a m e n t e u n a luz divina sobre el
cio con el m u n d o y le pidieron el hábito de su r e - altar, y en medio de ella la s o b e r a n a P r i n c e s a
ligión, y él se lo d i o , y fueron tantos, que dentro de todo lo criado, a c o m p a ñ a d a de i n n u m e r a b l e s
de aquel breve tiempo se hizo en aquella ciudad ángeles, y volviéndose con aspecto blando y a m o -
un insigne convento de su orden, y fué el primero roso á san Jacinto, le dijo: «Huélgate, Jacinto,
que fundó san Jacinto; el cual, dejando por prior hijo mío, porque tus oraciones son m u y g r a t a s á
de él á F r . H e r m a n n o , prosiguió con los otros mi Hijo y á mí. Ten por cierto que todo lo que por
s u s compañeros su camino hasta llegar á C r a c o - mi intercesión le pidieres lo alcanzarás.» Dicho
via. Allí fué recibido como un ángel venido del esto desapareció la Virgen, y al partirse se oyó
cielo, con común regocijo y e x t r a o r d i n a r i o aplau- u n a m ú s i c a tan suave y con tanta diferencia de
so de todos los eclesiásticos y seglares de aquella voces é i n s t r u m e n t o s , que no h a y l e n g u a h u m a n a
nobilísima ciudad, acordándose de la nobleza de que lo pueda explicar. Quedó san Jacinto tan fa-
su linaje y que había sido canónigo de Cracovia, vorecido y tan regalado de la V i r g e n , y con tanta
y que era sobrino del obispo, y q u e el sumo p o n - confianza, que le p a r e c í a q u e n i n g u n a cosa pediría
tífice m u y e n c a r e c i d a m e n t e se le e n c o m e n d a b a en al Señor que no se la concediese mediante la i n -
las letras apostólicas que traía; y m u c h o m á s cre- tercesión de su sacratísima M a d r e .
ció este contentamiento y benevolencia después Habiendo, pues, el santo fundado el convento de
que le conversaron y le vieron tan santo, tan h u - su orden en Cracovia, del cual como de fuente
milde, tan menospreciador de sí mismo y de todas se derivaron otros m u c h o s por todo el reino de
las cosas de la tierra, y tan suave y h u m a n o en Polonia, d e t e r m i n ó plantar aquella nueva y celes-
su trato, y tan celoso del bien de s u s almas; y así tial planta por otras naciones y reinos, y a l u m -
t r a t a r o n luego de darle u n a de las mejores igle- b r a r l o s con la predicación del Evangelio, que e r a
sias que había en la ciudad, p a r a que en ella fun- el principal fin p a r a que su s a g r a d a orden se h a b í a
dase un monasterio, y p a r a esto escogieron la instituido. P a r a esto envió á F r . Ceslao, su compa-
iglesia de la Santísima Trinidad, que era la m a y o r ñ e r o , y á F r . Jerónimo á la ciudad de P r a g a , que
después de la catedral. es cabeza del reino de Bohemia, á donde llegaron
En esta iglesia edificó san Jacinto u n famoso y predicaron, y edificaron un insigne convento con
convento, y el obispo, su tío, le enriqueció de o r - la invocación y n o m b r e de san Clemente, papa y
n a m e n t o s , cálices, c r u c e s , i m á g e n e s y de otras m á r t i r (el cual en tiempo del emperador F e r d i -
cosas n e c e s a r i a s para el culto divino; y el mismo n a n d o se d i o á los padres de la Compañía de J e s ú s
pueblo (que estaba ya movido y muy devoto á san p a r a fundar allí un colegio, porque los padres p r e -
Jacinto) acudía con m u c h a liberalidad á la fábrica dicadores tenían su convento en la iglesia de Santa
del nuevo monasterio, el cual fué tan suntuoso y Inés), y dejando allí en P r a g a al bienaventurado
tan insigne, que a l g u n o s reyes de Polonia le esco- Ceslao, á F r . J e r ó n i m o , su c o m p a ñ e r o , pasó á la
gieron p a r a su sepultura. Pero lo que más ayudó ciudad de Urateslavia, que es la provincia de I s -
al edificio de este santo monasterio y de los otros lesia, y allí edificó u n a iglesia en h o n r a de san
que andando el tiempo en varias partes san Jacinto Adalberto, y fundó otro convento de su orden, y
fundó, y lo q u e más gracia, peso y lustre d i o á en él, rico de merecimientos y esclarecido con
este b i e n a v e n t u r a d o p a d r e p a r a que todas s u s a c - milagros, gloriosamente acabó su p e r e g r i n a c i ó n .
ciones y e m p r e s a s fuesen g r a t a s al Señor y r e s - P e r o n u e s t r o santo F r . Jacinto tomó el c a m i -
plandeciesen en los ojos de los h o m b r e s , fué el no más hacia Levante, y entró en la provincia de
favor que tuvo de la sacratísima virgen María, la Rusia meridional, h a s t a llegar al ducado de
n u e s t r a Señora, de la cual él (como su padre santo Kiow, y predicó en la ciudad de Kiovia, é hizo
Domingo) era devotísimo, porque esta divina S e - grandísimo fruto en ella, y edificó un convento
ñ o r a le tomó debajo de s u s alas y protección, y muy principal que dedicó á la gloriosa Virgen, su
m u c h a s veces le regalaba y favorecía, y con tal especial abogada y patrona, confirmando el Señor
a m p a r o y a y u d a d o r a no es maravilla que san Ja- la predicación de su siervo con m u c h o s milagros
cinto intentase cosas g r a n d e s en servicio de su que por él hacía, y tuvo muchos trabajos y g r a v e s
benditísimo Hijo, que se engolfase en m a r e s tan persecuciones por e n s e ñ a r y defender la verdad
a n c h o s y profundos, y que llegase al deseado católica de la Iglesia r o m a n a , porque á la sazón
puerto de su navegación. E n t r e otros se cuenta un e r a duque de aquella tierra Valdomiro, m u y dado
singular favor que esta r e i n a del cielo hizo á san á los ritos y ceremonias de los griegos, y c o n t r a -
Jacinto el año de 1221 en la vigilia de su gloriosa rio á la s a n t a Iglesia r o m a n a ; y por el temor que
asunción, porque estando el bienaventurado p a d r e tenía este príncipe que san Jacinto con su vida y
delante del altar de la Virgen contemplando la doctrina había de reducir aquellos pueblos á la
gloria con que había subido al cielo y el triunfo obediencia y creencia de la sede apostólica, p r e -
DÍA 16 AGOSTO 315
tendió e c h a r l e de su tierra; pero estando él en les había enseñado de boca de su padre santo Do-
este mal propósito e n t r a r o n los t á r t a r o s con g r a n mingo, y la b l a n d u r a y m a n s e d u m b r e de corazón,
braveza y furor en la provincia de Kiow, y llega- y principalmente la caridad y amor entre sí, y la
ron h a s t a Kiovia, donde el santo residía; el cual, s a n t a pobreza y desnudez de todas las cosas de la
acabando de celebrar el sacrosanto sacrificio de tierra; porque éste (dijo) es el testamento de la vi-
la misa, entendiendo que los bárbaros habían lle- da eterna, y el camino seguro por el cual habéis
gado ya á los m u r o s de la ciudad, revestido como de llegar á la b i e n a v e n t u r a n z a . Acabadas estas
estaba, tomó con m u c h o sosiego y constancia el palabras calló, y el dia siguiente, habiendo oído
santísimo S a c r a m e n t o del altar, y dijo á s u s frai- con m u c h a devoción y regalo de su espíritu el ofi-
les que le siguiesen. Había en la m i s m a iglesia cio de la fiesta de la Asunción, recibidos los s a n -
una imagen de n u e s t r a Señora de alabastro, her- tos S a c r a m e n t o s y alzados los ojos al cielo, dijo
mosísima y de m u c h o peso, de la cual el santo era con m u c h o fervor el salmo 30, que comienza: «En
m u y devoto; y como él se fuese sin ella, le habló ti, Señor, esperé;» y cuando llegó al postrer verso:
la imagen y le dijo: «Hijo mío Jacinto: ¿cómo me «En tus m a n o s , Señor, encomiendo mi espíritu,»
dejas? Llévame en tu compañía, y no m e dejes d i o el suyo al Señor, que para tanta gloria suya le
p a r a que me ultrajen mis enemigos.» Y como el había criado, á los 15 del mes de agosto del año
santo respondiese que cómo podía llevar aquella de 1257, y á los setenta y cuatro de su edad. El
imagen pesando tanto, replicó la Virgen: «Tómala, sentimiento que hicieron sus bienaventurados hi-
que mi Hijo te la h a r á ligera y fácil de llevar.» jos viéndose huérfanos de tal padre y toda la c i u -
Entonces el santo se llegó con m u c h a s lágrimas dad de Cracovia por h a b e r perdido tal maestro y
y reverencia á la imagen, y tomóla en s u s brazos, pastor, no se puede fácilmente explicar. El obispo
y con ella (que no le pesaba más que u n a caña), y de Cracovia, acompañado del clero y de toda la
con el santísimo S a c r a m e n t o , acompañado de sus ciudad, vino al convento, y con sus propias m a -
religiosos se salió del convento y de la ciudad por nos puso el cuerpo del santo en el sepulcro, y an-
la otra parte, á donde a u n no habían llegado los tes que le sepultase, estando a ú n en las anda:»,
tártaros. Salido, pues, de Kiovia, tomó su camino trajeron allí un caballero, que despeñado de un
para Cracovia, y pasando por u n a ciudad, l l a m a - caballo furioso y desbocado acababa de expirar, y
da Gadufria, le fué forzoso detenerse en ella algu- poniéndole encima del cuerpo del santo al punto
nos días p a r a p r e d i c a r allí y cumplir con la devo- se levantó vivo y sano, y dijo que había subido
ción de aquella gente, que se movió á tanta d e v o - hasta los cielos en compañía de san Jacinto.
ción por los s e r m o n e s de san Jacinto, que edificó Pero no fué sólo este milagro que el Señor obró
en breve un gran convento, y le pobló de religio- por san Jacinto en vida y después de muerto, a n -
sos, y dejándoles por prelado á su compañero tes fueron casi i n n u m e r a b l e s , y m u c h o s de ellos
Fr. Benito, tornó á Cracovia, donde fué recibido m u y notables, y por ser tantos sería cosa m u y
con increíble alegría y regocijo de toda la ciudad, larga y fuera de mi propósito quererlos aquí t o -
y allí la i m a g e n de alabastro de la Virgen, que dos referir. En el proceso que se presentó para su
había llevado consigo, volvió á su naturaleza y se canonización se ponen casi mil milagros de per-
hizo pesada como antes. Aquí estuvo el resto de su sonas que cobraron salud por su intercesión, es-
vida trabajando valerosamente en la viña del S e - tando dolientes y con graves enfermedades de do-
ñor, y fundando muchos monasterios, no solamente lor de cabeza, de ojos, de muelas, dientes, de la
en el reino de Polonia, sino en los otros m á s apar- g a r g a n t a , del cuello, de la lengua, de la boca, de
tados, y gobernándoles por espacio de c u a r e n t a los oídos y del pecho, del corazón, del estómago
años que fué provincial; y cargado de años y de y de otras partes inferiores, de pies y de manos,
s a n t a s obras y merecimientos, abrasado del a m o r y de todo el cuerpo, de calentura, de cólica, de
del Señor, y deseoso de salir de este destierro gota coral, de bubas, de perlesía, tísica é hidrope-
largo y penoso, y gozar de su b i e n a v e n t u r a d a vis- sía, de heridas y de otros golpes; y finalmente,
ta, suplicó á su divina Majestad que le llevase de no hay casi género de dolencia que no h a y a cura-
esta vida, y el Señor se lo concedió, y le reveló do este bienaventurado padre. D e j o á l o s que libró
que el día de la Asunción de la Virgen (de c u y a de pestilencia y á las mujeres que peligraban en
fiesta él era devotísimo) le cumpliría su deseo. el parto y á los que eran atormentados de los d e -
Cayó enfermo un día d e s p u é s de h a b e r celebrado monios, que fueron m u c h o s , y no menos á los que
la fiesta de su padre santo Domingo, de una recia estando ya para morir los detuvo y alcanzó m á s
calentura que le duró h a s t a que le acabó. La v i - largos plazos de vida. Sólo quiero decir que v i -
gilia de la m i s m a Asunción, estando ya m u y apre- viendo resucitó á dos m u e r t o s , y después de su
tado de la enfermedad, hizo llamar á los padres glorioso tránsito (sin el caballero que dijimos que
ancianos del convento de Cracovia, y les encomen- resucitó antes que pusiesen su s a g r a d o cuerpo en
dó que g u a r d a s e n con g r a n vigilancia lo que él la sepultura) fueron otros muchos los muertos á
316 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
quienes restituyó la vida, y no solamente á niños p a r e d e s del monasterio, sirviendo al Señor con
y n i ñ a s y c r i a t u r a s m u e r t a s en el -vientre de su r a r o ejemplo de santidad, el día en que m u r i ó el
m a d r e , y á h o m b r e s y mujeres, sino también á santo, estando en oración, v i o bajar del cielo u n a
a l g u n o s a n i m a l e s , caballos, rocines, t e r n e r a s y luz clarísima sobre el convento de predicadores,
h a s t a á los pollos les cupo esta g r a c i a por interce- y á la s a c r a t í s i m a Virgen en u n a procesión de
sión de san Jacinto, á quien p a r e c e que n u e s t r o cortesanos del cielo, que llevaba á su lado á san
Señor había hecho señor de la salud y de la enfer- Jacinto, vestido el hábito de su orden, y como é s -
medad, de la m u e r t e y de la vida; pues tan fácil- tas h u b o otras revelaciones.
mente la podía alcanzar del Señor con sus oracio- Con h a b e r sido la vida de este santísimo varón
nes, como lo podrá ver quien quisiere en la vida tan admirable y divina, y s u s milagros tantos, tan
de este santo, que escribió en latín el P . F r . S e - r a r o s y esclarecidos, y h a b e r sido hijo del g l o r i o -
vero de Cracovia, y en castellano el P . F r . Diego so patriarca santo Domingo, y padre de tantos y
Mas, a m b o s m a e s t r o s en s a g r a d a teología, y de la tan ilustres hijos, fundador y g o b e r n a d o r de su
orden de predicadores. Yo sólo referiré aquí lo s a g r a d a orden en el reino de Polonia y en las pro-
que le aconteció c u a n d o fué á predicar á la provin- vincias septentrionales, estuvo trescientos treinta y
cia de Kiow, y fué que, yendo á Visogrodo, ciudad siete años sin ser conocido, porque a u n q u e a l g u -
de aquel ducado, que está puesta sobre la r i b e r a nas veces se trató de ello, y los serenísimos reyes
de un río caudaloso, y no teniendo barco en que y todo el reino de Polonia lo suplicaron á los s u -
p a s a r l e , con el deseo g r a n d e de llegar á la ciudad mos pontífices, y especialmente al papa León X , y
á tiempo que pudiese predicar, viendo que no ha- algunos de sus sucesores, por varios y diferentes
bía otro remedio, se quitó el santo su capa, y ten- impedimentos no tuvo efecto la canonización h a s -
diéndola sobre el río p a s a r o n él y s u s c o m p a ñ e r o s ta el año de 1594, que á los 17 de abril le canonizó
sobre ella como si fuera barca; y lo mismo le s u - y le puso en el catálogo de los santos la santidad
cedió cuando salió de Kiow con el santísimo S a - del papa Clemente VIII, m a n d a n d o que se c e -
c r a m e n t o en u n a m a n o y la i m a g e n de n u e s t r a lebre su fiesta á los 16 de agosto, que es el día
Señora en la otra, h u y e n d o de los t á r t a r o s que, lle- siguiente después que m u r i ó . De san Jacinto
gando al famoso rio Boristenes, como no pareciese escriben Alberto L e a n d r o , bolones, en el libro
por toda aquella r i b e r a barco para pasarle, c o n - de los Varones ilustres de la orden de santo Do-
fiado en la divina misericordia, echando la bendi- mingo; Martín Polaco, obispo v a r m i e n s e , lib. vn
ción al río se entró por él y le pasó á pie enjuto, de la Historia de Polonia; Matías Michoviense,
sin mojarse ni a u n las suelas de los zapatos; y de lib. n i , cap. 30 de su Historia; J u a n H e r b o r t h ,
esta m a n e r a le siguieron los frailes que le a c o m - lib. \ i, cap. 8; el P . Fr. H e r n a n d o del C a s -
p a ñ a b a n , y sucedió en este milagro otro m a y o r tillo en la Coránica de su orden, lib. i, cap. 48,
m i l a g r o , q u e se cuenta en el proceso; y es que en y lib. ii, cap. 57; el P . F r . Antonio de Sena, en
el mismo río quedó la huella y pisadas del santo la Coránica asimismo de su orden, y el P . Pedro
estampadas en las a g u a s , y dicen que hoy en día S c a r g a de la Compañía de J e s ú s en el Catálogo
se ven y que de u n cabo del río al otro se d e s c u - q u e compuso de santos de Polonia.
b r e u n a como senda, como pisadas de h o m b r e (P, Ribadeneira.)
que pasó por allí, que es cosa particular y p r o d i -
giosa, y digna de admiración, a u n q u e p a r a Dios SAN E L E U T E R I O , OBISPO Y C O N F E S O R . - A t e n d i d o s sus
no hay cosa imposible. méritos y virtudes, el clero y pueblo lo eligió obis-
Después de m u e r t o apareció m u c h a s veces el po de A u x e r r e el año 532. Asistió á los concilios
santo á v a r i a s personas que se e n c o m e n d a b a n á segundo, tercero, cuarto y quinto de O r l e á n s , y
él ó le pedían favor, y hubo a l g u n a s revelaciones trabajó m u c h o en el arreglo de los sabios r e g l a -
de su gloria. El mismo obispo de Cracovia que le mentos que se promulgaron á fin de restablecer
había e n t e r r a d o , y se llamaba P r a n d e t a , habiendo la disciplina en la iglesia de F r a n c i a . Veintiocho
quedado cansado de aquella piadosa obra del e n - años gobernó su silla, muriendo en su m i s m a dió-
tierro, poniéndose á d e s c a n s a r u n poco, v i o una cesis el día 16 de Agosto del año 561.
larga procesión de ángeles vestidos de albas blan-
cas, y á dos v a r o n e s a n c i a n o s y v e n e r a b l e s , al SAN T I T O , DIÁCONO Y M Á R T I R - V i v í a en R o m a cuan-
uno con u n a mitra en la cabeza y con báculo p a s - do esta ciudad se hallaba en poder de los godos,
toral en la m a n o , que e r a san Estanislao, obispo y según Beda, porque estaba un día distribuyendo
de Cracovia, y al otro vestido con el hábito de limosna á los pobres, fué m u e r t o por orden de un
predicadores, resplandeciendo como el sol, y éste b á r b a r o capitán.
era san Jacinto, y t r a í a dos c o r o n a s en la cabeza
de virgen y doctor. Y u n a monja, q u e y a h a b í a SAN JOAQUÍN, PADRE D E L A S A N T Í S I M A Y I R G E N . — A u n -
c u a r e n t a años que estaba e n c e r r a d a dentro de las q u e de él se h a c e conmemoración en este día, h á -
DÍA 16 AGOSTO 317
liase continuada su vida en el m e s de marzo, día depositen honoríficamente en el templo de Santa
20: véase. Marina;» y así se hizo. Este templo e r a u n a p e -
q u e ñ a iglesia ó e r m i t a que había en la m i s m a
SAN SIMPLICIANO, OBISPO—Véase el día 14 de este r a y a que divide de P o r t u g a l á Galicia, e n t r e los
mes, donde se insertó su vida, si bien la Iglesia ríos Limia y Caldo. Fíjase el hallazgo en el
hace c o n m e m o r a c i ó n de él en este día. año 1090; y como unos setenta a ñ o s estuvo en el
templo de Santa M a r i n a el sagrado cuerpo.
SAN DIOMEDES, MÁRTIR—Natural de la ciudad de Intentóse v a r i a s veces t r a s l a d a r el venerable
T a r s i s , en Cilicia; descendía de noble cuna; pero cuerpo de s a n t a Eufemia á diferentes iglesias;
fué m á s noble por las virtudes que poseyó en alto pero fueron en vano todas c u a n t a s diligencias se
g r a d o . Dedicóse á la c a r r e r a de la medicina, y hicieron p a r a este efecto, h a s t a que lo consiguió
p r o c u r a b a c u r a r á los enfermos, no sólo corporal- D. Pedro Seguino, obispo de Orense, habiendo
mente por medio de su a r t e , sí que también espi- alcanzado de Dios este favor á virtud de s u s fer-
r i t u a l m e n t e por medio de exhortaciones y consejos vorosas súplicas. Quiso impedirlo el arzobispo de
cristianos. Preso en su ciudad natal por orden de B r a g a alegando pertenecerle, cuyo derecho e x p o -
Diocleciano, fué conducido á Nicea de Bitinia, don- nía el de Orense; pero p a r a poner fin á la disputa
de habiéndole dejado en libertad continuó e j e r - se convinieron a m b o s prelados que se pusiese el
ciendo s u s buenos oficios, y convirtiendo con ellos cuerpo de la s a n t a sobre un carro tirado de bue-
á multitud de infieles. Acusado y preso, fué c o n - yes sin domar, para que fuese llevado á donde los
denado á ser degollado, y consiguió la corona del guiase la Providencia. Tomaron éstos el camino
martirio el año 301, junto con otros treinta y tres p a r a Orense, encaminándose á un pueblo, l l a m a -
compañeros. do Mediana, donde un e n e r g ú m e n o que tocó el
féretro con fe quedó sano. Desde este lugar p a -
SAN AMBROSIO, MÁRTIR—Era centurión en tiempo saron á las cercanías de Orense, y pararon en un
de los e m p e r e d o r e s Diocleciano y M a x i m i a n o , y sitio cerca de la ciudad, donde por entonces se
se hallaba en Fiernuzola de Campaña cuando se puso u n a cruz de piedra con la efigie de la santa,
publicaron los edictos contra los cristianos. L l e - con unos caracteres expresivos del suceso: de allí
vado á la presencia del prefecto Daciano, éste se se trasladaron procesionalmente las venerables
complació en hacerle a t o r m e n t a r m u y b á r b a r a - reliquias á la Iglesia catedral y las colocaron d e -
m e n t e , y al fin, viendo que n a d a podía torcer su bajo del altar mayor.
constancia en la confesión de la fe, lo mandó m e - P o r los años de 1160 el rey D. F e r n a n d o II de
ter en u n a h o g u e r a , de la cual salió sin recibir León, por intercesión de la santa virgen y del pa-
daño. Continuaba el santo glorificando á Dios y trono san Martin, sanó de una grave enfermedad,
confesando á Jesucristo, y fué precipitado á un con cuyo motivo concedió al obispo D. Pedro el
río, donde acabó victoriosamente su santa vida. monasterio de Siapal, y á s a n t a Eufemia la i g l e -
sia, de Santiago de las Caldas. El obispo D. Al-
SANTA EUFEMIA, YIRGEN Y MÁRTIR—La s a n t a Iglesia fonso II, sucesor de D. Pedro, escribió un libro
de Orense hace hoy fiesta á, s a n t a Eufemia, v i r - de los milagros que obraba Dios por intercesión
gen y mártir, cuyas reliquias consta hallarse en de su sierva, y trasladó su cuerpo á un nicho de
aquella ciudad desde mediados del siglo XII. La u n a capilla colateral del lado de la epístola. El
injuria del tiempo robó á la posteridad las Actas año 1720 fueron colocadas las reliquias en los a l -
de s a n t a Eufemia, con las de otros muchos héroes tares nuevos que se edificaron en la capilla mayor.
que h a n florecido en E s p a ñ a , a u n q u e sabemos por El anillo se g u a r d a b a en la sacristía, y lo llevaban
testimonios de una venerable antigüedad, c o m - á los enfermos, y sanaban m u c h o s tocándolo.
probados con la tradición de la invención de su También se g u a r d a la s á b a n a en que estuvieron
v e n e r a b l e cuerpo, y de su traslación á la s a n t a envueltas las sagradas reliquias, y sirve también
iglesia de O r e n s e . Guardaba cierta pastorcilla u n a s de consuelo á los enfermos.
ovejuelas en los confines de Galicia y Portugal;
v i o que de la t i e r r a salía u n a m a n o que tenía un SAN ARSACIO, CONFESOR.--Servía en el ejército r o -
anillo de oro, quitóselo la inocente y quedó r e - mano en tiempo del emperador Licinio. Viéndolos
p e n t i n a m e n t e m u d a . Llevólo á s u s padres, los excesos á que éste se entregaba contra los cristia-
cuales por las s e ñ a s de la hija entendieron que lo nos, abandonó su c a r r e r a y se retiró á la soledad.
había hallado en el campo. Siguiéronla y e n c o n - En ella vivió como un cenobita por espacio de
t r a r o n la m a n o , y le restituyeron el anillo, y su m u c h o s años, hasta que coronado de merecimien-
hija al punto recobró el habla. Al mismo tiempo tos descansó t r a n q u i l a m e n t e en el Señor á media-
oyeron u n a voz que decía: «Aquí está el cuerpo dos del siglo IV. Estuvo dotado del don de profe-
de s a n t a Eufemia; p r o c u r a d que lo saquen y lo cía, y la ciudad de Nicomedia, en cuyas cercanías
318 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
vivía, fué testigo de s u s g r a n d e s maravillas. Poseyó A los seis a ñ o s , pues, de su edad entró en e
p a r t i c u l a r m e n t e el don de lanzar los demonios de monasterio que se llamó de Santa Cruz, que e n
los cuerpos, y con s u s oraciones mató á un g r a n de religiosas a g u s t i n a s , como si e n t r a r a en el pa-
dragón que hacía estragos en aquella comarca. raíso, y bajando la cerviz tierna al suave yugo de
Señor se hizo discípula de su h e r m a n a , y se a b r a
SANTA S E R E N A . — F u é esposa del e m p e r a d o r D i o - zó con la pobreza y oración, y con todos los otros
cleciano. Habiéndose convertido ala religión cris- santos ejercicios de la religión, con tanto a r d o r j
tiana, fué bautizada por san Ciríaco, y profesó el afecto, que no parecía niña ni novicia, sino anti-
Evangelio en medio de la corte de su cruel m a r i - g u a y perfecta religiosa. Contentábase con un pe
do, ,con el cual intercedió m u c h a s veces en favor dazo de pan y a l g u n a fruta p a r a su mantenimien-
de los cristianos condenados al martirio. También to; a m a b a el silencio, refrenaba sus sentidos, j
ella tuvo que sufrir muchos disgustos y penalida- sólo estaba atenta á r e g a l a r s e con su amorosc
des por c a u s a de su fe.; pero fué siempre un m o - Esposo, el cual m u c h a s veces la visitaba. U n a ves
delo de resignación y de constancia, h a s t a que e n t r e otras, le apareció en forma de niño, en los
m u r i ó s a n t a m e n t e á principios del siglo IV. brazos de su santísima Madre, con m u y alegre
rostro, y como quien quiere soltarse de sus m a n o s
Día IT E n t o n c e s la santísima M a d r e dijo al Niño que
abrazase á su tierna esposa, y llegándose la ben-
S A N T A CLARA D E M O N T E F A L C O , V I R G E N — E n el valle dita n i ñ a con ferviente y dulce afecto á abrazarle
de Espoleto, que está en la U m b r í a , provincia de h u y ó y se escondió el Niño J e s ú s debajo del man-
Italia, como cuatro millas de Foligni, y ocho de to de su M a d r e , y con esto desapareció aquella vi
Asís, está u n a villa que se llama Monte Falco, en sión, quedando la n i ñ a Clara y nueva esposa de
la cual nació la virgen s a n t a Clara, que por distin- Cristo herida de su a m o r , y con m a y o r fervor j
guirla de la otra s a n t a Clara de Asís, hija p r i m o - m á s encendidos deseos de servirle.
génita del seráfico padre san Francisco, m a d r e de En entrando en edad de siete años comenzó i
tantas y tan gloriosas hijas, llaman santa Clara de t r a t a r á s p e r a m e n t e su cuerpo; por no sentir des-
Monte Falco, la cual tuvo por padre á un h o m b r e pués la tiranía y rebeldía de la c a r n e traía á raí;
virtuoso, que se llamaba Damián, y por m a d r e á de ella u n a á s p e r a cuerda de m u c h o s nudos, ceñi
u n a buena mujer, por n o m b r e Jacoba. Desde n i ñ a da e s t r e c h a m e n t e , y dábase l a r g a s y d u r a s disci-
comenzó á e c h a r de sí rayos de luz divina, porque, plinas, h a s t a d e r r a m a r s a n g r e . Contentábase cor
siendo de solos cuatro años, inflamada en el a m o r pan y a g u a para su comida y bebida, y cuande
de,Jesucristo, las rodillas desnudas en tierra, ofre- quería celebrar a l g u n a fiesta a ñ a d í a a l g u n a s yer-
cía devotísimas oraciones delante de la imagen bas c r u d a s ; y éste era su solemne b a n q u e t e . Dor-
del Crucificado, y todo su estudio e r a e n t r e g a r s e mía sobre la t i e r r a desnuda, y c u a n d o la necesi-
á su Esposo celestial. Y porque no podía tan á su dad la constreñía e c h a b a e n c i m a a l g u n a s pajas
gusto e n t r e g a r s e á estas devociones sin ser vista Su oración de noche y de día era continua, yt
y registrada de los de su casa, se h u r t a b a m u c h a s hincada de rodillas, ya en pie, extendidos los bra
veces, y s e c r e t a m e n t e se iba á una iglesia que es- zos en forma de cruz, y a l g u n a s veces se derriba-
taba allí c e r c a dedicada á san J u a n (que es de San ba con profunda humildad con la boca pegada a
Agustín), donde extendía m á s las velas de su afec- suelo. Su honestidad e r a admirable, así en el tra-
to y devoción. to de su persona y en el d e s c u b r i r ó m i r a r ó tocaí
Tenía esta s a n t a n i ñ a u n a h e r m a n a , llamada só- a l g u n a parte de su cuerpo, como en todo lo demás
ror J u a n a , religiosa por vida y profesión. Deseó y estimaba tanto la preciosa joya de la virginidad
m u c h o la niña estar en compañía de su h e r m a n a que decía que por no perderla de b u e n a g a n a pa-
p a r a imitarla y c o n s a g r a r s e del todo al Señor; decería (si fuese menester) las p e n a s del infierne
m a s el demonio p a r a estorbarla se le aparecía todo el tiempo que viviese.
m u c h a s veces en hábito y semejanza de su h e r m a - F u é tan recatada en la vista, que se entiende que
n a sóror J u a n a , amenazándola que la m a t a r í a si j a m á s miró la c a r a fijamente á h o m b r e , y cuan
se hiciese religiosa. P e r o la niña conoció que do h a b l a b a con a l g u n a persona cubría su rostro
aquéllos eran silbos y a m e n a z a s de la serpiente puestos los ojos en tierra. Y como una vez un h e r
infernal, y confortada del a m o r y espíritu de su mano suyo religioso le dijese que por qué 1<
dulce Esposo no hizo caso de cuanto le decía, y hablaba de aquella m a n e r a , respondió: «Poca ne-
quedó de aquella bestia fiera con victoria, y mere- cesidad hay de la vista ni del rostro cuando ha-
ció ser vestida de Jesucristo, y que le revelase to- blamos, pues h a b l a m o s con la lengua.» Y est<
do el suceso de su vida, y le diese g r a n d e ánimo y m i s m o recato quería que tuviesen las otras mon-
n u e v a s fuerzas p a r a llevar la aspereza y trabajos jas, siendo superiora, celando en g r a n m a n e r a s i
de su cruz. honestidad. Estando u n a vez en oración, y arroba
DÍA 17 AGOSTO 319
da y t r a n s p o r t a d a en Dios, vino la h o r a de comul- E r a la p r i m e r a que ponía el hombro al trabajo
g a r las monjas, y ella por estar absorta olvidóse y a l a carga, y con un espíritu divino y profético
de t o m a r el manto, y sóror J u a n a , su h e r m a n a , sabía m u c h a s cosas antes que acaeciesen, y pene-
quiso por aquella vez vedarle la s a g r a d a c o m u - traba las enfermedades interiores de sus h e r m a -
nión en castigo de aquella culpa. Volvióse la san- nas con la luz del cielo, y aplicaba las medicinas
ta virgen á su a m a d o Esposo d e r r a m a n d o m u c h a s convenientes p a r a c u r a r l a s , y prevenía los daños
l á g r i m a s . Aparecióle el benigno J e s ú s y con su antes que sucediesen, y á g r a n d e s letrados decla-
propia m a n o la comulgó. Otras m u c h a s veces le r a b a l u g a r e s oscuros de la s a g r a d a E s c r i t u r a , y
apareció en figura de corderito muy blanco que confundía á los herejes. A un perverso hereje que
j u g a b a con ella é imprimía en su alma un e n t r a - por su hipocresía tenía n o m b r e de santo, y la
ñable y amoroso sentimiento del corazón amoroso vino á h a b l a r , y pretendió engañarla, le resistió
con q u e el Cordero sin mancilla se h a b í a ofrecido varonilmente, y a l u m b r a d a de la luz del cielo le
en el a r a de la cruz por la redención del g é n e r o confundió ó hizo callar, y p r o c u r ó que fuese c a s -
h u m a n o . Y este misterio de la s a g r a d a pasión del tigado (como lo fué) p a r a que no inficionase á
Señor tenía tan esculpido é impreso en su alma, otros con su pestilente doctrina; y á este propó-
que parecía q u e , ni comiendo ni bebiendo, ni por sito dijo que había recibido del Señor tan g r a n d e
algún breve espacio, podía a p a r t a r su m e m o r i a l u m b r e de su fe y verdad, que a u n q u e todos los
de s u s dolores y t o r m e n t o s . Todo lo que veía, oía, libros del m u n d o se quemasen y la predicación
p e n s a b a y decía lo guisaba con esta salsa, y lo evangélica cesase, le parecía que ella la podría
endulzaba con la a m a r g u r a de la cruz. Y de esta enseñar.
como fuente m a n a b a n las otras virtudes que her- E n t r e otras virtudes que tuvo siendo abadesa
moseaban y a d o r n a b a n su bendita alma, p o r q u e fué u n a el a m o r á la s a n t a pobreza y el ser d e s i n -
s u s p a l a b r a s eran pocas, g r a v e s y necesarias, y teresada, sin poner los ojos en cosa temporal, sino
de cosas de Dios; pero m u y eficaces p a r a i m p r i - en sólo el contentamiento y agrado del Señor. En
mir lo que q u e r í a en los corazones. recibir las que le pedían el hábito y admitirlas á
P u e s ¿qué diré de la paciencia de esta santísima su religión no m i r a b a si eran pobres ó ricas, si de
virgen? ¿Qué de la alegría y júbilo con que sufría parientes que podían ser provechosos al convento
la pobreza y m e n g u a en el c o m e r y en el vestir; ó no, sino la disposición con que venían y la v o -
en los trabajos, en las enfermedades m u c h a s y luntad que traían de servir al Señor; y cuando co-
g r a n d e s que padeció; en los denuestos, c o n t r a - nocía que él las llamaba y guiaba, abría los brazos
dicciones y persecuciones con las cuales el Señor para recibirlas con g r a n d e caridad, y tenía por es-
la probó y afinó p a r a c o r o n a r l a con m a y o r gloria? pecie de venta y codicia decir p a l a b r a s de Dios
¿Qué de la caridad a m o r o s a y dulce que usaba con con intento de cosa temporal. Y como ella estaba
sus enemigos y con los que m á s la habían afli- tan d e s c a r n a d a del amor de todas las cosas de la
gido, rogando á Dios por ellos, y haciendo que tierra, no es maravilla que el a m o r divino ardiese
las otras h e r m a n a s s u y a s los tuviesen presentes tan fuertemente en su pecho, y que levantase tales
en s u s oraciones, compadeciéndose de s u s t r a b a - y tan g r a n d e s llamas de amor. Huía m á s que la
j o s , sirviéndolos y proveyéndolos en s u s n e c e s i - m u e r t e cualquiera cosa que de mil leguas pudiese
dades, y dando s i e m p r e bien por mal, y r e c o m - ser ofensa de su Señor. Lloraba continuamente
pensando los maleficios con beneficios? ¿Qué de los pecados y decía que era m u e r t a el alma que no
su compasión y de la a m a r g u r a y l á g r i m a s con se entristecía con lo que desagradaba á Dios. No
que lloraba los pecados ajenos, y sentía las t r i b u - tenía m á s cuenta con su cuerpo que si no fuera
laciones y miserias de s u s prójimos, y remediaba suyo, á trueque de ofrecerle en sacrificio al Señor;
sus necesidades con su pobreza, desnudándose á y decía que si cien cuerpos tuviera todos los s a -
sí por vestirlos, y a y u n a n d o ella porque ellos co- crificara por su amor, y que la caridad era la vida
miesen? del alma, y que morir mil veces por Cristo era ver-
Resplandeciendo, pues, esta s a g r a d a virgen con d a d e r a vida y eterna bienaventuranza. Especial-
tan esclarecidas virtudes e n t r e todas las monjas, mente se entretenía y regalaba con Cristo crucifi-
murió su h e r m a n a sóror J u a n a , y tuvo sóror Clara cado (como dicho es), y con la continua meditación
revelación de la gloria que en el cielo poseía, y de su sacratísima pasión, y velando y durmiendo
con voluntad de las religiosas y con g r a n r e p u g - estaba fija en los dolores del Señor, y los tenía
n a n c i a suya fué elegida por s u p e r i o r a en lugar tan presentes como si los viera, y se compadecía
de su h e r m a n a . tanto de ellos, que por muchos años todo lo que
Luego que comenzó á ser prelada se descubrie- comía ó bebía le sabía a m a r g o por m e m o r i a de la
ron m a y o r e s dones y m á s r a r a s g r a c i a s del Espí- pasión, de la cual tuvo m u c h a s revelaciones y sen-
ritu Santo en la s a n t a virgen, porque a n t e todas timientos, y hablaba con grandísima t e r n u r a y lá-
cosas n i n g u n a cosa e n s e ñ a b a que ella no hiciese. g r i m a s de ella, y encomendaba á todos que la
320 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
tuviesen presente con e n t r a ñ a b l e compasión y de- No se desvaneció ella con estos favores y r e g a -
voción al Señor, y que en s u s tribulaciones y fati- los de Dios, antes creció en la humildad y en el
gas se abrazasen con Cristo crucificado, porque menosprecio de sí misma, dando á sí la confusión
así todas, por g r a v e s y pesadas que fuesen, les se- y la gloria al Señor, c u y a e r a . En esta virtud de
rían ligeras y fáciles de llevar. la humildad (que es el fundamento y la m a d r e y
E n s e ñ a b a á las h e r m a n a s y monjas s u y a s que m a e s t r a de las demás) se señaló m u c h o esta s a g r a -
pusiesen en su corazón por cimiento de todo el da virgen, porque procuró m u c h a s veces r e n u n -
edificio espiritual la humildad y obediencia á s u s ciar el cargo de abadesa, deseando m á s ser sujeta
prelados, y que sobre él edificasen las otras virtu- á todas que s u p e r i o r a de n i n g u n a . Hacía por sí
des, la s a n t a pobreza, la pureza virginal, y que los oficios m á s viles y m á s bajos de casa, servía á
p a r a g u a r d a r l a se g u a r d a s e n de conversaciones las enfermas y besaba sin asco las llagas de los
inútiles y de familiaridad con los h o m b r e s , a u n - leprosos. Hacía que las otras h e r m a n a s le diesen
que fuesen religiosos y sacerdotes, y de secretos disciplinas. Sentía por extremo que la llamasen
coloquios, de palabras ociosas, livianas y de risa santa ó sierva de Dios. Y p a r a mayor humildad y
ó m u r m u r a c i ó n ; que llorasen a m a r g a m e n t e s u s m a y o r victoria y corona s u y a permitió el Señor
pecados, y purificasen á menudo s u s almas con la que fuese combatida del demonio g r a v e m e n t e , y
frecuente y devota oración, y con los santos s a - siete años continuos de día y de noche sufrió e s -
c r a m e n t o s de la Confesión y Comunión, y con el pantosos t e r r o r e s y aparecimientos de los d e m o -
uso de la aspereza y penitencia se dispusiesen é nios. Mas como era piedra firme fundada en Cris-
hiciesen hábiles p a r a levantar su espíritu al cielo, to, quedó siempre invencible y triunfante de s u s
y unirse con su dulcísimo esposo Jesucristo, al cual asechanzas, y cuanto m á s d u r a s fueron las p e -
sobre todas las cosas debían a m a r y con purísima leas tanto m á s esclarecidas fueron las victorias y
intención servir, enderezando á este blanco y perfec- triunfos.
tísimofin el curso de su vida general, y en particu- Llegó la h o r a en que había de recibir de su c e -
lar todas sus acciones. Y para que no se les pegase lestial Esposo el premio de s u s trabajos, y tuvo
cosa a l g u n a del m u n d o que pudiese d e r r a m a r su revelación de ello, y queriéndose a u n m á s a p a r e -
corazón y divertirle de este santo propósito, o r d e - j a r p a r a aquella dichosa salida del m u n d o y entra-
naba la santa abadesa que las a n d a d e r a s y criadas da en el cielo, llamó á todas las monjas y exhortó-
del convento que salían fuera p a r a los negocios de las á que la encomendasen á Dios, y se acordasen
la casa cuando volvían á ella no refiriesen á las de los trabajos que por ellas h a b í a padecido; que
h e r m a n a s lo que habían visto ú oído de las cosas fuesen m u y humildes, pacientes y sufridas u n a s
del m u n d o que les podían inquietar. E r a m u y b e - con otras, obedientes á s u s mayores, y muy u n i -
nigna p a r a con todas, y m á s p a r a las viejas y das todas en un santo a m o r e n t r e sí, para que la
enfermas, y p a r a las que, avisadas, conocían y obra de n u e s t r a redención, que Cristo tanto a m ó
e n m e n d a b a n s u s faltas; y severa y terrible p a r a y compró con tan caro precio de su vida, no se
las que, habiendo caído, no se q u e r í a n levantar, perdiese en ellas por su culpa. Después recibió los
p o r q u e en aquel cuerpo flaco y mujeril el a l m a santos s a c r a m e n t o s y el de la E x t r e m a u n c i ó n con
que le regía e r a fuerte, varonil y constante, y tan m u c h a s lágrimas, y fuéle revelado que le e r a n
celosa de la h o n r a de Dios, que en n i n g u n a cosa perdonados todos s u s pecados, y la gloria que le
m á s r e p a r a b a que en atajar y cortar de raíz s u s estaba aparejada. Con esta visión quedó tan c o n -
ofensas. No se levantaba con las cosas prósperas, solada que no se puede decir, y rompió el silencio
ni se encogía con las adversas, porque todas las q u e h a s t a entonces había tenido, hablando con su
ofrecía á Dios, y las u n a s y las otras igualmente amorosísimo Esposo con estas palabras: «¡Oh dul-
recibía de su m a n o , é igualmente era regalada del císimo Jesús, cuan g r a n d e es, Señor, el premio
Señor. Estando u n a vez contemplando en la llaga con que pagáis á los que os sirven, siendo tan pe-
del costado del Señor y toda traspasada de dolor, le queños s u s trabajos!» Y con g r a n fervor dijo: «Es
apareció un mancebo con u n a cruz sobre los h o m - m u c h o , es m u c h o , es m u c h o precio, Señor, p a r a
bros, que le dijo: «Hija Clara, ya he buscado un lu- mí el paraíso.» Y a l g u n a s veces, como quien h a -
g a r firme p a r a fijar esta cruz, y h e hallado tu pecho blaba con los ángeles y con los santos, decía:
en que la puedo poner y enclavar; es, pues, nece- «Llevadme.» P e n s a r o n los c i r c u n s t a n t e s que ya
sario que m u e r a s en esta cruz si deseas ser mi había dado el espíritu al Señor, y llevaron el c u e r -
hija y heredera.» Desde la h o r a de este a p a r e c i - po á la iglesia p a r a e n t e r r a r l e ; m a s allí, tornando
miento se cree que las insignias de Cristo crucifi- en sí, abrió los ojos, y alegrándose todos los que
cado fueron i m p r e s a s en el casto y amoroso pecho estaban presentes, le dijeron que parecía t e n e r
de esta s a n t a virgen, de la m a n e r a que adelante mejoría; m a s la esposa de Cristo, conociendo ser
se dirá, porque desde aquel tiempo le quedó u n llegada su h o r a , con g r a n d e alegría y sosiego les
g r a n dolor en el pecho. dijo: «Amadas discípulas y h e r m a n a s m í a s , yo me
DÍA 17 AGOSTO 321
voy de este m u n d o p a r a el S e ñ o r q u e me llama; aquella s a n g r e de la ampolla, y hierve y crece vi-
yo os encomiendo á él, en cuyas m a n o s os dejo.» siblemente, y que luego se hacen procesiones p a r a
Acabadas estas palabras voló aquella a l m a b e n d i - pedir misericordia al Señor por intercesión de la
ta (sin a l g ú n movimiento ni alteración) á su Cria- s a n t a virgen y suplicarle que alce la mano del
dor, dejando el cuerpo con su color y b l a n c u r a azote que t e m e n .
como si estuviera vivo, con los ojos levantados al Hácese g r a n fiesta en Monte Falco con l i c e n -
cielo y el rostro con u n a claridad y un color rosa- cia del papa el día de su glorioso tránsito, á
do que le sobrevino y le h a c í a m u y h e r m o s o . Pasó los 17 días de agosto, y también el día de la
de esta vida á 17 de agosto, a ñ o del Señor de 1299, Santa cruz de mayo, porque esta s a n t a solem-
á treinta y t r e s a ñ o s de su edad, según la Coráni- nizaba aquel día con g r a n devoción. Muéstrase
ca de la orden de los menores, y según la de san su cuerpo dentro de la iglesia del convento por
Agustín el año 1308 y siendo como de c u a r e n t a u n a reja que el año de 1561 (en que yo le vi) e s -
años. Resplandeció con m u c h o s milagros dando taba j u n t o al coro de las monjas, y a u n q u e está
vista á m u c h o s ciegos, pies á los cojos, y oídos á seco y mudado el color, está entero sin faltarle
los sordos, vida á u n a doncella m u e r t a , y sanó á parte a l g u n a .
otras m u c h a s personas g r a v e m e n t e enfermas de Tenía el rostro descubierto y las m a n o s j u n t a s ,
calentura tísica, de gota coral, de l a m p a r o n e s , de y los pies desnudos, y el resto del cuerpo vestido y
postemas m a l i g n a s é i n c u r a b l e s , y de otras dolen- cubierto con el hábito de monja de san Agustín,
cias y espantos de los demonios; y á otras n e c e s i - que es el que traen las monjas de aquel monaste-
tadas libró con la eficacia d e ^ u s merecimientos y rio; y ellas y los religiosos y coronistas de su
oraciones. orden dicen que fué monja suya, y es lo que se
P o r la fama de estos milagros y por h a b e r s e tiene por cierto. El papa J u a n X X I I , en un breve
entendido que en su corazón tenía las i n s i g - en que m a n d a h a c e r información de la vida y m i -
nias de la pasión de Cristo, nuestro Redentor, las lagros de esta santa, dice que fué de la orden de
monjas ó (como otros dicen) el vicario general san Agustín y abadesa del monasterio de Santa
del obispo de Espoleto, con licencia del papa, Cruz. Y asimismo fué decretado por D. Antonio Ca-
vino con t r e s médicos á la sepultura de santa yetano, arzobispo de Capua, y de nuestro s a n t í s i -
Clara, y le abrieron el pecho, y hallaron en mo padre Paulo, por la divina Providencia papa V,
su corazón (que e r a g r a n d e , g r u e s o y cóncavo) nuncio y colector general apostólico en los reinos
impresas y e s t a m p a d a s las señales de la pasión de España, con facultad de legado á latere, etc. Y
del Señor; conviene á saber, u n crucifijo con asimismo lo decretó el eminentísimo cardenal don
tres clavos, la lanza, la esponja y la caña, que Pompeyo, título de Santa Balbina, presbítero, car-
estaban de u n a parte del corazón, y de la otra denal Arigonio, en R o m a , á 3 de noviembre de
estaban los azotes, cada uno de cinco r a m a l e s , y 1614; y por último fué decretado en Madrid por
la c o l u m n a y la corona de espinas. Estas señales D. José Archinto, por la gracia de Dios y de la
ó insignias de la pasión e r a n como de nervios s a n t a sede apostólica arzobispo de Tesalónica, y
fuertes y d u r o s . Hallaron más: dentro de la hiél de nuestro santísimo padre y señor Inocencio, por
tres pelotillas r e d o n d a s como tres avellanas, de la divina Providencia papa XII, nuncio y colector
igual peso, g r a n d e z a y color, las cuales s i e m - general apostólico en los reinos de España, con
pre se hallaron de un mismo peso poniendo la facultad de legado, etc., en Madrid á 7 de octubre
u n a en u n a balanza y las otras dos en la otra, de 1693. Y l a r g a m e n t e escribió la vida el padre
en testimonio de la verdad del misterio de la S a n - F r . Agustín de Monte Falco, de la misma orden.
tísima Trinidad, de la cual esta virgen fué d e v o - Donde debemos todos alabar al Señor, que la e s -
tísima. Y asi a l g u n o s pintan á esta esclarecida vir- cogió desde su niñez por su esposa, y la e n r i q u e -
gen con un peso en u n a m a n o , y en las balanzas ció de tantas y tan admirables virtudes, y la
las pelotas divididas, y en la otra mano un cora- inflamó de un a m o r tan encendido y fervoroso,
zón con Cristo crucificado, y con las demás insig- que mereció recibir en su corazón las insignias de
nias de la s a g r a d a pasión. Salió también, cuando su s a g r a d a pasión y los otros dones tan s o b r e -
la a b r i e r o n , s a n g r e c l a r a y limpia, y recogieron naturales y divinos que aquí quedan referidos,
de ella u n a redomica, la cual hoy día se m u e s t r a p a r a testimonio de los misterios profundísimos
con el corazón y con las tres peloticas, con g r a n - de la Santísima Trinidad y de la acerbísima
de admiración de todos los que las ven (y yo las pasión de Jesucristo, nuestro Redentor, y de las
he visto), alabando al Señor que así h o n r a s u s mercedes y favores soberanos que él hace á las
santos y o b r a en ellos tan g r a n d e s maravillas. almas p u r a s que, olvidadas de todas las cosas de
T a m b i é n dicen las monjas que estaban en aquel la tierra, se abrazan con él, y se dejan guiar,
monasterio que m u c h a s veces, antes que venga labrar y perficionar de su bendita m a n o .
a l g u n a e x t r a o r d i n a r i a tribulación, se descuaja (P. Ribadeneira.)
'TOMO III 41
322 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
LOS SANTOS LIBRADO, Ó LIBERATO, ABAD; BONIFACIO, cha gente en el teatro esperando la r e p r e s e n -
DIÁCONO; SERYO, Y RÚSTICO, SÜBDIÁCONOS; ROGADO, SÉP- tación de un célebre espectáculo, se presentaron
TIMO, Y MÁXIMO, MONJES, TODOS M Á R T I R E S — S a n g r i e n t a ellos y empezaron á a n u n c i a r al público las v e r -
fué la persecución que se alzó en África contra los dades del Evangelio con t a n t a eficacia y tanto fru-
católicos. El rey de los vándalos H u n r i c o , que to, que la mayor parte de los espectadores s e con-
era a r r i a n o , d i o orden para que fuesen destruidos virtieron á la religión cristiana, y el teatro quedó
todos los monasterios, especialmente uno situado desierto. F u e r o n entonces á instruir á aquella mul-
cerca de Gapsa, donde vivían los siete santos de titud en la fe, y m i e n t r a s bautizaban á muchos les
que h a b l a m o s . Mandado p r e s e n t a r á Cartago, se prendieron los gentiles, los e n t r e g a r o n á las fieras
excogitaron todos los medios para ganarlos en fa- que no les hicieron n i n g ú n daño, y ú l t i m a m e n t e ,
vor del a r r i a n i s m o ; pero como siempre p e r m a n e - perseverando en e n s e ñ a r y convertir, fueron echa-
cieron constantes en la fe católica, fueron encerra- dos al fuego que los consumió, y volaron á la p a -
dos en u n oscuro calabozo. Los cristianos pudie- tria celestial.
ron con s u s ardides v i s i t a r á los presos, lo que sa-
bido por el rey hizo redoblar la vigilancia y c a r g a r SAN PABLO, Y SANTA JULIANA, M Á R T I R E S — E r a n h e r -
de grillos á los encarcelados. Después de algún manos n a t u r a l e s de Tolemaida, en Palestina, y uni-
tiempo dispuso fueran embarcados en una nave dos por los vínculos de la m á s acendrada caridad.
m u y vieja y que pegasen fuego á ella cuando estu- En tiempo del e m p e r a d o r Valeriano se les quiso
viesen dentro; casi trató de verificarse así, pero obligar á ofrecer incienso á los ídolos, á lo cual
salió frustrada la operación, no pudiendo p r e n - se negaron constantemente, siendo por esto pues-
der el fuego y quedando salvos los santos. Viendo tos varias veces en el potro, y finalmente degolla-
el tirano que había salido mal del primer paso, dos en su m i s m a patria, y dando á todos ejemplo
m a n d ó apalearlos con remos, como efectivamente de resignación y de admirable constancia.
lo hicieron, magullándoles la cabeza y echándolos
al m a r , alcanzando así la palma del martirio. Los SAN ANASTASIO, OBISPO Y C O N F E S O R . - N a c i ó , según
cristianos pudieron d a r s e p u l t u r a á sus cuerpos la opinión m á s probable, en T e r n i , ciudad de I t a -
porque las olas los s a c a r o n á la orilla, que se ve- lia. Nada sabemos de sus primeros años; pero de-
rificó en el monasterio de Biga, junto á la iglesia bemos s u p o n e r que en un tiempo en que la Iglesia
de San Gelerino. estaba en paz y se hallaban ya regularizados los
estudios eclesiásticos, pasaría el santo la juventud
SAN MAMANTE, Ó MAMAS, M Á R T I R — H i j o de un pobre en el estudio y la práctica de las virtudes. En el
pastor de Cesárea, en Capadocia, conoció desde año 516 fué elegido y consagrado obispo de su pa-
su infancia las verdades de la fe y vivió conforme tria, y murió s a n t a m e n t e en agosto del año 553. Su
á ellas de un modo admirable. Su fervor era tan pontificado fué notable por los piadosos estableci-
g r a n d e en todos los ejercicios de piedad, que con mientos que fundó y dotó con g r a n liberalidad, y
frecuencia p a s a b a días y noches enteros en conti- por la reforma de las costumbres públicas que
n u a oración, sin cuidarse de comer ni de satisfa- realizó en medio de las mayores contradicciones.
cer las d e m á s necesidades de la vida. Habiéndose
publicado en su patria los edictos del e m p e r a d o r Día 18
Aureliano contra la Iglesia, fué san Mamante he-
cho prisionero como enemigo de los dioses, sufrió SAN AGAPITO, M Á R T I R — E n la persecución del e m -
cruelísimos t o r m e n t o s , y siendo aun m u y joven, perador Aureliano, a n d a n d o los cristianos d e s -
el año 275, fué decapitado en la m i s m a ciudad de carriados, afligidos y escondidos por bosques,
Cesárea. San Basilio y san Gregorio Nacianceno montes y cuevas, escogió nuestro Señor un niño
hablan en s u s escritos de este santo, haciendo de quince años en la ciudad de Palestrina, no lejos
g r a n d e s elogios de s u s e x t r a o r d i n a r i a s virtudes. de R o m a , llamado Agapito, y a r m ó l e de su espíri-
tu y fortaleza del cielo, y opúsole al furor y poder
SAN MIRÓN, PRESBÍTERO Y M Á R T I R - R e i n a n d o el em- de Aureliano p a r a que pelease y venciese y triun-
perador Decio y siendo g o b e r n a d o r de la Acaya fase de él, y con su precioso martirio a n i m a s e á
Antípatro, fué este santo acusado de cristiano, y los h o m b r e s de m a y o r edad (ya que no iban delan-
siendo llevado á la presencia de s u s jueces le con- te) á seguirle, y no dudasen d e r r a m a r la s a n g r e
d e n a r o n á ser decapitado. La sentencia se ejecutó por la confesión de Jesucristo, pues veían que un
en Cizico, haciéndole pasar antes por v a r i a s prue- niño tierno y delicado con tanta constancia había
bas, en las cuales padeció h o r r i b l e m e n t e . sufrido tantos y tan g r a n d e s tormentos, y dado su
vida por él. Mandóle p r e n d e r el e m p e r a d o r , y
LOS SANTOS ESTRATÓN, FILIPO, Y EUTIQUIANO, MÁRTIRES. viéndole por u n a parte de tan poca edad, y por
—Vivían en Nicomedia, y un día que había m u - otra tan fervoroso y deseoso del martirio, le m a n -
DÍA 18 AGOSTO 323
dó azotar con duros nervios c r u d a m e n t e , c r e y e n - de él los martirologios r o m a n o , el de Beda, Usuar-
do que con este castigo se trocaría. P e r o como el do y Adón, y el cardenal Baronio en el segundo
santo niño con los azotes y espantos se encendiese tomo de s u s Anales, y en las Anotaciones del Mar-
m á s en el a m o r de Cristo, entrególe el e m p e r a d o r tirologio. (P. Ribadeneira.)
á un presidente suyo, llamado Antíoco, p a r a que
en todo caso le hiciese sacrificar. El presidente SANTA ELENA, EMPERATRIZ.-Siendo Diocleciano y
le e n c e r r ó en u n a cárcel muy á s p e r a y oscura, y Maximiano Hercúleo e m p e r a d o r e s , enviaron á la
m a n d ó que por espacio de cuatro días no le diesen isla de Bretania (que es Inglaterra) por g o b e r n a -
cosa a l g u n a de c o m e r p a r a que con la h a m b r e dor á Constancio Cloro, valeroso y esforzado capi-
(que suele ser m u y penosa á los de poca edad) se tán. Hospedóle u n caballero y señor principal de
ablandase y enterneciese. Sacáronle el quinto día aquella isla, llamado Coel, y recibióle en su casa,
tan constante como el p r i m e r o , y el juez le hizo y regalóle y acaricióle en ella con mucho amor y
e c h a r c a r b o n e s encendidos sobre su cabeza, y benevolencia Tenía Coel u n a hija, llamada Elena,
Agapito cuando se los echaban daba gracias á h e r m o s í s i m a doncella y m u y avisada y honesta.
Dios y decía: «No es m u c h o que la cabeza que h a Viéndola Constancio y sabiendo s u s g r a n d e s partes,
de ser coronada en el cielo sea q u e m a d a en el s u e - se le aficionó y la pidió á su padre por mujer, y
lo. Muy bien a s e n t a r á la corona de gloria sobre se casó con ella y tuvo de ella el g r a n Constantino,
las llagas y heridas recibidas por Cristo.» A z o - su hijo, que después fué emperador.
táronle la s e g u n d a vez tan fuertemente, que su Andando el tiempo, los e m p e r a d o r e s Dioclecia-
cuerpo quedó todo rasgado y llagado, y el suelo no y Maximiano r e n u n c i a r o n el imperio en un
regado con su s a n g r e . Y así desnudo le colgaron mismo día, el uno en Milán y el otro en N i c o m e -
de los pies y la cabeza abajo, y encendieron fuego, dia, y n o m b r a r o n Diocleciano á Maximiano G a l e -
y echaron m u c h o s materiales de cosas i n m u n d a s rio, y M a x i m i a n o Hercúleo, su c o m p a ñ e r o , á
para que el h u m o que salía y daba en su rostro Constancio Cloro por cesares y gobernadores del
g r a v i s i m a m e n t e le a t o r m e n t a s e . Estando en este imperio; pero fué con condición que Constancio
tormento dijo al presidente: «Bien se ve que toda repudiase á Elena, su legítima mujer, y se casase
tu sabiduría es v a n a y un poco de humo;» y él se con Teodora, hija de la mujer de M a x i m i a n o , y
embraveció y le m a n d ó de nuevo azotar á cuatro así lo hizo Constancio, dado que con m u c h o pesar
sayones, uno después de otro, y d e r r a m a r sobre y disgusto suyo, porque a m a b a á Elena; m a s h í -
s u s c a r n e s llagadas a g u a hirviendo, y darle g r a n - zolo por a s e g u r a r el imperio y e x c u s a r otros i n -
des p u ñ a d a s en la boca y q u e b r a r l e las mejillas; convenientes.
m a s el Señor, q u e r i e n d o favorecer la fe y constan- Dejó Constancio, cuando m u r i ó , por sucesor de
cia del santo niño, y castigar la maldad del inicuo su imperio ( a u n q u e tenía otros hijos de Teodora)
juez, le hizo caer de la silla en que como juez e s - á Constantino, su hijo, y de Elena su primera
taba sentado, y poco después (sintiendo la virtud mujer; y Constantino, favorecido de Dios por v i r -
de Dios que peleaba en el mártir) dio su infeliz tud de la s a n t a cruz vino á ser señor absoluto y
a l m a al demonio. Cuando supo esto el emperador m o n a r c a de todo el imperio r o m a n o , por los c a -
quiso v e n g a r la m u e r t e de Antíoco en Agapito, y minos y rodeos que refieren las historias eclesiás-
mandóle e c h a r á las bestias fieras p a r a que le tra- ticas y profanas, y yo los dejo por no ser propios
gasen y fuese sepultado en ellas. Mas las fieras de la vida de santa Elena, que pretendo aquí e s -
fueron tan comedidas con el bienaventurado niño cribir. De la cual dice san Paulino que fué cristia-
que se echaron á s u s pies, lamiéndolos y h a l a g á n - na a u n antes que el emperador Constantino, su
dole. Viendo esto los ministros del e m p e r a d o r le hijo, se convirtiese á n u e s t r a santa religión, y fue-
degollaron, y los cristianos tomaron de noche su se bautizado de mano de san Silvestre, papa; y que
sagrado cuerpo y le e n t e r r a r o n u n a milla, fuera ella también le ayudó por su parte p a r a que con
de la ciudad en un campo donde hallaron un s e - tanta piedad y magnificencia edificase suntuosos
pulcro nuevo que el Señor había aparejado m i l a - templos á Cristo, nuestro Redentor, y amplificase
g r o s a m e n t e p a r a que el santo niño y valeroso su santo n o m b r e . Alteráronse m u c h o los judíos y
m á r t i r fuese h o n r a d o . Movióse con este ejemplo quisieron revolver el mundo cuando vieron que
un soldado principal, llamado Anastasio, y c o n - aquel á quien s u s padres habían crucificado era
virtióse á la fe de Cristo, y de allí á tres días m e - tenido y adorado del mismo emperador y de los
reció la corona del m a r t i r i o . El de san Agapito fué g r a n d e s de su imperio por verdadero Dios y Señor
á los 18 de agosto, el año del Señor de 275, i m p e - de todo lo criado. P r e t e n d i e r o n rebelarse y no les
rando el sobredicho emperador Aureliano. Las re- valió, porque fueron castigados severamente del
liquias de san Agapito están hoy día en la ciudad emperador Constantino. Y no sólo con las a r m a s ,
de Palestrina, donde m u r i ó , y es reverenciado de sino con las letras y disputas pretendieron oscure-
todo el pueblo con g r a n devoción. Hacen mención cer la gloria de Jesucristo, y persuadir á s a n t a
324 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
Elena y al e m p e r a d o r su hijo que, habiendo de Verbo eterno, vestido de n u e s t r a c a r n e mortal, y
m u d a r de religión, debían t o m a r la de los judíos, el tercero en el monte Olívete, en el lugar de la
tan noble, tan a n t i g u a y dada del mismo Dios, y ascensión del Señor; los cuales templos dotó y en-
confirmada con tantos milagros y prodigios divi- riqueció de m u c h o s y preciosos dones. La otra
nos; y no la de un h o m b r e que por revolvedor cosa que hizo santa Elena fué que visitó los m o -
(como ellos decían) y alborotador de los pueblos nasterios de vírgenes y personas dedicadas á Dios
había sido m u e r t o en un palo e n t r e dos ladrones. con tanta modestia y abatimiento de su imperial
P a r a sosegarlos se dio orden que viniesen á R o m a persona, que ella m i s m a , vestida pobremente,
los m á s insignes letrados de los judíos, y que d i s - cuando comían les daba a g u a m a n o s y de beber, y
putasen con san Silvestre a c e r c a de la religión les traía los platos y les servia de rodillas, y sien-
suya y de los cristianos, y así se hizo; y el santo do reina del m u n d o y m a d r e del e m p e r a d o r t r a t a -
pontífice en presencia del e m p e r a d o r y de su m a - ba con ellas como si fuera su criada, porque ellas
dre los convenció y confundió de tal m a n e r a , que eran criadas y esposas de su Señor.
no supieron qué responder, ni más h a b l a r . Y con Habiendo, pues, la s a n t a emperatriz recreado
esto n u e s t r a santa fe quedó victoriosa, y cada día su espíritu con la m e m o r i a é insignias de n u e s t r a
iba creciendo y propagándose m á s ; y santa Elena redención, y puesto en aquellos s a g r a d o s lugares,
se halló con el emperador, su hijo, en un c o n c i - como trofeos de la religión cristiana, tan ricos y
lio r o m a n o , que celebró san Silvestre, y firmó los suntuosos templos, y edificado y llenado con la
decretos y leyes que en él se habían establecido. admiración de su vida á todos los moradores de
Después que en Nicea se celebró aquel famoso y aquella s a n t a ciudad, se despidió de ella, no sin
universal concilio de los trescientos diez y ocho t e r n u r a y lágrimas; con las mismas a n d u v o por
obispos, y se condenó en él la perversa doctrina del los otros l u g a r e s y provincias que habían sido san-
malvado A r r i o y de s u s secuaces (que fué el año del tificadas por el Hijo de Dios, m a n d a n d o edificar
Señor de 325), tuvo s a n t a Elena revelación del cielo iglesias, oratorios y capillas, y a d o r n á n d o l a s y
de ir á Jerusalén y visitar aquellos santos l u g a r e s , proveyéndolas de todo lo necesario p a r a el culto
consagrados con la vida y m u e r t e de Cristo, nues- divino. Y Nicóforo en su Historia, en el lib. v m ,
tro Salvador, y b u s c a r en ellos el e s t a n d a r t e g l o - cap. ¿O, dice que por su orden y magnificencia
rioso de la cruz con que él había vencido al e n e - se hicieron treinta iglesias en J e r u s a l é n y otras
migo del linaje h u m a n o y triunfado de todo el p o - partes. Y lo mismo hizo pasando por a l g u n a s ciu-
der del infierno. F u é la s a n t a emperatriz, c a r g a - dades de Oriente, las cuales ilustró y alegró con
da de años, con g r a n d e s ansias de hallar tan p r e - su presencia, enriqueciendo á m u c h o s h o m b r e s
cioso tesoro y manifestarle al m u n d o . Y a u n q u e principales, que por h a b e r perdido s u s haciendas
al principio tuvo m u c h a s y g r a n d e s dificultades, se hallaban en necesidad, y repartiendo l a r g a s l i -
al cabo el mismo Señor que la guiaba le cumplió mosnas á los pobres, y sacando á los presos de la
s u s deseos y le descubrió aquella joya preciosísi- cárcel, y dando libertad á los que estaban d e s t e -
m a y digna de toda r e v e r e n c i a q u e buscaba, y r r a d o s , ó condenados á sacar piedras y metales, y
con nuevos y evidentes milagros declaró ser a q u é - consolando y remediando á todos los afligidos, co-
lla la m i s m a cruz en que él, m u r i e n d o , nos dio la mo señora s o b e r a n a y m a d r e benignísima.
vida. De la cruz y de los clavos con que nuestro Volvió á R o m a , y siendo ya de ochenta años,
Redentor había sido enclavado hizo santa Elena lo llena de s a n t a s obras y merecimientos, estando
que dijimos m á s l a r g a m e n t e el día de la I n v e n - presente el e m p e r a d o r Constantino, su hijo, y s u s
ción de la cruz que se celebra á 3 de mayo. La nietos, después de haberles dado m u y santos con-
cual invención de la Santa cruz fué de tan g r a n d e sejos y su bendición, libre ya y suelta de la flaque-
provecho p a r a toda la Iglesia católica, porque con za de la c a r n e , voló su espíritu al cielo p a r a gozar
el favor de u n a princesa tan g r a n d e y tan podero- e t e r n a m e n t e del fruto y gloria de la cruz que ella
sa se alentaron los cristianos y se r e p r i m i e r o n con t a n t a ansia había buscado y hallado. Su muer-
los infieles, y el e m p e r a d o r Constantino se confir- te fué á los 18 de agosto, en que la s a n t a Iglesia la
mó m á s en s u s buenos propósitos; y la devoción celebra; a u n q u e el año en que m u r i ó no se sabe
y veneración del m a d e r o santo se comenzó á e x - de cierto. El cuerpo de s a n t a Elena fué enterrado
tender y propagar, y n u e s t r a s a n t a religión á flo- con imperial solemnidad y aparato en la iglesia
recer por todas las partes del m u n d o . Y la b i e n - de los Santos m á r t i r e s Pedro y Marcelino en u n a
a v e n t u r a d a emperatriz, no contenta con lo que ha- a r c a de pórfido. Y hay a u t o r e s que escriben que,
bía hecho, hizo otras dos cosas en J e r u s a l é n , dig- pasados dos años, se trasladó á Constantinopla;
n a s de su r a r a piedad, devoción y humildad. La pero esto no es cierto. Y Sigisberto dice que de
u n a fué m a n d a r edificar un suntuoso templo j u n t o R o m a fué llevado á F r a n c i a ; m a s hoy en día se
al monte Calvario, donde había hallado la s a n t a m u e s t r a en Venecia el cuerpo de s a n t a E l e n a .
cruz, y otro en la cueva de Belén, donde nació el En el templo de Santa Cruz en J e r u s a l é n , hay en
DÍA 18 AGOSTO 325
R o m a u n a capilla de Santa Elena, y en C o n s t a n - cuerpos de los que morían por la fe. No fueron
tinopla se le hizo iglesia, y su hijo e n g r a n d e c i ó molestados d u r a n t e la persecución, continuando
y ennobleció la ciudad de Drepana, en la provin- cuando se acabó ésta en favorecer al prójimo, en
cia de Bitinia, por h a b e r allí su s a n t a m a d r e c u y a b u e n a obra se dedicaron h a s t a su m u e r t e ,
edificado un templo en h o n r a del santo m á r t i r que fué a g r a d a b l e á los ojos de Dios.
Luciano, y m a n d ó que se llamase de allí adelante
Helenópoli (que quiere decir ciudad de Elena), y LOS SANTOS HERMAS, SERAPIÓN, Y POLIENO, M Á R T I R E S . —
que el m a r que a n t e s se llamaba Polemaico se lla- F u e r o n n a t u r a l e s de la ciudad de R o m a , y d u r a n t e
mase Helenoponto (que quiere decir el m a r de la persecución del e m p e r a d o r Aureliano fueron
Elena). E hizo o t r a s cosas el buen hijo, g r a n d e acusados de profesar la religión cristiana. Condu-
e m p e r a d o r , p a r a h o n r a r la m e m o r i a de su s a n t a cidos al tribunal del prefecto de la ciudad, confe-
madre. saron delante de él que adoraban á Jesucristo y
Hacen mención de s a n t a Elena los martirologios seguían su doctrina, saliendo de allí p a r a ser e n -
r o m a n o , de U s u a r d o y Adón, y los griegos á los carcelados en tenebrosos calabozos. Después se
20 de j u n i o . Escriben de ella casi todos los e s c r i - les llamó á otro interrogatorio; confirmáronse en
tores de la Historia eclesiástica, Eusebio Rufino, él en todo lo que a n t e s habían dicho, negáronse
Severo Sulpicio, san Paulino, san Ambrosio, S ó - decididamente á ofrecer incienso á los ídolos del
crates, Sozomeno, Teodoreto, Nicéforo y los otros p a g a n i s m o , y fueron condenados á ser a r r a s t r a -
m á s m o d e r n o s . Adviértase que a l g u n o s a u t o r e s , dos por ciertos l u g a r e s angostos, peñascosos y
especialmente griegos, dicen que s a n t a Elena no ásperos, en cuyo martirio entregaron s u s almas
fué inglesa de nación, sino de la ciudad de D r e - al Criador.
p a n a , y que no fué tan noble como nosotros la
hacemos, sino u n a mujer pobre y mesonera. Pero LOS SANTOS MONJES DE CÓRDOBA Y DE SAHAGÚN, MÁRTIRES.
no tienen razón, y la verdad es la que aquí queda —Habiendo llegado á lo sumo el odio del cruel
escrila, y la p r u e b a el cardenal Baronio en las Mahomed, rey de Córdoba, contra la religión cris-
Anotaciones del Martirologio, y m á s copiosamen- tiana, los monjes que florecían en aquella ciudad
te en el tercero tomo de s u s Anales. Mas como el y su c o m a r c a en el siglo IX, huyendo del furor
e m p e r a d o r Constantino favoreció á los cristianos de la persecución, fueron poco á poco d e s a m p a -
y en su tiempo floreció tanto n u e s t r a s a g r a d a re- rando s u s monasterios y se refugiaron á los esta-
ligión, y s a n t a Elena, su m a d r e , le ayudó á llevar dos del rey católico D. Alonso el III. Los traba-
adelante s u s piadosos intentos, los gentiles y j u - jos particulares que tuvieron que sufrir de los
díos y todos los enemigos de Jesucristo (á quienes moros los monasterios de Córdoba, no se saben
pesaba que se m e n o s c a b a s e n y desfalleciesen s u s con toda distinción; m a s por lo que acaeció en el
falsas sectas) p r o c u r a r o n deslustrar la g r a n d e z a de San Cristóbal, que estaba j u n t o á la ciudad, á
del e m p e r a d o r y a m a n c i l l a r la fama de la e m p e - la orilla del Betis, podemos inferir la causa por
ratriz, su m a d r e , y fingieron a l g u n a s fábulas, pu- que los otros monjes h u y e r o n . Vivía en él el abad
blicando que había sido de bajo linaje. Y d i o color Alonso con sus subditos, varones todos de escla-
á su m e n t i r a el no h a b e r sido Constancio Cloro recida piedad, entregados á Dios, y negados á los
e m p e r a d o r c u a n d o se casó con s a n t a Elena en placeres y al comercio del m u n d o . Estando au-
I n g l a t e r r a ; y p a r a serlo, el h a b e r l a repudiado y sente el abad con a l g u n o s monjes, fueron allá los
casádose con Teodora, e n t e n a d a del e m p e r a d o r moros, y con gran furia, desenvainando las espa-
M a x i m i a n o H e r c ú l e o (como dijimos), en cuya das, dieron muerte á los que allí encontraron.
comparación E l e n a se podía tener por mujer de T r a s esto asolaron el monasterio, no dejando en
baja s u e r t e . P e r o ella fué de s a n g r e ilustre y m á s todo él piedra sobre piedra. Sucedió esta ruina el
esclarecida por ser m a d r e de tal hijo; y m u c h o año 874. El abad y los monjes que se salvaron de
m á s b i e n a v e n t u r a d a y gloriosa por h a b e r c o n o - ella determinaron r e t i r a r s e al monasterio de S a -
cido, a m a d o y servido con tanto fervor á J e s u - h a g ú n , dedicado á los santos m á r t i r e s Facundo y
cristo, n u e s t r o Señor, y p r o c u r a d o que todo el Primitivo, que estaba entonces asolado. Vivía la
comunidad en santa pa?, cuando el año 883 A l -
m u n d o le a d o r a s e , r e v e r e n c i a s e y sirviese.
m u n d a r , hijo del rey Mahomed, entró por los do-
(P. Ribadeneira.)
minios del rey D. Alonso á la cabeza de un g r a n d e
ejército de su gente. Iba asolando las ciudades y
SAN JUAN, Y SAN CRISPO, P R E S B Í T E R O S - V i v í a n estos
las provincias como azote de Dios, enviado p a r a
santos en tiempo del e m p e r a d o r Diocleciano en
castigo de España. En el monasterio de S a h a g ú n
R o m a , pues eran sacerdotes de esta Iglesia. D a -
hizo principalmente alarde de su furor y del odio
dos a l a virtud, su único anhelo e r a obrar el bien:
que tenía al nombre de Cristo. Asoló el edificio y
así es que se ocupaban en p r a c t i c a r o b r a s de m i -
asesinó con g r a n crueldad á los monjes. De estos
sericordia, y especialmente en d a r sepultura á l o s
326 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
santos monjes de ambos monasterios hace hoy F r a n c i a , é hijo de Carlos el II, rey de F r a n c i a y
m e m o r i a la Iglesia española, h o n r á n d o l o s en el Sicilia, y conde de la Provenza, pues siendo el ma-
n ú m e r o de los santos m á r t i r e s de Jesucristo. yor de s u s h e r m a n o s , y sucesor en estos reinos y
9
estados de su padre, poniendo los ojos en el cielo
LOS SANTOS FLORO, LAURO, PRÓCÜLO, MÁXIMO, Y OTROS y conociendo lo poco que valen todas las cosas de
COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Floro y L a u r o eran h e r m a - la tierra se abrazó con Cristo crucificado, y se vis-
nos, n a t u r a l e s de Constantinopla, donde ejercían tió de un pobre hábito del seráfico p a d r e san F r a n -
la profesión de c a n t e r o s bajo la dirección de s u s cisco, estimando m á s aquella s a n t a y divina pobre-
m a e s t r o s Próculo y Máximo. Estos últimos m u - za que todos los h a b e r e s y tesoros del m u n d o . La
rieron m á r t i r e s en Constantinopla, llamada enton- vida de este glorioso confesor, sacada de la bula de
ces Bizancio, y s u s dos discípulos dejaron la su canonización y referida por el P . F r . Lorenzo
ciudad después de su m u e r t e , y se retiraron á Es- Surio en su cuarto tomo, y en otra p a r t e por san
clavonia, donde continuaron ejerciendo su p r o - Antonino de Florencia, y m á s l a r g a m e n t e del
fesión y practicando las virtudes cristianas. P a s a - quinto libro de la s e g u n d a parte de la Coránica de
do algún tiempo, Licinio, hijo de la emperatriz los menores, fué de esta m a n e r a :
Elpidia, los llamó á su corte para que dirigiesen Nació san Luis, obispo, en un l u g a r de la P r o -
la construcción de un templo que quería levantar venza cerca de Marsella, llamado Brincóla; otros
á los dioses. Efectivamente, empezaron los santos dicen que en M u c e r a de los P a g a n o s , como lo r e -
la o b r a y distribuían á los pobres cristianos todo fiere Pedro Rudolfo, fraile de san F r a n c i s c o , en
el fruto de su trabajo, y cuando ya el templo se la Historia de su orden, que dedicó á Sixto V, li-
había concluido y estaban colocadas en él las e s - bro I. Su padre fué Carlos II, hijo de Carlos I, que
tatuas de los dioses, Floro y L a u r o j u n t a r o n todos llamaron Martel, rey de Ñapóles y Sicilia, y h e r -
los cristianos que e n c o n t r a r o n , y todos juntos mano de san Luis, rey de F r a n c i a . Su madre fué
fueron de noche al templo, hicieron pedazos los María, hija del rey de H u n g r í a , la cual tuvo tres
ídolos y plantaron en su centro u n a g r a n cruz. h e r m a n o s reyes y santos, Esteban, Ladislao y En-
Al siguiente día, cuando supo Licinio el atentado, rique, y á Isabel de H u n g r í a , su tía, también
hizo p r e n d e r á los dos h e r m a n o s y á cuantos cris- santa.
tianos había en s u s dominios, les mandó ofrecer Andando, pues, m u y encendida la g u e r r a e n t r e
incienso á los ídolos, y como no quisiesen ceder el rey D. Pedro de Aragón y Carlos, rey de las
de su propósito, dispuso que delante del mismo Dos Sicilias, h e r m a n o de san Luis, rey de F r a n c i a ,
templo los degollasen á todos, como se efectuó. fué preso del rey de A r a g ó n Carlos el II, ó hijo
Colócase este m a r t i r i o á mediados del siglo II, y del I, en u n a batalla m u y s a n g r i e n t a que tuvieron
s u s cuerpos después de m u e r t o s fueron echados por m a r . Llevaron á Carlos preso á Barcelona,
en u n pozo m u y hondo. y andando el tiempo se concertaron los dos r e -
yes é hicieron paces con ciertas condiciones, y
SAN LEÓN, Y SANTA JULIANA, MÁRTIRES—Derrama- para cumplimiento de ellas, saliendo el rey C a r -
ron su s a n g r e por la fe de Jesucristo en los prime- los de la prisión, quedaron en r e h e n e s en su l u -
ros siglos del cristianismo, y después de h a b e r pa- gar t r e s hijos suyos,, Luis, que era el m a y o r , y
decido varios t o r m e n t o s fueron ahogados en el Roberto, que l e ' s u c e d i ó en el reino, por h a b e r -
m a r , j u n t o á la ciudad de Mira, en Licia. le dejado san Luis, y R a i m u n d o , que e r a e l t e r -
cero. Siete años estuvieron presos en Barcelona
SAN FERMÍN, OBISPO Y CONFESOR—Fué el onceno estos tres h e r m a n o s . Aprovechándose san Luis de
obispo de Metz, en F r a n c i a , consagrado por el aquella soledad, y haciendo de necesidad virtud,
papa san Símaco. Asistió á varios concilios, e s c r i - se ocupaba en el estudio de las buenas letras y en
bió un libro de Sacrificio missa?, hizo dos viajes á la oración; p o r q u e como él era temeroso de Dios,
R o m a p a r a t r a t a r a s u n t o s de disciplina, sufrió m u - juzgaba que aquella prisión le podía ser causa de
c h a s persecuciones y trabajos por la fe católica, m u c h o s y g r a n d e s bienes, como lo fué: que las
combatió con santo celo la herejía, y murió en la a l m a s p u r a s de todo sacan provecho. Estudió s u -
dichosa paz de Dios el día 18 de agosto del año ficientemente gramática, lógica, filosofía n a t u r a l
del Señor 496. y moral, y la s a n t a teología, de m a n e r a que d i s -
putaba en público y en secreto admirablemente;
Día 19 y a u n q u e él tenía buen ingenio y m u c h o tiempo
p a r a estudiar, y excelentes m a e s t r o s de la orden
SAN LUIS, OBISPO Y CONFESOR.-Maravilloso e j e m - de san F r a n c i s c o y santo Domingo p a r a poder a l -
plo de humildad y menosprecio del mundo nos dejó canzar la sabiduría que alcanzó, todavía e r a tan
el glorioso pontífice y humilde fraile de san F r a n - r a r a que no parecía aprendida por los libros, sino
cisco san Luis, sobrino de otro san Luis, rey de divina y dada del cielo.
DÍA 19 AGOSTO 327
E r a h e r m o s o s o b r e m a n e r a , y m á s en el alma nosotros sintió el Señor. Oía misa con m u c h a d e -
que en el c u e r p o , porque desde niño fué h o n e s t í - voción, y en las g r a n d e s fiestas recibía el s a n t í s i -
simo, enemigo de palabras livianas y de conversa- mo cuerpo de n u e s t r o Señor, y después que fué
ción de mujeres, y no había delante de él quien sacerdote casi cada día celebraba, confesándose
se descompusiese en esta parte. Y para g u a r d a r p r i m e r o : la cual confesión no dejaba de h a c e r cada
m á s perfectamente la joya preciosa de su castidad día a u n q u e no celebrase. Estando aún preso, y no
era m u y templado en el comer y beber, y afligía siendo de diez y ocho años cumplidos, visitaba los
su cuerpo tierno y delicado disciplinándose m u c h a s enfermos y los lavaba, y tocaba s u s llagas, besán-
veces con cadenas de h i e r r o , trayendo en lugar dolas devotamente: especialmente la s e m a n a santa
de camisa e s t a m e ñ a á s p e r a , y ciñéndose u n a cuer- extendía m á s las velas de su devoción.
da g r u e s a de m u c h o s nudos á raíz de la c a r n e , y Mandó u n a vez llamar todos los presos de la
sujetándola de esta m a n e r a al espíritu. F u é tan ciudad de Barcelona p a r a lavarles los pies y a d -
g r a n d e el recato que este santo mozo tuvo de ministrarles la comida. Entre los otros vino uno
h a b l a r y t r a t a r con mujeres, que el papa J u a n XXII de g r a n d e estatura y con u n a lepra tan horrible,
dice en la bula de su canonización que, fuera de q u e los otros dos h e r m a n o s tuvieron g r a n d e asco;
su m a d r e y h e r m a n a s , j a m á s habló á solas con m a s san Luis le lavó con m á s diligencia y d e v o -
otra mujer a l g u n a . Cuando salió de la prisión de ción que á los otros, y le sirvió y proveyó de las
Barcelona, queriendo la r e i n a de F r a n c i a , que cosas necesarias. El día siguiente, que era viernes
era su p r i m a h e r m a n a , abrazarle y besarle en el santo, buscándole con g r a n diligencia no se pudo
rostro, al uso de su patria, n u n c a lo consintió; y hallar aquel leproso, y se tuvo por cierto que
queriendo h a c e r otro tanto en Ñapóles la reina, su Cristo, n u e s t r o Redentor, en aquella figura había
m a d r e , desvió el santo el rostro para que no le querido favorecer al santo. Todos los días daba
besase; y dicióndole la reina, su m a d r e : «Hijo mío, de comer en su casa á veinticinco pobres, siendo
¿no soy yo tu m a d r e , que s e g u r a m e n t e puedo h a c e r obispo, y él por su persona los servía y les daba
esto?» Respondió el casto m a n c e b o : «Bien sé yo, a g u a m a n o s , y les ponía la comida en la mesa, y
señora, que vos sois mi m a d r e ; pero también les cortaba el pan, y á las veces la rodilla en tierra
sabéis vos que sois mujer, y que no conviene besar los servía con tanto gusto y devoción como si en
á los siervos de Dios.» ellos tuviera á Cristo presente.
Otra vez, visitando á la r e i n a de Aragón, que Ocupándose, pues, en tan santos ejercicios, no
era su h e r m a n a , n u n c a se pudo a c a b a r con él que es maravilla que n u e s t r o Señor le diese la luz que
la m i r a s e el rostro, y así tuvo s u s ojos tan enfre- le dio y espíritu y valor para dar coces al m u n d o .
nados y fué tan señor de sí, que no se halla que Hizo voto de t o m a r el hábito pobre de los frailes
en algún tiempo m i r a s e á a l g u n a mujer. Con este m e n o r e s , y queriendo ponerlo por obra, no pudo
ejemplo tan r a r o y tan admirable pegó á otros ca- dos veces que lo intentó, porque los frailes no se
balleros y criados suyos el mismo a m o r de la cas- atrevieron á recibirle por temor del rey, su padre.
tidad, porque con sola su vista los encendía en Mas habiendo ido á R o m a con su mismo padre y
ella; y en su m u e r t e se v i o salir de su boca u n a h e r m a n o s , allí se ordenó de subdiácono, y en Ñ a -
flor como rosa colorada m u y h e r m o s a , en p r u e b a póles de diácono y sacerdote. Vacó en este tiempo
de su honestidad; y porque sabía que n i n g u n o el obispado de Tolosa, y el papa Bonifacio VIII,
puede ser casto si no es por don de Dios, se dio que en esta sazón g o b e r n a b a la nave de san Pedro,
mucho á la oración, y cuando s u s h e r m a n o s y proveyó de aquella iglesia á san Luis, que estaba
otros caballeros dormían él se levantaba y lloraba ausente; m a s él n u n c a la quiso aceptar, h a s t a que
con m u c h a s lágrimas h a s t a la media noche; y estando en R o m a y presentes dos cardenales (como
hacíalo con u n a serenidad de rostro y puestos lo dice el mismo papa en la bula de su c a n o n i z a -
los ojos en el cielo, de m a n e r a que la quietud e x - ción), p a r a cumplir primero su voto fué admitido
terior del cuerpo daba testimonio de la c o m p o s t u r a á lo orden, y se vistió el hábito de san Francisco,
de su a l m a . y dispensando el papa hizo luego profesión en
U n a noche, estando en oración, vieron s u s her- m a n o s de F r . J u a n de M u r o , ministro g e n e r a l , de
manos que estaba cabe él uno como gato negro y g u a r d a r para siempre la regla de los frailes m e n o -
disforme que quería acometerle y saltar sobre él, res, d e r r a m a n d o copiosas y devotas lágrimas todos
y que el santo mozo le echaba de sí con la señal los que allí estaban presentes, viendo un hijo de
de la cruz, y él los conjuró ó hizo prometer que un tan g r a n rey y que había de suceder en los
no lo dirían á nadie m i e n t r a s que él viviese. reinos de su padre, hollar los cetros y coronas, y
Tenía s i n g u l a r devoción á la cruz y pasión del Sal- trocarlas por un saco vil y un pedazo de cuerda.
vador, y solía rezar cada día las H o r a s de la cruz, Después de haber hecho este acto tan heroico y
extendidos los brazos en forma de cruz, por sentir divino fué constreñido san Luis á bajar la cerviz
en a l g u n a m a n e r a parte de los-dolores que por y obedecer al sumo pontífice, aceptando el o b i s -
328 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
pado de Tolosa como su santidad se lo m a n d a b a . había profesado, y Dios había tan profundamente
No se mudó el santo obispo con la nueva d i g n i - plantado en su alma, por la cual hacía que su
dad, pues tan poco le habia hecho al caso la gran- compañero le reprehendiese, y a m a b a con e s p e -
deza de sus reinos y estados, antes g u a r d ó siempre cial a m o r á quien le reprehendía, y no podía sufrir
la m i s m a humildad, procurando de ser y parecer que en su presencia a l g u n a persona le loase.
fraile m e n o r en todo. Vino á Tolosa, donde fué Yendo u n a vez por la ciudad de Tolosa y pasan-
recibido como un ángel del cielo, y todas s u s ove- do j u n t o á u n a casilla oyó la voz de una pobre
jas no tenían m a y o r estímulo p a r a vivir s a n t a - vieja y enferma que pedía confesión. Apeóse luego,
mente que ver delante de sus ojos la vida de su y a u n q u e algunos sacerdotes que le a c o m p a ñ a b a n
pastor. Su c a m a era de paño vil en color y precio; quisieron e n t r a r á confesarla, el santo no lo c o n -
a n d a b a en un m a c h o despreciado y aderezado sintió, diciendo que aquélla e r a su oveja y que á
pobremente, sin q u e r e r j a m á s u s a r de la licencia él tocaba c u r a r l a . Confesóla, consolóla y dióle de
que el papa le había dado de t r a t a r s e como obispo comer por s u s m a n o s de lo que había m a n d a d o
y como hijo de rey. T o m a b a precisamente de s u s t r a e r de su casa, y dejóle limosna p a r a su susten-
r e n t a s sólo lo necesario p a r a su moderado susten- to; y saliendo de allí lleno de polvo, suciedad y
to y de su familia; todo lo demás era de los pobres. piojos, y diciéndoselo s u s criados, él con u n a boca
P e r r o s , aves de caza, t r u h a n e s ó j u g l a r e s no se de risa les respondió: «Dejadlos estar, que los pio-
veían en su casa. En su mesa siempre se leía a l - jos son las perlas de los pobres.»
g u n a lección de la s a n t a E s c r i t u r a , la cual oían Otra vez un fraile de s a n t a simplicidad le dijo:
con silencio y atención los que presentes estaban. «¡Oh Señor, c u á n t a h o n r a dais vos á esta orden
Con ser tan humilde, g u a r d a b a la autoridad de con vuestra persona!» Y él con l á g r i m a s respondió:
prelado, y era manso con los flacos y con los bue- «Muy mal decís, h e r m a n o , muy mal decís; p o r -
nos, y severo con los soberbios y despreciadores que a n t e s la orden me d i o á mí g r a n d e h o n r a
de los m a n d a m i e n t o s del Rey celestial. No podía cuando me vistió su hábito.» Y cuando posaba en
sufrir q u e en su casa se j u r a s e ó se tratase sin re- los conventos de los frailes no consentía que le
verencia el santo n o m b r e del Señor, en tanto g r a - aderezasen con a p a r a t o su aposento. Y u n a que le
do que, siendo príncipe y mozo, al criado que halló colgado y con las a r m a s de F r a n c i a y Sicilia,
había j u r a d o le h a c í a comer á las t r e s de la t a r d e con m u c h o sentimiento le mandó descolgar, d i -
pan y agua, y si era a l g u n o de s u s h e r m a n o s , que ciendo á los frailes que aquel aposento no era de
comiese en la m e s a sin manteles. P r e d i c a b a m u - fraile menor, y aquella noche durmió en el suelo;
c h a s veces á la clerecía y al pueblo con tanto fer- y en señal de su profunda humildad se iba con los
vor y e n e r g í a celestial que ablandaba los corazones frailes á lavar los platos de la cocina.
duros de los pecadores, é inflamaba á muchos Ofreciéndosele a l g u n o s negocios g r a n d e s p a r a
p a r a que siguiesen el camino de la perfección que bien de la Iglesia, fué de Tolosa á R o m a , donde
él h a b í a tomado, y los judíos se convertían á nues- predicó al colegio de los cardenales, y lo mismo
tra s a n t a fe, y los herejes e r a n alumbrados para hizo en m u c h o s l u g a r e s de F r a n c i a é Italia, y pasó
a b r a z a r la doctrina que n u e s t r a s a n t a m a d r e la los montes Pirineos, y vino á E s p a ñ a , y anduvo
Iglesia católica nos e n s e ñ a . Daba las órdenes por por toda Cataluña,, esparciendo por todas partes
sí mismo con e x t r e m a d a devoción, y antes de la palabra de Dios y los suaves olores de la vida
d a r l a s e x a m i n a b a con s u m a diligencia y cuidado apostólica, y consagró la iglesia de San Francisco
á los que las pedían de la suficiencia de letras y de frailes m e n o r e s de Barcelona. Después volvió á
honestidad de la vida. No daba beneficio por r u e - Tolosa, y con ser tan excelente y tan ejemplar pre-
gos, ni importunidad de nadie á ninguno que no lado en todo no reposaba su espíritu ni se quie-
era suficiente en ciencias y de b u e n a s costumbres; taba, antes siempre a n d a b a pensando cómo se po-
y en esto p a r a con él no había diferencia de pobre día librar de aquella g r a n d e z a y de la c a r g a obispal
ó rico, de caballero ó labrador, de criado suyo ó p a r a ser de v e r a s fraile menor, y vivir y morir en
de e x t r a ñ o . Castigaba á los clérigos g r a v e m e n t e aquel pobre y bienaventurado estado. Andando
hasta quitarles los beneficios, conforme á la g r a - con estas ansias y encendidos deseos determinó
vedad de la culpa; y si veía á algún clérigo con de ir á R o m a otra vez y e c h a r s e á los pies de su
oopete, él mismo con s u s m a n o s se le cortaba. Ha- santidad, y suplicarle que le quitase la c a r g a de
cía celebrar el oficio divino todos los domingos y obispo que le había dado; m a s fué nuestro Señor
fiestas con g r a n solemnidad y todos los actos pon- servido que, llegando á u n a villa del condado de
tificales, como c o n s a g r a r iglesias ó monjas, y los Provenza, llamada Brincóla, y estando en la m i s -
demás los hacía con t a n t a majestad y reverencia ma casa donde el santo varón h a b í a nacido, c o -
q u e bien se e c h a b a de ver que conocía la p e r s o - menzó á enfermar g r a v e m e n t e , y entendió que
n a que en ellos r e p r e s e n t a b a ; pero n u n c a se olvi- Dios le q u e r í a d e s c a r g a r , no solamente de la c a r g a
d a b a que era fraile m e n o r ni de la humildad que obispal, sino también de la del cuerpo y de esta
DÍA 19 AGOSTO 329
vida mortal. Confesóse devotamente y recibió al que testifica la bula, y él refiere algunos, y otros
Señor con g r a n t e r n u r a ; y con estar m u y flaco se milagros g r a n d e s que se pueden ver en él: yo s o -
levantó de la c a m a y se postró en el suelo para lamente referiré brevemente tres ó c u a t r o .
recibirle, y después de h a b e r estado en oración y Un h o m b r e m u y devoto de san Luis tuvo deseo
silencio g r a n espacio de tiempo, con u n a cruz en de ir en r o m e r í a á Santiago de Galicia; después,
las m a n o s d i o su bendito espíritu al que para tanta dudando si le convenía ir, hizo oración á san Luis
gloria s u y a le había criado, á los 19 de agosto. y aparecióle el santo en sueños, y díjole: «Toma
Murió, según la Coránica de san Francisco, 2 ese báculo y esas alforjas, y ve á visitar la iglesia
part. lib. v, cap. 12, de veintitrés años y seis meses, de Santiago, y no temas.» Despertó, y halló cabe
porque de catorce años dice que fué llevado á C a - sí el báculo y las alforjas; levantóse, y luego por
taluña; siete vivió en la prisión, y después que la m a ñ a n a se partió con aquellas insignias m u y
salió de ella, solos dos a ñ o s y casi diez meses; y alegre para Santiago, y acabó su romería, y volvió
esto sigue P e d r o Rodulfo en su Historia, que dice á su casa sano y salvo.
murió de veinticuatro a ñ o s . P e r o en la vida de En u n a g r a n g u e r r a civil que hubo en la p r o -
este santo, que t r a e F r . Lorenzo Surio en su vincia de Apulla e n t r e la gente noble y popular
cuarto tomo, se escribe que m u r i ó de treinta y t r e s fué preso del pueblo un h o m b r e poderoso y seña-
años; y esto parece m á s probable, porque no le lado en las a r m a s , que l e s había hecho m u c h o s
h a r í a n obispo de veintiún a ñ o s , ni en dos pudiera agravios, y por esto era malquisto y en g r a n m a -
h a c e r lo que hizo, que fué g o b e r n a r su iglesia, ir n e r a aborrecido: n u n c a le quisieron soltar ni r e s -
á R o m a , y predicar en Italia, F r a n c i a y E s p a ñ a , y catar, antes luego le condenaron á a h o r c a r , y, en
convertir tantas a l m a s , y lo demás que aquí queda efecto, le llevaron á la h o r c a . E n c o m e n d ó s e el
referido. En la m i s m a h o r a de su b i e n a v e n t u r a d o h o m b r e á san Luis, suplicándole devotamente que
tránsito, un fraile m e n o r , estando en oración, le librase de tan g r a n peligro y d e s h o n r a , p r o m e -
vio g r a n multitud de ángeles que llevaban su tiendo que si le libraba iría descalzo á visitar su
alma al cielo, y cantando decían: «Así se h a c e santo sepulcro en Marsella, pidiendo limosna en
con los que sirven á Dios en limpieza y castidad.» hábito pobre y humilde. F u é cosa maravillosa que
Lleváronle á e n t e r r a r al convento de los frailes poniéndole la soga al cuello y atándola de la h o r -
m e n o r e s de Marsella, dos leguas distante de B r i n - ca, y quitándole la escalera, se quebró la soga, y
cóla, como el santo lo había mandado, y fueron cayendo quedó sano sin alguna lesión. T o m a r o n
vistos u n o s rayos de luz resplandecientes sobre su otra soga m á s recia, y t o r n á r o n l e á colgar; pero
cuerpo, y las h a c h a s y cirios que en el camino se también esta s e g u n d a s o g a se quebró, y quedó sano
habían apagado por el aire, súbitamente por sí se como de p r i m e r o ; y lo mismo sucedió la tercera vez
t o r n a r o n á encender. Cuando le e n t e r r a r o n , fué con u n a soga m u c h o m á s recia; y quedando todos
visto el santo obispo en el coro de los frailes con admirados, y conociendo que aquél era milagro,
su hábito de fraile, y allí estuvo todo el tiempo que el caballero les dijo: «Señores, en vano trabajáis,
d u r a r o n las exequias, y después de enterrado tam- porque sabed que el bienaventurado san Luis me
bién apareció sobre el altar mayor, vestido de pon- g u a r d a , á quien yo tengo hecho voto;» y con esto
tifical con su m i t r a y báculo pastoral, dando la le dejaron, y él cumplió su voto y veló sobre la
bendición al pueblo, como solía. s e p u l t u r a del santo c u a r e n t a días, los cuales a y u -
M u c h o s y g r a n d e s milagros obró el Señor por nó á pan y agua, y después se volvió con g r a n d e
san Luis en vida y después de m u e r t o p a r a hacer- alegría y contento á su casa.
le glorioso en la tierra, como le había hecho en el Estando el príncipe (ó delfín de Francia) J u a n ,
cielo; porque por los merecimientos de este glorio- hijo primogénito del rey Felipe, tan al cabo de su
so santo cobraron vista los ciegos, oídos los sordos, vida, que se tuvo por cierto m o r i r í a aquella n o -
habla los m u d o s , pies los cojos, salud y remedio che, el rey, su padre, entró en su capilla, y p u e s -
los enfermos, y cumplimiento de s u s deseos los que tas las rodillas en tierra, con m u c h a devoción
le invocaban en s u s necesidades. Y por estos m i - hizo oración á san Luis, como á santo y tío suyo,
lagros, a c o m p a ñ a d o s con su santa vida, le canoni- por la salud de su hijo, y prometió de visitar su
zó y puso en el catálogo de los santos el papa sepulcro humildemente como peregrino, y de ofre-
J u a n XXII, y el p r i m e r año de su pontificado cerle u n a imagen de plata del peso de su hijo, y
mandó que se celebrase su fiesta á los 19 de agos- de ser perpetuo bienhechor de s u s frailes, que le
to, que es el día en q u e murió; y en esta bula de servían en aquel convento. Estando en esta o r a -
su canonización dice su santidad que resucitó seis ción m u y angustiado el rey, le apareció el g l o r i o -
m u e r t o s , y el P . F r . Marcos de Lisboa, en la s e - so san Luis y le prometió la salud de su hijo, y
g u n d a parte de la Coránica de su orden, lib. v, asi se la dio, apareciendo al mismo enfermo, y to-
cap. 14, dice que por testimonios dignos de fe se cándole con sus s a g r a d a s m a n o s a l g u n a s partes
halla que resucitó otros diez muertos, sin los seis del cuerpo; y el rey cumplió el voto que había
TOMO I I I 42
330 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
hecho, y con moderada compañía de criados y un encomiendan al santo s u s g a n a d o s , y ofrecen allí
vestido y a p a r a t o humilde visitó el sagrado s e p u l - m u c h a s limosnas y ofrendas.
cro de san L u i s , y ofreció la imagen de plata, y d i o El sagrado cuerpo de san L u i s sacó el rey don
otras limosnas y g r a n d e s dones á aquel convento. Alonso de Aragón y de Ñapóles de Marsella el
El rey D. Dionisio de Portugal, oyendo contar año de 1417 cuando la saqueó, y le llevó á la c i u -
los g r a n d e s milagros que Dios hacía por san Luis, dad y reino de Valencia, donde a h o r a está en la
que pocos años a n t e s había muerto, no los creía, iglesia mayor, y es tenido en g r a n veneración. En
y la s a n t a reina Isabel, su mujer, por ello le r e - el convento nuevo de los frailes de la observancia
prehendía; pero yendo un día el rey á caza á u n de Marsella, que se llama San Luis, se m u e s t r a
bosque que se dice Monte Real, no lejos de la ciu- un brazo suyo engastado en plata y otras vestidu-
dad de Beja, y siguiendo solo á caballo á un oso r a s pobres del santo, que se salvaron por milagro
de e x t r a ñ a g r a n d e z a , el oso le acometió, y t r a - de m a n o de los catalanes cuando llevaron s u s pre-
bando del rey por la c i n t u r a le sacó de la silla y ciosas reliquias. De san Luis escriben los a u t o r e s
d i o con él en tierra, y echóse sobre él, y con la que habernos alegado, y el Martirologio romano á
otra m a n o tenía el caballo de la r i e n d a . Entonces los 19 de agosto, y el cardenal Baronio en s u s
el rey, viéndose en aquel tan evidente peligro, y Anotaciones, que dice m u r i ó el año de 1297, como
acordándose de las maravillas que había oído de- lo afirma también el a u t o r de la vida que t r a e Su-
cir de san Luis, y de lo que por no creerlas le rio, a u n q u e el P . F r . Marcos de Lisboa en su Co-
r e p r e h e n d í a la reina, su mujer, pidió socorro al ránica dice que murió el de 1299.
santo, y luego le v i o cabe sí en hábito de fraile ¿Quién leerá la vida de este clarísimo príncipe
m e n o r y con mitra, y que sonriéndose le decía: y pobre fraile m e n o r y admirable obispo que no
«¿Qué haces? E c h a mano al puñal que tienes en se maraville y alabe al Señor, que le puso por de-
la cinta, y m a t a al oso, y no temas.» Cobró á n i - chado de tanta santidad en su Iglesia, y le pida
mo el rey (que estaba más m u e r t o que vivo) con favor p a r a imitarle? ¿Qué mozo h a b r á que diga
estas palabras, y con la mano derecha, que tenía no puede ser casto, viendo que san L u i s g u a r d ó
libre, sacó el puñal é hirió al oso por la parte del la castidad y pureza virginal en la flor de su edad,
brazo izquierdo, y luego el oso cayó allí m u e r t o , y en la g r a n d e z a de su estado, y en el regalo y
donde le dejó el rey con el p u ñ a l dentro del ocasiones g r a n d e s que en las cortes y palacios de
cuerpo, y subiendo á caballo fué á b u s c a r su g e n - los reyes p a r a perderla traen consigo? Pero podrá
te; pero yendo por el monte le sucedió u n a cosa ser casto como san Luis el caballero mozo que
que es digna de s a b e r s e . Topó el rey con un l a - tuviere el recato en tratar con las mujeres que él
brador y preguntóle de dónde e r a . Respondió: tuvo, y cortare las ocasiones y domare la c a r n e
«Vecino soy de aquella aldea donde aparejan la para que no tire coces c o n t r a el espíritu. ¡Cómo
comida para el rey. Mal le h a g a Dios (dijo el l a - nos enseñó con su ejemplo cuan poco valen los
brador) en lo que mano pusiere.» Y preguntándole reinos y los señoríos, y c u a n dichoso es el que
qué mal había h e c h o el rey, por qué le deseaba los deja por Cristo, en c u y a cruz están escondidos
mal, el labrador (pareciéndole que aquel que h a - todos los tesoros, y en la pobreza la a b u n d a n c i a ,
blaba con él e r a algún escudero h o n r a d o y h o m - y en la h u m i l d a d . y menosprecio de la t i e r r a el
bre de bien) respondió: «Porque el criado que aprecio y b i e n a v e n t u r a n z a del cielo! ¡Cuánto m á s
tiene á cargo la comida del rey me tomó por fuer- glorioso fué san Luis con un saco de sayal que
za u n a vaca y t r e s c a r n e r o s y cuatro gallinas, sin lo fuera con la p ú r p u r a y con la corona y cetro
q u e r e r p a g a r m e blanca, diciendo que todo es para de reyl Y ¡cuánto más esclarecida es hoy su m e -
el rey, que es dios de la tierra; y por esto los moria por h a b e r hollado el reino, que si lo h u b i e -
ofrezco á todos al diablo, y m e voy como d e s e s - ra tenido como lo tuvo su padre y su abuelo y su
perado por no ver d e s t r u i r mi hacienda sin r e - h e r m a n o ! Los cuales, ó están sepultados" en olvi-
medio.» Mandóle el rey volver consigo, y, a v e - do, ó no son estimados, ni alabados, ni r e v e r e n -
r i g u a d a la verdad, pagarle todo lo que le había ciados de la gente cristiana y cuerda, como lo es
tomado, y á los otros del pueblo lo que se les san Luis, á cuyas reliquias se postran los reyes
debía m u y por entero; y después m a n d ó asaetear y los e m p e r a d o r e s , ó invocan su favor, é impetran
vivo aquel su oficial y criado p a r a que los demás de Dios las g r a c i a s que con toda su potencia no
oficiales e s c a r m e n t a s e n y supiesen que no h a n de pudieran alcanzar, y por cuyos merecimientos
h a c e r agravios á nadie con n o m b r e y autoridad o b r a n u e s t r o Señor tantos y tan maravillosos m i -
del rey, ni tomar las haciendas á los vasallos, y lagros, como quedan en esta vida referidos.
m u c h o menos á los pobres l a b r a d o r e s . Edificó el (P. Ribadeneira.)
rey en la ciudad de Beja u n a capilla al santo en
el convento de San Francisco, á la cual hasta hoy SAN M A R I A N O , E R M I T A Ñ O Y C O N F E S O R . - E s t e santo,
hay g r a n devoción, y la gente de aquella tierra que pasó la mayor parte de su vida en la solé-
DÍA. 19 AGOSTO 331
dad, floreció en el siglo VI. Maceró su cuerpo sa victoria contra los persas, el tribuno y gran
mortificándolo en extremo, pues no se alimentaba n ú m e r o de s u s soldados a b r a z a r o n la religión de
m á s que de y e r b a s y a l g u n a s m a n z a n a s que r e c o - Jesucristo, y hallándose en las a n g o s t u r a s del
gía de un árbol inmediato á su choza. No p e r m i - monte T a u r o fueron cogidos por el ejército del
tía ser visitado siempre, sólo en a l g u n a s t e m - gobernador Seleuco, y por disposición del mismo
p o r a d a s del año, permaneciendo oculto todo lo fueron todos martirizados h a s t a cortarlos vivos en
restante del tiempo. Tenía por costumbre a s i s - pequeños pedazos.
tir á la iglesia en día señalado, y como faltase en
cierta ocasión, temerosos los fieles de que enfer- SAN JULIO, MÁRTIR.—Era senador romano cuando
m a r a , hicieron diligencias p a r a e n c o n t r a r l e , y, se convirtió á la religión cristiana. El juez Vitelo
efectivamente, lo hallaron muerto en el fondo de lo llamó á su t r i b u n a l , y viendo que no quería
un bosque y de rodillas al pie de un árbol. Su confesar la divinidad de los ídolos lo mandó ence-
cuerpo fué llevado al pueblo de Eván, en el t e r r i - r r a r en u n a cárcel, donde estuvo m u c h o tiempo.
torio de B e r r y , donde fué enterrado con g r a n Después fué otra vez interrogado, y p e r m a n e c i e n -
magnificencia. Había este santo obrado m u c h o s do constante en su p r i m e r a confesión, por orden
milagros d u r a n t e su vida, que continuaron d e s - del e m p e r a d o r Cómodo fué azotado hasta que mu-
pués de su m u e r t e , siendo por este motivo tenido rió, sucediendo su martirio por los años de 187.
en g r a n veneración por los fieles. Su cuerpo fué sepultado por los cristianos en el
cementerio de Calipodio, en la vía Aurelia.
SAN TIMOTEO, SAN AGAPO, Y SANTA TECLA, MÁRTIRES.
— D u r a n t e la persecución del e m p e r a d o r Diocle- SAN DONADO, Ó DONATO, PRESBÍTERO Y CONFESOR. -
ciano, U r b a n o , presidente de la Palestina, s e ñ a - Desde su niñez estuvo este santo dotado de singu-
lóse por su furor contra los cristianos. Otra de las lares favores del cielo, y en especial del don de
gloriosas víctimas de su crueldad fué san Timoteo, m i l a g r o s . Ordenado de sacerdote de la iglesia de
cuyo único delito había sido confesar públicamen- Sisterón, en F r a n c i a , dedicóse con m u c h o celo á
te la fe de Jesucristo. Después de ser i n h u m a n a - las funciones de su ministerio; pero deseando
mente azotado fué extendido sobre el caballete, santificar su a l m a por medio de la oración y p e -
donde sufrió h o r r i b l e s tormentos, h a s t a que q u e - nitencia, se retiró á u n desierto, donde vivió m u -
mado á fuego lento consumó victoriosamente su chos a ñ o s .
martirio en la ciudad de Gaza el día 1.° de mayo
del año 304. Al mismo tiempo, los santos Agapo y SAN RUFINO, CONFESOR.—Floreció en M a n t u a ; se
Tecla e r a n conducidos á Cesárea por orden del i g n o r a la época, y se cree que fué sacerdote por
propio presidente, después de h a b e r l o s hecho ator- u n a imagen s u y a m u y a n t i g u a que hay pintada
m e n t a r por medio de varios suplicios. Llegados á en u n a pared de la iglesia dedicada á su memoria.
aquella ciudad, fueron expuestos á las fieras, que En F e r r a r a existen también a l g u n a s reliquias de
despedazaron á Tecla, dejando intacto á Agapo, este santo.
que fué otra vez conducido á la cárcel, donde per-
maneció por espacio de dos a ñ o s , maltratado de SAN MAGNO, OBISPO Y MÁRTIR—Fué obispo de Anag-
continuo. En fin, el cesar Maximiano Daía dio or- ni, consagrado por los primeros años del siglo III.
den p a r a que lo decapitasen si continuaba en no Cuéntanse de él m u c h o s portentos, obrados p a r a
q u e r e r a b j u r a r el cristianismo. Los largos sufri- atestiguar la verdad de la religión que predicaba
mientos no habían abatido la constancia y el valor á los pueblos, obrando m u c h a s conversiones. Lle-
del dichoso atleta, y el diferirse su c o r o n a no h a - vaba ya m u c h o s años de apostolado, cuando se
cía m á s que a u m e n t a r los vivos deseos que le ani- encendió la persecución contra la Iglesia en tiem-
maban de r e u n i r s e con s u s c o m p a ñ e r o s . Expusié- po del e m p e r a d o r Decio, y en ella murió por el
ronlo de nuevo á las fieras en el anfiteatro, en el n o m b r e de Jesucristo, el año 250.
que un oso se precipitó sobre él y lo magulló; pero
no le quitó la vida, y al día siguiente fué arrojado SAN MAGÍN, MÁRTIR—Ignórase de dónde era este
al m a r , donde acabó s u s días. santo. Doménech, en su Historia de los santos de
Cataluña, dice que era de s a n g r e real de Borgoña,
SAN ANDRÉS, Y OTROS COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Era y que se había retirado á las m o n t a ñ a s del p r i n -
este santo tribuno del ejército y s u s c o m p a ñ e r o s cipado, donde pasó algunos años haciendo vida
soldados del ejército que estaba en P e r s i a bajo las eremítica y obrando muchos milagros. La fama
órdenes del e m p e r a d o r M a x i m i a n o . Créese que de s u s e x t r a o r d i n a r i a s virtudes y del divino poder
A n d r é s e r a n a t u r a l de Cilicia, donde parece que con que obraba llegó á noticia del prefecto de
fueron llevadas s u s reliquias y las de s u s c o m p a - T a r r a g o n a , que era gentil, y teniendo u n a hija
ñeros. Después de h a b e r conseguido u n a milagro- m u y enferma mandó u n a embajada al santo p a r a
332 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
que se dignase ir á c u r a r l a . Efectivamente, p r e - p a r a el yermo que p a r a el siglo. Estos fueron los
sentóse Magín, y la enferma quedó completamente padres de san B e r n a r d o , que fué el tercero hijo.
sanada. Morales dice que después de esto el santo Estando su m a d r e preñada de él v i o en s u e ñ o s
se volvió á s u s montes, y que habiéndose e n c e n - que tenía en s u s e n t r a ñ a s un perrillo todo blanco
dido la persecución contra los cristianos en tiem- y el lomo rojo que ladraba; y consultando el caso
po del emperador M a x i m i a n o , el mismo prefecto con un siervo de Dios, le respondió que aquel hijo
de T a r r a g o n a m a n d ó unos soldados para que le sería g r a n predicador y l a d r a r í a contra los malos
prendiesen, los cuales llegaron m u y fatigados y p a r a g u a r d a r la casa de Dios, que es la Iglesia, y
sedientos á la cueva, y el santo p a r a a p a g a r su con su lengua medicinal c u r a r í a las llagas de mu-
sed hizo brotar de u n a peña un manantial de cris- chas a l m a s . Nació san B e r n a r d o , y su m a d r e le
talina agua, que a u n hoy día se conserva, y á la crió a u n con m a y o r cuidado que á los otros hijos,
cual acuden los enfermos para s a n a r de s u s d o - y lo m á s presto que pudo le puso al estudio y le
lencias. A pesar de este- beneficio, los paganos d i o buenos maestros. E r a el niño cuidadoso en el
persistieron en que Magín había de r e n u n c i a r á estudio, obediente á s u s maestros y padres, afable
su fe, y negándose el santo á ello le cortaron allí con todos, amigo de silencio y quietud, y enemigo
mismo la cabeza. El citado Morales dice que en de bullicio. Resplandecía en él u n a v e r g ü e n z a
el sitio donde cayó la s a n g r e del ilustre m á r t i r virginal y u n a simplicidad y c a n d o r de á n i m o ,
nacieron unos rosales, cuyas rosas eran blancas mortificado para todas las cosas del siglo. Siendo
con tintas de color de s a n g r e , con cuyo milagro m u c h a c h o le d i o u n recio dolor de cabeza; irujó-
quiso Dios h o n r a r la m u e r t e de su siervo. La ronle u n a mujer h e c h i c e r a p a r a que le s a n a s e :
cueva donde este santo hizo penitencia y murió es supo quién e r a y luego se levantó de la cama d a n -
a ú n m u y v e n e r a d a por los catalanes, que de todos do voces y echándola con g r a n d e enojo de allí; y
los puntos de su país acuden á ella, y e n c u e n t r a n fué el Señor servido de darle luego salud, por no
de continuo visible protección contra toda clase h a b e r l a querido por mano de aquella mujer, con
de males. ofensa suya. Estaba u n a noche de Navidad en la
iglesia p a r a hallarse á los maitines y con deseo de
SAN MOETEO, OBISPO Y C O N F E S O R — T a m b i é n discí- saber la h o r a en que el Señor h a b í a nacido; q u e -
pulo de san Patricio; murió en 535. dóse un poco dormido, aparecióle el Niño J e s ú s
como recién nacido, hermosísimo sobre todo lo que
SAN CUMÍN, OBISPO Y C O N F E S O R — O b i s p o de Irlanda; se puede decir, y r e c r e a n d o su alma con u n a sua-
vivió en el siglo VIL vidad inefable. Con este regalo y favor del cielo
comenzó á d a r s e á la contemplación, en la cual
Día SO fué eminentísimo, y quedó m u y devoto del s a g r a -
do misterio del nacimiento del Señor, y p e r s u a d i -
SAN BERNARDO, A B A D — E n la provincia de Borgoña do que aquella h o r a de la media noche en que le
h a y un l u g a r pequeño que antiguamente fué de había visto había sido la propia en que el Verbo
poco n o m b r e y estima, y se llama Fontana; m a s eterno y Niño tierno había nacido. Cuando le v e -
a h o r a con g r a n razón es famoso y célebre por h a - nía á m a n o algún dinero dábalo de limosna á los
ber nacido en él san B e r n a r d o , abad, espejo de pobres; pero con g r a n secreto por que no se supie-
toda virtud y retrato de santidad; cuya vida, saca- se la obra de caridad que hacía. Siendo ya mance-
da de los cinco libros que de ella escribieron Gui- bo murió su s a n t a m a d r e m u y c r i s t i a n a m e n t e , con
llelmo, abad de Bonevales, y Godofrido, monje de no poco sentimiento de su hijo B e r n a r d o , por fal-
Glaraval, compañero y secretario del mismo santo, tarle tal a r r i m o y tal m a e s t r a . E r a de muy linda
es de esta m a n e r a : En el dicho lugar de F o n t a n a disposición y r a r a h e r m o s u r a , y la s a n g r e hervía
hubo un caballero h o n r a d o y virtuoso, por n o m - por la mocedad, y las c o m p a ñ í a s y ocasiones que
bre Teselino, buen soldado y j u n t a m e n t e siervo le tiraban á soltar la rienda á s u s apetitos eran
de Dios; porque de tal m a n e r a seguía la milicia m u c h a s . Tuvo g r a n d e s tentaciones del enemigo, y
que no se olvidaba de la profesión de cristiano. algunas mujeres lascivas le a r m a r o n lazos y m o -
E s t a b a casado con Aleta de Montebarro, mujer lestaron para que perdiese la preciosa joya de la
virtuosa, honesta y fecunda, de quien tuvo seis castidad; m a s con el favor del Señor todas las ven-
hijos v a r o n e s y u n a hija. E n t r e los cuidados de su ció y conservó aquel don de la pureza celestial,
casa y familia no se olvidaba Aleta del temor del que u n a vez perdida no se puede c o b r a r . U n a vez
Señor y de las obras de misericordia, porque en se descuidó un poco y tuvo los ojos fijos en u n a
pariendo el hijo le ofrecía á Dios con sus propias mujer h e r m o s a , sin advertir lo que hacía; cuando
m a n o s y le criaba á s u s pechos, no fiándose de cayó en la c u e n t a quedó tan corrido y a v e r g o n z a -
a m a s , y en siendo un poco crecido le daba á c o - do de sí mismo, que por t o m a r venganza de sí y
m e r manjares groseros, como quien le criaba más p a g a r con la pena aquella culpa, se arrojó d e s n u -
DÍA 20 AGOSTO 333
do en u n estanque de a g u a helada (porque era in- con su gracia, y se determinó de militar debajo
vierno), que estaba allí cerca, h a s t a la g a r g a n t a , del estandarte de la cruz como valeroso soldado,
y estuvo en él tanto tiempo, que con el g r a n frío y de llamar y llevar consigo á todos los que p u -
casi se extinguió el calor n a t u r a l , y le sacaron diese p a r a aquella gloriosa conquista; ó hízolo de
medio m u e r t o . Pero con aquel acto tan fervoroso tal m a n e r a que ganó para Dios á un tío suyo, her-
mereció que Dios con su gracia le mortificase la mano de su m a d r e , que se llamaba Ulderico, g r a n
concupiscencia de la c a r n e y apagase las llamas soldado, rico y señor de un castillo; el cual abrió
del fuego infernal que r e i n a en n u e s t r o s m i e m b r o s . el camino á los demás, y luego le siguieron B a r -
Viendo, pues, el santo mozo los g r a n d e s peligros tolomé y A n d r é s , los dos h e r m a n o s m e n o r e s de
en que estaba, comenzó á p e n s a r cómo se libraría san B e r n a r d o , y lo mismo hicieron después G u i -
de ellos y se acogería en a l g u n a religión como á dón y Gerardo, los dos h e r m a n o s mayores. De
puerto s e g u r o . Estando deliberando esto, tuvo s u e r t e que sólo q u e d a b a el m e n o r de todos los
g r a n d e s tentaciones y asaltos del enemigo y de h e r m a n o s , por nombre Nevardo, á quien les p a -
s u s ministros. Hacíale g u e r r a la flor de su edad, reció que era bien dejar en el siglo p a r a consuelo
proponiéndole los deleites sensuales, y e x h o r t á n - de su padre (que era viejo) y para gobierno de su
dole á no dejar lo presente por lo por venir. El casa y hacienda que tenían. Determinaron todos
demonio le r e p r e s e n t a b a que, a u n q u e cayese en los h e r m a n o s de san B e r n a r d o y su tío y otros
algún pecado, podría en la vejez h a c e r penitencia treinta que le siguieron de e n t r a r en la religión
de él, y q u e Dios es clemente y misericordioso, del Císter, que poco antes h a b í a sido fundada del
como quien tan bien sabe n u e s t r a flaqueza, y d i o venerable abad Roberto, debajo de la regla de san
su s a n g r e por nosotros en la cruz. No faltaban Benito, y confirmada del sumo pontífice el año
otros amigos y c o m p a ñ e r o s que, habiendo e n t r a - del Señor de 1098, la cual tenía un solo m o n a s t e -
do por el camino a n c h o de la perdición, le e x h o r - rio dentro de un bosque apartado, y por la g r a n d e
taban con s u s p a l a b r a s y con s u s ejemplos á h a c e r aspereza de vida y e n c e r r a m i e n t o que en ella se
lo que ellos h a c í a n . El m u n d o le ofrecía g r a n d e s g u a r d a b a había m u y pocos que la quisiesen abra-
esperanzas de h o n r a y hacienda, fundadas en su zar. Este lugar escogió san Bernardo y s u s h e r -
g r a n d e ingenio, letras y gentil disposición; y s u s manos, y los otros compañeros p a r a d a r s e de
mismos h e r m a n o s y deudos (que en semejantes veras á Dios en perfecta humildad y menosprecio
deliberaciones son los más crueles y peligrosos del m u n d o ; pero sucedió que Guidón, el h e r m a n o
enemigos) e r a n los que m á s atizaban aquel fuego, mayor, halló un día en la calle á Nevardo, el m e -
alegando su delicada complexión p a r a llevar la nor de todos s u s h e r m a n o s , entreteniéndose con
austera y á s p e r a vida de religión, y que por otro otros m u c h a c h o s , y le dijo: «Nevardo, quédate, á
camino más blando podría s e r v i r á Dios y aprove- Dios; nosotros nos vamos al monasterio, y te
c h a r á las a l m a s , sin e n t e r r a r los talentos que le dejamos por h e r e d e r o de toda n u e s t r a hacienda.»
había dado; con los cuales, siguiendo el c u r s o de A estas p a l a b r a s respondió el m u c h a c h o , no con
las b u e n a s letras que había comenzado, podría al- juicio de m u c h a c h o , sino de varón sabio: «Pues
canzar el premio debido á la excelente ciencia y ¿cómo vosotros tomáis el cielo y me dejáis la tie
virtud, y h o n r a r su casa é i l u s t r a r su patria, y rra? No es buena partición.» Y así, de allí á algu-
a p r o v e c h a r al m u n d o . Hallóse turbado y afligido nos días él también siguió á s u s h e r m a n o s y entró
el virtuoso mozo con la confusión de tan varios en el monasterio, donde fueron todos recibidos el
pensamientos, y entendió la cautela con que las año del Señor de 1113, con increíble consolación
inspiraciones de Dios se deben tratar, y que no se de Esteban, abad, que había sucedido á Roberto,
h a de d e s c u b r i r la vocación de Dios cuando llama á y de los pocos monjes que con él estaban, y con
la perfección, sino á m u y pocas p e r s o n a s espiritua- g r a n d e esperanza que Dios les daría copiosa y feliz
les y escogidas. Como lo hizo aquel mercader evan- sucesión, y que se dilatarían por todo el mundo los
gélico que, habiendo hallado el tesoro en el campo, hijos de aquella casa, conforme á u n a revelación
le escondió y vendió cuanto tenía p a r a c o m p r a r que pocos años antes había tenido uno de a q u e -
aquel campo y gozar del tesoro que en él había. llos santos monjes, como fué y adelante se verá.
Mas a u n q u e san B e r n a r d o por ser por t a n t a s par- Y no solamente creció aquella s a g r a d a religión en
tes combatido estuvo vacilando; pero al fin, fa- los insignes v a r o n e s que tuvo, sino también en
vorecido del Señor, rompió las cadenas y salió las santas monjas, que tuvieron principio de un
vencedor; porque estando en u n a iglesia llorando monasterio, que por la ocasión de esta e n t r a d a de
m u c h a s lágrimas y d e r r a m a n d o su angustiado san B e r n a r d o y de s u s treinta compañeros se les
corazón con g r a n d e s suspiros en el acatamiento edificó. P o r q u e como algunos de ellos fuesen c a -
del Señor, y suplicándole que le e n c a m i n a s e en sados, y sus mujeres por servir m á s al Señor
lo que había de h a c e r para su m a y o r servicio, fué hubiesen librado á sus maridos del vínculo c o n -
a l u m b r a d o con la l u m b r e del cielo y fortificado yugal, y quisiesen ellas ofrecerse también en h o -
334 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 0
locausto á su Criador, para recogerlas se hizo u n tomando otra ocupación en aquel mismo tiempo,
monasterio en la p a r r o q u i a linganiense que se de igual ó m a y o r trabajo, ó m á s vil y h u m i l d e .
llama Villeto, solicitándolo san B e r n a r d o . El cual U n a vez fueron los monjes á s a c a r por obediencia
monasterio fué m u y célebre en la religión y s a n - á u n a heredad del monasterio, y á él le m a n d a r o n
tidad, y con el tiempo muy abastado de riquezas que se estuviese quedo por s u s pocas fuerzas, y
y posesiones, y de aquella como raíz y planta se p o r q u e no lo sabía h a c e r pidió al Señor con m u -
extendió el fruto por otras p a r t e s . chas lágrimas que le diese g r a c i a y destreza en
Comenzó su noviciado n u e s t r o Bernardo sien- segar, y dióselaDios tan cumplida, que se aventajó
do de veintitrés años, y comenzóle con tan g r a n - á los demás, y toda la vida le d u r ó esta gracia,
de estudio y cuidado de su aprovechamiento, que con admiración de los monjes y m u c h o gusto suyo,
no parecía que comenzaba, sino que acababa. Te- por la devoción que sentía segando, acordándose
nía siempre en el corazón y m u y de ordinario en de la merced que Dios le había hecho.
la boca estas p a l a b r a s : «Bernardo, B e r n a r d o , ¿á Estando san B e r n a r d o tan mortificado, y su
qué viniste á la religión?» Dióse tanto á la m o r t i - c a r n e tan sujeta al espíritu, y el espíritu tan r e -
ficación, no sólo de los efectos interiores y p a s i o - cogido y tan interior, viviendo siempre dentro de
nes desordenadas, sino también de los sentidos sí, vino á s e r como un espejo limpio y terso p a r a
exteriores, que parecía que no usaba de ellos, sino recibir los rayos de la divina sabiduría. Y así, no
en lo precisamente necesario. Veía y no veía, oía sólo alcanzó un perfectísimo hábito de oración y
y no oía, comía y no comía, dormía y no dormía: meditación, sino también de un altísimo grado
tanto estaba absorto y transportado en Dios. Había de contemplación pasiva, por la cual, enajenado de
estado un año entero en la pieza de los novicios, los sentidos y o b r a s exteriores, y derretido y em-
y no sabía si el techo era de bóveda ó de m a d e r a ; papado en u n a suavidad inefable, con un silencio
y habiendo entrado m u c h a s veces en la iglesia, profundo y con unos abrazos castísimos se u n í a
que tenía m u c h a s ventanas, no pensaba que había con el sumo Bien. Y el Señor le regalaba en t a n -
en ella-más de u n a . Tenía tan sujeta l a c a r n e y tan to g r a d o , que u n a vez, estando llorando delante de
rendido al espíritu, que más parecía estar m u e r t o un crucifijo, el mismo crucifijo extendió el brazo
que mortificado. El silencio perpetuo, la risa r a r í - y se le echó encima, abrazándole y acariciándole
sima y modestísima, tomada con razón por no pa- con s i n g u l a r favor. En las m i s m a s obras e x t e r i o -
recer d e m a s i a d a m e n t e a u s t e r o , el hábito pobre, res vino por s i n g u l a r privilegio del Señor á o c u -
grosero y vil, pero limpio, p o r q u e a u n q u e era parse de tal m a n e r a en lo que hacía, y j u n t a m e n -
amigo de la pobreza, no lo era de la poca limpieza. te á t r a t a r i n t e r i o r m e n t e con Dios, que era cosa
Iba á comer como á tormento, y con sola la m e - de maravilla. P o r q u e no era san B e r n a r d o de los
m o r i a del m a n j a r estaba h a r t o . Aborrecía el sueño que con pretexto de darse á la contemplación h u -
como á u n a semejanza de la m u e r t e , y c u a n d o yen el trabajo, ó por su gusto particular dejan el
forzado de la necesidad tomaba algún reposo, e r a bien c o m ú n , antes j u n t a b a la acción con la con-
tan superficial y ligero, que á n i n g ú n otro, sino á templación, y anteponía las cosas públicas y de
él, se le pudiera dar. Y cuando veía algún religio- obediencia á las s u y a s propias y voluntarias. Mas
so d o r m i r mal compuesto ó roncando, lo sentía cuando él se hallaba libre y sin obligación de acu-
m u c h o , y decía que dormía como seglar y no como dir á las cosas c o m u n e s y de obediencia, de tal ma-
religioso. Con los m u c h o s a y u n o s y vigilias, y con n e r a se sumía y a n e g a b a en la consideración de
la e x t r e m a penitencia y aspereza de vida, se le las cosas invisibles, como si no tuviera sentido ni
estragó tanto el estómago, que lo poco que comía m e m o r i a de cosa a l g u n a de la tierra. Un día ente-
no lo podía r e t e n e r ; y si algo quedaba, m á s era ro caminó j u n t o al lago de Losana, y á la noche,
p a r a dilatar la m u e r t e que para s u s t e n t a r la vida. hablando s u s compañeros de aquel lago, quedó ma-
Y vino á perder el gusto de tal m a n e r a , que a l - ravillado, afirmando m u y de v e r a s que no le h a -
g u n a s veces por el descuido de quien le servía bía visto ni sabía qué lago fuese. Otra vez, yendo
vino á comer g r a s u r a c r u d a por m a n t e c a , y beber á h a b l a r á los padres de la Cartuja, le p r e s t a r o n
aceite por a g u a sin c a e r en ello. Y con tan poca un caballo bien aderezado y con u n freno curioso,
salud n u n c a se pudo a c a b a r con él, siendo novicio, y como el prior de la Cartuja r e p a r a s e en el a d e -
que en los trabajos de la comunidad admitiese a l - rezo que llevaba el caballo, fué el santo avisado de
g u n a relajación, a n t e s siendo y a profeso acudía ello, y abriendo los ojos p a r a ver lo que antes no
á los novicios, y p e n s a b a y decía que los d e m á s había visto, dijo que él también se maravillaba, y
e r a n santos y perfectos, y podían t o m a r a l g u n a con g r a n sinceridad confesó que no había mirado
remisión; m a s que á él, como á imperfecto y prin- en ello. P o r donde se ve cuan abstracto y absorto
cipiante, no le convenía sino rigor y e s t r e c h u r a . a n d a b a siempre este santísimo varón, no sólo en
F u é esto de suerte, que si los monjes se ocupaban los ejercicios corporales, sino en otros negocios
en algo que él no supiese h a c e r , lo r e c o m p e n s a b a , de m u c h a importancia, en los cuales parece impo-
DÍA 2 0 AGOSTO 335
sible no distraerse de las cosas divinas. Lo mismo pobreza que los religiosos padecían, y no hallando
se puede decir de la doctrina de san B e r n a r d o , m a n e r a p a r a remediarla, se fué á san B e r n a r d o y
porque solía en el campo y en los bosques tratar le propuso la necesidad del convento, y que á lo
familiarmente con el Señor, y recibir rayos y lum- m e n o s serían m e n e s t e r once libras sueldos p a r a
bres del cielo, y en su oración y meditación pene- proveer el convento, para que no pereciesen los
trar los altísimos misterios de la teología. Y solía monjes. Animó el santo al procurador, su h e r m a -
decir por g r a c i a á s u s amigos que lo poco que s a - no, é hizo oración, y luego llegó á la puerta u n a
bía de la divina E s c r i t u r a lo había aprendido me- mujer que, echándose á sus pies, le d i o de limosna
ditando y orando en los campos, sin tener otro doce libras, suplicándole que encomendase á Dios
maestro que las e n c i n a s y h a y a s ; m a s esta ciencia á su marido, que estaba g r a v e m e n t e enfermo.
de la divina E s c r i t u r a que él decía era poca, fué Agradeció el santo la limosna, y dijo á la mujer
uno de los r a r o s y eminentes dones que recibió, que, volviendo á su casa, hallaría sano á su mari-
porque así tenía p e n e t r a d a s todas las palabras y do, como le halló. Y con este suceso el abad s u a -
ápices de los libros sagrados, que cuanto hablaba, vemente reprendió la pusilanimidad del p r o c u r a -
escribía y predicaba e r a s a g r a d a E s c r i t u r a , no dor, y aquellos religiosos a p r e n d i e r o n á confiar
como quien la cita, sino como quien la tenía r u - en Dios, que n u n c a d e s a m p a r a á los que de veras
miada, digerida y convertida en sí. Y el mismo le sirven.
santo confesó a l g u n a s veces que, estando orando, Teníase san B e r n a r d o por indigno de que Dios
había visto la s a g r a d a E s c r i t u r a como declarada y se sirviese de él para la salvación de las almas;
expuesta cabe sí. Y no por esto dejaba de leer y pero la caridad g r a n d e que ardía en su pecho le
estudiar con g r a n cuidado las interpretaciones de hacía olvidar de su indignidad, y con g r a n d e s an-
los padres y doctores santos, no i g u a l á n d o s e con sias buscar y p r o c u r a r la salud de sus prójimos.
ellos, ni haciendo del m a e s t r o , sino como h u m i l - P ú s o s e u n a noche á considerar esto en la oración,
de discípulo, sujetándose con modestia á lo que y tuvo u n a visión en esta forma: Parecíale que de
ellos habían escrito, y siguiendo con g r a n d e acier- todas partes por aquellos montes venía g r a n d í s i -
to la huella que ellos nos h a n dejado, como en s u s mo n ú m e r o d e h o m b r e s de diversos estados y há-
devotísimas o b r a s se puede ver. bitos, y que bajaban al valle, donde estaba su mo-
Habiendo, pues, estado algún tiempo esta luz nasterio, de suerte que no cabía la gente en todo
divina y resplandeciente escondida, quiso el Señor aquel contorno. La significación de la visión el efec-
ponerla en el candelero para que a l u m b r a s e á to- to la mostró en la multiplicación de los religiosos
dos los de su casa, ó inspiró al abad Esteban que que militaron debajo de este g r a n patriarca, y de
edificase un monasterio en Claraval, y que hiciese los muchos y ricos monasterios que en tantas par-
abad de él á san B e r n a r d o , que e r a todavía mozo tes por su m a n o se fundaron. E n t r e los otros que
y de poca salud, y no acostumbrado á t r a t a r con vinieron á t o m a r el hábito p a r a m a y o r consolación
seglares en semejantes ocupaciones. E r a Claraval de san B e r n a r d o , uno de los primeros fué Teseli-
un lugar j u n t o al río Alba, en el territorio de Lan- no, su padre, que, haciéndose hijo y h e r m a n o
gres, muy a n t i g u a cueva de ladrones y s a l t e a d o - en espíritu del que había engendrado según la
r e s . L l a m á b a n l e el valle de los Ajenjos, ó por h a - c a r n e , entró en el monasterio y acabó s a n t a m e n -
ber allí m u c h o s , ó por la a m a r g u r a de los que te su peregrinación. La h e r m a n a que sola q u e d a -
caían en las m a n o s de los ladrones. Aquí se hizo ba y era casada con un h o m b r e rico, y dada á
el nuevo monasterio, y fué la p r i m e r a como colo- galas y pompas del m u n d o , habiendo venido m u y
nia y población que salió del Císter. San B e r n a r - ataviada y a c o m p a ñ a d a á ver á s u s h e r m a n o s
do procuró cuanto pudo de no ser s u p e r i o r de nin- al monasterio, quedó confusa porque no la q u i -
g u n o , sino sujeto á todos; mas al fin bajó la cabeza sieron ver; y oyendo las p a l a b r a s de vida que le
á la obediencia, especialmente considerando que dijo san B e r n a r d o (que vencido de s u s g e m i -
no iba á regalo sino á trabajo, porque el monaste- dos y l á g r i m a s salió á verla), se trocó de m a n e r a
rio no tenía fundación, la casa era m u y e s t r e c h a que todo el cuidado que antes ponía en ataviar y
y poca y mal acomodada, el aire destemplado y e n g a l a n a r su cuerpo le convirtió en h e r m o s e a r
muy frío; de s u e r t e que aquellos p r i m e r o s padres su a l m a y enriquecerla con o b r a s de penitencia
que la fundaron p a s a r o n m u y g r a n necesidad, y piedad, con tan g r a n d e fervor, que su mismo
h a m b r e y sed, frío y desnudez. La comida era ho- marido al cabo de dos años le d i o licencia p a r a
j a s de h a y a cocidas, el pan de cebada y mijo, tan e n t r a r en el monasterio de las monjas de Villeto y
desabrido, que un religioso huésped se llevó uno c o n s a g r a r s e al Señor, y allí perseveró s a n t a m e n t e
de aquellos panes p a r a mostrarle como por m i l a - y d i o su espíritu á Dios.
gro, teniéndole por tal, que los que le comían pu- Pero no es tanto de maravillar que Dios, nuestro
diesen vivir. E r a p r o c u r a d o r de la casa Gerardo, Señor, trújese á tantos h o m b r e s de tan diferentes
h e r m a n o de san B e r n a r d o , y viendo la e x t r e m a estados y condiciones p a r a que le sirviesen en un
336 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 0
g é n e r o de vida tan r i g u r o s a y perfecta debajo de abad, como contra un embaidor y falso profeta.
la regla é institución de san B e r n a r d o , cuanto el Rogó el príncipe al santo que le sosegase y pusie-
m o d o . r a r o y maravilloso con que los traía, por la se m a y o r cuidado que en los otros para c o n v e r -
intercesión y oraciones del mismo santo. Vino u n a tirle al Señor, y san B e r n a r d o le dijo: «Dejadle
vez u n a cuadrilla de caballeros mozos, bizarros y ahora, que está m u y a m a r g o y ciego con la pasión,
gallardos, por ver al santo abad, de quien la fama y tenedle por vuestro.» Y como á E n r i q u e con esta
g r a n d e s cosas publicaba. E r a tiempo de c a r n e s t o - n u e v a esperanza le creciese m á s el deseo y t o r n a
lendas, y ellos con el a r d o r de la j u v e n t u d b u s - se á pedir al bienaventurado padre que le hablase,
caron un lugar allí cerca de la iglesia para c o r r e r el santo abad le respondió con rostro sereno: «¿No
y ejercitarse en las a r m a s y entretenerse. Rogóles os he dicho ya que es vuestro?» Oyeron este razo-
el santo que no lo hiciesen, y no quisieron; mandó namiento los c i r c u n s t a n t e s y el mismo A n d r é s , el
t r a e r cerveza y darles á beber, echándole primero cual, estando más obstinado y furioso que antes,
s u bendición. Apenas habían salido del m o n a s - m e n e a n d o la cabeza, decía dentro de sí (como
terio, cuando movidos de un nuevo espíritu del d e s p u é s lo confesó): «Ahora sí que conozco que
cielo comenzaron á tratar entre sí de la vanidad eres falso profeta, porque j a m á s s e r á lo que tú
del m u n d o , de s u s engaños y peligros, y de tal dices.» Partióse el día siguiente muy despechado,
suerte se inflamaron en el deseo de la perfección, echando maldiciones al abad, y suplicando á Dios
que luego sin t a r d a n z a todos j u n t o s , con un ánimo que se abriese la t i e r r a y se hundiese aquel m o -
y u n a voluntad volvieron al monasterio, y con n a s t e r i o . Mas aquella m i s m a n o c h e , estando en
m u c h a humildad pidieron ser admitidos en él, y la posada, sintió tan g r a n d e s estímulos ó impulsos
con g r a n fortaleza y paciencia, pasando muchos y movimientos interiores, que se levantó luego de
trabajos, perseveraron gloriosamente en la r e - la c a m a sin a g u a r d a r el día, y volvió á Claraval,
ligión. Mudanza fué ésta v e r d a d e r a m e n t e de la y pidió con g r a n humildad el hábito con a d m i r a -
diestra del m u y Alto; pero no lo fueron m e n o s ción y consuelo de los que allí estaban y sabían lo
otras, entre las cuales fué una la de u n clérigo, que h a b í a pasado. En otro c a m i n o que hizo san
llamado Marcelino, que yendo á r e c i b i r á san Ber- B e r n a r d o á F l a n d e s ganó p a r a el Señor algunos
nardo (que venía á Maguncia) en n o m b r e del a r - flamencos nobles y letrados, que le siguieron y se
zobispo, su señor, y dicióndole quién era y quién volvieron con él á Borgoña. Y en Chasón, ciudad
le enviaba, el santo se paró, y poniendo los ojos de la C h a m p a ñ a , en F r a n c i a , tendiendo las redes
en él, le dijo: «Otro Señor m a y o r os h a enviado de su predicación cogió u n a g r a n d e m a n a d a de
q u e se quiere servir de vos.» Y a u n q u e al p r i n c i - excelentes sujetos; y cada día se veían e n t r a r por
pio el clérigo contradecía, y estaba ajeno y muy las p u e r t a s de su monasterio m u c h o s q u e , m o v i -
fuera de tal pensamiento, al cabo se rindió, y en dos de la fama del santo y desengañados de la va-
compañía de otros m u c h o s doctos y h o n r a d o s vino nidad y e m b u s t e s del m u n d o , venían á militar á
al monasterio de Claraval á pedir el hábito. Y no es Cristo debajo de tan valeroso capitán. -.
de m e n o r admiración lo que le sucedió con E n r i q u e , Al principio de su gobierno, midiendo á s u s
h e r m a n o carnal del rey de F r a n c i a ; antes es tanto subditos con su espíritu y fervor, fué m á s severo
mayor, cuanto era de m á s alta dignidad la persona y riguroso de lo que convenía; porque p r i m e r a -
con quien le sucedió. Había venido este príncipe m e n t e , cuando recibía algún novicio, e n t r e otras
á Claraval á t r a t a r con el santo abad a l g u n o s n e - cosas le avisaba que dejase fuera del convento el
gocios de importancia. Cuando los hubo acabado c u e r p o , y que solamente e n t r a s e con el espíritu.
pidió que se j u n t a s e n todos los monjes para d e s - Cuando confesaba á s u s monjes cualquiera falta,
pedirse de ellos y e n c o m e n d a r s e en s u s oraciones. por ligera que fuese, le parecía g r a v e , y pedía á to-
Hízose así: luego le dijo el santo que tenía espe- dos tan g r a n d e perfección, que á muchos les qui-
ranza que no moriría en el estado en que al presente taba la esperanza de alcanzarla y aun la g a n a de
estaba, sino que presto entendería por experiencia p r o c u r a r l a . De donde nacía u n a cierta tristeza en
c u a n eficaz e r a la ocasión que h a b i a tenido de los corazones de los subditos, que se les quitaba el
aquellos pobres siervos de Dios. Cumplióse aquella aliento y la devoción, y aquel fervor que suele ser
profecía de m a n e r a que el mismo día se determinó g r a n d e espuela para a p r o v e c h a r y c o r r e r en la
E n r i q u e de seguir las pisadas de Cristo, n u e s t r o virtud. Mas era tan g r a n d e la opinión que todos
Señor, y m o r i r en la cruz de la s a n t a religión. tenían de la santidad de su buen padre, que daban
Sintió esta m u d a n z a de su señor toda su familia, toda la culpa, ó á su flojedad, ó á su poca c a p a c i -
que le lloraba en vida por muerto; pero e n t r e los dad, sin quejarse de él ni contradecirle a c o s a que
otros criados había uno que se llamaba A n d r é s , o r d e n a s e . Y esta humildad de los subditos por vo-
el cual tuvo tan extraño sentimiento, que salió luntad de Dios abrió los ojos al superior, porque
como fuera de sí, y frenético con la cólera comenzó viendo san B e r n a r d o la humildad y modestia de
á decir blasfemias y graves injurias contra el santo s u s religiosos, comenzó á e c h a r s e á si la culpa, y
DÍA 20 AGOSTO 337
determinó de no c a r g a r l o s ni afligirlos, ni decirles m a n e r a y á ser fatigado de varias y graves enfer-
nada, sino atender á sí h a s t a que Dios le descu- medades, y los mismos médicos se maravillaban
briese otra cosa. Estando en esto, le apareció de como, estando tan flaco y e x h a u s t o , podía atender
noche u n niño, vestido de u n a celestial luz, y le á ocupación a l g u n a . Y el mismo santo padre al
mandó e x p r e s a m e n t e que no dejase de decir á s u s cabo lo conoció y se acusó por haber tanto exce-
hijos todo lo que sentía, porque no sería él el que dido en la penitencia y con demasiada aspereza
hablase, mas el Espíritu Santo h a b l a r í a en él. Y estragado su complexión y debilitado s u s m i e m -
j u n t a m e n t e con este mandato le infundió el Señor bros, y de su parte impedido la mayor gloria del
u n a n u e v a gracia y s i n g u l a r don de suavidad y Señor. P o r q u e cierto fué maravillosa y e x t r a o r -
dulzura, con la cual aprendió á compadecerse de dinaria la aspereza que en su vida este santo usó,
los flacos, y ajustarse y acomodarse á la capacidad y parece que h u m a n a m e n t e no podía vivir, si el
de los r u d o s , y s a c a r de cada uno lo que (salva Señor s o b r e n a t u r a l m e n t e no le s u s t e n t a r a . Mas
la disciplina religiosa) b u e n a m e n t e pudiese. Y así estaba tan encendido y abrasado del a m o r de
.vino á t r o c a r s e de tal m a n e r a , que parecía otro Dios, que en n i n g u n a otra cosa de día y de noche
h o m b r e , y comenzó con e x t r a o r d i n a r i a t e r n u r a y pensaba sino cómo podría más amplificar su gloria
solicitud á proveer y prevenir las necesidades, no y a p r o v e c h a r las almas; y estas dos cosas p r o c u -
sólo del a l m a , sino también del cuerpo de todos r a b a con g r a n d e ansia y solicitud. A este blanco
s u s subditos. Y porque a l g u n o s e c h a r o n de ver tiraban todas s u s acciones, su conversación m á s
que debajo de s u s hábitos viejos y remendados divina que h u m a n a , su oración, el escribir tantas
traía un áspero cilicio, lo dejó, temiendo que otros cartas de negocios tan g r a v e s , el interpretar las
con g r a v e s enfermedades le q u e r r í a n imitar y s e - divinas L e t r a s , los razonamientos con personas
g u i r aquel rigor, por ver que él, estando enfermo particulares, y los negocios públicos que trataba.
y flaco, no le dejaba: tanto era el cuidado que Y añadióle el Señor u n a elocuencia admirable y
después que el Señor le e n s e ñ ó tuvo el santo p a - u n a sagacidad y prudencia maravillosa, con la
dre de la salud de s u s hijos. Con esta b l a n d u r a cual se acomodaba á la condición, capacidad y
del santo abad creció más el fervor de s u s hijos, y costumbres de cada uno de los que trataba. Con
con u n a s a n t a contienda, cuanto el padre era m á s los labradores hablaba como si se h u b i e r a criado
amoroso p a r a con ellos, tanto ellos e r a n más r i - en el campo; con los caballeros, como cortesano;
g u r o s o s p a r a consigo mismos, y m á s obedientes con los idiotas usaba de comparaciones de cosas
á s u s mandatos, y con más cuidado y a n s i a a n h e - materiales y g r o s e r a s ; con los letrados y sofistas
laban á la perfección y á la observancia de su disputaba de cuestiones sutiles con g r a n d e i n g e -
regla. Atendían á los oficios divinos con s u m a nio y agudeza. Y, finalmente, como excelente pes-
atención y devoción, holgábanse m u c h o con la cador tenía diferentes cebos y anzuelos para pes-
santa pobreza, que era e x t r e m a ; trabajaban, y car proporcionados aj gusto y al natural de cada
o c u p á b a n s e á s u s horas en la labor de m a n o s con uno, y todo esto nacía de su g r a n caridad y el
g r a n d e alegría, g u a r d a b a n un recogimiento y un deseo que tenía de g a n a r almas p a r a el Señor.
silencio tan e x t r a ñ o , que j u n t a m e n t e se veía en También e r a efecto de esta caridad la compasión
aquel monasterio u n a m u c h e d u m b r e de gente y y dolor que sentía de los pecadores y faltas de s u s
un silencio de yermo y soledad. En todas las v i r - prójimos, y especialmente de los que tenía á su
tudes se e s m e r a b a n ; á porfía cada uno p r o c u r a b a c a r g o . P o r q u e a u n q u e era tan amoroso (como d i -
ir delante de todos, y no q u e d a r s e a t r á s por ver jimos), no dejaba de a m o n e s t a r y r e p r e h e n d e r ,
á su santo pastor y prelado, con tan g r a n fervor, como padre, secreta y públicamente al que fal-
que sólo el verle los componía ó inflamaba y a r r e - taba, y de tomar todos los medios posibles p a r a
bataba p a r a el cielo. G u a r d a b a e n t r e otros un corregirle; y cuando todo no bastaba, le cortaba
aviso muy importante p a r a los que g o b i e r n a n r e - como m i e m b r o podrido y le a p a r t a b a de su c o n -
ligiosos, que s u s r e p r e h e n s i o n e s eran modestas y gregación. Pero cuando la necesidad á esto le
suaves, y si el que era reprehendido no las a c e p - obligaba, quedaba tan afligido y traspasado de
taba con b l a n d u r a y humildad, antes se enojaba dolor, que no h a y madre que así sienta la m u e r t e
y alzaba la voz, el santo por entonces disimulaba corporal de su hijo como él sentía la espiritual de
y g u a r d a b a el castigo p a r a otro tiempo, porque cualquiera de los suyos. Tales eran las e n t r a ñ a s
decía que cuando el que r e p r e h e n d e y el que es del verdadero imitador de Cristo, porque era m u y
reprehendido están enojados, m á s parece esgrima compasivo y muy blando, y no le sufría el cora-
ó contienda que corrección. zón ver á nadie triste y desconsolado. Mas no era
Pero a u n q u e san B e r n a r d o se trocó para con maravilla que con los h o m b r e s fuese tan tierno el
los otros, no se mudó para consigo, porque siem- que con las mismas bestias era tan h u m a n o . P o r -
pre g u a r d ó aquella entereza y rigor de vida que que algunas veces, yendo de camino, le aconteció
dijimos: de donde vino á enflaquecerse en g r a n ver a l g u n a liebre perseguida de los perros ó a l -
TOMO III 43
338 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 0
g u n a ave que h u í a del gavilán, y él, movido de desvanecer ni levantar. Ofreciéronle m u c h a s veces
compasión, les echaba su bendición p a r a librarlos, g r a n d e s dignidades y obispados, y n i n g u n o quiso
protestando á los cazadores (como es verdad) que aceptar, teniéndose por indigno de todos. Y era
en vano las s e g u i r í a n . De este horno tan e n c e n - tanta su autoridad, y el respeto que s u s mismos
dido de caridad salía el oro fino de la paciencia s u p e r i o r e s le tenían, que no se atrevieron á h a -
firme y constante que tuvo san B e r n a r d o , la cual cerle fuerza, porque sabían c u a n contrario e r a á
manifestó c l a r a m e n t e en las continuas t r i b u l a - su voluntad. Mas no hay p a r a qué gastemos m u -
ciones y enfermedades que padeció desde el prin- chas p a l a b r a s en referir aquí el catálogo de s u s vir-
cipio de su bienaventurada conversión h a s t a el tudes, p o r q u e todas las abrazó, y fué tan excelente
último punto de su vida, que no fué sino u n a muer- en cada u n a de ellas, como si no tuviera m á s de
te prolija. P e r o también se ve que la m i s m a cari- aquélla. Era sereno en el rostro, modesto en el
dad y a m o r del Señor le daba fuerzas p a r a que hábito, circunspecto en las palabras, temeroso en
cuando se ofrecía a l g u n a g r a n necesidad y cosa de s u s o b r a s , asiduo en la meditación, en la oración
su servicio, estando como estaba flaco, debilitado y continuo, de la cual fiaba m á s que de n i n g u n a
consumido, por divina dispensación parecía que propia industria, ó trabajo s u y o . E r a m a g n á n i m o
cobraba n u e v a s fuerzas y nuevo vigor p a r a t r a - en la fe, longánimo en la esperanza, perfecto en
bajar y o c u p a r s e en ella. También mostró su pa- la caridad, próvido y despierto en s u s consejos,
ciencia en a l g u n a s cosas g r a v e s de h o n r a , de eficaz en los negocios, y n u n c a menos ocioso que
hacienda y de su persona, que se le ofrecieron. cuando estaba ocioso, alegre en las injurias, v e r -
Escribió el siervo del Señor u n a vez á un obispo, gonzoso en s u s alabanzas, suavísimo en s u s c o s -
que era principal consejero del rey, rogándole que t u m b r e s , santo en s u s merecimientos, glorioso
le avisase de ciertas cosas que iban mal e n c a m i - en los milagros, y él mismo fué el p r i m e r o y m a -
nadas. Respondióle el obispo con enojo, tratándole yor de todos s u s milagros. En s u s s e r m o n e s tuvo
de necio y atrevido, y el santo abad le volvió á u n a virtud más divina que h u m a n a para quebran-
escribir con tanta sumisión y humildad, que le tar los corazones m á s d u r o s que las piedras ó i n -
confundió y se le hizo g r a n d e a m i g o . Enviábale flamar á. los tibios y flojos al a m o r del Señor. Y
un abad rico seiscientos m a r c o s de plata de limos- viendo esto el demonio p r o c u r a b a divertirle y em-
n a p a r a que los gastase en beneficio de su orden: barazarle p a r a q u e , ó no repartiese á los oyentes
robáronlos en el c a m i n o , y cuando lo supo, dijo: los dones de Dios, ó se tiznase en a l g u n a vanaglo-
«Bendito sea Dios, que nos h a librado de tan g r a n ria por haberlos bien repartido. U n a vez, p r e d i -
carga.» Y habiéndole quitado, ó por e n g a ñ o , ó por cando, se le ofreció un lindo concepto, y púsosele
fuerza, diez monasterios, ó los sitios donde se delante que sería bien g u a r d a r l e para otro s e r m ó n ;
habían de edificar, estuvo m u y sereno sin q u e r e r pero el Señor i n t e r i o r m e n t e le habló y le dijo: «En
j a m á s pleitear con los que le habían hecho aquel tanto que g u a r d a r e s esto, no te d a r á n otra cosa que
agravio. Un religioso de otra religión, poco e s t a - digas;» y, así, lo dijo luego. Otra vez, oyéndole
ble en su vocación, habiendo leído a l g u n a s obras m u c h a gente, y con g r a n d e aplauso y admiración,
espirituales de san B e r n a r d o , fué á Claraval y p i - le vino u n a tentación de vanagloria, pareciéndole
dióle con g r a n d e instancia que le recibiese entre que le decían: «Mira qué de gente te oye, y
s u s monjes; y como el santo no se lo concediese, con c u á n t a atención.» Paróse un poco pensando
juzgando que era mejor que perseverase donde si dejaría el sermón, m a s entendiendo que ésta
había comenzado, saliendo el pobre h o m b r e de sí, era voz del demonio, volvió la cabeza a t r á s san
alzó la mano y dio un g r a n bofetón al santo abad Bernardo, y dijo: «Ni por ti lo comencé, ni por
con tanta fuerza, que luego se le hinchó el c a r r i - ti lo dejaré;» y prosiguió adelante con su s e r m ó n .
llo, y él le defendió y le a m p a r ó p a r a que no le Y con ser san B e r n a r d o tan adornado de todas las
hiciesen mal a l g u n o , a n t e s le acomodasen y regala- virtudes, y un celestial prodigio en el m u n d o , u n a
sen. Tuvo m u c h o s contrarios y perseguidores, por vez, estando m u y malo y oprimido de u n a g r a n -
los cuales hacía fervorosa oración, y p r o c u r a b a dísima copia de flemas que le a h o g a b a n y le q u i -
con humildad y sumisión ablandarlos, y dar bien taban la respiración, se a r r o b ó , y estando como
por mal, beneficios por injurias, y h o n r a y r e v e - en éxtasis le pareció que le llevaban delante del
rencia por desprecios y afrentas. P e r o ¿qué ma- tribunal del Señor, donde también estaba el e n e -
ravilla es que fuese tan paciente el que e r a tan migo del género h u m a n o para acusarle. Y h a -
humilde? P o r q u e el verdadero humilde n u n c a pien- biendo el maligno concluido su a c u s a c i ó n , y
sa que se le hace injuria, y como el santo decía, no puéstole los cargos, dándole tiempo para que se
quería parecer humilde, sino vil. F u é tan a d m i r a - descargase, él sin turbación a l g u n a respondió de
ble la humildad de este glorioso santo, y estaba esta m a n e r a : «Yo confieso que no soy digno de la
tan fundado en esta virtud, y tan metido y sumido gloria eterna; m a s mi Señor la posee por dos títu-
en el abismo de su nada, que n i n g u n a cosa le pudo los, por ser Unigénito del eterno P a d r e y h e r e d e r o
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del real reino celestial, y por haberle comprado aceptó, confiado tanto en Dios cuanto desconfiado
con su s a n g r e ; él se contenta con el p r i m e r o de de sí. Y después de h a b e r invocado el favor del
estos dos títulos, y esto sólo le basta, y del segun- cielo y hecho todas las diligencias para a c e r t a r ,
do me h a c e á mí donación, y en virtud de ella declaró á Inocencio por sumo y verdadero papa y
tengo yo d e r e c h o al cielo.» Quedó el perverso pastor de la Iglesia, sin que hubiese en todo aquel
a c u s a d o r confuso, y aquella forma de juicio y de concilio persona que le contradijese y se opusiese
tribunal desapareció, y el santo varón volvió en á tal declaración; y con esto fué Inocencio obede-
sí, para q u e se vea cuan diferentes son los juicios cido en el reino de F r a n c i a . Y porque el rey Enri-
de los pecadores y de los santos. Pero sigamos el que de I n g l a t e r r a se mostraba duro y de contrario
curso de n u e s t r a n a r r a c i ó n . parecer, el glorioso abad pasó á ella y le p e r s u a -
Había deseado el santo abad estarse toda la dió que se conformase con lo que se había deter-
vida apartado en aquel rincón, desconocido de los minado en F r a n c i a , tomando sobre su conciencia
h o m b r e s ; pero el Señor le s a c ó ' á luz p a r a que r e - cualquiera culpa que e n hacerlo pudiese haber, y
partiese al mundo los tesoros y gracias que en su el rey lo hizo; y p a r a h o n r a r m á s al pontífice vino
pobre celda había allegado. F u é necesario que sa- á F r a n c i a , donde había llegado como huyendo de
liese de ella para reconciliar con la Iglesia r o m a - Italia; é Inocencio en C h a r t r e s con g r a n d e alegría
n a á los cismáticos, p a r a convencer públicamente de todos le recibió y le dio su bendición apostóli-
á los herejes, y p a r a promover en el bien y e s t a - ca. Mas porque todavía en la provincia de Gascu-
blecer en la paz á los católicos. Levantóse en ñ a d u r a b a la cisma por la ambición de Gerardo,
tiempo de san B e r n a r d o , después de la m u e r t e de obispo de A n g u l e m a , el cual, favorecido de G u i -
Honorio, sumo pontífice, un peligroso cisma en llermo, conde y príncipe poderoso, hacía g r a n d e s
la Iglesia, porque un romano principal, llamado desafueros, fué enviado del papa el santo abad
Pierleone, con malas artes tomó el n o m b r e de para poner en razón al conde y refrenar la tiranía
Anacleto, y u s u r p ó la cátedra de san P e d r o , y se del mal obispo. F u é san Bernardo á Gascuña, ha-
opuso al verdadero pontífice Inocencio, segundo bló al conde Guillelmo, y procuró reducirle á la
de este n o m b r e . Hubo g r a n d e escándalo y u n a obediencia del verdadero pastor, y lo mismo hicie-
m u y peligrosa división en toda la cristiandad, ron algunos obispos y personas religiosas; y a u n -
porque en los principios no se podía tan fácilmen- que él vino en ello, n u n c a se quiso rendir en que
te a v e r i g u a r cuál de los dos se había de tener por volviesen á s u s iglesias los obispos que con v i o -
legítimo sucesor de san P e d r o y vicario general lencia habían sido echados de él. Mas viendo el
del Señor. H a c í a n s e en v a r i a s partes sínodos n a - santo la obstinación del conde, y que los medios
cionales sobre este artículo, y especialmente en h u m a n o s no a p r o v e c h a b a n , tomó los divinos ó
F r a n c i a fué convocado el concilio en la villa de hizo lo que aquí diré: fué á la iglesia, dijo misa,
E t a m p e s . Y p a r a poder con mayor luz y asistencia tomó el santísimo S a c r a m e n t o sobre u n a patena
del Espíritu Santo decidir u n a dificultad tan gran- en las manos, y salió al conde, que por estar d e s -
de, pareció al rey de F r a n c i a y á los m á s principales comulgado no podía e n t r a r en la iglesia y estaba
prelados que a n t e todas cosas se llamase al c o n - á la puerta; y con el rostro encendido que echaba
cilio al abad de Claraval, por el g r a n d e concepto llamas, y con los ojos centelleando, y con u n a voz
que todos tenían de su sabiduría y santidad. L l a - terrible y espantosa, le habló de esta manera:
m á r o n l e , y el santo abad, constreñido de la o b e - «Nosotros te habernos rogado, y tú nos has m e -
diencia de s u s prelados y de la importancia del nospreciado. Todos estos siervos de Dios te han
negocio, vino lleno de temor y temblor, c o n s i d e - suplicado, y tú no h a s hecho caso de ellos; he aquí
r a n d o la gravedad y peligro de lo que se había de el Hijo de la Virgen, cabeza y Señor de la Iglesia,
t r a t a r , a u n q u e tuvo g r a n consuelo en el camino, que tú persigues, viene á tu presencia. Este es tu
y quedó m u y a n i m a d o con u n a visión y revelación juez, á cuyas manos h a de venir tu alma. Veamos
del Señor. Llegado al lugar del concilio, fué r e c i - si h a r á s caso de él, si le volverás las espaldas
bido como ángel del cielo, y en la p r i m e r a sesión, como las h a s vuelto á nosotros.» A estas p a l a b r a s
por común consentimiento, y á u n a voz, se d e t e r - tembló el conde, cayó en el suelo, y levantándose
minó que se pusiese aquella controversia en m a - tornó á caer sin poder hablar, echando salivas y
nos de san B e r n a r d o , p a r a que él la determinase espumarajos por la boca, y espantado y atónito.
y todos siguiesen su parecer: que es cosa rarísima Finalmente, hizo todo lo que el santo le mandó, y
y g r a n d e a r g u m e n t o de la estima que todos tenían después trabó tan estrecha amistad con él, que
del espíritu del Señor, que m o r a b a y hablaba en con s u s santos consejos y dulces palabras se trocó
él. Y a u n q u e él procuró de e x c u s a r s e con su m o - de tal m a n e r a que, dejando el estado, se retiró é
destia, por parecerle c a r g a intolerable y sobre sus hizo muy áspera penitencia, y fué santo, y como
fuerzas, finalmente, vencido de los r u e g o s y de la de tal hace mención de él el Martirologio romano
autoridad de aquella s a g r a d a congregación, lo á los 11 de febrero. Mas el obispo Gerardo quedó
340 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 0
obstinado en su malicia, y poco después se halló m a n o del Señor, con e x t r a o r d i n a r i o regocijo de
u n a m a ñ a n a muerto en la cama, sin confesión ni todos s u s hijos y contento de su alma, p o r q u e pen-
Viático. Después de esto persuadió san B e r n a r d o saba que se h a b í a n ya acabado los trabajos de
al e m p e r a d o r Lotario (que en la ciudad de Lieja aquellos negocios pesados y distracciones, y que
se vio con el papa) que dejase una v a n a y a m b i - podría en aquel rincón reposar y atender á su
ciosa pretensión que tenía de cobrar la investidu- aprovechamiento con m a y o r quietud. P e r o no le
r a de los obispados que al emperador E n r i q u e , su sucedió como pensaba, porque el papa, hallándose
predecesor, se había quitado. Volvió el papa á Ita- todavía cercado de trabajos por todas partes, y
lia, habiendo compuesto las cosas de F r a n c i a y apretado de Rogerio, rey de Sicilia, que favorecía
celebrado un concilio en Reims, y quiso p a s a r por al antipapa, le m a n d ó ir de nuevo á R o m a , porque
Borgoña para visitar á Claraval y ser huésped del no hallaba quien mejor le pudiese a y u d a r que san
santo abad en aquel monasterio, donde vivían s u s B e r n a r d o , como la experiencia lo ha e n s e ñ a d o .
monjes, m á s como ángeles venidos del cielo que Obedeció el g r a n siervo del Señor como verdadero
como h o m b r e s vestidos de un saco de c a r n e . Allí hijo de obediencia: fué á R o m a , y de allí á v e r s e
estuvo el sumo pontífice con maravillosa consola- con el rey; y puesto caso que redujo á muchos á
ción por lo que vio. Salieron en procesión los la obediencia de Inocencio y al mismo P e d r o
monjes, no con evangelios dorados ni cruz de pla- Pisano, famoso j u r i s t a , que hacía las partes de
ta (que no la había), sino con cruz de palo y p o - Anacleto, y convenció al rey Rogerio e v i d e n t e -
bres o r n a m e n t o s ; m a s con tanta devoción y m o - m e n t e , y de m a n e r a que no pudiese tener ignoran-
destia, que el papa y los cardenales y obispos no cia; pero ciego con la pasión y con la codicia de
pudieron contener las lágrimas. Comió el papa en quedarse con los bienes de la Iglesia que había
el refitorio, y toda la comida fué de lechugas y le- u s u r p a d o , no quiso h a c e r demostración pública
g u m b r e s , y por g r a n regalo hubo un poco de a r r o - como san B e r n a r d o le aconsejaba. Mas por las
pe, y p a r a el papa un pez, que sólo con dificultad oraciones del santo abad Dios atajó la cisma y los
se pudo hallar. males que de ella resultaban con la m u e r t e del
Estaban en Italia las cosas todavía turbada?, y falso pontífice Anacleto. El cual, asaltado de u n a
p a r a sosegarlas el pontífice intimó otro concilio pestífera enfermedad que le duró tres días, i m p e -
en la ciudad de Pisa, en la cual e n t r e otras cosas nitente pasó de esta vida p a r a dar en la otra cuen-
fué Anacleto declarado por descomulgado, a s i s - ta al eterno Juez de los daños que con su ambición
tiendo siempre san Bernardo á todos los negocios y tiranía había, causado en la Iglesia. Luego que
que allí se t r a t a b a n , no solamente como a y u d a d o r murió Anacleto, los de su parcialidad eligieron
y particionero, sino en cierta m a n e r a como arbi- otro sucesor suyo; m a s éste con mejor consejo
tro y ministro principal del papa. Y acabado esto se vino de noche á san B e r n a r d o , y dejadas las
por su mandado fué el siervo del Señor á la ciudad insignias de sumo pontífice que había tomado, lle-
de Milán, que estaba desunida del v e r d a d e r o pon- vándole consigo el mismo santo, se echó á los
tífice, y la unió y redujo á su obediencia. F u e r o n pies del verdadero pontífice Inocencio, del cual
con el santo á Milán dos cardenales legados á la- benignamente fué recibido. Y con esto se acabó
tere, Guidón, obispo de Pisa, y Mateo, obispo alba- aquella cisma tan larga y lastimosa, dando todos,
nense; y por voluntad de san B e r n a r d o también después del Señor, la h o n r a y loa de tan deseado
Gaufredo, obispo carnotense, g r a n d e amigo suyo fin al santo abad; que, habiendo gastado en esta
y varón de g r a n prudencia y autoridad. Cuando gloriosa empresa siete años, con el favor del cielo
llegaron á siete millas de Milán salió toda la c i u - la acabó. Mas no pudiendo sufrir las alabanzas
dad á recibirle, eclesiásticos y seglares, ricos y de los h o m b r e s y la r e v e r e n c i a que toda la corte
pobres, caballeros y oficiales; y sin tener c u e n t a r o m á n a l e hacía, al cabo de cinco días impetró li-
con los c a r d e n a l e s y prelados que venían con él, cencia del papa p a r a volverse á su pobre casa, como
se echaban á s u s pies y se los besaban, y tenían lo hizo: de donde envió a l g u n o s religiosos al papa
por g r a n d e dicha el verle, oirle y h a b l a r l e , y c o r - por su mandado p a r a que habitasen el monasterio
t a r de su pobre vestido pedazos de paño por r e l i - que su santidad había r e p a r a d o en el l u g a r de las
quias, con que sanaban m u c h o s enfermos; y por T r e s F o n t a n a s , que es donde san Pablo fué desca-
m á s que el santo r e p r e h e n d í a al pueblo por la bezado, y hoy día tiene titulo de San Vincencio y
h o n r a que le hacía, y le e x h o r t a b a la convirtiese Anastasio. Entre los otros monjes fué por abad
en h o n r a r y r e v e r e n c i a r aquellos prelados, que B e r n a r d o Pisano, discípulo del santo abad, y g r a n
por ser cardenales de la s a n t a Iglesia r o m a n a y religioso y persona que había sido m u y estimada
legados del vicario de Cristo e r a n dignos de toda en el siglo; el cual, m u e r t o que fué Inocencio, y
veneración, no hubo remedio: y así con este aplau- Celestino y Lucio, s u s sucesores, fué elegido con
so y regocijo y a p r e t u r a de gente entró en Milán. g r a n d e aprobación por sumo pontífice, y se llamó
De allí volvió á Claraval, guiado s i e m p r e de la Eugenio III, á quien después san B e r n a r d o e s -
DÍA 2 0 AGOSTO 341
cribió aquellos divinos libros De consideratione. abad, suplicándole humildemente por las llagas de
No pudo tampoco el amigo de Dios otra vez s o - Jesucristo que tomase la mano p a r a pacificar los
segar en su rincón como él lo deseaba, a n t e s le á n i m o s tan desunidos y feroces, que con s u s e n e -
fué necesario salir presto de él p a r a r e p r i m i r y mistades tan graves males amenazaban á la I g l e -
confundir algunos herejes que se habían l e v a n - sia. Hallábase ya viejo el santo, y al cabo de su
tado en aquella sazón, como lo había hecho con vida, y en la cama enfermo, y haciendo m á s caso
los cismáticos, viendo los m i e m b r o s desunidos por su g r a n d e caridad de la salud espiritual de
y apartados de la Iglesia con su cabeza. Uno de sus prójimos que de la s u y a corporal, se fué luego
éstos fué Pedro Abelardo, h o m b r e de agudo i n - con el mismo arzobispo, y el Señor le d i o s ú b i t a -
genio, pero hinchado y vano, el cual, e n g a ñ a d o mente fuerzas p a r a aquella j o r n a d a , porque la t o -
del padre de la mentira, comenzó á s e m b r a r n u e - maba p a r a su servicio. Y a u n q u e halló dos ejér-
va doctrina y a l g u n a s opiniones falsas y pernicio- citos enemigos puestos á punto p a r a pelear, los
sas. Avisóle el santo benigna y s e c r e t a m e n t e aplacó de m a n e r a que, dejadas las a r m a s , de
p a r a que las revocase, y viendo que los medios común consentimiento pusieron todas sus diferen-
blandos no a p r o v e c h a b a n , en un concilio que se cias en s u s m a n o s , y él las decidió con g r a n paz
celebró en Sens, en F r a n c i a , en presencia de m u - y contento de las partes, y aquella tempestad y
chos prelados y doctores le convenció y le c o n - torbellino se convirtió en u n a s e r e n a concordia y
cluyó de tal m a n e r a , que el pobre hombre, lleno tranquilidad.
de v e r g ü e n z a y confusión, no supo qué responder Maravillosa cosa p a r e c e r á á algunos que un po-
á las razones del s a n t o . bre religioso, vestido de un saco vil y despreciado,
También tuvo otro e n c u e n t r o con Gilberto P o - hiciese cosas tan g r a n d e s y tan e x t r a ñ a s , y que
r r e t a n o , obispo de Poitiers, varón muy versado tuviese tanta autoridad y fuerza, no solamente para
en las divinas L e t r a s , mas temerario y a r r o g a n - convertir del siglo al Señor tantas personas de
te, que con m á s sutileza que verdad e n s e ñ a b a todos estados, sino p a r a u n i r la Iglesia desunida,
n u e v a doctrina en el misterio de la Santísima sujetar á los reyes, espantar á los príncipes, c o n -
Trinidad. Disputó con el santo dos días en el con- fundir á los herejes y persuadir á los pueblos
cilio de R e i m s , que celebró el papa Eugenio III, todo lo que quería, como si fuera señor de los c o -
y le hizo r e t r a c t a r de los e r r o r e s que había razones. Pero no hay que maravillarse, porque no
e n s e ñ a d o . No fué de m e n o r daño la impiedad hay quien pueda resistir al espíritu y brazo del
de un falso y perverso maestro, llamado E n r i - Todopoderoso. La opinión de la santidad de B e r -
que, vilísimo apóstata, que puso su boca en el nardo era grandísima» s u s palabras como saetas
cielo y publicó g u e r r a contra Jesucristo, o p u g - agudas, echadas por la mano del Señor; su oración
nando los santos s a c r a m e n t o s y echando por tierra tan eficaz y poderosa, que alcanzaba del cielo
los antiguos usos de la j e r a r q u í a eclesiástica. Y todo lo que quería; y los milagros que Dios obraba
porque era decidor y sagaz había hecho gran pro- por él eran tantos, tan continuos y tan g r a n d e s ,
greso en las partes de G a s c u ñ a , donde por su d e - que ellos solos bastaban para r e n d i r al m u n d o á
testable doctrina se veían las iglesias sin s a c e r - su voluntad. Godofrido, monje de Claraval, que fué
dotes, y los sacerdotes sin la debida reverencia, compañero y secretario del santo, afirma por cosa
y, p a r a decirlo en u n a palabra, los cristianos sin cierta y notoria que en un solo día con la i m -
Cristo. Envió el papa un legado para remedio de posición de sus manos, en u n a aldea de la c i u -
tan g r a v e s daños, el cual pasó por Claraval y dad de Constancia, en presencia de muchos testi-
llevó consigo á san B e r n a r d o , que fué recibido gos, a l u m b r ó once ciegos, sanó diez mancos y diez
con increíble devoción de todos aquellos pueblos, y ocho cojos; y que en la ciudad de Colonia, d e n -
y con su vida, doctrina y milagros a r r a n c ó de los tro de tres días, doce cojos, dos estropeados, tres
corazones de la gente e n g a ñ a d a la mala semilla mudos y diez sordos cobraron entera salud. De
que el demonio por E n r i q u e su ministro había suerte que algunos h o m b r e s piadosos, q u e r i e n -
s e m b r a d o ; y los que habían sido pervertidos se re- do por su devoción notar y escribir los milagros
dujeron á la fe, y prendieron y e n t r e g a r o n al que el santo hacía, y comenzándolo á h a c e r , des-
obispo el hereje que los había pervertido. Otra pués lo dejaron, vencidos de la m u c h e d u m b r e y
vez salió de su recogimiento p a r a a p a c i g u a r á los gran copia de ellos. El mismo santo se maravilló
ciudadanos de Metz de L o r e n a y algunos príncipes de los milagros que Dios obraba por él. no sabien-
c o m a r c a n o s que traían g u e r r a c r u d a y peligrosa do á qué cosa atribuirlo, porque por su profunda
entre sí, porque no pudo negarlo al arzobispo de humildad conocía y decía que no eran por la s a n -
T r é v e r i s , que como buen pastor deseaba excusar tidad que no tenía, ni por s u s merecimientos, sino
el daño de s u s ovejas, y los males que de aquella por la salud y aprovechamiento de m u c h o s , para
discordia podían suceder, y había venido á Clara- que estimasen y h o n r a s e n la virtud que ellos pen-
val en persona, y echádose á los pies del santo saban que tenía. Y que no hace Dios los milagros
342 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
p a r a bien de aquellos por quien los hace, sino p a r a aquellos pueblos en la devoción del santo abad,
provecho de los que los ven y los saben; ni p a r a que c o n c u r r í a n de todas partes por verle y hacer-
que los que hacen más milagros sean tenidos por le r e v e r e n c i a en tanto n ú m e r o , que le fué nece-
m á s santos, sino p a r a que todos sean amigos é sario p a r a h u i r aquella h o n r a torcer el camino de
imitadores de la santidad. Y por esto nosotros los Salat (donde había sido el milagro), para la ciudad
p a s a r e m o s en silencio, y solamente referiremos de Tolosa. En aquella m i s m a c o m a r c a , y para el
aquí a l g u n o s pocos, de los cuales los que los leye- mismo efecto y confirmación de la fe, sanó á un
ren se puedan aprovechar, y comencemos por el clérigo del colegio de San S a t u r n i n o , paralítico in-
p r i m e r milagro que el santo hizo, volviendo de curable, que también se llamaba B e r n a r d o , tan
fundar un monasterio, que se llamó de las T r e s debilitado y consumido, que por momentos p a r e -
fuentes. Tuvo aviso que un deudo suyo, llamado cía que había de e x p i r a r . Echóle la bendición el
Gisberto, estaba p a r a morir y ya sin habla, y sin santo y partióse; y en aquel punto, confortándose-
h a b e r s e podido confesar: era h o m b r e noble y rico, le los nervios y cobrando fuerzas, se arrojó de la
pero de mala vida y u s u r p a d o r de la hacienda aje- c a m a donde estaba, corrió tras el santo abad, y le
na. Entró el siervo del Señor en la iglesia para asió y le detuvo, y se echó á s u s pies, los besó
decir misa y e n c o m e n d a r l e á Dios, y á la misma con g r a n devoción y afecto, y le hizo compañía; y
h o r a volvió el enfermo en sí, y comenzó á h a b l a r p a r a ser agradecido á Dios tomó el hábito del Cís-
y á llorar s u s pecados; mas en acabando san Ber- ter, y se sujetó á la obediencia de san Bernardo;
nardo la misa, el enfermo volvió á perder la habla. y habiendo dado b u e n a s m u e s t r a s de religión y
F u é el santo á visitarle y hallóle en aquel estado: prudencia, por el mismo san B e r n a r d o fué hecho
rogáronle que hiciese oración por él, y san Ber- abad de u n monasterio llamado Valdaqua. P u e s
n a r d o , alzando los ojos al cielo y movido del S e - ¿quién podrá referir el dominio que este g r a n s a n -
ñor, respondió con g r a n libertad á los que allí es- to tuvo sobre los demonios, y la fuerza é imperio
taban: «¿Vosotros sabéis las malas o b r a s que ha con que los e c h a b a de las personas que c r u e l m e n -
hecho este h o m b r e y que tiene m u c h a h a c i e n d a te atormentaban? No solamente estando él presen-
mal ganada? Restituya él y s u s hijos lo que no es te, y poniendo sobre ellos s u s manos, ó haciendo
suyo, y deje los malos tratos y los modos injustos la señal de la cruz, ó dándoles á beber un poco de
que ha usado contra los pobres, que si así lo h i - a g u a bendita, sino también estando a u s e n t e huían
ciere m o r i r á como cristiano.» Todo lo hizo el en- los espíritus infernales de la estola del santo como
fermo como el santo lo mandó, y luego la lengua de un espantoso suplicio. Pero dejando aparte los
m u d a y atada quedó suelta y libre, y habló y se otros milagros que tocan á esto, diré solos dos
confesó con m u c h a contrición; y tomados los otros memorables. Estando en la ciudad de Milán, para
santos s a c r a m e n t o s de la Iglesia, expiró con m u c h a reducirla á la unión de la Iglesia y á la obediencia
edificación de todos y esperanza de su eterna salud. del verdadero pontífice (como se dijo a r r i b a ) , e n -
Cuando predicaba contra aquel hereje E n r i q u e tre los otros m u c h o s y señalados milagros que
(que dijimos) en las partes de Tolosa, un día, aca- san Bernardo hizo fué el de u n a mujer h o n r a d a y
bado el s e r m ó n , aquella buena gente le trujo g r a n de conveniente edad, en la cual había entrado Sa-
cantidad de panes para que los bendijese. Hízolo tanás, y poseídola buenos años, y maltratádola de
el santo y díjoles: «En u n a cosa veréis, hijos, si tal m a n e r a que le h a b í a quitado el oir, y ver y
es verdad lo que os predico, y falso lo que os e n - hablar, y sacaba "una l e n g u a que parecía t r o m p a
s e ñ a n y os quieren persuadir n u e s t r o s contrarios; de elefante, y m á s un h o r r i b l e monstruo que mu-
es á saber: si todos v u e s t r o s enfermos que comie- jer. Tenía el rostro m u y fiero y espantable, el
ren de este pan q u e d a r e n sanos.» Estaba presente anhélito hediondo é insufrible, y digno del h u é s -
el obispo de C h a r t r e s , y pareciéndole que aquella ped que la a t o r m e n t a b a . Lleváronla al santo u n a
proposición del santo era m u y universal, quiso m a ñ a n a por fuerza al tiempo que decía misa en la
modificarla y añadió: «Habéis de entender que sa- iglesia de San Ambrosio. Miróla con ojos blandos
n a r á n si comieren con fe de este pan.» Entonces y piadosos, y luego conoció que aquel demonio
replicó san B e r n a r d o : «No digo yo eso, señor, era rebelde y que se h a b í a enseñoreado, por per-
sino como mis palabras s u e n a n : que todos los en- misión del Señor, tan fuertemente de aquella p o -
fermos que g u s t a r e n de este pan c o b r a r á n s a - bre mujer, que con dificultad se podía e c h a r . Y
lud; porque se entienda que nosotros somos legí- volviéndose al pueblo, que e r a i n n u m e r a b l e , le
timos y verdaderos embajadores de Dios.» Como e n c a r g ó que todos orasen a t e n t a m e n t e , y á los
lo dijo, así fué, que todos cuantos comieron de clérigos que tuviesen la mujer firme ó inmoble.
aquel pan s a n a r o n sin excepción alguna; y la fa- E n t r a n d o al misterio de la consagración, c u a n t a s
m a de aquel milagro voló luego por toda aquella c r u c e s hacía sobre la Hostia, otras t a n t a s , v o l -
provincia, y aprovechó para e x t i n g u i r la herejía viéndose á la endemoniada, hacía sobre ella con
y p a r a despertar y encender los corazones de increíble rabia y dolor de aquel espíritu maligno-,
DÍA. 20 AGOSTO 343
el cual lo m o s t r a b a con el crujir de los dientes, reprehendiéndole de su atrevimiento, y dándole
con los gestos y meneos, con los alaridos y mo- saludable penitencia, le absolvió, y con esto el
vimientos de todo el cuerpo. F i n a l m e n t e , h a b i e n - monje pasó aquel celestial manjar: p a r a que se vea
do dicho el P a t e r n ó s t e r , tomó el cuerpo del Señor la c u e n t a q u e se debe tener con la obediencia de
en la patena, y poniéndola sobre la cabeza de la los s u p e r i o r e s en el uso de los santos s a c r a m e n -
triste mujer, y h a b l a n d o con el demonio, le dijo: tos. Otro monje hubo en el mismo convento que,
«He aquí, ¡oh espíritu maligno!, á t u juez. He aquí hallándose seco é indevoto para llorar los pecados
al Señor todopoderoso: contrástale si puedes. Este que había cometido en el siglo, pidió al santo con
es el sagrado cuerpo que se formó en las e n t r a ñ a s g r a n d e afecto que le alcanzase del Señor espíritu
de la Virgen, y fué extendido en la cruz, y puesto de t e r n u r a y devoción; y por su oración le
en la s e p u l t u r a , y resucitando de la m u e r t e subió alcanzó tan copioso, que de allí adelante s u s ojos
triunfando á l o s cielos. En virtud de esta s o b e r a n a fueron u n a s fuentes de lágrimas. T r a t a b a u n a
majestad, yo te mando que dejes esta sierva suya, vez san Bernardo en la corte del rey de F r a n c i a
y que no te a t r e v a s de molestarla m á s de aquí u n a paz de g r a n d e importancia, y la reina, a u n q u e
adelante.» Salió aquel infernal espíritu y pertinaz en lo d e m á s se le mostraba muy devota, en el tratar
poseedor de aquella pobre mujer, alabando todos de la paz le era c o n t r a r i a . Había sido casada m u -
al S e ñ o r y confesando que el santísimo S a c r a m e n t o chos años con el rey sin tener hijos, y por esto
del altar es eficacísimo y poderosísimo contra todo la tenían por estéril; y ella por esta causa e s t a -
el poder del infierno, cuando se trata con la pureza ba afligidísima y todo el reino descontento. Y como
y con la fe que conviene. Este es el p r i m e r m i - la reina un día manifestase su desconsuelo y ansia
lagro. El segundo es que, estando en Pavía, un al siervo de Dios, él la amonestó que no impidiese
pobre labrador le trujo á su mujer endemoniada aquella paz, sino que la p r o c u r a s e , porque de esta
p a r a que la s a n a s e , y el demonio comenzó á h a c e r m a n e r a el Señor cumpliría su deseo. La r e i n a lo
burla del santo, y decir: «No me e c h a r á de mi hizo así, y al cabo de un año, por oraciones del
casa este comedor de p u e r r o s y cebollas;» y otras santo, parió un hijo. Cuando estaba san B e r n a r d o
palabras injuriosas p a r a irritarle. Mas el v e r d a - p a r a partir la s e g u n d a vez de R o m a , deseó llevar
dero humilde no se movió, sino m a n d ó que l l e - consigo a l g u n a s reliquias: ofreciéronle la cabeza
vasen á la mujer á la iglesia de San Sirio, obispo e n t e r a de san Cesario, m á r t i r , y él por su m o d e s -
que había sido de Pavía y resplandecía con m u - tia no quiso sino sólo un diente. Quisieron sacarle
chos milagros. Lleváronle á la iglesia, y no quiso de las quijadas, y no pudieron, antes q u e b r a r o n
Dios que san Sirio la s a n a s e , por g u a r d a r aquella dos cuchillos que tomaron por i n s t r u m e n t o p a r a
h o n r a p a r a san B e r n a r d o , y cuya presencia la s a c a r l e . Entonces san B e r n a r d o dijo: «Menester
t o r n a r o n á traer. El demonio comenzó á e s c a r n e - es r o g a r al santo m á r t i r que se digne h a c e r n o s
cerle y á decir: «No me echó Sirillo, menos me tan g r a n presente.» Hizo oración, y llegándose
e c h a r á Bernardillo.» Como esto oyó san B e r n a r d o , con r e v e r e n c i a á la s a g r a d a cabeza, con dos dedos
dijo: «No te echó Sirio, ni te e c h a r á B e r n a r d o ; fácilmente sacó el diente que los otros con hierro
mas echarte h a Jesucristo.» Hizo oración por ella no habían podido s a c a r . Otra vez, estando enfermo
y quedó s a n a . y muy apretado, ordenó á uno de dos monjes que
No tuvo m e n o s don en otros milagros m á s í n - habían quedado con él (porque los demás estaban
timos y espirituales que conciernen al bien de las ocupados) que fuese á la iglesia á hacer oración
almas, como se verá por a l g u n a s cosas que aquí por él. Hízolo el religioso en tres altares distintos
referiré. Había en el convento de Claraval u n que allí estaban de la gloriosa virgen María, nues-
monje menos perfecto que los demás, al cual el t r a Señora, de san Lorenzo, mártir, y de san B e -
santo abad m a n d ó por cierta culpa secreta s u y a nito, abad; y luego entró en la celda de san B e r -
que no comulgase; m a s él en u n a solemne fiesta, nardo la Reina de los ángeles, acompañada de los
viendo c o m u l g a r al convento, y temiendo la v e r - otros dos santos, y con u n a suavidad y serenidad
güenza ó infamia, se llegó con los demás al altar, que m á s se puede i m a g i n a r que explicar, con su
y diciendo la misa san B e r n a r d o , recibió de su blanda mano lo tocó donde le dolía, y totalmente le
mano el santísimo S a c r a m e n t o con los otros m o n - sanó. P o r q u e entre los dones que tuvo este santo
jes: porque el santo, por ser la c a u s a oculta, no se abad fué uno ser devotísimo de la sacratísima
le quiso negar; m a s volvióse al Señor, s u p l i c á n - Virgen, y ella s i n g u l a r m e n t e le regaló y favoreció.
dole que castigase aquella temeridad. Habiendo Y se dice que una vez le roció los labios con un
tomado el monje la s a g r a d a Hostia, n u n c a la pudo rayo de leche, saliendo de s u s sagrados pechos,
pasar por m u c h o que lo p r o c u r ó , hasta que d e s - y que de allí le vino la dulzura y suavidad de e s -
pués, postrándose á los pies de su prelado, con tilo que está d e r r a m a d a por todas s u s o b r a s .
m u c h a s l á g r i m a s en secreto le dijo lo que pasaba, Otra vez, entrando en la iglesia m a y o r de Espi-
y le mostró la Hostia en la boca. El santo padre, ra, ciudad de Alemania y c á m a r a del imperio,
344 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 0
acompañado de todo el clero y de g r a n m u c h e - de Vitreyo; y estando un día platicando con ellos,
d u m b r e del pueblo, se arrodilló tres veces en tres antes de darles el hábito le avisó el portero que
lugares diferentes, y dijo en el primero: O c.lemens; estaba á la puerta a g u a r d a n d o Esteban, maestro
en el s e g u n d o : O pia; en el tercero." O dulcís virgo de aquellos mozos, que con ellos q u e r í a tomar el
María. Y en m e m o r i a de esta devoción y s a l u t a - hábito. A l e g r á r o n s e s o b r e m a n e r a los discípulos
ción del santo hoy día en la m i s m a iglesia están por ver que su maestro los seguía; m a s el santo,
tres l á m i n a s de metal, y en ellas escritas estas pa- a l u m b r a d o con la luz del cielo, d i o un g r a n gemi-
labras, y cada día se c a n t a la Salve Regina con do, y dijo, oyéndolo todos: «El espíritu maligno
g r a n solemnidad y música; y los mismos herejes le ha traído a q u í : solo viene, y solo se volverá.»
(que hay m u c h o s en aquella ciudad) vienen á oiría. Quedaron todos a d m i r a d o s de aquellas palabras, y
No es justo que e n t r e tantos milagros nos olvide- el santo por no a l t e r a r las n u e v a s plantas, a u n q u e
mos de u n o muy notable que en el escribir u n a de mala g a n a , le recibió con los otros novicios y
epístola le aconteció. Estaba en el convento de le exhortó á la perseverancia. P e r o al cabo de seis
Claraval por monje un sobrino del santo, llamado meses se salió, confesando él mismo que cuando
Roberto, el cual, siendo mozo, engañado de a l g u - estaba en la celda de los novicios veia un n e g r i -
nos falsos amigos, dejando la religión en que h a - llo que le s a c a b a del oratorio. Y puesto caso que
bía comenzado á servir al Señor, se pasó á la c l u - el demonio le había traído p a r a que fuese lazo á
niacense. Determinó el santo abad, como buen pas- los otros, no salió con su intento, porque los de-
tor, r e c o b r a r su oveja, y para esto escribirle u n a más con su salida se confirmaron en su vocación,
epístola, y llamando á Guillelmo Rieval (que des- y él solo se salió. U n monje, llamado Gaufrido (á
pués fué abad de Claraval), le ordenó que tomase quien, estando m u y desconsolado y sin remedio,
papel y se saliese con él al campo, donde con el santo con su oración le había alcanzado del
más quietud podría escribir. Al tiempo que san Señor g r a n serenidad y singular alegría de c o n -
B e r n a r d o dictaba la carta y Guillelmo la e s c r i - ciencia), siendo novicio, deseó por extremo la s a -
bía, comenzó de repente á llover fuertemente, y lud e t e r n a de su padre c a r n a l , y pidió al santo
como el secretario quisiese levantarse de donde con g r a n d e afecto que le encomendase á Dios, y
estaba y recoger el papel por que no se mojase, él le respondió: «No dudes, hijo, que tu padre ha
el santo le dijo: «Obra es de Dios: escribe y no de ser un buen religioso, y yo le tengo de e n t e -
temas;» y así escribió y acabó su epístola en m e - r r a r con estas manos.» Y así sucedió, porque el
dio del a g u a sin mojarse, porque la caridad que viejo entró en religión y afinado en la virtud
movía al santo padre á dictar la c a r t a fué tan cayó malo, estando san B e r n a r d o lejos de Clara-
poderosa, que cubrió el papel y le defendió del val; y a n d u v o cinco meses continuos peleando
a g u a . Y por este milagro se pone la dicha epísto- con la enfermedad, h a s t a que volvió el santo y se
la por la primera de todas las de san B e r n a r d o , halló á su m u e r t e , y con s u s m a n o s le e n t e r r ó
que son admirables, y comienza: Satis, et plus- como lo había profetizado. Estando en Claraval,
quam satis, etc. otro monje, llamado Roberto, g r a v e m e n t e enfer-
Tuvo don de profecía, y por espíritu divino mo, fué desahuciado de los médicos, y estando
sabia las faltas que h a c í a n s u s monjes, a u n q u e san B e r n a r d o en R o m a , le apareció u n a noche en
estuviesen m u y lejos, y las tentaciones que p a d e - espíritu y le visitó a m o r o s a m e n t e ; y cantó los
cían, y las persecuciones que los seglares l e v a n - maitines en compañía de a l g u n o s monjes, y á la
taban. T a m b i é n es cosa cierta que a l g u n a s veces m a ñ a n a Roberto se halló del todo s a n o . Otra vez
se le a p a r e c í a n las á n i m a s de a l g u n o s monjes que envió á un monje tudesco, llamado Enrique, á las
morían en los conventos de su orden, pidiéndole partes m á s r e m o t a s de Alemania, el cual, temien-
su bendición y licencia para irse á la otra vida. do que a n t e s que volviese de aquel largo camino
Vino u n a vez á Claraval un monje del monasterio el santo padre p a s a r í a de esta vida (porque estaba
fusniacense, y queriéndose volver á su casa, san muy flaco y debilitado), iba m u y desconsolado por
B e r n a r d o le llamó aparte y le dijo: «Di á tal mon- el deseo que tenía de recibir en aquel punto su
je (nombrándole la persona) que se e n m i e n d e de santa y última bendición. Entendió san B e r n a r d o
tal cosa (que e r a n faltas muy ocultas); que si no el deseo y pena de su hijo, y echándole la b e n d i -
se enmienda, presto vendrá sobre él el juicio de ción á la partida, le dijo: «Id con alegría, p o r q u e
Dios.» Quedó asombrado el monje, y dijo al s a n - volveréis sano y me hallaréis vivo, como deseáis.»
to: «Padre: ¿quién os h a dicho estas cosas?» R e s - Sucedió al buen monje que, pasando un rio h e l a -
pondióle: «Sea quien fuere, dile tú lo que yo te do cerca de la ciudad de A r g e n t i n a , cayó en él, y
digo, porque si no lo haces, s e r á s participante del a h o g á n d o s e v i o delante de si al santo abad, y por
castigo.» Ganó u n a vez que fué á Catalauno g r a n su medio se salvó y volvió á su convento sano y
n ú m e r o de estudiantes p a r a Dios, que habían sido alegre, y halló vivo al santo padre, como él se lo
discípulos de un farnoso doctor, llamado Esteban había profetizado. Habiendo entrado en el conven-
DÍA 20 AGOSTO 345
to de Claraval y tomado el hábito en él t r e s m o - cuciones, con los cuales el Señor le quiso p r o b a r
zos, el uno de ellos por instigación de S a t a n á s p a r a que de ellos saliese más puro y r e s p l a n d e -
poco después le dejó, y temiendo los monjes que ciente como el oro del crisol. Hizose en su tiempo
los otros dos novicios, s u s c o m p a ñ e r o s , no hicie- u n a j o r n a d a muy famosa para la conquista y d e -
sen lo mismo, el santo, mirándolos á la c a r a , dijo fensa de la T i e r r a S m t a , que los infieles y s a r r a -
que el uno de los dos no tenía j a m á s tentación de cenos infestaban. Mandó el sumo pontífice E u g e -
momento, y que el otro sería combatido de m u - nio III, que había sido discípulo y monje de san
chas; pero que al fin prevalecería y quedaría ven- B e r n a r d o (como dijimos), á su padre y maestro
cedor, y como él lo dijo así sucedió. Con cierta que predicase la cruzada y las indulgencias de
ocasión el rey de F r a n c i a Luis se enojó contra ella á todos los que fuesen en aquella jornada, ó
a l g u n o s obispos, y los echó de s u s iglesias, sin p a r a librar á s u s h e r m a n o s , ó para dar s u s vidas
q u e r e r s e a m a n s a r con las m u c h a s y g r a v e s cartas por ellos. Predicó el santo, y en p r u e b a de que
que p a r a aplacarle le escribió el siervo de Dios, Dios le m a n d a b a predicar hizo i n n u m e r a b l e s y
ni con la humildad de los mismos obispos que, evidentes milagros, y movió tanto las p r o v i n -
echados á los pies del rey, le pedían perdón. Dí- cias y reinos á t o m a r las a r m a s , que el e m p e -
jole el santo a m e n a z á n d o l e : «Señor, esa v u e s t r a r a d o r Conrado y el rey Luis de F r a n c i a en p e r -
obstinación costará la vida á vuestro hijo primo- s o n a con g r a n d e s ejércitos fueron á ella. Pero
génito, y príncipe j u r a d o , Felipe.» El santo lo d i - por justo y secreto juicio del Señor tuvo mal suce-
jo, y Dios lo cumplió; y el rey, conociendo su cul- so, quedando n u e s t r a gente d e s h e c h a y perdida,
pa, se humilló y rindió. y los infieles triunfando con n u e s t r o s despojos ó
Sería n u n c a a c a b a r si quisiésemos p r o s e g u i r insolentes con la victoria. H u b o de este suceso
esta m a t e r i a : bastan los ejemplos que habernos g r a n d e tristeza y llanto en toda la cristiandad; y
referido p a r a entender los merecimientos, dones como san B e r n a r d o había sido el principal p r e d i -
y excelencias de este g r a n siervo del Señor, y que cador y solicitador de aquella empresa, y el que
Dios le envió al mundo para que le a l u m b r a s e con m á s había animado ó inflamado los pueblos á ella,
s u s rayos como un sol resplandeciente, y p a r a levantóse contra él u n a brava tempestad: l l a m á -
que los papas, e m p e r a d o r e s , r e y e s , príncipes y banle embaidor, embustero, falso profeta, r u i n a y
repúblicas gozasen de su luz y acudiesen á él en calamidad de toda la cristiandad. Vióse m u y afli-
los negocios m á s oscuros y e n m a r a ñ a d o s , y él los gido el fiel y bienaventurado siervo del Señor, y
ilustrase y desenvolviese, y n o solamente las pro- conoció que era tentación y probación suya, y que
vincias más c e r c a n a s se aprovechasen de su s a n - Dios le hacía muy gra,n merced en servirse de él
tidad, doctrina, consejos y milagros, sino también y tomarle por escudo p a r a que todos los golpes de
las otras de Dacia, Suecia y las d e m á s le r e v e r e n - las m u r m u r a c i o n e s y quejus, y todas las saetas de
ciasen y le escribiesen c a r t a s con e x t r a o r d i n a r i a las lenguas, diesen en él, y no en el Señor, como
devoción, como lo hicieron. Cualquiera cosa que él mismo lo escribe en el principio del segundo
hubiese traído sobre sí se tenía por una preciosa libro De consideratione al papa Eugenio. Y p a r a
reliquia, y h a s t a un plato de b a r r o , por h a b e r que se viese que Dios había mandado que predi-
comido en él u n a vez el santo, bastó para d a r s a - case lo que predicó acerca de esta j o r n a d a , demás
lud á un obispo, que tomó unos bocados de pan y de los otros muchos y g r a n d e s milagros que a m e s
bebió un poco de a g u a que había m a n d a d o e c h a r de ella había hecho en testificación de esta verdad,
en él. Y su báculo puesto á la cabeza de la c a m a después de ella hizo otros y a l u m b r ó á un ciego.
de u n a pobre mujer, que e r a m u y a t o r m e n t a d a Y el Señor, que humilla á sus santos para más
del demonio, bastó para espantarle de m a n e r a ensalzarlos, volvió por san Bernardo y nos dio á
que la dejase. El concurso de la gente por doquie- e n t e n d e r q u e habernos de obedecerle en lo que nos
ra que pasaba era tan g r a n d e , que no se puede m a n d a y reverenciar sus juicios, y no e s c u d r i ñ a r -
decir. En R o m a no podía salir de casa sin que los; y que m u c h a s veces las pérdidas temporales
toda la corte y todo el pueblo se fuese t r a s él. En son g a n a n c i a s espirituales y a y u d a s p a r a el cielo.
Milán y en otros l u g a r e s de L o m b a r d í a , por la Estando, pues, el santo abad ya viejo, cansado,
i n n u m e r a b l e gente que venía á verle y á tomar exhausto y consumido de los trabajos, penitencias,
su bendición, e r a necesario que se e n c e r r a s e y enfermedades, caminos y negocios gravísimos de
que allí les diese su bendición. Cuando pasaba los toda la vida, y con g r a n d e s ansias de e n t r a r en
Alpes salían á él los pastores y h o m b r e s salvajes la eterna y ver c a r a á c a r a al sumo Bien, le s o -
á porfía, y q u e d a b a n haciendo fiesta por haberle brevino u n a enfermedad peligrosa y dolorosa
visto. de estómago, que no podía retener la comida,
P e r o habiendo sido este g r a n patriarca de la con s u m a flaqueza é hinchazón de piernas; lle-
Jglesia tan h o n r a d o , tan estimado y reverenciado vábala con tanta suavidad y dulzura de espíritu,
en el m u n d o , no le faltaron s u s trabajos y p e r s e - como quien después de una larga navegación se
TOMO HI 44
346 LA LEYENDA DE ORO DÍA. 20
ve llegar al deseado puerto. Él mismo escribe u n a su c a r n e ; la c a r a sonroseada, el cabello y b a r b a
epístola al abad Arnaldo, amigo suyo, en que rubia, y en la vejez cana; la e s t a t u r a mediana, y
le da cuenta de su enfermedad y le dice estas pa- antes g r a n d e que pequeña. Dejó fundados ciento
l a b r a s : «Recibido habernos v u e s t r a caridad, con sesenta monasterios de su orden, y tan poblados
caridad y no con alegría. P o r q u e ¿qué alegría y llenos de santos religiosos, que en sólo el con-
puede h a b e r donde todo está lleno de a m a r g u r a ? vento de Claraval vivían setecientos setenta. Lo
Sólo el no c o m e r me da algún deleite. El sueño que toda la Iglesia católica debe á este glorioso y
h a huido de mí para que aun el dolor no se m i t i - santo patriarca por la vida celestial que vivió, por
gue, estando los sentidos dormidos. Todo lo que los ejemplos a d m i r a b l e s de todas las virtudes que
padezco es casi desmayos de estómago: h á n s e m e dejó, por las o b r a s y libros dulcísimos y doctísi-
hinchado las piernas y pies como á los hidrópicos; mos con que la ilustró, por los beneficios s i n g u -
y en todos estos trabajos y dolores (por no e n - lares y universales que le hizo, por los milagros
c u b r i r al amigo q u e está cuidadoso del estado de estupendos que obró, y por la s a g r a d a religión
su amigo, p a r a hablar como menos sabio, según que instituyó, amplificó y extendió por todas las
el h o m b r e interior en la carne flaca) el espíritu provincias de la cristiandad, y por lo que s u s
está pronto. Rogad al Salvador que no q u i e r a la santos hijos y verdaderos imitadores de su g r a n
m u e r t e del pecador, y que no dilate m á s mi fin, padre han hecho y hacen, es tanto, que es mejor
sino que le defienda y ampare.» Todo esto es de reverenciarlo con silencio que apocarlo con nues-
san B e r n a r d o , dando cuenta de su última e n f e r - tro bajo estilo. (P. Ribadeneira.)
medad y del ánimo que Dios le daba. Estando y a
p a r a morir, se j u n t a r o n los obispos de los pueblos SAN ESTEBAN, REY DE HUNGRÍA, C O N F E S O R . — L a H u n -
c o m a r c a n o s y muchos abades y monjes; lloraban g r í a tiene n o m b r e de los h u n o s que la sujetaron
todos con g r a n t e r n u r a la pérdida de tan santo y h a b i t a r o n , entre los cuales hubo un príncipe
padre; m a s él nos a n i m a b a y consolaba, y por su y valeroso capitán, llamado Geysa, el cual e r a
humildad les decía que era ya razón que el siervo h o m b r e severo y en el gobierno p a r a con los suyos
inútil y desaprovechado no ocupase aquel puesto áspero y mal acondicionado, y para con los otros
en balde, y que el árbol estéril fuese a r r a n c a d o . (especialmente cristianos) era h u m a n o , benigno y
Finalmente, e n t r e las m a n o s y l á g r i m a s de s u s liberal. Siendo a ú n gentil comenzó á domesticarse
hijos d i o su p u r í s i m a alma á su Criador á los con los cristianos y darles fácil e n t r a d a en su d u -
20 de agosto del año del Señor de 1153, siendo de cado de H u n g r í a , mandándoles acoger bien y hos-
edad de sesenta y cuatro a ñ o s casi cumplidos. pedar, y á los clérigos y monjes acariciarlos; y
P a r a e n t e r r a r l e le pusieron (como el mismo santo finalmente, habiéndolos oído y tratado, a l u m b r a d o
padre lo había mandado) encima del pecho u n a del cielo conoció su ceguedad y recibió la luz
cajita con u n a s reliquias del apóstol san Tadeo evangélica, y se abrazó con Jesucristo, verdadero
(de quien e r a devoto), que le habían traído aquel Dios y único Señor n u e s t r o . Luego que fué bauti-
año de J e r u s a l é n ; y solía decir que tendría por zado, deseó c o m u n i c a r á los otros s u s vasallos la
s i n g u l a r beneficio del Señor salir del sepulcro el g r a c i a del Señor, que él h&bía recibido; p a r a esto
dia de la r e s u r r e c c i ó n general en compañía de d o m a r á los rebeldes, a n i m a r á los obedientes é
este santo apóstol. Apareció a l g u n a s veces d e s - instituir en H u n g r í a varios obispados y m u c h o s
pués de muerto á a l g u n o s de sus religiosos r e s - ministros de Dios p a r a cultivar aquella viña tan
plandeciente y vestido de i n m e n s a gloria, y obró inculta y llena de malezas. Mas estando con este
m u c h o s y g r a n d e s milagros como los había hecho cuidado, u n a noche le apareció un mozo h e r m o s o
en vida, y canonizóle el papa Alejandro III el año s o b r e m a n e r a , que le dijo: «La paz sea contigo,
de n u e s t r a salud de 1165. F u é devotísimo (como escogido de Cristo, deja este cuidado, porque no
dijimos) de la beatísima virgen María, n u e s t r a h a r á s tú por ti lo que piensas, ni Dios se quiere
Señora, á la cual siempre miró como á su Norte servir de ti p a r a eso, p o r q u e tienes las m a n o s
en s u navegación, y túvola tan favorable y p r o p i - llenas de s a n g r e h u m a n a . T e n d r á s u n hijo que
cia como se ve en el discurso de s u vida, que aquí será rey, y del n ú m e r o de aquellos r e y e s q u e Dios
queda referido, y en los i n n u m e r a b l e s milagros h a escogido para r e y e s eternos. Este pondrá en
y obras con q u e edificó, a l u m b r ó y espantó al obra por consejo divino lo que tú h a s pensado y
mundo; que sin duda de esta devoción para la determinado en tu corazón. Lo que á ti te toca es
Virgen santísima se derivaban en él como a r r o - recibir con g r a n d e acatamiento á un varón santo
yos de su fuente. T e n í a en su rostro u n a gracia que el Señor te e n v i a r á por su embajador, y o b e -
maravillosa y apacible, más de espíritu que de decerle en todo lo que te m a n d a r e . » Dichas estas
c a r n e y en los ojos resplandecía u n a pureza a n - palabras desapareció aquel mancebo y toda aquella
gélica y u n a simplicitud de paloma. El cuerpo era visión, y Geysa quedó por u n a parte m u y agrade-
tan flaco y consumido, que parecía q u e no tenía cido á Dios por la promesa que le había hecho de
DÍA 20 AGOSTO 847
darle un hijo que sería rey y pondría en ejecu- aquella plaza pensaban apoderarse más fácil-
ción lo que él tanto deseaba; y por otra confuso, mente de las d e m á s . No desmayó Esteban por ver
porque no sabía quién era aquel h o m b r e que Dios aquella revolución y furor de los gentiles, sus va-
le enviaba por embajador. Estando suspenso, y sallos, antes tomando más ánimo y confianza en
p e n s a n d o en esto, le avisaron que san Adelberto, Dios, c u y a causa trataba, y en los bienaventurados
obispo de Bohemia, le venía á ver. Entonces e n - san Martín, obispo, y san Jorge, sus patrones, se
tendió q u e éste era el embajador que le venía del les opuso y vino á batalla con ellos, y los venció y
cielo, y así le salió á recibir con g r a n d e alegría y deshizo aquel campo, quedando vencedor. Y como
regocijo, y se puso en s u s m a n o s para que le man- reconocía aquella victoria tan señalada de Dios,
dase todo lo que fuese servido. El santo obispo quiso que todos los despojos del enemigo sirvie-
con su vida, doctrina y predicación divina c o n - sen al mismo Dios, sin tomar n a d a p a r a sí; y así
virtió g r a n n ú m e r o de aquella gente, que por su mandó edificar un monasterio con la advocación
n a t u r a l condición y por su idolatría fiera y b á r - de San Martín (por h a b e r sido h ú n g a r o de nación
bara vivían apartados del gremio de la s a n i a Igle- y h a b e r llevado el rey en la g u e r r a su bandera) en
sia, y p a r a que se fuese cumpliendo lo que Dios el mismo lugar en que el mismo san Martín hacía
había prometido á Geysa que le daría un hijo q u e oración cuando estaba en H u n g r í a , y dio á este
edificase, como otro Salomón, el templo del Señor monasterio g r a n d e s heredamientos y rentas, y
en lugar de David, su padre. Estando p r e ñ a d a y m a n d ó que le pagasen los diezmos con tanto rigor,
c e r c a del parto la mujer de Geysa, le apareció el que el que tenía diez hijos estaba obligado á dar
glorioso protomártir san Esteban con s u s i n s i g - uno al monasterio de San Martín.
nias de levita, y le certificó que pariría un hijo Acabada de sosegar esta rebelión, p a r a llevar
que sería el p r i m e r rey de aquel reino, m a n d á n - adelante su e m p r e s a y tener personas fieles y doc-
dole que le llamase de su n o m b r e , que era E s - tas que en ella le a y u d a s e n , significó á m u c h o s
teban. Nació el niño en Estrigonia, bautizóle san clérigos, abades y monjes, siervos de nuestro S e -
Adelberto, y conforme á la revelación de Dios le ñor, la voluntad que tenía de a r r a n c a r de aquel
llamó Esteban, y allí se crió y fué enseñado en la campo las espinas de la idolatría que la cubrían,
g r a m á t i c a . Después su padre llamó á los g r a n d e s , y s e m b r a r la semilla del cielo p a r a que los que,
nobles y á los d e m á s á quienes de derecho p e r - movidos del celo de la gloria del mismo Señor,
tenecía, y tomóles j u r a m e n t o que recibirían por quisiesen venir á librarse, supiesen que en él
su s e ñ o r y príncipe á Esteban, su hijo; y siendo tendrían toda seguridad, a m p a r o y favor. Muchos
ya el padre de m u c h a edad, acabó el curso de su santos varones vinieron de diversas partes, y con
peregrinación el año del Señor de 997, y el mismo su ejemplar vida y predicación hicieron m a r a v i -
año el bienaventurado san Adelberto, habiendo lloso fruto, y domesticaron aquella gente feroz
ido á a l u m b r a r los pueblos de P r u s i a con la luz con los preceptos blandos del santo Evangelio, y
del Evangelio, alcanzó la corona del m a r t i r i o . fundaron monasterios; y a l g u n o s de ellos fueron
Viéndose Esteban ya s e ñ o r , después de la muer- gloriosos m á r t i r e s de nuestro Señor,
te de su padre, luego puso los ojos en g a n a r las De esta m a n e r a san Esteban iba plantando y
voluntades de s u s pueblos é inclinarlos á salir de propagando n u e s t r a santa religión, favoreciendo
las tinieblas de la idolatría en que estaban, y á los que la abrazaban de grado, y espantando y
a b r a z a r el culto y doctrina del verdadero Dios J e - domando á los que le resistían y perseveraban en
sucristo, n u e s t r o Salvador; y a u n q u e era mozo en su e r r o r . Dividió su provincia en diez obispados,
la edad, tenía g r a n seso y m a d u r e z , y sabía m u y c u y a cabeza quiso que fuese la iglesia de Estrigo-
bien g u i a r los negocios á este fin. Entendiendo, nia; y para que el sumo pontífice fuese informado
pues, que los de la religión no se pueden t r a t a r de todo lo que se había hecho, y lo confirmase
bien en el ruido de las a r m a s , p r o c u r ó la primera con su autoridad y bendición, envió á R o m a á un
cosa h a c e r paz con los otros príncipes vecinos, santo varón, llamado Astrico, que por otro n o m -
p a r a que, estando e n t r e sí unidos y aliados, no bre llaman Anastasio (que ya e r a obispo c o l o s e n -
hubiese cosa que estorbase el deseo que tenía de se), y para que j u n t a m e n t e suplicase á su s a n t i -
p r o p a g a r n u e s t r a s a n t a religión. Mas como el d e - dad que le diese título de rey, para que con m a y o r
monio penetró los santos intentos de Esteban, majestad pudiese acabar lo que para gloria de
p a r a estorbarlos incitó á los s e ñ o r e s y caballeros Dios y utilidad de aquella gente había comenzado.
h ú n g a r o s y gentiles que se rebelasen contra el Llegó á R o m a Anastasio al mismo tiempo que el
rey y formasen campo, y corriesen la tierra, como duque de Polonia Micislao se había convertido á
lo hicieron, quemándola, talándola y a r r u i n a n d o la fe de Cristo, y enviado s u s embajadores á
cuanto hallaban. Cercaron la ciudad de Vesperino, R o m a p a r a i m p e t r a r del papa el título de rey de
así porque Esteban m u c h a s veces iba á ella y con Polonia, y su santidad había determinado dársele,
esto hacerle m a y o r befa, como porque tomada y mandó l a b r a r u n a rica corona con intento de
348 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
enviársela con su s a n t a bendición; m a s la noche corona de rey al s u m o pontífice, y no en tiempo
a n t e s del día que h a b í a de dar la corona á los de Otón el III, sino del e m p e r a d o r E n r i q u e , que
embajadores de Polonia le apareció al s u m o p o n - sucedió á Otón; y q u e esta gracia hizo á Boleslao
tífice un ángel, y le dijo que el día siguiente v e n - el papa, y no el e m p e r a d o r Otón. Pero volvamos
drían á él embajadores de u n a nueva gente para á nuestro Esteban, el cual y todo el clero, g r a n d e s
pedirle su bendición y la corona de rey p a r a el y s e ñ o r e s de H u n g r í a , recibieron al embajador
d u q u e su señor, y que á éstos diese la corona que Anastasio con s u m a alegría y veneración, y c o -
tenía aparejada, y supiese cierto que se le debía r o n a r o n á Esteban con la c o r o n a de rey que le ha-
bien por s u s g r a n d e s merecimientos. Llegó Anas- bía enviado el vicario de Cristo con admirable
tasio el dia siguiente, y propuso al pontífice su aplauso y regocijo.
embajada, y declaróle que el duque Esteban, que No se desvaneció el rey Esteban con la n u e v a
le enviaba, había sujetado muchos pueblos á su dignidad, a n t e s reconociéndola de la mano del R e y
obediencia, y m u c h o s m á s fieles á la de Cristo y del cielo, que da los reinos y los quita á su volun-
de su santidad. No se puede fácilmente explicar tad, con g r a n d e afecto hizo donación de su nuevo
el contento que recibió el vicario de Cristo con reino á la Iglesia r o m a n a , como se saca de a l g u -
tan buenas nuevas, por ver que la gloria del Señor n a s epístolas de Gregorio VII, que trae el c a r d e -
se amplificaba y florecía n u e s t r a s a n t a religión, y nal Baronio en el lugar a r r i b a citado (Gregorio VII,
que Dtos hubiese escogido aquel principe por lib. II, epíst. 13, 63, 10; y lib. m , epíst. S¿5), y refie-
apóstol de los h ú n g a r o s ; y así fácilmente concedió re una, que es la décimatercia del segundo libro,
á Anastasio lo que le suplicó, y le d i o su b e n d i - escrita á Salomón, rey de H u n g r í a , en que e x -
ción y la corona de rey, y u n a cruz p a r a que en p r e s a m e n t e lo dice el papa. Demás de esto d e -
su n o m b r e la diese á Esteban, y él se coronase de t e r m i n ó san Esteban de emplearse de allí a d e l a n -
rey y después llevase delante de si aquella cruz, te con m á s v e r a s en servir y h o n r a r al Señor que
diciendo: «Yo soy apostólico; pero Esteban es tanto le había h o n r a d o ; y para poderlo h a c e r m e -
apóstol de aquella gente feroz é indómita, pues la jor y con más perpetuidad, con el parecer de los
h a sabido a m a n s a r y sujetar al yugo de Cristo.» obispos, prelados y s e ñ o r e s de su reino, tomó por
También le d i o facultad p a r a fundar iglesias, ins- mujer á Gisela, h e r m a n a del e m p e r a d o r E n r i q u e ,
tituir obispados, y finalmente p a r a o r d e n a r todo doncella de g r a n d e s partes, y a d o r n a d a de m a r a -
lo que toca al culto divino y bien de las a l m a s . villosa y e x t r e m a d a piedad, la cual mostró en mu-
E^to, como aquí queda referido, dice el obispo c h a s cosas y p a r t i c u l a r m e n t e en la Iglesia que fun-
Cartusio en la vida que escribió de san Esteban, dó en Vesperino, y adornó y enriqueció de m u c h o s
primero rey de H u n g r í a , y Martín Cromero, dili- dones, o r n a m e n t o s y vasos de oro y plata, imitan-
gente escritor de las cosas de Polonia, dice que do en esto al rey, su marido, que con real m a g n i -
Micislao por consejo del Senado envió á L a m b e r - ficencia proveyó las iglesias y obispados que h a -
to, obispo de Cracovia, varón docto y elocuente, bía instituido, de las r e n t a s y posesiones que h a -
al sumo pontífice Benedicto VII, p a r a suplicarle bían menester p a r a el sustento de s u s ministros,
que le diese título de rey; y que al mismo tiempo y de cálices, c r u c e s , candeleros, portapaces y los
y con la misma embajada envió á R o m a Esteban, demás vasos y o r n a m e n t o s riquísimos, que eran
y que el papa concedió á Esteban lo que le pidió, y necesarios para el culto divino, teniendo g r a n v i -
lo negó al polaco, ó porque h u b o n u e v a que era gilancia que los canónigos y ministros m e n o r e s
m u e r t o , ó porque Dios m a n d ó al papa que lo de la Iglesia viviesen con toda honestidad, y fue-
difiriese, por s e r los polacos en aquella sazón sen sujetos á los obispos, y que los monjes y d e -
h o m b r e s intratables, ásperos y bárbaros, que opri- más personas, dedicadas por voto á m a y o r perfec-
mían á los pobres y que poco á poco perdían y ción, resplandeciesen sobre los otros, conforme á
tenían poca c u e n t a con la religión. Esto dice este su hábito y profesión.
autor, y a ñ a d e que, h a b i e n d o venido el e m p e - F u é devotísimo este santo rey de la s a c r a t í s i m a
r a d o r Otón, tercero de este n o m b r e , á Polonia virgen María, n u e s t r a Señora, á quien con parti-
por visitar el sepulcro de san Adelberto, m á r t i r , y cular deseo y voto ofreció su reino, suplicándole
sido hospedado y presentado magnificentísima- h u m i l d e m e n t e que le tomase debajo de su a m -
m e n t e de Boleslao, el primero hijo de Micislao, paro y protección; y p a r a g a n a r m á s la voluntad
que para pagarle el hospedaje el e m p e r a d o r le d i o de la santísima Virgen, en la ciudad de Alba (que
título de rey, y le m a n d ó c o r o n a r por Gaudencio, es la cabeza del reino de H u n g r í a ) le edificó un
arzobispo, el año de 1001. Mas el c a r d e n a l B a r o - suntuosísimo templo de maravillosa traza, y le
nio en el fin del décimo tomo de s u s Anales, por enriqueció de tantos y tan preciosos dones de oro
lo que escribe Pedro Damián, varón santo, en la y piedras preciosas, que no parecía se podían
Vida de san Romualdo, es de parecer que B o l e s - e s t i m a r . No se contentó el santo rey con h a b e r
lao, y no Micislao, su padre, fué el que pidió la dado m u e s t r a s de su g r a n piedad en su reino, p e -
DÍA 2 0 AGOSTO 349
ro también quiso extenderla en los ajenos, p o r q u e A p e n a s había llegado el correo y recogídose la
en J e r u s a l é n fundó un monasterio de monjes, y pobre gente, cuando entraron los besas a r r u i n a n -
les dio v i ñ a s y t i e r r a s con q u e pudiesen vivir; y do toda la tierra; pero no pudieron cautivar la
en R o m a hizo otro colegio de doce canónigos, con gente por e s t a r en salvo.
título de San Esteban, y un hospital para los pere- Muerto el e m p e r a d o r Enrique, cuñado y amigo
grinos h ú n g a r o s que por su devoción iban á aque- de san Esteban, le sucedió en el imperio Conrado,
lla s a n t a ciudad; y en Constantinopla también el cual quiso hacer g u e r r a á san Esteban y á H u n -
m a n d ó l a b r a r u n a iglesia, proveyéndola de todo gría, y envió un poderoso ejército; pero acudió
lo necesario. primero á la sacratísima Virgen, como á su p r i n -
Sobre este fundamento de piedad, con la cual cipal refugio y abogada, suplicándola que g u a r -
mostraba el a m o r y r e v e r e n c i a que tenía á Dios, dase á su pueblo, que eran las ovejas, y que no le
n u e s t r o Señor, edificó éste santo rey el a m o r y castigase por los pecados del mismo rey, que era
misericordia p a r a con los pobres, á los cuales el pastor. Después salió al e n c u e n t r o de los e n e -
a b r a z a b a con un afecto tan amoroso y tierno migos. Fué cosa maravillosa que al día siguiente
como si en c a d a uno de ellos viera y a b r a z a r a llegó un correo con cartas en nombre del empera-
á Jesucristo, n u e s t r o Redentor. No permitía que dor para los capitanes de su campo, en que les
n i n g u n o se partiese de él desconsolado; dábales m a n d a b a que volviesen a t r á s ; y así volvieron sin
cuanto tenía, y él mismo las noches les lavaba los hacer nada, y cuando lo supo el e m p e r a d o r quedó
pies, y por su mano les daba la limosna. A c o n t e - atónito, temiendo que no fuese algún motín ó r e -
cióle u n a noche salir solo con u n a bolsa llena de belión, porque él no había dado tal o r d e n . Pero
dinero para r e p a r t i r l a á los pobres; y ellos, ó por cuando entendió de los capitanes las c a r t a s que
no conocer al rey, ó por haberlo asi permitido habían recibido y todo lo que había pasado, dejó
n u e s t r o Señor p a r a su m a y o r merecimiento y c o - aquella g u e r r a , juzgando que Dios favorecía al
rona, porque no les daba todo lo que ellos querían, rey de H u n g r í a , contra el cual él no podía c o n -
le pelaron las barbas y le quisieron atrepellar; y trastar.
él m u y contento se fué luego á la santísima V i r - Era tan g r a n d e la fama de s u s virtudes, que
g e n , y postrado en el suelo le hizo gracias por m u c h o s de varias y remotas partes venían á él
aquel favor, diciéndole: «Reina del cielo, mirad por ver y tratar á u n rey que no vivía como los
cómo han honrado vuestros soldados al q u e vos otros h o m b r e s , sino como h o m b r e del cielo. Entre
h a b é i s hecho rey » Y de allí sacó nuevos propósi- otros que vinieron fueron sesenta besas (de los
tos de d a r s i e m p r e al que le pidiese por a m o r de que dijimos), h o m b r e s principales y ricos, c a r g a -
Dios, y g a s t a r sus tesoros en beneficio de los po- dos de oro y plata y m u c h o s tesoros; los cuales á
bres; y n u e s t r o Señor le pagó esta liberalidad con la e n t r a d a del reino de H u n g r í a cayeron en m a -
otra nueva merced que le hizo, dándole gracia nos de salteadores y fueron despojados de todo lo
p a r a s a n a r á todos los enfermos, porque en sabien- que llevaban, y maltratados y dejados medio muer-
do que alguno lo estaba le enviaba por medicina tos en el campo; pero ellos lo mejor que pudieron
un poco de pan ó fruta, ó de a l g u n a s yerbas olo- siguieron su c a m i n o , y vinieron al rey y le conta-
rosas, mandándole que se levantase de la cama, ron lo que les había sucedido en el camino, y él
y luego s a n a b a . Gastaba los días en dar audiencia los consoló y regaló, y mandó h a c e r justicia de
y en consultar y d e s p a c h a r los negocios de su los m a l h e c h o r e s , y ahorcarlos en los confines del
reino, y las n o c h e s en oración y contemplación; y reino para que estuviese seguro, y los que quisie-
en d e r r a m a r copiosas l á g r i m a s delante del a c a t a - sen venir á él no tuviesen qué temer.
miento del Señor. E r a g r a v e y severo en s u s a c - Con la santidad del rey y con la justicia y su
ciones: por maravilla le vieron reir, porque estaba p r u d e n t e administración florecía el reino de Hun-
tan compuesto y tan dentro de sí como si con los gría, y Dios le echaba su bendición por los m e r e -
ojos del c u e r p o viera á aquel Señor que veía con cimientos de su siervo, y para declarar que lo e r a
los del a l m a , y como si estuviera delante de su de veras y darle m á s gloriosa corona en el cielo,
tribunal p a r a d a r l e c u e n t a de toda su vida. A le probó y afinó más con las tribulaciones que en
Cristo traía en su boca, á Cristo en su corazón, á esta vida le dio, porque le afligió con u n a enfer-
Cristo en todas s u s o b r a s . medad muy larga de tres años, quitóle en tierna
Tuvo don de profecía. U n a noche despertó y edad los hijos que le había dado, dejándole sólo
m a n d ó luego despachar á toda diligencia un correo uno, que fué el príncipe Emerico, en quien el rey
p a r a avisar á los labradores y gente del campo su padre se regalaba, así porque no tenia otro y
que con g r a n presteza se recogiesen a l a s ciudades había de ser heredero, como porque era mozo
y l u g a r e s fuertes, p o r q u e vendrían los besas (que digno de ser amado por s u s excelentes y a d m i r a -
e r a n pueblos bárbaros y enemigos capitales de los bles virtudes, que fueron t a n t a s , que la s a n t a
h ú n g a r o s y de los cristianos) y los destruirían. Iglesia le tiene en el catálogo de los santos. En
350 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
este hijo único tenía puestos los ojos el rey, su a u n q u e m a n d ó p r e n d e r luego los cómplices y dio
p a d r e , y de día y de n o c h e le e n c o m e n d a b a á D i o s sentencia de m u e r t e c o n t r a ellos.
y á la sacratísima virgen M a r í a , su patrona, p a r a Crecía la enfermedad, y conoció el rey que Dios
que se le g u a r d a s e y le tuviese de su mano, y le le quería h a c e r merced de librarle de este valle
hiciese h e r e d e r o suyo, y le diese gracia para que de lágrimas y llevarle á otro más glorioso reino; y
acabase de a s e n t a r las cosas de la religión c r i s - habiendo recibido con m u c h a devoción todos los
tiana, que él había comenzado. P r o c u r a b a que santos S a c r a m e n t o s y exhortado á los obispos y
tuviese siempre á su lado el príncipe personas reli- señores del reino que tuviesen cuenta con la fe
giosas, doctas y p r u d e n t e s que le enseñasen; y el católica y con la justicia, y tratado con ellos del
mismo padre escribió u n a instrucción en que le sucesor del reino, y encomendádose con extraordi-
decía lo que había de h a c e r como príncipe c r i s - nario afecto á la sacratísima V i r g e n , y suplicádola
tiano después de s u s días. En ella le e n c o m e n d a b a h u m i l d e m e n t e que p r e s e n t a s e su a l m a delante de
p r i m e r a m e n t e que tuviese siempre delante á Dios, su precioso Hijo, se la dio, y acabó su p e r e g r i n a -
y le a m a s e y temiese sobre todas las cosas; que ción á los 15 de agosto, día de la Asunción de la
a m p a r a s e la religión católica, defendiese las igle- m i s m a Virgen, á quien él había pedido con m u c h a
sias, h o n r a s e á los prelados y eclesiásticos, a d m i - instancia que le llevase en aquel día.
n i s t r a s e justicia, procurase s e r más a m a d o que Concurrió de todo el reino i n n u m e r a b l e gente á
temido de sus vasallos, fuese benigno y liberal su entierro, llorando todos m u c h a s lágrimas por
con los pobres y con los que poco pueden; que no h a b e r perdido tal rey, tal padre y pastor. F u é oída
hiciese cosa a l g u n a de importancia sin consejo; música del cielo sobre su sepulcro, y del sagrado
que acariciase á los h u é s p e d e s y e x t r a ñ o s , y final- cuerpo salió u n a fragancia más que n a t u r a l . C o -
mente que abrazase todas las virtudes, y que para locáronle en medio de la iglesia de N u e s t r a S e ñ o -
alcanzarlas las pidiese á Dios con c o m i n u a y fer- r a de Alba Real, que el mismo rey había edifica-
vorosa oración, pues sin él ni los reinos se pueden do, en un sepulcro de m á r m o l blanco, donde es-
bien g o b e r n a r ni c o n s e r v a r . tuvo c u a r e n t a y cinco a ñ o s , haciendo Dios por el
Mas todas estas diligencias del rey Esteban no santo g r a n d e s maravillas, y dando salud á todos
bastaron p a r a que el príncipe, su hijo, viviese y los que de diversas partes venían á pedirle favor
le sucediese en el reino, porque Dios en la flor de para librarse de las enfermedades y calamidades
su edad se le llevó, dejando al rey y al reino en que padecían.
u n perpeiuo llanto por haberles faltado un prínci- Después de los c u a r e n t a y cinco años, siendo
pe de tan g r a n d e s esperanzas y no q u e d a r otro rey de H u n g r í a Ladislao, por orden del papa se
hijo que le pudiese suceder. Pero corno el rey era trasladó el cuerpo, habiendo precedido ayuno de
santo sujetóse á la voluntad de Dios, é hízole g r a - tres días y g r a n d e s limosnas; y en esta traslación,
cias por haberle quitado el hijo y llevádole á gozar que fué á los 20 de agosto, renovó el Señor s u s
de sí, y repartió m u c h a s y g r a n d e s limosnas á las maravillas y dio salud á m u c h o s que estaban
iglesias, monasterios y pobres por el á n i m a de sin e s p e r a n z a de ella. Sanó a u n mozo paralítico
su hijo, y p a r a que el Señor le diese sucesor, de doce años y á otro m u c h a c h o de siete, c o n t r e -
cual convenía p a r a su servicio y bien de todo su cho desde su nacimiento, que a n d a b a á gatas, y
reino. á la condesa Matilde, que había tres a ñ o s que
No m u c h o después cayó malo el rey de u n a e n - padecía un dolor interior excesivo, y resucitó un
fermedad que poco á poco le fué consumiendo y m u e r t o ; y hallóse el s a g r a d o cuerpo en su s e p u l -
enflaqueciendo de m a n e r a q u e no podía estar en tura, que estaba llena de a g u a , algo roja y como
pie. T o m a r o n ocasión los malos para v e n g a r s e de mezclada de aceite á m a n e r a de bálsamo. Y final-
a l g u n o s t r a t a m i e n t o s que contra su gusto les h a - m e n t e , fueron tantos los milagros que el Señor
bía hecho el rey, y cuatro palatinos se conjuraron obró en esta traslación, que a p e n a s se pueden
contra él, y se concertaron de m a t a r l e antes que contar; y con estar el s a g r a d o cuerpo consumido
el Señor le quitase la vida. Entró uno de ellos, el y hecho polvos, la m a n o del santo rey con su a n i -
m á s atrevido, á boca de noche, antes de t r a e r l u - llo en el dedo se halló entera, la cual dio un ángel
ces en el aposento del rey, con la espada d e s n u d a á g u a r d a r á un monje, que se llamaba Mercurio,
debajo de la capa p a r a ejecutar su mal intento; envuelta en un rico paño, mandándole que g u a r -
pero por voluntad de Dios, que g u a r d a á los s u - dase aquel tesoro hasta su tiempo, significando
yos, en poniendo el pie en el aposento se le cayó nuestro Señor (como lo dice el autor que escribe
la espada en el suelo, y con el ruido le preguntó su vida) que no era justo que se gastase y corrom-
el rey qué e r a aquello. Y el h o m b r e desventurado, piese aquella mano que había sido tan liberal y
despavorido y temblando se echó á los pies de! dadivosa p a r a con los pobres, y r e m e d i a d o r a de
rey y le confesó lo que venía á h a c e r , y le pidió le las necesidades de todo aquel reino.
perdonase, y el rey lo hizo con m u c h a benignidad, La vida de san Esteban, rey de H u n g r í a , escri-
DÍA 2 0 AGOSTO 351
bió á Coimano, octavo r e y de los h ú n g a r o s , el c u a n d o le martirizaban fué tocado de la g r a c i a
obispo Cartusin: tráela F r . Lorenzo Surio en su celestial, y se convirtió á la religión de Jesucristo,
cuarto tomo. Murió el santo rey el a ñ o de 1034 á y con s u s palabras y persuasión convirtió también
los 15 de agosto, y fué trasladado su cuerpo á al g o b e r n a d o r Digniano, con el cual se fué á C h i -
los 20 del mismo m e s , y en este día le celebra la pre. En esta isla, viendo que otros cristianos r e -
Iglesia, y el c a r d e n a l Baronio en sus^lnotaciones, cibían la c o r o n a del martirio por confesar á Jesu-
y en el décimo tomo de s u s Anales, y los h i s t o - c r i s t o , s e ofreció Lucio v o l u n t a r i a m e n t e á la
r i a d o r e s de las cosas de H u n g r í a escriben de él. m u e r t e , y fué degollado, recibiendo la m i s m a c o -
(P. Ribadeneira.) rona.

SAN SAMUEL, PROFETA—Llamábase su p a d r e E l - S A N F I L I B E R T O , A B A D . — N a c i ó en G a s c u ñ a , y fué


cana, y su m a d r e Ana; e r a de la tribu de Leví, y educado en las m á x i m a s de la m á s p u r a piedad.
por espacio de m u c h o s años desempeñó el cargo Habiendo sido enviado á la corte de Gotario II,
dé juez en Israel. Su m a d r e e r a estéril, y como los ejemplos y e x h o r t a c i o n e s de san Ouén h i c i e -
la esterilidad en aquellos tiempos e r a m i r a d a c o - ron en el santo joven tan profunda impresión, q u e
mo un castigo de Dios, suplicó al Señor le c o n c e - á la edad de veinte años r e n u n c i ó al mundo y
diera un hijo. Oyó s u s r u e g o s el Todopoderoso, y tomó el hábito en la abadía de Rebais, que el mis-
concibió, dando á luz á su hijo por los años de mo san Ouén h a b í a fundado. Filiberto fué después
1155 a n t e s de J e s u c r i s t o . Como había A n a p r o - de poco elegido s u p e r i o r de aquella casa; pero
metido al Señor que si le concedía un hijo lo con- teniendo que l u c h a r c o n t i n u a m e n t e con la i n d o -
s a g r a r í a á su servicio, a p e n a s lo destetó cuando cilidad de a l g u n o s monjes, se fué á visitar los
cumplió su voto, yendo á Silos y presentándolo al principales monasterios q u e vivían bajo la regla
s u m o sacerdote Helí. El Señor había amenazado de san Columbano, y fijó su residencia en la Nor-
á Helí y á s u s hijos con terribles castigos, y como mandía, donde fundó un célebre monasterio en las
éstos se r e a l i z a r a n , fué Samuel á la edad de cua- tierras que le cedieron el rey Clodoveo y la r e i n a
r e n t a a ñ o s escogido para s e r juez. Desde entonces Batilde, el año 654. De todas partes acudieron los
fijó su residencia en R a m a t a , y de vez en cuando h o m b r e s piadosos á q u e r e r vivir bajo la dirección
r e c o r r í a las poblaciones para a d m i n i s t r a r j u s t i - del nuevo abad, q u e en poco tiempo se v i o rodeado
cia. T u v o Samuel dos hijos, llamados Joel y Abía, de m á s de novecientos monjes, los cuales dedicó
y a m b o s fueron j u e c e s de Israel, ejerciendo la á los penosos trabajos del desmonte de las tierras
m a g i s t r a t u r a en Bersabé, ciudad situada en la para edificar otros vai»ios monasterios. En 674 la
extremidad meridional del país de C a n a á n . No necesidad obligó á s a n Filiberto á h a c e r un viaje
fueron j u s t o s y rectos como su p a d r e , porque s e á la corte, y estando en ella tuvo valor p a r a r e -
dejaron c o r r o m p e r por las riquezas, haciéndose p r e n d e r á Ebroín, mayordomo de palacio, s u s
abominables. Fastidiados los pueblos del gobierno crímenes ó injusticias. Este malvado ministro e x -
de los j u e c e s , pidieron á Samuel les diera un r e y , citó contra el santo u n a violenta persecución, y
y Saúl fué el primero consagrado por el profeta para s u s t r a e r s e á ella s e retiró á la pequeña isla
de orden de Dios. Los d e s ó r d e n e s de Saúl irrita- de Evio, sobre las costas de Poitou. donde fundó
ron m u c h o al Señor, de modo q u e le quitó el t r o - otro monasterio, en el cual vivió hasta a c a b a r san-
no, y m a n d ó á Samuel q u e ungiese á David por tamente s u s días el 20 ó 22 de agosto del año 684.
rey. Mucho sintió S a m u e l la desgracia de Saúl,
la lloró toda su vida, y se apareció después de su S A N M Á X I M O , C O N F E S O R . — F r a n c é s de nacimiento,
muerte al rey Saúl, a n u n c i a n d o la m u e r t e de s u s fué educado en el monasterio que g o b e r n a b a
hijos y la s u y a sobre los montes de Gelboé. Murió san Martín de T o u r s , y e r a todavía m u y joven
Samuel á los noventa y ocho años de su edad, cuando perdió á su bienaventurado maestro. H a -
y 1057 a n t e s de Jesucristo. Los pueblos le l l o r a - biendo sido elevado al sacerdocio se mostró m á s
ron en e x t r e m o , dando así p r u e b a del a m o r q u e le fervoroso que n u n c a . El deseo de vivir desconoci-
profesaban por su recta administración. F u é e n - do de los h o m b r e s le obligó á dejar su patria y
t e r r a d o su cuerpo en J u d e a ; su sepulcro fué g l o - r e t i r a r s e á un monasterio cerca de Lyón, del cual
rioso en milagros, y, s e g ú n dice s a n J e r ó n i m o , fué después dignísimo abad. Pero distrayéndolo
s u s reliquias fueron t r a s l a d a d a s por el e m p e r a d o r demasiado las atenciones de su cargo, y viéndose,
Arcadio á Constantinopla. con frecuencia molestado por las incursiones de
los b á r b a r o s , abandonó también la abadía y se
S A N L U C I O , M Á R T I R . — E r a s e n a d o r r o m a n o , y se volvió á su país, y emprendió otra vez su p r i m e r
complacía en ver d e r r a m a r la s a n g r e de los cris- género de vida. Sin embargo, al cabo de algún
tianos. Un día, estando a d m i r a n d o la milagrosa tiempo se v i o obligado á t o m a r la dirección, de
constancia de san T e o d o r o , obispo de Cirene, los monjes de Chinón, cuyo monasterio había él
352 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
mismo fundado. En él murió de edad m u y a v a n - el triunfo que de él habían alcanzado san Aurelio
zada, á mediados del siglo V, dejando atestiguada y s u s compañeros, se sintió inflamado del deseo
su santidad por los milagros obrados a n t e s y d e s - de imitarlos, y correspondió luego á la i n s p i r a -
pués de su dichosa m u e r t e . ción del cielo, bajó á la ciudad y se presentó al
juez, confesándose por cristiano y por d e c l a r a -
SAN MANETO, Ó MANECIO, C O N F E S O R — F u é uno de los do enemigo de las maldades del falso profeta.
siete fundadores del orden religioso de los siervos E x h o r t ó al juez á que recibiese las verdades de
de María. Véase el día 1 1 de febrero. la fe y desechase las falsedades y torpezas de su
secta, c u y a conducta e x a s p e r ó e x t r a o r d i n a r i a -
LOS SANTOS SEVERO, Y MEMNÓN, Y OTROS TREINTA Y mente al juez, y m a n d ó que cargado de h i e r r o s lo
S I E T E COMPAÑEROS, M Á R T I R E S — S e v e r o e r a un c r i s t i a - pusiesen en la cárcel pública. Al mismo tiempo
no de Sida, en Panfilia, que iba recorriendo las d i o igual ejemplo de fortaleza Leovigildo, monje de
ciudades y aldeas predicando el Evangelio. Cuan- b u e n a edad, natural de Ilíberi, que dejó su patria
do un día llegó á la ciudad de Fililópolis, en T r a - p a r a abrazar la vida religiosa en el monasterio de
cia, encontró que iban á ser martirizados treinta San Justo y San Pastor. Era varón de conocida
y siete cristianos, y encendiéndose en fervor y virtud, justo y temeroso de Dios, y tan humilde que
celo se presentó en el lugar de la ejecución y pro- n a d a fiaba, de sí mismo, ni a u n sus buenos deseos.
clamó á Jesucristo, a n i m a n d o al mismo tiempo á. Los que le d i o el Señor de que le ofreciese su
aquellos confesores al martirio. Al momento fué vida en sacrificio los comunicó con san Eulogio,
preso y atormentado j u n t a m e n t e con los d e m á s , y obispo, y tomada su bendición se presentó al juez
como obrase el Señor m u c h o s milagros en su y le predicó la divinidad de Jesucristo y el mis-
m a r t i r i o , abrazó la religión cristiana un centurión terio de la redención que se obró por su s a n g r e .
que estaba allí presente, llamado M e m n ó n , que, Dijo al mismo tiempo tales cosas contra M a h o m a
asociándose con ellos en la confesión de la fe, fué y su secta, que, no pudiendo sufrirlo los m i n i s -
también participante de la corona del martirio, tros, después de h a b e r l e maltratado lo llevaron
muriendo todos j u n t o s abrasados en u n a h o g u e r a á la cárcel. Viéndose en ella los dos santos C r i s -
el año de 302. tóbal y Leovigildo, se a b r a z a r o n t i e r n a m e n t e y se
a n i m a r o n m u t u a m e n t e para el combate. P r o n u n -
SAN PORFIRIO.—Son m u y escasas las noticias que ció contra ellos el juez la sentencia de m u e r t e ,
tenemos de este santo, pues todas se reducen á c u y a noticia recibieron con indecible gozo por ver
saber que instruyó en la religión cristiana y bau- llegado el término de su esperanza. Conducidos á
tizó al m á r t i r san Agapito, y que murió en R o m a la plaza pública fueron en ella degollados, p r i -
á fines del siglo III. Algunos creen que alcanzó m e r o Leovigildo y luego Cristóbal, el día 20 de
la corona del martirio; pero san Jerónimo, F e r r a - agosto del año 852. Mandó el juez que los santos
rio y los bolandistas no se atreven á a s e g u r a r l o , é cadáveres fuesen echados en u n a h o g u e r a ; pero
i n s i n ú a n que m u r i ó en paz. los cristianos los s a c a r o n de allí a n t e s que el fue -
go los c o n s u m i e s e , y los sepultaron en la iglesia
SAN CRISTÓBAL, Y SAN LEOYIGILDO, M Á R T I R E S . - E l de San Zoilo, de la cual fueron después t r a s l a d a -
primero e r a n a t u r a l de Córdoba, hijo de padres dos á la de San Pedro de la m i s m a ciudad de C ó r -
cristianos y deudo de san Eulogio, de quien fué doba, donde hoy* se v e n e r a n .
discípulo. Dióse desde niño al estudio de las l e -
tras; y bajo la dirección de un maestro tan docto SAN OSWINO, REY Y M Á R T I R . - P e l e a n d o por la fe
y tan santo aprendió las ciencias y el ejercicio de m u r i ó en I n g l a t e r r a en 633.
todas las virtudes. Crecía teniendo g r a n d e h o r r o r
á los e n g a ñ o s del m u n d o y á los halagos de la Día 31
c a r n e , y para evitarlos tomó el hábito de monje
en el monasterio de San Martín, q u e estaba en la SAN PRIVADO, OBISPO Y MÁRTIR. — I m p e r a n d o V a l e -
s i e r r a de Córdoba, en un lugar llamado Rojana. riano y Galieno, se movió contra los cristianos
Dióse allí tan de v e r a s al estudio de la oración, á u n a de las m á s crueles persecuciones que había
la mortificación de s u s pasiones, al rigor de la padecido la Iglesia de Dios, tanto que los j u e c e s ,
penitencia, al estrecho cuidado de la observancia a p r e m i a d o s de los crueles edictos que c a d a día
r e g u l a r y á las s a n t a s ocupaciones y ejercicios les enviaban de R o m a , salían por los c a m i n o s
de la vida monástica, que a u n á los monjes m á s y a n d a b a n de u n a s á otras partes con g r a n n ú m e -
fervorosos tenía atónitos. Oía con g r a n dolor las ro de ministros y soldados, prendiendo á cuantos
noticias de la m a t a n z a q u e en el pueblo cristiano cristianos podían h a b e r y descubrir, sin p e r d o n a r
iba haciendo A b d e r r a m é n , cruelísimo persegui- dignidad, edad ni sexo, y entregándolos á los ini-
dor del nombre de Cristo. Habiendo, pues, sabido cuos verdugos (que en tal caso todos lo eran), á
DÍA 21 AGOSTO 353
unos azotaban r i g u r o s a m e n t e , á otros e c h a b a n á los más de s u s moradores retirados con otros mu-
las fieras p a r a que los despedazasen, á otros al chos extranjeros, vinieron á sitiarle, y de s u e r t e
fuego p a r a que los a b r a s a s e , y finalmente á todos le cercó la m u c h e d u m b r e de los bárbaros, que ya
quitaban las vidas cruel y r i g u r o s a m e n t e , sin que no podían h a c e r g u e r r a a l g u n a á los sitiados,
hallar m á s delito que el ser cristianos y servir á por lo menos podían esperar que todos, oprimidos
Dios. Tal fué la infame crueldad de estos empera- del sitio, ó se r e n d i r í a n ó se morirían de h a m b r e .
dores, que la divina clemencia hubo de manifestar Con esta intención permanecían en el sitio los
su justicia contra ellos, disponiendo que cuando b á r b a r o s , c u a n d o después de dos años que había
m á s en paz y quietud se hallaban, se levantasen que d u r a b a el cerco llegó á s u s oídos la noticia de
y rebelasen contra ellos m u c h a s b á r b a r a s nacio- la cueva en que vivía e n c e r r a d o y solo el obispo
nes, las cuales con poderosos ejércitos destruye- santo. Gozosos con tal nueva, fueron á prenderle,
ron casi todo el Oriente y Occidente, sin dejar persuadidos á que los sitiados, viendo preso á su
ciudad que no a b r a s a s e n , ni pueblo que no i n u n - obispo, se rendirían por darle la libertad; y no se
dasen, quitando las vidas y robando las h a c i e n d a s , e n g a ñ a b a n , si el santo obispo no dispusiera otra
haciendo de los más fuertes edificios y m a y o r e s cosa. Al fin llegaron á la g r u t a y le prendieron, y
poblados desiertos y soledades. Los a l e m a n e s , que llevaron á u n a fortaleza que estaba en un collado,
e r a n de los m u c h o s que se habían levantado, p a - e n t r e el monte mismo y la iglesia del obispo, y allí
s a r o n á F r a n c i a con su rey Croco, ó H e r o d e s . Ve- le dijeron por un i n t é r p r e t e q u e si quería gozar de
nían tantos b á r b a r o s , que á m a n e r a de langostas la vida hiciese que su gente toda se rindiese, que
cubrían la tierra, y asi les e r a muy fácil a r r u i n a r - con h a c e r l o s á todos s u s esclavos aplacarían su
lo y destruirlo todo. Llegaron a l a región gavalita- furor y les perdonarían la resistencia sin hacerles
n a con á n i m o de rendirla y destruirla toda, como mal a l g u n o .
hacían con las otras; lo que advertido de los h a - Animoso entonces respondió el santo obispo: «A
bitantes de aquellos pueblos, todos u n á n i m e s y un sacerdote no es lícito aconsejar tal desdicha á
conformes se retiraron á un monte, llamado Gre- su pueblo, y m á s cuando le asiste Dios y le h a
dón, tan eminente y difícil de rendirse á los que dado u n a habitación tan fuerte y segurísima como
en él se g u a r d a b a n , que si el arte h u b i e r a sudado la de aquel monte; á mí bien podréis q u i t a r m e la
en h a c e r fortines, torreones y otras defensas mi- vida, que p o r defender mis ovejas la d a r é por
litares, no pudiera llegar á lo que la diestra natu- bien perdida, si es que se puede llamar perdida
raleza había en él obrado, siendo no sólo defensa la vida de un pastor que por sus ovejas m u e r e ;
á los n a t u r a l e s , sino es también á los pueblos e x - pero sabed que, a u n q u e me deis los mayores t o r -
tranjeros y p e r e g r i n o s infinitos que allí venían á mentos, j a m á s se moverá mi ánimo á aconsejar
defenderse de los b á r b a r o s y de s u s invasiones. tal maldad.»
En esta región, pues, presidía y tenía el g o - Con esta r e s p u e s t a enfurecidos los bárbaros
bierno espiritual el glorioso san P r i v a d o , siendo su le hicieron dar m u c h o s palos y azotes, y luego
obispo; vivía en un pequeño lugar, llamado Mimat, le llevaron al lugar y casa suya, persuadidos á
sito al pie del dicho monte, cuyo sitio eligieron que el miedo del castigo le m u d a r í a el ánimo y
por a m e n o los obispos s u s antecesores, colocando h a r í a que se rindiesen los sitiados. P e r o el glorio-
en él su silla y sepulcros. P e r o como Privado p r i - so m á r t i r , constante y firme siempre, sólo les
vaba tanto con el Rey de la gloria, h u y e n d o los dijo que lo que u n a vez había dicho bastaba á
deleites de este m u n d o vivía retirado en una cueva, que entendiesen no h a r í a lo que le pedían, y
que con particular estudio y cuidado había hecho que si tuvieran razón conocerían que en ningún
por s u s m a n o s en el mismo monte, donde siempre modo le e r a lícito hacerlo. Entonces los bárbaros,
estaba e n c e r r a d o , dado á la lección y c o n t e m p l a - como gente sin razón, añadieron más tormentos
ción de las cosas divinas, siendo su trato sólo con y rigores, y por última fiereza le persuadieron á
Dios, sin que j a m á s le viesen fuera de la g r u t a si que sacrificase á los ídolos para que, ya que no
no era p a r a celebrar los divinos oficios. Retirados, quería ser enemigo de su pueblo, lo fuese de su
pues, todos los feligreses suyos á la fortaleza del a l m a . Previnieron el sacrificio bárbaro, y le dije-
monte, el santo obispo se quedó fuera en su cueva, ron que ofreciese sacrificio con ellos á sus ídolos,
donde le halló el furor de los b á r b a r o s , y desde ó se dispusiese á recibir cruelísimos tormentos
donde, ya q u e no podía con sus presentes e x h o r - que le esperaban. El santo obispo les dijo: «Mucho
taciones, a y u d a b a á los suyos con súplicas y o r a - me maravillo que de un obispo esperéis tal maldad,
ciones continuas que á Dios hacía, con que los como es sacrificar á los demonios y darles el culto
defendía sin duda m á s que el mismo monte y su á sólo Dios debido. Quien por Dios no quiere e n -
fortaleza. E n t r e t a n t o , los b á r b a r o s a r r u i n a r o n tregaros su pueblo, m e n o s esperanza os puede
toda la región, y por dejarla del todo despoblada, quedar de que deje al mismo Dios por los d e m o -
sabiendo que en el monte y su fortaleza estaban nios.»
TOMO III 45
354 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
A esto respondieron los b á r b a r o s : «¿Por ventu- ovejas y pueblo encomendado, no sólo defendido
r a te aconsejamos cosas ilícitas y sólo u s a d a s e n - y libre á costa de su vida, si no es también h o n r a -
tre bárbaros? Vuestros e m p e r a d o r e s y s u s jueces do, y en paz y quieto, pidiéndoles sus enemigos lo
todos ¿no adoran los ídolos y compelen á los cris- que ellos debían pedirles? Y en señal de cuan hon-
tianos á que los adoren, y donde no, los m a r t i r i - rados quedaban, les hicieron los b á r b a r o s m u c h o s
zan?» Respondió el obispo con harto dolor de su presentes y regalos, sólo á fin de que les concedie-
corazón: «Verdad es lo que decís, pluguiese á Dios ran el comercio y trato con ellos, quedando los
no lo fuera, pues consta al m u n d o todo de las mal- unos y los otros m u y a l e g r e s . Luego que el pueblo
dades y crueldades de los e m p e r a d o r e s en esa gozó de la deseada libertad y paz fueron todos á
parte, y cuan g r a v e s pecados cometen con la ido- ver á su obispo, y darle las gracias de los benefi-
latría, que si no fuera así, no los castigaría Dios cios que confesaban deberle; unos se arrodillaban,
como lo h a c e con las invasiones de tantas nacio- otros le a b r a z a b a n , otros con s u s mismas l e n g u a s
nes b á r b a r a s ; porque os hago saber que cuanto le lamían y limpiaban las heridas: tanto era el
hacéis contra nosotros y c u a n t a s provincias dejáis a m o r que le tenían y la veneración con que le tra-
asoladas y destruidas, no tenéis que agradecerlo taban, como á santo m á r t i r y amoroso padre y
á vuestro esfuerzo y valor, sino á los graves peca- pastor suyo; y al fin todos por orden s u y a fueron
dos de nuestros e m p e r a d o r e s y á su religión falsa. á la iglesia á dar g r a c i a s al Señor por tantos b e -
Pero os advierto que tenemos un Dios tan podero- neficios y gracias como con ellos había usado. El
so los cristianos y el m u n d o todo, que basta en un glorioso m á r t i r sobrevivió milagrosamente a l g u n a s
instante á volver los corazones de los e m p e r a d o - h o r a s ; hasta que postrado ya á tanto padecer, ya
res, haciendo que le reconozcan, veneren y adoren; d e s a n g r a d a s sus venas, ya oprimido del sumo go-
á destruir estos vuestros ídolos, y h a c e r que v o s - zo (que suele, cuando es g r a n d e como un pesar,
otros, a u n q u e como bárbaros le ignoráis, le conoz- quitar la vida) de ver libre su pueblo de la o p r e -
cáis también y os humilléis ante su divino a c a t a - sión de los b á r b a r o s , vino á e n t r e g a r su benditísi-
miento, y á mí, su siervo indigno, que estoy en ma alma en manos de su Criador p a r a que la lle-
vuestro poder, l i b r a r m e si es servido de v u e s t r a s vase á la gloria á darle la merecida corona del
manos, y que no sienta vuestros tormentos; los m a r t i r i o . Y porque la persecución gentílica en
cuales espero me h a n de ser corona de gloria, con aquellos tiempos pasaba m á s allá de la vida, pues
cuya esperanza no hago caso de todas v u e s t r a s no contentos con quitársela á los santos m á r t i r e s ,
a m e n a z a s , furias y rigores.» Rabiosos los b á r b a - destruían también y a b r a s a b a n s u s cuerpos, sin
ros, le dijeron: «O sacrifica al instante, ó sabe dejar ni a u n cenizas que pudiesen v e n e r a r los
q u e s e r á n tan crueles los tormentos, que te falte cristianos, dispusieron los gavalinos, inspirados
el ánimo para padecerlos.» « P r i m e r o que el ánimo sin duda del cielo, sepultar el cuerpo de su santo
me faltará la vida (dijo el santo), y así aplicad t o - obispo en la m i s m a cueva en que él vivía retirado
do vuestro furor y saña; porque yo en nombre de para tenerle m á s s e g u r o , donde florece en m i l a -
mi Señor Jesucristo no puedo ser otro del que soy, grosas maravillas que cada dia Dios obra por su
y mejor me es m u c h o sufrir las penas y tormentos intercesión gloriosa. F u é su martirio y m u e r t e á
todos de este m u n d o , que, obrando tan locamente 21 de agosto (día en que la Iglesia celebra su fies-
como vosotros, padecer con vosotros y los d e m o - ta), por los años del Señor de 280, imperando los
nios que adoráis las penas eternas del infierno.» ya n o m b r a d o s Valeriano y Galieno. Escribieron
Aquí se a c a b a r o n las palabras de los bárbaros, su vida y martirio Beda, U s u a r d o , Adón, san Gre-
y dando principio á las obras, no h u b o género de gorio T u r o n e n s e , De gestis franc, lib. i, cap. 30,
tormento que en él no ejecutasen, sin p e r d o n a r 32 y 34; Venancio F o r t u n a t o , lib. v n , Carmín.;
azotes con garfios, palos con nudosos bastones, Monbricio, tom. n; Surio, tom. iv; Vincencio, In
agua, fuego y cuanto supo y pudo i n v e n t a r su bár- speculo, lib. i, cap. 75; el Martirologio romano;
b a r a crueldad y rigor; tantos y tan desapiadados Baronio en s u s Anotaciones, y en el tom. u de sus
fueron los martirios, que ya le d e s a m p a r a r o n y de- Anales, año 262, n ú m . 58, y año 280, n ú m . 2, y
jaron por m u e r t o , volviendo el ánimo á los sitiados otros.
con intención de pedirles paz y t r e g u a s , porque
consideraron que e r a n vanas las e s p e r a n z a s que SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT, VIUDA Y FUNDADORA.
tenían de rendirlos. Así lo hicieron, y así m u d a d a —De Benigno Fremiot, presidente del p a r l a m e n -
la suerte les concedieron los sitiados aquello m i s - to de Borgoña, y de m a d a m a M a r g a r i t a de Berbe-
mo que ellos debían pedir, y lo h a r í a n m u y p r e s - si, s e ñ o r a de m u c h o mérito, su consorte, nacieron
to si los bárbaros no se h u b i e r a n adelantado. Pero tres hijos: Margarita, que casó con el barón de
¿quién duda fué milagro de su santo obispo, alcan- Efrán; A n d r é s , que fué arzobispo de B u r g e s , y
zando de Dios con su oración esta repentina m u - J u a n a F r a n c i s c a , c u y a vida empezamos á escribir.
danza, p a r a que viese el m u n d o que dejaba s u s Nació J u a n a en la ciudad de Dijón, capital del
DÍA 21 AGOSTO 355
ducado de Borgoña, en el reino de F r a n c i a , á los obligaciones de u n a b u e n a y sabia m a d r e de fa-
23 d e enero de 1572. Desde s u s p r i m e r o s años milia. P o r esto quiso que las personas de su s e r -
d i o bastantes m u e s t r a s de la heroica santidad á vicio tuviesen s u s ejercicios de piedad, y que á
que Dios la había predestinado, porque h a b i e n - cierta h o r a se j u n t a s e n todas á h a c e r oración, á
do ido á visitar á su padre un caballero que p r o - cuyo ejercicio asistía ella siempre y era la p r i m e -
fesaba la secta de Calvino, quiso h a c e r a l g u n a s ra. En todas las fiestas, dejando la comodidad del
caricias á n u e s t r a niña y la d i o algunos regali- oratorio doméstico, iba á la p a r r o q u i a , donde
tos; pero ella, refutando la herejía con razones asistía á las s a g r a d a s funciones, no solamente
s u p e r i o r e s á s u s años, tomó el regalito y lo echó p a r a satisfacer su propia devoción y p a r a mover á
al i n s t a n t e al fuego, diciendo á aquel calvinis- s u s subditos á p r a c t i c a r lo mismo, sino también
ta: «Ved ahí cómo a r d e r á n en el infierno los p o r q u e estaba persuadida que es m á s agradable
herejes que no quieren dar crédito á las palabras á Dios la oración que se hace en común que la
que h a dicho Jesucristo.» Como su m a d r e m u r i ó particular. Su vestir era modesto y m u y apartado
a n t e s que llegase al uso de razón, cuidó su padre del fausto y del lujo, y no u s a b a otros adornos
de e d u c a r l a hasta la edad de quince años. En este que los que deseaba en ella su marido; por esta
tiempo casóse Margarita, su h e r m a n a mayor, con c a u s a los dejaba luego que su marido por sus n e -
el barón de Efrán, que residía en el Poitou, y gocios se a p a r t a b a de su lado. En este tiempo de
como a m a b a t i e r n a m e n t e á J u a n a , deseó llevarla ausencia del marido vivía m á s r e t i r a d a de lo acos-
consigo p a r a gozar de su a m a b l e compañía en la t u m b r a d o , y no admitía las visitas de aquellas
casa de su m a r i d o . El padre consintió en s u s d e - personas que iban á verla por título de urbanidad
seos, juzgando que de esta m a n e r a se atendería cuando su marido se hallaba presente. Un joven
mejor á la cuidadosa g u a r d a de la virtuosa donce- noble quiso u n a vez ir á su casa bajo cierto p r e -
lla, á que él no podía atender como quería por texto estando a u s e n t e de ella su marido; pero la
estar ocupado y metido en los negocios de su em- s a n t a le recibió m u y fríamente, y dentro de poco
pleo de presidente. Mas h a b r í a sido m u y fatal se despidió de él, diciéndole que la llamaban sus
para n u e s t r a s a n t a esta condescendencia de su obligaciones.
padre si Dios no h u b i e s e velado de un modo p a r - Como en el vestido, así en todas las otras cosas
ticular sobre su custodia. Había en casa de la her- lícitas y honestas p r o c u r a b a J u a n a contentar á su
m a n a u n a criada vieja, más c a r g a d a de malicia marido; dependía e n t e r a m e n t e de él, como deben
que de años, la cual con lisonjas, con caricias y h a c e r las mujeres casadas, según lo enseña el
con todas las astucias que supo sugerirle su m a - apóstol san Pablo. Lo a m a b a con afecto v e r d a d e -
licia procuró i n s p i r a r á J u a n a el a m o r profano y r a m e n t e cristiano, por lo que p r i m e r a m e n t e p r o -
a p a r t a r l a de la vida devota que llevaba. Pero la c u r a b a su provecho espiritual, y después era
s a n t a doncella, asistida de la divina gracia y pro- cuidadosa en asistirle y ayudarle en los negocios
tegida de la Virgen santísima, á la cual como ma- temporales. En u n a ocasión en que el marido tuvo
dre a m o r o s a r e c u r r í a siempre en s u s necesidades, u n a g r a v e y peligrosa enfermedad, le asistió J u a n a
echó de sí con fortaleza y resolución aquella escla- como la más diligente enfermera, sufriendo g r a n -
va de S a t a n á s , prohibiéndola c o m p a r e c e r m á s en des incomodidades; y esta caridad de la santa mu-
su presencia: ejemplo que debe excitar la diligencia j e r se extendía á todas las personas necesitadas de
de los padres y cabezas de familia á velar sobre cualquiera condición que fuesen. De aquí es que
las costumbres de s u s domésticos, y á no e n t r e g a r cuanto a h o r r a b a de las pompas v a n a s y de otros
fácilmente s u s propios hijos á la confianza de la gastos superfiuos, y cuanto cómodamente la s u m i -
gente de servicio. n i s t r a b a su casa, que estaba bien provista de r i -
P o r esto y por otras cosas poco a g r a d a b l e s que quezas, todo lo distribuía entre los pobres. En un
sucedieron á J u a n a en la casa de su h e r m a n a año especialmente en que Dios afligió aquella c o -
deseaba volver otra vez á Dijón, y m i e n t r a s estaba m a r c a de Barbugli con u n a terrible carestía, la
con estos deseos la llamó su padre para colocarla s a n t a hacía cocer g r a n cantidad de pan, y con s u s
en matrimonio con el barón de Chantal, p r i m o - propias m a n o s lo daba á los pobres. Algunos p r o -
génito de la noble familia de R a b u t í n , caballero c u r a b a n e n g a ñ a r l a , pidiéndole de nuevo limosna
dotado de las m á s excelentes p r e n d a s de alma y después de haberla recibido; pero a u n q u e ella a d -
cuerpo, el cual tenía su ordinaria habitación en vertía el engaño, no por eso los despedía, a n t e s
Barbuglí. Entonces J u a n a era de edad de veinte m u y contenta les daba otra vez limosna, diciendo
años; m a s ni lo florido de su edad, ni el deseo de interiormente al Señor: «Mi Dios, yo en todo m o -
imitar á las otras d a m a s le pudieron inclinar á las mento estoy mendigando á las puertas de v u e s t r a
v a n a s diversiones, ni á los juegos, ni á las conver- misericordia, y ¿querría tal vez ser rechazada la
saciones, ni á otros semejantes pasatiempos; antes segunda ó tercera vez que á vos recurro? Vos s u -
como mujer cristiana toda se aplicó á cumplir las frís b e n i g n a m e n t e mi importunidad, y ¿no sufriré
356 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
yo la de v u e s t r a criatura?» A n i m a d a de un v e r d a - n a g a n a lo habría a b a n d o n a d o todo p a r a a t e n d e r
dero espíritu de caridad y humildad sufría los de- e n t e r a m e n t e á su servicio, libre de todo e x t e r n o
fectos de los que la s e r v í a n , y fácilmente olvidaba impedimento; y tengo por cierto que si la a t a d u r a
c u a l q u i e r a falta m i e n t r a s el que la había cometido de mis cuatro pequeños hijos no m e hubiese d e -
se reconociese; por esta causa en todo el tiempo tenido por obligación de conciencia, h u b i e r a huido
que vivió en el siglo á n i n g u n o despidió de su ser- desconocida á la T i e r r a Santa p a r a a c a b a r allá
vicio, fuera de dos, y esto sólo porque se m o s t r a - mis días.» P e r o como ella no buscaba otra cosa
ron incorregibles. que h a c e r la voluntad de Dios, le rogaba con fer-
Había pasado J u a n a felizmente ocho años en vorosas y continuas oraciones, a c o m p a ñ a d a s de
u n a perfecta a r m o n í a con su m a r i d o , y había dado a y u n o s y limosnas, se la quisiese manifestar por
á luz seis hijos, dos de los cuales habían m u e r t o medio de un docto y santo director, á quien ella
en la infancia, c u a n d o el Señor la quitó i n o p i n a - prontamente obedecería. Difirió el Señor algún
d a m e n t e á su marido, que fué casualmente herido tiempo el oiría, y también dispuso que la a c o n t e -
de m u e r t e de un amigo suyo m i e n t r a s juntos se ciese u n a cosa que la sirviese de poderoso motivo
divertían en la caza. Cuan dolorosafué á la sierva para estimar m á s la deseada gracia cuando la
de Dios esta pérdida no se puede fácilmente expli- hubiese obtenido. Habiendo su padre llamado a l a
car; pero, por fin, la divina gracia que la regía en s a n t a á Dijón p a r a que descansase de los afanes
todas las cosas mitigó la a m a r g u r a de su corazón, que la causó la m u e r t e de su marido, m i e n t r a s
sujetando á la razón de la fe los sentimientos de estaba en esta ciudad fué á visitar un lugar pío,
la naturaleza. Resignóse, pues, J u a n a , como obe- poco distante de ella, donde había u n religioso
diente hija, á las s o b e r a n a s disposiciones de su que tenía fama de excelente director de a l m a s , y
celestial P a d r e : luego hizo reflexión sobre las se puso en s u s m a n o s ; pero este religioso, que
nuevas obligaciones de su estado de viuda, y p a r - e r a m á s indiscreto que sabio, la hizo obligar con
t i c u l a r m e n t e sobre el peso de la obligación de un voto á obedecerle en todo lo que la ordenase, y
hijo y t r e s hijas que le quedaban y del cuidado la cargó de tantos ejercicios de p e q u e ñ a s devocio-
de la familia; y cumplió tan perfectamente estos n e s , que ella quedó oprimida y su espíritu como
cargos de su nuevo estado, que se conoció des- en esclavitud sin algún provecho espiritual, cau-
de luego que el Señor la había afligido con aquel sando aún enfado á la familia.
golpe p a r a m á s santificarla y elevarla á m á s A esta sazón, el s u e g r o de n u e s t r a santa, que
alto g r a d o de perfección. He aquí los s e n t i m i e n - habitaba en Monteleón, la llamó p a r a que con
tos que imprimió en su alma, según ella m i s m a toda la familia se trasladase á su casa, como lo
lo describe: «Cuando quiso la divina P r o v i d e n - ejecutó p r o n t a m e n t e . Aquí la tenía Dios p r e p a r a d a
cia r o m p e r aquel lazo que me detenía, me c o - u n a pesadísima cruz, porque había en aquella casa
m u n i c ó al mismo tiempo u n a luz e x t r a o r d i n a r i a u n a criada de espíritu soberbio, que m a n d a b a en
p a r a conocer la n a d a de esta vida y ardientes d e - ella con imperio; abusando esta criada de la b o n -
seos de c o n s a g r a r m e á su bondad, y entonces dad de la santa, la decía frecuentemente m u c h a s
hice voto de castidad. En este tiempo, pues, que injurias, y esparcía contra ella v a r i a s c a l u m n i a s
era al principio de mi viudez, Dios me llamaba p a r a d e n i g r a r su opinión con el suegro; en u n a
poderosamente á su servicio, ya por medio de d e - palabra, la tenía en u n a d u r a y vergonzosa escla-
votas afecciones, y a por medio de m u c h a s y v a - vitud; m a s la bendita sierva de Dios, volviendo
rias tentaciones que m e precisaban á r e c u r r i r á bien por mal, lo sufría todo, no solamente con
él. No obstante, todo esto por entonces no me paciencia, sino también con alegría; y no se d e s -
llevó á m a y o r perfección que á vivir c r i s t i a n a - d e ñ a b a de servir con s u s propias m a n o s á los
mente dentro de los límites de mi estado de viuda, hijos de aquella sierva, de instruirlos y de tener
criando virtuosamente á mis hijos. Mas después de ellos el mismo cuidado que si fuesen suyos
de a l g u n o s meses, á m á s de las aflicciones que propios; pero todo esto no fué bastante p a r a que
sentía por mi viudez, fué el Señor servido de aquella infeliz mejorase en n a d a su conducta h a -
permitir que mi espíritu fuese agitado de t e n t a - cia la santa. Duró este ejercicio todo el tiempo
ciones tan fuertes, que si su bondad no se hubie- que permaneció J u a n a en la casa de su s u e g r o ,
se compadecido de mí, sin duda h a b r í a quedado que fué siete a ñ o s .
s u m e r g i d a en el abismo de tan furiosa tempestad, Un año después que la s a n t a h a b i t a b a en M o n -
la cual, por no d a r m e reposo a l g u n o , de tal s u e r t e teleón fué á predicar á Dijón s s n Francisco de
me enflaqueció, que yo no parecía la misma.» Sales, que era el santo director que Dios la tenía
En medio de esta i n t e r n a agitación crecía cada p r e p a r a d o . F u é J u a n a á Dijón p a r a oir s u s sermo-
día m á s en la s a n t a el deseo de darse toda á Dios, nes, atraída de la fama de su excelente modo de
y como ella dice: «Los impulsos que yo recibía de predicar. A p e n a s le v i o c u a n d o tuvo u n p r e s e n -
la mano de Dios eran tan poderosos, que de b u e - timiento de ser aquel santo prelado el h o m b r e de
DÍA 21 AGOSTO 357
Dios á quien debía fiar toda su conciencia y toda del cuerpo. Habiendo la gravedad del mal r e d u c i -
su conducta: en efecto, después de m u c h a oración do á aquel pobrecito á los extremos de la vida, la
la recibió el santo obispo bajo su dirección, la s a n t a le asistió u n a noche entera, le hizo recibir
aligeró de los votos indiscretos y de otras m u c h a s o p o r t u n a m e n t e los santos sacramentos, y le a y u -
prácticas, más propias de la servitud j u d a i c a que dó á bien morir. Antes de e x p i r a r pidió el pobre á
de la libertad cristiana que la había impuesto el la sierva de Dios le bendijese, y la s a n t a le dijo:
otro director; y después de v a r i a s conferencias «Vete, ¡oh hijo mío!, confiando en Dios que s e r á s
la envió á Monteleón, llena de u n a consolación y llevado por los ángeles al lugar de descanso.» Des-
de u n a interior alegría que no se puede e x p l i - pués de h a b e r expirado le d i o la santa un ósculo
c a r . P o r lo que ella misma a c o s t u m b r a b a decir que en la frente, le c e r r ó los ojos y asistió al entierro.
desde entonces la parecía h a b e r salido de u n a No faltó quien la reprendiese de esto, diciéndola
d u r í s i m a prisión, sirviendo al Señor con alegría que en la ley que Dios había dado á Moisés e s t a -
y libertad de espíritu, sin ser molesta á nadie, ba prohibido tocar á los lnprosos. «Sí (replicó la
según la m á x i m a e n s e ñ a d a por el mismo san santa), pero desde que h e leído en la E s c r i t u r a
F r a n c i s c o de Sales, que n u e s t r a devoción no debe q u e n u e s t r o Salvador en su pasión tomó la s e m e -
c a u s a r incomodidad á n i n g u n o , cualquiera que j a n z a de leproso por nuestro a m o r , n i n g u n a lepra
sea. Tenía distribuido el tiempo de m a n e r a que me causa horror, sino la del pecado.» Otros seme-
parte lo empleaba en la oración, p a r t e en i n s t r u i r j a n t e s casos se refieren de «nuestra santa, que se
á s u s hijos, parte en visitar los enfermos, y parte omiten por la brevedad que deseamos.
en la labor de s u s m a n o s , sin estar j a m á s ociosa Entretanto, san F r a n c i s c o de Sales iba meditan-
y siempre p r o n t a á dejar ó diferir á otro tiempo do la fundación de u n a congregación, en la cual
los ejercicios de su privada devoción, c u a n d o la pudiesen ser admitidas aquellas mujeres que, ó
caridad ú otra j u s t a causa así lo pedía: habiendo por delicadeza de complexión, ó por s u s indisposi-
aprendido de su santo director que el mejor modo ciones, ó por pobreza, ó por ser viudas, no podían
de alabar y servir á Dios es h a c e r a l e g r e m e n t e y hallar lugar en los monasterios ya establecidos.
por a m o r del mismo Señor todas las cosas que P o r tanto, las reglas de esta congregación debían
exija de nosotros la obligación de nuestro estado, ser dulces y suaves en cuanto á la austeridad cor-
y haciendo la u n a después de la otra. poral p a r a ser proporcionadas á las fuerzas de las
M a s la virtud en que principalmente se distin- mujeres m á s flacas y débiles, y debían conducir á
guió en aquel tiempo n u e s t r a s a n t a fué la caridad la perfección por el camino de la humildad, c a r i -
hacia los enfermos. No h a b í a enfermo alguno, dad, abnegación de la propia voluntad, d e s p r e n -
por m á s h o r r o r o s a y fastidiosa que fuese su en- dimiento perfecto de cualquiera cosa y caritativa
fermedad, á quien no p r o c u r a s e aplicar con s u s asistencia de los pobres enfermos. Manifestó Dios
propias m a n o s algún lenitivo y oportuno remedio; al santo que la piedra fundamental de este nuevo
á cuyo efecto tenía b u e n a provisión de ellos en su edificio había de ser s a n t a J u a n a Francisca; co-
casa, y á veces lavaba y c u r a b a las llagas de los municóla el santo obispo el diseño del nuevo ins-
pobres, dobladas las rodillas sobre la tierra, r e - tituto que meditaba, y ella luego le abrazó con
conociendo en ellos la p e r s o n a de su divino S a l - sumo júbilo de su alma; pero le fué forzoso g u a r -
vador. En los días festivos tenía u n cuidado m u y dar m u y secreto en su corazón este santo p e n s a -
especial de visitar y s e r v i r á los enfermos de su miento, pues preveía que su anciano padre y todos
p a r r o q u i a , consolándolos, instruyéndolos y s u - s u s parientes h a r í a n los posibles esfuerzos p a r a
ministrándoles el posible s o c o r r o , así espiritual impedir su ejecución. En efecto, no puede bastan-
como temporal: á m á s de esto tenía d a d a orden á temente ponderarse lo que n u e s t r a santa sufrió en
s u s domésticos que si hallaban algún enfermo este particular, porque viviendo en Dijón en casa
que no pudiese ó no osase venir á su casa, se lo de su padre un caballero de buen aspecto, m u y
llevasen sin necesitar de otro aviso. En efecto, noble y rico, que frecuentaba mucho aquella casa,
uno de s u s domésticos halló á un pobre leproso prendado de la suavidad del trato de J u a n a y de
en medio del c a m i n o , que yacía debajo de un s u s amables calidades, la pidió por esposa al p r e -
árbol, abandonado de todos; lo puso como pudo sidente, de quien era m u y amigo, ofreciendo casar
encima de su c a b a l g a d u r a , y le llevó á la santa, la al mismo tiempo dos hijos suyos con dos hijas de
cual le acogió con e n t r a ñ a s de caridad y con júbilo J u a n a . Como este trato era s u m a m e n t e ventajoso
de su corazón; le puso en u n a c a m a aparejada, le á toda la familia, todos los parientes instaban á
c u r ó después con s u s propias m a n o s , y por el J u a n a p a r a que aceptase la proposición, no a d m i -
espacio de muchos meses continuos le sirvió sin tiendo la e x c u s a que daba de h a b e r hecho voto de
manifestar j a m á s disgusto ó enfado, a n t e s bien le castidad; en fin le dieron tan fuertes baterías que,
instruía y le confortaba, p r o c u r a n d o aun m á s por sintiéndose en extremo molestada de aquella tenta-
la salud del alma de a.quel miserable que por la ción, p a r a rebatirla de u n a vez y confirmarse m á s
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en el propósito que tenía de c o n s a g r a r s e entera- lidad que las hiciesen p a r a siempre incapaces de
m e n t e al divino servicio, hizo fabricar u n a l á m i n a observar las constituciones. A cuyo fin el mismo
de hierro en que estuviese escrito el santísimo nom san F r a n c i s c o escribía después á n u e s t r a santa
bre de J e s ú s , y c u a n d o la tuvo la puso en el fuego, que a m a s e también las cojas, las corcovadas, las
y así que fué h e c h a toda u n a ascua, inspirada de tuertas y las ciegas, con tal de que quisiesen ser
Dios se la aplicó animosa sobre el pecho, é impri- d e r e c h a s de intención, pues que por semejantes
mió sobre él este santísimo n o m b r e , para denotar defectos no dejarían de ser h e r m o s a s en el cielo. Y
con esta acción e x t r a o r d i n a r i a que toda sin la me- como tenía el santo obispo m u y arraigado en el
n o r r e s e r v a se c o n s a g r a b a á su servicio y amor. corazón que la caridad y humildad habían de ser
Después de esta heroica acción empezó á d e s c u - las virtudes que principalmente resplandeciesen
brir á su padre el designio de fundar u n a n u e v a en la n u e v a religión, quiso que en ella no se hiciese
congregación que san Francisco de Sales había caso a l g u n o de la noblezani de las riquezas, pero sí
formado, queriendo que ella fuese la primera r e - de la m a n s e d u m b r e y de las demás virtudes cristia-
ligiosa de este nuevo instituto; y por fin, vencidas nas; de m a n e r a que u n a doncella a d o r n a d a de las
g e n e r o s a m e n t e con la asistencia de Dios todas las m i s m a s , a u n q u e de bajo linaje, debía ser preferi-
d e m á s dificultades, que el demonio y el m u n d o su- da á u n a princesa que se hallase de ellas desprovis-
pieron levantar contra la ejecución de este santo ta. No q u e r í a el santo que por falta de dote se de-
proyecto, con consentimiento de su padre y h e r - j a s e de admitir j a m á s a l g u n a que tuviese verdade-
m a n o , la mujer fuerte con otras dos c o m p a ñ e r a s , r a vocación, porque Jesucristo (decía) de tal m a n e r a
á 6 de junio de 1610 se fué á la ciudad de Annesi, amó á los pobres que la m a y o r parte de los após-
donde tiene su residencia el obispo de Ginebra toles lo fueron. Y de este m i s m o espíritu estaba
(después que esta ciudad h a sido ocupada por los tan poseída n u e s t r a santa, que se m o s t r a b a m á s
herejes), á establecer la p r i m e r a casa de esta con- contenta y alegre cuando recibía en su m o n a s t e -
gregación, n o m b r a d a de la Visitación de M a r í a rio doncellas pobres y de n i n g u n a consideración
santísima. Hizo en ella un año de noviciado con en el m u n d o , que c u a n d o admitía otras ricas y
increíble fervor de devoción, al cabo del cual hizo respetables por su nacimiento; por lo que en u n a
su profesión, que consistía en dos votos simples de carta, escrita á san F r a n c i s c o de Sales, hablando
castidad y obediencia, á los cuales la s a n t a añadió de este a s u n t o , le dice: «¡Oh, y cuánto estimo este
el de la pobreza, que las otras no hacían en los artículo (de admitir las pobres), y qué preciosas
principios de la congregación. Después de la pro- son estas palabras!»
fesión se dedicó á visitar por las casas de la c i u - Revestida, pues, perfectamente la bendita s i e r -
dad á los pobres enfermos, según estaba o r d e n a - va d e D i o s del espíritu de este instituto, del cual
-

do en su instituto, con fruto maravilloso de los j u n t o con san F r a n c i s c o de Sales era fundadora,
mismos enfermos, y con tanta edificación del pue- a u n q u e siempre r e h u s ó este n o m b r e , pareciendo
blo, que m u y presto se esparció por todas p a r t e s á su humildad demasiadamente honroso, lo e x -
la fama del nuevo instituto y llegó h a s t a países tendió en m u c h a s ciudades, habiéndose fundado
m u y distantes. en el tiempo de su vida con su diligencia y t r a b a -
De ahí provino que m u c h o s desearon tener en jo ochenta y cuatro monasterios. Todas las r e l i -
s u s ciudades tan laudable instituto, y la s a n t a era giosas de la Visitación la m i r a b a n como á m a d r e
la que por orden de san F r a n c i s c o de Sales iba á común, y las del monasterio de Annesi, que e r a
h a c e r las fundaciones. Mas al cabo de a l g u n o s años el primero de todos, la quisieron siempre por s u -
se juzgó conveniente c a m b i a r esta congregación periora, hasta que poco antes de m o r i r , vencidas
de oblatas en u n a v e r d a d e r a y formal religión, de s u s repetidas instancias, consintieron en que
con c l a u s u r a y votos solemnes. A este fin las d i o r e n u n c i a s e el oficio. En este cargo de s u p e r i o r a
el mismo san F r a n c i s c o de Sales la regla de san precedía á todas las religiosas con s u s santos
Agustín, á la cual añadió a l g u n a s constituciones ejemplos; fué observantísima, no sólo de los t r e s
llenas de luz y sabiduría, que fueron aprobadas votos c o m u n e s á las otras religiones, sino también
p r i m e r a m e n t e por el pontífice Paulo V en 1618, y de cualquiera regla de su instituto por m í n i m a
después por U r b a n o VIII en 1625. P e r o como la que fuese. De esta observancia quería la s a n t a
c l a u s u r a impedía á las religiosas a n d a r por las que el a m o r de Dios fuese toda el a l m a . «Es m e -
c a s a s á visitar y servir á los pobres enfermos, que nester (decía á s u s religiosas) que por a m o r de
había sido el p r i m e r objeto de la congregación, por Dios g u a r d e m o s el silencio; que por su a m o r nos
esto el santo ordenó en s u s constituciones que sujetemos y recibamos las humillaciones; que por
fuesen recibidas en s u s m o n a s t e r i o s a u n aquellas su a m o r suframos cualquiera incomodidad y las
mujeres que, ó por enfermedad, ó por otros defec- cosas m á s penosas con alegría; haciéndonos tan
tos, no hallaban e n t r a d a en los otros, m i e n t r a s s u s diligentes y exactas en la observancia, que no
enfermedades no fuesen contagiosas, ó de tal c a - dejemos de cumplir el más pequeño ápice: en
DÍA 21 AGOSTO 359
s u m a , que este celestial a m o r sea n u e s t r o p r i n c i - u n a s i n g u l a r paciencia; en el discurso de su vida
pio, nuestro fin y n u e s t r a perfección.» visitóla Dios con frecuentes y g r a v e s enfermeda-
E r a la s a n t a u n a regla viva de su instituto, y des; pero ella, lejos de quejarse, ni a u n con la
todas las religiosas podían a p r e n d e r de ella todas más ligera expresión, decía: «Sí, Dios mío, haced
las virtudes que debían practicar en la religión; que padezca esta vuestra sierva, demasiadamente
pero la virtud en que m á s se señaló fué sin duda sensible y delicada;» ó bien: «¡Cuan poco es lo que
la s a n t a humildad, que quiso fuese como el a l m a padecemos respecto de lo que Jesucristo padeció
de su instituto. P o r tanto, ejerciendo el oficio de por nosotros!» P e r o m u c h o m á s que las afliccio-
s u p e r i o r a se consideraba como la más mínima de nes corporales, a t o r m e n t a b a n á n u e s t r a santa las
todas, teniendo de sí el m á s bajo concepto. Ella penas del espíritu; esto es, las tentaciones, de las
m i s m a nos da u n a evidente p r u e b a de esta verdad cuales decía que la c a u s a b a n tan terrible y conti-
en u n a c a r t a en que, hablando del oficio de las nuo tormento, que la hacían olvidar de comer y
s u p e r i o r a s , dice las siguientes p a l a b r a s : «Las su- de satisfacer s u s n a t u r a l e s necesidades; sobre
perioras deben ser i n v a r i a b l e m e n t e constantes en cuyo particular se explicaba en estos términos:
s u s fines de p r o m o v e r la exacta observancia del «Dios no me h a juzgado digna del martirio que yo
instituto y conducir las religiosas á la perfección; desde mi niñez había siempre deseado; pero el ti-
pero humildes y m a n s a s en p r o c u r a r los medios r a n o de la tentación es tan cruel que no hay hora
p a r a conseguirlo: no piensen que el buen gobier- en el día que no la cambiase gustosamente con la
no del monasterio proviene de su industria, sino pérdida de la propia vida.» Mas con todo esto ja-
ú n i c a m e n t e de Dios y de su gracia, y s e r á n las m á s perdió el ánimo ni dejó de adelantarse siem-
mejores las que, desconfiadas de sí m i s m a s , t r a - pre en el camino de la perfección. En cualquier
t a r á n con su divina Majestad más humilde y con- estado que se hallase estaba perfectamente resig-
fiadamente.» De su humildad nacía el ejercer n a d a á la voluntad de Dios, la cual reconocía como
cualquiera oficio bajo y despreciable del monaste- única regla de todas s u s acciones. P o r cuya causa,
rio, igualmente que la última religiosa; como, por ni la m u e r t e del marido, ni la de s u s hijos, ni la
ejemplo, lavar la ropa, llevar leña y cosas seme- de san Francisco de Sales, ni otros m u c h o s acon-
j a n t e s . P r o c u r a b a p a r a sí la toca m á s g r o s e r a y tecimientos de su naturaleza molestos y muy sen-
r e m e n d a d a que hubiese en toda la comunidad; sibles la c a u s a r o n perturbación a l g u n a , pues en
j a m á s se la oyó p a l a b r a q u e r e d u n d a s e en su h o - todos adoraba la voluntad de Dios. Igual á las de-
nor, y si se veía precisada á e s c u c h a r de otros s u s más virtudes era en esta s a n t a la de la mortifica-
a l a b a n z a s , no se ponía á r e b a t i r l a s con largos ra- ción. Negaba á s u s sentidos toda suerte de gusto;
zonamientos, porque en esto, decía, somos s o b e r - r e h u s a b a aun en tiempo de enfermedad cualquier
bias en q u e r e r ser tenidas por h u m i l d e s ; pero con manjar delicado; se a c e r c a b a á la mesa como
el color del rostro y también con las lágrimas que quien toma los medicamentos necesarios para el
á veces d e r r a m a b a en semejantes ocasiones daba sustento, y siempre se levantaba con h a m b r e y
á conocer bien su interior sentimiento. Al contra- sed, y m u c h o s días de la s e m a n a afligía su cuerpo
rio, sufría con alegría maravillosa las injurias y con cierto orden de penitencias. Pero mucho ma-
baldones que m u c h a s veces la dijeron personas yor e r a su mortificación interior, que es más
p r e o c u p a d a s contra ella y su instituto. Desprecia- útil, y en que no hay peligro de exceso y es me-
ba también con todo el corazón todo lo que tenía nos vista de los otros. A este fin ponía u n a dili-
a l g u n a apariencia de h o n o r m u n d a n o , no sólo gencia e x t r e m a d a en descubrir todos los movi-
p a r a su propia persona, sino también p a r a su or- mientos secretos de s u s pasiones, p a r a reprimir-
den. P o r esto, habiéndola dicho una vez que m u - los en s u s principios y negar siempre la propia
c h a s d a m a s ilustres por su nacimiento, que h a - voluntad.
bían entrado en su religión, podrían fácilmente Estas y otras virtudes que a d o r n a b a n el a l m a
por medio de s u s padres p r o c u r a r s e p r e e m i n e n - de n u e s t r a santa eran pimpollos de la caridad que
cias y abadías insignes, e n t r e otras cosas respon- había echado profundas raíces en su corazón. Ar-
dió: «¡Cuál sería mi congoja y sentimiento si viera día tanto en el fuego del a m o r divino, que j a m á s
á una de n u e s t r a s h e r m a n a s tener el g r a d o , nom- h u b i e r a hablado de otras cosas si su humildad no
bre y tratamiento de dama!» Y á u n a de s u s r e l i - le hubiese detenido. De ahí nació el voto con que
giosas, que le hablaba de este asunto, dijo: «Vues- se obligó en hacer siempre lo que conociese ser
tra felicidad consiste, ¡oh hija!, en h a b e r hallado la más perfecto. De ahí también se originaba aquella
cruz; el solo báculo pastoral á nadie h a abierto el unión que tenía con Dios en la oración, en que
cielo, pero la cruz lo a b r e á todos; en vano ha- empleaba todo el tiempo que podía, no faltando
bríais venido á la Visitación, si en ella pretendíais empero j a m á s á acto alguno de comunidad. De
otra cosa que n u e s t r a vida humilde de la cruz.» ahí igualmente procedía la h a m b r e de e s c u c h a r la
Resplandeció igualmente en esta sierva de Dios palabra de Dios en la E s c r i t u r a s a g r a d a , leyendo
360 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
cada día y g r a b a n d o en su corazón s u s sentencias libre de las a t a d u r a s del cuerpo p a r a u n i r s e con
de tal modo, que las tenía siempre prontas, así Cristo: oyó el Señor los deseos de su sierva, y en
p a r a su propia conducta, como p a r a l a instrucción el día antes de su m u e r t e , como quien despierta
de las d e m á s . En s u m a , este fuego de la caridad de un dulce sueño, dijo: «¡Oh, y q u é día tan h e r -
h a c í a de toda su vida un holocausto m u y acepto moso es el de m a ñ a n a ! ¡Qué g r a n d e es la felicidad
á la divina Majestad. Dignóse el Señor ilustrar á de u n a a l m a que p r o c u r a h a c e r bien la oración!
su sierva con m u c h o s dones s o b r e n a t u r a l e s , c o n - AI contrario, ¿qué cosa s e r á u n a religiosa sin la
cediéndola el don de profecía, el de discreción de observancia de su regla?» A u m e n t á n d o s e l a el mal,
espíritu y el de h a c e r m i l a g r o s , obrando un g r a n la a d m i n i s t r a r o n el s a c r a m e n t o de la E x t r e m a u n -
n ú m e r o de ellos; por lo que su santidad fué esti- ción, siguiendo ella con devoción y fervor las o r a -
m a d a y venerada en todo el reino de F r a n c i a . Los ciones que se dicen en semejante ceremonia; dio
príncipes y los reyes se r e c o m e n d a b a n á s u s o r a - la bendición á todas s u s religiosas por obedecer á
ciones; los obispos la hacían visitar otros m o n a s - su confesor que se lo m a n d ó , se hizo leer la pasión
terios de distinta orden para que con su celestial de n u e s t r o Señor Jesucristo, parándose con mu-
p r u d e n c i a introdujera en ellos la reforma c o n v e - cho consuelo suyo en los puntos principales; final-
niente, y se aconsejaban con ella en los a s u n t o s mente, teniendo en su mano un crucifijo y p r e -
m á s a r d u o s del gobierno de s u s iglesias; y el mis- g u n t á n d o l a el sacerdote que la asistía si quería
mo san Vicente de Paúl la entregó las reglas de salir al e n c u e n t r o de su celestial Esposo, q u e v e -
la congregación de la Misión que había fundado nía á buscarla: «Sí, respondió, padre mío, me voy.
p a r a que las e x a m i n a s e y corrigiese: tan alto era J e s ú s , J e s ú s , Jesús;» y con este dulcísimo n o m b r e
el concepto que había formado de su santidad y en los labios voló de la t i e r r a al cielo á 13 de d i -
celestial sabiduría. ciembre de 1641. F u é su cuerpo trasladado á A n -
De esta m a n e r a h a s t a el año sesenta y ocho de nesi y colocado en la iglesia del p r i m e r m o n a s t e -
su vida había enseñado la s a n t a á s u s religiosas, rio de la Visitación de esta ciudad.
m á s con las o b r a s que con las p a l a b r a s , la p r á c - Manifestó Dios, n u e s t r o Señor, la santidad de
tica de las más sublimes virtudes en calidad de su sierva al glorioso san Vicente de P a ú l , porque,
superiora; cuando p a r a m o s t r a r l e s el ejercicio de habiendo tenido noticia de la peligrosa e n f e r m e -
la obediencia y sujeción en calidad de subdita, dad de la s a n t a , la e n c o m e n d a b a á Dios, recogido
rogó con m u c h a s instancias y por fin obtuvo el en su oratorio, c u a n d o de improviso vio un peque-
poder h a c e r dejación del oficio de s u p e r i o r a . J a - ño globo de luz que, subiendo de la tierra, se unió
m á s estuvo m á s contenta que entonces, ni se h a - á otro globo m a y o r y m á s resplandeciente, y que
bía visto en la Visitación novicia a l g u n a que fue- a m b o s así unidos fueron recibidos en otro globo
se m á s humilde, ni que dependiese m á s de las lucidísimo, más de lo que puede decirse; y a l u m -
insinuaciones de la s u p e r i o r a que la santa. De brado de Dios entendió que el globo m e n o r era el
n i n g u n a m a n e r a quiso aceptar exención ni distin- a l m a de santa J u a n a que subía al cielo, que el
ción a l g u n a de las que las monjas de común a c u e r - otro globo m a y o r era el a l m a de san F r a n c i s c o de
do m u c h a s veces la ofrecieron por el respeto y Sales que bajaba del cielo á recibirla, y que el ter-
reverencia que la profesaban. Después de algún cero, infinitamente m a y o r y m á s resplandeciente,
tiempo, p a r a obedecer al obispo de Ginebra, su su- e r a la esencia divina, con la cual a m b o s felicisi-
perior, hubo de ir á Moulins, ciudad del Borbonés, m a m e n t e se habían j u n t a d o . Beatificó á la sierva
donde la deseaban sus monjas. De allí, p a r a c o m - de Dios Benedicto XIV en el año 1751, y después
placer á la r e i n a de F r a n c i a , que deseaba verla y Clemente XIII la canonizó solemnemente con bula
hablarla, pasó á P a r í s , donde aquella s o b e r a n a la que despachó á 16 de julio del año 1767, en la
recibió con m u c h a d i s t i n c i ó n y a g r a d o . De aquí vol- cual refiere siete milagros obrados por su interce-
vió á Moulins, y hallándose en esta ciudad fué asal- sión, y son los siguientes:
tada de u n a g r a v í s i m a enfermedad que puso térmi- El primero se obró con Gabriela Angélica M o -
no á s u s días. Juzgándose c e r c a n a á la m u e r t e , de re!, doncella educanda en el monasterio de la Vi-
la cual había tenido m u c h o antes un interior aviso, sitación de Abalona, la cual tenía tan estropeada
pidió el santísimo Viático, que recibió con aquella la pierna d e r e c h a que, no sólo la tenía casi sin
devoción que cada uno puede i m a g i n a r . Hizo su h u m o r ni calor, sino también medio palmo m á s
testamento, que consistió en r e c o m e n d a r á s u s corta que la otra; pero implorando el patrocinio
•religiosas la o b s e r v a n c i a de s u s reglas: «Vivir en de la s a n t a consiguió que dicha pierna d e r e c h a se
g r a n d e unión y amor, en sencillez, sinceridad y le pusiese e n t e r a m e n t e igual con la izquierda.
rectitud de espíritu hacia el instituto, y no d e j a r - El s e g u n d o sucedió con Isabel Dromier de la
se j a m á s poseer del deseo de dignidades.» S u - P e r u s e , profesa de la misma orden d é l a Visitación,
frió su dolorosa enfermedad con g r a n tranquilidad en el l u g a r de S a i n t - A m o u r , del arzobispado de
de espíritu y con deseos m u y ardientes de verse León, quien de resultas de u n a gravísima y l a r g a
Lit, Alen-Barcelona.

SAN AGUSTÍN
]: i •••• ' *L:
DÍA 21 AGOSTO 361
enfermedad, desahuciada de los médicos, tres me- doncella, pues hallándose enferma en el hospital
ses había que estaba postrada en la c a m a sin p o - de León, en F r a n c i a , un cirujano imperito la san-
der moverse: en este lastimoso estado imploró con gró en el brazo derecho, y no saliendo bien la
m u c h a fe el socorro de s a n t a J u a n a F r a n c i s c a , y s a n g r e , p a r a h a c e r l a salir la metió u n a aguja de
al punto saltó de la cama e n t e r a m e n t e buena, r o - hierro á bastante profundidad, con lo que, h a -
busta y apta para todas las haciendas a c o s t u m - biéndola dañado ó cortado, como se creyó, algún
bradas. nervio, se la hinchó al momento el brazo y quedó
El tercero acaeció con Clara de Rudeis, doncella tieso, de suerte que no podía doblarse: se intentó
de la ciudad de R o m a , la cual, estando tísica, lle- s o c o r r e r esta incomodidad, haciendo en la pacien-
gó á tal extremo que, habiendo recibido los santos te la incisión m á s profunda, y con esto la porción
s a c r a m e n t o s , parecía que iba ya á e x p i r a r , y aun inferior retraída h a c i a la superior quedó como
a l g u n a vez se tuvo por m u e r t a ; pero habiendo clavada con ella. Vivió la pobre por espacio de
implorado la intercesión de la s a n t a y p r o p o n i e n - cinco años con el brazo m u e r t o , pues carecía de
do h a c e r l a u n a novena, se la quitó la vehemencia todo movimiento, sentido y nutrición; pero ha-
de la enfermedad, y convaleciendo desde el día biendo ido á Annesi á visitar el cuerpo de la s a n -
tres ó cuatro h a s t a el nueve salió en este día de ta, después de h a b e r s e confesado y comulgado,
casa perfectamente buena, r e c o b r a d a s las fuerzas, llena de esperanza, hizo tocar la parte m u e r t a del
el color y el apetito. cuerpo al sepulcro de la santa, y al punto volvió á
El cuarto sucedió con E u g e n i a T r o n c h ó n , p r o - tener vida el brazo m u e r t o , recobrando en un
fesa de la orden de la Visitación, en la ciudad de momento el sentido, la c a r n e y las fuerzas.
S a u m u r , en el obispado de A n g e r s . Se hallaba
esta religiosa casi ahogada de u n a a s m a m u y SANTA CIRÍACA, VIUDA Y M Á R T I R — E s t a s a n t a perte-
fuerte, que padecía ocho años había, desde los necía á una de las más distinguidas familias de
quince de su edad: sobrevínola después u n a per- Roma, y como profesaba la religión cristiana, toda
lesía en el brazo y en la pierna que la quitó el su ocupación e r a visitar á los cristianos e n c a r c e -
movimiento, y en g r a n parte el sentido de dicha lados y socorrerlos en s u s necesidades. Su p a t r i -
pierna y brazo: por espacio de c u a r e n t a días p a - monio, que era pingüe, lo empleó en este objeto;
deció esta dolorosa enfermedad, sin u s a r de r e - lo que sabido por los enemigos de la religión fué
medio alguno para c u r a r l a ; pero haciendo u n a acusada al emperador Valeriano y luego martiri-
novena en honor de s a n t a J u a n a F r a n c i s c a , su- zada. Sucedió su martirio en la m i s m a ciudad de
plicándola la alcanzase de Dios la salud, en el R o m a á mediados del siglo III.
último día de ella de r e p e n t e recobró el movimien-
to y el sentido de los m i e m b r o s lisiados, y se le- SAN ANASTASIO, M Á R T I R — E r a soldado romano en
vantó s a n a y vigorosa, volviendo á ejercer con tiempo del e m p e r a d o r Aureliano, y estaba a c a n -
facilidad las labores que a c o s t u m b r a b a . tonado en la ciudad de Salone, en Dalmacia. Vien-
El quinto se obró con S u s a n a Bienfait, profesa do un día á san Agapito padecer los tormentos y
de la orden de la Visitación, la cual padecía un la m u e r t e con esforzada constancia y los prodigios
t u m o r esquirroso con fuerte dolor en las e n t r a - que aquel m á r t i r obraba, se convirtió á la fe y
ñas; añadióse á esto u n a perlesía en las p i e r n a s confesó g e n e r o s a m e n t e á Jesucristo. Preso y con-
que la quitó del todo el sentido y el movimiento, ducido al tribunal, ratificándose en su confesión,
y a u n la d e r e c h a por extenuación la quedó seca: fué condenado á perder la cabeza, cuya sentencia
c a n s a d a de medicinas, por espacio de dos meses se ejecutó por los años de 270.
no usó de n i n g ú n remedio h u m a n o , implorando
sólo el socorro de s a n t a J u a n a F r a n c i s c a , h a c i é n - LOS SANTOS LUSORIO, CISELIO, Y CAMERINO, MÁRTIRES.
dola u n a novena; y hallándose en el último día en — D u r a n t e el imperio de Diocleciano vivían estos
un momento recobró en las piernas el m o v i m i e n - santos en Cerdeña. Por orden de su gobernador
to y el sentido, y se la restituyó la carne á la pier- Delfo fueron presos é interrogados acerca de la
na seca, de modo que, libre de s u s males, pudo religión que profesaban, y habiendo contestado
cumplir expedita y vigorosa todos los cargos que que eran cristianos y que lo serían hasta la muer-
ejercitan las d e m á s monjas. te, fueron degollados el año 301 de Jesucristo.
El sexto sucedió con María Dros, monja de la
orden de san B e r n a r d o , que se hallaba tísica con- SAN GERMÁN, P A T R I A R C A — S a n G e r m á n , uno de los
firmada, desahuciada de los médicos y próxima á más celosos siervos de la santísima Virgen en la
la m u e r t e ; pero haciendo u n a novena á s a n t a Jua- iglesia de Oriente, y uno de los m á s célebres pre-
n a F r a n c i s c a , recobró absoluta, entera y perfecta lados de la iglesia griega, nació hacia la mitad del
salud. siglo VII. F u é hijo del patricio Justiniano, á quien
El séptimo se obró con F l e u r i s Coing, pobre el emperador Constantino Pogonato mandó cortar
TOMO III 46
362 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
la cabeza por m u y ligeras sospechas. Sintió Ger- santo pastor unidas todas s u s ovejas en u n m i s m o
m á n vivísimamente esta desgraciada m u e r t e , rebaño.
a u n q u e era todavía m u y niño, y estuvo i n c o n s o - Siendo san G e r m á n tan agradable á los ojos de
lable. Irritado el e m p e r a d o r y a r r e b a t a d o de u n a Dios, no podía menos de ser probado por la tribu-
barbaridad indigna del corazón h u m a n o , castigó lación. E r a el e m p e r a d o r Filipo Bárdanos, hereje
severamente en el niño G e r m á n el delito de h a b e r monotelita, y era nuestro santo ardiente defensor
sentido e x t r e m a d a m e n t e la m u e r t e de su querido de la v e r d a d e r a fe; por lo que no e r a posible q u e
padre. P e r o al fin, prendado de su noble n a t u r a l , el e m p e r a d o r le dejase en paz. Habiendo desterra-
de su bello ingenio, y sobre todo de su inclinación do al bienaventurado Cyro, patriarca de C o n s t a n -
á la virtud que ya se hacia a d m i r a r , se le trocó el tinopla, al monasterio de Choras, le dio por com-
corazón, y se a r r e p i n t i ó mucho, tanto de la muer- pañero en el destierro al que era imitador de s u s
te del padre como de los malos tratamientos con virtudes y de su celo. Mantúvose desterrado n u e s -
que había mortificado al hijo. P a r a r e p a r a r su tro santo h a s t a que Filipo, fautor de los herejes,
falta cuidó que Germán fuese admitido en el cle- fué depuesto del trono imperial y colocado en su
ro, y a u n el mismo emperador hizo que se le diese l u g a r Anastasio, príncipe católico. Había solos ca-
un empleo distinguido en la iglesia de Constanti- torce meses que e r a dueño del imperio, y viendo la
nopla. H o n r ó el nuevo clérigo su cargo, no me- silla patriarcal de Constantinopla ocupada por un
nos por la brillantez de su ingenio que por el hereje intruso, llamado J u a n , le desposeyó de ella,
ejemplo de s u s virtudes. Aplicóse tanto á instruir- y fué electo p a t r i a r c a el obispo de Cizico. El clero,
se en las ciencias de la religión que en breve el senado y el pueblo recibieron a s a n Germán con
tiempo fué la m á s resplandeciente a n t o r c h a de la aplauso universal, y luego se persuadieron todos
clerecía, y con la pureza de sus costumbres g a n ó que aquella traslación había sido un rasgo s i n -
la estimación y los corazones de toda la ciudad. g u l a r de la divina Providencia, que quería resuci-
Parecía h a b e r nacido ya desde el vientre de su tar en la iglesia de Constantinopla la fe, la religión
m a d r e con u n a tierna devoción á la santísima y la virtud. El día de su e n t r a d a pública, u n a m u -
Virgen, siendo esta respetuosa t e r n u r a h a c i a la j e r e m b a r a z a d a se subió encima de un banco p a r a
M a d r e de Dios el carácter que le distinguió toda verle mejor, y comenzó á g r i t a r en presencia de
la vida. Cuanto más meditaba s u s g r a n d e z a s y s u s toda la m u c h e d u m b r e : «Santo prelado, é c h a l a ben-
benéficos favores, m á s enardecía su elocuencia dición al fruto que tengo en mis e n t r a ñ a s . » « B e n -
en publicar sin perder ocasión s u s alabanzas. T e - dígate Dios, respondió el patriarca, por intercesión
n e m o s pocos padres de la Iglesia griega que h a y a n del p r i m e r mártir.» Esta última palabra excitó el
escrito en esta materia, ni con m á s moción ni con pensamiento de poner el n o m b r e de Esteban al ni-
m a y o r energía. T a r d ó poco en ser elevado por s u s ño, que á tiempo parió aquella buena mujer, y fué
méritos á la p r i m e r a dignidad de aquella iglesia; después san Esteban el Mozo que en tiempo de
y su sabiduría, su celo por la religión y su e m i - Constantino Coprónimo padeció el martirio en de-
nente virtud acreditaron que era m u y digno de es- fensa de las s a n t a s imágenes.
tar al frente de la clerecía. Ya había algunos a ñ o s A p e n a s se v i o nuestro santo en la silla p a t r i a r -
que brillaba G e r m á n en Constantinopla, cuando cal de Constantinopla, cuando se vieron también
vacó el obispado de Cizico, en el Helesponto, y m u d a d a s las c o s t u m b r e s de toda la ciudad. Su
fué electo p a r a él. Tomó su administración hacia p r i m e r a diligencia fué resucitar con s u s s e r -
el fin del séptimo siglo. Habíale inficionado la h e - mones y con s u s ejemplos la devoción á la s a n -
rejía de los monotelitas, como á la m a y o r parte de tísima Virgen. Este e r a el g r a n secreto de que
las otras diócesis de Oriente. Hallóse el santo con se servía p a r a la conversión de las a l m a s y p a r a
un campo cubierto de malezas que era preciso o b r a r s u s o r d i n a r i a s m a r a v i l l a s . Las revoluciones
desmontar. Correspondió en breve la mies á s u s que sucedieron en el imperio de Oriente alteraron
trabajos y á la m a g n a n i m i d a d de su celo. Con la un poco la paz que gozaba la Iglesia. F u é destro-
p u r e z a de la fe restituyó á su antiguo esplendor la nado el e m p e r a d o r Anastasio; sucedióle T e o d o -
pureza de las c o s t u m b r e s , y en menos de tres sio III, que m u y presto r e n u n c i ó el trono en León
años mudó de semblante aquella iglesia, que d e s - Isáurico, el cual se mostró católico á los p r i n c i -
pués de largo tiempo estaba desfigurada y afligida. pios; pero nuestro san Germán previo las c a l a m i -
Parecióle que el medio más eficaz para reformar dades que había de padecer la Iglesia, cuando en
p r o n t a m e n t e tantos e r r o r e s y tantos a b u s o s e r a el año de 719, al tiempo de hacer la ceremonia de
resucitar la devoción á la santísima Virgen. No le bautizar al hijo del emperador, á quien se le puso
e n g a ñ ó su p e n s a m i e n t o : á favor de la protección el n o m b r e de Constantino, notó q u e se h a b í a e n -
de la M a d r e de Dios, que destruye todas las h e r e - suciado en la pila del bautismo.
jías, se renovó la pureza de la fe y la reformación D u r a b a todavía la calma cuando un prodigioso
de las costumbres, y en m u y breve tiempo v i o el ejército de á r a b e s y s a r r a c e n o s entró por el país y
DÍA 21 AGOSTO 363
puso sitio á la ciudad imperial. D u r ó el sitio t r e s todopoderosa para salvar los pecadores; ni necesi-
años, en cuyo tiempo m u c h a s veces estuvo en pe- táis de otra recomendación p a r a con Dios, porque
ligro de ser tomada por asalto. En esta pública sois m a d r e de la v e r d a d e r a vida. Vuestra protec-
calamidad se manifestó el celo y la caridad de ción es infalible; vuestra intercesión p r e n d a de la
n u e s t r o santo, pues viendo que eran m u y flacas vida m i s m a . Si vos no nos e n s e ñ a r a i s el camino,
todas las fuerzas h u m a n a s p a r a resistir aquella n i n g u n o sería espiritual, n i n g u n o a d o r a r í a á Dios
espantosa multitud de enemigos, r e c u r r i ó á su or- en espíritu; hízose espiritual el h o m b r e desde que
dinario asilo la santísima V i r g e n . P r e d i c a b a fer- Dios os hizo á vos m o r a d a y habitación del Espíri-
vorosamente todos los días, e x h o r t a n d o sin cesar tu de Dios. ¡Oh M a d r e de Dios!, n i n g u n o está lleno
á los fieles que p r o c u r a s e n aplacar la cólera del del conocimiento de Dios, sino por vos. ¡Oh Virgen
cielo por medio de la penitencia. Disponíanse los santísima!, n i n g u n o se salva sino por vuestra inter-
b á r b a r o s p a r a un asalto general, y el santo orde- cesión. ¡Oh Madre de Dios!, n i n g u n o se libra de
nó que por tres días seguidos se celebrase u n a so- los peligros sino por vuestro favor. ¡Oh virgen
lemne procesión sobre las m i s m a s m u r a l l a s , l l e - Madre!, n i n g u n o consigue g r a c i a alguna sino por
vando en ella u n a i m a g e n de la R e i n a de los cielos. v u e s t r a mediación. ¡Oh Virgen a m a d a de Dios!, tú
E x p e r i m e n t ó s e luego el efecto de su poderosa eres el m á s dulce consuelo que h e recibido de Dios
protección. Vio el general de los s a r r a c e n o s desde en todos mis trabajos, tú eres el rocío celestial que
su mismo campo esta religiosa ceremonia, y p r e - refresca mis ardores; en el seno de tu m i s e r i c o r -
ocupado de t e r r o r determinó levantar el sitio. Ca- dia e n c u e n t r a mi corazón refrigerio en s u s a r i d e -
pituló con el e m p e r a d o r , y fué u n a de las condi- ces y sequedades. Después de Dios tú eres mi for-
ciones que a n t e s de r e t i r a r s e se le permitiera taleza, mi apoyo, toda mi confianza; oye, te ruego,
e n t r a r en la ciudad á él y á s u s principales oficia- mis oraciones. No hay cosa m á s propia de la Ma-
les, sólo por satisfacer su curiosidad, entregándo- dre de mi Dios, la cual a m a tanto á los pecadores.»
se r e h e n e s por u n a y por otra parte. Ya habían Todos los s e r m o n e s de este g r a n santo están
entrado a l g u n o s de los p r i m e r o s , y el general llenos de ternísimos afectos á la santísima Virgen;
estaba ya en la m i s m a p u e r t a del Bosforo, cuando y esta S e ñ o r a le sostuvo a m o r o s a m e n t e en todos
le detuvo inmoble u n a m a n o invisible, y levantan- s u s trabajos, p o r q u e habiéndose declarado i c o n o -
do atónito los ojos vio u n a i m a g e n de la santísima clasta el e m p e r a d o r León, no perdonó medio a l -
Virgen sobre la p u e r t a de la ciudad. Quedó tan guno p a r a p e r d e r á un h o m b r e que tan ilustre y
a s o m b r a d o que, retrocediendo i n m e d i a t a m e n t e , v a l e r o s a m e n t e defendía la v e r d a d e r a fe. Valióse
se e m b a r c ó con precipitación y se puso en fuga. de cuantos artificios pudo y supo p a r a desacredi-
Hace mención de este prodigio u n a epístola del tarle: c a l u m n i a s , embustes, persecuciones, de todo
papa Gregorio II á san G e r m á n , que se halla en echó m a n o p a r a despojarle de la silla patriarcal,
las Actas del segundo concilio de Nicea, y de él sin a c o r d a r s e de los importantes servicios que el
tomó ocasión n u e s t r o santo p a r a predicar á su santo había hecho á la ciudad y al mismo e m p e -
pueblo de Constantinopla unos s e r m o n e s tan elo- rador; pero el santo patriarca, ni le acobardaron
cuentes sobre las g r a n d e z a s y las alabanzas de la las a m e n a z a s , ni le hicieron perder su vigor los
Virgen. «Ninguno hay, ¡oh Virgen beatísima!, ex- malos t r a t a m i e n t o s . Publicó León un impío edicto
clamaba el santo, que pueda e s p e r a r su salvación contra el culto de las santas imágenes; salió al
sino por medio tuyo; n i n g u n o que pueda obtener e n c u e n t r o san G e r m á n , defendiendo la fe con tanta
misericordia sino por tu intercesión. ¡Oh s a n t a fuerza y con tanto valor, así en s u s escritos como
Madre de Dios, qué sería de nosotros si nos en s u s s e r m o n e s , que ofendido y fuera de sí el em-
a b a n d o n a r a s tú, que eres la vida y el espíritu perador por la santa libertad con que le había r e -
de todos los cristianos! E s señal de p r e d e s t i n a - prendido su impiedad, y furiosamente irritado por
ción y de vida tener c o n t i n u a m e n t e en la boca el celo con que predicaba contra la nueva herejía,
el santo n o m b r e de M a r í a . . . Así como la r e s p i - le m a n d ó abofetear, azotar y ultrajar ignominiosa-
ración es señal de vida en el c u e r p o , así el t e - mente por los mismos soldados que envió p a r a
n e r i n c e s a n t e m e n t e en la boca tu santo n o m - que le echasen del pulpito abajo. Contaba ya á la
bre, ¡oh virgen M a d r e de Dios!, no sólo es señal sazón noventa años el venerable prelado, y se
de vida y alegría, sino que el mismo nombre mostró insensible á tan indignos ultrajes; pero no
la p r o c u r a . Sea el n o m b r e de la M a d r e de mi bastó su paciencia p a r a aplacar el ánimo del i m -
Dios la última p a l a b r a y el último acento de mi pío e m p e r a d o r . Hízole deponer de su silla por
lengua, p a r a que, partiendo de este m u n d o con u n a multitud de obispos vencidos á sus pasio-
este r a m o de oliva en la boca, vuele al lugar nes, y empeñados en su misma herejía, desterrán-
del descanso y de la paz: Ut illud, velut olivce dole después al monasterio de Choras, donde ya
ramum in ore referens, avolem, et requiescam... había estado antes en compañía de san Cyro, su
Vos sois, ¡oh Madre de Dios! (dice en otra parte), predecesor en la silla patriarcal de Constantino-
364 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
pía. Vivió san Germán otros dos ó tres años en M a h o m a , de que escarnecía de su santidad, de que
aquel retiro, entregado e n t e r a m e n t e á Dios y á los en tono de chiste decía blasfemias para inducir
ejemplares ejercicios de la m á s c o n s u m a d a virtud; d i s i m u l a d a m e n t e á desprecio de su ley. Fingió
y el año, en fin, de 734, consumido al rigor d e s ú s piedad el juez, y no hallando bastante a v e r i g u a -
penitencias y de s u s largos trabajos, cargado de ción p a r a condenarlo á pena capital, lo m a n d ó
merecimientos, después de u n a vida tan dilatada azotar con g r a n fiereza h a s t a que n e g a s e á J e s u -
como inocente, rindió su bienaventurado espíritu cristo. El santo entonces confesó de plano la a c u -
en m a n o s de su Criador en el monasterio de Cho- sación que le ponían, a s e g u r a n d o que por n i n g ú n
ras. Allí estuvo sepultado su santo cuerpo h a s t a caso a b a n d o n a r í a la fe, a u n q u e le costase d e r r a -
que con el tiempo fué trasladado á F r a n c i a por los m a r su s a n g r e por ella.
franceses cuando éstos se apoderaron d e C o n s t a n - Airado el juez con esta r e s p u e s t a , m a n d ó que
tinopla. V e n é r a n s e sus reliquias en la iglesia de luego le azotasen h a s t a darle m u e r t e si no r e n e -
Borty, pueblo situado e n t r e Limosín y A u v e r g n e . g a b a de Cristo. F u é tal la carnicería que en él
F u é s i e m p r e reputado san G e r m á n por uno d é l o s hicieron los v e r d u g o s , que se les quedó como
m a y o r e s siervos de la Madre de Dios, y por el pri- m u e r t o e n t r e las m a n o s . Y ellos, los b á r b a r o s ,
m e r defensor de las s a g r a d a s i m á g e n e s . aun no satisfechos con su crueldad, así desnudo
como estaba lo pusieron en un j u m e n t o y lo saca-
SAN J U A N , C O N F E S O R — E l glorioso martirio de san ron á la v e r g ü e n z a por las calles, y dieron vuelta
Perfecto despertó en los á n i m o s de los fieles de a l a plaza, pasándolo también por las iglesias de
Córdoba g r a n celo de la h o n r a de Dios y á n i m o los cristianos p a r a q u e fuese m a y o r la afrenta y
p a r a defenderla. Señalóse en esto el esclarecido alcanzase á todos. Iban los moros diciéndole mil
confesor J u a n , n a t u r a l de aquella ciudad, sucesor afrentas; porfiaban á voces q u e a u n no llevaba el
suyo en las prisiones y baldones y en la gloria de castigo que merecía, y que era digno de m u e r t e
la confesión, a u n q u e no en la m u e r t e . E r a J u a n por h a b e r osado e s c a r n e c e r su profeta. Volviéronle
m e r c a d e r rico, oficio á que solían d a r s e entonces á la cárcel, y en ella estuvo m u c h o tiempo a h e r r o -
los cristianos p a r a llevar el peso de los tributos. jado. Después acabó s a n t a m e n t e la vida, v e n e r a d o
Viendo los moros cuan bien entablado tenía su de todos por la invencible constancia que tuvo en
negocio, envidiosos de su prosperidad c a l u m n i a - la confesión de la fe. San Eulogio dice que lo halló
ron sus tratos, y con fraudes hechos á m a n o para y conversó con él en la cárcel, cuando fué preso
derribarlo alcanzaron del juez que lo pusiese en a l g u n o s meses después, y que a u n se le conocían
la cárcel. Ya entonces no se contentaban con ata- en las espaldas las llagas de los azotes.
j a r la bonanza de su comercio, y t r a t a r o n de cor- F u é la confesión de n u e s t r o santo el año 851,
tarle el hilo de la vida. P a r a esto le t r a m a r o n u n a esto es, un año y algo m á s después del martirio
g r a n c a l u m n i a , acometiéndole sobre falso con q u e - de san Perfecto, s e g ú n escribe Alvaro. El m a e s -
j a s que no tenían p a r a que les diese ocasión de tro Flórez la coloca e n t r e el 18 de abril, en que
tenerlas. Hacíanle cargo de que m u c h a s veces to- cumplía el año del martirio de san Perfecto, y el
m a b a en la boca por burla el n o m b r e de su falso 3 de junio, en que padeció san Isaac, y á cuya p a -
profeta, y blasfemaba de él, y lo j u r a b a en abono sión antecedió aquel suceso; pues así san Eulogio
de s u s m e n t i r a s p a r a e n g a ñ a r á los que no sabían como Pablo Alvaro dan á san Perfecto y á J u a n el
si era cristiano. El santo confesor, m u y ajeno de orden de primero y ' s e g u n d o . Roa h a c e m e m o r i a
la traición de aquella gente, p r o c u r ó r e p o r t a r l o s de él á 30 de abril, creyendo tal vez que fué a t o r -
con la verdad, y quiso satisfacerles. Mas como no mentado en este día. Sánchez de F e r i a no señala
pretendían satisfacción sino ofensa p a r a sujetarlo día; pero se inclina á que este caso pasó en el mes
á castigo, sin darle lugar de descargo alguno me- de mayo. Tampoco consta si el santo m u r i ó en la
tieron el negocio a b a r a t o , supliendo en voces como cárcel ó no. Flórez cree que no, fundado en las
con mal pleito lo que les faltaba de razón, y u n o s Actas del martirio de s a n t a Flora y María, donde
sobre otros gritando porfiaban por h a c e r de su se dice que salieron libres de la cárcel los c r i s t i a -
m e n t i r a verdad. Cansóse el santo de aquella a l - nos que las a c o m p a ñ a b a n en ella, uno de los c u a -
g a z a r a , y sufriéndose un poco llevó el negocio les e r a J u a n . E s verosímil, pues, que falleciese en
por burla, y les respondió con c a r a de risa, a u n - paz, s e g ú n el silencio de los que t r a t a n de los
que con denuedo cristiano: «¿Qué decís? ¡ Y o j u r a r m á r t i r e s de aquella persecución que no lo ponen
por vuestro falso profeta! Maldito sea de Dios quien e n t r e ellos, ni hay quien lo cuente e n t r e los d i -
desea n o m b r a r l o ni a u n tomarlo j a m á s en boca.» funtos, sino el arcipreste de Córdoba Ciprián, que
Luego que oyeron esto levantaron un e x t r a o r d i - florecía á fines de aquel siglo. Queda e n t r e s u s
nario alboroto, y con gritos descompasados, echán- o b r a s u n a inscripción que compuso para su sepul-
dole m a n o y atropellándole, lo presentaron al cro, en cuyo título da á J u a n el n o m b r e de confe-
juez. Acusáronle de que sentía y hablaba mal de sor y de santo.
DÍA 21 AGOSTO 365
SAN B0N0S0, Y SAN MAXIMINIANO, MÁRTIRES—Eran los. Habiéndose juntado algunos siervos de Dios,
oficiales de u n a legión r o m a n a en tiempo del e m - el papa, que residía entonces en Aviñón, le a c o n -
perador Juliano el Apóstata: su virtud e r a á toda sejó que escogiese el género de vida de a l g u n a or-
p r u e b a , y e r a n m u y celosos por cuanto p e r t e n e - den religiosa a p r o b a d a por la Iglesia, y el santo
cían á la religión cristiana Cuando se m a n d a r o n adoptó la regla de San Benito. La n u e v a religión
quitar las c r u c e s de los e s t a n d a r t e s militares y fué conocida con el título de Congregación de la
que todos los soldados adorasen los mismos dioses virgen María del monte Olívete, y fué confirmada
que el e m p e r a d o r , los dos santos, no sólo se n e - por los papas Gregorio IX, J u a n XXII y C l e m e n -
g a r o n á obedecer las órdenes, sino que c o n t e s t a - te VI. El santo fundador, modelo de todas las v i r -
ron que ellos no a d o r a r í a n n u n c a la obra de los tudes, m u r i ó el día 20 de agosto del año 1348, el
h o m b r e s . Por r e s p u e s t a mandó Juliano que les setenta y seis de su edad, el treinta y cinco de su
diesen trescientos azotes; pero ellos se mostraban retiro y el veintinueve de su profesión religiosa, y
como insensibles á aquel tormento, y cantaban di- en 1692 fué colocado por el papa Inocencio XII
vinas a l a b a n z a s . En seguida fueron metidos d e n - en el n ú m e r o de los santos.
tro de u n a caldera de pez derretida; pero como este
suplicio no i n m u t a s e su serenidad, los judíos y los SAN PATERNO, MÁRTIR—Nació en Alejandría, y des-
idólatras empezaron á decir que eran magos y los pués de haber edificado g r a n parte del Egipto con
m a n d a r o n á la cárcel. El g o b e r n a d o r les envió el a g r a d a b l e aspecto de s u s virtudes, m a r c h ó para
pan m a r c a d o con su sello, en el cual se veía la fi- Italia con el objeto de visitar el sepulcro de los
g u r a de un ídolo, y no quisieron comerlo. El prín- santos apóstoles. De R o m a pasó á Fundis, en la
cipe H o r m i s d a s , h e r m a n o de Sapor, rey de Persia, Campaña, donde fijó su residencia, y en cuya ciu-
los visitó en la cárcel y se encomendó á s u s dad se ocupaba en o b r a s de misericordia, princi-
o r a c i o n e s . Después de algunos días el conde palmente en d a r s e p u l t u r a á los cuerpos de los
Julián hizo sufrir á Bonoso y Maximiniano un m á r t i r e s , h a s t a que en la persecución de Decio
segundo y tercer interrogatorio, y ellos le c o n - participó de los suplicios de aquéllos, y alcanzó su
testaron q u e eran cristianos; que Constantino c o r o n a dentro de la cárcel, m u r i e n d o el año 251.
antes de m o r i r les había hecho j u r a r que serían
fieles á s u s hijos y á la Iglesia, y que nada sería SANTA BASA, Y LOS SANTOS TE0G0NIO, AGAPIO, Y FIDEL,
capaz de h a c e r l e s faltar á s u s promesas. P r e p a r á - MÁRTIRES.—Santa Basa era m a d r e de los tres r e s -
base Juliano p a r a probar á los santos con nuevos tantes, á los cuales dio á luz dos veces por h a b e r -
tormentos, cuando Segundo, prefecto del O r i e n - los convertido á la de Jesucristo. Los cuatro eran
te, que a u n q u e pagano era recomendable por su de Edesa, en Siria, en cuya ciudad se hallaban
probidad y su clemencia, desaprobó altamente se- c u a n d o fueron presos por ser cristianos. Los cui-
mejante barbarie. Bonoso y Maximiano fueron, dados y toda la solicitud de la m a d r e fueron desde
pues, condenados allí mismo á ser decapitados, aquel instante confortar el ánimo y el valor de
m u r i e n d o el día 21 de agosto del año 363 en A n - s u s hijos para que no desmayasen en la fe, y efec-
tioquia, asistidos por el patriarca san Melecio y tivamente lo consiguió. M a d r e ó hijos fueron con-
otros muchos cristianos, que después recogieron ducidos al lugar de la ejecución, y no dejando de
s u s santos cuerpos y les dieron h o n r o s a s e p u l - enfervorizarse m u t u a m e n t e , m u r i e r o n todos deca-
tura. pitados, siendo Basa la última que mereció el
eterno premio. Su martirio sucedió en el reinado
SAN BERNARDO MOMEO, F U N D A D O R . — N a c i ó de u n a del e m p e r a d o r Maximiano.
de las principales familias de Sena, en el año 1272.
Dióle e s m e r a d a educación u n religioso dominico, SAN EÜPREPIO, OBISPO—Fué discípulo del apóstol
pariente suyo, h o m b r e de r a r a piedad y de vasta san Pedro, que le consagró obispo y le envió á
ciencia. Al mismo tiempo que hacía B e r n a r d o r á - Verona, cuya iglesia fundó. I g n ó r a n s e las p a r t i -
pidos progresos en las ciencias se ejercitaba con cularidades de su vida, y sólo se sabe que murió
admirable fervor en la práctica de todas las virtu- en paz á fines del siglo I.
des. En su j u v e n t u d ocupó con toda la brillantez
y todo el celo posible los p r i m e r o s puestos de su SAN CUADRADO, Ó CÜADRATO, OBISPO—Nada se sabe
patria; pero el peligro de la vanagloria le inspiró de él, ni siquiera de dónde fué obispo. Algunos
el designio de a b a n d o n a r al m u n d o p a r a siempre. creen que lo fué de Alejandría, otros de Cerdeña,
Vendió todos s u s bienes, distribuyó el producto y otros de los pictos. Todas las noticias recogidas
á los pobres, y se retiró á un desierto á diez millas por los bolandistas respecto de este santo no son
de Sena, donde practicó austeridades increíbles y m á s que conjeturas, por cuya razón nos a b s t e n e -
sostuvo con u n a constancia heroica los violentos mos de consignarlas aquí. El Martirologio romano
ataques con que le a t o r m e n t a r o n los espíritus ma- trae su n o m b r e en este día.
366 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 2
a g u a en la cual fué arrojado y acabó su m a r t i r i o ,
Día 3 3 el cual fué el año del Señor de 229, i m p e r a n d o el
y a n o m b r a d o Alejandro Severo.
SAN T I M O T E O , M Á R T I R — S i e n d o s u m o pontífice san Adviértase que h a habido tres Hipólitos márti-
Melquíades, vino á R o m a de Antioquía un h o m b r e res: éste, de quien aquí h a b l a m o s , que fué obispo,
principal, llamado Timoteo, m u y docto y bien e n - como habernos dicho; otro que fué soldado y se
señado en las divinas letras, y fervoroso siervo convirtió á la fe por la predicación de san L o r e n -
del Señor. Hospedóse en casa de Silvestre, que zo, como lo escribimos el día de su martirio, que
después fué papa y bautizó al emperador Constan- fué á los 13 de agosto; el tercero fué presbítero de
tino. Estando Timoteo en R o m a comenzó á r e s - Antioquía, del cual hace mención el Martirologio
plandecer con su vida inculpable y con su d o c t r i - romano á 30 de e n e r o , y vivió siendo Decio empe-
n a maravillosa, confirmando á los fieles en la fe r a d o r . Y a u n q u e un tiempo fué engañado de los
de Cristo y convirtiendo con su predicación m u - herejes novacianos, después se reconoció y m u r i ó
chos gentiles, y a l u m b r á n d o l o s con la luz del constantemente por la fe católica, a m o n e s t a n d o á
Evangelio. Ocupóse un año en estos santos ejer- todos que g u a r d a s e n aquella doctrina que e n s e -
cicios, y al cabo fué preso de T a r q u i n i o , prefecto; ñ a b a la cátedra de san P e d r o : lo cual se debe ad-
y viendo q u e por n i n g ú n camino le podía a p a r t a r vertir, p o r q u e a l g u n o s confunden estos tres Hipó-
de la confesión de Jesucristo, le m a n d ó azotar litos en uno, como P r u d e n c i o , y otros h a c e n á
c r u e l m e n t e por tres veces, y después de h a b e r l e Hipólito, obispo, presbítero de Antioquía, y lo que
afligido con u n a larga y d u r a prisión, y descoyun- es del uno atribuyen al otro, como doctamente lo
tado en el ecúleo, y desgarrado su cuerpo con notó el cardenal Baronio en las Anotaciones del
otros atroces tormentos, le hizo cortar la cabeza; Martirologio y en el segundo tomo de s u s .Anafes.
y Silvestre secretamente llevó su cuerpo á su casa, De san Hipólito escriben san Jerónimo, Eusebio y
y después u n a m a t r o n a poderosa, llamada T e o d o - Nicéforo, y los martirologios.
ra, le sepultó en u n a h u e r t a suya en la vía O s - (P. Ribadeneira.)
tiense, cerca del sepulcro del apóstol san Pablo,
en cuyo templo después honoríficamente fué c o - SAN S I N F O R I A N O , M Á R T I R — C o n los santos Timoteo
locado. Hace la Iglesia conmemoración de san é Hipólito se celebra el mismo día el m a r t i r i o de
Timoteo el día de su martirio, que fué á los 22 de san Sinforiano, m á r t i r , el cual fué de nación fran-
agosto, el año del Señor de 311. cés y de la provincia de B o r g o ñ a , d e u n a ciudad que
(P. Ribacleneira.) en latín la llaman Augustodunum, y a h o r a se dice
A u t ú n . F u é hijo de nobles padres, ricos y cristia-
SAN H I P Ó L I T O , OBISPO Y M Á R T I R — E l mismo día de nos. Su padre se llamó F a u s t o , y crió á Sinforiano
los 22 de agosto celebra la santa Iglesia la fiesta en nobles costumbres y en el temor santo del S e -
de san Hipólito, obispo y m á r t i r , el cual fué varón ñor. Celebraban los paganos en aquella ciudad
esclarecido y doctísimo, y escribió m u c h o s libros u n a fiesta m u y solemne á s u s dioses, y particu-
de g r a n d e erudición y provecho p a r a toda la Igle- l a r m e n t e á Berecintia, que era Cibeles, m a d r e de
sia. Floreció en tiempo del e m p e r a d o r Alejandro todos los dioses, cuyo ídolo llevaban en u n a s an-
Severo, y siendo obispo metropolitano de Arabia das con g r a n p o m p a y majestad, postrándose todo
(como lo dice san Gelasio, papa), vino á R o m a el pueblo por el sue'lo á a d o r a r l e . Y como u n a vez,
p a r a visitar los cuerpos de los gloriosos príncipes siendo ya Sinforiano varón y de crecida edad, se
de los apóstoles san Pedro y san Pablo, y ver y hiciese esta fiesta, y toda la gente se inclinase á
r e v e r e n c i a r los cementerios de los m á r t i r e s , t e - a d o r a r aquella estatua y m o n s t r u o infernal, sólo
niendo la silla de san Pedro san Calixto, del cual Sinforiano le volvió las espaldas é hizo burla de
fué m u y bien recibido y acariciado, y hecho o b i s - él, de m a n e r a que fué notado y acusado á H e r a -
po de la ciudad del P u e r t o R o m a n o , que está c e r - clio, que era juez de aquella ciudad, y presentado
ca de R o m a , por tenerle cabe sí y a p r o v e c h a r s e ante su t r i b u n a l . P r e g u n t ó l e el juez cómo se l l a -
de s u s consejos. E r a á la sazón prefecto de R o m a m a b a y quién era; y él con g r a n d e libertad r e s -
Ulpiano, g r a n jurisconsulto y cruelísimo enemigo pondió que se llamaba Sinforiano y era cristiano.
de Jesucristo: hacía g r a n carnicería de los cris- Quiso el juez persuadirle que adorase á s u s dioses
tianos, y entre los otros m a n d ó p r e n d e r á san H i - y obedeciese á los m a n d a t o s del emperador; y
pólito en la m i s m a ciudad del P u e r t o R o m a n o , y como el santo m á r t i r no hiciese caso de s u s pa-
atado de pies y m a n o s echarle en u n a hoya honda l a b r a s ni de s u s a m e n a z a s , le m a n d ó azotar fuer-
llena de a g u a , donde d i o su a l m a á Dios, y su temente y después echarle en u n a d u r a cárcel.
cuerpo fué e n t e r r a d o allí cerca por los cristianos. Sacáronle de allí pasados a l g u n o s días, y traído
Y hoy día en aquella ciudad hay g r a n m e m o r i a delante de Heraclio, después de a l g u n a s razones
de san Hipólito, obispo, y se ve la h o y a llena de que tuvieron e n t r e sí, viendo el juez que no podía
DÍA 22 AGOSTO 367
a b l a n d a r el pecho fuerte y valeroso del santo u n a s veces se retiraba con su ganado á los luga-
m á r t i r , le m a n d ó degollar. Cuando le llevaban al res ásperos y solitarios p a r a atender con menos
suplicio, viéndole su s a n t a m a d r e le comenzó con distracciones á la oración; otras, no pudiendo evi-
g r a n espíritu y esfuerzo á e x h o r t a r que muriese tar el trato y familiaridad de otros pastorcillos,
con g r a n d e alegría, y á decirle estas p a l a b r a s : s u s c o m p a ñ e r o s , a l t e r n a b a con ellos las a l a b a n -
«Hijo mío Sinforiano, hijo de mis e n t r a ñ a s , acuér- zas de la s a n t í s i m a V i r g e n , ú otras devotas ora-
date de Dios vivo; á r m a t e de su fortaleza y c o n s - ciones, instruyéndolos en los misterios de n u e s t r a
tancia; no h a y por qué temer la m u e r t e , que fe y en los preceptos de nuestra ley; edificándolos
nos lleva á la vida. Alza, hijo mío, tu corazón, y con su ejemplo, teniendo continuamente en sus
m i r a á Aquel que r e i n a en los cielos. ¡Oh hijo!, no labios cosas divinas, temblando por el h o r r o r que
se te quita la vida, a n t e s se t r u e c a en otra mejor; le causaba el solo n o m b r e del pecado, y no d e s -
y a u n q u e el c a m i n o es estrecho y el paso por plegándolos j a m á s en mentiras a u n q u e jocosas,
donde h a s de p a s a r d u r o y lleno de espinas, ó en p a l a b r a s menos r e g u l a d a s ó poco medidas.
pero por él p a s a r o n todos los santos, y a u n q u e Celosísimo, pues, de la propia inocencia, h u -
tú m u e r a s , m a t a r á s y v e n c e r á s la m i s m a m u e r t e . yendo cuanto le e r a posible el comercio de los
Despide de ti cualquiera temor de los tormentos, h o m b r e s h a s t a m e r e c e r s e el n o m b r e del Joven er
p o r q u e d u r a r á n poco, y por ellos a l c a n z a r á s la mitaño, tenía tal afecto á la piedad, que su única
gloria y corona inmortal.» Todo esto dijo la s a n t a pasión e r a el frecuentar la iglesia, oir la divina
m a d r e al santo hijo, y él, a n i m a d o con s u s p a l a - palabra y las instrucciones pastorales, recibir á
bras y con el espíritu del cielo, tendió el cuello al m e n u d o los s a c r a m e n t o s , asistir al augustísimo
cuchillo y fué descabezado fuera de los m u r o s de sacrificio de n u e s t r o s altares, sin faltar por esto
la ciudad; y los cristianos s e c r e t a m e n t e tomaron al ordinario empleo de pastor de su grey, á la
su cuerpo y le e n t e r r a r o n cerca de u n a fuente, y cual, debiendo dejar sin custodia en cierta oca-
n u e s t r o Señor obró por él m u c h o s milagros. Su sión p a r a asistir á la misa de Óffida, mandó no se
martirio fué á los 22 de agosto, el año del Señor a p a r t a s e del l u g a r en que la dejaba, y donde en
de 263, i m p e r a n d o Valeriano. Escriben de san efecto á su vuelta la encontró r e u n i d a y alegre,
Sinforiano los martirologios r o m a n o , el de Beda, a c o s t u m b r a d a otras veces á olvidarse h a s t a del
U s u a r d o y Adón, Surio, tom. iv; el cardenal B a - pasto p a r a h a c e r obsequiosa corona al devoto m u -
ronio en el s e g u n d o tomo de s u s Anales, y Grego- chacho mientras se entretenía con su Señor.
rio T u r o n e n s e h a c e mención de él en el libro P r e s a g i o s tan felices de santidad fueron s e g u i -
De gloria confessorum, cap. 67, y en el primero dos de su vocación á la religión capuchina; á que
libro De gloria martgrum, cap. 52, refiere un g r a n haciéndose él un deber de corresponder con pron-
milagro de s u s preciosas reliquias, las cuales en titud, a p e n a s la comunicó á sus padres y obtuvo
medio de un g r a n d e incendio no se pudieron q u e - el consentimiento, cuando se presentó al p r o v i n -
mar. (P. Ribadeneira.) cial de capuchinos de la M a r c a para obtener la
s u s p i r a d a recepción, y alcanzada para ello la obe-
EL BEATO BERNARDO D E ÓFFIDA, C O N F E S O R — D i o s , diencia se fué de allí al noviciado de Corinaldo, y
siempre a d m i r a b l e en s u s designios, se complació vistió el hábito de novicio el día 15 de febrero del
en presentar al m u n d o católico un nuevo ejem- año 1626, trocando el n o m b r e de Domingo en el
plar de santidad en el beato B e r n a r d o de Óffida, de B e r n a r d o . Aquí, emulador de las santas cos-
lego profeso c a p u c h i n o . Nacido éste de José y de t u m b r e s que oyó referir del otro Fr. Bernardo de
Dominga P e r o n i , piadosísimos casados, en el d i s - Óffida, también lego capuchino, que floreció con
trito de Óffida de la diócesis de Asculi, á 7 de n o - m u c h o s méritos de santidad por los años de 1528,
viembre del año 1604, y r e e n g e n d r a d o en las sa- y entregándose enteramente á la oración, á la mor-
g r a d a s bautismales a g u a s con el n o m b r e de D o - tificación, al fervor, se hizo a d m i r a r por veterano
mingo, al favor de u n a s a n t a educación y m u c h o en la práctica de la virtud, no sólo de los novicios,
m á s al favor de las bendiciones de la g r a c i a con mas también de los mismos religiosos a p r o v e c h a -
que se hallaba prevenido, á medida que se iban dos, los cuales le admitieron de c o m ú n acuerdo a
descubriendo en él las luces de la razón se demos- la solemne profesión el día 15 de febrero del s i -
t r a b a n también, ya u n e x t r a o r d i n a r i o desvío de guiente año 1627, en el convento de Camerino,
los pueriles entretenimientos, ya u n a tal i n c l i n a - donde se había transferido el noviciado desde el
ción á los ejercicios de cristiana piedad, que s u s de Corinaldo.
padres mismos le proponían por ejemplo á los El vínculo de los sagrados votos no le sirvió m á s
otros h e r m a n o s , a u n q u e m e n o r en edad. que de estímulo para c o r r e r , no sólo más expedito,
Aplicado á la g u a r d a del g a n a d o doméstico, no sí que también más veloz en el camino de la p e r -
menos ingenioso en convertir este empleo en pro- fección. De tal modo celaba la observancia de
vecho suyo que solícito en a y u d a r al de los demás, aquéllos, que, hablando p r i m e r a m e n t e de la obe-
368 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 2
diencia, no sólo no osó j a m á s h a c e r á los superio- aquel acto de hospitalidad, y en el pasar después
res la m e n o r instancia, temeroso de los engaños delante la m i s m a puerta p a r a e n t r a r s e al c o n -
del a m o r propio, antes al contrario prevenía s u s vento, tomar el vuelo hacia el tabernáculo y des-
intenciones, m i r a b a los oficios que se le habían en- aparecer.
cargado como otros tantos preceptos expresos de De tanto a m o r á la castidad nacía en el beato
Dios, y e r a tanto m a y o r su alegría en obedecer un odio implacable c o n t r a sí mismo, y persuadido
cuanto le eran más r e p u g n a n t e s y más dificultosos de que la pureza es u n a a z u c e n a que sólo se c o n -
de cumplir; j a m á s mejor satisfecho que cuando s e r v a e n t r e espinas, y que p a r a m a n t e n e r s e casto
por la obediencia había sufrido m a y o r e s i n c o m o - el h o m b r e no basta g u a r d a r s e de las ocasiones
didades de nieve, de lluvia, de intemperie, ó que exteriores, sino que es a u n más necesario debili-
cuando había tenido que vencer las propias incli- tar el orgullo del enemigo doméstico el propio
naciones en la ejecución de las órdenes c o n t r a r i a s cuerpo, no le concedía otro alimento que u n a s yer-
tal vez á su estimada humildad, ó á su religioso bas escasas y desabridas, y con poco pan y a g u a
encogimiento. cuanto bastase p a r a conservarle la vida; para mor-
No e r a m e n o r el celo que tenia de la seráfica tificarle siempre más, á las austeridades del insti-
prometida pobreza, mientras la que se llama sola, tuto añadía todo cuanto le inspiraba el espíritu de
p u r a , estrechísima necesidad ú n i c a m e n t e p a r a v i - la penitencia diciendo: «¿No quieres padecer, ¡oh
vir, era la r e g l a d o la pobreza del beato Bernardo; vilísimo cuerpo mío? P u e s sabe que si quieres go-
regla que practicó siempre en sí, no vistiendo m á s zarte algún día no lo l o g r a r á s sino por este c a m i -
que paños deshechos y remendados; no s i r v i é n - no;» y parociéndole poco el a y u n o continuo y tan
dose para un escaso reposo m á s que de u n a des- r i g u r o s o , las m u c h a s asperezas inventadas p a r a
n u d a tabla, á veces con un poco de paja por obe- afligirse, los horribles azotes, repetidos, no sólo
diencia; no teniendo otros adornos en su celda que todos los días, m a s m u c h a s veces en un día m i s -
un crucifijo de m a d e r a y u n a estampa de papel en mo, y tal vez por el espacio no interrumpido de
que estaba impresa la imagen de la Virgen s a n - m u c h a s h o r a s , h a s t a abrirse las espaldas y hacer
tísima: regla de que j a m á s se apartó en su oficio de ellas u n a sola llaga, usaba sobre s u s d e s n u d a s
de limosnero. No aceptaba p a r a sí cosa a l g u n a c a r n e s unos cilicios los m á s desapiadados, cuando
que le ofreciesen por m í n i m a q u e fuese,y r e h u s a n - después de su m u e r t e fueron vistos con piadoso
do aceptar a u n para s u s religiosos todo aquello de h o r r o r clavados en la c a r n e misma.
que creía no h a l l a r s e necesitados, y esto por no Sacrificándose de este modo y todo entero á
perjudicar, como a c o s t u m b r a b a decir, á la p o b r e - Dios, daba bien á conocer el espíritu de viva fe
za; regla, en fin, q u e j a m á s dejaba de r e c o m e n d a r que i n t e r i o r m e n t e le a n i m a b a . El hábito de tan
á s u s c o h e r m a n o s á fin de que no despreciasen h e r m o s a virtud, infuso en el santo bautismo, j a m á s
a u n las cosas m á s p e q u e ñ a s , diciendo q u e lo que estuvo en él ocioso ni s e p a r a d o de los actos. Pare-
no les servía á ellos servía á los pobres de J e s u - cía no s a b e r h a b l a r m á s que de Dios, de n u e s t r o s
cristo, Usmados de él por su t e r n u r a hijos, h e r m a - d o g m a s , de la verdad de n u e s t r a s a n t a religión,
nos y a m i g o s . sacando de todo motivo de d i s c u r r i r , no menos
La inviolada castidad, en fin, g u a r d a d a del sier- por propia inclinación, que p a r a provecho de los
vo de Dios con tal celo, que j a m á s fijó los ojos en d e m á s . Penetrado de compasión por la suerte i n -
la c a r a de mujer a l g u n a , a u n q u e le fuese parienta, feliz de tantos herejes é infieles, a c o s t u m b r a b a
ni a u n de n i ñ a s de pocos años; que no trató j a m á s decir, bañado en lágrimas, que gustoso d e r r a m a -
con mujeres sino constreñido de p u r a necesidad ría su propia s a n g r e en defensa de n u e s t r a fe y
de su empleo, y con la mayor brevedad posible se p a r a la salvación de ellos. Las fiestas de la Iglesia,
a r g u y e bien c l a r a m e n t e ya de la deposición j u r a - el santo sacrificio de la misa, las funciones todas
da de un calificado testimonio de h a b e r s e c o n s e r - o r d e n a d a s al culto de la religión, eran los objetos
vado puro toda su vida y tan inocente como era m á s amados de la devoción y del fervor de nuestro
cuando niño, ya de las luces s o b e r a n a s que Dios beato, el cual tenía por esto tal reverencia á los
le comunicaba por el mérito de virtud tan h e r m o - sacerdotes, ministros de Dios y de la Iglesia, que
sa, con las cuales conocía los inficionados del vicio j a m á s cesaba de inspirarla á los otros con decirles:
opuesto p a r a su saludable a r r e p e n t i m i e n t o ; ya de «Cuando veis á los sacerdotes respetadlos, y e n -
u n a prodigiosa paloma, cuando p a r a a t e s t i g u a r su tended que deberíais besar la t i e r r a que pisan. Es-
candor virginal, en ocasión que, obligado de su tos nos resucitan á la g r a c i a con la administración
oficio de portero, debió s u m i n i s t r a r a l g u n a refac- de los s a c r a m e n t o s , c u a n d o la h e m o s perdido. E s -
ción á ciertas mujeres b i e n h e c h o r a s en u n a pieza tos nos m u e s t r a n el camino del cielo con la predi-
contigua á la iglesia, pasando dos veces por delante cación de la divina palabra, y de ellos depende en
de la puerta de la iglesia misma, se le puso sobre g r a n parte n u e s t r a salud.»
el h o m b r o , permaneciendo en él h a s t a cumplido Tomando B e r n a r d o de las luces de la fe el s u s -
DÍA 22 AGOSTO 369
tentó y el consuelo de u n a cristiana esperanza, fué increíble el fervor de caridad con que se disponía.
de tal modo lleno de la b i e n a v e n t u r a d a seguridad De este tan rico fondo de caridad p a r a con Dios
de ésta, que sobre c o m u n i c a r también á otros s u traía i g u a l m e n t e su origen su sensibilísimo filial
espíritu, disipando s u s desconfianzas y calmando afecto á la santísima Virgen, á la cual, tributando
s u s inquietudes a c e r c a de la consecución del p a - siempre algún devoto homenaje, y s i n g u l a r m e n t e
raíso, decíales: «Quiero que vayamos s e g u r a m e n - rezándola su santísimo rosario, cual podía llamar-
te al cielo, p o r q u e allí está n u e s t r a patria.» E r a se su favorito ejercicio, no olvidaba aficionar los
también tan sufrido y tan gozoso en todo acciden- corazones de los otros, y de r e c o m e n d a r asimismo
te contrario, h a s t a llegar á no p e r d e r j a m á s su á todos la devoción del rosario, afirmando que por
igualdad de á n i m o , a c o s t u m b r a n d o c o n t i n u a m e n t e medio de él María es s i n g u l a r m e n t e la d i s p e n s a -
á bendecir en todas las cosas al Señor, y á j a c t a r - dora de la g r a c i a , lo que m u c h a s veces había él
se con inocente gloria que todo lo esperaba de él, experimentado en sí mismo, por las m u c h a s que
á pesar de cualquier obstáculo n a t u r a l : como en de la m i s m a Virgen alcanzaba á favor de sus
efecto lo acreditó la divina Providencia, recompen- prójimos.
sando s i e m p r e su confianza con e x t r a o r d i n a r i o s Tenía tan fija en su corazón la caridad para
socorros en casos u r g e n t e s p a r a s u s religiosos, ó con éstos, como inseparable de la caridad p a r a con
para otros q u e r e c u r r i e s e n á él. Dios, que hecho todo p a r a todos, se e n t r e g a b a con
P e n e t r a d o de tanta fe, de tal modo firme en la todo afecto al alivio de s u s necesidades, y a espiri-
esperanza, no es de a d m i r a r q u e ardiese a d e m á s tuales, ya temporales. Los atribulados hallaban
con tanto fuego de caridad p a r a con Dios, que mu- en él su consuelo. Las enemistades m á s obstina-
chas veces fuese visto prodigiosamente inflamado das se convertían por su medio en dulces c o r r e s -
de él, h a s t a en el rostro; que m u c h a s veces sufrie- pondencias de a m o r fraterno. Los que se peleaban,
se sensibles agitaciones de pecho semejantes á las por m u c h o que estuviesen enfurecidos, bastaba
v e h e m e n t e s palpitaciones; que m u c h a s veces sin que le viesen p a r a pacificarse al instante. Muchos
advertirlo p r o r r u m p í a en t r a n s p o r t e s de a m o r , en pecadores, en fin, se redujeron á m u d a r su m a l a
exhalaciones de encendidos afectos, en desahogos vida por s u s caritativas exhortaciones, porque
de corazón hacia Dios; y celando su gloria, no sólo estaba dotado de tanta ilustración de espíritu y de
tenía u n h o r r o r e x t r e m o al pecado, m a s p a r a i m - u n a persuasión tan viva y tan fuerte, que el i l u s -
pedirlo también en los otros y p a r a encenderlos trísimo señor Fradulfi, obispo de Asculi, y e l i l u s -
en el santo divino a m o r : «Dios, decía con toda la trísimo s e ñ o r Paganelli, obispo de Montalto, no
efusión de su corazón, Dios m e r e c e tanto ser ama- dudaron en afirmar que el fruto que hacía en s u s
do q u e las m i s m a s piedras se encenderían en su diócesis F r . B e r n a r d o era m u c h o m a y o r que el
a m o r si fuesen capaces de a m a r . » de todos los misioneros predicadores.
P a r t o feliz de esta g r a n caridad en n u e s t r o beato Tenía á m á s de esto u n a s i n g u l a r compasión á
era su ternísima devoción á Jesucristo crucificado, las miserias de los pobres, p a r a s u s t e n t a r á los
c u y a s atrocísimas p e n a s , formando el objeto de cuales, s e g ú n correspondía á su oficio de portero,
s u s meditaciones continuadas por m u c h a s h o r a s , no contento de i n t e r e s a r la caridad de los otros,
ya de día, y a de n o c h e , le s a c a b a n copiosísimo se p r i v a b a de la porción de alimento que le toca-
llanto de s u s ojos, a n i m a b a n y esforzaban á e n - ba, llevándosela con todo lo demás que podía para
cruelecerse m á s y m á s c o n t r a sí mismo, p a r a con- dárselo á la puerta: donde un día entre otros fué
fesarse mejor con su paciente J e s ú s , y de tal admirable u n a bellísima b u r l a de la Providencia
m a n e r a le p e n e t r a b a n y le llenaban, que j a m á s se divina, porque llevando en la m a n g a un poco de
satisfacía de a c o r d a r l a s á los d e m á s de excitar en carne que había recogido del refectorio, y e s t r e -
ellos la compasión, de provocarlos á a m a r á un chado por su g u a r d i á n p a r a que le dijese y e n s e -
Dios que nos a m ó á costa de tantos t o r m e n t o s . ñ a s e lo que llevaba, F r . B e r n a r d o , metiendo la
Otro h e r m o s o pimpollo de la caridad de B e r n a r - m a n o dentro la m a n g a , sacó, en vez de c a r n e , dos
do e r a su fervorosísimo a m o r hacia Jesucristo ramilletes de flores, con estupor infinito del g u a r -
s a c r a m e n t a d o , delante del cual, no contento de dián y de los circunstantes. La importunidad, las
emplear en profundas a d o r a c i o n e s y ardientes injurias, el incomodo, la edad ya m u y avanzada,
súplicas los breves ratos desocupados del día, pa- en s u m a , cosa a l g u n a pudo j a m á s impedirle entre-
saba, después de dos h o r a s escasas de reposo, todo g a r s e con todo a m o r y prontitud á tantos infelices
lo r e s t a n t e de la n o c h e en ternísimos desahogos, que, convidándose m u t u a m e n t e , r e c u r r í a n á él
a c o m p a ñ a d o s m u c h a s veces de inflamaciones del p a r a a p a g a r su h a m b r e , y se volvían e n t e r a m e n t e
rostro, de centellamientos de ojos, de palpitaciones satisfechos, sustentados, no sólo del m a n j a r m a t e -
e x t r a o r d i n a r i a s del p e c h o : cosas todas que se d e - rial, mas también con el espiritual de s a n t a s con-
j a b a n v e r en él m á s a d m i r a b l e m e n t e c u a n d o debía ferencias, que p a r a s u s instrucciones y p a r a su
a c e r c a r s e á la santísima Comunión, p a r a la cual es consuelo a c o s t u m b r a b a anteponer al repartimien-
TOMO ni 47
370 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22

to de las viandas; mereciéndose con esto el dulce Después de esto, si es propio de la fortaleza el
n o m b r e de padre de los pobres con que c o m ú n - e m p r e n d e r y sufrir, es evidente que B e r n a r d o en
mente le l l a m a b a n . el estado de lego no pudo h a c e r ostentación de
No le e x p e r i m e n t a r o n menos caritativo los e n - brillantes e m p r e s a s dignas de r e g i s t r a r s e en los
fermos m i e n t r a s cuidadosísimo de visitarlos todos fastos modernos; m a s también es innegable que
a n t e s que le deseasen, su p r i m e r oficio era a l e n - dio de su fortaleza evidentísimas p r u e b a s , ya con el
tarles al sufrimiento de s u s dolores si preveía áspero gobierno de sí m i s m o , ó ya con el alegre
su curación e x h o r t a r l e s á disponerse p a r a morir sufrimiento d e s ú s habituales a c h a q u e s de perlesía,
bien si con la luz s o b e r a n a que se le había c o m u - y s i n g u l a r m e n t e de u n a h e r n i a intestinal con los
nicado conocía inevitable su m u e r t e . Después de cuales e x p e r i m e n t ó bien frecuentemente y h a s t a
s u m i n i s t r a d o con su eficacia al enfermo este espi- al extremo de su vida agudísimos dolores.
ritual alivio, se dedicaba á p r e p a r a r l e el alimento Hija de la fortaleza es la humildad: teniendo de
con s u s propias manos, á darle las medicinas, á sí mismo u n a idea bajísima, solía llamarse el j u -
vendarle las llagas y las heridas, besándolas antes mento del monasterio, infelicísimo pecador, m e r e -
como si fuesen las llagas del Redentor, lamiéndo- cedor de todo desprecio. De aquí los encargos m á s
las con intrepidez, y tal vez con i n s t a n t á n e a cura- penosos y m á s viles formaban su m á s genial ocu-
ción, no exceptuando de estos actos piadosos pación. De aquí n a d a conmovido á los injuriosos
clase a l g u n a de personas, e n t r e las cuales no obs- n o m b r e s de villano, de hipócrita, de disipador y
tante ocupaban el p r i m e r lugar los enfermos reli- semejantes, con que le injuriaban algunos de mal
giosos h e r m a n o s , a c o s t u m b r a d o s á decir entre sí, h u m o r , ó callaba, ó respondía de rodillas con un
á consecuencia de tanta caridad, que era delicioso modo dulcísimo s i e m p r e igual á sí mismo, siempre
enfermar y morir en el convento donde se hallaba verecundo, siempre modesto. De aquí afligidísimo
Fr. Bernardo. por la veneración en que le tenían buscó continua-
T a n t a s virtudes del beato tenían por fiel compa- m e n t e e n c u b r i r á los ojos de todos su virtud y s u s
ñ e r a la prudencia, sin la cual las virtudes m i s m a s méritos, deseoso de que todos le despreciasen en
son vicios, ó son entusiasmos de un entendimien- vez de tributarle respeto y honor.
to soberbio: simplicísimo en i g n o r a r cabalas ó in- No obstante, cuanto m á s se envilecía á sí mismo
t r i g a s , pero advertidísimo en velar sobre el espiri- m á s g u s t a b a Dios de h o n r a r l e con s u s graciosos
tual gobierno de sí mismo, se valió de esta p r u - dones. Don de oración. Prescindiendo de la que
dencia a u n p a r a utilidad de los otros, y ya fuese formaba su a c o s t u m b r a d o ejercicio en las h o r a s
en el corregir, y a en el aconsejar, ya en d i r i - desocupadas y en que e x p e r i m e n t a b a suavísimos
gir negocios, j a m á s se v i o burlado de un intento éxtasis, consideraba siempre y de tal modo á Dios
feliz, porque no tomaba s u s luces sino del E v a n - presente, que en medio de las m á s distractivas
gelio y de la oración: motivo por el cual, reputado t a r e a s del h u e r t o , de la cuestura, de los viajes, de
c o m ú n m e n t e por un oráculo, se a c o s t u m b r a b a servicios prestados al prójimo, le tributaba h o m e -
decir como por adagio en los casos m á s arduos: najes con el corazón y con la lengua, absorto con-
«¡Oh! Aquí es preciso acudir á F r . B e r n a r d o p a r a t i n u a m e n t e en él, h a s t a e n a j e n a r s e tal vez de los
que nos aconseje lo más acertado.» sentidos, y llenársele de r e s p l a n d o r e s la c a r a .
Cuanto á la justicia, que tomada propiamente Don de p e n e t r a r las cosas ocultas. Sobre su
consiste en el debido orden e n t r e Dios y nosotros, cierta ciencia de las cosas acontecidas á larga dis-
e n t r e nosotros y el prójimo, no hay duda que n u e s - tancia y el descubrimiento de los pensamientos de
tro beato g u a r d ó un orden el m á s bello, m i e n t r a s los otros, tenía también u n conocimiento claro de
respecto á Dios lo acredita su santidad, respecto á las conciencias, por lo que era voz común que
los h o m b r e s lo manifiesta, y a su caridad, ya las antes de p r e s e n t a r s e á F r . B e r n a r d o convenía
d e m á s virtudes sociales de gratitud, de liberalidad, purificarse con la confesión por no v e r s e afrenta-
de dulzura, de afabilidad, de sencillez, con las dos, como le sucedió, e n t r e otros m u c h o s , á un
cuales g a n a b a el corazón de cuantos le t r a t a b a n . cierto Pablo P a o l i n i , á quien el siervo de Dios des-
Consistiendo la templanza por otra p a r t e en la cubrió m e n u d í s i m a m e n t e el estado de su propia
moderación del apetito y uso de aquellas cosas alma, amonestándole con toda d u l z u r a á l l e v a r e n
que deleitan el sentido y adulan las pasiones, y adelante u n a vida más a r r e g l a d a y cristiana.
siendo tres las especies de templanza, esto es, la Don de consejo. De cuanto queda dicho de la
abstinencia, la sobriedad y la castidad, de cuanto prudencia del beato puede bastantemente inferir-
queda dicho en orden al sustento de este héroe se que tuvo este don. Mas p a r a m a y o r confirma-
y en orden á su pureza, claramente conocerá cual- ción se debe a ñ a d i r aquí que las vocaciones al
quiera á qué s u m o grado de esta virtud se elevase estado e r a n confiadas á su parecer, y que su apro-
el que sujetó siempre las pasiones á la razón y la bación ó desaprobación servía de r e g l a s e g u r a á
razón á Dios. los que r e c u r r í a n á él. Sus mismos s u p e r i o r e s
DÍA 2 2 AGOSTO 371
consultaban su dictamen acerca de m a t e r i a s i n - m a y o r de éstos se casa después, y tiene también
trincadísimas, y salían al instante de s u s dificul- hijos, y noticioso de toda la serie de cosas p r e d i -
tades, viendo a c l a r a d a s s u s d u d a s . Muchísimos chas por F r . B e r n a r d o , «Señora m a d r e , la dice,
personajes de calidad le consultaban de palabra ó g u a r d a o s bien de ir al purgatorio, porque mí misa
por escrito sobre negocios de la m a y o r i m p o r t a n - s e g u r a m e n t e no va á sacaros de allí, estando como
cia, como el limo. Sr. Fadulfi, obispo, y Mons. de estoy resuelto de casar s e g u n d a vez si se me m u e r e
Massini, g o b e r n a d o r de Asculi; el limo. Sr. P a g a - la mujer que tengo.» ¡Pero qué! Se m u e r e la espo-
nelli, obispo; y M o n s . T r i g e r i , presidente de Mon- sa, y no pensando en tomar otra, se retira á la
talto; Mons. Filingeri, Mons. T e s o r e r o , m o n s e ñ o r soledad de la Dalmacia, donde hace voto de abra-
Casniaro, que después fué cardenal, y m u c h o s zar el instituto d é l o s capuchinos. Llegando empero
otros, no sólo de aquellos contornos de Óffida, m a s c a s u a l m e n t e , con motivo de predicar á aquel l u -
también de Lombardía, F r a n c i a , y Alemania, s a - g a r , el P . T o m á s de Asculi, capuchino, se le da
tisfechos todos de v e r seguido de u n felicísimo á conocer el e r m i t a ñ o , le declara su voto, y acon-
éxito el consejo del siervo de Dios. sejado del religioso á volverse á la patria y á pedir
Don de c u r a c i o n e s y de milagros. P a r e c e que dispensa del voto por ser s o b r a d a m e n t e dificultoso
Dios quiso r e m u n e r a r con estos dos dones su e x - á su delicadeza, vuelve, obtiene la dispensa, se
t r a o r d i n a r i a caridad p a r a con s u s prójimos enfer- e n c a m i n a ya sacerdote á la p r e l a t u r a , ejerce el
mos y a n g u s t i a d o s . Cuanto a l a s c u r a c i o n e s , e n t r e gobierno en m u c h o s lugares, sostiene la carga de
los que podrían referirse c u r a d o s por él, b a s t a r á presidente por espacio de veintidós años en Mon-
h a c e r mención de un pobre que vino al convento talto, y finalmente es promovido por la g r a t a
por la a c o s t u m b r a d a limosna con un asqueroso m e m o r i a de Benedicto XIV á la silla episcopal de
c á n c e r en u n a p i e r n a , al cual, presentándose el aquella ciudad: sucesos todos de los cuales no
siervo de Dios, con todo a m o r chupó ansiosamen- podía el buen prelado a c o r d a r s e sin l á g r i m a s de
te la m a t e r i a corrompida de aquella llaga c a n c e r a - u n a t e r n í s i m a especial devoción al beato, como
da, la tragó sin asco, y con esto le restituyó al puede testificarlo el postulador de la causa de su
instante la salud. Cuanto empero á los prodigios, beatificación, á quien el mismo obispo ordenó de
multiplicó m u c h a s veces las provisiones p a r a s a - sacerdote en el año 1763.
ciar á s u s pobrecillos. Ahora, pues, un capital tan rico de dones derra-
Un niño, que nació n e g r o como un etíope, fué mados sobre el dilatado y heroico ejercicio de vir-
restituido por él á su m a d r e blanco y colorado. tudes con las cuales el beato B e r n a r d o había
Á varios niños muertos alcanzó de Dios la vida santificado su propia vida, no podía menos de pre-
con extremado contento de s u s padres. Hasta á las s e n t a r en él el edificativo espectáculo de u n a p r e -
bestias se extendió su virtud, ya volviendo la vida ciosa m u e r t e .
á u n a vaca m u e r t a de m u c h o s días, ya llamando Descargado por su octogenaria edad y por s u s
de dentro un h o r n o ardiendo á n u e v a vida los g r a v e s y habituales incomodidades de algunos
descarnados huesos de un cordero h u r t a d o y c o - oficios claustrales, redobló su fervor á fin de a p a r e -
mido de ciertos golosos, los cuales con arrojarlos j a r s e mejor á bien morir, y entrando al nonagési-
al fuego pretendieron ocultar su delito. mo año, en el cual, y precisamente en el mes de
Don de profecía. He aquí m u c h a s de s u s p r e - agosto, sabía que había de ser su feliz tránsito al
dicciones en u n a sola, e n t r e tantas, y todas v e r i - cielo, como lo había asegurado él mismo á un
ficadas: Enferma la s e ñ o r a condesa Porcia F a d u l - noble a s c u l a n o , y d e que había dado señales n a d a
fi, desposada en casa de Centini de Asculi, queda equívocas á los religiosos, tanto más alegre cuanto
a s e g u r a d a del siervo de Dios que c u r a r á , m a s q u e m á s se acercaba al tiempo previsto, enfermó de
t e n d r á que sufrir otra desgracia, cual fué p u n - fiebre, a c o m p a ñ a d a de violentísimos dolores, el
tualmente la m u e r t e de su único hijo, que sucedió día 20 de dicho mes, y h e c h a su confesión g e n e -
poco después. Afligidísima por esto aquella noble ral entonces fué cuándo su confesor le d i o este
s e ñ o r a , viene á la p r e s e n c i a de F r . B e r n a r d o p a r a ilustre testimonio: que j a m á s en toda su vida había
h a l l a r serenidad y consuelo, y lo logra en efecto, F r . B e r n a r d o ofendido voluntariamente al Señor,
m i e n t r a s el buen viejo la pronostica que t e n d r á y que se había conservado tal cual había salido de
otros hijos; que el p r i m e r o de éstos, casándose, las a g u a s del Bautismo.
con el tiempo tendría sucesión; que después de la Lleno de paciencia, de piedad, de resignación,
m u e r t e de su esposa sería ordenado de sacerdote, hasta enternecer á los prelados y personajes que
después de obispo, y que entonces, celebrando habían concurrido á visitarlo, dadas á todos salu-
para su a l m a la p r i m e r a misa, saldría ella del dables'advertencias, sabedor de su inminente trán-
purgatorio. ¡Bello consuelo p a r a u n a pobre afli- sito, no obstante de las apariencias de un mal
gida m a d r e ! En efecto: después de ocho a ñ o s de todavía no peligroso, pidió con santa inquietud y
esterilidad, la Centini da á luz a l g u n o s hijos, el con lágrimas los santos sacramentos, a s e g u r a n d o
372 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
que no se debía p e r d e r tiempo, pues si se difería no h a cesado j a m á s , ni cesa a u n en el día el c o n -
el dárselos no podría recibirlos. Se los administra- curso de los fieles p a r a v e n e r a r l o , atraídos de su
ron por complacerle; los recibió con tales s e n t i - santidad, no menos que de los prodigios que h a
mientos de devoción y de a m o r , que se le v i o el obrado Dios por su intercesión después de su
rostro todo inflamado, se enajenó de los sentidos m u e r t e ; de los cuales se referirán tres, que son
transportado por espacio de u n a h o r a en u n d u l - los que h a aprobado la s a g r a d a congregación de
císimo éxtasis; y a p e n a s despertó de él, repitiendo Ritos.
sublimísimos actos de religión con un crucifijo en Dejando a p a r t e y a el h a b e r s e aparecido en u n
la m a n o , luego que oyó en su extremo recomendar pequeño h u e r t o en acto de corregir á dos m u c h a -
su a l m a al Señor por el sacerdote, con aquellas chos de Óffida que, aprovechándose de la m u e r t e
p a l a b r a s : Proficiscere anima christiana, dijo con del siervo de Dios, expuesto a ú n en la iglesia,
aire de b i e n a v e n t u r a d a alegría: «Padre guardián, habían ido allí p a r a destruirle; ya a l g u n o s e n d e -
dadme vuestra bendición p a r a i r m e al paraíso.» moniados que, conducidos á la presencia de su ve-
Mas el g u a r d i á n e n t r e la admiración y las l á g r i - nerado cadáver, hicieron gestos extrañísimos, has-
m a s : «Esperad, le respondió, yo quiero que en ta p r o r r u m p i r uno de ellos en estas \ o c e s : «¡Ah!,
virtud de s a n t a obediencia me bendigáis primero que este fraile me a b r a s a m á s que el fuego del in-
y luego á todos los presentes.» Los bendijo n u e s - fierno;» ya la curación de fiebre maligna de u n
tro beato, y recibida la bendición del superior cierto José Sergiacomi, que se hizo llevar al fére-
expiró t r a n q u i l a m e n t e al a m a n e c e r del día 22 de tro del beato B e r n a r d o ; bastará referir los solos
agosto de 1694, á los noventa a ñ o s de edad, en el tres milagros aprobados por la s a g r a d a congrega-
convento de capuchinos de Óffida. ción de Ritos.
Divulgándose la fama de su m u e r t e con estas El primero fué obrado en la persona del señor
voces universales: «Es m u e r t o el santo, el padre F r a n c i s c o Antonio Piccari de la Amatrice, ciudad
d é l o s pobres, el consolador de los afligidos;» fué del reino de Ñapóles. Este joven de diez y seis
i n n u m e r a b l e el concurso de la gente que c o n c u - años, recaído en u n a fiebre pútrida inflamatoria,
rrió á a d m i r a r lo h e r m o s o , colorado, flexible de acompañada de tan infaustos síntomas, que for-
s u s m i e m b r o s , líquida la s a n g r e en s u s v e n a s , las mándosele en la cavidad del pulmón u n a llaga
cuales abiertas por u n cirujano dieron s a n g r e en fistulosa, le redujo finalmente después de algún
a b u n d a n c i a , como que hubiesen sido de un h o m - tiempo á la paracentesi, y en el breve espacio de
bre vivo. cerca tres meses pasó al estado de ético, y de
Todos á porfía p r o c u r a b a n por su devoción t o - aquí á un completo m a r a s m o , al cual iba á suce-
m a r a l g u n a s de las cosas que h a b í a n servido p a r a der en pocos días la m u e r t e . Afligidísimo su padre
su uso, ó a l g u n a partecilla de su hábito; y final- le encomendó al beato B e r n a r d o , excitó en el hijo
mente, quién los cabellos, quién la barba, quién igual fe que la suya, dándole u n a su imagen con
las u ñ a s , cortando las cuales cortó al mismo tiem- a l g u n a s reliquias; el paciente la recibió hasta pro-
po cierto indiscreto devoto un poco de c a r n e , de meterse con seguridad la gracia de la curación, y
la cual corrió t a n t a s a n g r e que bastó p a r a e m p a p a r la obtuvo en efecto, porque c e r r a d a la llaga, r e -
pañitos, algunos de los cuales h a s t a hoy p e r m a - cobradas las fuerzas, h a s t a levantarse en el pro-
necen teñidos en s a n g r e . pio instante por sí mismo de la cama, y salir de
P a r a satisfacer á esta devoción, no sólo de los casa al día siguiente: la m i s m a callosidad de la
ciudadanos de Óffida, m a s también de los foraste- cicatriz e x t e r n a desapareció i n s t a n t á n e a m e n t e á
ros que c o n c u r r i e r o n igualmente á t r i b u t a r h o m e - la sola repetida invocación del beato.
najes de piedad, de suspiros y l á g r i m a s al siervo Se podría también considerar por doble m i l a -
de Dios, se dejó expuesto su c a d á v e r en la iglesia, gro, a u n q u e sólo aprobado por uno, aquel de quien
en cuyo tiempo es digno de a d m i r a r s e que, colo- le es igualmente deudora la s e ñ o r a A n a Tierchó
cado como estaba boca a r r i b a sobre el féretro, t e - de Apiro, diócesis de C a m e r i n o : joven de cerca
niendo la c a r a h a c i a el cielo, fué visto volverla im- veinticuatro años vínola á supuración en la parte
provisadamente al altar lateral de San Félix, c a - s u p e r i o r del pecho izquierdo un t u m o r crecido,
puchino, y por m u c h o que p r o c u r a r o n los r e l i - p r i m e r a m e n t e esquirro, terminado después en un
giosos t o r n a r l a á su p r i m e r a situación, no la apar- verdaderísimo c a r c i n o m a ó cáncer; y resistiendo
tó j a m á s de su santo, de quien en vida fué d e v o - el mal á todos los remedios del arte, y e m p e o r a n -
tísimo, y bajo cuyo n o m b r e e n c u b r í a por h u m i l - do siempre, el cirujano la anunció inevitable y
dad cuanto obraba de prodigioso á favor de los próxima la m u e r t e , persuadiéndola; pero al m i s -
prójimos su caridad. F i n a l m e n t e , en medio de la mo tiempo el r e c u r s o al beato p a r a evitarla. R e c u -
piadosa conmoción de i n n u m e r a b l e s c i r c u n s t a n - rrió á él, en efecto, la enferma con toda fe; se hizo
tes de todo grado y condición, se le d i o sepultura t r a e r u n a reliquia suya, se la aplicó á la parte ofen-
distinta de la común de s u s c o h e r m a n o s , donde dida, quitado todo h u m a n o medicamento, y hela
DÍA 22 AGOSTO 373
aquí luego de m o r i b u n d a restablecida que se le- nuestro Señor Jesucristo, al cual sea honor y glo-
vanta de la cama por sí m i s m a , no siente m á s dolor ria por los siglos de los siglos. A m é n .
a l g u n o , se halla c u r a d a perfectamente. Pero en-
trando en desconfianza del milagro por las i m p r u - SAN MAURO, Y SUS COMPAÑEROS, MÁRTIRES—Con el
dentes sospechas que otros la infundieron de que objeto de que se p r o p a g a r a el Evangelio en F r a n -
el mal reviviría, la comparece de nuevo el carcino- cia fué este santo con algunos otros enviado desde
ma al instante, y con c a r a c t e r e s m á s h o r r e n d o s que R o m a á la ciudad de Reims. Mucho fué el fruto
antes, a m e n a z á n d o l a la m u e r t e i n m i n e n t e . R e p r e n - que dio su predicación, logrando bautizar g r a n
dida empero del cirujano de su culpa, r e a n i m a su multitud de infieles. Sabedor el prefecto Lampadio
fe con n u e v a aplicación de la reliquia y logra r e - de las m u c h a s conversiones que habían practica-
pentinamente la suerte de sentirse libre de todo do, los hizo prender y sufrir muchos tormentos, y
dolor, y de ver lleno otra vez el vacío de la llaga como esto no bastara p a r a que a b j u r a r a n la fe, los
cancerosa, soldada la parte sin la m e n o r callosi- hizo decapitar. F u é el martirio de estos santos á
dad, y el cutis mismo restablecido. mediados del siglo II.
El otro milagro fué á favor de A n a T e m p e r a n z a
de Monterubbiajo, diócesis de F e r m o , la cual e n - SAN ANTONINO, M Á R T I R - H a c í a de verdugo en el
ferma de hidropesía, llamada a n a s á r q u i c a , y n a d a martirio de los santos Eusebio y compañeros, y
cuidadosa por m u c h o tiempo, no m e n o s de llamar se convirtió á Jesucristo á vista de los prodigios
al médico, que de u s a r los remedios ordenados por que en sus tormentos obraron aquellos m á r t i r e s .
él después de haberlo llamado, perdió finalmente Habiendo confesado públicamente la fe cristiana,
por el a u m e n t o de la hidropesía toda esperanza de fué conducido al juez Vitelio, que le hizo pasar de
vida; prevenida ya con los s a c r a m e n t o s , y a s i s t i - verdugo á víctima, y le mandó cortar la cabeza en
da de u n sacerdote para u n a cristiana m u e r t e , la m i s m a ciudad de R o m a , donde ejerciera su
cierta noche, m i e n t r a s éste había ido á t o m a r un oficio.
leve reposo, se encomendó la enferma con fervor
y con fe á a l g u n a s imágenes de papel colgadas de LOS SANTOS AGATÓNICO, ZOTICO, Y SUS COMPAÑEROS,
la pared, sin saber, como lo supo después, que MÁRTIRES.—Estos santos eran griegos de nacimien-
fuesen del beato B e r n a r d o ; y apareciéndosele el to, cristianos fervorosos, y vivían en Nicomedia
beato, que ella después reconoció ser e n t e r a m e n t e en tiempo del emperador Maximiano. El goberna-
conforme á la imagen colgada, en semejanza de dor de aquella ciudad, llamado Eutolomio, les lla-
un viejo capuchino, que la p r e g u n t ó q u é era lo mó u n día á su presencia y les reprendió su
que quería de él, y a p e n a s le expuso la mujer el conducta, amenazándoles con castigarlos s e v e r a -
mal que padecía, cuando oyó que la respondía: mente si no t r a t a b a n de ser m á s circunspectos en
«Alzaos, que esto es nada;» se levantó ésta de h e - su religión, y si continuaban en s u s públicas e x -
cho, satisfizo su necesidad, volvióse á la cama; hortaciones al pueblo contra los dioses del i m p e -
d u r m i ó t r a n q u i l a m e n t e , y despertando se halló li- rio. Al instante contestaron todos u n á n i m e m e n t e
bre de toda intumescencia; y e n t e r a m e n t e s a n a se que n u n c a cederían en s u s propósitos; que adora-
aplicó á las ocupaciones domésticas con s u m a ban á Jesucristo, único Dios verdadero, por cuyo
admiración del sacerdote, del médico y de otros a m o r y adoración se hallaban dispuestos á sufrir
que no cesaron de celebrar tan estupendo prodigio. desde luego los tormentos y la m u e r t e . Tan e n é r -
A vista, pues, y a de las virtudes del siervo de gica respuesta llenó de coraje al gobernador, que
Dios F r . B e r n a r d o , reconocidas heroicas por la sa- los entregó allí mismo á los lictores para que cas-
g r a d a congregación de Ritos, y a de s u s p o r t e n t o - tigasen su insolencia con todo el rigor que su p a -
sos milagros aprobados con todos los sufragios de triotismo les sugiriese, pues que aquellos c r i s t i a -
nos eran enemigos de la patria y de los dioses.
la misma, el inmortal pontífice Pío VI, felizmente
Efectivamente, los santos fueron tan prolongada-
r e i n a n t e , después de h a b e r s e (por un efecto de su
mente atormentados, que si la virtud divina no les
s o b e r a n a benevolencia hacia el orden de capuchi-
hubiese sostenido para manifestar su gloria en la
nos) dedicado al m á s solícito desvelo para la d i s -
fortaleza de s u s siervos, hubieran perecido mil
cusión de la c a u s a de la beatificación de este
veces antes de ser degollados. Sus cuerpos fueron
afortunado a l u m n o del orden mismo, le ha final-
recogidos por los cristianos y sepultados con g r a n
mente sublimado al honor de los altares, c o n c u -
magnificencia.
rriendo también el mismo g r a n pontífice de tal
m a n e r a á los admirables designios de Dios, de
p r e s e n t a r al m u n d o católico un nuevo ejemplar de LOS SANTOS MARCIAL, SATURNINO, EPITECTO, MAPRIL, Y
santidad p a r a que, imitando de él los fieles las FÉLIX, CON OTROS COMPAÑEROS, MÁRTIRES.-Derramaron
virtuosas operaciones, consiguiesen la m i s m a su s a n g r e por la fe en el Puerto R o m a n o , d u r a n t e
b i e n a v e n t u r a d a suerte por los merecimientos de la persecución del e m p e r a d o r Decio, en el siglo III.
374 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
SAN ATANASIO, OBISPO, SANTA A N T Ü S A , Y OTROS DOS SAN- señalándolos con el dedo, dijo el niño con voz
T O S , M Á R T I R E S . — E l primero era obispo de T a r s o , en clara y distinta: «Madre, éstos son los verdaderos
Cilicia, y obraba con su celo y m i l a g r o s g r a n d e s siervos de María.» Después repetía m u c h a s veces
conversiones. Antusa, mujer m u y principal de la el niño estas palabras, sin saber decir otras, h a s -
ciudad de Seleucis, abrió s u s ojos á la luz de la ta que con el tiempo aprendió á h a b l a r como los
fe, y fué bautizada por el santo pastor; pero c u a n - otros niños.
do se dirigía á T a r s o con dos criados suyos, tan En su niñez a r r o j a b a ya a l g u n o s rayos de la
fieles como ella á la luz de la religión, encontró santidad con que había de resplandecer toda la
por el camino á san Atanasio, que a r r e b a t a d o por vida, porque era misericordioso con los pobres,
u n ángel fué llevado donde estaba Antusa, siendo solicitando que s u s p a d r e s diesen limosna á todos
allí mismo bautizada con sus dos criados Carisio los que llegaban á s u s puertas, sin enviar n i n g u n o
y Neófito. Después de algún tiempo el Señor v o l - desconsolado: era m u y devoto de las imágenes de
vió á j u n t a r los cuatro cristianos en la cárcel, y los santos, y en viendo a l g u n a de n u e s t r a S e ñ o r a
no queriendo cesar n i n g u n o de ellos en la confe- se p a r a b a á contemplarla con g r a n d e atención y
sión de los misterios de la religión cristiana, fue- reverencia; n u n c a le hallaban en los juegos de
ron sentenciados y degollados juntos en la citada los otros niños, y s u s entretenimientos eran visi-
ciudad de T a r s o , d u r a n t e el imperio de Valeriano. tar iglesias y repetir las oraciones que s u s padres
le habían enseñado; la modestia y gravedad de
SAN FABRICIANO, Y S A N FILIBERTO, M Á R T I R E S . — E n el s u s acciones y palabras eran de m á s a ñ o s de los
breviario mozárabe se habla de estos dos santos que tenía; y finalmente, en todo m o s t r a b a que
diciendo que fueron españoles, abades y m á r t i r e s . Dios le había escogido p a r a g r a n d e siervo suyo.
Salazar dice que m u r i e r o n en el siglo IV. No han Habiendo aprendido con cuidado las p r i m e r a s le-
podido e n c o n t r a r s e m á s noticias. Sus n o m b r e s tras, le enviaron s u s padres á la universidad de
se hallan en todos los martirologios antiguos y P a r í s , donde c u r s ó n u e v e a ñ o s y se g r a d u ó de
modernos. doctor en filosofía y medicina, siguiendo en esta
facultad á su padre Jaime Benicio. Vuelto á su
SAN GUNIFORTE, M Á R T I R — P a r e c e que fué de Milán, casa, frecuentaba las iglesias de Florencia, espe-
en c u y a ciudad fué preso por h a b e r confesado á cialmente la de los p a d r e s servitas, llamada la
Jesucristo, y que después de h a b e r sido c r u e l - Anunciata, por la g r a n devoción que tenía á n u e s -
m e n t e azotado h u y ó á Pavía, donde fué conocido tra Señora, q u e allí era principalmente r e v e r e n -
y preso también, y por fin degollado. Tuvo dos ciada. Y Dios por la intercesión de su santísima
h e r m a n a s que m u r i e r o n también m á r t i r e s en Madre, que había escogido á Felipe por su siervo,
A l e m a n i a , y otro h e r m a n o que d i o su s a n g r e por le iba abriendo cada día m á s los ojos p a r a que
Jesucristo en Como. Según los bolandistas s u c e - viese el e n g a ñ o y falsedad d é l a s cosas del m u n d o ,
dieron estos m a r t i r i o s en tiempo de M a x i m i a n o . cuan inciertas son s u s esperanzas, cuan infieles
s u s p r o m e s a s , cuan v a n a s s u s h o n r a s , c u a n p o -
SAN ANDRÉS, DIÁCONO Y C O N F E S O R — C o m p a ñ e r o de bres s u s riquezas, c u a n a m a r g o s sus deleites, y
san Donato; m u r i ó en 880. cuan m e n g u a d o s y cortos todos s u s bienes p a r a
llenar u n corazón en que cabe Dios. Con esto e m -
Día 3 3 pezó á h a c e r u n a n u e v a vida, dándose todo á las
obras de virtud y devoción, disponiéndose p a r a
SAN FELIPE BENICIO, C O N F E S O R — N a c i ó san Felipe recibir m a y o r luz con a p r o v e c h a r s e tan bien de
Benicio de padres nobles en la ciudad de Floren- la que el Señor le daba.
cia á 15 de agosto del año de 1233, día de la Asun- Un día de los de la c u a r e s m a del año de 1253,
ción de n u e s t r a Señora, y día en que nació en visitando las iglesias fesulanas, fuera de los m u -
F l o r e n c i a la esclarecida religión de les Siervos ros de Florencia, puesto de rodillas delante de
de María; como el que nacía p a r a g r a n siervo de u n a imagen de Cristo con deseo de dejar el m u n -
M a r í a y para lustre y o r n a m e n t o g r a n d e de la r e - do y e n t r a r en a l g u n a religión, pedía afectuosa-
ligión de s u s siervos. Antes de n a c e r tuvo su m a - mente al Señor le e n s e ñ a s e el camino de su volun-
dre en sueños revelación de que había de ser como tad, y estando en lo m á s fervoroso de su oración
u n nuevo sol el hijo que traía en s u s e n t r a ñ a s , salió u n a voz de la imagen de Cristo que le dijo:
p o r q u e u n a noche le pareció que salía de ellas «Sube al m o n t e alto á los siervos de mi M a d r e , si
u n a clarísima luz que a l u m b r a b a á todo el m u n - deseas h a c e r mi voluntad.» Ejecutó luego Felipe
do. En naciendo se abstenía ciertos días en la el m a n d a t o de Cristo,'según le había entendido;
s e m a n a de t o m a r el pecho, y antes de tener cinco fuese al convento de los servitas y templo de la
meses cumplidos, pasando por la calle los siete Anunciata, y allí perseveró por algunos días en
p a d r e s y fundadores de la orden de los servitas, fervorosa oración, pidiendo á Dios g r a c i a p a r a
DÍA 23 AGOSTO 375
cumplir en todo su santísima voluntad, h a s t a la dificultad de la obediencia, el abatimiento de la
feria quinta después de pascua de R e s u r r e c c i ó n , humildad y el rigor de la penitencia p a r a p r o b a r
en la cual, oyendo la misa conventual que con la constancia del pretendiente. Y viendo que no
m u c h a devoción celebran los religiosos, al cancar se entibiaba, a n t e s se encendía m á s el deseo de
la lección de los Actos de los apóstoles y llegar á Felipe, le explicó los misterios de la visión que
aquellas p a l a b r a s : Philippe, adiunge te ad currum había tenido de esta m a n e r a : «El c a r r o (dice), que
istum: Felipe, llégate á este c a r r o ; las oyó Felipe viste tan h e r m o s o y brillante, significa la religión
como si á él d e t e r m i n a d a m e n t e las dijera el Espí- fundada sobre cuatro r u e d a s , que significan cuatro
ritu Santo, y luego fué a r r e b a t a d o en u n éxtasis, virtudes en que se debe ejercitar el verdadero
y le pareció que se hallaba en u n a i n t r i n c a d a y siervo de María, que son humildad, limpieza de
espesa arboleda, solo y d e s a m p a r a d o : por u n a par- corazón, pobreza y obediencia, basas y fundamen-
te estaba cercado de profundísimos despeñaderos tos de toda la perfección religiosa. Guiaban el
que sólo m i r a r l o s c a u s a b a pavor y sobresalto: que- c a r r o un león y u n a oveja, p a r a q u e entiendas que
riendo h u i r de tan g r a d e s riesgos se le puso d e - con paciente m a n s e d u m b r e y constante fortaleza
lante u n a serpiente horrible y espantosa que le se h a de llevar el yugo de la religión; y si estas
e s p e r a b a abierta la boca p a r a t r a g a r l e , Felipe todo virtudes faltan, todo lo demás se pierde. Venir la
turbado, mirando á todas partes, y no hallando virgen María sentada en aquel trono majestuoso
camino p a r a salir de u n extremo peligro sin caer con un hábito negro en las m a n o s era llamarte á
en otro igual, no sabía qué h a c e r , ni qué consejo la religión de s u s siervos, que visten luto por la
tomar: perdido el aliento imploró con g r a n d e ansia m u e r t e del Hijo, y se ejercitan en meditar las penas
el favor divino y oyó segunda vez aquellas p a l a - de la M a d r e , p a r a que por medio de esta c o n s i d e -
b r a s : Philippe, adiunge te ad currum istum. Levan- ración y el ejercicio de las virtudes v e n g a s á con-
tó los ojos al cielo y v i o un hermoso c a r r o de oro. seguir la inocencia y simplicidad de aquella paloma
fundado sobre cuatro r u e d a s y guiado de un león que viste volar sobre el carro.» Oída esta explica-
y u n a oveja: en el c a r r o había u n majestuoso t r o - ción se postró Felipe delante del prior, y con
no fabricado de oro y matizado de varios esmaltes humildad y lágrimas le rogó que no dilatase m á s
y diversos colores, que le h e r m o s e a b a n s o b r e m a - el vestirle el hábito de los siervos de María; y por
n e r a y h a c í a n m u y agradable á la vista. En el tro- más humildad quiso ser religioso lego, ocultando
no venía sentada la Reina de los cielos, llena de lo que había estudiado. Estuvo en el monte S e n a -
incomparable h e r m o s u r a y majestad, a c o m p a ñ a d a rio tres años, haciendo vida solitaria, ocupándose
de un n u m e r o s o ejército de ángeles, y traía un há- en oración, a y u n o s y penitencias, sirviendo á los
bito negro en las m a n o s . Vio también que sobre otros religiosos, dando r a r o s ejemplos de todas las
el c a r r o triunfal venía batiendo las alas u n a blan- virtudes, y s i n g u l a r m e n t e d e p a c i e n c i a y humildad.
quísima y h e r m o s í s i m a paloma. Alegre m i r a b a el Quiso Dios manifestar al que se escondía y dar
santo esta misteriosa y maravillosa visión, olvida- á conocer al que deseaba vivirdesconocido; y des-
do y a de todos s u s temores y sobresaltos, parecién- cubrióle de esta m a n e r a : M a n d a r o n los superiores
dole que estaba, no en la tierra, sino en el cielo; á Felipe que fuese al convento de Sena en compa-
cuando el sacristán del convento, queriendo c e - ñía de otro religioso sacerdote y varón de s i n g u -
r r a r la iglesia por ser ya tarde, le despertó de lar virtud, llamado Víctor.
aquel dulcísimo sueño, Felipe con un suspiro de En el camino e n c o n t r a r o n con dos religiosos de
lo íntimo del corazón se quejó de él porque le h a - Santo Domingo, v a r o n e s doctísimos, que iban de
bía privado del m a y o r gozo que había tenido en Alemania á Roma. Caminaban juntos, y por d i -
toda su vida y que podía i m a g i n a r . vertir la fatiga del camino empezaron á h a c e r á
F u e s e á su casa discurriendo sobre la visión, sin Felipe a l g u n a s p r e g u n t a s , á las cuales respondía
poder alcanzar la significación de ella, y María con tanta agudeza y claridad que, admirados los
santísima se le apareció en sueños aquella n o c h e religiosos de Santo Domingo, le metieron en c u e s -
y le dijo: «Felipe, ve por la m a ñ a n a á mis s i e r - tiones altas y sutiles de la s a g r a d a E s c r i t u r a ; y á
vos, que ellos te d e c l a r a r á n los misterios del c a - todo satisfacía maravillosamente, declarando la
r r o , y s a b r á s lo que debes h a c e r para ser fiel profundidad de misterios y sentidos de la s a g r a d a
siervo mío.» Venida la m a ñ a n a del v i e r n e s se fué E s c r i t u r a , de m a n e r a que los religiosos, sin poder-
al convento de los siervos de María, y refirió con se contener, decían que Felipe era arca de todas
m u c h a humildad la visión que había tenido, y las ciencias y que estaba lleno de los dones del
pidió á Buenhijo, que e r a prior del convento y uno Espíritu Santo. Cuando se oyó Felipe a l a b a r no
de los siete fundadores de aquella orden, que le quisiera h a b e r hablado, y corrido y confuso se
diese el hábito y admitiese e n t r e los siervos de arrojó á los pies de los padres y les rogó que no
María. Propúsole el santo prior las asperezas de manifestasen lo que habían oído, porque él era u n
la religión, encareciéndole los trabajos de ella, la pobre religioso lego. Pero a p e n a s llegaron á Sena
376 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
los religiosos de Santo Domingo, cuando publicaron deseando los c a r d e n a l e s h a l l a r u n a p e r s o n a de
en la ciudad el tesoro de la sabiduría que tenían igual santidad al pontífice difunto; por lo cual no
los padres servitas en Felipe; y su compañero el se resolvían ni convenían en la elección. Estaba
P. Víctor d i o c u e n t a á los padres del convento de la c u r i a en Viterbo, donde se h a l l a b a á la sazón
S e n a de lo que había visto y oído con admiración san Felipe, y como corría tanto la fama de su
de todos, a u n más que de la sabiduría de Felipe, de santidad, a u m e n t a d a con el milagro del leproso,
la humildad con que la había ocultado tanto tiem- que ya se había divulgado, desearon a l g u n o s c a r -
po, y desde entonces fué tenido de todos en mayor denales de m u c h a autoridad que fuese puesto en
estima y v e n e r a c i ó n . Avisado su g e n e r a l , le mandó la silla de san P e d r o , pareciéndoles que no podían
que se o r d e n a s e de sacerdote, y diciendo la p r i - hallar otro en quien concurriesen como en él las
m e r a misa en el monte Senario, entonó la capilla partes de santidad, sabiduría y prudencia que en
de los ángeles: Sanctus, Sanctus, Sanctus, Domi- un sumo pontífice se r e q u i e r e n ; fueron á h a b l a r -
nus Deus Sabaoth. le el cardenal Ubaldinis, florentín, y el c a r d e -
Juntóse después capítulo general en Florencia nal Otobono Fisco, genovés, y como le propu-
á 5 de j u n i o de 1267, y de común consentimiento siesen su deseo y el de otros cardenales, el santo
fué elegido san Felipe por prior general de toda la r e h u s ó tan alta dignidad, mostrando el bajo con-
orden. R e h u s ó cuanto le fué posible este cargo, cepto que tenía de sí; y como instase con m u c h a s
teniéndole por carga pesada, rogando i n s t a n t e - razones el cardenal Otobono en que convenía que
mente á los religiosos que no echasen sobre s u s él fuese sumo pastor de la Iglesia, dijo Felipe con
h o m b r o s cruz m a y o r que s u s fuerzas, h a s t a que espíritu profético: «Yo no seré pontífice, y v u e s -
se oyó en el coro u n a voz que le dijo: «Felipe, no tra santidad sí, a u n q u e g o b e r n a r á pocos días la
resistas al Espíritu Santo: yo te llamó del m u n d o Iglesia.» Y así sucedió, porque el cardenal Otobo-
á la religión p a r a que rijas y g u a r d e s á este pueblo no fué electo sumo pontífice por m u e r t e de Inocen-
mío escogido.» Bajó Felipe la cabeza y aceptó el cio V, y se llamó en su asunción Adriano V, y no
oficio por no resistir al Espíritu Santo, y luego ani- vivió c u a r e n t a días en el pontificado. Despidiéron-
mó á todos al servicio de Dios 'con aquellas pala- se entonces los c a r d e n a l e s con propósito de h a c e r
b r a s del Salmo: Exuliate, justi, in Domino. Diez y s u m o pontífice á Felipe; m a s él, viendo el peligro
ocho años tuvo san Felipe este cargo, r e n u n c i á n d o l e en que estaba, aquella m i s m a noche se h u y ó s e -
m u c h a s veces y no admitiéndole su renunciación; cretamente de la ciudad, y con un solo compañero
y en este tiempo gobernó su religión con a d m i r a - estuvo escondido tres meses en las a s p e r e z a s del
ble prudencia, y la extendió y dilató m a r a v i l l o s a - monte Juniato, haciendo r i g u r o s í s i m a penitencia
mente, edificando m u c h o s monasterios en Italia, todo este tiempo, sustentándose de las y e r b a s del
F r a n c i a , Alemania y otras p a r t e s . Gomo deseaba campo; y en este monte alcanzó de Dios u n a fuen-
con t a n t a s ansias dejar el generalato y no aprove- te milagrosa que d u r a hasta hoy, y tiene virtud de
c h a b a n con s u s religiosos ruegos ni instancias, se s a n a r de todas enfermedades á los que se b a ñ a n
partió á R o m a con dos c o m p a ñ e r o s , v a r o n e s san- en s u s a g u a s ; y por esto se llaman los baños de
tos, que se llamaban Sosteno y Hugón, p a r a pedir San Felipe.
al s u m o pontífice q u e eligiese á uno de ellos por F u é elegido sumo pontífice Gregorio X, y en sa-
g e n e r a l de la orden y le eximiese á él de aquel biéndolo san Felipe salió de la soledad p a r a visi-
cargo que i n d i g n a m e n t e poseía; pero a n t e s de tar su religión; y vinieron á él dos religiosos, uno
h a b l a r al s u m o pontífice la santísima Virgen le de Alemania, llamado Gualterio, y otro de F r a n -
avisó que no dejase aquel cargo p o r q u e así conve- cia, por n o m b r e J u a n , enviados de s u s provincias,
nía p a r a el servicio de su Hijo y suyo. Con esto el pidiendo al santo general que las visitase y conso-
santo se humilló y sujetó á llevar aquella cruz lase con su presencia. Partióse á ellas, llevando
todo el tiempo que fuese la voluntad divina. En en su compañía á los padres Sosteno y H u g ó n , va-
este camino le pidió limosna u n leproso, y no t e - r o n e s de m u c h a santidad y doctrina, p a r a que le
niendo qué darle, valiéndose de las p a l a b r a s de ayudasen en aquellas partes á la obra del S e ñ o r .
san Pedro al cojo de su nacimiento, le dijo: Ar- Llegó el santo con s u s c o m p a ñ e r o s á P a r í s , donde
genium et aurum non est mihi; quod autem habeo, fué m u y estimado de san Luis, rey de F r a n c i a , y
hoc Ubi do: No tengo oro ni plata; pero doite lo que tuvo con él m u y estrecha comunicación, y con su
tengo; y d e s n u d á n d o s e la túnica interior se la d i o predicación y celo con que p r o c u r a b a aficionar á
al pobre p a r a que se la vistiese. Recibióla el l e - todos á la devoción de n u e s t r a S e ñ o r a fué llamado
proso, y con ella la salud, p o r q u e al punto que se apóstol de la Virgen. Recibió en su religión mu-
la vistió quedó limpio de la lepra y cobró perfecta chos v a r o n e s insignes en letras, y edificó m u c h o s
salud. conventos así de v a r o n e s como de s a n t a s vírgenes;
P o r m u e r t e de Clemente IV estuvo la silla apos- y viendo su religión m u y a u m e n t a d a dividió la
tólica vacante dos años, nueve meses y tres días, F r a n c i a en seis provincias, y señalando á cada
DÍA 2 3 AGOSTO 377
u n a su provincial dejó por vicario general de t o - nuevas religiones en la Iglesia. Lloraban los s a n ^
das á su c o m p a ñ e r o Sosteno. P a s ó con Hugón á tos padres el peligro que a m e n a z a b a á su orden,
Alemania, donde hizo m u c h o s milagros y dio el temiendo que por s u s culpas los castigaba Dios,
hábito de la Virgen á m u c h a s personas ilustres en y solamente los alentaba considerar que no habían
nobleza y letras, y después de h a b e r visitado las sido ellos los inventores de aquel instituto, sino la
dos A l e m a n i a s , alta y baja, y con su predicación R e i n a de los ángeles, de quien e s p e r a b a n que los
y milagros en ellas fundado conventos de religio- defendería, no sólo como protectora, mas también
sos y de monjas, dispuso colegios y oratorios p a r a como fundadora de su religión.
que los s e g l a r e s , que no podían e n t r a r religiosos, Mandó san Felipe que en todos los conventos
tomando el hábito de la Virgen tuviesen dónde re- se ofreciesen á Dios a y u n o s , oraciones y p e n i t e n -
cogerse á la oración y ejercicios devotos. E r a tal cias para i m p l o r a r el favor de Dios y de María
la eficacia de la predicación de san Felipe, que en santísima; pero muriendo luego el sumo pontífice
c u a l q u i e r a parte donde predicaba g a n a b a los c o - cesó esta tribulación, y poco á poco fué gozando
razones de los que le oían, con que convirtió casi de e n t e r a paz la religión de los siervos de M a r í a .
i n n u m e r a b l e s herejes á la fe de Cristo y pecado- Poco tiempo después, á petición de Rodolfo, em-
res á penitencia, y trujo á su religión m á s de diez perador, le envió Nicolao III á Alemania para que
mil personas fuera de los terceros, que fueron en con su predicación d e s t e r r a s e las herejías que se
excesivo n ú m e r o . habían levantado y pacificase las g u e r r a s civiles
Volvió s a n Felipe á Italia, y como vacase el que tenían m u y afligido el imperio. En este cami-
arzobispado de Florencia y hubiese en esta c i u - no, entre Bolonia y Módena, estando el santo á la
dad m u c h a s disensiones, los eclesiásticos y s e - s o m b r a de un árbol para defenderse de los calores
g l a r e s todos pusieron los ojos en Felipe, p a r e - del sol, oyó blasfemar á ciertos h o m b r e s que esta-
cióndoles que no podían hallar otro m á s digno de ban allí con él; reprehendiólos de su impiedad, y
aquella dignidad ni que mejor pudiese con su p r u - no bastando los amenazó con el castigo del cielo
dencia y santidad, pacificar los á n i m o s d e s a v e n i - si no se e n m e n d a b a n . Hiciéronse ellos sordos á las
dos. P e r o él hizo tanta resistencia p a r a no ser a r - p a l a b r a s de san Felipe, y apartándose él del árbol
zobispo, que fué elegido otro, y él quedó libre del bajó al punto fuego del cielo á m a n e r a de un t o r -
peligro que temía. Había muerto Gregorio X, el bellino arrebatado, y los convirtió á ellos y al
cual envió á san Felipe á la ciudad de Pistoya á árbol en ceniza. F u é el santo m u y bien recibido
sosegar los bandos célebres y g u e r r a s civiles que del emperador, y es increíble el fruto que hizo
había entre los güelfos y gibelinos, y con su pre- con su predicación en todo el imperio, desterrando
dicación y autoridad los sosegó, y g a n ó p a r a su las herejías, sosegando las g u e r r a s y a u m e n t a n -
religión al capitán de la facción gibelina, llamado do su religión en conventos y religiosos. Volvien-
B u e n a v e n t u r a Pregii, que en la religión se llamó do de Alemania á Italia, entrando con sus compa-
B o n a v e n t u r a Bonacurcios, y fué tanto lo que se ñ e r o s en una selva, como no pudiesen pasar a d e -
adelantó en la perfección, y tal la paz de su alma, lante con la h a m b r e y flaqueza por no h a b e r c o -
que en vida le llamaban bienaventurado. Sosegó mido n a d a en tres días, se puso el santo en o r a -
también los bandos de Florencia en compañía de ción, y luego, oyendo u n a s voces, sin saber de
F r . Latino, cardenal legado de la orden de santo quién eran, se e n t r a r o n en seguimiento de ellas
Domingo, y protector de la orden de los servitas. más adentro en la selva, y hallaron pan y a g u a
Estando en Florencia le escribió el cardenal con que se r e c r e a r o n y pudieron proseguir su ca-
Otobono, que le llamaba el sumo pontífice p a r a mino. En Arezo, ciudad de Toscana, le sucedió
dar razón de su religión; afligióse el santo, temien- otro milagro semejante, no sé en qué tiempo; por-
do a l g u n a g r a v e tribulación para su orden; e n c o - que padeciendo sus frailes g r a n d e h a m b r e y nece-
mendóse á la R e i n a de los ángeles, la cual le con- sidad por no tener n a d a que comer, el santo los
soló y animó á tener paciencia en los trabajos, consoló y animó, y haciendo oración delante de
prometiéndole su favor. Mandó el santo s e c r e t a - una imagen de la Virgen fueron halladas á la
mente l l a m a r á algunos priores de los conventos puerta del convento dos canastas de pan b l a n q u í -
m á s vecinos y á los padres más ancianos de la re- simo, traído allí milagrosamente. Antes de d e s -
ligión p a r a c o m u n i c a r l e s el trabajo en que estaban. c a n s a r de su larga peregrinación le envió el papa
Teniéndolos j u n t o s leyó las c a r t a s del cardenal Martino IV, que ya presidía en la Iglesia, á la
Otobono, y de ellas infirieron que el sumo pontífi- ciudad de Forlín, para que la redujese á la o b e -
ce estaba inclinado á extinguir su religión, quizá diencia que le había negado. Predicó el santo á
por a l g u n a s siniestras informaciones, fundándose los forlienses y fué de ellos despreciado, ultrajado
en el decreto del concilio l a t e r a n e n s e , celebrado y apedreado, y echado de la ciudad, porque h a c í a
en tiempo de Inocencio III, en que m a n d a r o n los las partes del pontífice; pero Dios le dio á uno de
padres de aquel concilio que no se permitiesen los principales perseguidores, llamado P e r e g r i n o ,
TOMO III 48
378 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
que e n t r a n d o en su religión fué varón santo y tores, te rogamus, audi nos, faltándole las fuerzas
ejemplar de penitencia; y finalmente, con p a c i e n - y sentidos, quedó como m u e r t o . Duróle este p a r a -
cia y p e r s e v e r a n c i a , con oraciones y e x h o r t a c i o - sismo por espacio de t r e s h o r a s : al cabo de ellas,
nes redujo la ciudad de Forlín á la obediencia del volviendo en sí, dijo á los c i r c u n s t a n t e s : « H e r m a -
sumo pontífice. nos míos, en g r a n peligro me h e visto; el tentador
Concluida felizmente su embajada, quiso el san- e n g a ñ ó s e , r e p r e s e n t á n d o m e mis culpas; quiso ha-
to volverse á Florencia, y por estar m u y fatigado c e r m e d e s e s p e r a r , pero el bendito J e s ú s y la R e i -
de tan largos caminos y de s u s m u c h o s a y u n o s , na de los ángeles, que están p r e s e n t e s , d e s b a r a -
penitencias, trabajos y persecuciones, fué necesa- taron todas s u s t r a z a s y e n g a ñ o s por su g r a n d e
rio comprarle un jumentillo p a r a poder c a m i n a r . piedad y misericordia, y le echaron de mi presen-
Llegando c e r c a de la ciudad de Todi, en la T o s - cia. Vosotros, h e r m a n o s carísimos, g u a r d a o s de
cana, sabiendo los ciudadanos que el santo venía, s u s embustes y e n g a ñ o s , porque como él está des-
le salieron á recibir al camino con ramos de oliva t e r r a d o de la gloria que Dios nos quiere d a r por
y aclamaciones de alegría, con triunfo semejante su infinita clemencia, envidioso quiere desposeer-
al de Cristo en la e n t r a d a de J e r u s a l é n ; m a s e n - nos de estos bienes. Contra el cual no hay a r m a s
tendiendo san Felipe la gente que le e s p e r a b a , m á s fuertes y poderosas que el a y u n o , h u m i l d a d ,
por h u i r como verdadero humilde aquella h o n r a , paciencia y, sobre todo, la caridad. A r m a d o s con
torció por otro camino y encontró en él dos ra-, estas a r m a s venceréis s i e m p r e , y n u n c a seréis
m e r a s , que con m u c h a desenvoltura y n i n g u n a vencidos. Lo cual es un ejemplo muy g r a n d e para
v e r g ü e n z a , llegándose cerca, empezaron á b u r l a r - h a c e r n o s temblar á todos, pues un varón tan s a n -
se y r e í r s e del santo y sus c o m p a ñ e r o s . P e r o él to, tan favorecido de Dios, tan regalado de la Rei-
las habló con tanto espíritu y eficacia, afeándoles n a de los ángeles, después de tantas virtudes se
su mala vida y ponderándoles el castigo q u e les halló apretado en la h o r a de la m u e r t e por ventu-
esperaba por ella, que no sólo prometieron e n - r a por culpas ligeras, ó si g r a v e s m u y lloradas y
m e n d a r s e , m a s se pusieron en s u s m a n o s , r o g á n - borradas con la penitencia y santidad de m u c h o s
dole que las e n s e ñ a s e lo que debían hacer p a r a años.» Dichas estas palabras pidió san Felipe un
a s e g u r a r su salvación; y el santo las e n c e r r ó en crucifijo y le adoró con s i n g u l a r reverencia y ale-
un monasterio de su orden, y las mudó el n o m - gría. Luego hizo m e m o r i a de los beneficios y fa-
bre, llamando á la u n a Flora y á la otra Elena, y vores que había recibido de Dios, y le dio con hu-
su orden las celebra como beatas. No pudo h u i r mildad las g r a c i a s por todos. Hizo también u n a
el santo la h o n r a que sigue á los que huyen de breve m e m o r i a de los misterios de la pasión de
ella, porque al e n t r a r en Todi fué recibido con Cristo y dolores de su santísima Madre, encomen-
g r a n d e s aclamaciones, diciendo á voces los ciuda- dando á sus religiosos que n u n c a los apartasen
d a n o s : Benedictus qui venit in nomine Domini: de su consideración; y después, lleno de alegría y
Bendito el que viene en el n o m b r e del Señor. E n - júbilos, como el que veía ya acercársele los gozos
tró en la iglesia de su convento, acompañado de perdurables, dijo todo el cántico: Benedictus Do-
m u c h a gente, é hincado de rodillas delante del minas Deus Israel, etc. Y acabado el cántico dijo
altar de la Virgen, después de un rato de oración, el salmo: In te, Domine, speravi, etc. Y llegando
en voz clara y distinta que todos lo entendieron, al fin del salmo de la m a n e r a que pudo, temblán-
dijo: Hcec requies mea in sceculum sceculi: lúe ha- dole la voz, dijo:" manus tuas, Domine, commen-
bitabo, quoniam elegi eam: Este es mi descanso do spiritum meum: En tus manos, Señor, e n c o -
por los siglos de los siglos: aquí será mi h a b i t a - miendo mi espíritu; y en estas palabras entregó
ción, p o r q u e la elegí; profetizando que allí mori- su a l m a en m a n o s de su Señor y Criador, cantan-
ría y reposaría su cuerpo en aquella ciudad. do s u s religiosos salmos con lágrimas en los ojos
Estuvo a l g u n o s días en Todi d e s a r r a i g a n d o v i - por la pérdida de tal padre; y cantando los ánge-
cios y plantando virtudes con su predicación y les con alegría (porque les iba tal ciudadano) esta
ejemplo, h a s t a que el día de la Asunción de la antífona propia de este santo: Euge, serve bone et
Virgen del año de 1285, día en que cumplía el fidelis, qui a Virgine super familice suam fuisti
santo, como su religión, cincuenta y dos a ñ o s , constitutus, intra in gaudia Domini tui; las cuales
después de h a b e r predicado con g r a n d e espíritu y voces oyeron los religiosos, y con esta música se
fervor, le asaltó u n a calentura, que fué creciendo les trocó toda la tristeza en indecible alegría. En
hasta el último día de la octava; y como se s i n - testimonio de cuan fiel siervo había sido de M a r í a
tiese este día m u y apretado, pidió le diesen los santísima murió en el día de la octavado su Asun-
santos s a c r a m e n t o s p a r a a r m a r s e contra los prín- ción á los 22 de agosto, poco después de puesto el
cipes de las tinieblas. Rezó después los salmos sol, al tiempo que la ciudad (según su costumbre)
penitenciales y las letanías, pidiendo el socorro tocaba s u s c a m p a n a s p a r a saludar á la Virgen.
de los santos; pero llegando á las palabras: Pecca- A p e n a s expiró cuando se llenó todo el convento
DÍA. 2 3 AGOSTO 379
de suavísima fragancia, y su rostro entre las tinie- le sucedió en aquella silla por voluntad del clero
blas de la n o c h e despedía g r a n d e claridad. y del pueblo, que conocía s u s g r a n d e s p a r t e s .
F u e r a de los milagros que quedan referidos, hizo Sintió m u c h o su elección Sidonio porque e r a h u -
otros m u c h o s san Felipe en vida y en m u e r t e , de mildísimo, y escribiendo á san Lupo, obispo de
los cuales c o n t a r e m o s aquí b r e v e m e n t e a l g u n o s . Troya, en Campaña, y pidiéndole el favor de s u s
U n a mujer, que estaba baldada de pies y m a n o s , oraciones p a r a cumplir bien con su oficio, le dice
con sólo tocar el cuerpo de san Felipe cobró de estas palabras: «Cargado de u n a continua c a r -
repente perfecta salud. Llevando á un ciego al se- g a de pecados me veo obligado á hacer oración
pulcro del santo alcanzó al punto la vista. Habien- por los pecados del pueblo, siendo yo tal, que
do m u e r t o un lobo á u n m u c h a c h o en el campo si el pueblo inocente rogase por mí no m e r e c e -
de Todi, encomendándole á san Felipe le restituyó ría ser oído.» Y en otra epístola se queja que le
la vida. Muriósele á u n a viuda un hijo único que era forzado e n s e ñ a r antes de h a b e r aprendido, y
tenía, y con él murió toda su alegría y consuelo: predicar antes de o b r a r , y dice que era como un
encomendóle á san Felipe con m u c h a s l á g r i m a s , árbol estéril, que no pudiendo dar fruto daba hojas.
y al punto el m u e r t o se levantó vivo y sanó á v i s - Sobre este fundamento de la humildad edificó el
ta de m u c h a s p e r s o n a s que h a b í a n venido á d a r á edificio de las virtudes más dignas de tan santo y
la m a d r e el pésame por el hijo m u e r t o , y le dieron vigilante pastor; y de ellas fué m u y alabado de los
el parabién por el hijo resucitado; el cual dijo que otros santos obispos de su tiempo. Y buen a r g u -
había visto á san Felipe que le venía á s o c o r r e r . mento es de lo mucho que le estimaban los otros
Dejo otros m u c h o s milagros, y sólo no quiero ca- prelados lo que hicieron con él, porque habiendo
llar uno m u y maravilloso, que nos puede servir de n o m b r a r y elegir obispo bituricense, que era
de ejemplo p a r a saber la r e v e r e n c i a con que d e - metropolitano, ellosy todo el clero y el pueblo deja-
bemos h a b l a r de los santos. Oyendo u n a mujer ron la elección en m a n o s de Sidonio para que el
incrédula los milagros de san Felipe, empezó á ne- que n o m b r a s e y no otro fuese obispo, y él nombró
garlos y á b u r l a r s e de su santidad, y por justo á Simplicio, varón insigne, el cual fué de todos
castigo de Dios quedó de repente m u d a . R e c o n o - recibido con s u m a alegría y contento. No es p e -
ció su pecado, y que aquél e r a castigo de Dios, y q u e ñ a p r u e b a de su santidad y de lo bien que
postrada á los pies del santo le pidió perdón, y hacía su oficio el ver los trabajos que tuvo y las
luego cobró el uso de la l e n g u a , y la empleó toda persecuciones que padeció en él; porque dos pres-
la vida en alabanzas de san Felipe. bíteros de su iglesia tomaron tan á pechos el afli-
Escribió la vida de este santo difusamente en girle y molestarle, que le quitaron la potestad de
cinco libros F r . A r c á n g e l Janio, florentino, de su a d m i n i s t r a r las cosas de la Iglesia, y le ciaban de
m i s m a orden, y con brevedad F r . Felipe F e r r a n - comer parca y tasadamente, y le vedaron e n t r a r
do, general de su orden, en el Catálogo de los san- en la iglesia, y se concertaron l o s d o s q u e s i entra-
tos de Italia. (P. Ribadeneira.) ba en ella la noche á oir maitines le sacasen por
fuerza y le echasen de ella; y uno de ellos, oyendo
SAN SIDONIO APOLINAR, OBISPO Y C O N F E S O R — F u é san tocar á maitines, se levantó con g r a n furia y rabia
Sidonio Apolinar de s a n g r e nobilísima y de los p a r a ejecutar lo que los dos habían concertado;
más principales senadores de F r a n c i a , y yerno m a s el Señor tomó la mano, y en u n a necesidad
del e m p e r a d o r Avito, prefecto y patricio, y varón que lesobrevino al pobre clérigo echó las e n t r a ñ a s
de m u y alta dignidad, y no m e n o s admirable por y allí expiró, y fué á dar cuenta al justo Juez de lo
su g r a n d e ingenio, r a r a ciencia y excelente e l o - que había hecho y maquinado contra su siervo.
cuencia, en la cual fué m u y e m i n e n t e , y en su Con este castigo de Dios fué restituida á san Sido-
tiempo a p e n a s tuvo p a r , y por eso mereció que le nio la libre administración de su iglesia, á la cual
diesen dos coronas, y que en R o m a pusiesen su y á toda su ciudad hizo nuestro Señor g r a n d e s
estatua en la plaza del e m p e r a d o r T r a j a n o . Casóse mercedes por las oraciones y merecimientos de su
con la hija de Avito, e m p e r a d o r (como dijimos), y santo pastor, porque, pretendiendo Evarico, rey
vivió en el matrimonio con maravillosa h o n e s t i - godo, m u c h a s veces tomar aquella ciudad, el santo
dad. E r a m u y compasivo y amigo de dar á los po- obispo la defendió con sus continuas plegarias y
bres todo c u a n t o tenía, y a l g u n a s veces les daba lágrimas, y con las letanías y procesiones que
los vasos de plata que h a b í a en casa á escondidas mandó h a c e r á todo el pueblo, y con las c a r t a s
de su mujer, p o r q u e lo sentía, r e ñ í a m u c h o y pro- que escribió á san Mamerto, obispo de Viena, que
c u r a b a r e s c a t a r los mismos vasos, dando el precio había instituido las procesiones de las rogaciones
á los pobres y volverlos para que él también por su parte los a y u d a s e y
Viviendo a ú n su mujer, que se llamaba P a p i a - favoreciese en aquel peligro, como lo hizo, y el
nila, y u n a hija por n o m b r e Roscia, por la muerte Señor oyó las oraciones de estos santos obispos,
de E p a r c i o , obispo de Albernia, Sidonio Apolinar y defendió la ciudad por su intercesión. Mas ejer-
380 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
citando tan escogidamente el santo prelado su ofi- ba transportado y como fuera de sí, porque A r -
cio de pastor, dióle u n a c a l e n t u r a mortal, y él, púnculo era obispo de la ciudad de L a n g r e s ; pero
entendiendo que lo era, se mandó llevar á la iglesia, n u e s t r o Señor, que había revelado á Sidonio quién
y estando en ella acudió a verle y r e v e r e n c i a r l e había de sucederle en aquella silla, permitió que
todo el pueblo, niños y viejos, h o m b r e s y mujeres, los borgoñones tuviesen sospecha de A r p ú n c u l o ,
llorando y c l a m a n d o : «¿Por qué nos dejas, ¡oh y determinaron m a t a r l e ; y sabiéndolo el santo
santo pastor?» Y él respondió: «No temáis, ¡oh obispo h u y ó una noche descolgándose por los mu-
pueblo mió!, porque mi h e r m a n o Arpúnculo vive, ros de la ciudad, y vino á Albeania en tiempo que
y s e r á vuestro sacerdote y pastor.» no había obispo, y allí sucedió á Sidonio, confor-
P a s ó á mejor vida el santo, y el otro presbítero me á su profecía, y fué el undécimo obispo de
de los dos que le habían perseguido, viéndole aquella iglesia.
m u e r t o , se entregó de los bienes de la Iglesia, y La vida de san Sidonio Apolinar escribió G r e -
se comenzó á t r a t a r como obispo, y á decir que en gorio T u r o n e n s e en su Historia de Francia, lib. v,
fin Dios había conocido sus méritos, y que era cap. 20, y adelante. T r á e l a el P. F r . Lorenzo S u -
mejor q u e Sidonio, pues le había dado aquella rio en su cuarto tomo. Hace de él mención el Mar-
potestad; y esto con tanta hinchazón, que no cabía tirologio romano á los 23 de agosto, y Genadio De
en toda la ciudad, y p a r a mejor celebrar su viris illust., cap. 92, y Molano en las adiciones á
n u e v a dignidad el domingo siguiente después del U s u a r d o , y el cardenal Baronio en s u s Anotacio-
tránsito del santo obispo hizo aparejar un es- nes, y m á s copiosamente en el sexto tomo de s u s
pléndido banquete y convidó á él todo lo bueno Anales. Vivió en tiempo de los e m p e r a d o r e s León
de la ciudad. Sentóse en la cabecera de la y Zenón, y dejó m u c h a s o b r a s escritas en prosa y
m e s a como cabeza y Señor de todos, y estando en verso, de g r a n d e piedad y erudición, que las
m u y alegre, regocijado y queriendo beber, el que refiere Tritemio en su libro de los Escritores ecle-
le daba la copa le dijo: «Señor mío, yo h e visto un siásticos. (P. Ribadeneira.)
sueño, que si me dais licencia le diré aquí. Esta
noche pasada vi en s u e ñ o u n a casa que resplande- LOS SANTOS CLAUDIO, ASTERIO, Y NEÓN, Y LAS S A N T A S
cía con i n m e n s a claridad; en ella estaba el Juez DOMNINA, Y TEONILA, M Á R T I R E S . — E g e a , ciudad de Cili-
sentado en su trono, e x a m i n a n d o con verdadero cia, era el lugar donde tenían su residencia estos
juicio las c a u s a s de todos. E n t r e la m u c h e d u m b r e santos, no desdeñándose de hacer pública profe-
de la otra gente vi al obispo Sidonio con el otro sión del cristianismo. Claudio, Asterio y Neón e r a n
sacerdote tu amigo, que pocos días antes m u r i ó . h e r m a n o s , á quienes acusó su m a d r a s t r a de que
Este parece que tenía no sé qué pleito y contienda e r a n cristianos con el objeto de a p o d e r a r s e de s u s
con Sidonio; pero fué convencido, y por m a n d a d o bienes. Al mismo tiempo fueron conducidas á la
del Juez echado en un estrecho y oscuro calabozo. cárcel dos mujeres de la m i s m a ciudad, llamadas
Después que quitaron de allí á a q u e l sacerdote, Si- Domnina y Teonila, y tanto éstas como aquéllos
donio te acusó como compañero en la maldad, por fueron detenidos en la cárcel h a s t a la llegada de
la cual el otro h a b í a sido condenado. Entonces el Lisias, procónsul de Cilicia. Al momento que llegó
Juez mandó b u s c a r alguno que te citase y m a n d a - éste á E g e a m a n d ó fuesen conducidos á su presen-
se p a r e c e r delante de su t r i b u n a l . Yo, temblando, cia cuantos cristianos hubiese detenidos, y como
me escondí, temiendo q u e no me m a n d a s e á mí los i n t e r r o g a r a s u c e s i v a m e n t e todos p e r s e v e r a r o n
h a c e r este oficio; pero poco á poco se fueron los constantes en la fe. No omitió el procónsul medio
d e m á s y quedé yo solo: y así me fué mandado por alguno; h a l a g o s , promesas, t o r m e n t o s , de todo se
el severo Juez que te dijese de su parte que, aten- valió; pero no pudo conseguir que a b j u r a r a n la fe.
to que Sidonio tan t e r r i b l e m e n t e te acusaba, es Viendo que nada podía conseguir los condenó á
justo que tú comparezcas y estés á juicio; y m a h - m u e r t e , m u r i e n d o los cinco en un mismo lugar y
dómelo el Juez tan s e v e r a m e n t e , que me amenazó en un mismo día, que fué el 23 de agosto del año
de m u e r t e si no te lo intimaba de su parte.» Oyen- 285. F u e r o n s u s cuerpos arrojados al m a r .
do estas palabras el clérigo, y teniendo la copa en
la mano p a r a beber, quedó helado; y luego allí de SAN CRISTÓBAL, Y LEOVIGILDO. M Á R T I R E S — L o s g l o r i o -
repente acabó su triste vida, p a r a que se entienda sos triunfos que consiguieron de los enemigos de
que el Señor, a u n q u e permita que s u s siervos sean la fe san Aurelio, Félix, J o r g e , Sabigoto y Liliosa
afligidos, no deja de c o r o n a r la paciencia de ellos en el día 27 de julio del año 852, al paso que p u -
y castigar la insolencia y atrevimiento de los que sieron en la mayor consternación á los moros de
los afligen. Córdoba, infundieron u n a s a n t a emulación en los
Cuando san Sidonio dijo que le había de s u c e - cristianos, p a r a que imitasen á aquellos h é r o e s
der en el obispado A r p ú n c u l o , los que estaban pre- que dieron tanto honor á la religión, entre cuyos
sentes no le entendieron, antes pensaron que esta- esforzados militares de Jesucristo fué uno san Cris-
DÍA 2 3 AGOSTO 381
tóbal, n a t u r a l de la m i s m a ciudad, descendiente no perdonó ni aun á las piedras, p a r a que ni a u n
de las ilustres familias que ennoblecieron á Cór- en ellas resucitasen las m e m o r i a s que p r o c u r a b a n
doba. Educóse desde s u s p r i m e r o s a ñ o s bajo la dejar en un olvido perpetuo.
e n s e ñ a n z a de san Eulogio, y como se hallaba d o - Vivió Leovigildo m u c h o s años en aquella ilus-
tado de unos talentos e x t r a o r d i n a r i o s y de u n a tre casa, siendo un modelo acabado de la perfec-
propensión como n a t u r a l hacia lo bueno, hizo en ción religiosa por la justificación de su conducta,
m u y breve tiempo ventajosísimos progresos, así tanto m á s digna de elogio cuanto estaba fundada
en las ciencias como en las virtudes con el a u x i - sobre el sólido principio de u n a profunda h u m i l -
lio de su santo y sabio maestro; y como Cristóbal dad, que era tan g r a n d e , que ni a u n s u s buenos
j u n t a b a con la pureza de sus c o s t u m b r e s u n a s o - deseos a p r o b a b a sin consultarlos con las personas
lidez de entendimiento, descubrió los lazos que el más sabias y m á s virtuosas, como lo acreditó en
m u n d o p u d i e r a a r m a r á su inocencia, hicieron los que tuvo de ofrecerá Dios su vida en sacrificio,
poca impresión en su corazón los atractivos de fiándole al e x a m e n de san Eulogio, que e r a el
u n a brillante fortuna, inspiróle su virtud dictáme- oráculo, la c o l u m n a y el piloto que gobernaba la
nes m á s conformes á la religión que profesaba, y iglesia de Córdoba, agitada en aquellas c a l a m i t o -
a u n q u e joven y en medio de u n a corte infiel, con- sas edades con las más furiosas olas de la p e r s e -
siderando los g r a n d e s peligros á que estaba e x - cución
puesto quedándose en el siglo, resolvió b u s c a r Obtuvo la aprobación de tan clásico m a e s t r o , y
asilo á su inocencia en algún claustro religioso. con su bendición se presentó al juez á r a b e , y c o -
P u s o los ojos en el de San Martín, que estaba en menzó en su presencia á predicar las infalibles
la s i e r r a de Córdoba, en el lugar llamado Rojana; verdades de n u e s t r a s a n t a fe, al paso que abominó
abrazó en él el estado monástico, y soltando las los delirios y los embustes que el fanático M a h o m a
r i e n d a s á su fervor fué dentro de breve tiempo escribió en su ley. No pudieron los moros sufrir
la admiración de los m á s ancianos religiosos por por m u c h o tiempo los desprecios que hacía Leovi-
su fervor, por su mortificación y por la exactitud gildo de su profeta, y no contentos con h a b e r des-
en la observancia r e g u l a r . cargado sobre él un s i n n ú m e r o de golpes y de
Supo el martirio de san Aurelio y el de s u s ilus- bofetadas, de orden del juez lo llevaron á la cárcel,
tres c o m p a ñ e r o s , y encendido en vivísimos deseos donde le a m a r r a r o n con pesadísimas c a d e n a s .
de lograr la dicha que consiguieron aquellos bajó Viéronse en la prisión Cristóbal y Leovigildo,
á Córdoba, y presentándose al juez a g a r e n o hizo diéronse el parabién de la dicha que esperaban, y
una confesión pública de su fe, declamando á un considerándose desde aquel momento como solda-
mismo tiempo contra el falso profeta M a h o m a . Y dos de Jesucristo que iban á pelear con s u s e n e -
no satisfecho con u n a acción tan g e n e r o s a e x h o r - migos, procuraron a r m a r s e con las a r m a s de la
tó á los moros á que recibiesen la luz del E v a n g e - oración, del a y u n o y de la penitencia, avivándose
lio, bajo el seguro que á s e g u i r con las ridiculas en a m b o s el deseo de padecer por a m o r del Señor
p a t r a ñ a s de su Alcorán era indispensable que p e - con las c o n t i n u a s conversaciones que tenían sobre
reciesen e t e r n a m e n t e en el infierno con su faná- la perpetuidad de los bienes eternos. Pronunció en
tico legislador. Estimó el juez el hecho de Cristó- fin el juez la sentencia de m u e r t e contra los dos
bal por uno de los m á s e n o r m e s atentados, y que- ilustres confesores, y recibieron la notificación
riendo castigar su osadía m a n d ó ponerlo en una con u n a alegría e x t r a o r d i n a r i a , viendo que se
o s c u r a m a z m o r r a cargado de cadenas. a c e r c a b a el tiempo de su feliz c a r r e r a . Sacáronlos
Puesto Cristóbal en la cárcel d i o igual ejemplo p a r a el l u g a r del suplicio, y cuando el verdugo se
de valor cristiano ante el mismo juez otro m o n - p r e p a r a b a para d e s c a r g a r el golpe del alfanje se
je de avanzada, edad, llamado Leovigildo, n a t u - suscitó entre los dos h é r o e s u n a humilde competen-
ral de la a n t i g u a ciudad de Ilíberi, por la que cia sobre ceder el uno al otro la primacía para el
hoy se entiende G r a n a d a , el que vino á Córdoba sacrificio, g r a d u a n d o los instantes que se adelan-
con el noble objeto de dedicarse e n t e r a m e n t e al taba esta dicha como premio digno e n t r e los que
servicio del Señor en el célebre monasterio de San aspiran á la gloria del martirio. Venció en fin Cris-
Justo y Pastor, que estaba en lo más áspero de las tóbal, prefiriendo á Leovigildo como m a y o r en
m o n t a ñ a s de aquella ciudad, j u n t o á u n a aldea años y en merecimientos, según su concepto, y
llamada Leyulense, del que no nos resta m e m o r i a m a n t e n i é n d o s e a m b o s s i n l a m e n o r t u r b a c i ó n en un
a l g u n a , á pesar de la escrupulosidad con que san lance que hasta los ejecutores se i n m u t a n , fueron
Eulogio señaló su disposición, robándonos la i n - decapitados en el día 20 de agosto del año 852. No
j u r i a del tiempo todos los indicios que á lo menos satisfechos los moros con el injusto castigo, arro-
pudieran r e p r e s e n t a r las r u i n a s de aquellos san- jaron los venerables cadáveres á u n a h o g u e r a p a r a
tuarios, donde se tributaron á Dios los m á s solem- que, reducidos á cenizas, no pudieran los cristia-
nes cultos en medio de s u s enemigos, cuyo furor nos t r i b u t a r l e s la veneración que a c o s t u m b r a b a n
382 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
á los santos m á r t i r e s ; pero e x t r a y e n d o los fieles hallan en los más antiguos martirologios con éstas
con exquisita diligencia parte de los cuerpos antes p a l a b r a s : « F u e r o n coronados con u n a m u y e s c l a -
que el fuego los c o n s u m i e s e , les dieron s e p u l t u r a recida confesión de la fe.»
en la iglesia de San Zoilo, de la cual fueron d e s -
pués trasladados á la de San Pedro, donde hoy se LOS SANTOS QUIRÍACO, MÁXIMO, ARQUELAO, Y OTROS
v e n e r a n . La s a n t a iglesia de Córdoba celebra hoy COMPAÑEROS, MÁRTIRES—El p r i m e r o era obispo, el
el triunfo de estos santos m á r t i r e s . La de G r a n a d a segundo presbítero, y el tercero diácono, y todos
h a c e fiesta á san Leovigildo con oficio doble el vivían en Ostia, en c u y a ciudad manifestaban la
día 16 de este m e s desde el año 1732, en que lo virtud de Dios c u r a n d o los enfermos, sanando á
dispuso así el arzobispo de aquella metrópoli don los poseídos. Quiríaco y Arquelao fueron un día
F r a n c i s c o de P e r e a . á visitar en la cárcel á Censorino, criado del p r e -
fecto Ulpiano, que estaba preso, y á la vista de
SAN TEONÁS, OBISPO Y C O N F E S O R - F u é colocado en los sanios cayeron las cadenas y el preso quedó
la silla patriarcal de Alejandría el año 282, y la libre, con cuyo milagro se convirtieron á la r e -
gobernó por espacio de diez y nueve años. Por su ligión todos los centinelas y custodios de la cárcel.
s a b i d u r í a y santidad fué el m á s bello o r n a m e n t o Todos fueron luego instruidos y bautizados. S a b i -
de su iglesia, floreciente entonces en g r a n n ú m e r o do esto por el prefecto, m a n d ó prenderlos á todos,
de personajes distinguidos. Escribió una célebre y fueron atormentados con diversos suplicios, de
instrucción en forma epistolar, en la cual trazaba los cuales m u r i e r o n . San Quiríaco fué degollado
las reglas de la conducta que debían g u a r d a r los dentro de la misma cárcel, y siguió á los d e m á s
cristianos que vivían en la corte de los emperado- en la palma del m a r t i r i o . Su m u e r t e está colocada
res, y la dirigió á Luciano, p r i m e r chambelán de por Baronio bajo el reinado del e m p e r a d o r Probo,
Diocleciano. El santo obispo murió en Alejandría por los años de 235.
el 23 de agosto del año 300.
SAN MINERYO, Y SAN ELEÁZARO, CON OTROS OCHO, MÁR-
SAN TIMOTEO, Y SAN APOLINARIO, MÁRTIRES — E s t a n d o TIRES.—Los ocho m á r t i r e s , cuyos n o m b r e s no se
el p r i m e r o predicando la fe en R e i m s , fué a r r e s t a - e x p r e s a n , eran hijos de san Eleázaro. Murieron
do y conducido á la presencia del juez, que le hizo d u r a n t e u n a de las m á s crueles persecuciones
sufrir varios t o r m e n t o s . El espectáculo de su cons- contra la Iglesia en Lyón de Francia, al principio
tancia y de los milagros que obró convirtió á Apo- del siglo III.
linario, uno de s u s verdugos, y á m u c h a s otras
p e r s o n a s . Todas éstas fueron conducidas á la SAN LOPE, Ó LUPO, MÁRTIR—Ignórase de dónde era,
cárcel; en ella recibieron el bautismo por la noche, y en qué tiempo padeció por la fe; y sólo se sabe
y fueron decapitadas al día siguiente, que era el que era esclavo de un cristiano que después m u -
22 de agosto. San Timoteo y san Apolinario lo rió m á r t i r , el cual le convirtió á la religión c r i s -
fueron al otro día, 23, recibiendo la corona del tiana y le d i o la libertad. Surio dice que floreció
martirio. Algún tiempo después levantóse en el en Tesalónica, cuya ciudad fué testigo de la m u l -
mismo l u g a r de su suplicio u n a iglesia bajo su titud de milagros que Lope obraba con el contacto
invocación: en ella se g u a r d a b a n s u s s a n t a s r e l i - de u n a porción de s a n g r e del santo m á r t i r á quien
quias y se o b r a b a n m u c h o s milagros. En tiempo h a b í a servido, y que murió también degollado en
de Carlomagno estas reliquias fueron t r a s l a d a - tiempo del e m p e r a d o r M a x i m i a n o .
das al centro de la ciudad de R e i m s , donde se
h a b í a edificado p a r a este objeto un templo m á s SAN VÍCTOR, OBISPO Y CONFESOR.-Floreció en Utica,
suntuoso y m á s capaz p a r a contener la multitud ciudad de África, en tiempo de los vándalos, c u -
de devotos que á él a c u d í a n . yos malos tratos sufrió con u n a resignación ad-
mirable. P o r s u s oraciones y continuos desvelos
SAN ZAQUEO, OBISPO Y C O N F E S O R — E r a judío de naci- libró su r e b a ñ o del contagio de la herejía de aque-
miento, y fué elevado á la silla patriarcal de Jeru- llos tiempos, y murió en paz después de un p o n -
salén, siendo su cuarto obispo. Su pontificado tificado ilustre en toda clase de virtudes.
duró m u y corto tiempo, a u n q u e fué r e s p l a n d e -
ciente en v i r t u d e s , y el santo m u r i ó en el año 110 SAN FLAVIANO, OBISPO—Fué insigne propagador de
de Jesucristo. la fe en todas las Galias, y obispo de A u t ú n . P o r
su sabiduría y virtudes mereció ser llamado el
LOS SANTOS RESTITÜTO, DONATO, YALERIANO, Y FRUCTUOSA, oráculo de su tiempo y u n a de las más ilustres lum-
CON OTROS DOCE COMPAÑEROS, M Á R T I R E S — D e r r a m a r o n b r e r a s de la Iglesia. Congregó u n concilio en O r -
su s a n g r e por la fe de Jesucristo en Alejandría, en leáns, que regularizó la disciplina, y m u r i ó santa-
los primeros a ñ o s del siglo I V , y sus n o m b r e s se m e n t e en el siglo VIL
DÍA 2 4 AGOSTO 383
SAN EUGENIO, OBISPO Y CONFESOR.—Obispo de I r l a n - nes, Eusebio, san Jerónimo, Sócrates, Nicéforo y
da: murió en 618. F o r t u n a t o . Después entró en la m a y o r Armenia,
donde fué coronado de martirio, como lo dice S o -
SAN JUSTINIANO, ERMITAÑO Y M Á R T I R — N o b l e bretón; fronio, en lo que añadió al libro de los Escritores
muerto por s u s siervos hacia 529. eclesiásticos de san J e r ó n i m o . En la m a n e r a en
que murió hay entre los autores m u c h a variedad.
Día 8 4 Hipólito escribe que fué crucificado la cabeza aba-
jo; y el Metafrastes y Nicéforo afirman también
SAN BARTOLOMÉ, A P Ó S T O L — C o n m u c h a razón se que fué crucificado; san Ambrosio y san Isidoro y
queja san J u a n Crisóstomo que no sepamos m u y los libros antiguos de las vidas de los santos, y la
p a r t i c u l a r m e n t e las h a z a ñ a s y hechos m e m o r a b l e s m i s m a tradición de la Iglesia, dicen que fué deso-
de a l g u n o s de los apóstoles, que fueron aquellos llado, y esto es lo que parece m á s cierto y sacado
dichosos p r e g o n e r o s y embajadores celestiales que de los santos y g r a v e s a u t o r e s . P e r o el libro que
Dios envió p a r a a l u m b r a r y conquistar el m u n d o , a n d a impreso con n o m b r e de Abdías Babilónico,
y sujetarle al yugo del s a g r a d o Evangelio, y así discípulo de los apóstoles, cuenta lo que sucedió al
dice: «Pluguiera á Dios que t u v i é r a m o s quien nos glorioso apóstol san Bartolomé en u n a ciudad y la
h u b i e r a con g r a n diligencia escrito la historia de causa y modo de su martirio, y lo mismo casi r e -
los s a g r a d o s apóstoles, y nos h u b i e r a explicado, fieren san Antonino, el obispo Aquilino, B e n e d i c -
no solamente lo que escribieron y lo que h a b l a - to Perionio y otros a u t o r e s , que por ser tantos lo
ron, sino lo que hicieron en toda su vida, y c u á n - quiero referir aquí.
do comían, cuándo estaban asentados, á dónde Había en u n a ciudad principal de A r m e n i a un
fueron, qué hicieron cada día, y en qué p a r t e s del templo, donde era adorado cierto ídolo, llamado
m u n d o vivieron, en qué casas e n t r a r o n , á qué Astarot; estaban allí m u c h o s enfermos esperando
puertos llegaron, y todas s u s cosas g r a n d e s y p e - que los s a n a s e aquel demonio, el cual era astutísi-
q u e ñ a s nos las refiriera. P o r q u e si m u c h a s veces mo, y permitiéndolo el Señor por s u s pecados e n -
nos r e c r e a m o s considerando los lugares en que g a ñ a b a aquella miserable gente, prometiéndoles
estuvieron sentados ó presos, y con sola su vista salud, que no la podía dar. Cegaba á u n o s , m a n -
nos d e s p e r t a m o s y encendemos en la virtud, con caba á otros y poníales impedimentos en s u s miem-
m a y o r ahinco y estudio lo h a r í a m o s si supiésemos bros, y atormentábalos con dolores para que des-
las p a l a b r a s que dijeron y las maravillas que obra- pués, trayóndolos á su presencia en aquel templo,
ron. Y pues un amigo suele p r e g u n t a r de su a m i - y quitándoles aquellos ocultos impedimentos, que
go dónde está, dónde va y lo que hace, m á s él mismo les había puesto, y las enfermedades que
j u s t a m e n t e lo deberíamos h a c e r nosotros cuando él les había dado, pareciesen sanos por su m a n o . A
t r a t a m o s de los maestros y predicadores de todo otros, usando de remedios n a t u r a l e s y medicinas
el mundo.» Esto es de san J u a n Crisóstomo. P e r o secretas, s a n a b a por algún breve tiempo de s u s en-
así como estos gloriosos y fortísimos capitanes del fermedades, que él no había causado, a u n q u e poco
Señor padecieron y trabajaron m á s que todos en después tornaban al mismo trabajo y á s u s prime-
la conversión del m u n d o , así de a l g u n o s de ellos r a s enfermedades. A otros se los dejaba enfermos
sabemos muy poco que sea cierto, averiguado y como los hallaba, dando á entender que por c u l -
seguro; y en las historias de s u s vidas y martirios pa de ellos no los sanaba. Sin estos embustes
se han mezclado cosas inciertas y apócrifas. Uno que hacía este demonio daba oráculos y respondía
de éstos es el bienaventurado san Bartolomé, á l o s que le p r e g u n t a b a n de las cosas que habían
n o m b r a d o por san Mateo en el sexto l u g a r del c a - de suceder; y u n a s veces acertaba, y las más men-
tálogo que hace de los apóstoles, el cual fué ga- tía, a u n q u e s i e m p r e d a b a s u s r e s p u e s t a s tan equívo-
lileo, y, como dice Josefo, alegado por el M e t a - cas y dudosas, que no se pudiesen tachar, ni faltar
frastes fué pescador, como también lo fueron los color á s u s mentiras. E n t r a n d o , pues, el santo
otros apóstoles. No se sabe cosa cierta de cuándo apóstol Bartolomé en el templo de Astarot, luego
ó cómo fué llamado san Bartolomé del Señor y enmudeció el demonio y no curó m á s enfermo
comenzó á ser su discípulo. Lo que se sabe es que alguno. Y como esto fuese á la larga, los sacerdo-
al tiempo que los apóstoles dividieron e n t r e sí las tes de Astarot acordaron de consultar otro demo-
provincias d e l m u n d o p a r a predicar el Evangelio, nio, llamado Berit, que era adorado en u n a ciudad
cupo á san Bartolomé Licaonia, que es parte de allí cerca. Preguntado Berit por qué Astarot no
Capadocia, provincia de la Asia, donde predicó y hablaba, respondió que porque Bartolomé, apóstol
convirtió m u c h a gente á la fe de Jesucristo, n u e s - del verdadero Dios, había entrado en aquella c i u -
tro Salvador, como dice san J u a n Crisóstomo. De dad y templo, y le tenía encadenado con c a d e n a s
allí (llevando consigo el Evangelio de san Mateo) de fuego. Y declaróles quién era Bartolomé, y á
pasó á la India citerior, como lo escriben O r í g e - qué había venido, y dióles las señales para c o n o -
384 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 24
cerle, que e r a un h o m b r e que tenía los cabellos e r a uno de ellos. Con esto el rey y todos los p r e -
negros y crespos, el rostro blanco, los ojos g r a n - sentes quedaron a d m i r a d o s y confusos, y con i n -
des, las n a r i c e s iguales y d e r e c h a s , la barba larga tente de recibir la fe de Jesucristo, y como c o r r i -
y e n t r e c a n a , la e s t a t u r a mediana, los vestidos dos y afrentados de la burla que había hecho de
blancos, y que no se le envejecían; porque en ellos aquel demonio, echaron sogas á la estatua y
veintiséis a ñ o s no los había m u d a d o . «Cien veces, la d e r r i b a r o n en tierra, y luego aparecieron por
dijo, hace oración en el día, y otras tantas en la las paredes del templo m u c h a s c r u c e s , h e c h a s por
noche. Tiene voz como de trompeta, anda a c o m - ministerio de á n g e l e s . Y para que se confirmasen
pañado de ángeles, muestra siempre su rostro ale- m á s en la verdad que habían oído del apóstol,
g r e , habla todas las l e n g u a s , y sabe todo lo que quiso nuestro Señor que viesen salir de squel ído-
pasa, a u n q u e esté ausente; y lo que a h o r a estoy lo al demonio en figura de un hombrecillo negro,
diciendo no se le esconde, y si él quiere esconder- con el rostro prolongado, la barba larga, los ojos
s e n o le hallaréis.» Con esta información los s a - centelleando como fuego, y las narices"echando
cerdotes a n d u v i e r o n m u y solícitos tres días b u s - un h u m o negro y hediondo, y cercado por todas
cando al santo apóstol sin poderle descubrir, hasta partes de c a d e n a s de fuego. Quedó el rey y la rei-
que, habiendo echado u n demonio de un h o m b r e , na y s u s hijos corno atónitos y asombrados de tan
se comenzó á divulgar y e x t e n d e r por la ciudad horrible y espantosa figura: mandó el apóstol que
la fama de san Bartolomé. Llegó á los oídos del desapareciese y se fuese al desierto, donde ningu-
rey Poleroón, que tenía u n a hija lunática y muy no más le viese, y el demonio le obedeció. Con
enferma, á la cual el demonio Astarot no había esto se bautizó el rey, y su casa y doce ciudades
podido c u r a r , a n t e s otro demonio se había a p o d e - de su reino, á las cuales predicó el santo apóstol,
rado de ella de m a n e r a que era necesario tenerla a n d a n d o de u n a s partes á otras con g r a n solici-
á tiempos atada con cadenas para que no mordiese tud, y a l u m b r a n d o con los resplandores de su e v a n -
como perro rabioso y despedazase todo lo que le gélica doctrina á todos, y confirmándolos con los
venía á las m a n o s . Mandó llamar el rey al santo g r a n d e s milagros que hacía. S a n a b a los enfermos,
apóstol p a r a que c u r a s e á su hija, y c u r ó l a con lanzaba los demonios, y sacaba del cautiverio de
g r a n d í s i m a facilidad. Envióle después el rey un Satanás aquellas pobres a l m a s que el Señor había
rico presente en señal de agradecimiento, y los comprado con su preciosa s a n g r e . Hizo m u c h o s
criados que le llevaban n u n c a le pudieron hallar; discípulos é instruyóles m á s p a r t i c u l a r m e n t e en
y asi se volvieron con el presente al rey. El cual los misterios de n u e s t r a s a n t a fe, y comunicó á
después, estando de noche solo en su aposento y aquella gente el Evangelio de san Mateo, que (co-
las p u e r t a s c e r r a d a s , v i o á san Bartolomé, que le mo dijimos) había llevado consigo y traducido en
declaró que la causa de su venida á aquella tierra su lengua de ellos.
no e r a por tesoros, ni riquezas, ni j o y a s , sino por No pudo el demonio sufrir que creciese tanto la
la salvación de su a l m a y remedio de su gente. Y religión cristiana y se amplificase la gloria del Se-
le d i o noticia de Jesucristo, nuestro Redentor, de ñ o r : movió á los sacerdotes de los ídolos que se
su venida al m u n d o , vida, m u e r t e , r e s u r r e c c i ó n , vengasen de san Bartolomé, como destruidor de
milagros, y como estaba sentado á la diestra del s u s templos, y asolador de s u s altares, y r u i n a del
P a d r e eterno y había de venir á j u z g a r los vivos y culto de s u s dioses y de s u s casas y familias, á
los m u e r t o s ; y todo lo d e m á s que e r a m e n e s t e r quienes había quitado s u s g a n a n c i a s y aprovecha-
p a r a a l u m b r a r l e ó i n s t r u i r l e en lo que había de mientos. Los sacerdotes incitaron á Astiages, h e r -
c r e e r y o b r a r p a r a ser salvo. Y para que estuviese mano del rey Polemón, que reinaba en otra p r o -
m á s cierto y s e g u r o de la verdad que le predicaba vincia c o m a r c a n a , p a r a que m a n d a s e t r a e r delan-
se ofreció el s a g r a d o apóstol de hacer que el mis- te de sí al santo apóstol y le castigase, y habiendo
mo demonio Astarot, que ellos engañados a d o r a - pasado a l g u n a s razones con el santo, encendido
ban y tenían por verdadero dios, confesase sus men- de s a ñ a por lo que había oído á los sacerdotes, y
tiras y e n g a ñ o s , con los cuales traía e m b a u c a d o y m u c h o más porque hablando con el apóstol un
perdido el pueblo. Y así estando el rey presente en ídolo que tenía en el templo principal de su ciudad
el templo, y los sacerdotes y m u c h a g e n t e que había había caído en tierra y héchose pedazos, le m a n -
concurrido á ver este espectáculo, el demonio, por dó h e r i r eon v a r a s de h i e r r o ; y después de h a -
mandado de san Bartolomé, confesó y declaró berle atormentado de esta m a n e r a , desollarle
los e m b u s t e s y artificios que solía u s a r , y que él vivo, y como a u n viviese, cortarle la cabeza. Los
no e r a dios, a n t e s estaba atado con c a d e n a s de cristianos y el mismo rey Polemón tomaron su
fuego por los ángeles del verdadero Dios, cuyo s a g r a d o cuerpo y le e n t e r r a r o n con g r a n solem-
Hijo era Jesucristo; el cual por los pecados de los nidad, y de allí á treinta días el rey Astiages y
h o m b r e s había m u e r t o en u n a cruz, y enviado s u s los sacerdotes que habían sido en su m u e r t e
predicadores por todo el m u n d o , y que Bartolomé a t o r m e n t a d o s de los demonios a c a b a r o n su mi-
DÍA 2 4 AGOSTO 385
serable vida, y comenzaron la m u e r t e e t e r n a que en esto se g u a r d a s e la c o s t u m b r e de cada
del infierno. Y con esto quedaron a t e m o r i z a - t i e r r a . E n t r e los otros autores que hacen mención
dos los gentiles, y m u c h o s se convirtieron á la de san Bartolomé, que son muchos y gravísimos,
fe; y por divina revelación el mismo rey Polemón es el uno el divino Dionisio Areopagita. discípulo
fué c o n s a g r a d o obispo, y lo fué veinte años, y del apóstol san Pablo; el cual en el libro de la
creció m u c h o aquella cristiandad. Todo esto es de Mística Teología, escribiendo á san Timoteo, obis-
Abdías Babilónico, y de los demás a u t o r e s q u e po de Efeso, y condiscípulo s u y o , le dice que el
h e dicho, y es lo que c o m ú n m e n t e está recibido. bienaventurado san Bartolomé, alumbrado con
Andando el tiempo, como los gentiles viesen que luz sobrenatural del cielo, dijo: «Que la s a g r a d a
de todas partes c o n c u r r í a n los cristianos á r e v e - teología era g a n d e y pequeña, y el Evangelio a n -
r e n c i a r las reliquias del s a g r a d o apóstol, 9scribe cho y g r a n d e , y por otra parte breve y conciso.»
Gregorio T u r o n e n s e que tomaron en u n a a r c a de Y alaba m u c h o esta sentencia. Un Evangelio a n -
plomo el cuerpo santo, y le echaron en la m a r , daba con n o m b r e de san Bartolomé, que Gelaí-io,
diciendo: « Y a d e hoy m á s n o e n g a ñ a r á s a l pueblo.» papa, da por apócrifo, como los de los otros após-
P e r o la majestad de Dios, que es Señor del m a r , toles (fuera de los cuatro Evangelios recibidos de
de la t i e r r a y h o n r a d o r de s u s s a n t o s , guió aquel toda la Iglesia católica), que siguieron los herejes
precioso tesoro y le llevó en su a r c a á la isla de y u s a b a n mal de ellos. (P. Ribadeneirá.)
Lipari, cerca de Sicilia, donde por divina revela-
ción fué recibido de los cristianos, y se le edificó EL MARTIRIO DE TRESCIENTOS SANTOS.-En tiempo de
un templo, del cual fué trasladado á Benevento, la persecución del e m p e r a d o r Valeriano, que fué
ciudad del reino de Ñapóles. Y en tiempo de Otón, por los años 258, el procónsul de África fué á
e m p e r a d o r , el segundo de este nombre, y de Gre- Utica, y m a n d ó que cuantos cristianos se hallaban
gorio V, s u m o pontífice, fué otra vez trasladado á detenidos en las cárceles fuesen conducidos á su
R o m a el año del Señor de 983, y colocado en u n a presencia. Dispuso que se encendiera un g r a n
iglesia que se fundó de su n o m b r e , en u n a isla horno de cal, j u n t o al cual mandó colocar un altar
que h a c e en la m i s m a ciudad del río Tiber. Allí con sal y el hígado de un cochino p a r a sacrificar
está hoy día su sagrado cuerpo, y es tenido en ú ofrecer á los ídolos: luego dijo á los cristianos:
g r a n d e veneración, y frecuentado su cuerpo, e s - «O bien ofreced incienso y oblación á Júpiter sobre
pecialmente el día de su fiesta y los ocho días si- ese altar, ó seréis echados en el h o r n o de cal »
guientes. De san Bartolomé se ha de advertir que Mas aquellos ilustres confesores, llenos de valor
algunos le q u i e r e n h a c e r sirio de nación y de san- y fortaleza, contestaron que j a m á s a b a n d o n a r í a n
gre real: lo cual no tiene a l g u n a probabilidad, á su Dios y Señor por ofrecer incienso á los ído-
porque todos los apóstoles fueron galileos, como los, y al momento fueron echados al h o r n o , donde,
se saca de los Actos de los apóstoles, y san B a r - consumidos por el fuego, entregaron sus espíritus
tolomé fué pescador, como sedijo a r r i b a . También al Criador. Los fieles recogieron las cenizas de es-
otros dicen que san Bartoloméfuéaquel Natanael, tos m á r t i r e s , y como estuviesen mezcladas con
de quien se hace mención en el p r i m e r capítulo cal las llamaron la m a s a blanca de los santos.
de san J u a n , y de quien el Señor dijo: «Este es
verdadero israelita, en el cual no h a y engaño.» SAN AÜDOENO, OBISPO Y C O N F E S O R - E r a hijo de
P e r o san Agustín y san Gregorio dicen que Nata- A u t h a i r e , señor francés, establecido en el t e r r i t o -
nael no fué escogido por apóstol, porque era d o c - rio de Brie, y recomendable por sus virtudes.
tor de la ley, y el Señor q u e r í a que s u s apóstoles Audoeno y su h e r m a n o , llamado Adón, recibieron
fuesen gente pobre, vil y despreciada en los ojos en su infancia las bendiciones de san Columbano,
del m u n d o . T a m b i é n se h a de advertir que en que fué á visitar á su padre, y cuando estuvieron
R o m a se celebra la festividad de san Bartolomé á m á s adelantados en edad entraron al servicio del
los 25 de agosto, y fuera de ella c o m ú n m e n t e á los rey Clotario II. En la corte de este príncipe e n -
24, y así la ponen en s u s martirologios Beda, contraron á san Eloy, con quien estrecharon ínti-
Usuardo y Adón. La razón de esto dicen a l g u n o s ma amistad. A poco tiempo los dos h e r m a n o s se
que fué q u e r e r la Iglesia r o m a n a celebrar el día disgustaron del mundo y resolvieron c o n s a g r a r s e
en que fué degollado y en que murió, y las otras al servicio de Dios. Adón fundó un monasterio
iglesias el día en que fué desollado vivo y padeció cerca del M a r n e , que tomó después la regla de san
aquel cruelísimo t o r m e n t o . Pero lo más cierto es Benito. Audoeno, que había merecido g r a n favor
que las otras iglesias hacen fiesta de san Bartolo- de los reyes Clotario II y Dagoberto I, obtuvo de
mé á los ¿4 de agosto, que es el día en que m u r i ó , este último un terreno situado en los bosques de
y la Iglesia r o m a n a el día de la traslación de s u s Brie, y en él fundó en el año 636 este monasterio.
reliquias, que fué á los 25 de agosto, como lo notó E r a todavía lego y ya los prelados le consultaban
el cardenal Baronio, y el papa Inocencio III m a n d ó sobre los negocios importantes de s u s iglesias. En
TOMO ni 49
386 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 5
640 fué elegido obispo de R ú a n y consagrado en pes y tan crueles como s u s adoradores.» F u r i o s o
R e i m s , y desde entonces s u s virtudes brillaron Claudio con estas p a l a b r a s , m a n d ó que la desnuda-
e x t r a o r d i n a r i a m e n t e sobre toda la iglesia de Fran- sen allí mismo y que la azotasen hasta que el sue-
cia. R e n u n c i a n d o á toda la pompa m u n d a n a j u n - lo se r e g a s e con su s a n g r e . Después salió d e s t e -
taba á una h u m i l d a d profunda la práctica de la r r a d a á un l u g a r no m u y distante, donde había
mortificación y de a b u n d a n t í s i m a s limosnas. Su ya otros cristianos. Aquí vivió la s a n t a por m u c h o
celo e r a infatigable, y se h a c í a todo de todos por tiempo, obrando g r a n multitud de maravillas, h a s -
medio de su paciencia y su afabilidad. Su p r i n c i - ta que, presa s e g u n d a vez por orden del tirano, fué
pal conato e r a d e s t e r r a r los abusos del clero y atrozmente martirizada, y por fin recibió el premio
restablecer la disciplina. El rey T i e r r y III le en- eterno, siendo a r r o j a d a al m a r con u n a g r a n piedra
c a r g ó m u c h a s comisiones importantes y le escogió a t a d a al cuello. Su cuerpo salió al día siguiente á
por mediador entre diferentes provincias que esta- la orilla y fué sepultado por el obispo san Nono.
ban en peligrosa rivalidad. U n a vez que iba á ver
al rey p a r a darle c u e n t a del desempeño de un ne- SAN ROMÁN, OBISPO Y MÁRTIR.-Fuó.convertido á la
gocio que le había confiado, cayó enfermo en el cas- religión cristiana por san Ptolomeo y c o n s a g r a d o
tillo de Cuchi, cerca de P a r í s , y m u r i ó el día 24 de obispo de Nebi por el mismo santo, que h a b í a sido
agosto del año 683, el c u a r e n t a y tres de su e p i s - enviado á Toscana por el principe de los apóstoles.
copado. Su cuerpo fué trasladado á R ú a n y enterrar Después de h a b e r trabajado con un ardor infati-
do en la iglesia de San P e d r o , donde se venera. gable en la propagación del Evangelio selló su
apostolado con su s a n g r e en el mismo siglo I.
SAN EÜTIQÜIO, CONFESOR.—Fué discípulo de san
J u a n Evangelista, y su compañero en los t r a b a - SAN PATRICIO, ABAD.—Nació en A u v e r n i a , de noble
jos del apostolado. Predicó el Evangelio en v a r i a s cuna, cuyas ventajas y riquezas a b a n d o n ó p a r a
provincias, sufriendo en ellas prisiones, azotes y c o n s a g r a r s e á Dios en la soledad. P r i m e r o pasó
otros padecimientos. Al fin, retirado en Grecia y algunos años en un monasterio; pero después,
viviendo como un santo, m u r i ó en la paz de Dios deseando m á s recogimiento y abstracción del mun-
d u r a n t e el siglo II. do, se retiró a u n desierto de Nevers con dos ín-
timos amigos suyos. Los tres pasaron allí el resto
SAN PT0L0ME0, OBISPO Y MÁRTIR.—Fué discípulo y de s u s días glorificando á Dios en todas s u s accio-
amigo del apóstol san Pedro, que lo consagró obis- nes, h a s t a que Patricio fué llamado á la J e r u s a l é n
po y lo envió á p r e d i c a r l a religión cristiana á T o s - celestial el año 562, siendo ilustre en portentos
cana, c u y a s regiones despertó del letargo de la antes y después de su m u e r t e .
idolatría. Su vida fué la de un apóstol, y después
de h a b e r hecho considerables conquistas para el SAN JORGE LYMNIOTA, MONJE Y MÁRTIR—Vivía en el
Evangelio murió m á r t i r en Nebi á fines del siglo I. monte Olimpo con g r a n santidad de vida. Un día
tuvo que salir de su monasterio, y habiendo e n -
SAN TACIÓN, MÁRTIR—Era de Mantinea, en I s a u - contrado al e m p e r a d o r León I s a u r o , que h a b í a
ria, y profesaba la fe cristiana. Habiéndola confe- m a n d a d o ya p e r s e g u i r y destruir las s a n t a s i m á -
sado públicamente en tiempo del emperador D i o - g e n e s , le reprendió por su impiedad. El e m p e r a -
cleciano fué preso por el presidente U r b a n o , y no dor, al verse insultado por aquel a n c i a n o , lo hizo
queriendo ofrecer incienso á los ídolos fué d e g o - prender, y dispuso que lo azotasen, que le c o r t a -
llado á las p u e r t a s de la m i s m a ciudad. sen las narices y las m a n o s , que le q u e m a s e n la
cabeza, con otra porción de suplicios, hasta que al
SANTA ÁUREA, YIRGEN Y MÁRTIR.—Fué de familia im- fin, cediendo á la violencia de los dolores, m u r i ó
perial, nacida en Ostia, y cristiana desde la infan- coronado por Jesucristo, á la edad de noventa y
cia. Cuando el e m p e r a d o r Claudio expidió s u s cinco años, el de 735.
edictos c o n t r a los fieles Á u r e a fué p r e s a y c o n d u -
cida á la cárcel, en la cual permaneció e n c e r r a d a SAN IRCARDO, Ó ERTARDO, OBISPO Y CONFESOR-Esco-
siete días sin comer ni.beber n a d a absolutamente. cés, de la época de Malcolmo I.
Después de este tiempo lleváronla al tribunal del
emperador, que la interrogó y p r o c u r ó persuadir- SAN OYEN, OBISPO Y CONFESOR-Floreció en R ú a n
la primero con h a l a g o s y p r o m e s a s , y luego con de F r a n c i a .
a m e n a z a s , á q u e volviese á la religión de s u s p a -
dres y a d o r a s e á los dioses. Contestó la s a n t a con Día 3 5
varonil esfuerzo: «Yo tengo á Jesucristo por espo-
so, y nadie en este m u n d o podrá s e p a r a r m e de su SAN LUIS, REY DE FRANCIA, CONFESOR.-San Luis, rey
a m o r y caridad. Desprecio vuestros dioses tan tor- de F r a n c i a , nono de este n o m b r e , espejo de reyes
DÍA 2 5 AGOSTO 387
y gloria y o r n a m e n t o de la corona de F r a n c i a , fué versos por escarnio decía de él que no se atrevía
hijo de Luis VIII, rey asimismo de F r a n c i a , y de á h a c e r cosa si su m a d r e no se lo m a n d a b a . F u é
D . Blanca, hija de D. Alonso VIII, rey de Cas-
a
h o m b r e de m u c h a abstinencia y penitencia. T r a í a
tilla, el que venció al Miramamolín en las Navas de ordinario á raíz de las carnes un cilicio, y cuan-
de Tolosa. F u é su padre varón m u y casto, y de do le dejaba por mandárselo su confesor (al cual
quien se escribe que n u n c a conoció otra mujer era m u y obediente), era con condición que aquél
sino la suya, y tan celoso de la fe católica y tan día se repartiesen á los pobres c u a r e n t a s u e l -
obediente á la sede apostólica, que por su r e s - dos por m a n o del mismo confesor. A y u n a b a to-
peto hizo g u e r r a á los herejes albigenses. Y h a - dos los viernes, y en los de adviento y c u a r e s m a
biendo alcanzado victoria de ellos fué n u e s t r o no comía fruta ni pescado; era m u y humilde y
Señor servido de llevarle para sí, dejando á su hijo misericordiosísimo p a r a con los pobres. Los sába-
san L u i s de edad de doce a ñ o s debajo de la tutela dos e n c e r r a b a en un l u g a r secreto algunos pobres,
de la r e i n a D. Blanca, su m a d r e , á quien quedó
a
y él con s u s propias m a n o s les lavaba los pies, y se
también e n c a r g a d o el gobierno del reino. E r a la los enjugaba y besaba, y después les lavaba t a m -
r e i n a m u y santa y valerosa princesa, y deseando bién las manos y daba á cada uno su limosna. Y
que su hijo fundase la grandeza y seguridad de los días de fiesta y las vigilias antes que él comiese
su reino en la piedad y temor santo del Señor, la daba por sus m a n o s de comer á doscientos pobres,
p r i m e r a cosa que p r o c u r ó fué darle por m a e s t r o y cada día en su palacio se daba de comer á ciento
un varón santo y sabio que le instruyese en b u e - y veinte. Siempre que comía ó c e n a b a tenía á su
nas letras y loables c o s t u m b r e s . Y el santo niño, mesa tres viejos pobres y les daba de los platos
como era dócil y bien inclinado, tomaba fácilmen- que á él le servían; y a l g u n a s veces era tan gran-
te todos los consejos que le daban de virtud. Ayu- de su devoción, que comía sin asco lo que ellos
dábale también m u c h o p a r a esto el trato y c o m u - habían dejado. Ibanle á la mano algunos h o m b r e s
nicación que tenía con los religiosos de santo D o - prudentes del siglo, pareciéndoles que se apocaba
mingo y san Francisco, que poco antes había e n - d e m a s i a d a m e n t e y que aquella humilde bajeza no
viado Dios al m u n d o para r e p a r a r l e , y comenzaban decía bien con la grandeza y majestad de su e s t a -
á florecer en el reino de F r a n c i a y a t r a e r los cora- do. Mas el santo decía que en los pobres r e v e r e n -
zones de aquel reino con el olor suavísimo y ejem- ciaba á Cristo, el cual había dicho: «Lo que a u n o
plo admirable de su santa vida. Pero n i n g u n a cosa de éstos hicistes, á mí lo hicistes.» Y añadía que
(después de la g r a c i a del Señor) le ayudó tanto los pobres c o m p r a b a n el cielo con la paciencia en
p a r a g u a r d a r s e de todo pecado g r a v e como las los trabajos y los ricos con la limosna, y con i m i -
p a l a b r a s que su santa m a d r e c o n t i n u a m e n t e le re- tarlos y tenerlos como miembros de Jesucristo. Y
petía: «Hijo (le decía), a n t e s q u e r r í a verte m u e r t o a u n q u e a b r a z a b a á todos los pobres con su caridad
delante de mis ojos que con algún pecado mortal y á todos hacía limosna, especialmente y con más
y en desgracia de Dios.» Las cuales p a l a b r a s de liberalidad la daba á las personas religiosas que
tal m a n e r a se le asentaron y e s t a m p a r o n en el co- se empleaban en p r o p a g a r la gloria de Dios y
razón, que se tiene por cierto que en toda su vida a p r o v e c h a r l a s a l m a s , pareciéndole que eran m á s
no cometió pecado mortal ni ofensa g r a v e contra g r a t a s á Dios, y más debidas á los tales pobres y
la s o b e r a n a majestad del Señor. Siendo ya de edad más provechosas para toda la Iglesia, en cuyo
de diez y nueve años, por consejo de su m a d r e y de servicio los religiosos se empleaban. El vestido
los g r a n d e s de su reino tomó por mujer á M a r g a r i t a , que traía era muy modesto y humilde, y sin curio-
hija del conde de Provenza, y de ella tuvo cuatro sidad, especialmente después que volvió de la jor-
hijos, Luis, Felipe, J u a n y Pedro, á los cuales con n a d a u l t r a m a r i n a , de la cual abajo se dirá. E r a
p a l a b r a s , y m u c h o m á s con ejemplos, e n s e ñ a b a el m u y tierno y amoroso para con Dios, nuestro S e -
temor de Dios, el menosprecio del mundo y conoci- ñor. Entreteníase con él y regalábase en la ora-
miento de sí mismos, y que h u y e s e n de todo peca- ción, que era muy continua y fervorosa, y con este
do mortal m á s que de la m u e r t e . El viernes parti- riego y pluvia del cielo regaba las plantas de t o -
c u l a r m e n t e los e x h o r t a b a á a b s t e n e r s e de algunos das las virtudes de su alma; y ellas dieron tan
regalos, pues en aquel dia Cristo, nuestro S a l v a - copioso y suave fruto como en esta vida se v e r á .
dor, había padecido tan a m a r g o s y acerbos t o r - Tenía singular devoción á las reliquias de los
mentos por n u e s t r a salud. Admirables, r a r a s y santos, y con g r a n d e estudio y aparato las h o n r a -
excelentes fueron todas las virtudes de este santo ba; y en su palacio real de París edificó u n a capi-
rey, y en cada u n a de ellas se esmeró tanto como lla m u y suntuosa, en la cual colocó la corona de
si tuviera aquella sola. F u é obedientísimo á la r e i - espinas del Salvador, y una parte de la s a n t a cruz,
na D. Blanca, su m a d r e , no sólo el tiempo que
a
y el hierro de la lanza que abrió su s a g r a d o cos-
fué niño y mozo, sino todo el resto de su vida: tado, con otras reliquias buscadas con g r a n dili-
tanto q u e un poeta satírico de aquel tiempo en s u s gencia y traídas con g r a n d e gasto; y cada año les
388 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 5
h a c i a tres días fiesta con particular solemnidad. F r a n c i a , que tanto le había infestado y tanto se
No consentía que la señal de la s a n t a cruz se es- había extendido; y compelió á R a i m u n d o , conde
culpiese en el suelo, y c u a n d o el viernes santo él de Tolosa, que antes le había favorecido, á r e d u -
la iba á a d o r a r iba con las rodillas d e s n u d a s y cirse y a m p a r a r la fe católica y hacer leyes m u y
desgreñado el cabello con tanta a b u n d a n c i a de severas contra los herejes de su estado, que se
l á g r i m a s , que enternecía y c o m p u n g í a á todos pueden ver en los a u t o r e s de las historias de
los c i r c u n s t a n t e s . La fe y devoción al s a n t í s i - F r a n c i a . Castigaba san Luis con gran rigor á cual-
mo S a c r a m e n t o e r a s i n g u l a r . U n a vez en P a r í s q u i e r a violador de la fe católica, y c u a n d o los i n -
apareció un niño hermosísimo en la Hostia, d i - quisidores venían á él p a r a t r a t a r algún negocio
ciendo un sacerdote misa, y concurriendo el pue- de su oficio luego se d e s e m b a r a z a b a de todos los
blo á verle el santo rey n u n c a quiso ir, diciendo que otros negocios por atender á aquél y dar a u d i e n -
él no tenia necesidad de aquel milagro p a r a c r e e r cia á los que le venían á t r a t a r . El blanco de todo
q u e Cristo estaba en la Hostia c o n s a g r a d a . Estan- su gobierno era e x c u s a r pecados y d e s a r r a i g a r
do en la iglesia no consentía que se le hablase de de la república escándalos y ofensas de Dios.
negocio n i n g u n o que no fuese preciso, y entonces Hizo ley q u e á los blasfemos y perjuros los h e r r a -
pocas palabras por no i n t e r r u m p i r sus lágrimas y sen y cauterizasen como á esclavos; y como un
devoción. E r a extremado el amor que tenia á los h o m b r e m u y noble y rico de la ciudad de P a -
prójimos, q u e de este a m o r de Dios, como de su rís hubiese blasfemado, por m u c h o que el rey
fuente, se derivaba a u n á los enemigos: como se fué i m p o r t u n a d o que c o n m u t a s e la pena de la
v i o u n a vez que un arsacidas, rey de bandoleros ley en otra m á s benigna, nunca lo consintió, a n t e s
ó asesinos, envió unos traidores para que matasen mandó ejecutar sin remisión la pena. Y sabiendo
á san Luis. De lo cual, teniendo aviso del mismo que algunos m u r m u r a b a n y lo tenían por rigor,
que los había enviado (porque después, c o n s i d e - dijo: «Por cierto que yo de m u y buena g a n a sufri-
r a n d o cuan g r a n maldad e r a m a t a r á un tan g r a n - ría s e r cauterizado en mis labios si con ellos p u -
de y santo rey, tuvo arrepentimiento de ello), el diese quitar de mi reino el abuso de los j u r a m e n -
santo los hizo b u s c a r y p r e n d e r , y lloró m u c h a s tos.» En la administración de la justicia fué a n t e s
l á g r i m a s con ellos, y los mandó soltar y enviar severo que blando, m a n d a n d o á todos s u s m i n i s -
cargados de ricos dones al mismo rey que había tros que la ejecutasen inviolablemente sin e x c e p -
urdido aquella traición: a u n q u e de allí adelante ción de personas. Y como ellos conocían que tenía
trujo m á s gente de g u a r d a para seguridad de su l u m b r e del cielo y que era tan favorecido y r e g a -
persona. Estas fueron las virtudes de san Luis, lado de Dios, tenían g r a n respeto á s u s m a n d a t o s
como de persona particular, a u n q u e son de m a y o r y desvelábanse en cumplirlos y en obedecerlos. Y
admiración y estima por la g r a n d e z a de su perso- porque temía que las c a u s a s de los pobres y de
na y estado r e a l . p e r s o n a s miserables, donde no hay interese, no
No faltaron algunos que, mirándole con ojos de serían t r a t a d a s con tanto cuidado como él d e s e a -
c a r n e , le tenían por h o m b r e simple, y que no s a - ba, dos veces cada s e m a n a él mismo las oía y exa-
bía ser rey; m a s no se fueron sin castigo del cielo, m i n a b a , y las despachaba con justicia y con c l e -
queriendo el Señor manifestar cuánto le a g r a d a b a mencia. P e r s e g u í a á los logreros como á u n a pes-
a q u e l l a m o d e s t i a , devoción y humildad. P o r d o n d e , tilencia y destruición de la república, y no q u e r í a
habiendo el d u q u e de Gueldres enviado un h o m b r e que los que habían t o m a d o á logro fuesen constre-
con u n a s c a r t a s á P a r í s , cuando volvió este m e n - ñidos á p a g a r las u s u r a s . P r o c u r a b a cuanto podía
sajero le preguntó si había visto al rey de F r a n c i a . de concordar las partes que discordaban e n t r e sí
Y como el h o m b r e , por h a c e r escarnio de san p a r a que hubiese paz y amistad entre todos, y me-
Luis, torcióse el cuello y dijese: «Ya vi aquel bea- nos pleitos y contiendas; mostrándose en todo el
tón y miserable rey, que trae el capirote en las santo rey padre benigno de s u s vasallos y pastor
espaldas;» luego al momento se le torció el rostro solícito de su g a n a d o .
y se le quedó torcido toda la vida, sin poderlo en- Mas p o r q u e en un reino tan g r a n d e y tan pode-
derezar, en castigo de su burla y m u r m u r a c i ó n . roso no faltaba gente inquieta, rebelde y d e s a s o -
P u e s ¿qué diré de las otras virtudes que tuvo segada, también usó de severidad y castigo p a r a
como g r a n d e y cristiano rey, que no son menos refrenarla y tenerla sujeta, usando en esto del va-
heroicas y admirables? De la fe católica fué c e l o - lor que en semejantes cosas los reyes deben u s a r
sísimo, y por defenderla contra los herejes y pro- p a r a beneficio de su reino; p o r d o n d e como un se-
p a g a r l a entre los infieles, hizo y padeció m u c h o . ñ o r principal, vasallo suyo, llamado H u g ó n , con-
Y por s u s merecimientos, y por la buena industria de de la M a r c a , no quisiese obedecer á s u s man-
y valor de su s a n t a m a d r e , dos años después que datos, y e n g a ñ a d o de la condesa su mujer, que e r a
comenzó á r e i n a r desarraigó Dios, n u e s t r o Señor, v a n a y altiva, hubiese tomado las a r m a s contra su
la herejía de los albigenses de todo el reino de rey y traído ejército del rey de I n g l a t e r r a en su
DÍA 2 5 AGOSTO 389
favor, san Luis le domó y sujetó por fuerza de ar- tomaron la cruz de aquella s a g r a d a milicia) y h a -
m a s , y le humilló de tal m a n e r a , que el conde y biendo el gran k a n , rey de los t á r t a r o s , y el de
su mujer se echaron á s u s pies pidiéndole con mu- A r m e n i a , enviádole s u s embajadores, y hecho paz
c h a s l á g r i m a s perdón. Y él se le dio, y restituyó y confederación con él y el príncipe de Acaya, y
las t i e r r a s q u e les había tomado, y m a n d ó soltar el duque de Borgoña juntado sus ejércitos con el
de la cárcel á m u c h o s caballeros, criados del con- de san Luis, se partieron todos de común consen-
de, que tenía presos: j u n t a n d o en uno la autoridad timiento de la isla de Chipre para Egipto, y llega-
real y el valor de sabio y esforzado capitán p a r a ron á la ciudad de Damieta, que era muy fuerte
castigar á los rebeldes, y la b l a n d u r a de padre y y estaba llena de m u c h a y muy escogida gente de
señor amoroso p a r a p e r d o n a r á los humildes y su- g u e r r a e n e m i g a . La cual, espantada por virtud de
jetos. Este mismo valor mostró el santo rey en las Dios, u n a noche se salió de ella h u y e n d o ; y por
g u e r r a s que emprendió c o n t r a los infieles y b á r - que no viniese en poder de cristianos por m u c h a s
b a r o s en defensa de n u e s t r a s a n t a religión. P o r - partes la pusieron fuego. Entróse en la ciudad y no
que, habiendo estado m u y enfermo y tenido u n a hallaron sino cuerpos muertos en ella. Apagóse el
m a n e r a de éxtasis tan g r a n d e , que m u c h o s fuego, purificóse u n a mezquita de moros y se
pensaron que ya e r a difunto, volvió en sí y l u e - consagró en iglesia por el legado apostólico, con
go pidió la cruz que en aquel tiempo por o r - título de Nuestra Señora, é hízose u n a solemne
den del s u m o pontífice se predicaba por toda procesión p a r a la consagración de la iglesia. Y el
la cristiandad p a r a la conquista de la T i e r r a santo rey, y el legado del papa, y el patriarca de
Santa. La cual cruz recibió con g r a n devoción J e r u s a l é n , y los otros obispos y prelados entraron
y se la puso sobre su vestido, y con el deseo que á pie y descalzos: y por su ejemplo casi todos los
tenía de h a c e r algún servicio á nuestro Señor y otros del ejército que le a c o m p a ñ a b a n . Pelearon
mover con su ejemplo á los otros príncipes y r e - después dos veces con los moros, y alcanzaron
yes j u n t ó un g r a n d e y lucido ejército. Y d e s - victoria de ellos con g r a n matanza de aquellos
pués de h a b e r s e hecho en toda F r a n c i a m u c h a s bárbaros y despojo de municiones y p e r t r e c h o s
procesiones y rogativas p a r a suplicar á nuestro de g u e r r a que tenían. Mas estando en tan g r a n d e
Señor que favoreciese los píos intentos del rey prosperidad y navegando con vientos tan frescos
y diese buen suceso á aquella j o r n a d a , que se y favorables, envió Dios u n a borrasca tan recia,
tomaba por su servicio, d e j a n d o . á la r e i n a doña que de treinta y dos mil soldados que eran a p e n a s
Blanca, su m a d r e , el gobierno del reino, y para que quedaron seis mil, y ésos por la falta de m a n t e n i -
la ayudase y sirviese al d u q u e D. Alonso, h e r - mientos tan debilitados, que fué forzado el santo
mano del rey, se e m b a r c ó san Luis con toda su rey e n t r e g a r por conciertos la ciudad de Damieta
gente á los 25 de agosto, llevando en su compañía á los moros y pagar los daños que se habían hecho
á Otón, obispo tusculano, legado apostólico, y á en la g u e r r a , y hacer t r e g u a s por diez a ñ o s . Todo
dos h e r m a n o s suyos, Roberto, conde de Artois, y lo cumplió san Luis; m a s los moros q u e b r a n -
Carlos, conde de Anjou, y m u c h o s obispos, y s e - taron su palabra y mataron á su propio soldán
ñ o r e s y nobles de su reino, que todos iban con y á m u c h o s cristianos porque no quisieron r e n e -
g r a n d e á n i m o y alegría, por ser aquélla causa de gar; y fué cosa maravillosa que, pudiéndolo tan
Dios y llevar por capitán y defensor de ella un rey fácilmente h a c e r , no matasen al mismo santo rey
tan santo y poderoso; y porque el mismo Dios con y á los d e m á s .
a l g u n a s señales del cielo había significado que e r a Pero el Señor, que quiso con este azote castigar
su voluntad que se hiciese aquella e m p r e s a y que á la cristiandad y p r o b a r y afinar como el oro
él la favorecería. P o r q u e en el obispado de Colonia, en el crisol, á san Luis, lo guardó para hacerlo
en un pago, llamado Bedonfrisio, predicándose allí más esclarecido con aquella adversidad, que lo
la cruzada, el viernes a n t e s de p a s c u a de Espíritu fuera con prosperidad y victoria y destruición de
Santo se vieron tres c r u c e s g r a n d e s en el aire. Y los moros. P o r q u e , habiendo enviado gran parte de
en otro pueblo de Frisia, y en otro de la diócesis su gente á Francia, él se quedó cinco años en S i -
de U t r e c h , aparecieron otras cruces y señales ria, y no estuvo ocioso, porque con su ejemplo y
maravillosas, las cuales tomó el pueblo por p r e n - g r a n caridad convirtió g r a n n ú m e r o de moros á la
das de la divina voluntad y del feliz suceso de la fe católica, rescató m u c h o s cautivos cristianos,
j o r n a d a . A u n q u e como los consejos de Dios son tan fortificó m u c h a s ciudades y castillos que tenía,
secretos como justos, los h o m b r e s se e n g a ñ a r o n . enterró por su mano muchos cuerpos de cristianos
Y así fué que, habiendo el santo rey navegado muertos que estaban por los campos, no haciendo
con próspero viento y llegado al reino de Chipre á caso de la putrefacción y mal olor, que era m u c h o
los 20 de septiembre, víspera de san Mateo, y sido y m u y g r a n d e . De m a n e r a que, siendo vencido de
recibido del rey y de los obispos y caballeros de los moros, quedó vencedor de sí mismo y de la
aquel reino con g r a n d e alegría y regocijo (que que llaman fortuna; y con m á s ilustre victoria
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triunfó del m u n d o , y fué m á s provechoso á los fie- r a de Dios. P a r a esto j u n t ó m u c h a gente de los
les é infieles que si los h u b i e r a sujetado. P o r q u e g r a n d e s de su reino y del común; y estando p a r a
como él estaba sujeto á Dios no se quejaba ni se e m b a r c a r s e con tres hijos s u y o s , Felipe, J u a n y
maravillaba que no h u b i e s e favorecido á s u s i n - Pedro, y con el rey de N a v a r r a y otros señores, y
tentos, ni m u r m u r a b a de s u s juicios ocultos, antes príncipes eclesiásticos.y seglares, llamó á s u s hi-
rendido en todo á su justísima voluntad confesaba jos, y volviéndose al primogénito, con rostro ale-
que por s u s pecados era muy justo aquel castigo. gre y voz suave y a m o r o s a le dijo: «Bien ves, hijo
Ocupándose, pues, en o b r a s tan santas recibió mío, que yo, siendo ya viejo y cansado, y la r e i n a
aviso que la r e i n a D. Blanca, su madre, era
a
tu m a d r e crecida en edad, dejo el reino que por la
m u e r t a , y que convenía que se volviese luego á su misericordia de Dios poseo sosegado, rico y abun-
reino de F r a n c i a , y así lo hizo, e m b a r c á n d o s e en dante de h o n r a s , gustos y deleites, y que no me
u n a nave; la cual, puesto caso que corrió g r a n detiene el desconsuelo de tu m a d r e , ni el deseo de
peligro de a b r i r s e , m a s por las oraciones del s a n - gozar lo que Dios me h a dado por servirle á él y
to rey fué libre y llegó á s a l v a m e n t o . No se puede servir á su Iglesia. Esto te digo para que cuando
fácilmente creer el gozo que causó en toda la cris- después de mis días v e n g a s á ser rey, no tengas
tiandad, y p a r t i c u l a r m e n t e en el reino de F r a n c i a , cuenta con tu mujer, ni con tus hijos, ni otra cosa
el ver en ella á su rey, libre ya de todos los peli- a l g u n a sea p a r t e p a r a que por ella dejes de e m -
g r o s y afanes que en aquella j o r n a d a h a b í a p a s a - plearte en servir á Cristo, y a m p a r a r la Iglesia, y
do, y el regocijo con que fué recibido, y el concur- defender la fe católica. Yo h e querido darte ejem-
so de la gente q u e le vino á ver y darle el parabién plar á ti y á tus h e r m a n o s p a r a q u e , cuando se
de su llegada. Volvió aun más fervoroso que antes, ofreciere la ocasión, hagáis vosotros lo que me
y con m á s vivos y encendidos deseos de emplearse veis h a c e r á mí.» E m b a r c ó s e el santo rey primero
todo en servicio de nuestro Señor; y así comenzó día de marzo del año del Señor de 1270, en el puer-
luego á mostrarlo en las o b r a s . Edificó muchos to de Marsella p a r a el reino de Túnez (porque los
hospitales para recogimiento y sustento de los po- moros que allí estaban eran g r a n d e estorbo á los
bres, á los cuales él mismo daba de comer a l g u - cristianos que navegaban á la conquista de J e r u -
n a s veces hincado de rodillas. F u n d ó m u c h o s mo- salén), con intención de tomarla p r i m e r o , y quitar
nasterios de religiosos, y dotólos de m u y b u e n a s aquel impedimento, y después pasar adelante. Lle-
r e n t a s , especialmente á los padres de santo D o - gó la a r m a d a al puerto T a r i n a , que es el antiguo
mingo y de san F r a n c i s c o (de los cuales fué devo- de Cartago, ó allí cerca; saltó en t i e r r a el ejército,
tísimo) hizo g r a n d e s limosnas, y les labró m u c h a s tomó un pueblo de los moros, y estando allí con
casas ó iglesias. Y con su autoridad reprimió á los g r a n d e e s p e r a n z a de felicísimo suceso, por secreto
que perseguían s u s órdenes como religiones n u e - juicio del Señor d i o en el ejército u n a enfermedad
vas, y mandó ejecutar lo que los s u m o s pontífices que a n d a b a por aquella tierra, de la cual m u c h o s
en favor de ellas habían decretado, y castigar á m o r o s habían perecido. F u é creciendo de s u e r t e ,
los contumaces y obstinados. Favorecía en g r a n que no solamente m o r í a la gente c o m ú n , sino tam-
m a n e r a á los varones doctos y señalados en a l g u - bién la m á s principal; y en pocos días a r r e b a t ó á
n a ciencia, y especialmente á los teólogos, y entre J u a n , hijo del rey, ó hirió al mismo rey. El cual,
ellos á Roberto Sorbón, que instituyó en P a r í s el conociendo que aquella enfermedad era mortal,
insigne colegio teólogo, que h a s t a hoy (tomando no se turbó ni se a f l i g i ó , a n t e s con un corazón
n o m b r e de su fundador) se llama Sorbona. Ha.- blando, amoroso y filial se volvió al Señor, alabán-
biendo, pues, pasado su vida en santos ejercicios, dole por la misericordia que le hacía en librarle
cumpliendo e n t e r a m e n t e con su oficio y dignidad de la cárcel de su cuerpo; y á m e n u d o repetía
da rey, y floreciendo en g r a n m a n e r a su reino, aquella oración de la s a n t a Iglesia: «Dadme g r a -
tuvo n u e v a de los g r a n d e s trabajos que los pocos cia, Señor, p a r a que menospreciemos las cosas
cristianos que habían quedado en Siria padecían, p r ó s p e r a s del m u n d o , y no t e m a m o s las adversas.»
y que aquellos santos l u g a r e s que Cristo, n u e s t r o Y orando por la gente que traía, decía: «Señor,
Redentor, había regado y consagrado con su p r e - sed vos santificador y g u a r d a de vuestro pueblo.»
ciosa s a n g r e , eran hollados y profanados de los Y trayéndole el santísimo cuerpo de Cristo, n u e s -
b á r b a r o s é infieles con s u m a ignominia del n o m - tro Salvador, por viático, le adoró y recibió con
bre de Cristo. Y no le sufriendo el corazón de no s i n g u l a r devoción y reverencia, y copiosas y afec-
h a c e r todo lo que pudiese p a r a librarlos del poder tuosas l á g r i m a s . P r e g u n t á n d o l e el sacerdote si
de tan crueles y fieros e n e m i g o s , como si la p r i - creía q u e aquél e r a el v e r d a d e r o Hijo de Dios,
m e r a j o r n a d a le h u b i e r a sucedido m u y á su gusto respondió: «No m e n o s lo creo que si viera á
y contento, así determinó de h a c e r otra y poner Cristo en la misma figura en que subió á los c i e -
su persona y las de s u s hijos y de s u s vasallos en los.» Estando ya agonizando miró al cielo y dijo
nuevos trabajos y peligros, por volver por la hon- aquellas p a l a b r a s del Salmo: «Señor, yo e n t r a -
DÍA 25 AGOSTO 391
r é en v u e s t r a m o r a d a , y os a d o r a r é en vuestro decir que el santo rey muerto venció á los moros,
santo templo, y a l a b a r ó vuestro n o m b r e . » Y dichas y que la a r m a d a por s u s oraciones mereció la
estas p a l a b r a s dio su espíritu al Señor. ¡Oh v a - victoria y feliz suceso que el Señor le d i o . Murió
rón bienaventurado! ¡Oh rey v e r d a d e r a m e n t e s a n - el santo rey á los 25 de agosto, año de 1270. Su
to, que tan bien supiste sujetar la s o b e r a n í a y cuerpo se trujo á Sicilia, y de allí se llevó á F r a n -
majestad real á los pies del Rey de los reyes y Mo- cia y fué sepultado en el insigne templo de San
n a r c a del cielo y de la t i e r r a ! P u e s ni te ablandó Dionisio, que es el entierro de los reyes de F r a n -
el deleite, ni te desvaneció la h o n r a , ni te e n g a ñ ó cia, cerca de P a r í s . Ilustróle Dios con muchos y
la codicia, ni te levantó la prosperidad, ni te abatió g r a n d e s milagros (como dijimos), y el papa B o -
la adversidad, ni te trocó a l g u n a variedad de for- nifacio VIII le canonizó y le puso en el n ú m e r o de
tuna, p a r a que no estuvieses siempre atento á la los santos.
voluntad del Señor. El cual en la vida y m u e r t e No me parece q u e debo dejar de poner aquí
de este rey y g r a n siervo suyo nos quiso e n s e ñ a r la doctrina maravillosa que este santo rey d i o á
cuan g r a n fuerza tiene su gracia p a r a v e n c e r las Felipe, su hijo h e r e d e r o , á la h o r a de su muerte;
b l a n d u r a s de n u e s t r a c a r n e , los engaños del m u n d o porque es doctrina que m u e s t r a el celestial e s -
y todos los e n c u e n t r o s y espantos del demonio que píritu y celo del que la d i o , y puede a p r o v e c h a r
se nos ponen delante; y que debemos ponernos en p a r a e n s e ñ a r á todos los reyes lo que deben h a c e r
s u s benditas m a n o s y sujetar n u e s t r o juicio al en el gobierno de su reino. Escribió, pues, san
suyo cuando las cosas no suceden á n u e s t r o gusto Luis un papel, estando para m o r i r , en que, hablan-
y nos parecen que van fuera de camino, y que do con su hijo, le dice: «Hijo mío, ante todas cosas
Dios d e s a m p a r a á su c a u s a . Más g a n ó san Luis te encomiendo que a m e s á Dios m u c h o , porque el
con la pérdida de su ejército y de su libertad en que no le a m a no puede ser salvo. No des lugar á
la p r i m e r a j o r n a d a y en esta s e g u n d a de su vida pecado mortal, a u n q u e por no cometerle padezcas
que si h u b i e r a g a n a d o y conquistado el universo, cualquier g é n e r o de tormento. Cuando te s u c e -
y tornado con salud á su casa; porque con esta dieren cosas adversas súfrelas con buen ánimo y
pérdida g a n ó el cielo, y tuvo y mostró las exce- piensa que las tienes bien merecidas, y así te s e r á
lentes virtudes de fe, de esperanza, de a m o r de de g r a n d e g a n a n c i a . Y en las prósperas haz g r a -
Dios, de paciencia, de fortaleza y constancia cristia- cias con humildad al Señor y no te desvanezcas
na. Dejó ejemplo á todos los reyes del modo con para que no te h a g a s peor con lo que debieras ser
que h a n de servir al Señor. F u é de él esclarecido mejor. Confiesa á menudo tus pecados, y bus-
con m u c h o s y g r a n d e s milagros, y alcanzó la ca confesor sabio p a r a que te sepa e n s e ñ a r lo
c o r o n a de gloria sempiterna; y acá en la tierra q u e h a s de s e g u i r y lo que h a s de huir, y trata
vive y vivirá p a r a s i e m p r e su memoria, y s e r á con él de m a n e r a que tenga osadía para r e p r e -
r e v e r e n c i a d a de toda la Iglesia católica m i e n t r a s h e n d e r t e y darte á e n t e n d e r la gravedad de tus
que ella d u r a r e , que será hasta la fin del m u n d o . culpas. Oye el oficio divino devotamente; no des
Muerto san Luis d e s m a y a r o n los cristianos de su oído á las fábulas ni liviandades, ni traigas los
ejército y tomaron g r a n d e ánimo y brío los i n - ojos v a g u e a n d o de u n a parte á otra, sino que
fieles y b á r b a r o s , pensando que tenían la victoria medites con el corazón lo que ruegas á Dios con
en s u s m a n o s . Mas permitió el Señor que Carlos, la boca; y más particularmente h a r á s esto después
rey de Sicilia y h e r m a n o del santo, llegase á T ú n e z de la consagración de la misa. S e r á s de ánimo
pocos días después de su m u e r t e con un ejército piadoso y h u m a n o con los pobres y con los afligi-
m u y florido, y j u n t á n d o s e con el que allí estaba dos, y favorecerlos h a s con todas tus fuerzas. Si
dieron m u c h o en que e n t e n d e r á los enemigos, y a l g u n a cosa congojare tu corazón, descúbrela á tu
los a p r e t a r o n de m a n e r a que con ser ellos en m u - confesor ó á otra persona grave y cuerda, porque
cho m a y o r n ú m e r o que los cristianos n u n c a se con este alivio la lleves con mayor paciencia. Pro-
atrevieron á pelear de poder á poder con ellos; y c u r a que las personas que admitieres á tu fami-
en a l g u n a s e s c a r a m u z a s que tuvieron llevaron liaridad, a h o r a sean religiosas, a h o r a sean s e g l a -
siempre la peor p a r t e . Y el fin de aquella g u e r r a r e s , sean virtuosas y de buena fama; y con las
fué que, cercados de los nuestros, fueron forzados tales trata de buena gana, y huye la conversación
á pedir paz; la cual se hizo, dando libertad á los de los malos y viciosos. Oye s e r m o n e s de p r e d i -
cristianos que tenían cautivos, y licencia á los r e - cadores provechosos, que hablan de Dios pública
ligiosos de san F r a n c i s c o y de santo Domingo, y y privadamente, y p r o c u r a g a n a r con m u c h a de-
otros cualesquiera, de predicar sin estorbo en todo voción las indulgencias y perdones de tus p e c a -
el reino de T ú n e z la fe de Cristo, y bautizar á dos. A m a todo lo bueno y aborrece todo lo malo.
todos los que se convirtiesen á ella; y el que el rey A donde quiera que estuvieras no ose alguno
de T ú n e z pagase cada año al rey Carlos c u a r e n t a h a b l a r en tu presencia cosa que provoque á mal,
mil ducados de parias. De m a n e r a que podemos ó en daño de la fama del prójimo; ni tú h a b l a r á s
392 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 5
de a l g u n a p e r s o n a cosa que le toca en la fama con hijo; que si se g u a r d a s e n e n t e r a m e n t e de los
intento de m u r m u r a r . No sufrirás que delante de reyes y principes, no h a b r í a m á s que pedir ni
ti se atreva a l g u n o á blasfemar ó decir mal de desear. La vida de san Luis escribió Gaufrido, de
Dios, ó de s u s santos; ni dejarás sin castigo al la orden de santo Domingo, su confesor, y J u a n ,
culpado en tal c r i m e n . Darás á Dios gracias muy señor de Joinville, que veintidós años le sirvió y
de ordinario por los bienes y mercedes que cada a c o m p a ñ ó , y los otros escritores de la historia de
día te vienen de su bendita mano p a r a que merez- F r a n c i a ; y el Martirologio romano h a c e mención
c a s de nuevo otras m a y o r e s . En el a d m i n i s t r a r de san Luis á los 25 de agosto.
justicia s e r á s recto y severo, g u a r d a n d o lo que (P. Ribadeneira.)
las leyes d e t e r m i n a n , sin torcer á la m a n o diestra
ó siniestra; y escucha pacientemente las quejas de SAN G I N É S DE A R L E S , M Á R T I R — L a vida y martirio
los pobres, y p r o c u r a saber la v e r d a d . Si a l g u n o de san Ginós de Arles escribió san Paulino, obis-
tuviere queja de ti, ó sesintiese a g r a v i a d o , estarás po de Ñola, y la trae el P. F r . Lorenzo Surio en
m á s de su parte que de la t u y a h a s t a que sea su cuarto tomo, de esta m a n e r a :
a c l a r a d a la verdad; porque de esta m a n e r a los de F u é san Ginés natural de la ciudad de Arles de
tu consejo con mayor confianza pronuncien j u s t a F r a n c i a : inclinóse desde su mocedad á ser e s c r i -
sentencia. Si hallares que posees cosa ajtma, a u n - bano y a n d a r en los tribunales, y ocupándose de
que por vía de h e r e n c i a la h a y a s recibido de tus este oficio mandóle u n a vez el juez que escribiese
antepasados, sin dilación vuélvela á su propio u n a provisión impía y cruel contra los cristianos,
dueño si está clara la verdad; y si está en duda, en que m a n d a b a que todos fuesen muertos d o -
s e ñ a l a h o m b r e s sabios que con diligencia y sin q u i e r a que se hallasen. Parecióle á Ginés aquel
dilación la e x a m i n e n y a c l a r e n . Sobre todas las mandato inicuo y bárbaro (como lo e r a ) , y no
cosas debes p r o c u r a r que todos tus subditos gocen quiso obedecer al juez, antes arrojó los i n s t r u -
de paz y de justicia, especialmente los religiosos mentos que tenía p a r a escribir á los pies del
y clérigos, q u e r u e g a n á Dios por ti y por tu reino. juez, mostrando con el desdén y semblante que le
A tus padres debes a m o r , r e v e r e n c i a y obediencia. d e s a g r a d a b a aquel mandato, y que en su corazón
Los beneficios eclesiásticos no los des sino á los era cristiano, ó que se compadecía de los que lo
m á s dignos y que no t e n g a n otros; y esto por e r a n . F u e s e de allí, y el juez, enojado de lo q u e
consejo de v a r o n e s sabios. No h a r á s g u e r r a , y Ginés había h e c h o , m a n d ó á a l g u n o s de s u s ofi-
menos c o n t r a cristianos, sin g r a n causa y c o n - ciales que le siguiesen y que le quitasen la vida.
sejo; y si la necesidad te forzare á hacerla, sea Entendió Ginés el peligro y envió á r o g a r á un
sin daño de las iglesias y de los que no tienen obispo que le bautizase; el cual, ó impedido por
culpa. Si tuvieres g u e r r a ó disensión con a l g u n o , otros negocios, ó por e x a m i n a r mejor el ánimo y
ó la tuvieren t u s subditos, p r o c u r a cuanto en ti disposición con que Ginés le pedía el bautismo,
fuere de componerla. Mira con m u c h o cuidado á no le bautizó, a n t e s le avisó que, m u r i e n d o por
quién das la v a r a de la justicia, y no te contentes Cristo, alcanzaría la vida e t e r n a por medio de su
de h a b e r escogido para jueces los mejores h o m - s a n g r e . Con esto Ginés pasó de la otra parte del
bres de tu reino; pero vela sobre ellos y pon c u i - río Ródano para esconderse. Siguiéronle los mi-
dado p a r a s a b e r cómo la administran. Siempre nistros del tirano, alcanzáronle, diéronle la. m u e r -
s e r á s devotísimo y obedientísimo á la Iglesia r o - te y dejaron su sagrado cuerpo allí tendido en el
m a n a y al s u m o pontífice, y le t e n d r á s por padre suelo. T o m á r o n l e los cristianos y trajéronle á la
tuyo espiritual. Los gastos de tu casa serán m o - otra parte del río Ródano, y allí le sepultaron. Y
derados y conformes á razón. Amonestóte, hijo de esta m a n e r a consagró Ginés las dos riberas de
mío, y encargóte con j u r a m e n t o , que si Dios fuere aquel río, la u n a con su s a n g r e y la otra con su
servido de llevarme de esta vida antes de ti, t e n - cuerpo. Todo esto es de san P a u l i n o .
gas cuidado que por todo el reino de F r a n c i a se Añade san Hilario, obispo de Arles, un milagro
digan misas y se ofrezcan sacrificios por mi alma. m u y notable que hizo nuestro Señor por la o r a -
F i n a l m e n t e , todo aquello que un bueno y piadoso ción de san Ginés, estando el mismo Hilario p r e -
padre puede desear por su hijo, yo lo deseo p a r a sente. Dice que, celebrándose en aquella ciudad
ti y suplico á Dios que te lo dé. La Santísima T r i - la fiesta de este glorioso santo, iba m u c h a gente
nidad te g u a r d e de todo mal y te dé g r a c i a p a r a á su iglesia, y que habiendo de pasar u n a puente
h a c e r siempre bien y cumplir en todo su v o l u n - del río Ródano, fué tanta la gente que cargó sobre
tad, de m a n e r a que él sea por ti h o n r a d o , y n o s - ella, que se h u n d i ó y cayó en el río u n a multitud
otros después de esta vida le podamos ver, y c o n - de h o m b r e s y mujeres, viejos y mozos, niños y
templar y gozar su bienaventuranza, por todos n i ñ a s , con g r a n peligro de a h o g a r s e los que caye-
los siglos de los siglos. Amén.» Estos son los d o - ron, y g r a n lástima de los que lo estaban mirando
c u m e n t o s dados de san Luis, rey de F r a n c i a , á su y no los podían s o c o r r e r . Estaba allí el obispo,
DÍA 25 AGOSTO 393
que á la sazón era de Arles, llamado Honorato, toda R o m a p a r a verle r e p r e s e n t a r , fingió que esta-
g r a n siervo de Dios; y viendo aquel destrozo se ba malo, y echóse en u n a cama, y llamó á los q u e
puso de rodillas, pidiendo á san Ginés que, pues le habían de a y u d a r al e n t r e m é s , y como eran s u s
toda aquella gente padecía tan g r a n desgracia por criados, díjoles que estaba malo y pesado (porque
venirle á h o n r a r , la librase con s u s oraciones de era m u y grueso de carnes), y que quería aliviarse.
aquel tan evidente peligro. A p e n a s había acabado P a s a r o n a l g u n a s razones entre Ginés y s u s c r i a -
el santo obispo su oración, c u a n d o comenzaron á dos á este propósito, llenas de donaire y de c h a -
salir del río, s a n o s y sin lesión a l g u n a , todos los cota.
que en él habían caído; n i n g u n o quedó ahogado, F i n a l m e n t e , él dijo que quería ser cristiano, y
n i n g u n o tullido, ni m a n c o , ni descalabrado; todos uno de los r e p r e s e n t a n t e s se vistió de exorcista y
salieron mojados y todos m u y alegres, y viéndose otro de presbítero para bautizarle, haciendo b u r l a
libres de tan g r a n desastre se a b r a z a b a n unos á con aquella representación del santo s a c r a m e n t o
otros. No faltó á h o m b r e capa ó espada, ni á m u - del Bautismo, y de la religión y ceremonias d é l o s
j e r manto ó rosario: todos se vieron en peligro de cristianos, con g r a n gusto del e m p e r a d o r y aplauso
m u e r t e , y n i n g u n o m u r i ó ni padeció otro mal que y regocijo de todo el pueblo. P e r o (¡oh bondad in-
mojarse. P a s a r o n en b a r c a s el río y fueron á la m e n s a del Señor! ¡oh virtud y eficacia de la divina
iglesia de San Ginés á dar g r a c i a s á Dios por la gracia!) en el mismo tiempo que hacían escarnio
merced que les había h e c h o , y c e l e b r a r o n con de Cristo tocó el Señor el corazón de Ginés, y le
m a y o r regocijo que otros años la fiesta del santo, a l u m b r ó con un rayo de su luz, y le trocó la volun-
por cuyos merecimientos habían salido de aquel tad de m a n e r a , que no ya de burla, sino de v e r a s ,
peligro. Su martirio fué á 25 de agosto, y en él le desease ser cristiano y recibir el bautismo como
ponen los martirologios r o m a n o , de Beda, U s u a r d o h o m b r e que entendía que por él se había de salvar,
y Adón. H a c e n mención de él P r u d e n c i o , V e n a n - y que no había otro camino p a r a el cielo sino los
cio F o r t u n a d o , el Breviario toledano y san Grego- merecimientos y la s a n g r e de n u e s t r o Redentor.
rio T u r o n e n s e . (P. Ribadeneira.) Vistiéronle de blanco, como era costumbre h a c e r -
lo en los recién bautizados, y mandó el e m p e r a d o r
SAN GINÉS, EL REPRESENTANTE, MÁRTIR-Maravilloso que se le llevasen y le subiesen sobre un pulpito,
fué el Señor en el martirio de san Ginés, el escri- donde había u n a estatua de V e n u s , para que de
bano, y en el milagro que obró por él librando á allí fuese mejor visto y oído del pueblo, y el r e g o -
tanta gente que por celebrar su fiesta cayó en el cijo fuese mayor. Estando en el pulpito se volvió
río y se v i o en tan g r a n d e peligro; pero m u c h o Ginés á Diocleciano y á toda la gente, y les habló
m á s maravilloso se mostró en la conversión de de esta m a n e r a : «Óyeme, emperador; y vosotros,
otro Ginés, haciéndole de r e p r e s e n t a n t e y b u r - si sois h o m b r e s cuerdos, oídme. Antes de a h o r a ,
lador y perseguidor de cristianos confesor de su siempre que yo oía n o m b r a r á los cristianos, ciego y
santa fe y verdadero m á r t i r de Jesucristo. Mayor loco en la idolatría, p r o c u r a b a (como otros) perse-
milagro es trocar un corazón y s a c a r a g u a de la guirlos é incitar al pueblo para que los persiguie-
piedra que librar á los h o m b r e s de las a g u a s , por- se, y era tal el enojo que tenía contra ellos, que por
que en lo uno hay sola obediencia de la criatura, esta c a u s a dejé á mis padres y deudos, queriendo
que está sujeta á la voluntad del Señor, y en lo antes vivir pobre y desventurado que en mi patria
otro hay m u d a n z a y rendimiento del corazón h u - entre cristianos. Con este mismo odio determinó
mano, que es libre y señor de sí, y resiste á lo estos días de e s c u d r i ñ a r y q u e r e r saber las cosas
que Dios q u i e r e . de los cristianos, no para creerlas, sino p a r a mo-
F u é , pues, así que, i m p e r a n d o Diocleciano, h u b o far de ellas y representarlas en el teatro, y entrete-
en R o m a u n farsante, insigne c h o c a r r e r o y g r a - n e r y a l e g r a r la gente, como habéis visto. P e r o al
cioso, que se llamaba Ginés, m u y enemigo de mismo punto que querían e c h a r el a g u a del b a u -
cristianos, el cual, p a r t e por su mala inclinación tismo sobre mi cabeza, y me p r e g u n t a r o n si creía
y por m a l a vida que traía (como suelen los de lo que los cristianos creen, levantando los ojos en
aquel oficio), y parte por dar gusto al e m p e r a d o r alto vi u n a mano que bajaba del cielo sobre mí, y
y entretenimiento al pueblo, se dio m u c h o á p e r - ángeles con rostros de fuego que en un libro leían
seguir los cristianos y h a c e r burla de ellos, y todos los pecados que en mi vida cometí. Dijéron-
p a r a esto quiso entender los misterios de n u e s - me los ángeles: «De estos pecados serás libre con
t r a s a n t a fe y las c e r e m o n i a s del bautismo p a r a esta a g u a con que q u i e r e s a h o r a ser bañado, si de
r e p r e s e n t a r l o en s u s comedias y mover á risa á v e r a s y de todo corazón la deseas.» Yo así lo deseó
los c i r c u n s t a n t e s . Después que se hubo enterado y pedí; y luego que cayó sobre mí el a g u a vi la
de lo q u e hacían los cristianos instruyó bien escritura del libro borrada, sin que en él quedase
á los otros sus c o m p a ñ e r o s de lo que h a b í a n de señal a l g u n a de letra. Dijéronme los ángeles: «Ya
h a c e r , y un día, estando presente el e m p e r a d o r y h a s visto cómo h a s sido limpio de esta culpa y
TOMO III 50
394 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 5
mancilla; p r o c u r a conservar la limpieza que h a s los demás hacen mención de san Ginés el r e p r e -
recibido y no m a n c h a r m á s tu a l m a con pecado.» sentante, y fué por los años del Señor de 303, i m -
Mira, pues, emperador, y mirad vosotros, ¡oh ro- perando Diocleciano, como se h a dicho. En R o m a
manos!, lo que es justo que yo h a g a . Yo procuré fué ilustre la m e m o r i a de san Ginés, y se le edifi-
a g r a d a r al emperador de la t i e r r a , y el E m p e r a d o r có templo; y san Gregorio III, papa, le r e p a r ó ,
del cielo me miró con ojos b e n i g n o s , y me admitió adornó y enriqueció de m u c h o s dones, como se
en su gracia: quise c a u s a r risa á los h o m b r e s , y dice en el libro de Los romanos pontífices. Adviér-
causé alegría y regocijo á los á n g e l e s , y por tanto tase que Mombricio y P e d r o de Natálibus confun-
digo que de hoy más confieso á Jesucristo por den á los Gineses, el escribano y el representante,
v e r d a d e r o Dios, y os amonesto que todos h a g á i s y de dos h a c e n uno; pero la verdad es que fueron
lo mismo, y que salgáis de las tinieblas de que yo dos distintos, y de ellos hacen mención el Marti-
h e salido para que evitéis los tormentos que yo h e rologio romano y otros a u t o r e s .
evitado.» P u e s ¿quién, leyendo el mariirio de este glorioso
De esta m a n e r a habló Ginós; pero oyendo s u s pa- mártir, no se maravilla de los secretos juicios
labras ¿quién podrá explicar como el emperador del Señor? ¿Quien no se espanta del abismo de
quedó atónito y fuera de sí, y el furor y enojo con su misericordia, y de aquel piélago sin suelo de
que m a n d ó que todos los representantes fuesen infinita bondad, que así m u d a los corazones
traídos á su presencia, y allí azotados, pensando y convierte las espinas en r o s a s , las serpientes
que ellos también, como Ginés, e r a n cristianos? en palomas, los lobos en corderos, y los p e r s e -
P e r o ellos le dijeron que no eran cristianos, ni guidores de Cristo en m á r t i r e s de Jesucristo; que
estaban engañados, como Ginés; que lo que el em- en el mismo tiempo que Ginés hacía b u r l a del bau-
perador creía, creían ellos, y adoraban los dioses tismo recibiese de v e r a s el bautismo, y haciendo
que él adoraba; que si lo pecó Ginés, no era justo escarnio de los misterios de n u e s t r a santa religión
que lo pagasen todos. Y para que viese el e m p e - fuese a l u m b r a d o y santificado por la g r a c i a del
r a d o r que no eran cristianos dijeron g r a n d e s blas- Crucificado, á quien él tenía tan g r a n d e a b o r r e c i -
femias contra Cristo. Entonces el emperador, miento, trocándole el mismo Señor el corazón, y
dejando á los otros, se embraveció m á s c o n t r a no forzándole la voluntad, sino ayudándola p a r a
Ginés, y faltó poco que allí con sus manos no le que creyese lo que no creía, abrazase lo que a b o -
m a t a s e , según estaba fuera de sí. Mandóle h e r i r rrecía y m u r i e s e por aquella fe que poco antes
allí luego delante de todo el pueblo con v a r a s y tanto escarnecía? El Martirologio romano h a c e
apalear con g r u e s o s palos, y llevar á la cárcel; y mención á los 14 de abril de otro r e p r e s e n t a n t e ,
otro día m a n d ó á un prefecto, llamado Plauciano, llamado Ardaleón, el cual, estando r e p r e s e n t a n d o
que le a t o r m e n t a s e c r u e l m e n t e h a s t a que negase las cosas de los cristianos y haciendo b u r l a de
á Cristo. P u s i é r o n l e en el ecúleo, d e s g a r r á r o n l e ellos, en la misma representación se convirtió y fué
los costados con u ñ a s de h i e r r o , y a b r a s á r o n l e con ilustre m á r t i r del Señor. Y á los 15 de septiembre
h a c h a s encendidas. Decíale el prefecto: «-Mise- h a c e mención de otro, también farsante, que se de-
rable de ti, obedece al e m p e r a d o r y sacrifica, y cía Porfirio, el cual en presencia del e m p e r a d o r
a l c a n z a r á s su gloria y vivirás.» Respondía Ginés: Juliano Apóstata por escarnio recibió el bautismo,
«Procuren la g r a c i a y amistad de estos reyes los y el Señor le trocó el corazón súbitamente, y c o n -
q u e no temen aquel Rey que yo vi, y adoré y fesando con g r a n constancia que e r a cristiano le
adoro; porque aquél es verdadero Rey que, abrién- cortaron la cabeza por m a n d a d o del mismo empe-
dose los cielos, yo vi, y usando conmigo de m i - rador, y mereció la corona del martirio. Y san
sericordia, me a l u m b r ó con el a g u a del bautismo, Agustín, escribiendo á Lipio, epístola 67, c u e n t a
y de burlador de los cristianos me hizo cristiano, y lo que aconteció á otro farsante, que se decía Diós-
me pesa en el a l m a de h a b e r perseguido su santo coro, y era g r a n burlador de los cristianos, y al
n o m b r e , y conozco que por ello merezco c u a l - cabo con la enfermedad de su hijo y otros azotes
quiera pena y castigo. A este E m p e r a d o r del cielo se hizo cristiano, y fué siervo del Señor, haciendo
es justo que obedezca, cuyo imperio d u r a r á p a r a él burla de los burladores, y convirtiendo las bur-
siempre, y no á Diocleciano, que es h o m b r e mortal, las en veras p a r a m o s t r a r m á s su omnipotencia ó
y su imperio en el suelo, y presto se h a de a c a b a r . infinita bondad. (P. Ribadeneira.)
Date (dice) prisa, a u m e n t a las penas y tormentos,
que por m á s que h a g a s no a p a r t a r á s á mi Señor L O S SANTOS E U S E B I O , PONCIANO, VICENTE, Y P E L E G R Í N ,
Jesucristo de mi corazón.» Avisó el prefecto al M Á R T I R E S . — C u a n d o r e i n a b a el e m p e r a d o r Cómodo
e m p e r a d o r de la constancia de Ginés y del e s - sufrieron el martirio estos santos en la ciudad de
fuerzo y alegría con que sufría los t o r m e n t o s , y el R o m a . Varios fueron los tormentos con q u e fueron
emperador le m a n d ó degollar; y así se hizo á los 25 afligidos; p r i m e r a m e n t e a t o r m e n t a d o s en el potro
de agosto, y en este día el Martirologio romano y y estirados con nervios, después azotados con v a -
DÍA 25 AGOSTO 395
rillas y quemados con p l a n c h a s encendidas, luego Constantinopla, fué Menas elegido y consagrado
azotados con v a r a s emplomadas, h a s t a que por para ocuparla, haciendo la ceremonia de la consa-
último entregaron su espíritu al Criador. gración el mismo papa san Agapito. Gobernó su
rebaño con prudencia y santidad, y estimuló con
SAN GREGORIO, OBISPO Y C O N F E S O R - N a c i ó en F r a n - s u s consejos y ejemplos la piedad del emperador
cia, y fué de la s a n g r e de s u s reyes. Teniendo ape- y de otros principales señores de la corte p a r a dar
n a s quince años conoció á san Bonifacio, apóstol m a y o r lustre á la religión y más resplandor á las
de A l e m a n i a , se e n a m o r ó de s u s virtudes, y h a - cosas santas. En tiempo de este santo sucedió en
ciendo resolución de a b a n d o n a r el mundo le siguió. Constantinopla un milagro que tuvo m u c h a fama.
Detúvose, sin embargo, algún tiempo en el monas- Había en aquella iglesia la a n t i g u a costumbre do
terio de Oxford p a r a a c a b a r s u s estudios, y después que las partículas que q u e d a b a n de la s a g r a d a
volvióse á j u n t a r con san Bonifacio, que le llevó Eucaristía después de h a b e r l a distribuido á los fie-
siempre consigo y le a m ó como á hijo. F u é su c o - les se daban á los niños de corta edad p a r a que
operador incansable en los trabajos del apostolado, participasen del Pan de los ángeles. Cierto día se
y al fin san Bonifacio le n o m b r ó abad de un m o - mezcló con los niños cristianos oiro niño judío, y
nasterio c e r c a de Utrech, y poco después, estando comió con ellos de las s a g r a d a s partículas. Al lle-
vacante la silla episcopal de esta ciudad, el papa g a r á su casa contó el caso á su padre, que era vi-
Esteban III y el rey Pepino obligaron á Gregorio d r i e r o , el cual encendido en furiosa cólera tomó á
á e n c a r g a r s e del cuidado de aquella iglesia, y a l - la inocente c r i a t u r a y la arrojó dentro del horno
g u n o s creen que fué consagrado obispo. La iglesia encendido. La m a d r e , que ignoraba lo que había
de U t r e c h , que gobernó por espacio de v e i n t i - pasado, viendo que su hijo no parecía á la h o r a
dós años, llegó á ser á la sazón la m á s floreciente a c o s t u m b r a d a , empezó á buscarle por toda la ciu-
del país, por la vigilancia y la predicación de Gre- dad con lágrimas y sollozos. AI tercero día estaba
gorio. Su a m o r á la mortificación y á la oración, la m a d r e inconsolable, y ón ocasión que pasaba
su h u m i l d a d , su dulzura y su paciencia en los tra- por delante del horno, dando terribles gritos de
bajos le merecieron la gloria de los santos, en la desconsuelo, oyó la voz de su hijo que desde den-
cual entró el día 25 de agosto del año 776, m u r i e n - tro de las llamas la llamaba; se asomó y vio al que
do con la m u e r t e de los j u s t o s . lloraba perdido, alegre é intacto en medio del fue-
go. Habiéndole preguntado cómo ó por qué virtud
SAN GERÜNCIO, Ó GERMACIO, O B I S P O — V i v i ó en t i e m - permanecía sin lesión e n t r e las llamas, contestó
po de los apóstoles, los cuales le enviaron á Espa- el niño que desde que había entrado en el horno
ñ a . U n o s dicen que fué el primer obispo de Itálica, tenía á su lado u n a noble m a t r o n a que apartaba
a n t i g u a ciudad de Andalucía, y otros creen que lo las a s c u a s de su alrededor, apagaba con su a l i e n -
fué del mismo Sevilla. Papebroquio a s e g u r a que es to el a r d o r del fuego, y le daba de comer cuando
el mismo santo que el vulgo llama Santiponce,obis- tenía h a m b r e . Al momento corrió por toda la c i u -
po y m á r t i r . En lo que no hay duda es en que Ge- dad la fama del portento, y habiendo llegado á no-
runcio fué uno de los primeros obispos de E s p a ñ a ticia de Justiniano hizo prender al padre, que mu-
enviados á ella los primeros años del cristianismo. rió crucificado como parricida, y á la madre y al
San Isidoro de Sevilla compuso un e p i g r a m a en niño los hizo i n s t r u i r por san Menas, que después
h o n o r de este santo, el cual nos h a conservado les administró el bautismo. El santo p a t r i a r c a
Salazar, y en él dice que m u r i ó en la cárcel de acabó s u s días en la m i s m a ciudad el 2ó de a g o s -
h a m b r e y otros suplicios en tiempo de Nerón, d u - to del año 552.
r a n t e el siglo I de la Iglesia.
SANTA P A T R I C I A , Y I R G E N — F u é nieta del e m p e r a -
SAN JULIÁN, M Á R T I R — P a d e c i ó martirio por la fe en dor Constantino el Grande: nació y fué educada en
Siria. Algunos antiguos martirologios dicen que Constantinopla, teniendo por preceptor al c é l e -
fué presbítero, y en n i n g u n a parte se e n c u e n t r a el bre Lactancio. Había hecho voto de castidad, por
año de su dichosa m u e r t e . cuya razón, viéndose obligada por el emperador,
su padre, á contraer matrimonio, abandonó secre-
SAN MENAS, O B I S P O — N a c i ó en Alejandría y dedi- tamente su patria y se e m b a r c ó para Ñapóles,
cóse á los estudios eclesiásticos, en los cuales h i - acompañada de a l g u n a s personas de su s e r v i -
zo g r a n d e s progresos. Hallándose en Consiantino- d u m b r e . Después pasó á R o m a , donde recibió el
pla en tiempo del e m p e r a d o r Justiniano por su velo de m a n o s del papa Liberio, consagrándose
ciencia y v i r t u d e s fué ordenado de sacerdote, y desde entonces más particularmente al servicio de
se dedicó con tanto empeño á sostener y defender la Iglesia. Dirigiéndose á J e r u s a l é n para visitar
las verdades de la Iglesia católica, que en habien- los santos l u g a r e s , se detuvo algunos días en Cons-
do vacado en aquella sazón la silla patriarcal de tantinopla, cuya ciudad edificó con el perfume de
396 LA LEYENDA DE ORO DÍA 26
s u s m u c h a s virtudes, y e m b a r c á n d o s e p a r a p r o - SAN IRENEO, Y SAN ABUNDIO, MÁRTIRES.—Durante el
seguir su camino los vientos la condujeron otra reinado del emperador Valeriano sufrieron el
vez á Ñapóles, donde la asaltó u n a enfermedad martirio estos santos por h a b e r sacado de la cloaca
grave que la llevó al sepulcro el día 25 de agosto el cuerpo de s a n t a Concordia, siendo s u m e r g i d o s
del año 365. Antes de morir oyóse en su aposento en ella h a s t a que sofocados m u r i e r o n . El presbíte-
y por todos los c i r c u n s t a n t e s la voz del celestial ro san Justino sacó los cuerpos de aquel i n m u n d o
Esposo que llamaba á la santa á ir gozosa á la mo- lugar, y los enterró en u n a g r u t a j u n t o á san L o -
r a d a de los bienaventurados. renzo. Florecieron en R o m a en el siglo III.

SANTA EBBA, VIRGEN Y ABADESA—Murió en 683. SAN SEGUNDO, MÁRTIR,—Nació de nobilísima y anti-
g u a prosapia, y recibió u n a educación la más bri-
llante que en su tiempo podía d a r s e . Según c o s -
Dia 3 6 t u m b r e de aquella época, dedicáronle s u s p a d r e s
al servicio de las a r m a s , y como era de h e r m o s a
SAN CEFERINO, PAPA Y MÁRTIR—San Ceferino, papa presencia, de amabilísimo trato, bellas i n c l i n a -
y m á r t i r , fué n a t u r a l de R o m a , hijo de Abundio, ciones, m u y buen talento y g r a n prudencia, g r a n -
y sucedió en la silla de san Pedro á san Víctor, jeóse, no sólo el aprecio, sino el cariño de s u p e -
asimismo papa y m á r t i r . F u é varón santo y de riores y subditos. Destinado á la legión tebana,
loables costumbres, y muy digno de aquella s a n t a tan m e m o r a b l e en los fastos de la Iglesia, corrió
sede, y m u y atento á todas las cosas de su oficio Segundo con todos s u s c o m p a ñ e r o s los peligros
pontifical, así en convencer á los herejes y a r r a n - de la persecución, y fué uno de los que m á s c o n -
c a r de la Iglesia la m a l a zizaña que el enemigo tribuyeron á que aquel terrible cuerpo de ejército
había sembrado, como en el culto y reverencia se mantuviese fiel y constante al Dios que a d o r a -
que se debe al Señor y á s u s santos templos, y es- ba. San Segundo m u r i ó en agosto del año 286, y
tablecer todo lo que p a r a el a u m e n t o y ornato de la Iglesia h o n r a hoy especialmente su m e m o r i a
la Iglesia podía a p r o v e c h a r . Por donde, como en como si quisiese dar un testimonio s i n g u l a r de
aquellos dichosos tiempos, por la pobreza que veneración y aplauso al esforzado y esclarecido
tenían las iglesias, usasen cálices y patenas de capitán que tan g r a n d e é importante conquista
m a d e r a en el sacrosanto sacrificio de la misa, hizo p a r a el cielo.
n u e s t r o pontífice Ceferino m a n d ó que nadie consa-
g r a s e en cálices de m a d e r a , sino de vidrio; a u n - SAN ALEJANDRO, MÁRTIR—El Martirologio romano
que después, andando el tiempo, se determinó en dice que fué también este santo de la legión t e b a -
diversos concilios que no se pudiese celebrar en na, y U s u a r d o a s e g u r a que murió con san Segundo
cáliz de vidrio, por el peligro de q u e b r a r s e , sino antes que el ejército r o m a n o , que se dirigía á las
de oro ó plata, ó á lo menos de estaño. Ordenó Galias, a t r a v e s a s e los Alpes. La iglesia de Bórga-
también que todos los fieles cristianos comulgasen mo le v e n e r a en el n ú m e r o de los que i l u s t r a r o n
el día de P a s c u a , y que ningún obispo pudiese ser su territorio con la predicación del Evangelio y la
condenado sino por el r o m a n o pontífice, ó con su efusión de su s a n g r e , y p a r a apoyarlo dicen que
autoridad; y que celebrando el obispo, se hallasen el santo h u y ó de s u s perseguidores y se refugió
p r e s e n t e s siete sacerdotes, como san Evaristo, en Milán, desde donde se dirigió, después á B é r -
papa, lo había m a n d a d o ; y que los sacerdotes y g a m o . Lo cierto es que Alejandro fué de la sobre-
diáconos se ordenasen públicamente en presencia dicha legión, y se cree con m u c h o fundamento que
de m u c h o s clérigos y legos p a r a que fuese m a n i - fué el primero de ella que d e r r a m ó su s a n g r e por
fiesta su inocencia; y q u e sean elegidos p a r a estos Jesucristo.
oficios p e r s o n a s doctas y de vida i r r e p r e h e n s i b l e ,
y otras cosas m u y s a n t a s y provechosas instituyó LOS SANTOS SIMPLICIO, CONSTANCIO Y VICTORIANO, MÁRTI-
san Ceferino. Y habiendo hecho cuatro veces RES.—Los dos últimos eran hijos del p r i m e r o , y
órdenes por el m e s de diciembre, y creado trece los tres cristianos muy fervorosos, que vivían en
obispos, trece presbíteros y siete diáconos, h a - la ciudad de los m a r s o s , en Italia. Cuando el e m -
biendo tenido la silla apostólica diez y ocho años perador Marco Aureliano Antonino publicó s u s
y diez y ocho días ( a u n q u e algunos le dan menos, primeros edictos contra la Iglesia, los tres santos,
pero esto es lo m á s cierto, según Eusebio y B a - por haber confesado públicamente su fe, primero
ronio), fué martirizado á los 26 de agosto, el año fueron atormentados de diversas m a n e r a s , y por
del Señor de 221, imperando Antonino R e h o g á - último degollados alcanzaron la corona del m a r t i r i o .
balo. Su sagrado cuerpo fué sepultado en un c e -
menterio propio s u y o , que está cerca del c e m e n - SAN ADRIÁN, MÁRTIR—Nació en la ciudad de B i -
terio de Calixto. (P. Ribadeneira.) zancio, después Constantinopla, y fué hijo del
DÍA 27 AGOSTO 397
cesar P r o b o . Un h e r m a n o de éste y tío del santo, denal Baronio pone este martirio de san Víctor
llamado Domicio, que e r a obispo de Bizancio, le en el año 958; los bolandistas dicen que fué por
enseñó la doctrina de Jesucristo, la cual abrazó los de 950, y otros autores le colocaron aun m á s
con tanto fervor que, deseando d e r r a m a r por ella tarde; pero la opinión m á s probable parece ser
su s a n g r e , se fué á Nicomedia, donde se hallaba la de que fué á mediados del siglo IX, pues m á s
el e m p e r a d o r Licinio, que devastaba el imperio adelante los condes de Castilla h a b í a n y a derrota-
romano bajo pretexto de la persecución contra los do á los moros m u c h a s veces, y después del conde
cristianos. P o r orden del mismo e m p e r a d o r fué F e r n á n González y a ni rastro de los á r a b e s q u e -
preso y a t o r m e n t a d o con varios suplicios, h a s t a daba en aquellas t i e r r a s .
que al fin le cortaron la cabeza en la m i s m a c i u -
dad de Nicomedia. Sus santas reliquias fueron r e - SAN RUFINO, OBISPO Y CONFESOR.-Floreció en Capua
cogidas por el sobredicho obispo Domicio, que las en el siglo V ó VI; fué verdadero pastor de la
enterró en Argirópoli con las de otros m á r t i r e s . Iglesia y obró infinitas conversiones entre los
longobardos. Su caridad a c e n d r a d a le tenía sin
SAN VÍCTOR, MÁRTIR—Por los a ñ o s del Señor de 950 descanso: en todas partes donde podían ser útiles
A b d e r r a m ó n Halihatán, rey de Córdoba, publicó s u s servicios allí se le veía incansable y afanoso
un edicto por el cual m a n d a b a que todos los cris- siempre por el alivio de s u s h e r m a n o s y el a u -
tianos que vivían en los dominios de los moros, ó mento de la gloria de Dios. El cielo le enriqueció
abnegasen la fe de Jesucristo, ó fuesen condena- con el don de milagros, que fueron aun m á s n u -
dos á m u e r t e . En este tiempo pusieron cerco los merosos después de su vida en favor de los que
moros á Cerezo, villa del arzobispado de B u r g o s visitaron su sepulcro, el cual existe todavía en la
y patria del glorioso san Víctor, cristiano ejem- iglesia de Capua.
plar que, habiendo servido por algún tiempo en
el ministerio sacerdotal, se había retirado á la SAN FÉLIX, PRESBÍTERO Y CONFESOR—Nació en P i s -
soledad de Oñá, volviendo la espalda á los halagos toya, ciudad de Italia, y deseando desde joven
y vanidad del siglo. Aparecióse á la sazón un á n - u n i r s e estrechamente á Dios, abrazó el estado ecle-
gel á san Víctor, y le dijo que fuese á su patria siástico. Su celo y su h o r r o r al m u n d o le hicieron
á librarla del peligro en que estaba de r e n d i r s e , tomar la resolución de fijar su residencia fuera
añadiéndole que la p r e s e r v a r í a de este mal, y que de la ciudad y e n t r a r en ella todas las m a ñ a n a s
al mismo tiempo l o g r a r í a la p a l m a del m a r t i r i o . p a r a celebrar los santos misterios y distribuir al
Cumplió, pues, lo q u e se le ordenaba: salía con pueblo la p a l a b r a evangélica, en cuyo ministerio
frecuencia al campo de los enemigos, y con celo fué colmado de bendiciones, pues por su medio se
de Dios r e c o b r a b a á muchos cristianos que habían reformaron las costumbres públicas, se c o n v i r -
apostatado de la fe y convertía a l g u n o s moros. El tieron m u c h o s infieles á la religión y se a u m e n t ó
general de los moros, habiendo sabido lo que p a - el brillo de la Iglesia. El infierno, celoso de su
saba, mandó p r e n d e r á Víctor, y llamándole á su santidad y méritos, le tendió infinitos lazos; pero
presencia quedó sano de la gota que padecía. No de todos salió triunfante: los ángeles del Señor le
abrió los ojos p a r a a g r a d e c e r al cielo este b e n e - visitaron m u c h a s veces; el Señor le enriqueció
ficio, antes bien persuadía al siervo de Dios que con el don de milagros, y por fin, coronado de
abrazase la secta de Mahoma, y como viese que virtudes, m u r i ó s a n t a m e n t e el año 954, poco más
eran estériles s u s esfuerzos lo hizo e n c a r c e l a r . En ó menos.
la m i s m a cárcel atrajo Víctor con su predicación
m u c h a s gentes á Jesucristo; pero el general i n - SAN GELASINO, MÁRTIR—Comediante; al salir del
dignado m a n d ó que lo degollasen. El santo pidió teatro pidió el bautismo, y el vulgo le mató.
ser antes crucificado, y lo hicieron así: t r e s días
vivió clavado en la cruz, d u r a n t e los cuales se Día 3*?
convirtió g r a n n ú m e r o de infieles con su p r e d i -
cación y con los milagros que obraba, y al cabo SAN CESARIO, OBISPO Y CONFESOR.-Nació san Cesario
lo quitaron de allí p a r a degollarlo. Dicen que al de padres generosos é ilustres, en el territorio de
momento de h a b e r s e ejecutado la última sentencia Cabillón, que hoy se llama Chalons, en los confi-
cogió Víctor su cabeza en las m a n o s , y e n c a m i n á n - nes de F r a n c i a y Borgoña. Siendo niño de siete
dose así á Cerezo persuadió á sus habitantes que años daba s u s vestidos á los pobres que topaba en
hartasen á una vaca con el poco trigo que había la calle desnudos, y cuando volvía á su casa s u s
quedado, y que la echasen en el campo de los padres le e x a m i n a b a n y apretaban p a r a que les
enemigos, los cuales la a l a n c e a r o n , y viendo que dijese qué había hecho de s u s vestidos. Respondía
estaba llena de trigo desesperaron de rendir aquel que los que pasaban por la calle le habían d e s p o -
pueblo por h a m b r e , y levantaron el cerco. El car- jado y se los habían quitado. Tocóle en aquella
398 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
tierna edad n u e s t r o Señor el corazón é inflamóle aquel demasiado fervor que t e n í a c o n t r a sí m i s m o .
de tal m a n e r a que deseó ofrecérsele, y sin decir Envióle á la ciudad de Arles para que allí se c u -
nada á s u s p a d r e s se fué á un santo obispo de rase m á s cómodamente. Allí fué curado y regala-
Cabillón, llamado Silvestre, y se echó á s u s pies, do de a l g u n o s siervos de Dios, y tuvo por maestro
suplicándole con g r a n d e instancia que le cortase á Julián P r o m e r i o , africano de nación ó insigne
el cabello y le dedicase al servicio de la Iglesia, maestro de retórica; y E n i o , obispo de Arles, h a -
p o r q u e él quería h a c e r divorcio con el m u n d o . biendo sabido quién e r a le acogió con m u c h a ca-
El obispo lo hizo con g r a n voluntad por entender ridad y rogó al abad Porcario que se le dejase, y
que aquél e r a negocio de Dios, que quería servir- le ordenó de diácono p r i m e r o , y después de pres-
se del niño p a r a cosas g r a n d e s . Estuvo Cesario bítero; y Cesario obedeció, p r o c u r a n d o de j u n -
como dos a ñ o s en servicio de la Iglesia, y p a r e - tar con el oficio y orden de clérigo la humildad,
ciéndole que aquel estado no era tan perfecto obediencia y ejercicios de monjes. P a r a todas las
como él deseaba, y que era bien dejar, no sola- cosas del oficio y culto divino él era el primero
mente á s u s padres, sino también á su patria y que e n t r a b a en la iglesia y el postrero que de ella
parientes por a m o r de Jesucristo, tomando con- salía.
sigo un solo criado se partió p a r a el monasterio Murió el abad de un monasterio que estaba en
lerienense, el cual en aquella sazón estaba en u n a u n a isla, y como en el a r r a b a l de la ciudad de
isla llamada Lirina, y la isla de san Honorato, y Arles. Mandóle el obispo Enio que tomase el c a r -
florecía con g r a n fama de santidad, cuyo abad go de abad, y él lo aceptó por obediencia, y lo fué
e r a san P a r c a r u n i , de quien como santo h a c e tres a ñ o s con admirable p r u d e n c i a y religión; m a s
mención el Martirologio romano á los 12 de el obispo, descubriendo cada día m á s los dones de
agosto. Yendo á este monasterio san Cesario, el Dios que Cesario tenía e n c e r r a d o s en su alma, y
demonio, p a r a estorbarle aquella j o r n a d a , entró viendo que por su poca salud él no podía vivir
en un h o m b r e , el cual por instinto suyo iba tras mucho, trató con el clero y personas principales
el santo mancebo, dándole voces y clamando: de su ciudad que después de él m u e r t o tomasen á
«Cesario, no vayas; no v a y a s , Cesario;» y el Cesario por sucesor suyo; y habiéndolo así c o n -
santo mozo, volviéndose al h o m b r e e n d e m o n i a - certado el santo obispo acabó su peregrinación.
do y haciendo primero la cruz sobre el vaso, le Supo Cesario lo que se había tratado, y conocien-
d i o de beber, y en bebiendo luego quedó sano. do su flaqueza para tan g r a n peso se escondió en
En aquel monasterio fué recibido del abad y las sepulturas de los m u e r t o s , de donde, buscán-
de los otros monjes con g r a n contento y alegría, dole con g r a n cuidado, le sacaron m á s m u e r t o que
porque en su aspecto y en s u s razones c o n o - vivo, y le c o n s a g r a r o n obispo, llorando él solo y los
cieron que Dios estaba con él, y no se e n g a ñ a - demás dando saltos de placer. Dejó el cuidado de
ron; porque luego comenzó á resplandecer entre las cosas temporales á los diáconos y ministros de
todos con e x t r a o r d i n a r i a religión y modestia, la Iglesia, y él se entrego del todo á la oración y á
siendo el primero al trabajo, á la obediencia y á la palabra de Dios; predicaba m u c h a s veces con
la g u a r d a de s u s reglas, y en la oración, vigilias, maravilloso y divino espíritu, y t r a t a b a en s u s
humildad y m a n s e d u m b r e un retrato del cielo; s e r m o n e s de la fealdad de los vicios y de la h e r -
de s u e r t e que con ser mozo y novicio parecía m o s u r a de las virtudes, de la vanidad de las cosas
viejo en el seso y a n c i a n o en la religión. De allí presentes de esta miserable vida, y de la excelen-
á poco tiempo le hicieron celerario ó p r o c u r a d o r cia y grandeza de la b i e n a v e n t u r a n z a que espera-
del convento, y él tenía g r a n cuidado de proveer mos; y como médico sapientísimo sabía aplicar á
los frailes de todo lo necesario, a u n q u e no se lo cada dolencia su medicina, y no tenía t a n t a c u e n t a
pidiesen, y dábales de mala g a n a lo que le pedían con lo que daba gusto al enfermo, cuanto con lo
si entendía no lo habían menester. Y como esta que le era saludable y provechoso; y cuando t r a -
rectitud no a g r a d a s e á a l g u n o s délos monjes, pro- taba con alguno del bien de su alma, hacíalo con
c u r a r o n que el abad le quitase aquel oficio, y él se admirable suavidad y destreza y de u n a m a n e r a
holgó m u c h o de ello por estar m á s desembarazado que parecía que leía su corazón y penetraba todo
de las cosas temporales y poderse dar más libre- lo que había en él. Tenía particular cuidado de
mente á la lección de los santos libros, oración y los enfermos, y p a r a que se c u r a s e n mejor les
penitencia, en la cual fué tan r i g u r o s o , que no c o - d i o u n a s casas muy g r a n d e s y capaces, y les p r o -
mía sino u n a s y e r b a s ó u n a s puches que apareja- veyó de todo lo necesario a b u n d a n t e m e n t e . P a r a
ba de un domingo p a r a o t r o . Y p o r d o m a r s u c a r n e todos e r a padre, maestro, pastor y digno ministro
se afligió de m a n e r a que vino á tener m u c h a fla- de Jesucristo; pero el Señor le quiso probar como
queza de estómago y unas c u a r t a n a s que le a p r e - lo suele h a c e r con s u s siervos regalados, porque
taron m u c h o . Juzgó el abad que Cesario no se estando el santo obispo con m u c h a paz ocupado
podía c u r a r bien en el monasterio ni m o d e r a r s e en su c u r a pastoral, un notario suyo le acusó al
DÍA. 2 7 AGOSTO 399
rey Alarico, que e r a rey godo y a r r i a n o , dándole q u e la ciudad había de ser tomada, se descolgó
falsamente á e n t e n d e r que san Cesario, como u n a noche por los m u r o s y se pasó al campo
francés, pretendía e n t r e g a r la ciudad de Arles á los del enemigo, y los godos que estaban dentro
borgoñones, que le hacían g u e r r a . No se averiguó creyeron que era ardid do san Cesario, que por
la verdad, sino con enojo y s a ñ a (como se suele aquel clérigo quería avisar á los enemigos y e n -
h a c e r en estas materias de estado) mandó el rey tregarles la ciudad; y así echaron mano del santo
salir luego de Arles á Cesario y le desterró á B u r - obispo y le prendieron con intento de echarle aque-
deos. Estando allí se encendió fuego u n a noche en lla noch9 en el río Ródano que pasa por allí, ó
la ciudad, y tomando fuerza la llama con el viento darle otro g r a v e castigo. E n t r a r o n en la casa del
los ciudadanos de Burdeos, viendo su peligro, santo pontífice de tropel los godos, y uno de ellos
acudieron a s a n Cesario, suplicándole con m u c h a s con poco respeto se pchó á dnrmir en la c a m a del
lágrimas que apagase el fuego con s u s o r a c i o - santo; y luego el Señor le castigó de m a n e r a que
nes porque no tenían otro remedio. Hizo el santo al día siguiente pagó su atrevimiento con la vida,
oración, movido de las l á g r i m a s de aquella gente, y el Señor declaró la inocencia de san Cesario
y opúsose al incendio y luego cesó; y todos cono- evidentemente con descubrir u n a traición que ar-
cieron la inocencia y santidad de Cesario, y c o - maban los judíos para e n t r e g a r aquella ciudad á
m e n z a r o n á estimar y r e v e r e n c i a r más al santo los francos y á los borgoñones, con condición que
obispo, y publicar las maravillas que Dios había dejasen salvos á los de su nación y no tocasen á
obrado por él; y el rey Alarico le m a n d ó volver á s u s haciendas; y con esto dejaron libre á Cesario,
Arles y á su iglesia, y a p e d r e a r al notario que fal- conociendo que era varón de Dios.
s a m e n t e le había a c u s a d o , el cual estaba por u n a Sosegada esta borrasca, atendió san Cesario á
parte corrido y confuso, viendo que Dios ilustraba componer las cosas de su iglesia y á reformar las
con milagros al que él había infamado, y por otra costumbres de s u s subditos, y particularmente u n a
m u y temeroso de que se ejecutase en él la s e n - que le pareció m u y mala, y era que m u c h o s que
tencia de m u e r t e que el rey había dado. M a s san venían los días de fiesta á la iglesia p a r a oir misa,
Cesario, viendo que el pueblo ya se a r m a b a de en acabando de leerse el Evangelio se salían luego
piedras p a r a ejecutar le sentencia, corno e r a pia- la puerta afuera por no oir el sermón que el santo
doso, y á imitación de Cristo deseoso de dar bien les había de predicar. De lo cual reprehendió g r a -
por mal, salvó aquel h o m b r e miserable con su in- vemente al pueblo, y m a n d ó c e r r a r las puertas de
tercesión p a r a que hiciese penitencia de su pecado, la iglesia de allí adelante para que ninguno pudiese
y él alcanzase por este medio dos c o r o n a s del salir hasta que fuese acabado el sermón; y a u n q u e
Señor, la u n a por h a b e r padecido sin culpa y la pareció cosa d u r a ésta al principio y la gente la
otra por haberle perdonado y reducido. Volvió á llevaba m a l , después, como iban gustando de la
A r l e s de su destierro y salió toda la ciudad á reci- doctrina del cielo que les e n s e ñ a b a el santo, cono-
birle con cirios encendidos en las m a n o s , y para cieron la merced que les había hecho, y le h i c i e -
manifestar m á s Dios su santidad, habiendo estado ron gracias por ello.
el cielo m u c h o s días sin llover y la tierra s e q u í - Edificó junto á la iglesia un monasterio para las
sima, envió en aquel mismo tiempo u n a copiosí- doncellas que inflamadas del a m o r de Dios d e s e a -
sima lluvia, con la cual toda aquella gente quedó ban c o n s a g r a r s e á su servicio, y mandó llamar á
consolada y r e c r e a d a . u n a h e r m a n a suya, llamada Cesárea, mujer san-
Mas no p a r a r o n aquí los trabajos del santo pre- tísima, de un convento de monjas de Marsella, á
lado, ni las c a l u m n i a s y falsos testimonios que pa- donde el santo la había enviado, para que allí
deció. Había el rey de F r a n c i a Clodoveo, que era aprendiese primero lo que después había de ense-
católico, m u e r t o en batalla á Alarico, rey de E s - ñ a r , y fuese antes discípula que maestra. A esta
paña, a r r i a n o , y señor de aquella parte de Fran- h e r m a n a suya puso por maestra y m a d r e de aquel
cia que se llamaba Galia gótica y es parte de la nuevo monasterio, con otras dos ó tres c o m p a ñ e -
Aquitania y L a n g ü e d o c . Tomó la protección de r a s , y fué tanta la fama de su samidad, que de mu-
Amalarico, hijo del rey Alarico difunto, y de c h a s partes concurrió g r a n n ú m e r o de nobilísimas
Teodorico, rey de Italia, m u y poderoso y p r u - y riquísimas doncellas para vivir debajo de a q u e -
dente principe, que e r a s u e g r o de Alarico. Con lla santa institución, y tener á Cesario por padre,
esta ocasión h u b o m u c h a s g u e r r a s en F r a n c i a , y á Cesárea, su h e r m a n a , por m a d r e y por p r e -
y entre ellas la ciudad de Arles, que estaba por lada.
los godos, fué cercada a p r e t a d a m e n t e de los fran- De esta obra tan insigne y tan g r a t a á Dios se
ceses y borgoñones, y por las oraciones de san levantó otra persecución contra Cesario tan fuerte,
Cesario (á lo que se entendió) n u n c a la pudieron que le obligó á dejar su casa é iglesia, á pasar á
t o m a r . Pero sucedió que un clérigo mozo, c i u d a - Italia y dar razón de sí al rey Teodorico, que vivía
dano de Arlos y deudo de san Cesario, temiendo en R a v e n a , y (como dijimos) tenía á su cargo la
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administración del rey Amalarico, su nieto. Llegó h e r m a n o y amigo, consejero y remedio, refugio y
el santo á R a v e n a con las g u a r d a s que llevaba, puerto seguro en todas s u s tribulaciones y m i s e -
entró en el palacio del rey, el cual en viéndole co- rias. Mirábanle como á santo, como á sabio y c o -
menzó á temblar, pareciéndole que veía un ángel mo á h o m b r e milagroso por quien Dios h a b í a obra-
en él; y así le hizo m u c h a h o n r a y reprehendió do tantas y tan g r a n d e s maravillas en diversas par-
después á los que le habían puesto mal con él; y tes; porque en R a v e n a resucitó á un hijo de u n a
estando ya Cesario en su posada le envió el rey viuda, y libró á un h o m b r e llamado Elpidio de las
u n a fuente de plata que pesaba sesenta libras, r o - molestias que el demonio c o n t i n u a m e n t e le daba,
gándole m u c h o que se sirviese de aquel pequeño apedreando la casa donde moraba; y con rociarla
don y le tuviese por p r e n d a s de su a m o r . Recibió con un poco de a g u a bendita la libró á ella y al
la fuente san Cesario y mandóla vender para res- dueño de aquel tormento. A otra mujer, que e s t a -
catar m u c h o s cautivos que acudían á él. Y cuando ba m u y afligida de u n a terrible enfermedad, con
el rey Teodorico (con ser hereje a r r i a n o ) lo supo, poner la mano sobre su cabeza y u n t a r l a con un
quedó tan pagado y admirado de lo que había he- poco de aceite bendito luego le restituyó la salud
cho el santo, que de allí adelante le comenzó á es- m u y e n t e r a . Pasando u n a vez por los Alpes en
t i m a r m á s , y m u c h o s de los caballeros y señores compañía de san E u q u e r i o , obispo de León, halla-
de su corte enviaban al santo g r a n d e s s u m a s de ron en medio del camino á u n a pobre mujer que
limosnas p a r a que por su m a n o las repartiese á no podía a n d a r sino a r r a s t r á n d o s e como culebra
los pobres y remediase á los cautivos; y el santo con pies y m a n o s . Mandó san Cesario á san E u -
lo hizo con tanta diligencia y cuidado, que no so- querio que tomase por la m a n o á la mujer y la le-
lamente rescataba los que tenía presentes, sino vantase, y san Euquerio lo hizo por obedecerle,
que enviaba á buscarlos á lejas tierras, y él mis- a u n q u e con m u c h a r e p u g n a n c i a (porque decía
mo iba á h a c e r por sí mismo este oficio piadoso; y aquel milagro no tocaba á él, que era pecador,
no solamente gastaba en esto las limosnas que le sino á Cesario, que era amigo de Dios), y luego la
daban ó él podía allegar de los seglares, sino tam- mujer quedó s a n a .
bién los tesoros de la Iglesia, y h a s t a los cálices, En u n bosque del monasterio de San Cesario
c r u c e s y p a t e n a s de oro y plata, y los o r n a m e n t o s había muchos jabalíes; venían á cazar los caballe-
de brocado y seda los vendía p a r a socorro de los ros y s e ñ o r e s y maltrataban á los criados del con-
pobres cuando no tenía otra cosa que d a r l e s . Y vento, p o r q u e , ó les iban á la m a n o , ó no les daban
p o r q u e algunos clérigos m u r m u r a b a n de esta l i - tanto gusto en la caza como q u e r í a n . Acudieron
beralidad, alegando que no se había de t o c a r á los á san Cesario y dióronle s u s quejas; y el santo,
bienes de la Iglesia, que eran sacrosantos é invio- levantados los ojos y las m a n o s al cielo, suplicó á
lables, decía el santo que considerase cada uno lo n u e s t r o Señor que de allí adelante no hubiese en
que q u e r r í a que se hiciese con él si se hallase en aquel bosque m á s jabalíes, y Dios le oyó, de m a -
otra semejante miseria y calamidad, en que aque- n e r a que no se v i o m á s en él ni jabalíes ni otra
llos pobres h o m b r e s se hallaban, y si le parecería fiera que se pudiese cazar. A otro endemoniado,
bien que los tesoros de la Iglesia se gastasen en que se llamaba Paterio, sanó untándole con un
librarle de ella no habiendo otro remedio p a r a po- poco de aceite bendito. Visitando u n a vez su obis-
derlo hacer. pado, fué acogido en u n a aldea de los s e ñ o r e s de
Habiendo, pues, despachado felizmente s u s ne- ella con g r a n revere'ncia y a m o r . Después de par-
gocios con el rey Teodorico, y edificado toda aque- tido, un médico, que se llamaba Anatolio, hom-
lla corte con la excelencia de s u s virtudes, partió bre deshonesto y malo, quiso dormir en la m i s m a
de R a v e n a á R o m a , donde fué recibido del santo cama en que había dormido el santo prelado, y
pontífice Símaco, que en aquella sazón presidía en t r a e r á ella u n a mala mujer; a p e n a s se había acos-
la silla apostólica, y de todos los prelados y s e ñ o - tado en la cama cuando el demonio se apoderó
r e s de aquella s a n t a ciudad, con m u c h a h o n r a y de él y le derribó en tierra, haciéndole confesar
m u e s t r a s de alegría, porque deseaban conocer por públicamente su maldad y la virtud del s a n i o .
trato familiar al que ya conocían por la fama de Pidió uno de s u s discípulos un poco de aceite ben-
su santidad y milagros. Favorecióle m u c h o el dito, y el santo le d i o u n a r e d o m a llena, la cual por
papa, concedióle a l g u n o s privilegios p a r a su p e r - descuido de los criados se q u e b r ó , m a s el aceite no
sona é Iglesia, y después de h a b e r cumplido en se d e r r a m ó ni u n a gota; y estando aquel discípulo
R o m a con su devoción y visitado aquellos s a n t u a - m u y angustiado de u n a s tercianas, por virtud del
rios, y cumplido con la obediencia del vicario de aceite bendito sanó de ellas.
Cristo, tornó Cesario á Arles. P e r o ¿quién podrá Otros m u c h o s milagros hizo el Señor por los
explicar el triunfo y regocijo con que fué recibido merecimientos é intercesión de san Cesario; pero
de toda la ciudad el santo pastor? Y no es m a r a v i - el m a y o r milagro fué el mismo santo, y su a d m i -
lla, porque cada uno tenía en él padre y m a d r e , rable y celestial vida, porque había abrazado todas
DÍA 2 7 AGOSTO 401
las virtudes tan perfectamente, y e s m e r á b a s e tanto padre José Calasanz de la Madre de Dios en la vi-
en cada u n a de ellas, que con tenerlas todas no lla de P e r a l t a de la Sal, cabeza de la baronía de
parecía que tenía sino u n a . H a b í a j u n t a d o la v i r - h o n o r de la diócesis de Urgel, en el reino de Ara-
ginidad con la sinceridad, y la modestia con la gón, en el día 11 de septiembre de 1556, y fueron
gravedad, la p r u d e n c i a con la simplicidad, la se- s u s p a d r e s D. Pedro Calasanz, de la nobilísima
veridad con la m a n s e d u m b r e , y con la doctrina la familia de este apellido (cuyos ascendientes eran
h u m i l d a d . Y así los doctores antiguos alaban contados e n t r e los ricos h o m b r e s de Aragón, por
s o b r e m a n e r a á san Cesario, e n t r e los cuales E n o - los años de 1114), y su m a d r e D. María Gastón.
a

dio, diácono de Pavía, en u n a epístola que escribe Desde muy pequeño empezó á observarse que lo
al mismo san Cesario le dice estas p a l a b r a s : «Tanta había elegido el cielo p a r a g r a n d e s e m p r e s a s : él
ventaja h a c e s tú á los d e m á s c u a n t a h a c e el sol á era (depuso un caballero, su contemporáneo) aun-
las estrellas. El que te m i r a r e con los ojos del hom- que niño, niño lleno de Dios, y daba ya indicios de
bre interior q u e d a r á e n s e ñ a d o , porque con sola tu santidad e x t r a o r d i n a r i a . No bien r a y a b a en él á
vista enciendes á los buenos en el a m o r de la pure- los cinco años el uso de la razón, cuando noticio-'?"
za y compones á los deshonestos, y con tu conver- so de que el demonio era enemigo de los h o m b r e s
sación e n s e ñ a s á los unos lo que deben imitar y á y les p r o c u r a b a su eterna condenación por todos
los otros de lo q u e deben h u i r . En ti se h a j u n t a d o los medios posibles, le concibió tan g r a n d e odio
la luz del h a c e r y del decir bien.» Esto es de Enodio. que le declaró la g u e r r a , y con un cuchillo que
La vida de san Cesario escribió Cipriano, su tomó de su casa, capitaneando otros niños de su
discípulo, y la dedicó á su h e r m a n a Cesárea, y edad, salió fuera de la villa á desafiarlo, con ánimo
la trae el P . F r . Lorenzo Surio en su cuarto (según él decía y le dictaba su inocencia) de q u i -
tomo; m a s p o r q u e no se halla e n t e r a en ella, tarle la vida. Aplicáronle s u s padres al estudio de
no se dice el día ni el año en que m u r i ó . El Mar- las p r i m e r a s letras, y tanto en éstas como en la
tirologio romano y los d e m á s de Beda, U s u a r d o gramática, que aprendió en la villa de Estadilla,
y Adón hacen mención de san Cesario á los 27 no lejos de su patria, hizo en breve tiempo p r o -
de agosto. Cuanto al tiempo en que vivió, a l g u n o s gresos admirables. No es m u c h o , porque siempre
se h a n e n g a ñ a d o , porque Vincencio Belovacense j u n t ó con la aplicación al estudio el temor de Dios,
dice que floreció por los años del Señor de 700, que es principio de la sabiduría, y la devoción de
y Tritemio el de 600; pero esto no puede ser, n u e s t r a S e ñ o r a en tanto g r a d o , que sus condiscí-
como lo notó el cardenal Baronio en las Anota- pulos le llamaban el santico. Instruido perfecta-
ciones del Martirologio, y en el sexto tomo de mente en la lengua latina, pasó á la universidad
s u s Anales, porque san Cesario vino á R o m a de Lérida, célebre en aquel tiempo, en donde es-
siendo san Símaco papa, el cual lo comenzó á ser el tudió la filosofía y el derecho civil y canónico, en
año del Señor de 498, y así fué m u c h o m á s antiguo que recibió el grado de doctor. Constante en el
san Cesario de lo que estos a u t o r e s dicen. Y hay propósito de a b r a z a r y seguir el estado eclesiásti-
otros m u c h o s a r g u m e n t o s con que se puede c o m - co, sin e m b a r g o de la r e p u g n a n c i a que m o s t r a b a
p r o b a r esta verdad: los m u c h o s concilios en que su p a d r e , siendo de veinte años obtuvo un b e n e -
se halló san Cesario y los firmó como arzobispo ficio eclesiástico en la iglesia de San Esteban de
de Arles y metropolitano lo testifican. Escribió Monzón, y se trasladó á la ciudad de Valencia pa-
san Cesario algunos libros provechosos que refiere ra estudiar en su universidad la s a g r a d a teología.
Tritemio, de los cuales no se hallan sino a l g u n a s Poco tiempo se mantuvo aquí, porque instigada
homilías que predicó en diversos tiempos. Hacen del demonio una s e ñ o r a principal con quien tenía
de él mención, demás de los martirologios, san política comunicación le a r m ó un peligroso lazo.
Gregorio T u r o n e n s e e n la Historia de Francia, li- El riesgo fué del todo semejante al que refiere la
bro vi, cap. 40 y 42; y Venancio F o r t u n a t o en mu- s a g r a d a E s c r i t u r a del antiguo patriarca José, soli-
c h a s partes, y Genadio De viris illust., cap. 86, y citado de la mujer de Putifar: también fué el triun-
el cardenal Baronio en s u s Anotaciones, y m á s fo semejante; y librando su seguridad en la fuga
copiosamente en el sexto tomo de s u s Anales. volvió las espaldas, no sólo á la apasionada s e ñ o -
Adviértase que h a habido otro Cesario que escri- ra, sino también á la ciudad de Valencia, y se
bió la vida de san Engelberto, referida por Surio trasladó á Alcalá de H e n a r e s , en cuya universidad
en su sexto tomo á los 7 de noviembre, y fué a l e - prosiguió el estudio de teología y recibió el g r a d o
mán y monje del Císter, en el valle de San P e d r o de doctor.
ó Heisterbacense, y se cree que es el a u t o r del Murió en este tiempo su h e r m a n o m a y o r , que
libro llamado Espejo de los ejemplos, y floreció por como su padre se llamaba D. Pedro de Calasanz;
los a ñ o s del S e ñ o r de 1250. y siendo san José el único hijo varón que le había
quedado, no pudiendo resistir á las repetidas i n s -
SAN JOSÉ D E GALASANZ, F U N D A D O R — N a c i ó el santo tancias de su padre, que en edad a v a n z a d a lo
TOMO III 51
402 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
llamaba sin admitirle e x c u s a 7 l e fué preciso vol- s u m í a en su sustento decente, pero moderado
ver á su patria desde Jaca, en donde se hallaba trato; no cesaba de percibir u n a inspiración y
maestro de pajes del obispo de esta ciudad don llamamiento que con suave violencia le movía á
J u a n de la F i g u e r a . M i e n t r a s e x p e r i m e n t a b a las que, dejando su patria, p a r t i e r a á R o m a . No s a -
continuas baterías de su padre, que por todos los bía lo que el Señor le tenía prevenido en esta
medios posibles p r o c u r a b a inducirlo á que, t o - ciudad; sin e m b a r g o , siguiendo la estrella de la
mando estado de matrimonio, le a s e g u r a r a la ilustración divina, con licencia de su obispo, que
descendencia varonil de su casa; no hallando y a aprobó su resolución, tomó el camino de R o m a ,
medio para resistirle, y siéndole al mismo tiempo á donde llegó á principios de 1592. Aquí sólo
imposible obedecerle, por tener ya hecho voto de cuidó de satisfacer su devoción, visitando los
castidad, le envió el Señor u n a grave enfermedad templos y s a n t u a r i o s m á s célebres, y tratando
que puso en manifiesto peligro su vida. Ya había con personas espirituales. P e r o en lo q u e recibió
recibido los santos s a c r a m e n t o s , ya se le habían su espíritu m á s a b u n d a n c i a de consolación fué en
agotado los remedios á la medicina, ya no q u e d a - la visita de las siete iglesias; de s u e r t e que se
ba resquicio á la esperanza, cuando por especial sintió movido á c o n t i n u a r este devoto viaje todos
inspiración del Señor pidió licencia á su padre los días, emprendiéndolo a l g u n a s h o r a s a n t e s de
p a r a dedicarse á Dios en el estado de sacerdote si a m a n e c e r p a r a que le q u e d a r a libre el resto del
le concedía la vida. Condescendió su padre sin día p a r a s u s precisas ocupaciones. Esta costum-
dificultad, porque lo lloraba difunto. No necesitó bre (dice el P . Alejo de la Concepción) la c o n -
de m á s remedio para que h u y e r a la enfermedad, tinuó por m u c h o s a ñ o s , imitando en esto á san
y asi en breve tiempo recobró la salud. En c u m - Felipe Neri, que a u n vivía con g r a n d e fama de
plimiento de lo que había ofrecido se ordenó de santidad.
sacerdote, siendo de veintisiete años de edad, y Estaba al principio de posada en compañía de
después pasó con el mismo D. J u a n de la Figue- un canónigo español de c o s t u m b r e s poco p a r e -
ra, entonces obispo electo de Lérida, á las cortes cidas á las de san José. Volviendo un día á su
que Felipe II tuvo á los reinos de la corona de cuarto oyó que u n a mujer que hablaba con su
Aragón en Monzón, en las cuales asistió á d i v e r - c o m p a ñ e r o le decía: «Quedo, señor canónigo,
sas j u n t a s que se tuvieron sobre gravísimos n e - p o r q u e viene el que no puede ver á las mujeres;»
gocios en calidad de secretario, y especialmente á lo cual, dándose por entendido, respondió el
á u n a que de orden del rey se formó p a r a t r a t a r siervo de Dios: «No decís bien; m á s os quiero yo
de la reforma de la orden de san Agustín; y que otro a l g u n o : yo amo á vuestra alma, y quisie-
según lo que se acordó en ella formó el mismo r a que fuerais u n a santa: mirad si los d e m á s os
san José los despachos que se enviaron á R o m a . a m a n del mismo modo.» Retiróse c o r r i d a la m u -
A c a b a d a s las cortes fué también n o m b r a d o secre- jer; hizo á su c o m p a ñ e r o u n a fraterna corrección,
tario de la visita del monasterio de Nuestra S e ñ o - y advirtiendo después que no producía fruto dejó
r a de M o n s e r r a t e , en cuyo difícil empleo p e r s e - aquella posada y se mudó á otra, en la cual p e r -
veró cuatro meses, h a s t a que sucedió la m u e r t e severó h a s t a que tuvo cuarto en el palacio del
del obispo de Lérida, que e r a el visitador. cardenal M a r c o Antonio Colona, que lo eligió al
Restituido á su patria pudo m a n t e n e r s e poco principio por su consultor y teólogo, y después
tiempo en la quietud de su retiro, p o r q u e el obispo por su confesor, y por ayo y m a e s t r o de D. F e -
de Urgel, su diocesano, lo llamó á sí, y lo n o m b r ó lipe Colona, su sobrino, h e r m a n o m e n o r del c o n -
g o b e r n a d o r y oficial eclesiástico de T r e m p , c a b e - destable, que después le vino á suceder en los
za de u n a rica b a r o n í a que en las p a r t e s s e p t e n - estados. T a n t a fama se concilio en el palacio del
trionales de Cataluña goza el mismo obispo con c a r d e n a l , que era llamado c o m ú n m e n t e varón de
jurisdicción espiritual y temporal de m u c h o s Dios, y v e r d a d e r a idea del h o m b r e santo en la
pueblos. Aquí residió san José, cumpliendo e x a c - corte. Tenía distribuidas todas las h o r a s del día y
tamente con las obligaciones de juez y de padre de la noche, á excepción del brevísimo descanso
en el distrito de su jurisdicción, que era m u y que daba á su cuerpo, en el cumplimiento de s u s
dilatado y se extendía á setenta y dos p a r r o q u i a s . e n c a r g o s y ejercicios de oración y piedad; y p a r a
T a m b i é n le confirió el mismo obispo el plebanato cultivar m á s todas las o b r a s de misericordia se
de las iglesias de Claverol y Ortoneda, sufragánea alistó en v a r i a s confraternidades, de las cuales
la una de la otra, y después le n o m b r ó visitador u n a s tenían por instituto el sufragio de las almas
de su dilatada diócesis, y finalmente su provisor del purgatorio, otras el consuelo de los e n c a r c e -
y vicario g e n e r a l . A u n q u e vivía m u y lejos de lados, o t r a s el alivio de los enfermos, y a en s u s
toda ambición y g a n a b a en este tiempo m á s de casas, y a en los hospitales, y finalmente otras la
dos mil escudos de r e n t a , q u e repartía á los p o - e n s e ñ a n z a de la doctrina cristiana á la gente r ú s -
b r e s , á excepción de u n a p e q u e ñ a parte que con- tica ó i g n o r a n t e , en cuyo ejercicio tenía s u s m a -
DÍA 2 7 AGOSTO 403
y o r e s delicias con los niños pobres. En c u y a s cia de tan horrible espectáculo, y recogido todo
ocupaciones empezó el Señor a u n q u e en e n i g m a en el fondo de su corazón percibió que r e s o n a b a n
á mostrarle el fin p a r a que lo había traído á en su alma aquellas palabras del profeta David:
R o m a . Hallándose la víspera de las Llagas del « P a r a ti h a sido dejado el pobre; tú a y u d a r á s al
seráfico san F r a n c i s c o , de quien e r a m u y devoto, huérfano y desamparado.» A s e g u r a d o , pues, de
en profunda meditación, se le r e p r e s e n t a r o n en vi- que Dios lo había destinado á aquella obra, de
sión i m a g i n a r i a t r e s h e r m o s í s i m a s doncellas, de a c u e r d o con el c u r a de la p a r r o q u i a de Santa Do-
las cuales l a u n a , que traía un vestido m u y a n d r a - rotea, en T r a n s t i b e r i m , que ofreció su pequeña
joso, lloraba sin consuelo; y p r e g u n t á n d o l e José casa p a r a escuela, y la iglesia para las funciones
por la causa de su llanto, le respondió: «¡Ay de mí, espirituales, con otros dos sacerdotes que se d e -
que todos me desprecian; n i n g u n o me quiere; t o - j a r o n v e n c e r de s u s persuasiones fervorosas, dio
dos me a b a n d o n a n y aborrecen!» Movido á com- principio á las Escuelas pías (que llamó así para
pasión se ofreció á a y u d a r l a y no dejarla j a m á s ; y dar á entender que en ellas se enseñaban letras y
diciendo y haciendo le pareció que le e s t r e c h a b a piedad sin estipendio, galardón ni salario) en el
entre s u s brazos y levantaba del suelo, d é l o cual, año 1597, siendo de c u a r e n t a y un años de edad;
luego que volvió en sí, quedó m u y avergonzado. y en este laborioso ejercicio perseveró por espacio
Al día siguiente, hallándose en la iglesia de de cincuenta y un años, con tanto tesón que r e -
las L l a g a s haciendo oración, le pareció que nunció repetidas veces la mitra y el capelo por
veía delante de si á la m i s m a doncella que, p r e - no dejarlo.
g u n t a d a quién era, le respondió llorando: «Soy la No es fácil explicar lo que padeció en el e s t a -
pobreza, de quien todos h u y e n . » P e r o con m á s blecimiento de esta obra. Los dos sacerdotes
claridad se le mostró el misterio de su vocación se c a n s a r o n pasado poco tiempo. El c u r a , sobre
en el año 1597, cuando pasó s e g u n d a vez á Asís ser viejo y e m b a r a z a r l e las obligaciones de su
en r o m e r í a p a r a g a n a r el jubileo ó indulgencia de cargo la asistencia á los ejercicios, no vivió dos
P o r c i ú n c u l a , porque habiéndosele aparecido san años, por cuya razón le fué preciso al siervo de
F r a n c i s c o con las m i s m a s tres doncellas, h a c i e n - Dios b u s c a r maestros asalariados y casa d e n -
do oficio de párroco, lo desposó con ellas, d e c l a - tro de Roma. Los maestros de la ciudad que lo
r á n d o l e que r e p r e s e n t a b a n los votos que constitu- tenían por perjudicial á s u s intereses se o p o -
yen la religión: pobreza, obediencia y castidad. nían con todo esfuerzo, ni faltaban otros émulos
En la práctica de los ejercicios de las congre- que p a r a sofocarla en la cuna, no sólo a y u d a b a n
gaciones en que estaba alistado, y en especial de á los maestros de niños, sino que en repetidas
la doctrina cristiana, observó la peligrosa i g n o - ocasiones dieron memoriales al sumo pontífice,
rancia en que vivían las personas adultas de los representándole que en las escuelas pías con capa
misterios de la fe; y vino á convencerse que, sien- de piedad se e n s e ñ a b a doctrina opuesta á las bue-
do efecto del descuido con que habían sido educa- n a s costumbres, y poco s e g u r a en materia de
dos de niños, en la niñez se había de p r o c u r a r el religión; a u n q u e bien informado por algunos car-
remedio que los p r e s e r v a r a . P o r otra parte le e n - denales que de su orden las visitaron las declaró
señó la experiencia que se conseguía con g r a n bajo la protección de la s a n t a sede, y m a n d ó que
dificultad que los niños pobres y criados en liber- san José, con algunos compañeros de señalada
tad tuvieran p e r s e v e r a n c i a e n a p r e n d e r l a d o c t r i n a virtud que ya se le habían agregado, formasen
cristiana, a u n q u e para ganarlos se valía de diver- u n a congregación y vida colegial. También el d e -
sos arbitrios, dándoles, no sólo medallas y estam- monio visiblemente le declaró g u e r r a ; porque h a -
pas, sino también á a l g u n o s el sustento. De estos biendo subido el siervo de Dios á u n a g r a n altura
antecedentes p r e s u p u e s t o s sacó por consecuencia para colocar u n a c a m p a n a que debía hacer la s e -
q u e m o podía lograrse el remedio á tan grave daño, ñal á las escuelas, que ya eran m u y n u m e r o s a s ,
sino juntándolos en escuelas, en donde e n s e ñ á n - lo derribó de la escalera de mano en que estaba,
doles sin paga los h a r í a n c o n c u r r i r s u s mismos de c u y a caída se le quebró u n a pierna, y se tuvo
padres, y en esta forma, con el cebo de las letras por milagro que h u b i e r a quedado vivo. P e r o á
sería fácil i n s t r u i r l o s en lo que es necesario á un pesar de todo el infierno, el pontífice Paulo V en
cristiano p a r a a s e g u r a r su salvación. Andando el año 1617 erigió las escuelas pías en c o n g r e g a -
con este pensamiento sin pensar que él fuese e s - ción, que quiso se llamara P a u l i n a , h o n r á n d o l a c o n
cogido p a r a tan g r a n d e o b r a de caridad encontró su nombre, para dar á entender que era obra su-
en uno de los a r r a b a l e s de la ciudad dos c u a d r i - ya, cuyos profesores deberían h a c e r los tres votos
llas de m u c h a c h o s , que instigados de su p e r v e r s a de pobreza, castidad y obediencia, reservados al
inclinación, aun m á s que de odio particular, se sumo pontífice, y poner toda aplicación y cuidado
a p e d r e a b a n , llenando al mismo tiempo el aire de en e n s e ñ a r á la j u v e n t u d las p r i m e r a s letras, arit-
maldiciones y blasfemias. Detúvose con la presen- mética y gramática, instruyéndolos al mismo
404 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
tiempo en los misterios de la fe y buenas c o s t u m - asistencia de un padre director, que m u c h a s veces
bres, y nombró por primer prefecto general á san era san José. En u n a de estas oraciones se a p a -
José, que con catorce compañeros, todos m u y reció la Virgen santísima, n u e s t r a Señora, con
distinguidos por s u s circunstancias, vistió el h á - su dulcísimo Hijo en los brazos sobre u n a blanca
bito humilde, que es el mismo que a h o r a usan n u b e , rodeada de u n a multitud de ángeles que es-
s u s hijos, y consiste en u n a sotana como los d e - parcían sobre los niños que estaban de rodillas un
m á s clérigos r e g l a r e s y m a n t e o corto al modo de licor á m a n e r a de rocío. A petición de su a m o r o s a
las reformas. P a r a d e s n u d a r s e de todo lo que Madre echó su precioso hijo la bendición á los que
podía a c o r d a r l e s la vanidad del siglo dejaron los allí asistían, y desapareció la visión, dejándolos
apellidos, y san José de Calasanz quiso ser l l a - anegados en un m a r de dulzura. También h o n r a b a
mado José de la Madre de Dios, ya por indicar su el Señor á su siervo haciendo por él visibles m i -
ternísima devoción á María santísima, ya p a r a lagros. Hallándose en Frascati le trajo u n a mujer
c o n s e r v a r la m e m o r i a del día en que logró esta á un hijo pequeño difunto, que, estando durmiendo
dicha, que fué el de la E n c a r n a c i ó n , cuando el en la cama, había sofocado: tomó al niño en los
Verbo divino vistió el tosco hábito de n u e s t r a brazos de su afligida m a d r e , j u n t ó los discípulos
mortalidad. Después Gregorio XV en el año de las escuelas, y puestos todos de rodillas d e -
de 1621 elevó la congregación al estado de r e l i - lante de u n a i m a g e n de n u e s t r a Señora, m i e n t r a s
gión de votos solemnes, y le concedió la c o m u n i - hacían oración, tenía el niño levantado en alto
cación de todos los privilegios concedidos y que h a c i a la i m a g e n . A poco espacio que perseveró en
se concedieren á las órdenes mendicantes. D e - la oración el niño difunto empezó á llorar p a r a
r r a m ó el Señor s u s bendiciones con mano franca testimonio de que volvía á vivir. Gritaron todos:
sobre esta nueva planta, disponiendo que vistie- «Milagro, milagro;» y el siervo de Dios les dijo:
ran la ropa de las escuelas pías v a r o n e s de m u y «Mirad, hijos, cuánto puede la M a d r e de Dios
recomendables c i r c u n s t a n c i a s . De éstos fueron el si con viva fe la invocamos en las m a y o r e s n e c e -
venerable Glicerio L a n d r i a n i , que en la religión sidades.» Hallábase moribundo un h e r m a n o o p e -
se llamó Glicerio de Cristo, noble milanés, prone- r a r i o , llamado Antonio de San José, de la noble
pote de san Carlos Borromeo y actual abad c o - familia B e r n a r d i n i de Luca: encomendó san José
mendatario de San Antonio de Plasencia; el conde á otro religioso sacerdote que le asistiese, m a n -
Otonelo Otoneli, viudo de la condesa de Montecu- dándole que cuando lo viera en el último trance le
culi, se hizo sacerdote en cumplimiento de lo que avisase. P ú s o s e á agonizar á la media noche, y
san Felipe Neri le había profetizado, y después en no pareciéndole al sacerdote p r u d e n t e l l a m a r al
la religión se llamó Pablo de la Asunción; el v e - santo padre en aquella h o r a por si d e s c a n s a b a ,
nerable P . Pedro Casani de la Natividad de n u e s - lo ayudó á bien m o r i r , y después de difunto lo
t r a Señora, de la república de Luca; el venerable acomodó sobre el féretro. Poco después llegó san
Viviano Viviani de la Asunción, decano de la Rota José, y quejándose de que no lo h u b i e r a n llamado
de Genova; el P . T o m á s de la Madre de Dios, hijo p a r a echarle la bendición como el enfermo deseaba,
del m a r q u é s Carreti de Sahona; el P . Carlos Bo- acercándose á él lo llamó en alta voz, d i c i e n -
nifacio de San F r a n c i s c o , primogénito del m a r - do: « H e r m a n o Antonio, h e r m a n o Antonio.» R e s -
qués Monsiglo, que cedió á un h e r m a n o m e n o r pondió el difunto c l a r a y distintamente: «Benedi-
s u s estados; el venerable P . Onofre del Santísimo cite,» y al mismo tiempo se sentó sobre el féretro.
Sacramento, napolitano, de los condes de A n a g n i , Dióle entonces el siervo de Dios su bendición con
sin h a c e r mención de otros m u c h o s que g a n a r o n lágrimas en los ojos de t e r n u r a , y el difunto se
g r a n d e crédito p a r a la n u e v a religión por h a b e r compuso otra vez sobre el féretro y reposó en el
esmaltado su nobleza y literatura con el ejercicio Señor. El P . Antonio de San A n d r é s se hallaba
de tanta humildad. enfermo, desahuciado y próximo á morir: en el
San José trabajaba con incansable desvelo en día 16 de diciembre de 1624 pidió le llamasen á san
promover el instituto, y se fatigaba en las e s c u e - José p a r a que le e c h a r a su bendición para morir;
las con tanto desinterés, que no sólo no admitía el cual le dijo: « P a d r e Antonio: ¿no tiene ánimo
r e m u n e r a c i ó n alguna, sino que g a s t a b a c u a n t i o - p a r a vivir ocho días, que pasados éstos e n t r a r á el
sas limosnas, que el Señor le multiplicaba m i l a - año santo y g a n a r á g r a n d e s tesoros de i n d u l -
g r o s a m e n t e , en c o m p r a r libros, papel y tinta para gencias?» Respondió el moribundo: «Si Dios me
los discípulos pobres. Así crecía la nueva congre- hiciera esta g r a c i a no me quedaba más que desear
gación y era universalmente aplaudida de todos, en esta vida.» « P u e s tenga fe (replicó el siervo de
ni le faltó visible la aprobación del cielo. Desde el Dios), que todo es fácil al que la tiene.» Desde
principio instituyó el siervo de Dios la oración, aquel instante quedó el enfermo sin padecer dolor
llamada continua, que la hacían a l t e r n a t i v a m e n t e ni molestia a l g u n a . Llegó la víspera de Natividad,
en la iglesia ú oratorio a l g u n o s discípulos con y después de h a b e r recibido la s a g r a d a Eucaristía
DÍA 2 7 AGOSTO 405
y h e c h a s las diligencias precisas p a r a g a n a r el cuando los discípulos le besaban la mano, ó r e -
santo jubileo, luego que se oyó en el castillo de prenderlos de los pecados ocultos, y e x h o r t á n d o -
San Ángel la señal que avisa al pueblo la e n t r a d a los al oído que se confesaran; ó alentarlos á la
del año santo, pidió el enfermo le l l a m a r a n á san p e r s e v e r a n c i a cuando estaban en gracia de Dios,
José, al cual luego que lo tuvo presente dijo: y á m u c h o s les decía el estado que habían de
« P a d r e general, ya h a llegado mi hora; el año tomar. Siendo ya de setenta y n u e v e años de edad,
santo h a e n t r a d o : yo, miserable pecador, h e hecho se hallaba el cardenal Domingo Ginnasi enfermo
cuanto he podido p a r a g a n a r el jubileo. Si vuestra de m u c h o peligro; mandó llamar á san José, y
paternidad me da su bendición me iré á la otra éste le dijo luego que le v i o : «Vuestra eminencia
vida.» Respondió san José: «Si Dios os llama, a u n tiene diez a ñ o s de vida.» El efecto acreditó la
andad con Dios.» Echóle la bendición, y al i n s - profecía, porque, habiendo curado de aquella e n -
tante expiró plácidamente. El P . Melchor de Todos fermedad, no murió h a s t a que pasaron diez años
los Santos se hallaba g r a v e m e n t e enfermo en después que le dijo estas palabras el siervo de
R o m a : de orden de Mons. A n d r é s Castellani, q u e Dios. Enfermó de un catarro (según el dictamen
estaba á la puerta de la casa en su coche, subió de todos) i n c u r a b l e , el h e r m a n o J u a n de San C a r -
el portero á p r e g u n t a r al médico (que se hallaba los, operario de las escuelas pías, que ya tenía
con san José) cómo le iba al enfermo; á lo cual setenta y t r e s años de edad; visitóle san José, y le
respondió: «Dígale á m o n s e ñ o r que m u y mal.» dijo: « H e r m a n o , no tema, porque a u n ha de vivir
Pero san José lo detuvo diciendo: xNo, no; dígale doce años.» Sanó y concibió tanta seguridad en la
que e s p e r a m o s en Dios que presto estará bueno.» promesa del siervo de Dios, que habiendo vuelto
«Dígale que está malísimo, replicó el módico, y que á enfermar siete años después, a u n q u e le decían
b u e n a m e n t e no hay esperanza de que mejore.» que no tenía remedio su dolencia, respondía: «No
«Dígale, añadió san José, que está mejor, y que tengo miedo, porque aun me faltan cinco años de
esperamos en Dios que nos lo dejará.» Viendo la los doce que me h a profetizado el padre general.»
constancia de san José, le dijo el médico: « P a d r e Así sucedió, porque no murió hasta que se c u m -
general, yo le digo que el P . Melchor está d e s - plieron los doce años. P o r la s e m a n a s a n t a del
ahuciado, y que tiene poco tiempo de vida;» y al año 1639 resolvió el m a r q u é s Francisco Biscia
portero: «Dígale á m o n s e ñ o r que e l P . Melchor se irse con su familia á un l u g a r de s u s estados con
está muriendo.» P a r t í a ya éste, pero el siervo de ánimo de divertirse. Sentíalo m u c h o la m a r q u e -
Dios lo llamó, y dijo: «Dígale sólo á m o n s e ñ o r sa, su mujer, pareciéndole impropio de aquel
que el P . Melchor está ya bueno, y que el Señor nos tiempo cualquiera diversión. Dióle aviso á san
lo h a prestado por su misericordia.» Oyendo esto José para que p r o c u r a r a disuadir á su marido;
el médico sólo añadió: «Las oraciones del padre oyólo el siervo de Dios, y quedando un poco s u s -
general pueden hacerlo.» Y asi fué, porque en penso arrojó un profundo suspiro y dijo: «Pobre
aquel mismo instante recobró el moribundo la caballero, va huyendo de la muerte; pobre c a b a -
salud. Teniendo el príncipe de Vintimilla precisión llero, si se va no volverá más.» P o r m á s i n s t a n -
de escribir á R o m a á san José, y sabiendo que cias que le hicieron no quiso ceder el m a r q u é s ; y
partía de P a l e r m o , en donde sucedió este caso, á estando éste p a r a partir, avisado de parte de la
la m i s m a ciudad, D. Francisco I b a r r a y M o n t e - m a r q u e s a por medio de un hijo suyo de lo que
n e g r o , capitán de infantería, le entregó el príncipe pasaba, dijo segunda vez: «Pobre caballero, va
la c a r t a p a r a que la pusiera en s u s m a n o s . La huyendo de la m u e r t e y no volverá más.» P a r a
tarde antecedente á su viaje dejó el capitán la carta acreditar aun con más claridad que sabía lo que
en casa de D. J u a n de Rosa, p r i m e r capellán de había de suceder, el viernes santo envió dos de
las g a l e r a s reales de Sicilia, con ánimo de d e s - s u s religiosos sacerdotes con orden de que se de-
p a c h a r a l g u n o s negocios que tenía en la misma tuviesen en compañía de los m a r q u e s e s todo el
ciudad y volver por ella al a n o c h e c e r . Así lo hizo, tiempo que éstos gustasen. F u e r o n bien recibi-
y tomando la c a r t a de e n c i m a de u n a mesa, en dos, y el m a r q u é s , habiendo hecho confesión g e -
donde la había dejado, leyó el sobrescrito y halló neral con uno de ellos, comulgó por devoción el
que no decía: «Al g e n e r a l de las escuelas pías;» domingo de Pascua. AI día siguiente al empezar
sino: «Al príncipe de Vintimilla.» Creyendo que á comer fué asaltado de un accidente de a p o -
había sido equivocación se la volvió á éste, que la plejía, que al punto le privó del uso de los s e n t i -
abrió y halló ser toda escrita de m a n o de san José, dos y potencias, y dentro de dos días le quitó la
y respuesta puntual de la que la misma tarde le vida.
había escrito. A u n q u e desde el principio tuvo san José y su
De la luz del cielo, con que veía las cosas instituto poderosos émulos que no p e r d o n a b a n
ocultas y distantes y profetizaba lo futuro, d i o diligencia p a r a e m b a r a z a r sus progresos, la r e -
i n n u m e r a b l e s testimonios. E r a m u y frecuente ligión se veía muy dilatada por toda la Cristian-
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dad. P o r los años de 1640 se hallaba propagada del cargo, el P . Silvestre P i e t r a - S a n t a . En todos
en seis provincias, á saber, de Roma, Genova, estos trabajos no es fácil p o n d e r a r la paciencia,
Ñapóles, Toscana, Alemania y Sicilia, de las conformidad y quietud de ánimo con que se portó,
cuales las t r e s p r i m e r a s las fundó el siervo de siendo i n n u m e r a b l e s las ocasiones de m e r e c e r que
Dios por sí mismo, y las otras tres por medio se le ofrecieron. N u n c a se quejó (deponen los que
de s u s hijos. T a m b i é n dos años antes D. Pablo fueron testigos de todos estos fracasos), ni de p a -
D u r a n , obispo de U r g e l . había hecho u n a fun- labra, ni por escrito, de que le cogían las c a r t a s
dación de las escuelas pías en el l u g a r de G u i - que le venían de fuera, ni cuando le a b r í a n las que
sona, del principado de Cataluña; y a u n q u e se escribía; y s o b r e esto hacían b u r l a de él. No se
perdió en las g u e r r a s que por este tiempo agi- d i o por sentido de que le quitasen el c o m p a ñ e r o y
t a r o n al mismo principado, se compensó esta el secretario y los libros de la religión, ni de que
pérdida con el establecimiento de la religión en hicieran pedazos los de las fundaciones, ni se que-
la isla de Cerdeña y en el reino de Polonia, jó cuando supo que prohibían á s u s religiosos ir á
cuyo rey Uladislao IV m a n d ó despachar su real su aposento, y a u n los mortificaban y sacaban de
decreto sin preceder instancias de parte de la r e - Roma, ni se alteró j a m á s a u n q u e en su c a r a lo in-
ligión, por el cual con voces de singular h o n r a , j u r i a b a n y despreciaban. Causó tanta admiración
no sólo admitía en s u s dominios, sino también la resolución del pontífice, que á instancia de d i -
llamaba al piadoso instituto, el cual no se p r o - versos príncipes de la cristiandad, que no podían
pagó en otros reinos y provincias por no tener ver con indiferencia á san José herido tan g r a v e -
bastantes individuos: así en u n a carta del año 1633 mente en la h o n r a , el pontífice Inocencio X, que su-
lo escribió el siervo de Dios: «Si me h a l l a r a con cedió á U r b a n o VIII, deputó u n a congregación de
diez mil religiosos, en menos de un año tendría en cardenales que entendiera en las cosas de la reli-
donde emplearlos.» Sin e m b a r g o , p a r a que brilla- gión, los cuales a c o r d a r o n que el siervo de Dios
r a m á s lo heroico de su paciencia, entre las mayo- debía ser reintegrado en el g e n e r a l a t o con s u s cua-
r e s contradicciones permitió el Señor que, habién- tro asistentes depuestos. No obstante, c o n d e s c e n -
dose valido el demonio de dos que vivían entre diendo el Señor con las continuas súplicas que éste
s u s hijos con ejemplo pocas veces visto en la Igle- le h a c í a para que le dejara m o r i r en la cruz de los
sia de Dios, tuviesen pretexto los émulos, que no trabajos, á imitación de su crucificado Dueño, no
d o r m í a n , para p r o c u r a r la total extinción del i n s - sólo no tuvo efecto esta resolución, sino que e x a -
tituto, no hallándose éste viciado, ni en la cabeza, g e r a d a s de los émulos las turbaciones domésticas,
ni en los m i e m b r o s , y les faltó poco p a r a llegar á y fomentadas ó no corregidas del segundo visita-
conseguirlo. Por falsos informes, a u n q u e verisími- dor, en el año de 1646 expidió el sumo pontífice
les, que dieron a l g u n o s sujetos (cuyos ojos flacos un breve, reduciendo la religión de las escuelas
no podían sufrir el copioso resplandor que espar- pías á congregación de sacerdotes seglares, como
cían s u s méritos), de haber ocupado a l g u n a s escri- la de san Felipe Neri; pero con las circunstancias
t u r a s pertenecientes al santo tribunal de la I n q u i - de que todas sus casas y colegios q u e d a r a n sujetos
sición, al principio del m e s de agosto de 1642, á i n m e d i a t a m e n t e á los ordinarios, y de q u e no se
las diez de la m a ñ a n a , fué llevado por medio de pudiesen vestir ni profesar novicios. Cuando fué
toda R o m a rodeado de ministros y acompañado de noticiado el breve de la reducción á toda la c o m u -
s u s asistentes, p r o c u r a d o r general y secretario, al nidad congregada en el oratorio de San Pantaleón
mismo tribunal del santo Oficio; y a u n q u e d e s c u - de R o m a , presente san José, éste, como si no t u -
bierta su inocencia luego fué puesto en libertad y viera m e m o r i a de los i n m e n s o s trabajos que le
a u n traído como en triunfo por las mismas calles había costado aquella obra en el espacio de c u a -
por donde h a b í a sido llevado, prevaleciendo la r e n t a y nueve años, hecho un verdadero retrato
malicia de los contrarios de san José y su obra, del pacientísimo Job, sólo dijo: Dominus dedit,
permitió el Señor, p a r a ejercicio de su siervo, que Dominus abstulit: sii nomen Domini benedictum:
sin e m b a r g o de la rectitud de las personas que h a - El Señor lo d i o , el Señor lo quitó: sea bendito el
bían de j u z g a r aquella causa, fuera ofuscada la j u s - n o m b r e del Señor. Con igual resolución toleró los
ticia: así, pasados solos cinco meses, expidió la sa- falsos r u m o r e s que se esparcieron tanto sobre su
g r a d a congregación del santo Oficio un decreto persona como s u s escuelas, diciendo u n o s que t o -
que aprobó el pontífice U r b a n o VIII, por el cual dos los religiosos estaban excomulgados, y otros
san José fué depuesto del generalato que el mismo que e r a n desobedientes al pontífice; y aun en P o -
pontífice había perpetuado en su persona, y n o m - lonia y Alemania se publicó que el mismo san José
brados con título de visitadores p a r a m a n d a r la había desamparado el instituto, y h u y e n d o de la
religión, primero el P . Agustín Ubaldini, de la b o r r a s c a se había retirado á los padres c a p u c h i -
congregación Somasca, varón de costumbres i r r e - nos. P e r o tan lejos estuvo de m o s t r a r pusilanimi-
prensibles, y después, por r e n u n c i a que éste hizo dad, que no cesaba de alentar á sus religiosos á la
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perseverancia. «Yo espero Cdecía) que todo cuanto dos. V a r i a s veces se le apareció la Reina de los
h a n hecho y h a c e n n u e s t r o s contrarios se d e s v a - cielos, y en u n a de ellas a c o m p a ñ a d a de todos los
n e c e r á con la a y u d a de Dios, y á su tiempo t r i u n - religiosos que habían muerto desde el principio de
fará la verdad de la envidia: tengan buen á n i m o la fundación del instituto, menos uno; y le fué re-
los que a m a n el instituto, p o r q u e sin duda se velado que todos, ó estaban en el cielo, ó en c a -
r e i n t e g r a r á , y tal vez más glorioso que antes.» Y r r e r a de salvación en el purgatorio. Al anochecer
por lo que respecta á su p e r s o n a todas las p e r s e - del mismo día pidió que le a d m i n i s t r a r a n la E x t r e -
cuciones no sirvieron más que de d a r á conocer lo maunción, y después mandó que le leyeran la
heroico de s u s virtudes, volviendo visiblemente pasión de n u e s t r o R e d e n t o r Jesucristo, como la
por su h o n o r el cielo, que no cesaba de tomarlo escriben los sagrados evangelistas; y según los
por i n s t r u m e n t o de estupendos milagros. En la pasos que le leían p r o n u n c i a b a muy tiernas j a c u -
ciudad de Saona se hallaba el P . Agustín de San latorias. Así se m a n t u v o con admirable paz y s o -
Carlos, sacerdote de las escuelas pías, en el m e s siego h a s t a que después de las doce de la noche,
de julio de 1648 u n a noche, cuando habiéndose le- entrado ya el día 25 de agosto, presente toda la
vantado u n a furiosa tempestad oyó distintamente comunidad, que le dijo la recomendación del alma,
la voz de san José, á quien conocía m u y bien, que al a c a b a r l a , levantando la mano derecha como
le m a n d a b a fuera con otro religioso á tocar la cam- quien señalaba al cielo en donde tenía preparada
p a n a de la iglesia. De este modo libertó la vida, su m a n s i ó n , pronunció clara y distintamente tres
p o r q u e pasado poco rato cayó un rayo que, p r e n - veces J e s ú s , J e s ú s , J e s ú s , y pasó á la feliz e t e r n i -
diendo en el almacén de la pólvora, a r r u i n ó g r a n dad. El día siguiente fué trasladado su cadáver del
parte de la ciudad y casi todo el colegio, con m u e r - oratorio á la iglesia, en donde obró el Señor v a -
te de seis religiosos, á excepción del sitio en que rios prodigios, curando de diferentes dolencias á
se libró el dicho padre con su c o m p a ñ e r o . los que se le encomendaban, y fué tan universal
F i n a l m e n t e , habiendo obtenido del Señor la gra- la aclamación y el concurso que, tomando motivo
cia de m o r i r en la cruz de los trabajos y persecu- la envidia de s u s émulos, que no le perdonaban di-
ciones, dejando el instituto en estado en que á lo funto, acudieron al vicegerente de Roma, r e p r e -
n a t u r a l sólo debía e s p e r a r s e su total ruina, hallán- sentando la devoción como escándalo, y pidiéndo-
dose de casi noventa y dos años de edad y m u y le m a n d a s e dar pronta sepultura al cuerpo; no
débil en el cuerpo, no sólo por causa de la vejez, obstante de h a b e r sido rechazado con d e s a b r i -
sino de los a y u n o s , vigilias y mortificaciones, aun- miento el autor de este atentado, suponiendo orden
que robustísimo en el espíritu, á fines del m e s de de otro ministro superior, acompañado de un n o -
julio de 1648 empezó á enfermar: y agravándosele tario y ocho alguaciles pasó á notificar á n u e s t r o s
l e n t a m e n t e la dolencia, en la cual d i o heroicos religiosos dieran s e p u l t u r a al cadáver sin dilación;
ejemplos de todas las virtudes, el día 24 de agosto, y pidiendo éstos la orden p a r a obedecerla a r r e b a -
p r e s e n t e s todos los religiosos de la casa de San t a r o n los alguaciles el féretro y precipitadamente
Pantaleón, recibió el santísimo S a c r a m e n t o por lo e n c e r r a r o n en la sacristía, en donde permaneció
viático, exhortándolos á la devoción de M a r í a san- h a s t a que, habiendo acudido al cardenal vicario,
tísima, n u e s t r a Señora, y á la perseverancia en éste declaró, no sólo no h a b e r dado orden para
los ejercicios de su vocación con estas preciosas que lo s e p u l t a r a n , sino ser su e x p r e s a voluntad
palabras: «Si v e r d a d e r a m e n t e fuereis humildes, q u e lo m a n t u v i e r a n expuesto todo el tiempo que
seréis exaltados y n i n g u n o prevalecerá contra vos- pareciera conveniente para satisfacerla devoción.
otros.» Después le suplicaron los religiosos les La c o n c u r r e n c i a era tanta que fué necesario valer-
e c h a r a su bendición, y como se e x c u s a s e , añadió se de la tropa para contener las avenidas del p u e -
uno de ellos que también el seráfico san F r a n c i s c o blo; ni por esto se crea que era el vulgo sólo quien
había echado la bendición á s u s hijos cuando e s - formaba este devoto concurso: prelados, embaja-
taba p a r a m o r i r , al cual respondió el siervo de dores y príncipes de la primera distinción q u i -
Dios con m u c h a prontitud: «Dadme el espíritu de sieron ser testigos de lo que publicaba la fama,
san Francisco y yo h a r é lo propio.» Sin e m b a r g o , y todos a s e g u r a b a n que había quedado corta.
por no dejarlos desconsolados los bendijo á todos, El mismo pontífice envió á uno de s u s c a m a r e -
presentes, a u s e n t e s y futuros. En todo el discurso ros para que le informara de todo: dos h o r a s se
de la enfermedad lo visitaron i n n u m e r a b l e s prela- detuvo viendo desde el coro lo que pasaba, y al
dos, s e ñ o r e s y p e r s o n a s de g r a n d e crédito; pero volver á la presencia del papa le dijo lo que al P r e -
empezando á c o r r e r la voz de que el mismo s i e r - c u r s o r s u s discípulos hablando de Cristo, Señor
vo de Dios a s e g u r a b a que se moriría sin duda, fué n u e s t r o : «Los ciegos ven, los cojos a n d a n , y no se
m a y o r el c o n c u r s o . Los tres días últimos estuvo advierten más que maravillas;» y así era, porque
casi de continuo en éxtasis, sin q u e r e r h a b l a r con de dos ciegos se sabe que lograron la vista, un pa-
las c r i a t u r a s sino de la gloria de los bienaventura- ralítico y otro tullido la salud, diversos endemo-
408 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
niados quedaron libres de los espíritus malignos, escuelas pías, y tradujo en español el P . Antonio
y g r a n d e s pecadores salieron del mal estado sólo de San Medardo, a u n q u e c o r r e en n o m b r e de don
con m i r a r el rostro del venerable difunto. E r a n ya Pedro Aguenza; la que en crecido volumen dio á
las n u e v e de la noche c u a n d o con m u c h o trabajo luz el P . Inocencio de San José, y los compendios
pudo la g u a r d i a e c h a r fuera de la iglesia la gente, que h a publicado el P . Vicente de San Felipe Neri,
publicando que no se le daría sepultura; pero al cronista general de la religión, de los cuales el úl-
a m a n e c e r del día siguiente lo sepultaron en el pla- timo ha sido traducido en Madrid.
no de la capilla mayor, y por la t a r d e , habiéndose
h e c h o el reconocimiento, a d m i r a r o n los que t u v i e - SAN S I A G R I O , OBISPO Y C O N F E S O R . - O r i u n d o de las
ron la dicha de h a l l a r s e presentes que aun el cadá- Galias fué obispo de A u t ú n y consagrado para esta
ver se m a n t e n í a flexible. Menos de tres años d e s - dignidad el año 560. En los varios concilios que
pués de la m u e r t e del siervo de Dios se recibieron se celebraron en su tiempo asistió Syagrio, y á s u
informaciones p a r a introducir la causa de su beati- celo y prudencia se debe el restablecimiento de la
ficación, y en espacio de año y medio llegaron al n ú . paz en el monasterio de Santa R a d e g u n d a de
m e r o de ciento c u a r e n t a y tres los milagros que se Poitiers. Acompañó al rey Gontrando en el viaje
habían ya registrado. P e r o entre todos merece sin que hizo á P a r í s p a r a asistir al bautismo de G o -
duda el p r i m e r lugar la conservación del instituto, tario II. P a r a d a r u n a p r u e b a de s u s talentos y
el cual, no sólo no descaeció, como parecía n a t u r a l , virtudes basta decir que Gregorio el G r a n d e le
con la m u e r t e de su santo padre y fundador, sino ' confió varios negocios de importancia, y le e n c o -
que logró verse reintegrado primero por Alejan- mendó los misioneros que enviaba á I n g l a t e r r a
dro VII al estado de congregación con votos sim- con san Agustín. El mismo papa le concedió el
ples y j u r a m e n t o de perseverancia, todo reservado palio, m a n d a n d o que en adelante los obispos de
al pontífice, y después por Clemente IX al estado A u t ú n fuesen los primeros de la provincia de Lyón
r e g u l a r y título de religión con emisión de los vo- después del metropolitano, y tuviesen la p r e e m i -
tos solemnes y comunicación de todos los privile- nencia a u n e n t r e los prelados más antiguos en
gios que le h a b í a n sido concedidos. edad ú ordenación. Murió este santo en el año 600.
La c a u s a de la beatificación del siervo de Dios,
no obstante los gravísimos embarazos que ocurrie- SAN PEMÓN, A N A C O R E T A — B r i l l ó como u n a luz e x -
ron y fueron s u p e r a d o s con repetidos prodigios, t r a o r d i n a r i a entre los antiguos padres del desierto,
llevó feliz c u r s o . El santísimo p a d r e Benedicto XIII al cual se retiró por los años 385. Todo el Egipto
en 1728 aprobó sus virtudes en grado heroico, y resonó con lafama de s u s a s o m b r o s a s penitencias,
nuestro santísimo padre Benedicto XIV, que, sien- y s u s seis h e r m a n o s , que convencidos por él le
do abogado consistorial, trabajó á favor de la cau- habían seguido á la soledad, fueron también otras
sa, siendo promotor de la fe opuso contra ella a n i - tantas l u m b r e r a s de no m e n o s m a g n i t u d . Pemón
m a d v e r s i o n e s dignas de su superior talento, s i e n - pasaba m u c h o s días seguidos sin t o m a r alimento
do cardenal c o n c u r r i ó con el favorable sufragio alguno; prohibía á s u s discípulos el uso del vino
cuando fueron a p r o b a d a s s u s virtudes en grado y de todo cuanto puede fomentar la sensualidad;
heroico; elevado á la silla de san P e d r o , en 10 de estudió c o n t i n u a m e n t e en la vida de los g r a n d e s
m a y o de 1748 aprobó dos milagros que refiere, y patriarcas de la penitencia la regla de su conduc-
últimamente en 7 de agosto del mismo año declaró ta, y e r a todo su conato ser su perfecto y puntual
su beatificación, cuya p r i m e r a fiesta se celebró en imitador. Habiendo los bárbaros asolado en 395 los
la basílica de San P e d r o , en el Vaticano, el día 18 desiertos de Scete, P e m ó n se retiró con s u s h e r -
de los mismos m e s y año, y en el día 25, en que m a n o s á T e r e n u t , j u n t o á un antiguo templo de
p u n t u a l m e n t e se cumplía el siglo en que murió en ídolos, en cuyo sitio p e r m a n e c i ó m u c h o s a ñ o s .
la casa de San Pantaleón, se celebró la p r i m e r a La pequeña comunidad empleaba el tiempo del
fiesta en la m i s m a iglesia, a u n q u e por disposición modo siguiente: de las doce h o r a s de la noche em-
del s u m o pontífice se le h a señalado p a r a su fiesta pleaban cuatro en trabajar, cuatro en c a n t a r s a l -
el día 27 en que se sepultaron s u s reliquias. Cano- mos y otras cuatro en descansar. De día t r a b a j a -
nizóle Clemente XIII en 17 de septiembre de 1776. ban hasta la h o r a de sexta, leían en seguida h a s t a
Escribió su vida el p r i m e r o en español el P . Epi- la de nona, y después p r e p a r a b a n s u s y e r b a s y
sio de San José, que la dedicó á Carlos III; el p a - comían. Así pasaban la vida, esperando ser llama-
dre D. Francisco M a r í a Maggi, de los clérigos r e - dos á la gloria de la inmortalidad. San P e m ó n en-
g u l a r e s teatinos de P a l e r m o , imprimió un c o m e n - tró en ella por los años de 451, después de u n a
tario de la vida del siervo de Dios en latín; d e s - existencia consagrada á la santificación de su
pués se h a n impreso en idioma toscano v a r i a s a l m a y á la edificación de cuantos después de él
obras del mismo asunto; la que dejó escrita el p a - se dedicaron á la vida penitente y solitaria. Las
dre Alejo de la Concepción, séptimo general de las vidas de los padres del desierto están llenas de
DÍA 2 7 AGOSTO 409
admirables sentencias d e este santo, particular- creyó en Jesucristo y fué bautizada con su hija
mente e n l otocante á l amortificación d e los s e n - Eutalia. Sermiliano, idólatra furibundo y h e r m a -
tidos, a lsilencio, a ldesprecio d e s í m i s m o y á l a no de Eutalia, al saber que se habían convertido,
humildad. quiso prender á su propia madre; pero se escapó
y sólo cayó en su poder su h e r m a n a Eutalia, á la
SAN RUFO, OBISPO Y M Á R T I R — F u é d e l a n o b l e s a n - cual degolló por sus propias m a n o s , después de
gre patricia y cónsul d e R o m a el a ñ o 1 7 d e Jesu- h a b e r intentado h a c e r l a violar por un esclavo. La
cristo. Convirtióse á vista del milagro obrado p o r m u e r t e de esta santa sucedió, según el Menologio
san Apolinar, arzobispo d eMilán y discípulo del griego, á mediados del siglo III.
apóstol s a nPedro, q u erestituyó la vida á u n a hija
s u y a y a difunta. E lm i s m o s a n t o a r z o b i s p o l e bau- SANTA ANTUSA, M Á R T I R — D i e r o n á esta santa el s o -
tizó á é l y á toda s u familia, y d e s p u é s le c o n s a g r ó b r e n o m b r e de joven p a r a distinguirla de otra san-
obispo de Capua, cuya iglesiagobernó poco tiempo, ta A n t u s a que padeció martirio en la p e r s e c u -
porque, habiéndose encendido persecución contra ción de Valeriano, y que se venera el día 2 2 de
l o s fieles, f u é e n e l l a i n m o l a d o , r e c i b i e n d o l a p a l m a este mismo m e s . No sabemos dónde murió la que
del martirio e n la m i s m a ciudad d e Capua p o r los veneramos hoy, y sólo nos consta que acabó su
primeros años del siglo II. vida siendo arrojada á un pozo por los infieles.

LOS SANTOS MARCELINO, MANNEA, JUAN, SERAPIÓN, Y SAN JUAN, OBISPO.—Nació en Pavía, de claro l i n a -
PEDRO, M Á R T I R E S . — L o s d o s p r i m e r o s e r a n e s p o s o s , je, y habiendo recibido u n a brillante educación
y los otros tres hijos suyos, c o m p o n i e n d o todos abrazó el estado eclesiástico, llegando en poco
una familia distinguida de la ciudad d e Tomis, e n tiempo á ser elevado á la dignidad de obispo de su
el P o n t o . M a r c e l i n o e r a t r i b u n o d e ejército, y h a - patria. Defendió con admirable celo la disciplina
biéndose convertido á la religión d e Jesucristo c o n eclesiástica, reformó las costumbres de su pueblo,
toda s u casa, fueron bautizados y martirizados y fué principalmente el pastor y el padre de los
durante l apersecución d e Diocleciano e n el m i s - huérfanos y las viudas d e s a m p a r a d a s . Después
m o lugar de s u residencia. de doce años de episcopado, habiendo florecido
en doctrina y ejemplos, murió s a n t a m e n t e en
SAN NARNO, OBISPO Y C O H F E S O R . — C o n s a g r ó l e o b i s p o Pavía el día 2 7 de agosto del año 8 1 3 , siendo en-
san Bernabé, apóstol, y l o envió á Bérgamo, de t e r r a d o en su catedral.
cuya ciudad fué e l primer pastor, y entre cuyos
habitantes echó las semillas del Evangelio. S u s SAN JULIÁN, C O N F E S O R — E l bienaventurado san J u -
frutos fueron copiosos; porque el Señor, q u e s e lián fué de noble linaje y dado al ejercicio de la
complace e n bendecir los trabajos d e s u s siervos, caza como tan propio de caballeros. Aconteció
acompañó c o n s u gracia y sus milagros los e s - que estando un día corriendo un ciervo se volvió
fuerzos de Narno, q u e verdadero discípulo d e l o s á él y le dijo: «Tú que me persigues y me quieres
apóstoles s e había hecho todo para todos á fin d e m a t a r , m a t a r á s á tu padre y á tu madre.» Oyendo
ganarlos á todos. S u pontificado fué bastante largo esto Julián pasmóse, y por que no le aconteciese
y m u r i ó s a n t a m e n t e entre s u s ovejas e n e la ñ o 8 0 el caso tan desastroso que le había dicho el ciervo
de Jesucristo. dejó cuanto tenía y se fué á tierras muy a p a r t a -
das. E n t r e otras llegó á la corte de un g r a n p r í n -
SAN RUFO, Y S A N CARPÓFORO, M Á R T I R E S . — E r a n d e l a cipe, al cual sirvió tan bien así en palacio como
c i u d a d d e C a p u a , y h a b i e n d o c o n f e s a d o p ú b l i c a - en la g u e r r a , que se le aficionó mucho, y le casó
m e n t e á J e s u c r i s t o e n t i e m p o d e l o s e m p e r a d o r e s con u n a d a m a muy principal, señora de un c a s -
D i o c l e c i a n o y M a x i m i a n o , f u e r o n a c e r b í s i m a m e n - tillo, y dióle.aquel castillo en dote. En este tiempo
t e a t o r m e n t a d o s , y p o r fin c o n s i g u i e r o n l a c o r o n a el padre y la m a d r e estaban muy tristes por h a -
d e l m a r t i r i o . S u s c u e r p o s , r e c o g i d o s p o r l o s c r i s - ber perdido á su hijo, é iban buscándole por el
t i a n o s , s e v e n e r a n t o d a v í a e n l a m i s m a c i u d a d , mundo con gran solicitud. Sucedió que llegaron
y p o r s u m e d i a c i ó n h a o b r a d o e l c i e l o m u c h o s á las tierras de su hijo estando él a u s e n t e , y su
milagros. mujer les pidió quiénes e r a n . Y como ellos le h u -
biesen dicho que eran padres de un Julián q u e se
SANTA EUTALIA, YIRGEN Y M Á R T I R - F u é d e L e n t i n i , había ido de su casa y referido todo el suceso,
en Sicilia; s u madre, q u e e r a gentil, padecía u n entendió que eran padres de su marido, y como
flujo d e s a n g r e , d e l c u a l f u é m i l a g r o s a m e n t e c u - tales los recibió y agasajó lo mejor que supo y
rada por l a intercesión d e l o ssantos mártires pudo. Y á fin de que pudiesen mejor descansar hí-
A l f e o , F i l a d e l f o y Q u i r i n o . A g r a d e c i d a á t a l b e - zoles dormir en su propia cama, m a n d a n d o a p a r e -
n e f i c i o s e h i z o i n s t r u i r e n l a r e l i g i ó n v e r d a d e r a , j a r cama para ella en otro aposento. Por la m a ñ a -
TOMO I I I 52
410 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
n a la b u e n a s e ñ o r a se fué á la iglesia dejando en la SAN LICERIO, OBISPO Y CONFESOR — P a r e c e que fué
c a m a á s u s s u e g r o s . En el entretanto volvió J u - natural de las Galias. Siendo ya m u y ilustre por
lián á su casa, y dirigióse á la cama p a r a d e s p e r - s u s costumbres y milagros fué elegido y consagra-
tar á su mujer. Y como hallase allí á s u s padres do obispo de Lérida, en Cataluña, c u y a iglesia
d u r m i e n d o , no p e n s a n d o que fuesen ellos, sino gobernó con e m i n e n t e prudencia y santidad. Asis-
su mujer con algún adúltero que le hiciese t r a i - tió á varios concilios, y murió el día 27 de agosto
ción, echó mano á la espada y matólos á e n t r a m - de uno de los a ñ o s e n t r e el 540 y 550. L a n u z a dice
bos. Iba á salirse de casa cuando topó con su que este santo es el mismo que con el n o m b r e de
mujer, y pidiéndole quiénes eran aquellos que él san Lley es conocido en la diócesis de Barcelona,
había hallado en su cama, respondióle que eran y que tiene u n a iglesia dedicada á su h o n o r en el
s u s p a d r e s , los cuales le buscaban, y ella les h a - pueblo de Villamayor.
bía recibido con m u c h o contento y h o n r a , dándo-
les p a r a su descanso su propia c a m a . SANTA MARGARITA, YIÜDA.-Fuó hija, h e r m a n a y
Oyendo Julián esto comenzó á llorar a m a r g u í - esposa de príncipes. Nació y murió en Baviera,
s i m a m e n t e , diciendo: «¡Oh desdichado de mí, que modelo de todas las virtudes, dotada del don de
h e m u e r t o á mis padres dulcísimos, aquellos que profecía y de milagros. Su m u e r t e se coloca en el
yo tanto quería! ¿Qué h a r é ahora, desventurado 27 de agosto del año 1184.
de mí? A h o r a veo que se cumplió lo que me dijo
el ciervo, que por evitarlo me alejé do la casa de LA TRASYERBERACIÓN DEL CORAZÓN DE SANTA TERESA DE
mis padres, y nada h a aprovechado. ¡Oh pecador, JESÚS.—Esta fiesta, conocida también con el n o m -
qué h a r é ! H e r m a n a y s e ñ o r a mía dulcísima, que- bre de s e g u n d a fiesta de santa T e r e s a , la instituyó
dad en buena hora, porque ya no tengo de r e - la Iglesia para h o n r a r aquella g r a n d e y tan s e ñ a -
posar hasta que nuestro Señor h a y a recibido mi lada merced que hizo Dios á su sierva escogida,
penitencia y perdonado mis pecados.» Respondió disponiendo que un ángel, en forma corporal,
su mujer entonces: «No quiera Dios os deje yo h i n c a s e u n a saeta en lo m á s vivo de s u s e n t r a ñ a s
en los trabajos, porque si os he sido c o m p a ñ e r a para d a r paso al divino a m o r . Nos parece que de
en la alegría y contento, también os quiero acom- n i n g ú n modo podemos explicar mejor este inefa-
p a ñ a r en la pena y penitencia.» Con esto los dos ble suceso que copiando aquí las m i s m a s p a l a b r a s
buenos casados se fueron de allí y edificaron un c o n q u e le c u é n t a l a s a n t a en su vida escrita por
g r a n hospital j u n t o á un rio caudaloso, donde Julián ella misma. En el cap. 29, § 9, dice: «No se puede
pasaba á los pasajeros el río, y recogía los pobres e n c a r e c e r ni decir el modo con que llaga Dios al
de Jesucristo en él, haciendo vida santísima. Suce- alma, y la g r a n d í s i m a pena que da, que la h a c e
dió que una noche de mucho frío, como reposase no saber de sí; mas es esta pena tan sabrosa, que
Julián, oyó u n h o m b r e que le llamaba, y dando no hay deleite en la vida que más contento dé.
voces le r o g a b a que le pasase el rio. Levantóse Siempre q u e r r í a el a l m a estar m u r i e n d o de este
el santo, y halló al h o m b r e tiritando de frío; l l e - mal. Esta pena y gloria j u n t a me traía desatinada,
vólo á su casa, y encendiendo l u m b r e procuró que no podía yo entender cómo podía ser aquello.
que se calentase, y acostóle en su cama. Pasado ¡Oh qué es ver un alma herida! Que digo que se
poco tiempo, el que m o s t r a b a ser h o m b r e a p a r e - entiende de m a n e r a , q u e se puede decir h e r i d a
ció resplandeciente como un sol, y vio Julián que por tan excelente causa, y ve claro que no movió
se subía al cielo y le decía: «Julián, el Señor me ella por donde le viniese este amor, sino que del
h a enviado aquí para que te a n u n c i a s e que acepta m u y g r a n d e que el Señor le tiene parece cayó de
tu penitencia. Y sepas que en breve tiempo tú presto aquella centella en ella que la h a c e toda
y tu mujer habéis de morir; por eso aparejaos.» a r d e r . ¡Oh c u á n t a s veces me acuerdo, c u a n d o así
E r a éste un ángel enviado por el Señor. El s i e r - estoy, de aquel verso de David: Quemadmodum
vo de Dios y su mujer m u r i e r o n de allí á pocos desiderat cervus adfontes aquarum, que me p a r e -
días llenos de limosnas y b u e n a s o b r a s , dando ce lo veo al pie de la letra en mí! Cuando no da
el espíritu en m a n o s de su Criador. A h o n r a d o esto muy recio, parece se aplaca algo (á lo menos
este san Julián (como dice san Antonino) en m u - busca el alma algún remedio, porque no sabe qué
c h a s partes los c a m i n a n t e s a c o s t u m b r a n decir un hacer) con a l g u n a s penitencias, y no se sienten
P a d r e nuestro y u n a Ave María, para que Dios les más, ni h a c e m á s pena d e r r a m a r s a n g r e que si
dé buen camino y buena posada, y les g u a r d e de estuviese el cuerpo m u e r t o . B u s c a modos y m a n e -
peligros. Tiénese m u c h a devoción á este santo en r a s para h a c e r algo que sienta por a m o r de Dios;
a l g u n a s partes de Cataluña, y en particular en la m a s es tan g r a n d e el p r i m e r dolor, que no sé yo
p a r r o q u i a del Fou, en el obispado de Barcelona, qué tormento corporal le quitase: como no está
donde le tienen por su patrón. Celébrase su fiesta allí el remedio, son m u y bajas estas medicinas
tal día como hoy. p a r a tan subido mal: a l g u n a cosa se aplaca y pasa
DÍA 28 AGOSTO 411
algo con esto, pidiendo á Dios le dé remedio p a r a m á s p o r m e n o r e s sobre su vida vea en el día 15
su mal, y n i n g u n o ve sino la m u e r t e , que con ésta de octubre, donde se halla.
piensa gozar del todo á su Bien. Otras veces da
tan recio, que eso ni n a d a no se puede hacer, que SAN HUGO DE LINCOLNA, MÁRTIR-Niño de once
corta todo el cuerpo, ni pies ni brazos no puede años; martirizado por los judíos en 1255.
menear; antes si está en pie se sienta como u n a
cosa t r a n s p o r t a d a , que no puede ni aun resollar, SAN MALRUBIO, ERMITAÑO Y MÁRTIR.-Escocés; muer-
sólo da u n o s gemidos, no g r a n d e s , porque no to por los infieles en 1040.
puede, m a s sólo en el sentimiento.
«Quiso el Señor que viese aquí a l g u n a s veces Día 3 8
esta visión: veía un ángel cabe mí hacia el lado
izquierdo en forma corporal, lo que no suelo ver SAN AGUSTÍN, OBISPO Y DOCTOR—La vida del a d m i -
sino por maravilla; a u n q u e a l g u n a s veces se me rable doctor y luz de la Iglesia san Agustín escri-
r e p r e s e n t a n ángeles, es sin verlos, sino como la bió Posidonio, obispo calamense, que vivió en su
visión pasada que dije primero. En esta visión compañía c u a r e n t a años; y el mismo santo en el
quiso el Señor que le viese ansí: no era g r a n d e libro de s u s Confesiones, comenzando desde el
sino pequeño, h e r m o s o m u c h o , el rostro tan e n - tiempo que estaba en las e n t r a ñ a s de su m a d r e ,
cendido que parecía de los ángeles m u y subidos, alaba al Señor y pinta su niñez, y cuenta su vida
que parece todos se a b r a s a n : deben ser los que h a s t a la m u e r t e de su bienaventurada m a d r e . De
llaman serafines, que los n o m b r e s no me los estas fuentes principalmente s a c a r e m o s nosotros
dicen, m a s bien veo que en el cielo hay tanta lo que habernos de decir de este glorioso doctor;
diferencia de unos ángeles á otros, y de otros á y también nos a p r o v e c h a r e m o s de s u s mismos
otros, que no lo s a b r í a decir. Veíale en las manos escritos y de lo que los otros autores g r a v e s e s -
un dardo de oro largo, y al fin del h i e r r o me criben de él.
parecía tener un poco de fuego. Este me parecía Nació san Agustín en u n a ciudad de África, lla-
m e t e r por el corazón a l g u n a s veces, y que me mada Tagaste, el año del Señor de 355, á 13 de
llegaba á las e n t r a ñ a s ; al sacarle me parecía las noviembre, á los 19 años del imperio de C o n s t a n -
llevaba consigo, y me dejaba toda a b r a s a d a en cio, siendo cónsules Arbeción y Lolliano. Sus p a -
a m o r g r a n d e de Dios. Era tan g r a n d e el dolor dres eran nobles, a u n q u e no m u y ricos. Su padre
que me hacía d a r aquellos quejidos, y tan exce- se llamó Patricio y e r a gentil, y la m a d r e Mónica,
siva la suavidad que me pone este g r a n d í s i m o cristiana y tan g r a n d e sierva de Dios, que por s u s
dolor, que no h a y desear que se quite, ni se c o n - oraciones y l á g r i m a s se bautizó y m u r i ó cristiana-
tenta el a l m a con m e n o s que Dios. No es dolor mente Patricio, su marido, y su hijo Agustín se
corporal, sino espiritual, a u n q u e no deja de p a r - convirtió, y fué tan esclarecido siervo del Señor.
ticipar el cuerpo algo y aun h a r t o . Es un r e q u i e - En saliendo san Agustín de aquella tiernecitaedad
bro tan s u a v e que pasa e n t r e el alma y Dios, que en que no sabía h a b l a r , y comenzó á c r e c e r , t u -
suplico yo á su bondad lo dé á g u s t a r á quien vieron s u s padres c u e n t a con criarle y enviarle á
p e n s a r e que m i e n t o . las escuelas á a p r e n d e r letras p a r a que alcanzase
»Los días que d u r a b a esto a n d a b a como e m b o - e n t r e los h o m b r e s (como él mismo lo dice) h o n r a
bada; no q u e r í a ni ver ni hablar, sino a b r a z a r m e y falsas riquezas. Tenía g r a n d e ingenio y e x c e -
con mi pena, que p a r a mí era m a y o r gloria que lente memoria; pero m á s se inclinaba á holgarse
c u a n t a s hay en todo lo criado. Esto tenía a l g u n a s y á j u g a r con los otros m u c h a c h o s , que á escribir
veces, cuando quiso el Señor que me viniesen ni á leer y a p r e n d e r letras con el cuidado que d e -
estos a r r o b a m i e n t o s tan g r a n d e s , que a u n estando bía, y por eso le azotaban, y él s e n t i a m u c h o cual-
entre gentes no los podía resistir, sino que con quier castigo. Siendo muchacho, fué un día g r a -
h a r t a pena m í a se c o m e n z a r o n á publicar. D e s - vemente apretado de un dolor de estómago, que
pués que los tengo no siento esta pena tanto, súbitamente le salteó y le congojó de m a n e r a , que
sino la q u e dije en otra parte, que es m u y di- pensó morir y pidió el bautismo p a r a ser librado
ferente en h a r t a s cosas y de m a y o r aprecio: antes con el a g u a saludable de aquel santo s a c r a m e n t o .
en comenzando esta p e n a de que a h o r a hablo, P e r o fué nuestro Señor servido que luego volviese
parece a r r e b a t a el Señor el a l m a y la pone en en sí y comenzase á mejorar; y con esto se dilató
éxtasi, y así no hay l u g a r de tener p e n a ni de el bautismo, pareciéndole á su m a d r e que su hijo,
padecer, porque viene luego el gozar. Sea ben- por su mala inclinación, había de t o r n a r á m a n -
dito por s i e m p r e , que t a n t a s m e r c e d e s h a c e á c h a r su alma, y que los delitos que cometiese
quien tan mal responde á tan g r a n d e s b e n e - después del bautismo serían m á s g r a v e s y dignos
ficios.» de mayor castigo. E n s e ñ á r o n l e las letras latinas y
Hasta aquí la m i s m a s a n t a . El que quiera saber griegas; de las latinas gustaba m u c h o , las g r i e g a s
412 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
aborrecía, y las tenía por pesadas y trabajosas. tuvo de a l g u n o s mozos traviesos'y desvergonzados
P o r q u e aquella dificultad que h a y en a p r e n d e r la que tenían v e r g ü e n z a de no ser tan malos y d e s -
lengua p e r e g r i n a era como u n a hiél que se d e r r a - honestos como otros, que se alababan del mal que
m a b a en la dulzura que hallaba en las fábulas habían hecho, y m u c h a s veces del que no habían
y n a r r a c i o n e s g r i e g a s . Y a u n q u e se le hacían h e c h o , por ser tenidos en m á s .
a p r e n d e r con espantos, a m e n a z a s y p e n a s , no t e - «¿En dónde estaba yo (dice el santo hablando
nía tanta fuerza la necesidad medrosa como la con Dios), y cuan lejos a n d a b a d e s t e r r a d o de los
curiosidad libre y el gusto que hallaba en la l e n - deleites de vuestra casa el año diez y seis de mi
gua latina, la cual aprendió perfectamente en Ta- edad, cuando tomó señorío sobre mí, y yo me
gaste, y después en u n a ciudad allí cerca, l l a - sujeté y rendí al apetito libidinoso y loco? Que
m a d a M a d a u r o , y finalmente en Cartago, cabeza a u n q u e los h o m b r e s disimulan, y no le tienen por
de aquella provincia, donde florecieron los estudios deshonesto, es prohibido, Señor, por v u e s t r a s
de las b u e n a s letras. Allí san Agustín aprendió la s a n t a s leyes.» Lloraba su s a n t a m a d r e Mónica, é
retórica, y salió tan excelente orador, que la en- íbale á la mano á su hijo, y aconsejábale que se
señó con g r a n loa en aquella ciudad, y se d i o a l a s apartase de toda mujer, especialmente de las c a -
otras ciencias, y por si mismo (sin otro maestro) sadas. Pero (como él mismo dice) los consejos de
las entendió y comprehendió de m a n e r a , que las su m a d r e le parecían consejos de mujeres, á los
podía e n s e ñ a r á los d e m á s . P e r o cuanto el ingenio cuales él tenía vergüenza de obedecer, siendo
de san Agustín era mayor y m á s admirable en verdad que aquellos consejos eran del Señor, y
aquella edad, tanto su m a l a inclinación y vivo y cuando la m a d r e hablaba á su hijo Dios hablaba
fogoso genio le tiraba á los deleites y gustos s e n - por ella, y en ella despreciaba á Dios. Y a ñ a d e que
suales del a m o r loco y ciego: p a r a lo que le a y u - aquella su ignorancia y ceguedad e r a de m a -
daban a l g u n a s malas compañías y u n a amistad n e r a , que le dejaba d e s p e ñ a r de un vicio en otro,
de n o m b r e y v e r d a d e r a enemistad y e n g a ñ o del con tan g r a n d e desvergüenza, que se corría de no
corazón, que suele h a b e r entre los estudiantes ser tan deshonesto como los otros de su edad,
mozos, y atiza las llamas de la concupiscencia que c u a n d o veía que se alababan de s u s torpezas, y
tanto a r d e en la j u v e n t u d . Andaba cercado por se gloriaban tanto m á s de ellas, cuanto eran m á s
todas partes de uno como incendio y hervidero de feas. «Yo (dice) me deleitaba en mis males, no sólo
deshonestos amores; aun no a m a b a y deseaba por el gusto de la mala obra, sino también por
a m a r , y con u n a m á s secreta pobreza se a b o r r e - a l a b a r m e de ellos. ¿Qué cosa hay digna de v i t u -
cía á sí, porque era menos pobre. Resbaló, y esta- perio sino el vicio? Y yo, desventurado, por no ser
ba encarnizado en el apetito sensual (como él vituperado, me hacía m á s vicioso, y c u a n d o no
mismo confiesa de sí), a u n q u e el Señor con su había hecho el mal que otros habían h e c h o ,
misericordia no le d e s a m p a r a b a , antes a g u a b a ni era en esto tan perdido como ellos, fingía
aquellos deleites y d e r r a m a b a hiél y acíbar sobre haberlo hecho, para que no me tuviesen en m e n o s
los gustos que tenía, de m a n e r a que c u a n d o m á s por ser m á s inocente, ó por ser casto m e d e s -
alegre estaba, se veía a t a r con unas a t a d u r a s con- preciasen m á s . Con tales c o m p a ñ e r o s , Señor, p a -
gojosas, y ser herido como con u n a s v a r a s de seaba yo las plazas de Babilonia, y m e revolvía
h i e r r o de celos, de sospechas y temores, de iras y en el cieno como si fuera bálsamo y u n g ü e n t o
contiendas. F u e s e entrando en los a m o r e s torpes precioso; y en medio 'de ella, p a r a que me enlo-
y enemigos de toda honestidad, y de este tan g r a n dase más, el enemigo invisible me hollaba y en-
mal el mismo santo se e c h a b a la culpa principal- g a ñ a b a , porque yo era engañadizo.» Todas éstas
mente á sí, y después al h a b e r estado ocioso y sin son p a l a b r a s de san Agustín. Y porque cuando la
ocupación de estudio un poco de tiempo q u e estu- voluntad está estragada fácilmente se oscurece el
vo en su casa, a g u a r d a n d o que se aparejasen las entendimiento, y él es tanto peligroso cuanto es
cosas que había m e n e s t e r para ir á Cartago. Y no m á s delicado y excelente si no está enfrenado con
m e n o s se queja del poco cuidado que tuvo su p a - la humildad y a l u m b r a d o con la verdad, a n d a n d o
dre en criarle en la virtud. P o r q u e como era gen- san Agustín envuelto en los vicios y en torpezas
til y ajeno de la luz de n u e s t r a s a n t a religión, no y deshonestidades, no es maravilla que cayese en
tenía otro blanco sino que su hijo estudiase, y con e r r o r e s y desatinos, y que su g r a n d e ingenio
su g r a n d e ingenio alcanzase riquezas falsas y fuese ofuscado con las tinieblas de los herejes
h o n r a s afrentosas, y dejase sucesión en su casa. maniqueos, los cuales (como el mismo santo dice)
También dice que fué ocasión de su d e s v e n t u r a el e r a n h o m b r e s locos y soberbios, y en g r a n m a -
e n t r e t e n e r s e en las r e p r e s e n t a c i o n e s del teatro, n e r a c a r n a l e s y parleros, y en cuya boca estaban
en las cuales veía, como en espejo, s u s m i s e r i a s , a r m a d o s lazos del demonio, y u n a liga compuesta
y con aquellas llamas crecía m á s su fuego. Pero de las sílabas del n o m b r e de Dios, y de n u e s t r o
lo que m á s daño le hizo fué la mala compañía que Señor Jesucristo, y del Espíritu Santo, n u e s t r o
DÍA 2 8 AGOSTO 413
consolador. «Caí (dice) en m a n o s de aquella h o m b r e doctísimo y maestro de todos los m a n i -
mujer atrevida, y de prudencia pobre (significada queos, y san Agustín le halló tan falto de doctrina
por el enigma de Salomón), a s e n t a d a en u n a silla y tan i g n o r a n t e , desconfiado de él y de los otros
á su puerta, la cual decía: Comed a l e g r e m e n t e del s u s m a e s t r o s comenzó á perderles la afición, y t o -
pan escondido, y bebed del a g u a dulce h u r t a d a . do el estudio que antes había tenido de aprovechar
Esta mujer me e n g a ñ ó , porque me halló fuera de en aquella secta. Con esto aquel F a u s t o , que había
mí, y que habitaba en los ojos de mi c a r n e , y r u - sido á m u c h o s lazo de m u e r t e (sin quererlo ni s a -
m i a b a dentro de mí las m i s m a s cosas que por su berlo él), comenzó á aflojar el lazo con que san
consejo había tragado.» Habíase dado antes á Agustín estaba a p r e t a d o .
leer las E s c r i t u r a s , y parecióle que no eran d i g - Vínole g a n a de dejar la cátedra de retórica que
n a s de ser c o m p a r a d a s con la majestad y elocuen- tenía é ir á R o m a , no por g a n a r más ni por alcan-
cia de Tulio; porque (como él mismo escribe) su zar m á s h o n r a , sino principalmente por librarse
hinchazón h u í a del humilde estilo de ellas, su cor- de las p e s a d u m b r e s y m a l a s costumbres de los dis-
ta vista no penetraba el meollo que en ellas se en- cípulos que estudiaban en la ciudad de Cartago.
cierra, y no era tal que pudiese e n t r a r por su s o - Supo la buena m a d r e lo que su hijo quería h a c e r ,
berbia en aquel s a g r a r i o divino, ni bajar su cerviz, rogóle que no lo hiciese, y lloró a m a r g a m e n t e su
porque se d e s d e ñ a b a de ser pequeño y se tenía partida, y siguióle h a s t a la m a r . Engañóla, y que-
por g r a n d e . dándose ella u n a noche en un lugar cerca de la
Con los e r r o r e s de los maniqueos en que había r i b e r a en que se celebraba la m e m o r i a del bien-
vivido san Agustín crecieron los dolores de su a v e n t u r a d o san Cipriano, él se partió á escondidas,
s a n t a madre; y si a n t e s le lloraba por verle livia- quedando ella orando y llorando. Llegó san Agus-
no y vicioso, m u c h o m á s le lloraba después c u a n - tín á R o m a , y luego fué visitado de Dios con u n a
do le v i o e n g a ñ a d o y tan ciego con los disparates enfermedad corporal que le apretó m u c h o , de la
de aquellos herejes. Hacía c o n t i n u a m e n t e oración cual sanó por las oraciones de su m a d r e , que aun-
y lloraba por su hijo vivo, m á s que las otras m a - que estaba a u s e n t e de su hijo con el cuerpo, no lo
dres suelen llorar por s u s hijos m u e r t o s . Mas no estaba con el espíritu, y con sus lágrimas y conti-
menospreció el Señor las copiosas lágrimas que n u a s plegarias le detenía p a r a que no se acabase
corrían de los ojos de s a n t a Mónica y regaban la de perder. En R o m a fué huésped de u n m a n i q u e o ,
t i e r r a en cualquiera parte donde oraba. P o r q u e y allí trató con los m a n i q u e o s ; pero fríamente, y
no queriendo a n t e s vivir en su casa, ni comer á no con el fervor que antes solía. Y habiendo leído
u n a m e s a con su hijo (porque le desagradaban u n a disputa que un católico, llamado Elpidio, h a -
s u s e r r o r e s y desvarios); pero después se trocó bía tenido con ellos, comenzó á despreciar aquella
con u n a visión, con la cual el Señor la consoló, y secta. En R o m a leyó retórica, y divulgóse por t o -
la certificó que su hijo no se perdería, y que ven- da la ciudad en breve la g r a n d e z a y agudeza de su
dría á tener la m i s m a fe que ella tenía. Alentada ingenio, s u s m u c h a s letras y e x t r e m a d a elocuen-
ya y m á s alegre con esta esperanza, vivía y c o - cia: de m a n e r a que, habiendo escrito de Milán por
mía con él, y no por eso dejaba á todas h o r a s de orden del emperador á Símaco, prefecto de la c i u -
i m p o r t u n a r al Señor y llorar por su hijo, a u n - dad de R o m a , que les proveyese de un maestro de
q u e él por los nueve años siguientes se estaba retórica, Símaco escogió á san Agustín, y le envió
revolcando en aquel profundo cieno de su c a r - á Milán bien acomodado, p a r a que allí la e n s e ñ a -
n e y tinieblas de falsedad, p r o c u r a n d o m u c h a s se: a u n q u e nuestro Señor Dios le llamaba p a r a
veces levantarse, y cayendo cada vez m á s g r a - otros m a y o r e s intentos. P o r q u e en Milán halló á
vemente. Pero a n d a n d o en estos pasos, no se san Ambrosio, obispo, varón señalado y bien c o -
olvidaba el Señor de él, a n t e s le d a b a a l g u n a s nocido por todo el mundo, y piadoso siervo del Se-
ocasiones p a r a que él mismo se desengañase ñor, el cual con s u s palabras e n s e ñ a b a al pueblo,
y conociese su e r r o r . Uno fué que, habiendo y le sustentaba con el pan de su doctrina y le
venido á la ciudad de Cartago cierto obispo de ablandaba con la suavidad del óleo, y con el vino
los m a n i q u e o s , que se llamaba F a u s t o , gran fuerte le e m b r i a g a b a del a m o r de Dios. Con quien
lazo del demonio, y que m u c h o s caían enlaza- hablando el mismo san Agustín, dice: «Vos me
dos por s u s dulces p a l a b r a s , san Agustín le llevábades á él, sin yo saberlo, para que sabiéndo-
habló y trató, y halló que no e r a tan docto como lo, él me llevase á vos.» Recibióle san Ambrosio
los m a n i q u e o s predicaban, y que e n s e ñ a b a lo que con a m o r de padre, y como obispo alabó su p e r e -
no entendía: y conoció que no sabía arte a l g u n a grinación. Comenzóle san Agustín á a m a r al prin-
de las liberales, sino sólo la gramática, y por estar cipio, no como á doctor de la verdad, m a s como á
ejercitado en h a b l a r cada día, había alcanzado fa- un h o m b r e benigno que le mostraba buena volun-
cilidad en el bien hablar, y con esto e n g a ñ a b a á tad. Cuando e n s e ñ a b a al pueblo, oíale con a t e n -
los que le oían. Y como este Fausto era tenido por ción, m a s no con la intención que debía, sino co-
414 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
mo quien con u n a cierta curiosidad q u e r í a h a c e r pedido la a m i g a p r i m e r a , y ella ídose á África, de
p r u e b a de su elocuencia, y ver si correspondía donde había venido con él, tomó otra, entretanto
á lo que se decía de él, ó e r a m a y o r ó m e n o r que la que había de ser su mujer tuviese edad
que su fama. Y estaba atento y colgado de s u s suficiente p a r a poderlo ser, p a r a con ella (como él
p a l a b r a s , no teniendo cuenta con las cosas que de- dice) cebar y entretener en su punto la enfermedad
cía, a n t e s las despreciaba y se deleitaba con la de su a l m a con la m a l a costumbre, h a s t a que se
suavidad de sus palabras: que (como el mismo llegase el tiempo de c a s a r s e . Estaba tan e n c a r n i -
santo dice) eran muy m á s doctas que las de F a u s - zado y tan fuerte en esta falsa opinión, que a d m i -
to, a u n q u e no tan dulces y suaves cuanto al modo rándose de san Ambrosio, y teniéndole por varón
de decir. P e r o con las palabras que san Agustín dichoso y b i e n a v e n t u r a d o , según el siglo, porque
amaba, entraban j u n t a m e n t e en su a l m a las cosas era h o n r a d o y estimado de personas g r a n d e s y po-
que menospreciaba, y venían vestidas con ellas, derosas, no sabía cómo podía vivir sin mujer, y
porque no podía a p a r t a r las sentencias de las esto le parecía m u y d u r o y trabajoso.
palabras. Y como él abriese el corazón p a r a r e - La fuerza de la mala costumbre era g r a n d e , y la
cibir la suavidad y elegancia de las palabras, á flaqueza de Agustín e r a m u c h a ; m a s el Médico
vuelta de ellas e n t r a b a también la verdad, a u n q u e soberano era poderoso para poder dar vigor al
poco á poco, con esto se persuadió que se podía enfermo y s a n a r l e , por más que pareciese desahu-
defender lo que e n s e ñ a b a la fe católica, y que no ciado a u n q u e el principio de la salud había de ser
era vencida de s u s enemigos, a u n q u e no le parecía (después del toque de la gracia) el q u e r e r él d e -
a u n vencedora. Y de aquí vino á dejar á los mani- j a r s e c u r a r y desear s a n a r . P a r a esto le ayudó y
queos, por parecerle que m u c h o s filósofos habían alentó m u c h o el h a b e r tratado en Milán con un
hablado con más probabilidad y m á s a c e r t a d a - santo y venerable monje, llamado Simpliciano, á
mente en las cosas que no ellos, y á ponerse en un quien por su a n c i a n a edad y admirables virtudes
estado indiferente, que ni bien e r a maniqueo, ni el mismo san Ambrosio amaba y respetaba como á
católico cristiano. padre espiritual. P o r q u e Simpliciano contó á Agus-
Al tiempo, pues, que san Agustín a n d a b a v a c i - tín la conversión á n u e s t r a s a n t a fe de Victorino,
lando, y comenzaba á a b r i r los ojos para ver la que había enseñado retórica en R o m a , y a l c a n z a -
verdad, vino s a n t a Mónica, su m a d r e , en busca do en ella que se le pusiese públicamente estatua;
de él á Milán, siguiéndole por m a r y por tierra, y siendo ya viejo, y en todas las ciencias sapientí-
m u y s e g u r a en Dios entre todos s u s peligros, y simo, había dejado la gentilidad y vuelto los ojos
fuerte por su gran piedad. P o r q u e el a m o r de y el corazón al Señor: y con este ejemplo se e n -
m a d r e no la dejaba reposar, y el deseo de que su cendió san Agustín con deseo de imitarle. También
hijo se salvase la traía atravesada de dolor. Y para leesforzó el h a b e r l e referido u n c a b a l l e r o principal,
esto, d e m á s de las copiosas l á g r i m a s que c o n t i - africano, y de su tierra, llamado Poticiano, la vida
n u a m e n t e d e r r a m a b a , y de las oraciones que de de san Antonio, abad (de la cual h a s t a aquella
día y de noche ofrecía con g r a n d e instancia al h o r a no había tenido noticia a l g u n a ) , y que dos
Señor, suplicándole que socorriese y a l u m b r a s e caballeros, criados del emperador, leyéndola en la
presto á su hijo, le encomendaba con e n t r a ñ a b l e ciudad de T r é v e r i s , habían r e n u n c i a d o todas las
afecto á san Ambrosio, porque conoció q u e p o r s u s cosas del siglo, héchose religiosos y entregádose
p a l a b r a s había ya venido á aquella duda y perple- e n t e r a m e n t e al servicio del Señor. Con esta n a r r a -
jidad en que estaba, y esperaba que por su medio ción quedó tan compungido que, volviéndose á
h a b í a de alcanzar e n t e r a salud. Oíale predicar Alipio (que era su fidelísimo compañero) con el
Agustín cada domingo y t r a t a r la p a l a b r a del S e - rostro y con la mente t u r b a d a , le comenzó á decir
ñ o r a d m i r a b l e m e n t e , é íbase confirmando m á s en á gritos: «¿Qué es esto que padecemos? ¿Qué esto
que se podían deshacer aquellos lazos engañosos que habéis oído? L e v á n t a n s e los indoctos, y a r r e -
que los enemigos de la verdad y e n g a ñ a d o r e s batan el cielo, y nosotros faltos de corazón con
v e r d a d e r o s a r m a b a n c o n t r a los libros s a g r a d o s y n u e s t r a s doctrinas a n d a m o s sumidos debajo de
misterios de n u e s t r a s a n t a religión. De esta m a - las ondas de n u e s t r a c a r n e y s a n g r e . ¿Por v e n t u r a
n e r a se iban deshaciendo las tinieblas y e r r o r e s porque ellos van delante tenemos v e r g ü e n z a de
que oscurecían el entendimiento de Agustín; pero seguirlos? Y ¿no tenemos v e r g ü e n z a siquiera de no
el afecto todavía estaba enfermo, y llagado y preso seguirlos?» P e r o no bastan estos toques é i n s -
del a m o r deshonesto. P o r q u e tenía u n a amiga, y piraciones de Dios p a r a desatar á quien estaba
de ella u n hijo, q u e se llamó Adeodato, de r a r o y tan atado, no con h i e r r o ajeno, sino con la d u r a
excelente ingenio; y estaba tan ciego y tan e n c a - cadena de su propia voluntad, como el mismo
denado en las prisiones del amor, que no le p a - santo dice por estas palabras: «El enemigo tenía mi
recía posible vivir sin mujer. En tanto grado que, voluntad, y de ella había hecho u n a cadena con
teniendo intención de casarse, y habiendo d e s - la cual me tenía aprisionado. P o r q u e de la m a l a
DÍA 28 AGOSTO 415
voluntad nació el mal apetito, y entregándose á dades vanísimas de mi a n t i g u a amistad me d e t e -
este apetito, se hizo la c o s t u m b r e , y no resistiendo nían y tiraban de la vestidura de mi c a r n e , y c o -
á la costumbre, se h a c e la necesidad; y con estos mo s u s u r r a n d o decían: Cómo, qué: ¿nos h a s de de-
como eslabones trabados e n t r e sí, se hizo aquella jar? Y qué: ¿desde aquel momento j a m á s estaremos
c a d e n a que dije, en la cual debajo de u n a muy contigo? Y q u é : ¿de aquí adelante no te s e r á lícito
d u r a s e r v i d u m b r e estaba aherrojado y e n c a d e n a d o . esto, ni aquello? Yo las oía como de lejos, y no ya
Y aquella voluntad n u e v a de serviros y gozar de todo yo, sino la m e n o r parte de mí, y no me h a -
vos, Señor, que comenzaba á tener ser en mi cían g u e r r a poniéndoseme delante, sino como v i -
corazón, a u n no tenía fuerzas p a r a v e n c e r la otra niendo t r a s mí y siguiendo mis pasos me asían y
voluntad, que con la vieja costumbre se h a b í a m u r m u r a b a n , para que volviese los ojos a t r á s y las
hecho fuerte y poderosa. A u n q u e por mejor decir, m i r a s e . Y eran tan i m p o r t u n a s , que todavía me
no estaba yo tanto en lo que estaba cuanto era detenían, siendo yo perezoso en sacudillas y d e s -
llevado á ello, en g r a n parte c o n t r a mi v o l u n - cabullirme de ellas, y pasar á donde me llamaban
tad. Pero aquella costumbre que había nacido c u a n d o me decía la c o s t u m b r e violenta: ¿Cómo
de mí, tenía m a y o r e s fuerzas contra mí; y q u e - piensas tú que podrás vivir sin estas cosas? A u n -
riendo yo, me había llevado á lo que yo no que lo decía yo con g r a n tibieza. P o r q u e en aquel
q u e r í a . Mas como estaba todavía asido y abrazado mismo camino que yo tenía delante, y por donde
con la tierra, r e h u s a b a seguir vuestra b a n d e r a ; y temblaba de pasar, se me descubría la casta digni-
temía tanto el v e r m e desembarazado de todos dad de la continencia con un rostro sereno y grave
los estorbos que me impedían, cuanto fuera justo alegría, la cual, h a l a g á n d o m e con u n a b l a n d u r a
temer ser de ellos e m b a r a z a d o . Andaba s u a v e - honesta, m e convidaba que fuese á ella sin temor,
mente c a r g a d o con esta c a r g a del siglo, como y extendía las piadosas manos, llenas de e x c e l e n -
suele el h o m b r e con el sueño; y los p e n s a m i e n - tes y virtuosos ejemplos, para recibirme y a b r a -
tos que tenía en vos e r a n semejantes á los d e s p e - z a r m e . Allí había un n ú m e r o i n n u m e r a b l e de n i -
rezos y m e n e o s de los que d u e r m e n y quieren des- ñ o s y niñas, allí mancebos y h o m b r e s de toda edad,
pertar, que con la profundidad del sueño se vuelven allí había g r a n copia de viudas g r a v e s y doncellas
del otro lado y tornan á dormir.» Todo esto es de purísimas, y viejas continentes, cuya continencia
san Agustín. El cual en otro lugar pinta la lucha no es estéril, sino fecunda y madre de alegrías,
de su espíritu con su c a r n e , y el favor de la g r a - que son hijos de los q u e á vos, Señor, tienen por
cia del Señor con que la venció: que por ser cosa m a d r e . Y burlábase de mí, como quien con donaire
tan interior y tan importante, y por la cual c o - me exhortaba, y me decía: ¿Tú no podrás lo que és-
m ú n m e n t e pasan los que desean salir del cieno de tos y éstas pueden? O ¿piensas que lo que éstos y és-
s u s i n m u n d i c i a s en que están atascados, y les pa- tas pueden, lg pueden por s u s propias fuerzas,
rece que no pueden por su mal y envejecida c o s - y no por las fuerzas de su Dios? El Señor Dios
t u m b r e , a u n q u e sea algo largo, me ha parecido po- suyo me dio á ellos: ¿por qué estás y no estás en
n e r aquí. Dice, pues, san Agustín: «De esta m a - ti? Arrójate en s u s brazos y no temas, porque no
n e r a estaba enfermo y atormentado, a c u s á n d o m e se a p a r t a r á y te dejará caer. Échate s e g u r a m e n t e ;
á mí m i s m o m á s g r a v e m e n t e de lo que solía, vol- él te r e c i b i r á y s a n a r á . Yo tenía g r a n vergüenza de
viéndome y revolviéndome en aquella cadena que mi, porque todavía oía el sonido de aquellas v o -
traía, h a s t a que se acabase de r o m p e r aquella par- ces, a u n q u e sordas, y estaba suspenso y perplejo;
te que quedaba: la cual, a u n q u e era pequeña, t o - y ella otra vez me volvía á decir: Hazte sordo á
davía e r a bastante p a r a t e n e r m e . Decía yo dentro la voz de tus sucios sentidos, para que se mortifi-
de mí: Ea, h á g a s e luego, a h o r a sea; y diciendo quen. Propóngote deleites, pero no son s e m e j a n -
esto, casi me iba t r a s lo que decía, y casi lo hacia, tes á los que hay en la ley de tu Señor Dios. Esta
y con todo eso lo dejaba de h a c e r . No t o r n a b a á batalla de mi corazón era de mí mismo, y c o n -
las cosas p a s a d a s si no estaban cerca, y r e s p i r a b a . tra mí mismo.» Todas éstas son p a l a b r a s de este
Volvía otra vez á a l e n t a r m e y cobrar n u e v a s fuer- santísimo doctor, para declarar las batallas de su
zas, y Casi allegaba, y tocaba, y tenía; mas era espíritu con su c a r n e , y las dificultades que tenia
tanta mi flaqueza, que en realidad de verdad, ni para rendirse á Dios. F i n a l m e n t e , el Señor, que le
yo llegaba, ni tocaba, ni tenía, dudando m o r i r á había escogido para hacerle l u m b r e r a de la I g l e -
la m u e r t e , y vivir á la vida; y m á s podía conmigo sia y maestro del mundo, le alentó y dio la mano,
el mal acostumbrado^ que el bien no usado; y y a r r a n c ó de aquel atolladero en que estaba por
cuanto m á s cerca se allegaba aquel punto de u n a nueva y divina m a n e r a , la cual el mismo san-
tiempo en que yo había de mejorar, tanto me p o - to refiere, y dice que después que con los vientos
nía m a y o r h o r r o r y espanto, no haciéndome v o l - recios de su consideración se revolvieron y t u r -
ver a t r á s , ni m u d a r propósito, m a s teniéndome baron las aguas de sus miserias, y todas j u n t a s
suspenso las liviandades y lazos, y aquellas v a n i - como un monte se pusieron delante de su c o r a -
416 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
zón, se levantó u n a b o r r a s c a g r a n d í s i m a , con u n a s u s c o s t u m b r e s y vicios, y los llora y pide de
a b u n d a n t e lluvia de l á g r i m a s , y p a r a poderla ellos perdón al Señor, y dice que le aprovechó
mejor d e r r a m a r toda y d a r voces á solas, se aquel libro de s u s Confesiones cuando le c o m p u -
apartó y arrojó debajo de u n a higuera, y volvién- so, y cuando le leía para despertar su e n t e n d i -
dose al Señor le dijo: «Y vos, Señor, ¿hasta c u á n - miento y afecto p a r a a l a b a r á Dios. Y no menos
do, h a s t a cuándo, Señor, estaréis enojado? No os porque es g r a n d e loa y gloria del Señor' el h a b e r
acordéis de n u e s t r a s maldades antiguas.» P o r q u e sanado como médico sapientísimo á u n enfermo
como se sentía preso de ellas, daba voces lastimo- tan desahuciado como era san Agustín, y dádole
sas y decía: «¿Hasta cuándo, hasta cuándo? ¿Ma- u n a salud espiritual tan entera, y á u n h o m b r e
ñ a n a , m a ñ a n a ? ¿Por qué no luego? ¿Por qué esta tan e n g a ñ a d o y perdido héchole luz de la verdad
h o r a no s e r á el fin de mi fealdad?» Oyó u n a voz y doctor y g u í a de los que van fuera de camino.
con un c a n t a r que decía y lo repetía m u c h a s v e - Bien es que se sepan las miserias de los h o m -
ces: «Toma y lee; toma y lee.» Tomó el libro, e n - bres, porque en el remedio de ellas resplandezcan
tendiendo que Dios se lo m a n d a b a ; abrióle, y leyó las misericordias del Señor. No aciertan los que
el p r i m e r capítulo que halló, y en él estas p a - c u a n d o predican ó quieren a l a b a r á los santos
labras del apóstol san Pablo: «No en comidas y be- se recatan de descubrir las flaquezas y faltas que
bidas, no en c a m a s ni deshonestidades, no en tuvieron antes q u e fuesen santos; porque q u e r i é n -
contiendas y porfías; mas vestios de nuestro S e - dolos h o n r a r á ellos menoscaban la h o n r a del que
ñ o r Jesucristo, y no tengáis demasiado cuidado los hizo santos, y disminuyendo la enfermedad
de vuestra c a r n e , ni sigáis s u s apetitos.» En leyen- quitan la gloria al médico que la c u r ó . P o r esto
do esta sentencia, un rayo de luz penetró el c o r a - el apóstol san Pablo á boca llena dice de si que
zón de Agustín, y todas las tinieblas de s u s dudas fué blasfemo y perseguidor de la Iglesia, y que
desaparecieron, y quede tan trocado, que él mismo no merecía ser llamado apóstol, porque con esto
decía de sí estas palabras: .«Vos, Señor, que sois e n g r a n d e c í a y magnificaba m á s la i n m e n s a b o n -
bueno y misericordioso, mirad ia profundidad de dad de Dios. Y el Evangelio nos r e p r e s e n t a á san
mi miseria y m u e r t e . Con vuestra diestra poderosa Mateo publicano, á la Magdalena pecadora, á los
limpiastes lo m á s íntimo de mi corazón, agotando apóstoles y discípulos del Señor, a n t e s que fuesen
aquella balsa de podre en que estaba; y esto era confirmados en gracia, idiotas y medrosos; y al
no q u e r e r yo lo que vos q u e r í a d e s , y q u e r e r lo mismo príncipe de los apóstoles san P e d r o , por
que no q u e r í a d e s . P e r o ¿dónde estuvo tanto t i e m - u n a parte muy confiado y por otra m u y temeroso
po mi albedrío, y de qué alto y secreto a b i s - y negando á su mismo Maestro y Señor en el
mo en un momento fué llamado, p a r a que yo t r a n c e de su pasión. Y la s a n t a Iglesia hace fiesta
sujetase mi cuello á vuestro yugo, y los h o m - de la conversión de san Pablo y de la de san
bros á v u e s t r a c a r g a ligera? ¡Oh cuan suave me Agustín, y no de otro santo a l g u n o , para d e c l a -
fué luego c a r e c e r de las suavidades de las n i ñ e r í a s r a r n o s la merced tan señalada que Dios, nuestro
y vanidades que me tenían preso! Ya gustaba tan- Señor, hizo á su Iglesia en convertirlos y dárselos
to de dejarlas, cuanto antes temía perderlas. P o r - por ejemplo y maestros de toda santidad. Demás
que vos, que sois v e r d a d e r a y s u m a suavidad, que es g r a n d e aviso para los p a d r e s que desean
las echábades de mí; echábadeslas, y en su lugar c r i a r bien á s u s hijos saber por ejemplo de san
e n t r á b a d e s vos, que sois m á s dulce que todo delei- Agustín las ocasiones en que se suelen perder en
te, a u n q u e no á la c a r n e y s a n g r e , y sois m á s cla- su mocedad; y p a r a los pecadores es de m u c h o
ro que toda la luz, y m á s interior que todo lo consuelo el e n t e n d e r que las dificultades que ellos
m á s intimo, y m á s alto que toda honra; pero no sienten en irse á la mano y en vencer la m a l a
p a r a los que son g r a n d e s en s u s ojos. Ya yo me ha- c o s t u m b r e de s u s vicios las sintieron también
llaba libre de los congojosos cuidados del a d q u i r i r otros; y q u e con la gracia de Dios las vencieron
y valer, y del revolverme y e n t r e t e n e r m e en mis tan perfectamente, que vinieron á a b o r r e c e r l o que
gustos y apetitos; y h o l g á b a m e en vos, Señor, Dios a n t e s a m a b a n , y á a m a r lo que a b o r r e c í a n , y á
mío, que sois mi claridad, mi riqueza y mi salud.» ser tan g r a n d e s santos como lo fué san Agustín.
Hasta aquí es de san Agustín. Pero por v e n t u r a Y es g r a n p r u e b a y a r g u m e n t o de h a b e r l o sido
alguno p r e g u n t a r á : ¿por qué escribiendo yo las el confesar y publicar tan clara y llanamente s u s
virtudes y ejemplos de los santos, para que los pecados, las liviandades y torpezas de su j u v e n -
imitemos, h e escrito aquí los vicios y e r r o r e s que tud, dando á sí confusión, á Dios gloria, y á n o s -
en su mocedad tuvo san Agustín, los cuales no otros ejemplo de profunda h u m i l d a d , q u e es la
se deben imitar, sino a b o r r e c e r y detestar? A esto virtud á quien daba la primacía san Agustín con
respondo que lo he hecho principalmente por imi- tan g r a n d e encarecimiento, como si sola ella fue-
tar al mismo san Agustín, que en el libro de s u s r a virtud. Pero volvamos al hilo de n u e s t r a n a r r a -
Confesiones pinta su vida, y hace un dibujo de ción y digamos lo que resta de la vida de este
DÍA 2 8 AGOSTO 417
sapientísimo doctor, y de s u s admirables e x c e - la oración y meditación, e n s e ñ a b a él á los p r e -
lencias, alabanzas y virtudes. sentes y á los a u s e n t e s con p a l a b r a s y con los l i -
Estando, pues, ya tan mudado san Agustín, de- bros que escribía.
terminó de bautizarse y sujetar su cerviz entera- T r e s años gastó en esta m a n e r a de vida, y allí
mente al s u a v e yugo del Señor. Tratólo con san m u r i ó su hijo Adeodato de edad de diez y seis
Ambrosio, señalóse el día del bautismo (que fué años. La vida de san Agustín en aquel recogi-
el sábado santo del año del Señor de 388), no á miento era tal y su doctrina tan celestial, que luego
los treinta a ñ o s (como a l g u n o s dicen), sino á los se publicó y extendió su fama por todas aquellas
treinta y cuatro a ñ o s de su edad, como lo p r u e b a partes de África, y él se estaba en su rincón
el cardenal Baronio en la segunda edición de s u s con deseo de no ser conocido de nadie, sino de
Anotaciones sobre el Martirologio, retractando lo Dios. Huía por extremo las dignidades y g r a n d e -
que había dicho en las p r i m e r a s . A u n q u e el bre- zas, y por esta causa de las ciudades, que esta-
viario reformado por m a n d a d o de la santidad de ban como viudas y sin pastor, por h a b e r s e m u e r t o
Clemente VIII dice que cuando se bautizó tenía s u s obispos, temiendo que el pueblo, m o v i -
treinta y t r e s años, y esto parece lo m á s cierto, do más por la fama que por lo que en hecho de
porque si san Agustín nació el año del Señor verdad él era, le pediría por obispo ó presbítero.
de 355, y se bautizó el de 388, no tenía sino trein- Pero nuestro Señor, que levanta á los humildes y
ta y t r e s a ñ o s . Bautizóle por su mano san A m - manifiesta á los que se esconden por su a m o r ,
brosio, y con él á sus amigos Evodio, Alipio y y quería poner sobre el candelero de su Iglesia la
Adeodato, su hijo, á Nebridio, Ponciano Simpli- h a c h a encendida, le ofreció una ocasión para s a -
cio, F a u s t i n o , Condono, Valeriano, Justo y P a u l i - lir de su rincón y hacerle presbítero y obispo. H a -
no. En aquel acto tan solemne se dice que san bía en la ciudad de Hipona, que a h o r a se llama
Ambrosio dijo en alta voz: Te Deum laudamus, y Bona, un caballero principal y temeroso de Dios
que san Agustín respondió: Te Dominum confl- que deseaba ver á san Agusi/n, y decía q u e , oyen-
temur; y que así llevaron aquel himno h a s t a do la palabra de Dios de su boca y s u s santos conse-
acabarle: de que la Iglesia católica usa p a r a dar jos, él dejaría todo lo que tenía y se dedicaría per-
g r a c i a s al Señor por algún señalado beneficio que petuamente al servicio del Señor. Súpolo el santo,
de él recibe. No se puede fácilmente creer la a l e - y por g a n a r aquel hombre á Dios y traerle al
g r í a que tuvo el santo prelado Ambrosio y el recogimiento en que él estaba, fué á Bona, donde
bienaventurado Simpliciano por ver convertido á era obispo Valerio, griego de nación y varón santí-
Agustín, y de tan g r a n d e enemigo de la Iglesia simo. El cual, sabiendo que Agustino había veni-
trocado en un soldado esforzado y capitán v a l e - do á la ciudad, hizo luego j u n t a r el pueblo y e x -
roso del Señor. Todos los católicos se regocija- hortóle que echase mano de él (que estaba bien
ban, y m u c h o m á s los ángeles del cielo. Pero seguro y descuidado de esto) para ordenarle pres-
¿quién podrá explicar el júbilo y gozo de la s a n t a bítero de aquella iglesia. Hízose así, y por más
m a d r e Mónica, cuando v i o al hijo de su dolor y que él se excusó y lloró no le aprovechó nada,
de t a n t a s lágrimas en el gremio de la Iglesia c a - porque el pueblo y el obispo le forzaron á consen-
tólica, casto, humilde, devoto y de león bravo tir en su elección. Y corno el santo d e r r a m a s e
hecho manso cordero? ¿Qué de lágrimas de c o n - m u c h a s lágrimas por su humildad, teniéndose por
suelo d e r r a m a r í a la que había d e r r a m a d o tantas indigno, a l g u n o s pensaban que lloraba porque no
de pena y dolor? ¿Qué g r a c i a s h a r í a al Señor p o r - le daban otro grado mayor, y para consolarle d e -
que asi la había oído y dádole m u c h o más de lo cían que a u n q u e él era digno de otro grado más
que pedía y deseaba? Partióse después san A g u s - alto, pero que el sacerdocio estaba cerca del obis-
tín de Milán con su m a d r e y algunos de s u s a m i - pado, como dice Posidonio, que el mismo santo lo
gos, tomando la bendición de san Ambrosio para referia: que así suelen los h o m b r e s ambiciosos y
volverse á África. Pasó por R o m a , y estando en c a r n a l e s i n t e r p r e t a r y echar á la peor parte las ac-
Ostia para e m b a r c a r s e murió allí s a n t a Mónica ciones de los santos. Luego que fué ordenado
(como lo dijimos en su vida), y después de h a b e r presbítero comenzó á j u n t a r religiosos y edificar
enterrado á la s a n t a m a d r e se embarcó y llegó á un monasterio en un huerto que le d i o san V a l e -
Cartago, y de allí á su tierra, donde en compañía rio. Allí fundó la perfección evangélica y el a m o r
de Alipio y de Evodio se retiró y comenzó á hacer de la pobreza, exhortando á todos que vendiesen
la vida que en Italia había concertado. Dejando, los bienes que tenían (como él lo había hecho)
pues, todos los cuidados de la tierra, se apartaron y viviesen en comunidad, tomando á Dios por
á u n a casa en el campo, donde se ejercitaban en su parte y rica heredad. Este es el p r i m e r monas-
a y u n o s , penitencias y oraciones, y se ocupaban terio de monjes que Dios fundó en África por m a -
de día y de noche en meditar la ley del Señor; y nos del grf n padre san Agustín. Y porque pareció
de las cosas que Dios e n s e ñ a b a á san Agustín en cosa nueva en aquella provincia los herejes d o -
TOMO III 53
418 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 8
natistas, creyendo que él fuese el primer i n v e n - toda una ciudad dividida en dos partes se a p e -
tor de aquella vida religiosa, m u r m u r a b a n de él d r e a b a n , y se herían y m a t a b a n m u c h o s , hizo
como enemigos de toda religión y virtud; mas mu- llorar todo el auditorio y cesó aquella perversa
cho se e n g a ñ a b a n los herejes, pensando que san c o s t u m b r e . P e r o acomodábase al pueblo c u a n d o
Agustín había sido el p r i m e r inventor de esta s a - predicaba en s u s p a l a b r a s , de m a n e r a que si p a r a
g r a d a religión. P o r q u e dejando los i n n u m e r a b l e s ser entendido era necesario h a c e r algún barbaris-
monasterios que había en Egipto, en Palestina y mo, de b u e n a g a n a lo hacia, queriendo antes ser
en otras partes de Oriente, ya en R o m a , ya en Mi- r e p r e h e n d i d o de los g r a m á t i c o s que dejar de s e r
lán, y en otros l u g a r e s del Occidente había m u - entendido de los oyentes.
chos, los cuales v i o san Agustín, y entendiendo la No se contentó san Valerio con tener á san
santidad con que en ellos se vivía la trasplantó en Agustín por presbítero en la ciudad de Bona; pero
África, y de aquel p r i m e r plantel se multiplicaron viéndose viejo y m u y enfermo, deseando dejar á
y crecieron m u c h a s g e n e r o s a s plantas, no s o l a - su ganado por pastor y sucesor suyo á san A g u s -
mente en ella, sino también en m u c h a s provincias. tín, y temiendo que p a r a otra iglesia se le quita-
Pero como la vida reglar es muy contraria á la de rían, alcanzó del primado de la iglesia de Cartago
los herejes y á s u s intentos, tomaron de aquí oca- que se le diese por coadjutor en s u v i d a . y después
sión para decir mal de san Agustín y perseguirle. de ella por su sucesor. Y así se hizo con g r a n r e -
Cuatro años fué presbítero, y en este tiempo el p u g n a n c i a de san Agustín, que dice que en n i n -
obispo Valerio le esforzaba á predicar; mas el santo g u n a cosa conocía que Dios estaba airado contra
se e x c u s a b a con dos cosas. La primera, por su él tanto, cuanto en ver que le había puesto al
humildad, creyendo que no tenía suficiencia para gobernalle de la Iglesia, siendo indigno de estar
ello, y como no le admitiese esta excusa, pidió que al r e m o . P e r o fué con s u m a alegría y contento de
á lo menos le diese tiempo hasta la P a s c u a siguien- todo el pueblo y clero. Con esto creció m á s la
te para estudiar y a p a r e j a r s e m á s . P o r q u e decía autoridad y el celo y la vigilancia del santo, y el
que la s a g r a d a E s c r i t u r a es un m a r Océano, i n m e n - fruto que doquiera que llegaba hacía con s u s ser-
so y profundísimo, y que es menester estudiar m o n e s . F u é cotisagrado obispo de Bona á los cua-
los inefables misterios que en él se e n c i e r r a n , y r e n t a y un a ñ o s de su edad, en el año del Señor
después de muy mirados, entender que hay m u - de 395, por mano de Magalio, obispo calamense,
cho m á s que saber en ellos, y que cuando el hom- primado de Numidia, y en el primero del imperio
bre piensa h a b e r acabado entonces comienza. La de Arcadio y Honorio, y edificó dentro de la i g l e -
otra causa por que se excusaba de predicar, era sia u n monasterio de clérigos, según el modo y
una c o s t u m b r e que a n t i g u a m e n t e había (la cual regla que dejaron los santos apóstoles. P o r q u e ,
r e p r e h e n d e san Jerónimo) en a l g u n a s iglesias que, como el mismo santo dice, considerando que la
estando el obispo presente, el sacerdote no p r e d i - casa del obispo h a de ser frecuentada de m u c h o s ,
caba. Y a u n q u e san Valerio no r e p a r a b a en esta á los cuales es m e n e s t e r m o s t r a r humildad y hos-
costumbre, porque siendo de nación griego, y no pedar (porque de otra m a n e r a el obispo seria te-
elocuente en la lengua latina, deseaba que san nido por i n h u m a n o ) , y que permitir esto en el
Agustín supliese su falta, y con su espíritu, d o c - monasterio es indecente y ocasión de m u c h a i n -
t r i n a y elegancia diese saludable pasto á sus o v e - quietud, quiso en su casa obispal tener monasterio
jas; pero el mismo san Agustín se aprovechaba de para c o n s e r v a r la vida refigiosa y no faltar á los
aquella costumbre y se excusaba con ella, por no h u é s p e d e s . Después también instituyó monasterio
predicar y h a c e r s e maestro, deseando callar y ser de monjas y les d i o regla, como la había dado á
discípulo. Mas venció la autoridad y celo del san- los monjes y clérigos.
to obispo las m u r m u r a c i o n e s de algunos obis- Pero ¿quién podrá explicar la luz con que este
pos, y el saber que en las iglesias orientales se sapientísimo doctor comenzó á a l u m b r a r al m u n d o
usaba lo contrario fué parte p a r a m a n d a r á Agus- luego q u e fué ordenado presbítero y después c o n -
tino que predicase en su presencia. Y salieron tan s a g r a d o obispo? ¿Cómo reformó la disciplina ecle-
divinos y fervorosos s u s s e r m o n e s , que el obispo siástica? ¿Los a b u s o s que quitó? ¿Las disputas que
y primado de Cartago introdujo en su iglesia el tuvo con los herejes? ¿Las victorias que alcanzó
predicar los presbíteros delante de su obispo, y lo de ellos? Y ¿los triunfos y trofeos q u e por medio
mismo hicieron los otros obispos en las s u y a s . de este glorioso capitán tuvo la Iglesia católica?
P r e d i c a b a el santo con espíritu del cielo, y con una Avisó p r i m e r a m e n t e á Aurelio, obispo de Cartago,
elocuencia más que h u m a n a esparcía los rayos y que como cabeza y primado de las iglesias de
resplandores de su divina doctrina, y movía el África e n m e n d a s e a l g u n o s abusos que había en
auditorio y persuadíale m u c h a s veces lo que q u e - ellas, y que los d e s a r r a i g a s e más con suavidad que
ría. U n a vez, predicando contra una mala y enve- con severidad, y más con su ejemplo que con
jecida costumbre con que los padres y los hijos y s u s preceptos, y m á s enseñando que m a n d a n d o ,
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y amonestando m á s que a m e n a z a n d o , porque de Mas la principal ocupación de san Agustín e r a
esta m a n e r a dice que se ha de tratar con la m u - hacer g u e r r a á los herejes, que en aquella sazón
c h e d u m b r e del pueblo, y los pecados de pocos se eran m u c h o s y muy poderosos en África, y a r r u i -
deben castigar con rigor. Usábase todavía comer n a b a n toda aquella provincia, inficionando las
y beber en las iglesias, y había g r a n d e s excesos, a l m a s de los fieles con s u s perniciosos e r r o r e s .
y sobre las s e p u l t u r a s de los m á r t i r e s se hacía esto Estaba en Bona un maniqueo, llamado F o r t u n a t o ,
en s u s fiestas y en las m e m o r i a s de los difuntos que con su hipocresía y malas artes pervertía á los
y en otras cosas semejantes, las cuales procuró católicos, y era g r a n lazo del demonio. R o g a r o n á
san Agustín que poco á poco se quitasen, h a s t a san Agustín, siendo aun presbítero, que disputase
que en el concilio tercero cartaginense, siendo ya con F o r t u n a t o , y a u n q u e al principio el hereje no
obispo y hallándose en él, se hicieron decretos q u e r í a , porque conocía el ingenio y sabiduría de
contra estos abusos p a r a a r r a n c a r l o s . También san Agustín, pero después, por no perder el c r é -
quitó otros m u c h o s malos usos que habían quedado dito e n t r e los suyos, vino en ello. Señalóse el día,
de la gentilidad, y r e p r e h e n d i ó g r a v e m e n t e á los concurrió m u c h a gente docta y curiosa y de todo
que h a b l a b a n en la iglesia y á los que se iban de el pueblo. Señaláronse notarios que escribiesen
ella a n t e s de a c a b a r la misa, ó se quejaban de las todas las p a l a b r a s y a r g u m e n t o s de u n a parte y
misas largas, ó las pedían breves por ser ricos y de la otra. D u r ó la disputa dos h o r a s , quedó F o r -
poderosos. Ocupábase m u c h o en concordar los que tunato concluido, y confesó que no tenía qué r e s -
estaban discordes entre sí, en concertar s u s plei- ponder, y corrido se fué de aquella ciudad y n u n c a
tos, y juzgarlos y componerlos, porque en aquel m á s á ella volvió. Y a u n q u e los maniqueos envia-
tiempo solían los fieles acudir á los obispos con ron otro en su lugar, no se atrevió á disputar con
s u s diferencias y pleitos, y tomarlos por jueces y san Agustín, por m u c h o que el santo le convidó;
arbitros; y ellos tenían m u c h a m a n o , así por la y le escribió u n a c a r t a exhortándole que, ó d i s -
autoridad de su oficio como por la que les daban putase, ó se partiese de la ciudad y no enlazase
las leyes imperiales. Y era tan pesada y tan c o n - las almas flacas y las atosigase con s u s e r r o r e s .
tinua esta ocupación, que el mismo sanio, queján- Otro hereje también maniqueo, m á s atrevido, t e -
dose de ella, dice estas palabras: «Cuando a m o - nido por el m á s sabio y agudo de su secta, l l a m a -
nestamos á los pleiteantes y les decimos lo que les do Félix, vino á Bona p a r a a r g u m e n t a r con san
conviene, no por eso se a p a r t a n y desvían de nos- Agustín, y lo procuró; y salido al campo con él,
otros, antes hacen instancia, aprietan, r u e g a n y delante de m u c h a gente que estaba presente, al
se l a m e n t a n , y sacan por fuerza que nos o c u p e - cabo de seis días que d u r ó la disputa le rindió las
mos en estas cosas temporales q u e ellos a m a n , y a r m a s , y quedó tan convencido, que allí luego en
no en e s c u d r i ñ a r los m a n d a m i e n t o s de Dios que presencia de todos los circunstantes dijo que q u e -
nosotros amamos.» Y en otro l u g a r dice: «Yo ría ser hijo obediente de la Iglesia católica. Y san
pongo por testigo sobre mi a l m a á nuestro Señor Agustín le d i o u n a cédula para que la leyese, en
Jesucristo (por cuyo a m o r lo hago), que cuanto á la cual anatematizaba los e r r o r e s de los m a n i -
mí toca, mucho m á s q u e r r í a cada día á ciertas queos, y él la leyó de buena g a n a . Con esto, y con
h o r a s (como se usa en los monasterios bien o r d e - ver vencido y desterrado á F o r t u n a t o , su cabeza
nados) trabajar con mis m a n o s y tener a l g u n a s y obispo, d e s m a y a r o n los herejes maniqueos,
desocupadas p a r a leer, o r a r y t r a t a r de las divinas y se esforzaron los católicos, y no hubo de allí
L e t r a s , que no sufrir el desasosiego importuno adelante quien se atreviese á defender en disputa
que tengo en oir los pleitos ajenos y los negocios aquella p e r v e r s a secta. Predicaba una vez al
seglares, para determinarlos como juez, ó p a r a pueblo (como solía) san Agustín, y habiendo pro-
atajarlos como medianero e n t r e las partes.» Y con puesto lo que pensaba t r a t a r en aquel sermón, sin
tener tan poco gusto el santo en cosa tan d e s a - advertir lo que hacía dejó de decir lo que había
brida, como e r a oir y j u z g a r pleitos ajenos, era propuesto, y d i o con g r a n fervor contra los e r r o -
tan g r a n d e su caridad y el deseo de cumplir con res de los maniqueos. Después, estando á la mesa,
la obligación de su oficio, que a l g u n a s veces se preguntó á los que comían con él si habían echado
estaba hasta la h o r a del c o m e r y otras veces todo de ver que en el sermón había propuesto una cosa
el día sin d e s a y u n a r s e por oírlos y concertarlos, y tratado otra. Y como respondiesen que sí, dijo
p r o c u r a n d o que los pleiteantes tratasen s u s n e - el santo: «No pensaba tratar de la tal cosa; mas
gocios c r i s t i a n a m e n t e , y tomando ocasión p a r a el Señor por este mi y e r r o ú olvido quiere c o n -
e n s e ñ a r l e s las cosas de Dios y del bien de s u s vertir á alguno que lo ha menester.» De allí á
conciencias. Lo que el santo hacía m u y de buena uno ó dos días vino un h o m b r e muy rico, llama-
g a n a era visitar á los huérfanos, á las viudas, á do F i r m o , y delante de todos se echó á los pies de
los afligidos, y cuando le llamaban, á los enfermos, san Agustín, llorando y pidiendo ser reconciliado
a u n q u e en las otras visitas era m u y moderado. con la Iglesia, porque había sido maniqueo m u c h o
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tiempo, y dado m u c h o dinero á los de su secta, es- el santo iba camino de un pueblo en otro p a r a
pecialmente á los que ellos llamaban electos ó s a n - predicar la fe católica y a n i m a r á los fieles á
tos. Súpose de él que se había convertido oyendo m o r i r por ella. Mas por divina providencia se
aquel s e r m ó n , en el cual el santo había hablado escapó de s u s m a n o s , y a l g u n a s veces, teniendo
contra los m a n i q u e o s y dejado lo que traía pensa- los herejes puesta su celada y a r m a d o el lazo en
do, y este F i r m o después fué santo varón y p r e s - el camino por donde había de pasar, sin saberlo
bítero de u n a iglesia. De esta m a n e r a se iban con- erró el camino; y después de h a b e r rodeado,
virtiendo los herejes m a n i q u e o s , y la fe católica se sabía de cierto que en el camino derecho le
prevalecía contra ellos por la doctrina de san a g u a r d a b a n los herejes a r m a d o s para m a t a r -
Agustín, á quien Dios, nuestro Señor, había p e r - le. Ellos p r o c u r a b a n matarle, y él r o g a b a á
mitido que cayese en aquellos mismos e r r o r e s Dios que diese la vida del *lma á los que le
p a r a que c u r a s e como cirujano bien acuchillado q u e r í a n quitar la vida del cuerpo. Ellos afilaban
las heridas de los otros, y p a r a que diese la m a n o las espadas, y el s a n t o la p l u m a y la lengua, y
á los que estaban sumidos en aquel abismo en que escribiendo y predicando les hacía m á s cruda gue-
él antes había estado, y desde este tiempo comen- rra, porque el Señor del cielo estaba con él y le
zó en África á alzar cabeza la Iglesia católica. a m p a r a b a y defendía; y con la luz y espíritu que
Pero no sólo los maniqueos fueron vencidos de él le daba a l u m b r a b a los ciegos para que viesen
san Agustín, sino que m a y o r e s contiendas y m á s y amasen la luz que a n t e s h u í a n . I n n u m e r a b l e s
d u r a s batallas tuvo contra los herejes donatistas, fueron los herejes donatistas que se convirtieron
que en aquel tiempo se habían multiplicadoy eran á n u e s t r a s a n t a fe católica por medio de este s a n -
m u y poderosos en África, y no solamente la infi- tísimo doctor, porque como los pueblos vieron que
cionaban con su pestilencial doctrina, sino t a m - los m á s principales obispos y de m a y o r n o m b r e
bién con s u s crueldades la destruían y m a n c h a b a n e n t r e ellos, ó no osaban disputar con él, ó salían
con la s a n g r e de los católicos que d e r r a m a b a n . vencidos y corridos de la disputa, y que todas s u s
Especialmente u n a secta de ellos (que llamaban falsedades y nieblas se deshacían con la claridad
circunceliones, y profesaban continencia) e r a tan y doctrina de nuestro santo, entendieron que la
fiera y bárbara, que á todos los católicos que p o - verdad estaba de parte de los católicos, y ellos la
dían h a b e r á las m a n o s los m a t a b a n con crudos debían a b r a z a r . P e r o lo que m á s aprovechó para
t o r m e n t o s , sin p e r d o n a r á h o m b r e ni á mujer, á limpiar la provincia de África de la contagión
pobre ni á rico, á viejo ni á mozo, á niño ni á de los donatistas, y p a r a r e p r i m i r su orgullo y
n i ñ a . Y no es maravilla que fuesen tan sin piedad furor, fué u n a colación ó disputa general que se
para con los otros los que eran tan c r u e l e s p a r a hizo en Cartago entre los católicos y donatistas
sí: porque ciegos y apasionados con un infernal por mandato del e m p e r a d o r Honorio, delante de
furor, a l g u n o s de ellos se iban á las fiestas m á s Marcelino, tribuno y notario suyo, enviado p a r a
solemnes de los paganos p a r a q u e a l l í l o s m a t a s e n . este efecto del e m p e r a d o r ; á la cual vinieron, y
Otros se ofrecían por los caminos á la gente a r - con g r a n d e aparato y pompa e n t r a r o n todos j u n -
mada que e n c o n t r a b a n , amenazándoles que los tos ciento cincuenta y nueve obispos d o n a t i s -
m a t a r í a n si no los matasen; y a l g u n a s v e c e s hicie- tas (porque de casi cuatrocientos que pocos a ñ o s
ron fuerza á los jueces p a r a que los m a n d a s e n antes eran se habían disminuido muchos), y de
h e r i r y m a t a r de los verdugos. Otros se d e s p e - los católicos doscientos ochenta y seis e n t r a r o n
ñ a b a n ó se a h o g a b a n en las a g u a s , ó q u e m a b a n : en Cartago, cada día uno por sí, sin ruido ni e s -
en el fuego, pensando que hacían de sí a g r a d a b l e truendo. Y como e r a cosa tan n u e v a y de tanta ex-
sacrificio á Dios. P a r a que se vea qué m o n s t r u o s pectación, c o n c u r r i ó de toda África i n n u m e r a b l e
e r a n éstos y con qué género de fieras m á s que de gente, así de los católicos como de los herejes, á
h o m b r e s peleaba san Agustín. El cómo hubiese este espectáculo: unos por curiosidad, otros por
disputado y convencido á a l g u n o s obispos y p e r - saber la verdad y a r r i m a r s e á la parte m á s s e g u -
sonas entre ellos famosas, y por su medio é in- ra y vencedora. En esta disputa, después de h a -
dustria se disminuyese el n ú m e r o de los d o n a t i s - ber disputado con los obispos (de los cuales san
tas y creciese el de los v e r d a d e r o s fieles y católi- Agustín e r a el principal maestro), los donatistas
cos, no lo podían llevar en paciencia los herejes, quedaron afrentados, confusos y corridos, sin s a -
y daban voces, y predicaban que Agustino era ber qué r e s p o n d e r ni qué h a b l a r . Y puesto caso
lobo y e n g a ñ a d o r de las a l m a s y digno de m u e r t e , que como herejes astutos y engañosos p r e t e n d i e -
y que sin duda h a r í a m u y acepto sacrificio á Dios, ron con g r a n d e s e m b u s t e s , cavilaciones y m a r a -
y alcanzaría perdón de todos s u s pecados el que ñ a s o s c u r e c e r la verdad de ella, tuvo tanta fuerza
le matase (que esta doctrina es propia de herejes que deshizo todas s u s artes y triunfó de la m e n -
y más de los calvinistas de estos tiempos). Y así tira con gloriosa victoria. Muchos de los mismos
lo intentaron m u c h a s veces, especialmente cuando obispos se redujeron al gremio de la Iglesia c a t ó -
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DÍA 28 AGOSTO 421
lica, y los que quedaron obstinados y pertinaces años en escribir contra él, y escribió tan alta y
fueron desterrados y castigados con m á s blanda divinamente, que en las otras obras s u y a s parece
pena que su culpa merecía; y el pueblo e n g a ñ a d o que vence á los demás autores, y en las que e s -
abrió los ojos, y los amigos fieles de la verdad se cribe contra Pelagio vence asimismo. Y por esta
confirmaron m á s en ella, y comenzó á florecer y á c a u s a san Jerónimo se quiso e x c u s a r de escribir
dilatarse m á s la religión católica. Y p a r a confir- contra Pelagio, diciendo que ya había escrito san
m a r más los pueblos en ella, aquella disputa ó Agustín y dicho las mejores cosas que contra él
conferencia que los obispos católicos habían tenido se podían decir. T r a t ó el santo doctor la materia
con los donatistas y había sido escrita por los nota- d é l a gracia de Dios y de su eficacia, y de la necesi-
rios, se leía la c u a r e s m a en las iglesias de África dad que tenemos de ella, del pecado original y de
p a r a perpetua memoria de cómo los herejes habían la corrupción de n u e s t r a naturaleza, de la liber-
sido evidentemente concluidos. Y p a r a que esto se tad de n u e s t r o libre albedrío, y cuan flacos somos
hiciese mejor san Agustín abrevió y resumió toda sin la gracia con que el Señor nos previene, y
aquella colación ó conferencia en aquel compendio m u e v e y ayuda, y obra por nosotros, y todo lo
ó epítome, llamado Breoicolum. Y no solamente demás que pertenece á esto, con tanta escritura,
en las provincias de África, sino también en las ciencia, fuerza de a r g u m e n t o s , elegancia y copia
d e m á s se d e s a r r a i g ó aquella zizaña por la diligen- de p a l a b r a s , y tan á propósito p a r a d e s h a c e r los
cia, estudio é industria de n u e s t r o incomparable e r r o r e s de Pelagio, que todos los doctores que
doctor. después de san Agustín han escrito a c e r t a d a m e n -
De la m i s m a m a n e r a hizo g u e r r a á otros h e r e - te de esta materia han bebido de s u s fuentes y s e -
jes a r r í a n o s que había en África, de los cuales guido s u s pisadas, y reguládose con su nivel. Y
con el favor del Señor alcanzó ilustres victorias. dos concilios que se hicieron en África para
Pero las m á s ilustres y gloriosas que tuvo fueron a r r a n c a r esta mala semilla, que fueron un carta-
contra Pelagio y s u s secuaces, porque así como Pe- ginense y el milevitano, e n c a r g a r o n a s a n Agustín
lagio fué enemigo declarado de la gracia de Dios; que declarase la verdad católica acerca de estas
así san Agustín fué predicador y defensor de la m a t e r i a s , y con la lumbre de su celestial s a b i d u -
m i s m a gracia en tanto grado, que después del ría deshiciese las tinieblas de Pelagio, como lo
apóstol san Pablo no h a habido n i n g ú n escritor hizo. Y los otros concilios provinciales, y aun ge-
católico que así la h a y a declarado, magnificado y nerales, en las definiciones y decretos que han
ensalzado como este sapientísimo doctor. Y no sin hecho de estas materias tan importantes y difi-
c a u s a observan a l g u n o s que el mismo día que cultosas, han tomado por regla la doctrina de este
Pelagio nació en I n g l a t e r r a , nació en África san sol de la Iglesia, y predicador y defensor singular
Agustín, proveyendo n u e s t r o Señor á su Iglesia de la gracia del Señor. Y no solamente en estas
de quien la a m p a r a s e contra los desvarios de P e - m a t e r i a s , sino en todas las demás que trató san
lagio, y de medicina y remedio contra el veneno Agustín (que son i n n u m e r a b l e s y casi todas las
de sus herejías que la podían inficionar. F u é P e - que se pueden t r a t a r en la s a g r a d a teología) se ve
lagio de nación inglés, de profesión monje, de un ingenio más de ángel que de h o m b r e , u n a s a -
condición vago, inquieto y disimulado. Estuvo en biduría más divina que h u m a n a , y u n a s razones
los m o n a s t e r i o s de Egipto, vino á R o m a y vivió tan macizas y fundadas, u n a disposición y orden
a l g u n o s a ñ o s entre los católicos, como tal, i l u s - tan a d m i r a b l e , u n a agudeza y presteza p a r a d e s -
t r a n d o s u s e r r o r e s , poco á poco con m á s c a r a y h a c e r los a r g u m e n t o s de los adversarios, y un
color de santidad. Pasó á Sicilia, é inficionó aque- peso y gravedad para confirmar los suyos, tan
lla isla y la de Rodas, y lo mismo hizo en la de excelente y s o b e r a n a , que todos los doctores que
I n g l a t e r r a , su patria, en Jerusalén y en África; y después de él han escrito se precian de ser discí-
á los principios se gobernó con tanto artificio, pulos suyos. Especialmente los escolásticos, que
que e n g a ñ ó á san Paulino, obispo de Ñola, y l l e - e x a m i n a n , a p u r a n y pesan con el peso de la r a -
vó cartas s u y a s p a r a san Agustín, en que le enco- zón las verdades de la s a n t a teología, le tienen
m e n d a b a á Pelagio, como varón santo y amigo de por su guía y maestro. Y principalmente el doctor
Dios. Mas el Señor, que siempre asiste á su I g l e - angélico santo T o m á s se vistió del espíritu y doc-
sia, proveyó que san Jerónimo en J e r u s a l é n y san t r i n a de san Agustín, de m a n e r a que parece h a -
Agustín en África conociesen s u s e r r o r e s y escri- berse transformado en él, y bebídola y empapádp-
biesen contra ellos, y los refutasen con tan g r a n - se en ella, como una esponja: de donde se puede
de sabiduría y elocuencia, que se estableció en la entender cuan g r a n d e fué el maestro, pues tan
Iglesia de Cristo la verdad católica, y la gente que g r a n d e fué el discípulo.
iba á caer se detuvo, y m u c h a de la que había Escribió san Agustín tantas y tan excelentes
caído se levantó. P o r q u e san Agustín p r i n c i p a l - obras, ó disputando contra los herejes y refutando
mente tomó la m a n o c o n t r a Pelagio y gastó diez s u s e r r o r e s , ó declarando la s a g r a d a E s c r i t u r a
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para edificación de los fieles (como dice Posido- con la a b u n d a n c i a de v u e s t r a s corrientes.» San
nio), que a p e n a s h a y quien las sepa ó pueda leer Severo Sulpicio, escribiendo al mismo san A g u s -
todas; y son tan estimadas y tenidas en tanta v e - tín, dice: «¡Oh abeja de Dios artificiosa, que fabri-
neración, que los m a y o r e s ingenios y mayores ca los panales de la divina dulzura que destilan
letrados son los que de ellas se a d m i r a n m á s . Y misericordia y verdad, entre los cuales mi a l m a se
todos los sabios y santos católicos dan á san r e c r e a con aquel pasto divino, r e p a r a s u s faltas y
Agustín gloriosos títulos ó ilustres epítetos y r e - esfuerza su flaqueza!» San Próspero Aquitancio,
n o m b r e s , con g r a n d e encarecimiento, a u n q u e discípulo y defensor de la doctrina de san A g u s -
n i n g u n o llega á lo que el santo merece. Llámanle tín, hablando de él dice: «San Agustín, obispo de
pozo de s-abiduría, maestro de teología, flor de vivo y perspicaz ingenio, suave en s u s palabras,
g r a n d e s ingenios, o r n a m e n t o de las escuelas y docto en las h u m a n a s , en los trabajos de la Iglesia
templo de la religión, columna de la Iglesia, e s - incansable, ilustre por s u s o r d i n a r i a s disputas, en
cudo de la fe católica, martillo de los herejes, todas s u s acciones compuesto, en la exposición de
ejemplo de buenos prelados, luz de los predica- la fe católica agudo, en decidir y resolver las difi-
dores, doctor de los g r a n d e s doctores, y varón cultades y en convencer los herejes circunspecto,
enseñado de Dios, y que bebió en la fuente de la y en explicar las E s c r i t u r a s s a g r a d a s m u y m i r a -
Divinidad, e n t r e los doctos santísimo, y entre los do.» Y en otra parte dice: «En este tiempo s a n Agus-
santos doctísimo. Un libro entero sería m e n e s t e r tín es l u m b r e y o r n a m e n t o de todos los s a c e r d o -
para referir parte de lo que los santos y gravísi- tes.» Hilario, obispo de Arles, dice: «El excelentí-
mos doctores de la Iglesia y los s u m o s pontífices simo doctor san Agustín, defensor de n u e s t r a fe,
y sagrados concilios dicen de este gloriosísimo meditando c o n t i n u a m e n t e en Dios, y no temiendo
doctor, y las alabanzas que le dan. El g r a n J e r ó - por su a m o r la m u e r t e , d e s t r u y ó á los sacrilegos
nimo, escribiendo á san Agustín, le dice estas y venció á los herejes.» P u e s ¿qué diré de los otros
palabras: «En todo tiempo h e r e v e r e n c i a d o á encomios é insignes alabanzas que dan los d e m á s
v u e s t r a beatitud con aquella h o n r a que debo, y santísimos y sapientísimos doctores á san A g u s -
amado á nuestro Salvador que habita en ella. Pero tín? Casiodoro le llama insigne maestro de todas
a h o r a ha crecido más (si c r e c e r pudiese) esta mi b u e n a s letras, fuente purísima y clara, y l u m b r e
reverencia, y la medida de a m o r que estaba llena del cielo que resplandece en la Iglesia con c l a r i -
a h o r a se h a colmado de m a n e r a , que no se nos dad. El venerable Beda le da el título de excelentí-
pasa h o r a sin h a c e r mención de vos: porque simo doctor de todas las iglesias. San B e r n a r d o ,
habéis estado fuerte con el a r d o r de la fe, y r e - de martillo fortísimo de los herejes. R u p e r t o , abad,
sistido á los furiosos y contrarios vientos, q u e - de c o l u m n a y firmamento de la verdad; y dice que
riendo antes salir solo libre de Sodoma, que mo- fué aquélla c o l u m n a de nube en la cual la sabidu-
rir entre los que habían de perecer. Bien sabe ría de Dios puso su t r o n o . Remigio Antisiodoren-
v u e s t r a prudencia lo que digo. En todo el m u n d o se dice que así como el sol en la claridad hace
se celebra vuestra virtud. Los católicos os veneran ventaja á todos los p l a n e t a s , así san Agustín exce-
y os a d m i r a n como á r e p a r a d o r y r e s t a u r a d o r de de á los demás doctores. Volusiano dice que falta
su a n t i g u a fe. Y lo que es señal de m a y o r gloria, á la ley de Dios lo que no supo san Agustín, que
todos los herejes os a b o r r e c e n : y á mí me p e r s i - es como si dijera que san Agustín comprehendió
g u e n con el mismo odio p a r a m a t a r con el deseo y supo todo lo que hay en la ley de Dios. El conci-
á los que no pueden quitar la vida con el c u c h i - lio VIII toledano, h a b l a n d o de san Agustín, dice
llo.» Todo esto es de san J e r ó n i m o . San Paulino, que fué en investigar las cosas agudo, en hallarlas
obispo de Ñola, varón elocuentísimo y amicísimo singular, en explicarlas copioso, elocuente y s a -
de san Agustín, en u n a epístola le dice: «¡Oh pientísimo. Y el sacrosanto ecuménico concilio
v e r d a d e r a sal de la tierra, con la cual se s a - florentino llama á san Agustín ilustrísimo doctor
lan n u e s t r o s corazones p a r a que no se corrompan entre los latinos. Y p o r q u e después de la m u e r t e
con la vanidad del siglo! ¡Oh a n t o r c h a puesta de san Agustín a l g u n o s clérigos de F r a n c i a , ó
sobre el candelero de la iglesia, que c o m u n i - mal entendidos ó mal intencionados, ponían len-
ca su resplandeciente luz á todos los católicos, g u a en la doctrina que había enseñado contra los
y deshace las tinieblas espesas de los herejes y pelagianos, san Celestino, papa, que á la sazón
con la claridad de s u s palabras purifica la v e r - presidía en la Iglesia católica, escribió u n a epísto-
dad y la libra de la confusión y oscuridad de ellos! la á los obispos de F r a n c i a en que r e p r e h e n d e
Con razón puedo decir que v u e s t r a boca es un ca- aquella temeridad, y dice estas p a l a b r a s : «Siem-
ño de agua viva y u n a vena de la F u e n t e eterna. pre habernos tenido en n u e s t r a comunión, confor-
P o r q u e Cristo se h a hecho fuente de a g u a viva m e á su vida y merecimientos, á Agustín de s a n t a
que sube hasta la vida eterna, por cuyo deseo mi recordación, á quien j a m á s tocó ni se oyó decir
a l m a tiene sed, y codicia esta mi tierra ser r e g a d a cosa que oliese mal ó tuviese sospecha de error;
DÍA 28 AGOSTO 423
antes sabemos q u e tuvo tan g r a n sabiduría y cien- der s u s errores? P e r o a u n m á s estupenda es la
cia, q u e siempre los otros s u m o s pontífices, mis humildad de san Agustín, que resplandece en los
predecesores, le tuvieron por uno de los sumos libros de sus Confesiones, pues en ellos con tanta
doctores de la Iglesia » Y p a r a no a l a r g a r más es- claridad, simplicidad y verdad manifiesta s u s lla-
ta escritura, concluyámosla con las palabras del g a s , descubre, confiesa y llora los pecados de su
g r a n pontífice y doctor de la Iglesia san G r e g o - juventud, p a r a que por ellos todo el m u n d o e n -
rio: «Si queréis (dice) s u s t e n t a r o s con un m a n j a r tienda s u s miserias y las misericordias del Señor,
regalado, leed los libros del bienaventurado san y no se a v e r g ü e n z a (ya que fué pecador) de ser
Agustín, y hallaréis que su pan es de la flor de la tenido por lo que era, p a r a confundirse él m á s en
h a r i n a , y el n u e s t r o de salvado. sí y e n s e ñ a r n o s á nosotros con su humildad, que
Esto dicen los santos de la doctrina de san Agus- este género de confusión es glorioso p a r a Dios y
tín, y n u n c a acaban de ensalzarla y ponerla en las provechoso para el que se confunde. P u e s ¿qué
n u b e s . P e r o por m á s admirable y divina que ella diré de las i n n u m e r a b l e s y riquísimas virtudes
sea, m u c h o m á s hay que decir de s u s h e r o i c a s y que sobre este firmísimo y profundísimo fun-
excelentísimas virtudes. P o r q u e ¿quién supo mejor damento de la humildad edificó nuestro santo
j u n t a r la c u m b r e de tan eminente ciencia con la doctor? Tuvo e x t r e m a d o a m o r á la s a n t a pobreza
humildad tan profunda como este sapientísimo y y trató los negocios de hacienda con maravillosa
humildísimo doctor? ¡Qué altibajos tan g r a n d e s ! circunspección. Daba copiosas limosnas á los
¡Qué alteza en los ojos de todos, y qué bajeza en pobres de las r e n t a s eclesiásticas, y en esto se em-
los propios suyos! Con ser luz y oráculo de los pleaba lo que ofrecían los fieles. Sabiendo una
doctores, dice él hablando de los m á s antiguos: vez que m u r m u r a b a la gente por las r e n t a s que
«Yo creo lo que ellos creen, y tengo lo que ellos tenían los clérigos, el santo habló al pueblo y le
tienen, y enseño lo que e n s e ñ a n , y predico lo que dijo que él holgaría m á s de vivir de las ofrendas
predican.» Enviando alguno de s u s escritos á san y limosnas del pueblo, que tener administración
J e r ó n i m o , le r u e g a que los lea y c e n s u r e con s e - de rentas, y que si ellos querían, él h a r í a de
veridad, p o r q u e dice que más a m a el que s a n a buena g a n a cesión de todo lo que á él le tocaba;
reprehendiendo, que el que lisonjea u n t a n d o la m a s el pueblo no lo consintió. N u n c a quiso san
cabeza, y a ñ a d e : «Porque yo con g r a n dificultad Agustín tener llave, ni el sello del s a g r a r i o de la
puedo ser buen juez de lo q u e escribo, sino, ó m á s iglesia, donde se g u a r d a b a n las r e n t a s de ella,
temeroso, ó m á s atrevido censor de lo que es ra- antes e n c o m e n d a b a este cuidado á otros, que al
zón. A l g u n a s veces veo mis faltas, pero m á s las cabo del año daban cuenta del recibo y gasto.
quiero oir de otros mejores. P o r q u e si a l g u n a vez Tampoco quiso c o m p r a r heredad ni granja, aun -
por v e n t u r a injustamente me r e p r e h e n d i e r e , no que si alguno la dejaba á la Iglesia, la m a n d a b a
torne á lisonjearme, y me parezca que di contra recibir. Verdad es que a l g u n a s m a n d a s de ésias
mí sentencia m á s recatada que justa.» Y en otra no quiso aceptar por tener los que las dejaban he-
epístola dice: «Si yo h e escrito algo que no debía, rederos forzosos y pobres. Hizo un h o m b r e d o n a -
ó no del modo que debía, avíseme de ello con ca- ción á la iglesia de Bona de una heredad, y envió
ridad, p a r a que conociendo yo mi culpa pida p e r - las escrituras á san Agustín: al cabo de algunos
dón.» Dejemos los d e m á s ejemplos de esta h u m i l - a ñ o s se arrepintió y rogó al santo que le volviese
dad de san Agustín, que son m u c h o s y maravillo- su escritura. Diósela luego, a u n q u e avisándole
sos, y digamos solamente dos, que son s i n g u l a r e s . del peligro que hay en quitar á Dios lo que u n a
El u n o de s u s r e t r a c t a c i o n e s y el otro de s u s c o n - vez se le da. Y como el mundo siempre es uno y
fesiones. Escribió los libros de Retractaciones, en busca y toma ocasión de decir mal de todo lo que
los cuales refiere los tratados que h a s t a aquel hacen los siervos de Dios, comenzó á m u r m u r a r la
tiempo había escrito a n t e s y después que fué bau- gente de esta liberalidad de san Agustín, y á decir
tizado, siendo presbítero y siendo obispo, c e n s u - que era dañosa para los pobres, y que muchos no
rándolos y e n m e n d á n d o l o s con una c e n s u r a tan dejarían á la Iglesia por h e r e d e r a p o r q u e él no
severa, que no deja sentencia, palabra, ni sílaba admitía los legados que los que morían dejaban
que no la r e p r e h e n d a y retracte en lo que parece en s u s testamentos. Hizo el santo un s e r m ó n
digno de r e p r e h e n s i ó n . P u e s ¿qué ejemplo de h u - acerca de esto, y en él entre otras cosas dijo: «El
mildad tan g r a n d e es éste, especialmente p a r a los que desheredando á su hijo quisiere h a c e r h e r e -
insignes letrados que, confiados en su ingenio y dera á la Iglesia, busque otro que la reciba, y no
erudición, se dejan a r r e b a t a r del a u r a popular, y á Agustín, y plega á Dios q u e no halle quien la
p a r a los que, h i n c h a d o s con la v a n a ciencia, se quiera tomar.» Finalmente, e r a tan liberal con
arrojan á escribir y e n s e ñ a r lo que no saben, y no los pobres, que en faltando qué darles hacía v e n -
quieren volver a t r á s de lo que u n a vez dijeron, der los vasos de la Iglesia y r e p a r t i r entre ellos el
fáciles en e r r a r , y difíciles y pertinaces en defen- dinero, y si le daban á él algún vestido de precio,
424 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
tenía vergüenza de t r a e r l e , y mandábale vender, cese la plática; y si n a d a de esto se h a c e , yo m e
p a r a que ya q u e la r o p a no podía ser c o m ú n á levantaré de la mesa.» P u e s ¿qué diré de la p r u -
m u c h o s , lo fuese el precio de ella. Y si no tenía dencia de todas s u s acciones? Especialmente de
m á s que dar, con g r a n d e llaneza decía al pueblo aquellos tres consejos tan p r u d e n t e s y saludables
como ya no tenía de q u é h a c e r limosna, y que que g u a r d a b a san Ambrosio y los dio á san Agus-
ellos se la diesen á los pobres, ó á él qué darles, tín: que no fuese c a s a m e n t e r o , por las r i ñ a s que
porque había aprendido de su maestro san A m - suele h a b e r después e n t r e los casados; que no
brosio aquella sentencia: Aurum Ecclesia kabet, aconsejase á nadie que fuese soldado ni fuese á la
non ut servet, sed ut eroget: Que la Iglesia tiene g u e r r a ; y que no fuese á convites, porque en ellos
oro, no p a r a g u a r d a r l o , sino p a r a distribuirlo. Y se suele perder la templanza. Cuando intercedía
el mismo san Agustín solía decir: Non est episcopi por a l g u n o (que era pocas veces y en casos p r e -
servare aurum, ei revocare á se mendicantis ma- cisos), hacíalo con m u c h o comedimiento y de ma-
num: No es oficio del obispo g u a r d a r el oro y des- n e r a que no violentaba la voluntad de la persona
e c h a r de sí la mano del pobre que le pide limosna. á quien rogaba. N u n c a quiso ser arbitro e n t r e los
El m i s m o espíritu de la s a n t a pobreza g u a r d ó en amigos; y éralo de buena g a n a e n t r e los no c o n o -
lo d e m á s . Su vestido y calzado no e r a de precio, cidos, porque decía que de los amigos se perdía
sino de u n a medianía p a r a satisfacer al estado que aquel c o n t r a quien se daba la sentencia; y de los
tenía. Su comer era muy moderado, a c o m o d á n - no conocidos se g a n a b a aquel en cuyo favor se
dose á los huéspedes que comían á su mesa. Dióle daba. Aborrecía m u c h o á los que tenían c o s t u m b r e
nuestro Señor m u y g r a n don de castidad d e s p u é s de j u r a r , y tenía puesta p e n a á s u s clérigos y cria-
que le libró de las liviandades de su mocedad, y dos de su casa cuando j u r a b a n , conmutándolos
le santificó con las a g u a s del santo Bautismo, y cuando comían á su mesa en el beber, y q u i t á n -
él de su parte se a y u d a b a m u c h o , pidiéndola con- doles por cada j u r a m e n t o u n a vez de vino de tres
tinuamente en s u s oraciones á Dios, como quien que les daban.
tan bien sabía y había probado en sí que la c o n - Pero lo que m á s me espanta en este glorioso
tinencia es don suyo, y g u a r d á n d o s e de todas las
doctor es la devoción, t e r n u r a y sentimiento en
ocasiones de caer. Y p a r a esto n u n c a consintió su oración y contemplación, a c o m p a ñ a d o con
que en su casa habitase mujer, ni su propia h e r - la delicadeza de su divido entendimiento, y con
mana, ni sobrina, ni prima, ni otra algun.a, por la alta y profunda erudición. P o r q u e el que l e -
santa que fuese, por quitar las ocasiones de m u r - yere a t e n t a m e n t e las meditaciones, soliloquios y
muración ó sospecha. P o r q u e decía que ya que la confesiones de san Agustín, hallará en ellas tan-
s o b r i n a era sobrina y la h e r m a n a h e r m a n a , q u e
tas d u l z u r a s , gustos y regalos de Dios, como si el
las c r i a d a s de la h e r m a n a ó sobrina ni eran s o -
santo no h u b i e r a tratado en toda su vida otra cosa,
brinas ni h e r m a n a s , y así podían c a u s a r algún
sino de la oración afectiva y unitiva. P o r donde
escándalo. Tenía g r a n recato en no estar ni h a - se ve c u a n a l u m b r a d o estaba su e n t e n d i m i e n -
blar con mujer n i n g u n a á solas, sino en caso r a r o
to con la divina luz, y cuan inflamada en el a m o r
y de g r a n d e importancia. No visitaba monasterios del Señor su voluntad, y que por u n a parte e r a un
de mujeres, sino con g r a n necesidad. E r a m u y querubín en la ciencia, y por otra un serafín en los
enemigo de m u r m u r a c i o n e s , especialmente de los
ardores y encendimientos de su corazón. Y así,
ausentes; y porque en la comida c o m ú n m e n t e hablando con el Señor, él mismo lo dice: «¡Oh
se despierta y aviva m á s la lengua, demás de dulcísimo Señor! ¡Oh buen Jesús! Abrasad mi
la lección que tenía el santo á su mesa, había corazón con el fuego de v u e s t r a caridad para que,
m a n d a d o escribir allí en la pared u n o s v e r s o s q u e
encendido todo, a r d a ya con g r a n d e s llamas de
decían: este dulce a m o r , que n i n g u n a s a g u a s las puedan
a p a g a r . Vos sois, Señor, este a m o r , q u e s i e m p r e
Quisquís amat dictis absentum rodere vitam, arde y n u n c a se apaga. Dulce Señor, buen J e s ú s ,
Hanc mensam indignan noverit esse sibi. y caridad y Dios mío, e n c e n d e d m e todo con vues-
tro fuego y con vuestro a m o r , con v u e s t r a suavi-
Quiere decir: dad y dulzura, con vuestro gozo y alegría, con el
deseo de v e r m e santo y bueno, casto y limpio,
Ninguno del a u s e n t e aquí m u r m u r e ; quieto y s e g u r o , p a r a que lleno de la d u l z u r a de
Antes quien piensa en esto d e s m a n d a r s e , vuestro a m o r , abrasado de las llamas de v u e s t r a
P r o c u r e de la m e s a levantarse. caridad, os a m e , Dios mío, de todo mi corazón y
con todas mis e n t r a ñ a s , y os tenga en mi a l m a y
Y como una vez ciertos prelados, comiendo en en mi boca y delante de mis ojos s i e m p r e : de suerte
la mesa de san Agustín, comenzasen á m u r m u r a r , que n i n g ú n a m o r falso y adulterino halle en mí
el santo les dijo: «Ojbórrense aquellos versos, ó l u g a r . Concededme la señal clara de vuestro a m o r .
DÍA 28 AGOSTO 425
que es u n a fuente perpetua de lágrimas, p a r a que iglesia treinta y dos, cansado con la edad y con
ellas m i s m a s sean testigos de este a m o r , y m a n i - los i n m e n s o s trabajos y estudios de toda su vida,
fiesten y prediquen cuánto os a m a mi alma, pues por el deseo vehemente que tenía de ocio y q u i e -
se derrite en l á g r i m a s por el exceso y dulzura de tud para hacer s u s obras y aparejarse á la m u e r t e ,
v u e s t r o a m o r . » Y otras veces se deleitaba tanto y disponer su a l m a para la v e r d a d e r a vida, que
e n el misterio soberano de la E n c a r n a c i ó n , que es ver y gozar de Dios, con voluntad y contento
decía, h e c h o s s u s ojos fuente de l á g r i m a s : «Señor, de todo el pueblo y clero (como entonces en al-
el q u e no os sirviere para lo que le criastes, bien g u n a s iglesias se hacía), nombró san Agustín á
m e r e c e el infierno; mas para el que no os a g r a - Eradio, presbítero, por obispo, para después de
deciere el h a b e r o s hecho h o m b r e y m u e r t o por él, s u s días, y para que todos los negocios y causas
m e n e s t e r es que se h a g a nuevo infierno.» O t r a s los tratasen con Eradio, á quien, si en algo fuese
veces estaba tan absorto y tan transportado en menester, él ayudaría; y así lo hizo. Y después
Dios, que como h o m b r e fuera de sí ( a u n q u e n u n c a vivió el santo cuatro a ñ o s , regalando su a l m a con
estaba m á s en sí), decía aquellas p a l a b r a s que la oración y contemplación, y con las delicias de
c o m ú n m e n t e se atribuyen á san Agustín: «Señor, la s a g r a d a E s c r i t u r a , y aspirando y a n h e l a n d o
en g r a n m a n e r a se alegra mi alma, pensando que con g r a n d e s ansias y afectos al Señor, de cuyo
vos sois Dios; mas si por imposible pudiera ser a m o r estaba tan herido y tan encendido y a b r a -
que Agustino fuera Dios, y que vos fuérades Agus- sado con el deseo de verle, que en u n a de s u s m e -
tino, más quisiera que vos fuérades Dios que no ditaciones le dice estas palabras: «Ea, Señor, ea
que lo fuera Agustino.» P u e s ¿á dónde puede su- ya, apareced y quedaré consolado; volveos á mí,
bir ó c r e c e r más el incendio del a m o r divino? Co- y c u m p l i r s e h a mi deseo; descubridme vuestra
j a m o s ya las velas p a r a que no nos h u n d a m o s en gloria, y mi gozo será colmado, porque mi a l m a
este piélago inmenso y abismo sin suelo, y s a - tiene sed de vos, y mi c a r n e os desea. Mi alma
quemos de aquí en cuan subido punto tuvo este sedienta corre á la fuente de a g u a s vivas, y dice:
santo todas las virtudes; pues así poseía la forma ¿Cuándo llegaré y pareceré delante de la c a r a de
y r e i n a de todas las virtudes, que es la caridad. mi Señor? ¿Cuándo v e n d r é i s , Consolador mío?
Y que no es maravilla que Dios, n u e s t r o Señor, ¿Para cuándo os a g u a r d a r é ? O ¿si tengo de ver
le h a y a hecho p a t r i a r c a tan glorioso de su Iglesia algún día el gozo que deseo? O ¿si me tengo de
y legislador y padre de tantas religiones á un h a r t a r de aquella gloria, cuya h a m b r e me fa-
doctor á quien adornó de su ingenio, divina s a b i - tiga? O ¿si me tengo de e m b r i a g a r de aquel vino
duría, de virtudes tan h e r o i c a s , y á quien d i o tan oloroso y suave por el cual suspiro? ¿Si tengo de
g r a n d e a u t o r i d a d , para que no solamente con su beber aquel río de deleites de que tengo sed? E n -
vida y doctrina, sino también con las s a g r a d a s tretanto, Señor, las l á g r i m a s sean mi pan y mi
religiones que instituyó, fuese a d m i r a b l e y v e n e - sustento de día y de noche, h a s t a que se diga á m i
rable en toda su iglesia. P o r q u e la s a g r a d a y es- alma: He aquí á tu Esposo. Mientras que viene
clarecida orden de los e r m i t a ñ o s de san Agustín esta h o r a , a p a c e n t a d m e , Señor, con mis sollozos,
(en la cual siempre ha habido y hay v a r o n e s doc- y r e c r e a d m e con mis dolores.» Estas son pala-
tísimos y de vida ejemplar) es hija de este beato bras de s a n Agustín p a r a declarar s u s afectos y
padre. Las religiones de los canónigos r e g l a r e s , s u s deseos tan encendidos de la vida eterna. P u e s
que son m u c h a s , todas m a n a n de esta fuente. La estando con estas a n s i a s y desfalleciendo de amor,
de los servitas reconoce á san Agustín por su permitió nuestro Señor que los vándalos, gente
maestro, y militan debajo de su regla, y otras feroz y b á r b a r a , que habían entrado con los godos
m u c h a s y m u y insignes monacales y militares. Y en España, pasasen de ella á África, robando
el g r a n patriarca santo Domingo fué canónigo y asolando la tierra y haciendo cruda g u e r r a .
reglar de san Agustín, y d i o á su ilustrísima Llegaron á Bona, cercaron la ciudad, a p r e t á r o n -
orden la regla de este santo, en la cual él mismo la y afligiéronla mucho con extraordinario d e s -
había vivido, y por la o b s e r v a n c i a d e ella llegado á consuelo del santo prelado, por ver las miserias
la perfección que llegó. P u e s el fruto que con estas y calamidades que padecían s u s ovejas. Y habien-
s a n t a s religiones h a sacado el Señor p a r a bien de do ya durado el cerco tres meses, suplicó h u m i l -
su Iglesia, mejor es que el lector atentamente lo demente á nuestro Señor que, ó le librase de
considere, que no que nosotros lo digamos aquí, aquella miseria, ó le diese paciencia p a r a s u f r i r -
porque es tanto, que no se puede explicar con la, ó le sacase de esta presente vida, p a r a que
pocas palabras, y no es bien que digamos m u c h a s no viese la destruición de su pueblo. Conce-
por no salir de nuestro instituto y de n u e s t r a dióle el Señor esto postrero, y dióle u n a enfer-
a c o s t u m b r a d a brevedad. medad aguda, de la cual luego entendió que se
moría; y a u n q u e estaba tan bien aparejado y tan
Estando,.pues, nuestro santo ya viejo y de edad
deseoso de morir (como habernos dicho), mandó
de setenta y dos años, y habiendo gobernado su
TOMO TII 54
426 LA LEYENDA DE ORO DÍA .28
que le escribiesen los siete salmos penitencia- lágrimas, salieron los demonios y quedaron los
les, y que se los pusiesen en parte donde él los h o m b r e s libres. También escribe que u n a vez,
pudiese leer desde la cama, y que no e n t r a - estando san Agustín doliente en la cama, le truje-
se nadie á él sino los médicos y los que eran ron un enfermo p a r a que pusiese sobre él las ma-
menester para c u r a r l e ; y así se hizo por espacio nos, y por este medio alcanzase salud. Respondió
de doce días. Leía m u c h a s veces los salmos con el santo que si él pudiera s a n a r á o t r o , primero se
g r a n t e r n u r a y a b u n d a n c i a de lágrimas. Recibió s a n a r a á sí; mas que él no era de tantos m e r e c i -
los s a c r a m e n t o s , y decía que n i n g ú n cristiano por mientos que pudiese dar salud á otros: y como
honesta y loablemente que hubiese vivido debería entendió q u e a q u e l e n f e r m o h a b í a v e n i d o por orden
morir sin h a c e r primero digna y conveniente pe- de Dios, le puso la mano encima y luego cobró
nitencia de s u s pecados. Llegada ya su h o r a , es- salud. De san Agustín hacen honorífica mención,
tando presentes y llorando m u c h a s l á g r i m a s s u s fuera de los santos, papas y concilios que a r r i b a
hijos, dio su bendita a l m a al que para tanta gloria quedan referidos, cuatro s u m o s pontífices, M a r t i -
suya le había criado, á los 28 de agosto, en que la no, Gelasio, León y Bonifacio VIII, y la quinfa,
santa Iglesia celebra su fiesta, siendo de edad de sexta y séptima sínodo. Adviértase que e n t r e los
setenta y seis años, y habiendo gobernado san- s e r m o n e s de san Ambrosio se halla uno que trata
tísimamente la iglesia de Bona treinta y seis. Y en del bautismo de san Agustín, que es el 92, y h a
el año del Señor de 433, según san P r ó s p e r o , d i s - e n g a ñ a d o y hecho e r r a r á algunos, pensando que
cípulo de san Agustín, y de 330, según el cardenal es v e r d a d e r a m e n t e de san Ambrosio; pero no lo
Baronio, i m p e r a n d o Teodosio el Menor, y V a l e n - es, sino de algún h o m b r e ocioso (por no decir
tiniano. mentiroso), que con n o m b r e de tan glorioso a u t o r
No hizo testamento, porque el pobre y siervo de pretendió dar color á s u s falsedades, corno e v i -
Cristo no tuvo de q u é . F u é sepultado en la iglesia dentemente lo p r u e b a el cardenal Baronio en s u s
de San Esteban que fundó. Dejó la iglesia llena de Anales. (P. Ribadeneira.)
clérigos, y los monasterios de monjes y monjas.
Hallóse en siete concilios que se celebraron en SAN HERMES, MÁRTIR. —El bienaventurado san A l e -
África, y firmó en ellos. Después de su m u e r t e á j a n d r o , papa y m á r t i r , fué g r a n d e ministro del
los catorce meses del cerco fué e n t r a d a la ciudad Señor, y con su s a n t a vida, admirable doctrina é
de Bona. y destruida por los vándalos, y los c r i s - i n n u m e r a b l e s milagros que hizo convirtió á la fe
tianos tomaron el s a g r a d o cuerpo de san Agustín, de Cristo, nuestro Salvador, g r a n parte de los
y su mitra y báculo pastoral, llevándolo á la isla caballeros r o m a n o s . E n t r e ellos fué un H e r m e s ,
de Cerdeña, de la cual andando el tiempo los s a - varón nobilísimo y riquísimo, y prefecto de la
r r a c e n o s se apoderaron; y Luitprando, rey de los ciudad de Roma, el cual por h a b e r resucitado á
longobardos, por g r a n precio que les dio, alcanzó un hijo suyo de m u e r t e á vida, a l u m b r a d o de la
el santo cuerpo y le trasladó á Pavía, y allí h o n o - luz del cielo, recibió el santo Bautismo, y lo mismo
ríficamente le sepultó en u n a iglesia que edificó hizo su mujer y s u s hijos, y su h e r m a n a Teodora,
llamada Celia Á u r e a . Y de esta traslación hace y toda la familia, que era de mil doscientas c i n -
mención el Martirologio romano á los 28 de fe- cuenta p e r s o n a s . A s u s esclavos dio libertad, á los
brero. Allí está hoy día en un monasterio poblado pobres y criados m u c h a hacienda, y á su hijo el
de s u s religiosos, en u n a parte del cual (que es gobierno de su casa, aparejándose él para el marti-
como monasterio por sí), están los frailes e r m i - rio. Dio g r a n d e estampido en toda la ciudad la
taños de san Agustín, y en la otra parte habitan conversión de san H e r m e s , por ser persona tan
los canónigos r e g l a r e s , y todos j u n t o s cantan en ilustre y tan conocida. Mandóle p r e n d e r á él y á san
la iglesia á coros losdivinos oficios, q u e r i é n d o l o s Alejandro Aureliano, prefecto, y dióle en g u a r d a
unos y los otros religiosos, como buenos hijos, á un t r i b u n o ó maestre de campo, llamado Q u i r i -
poseer aquel precioso tesoro y h o n r a r á su beato no, que tenía una hija, por nombre Balbina, m u y
padre. Al tiempo que san Agustín pasó de esta enferma de l a m p a r o n e s . Compadecióse Quirino de
vida se convocaba el concilio efesino, al cual el san H e r m e s , y así le dijo que se maravillaba que
emperador Teodosio el Menor llamaba al santo un h o m b r e tan principal y de tan alta dignidad,
doctor; pero cuando llegaron sus c a r t a s ya el santo y tenido por cuerdo, se dejase e n g a ñ a r , y por u n a
era difunto. No se escriben m u c h o s y g r a n d e s superstición y locura quisiese p e r d e r tanta h o n r a ,
milagros que san Agustín hiciese en vida; mas él nobleza y hacienda, y estar vilmente aherrojado
mismo era un g r a n d í s i m o milagro y prodigio di- en u n a cárcel, y que a c a b á n d o s e con la vida la
vino; solamente dice Posidonio que a l g u n a s ve- felicidad del h o m b r e , y no habiendo más que n a -
ces siendo presbítero, y otras siendo obispo, le cer y morir, pudiendo él gozar de los deleites y
pidieron que hiciese oración por unos e n d e m o - bienes de esta vida, escogiese los trabajos y mise-
niados, y que estándola el santo haciendo con r i a s que padecía, pues para n i n g u n a cosa le p o -
DÍA 28 AGOSTO 427
dían a p r o v e c h a r . San H e r m e s le respondió que él La vida, pues, de este segundo Moisés e s c r i -
había estado en el mismo e r r o r , y que san A l e - bieron Paladio en su historia llamada Lausica, y
j a n d r o le había librado de él y restituido la v i d a á Nicéforo Calixto en el onceno libro de su Histo-
un hijo suyo, y la vista á u n a criada y a m a suya; ria, en el cap. 3, de esta m a n e r a : Nació Moisés
y satisfízole á s u s razones, y concertó con él que en Etiopia, y como tal era negro de color, y fué
si san Alejandro, que estaba preso en otra cárcel hijo de un h o m b r e principal y g o b e r n a d o r de la
y encadenado, aquella noche viniese á ver á H e r - república; el cual echó de su casa á Moisés por
mes, Quirino se convertiría á la fe de Cristo. Él s u s malas costumbres y la inclinación que tenía
dobló las prisiones y g u a r d a s p a r a que san Alejan- de robar y aun de m a t a r p a r a poder robar m e -
dro no pudiese salir de la cárcel ni venir; mas san jor. Llegó á tanto su desventura, que vino á ser
Alejandro, guiado de un ángel que se le apareció capitán de u n a g r a n cuadrilla de ladrones. Cuénta-
con u n a h a c h a en la m a n o , en forma de un niño se de él que u n a vez, queriendo m a t a r á un pastor
como de cinco años, vino á casa de Quirino y visitó porque le había estorbado u n a noche que no h i -
á san H e r m e s , y sanó de los l a m p a r o n e s á B a l b i n a , ciese cierto salto que quería hacer, sabiendo que
hija de Quirino, y él y toda su casa recibió la luz el dicho pastor estaba de la otra parte del río
del cielo, y se hizo cristiana, y fueron todos los de Nilo, que á la sazón venía ancho una milla, se
ella m á r t i r e s del Señor: porque A u r e l i a n o , el p r e - desnudó, y poniendo su vestido sobre la cabeza,
fecto, habiendo sabido lo que pasaba, mandó poner á y tomando en la boca su espada, pasó el río n a -
todos los que habían sido bautizados en un navio, dando y fué á buscar al pastor que estaba g u a r -
y que atadas piedras al cuello fuesen lanzados al dando en su majada. En viéndole el pastor se
profundo del m a r . Quirino fué atormentado con escondió, y Moisés no hallándole mató cuatro
diversos t o r m e n t o s , y al cabo le desollaron: y por c a r n e r o s de los mejores del hato, y atólos á una
la m i s m a sentencia pasó san H e r m e s , cuyos cuer- c u e r d a , y volvió á pasar el río trayéndolos consi-
pos recogió s a n t a Teodora, su h e r m a n a , y los s e - go, y los desolló, y se comió la c a r n e , y vendió
pultó en la vía Salaria, no lejos de R o m a . El m a r - los pellejos y lo demás por vino que le dieron, y
tirio de san H e r m e s fué á los 23 de agosto, en que la todo se lo bebió y se volvió al lugar donde tenía á
santa Iglesia le celebra, y fué el año del Señor de los otros ladrones s u s c o m p a ñ e r o s . Andando, pues,
132, siendo e m p e r a d o r A d r i a n o . Y Pelagio, papa, Moisés en tan malos y abominables pasos, le miró
segundo de este n o m b r e , adornó é ilustró el c e - el Señor del cielo con ojos de piedad, y con los
menterio de H e r m e s . Hacen mención de su m a r - r a y o s de su divina luz a l u m b r ó aquel corazón te-
tirio todos los martirologios, especialmente el de nebroso y d u r o , y le ablandó y encendió con las
Adón, que trata m á s l a r g a m e n t e , sacando lo que llamas de su divino a m o r . Trocóse de m a n e r a que
escribe de los Actos de san Alejandro, papa, que de ladrón vino á ser monje, y el que quitaba á los
están en el tercero tomo del P . Surio. otros antes la vida vino á ofrecer en sacrificio la
(P. Ribadeneira.) s u y a al Señor, y de lazo de Satanás á ser ejem-
plo de religión y penitencia. Estando u n a vez
SAN MOISÉS, ANACORETA Y CONFESOR.—Demás de retirado en su celda vinieron cuatro ladrones
aquel santo Moisés, anacoreta y obispo, c u y a vida que h a b í a n sido s u s compañeros, y entraron en
escribimos á los 7 de febrero, h u b o otro san ella para robarla, sin saber que aquella celda
Moisés, asimismo a n a c o r e t a , no m e n o s a d m i r a - era de Moisés, ni que él estuviese allí. Dieron
ble, cuya vida también m e h a parecido escribir en él, y él c u a n d o los v i o arremetió á ellos y a t ó -
en este libro, por dos razones: la primera, porque los como si fueran cuatro costales de paja, y los
algunos confunden á estos dos, y de dos Moisés llevó sobre s u s hombros á la iglesia, donde e s t a -
que son, dicen que no fué sino uno solo, siendo ban los otros monjes recogidos, y poniéndolos así
verdad que fueron dos, el uno el obispo de los como estaban atados delante de ellos, les dijo:
s a r r a c e n o s , y otro que fué sólo a n a c o r e t a , pero «Padres, yo no puedo ya h a c e r mal á nadie; pero
santo y notable v a r ó n . Del uno hace mención el estos ladrones me han acometido, yo los h e cogido
Martirologio romano, y los d e m á s á 7 de febrero, y atado, y aquí os los traigo para que me digáis
como queda dicho, y del otro á los 28 de agosto. lo que queréis que h a g a de ellos.» Cuando los
La s e g u n d a c a u s a que m e m u e v e á escribir de ladrones supieron que aquél era Moisés y el que
este segundo Moisés, es porque de su vida pode- h a b í a s i d o ladrón y caudillo de ladrones tan famoso,
mos a p r e n d e r á no desconfiar de la misericordia y que dejada aquella mala vida se había vestido
del Señor cuando viéremos algún gran pecador de hábito de penitencia y convertídose tan de
que c o r r e sin freno como caballo desbocado, y los veras á Dios, tocándoles el mismo Señor el c o r a -
santos ejercicios con que se debe a y u d a r el que zón quisieron imitarle, y pidieron que los a d m i -
tal es p a r a salir de su mal estado y v e n c e r la t i - tiesen por monjes, y fueron v a r o n e s perfectos y
r a n í a de su c a r n e . acabaron su vida en religión. Pero como Moisés
428 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 8
venia del siglo a c o s t u m b r a d o á los vicios y había tuvo. Como no bastasen los medios que Moisés
hecho callos en las torpezas y maldades, tuvo había tomado para vencerse, buscó otro para que-
g r a n d e s dificultades en v e n c e r los malos hábitos b r a n t a r s e m á s . Había algunos monjes viejos y
pasados y destejer la tela de la m a l a vida que en cansados que no podían proveerse de a g u a p a r a
tantos años había tejido; el demonio, que n u n c a s u s celdas por estar dos, y t r e s , y seis millas lejos
d u e r m e , velaba siempre p a r a hacerle g u e r r a , y de las fuentes de donde se había de traer; y Moisés
día le apretaba y de noche le afligía con varias para aliviarlos y quitarles de este trabajo iba de
tentaciones que fueron tan terribles, que faltó noche s e c r e t a m e n t e , sin que nadie lo supiese, por
poco no volviese a t r á s y se rindiese y se dejase del el a g u a que ellos habían menester, y les h e n c h í a
todo vencer. Mas favorecióle nuestro Señor, y él las vasijas con g r a n d e caridad, diligencia y forta-
se aprovechó de los medios que aqui diré. P r i m e - leza. Ocupándose en este ejercicio le aconteció
r a m e n t e , con el consejo de algunos v a r o n e s santos que u n a noche el demonio, que no podía sufrir la
y padres espirituales m u y experimentados, á los virtud y perseverancia en el bien comenzado, h a -
cuales él descubrió s u s tentaciones y peleas, y llándole cerca de un pozo llevando a g u a en el
tomó de ellos a r m a s para poder vencer. E n t r e cántaro de un monje, le dio con u n a p o r r a un
estos santos padres fué uno Isidoro, varón perfec- golpe tan recio, que le dejó allí tendido sin s e n -
tísimo, el cual le dijo que no se maravillase que tido y como m u e r t o . Allí estuvo hasta que al otro
la c a r n e y su m a l a costumbre de seguir s u s gustos día, viniendo otro monje al mismo pozo p a r a s a -
y apetitos le hiciesen g u e r r a , porque cuando un car agua, le halló tendido en el suelo y d e s m a y a -
perro que suele estar en la c a r n i c e r í a halla en ella do; y el monje avisó á san Isidoro, abad, el cual
qué comer, no le pueden e c h a r de ella, pero si vino con otros monjes, y le llevaron á la iglesia,
se cierra la carnicería y no halla lo que solía, él y estuvo Moisés de aquel golpe un año enfermo,
mismo de suyo se va. Y que lo mismo hace el sin poder casi volver en sí. Después Isidoro le
demonio con los pecadores que vienen del m u n d o amonestó que se fuese á la m a n o y poco á poco
á la religión, que mientras halla en ellos en qué en esta lucha con el demonio, y que no pelease
cebarse y e n t r e t e n e r s e siempre los infesta; pero con él como quien le desafía, porque también la
que cerrándole la puerta él mismo se va. Y que fortaleza h a de tener su tasa y medida, y m u c h a s
es m e n e s t e r con la buena costumbre deshacer la veces se h a c e m á s con la paciencia y confianza
mala costumbre, y como con un clavo s a c a r otro en Dios que con la fuerza y poder de nuestro bra-
clavo, y con el a y u n o y penitencia quitar á la zo. Y como Moisés respondiese que no cesaría de
carne los h u e s o s con que como perro se sustenta, batallar hasta que los malos s u e ñ o s no le fati-
y al fuego la leña con que suele a r d e r . g a s e n , el santo abad Isidoro le dijo: «En el n o m -
Siguiendo, pues, esta doctrina del santo padre bre de n u e s t r o Señor Jesucristo, de esta h o r a en
Isidoro, determinó Moisés tomar el segundo medio adelante no te congojarán m á s los s u e ñ o s torpes
y afligir su c a r n e con a y u n o s , y p a r a esto se e n - y feos que h a s t a aquí te han perseguido. Bien po-
cerró en su celda y no comía al día otra cosa d r á s con confianza llegarte al altar y recibir el
sino doce onzas de pan seco, que p a r a su g r a n santísimo cuerpo de Cristo, nuestro Señor, el cual
cuerpo era s u m a abstinencia, y j u n t a m e n t e t r a - te ha querido p r o b a r tan largo tiempo y con tan
bajaba m u c h o , y cada día hacía c i n c u e n t a veces d u r a pelea p a r a que te humillases y entendieses
oración para debilitarse y enflaquecerse y d o m a r que no por tu trabajo y valentía habías vencido
á tan cruel y doméstico enemigo. P e r o como M o i - esta pasión, y por ello te desvanecieses.» Con
sés e r a m u y robusto y mal acostumbrado, y el esto se s e r e n ó el corazón de Moisés, y se aplacó
demonio atizaba el fuego que a r d í a en su pecho, aquella tempestad, y cesaron los vientos y las
padecía muchos malos sueños y la c a r n e hacía su ondas que le t u r b a b a n , y gozó de entera bonanza
oficio P a r a r e n d i r l a y vencerle determinó de y quietud, y dióle nuestro Señor tan g r a n d e
tomai el tercer medio, que fué estar toda la señorío sobre los demonios, que no hacía m á s
noche en pie sin arrodillarse ni a r r i m a r s e por no caso de ellos que nosotros h a c e m o s de las mos-
d o r m i r ; y de esta m a n e r a pasó seis años orando cas; y fué uno de los m á s insignes monjes de
en su celda sin dormir las noches, y en todo aquel tiempo, y m u r i ó siendo sacerdote, de cerca
este trabajo no pudo vencer las tentaciones torpes de ochenta y cinco años, como dice Nicéforo, ó
de la sensualidad, p a r a que e n t e n d a m o s cuan d i - de setenta y cinco, como dice Paladio, dejando
ficultosa cosa es a r r a n c a r del a l m a un hábito v i - otros tantos discípulos imitadores en santidad y
cioso envejecido, y que la castidad es don de Dios, en virtud.
y que él m u c h a s veces permite estas l u c h a s y p e - Hace mención de este san Moisés el Martirolo-
leas para que con el trabajo y p e n a que el hombre gio romano y el cardenal Baronio en las Anota-
siente en resistir á los malos apetitos p u r g u e los ciones sobre él, á los 28 de agosto; y Paladio y
ponzoñosos y deleites que otro tiempo en ellos Nicéforo escriben (como dijimos) su vida, y de
DÍA 2 9 AGOSTO 429
ellos nosotros sacamos lo que aquí queda refe- del formidable h e r e s i a r c a por medio de sus o r a -
rido. (P. Ribadeneira.) ciones. San Alejandro fué uno de los prelados
m á s ilustres de su tiempo, y murió ya m u y viejo
SAN JULIÁN, MÁRTIR—Este santo tomó la c a r r e r a en Constantinopla, en el año 340.
de las a r m a s , y descendía de u n a de las p r i n c i -
pales familias de Viena, en el Delfinado. Amigo SAN VIVIANO, OBISPO Y CONFESOR.-Según un autor
del tribuno san Forreólo, vivía en su compañía, antiguo fué este santo descendiente de s a n g r e
ardiendo a m b o s en deseos de d e r r a m a r su s a n g r e real, y floreció á mediados del siglo V. Ordenado
por Jesucristo. Publicóse en Viena un edicto con- obispo de Santonges, en F r a n c i a , fué el pasmo de
tra los cristianos, y entonces Julián se retiró á cuantos le vieron p o r el alto grado en que poseía
Auvernia, no por temor de la m u e r t e (pues, como todas las virtudes, y m á s que todo por la singular
h e m o s dicho, no deseaba m á s que morir por la gracia de milagros con que el Señor le favoreció.
fe), sino p a r a poder ser m á s útil á los fieles. S a - F u é el milagrero de su época, y san Gregorio de
bedor que los perseguidores le b u s c a b a n , salió de T o u r s , después de h a b e r contado m u c h o s de ellos,
la casa donde se hallaba hospedado, y p r e s e n - acaba diciendo que es inútil y ocioso el quererlos
tándose á los soldados les dijo: «Ya he vivido e n u m e r a r iodos, porque nadie los sabe ni caben
demasiado en este m u n d o : deseo r e u n i r m e con en los libros (sanctus Gregorius Turón., De gloria
Jesucristo.» Al oir estas p a l a b r a s le cortaron la confessorum).
cabeza. F u é su martirio en Brioude de A u v e r n i a ,
d u r a n t e el reinado del e m p e r a d o r Diocleciano, el Día 3 9
año 304.
LA DEGOLLACIÓN DE SAN JUAN BAUTISTA—A los 29
SAN PELAGIO, MÁRTIR—Padeció los siguientes mar- de agosto celebra la santa Iglesia la festividad de
tirios en Constanza, a n t i g u a ciudad de F r a n c i a , la degollación y martirio del g r a n p r e c u r s o r del
d u r a n t e el imperio de N u m e r i a n o . El juez E v i l a - Señor, san Juan Bautista, cuya historia, sacada de
sio le mandó p r e n d e r y e n c e r r a r cargado de p e - los evangelistas san Mateo y san Marcos, es de
sados grillos en un oscuro calabozo; después de esta m a n e r a : Herodes Antipas, hijo de Herodes
algunos días le sacaron de allí para azotarle i n h u - Ascalonita, el cual mató á los inocentes, fué t e -
m a n a m e n t e , s u s p e n d e r l e del ecúleo, r a s g a r l e s u s
t r a r c a , y por la potestad que tuvo como rey es
c a r n e s con hierros dentados y meterle en u n a llamado rey en las divinas Letras, y fué h e r m a n o
caldera de aceite hirviendo. El S e ñ o r le conservó de Arquelao, y el que hizo burla del Salvador al
la vida después de tan dolorosos suplicios, y por tiempo de la pasión, y el que m a n d ó degollar al
fin, habiéndole paseado y a r r a s t r a d o por toda la bienaventurado san J u a n Bautista porque le r e -
ciudad, le degollaron. prehendía y le afeaba el h a b e r quitado á su h e r -
m a n o Filipo, siendo aun vivo, á Herodías, su m u -
LOS SANTOS FORTUNATO, CAYO, Y ANTHES, MÁRTIRES.— j e r , y e s t a r públicamente amancebado con ella. El
En tiempo del e m p e r a d o r Diocleciano, siendo pro- amor ciego y desordenado del rey era v e h e m e n -
cónsul de Salerno uno llamado Leoncio, a l c a n z a - tísimo, y el aborrecimiento y odio de Herodías
ron estos santos la corona de la vida e t e r n a por contra san Juan era cruelísimo, porque temía que
medio de un glorioso m a r t i r i o . Después de m u e r - por la opinión g r a n d e de su santidad al fin a p a r -
tos fueron s u s c u e r p o s expuestos á las fieras p a r a taría al rey de su mal trato y conversación. El es-
que los devorasen; pero los cristianos lograron cándalo de todo el pueblo era grandísimo, y el
de noche darles sepultura, y algunos a ñ o s -des- daño muy universal, porque cual es la cabeza,
pués el cielo manifestó á un habitante de S a l e r - tales suelen ser los miembros, y los vasallos toman
no el l u g a r del sagrado depósito. Desde luego por dechado las acciones de s u s príncipes. P o r
fueron trasladados á un panteón suntuoso que se esto aquel sagrado pecho de J u a n , encendido y
levantó en su honor, y en el cual h a n s e visto a b r a s a d o del celo de la gloria de Dios, d e s h a c i é n -
grandes maravillas. dose de dolor por ver sus ofensas, como v e r d a d e r o
predicador del cielo que tiene m á s cuenta con
SAN ALEJANDRO, OBISPO Y CONFESOR.—Era presbítero Dios que con los h o m b r e s (aunque veía su peligro
de la iglesia de Constantinopla c u a n d o fué elegido y sabía que le podía costar la vida aquella libertad),
y consagrado obispo y patriarca de la misma. Las no dejaba de decir y replicar m u c h a s veces á
t u r b u l e n c i a s q u e suscitó la herejía de Arrio du- Herodes: Non licet tibi habere uxorem fratris tui:
r a n t e el pontificado de este santo han hecho céle- No te es lícito estar amancebado con la mujer de
bre su n o m b r e en la Iglesia, no sólo por h a b e r tu h e r m a n o . Lo cual sentía por extremo el p e r v e r -
sido infatigable en i m p u g n a r aquellos e r r o r e s , so rey, y Herodías á guisa de furia infernal e c h a -
sino p r i n c i p a l m e n t e por h a b e r obtenido la m u e r t e ba llamas de fuego, buscando s u s ocasiones p a r a
430 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2 9
matar al santo profeta. Y a u n q u e H e r o d e s temía r a aquella tristeza, porque a u n q u e deseaba m a t a r -
á san J u a n , sabiendo que era varón santo y j u s t o , le, no lo quería h a c e r por aquel camino, por la
y le r e v e r e n c i a b a y le oía de buena gana, y hacía infamia que se le había de seguir, quitando la vida
m u c h a s cosas que le aconsejaba, todavía las cosas á un santo varón en pago de un baile de u n a m u -
que hacia eran de poca importancia, y más por c h a c h a . P e r o por cumplir el j u r a m e n t o que había
c e r e m o n i a y satisfacer á la gente, que no por ver- hecho, a u n q u e fuera mejor no cumplirle y no a ñ a -
dadera afición, ni por cumplir con sus obligacio- dir un pecado á otro mayor pecado, y porque no
nes y m i r a r por su conciencia: que era quitar el le tuviesen por h o m b r e liviano, mandó á uno de
escándalo que con su pecado causaba en todo el los de su g u a r d a que fuese á la cárcel y cortase
pueblo. P o r u n a parte le reverenciaba como á la cabeza al Bautista, y se la diese á la m u c h a -
santo, y por otra le temía como á fiscal de s u s c h a . Esta es la s u m a de lo que dicen los sagrados
vicios. Oíale de buena g a n a y pesábale cuando le evangelistas a c e r c a de la degollación y martirio
avisaba de sus culpas, gustaba de sus razones y de este divino profeta y excelentísimo adelantado
aborrecía la libertad con que le afeaba su d e s h o - del Señor. No faltan autores que dicen h a b e r s e
nestidad, y luchaban en el ánimo del rey el r e s - sabido por divina revelación que n u e s t r o Salvador
peto que le tenia como á santo y el odio como á Jesucristo, así como se había hallado presente,
juez: la admiración de las costumbres de san Juan estando en el vientre de su bendita Madre, al naci-
y la reprehensión de las propias; pero como los miento de san J u a n , así se halló en la m u e r t e , que
príncipes están hechos á vivir á su gusto y llevan es el verdadero nacimiento de los justos: porque
mal que nadie les vaya á la mano, y la pasión del si san Esteban vio al tiempo de la batalla y de las
a m o r loco tenía cautivo á Herodes, y los lisonjeros piedras que le tiraban á Cristo á la diestra del
que andaban en su corte atizaban el fuego que P a d r e en pie, como p a r a a y u d a r l e , y en las h i s t o -
ardía en su corazón, y Herodías echaba aceite rias de los santos leemos que m u c h a s veces el Se-
continuamente en él, el rey se determinó de pren- ñor á la h o r a de su m u e r t e los vino á visitar y á
der á san J u a n Bautista y echarle en la cárcel, y recibir su espíritu, ¿qué maravilla es que h a y a h e -
aun quitarle la vida si fuese m e n e s t e r para h a c e r l e cho este regalo á aquel que en la c a r n e y en el es-
callar. A u n q u e no se atrevió (por razón de estado) píritu le e r a conjuntísimo, y dotado de m á s y
á matarle luego por no alterar al pueblo, que m a y o r e s privilegios que otros santos? También
tenía á san J u a n Bautista por un g r a n santo y escribe san J e r ó n i m o que, trayendo la mala hija
profeta escogido de Dios, hasta que vino tiempo á la m a d r e la cabeza de san J u a n Bautista, c u a n -
oportuno que le d i o ocasión para ejecutar lo que do Herodías la v i o , no contentándose con ver ya
deseaba. muerto á su enemigo, á quien tanto temía y a b o -
P o r q u e queriendo celebrar el día de su n a c i - rrecía, con rabia y furia mujeril traspasó con una
miento hizo un espléndido y solemne convite á los aguja la lengua del santo en v e n g a n z a de lo que
g r a n d e s , s e ñ o r e s y capitanes de Galilea, y d e s - había hablado contra ella. -
pués de haber cenado y bebido l a r g a m e n t e mandó Pero ¿quién no se a d m i r a de u n a cosa tan n u e -
venir á u n a hija que tenía Herodías de Filipo, su va y tan maravillosa como ésta? ¿Quién no se asom-
marido, llamada Salomé, de poca edad y menos b r a de los secretos juicios del Señor? ¿Quién no
vergüenza, y que bailase y danzase allí delante de se a n e g a en el golfo y abismo sin suelo de la divi-
todos los convidados; y ella lo hizo con tan buen n a Providencia? ¿Quién puede entender los c a -
donaire y gracia, que contentó al rey y á los c i r - minos por donde lleva á s u s escogidos? Aquel
c u n s t a n t e s de tal m a n e r a , que el rey le dijo que g r a n d e amigo de Jesucristo, maestro de la vida,
pidiese mercedes: porque a u n q u e pidiese la mitad modelo de la santidad, regla de justicia, ejemplo
de su reino se lo daría, y se lo afirmó con j u r a - de virginidad, espejo de penitencia; aquella t r o m -
mento. Consultó la m u c h a c h a lo que había de pe- peta del cielo, voz de Cristo, secretario del P a d r e ,
dir con su m a d r e , y ella, tomando aquella ocasión p r e c u r s o r del Hijo, templo del Espíritu Santo y
(si ya antes no lo había t r a m a d o y concertado con s a g r a r i o de toda la Santísima Trinidad, y tan per-
el rey), la mandó que pidiese la cabeza del Bautis- fecto y consumado en todas las virtudes, que e n t r e
ta, que estaba preso, y con esto volvió la hija á los nacidos de las m u j e r e s n i n g u n o fué m a y o r que
Herodes, y díjole: «Quiero que luego me des en san J u a n Bautista, es encarcelado y aprisionado
un plato la cabeza de J u a n Bautista.» Oída por el por mandado de un h o m b r e vicioso y deshonesto
rey aquella d e m a n d a , se entristeció ó d i o m u e s t r a s porque le predica la verdad. Y pudo tanto el i n -
de entristecerse. San Hilario, san Jerónimo y E s - cendio de la torpeza en el pecho de Herodes, que
trabón dicen que la tristeza de Herodes no fué m a n d ó quitar la vida al casto, puro ó inocente, y
v e r d a d e r a , sino fingida, porque san Mateo escribe tomado del vino y e n g a ñ a d o de la pasión de la
que Herodes quería m a t a r á san J u a n . San Crisós- lascivia y deleite, por un baile de u n a m u c h a c h a
tomo, Eutimio y Teofilato dicen que fué v e r d a d e - priva su reino de un profeta y ángel t e r r e n a l , y al
DÍA 2 9 AGOSTO 431
m u n d o de la luz de un sol que le a l u m b r a b a y en- fortaleza tan g r a n d e d i o Dios á san J u a n p o r q u e
cendía en el a m o r de Dios. De lo cual p r i m e r a - le quiso h o n r a r con la corona del martirio, para
mente habernos de s a c a r c u a n poderosa es y c u a n que no faltase este título y don tan excelente al
desenfrenada la pasión del deleite sensual cuando que él había escogido por tan especial y regalado
se s e ñ o r e a del corazón y le roba y cautiva, y saca amigo suyo, y adornádole de los privilegios y
fuera de sí: y el estrago que hace y las c a l a m i d a - lauréolas de doctor y virgen, y de todas las p r e -
des que a c a r r e a cuando se j u n t a con el poder de rrogativas que dijimos en su vida. Y así no hay
un tirano q u e tiene por ley lo que quiere y lo eje- duda sino que san J u a n fué m á r t i r y gloriosísimo
cuta y pone por obra, sin que ninguno la resista y esclarecido m á r t i r , y l u m b r e de los m á r t i r e s ,
ni se oponga á su voluntad. D e m á s de esto notó pues entre el nacimiento y m u e r t e de Cristo nos
san Crisóstomo que, así como no hay cosa m á s dejó ejemplo de constantísimo m á r t i r , y aun es
piadosa que u n a buena mujer, así no hay fiera m á s de estimar el martirio de san J u a n Bautista
más cruel que la mujer airada, ni león ni tigre que el de los otros m á r t i r e s del nuevo T e s t a m e n -
que se le pueda comparar; y que por eso dijo el to, que m u r i e r o n por Cristo después que Cristo
Espíritu Santo: «No hay ira sobre la ira de la mu- había muerto por ellos; y el mismo ejemplo del
jer.» Y el mismo Salomón dice que quería antes Señor los incitaba á ser agradecidos y dar la vida
habitar con el león y con el d r a g ó n que con u n a por aquel Señor que con tan i n m e n s a caridad h a -
mala mujer y parlera. Porque, como dice el mismo bía dado la s u y a por ellos, y sabían que en m u -
san Crisóstomo, los leones, tigres y todas las otras riendo había de comenzar su v e r d a d e r a vida ó ir
fieras, h a s t a las serpientes v e n e n o s a s , se pueden al cielo p a r a gozar e t e r n a m e n t e de su b i e n a v e n -
a m a n s a r y domesticar; pero la m a l a mujer no tie- t u r a d a p r e s e n c i a . Mas san J u a n aun no había vis-
ne c u r a . Lo cual es bien que ellas conozcan de sí, to ejemplo, ni c u a n d o él murió había m u e r t o el
para que al principio resistan á esta pasión y no S e ñ o r por él, y sabía que estaba c e r r a d a la p u e r -
v e n g a n á lo que vino Herodías, que para vivir á ta del paraíso h a s t a que Cristo, nuestro Señor, re-
su gusto procuró quitar la vida al que tanto mere- sucitado subiese á los cielos y la abriese, y que
cía vivir. Y también p a r a que los h o m b r e s entien- entretanto había de estar en el limbo con los otros
dan el recato que han de tener en t r a t a r y conver- santos padres a g u a r d a n d o su perfecta redención.
sar con las mujeres, y que de u n a pequeña cente- P e r o no es de m e n o r consideración que, q u e -
lla se e m p r e n d e un fuego tan g r a n d e que después riendo el Señor h a c e r m á r t i r á san J u a n Bautista,
no se puede a p a g a r . P e r o en lo que principalmen- quiso que lo fuese en defensa de la pureza y c a s -
te habernos de poner los ojos en esta degollación tidad. P a r a que por aquí e n t e n d a m o s el precio de
del santo P r e c u r s o r , es la constancia que tuvo en esta joya inestimable, pues su g r a n privado y
morir por la verdad, y en la bondad de Dios que amigo d i o la vida por ella y se puso al ímpetu
le quiso h o n r a r con el m a r t i r i o , y d e c l a r a r n o s en a r r e b a t a d o de un furioso rey, que con violencia
cuánto estima la limpieza del alma y la castidad, había quitado á su propio h e r m a n o la mujer y la
y cuan poco caso debemos h a c e r de todos los b i e - tenía por amiga. P u e s ¡cuánta es la excelencia y
nes de la tierra, y que al cabo castiga g r a v e m e n t e gloria de aquella virtud por c u y a defensa el g r a n
á los que se le atreven y afligen á s u s santos, aun- Bautista d i o su s a n g r e ! Y ¡cuánta es la fealdad y
que á tiempos sufre y disimula, y parece que no abominación de aquel pecado, contra el cual cla-
tiene providencia de las cosas que vemos en el mó esta voz divina con tan gran fuerza y eficacia
m u n d o . La constancia de san J u a n Bautista en re- h a s t a la muerte; después de muerto clama m á s
p r e h e n d e r á Herodes y volver por la virtud y fuertemente con la voz de su propia s a n g r e , que
por la ley de Dios, fué a d m i r a b l e ; pues no temió la voz de la s a n g r e de Abel! Pues ¿qué diré del
el furor y braveza de Herodías, ni el sentimiento menosprecio que debemos tener de todas las cosas
de Herodes, ni la crueldad de sus ministros y sol- caducas y frágiles de esta miserable vida, y del
dados, ni la m i s m a m u e r t e que se le puso delante. aprecio de las e t e r n a s y perdurables, viendo v e n -
Porque conoció que como á predicador divino y dida la s a g r a d a cabeza de aquel varón más divino
enviado del Señor p a r a aparejarle el camino le que h u m a n o por un vano contento de un h o m b r e
corría obligación de predicar la verdad y m o r i r cruel, y por un baile de u n a m u c h a c h a liviana y
por ella, y dar ejemplo á los predicadores evangé- desvergonzada, y por la instigación de una mujer
licos y personas públicas, que se desnuden de t o - adúltera y rabiosa, que no pensaron poder vivir
dos los afectos h u m a n o s del a m o r y del temor, de sino con la m u e r t e del santo profeta? Si con ojos
la ambición y de la codicia, de la lisonja y de la de c a r n e solamente m i r a m o s esta historia, p a r e -
demasiada prudencia m u n d a n a , y rompan por to- j c e m o s ha que Dios no tiene providencia de las
do cuanto se atraviesa la h o n r a y gloria de su Se- j cosas h u m a n a s , pues los malos prevalecen c o n -
ñor, como, lo hizo este bienaventurado p r e c u r s o r j tra los buenos, y la adúltera triunfa del casto, y el
suyo y espejo de toda santidad. Esta constancia y | juez malvado y cruel del santo é inocente profeta.
432 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 29
Mas si abrimos los ojos del alma, veremos que cito de Herodes fué desbaratado y deshecho, como
todo lo de acá es b a s u r a , y q u e sólo se h a de esti- lo escribe Josefo en el libro de s u s Antigüedades,
m a r lo que p e r m a n e c e p a r a siempre; y que al y después fué desterrado á León de F r a n c i a , donde
mismo san Juan fué de g r a n d í s i m a é incomparable estuvo con Herodías; y habiendo desde allí huido
gloria el h a b e r estado en la cárcel por la verdad, hacia E s p a ñ a , m u r i e r o n consumidos de dolor, de
y tendido la cerviz al cuchillo y alcanzado por es- angustia y q u e b r a n t o de corazón. Y de la m u c h a -
te camino corona de glorioso m á r t i r ; y á Herodes cha bailadora que por precio de su desenvoltura
que le hizo m a t a r se le siguió odio y a b o r r e c i - pidió la cabeza de san J u a n , escriben el Metafras-
miento de todo el género h u m a n o , con u n a p e r - tes y Nicéforo Calixto que murió de esta m a n e r a :
petua ignominia y afrenta. Y así dice san Pedro Yendo camino en invierno con g r a n frío, quiso
Crisólogo, hablando con el mismo Herodes, estas pasar á pie (por m a y o r seguridad) un río que esta-
palabras: «El mismo día que acabaste el de tu na- ba helado. Al pasar quebrósele el hielo y hundióse
cimiento, J u a n nació para el cielo, y el tuyo se la d e s v e n t u r a d a en el río, quedando la cabeza s o -
acabó, y el suyo comenzó; porque el justo e n t o n - bre el hielo; y como estaba a c o s t u m b r a d a á bailar,
ces comienza á vivir cuando m u e r e por Cristo; movió el cuerpo de tal m a n e r a debajo de las a g u a s ,
pues la vida del m á r t i r no se pierde con la m u e r t e , que su cabeza quedó cortada con la fuerza del
sino traspasa á mejor vida. Con la m u e r t e resplan- hielo, no sin admiración de los que lo vieron y
deció más el que murió temporalmente. Tú vivien- justo juicio del Señor, que (como dijimos) a u n q u e
do m u e r e s , y J u a n muriendo vive. Tú ya h a s a g u a r d a , sufre y disimula para, que el pecador
dejado y perdido aquella ropa de p ú r p u r a que se convierta y h a g a penitencia; al cabo le h i e r e
traías, y san J u a n siempre está vestido de aquella y castiga tanto más fuertemente, cuanto fué ma-
estola de inmortalidad que él mismo tiñó con su yor su paciencia y disimulación. La m u e r t e del
propia s a n g r e . T u s convidados a h o r a son particio- santo P r e c u r s o r fué cerca de la P a s c u a (como
neros de tus penas, y J u a n está sentado á la mesa lo dice el Martirologio romano, y lo notó el vene-
del rey del cielo con los coros de los ángeles. El rable Beda); m a s porque la Iglesia en aquel t i e m -
oye perpetuamente la música y consonancia celes- po está ocupada en c e l e b r a r los s a g r a d o s m i s t e -
tial, y tú oyes los aullidos y gemidos y el crujir de rios de la pasión del Señor, traspasó la festividad
dientes del infierno. Y aquel que fué condenado y de la Degollación de san J u a n Bautista á los 29 de
dado por precio del a m o r torpe de tu adúltera y agosto, que es el día en que la s e g u n d a vez se
de una m u c h a c h a bailadora, a h o r a goza en el rei- halló su preciosa cabeza, p o r q u e después que los
no eterno del premio de s u s virtudes, y tú con discípulos de san J u a n supieron que su maestro
ellas h a s recibido en el infierno el galardón de tu había sido degollado en la cárcel, tomaron su
injusta sentencia. José, por h u i r la mujer a d ú l t e - cuerpo y le sepultaron con g r a n sentimiento en
ra, dejó en s u s m a n o s la capa, y J u a n , por no ver Sobaste, que es S a m a r í a , e n t r e dos santos profe-
la adúltera, no solamente dejó el vestido exterior, tas, Eliseo y Abdías, y allí obró Dios por él m u -
sino también su cuerpo; José, por no cometer adul- chos milagros, como lo refiere san J e r ó n i m o sobre
terio de grado entró en la cárcel, y J u a n , por r e - la profecía de Abdías.
p r e h e n d e r el adulterio, trocó el yermo por la De la cabeza de san J u a n Bautista escriben
cárcel. J u s t a m e n t e J u a n es el m a y o r entre todos Rufino y los a u t o r e s de la Historia Tripartita,
los nacidos de mujeres, pues no solamente r e p r e - Beda y Simeón Metafrastes, que Herodías la e n -
hendió el adulterio, pero también venció con el terró dentro de su mismo palacio, temiendo que
a m o r de la virginidad los honestos deleites del no resucitase y se tornase á j u n t a r con el cuerpo,
lícito matrimonio. Y si siendo san J u a n tan g r a n d e y de nuevo r e p r e h e n d i e s e su adulterio. Estuvo
y estando tan apartado de mujeres en el y e r m o , escondida m u c h o s a ñ o s , h a s t a que el mismo santo
no pudo escaparse de s u s m a n o s , ¿quién es el que la reveló á ciertos religiosos que por su devoción
viviendo e n t r e ellas piensa poderse librar sin g r a n habían venido á J e r u s a l é n , y de esta p r i m e r a i n -
trabajo y sin g r a n cautela, si el Señor con su s a n - vención se hace mención en el Martirologio ro-
to espíritu no le libra y no le tiene de su mano?» mano, á los 24 días de febrero. P e r o hoy á los 29
Todo esto es de san Pedro Crisólogo. de agosto fué la s e g u n d a invención de la s a g r a d a
Mas no castigó Dios, n u e s t r o Señor, á Herodes cabeza, la cual se halló en tiempo del e m p e r a d o r
y Herodías y á su hija, solamente en la otra vida Valente, y queriendo él llevarla á Constantinopla
con pena e t e r n a ( a u n q u e sólo este castigo bastara, con la decencia y veneración que convenía, n u n -
y es sólo digno de temer); pero también en esta ca pudo, porque como era hereje a r r i a n o , no quiso
vida le afligió y deshonró, y privó del reino, y tuvo Dios hacerle tan g r a n d e merced, r e s e r v á n d o l a
g r a n d e s g u e r r a s con Areta, rey de Arabia, por p a r a el piísimo y religiosísimo príncipe Teodosio
h a b e r repudiado á su hija, que era su legítima el Mayor, el cual trasladó la cabeza del santo
mujer, y tomado en su lugar á Herodías; y el ejér- P r e c u r s o r con g r a n pompa y solemnidad á C o n s -
DÍA 29 AGOSTO 433
tantinopla, y le edificó un s u n t u o s o templo, y por P . Canisio en lo que escribió de san J u a n B a u -
esta razón se celebra hoy en la Iglesia la Degolla- tista contra los herejes de n u e s t r o s tiempos. Las
ción de san J u a n Bautista. Y también porque, reliquias de este gloriosísimo P r e c u r s o r por d e -
habiendo m a n d a d o el mismo e m p e r a d o r Teodosio voción de los fieles se han repartido casi por todo
que todos los templos de los ídolos se derribasen, el m u n d o , en Alejandría, en Ciro, ciudad de Siria,
viniendo este mandato á Alejandría, siendo Teófilo en F r a n c i a y en Italia; y san Paulino, obispo de
obispo de aquella ciudad, d e r r i b a r o n los cristianos Ñola, las colocó en su iglesia, y san Gaudencio,
el ídolo de Serapis, famosísimo, con g r a n d e senti- obispo de Bresa, en la suya. El dedo con que mos-
miento y llanto de los gentiles; y en aquel l u g a r tró el santo P r e c u r s o r al Señor, dicen que está en
fundaron u n a iglesia, y la c o n s a g r a r o n este m i s - Malta, cabeza de la orden de los caballeros que
mo día al S e ñ o r con n o m b r e de San J u a n B a u t i s - militan debajo de su s a g r a d o n o m b r e , y s u s c e n i -
ta, y allí pusieron s u s santas reliquias. Y con esto zas están en la ciudad de Genova, en una capilla
cayó en g r a n parte la superstición y vano culto de la iglesia catedral de San Lorenzo, y son tenidas
de los falsos dioses en aquella provincia, y comen- y r e v e r e n c i a d a s con s u m a devoción, y Dios h a c e
zó á florecer m á s n u e s t r a s a n t a religión. Pagó bien g r a n d e s milagros por ellas, especialmente cuando
el santo P r e c u r s o r á Teodosio su devoción y el se e m b r a v e c e la m a r , y poniendo las cenizas d e -
servicio que había hecho, porque antes que e m - lante se a m a n s a . Y otras provincias y reinos h a
prendiese la g u e r r a peligrosa que hizo c o n t r a enriquecido nuestro Señor con el precioso tesoro
Eugenio T i r a n o se recogió el buen e m p e r a d o r en de las reliquias de san Juan Bautista, y obrado
el templo de San J u a n Bautista, que él había e d i - g r a n d e s milagros por su intercesión. Algunos de
ficado para h a c e r oración, y tomarle por abogado ellos refiere san Gregorio T u r o n e n s e en el libro
y patrón en aquella j o r n a d a . Y valióle tanto, que de la Gloria de los mártires, y lo trae Lipomano.
al tiempo que se d i o la batalla e n t r e Teodosio y F u é el m a r t i r i o del santo P r e c u r s o r á los 33 a ñ o s
Eugenio T i r a n o salió de este mismo templo de San del Señor y un año antes de su pasión. Escriben
J u a n Bautista un demonio, dando horribles a l a - de la degollación de san J u a n Bautista, d e m á s de
ridos y aullidos contra san J u a n , diciendo estas los sagrados evangelistas, todos los martirologios,
p a l a b r a s : «¿Tú me h a s de v e n c e r á mí y d e s b a r a - el r o m a n o , el de Beda, U s u a r d o y Adón, y san
tar mi ejército?» (como lo refiere Sozomeno). Que Juan Crisóstomo en diversas homilías, y san P e -
es señal evidente del favor que el santo P r e c u r s o r dro Crisólogo, y m u c h o s de los autores de la
d i o á Teodosio, pagándole con tan s e ñ a l a d a victo- Historia eclesiástica que a r r i b a quedan referidos.
ria su devoción y servicio. Bien diferente de lo (P. Ribadeneira.)
que el impío apóstata Juliano pretendió h a c e r con-
tra las reliquias de este glorioso m á r t i r , p o r q u e SANTA SABINA, MÁRTIR—El martirio de santa S a -
sabiendo los g r a n d e s y continuos milagros que bina celebra la Iglesia á los 29 de agosto, y sacado
Dios o b r a b a en su sepulcro, pretendió q u e m a r el del Martirologio de Adón, obispo de Viena,fué de
sagrado cuerpo y d e r r a m a r s u s cenizas, p e n s a n d o esta m a n e r a : F u é s a n t a Sabina r o m a n a , de ilustrí-
por esto camino poder e x t i n g u i r la gloria de Cris- sima familia, hija de Herodes Metalario, y mujer
to; y, en efecto, los gentiles s u s ministros lo a c o - de un caballero principalísimo, llamado Valentino.
metieron, y en parte hicieron lo que deseaban, con Muerto su marido, recibió en su casa á u n a d o n -
g r a n furia ó impiedad. Mas proveyó nuestro Señor cella cristiana y honestísima, por nombre Serafia,
que a l g u n o s siervos en aquella sazón hubiesen la cual con su buen ejemplo y s u s buenas razones
venido de J e r u s a l é n á Sabaste, donde se cometía la persuadió que se hiciese cristiana, y la encendió
aquel sacrilegio, los cuales, mezclándose d i s i m u - tanto con s u s p a l a b r a s en el a m o r de Jesucristo,
ladamente e n t r e la otra gente, recogieron m u c h o s que siendo presa Serafia por la fe y condenada á
de los huesos y de las preciosas reliquias de san m u e r t e , santa Sabina no se podía a p a r t a r de ella,
J u a n , y después de la m u e r t e de Juliano quedó su y asi la siguió h a s t a el lugar del suplicio. Viola
sepulcro en pie, con g r a n d e veneración y c o n - el presidente Berilio, y díjole: «Mucho me m a r a -
curso de los fieles, como se saca de san J e r ó n i m o . villo que olvidada de tu linaje y del padre que te
Después con el discurso del tiempo la cabeza de engendró, y del marido que h a s tenido, andes en
san J u a n Bautista se trujo á R o m a , y se colocó en hábito tan despreciado t r a s esta m a g a y h e c h i c e r a
el monasterio de San Silvestre, donde al presente que te h a engañado y á muchos otros, y sacado
está, como lo dice el Martirologio romano. Y por de juicio.» Respondióle s a n t a Sabina: «Quisiera
estar allí la cabeza de san J u a n Bautista se llamó yo, ¡oh presidente!, que tú h u b i e r a s oído á Serafia
la iglesia de San Silvestre ad caput, como lo notó como la h e oído, y aprobado s u s v e r d a d e r a s y v i -
el cardenal Baronio, al cual podrá leer el curioso vas razones (que tú llamas hechizos), porque yo
lector en las Anotaciones del Martirologio romano, sé que dejarías la adoración de tus falsos dioses,
y en el cuarto tomo de s u s Anales: también al y conocerías al que sólo es Dios vivo y verdadero,
TOMO III 55
434 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 29
y r e m u n e r a con vida eterna á los buenos, y casti- su m u e r t e se p r e p a r ó p a r a ella, dirigióse á P a r í s
g a con perpetua pena á los malos.» El presidente, con uno de s u s amigos, llamado Fradulfo, y fijó
a u n q u e le d e s a g r a d a r o n las p a l a b r a s de Sabina, su p e r m a n e n c i a en un a r r a b a l de la ciudad, c o n s -
teniendo respeto á la calidad de su persona, la t r u y e n d o u n a p e q u e ñ a celda al lado de u n a c a p i -
dejó. F u é coronada de m a r t i r i o santa Serafia, y lla dedicada á san Pedro. T r e s a ñ o s vivió en 'ella,
Sabina recogió s u s reliquias y las g u a r d ó como hasta que por último m u r i ó por los a ñ o s 700. F u é
un rico y preciosísimo tesoro, y de allí á algunos Mederico e n t e r r a d o en la dicha capilla de San
días fué presa y presentada á un juez, llamado Pedro, donde se edificó después u n a g r a n d e i g l e -
Elpidio. El cual la afeó m u c h o que, siendo quien sia colegial que lleva su n o m b r e .
era, degenerase de su nobleza y s a n g r e ilustre,
de su casa y de su m a r i d o , y como mujer baja y SAN SEBBÓ, REY Y C O N F E S O R - F u é hijo de S e w a r d ,
apocada viviese e n t r e cristianos; y viéndola muy rey de los sajones orientales, y le sucedió en el
constante en la confesión de Jesucristo y que con trono el año 664. E r a el sexto rey cristiano de
g r a n d e libertad le respondía, la mandó degollar y aquel país: fuéel padre y el modelo d e s ú s pueblos,
confiscar todos s u s bienes. De esta m a n e r a acabó no sólo por la sabiduría y bondad de su gobierno,
esta vida temporal la gloriosa m á r t i r santa Sabina, sino por las ilustres virtudes de que daba ejemplo.
y comenzó á vivir aquella vida felicísima y s e m - Viósele sobre el trono p r a c t i c a r cuanto la p e n i -
piterna que alcanzan los que saben tan bien pelear tencia tiene de m á s austero, y e n c o n t r a r medio de
y v e n c e r como ella supo. Los cristianos tomaron h a c e r continua oración Después de un reinado
su cuerpo y le pusieron en la misma s e p u l t u r a de treinta años, tan brillante como feliz, r e n u n c i ó
donde ella había sepultado á su m a e s t r a Serafia. la corona en favor de s u s dos hijos Sigeardo y
Padeció á los 29 de agosto, año del Señor de 122, Senfrido, abdicación que tenía proyectada hacía
imperando Adriano. T r a e s u s actos y confirma lo ya m u c h o tiempo, á fin de poder s e r v i r á Dios m á s
que habernos referido el P. Surio en el cuarto libremente y de poderse p r e p a r a r á la m u e r t e de
tomo, y todos los martirologios hacen mención un modo m á s perfecto. Su esposa imitó su e j e m -
de s a n t a Sabina, que en R o m a tiene un suntuoso plo y tomó el velo de religiosa, y el santo rey r e -
templo, en el cual el glorioso patriarca santo D o - cibió el hábito monástico de las m a n o s de san
mingo fundó un convento de su s a g r a d a religión: E r k o n w a l d , obispo de Londres. Mandó distribuir
á él va el p r i m e r día de c u a r e s m a el sumo pon- á los pobres todos los bienes de que podía d i s p o -
tífice y da principio á las estaciones que en los ner. T e n í a siempre presente en su espíritu el pen-
otros días siguientes se frecuentan en ella, con samiento de la m u e r t e , pensamiento que hizo con
g r a n devoción de toda aquella santa ciudad. el tiempo su m á s dulce consuelo. Dos a ñ o s d e s -
(P. Ribadeneira.J pués de su abdicación m u r i ó Sebbó en L o n d r e s ,
en 697, conociendo la hora de su m u e r t e tres días
SAN MEDERICO, ABAD.—Nacido en Autún en el s é p - antes que sucediese, y siendo atestiguada su s a n -
timo siglo, mostró desde niño g r a n d e a m o r tidad por medio de m u c h o s milagros. Su cuerpo
á la virtud. No se ocupaba en las cosas propias fué e n t e r r a d o en la iglesia de San Pablo, y j u n t o
de niño, sino de su alma, y como contase solos á su t u m b a obró el cielo g r a n d e s maravillas.
trece años dejó la casa p a t e r n a y vistió el hábito
monástico. Tuvo que s u p e r a r algunos o b s t á c u - SAN PEDRO, Y SAN JOAN, M Á R T I R E S — H a b i e n d o cele-
los de parte de s u s parientes, m a s al fin entró brado capítulo general san F r a n c i s c o con todos
en la abadía de San Martín de A u t ú n . M u c h o s u s hijos en el convento de N u e s t r a S e ñ o r a de los
aprendió Mederico de aquellos monjes en la v i r - Angeles, después que se publicó en el concilio de
tud, y sobre todo en la caridad, humildad y o b e - Letrán la aprobación de su regla, se resolvió en
diencia. Nombrado prior de la casa d i o ejemplo á aquel ilustre congreso que se despachasen celosos
los demás, siendo en todo ejemplar. Su santidad misioneros por todo el orbe crisliano p a r a q u e se
era tan conocida, que no sólo los monjes, sino interesasen en la propagación de la religión y en
también los seglares venían de los puntos m á s la conversión de las a l m a s , que era el designio
remotos p a r a consultarle, sometiéndose siempre á principal del seráfico instituto. En cumplimiento
s u s decisiones. Temeroso de que s u s consultas le de esta determinación salieron del mismo capitulo
hiciesen caer en el pecado de orgullo, se retiró á m u c h o s célebres minoritas p a r a diferentes r e -
un bosque, lejos dos h o r a s de A u t ú n , p e r m a n e - giones del m u n d o , según la distribución h e c h a
ciendo m u c h o tiempo oculto en un l u g a r llamado por el santo patriarca, quien destinó p a r a E s p a ñ a
a h o r a la Celda de san Mederico. Allí estaba dedi- á J u a n , sacerdote, y á Pedro, lego de profesión,
cado á la oración y á los ejercicios de penitencia, a m b o s varones v e r d a d e r a m e n t e religiosos. Entra-
h a s t a que descubierto su retiro se v i o obligado ron en la nación con vivísimos deseos de cumplir
á volver á su ministerio. Conociendo se a c e r c a b a á la letra las órdenes de su santo padre; corrieron
DÍA 29 AGOSTO 435
por varios pueblos de la península, y viendo la perdonase la vida con toda su familia, y le c o n c e -
caridad y el g r a n d e aprecio que les manifestaron diese lo necesario para m a n t e n e r s e con decencia.
los n a t u r a l e s de Teruel, u n a de las m á s a n t i g u a s Aceptó el partido el rey de Aragón, y formalizado
ciudades de A r a g ó n , resolvieron establecerse en el contrato entró triunfante en Valencia la vigilia
aquel pueblo, p a r a lo cual construyeron dos p o - de san Miguel del año 1238, de la que expelió á
bres y h u m i l d e s celdas cerca de la iglesia del todos los a g a r e n o s que r e h u s a s e n a b r a z a r la r e -
apóstol San Bartolomé, donde se mantuvieron por ligión de Jesucristo.
espacio de diez a ñ o s ejerciendo el oficio de celo- Cumplió luego Azoto su promesa, é instruido en
sos misioneros, g a n a n d o p a r a Dios m u c h a s a l m a s los r u d i m e n t o s de la fe recibió el bautismo con el
por medio de s u s funciones apostólicas. n o m b r e de F e r n a n d o , ó de Vicente Belvis, según
H a l l á b a s e en aquel tiempo Valencia en poder opinan algunos, bien que otros sienten que este
de los m o r o s , cuyo rey Azoto, Zeito ó Abuzeito último fué el n o m b r e de su hijo primogénito, q u e
p e r s e g u í a d e m u e r t e á los cristianos; y e n c e n d i - también se hizo cristiano. Quiso el convertido
dos J u a n y P e d r o en vivísimos deseos de c o n s e - príncipe dar un testimonio público de su a r r e -
g u i r la gloria del martirio se presentaron en V a - pentimiento sobre h a b e r martirizado injustamente
lencia á predicar con generosa libertad las irrefra- á los dos santos, y p a r a acreditarlo así cedió á los
gables verdades de n u e s t r a s a n t a fe, declamando minoritas su palacio á fin de que en él fundasen
á un mismo tiempo contra los e n o r m e s a b s u r d o s un convento.
de la ley de M a h o m a . Supo Azoto los p r o c e d i - Desde que padecieron martirio J u a n y Pedro les
mientos de los dos celosos minoritas, y g r a d u á n - tributaron los fieles la correspondiente v e n e r a -
doles por uno de los m a y o r e s atentados que p o - ción como á ilustres m á r t i r e s de Jesucristo; pero
dían cometerse en los dominios a g a r e n o s , m a n d ó como á ésta faltaba la aprobación apostólica, h a -
ponerlos en u n a o s c u r a m a z m o r r a , m i e n t r a s to- biendo r e c u r r i d o á R o m a por las letras r e m i s o -
maba providencia de castigar su osadía. Quiso riales p a r a la justificación de su culto inmemorial,
obligar á J u a n y á P e d r o á que r e n e g a s e n de Je- resultando acreditado plenamente en el proceso
sucristo, valiéndose para ello de las a m e n a z a s que formó el vicario general de Teruel, en virtud
más terribles; pero la heroica constancia con que de comisión apostólica los declaró así. Y p r e s e n -
se n e g a r o n á u n a acción tan abominable hizo al tadas las diligencias en la s a g r a d a congregación
bárbaro m a n d a r que los degollasen en el momen- de Ritos aprobó ésta la sentencia del delegado,
to. Dieron los s a n t o s repetidísimas gracias al rey y la confirmó el papa Clemente XI en 23 de febre-
por la g r a n merced que les hacía de acelerarles ro de 1704.
la gloria á que a s p i r a b a n ; en premio de lo cual
le profetizaron que a b r a z a r í a dentro de poco tiem- SAN ADELFO, OBISPO Y CONFESOR.-Aprendió la c i e n -
po la fe de Jesucristo. Ejecutóse la sentencia de cia de la religión en la escuela de los inmediatos
Azoto en el día 29 de agosto del año 1231 en la discípulos de los apóstoles, y fué obispo de Metz.
plaza de Valencia, y redimidos por los cristianos Dotado de celestial virtud y predicando continua-
los venerables cuerpos de los dos ilustres m á r t i - mente el Evangelio convirtió muchos paganos á
r e s , á expensas del dinero que dieron á los moros, la fe, y obró g r a n n ú m e r o de milagros que atesti-
los trasladaron á la ciudad de T e r u e l , donde los g u a r o n la verdad de su misión. Después de q u i n -
depositaron en el mismo lugar que había sido el ce años de pontificado descansó pacíficamente en
de su habitación; y deseando aquellos n a t u r a l e s el Señor, y su sepulcro fué también famoso en
d a r u n a p r u e b a nada equívoca de la veneración portentos. El e m p e r a d o r Ludovico Pió hizo levan-
que les profesaban, elevaron en un célebre conven- tar u n a magnífica iglesia para t r a s l a d a r s u s r e l i -
to las pobres y h u m i l d e s celdas de ambos, cuya quias.
iglesia c o n s a g r ó el limo. Sr. D. García, obispo de
Zaragoza. SAN EÜTIMIO, Y SU HIJO SAN CRESCENCIO—San E u t i -
No se tardó m u c h o tiempo en cumplirse la p r o - mio era r o m a n o . En tiempo del emperador Diocle-
fecía de los santos: movió g u e r r a D. Jaime I de ciano fué instruido en la religión cristiana y bau-
Aragón, llamado el Conquistador, contra Azoto, tizado con su esposa y su hijo por un presbítero,
rey de Valencia, y conociendo éste que desde que llamado Epigmenio. Poco después la persecución
quitó la vida á los dos misioneros apostólicos era contra los fieles a u m e n t ó de tal modo, que la fa-
derrotado en todos los combates que tenía con los milia n u e v a m e n t e cristiana para s u s t r a e r s e á ella
cristianos, se persuadió que s u s pérdidas eran dejó la capital y se fué á P e r u s i a p a r a vivir en
justos castigos del cielo en pena de su e n o r m e paz. El hijo Crescencio murió algún tiempo d e s -
atentado. Bajo este supuesto comenzó á t r a t a r con pués, teniendo sólo once años, d e r r a m a n d o su
D. J a i m e sobre su conversión á la fe, y le ofreció s a n g r e por Jesucristo; y el padre, gozoso con t e -
la ciudad y reino de Valencia, siempre que le n e r aquel tesoro en el cielo, no tardó en a c a b a r
436 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
pacíficamente s u s días p a r a irse á r e u n i r con el y hecho pedazos á s u s dioses. Y el santo respon-
hijo en la m o r a d a de los santos. dió: «Lo que yo he hecho, no lo.he hecho por m a -
leficio del demonio, sino por beneficio y virtud de
LOS SANTOS NICEAS, Y PABLO, MÁRTIRES.-Nada sabe- Dios.» El juez con s a ñ a y furor le hizo s a c a r fue-
mos de ellos m á s que m u r i e r o n en Antioquia de r a de la ciudad por el camino que va á la ciudad
Siria, hallándose s u s nombres en los m á s antiguos de Ostia, donde estaba un árbol altísimo, c o n s a -
martirologios. grado á los demonios, y cerca de él un templo,
para que en él Félix sacrificase. Llegado al árbol,
SAN IPACIO, OBISPO Y MÁRTIR, Y SAN ANDRÉS, PRESBÍTERO hizo oración el santo, y con g r a n d e confianza (co-
Y MÁRTIR.—Eran dos amigos íntimos, n a t u r a l e s de mo si h a b l a r a con otra persona) le dijo: «Yo te
Lidia, y se ocupaban en e n s e ñ a r á los m u c h a c h o s m a n d o en n o m b r e de mi Señor Jesucristo que,
la doctrina cristiana y las virtudes evangélicas. a r r a n c a d o de raíz, caigas sobre este templo q u e
Después abrazaron ambos la vida monástica en aquí está y d e s m e n u c e s el altar, ó la estatua que
u n monasterio de Asia, y tanto se distinguieron en en él está, p a r a que de aquí adelante por ti no
él por s u s m u c h a s prendas, que el obispo de Efe- sean e n g a ñ a d a s las ánimas.» En acabando el san-
so consagró á Ipacio obispo y á Andrés sacerdote, to su oración, cayó el árbol sobre el templo y le
encargándoles que fuesen á combatir con los h e - a r r u i n ó , y el ídolo se desmenuzó de m a n e r a , que
rejes, con los impíos é infieles, á fin de a u m e n t a r no quedó r a s t r o de lo que a n t e s había sido; lo cual
así el rebaño de Jesucristo. Estando un día en sabido por el juez le m a n d ó degollar, y dejar su
Constantinopla predicando en favor del culto de cuerpo en el campo p a r a que los lobos y perros
las santas i m á g e n e s , el emperador León I s a u r o los le comiesen. Viole llevar al martirio otro cristiano,
mandó p r e n d e r y r a s u r a r la cabeza, y en seguida desconocido de los h o m b r e s y conocido de Dios,
hizo que, colocándoles a l g u n a s imágenes de m a - y entendiendo que iba á morir por Cristo, e n c e n -
dera sobre ella, las pegasen fuego, y de este modo dido de su a m o r , comenzó á decir en voz alta: «En
lograron los dos ilustres confesores la palma del la m i s m a ley que éste vive vivo yo. El confiesa á
martirio el día 29 de agosto del año 735, según Jesucristo por Dios: yo le confieso por Dios; él
Baronio. quiere morir por él, yo también.» Oyendo esto los
m i n i s t r o s de justicia, e c h a r o n mano de él, y h a -
SANTA CÁNDIDA, YIRGEN Y MÁRTIR.—Esta santa, r o - biéndose p r i m e r o llegado á san Félix, y dádole
m a n a de nacimiento, es de los primeros días del paz en su rostro, fué degollado j u n t a m e n t e con él.
cristianismo. El papa Adriano I le dedicó u n a igle- Los cristianos, como no supieron el n o m b r e que
sia, en la cual estuvo su cuerpo h a s t a que el papa tenía, le llamaron en latín Adaucto, q u e es lo mis-
Pascual I lo trasladó á la de Santa P r á x e d e s . mo que añadido ó acrecentado, porque se había
añadido y hecho compañía á san Félix p a r a r e c i -
SANTA BASILA, YIRGEN—Fué de E s m i r n a , cuya ciu- bir con él en el cielo la corona del martirio. Y ve-
dad ennobleció con la efusión de su s a n g r e . No nida la noche tomaron s u s s a g r a d o s cuerpos, y
sabemos la época de su m u e r t e ; pero s e g u r a m e n - los sepultaron en una g r a n d e hoya que había de-
te es m u y antigua, pues su n o m b r e se halla con- jado aquel árbol g r a n d e y alto que había caído
tinuado en los más antiguos martirologios de t o - sobre el templo por la oración de san Félix. Qui-
das las iglesias. sieron los gentiles sacarlos de allí; mas el demo-
nio entró en ellos y los a t o r m e n t ó , y después en
Día 3 O aquel l u g a r se edificó un solemne templo; el cual,
estando maltratado, le reparó san J u a n , papa, co-
LOS SANTOS FÉLIX, Y ADAUCTO, MÁRTIRES-En el tiem- mo se ve en el libro de los Romanos pontífices. Ce-
po de los e m p e r a d o r e s Diocleciano y Maximiano lebra la Iglesia la fiesta de estos m á r t i r e s á 30 de
h u b o en R o m a dos santos h e r m a n o s , presbíteros, agosto, que fué el día de su martirio, año de 302,
que a m b o s se llamaban Felices, y lo fueron no imperando Diocleciano y M a x i m i a n o . Lo que aquí
menos en la vida que en el n o m b r e . El m a y o r de queda referido se h a sacado del Martirologio de
estos dos h e r m a n o s fué preso por m a n d a d o de los Adón; y los otros martirologios r o m a n o s , el de
e m p e r a d o r e s y llevado al templo de Serapis p a r a Beda y U s u a r d o hacen mención de estos s a n t o s .
que adorase á s u s falsos dioses. Mas el santo, m i - (P. Ribadeneira.)
rando la estatua é ídolo de metal que estaba en el
templo, le sopló en la c a r a , y al momento cayó y SANTA ROSA DE SANTA MARÍA, YIRGEN.-Entre los
se hizo pedazos; y lo mismo le sucedió en el t e m - m u c h o s tesoros de oro y plata que han dado á
plo de Mercurio y en el de Diana. P o r lo cual el E s p a ñ a las Indias occidentales, y s i n g u l a r m e n t e
juez le mandó a t o r m e n t a r c r u e l m e n t e en el ecúleo el reino del P e r ú , n i n g u n o se puede c o m p a r a r con
p a r a saber de él con qué hechizos había derribado el que dio al cielo en la gloriosa virgen R o s a de
DÍA 30 AGOSTO 437
Santa María, que es el p r i m e r fruto ó la p r i m e r a dolores, respondía que no e r a cosa de considera-
flor que como primicias de m u c h a s que e s p e r a - ción, h a s t a que descubriendo la cabeza la hallaron
mos se h a ofrecido á Dios en s u s altares entre los llena de ampollas, postillas y llagas: pareciendo
santos que tienen culto en la Iglesia. Nació esta cosa m i l a g r o s a que u n a niña de cuatro años h u -
dichosa virgen en la ciudad de Lima, cabeza del biese podido sufrir tales dolores sin quejarse. No
reino del P e r ú , á 20 de abril, año de 1586, de p a - hizo después m á s sentimiento en la c u r a , que d u r ó
dres humildes y h o n r a d o s . Afirmaba su m a d r e c u a r e n t a días, ni en un t u m o r que se le hizo t e -
que no había tenido en el parto de esta hija los niendo seis años, en el nacimiento de la nariz,
dolores y congojas que había sentido en los par- siendo necesario e n t r a r la lanceta y sajar aquella
tos de once hijos que había parido; y n o t a r o n que parte, a n t e s parece q u e afligía Dios con dolores y
las túnicas ó telas con que salió del vientre m a t e r - enfermedades á la niña Rosa p a r a m o s t r a r en su
no no le s e r v í a n , como á los demás, de fealdad, flaqueza la fortaleza y sufrimiento que puede d a r
sino de h e r m o s u r a y gala. En el bautismo la p u - su g r a c i a .
sieron por n o m b r e Isabel, y en la confirmación le En edad de cuatro años r o g a b a á una criada
m u d a r o n en el de Rosa, por h a b e r l a visto á los india que en un retrete de su casa la pisase, es-
t r e s meses en la c u n a el rostro transfigurado en cupiese y diese golpes, y que la c a r g a s e un g r a n -
u n a rosa h e r m o s í s i m a . Después de algunos a ñ o s , de peso de adobes, ó u n m a d e r o , y con él a n d a b a
entendiendo la santa virgen el suceso que le h a - en u n huertecillo, cayendo m u c h a s veces con el
bía dado el n o m b r e de Rosa, y temiendo como peso, por imitar á Cristo con la cruz á cuestas.
h u m i l d e y prudente ser celebrada por este nom- Cuando tenía cinco a ñ o s empezó á despreciar las
bre, y el riesgo que esto la podía ocasionar, se cosas del m u n d o , pareciéndole vil cuanto el m u n -
encomendó á la Reina de los ángeles, la cual se do estima; á q u e le ayudó un desengaño que la
le apareció con su Hijo en los brazos, y la dijo dio el Señor por medio de un hermanillo suyo de
que el gusto de su Hijo e r a se llamase Rosa y que siete a ñ o s . Llenóla éste un día los cabellos de lodo;
añadiese á este n o m b r e el apellido de Santa María, sintiólo m u c h o Rosa y dio quejas á su h e r m a n o ,
y desde entonces se nombró Rosa de Santa María. á que respondió: «¿Por qué sientes tanto ver enlo-
N u n c a la vieron llorar siendo n i ñ a , ni en los dados tus cabellos? ¿No sabes que los a b o r r e c e
brazos de su m a d r e , ni en la c u n a , hasta que un Dios, porque son lazos con que el demonio enlaza
día, queriendo llevarla su m a d r e á la casa de u n a las a l m a s de los h o m b r e s y las echa al infierno?»
s e ñ o r a que se lo había pedido, empezó á llorar No e r a n razones éstas de un niño, a u n q u e dichas
con tanta fuerza al salir por la puerta, sin h a b e r por la boca de un niño; y así lo conoció Rosa, é
medio de acallarla, que fué m e n e s t e r volverse á hicieron tanta impresión en su alma, que empezó
e n t r a r en su casa, y al punto dejó de llorar, y se desde entonces á a b o r r e c e r sus cabellos y á temer
convirtieron en risa las l á g r i m a s , m o s t r a n d o la el infierno y el pecado que podía despeñarle en él;
n i ñ a que ya disgustaba de semejantes visitas y y decía m u c h a s veces: «Jesús sea conmigo, J e s ú s
gustaba de estarse recogida en su casa. Desde sea bendito, a m é n . » Y repetíalo tantas veces, que
edad de tres a ñ o s o b r a b a de m a n e r a que parecía con la costumbre, ni aun d u r m i e n d o dejaba de
tener uso de razón, y a r r o j a b a las flores de las decir estas palabras. Finalmente, ilustrada con
virtudes que prometían á su tiempo copiosos fru- particular luz del cielo, y a b r a s a d a ya del a m o r de
tos. Especialmente en la paciencia dio ejemplos Dios, y deseosa de c o n s e r v a r p e r p e t u a m e n t e su
que fueran admirables en u n a p e r s o n a de m u c h o s pureza, á los cinco años de su edad hizo voto de
años y virtud; porque habiéndose maltratado m u - virginidad, y se cortó los cabellos por no s e r oca-
cho u n dedo que después se le apostemó, p a d e - sión de culpas á n i n g u n o . De seis años a y u n a b a á
ciendo intensísimos dolores, y por m u c h o s m e - pan y a g u a miércoles, viernes y sábado.
ses, ni al recibir el golpe, ni después en la c u r a E r a obedientísima á s u s padres, aun en cosas
s a n g r i e n t a , que c a u s a b a h o r r o r á los que la m i - m u y dificultosas y á que sentía g r a n r e p u g n a n c i a .
r a b a n , la vieron llorar ni quejarse, ni m u d a r el Viniendo u n a s a m i g a s de su m a d r e a ver un h u e r t o
semblante ó h a c e r otra señal de sentimiento. Con que tenía en su casa, tejieron una g u i r n a l d a de
la m i s m a fortaleza sufrió en otra ocasión que la flores, y pidieron á Rosa que se la pusiese en la
cortasen la ternilla de una oreja que se le había cabeza; rehusóla ella por disgustar de semejantes
apostemado. Llenándosele la cabeza de empeines, adornos, pero mandándoselo su m a d r e , por no de-
la echó su m a d r e i m p r u d e n t e m e n t e polvos de soli- j a r de obedecer y mortificarse en el mismo a d o r n o ,
m á n para atajarla el mal: a b r a s á b a s e l e la cabeza se clavó la corona con un alfiler g r a n d e y g r u e s o
y padecía e x t r a ñ o dolor, de m a n e r a q u e sin p o - tan fuertemente, que no pudiendo ella s a c á r s e l e
derlo ella e x c u s a r le temblaba todo el cuerpo, después, fué m e n e s t e r llamar un cirujano q u e se
perdió el color del rostro y se desfiguró; y con le sacase, con m u c h o sentimiento de la niña, no
todo eso, p r e g u n t a d a de su madr6 si tenía muchos del dolor que padecía, sino de ver descubierta su
438 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
mortificación. Mandóla su m a d r e u n a noche poner m e n o s cuatro h o r a s . Procurólo aquella noche, y
unos g u a n t e s p a r a h a c e r l a suaves las m a n o s , y no pudo cumplirlas; hizo n u e v a s diligencias la
a u n q u e Rosa se e x c u s a b a de aquel demasiado ali- noche siguiente, y no pudiéndolo conseguir, tuvo
ño, insistiendo su m a d r e obedeció y se puso los tanto escrúpulo de no cumplir lo que la m a n d a b a
g u a n t e s al tiempo de acostarse; m a s a p e n a s se su confesor, a u n q u e no estaba en su m a n o , que
d u r m i ó , cuando empezaron los g u a n t e s á c a l e n - por consolarla h u b o éste de s u s p e n d e r el m a n -
tarse y e n c e n d e r s e de m a n e r a que la a b r a s a b a n dato.
las manos, y no pudiéndolos sufrir se los quitó Socorría y sustentaba á s u s padres con la labor
de priesa y los arrojó. Al arrojarlos v i o que d e s - he s u s m a n o s , en que d u r a b a hasta la media noche,
pedían de sí llamas de fuego tan vivas y e n c e n d i - cuidando también de servirlos y asistirlos en
das, que a l u m b r a r o n todo el aposento, y que al todas s u s enfermedades y necesidades, a u n q u e
tocar los g u a n t e s en el suelo se apagaron aquellas ella estuviese enferma y necesitada de quien la
llamas. Contó á la m a ñ a n a á su m a d r e lo que sirviese y asistiese. En u n a ocasión se le pasmó
había pasado, porque n o la obligase otra vez á un lado y le faltaba la respiración, y con todo eso
semejantes artificios, que d e s a g r a d a n á Dios, por estaba a t a r e a d a á su labor de día y de noche. Dijo-
q u e r e r a ñ a d i r h e r m o s u r a fingida á la natural que la u n a s e ñ o r a que m i r a s e por su salud y no se
él h a dado. Con todo eso la m a d r e , que no e n - acabase la vida, y que descansase á lo m e n o s
tendía este lenguaje, quería que Rosa se a d e - cuando estaba tan enferma, á que respondió: «Yo
rezase y a d o r n a s e como las otras doncellas de no puedo faltar al socorro de mis padres en s u s
su edad; m a s ella con oraciones y con las r a - necesidades sin grave escrúpulo de conciencia,
zones que d i o á su m a d r e , alcanzó que la de- a u n q u e me esté m u r i e n d o »
jase vestir un hábito grosero y honesto, y le Como iba creciendo Rosa en la edad, trató su
trujo hasta que se vistió el de la tercera orden de m a d r e de casarla, esperando hallar tal casamiento
santo Domingo. Padecía Rosa contracción de ner- á su h e r m o s u r a y discreción, que pudiese aliviar
vios, púsola su m a d r e en las manos u n a s pieles, la pobreza de su casa, y fué así, porque m u c h o s
m a n d á n d o l a que no se las quitase, porque serían la deseaban por esposa, y entre los d e m á s u n a
su remedio. Túvolas cuatro días padeciendo g r a - viuda noble y rica la pidió p a r a un hijo único que
vísimos dolores sin quejarse ni h a b l a r palabra. Al tenía. A g r a d ó m u c h o este casamiento á la m a d r e ,
fin de ellos quiso su m a d r e ver si estaban ya s a - y concertólo con la viuda, sin saber n a d a Rosa;
n a s las m a n o s , y hallólas h i n c h a d a s y llenas de m a s cuando su m a d r e se lo propuso y v i o que e s -
llagas. Espantóse de que hubiese podido sufrir taba tan adelante, sintiólo m u c h o , y con el mejor
tanto tiempo aquellas pieles, y quejóse de que no modo que pudo desengañó á su madre, y la dijo
se las hubiese quitado, conociendo el daño que le que ella había escogido á Jesucristo por Esposo,
h a c í a n ; y ella respondió que lo había hecho por y que no se casaría con h o m b r e de la tierra, a u n -
no desobedecerla, como la había mandado que no que fuera rey, porque no e r a justo dejar á Dios
llegase á ellas. La m a d r e atribuía á simplicidad por el h o m b r e y al Criador por Ja c r i a t u r a . Sintió
de su hija aquella p r u d e n t e ceguedad con que en su m a d r e s o b r e m a n e r a esta respuesta, viendo que
todas las cosas obedecía; quiso probarla, y viéndo- se descomponían las conveniencias de su casa,
la h a c e r u n a s flores en su labor, la dijo que no tratóla m u y mal de palabra y peor de obra, h a s t a
iban bien h e c h a s así, que las había de h a c e r al a r r a s t r a r l a por el suelo con g r a n d e impiedad. Al
revés; obedeció Rosa, y habiendo sacado no flores, ruido acudieron todos los de casa, y sabiendo la
sino borrones, la dijo su m a d r e : «¿Qué flores son causa del disgusto se volvieron contra la s a n t a
éstas? ¿No conoces que esto no vale nada? ¿Para virgen, y la dijeron m u c h a s injurias y baldones.
qué gastas el tiempo sin provecho?» A que r e s - En esta ocasión, ilustrada con superior luz, cono-
pondió Rosa: «Estas son, señora, las flores que ció que en lo restante de su vida había de seguir
me m a n d a s t e hacer, y las mejores que puedo los pasos de s a n t a Catalina de Sena, y así la tomó
h a c e r yo. Bien sé que no son flores, pero á mí por idea y ejemplar. Duró m u c h o tiempo la porfía
bástame h a c e r lo que me m a n d a s , y eso h a r é siem- de la m a d r e y h e r m a n o s para que se casase y d e -
p r e , porque así no puedo e r r a r . » Con esto estimó jase aquel modo de vida s i n g u l a r que h a b í a toma-
m á s la m a d r e á su hija, y entendió que su o b e - do, de tanta penitencia, retiro y oración, l l a m á n -
diencia, cuanto tenía de ciega, tenía de sabia, y dola embustera, hipócrita y a l u m b r a d a , diciendo
que parecía necia de m u y discreta. No sólo á s u s que había de venir á p a r a r en la inquisición, y
padres obedecía Rosa con g r a n d e puntualidad, salir en auto público con d e s h o n r a de todo su
m a s á todos los de su casa, y m u c h o m á s á su linaje. Y su m a d r e no cesaba de m a l t r a t a r l a de
confesor. Sabiendo éste lo poco que dormía y los m u c h a s m a n e r a s , padeciendo la p u r í s i m a virgen
a c h a q u e s que la habían sobrevenido de sus l a r g a s de su m i s m a m a d r e y h e r m a n o s con admirable
vigilias, la mandó que d u r m i e s e cada noche á lo paciencia este penoso y prolijo martirio, por c o n -
DÍA 30 AGOSTO 439
s e r v a r su virginidad y g u a r d a r la fe á su celestial M a r i a n a , la obligaba con ruegos é i m p o r t u n a -
Esposo; h a s t a que su m a d r e , viendo que ni r a z o - ciones á que la dijese p a l a b r a s afrentosas, y la
nes ni malos tratamientos a p r o v e c h a b a n , desistió pisase y maltratase, riñéndola y r e p r e h e n d i é n d o -
de su intento y no quiso t r a t a r m á s á su hija del la, y tratándola como ella m e r e c í a . Estuvo t r e s
casamiento. a ñ o s h u é s p e d a en casa de una s e ñ o r a principal y
A los veinte años recibió el hábito de tercera de aficionada suya, y aquí se m i r a b a como esclava
la orden de santo Domingo en el convento del Ro- de todos los que había en aquella casa, hasta de
sario de Lima, y con el hábito se vistió el espíritu las mismas esclavas, obedeciéndolas con el mismo
de s a n t a Catalina de Sena, c u y a vida se hacía leer rendimiento que si lo fuera; y n u n c a estaba más
frecuentemente, observando las virtudes de aquella alegre que cuando la m a n d a b a n con imperio y la
santísima virgen para h a c e r s e un vivo retrato de reñían con aspereza, porque entonces juzgaba que
ella. P e r o j u n t a m e n t e le vino un escrúpulo, nacido la t r a t a b a n como merecía.
de su g r a n d e humildad, y era parecerle soberbia No h a b í a p a r a Rosa cosa de m a y o r sentimiento
é hipocresía vestir un hábito tan santo siendo tan que verse estimar y t e n e r en algo; y así, oyendo
pecadora, y parecer tan otra en lo exterior de la u n a vez que la alababan de virtuosa, lo sintió tan-
que era en lo interior, y esto la hacía a n d a r corri- to, que se quedó desmayada. Alabóle las m a n o s
da y avergonzada, y p r o c u r a r ocultar el hábito, u n a mujer diciendo que no las había visto m e j o -
hasta que u n día, haciendo oración á la virgen r e s en toda su vida, y á otro día, buscando cal
del Rosario en su capilla en compañía de las otras viva, se las lavó con ella con tal fuerza, que se le
beatas, fué a r r e b a t a d a en espíritu, y su rostro se a r r u g a r o n y llenaron de ampollas, de m a n e r a que
volvió resplandeciente, y al volver del rapto dijo en m á s de veinte días ni se pudo vestir ni h a c e r
á s u s c o m p a ñ e r a s con g r a n d e gozo: « H e r m a n a s , labor con ellas. A u n q u e ocultaba cuanto podía sus
a m e m o s á Dios, pues se digna u n i r n o s con e s t r e - penitencias y mortificaciones por h u i r el aplauso,
chos lazos de amor.» Desde entonces n u n c a m á s como ellas eran m u c h a s y r i g u r o s a s , n a t u r a l m e n -
la acometió semejante escrúpulo ó tentación, y te se manifestaban en su rostro, porque la enfla-
concibió nuevos alientos de servir al Señor, y quecían y quitaban el color n a t u r a l , volviéndole
empezó u n a n u e v a vida que h a c í a parecer i m p e r - macilento y pálido. Ofreciósele que por aquí p o -
fecta la pasada, con h a b e r sido a d m i r a b l e . E r a dría venir á ser estimada y tenida por penitente,
humildísima, despreciábase á sí y quería que y c a e r en vanagloria, y rogó á Dios que de tal
otros la despreciasen y tuviesen por la cosa m a n e r a templase el color y disposición de rostro,
más vil del m u n d o , diciendo que m e r e c í a estar que ni pareciese h e r m o s o ni penitente; y alcanzó
en el infierno, y que ése era su propio lugar, por del Señor lo que deseaba, porque por m á s p e n i -
s u s i n n u m e r a b l e s culpas. Y si a l g u n o m o s t r a - tencias que hiciese no las conocía quien no c o n o -
ba no creerlo y tenerla por inocente, decía: « N a - cía á la santa; a n t e s tal vez fué tenida por regala-
die me conoce á mí, yo sola m e conozco y sé lo da, alegrándose m u c h o la s a n t a de ser hipócrita
que soy.» al revés del m u n d o , y parecer acomodada siendo
Si sucedía en su casa a l g u n a desgracia, todo mortificada. Un día se fué tan de priesa al c o n -
lo a t r i b u í a á s u s culpas, y si su m a d r e ó h e r - vento del Rosario para oir misa, que se dejó un
m a n o s la decían a l g u n a palabra afrentosa, confe- cilicio m u y áspero en parte donde le podían hallar
s a b a que m u c h o m á s merecía ella por s u s g r a n d e s los de su casa. Acordóse á la mitad de la misa,
pecados. Cuando se confesaba, siendo tal su vida, congojóse m u c h o , pareciéndole que por el cilicio
que los confesores se hallaban atajados sin saber se había de d e s c u b r i r su mortificación, y dudando
de qué absolverla, por m á s que r e c u r r i e s e n á si dejaría la misa y volverla á su casa, al fin se
la vida pasada, era tal su confusión, lágrimas y determinó á quedar, y suplicó á la santísima Vir-
sentimiento de lo que á ella le parecía culpa y á gen, delante de cuya imagen estaba, que e s c o n -
ellos m u c h a s veces digno de alabanza, que quien diese el cilicio en parte donde le pudiese hallar.
la viera llorar y no la conociera, la tuviera Con esto se quietó y prosiguió oyendo la misa, y
por la m a y o r pecadora del m u n d o ; y fuera de con- al volver á su casa halló el cilicio escondido en la
fesarse s a c r a m e n t a l m e n t e m u y á menudo, se iba parte donde había deseado y pedido á n u e s t r a Se-
siempre a n t e s de c o m u l g a r delante de u n a imagen ñ o r a . Aun con mayor cuidado escondía las revela-
de santo Domingo, y como á padre espiritual de ciones y favores que el Señor la hacía, y no des-
su alma le decía s u s culpas y le pedía remedio, y cubriéndolas á nadie, si no es á su confesor, p a r a
que le alcanzase de Dios gracia p a r a e n m e n d a r l a s . ser g o b e r n a d a por él; y desde muy niña pedía
Ocupábase en su casa en los oficios m á s viles, c o n t i n u a m e n t e á Dios que no permitiese llegasen
propios de las esclavas, j u z g a n d o q u e nadie la á saber los h o m b r e s los favores que su Majestad
había de servir amella, y que ella debía s e r v i r á to- la hacía.
dos. A u n a esclava que había en su casa, llamada Toda su vida fué m u y inclinada á la penitencia,
440 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
pues, como dijimos, de seis a ñ o s a y u n a b a á pan ma, y de ésta bebía b u e n a cantidad todos los
y a g u a tres días en la s e m a n a . A los quince hizo viernes y vísperas de comunión en m e m o r i a de la
voto de no comer c a r n e en toda su vida, si hiél y vinagre que dieron á Cristo, y cuando esta
no es m a n d a d a de quien fuese superior, queriendo bebida faltaba, traía en la boca u n a yerba m u y
mortificar con la abstinencia el cuerpo y con la a m a r g a , y la mascaba y t r a g a b a el zumo de ella.
obediencia el alma. Convidaban a l g u n a s s e ñ o r a s á U s a b a la s a n t a dos m a n e r a s de a y u n o s , u n o
c o m e r á su m a d r e , porque llevase consigo la hija: ordinario de pan y a g u a , y otro extraordinario,
sentía m u c h o estos convites, y no pudiendo e x c u - que llamaba su a y u n o , en que no comía ni b e -
sarlos comía carne porque su m a d r e se lo m a n - bía n a d a en todo el día; y éste usaba m u c h a s
daba; pero en a c a b a n d o de comer volvía cuanto veces en los últimos a ñ o s de su vida. Desde la
había comido con g r a n d e s bascas, y si le quedaba Santa Cruz de septiembre h a s t a la pascua de R e s u -
algo de estos m a n j a r e s en el estómago, luego rrección, que son a y u n o s de la orden de predica-
enfermaba. M a n d á b a n l a que comiese c a r n e p a r a dores, comía solamente pan y a g u a h a s t a la cua-
s a n a r ; pero sucedía siempre que, comiendo c a r n e , r e s m a , y en ella no comía en toda la s e m a n a , si
e m p e o r a b a , y con su abstinencia de pan y a g u a no es el viernes, y en éste cinco pepitas de n a r a n j a
s a n a b a y convalecía, como se experimentó en en m e m o r i a de las cinco llagas de Cristo, y bebía
m u c h o s casos. Habiendo adolecido de u n a g r a v e con ellas hiél. El pan que comía en s u s más rega-
enfermedad, la mandó el médico comer un poco lados a y u n o s era tan poco, que enviándole u n a se-
de gallina para r e p a r a r su flaqueza; comió el p r i - ñ o r a cada s e m a n a siete panecillos, para cada día
m e r bocado y no pudo pasar al segundo, porque uno, de pan basto y grosero, por saber que gusta-
la d i o un mortal accidente, y si no volviera luego ba de éste, comía en toda la s e m a n a un panecillo
lo que había comido, r e v e n t a r a de congoja; c o - y medio, y lo demás daba á los pobres. En u n a
mió pan y bebió a g u a , y luego lo abrazó el e s i ó - ocasión se estuvo cincuenta días, desde pascua de
mago, y sintió mejoría y estuvo buena. Con tantas Resurrección h a s t a la de Espíritu Santo, sin c o -
experiencias llegaron á d e s e n g a ñ a r s e los de su m e r m á s que un panecillo, ni beber más que un
casa, que su remedio era el a y u n o ; pero su m a - vaso de a g u a en todos ellos. Otra vez pasó los
dre no podía sufrir ver á su hija tan abstinente, mismos cincuenta días sin beber nada, comiendo
y la r e p r e h e n d í a á s p e r a m e n t e porque a y u n a b a sólo un panecillo. Muy de ordinario a y u n a b a des-
tanto. Afligíase la piadosa virgen, viendo el sen- de el jueves al sábado, sin comer bocado. Otras
timiento que ocasionaba á su m a d r e , y no sabía veces estaba quince días y un m e s sin comer ni
qué debía hacer; pero en esta aflicción se le a p a - beber, sustentándose con sólo el pan del Sacramen-
reció Cristo, nuestro Señor, y la exhortó á que to y las palabras que proceden de la boca de Dios.
prosiguiese en s u s ayunos, que á su c u e n t a q u e - No admitía cosa de regalo, ni lo abrazaba su estó-
daba el cuidar de su vida. Quedó desde e n t o n - mago, ó, por mejor decir, su espíritu. Obligáronla
ces con firme resolución de proseguir en s u s u n a vez á que probase una fruta, y un bocado sólo
a y u n o s , sin dejarlos por respeto alguno, a u n q u e que tomó la hizo tanto peso en el estómago, que
por esto llegó su m a d r e á poner en ella las m a - la fué forzoso aliviarla de él; y por castigar esta
nos. Mandóla su m a d r e que comiese con todos á que llamaba glotonería, no comió ni bebió en diez
la mesa, y ella obedeció con condición que no la días. Pero lo que más admira es ver que con estos
m a n d a s e comer más de lo que su estómago a b r a - a y u n o s tenía fuerzas para trabajar y o r a r , y h a -
zaba; dispuso con la esclava que le diese u n a s cer otras penitencias, como si se s u s t e n t a r a con
y e r b a s cocidas sin sal ni otro aderezo, y que tal g r a n d e s regalos; antes, como decíamos, el regalo
vez echase en ellas a l g u n a s pasas, porque p a r e - la debilitaba y el a y u n o la fortalecía, de m a n e r a
ciese á su m a d r e comía algo de sustancia. Comía que había trocado esta virgen los términos á las
al parecer con gusto y sabor; pero en la verdad leyes c o m u n e s , y su comida era a y u n a r , y su ayu-
con desazón y tormento, porque la m i s m a virgen no era el c o m e r .
buscaba las y e r b a s m á s d e s a b r i d a s y a m a r g a s Hizo s a n t a Rosa, siendo inocente, la penitencia
que podía e n c o n t r a r , y las daba á la cocinera para que hicieron otros santos m u y penitentes después
que las cociese y trújese á la mesa, y aun a l g u n a s de m u c h a s culpas. Desde niña usaba el cilicio y
veces las sazonaba con ceniza. E n c o n t r ó u n a yer- la disciplina con tanto rigor, que fué menester se
ba m u y a m a r g a , y parecióndole que era b u e n a lo moderasen los confesores, y este rigor iba c r e -
p a r a su regalo, la plantó en su h u e r t o y la c u l - ciendo con los a ñ o s . Después que tomó el hábito
tivaba con m á s cuidado que á todas las demás, de tercera de santo Domingo, le parecía q u e e s t a -
diciendo que era medicina p a r a c u r a r de m u c h o s ba obligada á m á s penitencia; y á imitación de su
a c h a q u e s ; y entendíalo bien p a r a c u r a r las p a - santo padre se disciplinaba todas las noches con
siones, mortificando el gusto y apetito. Hizo u n a cadenas de hierro, hasta d e r r a m a r m u c h a s a n g r e ;
bebida de verbena, que es u n a yerba a m a r g u í s i - y buscando nuevos motivos p a r a afligirse, u n a no-
DÍA 3 0 AGOSTO 441
che se disciplinaba por s u s g r a n d e s culpas, que eos y confesores que se le quitase. Obedeció; pero
por tales tenía las m u y ligeras, otra n o c h e por las hizo otro cilicio no menos molesto, a u n q u e m e n o s
calamidades públicas, otra por las de la Iglesia, nocivo, de angeo crudo, y le aforró de gruesísimo
otra por los reinos del P e r ú y su patria Lima, otra pelo, y por disimular labró las bocas de las m a n -
por las á n i m a s del purgatorio, otra por los que es- gas de lienzo delgado, con que parecía camisa lo
taban en el artículo de la m u e r t e , otra por los que q u e e r a cilicio; causábale grandísimo calor, de ma-
estaban en pecado mortal; y de esta m a n e r a tenía n e r a que no le podía sufrir, y pesaba tanto, que
repartidos los días de la s e m a n a con la penitencia no la dejaba a n d a r ; pero entonces estaba m á s alen-
y caridad, y si o c u r r í a a l g u n a particular n e c e s i - tado y alegre su espíritu, cuando estaba oprimido
dad, entonces se afligía con m a y o r rigor, pidiendo y afligido su cuerpo. Solamente la cabeza y las
á Dios el remedio de ella. Algunas personas que plantas de los pies estaban exentas de estas m o r -
llegaron á e n t e n d e r estos r i g o r e s la aconsejaban tificaciones que h e m o s dicho; pero deseosa de imi-
que los m o d e r a s e , y ella decía: «Hágolo por u n tar al Redentor, que como dice Isaías no h a b í a en
Señor á quien debo tanto, que a u n q u e hiciera m u - él sanidad desde la planta del pie h a s t a la coroni-
cho m á s no hiciera nada.» Al fin la m a n d ó su con- lla de la cabeza, también halló p a r a éstos su p a r -
fesor que no se disciplinase m á s con las cadenas ticular y g r a n d e tormento. Todas las veces que se
de h i e r r o , y ella alcanzó con m u c h o s ruegos poder encendía en su casa el h o r n o p a r a cocer el pan,
t o m a r con ellas cinco mil azotes por r e v e r e n c i a se quitaba los zapatos y ponía las plantas de los
de los que dieron á Cristo en n ú m e r o de tantos pies á la boca del h o r n o , para que la llama que
días. Y alcanzada esta licencia., tuvo g r a n cuidado salía por ella la a b r a s a s e . P a r a imitar la corona
de no exceder de la obediencia ni faltar á la p e r - de espinas del Redentor m a n d ó h a c e r u n a corona
misión; y enfermando a l g u n o s días de los deter- de estaño ajustada á su cabeza, y con unos cordeles
minados, añadía en los días que estaba s a n a los que entretejió en ella puso unos pequeños clavos,
azotes que había dejado por estar enferma. C u m - y con esto coronó su cabeza, atravesando con los
plido el n ú m e r o de los azotes, a u n q u e dejó de dis- clavos s u s sienes con el dolor que se puede imagi-
ciplinarse con las c a d e n a s , no dejó las c a d e n a s , n a r . Pareciéndole después que el estaño, por ser
antes las dobló y se las ciñó al cuerpo, c e r r á n d o l a s metal fácil, no tenía tan fijos los clavos como ella
con un candado y arrojando la llave donde no se deseaba, hizo hacer u n a planchuela angosta de
pudiese h a l l a r . Padecía gravísimos dolores del plata con tres ó r d e n e s de clavos, soldados en ella,
nuevo cilicio, y habiendo d u r a d o m u c h o s días en dándole á cada orden treinta y t r e s , en h o n o r de
esta penitencia, le fué forzoso q u i t a r s e las cadenas los treinta y t r e s años de Cristo; y porque no e m -
por u n a enfermedad que le sobrevino; no podía barazase el cabello, p a r a que se clavasen bien los
abrir el candado, y temía más que se descubriese clavos en la cabeza, se lo quitó todo á navaja, d e -
su mortificación que todos los dolores que padecía: jando sólo un poco de cabello sobre la frente p a r a
hizo oración á Dios, pidiéndole remedio, y el c a n - e n c u b r i r la corona por aquella parte y ocultar su
dado se cayó de suyo, y se cayeron las c a d e n a s , mortificación; y n u n c a se quitó esta corona desde
que se habian entrado y a en la c a r n e , dejándola el día que se la puso hasta que murió, mudándola
muy llagada. En s a n a n d o de las llagas se volvió á todos los días p a r a h a c e r n u e v a s heridas, y p a r a
poner la cadena; pero sabiéndolo su confesor la nue estuviese toda la cabeza llagada. Quiso poner-
mandó que se la quitase. No p e n s a b a en otra cosa se también corona de espinas; pero consultando á
la s a n t a virgen m á s que en afligirse y a t o r m e n t a r - su confesor, la m a n d ó que no lo hiciese.
se, porque se a b o r r e c í a con aquel odio santo que Desde s u s tiernos años dormía sobre u n a s ta-
quiere Cristo nos t e n g a m o s á nosotros mismos; y blas, teniendo un madero por cabecera; y acos-
así cuando la prohibían u n o s rigores inventaba tándola su m a d r e consigo, porque no usase este
otros n u e v o s y m a y o r e s . Apretóse los brazos tan rigor, esperaba que se d u r m i e s e , y luego levan-
fuertemente con unos cordeles, que no podía h a - tando la parte del colchón que le tocaba, se e c h a b a
cer acción ni movimiento a l g u n o sin padecer g r a - sobre las tablas y ponía el madero por almohada.
vísimo dolor; y s e m b r ó la túnica de m e n u d o s Permitiéndola después su m a d r e u n a c a m a de
abrojos, con que h e r í a y e n s a n g r e n t a b a todo su tablas, cubiertas con u n a s frazadas y con s u s
cuerpo. Habiéndola quitado todos los cilicios, la almohadas de lana, en entrando en su aposento á
dio u n a p e r s o n a devota un cilicio de cerdas, que dormir quitaba las m a n t a s y ponía en l u g a r de
la cogía todo el cuerpo; estimóle m á s que e s t i m a - las a l m o h a d a s u n madero; y porque las tablas
r a n otras un vestido m u y precioso; vistiósele, y no quedasen llanas, ponía debajo u n a s piedras
pareciéndola que era m u y suave, le entretejió de que levantaban u n a s tablas m á s que otras, y
g r u e s o s y penetrantes alfileres. Causábale este sobre ellas dormía sin poder dormir, sirviendo
cilicio g r a n tormento, y la vino á ocasionar vómi- la cama de cruz m á s que de descanso. P a r e c i é n -
tos de s a n g r e , por lo cual la m a n d a r o n los m é d i - dole demasiado regalada esta cama, formó u n a de
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442 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
palos m u y g r u e s o s y desiguales, y puso sobre m u c h a s veces las oraciones con el mismo orden y
ellos u n a s tablas, y sobre las tablas pedazos de concierto que cuando estaba despierta, de m a n e r a
teja, que con s u s p u n t a s y corte herían y a t o r - que cuando dormían los otros sentidos, estaban
m e n t a b a n su cuerpo. Tenía á la cabecera de la despiertos los labios p a r a a l a b a r á Dios. F u é m u y
c a m a u n a r e d o m a de hiél, y bebía de él a n t e s de inclinada desde n i ñ a á la oración, y á los doce
acostarse, y temblaba de e n t r a r en la cama como años llegó á la íntima unión con Dios, creciendo
si la pusieran en el ecúleo ó catasta p a r a a t o r - cada día en esta unión; pero no es esto de m a r a -
m e n t a r l a y d e s g a r r a r l a las c a r n e s , como á los villar, pues empezó de m e n o s años á darse á la
m á r t i r e s . Siendo tanta la mortificación que tenía mortificación y penitencia, que son dos alas con
en t o m a r la hiél, decía que e r a m u c h o mayor la que las almas vuelan al monte de la c o n t e m p l a -
que sentía en h a b e r s e de acostar en aquella ca- ción. A p e n a s se ponía de rodillas á o r a r , cuando
ma. U n a noche que estaba j u n t o á ella, temerosa se s u s p e n d í a y e n t r a b a tan dentro de la divinidad,
y sin a c a b a r s e de resolver á acostarse, se le apa- que n i n g ú n ruido que hiciese la divertía ni inquie-
reció Jesucristo, nuestro Señor, y la dijo: «Acuér- taba. T r e s días solía estarse en dulce c o n t e m p l a -
date que la c a m a que yo tuve en el Calvario fué ción, desde j u e v e s por la m a ñ a n a hasta domingo
m á s d u r a y á s p e r a que la que tú tienes.» Desapa- por la m a ñ a n a , sin comer ni beber, ni moverse de
reció el Señor, y quedó la virgen llena de gozo, un lugar; y ella m i s m a decía que en e n t r a n d o en
parecióndole ya la c a m a no martirio, sino flores, la contemplación se quedaba inmoble como si fue-
no tormento, sino regalo; y en esta c a m a durmió r a un peñasco, y ni se podía poner en pie, ni m o -
diez y seis a ñ o s . F i n a l m e n t e , parece increíble la verse de donde estaba. Tenía d e t e r m i n a d a s h o r a s
penitencia que hacía esta santísima virgen, y su cada día p a r a d a r g r a c i a s á Dios por los beneficios
vida se puede llamar un continuado y penosísi- recibidos, y u s a b a otro modo de oración, y e r a
mo martirio, insoportable á las fuerzas h u m a n a s , t r a e r á la m e m o r i a los atributos de Dios y dar á
pero posible y fácil á las que da el Señor á s u s cada atributo la m i s m a veneración que al mismo
santos. Dios. Pidió á un padre de la Compañía de J e s ú s ,
U n a de las mayores tentaciones que padeció la m u y espiritual y g r a n teólogo, que le a p u n t a s e en
s a n t a virgen fué la del s u e ñ o , porque en ponién- u n papel los atributos que da la s a g r a d a E s c r i t u r a
dose de noche ó por la m a ñ a n a á tener su o r a - á Dios. Señalóle ciento, y después otro padre de
ción, luego la asaltaba el sueño sin poderle d e s - santo Domingo le añadió cincuenta, y ella los r e -
e c h a r , por m á s que variase posturas, poniéndose, dujo á rosario, y le rezaba cada día todo entero,
y a de rodillas, ya en pie, ya postrada. E s t a b a diciendo después de cada diez atributos un Gloria
como c o r r i d a de si misma; y u n a s veces estando Pairi, y decía que h a b í a e x p e r i m e n t a d o ser este
en pie se dejaba caer de golpe p a r a que el dolor rosario de los atributos de g r a n t e r r o r y espanto
de la caída no la dejase dormir, otras a r r i m á n d o s e p a r a los demonios. Aconsejaba á todos el ejercicio
á la pared daba golpes en ella con la cabeza, otras de la oración como m u y provechoso p a r a la salva-
se colgaba con las manos de dos escarpias de u n a ción y perfección. P o r esto aconsejaba á todos que
cruz g r a n d e que tenía en su aposento, y estaba leyesen el libro de la oración y meditación del
así pendiente en el aire por m u c h o tiempo, h a s t a P . F r . Luis de G r a n a d a , varón insigne por su s a n -
que el sueño huía, y la dejaba orar. El dolor de tidad y escritos, y por las.innumerables a l m a s que
las m a n o s de donde colgaba todo el cuerpo era in- con ellos h a g a n a d o p a r a Dios. A los confesores y
tensísimo; con todo eso le parecía esta penitencia predicadores r o g a b a que á s u s oyentes y p e n i t e n -
m u y acomodada, y discurrió otra más penosa: tes los persuadiesen la oración, como remedio
clavó u n a escarpia m u y g r a n d e en la pared de su universal de todas las enfermedades del alma.
aposento, u n a c u a r t a m á s alta de lo que decía su N u n c a dejó de rezar el rosario de n u e s t r a Señora,
estatura, y en acometiéndola el sueño se colgaba y decía que en él se hallaban m u y bien h e r m a n a -
en la escarpia de los pocos cabellos que la habían das la oración vocal y mental, en la consideración
quedado, y así estaba pendiente con increíble de los misterios de n u e s t r a redención.
dolor, h a s t a que el demonio corrido la dejaba Como era Rosa tan a m i g a de la oración no
de tentar. De esta m a n e r a venció el sueño ó hizo lo era m e n o s de la soledad, que es donde habla
que su cuerpo, fatigado y afligido, se contentase Dios al corazón á las almas p u r a s . Antes de tener
con dos h o r a s de sueño, dejándole libres v e i n t i - uso de razón, y como por n a t u r a l instinto, g u s t a -
dós, de las cuales g a s t a b a diez en la labor p a r a ba del retiro; después, en los a ñ o s de su niñez,
s u s t e n t a r á sus padres, y doce en oración y ejer- cuando otras niñas de su edad la convidaban á
cicios devotos; pero n u n c a perdía de vista á Dios, j u g a r , ella se e x c u s a b a y retiraba á algún rincón
y m u c h a s veces estando haciendo labor la veían de su casa p a r a rezar. Hallóla un día un h e r m a -
levantar los ojos al cielo y estar s u s p e n s a por no suyo rezando en un aposento oscuro y sucio, y
g r a n d e rato. Aun estando durmiendo la oían decir riéndose de ella porque g u s t a b a m á s de estar allí
DÍA 30 AGOSTO 443
que j u g a n d o con las otras n i ñ a s , respondió con excusarlo introdujo que se hablase en estas visitas
razones de m á s edad que la s u y a : «Déjame e s t a r de Dios, p a r a que se sacase algún provecho de
aquí á solas con mi Dios, p o r q u e yo sé que está estas conversaciones, y se desterrasen las m u r -
conmigo, y no sé si g u s t a r a de estar donde están m u r a c i o n e s , que son tan ordinario plato de las
jugando.» Siendo de m á s a ñ o s rogó á un h e r m a n o visitas. Díjola u n a amiga s u y a que y a gustarfa
suyo que en su h u e r t o la hiciese u n a pequeña de las visitas, pues en ellas se hablaba de Dios,
ermita ó altar, e n t r e unos plátanos que estaban á que respondió: «No gusto por cierto, porque
a r r i m a d o s á la cerca. Aquí se r e t i r a b a la s a n t a á a u n q u e es bueno h a b l a r de Dios, es mejor hablar
h a c e r oración s i e m p r e que la daban l u g a r las con Dios.»
otras ocupaciones. A este h u e r t o convidaba ella á Deseando r e t i r a r s e del todo del trato de las cria-
su Esposo, y su Esposo la convidaba á ella, como t u r a s , pidió licencia á su m a d r e p a r a hacer en su
la esposa y esposo de los Cantares; y n u n c a q u i - h u e r t o u n a estrecha ermita, y habiéndoselo negado
siera Rosa salir de él por no p e r d e r tan dulce con- primero, lo alcanzó después por singular favor de
versación; pero su m a d r e no la dejaba en este la Virgen, n u e s t r a Señora. Fabricó la ermita, que
retiro, ni en su casa, p o r q u e la s a c a b a m u c h a s tenía cinco pies de largo, cuatro de ancho y seis
veces á visitas, sin poderlo ella e x c u s a r con r u e - de alto, y en esta s e p u l t u r a de m u e r t o , m á s que
gos ni razones. Un día la avisó su m a d r e por la habitación de vivo, se dilataba su espíritu cuanto
m a ñ a n a que h a b í a n de ir á una visita á la t a r d e ; se estrechaba su cuerpo; y así, diciéndola un con-
pidióla Rosa de rodillas que no la obligase á salir fesor suyo por ironía que era m u y a n c h a la celda
de casa, y no bastando r u e g o s ni razones p a r a y era m e n e s t e r e s t r e c h a r l a m á s , r e s p o n d i ó :
mover á su m a d r e , usó de un medio bien e x t r a - «Padre, a u n q u e parece estrecha la celda, m u y bien
ordinario. Estaba el h o r n o donde cocían el pan cabemos en ella mi Esposo y yo.» Aquí desplegaba
junto á la p u e r t a de la calle, y al salir Rosa se las velas de la contemplación y se engolfaba en
a r r i m ó con disimulo á la losa que estaba á la boca los abismos de la divinidad; aquí la vio u n a s e ñ o -
del horno, y la hizo caer sobre su pie. Dióle tan r a m u y espiritual a r r e b a t a d a en éxtasis y cercada
g r a n d e golpe, que no pudo d a r un paso adelante; de r e s p l a n d o r e s . En esta celda estaba como en su
y a u n q u e padeció grandísimo dolor, fué m a y o r el c e n t r o , ó como en su cielo, y llegó á ser tanto su
gozo que tuvo de e m b a r a z a r con él aquella salida. retiro, que en el convento del Rosario la notaron
Después q u e estuvo buena del pie, queriéndola su que no iba á misa todos los días como antes; á que
m a d r e s a c a r de casa, tomó otro medio no m e n o s respondió que no necesitaba de salir de casa p a r a
penoso y e x t r a o r d i n a r i o , porque avisándola su oir misa, porque desde su celdilla veía y oía cuan-
m a d r e que había de salir, se e s t r e g a b a los p á r - tas misas se decían en el hospital de Sancti Spi-
pados de los ojos con pimientos, que allá son d e - ritus y en el convento de San Agustín. Venían
masiado m o r d a c e s y activos, con que se le h i n - ejércitos de mosquitos á la ermita, especialmente
c h a b a n los p á r p a d o s y se encendían los ojos de de n o c h e , y a u n q u e estos animalejos son tan e n o -
m a n e r a , que causaba h o r r o r el m i r a r l a : salía para josos por las p i c a d u r a s y ruido que h a c e n , con
ir con su m a d r e , y en viéndola de aquella m a n e r a todo eso, en e n t r a n d o en la celda, n i n g u n o la
se veía obligada á dejarla en casa. Valióse de esta picaba ni hacía ruido, como si quisieran g u a r d a r -
estratagema m u c h o s días, h a s t a que su m a d r e lo la el dulce sueño de oración; y porque se viese que
conoció y la maltrató m u c h o por ello, diciendo que este comedimiento era respecto á la s a n t a virgen,
se ponía á g r a n peligro de p e r d e r la vista; pero si e n t r a b a la m a d r e ú otra persona en la celda
respondió la virgen u n a sentencia digna de que luego se les llenaba la c a r a y manos de mosquitos,
la tuviesen todas las doncellas en la m e m o r i a : y les picaban y molestaban m u c h o . A d m i r á b a n s e
«Harto mejor me fuera á mí cegar que tener ojos de ver que la virgen Rosa no tenía señal a l g u n a
p a r a ver tantas vanidades y peligros como hay en en la c a r a ni en las m a n o s , y dicióndoselo un día
el mundo.» Con esto se templó la m a d r e , y la pro- respondió riéndose: «Cuando yo me pasé á esta
metió de no llevarla m á s á visitas, y Rosa desde celda hicimos concierto los mosquitos y yo de que
entonces solamente salía á oir misa y á confesar ni yo los molestaría á ellos, ni ellos me m o l e s t a -
al convento del Rosario, y fuera de esto ni á p r o - rían á mí, conque vivimos con tanta amistad, que
cesiones ó fiestas eclesiásticas q u e r í a salir; y p r e - ni me pican ni e m b a r a z a n , antes con su zumbido
g u n t a d a por qué no salía á estas fiestas piadosas, me ayudan á alabar á Dios, nuestro Señor.» Y así
respondió que la ofendían m u c h o los trajes era, porque al a b r i r por la m a ñ a n a la puerta y
profanos de aquellos días y las p a l a b r a s necias y ventana de su retiro, decía á los mosquitos que se
cortesías v a n a s que se u s a b a n en semejantes oca- habían quedado dentro aquella noche: «Ea, amigos
siones. A u n q u e h u í a de visitar, no podía e x c u s a r míos, á alabar á Dios, nuestro Señor.» Y luego,
el s e r visitada, p o r q u e m u c h a s s e ñ o r a s visitaban como si tuvieran uso de razón, salían de la celda,
á su m a d r e por ver á la hija, y no pudiendo ella y en coros hacían u n a música apacible y c o n c e r -
444 LA LEYENDA DE ORO DÍA 3 0
tada, h a s t a q u e los enviaba á b u s c a r su comida, confesó Rosa el h u r t o y la causa; y c o n f o r m á n d o -
y entonces callaban y se iban. Volvían á p r i m a se la m a d r e la envió Dios después otro manto y
noche y decíales: «Ea, amigos, a n t e s de recogeros, algunos buenos socorros, de donde no podía espe-
alabad conmigo al Señor porque os h a sustentado r a r l o s . Más mostró su caridad en otro caso. Supo
hoy y nos s u s t e n t a á todos.» L u e g o hacían su mú- que u n a mujer principal, pobre y virtuosa, p a d e -
sica semejante a l a de la m a ñ a n a , hasta que la s a n t a cía g r a n d e necesidad y tenía un c á n c e r debajo de
los m a n d a b a callar y recogerse. Vínola á visitar un un pecho sin poder llevar á su casa los médicos y
día sóror Catalina de Santa Maria, beata de la cirujanos, por s e r tan pobre y vivir m u y distante
m i s m a orden de santo Domingo; comenzaron los del comercio de la ciudad. F u e s e á su casa Rosa
mosquitos á picarla, y ella mató uno de ellos. y díjola como su m a d r e tenía un cuarto que alqui-
Díjola la santa: «¿Qué haces, sóror mía? ¿A. mis com- lar, que le concertase y tomase, y no cuidase del
p a ñ e r o s matas?» Y replicando ella que mejor era precio, porque ella le pagaría, y también á los
llamarlos enemigos que compañeros, pues se ceba- médicos y cirujanos, y que la proveería de m e d i -
ban en su s a n g r e , dijo Rosa: «¿Qué mucho es que cinas y todo lo necesario. Tomó el cuarto aquella
estos animalejos se sustenten de n u e s t r a s a n g r e , señora, estuvo en él cuatro meses, h a s t a que s a -
si su Criador nos sustenta con la suya? No me ma- nó, y en este tiempo la s a n t a virgen buscaba li-
tes n i n g u n o , que yo te prometo que tengan contigo mosna con todo secreto p a r a pagar el cuarto cada
la m i s m a paz y amistad que conmigo.» Y así fué, mes, y p a r a las medicinas, regalo de la enferma
porque yendo después m u c h a s veces á ver á y todo lo demás necesario. Después la rogó que
Rosa, n u n c a m á s la molestó ni picó mosquito en pago de esta b u e n a o b r a no la descubriese á
n i n g u n o , como ni á otras personas á quienes nadie. Cuantos pobres podía, los traía á c u r a r á su
m a n d a b a la santa que no picasen. F u é l a á visitar casa, y diciéndola su m a d r e que m i r a s e por sí por-
un día sóror F r a n c i s c a de Montoya, beata también que se le podía p e g a r l a enfermedad y m o r i r s e , res-
de la misma orden; temía e n t r a r en la celda pondía que no era tan v e n t u r o s a que mereciese que
viendo tantos mosquitos, y la s a n t a dijo: «No t e - la m a t a s e la caridad, y que mirando por los pobres
mas, h e r m a n a , á los mosquitos, que solos tres te m i r a b a por sí, porque m i r a b a por Cristo, á quien
han de picar a h o r a en n o m b r e de la Santísima T r i - servía en ellos. A los enfermos vecinos á su casa
nidad; pero de hoy en adelante yo te a s e g u r o que servía y consolaba, y á cuantos pobres llegaban á
no te picará ninguno.» Y así sucedió, que aque- su p u e r t a socorría según su posibilidad: á los lla-
lla tarde la picaron tres, y en otras m u c h a s veces gados c u r a b a s u s llagas, á los que veía rotos r e -
que volvió á ver á la s a n t a no la picó n i n g u n o . m e n d a b a los vestidos, á otros lavaba los pies, y á
También las aves obedecían á la s a n t a alabando todos consolaba con s u s p a l a b r a s . Habiendo cura-
á su Criador cuando ella las m a n d a b a cantar. Y á do un día á u n a enferma llagada y leprosa, se le
los árboles convidaba á a l a b a r á Dios, y ellos se pegó al hábito un poco de m a t e r i a tan pestilente,
inclinaban h a s t a la tierra, é hiriendo u n a s r a m a s que e n t r a n d o en su casa lo sintió su m a d r e y la
con otras hacían un apacible y consonante ruido, reprehendió porque traía á su casa tan malos olo-
formando de la m a n e r a que podían u n a m ú s i c a res, y respondió ella: «Cuando servimos á los
suave; y lo mismo hacían las plantas y flores. enfermos somos buen olor de Cristo, n u e s t r o S e -
U n a de las virtudes que más resplandecieron ñor.» Asistiendo á otra enferma la mandó el médi-
en esta s a n t a virgen fué la caridad y misericordia. co s a n g r a r y que g u a r d a s e n la s a n g r e h a s t a que
Siendo pobre, daba toda la limosna que podía á él viniese; tardó dos días en venir, y la s a n g r e se
los pobres, y a u n m á s de lo que podía; pues le su- convirtió en podre asquerosísima y pestilente.
cedió tal vez a y u n a r á pan y a g u a ocho días, por Causóle g r a n d e asco á Rosa sólo el m i r a r l a , y co-
socorrer con lo que a h o r r a b a de su comida á u n a menzó á inquietársele el estómago y dar a r c a d a s ;
persona necesitada. Otra vez, dándola su m a d r e m a s ella, corrida de sí misma, pareciéndola que
treinta y seis v a r a s de lienzo p a r a que dispusiese aquello era contra la caridad, se bebió toda la e s -
de ellas á su voluntad, las envió á dos personas cudilla de podre y alcanzó de sí u n a gloriosa v i c -
pobres y virtuosas, quedándose ella sin nada. R i - toria.
ñóla su m a d r e porque no había g u a r d a d o siquiera De quién m á s se compadecía era de los que
parte del lienzo p a r a sí, pues lo h a b r í a m e n e s t e r estaban en pecado mortal, por conocer con la luz
si la viniese a l g u n a enfermedad, y respondió: «Se- que Dios la comunicaba cuan miserable era su
ñ o r a , ésa es necesidad contingente, esa otra es estado. Lloraba c o n t i n u a m e n t e su miseria y roga-
cierta, y cuando llegue este caso, confío en Dios ba á Dios que convirtiese á todos los pecadores, y
que no me faltará.» Supo que u n a pobre y virtuo- a u n decía que padecería ella sola todos los tormen-
sa doncella no iba á misa por falta de manto, y tos del infierno, como fuese sin culpa, porque
envióla uno de dos que tenía su m a d r e , y echando n i n g u n o se condenase. P o r esto deseaba m u c h o
ésta juicios de quién la h a b r í a quitado el m a n t o , que se predicase el Evangelio á los infieles y la
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penitencia á los pecadores. Ofrecióse á un confe- m á r m o l p a r a que los desbastara y puliera mien-
sor suyo ir á misiones; temía el viaje por los peli- t r a s volvía. Volvió después, y disculpándose Rosa
g r o s que había en él, consultólo con la santa, y de no h a b e r labrado y pulido los m á r m o l e s por su
ella le dijo: «Vaya, padre mío, y no tema; vaya á poca destreza, la dijo su Esposo: «No creas que
convertir esos infieles, y m i r e que el m a y o r s e r - eres tú sola la que yo ocupo en el ejercicio penoso
vicio que pueden los h o m b r e s h a c e r á Dios es de l a b r a r piedras;» y vio m u c h a s mujeres vesti-
convertirle las almas, y ésta es obra propia de das de ricas y preciosas telas de oro cortando,
apóstoles. ¿Qué m a y o r dicha puede tener que labrando y puliendo m u c h a s piedras y m á r m o l e s
bautizar, a u n q u e no sea m á s que un indiazuelo, y diferentes, y luego se halló ella vestida de la m i s -
e n t r a r l e en el cielo por la puerta del bautismo?» m a m a n e r a que las demás, y su Esposo la mandó
P e r s u a d í a á todos los frailes de santo Domingo que se ocupase como las otras en aquel ejercicio.
que se empleasen en este ministerio apostólico, Acabóse esta visión, representándosele Cristo sin
diciéndoles que no importaba menos esto al espí- aquel traje de cantero, pidiéndola que le g u a r d a -
ritu de su profesión que el estudio de la s a g r a d a se la fe, palabra y mano que le había dado de ser
teología, antes la teología se o r d e n a b a á esto como su esposa. Despertó la santa, y á este favor se s i -
á fin. Decía también que si le fuera permitido se guió otro, no y a en s u e ñ o s , sino estando d e s -
a n d u v i e r a predicando la fe de u n reino en otro pierta. P o r q u e , haciendo oración en el convento
h a s t a convertir todos los infieles, y saliera por del Rosario, delante de la imagen de n u e s t r a Se-
las calles con u n Cristo en la m a n o , vestida de ñora, la miró el Niño que tenía la Virgen en los
cilicio, dando gritos p a r a d e s p e r t a r á los p e c a - brazos con rostro apacible y r i s u e ñ o , y la dijo:
dores y moverlos á penitencia. Tenía d e t e r m i - «Rosa de mi corazón, tú h a s de ser mi esposa.»
nado c r i a r un niño huérfano, darle estudios y No pudo sufrir su corazón el g r a n d e gozo que
ordenarle de sacerdote, sólo para inclinarle á sintió con favor tan singular, y así cayó d e s m a -
convertir infieles y dar á Cristo un predicador, y a d a en el suelo, y recobrándose algo, mirando
ya que ella no podía p r e d i c a r . Sentía m u c h o su bajeza y la g r a n d e z a de Dios, ni acertaba á
que los predicadores no buscasen el provecho h a b l a r ni á callar, y no cabiendo en su corazón
de las a l m a s en s u s s e r m o n e s , y así predicando s u s afectos, h a b l a b a con un silencio elocuente y
en Lima con g r a n d e aplauso un fraile de santo callaba con u n a elocuencia m u d a , cuando oyó
Domingo del convento del Rosario con este estilo que la decía la Virgen: «Mira, Rosa, el favor que
algo florido, la s a n t a virgen le dijo u n día con mi Hijo se digna de hacerte.» Creció con esto la
g r a n d e modestia y eficacia: « P a d r e mío, m i r e que admiración y el gozo m á s de lo que se puede d e -
Dios le h a hecho su predicador p a r a q u e le c o n - cir, y b a s t a r a p a r a quitarla la vida si no fuera
virtiera las almas; no gaste su talento ociosamente confortada de quien era favorecida. Para m e m o -
en flores, que es inútil trabajo. P u e s es pescador ria de tan s i n g u l a r favor y de que era esposa de
de h o m b r e s , eche la red de m a n e r a que caigan los Jesucristo determinó h a c e r un anillo que fuese
h o m b r e s , no p a r a coger el aplauso, que es un poco la señal de su desposorio: llamó á un h e r m a n o
de aire y vanidad. Y a c u é r d e s e de la c u e n t a que le suyo, y sin descubrirle el secreto pidió que le
h a de pedir Dios de tan alto ministerio.» M a s y a hiciese u n a medida p a r a que pudiese fabricar el
que no se le permitía predicar, p r o c u r a b a con u n a anillo el platero como ella le quería, a d v i r t i é n d o -
divina elocuencia que Dios la había comunicado le que en el hueco de la piedra había de h a b e r
aficionar á cuantos t r a t a b a al a m o r de las virtudes un J e s ú s y a l g u n a s letras que declarasen el a s u n -
y aborrecimiento de los vicios. Aficiónesele un to por que el anillo se hacía. Dibujóle el h e r m a n o
caballero locamente, y entró á h a b l a r l a en su casa en un papel, y después le preguntó Rosa qué le-
con otro pretexto; pero a n t e s que él se declarase t r a s le parecía se podrían poner allí; á lo cual
le descubrió la s a n t a los p e n s a m i e n t o s con que respondió prontamente el h e r m a n o las m i s m a s
había venido, y le e x h o r t ó á h a c e r penitencia con que la había dicho el Niño J e s ú s : «Rosa de mi
tal eficacia, que aquel caballero volvió arrepentido corazón, tú has de ser mi esposa;» de lo cual
de su mal intento y con propósito de e n m e n d a r su quedó atónita, entendiendo que el mismo que se
mala vida, como lo hizo con r a r o ejemplo de toda las había dicho á ella se las había hecho decir á
la ciudad de L i m a . su h e r m a n o . Hízose el anillo como la santa d e -
Con el ejercicio de éstas y otras virtudes m e r e - seaba, y el día siguiente, que era el jueves santo,
ció Rosa que Dios la hiciese g r a n d e s favores, y el se le entregó al sacristán del convento del R o s a -
m a y o r de todos, que la desposase consigo. R e p r e - rio p a r a que le pusiese en la u r n a donde había
séntesele u n a noche en s u e ñ o s Jesucristo en traje de estar g u a r d a d o el santísimo S a c r a m e n t o . Allí
de maestro de cantería, y p r e g u n t ó l a si quería ser estuvo hasta el día de P a s c u a , y este día por la
su esposa, y respondiendo ella que sí, dándola m a ñ a n a , estando la virgen Rosa en la capilla
p a l a b r a se despidió, dejándola u n o s pedazos de donde se habían celebrado aquellas castísimas y
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divinas bodas, se vino á ella el anillo y le puso en con este favor tan soberano tan fuera de sí como
el dedo del corazón, quedando llena de gozos ce- a s e g u r a d a de su salvación, de que a n t e s había pa-
lestiales y confirmada con tantas demostraciones decido algunos temores. E n t r ó en duda la s a n -
de que Cristo la había escogido por esposa. ta virgen qué haría de aquellas rosas que el niño
Quedó desde entonces la virgen Rosa consagra- Jesús había dejado á su disposición. Ofreciósele
da con tan g r a n d e desposorio, no como mujer de h a c e r de ellas u n a corona, púsosela al Niño con
la tierra, sino del cielo, á la cual m i r a b a todo el g r a n reverencia en la cabeza, y él, mostrando
cielo con especial cariño, Cristo como á e s p o - que la admitía gustoso, m i r a n d o á la s a n t a y
sa s u y a , M a r í a santísima como á esposa de su riéndose, la echó su bendición y desapareció. En
Hijo, los ángeles y santos como á esposa de su otra ocasión sosegó Cristo los g r a n d e s temores
Rey y Señor; y así en lo restante de su vida fue- que tenia Rosa de su salvación, diciéndola:
ron m u y frecuentes los favores, regalos y v i - «Hija, ten buen ánimo, que yo á n i n g u n o c o n -
sitas celestiales. Cuando estaba haciendo labor deno sino á aquel que quiere condenarse.» Q u e -
p a r a s u s t e n t a r á s u s p a d r e s se le apareció m u c h a s dó desde entonces consoladísima, y n u n c a m á s
veces Cristo, nuestro Señor, en forma de niño la acometió ni u n a leve duda de su salvación,
m u y pequeño, y se sentaba sobre la almohadilla. antes tuvo firmísima e s p e r a n z a de t r e s cosas,
Otras, estando leyendo algún libro espiritual, si principalmente de que se había de salvar, de que
hallaba escrito el n o m b r e de J e s ú s , se detenía y n u n c a había de perder la amistad de Dios y que la
r e g a l a b a contemplando tan dulce n o m b r e , y veía había de favorecer en todas s u s necesidades. Y
el niño J e s ú s pasearse por la plana. Si algún día tenía t a n t a seguridad que, diciéndola un confesor
no venía su dulce Esposo se lamentaba y quejaba suyo por probarla que no se a s e g u r a s e tanto de su
a m o r o s a m e n t e p o r q u e no venía y se detenía t a n - salvación, sino que obrase con temor y temblor
to. Padecía u n dolor de g a r g a n t a penosísimo; apa- de que podía caer y pecar, respondió: «Mi padre,
reciósele Cristo, y p a r a divertirla de s u s dolores con razón soy aconsejada que obre con temor y
quiso que j u g a s e n á los dados, y que quien p e r - temblor en orden á mi salvación, así yo pudiera
diese hiciese lo que pidiese quien g a n a s e : ganó obedecer. Pero a u n q u e soy g r a n pecadora, es tal
Rosa la p r i m e r a m a n o , y pidió al Señor la quitase mi confianza en la bondad y'benignidad de mi
el mal, y luego sanó de r e p e n t e . Dijo el Señor que Esposo, que no puedo d u d a r de que s i e m p r e m e
volviese á j u g a r , perdió Rosa, y el Señor la dio al h a de favorecer y n u n c a se h a de a p a r t a r de mí.»
punto tan intensos dolores, que sin s e r m á s en su Con estos favores crecía cada día el a m o r de
m a n o estuvo en u n grito toda la n o c h e . Tenía Dios en Rosa, y con estos soplos se avivaba el
Rosa g r a n cuidado de c r i a r u n a s a l b a h a c a s p a r a fuego que a b r a s a b a su corazón. Decíale á su Espo-
el servicio de los altares en las festividades del so amorosísimos requiebros, y c o n t i n u a m e n t e e n -
Rosario. U n a m a ñ a n a que fué á r e g a r l a s m u y viaba al cielo saetas encendidas de fervorosísimas
t e m p r a n o las halló a r r a n c a d a s y secas. E n t r i s - j a c u l a t o r i a s . Solía decir: «Señor: ¿quién hay que
tecióse porque las tenía a l g u n a afición, y al no te ame? Mas ¿cuándo empezaré yo á a m a r t e
e n t r a r por u n a p u e r t a la salió Cristo al e n c u e n - como debo? ¿Para qué es mi corazón, Dios mío, si
tro, y la dijo: «¿Por qué te entristeces de ver t u s no se deshace en cenizas en el fuego de tu amor?»
a l b a h a c a s secas? ¿No soy yo flor del campo y No sabía h a b l a r sino de Dios, y todo su deseo e r a
mejor para ti que todas las flores? P u e s sábete persuadir su amor, y á todos convidaba á a m a r á
que yo las h e a r r a n c a d o y secado p a r a que tú Dios, a u n á las c r i a t u r a s insensibles, á los cielos,
pongas en mí ú n i c a m e n t e el amor.» Dicho esto ángeles, h o m b r e s , brutos, elementos y plantas les
desapareció, y R o s a aprendió á poner todo su decía: «Amemos á Dios; a m e m o s á Dios; a m o r á
a m o r en Dios y no partirle con n i n g u n a criatu- Dios, Dios amor.» Escribió algunos versos a m o r o -
ra; y cumpliólo tan perfectamente, que reveló sos á su Esposo, y cantábalos con m ú s i c a sin s a -
Cristo, n u e s t r o Señor, á u n a religiosa s a n t a que ber música, a c o m p a ñ a n d o la voz con la vihuela.
él tenía á Rosa dentro de su corazón, porque No había tocado j a m á s vihuela; halló u n a colgada,
Rosa le tenía en el suyo, sin admitir otra cosa. y la tocó como pudiera el más diestro músico. Otra
Arrobóse u n día la s a n t a virgen estando en su vez la halló sin c u e r d a n i n g u n a , y tocó con t a n t a
celdilla, y v i o el suelo todo s e m b r a d o de rosas. melodía como si las t u v i e r a todas. Sentía m u c h o
Apareciósele M a r í a santísima con su Hijo en los cualquiera ofensa que se hiciese á Dios por leve
brazos, y el niño J e s ú s la dijo que cogiese a q u e - que fuese, y como á quien le tocaba por esposa
llas rosas; cogiólas Rosa y ofreciólas al mismo m i r a r por su h o n r a lloraba y se afligía por las
Niño, pero él no quiso t o m a r más de u n a rosa, y culpas, y p r o c u r a b a de la m a n e r a que podía e m -
dijo á la s a n t a v i r g e n : «Tú eres esta rosa; de ella barazarlas. No podía sufrir q u e se h a b l a s e en los
tomo yo por mi c u e n t a el t e n e r cuidado; de las templos, perdiendo el respeto á tan santo l u g a r , y
demás dispon tú como quisieres.» Quedó Rosa corregía con modestia á los que veía parlando en
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la iglesia. Sentía m u c h o c u a n d o a l g u n o por las que vivió en el m u n d o . P o r s u s t i e r n a s niñeces
calles c a n t a b a coplas profanas, diciendo que no ofrezco mis lágrimas, suspiros y actos de a m o r , y
podía dejar de ofenderse á Dios con ellas. Decía con todo esto mi alma y corazón p a r a dárselo todo
que las l á g r i m a s no se h a b í a n de verter sino por y no q u e d a r m e con cosa n i n g u n a , porque conviene
Dios por h a b e r l e ofendido. Viendo llorar un dia á que yo no posea nada.» Maravillosa traza de v e s -
su m a d r e cierta desgracia, la dijo: «¿Qué hace, tir al niño J e s ú s , y con que todos, por m u y pobres
madre? ¿Las riquezas desprecia del tesoro de Dios? que s e a n , le pueden vestir, y por eso la he puesto
¿No sabe que las l á g r i m a s solamente se h a n de de- aquí. A la imagen de n u e s t r a S e ñ o r a del Rosario,
r r a m a r p a r a lavar culpas, y eso por a m o r de Dios?» de la cual había recibido singularísimos favores,
E r a p a r a ella día de g r a n d e alegría y consuelo hizo otros vestidos semejantes. Desde niña fué de-
c u a n d o se celebraban en los templos fiestas con votísima del santísimo S a c r a m e n t o y tenía u n a
g r a n d e solemnidad, culto y reverencia, por la h o n r a insaciable h a m b r e de recibirle. A los principios la
que le resultaba á Dios. H a b í a u n a fiesta célebre dieron s u s confesores licencia p a r a comulgar dos
en el convento del Rosario, y el predicador, por veces en la s e m a n a ; después, viéndola tan aprove-
u n accidente repentino que le d i o , no podía p r e - chada, se la a l a r g a r o n á tres, luego la permitieron
dicar. Envióselo á decir á la s a n t a y que le pesaba que comulgase los días de fiesta, a u n q u e cayesen
porque e s p e r a b a algún fruto del s e r m ó n . Rosa, fuera de los tres días; después la concedieron que
considerando la celebridad que faltaría á la fiesta en las p a s c u a s y solemnidad del Corpus comulgase
y h o n r a á Dios si faltaba el sermón, le respondió todos los días; pero n u n c a salía en esto, como en
que predicaría, a u n q u e sería con h a r t a costa de todo, de la obediencia de s u s confesores. P r e p a r á -
otra persona; y fué á costa suya, porque el predi- base p a r a cada comunión como si h u b i e r a de ser
cador se halló bueno y sanó a l g u n a s h o r a s antes la última de su vida; a y u n a b a la víspera y t o -
del s e r m ó n , y la s a n t a se halló desde entonces con m a b a u n a s a n g r i e n t a disciplina, y el dia de la
u n a g r a n d e c a l e n t u r a , a u n q u e no por eso dejó de comunión se confesaba siempre con m u c h a s l á -
asistir á la fiesta. g r i m a s , como si fuera la m a y o r pecadora del
Con el niño J e s ú s tenía especial t e r n u r a y devo- mundo, siendo su vida inculpable é inocente; y
ción; como se le aparecía t a n t a s veces Cristo en finalmente, se disponía con fervorosísimos actos
forma de niño, y considerándole desnudo y sin de todas las virtudes p a r a recibir al Autor de la
abrigo en el portal de Belén, ya que por su pobre- santidad. Con esto le e n t r a b a tan en provecho e s -
za no le podía h a c e r vestido material de telas, oro te divino manjar, que, como ella m i s m a decía, no
y plata, le hizo un vestido espiritual, que le es tenía palabras p a r a explicar los regalos, d u l z u r a s
m u c h o m á s agradable, de las telas que ella m i s m a y m u d a n z a s que c a u s a b a en su alma. Y bien se
dice en un papel por estas p a l a b r a s : «Jesús. En el manifestaban los efectos interiores del a l m a por
año de 1616 comienzo con el favor y auxilio de los exteriores que causaba la comunión en el
Jesucristo y de su bendita Madre á a p a r e j a r los cuerpo, p o r q u e fué visto m u c h a s veces su rostro
vestidos á mi dulcísimo J e s ú s , que h a de nacer lleno de r e s p l a n d o r e s después de h a b e r recibido
desnudo, frío y necesitado en el portal de Belén. la s a g r a d a F o r m a . Comunicábale tantas fuerzas y
La camisa se h a r á de c i n c u e n t a letanías, nueve aliento este manjar, que m u c h a s veces al ir á c o -
mil rosarios y cinco días de ayunos, en r e v e r e n c i a m u l g a r iba sin fuerzas ni aliento por la m u c h a fla-
de la e n c a r n a c i ó n santísima. Los pañales se h a r á n queza ocasionada de s u s a y u n o s y penitencias, y
de nueve estaciones al santísimo S a c r a m e n t o del después de h a b e r comulgado volvía á su casa con
altar, nueve p a r t e s del rosario, nueve días de ayu- t a n t a ligereza que su m a d r e no podía seguirla.
no, por los n u e v e meses que estuvo en el vientre Ocupábase con g r a n d e gusto en l a b r a r corporales
de su p u r í s i m a M a d r e . La mantellina s e r á de cin- y otras cosas que sirven para el santo sacrificio
co días de a y u n o , cinco estaciones y cinco rosarios de la misa, y finalmente deseó padecer martirio en
enteros, en h o n r a de su glorioso nacimiento. L a defensa de este soberano S a c r a m e n t o .
faja se h a r á de cinco días de a y u n o , cinco estacio- Mas no fueron todos regalos y consuelos que el
nes y cinco rosarios enteros, en r e v e r e n c i a de su Señor la comunicó: hízola beber el cáliz amarguísi-
circuncisión. Serán los galones, frisos y bordadu- mo de su pasión, y lo m á s penoso de él y más sen-
r a de la mantellina y de las fajas treinta y tres sible para las almas a m a n t e s de Dios, que son los
s a g r a d a s c o m u n i o n e s , treinta y tres misas que desvíos, desamparos, soledades y oscuridades ron
tengo de oir, treinta y t r e s h o r a s de oración m e n - que Dios suele probar á los suyos. E r a n tales é s -
tal, treinta y t r e s P a d r e n u e s t r o s y Ave Marías, tos en la virgen Rosa, que no es fácil explicarlos,
treinta y t r e s Credos con Gloria Patri y la antífona porque ni ella tenía p a l a b r a s p a r a declararlos
de la Salve; m á s , treinta y t r e s p a r t e s del rosario, cómo e r a n . Hallábase como en u n a cárcel o s c u r a
treinta y tres días de a y u n o y t r e s mil azotes, en y tenebrosa, donde no e n t r a ni u n rayo de luz,
veneración y r e v e r e n c i a de los treinta y tres años c e r c a d a de tinieblas, desmayos y desconsuelos.
448 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
P a r e c e que su m e m o r i a se h a b í a olvidado de Dios, guroso juez, con un rostro airado, decir aquellas
y su entendimiento no acertaba á d i s c u r r i r en s u s p a l a b r a s : «Id, malditos, al fuego eterno.» Y que
perfecciones, y su voluntad se hallaba como opri- temblaba y se afligía como si á ella sola las dijera
mida, sin poder l e v a n t a r s e á ejercitar los afectos y como si estuviera padeciendo e n t r e los condena-
del amor; y c u a n d o m á s se esfozaba á p e n s a r en dos del infierno. Después de la h o r a ó tiempo de
Dios parece que se a c o r d a b a de él como de u n a desconsuelo se hallaba de repente como en otra
cosa pasada y m u y a n t i g u a y que la m i r a b a de región llena de claridad y gozos inexplicables, en
lejos como entre u n a s n u b e s o s c u r a s ; y al q u e r e r que se a n e g a b a el a l m a unida con Dios, sin poder
a c e r c a r s e á él la ponían grillos p a r a que no lo h i - a c o r d a r s e ni pensar, ni a m a r m á s que á Dios,
ciese, no dejándola llegar, antes despidiéndola y como si en u n punto la h u b i e r a sacado del infierno
arrojándola de su presencia. Mientras duraban de entre los condenados y llevádola al cielo e n t r e
estos desconsuelos y turbaciones estaba en un los b i e n a v e n t u r a d o s .
martirio tan penoso y cruel cual n u n c a le i n v e n - De M a r í a santísima fué Rosa muy r e g a l a d a y
taron los tiranos, y a p e n a s podía d e t e r m i n a r si es- visitada. Padeciendo un tiempo por las m a ñ a n a s
taba dentro de sí ó fuera de sí, ó si estaba en esta grandísimo s u e ñ o , y sintiéndolo m u c h o porque la
vida, ó en el infierno, ó purgatorio, y a n t e s s u - e m b a r a z a b a su oración, pidió remedio á la R e i n a
friera aquellas llamas de fuego que estos d e s a m - de los ángeles, y esta S e ñ o r a venía todas las m a -
p a r o s de Dios. En su m a y o r aflicción le decía á ñ a n a s á despertarla, y la decía: «Levántate á o r a -
Cristo lo que Cristo á su P a d r e : «Dios mío, Dios ción, hija mía, que ya es hora.» U n a m a ñ a n a
mío: ¿por qué me h a s desamparado?» Pero nadie respondió Rosa: «Ya me levanto, Señora;» y agra-
la respondía, ni aun parecía h a b e r quien oyese vada del sueño se volvió á caer sobre la c a m a , y
s u s quejas; solamente veía a l g u n a s veces u n a con- María volvió s e g u n d a vez, y la dijo: «Ea, hija, no
fusa luz de esperanza de que tendría fin su t o r - estés perezosa, pues vengo á llamarte p a r a tu ora-
mento y sucedería algún consuelo á tanto descon- ción: levántate, que ya es hora.» ¿Qué m a y o r fa-
suelo. Padeció este martirio por espacio de quince vor y regalo puede ser que éste? Pero merecía
a ñ o s continuados, todos los días u n a h o r a y á v e - estos favores Rosa por el e n t r a ñ a b l e a m o r que
ces m á s , queriendo Dios, n u e s t r o Señor, d a r estas tenía á esta Señora, porque no sabia h a b l a r de
t r e g u a s á s u s penas porque no la quitase la vida ella sin lágrimas; persuadía á todos su devoción,
el dolor. Si q u e r í a declarar á su confesor lo que traía s i e m p r e en la m a n o su rosario, y no se h a -
padecía para que la diese remedio, no h a l l a b a pa- llaba sin él, y le rezaba todos los días, como diji-
l a b r a s con que explicarlo, ni ellos la entendían, mos, fuera de otras devociones y servicios que la
a u n q u e consultó m u c h o s v a r o n e s doctos y e s p i r i - hacía. F u é Rosa devotísima del ángel de su g u a r -
tuales. Participaba el cuerpo de las penas del da, con el cual c o m u n i c a b a sus penas y consulta-
alma, y por lo desfigurado del rostro conoció su ba s u s dudas. Acometióle u n a noche un dolor de
m a d r e que Rosa estaba enferma; llamó á los m é - estómago tan fuerte que temió p e r d e r la vida;
dicos, hicieron varios remedios p a r a c u r a r l a , a u n - consultó con su ángel de la g u a r d a qué remedio
q u e ella decía que e r a n sin provecho, porque su haría, y resolvieron q u e fuese el ángel á casa de
enfermedad no estaba en el cuerpo, sino en el e s - D. Gonzalo de Maza, de c u y a casa e r a n m u c h o los
píritu. Un dia dijo á su m a d r e que padecía un fue- p a d r e s de Rosa, y la trújese u n poco de chocolate.
go tan voraz que n i n g ú n fuego de acá se podía Dentro del tiempo que bastaba p a r a hacerle vino
c o m p a r a r con él, y que las penas que padecía no un n e g r o de D. Gonzalo que traía un poco de cho-
se podían explicar con p a l a b r a s , y que no las p a - colate con u n o s bizcochos, llamó á la puerta, y la
decía en el c u e r p o , sino en el alma, y e r a n bastan- madre de Rosa, sabiendo el accidente de su hija y
tes á quitarle la vida si Dios misericordiosamente que el chocolate venía p a r a ella sin h a b e r l e envia-
no se la c o n s e r v a r a . Viendo, pues, Rosa q u e sólo do á pedir, la p r e g u n t ó quién había avisado de su
el médico que la había herido la podía s a n a r , le accidente en casa de D. Gonzalo y pedido el c h o -
pidió con g r a n d e instancia que no la tuviese c r u - colate. Y Rosa, apretada de su m a d r e , dijo que el
cificada en tan penosa cruz, ni la hiciese beber ángel de su g u a r d a lo había ido á pedir. Había de
cáliz tan a m a r g o . Entendió luego que gustaba c a m i n a r cierto religioso con un prelado e c l e s i á s -
Dios de que le bebiese, y ya no le t r o c a r a por tico u n viaje m u y largo; fuese á la virgen Rosa y
todos los regalos q u e la había h e c h o en toda su rogóla que le encomendase á Dios p a r a que tuvie-
vida, y deseaba tanto que llegase la h o r a de pade- se buen viaje; prometióle hacerlo la santa, y el
cer como antes la temía, dicióndole á Dios con religioso se partió con el prelado y otras p e r s o -
ánimo varonil y esforzado: «No se haga, Señor, n a s , y en el discurso de trescientas y cincuenta
mi voluntad, sino la tuya.» Después que estuvo leguas que h a y desde Lima á Potosí les s u c e -
m á s c u r s a d a en estos d e s a m p a r o s decía que al t e - dió todo felizmente como lo podían desear, a u n -
nerlos le parecía ver á Cristo, n u e s t r o Señor, r i - que el camino es áspero y peligroso; m a s p a s a n -
DÍA 30 AGOSTO 449
do adelante en ochenta leguas les sucedió todo al oración encontró s u s libros limpios y enteros,
contrario, y padecieron tantos trabajos y peligros, sin faltarles hoja n i n g u n a . E n t r a n d o en u n a p o -
que estuvieron m u c h a s veces p a r a dejar el c a m i - sentillo oscuro sintió algún h o r r o r y se le e r i z a -
no y volverse. Quejóse después el religioso á la ron los cabellos; c e r r ó la p u e r t a t r a s sí, y el de-
santa, diciendo que parecía no h a b e r continuado monio echó por defuera el cerrojo y empezó á h a -
el e n c o m e n d a r l o s á Dios, pues habían padecido cer ruido dentro del aposentillo; mas la santa por
tan g r a n m u d a n z a en el camino; á que respondió vencer mejor aquel miedo que al principio la h a -
ella que desde Lima á Potosí los h a b í a n a c o m p a - bía asaltado, apagó u n a luz que llevaba, y em-
ñado los ángeles, como ella se lo h a b í a suplicado; pezó con g r a n d e ánimo á desafiar al demonio pa-
pero que después los dejaron los ángeles porque ra que a t o r m e n t a s e su cuerpo, cuanto Dios le per-
procedían de otra m a n e r a desde Potosí adelante mitiese. Apareció luego el demonio en forma de
que desde L i m a á Potosí. Y luego le refirió al r e - gigante y luchó con ella, apretándola entre s u s
ligioso cuanto les había sucedido en el viaje, como brazos con tanta fuerza, que todos los huesos de
si h u b i e r a estado presente. Santa Catalina de Sena su cuerpo parecía h a b e r s e desencajado y hecho
favoreció s i n g u l a r m e n t e á Rosa, visitándola m u - pedazos; pero la s a n t a despreciaba todas s u s v a -
chas veces y tratándola con tanta familiaridad co- lentías y fieros, y él desapareció corrido y a v e r -
mo pudiera u n a a m i g a con otra, ó u n a h e r m a n a gonzado, quedando ella s a n a , a u n q u e m u y fati-
con otra h e r m a n a , y por s u s ruegos hizo algunos gada de la lucha. Más peligrosas fueron otras
milagros. batallas en que el demonio p r o c u r a b a h a c e r l a caer
No podían sufrir los demonios t a n t a santidad en a l g u n a culpa, y m á s gloriosas las victorias que
en Rosa, y rabiaban de envidia por verla tan fa- consiguió de él. Yendo u n a tarde á su ermita, vio
vorecida de Dios y de s u s santos y ángeles, y así venir hacia sí un h o m b r e de m u y buen talle y
la maltrataban y afligían m u c h o en aquel su r e t i - disposición, que salió de entre los árboles de su
ro. Mas ¿qué puede el demonio contra los que de- h u e r t a . Asustóse la purísima virgen viendo en tal
fiende Dios y tiene debajo de s u s alas? U n a vez lugar un h o m b r e que no conocía, y m u c h o m á s
vino á la ermita de la s a n t a en figura de un a l a - cuando vio que con palabras y acciones lascivas
no disforme y fiero que centelleaba fuego por los la provocaba á mal. Volvió las espaldas turbada y
ojos. Estaba Rosa orando, y en viendo al alano t e m e r o s a , y entrándose en su casa y c e r r a n d o la
conoció quién era, y le despreció y perseveró sin puerta del h u e r t o , tomó una disciplina tan r i g u r o -
miedo ni turbación en su oración. Acometióla el de- sa con u n a cadena de h i e r r o , que corrían a r r o y o s
monio como p a r a t r a g a r l a , y cogiéndola del hábi- de s a n g r e de s u s espaldas hasta r e g a r el suelo.
to la a r r a s t r ó por el suelo, hasta que ella dijo lo Quejábase a m o r o s a m e n t e de su Esposo entre los
del salmo: «No e n t r e g u e s , Señor, á las bestias las azotes, mezclando l á g r i m a s con la s a n g r e porque
almas que te confiesan;» y con esto huyó aquella la había d e s a m p a r a d o y dejado en tan g r a n d e
bestia, vencida de u n a mujer. Otra noche le apa- riesgo, diciéndole que si él estuviera presente no
reció el demonio en figura de un h o m b r e m u y fie- se le atreviera tan fea y abominable tentación.
ro, y no haciendo la s a n t a caso de él la dio u n a Aparecióse Cristo y díjola: «Rosa: ¿parécete que
bofetada con m u c h o ruido, pero sin h a c e r l e d a ñ o . h u b i e r a s conseguido la victoria si yo no estuviera
Rióse la s a n t a virgen, y volvióle el otro carrillo contigo?» Y con esto desapareció, y entendió la
para que le diese otra; pero él desapareció, no pu- s a n t a que no d e s a m p a r a Dios en s u s aprietos
diendo ver tan g r a n d e humildad y m a n s e d u m b r e . á los que le sirven, ni está ausente cuando se
Otra vez vino en figura de un j a y á n disforme con padece la tentación, sino cuando se le da c o n s e n -
un peñasco en la mano; tirósele á la santa, y a u n - timiento.
que la derribó en el suelo y parecía la había de De los h o m b r e s también padeció m u c h a s t r i b u -
hacer pedazos con el golpe, no la hizo daño ningu- laciones y trabajos, porque fuera de los malos
no, antes se levantó luego riendo y haciendo bur- tratamientos de su madre, que d u r a r o n m u c h o s
la de él. L l a m a b a al demonio por m á s desprecio años y eran muy sensibles por ser de persona tan
el s a r n o s o , y así cuando la quería h a c e r algún propia, sus confesores también á los principios, ó
daño decía: «Ya viene el sarnoso; pero no h a por no conocer su espíritu, ó por probarle, la
de llevar n a d a de lo que pretende.» Leía m u y de daban á entender que su espíritu no era seguro,
ordinario la s a n t a virgen en las obras del padre y s u s revelaciones eran delirios que nacían de
Fr. Luis de G r a n a d a , y el demonio por darla p e - flaqueza de cabeza por sus demasiados a y u n o s y
sar y moverla a l g u n a impaciencia la cogió un penitencia. Afligían mucho y turbaban á la s a n t a
día los libros y rasgó todas las hojas, y las echó los temores de ser engañada, y a n d a b a m u y d e s -
en el l u g a r m á s indecente de la casa. Buscó Rosa consolada; pero j u n t a m e n t e se hallaba tan c o n -
s u s libros, y hallando a l g u n a s hojas rasgadas tenta con estos desconsuelos, que diciéndola u n a
conoció luego el autor; pero haciendo u n a breve señora por qué no pedía á s a n t a Catalina de Sena,
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450 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
su devota, la alcanzase de Dios q u e la librase de de su m u e r t e , estando en casa del contador don
estas tribulaciones y trabajos, respondió: «Si yo Gonzalo de Maza, tratando con la mujer del conta-
pidiera eso me r e s p o n d i e r a la santa: ¿Por qué dor de la m u e r t e , dijo: «Yo, s e ñ o r a en esta casa
quieres tú c a m i n a r por otro camino que el que yo tengo de morir, no en casa de mis padres.» En otra
caminé p a r a llegar á la gloria? Y así no se lo ocasión, cuatro meses antes de su m u e r t e , dijo á
quiero pedir, sino imitarla en el padecer, porque la m i s m a mujer que había de m o r i r dentro de
yo me hallo gustosa con estos trabajos, y a u n q u e cuatro meses, y que los últimos dolores que la
fueran m a y o r e s los padeciera con gusto.» D e s - habían de quitar la vida serían atrocísimos, y
pués e x a m i n a r o n m u y de propósito su espíritu y le sobre todo u n a sed ardiente y mortal. T r e s días
a p r o b a r o n y alabaron el doctor Juan del Castillo, antes de su última enfermedad se retiró á su e r -
varón doctísimo, aun m á s en la teología mística mita, y en versos dulces, como blanco cisne, cantó
que en la medicina que profesaba, cuatro padres los últimos a n u n c i o s de su m u e r t e ; luego al p r i -
de santo Domingo y dos de la Compañía de J e s ú s , mero de agosto, estando en casa del contador don
y todos s u s confesores, de los cuales fueron cuatro Gonzalo, la dio la última enfermedad, q u e se fué
de la Compañía de J e s ú s , la estimaron y v e n e r a r o n agravando h a s t a el día 21 de agosto, en que r e c i -
como á a l m a escogida de Dios p a r a obrar en ella bió el Viático con g r a n devoción y t e r n u r a , q u e -
m u c h a s misericordias. dando desde entonces con el rostro tan agradable
Llegando la virgen Rosa á los treinta a ñ o s y risueño, que c a u s a b a admiración á cuantos la
de su edad con el colmo de virtudes y perficiones m i r a b a n . Pidió la E x t r e m a u n c i ó n , y después hizo
que h e m o s dicho, aquel misterioso Cantero la la protesta de la fe, y rogó á un religioso que la
quiso l a b r a r y perficionar m á s como á piedra pre- dijese la forma de p e r d o n a r álos enemigos; y ella,
ciosísima con nuevos golpes, p a r a colocarla en el teniendo un crucifijo en las m a n o s , repetía lo que
edificio de la celestial J e r u s a l é n . Envióla una e n - su confesor iba diciendo; y concluyó con las pala-
fermedad tal, que la hizo olvidar todas las enfer- b r a s de Cristo en la cruz: «Padre, perdónalos, que
medades que había padecido en su vida, con no saben lo que hacen.» Luego pidió perdón á toda
h a b e r sido m u c h a s y m u y g r a v e s y penosas. No la familia del contador del mal ejemplo que les
tenía parte en su cuerpo que no padeciese algún había dado y molestias que les había causado con
particular dolor y tormento; decía ella que estaba su enfermedad, diciendo que ya la faltaban sola-
como en u n a penosísima cruz, y se a d m i r a b a cómo mente dos días. Como se iba acercando á su muer-
cabía en u n cuerpo tanta multitud y diferencia de te se le iban a u m e n t a n d o los dolores, y el mayor
dolores. Desahuciáronla los médicos, y la santa alivio que tenía e r a repetir m u c h a s veces: «Señor,
dijo que no moriría de aquella enfermedad; pero a b r a s a , a t o r m e n t a , aprieta y no perdones, que
que los m á s de los accidentes de ella le d u r a r í a n a u n q u e m á s me maltrates y a t o r m e n t e s , todo es
h a s t a su m u e r t e . Y así fué, porque a u n q u e los poco p a r a lo que merecen mis pecados.» Regalóla
médicos se c a n s a b a n en c u r a r l a , s u s males no el Señor m u c h o en la última enfermedad, y especial-
estaban sujetos á la medicina, como ella m i s m a mente en los tres días últimos, manifestándola los
dijo á su confesor, porque eran fuera de las leyes inmensos y eternos gozos que la e s p e r a b a n . Y le
c o m u n e s de la naturaleza. Y añadió que la mejor dijo á un religioso de santo Domingo que e s t a b a á
c u r a sería la paciencia de Job, la cual había bien su cabecera: «¡ Ay, p a d r e , qué cosas dijera de laglo-
m e n e s t e r . Padeciendo tanto e r a admirable su p a - ria, regalos y delicias que me e s p e r a n , si la breve-
ciencia, y solía decir: « H a g a el Señor lo que fuere dad de la vida me diera lugar!» Había enfermado su
m u y de su voluntad, que yo g u s t o s a m e n t e padez- padre en aquellos día^, y pidió q u e se le trujesen
co estos males, y ni deseo vivir, ni r e h u s o morir.» para que la bendijese a n t e s de morir, y él y su
Otras veces le decía á Dios: «Señor, m á s y m á s madre la e c h a r o n su bendición. Luego dio á s u s
trabajos, m á s y m á s dolores. Cúmplase v u e s t r a h e r m a n o s buenos consejos, y rogó á l o s presentes
santísima voluntad; añadid dolores, pero añadid que la llevasen á m o r i r á su penitente cama, ó la
también paciencia.» Dijo a l g u n a s veces que tenia pusiesen en el suelo, ó sobre u n a s tablas; y no
m u c h o consuelo en tantos males por s a b e r que pudiéndolo conseguir pidió á un h e r m a n o suyo
venían de mano de su Esposo, y porque se habían que le quitase á l ó m e n o s las almohadas p a r a arri-
de pagar á peso de gloria. Habíala Dios revelado m a r la cabeza á las barandillas de la c a m a , ó imi-
que moriría en día de san Bartolomé, y desde que tar en algo á su esposo J e s ú s , que había m u e r t o
lo supo celebraba con g r a n d e alegría su fiesta; y en un m a d e r o . Víspera de san Bartolomé á las
p r e g u n t a d a de su m a d r e la c a u s a , respondió que ocho de la noche, pareciéndole á su confesor el
lo hacía porque había de ser su desposorio en día venerable P . F r . J u a n de L o r e n z a n a , de la o r -
de san Bartolomé. No lo entendió su m a d r e enton- den de santo Domingo, que daba t r e g u a s la e n -
ces; pero cuando m u r i ó Rosa conoció que h a b l a b a fermedad, se quiso ir á su convento, y la s a n t a le
de las bodas con el Esposo celestial. Un año antes dijo: «Sepa, mi padre, que esta noche me he de ir
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á celebrar al cielo la fiesta de san Bartolomé; ya Son i n n u m e r a b l e s los milagros que esta g l o r i o -
del cielo m e han convidado; ¿no s e r á bueno ir, sísima virgen ha hecho después que subió al cielo,
pues tengo las puertas abiertas?» Quedóse el c o n - s a n a n d o de todas enfermedades, resucitando muer-
fesor, y llegando la media noche hizo s e ñ a s que tos y obrando otros prodigios singulares que yo
la diesen la vela bendita p a r a salir con luz encen- dejo por brevedad. Lo que no dejaré de decir es
dida al e n c u e n t r o de su Esposo, y á un h e r m a n o que después de m u e r t a h a hecho la s a n t a los m i -
suyo hizo s e ñ a s también que la quitase las a l - lagros mayores y m á s agradables á Dios, que son
mohadas; y luego, estándola diciendo la recomen- conversiones de pecadores; y religiosos de dife-
dación del alma, en su entero juicio, clavados los rentes religiones llevaron m u c h a s limosnas á la
ojos en el cielo, diciendo Jesús, J e s ú s sea conmigo, m a d r e de la santa, diciendo que se las habían dado
expiró y entró en compañía de las v í r g e n e s p r u - a l g u n a s personas agradecidas á su santa hija, por
dentes á celebrar perfectamente en el cielo con su h a b e r l a s Dios sacado por su intercesión del mal
Esposo las bodas que antes había empezado á c e - estado en que vivían. E s m u y singular lo que s u -
lebrar en la tierra, siendo de edad de treinta y dos cedió á un pecador obstinado y entregado á todo
años y poco m á s de cuatro meses, a ñ o de 1618. g é n e r o de vicios, que frecuentaba los sacramentos
U n a p e r s o n a m u y sierva de Dios que asistió á su en pecado mortal, por e n c u b r i r con tan sacrilega
tránsito vio c e r c a d a su c a m a de ángeles, y que al hipocresía s u s g r a n d e s maldades. Sabia un amigo
poner el cuerpo en el féretro c a n t a b a n con g r a n d e suyo su mal estado, y compadecido de él, estando
a r m o n í a . Otra persona v i o la sala donde pusieron u n día delante del sepulcro de la virgen Rosa, la
el cuerpo llena de luces y resplandores celestiales. encomendó m u y de v e r a s aquel pecador, suplicán-
No quiso Dios que hubiese tristeza en la m u e r t e de dola que le alcanzase de Dios luz p a r a conocer sus
tan s a n t a virgen, y así la m a d r e , que antes de mo- culpas y gracia p a r a dejar su mal estado. Luego
rir su hija estaba inconsolable, después que m u r i ó que el amigo hizo esta oración, aquel h o m b r e ,
mudó la tristeza y l á g r i m a s en gozo y alegría: efec- como si d e s p e r t a r a de un profundo sueño, ó salie-
to de la oración de Rosa, que antes había pedido r a de un lugar oscuro y tenebroso con u n a nueva
esta merced á Dios, que consolase á su m a d r e . luz que a l u m b r ó su entendimiento, conoció su mal
F u é tan g r a n d e el concurso y devoción del p u e - estado y empezó á llorar s u s culpas, á proponer
blo que luego concurrió al a m a n e c e r á v e n e r a r dejarlas, y con g r a n d e arrepentimiento hizo u n a
su cuerpo, tocar rosarios y llevar si pudiesen a l - confesión general, y se mudó de m a n e r a que d e s -
g u n a parte de s u s reliquias, que fué necesario pués lloraba las culpas veniales como si fueran
poner g u a r d a s p a r a que no la despojasen de s u s mortales, y vivió y m u r i ó s a n t a m e n t e , siendo
vestidos. Infundía su vista gozo y veneración en ejemplo de la ciudad de Lima. El P . A n t o n i o de la
cuantos la m i r a b a n , y su rostro estaba h e r m o s o y Vega, de la Compañía de J e s ú s , decía que por las
r i s u e ñ o . R e p a r a r o n esto m u c h o s , y diciéndoselo confesiones que había hecho había conocido e v i -
al venerable P . F r . J u a n de L o r e n z a n a , que h a - dentemente que la virgen Rosa desde el cielo había
bía sido m u c h o tiempo su confesor, p r o r r u m p i ó convertido m u c h a s almas á penitencia, y que esto
en estas voces: « B i e n a v e n t u r a d o s los padres que tenía por a r g u m e n t o g r a n d e de su admirable s a n -
te e n g e n d r a r o n ; b i e n a v e n t u r a d a la h o r a en que tidad. Y F r . Bartolomé Martín, prior del convento
naciste; b i e n a v e n t u r a d a hija de santo Domingo, de la Magdalena de Lima, dijo lo mismo, y que
que a h o r a estás gozando de la b i e n a v e n t u r a n z a por c a r t a s se sabía era i n n u m e r a b l e la gente que
de tu Criador. Moriste como viviste; no perdiste la se convertía en el reino por intercesión de la v i r -
gracia bautismal en todo el discurso de tu vida. Al gen Rosa. F r . Pedro de Loaysa, del convento del
cielo subes con la pureza m i s m a que sacaste de Rosario, depuso que dos mujeres e n t r e g a d a s á los
las a g u a s del bautismo; sigue a h o r a á donde vicios habían dejado su mala vida y mudado en
quiera que fuere al divino Cordero.» No pudieron otra m u y ejemplar, encomendándose á la virgen
sepultarla h a s t a el día 27 de agosto, t r e s días d e s - Rosa. U n a mujer, oyendo leer por entretenimiento
pués de su m u e r t e , porque el concurso del pueblo su vida, sintió en sí tan g r a n d e m u d a n z a , que
crecía con los que venían de los lugares circunveci- propuso desde entonces de servir m u y de v e r a s á
nos, y la devoción con muchos milagros que Dios nuestro Señor. Finalmente, Rosa consiguió m u e r t a
obró por ella a n t e s de sepultar su cuerpo. Reveló lo que había deseado viva, que era predicar para
Dios á m u c h a s personas devotas la g r a n d e gloria convertir pecadores, porque desde el sepulcro ó
de su sierva, y ella se apareció á diversas p e r s o - (por mejor decir) desde el cielo convirtió i n n u m e -
nas gloriosa y resplandeciente; y el doctor J u a n del rables pecadores.
Castillo dijo á u n religioso, que había sido confe- Uno de los dones singularísimos que Dios c o n -
sor de la s a n t a , que llegarían á cincuenta las cedió á esta gloriosa s a n t a fué el espíritu de p r o -
veces que se le había aparecido poco después de fecía, porque á unos descubría lo que habían pen-
su m u e r t e . sado en su corazón, á otros manifestaba lo oculto.
452 LA LEYENDA DE ORO DÍA 3 0
y á otros decía lo que había de suceder; de que h a y competir con los santos m á s penitentes que han
en su vida m u c h o s ejemplos, é yo t r a e r é uno solo poblado los desiertos. L a s vírgenes pueden a p r e n -
por venir acompañado con u n a milagrosa con- der de esta virgen las virtudes de que se deben
versión, y pondrélo con las mismas palabras con a d o r n a r , p a r a no ser las vírgenes necias del E v a n -
que lo c u e n t a el padre maestro Valdecebro en la gelio, sino las c u e r d a s y prudentes que esperan
vida de s a n t a Rosa. «Acudía al convento del R o - al Esposo santo p a r a celebrar las bodas: la o b e -
sario de L i m a u n a d a m a tan v a n a , que toda su diencia p a r a con sus padres, el a m o r p a r a con
ocupación y cuidado e r a n galas y nuevos usos, Dios, la t e r n u r a p a r a con María santísima, la d e -
con nuevos gastos y lazos nuevos p a r a el d e - voción para con los santos, el retiro en su casa,
monio, p o r q u e son v e r d u g o s de la honestidad, el deseo de no ser vista, el aborrecimiento de los
cuchillos en el h o n o r y m u e r t e de m u c h a s a l - afeites y galas superfluas, que sólo sirven de d e s -
m a s . Veíala m u y de ordinario Rosa, y c e n s u - lucir la castidad propia y a r r i e s g a r la ajena, el
rando su confesor estos excesos con la s a n t a v i r - h u i r el ocio, que es origen de todos los males, el
gen, le dijo á su confesor: «Vuestra paternidad la r e p a r t i r el tiempo con Marta y María, de m a n e r a
v e r á algún día sin aquellas galas y con este h á - que h a y a p a r a la acción y no falte para la o r a -
bito.» Replicóle el confesor, pareciéndole imposi- ción. Los v a r o n e s se pueden confundir, viendo
ble el suceso: y díjole lo mismo s e g u n d a vez Rosa. que se les adelanta u n a virgen que sabe vencer
Ofrecióse después h a b l a r con la d a m a el confesor al mundo, al demonio y á la c a r n e , y finalmente
mismo, y díjole que le había R o s a dicho que había á sí misma, c u a n d o ellos se dejan vencer de s u s
de s e r beata. Enfurecióse con extremo tan g r a n - deseos y pasiones, como cobardes, perdiendo la
de, que decía de Rosa y del hábito dos mil desati- corona y el cielo que a r r e b a t a n los esforzados y
nos, a p u r á n d o s e con la profecía. Murió Rosa en valerosos que saben h a c e r s e fuerza. Válganse los
este tiempo y parecióle q u e habia m u e r t o también pecadores de la intercesión de esta s a n t a p a r a
su profecía; empero á pocos días comenzó á a v i - salir de s u s culpas, y los justos p a r a crecer en la
varse, porque desmayó en el cuidado de las galas, justicia y santidad; y alabemos todos á Dios, que
de m a n e r a que dejándolas todas de u n a vez, dijo se m u e s t r a tan admirable en s u s santos, y adornó
á Dios, vencida en lágrimas, lo que san Pablo á Rosa de tantos dones, pidiéndole que por s u s
caído sin ojos: «Señor: ¿qué quieres h a c e r de mí?» merecimientos nos h a g a en esta vida imitadores
P a r e c e que le respondieron con voces interiores de s u s virtudes, y en la otra partícipes de su g l o -
que buscase á Rosa en su sepulcro, que ella le ria. A m é n .
diría lo que debía hacer; porque luego al punto se Escribió la vida de esta s a n t a virgen en lengua
fué al convento del Rosario, y con tierno llanto y castellana el m u y reverendo padre presentado
dolor la pidió á Rosa la favoreciese con su Esposo, F r . A n d r é s F e r r e r de Valdecebro, y en lengua la-
en que la diese luz p a r a tomar el estado que fuese tina el padre maestro F r . Leonardo de H a n s e , la
de su m a y o r servicio. Oyóla ó inclinóse el corazón cual tradujo en español el padre maestro Fr. J a -
al de beata de santo Domingo. Abrazólo con tanto cinto de P a r r a , todos religiosos de la s a g r a d a
gusto como veras, porque allí luego llamó á su orden de predicadores. (P. Ribadeneira.)
confesor y le dijo que sin dilación n i n g u n a trata-
se de que le diesen el hábito de beata. Parecióle
SAN FIACRIO, ANACORETA Y CONFESOR.-Un obispo de
sueño al confesor; pero oyendo lo que le había su-
las islas occidentales cuidó de la educación de e s -
cedido puso en ejecución tan santo propósito y con
te santo, que descendía de u n a ilustre familia de
e x t r a ñ a brevedad. Ello se dispuso de m a n e r a que,
Irlanda. Todo cuanto podía e s p e r a r del m u n d o lo
sucediendo esto á las nueve de la m a ñ a n a , á las
despreció, y queriendo j u n t o con otros compañe-
cuatro de la t a r d e ya tenía el hábito, d e s e n g a ñ á n -
ros c o n s a g r a r s e á Dios, se dirigió á F r a n c i a para
dose en lo que va de hoy á hoy, pues á la m a ñ a n a
vivir en un desierto. Llegado á la diócesis de
e r a d a m a desvanecida y loca, y á la tarde beata
M e a u x se dirigió á su obispo, y éste le designó
humilde y cuerda. L l a m á b a s e D. Luisa de Barba,
a

para su m o r a d a un escarpado lugar en un bosque


y se llamó Luisa de Santa María, y vivió y murió
á dos leguas de M e a u x . El santo construyó allí
con maravilloso ejemplo.» H a s t a aquí dicho autor.
u n a celdita y un oratorio en h o n o r de la m a d r e de
En la vida de s a n t a Rosa h a y m u c h o que a p r e n - Dios, teniendo á su alrededor un h u e r t o que c u l -
der y que a d m i r a r , y por que a l a b a r al Señor, tivaba él m i s m o . Dedicado continuamente á la
Autor de todo lo bueno. Su penitencia es m á s oración y contemplación, llevaba u n a vida m u y
admirable que imitable, y m u e s t r a cuánto puede a u s t e r a ; el escaso fruto de su trabajo lo repartía
la flaqueza h u m a n a a y u d a d a de la fortaleza divina, entre los pobres, y como m u c h a s personas a c u -
pues u n a virgen tierna é inocente fué tan ingenio- diesen á consultarle, edificó á cierta distancia de
sa p a r a afligirse, como los tiranos p a r a a t o r m e n t a r su celda u n a especie de hospedería p a r a los foras-
á los m á r t i r e s , é hizo tanta penitencia, que puede teros. Los pobres e n c o n t r a b a n en él un verdadero
DÍA 30 AGOSTO 453
padre, y muchos alcanzaban salud por medio de to, que tenían doce hijos, á los cuales p r e p a r a -
s u s oraciones. ban incesantemente p a r a ser víctimas agradables
P o r consejo de un señor irlandés, pariente s u - á Dios. Sus oraciones, todos s u s afectos los d i r i -
yo, y que viniendo de R o m a pasó algún tiempo en gían siempre los padres al cielo p a r a el a p r o v e -
su compañía, predicó Fiacrio el Evangelio en la chamiento espiritual de s u s hijos, y efectivamente
diócesis de Meaux y otros obispados bajo la d i - s u s r u e g o s fueron oídos, y los doce h e r m a n o s lle-
rección de s u s respectivos obispos, dando su p r e - garon á ser, no sólo la corona de s u s padres, sino
dicación admirables frutos, especialmente en la la gloria de la Iglesia africana, como puede verse
diócesis de A r r a s , donde es celebrado como após- en su vida c.ontinuada en el día 1." de septiembre.
tol. Algunos escritores pretenden que Fiacrio era I g n ó r a s e si los dichosos padres alcanzaron tam-
hijo primogénito de un rey de Escocia, c o n t e m - bién la corona del m a r t i r i o .
poráneo del rey de F r a n c i a Clotario s e g u n d o ; y
habiéndole los escoceses enviado embajadores SAN FANTINO, CONFESOR—Fué oriundo de la Cala-
ofreciéndole la corona, la r e n u n c i ó el santo d i - bria, consagrado á Dios desde su nacimiento, y
ciéndoles había despreciado todos los bienes te- entró en un monasterio á la edad de ocho años.
r r e n o s p a r a así mejor a s e g u r a r la corona de la Desapegado de todas las vanidades de la tierra,
inmortalidad. Este santo vivió como un ángel en adelantó en g r a n virtud h a s t a l l e g a r á estar veinte
medio del m u n d o , dotado del don de profecía y días seguidos absorto en divina contemplación
milagros, h a s t a que m u r i ó s a n t a m e n t e en 30 de sin t o m a r alimento alguno. Con frecuencia se re-
agosto del año 670. El mismo oratorio que en vida tiraba á los montes y asperezas para e n t r e g a r s e
había sido su deliciosa mansión fué el lugar en allí con m á s libertad á s u s ejercicios de oración,
donde fué depositado su cuerpo, y el Señor hizo mortificación y penitencia. Habiendo llegado ya
glorioso su sepulcro, acudiendo los fieles de todos á la edad de sesenta a ñ o s , se fué con dos compa-
los puntos de F r a n c i a para v e n e r a r l o y alcanzar ñ e r o s y discípulos suyos al Peloponeso, á Corinto
del Señor por su mediación g r a n d e s beneficios. y Atenas p a r a predicar á los m a h o m e t a n o s las
verdades de la fe. Después pasó á Tesalónica,
SANTA GAUDENCIA, VIRGEN Y MÁRTIR—Nació y murió donde obró g r a n d e s milagros, y al cabo de ocho
m á r t i r en R o m a , en tiempo de los e m p e r a d o r e s años de estar en ella m u r i ó s a n t a m e n t e el día 30
gentiles. El Martirologio dice que alcanzó la v i c - de agosto del año 870.
toria en compañía de otros tres cristianos que
también fueron coronados con la palma del m a r - SAN PEDRO, CONFESOR.—Floreció desde principios
tirio. h a s t a mediados del siglo XI en Trevis, en Italia,
cuya ciudad ilustró con su vida, s u s eminentes
SESENTA SANTOS MÁRTIRES, AFRICANOS—En tiempo del virtudes y s u s m u c h o s milagros, y después con su
e m p e r a d o r Honorio se d i o un edicto p a r a que to- dichosa m u e r t e , sucedida el año 1052.
dos los simulacros de los dioses del paganismo
fuesen rotos y q u e m a d o s . Aconteció entonces en SAN BONONIO, ABAD—Nació en Bolonia, donde abra-
Suffétula, colonia r o m a n a en África, el siguiente zó la vida religiosa, siendo muy niño todavía. El
hecho que cuenta y deplora san Agustín en su monasterio de San Esteban de la m i s m a ciudad le
carta 367. Viendo los gentiles que se les había v i o c r e c e r y a d e l a n t a r en la virtud á pasos tan
destruido u n a estatua de bronce que r e p r e s e n t a b a agigantados, que m u y pronto fué elegido su s u p e -
á Hércules, á quien a d o r a b a n , se a r m a r o n de rior. En este estado brilló como u n a estrella que
instrumentos de g u e r r a , y embistiendo á u n a por- ha de g u i a r á los mortales por un sendero d e s c o -
ción de cristianos que estaban celebrando los san- nocido. Sus predicaciones, sus trabajos, sus i n c e -
tos misterios, mataron á sesenta de ellos é hirieron santes desvelos reformaron, no sólo la disciplina
á otros m u c h o s . La Iglesia los h a venerado desde de su monasterio, sino de la ciudad y c o m a r c a s
entonces en el n ú m e r o de los m á r t i r e s , y su m e - vecinas, y bien pronto, siendo aquél campo e s t r e -
moria está consignada en el Martirologio. cho p a r a el celo del digno abad, empezó á viajar
por varias regiones de E u r o p a , llegó h a s t a el
SAN BONIFACIO, Y SANTA TECLA, ESPOSOS—Mientras el Oriente, pasó al Egipto, y después de h a b e r c o n -
furor del e m p e r a d o r Maximiano oprimía en E u r o - quistado en todas partes g r a n d e s y n u m e r o s o s
pa y Asia á todos los fieles, las regiones de África ejércitos para el cielo, volvió á su patria, donde á
ocultaban g r a n multitud de cristianos que se d i s - poco descansó s a n t a m e n t e en el Señor el día 30 de
ponían fervorosamente p a r a d e r r a m a r también en agosto del año 1026.
caso necesario su s a n g r e por J e s ú s . E n t r e ellos
son m u y distinguidos los santos esposos Bonifa- SAN PAMAQÜIO, CONFESOR.—Era senador r o m a n o , y
cio y Tecla, h a b i t a n t e s en la ciudad de A d r u m e - san Jerónimo, que había sido su amigo de j u v e n -
454 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8 0
tud y su condiscípulo, le llama el más ilustre o r - ron este tenor muchos insignes solitarios; pero
namento de la familia de los Camilos. Los que es- e n t r e todos se distinguieron Pelayo, Arsenio y
tuvieron e n c a r g a d o s de su educación, después de Silvano, así por su prodigiosa vida como por
haberle enseñado los diferentes sistemas de filoso- los auxilios que prestaron á los cristianos para
fía y de literatura, le iniciaron en el conocimiento que triunfasen de los enemigos de n u e s t r a s a n -
de las s a n t a s E s c r i t u r a s . P a m a q u i o entró en el ta fe.
m u n d o para figurar un g r a n papel el año 370, Florecía por entonces en E s p a ñ a el famoso
cuando san Jerónimo se retiraba al desierto. H a - conde F e r n á n González, que si bien distinguido
biendo sido recibido en el senado llegó á ser por por su ilustre nacimiento, lo fué m u c h o m á s por
su mérito y su virtud la gloria de aquel ilustre las memorables victorias que consiguió de los
cuerpo. F u é después decorado con la dignidad de a g a r e n o s . Resolvió este valeroso héroe h a c e r la
procónsul, y casó con P a u l i n a , hija s e g u n d a de g u e r r a más viva contra semejantes enemigos, no
santa P a u l a . F u é el primero que descubrió los con otro objeto que el de librar á los fieles de la
e r r o r e s de Joviniano y los denunció al papa, que d u r a esclavitud que sufrían bajo el yugo m a h o m e -
condenó al heresiarca el año 390. La amistad que tano; y habiendo ganado en la p r i m e r a salida el
unía á san Pamaquio con san Jerónimo fué tan castillo de T a r a n c o , u n a de las más importantes
estrecha y tan intima, que el santo doctor se sir- fortalezas que tenían los á r a b e s , sobrevino á éstos
vió de las luces y consejos de su amigo para la u n a g r a n d e tribulación. Sintió el rey de Córdoba
composición de sus obras contra Joviniano. D e s - la conquista del castillo, y a r r e b a t a d o de un furor
pués de tres años de matrimonio perdió Pamaquio extraordinario despachó su capitán g e n e r a l A l -
á su esposa; hizo ofrecer el santo sacrificio por manzor con un poderoso ejército para que v e n g a -
ella, y dio, según la costumbre de aquella época, se la injuria h e c h a contra los africanos. Supo el
u n festín á todos los pobres de R o m a . San J e r ó n i - conde la venida de los b á r b a r o s , y llamando en su
mo dice que P a m a q u i o ungió los restos de su e s - a y u d a á todos los cristianos de Castilla, a u n q u e
posa con el bálsamo de la limosna y la misericordia incomparables con la multitud de los infieles,
que alcanza el perdón de los pecados, y que d e s - m a r c h ó h a s t a la ciudad de L a r a á esperar al e n e -
pués los ciegos, los paralíticos y los pobres fueron migo. Parecióle conveniente divertir los penosos
los h e r e d e r o s y coherederos de Paulina, y que cuidados q u e afligían su corazón, y saliendo á
n u n c a m á s se le vio salir en público sin ir seguido caza con a l g u n o s de los suyos v i o á un ciervo ó
de u n a multitud de desgraciados. Habiendo hecho jabalí de una magnitud e x t r a o r d i n a r i a , que o c u l -
construir un hospital en el P u e r t o R o m a n o , servía tándose entre las malezas de un monte estimuló á
por sí mismo á los enfermos y á los pobres. Escri- F e r n á n González á r e g i s t r a r la m o n t a ñ a con ánimo
bió varias veces á los a r r e n d a d o r e s y á los s u b d i - de cazar la fiera. Llegó con este motivo á u n a
tos que tenía en Numidia exhortándolos á que ermita toda cubierta de hiedra, donde halló tres
dejasen el cisma de los donatistas, y tuvo el con- solitarios dedicados al servicio del Señor en aquella
suelo de verlos e n t r a r otra vez en el seno de la espantosa soledad: e x t r a ñ a r o n éstos la novedad, y
Iglesia católica. Su celo por la unidad de la fe le preguntándole Pelayo quién era y qué se le ofrecía,
mereció u n a carta de felicitación de parte de san no le ocultó el conde su persona, ni la causa que
Agustín, y se la escribió el año 40.1. San Paulino, le condujo á aquel sitio por casualidad. E r a ya
obispo de Ñola, le escribió también a n i m á n d o l e en puesto el sol cuando ocurrió este pasaje, y c o n o -
sus insignes virtudes, y felicitándole por su celo y ciendo Pelayo la dificultad con que podría F e r n á n
sus trabajos. Su humildad le hizo r e h u s a r c o n s - González r e g r e s a r á los suyos, le rogó que se
tantemente ser iniciado en las s a g r a d a s órdenes, y mantuviese con ellos aquella noche. Accedió el
después de u n a vida admirable murió s a n t a m e n t e conde á las súplicas de los e r e m i t a s , que le r o -
el día 30 de agosto del año 410. baron toda la atención con s u s venerables a s -
pectos, su afabilidad y su a g r a d a b l e trato; y
despertándose m u y t e m p r a n o con el cuidado de
LOS SANTOS PELAYO, ARSENIO, Y SILYANO, CONFESORES.
—En la época infeliz que se hallaba E s p a ñ a bajo volverse á su ejército, Pelayo con espíritu de pro-
el dominio de los m a h o m e t a n o s , habiendo estos fecía le a n u n c i ó todo lo que le había de s u c e d e r
b á r b a r o s destruido m u c h o s monasterios célebres en las batallas que h u b o luego en defensa de la
en letras y en santidad, cupo esta desgracia al de fe c o n t r a el moro Almanzor, así en las H a c i n a s
San Pedro de Arlanza, sito en un valle llamado como en la de Cascajares, lugar sobre Arlanza,
así, á tres leguas de la ciudad de L a r a . H u y e r o n río a r r i b a , enfrente de las T o r r e s de Carazo.
los monjes que pudieron librarse del estrago, y Hablóle de esta m a n e r a : «Has de c r e e r c i e r t a -
ocultándose en las cuevas de aquellas m o n t a ñ a s m e n t e que Dios dirige tus expediciones, con c u y a
hicieron vida eremítica, sucediéndose unos á otros asistencia triunfarás de todo el poder de Almanzor:
h a s t a la restauración del mismo s a n t u a r i o . Siguie- asimismo h a s de saber que r e c u p e r a r á s g r a n p a r t e
DÍA. 30 AGOSTO 455
de la t i e r r a que ocupan los a g a r e n o s , y tu feli- vuelve á tu ejército, pues Dios te h a concedido
cidad s e r á tan g r a n d e , que r e s o n a r á la fama de tu cuanto pediste. Cree que v e n c e r á s á Almanzor,
brío militar por todo el m u n d o ; pero antes de tres pero p e r d e r á s m u c h a gente en la batalla; m a s
días p a d e c e r á s g r a n d e s a n g u s t i a s , porque v e r á s á porque sirves al Señor de todo corazón e n v i a r á
tu gente en la m a y o r consternación, á causa de en tu a y u d a al apóstol Santiago y á mí con u n a
u n a señal espantosa que o c u r r i r á á su presencia; multitud de ángeles que a p a r e c e r e m o s en el c o m -
tú confórtalos al instante con las mejores palabras bate, llevando cada uno u n a cruz en su bandera,
que puedas, que ellos perderán el temor. Vete, á c u y a vista q u e d a r á n aterrados los moros y te
pues, a h o r a , entendido que e n c o n t r a r á s á todo tu dejarán el campo.» Despertó el conde lleno de ale-
ejército triste y lleno de sentimiento, creyendo que gría, y meditando sobre la visión oyó u n a voz que
has sido m u e r t o ó cautivo. Más yo te ruego y pido le dijo: «Ve p r o n t a m e n t e á comenzar la batalla.»
que, después que venzas á los enemigos de la fe, Manifestó el conde á s u s soldados cuanto v i o y
te a c u e r d e s de este pobre l u g a r destruido, pues oyó en la e r m i t a de San P e d r o , y acometiendo á
somos t r e s monjes que en él h a c e m o s vida a n a c o - los moros como valientes leones d u r ó el reñido
reta, y si el Señor no nos mantuviese ya nos h u - combate dos días continuos, con considerable pér-
bieran devorado las fieras que hay en este monte.» dida de uno y otro ejército; pero habiendo a p a r e -
Tuvo el conde g r a n consuelo con las a g r a d a b l e s cido al tercer día el apóstol Santiago y Pelayo
nuevas que le d i o Pelayo, y refiriendo á los de su a c o m p a ñ a d o s de u n a multitud de ángeles con las
ejército cuanto le manifestó el célebre solitario insignias que le predijo el bienaventurado eremita,
acerca de la actual expedición, partieron todos vencidos á su vista los a g a r e n o s consiguió el con-
llenos de valor á ocupar un sitio ventajoso, desde de u n a de las victorias m á s célebres que se refie-
donde S 6 veía el ejército a g a r e n o . En este estado ren en los anales; de la que, a u n q u e d u d a n a l g u -
ocurrió el signo espantoso que anunció Pelayo á nos críticos, es lo cierto que se halla apoyada por
F e r n á n González, y fué abrirse la t i e r r a de r e p e n t e los escritores de mejor nota.
y t r a g a r s e un caballero con el caballo en que iba Los moros, después de la rota de Cascajares, vi-
montado, que algunos llaman Pedro González, de nieron c o n t r a los e r m i t a ñ o s y los degollaron. El
la P u e n t e de Fitero, cuyo suceso intimidó y a l b o - conde entonces se dedicó á l a b r a r un monasterio
rotó el ánimo de los fieles, espantado de aquel su- á la r i b e r a del río Arlanza, c e r c a de la ciudad de
ceso funesto; pero alentándoles el conde, según la Lara, y en el año 912 otorgó la escritura de d o -
prevención ya h e c h a por Pelayo, acometieron á nación á esta iglesia dedicada con la advocación
los moros con tanto valor y con tal ímpetu, que de san Pedro y san Pablo, donde estaban, dice, s u s
a u n q u e fué porfiada la resistencia d é l o s bárbaros, reliquias. Después expresa, a d e m á s de los a p ó s -
al fin quedaron vencidos. Huyó Almanzor precipi- toles, á san Martín, obispo, en h o n o r de los cuales
tadamente, y siguiendo los cristianos á los á r a b e s estaba dedicada la iglesia, y da la villa de Contre-
dieron m u e r t e á m u c h o s de ellos, y se apoderaron r a s (llamada allí Contrarias) y lo demás que perte-
de todos los despojos que tenían en sus tiendas. necía á la jurisdicción de la iglesia al abad Sonna
Conseguida la victoria pasó F e r n á n González con y s u s sucesores, que debían g u a r d a r la regla de
los suyos á d a r las correspondientes g r a c i a s á los san Benito.
tan célebres e r e m i t a s , y habiéndoles dejado c u a n - En esta casa, pues, con aprobación de la sede
tiosos dones se retiró á B u r g o s . apostólica, se da culto á aquellos tres santos. En
Sintió Almanzor en el a l m a la derrota que p a - su sepulcro se puso un epitafio en versos leoninos,
deció en aquella g u e r r a ; pero habiendo implorado según el gusto del siglo XII, por el cual consta q u e
el auxilio de los moros del África volvió á Castilla ya entonces e r a n venerados de toda E s p a ñ a , y
con u n a multitud i n n u m e r a b l e , con firme r e s o l u - debe s u p o n e r s e que lo eran ya m u c h o tiempo a n -
ción de destruir e n t e r a m e n t e á los cristianos. Supo tes que los pusiesen j u n t o s en aquella a r c a .
el conde F e r n á n González la determinación del Acerca del martirio de n u e s t r o s santos han
bárbaro a g a r e n o , y r e u n i e n d o su ejército, luego mediado a l g u n a s contradicciones. A u n q u e el rey
que llegó á Piedrahita partió á ver á su amigo Pe- D. F e r n a n d o I en u n a donación que hizo á A r l a n -
layo, p a r a s a b e r de él el resultado de la g u e r r a . za el año 1042 llama á san Pelayo testigo de C r i s -
Dijéronle Arsenio y Silvano que su insigne c o m - to, que es lo que significa la palabra m á r t i r , y en
pañero ya había muerto s a n t a m e n t e , y penetrado otra del año 1062 le da n o m b r e de mártir, es vero-
el corazón del conde del m á s vivo sentimiento símil que estos documentos hablen, no de nuestro
entró en la ermita á pedir al Señor que le asistie- monje, sino del niño san Pelayo, esclarecido már-
se contra el poder de los infieles. Detúvose en la tir de Córdoba, que había padecido á 26 de j u n i o
oración algún tiempo,, y quedándose dormido se del año 925, del cual toda E s p a ñ a p r o c u r a b a tener
le apareció Pelayo entre celestiales resplandores, reliquias desde que fué trasladado á León el año
hablándole de esta suerte: «Levanta, conde, y 967, á los principios del reinado de R a m i r o III,
456 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31
m a y o r m e n t e constando de la m e m o r i a de las reli- haciendo m a y o r la herida; y fué tan g r a n d e la
quias de Arlanza, impresa por Sandoval, que aquel alegría de los presentes viendo como resucitado al
monasterio tenía huesos y cabellos de este santo que tenían por m u e r t o , que templó en g r a n parte
mártir. el sentimiento por la m u e r t e de la m a d r e . Sucedió
Lo que hay á favor del martirio de n u e s t r o s este maravilloso nacimiento (si nacimiento se
santos es: primero, u n a m e m o r i a q u e en el a r c a puede llamar) el a ñ o de 1198, y a g u a r d ó su m a d r e
vieja de s u s reliquias se halló en el año 1571, en la á subir al cielo p a r a dar á la tierra un varón que
cual es llamado san Pelayo, monje y m á r t i r . S e - la había de i l u s t r a r con su santidad, a l u m b r a r
g u n d o , el testimonio de F r . Alonso Chacón, que con su doctrina y a d m i r a r con s u s milagros; y
en el libro de los doscientos m á r t i r e s de Cárdena, quiso Dios que no naciese este niño, sino que
impreso en R o m a el año 1594, pág. 62, dice que fuese sacado del vientre de su m a d r e , como l i b e r -
el capitán Zafa martirizó en San Pedro de Arlanza tado de la cárcel m a t e r n a , p a r a m o s t r a r desde
á los santos Pelagio, Arsenio y Silvano, monjes luego que nacía p a r a s a c a r á m u c h o s de las m a z -
benedictinos de aquel monasterio. T e r c e r o , u n a m o r r a s y cautividad de los moros, y porque d e -
bula de Clemente VIII del año 1604 en q u e á todos biese totalmente su nacimiento á la gracia y no
tres llama m á r t i r e s . Cuarto, a l g u n a s p i n t u r a s a n - á la naturaleza, y pudiese decirle al Señor con
tiguas que los r e p r e s e n t a n dando la vida en defen- David: «Tú eres el que me sacaste del vientre de
sa de la fe. Quinto, la tradición del mismo monas- mi madre.»
terio. Bautizaron luego al niño porque no se a r r i e s -
gase la vida del a l m a en quien había tenido tan
SAN AGILO, Ó A I L E , ABAD Y C O N F E S O R . — M u r i ó en 650. a r r i e s g a d a la del c u e r p o : fué su padrino el viz-
conde D. R a m ó n , por cuyo respeto se llamó
Día 31 Ramón el niño, y después la voz común le d i o el
apellido de Nonat, que en lengua c a t a l a n a es lo
SAN RAMÓN NONAT, Ó NONACIDO, C O N F E S O R — F u é san mismo que no nacido: el cual n u n c a quiso m u d a r
R a m ó n catalán, del l u g a r de Portell, en la M a n - el santo, a u n q u e ocultaba el apellido nobilísimo de
resana, hijo de padres nobilísimos, descendientes su casa, por tener s i e m p r e en los oídos un recuer-
de las casas de Fox y S a r r o y , y e m p a r e n t a d o s por do que le avisase de lo m u c h o que debía al S e ñ o r
s a n g r e y amistad con la de Cardona. E r a n buenos en su milagroso nacimiento, y en teniendo uso de
cristianos, y en su casa hallaban remedio todas razón empezó á pagar esta deuda, huyendo con
las necesidades de los pobres, gastando en o b r a s todo cuidado de los vicios y de los viciosos, ó
de piedad buena parte de su hacienda. Dióles el inclinándose á la virtud y á los virtuosos, con
Señor después de otros hijos éste, que fué el último que fué en la niñez y j u v e n t u d ejemplo á los de
p a r a corona s u y a y de toda su casa y familia. su edad, de modestia, humildad, m a n s e d u m b r e ,
Estando su m a d r e preñada, en el último mes fué á caridad, devoción y principalmente de la c a s t i -
la iglesia á confesar y comulgar para disponerse dad, en que parecía ángel con c a r n e ó mancebo
al peligroso t r a n c e del parto; y volviendo á su sin ella, porque su c a r n e gozaba privilegios de
casa la salteó de repente un accidente tan violento, espíritu, y su espíritu no sentía resabios de c a r n e .
que venciendo á todos los remedios que se le apli- Tenia n a t u r a l inclinación á las letras, y en las
caron en breve la quitó la vida. Con la turbación p r i m e r a s que a p r e n d i ó mostró la prudencia de la
de la familia, ó con la duda de si estaba v e r d a d e - abeja, que elige e n t r e las flores p a r a l a b r a r su
r a m e n t e m u e r t a la m a d r e , no se acordaron ó no panal, y cogiendo las saludables deja las n o c i -
quisieron a b r i r l a para sacar la c r i a t u r a , hasta que vas, porque e n t r e los poetas y autores profanos
p a s a d a s veinticuatro h o r a s , queriendo sepultar á h u í a de los obscenos, por no e n c o n t r a r entre las
aquella señora, R a m ó n , vizconde de Cardona, flores de su elocuencia algún áspid que inficio-
que había venido con la noticia de la desgracia, n a s e su pureza. Estudió después la filosofía y
m a n d ó que abriesen á la m a d r e p a r a sacar la cria- teología con tanto cuidado, que en poco tiempo se
t u r a , contra el parecer de los módicos, que tenían aventajó á todos s u s condiscípulos, ayudando p a r a
por ociosa esta diligencia, afirmando que no podía ello su agudo ingenio y el estar su alma tan llena
estar la c r i a t u r a viva en la m a d r e m u e r t a , porque de virtudes, que la disponían p a r a habitación de
el mismo accidente h a b r í a quitado las dos vidas, su sabiduría.
ó la m a d r e h a b r í a m u e r t o al hijo; pero apenas Inclinóse R a m ó n al estado eclesiástico por aten-
hicieron por un lado u n a pequeña herida, cuando der sólo al servicio divino, desembarazado de los
el niño sacó el brazo, como llamando la piedad de cuidados del siglo; pero su padre no asintió á
los presentes p a r a que le sacasen de aquella cárcel ello, diciendo que las letras que le habían e n s e -
y p r i m e r albergue de la vida en que iba á ser ñado no eran p a r a el ministerio clerical, sino p a r a
sepultado antes de empezar á vivir. Sacáronle, adorno de su nobleza y p a r a tener ocupada su j u -
DÍA. 31 AGOSTO 457
ventud, porque no se despeñase en los vicios de los su linaje. Que se volviese á su casa y obedeciese
mozos. Mas como insistiese R a m ó n en su intento á su padre, y conversase con s u s iguales, que los
y estuviese firme en su propósito, su p a d r e , p a r t e desiertos e r a n buenos p a r a los g r a n d e s pecadores,
por divertirle y parte por obligarle con la aspere- no p a r a él, que a u n no había gozado del m u n d o ,
za á lo que no podían persuadirle las razones, le por q u e r e r m a l o g r a r u n a edad tan florecida, h a -
envió como desterrado á u n a alquería s u y a que ciendo penitencia m u y fuera de propósito, antes de
tenía en la m o n t a ñ a , p a r a que cuidase de la h a - gozar los deleites que eran m á s propios de s u s
cienda que allí tenía y c u l t u r a de s u s campos. años, que los a y u n o s y mortificaciones, y añadió
Obedeció R a m ó n , fuese á la m o n t a ñ a , donde halló otras palabras con que pretendía persuadirle que
u n a ermita de San Nicolás, obispo, en que estaba siguiese el camino a n c h o de la perdición; pero el
u n a devota imagen de n u e s t r a S e ñ o r a . N u n c a m e - santo m a n c e b o , haciéndose sordo á las voces de la
nos solo R a m ó n que cuando estaba solo, porque s i r e n a que le pretendía e n c a n t a r , le respondió q u e
en la soledad le parecía que estaba m á s con Dios, él no creía ni había de s e g u i r otra doctrina sino
cuanto m á s apartado estaba de los h o m b r e s : en la que e n s e ñ a b a la virgen M a r í a , que estaba en
ella se daba m u c h o á la oración, y la Reina d é l o s aquella e r m i t a . Al oir este dulcísimo y santísimo
ángeles, que estaba en la ermita, era el único n o m b r e desapareció el fingido pastor y verdadero
asilo que tenía en todas s u s necesidades y aflic- lobo, envuelto en n u b e s de h u m o , arrojando fuego
ciones, y p a r t i c u l a r m e n t e después que mereció por los ojos y por la boca, dejando contaminado
recibir un singularísimo favor de la M a d r e de aquel l u g a r con el mal olor. E n t r ó R a m ó n en la
Dios; y fué que, estando orando u n día delante de e r m i t a á d a r g r a c i a s á la M a d r e de Dios por h a -
su altar, le habló la imagen y le dijo: «No t e m a s , berle dado victoria de su enemigo y pedirla favor
R a m ó n , porque yo desde a h o r a te recibo por mi para semejantes batallas; y la Virgen, añadiendo
hijo, y podrás con toda confianza l l a m a r m e tu favores á favores, y favoreciendo p o r q u e había
Madre, y acudir á mi patrocinio y protección.» favorecido, se le apareció h e r m o s í s i m a , r e g a l á n -
¿Quién dirá cuánto fué el consuelo y alegría de dole con su agradabilísima vista; y p r e g u n t á n d o l a
Ramón al oir estas palabras? ¿Cuál su confusión el santo mancebo qué cosa podía h a c e r para a g r a -
de lo poco que había hecho á su parecer para me- darla y corresponder á lo m u c h o que la debía, le
recer el n o m b r e de hijo de María? ¿Cuál su deseo respondió la Virgen de las vírgenes qué n a d a
de servir al Hijo p a r a h a c e r s e digno hijo de la podía ofrecerla que m á s le a g r a d a s e que su p u r e z a
Madre? Tomóla desde entonces como el Discípulo y castidad; y luego, dictándole las p a l a b r a s la
por suya, p a r a s e r v i r l a con m a y o r cuidado que m i s m a Virgen, hizo voto de perpetua virginidad.
hasta entonces lo había hecho; cuidaba del aseo Desde este día crecieron las visitas celestiales de
de la ermita, del adorno del altar, del culto de la los á n g e l e s , que le m i r a b a n como á compañero
imagen, poniendo g u i r n a l d a s de flores en la cabe- y m u y semejante á ellos en la pureza; y el niño
za de la Madre y del Hijo que tenía en s u s brazos, J e s ú s , q u e estaba en las m a n o s de la i m a g e n ,
y coronándola m á s de su gusto con el rosario que le regalaba m u c h o , y bajándose de los brazos
rezaba delante de ella todos los días con m u c h a de su Madre venía á R a m ó n y c o n v e r s a b a con
devoción, con que mereció recibir otros m u c h o s él dulcemente, recibiendo de este dulce trato y
favores de María santísima. P o r d a r s e á la o r a - conversación g r a n d e s luces de sabiduría su enten-
ción y penitencia sin testigos se iba con el pastor dimiento.
que g u a r d a b a un poco de g a n a d o cerca de la e r - P a s a r o n en este tiempo por la e r m i t a de San
mita, y enviando al pastor á otra ocupación se en- Nicolás dos c o m p a ñ e r o s de san Pedro Nolasco,
c a r g a b a de g u a r d a r el g a n a d o ; y sucedió m u c h a s a n t e s de fundar su religión, que a n d a b a n por la
veces e s t a r un ángel en forma visible g u a r d a n d o M a n r e s a n a pidiendo limosna p a r a redimir c a u t i -
las ovejas, m i e n t r a s el santo mancebo estaba vos. Informóse de ellos el santo mancebo a c e r c a
orando en la ermita, de que fué a l g u n a vez testi- de los piadosos ejercicios de la congregación de
go su mismo p a d r e . la Misericordia, que san Pedro Nolasco había ins-
Envidioso el demonio de ver á R a m ó n favore- tituido en Barcelona, y se inclinó m u c h o á s e g u i r
cido de la R e i n a de los ángeles y de los mismos este modo de vida; m a s la obediencia de su padre
ángeles, se le apareció en forma de un pastor an- detenía sus pasos, y como hijo de la Virgen no
ciano con barba crecida, nevada la cabeza de c a - quería tomar estado sin saber su voluntad; la cual
n a s , y con p a l a b r a s de quien corrige con amor, le le declaró la Virgen después de otros favores,
dijo que pues s u s años y c a n a s le daban licencia cuando ya había fundado san Pedro Nolasco su
p a r a advertirle lo que le convenía, supiese que no religión, m a n d á n d o l e que e n t r a s e en ella y p r o -
e r a conveniente.á su edad, ni decente á su calidad, metiéndole facilitarle la licencia de su padre por
ni conforme á su gallardía, el oficio de pastor que medio del vizconde de Cardona, como sucedió;
había tomado, con el cual oscurecía la nobleza de porque, entendiendo su padre que Dios y la M a d r e
TOMO III . 58
458 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31
de Dios le llamaban á la orden de la Merced, r o - tenía m u c h o de infusa, por ser m a y o r que s u s
gándoselo el vizconde de Cardona, dio á su hijo la estudios, como se v i o después en las disputas
licencia que deseaba y su bendición; y él recibió que tuvo en África con los judíos y moros; lo
el hábito con g r a n d í s i m o gozo de su espíritu, de cual no es difícil de creer en un varón tan r e g a -
m a n o de san Pedro Nolasco, en el palacio real de lado y favorecido de Dios y de su M a d r e . O r d e -
Barcelona, que fué el p r i m e r convento que tuvo nóse de sacerdote por voluntad de la Virgen, y
esta s a g r a d a religión. empezó á predicar por consejo de san R a i m u n d o
E n vistiéndose R a m ó n el hábito de María le de Peñafort, con g r a n d e fruto de m u c h a s a l m a s ,
pareció que se había vestido de n u e v a s obligacio- á las cuales sacó de los vicios con la eficacia de
n e s , y que siendo ya hijo de M a r í a , por nuevo s u s p a l a b r a s . Ganó tanto crédito con su doctrina
título estaba obligado á servirla con nuevo fervor y ejemplo en Barcelona y en toda Cataluña, que
y cuidado. Tomó por regla de s u s acciones la vida le llamaban c o m ú n m e n t e el santo fraile. A él acu-
de su santo padre y p r i m e r o s c o m p a ñ e r o s , p r o c u - dían los dudosos por consejo, los afligidos por
rando t r a s l a d a r á su a l m a todo lo bueno que veía consuelo, los necesitados por remedio, y todos
en ellos, con tanta codicia de a d q u i r i r virtudes, hallaban en él p a d r e , maestro y consolador. Dio
que en poco tiempo le m i r a b a n y a d m i r a b a n los de puñaladas á su mujer u n caballero de B a r c e -
religiosos como espejo de toda santidad, en que se lona p o r q u e unos criados suyos la habían acusado
m i r a b a n como por reflexión las virtudes de todos. falsamente de adulterio, por h a b e r l e s r e p r e h e n -
Señalóse especialmente en la humildad, teniéndo- dido ella a l g u n a s liviandades. Arrepintióse luego
se él y queriendo ser tenido de todos por el menor: de su arrojo, entendiendo que su esposa no tenía
en la obediencia, no contradiciendo á n a d a que le la culpa que la imponían; fuese afligido á la celda
m a n d a b a n , y ejecutándolo todo con g r a n d e p r o n - de san R a m ó n y contóle con m u c h a s l á g r i m a s lo
titud y voluntad; en la penitencia, no c o n t e n t á n - que pasaba. El santo le consoló, y dijo que como
dose con los a y u n o s y asperezas de la orden, y había sido e n g a ñ o ó ilusión la culpa de su mujer,
añadiendo m u c h o s su fervor, á quien todo le así lo habían sido las p u ñ a l a d a s que le había
parecía poco cuanto hacía por a m o r de Dios, y en dado; que volviese á su casa y la h a l l a r í a viva y
servicio de la Madre de Dios; en la oración, en s a n a , y que los autores de aquella maldad presto
que se regalaba con el Señor todo el tiempo que pagarían su pecado. Todo sucedió como el santo
podía; en la devoción de M a r í a , á quien acudía lo dijo, p o r q u e el caballero halló á su mujer en
en todas ocasiones con la confianza de hijo á su casa, ocupada en los oficios domésticos sin
m a d r e ; y s i n g u l a r m e n t e en la caridad con los cau- herida ni señal de ella; y los criados, h u y e n d o
tivos, como verdadero hijo de esta religión de r e - de la justicia, fueron cogidos aquel mismo día, y
dentores. Toda su ansia y deseo era d e r r a m a r su convencidos de m u c h o s delitos condenados á
s a n g r e y perder la vida por Cristo y por la r e d e n - muerte, y al pie de la h o r c a confesaron la false-
ción de los cautivos, y decía lo de san Pablo: Mihi dad del testimonio que h a b í a n levantado á aquella
vivere Christus est, et morí lucrum: Deseo vivir en castísima señora. Por este suceso principalmente
Cristo y m o r i r por Cristo; porque c o m p r a r tal es abogado san R a m ó n de las p e r s o n a s afligidas
m u e r t e con la vida es logro, é yo no quiero m á s por falsos testimonios. Envió san Pedro Nolasco
vida que á Cristo, y la m u e r t e es g a n a n c i a para á san R a m ó n en compañía del santo F r . Serapio,
mí. Y el santo F r . Serapio, uno de los p r i m e r o s primero á Argel y después á Bugía p a r a redimir
c o m p a ñ e r o s de san P e d r o Nolasco, varón e s c l a r e - cautivos; y él iba m u y alegre con las e s p e r a n z a s
cido en todo género de virtud, y que después que llevaba de d e r r a m a r su s a n g r e y m o r i r por
m u r i ó glorioso m á r t i r de Cristo, haciendo oficio Cristo, y a u n q u e no se cumplió entonces su d e -
de redentor, viendo los fervores y deseos de san seo, padeció m u c h o s trabajos en cumplimiento
R a m ó n solía decir con espíritu profético que de su ministerio, y por ellos le dio el Señor la
R a m ó n no h a b í a de m o r i r e n t r e los moros, pero conversión de a l g u n o s judíos y moros, con los
que d e r r a m a r í a su s a n g r e por Cristo y por c u m - cuales disputó y los convenció, y ganó p a r a la fe
plir su instituto, como lo mostró después el s u - y religión cristiana. En volviendo á B a r c e l o n a le
ceso. envió san Pedro Nolasco á R o m a por p r o c u r a d o r
Acabado el año del noviciado, hizo los tres general de su orden p a r a obtener de Gregorio IX
votos c o m u n e s á todas las religiones, y el cuarto que su religión profesase la regla de san Agustín.
de su religión; y como e r a tan aficionado á las Alegróse m u c h o el sumo pontífice con su venida,
letras, se perficionó en la teología y se entregó porque luego conoció su g r a n d e santidad y s a b i -
á la lición de la s a g r a d a E s c r i t u r a , con que duría, y no menos fué estimado de los c a r d e n a l e s y
salió un varón consumado en todo género de prelados de la corte del pontífice; y habiendo con-
letras p a r a servir como fiel ministro á la s a n t a seguido lo que deseaba y predicado en a l g u n a s
Iglesia; y aun juzgaban a l g u n o s que su ciencia ciudades de Italia con m u c h o aplauso y fruto, se
DÍA 31 AGOSTO 459
volvió á E s p a ñ a p a r a d a r c u e n t a á su santo padre no podía predicar con la voz predicaba con la p a -
de su legacía. ciencia, y la s a n g r e que corría de s u s labios era
Luego fué n o m b r a d o redentor p a r a Argel, que m á s eficaz p a r a persuadir la fe que las p a l a b r a s
era lo que él m á s deseaba, y en aquel reino r e s - de su boca, y con ella se a n i m a b a n los cristianos
cató m u c h o s cuerpos del cautiverio de los moros, cautivos y los n u e v a m e n t e convertidos á ser cons-
y m u c h a s almas del cautiverio de los demonios, tantes en la confesión de Cristo. Mandó el bajá
redimiendo á los que estaban en peligro de faltar que le e n c e r r a s e n ó sepultasen, cargado de c a d e -
á la fe, y confirmando en ella á los que no podía n a s , en u n a o s c u r a m a z m o r r a , y san R a m ó n e n t r ó
r e m e d i a r . Faltóle el dinero p a r a el n ú m e r o de en ella como si e n t r a r a en el paraíso; y cuanto
cautivos que había rescatado; y enviando á su m á s preso estaba el cuerpo, estaba más libre el
c o m p a ñ e r o con ellos, se quedó él en r e h e n e s , en espíritu p a r a volar á Dios y h a b l a r con aquella
cumplimiento de su cuarto voto; gozosísimo por boca que no pueden c e r r a r los candados, y a q u e -
verse e n t r e t a n t a s ocasiones de padecer y m o r i r llas p a l a b r a s que no pueden aprisionar los h o m -
por Cristo, como le prometían la barbaridad y bres; y en la oscuridad que cegaba s u s ojos escla-
crueldad de los moros enemigos de Cristo y de recía Dios con n u e v a s luces su entendimiento; y
los cristianos. Deseoso de g a n a r a l g u n a s almas el santo estaba solamente con el cuerpo en la cár-
p a r a el Señor y hallar la corona del martirio, dis- cel, porque el a l m a habitaba en el cielo, viviendo
putaba frecuentemente con los judíos y moros y m á s donde contemplaba que donde a n i m a b a . Me-
les persuadía que recibiesen la fe; y fueron tan ditando un día en la pasión de Cristo, dándole
eficaces s u s p a l a b r a s , que convirtió diez judíos de g r a c i a s porque padecía algo por su a m o r , se q u e -
los m á s principales y doctos en su ley, y a l - dó a r r e b a t a d o en un maravilloso éxtasis, en que
g u n o s turcos nobles, á todos los cuales bautizó duró m u c h o tiempo, h a s t a que viniendo los moros
el santo. Supo el bajá lo que pasaba y determinó á a b r i r el candado p a r a darle de comer, le hallaron
quitar la vida á san R a m ó n con m u y crueles t o r - arrobado y con la mano derecha en alto, s e ñ a l a n -
mentos, y suspendiendo la ejecución de esta do en la pared u n a s letras que parecieron escritas
sentencia á ruego de los turcos, que habían dado en ella por mano invisible, y decían aquello del
sus cautivos en confianza, m a n d ó que le diesen profeta: Ne auferas de ore meo verbum veriíatis:
m u c h o s golpes, azotes y bofetadas: todo lo cual No quites de mi boca la p a l a b r a de verdad. P r o -
sufría el santo con maravillosa alegría, y á los c u r a r o n despertarle de aquel dulce sueño las guar-
cautivos que p r o c u r a b a n consolarle, decía: «No h a y das, haciendo ruido, y él abriendo los ojos volvió
p a r a qué consolar con palabras al q u e D i o s c o n s u e l a en sí, diciendo: In ceternum, Domine, permanet
con p e n a s , ni necesita de consuelo, porque padece verbum tuum: Tu palabra, Señor, p e r m a n e c e p a r a
quien tiene su consuelo en el padecer. T e n e d m e siempre; y luego al punto se cayeron los grillos y
envidia, no lástima, porque debajo de esta afrenta c a d e n a s que aprisionaban su cuerpo y el candado
se esconde g r a n d e h o n r a ; estas penas ocultan gran- que c e r r a b a s u s labios. A t r i b u y e r o n los moros este
de dulzura, y en esta pérdida se halla m u c h a g a - milagro á a r t e mágica, y dándole m u c h o s palos le
nancia. A n i m a o s vosotros á padecer por Cristo, y volvieron á c a r g a r de c a d e n a s y poner el candado
e n c o n t r a r é i s el tesoro que se e n c i e r r a en los t o r - en la boca, y de esta m a n e r a estuvo m á s de ocho
mentos padecidos por su a m o r . » No se apagó el celo meses, viniendo las g u a r d a s al tercer día á darle
ardiente de san R a m ó n con las a g u a s de tantas de comer, y renovando s u s h e r i d a s con g r a n d í s i -
tribulaciones; antes m á s encendido y con n u e v a mo dolor suyo cada vez que le quitaban y ponían
sed, no sólo de g a n a r las a l m a s , m a s también de el candado. P r o p u s i e r o n los moros ocultar las m a -
hallar la corona del martirio, salía por las calles ravillas de Dios; pero su m i s m a admiración las
y plazas á predicar la fe de Cristo, confirmando descubrió, no cabiéndoles el secreto en el pecho, y
en ella á los cautivos cristianos y convirtiendo á llegaron á noticia de los cautivos cristianos, con
los moros, á los cuales lavaba con las a g u a s del que de nuevo se confirmaron en la fe. ¿Quién dirá
santo bautismo. Irritado de nuevo el bajá c o n t r a cuánto padeció el glorioso san Ramón en los ocho
el santo porque desobedecía á s u s m a n d a t o s , man- meses que estuvo en esta cárcel con la hediondez
dó que le llevasen desnudo por las calles de la del lugar, la h a m b r e y sed intolerable, y las h e r i -
ciudad para m a y o r afrenta y v e r g ü e n z a , y le azota- das que tan á menudo se repetían? No quiso Dios
sen delante de todo el pueblo, y en la plaza m a y o r que m u r i e s e , porque le g u a r d a b a p a r a otras e m -
le b a r r e n a s e n los labios con h i e r r o s encendidos, presas de su gloria; pero ¿quién le n e g a r á por eso
y pusiesen en su boca un candado de acero p a r a la gloria de m á r t i r , pues toleró, como dice el Bre-
que no pudiese h a b l a r de la ley de Cristo. Todo se viario romano, un largo y cruel m a r t i r i o , y a u n q u e
ejecutó como el b á r b a r o lo h a b í a m a n d a d o , g u a r - faltó la m u e r t e á su deseo, á quien padece por d a r
dando él mismo la llave; pero en vano c e r r a r o n testimonio de la verdad, le pasa Dios por m a r t i r i o
la boca del predicador de Cristo, porque cuando todo cuanto padece, como afirma san Agustín?
460 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31
Corrió la fama de san R a m ó n y de su c o n s t a n - suya. Aquella misma noche recibió el premio de
cia y fortaleza por toda África y E u r o p a : llegó á acción tan heroica, p o r q u e estando en altísima
R o m a y á oídos del s u m o pontífice Gregorio IX, contemplación v i o un jardín donde se paseaba
y como tenía tan conocida y e x p e r i m e n t a d a su u n a hermosísima reina, que era M a r í a santísi-
santidad y doctrina, desde que le trató y comuni- ma, a c o m p a ñ a d a de u n coro de v í r g e n e s , la cual
có, siendo p r o c u r a d o r general de su orden, le cogiendo ñ o r e s y tejiendo de ellas u n a corona,
creó diácono cardenal del título de San Eustaquio, vino á san R a m ó n y le dijo: «Bien m e r e c e ser co-
pareciéndole que n i n g u n o merecía mejor aquella ronado con esta corona el que por a m o r de Cristo
dignidad que el que sobre tantas p r e n d a s había d i o su s o m b r e r o al pobre.» R e h u s ó el santo reci-
padecido tantos t o r m e n t o s por la defensa de la fe. bir la corona de flores, diciendo que no q u e r í a en
Llevóle la n u e v a su c o m p a ñ e r o cuando volvió á esta vida m á s premio que á Cristo. Y luego se le
África, y j u n t a m e n t e precepto de que se volviese apareció Cristo con corona de espinas en la cabe-
á España, porque temían de su fervoroso celo que za, y sobre ella el s o m b r e r o que R a m ó n había
se querría q u e d a r en África p a r a predicar la fe, y dado al pobre; y tomando en la m a n o la c o r o -
los moros acabarían lo que habían comenzado, y n a de flores que había tejido su M a d r e , le dijo:
le quitarían la vida, faltando el embarazo del i n - «Elige de estas dos c o r o n a s la q u e q u i e r a s : la
terés que h a s t a entonces los había detenido. Vol- de espinas que tengo en la cabeza, ó la de rosas
vió á E s p a ñ a el santísimo cardenal, y fué recibido que traigo en la m a n o . » El santo cardenal, r e s e r -
en Barcelona con g r a n pompa, aun m á s por m á r - vando la corona de r o s a s p a r a el cielo, eligió acá
tir vivo que venía de padecer por Cristo, s o b r e - la corona de espinas, y Cristo con s u s m a n o s le
viviendo á su m a r t i r i o , que por cardenal de la puso su corona de espinas en la cabeza; y en se-
santa Iglesia de Roma; y a u n q u e el vizconde de ñal de que no h a b í a sido esto imaginación, pade-
Cardona, como á pariente, le tenía prevenido p a - ció desde entonces u n agudísimo dolor de cabeza
lacio con moderada ostentación, como p a r a u n toda su vida, que e r a p a r a él de m u c h o gusto,
príncipe religioso, él se fué á su convento, y qui- porque padecía por Cristo y le a c o r d a b a del favor
so m á s llevar á la celda la p ú r p u r a , que no que que de su m a n o había recibido.
le sacase la p ú r p u r a de la celda, que él tenía por Llamó á R o m a el papa Gregorio IX al santo
cielo en la tierra. Con la celda conservó el hábito cardenal, deseando tenerle cerca de sí p a r a a y u -
religioso, y con el hábito las virtudes de la r e l i - d a r s e de su prudencia y sabiduría en el gobierno
gión; y depuesta la dignidad se ejercitaba en t o - de la Iglesia. Y el santo, como verdadero o b e -
dos los ejercicios de la orden, como si estuviese diente, se puso luego en camino; pero llamóle
aún sujeto á la obediencia de las reglas; asistía Cristo á la gloria, cuando su vicario le llamaba á
al coro el primero, y en todas las r e g u l a r e s obser- Roma; porque yendo á Cardona á despedirse de
v a n c i a s , no sólo parecía religioso, sino novicio, los vizcondes que se lo r o g a r o n , al tercer día que
en la humildad y fervor con que los ejercitaba. estuvo en su palacio le d i o u n a gravísima enfer-
M u r m u r a b a n algunos que abatía demasiado la medad, y conociendo que se a c e r c a b a su m u e r t e
dignidad de cardenal, ocupándose en los oficios hizo l l a m a r á a l g u n o s religiosos del convento
de religioso; y el santo, no haciendo caso de los de Barcelona para m o r i r e n t r e s u s h e r m a n o s .
dichos del mundo, respondía que la modestia r e - Pidió el s a c r a m e n t o de la Eucaristía por viático,
ligiosa no disminuye ni se opone á la dignidad y deteniéndose m u c h o el sacerdote que se le
cardenalicia, antes se h e r m a n a b a n bien la h u m i l - había de traer, por providencia de Dios, que que-
dad y la dignidad, porque la dignidad exalta á la ría h o n r a r l e con un s i n g u l a r favor, viendo el
humildad, y la humildad h a c e que no desvanezca santo que daba priesa su enfermedad, pidió al
la dignidad al que la tiene. A un pariente suyo, Señor que no le d e s a m p a r a s e ni negase aquel
diciéndole que por qué no m o s t r a b a la autoridad consuelo y luego entró por la p u e r t a de la pieza
de cardenal, respondió: «Estos hábitos de fraile donde estaba enfermo u n a procesión de ángeles
me conservan en el conocimiento de lo que soy.» vestidos con el hábito de la Merced, con velas
Iba á pie como antes á pedir limosna p a r a los p o - blancas en la mano, y detrás u n varón venerable
bres cautivos, y era m u y compasivo con todos los que se creyó había sido Cristo, con o r n a m e n t o s
necesitados. sacerdotales y la custodia del S a c r a m e n t o en la
Yendo en un día lluvioso por u n a calle de B a r - m a n o . En viendo la procesión el varón de Dios se
celona, encontró un pobre anciano y medio d e s - arrojó de la c a m a , y puesto á los pies de aquel
nudo que traía descubierta la cabeza y se venía eterno Sacerdote, según el orden de Melquise-
mojando con el agua, y el santo, movido á m i - dech, recibió de su m a n o su mismo cuerpo con
sericordia, no r e p a r a n d o en su autoridad ni c o - g r a n d í s i m a devoción y dulzura. Solamente san
modidad, se quitó el s o m b r e r o de cardenal que R a m ó n mereció gozar de esta maravillosa v i -
traía en la cabeza, y se le puso al pobre en la sión: los d e m á s vieron u n a g r a n d e claridad que
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cegaba s u s ojos p a r a no v e r á los ángeles ni al a l g u n o s prodigios m u y s i n g u l a r e s , con que el S e -
santo cardenal, h a s t a que al salir la procesión ñ o r testificaba la gloria de su santo. Uno fué que,
los vieron por las espaldas c a m i n a r hacia un yendo m u c h a gente a c o m p a ñ a n d o el santo cuerpo
río que estaba cerca, y p a s a r sobre el a g u a sin con h a c h a s y velas encendidas, levantándose en
h a b e r barca ni p u e n t e , y luego desapareció la el camino u n recio viento con lluvias, ni el a g u a
visión. Volvió el santo á la c a m a , y levantando ni el viento apagaron las luces. Otro que, al pa-
los ojos y las m a n o s al cielo con m u c h a devo- s a r la procesión por los pueblos, se tocaban las
ción y voz clara dijo: In manus tuas, Domine, com- c a m p a n a s de las iglesias, sin que m a n o de h o m -
mendo spiriium meum; y luego entregó su espíritu b r e s llegase á ellas.
en m a n o s de su Criador, que p a r a tan gloriosa Divulgáronse luego estas maravillas por E s p a -
vida le había h e c h o n a c e r m i l a g r o s a m e n t e , último ña, F r a n c i a é Italia, y llegando la noticia de la
domingo de agosto del año 1240. Su rostro quedó m u e r t e de san R a m ó n á Gregorio IX, dijo con
tan h e r m o s o , que c a u s a b a admiración y gozo á g r a n sentimiento que en el cardenal R a m ó n h a -
cuantos le m i r a b a n ; su cuerpo, con h a b e r estado bía perdido su religión un buen padre y protector,
en tiempo tan caluroso quince días sin sepultar, Cataluña un ilustre y meritísimo hijo, y la Iglesia
no daba mal olor, sino u n a fragancia y suavidad católica un santo y dignísimo c a r d e n a l . F u e r o n
m u y desemejante y s u p e r i o r á todos los olores de i n n u m e r a b l e s los milagros que Dios hizo por san
la tierra. F u é i n n u m e r a b l e el concurso de todos R a m ó n , como lo testifican los votos de que se llenó
aquellos pueblos q u e vino á v e n e r a r el s a g r a d o la iglesia de su sepulcro, que parecía la casa de
cadáver, y fueron m u c h a s las m a r a v i l l a s que Dios la salud y del consuelo, porque allí hallaban salud
obró en este tiempo p a r a h o n r a de su siervo y pro- los enfermos y consuelo los afligidos. P a r t i c u l a r -
vecho de los que se le e n c o m e n d a b a n . mente han experimentado su patrocinio las' e s t é -
Movióse u n a piadosa contienda que fué c a u s a riles y las que estaban en peligroso parto, a l c a n -
de tener tanto tiempo el cuerpo sin e n t e r r a r , e n - zando hijos y teniendo felices partos por su i n t e r -
tre el vizconde de Cardona y su religión, sobre el cesión.
lugar donde h a b í a de ser sepultado, como suele Luego empezó por toda Cataluña el n o m b r e de
en los tesoros que se hallan en a l g u n a heredad; y san R a m ó n Nonat, y se le erigieron en diversas par-
cada parte tenía s u s razones, y las esforzaba con tes altares, edificaron capillas, esculpieron y pin-
la codicia de quedarse con tan precioso y rico t e - taron i m á g e n e s , y dicen algunos que Gregorio IX
soro. El vizconde de Cardona alegaba el parentes- d i o licencia p a r a que fuese venerado con público
co, la amistad y el h a b é r s e l e Dios traído á morir á culto. Después el año de 1414 le canonizó s o l e m -
su casa; en que y a parecía h a b e r decidido por su n e m e n t e Benedicto XIII, a n t e s que fuese depues-
p a r t e : su religión alegaba ser su hijo, y su m i s m a to en el concilio constanciense; y el papa U r b a -
voluntad bien i n t e r p r e t a d a , pues á quien no sacó no VIII concedió rezo y misa de su santo hijo y
de la celda el capelo no q u e r r í a que le sacase del cardenal á toda la orden de n u e s t r a Señora de la
convento la m u e r t e . Duró el pleito hasta que le com- Merced; y Alejandro VII m a n d ó poner su n o m b r e
puso el cielo por un modo maravilloso, porque el en el Martirologio romano, y últimamente n u e s -
rey D. Jaime, y san Pedro Nolasco, y el obispo de tro santísimo padre Clemente X le h a puesto en
Barcelona, por no a g r a v i a r á n i n g u n a de las p a r - el Breviario romano, dando licencia á todos los
tes ni d a r sentencia en tan dudoso pleito, le r e m i - sacerdotes seculares y r e g u l a r e s p a r a que recen
tieron á Dios y m a n d a r o n poner el cuerpo en u n a de este santo cardenal ad libitum, con oficio de
caja sobre u n a m u í a ciega, y que la dejasen ir l i - semi dúplex, á los 31 del mes de agosto.
bremente donde quisiese, y en donde ella parase Escriben de san R a m ó n todos los autores de su
allí fuese sepultado. Hízose así; y la muía, toman- orden, y otros m u c h o s de fuera de ella, que se
do el c a m i n o de Portell, pasó por la casa de los pueden ver citados por Hipólito Manracio en la
padres del santo, é hincó las rodillas delante de vida que escribió de este santo cardenal, y por
ella, y pasando adelante, llegó á la ermita de San T a m a y o de Salazar en su Martirologio, á los 14
Nicolás, obispo, donde el santo, siendo mancebo, de n o v i e m b r e . (P. Ribadeneira.)
había sido tan favorecido de Dios y de su Madre;
y habiendo dado tres vueltas á la ermita, se paró SAN ARÍSTIDES, C O N F E S O R — E r a este santo m u y cé-
á la puerta de ella, y en quitándole el santo c a d á - lebre por s u s g r a n d e s conocimientos filosóficos,
ver reventó, p a r a que no sirviese á otro uso la viviendo en Atenas en el segundo siglo de la
que había merecido t r a e r tan sagrado cuerpo. Se- Iglesia. Abrazó la religión cristiana, continuando,
pultáronle en aquella iglesia, q u e desde entonces, sin e m b a r g o , con su profesión, valiéndose de la
mudado el título, se llamó San R a m ó n , y dentro m i s m a filosofía p a r a sostener las verdades de la
de quince años se fundó allí un convento de nues- religión. En ocasión en que el e m p e r a d o r A d r i a -
tra S e ñ o r a de la Merced. En el camino sucedieron no se hallaba en Atenas, Arístides se le presentó;
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dirigióle un elocuente discurso en el que probaba Señor le h a b í a escogido, pusieron en expectación
la divinidad de Jesucristo, y al propio tiempo le á los padres del niño, que lo fueron Domingo del
entregó u n a apología que fué m u y celebrada, Val é Isabel, los que, interpretando misteriosos
comprobando los dogmas de n u e s t r a s a n t a r e l i - aquellos e x t r a o r d i n a r i o s indicios, esperaban que
gión. Este libro se presentó al e m p e r a d o r el año el tiempo les a c l a r a s e el significado. No se tardó
125, y si bien no produjo todo el efecto que era de m u c h o en e x p e r i m e n t a r l o , pues c u a n d o contaba
e s p e r a r , con todo contribuyó m u c h o á mitigar Dominguito siete a ñ o s é iba á la escuela á a p r e n -
el rigor de las leyes contra los cristianos. Muchos der las p r i m e r a s letras, vieron cumplido el suceso
y m u y i m p o r t a n t e s fueron los servicios que A r í s - pronosticado.
tides prestó á la Iglesia, ya e n s e ñ a n d o , ya e s c r i - Los judíos que había en Zaragoza tenían c o n -
biendo, h a s t a que siendo de edad avanzada Dios certado e x o n e r a r de los pechos, de las c o n t r i b u -
le llamó p a r a sí, m u r i e n d o en la m i s m a ciudad de ciones y de las imposiciones á cualquiera de su
Atenas. secta que robase algún párvulo cristiano y se lo
e n t r e g a s e para darle m u e r t e . Quiso disfrutar este
SAN P A U L I N O , OBISPO Y M Á R T I R — N a d a sabemos de indulto cierto h e b r e o llamado Mosén Albaizeto,
su nacimiento ni de s u s primeros años. San A t a - fiel imitador del inicuo traidor J u d a s , y h u r t a n d o
nasio le llama u n h o m b r e v e r d a d e r a m e n t e a p o s - s e c r e t a m e n t e al niño Domingo lo entregó á los
tólico y uno de los m a s intrépidos defensores de infames judíos. Recibieron éstos la inocente v í c -
la fe ortodoxa contra los a r r i a n o s . P o r m u e r t e tima con extraordinario regocijo, y como su ánimo
de san M a x i m i a n o fué P a u l i n o elegido y c o n s a - no e r a otro que el de r e n o v a r el sacrificio que
grado obispo de T r é v e r i s . Habiendo Constancio, hicieron los de su secta con Jesucristo en la cruz,
e m p e r a d o r a r r i a n o , congregado un concilio en clavando al niño en la pared por los pies y por
Arles en 353 contra san Atanasio, llamó á él á las m a n o s , le t r a s p a s a r o n el costado con u n a
Paulino p a r a que suscribiese á la condenación del lanza; pero temerosos de que se descubriese un
santo patriarca; pero el ilustre obispo, lejos de delito tan atroz e n t e r r a r o n el cuerpo del ilustre
p r e s t a r s e á u n a proposición tan inicua, fué el pri- m á r t i r á la orilla del río Ebro en el silencio de la
m e r o de los prelados occidentales que se atrevió noche.
á declararse a b i e r t a m e n t e en favor de san Atana- No quiso el Señor, por quien había padecido
sio. Después de esto el e m p e r a d o r le desterró á Domingo, que estuviese oculta u n a maldad tan
Frigia, provincia del Asia Menor, infestada á la execrable, y p a r a descubrirla se valió de uno de
sazón por la herejía de los montañistas, donde aquellos admirables prodigios que a c o s t u m b r a su
tuvo m u c h o que sufrir d u r a n t e su destierro, que adorable providencia. Vieron los g u a r d a s de las
no se acabó h a s t a su dichosa m u e r t e , sucedida el puertas de Zaragoza repetidas n o c h e s descender
año 358. San Jerónimo, hablando de él, le llama del cielo luces m u y resplandecientes sobre el lugar
h o m b r e feliz en los sufrimientos, y la iglesia de en que e n t e r r a r o n los judíos el venerable cadáver;
T r é v e r i s le v e n e r a como á m á r t i r . San Félix, tercer dieron noticia á la ciudad de aquel fenómeno e x -
obispo después de él, hizo trasladar s u s reliquias traordinario, y cavando en el sitio hallaron el
desde F r i g i a á su diócesis de Tréveris, por los cuerpo del ilustre m á r t i r sin la cabeza. Concurrió
a ñ o s 396, y colocó su fiesta en el día 31 de agosto, todo el pueblo á ver el lastimoso espectáculo,
en el cual la celebramos todavía. y manifestando su dolor con t i e r n a s l á g r i m a s lo
condujeron por entonces á la iglesia de San Gil,
SANTO D O M I N G O , M Á R T I R — E n t r e las m u c h a s t r a g e - en cuyas p u e r t a s , pasados algunos días, se m a n i -
dias que la perfidia de los judíos h a ejecutado en festó al pueblo el niño puesto de rodillas m i l a g r o -
diferentes tiempos con los párvulos cristianos, es samente.
digna de eterna m e m o r i a la que practicaron en Publicóse aquel prodigio por toda la ciudad, y
la capital de la provincia de Aragón con santo hallándose á la sazón obispo de Zaragoza, s e g ú n
Domingo de Val, ó san Dominguito, cuyo n o m b r e parece, D. Arnaldo de Peralta, varón de conocida
indica la tierna edad en que se hallaba cuando fué piedad y de g r a n sabiduría, hizo que se formase
martirizado. Nació este ilustre niño en Zaragoza u n a procesión solemne con todo el clero, m a g i s -
por los años 1243, y como el cielo le destinaba trados, nobles y ciudadanos, y que se trasladase
p a r a que fuese uno de los m á s i n s i g n e s m á r t i r e s con toda solemnidad el cuerpo del insigne m á r t i r
de Jesucristo, se dejó ver en el m u n d o con u n a desde el templo de San Gil á la iglesia de San Sal-
corona sobre la cabeza y con u n a cruz en el vador, que por entonces era la catedral.
h o m b r o derecho, todas señales nada equívocas Habían echado los judíos la cabeza de Domingo
de su gloriosa pasión. Estos signos, que podían en el pozo de la m i s m a casa en que ejecutaron el
llamarse a u n m á s que vaticinios historias de lo e n o r m e atentado, y queriendo el Señor que se
futuro y noticia puntual del triunfo p a r a que el descubriese con no m e n o r prodigio que el que i n -
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tervino en la invención del cuerpo, apareció en el da D . U r r a c a como su m a d r e , y dos hijos que
a

brocal del pozo un globo de luz á m a n e r a de un ambos fueron condes después de la m u e r t e de su


sol resplandeciente, que d i o motivo p a r a e x t r a e r padre; el principal fué D. Gutierre Osorio, m u y
la preciosa reliquia, que se colocó con el cuerpo nombrado en e s c r i t u r a s h a c i a los fines del siglo X.
en u n a costosa u r n a , donde se grabó la i n s c r i p - Heredó n u e s t r o conde m u c h o s bienes de s u s
ción siguiente: «Aquí yace el beato Domingo del p a d r e s . Los reyes le dieron otros, y le hicieron
Val, m á r t i r por el n o m b r e de Jesucristo.» g r a n d e s m e r c e d e s en pago de su lealtad y de los
Tuvieron las reliquias del ilustre m á r t i r v a r i a s señalados servicios que les había hecho estando
traslaciones, hasta la última que se hizo á la mag- de continuo en la frontera de los moros. Gran
nífica capilla donde hoy existe un solo altar, sobre parte de s u s h a c i e n d a s tenía en el obispado de
el cual se manifiesta un sepulcro de alabastro, en Mondoñedo, otras en t i e r r a de Campos. En medio
el que está el cuerpo del santo, excepto la cabeza, de las g r a n d e s riquezas que Dios le había dado
que se conserva en u n a u r n a de plata entre las n u n c a se dejó d o m i n a r del gusto en su posesión
reliquias del S a g r a r i o , la que se lleva á los enfer- ni c o r r o m p e r en su distribución. U s a b a de este
mos, que por su veneración y contacto consiguen m u n d o como si no usase de él, clavados siempre
saludables beneficios. Celebran con d e m o s t r a c i o - los afectos de su corazón en los verdaderos ó i n -
nes festivas la fiesta de este ilustre mártir los i n - c o n m u t a b l e s bienes que p a r a después de esta vida
fantes de coro de aquella s a n t a iglesia; á cuyas nos tiene Dios g u a r d a d o s . El mismo confiesa de
instancias el c a r d e n a l D. F r a n c i s c o Baberino, sí que en cada l u g a r donde poseía algo deseó
cuando estuvo de legado apostólico en España, siempre q u e fuese h e r e d e r o participante Dios,
certificado del martirio de santo Domingo y de la Criador de los cielos y de la tierra, y que fuese
g r a n devoción que se le profesaba, concedió i n - siempre servido y adorado.
dulgencia plenaria á todos los fieles que visitasen Como estos deseos fuesen creciendo en él cada
la capilla donde está el cuerpo del santo desde día m á s , m u e r t a su mujer, viéndose con hijos,
las vísperas h a s t a puesto el sol del dia 31 de resolvió c o n s a g r a r á Dios todos los bienes que
agosto, que es en el que se celebra su festividad, tenía libres, y e n t r e g a r s e e n t e r a m e n t e al servicio
rogando á Dios por la exaltación de la s a n t a fe del Señor, dejando la milicia. P a r a esto determi-
católica, etc. nó fundar el monasterio de San Salvador en el
l u g a r suyo de Villanueva, que estaba en el o b i s -
EL SANTO CONDE 0S0RI0 G U T I É R R E Z — E l santo conde pado de Mondoñedo, j u n t o al riachuelo L a u r e n -
Osorio fué dado á E s p a ñ a en el siglo X p a r a que zana, no lejos del punto en que desemboca en el
fuese l u m b r e r a s u y a y dechado de la gente prin- río M a s m a , que va por F o x al m a r . Habiendo
cipal, y aun de la familia real, con quien tenía pa- comunicado su pensamiento con Teodomiro, obis-
rentesco. L l a m á r o n s e s u s p a d r e s D. Gutierre y po de aquel territorio, para ponerlo por obra con
D.° Aldonza, los cuales ofrecieron m u c h a hacienda m a y o r solemnidad, resolvieron que se congrega-
al monasterio de Celanova cuando lo edificaba sen los obispos de Galicia Hermigildo de B r a g a ,
san R u d e s i n d o por los a ñ o s 941. El abuelo tuvo el san Rudesindo Dumiense, Gonzalo de León, Sis-
mismo n o m b r e y s o b r e n o m b r e de n u e s t r o santo; nando de Iria, Viliulfo de Tuy, Rodrigo, c u y a
del bisabuelo dicen h a b e r sido alférez m a y o r iglesia no se expresa, los cuales juntos con el de
del rey D. R a m i r o I en la batalla de Clavijo, y Mondoñedo en Naviego, oída la propuesta de
que por esta linea el señorío de Villalobos venia n u e s t r o conde que se hallaba presente, r e s p o n -
heredado por n u e s t r o conde con otros estados dieron: «Loamos que sea el monasterio en Villa-
que hoy forman las c a s a s de Villafranca, Lemos y n u e v a para Dios y para los monjes, que le posean
Astorga. En u n a escritura del año 958 que p u - por los siglos de los siglos. Amén.» Hízose la
blicó Flórez, el rey D. Ordoño IV, llamado por e s c r i t u r a de esta fundación á 17 de junio del
otro n o m b r e el Malo, lo t r a t a de tío suyo. Tuvo año 969. Toda ella está rebosando la piedad, la
también n u e s t r o santo u n a h e r m a n a , llamada devoción y la verdadera humildad de que estaba
D. U r r a c a , s e ñ o r a de g r a n piedad, promovedora
u
dominado el buen conde, y el desengaño que de-
del verdadero culto de Dios y de todas las cosas bía á nuestro Señor de lo que es esta burlería y
s a g r a d a s . P o r u n a c a r t a suya, escrita al conde vanidad del m u n d o . Después de dotar en ella
su h e r m a n o , consta que este siervo de Dios, s i - a b u n d a n t í s i m a m e n t e aquel m o n a s t e r i o , a ñ a d e :
guiendo las huellas de s u s m a y o r e s y atendiendo «Últimamente me ofrezco á mí mismo por monje
á las necesidades públicas del estado, abrazó para servir á Dios en el.» Esta j u n t a de obispos
la milicia contra los enemigos de la religión en d i o nueva fuerza y autoridad á la ejecución de tan
obsequio de Dios y de los r e y e s R a m i r o II, O r - santo proyecto. Quedó sujeto el monasterio al
doño III y Sancho I. Casó con D . U r r a c a Núñez,
a
obispo de Mondoñedo, así en orden á admitir
hija de D. Ñuño Osorio, y tuvo u n a hija, l l a m a - monjes, á elegir abad y los d e m á s oficios, como á
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corregir los abusos contrarios á la regla, bien milagros, entre los cuales c u e n t a Yepes cuatro
que esto se h a g a con caridad y sin molestar á los m u e r t o s vueltos á vida.
monjes. A éstos se concede también facultad para Este monasterio de San Salvador de L o r e n z a n a
que puedan a d m i n i s t r a r los s a c r a m e n t o s á los siempre h a sido de benedictinos.
fieles, y e n t e r r a r l o s en su iglesia, de todo lo cual
se h a c e m e m o r i a en la dicha escritura. SAN AIDANO, OBISPO Y C O N F E S O R — N a c i ó en Irlanda,
Mientras se trabajaba en la fábrica del monas- y habiendo en su j u v e n t u d ido á Islandia abrazó el
terio levantaba el conde en su corazón el edificio estado religioso en el monasterio de H y . Oswaldo,
espiritual de la virtud p a r a a b r a z a r con mayor rey de N o r t h ú m b e r l a n d , pidió á Sogenes, abad de
pureza aquel nuevo estado. Convocó á s u s domés- aquel monasterio, que le m a n d a s e a l g u n o s de s u s
ticos y vasallos p a r a despedirse de todos y pagar- monjes p a r a trabajar en la conversión de s u s sub-
les si algo les debía. Pidióles perdón de los malos ditos, que no habían todavía abrazado el c r i s t i a -
t r a t a m i e n t o s y agravios que les hubiese hecho, y nismo. El santo abad se prestó desde luego á los
escribió al rey r e c o m e n d a n d o el mérito de s u s deseos del rey, y al frente de aquella colonia de mi-
criados y de los soldados de s u s pueblos que le sioneros envió á Aidano, después de h a b e r l o hecho
habían servido. c o n s a g r a r obispo. Oswaldo d i o al nuevo obispo la
H e c h o monje comenzó á a n d a r á l a r g o s pasos t i e r r a de Lindisfarne, p e q u e ñ a isla, en la c o s t a d o
por el camino de la virtud. Vivía en surnaabstinen- N o r t h ú m b e r l a n d , que desde entonces tomó el nom-
cia de todas las cosas; era g r a n d í s i m a su humildad, bre de Isla s a n t a . Aidano estableció y fijó en ella
pasaba los días y las noches en atizar las l á m p a - su diócesis, fundó un monasterio bajo la regla de
r a s de la iglesia, en a y u d a r las misas, en b a r r e r san Columbano, y con la cooperación de s u s h e r -
la iglesia y el claustro, y en servir á s u s h e r m a - manos trabajó eficaz y gloriosamente en el objeto
nos en la mesa y en cuanto podía. P a r a con los de su misión. El v e n e r a b l e Beda en su Historia
pobres tuvo siempre e n t r a ñ a s m á s que de m a d r e , eclesiástica de Inglaterra h a b l a de Aidano, r e p r e -
especialmente p a r a con los huérfanos y e x t r a n j e - sentándole como un c o n s u m a d o modelo de todas
ros: á todos ellos servía con g r a n devoción como las virtudes cristianas, y dice que murió el día 31
al mismo Cristo. El era el que despertaba con las de agosto del año 651. El Martirologio romano
tablas á la comunidad, y tocaba las c a m p a n a s á dice que, estando san Cuberto apacentando u n a s
maitines, los cuales rezaba con los demás monjes, ovejas, v i o volar al cielo el alma de san Aidano,
y luego cuidaba sus estaciones y devociones h a s - con cuyo milagro se convirtió, dejando el g a n a d o
ta que era de día; entonces se iba á p r e p a r a r los y el m u n d o , y abrazó la vida monástica.
altares p a r a las misas. No se h a r t a b a de dar g r a -
cias á Dios p o r q u e lo había librado de la borrasca LOS SANTOS ROBUSTIANO, Y MARCOS, M Á R T I R E S - E s t á
deshecha del m u n d o y llevádolo al pmerto de la muy ignorado todo cuanto pertenece á estos s a n -
vida monástica; en pensando esto, sin q u e r e r le tos, y sólo sabemos que su n o m b r e está continua-
caían hilo á hilo las l á g r i m a s . Bien se echa de do en todos los martirologios antiguos y m o d e r -
ver c u a n á gusto vivía en su estado por el ansia nos. F e r r a r i o dice a d e m á s que fueron de Milán,
que tenía de coger los frutos de aquel retiro en la en cuya iglesia se les celebraba a n t i g u a m e n t e
oración y contemplación, y en los a y u n o s y t r a - misa propia en su fiesta.
bajos corporales, y a u n m á s en el fervor con que
hacía todo esto. Con licencia de la comunidad v i - SAN CESIDIO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR, Y S U S COMPAÑEROS.
sitó los santos l u g a r e s de la Palestina, y vuelto al —Vivían en T r a n s a c c o , j u n t o al lago de M a r s o ,
monasterio á poco tiempo fué llamado del Señor en tiempo del e m p e r a d o r M a x i m i n o , por c u y a o r -
al premio de su s a n t a c a r r e r a . Su m u e r t e se sabe den fueron presos, y después de h a b e r sostenido
que fué el día último de agosto, el año rio; pero con heroico valor su fe y su religión m u r i e r o n
habiéndose erigido el monasterio el año 969 y v i - degollados.
vido allí el santo algunos años, puede conjeturar-
se que falleció á fines del mismo siglo. LOS SANTOS TE0D0T0, RUFINA, Y A M I A — L o s dos pri-
El sepulcro donde está el cuerpo del santo c o n - meros fueron padres y la tercera fué nodriza de
de es vistosísimo, de mármol e n t r e blanco y c á r - san M a m a n t e , que nació en la cárcel donde estos
deno, con pintas verdes. Divulgada por aquella santos se hallaban detenidos. P u e d e n verse a l g u -
t i e r r a la fama de su santidad, desde luego obró el n a s p a r t i c u l a r i d a d e s de su vida y m u e r t e en la
Señor por su intercesión m u c h a s maravillas. Esto del dicho san M a m a n t e , puesta en el día 17 de
debió dar principio á la celebración de su fiesta, este mismo m e s .
la cual, continuando á vista y consentimiento de
los obispos, fué creciendo de día en día con la SAN OPTATO, OBISPO Y C O N F E S O R — G o b e r n ó la i g l e -
aclamación del pueblo y con el a u m e n t o de los sia de A u x e r r e u n a ñ o , ocho m e s e s y cinco días,
DÍA 31 AGOSTO 465
colmando á su pueblo de beneficios espirituales y aceptar carga tan pesada; pero el Señor, que
temporales, y logrando que su corto pontificado le tenía reservado para aquel destino, lo mani-
fuese uno de los más admirables que ha visto festó á sus ovejas, y á su pesar fué consagrado.
aquella iglesia. Murió por los años de 800, y su Su episcopado brilló en virtudes, en milagros y
sepulcro, colocado en la iglesia de San Cristóbal en cosas de grande utilidad para la Iglesia y el
que el mismo santo había hecho edificar, fué fa- estado, hasta que murió Amato el día 31 de a g o s -
moso en milagros. to del año 1193.

SAN AMATO, OBISPO Y CONFESOR-Fué obispo y es EL BEATO BÜENAJÜNTA, CONFESOR—Fué uno de los
ahora patrón de la ciudad de Ñusco, en el reino siete fundadores del sagrado orden llamado de
de Ñapóles. Nació en la misma ciudad de noble Siervos de María, el cual, según dice el Martiro-
prosapia, y después de haber bebido ya con la logio romano, estando hablando con sus herma-
leche el temor de Dios y el respeto á su ley santa nos de la pasión de Jesucristo, entregó su espíri-
y de haber dedicado sus primeros años al estudio tu al Señor. Su muerte sucedió el día 31 de agosto
de las ciencias sagradas, teniendo apenas la edad del año 1257. Véase la fiesta de los Siete siervos
de catorce renunció todos los bienes terrenos, y de María en el día 11 de febrero.
tomó el hábito en el monasterio fontiliano. En él
fué modelo para todos, y sus milagros llegaron á SANTA ISABEL, VIRGEN, -Hermana de san Luis;
hacerse tan ruidosos, que de todos los puntos de murió en 1270.
Italia iban á aquella casa á admirar la virtud del
siervo de Dios. Cuando le eligieron obispo de su SANTA CUTBURGA, REINA, YIRGEN Y ABADESA—Murió
patria se escondió para no verse obligado á á principios del siglo VIII.

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