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CONFERENCIA DEL EPISCOPADO DOMINICANO

Comisión Nacional de Liturgia

Formularios para la Celebración de la Eucaristía


y la Liturgia de las Horas en la solemnidad de
La Bienaventurada Virgen María de La Altagracia

Edición «Ad Experimentum»


2022
NOTA EXPLICATIVA

Esta edición «ad experimentum» contiene los formularios propuestos para la Celebración Eucarística y la
Liturgia de las Horas en la Solemnidad de la Bienaventurada Virgen María de La Altagracia. Los textos aquí
presentados han sido recogidos, compilados y elaborados partiendo de la tradición litúrgica existente y la
religiosidad popular.

Las lecturas de la misa son tomadas de la traducción bíblica oficial utilizada en los Leccionarios aprobados
por la Conferencia Episcopal Española (2015) con las adaptaciones adecuadas al uso dominicano de la
lengua española o castellana.

Los salmos y los cánticos son tomados de la Liturgia de las Horas, edición típica aprobada por los epis-
copados de Colombia, Chile, México, Puerto Rico, Argentina, República Dominicana, y confirmada por la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (2012).

Es competencia de la Conferencia del Episcopado Dominicano la aprobación de estos textos de forma


transitoria o «ad experimentum», para que, luego de ser sometidos a la Sede Apostólica, reciban la debida
“recognitio”. Al tratarse de textos peculiares, la recognitio presupone su congruencia con el Rito Romano,
con la finalidad de salvaguardar su unidad sustancial y, al mismo tiempo, su conformidad con la fe católica.
(Decreto para aplicar las disposiciones del can. 838 del CIC – Congregación para el Culto Divino y la Disci-
plina de los Sacramentos)

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21 de enero

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LA ALTAGRACIA


PROTECTORA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
Solemnidad
La Virgen de la Altagracia, protectora de la República Dominicana, nos recuerda con su nombre que por
ella recibimos la mayor gracia: a Nuestro Señor Jesucristo. Documentos históricos prueban que ya en 1502
se daba culto a la Virgen Santísima bajo esta advocación, en Salvaleón de Higüey. La tradición recoge que
su venerada imagen fue colocada en la iglesia parroquial por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo. La
Altagracia es para el pueblo dominicano la manifestación más notable de religiosidad popular, que, dirigida
a Cristo, principio y fin de todas las cosas, como ella nos enseña, mueve a todos a la entrega cristiana en el
servicio a Dios y a los hermanos. La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia fue coronada canónicamente
en dos ocasiones: el 15 de agosto de 1922, bajo el pontificado de Pío XI y por el Papa Juan Pablo II, quien
durante su visita a la República Dominicana el 25 de enero de 1979, la coronó personalmente.

MISA DE LA VIGILIA

Antífona de entrada
La Virgen concibió al Dios y hombre, Dios restituyó la paz, reconciliando en sí el cielo y la
tierra.

Se dice Gloria

Oración colecta

O H, Dios,
que por medio de la fecunda virginidad
de la bienaventurada Virgen María de La Altagracia
otorgaste al género humano el don de la redención,
concede a quienes la invocamos
como Madre y protectora en la tierra,
gozar perpetuamente de su feliz compañía en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

3
PRIMERA LECTURA
Alégrate hija de Sión

Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a

A
LÉGRATE hija de Sión, grita de gozo Israel,
regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén.
El Señor ha revocado tu sentencia,
ha expulsado a tu enemigo.
El rey de Israel, el Señor, está en medio de ti,
no temas mal alguno.
Aquel día se dirá a Jerusalén:
«¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas!».
El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador;
se alegra y goza contigo, te renueva con su amor;
exulta y se alegra contigo como en día de fiesta.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Salmo 44, 10-12; 14-16. R: 3

R. En tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,


olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor. R.

Ya entra la princesa, bellísima,


vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes;
la siguen sus compañeras. R.

Las traen entre alegría y algazara,


van entrando en el palacio real.
«A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.» R.

Quiero hacer memorable tu nombre


por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos. R
4
SEGUNDA LECTURA
Dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones

Lectura del libro del Apocalipsis 12, 1-17

U
N gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y
una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta, y grita con dolores de
parto y con el tormento de dar a luz.
Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo que tiene siete cabezas y diez
cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas, y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas
del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a
luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
Y dio a luz un hijo varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro,
y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono; y la mujer huyó al desierto, donde
tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta días.
Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y
el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo.
Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que
engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él.
Y oí una gran voz en el cielo que decía:
–«Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la
potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y de la palabra del testimonio que habían dado, y no amaron tanto su vida que temieran la
muerte. Por eso, estén alegres, cielos, y los que habitan en ellos».
¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado a ustedes, rebosando furor,
sabiendo que le queda ya poco tiempo. Y cuando vio el dragón que había sido precipitado
a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.
Y le fueron dadas a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, a
su lugar, donde es alimentada un tiempo, y dos tiempos y medio tiempo, lejos de la presencia
de la serpiente. Y vomitó la serpiente de su boca, detrás de la mujer, agua como un río para
hacer que el río la arrastrara. Y la tierra ayudó a la mujer, y abrió la tierra su boca y se tragó
el río que había arrojado el dragón de su boca.
Y se llenó de ira el dragón contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su
descendencia, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de
Jesús.

Palabra de Dios.

5
Aleluya
Dichosa eres, santa Virgen María, madre de la gracia y reina de misericordia; de ti nació
Cristo, nuestro Mediador y Salvador.

EVANGELIO
Bienaventurado el vientre que te llevó

 Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28

E
N aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, aconteció que una mujer de entre
el gentío, levantando la voz, le dijo: «Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos
que te criaron». Pero él dijo: «Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de
Dios y la cumplen».

Palabra del Señor.

Se dice Credo

Oración sobre las ofrendas

A CEPTA, Padre,
los dones que tu pueblo te presenta,
para que por intercesión de santa María de La Altagracia,
eleven nuestro espíritu a los bienes del cielo
y nos otorguen la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
SANTA MARÍA, MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS Y MODELO DE SANTIDAD

V. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

6
E
N verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno
por todas las grandes maravillas
que has realizado en la Virgen, Madre de tu Hijo.

Ella, concebida sin pecado,


no fue contaminada por la corrupción del sepulcro,
pues siendo intacta en su virginidad,
gloriosa en su descendencia,
y triunfante en su asunción,
fue elegida Madre de Cristo y de la Iglesia,
y es proclamada siempre y en todas partes
medianera de todas las gracias y modelo de santidad.

Por eso, al celebrar ahora la solemnidad de La Altagracia,


te alabamos con los ángeles y los arcángeles,
y con todos los coros celestiales,
cantando sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de comunión Sal 44, 3


En tus labios se derrama la gracia: el Señor te bendice eternamente.

Oración después de la comunión

F ORTALECIDOS con este sacramento admirable,


te pedimos, Señor,
que imitando a la llena de gracia,
nos consagremos al servicio en tu Iglesia,
y nos alcance, por su maternal intercesión,
la gracia de tu consuelo y de tu favor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

7
MISA DEL DÍA

Antífona de entrada Cf. Lc 1, 30-32


El ángel dijo a María: «Has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y
le llamarás Hijo del Altísimo».

Se dice Gloria

Oración colecta

S EÑOR, Dios nuestro,


que nos diste como Madre
a la bienaventurada Virgen María, Madre de tu Hijo,
concédenos que, afianzándonos en tu amor
y por la intercesión de La Altagracia,
caminemos siempre en una vida nueva,
con el auxilio de su protección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.

PRIMERA LECTURA
La virgen está encinta y da a luz un hijo

Lectura del libro de Isaías 7, 10-15

E
N aquellos días, el Señor volvió a hablar a Ajaz y le dijo:
–«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Ajaz:
–«No lo pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Isaías:
–«Escucha, casa de David: ¿no les basta a ustedes cansar a los hombres, que cansan
incluso a mi Dios?
Pues el Señor, por su cuenta, les dará un signo: Miren: la virgen está encinta y da a luz un
hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. Comerá requesón con miel, para que aprenda a
rechazar el mal y a escoger el bien.»

Palabra de Dios.
8
SALMO RESPONSORIAL Lc. 1, 46-55 R: 49

R. El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava. R
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo. R
Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo,
dispersa a los soberbios de corazón. R
Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes,
y a los ricos los despide vacíos. R
Auxilia a Israel su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R

SEGUNDA LECTURA
Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 1-7

H
ERMANOS:
Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo siendo
como es dueño de todo, sino que está bajo tutores y administradores hasta la fecha
fijada por su padre. Lo mismo nosotros, cuando éramos menores de edad, estábamos
esclavizados bajo los elementos del mundo. Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió
Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la
ley, para que recibiéramos la adopción filial. Como ustedes son hijos, Dios envió a nuestros
corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino
hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios.
9
Aleluya Lc. 1, 28. 30
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. No temas, María porque has encontrado
gracia ante Dios.
Año A
EVANGELIO
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.

 Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

E
N aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David;
el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:
–«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó al oír estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
–«No temas, María porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y
darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo,
el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre,
y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
–«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
–«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso
el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido
un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible».
María contestó:
–«He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor.

Año B
EVANGELIO
Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12

H
ABIENDO nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos
de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
–«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella
y venimos a adorarlo».
10
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos
sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le
contestaron:
–«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, no
eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que
pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que
había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
–«Vayan y averigüen cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encuentren, avísenme,
para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto
salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver
la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su
madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos:
oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a
Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Año C
EVANGELIO
Encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 15b-20

E
N aquel tiempo, los pastores se decían unos a otros:
–«Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha
comunicado».
Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de
lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por
todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

Palabra del Señor.

Se dice Credo

11
Oración sobre las ofrendas

D ERRAMA, Señor, sobre estos dones


la fuerza del Espíritu Santo
que fecundó a la Madre de tu Hijo,
para que, unidos fielmente a Cristo,
participemos como ella de la plenitud de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio
SANTA MARÍA, MADRE, REINA Y PROTECTORA

V. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

E
n verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno
por las obras admirables
que has hecho en santa María, la llena de gracia.

Pues en tu designo de amor para con nosotros,


has concedido a la Madre de tu Hijo
la gracia más alta, otorgada a creatura alguna.

Ella, asociada a la obra de la redención,


ha querido extender su maternal protección
a quienes, elevando sus plegarias devotamente,
la proclaman como Madre y como Reina.

12
Ella, como Estrella de Oriente,
escogió como morada el naranjo florecido;
ahora guía y protege a los hijos de este pueblo,
para que avanzando en la vida de la gracia,
conserven la fe, la caridad y la esperanza.

Por eso, Señor,


con todos los ángeles y los santos,
te alabamos ahora y por siempre,
cantando con humilde fe:

Santo, Santo, Santo…

Antífona de comunión Is 7, 14
Miren: la Virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.

Oración después de la comunión

T E suplicamos, Señor,
que a cuantos hemos proclamado la muerte de tu Hijo
en este sacramento admirable,
merezcamos participar de su Reino y gloria,
junto con la bienaventurada Virgen María, llena de gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

13
DÍA 21 DE ENERO

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LA ALTAGRACIA


Protectora de la República Dominicana

Solemnidad

I vísperas

HIMNO
Virgen santa tus hijos dichosos,
entonamos un himno en tu honor;
con fe viva y llenos de gozo
te ofrecemos fervorosos
nuestro amor y filial devoción.

En su manto divino de estrellas


coloquemos con fe nuestro suelo,
y será nuestra patria más bella
y más lleno de luz nuestro cielo.

¡Altagracia! ¡Altagracia! a tu grito


sentiremos un único anhelo:
ser vasallos de Cristo bendito
y servir a la Reina del Cielo.

Que a la patria todo descienda,


como lluvia de amor su mirada;
y su fuego divino la encienda,
en ardiente y vital llamarada.

Quisqueyanos, con ímpetu nuevo,


de la Virgen vayamos en pos;
que florezca en amor nuestro anhelo,
que Ella quiere llevarnos a Dios. Amén.

14
Ant. 1. ¡Oh María de La Altagracia, libre de toda mancha y corrupción, por la
que vino al mundo el más hermoso de los hijos de los hombres!

Salmo 112
ALABADO SEA EL NOMBRE DEL SEÑOR

Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alaben, siervos del Señor,


alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,


su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,


alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria...

Ant. ¡Oh María de La Altagracia, libre de toda mancha y corrupción, por la que
vino al mundo el más hermoso de los hijos de los hombres!

15
Ant. 2. El Señor nos bendice por medio de ti, María.

Salmo 147
RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN

Ven y te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)


Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,


su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas


y con el frío congela las aguas;
envía una orden y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,


sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria...

Ant. El Señor nos bendice por medio de ti, María.

Ant. 3. Es nuestro mayor consuelo, tener por Madre a la reina del cielo.

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN

Bendito sea Dios,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
16
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,


por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,


hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria...

Ant. Es nuestro mayor consuelo, tener por Madre a la reina del cielo.

LECTURA BREVE Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha
llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser
imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que
predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

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RESPONSORIO BREVE

V. Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios.


R. Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios.

V. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades.


R. Santa Madre de Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor me ha llenado de su gracia y me ha coronado de gloria y dignidad.


Aleluya.

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas
las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Padre, contempla a María de La Altagracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,


– haz que los que viven en peligro y ansiedad, sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de


Jesús y de José,
– haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la
santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la


resurrección de su Hijo,
– levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu sierva fiel,
– por su intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

18
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
– haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

Según el mandato del Señor, digamos confiadamente: Padre nuestro.

Oración

Oh, Dios, que por medio de la fecunda virginidad de la bienaventurada Virgen María de
La Altagracia otorgaste al género humano el don de la redención, concede a quienes
la invocamos como Madre y Protectora en la tierra, gozar perpetuamente de su feliz
compañía en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

invitatorio

Ant. Vengan, adoremos a Cristo, Hijo de María, la llena de gracia.

A continuación se dice el salmo del Invitatorio.

oficio de lectura

HIMNO
Luna radiante, luna de enero,
dile a la Virgen que yo la quiero.

Habla a la Virgen que yo venero


y dile siempre que en ella espero.
Dile que acepte mi corazón
contrito, amante, simple y sincero,
símbolo vivo, que entrego entero,
hecho regalo, hecho oración.

Cuántas bellezas en lontananza,


cuántos destellos de luz alcanza,
un alma llena de devoción.
Tú eres la fuente de mi esperanza.
En ti yo he puesto, sí, mi confianza
de alcanzar, Madre, la salvación.
19
Luna radiante, luna de enero,
dile a la Virgen que yo la quiero. Amén.

Ant. 1. ¡Cómo resplandeces, oh Estrella de la mañana, hermosa como la luna y


escogida como el sol!

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,


el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?


¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,


que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,


que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alcen los dinteles,


levántense, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?


El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alcen los dinteles,


levántense, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?


El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria...

Ant. ¡Cómo resplandeces, oh Estrella de la mañana, hermosa como la luna y


escogida como el sol!
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Ant. 2. En ti está la fuente de la vida, la morada de Dios entre los hombres, y en
tu luz vemos la luz.

Salmo 45

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,


poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra


y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,


que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,


el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;


Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;


pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Vengan a ver las obras del Señor,


las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,


rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Ríndanse, reconozcan que yo soy Dios:


más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,


nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria...

Ant. En ti está la fuente de la vida, la morada de Dios entre los hombres, y en tu


luz vemos la luz.
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Ant. 3. ¡Qué pregón tan glorioso para ti: la Palabra te ha concedido la gracia
más alta al hacerte su tienda!

Salmo 86

Él la ha cimentado sobre el monte santo;


y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.

¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!


«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí.»

Se dirá de Sión:
«Uno por uno todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado.»

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:


«Éste ha nacido allí.»
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti.»

Gloria...

Ant. ¡Qué pregón tan glorioso para ti: la Palabra te ha concedido la gracia más
alta al hacerte su tienda!

V. Todas las generaciones te alaban, María


R. Y te llaman bienaventurada.

PRIMERA LECTURA
Del libro de Ester 5, 1-3. 7, 3

HA HALLADO GRACIA ANTE LOS OJOS DEL REY

Al tercer día, una vez acabada su oración, se despojó Ester de sus vestidos de
penitencia y se revistió de reina. Recobrada su espléndida belleza, invocó a Dios, que
vela sobre todos y los salva, y, tomando a dos siervas, se apoyó blandamente en una de
ellas, mientras la otra la seguía alzando el ruedo del vestido. Iba ella resplandeciente,
en el apogeo de su belleza, con rostro alegre como de una enamorada, aunque su
corazón estaba oprimido por la angustia. Franqueando todas las puertas, llegó hasta
la presencia del rey. Estaba el rey sentado en su trono real, revestido de las vestiduras
de las ceremonias públicas, cubierto de oro y piedras preciosas y con aspecto
verdaderamente impresionante.
22
Cuando levantó su rostro, resplandeciente de gloria, y vio que la reina Ester estaba
de pie en el atrio, lanzó una mirada tan colmada de ira que la reina se desvaneció;
perdió el color y apoyó la cabeza sobre la sierva que la precedía.
Mudó entonces Dios el corazón del rey en dulzura; angustiado, se precipitó del
trono y la tomó en sus brazos y, en tanto ella se recobraba, le dirigía dulces palabras,
diciendo:
– «¿Qué ocurre, Ester? Yo soy tu hermano, ten confianza. No morirás, pues mi
mandato alcanza sólo al común de las gentes. Acércate.»
Y, tomando el rey el cetro de oro, lo puso sobre el cuello de Ester, y la besó,
diciendo:
– «Háblame.» Ella respondió:
– «Te he visto, señor, como a un ángel de Dios y mi corazón se turbó ante el temor
de tu gloria. Porque eres admirable, señor, y tu rostro está lleno de dignidad.»
Y, diciendo esto, se desmayó de nuevo. El rey se turbó, y todos sus cortesanos
se esforzaron por reanimarla. El rey le preguntó:
– «¿Qué sucede, reina Ester? ¿Qué deseas? Incluso la mitad del reino te será
dada.»
Respondió la reina Ester:
– «Si he hallado gracia a tus ojos, ¡oh rey!, y si al rey le place, concédeme la vida
-éste es mi deseo- y la de mi pueblo -ésta es mi petición-».

Responsorio: Lc 1, 48-49. 50

R. Me felicitarán todas las generaciones


* porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
V. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
_______________________________________________________________________
O bien:
Del libro del Eclesiástico 24, 1-22

MARÍA, TRONO DE LA SABIDURÍA

La sabiduría hace su propio elogio, en medio de su pueblo se gloría, abre su


boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus huestes:
«Yo salí de la boca del Altísimo y como niebla cubrí la tierra; habité en el cielo
y puse mi trono sobre columna de nubes. Yo sola recorrí la redondez del cielo y me
paseé por la hondura del abismo; regí las olas del mar y los continentes y todos los
pueblos y naciones.
Por todas estas partes busqué reposo y una heredad para instalarme. Entonces el
Creador del universo me dio una orden, el Hacedor estableció el lugar de mi morada:
“Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.”
23
Yo fui creada por él desde el principio, desde antes de los siglos, y jamás dejaré
de existir. En la mansión sagrada, en su presencia, ofrecí el culto y, así, en Sión me
establecí; en la ciudad predilecta me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder.
Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.
Crecí como cedro del Líbano y como ciprés del monte Hermón, me he elevado como
palmera de Engadí y como rosal de Jericó, como gallardo olivo en la llanura y como
plátano junto al agua.
Exhalé fragancia como el cinamomo y la retama y di aroma como mirra exquisita,
como resina perfumada, como el ámbar y el bálsamo, como nube de incienso en el
santuario. Yo extendí mis ramas como el terebinto, un ramaje bello y frondoso. Como
vid hermosa retoñé, haciendo brotar sarmientos floridos, y mis flores y frutos son
bellos y abundantes.
Yo soy la madre del amor hermoso, del temor de Dios, del conocimiento y de la
santa esperanza. Yo he sido dada a todos mis hijos desde la eternidad, a aquellos que
han sido por él designados.
Vengan a mí los que me aman, y sáciense de mis frutos; mi nombre es más dulce
que la miel, y mi herencia mejor que los panales. El que me come tendrá más hambre
de mí, el que me bebe tendrá más sed de mí, el que me escucha no fracasará, el que
me pone en práctica no llegará a pecar.»

Responsorio:

R. No sé con qué palabras alabarte, oh santa e inmaculada María,


* porque llevaste en tu seno al que los cielos no pueden abarcar.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. Porque llevaste en tu seno al que los cielos no pueden abarcar.

SEGUNDA LECTURA
De la homilía de san Juan Pablo II, papa, en el Santuario de Nuestra Señora de La
Altagracia
(Higüey, República Dominicana, 12 de octubre de 1992)

ALTAGRACIA, EXPRESIÓN LIMPIA Y PURA DEL EVANGELIO

Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer”


(Ga 4, 4). Estas palabras del apóstol san Pablo, queridos hermanos y hermanas, nos
introducen en el misterio de aquella Mujer, llena de gracia y de bondad, a quien,
generación tras generación, los dominicanos han venido a honrar a esta Basílica donde
hoy nos congregamos.
Desde el lejano 1514, la presencia vigilante y amorosa de Nuestra Señora de La
Altagracia ha acompañado ininterrumpidamente a los queridos hijos de esta noble
Nación, haciendo brotar en sus corazones, con la luz y la gracia de su divino Hijo, la
24
inmensa riqueza de la vida cristiana.
Dios está fuera y por encima del tiempo, pues Él es la eternidad misma en el
misterio inefable de la Trinidad divina. Pero Dios, para hacerse cercano al hombre,
ha querido entrar en el tiempo, en la historia humana; naciendo de una mujer se ha
convertido en el Enmanuel, Dios–con–nosotros, como lo anunció el profeta Isaías. Y
el apóstol Pablo concluye que, con la venida del Salvador, el tiempo humano llega a
su plenitud, pues en Cristo la historia adquiere su dimensión de eternidad.
Junto con el ángel Gabriel proclamamos a María llena de gracia en este Santuario
de Higüey, que está bajo la advocación de La Altagracia, y que es el primer lugar de
culto mariano conocido erigido en tierras de América. Todo cuanto se ve en el cuadro
bendito que representa a Nuestra Señora de La Altagracia es expresión limpia y pura
de lo que el Evangelio nos dice sobre el misterio de la encarnación del Hijo de Dios.
A la sombra de este templo se ha formado un pueblo en fusión de razas y culturas,
de anhelos y esperanzas, de éxitos y de fracasos, de alegrías y tristezas. El pueblo
dominicano ha nacido bajo el signo de la Virgen Madre, que lo ha protegido a lo largo
de su caminar en la historia. Como consta en los anales de esta Nación, a este lugar
santo han acudido a buscar valor y fuerza los forjadores de la nacionalidad; inspiración
los poetas, los escritores y los sabios; aliento los hombres de trabajo; consuelo los
afligidos, los enfermos, los abandonados; perdón los arrepentidos; gracia y virtud los
que sienten la urgencia de ser santos. Y todos ellos, bajo el manto de La Altagracia, la
llena de gracia. Este Santuario, amadísimos dominicanos, es la casa donde la Santísima
Virgen ha querido quedarse entre vosotros como madre llena de ternura, dispuesta
siempre a compartir el dolor y el gozo de este pueblo. A su maternal protección
encomiendo todas las familias de esta bendita tierra para que reine el amor y la paz
entre todos sus miembros.
María es la mujer que acogiendo con fe la palabra de Dios y uniendo
indisolublemente su vida a la de su Hijo, se ha convertido en “la primera y más
perfecta discípula de Cristo” (Marialis cultus, 35). “Porque ha hecho en mí maravillas
el Poderoso” (Lc 1, 49). Así lo proclama María en el Magníficat. Ella, La Altagracia, nos
entrega al Salvador del mundo y, como nueva Eva, viene a ser en verdad “la madre de
todos los vivientes” (Gn 3, 20). En la Madre de Dios comienza a tener cumplimiento
la “plenitud de los tiempos” en que “Dios envió a su Hijo, nacido de mujer,... para
que recibiéramos la filiación adoptiva” (Ga 4, 4-5). El Enmanuel, Dios–con– nosotros,
sigue siendo una nueva y maravillosa realidad que nos permite dirigirnos a Dios como
Padre, pues María nos entrega a Aquel que nos hace hijos adoptivos de Dios: “hijos
en el Hijo”.
¡Altagracia! La gracia que sobrepuja al pecado, al mal, a la muerte. El gran don de
Dios se expande entre los pueblos del Nuevo Mundo, que hace cinco siglos oyeron las
palabras de vida y recibieron la gracia bautismal. Un don que está destinado a todos
sin excepción, por encima de razas, lengua o situación social. Y si algunos hubieran
de ser privilegiados por Dios, éstos son precisamente los sencillos, los humildes, los
pobres de espíritu.

25
Responsorio: Ga. 4, 4; Cf. Jdt 13, 18e; 1S 1ad

R. Al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo nacido de mujer.


* Y su alabanza estará siempre en la boca de todos los que se acuerden de esta obra
poderosa de Dios.
V. Su corazón se regocija con el Señor, porque goza con su salvación.
R. Y su alabanza estará siempre en la boca de todos los que se acuerden de esta obra
poderosa de Dios.
_______________________________________________________________________
O bien:
De los escritos de Mons. Juan Félix Pepén, primer obispo de La Altagracia
(Según el libro «Donde floreció el Naranjo» de Mons. Juan Félix Pepén, del 15 de agosto de 1957, pp. 50-
57)

LA DIVINA MATERNIDAD DE LA ALTAGRACIA

La imagen de Nuestra Señora de La Altagracia es bella, profundamente bella


y expresiva. Representa con vivo patetismo la escena del nacimiento del Niño Dios,
momento memorable que el mundo cristiano conmemora y que el insigne Fray Luis de
Granada describe con exquisita belleza. Suyas son estas palabras: «...era la medianoche
muy más clara que el mediodía, cuando todas las cosas se reparan del trabajo y gozan
del silencio y quietud: y acabada la oración de la Virgen Santísima comenzaron los
cielos a destilar miel y dulzura; y ella sin dolor, sin pesadumbre, sin corrupción y
mengua de su pureza virginal, vio delante de sí, salido de sus entrañas, más limpio y
más resplandeciente que el mismo sol, al bien y remedio del mundo, tiritando de frío
y que ya con sus lágrimas comenzaba a hacer oficio de Redentor».
Tan sublime momento, tan trascendental instante para la historia de la humanidad,
ha sido captado en toda su radiante belleza por el cuadro de Nuestra Señora de
La Altagracia. En él aparece la Virgen tocada de azul manto y blanco escapulario,
circundada de estrellas y ceñida su corona, como corresponde a sus reales prerrogativas,
en humilde actitud de juntar sus manos frente al pesebre donde descansa entre pajas
su divino Hijo. Junto a ella su esposo san José, sostiene en la mano lo que parece ser
una vela encendida, asistiendo en aquel trance a Madre e Hijo. La estrella de Belén,
unida a celestial resplandor, emite un rayo de luz que ilumina el contorno. Todo en
este cuadro inspira elevación y recogimiento. Todo denota divina grandeza. No se
trata tan sólo de la escena del nacimiento, como algunos pudieran suponer. Se trata
de algo más: de la exaltación visible de la Madre de Dios en aquel momento sublime;
coronada como Reina, circundada de estrellas.
El elemento espiritual de la advocación corresponde adecuadamente a
su elemento material. Contemplando la hermosa imagen de Nuestra Señora de
La Altagracia con detenimiento y profundidad, surge en la mente y el corazón de
cualquier devoto de María, por poco versado que sea en los elementos de la teología
mariana, la respuesta a estas interesantes preguntas. ¿Cuál es el misterio singular que
26
encierra esa devoción de Nuestra Señora? ¿Cuál es el contenido de esa devoción tan
hermosa que Dios ha regalado al pueblo dominicano? ¿Cuál es esa «Alta Gracia», ese
favor o don extraordinario, que el nombre bendito de La Altagracia significa? Grande
e imponderable cosa es la gracia. Sin ella nada podemos en la vida espiritual y todas
nuestras obras estarán ante Dios viciadas de nulidad, porque nuestra naturaleza humana
por sí sola no puede realizar en la vida espiritual obras meritorias. En cambio, así como
el sol y la luvia dan el crecimiento al árbol, así la gracia nos da la vida y el crecimiento
en el orden espiritual. Con la gracia, con ese don sobrenatural que Dios infunde en
nuestras almas, nuestros actos de virtud adquieren también un valor sobrenatural a los
ojos de Dios.
En María Santísima estuvieron reunidas por especial privilegio divino todas las
gracias: Ella ha sido llamada Madre de la Divina Gracia. Pero la advocación especial de
esta Virgen de Higüey; la advocación especialísima de esta Virgen dominicana, revela
que hubo en María una gracia muy especial; una gracia que estuvo por encima de
todas las gracias que le concedió el Señor. ¿Cuál fue esa gracia? Es la que nos revela
la contemplación del cuadro de la Virgen de Higüey. Después de esa contemplación,
ya no hay duda: el dulce misterio, el favor singular, el regalo del cielo, la «Alta Gracia»
que Dios concedió a María fue la Divina Maternidad. ¡María una pura criatura, de la
misma naturaleza que nosotros, fue elegida, por especial privilegio, Madre de Jesús,
Madre del Salvador, Madre de Dios!
En segundo lugar, María, por el mismo hecho de ser Madre de Jesucristo,
quedaba constituida Medianera Universal y Abogada de todos los hombres. Jesús, el
Hijo de María, es la cabeza invisible de la Iglesia. De su vida divina participamos todos
los cristianos como las ramas participan de la savia de un árbol del cual él es el tronco.
Así, injertados en este árbol que es Jesucristo; siendo los miembros de ese Cuerpo
Místico de Jesucristo que es la Iglesia, somos por extensión también hijos de María.
Por ser Madre de Jesucristo y Medianera Universal de todas las gracias, fue llamada
«llena de gracia» por el ángel Gabriel en la Anunciación.
La Virgen Santísima de La Altagracia, como hemos visto, no es otra cosa que la
representación de la gloria suprema de María, de su honor más alto, que es la Divina
Maternidad. Y el cuadro de la Virgen de La Altagracia es a su vez el más elocuente
testimonio de las glorias de María, su más completa glorificación. Así, esa advocación
hermosa de la Madre de Dios en el misterio de su Maternidad Divina; esa Virgen
Santísima de La Altagracia es el mayor regalo que Dios y su Madre han podido hacer
al pueblo dominicano; el mejor obsequio a la filiación mariana de este pueblo, que es
mariano y altagraciano por excelencia.

Responsorio: Cf. Is 61, 10b; Sal 66, 7; Ap 12, 1

R. El Señor le ha vestido un traje de gala y le ha envuelto en un manto de triunfo;


*donde la tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios.
V. Y una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, y una corona de
doce estrellas sobre su cabeza.
R. Donde la tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios.
27
Después del segundo responsorio, se dice el himno Te Deum o Señor, Dios eterno.

Oración

Señor, Dios nuestro, que nos diste como Madre a la bienaventurada Virgen María,
Madre de tu Hijo, concédenos que, afianzándonos en tu amor y por la intercesión de
La Altagracia, caminemos siempre en una vida nueva, con el auxilio de su protección.
Por nuestro Señor Jesucristo.

laudes

HIMNO
Bajo el místico velo amoroso
de la Virgen que es Madre inmortal,
bendiciendo su amor venturoso
levantemos al cielo un altar.

Ella es para toda desgracia


de piedad infinito fulgor,
y nos da con la luz de su gracia
la más dulce sonrisa de amor.

Madre nuestra, que a todos nos cuida


y que a todos nos da su querer,
es la Virgen la Madre querida
que imploramos henchidos de fe.

Es por eso que a ella pedimos


bajo el cielo que guarda su altar,
el fulgor de su gracia divina
que es de Dios nuestro único pan.

Denos ella la luz que redime,


que en nosotros avive el amor,
que la Virgen es Madre sublime,
y nos guarda la gracia de Dios. Amén.

Ant. 1. ¿Quién es la Señora excelsa, reconciliadora del perdón y de la gracia,


consuelo en las tristezas, refugio en los peligros y alivio en las angustias?

28
Salmo 62, 2-9
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,


mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario


viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré


y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria...

Ant. ¿Quién es la Señora excelsa, reconciliadora del perdón y de la gracia,


consuelo en las tristezas, refugio en los peligros y alivio en las angustias?

Ant. 2. Tú, celestial princesa y morada de la Trinidad, alegría de los cielos y


recreo de los bienaventurados.

Cántico Dn 3, 57-88. 56
Alaben al Señor sus siervos todos. (Ap 19, 5)
Creaturas todas del Señor, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendigan al Señor;


cielos, bendigan al Señor.

Aguas del espacio, bendigan al Señor;


ejércitos del Señor, bendigan al Señor.

Sol y luna, bendigan al Señor;


astros del cielo, bendigan al Señor.
29
Lluvia y rocío, bendigan al Señor;
vientos todos, bendigan al Señor.
Fuego y calor, bendigan al Señor;
fríos y heladas, bendigan al Señor.
Rocíos y nevadas, bendigan al Señor;
témpanos y hielos, bendigan al Señor.
Escarchas y nieves, bendigan al Señor;
noche y día, bendigan al Señor.
Luz y tinieblas, bendigan al Señor;
rayos y nubes, bendigan al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendigan al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendigan al Señor;
mares y ríos, bendigan al Señor.
Cetáceos y peces, bendigan al Señor;
aves del cielo, bendigan al Señor.
Fieras y ganados, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendigan al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor;
siervos del Señor, bendigan al Señor.
Almas y espíritus justos, bendigan al Señor;
santos y humildes de corazón, bendigan al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor,
ensálcenlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
30
No se dice Gloria al Padre.

Ant. Tú, celestial princesa y morada de la Trinidad, alegría de los cielos y recreo
de los bienaventurados.

Ant. 3. Dichosa eres, María, fiel medianera entre Dios y los hombres, puerta de
la gracia y refugio de los pecadores.

Salmo 149
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
se alegran en su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Canten al Señor un cántico nuevo,


resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alaben su nombre con danzas,
cántenle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria...

Ant. Dichosa eres, María, fiel medianera entre Dios y los hombres, puerta de la
gracia y refugio de los pecadores.

LECTURA BREVE Is 7, 14-15

Miren: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.
Comerá requesón con miel, para que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien.
31
RESPONSORIO BREVE

V. El Altísimo te ha bendecido, hija, en tu ser se derrama la gracia.


R. El Altísimo te ha bendecido, hija, en tu ser se derrama la gracia.

V. Más que a todas las mujeres de la tierra.


R. En tu ser se derrama la gracia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. El Altísimo te ha bendecido, hija, en tu ser se derrama la gracia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Alégrate María, llena de gracia, el Señor está contigo y te bendice entre todas
las mujeres de la tierra. Aleluya.

PRECES

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen para
liberarnos del pecado y de la muerte, y digámosle:

Palabra eterna del Padre, escucha nuestra oración.

Salvador del mundo, tú que con la eficacia de tu redención otorgaste a tu


Madre la gracia de preservarla de toda mancha de pecado,
– líbranos también a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, tú que hiciste de la llena de gracia tabernáculo purísimo de tu


presencia y morada del Espíritu Santo,
– haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Maestro bueno, que en la manifestación de María en esta tierra nos has mostrado su
ejemplo de caridad y sencillez de corazón,
– ayúdanos a imitarla y a buscar siempre tu Reino.

Rey de reyes, tú que por la mediación de María de La Altagracia nos concedes


innumerables gracias en este mundo,
– haz que aspiremos siempre a los bienes celestiales.

Señor del cielo y de la tierra, tú que nos diste como Reina y Protectora a la que has
colocado a tu derecha,
– danos el gozo de tener parte en su gloria.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.


32
Con la confianza de hijos de Dios y bajo la protección de su Madre, dirijámonos al
Padre del cielo: Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, que nos diste como Madre a la bienaventurada Virgen María,
Madre de tu Hijo, concédenos que, afianzándonos en tu amor y por la intercesión de
La Altagracia, caminemos siempre en una vida nueva, con el auxilio de su protección.
Por nuestro Señor Jesucristo.

hora intermedia

TERCIA

En lugar del salmo 121, que se dice en las II Vísperas, puede tomarse el salmo 128.

Ant. El Espíritu Santo está sobre ti y el poder del Altísimo te cubre con su
sombra.

LECTURA BREVE Os 11, 4

Era yo para ellos como quien levanta a un niño contra su mejilla, me inclinaba
hacia ellos para darles de comer.

V. Amparo y protección nos ha concedido, como a hijos predilectos.


R. Se ha hecho dueña y Señora de nuestro corazón.

La oración conclusiva como en las Laudes.

SEXTA

Ant. Ella es la nueva Eva, la Madre de todos los que viven.

LECTURA BREVE Gn 12, 1-2

«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de


ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.»

33
V. Amada María, refugio perenne, Reina gloriosa de nuestro pueblo.
R. Intercede por nosotros ante el Señor.

La oración conclusiva como en las Laudes.

NONA

Cuando se usa la salmodia complementaria, en lugar del salmo 126, que se dice en las II Vísperas,
puede tomarse el salmo 130.

Ant. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo que salvará a su pueblo de sus
pecados.

LECTURA BREVE Mi 5, 1-2.

Y tú, Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti voy a sacar al que ha
de gobernar Israel; sus orígenes son desde lo antiguo, de tiempos inmemoriales. Por
eso, los entregará hasta que dé a luz la que debe dar a luz, el resto de sus hermanos
volverá junto con los hijos de Israel.

V. Madre de Dios, Virgen fecunda, Puerta del Cielo siempre abierta.


R. Ven a visitar a tu pueblo que tropieza y se quiere levantar.

La oración conclusiva como en las Laudes.

II vísperas

HIMNO

Bendita Virgen de La Altagracia


tú eres la Madre del Redentor,
por eso siempre triunfante Cristo
de nuestro pueblo será Señor.

Madre del pueblo dominicano


en tu clemencia protégenos,
por Jesucristo, tu Hijo amado,
de toda pena libéranos.

34
Santa María tus fieles hijos,
en tu presencia queremos ser
y con tu ayuda, Madre querida,
procuraremos hacer el bien.

Señor Jesús, a ti sea la gloria


y al Padre eterno sea el honor
y al Dios Espíritu que en María,
ha realizado su plan de amor. Amén.

Ant. 1. La Reina bellísima fija su mirada desde el santuario de Dios; exultemos de


gozo con su protección.

Salmo 121
LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
Se han acercado al monte de Sión,
ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:


«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.
Deseen la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Gloria...

Ant. La Reina bellísima fija su mirada desde el santuario de Dios; exultemos de


gozo con su protección.

35
Ant. 2. El Señor ha coronado a su sierva, ha cumplido la promesa en la que a sus
ojos fue grata.

Salmo 126
EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Son edificación de Dios. (1Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,


en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguen,
que velen hasta muy tarde,
los que comen el pan de sus sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria...

Ant. El Señor ha coronado a su sierva, ha cumplido la promesa en la que a sus


ojos fue grata.

Ant. 3. La que en el árbol del naranjo se manifestó, hoy nos muestra al Hijo, que
en árbol de la cruz nos redimió.

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

36
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria...

Ant. La que en el árbol del naranjo se manifestó, hoy nos muestra al Hijo, que en
árbol de la cruz nos redimió.

LECTURA BREVE Ga 4, 4,-5

Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer,
nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
la adopción filial.

RESPONSORIO BREVE

V. Mi corazón se regocija por el Señor, porque gozo con su salvación.


R. Mi corazón se regocija por el Señor, porque gozo con su salvación.

V. Me ha hecho heredar un trono de gloria.


R. Porque gozo con su salvación.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.


R. Mi corazón se regocija por el Señor, porque gozo con su salvación.

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CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Bienaventurada la que recibió la gracia más alta concedida a creatura alguna, y
lo que le ha dicho el Señor se cumplirá. Aleluya.

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas
las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Padre, contempla a María de La Altagracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,


– haz que los que viven en peligro y ansiedad, sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de


Jesús y de José,
– haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la
santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la


resurrección de su Hijo,
– levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu sierva fiel,
– por su intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,


– haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

Según el mandato del Señor, digamos confiadamente: Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, que nos diste como Madre a la bienaventurada Virgen María,
Madre de tu Hijo, concédenos que, afianzándonos en tu amor y por la intercesión de
La Altagracia, caminemos siempre en una vida nueva, con el auxilio de su protección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
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