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SANTA EULALIA
DÍA 12 FEBRERO 427
gre y caballeros de su corte; el cual rey D. Jaime elogios de este santo,.y el primero pronunció una
murió el año de 1276, según Jerónimo de Zurita; muy bella oración cuando fué trasladado á Antio-
y de esta traslación se hace fiesta en Barcelona quía su cadáver.
en el segundo domingo de julio.
El martirio de esta gloriosa virgen fué, como SAN DAMIÁN, MÁRTIR—Este soldado romano derra-
dijimos, á los 12 de febrero, por los años del Señor mó su sangre por la fe en África, y su cuerpo fué
de 304, imperando Diocleciano y Maximiano. Ha- después trasladado á Roma y colocado en el c e -
cen mención de ella los Martirologios Romano, de menterio de Calixto. Se ignora la época de su
Beda, Usuardo y Adón, y san Eulogio mártir de martirio.
Córdoba, y el cardenal Baronio en las Anotacio-
nes del Martirologio, y en el segundo tomo de sus LOS SANTOS MODESTO, Y JULIÁN Ó JÜLIANO.-De estos
Anales. santos no se saben más que los nombres, y que
(P. Ribadeneira.) murieron, según Dextro, en Cartagena de España
el año 160. Las actas de estos santos, que trae
SAN MELECIO.—A principios del siglo cuarto, y en Salazar en su Martirologio hispano, son apócrifas,
Melitene, ciudad de la Armenia Menor, nació este como lo prueba Bollandos.
santo. Descendiente de una nobilísima familia,
estaba al propio tiempo dotado de un carácter dul- SAN MODESTO—Fué diácono de la iglesia de Bene-
ce y de un ingenio penetrante y vivo. La herejía vento en Italia, en cuya ciudad padeció martirio
de Arrio infestaba con sus errores los hermosos por la fe de Jesucristo en el cuarto siglo del c r i s -
campos de la Iglesia en Oriente, cuyos errores tianismo.
seguían desgraciadamente algunos obispos, e s -
candalizando así la Iglesia y los fieles. Eustacio, LOS SANTOS MODESTO, Y AMMONIO.-Siendo muy ni-
que ocupaba la silla episcopal de Sebaste, era uno ños se les quiso obligar á ofrecer incienso á los
de ellos; mas depuesto de su dignidad, Melecio ídolos, y rehusando doblegarse á la voluntad de
fué nombrado obispo de aquella iglesia. Por más los paganos, fueron degollados en Alejandría, r e -
que se esforzara en procurar el bien y felicidad cibiendo así la palma del martirio.
de sus diocesanos, por más que trabajara para
convencerlos y reducirlos, nada consiguió, pues SAN ANTONIO, LLAMADO CAÜLEAS— Oriundo de Fri-
era tanta su corrupción que nada les conmovía. gia, de noble cuna, nació en Constantinopla, y fué
Disgustado Melecio, dejó el obispado y se retiró á desde su más tierna infancia tan devoto de las
la soledad, á uno de los desiertos de la Siria, don- cosas religiosas, que ellas formaron las delicias
de se ocupaba en la contemplación de su Dios. de toda su vida. A la edad de doce años abrazó la
Mas el Señor, que le tenía destinado para que bri- vida monástica, y en ella se mostró modelo de
llara en la Iglesia como una luz puesta sobre el perfección y ornamento de la Iglesia. Elevado al
candelabro, permitió que la iglesia de Antioquía sacerdocio, su vida y conducta eran las de un á n -
le eligiera por su patriarca, cuyo destino aceptó gel en carne: puro, fervoroso, despegado á todo
á pesar de su repugnancia. Si padecieron su e s - lo de la tierra, su alma vivía en el cielo, objeto
píritu y corazón al ver el carácter indócil de los constante de todos sus deseos. Su fama y la repu-
de Sebaste, no padecieron menos en Antioquía, no tación de sus virtudes fué en breve tiempo tan
pudiendo reducir á una misma fe á los obstinados popular y tan venerada, que habiendo muerto en
herejes. Estos, conociendo las católicas ideas de 888 el patriarca de Constantinopla, fué Antonio
que abundaba el santo, inclinaron el ánimo del unánimemente elegido para sucederle, y no p u -
emperador Constancio para que lo echara de su diendo vencer la decidida voluntad del emperador,
silla y lo desterrara, como efectivamente lo hizo, del clero y pueblo de la capital, tuvo que encar-
confinándolo á Armenia, de donde no regresó has- garse á su pesar del nuevo puesto á que Dios le
ta que volvieron por edicto de Juliano Apóstata t o - destinaba. Durante su pontificado trabajó asidua-
dos los prelados á sus iglesias. Dos veces más fué mente en restituir la paz á la Iglesia y al estado,
desterrado, la una por el mismo emperador, y la en reformar la disciplina y en animar á todas sus
otra por el emperador Valente. Diferentes fueron ovejas en el camino de las virtudes cristianas, que
los concilios que celebró en confirmación de la son la base de la pública felicidad. Satisfechos en
doctrina definida en el de Nicea; y después de ha- gran parte sus deseos, murió Antonio en Constan-
ber convertido innumerables herejes, y presidien- tinopla el año 895.
do el concilio general de Constantinopla, le alcan-
zó la muerte, entregando su alma al Criador el SAN GAUDENCIO, OBISPO DE YERONA—Floreció por los
día 12 de febrero del año 381. Los santos Juan años de 720, y fué el XXXIX obispo de aquella
Crisóstomo y Gregorio Niceno hacen magníficos iglesia.
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SAN BENITO DE ANIÁN, ABAD-Y CONFESOR—Floreció guna de las nobles familias de aquella ciudad; mas
en Francia á mediados del siglo IX. Catalina le respondió con toda resolución, que no
quería otro esposo que Jesucristo su Señor y R e -
Día 13 dentor. Hallándose después nuestra Catalina en
el campo, en una quinta cercana á la ciudad de
SANTA CATALINA DE RICCI.-En el año de 1522, á 23 Prato, se puso á discurrir con dos religiosas legas
de abril, nació en la ciudad de Florencia, capital de la tercera orden de santo Domingo, del c o n -
de Toscana, santa Catalina, de la noble familia de vento de San Vicente del Prato; las cuales, por ser
Ricci, á la cual en el bautismo se puso el nombre el convento muy pobre y sin clausura, iban bus-
de Alejandra, que después mudó en el de Catalina, cando limosna para remediar las necesidades de
cuando se hizo religiosa. Su padre fué Francisco aquella comunidad. Estas dos legas la informaron
de Ricci, y su madre Catalina de Ricasoli, señores de la vida austera, penitente, pobre y mortificada
de Panzano. Habiendo fallecido Catalina poco des- que llevaban las religiosas de aquel convento, por
pués de haber dado á luz á esta hija, Francisco lo que resolvió hacerse monja en él; y á fuerza de
pasó á desposarse con otra dama. Mas este suceso ruegos y reiteradas instancias consiguió de sus
no causó el más mínimo perjuicio á la buena padres la licencia y bendición. En el año, pues,
educación de la niña, pues así el padre como la de 1535, teniendo Catalina solos trece años, vistió
madrastra tuvieron el posible cuidado para que el hábito religioso de santo Domingo en el monas-
fuese criada en el santo temor de Dios; aunque en terio de San Vicente de Prato con tan grande
esto poco tuvieron que trabajar, porque preveni- contento de su alma, que en el mismo día de v e s -
da Catalina de la gracia del Señor, y llena desde tir dicho hábito, fué favorecida de Dios con un
sus más tiernos años de favores y beneficios celes- dulcísimo éxtasis, en que le pareció que Jesucristo
tiales, se mostró siempre ajena de los juegos pue- y María santísima la introducían en un ameno
riles y de la vanidad del mundo, y muy inclinada jardín, adornado de hermosas flores y de toda
á la piedad y devoción. Así que llegó á la edad de suerte de delicias.
diez años, la puso su padre en el monasterio de Como el Señor había elegido por su esposa á
San Pedro de Monticili, situado en los arrabales esta tierna doncella, se dignó visitarla poco
de Florencia, para que se educase bajo la direc- después de haber entrado en la religión con una
ción de una tía suya paterna, nombrada Luisa, re- larga y molesta enfermedad, con la cual tuviese
ligiosa de aquel monasterio. Aquí empezó Catalina ocasión de purificar su corazón en el fuego de la
á dar muestras de aquella eminente santidad á tribulación y de ejercitar la humildad, la pacien-
que Dios desde la eternidad la había predestinado; cia y las demás virtudes, que la hiciesen semejan-
porque era obedientísima á todo lo que se la man- te á su Esposo crucificado. Refiere, pues, el i l u s -
daba, y casi siempre aplicada á la oración, de trísimo señor Catani, obispo de Fiésoli, que fué el
manera, que aun en el tiempo en que las otras primero que escribió é imprimió la vida de esta
niñas que estaban en educación en el mismo m o - santa virgen, dos años después de su muerte, esto
nasterio iban á recrearse, Catalina hallaba todo es, en el año de 1592, que en los principios de
su placer y contento en estarse arrodillada orando, marzo del año 1538 fué acometida de una graví-
delante de una imagen de un crucifijo, á la cual sima enfermedad, con calentura cotidiana y con
tenía una especial devoción. Desde aquel tiempo agudos dolores que padecía en todo el cuerpo, la
el Señor la inspiró el deseo de meditar frecuente- cual enfermedad degeneró después en una hidro-
mente en su sagrada pasión, discurriendo sobre pesía y en mal de piedra, acompañado de asma.
cada uno de los misterios de ella, y acompañando Este conjunto de males la duró por espacio de dos
la meditación con la oración vocal, rezando cinco años, nada aprovechando los remedios y medici-
veces el Padre nuestro á cada misterio, con gran nas que se la recetaban; de modo que los médicos,
gusto y contento de su alma, que todos los días no sabiendo ya qué hacer, abandonaron su cura-
se iba inflamando más en el amor del Señor y en ción y dejaron de darla remedio alguno, viendo
ardientes deseos de participar del amargo cáliz de que no la servían de ningún provecho, sino que,
su pasión y de ser su sierva y querida esposa. al contrario, la causaban mayor pena y tormento.
A fin de poner en ejecución estos sus piadosos Sufrió la santa con admirable paciencia y perfecta
deseos, resolvió volver las espaldas al mundo y resignación en la divina voluntad todos estos m a -
vestir el hábito de religiosa en algún monasterio, les, consolándose con la vista de su Salvador cru-
donde la observancia regular floreciese en todo su cificado y con la memoria de las penas y dolores
vigor, y sin alguna mitigación ó dispensación. Su que él sufrió por nuestros pecados, muriendo por
padre, que la había sacado del sobredicho monas- ellos sobre una cruz. En el mes de mayo de 1540
terio y la había restituido á su casa, la propuso el se acrecentaron de tal modo los males de la santa,
deseo que tenía de colocarla en matrimonio en al- que estuvo muchas semanas sin poder dormir un
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solo momento, velándola continuamente dos mon- ego iili, qui pascitur inter lilia: Mi amado para
jas que la asistían. En este estado, á 22 del dicho mí, y yo para mi amado, que se apacienta entre
mes de mayo, que en aquel año era vigilia de la las azucenas.» Hasta aquí el sobredicho escritor
Santísima Trinidad, se le apareció un santo de la de la vida de santa Catalina.
orden de santo Domingo (no se dice el santo que A más de esto, fué esta amada sierva del Señor
fuese) todo resplandeciente, el cual, llamándola favorecida de muchas visiones celestiales y de
por su nombre, la hizo la señal de la cruz sobre el éxtasis y raptos tan estupendos, que á veces que-
estómago, y la dejó al instante sana y curada per- daba totalmente elevada de la tierra y suspendida
fectamente de todos sus males, con admiración y en el aire por largo tiempo. Gozaba la santa con
pasmo de todas las monjas y de los médicos que tal frecuencia de estos favores celestiales, que se
vinieron después á visitarla. De este milagro dio puede decir que su vida fué una continua serie
Catalina humildísimas gracias al Señor, y desde de estos dones extraordinarios y sobrenaturales.
este día se enfervorizó más en su servicio ó hizo Fué también enriquecida del don de profecía, del
aún mayores progresos en las virtudes cristianas de penetrar los secretos del corazón, y del de
y religiosas. obrar cosas prodigiosas, por lo que su nombre y
Estas virtudes resplandecieron en la santa vir- su santidad fué conocida y celebrada con univer-
gen de un modo muy particular; pero nosotros, sal aplauso, no sólo en la Toscana donde vivía,
deseosos de la brevedad, nos contentaremos con sino también en toda la Italia y en otras regiones
indicarlas con las mismas palabras del autor de más remotas. Por fin, estando Catalina ya madura
su vida, sacada de los procesos hechos para su ca- para el cielo, y anhelando á las bodas eternas del
nonización. «Amaba la santa, dice, tan tiernamen- paraíso, después de haber padecido una penosa
te á su Dios, que tenía su mente siempre unida enfermedad, con la cual siempre más se purificó
con él, tomando de cualquier cosa motivo para su alma, y habiendo recibido con extraordinaria
alabarle y bendecirle. La caridad que tenía hacia devoción los últimos sacramentos de la Iglesia,
su prójimo era de tal manera singular, que por expiró plácidamente á 2 de febrero, día en que se
este motivo se empleaba en los oficios más bajos celebra la fiesta de la Purificación de la Virgen
del monasterio y de mayor trabajo. Cuando enfer- santísima, del año de 1590, siendo de edad de
maba alguna de sus monjas, la asistía continua- sesenta y ocho años, cuarenta y dos de los cuales
mente en todas sus necesidades, privándose del había empleado en el gobierno de sus monasterio
sueño para que las otras descansasen, y perseve- como priora ó superiora de él, con mucho prove-
rando firme en su asistencia, hasta que las enfer- cho espiritual y temporal de sus religiosas. Bea-
mas sanaban ó fallecían. Su paciencia era inven- tificó á la sierva de Dios Clemente XII, á 29 de
cible en las adversidades, en las tribulaciones y en octubre de 1732, habiendo antes aprobado para
las enfermedades que padeció, que fueron muchas este efecto dos de los muchos milagros que d e s -
y penosísimas, algunas de las cuales las había pe- pués de su muerte obró Dios por su intercesión.
dido al Señor por la salvación de los pecadores y El primero, el de la instantánea curación de
en descuento de las penas que merecía por sus sor Catalina Alejandra de Bonsi, de una a n e u -
pecados. Eran muchísimas las penitencias que risma.
hacía, llevando siempre una cadena de hierro El segundo, el de la instantánea curación de
y un áspero cilicio sobre sus desnudas carnes, sor Elisabet Querubina Casani, de una enferme-
ayunaba frecuentemente á pan y agua, y por es- dad de ciática.
pacio de cuarenta y ocho años no comió carne ni Después Benedicto XIV la puso en el catálogo
huevos. Fué siempre obedientísima á sus supe- de las santas vírgenes, habiendo primero aproba-
riores, venciendo cualquiera repugnancia que do dos de los muchos milagros que ha obrado
tuviese en cumplir prontamente cuanto la orde- Dios por su intercesión, después de haber sido
naban. Aborrecía muchísimo el ser estimada y solemnemente beatificada, que son los siguientes:
tenida en buen concepto; por lo que cuando oia El primero sucedió en la ciudad de Augusta,
hablar con honor de sus acciones, padecía mucho con sor María Magdalena Fabri, religiosa del mo-
dolor, procurando huir y esconderse cuando ve- nasterio de Santa Catalina de Sena, de la orden
nía gente á visitarla. Entre las virtudes de Cata- de predicadores: tres años había que padecía esta
lina subió á la mayor perfección su pureza virgi- religiosa una grave enfermedad en las junturas
nal, que se puede decir que fué como angélica; por ó artejos de las rodillas, que la comprimía t a m -
lo que no es maravilla que mereciese tantas g r a - bién los nervios de las piernas; tanto, que no
cias de aquel Señor, que se apacienta entre las podía de modo alguno moverse, padeciendo al
azucenas, con el cual ella dulcemente se recreaba; mismo tiempo muchos dolores; y los varios reme-
repitiéndole frecuentemente aquellas palabras de dios que se habia aplicado nada le habían apro-
la esposa de los Cantares: Dilectus meus mihi, et vechado. Lleváronla las religiosas al coro al
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tiempo que se cantaba el Te Deum laudamus, en destruido por los lombardos: convocó dos conci-
acción de gracias por la beatificación de la sierva lios, el uno en 721 contra los matrimonios ilícitos,
de Dios, á la cual se encomendó la enferma con y el otro en 729 contra los iconoclastas. Habiendo
mucho fervor; y al instante allí mismo se sintió los romanos echado á Basilio, último duque de
enteramente sana, y vio que había recobrado sus Roma, el año 726, adquirió Gregorio en esta
fuerzas como si nada hubiese padecido; de suerte ciudad y su ducado, á falta de los ministros i m -
que se arrodilló y anduvo por el monasterio como periales, la superintendencia ministerial, mal con-
las otras monjas. fundida por algunos con la autoridad absoluta.
El segundo sucedió con María Clemencia, natu- Gregorio escribió á Carlos Martel pidiéndole soco-
ral de Florencia, la cual por espacio de ocho años rro contra las vejaciones de los lombardos, y t u -
continuos había padecido un cáncer en el pecho, vo también mucho que sufrir por parte de León
del cual salía gran copia de gusanos. Al principio Isauro, que se declaró en favor de la herejía de
dicho cáncer la había causado siete valvas ó cavi- los iconoclastas. En 729 escribió á este príncipe
dades, que después se redujeron á dos muy pro- sus dos cartas dogmáticas sobre el culto de las
fundas; y habiéndola reducido este mal al extremo santas imágenes, y pasó el resto de su vida en evi-
de la vida, recibió el Santísimo Sacramento por tar las supercherías de León y en contener á las
viático; mas habiéndose encomendado después ciudades de Italia, prontas á sublevarse. La Igle-
con fervorosa oración á santa Catalina de Ricci, sia venera á este santo como uno de los que más
quedó libre y curada por su intercesión de esta han honrado la cátedra pontificia con su sabidu-
mortal enfermedad. ría, su celo y sus esclarecidas virtudes.
SAN AGABO.—Este santo se encuentra entre los SAN JULIÁN.—Derramó su sangre y consiguió la
setenta y dos discípulos de Jesucristo. Estuvo do- corona del martirio en Lion de Francia, durante
tado del don de profecía, prediciendo entre otras el siglo IV, después de haber padecido infinidad
cosas la prisión del apóstol san Pablo, como tam- de cruelísimos tormentos.
bién el hambre que en tiempo del emperador
Claudio desolaría la tierra. Tanto la Iglesia griega SAN BENIGNO.-Fué natural de Tuderto, en H u n -
como latina lo venera como mártir, habiendo sido gría, cuya ciudad fué teatro de su santa vida y de
Antioquía el teatro de su martirio. Las actas de su gloriosa muerte. Estaba disponiéndose este san-
los apóstoles hacen mención de dicho santo. to para recibir las órdenes sagradas, cuando se
encendió la persecución en tiempo del emperador
SANTA FUSCA, VIRGEN, Y SANTA MAURA, SU NODRIZA—La Diocleciano, y en ella derramó su sangre con un
primera fué hija de un noble de Siria, y teniendo ilustre martirio. Su cuerpo fué sepultado en un
apenas quince años, abrazó la religión cristiana, lugar, donde se edificó después un suntuoso tem-
cuya acción fué causa de su martirio en tiempo plo dedicado á su memoria, y el Señor le hizo glo-
del prefecto Quinciano y del emperador Decio. rioso por los milagros obrados en él por la inter-
Maura fué también muerta con ella, y los cuer- cesión de su siervo.
pos de ambas, recogidos por los cristianos de
Ravena, recibieron honrosa sepultura, favorecida SAN ESTEBAN, OBISPO DE LION—Este prelado i l u s -
por el cielo con muchos milagros. tre en santidad fué célebre en la corte de Gohdo-
baldo, rey de los borgoñones, por su admirable
SAN P0LIEOT0, MÁRTIR—Derramó su sangre por la gracia en componer las diferencias de aquellos
fe en Müitene, ciudad de Armenia, el día 13 de tiempos y en conciliar los espíritus turbulentos y
febrero del año 2o9. belicosos. Fué severísimo con su persona y en to-
dos los negocios que pertenecían á la religión, y
SAN GREGORIO I I — F u é natural de Roma, y obtuvo murió santamente en Lion el año 510 ó 512.
las dignidades de tesorero y bibliotecario de la
Iglesia romana, que desempeñó á general satis- SAN LUCINO Ó LUCINIO—Fué el decimoséptimo obis-
facción. Mereció ser elegido y consagrado papa po de Anjou, en Francia, de cuya ciudad es patro-
el 19 de mayo del año 715, y gobernó quince no y especial protector. Fué de familia principal,
años, ocho meses y veintitrés días, falleciendo de índole suave y costumbres puras, y muy q u e -
el 10 de febrero de 731. Era Gregorio sabio rido en la corte de Clotario II, en la cual había
é instruido en las sagradas Escrituras, de bue- desempeñado destinos de importancia durante los
nas costumbres y admirable fortaleza. El primer años de su juventud. Despreciada después la pom-
año de su pontificado envió misioneros á Ger- pa del mundo, renunciando á la corte y á las a r -
mania á predicar el Evangelio. En 718 restableció mas, dedicóse todo á Dios, y fué elegido obispo de
el monasterio de Monte Casino, que había sido Anjou. Su episcopado es notable por la reforma
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general de las costumbres públicas, y por el celo pulos del apóstol Santiago; y deseando instruirse
con que el santo obispo promovió los intereses de en los ápices más mínimos de la doctrina revela-
la religión. Murió Lucino llorado de cuantos h a - da, bajo la enseñanza de tan célebre maestro, se
bían tenido la dicha de tratarle, el día 11 de febre- mantuvo algún tiempo en su compañía. Conoció
ro del año 616. el santo prelado la pureza de la fe, y el infatigable
celo de Policeto; y persuadiéndose que sería de
SAN ESTEBAN, ABAD DEL MONASTERIO DE RIETI, EN ITALIA. mucha utilidad para la Iglesia un ministro de
—Fué varón de maravillosa paciencia, y á cuya aquel carácter, le confirió el orden de levita.
muerte, acaecida en el año 598, asistieron visible- Condecorado el ilustre joven con las órdenes
mente los ángeles. sagradas, se creyó más obligado que nunca á con-
tinuar las funciones de su ministerio; y revestido
SAN M0D0MN0E Ó DOMINGO DE OSSORY, CONFESOR.-Flo- del mismo espíritu y del mismo fuego con que sa-
reció en Irlanda en el siglo VI. lieron los apóstoles de Jerusalén para la conquis-
ta del mundo idólatra, corrió por todos los pueblos
SAN ROGERIO, ABAD Y CONFESOR. — Abad de Loroy; de aquella región, extendiéndose hasta la provin-
murió en 1175. cia carpentana, haciendo en todos ellos admira-
bles conversiones de no pocos infieles.
SAN POLICETO, MÁRTIR—Por un himno antiquísimo Ofendidos los paganos de las conquistas que
del breviario del monasterio de San Naborio de cada día hacía Policeto para Jesucristo con la ilus-
Lotaringia sabemos, que san Policeto fué uno de tración de sus celosas predicaciones, no pudiendo
aquellos célebres varones apostólicos que ilustra- sufrir que desertasen tanta multitud de infieles
ron á España con la luz del Evangelio en los prin- de las supersticiones del gentilismo, precedieron
cipios de su promulgación. También nos consta contra su vida, en la cruel persecución que movió
por el mismo documento que fué este héroe de na- contra la Iglesia el emperador Nerón, enemigo
ción francés, profesor de la religión cristiana, ins- capital del nombre cristiano. Hallábase el barón
truido en ella sin duda por aquellos celosos mi- apostólico ejerciendo las funciones de su ministe-
sioneros apostólicos que se condujeron á las Gau- rio en Caravi, pueblo sito antiguamente cerca de
las con el noble objeto de dilatar el reino de Jesu- Zaragoza, y destruido después por los árabes,
cristo en el primer siglo de la Iglesia. según se cree: acometiéronle los infieles con un
Quiso Policeto ser participante de las gloriosas furor extraordinario, lo pusieron en un oscuro ca-
empresas que hacían los discípulos de los apósto- labozo cargado de prisiones, con ánimo de hacerle
les en la conquista del mundo: pasó de Francia á padecer cuantos tormentos pudiese discurrir la bar-
España poco después que el apóstol Santiago sem- baridad más inhumana; pero como la hediondez
bró en la nación la semilla evangélica para que de aquel inmundo lugar, la oscuridad, la hambre,
rindiese abundantes frutos al divino Labrador, y la sed y otras incomodidades no fuesen capaces á
deseando continuar el proyecto de aquel celosísi- rendir la valerosa constancia del esforzado militar
mo operario del Padre de familias, comenzó á de Jesucristo á que prestase adoración á los dioses
predicar la palabra de Dios en los pueblos iberos. romanos, no pudiendo contener los paganos la
Eran aquellos naturales feroces de condición, te- indignación que concibieron á vista de su fortale-
naces como ningunos en la observancia de las za, después de los exquisitos tormentos con que
supersticiones del paganismo, y creyendo Policeto probaron su constancia, lo aserraron por medio
que para tratar á unas gentes de aquel carácter del cuerpo en el día 13 de febrero, en la fatal épo-
era preciso valerse de la dulzura y de la suavidad, ca que ocurrió la persecución del impío Nerón.
les manifestó con ella los crasos errores en que
se hallaban sumergidos, tributando culto á los Día 14
ídolos, y ofreciendo sus horrendos sacrificios á
unos vanos simulacros bajo el velo de quiméricas SAN VALENTÍN, PRESBÍTERO Y MÁRTIR—Entre los glo-
deidades. Hízoles ver asimismo la verdad y la jus- riosos mártires que en el tiempo del emperador
tificación de nuestra santa religión, confirmó su Claudio, segundo de este nombre, dieron testi-
doctrina con repetidos milagros; y convencidos á monio de la verdadera fe con su muerte, y derra-
fuerza de la eficacia de su predicación y de sus maron su sangre por Jesucristo, fué uno san
portentosas maravillas muchos paganos de la c e - Valentín, presbítero; el cual, estando el mismo
guedad y de la miserable condición en que vivían, emperador en Roma, siendo hombre por su s a n -
cedieron su cerviz al yugo de Jesucristo. tidad y doctrina venerable, fué preso y cargado
Llegó Policeto con sus conquistas á la ciudad de de cadenas, y dos días después llevado á presen-
Zaragoza, en tiempo que tenía aquella silla epis- cia del emperador. Luego que Claudio le vio, le
copal san Atanasio, uno de los más famosos discí- dijo con palabras blandas: «¿Por qué no quieres
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gozar de nuestra amistad, sino ser amigo de nues- suplicándole, que pues por su medio habían cono-
tros enemigos? Yo te oigo alabar de hombre sabio cido á Cristo, verdadera luz, les dijese lo que h a -
y cuerdo, y por otra parte te veo supersticioso y bían de hacer para salvarse. El santo les mandó
vano.» Respondió Valentín: «¡Oh emperador! Si hacer pedazos todos los ídolos que tenían, y a y u -
entendieses bien el don de Dios, serías dichoso nar tres días, y perdonar á todos los que los h a -
tú y bienaventurada tu república: darías de mano bían agraviado, y después bautizarse, y que con
á los demonios y á esas estatuas que adoras, y esto se salvarían. Asterio cumplió todo lo que le
conocerías ser Dios verdadero y solo el que crió fué ordenado, y soltó á todos los cristianos que
el cielo y la tierra, y Jesucristo su único Hijo.» tenía presos, y se bautizó con toda su familia, que
Estaba presente, cuando esto dijo Valentín, un era de cuarenta y seis personas. Supo esto el em-
letrado del emperador, y dijo á Valentín, de m a - perador, tuvo recelo de algún grande alboroto en
nera que todos le oyesen: «Pues, según eso, ¿qué Roma, y por razón de estado mandó prender á
sientes de nuestros dioses Júpiter y Mercurio?» Asterio y á todos los otros que con él se habían
Y Valentín: «Que fueron hombres, dice, misera- bautizado, los cuales con varios géneros de tor-
bles, sucios, y que todos los días de su vida gas- mentos fueron martirizados, y san Valentín, padre
taron en torpezas y deshonestidades, y deleites y maestro de todos, después de haber padecido
viciosos de sus cuerpos.» No se pudo tener el le- muchos días de cárcel penosa, fué apaleado y que-
trado oyendo esto, que no clamase en voz alta: brantado con bastones nudosos, y al fin degollado
«Blasfemado ha Valentín contra los dioses y con- en la vía Flaminia, donde después Teodoro, papa,
tra los gobernadores de la república.» Y como á honra suya dedicó un templo al Señor. Hácese
Valentín pidiese atención al emperador, y le dije- mención de este santo en el Sacramentarlo de san
se que hiciese penitencia de la sangre de los cris- Gregorio, papa. El día de su martirio fué á los 14
tianos que había derramado, y creyese en Cristo de febrero, en el cual la santa Iglesia celebra su
y se bautizase, porque de esta manera se salvaría fiesta, y fué el año del Señor de 271, imperando
y acrecentaría su imperio, y alcanzaría grandes Claudio, segundo de este nombre.
victorias de sus enemigos; y el emperador se mos- (P. Ribadeneira.)
trase blando y que le oía de buena gana, el pre-
fecto de la ciudad, llamado Calfurnio, dijo á gritos BEATO JUAN BAUTISTA DE LA CONCEPCIÓN.-Una villa,
allí delante de todos: «¿Habéis visto cómo está llamada Almodóvar, en el arzobispado de Toledo,
engañado nuestro príncipe? ¿Es posible que que- fué el lugar donde nació este santo, educado por
ramos dejar la religión que mamamos con la leche sus devotos y piadosos padres en la virtud y letras
y con que nos criamos, y tuvieron nuestros padres desde sus más tiernos años. Su piedad era tanta,
y abuelos?» Oyendo estas palabras Claudio, t e - que muy niño maceraba su cuerpo con las más
miendo alguna turbación y alboroto en la ciudad, rigurosas penitencias. Vistió el hábito de los pa-
mandó al prefecto que oyese á Valentín, y si no dres trinitarios calzados á los diez y siete años de
diese buena cuenta de sí, le castigase como á sa- su edad, habiendo ya hecho voto de castidad cuan-
crilego, y si la diese, que no le condenase. El pre- do sólo contaba nueve. Instruido bajo la dirección
fecto cometió la causa á un teniente suyo, llama- del beato Simón de Rojas, así en la vida espiritual,
do Asterio, el cual le llevó á su casa; y el santo, como en las ciencias humanas y divinas, aprove-
entrando en ella, suplicó á Dios que alumbrase á chó tanto en ellas, que era tenido por modelo en
los que estaban ciegos en las tinieblas de la g e n - virtud y ciencia. Su abstinencia era admirable,
tilidad, y les diese á reconocer á Jesucristo, luz privándose de lo necesario á la vida, para darlo
verdadera del mundo. Y como oyese esto Asterio, á sus hermanos los pobres. Ordenado de sacerdo-
dijo á Valentín: «Mucho me he maravillado de tu te, estaba su corazón tan inflamado en la caridad
prudencia que digas que Cristo es luz verdadera.» y amor hacia Dios, que se cumplió en él lo que la
Y Valentín dijo: «No solamente es luz verdadera, seráfica doctora santa Teresa de Jesús había pre-
sino luz que alumbra á todos los hombres que dicho á sus padres, á saber: que su niño Juan
vienen al mundo.» «Si eso es así, dijo Asterio, yo lo sería con el tiempo, como ella, reformador de una
probaré presto. Aquí tengo una hija adoptiva que orden religiosa. En efecto: deseando hacer revivir
ha dos años que es ciega; si tú la alumbrares y todo el fervor primitivo de la regla de su orden,
dieres vista, entenderé que Cristo es luz y Dios, y tal cual la habían instituido sus santos fundadores
haré todo lo que quisieres.» Trajeron la doncella Juan de Mata y Félix de Valois, partió para Roma
al santo, y él, poniendo las manos sobre sus ojos, á fin de obtener del pontífice reinante Clemen-
hizo oración y dijo: «Señor Jesucristo, alumbra á te VIII la aprobación. El papa aprobó la reforma
esta tu sierva, porque tú eres verdadera lumbre.» de la orden de la Santísima Trinidad, y vuelto
Al momento recibió vista la doncella, y Asterio y Juan Bautista á España reúne algunos socios,
su mujer se echaron á los pies de san Valentín, y funda en Valdepeñas el primer convento de
DÍA 15 FEBRERO 433
la nueva orden de trinitarios descalzos. La p e - el m o n a s t e r i o de R o d a , e n el p r i n c i p a d o d e C a t a -
nitencia, la austeridad, la pobreza, la vida c o - l u ñ a , por l o s a ñ o s 300 d e l a e r a a c t u a l , a u n q u e el
mún eran el objeto de estos nuevos religiosos. Martirologio romano d i g a q u e p a d e c i e r o n e n A l e -
No dejó su fundador de experimentar algunos jandría.
sinsabores, disgustos y persecuciones; mas él,
alentado con la confianza en Dios, funda varios SAN ELEUCADIO.—Era d i á c o n o de la i g l e s i a d e R a -
conventos; y aunque la maledicencia emplee t o - vena, y vacando la sede episcopal por muerte de
dos los medios para hacerle perder el crédito y san Aderito, fué Eleucadio elegido para s u c e d e r l e .
la autoridad, no por esto desiste de su empeño. D e s p u é s de u n pontificado f a v o r e c i d o c o n a b u n -
Después de haber obrado el bien durante su vida d a n t e s g r a c i a s , m u r i ó e s t e s a n t o e n R a v e n a el d í a
y dado ejemplos de virtud á sus hijos, murió en el 14 de febrero del a ñ o 112.
Señor á los cincuenta y dos años de su edad, el día
14 de febrero de 1613. Sepultado su cadáver en el SAN AÜRENCIO, ABAD DE BITINIA - S e d e d i c ó p r i m e -
convento de su orden en Córdoba, y resplande- ro al e j e r c i c i o de l a s a r m a s , y d e s p u é s á l a v i d a
ciendo con los muchos milagros obrados, fué d e - de p e r f e c c i ó n e v a n g é l i c a , e n l a c u a l f u é d o c t o r y
clarado beato el año 1819 por la santidad de Pío VII. m a e s t r o . M u r i ó de u n a edad m u y a v a n z a d a el
a ñ o 470.
LOS SANTOS YIDAL, FELICOLA, Y CENÓN.-Fué el pri-
mero presbítero, y todos mártires en Roma en la SAN ANTONINO, ABAD—Fué n a t u r a l de S o r r e n t o e n
vía Ardeotina, en tiempo del emperador Diocle- Italia, y h a b i e n d o l o s l o n g o b a r d o s a r r u i n a d o el
ciano. Sus reliquias se conservan en el monaste- m o n a s t e r i o de M o n t e C a s i n o , s e retiró á u n y e r -
rio de Santa María de Serrateix, en el principado m o j u n t o á a q u e l l a c i u d a d , y allí, a d o r n a d o d e
de Cataluña, adonde fueron trasladadas desde s a n t i d a d y v i r t u d e s , m u r i ó el d í a 14 de f e b r e r o del
Roma el año 977, reinando en Barcelona el conde a ñ o 300. S u c u e r p o f u é e n t e r r a d o e n S o r r e n t o ,
Borrell, al cual habían sido regaladas. d o n d e e s t e n i d o e n g r a n v e n e r a c i ó n , por l o s c o n -
t i n u o s m i l a g r o s q u e o b r a el S e ñ o r por s u p a t r o -
SAN VALENTÍN, OBISPO DE TERNI, EN HUNGRÍA-Era cinio.
natural de Roma, y fué ordenado obispo el año
243 y enviado á Hungría, donde propagó las luces SAN MARÓN, ABAD ¡Y CONFESOR.-Moró e n l a s s o l e d a -
del Evangelio. Siendo ya de edad muy avanzada, d e s de la S i r i a á m e d i a d o s del s i g l o V.
y habiendo sobrevenido cruel persecución contra
la Iglesia, fué acusado, azotado, y estando en pri- SAN ABRAHÁN, OBISPO Y CONFESOR-Murió e n 422,
sión, lo sacaron una noche de ella, y en seguida siendo obispo de Carres.
lo degollaron por orden de Plácido, gobernador
de aquella ciudad, por los años 273. SAN CONRANO, OBISPO Y CONFESOR-Floreció e n l o s
p r i m e r o s s i g l o s d e la I g l e s i a .
LOS SANTOS PRÓCULO, EFEBO, Y A M O N I O — E s t a n d o
en la ciudad de Terni, velando el cuerpo del santo Día 15
obispo Valentín, recién martirizado, fueron dego-
llados por mandato del procónsul Leoncio. LOS SANTOS FAUSTINO, Y JOYITA, MÁRTIRES—San F a u s -
tino y s a n Jovita, f o r t í s i m o s m á r t i r e s del S e ñ o r ,
LOS SANTOS BASO, ANTONIO, Y PROTÓLICO.-Fueron fueron h e r m a n o s y m u y ilustres por sangre, y
ahogados en el mar de Alejandría, á los cuales m u c h o m á s por haber sido cristianos, y haber de-
junta Baronio algunos otros santos que fueron r r a m a d o l a s u y a p o r Cristo, c o n u n p e n o s o y
compañeros de aquéllos en los tormentos, y que prolijo m a r t i r i o q u e p a d e c i e r o n , h a b i e n d o s i d o
perecieron el mismo día que ellos, aunque con atormentados m u c h a s veces con penas atroces y
diverso género de muerte. e x q u i s i t a s , e n m u c h a s c i u d a d e s de Italia. N a c i e -
ron e s t o s b i e n a v e n t u r a d o s c a b a l l e r o s de J e s u -
LOS SANTOS CIRIÓN, PRESBÍTERO, BASIÓN, LECTOR, AGA- c r i s t o e n B r e s c i a , c i u d a d p r i n c i p a l de L o m b a r -
TÓN, EXORCISTA, Y MOISÉS, MÁRTIRES—Fueron quema- día. D e s d e n i ñ o s f u e r o n b i e n i n c l i n a d o s , m o d e s -
dos vivos en Alejandría, en el tercer siglo de la tos, v i r t u o s o s , u n i d o s e n t r e sí c o n el v í n c u l o d e
Iglesia. u n a h e r m a n a b l e c a r i d a d . A F a u s t i n o , q u e e r a el
m a y o r , o r d e n ó de s a c e r d o t e A p o l o n i o , o b i s p o de
SAN DIONISIO, Y SAN AMMONIO.—No se sabe de dón- aquella ciudad; y á Jovita de diácono. C o m e n z a -
de eran oriundos estos dos santos; pero parece ron l o s s a n t o s h e r m a n o s á e j e r c i t a r s u s oficios
fuera de toda duda, que fueron martirizados y de- c o n g r a n d e a p r o v e c h a m i e n t o de l o s p u e b l o s y edi-
capitados en España, en el lugar donde está hoy ficación d e l o s fieles, y m u c h o s g e n t i l e s , por s u
TOMO i 55
434 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
predicación, se convertían á nuestra fe, y deste- este milagro á Saturno, y llegarse á los santos con
rradas las tinieblas de su ignorancia, recibían la una estatua suya para que le reverenciasen, las
luz del sagrado Evangelio. Iba éste creciendo de fieras los asaltaron y mataron á bocados, y con
manera, que la religión cristiana florecía, y la de ellos á Itálico, principal autor de esta persecución,
los falsos dioses cada día iba en mayor [dismi- que iba en su compañía. Clamaban los gentiles á
nución, y la fama de los hermanos se extendía grandes voces y decían: «Saturno dios, ayuda á
por toda aquella comarca, y llegaba á algunas tus ministros;» mas su misma estatua quedó allí
ciudades más apartadas y remotas. Mas el de- en el suelo pisada de las bestias fieras, y bañada
monio, queriendo estorbar este feliz progreso, de sangre de sus sacerdotes. La mujer de Itálico,
movió á un ministro suyo y grandísimo enemigo llamada Afra, cuando supo la muerte de su mari-
de Cristo y de su Iglesia, que se llamaba Itálico, do, vino con gran furia al teatro donde estaba el
que persuadiese al emperador Adriano que lleva- emperador, y con voz lamentable y enojada le
se adelante la persecución contra los cristianos, dijo: «¿Qué dioses son estos que adoras, ¡oh empe-
que Trajano su predecesor había comenzado, y rador? Dioses que no pueden librar á sus sacerdo-
quitase la vida á Faustino y Jovita, que eran los tes, ni aun á sí mismos, y por ellos y por ti yo he
principales predicadores de aquella superstición, quedado hoy viuda.» Y así ella se convirtió á la
si quería tener propicios á los dioses y seguro fe, y otros muchos de los que estaban presentes,
su imperio. El emperador dio al mismo Itálico entre ellos Calocero, hombre principal en la corte
amplia comisión para proceder contra los dos y casi imperial, con gran parte de los criados y
santos hermanos y contra los demás cristianos, ministros. Y para que se viese que aquellas m a -
Llegado á Brescia Itálico, mandó prender á Faus- ravillas eran obras de Dios, que conserva la n a -
tino y Jovita; propúsoles el mandato del empe- tural crueldad en aquellas bestias, para que u s a -
rador, exhortóles á obedecerle, prometióles gran- sen de ella contra los gentiles, y fuesen mansas y
des dones si obedecían, y graves tormentos si blandas para con los santos; ellos les mandaron
lo dejaban de hacer; y hallándolos en la con- que sin hacer daño á ninguno saliesen fuera de la
fesión de la fe valerosos y constantes, no quiso ciudad, y así lo hicieron, y se fueron á los desier-
pasar adelante, hasta que el mismo emperador, tos. Mandó después de esto Adriano echar los san-
que iba á Francia, entrase en la ciudad de B r e s - tos en el fuego, y ellos estaban en medio de las
cia, así para saber de él su voluntad, como por llamas como en una cama regalada, alabando y
ser los santos personas tan ilustres y tan empa- cantando himnos al Señor. Echáronles de nuevo
rentadas. Vino el emperador, supo lo que pasaba, en la cárcel, y dieron orden de que no entrase na-
tentó inclinarlos á la adoración de sus dioses, y die á ellos, ni que se les diese cosa de comer ni
mandólos llevar al templo del sol, en el cual e s - beber, para que pereciesen de hambre y sed. Pero
taba una estatua del mismo sol, riquísimamente ¿quién puede contrastar contra Dios? Vinieron los
adornada, y en la cabeza tenía muchísimos rayos ángeles del cielo á confortar y alegrar á los esfor-
de oro fino que maravillosamente resplandecían. zados guerreros del Señor, alumbraron con luz
Hicieron los santos oración á Dios del cielo, y celestial aquellas mazmorras tenebrosas, y dieron
luego la estatua se paró como un hollín, y los mayor consuelo á los que estaban consolados, por-
rayos de la cabeza como un carbón. Espantóse que padecían por su Señor.
el emperador que estaba presente, y mandó á los Mas viendo el emperador la constancia de los
sacerdotes y ministros del templo que limpiasen mártires, y los muchos que por su ejemplo se ha-
la estatua del sol y sacudiesen aquel hollín; y en bían convertido á Cristo, y la parte que tenían en
poniendo ellos las manos en ella, luego cayó y la ciudad, temiendo alguna sedición, mandó m a -
se deshizo, y se convirtió en ceniza. Embraveció- tar á los que habían creído con Calocero, y llevar
se el emperador con este suceso, y condenó á los al mismo Calocero y á los santos hermanos Faus-
dos santos á las fieras. Echáronles cuatro leones tino y Jovita encadenados á Milán, para donde él
ferocísimos, los cuales, dando unos bramidos e s - se partía. Allí fueron de nuevo atormentados: atá-
pantosos, que hacían temblar á los gentiles que ronlos á todos tres en el suelo boca arriba, y echá-
allí estaban, se llegaron á los santos hermanos ronles plomo derretido con unos embudos por la
mansamente, y comenzaron á lamerles los pies; boca, para que les quitase la respiración y la vida;
echaron también leopardos, osos y otras bestias mas el plomo, como si tuviera sentido, no haciendo
fieras, y para irritarlas y hacerlas más crueles y daño á los mártires, quemaba á los crueles verdu-
bravas, les ponían hachas ardiendo á los costa- gos. Pusiéronlos en el potro y aplicaron planchas
dos; pero todas ellas eran como ovejas para los encendidas á sus costados; y Calocero, sintiendo
santos; y para los ministros del emperador fue- gravísimo dolor del fuego que le penetraba en las
ron tan bravas, que á todos los despedazaban. Y entrañas, dijo á Faustino y Jovita: «Rogad á Dios
queriendo los sacerdotes de los templos atribuir por mí, ¡oh santos mártires!, que este fuego me
DÍA 15 FEBRERO 435
atormenta mucho.» Y ellos respondieron: «Ten representar en Roma por algún negocio de impor-
fuerte, Calocero, que esto poco durará, y el favor tancia, confió esta misión á este santo, que era ciu-
del Señor será contigo.» Y así fué, porque luego dadano noble de ella. Llevóse á Roma á su esposa
se sintió Calocero recreado y tan confortado, que y demás familia. Durante el tiempo de su perma-
les dijo que no sentía dolor. Y por más que e c h a - nencia en la ciudad santa, no pudo menos de admi-
ron estopa, resina y aceite, y encendieron un gran rarse al ver el valor con que los mártires sufrían
fuego al rededor de los santos, todo perdió su los tormentos por confesar la fe de Jesucristo; y le
fuerza, y no fué parte para que ellos no estuvie- movió tanto esto, que rogó al obispo de Terni, san
sen muy contentos y alabasen al Señor; por lo Valentín, le instruyera en las verdades de la cris-
cual, muchos de los circunstantes, maravillados tiana religión, y después de bautizado él y toda
de lo que veían, y entendiendo que aquéllas no su familia, fueron todos degollados en la m i s -
eran ni podían ser obras de nuestra flaca natura- ma ciudad de Roma por haber confesado p ú -
leza, conocieron al autor y obrador de tan g r a n - blicamente la fe de Jesucristo. Fué su muerte el
des milagros, y se convirtieron. Y el emperador, año 273.
no sabiendo ya qué hacerse, y teniendo por afren-
ta ser vencido de los santos mártires, entregó á SANTA ÁGAPE.—Esta noble virgen de Terni, en
Calocero á un gobernador de los suyos, llamado Hungría, fué discípula de san Valentín, y bajo su
Antíoco, para que le martirizase, y partiéndose dirección vivía con otras doncellas en una especie
para Roma, mandó ¡levar tras sí á Faustino y Jo- de convento ó retiro, dedicada á ejercicios de
vita, y llegados á aquella ciudad, fueron de nuevo piedad, cuando habiendo los paganos muerto al
cruelmente atormentados, y visitados y consolados maestro, prendieron también y degollaron á las
del sumo pontífice. De allí los llevaron á la ciudad discípulas, que á la corona de la virginidad junta-
de Ñapóles, y de nuevo les dieron otros exquisitos ron la del martirio, el año 273. El cuerpo de santa
tormentos, y los echaron en el mar; mas el ángel Ágape se conserva en Hungría, en una iglesia d e -
del Señor los libró, y por virtud del mismo Señor dicada á su nombre, y su cabeza está en Roma
que peleaba en ellos, salieron vencedores y más en la basílica de los Santos Apóstoles.
puros y resplandecientes con los tormentos, como
el oro en el crisol. Finalmente, los volvieron á LOS SANTOS SATURNINO, CÁSTÜLO, MAGNO, Y LUCIO, MÁR-
Brescia, su principal ciudad, para que los que con TIRES,—Fueron martirizados en compañía de la
su vida y constancia se habían convertido á la fe santa anterior en la misma ciudad de Terni.
de Jesucristo, se encogiesen y atemorizasen con
su muerte. Esto pretendían los tiranos, y Dios por SAN QUINIDIO.—Natural de las Galias, era monje
este medio honrar é ilustrar y defender aquella del monasterio de Lerín, noble semillero de s a n -
ciudad, donde estos santos habían nacido, con la tos, cuando por expresa manifestación del cielo
sangre é intercesión y merecimientos de ellos. fué llamado al obispado de Vasas, en las mismas
Allí fueron degollados, y fuera de la puerta que Galias. Apacentó su grey con sabiduría y virtud,
va á Cremona, puestos de rodillas y encomendan- y fué en su tiempo el patriarca y el más venera-
do su espíritu al Señor, que les había dado fuer- ble ornamento de la iglesia galicana. Colmado de
zas para pelear valerosamente en tantas y tan du- virtudes y merecimientos, entregó su espíritu á
ras batallas, y ahora los hacía dignos de sí y les Dios el año 578, y el cielo testificó luego con m i -
daba corona de martirio, el cual fué á los 15 de lagros que su muerte había sido preciosa á los
febrero del año de nuestra salud de 122, según ojos del Señor.
Baronio; y el mismo día celebra la Iglesia su fies-
ta. El Martirologio romano dice que fueron mar-
SAN DECOROSO, OBISPO DE CAPUA— Floreció en el
tirizados por el emperador Adriano, y el Brevia-
siglo VII. Por aquel tiempo habían abrazado ya
rio romano que en la persecución de Trajano.Los
los longobardos la fe cristiana; pero en su inte-
tormentos de estos santos fueron tantos y duraron
rior y en muchos actos de su vida no podían aún
tanto tiempo, que pudo Trajano comenzarlos y
desarraigar las raíces de sus antiguos errores.
acabarlos Adriano; aunque lo más probable pare-
San Decoroso trabajó tan eficazmente para lograr-
ce que todo fué en tiempo de Adriano, el cual no
lo, que durante los treinta años de su episcopado
movió propia persecución contra la Iglesia, sino
fueron éstos los más ardientes votos de su cora-
continuó la que Trajano, su predecesor, había co-
zón. Sus sermones y sus exhortaciones á los l o n -
menzado; y así se pudo llamar persecución de Tra-
gobardos, llenos de unción, de caridad y de santo
jano, tomando el nombre de su autor.
celo, le atrajeron todos los corazones, y él los
(P. Ribadeneira.) reformó á todos, teniendo el consuelo de ver
coronados sus deseos y trabajos con un copioso
SAN CRATON.—La ciudad de Atenas, teniendo que fruto. El Señor coronó sus esfuerzos, llevándoselo
436 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
á la gloria el dia 12 de febrero del año 765, l l o - cielo vino á conocer que no había sino un Dios,
rado de todas sus ovejas, y venerado desde e n - criador de todas las cosas, y le comenzó á amar
tonces en Capua como uno de sus principales y desear servir, y se entretenía con él en su ora-
protectores. ción y lección de los libros buenos, y en visitar á
menudo su santo templo. Pues como Eleusio pi-
SAN SEVERO, PRESBÍTERO—Nacido y educado en Ra- diese por sus raras partes por mujer con muchas
vena, floreció desde niño con el don de milagros. instancias á Juliana, y sus padres juzgasen que
Habiendo ido á Roma á visitar el sepulcro de los ganaban mucho con aquel casamiento, por la ca-
santos apóstoles, fué ordenado sacerdote. Fué el lidad y riquezas de Eleusio, vinieron en ello, y
taumaturgo de su tiempo; y san Gregorio dice de concertáronle muy contra la voluntad y gusto de
él, que con sus lágrimas resucitó á un muerto, su hija; la cual, por dar tiempo al tiempo, y tener
hijo de un pobre anciano que estaba inconsola- alguna ocasión para salirse á fuera, dando mucha
ble. Después de una vida dedicada á la penitencia prisa Eleusio para que se celebrasen las bodas, le
y al servicio de los pobres, murió Severo en Roma envió á decir que ella no se casaría si primero no
el año 545. alcanzaba del emperador la dignidad de prefecto,
que era muy grande. Y aunque esta petición pa-
SANTA GEORGIA, VIRGEN—Era de Claromonte en recía nueva á Eleusio, por el encendido amor que
Francia, y floreció por los últimos años del siglo V. le tenía y deseo de casarse con ella, no la des-
Vivió mucho tiempo en la soledad, entregada á los echó, antes procuró que se le diese el cargo de pre-
ejercicios de penitencia, y murió rodeada de án- fecto, y él le compró con gran suma de dinero, y
geles que llevaron su preciosa alma á Dios. Ha- avisó á Juliana que ya él había alcanzado lo que
biéndose llevado su cuerpo á la iglesia de Claro- ella deseaba, y se podía casar con el prefecto.
monte para darle sepultura, todo el concurso fué Entonces, viendo la santa que este color y a c h a -
testigo de los prodigios con que manifestó el cielo que no bastaba para impedir el matrimonio, le
la santidad de aquella cuyas exequias se celebra- respondió que ella era cristiana, y que no pensa-
ban. Desde entonces se la veneró como santa, y la ba casarse, sino con un hombre que lo fuese; y
Iglesia autorizó luego su culto. así le rogaba que tomase la fe de Cristo, para que
aquel casamiento fuese dichoso y bienaventurado,
SAN JOSÉ, DIÁCONO DE ANTIOQUÍA—Fué ilustre por y los dos pudiesen vivir en una dulce unión y san-
su ciencia, y célebre en la Iglesia oriental por ta conformidad; porque de otra manera, siendo
la multitud de himnos que compuso, y que sirven de dos diferentes religiones, con los cuerpos esta-
aún para la celebración de muchas festividades rían juntos y con los corazones apartados. Turbó-
de aquella Iglesia. Fué acérrimo defensor del se en gran manera Eleusio con este recado, dio
culto de las santas imágenes, y padeció varias luego parte al padre de la santa virgen, y como
persecuciones por esta causa, hasta que descan- ambos á dos eran paganos y ciegos, y enemigos
só tranquilamente en el Señor á principios del si- de cristianos, no se puede creer el enojo y senti-
glo IX. miento que tuvieron contra Juliana. Hablóle el
padre primero con dulces y amorosas palabras, y
con todo el artificio que el amor de padre y celo
SAN SIGEFREDO Ó SIGREFEDO, OBISPO Y CONFESOR —
Apóstol de Suecia; floreció en el siglo X. de su falsa religión le daban, y procuró atraerla á
su voluntad, y que se casase con aquel caballero,
Día 16 y como esto no bastase, usó de espantos y amena-
zas, y al finde azotes y golpes, cárcel y prisiones;
SANTA JULIANA, VIRGEN Y MÁRTIR-En la ciudad de y finalmente, viendo que perdía tiempo, porque
Nicomedia hubo un caballero que se llamaba Juliana siempre respondía que no se casaría con
Eleusio: era senador y muy principal, y amigo de él si primero no era cristiano, la entregó á E l e u -
los emperadores, y juntamente muy dado al culto sio para que la castigase é hiciese de ella á su vo-
de sus falsos dioses. Queriéndose este caballero luntad.
casar, puso los ojos en una doncella hermosísima, Mandóla Eleusio traer, como prefecto, á su e s -
honestísima y de virginales costumbres, que se trado, y aunque con la cólera estaba inflamado,
llamaba Juliana, hija de Africano, persona muy cuando la vio delante de sí, maravillado de su ex-
ilustre, y no menos engañado que Eleusio en la tremada belleza, se reportó, y el fuego del amor
adoración de los demonios. La madre de Juliana comenzó á pelear con el fuego del enojo, y á r e -
era mujer, que ni era bien gentil, ni bien cristia- primirle y sujetarle. Díjole muy blandas y regala-
na; mas Juliana desde su niñez lo fué, porque das palabras, exhortóla á que le tomase por mari-
contemplando el orden, concierto y variedad de do, y que si ella quería ser cristiana, él no se lo
las criaturas, con su buen entendimiento y luz del estorbaría, y que él también se hiciera cristiano,
DÍA 16 FEBRERO 437
si no temiera á los emperadores, y perder por ello padre de la mentira, confesó la verdad, y dijo que
la vida; y que mirase que él le aconsejaba, como él era uno de los principales ministros de Sata-
padre y amigo, lo que le estaba bien; y que si no nás, que le había enviado, y el que había engaña-
lo hacía, lo pagaría con la vida, y acabaría con to- do á Eva, é incitado á Caín á la muerte de su her-
dos los tormentos que le pudiese dar. Todo esto mano, y á Nabucodonosor á levantar la estatua, y
no bastó para que la santa doncella, que ya estaba á Herodes á la muerte de los niños inocentes, y á
prevenida y confortada de su celestial esposo, se Judas á vender á su Maestro y después á ahorcar-
rindiese; antes cerrando los oídos á los silbos de se, y á los judíos á apedrear á Esteban, y á Nerón
aquella serpiente infernal, le respondió que no á matar á Pedro y Pablo; y finalmente, el que ha-
perdiese tiempo, porque aunque la matase, que- bía sacado de seso á Salomón con el amor loco de
mase, despedazase y echase á las fieras, no haría las mujeres. Todo esto dijo el demonio; y (si dijo
mudanza en lo que había dicho. Entonces el pre- verdad) bien se ve, que aunque es león bravo y
fecto, furioso por la saña, y como fuera de sí, la despedaza á los que se llegan á él y se fían de sus
mandó cruelísimamente azotar con nervios, di- garras, para los humildes y desconfiados de sí y
ciendo que aquellos azotes eran como principio armados del espíritu de Jesucristo no tiene fuer-
de los tormentos que había de padecer. Pero ella za, pues una delicada doncella le pudo atar y ven-
le respondió que esperaba en Dios que le daría cer; porque después que la santa virgen le hubo
fuerzas para sufrir cualesquiera penas, y que él oído, ató de nuevo al demonio y le dio muchos
se cansaría antes en atormentarla que ella en ser golpes, los cuales mostraba sentir aquella fiera
atormentada. Mandóla el juez colgar de los cabe- bestia, y se quejaba gravemente, porque habien-
llos, y tenerla así colgada buena parte del día, de do vencido á tantos era tratado tan vilmente de
suerte que le arrancó el pellejo de la cabeza, y los una, doncella; y se lamentaba de que Satanás le
ojos se le oscurecieron, y las cejas se le subieron hubiese enviado, sabiendo que no podía resistir á
á la frente; tras esto mandó quemarle los costados la pureza de aquella virgen y á la fuerza de su
con planchas de hierro encendidas, y atadas las sangre.
manos traspasarle los muslos con un hierro ar- Mandó el prefecto que si Juliana vivía se la tra-
diendo, y de esta manera llevarla á la cárcel. Aquí jesen delante, y ella vino trayendo tras sí el demo-
la santa virgen, viendo despedazado su cuerpo, y nio atado, y pareció en los estrados del prefecto
hecho un retablo de llagas y de dolores, se volvió sana y entera, como si ninguna cosa hubiera pa-
á su dulce esposo, y le suplicó que la favoreciese sado por ella, y con la misma hermosura que a n -
y la librase de aquellas penas, como había librado tes. Quedó atónito el cruel juez, y lo que era m i -
á Daniel de los leones, y á los tres mozos del hor- lagro y virtud de Dios atribuyólo, como ciego, á
no de Babilonia, y á santa Tecla de las bestias y hechizos y malas artes, y mandó encender un hor-
del fuego. Haciendo esta oración se le apareció el no y echar en él á la santa virgen; y ella, mirando
demonio en figura de un ángel del cielo, y le dijo á su dulce esposo con ojos blandos y amorosos,
que el prefecto había aparejado gravísimos y h o - derramando algunas lágrimas, le suplicó que la
rribles tormentos para ella, y que Dios no quería favoreciese en aquel trance; y luego el fuego se
que los padeciese, sino que en sacándola de la apagó, y con aquel nuevo milagro el pueblo que
cárcel luego sacrificase. Y preguntándole ella allí estaba se conmovió y comenzó á dar voces, y
quién era, le respondió que era ángel de Dios, y á decir que no había otro dios sino el Dios de J u -
que él le enviaba para que no pasase tan atroces liana, y se convirtieron quinientos hombres, á los
tormentos. Y como ella viese que aquel consejo cuales mandó luego allí matar el prefecto; y otras
no era de ángel de luz, sino de tinieblas, suplicó á ciento y treinta mujeres también abrazaron nues-
nuestro Señor que le descubriese su voluntad, y tra santa religión, y no quisieron ser inferiores á
quién era aquel que con máscara de ángel la que- los hombres. Todo esto era inflamar más el cora-
ría engañar. Luego oyó una voz del cielo que la zón del prefecto, el cual mandó echar á la virgen
dijo: «Confia, Juliana, que yo soy contigo; echa en una gran caldera que hervía; mas en ella la
mano y prende á ese que te habla, porque yo te santa halló refrigerio y alivio, y saliendo, por vir-
doy potestad para ello, y de él sabrás quién es.» tud divina, aquel licor hirviendo, dio en los mi-
A la oración de la santa se siguió la voz del cielo, nistros de justicia y en los otros gentiles que allí
y á la voz el milagro, porque luego Juliana se ha- estaban, y les quitó la vida. Cuando esto vio el
lló libre de sus prisiones, y sana, y se levantó del prefecto, no sabiendo más qué hacer, dio senten-
suelo, y vio al demonio atado delante de sí, y pren- cia que la cortasen la cabeza. Llevando la virgen
diéndole y asiendo de él como de un esclavo fugi- al suplicio, el demonio iba tras ella, incitando á
tivo, le comenzó á examinar quién era, de dónde los verdugos que la matasen por verse libre de
venía, y quién lo había enviado. Y el demonio, sus manos; y la santa virgen le miró con un a s -
forzado de la virtud invisible del Señor, con ser pecto severo y terrible, y el demonio comenzó á
438 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
temblar (¡oh potencia de la cruz de Cristo!), t e - Criador del cielo y de la tierra, respondió Hones-
miendo que de nuevo no le atormentase; y con to; que dio el ser á todas las criaturas: sin el cual
esto desapareció, y Juliana con grande alegría y no puede subsistir alguna de ellas, pues es Señor
regocijo de su alma hizo oración al Señor, é i n - de la vida y de la muerte. No así los dioses que
clinó su cuello á la espada; y así acabó y subió su adora vuestra profana religión y ciega gentilidad,
purísimo espíritu al cielo, para ser coronado con los que en realidad son demonios incapaces de
dos gloriosas coronas, de virgen y mártir. Des- tener divinidad.»
pués una buena mujer, que iba á Roma, llamada Quedó atónito Firmo al oir al misionero apos-
Sofía, pasando por Nicomedia, tomó sus sagradas tólico, y llevándole toda la atención los ecos de
reliquias, y edificó una iglesia y las colocó en ella; una doctrina que arrebata aun á primera vista
y el malvado Eleusio, prefecto, después fué casti- á todo el que se deje conducir sin preocupación
gado por la mano del muy Alto, y pagó aún acá por lo que dicta la razón, siguió preguntando á
en esta vida la culpa de su crueldad; porque n a - Honesto: «¿De qué secta ó religión eres tú, para
vegando por el mar, la nave en que iba, con una atreverte á proferir contra nuestros dioses s e m e -
gran tempestad pereció, y todos los que iban en jantes desprecios?» «Yo soy, le respondió el santo,
ella se ahogaron, y sólo él, para mayor miseria, profesor de la religión de Jesucristo, discípulo del
fué echado de las olas en un lugar desierto para insigne obispo de Tolosa Saturnino, por quien he
que fuese manjar de las fieras. sido bautizado, ó instruido desde mis primeros
Murió esta santa virgen de edad de diez y ocho años en las verdades infalibles contenidas en las
años, á los 290 del Señor, imperando Diocleciano santas Escrituras; por las que consta que el ver-
y Maximiano. Escribió su vida Metafrastes, y dadero Dios que os predico es el que crió de la
tráela Surio en su primer tomo. Hacen de ella nada todas las cosas visibles é invisibles, el cual
mención el Martirologio romano, el de Beda, es uno en esencia, y trino en personas, llamadas
Usuardo y Adón, y ponen su traslación á los 16 Padre, Hijo y Espíritu Santo: cuyo misterio p u e -
de febrero, y el cardenal Baronio en sus Anota- do enseñar á todo aquel que desee seriamente sa-
ciones, y en el tercer tomo de sus Anales; los grie- ber tan inefable arcano, aunque es verdad que sin
gos en su Menologio, á los 21 de diciembre; y san la gracia del mismo Espíritu Santo no puede a l -
Gregorio papa, escribiendo á Fortunato, obispo de guno comprenderlo; pero los dioses quiméricos
Ñapóles, hace mención de sus reliquias en las que adora la ciega gentilidad, son unos simula-
epístolas ochenta y cuatro y cinco del séptimo cros sordos y mudos, hechos de piedra, de leño,
libro. (P. Ribadeneira.) ó de metal á semejanza de sus artífices: los cuales
tienen ojos, pero no ven, oídos, pero no oyen,
SAN HONESTO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR—En la ciudad manos, pero no palpan, pies, pero no andan; en
de Pamplona, capital del reino de Navarra, es y sustancia, vanas estatuas, como aquellos que en
ha sido siempre célebre la memoria de san Hones- ellos confían.
to, en atención al honroso título de haber sido »También es artículo de nuestra santa religión,
maestro de san Fermín, uno de los más dignos siguió Honesto, que Jesucristo, hijo unigénito del
prelados que han florecido en las iglesias de Espa- Dios que os predico, nació en el tiempo predefini-
ña y de Francia. No nos consta de la patria, ni do de una virgen purísima, llamada María, quien
padres de san Honesto; pero sí de las funciones redimió al mundo de sus pecados á costa de su
apostólicas que eternizan su mérito. Conducíanse preciosa sangre, y triunfando de la muerte, del
un día los padres de san Fermín, que tenían la pecado y del demonio, sacó de su infame cautiverio
desgracia de ser infieles, á ofrecer sacrificio al á todo el género humano, que gemía bajo de él
dios Júpiter según los ritos paganos, y por una de desde el delito que cometió el primer hombre. Este
aquellas sabias disposiciones de la divina Provi- Señor es el verdadero Mesías prometido en la ley
dencia, vieron á Honesto, que estaba predicando y en los profetas del pueblo escogido, á quien Dios
al pueblo las verdades infalibles del Evangelio, y Padre dio todo el poder sobre el cielo y la tierra;
manifestándoles al mismo tiempo los crasos erro- el cual vendrá al fin del mundo á juzgar á todos
res de la idolatría. Asombrado Firmo, padre de los mortales para castigarles, ó premiarles s e -
san Fermín, de la generosa libertad con que de- gún sus obras. Esta es la religión verdadera y la
clamaba aquel sacerdote de Jesucristo contra las doctrina infalible que me ha enseñado Saturnino,
necias y ridiculas supersticiones del paganismo, discípulo de los mismos apóstoles, y me ha m a n -
siendo el primero en el orden y dignidad del s e - dado que la predique á los gentiles; para que cre-
nado de Pamplona, le dijo: «Si son nuestros dio- yendo en ella, y recibiendo el bautismo en el
ses, como afirmas, unas vanas estatuas revestidas nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu S a n -
de una cualidad quimérica, dinos: ¿cuál es el Dios to, puedan conseguir la eterna salvación á que
verdadero, á quien debemos dar culto?» «Este es el todo hombre aspira, la que les es imposible s i -
DÍA 16 FEBRERO 439
guiendo en los necios delirios de la idolatría.» tud del sacerdocio á su ilustre discípulo: y q u e -
Admirados Firmo, Faustino y Fortunato, com- dando edificado de su humildad, de su modestia y
pañeros de aquél en el senado, de la generosa li- de sus raras prendas, le dijo, al tiempo de despe-
bertad con que hablaba Honesto, efecto sin la dirle, casi las mismas expresiones que dio en su
menor duda de la verdad de sus proposiciones, informe su insigne maestro.
haciendo reflexión sobre la nueva doctrina que Acreditó Fermín en toda su conducta y en sus
oían, no teniendo razones con que rebatirla, le gloriosas expediciones la celestial doctrina y la
dijeron: «Si Saturnino, tu maestro, de quien he- piedad que había aprendido en la escuela de H o -
mos oído que obra maravillosos prodigios, nos nesto, testificando, en fin, con su misma sangre
asegurase lo mismo que tú predicas, acaso abra- aquella pureza de fe que imprimió en su corazón
zaríamos tu doctrina.» «Pronto está Saturnino, les el santo preceptor: quien, no menos dichoso que
respondió Honesto, á predicaros lo mismo, y á su discípulo, terminó su carrera con la corona
ilustrar las tinieblas de vuestros entendimientos, del martirio en el día 16 de febrero, de la que se
siempre que estéis prontos á reconocer la verdad.» hizo acreedor por el infatigable celo, y por la i n -
Manifestaron los senadores que querían oir aquel vencible fortaleza con que sostuvo la fe hasta la
celestial oráculo; y avisado por Honesto, se pre- edad más avanzada. No nos consta el año puntual
sentó en Pamplona, donde con la eficacia de su de su preciosa muerte, aunque se infiere que fué
predicación, con la multitud de sus milagros, y por los tiempos que padecieron martirio san S a -
con la santidad de su vida convirtió á cuarenta turnino y san Fermín, maestro y discípulo de este
mil personas. Mantúvose en aquella capital dos ilustre presbítero, cuya cabeza se tiene en grande
años, obrando en ella tantos prodigios, que m i - veneración en la iglesia de San Saturnino de Tolo-
llones de idólatras abrieron los ojos á la luz del sa, y varias de sus reliquias se conservan en otras
Evangelio; pero siéndole preciso retirarse á Tolo- diferentes de Francia, donde es célebre su m e -
sa, dejó en Pamplona á Honesto para que cuidase moria.
del cultivo de aquella viña recién plantada, á fin
de que rindiese abundantes frutos al padre de fa- SAN ONÉSIMO.— Filemón, amigo de san Pablo, t e -
milias; cuyo encargo desempeñó el santo presbí- nía por esclavo á Onésimo, quien después de haber
tero con tanta vigilancia y con tanto acierto, que robado considerablemente á su amo, se fugó á
parecía no dejar más que apetecer á su celo. Roma, donde encontró allí al apóstol san Pablo.
Tenía Firmo un hijo, llamado Fermín, á quien Onésimo era gentil, mas el apóstol lo convirtió, y
había administrado el bautismo Honesto; y cono- habiéndole confesado el delito que había c o m e -
ciendo que educado por éste haría grandes pro- tido, se arrepintió de él. Fué bautizado por Pablo,
gresos, le entregó á su dirección para que le i n s - quien lo remitió á Filemón con una carta tan r e -
truyese, así en las ciencias como en la religión. comendable y llena de tiernos sentimientos y e x -
Tomó á su cargo el santo y sabio presbítero la presiones, que hace mención de ella el Canon de
enseñanza de Fermín: dedicóse con extremo á los libros santos. Filemón, como hombre piadoso,
cultivar aquella noble planta que ofrecía desde se regocijó mucho al ver á su esclavo hecho c r i s -
luego indicios nada equívocos de lo que había de tiano, y no sólo le perdonó la ofensa que le había
ser en lo futuro; y aprovechándose del excelente hecho, sino á más le dio libertad, enviándolo otra
ingenio, del bello natural, y sobre todo de la i n - vez á Roma para que se reuniera con el apóstol
clinación del ilustre joven á la virtud, tuvo el con- san Pablo. Fué portador de una carta de éste á
suelo de ver en Fermín adelantamientos excesi- los colosenses, y después de haberle empleado en
vos á su edad: de suerte, que á los diez y ocho el ministerio evangélico, creóle obispo de Efeso.
años ya predicaba la palabra de Dios con admi- Distinguióse por su piedad y celo en favor de la
ración del pueblo, cuando la avanzada edad de religión, por manera que el santo obispo de Jeru-
Honesto no le permitía ejercer esta función a p o s - salén, Ignacio, hace de él un distinguido elogio.
tólica. Se cree que en tiempo de Trajano murió mártir
Considerando el santo presbítero que cada día en Roma.
crecía Fermín en la gracia especial de la predica-
ción, lo envió á Honorato, obispo de Tolosa, que LOS SANTOS ISAÍAS, ELÍAS, JEREMÍAS, SAMUEL, Y DANIEL,
había sucedido á san Saturnino, para que le c o n - EGIPCIOS.-—Habiendo servido voluntariamente á los
sagrase obispo, asegurándole que con el nuevo confesores sentenciados á las minas de Cilicia, al
carácter sería un vaso de elección destinado por volver de allí, y estando en Cesárea de Palestina,
Dios para la conversión de muchas gentes, como fueron presos y cruelmente atormentados por or-
lo tenía acreditado por su ardiente celo en dilatar den del gobernador Firmiliano, en tiempo del em-
el reino de Jesucristo. No necesitó Honorato otro perador Galerio Maximiano, por los años 310,
informe que el de Honesto para conferir la pleni- siendo al fin degollados.
440 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
SAN PORFIRIO, CRIADO DE SAN PANFILO, Y SAN SALEÜCO gollados todos en un mismo día, en la ciudad de
DE CAPADOCIA, MÁRTIRES—Murieron en la misma Antinópoli, y que todos eran monjes de un monas-
ciudad y poco después que los santos anteriores. terio vecino, que tenía por padre y cabeza á J u -
Habían ya sufrido otras veces varios tormentos, lián. San Juan Crisóstomo celebró el triunfo de
y ahora los martirizaron de nuevo, quemando al estos santos con una elocuente oración dirigida
primero y degollando al segundo. al pueblo de Constantinopla, el día de su festi-
vidad.
SAN GREGORIO X — F u é natural de Plasencia, y de
la ilustre familia de los Visconti. Después de una SAN FAUSTINO, OBISPO DE BRESCIA, EN ITALIA—Era
educación muy esmerada y de haber manifestado pariente de los santos Faustino y Jovita, é insigne
grandes virtudes, abrazó el estado eclesiástico. por sus virtudes y por el don de milagros. Murió
Siendo arcediano de Lieja, se pronunció con santo el año 370.
celo contra la vida irregular y escandalosa de su
obispo Enrique de Güeldres, que le maltrató y le SAN TANCÓN, Ó TATTA, OBISPO Y MÁRTIR—Fué marti-
obligó á ausentarse de aquella iglesia. Marchó rizado en Alemania en 815.
entonces Gregorio á reunirse con los cruzados; y
se hallaba en Palestina, cuando fué elegido papa Día 1?
el día 1.° de septiembre del año 1271, á instancia
de san Buenaventura, que conocía todo su mérito. SAN POLICROMO, MONJE—Fué el glorioso san Poli-
A. causa de la distancia que lo separaba de la c a - cromo discípulo del celebrado Zebena, y tanto le
pital, no fué consagrado hasta el 27 de marzo del imitó, que no representa tanto la cera la señal
año siguiente. Celebró este pontífice un concilio que el sello le hace, cuanto él la imagen de la
general en Lion, en mayo de 1274, al que c o n - vida y costumbres de su maestro. Vestíase de un
currieron los patriarcas de Antioquia y de Cons- cilicio que Santiago monje le d i o . Ardía continua-
tantinopla, quince cardenales, quinientos obispos, mente en el amor de Dios: desechaba y huía de
setenta abades y mil doctores, presididos todos las cosas terrenas, y sin cesar castigaba, como
por el papa en persona. En este concilio se decre- otro Pablo, su cuerpo. En todas ocasiones tenía
taron veinte constituciones tocante á la elección su alma y pensamientos sólo en el cielo, y siem-
de los obispos y á la ordenación de los clérigos. pre se ocupaba en la contemplación de las cosas
Los griegos se reunieron con los latinos, abjura- divinas; y aunque algunas veces estaba hablando
ron el cisma, aceptaron la fe de la Iglesia romana con otros, siempre su alma se reconocía unida
y reconocieron la primacía del papa. Tratóse tam- con Dios, sin jamás dejarle ni divertirse á otra
bién en la asamblea de regularizar y favorecer cosa.
las expediciones á la Tierra santa; y después de Vivía junto á la ciudad de Cirrho, donde era
la separación de los padres del concilio, que se obispo Teodoreto, famoso autor griego, y todas
concluyó en julio del mismo año, Gregorio empe- las noches pasaba velando y en pie, sin tener
zó á hacer preparativos para una nueva empresa, cuidado alguno de su salud. Viendo esto Teodore-
pero todos fueron inútiles, pues ya no se hizo to, lastimado y condolido de su flaqueza y vejez,
ninguna otra expedición general. Murió este papa con importunos y compasivos ruegos le persua-
en Arezzo de Toscana el día 10 de enero del año dió á recibir dos compañeros y discípulos, para
1276, célebre y recomendable por su piedad, su que tuviesen de él cuidado, y en su ejemplar vida
sabiduría y su amor á la pureza de la disciplina. maestro. Policronio condescendió con las súplicas
Es el primero que ordenó que después de la del obispo, con condición que los tales compañe-
muerte del pontífice se encerrasen en cónclave ros habían de ser hombres de gran virtud, y acos-
los cardenales, de donde no pudiesen salir hasta tumbrados á la vida del yermo. Convenidos, pues,
haber elegido sucesor; disposición ilustrada, que así Policronio y Teodoreto, eligió el obispo dos
impidió el que la santa sede estuviese largos i n - virtuosos mancebos, y de muy buena y ejemplar
tervalos vacante, y que evitó las intrigas y sedi- vida, llamados Moisés y Damián, y enviólos á
ciones á que con frecuencia se daba lugar. nuestro santo varón, para que le asistiesen.
A pocos días que con él estuvieron, no pudien-
SAN JULIÁN.—Fué consagrado obispo en el año 180 do sufrir el estar, como su santo maestro, toda la
de Jesucristo, y hallándose en una ciudad de noche orando en pie, determinaron dejarle. Fue-
Egipto durante la persecución del emperador Có- ron á él con esta su determinación, y le dijeron
modo, por los años 190, fué martirizado con todos que ellos no se hallaban con fuerzas para seguir
los demás cristianos que estaban presos, en n ú - vida tan rigurosa, y así, que con su licencia q u e -
mero de cinco mil. El Menologio griego dice que rían mudar de habitación; mas que le suplicaban,
san Julián y sus cinco mil compañeros fueron de- lastimados y piadosos, mirase por sí, midiendo
DÍA 17 FEBRERO 441
los trabajos con la flaqueza y delicadeza de su Su afabilidad y comedimiento con todos compe-
cansado y anciano cuerpo. A lo que respondió tía con su grande humildad, y ésta era tal, que á
Policronio: «De mí no hay que tener piedad algu- cuantos lo visitaban, de cualquier estado ó condi-
na, antes sí yo la tengo de vosotros, y así, no sólo ción que fuesen, pobres ó ricos, de alta ó baja e s -
os obligo a estar en pie como yo continuamente, fera, se les postraba á los pies. Y así sucedió, que
sino que muchas veces os mando que os asentéis yéndole á ver un día el obispo Teodoreto, y lle-
y viváis con descanso.» «¿En qué forma, respon- vando en su compañía un caballero rico y pode-
dieron ellos, estando tú en pie siempre, sin tener roso de aquella tierra, que vivía muy deseoso de
cuidado alguno de tus flacas fuerzas, siendo tan verle y venerarle, por las grandes noticias que el
viejo, podremos descansar nosotros, que somos obispo le había dado de su virtud, como llegase el
mancebos robustos?» Al fin Moisés, ayudado de tal caballero á su presencia, el siervo de Dios se
la divina gracia, perseveró en su compañía, y postró humilde á sus pies, y puestas las manos al
como á padre, señor y maestro, le sirvió y en cielo y los ojos en la tierra, le pidió le concediese
todo imitó el resplandor de sus divinas virtudes; lo que le quería pedir. El caballero, confuso y aun
y Damián se fué á un pueblo que se llamaba corrido de verlo así, lo hizo levantar, prometién-
Niara, y vivió en una estrechísima celda, flore- dole con juramento hacer cuanto le pidiese. E n -
ciendo en él la doctrina que de Policronio había tonces Policronio dijo: «Lo que te ruego es que
tomado, y aquella mansedumbre, simplicidad y ruegues á Dios por mí.» El caballero entonces, hi-
modestia que tenía, su facilidad y suavidad de riéndose en la frente con humildad, le pidió le ab-
hablar y persuadir, el continuo pensamiento en solviese de la palabra y juramento, porque se juz-
las cosas divinas, el levantar el ánimo siempre á gaba indigno aun de rogar por sí: tanto como esto
ellas, el trabajo, las vigilias y pobreza, con que conseguía su humildad: hacer humildes de los so-
ambos fueron, como discípulos de tal maestro, berbios y poderosos del mundo.
insignes en santidad. Era tanto el amor con que servía á nuestro S e -
Policronio, pues, volviendo á nuestra historia, ñor, que por enfermedad ó indisposición que t u -
perseverando en la vida y contemplación dicha, viese, jamás dejó de ejercitarse con los mismos
pidió á un hombre le llevara un gran tronco de trabajos y penitencias. Al fin en su ya consumada
una encina, sin decirle para qué, y orando toda la ancianidad, consiguieron de él los ruegos de Teo-
noche, lo tenía sobre sus hombros, y á la mañana doreto licencia de edificarle una celda, donde se
dejaba carga tan pesada: éste fué el alivio que dio mudó después. Aquí, como más cercano á la ciu-
á su cuerpo, sobre las piadosas y cariñosas súpli- dad, fué mucho más conocida su santidad venera-
cas de sus discípulos: añadirle á las vigilias, ayu- ble, por los muchos milagros que Dios por él obra-
nos y penitencias, una tan pesada y molesta car- ba, y así eran infinitos los presentes que le hacían
ga todas las noches. Procuró Teodoreto, compade- de regalos y dineros, haciéndole los que morían
cido y piadoso, quitarle aquel tronco de encina; dueño de sus haciendas; mas nunca el varón de
mas fueron vanos sus ruegos, que no era Policro- Dios quiso admitir ni recibir cosa alguna, ni se
nio de los que fervorosos emprenden hoy una halló jamás tener otra cosa que un pobre y vil
virtud y penitencia, para dejarla mañana, pqrque vestido: hasta el cilicio que Santiago monje, como
sabía muy bien que en el perseverar está la coro- ya dijimos, le había dado, se lo volvió, porque le
na, no en el emprender. parecía estaba bien tejido. Su abstinencia era tan
Por este tiempo hubo en aquella tierra tan gran grande, que afirma Teodoreto que cuantas veces
sequedad, que por la falta del agua no fructificaba le visitó, que fueron muchas, nunca le halló más
la tierra; y como fuese notoria la virtud y santi- que dos dátiles. Al fin, lleno de méritos y virtudes
dad admirable de Policronio, resolvieron los s a - en servicio de nuestro Señor Jesucristo, acabó
cerdotes acudir á él por remedio, como lo hicie- felizmente esta miserable vida, y se fué á gozar
ron, acompañados del gobernador de Antioquía: de la eterna gloria el día 17 de febrero, en que se
ésie, llegando á su presencia, le puso delante un celebra su fiesta. Escribió su vida Teodoreto en
vaso, para que lo bendijese: bendijolo Policronio, su Filoteo, traducido por Alberico Longo, y la
pareciendo su bendita mano la de otro divino pro- trae Sanctoro y otros.
feta Elíseo, pues al instante el vaso se vio lleno Es tan admirable Dios en sus santos, que para
de aceite, con tal abundancia, que de lo que rebo- manifestar sus maravillas en ellos, parece hacer
saba se llenaron otros vasos que allí pusieron, y cada día nuevos Adanes; pues en la flaqueza y
á no faltar vasos, tampoco hubiera faltado para deleznable ser del primero, no hay entendimiento
ellos aceite: de tan liberal mano venía el don mi- humano que persuadirse pueda á que caben hom-
lagroso: así se volvieron remediados, gozosos y bres de bronce, ó ángeles en carne mortal: tal
satisfechos de la santidad del siervo de Dios, á parecerá Policronio á cualquiera que hubiere con
quien por todo rindieron las debidas gracias. atención leído su vida, pues no comer ni dormir,
TOMO I 56
442 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
orar de día y de noche, y siempre permanecer en distinguida familia del Langüedoc. Pasó sus pri-
pie, sin permitir descanso alguno á su cuerpo, y meros años en la corte de Tierri II y Clodoveo III,
añadir á la vejez y á penitencia tanta la pesada donde conservó siempre la pureza de su alma y la
carga de un tronco de encina todas las noches, integridad de sus costumbres. Sus bellas prendas
esto, ¿qué es todo, si no es ó ser un nuevo Adán le granjearon el aprecio del rey y de toda la corte,
hecho de bronce, ó un ángel en carne mortal? Y y su raro mérito hacía que las más ilustres fami-
supuesto que nada de esto era, si no es un h o m - lias solicitasen el honor de su alianza. Celebró á
bre mortal, afrenta de los que buscan sólo el instancias de sus padres esponsales, y pronto d e -
regalo en los manjares, y la blandura en el lecho, bía efectuarse el matrimonio, cuando siguiendo
resta sólo que tomemos ejemplo de su vida, y ala- de repente sus impulsos de perfección, y más que
bemos á Dios en sus santos, pues es tan admirable todo los designios que el Señor tenía sobre él,
en ellos, y nos dispongamos y determinemos á abandonó la falsa gloria del mundo, y recibió ór-
servirle, sabiendo que todo se consigue con su denes sagradas. Elevado al sacerdocio, se desterró
divina gracia. (P. Ribadeneira.) voluntariamente de su patria, emprendió varias
peregrinaciones á los más célebres santuarios de
SAN PEDRO TOMÁS, OBISPO—Nació en Sales, en el Europa, y por último se fué á Tierra santa. Al
Perigord, á principios del siglo XIV, y se dedicó pasar por Roma, de vuelta de su viaje, conociendo
á la carrera eclesiástica. Regentó cátedras de filo- el papa la eminente virtud de san Silvino y sus
sofía y teología en Burdeos y otras ciudades de raros talentos, le consagró obispo apostólico, r e -
Francia. Los papas Clemente VI ó Inocencio VI le cibiendo la particular misión de predicar á los
confiaron comisiones espinosas que desempeñó gentiles en todas las partes del mundo conocido.
con el mayor celo. El segundo le nombró para la Por espacio de cuarenta años anduvo viajando y
embajada de Constantinopla, y Pedro Tomás logró haciendo innumerables conversiones, mortifican-
que el emperador Juan Paleólogo abjurase el c i s - do su cuerpo con extraordinaria aspereza, y vivi-
ma y se sometiese á la Iglesia romana. En Chipre ficando sus palabras con santos y continuados
coronó por rey á Pedro de Lusiñán, y fué donde ejemplos. Por fin, después de haber trabajado con
proyectó y activó la cruzada de 1365. Los cristia- asombroso fruto en Aquitania, en Italia y otras
nos partieron de Rodas y se apoderaron de A l e - varias y apartadas regiones, sintiéndose ya debili-
jandría. Pedro Tomás llevaba el estandarte de la tado por los años y las fatigas, no pudiendo c o n -
cruz en medio del ejército y fué herido gravemen- seguir la corona del martirio, que tanto había
te. Al momento decayó el ardor de los fieles y se deseado, se retiró á Auch, en el condado de Artois,
volvieron á Chipre, donde Pedro Tomás fué a c o - y habiendo caído enfermo, entregó su espíritu al
metido de una ardiente calentura, y murió en 6 Criador el día 15 de febrero del año 718. Su m e -
de enero de 1366, grande por su valor, por su celo moria fué sumamente venerada, y su sepulcro
y sus virtudes. visitado por un inmenso concurso que iba á i m -
plorar la eficacia de su patrocinio.
SAN JULIÁN.—La constancia y valor con que los
mártires sufrían los tormentos era un medio de SAN TEÓDÜLO, EL YIEJO—Era de la familia del g o -
que se valía la divina Providencia para aumentar bernador de Cesárea Firmiliano, quien lo mandó
más y más el número de los cristianos. Así s u c e - clavar en una cruz, porque le reprendía las cruel-
dió en Julián de Capadocia. Catecúmeno ya, entró dades que ejercía con los cristianos, y confesaba
cierto día en Cesárea de Palestina, en ocasión en públicamente á Jesucristo. Este santo murió en
que algunos cristianos acababan de derramar su Cesárea de Palestina por los años 309.
sangre en testimonio de la fe. Lleno de esta misma
fe acude al lugar del suplicio, besa con respeto y SAN ALEJO FALCONERI, CONFESOR.-Fuó uno de los
veneración los cuerpos de aquellos mártires cuyas siete fundadores del orden de los siervos de María.
almas estaban gozando ya de su Dios. Visto esto Era natural de Florencia y murió en la misma
por los guardias, le prendieron y presentaron al ciudad, á la edad de ciento y diez años, favorecido
gobernador Firmiliano, quien al ver que abundaba en la hora de su dichoso tránsito con la presencia
en los mismos sentimientos cristianos que los de- de Jesucristo y de los ángeles.
más, mandó fuese inmediatamente quemado á fue-
go lento. Con la mayor alegría de su alma entró SAN FAUSTINO, Y OTROS CUARENTA Y CUATRO COMPA-
en la hoguera, expirando en ella cantando las mi- SEROS, MÁRTIRES—Murieron en Roma, pero se i g -
sericordias del Señor. Según Eusebio fué martiri- noran sus nombres y la época de su muerte.
zado en Cesárea el año 308.
LOS SANTOS DONATO, SECUNDIANO, Y RÓMULO - R e c i -
SAN SILYINO—Nació en Tolosa de Francia, de una bieron la corona del martirio en Concordia, c i u -
DÍA 18 FEBRERO 443
dad de Italia, en el territorio de Venecia, el año á los azotes y tormentos, y después muriese en
303. Con ellos derramaron también su sangre una cruz, como murió, imitando al mismo Señor,
otros ochenta y seis cristianos, por no haber que- en los 18 días del mes de febrero, en que la santa
rido ofrecer incienso á los ídolos. Iglesia celebra su fiesta, en el año del Señor de
109, y en el décimo del imperio de Trajano. Nicé-
SAN FINTANO.—Fué presbítero y abad de un mo- foro Calixto escribe el martirio de este santo, y los
nasterio de Escocia, y floreció durante el siglo VI; Martirologios romanos y los demás hacen mención
fué admirable modelo de penitentes y de ilustres de él. (P. Ribadeneira.)
confesores.
LOS SANTOS MÁXIMO, Y CLAUDIO, HERMANOS, Y PREPEDINA,
SAN LOMAN Ó LÜMÁN, OBISPO Y CONFESOR-Irlandés MUJER DE CLAUDIO, CON DOS HIJOS, ALEJANDRO, Y CUCIAS—
del siglo V. En la cruel persecución que movió á la Iglesia el
emperador Diocleciano, estos santos, que descen-
Día 18 dían de una familia distinguida, por no querer dar
culto á los ídolos fueron presos y desterrados de
SAN SIMEÓN, OBISPO Y MÁRTIR—La vida y martirio Roma. Habiéndose establecido en la ciudad de Os-
de san Simeón, obispo de Jerusalén, escribe H e - tia, continuaban ejerciendo su caridad publicando
gesipo, autor antiquísimo, y refiere Eusebio Ce- la fe de Jesucristo; lo que sabido por el empera-
sariense en su Historia eclesiástica de esta m a n e - dor mandó fuesen presos otra vez, y quemados
ra: Fué san Simeón hijo de Cleofás, y primo, según vivos, en cuyo tormento entregaron sus espíritus
la carne, de Cristo nuestro Redentor, y de tan al Criador. Los idólatras arrojaron sus cenizas al
santa vida y tan altos merecimientos, que muerto río; mas recogidas después por los cristianos, las
por los judíos Santiago el menor, primero obispo colocaron en un sepulcro junto á la misma c i u -
de Jerusalén, por haber confesado públicamente dad de Ostia, siendo objeto de la mayor venera-
con gran libertad á Jesucristo, los apóstoles y dis- ción de los fieles.
cípulos del Señor, que en aquella sazón vivían,
juntándose de diversas partes, le eligieron por su- LOS SANTOS LUCIO, SILVANO, RÚTULO, CLÁSICO, SECUNDI-
cesor de Santiago y segundo obispo de Jerusalén. NO, FRUTULO, Y MÁXIMO. - M u r i e r o n por la fe de Jesu-
Gobernó santísimamente algunos años aquella cristo en África, en tiempo de la persecución de
Iglesia, hasta que la ciudad fué destruida por Ves- los vándalos.
pasiano y Tito, que después fueron emperadores,
y vivió hasta el imperio de Trajano, el cual por SAN ELADIO.—Español, de una distinguida familia
razón falsa de estado persiguió crudamente á los goda, pariente del rey Leovigildo, renunció en su
cristianos, como á enemigos de sus dioses, y á to- juventud el brillante porvenir que le ofrecían su
dos los judíos que descendían del linaje de David, cuna y sus talentos para abrasar la vida monás-
por haber entendido que de él había de nacer un tica. En ella se hizo recomendable por sus virtu-
Rey y Mesías tan poderoso, que librase aquel pue- des heroicas, y particularmente por la humildad
blo de servidumbre y le magnificase y engrande- profunda que dominaba todas sus acciones. Muer-
ciese. Fué acusado Simeón, siendo de ciento y to el arzobispo de Toledo, fué elegido Eladio para
veinte años, delante de Ático, consular y teniente sucederle, y se mostró tan grande desde esta dig-
del emperador, por ambos títulos: por cristiano y nidad, que todos admiraban y veneraban en él un
por pariente de David. Pasó Ático muchas pláti- pontífice santo, elegido por Dios y favorecido e s -
cas con Simeón, para persuadirle que dejase la fe pecialmente con abundantes gracias del cielo. Mi-
de Cristo y obedeciese al cesar; y como las pala- sericordioso, compasivo, pero al mismo tiempo
bras no fuesen de efecto, le mandó muchas veces celoso é ilustrado, regularizó la disciplina y las
y por muchos días azotar y dar otros graves tor- costumbres públicas, tan maleadas después de
mentos, los cuales el santo viejo padeció con tan aquellos años de turbulencias y devastación. En
admirable serenidad y constancia, que el mismo la corte, en los palacios de los grandes y en las
juez y circunstantes se maravillaban cómo un chozas del pobre, era mirado como el padre y el
cuerpo de tanta edad y tan consumido pudiese su- oráculo de todos, y su ascendiente sobre los pue-
frir penas tan atroces y duras. Mas el Señor, que blos le proporcionaba frecuente ocasión de ser
á tantos niños delicados y doncellas tiernas dio arbitro de paz entre encarnizados enemigos. Su
esfuerzo para pasar por su amor por agua y fue- pontificado duró diez y ocho años, y acabó su vida
go y por todos los tormentos que la ingeniosa y en Toledo el día 18 de febrero del año 631. En sus
bárbara crueldad de los tiranos supo inventar, ése exequias obró el Señor muchos milagros que ates-
mismo esforzó y alentó á san Simeón en aquella tiguaron la santidad del esclarecido prelado; y san
decrépita edad, para que resistiese varonilmente Ildefonso, á quien Eladio acababa de admitir en
444 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
el número de los levitas, cantó en hermosos versos siendo siempre eficaces sus tareas, porque s i e m -
latinos las glorias del difunto. pre iban acompañadas de sus edificantes ejem-
plos.
SAN FLAYIANO.—Era sacerdote de Constantinopla, Precisóle Gonzalo, obispo de Coímbra, sucesor
cuando por muerte del patriarca Proclo fué elegi- de su tío, á que admitiese el priorato ó curato de
do para aquella dignidad el año 447. En 448 con- la misma iglesia de Santa María, sin dar oídos á
vocó un concilio, que principió el 8 de noviembre, su humilde resistencia; y creyéndose Teotonio
en el cual Eusebio de Dorilea declaró á Eutiques más obligado por el nuevo empleo á ser un m o -
culpable de una nueva herejía. El 22 del mismo delo perfecto del estado eclesiástico, lo consiguió
mes Flaviano y todo el concilio pronunciaron á expensas de una conducta irreprensible; pero
sentencia de anatema y deposición contra Euti- no satisfecho de velar de continuo sobre sus s u b -
ques, después de haberle convencido de confundir ditos para que desempeñasen el carácter de su
maliciosamente las dos naturalezas en Jesucristo. profesión, siempre solicito, y siempre ansioso de
El 8 de agosto de 449 fué el mismo Flaviano d e - que se celebrasen los divinos oficios con la mayor
puesto en el conciliábulo de Efeso, abofeteado, pi- decencia, dio á su iglesia preciosísimas alhajas de
soteado y tan cruelmente maltratado, que tres su propio patrimonio.
días después, el 11 de agosto de 449, murió por el Quiso visitar personalmente los santos lugares
camino del destierro á que lo habían mandado. de Jerusalén: y habiendo dejado en el priorato á
La Iglesia venera su memoria entre los más i l u s - un compañero suyo llamado Honorio, partió á sa-
tres defensores de la fe católica. tisfacer su devoción en traje de peregrino, hacien-
do este viaje con mucha pobreza, y predicando
LOS SANTOS LEÓN, Y PAREGORIO, MÁRTIRES—Habla de humildad y penitencia en su vestido y en su porte.
ellos Bollandos; florecieron en el siglo III. Con la vista de aquellos monumentos de nuestra
dicha, y con la consideración de los misterios que
SAN TE0T0NI0, PRIOR DE COÍMBRA.-San Teotonio, en ellos obró nuestro Redentor, se renovaron en
honor del estado eclesiástico, y decoroso orna- el corazón de Teotonio los afectos de la más tierna
mento de los canónigos reglares de san Agustín, piedad, á que fueron consiguientes el tedio y el
nació en la provincia de Galicia por los años disgusto de todas las cosas de la tierra. De aquí
1080. Fueron sus padres Obeco y Eugenia, ambos provino, que habiendo vuelto de su laboriosa e x -
descendientes de las familias más nobles del país, pedición, por más que le rogó y le suplicó Honorio
á la que añadieron la distinción de sus sobresa- sobre que tomase el priorato, siempre se mantuvo
lientes virtudes, y en fuerza de ellas no omitieron inflexible en no admitirle, por no verse en la pre-
medio alguno de cuantos pudieran contribuir á cisión de ejercerlos oficios de superior: bien que
dar al niño una educación tan propia de su piedad no por esto dejó de predicar la palabra de Dios á
como de su ilustre nacimiento; pero su bello na- su pueblo, de socorrer á los pobres, de visitar á
tural y su inclinación á todo lo bueno facilitaron los enfermos, en sustancia satisfizo todas las fun-
más que todo el efecto de sus sanas intenciones. ciones de su ministerio eclesiástico sin aceptación
Habíalo prevenido Dios con sus más dulces ben- de personas.
diciones, y correspondiendo á ellas fielmente Teoto- Tenía Teotonio muy presente la memoria de los
nio, sé dejó admirar desde sus más tiernos años venerables lugares de la capital de Palestina; y no
por sus santísimas costumbres verdaderamente pudiendo olvidar aquellos tiernos afectos de devo-
inmaculadas. ción que concibió con su vista, volvió segunda
Dedicáronle sus padres á la carrera de las l e - vez á visitarles, á fin de imprimir nuevamente en
tras, y encargándose de sus adelantamientos su su corazón la dolorosa pasión y muerte de J e s u -
tío Crescencio, obispo de Coímbra, le dio por cristo, que era la materia más frecuente de sus
maestro á su arcediano Tello, hombre ejemplar meditaciones. La misma diligencia practicó en
y doctísimo, bajo cuya enseñanza hizo el ilustre todos los lugares memorables de la Tierra santa:
joven grandes progresos, así en las ciencias como y volviéndose á Jerusalén, se mantuvo algún tiem-
en la virtud. Murió Crescencio cuando se hallaba po en la iglesia del Santo Sepulcro, propia de los
ya Teotonio instruido perfectamente, y pasando canónigos reglares que en ella estableció Godefri-
de Coímbra á la ciudad de Viseo, incorporado en do cuando recuperó la ciudad santa, ocupándose
el clero de la iglesia de Santa María, ascendió por en fervorosas oraciones, y en la más alta contem-
sus méritos á la dignidad del sacerdocio. Luego plación de las eternas verdades. Edificados aque-
que se vio revestido con el sagrado carácter sólo llos canónigos de la conducta y de la devoción del
pensó en hacer una vida más perfecta, y no t e - santo, le suplicaron encarecidamente que se q u e -
niendo ocioso el ministerio que había recibido, dase en su compañía; pero aunque sus deseos no
trabajó sin cesar en la salvación de las almas, eran otros, con todo les respondió que por enton-
DÍA. 18 FEBRERO 445
ees no podía condescender con sus ruegos, hasta chos cristianos mozárabes, esto es, de los que
dejar dispuestas todas las cosas de su casa. vivían mezclados con los árabes. Súpolo el santo
Partió á este fin á España, y llegó á Coímbra en prior, y aunque nunca se dejó ver fuera de la
tiempo que su maestro, el arcediano Tello, con puerta de su monasterio, saliendo en esta ocasión
otros varones piadosos, había dado principio al el rey, le ponderó de tal suerte el grande pecado
monasterio de Santa Cruz con anuencia del rey que cometía un monarca católico en traer cauti-
Alonso I y del obispo de la ciudad, con el noble vos á los cristianos, que compungido Alfonso al
objeto de dedicarse al servicio del Señor bajo la oir tan justa reprensión, dio libertad á más de mil
regla de san Agustín; y conociendo todos los inte- hombres, sin contar los niños, ni las mujeres;
resados en el establecimiento que podía Teotonio pero no satisfecho el santo con esta acción verda-
dar mucho lustre á aquella nueva casa, le per- deramente heroica, les dio sitio para que habitasen
suadieron que desistiese de su propósito sobre cerca del monasterio, y les mantuvo muchos años
volver á Jerusalén, cuando podía ser útil á m u - como si fuese padre de todos.
chos en su misma patria. Cedió el santo á las s ú - Mucho contribuyó para dar más realce á la
plicas de sus amigos; y habiendo distribuido sus eminente virtud de Teotonio la multitud de prodi-
bienes parte en la iglesia de Viseo, parte en los gios que hacía diariamente, sanando maravillosa-
pobres y parte en la fábrica de Santa Cruz, se mente á innumerables enfermos, expeliendo á los
unió á la ilustre colonia que entró á poblar aquel demonios de los cuerpos humanos que atormenta-
célebre monasterio. Tratóse de la elección de ban, y librando á no pocos cautivos cristianos del
prior, y recayó ésta, por consentimiento común de poder de los agarenos: no siendo el menor de
todos, en la persona de Teotonio, muy contra su todos sus portentos la inalterable tranquilidad que
voluntad. En vano solicitó excusarse por cuantos conservaba en medio de una multitud de gentes
medios le sugirió su profunda humildad, Confesan- de toda clase, que concurría al monasterio á ver
do ingenuamente su ineptitud y su debilidad para al siervo de Dios para aprovecharse de las s i n g u -
el desempeño del empleo, porque como á todos lares gracias que le concedió el cielo, y de sus
constaba su eminente virtud y su consumada pru- saludables instrucciones: pareciendo á todos en
dencia, insistiendo en la elección, le fué preciso las dulces palabras con que les hablaba, y en los
obedecer. amorosos afectos con que atendía al socorro de
Luego que el santo se vio á la frente de aquella sus necesidades, que trataban, no con un hombre,
ilustre comunidad, todo su pensamiento y todo su sino con un ángel en carne humana. Por este alto
conato fué dar todo el lleno á la alta idea de concepto se granjeó la estimación de todo el reino
perfección á que conspiraba la regla que había de Portugal y de Galicia, donde era venerado
abrazado. Creyóse obligado por su empleo á pro- como oráculo celestial; pero distinguiéndose sobre
mover en sus subditos la vida común, que era el todos en el aprecio el rey Alfonso I, no intentaba
punto principal del establecimiento; y aplicando empresa alguna que no fuese con aprobación del
todas sus atenciones á la consecución de este fin, ilustre prior, en cuyos méritos tenía colocada su
lo consiguió con sus sabias y prudentes exhorta- confianza. Sitió este religioso príncipe la fortaleza
ciones, tanto más eficaces, cuanto acompañadas de Santarem, ocupada por los moros; y manifes-
siempre de sus grandes ejemplos. En efecto: la tando al santo que determinaba dar el peligroso
justificada conducta del nuevo prior, la inocencia avance, después de largo tiempo que la tuvo cer-
de sus costumbres, la puntual asistencia á los cada, para que le ayudase con sus poderosas ora-
oficios divinos, el particular amor que profesaba ciones: hechas éstas con toda su comunidad á pie
al retiro, su evangélica pobreza, y sobre todo descalzo en el mismo día del asalto, entró triun-
aquel ardiente celo que manifestaba por la disci- fante el rey en aquella importantísima plaza. No
plina regular, pero siempre templado con una fué esta sola la gloriosa empresa que consiguió
suma prudencia y con una santa suavidad, hicie- Alfonso con la protección de Teotonio: coligáron-
ron amables sus preceptos, al mismo tiempo que se cinco reyes moros para detener los progresos
dieron á conocer cuánto puede en una comunidad del valeroso príncipe; y recurriendo éste á las po-
el ejemplo de un superior prudente y santo. derosas armas de la oración del santo, consiguió
Aunque en todo género de virtudes se hizo el de todos una completa victoria, llegando á ser el
ilustre prior digno de la admiración de todos, en terror de las lunas agarenas.
la que brilló incomparablemente fué en amorosa Deseaba Teotonio descargarse del cargo de s u -
caridad para con los pobres, y en la compasión perior para dedicarse únicamente al servicio del
para con los miserables. Hizo el rey Alfonso de Señor: rogó, suplicó, y pidió á su amada comuni-
Portugal, hijo del grande Enrique, varias expedi- dad que le concediesen este consuelo; y admitida
ciones contra los moros de Andalucía; y volviendo su renuncia, después que disfrutó su sabio y pru-
victorioso, trajo entre los cautivos africanos m u - dente gobierno en el dilatado tiempo de veinte
446 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
años, hizo que se eligiese en su lugar á su discí- sa. Allí se mantuvo en grande veneración hasta
pulo Juan Teotonio, varón verdaderamente digno el año 1630: del que le trasladaron los canónigos
de sucederle en el empleo. Libre ya del peso que reglares á un magnífico sepulcro de jaspe primo-
tanto le afligía, se entregó á los excesos de su rosamente trabajado, excepto un brazo, que se dio
fervor y á una mortificación sin límites, pasando á la iglesia de Viseo, donde había sido cura.
en oración los días y las noches, gozando, por
medio de su íntima comunicación con Dios, aque- Día 19
llos destellos de la bienaventuranza con que el
Señor endulza los rigores y los trabajos de sus SAN CONRADO PLACENTINO, CONFESOR.-Como es Dios
fidelísimos siervos. De aquí provenían aquellos admirable en todos sus santos, lo fué mucho en la
frecuentes raptos y aquellos admirables éxtasis conversión y vida de san Conrado, confesor, el
que padecía de continuo el santo, indicios nada cual nació en la ciudad de Plasencia, en Italia, de
equívocos del encendido amor con que se hallaba padres nobles, y en la misma ciudad se casó y vi-
abrasado, prorrumpiendo muy de ordinario en vió mucho tiempo como los demás ciudadanos.
aquellas expresiones del real profeta: «Me he ale- Era dado grandemente á la caza, gustando de ejer-
grado en las cosas que se me han dicho, iremos á citarse en el campo y seguir y matar las fieras.
la casa del Señor.» Una vez se habían escondido algunas entre espi-
Cuando el siervo de Dios estaba tan distraído de nos y zarzas, y mandó. Conrado pegar fuego á
todo lo terreno, tuvo una visión en la que le pa- aquella espesura, para que con esto saliesen fuera
reció que se hallaba en una torre eminente, desde y él pudiera perseguirlas y gozar de su caza; pero
donde veía venir hacia sí un varón respetable, levantóse un viento tan recio, que encendió el
que por las señas conoció ser el apóstol san P e - fuego de manera que hizo un estrago grandísimo.
dro, el que le decía con dulcísimas palabras: «Ten Cuando Conrado vio el daño que había hecho y
buen ánimo, Teotonio, que en breve tendrán fin que no se podía remediar el fuego, se encubrió
tus trabajos, pasando á gozar la vida eterna; y da luego y volvió secretamente á la ciudad, sin echar-
á Dios gracias por los beneficios que te ha conce- se de ver que él había sido causa del incendio.
dido.» Conoció el santo por esta visión que se Hizo la justicia grandes diligencias para coger al
acercaba el tiempo de pagar el tributo impuesto á autor de tan grandes daños, y enviando algua-
los mortales; y redoblando su fervor, hizo nuevos ciles á que lo prendiesen, cogieron á un po-
esfuerzos para purificar su inocencia. No es fácil bre hombre, y trajóronle preso, y pusiéronle á
amor de Dios más encendido, más generoso, ni cuestión de tormento; el cual, no pudiendo sufrir
más tierno que el que manifestó esta dichosa cria- la violencia de ellos, confesó que él lo había h e -
tura en el último período de su vida. Recibió los cho, queriendo antes morir que sufrir más tiempo
últimos sacramentos; y habiendo dado á su c o - la fuerza de aquellos dolores, levantando á sí mis-
munidad los más saludables consejos, puesto s o - mo aquel falso testimonio por librarse de aquella
bre ceniza en saco de penitencia, según la piado- aflicción: al fin fué condenado á muerte y le s a c a -
sa costumbre de aquellos tiempos, entregó su ron á ajusticiar. Cuando supo lo que pasaba san
alma en manos del Criador en el día 18 de febrero Conrado, fué grande el sentimiento que tuvo y el
del año 1142. remordimiento de su conciencia, viendo que por
Quiso Dios acreditar la gloria de su siervo con su causa moría un inocente; y no pudiendo sufrir-
estupendos prodigios: poco antes de expirar Teo- lo, se fué luego con grande ánimo adonde estaba
tonio se vio descender del cielo un globo de estre- el hombre en poder del verdugo, y quitóselo de
llas en medio del claustro del monasterio de Santa las manos, diciendo que él era el que fué causa
Cruz, tan resplandeciente, que llenó de admira- de aquel fuego, y no aquel hombre, el cual por la
ción á todos cuantos lo vieron: y luego que murió fuerza de los tormentos había confesado lo que no
el santo, quedó su rostro con tanta serenidad y había hecho; y así, que lo dejase libre, que allí
con tanta hermosura, que no dejó duda á los asis- quedaba él, que quería pagar de su hacienda todo
tentes de la felicidad que gozaba su alma; lo que el daño hecho, aunque se quedase pobre. Así lo
contestó el mismo enemigo de la salvación con se- hizo; porque vendiendo toda su hacienda pagó
ñales nada equívocas de no haber tenido la más todos los daños. Con esta ocasión entró más d e n -
mínima parte en aquella alma dichosísima. T u - tro de sí, y viéndose ya sin los bienes de la tierra,
vieron los canónigos dos días enteros el venerable dio muchas gracias á Dios porque le había desem-
cuerpo para satisfacer la devoción de la multitud barazado para buscar de allí en adelante los del
de gentes que concurrió á tributarle los últimos cielo: y así, dando de mano á todas las cosas del
obsequios; y hechos los oficios funerales con la mundo, se determinaron él y su mujer de servir
más solemne pompa, le dieron sepultura bajo la con perfección á solo Dios y seguir á Jesucristo,
concavidad del altar del capítulo de la misma c a - abrazándose muy estrechamente con su cruz. Re-
DÍA 19 FEBRERO 447
cogióse su mujer á un monasterio de Plasencia, á cenar. El siervo de Dios sacó de su celdilla cua-
dedicándose toda al celestial esposo. tro tortas de pan caliente y reciente, que milagro-
San Conrado se fué lejos de su patria, no q u e - samente Dios le deparó. Quiso después pagar la
riendo ser conocido de los hombres: hízose de la visita á su prelado, para lo cual se partió á la di-
tercera orden de san Francisco, y fué á Roma con cha ciudad de Zaragoza. Cuando salió á recibirle
mucha devoción á visitar los santuarios é iglesias el obispo, vinieron innumerables avecitas, que le
de aquella santa ciudad. De allí se partió para rodearon, y revoloteando y gorjeando daban mues-
Sicilia, donde estuvo en un hospital algún tiempo tra del contento que podía recibir la ciudad por
con grande humildad y caridad; pero llevándole haber llegado á ella el siervo de Dios, y como
el espíritu de Dios á la soledad, por estar más l e - dando el parabién de su venida. Continuó el Señor
jos del mundo, se retiró en un desierto, donde en hacer semejantes demostraciones por la santi-
soltó las riendas á la devoción, entregándose todo dad de su siervo san Conrado; el cual, lleno de
á la oración y penitencia, en la cual vida duró merecimientos, murió en paz el año 1351; en el
cuarenta años. Dormía en el suelo, comía sola- cual año fueron muchos más los milagros que
mente pan, y otras veces con solas yerbas se con- hizo, sanando muchos enfermos, así naturales
tentaba. Ilustróle Dios con el don de profecía, y como extranjeros; por los cuales dio licencia que
muchos milagros que por su siervo hacía; pero se dijera misa de él en la ciudad de Netina el papa
para tenerle humillado, y que no se desvaneciese León X, y el papa Paulo III la extendió para otras
con alguna gloria vana, permitió el Señor que partes. Está su cuerpo en la dicha ciudad de N e -
fuese combatido del demonio con grandísimas ten- tina, en una arca de plata, con gran veneración
taciones de la carne, de que el santo salía siempre de todos, y hace el Señor por su intercesión gran-
victorioso, valiéndose de la oración y ayuno. Fué des maravillas. (P. Ribadeneira.)
cosa maravillosa cómo venció el apetito de la gula;
las cosas de comer que le daban de limosna, no SAN ALVARO DE CÓRDOBA, CONFESOR.-Uno de los va-
las comía luego, sino guardábalas hasta que se rones ilustres que florecieron en España en el s i -
pudriesen y estuviesen llenas de gusanos; y e n - glo XIV fué san Alvaro, decoroso ornamento del
tonces, cuando causaba horror el verlas y olerías, orden dominicano, tan célebre por su santa vida
se las comía, venciendo en esto, no á la gula sola- como por sus hechos portentosos. Nació este héroe,
mente, sino á todos sus sentidos. Cuando sentía en verdaderamente digno de los más altos elogios,
sí apetito de comer alguna cosa, se desnudaba en la ciudad de Córdoba, de la excelentísima casa
todo, y echándose en carnes sobre espinas y zar- de los duques de este titulo, tan distinguida por
zas, se revolvía entre ellas, de manera que con la su calificada nobleza como por los méritos perso-
mucha sangre que derramaba, se le quitaba la nales de sus descendientes. Fueron sus padres don
gana de comer, y se olvidaba del sustento del Martín López de Córdoba, primer maestre del or-
cuerpo. den de Alcántara, y D." Sancha Alonso Carrillo, á
Venía san Conrado todos los viernes á visitar quien dan algunos el apellido de Valenzuela, los
devotamente un muy devoto crucifijo que había en cuales pusieron á el niño en la pila bautismal el
la ciudad de Netina: quisieron unos hombres per- nombre de Alvaro; si no en memoria de alguno
didos hacer burla del santo, y hallar ocasión de de sus ascendientes, acaso con respecto á otro Al-
calumniarle y poner mancha en su santidad y ri- varo, íntimo amigo condiscípulo de san Eulogio,
gor de su abstinencia; para esto le convidaron á cuya veneración movió á muchas personas de Es-
comer de unos peces, pero en lugar de peces le paña á tomar su nombre. Criaron á nuestro santo
dieron carne, y ellos no comieron otra cosa. Co- s u s nobilísimos padres con aquel cuidado que les
menzaron luego unos á burlarse de él porque le inspiró su amor y su piedad; pero como en él n o -
habían engañado, teniéndole por hombre muy taron desde luego aquellas disposiciones de natu-
simple; otros á calumniarle, que muy bien le s a - raleza y gracia que no sólo allanaron, sino que
bía la carne, y que era fingida su abstinencia y facilitaron el camino de la virtud, costóles poco
rigor. El santo, con grande humildad y paciencia, trabajo conseguir el efecto de su educación. H a -
dijo que no había comido carne, sino solamente bíalo dotado Dios de un corazón dócil, noble y g e -
peces, mostrándoles luego las espinas y escamas neroso, de una inclinación como natural al retiro,
de ellos, de lo cual quedaron todos confusos y de unos modales gratos, apacibles y cultos, y r e -
maravillados. uniendo á todas estas gracias un horror sumo al
Con tales maravillas y rigor de vida se extendió pecado, no tuvo de niño otra cosa que la inocencia,
la fama de la santidad de Conrado, deseando mu- ni en él se notaron aquellos pueriles entretenimien-
chas personas verle y edificarse con su vista y tos que son regulares en la tierna edad: pues todo su
trato. Una de ellas fué el obispo de Zaragoza de gusto y toda su complacencia la tenía en frecuen-
Sicilia, el cual fué á visitar al santo y le convidó tar los templos y casas de religión, y en asistir
448 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
con una devoción extraordinaria á los divinos ofi- No se contentaba el siervo de Dios con los ofi-
cios. cios y con los santos ejercicios de la comunidad:
Admirados sus padres de las excelentes incli- añadió otros muchos de devoción con el deseo de
naciones de Alvaro, no omitieron medio alguno santificarse más y más cada día. Concluidos los
de cuantos pudieran contribuir á perfeccionar sus maitines pasaba el resto de la noche en fervorosa
nobilísimas ideas. Buscáronle los más sabios y re- oración, en visitar los altares del templo, y en sa-
ligiosos maestros para que le enseñasen las letras tisfacer sus amorosos afectos para con la santísi-
y las virtudes; y como se hallaba dotado de unos ma Virgen, ante una efigie de la Señora, que con
talentos extraordinarios y de una piedad singula- el título de las Angustias se venera en la capilla
rísima, hizo en muy breve tiempo grandes pro- del Consuelo, cuyo doloroso espectáculo le ser-
gresos, así en aquéllas como en las ciencias de los via del más expresivo objeto para fomentar en
santos. Al amor que el ilustre joven profesaba á su corazón las impresiones más vivas de los m i s -
la virtud se siguió naturalmente el tedio de las terios de la pasión y muerte de nuestro Redentor,
cosas del mundo: hicieron poca impresión en el que era la materia más frecuente de sus piadosas
corazón de Alvaro las esperanzas de los más al- meditaciones: hermoseando con la serie alternati-
tos empleos con que le tentó la fortuna, lisonjeán- va de estos santos ejercicios su alma, al paso que
dole con que eran debidos á su distinguido naci- ilustraba su entendimiento con el estudio de las
miento: pues el deseo de trabajar únicamente en facultades de la filosofía, de la teología y de las
el negocio importante de su eterna salvación tuvo sagradas letras, dejándose ver á un mismo tiempo
para él más atractivo que todos los bienes terre- docto y santo, sabio y perfecto.
nos. Mandáronle los superiores que recibiese el
Como Alvaro juntaba con la pureza de sus c o s - orden sacerdotal, y aunque toda su vida fué una
tumbres una grande solidez de entendimiento, continua preparación para el ministerio, con todo,
descubrió sin dificultad los lazos que el mundo quiso disponerse con un nuevo fervor, conociendo
pudiera armarle para que siguiese sus vanidades: la alta dignidad á que se eleva el hombre por el
observó las licenciosidades de los jóvenes de su sagrado carácter. La conducta ejemplar que ob-
calidad y de su tiempo, y conociendo por ellas los servó en este tiempo facilitó la gracia con que el
peligros á que está expuesta la salvación en el si- Espíritu Santo concluyó en él la imagen del h o m -
glo, resolvió buscar asilo á su inocencia en el r e - bre perfecto, llenándole de sus dones por la i m -
tiro de algún claustro religioso. Puso los ojos en posición de las manos del obispo que le confirió
el convento de San Pablo de Córdoba, del orden los órdenes, cuya plenitud acreditó en todas las
dominicano, floreciente por entonces el primitivo ocasiones que celebraba el santo sacrificio, mani-
fervor con que fundó el instituto su querúbico pa- festándose en el altar como un abrasado serafín
triarca: pidió el santo hábito con humildes r u e - en el amor para con la víctima inmaculada que
gos, y como constaban á toda la comunidad las ofrecía al Eterno Padre.
excelentes virtudes del ilustre joven, fué admitido Quisieron los religiosos aprovecharse de los ex-
con universal gozo de todos los religiosos, persua traordinarios talentos del santo, y lo destinaron á
didos que con el tiempo daría á la religión mucho que leyese artes y teología en el convento de San
honor y mucho lustre un sujeto que, si bien dis- Pablo de Córdoba. Hízolo Alvaro con tanto acier-
tinguido por su nacimiento, lo era mucho más to en ambas facultades, que le obligaron á que
por sus personales prendas. Ningún novicio entró enseñase en público la sagrada Escritura, de la
en la religión con vocación más verdadera, ni nin- que tenía una superior inteligencia. Sabía muy
guno le excedió en la exactitud de la observancia bien el santo cuan importante era esta ciencia
regular. En efecto: su profunda humildad, su pu- para desempeñar el objeto principal del instituto
reza angélica, su ciega obediencia, su silencio, de los religiosos predicadores, y por lo mismo se
su modestia, su puntual asistencia á los oficios di- esmeró en semejante enseñanza: teniendo el con-
vinos, y sobre todo las extraordinarias mortifica- suelo de que saliesen de su escuela muchos c é l e -
ciones con que castigaba su inocente cuerpo, eran bres discípulos que hicieron grande fruto en la
miradas como prodigios de la gracia por los más Iglesia, al paso que dieron mucho honor á su
ancianos religiosos, á quienes servía de ejemplo y maestro.
de admiración su devoción y su fervor. Hizo su No llenaban el corazón de Alvaro tan laudables
solemne profesión, manifestando con las más cla- tareas, puesto que el principal objeto de todas sus
ras y más expresivas voces el eficacísimo deseo atenciones era la conversión de las almas. Con
que ardía en su corazón de satisfacer los votos esta mira se dedicó al ministerio apostólico de la
esenciales que prometía al Señor en aquel acto, predicación, en unos tiempos que era necesario
los que cumplió sin el menor defecto en el discur- nada menos para predicar con fruto que unos
so de su religiosa carrera. hombres de los talentos, de la virtud y de la repu-
DÍA 19 FEBRERO 449
tación que el santo. Hallábase Europa, y por con- Portugal, y aun de Italia: haciendo todas estas
siguiente España, hecha un lastimoso teatro donde penosas expediciones á pie descalzo sin otra pre-
se dejaban ver estragadas las costumbres, intro- vención que la de su báculo, su breviario y su
ducidos los vicios, y aun aplaudidos los errores, biblia, contribuyendo no poco al logro de la c o -
efectos todos del dilatado cisma de los tres antipa- piosa cosecha que en todas partes hizo para el
pas, que con los nombres de Benedicto XIII, divino Labrador, su modestia, su humildad, su
Gregorio XII y Juan XXIII, pretendían la cátedra mansedumbre, y su desinterés verdaderamente
apostólica: tres monstruos que perturbaron la apostólico.
tranquilidad de la Iglesia sin otros muchos que Estando Alvaro en Italia ocupado en las funcio-
nacieron de sus respectivas parcialidades: á esto nes de su misión, quiso visitar personalmente los
se agregaban en España las sangrientas guerras santos lugares de Jerusalén, donde se obraron los
que ocurrieron en ella, resonando por todas par- misterios de nuestra reparación: emprendió la pe-
tes el estruendo de las armas, sin que la autori- regrinación de la Tierra santa, la que hizo con
dad del legado apostólico Guidón, destinado por mucha pobreza y con grandes trabajos, predican-
el papa á restablecer la paz entre las coronas de do con su porte y con su humilde traje peniten-
Castilla, de Aragón y de Portugal, hubiese podido cia. Empleó más de un año en la veneración de
ajustar cosa alguna, aun habiéndose valido de la aquellos adorables monumentos regados con la
asistencia de Fr. Lorenzo Ripauda, religioso r e s - sangre de Jesucristo; y habiendo quedado más
petable del orden de santo Domingo, hombre de vivamente impresa en su corazón la memoria de
singular instrucción y de un manejo extraordina- la dolorosa pasión y muerte del Señor, con la vista
rio en las materias del estado. de aquellos santos lugares, que se conservaban
En esta lamentable época quiso Dios que se pre- entre los infieles por una particularísima Provi-
sentasen en público san Alvaro de Córdoba y san dencia, lleno todo en amorosos afectos para con
Vicente Ferrer, hijos del patriarca santo Domingo, el Redentor del mundo, volvió á Italia á continuar
para el remedio de tanto daño, dejándose ver am- su apostólico ministerio. Tres años gastó fuera de
bos en el candelero de la Iglesia como dos antor- España en tan laudables expediciones, y volviendo
chas luminosas capaces de desterrar las tinieblas á la nación sin cesar de predicar en todos los
de la ignorancia y de las preocupaciones. Dedicá- pueblos por donde hizo tránsito, llegó al princi-
ronse á un mismo tiempo al ministerio apostólico pado de Cataluña con el mismo designio, donde
de la predicación, con el noble objeto de combatir hasta hoy se conserva la memoria de la predica-
desde el baluarte de la cátedra del Espíritu Santo ción y de la santidad de Alvaro.
un desorden tan general que amenazaba la des- No es fácil explicar los trabajos y las penalida-
trucción de casi toda la Europa: siendo el asunto des que padeció el santo en semejantes expedi-
más frecuente de sus sermones la terribilidad del ciones; pero lo más de maravillar fué que ni en
juicio particular, y del universal, para despertar sus dilatados viajes, ni en sus mayores fatigas, ni
á los hombres del profundo letargo en que se h a - en sus continuas misiones, jamás se dispensó un
llaban dormidos. punto de la observancia religiosa, ni aun las enfer-
Como á los extraordinarios talentos y á la gran medades fueron bastantes para que mitigase el ri-
sabiduría de Alvaro se agregaba el concepto g e - gor de sus ayunos y de sus asombrosas penitencias.
neral que todos tenían de su eminente virtud, lúe Ya establecido en España, se hallaba en Valla-
go que se presentaba en el pulpito, y que comen- dolid la reina D . Catalina, mujer de Enrique III,
a
zaba á comunicar á los concursos el ardiente fuego fatigada de tan gravísimos negocios, que cada
de amor divino que ardía en su pecho, se sentían uno era bastante para rendir el ánimo menos g e -
los oyentes movidos á compunción, y acompañada neroso que el de esta soberana. Deseaba tener
siempre la divina gracia de su apostólico celo, cerca de su persona un sujeto de conocida virtud,
lograba en cada uno de sus sermones admirables de consumada prudencia y de gran sabiduría para
conversiones de pecadores arrepentidos, sin que que la dirigiese. No ignoraba que todas estas
hubiese alguno tan obstinado que pudiese resis- prendas concurrían en Alvaro: y aunque le c o n s -
tirse á su triunfante elocuencia. Córdoba y los taba que su corazón se hallaba muy distante de
pueblos de su comarca fueron el primer teatro apetecer honoríficos empleos, como lo tenía acre-
donde sembró Alvaro la semilla de la palabra de ditado la experiencia en las generosas renuncias
Dios, á quien rindió los frutos abundantísimos que de las mayores dignidades eclesiásticas á que
podían esperarse de la actividad de semejante quiso promoverle, con todo le ordenó que pasase
operario; pero como su celo infatigable no podía á Valladolid para encargarse de la dirección de
limitarse á los cortos espacios de aquel territorio, su conciencia. Excusóse el siervo de Dios repre-
extendió sus conquistas á las provincias de Anda- sentando á la reina su insuficiencia y la falta de
lucía, de Castilla, de Toledo, de Extremadura, de instrucción para desempeñar tan arduo empleo;
TOMO I 57
450 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
pero creciendo en D . Catalina los deseos al paso
a
Dios las inquietudes que sobrevinieron en el rei-
de la humilde resistencia de Alvaro, le mandó con nado de D. Juan; y como todas sus ansias eran
firme resolución que aceptase el encargo. por el retiro de la corte para disfrutar los dulces
El estado en que se hallaban las cosas de Cas- consuelos que el Señor comunica á sus siervos
tilla cuando se le obligó al santo á que admitiese en la soledad, conociendo la repugnancia del rey
el confesonario, era el más crítico y más delica- en concederle este permiso, se valió del prudente
do: á la soledad de la reina viuda se agregaban arbitrio de ir disponiendo su real ánimo para el
las solicitudes de algunos grandes, y con especia- logro de su fin.
lidad del condestable Ruy López de Abalos, sobre Luego que se celebró el concilio de Constancia,
querer dar el reino de Castilla al infante D. Fernan- y se extinguió en él el lastimoso cisma con la l e -
do, hermano del rey difunto, quitándolo injusta- gítima elección de papa hecha en la persona de
mente á su hijo D. Juan II, legítimo sucesor á la Martino V, persuadió Alvaro al rey D. Juan que
corona: añadíase á esto las dificultades que había pidiese á su nombre bula á su santidad para fun-
que vencer para que criase D . Catalina al prín-
a
dar seis conventos de predicadores en Castilla, en
cipe, pues en virtud de lo dispuesto en el testa- los que viviesen en la más rígida observancia r e -
mento de su padre tenían, ó pretendían tener, de- gular; á fin de ir desterrando por este medio la
recho á esta educación D. Diego López de Zúñiga, relajación y los abusos que se habían introducido
justicia mayor de Castilla, y D. Juan de Velasco; á en las religiones en et dilatado tiempo que duró
lo que se aumentaba la división de gobiernos en el cisma de los tres antipapas. A la concesión de
las provincias, fiadas unas al de la reina, y otras este breve apostólico se siguió el capítulo general
al del infante D. Fernando, mientras durase la que celebró en Florencia la orden de santo Domin-
menor edad de D. Juan, con total independencia el go en el año 1421, en el cual se resolvió: que en
uno del otro, en fuerza de la última voluntad del cada una de las provincias se erigiese de nuevo al
difunto, que no quiso que se gobernasen á una menos un convento de recolección donde se guar-
vez por ambos tutores. A estos gravísimos cuida- dase la más estrecha religiosidad, la que observa-
dos que tenían á la reina en un continuo sobresal- sen cuantos tomasen en ellos el hábito, ó los que
to, se agregaban otros de mayor momento, nacido se retirasen á semejantes casas á vivir con más
el uno de las turbaciones que se suscitaron en rigor. Luego que Alvaro tuvo noticia de esta d e -
Aragón sobre la sucesión á aquella corona; y el terminación, le pareció conveniente suplicar al
otro del dilatado cisma que tenía á la Iglesia en rey que le concediese licencia, para ser uno de
una continua inquietud. Fácil es de creer la i m - los primeros que pusiese en ejecución la determi-
presión que haría en el corazón de Alvaro la idea nación del capítulo. Pidió este favor á D. Juan II
que ofrece el plan de este lastimoso estado; pero postrado á sus pies, bañado en tierno llanto, por
como no confiaba en sus propias fuerzas, sino en premio del afecto que le profesaba, y de los tra-
Dios, cuya asistencia imploraba de continuo con bajos que había padecido en el tiempo de su e d u -
fervorosas oraciones, con rigurosos ayunos y con cación. No pudo contener las lágrimas el piadoso
asombrosas penitencias; portándose como diestro monarca á la vista de aquel humilde rendimiento;
piloto en el Océano de tantos escollos, supo con pero no queriendo impedir los nobles designios
su gran sabiduría, con su consumada prudencia del siervo de Dios, levantándole del suelo entre
y con su eminente virtud providenciar los medios sus brazos, le concedió, á pesar de su entrañable
más oportunos que exigían tan críticas circuns- sentimiento, la licencia que apetecía, con una su-
tancias: logrando á expensas de su infatigable ma cuantiosa para la fundación de un convento
actividad el sosiego de la reina, y el apacigua- según sus ideas.
miento de tan fatales perturbaciones: para lo cual No cabe en explicación el gozo que concibió
llamó en su ayuda á san Vicente Ferrer, quien Alvaro luego que tuvo tan deseado permiso; y
contribuyó con no menor celo al fin deseado, oyén- pareciéndole dilatado tiempo todos los instantes
dose el dictamen decisivo de ambos, como de dos que se detenía en la corte, partió á Córdoba inme-
oráculos del cielo. diatamente á poner en ejecución su proyecto. La
Murió la reina D." Catalina, á quien asistió san primera diligencia que hizo fué inspeccionar el
Alvaro hasta los últimos alientos; y como había sitio donde había de fundar, puesto que sus deseos
impreso el santo en el tierno corazón de su hijo no eran otros que erigir el convento en un lugar
D. Juan II desde sus primeros años todas las ideas retirado de todo el comercio humano, proporcio-
de justificación que son capaces de formar a u n nado para el silencio y para la contemplación;
príncipe cristiano, quiso éste que se encargase de pero no tan distante de Córdoba, que no pudiesen
la dirección de su conciencia, bien entendido de los religiosos concurrir á la ciudad sin incomodi-
los efectos que produjo en su madre todo el tiem- dad á predicar la palabra de Dios, que era el o b -
po que la confesó. Molestaban mucho al siervo de jeto principal de su instituto. Con esta mira hizo
DÍA. 19 FEBRERO 451
elección de un sitio en la sierra como una le- forma: presentábase en la plaza de San Salvador,
gua distante de Córdoba, en la heredad llamada ó en cualquiera otro sitio del mayor concurso, y
por entonces la torre de Berlanga, la que c o m - después de haber hecho una plática espiritual al
pró á sus dueños á nombre de la religión; y en pueblo, decía en alta voz, puestos los ojos en tie-
el día siguiente al otorgamiento de la escritura, rra: «Cristianos, los religiosos de Santo Domingo
que fué en el 1 3 de junio de 1423, dio principio de Scala-cceli no tienen qué comer;» cuyas expre-
á la fábrica del convento, que intituló Santo D o - siones movían de tal suerte á los fieles, que m u -
mingo de Seala-coeli. Consumió en muy breve chas veces sucedió que al volver al convento ya
tiempo la suma que le dio el rey en la compra del le hallaba abastecido con tan copiosas limosnas,
terreno y en el coste crecido de los materiales; que tenía con ellas la comunidad para mantener-
pero como el santo tenía colocada su esperanza se dilatado tiempo.
en Dios, no le faltó la divina Providencia: ya m o - No satisfecho Alvaro con los santos ejercicios
viendo á muchas personas piadosas para que le que se hacían en su observante comunidad, se re-
diesen cuantiosas limosnas, y ya suministrándole tiraba á una cueva que está como dos tiros de ba-
por ministerio de los ángeles los materiales pre- la del convento, entre la cual y éste hay un arro-
cisos, como sucedió repetidas veces cuando care- yo que el santo llamaba de los Cedros con alusión
ció de ellos. al que media entre Jerusalén y el monte Olívete:
Tenía determinado Alvaro formar el convento allí, separado de sus hermanos, soltaba las rien-
en disposición que imitase en lo posible la situa- das á su fervor, renovando con sus crueles morti-
ción de Jerusalén, y de los santos lugares que se ficaciones aquellas espantosas imágenes de peni-
veneran en ella, altamente impresos en su cora- tencia, oídas hasta entonces en los más famosos
zón cuando los visitó personalmente: y obrando solitarios del Oriente, las que por lo regular c o -
con esta idea, hizo varios oratorios contiguos al menzaba de esta suerte: en llegando al arroyo se
monasterio que representasen los sagrados m o - desnudaba las espaldas, y subiendo de rodillas la
numentos de la capital de Palestina, para que los penosa cuesta que hay hasta la cueva, se iba azo-
religiosos en tiempo y horas cómodas pudiesen tando con una cadena de hierro. Luego que entra-
dedicarse en ellos al santo ejercicio del Vía-crucis: ba en la gruta, se postraba delante de una imagen
lo que sirvió para que no sólo en Córdoba, sino de nuestra Señora de las Angustias en todo seme-
en otras muchas partes, lo ejecutasen los fieles, jante á la del convento de San Pablo, que fué en
conociendo la utilidad espiritual de tan piadosa los primeros años del religioso el imán atractivo
institución. de todas sus atenciones, y en esta disposición con-
Concluida la fábrica material del convento, e n - tinuaba la disciplina con tanto rigor, que queda-
tró en él san Alvaro con algunos compañeros po- ban bañados con la copiosa sangre que derramaba
seídos de sus mismos sentimientos á observar la el suelo y paredes de la gruta: y penetrando el
más exacta religiosidad sin frivolas interpretacio- cielo los afectuosos suspiros arrancados de lo í n -
nes, sin violentas glosas ni relajados abusos, que timo del corazón, desahogaba con abundantes lá-
á pretexto de costumbres suelen introducirse en grimas el volcán de amor divino en que se halla-
las religiones: para lo cual dispuso que se guar- ba abrasado su pecho. Después continuaba su
dase en la comunidad un profundo silencio, una fervorosa oración, y arrebatado en las más altas
abstinencia total de carnes, un ayuno rigoroso, contemplaciones, percibía en su interior los celes-
una asistencia puntual al coro, y una suma dis- tiales consuelos con que endulzaba el Señor sus
tracción de todo el comercio humano. Añadió á rigores, á que eran consiguientes los raptos y
esto otras muchas constituciones, que sobre los transportes en Dios, como los de otra Magdalena
votos esenciales del instituto contribuían al logro en la cueva de Marsella, y como los del patriarca
de sus intenciones; y siendo Alvaro como el alma santo Domingo en la de Segovia.
de toda aquella ilustre colonia, hizo que en muy Parece imposible que las fuerzas humanas, por
breve tiempo se pudiese llamar con toda propie- más robustas que fuesen, pudiesen sufrir la conti-
dad su convento Scala-cceli, ó subida para el cielo. nuación de estas asombrosas mortificaciones, he-
Quiso que los religiosos de su ilustre casa fue- chas unas veces antes de maitines para volver á
sen modelos de la pobreza evangélica, para lo cual ellos con más fervor, y otras después de ellos
dispuso que después de decir misa fuesen diaria- hasta la hora de prima, en la que volvía al coro
mente á la ciudad á pedir limosna de puerta en como un abrasado serafín. Sólo el subir de rodi-
puerta, con la indispensable precisión de volver llas desde el arroyo á la cueva por una agria
por la noche al monasterio; y no dispensándose cuesta, lo más de ella sembrada de puntas pene-
el santo de esta obligación ni por su calidad, ni trantes de la misma piedra, era insuperable; pero
por sus títulos honoríficos, practicaba la misma queriendo el Señor aliviar á su siervo, le soste-
diligencia cuando le tocaba por su turno en esta nían muchas veces los ángeles de los brazos,
452 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 19
alumbrándole con hachas encendidas, y separando «Ya insta la hora en que he de comparecer ante
del camino las piedras para que no lo lastimasen. el Juez supremo, y aunque atendiendo á su justi-
El obrador de todas estas maravillosas acciones cia es mucho lo que podía acobardarme la grave-
era el ardiente amor que profesaba á Jesucristo, dad de mis culpas, muero con la confianza de que
no siendo fácil que alguno otro le excediese en el ha de usar conmigo de su acostumbrada benigni-
fervor y en la ternura con que amaba al Redentor dad por su infinita misericordia.» Pidiéronle los
del mundo. Este era el imán que le atraía con una religiosos la última bendición, y dándola con
violencia tan eficaz que ningún objeto criado va- aquel amor y con aquella dulzura que era propia
riaba su movimiento, disminuía su impulso, ni á su carácter, quedándose en una agradable sus-
era capaz de separarlo de su centro. De esta raíz pensión, fijos los ojos en un crucifijo que tenía en
provenía aquella ardiente caridad con que se inte- las manos, entregó su dichosa alma en manos del
resaba en el socorro de los pobres, esmerándose Criador en el día 19 de febrero del año 1430.
sobre todo con los enfermos, mirando en cada No tardó Dios en acreditar con señales prodi-
uno de ellos la imagen de Jesucristo. Quiso este giosas la gloria de su fidelísimo siervo: apenas ex-
Señor manifestarle lo agradable que le eran estos piró, se bañó el convento y sus montes circunve-
oficios de piedad con repetidos portentos, entre cinos de una claridad tan superior, que desterró
los cuales merece referirse el siguiente: Pasaba de aquel ámbito las tinieblas de la noche: también
en cierta ocasión san Alvaro de su convento á se tocaron por sí las campanas del monasterio en
Córdoba, y viendo en el camino á un pobre enfer- tono de fiesta y de alegría, indicio nada equívoco
mo tan desnudo, y tan lastimoso, que movería á de la que debía ocupar el corazón de los fieles por
compasión al corazón menos pío, no necesitando el dichoso tránsito del difunto, cuyo venerable ca-
el suyo semejantes aspectos para enternecerse, se dáver despedía de sí una fragancia exquisita que
sentó junto á él y comenzó á consolarlo con las consoló á todos los circunstantes. Celebráronse los
amorosas expresiones que le dictó su ardiente ca- funerales del santo con aquella solemnidad que
ridad. Esperaba que pasase alguno para que lo exigía su opinión, á los que asistieron todas las
llevase al hospital de Córdoba; pero viendo que se personas más condecoradas de Córdoba, y después
hacía tarde, y que el enfermo necesitaba de pron- de haber tenido algún tiempo el cuerpo en el fére-
to remedio, cargándolo sobre sus hombros, partió tro para satisfacer la devoción de la multitud de
con él al convento, que estaba más cerca que la gentes que concurrían á tributarle los últimos
ciudad. Entró en la portería con la piadosa carga, obsequios, se depositó en una pequeña capilla á
y acudiendo los religiosos á bajar de los hombros mano derecha de la entrada de la iglesia de Scala-
del santo al enfermo, luego que lo descubrieron cceli, donde hoy está un altar del santo. Quiso
hallaron una imagen de Cristo crucificado. Queda- Dios recomendar el sepulcro de su siervo con re-
ron pasmados á la vista de aquel soberano espec- petidos milagros, los cuales movieron á los reli-
táculo, pero más que todos Alvaro tocando con sus giosos á que elevasen las santas reliquias á lugar
sentidos la milagrosa transformación del pobre más decente, que fué á los sesenta años después
en la efigie del Redentor; y puesto de rodillas de su muerte, colocándole en una concavidad en
ante el crucifijo, bañado en tiernas lágrimas pro- forma de arco bajo el altar mayor, de donde
rrumpió en las expresiones amorosas que son fáci- las trasladó después D. Martín de Mendoza,
les de creer en un espíritu como el suyo todo abra- siendo obispo de Córdoba, á la capilla que en
sado en divinos incendios. honor del santo labró á sus expensas al lado s i -
Llegó el santo á la edad de setenta años, y aun- niestro del mismo altar mayor.
que la robustez de su complexión y principalmen- La opinión de santidad que tuvo el siervo de
te la asistencia de la divina gracia le habían dado Dios, confirmada con muchos milagros en vida y
fuerzas para tan penosas mortificaciones; con después de muerto, movió á los religiosos y á los
todo, conoció por la debilidad de su naturaleza naturales de Córdoba á que le tributasen el culto
que se acercaba el fin. Obligóle una calentura ar- correspondiente con anuencia y aprobación de los
diente á postrarse en la cama, que le previnieron ordinarios, en virtud de lo cual se estableció una
los religiosos por no haberla tenido nunca conoci- cofradía bajo su advocación, que constaba de cua-
da, y creciendo de día en día la indisposición, hizo tro mil individuos en el año 1603; pero disminui-
confesión general con Fr. Juan de Valencia, prior da con el tiempo, la renovaron varios caballeros
del mismo convento. Recibió en seguida los últi- cordobeses en el de 1655, alistándose en ella m u -
mos sacramentos con tal ternura y con tanta de- chas personas de la primera nobleza del reino: y
voción, que movió á un copioso llanto á todos los teniendo ésta por objeto principal el culto del san-
asistentes, á quienes dijo lleno de extraordinaria to, celebraba su fiesta en el día de la Cruz de Ma-
alegría, porque se llegaba el tiempo de disolverse yo, por ser estación más cómoda para subir al
de los vínculos carnales para unirse con Cristo: monte donde está el convento, que el día 19 de fe-
DÍA 19 FEBRERO 453
brero que fué el del natalicio del siervo de Dios, sarracenos, defendiendo la fe católica, en tiempo
cuya imagen se lleva en procesión en aquel día al del prefecto Antemundano, durante el siglo VI.
lugar donde, viviendo el santo, acostumbraba h a -
cer oración delante de la Cruz que llaman de LOS SANTOS PÜBLIO, JULIANO, MARCELO, Y OTROS NUEYE
Mayo. COMPAÑEROS, MÁRTIRES.—Murieron en África, pero
Aunque era innegable el culto inmemorial que se ignora la época, aunque se cree fué en la per-
se tributaba á san Alvaro, faltábale la aprobación secución de los vándalos. Sus cuerpos fueron
apostólica, para lo cual se hicieron en Roma las trasladados á Bolonia en 1192, y se veneran en la
correspondientes preces por parte de la religión iglesia de San Pablo de los Bernabitas de dicha
y de otras muchas personas condecoradas de E s - ciudad.
paña, en virtud de lo cual se despacharon por la
sagrada congregación de ritos las letras remiso- SAN ZAMDAS Ó ZABDA, Ó BAZAS, SEGÚN SAN EPIFANIO.
riales con anuencia de su santidad, cometidas á —Fué creado obispo de Jerusalén el año 294, y
D. Alonso Salizanas, obispo de Córdoba, á fin de gobernó esta silla hasta el día 19 de febrero del
que justificase si el culto inmemorial dado a s a n 302, en que murió. Es memorable este santo por
Alvaro era de los exceptuados de los decretos del haber instruido y bautizado á toda la legión teba-
papa Urbano VIII; y resultando así en el proceso na, que después derramó su sangre por la fe. Esta
que se formó por aquel prelado, declaró y senten- legión acostumbraba pasar el invierno acantonada
ció definitivamente serlo de esta clase con apro- en Palestina, para estar dispuesta siempre á r e -
bación de los ordinarios, exceptuado de los decre- primir las sediciones de los partos y délos persas,
tos de Urbano. En vista de estas diligencias se que alguna vez se rebelaban contra los romanos.
aprobó por el papa Benedicto XIV, quien conce-
dió en el año 1741 que se celebrase la fiesta del SAN AUXIBIO, OBISPO DE SOLOS, EN CHIPRE—Fué or-
santo en Córdoba, y en todo el orden de predica- denado por el apóstol san Pablo, y enviado por él
dores. (P. Ribadeneira.) á la predicación del Evangelio. Era este santo na-
tural de Roma: bautizóle san Marcos, y se dedicó
SAN GABINO.—Descendiente de la Dalmacia y na- desde luego á la propagación del Evangelio, reci-
cido de padres cristianos, recibió de ellos una edu- biendo especial misión para predicarlo en la isla
cación religiosa la más cumplida. Contrajo matri- de Chipre. En ella brilló como el sol refulgente,
monio, viviendo en este estado, según lo manda iluminando á los que estaban sentados en las som-
Dios, en el que tuvo una hija, llamada Susana, bras de la idolatría con los rayos de la divina cien-
venerada en la Iglesia como santa. Muerta su e s - cia. A su celo y santidad se debió la. conversión
posa fué ordenado sacerdote, á pesar de la resis- de toda la ciudad en que comúnmente vivía, y de
tencia que hizo considerándose indigno de ser gran parte de la isla, bautizando continuamente
elevado á tan alta dignidad. Celoso por la religión infinidad de convertidos, entre los cuales tuvo la
santa recorría las cabanas y las grutas de los gloria de contar ilustres mártires y confesores, y
montes, á fin de alentar y asistir á los tímidos gran parte de su familia, que había ido á visitarle.
cristianos que, para evadir las persecuciones, se Después de cincuenta años de un pontificado tan
refugiaban en ellas, pasando noches enteras entre precioso á los ojos de la religión y de la humani-
ellos, celebrando el santo sacrificio y distribuyén- dad, por cuyos objetos se sacrificó, amado entra-
doles el pan celestial, para que fortalecidos con ñablemente de todas sus ovejas, llorado por cuan-
tan divino alimento tuviesen valor para el marti- tos le habían conocido, dejó la tierra para ir á
rio. No descuidaba por esto Gabino la educación recibir el premio de sus heroicas virtudes, el año
de su hija, infundiéndola los más vivos deseos de 102 de Jesucristo. Su vida y su muerte fueron glo-
consagrar á Dios su virginidad y permanecer fiel á riosas en portentos.
su esposo Jesucristo. Levantóse por aquellos días
una persecución, y preso el santo y encerrado en SAN MANSUETO.—Fué natural de Roma y otro de
un oscuro calabozo, sufrió seis meses en él el ham- los treinta y dos obispos de Milán que venera la
bre y la miseria, hasta que el Señor quiso termina- Iglesia sobre los altares: asistió al sexto concilio
ra su carrera el día 19 de febrero del año 296. Este ecuménico, celebrado en Constantinopla durante
santo era hermano del sumo pontífice san Cayo, los años 680 y 681, en el cual habló victoriosa-
que sufrió el martirio dos meses después, y era mente contra los monotelistas, desplegando una
pariente del emperador Diocleciano. Su cuerpo fué erudición nada común, y un fervor y celo admi-
enterrado en el cementerio de San Sebastián. rables. Suscribió al concilio de Roma celebrado
en 680 también contra los monotelistas, y murió
LOS SANTOS MONJES, Y OTROS COMPAÑEROS, MÁRTIRES. en Milán el año 682, después de un pontificado de
—Fueron cruelmente muertos en Palestina por los seis años y algunos meses.
454 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
SAN BARBATO, OBISPO DE BÉNEVENTO.—Fué célebre bió Euquerio, y las lágrimas que derramó cuando
por su santidad y por haber convertido á la fe c a - supo que le querían hacer obispo, no sólo porque
tólica á los longobardos con todos sus jefes. Fué se tenía por indigno de tan alta dignidad, sino
este santo consagrado obispo el día 20 de marzo porque habiendo él huido de los peligros y t e m -
del año (363, y murió el 19 de febrero de 682. pestades del siglo, y acogídose al puerto de la re-
ligión, le obligaba á volver á lo que antes había
Día SO dejado, y engolfarse de nuevo en un mar tan a l -
terado y tempestuoso. Pero bajó la cabeza, y llo-
SAN EUQUERIO, OBISPO Y CONFESOR—El bienaventu- rando él, y llorando los monjes, se partió del m o -
rado san Euquerio nació en Orleáns, ciudad prin- nasterio y vino á Orleáns, donde fué consagrado
cipal de Francia, de padres nobles, ricos y piado- de los obispos y colocado en su cátedra de todo el
sos. Estando su madre preñada de él, y volviendo clero y pueblo, con extraño contento y regocijo,
una noche de oir maitines de la iglesia, acostada haciendo gracias al Señor por haberles dado por
ya en su cama, vio un varón de maravillosa clari- prelado un varón tan eminente.
dad, cano y venerable, y con los ojos que resplan- Comenzó el santo á hacer su oficio de pastor
decían como unos rayos de sol, y que le habló y con gran vigilancia y cuidado, teniéndole más por
le dijo: «Dios te salve, querida de Dios, que tienes carga pesada que por cargo honroso. Procuraba
en tu vientre un hijo que ha de ser obispo de esta que las iglesias fuesen bien servidas y adornadas;
ciudad, y ha sido escogido del Señor.» La buena que el clero resplandeciese y fuese delante de los
madre, consolada con estas palabras, conoció que seglares con su ejemplar vida; que el pueblo fue-
era ángel de Dios, y le rogó que le echase su ben- se enseñado en la ley de Dios; que se corrigiesen
dición; y así lo hizo, y le dijo que había sido e n - los vicios, acrecentasen las virtudes, y creciesen
viado de Dios para que bendijese á la criatura las obras de piedad; y que los monasterios de los
que tenía en sus entrañas. Con esto desapareció religiosos, á los cuales especialmente visitaba y
el ángel, y ella contó á su marido lo que había favorecía, fuesen dechado de virtud. Y como él
visto, y ambos hicieron gracias á nuestro Señor era tan docto, tan prudente, tan manso y benig-
por aquel favor, aguardando el tiempo del parto, no, y en fin, padre de todos, todos le querían y
y ver cómo aquella revelación se cumplía. Nació reverenciaban como á padre, y publicaban sus
á su tiempo Euquerio; y admirándole sus padres alabanzas por todas partes. Mas todo esto no bas-
como á hijo dado de la mano de Dios, procuraron tó para que el santo obispo no padeciese muchos
que un santo obispo llamado Ansberto le bautiza- trabajos y fuese calumniado por hacer bien su
se. Cuando tuvo siete años le pusieron en el e s - oficio: porque como Carlos Martelo era príncipe
tudio, y él se aplicó tan bien á él, que se aventa- de altos pensamientos, y hacía y deshacía lo que
jaba á todos los otros sus iguales, por su gran quería en Francia, y tuvo muchas guerras de los
habilidad, buena inclinación y continuo trabajo. naturales, de los sarracenos y moros, que de Es-
Pero aunque estaba dotado de los dones naturales paña como enjambres habían entrado en ella,
que el mundo estima, mucho mayor era el adorno tuvo necesidad para los gastos de la guerra de di-
y atavío de su alma, por las excelentes y raras neros, y él se quiso aprovechar de las rentas de
virtudes con que el Señor le había enriquecido. las iglesias por su mano y por su propia autori-
Mostrólo bien san Euquerio en la resolución que dad; y con la misma proveía los obispados'y dig-
tomó de hollar todas las cosas de la tierra, y ha- nidades eclesiásticas; y como san Euquerio le fue-
cer divorcio con el mundo, y desnudo abrazarse se á la mano, y le reprendiese porque él se metía
con la cruz de Cristo; y así se entró en el monas- en los bienes de la Iglesia como si fuera señor de
terio cemetico, tomó el hábito de monje, y se dio ellos, sintiólo mucho Martelo, porque los prínci-
á todos los ejercicios de perfección religiosa. Fué pes voluntarios no sufren que ninguno se oponga
tan grande la luz de su santa vida, y la opinión á su gusto ó resistan á su voluntad; y no faltaron
que todos tenían de Euquerio, que muriendo en otros lisonjeros y ministros codiciosos, que atiza-
aquella sazón Suavarico, tío suyo, obispo de Or- ban á Martelo para que castigase á Euquerio y le
leáns, todo el pueblo, con gran consentimiento y quitase el obispado que le había dado, y desterra-
conformidad, envió una solemne embajada á Car- se á él y á los suyos de la ciudad de Orleáns. Y
los Martelo (que aunque no era rey, gobernaba el aunque Martelo disimuló y se detuvo un poco de
reino de Francia como si lo fuera), suplicándole tiempo, porque la guerra con los moros le apre-
que les diese á Euquerio por obispo; y él lo hizo, taba; mas después que alcanzó de ellos una glo-
y envió un caballero de su casa al monasterio riosa victoria, desvanecido con ella, y ya á su pa-
donde estaba, para que le sacase de él de grado ó recer seguro y sin cuidado, ejecutó lo que antes
por fuerza, y le hiciese consagrar y sentar en había determinado, y desterró al santo obispo á la
aquella silla. No se puede creer la pena que reci- ciudad de Colonia, donde fué recibido como un
DÍA 20 FEBRERO 455
ángel venido del cielo, y regalado y servido tanto, le mostraron muchas cosas, y entre otras vio á
que Martelo, temiéndole, le envió al duque R o - Carlos Martelo que estaba en el infierno grave-
berto, amigo suyo, para que le guardase. Y el du- mente atormentado de los demonios; y preguntan-
que, conociendo los méritos de Euquerio, le reci- do al ángel que le guiaba quién era aquel que
bió con suma alegría y le acarició en gran mane- estaba allí tan afligido y por qué, le respondió que
ra, y le entregó su hacienda para que la repartiese era Carlos Martelo, el cual por la violencia que
á los pobres á su voluntad. Mas el santo no quiso había hecho á las iglesias, y por haber usurpado
del duque sino que le dejase estar libremente en sus bienes y repartídolos á sus soldados, estaba en
la iglesia de San Trudón, rogando á Dios nuestro aquel lugar y estaría para siempre. Volvió en sí
Señor por sí y por el duque, y por todos los de- san Euquerio, y envió á llamar á san Bonifacio,
más, y el duque se lo concedió; y el santo muy que después fué arzobispo de Maguncia, y mártir,
contento y alegre, olvidado de todos los otros cui- y al abad del monasterio de San Dionisio, que era
dados de la tierra, se ocupaba en oración y con- capellán mayor del rey de Francia, y descubrióles
templación del Señor, y lo más del tiempo en la la revelación que había tenido, y díjoles que fue-
iglesia, haciéndole gracias porque le había librado sen al sepulcro donde había sido enterrado el
de tan gran carga como la que tuvo en Orleáns, cuerpo de Carlos Martelo, y que si no hallasen su
que antes le había impuesto, y dádole tan buena cuerpo en él, entendiesen que era verdad lo que
ocasión de padecer por la justicia y por su amor, les decía. Fueron los dos, abrieron la sepultura de
y merecer algo en su acatamiento. Carlos Martelo, y salió de ella de improviso un
Seis años estuvo desterrado el santo obispo, y dragón, y la misma sepultura estaba por dentro
al cabo, queriéndole Dios librar de aquel destie- negra y como requemada; y se confirmaron en lo
rro, y de otro mayor y más pesado en que estamos que san Euquerio les había dicho de la revelación
en este mundo todos los hijos de Adán, le dio una que había tenido de la condenación de Carlos Mar-
enfermedad, con la cual acabó el curso de su telo, y de la causa de ella, que fué el haber por su
peregrinación; y libre ya de la cárcel de este propia autoridad usurpado los bienes de la Iglesia.
cuerpo, fué su bendita alma á gozar de Dios y re- Todo esto se refiere en la vida de san Euquerio,
cibir el premio de sus gloriosos trabajos, y su escrita gravemente por un autor que no se nom-
cuerpo fué enterrado en la misma iglesia de San bra, y la trae Fr. Lorenzo Surio en su primer
Trudón con gran solemnidad. Ilustróle nuestro tomo, y en la vida de san Rigoberto, arzobispo de
Señor con muchos milagros después de su pre- Reims, también se hace mención de esta revela-
ciosa muerte, que se pueden leer en su vida. La ción; y Paulo Emilio en el segundo libro de su
suma es, que los cirios que se pusieron por devo- Historia de Francia la refiere como cosa cierta; y
ción de los fieles en su sepultura, ardieron días lo que es más, en el decreto se trae á la larga
y noches sin gastarse. El aceite de las lámparas como enviada de los obispos de las provincias de
se aumentó y multiplicó tanto, que de una lám- Reims y de Rúan al rey Ludovico; y en el decreto
para se llenaron otras siete lámparas y ardieron nuevo y reformado por la santidad de Grego-
sin consumirse el aceite: con el cual aceite cual- rio XIII se halla lo mismo, que todo es de grande
quiera enfermo que era untado por mano de al- autoridad. Verdad es que el cardenal Baronio en el
gún sacerdote, quedaba libre de su enfermedad. i x tomo de sus Anales tiene toda esta historia por
Un cirio del peso y de la estatura de un hombre, sospechosa, y trae muchas razones para probar
que ardía, habiendo caído una noche sobre el paño que lo es, y entre ellas que san Euquerio murió
del sepulcro de san Euquerio, y consumídose ca- el año del Señor de 731, diez años antes que Car-
si todo, el paño quedó sin lesión, sano y entero. los Martelo, que murió el de 741; y aun Juan Mo-
Otra vez, habiendo venido innumerable gente a l a lano escribe que san Euquerio murió el año de
solemnidad del santo, y no teniendo el abad del 727, catorce años antes que Carlos Martelo. Y si
monasterio de San Trudón qué darles de comer, esto es verdad, no pudo san Euquerio ver en el
nuestro Señor milagrosamente les proveyó de tan- infierno el alma del que aun no era muerto, ni
ta abundancia de pescado que se cogió en un pun- tomarse por argumento verdadero de aquella r e -
to, que bastó para todos los que habían venido y velación el no haber hallado el cuerpo en el s e -
para el resto del pueblo. Demás de esto, muchos pulcro del que aun vivía y vivió muchos años
ciegos cobraron vista, muchos cojos pies, y otros después.
enfermos salud, y los endemoniados quedaron li- No hay duda sino que nuestro Señor ha dado
bres por intercesión de san Euquerio. severísimos castigos á muchos que han metido las
Estando en su destierro un día en oración le manos en los bienes de la Iglesia, y de esto hay
sucedió una cosa bien particular que se refiere en grandes ejemplos, no solamente entre los cristia-
su vida, y yo no la quiero dejar de contar. Pare- nos, sino también entre los gentiles, como lo e s -
cióle que un ángel le llevaba á la otra vida, donde cribimos más largamente en el primer libro de
456 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
nuestro Principe cristiano. Y puesto caso que de su sexo, le hizo ver que se cansaba inútilmen-
Carlos Martelo haya merecido que nuestro Señor te en querer mancharla más preciosa joya de su
le castigase con pena del infierno por éstas y otras virginidad que tenía consagrada á Jesucristo, que
culpas, pero puede ser que le haya perdonado por tanto se complace en la pureza de las almas que
otras muchas buenas obras que hizo, y convertido se dedican á su santo servicio.
la pena eterna en la temporal y en las angustias Una resolución tan generosa, y una respuesta
y aflicciones durísimas que padeció de dolores y tan desengañada llenó al joven deshonesto de des-
penas en su última enfermedad, como lo dice el esperación; y como ésta precipita al hombre á las
cardenal Baronio. Nosotros referimos lo que h a - más violentas temeridades, determinó quitar la
llamos, dejando su juicio al lector. De san Euque- vida á la ilustre virgen en una de las ocasiones
rio, obispo de Orleáns, hace mención el Martiro- que viniese á satisfacer sus acostumbradas devo-
logio romano á los 20 de febrero, y Sigiberto en ciones. Conducíase Paula una mañana muy t e m -
su Crónica, año de 723; y Molano y los que arriba prano desde su pueblo á Ávila; y viendo al e x -
quedan referidos. (P. Ribadeneira.) plorador, temerosa de los insultos que pudiera
causarla, se entró precipitadamente en el oratorio
SANTA BARBADA, VIRGEN—Santa Paula, cuya m e - ó ermita de san Lorenzo, que estaba antes de lle-
moria es y ha sido célebre en la ciudad de Avila, gar á la ciudad. Postrada allí á los pies de un cru-
con el título de santa Barbada, á causa del mara- cifijo, rogó al Señor, bañada en tierno llanto, que
villoso prodigio que se dirá después, nació en Car- le afease su hermosura de suerte, que por este
deñosa, pueblo del obispado de Avila, de padres medio pudiese conservar intacta su virginidad: y
labradores de profesión. Imprimieron éstos en el oyendo Dios con agrado las reverentes súplicas de
corazón de la ilustre virgen desde sus más tiernos su fidelísima sierva, apareció de improviso su ros-
años las piadosas máximas de nuestra santa reli- tro tan poblado de barba, que apenas pudo cono-
gión; y como entre las mismas se recomienda la cerse que tuviera aspecto de mujer.
devoción para con aquellos héroes que regaron Entró en la ermita el lascivo lleno de un furor
con su sangre el ameno jardín de la Iglesia, sien- extraordinario, resuelto á ejecutar el más enorme
do de esta clase san Segundo, primer obispo de atentado en caso de resistirse Paula como lo hizo
Avila, á quien reconoce la nación por uno de los hasta entonces, pero quedó sorprendido cuando
siete varones apostólicos que enviaron á España v i o la deformidad del hermosísimo rostro que h a -
desde Roma los príncipes del colegio apostólico bía sido el imán atractivo de su pasión ciega.
san Pedro y san Pablo, con el objeto de que la Desconocida la casta doncella con semejante
ilustrasen con la luz del Evangelio, en tiempo que mutación, preguntándola el libertino, lleno de
se hallaba la península envuelta en las miserables turbación, si había visto entrar en el oratorio á
sombras de la muerte, encendida Paula en vivísi- alguna otra persona, y respondiéndole que no,
mos deseos de tributar el obsequio y la veneración quedaron frustradas sus temerarias diligencias
que eran debidos al primer padre espiritual que por aquel medio verdaderamente maravilloso.
reengendró en Jesucristo á los naturales de aque- Dio Paula á Dios las gracias correspondientes
lla región, venía muchas veces de Cardeñosa á por un favor tan particular; y queriendo acreditar
Avila á visitar el sepulcro del ilustre mártir, ante con pruebas prácticas su agradecimiento, fijó
el cual se ejercitaba en fervorosas oraciones, y su residencia cerca del sepulcro de san S e g u n -
ofrecía al Señor sus religiosos votos. do con el noble objeto de dedicarse enteramen-
V i o l a en una de estas ocasiones uno de aquellos te al servicio del Señor. Así lo hizo, ocupán-
jóvenes lascivos que no perdonan el sagrado de la dose en santas vigilias, en fervorosas oracio-
más recatada honestidad, y quedó tan ciegamente nes, y en el ejercicio de las demás virtudes que
enamorado de la extraordinaria hermosura de recomienda nuestra santa religión, llegando á ser
Paula, que no perdonó medio alguno de cuantos por lo mismo el objeto de la admiración y de los
pudieran contribuir al logro de sus torpes inten- más altos elogios de toda aquella región. Conti-
ciones. El desprecio con que la casta doncella nuó algunos años con el tenor de una vida más an-
rebatió la osada pretensión no produjo otro efecto gélica que humana; pero queriendo el Señor pre-
en el libertino que el de aumentar sus impuros miar sus grandes merecimientos, la llevó para sí en
deseos, para lo eual puso en ejecución todo cuanto el día 20 de febrero, en el que fué solemne su festi-
pudo sugerirle una pasión ciega, vehemente y vidad antiguamente; y aunque no nos consta el
persuasiva; pero todos sus ruegos, todas sus pro- año de la preciosa muerte de la santa, conjeturan
mesas, y aun las amenazas de que se valió, sólo algunos que fué á mediados del siglo VI. Su cuer-
sirvieron para desengañarlo de la ineficacia de po fué sepultado cerca del arca en que están las
sus mayores esfuerzos: pues animada Paula de un reliquias de san Segundo, donde se tuvo en gran-
espíritu y de una fortaleza superior á la fragilidad de veneración por todos los pueblos de la comar-
DÍA 20 FEBRERO 457
ca; y después fué elevado al sepulcro que en honor también después de una gloriosa lucha consiguie-
de la santa mandó labrar D." Isabel de Ribera en ron la palma del martirio, en la misma ciudad y
la expresada iglesia de San Segundo, en el cual en el mismo día,
y en el retablo que la misma fundadora puso en
la capilla con la advocación de santa Barbada se LOS SANTOS POTAMIO, Y NEMESIO—Fueron muertos
leen varios versos expresivos del memorable s u - por la fe, en la isla de Chipre.
ceso referido, que se pintó también en el retablo
antiguo de la iglesia de San Lorenzo, apoyado SAN SADOH, Y OTROS CIENTO YENTIOCHO COMPAÑEROS —
además de estos monumentos con una tradición Después de la muerte del emperador Constanti-
constante, aunque después inconsideradamente se no, los cristianos que se hallaban en Persia fue-
puso sobre el sepulcro de la ilustre virgen otro de ron tan cruelmente perseguidos que la mayor
santa Águeda. parte de ellos coronaron con un glorioso martirio
el testimonio de su fe. Entre éstos no fué de los
SAN LEÓN,—La Iglesia cuenta entre otros de sus menos ilustres el santo obispo Sadoh, que r e h u -
célebres prelados á este santo, nacido en el terri- sando adorar al sol, fué apedreado, magullado y
torio de Ravena, de unos padres muy cristianos, últimamente degollado, con otros ciento v e i n -
quienes emplearon un especial cuidado en e d u - tiocho, por orden de Sapor, rey de Persia, el
carle en el santo temor de Dios. El obispo de año 355. Dícese que Sadoh fué obispo de Babi-
Ravena lo admitió en su servicio, y al ver sus lonia; pero Bollandos cree que se confunden los
buenas inclinaciones y santos propósitos, al par lugares, y que este santo fué obispo de una c i u -
que su sólida instrucción, le ordenó de sacerdo- dad que había pertenecido á alguna región de
te, en cuyo estado manifestó las brillantes prendas Babilonia.
con que le había hermoseado la gracia, para glo-
ria de la Iglesia. Por muerte del obispo de Catania SAN ELEUTERIO—Fué natural de T o u r n a y e n la
en Sicilia, fué nombrado León obispo de esta igle- Galia Bélgica, de cuya ciudad fué obispo, y nació
sia; y á pesar de su resistencia en ocupar tan ele- el año 4-56. Habiendo pasado por todos los grados
vado puesto, fué llevado con grande aparato á de la clerecía, y mostrado en ellos grandes virtu-
la silla de Catania, siendo consagrado obispo el des y superiores conocimientos en las ciencias
año 770. Virtudes y milagros, he ahí lo que veían eclesiásticas, fué nombrado y consagrado obispo
los fieles en su obispo, y milagros tales y tan fre- el año 487. Después de la conversión de Clodoveo,
cuentemente repetidos, que se adquirió el nombre fueron tan pasmosos los progresos de la religión
de Taumaturgo. Con su virtud y saber confundió en Francia, que san Eleuterio bautizó en una sola
León á un célebre mago que apareció en Sicilia, semana once mil personas, todas de su diócesis,
llamado Luidoro, desvaneciendo todos sus encan- instituyendo en agradecimiento á tan gran benefi-
tamientos é imposturas. Diez y seis años apacentó cio un aniversario, que se celebra aún todos los
su rebaño, hasta que le alcanzó la muerte el día años en la iglesia de Tournay el día 27 de s e p -
18 de febrero del año 786. En el monasterio de tiembre. Hizo dos viajes á Roma para tratar con
Catania, fundado por el mismo san León, fué el papa los graves negocios de la Iglesia; pasó
depositado su cuerpo, resplandeciendo allí en mi- una vez á la corte de Clodoveo á felicitarle por su
lagros, entre los cuales se dice que manaba su conversión á la fe católica; fué el padre de todos
sepulcro aceite que curaba toda clase de enferme- los pobres, el consuelo de todos los atribulados, y
dades. el prelado vestido con la estola de la inocencia,
que conservó hasta su muerte, acaecida el día 20
LA CONMEMORACIÓN DE LOS SANTOS MÁRTIRES, CUYO NÚ- de febrero del año 531, después de cuarenta y
MERO SÓLO DIOS SABE—Fueron martirizados en Tiro cuatro años de episcopado.
de Fenicia, con diverso género de repetidos y
nuevos tormentos, por Veturio, jefe de las tropas, SAN ELEUTERIO. — S u c e s o r de Félix en la silla
reinando el emperador Diocleciano, por los años de Constantinopla, fué elegido por el clero y
302. Primeramente fueron excarnificados por todo por el pueblo, y murió después de un pontifi-
el cuerpo á fuerza de azotes, después fueron echa- cado corto, pero muy resplandeciente en vir-
dos á las fieras; pero mitigada la ferocidad de tudes.
éstas por virtud divina, salieron sin recibir de
ellas lesión; y por último, añadiendo el tirano la SANTA MILDREDA, VIRGEN Y ABADESA—Floreció en
fiereza á la crueldad, consumaron el martirio, Inglaterra en los primeros siglos de la Iglesia.
unos quemados y otros degollados. Animaban á
estos santos al martirio los obispos TIRANIO, SILVA- SAN ULRICO, PRESBÍTERO Y CONFESOR—Nació cerca
NO, PELEO, y NILO, y el presbítero ZENOBIO, quienes de Bristol, y murió en 1154.
TOMO I 58
458 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
las cosas necesarias al servicio de ellas. Entre
Dia 31 v
otras, edificó el templo de San Andrés, apóstol,
SAN SÍMACO, PAPA—El glorioso sanSímaco fué na- junto al de San Pedro, y le dio mucho oro y plata;
tural de Cerdeña, hijo de Fortunato, varón prin- y reedificó más suntuosa y magníficamente la
cipal, Fueron tantas sus virtudes y prendas, que iglesia del príncipe de los apóstoles, y le hizo una
habiendo muerto el papa Anastasio, fué escogido portada con muchas columnas de mármol y m u -
por sumo pontífice, aunque no sin gran discordia, cha obra de labor mosaica, y mandó hacer las
á que incitaban algunos ambiciosos, que á tiempo gradas de la entrada ó pórtico, muy anchas y e s -
que una parte de la clerecía, de más sano conoci- paciosas. También edificó la iglesia de Santa Inés,
miento, lo estaba eligiendo por sumo pontífice en mártir, en la vía Aurelia, en una heredad dicha
la iglesia constantiniana, otra parte que restaba Lardario, y otra en nombre de San Pancracio, con
nombró en Santa María in vía nooa por papa á un arco de plata de quince libras. Renovó la c a -
Laurencio. De aquí se siguió en el senado y pueblo pilla de San Pablo, que estaba para caerse, y la
romano una división grande: mas queriéndolo re- adornó de riquísimas pinturas.
mediar, resolvieron ambas partes que se juntase Edificó también de nuevo las iglesias de San
concilio en Roma, donde á la sazón estaba el rey Silvestre y San Martín, junto á los baños de Tra-
de los godos Teodorico, y allí se terminase esta jano, y sobre el altar hizo un cimborio de plata,
diferencia. El concilio se celebró, hallándose pre- de ciento y veinte libras, y unos arcos también de
sente Teodorico, y fué confirmado en el sumo plata, de diez libras. Hizo las gradas del templo de
pontificado Símaco; el cual, usando de su clemen- San Juan y San Pablo, y acrecentó la iglesia del
cia, nombró á Laurencio por obispo de Nocera, y arcángel y príncipe de las jerarquías celestes, San
de esta forma quedó la Iglesia en paz cuatro años. Miguel. Edificó asimismo la iglesia de los glorio-
Pasados éstos, unos clérigos, más aficionados sos mártires San Cosme y San Damián en la vía
á inquietudes y bandos que á la salud de su alma, Tiburtina, en una posesión llamada Paciano, y á
con el favor de Festo y Probino. varones podero- esto ayudaron Albino y Grafira, ilustres varones.
sos y de linajes de senadores, volvieron á Lauren- Hizo un hospital, donde se acogiesen los pobres,
cio á su antigua ambición de querer ser papa. De junto á la iglesia de San Pedro y San Pablo, y
lo cual enojado el rey Teodorico, envió á Roma á procuró que se les diese cuanto habían menester.
Pedro, obispo de Altino, para que quitase á Síma- Fué muy amador de los pobres de Jesucristo, y
co de la silla apostólica, y á Laurencio de la vana enviaba y proveía de vestidos y dineros á muchos
ambición de obtenerla, y la tuviese él, hasta que obispos y clérigos, que estaban desterrados en
se determinase otra cosa. Símaco, pareciéndole África y Cerdeña, por la confesión de la fe católica.
(y con razón) que semejante orden era contra la Reparó la iglesia de Santa Felicitas y la capilla
dignidad de vicario de Cristo, cuyo puesto, por mayor de Santa Inés, que estaban para caer. Res-
elección canónica y ratificada, ya ocupaba, juntó cató muchos cautivos en diversas provincias. Or-
un concilio de ciento y veinte obispos, y se absol- denó que en los días de domingo y fiestas de los
vió delante de todos ellos de algunas falsas calum- mártires se cantase el himno angélico Gloria in
nias de sus émulos, y por voto de todos desterró excelsis Deo. Hizo ó redujo á mejor forma el c e -
á Laurencio y Pedro, como cabeza de tantos males menterio de los Jordanes. Y finalmente, no dejó
como á la Iglesia santa venían. de hacer cosa que perteneciese á la mayor honra
De aquí se originó en Roma otra nueva discor- y gloria del altísimo y omnipotente Dios. Ordenó
dia, y creció tanto, fomentada de las armas y durante su pontificado noventa y dos presbíteros,
competencias de los principales, que murieron diez y seis diáconos y ciento veintidós obispos,
muchos clérigos y seglares, y aun á las sagradas y al fin, Heno de días y buenas obras, se fué de
religiosas no perdonaban. En esta disensión m u - esta vida para el cielo, y fué sepultado en la i g l e -
rió junto á san Pedro ad Vincula, Gordiano, v a - sia de San Pedro, á los 19 de julio, aunque su fies-
rón bonísimo, dé vida sincera y santa, y no parara ta celebra la Iglesia á los 21 de febrero. Presidió
en sólo esto la tiranía y crueldad, si Fausto, c ó n - en la silla de san Pedro quince años, seis meses
sul, teniendo lástima de los clérigos que morían y y veintidós días. Escribió su vida Platina, Sane-
eran maltratados, no tomara las armas contra Pro- toro y otros, que tratan la historia pontifical.
bino, que era la causa y autor de tantas desdichas. Es el camino de la cruz todo persecuciones, dis-
Hecho esto, san Símaco quedó quieto y en paz su gustos, zozobras, trabajos y calamidades; pero es
silla, y comenzó á hacer cosas de grande santidad el más seguro para el cielo, si éstas se toleran con
y ejemplo. Echó á los maniqueos de Roma, y que- paciencia sólo por Cristo, como él mismo enseña.
mó sus libros delante de las puertas de la iglesia Cuan seguro le siguió el santísimo y sumo pontí-
constantiniana. Edificó muchas iglesias de nuevo, fice Símaco, bien lo declaran las muchas persecu-
reedificó otras, y las adornó á todas ricamente de ciones que padeció, movidas de la ambición de
DÍA 21 FEBRERO 459
quien, sin haber sabido adquirir los méritos que lla alma privilegiada de su gracia, le inspiró el
él tenía acumulados, sólo por vanagloria, sin r e s - deseo de hacer este viaje. Apenas dio á entender
peto alguno á la mayor gloria de Dios, quería a s - á su padre la curiosidad que se le había excitado,
cender á la suma dignidad, sabiendo que no hay cuando al instante providenció todo lo necesario
camino para caer, como el subir sin méritos; por para complacerle. Estaban algunos oficiales para
eso permaneció estable Símaco, porque estaba hacer aquella jornada por devoción, y el tribuno
fundado en la piedra de Cristo, cuyo fundamento les pidió que llevasen consigo á su hijo Dositeo,
permanece en esta vida, y es eterno en la gloria. haciéndole el gusto de cuidar de su comodidad y
(P. Ribadeneira.) de su regalo. Apenas llegaron á Jerusalén, cuando
todas las cosas grandes y santas que veía en aque-
SAN DOSITEO, CONFESOR—Ninguna cosa enseña me- llos sagrados lugares le tenían como embelesado,
jor, ni aun tan bien como los ejemplos. Por eso ha haciéndole especialmente grande impresión todo
querido el Señor proponérnoslos en todas edades, lo que oía decir de nuestros sacrosantos miste-
en todas condiciones, en todos estados, atajando rios. Condújole un día la divina Providencia á
por este medio los falsos pretextos de que pudie- cierta iglesia, cerca de Getsemaní, que es un valle
ra servirse nuestro amor propio para desviarnos al pie del monte de las Olivas, distante algunos
de la virtud. Quiso confundir nuestra cobardía, centenares de pasos de Jerusalén, y v i o en ella
poniéndonos á la vista la santidad de aquellos, una pintura que le dio gran golpe. Era un vivísi-
que siendo más jóvenes, más débiles, más delica- mo retrato de los tormentos que los condenados
dos, menos sabios que nosotros, no por eso deja- padecen en el infierno; y como nuestro joven i g -
ron de arribar á un eminente grado de virtud, aun noraba enteramente lo que la fe nos enseña en
ceñidos siempre dentro de los límites de los e m - este punto, quedó como suspenso y atónito. Con-
pleos menos lustrosos, y de las acciones más c o - sideraba inmoble aquel horroroso lienzo, fijos los
munes y ordinarias. ojos en todas las tristes figuras que en él se repre-
Fué Dositeo un joven noble, hijo de un prefecto, sentaban, cuando se llegó á él una señora vestida
ministro de la guerra, ó tribuno, oficial que man- de púrpura, respetable por su majestuosa grave-
daba un cuerpo de tropas, y corresponde ahora al dad, y por todo su aire celestial, la cual le explicó
grado de maestre de campo, ó de teniente g e n e - lo que significaba aquella pintura, declarándole
ral. Como estaba en la flor de su edad, y era de todos sus misterios. Aturdido Dositeo con lo que
bella disposición, airoso y bien proporcionado, estaba oyendo, escuchaba á la señora con un pro-
era también las delicias de toda su familia, y el fundo silencio; pero volviendo en sí del asombro,
ídolo de su padre, que le crió con la mayor deli- la preguntó cortesanamente qué haría para evitar
cadeza y con el mayor regalo. Aunque eran cris- la desgracia de caer en aquellos horrendos supli-
tianos sus padres, le dieron una lastimosa educa- cios. «Hijo mío, le respondió la matrona, si quie-
ción, manteniéndole en una total ignorancia de la res no ser del número de los condenados, ayuna,
religión cristiana; y por miedo de atarearle y de no comas carne, y ora sin cesar.» Y diciendo esto
quitarle la libertad, no le aplicaron á los estudios, desapareció. Nunca dudó nuestro santo que esta
dejándole vivir sin darle la más leve tintura de le- señora había sido la santísima Virgen, y así la
tras, ni de facultades. Si Dositeo no se precipitó profesó siempre una ternísima devoción, que cada
en las más funestas licencias de la juventud, d e - día fué creciendo hasta la muerte.
biólo á la buena inclinación de su bella índole, ó, Luego que Dositeo volvió á la posada, comenzó
por mejor decir, á la especial gracia con que el á poner en práctica el consejo de aquella celestial
cielo le preservó de los mayores escollos. Era Do- Señora. Su ayuno, su abstinencia, su oración con-
siteo de un natural dulce, gracioso y apacible; á tinua y su perpetuo recogimiento admiraron á los
que añadiéndose la hermosura de su semblante, oficiales, en cuya compañía había venido. No per-
la proporción airosa de su talle, la delicadeza y donaron á diligencia alguna para divertirle, para
blancura de su tez, con unos modales desembara- hacerle comer y para distraerle; pero no fué po-
zados, modestos y llenos de una noble ingenui- sible hacerle mudar de método. Viendo su c o n s -
dad, junto todo con una rara inocencia de costum- tante perseverancia, le dijeron que aquella vida
bres, le hacían universalmente amado de todo el no era correspondiente á un hombre del mundo,
mundo. Sobre todo, el padre estaba tan hechizado y que si pensaba conservarla hasta la muerte, es-
con su hijo, que no sabía negarle gusto alguno, y taría mejor en un monasterio. Dositeo, que jamás
esta excesiva condescendencia fué la causa de su había oído hablar del estado religioso, preguntó
grosera ignorancia. qué cosa era monasterio. Respondiéronle que
En esta regalona ociosidad vivía Dositeo cuan- monasterio era una casa santa y recogida, donde
do oyó hablar del viaje de la Tierra santa. El S e - se encerraban los que querían vivir únicamente
ñor, que tenía particulares designios sobre aque- para el cielo, pasando la vida bajo la obediencia
460 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
de un prelado, en ejercicios de penitencia y de de Dios, te sientes menos robusto.» Echó Dios la
oración, sin comunicación con los seglares. Agra- bendición á la industria del maestro y á la docili-
dóle tanto esta descripción de la vida religiosa, dad del discípulo; porque Dositeo, á quien no bas-
que no dejó en paz á aquellos caballeros hasta taban al día cuatro libras de pan en los principios
que le llevasen á un monasterio. Uno de ellos le de su conversión, se redujo insensiblemente á
condujo al de San Serido, antiguo amigo suyo. contentarse con solas ocho onzas, sin haber e n -
Luego que le vio el santo abad, quedó prendado. flaquecido ni experimentado en sus fuerzas d e -
Preguntóle qué quería, y él sólo respondió: Sal- cadencia.
varme. Con todo eso, conociendo el prudente abad, Muerto el santo abad Serido, fué colocado en su
por su vestido, por su delicadeza, por su aire y lugar san Doroteo. El nuevo abad, que conocía
por todos sus modales, que era joven de muy dis- bien, así la delicada complexión como la débil s a -
tinguida calidad, y sospechando que quizá habría lud de su querido discípulo Dositeo, tenía gran
hecho alguna travesura, por la cual se habría e s - cuidado de moderar su fervor, que iba creciendo
capado de su casa huyendo del castigo, temió que cada día, atemperando prudentemente los empleos
si le recibía tendría acaso que padecer el monas- á sus fuerzas. Dejóle en el oficio de enfermero,
terio. Con estos temores llamó á san Doroteo, que limitándosele á que tuviese aseada la enfermería,
era su principal discípulo, y declarándole lo que y á que cuidase del regalo de los enfermos, y que
recelaba, le encargó que examinase la vocación nada les faltase. Exhortábale á estar continua-
de aquel mozo. Doroteo, que tenía conocidamente mente en la presencia de Dios, á corregirse cada
el don de discreción de espíritus, le examinó muy día de algún siniestro, á no dejar sin dolor y sin
despacio; mas no pudo sacar de él otra cosa sino castigo las menores faltas, á no dejar de hacer
que quería salvarse, y pedía por gracia que le r e - cosa alguna por su propia voluntad, á no tener
cibiesen en el monasterio. Cuando Doroteo dio apego á persona ni á cosa alguna de esta vida, á
cuenta al abad de su comisión, le dijo que había no ejecutar aun las acciones más menudas y más
descubierto en aquel joven un natural tan bello, ordinarias, sino puramente por motivo de agradar
tan buen fondo, tanto candor y tanta sinceridad, á Dios, y á no temer nada tanto como desagra-
que no podía dudar ser muy legítima y muy c a s - darle.
tiza su vocación, y que no había que temer. A s e - Puso en ejecución el santo mancebo con la m a -
gurado san Serido con este dictamen, le recibió al yor exactitud estos saludables consejos, cuya pun-
punto, y se le encargó al mismo Doroteo, que era tual fidelidad en observarlos le hizo arribar en
enfermero, y al mismo tiempo maestro de nuestro menos de cinco años a u n a eminente santidad, por
novicio. el continuo ejercicio de las acciones más comunes
Viendo el prudente director, con aquella grande y de menos ruido. Jamás se desmentían su dulzu-
discreción de espíritus de que el Señor le había ra, su modestia y su profunda humildad, siempre
dotado, que su nuevo discípulo era joven, tierno, igual, siempre oficioso, siempre alegre; de m a n e -
delicado y criado con todo regalo, no quiso suje- ra, que sólo con ver aquel risueño y aquel a n g e -
tarle desde luego á todas las austeridades y mor- lical semblante se consolaban los enfermos. Todo
tificaciones que los demás monjes practicaban. su estudio era hacer perfectamente todas las a c -
Contentóse por entonces con enseñarle á obedecer ciones: ninguna falta se perdonaba, y si le sucedía
con alegría y con puntualidad, á no tener voluntad alguna vez, ó levantar algo más la voz, ó escapár-
propia, á mortificar sus inclinaciones, y á d e s - sele algún repentino ímpetu del natural, estaba
prender su corazón aun de las cosillas más m e - inconsolable.
nudas. Aplicóse á hacerle amar la humildad, las Habiendo hablado en cierta ocasión con alguna
humillaciones, y poco á poco le enseñó á ser s o - mayor viveza á uno de los hermanos que asistían
brio. Al principio le dijo que comiese todo el pan á los enfermos, se retiró á la celda, y postrado en
que á su parecer hubiese menester para contentar tierra con la boca en el suelo, no cesaba de llorar
su apetito, mandándole solamente le diese cuenta y de gemir. Viole un monje, fué á dar cuenta al
de la cantidad de pan que comía cada vez. Obede- abad, que hallándole en este estado, bañado en
ció á la letra Dositeo, dando cuenta puntual á su sus propias lágrimas, «Hijo, le preguntó, ¿qué
maestro del pan que comía. Pasados algunos días significa ese llanto, y por qué lloras?» «Padre,
le aconsejó que hiciese experiencia, si cercenando respondió Dositeo, porque siempre soy imperfecto
alguna corta porción de aquella cantidad, sentía y acabo de ofender á Dios, hablando ásperamente
novedad en la salud. Hízolo así el santo mancebo, á mi hermano.» «Dios te ha perdonado esa falta,
y diciendo á su maestro que no experimentaba la replicó el abad; levántate, y vuelve á tu oficio.»
menor novedad, «Pues, hijo mío, le replicó el pru- Obedeció, levantóse al punto, y volviendo á su s e -
dente Doroteo, prueba por quince días, si dejando renidad y á su alegría ordinaria, prosiguió c u m -
en cada uno de ellos media onza de pan por amor pliendo con su empleo con más fervor que nunca.
DÍA 21 FEBRERO 461
No podía subir más de punto el candor y la i n - dicio de ella. Y no era esto falta de advertencia ó
genuidad. Descubría á su padre espiritual hasta de capacidad, pues era Dositeo de un entendi-
los más mínimos pensamientos que se le ofrecían. miento sólido, vivo, brillante y despejado; nacía
Acababa un día de hacer las camas á los enfer- únicamente de una obediencia tan ciega y tan
mos, y parecióndole que las había hecho con algún perfecta, que se duda con razón si se ha visto
aseo, tuvo cierta secreta complacencia. Casual- jamás en el mundo religioso más obediente.
mente apareció entonces por allí san Doroteo, y Complácese Dios en comunicarse á las almas
el sincerísimo discípulo le dijo: «Padre, me viene puras y humildes; y así, aunque Dositeo no tenía
vanidad, porque me parece que he hecho bien las ni la más leve tintura de letras, ni de doctrina,
camas.» «Hijo, le respondió al punto el prudente poseía un conocimiento tan comprensivo y una
maestro, eso á lo sumo probará que eres buen inteligencia tan clara, tan limpia de los más ele-
enfermero, mas no prueba que eres buen reli- vados, de los más profundos misterios de la reli-
gioso.» gión, que algunas veces hablaba de ellos como
El miedo que tenía Doroteo de que á un corazón hombre divinamente inspirado. Su maestro Doro-
tan puro no se le atreviese el más mínimo apego, teo, que no perdía ocasión de ejercitarle en la hu-
le obligaba á criarle con un total desasimiento. mildad, la lograba siempre que se tocaban estas
Dióle un día paño para que se hiciese un hábito materias, y hablaba en ellas Dositeo con su a c o s -
nuevo: trabajó en él Dositeo muchos días, y le tumbrado acierto, porque entonces le humillaba
costó mucha fatiga coserle. Llevósele al fin al grandemente; pero con tanta complacencia del
abad, y el abad le mandó que se le diese á otro humildísimo joven, que nunca sentía mayor gozo
monje, y que él hiciese otro hábito nuevo para que cuando le daban en cara con su ignorancia.
sí. Ejecutólo el santo mozo, y se repitió con el se- Cinco años pasó nuestro santo en estos ejerci-
gundo hábito lo mismo que se había hecho con el cios de obediencia, de exactitud, de humildad, de
primero. Muchas veces le hizo repetir estos sacri- una continua unión con Dios y otros actos peque-
ficios en semejantes actos de desasimiento; y Do- ños, á la verdad, pero propios de una devoción
siteo los hacía no sólo sin quejarse, no sólo sin ternísima. De noche sólo asistía á la última parte
repugnancia, sino cada vez con mayor alegría. de maitines, según se le había ordenado, en aten-
Dióle un día el mayordomo de la casa un c u - ción á su poca salud. De día cuidaba de los enfer-
chillo muy lindo para que se sirviese de él en su mos, y comía un poco de pescado á las horas se-
oficio, y llevándosele luego al abad, le pidió licen- ñaladas. Adolecía del pecho, arrojando sangre por
cia para guardar aquella alhajita tan curiosa, y la boca, y ésta fué la enfermedad que al cabo le
usar de ella en servicio de los enfermos. Conoció quitó la vida. La inquietud y dolores que le cau-
luego el sagaz prelado la inclinacioncilla que mos- saba, nunca le pudieron arrancar ni una leve
traba su querido discípulo á aquel mueble, y como señal de impaciencia: su ordinaria oración era
todo su estudio era desprender aquel inocente c o - ésta: «Señor, tened misericordia de mí. Dulce
razón del más mínimo asimiento: «Pues qué, le Jesús mío, asistidme. Virgen santísima, mi queri-
dijo, Dositeo, ¿quieres ser esclavo de un cuchillo da Madre, no me neguéis vuestro favor.» Díjole
despreciable, en perjuicio del perfecto desasi- un hermano que podían aliviarle unos huevos
miento que Dios te pide? Ese afectillo á un vil frescos: mostró algún deseo de tomarlos; pero ca-
instrumento reparte el corazón que debe ser todo yendo después en cuenta, y pareciéndole que ésta
de Dios y que su Majestad quiere poseer solo como era inclinación sensual, la detestó, y se acusó al
su único y soberano dueño. Así, pues, doy e n h o - abad como de una tentación á que había dado
rabuena licencia para que ese cuchillo sirva á los oídos.
enfermos; pero ordeno al hermano Dositeo que no Al paso que crecían sus dolores crecía también
le toque.» Observó inviolablemente la orden del su resignación y su paciencia. Redújole la debili-
superior; porque el cuchillo se aplicó luego á la dad á no poder moverse; y preguntado por san
enfermería para uso de los enfermos; pero nues- Doroteo si hacía siempre su acostumbrada ora-
tro santo enfermero, en cuatro años que estuvo en ción, «Ay, padre, respondió al punto, y como que
el oficio, jamás le tocó, ni aun por descuido. la hago: por señas, que no puedo hacer otra cosa.»
Llegó en él hasta donde pudo llegar la perfección Sintiendo que ya le iban faltando las fuerzas, pidió
de la obediencia ciega, pues se le vieron hacer ac- con grande humildad á su santo director le diese
tos heroicos de esta gran virtud con aquella santa licencia para acabar los dolores con la vida. «Ten
simplicidad que autoriza Dios muchas veces con un poco de paciencia, hijo mío, que cerca está la
prodigios y califica con milagros. La menor señal misericordia del Señor,» le respondió Doroteo. Ha-
de la voluntad del superior era para él un precep- biendo pasado algunas horas en una íntima unión
to expreso: tanto que era menester anduviese con con Dios, al acercarse la noche, se volvió dulce-
gran cuidado el abad para no dar el más leve i n - mente á su santo abad, y le dijo: «Padre, permí-
462 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
teme acabar en paz mi destierro:» respondióle persecución de los vándalos, por confesar la fe ca-
Doroteo lleno de ternura con lágrimas en los ojos: tólica.
«Vete en paz, hijo mío, y ponte con mucha c o n -
fianza en la presencia de tu Dios, que quiere h a - SAN SEVERINO, OBISPO DE ESCITÓPOLIS, EN PALESTINA—
certe participante de su gloria, ruega á s u Majestad Admirable en prodigios y digno de gloriosa m e -
por nosotros.» Al mismo tiempo, el obedientísimo moria por la constancia con que impugnó los erro-
joven expiró dulcemente, como que tampoco había res de Eutiques y demás herejes de aquel tiempo
querido morir sino por la santa obediencia. acerca de la divinidad de Jesucristo. Su celosa
Causábales grande novedad á algunos monjes an- conducta le acarreó odios y persecuciones obsti-
cianos la extraordinaria opinión que el santo abad nadas, de las cuales al fin fué honrosa víctima,
tenía de la eminente santidad de su amado discí- muriendo mártir el año 452, después de veinte
pulo. «Dositeo, decían entre sí, no ayunaba, dis- meses de ser consagrado obispo.
pensábasele en los ejercicios más penosos de la
religión: tratábasele con una demasiada indulgen- SAN PEDRO MAVIMENO.—Natural de Palestina, varón
cia: pues ¿en qué consistía su extraordinaria vir- dotado de gran virtud y favorecido con abundan-
tud?» Pero Dios les quiso dar á entender á qué tes gracias del Espíritu Santo. Hallándose un día
grado tan sublime de virtud se puede llegar en enfermo en Damasco, y habiéndole ido á visitar
poco tiempo por el ejercicio de una perfecta obe- algunos mahometanos, les afeó su conducta en
diencia. Apenas murió Dositeo, cuando Doroteo seguir la ley de su falso profeta, calificando á éste
tuvo revelación del elevado grado de gloria que de impostor y de asesino. «Nadie puede salvarse,
había merecido su querido discípulo: y otro santo les añadió, sino en la fe de la Trinidad.» Indigna-
viejo, que pedía á Dios con grande instancia le dos los sarracenos le hicieron salir de la cama, y
hiciese conocer los monjes de aquel monasterio que después de haberle atormentado largo rato por
ocupaban más eminente lugar en el cielo, vio á Do- ver si se retractaba, le quitaron la vida el día 21
siteo, en medio de una multitud de santos, brillan- de febrero del año 743.
do con resplandor sobresaliente al de todos ellos.
SAN MAXIMIANO, VIGÉSIMONONO OBISPO DE RAVENA.-
SAN FÉLIX, 0BISP0.—E1 tercer prelado que tuvo la Consagróle el papa Vigilio en 546, y murió el
ciudad de Metz, en la Galia Bélgica, fué Félix, 22 de febrero del año 556. Fué devotísimo de la
hombre digno en verdad de los mayores encomios, santísima Virgen; muy estimado del emperador
ya por el cuidado especial con que cuidaba á las Justiniano y de toda su corte por su piedad y por
ovejas que le había encomendado la Providencia la sabiduría con que arreglaba los negocios de la
como pastor de la Iglesia, ya también por resplan- Iglesia, y muy favorecido por el cielo en testimo-
decer en toda clase de virtudes. Su amor hacia los nio de cuan gratos eran á Dios sus servicios.
pobres era tan extremado que repartía entre ellos
cuanto poseía, teniendo gran gozo de quedarse SAN PATERIO.—Ilustre obispo de la ciudad de Bres-
enteramente pobre con tal que pudiese socorrer cia en el siglo VII; se distinguió por el acierto y
á los demás. Cuarenta y un años estuvo en el pon- profundidad en explicar las santas Escrituras, y
tificado, y durante todo este tiempo no cesó de por su celo en la reforma de la disciplina . e c l e -
trabajar con esmero en inocular en el corazón de siástica.
los fieles los verdaderos sentimientos de virtud, y
propagar la ley de Jesucristo. Su muerte se veri-
SAN GERMÁN, Ó GERMANO, ABAD, Y SAN RANDUTO Ó RAN-
ficó el día 21 de febrero del año 102. Sepultóse su
DOALDO, MÁRTIRES—Florecieron por los años de 666.
cuerpo al lado de sus predecesores, hasta que el
emperador Enrique lo trasladó después á Sajonia,
SAN DANIEL, PRESBÍTERO, Y SANTA YERDA, YIRGEN, MÁR-
dignándose el Señor obrar muchos milagros por
TIRES—Vivían por los años de 334.
su intercesión.
SAN CESARIO.—El deseo de saber condujo á este SAN TARACIO, OBISPO Y PATRIARCA DE CONSTANTINOPLA,
santo á Alejandría, y entre las ciencias llamáronle —Era lego y secretario del palacio imperial,
484 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 26
cuando fué elegido contra su voluntad, por haber- todo obedecen: y supuesto que ya sabéis que éste
le designado para sucederle su antesucesor antes es Néstor su obispo, importa armarnos contra
de morir. Fué consagrado el día de Navidad del él.» Tuvo Néstor noticia de este consejo y de lo
año 784, y en 785 envió sus cartas sinódicas al que en él se trató, y así aconsejó á sus ovejas que
papa Adriano, que le recibió á la comunión. En procurasen guardarse de los lobos y se escondie-
787 asistió al séptimo concilio general, congre- sen; pero él no tomó el consejo para sí, antes
gado á sus instancias, y después de los legados como valeroso y fuerte capitán esperó en su m i s -
del papa, ocupó él el primer lugar. En el año 795 ma casa, cara á cara al enemigo, puesto siempre
se opuso al emperador Constantino V, que quería en oración, en que pedía á Dios por la salud, paz
repudiar á María su esposa, para casarse con su y perseverancia constante en la fe de su rebaño.
concubina Teodora, y habiéndose celebrado s e - Vinieron á su casa y la sitiaron sus enemigos,
cretamente estas bodas, el patriarca al principio acompañados de gran turba, y llegando uno á la
disimuló; pero al fin habló contra ellas, y su con- puerta, con grandes voces llamaba á Néstor, y el
ducta le acarreó terribles persecuciones, que s o - santo, puesto en oración, no respondía, y uno de
brellevó con admirable fortaleza. Murió Taracio la casa le avisó que le buscaban. Acabó su ora-
santamente el día 25 de febrero del año 806. ción, y sin turbarse salió á recibirlos, que ya sa-
bía le venían á prender; pero causó á toda aquella
SAN AYERTANO,—Nació en Francia de padres po- infiel canalla tanta veneración su vista, que to-
bres, pero cristianos, que lo educaron en la virtud dos, corteses y humildes, la rodilla por tierra, le
y en las letras. A la edad de quince años tuvo adoraron y veneraron como cosa sagrada. V i é n -
una visión del cielo y tomó el hábito en la religión dolos así el varón fuerte, les dijo con ternura y
de carmelitas descalzos, en la cual fué modelo de afecto de padre: «Y pues, hijos queridos, ¿qué
humildad, verdadera pobreza y fervorosa caridad queréis? ¿A qué venís?» «Toda la corte, respon-
con el prójimo, muriendo en medio de los apesta- dieron, te llama.» Y entonces, sin hablar palabra,
dos en Luca, en el siglo XVI. haciéndose la señal de la cruz en la frente, los
siguió alegre y risueño en nombre de Jesucristo.
Dia 36 Llegaron al consistorio y fué cosa maravillosa
ver, que siendo preso como reo, toda la curia se
SAN NÉSTOR, OBISPO Y MÁRTIR—En aquel tiempo que levantó, y descubiertos todos, como si entrara su
el tirano Decio con infames edictos perseguía la rey y señor, le saludaron y veneraron. El santo
Iglesia de Dios, mandando que todos aquellos que obispo les dijo humilde: «Dios os perdone. Y ¿por
no sacrificasen á los impuros espíritus da los de- qué así me tratáis?» «Tu dignidad, tu conversa-
monios en sus falsos dioses, fuesen cruelmente ción, vida y trato honesto merecen honra tanta.»
atormentados y muertos, residía en Pergén, ciu- Y con esto le hicieron sentar en un trono real y
dad de Pamfilia, Néstor, obispo de ella, hombre magnífico, y ellos se sentaron en sus sillas y ban-
de vida inocente, religiosa y santísima; tanto, cos. «Bastan los honores que me habéis hecho,
que el mismo Irenarco, que era juez ordinario de dijo Néstor: resta saber que es lo que de mí q u e -
aquella ciudad, era freno, terror y respeto. Era réis ahora.» Entonces Irenarco dijo: «¿Has oído,
presidente de Pamfilia Polión, el cual quería con señor, el edicto del emperador?» «No conozqo ni
su fiereza obligar á los cristianos á contaminarse sé más edicto, respondió Néstor, de otro empera-
con los inmundos sacrificios de sus ídolos, obli- dor, que del supremo Dios.» «Si tú, dice Irenarco,
gándolos y compeliéndolos á que comiesen de las vienes bien en lo que te decimos, nos excusarás
carnes inmoladas á ellos. Enfurecióse contra los el ponerte en el tribunal del juez.» «Yo, dice Nés-
que resistían á tan inicuo precepto, prendiendo á tor, no vengo bien, sino en sólo obedecer á Jesu-
unos, y á otros quitando las vidas, como experi- cristo, ni en mí hay más voluntad que la suya.»
mentaron Papías, Diodoro, Comnón y Claudio, que «Tú, dijo Irenarco, estás endemoniado.» «¡Ojalá
gloriosamente las perdieron para lo temporal, ga- vosotros, dijo Néstor, estuvieseis libres de los
nándolas para lo eterno por conservar inmacu- demonios y no adorarais demonios!»
lada la fe de Jesucristo. «¡Oh hombre atrevido!, dijo Irenarco furioso en-
Ocupábase Néstor de día y de noche, mientras tonces. ¿Así te atreves á llamar demonios á n u e s -
esto así pasaba, en rogar y pedir al inmaculado tros dioses?» «No sólo, dijo el santo, los llamo de-
esposo de las almas Jesús y pastor divino, fuese monios, sino es que lo son, y ellos mismos lo con-
servido de mirar por su rebaño, pues estaba á su fiesan.» «Pues yo haré, dijo más furioso Irenarco,
cuidado. Irenarco á este tiempo juntó su consejo que el presidente Polion, á cuya presencia irás
y habló así: «Nada podremos contra estos cristia- luego, te atormente, hasta que confieses ser v e r -
nos, si primero no le quitamos la cabeza al que daderos dioses los nuestros, y no demonios como
los rige, esfuerza y anima, y á quien todos en dices.» Entonces Néstor, haciéndose la señal de
DÍA 26 FEBRERO 485
la cruz en la frente, dijo: «¡Qué! ¿Me amenazas con afrenta; que yo me tengo por el más feliz de los
tormentos? Yo no temo tus tormentos, ni los del mortales.»
presidente; sólo, sí, temo aquellos con que amena- La ciudad toda, que atendía al espectáculo, unos
za Cristo mi Dios.» Entonces Irenarco entregó á confusos, otros lastimados, y admirados todos, pi-
Néstor en manos de sus ministros, con orden de dieron á grandes voces al presidente que le quita-
que, llevándolo preso, lo siguiesen á él, que iba á ra ya la vida. El presidente le preguntó enionces:
Pergen. Iba siguiendo el cordero al sangriento «¿Quieres sacrificar á los dioses?» A que respon-
lobo. Sucedió en el camino un gran terremoto, y dió Néstor con una santa impaciencia: «Impío,
bajó una voz del cielo que confirmó y dio nuevo cruel, infame, hijo del demonio. ¡Qué! ¿No sólo no
ánimo á nuestro invicto mártir de Jesucristo. Los temes y reverencias el santo nombre de Dios y su
que le llevaron preso le preguntaron: «Señor obis- presencia, á quien debes el puesto de principe,
po: ¿qué trueno ó voz es ésta? ¿De dónde ha veni- que indignamente ejerces (por él reinan los reyes,
do tan gran terremoto?» «Señales de Cristo mi mandan los príncipes y los poderosos hacen j u s -
Dios,» respondió Néstor, alegre. ticia), sino es que también quieres obligarme á
Llegaron á la ciudad, y dando Irenarco cuenta mí, á que deje al verdadero Dios, Criador y Sal-
al presidente, al siguiente día, sentado Polión en vador del mundo, y adore unas estatuas de pie-
su trono, hizo traer á su presencia al mártir de dra? Córrete y afréntate ya de sólo imaginarlo.»
Cristo, y preguntóle: «Cómo te llamas?-:. «Siervo de Ya Polión no pudo oir más baldones; y así le pre-
Cristo,» respondió el santo. «No te pregunto eso, guntó furioso: «¿Tú quieres estar con nosotros ó
dijo el presidente: dime tu nombre, que quiero con tu Cristo?» Y Néstor, todo regocijado y lleno
saberle.» «Yo soy cristiano, dijo el guerrero es- de alegría, dijo: «Con Cri-to mi Dios fui siempre,
forzado, y éste es mi nombre; pero si aun deseas soy y seré.» Entonces Polión dio contra él la s e n -
saber el nombre temporal, llamóme Néstor.» «Bien tencia, diciendo: «Pues tanto quieres á tu Cristo
está, dijo el presidente; sacrifica á los inmortales crucificado debajo el poder de Poncio Pilato; yo,
dioses, ofréceles incienso, y te doy mi palabra, si por que más devoción tengas á tu Dios, te senten-
así lo haces, de escribir luego á nuestro augusto cio á que mueras como él en una cruz.» El glorio-
emperador, para que te constituya príncipe de los so mártir, alzando los ojos al cielo, dio por tal sen-
sacerdotes, y que todas las cosas estén á ti sujetas, tencia infinitas gracias á Dios, y luego al punto
para que con tantos honores y riquezas infinitas fué enclavado en una cruz; la cual le fué divina
que con ellos poseerás, vivas feliz y bienaventu- cátedra, pues desde ella predicaba y enseñaba al
rada vida por largos años.» Entonces el invicto pueblo cristiano, amonestando á todos que perse-
mártir, levantando los ojos al cielo, y signándose verasen en la fe y caridad de Cristo, y se compa-
con la cruz, dijo al presidente: «Aunque á este mi- deciesen unos de otros, para que juntamente to-
serable cuerpo le atormentes cruelísimamente, ya dos fuesen glorificados. Después, pidiendo á todos
con cadenas, ya con azotes, ya con fieras que lo los presentes á su muerte que se hincasen de r o -
despedacen, ya con otros exquisitos tormentos; dillas é hiciesen oración á Dios juntamente con él,
mientras en mí hubiere espíritu de vida, no me como todos lo hicieron, al punto que la acabaron
podrás reducir á que jamás niegue aquel divino y dijeron amén, dio su espíritu al Señor á las tres
nombre de mi Señor Jesucristo, que es sobre todo horas después de haber amanecido el día de j u e -
nombre.» Mandóle el presidente atormentar en el ves, á 26 de febrero. Escribieron su vida y mar-
ecúleo ó potro con todo rigor. tirio Beda, Usuardo, Adón en sus Martirolo-
Obedecieron los crueles ministros al cruel y gios, Sanctoro, Surio, y el Martirologio romano
bárbaro presidente, imprimiendo en los lados de año 254.
su gloriosísimo cuerpo tan profundamente las Leida con atención esta santa vida, se verá
uñas y garfios de acero, que se descubrían sus cuánta estimación y aprecio hace el sumo sacer-
santas costillas. El esforzado y valeroso campeón, dote Cristo de aquel que le sustituye en la digni-
regocijado y alegre, cantaba: «Bendeciré al Señor dad y oficio de pastor, no desdiciendo del nombre,
en todo tiempo: sus loores siempre se verán y antes si ejerciendo tan dignamente su ministerio,
oirán en mi boca.» Admirado y pasmado el pre- como Néstor hacía, pues á estos tales no permite
sidente de ver tan firme constancia y valor su Majestad soberana haya manos que se les atre-
tan estupendo, dijo: «¿No te avergüenzas, infe- van sacrilegas, si no es que aun sus mortales ene-
liz, más que cuantas criaturas son en el m u n - migos los tratan con veneración y respeto; solo
do, de poner toda tu esperanza en un hombre, llega á permitir (y esto para que acumulen méri-
que acabó con afrentosa muerte?» «Sea enhora- tos á su gran corona de gloria) les atormenten y
buena, dijo Néstor, afrenta y vergüenza mía, y de quiten la vida, permitiendo asimismo, por particu-
todos aquellos que invocan y confiesan el n o m - lar y grandísimo favor, á algunos su amada cruz:
bre de mi Señor Jesucristo, tal vergüenza y hasta aquí pueden llegar las finezas de un Dios
486 LA LEYENDA DE ORO DÍA 26
amante. Todas las experimentó Néstor, como he- SAN PORFIRIO—Nació este santo en Tesalónica, de
mos visto, de donde podemos inferir lo mucho que familia muy ilustre y opulenta, por los años 3 5 3 ,
Dios le ama, y de ahí tener una firme esperanza y fué educado en el santo temor de Dios. Pasó su
de que, valiéndonos de su intercesión, consegui- juventud en el retiro, el estudio y la oración, y á
remos de su divina Majestad cuanto le pidiéremos la edad de veinticinco años se retiró á Egipto,
para la salud de nuestras almas y mayor gloria donde enteramente se consagró al servicio de
suya. (P. Ribadeneira.) Dios, abrazando la vida religiosa en el famoso
monasterio de Sceté. En él se mantuvo cinco años,
NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, MEJICANA—Con este entregado á los rigores de una austerísima vida,
título es invocada la Reina de los ángeles en el después de los cuales marchó á visitar los santos
templo magnífico que se le ha erigido en el cerro lugares de Jerusalén, y después de esta devoción
llamado Tepeyatac, que está situado cerca de la se encerró en una gruta no distante del Jordán,
laguna mejicana. Este sitio es el mismo donde por en donde se mantuvo por espacio de otros cinco
los años de 1 5 3 1 , en 9 de diciembre, se apareció años. Desde aquí hizo vender todos sus bienes de
dicha noble Señora al indio Juan Diego, signifi- Tesalónica, y los repartió entre los pobres, que-
cándole sus deseos de ser en el mismo cerro dando él tan sumamente pobre, que se v i o obliga-
adorada, y le entregó su imagen milagrosa. La do á aprender el oficio de curtidor para ganarse
erección de este templo contribuyó en gran m a - la comida. Vivió así hasta la edad de cuarenta
nera á extender y robustecer la fe entre los meji- años, en que, noticioso el patriarca de Jerusalén
canos. de sus grandes méritos, le ordenó de sacerdote, á
pesar de la resistencia que opuso su humildad,
SAN ALEJANDRO—Ocupó la silla patriarcal de A l e - aumentando asi los resplandores de su virtud, y
jandría el año 3 1 3 , cuando la muerte de san Aqui- continuando siempre en la misma abstinencia y
las. Perfecto imitador de los apóstoles, sobresalía mortificación. Habiendo vacado por este tiempo el
en las virtudes cristianas, especialmente en amor obispado de Gaza, todos pusieron los ojos en P o r -
para con los pobres. Convencido de que para el firio, que fué consagrado obispo, destruyendo d u -
ministerio sagrado era indispensable la elección rante su pontificado las reliquias de la idolatría
de hombres de virtud, elegía únicamente aquellos que había aún en su diócesis, y convirtiendo á
que antes de entrar á ejercer tan sublime cargo muchos á la religión verdadera. A su voz caían
habían santificado sus almas retirándose del mun- por tierra los ídolos del paganismo, los enfermos
do. Durante el tiempo que ocupaba la silla patriar- quedaban curados, y se mostraban sumisos los
cal de Alejandría, se levantó aquella tan funesta elementos. Señalóse particularmente en su celo
herejía, la herejía de Arrio, de ese hombre que contra los herejes maniqueos, que habían intenta-
negaba ser el hijo de Dios consubstancial con el do inficionar su rebaño en el error. Llegado ya á
Padre. El carácter hipócrita con que se presenta- la edad de sesenta y siete años, extenuado por las
ba Arrio en los pueblos diseminando la herejía, y penitencias y consumido por el ardor de su celo,
coligado con Melecio, obispo de Licópolis, excitó expiró Porfirio dulcemente en medio de sus ovejas,
más el cuidado y celo de Alejandro, para extir- el día 2 6 de febrero del año 4 2 0 , el veinticuatro de
parla; á este fin convocó en 321 dos concilios s u - su pontificado, muriendo con el consuelo de .dejar
cesivos en Alejandría, en los cuales los padres á su ciudad casi enteramente cristiana.
condenaron y excomulgaron á Arrio y á todos sus
partidarios. Gobernaba entonces la Iglesia el papa LOS SANTOS PAPÍAS, DI0D0R0, CENÓN Ó CONÓN, Y CLAU-
san Silvestre, á quien escribió Alejandro, como DIANO,—Fueron martirizados por la fe de Jesucris-
también á todos los obispos de la Iglesia,.dándoles to en Pamfilia en el año 2 5 1 .
cuenta de la herejía de Arrio y de su condenación.
Los males que ocasionaban tales errores fueron LOS SANTOS FORTUNATO, FÉLIX, Y OTROS VEINTISIETE
causa de que el papa convocase un concilio gene- MÁRTIRES.—Derramaron su sangre por la confesión
ral, que se celebro en Nicea de Bitinia el día 19 de de la fe católica en Antioquia, el año 2 5 1 , en tiem-
junio del año 3 2 5 , asistiendo el emperador Cons- po de la persecución del emperador Decio.
tancio y trescientos diez y ocho obispos, en cuyo
concilio fué de nuevo condenada la doctrina de SAN FAUSTINIANO, OBISPO DE BOLONIL—Confirmó y
Arrio, quedando definida la divinidad del Hijo de corroboró aquella Iglesia, que estaba oprimida
Dios. Vuelto Alejandro á su diócesis continuó g o - con la persecución de Diocleciano. Asistió al c o n -
bernándola con el mismo celo que siempre, hasta cilio de Nicea, y trabajó con mucho celo contra
que lleno de méritos y virtudes descansó en el los arríanos en varias provincias de Italia. Había
Señor, el día 2 5 de febrero del año 3 2 6 , ó como sido consagrado obispo en 3 1 2 , y se cree murió
otros quieren en 3 2 8 . por los años 3 3 1 .
Dí A. 27 FEBRERO 487
SAN ANDRÉS, OBISPO DE FLORENCIA.-Vivió en el s i - eran maltratados y afligidos, y los arrianos favo-
glo V, y se le venera por una antigua tradición, recidos; y muchos por sus propios intereses, y
sin que se hayan encontrado nunca ni las actas de otros por su ceguedad y engaño, andaban desca-
su vida, ni se haya podido saber el tiempo de su rriados é inficionados de la herejía. Y el santo
nacimiento ni de su muerte. prelado Leandro, aunque acudía á todas las par-
tes necesarias, pero particularmente se desvelaba
SAN VÍCTOR.—Francés de nacimiento, d i o desde y ponía más cuidado en confirmar á los católicos
las entrañas de su madre indicios de santidad. en la fe verdadera, y resistir á los herejes y alum-
Creciendo después en la virtud y educado en cien- brarlos y reducirlos á nuestra santa religión; y
cias sagradas y profanas, estando en Arcies fué así, con su grande espíritu, letras y buena indus-
ordenado sacerdote, y se le confió el ministerio de tria, favorecido del Señor, sacó de las tinieblas y
la predicación. Desempeñó este encargo con tan errores á muchos arrianos, y de esclavos de S a -
buen éxito, que de todas partes concurrían cris- tanás los hizo hijos de la-Iglesia católica.
tianos é infieles á oirle, y á admirar la suavidad, Hubo entre el rey Leovigildo y el príncipe de
elegancia y sabiduría de sus discursos, con los España Hermenegildo, su hijo, muchos y muy
cuales se atraía los corazones y ganaba infinidad grandes disgustos y contiendas por causa de la
de almas para Jesucristo. San Bernardo ha dejado religión; porque el príncipe, por inspiración de
escritas en sus obras las glorias de Víctor; en ellas Dios, y por consejo y persuasión de san Leandro,
le propone á los fieles como modelo de todas las había dejado la secta arriana y declarádose por
virtudes. Floreció este santo en el siglo VI ó VII, fiel católico, con determinación de morir por ello
según Bollandos, y su memoria ha sido célebre si fuese menester; lo cual llevaba mal el rey su
por los muchos milagros que ha obrado el Señor padre. Vino el negocio á tanto rompimiento, que
por su intercesión. el reino se dividió en dos bandos, de católicos y
herejes; los católicos seguían al príncipe como á
SAN TALILEO, ANACORETA Y C O N F E S O R . - P a s ó sesenta su caudillo y cabeza, y los herejes á Leovigildo
años en los desiertos de Siria. como á su rey y señor. Los católicos, aunque
eran muchos y tenían mejor causa, eran menos
SAN ALNOTH, ANACORETA Y CONFESOR-Bollandos le poderosos y no podían contrastar con la potencia
menciona. del tirano rey. Para buscar fuera del reino las
fuerzas que no tenían en él, enviaron á san Lean-
Día dro á Constantinopla á suplicar al emperador T i -
berio, que era católico, que favoreciese la causa
SAN LEANDRO, ARZOBISPO DE SEVILLA Y CONFESOR — de los católicos y les enviase á España algún
San Leandro, arzobispo de Sevilla, fué hijo de buen número de soldados para resistir á los here-
Severiano, hombre principal y de gran linaje en jes arrianos y defender la causa del Señor. Hizo
Cartagena. Tuvo por hermanos á Fulgencio, obis- esta jornada san Leandro tan larga y tan trabajo-
po de Ecija, á Isidoro, que le sucedió en la iglesia sa, por no faltar un punto á negocio tan impor-
de Sevilla, y á Florentina, abadesa, madre y maes- tante y tan deseado, y pedido del príncipe Herme-
tra de muchas monjas y vírgenes dedicadas al Se- negildo y de todos los fieles de España. Llegado á
ñor. Todos los hermanos fueron santos, y por tales Constantinopla, tuvo allí amistad con san Grego-
los celebra la Iglesia católica; y san Leandro, que rio, que después fué papa, y á la sazón era diáco-
era el mayor de todos, santísimo. Desde niño se no y cardenal y legado de Pelagio II, su pre-
d i o á la virtud y letras, y fué varón en su tiempo decesor, de quien había sido enviado al mismo
tenido por de grande elocuencia, y de tan buenas emperador Tiberio por algunos negocios univer-
razones y tan eficaces, que fácilmente persuadía sales de la santa Iglesia. Y como san Gregorio y
lo que quería. D i o libelo de repudio al m u n - san Leandro, en la vida y en la doctrina y en sus
do y á sus gustos y vanidades, tomando el hábito intentos eran tan parecidos y tan santos, trabaron
de san Benito en un monasterio de Sevilla, donde una estrecha y hermanable amistad entre si, que
resplandeció tanto con su santa vida y doctrina, les duró toda la vida, como adelante se dirá. No
que siendo muerto el arzobispo de aquella ciudad, pudo el emperador Tiberio enviar á España en fa-
por común consentimiento de los eclesiásticos y vor de los católicos todas las fuerzas que eran me-
seglares, fué puesto en aquella dignidad, en la nester, aunque se entiende que envió algunas; y
cual hizo oficio de santísimo y vigilantísimo pas- así, para esto fué de poco efecto la ida de san Lean-
tor, con grande entereza y maravillosa prudencia dro á Constantinopla, en donde se halló en un con-
y solícito cuidado. Reinaba en aquella sazón en ciliode obispos que se celebraba en aquella ciudad.
España Leovigildo, rey godo y hereje arriano y Volvió á España el santo prelado, y la guerra e n -
enemigo de los católicos, los cuales á esta sazón tre el rey Leovigildo y el príncipe Hermenegildo,
488 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
su hijo, se encendió más y llegó á tal extremo, esperanza de salud, abjuró la impiedad arriana y
que desamparado el príncipe de los suyos y ven- volvió su ánimo á la verdad católica, y que en
dido de los soldados romanos, vino á manos de su particular con Recaredo, su hijo y sucesor, trató
padre, que le encarceló y cargó de duras prisio- cosas en su favor, encargándole que tuviese en
nes, y finalmente le hizo matar por no haber que- lugar de padres á Leandro y Fulgencio, á los cua-
rido el día de Pascua comulgar por mano de un les mandó en su testamento alzar el destierro. Y
obispo arriano, que su padre le había enviado á la aun san Gregorio Magno refiere que antes que
cárcel. De esta manera el glorioso príncipe fué muriese encargó mucho á san Leandro (que debió
coronado de martirio por nuestra santa fe católica, de venir á esta sazón) que tuviese gran cuidado de
como lo decimos en su vida á los 13 de abril. Que- Recaredo su hijo, para que fuese semejante á Her-
dó el cruel padre muy contento con la muerte de menegildo su hermano. Pero añade san Gregorio,
su hijo, por parecerle que se había vengado de él, que el rey, por acomodarse al tiempo y por miedo
y asegurado su reino y su falsa religión, quitando de sus vasallos, no abrazó la verdad católica con
á los católicos tan principal capitán y cabeza, y las obras como la conocía con el corazón; y así mu-
habiéndolos amedrentado con tan riguroso castigo rió sin esperanza de salud. Con esta amonestación,
de su propio hijo. Pero como el mal siempe crece que el rey su padre hizo al rey Recaredo, él, alen-
y un pecado trae á otro, no se contentó el rey con tado con el espíritu del cielo, que el Señor le
lo que había hecho, antes comenzó á perseguir enviaba por intercesión de su hermano Hermene-
con mayor furia y braveza á la Iglesia católica, y gildo, se entregó á san Leandro, de manera que en
maltratar y desterrar de España á los obispos y las cosas públicas y particulares se gobernaba por
prelados santos que la defendían, y entre ellos su parecer, y especialmente en las que tocaban á
principalmente á san Leandro y san Fulgencio, su la salud de su alma y á la verdad de nuestra santa
hermano, como personas tan eminentes y que ha- fe; la cual, imitando más á la piedad de su herma-
bían favorecido al príncipe su hijo. Apoderóse el no que á la perfidia de su padre, abrazó con tanta
avariento rey de las rentas de las iglesias, sin al- sinceridad y afecto, que no solamente él se hizo
guna resistencia; derogó los privilegios de los ecle- católico, sino que procuró que lo fuese todo su
siásticos, y dio la muerte á muchos hombres prin- reino, y que la nación de los godos, que hasta allí
cipales, de cuyos bienes enriqueció el patrimonio había estado inficionada con su pestilencia de la
real. Siendo, pues, desterrado de España el santo herejía arriana, toda se convirtiese, y viese y s i -
pontífice Leandro, no por eso dejó las armas ni de guiere la luz de la religión católica. Para esto, por
pelear contra los arríanos, como soldado valeroso consejo de san Leandro, hizo juntar un concilio
del Señor. Escribió dos libros contra sus errores, nacional, que fué el tercero toledano, en el cual
é hizolos publicar por España; y otro en que r e s - se halló san Leandro y aun presidió en él (como
ponde á sus objeciones. Escribió también un tra- dice san Isidoro su hermano, Lucas de Tuy y el
tado á santa Floreniiua, su hermana, en el cual cardenal Bironio), corno legado de la sede apostó-
alaba en gran manera la virginidad, y él enseña lica. El concilio se celebró con gran paz y confor-
la forma que había de tener en gobernar á sus midad, y el rey se mostró piadosísimo y celosísimo
monjas. No se olvidó nuestro Señor en este tiem- de la fe católica; la cual abrazaron umversalmente
po de su Iglesia; antes por los merecimientos y todos los obispos, grandes del reino y señores g o -
por la sangre de su glorioso mártir san Hermene- dos; y san Leandro hizo una grave, docta y e l e -
gildo, que habia antes querido perder el reino y gante oración, alabando á nuestro Señor por las
la vida que no su fe, cuando la tempestad estaba mercedes que había hecho aquel día á toda a q u e -
en su punto, y más brava y furiosa, y parecía que lla nación, al reino de España y á toda su Iglesia
había de durar, mandó cesar á los vientos, y s o - católica, en haber traído á su gremio y puerto de
segarse el mar, y serenarle el cielo, y convertirse salud á tantos hijos perdidos y sumidos en el abis-
en bonanza y tranquilidad aquella horrible y e s - mo de sus errores; y declarando las causas que
pantosa tormenta. Comenzó el rey Leovigildo á había de alegría y júbilo de su corazón, y junta-
reconocer su pecado y la crueldad con que le ha- mente que siempre la santa Iglesia creció con tra-
bía quitado la vida á su hijo primogénito y here- bajos y persecuciones, y que después de la tempes-
dero de su reino. Para lo cual (entre otras cosas) tad se sigue la bonanza, y tras la noche viene el
le ayudaron algunos milagros que nuestro Señor día. Y fué tanto lo que san Leandro trabajó en
obró en aquel mismo tiempo, así cerca del cuerpo este negocio tan importante y de tanta gloria de
del santo mártir, como en otras cosas, en testimo- Dios, que mereció por esta conversión ser llamado
nio de la verdad de la fe católica. Ayudóle también apóstol de los godos, y san Gregorio papa le escri-
una enfermedad que le dio, de la cual falleció en be una carta dándole el parabién de tan dichoso y
Toledo el año 886. Y hay autores que afirman que feliz suceso, en la cual declara el gozo incompara-
al fin de la vida, estando en la cama enfermo sin ble que había recibido, porque el rey Recaredo se
DÍA 27 FEBRERO 489
hubiese tan de veras convertido á nuestra santa dice (y debe ser así) que le envió una imagen de
religión, y le encarga que le amoneste y exhorte nuestra Señora, y que es la que en Guadalupe es
á mostrar con la santa vida la santa fe que había tenida en tanta reverencia, y frecuentada del
recibido y profesaba. Porque, como dijimos arri- concurso de tantas gentes que vienen en romería
ba, entre estos dos santísimos varones, Gregorio á aquella santa casa, para hacer gracias al Señor
y Leandro, puso nuestro Señor un amor muy e n - por las continuas mercedes que por intercesión
trañable, y una amistad digna de tan altos ó insig- de su benditísima Madre reciben. Habiendo, pues,
nes varones; la cual comenzó en Constantinopla, san Leandro dado tan bienaventurado fin á un
en donde la primera vez se conocieron; y se trabó negocio de tanta entidad, como fué la conversión
entre ellos de manera, que á petición de san Lean- á nuestra santa fe de los godos, y orden y concier-
dro, san Gregorio escribió los libros admirables to para la reformación de las iglesias, se fué á la
de los Morales sobre Job, y los dedicó y envió al suya de Sevilla para atender al gobierno de ella y
mismo san Leandro. Y también le envió un libro aparejarse á morir, y dar cuenta del rebaño que
que llamó Pastoral, y en el principio de su ponti- el Señor le había encomendado. Estando en ella,
ficado había escrito á Juan, obispo de Ravena. Y y haciendo oficio de santo prelado, afligiendo su
se escribían entre sí muchas veces amigablemen- cuerpo con ayunos y penitencias, regalando su
te, y de las mismas epístolas que le escribe san espíritu con la oración y estudio de la sagrada
Gregorio se saca bien la estima que tenía de la Escritura, remediando los pobres, encaminando á
santidad y persona de san Leandro; porque en los ricos, y exhortando á todos á la virtud, siendo
una de ellas le dice estas palabras: «Recibí la epís- ya de ochenta ó más años, y queriéndole nuestro
tola de vuestra santidad, escrita con la pluma de Señor dar el premio de sus grandes y fructuosos
la caridad. Del corazón tomó la lengua lo que e s - trabajos, le vino una enfermedad, de la cual murió
cribió con la pluma. Estaban presentes cuando se á los 13 de marzo, por los años del Señor de 603.
leyó vuestra carta algunos varones buenos y s a - Fué sepultado su cuerpo en la iglesia de las santas
bios, y comenzaron luego á enternecerse y c o m - vírgenes Justa y Rufina. El Martirologio romano
pungirse en sólo oiría leer, y cada uno con amor hace mención de san Leandro á 27 de febrero, y
y afección os ponía en su corazón, porque le pare- escriben de él los Martirologios de Beda, Usuardo,
cía no oir, sino ver la dulzura del vuestro. Todos Adón, y el cardenal Baronio en sus Anotaciones
se encendían y cada uno se maravillaba, y en el y en el séptimo y octavo tomo de sus A nales, y Tri-
fuego de los oyentes se mostraban bien las llamas temio le cuenta entre los varones ilustres de la
que ardían en el pecho del que hablaba; porque orden de san Benito.
ninguno puede inflamar á otro si él no arde prime- (P. Ribadeneira.)
ro en sí. Y de aquí sacamos cuan grande haya
sido vuestra caridad, pues pudo emprender tan SAN BALDOMERO.—Este santo, que fué subdiácono
gran fuego en los otros. No conocían vuestra vida, de la iglesia de Lion, y á quien se llama por otro
de la cual yo siempre me acuerdo con gran v e n e - nombre Galmiero, ejercía el oficio de cerrajero
ración; mas la alteza de vuestro corazón muy en Lion de Francia. Extremada era la pobreza en
bien se echaba de ver en la humildad de vuestras que vivía, y si algún rato de descanso le quedaba
palabras.» Todas éstas son palabras de san Grego- después del trabajo, lejos de emplearlo en pasa-
rio, y después se encomienda en las oraciones de tiempos, los ocupaba en santificar su alma por
san Leandro, y le dice: «Yo me hallo medio a h o - medio de la lectura y oración. Profesaba tal cari-
gado entre las ondas, y busco vuestra intercesión ño á los pobres, que todo el dinero que ganaba del
como tabla para escaparme; para que ya que no trabajo lo distribuía entre ellos, llegando hasta el
merecí como rico llegar con la nave entera á sal- caso de darles muchas veces los mismos instru-
vamento, á lo menos después de haber recibido el mentos de su oficio. Era tanto su amor á Dios, que
daño, vuelva á la ribera asido á la tabla.» Pade- siempre lo alababa é inducía á los demás á que
cía san Leandro dolores de gota, y para consolar- así lo hicieran, diciéndoles: «En el nombre del Se-
le le dice san Gregorio: «Escríbeme vuestra santi- ñor demos siempre gracias á Dios.» Todos admi-
dad que la gota le aflige, y yo tengo tan continuos raban su devoción y compostura en la iglesia, y
dolores de ella, que estoy muy debilitado y casi en especial el abad de San Justo, llamado Vicente,
consumido; pero fácilmente nos consolaremos, si después arzobispo de Lion, como también el gran
entre los azotes de Dios nos acordáremos de nues- fondo de religión que se notaba en sus conver-
tros pecados, y entendiéremos que no son azotes, saciones. El dicho abad le proporcionó el poder
sino dones del Señor, para que paguemos los d e - habitar una celda en su monasterio, en donde re-
leites de la carne con dolores de la carne.» Todo tirado se ocupó en los más santos y austeros ejer-
esto es de san Gregorio, escribiendo á san Lean- cicios. Murió en la ciudad de Lion el año 650, y el
dro, al cual envió el palio; y aun comúnmente se Señor quiso manifestar la santidad de su siervo
TOMO i
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490 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
por los muchos milagros que obrara por su i n - do en sus tiernos años más cabida el resistir á la
tercesión. Sus santas cenizas fueron profanadas voluntad de sus padres y conservarse virgen, p a -
por los hugonotes en el siglo XVI y arrojadas al recióndoles que en su edad temprana no podía ha-
viento. ber resistencia, y que después tomaría el estado
que Lupicino le diese), de común voluntad, y di-
SAN JULIÁN, MÁRTIR—Padecía tanto el mal de gota, vino acuerdo, se fueron á vivir al desierto, eli-
que no podía andar ni estar en pie. Fué presen- giendo para habitación del fin de sus días un yer-
tado al juez con dos criados que le llevaban en mo en aquellas partes de León de Francia, que
una silla, de los cuales el uno negó la fe católica, participan de las amenidades del Rhin y Ródano,
y el otro, llamado EUNO, perseverando en confesar ríos célebres, de cuyos circunvecinos pueblos des-
á Jesucristo, fué envuelto con su amo en los tor- cendían. Otros tienen, que son los desiertos de
mentos. Ambos fueron montados en dos camellos, Lora, entre Borgoña y Alemania, juntos á la ciu-
paseados por toda la ciudad de Alejandría, azota- dad de Aventica. Aquí, pues, determinaron vivir
dos con manoplas, y por último fueron quemados como si fuesen dos hermanos, sin acordarse más
vivos en una grande hoguera á vista de todo el del uso del matrimonio santo, pareciendo dos á n -
pueblo de Alejandría, recibiendo la corona del geles humanos; humildes siempre y postrados en
martirio en la misma ciudad el día 27 de febrero tierra, divididos uno de otro, hacían á Dios ora-
del año 250. ción continua, sustentándose sólo de solas las raí-
ces de las yerbas que aquel yermo les tributaba:
SAN BESA.—Era soldado de los que estaban de cen- abstinencia rara y virtud grande para quien se
tinela cuando el martirio de los dos santos ante- había criado con regalos y abundancias, reducirse
riores. A vista de la constancia de los mártires se voluntariamente á tal miseria de vida. El enemi-
sintió tocado de la gracia de Dios, y habiendo r e - go común, que jamás se descuida, envidioso de
prendido á sus compañeros porque insultaban á tanta gloria como la que los benditos siervos de
aquellas víctimas, fué acusado delante del juez, y Dios gozaban en tanta paz y quietud, comenzó á
habiendo confesado que era cristiano, fué degolla- hacerles cruda guerra, tirándoles á todas horas
do poco después que los santos Julián y Euno ha- tantas piedras, que muchas veces parecían llovi-
bían expirado. das más que tiradas, de que solían salir nuestros
guerreros fuertes, maltratados y heridos casi de
LOS SANTOS ALEJANDRO, ABUNDIO, ANTÍGONO, Y FORTU- muerte, con grandísimos dolores.
NATO.—Padecieron el martirio en Roma en tiempo Llegó á tal extremo la cruel molestia de los
del emperador Diocleciano. Sus reliquias se con- infernales espíritus, que nuestros valerosos cam-
servan en Bolonia en el colegio de las Escuelas peones, como poco experimentados en semejan-
Pías. tes batallas, comenzaron á flaquear, y finalmente
resolvieron volver del todo la espalda al enemigo,
LOS SANTOS BASILIO, Y PR0C0PI0.—Fueron naturales como lo hicieron, dejándole vanaglorioso con el
de Decápolis, y monjes en Constantinopla en el triunfo. Mas poco les duró el contento, porque
reinado de León Isauro. Cuando este príncipe se apenas hubieron caminado pocas millas, con re-
declaró contra las santas imágenes, estos dos san- solución de volverse á su casa, cuando cogién-
tos fueron de los que más trabajaron contra la he- doles la noche en una mísera aldea, hubieron
rejía y persecución de los iconoclastas, teniendo de alojarse en casa de una pobre aldeana, que
ambos la gloria de sufrir muchas y graves moles- después de haberlos recibido con cariño y a g a -
tias en defensa de la verdad. Por fin, murieron sajo, les preguntó adonde iban, y qué fin era el
tranquilamente, insignes en virtudes, por los años de su viaje. Respondieron, no sin gran confu-
de 750. sión suya, como eran soldados de Cristo; pero tan
bisónos, que á los primeros encuentros habían
Día 38 huido al enemigo, dejándole triunfante y glorio-
so, cuanto ellos iban corridos y avergonzados; y
SAN LUPICINO, Y SAN ROMÁN, HERMANOS, ABADES—Lupi- contáronle cuanto les había sucedido. La mujer,
cino y Román fueron hijos de nobles padres, oído que hubo con atención que la causa de vol-
los cuales (después de haber puesto en estado á verse era sólo miedo que habían cobrado al demo-
Lupicino, que era el mayor, casándolo rica y n o - nio, que envidioso y soberbio los quería apartar
blemente, aunque bien contra su voluntad, por del camino de la virtud, y guiarlos por el de la
ser más inclinado á la vida monástica y religiosa desesperación y perdición eterna, les dijo así:
que á la conyugal, y dejar en su compañía y c u s - «Convenía, ¡oh varones de Dios!, que con valor y
todia á Román, su menor hermano, sin poder con- esfuerzo resistieseis al enemigo; pues ¿no sabéis
seguir de él que tomase el mismo estado, hallan- que la sierpe venenosa del infierno sólo intenta
DÍA 28 FEBRERO 491
apartaros de vuestros santos propósitos y perde- lerosos soldados de Cristo, y comenzaron á c o n -
ros? ¿No sabéis que envidioso y desesperado de ver currir solitarios, aldeanos y ciudadanos, unos
que por medio de la penitencia y oración suben los por alivio en sus aflicciones, otros por sólo v e n e -
hombres á los alcázares soberanos á ocupar el so- rarlos, y otros para imitarlos en tan santa vida.
lio eterno, que él perdió por soberbio y desvane- Tantos fueron estos últimos, que resolvieron h a -
cido, jamás cesa de intentar ardides y trazas con cer un monasterio, en que viviesen todos debajo
que apartar, si pudiese, al hombre de tanta g l o - de la obediencia de uno á quien los demás se su-
ria? ¿No sabéis también que es mayor su confu- jetasen, y por cuya dirección todo se gobernase.
sión al verse vencido, cuanto es más flaca la par- Hicieron el monasterio, en que trabajaron todos,
te que le hace guerra? Ea, pues, soldados de J e - y todos cultivaban la tierra para sustentarse del
sucristo, no desmayéis, volved á tomar las armas, sudor de su rostro y labor de sus manos, para
que el enemigo traidor, si vanaglorioso con el vivir ejercitados y no ser molestos á los pueblos.
pasado triunfo aun está en la estacada, t e m e - Eran tautas las divinas abejas que cada día se ve-
roso de si le volveréis ó no á embestir, porque nían á trabajar en el colmenar del Señor, labrán-
sabe muy bien que si lo hacéis en el nombre del dole dulces panales de sus gloriosas virtudes, que
Señor, habéis de vencerle, ayudados de su divi- ya no cabían en uno solo; y así labraron segundo
na gracia. No temáis, pues, que una flaca mujer y tercer monasterio, donde pudiesen habitar tan
os anima y asegura la victoria del vil y cobarde soberanos enjambres.
enemigo.» Iban de monasterio en monasterio nuestros e s -
Quedaron tan avergonzados los fugitivos solda- forzados capitanes, predicando, enseñando y a n i -
dos de verse así tratar de una pobre mujer, y mando á todos aquellos nuevos soldados, que á
asimismo tan animados con sus bien sentidas ra- ejemplo suyo se habían alistado en las tropas de
zones, que apartándose de ella sin saber qué r e s - Jesús, bajo el estandarte real de la cruz. Al olor
ponderle, dijeron entre sí: «¡Ay de nosotros! Y de la virtud, dulce y suave, habían entre tantos
¿qué haremos, habiendo asi pecado contra Dios, concurrido por divino acuerdo sus dos gloriosos
dejando nuestro propósito? ¿Una flaca mujer nos hijos Lupicino y Román; y los padres, que co-
arguye de perezosos y cobardes? Pues ¿cómo? ¿He- nocían muy bien de Lupicino la humildad, man-
mos de ir por este mundo á ser su escándalo? ¿He- sedumbre, modestia, continencia, parsimonia,
mos de dar ocasión á que el infierno se glorie con prudencia y demás virtudes, que como astros l u -
el triunfo sin que tengamos valor para sacarle de minosos lucían en el cielo pacifico de su ánimo
las manos la mal adquirida victoria? Eso no. No generoso, le constituyeron dignísimo abad de toda
ha de ser. No se ha de burlar el infernal dragón, aquella eremítica monarquía. Con la nueva digni-
ni ha de decir que pudo más que la gracia del dad se humillaba más Lupicino, y para que el
Espíritu Santo, que nos había guiado al desierto. inferior animal no sujetase al superior espíritu,
Volveremos á él y veremos qué nuevas trazas in- antes bien para que siempre le estuviese obedien-
venta el cobarde contra nosotros, pues ya hemos te, le mortificaba tanto con ayunos y penitencias,
oído á esta mujer (que sin duda ha sido la suya que las disciplinas y cilicios le quitaban la sangre
voz de Dios) que no hay que temerle, si de Dios y fuerzas, y la abstinencia en el comer y beber
fiamos.» Acabadas estas razones, se armaron con totalmente los bríos, pues no sólo de la escasa
la señal de la cruz, y tomando sus báculos en las porción cotidiana, que de solas legumbres se com-
manos, sin atreverse de corridos á decirle cosa ponía, le quitaba la mayor parte, sino es que se
alguna á su huéspeda, se volvieron al desierto. estaba muy de ordinario los dos y tres días sin
La sierpe del averno, luego que los vio segunda comer ni beber, y cuando la sed le molestaba l l e -
vez en campaña, volvió de nuevo á perseguirlos naba un vaso de agua, y entrando en él las manos,
y á predicarlos; mas ellos, haciendo poco caso de las tenía allí por algún breve espacio, y así refre-
su astucia, ni menos de las avenidas de piedras naba el apetito, sin dar rienda alguna, no sólo al
que sobre ellos llovía, perseverando de día y n o - gusto, pero ni aun á la necesidad. Mas ¡oh bon-
che en oraciones, ayunos y penitencias, al- dad inmensa de nuestro gran Dios! De tal suerte
canzaron de la misericordia infinita de nuestro lo hacía su gran piedad con su fiel siervo, que
gran Dios que el demonio huyese corrido y aver- como si las manos fuesen esponjas, atraían y em-
gonzado, que la tentación cesase, y que per- bebían en sí toda el agua del vaso, como si se la
severasen (libres ya de tanta enfadosa molestia) hubiese bebido, disponiendo su Majestad, que
con ánimo alegre y pacífico en el servicio de quien por agradarle y servirle S6 privaba de una
Dios, dándole infinitas gracias por tanta miseri- boca que le había dado la próvida naturaleza, tu-
cordia. viese tantas bocas cuantos poros había en sus
Comenzó á correr por las campañas de aquellos manos, abriéndolos todos para que por ellos b e -
desiertos la fama de la virtud de nuestros dos va- biese y aplacase la ardiente y molesta sed.
492 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
Era, al paso que benigno y cariñoso con sus ro llevaron muy mal que su abad les hubiese hecho
subditos, tan severo en mirar por el bien de sus tan mal guisado; y doce de ellos, juntos en consul-
almas, que no sólo no les permitía obrar cosa quev ta, resolvieron volver á Dios la espalda y hacerse
en un átomo desdijese de su religiosa vida y pro- amigos del mundo á quien habían renunciado; y
fesión, mas ni aun hablarla. Hablar con mujeres así, huyendo por aquellos desiertos, iban buscan-
de ningún modo, ni aun mirarlas podían, porque do las cosas deliciosas del siglo.
decía que esparcían veneno por la vista, y que así Román tuvo al instante revelación de la fuga
estaban sus ovejas libres de los lobos, de los tro- de los doce; y volviendo el abad de su visita, le di-
piezos y casi evidentes peligros de dar en manos jo: «Si fuiste, hermano, á causar la perdición de
de las sierpes. Román era, por el contrario, tan nuestros hermanos, más que nunca hubieras ido.»
simple, sencillo y libre de toda humana malicia, A que respondió Lupicino: «Hermano mío muy
que sin reparo ni alteración alguna de ánimo se amado, no recibas pesar de lo sucedido, porque
permitía á la comunicación de todos igualmen- has de saber que la era del Señor se ha limpiado
te, así hombres como mujeres; á todos c o n - y ha corrido el viento favorable, conque sólo el tri-
solaba, á todos admitía, y á todos daba su b e n - go se ha puesto para guardarse en el silo y trojes,
dición en nombre de Jesucristo, siendo en todas y las pajas se han echado fuera como cosa inútil
las demás virtudes tan igual y conforme con y sin provecho.» Entendió Román la metáfora, y
su hermano, que no era fácil el discernir quién respondió condolido: «¡Ojalá que ninguno se h u -
á quién se aventajaba; sólo en Román sobresalía biese ausentado! Mas con todo, hermano mío, te
la sencillez referida, que en gran manera le ilus- ruego me digas quiénes y cuántos son los h u i -
traba. dos.» «Doce vanos, hinchados y soberbios, sin nin-
Pasaron en paz de esta vida al descanso de la gún temor de Dios, por lo cual no habita en ellos
eterna los padres de nuestros gloriosos santos,
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el Espíritu Santo, son los que han huido,» respon-
recibiendo el premio de aquel Señor que sabe ga- dió Lupicino. Entonces Román, derramando gran
lardonar con excesos divinos nuestras buenas cantidad de lágrimas de compasión y piedad, dijo
obras. Faltóle á Lupicino quien lo descuidaba en así: «Creo, y fielmente confío en la gran miseri-
lo que era temporal para el vivir de sus subditos, cordia de aquel Señor, que se dignó padecer y
por lo cual, puesto en oración, pidió á nuestro Se- morir por ellos, que no ha de permitir su total rui-
ñor alivio á su necesidad, que era grande. Oyóle na; antes sí de esta caída los levantará á su g r a -
su Majestad, como quien siempre atiende á la ora- cia, juntará su tesoro, y hará como diestro m e r -
ción del humilde, y revelóle cierto lugar de aquel cader, de la pérdida ganancia grande.» Calló, y
yermo, donde antiguamente habían ocultado gran- en mudo silencio hizo por ellos oración, en que
des tesoros. Ibase solo al tal lugar una vez al año, alcanzó de Dios que les volviese á su gracia. Hí-
y de allí traía cuanto oro y plata podía, con lo zolo el Señor, enviándoles un dolor de corazón
cual compraba el suficiente sustento para tanta tan grande del pasado error, que haciendo todos
multitud de subditos, como Diosle había dado, sin doce la debida penitencia, llegaron á tan alto gra-
atreverse á manifestar á otro alguno el lugar de do de perfección, que cada uno de ellos instituyó
donde venía tanta riqueza, pues Dios á él solo se una nueva congregación, fundando un nuevo mo-
lo había revelado. nasterio, que hasta hoy perseveran los monjes de
Sucedió en cierta ocasión que iba visitando sus ellos y sucesores suyos en continuas alabanzas de
monasterios, y multitud muy grande de monjes, Dios. Román con su oración consiguió tanto bien:
que en ellos y fuera de ellos por aquellos desier- tanto vale la oración del justo. Y aunque supo
tos habitaban, que llegó á uno a l a hora de comer; por divina revelación que Dios le había hecho fa-
mas lo halló desierto, porque los monjes todos es- vor tan grande, no por eso se hinchó; antes sí
taban en el campo trabajando. Entróse en la coci- más humilde perseveraba en su sencillez y b u e -
na y vio al fuego la comida de los monjes, pero nas obras, visitando enfermos y socorriendo á t o -
repartida en diversas vasijas, según eran los dos con su oración continua.
manjares, y de todo grande abundancia, y dijo en Sucedió, pues, que yendo un día á visitar sus
su corazón: «No parece bien que los que viven hermanos los monjes, le cogió la noche en aquel
vida solitaria y religiosa usen de tan varios y ri- desierto, sin hallar otro albergue que el pobre hos-
cos manjares.» Y aplicando al fuego una gran picio donde se curaban y vivían (de los demás
caldera, puso en ella todos aquellos peces, yerbas apartados) los leprosos, que á la sazón eran n u e -
y demás viandas que tenían diferentemente gui- ve. Luego que los vio, se movió su corazón á com-
sadas, y dijo: «Para pobres religiosos buenas son pasión y piedad, porque abundaba en él el amor
estas poleadas; esto solo coman, pues así basta y caridad de Dios. Hizo calentar un poco de agua,
para el natural sustento: lo demás sólo sirve á la con ella lavó á todos los pies, y dispuesta una sola
gula y deleite.» Vinieron á comer los monjes, p e - y espaciosa cama en que todos cupiesen, se acostó
DÍA 28 FEBRERO 493
con ellos, sin que en su corazón cupiese aquel ho- honra de Dios, hallaron. El rey mandó se lo traje-
rror grande que á todos naturalmente causa s e - sen á su presencia para preguntarle quién fuese,
mejante mal, por ser más contagioso que la peste. qué vida era la suya y qué buscaba en su ciudad.
Acostados todos diez, los nueve leprosos se dur- Volvieron por él, y puesto en la presencia del rey,
mieron, velando sólo Román, no porque le desve- le dijo: «¿Quién eres, anciano padre? ¿De dónde
lase el cuidado de la infección y contagio de la has venido? Dinos: ¿qué vida es la tuya? ¿Qué bus-
lepra, sino porque estaba cantándole á Dios s a l - cas en mi ciudad? ¿Qué pretendes de mí?» «Padre
mos é himnos dulces de alabanzas. Cantando así soy y pastor de las ovejas del Señor, dijo el vene-
sus salmos extendió la mano, y tocó un lado de rable Lupicino, y aunque á éstas no faltan las con-
uno de aquellos leprosos, y al instante sanó y se tinuas asistencias del Señor mismo, á quien sir-
vio limpio de la lepra. Tocó á otro, y al instante ven alimentadas con regalos muchos especiales
también sanó. Despertaron los dos, y hallándose que son los que sustentan el alma, pero porque
así milagrosamente sanos, limpios y buenos, cada más ejercitadas vivan, permite la Majestad s o b e -
uno tocó á su compañero que más cerca le estaba, rana que les falte el corporal sustento, por lo cual
para despertarlo, y que despierto rogase á Román he venido á la real presencia de vuestro poder,
le sanase como á ellos. Pero ¡oh bondad de n u e s - para pediros nos socorráis con algo de lo mucho
tro gran Dios! Y ¡oh poder grande de la virtud de que por la misericordia de Dios os sobra, para
su siervo humilde Román! Al instante que los ya ayudar á nuestro sustento y vestir honesto.» Oída
sanos y limpios de la lepra tocaron á sus compañe- por el rey la petición tan cortesana y justa del ben-
ros, éstos se hallaron como ellos limpios y sanos; dito padre, respondió: «Yo, padre, os hago gracia
y despertando éstos gozosos con su nueva salud, de todos los campos y viñas que eligiereis de mi
hicieron otro tanto con los compañeros más cer- tierra y señorío, para que viváis con vuestros r e -
canos, que fué tocarlos para despertarlos, y to- ligiosos, sin que os pueda faltar cosa alguna para
dos se hallaron tan sanos y buenos como si en su comer y vestir, antes sí con abundancia os sobre.»
vida no hubiesen tenido tal lepra, ni otro mal al- A cuya generosa oferta respondió el abad santo:
guno. Llegó la aurora, riéndose sin duda de la «No conviene que los monjes humildes y pobres,
sencillez de Román, y ya claro el día mirólos á dedicados sólo á servir al Señor y cuidar de sus
todos, y viéndolos á todos sanos, limpios y con almas, tengan posesiones, viñas ni tierras que les
nuevo resplandor en los rostros y manos, en vez obliguen á vivir solícitos de su cuidado y aumen-
de las manchas é infección de la contagiosa lepra, to; mejor será que nos señale vuestro poder alguna
dio las gracias á Dios por su gran piedad y m i s e - cosa de los frutos de esas viñas y tierras, para que
ricordia siempre infinita; y despidiéndose de ellos vivamos con humildad y parsimonia, sin las gran-
y abrazándolos cariñosamente, les encomendó mu- des necesidades que hoy padecemos, ni la hincha-
cho que siempre se ejercitasen en las cosas que zón y vanagloria de tanta posesión y hacienda.»
eran más del agrado de Dios y de su santo ser- Oyó el rey con grande edificación la humilde r e -
vicio, si no querían los castigase más con nueva pulsa del siervo de Dios, y mandó luego que á los
lepra. monasterios sujetos á Lupicino se les diese todos
Lupicino, viéndose ya cargado de años y ca- los años trescientas fanegas de trigo, otras tantas
nas, se fué á la ciudad de Januba ó Salebug, en la arrobas de vino, y cien escudos de oro, para que
Borgoña, donde entonces reinaba Chilperico, y comprasen de qué vestirse: renta que hasta hoy
al entrar por la puerta de la ciudad tembló la gozan aquellos monasterios.
silla en que el rey estaba sentado ya para c o - Volvióse Lupicino á su monasterio, dando infini-
mer. Asombróse, y dijo á los grandes que le tas gracias á Dios por sus liberales misericordias;
asistían: «La tierra ha temblado.» «Nada hemos y como le pareciese, por la edad ya anciana y can-
sentido,» dijeron los presentes. «Con todo, dijo el sada, que así él como Román su hermano ya no
rey, id á la puerta de la ciudad á toda prisa, no podían vivir mucho, le dijo un día estas palabras:
sea que se nos entre en ella algún enemigo, de «Dime, hermano carísimo: ¿en cuál monasterio
quien después no podamos librarnos; porque no de los nuestros gustas que te disponga el sepul-
puedo persuadirme á que esta silla, en que estoy cro, para disponer también el mío? Porque qui-
sentado, haya temblado sin alguna causa grande.» siera descansásemos juntos, los que juntos hemos
Fueron corriendo, y luego dieron con el santo vie- vivido.» «Yo, hermano mío, dijo Román, te estimo
jo Lupicino, que fué objeto de la vista de todos, y pago tan cariñoso afecto; pero has de saber que
tanto por su ancianidad venerable y forastera, yo no seré sepultado en monasterio donde no pue-
como por la extrañeza de su vestido y hábito, que den entrar mujeres. Ya sabes que á mí, vilísima
era de pieles toscas. Parecióles un nuevo Elias, y criatura, la más indigna del mundo, y que menos
tal nueva la llevaron al rey, como á Achaz hicie- sabe agradar á nuestro gran Dios, ha querido su di-
ron los que al profeta santo, gran celador de la vina Majestad, por sólo ser quien es, comunicar-
494 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
me la gracia de curar y sanar de todas enferme- cillez de ánimo con que igualmente trataba con
dades, con sólo tocar mis manos y hacer la señal malos ó buenos (á éstos siendo ejemplo para que
de la santa cruz; por esta causa, pues, quiere el fuesen mejores, y á aquéllos para ser buenos), con
Señor que mi sepulcro sea fuera del monasterio, hombres y mujeres, con enfermos y sanos, siendo
para que todos, así hombres como mujeres, go- todo para todos, pues todos en él hallaban salud,
cen el beneficio del remedio que en sus aflic- remedio y consuelo; aquella gracia de sanidad que
ciones, necesidades y enfermedades vendrán á Dios le había comunicado, pues bastaba tocar su
pedirme, pues te aseguro que el concurso será mano para sanar al que con ella tocaba, de cual-
siempre grande.» quiera enfermedad y dolencia, como se vio en los le-
Sucedió, pues, así como el siervo de Dios lo ha- prosos y otros infinitos; permaneciendo en él la rei-
bía profetizado; pues luego que durmió en el S e - na y corona de las virtudes, que es la caridad (pues
ñor, fué sepultado fuera del monasterio, en un por sola ella le comunicó Dios esta gracia), hasta el
montecillo distante de él; sobre cuyo sepulcro se fin de sus días, y aun después de muerto, pues sólo
fabricó después un suntuosísimo templo, donde la caridad pudo sacar fuera de su monasterio des-
cada día hay grandísimos concursos de hombres pués de muerto, á quien se había en él sepultado
y mujeres de diversas partes del mundo, que acu- vivo. Bien se vio esto ser así en la respuesta que
den por salud y remedio, y todos vuelven á sus dio á su hermano, cuando le preguntó dónde que-
casas sanos, buenos y consolados. Allí ven los cie- ría ser sepultado, y él (á quien la caridad misma
gos, oyen los sordos, hablan los mudos, andan los hizo profeta) dijo sería fuera del monasterio, don-
cojos, sanan los mancos y quebrados, los paralíti- de pudiesen concurrir hombres y mujeres, para
cos se levantan, los leprosos son limpios, los ener- que así él pudiese remediar á todos igualmente,
gúmenos son libres de la molestia de los i n m u n - como lo hace, con tanto número de milagros, por-
dos espíritus, los muertos resucitan, y finalmente, que es Dios y será eternamente alabado y bendito
son innumerables los milagros que Dios cada día en su siervo.
obra por la intercesión de su bendito siervo R o - (P. Ribadeneira.)
mán. Lupicino, su hermano, dando gracias á Dios
por todo, entregó poco después en sus manos su LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS PRESBÍTEROS, DIÁ-
espíritu, y fué sepultado dentro del monasterio en CONOS, Y OTROS COMPAÑEROS.—La verdadera caridad
su iglesia, dejando al Señor, del espiritual tesoro siempre ha tenido imitadores. Dios afligía con el
que le había encomendado, multiplicados los ta- azote de la peste á la ciudad de Alejandría por los
lentos con grandes creces y medras, en multitud años 261 y en tiempo del emperador Valeriano,
de congregaciones santas, que día y noche se ocu- cuando los dichos presbíteros y diáconos, anima-
pan en cantarle divinos loores y dulces himnos de dos de la más ardiente caridad, se prestaron g u s -
eternas alabanzas. Fué la muerte de estos dos ben- tosos á servir á los apestados, perdiendo su vida
ditos hermanos por los años del Señor 565, en en tan heroica acción. Si bien estos santos no mu-
tiempo del ya nombrado rey de los francos Chil- rieron mártires, con todo la Iglesia los celebra
perico, y la Iglesia celebra la fiesta de Román á como tales, en razón de haberse sacrificado con
los 28 de febrero, y la de Lupicino á 21 de marzo; religioso amor para con sus prójimos.
y estos días ponen su vida los autores que de ellos
tratan, que son Beda, Usuardo, Adón, san Grego- LOS SANTOS MACARIO, RUFINO, JUSTO, Y TEÓFILO, MÁRTI.
rio Turonense, Surio, el Martirologio romano y RES.—Derramaron su sangre por la fe católica, se-
otros muchos. gún el Martirologio romano, en Roma, aunque
Está tan llena de prodigios la vida de estos dos Salazar, en su Martirologio español, cree poder
hermanos, siervos de Jesucristo, que no se puede asegurar que eran españoles, y que murieron de-
fácilmente hacer elección, cuál de sus muchas y gollados en Sevilla en la persecución suscitada en
virtuosas prendas podrá ser estímulo á la devoción el reinado del emperador Trajano.
é imitación de quien lee (como debe cualquiera)
para sólo aprovechar en el camino de su salva- LOS SANTOS CEREAL, PUPULO, CAYO, Y SERAPIÓN-Estos
ción, pues si ponemos los ojos en Lupicino, nos es santos padecieron martirio junto con otros muchos
norma de obediencia, humildad, pobreza, castidad, cristianos, en Alejandría, durante la persecución
abstinencia, celo de la honra de Dios, solicitud de de Diocleciano. Antes de ser degollados se les ator-
que las almas que á s u cargo estaban se salvasen, mentó tan bárbara ó impíamente, que los mismos
sabiendo á un tiempo como buen padre, usar del gentiles se mostraron horrorizados, y algunos de
cariño suave y rigor áspero, haciendo un tan di- ellos se convirtieron á la fe de Jesucristo, creyen-
vino taraceado, que quien supiere imitarle, sabrá do que sólo una fuerza sobrenatural era capaz de
como él conseguir el triunfo mayor de su gloria: sostener la constancia y la vida de aquellas vícti-
si los volvemos á Román, miraremos aquella sen- mas en medio de suplicios tan atroces.
DÍA 29 FEBRERO 495
LA TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN AGUSTÍN.—La c e l e - SAN SEYERO, OBISPO Y CONFESOR. - Fué natural de
bra la Iglesia en este día, desde que fué trasladado Normandía, y murió santamente siendo obispo de
de África á Cerdeña, y de aquí á Pavía. Abranches.
Día 39
SAN PROTERIO, PATRIARCA Y MÁRTIR—Fué ordenado
presbítero por san Cirilo. En los años bisiestos la Iglesia repite el día 25
la lectura de la vida de los santos que van conti-
SAN OSWALDO, OBISPO Y CONFESOR.—Fué obispo de nuados el día 24, y así sucesivamente, de manera
Wórcester y arzobispo de York, en el siglo X. que al 29 tocan los del 28.