Está en la página 1de 186

Dia 1 le ampare y defienda y mire por él, es admirable,

singular y divino; porque no contentándose aque-


EL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA—En algunas iglesias lla soberana Majestad de haberle dado para su
de España se celebra la fiesta del Ángel de la servicio cielos, elementos y los cuerpos mixtos, y
Guarda, en unas en 1.° de marzo, y en otras en en suma todas las criaturas corporales, y haberle
otros días y meses diferentes; y con mucha ra- hecho como señor y presidente del universo, ha
zón, porque puesto caso que en la fiesta del a r - querido que los mismos ángeles sean ayudadores,
cángel san Miguel, que es á los 29 de septiembre, tutores y curadores de los hombres, y que una
toda la Iglesia hace gracias á nuestro Señor por criatura tan noble, tan excelente, tan espiritual
los beneficios que continuamente de él recibe por y llena de gozo, poder y sabiduría, sea como
mano de los santos ángeles, y le alaba por haber- ayo, maestro y guía que se da á un niño para
los criado tan excelentes, tan sabios, tan gloriosos formar sus costumbres y alumbrar su ignoran-
y tan conjuntos consigo, y honra á los mismos cia, y enderezarle por las derechas sendas de la
espíritus soberanos, como ciudadanos del cielo y verdad. Y si Alejandro Magno dijo que estimaba
cortesanos, privados y ministros de Dios, y pre- más el tener por maestro á Aristóteles que el ser
sidentes y gobernadores de todas las cosas infe- hijo de Filipo, rey de Macedonia, ¿con cuánta más
riores, todavía son tantas y tan grandes y conti- razón podrá cualquier hombre gloriarse de tener
nuas las mercedes y favores que cada uno de por maestro á un ángel, que es tanto más sabio
nosotros recibe del ángel particular de su guarda, que todos los filósofos, y tanto más poderoso
que es cosa justa y muy debida que se le haga que todos los principes del mundo? La necesidad
fiesta particular, para despertarnos y animarnos que tenemos de e*te socorro celestial y ayuda de
más con ella al servicio del Señor, y para pagar- los ángeles, nace de ser nuestras almas inmorta-
les á ellos y agradecerles, en la manera que pode- les y compañeras de los mismos ángeles, y las
mos, el cuidado, vigilancia y solicitud que per- que han de henchir las sillas que dejaron vacías
petuamente tienen de nosotros: porgue es cosa aquellos espíritus rebeldes que de ellas cayeron.
cieria y muy recibida entre los santos doctores, Y también por ser nosotros ignorantes y flacos,
que todos los hombres (fuera de Cristo nuestro y tener grandes, astutos y poderosos enemigos,
Redentor), desde el punto que nacen del vientre que en este camino tan oscuro, deleznable y peli-
de su madre y entran en este mundo, tienen un groso, como leones hambrientos nos rodean y sin
ángel custodio, deputado de Dios para su guarda cesar nos persiguen, y para reprimirlos habernos
y defensa. Y dícese que Cristo no le tuvo, porque menester de quien nos ayude, alumbrando n u e s -
siendo Dios y Señor de los ángeles, no tenía n e - tra ignorancia, esforzando nuestra flaqueza, resis-
cesidad de ángel que le guardase, antes era c o n - tiendo, debilitando y desarmando á tan crueles y
veniente que todos los ángeles le sirviesen, como porfiados adversarios. Lengua de ángel sería me-
lo hacían. Y también se dice que esta guarda y nester para referir y explicar dignamente los b e -
custodia comienza desde que la criatura sale á luz neficios que continuamente recibimos por manos
de las entrañas de su madre, porque mientras está de los santos ángeles custodios, porque son tantos,
en ellas, el mismo ángel que guarda á la madre que nosotros no lo sabemos ni lo entendemos;
guarda la criatura, como el que guarda un árbol porque ¿quién entenderá lo que el demonio procu-
cargado de fruta, juntamente con el árbol guarda ra dañar á la criatura en saliendo del vientre de su
la fruta que está en él. Este beneficio que D i o s madre, para que no reciba el agua del bautismo,
hace al hombre, en darle un ángel particular que ó quede ciega, manca, contrahecha en el cuerpo,
TOMO i 63
498 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
y sin juicio y seso en el alma? ¿Quién las veces que consisten, no solamente en los bienes que
que, después que llega á los años de discreción, conocemos, que por su mano recibimos, sino
la ofusca y embaraza, para que no conozca y ame también en los males que sin saberlo ni entender-
al sumo Bien, y encamine sus pasos al Señor que lo nosotros nos apartan, y con su providencia los
la crió? Al cual resiste el santo ángel, alumbrando previenen y desvian. Todo esto hacen los santos
el entendimiento é inflamando la voluntad del hom- ángeles por su caridad y humildad, y por el cono-
bre, para librarle de los peligros del alma y del cimiento que tienen de la grandeza y majestad so-
cuerpo. ¡Cómo detiene á su pupilo y encomendado berana del Señor, y por el deseo de servirle, r e -
cuando va á caer! ¡Cómo lo desvía de los tropiezos putándose felicísimos porque él quiere servirse
para que no caiga! ¡Cómo pone la mano como una de ellos, aunque sea en cosa tan baja, como ser
almohada blanda para que no se quebrante y haga ayos y maestros de los hombres, que en su compa-
pedazos cuando cae! ¡Cómo le levanta después de ración son como niños respecto de varones sapien-
caído! ¡Cómo deshace los lazos que le arma el de- tísimos. De este beneficio tan señalado é inefable
monio y le descubre el anzuelo que debajo del ce- que el Señor hace al hombre, dándole un ángel
bo del deleite y gusto está escondido! Y si alguna para su guarda, dice el gran doctor de la Iglesia
vez le traga, ¡cómo quiebra e! hilo á que estaba san Agustín unas palabras gravísimas, que por
asido y se le hace vomitar! ¿Qué diré de las ins- ser tan á propósito para declararle, me ha pare-
piraciones santas, de las amonestaciones saluda- cido poner aquí: «No os habéis contentado, Dios
bles, de los consejos provechosos, de los remordi- mío, dice, con haberme hecho señor de todas
mientos amargos, de las reprensiones y sofrena- vuestras criaturas, sino que me habéis dado aque-
das necesarias para que tome bien el freno, y llos soberanos espíritus para que sean ángeles y
asiente el paso, y se deje regir y guiar de Dios? guardas y defensores míos, y en todos mis cami-
¡Cuántas veces el hombre virtuoso y deseoso de nos me acompañen para que no tropiece ni caiga.
su salvación se halla triste y afligido, y le parece Estas son las centinelas que velan siempre sobre
que el camino de la virtud es áspero, horrible é los muros de esa nueva Jerusalén; son los m o n -
inaccesible, y desmaya y desfallece, y como otro tes que la cercan, las guardas que nos defienden,
Elias pide al Señor que le lleve de esta vida y se los ciudadanos de esa bienaventurada ciudad
echa á dormir á la sombra del enebro, y el ángel nuestra madre, que vos enviáis para bien de aque-
le despierta, le consuela y esfuerza, y le hace c o - llos que han de ser herederos de vuestra gloria;
mer el pan de vida, en cuya virtud alentado anda, para que los acompañen en todos sus caminos, y
corre, vuela como llevado en manos de su ángel, defiendan de sus enemigos, y los amonesten y e s -
hasta llegar al santo monte de Horeb! Que esto es fuercen, y ofrezcan sus oraciones delante del
lo que dice el real profeta: «El Señor mandó á sus acatamiento de vuestra soberana Majestad. Con
ángeles que tuviesen cuidado de ti y te guarda- gran cuidado y vigilancia en todos lugares y en
sen en todos tus caminos. Ellos te llevarán en sus todas horas nos asisten, nos socorren y proveen
manos, para que no caigas ni tropieces.» Ellos en nuestras necesidades, y son medianeros solí-
son los que, estando nosotros descuidados, cuidan citos entre vos y nosotros, ofreciéndoos nuestros
de nuestro bien y velan cuando dormimos, y e s - suspiros y gemidos; y alcanzándonos vuestra gra-
tán siempre á nuestro lado armados para nuestra cia y bendición. Andan con nosotros ppr todos
defensa. Ellos son los que se alegran con n u e s - nuestros caminos, entran y salen con nosotros,
tras espirituales ganancias, y se entristecen con considerando con grande atención la piedad y ho-
nuestras pérdidas. Los que ofrecen nuestras ora- nestidad con que conversamos, y con cuánta a n -
ciones y buenas obras al Señor, y le piden perdón sia y deseo buscamos vuestro reino y vuestra jus-
por nuestros pecados. Ellos son los que á la hora ticia, y con cuánto temor y pavor os servimos y
de la muerte con más particular vigilancia nos nos alegramos en vos. Ayúdannos cuando traba-
asisten, para librarnos de la boca del infierno é jamos, defiéndennos cuando reposamos, animan-
infernal dragón, que en aquella hora nos querría nos cuando peleamos, corónannos cuando ven-
tragar. Los que acompañan nuestras almas y las cemos, compadécense cuando padecemos por
presentan á Dios. Los que las visitan y consuelan vos, y gózanse cuando nos gozamos en vos.
en el purgatorio; y finalmente, los que en todos Grande es el cuidado que tienen de nosotros,
nuestros trabajos y peligros del alma y cuerpo, en grande el afecto de su caridad, y todo nace por
todos los bienes y males, en las cosas prósperas y honrar aquella vuestra inestimable caridad con
adversas, de día y de noche, en todo lugar y tiem- que nos amasteis; porque ellos aman á los que vos
po, nos asisten, acompañan, amparan, defienden amáis, guardan á los que vos guardáis, desampa-
y aprovechan, algunas veces entendiendo n o s - ran á los que vos desamparáis, y aborrecen á los
otros los beneficios que nos hacen, y las más no que obran mal, porque vos los aborrecéis. Cuando
entendiéndolos por ser tantos y tan ocultos, y por- hacemos bien, los ángeles se alegran y los d e m o -
DÍA 1 MARZO 499
nios se entristecen. Cuando nos apartamos de la pueda desagradar ni ofender; y aquella imagi-
bondad, alegramos á nuestro enemigo y privamos nación y figura le servirá de freno, para que no
á nuestros ángeles de gozo; porque ellos se gozan se descomponga ni deslice en cosa indebida, en
cuando el pecador hace penitencia, y el demonio dicho ni hecho; pues lo que nos enseña san B e r -
cuando el justo vuelve atrás. Pues, ¡oh Padre san- nardo es, que tomemos á nuestro ángel custo-
tísimo!, dadnos gracia para que estos santos á n - dio por testigo de nuestras palabras, meneos y
geles siempre tengan gozo por nosotros, y vos acciones, para que no hagamos en presencia de
por ellos seáis siempre alabado en nosotros, y con él lo que no haríamos en presencia de otro h o m -
ellos vengamos á ser una manada y rebaño, y bre, que por más grave que sea siempre será i n -
todos juntos os glorifiquemos, como á Criador de ferior al ángel, y á quien debemos menos respeto.
los ángeles y de los hombres. Cuando digo esto, Dice más: que debemos tenerles gran devoción,
Señor, yo os confieso y alabo por este tan alto por la benevolencia y amor que nos tienen; porque
beneficio, y por habernos dado los ángeles por si el amor naturalmente engendra amor, y las dá-
guardas y tutores; pues con habernos dado para divas, como dicen, quebrantan piedras, ¿qué duro,
nuestro servicio todo lo que está debajo del cielo inhumano y empedernido será el pecho que con
(como si fuese poco), habéis añadido lo que está tantas y tan continuas dádivas del ángel de su
sobre los cielos. Los mismos ángeles, Señor, os guarda no se deje quebrantar y ablandar? Y de
bendigan por este vuestro favor, y todos vuestros aquí se sigue la tercera cosa que dice san Bernar-
santos os ensalcen, porque vuestro nombre es do, de la confianza que debemos tener por la de-
admirable en toda la tierra.» fensa y protección de los ángeles; porque como el
Todo esto es de san Agustín, que declara admi- mismo santo añade, ellos no solamente están con
rablemente cuan grande sea este beneficio que nosotros, sino por nosotros, prontos siempre y apa-
nos hizo el Señor, y en qué consiste la guarda de rejados para nuestro favor; están presentes para
los ángeles, y el reconocimiento y agradecimiento defendernos, están presentes para aprovecharnos,
que les debemos por ello; y ésta es la causa de la y añade: «Seamos, pues, devotos, seamos agrade-
institución de esta fiesta. cidos á tan excelentes guardas y centinelas, reve-
Pero para que cumplamos enteramente con renciémoslos y honrémoslos cuanto debemos.» Y
nuestra obligación, á más de celebrarla con e s - en otra parte dice el mismo santo y lo trae san
piritual gusto y devoción, cuatro cosas debemos Buenaventura: «El santo ángel es un fiel para-
hacer para provecho nuestro en retorno y recom- ninfo que sabe el amor recíproco que hay entre
pensa de los regalos y favores que recibimos del Dios y el alma, y no tiene envidia, porque no bus-
Señor, por ministerio de nuestros santos ángeles. ca su gloria, sino la de su Señor. Es medianero
De las tres, el melifluo san Bernardo, declarando entre el amado y la querida, ofreciendo los deseos
aquellas palabras: Angelis suis mandavit de te, ut de la una y trayéndole los dones del otro, desper-
custodiant te in ómnibus mis tuis, dice de esta ma- tando á la esposa y aplacando al esposo, y algunas
nera: «¡Cuan grande reverencia, devoción y c o n - veces, aunque pocas, les junta entre sí, arreba-
fianza deben causar en tu pecho estas palabras tando el alma ó trayéndola á su amado para que
del real profeta! La reverencia por la presencia en él se goce; porque es criado doméstico y fami-
de los ángeles, la devoción por su benevolen- liar, y conocido en el palacio y cámara real, y
cia, la confianza por la guarda que tienen de ti. siempre ve la cara del rey; y por eso no teme ser
Mira que vivas con recato donde están presen- desechado, ni que le será negado lo que pide.»
tes los ángeles, porque Dios les ha mandado Pero la cuarta cosa que debemos hacer con el án-
que te acompañen y asistan en todos tus cami- gel de nuestra guarda, es la más importante y
nos; en cualquiera posada, y en cualquiera rin- principal, que es la obediencia que debemos tener
cón ten reverencia y respeto á tu ángel, y no á nuestros santos ángeles, oyendo sus voces inte-
cometas delante de él lo que no osarías hac6r riores y saludables consejos, como de tutores, c u -
en mi presencia.» De suerte, que quiere san Ber- radores, maestros, guías, defensores y medianeros
nardo que hagamos lo que algunos filósofos e n - nuestros, así en huir de la culpa del pecado, como
señan que debemos hacer para componer y re- en abrazar la virtud, y crecer en toda perfec-
formar nuestras vidas, los cuales dicen que para ción y en el amor santo del Señor. Un enemigo
irse el hombre á la mano y no dejarse llevar de tenemos que desea y procura intensamente nues-
sus apetitos y gustos, ni decir ni hacer cosa tra perdición, que es el demonio: y un amigo cier-
que desdiga de la gravedad y decoro digno de to y verdadero, que es el ángel de nuestra guarda,
un varón perfecto, debe hacer cuenta que tiene el cual con todas sus fuerzas trata de nuestro bien.
á su lado alguna persona á quien tenga gran res- El demonio nos persigue por el odio de Dios y por
peto y amor, y que está atenta á todo lo que dice envidia que tiene á nuestra felicidad, para que no
y hace; porque así no hará ni dirá cosa que le ganemos lo que él perdió: y el santo ángel custo-
500 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
dio es tan solícito y cuidadoso de nuestro bien, por de los hombres.» AI desnertar la condesa, reco-
el amor que tiene al Señor y á nosotros, por ver noce en la visión un favor singular del cielo, y
lo que el S.-ñor nos ama y cuan encarecidamente después de rendir gracias al Todopoderoso, hace
le encomendó nuestra tutela y protección. Pues sabedor á su esposo de cuanto pasaba. Quedó
¿qué desatino es oir á nuestro cruel enemigo y se- cumplido cuanto le dijera el ángel; concille, y á
guir los consejos del que no se goza sino con nues- los 26 días del mes de noviembre del año 907 dio
tra tristeza, ni tiene contento sino en nuestros tor- á luz un niño á quien se le impuso por nombre
mentos y penas, y cerrar los oídos á las amones- Rosendo. Con el más especial cuidado educaron
taciones y avisos de un amigo tan cordial y fiel, sus padres este niño, y fué tanta la afición que
que llora por nuestras culpas y se alegra con nues- mostró á la virtud, que todas sus ocupaciones eran
tros merecimientos, y triunfa con nuestras victo- ejercitarse en el estudio y en devociones á J e s u -
rias? Todas las veces que se nos propone algún cristo y á la Virgen María. No sólo se ocupaba en
bien que hagamos ó algún mal que huyamos, sen- instruirse en la ley de Dios y meditarla, sino que
timos esta lucha y batalla espiritual dentro de dedicándose al estudio de las letras divinas y h u -
nosotros mismos, porque nuestro enemigo quiere manas, hizo en ellas tan rápidos progresos, que
estorbar lo bueno é inclinarnos á lo malo; y el aventajaba á todos sus condiscípulos. Su trato
santo ángel, al contrario, pretende detenernos dulce y afable llamaba la atención de cuantos le
para que no caigamos en lo malo, y movernos é in- trataban, por manera que era pública la fama de
clinarnos á todas las obras de virtud, y nosotros, si su modestia, de su castidad, de su amor para con
no somos locos ó insensatos, debemos obedecer al los pobres y de su grande piedad.
ángel de nuestra guarda como á consejero sapien- Las virtudes que resplandecieron en Rosendo
tísimo y amigo fidelísimo, por alegrarle y aprove- movieron al clero y pueblo á elegirle por su obis-
charnos, y aborrecer y desechar las sugestiones po, contando sólo diez y ocho años, y si bien
de Satanás, para entristecerle y librarnos de su aceptó esta dignidad, no fué por las instancias de
tiranía, alabando al Señor por todos los otros los fieles, sino por una revelación que tuvo del
beneficios que de su liberalísima mano habernos cielo. Elevado al obispado de Dumio, á manera
recibido, y especialmente por este de los santos de una antorcha colocada sobre el candelero, e s -
ángeles que nos ha hecho, que de esta manera parció sus luces por toda la Iglesia del Señor. Su
celebraremos la fiesta de hoy, como debemos, especial cuidado fué enseñar á los fieles los prin-
para gloria y ensalzamiento del Señor, honra de cipios religiosos é inculcarles la práctica de las
los mismos santos ángeles, y fruto de nuestras virtudes; á este fin predicaba continuamente, y
almas; y seremos particioneros de su bienaventu- sus discursos producían un efecto admirable. En'
ranza, la cual por la intercesión de los mismos medio de sus atenciones su corazón suspiraba
ángeles nos dé el Señor, que para ello nos crió. siempre por la soledad; así es que para entregar-
(P. Ribadeneira.) se más libremente á Dios, mandó edificar un m o -
nasterio, conocido aún hoy día con el nombre de
SAN ROSENDO Ó RUDESINDO.—En Valdesalas, pueblo Celanova, haciendo en él vida monástica junto
de Galicia, en España, nació este santo hijo de los con otros monjes.
condes de Menéndez. Deseaban éstos vivamente Rosendo gozaba en la soledad de todas las de-
tener sucesión, y como el conde, nombrado gene- licias que podía apetecer su corazón; pero Dios
ral de las tropas del rey D. Alonso el Grande, tenía otros designios con respecto á el, disponien-
pasara á la ciudad de Coimbra, para defenderla de do que pasara á Compostela á gobernar aquella
la inundación de los agarenos, su esposa Ildua- silla episcopal. La misma prudencia, el mismo
ra, puesta en dicha ciudad, se ocupaba incesan- celo que tenia en Dumio, desplegó en Galicia,
temente en la práctica de las virtudes. Profesaba granjeándose la estimación de todos sus diocesa-
una tierna devoción al Salvador de los hombres, nos. El rey D. Sancho por aquellos tiempos tuvo
á cuyo fin dirigíase muy á menudo, sola y con que ausentarse de Galicia, y aprovechando esta
los pies descalzos, á un vecino monte, no muy ocasión los normandos, invadieron aquel reino,
distante de Valdesalas, donde había una iglesia causando innumerables estragos. El santo obispo,
dedicada al Salvador. Allí su espíritu contempla- afligido á vista de tantos males, se presenta á los
ba las perfecciones de su Dios, oyendo con suma normandos, y con la gracia de Dios pudo tanto,
devoción los divinos oficios, cuando he ahí que que los arrojó de Galicia como también á los mo-
orando con fervor y quedándose dormida delante ros, que asolaban la parte de Portugal confinante
del altar, se le aparece un ángel y la dice: «Ildua- con Galicia.
ra, alégrate: Dios ha oído tus fervorosas oracio- Nunca se apartaba del entendimiento de Rosen-
nes: concebirás y parirás un hijo, que por sus ex- do la idea de la soledad, y suspirando de continuo
traordinarias virtudes será muy amado de Dios y por ella, renunció el obispado, retirándose otra
DÍA 1 MARZO 501
vez á CHanova, siendo ejemplar modelo de pobre- lidad de sus horrendos sacr'ficios, y la oposición
za, humildad y penitencia. Ejerció algunos años que dice la multitud de deidades c o n t r a lo que dic-
el cargo de abad, y conociendo se acercaba el fin ta la misma razón, demost.rán loles á un mismo
de su vida, habiéndose preparado dignamente, tiempo la verdad y la santidad de nuestra religión;
entregó su alma á Dios el dia 1.° de marzo del y como se hallaba adornado de todas aquellas gra-
año V»77, á los sesenta de su edad. Su sepulcro, cias especiales que el Señor concedió en el esta-
glorificado por los continuos milagros y la fama blecimiento de la Iglesia á todos los varones apos-
de su santidad, movieron al papa Celestino tercero tólicos que se interesaron en la conversión de un
á colocar á Rosendo en el número de los santos. mundo idólatra, añadiéndose á esto la confirma-
ción de la doctrina que predicaba con repetidos
SAN ESICHIO Ó HISCIO, OBISPO Y MÁRTIR. — San Esi- milagros, abrazaron no pocos infieles la fe de J e -
chio ó Hiscio fué o i r o de aquellos célebres obispos sucristo, detestando de sus abominables errores.
que enviaron desde Roma á España los principes Un suceso tan pronto corno feliz encendió más -
del colegio apostólico en los principios de la ley el celo del ilustre operario del Padre de familias,,
de gracia á predicar el Evangelio á los habitantes quien no satisfecho con las conquistas que hizo e n ,
de esta península, que como idólatras por entonces Carteya, predicó en Tarifa, en Algeciras y en Alo-
rendían antiguo homenaje á los demonios; hacien- na, ciudad sita antiguamente entre Tarifa y el
do asunto de religión, acomodándose á toda clase cabo de la Plata, según nos dicen varios escrito-
de supersticiones gentílicas, tributando el culto res nacionales, sin que en esto se encuentre algu-
debido al Criador del cielo y de la tierra á unos na dificultad, por ser poblaciones poco distantes
vanos simulacros bajo el velo de quiméricas dei- unas de otras en un mismo continente. Rindió la
dades. semilla evangélica que sembró el santo en aque-
No referimos las aptas que son comunes á e s t e llos terrenos abundantísimos frutos al Labrador
varón apostólico y á sus ilustres compañeros, por divino, y estableciendo su cátedra episcopal en
evitar una molesta repetición en la vida de cada Carteya, se dedicó al cultivo de aquella iglesia con
uno, cuando por todos so dice en la noticia de san la vigilancia pastoral que exigía la constitución
Torcuato, obispo y mártir, el día 15 de mayo, al de unos siglos tan calamitosos, en que el furor de
que remitimos al lector, para que pueda saber so- los gentiles perseguía de muerte á los profesores
bre su carácter y su venida á la nación hasta que de la religión del Crucificado. Surtió á su rebaño
llegaron juntos á Guadix. Quedó en esta ciudad con abundantes pastos espirituales, sin dejar de
por obispo san Torcuato, y distribuyéndose los atender su ardiente caridad al socorro de sus ne-
demás por diferentes pueblos de España á satis- cesidades corporales; y no omitiendo los oficios de
facer el designio de su misión, pasó Esichio, His- maestro, les dio todas las instrucciones que estimó
cio ó Esicio, según otros le nombran, á Carteya, necesarias para el destierro de la ignorancia y de
ciudad antigua de la Bética ó Andalucía, por la la preocupación en que habían vivido hasta enton-
que entienden unos á Tarifa, otros á Algeciras, y ces, enseñándoles al mismo tiempo el modo de ce-
otros á Cazorla, ilustre villa de la Andalucía Alta, lebrar los oficios y sacrificios divinos, para que
cabeza de su adelantamiento; cuya variedad de tributasen á Dios por ellos el culto debido por sus
opiniones en orden á los nombres y sitios de los criaturas, haciendo á expensas de sus incesantes
pueblos no deben extrañarse en España, ha- fatigas que floreciese la religión entre aquellos
biendo sufrido tantas y tan repetidas irrupciones naturales, de manera que parecía no dejar más
de bárbaros ambiciosos de su fértil terreno: que apetecer á su apostólico celo.
bien que es muy cierto que en apoyo de ser Continuó Hiscio por espacio de algunos años en
Cazorla la que antiguamente se llamó Carteya, el ministerio pastoral, ganando los corazones de
obra la tradición constante de aquellos natu- todos con su paciencia, con su dulzura y con su
rales que veneran á san Hiscio por su primer apostólico desinterés; pero ofendidos los infieles de
obispo é ínclito patrono, sin que se haya interrum- las conversiones que cada día hacía para Jesucris-
pido en ella su culto en transcurso de tantos s i - to de los muchos paganos desengañados á la luz
glos. de su predicación, determinaron quitarle la vida,
Presentóse, pues, Hiscio en Carteya, y compade- como lo hicieron en la cruel persecución que mo-
cido de la multitud de infieles que vivían en aquel vió contra la Iglesia el impío Nerón. No nos consta
numeroso pueblo sumergidos en los más clásicos con certeza el género de martirio que padeció el
errores y en una espantosa corrupción de costum- santo; pues aunque algunos escriben que murió
bres, comenzó á predicar las infalibles verdades quemado en el Sacro Monte de Granada, aten-
del santo Evangelio con aquel espíritu y con aquel diendo á que los naturales de Cazorla creen por
celo que era propio de su carácter. Hizoles ver la una constante tradición que fué apedreado en un
necedad de sus ridiculas supersticiones, la bruta- campo de aquel pueblo, donde se conservan hasta
502 LA LEYENDA DE ORO DÍA 1
hoy unos crecidos montones de piedras, nos incli- m i e n d o el p r e f e c t o q u e si p e r s e g u í a á l a s a n t a
namos á seguir este dictamen apoyado por don a b i e r t a m e n t e tal v e z c o n c i t a r í a c o n t r a sí m i s m o
Fernando Alonso Escudero de la Torre, en el libro la i r a p o p u l a r , l a m a n d ó d e g o l l a r e n s e c r e t o el
que escribió de los Santuarios del adelantamiento día 1.° de m a r z o del a ñ o 114.
de Cazorla, y por D. Rodrigo Mendoza de Silva
en la Población de España; lo que se confirma LA CONMEMORACIÓN DE DOSCIENTOS SESENTA SANTOS
á mayor abundamiento por la gran festividad que MÁRTIRES.—Fueron m a r t i r i z a d o s e n el anfiteatro d e
por antiquísima costumbre hacen los vecinos de R o m a p a r a d i v e r s i ó n de l o s p a g a n o s , e n t i e m p o
aquella ilustre villa todos los años en uno de los del e m p e r a d o r Claudio, el a ñ o 272.
domingos de mayo, en el que va el clero y el
pueblo en solemne procesión al sitio donde se tie- LOS SANTOS LEÓN, DONATO, ABUNDANCIO, NICÉFORO, Y
ne por tradición que fué apedreado: lo que ejecu- OTROS NUEYE COMPAÑEROS—Padecieron m a r t i r i o por
tan en el día por voto en fuerza de un auto capi- la fe e n R o m a e n el s i g l o III.
tular de ambos cabildos hecho en 11 de mayo de
1585; cuya tradición constante no debe despre- SAN HERMETO Ó HERMETES, Y SAN ADRIÁN Ó ADRIANO,
ciarse sin documentos justificativos que prueben MÁRTIRES—Murieron e n M a r s e l l a , el a ñ o 290, r e i -
lo contrario. n a n d o el e m p e r a d o r D i o c l e c i a n o .

SANTA EUDOXIA Ó EUDOCIA, PENITENTE Y MÁRTIR-A SANTAANTONINA—Había n a c i d o y v i v í a e n N i c e a


principios del segundo siglo vivía en Heliópolis de B i t i n i a e n t i e m p o del e m p e r a d o r D i o c l e c i a n o ,
una famosa cortesana, llamada Eudoxia, natural cuando fué e n c a r c e l a d a por cristiana, y h a b i é n -
de Samaría, de donde se había alejado para e n - dola q u e r i d o o b l i g a r á dejar s u r e l i g i ó n y o f r e c e r
tregarse con más libertad á su vida licenciosa. incienso á los ídolos, se resistió valerosamente.
Era tenida por la mayor hermosura de su tiempo, Atormentada con varios suplicios, de los cuales
y además juntaba á sus bellas prendas corporales la libró c o n s t a n t e m e n t e l a p r o t e c c i ó n de s u e s p o s o
un entendimiento vivo y brillante, y un genio ale- J e s u c r i s t o por m e d i o de s u s á n g e l e s , f u é al fin m e -
gre y festivo, cualidades que cautivaban los cora- tida e n u n a c u b a y e c h a d a á l a l a g u n a de l a c i u -
zones y los detenían en sus redes. Ninguna dama dad de N i c e a , d o n d e t e r m i n ó g l o r i o s a m e n t e s u s
metió jamás tanto ruido, y acaso ninguna hizo días a h o g a d a , por l o s a ñ o s 294 de la e r a a c t u a l .
nunca tanto daño. Vivía Eudoxia entregada á los
más escandalosos desórdenes, cuando el Señor SANSUITBERTO—Fué o b i s p o a p o s t ó l i c o d e l o s f r i s o -
vino á buscar á esta oveja perdida, y quiso des- n e s , b á t a v o s y h o l a n d e s e s , e n v i a d o p o r el p a p a
cubrir á aquella segunda samaritana las saluda- s a n S e r g i o . E s el a p ó s t o l d e A l e m a n i a , q u e c o n -
bles aguas de la gracia. Por medio de un santo virtió á la fe de J e s u c r i s t o , m u r i e n d o d e s p u é s e n
monje que estaba hospedado al lado de su casa, W e r d a el a ñ o 713.
conoció Eudoxia las eternas verdades, y tocada
de la virtud de Dios, renunció á sus disoluciones, SAN ALBINO, OBISPO DE ANJOU— E s c l a r e c i d o e n v i r t u -
recibió el bautismo, distribuyó sus riquezas á los d e s y s a n t i d a d , fué p r i m e r o m o n j e , y m u r i ó e n
pobres y emprendió una nueva vida, en la cual m e d i o de s u r e b a ñ o el d í a 1.° de m a r z o del a ñ o 549.
fué modelo insigne de las más heroicas virtudes.
Retiróse al desierto á hacer penitencia de sus SAN SIYIARDO, ABAD EN MAINE DE FRANCIA—Fué c é -
pasados extravíos, y desde entonces ya no fué l e b r e por s u r a r a a b s t i n e n c i a , por s u p r o f u n d a
más que una prolongada serie de oración y de ri- h u m i l d a d y por s u p e r f e c t a o b s e r v a n c i a de t o d a s
gores la vida de esta heroína. Pero el infierno, l a s r e g l a s d e l a v i d a m o n á s t i c a . F l o r e c i ó e n el
que se avergonzaba de la derrota sufrida, e m - s i g l o VII, y m u r i ó s a n t a m e n t e á p r i n c i p i o s del
prendió todo género de ataques contra la santa, y a ñ o 647.
la combatió con toda especie de halagos. Sin e m -
bargo, la Providencia prevenía aquellas virtudes SAN DAVID, ARZOBISPO Y CONFESOR—Floreció p o r l o s
con abundancia de preservativos, y de todos los a ñ o s de 544.
combates salió victoriosa la fe de Eudoxia. Su
permanencia en el desierto fué además señalada SAN MONAM, MÁRTIR—Natural de E s c o c i a ; m u r i ó á
con una porción de milagros, obrados en favor m a n o s de i n f i e l e s e n 874.
de los que se acercaban á ella y se encomendaban
á sus oraciones. En tiempo del emperador Traja- SAN ERCULANO, OBISPO DE PERUGIA, EN ITALIA—Era
no, habiéndose levantado una general persecu- n a t u r a l de S i r i a : f u é p a s t o r c e l o s o é i n f a t i g a b l e e n
ción contra los cristianos, fué en ella Eudoxia el d e s e m p e ñ o d e s u s a n t o m i n i s t e r i o . C u a n d o l a
víctima sacrificada á la gloria de Jesucristo. Te- i n v a s i ó n d e l o s b á r b a r o s del N o r t e , q u i s o o p o n e r s e
DÍA 2 MA.RZO 503
á sus estragos, y fué degollado por orden de Tóti- siete ú ocho compañeros honestos y virtuosos,
la, rey de los godos. Su cuerpo, según escribe san gastando en leer y orar el tiempo que le sobraba
Gregorio papa, se encontró, después de cuarenta después de cumplidos los divinos oficios.
días de su degollación, entero y sin ninguna señal Entre sus muchas y grandes virtudes sobresalía
de haberle pasado la espada. Su martirio sucedió en él el temor de Dios, que era tan grande, que
en el año 547. en todas sus cosas y acciones lo mostraba bien.
Si estando leyendo ó haciendo alguna cosa venía
Día 3 acaso algún poco de viento más de lo acostumbra-
do, se levantaba é invocaba la misericordia del
SAN CEADA Ó CEADDAS, OBISPO DE YORK-San Ceada Señor, suplicándole con humildad usase de ella
fué un varón santísimo y doctísimo, hermano de con todo el género humano. Si el viento se hacía
Ced, obispo de los orientales ingleses, y por sus fuerte, luego cerraba el libro y postrado en tierra
méritos vino á ser abad de un monasterio, llamado se ponía en oración. Si tronaba ó relampagueaba,
Lentisgeo. El rey Osinu tenía la corona de aquel se iba muy solícito á la iglesia, y con salmos y
reino en esta ocasión, y deseaba mucho que en su oraciones estaba fijo orando al Señor, hasta que
reino hubiese obispo, que se hallaban sin él, y el tiempo se serenaba. Preguntándole algunos por
como tardase en volver de Francia san Vilfrido, qué hacía estas cosas, solía responder: «¿No leís-
que había ido á consagrarse, acordó de enviar á teis que tronó del cielo el Señor, y el Altísimo en-
Ceada á Cantorberi, que antiguamente se llamó vió sus saetas y destruyóles, multiplicó los rayos
Cantua, para que su arzobispo le ordenase y c o n - y conturbólos? Mueve el Señor los aires, conmue-
sagrase por obispo de Eboraco, ahora llamada ve los vientos, tira los rayos y truena del cielo
York, y fué acompañándolo Fadhedo, capellán del para despertar á los que duermen en la tierra á
mismo rey, el cual después en tiempo del rey que teman, para atraer sus corazones á la m e m o -
Eefrido vino á ser obispo de Ripa. Llegaron á Can- ria del juicio que está por venir, para desvanecer
torberi y hallaron muerto á Deusdedit, que era el su soberbia y turbar su osadía, trayendo á la m e -
arzobispo á quien iban, por lo cual se fueron á moria y entendimiento aquel temeroso tiempo,
Vinis, obispo que era de los occidentales sajones, cuando ardiendo los cielos y la tierra ha de venir
el cual tomando otros dos obispos de la Gran B r e - en las nubes con grande espanto y majestad á juz-
taña por acompañantes, le consagró, y Ceada con gar los vivos y muertos; por lo cual nos conviene,
esto se fué á su iglesia de York, donde puso todo que pues nos envía sus celestiales amonestacio-
su cuidado, viviendo con vigilancia, verdad ecle- nes, le respondamos con debido amor y temor
siástica, humildad, castidad, pureza y gran par- santo; de tal manera, que si conmueve el aire y
simonia. alza la mano casi para herir con la amenaza, nos
Ejercitábase en leer en la sagrada Escritura, y en pongamos en oración y alcancemos su misericor-
predicar por las villas, aldeas y caserías, caminan- dia para que no nos hiera y castigue, y escudri-
do siempre, por imitar en todo á los santos apósto- ñando nuestras conciencias, purguemos la hez de
les. Por este tiempo vino Vilfrido de Francia, y co- nuestros vicios, y nos tratemos de tal manera,
menzó á administrar el obispado de York; lo cual que no merezcamos ser heridos de su ira, oídos
visto por Ceada, no se inquietó, antes con humil- sí de su misericordia infinita.»
dad profunda se recogió á un monasterio suyo Pasados dos años y medio después que había
llamado Talestigahe. Sucedió después que Taru- puesto su silla en Litfelt, vino el tiempo del fin
mano, obispo de los mercios, pasó de esta vida, de su peregrinación, y un día, estando en ora-
y el rey Vulfero envió á rogar al obispo san T e o - ción solo con uno de sus compañeros, llamado
doro que le ordenase un obispo, y Teodoro, por Ovino, el cual era monje, y para mayor perfec-
hacer bien á aquella tierra, permitiéndolo el rey ción se había venido á vivir con él, por estudiar y
Osinu, le envió al bendito Ceada; y así fué r e - aprender de sus muchas virtudes, sucedió que el
cibido por obispo de los mercios y lindisfaros, tal Ovino oyó una música suavísima de muchos
donde con gran perfección y ejemplo raro de su que cantaban y se regocijaban, bajando del cielo
vida y santas virtudes ordenó las cosas de toda á la tierra. Primero la oyó de la parte de entre
aquella tierra, según el orden y ejemplar de los Oriente y Septentrión, y de allí se vino acercando
antiguos santos padres. El rey Vulfero le dio una hasta que entró en el oratorio del santo obispo, y
gran tierra en la provincia de Lindisi, para que al instante se llenó todo de divina, dulcísima y
allí edificase un monasterio. Puso su silla episco- suavísima armonía. Estando, pues, Ovino con
pal en una ciudad llamada Litfelt, donde murió, cuidado qué sería aquello, oyó y vio como de allí
y fué sepultado su santo cuerpo, y allí quedó por á media hora subía por el techo del mismo orato-
muchos años la silla de sus sucesores los obispos. rio la misma suavidad de voces y divina música,
Hizo una casa junto á la iglesia, donde vivía con y que poco á poco se subía á los cielos, por lo
504 LA LEYENDA DE ORO DÍA 2
cual estuvo un rato suspenso, discurriendo y escu- meroso de Dios le sucederá todo bien, y sobretodo
driñando en su ánimo qué seria aquello. A este en los extremos ó en el fin de la vida, que éste
tiempo oyó que el santo obispo había abierto la es el sentir del Espíritu Santo. Ya se vio cuan
ventana del oratorio, y dicho que si alguno había bien le fué en los extremos al gloriosísimo Ceada,
fuera entrase. Entró Ovino entonces, y el santo pues siete días antes bajaron los ángeles á darle
obispo le dijo: «Anda, ve á la iglesia y llama al suaves músicas, de aquellas con que sin cesar
hermano Osinu, y venid los dos acá.» Llegados asisten y cortejan la divina y soberana majestad
los dos á su aposento, les amonestó primeramente del Todopoderoso, y luego volvieron á llevar su
que tuviesen amor y paz con todos, y que s i g u i e - bendita alma á los cielos, para presentársela á su
sen y cumpliesen los preceptos y reglas de vida Criador. ¿Pudo irle mejor, ni sucederle más bien
que de él habían aprendido y oído de otros. D e s - en los extremos? Claro está que n o . Temía á Dios,
pués les dijo como había de partir presto de esta ¿qué mucho? Temámosle todos, que á todos nos
presente vida, y añadió: «Porque aquel amable sucederá bien en los extremos y fin de nuestra
huésped que solía visitar á nuestros hermanos, vida. (P. Ribadeneira.)
también ha sido servido de venir hoy á mí y lla-
marme de este siglo; por lo cual, volved á la SAN SIMPLICIO.—Gobernó la Iglesia universal des-
iglesia, y decid á los hermanos que se acuerden pués del papa san Hilario, y fué natural de Tívoli.
de prevenir mi muerte para con el Señor, con vi- Su sabiduría era tan grande y tan extraordinaria
gilias, oraciones y buenas obras.» Oídas estas su piedad, que era reputado como otro de los
razones por los dos, quedaron muy tristes y d e s - hombres más eminentes de su tiempo. Las here-
consolados, y con lágrimas muchas se fueron á jías infestaban el hermoso campo de la Iglesia en
la iglesia. Volvió después Ovino solo, y postrado el Occidente, cuando este santo gobernaba la
á sus pies le dijo: «Ruégote, padre, me dos licen- Iglesia, pero su celo y sabiduría no sólo atoaron
cia para preguntarte.» «Pregunta lo que quisie- los errores, si que también animaron á los demás
res,» dijo el santo Ceada. Ovino dijo: «Suplico- á que los combatieran. Sacó de las sillas de A l e -
te me digas qué música era aquella que oí de jandría y Antioquia á Pedro Monje y á Pedro el
aquellos que bajaban del cielo á este tu orato- Batanero, colocando en su lugar á dos obispos
rio.» A que respondió con humildad vergonzosa católicos. Su perspicacia y talento descubrieron
el siervo de Dios: «Si oíste las voces, y conociste los artificios de que se valía Acacio de Constanti-
que eran de compañías celestiales, ruégote en el nopla para engañarle; así es que procuró evitar
nombre del Señor que no lo digas á persona algu- el cisma que después dividió á las dos iglesias de
na antes de mi muerte. A la verdad los ángeles Oriente y Occidente hasta el papa Hormisdas.
fueron que vinieron á llamarme para los celestia- Después de muchos trahajos murió santamente
les premios que yo siempre amaba y deseaba, este prelado el día 27 de febrero del año 483.
y prometiéronme que después de siete días volve-
rían y me llevarían consigo.» Lo cual se cumplió
LA CONMEMORACIÓN DE OCHENTA SANTOS MÁRTIRES —
así como lo dijo, porque luego vino á desfallecer No queriendo comer de la carne sacrificada á los
en el cuerpo, y cada día se le aumentó la enfer- ídolos, ni adorar la cabeza de una cabra, fueron
medad, y al día séptimo recibió el santísimo Sacra- muy cruelmente m u e r t o s por los longobardos, en
mento, y saliéndosele su bendita alma del cuerpo, Campaña, por los años 579.
la recibieron los santos ángeles, y llevaron á los
eternos gozos de la bienaventuranza, según se lo
LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS MÁRTIRES.—
habían prometido. Murió el segundo día de mar-
En tiempo del emperador Alejandro, siendo prefec-
zo, y su santo cuerpo fué sepultado en la iglesia
to de la ciudad Ulpiano, después de haber padecido
de Santa María. Después se fundó una iglesia á
muchos tormentos, por último fueron degollados
invocación del Príncipe de los apóstoles, donde en Roma, por el mes de marzo del año 224.
fueron trasladados sus santos huesos, y en ambos
lugares hizo el Señor por sus méritos infinitos
SAN MINO Y SAN BASILES-Fueron martirizados
milagros. Escribió su vida Buda en el lib. III de
en Roma, en la via Latina, siendo emperadores Va-
su Historia eclesiástica inglesa, cap. 28, y lib. 4,
leriano y Galieno, por los años 258. Sus cuerpos
cap. 3, y dice fué ordenado en obispo por l ó s a n o s
fueron enterrados en el cementerio de Tertuliano,
de 664, en tiempo de Vitaliano pontífice. La traen
y trasladados después por el papa san Esteban
asimismo Sanctoro, el Martirologio romano y
á la Basílica de los santos apóstoles, y posterior-
otros.
mente á la iglesia de San Lorenzo.
Gran virtud es la del temor santo de Dios; no
puede dej^r de obrar bien quien teme á Dios, afír- SAN MAR ÁN, OBISPO Y CONFESOR - Escocés; murió
malo el Espíritu Santo, y él mismo dice que al te- por los años de 820.
DÍA 3 MARZO 505
SAN CARLOS EL BUENO, MÁRTIR.—Conde de Flandes, duros y crudos los tormentos que se dieron á e s -
muerto en 1124. tos santos hermanos, que aun los mismos malva-
dos jueces tuvieron vergüenza de que se publica-
SAN GORINO, OBISPO Y CONFESOR.-Le menciona Lo- sen y quedase memoria de su crueldad.
bineau. Finalmente, fueron degollados san Hemeterio
y Celedonio, y sucedió un milagro que cuentan
LOS SANTOS PABLO, HERACLIO, SECUNDILA, Y GENARA.— Prudencio y san Gregorio Turonense, de Gloria
Padecieron martirio en el Puerto romano, se rnartyrum, cap. 93, y san Isidoro, Beda y Usuardo
ignora cuándo, y sus reliquias se conservan en la en sus martirologios; y fué, que vieron subir por
iglesia del convento de trinitarios descalzos de el aire el anillo de uno de los santos, y el lienzo ó
la ciudad de Zaragoza. pañizuelo del otro, que iban muy derechos al cie-
lo, hasta que la vista no les pudo más seguir. Sus
SAN LUCIO, OBISPO (español, según Salazar), SAN santos cuerpos fueron sepultados cerca del arroyo
ASALÓN, Y SAN LORGIO — Estando estos tres santos con que llaman el Arenal, donde estuvieron escondi-
otros muchos compañeros suyos en Cesárea de dos todo el tiempo que duró la infeliz felicidad de
Capadocia, ocupados en ejercicios de piedad y en los gentiles. Ahora están en la iglesia catedral de
propagar por aquellas regiones la luz del E v a n - Calahorra, y son tenidos por singulares patronos
gelio, levantóse la persecución de Diocleciano, y de aquella ciudad, y el Señor hace por ellos gran-
en ella fueron envueltos, siendo presos, atormen- des misericordias. Su fiesta se celebra á 3 de mar-
tados y condenados á la última pena, por no zo, que fué el día de su martirio, por los años del
querer abjurar la religión que profesaban. Señor de 300, imperando Diocleciano y Maximi-
liano, y en este día hacen mención de estos santos
Día 3 los Martirologios romano, de Beda, Usuardo y
Adón; y el Breviario toledano pone los himnos
SAN HEMETERIO, Y SAN CELEDONIO, MÁRTIRES—San en su alabanza. Las cabezas de estos santos, dicen,
Isidoro y san Eulogio, Prudencio, Usuardoy otros que se hallaron milagrosamente mucho después
autores graves dicen que san Hemeterio y Celedo- en el puerto de Santander, en la Montaña, y tie-
nio, siendo Máximo y Asterio los jueces, fueron nen por cierto que vinieron allí milagrosamente
martirizados en Calahorra por la fe de nuestro por el mar, y algunas escrituras antiguas dan este
Señor Jesucristo; y no sólo estos tiranos los m a - testimonio, que aquella villa se llamaba el Puerto
taron, sino que vedaron con grandes penas que de san Hemeterio. (P. Ribadeneira.)
ninguno pusiese por escrito ni tratase de su mar-
tirio, y lo que ya se había escrito lo mandaron SANTA CUNEGUNDA Ó CUNEGUNDIS, EMPERATRIZ Y VIR-
buscar y quemar. Pero más pudo la providencia GEN.—Muerto el emperador Otón, tercero de este
de Dios y la devoción y celo de los cristianos para nombre, fué nombrado emperador y sucesor suyo
conservar la memoria del martirio de estos s a n - Enrique, duque de Baviera y conde de Bamberg,
tos, que la malicia de los gentiles para oscurecer- á quien los autores alemanes llaman Enrique II,
la y sepultarla. Eran naturales de León, y solda- y los italianos Enrique I, porque no cuentan por
dos, como hijos del soldado y centurión san emperador á Enrique, padre del gran Otón. Enri-
Marcelo. Eniendieron que en la ciudad de Cala- que, pues, sea el segundo ó sea el primero, fué
horra tendrían mejor ocasión para el martirio, y singular príncipe y excelente en paz y en guerra,
aunque le pudieron excusar estándose quedos, porque tuvo muchos y poderosos enemigos, y los
movidos del Señor á inflamados de su amor, d e - venció y sujetó al imperio, y fué causa de que
seando imitar á su santo padre y derramar su Esteban, rey de Hungría, tomando por mujer á
sangre por el Emperador del cielo que los llama- Grisella, hija suya, se convirtiese á la fe de Cris-
ba á tan gloriosa empresa y corona, se fueron por to, y trajese á ella su reino con tanta felicidad,
su voluntad á Calahorra, y se pusieron en donde que el mismo rey Esteban fué santo, y como tal
había mayor peligro. Algunos martirologios dicen le pone la Iglesia en su Martirologio á los 20 de
que fueron presos en León, y que allí comenzaron agosto, Pero nuestro Enrique no fué menos santo
á padecer, hasta que con larga continuación de ni adornado menos de admirables virtudes; entre
tormentos los llevaron presos y aherrojados á Ca- las cuales una fué la de la castidad, maravillosa y
lahorra. Lo cierto es que allí fueron degollados, y rara en príncipe tan poderoso, porque fué h o n e s -
todos afirman que antes padecieron gravísimos tísimo y castísimo; y habiendo tomado por mujer
tormentos. El poeta Prudencio dice que fué tan á una princesa de muy alta sangre, hija de los
larga la prisión, que les creció mucho el cabello, y condes palatinos del Rhin, que se llamaba Cune-
la misma prisión tan estrecha, que por sí era harto gunda, y era doncella hermosísima, y dotada de
tormento. Y san Isidoro advierte que fueron tan todas las gracias que se estiman en las mujeres,
TOMO I 64
506 LA LEYENDA DE ORO DÍA 3
se concertó con ella de guardar perpetuamente dad; porque tentó al emperador Enrique, y e n -
castidad, y amarse como hermano y hermana, y gendró en su ánimo algunas falsas sospechas de
no como marido y mujer. Y así lo hicieron, por- la emperatriz, su mujer, pareciéndole que no le
que tuvieron en más estos santos ofrecer á Dios guardaba la fe que le había prometido, y que e s -
sus cuerpos con aquel sacrificio y mortificación taba aficionada á cierto hombre; permitiéndolo
de todo carnal deleite, que el tener hijos á quienes así nuestro Señor, para que resplandeciese más
poder dejar sus grandes estados ó imperio: que la virtud de santa Cunegunda, y quedase confir-
cierto es un raro ejemplo y mucho para notar, y mada con el testimonio del cielo su castidad; por-
para alabar á nuestro Señor, y magnificar el p o - que ella, en prueba de su inocencia, con los pies
der de su divina gracia, con la cual esfuerza descalzos anduvo quince pasos sobre una barra
nuestra flaqueza, tan deleznable y sensual, y l e - de hierro ardiendo sin quemarse, suplicando á
vanta el espíritu de los que le siguen al cielo; pues nuestro Señor, que así como sabía que no tenía
príncipes tan grandes y tan poderosos, en la flor culpa, ni que era virgen, sin haber conocido á
de su edad, pudieron vencer los apetitos de su Enrique ni á otro hombre, así la ayudase: y oyó
carne con tan ilustre victoria, y no quemarse en una voz que le dijo: «¡Oh virgen pura! No temas,
tantos años estando tan cerca del fuego. que la virgen María te librará.» Con esto quedó
Viviendo, pues, estos santos casados en tan la santa casada y doncella victoriosa, y el empe-
gran pureza y conformidad, como eran no menos rador, su marido, arrepentido y confuso, ó hizo
piadosos que castos, se dieron de todo punto á la penitencia de la falsa sospecha que había tenido,
devoción, y á amplificar el culto de Dios y edificar y de haber puesto en aquel trance á Cunegunda,
muchas iglesias y monasterios, donde él fuese y de allí adelante la amó, y respetó más, y vivió
adorado y servido. Para esto, primeramente man- en mucha paz con ella, hasta que nuestro Señor
daron fabricar un templo al príncipe de los após- le llevó á gozar de sí, y después de muerto le ilus-
toles san Pedro, y á san Jorge, mártir, y un m o - tró con muchos milagros, y la Iglesia católica le
nasterio debajo de la regla de san Benito, á la tiene por santo, y como de tal el Martirologio ro-
honra de san Miguel arcángel, y otro de canóni- mano hace mención de él á los 14 de julio.
gos, con título de san Esteban, protomártir, dan- Muy triste quedó santa Cunegunda por una
do á estas iglesias muchas posesiones y rentas. parte, por haber perdido tan buena y dulce c o m -
También fundó el emperador la iglesia catedral pañía, y por otra muy consolada y alegre, por ver
de Bamberg, la cual consagró el papa Benedic- que el emperador, su marido y espiritual herma-
to VIII, que á ruegos del mismo emperador había no, libre ya de los cuidados y ondas de esta vida,
venido á Alemania. Y para que las mujeres que y de las tormentas del imperio que gobernaba, ha-
deseaban servir á Dios-en toda perfección también bía llegado á puerto tranquilo de eterna bienaven-
tuviesen lugar cómodo para poderlo hacer, la turanza; y no menos por verse libre y desatada
santa emperatriz hizo un monasterio de monjas de los lazos y ataduras con que le parecía estar
de san Benito, á honra de nuestro Salvador Jesu- aprisionada y detenida, para no poderse dar to-
cristo y de su triunfal cruz, y enriqueció y ador- talmente como deseaba al Señor: y así, después
nó este monasterio con imperial magnificencia, que cumplió con el alma del emperador, haciendo
poniendo en el altar mayor una imagen riquísima grandes y largas limosnas por ella, mandando de-
de oro y piedras preciosas, y dando para el s e r - cir muchas misas por todas partes, encomendán-
vicio de la iglesia cálices, jarros y fuentes de oro dola en las oraciones de los siervos y siervas de
y de plata, y ornamentos riquísimos, y todo lo de- Dios, determinó dar libelo de repudio al mundo, y
más necesario para el culto divino, con tanta hollar su propia grandeza y majestad, y tomar el
abundancia y real magnificencia, que bien m o s - hábito de religiosa en aquel monasterio de mon-
traba la devoción de quien lo daba. Y no se c o n - jas que había edificado, y servir el resto de
tentaron estos santos emperadores con fundar los su vida en él á aquel Señor, que siendo Dios y
templos y monasterios que habernos dicho, y pro- Rey del cielo y de la tierra, se había hecho
veerlos de heredades, rentas y ornamentos, sino pobre por su amor. Para esto hizo llamar algu-
que también repararon las iglesias caídas y reno- nos obispos y prelados, y rogarles que vinie-
varon las antiguas de manera, que apenas había sen á consagrar la iglesia de aquel monasterio, y
iglesia que no recibiese de su mano algún don, ó habiendo ellos venido, salió la santa emperatriz
para su aderezo y ornamento, ó para su reparo. á la misa que se celebraba con grande a c o m -
Peno con haber sido estos bienaventurados pañamiento, y vestida conforme á su imperial
príncipes tan santos y vivido con un vínculo de majestad ofreció una cruz del madero santo de
amor tan casto, no dejó el demonio de afligirlos, nuestra redención, y acabado el Evangelio de
queriendo sembrar discordia donde había tanta la misa, se desnudó de sus ropas imperiales,
unión, y en tanta pureza sospecha de deshonesti- y se vistió de otra vestidura humilde, que ella
DÍA 3 MARZO 507
misma había hecho con sus manos, y con la ben- rro, vio que sobre las andas ponían un rico paño
dición del sacerdote tomó el hábito de religiosa, y de brocado, y volviéndose á los que allí estaban,
se hizo cortar el cabello, que después se guardó les dijo: «Quitad ese paño, que no es mío; porque
por reliquias, llorando muchos de los circunstan- yo desnuda salí del vientre de mi madre, y d e s -
tes, unos porque perdían tan gran princesa y nuda tengo de volver á la tierra, que es mi madre.
amorosa señora, y la tenían por muerta para sí; y Cubrid mi cuerpo con un vestido pobre y vil, y
otros de pura devoción, considerando el ejemplo ponedle en una sepultura junto á mi señor y her-
que les daba la que menospreciaba con tanta a l e - mano Enrique, que me está llamando.» Y con esto
gría el cetro y la corona, y los arrojaba á los pies dio su espíritu al Señor, y su cuerpo fué sepul-
de Jesucristo. tado donde ella mandó; pero con gran concurso
E n el monasterio no se trataba como señora, sino de todos aquellos pueblos, que se despoblaban por
como sierva y hermana de las demás: hacía labor ver el santo cuerpo y tocar las andas en que iba,
con sus manos, era muy continua en la oración y y hallarse á su entierro; y fueron tantos los que
en el coro, estaba siempre ocupada, leía, oía leer concurrieron, que en tres días no se pudo ente-
santos libros, visitaba las enfermas, consolaba á rrar, y nuestro Señor con muchos milagros ilustró
las desconsoladas, en su aspecto era gravemente á esta santa emperatriz, y muchos enfermos,
suave y suavemente grave: finalmente, la bien- orando á su sepulcro, alcanzaron por su inter-
aventurada emperatriz de tal manera se dio al me- cesión perfecta sanidad. Hace mención de ella el
nosprecio de sí misma, al estudio de la perfec- Martirologio romano á los 3 de marzo: traen su
ción, al amor y servicio del Señor, que fué espejo vida Surio en el segundo tomo, y otros escritores
de religión, dechado de santidad, un vivo retrato de las cosas de Alemania y de las vidas de los
del cielo, y Dios nuestro Señor la ilustró con a l - emperadores, y el suplemento de las historias
gunos milagros en vida; entre los cuales se c u e n - hace de ella mención. (P. Ribadeneira.) .
ta, que una noche, estando cansada y acostada en
su camilla, cubierta de cilicio, para reposar un SAN EMETERIO, MÁRTIR, LLAMADO VULGARMENTE SAN MADÍ.
poco, otra monja, que le estaba leyendo, se dur- •—San Emeterio, ó, como se dice, san Madí, nació,
mió, y cayó la vela que estaba encendida sobre según se cree, en el principado de Cataluña, en
las pajas de la cama, y habiéndose encendido gran la parroquia llamada de su nombre, no lejos de
fuego, la santa emperatriz con el ruido despertó, Barcelona. Siendo de tierna edad aprendió el ofi-
y con sola la señal de la cruz apagó las llamas. cio de labrador. Poseía una casita junto al camino
Tuvo en el monasterio una sobrina suya, llamada público, y labrando sus tierras pasaba su vida
Juta, á la cual crió con grande amor y cuidado en pobre aunque tranquila. Pero vino á turbarle el
toda religión y virtud, y la misma sobrina procu- rey godo Eurico, quien talando y destruyendo
raba imitar á su santa tía, de manera que todo el cuanto se le presentaba, llegó á Tarragona, que
convento la amaba y respetaba, y la hizo su aba- tomó á viva fuerza; y cuando ya no tuvo romanos
desa, por las muchas y muy aventajadas partes que conquistar, dirigió sus furias contra los c a -
que mostraba; mas después poco á poco fué aflo- tólicos que no querían abrazar la secta de Arrio,
jando en la virtud, y se entendió que aun no esta- que él profesaba. Y sabiendo que san Severo, e n -
ba sazonada con la edad y con el espíritu para tonces obispo de Barcelona, conservaba entre sus
aquel cargo, y que las ocasiones mudaban los ovejas la fe de Jesucristo con sus predicaciones y
corazones, y las honras y oficios las costumbres. santa vida, mandóle un preboste para que le obli-
Tuvo de esto gran sentimiento la santa tía, y una gase á seguir su doctrina ó quitarle la vida. L l e -
vez, por cierta falta muy grave que la sobrina gado, pues, este tirano á dicha ciudad, intentó
había hecho, por castigo de ella y ejemplo y e s - atormentar al santo prelado, á fin de intimidar
carmiento de las demás, movida del celo de la así á su rebaño; mas avisado con tiempo san Se-
honra de Dios, la reprendió gravemente y le dio vero, creyó deber seguir entonces el consejo de
un bofetón en la cara; y vióse que Dios la había Jesucristo, que dice: «Si os persiguen en una ciu-
movido á ello, porque le quedaron impresas en el dad, huid á otra:» se ausentó de Barcelona y se
rostro las señales de los dedos, y duraron en él fué á un lugar llamado antiguamente el castillo
mientras que vivió la sobrina. de Octaviano, y ahora San Cucufate, y en el c a -
Habiendo, pues, vivido en su santo propósito mino halló á nuestro bienaventurado Emeterio ó
quince años con tan rara edificación de las monjas Madí, quien á-la sazón estaba sembrando habas.
y admiración de todo el mundo, le dio á la bien- El bendito obispo le dio razón de su viaje, dicién-
aventurada emperatriz una enfermedad tan recia, dole como el mal rey Eurico pretendía obligar á
que ella misma conoció que se le acercaba el los católicos áseguir la herejía de Arrio que el mis-
término de su vida, y estando ya al fin de ella, y mo rey profesaba, y que por ello él huía al castillo
aparejándose las cosas necesarias para el entie- de Octaviano, donde pensaba aguardar á los saté-
508 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 4

lites de Eurico, que entendía habían de ir luego LOS SANTOS CLEÓNICO, EUTROPIO, Y BASILISCO, SOLDADOS.
en su busca. Añadióle que si le preguntaban por —Eran estos santos naturales de Capadocia, pa-
él, que les dijese el lugar donde le hallarían. Obró rientes y amigos tan íntimos, que no se separa-
Dios entonces un milagro con el bienaventurado ban más que cuando les era preciso para asuntos
san Emeterio: porque en un momento de tiempo del servicio, viviendo en santa fraternidad de
crecieron y florecieron aquellas habas que s e m - ideas y de intereses. Llamados un día á la pre-
braba. Llegaron, pues, los perseguidores y pidie- sencia del prefecto, é interrogados por la religión
ron por el santo obispo. Respondió Emeterio que que seguían, respondieron á una voz que de todo
por allí liabía pasado, cuando él sembraba aque- corazón eran cristianos. Irritado el prefecto, les
llas habas que entonces estaban florecidas, y les mandó azotar cruelmente; pero en lugar de d e s -
declaró el lugar donde le hallarían. Los minis- alentarles el castigo, les infundió nuevo valor, no
tros, creyendo se burlaba de ellos, y sospechando sólo para confesar á Jesucristo, sí que también
que también sería católico, se lo llevaron preso para reprender severamente al tirano por su cruel-
adonde estaba entonces san Severo; y echando en dad y locura. Curados milagrosamente de las h e -
el santo prelado las manos, los llevaron á entram- ridas de los azotes, publicaron el prodigio, á cuya
bos al lugar inmediato. Allí azotaron fieramente vista convirtiéronse muchos á la fe. Cogiéronlos
á dichos mártires con plomadas. Y perseverando otra vez y derramaron sobre ellos gran cantidad
ellos en la fe, á san Severo hincaron un grueso de pez y plomo derretido, de cuyo tormento sa-
clavo por la frente, y degollaron á san Emeterio. lieron ilesos, hasta que clavados en cruz expira-
Aconteció la muerte de este glorioso santo en 6 de ron en la misma ciudad de Capadocia, el año 308.
noviembre cerca de los años del Señor 480, rei-
nando en Cataluña y toda España el ya nom- SAN TICIANO, OBISPO DE BRESCIA, EN I T A L I A - E r a diá-
brado rey godo Eurico. Los cristianos vecinos cono de aquella iglesia, cuando fué elegido y con-
del lugar del martirio tomaron los santos cuer- sagrado por el papa Siricio. Humilde y caritativo,
pos y los sepultaron en una capilla que esta- tenía siempre en su mesa á doce pobres, á los
ba allí inmediata, y después con el tiempo fué cuales servía la comida y lavaba los pies. En vida
trasladado el cuerpo de san Severo al monasterio y muerte floreció en milagros, y descansó en
de San Cucufate. Pero el de san Emeterio se i g - paz en medio de sus ovejas el día 3 de marzo del
nora dónde está. Puédese creer que está sepultado año 526.
en el mismo monasterio de San Cucufate, ó en la
primera capilla donde fueron sepultados la prime- SAN WINWALOE Ó WINWALOC, ABAD Y C O N F E S O R - D e
ra vez. Cerca de San Cucufate hay una iglesia noble linaje. Murió en 529.
parroquial llamada San Madí, donde tienen á este
bienaventurado por patrón, y celébrase su fiesta SAN LAMALISSO, CONFESOR—Escocés; floreció en el
en tal día como hoy con gran solemnidad y gran siglo VII.
concurso de gentes.
Dia 4
SAN MARINO, SOLDADO, Y SAN ASTERIO, SENADOR.—En
tiempo de la persecución de Valeriano sufrieron SAN LUCIO, PAPA Y MÁRTIR.—En el destierro que
el martirio estos santos en Cesárea de Palestina. san Cornelio, papa y mártir, padeció por Cristo
Marino, mandado presentarse ante el juez, al que nuestro Salvador, le acompañó san Lucio, que era
le habían acusado sus amigos de ser cristiano, no presbítero é hijo de Porfirio, ciudadano romano,
lo negó, antes bien confesólo francamente, de y después que fué martirizado san Cornelio, le
cuyas resultas alcanzó el martirio cortándole la sucedió en la silla apostólica, en tiempo de los
cabeza. Habiendo Asterio recogido el santo cuerpo emperadores Galo y Volusiano, de los cuales él
de Marino, y envuóltole en una capa junto con la también fué desterrado, y por voluntad del Señor
cabeza, con el fin de darle honrosa sepultura, restituido á su iglesia. Escribióle san Cipriano
consiguió también la palma del martirio. S u c e - una epístola, dándole el parabién de haber vuelto
dió la muerte de estos mártires en el mes de mar- á ella, en la cual, entre otras, les dice estas pala-
zo de 260: bras: «Poco ha, hermano carísimo, que os dimos
el parabién por haberos honrado el Señor con
LOS SANTOS FÉLIX, LUCIÓLO, FORTUNATO, MARCIA, Y COM- honra de sacerdote y de confesor en el gobierno
PAÑEROS.—Las verdaderas actas del martirio de de su Iglesia; pero ahora no menos os le damos
estos santos se han perdido: así es que unos es- á vos y á vuestros compañeros y todos los otros
critores dicen que padecieron martirio en Roma hermanos, porque con la misma gloria y loa
en tiempo de Diocleciano, y otros que murieron vuestra os ha hecho volver á vuestra iglesia,
en África, en el reinado del emperador Decio. para que no faltase pastor que apacentase su re-
DÍA 4 MARZO 509
baño, ni piloto que rigiese su nave, ni goberna- mención todos los Martirologios, el romano, de
dor que gobernase su pueblo, y se entendiese que Beda, Usuardo y Adón. (P. Ribadeneira.)
había ordenado vuestro destierro, no para que
siendo echado y desterrado faltase el obispo á su SAN CASIMIRO, CONFESOR.—Fué san Casimiro hijo
iglesia, sino para que volviese á ella más rico de del rey Casimiro de Polonia y de Isabel de A u s -
merecimientos y victorioso, porque no fué en los tria, hija del emperador Alberto, los cuales tuvie-
tres mozos menor la dignidad del martirio porque ron seis hijos varones, y el segundo fué Casimi-
no murieron y salieron salvos del horno de Babi- ro, que resplandeció entre los demás como el sol
lonia, ni Daniel dejó de ser pefectísimo y digno de entre las estrellas. Tuvieron sus padres particular
toda alabanza porque habiendo sido echado á los cuidado de su crianza, dándole excelentes pre-
leones para que le despedazasen, guardándole ceptores; y él dio desde niño muestras de lo que
Dios, vivió para ser ensalzado y glorioso. En los había de ser, con admiración de todos los que le
confesores de Cristo el martirio que se dilata no veían y trataban. Era muy hermoso y dispuesto,
disminuye el mérito de su confesión, sino mani- de excelente ingenio y buenas inclinaciones y
fiesta la grandeza del amparo y protección del mejores costumbres, muy afable y querido de
Señor.» Esto es de san Cipriano, escribiendo á todos. Crióse muy temeroso de Dios y devoto,
san Lucio, papa; al cual el mismo san Cipriano guardándose siempre en grande inocencia de
alaba mucho en otra epístola, juntamente con su vida, moviendo con su ejemplo á los caballeros
predecesor san Cornelio, papa, y dice de ellos que del reino á imitar su compostura y santas c o s -
fueron llenos del Espíritu Santo y gloriosos már- tumbres. No gustaba de vestidos ricos ni de los
tires del Señor. Mandó san Lucio que siempre regalos de palacio, antes dormía en la tierra d e s -
acompañasen al obispo dos sacerdotes y tres diá- nuda, y traía ásperos cilicios que afligían su deli-
conos, que fuesen como testigos y jueces de su cado cuerpo. Castigábase con rigurosas discipli-
vida, para que su presencia le hiciese vivir reca- nas, procurando afligir su carne de todas m a n e -
tadamente, y ninguno falsamente se atreviese á ras, así por estar más lejos de todo vicio, como
decir mal de él, sabiendo que tenía testigos con por imitar á nuestro Redentor Jesús en sus do-
quienes probar su inocencia. En su tiempo envió lores y trabajos, cuya pasión y muerte traía el
Dios para castigo de los gentiles que perseguían santo mancebo fija en su memoria. No se daba
nuestra santa religión crudamente y nunca se gusto en cosa alguna, venciendo todos sus senti-
veían hartos de la sangre de los cristianos, una dos y obras de la carne. Fué notablemente devoto
cruelísima pestilencia que duró diez años, la cual, de la Virgen santísima y ternísimo hijo suyo,
habiendo comenzado en Etiopía, se extendió por fuera de otras devociones, y la saludaba cada día
todas las provincias del mundo, y apenas hubo de rodillas y con mucha devoción con unos versos
ciudad, pueblo ni casa que no fuese tocada de latinos que él mismo había compuesto con grande
ella, con tanto rigor, que murieron la mayor parte artificio y elegancia, que contenían casi todos los
de los hombres que habitaban en la tierra. Cele- misterios de la Encarnación del Hijo de Dios. E s -
bró san Lucio dos veces órdenes, y en ellas orde- taba más tiempo en la iglesia que en palacio, tra-
nó cuatro presbíteros, cuatro diáconos y siete taba más con los religiosos y gente santa que con
obispos. Fué coronado de martirio en tiempo de los grandes y príncipes del reino. Muchas veces
los emperadores Galo y Volusiano, aunque el estaba en larga oración enajenado de los sentidos
Martirologio romano y otros autores dicen que del cuerpo y con el alma unida con Dios: á las
murió en la persecución de Valeriano, porque horas del comer era menester buscarle, y le ha-
aquella persecución se llamó de Valeriano, á cau- llaban en oración, no cuidando él de cosa de este
sa que siendo él censor, dio las leyes contra los mundo, porque embebido en su Dios no se acor-
cristianos, que después guardaron estos empera- daba de comida ni bebida, y si le dejaran todo
dores y el mismo Valeriano. Llevando a s a n Lucio el día, se le pasara orando. De noche se levanta-
al martirio, encomendó de su mano la iglesia y ba á escondidas, y con los pies descalzos se iba á
sus ovejas áEstéfano, su arcediano, que le s u c e - orar á alguna iglesia: postrábase á los umbrales
dió en el pontificado. Eusebio dice que Lucio no de ella, los cuales regaba con las muchas lágri-
fué pontífice sino ocho meses; mas habiendo he- mas que derramaba, perseverando de este modo
cho dos veces órdenes, como se dice en el libro toda la noche, y muchas veces le encontraban así
de los romanos pontífices, necesariamente le ha- por la mañana. No aflojaba nada en el rigor de su
bernos de dar más tiempo. Falleció el año del penitente vida por estar enfermo, y así, aunque
Señor de 260, y fué sepultado en el cementerio cayese malo, guardaba los preceptos de la Iglesia,
de Calixto, y la santidad de Clemente VIII, en el no faltando á la abstinencia de carne y lacticinios
Breviario reformado, mandó rezar de san Lucio en los días prohibidos. Premióle Dios esta obe-
papa y mártir, á los 4 de marzo; y de él hacen diencia y fineza para con los preceptos eclesiásti-
510 LA LEYENDA DE ORO DÍA 4
eos, concediéndole una singular gracia en sus en- no conocía la vida eterna quien con algún menos-
fermedades, que ni el rigor de la penitencia aumen- cabo de ella quiere alargar la vida temporal; y así,
tase la enfermedad de su cuerpo, ni la flaqueza del perseverando en su santo propósito, se le agravó
cuerpo le impidiese la prontitud y devoción del el mal: con lo cual y con una revelación que h a -
ánimo y deseo de una suma perfección. Había ya bía tenido ya del día de su muerte, se preparó para
tenido revelación de que ni las enfermedades le aquella hora tan deseada; y habiendo recibido los
habían de dañar á su espíritu, ni los remedios sacramentos, fijos los ojos en un crucifijo que t e -
habían de aprovechar á las enfermedades; y así, nía en las manos, puso en las del Señor su purí-
puesto en las manos de Dios, sin aflojar de la aspe- simo espíritu, y se fué á ser compañero de los án-
reza de su tratamiento, llevaba con increíble pa- geles en el cielo, quien a'un en la tierra lo había
ciencia y grande conformidad con la voluntad sido. Murió el año de 1484, á 4 del mes de marzo,
divina los dolores é incomodidades del cuerpo. habiendo vivido solos veinticuatro años y cinco
Fué modestísimo en el hablar, siempre era su meses. Vieron muchas personas santas aquella
conversación de cosas santas y espirituales, de alma santísima al punto que murió llena de gran
edificación y provecho para otros. Nunca permitió claridad y hermosura, la cual llevaban los ángeles
hablar delante de sí cosa que pudiera desdorar á al cielo. Fué sepultado con gran sentimiento de
tercero. Cuando oía á alguno murmurar, le corre- todos y con magnificencia real en la iglesia cate-
gía amigablemente; mas si con todo esto perseve- dral de Vilna, en una eapilla de Nuestra Señora,
raba, le reprendía con palabras graves y severas, la cual había escogido el mismo san Casimiro por
y si lo tenía de costumbre, hacía con el rey su pa- su devoción para sepultura suya. Quiso también
dre que le despidiese de su servicio y echase de que después de muerto pusiesen con su cuerpo
palacio. aquel himno devotísimo que él mismo había hecho
Tenía gran celo de la fe y aumento de la santa á la sacratísima Virgen, y le rezaba cada día, el
Iglesia, procurando la conversión de los herejes, cual fué hallado el año de 1604, cuando renovaron
y reducción de los cismáticos á la obediencia de su sepulcro, que le tenía sobre el pecho.
la silla romana. Para esto hizo que el rey manda- Fueron innumerables los milagros que hizo
se por un riguroso decreto que ninguna iglesia de nuestro Señor después de muerto san Casimiro
los que no eran católicos y obedientes al pontífice por la intercesión de su siervo, para honrarle y
romano, se edificase de nuevo, ni las antiguas se publicar cada día más su santidad, dando vista á
reparasen. En otras muchas cosas fué grande la los ciegos, habla á los mudos, oído á los sordos,
vigilancia de san Casimiro contra los herejes, los pies á los cojos, y salud y vida á los desahuciados
cuales en su tiempo anduvieron muy oprimidos y de los médicos. Sólo referiré algunos más celebra-
en gran disminución, no atreviéndose alguno á dos y públicos. Murió en Vilna una doncella que
levantar cabeza. Coronaba éstas y otras muchas se llamaba Úrsula; era muy querida de sus padres
virtudes con la caridad, que es reina de todas las y asi sintieron extrañamente su muerte. Fuéronse
demás. Daba á los pobres grandes limosnas, con- entrambos muy afligidos al sepulcro del santo
solaba á los afligidos, libraba á los oprimidos, era príncipe, y con lágrimas y gemidos le pidieron
amparo de las viudas, padre de los huérfanos, t u - restituyese la vida á su hija. Oyóles el santo, y por
tor de los desamparados, y no sólo favorecía á los su intercesión resucitó el Señor á la doncella, que-
que venían á él, pero él mismo andaba á buscar dando los padres muy gozosos y agradecidos, y
los necesitados, y se informaba de los más desva- todos admirados y muy devotos de san Casimiro,
lidos para ayudar á todos: y así era muy querido viendo lo que podía con Dios. El año de 1518 aco-
en el reino, por lo cual, aunque tenía otro herma- metió de repente el duque de Moscovia con un po-
no mayor, le quisieron señalar por rey; mas como derosísimo ejército á una fortaleza del reino de
el santo tenía puestos sus pensamientos en el rei- Polonia: era entonces rey Segismundo I, el cual
no de los cielos, despreció el de la tierra, y no se no pudo juntar más que dos mil hombres para en-
pudo recabar con él, por más que su padre deseó viar con brevedad á socorrer los suyos: ellos, con-
fuese elegido por rey. fiados en el patrocinio de su príncipe san Casimi-
Quísole casar también el rey su padre, así por ro, cuyos milagros eran muy sabidos, se encomen-
la sucesión que esperaba, como porque corría evi- daron á él y le hicieron algunos votos. Habían de
dente peligro de la vida si no se casaba, ajuicio atravesar el río Duna, mas no hallando vado, no
de los médicos; pero el santo y purísimo mancebo sabían qué hacerse. Estando parados y sin consejo
quiso antes estar sin salud y aun sin vida, que que tomar, se les apareció un mancebo muy h e r -
violar la flor de su virginidad, la cual guardó e n - moso, vestido de blanco, caballero en un caballo
tera y pura. Llegó á estar tan malo, que dijeron blanco también como la nieve, y animándolos mu-
los módicos no tenía remedio su mal si no tomaba cho, les dijo que tuviesen confianza, y que sin te-
estado de matrimonio: el santo les respondió que mor le siguiesen, que él les mostraría vado. D i -
DÍA 5 MARZO 511
ciendo esto, picando las espuelas al caballo, se SAN CAYO, PALATINO—Por los años de 870 aparecie-
entró por el rio, y sin dificultad ninguna se puso ron en Escocia una multitud de daneses, que
en la orilla contraria á vista de todos los soldados, con una ferocidad inaudita devastaban cuanto se
los cuales luego con grande ánimo se arrojaron al hallaba á su paso, atropellando todas las leyes
agua, y pasaron con gran facilidad á esta otra par- divinas y humanas, cometiendo robos, asesinatos
te. Entonces desapareció el caballero que les guió; y toda clase de tropelías. Algunos varones, lle-
mas entendiendo ser san Casimiro, le tornaron á nos del espíritu de Dios, se opusieron á tanta
invocar, y animados con su protección, acome- devastación en nombre de la religión y de la h u -
tieron tan valientemente á los moscovitas, que les manidad, y casi todos los que contradijeron sus
hicieron alzar el cerco y huir ignominiosamente, excesos, fueron víctimas de su brutalidad: san
con muerte de muchos de los enemigos y prisión Cayo fué arrojado al mar en dicho año 870, con
de otros. Enviaron luego los presos al rey S e g i s - otros veintisiete compañeros suyos, por haberles
mundo, dándole cuenta de todo; y como aquella pedido en nombre de Jesucristo que respetasen
victoria milagrosa se debía á san Casimiro, quedó la vida de unos niños que iban á sacrificar vivos
el rey tan agradecido y devoto del santo, que hizo á sus divinidades, y consiguió de esta manera la
voto de hacer todo lo que pudiese para su canoni- corona del martirio.
zación. Al año siguiente tornaron los moscovitas
con ejército más poderoso á entrar por Lituania, SAN ADRIÁN, Y SUS VEINTITRÉS COMPAÑEROS MÁRTIRES.
destruyendo y asolando cuanto topaban, talando, —Consumaron e¡ martirio en Nicomedia, habién-
abrasando, matando ó cautivando cuantos h o m - doles roto las piernas, en tiempo del emperador
bres encontraban, y no había en aquella provin- Diocleciano. La principal festividad de san Adrián
cia fuerza que les resistiese. Viendo el miserable se celebra el día 8 de septiembre, en cuyo día fué
estado de su patria, se movieron algunos m a n c e - trasladado su cuerpo á Roma.
bos nobles á hacer rostro al enemigo con el favor
de san Casimiro, á quien prometieron de procurar LOS SANTOS ARQUELAO, CIRILO, Y FOCIO, MÁRTIRES.—
su canonización si les daba la victoria, y si no, que Sábese que murieron en los primeros siglos del
ellos querían hacer sacrificio de sus vidas por de- cristianismo, pero se ignora el lugar de su naci-
fender su patria. Juntáronse solamente cosa de dos miento, el de su muerte, y el año en que pade-
mil, siendo los enemigos sesenta mil; acometiéron- cieron.
los con grande ánimo, porque en tocando alarma,
se apareció san Casimiro en el aire con la misma SAN ADRIÁN, OBISPO Y MÁRTIR—Escocés; murió
figura que el año pasado, haciendo á los lituanos en 874.
oficio de capitán. Cayó tanto pavor en los mosco-
vitas, que volvieron las espaldas, quedando muer- LOS SANTOS BASILIO, EUGENIO, AGAT0D0R0, ELPIDIO, ETE-
tos muchos de ellos; pero de los de Lituania no RIO, CAPITÓN, EFREM, NÉSTOR, Y ARCADIO, OBISPOS Y MÁR-
murió alguno. Por este milagro tan notorio instó TIRES.—Sufrieron el martirio en el Quersoneso á
con grande ardor el rey de Polonia por la cano- principios del siglo IV. Bollandos, citando á Dex-
nización de san Casimiro, y habiendo enviado el tro, dice que estos santos eran españoles y obispos
papa un legado á Polonia para hacer las infor- de distintas ciudades de España, y que hallándose
maciones, y hecho todo lo necesario, le canonizó reunidos en un mismo lugar para tratar de a s u n -
León X, año de 1521. Después el papa Clemen- tos de la Iglesia, fueron presos por orden del pre-
te VIII concedió que se rezase con oficio doble en fecto y martirizados durante el reinado del empe-
toda Polonia y Lituania, y las provincias á ellas rador Nerón.
sujetas. Últimamente, Paulo V mandó que por
toda la Iglesia se celebrase con oficio de semido- Día S
ble. Escribió la vida de san Casimiro Gregorio
Suveciski, recogiéndola de otros graves autores,
SAN FOCAS, HORTELANO Y MÁRTIR—Fué san Focas
y la trae el cardenal Belarmino en su libro del
natural de Sínope de la Morea, ciudad antigua,
Oficio del príncipe cristiano, proponiéndola por
famosa y célebre, por muy abundante de esclare-
dechado á los príncipes y reyes cristianos para
cidos vaiones y filósofos insignes. El ejercicio en
que la imiten. (P. Ribadeneira.)
que se ocupaba en su tierra este bendito siervo
de Dios, era labrar una huerta que tenía delante
LOS NOVECIENTOS SANTOS MÁRTIRES.-En los años de la puerta de la ciudad, que cae á la puerta del
290, y reinando Valeriano y Galieno, fueron mar- itsmo, ahora llamado el estrecho de la Morea; y de
tirizados dichos santos en Roma, en la vía Apia; lo que allí trabajaba sustentaba á sí y á los que
quedando sus cuerpos sepultados en el cementerio tenían necesidad; porque él hospedaba á todos los
de Santa Cecilia. que querían ir á su pobre casa, y les daba con ale-
512 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
gre y presto ánimo todo lo que tenía. Predicábase el glorioso mártir los exhortaba á que le d e g o -
por aquel tiempo la ley evangélica, y la esposa del llasen, pues así cumplían con lo que se les había
Cordero inmaculado iba en gloriosos aumentos de mandado, y á él le pagaban el ciento por uno del
día en día; por lo cual las gentes se embravecie- hospedaje, pues por la mesa que les había p u e s -
ron, y los reyes y principes, hechos todos á una, to le daban una corona de gloria en su martirio.
buscaban los cristianos de lejas tierras con gran Pudieron tanto al fin las persuasiones del bendito
diligencia y cuidado, y á los cercanos castigaban Focas, que convencidos aquellos ministros le cor-
como á hechiceros y encantadores, siendo todo su taron la cabeza, y fué ofrecida al Señor por hostia
anhelo derramar sangre católica, quitar inocentes y sacrificio aceptable á los 5 de marzo; día en que
vidas, y hacerle á Dios dignos holocaustos, si bien la Iglesia celebra su fiesta y martirio glorioso, que
ellos juzgaban se los ofrecían á sus falsos dioses. fué por los años del Señor de 114.
Entre los demás, pues, fué denunciado Focas, Escribieron la vida y martirio de este glorioso
porque era cristiano. santo varios autores, como son Beda, Usuardo,
Luego que llegó la nueva á los jueces de aque- Adón y otros muchos, y de él refieren los santos
lla tierra, lo enviaron á prender, y los alguaciles padres cosas raras y particulares, especialmente
vigilantes se informaron de su habitación, que ni el Martirologio romano dice que padeció por el
el humilde ejercicio, ni el huerto pobre bastaban nombre de Cristo muchas injurias y tormentos, y
á esconderlo en su misma casa; dieron con él, el que en muestra y señal del triunfo y victoria que
cual, sin saber á qué iban, ni siendo de ellos c o - consiguió de la antigua y venenosa sierpe infer-
nocido, luego que los vio entrar en su casa les nal, ha permitido Dios un continuo milagro noto-
puso la mesa y les dio de comer. Luego que aca- rio al mundo todo, y es, que cualquiera que se
baron de comer les preguntó Focas quiénes eran siente picado y mordido de alguna venenosa s e r -
y á qué venían á aquella ciudad, y ellos, debajo piente, si con fe pura se va á la iglesia del glorioso
de gran confianza de que no lo descubriría, le mártir San Focas, luego que toca á las puertas de
dijeron como buscaban á Focas el hortelano, para ella, al instante huye de él todo veneno, y queda
quitarle la vida porque era cristiano. con entera salud. Lo mismo dice san Gregorio Tu-
Prosiguieron luego así: que pues había comen- ronense en el capítulo 99, de Gloria martyrum; y
zado con ellos á usar de buena obra y liberalidad, añade, que se han visto en esto raros prodigios,
lo prosiguiese en ayudarles á prenderlo, advir- como traer personas ya del todo moribundas, y
tiéndole importaba mucho al servicio del romano sus cuerpos hinchados como unos odres con la
imperio y adoración de sus dioses; que si así lo fuerza y malignidad del veneno, y luego que han
hacía, ellos alcanzarían de los jueces suplicasen llegado con ellos á la puerta dé la iglesia, al i n s -
al emperador le honrase y sacase del mísero e s - tante arrojando de sí toda la ponzoña han quedado
tado y ejercicio de hortelano en que vivía. sanos y buenos, con entera y perfecta salud, ni se
El glorioso y esforzado caballero de Cristo Fo- halla hasta hoy que ninguno haya muerto de tal
cas, que esto oyó, no hizo movimiento alguno, ni veneno, si con entera fe llega á las puertas de Fo-
atemorizado pensó en huir; mas antes les dijo que cas: lo mismo será valerse de su intercesión. Esto
él les favorecería hasta que hiciesen lo que traían mismo refiere Surio en el tomo II á 5 de marzo.
ordenado, porque él conocía muy bien á Focas, y El glorioso san Asterio, obispo de Amasea, trae un
así lo buscaría y hallaría, y que al día siguiente encomio insigne de este bendito mártir de Jesu-
se lo mostraría y pondría en las manos; que des- cristo Focas; y refiérelo Baronio en sus anotacio-
cansasen entretanto en su posada. Así, habien- nes al Martirologio romano, advirtiendo que se
do dado recado á sus huéspedes, se fué á hacer refiere también en el segundo concilio Niceno.
su sepultura y á disponer las cosas á ella conve- Dice, pues, Asterio, hablando de Yiuestro glorioso
nientes, y al otro día se volvió para ellos y les mártir: «En la real ciudad de Italia, reina y cabe-
dijo: «Yo he buscado con toda diligencia á Focas, za de todo el mundo, se celebra la memoria y fiesta
y ya está aparejada la presa, y así, si os parece, de san Focas, mártir; tiénele edificada una iglesia
tómese al punto.» Preguntaron ellos con gran de singular hermosura y grandeza, porque en tan
gozo que dónde estaba, y el siervo de Dios r e s - ta veneración tienen los romanos á Focas, que á
pondió: «No está lejos; tan cerca está de vosotros Pedro y Pablo, sus insignes cabezas y príncipes
como yo, pues yo soy el mismo que buscáis; por de los apóstoles.» Hasta aquí el glorioso Asterio
tanto, ejecutad lo que os es mandado, y cumplid en elogio de san Focas, que no sé yo pueda haber
el fin de vuestro trabajo y camino.» Los alguaciles otro mayor. Son hermanas y amigas muy queri-
se quedaron pasmados mirándose unos á otros das la humildad y caridad; tienen el dominio y
luego que esto oyeron, y se retiraron de vergüen- principado de las demás virtudes: ejercitóse en
za y respeto que tenían á la gran liberalidad y ambas Focas: en la humildad, con su ejercicio y
agasajos que debían á tan honrado huésped. Mas modo de vida, y en la caridad, con la que usaba
DÍA 5 MARZO 513
con los pobres y todos aquellos necesitados que en besado las llagas asquerosas de aquella pobrecita,
su pobre casa recogía, ejercitándola aun con sus sino las llagas amabilísimas de Jesucristo. P e n e -
mismos enemigos (que es el mayor lauro), como trado de esta divina verdad, comenzó desde niño
se v i o en los que venían á quitarle la vida; ¿qué á visitar los hospitales y á servir y consolar á los
mucho, pues, que la reina de las ciudades del enfermos con una ternura y caridad indecible;
mundo le venere, y haga de él la estimación que cosa que continuó después constantemente toda
de sus príncipes Pedro y Pablo? Es verdad, que su vida. Exhortaba con frecuencia á sus compa-
era un pobre y humilde hortelano; pero eso mis- ñeros á practicar estas obras de caridad, y á v e -
mo le ilustraba más, que también Pedro era un ces llevaba consigo alguno de ellos, acordándoles
pobre y humilde pescador, y es supremo príncipe siempre que en los enfermos de los hospitales se
del apostolado y de la Iglesia toda. Quien quisiere visitaba á Jesucristo, el cual recibía como actos de
ser príncipe y venerado como tal, aprenda á ser caridad, practicados con su adorable persona, los
humilde, que es el camino derecho de la gloria. que por su amor se practicaban con los pobres en-
(P. Ribadeneira.) fermos. Siendo aún muy niño nuestro Nicolás,
otro niño, su condiscípulo, por ligereza le acusó
EL BEATO NICOLÁS FACTOR.—Vicente Factor, natural al maestro de que no cuidaba de estudiar; el maes-
de la ciudad de Zaragoza de Sicilia, siendo aún tro le dio por este descuido dos ligeras palmadas:
muy joven, pasó á vivir á la ciudad de Valencia, habiéndose después ausentado por algún rato el
en el reino de España, donde ejerció el oficio de maestro de la escuela, el beato Nicolás se arrodi-
sastre. Casóse después con una doncella virtuosa lló delante de su acusador, le pidió públicamente
de la villa de Albaida, del mismo reino, llamada perdón del escándalo que había dado con su negli-
Úrsula Estaña. De este matrimonio tuvieron estos gencia y descuido, y le dio gracias de la caridad
piadosos consortes siete hijos, cuatro varones y con que había procurado su enmienda. En la casa
tres mujeres; el segundo de los cuales fué Nicolás, de sus padres vivía Nicolás muy retirado y s i e m -
cuya vida vamos á escribir. Nació este grande pre ocupado, ó en la oración, ó en el estudio, ó en
siervo del Señor en la parroquia de San Martin, pintar imágenes de Cristo y de su santísima M a -
de la misma ciudad de Valencia, á 29 de junio de dre, ó bien en hablar con los suyos de cosas espi-
1520; pero su padre, por la devoción que tenía á rituales; lo que hacía con tanto sentimiento de
san Vicente Ferrer, solicitó y obtuvo que fuese piedad y con una gracia tan singular, que á
bautizado en la iglesia de San Esteban protomár- todos era amabilísimo: todos le llamaban el niño
tir, en la misma sagrada pila donde dos siglos an- santo, y su padre le proponía á sus hermanos
tes había sido bautizado aquel grande santo. Des- por ejemplo que imitasen. Había en la casa una
de sus primeros años dio muestras Nicolás de ser mora esclava, obstinadísima en la secta mahome-
escogido de Dios para una eminente santidad: to- tana, la cual, observando la vida y la conducta
dos los que le trataron en su niñez aseguraron inocente y santa del niño Nicolás, quedó tan c o n -
concordes no haber jamás advertido en él acción movida que dijo quería ser cristiana; y en efecto
alguna pueril, antes haberle visto obrar cosas de recibió el bautismo con la alegría de sus virtuosos
mucha perfección. No tenía sino cuatro ó cinco amos que se deja discurrir.
años cuando comenzó á ayunar tres días á la s e - Al paso que Nicolás crecía en los años, crecía
mana, el lunes, miércoles y sábado: cuando le en- en todas las virtudes y en el estudio de la más su-
viaron á las escuelas públicas, daba-á los pobres blime perfección; recibía muy á menudo los santos
que encontraba por las calles una parte de aquello sacramentos de la confesión y comunión; asistía
que para su almuerzo ó merienda le daban sus pa- con frecuencia á las iglesias, y singularmente en
dres, y algunas veces se lo daba todo, quedándose los días de fiesta jamás faltaba á los oficios divi-
él en ayunas. Una mañana, mientras iba á la e s - nos y á oir la palabra del Señor. Era al mismo
cuela, encontró en una calle muy pasajera un tiempo muy aplicado á los estudios, haciendo en
mendigo todo cubierto de llagas: el niño Nicolás ellos tales progresos, que en la edad de diez y
se arrodilló á sus pies, se los besó devotamente, siete años escribía con mucha perfección, sabía
después le besó la mano, y quiso que le diese su la aritmética y la lengua latina y castellana, y
bendición. No tenía más de diez años cuando vien- componía muy bien en entrambas así en prosa
do en la puerta del hospital de San Lázaro á una como en verso. Había aprendido los principios de
mujer cubierta de pies á cabeza de una horrible la música, tañía diestramente varios instrumen-
lepra, la besó humildemente los pies y las manos, tos, y tenía una voz excelente y cantaba con s i n -
y la rogó le diese su bendición: otro niño, su com- gular habilidad, y además de esto sabía pintar
pañero, le preguntó entonces cómo había podido muy bien. Era ya en esta edad alto, bien propor-
besar una cosa tan asquerosa que provocaba á cionado y de un hermosísimo semblante. Tantos
asco. A que respondió nuestro beato que no había dotes de la naturaleza, unidos á una virtud tan
TOMO I 65
514 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
extraordinaria, eran el dulce embeleso de su pa- vor de nuestro beato,_¿iuien, aprovechando en las
dre, que deseoso de establecerle honradamente en ciencias, se adelantaba todavía más en el ejercicio
el siglo, le llamó un día aparte y le dijo que le de las virtudes. Era enemigo implacable del ocio;
tenía recogida una buena suma de dinero, la cual el tiempo que le sobraba, por poco que fuese, lo
se la daba desde aquel momento á fin de que la empleaba siempre en alguna loable ocupación. Su
pusiese en compañía con algún mercader y abra- más amada diversión era, ó pedir consejos á los
zase la profesión de comerciante; que pensase á religiosos más provectos sobre el modo con que
más de eso en escoger una esposa que le sirviese debía conducirse en el camino del Señor, ó hablar
de compañía y ayuda; que con las ganancias que de cosas espirituales con algunos de sus más fer-
sacaría del tráfico podría cómodamente vivir y vorosos compañeros, lo que hacía con tal gracia y
mantener los hijos que el Señor quisiese darle, suavidad, que todos á una voz confesaban que las
criándolos en su santo temor, como él lo había mayores fiestas y diversiones del mundo no po-
hecho con ellos. Nicolás d i o muchas gracias á su dían darles aquel placer y alegría que experimen-
padre de este amoroso ofrecimiento, pero le dijo taban oyendo los alegres y suaves razonamientos
claramente que no podía aceptarle, porque se h a - que de las cosas espirituales hacía Fr. Nicolás.
bía ya desposado con el sumo Bien y se había Cuando tuvo la edad suficiente, según los sagra-
enteramente consagrado á su servicio, y que no dos cánones, le enviaron sus superiores á V a l e n -
podía ya atender á otro tráfico que al del cielo. cia á recibir las sagradas órdenes, y en acabando
Esta respuesta causó al padre mucho recelo de de ordenarse de sacerdote cantó su primera misa
que Nicolás no se hiciese religioso: y en efecto, en dicho convento de Nuetra Señora del Pino,
Dios nuestro Señor tiempo había que le llamaba donde concluyó después sus estudios. Cuando los
á este estado, pero no le descubría en qué reli- tuvo concluidos, sus superiores le hicieron pre-
gión quería servirse de él. Por eso el siervo de dicador del convento de San Francisco de Chelva,
Dios redoblaba sus súplicas al Señor, para que donde debía predicar en todas las fiestas y algunos
se dignase manifestarle la casa en que debía e n - días de particular devoción; y aunque esto parecía
trar; y á fines de noviembre de 1557, caminando trabajoso para un principiante, todavía fué poca
de la escuela al convento de Santa María de cosa para su ardiente celo; y así iba muchas v e -
Jesús, un cuarto de hora distante de la ciudad, ces á predicar á las villas y lugares vecinos, donde
donde solía ir muchas veces, le comunicó Dios redujo á muchos pecadores á vida ejemplarísima,
un cierto conocimiento experimental muy claro, y á todos parecía excelente y singular su manera
de que aquel convento de Jesús y María era don- de predicar. La palabra divina en la boca de algu-
de le había destinado. Se presentó, por tanto, al nos siervos de Dios es como un viento impetuoso,
guardián de este convento, y arrodillado á sus pies que hace estremecer los más altos y más antiguos
le suplicó con tantas lágrimas le quisiese admitir cedros del Líbano; pero en la boca de otros es
entre los hijos de san Francisco, que el guar- como un aire suave, que poco á poco deshace i n -
dián, muy maravillado del fervor y humildad del sensiblemente el hielo más endurecido, y como
santo joven, condescendió á sus deseos, y en una lluvia apacible que fertiliza cualquiera tierra;
el día de san Andrés de 1537 le vistió el hábito y de esta segunda manera se mostró la palabra de
religioso. Cuando el padre de Nicolás recibió esta Dios en la boca del beato Nicolás. No se l,ee que
noticia, quedó desmayado por la vehemencia del hiciese ruidosas conversiones, pero se sabe de
sentimiento: pero después se consoló leyendo cierto que predicó hasta el último de su vida en
una carta devotísima que Nicolás inmediata- todo el reino de Valencia y en el principado de
mente le escribió, dándole los motivos que le h a - Cataluña; que en todas partes fueron numerosísi-
bían empeñado á tomar aquella resolución, y pi- mos los concursos que se juntaban á oirle, de
diéndole al mismo tiempo su bendición. Concluido suerte que no cabían en las iglesias más capaces,
con edificación de todos los religiosos el año del siéndole forzoso algunas veces predicar al des-
noviciado, hallándose todos congregados en capi- cubierto en las plazas: tanta era la gente que acu-
tulo, les pidió la profesión, protestando con humil- día á oirle; y no fueron pocos los que, movidos de
de sinceridad y muchas lágrimas que era indigno sus sermones, emprendieron un tenor de vida su-
de esta gracia, que no podía esperar sino de su mamente cristiana y edificante Rara vez e s t u -
heroica caridad. En la primera, pues, dominica diaba en algún libro para predicar, y si llevaba
' de adviento de 1538, con mucho fervor de espíri- prevenida alguna cosa que decir, después se le ol-
tu hizo su profesión en el mismo convento de vidaba; en su celda no había más libros que la sa-
Santa María de Jesús, del cual pasó al convento grada Biblia y el Breviario: se prevenía para sus
de Santa María del Pino, de la villa de Oliva, don- sermones con una prolija y fervorosa oración, á
de estudió la filosofía y la teología. La vida de es- que añadía tres rigurosas disciplinas; y algunos
tudiante nada entibió, como suele suceder, el fer- religiosos, queriendo observar desde la puerta de
DÍA 5 MARZO 515
la celda lo que en ella hacía Nicolás antes de s u - así inmóvil, repararon los presentes que las s a -
bir al pulpito, frecuentemente oían que decía al gradas formas saltaban del copón á los dedos del
Señor con mucho fervor: «Hablad, Señor, que siervo de Dios. Estos éxtasis, unidos á sus heroi-
vuestro siervo está aquí escuchándoos;» conti- cas virtudes, hicieron famosísimoáNicolás en todo
nuando por muchas horas cuando tenía tiempo el reino de Valencia, y los superiores creyeron
esta misma oración: después subía al pulpito, y oportuno colocar esta resplandeciente antorcha
predicaba lo que Dios le ponía en el corazón y en sobre el candelero del gobierno; y así, en el capi-
la boca. Ordinariamente trataba de la divina c a - tulo que celebraron en el año de 1548, le hicieron
ridad, exhortando á sus oyentes al amor de Dios guardián del convento llamado la Valle de Jesús,
y del prójimo, persuadiéndoles con mucha efica- tres leguas distante de Valencia. Desempeñó tan
cia socorriesen sus necesidades, particularmente perfectamente este oficio, que le hicieron sucesi-
cuando están enfermos, visitándoles y sirviéndo- vamente guardián de varios conventos; después le
les en los hospitales y casas particulares. Era c o - hicieron maestro de novicios del convento de San
piosísimo el fruto que hacía en sus oyentes; y para Francisco de Valencia: fué también confesor ordi-
que fuese aún mayor, Dios le glorificaba en el nario de los monasterios de la Santísima Trinidad
pulpito con raras y estupendas maravillas; porque de Valencia, y del de las señoras Descalzas reales
frecuenlísimamente mientras predicaba era arro- de Madrid, y extraordinario de otros, definidor de
bado en éxtasis altísimos, que le duraban mucho su santa provincia, y renunció por fin el oficio de
tiempo, y algunas veces era aun elevado su cuerpo secretario general de toda la orden á que le había
al aire sin tocar parte alguna en el suelo: después nombrado el padre general, obligando á éste con
que volvía al uso de sus sentidos proseguía el ser- sus razones y con sus lágrimas á que le aceptase
món, tomando el hilo desde el lugar donde le ha- la renuncia. En todo el tiempo en que fué superior
bía sucedido aquella suspensión. Al principio, el no varió su tenor de vida, antes se creyó más obli-
compañero, viéndole parado, hacía muchas dili- gado que sus subditos á una exactísima observan-
gencias para hacerle volver en sí á fin de que pro- cia de toda la regla y al mayor trabajo. Fué i n -
siguiese su discurso, pero todo era en vano; y una creíble el cuidado y la industria que puso para
vez, predicando en la parroquia de la villa de Oli- que no faltase á sus subditos lo necesario, y para
va, se arrobó improvisamente y quedó inmóvil. El que gozasen de toda aquella comodidad compati-
compañero, para hacerle volver al uso de los sen- ble con la regla y con la pobreza de san Francis-
tidos, le hincó fuertemente una aguja en el pie; co. Era el primero en todos los oficios de la comu-
pero el siervo de Dios no sintió por entonces dolor nidad, y en las comunes recreaciones, lejos de
alguno, ni recobró el uso de sus sentidos. Lo mis- molestar á sus subditos con una afectada g r a v e -
mo practicaron algunas veces varios indiscretos, dad, con su modo afable, civil y cortés, y con sus
clavándole gruesas agujas en las piernas, é hirién- hermosos saínetes era la alegría y el placer i n o -
dole en ellas con cuchillos, para asegurarse de la centísimo de todos: su penitencia y mortificación
verdad de sus éxtasis; pero el siervo del Señor por eran asombrosas: no llevaba sino la túnica s u p e -
entonces no sentía dolor alguno, aunque después rior forrada de un asperísimo cilicio, tomaba to-
que Dios le volvía al uso de los sentidos, sentía dos los días sangrientas disciplinas, con las cuales
bien el dolor de las heridas y necesitaba mucho cubría de llagas su inocente cuerpo, y para curar-
tiempo para curarse. Estos éxtasis llenaban de las no usaba de otro remedio que sal y vinagre.
asombro á los oyentes, y les hacían derretir en Por tiempo de catorce años caminó siempre con
tiernas lágrimas de dolor de sus pecados: y no sólo los pies desnudos, sin usar de sandalias ó alpar-
predicando, sino en todas ocasiones, gozaba el gatas; dormía sobre unos sarmientos, teniendo
siervo de Dios de estas delicias divinas; de modo, una piedra ó un leño por almohada, y dormía muy
que por muchos años fué casi todos los días y por poco: después de maitines se quedaba siempre en
varias veces elevado en éxtasis, estando sola en la iglesia á continuar su oración, penitencias y
la celda, celebrando el divino sacrificio, dando la otros ejercicios devotos hasta la hora de prima.
comunión á los fieles, en las públicas procesiones, Con todo eso era muy discreto con los otros, pro-
comiendo con los religiosos en el refectorio, en el cediendo con mucha reserva en conceder licencias
confesionario, y en una palabra, en todo lugar, á sus subditos para hacer penitencias á más de las
tiempo y ocasión; los cuales éxtasis le duraban á que manda la regla, recelando no perdiesen su sa-
veces muchas horas. Cuando los padecía tenía re- lud con sus indiscretos fervores; y cuando le pre-
gularmente la cara muy inflamada, y algunas v e - guntaban por qué usaba de tan asombroso rigor
ces despedía de ella rayos de luz, ardiendo sus consigo mismo, respondía que lo hacía porque
carnes como si fueran una ascua. En una de las Dios le había dado un cuerpo de tal complexión,
veces que quedó extático, dando la comunión á que cuanto más le daba de palos y maltrataba, en-
los fieles y teniendo el copón en la mano, estando tonces estaba más bueno y sano. Por esta causa
516 LA LEYENDA DE ORO DÍA 5
se las permitían los superiores, sin cuyo beneplá- frecuencia: san Luis publicaba en todas ocasiones
cito nada hacía, queriendo depender en todo de su que los éxtasis de Fr. Nicolás eran verdaderos,
voluntad. que él era una de las almas más favorecidas de
Lo mismo acaecía en lo tocante al servicio de Dios, y una de las más puras y santas que hubie-
los enfermos y leprosos: obtenida la licencia de se en su Iglesia; y no era inferior el concepto que
sus superiores, iba todos los días á los hospitales, Nicolás formaba de la santidad de san Luis.
y servía allí en los ministerios más viles y repug- Cuando falleció este santo, Nicolás, con los reli-
nantes á la naturaleza á los pobres enfermos. El giosos de su convento, asistió á sus exequias; des-
hospital de San Lázaro era el más amado del bea- pués el prior de los padres dominicos le hizo que-
to Nicolás: de pies á cabeza limpiaba á aquellos dar aquel día en el convento. En esta sazón tuvo
miserables leprosos de sus inmundicias, los lava- un altísimo éxtasis, en que le manifestó Dios la
ba con aguas odoríferas, les daba de comer, les gloria inefable de que gozaba san Luis en el c i e -
hacía las camas, los desnudaba y les ponía sobre lo; y absorto y fuera de sí como estaba, dijo cosas
ellas; después se arrodillaba y los besaba devota- altísimas de la gloria de san Luis, que hicieron
mente, y bastantes veces bebía mucha cantidad llorar de ternura á las personas que le oyeron,
de la agua con que había lavado á los más asque- que fueron todos los religiosos del convento, y
rosos: otras veces lamía las llagas. Pero Dios, que otras de fuera en crecido número.
le inspiraba estos actos heroicos de caridad, con- Después de haber el. beato Nicolás edificado
tra las reglas ordinarias le preservaba de quedar con sus heroicas virtudes y asombrado con sus
inficionado de la lepra; y por otra parte manifes- raptos, profecías y milagros todo el reino de V a -
taba claramente serle agradable este extraordina- lencia, movido de Dios, determinó pasar al prin-
rio fervor con que Nicolás se dedicaba al servicio cipado de Cataluña, vestir el hábito de los padres
de los leprosos, favoreciéndole con altísimos é x - capuchinos en el convento de Monte Calvario de
tasis mientras estaba ocupado en estas obras de la ciudad de Barcelona, y habiendo solicitado y
misericordia, por cuyo motivo se las permitían los obtenido á este fin las debidas licencias de sus s u -
superiores, conociendo que ésta era la voluntad periores, partió de Valencia en el mes de abril del
del Señor. año de 1582. Antes de llegar á Barcelona estuvo
A más de los éxtasis favoreció el Señor á su en varios conventos de padres recoletos y obser-
siervo Nicolás con el don de profecía, el de hacer vantes, y en todos dio ejemplos de la más sublime
milagros, y el de conocer el interior de los cora- virtud, y obró en todas partes singulares mara-
zones de varias personas. Celebrando la santa mi- villas. Cuando llegó á Barcelona, los señores con-
sa, vio muchas veces á Jesucristo en la hostia selleres fueron á visitarle en forma pública en
consagrada, y cuando la tenía en las manos ordi- nombre de toda la ciudad: en la visita le dijeron
nariamente no percibía el tacto de las especies sa- que toda la ciudad estaba poseída de una suma
cramentales, sino de una carne ternísima. Tam- alegría por tener en su patria un santo tan grande.
bién se le aparecieron varias veces la Virgen A estas voces se horrorizó el siervo de Dios, se
santísima, de quien era devotísimo, san Francis- echó por tierra, y llorando copiosamente decía:
co, san Vicente Ferrer, san Luis Beltrán y otros «¿Al mayor pecador del mundo estos cumplimien-
santos de su particular devoción. Estos dones y tos?» La mañana siguiente fueron á visitarle m u -
gracias sobrenaturales tan estupendas hicieron chas damas de las más principales, y entre ellas
célebre el nombre de Nicolás, no sólo en el reino la mujer del vizconde de Evoli; bajó el siervo del
de Valencia, sino también en la corte de Madrid, Señor para hablar con ellas en la puerta de la
en el tiempo que vivió allí como confesor ordina- iglesia, y hablando con dichas señoras se elevó
rio de las señoras Descalzas reales. El mismo rey en un éxtasis, y estuvo suspendido en el aire por
Felipe II y toda su real familia estimaba y v e - una media hora. Apenas los superiores de los pa-
neraba la santidad de Nicolás, especialmente dres capuchinos le hubieron vestido su hábito,
después que el señor inquisidor de Toledo hubo cuando se vieron obligados á enviarle á predicar
examinado y aprobado su espíritu, asegurando á en varias iglesias de Barcelona, por pedirlo per-
todos que sus éxtasis eran verdaderos y divinos. sonas á quienes no se podían negar. Predicó, pues,
Estos aplausos eran tan insufribles á la profun- en la iglesia de San Justo y en otras muchas de
dísima humildad del siervo de Dios, que por fin aquella capital, y casi todas las veces que subió al
le hicieron tomar la resolución de partir secreta- pulpito quedó elevado en éxtasis; y en una o c a -
mente de la corte y de volverse á Valencia. Vivía sión, en que el concurso era numerosísimo, se ele-
entonces en esta ciudad el glorioso san Luis Bel- vó de la tierra más de un palmo. Estos estupendos
trán, que había ya vuelto de América. Entre estos prodigios hacían que el convento de los padres ca-
dos grandes siervos de Dios hubo una muy íntima puchinos estuviese casi siempre lleno de las prin-
amistad; visitábanse recíprocamente con mucha cipales personas de la ciudad y de un inmenso
DÍA 5 MARZO 517
pueblo de todos estados. Viendo, pues, el beato la devoción de los fieles que acudían de todas par-
que entre los padres capuchinos no hallaba aque- tes á venerarle, no sólo se mantuvo incorruptible,
lla vida oscura y escondida que él se había ima- húmedo y flexible como si fuese vivo, sino que
ginado, con licencia de sus superiores determinó exhalaba una suavísima fragancia; y habiendo al-
volverse á los padres observantes, y en consecuen- gunos críticos querido poner en duda este mila-
cia de esta resolución, á 23 de junio de 1583, dejó gro, esparciendo por la ciudad que los religiosos
el hábito de los capuchinos, y predicando por to- habían embalsamado el cadáver de Fr. Nicolás,
das partes la palabra de Dios y obrando continuas se pidió de parte de los religiosos un reconocimien-
maravillas, se encaminó á su convento de Santa to jurídico del cadáver, como se hizo; en el cual
María de Jesús de Valencia, donde por fin llegó á fué hallado sin abrir, entero y flexible como si
13 de diciembre del mismo año, muy trabajado de fuese vivo, y despidiendo un olor muy suave, de
unas cuartanas. Recibiéronle todos los religiosos todo lo que se recibió un público instrumento.
con indecible contento, y él, al poner el pie en el Beatificó al siervo de Dios nuestro santísimo
convento, dijo con gran fervor de espíritu: Ucee padre Pío VI, á 27 de agosto de 1786, habiendo
requies mea in sceculum saiculi; hic habitaba, quo- antes aprobado para este efecto los tres milagros
niam elegí eam: fué á la enfermería acompañado siguientes:
de casi todos los religiosos, y pidió y obtuvo del El primero sucedió con Juan Bautista Blaudio,
padre guardián el poder observar aun allí el ayu- niño de trece meses, el cual, estando tendido en
no del adviento. En el día 16 del mismo mes fué una pública calle de la ciudad de Valencia, le pa-
acometido de una ardiente calentura y de un gran só por encima de los lomos una rueda de uno de
dolor en el pecho; los médicos declararon desde los carros de cuatro ruedas, que en Valencia lla-
luego que la enfermedad era muy peligrosa, y em- man galeras, que iba muy cargado: quedó el niño,
peorando cada día, pidió con grandes instancias ó muerto, ó en punto de expirar; la madre, d e s -
el beato Nicolás el santísimo Viático, y quiso h a - consoladísima á vista de tan infausto suceso, le
cer antes una confesión general de toda su vida, desnudó, y halló que en la región lumbar sobre
que fué la última auténtica prueba de que había la carne tenía una faja de color entre negro y ro-
conservado siempre la inocencia del santo Bautis- jo; y todos los presentes se persuadían que el niño
mo. Quiso recibir al Señor arrodillado, y antes de era muerto. La madre invocó en esta sazón con
recibirle pidió perdón á todos los religiosos, di- mucho fervor al siervo de Dios, pidiéndole le vol-
ciendo que era un pecador escandalosísimo: d e s - viese sano á su hijo; y fué así, que al momento se
pués habló con mucho sentimiento de su tránsito desvaneció aquella faja, y el niño quedó vivo y
á los padres capuchinos, y dijo que para hacer la perfectísimamente sano.
voluntad de Dios había pasado á los padres capu- El segundo sucedió con Jerónimo Espejo, m é -
chinos, y para hacer la voluntad de Dios había dico de Moya, en el reino de Castilla. Estaba éste
vuelto á su primera madre, la observancia. Dos ve- herido de una puñalada que le atravesó hasta las
ces rogó con sencillez al padre guardián que segui- partes interiores del pecho; y creyéndose que e s -
da su muerte hiciese sepultar su cadáver en el esta- taba próximo á la muerte, recibió todos los sacra-
blo del convento ó en un lugar vilísimo, porque él mentos, hasta el óleo santo. Habiendo dado la he-
era un pecador indigno de la sepultura común de rida algún tiempo, vino de Valencia un cirujano
los religiosos. En la tarde del día 22 hallaron los habilísimo, quien empezó á curarle, y continuó la
médicos tan malo á Nicolás, que claramente dije- cura por espacio de tres meses; mas después de
ron le quedaban pocas horas de vida. Un religioso este tiempo, el enfermo, que á más de la heri-
fué desde luego á dar esta noticia al siervo de da fué acometido de una calentura hética, ocasio-
Dios, el cual quedó lleno de una alegría tan sobre- nada de la podre de la herida, quedó tan postrado
abundante, que se le descubría en el rostro; clió de fuerzas, que se creyó no sólo desesperada la
gracias á este religioso por la buena noticia que cura, sino que estaba próximo á la muerte. En
le había traído, y fuera de sí de alegría, dijo: este estado invocó con mucha confianza al siervo
Lcetatus sum in his, quae dicta sunt mihi: in do- de Dios, y tomó un ligero sueño, en el cual se le
mum Domini ibimus. Recibió con extraordinaria apareció el beato Nicolás, y consolándole le dijo:
devoción el óleo santo, y en la mañana del día 23, «Vos no moriréis de este mal, del cual Dios os
después de haber mirado amorosamente á un cru- sana en este momento.» A estas voces despertó
cifijo, cerró sus ojos, y diciendo: «Jesús, creo,» el enfermo, y se halló reforzado en toda su per-
plácidamente expiró. Manifestó el Señor la gloria sona, y cuando llegó el cirujano, no sólo halló
de Nicolás con muchos milagros que obró por su cerrada y curada del todo la herida, sino que
intercesión; entre los cuales fué estupendo el de halló al enfermo libre de la calentura y perfecta-
la incorrupción de su cuerpo, el cual, habiendo mente sano.
estado nueve días sin sepultura, para satisfacer á El tercero sucedió con José Joaquín Gandía,
518 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
muchacho de doce años, el cual, jugando con otros SAN TEÓFILO, OBISPO DE CESÁREA, EN PALESTINA.—Era
de su edad, fué herido tan fuertemente por uno de sacerdote de la iglesia de Jerusalén cuando fué
ellos con un cuchillo en el lado izquierdo del pe- elegido obispo á causa de sus extraordinarias vir-
cho, que despedazadas las partes principales i n - tudes y de su sabiduría. En su tiempo se agitó con
ternas, con la respiración de la herida apagaba la mucho calor entre las iglesias de Asia y África la
luz de cuatro candelillas retorcidas en una: á más cuestión del día en que debía celebrarse la P a s -
de esto fué acometido de una vehementísima ca- cua, y en un concilio celebrado en Cesárea, que
lentura, y de funestos y frecuentes delirios: era presidió san Teófilo, se fijó la cuestión, y se e s -
suma su debilidad, y había perdido casi del todo cribió una encíclica á las demás iglesias para que
la voz; por lo que, habiendo recibido el Viático y se conformasen en la celebración de la primera
la Extremaunción, se creyó próximo á la muerte. solemnidad del año eclesiástico. San Teófilo, des-
En este estado, y día veintiuno de la enfermedad, pués de un pontificado señalado en virtudes, en
su madre y hermana le pusieron el capucho del ciencia y santidad, murió en Cesárea el año 200,
beato Nicolás, implorando con nuevo fervor su poco más ó menos.
ayuda: el beato se apareció al enfermo con un
bastón en la mano, y sentándose en la cabecera SAN GERÁSIMO, ANACORETA—Vivió retirado en una
de su cama, le dijo: «Amado hijo, ten ánimo, que gruta de la ribera del Jordán, hasta que los pro-
Dios te quiere curar,' y luego estarás bueno.» El digios que obraba el cielo por su mediación le
muchacho se sintió como reanimar en todo el dieron á conocer á los hombres. Reuniéronsele
cuerpo, y se llenó de una consolación indecible; entonces una multitud de discípulos, ansiosos de
llamó al instante con voz natural á su madre, y andar en su compañía por los caminos de perfec-
la dijo muy alegre y riendo: «Yo estoy sano; he ción; fué el padre y el abad de una infinidad de
aquí el P. Nicolás Factor, que ha venido á vi- santos solitarios; les dio reglas y avisos para con-
sitarme, y está aquí sentado cerca de mí: él es ducirse con agrado en la presencia de Dios, y en-
quien me ha curado.» Pero ni la madre ni la h e r - tregó su espíritu al Criador el día 5 de marzo del
mana vieron al beato. Cuando llegaron los ciruja- año 475.
nos hallaron la herida curada y desvanecida la
calentura y todos los síntomas del mal, y el mu- SAN KIARÁN Ó KENERINO, OBISPO Y CONFESOR.—Irlan-
chacho, dentro de pocos días, salió de casa bueno dés, anterior á san Patricio; floreció en el siglo IV.
y sano, mejor que antes que recibiese aquella
herida. SAN ROGERIO, CONFESOR—Fué discípulo de san Fran-
cisco de Asís; murió en 1236.
SAN ADRIÁN.—Muchos eran los cristianos que se
hallaban en las cárceles de Cesárea, en Palestina, Día 6
por su fe y religión; y entrando en la ciudad el
santo fué preguntado cuál era el objeto que le mo- SAN OLEGARIO, OBISPO DE BARCELONA, Y ARZOBISPO DE TA-
vía ir á ella, y contestando que iba á consolar á RRAGONA.—Por muchas razones puede Barcelona,
los cristianos que se hallaban encarcelados, y ciudad nobilísima de Cataluña, llamarse dichosa
que él también era cristiano, fué preso y condu- y afortunada, llenando cabalmente su primitivo
cido ante Firmiliano. Las órdenes que contra los nombre de Favencia, que significa la favorecida ó
cristianos diera el emperador Diocleciano las dichosa. Fuélo, y lo es por los hijos insignes en
cumplía exactamente este cruel prefecto: así es dignidades, letras, valor y armas, por lo cual me-
que interrogando de nuevo á Adrián, le mandó rece con justo título llamarse la favorecida del cie-
azotar con varas de juncos puntiagudos hasta que lo y del suelo. Pero uno de los blasones de que
desfalleciera. No contento con esto mandó arro- hace más gala y con que s e ennoblece mucho Bar-
jarlo á los leones, y éstos, deponiendo su natural celona, es mirarse patria de san Olegario, digní-
ferocidad, se pararon en su presencia, y lamieron simo prelado de ella y arzobispo de Tarragona,
los pies del santo mártir. Enfurecido el tirano cuya prodigiosa vida, sacada ya de papeles autén-
mandó le cortaran la cabeza, recibiendo el premio ticos que se conservan en los archivos reales de
de la vida eterna el 5 de marzo del año 308. Barcelona, ya de otras historias antiguas y verda-
deras de Cataluña, es en esta manera:
LOS SANTOS EUSEBIO, PALATINO, Y OTROS NUEYE, MÁR- Gobernando la nave de la Iglesia Nicolao II, y
TIRES.—Derramaron su sangre por la fe de J e - teniendo el imperio romano Henrico IV, año de
sucristo en un pueblo de Portugal, por los años 1060, nació para luz del mundo y honor de Cata-
134. Bollandos cree que fueron martirizados en luña san Oleguer, en la ciudad de Barcelona. Na-
Antioquia ó en Cesárea de Palestina en tiempo ció en tiempo que en el concilio Lateranense fué
del emperador Trajano. condenado Berengario, heresiarca, abjurando él
DÍA. 6 MARZO 519
después sus errores, como consta en las Decreta- años se dio á los de la sagrada teología, leyendo
les de consecr., dec. 11, y cuando el serenísimo las obras de los santos padres, en que salió gran
príncipe Gotfredo de Bullón, duque de Lotharin- maestro, doctor y predicador famosísimo. Por este
gia, ganó á Jerusalén, á quien el papa coronó por tiempo fué ordenado de sacerdote por D. Beltrán,
rey de Palestina. Soberana providencia sin duda obispo entonces de dicha ciudad. Había este obis-
el nacer nuestro santo en este tiempo, pues daba po fundado junto á Barcelona un monasterio de
á entender el cielo que con la luz de su doctrina canónigos reglares de san Agustín, y era el título
había de ilustrar á los fieles, y había de desterrar de san Adriano (cuyas memorias se ven hoy en
del mundo la oscura noche de los errores. Llamó- día reducidas á una pequeña parroquia en el llano
se el padre de san Oleguer del mismo nombre que de Barcelona): advertía bien el santo canónigo
el hijo, y era del orden ecuestre ó militar, y fué Oleguer la vida áspera y religiosa de aquellos
lecietario y muy valido del conde de Barcelona santos varones, y con sagrada envidia determinó
D. Ramón Berenguer, primero de este nombre. imitarles la vida para después imitarles la pureza.
La madre del santo se llamó Guilia, matrona san- Noticiosos el obispo y comunidad de San Adriano
tísima y nobilísima, descendiente del antiguo li- del intento del santo canónigo Oleguer, aunque
naje de los godos, la cual crió al hijo Oleguer á sumamente deseaban la ejecución, no se atrevían
sus pechos, dándole con la leche la educación de á hablar de ello, por no disgustar al conde, que
buenas y santas costumbres. Iba creciendo el quería mucho al santo, y al cabildo que le estima
santo niño, y crecían al mismo paso sus virtu- ba mucho. Entendiólo él, y resolvióse á renunciar
des, pues se mostraba modesto, cortés, recogido, y la prebenda de canónigo y dignidad de prepósito,
en todas las virtudes morales consumado. Aun en como lo hizo. Recibió el hábito, y dio muestras del
la tierna edad le veían niño, y ya en virtud y per- tesoro que traía en su alma escondido. El año de
fección era un asombro, pues siendo un ángel en la aprobación era en la penitencia un dechado de
la pureza, ayunaba mucho, era en la oración a s i - los santos del yermo: era humilde en extremo,
duo, en las misas devoto, y en todo género de per- circunspecto, y de todos tan querido, que el año
fección versadísimo: mirábale, la ciudad toda, y de 1096, después de profeso, fué elegido prior de c o -
mirarle recibía igual pasmo que gozo, viendo tan- mún consentimiento. No pudo su humildad fami-
la santidad en un niño, y gozándose de haberle liarizarse con la prelacia, y renunciándola se fué
merecido por hijo. Tenia el dicho conde de Bar- á ser subdito al convento de San Rufo de la m i s -
celona tres hijos, y habiendo de señalarles m a e s - ma orden en la Provenza. Pero como sus virtudes
tros, quiso que en la educación y crianza les le gritaban á pesar de sus humildades, puesto en
hiciese san Oleguer compañía. No están los h i - aquel convento, fué conocido, y por su perfección
jos acabados de hacer cuando nacen, pues falta lo y letras venerado. Faltó abad en aquella santa
mejor, que es la educación, y para esto vale m u - casa, y fué electo Oleguer por común voz de toda
cho la compañía de un bueno. Estudió los rudi- ella, y obtuvo ese cargo hasta el año 1115, en el
mentos de la gramática, retórica y filosofía, en cual fué obispo de Barcelona, unos dicen que h a -
que salió señaladísimo y muy docto, siendo por biendo sido poco más de doce años abad de dicho
ello muy estimado. No ocupó la niñez en las p u e - convento de San Adriano, que está entre el río Be-
rilidades en que se entretienen otros niños; del sos y Badalona, fué al convento de San Rufo envia-
general se volvía á casa ó á la iglesia. Corría ya do visitador y reformador por él papa Pascual II,
el año 1070 y el décimo de la edad de nuestro san- que ocupaba entonces la silla de san Pedro. Fué
to, y sus padres determinaron que el hijo que Dios allá como ángel de paz, y fué recibido como un
les había dado le sirviese perpetuamente en su apóstol, siendo espejo de toda virtud, á cuya vista
templo, para cuyo efecto hicieron donación á la se componían todos los de aquella grave comuni-
iglesia catedral y cabildo de Barcelona de una he- dad. Todo su ejercicio de Oleguer era tratar de
redad y viña que tenían en el condado de Vique, Dios y encaminarlos á Dios, haciéndoles pláticas
junto al castillo de la Manresana y Vilallonga, en suavísimas de soberana elocuencia y provecho-
un lugar llamado San Armengol, como consta sísima doctrina. Hubo, en fin, de dejar este mo-
en el lib. IV de las antigüedades de dicha catedral. nasterio y volverse á San Adriano de Barcelona,
Anumeráronle al santo mozo Oleguer en el gremio instado de D . Dolza, mujer de D. Ramón Beren-
a

de los canónigos de aquella santa iglesia, sin e m - guer III, dejando á los canónigos de San Rufo
bargo de la poca edad; porque á los hombres no deseosos de sí, y con vivo sentimiento de su a u -
los hace la edad grandes, sino la ciencia y virtu- sencia. Llegado á Barcelona y recibido con sumo
des. Siendo canónigo, le promovieron á la digni- gozo de todos, halló vacante la silla episcopal por
dad de prepósito, obteniendo antes una pabordía. muerte de D. Ramón Guillen.
En esta graduación se hallaba san Oleguer, en la Estaban los obispos provinciales días había en
cual no retrocedió en sus estudios, pues veinte junta para la e l e c c i ó n , y sin premisa alguna, n¡
520 LA LEYENDA DE ORO DÍA 6
recuerdo del abad Oleguer, el día de la elección fué por él llamado á Roma al concilioLateranense,
todos á una voz pidieron al conde se sirviese de por tenerle en opinión de hombre insigne. Fué, y
venir bien en lo que ellos determinaban, que era acabado el concilio, le hizo legado suyo á latere
en elegir obispo á Oleguer, abad de San Rufo, por para el reino de España, como consta de su bula
más eminente en virtudes, letras y vida ejemplar. despachada iv non. aprilis, pontific. ann. I. Veni-
Alegróse el conde y su mujer, y luego enviaron do á ella, reedificó la iglesia de Tarragona, y h a -
quien le diese noticia de su elección, la cual pro- biendo puesto en paz muchas materias, determinó
curó deshacer el santo, diciendo que él era indig- visitar la Tierra santa, y así fué á ella predicando
no y sin méritos, y que pusiesen en esta dignidad por todo el camino, y renovando el prodigio del
una persona virtuosa y santa cual se requería. día de Pentecostés en Jerusalén, pues hablando
No venció esta vez su humildad, y hubo de ren- una sola lengua, según lo más cierto, le entendían
dirse á la voluntad de Dios, manifiesta en tan gentes de varias lenguas y naciones. No se puede
acertada elección: aunque hizo de su parte lo que ponderar el sentimiento que ocupó á Barcelona
pudo para no ser obispo, pues de noche se huyó su patria y á toda la provincia al partirse el santo
á su abadía de San Rufo, y sabido de la ciudad de ella, ni tampoco las lágrimas, devoción y ter-
y clero, fueron en su seguimiento, y cerca de nuras con que visitó los lugares de la Tierra
Perpiñán le encontraron en el camino, y le obli- santa.
garon casi por fuerza á que volviese á su obispa- Habiendo ya cumplido con su devoción, se
do, y para asegurarle, el conde sacó confirmación volvió á sus iglesias y tierra, y de camino visitó
apostólica del papa, con que san Oleguer tuvo de su regalada casa de San Rufo, con singular c o n -
aceptar la prelacia. Puesta esta luz sobre el alto suelo de aquel santo convento. Despidióse de él,
candelero de la dignidad, procuró darse á cono- y llegó á Barcelona una tarde puesto el sol, donde
cer reedificando iglesias y monasterios, h a c i e n - entró sin ruido ni fausto, por no desazonar la hu-
do grandes limosnas, concordando pleitos de sus mildad que tanto amaba y le había hecho siempre
subditos, y en especial resplandecía en la h o n e s - tan agradable compañía. Al otro día por la ma-
tidad, circunspección y pureza, permaneciendo ñana acudió todo el cabildo y pueblo á ver á su
virgen. Predicaba de ordinario, siendo continuo amabilísimo prelado, y con ellos repartió muchas
de día y de noche á las divinas alabanzas en el reliquias, reservando en su pectoral una partecilla
coro, como quien desde niño se había criado en del lignum crucis de nuestro Salvador. Estando
él. Gozosa sobremanera estaba su patria y ciudad ya con quietud en su silla, hizo cosas maravillo-
de Barcelona con el ilustre hijo y prelado que te- sas, en particular con sus blandas amonestacio-
nía, cuando electo el papa Gelasio II, por muerte nes hizo con algunos que injustamente usurpaban
de Pascual, hubo san Oleguer de ir á Roma á bienes de la Iglesia, que los restituyesen, y reco-
prestarle el juramento de obedieneia que entonces nocidos de su culpa, los absolvía; y él mismo, t e -
se acostumbraba, y antes de efectuarlo convocó niendo en su patria Barcelona unas casas propias
al pueblo y les hizo una exhortación tan tierna y y horno, hizo donación de ellas á la iglesia y c a -
docta, que juntamente los dejó á todos hechos un bildo. Hizo venir á concordia al conde D. Ramón
mar de llantos, y llenos de soberanos y santísimos Berenguer con la señoría de Genova, y al dicho
documentos. Partióse á Roma sin omitir las peni- conde le indujo á que se hiciese religioso templa-
tencias ni dar por et camino algún alivio al cilicio rio, que entonces empezaban á florecer mucho,
ni al ayuno. Visitó los templos de aquella santa alabándole su modo é instituto; aunque por la
ciudad con suma devoción, y de allí fué á Gaeta muerte no pudo efectuarlo, sino estando enfermo.
á besar los pies al papa, que ya tenía de las virtu- Fué después llamado san Oleguer por el papa
des y letras de san Oleguer mucha noticia. Mostró Inocencio II al concilio Claramontano, donde con
el papa estimarle mucho, y asimismo los cardena- valor, celo y espíritu declaró por excomulgado
les, que con gusto y admiración le oyeron. Vacó al antipapa Anacleto, y los demás padres del c o n -
entonces la metrópoli de Tarragona, primada de cilio abonaron y siguieron su parecer y voto. V e -
las Españas, y notificándolo san Oleguer al papa, nido cuarta vez á su ciudad y obispado, reparó y
le pidió proveyese aquella silla en persona grave, bendijo muchas iglesias que los sarracenos de
pía y docta, y el pontífice lo hizo mandándole á él España tenían violadas. Fué después á Zaragoza
por obediencia, aceptase aquella dignidad, para á poner paces entre D. Alonso, rey de Castilla,
lo cual despachó bula á 21 de marzo, año primero y D. Ramiro, rey de Aragón. En éstos y otros
de su pontificado, y '1118 de Cristo. Volvió á E s - santos ejercicios se empleaba san Oleguer, en
paña, y en Barcelona, su patria, y en Tarragona, que recibía de Dios singular gracia, porque no
fué recibido con grande alborozo. Poco tiempo hubo persona á quien hablara el santo que no se
pudo residir san Oleguer, porque muerto dentro le aficionara luego. El, mucho tiempo antes, e s -
de un año el papa Gelasio y electo Calixto II, tando cierto día en el fervor de la contemplación,
DÍA 6 MARZO 521
todo absorto y fuera de los sentidos del cuerpo, gloria, ha dispuesto le tenga el mundo por aboga-
pidió á Dios nuestro Señor le hiciera gracia de do especial de las mujeres que tienen peligrosos
revelarle el tiempo de su partida y última hora. partos, las cuales, invocándole, hallan luego su
Concedióle Dios su petición, y se v i o ser así, pues alivio, socorro y total consuelo, y si las criaturas
en un concilio (no se ha averiguado si en Tarrago- nacen con algún evidente achaque y riesgo de
na ó Barcelona) que tuvo á sus rectores y sinoda- perder luego la vida, con sólo invocar á Oleguer
les, les dijo que sería aquélla la última vez que les sus padres, han experimentado nueva vida y
predicaría, y así todos los seis días que duró el sí- nuevo ser en sus hijos, de que dando á Dios las
nodo les predicó con tanto fervor, tanta sabiduría gracias, le han glorificado en su siervo Oleguer.
y elocuencia, que todos le miraban como á un án- Celebran de él como de su prelado las iglesias de
gel que Dios les enviaba, y así como á tal oían las Tarragona y Barcelona el dicho día 6 de marzo,
cosas que les decía y los documentos que les da- en que pasó de esta vida á la inmortal y eterna, á
ba. Lloraban todos, y el santo con ellos. A 12 de la cual nos lleve la divina Bondad por su interce-
febrero hizo al cabildo donación de una heredad sión, á gozar de su gloriosa y amable compañía.
que tenía en la parroquia de Mollet, porque quiso Amén. (P. Ribadeneira.)
desasirse de todo antes de partir de este mundo.
Dióle también una granja ó quinta que tenía en SAN EYAGRIO.—El cisma de los arrianos hacía
Corañota. Recibió con mucha devoción y lágrimas grandes estragos por los años 370, en cuyo tiempo
los santos sacramentos, y hablando con Dios y con murió el patriarca de Constantinopla Eudocio. Los
su Madre santísima, de quien fué devotísimo toda arrianos nombraron sucesor para esta silla, como
su vida, meditando la pasión de Cristo, y diciendo también los católicos. Estos eligieron á Evagrio,
en voz devota é inteligible: «En vuestras manos, hombre en quien resplandecía un talento superior
Señor, encomiendo mi espíritu;» juntas las manos y una esclarecida piedad, quien fué consagrado
delante de Cristo crucificado, entregó á Dios su obispo y se encargó de la iglesia de Constantino-
bendita alma á 6 de marzo, año de Cristo de 1136, pla. Su celo en combatir la herejía era tanto, que
y setenta y seis de su edad. Luego se oyó una voz enfurecidos los arrianos, consiguieron del empe-
lastimosa, pero agradable, por todo el pueblo: rador Valente que los favorecía, á que le deste-
«Muerto es el santo, muerto es nuestro santo obis- rrara y persiguiera. Los católicos, que amaban
po y prelado.» Empezó luego á resplandecer con entrañablemente á su prelado, mandaron ochenta
varios milagros, con que en el mundo le honró y clérigos en comisión para que pasaran á Nicome-
honra cada día el cielo. Resucitaron muchos muer- dia á reclamar á Valente su obispo; pero el prín-
tos, cobraron salud infinitos, dio vista á ciegos, cipe, lejos de condescender á lo que pedían, los
libró de naufragios, y hace Dios por él soberanas mandó embarcar todos en un buque, al que se
maravillas en sus devotos. Está sepultado en la puso fuego cuando estuvieron en alta mar. E v a -
iglesia de su patria y ciudad de Barcelona. Fué grio, firme siempre en la fe católica, murió en el
canonizado al uso antiguo de la Iglesia, que era destierro por los años 380.
la veneración de los fieles y el permiso de los s u -
mos pontífices; mas ahora nuevamente lo ha sido LA BEATA COLETA.-Natural de Flandes, reforma-
por decreto particular de nuestro santísimo padre dora del orden de santa Clara, conservó íntegra
Inocencio XI, despachado á los 25 de mayo de su virginidad, y fundó varios monasterios de su
1675, y así se puede decir dos veces canonizado: reforma, ayudándole á tan santa empresa las
claro está que tan gran santidad como la suya principales familias de su país, con quienes la
no pedia menos para mostrar que vale por dos. unían vínculos de sangre. Fué muy favorecida
Consérvase su cuerpo entero y sin corrupción por el cielo con visiones y milagros, y recibió el
en la misma santa iglesia de Barcelona, donde premio debido á sus virtudes el día 6 de marzo del
es visitado de los naturales y extranjeros con año 1447. Durante su vida había merecido la re-
singular devoción, correspondiendo el santo á comendación y elogios de los más santos perso-
la confianza y piadosos ruegos de sus devotos, najes de su tiempo, particularmente de san Juan
los cuales nunca parten de su presencia, sino de Capistrano, del cual se conserva una carta di-
bien despachados y consolados en sus trabajos y rigida á Coleta, en que se ve la admiración y par-
necesidades. ticular aprecio que hacía de las raras cualidades
Y aunque todos siempre han hallado y hallan de esta admirable virgen.
pronto socorro invocándole, como consta de los
innumerables milagros que podrá ver el curioso SAN VÍCTOR, Y SAN VICTORIANO—Fueron atormen-
devoto suyo en los muchos procesos que en diver- tados en Nicomcdia de Bitinia, por todo el discur-
sas ocasiones se han impreso para su canoniza- so de tres años, con diversos tormentos, en c o m -
ción, con todo eso, el cielo, para ostentar más su pañía de san CLAÜDIANO y de santa BASA, su mujer,
TOMO I 66
522 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
y t o d o s j u n t o s a c a b a r o n s u v i d a d e n t r o la c á r c e l D í a *7
p o r l o s a ñ o s 300 de J e s u c r i s t o .
SANTO TOMÁS DE AQUINO, CONFESOR Y DOCTOR.—El
SAN MARCIANO, PRIMER OBISPO DE TORTONA.-Consa- bienaventurado santo Tomás de Aquino, luz de la
g r ó l e s a n B e r n a b é . E n t i e m p o del e m p e r a d o r iglesia católica, doctor angélico y guía segura de
A d r i a n o h i z o t a n t o s e s f u e r z o s para la p r o p a g a c i ó n las escuelas, ornamento y gloria de la sagrada
del E v a n g e l i o , q u e e n p o c o t i e m p o c o n v i r t i ó á la orden de predicadores, fué nobilísimo é hijo de
fe c a t ó l i c a g r a n m u l t i t u d de i n f i e l e s , y t o d a s l a s los ilustrísimos condes de Aquino. Su padre se
r e g i o n e s que se habían confiado á su cuidado llamó Landulfo, y su madre Teodora. Estando esta
p a s t o r a l . H a b i e n d o s i d o a c u s a d o a n t e el p r e f e c t o , señora preñada de santo Tomás, vino á ella un
y c o n f e s a d o la r e l i g i ó n v e r d a d e r a , fué c o n d e n a d o ermitaño, varón santo, que traía al cuello una pe-
á u n m a r t i r i o d o l o r o s o , q u e c o n s i s t í a e n m e t e r el queña imagen de nuestra Señora y á sus sagrados
c u e r p o de la v í c t i m a e n t r e d o s p l a n c h a s de h i e r r o pies un retrato de santo Domingo, y le dijo que
c a n d e n t e , q u e a p r e t a d a s , e s t r u j a b a n el c u e r p o del Dios le alumbraría y pariría un hijo, que se vesti-
paciente, que moría deniro breves instantes. Mar ría de aquel hábito de santo Domingo, y sería
c i a n o , por virtud d i v i n a , s o p o r t ó a l e g r e m e n t e tan honra de su linaje y lumbrera del mundo. Oído
h o r r i b l e t o r m e n t o , y al s a l i r de él le c o r t a r o n l a esto, Teodora respondió: «Hágase la voluntad del
c a b e z a y voló s u e s p í r i t u al S e ñ o r el d í a 6 de Señor.» En naciendo el santo niño, le recibieron
m a r z o del a ñ o 120. sus padres como dado de la mano de Dios. Llamá-
ronle Tomás en el bautismo, por su abuelo pater-
SAN CONÓN, MÁRTIR EN CHIPRE—En t i e m p o del e m - no, que fué el conde Tomás de Samacolla, muy
p e r a d o r D e c i o fué e s t e s a n t o p r e s o por l o s p a g a - privado del emperador Federico el segundo, y su
n o s , q u e le o b l i g a r o n á c o r r e r d e l a n t e de u n c a - capitán general en muchas empresas. Queriendo
rro, t r a s p a s a d o s l o s p i e s c o n c l a v o s , y c a y e n d o una vez la ama que le criaba empañarle, halló que
s o b r e l a s r o d i l l a s e n t r e g ó s u a l m a al Criador por el bendito niño tenía apretado en la mano un pa-
los a ñ o s 250 pelito, y queriéndosele quitar para envolverle m e -
jor, lloró tanto el niño que se le hubo de dejar; y
LA CONMEMORACIÓN DE CUARENTA Y DOS SANTOS, MÁR- después su madre, sacándosele de la mano y d e s -
TIRES.—Habiendo e n t r a d o l o s s a r r a c e n o s e n A m o - envolviéndole, halló en él escrito: Ave Maña: y
rio, c i u d a d de la F r i g i a , fueron p r e s o s y c o n d u c i - como él hiciese pucheritos y gran sentimiento por
dos á Siria, donde sufrieron m u c h o s suplicios, y el papel que le habían quitado, para acallarle se
por fin e x p i r a r o n á la v i o l e n c i a de l o s t o r m e n t o s , lo volvieron, y luego le llegó á la boca, y poco á
c o n s i g u i e n d o así la p a l m a del m a r t i r i o e n m a r z o poco le rompió con las encías tiernas, y se lo comió,
del a ñ o 841. mostrando que con la leche mamaba el amor de
la purísima Virgen, de la cual toda su vida fué de-
SAN BASILIO, OBISPO DE BOLONIA, EN ITALIA,—Fué votísimo. En este mismo tiempo de su niñez, cuan-
c o n s a g r a d o por el p a p a s a n S i l v e s t r e por los a ñ o s do algunas veces lloraba, el remedio que tenían
350. G o b e r n ó s u i g l e s i a s a n t a y g l o r i o s a m e n t e por los que le criaban para hacerle callar, era darle
e s p a c i o de v e i n t e a ñ o s , y m u r i ó t r a n q u i l a m e n t e algún libro que hojease, y con esto luego s o s e -
en 370, el día 6 de m a r z o . gaba. Siendo ya de cinco años, le enviaron sus
padres al insigne monasterio del Monte Casino,
SAN CRODEGANGO, OBISPO Y CONFESOR.-Fué o b i s p o d e para que desde aquella edad aprendiese entre los
Metz; m u r i ó e n 766. santos monjes el amor y temor santo del Señor;
porque el glorioso patriarca san Benito, entendien-
SAN FRIDOLINO, ABAD Y CONFESOR.-Murió en 538. do lo que importaba para la refurmación y buen
U n o s le h a c e n e s c o c é s , o t r o s de I r l a n d a . gobierno de la república que los hijos de los caba-
lleros y gente principal se críen bien desde su n i -
SAN BALDREDO, OBISPO Y CONFESOR.-Fué o b i s p o de ñez, por hacer este servicio á nuestro Señor y be-
G l a s c o w . M u r i ó h a c i a 608. neficio tan importante al mundo, se encargó en su
vida de criar en su monasterio de Monte Casino
algunos hijos de caballeros, sin tener cuenta con
LAS SANTAS KINEBURGA, KINESWIDA, KINEDRIDA, Y TIB-
BA, VÍRGENES—Las m e n c i o n a B e d a . la quietud y con el recogimiento que sus monjes
profesaban, y dejó aquella loable institución á sus
hijos y sucesores, la cual aun duraba cuando na-
SAN CADROAS, MONJE Y CONFESOR.-Noble e s c o c é s ;
m u r i ó e n 975.
ció santo Tomás, el cual, entre los otros niños que
en aquella santa casa se criaban, se esmeró sobre
todos en el reposo, en la mansedumbre, en el s i -
Lit. Aleu. Barcelona,

S A N T O TOMÁS DE AQUINO
DÍA 7 MARZO 523
lencio y quietud, en-la obediencia al maestro que prior que le llevasen de allí á otra parte, porque
le enseñaba, y en la modestia, huyendo siempre no se quería ver á solas con su madre. Vino bien
de los otros niños traviesos é inquietos, y a c o m - el prior en lo que el novicio pedía, así por darle
pañándose con los más sosegados y devotos; y él gusto, como porque temía que su madre, como
lo era tanto, que gastaba cada día dos horas en señora poderosa, se le quitaría por fuerza y la
su oración, y con una piadosa curiosidad muchas orden perdería aquel tesoro que Dios le había e n -
veces rogaba al monje que le tenía á cargo, que le viado para enriquecerla y ennoblecerla; y así le
declarase qué cosa era Dios, y encomendaba á la enviaron luego á Roma al convento de Santa Sabi-
memoria y guardaba en su pecho los buenos con- na, acompañado de algunos religiosos. La madre
sejos que le daba. Cuando tuvo diez años de edad, se determinó á seguirle hasta Roma, donde tam-
volvió á Ñapóles para estudiar. Tuvo por maestro poco le halló, porque por no ponerle á prueba de
en la gramática, retórica y dialéctica á un hombre lágrimas de madre, y madre tan afligida como ella
famoso que se llamaba Martín, y en la filosofía á estaba, con consentimiento del santo mozo, le h a -
otro no menos excelente, que se llamaba Pedro de bía ya enviado el prior con cuatro frailes á París
Hibernia, que es en Irlanda, de donde había veni- para que allí estudiase. Cuando su madre supo y
do á leer á Italia. Con el grande y vivo ingenio vio que los frailes no la creían, afirmando ella
que tenía, aprendió de tal manera aquellas c i e n - que no venía para sacar á su hijo de la religión,
cias, que dejó muy atrás á todos sus condiscípulos, sino para ayudarle y exhortarle á la perseveran-
y dio muestras de lo que con el tiempo había de cia, sintiólo por extremo, y escribió á sus dos h i -
ser. Todos ponían los ojos en él por su nobleza, jos, Landulfo y Amoldo, que eran soldados v a -
por su ingenio, y mucho más por su ejemplo, y lerosos del ejército del emperador Federico el
por la grave y alegre modestia con que resplan- segundo, encargándoles que tomasen los pasos
decía. por donde había de pasar su hermano Tomás para
Venía él ya de Monte Casino tocado del Señor Francia, y que le cogiesen y se le enviasen; y
ó inclinado al menosprecio de todas las cosas de ellos lo hicieron con tanto cuidado, que por medio
la tierra, y al aprecio y estima del cielo. Para esto de algunos soldados suyos, que para este efecto
comenzó á tratar con los padres de Santo Domin- enviaron, le hubieron á las manos á él y á los
go, que pocos años antes habían fundado casa cuatro religiosos que le acompañaban, y le pren-
en Ñapóles, y florecían con gran fama de santidad: dieron y le enviaron á su madre. Quisieron los
y uno de ellos vio salir del rostro de santo Tomás soldados de sus hermanos quitarle el hábito por
unos como rayos muy esclarecidos, que se derra- fuerza; mas él resistió con tanto espíritu, que
maban al rededor de donde él estaba, é ilustraban aunque se le hicieron pedazos y le costó muchas
á los circunstantes, y le causó no pequeña admi- lágrimas y malos tratamientos, no pudieron.
ración. Tomó estrecha comunicación Tomás con Cuando llegó Tomás á la casa de su madre, no se
un padre de aquel convento, que se llamaba fray puede fácilmente decir el contento que ella reci-
Juan de San Julián, varón venerable y santo, y bió, por parecerle que quedaba vencedora y que
por medio de él vino á tomar el hábito de santo tenía en su mano á.su hijo, y que por ser mucha-
Domingo siendo ya de catorce años; y tomóle de cho, con poco trabajo le haría hacer todo lo que
mano de Fr. Tomás de Lentín, que á la sazón era quisiese. Tomó todos los medios y artificios que
prior de aquel convento y después fué patriarca supo y pudo para persuadirle que dejase el hábi-
de Jerusalén. Mucho admiró y dio que decir en to, y mezclaba con halagos amenazas y dulzuras
Ñapóles la entrada en religión de un mancebo tan con espantos, y lágrimas con enojo, y no dejaba
ilustre y de tan tierna edad y de tan grandes e s - cosa que para su intento le pudiese aprovechar.
peranzas; y más, siendo como era entonces, la re- El santo hijo mirábala como á madre, respetábala
ligión en que había entrado, nueva y no tan cono- como á señora, y respondíale con modestia y ver-
cida en el mundo. Unos murmuraban de los frailes dad, declarándole cuánto más obligado estaba á
como si le hubieran engañado; otros, de los padres obedecer á Dios que no á ella, y cuan aparejado
del santo porque lo consentían; otros decían, que estaba para sus buenos y malos tratamientos.
había sido liviandad y niñería: pero entre tantos Como vio la madre la poca fuerza que tenían todas
no faltaban algunos, que con el ejemplo de Tomás sus artes y mañas, no quiso ella por sí misma
se moviesen á imitarle y á dar libelo de repudio al porfiar más con Tomás, mas encomendó á sus dos
mundo. Su madre, cuando lo supo, vino de R o c a - hermanas que siguiesen aquella empresa, y no le
seca, donde estaba, á Ñapóles, para ver á su hijo, dejasen á vida hasta que se apartase de aquel
el cual, no sabiendo el ánimo con que venía ni la pensamiento. Hicieron las dos hermanas el oficio
fuerza que tendrían para con él sus palabras y que su madre les había mandado, sirviéndose de
afectos de madre, por huir el peligro que consigo toda la ternura y blandura que en semejantes
traen semejantes ocasiones, pidió é importunó al ocasiones el estragado afecto de la carne y sangre
524 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
suele usar. Diéronle muchos asaltos y cruelísima sí; porque las almas limpias *y castas no temen
batería; mas el pecho del santo mozo resistía á tanto todos los otros peligros y daños temporales,
todos los golpes como una roca firme y como un cuanto perder la preciosa joya de la castidad; y
muro de acero impenetrable. Fué esto de manera, porque ella es don de Dios, sin cuya gracia no se
que la mayor de las dos hermanas, queriendo puede guardar, el santo mozo con el mismo tizón
rendir á Tomás, quedó rendida, y dando de mano que tenía en la mano hizo una cruz en la pared,
á las galas y riquezas y grandes casamientos que é hincado de rodillas delante de ella, y derraman-
se le ofrecían, tomó el estado de religión en Santa do muchas lágrimas con gran ternura, suplicó
María de Capua, y en el mismo monasterio, a n - con amoroso afecto al Señor que le tomase debajo
dando el tiempo, fué abadesa, con grande ejemplo de sus alas y le defendiese, como la gallina á su
de santidad. querido pollito, del milano infernal que le rodea-
Volvieron de la guerra los dos hermanos Lan- ba y pretendía arrebatar; porque él le ofrecía
dulfo y Amoldo, y cuando vieron á su madre tan su alma y cuerpo, y se lo consagraba para guar-
afligida, las hermanas tan desconsoladas, y á T o - darlo puro y limpio todos los días de su vida: y
más, á su parecer, tan obstinado, como soldados comenzó á llamar en su ayuda y favor á la bendi-
bravos quisieron llevar aquel negocio por manos tísima Virgen María nuestra Señora, como madre
y valentía, y después de haber dicho palabras pe- de toda piedad. De la agonía que tuvo el santo
sadas é injuriosas al santo mozo y hermano, pusie- mozo en aquella lucha, ó de la tristeza y senti-
ron las manos en él y le maltrataron, y por fuerza miento, ó porque Dios le quería así consolar, se
le quisieron quitar el hábito y se le rasgaron. Pero quedó dormido y arrimado á la pared, y vinieron
como todo esto no bastase para apartar á Tomás dos ángeles del cielo como para darle el parabién
de su santo propósito, antes, como el árbol bien de su victoria, y asegurarle que Dios le había
plantado, con las heladas más se arraigase en él, concedido lo que le pedía, y le dijeron que le e n -
le mandaron llevar preso con buena guarda á la viaba aquel cíngulo de perpetua castidad: y di-
fortaleza de Rocaseca, y le apretaron sobremane- ciendo esto, le pusieron un cinto y se le apreta-
ra, no solamente con la cárcel penosa para el ron á las carnes reciamente y con tan grandes
cuerpo, sino con otros medios infernales y perni- dolores, que despertó dando gritos; á los cuales
ciosos para el alma. Concertáronse con una mujer acudieron las guardas, temiendo no le hubiese
recién casada, moza hermosa, desenvuelta y las- sucedido algún desastre: y aunque le importu-
civa. Prometiéronle grandes premios si le habla- naban que dijese lo que había sido, nunca quiso
se á solas y con sus blandas palabras y halagos ni él lo descubrió en toda su vida, sino á su con-
le trajese á mal: invención propia de Satanás y de fesor. Y dado que el santo mozo recibió de mano
los que vestidos de su espíritu se desnudan de del Señor el precioso don de la castidad inviolable,
todo buen respeto divino y humano, y arrebata- como queda referido, es cosa de gran maravilla
dos de su pasión no se contentan con estorbar el el recato con que vivió toda su vida, y cómo huía
bien en los otros, sino que les son tropiezo, lazo todas las ocasiones de perderla, y la familiaridad
y cuchillo agudo y de dos filos, con que atravie- de las mujeres, tanto, que diciéndole una señora
san sus almas. Entró la mujer perdida en el apo- que por qué huía de ellas, pues había nacido de
sento del santo mozo para perderle; usó de sus mujer, respondió: «Por eso las huyo t o d a s , p o r -
artes y mañas diabólicas por cumplir con su des- que he nacido de una de ellas:» y con este recato
enfrenado apetito y con la promesa que había pudo guardar su virginal pureza tan enteramente,
hecho á los hermanos, y gozar del premio de su que después de muerto, Fr. Reginaldo, su c o m -
maldad. Mas el Señor, que ya había escogido á pañero, que le había confesado muchas veces g e -
Tomás para ponerle por ejemplo de castidad en neralmente, con juramento dijo que había muerto
su Iglesia, le armó de su celestial espíritu, de tan limpio y puro como un niño de tres años. En
manera, que después de haber dicho á la mujer esta cárcel estuvo nuestro Tomás dos años, abo-
algunas razones dignas de su gran desvergüen- rrecido de los suyos y favorecido de Dios, apar-
za, viendo que no se apartaba de él, antes le s o - tado de los hombres y regalado de los ángeles,
licitaba é importunaba más descompuestamente, padeciendo de sus hermanos y de su misma madre,
echó mano de un tizón de fuego que estaba en la que era mujer y cristiana, y en fin madre, lo que
chimenea, para echar de sí aquel tizón del infier- los santos suelen padecer de los tiranos y de los
no que le quería abrasar. Salió huyendo aquel enemigos de Cristo. Mas el Señor, por cuyo amor
demonio, que así se puede con razón llamar la padecía, le esforzaba y daba contento en sus tra-
que hacía oficio de demonio y pretendía echar bajos y alegría en sus penas, y con la oración,
aquella alma bendita y pura en el infierno, y contemplación y estudio le entretenía y regalaba;
quedó nuestro Tomás tan atemorizado, tan corri- y asimismo con algunas visitas que de cuando en
do y avergonzado, que parecía que temblaba de cuando, con mucho recato y secreto, y no sin a l -
DÍA 7 MARZO 525
guna negociación, le hacía Fr. Julián, que le lle- toda la Iglesia. De aquí comenzaron todos los frai-
vaba debajo de su manto alguna túnica y hábito les á mirarle con otros ojos, y á estimar la habili-
que se vistiese y algunos libros en que estudiase. dad y suficiencia de Tomás, y reverenciar su vir-
Y á más de los gustos espirituales y fruto de su tud y compostura, y entender que aquella tan
ánima, que el santo tuvo en esta cárcel, fué cosa gran ciencia que mostraba era más comunicación
maravillosa lo que en las ciencias aprovechó; por- del cielo que adquirida por estudio, por parecerles
que aunque carecía de preceptores que le enseña- que no era posible que ningún ingenio humano
sen, el mismo Dios fué su maestro, y los mismos en tan breve tiempo hubiese podido llegar á aquel
trabajos que padecía por su amor, le habilitaban punto de sabiduría que él tenía, sin particular s o -
y disponían para ser enseñado de él. corro y favor de Dios. Por esto respetaban y hon-
Pasados los dos años de la prisión, viendo la raban á santo Tomás; mas él no se desvanecía,
madre la constancia de su hijo, ahora porque le antes con una profunda humildad, cuanto más
pareciese que aquél era negocio de Dios, ahora ellos le traían en palmas, tanto más se sujetaba y
porque había perdido la esperanza de poderle c o n - se ponía debajo de los pies de todos; y también
quistar, se comenzó á ablandar y á dar lugar, porque era tan grande su ingenio y la agudeza de
aunque disimuladamente, que las dos hermanas su vista, que descubría en las materias que se tra-
soltasen á Tomás y le descolgasen por una venta- taban nuevas y graves dificultades, que no fácil-
na de la torre en que estaba, secretamente, estan- mente de pueden desatar.
do los frailes ya apercibidos para recibirle. R e - Después que hubo estado el tiempo que pareció
cibiéronle como á un ángel del cielo, y con tenerle conveniente en Colonia, oyendo de Alberto Magno,
ya en sus manos no acababan de creer que le te- por su orden y por la de sus superiores tornó san-
nían. Lleváronle medio encubierto á Ñapóles, don- to Tomás á París, y allí se graduó de bachiller en
de hizo profesión á los diez y sieie años de su edad; teología, y comenzó á leer el Maestro de las sen-
y poco después, para asegurarle más, le llevaron tencias con tan grande claridad, distinción, suti-
á Roma, y de allí á París, en compañía de fray leza y resolución, que desde entonces acá no ha
Juan Alemán, general de la orden, que haciéndo- habido quien se le iguale. Prosiguió su lectura y
sele camino para Francia, le quiso llevar consigo. ejercicios escolásticos hasta graduarse de maestro,
Después le enviaron á la ciudad de Colonia, en lo cual él hizo por pura obediencia de su prelado,
Alemania, donde Alberto Magno, doctor eminen- con gran tristeza y encogimiento, porque como
tísimo de la misma orden de santo Domingo, leía era tan humilde y se tenía por tan indigno de todo,
teología con tan grande fama de doctrina divina y acongojóse sobremanera cuando se lo mandaron,
humana, que era tenido por un oráculo de sabidu- como si fuera el más inhábil hombre del mundo,
ría. Debajo la disciplina de este sapientísimo doc- y él se conocía por tal. Acudió, como solía en to-
tor estuvo Tomás algunos años, y de él aprendió das las cosas, á la oración, y el Señor, que quería
su teología; y en este tiempo era muy humilde, comenzar á descubrir los tesoros encerrados del
muy obediente, muy devoto, y muy callado y m o - santo y ponerle en la Iglesia, como hacha encen-
desto. Huía de pláticas y de conversaciones. Dá- dida sobre el candelero, le consoló y animó aque-
base mucho á la oración, y el resto del tiempo lla noche en sueños de esta manera. Aparecióle
gastaba en leer, oir, estudiar y meditar con gran- un viejo venerable, de grave y blando aspecto, y
de atención lo que había leído y oído. Andaba tan preguntóle la causa de su tristeza y llanto: R e s -
embebecido en esto, y habíase puesto leyes tan pondió Tomás que porque le mandaban tomar el
rigurosas de silencio, que no hablaba una palabra, grado de doctor, no siendo para ello. A esto le dijo
tanto, que los otros frailes, sus condiscípulos, el viejo que fiase de Dios, pues no le tomaba por
viendo que siempre callaba, y que de su comple- su voluntad, ni por ambición, sino por voluntad
xión era grueso y abultado, le llamaban el Buey del mismo Dios que se lo mandaba por boca de
mudo; y todo aquel recogimiento y silencio le sus prelados; que la obediencia en el religioso es
echaban á dureza y falta de ingenio. Pero con al- muy poderosa y eficaz para alcanzar grandes fa-
gunas ocasiones que se ofrecieron, y con los ejer- vores del Señor; y que tomase por principio del
cicios ordinarios de conferencias, conclusiones y acto que había de hacer para el grado, aquellas
disputas que se usan en los estudios, presto se palabras del salmo: Rigans montes de superioribus
desengañaron, y santo Tomás dio tales muestras sais: de fructu operum tuorum satiabitur térra.
de la agudeza y profundidad de su ingenio, que Con esto despertó muy contento y consolado; y
Alberto Magno, admirado, dijo: «¿Esteme llamáis al día siguiente hizo su acto con extraordinaria
Buey mudo? Pues si él vive, dará tales bramidos admiración de toda la escuela, y tuvo por concu-
que se oigan por todo el mundo:» pronosticando rrente en el mismo grado á san Buenaventura, de
lo que había de ser aquel su gran discípulo, y la la orden de san Francisco, que juntamente recibió
luz que con su ingenio y doctrina había de dar á el grado de maestro; porque ya desde entonces
526 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
iba el Señor juntando estas dos firmísimas c o - mundo, y oscureciendo á los grandes letrados
lumnas de la Iglesia, para que la sostuviesen con que á la sazón había en él, como el sol con su
su doctrina y edificasen con su ejemplo, y de- claridad oscurece la de las estrellas; porque la
fendiesen sus sagradas religiones de las calum- sabiduría de santo Tomás fué tan esclarecida,
nias y fieros encuentros que por algunos enemi- tan soberana y divina, que á todos los grandes
gos de toda verdad y religión se les levantaron en ingenios pone grande admiración, y mayor á los
París; porque como las religiones de Santo Do- mayores. No hay cosa en la teología y filosofía tan
mingo y San Francisco, en la manera de su hábi- dificultosa, que no la allane; tan oscura, que no
to, regla y profesión, fuesen nuevas en aquel la declare; tan recóndita, que no la descubra y
tiempo, y tan santas y tan esclarecidas, algunos la trate con brevedad tan precisa, que son tantas
doctores ele aquella universidad, por tener los ojos las sentencias cuantas las palabras, y en pocos
flacos y legañosos, se cegaron con tan gran luz, renglones dice en sustancia lo que escribieron
y escribieron y publicaron libros contra el insti- los otros doctores en muchos: y esto con una
tuto que aquellos gloriosos patriarcas para bien claridad, distinción, disposición, trabazón y c o -
del mundo habían traído del cielo; y fué necesa- nexión de las cosas entre sí tan admirables,
rio, para reprimir á los autores de esta maldad y que como la luz corporal, parece que su doctrina
hacerlos callar, que santo Tomás y san Buena- ella misma es la luz con que se ha de ver y enten-
ventura saliesen al encuentro á sus enemigos, y der; por otra parte, es tan fundada, firme y s e g u -
como buenos hijos defendiesen á sus padres y á ra, que no hay donde tropezar ni donde caer, sino
sus religiosos. Santo Tomás, de quien aquí trata- que como se dice del unicornio, que en poniendo
mos, hizo esto tan escogidamente, y con una sa- su cuerno en las aguas y bebiendo él de ellas,
biduría tan profunda y divina, como se puede ver luego los otros animales beben seguramente sin
en los opúsculos que de esta materia escribió; y recelo de ponzoña, así se puede beber de las fuen-
los libros de aquellos doctores, y sus autores fue- tes de santo Tomás, y tener por segura la doctri-
ron condenados, y anatematizados de la sede apos- na que él aprueba. Y no solamente esta agua es
tólica, quedando la verdad católica en pie, y las clara, limpia y pura, y que da salud á los que
religiones triunfando de sus enemigos con g l o - beben de ella, sino también es medicina contra
riosa victoria. Y puesto caso que en esta guerra veneno, y triaca contra el tósigo de todas las h e -
peligrosa hubo muchas y muy reñidas batallas, rejías, porque todas se hallarán convencidas por
en las cuales los enemigos de la verdad dijeron este santo doctor, ó se podrán deshacer y refutar
é hicieron muchos agravios é injurias á los s a n - con los principios y fundamentos irrefragables de
tos, todo lo permitió nuestro Señor para que más su doctrina. Y de aquí es que todos los herejes de
se echase de ver la maldad de los unos y la pa- nuestro tiempo tanto la aborrecen y persiguen,
ciencia y sufrimiento de los otros, y se diese la porque es su cuchillo, y todos los santos y sabios
gloria al que les había dado tan ilustre y gloriosa católicos la alaban, ensalzan y magnifican, como
victoria. De aquí vino la grande y estrecha amis- columna y roca inexpugnable de la iglesia cató-
tad que después tuvieron entre sí santo Tomás lica; los cuales dan á santo Tomás ilustres títulos
y san Buenaventura, porque eran muy parecidos y gloriosos apellidos con grande encarecimiento,
y semejantes en la santidad, doctrina, ingenio y aunque ninguno puede haber en alabarle. Llá-
celo de la gloria del Señor, y compañeros en d e - manle flor de la teclogia, ornamento de la filoso-
fenderla; y así se visitaban y comunicaban como fía, delicias de los grandes ingenios, templo de la
verdaderos y santos hermanos; y un día, yendo religión, alcázar de la Iglesia, doctor angélico,
santo Tomás á visitar a s a n Buenaventura, y h a - escudo de la fe católica, martillo de los herejes,
llando que estaba ocupado en escribir la vida de II luz de las escuelas, varón enseñado de Dios y que
su padre san Francisco, no lo quiso inquietar, bebió en la fuente de la Divinidad, entre los
antes se volvió sin verle, diciendo: «Dejemos al doctos doctísimo, y entre los santos santísimo: y
santo trabajar por otro santo.» Porque como él finalmente, predican á boca llena que aquel pue-
era tan santo, conocía bien la santidad de san de pensar de sí que ha aprovechado mucho en las
Buenaventura, y el servicio que se hace á nuestro ciencias, á quien mucho agrada la doctrina de
Señor en escribir las vidas de los santos, para santo Tomás. Y no solamente los hombres parti-
que otros las imiten, cuando se hacen de la m a - culares y doctos califican su doctrina de esta ma-
nera que lo hizo san Buenaventura en la vida nera, sino también las universidades, entre las
que escribió de san Francisco. cuales la de París, juntándose con el obispo y con
Leyó santo Tomás mucho en París, y después el deán y cabildo de aquella iglesia y el arzobispo
en Bolonia, Roma y Ñapóles, esparciendo los de Viena, y censurando la doctrina de santo T o -
rayos de su luz y doctrina con su lengua en aque- más, le llaman esclarecida lumbre de la Iglesia
llas universidades, y con la pluma por todo el universal, perla radiante de los eclesiásticos,
DÍA 7 MARZO 527
fuente de los doctores, espejo clarísimo de aquella siervo, y animaba y fortificaba los ojos de su e n -
universidad, insigne candelera y luciente, por tendimiento para que viese y penetrase tan altos
quien todos los que entran por los caminos de la y divinos misterios, y recogiese en uno, con tanta
vida y por las escuelas de la santa doctrina viesen comprensión y claridad, tantas y tan diversas y
luz de claridad y de ciencia lúcida como estrella derramadas materias. Y as! el mismo santo c o n -
refulgente y como lucero del alba que nunca e n - fesó á su compañero Fr. Reginaldo, que lo que
señó ni escribió cosa que contradijese á la fe ni á sabía se le había pegado más de la oración que
las buenas costumbres. Pero mucho más grave del estudio, porque de tal manera oraba, como si
testimonio es el que dan de santo Tomás los s u - viviera de oración, y así estudiaba, como si no
mos pontífices y la santa silla apostólica, que es hiciera otra cosa. Mas estaba tan embebecido en
maestra de la verdad. El papa Inocencio VI, en Dios, que la oración y el estudio se daban las ma-
un sermón de sus alabanzas, dice: «La sabiduría nos, y la oración alumbraba al entendimiento,
de este doctor, más que las otras, fuera de la c a -para que mejor entendiese lo que estudiaba; y el
nónica, tiene propiedad de palabras, modo en el estudio despertaba é inflamaba el afecto, para que
decir, verdad en las sentencias de tal manera, que mejor se entregase á Dios y gozase de sus abrazos
quien le ha seguido nunca le halló apartado del y dulzuras. Jamás se puso á escribir, á disputar,
camino de la verdad, y quien le ha impugnado leer, argüir y responder, que primero no acudiese
siempre ha sido sospechoso de ella.» Urbano V á la oración, en la cual pasaba todas las noches,
manda que se siga la doctrina de santo Tomás fuera del poco tiempo que dormía para satisfacer
como verdadera y católica. Juan XXII, que le á la flaqueza de la naturaleza. Tenía algunas v e -
canonizó, dijo que no tenía necesidad de mila- ces tres ó cuatro escribientes, á los cuales en una
gros para canonizarle, porque tantos milagros misma hora dictaba materias tan diferentes y
había hecho cuantas cuestiones había escrito. profundas, como se muestran hoy en sus libros.
Y otros papas le alaban sobremanera, y final- Y acontecíale, estando escribiendo, quedarse oran-
mente, el papa Pío V, por una bula suya d e s - do, responder á una cuestión y pararse, estar en
pachada á los 11 de abril del año del Señor la mesa y proseguir su oración. Decía cada día
de 1567, que fué el segundo de su pontifica- misa, si no era por enfermedad, y oía otra, y c o -
do, mandando celebrar la fiesta de santo Tomás múnmente él la servía, y cuando no podía decirla
con la misma solemnidad que se celebran las oía dos enteras; y en este admirable y divino s a -
otras fiestas de los cuatro doctores de la san- cramento se enternecía y regalaba y bañaba en
ta Iglesia, dice que este santo doctor ha alum- lágrimas, y quedaba arrebatado por la profunda
brado la Iglesia, destruido infinitas herejías, y contemplación y admiración de los misterios que
que las que después de su canonización han na- en aquel Sancta sanctorum se le descubrían, que
cido, se han desbaratado y vencido con la luz y fueron tales y tantos, que aunque santo Tomás en
fuerza de su doctrina: lo cual se prueba ser ver- la explicación de las otras materias vence á los
dad por la autoridad que el concilio de Florencia, demás, en la de este inefable Sacramento y divino
en tiempo de Eugenio IV, y últimamente el de sacrificio se venció á sí mismo, como se ve en
Trento, ha dado á la doctrina de santo Tomás, si- sus obras y en el oficio que para la celebración
guiéndola en sus cánones y definiciones. de su fiesta, por mandado del papa Urbano IV,
Esta tan grande y tan celestial sabiduría alcan- escribió. Una vez, habiéndose tratado en la uni-
zó santo Tomás con la agudeza de su ingenio, que versidad de París una cuestión ardua y muy difi-
fué tan grande que jamás leyó cosa que no la e n - cultosa, acerca de los accidentes del pan y vino,
tendiese; con la memoria tan excelente, que nun- que después de convertida su sustancia en la del
ca se olvidó de cosa que una vez le hubiese enco- cuerpo y sangre de Jesucristo quedan allí visibles
mendado; con el juicio tan acertado, con la lección y se llaman especies sacramentales, santo Tomás,
continua y atenta de todos los santos doctores, á quien los demás se habían remitido, escribió lo
con la meditación y estudio increíble que puso en que le parecía de aquella cuestión en un papel, y
recoger como abeja solícita la sentencia de todos le puso sobre un altar, y con los ojos y con el c o -
ellos, como flores de los campos para henchir su razón enclavados en un crucifijo que allí estaba,
colmena, y dar á la santa Iglesia la cera y luz le suplicó afectuosísimamente, que si lo que allí
con que se había de alumbrar, y los panales de traía escrito era verdad, le diese gracia para decir-
miel con que se había de sustentar. Pero es cierto lo, y si no, que le fuese á la mano y se lo estor-
que todo esto no bastara para un caudal de ciencia base: y estando en el mayor fervor de su oración;
tan rico y copioso como él tuvo, sin otras mayo- el mismo Jesucristo se le mostró visiblemente
res ayudas y sin otro más particular y extraordi- sobre el altar, y le dijo: «Bien escrito está esto,
nario concurso y favor del Señor, que sobrena- Tomás.» Y prosiguiendo el santo en su oración, se
turalmente ilustraba aquella alma pura de su levantó en el aire su cuerpo, que estaba postrado
528 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
en la tierra, y estuvo buen rato así suspenso, había pedido cosa á nuestro Señor por este medio
viéndolo muchos de los religiosos del convento. que no la hubiese alcanzado; y aun una vez le
Otra vez, cuando compuso el oficio que canta la hizo merced la sacratísima Virgen de honrarle y
Iglesia romana el día del santísimo Sacramento, favorecerle con su presencia.
estando en la ciudad de Orbieto, un crucifijo le Solía pedir á Dios tres cosas con grande instan-
habló y le dijo otro tanto; y hoy día le llaman el cia. La primera, fortaleza para servirle sin aflojar
crucifijo de santo Tomás. De la misma manera fué de los primeros propósitos con que lo había c o -
lo que aconteció en Ñapóles, cuando escribía la menzado. La segunda, que le conservase en el
tercera parte de su Suma, que acudiendo como humilde y pobre estado de religión que tenía. La
solía en todas sus dudas á Dios, como lo hace un tercera, que le descubriese el estado en que esta-
hijo muy regalado con su padre, y estando una ba su hermano Amoldo, á quien el emperador
noche en la capilla de San Nicolás en oración, se Conrado había quitado la vida porque seguía las
comenzó á arrebatar y á levantarse una braza en banderas de la Iglesia. Todas estas tres cosas le
alto, y le habló el crucifijo que está en el altar en otorgó nuestro Señor muy cumplidamente, pues
voz alta é inteligible, y le dijo: «Bien has escrito le dio gracia para perseverar en su servicio hasta
de mí, Tomás; ¿qué quieres que te dé por tu tra- la muerte en el estado de religioso con tan gran
bajo?» Y él respondió muy en sí: «Ninguna cosa santidad; y le reveló con una visión que su her-
quiero, Señor, sino á vos:» porque verdaderamen- mano estaba en estado de salud, recibiendo el
te todo lo demás es nada sin Dios, y él solo es su- Señor en servicio su muerte, por haber sido
ficientísimo y colmadísimo premio de nuestros causa de ella la defensa de la Iglesia. Otra vez,
trabajos. Escribía santo Tomás los comentarios estando en oración, le apareció su hermana la
sobre san Pablo, que son admirables, y como el religiosa ya difunta, y le dijo como estaba en el
apóstol es un abismo de sabiduría, halló gran di- purgatorio, y le pidió el socorro de sus sacrificios
ficultad en un paso; acogióse á la oración como y oraciones, y el santo tomó muy á su cargo el
solía, y salió de ella tan lleno y con tan soberana remedio de su hermana, con misas, ayunos y
luz, que no tuvo más duda ni dificultad. Otra vez oraciones suyas y de otros religiosos, y al cabo
escribió sobre Isaías, llegó á un lugar de aquel de algunos días le tornó á aparecer, haciéndole
profeta muy oscuro, ayunó muchos días é hizo gracias por el beneficio que de él había recibido
mucha oración, suplicando á nuestro Señor que y por la gloria que ya tenía en el cielo. P r e g u n -
le descubriese el verdadero sentido de. él, y una tóle el santo nuevas de sus dos hermanos y de si
noche, estando en oración, le aparecieron san mismo, y de cómo estaba con Dios. De los her-
Pedro y san Pablo, y se lo declararon, y estando manos respondió, que Landulfo estaba en el pur-
acostado su compañero, le llamó y le mandó to- gatorio y Amoldo ya descansaba, y cuanto á lo
mar la pluma y escribir en el cuaderno de Isaías que á él pertenecía, que estaba en muy buen
aquella exposición; y Fr. Reginaldo, su compa- estado con Dios, y que presto se verían juntos en
ñero, que había oído hablar con el santo cuando compañía; pero santo Tomás con mayor gloria,
estaba en oración, le conjuró le dijese con quién por lo mucho que trabajaba por la Iglesia. A más
había hablado; y él, con gran secreto, le declaró de esto, estando otra vez orando de noche en la
que había sido con san Pedro y san Pablo. Tenía iglesia de su convento de Ñapóles, se le apare-
sus oraciones vocales para todos propósitos: para ció recién difunto (aunque él no sabía que'lo fue-
aparejarse á decir misa, y después de haberla di- se) Fr. Romano, maestro en teología, á quien él
cho para hacer gracias al Señor, para cuando e s - había dejado en Francia por su sucesor en la
tudiaba, para cuando escribía, y para las demás cátedra; y después que le reconoció y supo de él
ocupaciones. Cuando se alzaba la hostia, decía que ya era muerto, le preguntó si agradaban á
aquellas palabras: Tu Rex gloria;, Christe, etc., Dios sus servicios y si estaba en su gracia. Fray
que están en el cántico Te Deum laudamus. Cuan- Romano le respondió que perseverase en el esta-
do hacía tempestad de truenos y relámpagos, de do en que estaba, porque era bueno y agradaba á
que era medrosísimo, decía: Verbum caro factum Dios. Y queriendo saber de él dónde estaba y
est. Era devotísimo de las reliquias de los santos, cómo le iba, supo como ya estaba en el cielo d e s -
y traía consigo siempre una reliquia de la bien- pués de haber estado quince días en el purgato-
aventurada santa Inés, y con ella sanó una vez rio por el descuido que había tenido en la ejecu-
á su compañero Fr. Reginaldo, que estaba muy ción de un testamento del obispo de París, en
malo de calenturas. Tenia una muy grande y muy cierta cosa que de razón se había de hacer luego,
regalada devoción con nuestra Señora la Vir- y por su culpa se había dilatado. Otras dudas
gen María, y siempre la ponía por medianera con también le preguntó santo Tomás, y Fr. Romano
su Hijo, para cuantas cosas le quería pedir y su- lo respondió y desapareció, y dejó al santo muy
plicar. Y poco antes que muriese, dijo que nunca consolado por las buenas nuevas que le había
DÍA 7 MA.RZO 529
dado; porque cuando Dios quiere revelar algunas do de todos, tanto más se humillaba y ponía debajo
cosas á sus siervos, suele darles antes deseo de de los pies de todos, y no se prefería á ninguno.
ellas, ó inspirarles que se las pidan, y con aquella Nunca quiso aceptar el arzobispado de Ñapóles,
santa inspiración van seguros, y no lo oirían si ni otras grandes dignidades que los pontífices le
les faltase, y si con vana curiosidad pretendiesen ofrecieron, teniéndose por indigno de ellas: y
saber los secretos juicios del Señor, y el estado decía que estimaba más el libro de las Homilías
de las almas de los difuntos, como muchas veces de san Juan Crisóstomo, que ser señor de París.
acontece. Presidiendo una vez á unas conclusiones de un
Andaba tan absorto en los negocios mismos que fraile libre y arrojado, que para hacer ostentación
trataba como si viviera con el cuerpo en la tierra de su ingenio quiso defender algunas opiniones
y con el espíritu en el cielo: tanta era la fuerza de contrarias á lo que el santo doctor había leído y
la meditación y contemplación continua de las enseñado, que en las comunidades, aunque sean
cosas que trataba de su alma. Y muchas veces le de santos, nunca falta quien eche por camino
aconteció trasportarse y quedarse suspenso y sin torcido, con gran desprecio y ofensa de su m a e s -
sentido, aunque fuese estando con arzobispos, tro, y tal maestro, nunca el santo habló palabra
cardenales y grandes prelados, sin poder irse á la que tocase á ello, edificando más con su modestia
mano ni hacer otra cosa. Y escribiendo una vez á los oyentes, que los había admirado antes con
contra cierta herejía de los maniqueos, se embe- su doctrina. Mas para que la de aquel religioso no
beció tanto pensando en lo que escribió, que esta- fuese por su disimulación tenida por buena, al
ba comiendo con san Luis, rey de Francia (el día siguiente, con gran mansedumbre y fuerza de
cual, por el gran respeto que tenia á santo Tomás razones, le hizo desdecir y confesar su ignorancia.
y á su orden, le quiso hacer este favor), y sin Estando predicando en una iglesia de París en el
mirar lo que hacía ni dónde estaba, alzó la mano tiempo de aquella gran revolución y persecución
y dio una palmada en la mesa, diciendo: «A esta que se levantó contra las órdenes de santo D o -
razón sí que no podrá responder el maniqueo.» Y mingo y san Francisco, entró el bedel de la uni-
tirándole del hábito el prior que había ido con él, versidad, llamado Guilloto, en la iglesia, y allí,
y acordándole que estaba en la mesa del rey, delante de todo el auditorio, con gran desver-
volvió en sí el siervo de Dios como si viniera del güenza le dijo que callase: y aunque toda la gente
otro mundo, pidiendo perdón de su descuido al se alborotó, y quiso poner las manos en aquel
rey, el cual, cuando supo lo que era, mandó venir hombre atrevido, el santo calló y respondió con
allí luego quien escribiese lo que al santo se le un silencio grande, paciencia y sufrimiento, sin
había ofrecido, y de allí adelante le estimó y r e - alterarse ni abrir su boca para quejarse, dando en
verenció en más. Algunas veces estaba tan trans- todo ejemplo de humildad y mansedumbre. Otra
portado, tan arrebatado y sin sentido, que parecía vez, estándose paseando en el claustro del c o n -
una piedra, y le aconteció, escribiendo los libros vento de Bolonia, sin conocerle, vino á él un frai-
de Trinitate, quemarse la mano con una vela sin le huésped, y le dijo que el prior le mandaba que
sentirlo. Y lo que es más de maravillar, parece le acompañase y fuese con él á cierto negocio
que estaba en su mano el elevarse cuando y como (porque el prior le había dicho que tomase el pri-
quería; porque habiéndole de dar un cauterio de mer fraile que hallase desocupado), y el santo, sin
fuego en una pierna, se puso antes en oración, y darle otra respuesta, tomó luego su mochila en el
se elevó tan fuertemente, que no vio al cirujano hombro, que era la talega en que pedían el pan de
ni sintió cuándo le herían, ni movió la pierna más limosna y todos salían con ella, y fué luego á
que si no fuera suya. Todos estos efectos nacían acompañar al fraile; y como por la flaqueza de su
de la oración y contemplación de santo Tomás, y pierna no pudiese atener con él, quedábase atrás
de la benignidad del Señor que así regalaba su bien fatigado, hasta que alguna gente principal
alma, alumbrándola con su divina luz, ó infla- vio al santo que iba corrido y arrastrado tras el
mándola en llamas de aquel fuego divino que compañero, y le avisó cuan mal parecía aquel
quema y no consume. De esta misma fuente manó descomedimiento que usaba con Fr. Tomás de
la humildad profundísima que tuvo este sapientí- Aquino. Entonces el fraile conoció á quien antes
simo doctor, la cual fué tan extremada, que él no había conocido, y la humildad del santo, y se
mismo daba gracias á Dios que en todos los días le echó á los pies pidiéndole perdón, y él, con una
de su vida no había tenido vanagloria que á su boca de risa, le levantó del suelo diciendo que él
parecer llegase á culpa. Pero no es maravilla que no sabía dónde estaba la culpa para pedirle per-
quien tenía una luz tan soberana y tan esclarecida dón, pues por esto traía hábito que viniese bien
de Dios viese en sí lo que era suyo y lo que era con la mochila ó talega de pobre, y que toda la
de Dios, y atribuyese á Dios la gloria y á sí la sustancia de la religión se resume en la obedien-
confusión: y por esto, cuanto más era reverenciá- cia con que el hombre se sujeta de su propia v o -
ronlo i 67
530 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 7
luntad á los hombres por Dios. Leía una vez santo libros que escribió, y responder á las dudas que
Tomás en el refectorio comiendo los frailes, y el como á sublime y celestial maestro de tantas y
que tenía cargo de corregir en la mesa enmendóle tan diferentes partes venían á él, mas también se
un acento, y aunque el santo sabía que él había ocupaba en predicar el Evangelio, y hacíalo como
acertado y que se engañaba el corrector, todavía varón apostólico, enderezando sus sermones, no
repitió aquella palabra con el acento que le había á vana ostentación de su ciencia incomparable ni
sido ordenado y enmendó lo que había pronuncia- al aplauso de los que le oían, sino á mover los co-
do; y preguntándole después la causa de ello, res- razones al amor y temor santo de Dios, al menos-
pondió: «Porque va poco en pronunciar la sílaba precio de las cosas temporales y deseo de las
larga ó breve, y mucho en ser humilde y obedien- eternas. No predicaba en estilo alto, ni usaba de
te.» De esta misma humildad procedía el leer tan vocablos nuevos y exquisitos, sino llanos y comu-
á menudo y con tanto cuidado las colaciones de nes: no buscaba curiosidades que decir, sino ver-
los santos padres escritas por Casiano, imitando dades firmes y seguras que persuadir, templando
en esto á su padre santo Domingo, y sirviéndose la luz de su ingenio y doctrina con la necesidad y
de la lección de ellas para su espíritu y aprove- capacidad flaca del auditorio. Y por este camino
chamiento como un novicio lo pudiera hacer. Y y por el raro ejemplo de su vida santísima que
no menos la buena opinión que tenía de todos,' y daba fuerza á sus palabras, convirtió á muchos
el no creer ni juzgar mal de nadie, porque el alma á penitencia y á llorar amargamente sus pecados,
humilde está siempre en sí, y en el conocimiento y enmendar sus vidas y servir con más fervor de
de sí misma comienza y acaba, y de sí sola tiene allí adelante al Señor. Tenía gran compasión de
miedo, y de los otros confianza y seguridad. Esta sus prójimos, lloraba muchas lágrimas por sus
misma humildad resplandece admirablemente en trabajos, desnudábase de sus hábitos por darlos á
aquella modestia singular con que santo Tomás los pobres, no pudiendo sufrirse con ropa viendo
trata en sus escritos á los otros santos y doctores á sus hermanos sin ella. Recibía con mansedum-
de la Iglesia, reverenciando su doctrina como de bre y alegría á todos los congojados y afligidos
maestro, y exponiendo y dando buen sentido á que venían á él, y enviábalos consolados, y algu-
lo que está oscuro y dudoso: y cuando forzosa- nos de sólo verle y hablarle tenían en el alma una
mente se aparta de alguna opinión de las que tu- manera de regalo que no era posible haberle en
vieron algunos santos (por ser fuera de lo que la cosa de la tierra. Finalmente, en todas las virtu-
Iglesia después enseñó), usando de unas palabras des era tan perfecto y acabado, que el papa Cle-
tan modestas y humildes que muestran bien el mente VI, en un sermón, dice de él estas pala-
espíritu del cielo con que se escribieron, y el res- bras: «El bienaventurado santo Tomás fué de-
peto que tenía á los padres que nos enseñaron chado de todas las virtudes; todos sus miembros
como ángeles; dado que en algunas cosas se e n - eran ejemplos manifiestos de ellas: en sus ojos
gañasen como hombres, permitiéndolo así n u e s - se veía simplicidad, en su rostro benignidad, en
tro Señor para que reconozcamos sus dones, y sus oídos humildad, en su gusto sobriedad, en su
sepamos que todo buen ^acertamiento es suyo. lengua verdad, en sus manos largueza, en su
Pero no es tanto de maravillar que santo Tomás andar gravedad, en su semblante honestidad,
haya usado de tan extraña modestia con los otros en sus entrañas piedad, en su entendimiento
santos y maestros de la Iglesia, viendo la que usa claridad, en sus afectos bondad, en su mente san-
con los herejes, declarando altísimamente la ver- tidad, en su corazón caridad. De manera que
dad católica, y deshaciendo sus errores con gran toda la hermosura del cuerpo fué un retrato del
fuerza, sin tratar ásperamente y con gran rigor alma y una imagen de virtud.» Todas éstas son
de palabras á los que los enseñan. palabras del sumo pontífice, por las cuales se
Pues la caridad de santo Tomás y el amor e n - ven los atavíos del alma de este santo, y cuan
cendido de Dios y del bien de las almas no se agradable era en el acatamiento del Señor que
puede fácilmente explicar ni comprender de lo así le había ordenado, y cuan admirable en los
mucho que trabajó leyendo, enseñando, escribien- ojos de los hombres, y espantoso y terrible para
do y alumbrando al mundo con la luz de su doc- el demonio; el cual nunca dejó en el discurso de
trina, en los pocos años que vivió: se puede ba- su vida de hacerle guerra, apareciéndole en di-
rruntar algo del fuego del amor divino que ardía versas figuras; pero contra todas sus gravezas y
en aquel pecho sagrado que tan vivas y tan con- asombros bastaba hacer la señal de la cruz para
tinuas llamas echaba de sí, y no menos del cuida- que huyese, aunque algunas veces á voces el
do que tuvo en predicar la palabra de Dios al pue- santo le espantaba y le corría como á sucio y des-
blo, y del modo con que predicaba, porque no se venturado, por el gran señorío que había cobrado
contentó este sapientísimo doctor con enseñar en sobre él.
las cátedras y con escribir de día y de noche los Con estas tantas y tan heroicas virtudes r e s -
DÍA 7 MARZO 531
plandecía santo T o m a s e n el mundo, cuando plugo verso del salmo: «Aquí será mi reposo hasta el
al Señor darle el premio de sus gloriosos trabajos siglo de los siglos.» Pidiéronle con grande instan-
y el galardón de sus altos merecimientos, y coro- cia aquellos padres que les declarase el libro de
nar los dones maravillosos con que el mismo los Cantares, como había hecho san Bernardo en
Señor le había enriquecido. Estando en un l u g a r Claraval; y el santo doctor les respondió: «Dadme
de su hermano con Fr. Reginaldo y otros religio- vosotros el espíritu de san Bernardo, que yo hol-
sos, se elevó una vez y arrobó de manera, que su garé de declarar los Cantares como hizo san Ber-
hermano y los frailes se turbaron: y duró aquel nardo.» Mas como los monjes le importunasen mu-
éxtasis casi tres días, hasta que á pura fuerza le cho, y él fuese blando y suave de condición, por
hicieron volver en sí; pero con unos suspiros e x - darles contento condescendió con su devoción,has-
traños y lastimosos, á causa de que lo que allí se ta llegar al capítulo sexto de los Cantares, donde
le había descubierto era tanto, que todo lo que paró, no pudiendo pasar más adelante; y enten-
antes sabía le parecía muy poco, sino que no le diendo que se llegaba la hora tanto por él desea-
daban tiempo para escribir ni publicarlo; y en da, en que había de poner fin á sus trabajos y
gran secreto dijo á Fr. Reginaldo que presto mo- tener principio su verdadera vida, después de ha-
riría; y así fué, porque congregando el pontífice berse confesado primero, pidió que le trajesen el
Gregorio X concilio general en la ciudad de León santísimo sacramento de la Eucaristía, el cual re-
de Francia, le mandó que fuese á él, y el santo, cibió dejándose caer en el suelo, y postrado en él
por obedecer, se partió de Ñapóles su camino, y con profundísima humildad y reverencia, suplicó
llegado á un lugar de una señora sobrina suya á aquel Señor que tenía delante que recibiese en
cayó malo con tanta flaqueza y mala gana de su servicio lo que de él y por él había escrito, si
comer, que casi de todo punto tenía postrado el era acertado; y si había errado, perdonase su i g -
apetito, sin poder arrostrar á cosa que se le diese. norancia, porque su intención nunca había sido
Y como para repararle se le antojase al santo que apartarse de su voluntad, y todo lo que había e s -
comería de una manera de sardinas ó arenques, crito y enseñado lo ponía á sus pies y sujetaba á
que se comen en París y en Italia no se hallan, el la corrección de la santa Iglesia romana, en cuya
médico que le curaba (más para cumplir con él obediencia había vivido y moría. Después recibió
que por pensar que sería posible hallarlas) se fué el santo sacramento de la Unción, y enviándole á
á la plaza, y la primera persona con quien encon- preguntar su sobrina si le faltaba algo, respondió:
tró, fué con un pescador que traía una cestilla de «Ahora no; mas de anuí á poco lo tendré todo, sin
otro pescado bien diferente del que se buscaba, y que me falte nada.» Finalmente, habiendo agra-
cuando descubrió la cesta, halló que todo aquel decido á aquellos padres el buen hospedaje y cari-
pescado se había convertido en los arenques ó dad que le habían hecho y pedídoles perdón de las
sardinas que á santo Tomás se le habían antoja- pesadumbres que como enfermo les podía haber
do. Mas cuando se las trajeron (entendiendo que dado, y rogádoles que se amasen como hijos que
era milagro que el Señor había hecho para su tienen por padre á Dios, y que se tratasen y sir-
regalo) se detuvo y no quiso comer de ellas, r e - viesen unos á otros para Dios y por Dios, puestos
verenciando y alabando al Señor (como lo hizo los ojos en el cielo y juntas las manos, con un sem-
David cuando no quiso llegar á la boca el agua blante alegre, sin hacer otra mudanza, dio su e s -
que él había deseado de la cisterna de Belén, y se píritu al Señor, á los 7 de marzo, á la hora de mai-
le habían traído con tanto riesgo sus capitanes); tines, el año de nuestra salud de 1274, entrando
pero habiendo mejorado, prosiguió el santo su en los cincuenta de su edad.
camino, aunque con mucho trabajo, y llego á un Tres noches antes apareció una estrella nueva
monasterio de frailes bernardos, que se llamaba y resplandeciente sobre el monasterio de Fossa
Fossa Nova, cerca de Piperno y Terracina. Allí Nova, la cual desapareció al punto que expiró. Un
se le agravó el mal, y fué servido y regalado de poco antes que el santo muriese, estando un mon-
aquellos santos monjes con tan gran cuidado, que je en la iglesia de aquel convento puesto en ora-
hasta la leña que se había de gastar para su servi- ción, se quedó dormido, y en sueños vio una e s -
cio no consentían que otro la cortase y trajese del trella que bajaba del cielo al monasterio, y que se
monte, sino ellos en sus mismos hombros, por el le juntaban otras dos en compañía, y que todas
grande amor y reverencia que le tenían, y porque tres juntas se volvían al cielo, y que estando en
les parecía que no era justo que para ningún mi- esto despertaban al convento, como se solía hacer
nisterio sirviesen animales brutos, sino hombres cuando se estaba muriendo algún monje, y enten-
racionales, á hombre tan santo y de tantas vir- dió que estaba muy cerca la partida de esta vida
tudes, como se dice en la bula de su canoniza- de santo Tomás. El mismo día en que murió, e s -
ción. En entrando por las puertas del monasterio tando su gran maestro Alberto Magno en Colonia,
entendió que había de acabar en él, y dijo aquel comenzó á llorar amargamente delante de muchos
532 LA LEYENDA DE ORO DÍA 7
frailes, y preguntándole la causa de aquel senti- mucha autoridad y de grandes méritos, para que
miento, les dijo: «Mi hijo Fr. Tomás de Aquino, entendamos el lugar que santo Tomás tiene en el
que era lumbre de la Iglesia, ha muerto hoy.» Y cielo, que era lo que Fr. Alberto deseaba saber,
otro padre, llamado Fr. Paulo de Aquila, inquisi- y lo que continuamente suplicaba á Dios que le
dor de Ñapóles, tuvo aquel día una visión imagi- manifestase. Estando, pues, una vez orando con
naria maravillosa. Vio que estaba el santo doctor gran sentimiento y devoción, se le pusieron d e -
como leyendo en su cátedra, y que entraba san lante dos personas de grande autoridad y r e v e -
Pablo por el general, y que haciéndole reverencia rencia: la una traía hábito y mitra pontifical, la
santo Tomás, le preguntó si había acertado en la otra el hábito de santo Domingo sembrado todo
exposición de sus epístolas; y que el apóstol r e s - de perlas, y al cuello una riquísima cadena de
pondía que sí, cuanto se sufre acá en la tierra; pero oro, de la cual colgaba una piedra de inestimable
que se fuese con él adonde las entendería mejor: valor y tan resplandeciente, que daba claridad á
y que tirándole de la capa le sacaba del general toda la iglesia; y el más anciano, que venía de
y le llevaba consigo. Por la cual visión entendió pontifical, le dijo que él era Agustín y el otro T o -
que Dios le quitaba á su gran maestro santo T o - más, el cual siempre había seguido su doctrina,
más, y que le llevaba en su compañía el apóstol y ahora eran compañeros en la gloria, aunque
santo á gozar de Dios. Otras cosas como éstas obró Tomás le hacía ventaja en la corona de virgen, y
nuestro Señor para gloria de santo Tomás, cuyo él se la hacía á Tomás en haber sido obispo. Y no
cuerpo fué depositado solemnísimamente en el se puede negar sino que santo Tomás fué muy
mismo convento de Fossa Nova donde murió, e s - grande imitador y discípulo de san Agustín, y que
tando presente el obispo de Terracina y gran con- á manera de una esponja se empapó en su doctri-
curso de gente que había venido de toda la c o - na, embebió en sí el espíritu, erudición y verdad
marca. Y sucedieron dos cosas notables en aquel de aquel glorioso doctor, de manera que parece
entierro: la una, que un macho en que el santo que se transformó en él, guardándole siempre el
(por tener una fístula en la pierna) solía caminar, rostro como á su maestro. Fué santo Tomás de
rompiendo la cadena con que estaba atado, sin que muy gentil disposición, alto de cuerpo, bien pro-
nadie pudiese detenerle, llegó á vista del santo porcionado, hermoso de rostro, de delicada c o m -
cuerpo, y allí cayó muerto. La otra, que el prior plexión, de buenas fuerzas antes que las gastase
de aquel convento de Fossa Nova, que se llama- con las grandes penitencias y trabajos que tuvo.
ba Fr. Juan, estando ciego por una larga enfer- Tenía la cabeza grande, la frente redonda y algo
medad que había tenido, arrojándose á los pies calva, y muchas veces era fatigado de recios do-
del santo y besándolos muchas veces, antes que lores de estómago.
de allí se levantase cobró la vista. Fué canoni- Entre las otras excelencias que tuvo su ingenio,
zado este glorioso doctor por el sumo pontífice fué una, encerrar en breves palabras grandes sen-
Juan XXII de este nombre, á los 18 de junio del tencias: muchas de ellas refieren los escritores de
año del Señor de 1323. su vida, y las que nos hacen más al caso son: que
El cuerpo de santo Tomás estuvo algunos años la pobreza del religioso sin paciencia es costa sin
en Fossa Nova, donde murió; y diversas veces, ganancia: que el alma sin oración no medra; y
que para pasarle de un lugar á otro le descubrie- que el religioso sin oración es como soldado d e s -
ron, le hallaron entero, fresco, oloroso, y despi- nudo que pelea sin armas. Que el religioso s i e m -
diendo de sí una fragancia del cielo: después por pre debe andar acompañado, como lo manda san
varios sucesos le mudaron y llevaron á otras par- Agustín en su regla, porque el fraile solo es de-
tes, hasta que nuestro Señor fué servido que con monio solitario. Que no sabia como un hombre
la autoridad del papa Urbano, quinto de este nom- que sabe que está en pecado mortal, podía reirse
bre, se entregó este precioso tesoro á su orden de ni alegrarse en ningún tiempo; y tampoco era po-
santo Domingo, y se traspasó á la ciudad de To- sible que un religioso pensase en otra cosa sino
losa de Francia, donde fué puesto con grandísima en Dios. Que la ociosidad era el anzuelo con que
veneración en su capilla y casa, que dentro de el demonio pescaba, y que con él cualquiera cebo
pocos días mudó el nombre antiguo que tenía de era bueno. Preguntándole una vez cómo se c o n o -
San Román, y por la nueva reliquia se llamó de cería si un hombre era perfecto y espiritual, r e s -
Santo Tomás. Fué esto el año 1368, y noventa y pondió: «Quien en su conversación habla de niñe-
cuatro años después de la muerte del glorioso san- rías y burlas, quien huye de ser tenido en poco
to: por el cual hizo el Señor muchos y grandes y le pesa si lo es, aunque haga maravillas, no le
milagros, los cuales se podrán ver en la bula de tengáis por perfecto, porque todo es virtud sin c i -
su canonización y en los autores que escribieron miento, y quien no quiere sufrir, cerca está de
su vida. Sólo quiero yo referir aquí una revela- caer.» Preguntóle una vez su hermana cómo se
ción que tuvo Fr. Alberto de Bressa, hombre de podría salvar; y él respondió: «Queriendo.» Otra
DÍA 7 MARZO 533
vez le preguntó cuál era la cosa que más se había que los armase con su espíritu y constancia. Fue-
de desear en esta vida, y respondió: «Morir bien.» ron presentados al juez, y amonestados que obe-
Y rogándole otro día que le dijese qué cosa era el deciesen á los edictos de los emperadores y blas-
paraíso, le dijo: «Hasta que le hayas merecido, de femasen á Cristo crucificado. Y como el juez los
nadie lo podrás entender.» Estando para morir le hallase á todos aparejados para morir mil veces
preguntaron los monjes cómo podrían pasar la antes que obedecer á tan impíos mandatos, mandó
vida sin errar, y respondió: «Si pudiéredes dar que á santa Felicitas, por estar preñada, la v o l -
razón de todas vuestras acciones cuando las ha- viesen á la cárcel, y detuvo á santa Perpetua, para
céis.» Preguntado cómo podía ser un hombre muy ver si la ternura de sus padres, marido é hijo la
docto, dijo que leyendo sólo un libro. Escriben de podrían ablandar. Todos vinieron á ella, y á una
santo Tomás el Martirologio romano, san Anto- la embistieron y combatieron con palabras a m o -
nio, Antonio Pizamano, Juan Garzón, David Ro- rosas, con copiosas lágrimas, con ponerle delante
meo, Paulo Regio, Surio, y últimamente el padre el niño que criaba para enternecerla; mas ella es-
Fr. Hernando del Castillo. De estos autores se ha tuvo tan fuerte y constante en el amor de Jesu-
recogido esta vida. También la escribió en griego cristo, que por no perderle los trató á todos c o m o á
Demetrio Cidonio, y tradujo de latín en griego la capitales enemigos, como á la verdad lo eran, pues
primera y segunda parte de la Suma de santo To- la querían apartar del sumo Bien y hacerle el ma-
más, y los cuatro libros Contra gentiles: los cuales yor mal de todos los males.
hoy día se guardan en Venecia en la librería Mar- Mandóla el juez azotar crudamente, y á los d e -
ciana, según lo afirmó Sixto Senense. más santos, y tornarlos á la cárcel donde estaba
(P. Ribadeneira.) Felicitas. Y como el juez quisiese aguardar, c o n -
forme á las leyes romanas, que Felicitas pariese
SANTA PERPETUA, Y FELICITAS, MÁRTIRES.—En Turba, antes de dar sentencia contra ella, y ellos todos
ciudad de Mauritania, en la provincia de África, deseaban sobremanera que asi como estaban jun-
siendo emperadores de Roma Septimio Severo y tos en la cárcel, así todos juntos muriesen por
Antonino Caracalla, entre otros muchos cristianos Cristo, puestos en oración pidieron á Dios con
fueron presas dos matronas casadas y santas, lla- grande instancia y afecto que Felicitas fuese par-
madas Perpetua y Felicitas, y echadas en la cár- ticionera con ellos del martirio. Oyó nuestro Se-
cel, para que ó adorasen á los dioses, ó perdiesen ñor aquella oración, y Felicitas parió á los ocho
la vida; y juntamente con ellas fueron presos otros meses allí en la cárcel, y como tuviese recio par-
cuatro cristianos, parientes cercanos suyos, que to, y los dolores fuesen muy agudos y la santa se
se llamaban Sátiro, Saturnino, Revocato y Secun- quejase, el carcelero le dijo, haciendo burla de
dólo. Santa Felicitas estaba preñada de ocho me- ella: «Si ahora te quejas por estos dolores, ¿cómo
ses, y Perpetua criaba un hijo á sus pechos, la podrás mañana sufrir los tormentos y la muerte
cual, estando en la cárcel, tuvo una visión de esta que te espera?» Y ella respondió: «Ahora yo pa-
manera: Parecióle ver una escalera de oro, que dezco: mañana en mí padecerá Cristo. Ahora con
desde la tierra llegaba hasta el cielo: á los lados las fuerzas naturales pago las penas que se deben
tenía muchas, muy agudas y afiladas espadas, cu- á la naturaleza: mas mañana la gracia del cielo
yas puntas estaban tan juntas entre sí, que apenas vencerá los tormentos que vuestra impiedad me
podía ninguno pasar por aquella escalera, que de dará.» De allí á algunos días el procónsul mandó
ellas no fuese lastimado; y al pie de la escalera es- llevar á las santas y á sus compañeros d e s n u -
taba un horrible y espantoso dragón, para estor- dos por las calles á la vergüenza; después para
bar á todos la subida. Vio juntamente que por regocijar al pueblo echarlos á las fieras en el
aquella escalera subía Sátiro (uno de los cuatro anfiteatro; y las santas iban á la muerte con
presos que dijimos), el cual con grande ánimo ex- grande alegría y regocijo, cantando aquellas p a -
hortaba á todos que subiesen tras él, sin hacer labras del salmo: «Todos los dioses de los genti-
caso del dragón, que no les podía estorbar la s u - les son demonios: Dios hizo el cielo y la tierra.»
bida. Contó la santa la revelación que había teni- Oyendo esto el presidente, les mandó dar muchas
do en sueños á los otros encarcelados sus compa- bofetadas en sus rostros, y ellos alzando la voz
ñeros, y luego entendieron la merced que Dios repetían los mismos versos, alabando y glorifi-
nuestro Señor les quería hacer de coronarlos en cando al Señor. Puestos que fueron en el anfitea-
el cielo con la gloria del martirio, y llevarlos por tro, atadas las manos, soltaron leones y leopardos
aquella escalera tan dificultosa de cuchillos y tor- para que los despedazasen; y así los leones d e s -
mentos, sin que el dragón infernal se lo pudiese pedazaron á santa Perpetua y á Sátiro, y los l e o -
estorbar, y le hicieron gracias por tan señalado pardos á Felicitas y Revocato: Saturnino y Secun-
favor (pues ir al cielo, aunque sea por ruedas de dólo quedaron libres por la voluntad de Dios, y
navajas, es singular gracia suya), y le suplicaron después Saturnino fué degollado, y Secundólo
534 LA LEYENDA DE ORO DIA /

murió en la cárcel, como se refiere en los actos pienses que no quiero obedecerte.» Recibióle,
de su martirio que trae Baronio. y de allí á pocos días, estando ausente el santo, le
Fué el martirio de santa Perpetua y santa Feli- vinieron á avisar con gran priesa que una de
citas á los 7 de marzo, en que la Iglesia celebra las monjas del monasterio, de buen parecer,
su fiesta, el año del Señor de 205, imperando Ale- había caído mala, y estaba con gran calentura
jandro Severo. Los cuerpos de estas dos ilustres y congojas de corazón, y que daba gritos y decía
santas fueron después llevados á la ciudad de que luego moriría si Basilio monje no venía
Cartago, y puestos con gran veneración en la á ella y le daba salud. En oyendo esto dijo Equi-
iglesia mayor, como lo escribe Víctor Uticense. cio: «¿No dije yo que éste era demonio? Echadle
Hacen mención de estas santas Tertuliano, autor presto del monasterio y no tengáis pena por la en-
antiquísimo, y san Agustín en muchas partes: el fermedad de esa monja, porque desde este punto
cual hizo tres sermones el día de su fiesta; y el quedará buena y no deseará á Basilio.» Al punto
Martirologio romano, y los de Beda, Usuardo y estuvo buena la monja, y Basilio fué echado del
Adón. (P. Ribadeneira.) convento, y poco después fué quemado en Roma
por nigromántico.
SAN EQUICIO, ABAD Y CONFESOR.—El gran Gregorio, Otra vez, entrando una monja en la huerta, vio
papa, en el primer libro de los Diálogos, en el una hermosa lechuga, y parecióndole bien la c o -
capitulo cuarto, escribe la vida de un santo abad, gió, y sin hacer la señal de la cruz comenzó á
llamado Equicio, la cual trae Fr. Lorenzo Surio comer de ella, y luego el demonio entró en la pobre
en su segundo tomo á los 7 de marzo, y la quiero monja, y la hizo caer en tierra. Cuando san Equi-
yo referir aquí. Dice, pues, san Gregorio, que cio lo supo, entró en la huerta donde estaba caída
Equicio, abad, floreció en la provincia Valeria, la monja, y en viéndole el demonio, como quien
que es en Abruzzo, cuya cabeza es la ciudad de quería dar satisfacción al santo de lo que había
Aquila, y que fué padre de muchos monasterios, hecho, comenzó á clamar: «Yo ¿qué he hecho?
y maestro de muchos monjes, sus discípulos, de ¿Qué he hecho yo? Yo estaba asentado sobre la le-
los cuales el mismo san Gregorio algunos cono- chuga, y ella vino y me mordió.» Y el santo r e -
ció, y que siendo mozo fué muy perseguido del prendió al demonio y le mandó de parte de Dios
demonio y fatigado de su carne, que le hacía que dejase aquella sierva suya, y él obedeció y se
cruel guerra; pero como buen soldado armábase partió, y nunca más le hizo daño. De donde se ve
con la oración y acudía á Dios, suplicándole que la fuerza que tiene el demonio contra los religio-
le diese remedio y apagase ó mitigase aquel fuego sos, que sin obediencia siguen sus gustos, y cuan
é incendio que le abrasaba y consumía. Oyó el poderosa arma es la señal de la cruz contra el po-
Señor la oración de su siervo, y una noche le pa- der de nuestros enemigos.
reció que venía á él un ángel, y le cortaba aque- No era san Equicio sacerdote, y predicaba mu-
llas partes del cuerpo en que más suele reinar la cho discurriendo por varios pueblos, porque era
rebeldía de la carne, y que con esto quedaba libre muy grande su caridad, y muy encendido el deseo
de todos los movimientos sensuales. Y así lo que- de aprovechar á sus prójimos. Y como un caba-
dó tan perfectamente como si no fuera carne. llero amigo suyo principal, llamado Félix, le pre-
Con este don del cielo se animó á fundar un guntase cómo se atrevía á predicar no siendo or-
monasterio de monjas, y tener cargo de ellas y denado ni teniendo licencia del papa para ello, le
gobernarlas como antes había hecho de los hom- respondió que él también muchas veces lo había
bres; aunque no dejaba de avisar á sus discípulos pensado, pero que le hacía saber que una noche
que no le imitasen en esto, ni tratasen familiar- le había aparecido un mancebo de extremada her-
mente con las mujeres, pues no tenían este don mosura, y que con una lanceta le había curado la
de Dios, y sin él, por su flaqueza y demasiada lengua y díchole: «Yo he puesto mis palabras en
confianza, caerían. Un caballero principal, lla- tu boca; ve y predica.» Y que desde entonces, aun-
mado Basilio, que era mago, temiendo ser preso y que quisiese, no podía dejar de hablar de Dios, y
castigado en Roma, se vistió de monje y fué al él lo hacía de manera que con tener cargo de tan-
monasterio de San Equicio, llevando por interce- tos monasterios, no dejaba de andar por las c i u -
sor de su petición á un obispo, y le rogó que le dades, villas y aldeas y por las casas particulares,
recibiese por monje; y como el santo se detuviese exhortando á todos á la virtud y al deseo y amor
en hacerlo, y el obispo le importunase, le dijo: de la patria celestial. Iba muy pobre y vilmente
«Padre, este por quien me ruegas no es monje, vestido, y tan despreciado, que el que no le c o n o -
sino demonio;» como el obispo le respondiese que cía, aunque él le saludaba, no se dignaba de r e s -
tomaba aquel achaque para no concederle lo que ponderle. Iba en un jumentilo el más desechado
le pedía, dijo el santo: «Yo sé lo que digo, y veo que podía hallar, y usaba por silla ó albarda un
que éste es demonio; pero yo le recibo porque no solo pellejo de carnero sin otra comodidad, y él
DÍA 7 MARZO 535
mismo iba cargado de algunos libros sagrados, y sión ó revelación del cielo, y una grave reprensión
donde quiera que llegaba abría la fuente de su doc- por lo que había hecho. Con este nuevo mandato
trina, y regaba abundantemente los corazones de que Juliano notificó á san Equicio, encomendán-
los oyentes con maravilloso fruto y utilidad. dose humildemente á sus oraciones, el santo abad
Llegó á Roma la fama de los sermones de Equi- le respondió: «¿No os dije yo que si ayer no íba-
cio, y no faltaron algunos que acriminaron mucho mos no iríamos hoy?» Y se quedó en su monaste-
delante del sumo pontífice el predicar Equicio, rio alabando al Señor por lo que en este caso ha-
siendo hombre de pocas letras, sin orden ni auto- bía obrado. Del cual, como dice san Gregorio,
ridad de su santidad. Envió el papa un mensajero podemos aprender cuan amparados y favorecidos
á Equicio mandándole que viniese á Roma para están de Dios los que en los ojos de los hombres
que diese razón de sí, y ordenó al mensajero que se humillan por su amor, y cuan viles y despre-
le trajese honradamente, y sin hacerle violencia. ciados son en los de Dios los que codician y
Cuando llegó el mensajero del papa no le halló en procuran ser estimados y honrados de los h o m -
el monasterio, y sabiendo que estaba segando bres.
heno en un prado, envió á buscarle por un criado No se dice dónde, ni qué día, ni qué año, ni de
suyo, que era mozo mal criado y tan descortés, qué edad murió san Equicio, como tampoco dónde
que su mismo amo no se podía valer con él. Este, y cuándo nació; pero el mismo san Gregorio cuen-
llegado al prado, viendo de lejos los segadores, ta otras dos cosas, que después de muerto s u c e -
preguntó con mucho brío quién de ellos era Equi- dieron en su sepulcro. La primera es, que estando
cio. Y luego comenzó á temblar de suerte, que su cuerpo enterrado en un oratorio de San Loren-
apenas se podía tener en pie; y así temblando lle- zo mártir, un labrador, sin saber quién estaba
gó al santo, se echó á sus pies y se los besó, y le allí sepultado, descargó un cajón lleno de trigo
dijo que su amo había venido y estaba en el m o - sobre su sepultura, y de repente se levantó un tor-
nasterio aguardándole. Mandóle el santo llevar bellino y arrebató el cajón, y llevóle muy lejos de
heno para las cabalgaduras, y que se fuese ade- allí, dejando las demás cosas sin tocarlas como se
lante, porque él en acabando de segar se iría tras estaban. La otra, que entrando los longobardos
él; y así lo hizo, llevando sobre sus hombros la por la provincia Valeria destruyéndola y abra-
guadaña y el vestido muy despreciado y pobre. sándola, los monjes del monasterio de san Equi-
Cuando Juliano, que asi se llamaba el mensajero cio, despavoridos y sobresaltados, huyeron á su
del papa, vio á Equicio en aquel traje y figura, no sepulcro para salvarse; y entrando tras ellos los
hizo caso de él, y comenzó á pensar entre sí cómo longobardos para sacarlos y atormentarlos ó ma-
había de tratar un hombre tan bajo y desprecia- tarlos, uno de los monjes que allí estaban, vol-
ble; pero en acercándose más al santo le dio un viéndose al santo, le dijo: «¡Oh santo padre! ¿Veis
espanto tan grande, que no estaba en sí, sino des- cómo nos tratan estos vuestros enemigos, y no
pavorido y temblando, que apenas le pudo hablar nos defendéis?» Y en aquel mismo punto los de-
ni declararle la embajada del sumo pontífice que monios entraron en los longobardos que allí esta-
le traía; y humillándose y echándose á sus pies, ban, y los hicieron caer en tierra y los atormen-
y suplicándole que le encomendase á Dios, le dijo taron hasta que conocieron su culpa. Y los otros
á lo que había venido y el deseo que el sumo pon- sus compañeros que estaban fuera lo entendieron,
tífice tenía de verle y de conocerle. El santo abad, y juntamente la reverencia con que habían de
oyendo esto, hizo gracias á nuestro Señor por la tratar aquel lugar de san Equicio, y que era
merced que le hacía en que su vicario en la tierra poderoso para defender á sus discípulos presentes
se hubiese acordado de él y le hubiese enviado á y no menos á los ausentes. Todo esto es de san
visitar. Al punto mandó aprestar y poner en or- Gregorio, que por ser suyo, me ha parecido
den las cabalgaduras para el camino, dándole escribirlo aquí. De san Equicio hace mención el
priesa á Juliano para que luego se partiesen; y Martirologio romano á los 11 de agosto, y el
como Juliano se excusase y dijese que había v e - cardenal Baronio en sus Anotaciones, y en el
nido tan cansado del camino que no podía partir séptimo tomo de sus Anales; aunque, como diji-
hasta otro día, respondió san Equicio: «Mucho me mos, Sucio trae esta vida á los 7 de marzo.
pesa, hijo, porque si no vamos hoy, no iremos (P. Ribadeneira.)
mañana.» Y así fué; porque al día siguiente, al
amanecer, llegó un correo del papa con mucha SAN EUBULO, MÁRTIR—Este santo fué compañero
priesa á Juliano, mandándole que dejase á Equi- de san Adrián y martirizado dos días después, h a -
cio en su monasterio y no le inquietase. Y que- biendo sido arrojado á los leones y tajado su
riendo Juliano saber la causa de esta nueva mu- cuerpo con una espada, en la ciudad de Cesárea,
danza, entendió que había sido porque la misma en Palestina, en tiempo del gobernador Firmilia-
noche que el papa le envió había tenido cierta vi- no, el año de 308.
536 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
SAN TEÓFILO, OBISPO DE «COMEDIA—En t i e m p o del todo lo que después derramaba en provecho de los
emperador León Isauro, cuando se perseguían las prójimos. Su benignidad y misericordia para con
santas i m á g e n e s y s u s adoradores, este santo los pobres fué admirable, mostrándose en todo
o b i s p o , q u e e r a u n o de l o s m á s c e l o s o s p a s t o r e s para con ellos verdadero padre y pastor. Tuvo
de la I g l e s i a , e s t a n d o p r e d i c a n d o al p u e b l o en don particular de atajar pleitos y componer las di-
favor del culto á l o s s a n t o s , fué p r e s o y e n v i a d o ferencias y disensiones que nacían entre sus s u b -
al d e s t i e r r o , e n el c u a l m u r i ó s a n t a m e n t e , dotado ditos. Dióse mucho á orar y amplificar todo lo que
del d o n de p r o f e c í a y m i l a g r o s . pertenece al culto divino y á las ceremonias s a -
gradas de la Iglesia y al oficio eclesiástico; el cual,
SAN PABLO, OBISPO DE DAMIETA, EN EGIPTO.-Fuó habiendo caído mucho, él restituyó á su antiguo
t a m b i é n p e r s e g u i d o y d e s t e r r a d o por las m i s m a s resplandor, y le acrecentó con nuevas oraciones,
c a u s a s q u e el s a n t o a n t e r i o r , y m e r e c i ó , c o m o él, y escribió un libro de esta materia que dejó á la
s e r v i s i b l e y p a r t i c u l a r m e n t e f a v o r e c i d o por el santa iglesia de Toledo. Presidió en algunos con-
c i e l o c o n la g r a c i a de c u r a r m i l a g r o s a m e n t e á l o s cilios toledanos, siendo sumos pontífices León II y
e n f e r m o s q u e c o n fe a c u d í a n á i m p l o r a r s u i n t e r - Benedicto asimismo II, en los cuales procuró que
c e s i ó n . M u r i ó t a m b i é n e n el d e s t i e r r o , c u y a s con gran reverencia fuesen obedecidos los decre-
penalidades soportó con admirable paciencia. tos del concilio tercero Constantinopolitano, y con-
denados los errores dé los herejes apolinaristas y
SAN GAUDIOSO, OBISPO DE BRESCIA Y CONFESOR—Flo- monotelistas, que en aquel tiempo turbaban la
r e c i ó d u r a n t e el s i g l o V, sin q u e p o d a m o s s a b e r Iglesia católica, y que se hiciese más cuenta de la
l a s p a r t i c u l a r i d a d e s de s u v i d a , á c a u s a de h a b e r - cristiana y humilde simplicidad, que de los falsos
s e perdido l a s r e l a c i o n e s q u e e n la catedral que y astutos argumentos de los herejes, con unas pa-
g o b e r n ó d e b í a n e x i s t i r de s u c é l e b r e e p i s c o p a d o . labras graves y dignas de Julián, que quiero poner
Solamente una inscripción h a quedado que ates- aquí. «Las cosas divinas, dice, no se han de e x a -
t i g u a l a s e m i n e n t e s c i r c u n s t a n c i a s de e s t e s a n t o , minar, sino creer, porque Dios no nos manda que
y q u e m u r i ó el a ñ o 445. le escudriñemos, sino que le creamos. Por tanto
debemos creer, no á nuestros sentidos, que son
SAN PABLO, LLAMADO EL SIMPLE—Fué d i s c í p u l o de engañosos, sino á los dogmas y decretos firmes y
s a n A n t o n i o el G r a n d e , é i m i t a d o r fiel de s u s v i r - estables de los sagrados concilios.» Escribió mu-
t u d e s , p a r t i c u l a r m e n t e de s u p o b r e z a y h u m i l d a d . chas obras muy doctas y elegantes en prosa y
V i v i ó r e t i r a d o e n la T e b a i d a por e s p a c i o de m u - verso, que Félix, sucesor de Julián en el arzobis-
c h o s a ñ o s , s i e n d o m o d e l o de a n a c o r e t a s por s u pado, refiere en la vida que de él escribió. Entre
e x t r e m a d a a b s t i n e n c i a y por la c o n t i n u a c o n t e m - ellas es una el libro llamado Prognosticon, el cual
p l a c i ó n de l a s c o s a s c e l e s t i a l e s . P o s e y ó el don de compuso imitando á Julián Pomerio, presbítero
profecía y la g r a c i a p a r t i c u l a r de c o n c i l i a r l o s africano, que había escrito un libro con el mismo
á n i m o s m á s e n c o n a d o s e n t r e sí; á c u y o fin s a l i ó título y de la misma materia. Esto dio ocasión á
a l g u n a s v e c e s de s u a m a d a s o l e d a d , en la c u a l algunos para confundir estos dos Julianos, el Po-
a c a b ó s u v i d a , c o n s o l a d o y r e c r e a d o c o n la vista merio y el arzobispo de Toledo, y pensar que fue-
del c i e l o a b i e r t o p a r a r e c i b i r l e e n el c o r o de s u s ron sólo uno: pero la verdad es que fueron dos,
confesores. bien diferentes en el tiempo, nación, tierra, digni-
dad, erudición y santidad; y para prueba de esta
verdad, basta saber que san Julián, de quien ha-
Día 8 blamos, cita algunas veces en su libro el de Julián
Pomerio. Finalmente, después de haber goberna-
do santísimamente su iglesia diez años, un mes y
SAN JULIÁN, ARZOBISPO DE TOLEDO Y CONFESOR.-San
siete días, á los 8 de marzo del año del Señor de
J u l i á n , a r z o b i s p o de T o l e d o , fué natural de la
691, dio su espíritu al Señor, y su cuerpo fué s e -
m i s m a c i u d a d y d i s c í p u l o de s a n E u g e n i o , t e r c e r o
pultado en la iglesia de Santa Leocadia, virgen y
de e s t e n o m b r e , a r z o b i s p o a s i m i s m o de T o l e d o ,
mártir, j unto á los cuerpos de algunos santos obis-
y v a r ó n s a n t í s i m o ; el c u a l t o m ó tan á s u c a r g o
pos, sus predecesores, que por devoción de la santa
á J u l i á n s i e n d o m o z o , por s u g r a n d e i n g e n i o y
virgen habían escogido aquel lugar para su sepul-
r a r a m o d e s t i a y b u e n a i n c l i n a c i ó n á toda virtud y
tura, y después en la destrucción de España se
r e c o g i m i e n t o , q u e s a l i ó m u y e x c e l e n t e e n todo
cree que fué trasladado su santo cuerpo á Ovie-
g é n e r o d e l e t r a s y d i g n o de a q u e l l a s i l l a , la c u a l
do. Hace mención de san Julián el Martirologio
t u v o d e s p u é s de Q u i r i c i o , s u c e s o r de s a n I l d e f o n s o ,
romano á los 8 de marzo, y de él, y de lo que Félix,
siendo reyes W a m b a y Ervigio. F u é m u y dado á
su sucesor, escriben, y de las lecciones del nuevo
la o r a c i ó n , y d e c í a q u e p o r e l l a y por el trato f a m i -
rezado de la santa iglesia de Toledo, y de algunos
liar q u e t e n í a c o n D i o s , c o g í a c o m o d e s u f u e n t e ,
DÍA 8 MARZO 537
concilios toledanos se recopiló brevemente esta Juan á beber un poco de agua y le dijo que tuvie-
su vida. (P. Ribadeneira.) se buen ánimo. Preguntó quién era, y respondió
la pastora: «Yo soy aquella á quien tú te e n c o -
SAN JUAN DE DIOS, FUNDADOR.—Nació el bienaven- miendas; mira que entre tantos peligros andas
turado Juan de Dios en Montemayor el Nuevo, una mal seguro sin el socorro de la oración.» Y con
de las cuatro principales villas de Portugal, en el esto desapareció la Reina del cielo, y Juan, más
arzobispado de Evora, el año del Señor de 1495, turbado ahora del favor que antes del peligro, le
de padres humildes y limpios. Su padre se llamó dio las debidas gracias, y amonestado al parecer
Andrés Ciudad; el nombre de su madre no se sabe. de un ángel, si no fué de la misma Virgen, con
Dicen algunos que al bautizarle se tocaron las una voz que le dijo caminase seguro, se volvió á
campanas de su parroquia por manos de los á n - sus compañeros sin ser visto ni sentido de sus
geles, y que un devoto ermitaño que hacía vida enemigos, y en pocos días convaleció de la caída.
solitaria en la sierra de Oca, tuvo revelación de Antes de muchos días se vio en otro peligro
la santidad á que había de llegar este bendito mayor, porque Dios le quería sembrar de espinas
niño. De ocho años fué llevado por un sacerdote y abrojos los caminos anchos del mundo, para
á Castilla, á la villa de Oropesa, donde asentó que siguiese la senda estrecha de la perfección á
con un amo que era mayoral de ganado, é hizo que le llamaba. La buena opinión que se tenía de
muchos años oficio de pastor. Tenía desde su su fidelidad le ocasionó su riesgo, porque movido
tierna edad, como principio de todo su bien, una de ella un capitán, le encargó que guardase una
devoción tierna con la Reina de los ángeles, á la presa que había quitado al enemigo. Robáronsela
cual rezaba el rosario y otras devociones todos los al santo otros soldados, y el capitán, enojado con-
días. Cuando llegó á los veintidós años, con o c a - tra él, sospechando engaño, mandó que le ahorca-
sión de enviar el conde de Oropesa, D. F e r - sen de un árbol, sin valerle su misma inocencia,
nando Álvarez de Toledo, á Juan Ferruz, hidalgo ni los ruegos é intercesiones de sus compañeros.
de aquella villa, con una compañía de soldados en Acudió Juan á su antiguo asilo la Reina del cielo,
socorro de Fuenterrabía, cercada del francés, l l e - la cual le sacó de aquel riesgo, porque al llevarle
vado Juan del ardimiento, de la edad y deseoso de al suplicio, un caballero que acaso errando el c a -
mejorar de fortuna, le pareció trocar el cayado mino pasó por aquel campo, viendo que querían
por la espada y mudar el oficio de pastor en el de ajusticiar al soldado y entendiendo la causa, s u -
soldado. Partióse á la guerra, y después de algu- plicó al capitán que le perdonase la muerte, y él
nos lances, estando con sus compañeros en la se la conmutó en destierro del campo, no sin par-
frontera, les faltó la provisión, y Juan, como m o - ticular providencia de Dios, que de este modo le
zo brioso y que deseaba acreditarse en la nueva quiso sacar del peligroso estado de la milicia. Tomó
milicia, se ofreció á ir á buscarla á ciertas c a s e - Juan el camino de Castilla para volverse á Oro-
rías que estaban algo distantes. Subió en una y e - pesa, de donde había salido, y llegando á un lugar
gua francesa que habían tomado al enemigo, y donde había una cruz, se hincó de rodillas delan-
habiendo andado como dos leguas, reconociendo te de ella y se puso á orar, dando gracias á Dios
la yegua la tierra donde se había criado, sin po- por los beneficios recibidos, pidiendo perdón de
derla detener se arrojó por las faldas de una los pecados pasados, y proponiendo la enmienda
sierra con tanto ímpetu, que dio con el jinete en lo por venir. Y como le faltasen las fuerzas
sobre los peñascos y le dejó sin sentidos y como (por haber dos días que no había comido bocado),
muerto, arrojando sangre por las narices y por cayó desmayado en tierra; mas al volver del d e s -
la boca. Vuelto á sus sentidos después de dos mayo vio cerca de sí tres panes y un vaso de vino,
horas, dio gracias á Dios por haberle librado de y no presumiendo que podía ser cosa sobrenatu-
la muerte; y considerando el nuevo peligro que ral, ni sabiendo quién lo había puesto allí, atemo-
tenía de caer en manos de sus enemigos, se puso rizado con el peligro pasado, no se atrevió á tocar
de rodillas, y con gran devoción y afecto, como á ello, hasta que levantando las manos y los ojos
lo pedía la necesidad, invocó el favor de la Reina al cielo, y empezando á decir el Padre nuestro, al
de los ángeles, diciéndole: «Ayudadme, Madre de llegar á aquellas palabras: «El pan nuestro de
Dios, y alcanzadme de vuestro santísimo Hijo que cada día dánosle hoy,» oyó una voz que le dijo:
yo no venga en manos de mis enemigos. Acor- «Come y bebe, que para ti se ha traído ese pan y
daos, Señora, de la devoción y deseo que he teni- vino.» Confortado con el pan y vino, prosiguió su
do siempre de serviros, y del amor y solicitud con camino y llegó á Oropesa, donde volviendo á la
que vos favorecisteis siempre á los que os invo- casa de su amo, volvió á tomar el oficio de pastor
can, y no os olvidéis de mí pecador.» Esta breve que había dejado por el de soldado.
oración penetró álos^cielos ó hizo bajar de ellos Perseveró en esta ocupación cuatro años, hasta
á María su Reina en traje de pastora, que dio á que el conde D. Fernando Álvarez de Toledo
TOMO i
68
538 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
juntó gente para pasar á Hungría á socorrer al hacía callar su necesidad; ya pensaba en irse y
emperador Carlos V contra Solimán gran turco, dejar su casa, ya le detenía el amor de la mujer y
que pretendía invadir á Viena. Porque sonando las hijas que habían de quedar desamparadas. Al
mejor á los bríos de Juan el ruido de las armas que fin, habiendo conocido la buena inclinación de
ya había manejado que el balido de las ovejas, ó Juan, determinó descubrirle su aflicción, y con la
arrepentido de haber dejado la milicia, ó movido sumisión de quien ha de menester le rogó que se
de la piedad de la nueva causa, asentó plaza de hiciese peón en las fortificaciones que se hacían
soldado, y pasó con el conde á su servicio á A l e - entonces en aquella plaza, y ayudase con alguna
mania,y acabada aquella expedición se volvió con limosna á aquella necesitada familia que no tenía
el raiímo conde á España y desembarcó en la Co- puerta por donde le entrase el remedio, si de su
ruña. Vínole deseo de visitar el sepulcro de San- caridad no le venía. No era menester mucha e l o -
tiago, donde hizo una novena con mucha devo- cuencia para persuadir esto á la compasión de
ción; luego pasó á ver á Montemayor, su patria. Juan, que enternecidas las entrañas de misericor-
Mas en ninguna parte era más extraño que en su dia, se ofreció luego con mucha voluntad á hacer lo
patria, porque ni él conocía á su patria, ni su que le pedía. Asentó por peón en la obra, y el jor-
patria le conocía á él, por haberla dejado de tan nal que ganaba de día con mucha fatiga, lo traía
tierna edad. Nadie sabía darle razón de sus pa- á la noche con mayor gusto al caballero para que
dres, ni él sabía preguntar por ellos, ni en qué sustentase su casa. Perseveró en este ejercicio al-
casa ó calle habían vivido, hasta que encontrando gunos meses, hasta que, cesando la obra, cesó
con un tío suyo venerable viejo, llamado Alonso también la ocasión de socorrer con este medio al
Duarte, por algunas señas y la fisonomía del r o s - caballero, á quien faltó la paciencia faltando el so-
tro, le vino á conocer, y le dijo que sus padres corro, y se determinó á ausentarse de su casa por
eran muertos, su madre poco después que él la no ver las necesidades que no podía remediar;
dejó, de la pesadumbre de haber perdido á su hijo, pero no faltó á Juan la caridad, ni á su caridad
y su padre después, hab endo tomado en Lisboa el medio para socorrer la necesidad. Descubrióle se-
hábito del seráfico padre san Francisco. gunda vez el caballero su aflicción y determina-
Salió de su patria, y haciendo su camino para ción, y el santo le consoló diciendo: «¿Por qué
la Andalucía, llegó á Ayamonte; fuese al hospital, desconfiáis, señor, de la piedad y misericordia de
donde estuvo algunos días mirando con sentimien- Dios? ¿Pensáis que desamparará á los hombres el
to la necesidad que los pobres padecían, porque que sustenta á los gusanos? Si crió para nosotros
desde niño le había comunicado Dios una gran las cosas del cielo, ¿por qué nos negará las de la
compasión de los pobres con un ardiente deseo de tierra? Confiad en Dios, que él os remediará » Y
remediarlos, y por eso cuando veía los caballos de luego, saliendo á la plaza, vendió su capa y trajo
los grandes y señores gordos, lucidos y bien cura- el precio al caballero para dar algún socorro á su
dos, y los pobres flacos, desnudos y desampara- necesidad. Pocos días después prosiguió el edificio,
dos, solía decir: «¡Cuánto mejor se empleara en y él prosiguió en su oficio de peón, más de la cari-
los pobres lo que se gasta con los brutos! ¡Oh si dad que de la fábrica. Admirado el caballero de
Dios me llegase á tiempo en que los pudiese ser- tan nueva caridad, le dijo un día: «En verdad,
vir como yo deseo!» Pasó á tierra de Sevilla, y Juan, que si se perdiese la misericordia se hallaría
sirvió de pastor á una señora llamada D . Leonor
a
en vos.» Y bien se cumplió después en Juan, cuan-
de Zúñiga; mas como Dios le quería para otros do la misericordia desterrada de tantas ciudades y
empleos diferentes, no hallaba descanso en n i n - casas se fué á morar en sus hospitales, para que
gún ejercicio: y así como enfermo que da vuelcos allí la hallasen todos cuantos la buscaban.
en la cama sin hallar descanso, andaba mudán- Sentía mucho el demonio ver á Juan tan mise-
dose continuamente de pastor á soldado y de sol- ricordioso: procuró embarazarle esta obra tan in-
dado á pastor. Determinó pasar á África para pe- signe, y Dios lo permitió, no para que se acabase
lear contra los moros en defensa de la fe. Halló en su caridad, sino para que se dilatase é hiciese con
Gibraltar á cierto caballero portugués que iba des- muchos lo que allí hacía con uno. Servía también
terrado á Ceuta con su mujer y cuatro hijas don- en las fortificaciones de peón otro mozo natural de
cellas: llevóle este caballero en su compañía, no Evora, ciudad cercana á Montemayor, y con la
sabiendo que llevaba en él todo el remedio de su cercanía de los lugares y compañía del ejercicio
casa y familia. Porque llegados á Ceuta, con la cobraron los dos grande amistad y familiaridad,
mudanza del temple y aire, cayeron enfermos la aunque las costumbres eran diversas; porque el
mujer é hijas del caballero, el cual no tenía s u e l - compañero, cansado de vida tan trabajosa y d e -
do, y padecía tanta necesidad que no podía susten- seoso de vivir con libertad, se huyó de la ciudad
tar su familia. No sabía qué hacer, porque su n e - secretamente, y pasando á Tetuán se hizo m a h o -
cesidad le hacía padecer falta, y su calidad le metano. Cuando Juan lo supo ocupó su corazón
DÍA 8 MARZO 539
tan grande tristeza, que no hacía más que llorar Preparóse luego para una confesión general de
y afligirse con inconsolables lágrimas por la mi- toda su vida, la cual hizo con mucho sentimiento
serable caída de su compañero. Tomó esta ocasión y lágrimas. Trabajaba para sustentarse, y del
el demonio para hacerle caer, y púsole en g r a n - jornal gastaba poco y procuraba ahorrar algo;
dísimo escrúpulo de si él había sido la causa de la hasta que viéndose con algún caudal, mudó el
perdición de su amigo por haberle dado mal ejem- oficio, y de jornalero se hizo mercader de algunos
plo. Y decíale que no había misericordia para tan libros devotos, y cartillas é imágenes de papel, y
grave culpa como haber ocasionado la perdición salía á la plaza y por los lugares á venderlos, no
de una alma; y aun escriben que el mismo demo- tanto por ganar hacienda, cuanto por aprovechar
nio, en figura de mancebo, le trujo una carta á otros; y para esto llevaba entre los libros devo-
fingiendo ser de su compañero, en la cual con tos algunos profanos, no para venderlos él, sino
diabólica elocuencia le persuadía siguiese su ejem- para que otros no los vendiesen, y para atraer á
plo, y experimentaría cuan diversa vida era la que sí los compradores, porque al que quería c o m -
gozaba entre deleites y libertad, á la que el mismo prarle algunos de aquellos libros, con nuevo
Juan tenía sirviendo, como si fuera esclavo, en el modo de vender no imitado de ningún mercader,
edificio público. Vióse el santo tan apretado del le proponía el precio subido de aquel libro, y le
demonio, que si Dios, que le guardaba para gran- persuadía que no lo comprase; porque fuera de
des cosas, no le favoreciera, hubiera llegado á la ser caro era inútil y dañoso, y bueno sólo para
última desesperación; mas al fin, conociendo con perder tiempo, y en su lugar les daba en muy bajo
luz divina los engaños del demonio, se confesó con precio ó de balde algún libro devoto, aconseján-
un religioso docto y espiritual de la orden de san doles que lo leyesen, porque sacarían de él mucho
Francisco que estaba en aquella ciudad, descu- provecho. Las imágenes de los santos daba tam-
briéndole toda su conciencia; y éste le aconsejó bién de balde, amonestando á los que las llevaban
que se partiese de Ceuta, aunque veía la falta que que no estuviesen jamás sin ellas, porque son
haría al caballero y á su familia, mirando primero despertadores de nuestra devoción. Con esta oca-
por la salud espiritual de su penitente, que por el sión venían á él muchos niños para recibir estam-
sustento corporal de aquella casa, que Dios por pas, y él, antes de dárselas, les enseñaba la doc-
otro lado remediaría. trina cristiana; y á los hombres que venían á
Embarcóse el santo desde Ceuta para Gibraltar, comprar, les exhortaba á huir las culpas; y con
y á la mitad del estrecho se levantó una tan furio- apariencia de mercader de libros era predicador
sa tempestad, que el pequeño navichuelo en que apostólico, que con sus palabras y libros reducía
iban estuvo á pique de perderse, y todos miraban muchos pecadores á penitencia. Perseveró a l g u -
en las olas su muerte y en el mar su sepulcro. nos años en este piadoso oficio, hasta que por vo-
Quien menos tenía que temer era Juan, y era luntad de Dios se partió á Granada con esta
quien más temía, porque parecióndole que había ocasión. Vendiendo sus libros por la comarca de
dado oídos á la tentación pasada, se persuadió que Gibraltar, encontró en el camino un niño h e r m o -
Dios enviaba la tempestad por sus culpas; y asi sísimo con vestido pobre y roto y los pies des-
empezó á dar grandes voces y á decir á los otros calzos; compadecióse de él, y enternecióse v i é n -
navegantes, como otro Joñas: «Por mí ha venido dole, y quitándose sus alpargatas se las puso al
esta tempestad; si queréis que cese, echadme al niño; pero el niño, mostrando que le embarazaban
mar, porque soy un gran pecador.» Repetía esto los pies y que no podía andar con ellas, se las
tantas veces y con tales veras, que los compañe- volvió. Dijole el santo: «Niño mío, si no podéis
ros, persuadidos que aquel hombre debía ser al- andar con mis alpargatas, venid en mis hombros,
gún gran pecador, con bárbara crueldad le toma- que yo os llevaré en ellos.» Y cargósele sobre los
ron en sus brazos para echarle al mar. Pidióles el hombros. Al principio le pareció la carga ligera,
santo que le dejasen rezar la oración del Padre pero poco á poco el niño se iba haciendo tan
nuestro; empezó á decirla, y antes que la acabase posado, que el santo, sudando y sin poder dar un
ya se había serenado la tempestad, aquietado las paso adelante, al llegar á una fuente le dijo: «Niño
olas y sosegado el mar, con admiración de todos mío, dadme licencia para beber y descansar un
los navegantes que miraban ya como santo al que poco, que pesáis mucho y me habéis hecho su-
poco antes tenían por gran pecador, viendo libre dar.» Sentó al niño junto á un árbol, y fué por
su nave por la oración del que querían arrojar al agua para beber él y dar de beber al niño, y oyó
mar. Llegaron todos á Gibraltar seguros y alegres, una voz á sus espaldas que le dijo: «Juan de Dios,
y en saltando en tierra, se fué el santo á una igle- Granada será tu cruz.» Volvió el rostro admirado,
sia á dar gracias á Dios por haberle librado de tan y vio al niño que tenía en la mano una granada
grandes peligros, prometiendo servirle muy de abierta, y en medio una cruz. Entendió con este
veras en adelante. jeroglífico que Dios le llamaba á Granada; par-
540 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 8
tióse á aquella ciudad, siendo de edad de cuarenta sus culpas. Admirado el maestro Avila de ver tan
años, y junto á la puerta Elvira compró una casi- nuevo espíritu, una locura tan cuerda, y una
lla, donde puso librería con la misma codicia que cordura que parecía locura, un hombre tan loco
en Gibraltar de ganar almas y no dineros; y en por fuera y tan cuerdo por dentro, un cuerdo que
este ejercicio perseveró, hasia que Dios le llamó se hacía loco para vencer la locura del mundo
á otro de mayor ganancia de las que el santo con su misma locura, y finalmente, un cuerdo á
pretendía. quien los locos tenían por loco, y los cuerdos ha-
Residía entonces en Granada el padre maestro bían de envidiar su locura; y conociendo que el
Juan de Avila, llamado dignamente apóstol de la espíritu de Dios que es admirable en sus santos,
Andalucía. Predicó un día de san Sebastián en le movía á hacer aquellos e x c e s o s , le admitió por
una ermita del santo con el espíritu que acostum- discípulo, y prometió serle consejero en las difi-
braba, y de las saetas del mártir pasó á las del cultades, y padre en las necesidades que se le
amor divino con que Dios pretende herir nuestros ofreciesen.
corazones. Fueron sus palabras saetas y rayos que Salía de la presencia del maestro Avila, y y é n -
atravesaron y abrasaron el corazón de Juan de dose á la plaza de Vivarambla, revolcándose en
Dios, y aunque el venerable predicador no hubie- medio del lodo y la boca llena de cieno, decía
ra hecho otro tiro en su vida más que éste, por entonces todos cuantos pecados se acordaba de
él solo mereciera el nombre de apóstol. Quedó tan haber hecho en su vida, añadiendo después: «Un
movido del sermón, que agitado de un divino fu- traidor que tantas culpas ha cometido contra su
ror empezó á hacer locuras como las sacerdotisas Dios, bien merece ser herido y maltratado de to-
de Baco, ó, por mejor decir, como los apóstoles dos; y quien tan de asiento estuvo en el cieno de
cuando bajó sobre ellos el Espíritu Santo: con sus vicios, justo es que no tenga otro lugar sino
esta diferencia, que los apóstoles decían alaban- el cieno.» Con esto se confirmaron en que era loco,
zas de Dios, y Juan decía sus pecados, lo cual no y él empezó á correr por las calles de la ciudad,
parece menos admirable. Porque al salir de la dando saltos y haciendo otras demostraciones, con
iglesia, furioso de muy amante, rasgando sus ves- que sufrió de los muchachos y gente vulgar afren-
tidos, dándose de bofetadas en el rostro, echándo- tas, desprecios y golpes, que es lo que él deseaba
se en el suelo, levantando al cielo los ojos, é h i - y buscaba con aquella locura de que se había ves-
riendo el pecho con una piedra, confesaba á voces tido. Perseveró de esta manera algunos días, l l e -
sus culpas, diciendo que era grandísimo pecador. vando una cruz de palo en la mano, que daba á
Juntóse luego grande caterva de muchachos y besar á los que querían, y besando él la tierra
gente ociosa, diciendo: «Al loco,» y él se levantó siempre que se lo mandaban, hasta que llegó á
y fué corriendo á su casa con este séquito, tirán- estar tan flaco y debilitado de lo mal que él se tra-
dole piedras y lodo; y abriendo la puerta, hizo taba y del mal tratamiento que otros le hacían,
pedazos con las manos y dientes todos los libros que dos hombres honrados y virtuosos, compade-
profanos que había en su tienda, y dio las estam- cidos de él, le llevaron al hospital real donde
pas y libros devotos á quien los pedía, y sacando curan los locos de la ciudad. Entregáronle á los
después el dinero que tenía, lo dio todo de limos- ministros del hospital, que encerrándole en un
na para libertar presos, y hubo para sacar veintidós aposento le ataron los pies y manos como á furio-
personas de la cárcel. Quedóse solamente con la so, azotándole frecuentemente con grande cruel-
camisa y calzones, y se fué á la iglesia mayor, dad, á que ayudaba algunas veces, lo que con la
seguido de la gente, que le reputaba loco y trata- licencia de loco les decía á los ministros del hos-
ba como tal; y entrando en la iglesia, puesto de pital, reprendiéndoles por lo mal que asistían á
rodillas, empezó á dar voces: «Señor, misericor- los enfermos de él, porque como las verdades, aun
dia; Dios mío, misericordia de este gran pecador, de la boca de un loco, amargan y se oyen de mala
que tanto os ha ofendido.» Algunos clérigos, sos- gana, le pagaban los ministros las verdades con
pechando por el concierto ó juicio de sus locuras, azotes, aun más para que callase que para que
que no era loco el que lo parecía, mas antes parecía sanase. Sabiendo el maestro Ávila que el santo
loco de demasiado cuerdo, le llevaron al maestro estaba preso por loco, más envidioso que compa-
Avila, y le dijeron que aquel hombre demostraba sivo le envió á visitar por un discípulo suyo que
estar loco desde que oyó su sermón. El maestro le dijese de su parte se consolase mucho en pade-
Avila, tomándole de la mano y quedándose á solas cer algo por Jesucristo, y se animase á padecer
con él, le preguntó qué locura era aquélla y por mucho más por su amor. Consolóse mucho Juan
qué causa. Y el loco divino, puesto á sus pies, le de Dios con esta visita, y después se visitaban
contó todos los pasos de su vida y cuan ingrato frecuentemente de esta manera. Al fin vino a v e r -
había sido á Dios, y lo mucho que le había ofen- ie el mismo maestro Ávila, y hallándole tan c a s -
dido, y cuánto debía ser despreciado de todos por tigado y atormentado, le dijo que ya era tiempo
DÍA 8 MARZO 541
de quitarse aquella máscara de fingida locura, y dinero misas á la Virgen de Guadalupe, adonde
dar á entender que estaba sano, porque bastaba caminaba. No quería el demonio, que tal era aquel
lo pasado para cimiento de la humildad, y era hombre, que su dinero se emplease tan bien; y
menester que no pasase adelante para atender á así desapareció con su dinero en oyendo el n o m -
otras obras del servicio de Dios. Con esto, aunque bre de la Virgen. En Guadalupe recibió muchos
él estaba dispuesto á ser toda su vida loco por favores de la Madre de Dios. El primero fué, que
amor á Jesucristo, viendo que á su maestro pare- poniéndose delante de su altar á rezar la Salve, al
cía lo contrario, poco á poco fué dandoá entender decir aquellas palabras: «Convierte á nosotros
que se hallaba mejor, hasta que estando del todo esos tus ojos misericordiosos,» se abrió por sí
bueno salió del hospital, dando muchas gracias al misma la cortina con que estaba cubierta la i m a -
mayordomo y ministro por la caridad que habían gen, para que viese á la Virgen su devoto. Oyendo
usado con él. el sacristán ruido, vino corriendo, y pensando
Partióse á Montilla, adonde había ido el maestro que el peregrino había corrido la cortina para
Ávila, y confesóse generalmente, disponiéndose hurtar alguna joya á la Virgen, injuriándole con
para la confesión con ayuno y oración en que gas- palabras, levantó el pie para herirle, y se le q u e -
taba toda la noche do tal manera, que un compa- dó seco; mas por la oración del santo volvió á
ñero suyo, que le tenía en su aposento, se quejó quedar el pie sano como antes. En otra ocasión,
al maestro Ávila de que aquel huésped no le de- orando con grande fervor delante de la Virgen,
jaba dormir en toda la noche, porque toda la gas- vio el prior del convento que la Virgen le puso
taba en oración; á que respondió el venerable á su Hijo en los brazos y le dio unos pañales para
maestro; «Déjale orar, que más importa que él que le envolviese; y con esto quedó con mayor
ore que no que tú duermas.» Deseaba ayudar á estima y veneración de siervo de Dios. Veintidós
los pobres, de los cuales tenía gran compasión; días estuvo en aquel monasterio, hospedado de
y para entender la voluntad de Dios tomó por los religiosos, que por los sucesos pasados le mi-
medianera á la Reina de los ángeles, y se par- raban como á santo. Comulgó cinco veces en
tió al templo de Guadalupe descalzo de pie y este tiempo, y era continua su oración delante del
pierna, descubierta la cabeza, rapada la barba, altar de nuestra Señora, y aunque estaba tan gus-
con un vestido que bastaba para no ir desnu- toso en la casa de la Virgen, con todo eso, como
do, pero no para ir abrigado ni aun defendido su cruz le esperaba en Granada, volvió á cargarse
del frío, que le hacía muy riguroso. Llevaba en con ella para seguir á Cristo al monte Calvario.
el hombro una capacha y en la mano un c a - Quiso pasar por Oropesa, su segunda patria, y
yado, y no llevaba más provisión para el camino fuese al hospital de los pobres, donde los servía
que una gran confianza en Dios. Cuando se acer- los días que allí estuvo, y saliendo por la villa á
caba á algún pueblo en que pensaba dormir aque- pedir limosna, la repartía con los enfermos del
lla noche, hacía un haz de leña en el monte, y hospital y otros necesitados. Entre otras personas
comprando del precio el preciso sustento para enfermas visitaba á una muy pobre que tenía una
conservar la vida, daba todo lo demás á los po- llaga en una pierna, y el santo, queriendo junta-
bres. En un pueblo le faltó quien comprase la mente sanarla y vencerse á sí mismo, le chupaba
leña, con que le faltó cena y posada: fuese á la todos los días la llaga, hasta que siendo la medi-
plaza, y combatido de la hambre y del frío quiso cina su caridad ó su mortificación, la vino á dar
defenderse del enemigo como podía: puso fuego á perfecta salud; y á los que se admiraban de que
la leña, y empezóse á calentar. Estaba lloviendo, chupase la podre, decía: «No tuvo Dios asco de
y repararon algunos que ni la lluvia embarazaba tomar nuestras enfermedades y ¿le tendremos nos-
que ardiese la leña, ni el santo se mojaba estando otros de las de nuestros hermanos?» Prosiguiendo
en un lugar tan descubierto, y por no atribuirlo á su camino para Granada, supo que estaba el maes-
milagro, lo atribuyeron á hechicería y lo quisie- tro Ávila predicando en Baeza, y pasó por aquella
ron prender por hechicero; mas conociendo en ciudad para verse con él. Predíjole muchas cosas
las respuestas que daba á las preguntas que le el maestro Ávila que le habían de suceder, y acon-
hicieron que era hombre virtuoso y pobre, le die- sejóle que fuese á Granada y buscase un confesor
ron limosna y dejaron proseguir su camino. P a - prudente por quien se gobernase, y que en los ne-
sando más adelante, al entrar en otro lugar, e n - gocios más graves le consultase á él. Antes de en-
contró un hombre bien vestido que le preguntó si trar en Granada se cargó un haz de leña como
vendía la leña, y respondiendo que sí, le ofreció acostumbraba para entrar con él en la ciudad;
por ella una bolsa llena de dinero. El santo, te- pero sobrevínole tal temor acordándose de la per-
miendo algún engaño en tanta liberalidad, no la secución pasada y de la opinión que había tenido
quiso aceptar, y porfiando el hombre que la toma- de loco, temiendo no resucitase esta fama á quien
se, dijo que la recibiría para decir de todo el ayudaba venir vestido de una túnica blanca que
542 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
le había dado el prior de Guadalupe, que se estuvo luego, favoreciéndole el Señor con las limosnas
un día y una noche sin atreverse á entrar, y dio que le dieron algunas personas conocidas, puso
la leña á una pobre viuda por una escudilla de len- en ella cuarenta y seis camas, pobres entonces y
tejas que le dio para comer. Permitió Dios esta ten- poco acomodadas, porque no tenía cada una más
tación en su siervo para que se humillase más y que una estera, dos frazadas y una almohada, y
fuese después mayor el triunfo, venciéndose m u - sobre ella una cruz de palo, pero bastantes para
chas veces por no haberse vencido una, como su- principio y bosquejo de la nueva hospitalidad que
cedió. Porque recogiéndose por la noche a u n a er- había de fundar. Luego salió á buscar pobres por
mita, corrido de sí mismo, reprendiéndose por su las calles y plazas, y en hallando algún enfermo
flaqueza y miseria, dándose recios golpes con un y desamparado le traía á su nuevo hospital sobre
ladrillo en los pechos, dijo el salmo del Miserere, los hombros, imitando la caridad de aquel pastor
pidiendo misericordia á Dios. Luego por la maña- que llevaba sobre sus hombros la oveja perdida;
na subió al monte ó hizo otro haz de leña; pero al echándole sobre la cama y trayendo agua, le la-
entrar en la ciudad sintió la misma repugnancia vaba los pies y se los limpiaba y besaba con m u -
que el día antes, y aunque el espíritu le hacía dar cha humildad. Exhortábale á confesar, diciendo:
pasos adelante, la carne flaca murmuraba y que- «Que alcanzada la salud del alma, alcanzaría
ría volver atrás, y él, animándose y esforzándose, después con más facilidad la del cuerpo, y que
decía: «¿Qué es esto, asnillo? ¿Tenéis vergüenza quitadas las culpas, eran más fáciles de quitar las
de entrar en la ciudad con el haz de leña, y no tu- enfermedades, de que muchas veces se ocasio-
visteis vergüenza de ofender á Dios tantas veces? nan.» Para sustentar sus pobres y curarlos, salía
Pues en verdad que si os pesa tanto la carga, la lodos los días por la ciudad con una espuerta ó
habéis de llevar hasta la plaza.» Y con animosa capacha á cuestas, y dos ollas grandes, pendientes
resolución entró por la puerta de la ciudad, y lle- del cuello con una soga, y sustentadas con las
gó hasta la plaza de Vivarambla, donde se sentó manos, y de esta manera andaba por las calles
sobre el haz de la leña. Luego fué conocido de los dando voces, con una voz lastimera diciendo:
muchachos y gente ociosa, y padeció muchos opro- «Hermanos, dad limosna para vosotros mismos.»
bios ó injurias, y deseoso de afrentas iba todos los Esta voz, como salía de un pecho lleno de cari-
días al monte y traía un haz de leña, y del precio, dad, penetraba los corazones de los que la oían,
tomando lo menos para sí, daba lo más á los po- especialmente de noche, y saliendo á las puertas le
bres; y todas las horas del día que le sobraban daban pan, caldo, carne y otras cosas de comer,
gastaba en las iglesias en oración. y dinero, y con esta limosna se volvía contento á
Una tarde se entró en Nuestra Señora del S a - su casa, y lavando á los pobres sus escudillas, les
grario, y poniéndose á orar delante de un Cruci- repartía la comida y les exhortaba á dar gracias
fijo que tenía á los lados las imágenes de María á Dios, por quien les hacía la limosna; y con el
santísima y de san Juan evangelista, empezó á pe- dinero compraba medicinas para los enfermos.
dir al Señor con muchas veras que le enseñase el Fuera de esto barría la casa, traía el agua, hacía
camino de servirle. Gastó en esta oración algunas las camas, limpiaba las inmundicias, y servía á
horas con grande gusto y satisfacción de su espí- los pobres en todos los oficios con tanta humildad
ritu; y al querer salir de la iglesia, le pareció que y caridad, como si fuera juntamente siervo y pa-
la Virgen santísima y san Juan evangelista se ba- dre de los pobres. De noche dormía entre sus e n -
jaban del altar y le ponían una corona de espinas fermos para asistir á la necesidad del que le lla-
en la cabeza, y que la Virgen le decía: «Juan, por maba ó había menester.
espinas y trabajos quiere mi Hijo que alcances Solamente sentía el santo verse solo, porque las
grandes merecimientos.» La visión fué imagina- ocupaciones que tenía sobraban para diez perso-
ria; pero el dolor verdadero, y aunque no veían nas, y aun no se le llegaba nadie, porque no se
corona los ojos, sentía la cabeza de Juan las espi- aseguraban del todo que aquella caridad no fuese
nas, y se la penetraban con gran dolor; pero j u n - ramo de locura, porque más fácilmente se sana de
tamente se halló tan gozoso con este regalo del la locura que de la fama de loco. Porque cuando
Señor, que le dijo: «Señor, trabajos y espinas da- él era solo, se multiplicaba en muchos, y cuando
das de vuestra mano, rosas y claveles son para aun no querían acompañarle los hombres, codi-
mí.» Desapareció la visión, y á pocos pasos que ciaban de ser sus compañeros los ángeles. F a l -
dio halló declarado el misterio, porque yendo por tóle agua una noche para servicio de los enfer-
una calle vio á la puerta de una casa una cédula mos; tomó dos cántaros y fué por ella á la plaza
que decía: «Esta casa se alquila para pobres.» Pa- de Vivarambla, que estaba lejos; y como se detu-
recióle que su corona de espinas era servir á los viese mucho, cuando volvió halló las haciendas he-
pobres, y así confiado en Dios, aunque no tenía chas, barrida la casa, fregados los platos y dis-
caudal ninguno, alquiló la casa para pobres, y puesto todo lo necesario. Preguntó á los pobres
DÍA. 8 MARZO 543
quién lo había hecho. Y respondieron todos que que rotas costumbres, y que hacía logro de los
para qué lo preguntaba, habiéndolo hecho él mis- pecados ajenos, y tenía á su cargo mujeres que
mo. «¿Cómo puede ser, replicaba, si yo he estado con las culpas sustentaban sus galas. Tenía preso
fuera hasta ahora?» Mas porfiando los pobres que en Granada á Pedro de Velasco, por haber muer-
él mismo había sido y no otro, les dijo el santo: to á un hermano suyo, diligenciando que le ajus-
«Mucho os quiere Dios, hermanos, pues envía sus ticiasen. Aficionóse á Juan de Dios, y dábale li-
ángeles para que os sirvan.» Divulgóse el caso mosna muchas veces para sus pobres; y el santo,
por la ciudad, y luego quisieron los hombres compadecido de la mala vida de Antón Martin, y
ser compañeros de quien eran compañeros los sintiendo el odio con que perseguía á su hermano,
ángeles, y tomar el oficio de aquél, cuya forma procurándole la muerte, no con celo de justicia,
tomaban los espíritus soberanos para tomar el sino con deseo de venganza; encontrándole en
ministerio. Admitió por compañeros los que juz- una calle, se hincó de rodillas delante de él, y
gaba á propósito para siervos de la santa cari- sacando un crucifijo, acordándole los muchos
dad, y repartió con ellos los ministerios de pedir pecados que contra Dios había cometido, le rogó
limosnas, servir á los pobres y enfermos, no e x - que perdonase á su hermano por que Dios le
cusando el trabajo, sino aumentando el mérito, perdonase á él. Enternecióse con las palabras
ganándole con las obras de todos sus hijos y de Juan de Dios Antón Martín, y fueron tan efi-
compañeros, que las hacían por su ejemplo y caces, que no sólo perdonó allí á su enemigo,
dirección, tomando él solamente de superior el ir mas se le ofreció por compañero para servir á los
delante de todos en las obras de humildad y cari- pobres. Fueron los dos á la cárcel, y Antón Mar-
dad, y escoger para sí el mayor trabajo. tín hizo apartamiento jurídicamente de su quere-
Como fuese un día á pedir limosna al obispo de lla, y se hizo amigo de Pedro de Velasco, el cual,
Tuy, D. Sebastián Ramírez de Fuen-Real, que agradecido á Dios y á Juan de Dios, se hizo su
era presidente de la Real Audiencia de Granada, compañero, y el santo, disponiendo que saliese de
le preguntó el obispo cómo se llamaba. Y respon- la cárcel Pedro de Velasco, los visüó de su hábito
diendo que Juan, y pidiéndole el sobrenombre, y los llevaba consigo á pedir limosna por la ciudad,
respondió que un niño que le había guiado á Gra- que quedó admirada y edificada del suceso, viendo
nada le llamó Juan de Dios; mas que él no se un pecador hecho santo, dos enemigos hechos
había atrevido á ponerse tan alto apellido, como amigos y compañeros, y á Juan de Dios que obra-
era tan indigno de él. El obispo, entendiendo que ba estas maravillas con la gracia del Señor. F u e -
aquello era cosa de Dios, le mandó que se llamase ron estos compañeros de san Juan de Dios varo-
en adelante Juan de Dios; y el santo aceptó por nes insignes en santidad. Antón Martín, fundador
obediencia el sobrenombre que había rehusado del hospital del Amor de Dios de esta villa y
por humildad, y en adelante se llamó Juan de corte de Madrid, y Pedro de Velasco ó Pedro P e -
Dios. Llevaba el santo un vestido muy pobre y cador, fundador de la casa de la ciudad de Sevilla;
vil, y díjole el obispo que aunque el vestido que y para que se vea cuánta es la misericordia de
llevaba era conforme al espíritu de pobreza que Dios, y como ningún pecador, por grande que sea,
tenía, no era conforme á la decencia de las perso- ha de desconfiar de ella, Antón Martin, que había
nas con quien trataba; y así que mudase de traje, sido ministro del amor torpe, ó por mejor decir
y se diferenciase de los demás en el hábito como del demonio, para enredar las almas, habiendo
en el ministerio. A todo se sujetó el humilde lavado con lágrimas y penitencias sus culpas, me-
Juan de Dios, y mandando el obispo traer un poco reció ser algún día blanco de los tiros que el niño
de jerga teñida de blanco y negro, le cortaron de Jesús, hecho verdadero Dios de amor, con arco y
ella un hábito honesto, semejante al que traen flechas tiraba á su corazón.
ahora sus religiosos, sin escapulario, el cual pi- Creció la fama de la caridad de san Juan de
dió después al papa Pío V el hermano mayor de Dios, y con la fama creció el número de los e n -
Granada Rodrigo de Sigüenza, para diferenciarse fermos y necesitados que venían á lograrla, de
de otros que usurparon el mismo hábito que los manera que no cabían en el primer hospital; pero
hijos de san Juan de Dios. Su mismo hábito d i o con su confianza en Dios, que no había menester
el santo á los que admitió por compañeros, enire crecer para ser mayor que todas las necesidades,
los cuales se debe hacer alguna mención de dos tomó otra casa mayor y dispuso en ella diferen-
muy insignes, que fueron Antón Martín y Pedro tes enfermerías para diferentes enfermos: en una
de Velasco, por el modo maravilloso con que los puso los hombres y en la otra las mujeres; aquí
trujeron á su modo de vida ó instituto, y por h a - juntaba los enfermos de calenturas, allí los que es-
ber sido la conversión de Antón Martín uno de taban asquerosos con las llagas; en una sala los
los mayores milagros, ó el mayor que hizo san incurables, en otra los que padecían el mal de
Juan de Dios. Era Antón Martín hombre de más Venus, y de esta manera dividía las enfermeda-
544 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
des para que no se confundiesen los remedios, y pobres.» Encontró en otra ocasión un pobre páli-
separaba los hombres de las mujeres para que no do y macilento, y que en el color parecía estar
enfermasen las almas de los que sanaban los más muerto que vivo: tomóle en sus hombros,
cuerpos: con que no menos moraba en su hospital llevóle al hospital, echóle en la cama, y al q u e -
la prudencia que la caridad. Su hospital era tam- rerle lavar los pies, se detuvo admirado porque
bién casa propia de los pobres y peregrinos, que vio en uno de ellos una llaga muy hermosa y res-
no hallan posada en las casas'de los ricos, y para plandeciente; levantó los ojos para mirarle la cara,
que al invierno tuviesen defensa contra el frío, y oyó que le decía Jesucristo, que había tomado la
hizo fabricar una cocina con tal disposición, que forma de aquel pobre: «Juan, á mí se me hace
podían calentarse á la lumbre doscientos pobres, todo el bien que se hace á los pobres.» Y con esto
sin embarazarse unos á otros. Viendo tanta cari- desapareció la visión, y quedó tal resplandor en
dad, tanto orden y concierto, algunos hombres la sala, que los pobres se alborotaron pensando
ricos compraron al santo en la calle de los Góme- que se quemaba el hospital, y empezaron á decir
les unas casas grandes que habían sido monaste- «Fuego, fuego.» Y lo dijeran con razón si vieran
rio de monjas, adonde pasó sus enfermos, habien- el corazón del santo, que quedó tan encendido de
do labrado las oficinas y salas necesarias para un amor de Dios y de los pobres, que en nada sentía
hospital grande y acomodado. Era singularísimo mayor consuelo que en servirlos; y tenía puesta
el cuidado que tenía el santo de traer á su hospital toda su felicidad en remediar sus necesidades,
los enfermos y necesitados, y que en él no les fal- considerando en cada pobre á Cristo, y sirviéndo-
tase nada para la cura de su enfermedad y reme- le como si viera en él al mismo Cristo, que había
dio de su necesidad Tenía médicos, cirujanos y tomado la forma de uno para ser conocido en
boticarios, proveíales de regalo y medicinas; y era todos.
un pobre tan rico, que no teniendo nada, lo tenía No cabía la caridad de san Juan de Dios en su
todo, porque tenía en su mano las haciendas de hospital, porque no estaban en él todas las n e c e -
los ricos, que á competencia le socorrían, y valía sidades; ni era su misericordia solamente corpo-
tanto en casa de un mercader una cédula suya, ral, sino mucho más espiritual, porque cuidando
como la letra de un correspondiente, porque todos mucho de la salud de los cuerpos, cuidaba mucho
le daban y prestaban lo que pedía. más del bien de las almas, y á éste ordenaba t o -
Alentaba Dios al santo para que se ejercitase das las limosnas que hacía. No dejaba de r e m e -
en las obras de misericordia con hacerle singula- diar todas las necesidades que sabía, y procuraba
res favores por sí y por medio de sus ángeles. En- saberlas todas. Ibase por las casas de las donce-
contró una noche muy lluviosa un pobre d e s - llas pobres, viudas desamparadas, casadas n e c e -
abrigado que se quejaba de no hallar un rincón sitadas, y á todas las llevaba el ordinario susten-
donde recogerse. Convidóle con su hospital, y di- to; y porque no estuviesen ociosas, las llevaba de
ciendo el pobre que no podía caminar por su pie, casa de los mercaderes seda, lino y lana para que
aunque el siervo de Dios iba cargado con la limos- la devanasen, hilasen y trabajasen, persuadién-
na para sus pobres, se le cargó en los hombros; dolas á que sirviesen á Dios, que no les faltaría
mas á poco espacio, no pudiendo sus fuerzas con su misericordia. Buscaba dotes para casar donce-
tanta carga, cayó con el pobre en tierra. Repren- llas, cuya necesidad pone pleito á su castidad,
díase y dábase golpes con la cayada, y queriendo para que no vendiesen el honor para sustentar la
volver á tomar al pobre en sus hombros, llegó un vida. El mismo cuidado tenía de las huérfanas en
mancebo de buen talle y disposición, y se le a y u - quienes el desamparo y la necesidad hacen dobla-
dó á levantar, y tomándole de la mano, le dijo: do el riesgo. Supo que una niña quedaba huérfa-
«Hermano Juan, Dios me envía á que te ayude en na de padre y madre; tomóla en su capacha y la
tu ministerio; y para que veas cuan acepto es á llevó á un lugar cercano á la ciudad, que se lla-
Dios lo que haces, sabe que yo tengo á mi cargo maba Gabia, donde la dio á criar, y la visitaba de
el escribirlo en un libro.» «Yo soy un pobre peca- tres á tres días para ver cómo la trataban; y viehr
dor, replicó Juan, y todo lo bueno es de Dios; pero do que no era con el cuidado que él deseaba, la
¿no me diréis quién sois?» «Soy, dijo, el arcángel puso en otra parte y dio á una persona cincuenta
Rafael, destinado de Dios para ser tu compañero ducados para que granjeando con ellos, viniesen
y guarda tuya y de tus hermanos.» Pocos días á ser dote de aquella niña; con que se casó á su
después, estando el santo dando de comer á sus tiempo honradamente. Cercóle en una ocasión
pobres, faltó el pan para algunos, y vino el mismo multitud de niños desamparados; y viéndolos mal
arcángel san Rafael en el traje que vestía san vestidos, enternecido y compasivo, los llevó á c a -
Juan de Dios, con una cesta de pan en la mano, y sa de una mujer que vendía ropa y los vistió á
le dijo: «Hermano Juan, todos somos de una o r - todos. En viendo algún pobre desnudo trocaba su
den; recihe ahora.este pan.para remediar á tus vestido por. la desnudez del.pobre, y . é l se cubría
DÍA 8 MARZO 545
con una manta hasta que le daban otro vestido. Dios hasta que él volviese, y se iba derecho á la
No se pueden contar todas las limosnas que el casa de algunas señoras devotas, y las decía que
santo hacía, porque socorría á los pleiteantes po- tenía el demonio una ó dos almas presas por deu-
bres para que no dejasen por necesidad de seguir das y era menester sacarlas de la cárcel; y en
su derecho; á los soldados que no recibían otro juntando lo necesario volvía y sacaba de allí aque-
sueldo sino el que les daba por amor de Dios; á lla esclava del demonio, para hacerla esclava del
los vergonzantes á quienes dobla la necesidad la que la compró con su propia sangre. Otras veces,
dificultad de pedir; á los que se vieron en abun- cuando iba á la casa pública, juntaba todas las
dancia y padecen lo que no tienen y lo que tuvie- mujeres para predicarlas, y en una ocasión c o n -
ron. Y no hallando bastante esfera su caridad en virtió ocho. A las que se convertían llevaba pri-
los vivos, se extendía hasta los muertos, de q uienes mero á su hospital y hacía que estuviesen en la
los más parientes y amigos se olvidan. Encontró enfermería de las mujeres algunos días, para que
un día un pobre difunto en una calle, fuese á casa viendo las crueles curas que se ejecutaban en algu-
de un rico y pidióle limosna para amortajarle y nas malas mujeres por sus vicios, cobrasen horror
enterrarle. Respondióle el rico que no tenía qué á ellos; después las casaba y dotaba, y en una oca-
darle, como responden muchos que lo tienen todo sión casó diez y seis juntas. A las que se querían
para guardar y nada para dar. Tomó el santo el recoger á la casa, que para esto tenía la ciudad,
difunto á cuestas, y llevóle á las puertas del rico llevaba él mismo y las proveía de todo lo necesa-
diciéndole, que pues tenía tanta obligación á rio. Y hubo algunas de estas mujeres á quienes
aquel pobre como él, y más posibilidad, se le de- convirtió el santo, que no sólo dejaron sus vicios,
jaba allí para que le enterrase. El rico, por que le mas trataron de mucha perfección y fueron gran-
quitase de delante aquel recuerdo de su muerte, des siervas de Dios. Entrando un día en la casa
le dio la limosna que pedía. En las casas de don pública, le dijeron cuatro mujeres que ellas eran
Diego de Loaysa, en Granada, había unas bóve- naturales de Toledo, y que si diese orden como
das donde se recogían muchos pobres de noche, fuesen allá á componer algunas cosas de su c o n -
y cuando alguno moría se lo revelaba Dios, é iba ciencia, enmendarían sus vidas. Alegróse el santo
el santo muy de mañana á pedir el cusrpo para con la ganancia de cuatro almas, y luego previno
enterrarle, cuando estaba aún cerrada la puerta cuatro cabalgaduras y dinero para el camino, y
de la casa, y no sabían en ella que hubiese muer- yendo él á pie por mozo de muías con otro c o m -
to ningún pobre. pañero, se partieron á Toledo; mas ellas no q u e -
Sobre todo procuraba con todas fuerzas apartar rían mudar de vida, sino de lugar, y así, al llegar
á las malas mujeres de su mala vida, ofreciendo á Almagro, le dejó la una, y al llegar á Toledo le
sustentarlas y acudirías con todo lo necesario si desaparecieron las dos. Decíale su compañero
dejaban su culpa; y hacíase su amante casto para que su jornada había sido sin provecho; mas el
guardar su castidad y apartarlas de los amantes santo la dio por muy bien empleada, porque la
torpes que procuraban su perdición. Especialmen- cuarta, movida de sus palabras, se volvió con él á
te los viernes, en reverencia de la pasión de Cris- Granada, donde la casó y vivió en adelante muy
to, de que era muy devoto, se iba á la casa pública cristianamente, y respondíale á su compañero:
y ofrecía cualquier precio á alguna de aquellas «Hermano, si las otras no eran nuestras y se per-
mujeres para que le oyese lo que la quería decir. dieron, no es justo que dejemos á ésta, que desea
Y sacando luego un crucifijo que traía en la man- ser buena.» No faltaba quien murmurase de esta
ga, y poniéndole en la mano siniestra, con la dies- obra, porque nunca falta quien diga mal de todo,
tra se daba recios golpes en los pechos, y con de lo bueno los malos y de lo malo los buenos; y
muchas lágrimas decía todos sus pecados, para algunos se entibiaron por las murmuraciones en
animar á aquella pecadora á confiar en la m i s e - darle limosnas; pero no desistió él por eso de la
ricordia de Dios, que como le había perdonado á buena obra, y presto venció la verdad á la menti-
él también la perdonaría á ella. Después sacaba ra, y la caridad á la envidia, siendo tenido por más
un libro en que estaba escrita la pasión de Cristo, casto el que trataba con gente poco honesta para
y leyendo un poco en él, tomando aquello como apartarla de la deshonestidad, y desengañados to-
por tema, ponderaba lo mucho que le había cos- dos multiplicaron sus limosnas, viendo cuan bien
tado á Cristo su alma, y cuan barata se la vendía se lograban en las manos del santo. Algunas veces
al demonio, y los tormentos eternos que la espe- se iba á las puertas de la casa pública, y á los man-
raban en el infierno por momentáneos deleites. cebos que querían entrar en ella los persuadía á
De esta manera convirtió á muchas, y si alguna que no ofendiesen á Dios. Finalmente, por todos los
se excusaba con su pobreza diciendo que tenía medios posibles procuraba Juan verdaderamente
deudas y que si salía de allí no sabía cómo pagar- de Dios evitar las ofensas de Dios. Un ejemplo sin-
las, la cogía la palabra y pedía que no ofendiese á gularísimo de este celo apostólico quiero añadir
TOMO I 69
546 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 8
aquí: Vino áGranada á seguir un pleito una foras- dió que no se la habían hurtado, mas que él la
tera hermosa y pobre, que son dos enemigos de había dado de muy buena voluntad. Y el conde le
la castidad; reparó en ella el santo, y dióle gran restituyó todo el dinero, y añadió otros ciento
cuidado verla frecuentar tanto los tribunales. Ha- cincuenta ducados, y mandó á su mayordomo que
blóla un día, y supo á lo que había venido y el todos los días que él estuviese en Granada diese
estado de su pleito: ponderóla el peligro en quo al santo ciento cincuenta panes, cuatro carneros
estaba su castidad, y prometió de ser el agente y ocho gallinas para el socorro de sus pobres.
de su pleito, y darla todo lo necesario para su Otro caballero vino á él una noche, y ponderándo-
sustento, si se estaba recogida en una casa que le su gravísima necesidad, le dijo que no se reme-
él la señalase; prometiólo la mujer, y el santo diaba con menos que con doscientos ducados.
la llevó á casa de unas mujeres honestas, y Respondió el santo que no los tenía, y era limos-
todos los días la daba cuanto había menester, y na demasiado grande para darla un pobre como
solicitaba con gran cuidado su pleito. Cuando él; mas que volviese al día siguiente al mismo l u -
era menester hablarla del pleito, la visitaba, é hin- gar, y le socorrería con lo que pudiese. Esperó el
cado de rodillas la rogaba con lágrimas en los caballero, y el santo le llevó los doscientos d u -
ojos que no saliese de casa ni ofendiese á Dios, cados, los cuales no quiso tomar el caballero,
pues él la sustentaba y solicitaba su pleito. E n - antes le d i o otros doscientos, pidiéndole que
trando un día de repente en su aposento la halló encomendase á Dios el buen suceso de un casa-
demasiadamente compuesta; sintiólo mucho y r e - miento que deseaba. Hízolo, y por sus oraciones
prendióla con tanta eficacia, que la hizo resol- el caballero mudó de propósito, y deseoso de
ver en lágrimas; y el amante, á quien ella había servir á Dios se hizo sacerdote por consejo del
admitido, salió del lugar donde estaba escondido maestro Ávila, y vivió y murió con fama de
tan trocado por las palabras del santo, que repren- gran santidad, pagándole el santo y Dios la li-
dió á la mujer su ingratitud exhortándola á casti- mosna con negarle lo que pedía y darle lo que no
dad, y al santo prometió enmendar su vida, como pedía, porque esto le convenía y aquello |no. Para
lo cumplió, viviendo en adelante con mucho ejem- no pedir tanto á los ciudadanos de Granada que
plo y opinión de virtuosa. liberalísimamente le socorrían, y desempeñarse
Otras conversiones hizo admirables y otras de algunas deudas en que había incurrido con los
limosnas innumerables, tanto, que muchos le excesivos gastos que hacía con los pobres, dejan-
tenían por pródigo, y verdaderamente era liberalí- do encomendado á Antón Martín el hospital de
sima su caridad, no tasando ni midiendo la limos- Granada, salió con un compañero por otros luga-
na con su pobreza, sino con la ajena necesidad, res de la Andalucía, y después se partió á Valla-
porque tenía en la riqueza de Dios un-tesoro i n - dolid, donde estaba la corte, y en todas partes re-
agotable. Quisieron algunos experimentar la cari- cibió grandes limosnas de personas ricas, nobles
dad del santo, y la hallaron mayor de lo que toda y poderosas, y del rey Felipe II, que entonces era
su esperanza podía imaginar. Había venido á Gra- príncipe, que le estimó y veneró mucho por sus
nada D. Pedro Enríquez de Ribera, conde de grandes virtudes; mas reparando su compañero
Tarifa: en sabiéndolo el santo fué á su posada á en las grandes limosnas que daba y que socorría
pedirle limosna para los pobres, y hallóle jugan- las necesidades que encontraba, le dijo, que se
do á los naipes con algunos caballeros. Los juga- acordase de los enfermos del hospital de Grana-
dores son liberales en el juego, porque no sienten da, para los cuales habían salido á pedir limosna.
dar lo que pueden perder ó les ha costado poco A que respondió el santo varón: «Hermano, darlo
ganar, y así sacó de la mesa buena cantidad de acá ó darlo allá, todo es darlo por Dios, que está
reales de á ocho. Mas en saliendo de casa el s a n - en todo lugar; y en cualquiera parte donde e s t u -
to para volverse á su hospital, el conde, atajándo- viere la necesidad, debe ser socorrida.» Con esto
le por otra calle, le salió al encuentro, y llegándo- volvió casi vacío á Granada; pero los duques de
se á él con disimulo, le dijo: «Hermano Juan, yo Sesa, siempre piadosísimos y liberalísimos para
soy un pobre caballero con muchas obligaciones y con el siervo de Dios, sin pedirles nada le enviaron
sin ninguna conveniencia; si no me socorréis pe- una gran limosna para que pagase sus deudas.
receré de hambre, y me veré obligado á hacer co- Poco le parecía á san Juan de Dios socorrer á
sas indignas de mi estado y calidad.» No le dejó sus pobres con limosnas, si no exponía por ellos
pasar adelante el santo, y luego le d i o la bolsa la vida y daba el mayor testimonio de la caridad;
con el dinero. Volvió el conde admirado de la y ofrecióle Dios para esto una buena ocasión. En-
caridad del santo, y contó á los caballeros lo cendióse fuego en el hospital real que está fuera
que le había pasado. Fué otro día al hospital y de los muros de Granada en un campo muy e s -
díjole: «Hermano Juan, he sabidp que anoche pacioso. Llenóse el campo de gente al tocar las
os hurtaron la bolsa con todo el dinero.» Respon- campanas á fuego, y de llantos, lástimas y confu-
DÍA 8 MARZO 547
sión al ver arder el hospital; pero ninguno se santo fué cumplir con el consejo de Cristo, y ofre-
atrevía á entrar dentro, por estar la pueria o c u - cerle la otra mejilla diciendo: «Hermano, yo he
pada de humo y de fuego, sin haber más agua errado; dadme otra bofetada.» Irritado de nuevo
para apagarle que la de las lágrimas. Vino c o - el caballero, mandó á sus criados que le matasen.
rriendo san Juan de Dios, y como tenía otro fuego Llegó á este tiempo otro caballero de Granada
interior que le abrasaba más, no temía el fuego llamado Juan de la Torre, y dijo al siervo de Dios:
material: entróse por él con grande priesa, abrió «¿Qué es esto, hermano Juan de Dios?» Cuando
diversas puertas y ventanas, y oyendo las voces el forastero oyó el nombre, conoció quién era
de los miserables enfermos, á quienes su enfer- aquel á quien había agraviado tanto, y arrepenti-
medad tenía en la cama presos para no huir del do y corrido de su atrevimiento, se arrojó á sus
incendio vecino y el humo, en que estaban casi pies y le pidió perdón con mucha humildad. El
ahogados, fué sacando cuantos pobres había en santo, con un rostro alegre y risueño, le abrazó
el cuarto más peligroso, trayéndolos á cuestas á como si hubiera recibido de él un grande bene-
veces de dos en dos, dándole la caridad las fuer- ficio, y el caballero le envió después cincuenta
zas que le quitaban los ayunos y penitencias de ducados para su hospital. Otra vez le dio un
que estaba muy debilitado, y de esta manera los caballero mozo una bofetada, porque le llegó á
libró á todos del peligro á costa del propio riesgo, reprender de la conversación que tenía con unas
y después arrojó por las ventanas las camas y malas mujeres; pero él, hincándose de rodillas,
toda la ropa. Remediado lo más importante, tomó le dijo: «Dame cuantas bofetadas quieras como
una hacha y se subió á lo más alto del techo don- no ofendas á Dios.» Vino un hombre á su hospi-
de el fuego tenía su mayor fuerza; y procurando tal, y pidióle el hábito; y el santo, conociendo su
atajarle por una parte, reventó por otra y le c o - espíritu, no se lo quiso dar, aunque le despidió
gieron en medio las llamas. No pareció en espacio con buenas palabras. Enojóse mucho aquel hom-
de media hora y fué llorado por muerto; y salien- bre y retirándose fuera le tiró una piedra, con
do después inopinadamente de las llamas, llenó á que le hirió en la cabeza. Quisieron vengar esta
todos de admiración como si le vieran resucitado, injuria los que estaban presentes, y el santo
y en adelante fué tenido en mayor reverencia y los detuvo disculpándole, y diciendo que no se
veneración. Algunos dijeron haber visto junto al espantasen de lo que había hecho, porque esta-
santo en esta ocasión dos hombres con cuatro ba enojado por no haberle admitido por compa-
cántaros de agua que le ayudaban á apagar el ñero. Entrando á pedir limosna en la casa de
fuego, y como sólo uno y muy poco tiempo le asis- la inquisición vieja, arrimándose á un estanque,
tiese, juzgaron que eran ángeles que le ayudaban un paje le dio un empellón y le hizo caer en el
en este ministerio como solían en otros. Otros agua. Salió de ella mojado y enlodado; pero muy
afirmaron que habían visto al santo penitente en alegre y contento, con una boca de risa, y agra-
el aire. Pero ya que viesen los ojos entre el humo deció al paje el beneficio que le había hecho,
y la confusión lo que imaginaba la admiración ó que por tales tenía los agravios que le hacían.
turbación, ningún milagro podrán decir mayor Había sacado el santo de la casa pública una
que la misma caridad, de la cual se pueden creer mujer y dotádola para que se casase, y socorríala
éstos y mayores milagros. Creció tanto la esti- en todas sus necesidades. Vino un día al hospital
mación y veneración del santo en Granada, que á pedir un poco de lienzo. Estaba el santo desnu-
como antes los niños y hombres decían: Al loco; do y cubierto con una manta, por haber dado todo
ahora todos le llamaban Santo. Y no fué esta vez su vestido á un pobre, y díjola que volviese otro
sola la que expuso á riesgo su vida por librar á día por el lienzo. Ella, enojada porque no le daba
otros de la muerte, como adelante veremos. entonces lo que le pedía, le dijo que era un hipó-
crita, y otras injurias que escandalizaban á los
La caridad dice san Pablo que es paciente y
presentes; pero e l l a s oía con tanto gusto, que la
benigna, y sufre todas las cosas sin volver mal
dijo: «La verdad dices, y yo te prometo un buen
por mal, antes vence el mal con el bien. En lo
premio si mañana dices en la plaza públicamen-
cual nos dio admirables ejemplos este siervo de
te estas verdades que aquí me has dicho.» Irritóse
Dios. Pasando una mañana por la calle de los Gó-
más la mujer y multiplicó las injurias, y el santo,
meles, derribó con la capacha en que llevaba
riéndose, la dijo: «Mira, tarde ó temprano te tengo
la limosna la capa á un caballero forastero. E n o -
de perdonar; y así yo te perdono desde luego, ve
jóse mucho el caballero, y tratóle muy mal de
en paz.» Mas ¿qué oprobios y afrentas no sufrió de
palabras, y el santo, con gran mansedumbre, le
algunos deshonestos, porque apartaba de su amis-
dijo: «Hermano, perdonadme, que no lo hice de
tad á las malas mujeres? Pero él todos los oprobios
malicia.» Como el caballero se oyó llamar h e r -
y afrentas del mundo padeciera de buena gana por
mano, pareciéndole que era desprecio de su per-
sacar una alma sola de la esclavitud del demonio.
sona, le dio una recia bofetada. La respuesta del
548 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
No era san Juan de Dios menos riguroso para fuego que subía hacia el cielo. Este rayo de
consigo que manso para con los demás; ni pare- la oración de san Juan de Dios abrasaba al
cía aborrecerse á sí menos que amaba á los otros. demonio, y así procuraba embarazársela usando
Desde que se convirtió á Dios, fuera del trabajo y de diversas trazas, aunque todas sin provecho.
fatiga continuado servir á s u s enfermos y pobres, Una noche luchó con el santo, y él decía: «¿Pien-
y recoger las limosnas para ellos, que bastara por sas, ¡oh traidor!, que he de dejar lo comenzado?»
áspera penitencia, condenó su cabeza á que andu- É invocando el nombre de Jesús, ahuyentó de sí
viese siempre descubierta y rapada á los ardo- al demonio. Otra vez se le apareció en figura de
res del sol, hielos, aires y lluvias sin cubrirla j a - un espantoso lagarto; mas conociendo el siervo de
más. Andaba siempre con los pies descalzos, y de Dios que era el demonio, no hizo caso de él. Otra
esta manera caminaba en todos tiempos. Nunca le vio en forma de una mujer muy hermosa que
quería subir á caballo, aunque fuesen largas las quería provocarle á deshonestidad, y el santo, hu-
jornadas; y con los pies lastimados y heridos c a - yendo de aquel dos veces enemigo de su castidad,
minaba por las piedras y espinas, por las nieves por demonio y por mujer, salió adonde estaban
del invierno, y por las arenas encendidas del v e - sus pobres, y les dijo: «Hermanos, ¿por qué no me
rano. No traía camisa, y en su lugar vestía un encomendáis á Dios que me tenga de su mano?»
áspero cilicio. Su cama era una estera, una manta Estando orando en la iglesia, se le apareció en fi-
y una piedra por almohada, aunque la cama era gura de lechuza que chupaba el aceite de la l á m -
lo que menos había menester, pues ordinariamen para; y el santo, pensando que era verdadera l e -
te no dormía en toda la noche más que una hora. chuza, hacía ruido para espantarla, hasta que el
En los ayunos de la Iglesia no comía pan, y todos demonio se fué diciendo: «Contento voy por ha-
los viernes ayunaba á pan y agua, y tomaba una berte divertido.» Respondió el santo: «No has g a -
recia disciplina con cordeles llenos de nudos, nado nada en eso, porque yo tendré doblada ora-
hasta bañarse en sangre; y pareciéndole un día ción por el tiempo que me has quitado.» Otras
pequeña esta mortificación, se aplicó al cuerpo muchas veces le afligió, ya pretendiendo ahogarle,
dos ladrillos hechos ascua, de que estuvo muchos ya echarle por una ventana abajo, ya jugando con
días enfermo. En los demás días su templanza él á la pelota, ya haciéndole rodar por una escale-
merece llamarse ayuno de los muy rigurosos, y á ra, de manera que le costaba estar algunos días en
veces se le pasaban dos días sin comer bocado. Si la cama; pero quedando herido salía vencedor, y
lo convidaban á comer personas devotas, no se llegó á despreciar de tal manera al demonio, que
sentaba á la mesa; mas puesto de rodillas juntaba le desafiaba y decía: «Ven, demonio, que aquí me
lo mejor y decía: «Esto me sabe mejor si lo co- tienes, y ejecuta en mí todo aquello para que tie-
men mis pobrecitos.» Y si le importunaban que nes licencia de mi Jesucristo; porque maltratando
comiese lo que le daban, que también habría para mi cuerpo, me ayudarás á vengarme del mayor
sus pobres, sacaba de su capacha un poco de c e - enemigo que tengo.» Encontró un día en la calle
niza, y como si fuera sal ó pimienta, polvoreaba á un pobre de figura extraña, las piernas y brazos
los regalos para que dejasen de serlo. sutiles y largos, todo el cuerpo desproporcionado,
Con esta penitencia se disponía para la oración, la cara muy colorada, y sin pelo alguno en ella ni
enflaqueciendo el cuerpo para que se levantase á en la cabeza. Preguntóle si quería ir á su hospi-
Dios el espíritu. Gastaba en la oración toda la no- tal, y respondiendo que sí, le tomó á cuestas; pero
che fuera de la hora qué dormía, si la caridad no á pocos pasos pesaba de manera, que no pudien-
le apartaba de los pies de Cristo para servir á do pasar adelante ni moverse, dijo: «Válgame el
Cristo en algún pobre que tenía de él necesidad. dulce nombre de Jesús.» A esta voz desapareció
Hospedándose en casa de una persona principal el pobre, y conoció el santo que era el demonio
y devota, oyeron algunas noches en el aposento á quien antes no había conocido como le vio en
del siervo de Dios ruido de cascabeles, y querien- traje de pobre; y con esto quedó más ilustre su
do una noche saber la causa del ruido, acechan- caridad y admirable, por dos extremos opuestos;
do por un agujero vieron encendida una luz, pues era tal, que obligó á Cristo á hacerse pobre
y al santo con mucha quietud orando; y dete- para experimentarla, y el demonio la experimen-
niéndose un poco vieron que se levantaba, y tó también cuando se vistió de pobre.
atando á una pierna una cinta de cascabeles, No era menos favorecido de Dios y de los á n -
dando vueltas por la sala, decía: «Quien á Dios geles que perseguido de los demonios, como se ve
ha de servir no le conviene dormir;» a h u y e n - por los casos que hemos contado, y muchos más
tando de aquella manera el sueño, y dadas al- que pudiéramos contar. Sucedió algunas veces
gunas vueltas, se volvió á la oración y á su alumbrarle los ángeles en la oscuridad de la n o -
primera quietud. También observaron que al che, viendo otros las luces sin ver quién las lleva-
hacer oración salía de su boca un rayo de ba. Hallóse un día con necesidad de dineros para
DÍA 8 MARZO 549
socorro de sus pobres: fuese á casa de un merca- acortase sus limosnas y edificase un hospital sun-
der genovés, rico y casado, llamado Piola, y pidió tuoso y capaz de mucha gente; á que contestó el
que le prestase treinta ducados. Estaban comien- santo: «No faltarán muchos que siguiendo nuestro
do el mercader y su mujer, y pareciéndoles aque- instituto edifiquen suntuosas casas y hospitales
lla hora importuna para dar, le dijo el genovés magníficos, que yo sólo trato de remediar necesi-
algo enfadado: «Y si yo os presto ese dinero, dades.» En las cuales palabras mostró que veía
¿quién será fiador para que se me pague?» Sacó el ya de lejos los muchos hospitales y casas de m i -
santo un Niño Jesús pequeño que traía siempre sericordia suntuosas y magníficas que en España,
consigo, y díjole: «Este Señor saldrá por fiador.» Italia, Alemania, Francia, Polonia, las Indias o c -
Arrojó tan grande resplandor el Niño al decir el cidentales y casi toda la cristiandad en uno y otro
santo estas palabras, que el genovés, admirado, le mundo, han edificado sus hijos, herederos de su
dio con mucho gusto todo el dinero que pedía, y espíritu, pudiéndose decir de su caridad, que no
le rogó que acudiese á su casa por cuanto hubiese hay quién se esconda de su calor, por remoto ni
menester, y muerta su mujer, se hizo su c o m - desamparado, antes á ésos busca su celo.
pañero y repartió toda su hacienda á los pobres, Habiendo adornado el Señor á su siervo de tan-
dando una buena parte al hospital de Granada. tas virtudes y gracias, queriendo llevarle ya á r e -
Ilustró Dios á su siervo con el espíritu de pro- cibir el premio de la bienaventuranza, le avisó por
fecía. En una ocasión vio dos mancebos que iban medio del arcángel san Rafael, su especial patrón,
juntos, y llegándose á ellos, les dijo el propósito del día y la hora en que había de pasar de esta
que llevaban de cometer un pecado, y hablóles con vida. Ocasionóle su última enfermedad su caridad
tanta eficacia, afeándoles su culpa, que ellos, arre- y misericordia, para que muriese de lo que había
pentidos, desistieron de ella y le prometieron la vivido; y no dejó de ejercitarla hasta que dejó de
enmienda de su vida. A una mujer que estaba e n - vivir. En una avenida del rio Genil fué (como so-
ferma en su hospital la reprendió porque había lia) á sacar leña para sus pobres, de la que trae
callado muchos años un pecado en la confesión, el río en semejantes ocasiones, y estando allí, vio
y ella, conociendo que no podía saberlo sino por que se llevaba la corriente á un muchacho que
revelación de Dios, se confesó enteramente con había entrado en el agua para sacar un madero;
arrepentimiento y lágrimas. De esta manera d e s - arrojóse el santo tras el muchacho para sacarle
cubrió á muchos pecadores sus pecados ocultos, del río, despreciando su vida por guardar la ajena,
para que los enmendasen ó confesasen. A algunas aunque no pudo librarle de la muerte con toda su
mujeres que no tenían hijos y se encomendaron diligencia, cosa que lastimó en el alma al siervo
en sus oraciones, profetizó que Dios se los daría. de Dios. Salió del agua mojado y helado, y como
Entrando una vez en Granada en casa de una d e - estaba tan flaco y atenuado de sus ayunos, peni-
vota suya, llamada María Suárez, vio una niña tencias y continuas fatigas, se sintió salteado de
pequeña que criaba en su casa, llamada D . Isabel
a
su última enfermedad y postrer aviso de su muer-
Maldonado, y poniendo el santo la mano sobre la te cercana. Esforzóse cuanto pudo, y como buen
cabeza de la niña, dijo á María Suárez: «Cuidad mayordomo que ajusta las cuentas para darlas á
mucho de esta niña, porque ha de ser gran sierva su señor, tomó un libro blanco, y fué por la c i u -
de Dios.x La experiencia mostró la verdad de la dad y casas de las personas á quienes debía algu-
profecía, porque como la niña crecía en la edad, na cantidad, y ajustando la cuenta, lo escribía en
crecía también en las virtudes; y finalmente murió el libro para que se pagasen después sus deudas.
con opinión de muy sierva de Dios, habiéndose Fuese luego á su hospital, y vencido del peso de
ejercitado muchos años en obras de caridad y pe- la enfermedad se echó en la cama, sin poderse
nitencia y frecuencia de sacramentos. Halláronle levantar, si no es cuando la obediencia ó la caridad
un día en Granada en el zaguán de casa de don le obligaron á ello, que entonces el espíritu o b e -
Diego de Agreda, adonde había entrado para pe- diente y caritativo daba fuerzas al cuerpo flaco y
dir limosna, pintando una espada. Preguntáronle enfermo, como s e vio en dos casos. Algunas per-
qué hacía, y respondió: «Pinto aquí una espada, sonas con indiscreto celo dijeron al arzobispo don
porque nunca en esta casa faltará justicia.» Y así Pedro Guerrero, que en el hospital de Juan de
se ha visto, que siempre ha habido de aquella casa Dios había muchos pobres que inquietaban el hos-
y familia muy rectos ministros, que con mucha pital y trataban con descortesía al siervo de Dios.
verdad y entereza han administrado justicia. De El arzobispo, no sabiendo que estaba enfermo,
manera, que no sólo con palabras, mas también le mandó llamar luego al punto; y el santo, sin
con imágenes y figuras profetizaba este siervo de querer excusarse, se levantó de la cama y fué
Dios, como los antiguos profetas. Viendo algunos como pudo al palacio del arzobispo, y habiéndole
el excesivo gasto que hacía con los pobres de su besado la mano y recibido su bendición, preguntó
hospital y con los de fuera, le aconsejaron que qué le mandaba. Díjole el arzobispo que le habían
550 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
avisado que en su hospital habla hombres y mu- Fuéle á ver en su enfermedad D . Ana Osorio,
a

jeres de mal ejemplo, que le daban mucho traba- mujer de García de Pisa, veinticuatro de Granada,
jo y le afligían con sus descortesías, y que debía matrona de grande virtud y muy devota del sier-
limpiar el hospital de semejante gente para que vo de Dios, y viéndole en tanto peligro echado en
gozase de paz y quietud. Habiendo oído el santo unas tablas con la capacha por almohada, le rogó
con grande humildad la amonestación de su pre- que dejase le llevasen á curar á su casa. No lo
lado, le dijo: «Señor y buen prelado mío, de mí permitió el santo por ningunos ruegos, porque
sólo pueden decir que soy incorregible y sin pro- deseaba morir entre sus pobres; pero la misma
vecho, y que merezco ser echado de la casa de señora escribió desde allí un billete al arzobispo,
Dios; porque soy un grande pecador. Mas los po- informándole del estado en que estaba el siervo de
bres que están en mi hospital todos son buenos y Dios, falto y necesitado de toda comodidad y rega-
yo no conozco vicio en ninguno; mas si hubiera lo, sin querer mejorar de cama ni dejar su hospi-
alguno, procuraremos con la gracia de Dios que tal, por lo cual suplicaba á su señoría ilustrísima,
se enmiende, que para eso los traemos al hospital. le mandase por obediencia que se fuese á curar á
Y pues Dios hace salir el sol sobre los buenos y su casa, porque de otra manera acabaría muy
los malos, y llueve sobre los justos ó injustos, presto la vida. Condescendió el buen prelado, y
¿por qué hemos de desamparar á los que Dios no escribió un billete al siervo de Dios, mandándole
desampara, y echar de su propia casa á los pobres por obediencia que se fuese á curar á casa de aque-
que sustenta Dios en ella?» admirado y edificado lla señora devota, y le obedeciese en todo lo que
el arzobispo de esta respuesta, por ver la caridad ordenase para su salud. Sintió mucho san Juan
y humildad con que el santo se culpaba á sí por de Dios este precepto; mas no pudiendo resistir,
volver por sus pobres, le dijo: «Andad, hermano puesto en una silla que D . Ana le envió, se hi-
a

Juan, bendito del Señor, y haced en el hospital zo llevar por las enfermerías, y con lágrimas en
como en vuestra casa lo que os pareciere, que yo los ojos se despidió de sus pobres, diciéndoles:
os doy licencia para todo.» Con esto se volvió á la «Sabe Dios, hermanos míos carísimos, que quisie-
cama, desde la cual cuidaba de todos los pobres, ra morir entre vosotros; mas pues Dios es servido
y les enviaba todo lo necesario por medio de sus que muera sin veros, cúmplase su voluntad.» No
hijos, hasta que le hizo levantar de la cama la se oía en toda la casa más que llantos y gemidos
caridad. de los pobres, porque se les ausentaba su padre
Había en la ciudad un pobre tejedor, cercado para no verle más, como lo creían; y los que po-
de mujer é hijos, á quienes se había obligado á dían levantarse cercaban su silla, y parecían que-
sustentar y no podía, porque el año era estéril rerle embarazar el que se fuese. Enternecióse el
y el trigo valía muy caro. Determinó este mi- santo de modo que se desmayó, y volviendo en sí,
serable echarse un lazo al cuello y acabar con les echó su bendición, diciendo: «Quedad en paz,
una breve muerte una miserable vida, no consi- hijos míos, y si no nos viéremos más, encomen-
derando que de esta manera no excusaba las des- dadme á nuestro Señor.»
gracias, sino las mudaba, padeciendo las eternas Fué llevado á casa de aquella señora, la cual
por no padecer las temporales. Madrugó una m a - procuró la salud del siervo de Dios por todos los
ñana á ahorcarse, salió antes que el sol fuera de medios que pudo, llamando los mejores médicos y
la ciudad con una soga escondida debajo de la asistiéndole con todo regalo, á que el santo no re-
capa. Estaba el santo cercano á la muerte, conoció sistía por obedecer. Fué visitado de las personas
por revelación divina el peligro de aquel desdi- más principales de Granada, y del arzobispo don
chado, y luego al punto se levantó de la cama, se Pedro Guerrero, que hallándole en grande peligro,
puso su hábito y tomó su báculo para salir de dijo misa en su aposento y le dio el Viático. Y
casa. Los que le asistían en su enfermedad le pre- quedándose después á solas con él, le dijo: «Her-
tendían detener, y él dijo: «Hermanos, dejadme mano mío, decidme si tenéis alguna cosa que os
ir, que importa mucho el salir de casa; presto vol- dé pena, y que yo pueda remediar.» Respondió el
veré.» Fuese con grande priesa adonde estaba siervo fiel del Señor: «Padre mío y buen pastor,
aquel miserable hombre, debajo de un árbol, ya tres cosas me dan cuidado en esta hora. La pri-
para dar fin á su tragedia: escondió el lazo al ver mera, lo poco que he servido á Dios habiendo reci-
al santo, y el santo le descubrió el intento con que bido tantas mercedes de su mano. La segunda, el
había venido, y le quitó el lazo y exhortó á confiar desamparo de los enfermos pobres que están á mi
en Dios y hacer penitencia de sus pecados, librán- cargo, los cuales os encomiendo. La tercera, estas
dole juntamente de la muerte temporal y eterna; deudas que he causado por Jesucristo.» Y sacó
y rico con la ganancia de una alma, se volvió á su del pecho el libro donde las tenía escritas. R e s -
cama á morir, é importunado de los que le a s i s - pondió el arzobispo: «Hermano mío, cuanto á lo
tían, contó el suceso sin nombrar la persona. primero, tened confianza en la misericordia de
DÍA. 8 MARZO 551
Dios, que suplirá con los méritos de su pasión los lecho en el aposento en que murió, el cual estaba
defectos que en vos hubiere. De las otras dos c o - lleno de una fragancia celestial que exhalaba el
sas no tengáis ninguna pena, porque yo tomo á santo cuerpo. Sin llamar á nadie, vinieron todas
mi cargo los pobres que tenéis al vuestro, y las las comunidades religiosas y el cabildo de los clé-
deudas que habéis ccntraído por Cristo, mías son, rigos á su entierro. El entierro mejor se puede lla-
no vuestras, y así yo las pagaré todas de muy bue- mar triunfo, porque daban principio a l a procesión
na voluntad.» Quedó con esto muy consolado el los pobres y hermanos de su hospital, las mujeres
siervo de Dios, y besando las manos del piadosí- que había casado, las viudas y doncellas desam-
simo prelado, y dándole muchas gracias por esta paradas que había socorrido, con sus velas en las
caridad, quedó con gran quietud y sosiego. manos, llorando la pérdida de tal padre, diciendo
Después llamó á Antón Martín, á quien eligió á voces los beneficios que de él habían recibido.
por su sucesor, y le encomendó los enfermos, po- Seguíanse todas las cofradías con sus pendones y
bres, viudas y huérfanos. Y cuando sintió que se cruces, las religiones por su antigüedad, la c l e -
llegaba su muerte, rogó á las personas que le asis- recía de las parroquias y la de la santa iglesia,
tían que le dejasen solo. Haciéndolo asi por largo dignidades y canónigos, y el arzobispo D. Pedro
espacio, oyeron que en alta voz decía: «Jesús, Je- Guerrero. Luego iba el cuerpo difunto, y después
sús, en tus manos me encomiendo.» Y llegándose el presidente de la real cnancillería, los inquisi-
á la puerta para mirar lo que hacía, le vieron ves- dores, todos los oficiales y ministros de ambos
tido y puesto de rodillas, y pensando que estaba tribunales, y últimamente los caballeros de la
en oración (como había dicho que le dejasen solo), ciudad y gente sin número. Era menester parar
volvieron á cerrar la puerta, y le dejaron otra vez; muchas veces la procesión, porque las calles e s -
mas sintiendo ruido como de gente que salía del taban apretadas del gran concurso de la gente y
aposento, y que el siervo de Dios no llamaba, de los que querían llegar á tocar rosarios y m e -
abrieron las puertas, y entrando, le hallaron di- dallas al santo cuerpo. De esta manera le llevaron
funto y puesto de rodillas, y con el Cristo en las al convento de los padres mínimos, donde dijo la
manos, y tal olor y fragancia en el aposento, que misa el general de los mínimos, y predicó un r e -
se admiraron y juzgaron ser efecto y favor que ligioso de la misma orden, tomando por tema las
usaba Dios con su siervo, y que el ruido como de palabras de san Agustín: Surgunt indocti, et ra-
gente que salía eran los ángeles que vinieron á piunt ccelum. Y dijo grandes alabanzas del santo,
acompañar el alma de este varón excelente. Fué y ningún sermón se predicó en Granada en espa-
su glorioso tránsito un viernes después de maiti- cio de un año en que no se dijese alguna virtud ó
nes, como él mismo había dicho que había de mo- excelencia de san Juan de Dios. Fué sepultado en
rir entre viernes y sábado, y concedióselo el S e - la capilla de los caballeros Pisas, que está en
ñor por la devoción que tuvo á estos días, dedicado aquel mismo convento.
el uno á la pasión de Cristo, y el otro á la glorio- Quien vio antes á san Juan de Dios hecho loco
sísima Virgen María. Murió á 8 de marzo del año por las calles de Granada, seguido y perseguido
de 1550, y de su edad cincuenta y cinco. Los trece de los muchachos y gente vulgar como loco, y
gastó en servicio de sus queridos pobres. Quedó ahora le vio ir por las calles con tan sagrado
su rostro angélico (que fué otro nuevo milagro) triunfo, acompañado de nobles y plebeyos, ecle-
como si estuviera vivo, y el cuerpo de rodillas por siásticos y seglares, de religiosos y legos, enco-
espacio de seis horas, y durara hasta ahora, si la mendándose á él todos, sin oirse por las calles
simplicidad de los que le amortajaban no le e x - más que alabanzas, aplausos y aclamaciones,
tendiera; lo cual hicieron con gran dificultad, por- ¿qué diría, ó qué podría decir? ¿Es éste el loco, el
que el siervo de Dios, tan acostumbrado á la ora- despreciado, la risa de todos, el desprecio del pue-
ción, parecía que aun después de muerto la quería blo? Este es. ¿Es posible? ¿Cómo así se ha trocado
continuar, ó mostrar con aquella postura cuan el desprecio en aplauso, la deshonra en honra, y
aficionado le fué toda la vida. la ignominia en gloria? Así honra Dios á los que
Divulgándose la muerte del santo por toda la le honran; asi honra á los que por él padecen des-
ciudad y en los lugares vecinos, acudió de todas honras, y así honra el mundo á los que despre-
partes gran multitud de toda suerte de gentes, cian las honras del mundo y aman las afrentas
eclesiásticos, oidores, nobles, ciudadanos y ple- por imitar á Jesucristo. El que se hacía loco para
beyos. Hay quien diga que todas las campanas se ser burlado de todos, ahora de todos es tenido por
tocaron por virtud divina, y el maestro Francisco santo; el que publicaba sus culpas, ahora todos
de Castro afirma que hicieron tan diferente sonido cuentan sus virtudes, ponderan sus excelencias,
del que suelen, que no sólo causaban sentimiento, engrandecen sus milagros, y, finalmente, al que
sino que también mostraban tenerle. Estaba el se arrojaba en el cieno, ahora le vemos levantado
cuerpo difunto vestido con su hábito en un rico en los altares, imploramos su favor, nos valemos
552 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
de su intercesión, y esperamos alcanzar mercedes multitud de gente que había entrado á verle q u e -
del Señor por sus merecimientos. Esta mudanza dó pasmada, y un pobre enfermo de un brazo, que
es del Altísimo; y ¿quién pudiera hacerla sino entre los demás entró, quedó sano encomendán-
Dios? De quien dice David: «¿Quién es semejante dose al santo. En la sala donde murió, que se hizo
á nuestro Dios y Señor, que habita en las alturas luego oratorio, se sentía la fragancia celestial
y mira las cosas humildes en el cielo y en la tie- después de cincuenta años, y en especial los sá-
rra; que levanta de la tierra al necesitado, y saca bados, por haber muerto en este día. Dejando los
del estiércol al pobre para colocarle entre los otros milagros que hizo el santo para librar á sus
príncipes de su pueblo?» Verdaderamente, a u n - devotos ó encomendados de los peligros de enfer-
que en todos los santos se muestra Dios admira- medades del cuerpo ó peligro de muerte, merecen
ble, singularmente resplandece su poder en la especial mención las conversiones admirables que
vida y muerte de este siervo suyo. Apenas sabe- ha hecho desde el cielo, desde donde continuaba
mos dónde nació este santo, ignoramos su genea- el celo que siempre tuvo de ganar á todos para
logía, y aun no tenemos noticia de los nombres de Dios. Como la caridad de san Juan de Dios es tan
sus padres; su niñez y mocedad la gastó en el ofi- universal que no excluye á nadie y se extiende
cio humilde de pastor, sin prometerle el mundo aun á los infieles, recibieron sus hijos á un moro
más fortuna que la de su nacimiento, mientras enfermo en su hospital, con deseo de sanarle en
sirvió al mundo; pero luego que empezó á servir el cuerpo y sanarle también en alma. Con el cui-
á Dios, se hizo nueva genealogía en el cielo, y dado y asistencia iba cobrando salud el moro: pero
mereció el apellido de Dios, como hijo suyo, por sintiendo los hermanos que saliese de su hospital
lo cual es venerado entre los príncipes de la corte infiel el que volvía sano, y que pudiesen más las
celestial, y hasta los reyes y emperadores de la medicinas que su celo, no habiendo podido reducir-
tierra se arrodillan á él para pedirle su favor. le con razones, le encomendaron á san Juan de
¡Oh cómo servir á Dios es reinar! Y¡cómo mueren Dios, el cual se le apareció al lado de la cama, y
reyes los que nacen plebeyos si procuran servir á movió de tal manera su corazón, que luego pidió el
aquel Señor, que no es aceptador de personas, y bautismo con mucha devoción y lágrimas, y siendo
humilla á los soberbios que presumen de sí mis- instruido como convenía, le recibió saliendo del
mos, y quita á los poderosos de su asiento para hospital sano en el cuerpo y limpio en el alma, y
levantar á los humildes, y llena de bienes á los quedando perpetuamente devoto de san Juan de
hambrientos dejando á los ricos vacíos! ¿Quién Dios. No fué menos maravillosa la conversión de
no se animará á servir al Señor, pues tanto se otro moro en Málaga. Habíaen aquella ciudad una
medra en su casa, y procura, si nació plebeyo, señora, llamada D. Isabel de Peñuela, que fuera
a

morir noble, emparentando con Dios por las vir- de tener ochenta y cinco años de edad, tuvo una
tudes; y si nació noble no morir plebeyo, hacién- enfermedad gravísima que la llegó á punto de
dose esclavo del demonio por los vicios? muerte. Desahuciáronla los médicos, pero no la
Después de la muerte de san Juan de Dios ha desahució san Juan de Dios, médico soberano, á
hecho Dios por él muchos y grandes milagros; quien ella se encomendó, antes le vio hincado de
pero el mayor de todos es el que acabo de decir: rodillas delante de la Virgen, pidiéndola salud para
haber hecho tal mudanza en el mismo san Juan su devota, y el efecto de su oración fué sanar de
de Dios; por eso no me detendré en contar otros repente la enferma, sin quedarle rastro de enfer-
milagros comunes á otros santos, aunque ha sido medad ni dolor. Fué testigo de este milagro un
muy singular san Juan de Dios, en que no sólo moro esclavo de esta señora, y al punto dijo que
sus reliquias, pero todas sus cosas han tenido pri- quería ser cristiano, aunque muchos años había
vilegio de comunicar salud, y así la tierra de la estado obstinado á los que le persuadían que lo
cama en que nació, el hábito que vestía, la casa fuese. Doblóse con esto la alegría, y la señora
y cama en que murió, la bóveda en que fué se- mandó á un criado suyo, llamado Juan Bautista,
pultado, el cayado que tenía en la mano, todo ha que le enseñase la doctrina cristiana; pero el moro
sido milagroso ó instrumento de maravillas. El era rudo y falto de memoria, y no aprendía nada.
buen olor que daba el cuerpo del santo después Una mañana pidió el moro que le bautizasen, y
de muerto muestra el buen olor de sus virtudes negándoselo por entonces, porque aun no sabía
que dio en vida. Veinte años después de su g l o - las oraciones, dijo: «Sí las sé, porque esta noche
rioso tránsito le dijeron al arzobispo que era en- me las ha enseñado un hombre que venía descal-
tonces de Granada, que en la capilla de los Pisas, zo y descubierto, y vestido de un hábito de sayal.»
donde estaba el cuerpo del siervo de Dios, se veían Y dio tales señas, que ninguno dudó había sido
luces milagrosas: mandó el arzobispo visitar la san Juan de Dios el que había venido á enseñarle
capilla y mirar la bóveda; y hallaron el cuerpo las oraciones. Hicieron experiencia, y vieron que
incorrupto, y salió tal fragancia, del arca, que la las decía todas sin errar una palabra; y añadió
DÍA 8 MARZO 553
el moro: «Cuando este buen hombre me enseñaba, Porque no les falte la parte mejor de María, á los
si yo acaso me dormía, me despertaba diciendo: que tienen el oficio de Marta de servir al Señor,
—Hamet, repetid lo que yo os enseño.—Y de este tienen estos religiosos dos horas de oración m e n -
modo me enseñó lo necesario para recibir el bau- tal cada día, una por la mañana y otra por la tar-
tismo.» de, fuera de otros ejercicios de devoción y peniten-
Previo, como dijimos, san Juan de Dios con luz cia, con que se disponen para hacer con espíritu
profética los aumentos de su instituto, que han de caridad obras de tan grande caridad.
sido maravillosos y propios de la mano del Señor, Beatificó al santo Juan de Dios Urbano VIII, á
que ha echado su bendición á la obra de su sier- 21 de septiembre de 1630, y posteriormente ha
vo. Y también parece que previo el beato Pío V sido canonizado con la solemnidad que usa la
con luz soberana los frutos que había de dar Iglesia.
esta religión plantada en el paraíso de la Iglesia Escribieron la vida de este siervo de Dios el
como árbol de vida y salud, cuando teniendo n o - maestro Francisco de Castro, y más largamente
ticia de su instituto, dijo: «Bendito sea Dios, que D. Fr. Antonio de Govea, obispo de Sirene. E s -
vemos en nuestros tiempos una religión tan nece- cribióla en latín Amoldo de Raíse, y D. Juan
saria en la Iglesia, y que tanto provecho ha de Tamayo de Salazar, tom. n Martirol. Hispan., die
hacer en ella.» Y así la confirmó por bula despa- 8 martii. Hizo un sumario de su vida el licencia-
chada á 1." de enero de 1572, dándola la regla de do Pedro Luis de Muñoz, en la vida del venerable
san Agustín, y concediéndola muchos privilegios padre maestro Juan de Ávila, en el cap. 13, 14, 15.
que han aprobado y confirmado después otros Hacen honorífica mención de él Fr. Jerónimo Ro-
sumos pontífices. Tiene esta religión en España mán, agustino, en su Rep. Christ., cap. 34; Tomás
dos provincias: la de Andalucía, que tiene veinti- Bocio, de signis Eccles., lib. 12, cap. 2i; Fr. Luc. de
trés hospitales; y la de Castilla, que tiene veinti- Montoy, en la Crónica de los mínimos; el maestro
cinco. En lo restante de Europa, Italia, Francia, Gil González Davila, en el Teat. de Madrid, y otros
Alemania y Polonia, tiene nueve dilatadas pro- que se pueden ver, apud Tamayum de Salazar.
vincias; y en las Indias Occidentales é islas Filipi- (P. Ribadeneira.)
nas cuatro; y en todas se curan innumerables
enfermos de diversas enfermedades, con increíble SAN FILEMÓN Y SAN APOLONIO— Leemos en el Mar-
solicitud de los hijos de san Juan de Dios, de quie- tirologio romano que Antios, ciudad de Egipto,
nes se puede decir con mucha razón lo del E c l e - presenció el triunfo de los mártires Filemón y el
siástico: lili viri misericordia; sunt, quorum pieta- diácono Apolonio, á quienes quería el juez obligar
tes non defuerunt: cum semine eorum permanent á quemar incienso á los ídolos, á lo que resistién-
bona; hcereditas sánela, nepotes eorum. Porque ver- dose, les barrenaron los carcañales de los pies, y
daderamente ellos son varones de misericordia, atravesados éstos con cuerdas, fueron arrastrados
cuyas piedades no han faltado ni faltarán, porque por la ciudad y últimamente degollados.
los padres dejan á los hijos y descendientes vin- Según el mismo Martirologio, por orden del
culada como en mayorazgo la piedad que todos juez fueron también ahogados en el mar AMANO,
heredaron de su piadosísimo y misericordiosí- presidente, TESTICO y otros tres, sacando unos del-
simo padre y patriarca san Juan de Dios. Por fines sus cuerpos á la playa.
la cual les espera gran premio y particular hon-
ra el día del juicio, cuando Cristo dé el galar- SAN YEREMUNDO, ABAD DE HIRACHE—San Veremun-
dón á sus escogidos, porque si ha de decir á los do, cuyo nombre parece que fué presagio de su
buenos: Venite, benedicti Patris mei, possidetepa- eminente santidad, puesto que en realidad de ver-
ratum vobis regnum á constitutione mundi. Esuri- dad se conservó mundo ó limpio de toda culpa en
vi enim, et dedistís mihi manducare: sitivi, et de- el discurso de su vida, nació en el reino de Nava-
distis mihi bibere: hospes eram, et collegistis me: nu- rra, bien fuese en Arellano, ó bien en Villatuerta,
dus, et cooperuistis me: infirmus, et visitastis me: in sobre lo que disputan los naturales de los dos pue-
carcere eram, et venistis ad me; ¿á quién toca más blos, ambos con el objeto de ennoblecer el suyo
esta bendición y esta honra que á los que por ins- con un héroe de tan distinguidos méritos. Criáron-
tituto y profesión, con tanta caridad y cuidado dan le sus padres con santo temor de Dios, y quedán-
de comer al hambriento, de beber al sediento, hos- dose impresas en el tierno corazón de Veremundo
pedan al peregrino, visten al desnudo, y no sólo todas las máximas evangélicas que conspiran á la
visitan á los enfermos, mas los tienen en su casa perfección del hombre cristiano, se retiró en lo
para curarlos, servirlos y regalarlos con mayor más florido de sus años al monasterio de Santa
amor que si fueran padres de cada uno, y con ma- María de Hirache, del orden de san Benito, donde
yor solicitud que si fueran sus siervos, porque lo á la sazón era abad un tíe suyo, llamado Ñuño,
son de Jesucristo, á quien sirven en los pobres? varón verdaderamente digno de aquel empleo.
TOMO I 70
554 LA LEYENDA DE ORO DÍA 8
Era aquel monasterio uno de los más célebres ñadas de cierto aire de santidad que se dejaba ver
de España por su antigüedad, por el fervor con en todas sus acciones, le hicieron dueño del c o -
que se guardaba la regla de san Benito, por la razón de todos los monjes; y valiéndose el ilustre
exactitud, por la magnificencia con que en él se abad de la fiel correspondencia á sus órdenes hizo
celebraba el culto divino, y por la multitud de va- más con su ejemplo que con sus palabras, que en
rones ilustres en ciencia y en santidad que pro- el monasterio brillase el primitivo fervor de la ob-
dujo aquel religioso claustro. Todos estos respetos servancia religiosa, y que fuese el objeto de los
movieron á Veremundo á elegirlo entre otros mu- más altos elogios.
chos que florecieron en España, y como sus de- Quiso el Señor manifestar la santidad de su sier-
seos no eran otros que añadir, si pudiese, algún vo con las maravillosas expulsiones que hizo de
esplendor á aquella casa, lo consiguió á expensas los espíritus inmundos de varios cuerpos h u m a -
de su prodigiosa vida. Ningún novicio abrazó con nos que tiranizaban; con la gracia especial de cu-
más fervor la carrera religiosa, ni ninguno le raciones, de la que usó en favor de no pocos e n -
excedió. fermos que padecían de varios accidentes; y con
En efecto: su humildad, su obediencia, su pun- la abundancia de lluvias que por su poderosa
tual asistencia á los oficios divinos, sus vigilias, intercesión fertilizaron la tierra en las mayores
sus rigorosos ayunos, y sus asombrosas peniten- esterilidades; pero aunque todas estas prodigiosas
cias eran mirados como prodigios de la divina maravillas, y otras muchas que obró, recomen-
gracia en un joven que dentro de breve tiempo daron su mérito, lo que dio á su eminente virtud
hizo conocidas ventajas á los más ancianos m o n - el mayor realce fué el siguiente portento: Ocurrió
jes, á quienes servía de modelo; pero sobre todo una escasez general en todo el reino de Navarra,
se distinguía singularmente en la caridad para en la que se vieron aquellos naturales en eminente
con los pobres, llegando ésta al extremo de serle peligro de perecer enteramente de hambre: c o n -
preciso al abad poner límites á los piadosos e x c e - currieron al monasterio de Hirache, que era el
sos de su sobrino: mas el Señor acreditó con por- refugio de todos los necesitados, cerca de tres mil
tentosas maravillas lo acepto que le era la mise- personas, á implorar la caridad de Veremundo;
ricordia de Veremundo. Preguntóle el abad en pero como éste había ya dado de limosna todos los
cierta ocasión que conducía pan para los necesi- repuestos que tenía, y no habían venido los cria-
tados qué era lo que llevaba en el hábito, y res- dos que envió fuera de la provincia á comprar
pondiéndole el ilustre novicio que astillas para alimentos para los necesitados, penetrado su c o -
calentar á un pobre, con alusión á lo que pro- razón del más vivo dolor al ver aquella multitud
duce el alimento, se convirtió el pan en astillas de gentes que le pedían que los socorriese por
efectivamente, por un prodigio extraordinario, amor de Dios, se postró ante el altar bañado en
del que fué testigo el superior, queriendo inspec- copiosas lágrimas, y rogó al Señor que tuviese
cionarlo. compasión de tanto pobre por su infinita miseri-
Murió el abad Ñuño con el consuelo de dejar en cordia. Oyó Dios con agrado la humilde súplica
el monasterio de Hirache á su sobrino Veremun- de su siervo, nacida de un corazón cuyo carácter
do, bastante á recomendar la enseñanza que le era la misma piedad, y por uno de aquellos mara-
dio por sus virtudes religiosas; y como eran tan villosos prodigios de su admirable providencia,
conocidas éstas, tuvieron poco que deliberar los hizo que bajase del cielo una paloma de extraor-
monjes para elegirle sucesor del difunto. En vano dinaria blancura, que volando con un aire suave
alegó Veremundo para excusarse su corta edad, sobre las cabezas de aquel numeroso concurso.se
los pocos años de religioso, y la falta de experien- sintieron todos inmediatamente satisfechos, como
cia para el desempeño del empleo, pues como si hubiesen comido los alimentos más sustan-
constaba á todos su consumada prudencia y su ciosos.
grande sabiduría, insistiendo en la elección á pe- Voló la fama de esta estupenda maravilla por
sar de su humilde resistencia, fuóle preciso ren- toda aquella región, y deseosas las personas del
dirse á la voluntad de Dios bien conocida por más alto carácter de ver y de tratar á un héroe
aquellos medios. Encargóse del gobierno de aque- tan portentoso, concurrieron á visitarlo, atraídos
lla ilustre comunidad, y acreditó desde luego el del buen olor de su eminente virtud. Quiso d i s -
acierto de su elección, portándose en la abadía tinguirse entre todos D. Sancho Ramírez, rey de
con tal destreza, que sobre los adelantos espiri- Navarra y Aragón; y para dar á Veremundo una
tuales que hizo en el monasterio, le aumentó en prueba nada equívoca de la grande estimación
los bienes temporales considerablemente. El amor que le profesaba, hizo por su respeto al monaste-
con que trataba á sus subditos, la vigilancia con rio de Hirache cuantiosísimas donaciones de igle-
que atendía á socorrer á todas sus necesidades, sias de pueblos, y de predios, tantos que apenas
la afabilidad y la cortesanía de su porte, acompa- se hallaba por aquel tiempo en España otro más
DÍA 8 MARZO 555
opulento. No paró en esto la liberalidad del reli- día 8 de diciembre, como hoy lo ejecuta la Iglesia,
giosísimo príncipe; pues persuadiéndose, no sin según consta por una escritura antigua escrita
grande fundamento, que la santidad del ilustre con caracteres góticos, que se conserva en el a r -
abad se refundía en sus subditos, como se dejaba chivo de aquella ilustre casa.
ver por su religiosísima observancia, les concedió También se cree, que en premio de la misma
el privilegio de que se diese crédito en juicio á la devoción que profesaba Veremundo á la santísima
simple declaración de cualquiera monje de Hira- Virgen, se debió á ella el descubrimiento de la
che, en todas sus controversias que se suscitasen prodigiosa imagen de la Señora, que llaman del
acerca de los derechos del monasterio. Rey, como á unos mil pasos del monasterio de Hi-
Todos los honores y todas las riquezas que así rache, lo que sucedió á virtud de un prodigio e x -
el rey Sancho como otros muchos grandes del rei- traordinario, que fué el siguiente: Vieron unos
no concedieron á aquella célebre casa, no fueron pastores repetidas veces bajar del cielo un globo
capaces de alterar la profunda humildad ni la po- de estrellas sobre un cerro, dicho desde entonces
breza evangélica del insigne prelado, tan pobre y en idioma vascuence Lizarra, lo mismo que monte
tan humilde cuando subdito, que cuando abad. estrellado, y concurriendo al sitio que indicaba el
Sólo en las limosnas para con los pobres, y en el fenómeno se halló una peregrina efigie de la R e i -
culto divino quiso ser magnífico, esmerándose na de los ángeles con un Niño en los brazos en
en que los oficios eclesiásticos se celebrasen con una lóbrega gruta, sin que el largo tiempo de su
toda aquella grandeza, aquella exactitud, aquel ocultación, ni la humedad del lugar, hubiesen po-
orden y aquel método que exige la soberana dido oscurecer ni afear la hermosura de aquella
Majestad de Dios, á quien se da por ellos el cul- primorosa imagen: lo que movió al rey Sancho
to. Así lo comprobaron el Antifonario, y libro de Ramírez á fundar cerca de aquel sitio la ciudad de
oraciones de su monasterio, el que conducido á Estella, llamada así de las estrellas dichas que
Roma con el misal gótico, cuando la Iglesia de aparecieron en él: confesando aquellos naturales
España solicitó la aprobación apostólica de sus que semejante erección y considerables aumentos
oficios eclesiásticos por algunas mal fundadas sos- del pueblo se deben á la protección de san V e r e -
pechas, merecieron aquéllos los más altos elogios mundo, por cuyo respeto concedió después el rey
del papa Alejandro II y de todo el sacro colegio; y Sancho de Navarra al monasterio de Hirache la
lo mismo el Manual para la administración de los parroquia de San Juan con todos los diezmos y to-
sacramentos. das las oblaciones pertenecientes á ellas, en vir-
El móvil de todas las heroicas virtudes de Vere- tud de lo cual ejerce en la misma el abad de aquél
mundo fué el ardiente amor que profesaba á Jesu- los oficios de párroco.
cristo, tal, que puede afirmarse seguramente que Llegó finalmente el tiempo en que quiso Dios pre-
no le excedió alguno de los bienaventurados en el miar los grandes merecimientos de Veremundo,
afecto para con el Redentor del mundo. Si fué éste después que gobernó el monasterio de Hirache por
grande, no fué menor el que tuvo siempre á la espacio de veinte años, sin dispensarse jamás en
santísima Virgen, cuya devoción tierna y fervoro- lo más mínimo de la observancia regular, por más
sa se hacía sensible en todas sus acciones y en ocupaciones que le ocurrieran. Conoció éste por
todos sus movimientos: de ésta resultaba quedarse la debilidad de sus fuerzas, nacida del rigor de sus
repetidas veces en dulces éxtasis ante una prodi- continuos trabajos y de sus asombrosas peniten-
giosísima imagen de la Señora, que dio al monas- cias, que se acercaba el fin, y aunque toda su vida
terio de Hirache el rey Sancho I de Navarra, con fué una continua preparación para la muerte, con
todo el valle de San Esteban, en agradecimiento todo hizo esfuerzos extraordinarios para purificar
de la victoria que consiguió por el patrocinio de su inocencia, y habiendo recibido los últimos s a -
la Reina de los ángeles de una multitud de moros cramentos, expiró con una suma tranquilidad en
en el castillo de Monfardín: y aun se dice que le el día 8 de marzo del año 1192. Depositaron los
habló muchas veces la piadosa Madre, consolando monjes el venerable cuerpo del ilustre abad bajo
á su fidelísimo siervo en los trabajos y en las aflic- del altar mayor del mismo monasterio; pero dig-
ciones que padeció. De aquí provino el interesarse nándose el Señor hacer célebre el sepulcro de su
todo el empeño de Veremundo en la propagación fidelísimo siervo con los muchos milagros que
de las glorias de la Reina del cielo, en quien d e s - obraba cada día por su poderosa intercesión en
pués de Dios tenía colocada toda su confianza, y favor de los que concurrían á visitarlo, comenzó
con especialidad en los progresos del misterio de á venerarse por santo con aprobación de los or-
su inmaculada Concepción; debiéndose á su infa- dinarios. Mantúvose en el primer depósito cuatro-
tigable celo, el que se celebrase poco después de cientos noventa y un años hasta el de 1583, en el
su muerte este inefable misterio en el monasterio que con motivo de la milagrosa curación que con-
de Hirache, y en todo el reino de Navarra en el siguió Fr. Antonio Comontes, abad de aquella
556 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
ilustre casa, de una gravísima enfermedad, por la todo el país que se le había destinado para teatro
mediación de san Veremundo, hizo la traslación de su laborioso ministerio.
de su cadáver á un lado del altar mayor, excepto
la cabeza y un brazo que reservó en un relicario Dia 9
para consuelo de los fieles. Así permaneció hasta
el año 1657, en el que el abad Fr. Pedro Uriz SAN GREGORIO NISENO, OBISPO Y CONFESOR.—San G r e -
colocó todas las venerables reliquias en la capilla gorio, obispo de Nisia, y por esto llamado Niseno,
que se construyó en honor del santo, donde per- á diferencia de otros santos Gregorios que ha ha-
manecen en grande veneración inclusas en una bido en la Iglesia del Señor, fué hermano del gran
preciosa urna de plata. Basilio y de casta de santos, porque sus padres,
abuelos y hermanos lo fueron, y de muchos de
SAN QÜINTI, OBISPO Y MÁRTIR—Fué de Nicomedia. ellos, como de santos, los martirologios hacen
Nada más se sabe de este santo, que esas pocas mención, como más particularmente lo dijimos en
palabras copiadas del Martirologio romano. la vida de san Basilio, cuyo hermano san Grego-
rio Niseno fué excelente é insigne varón, de gran-
SAN PONCIO.—Era diácono de san Cipriano, obispo de ingenio, rara doctrina y admirable elocuencia,
de Cartago, y su compañero inseparable durante la cual enseñó é hizo profesión de ella, y en ella
la persecución y el destierro. Tuvo una educación excedió á muchos de su tiempo, y se puede c o m -
tan esmerada, que á los veinte años poseía ya el parar con los más insignes y elocuentes oradores
conocimiento de varios idiomas y de las ciencias que ha tenido la Iglesia de Dios, como lo muestran
más sublimes que se enseñaban en aquella época. sus obras. Fué casado con una señora que se lla-
Su raro talento, su erudición y su amable carác- maba Teosebia, y después por común consenti-
ter, junto á una piedad acrisolada, le hacían el miento se apartaron, y Gregorio se hizo sacerdote,
diácono más recomendable de toda la iglesia de y ella se dedicó al servicio de la Iglesia, y fué
África; de aquella iglesia tan célebre por la abun- santa mujer,y después de muerta muy alabada de
dancia de santos que ha dado al cielo. Unido á s u san Gregorio Nazianzeno, que la llamaba adorno
obispo con los vínculos de la más pura amistad, de la Iglesia, ornamento de Cristo, gloria de su si-
no se separó de él hasta su muerte, y después de glo, y espejo y alabanza de las mujeres. No c o n -
ella todos sus deseos se redujeron á alcanzar la tentándose Gregorio con esto, y deseando mayor
corona del martirio. Ignórase el género de muerte perfección, se hizo monje, dando de mano á todas
que le cupo, y si logró derramar su sangre por las cosas de la tierra y hollando todas las esperan-
Jesucristo; pero se sabe que dejó de existir por zas que sus grandes partes le podían prometer.
los años 260. Escribió un libro de la vida y pade- Siendo monje se entregó del todo á los estudios de
cimientos de san Cipriano, que se halla citado con la sagrada teología, revolviendo de día y medi-
particular elogio por san Jerónimo. tando de noche las letras sagradas, y apacentando
su ánima con los manjares de aquella mesa celes-
SAN DÜTHAKO, OBISPO Y C0NFES0R.-Murió en 1263. tial. Verdad es que como él era excelentísimo ora-
Fué obispo de Ross, en Escocia. dor y muy dado y aficionado á las letras humanas
y elegantes, algunos ratos se ocupaba más.en ellas
SAN SENÁN, OBISPO Y CONFESOR—Irlandés de fines de lo que convenía á su estado y profesión, lo cual
del siglo V. le reprendió san Gregorio Nazianzeno en una ele-
gante epístola, que como á tan santo y tan sabio
SAN SALMODIS Ó SAUMAY, ANACORETA Y CONFESOR.—Ir- y tan fiel amigo le escribió; y es de creer que él
landés; murió hacia los años de 589. tomó su consejo, y de allí adelante se ocupó con
mucho cuidado y vigilancia en las divinas letras,
LOS SANTOS CIRILO, OBISPO, ROGATO, FÉLIX, OTRO ROGATO,
y en hacer oficio de santo y verdadero pastor; por-
BEATA, HERENIA, FELICITAS, URBANO, SILYIANO, Y MAMILO.
que aunque él se había retirado á la religión, como
—Padecieron el martirio en África durante el s i - á puerto seguro, y á su parecer estaba apartado
glo III de la era actual. de los cuidados y honras del mundo, el Señor,
que se quería servir de él, y hacerle luz de la Igle-
SAN FÉLIX.—Italiano, varón de gran ciencia y de sia, y que padeciese mucho por ella, ordenó que
extraordinario celo por la gloria de Dios, fué or- fuese obispo de Nisia, en tiempo que el empera-
denado obispo, y marchó á predicar el Evangelio dor Valente, hereje arriano, perseguía cruda-
á los ingleses orientales, en tiempo del papa Ho- mente á la Iglesia católica, y ella tenía gran nece-
norio. Sus trabajos apostólicos se vieron desde sidad de capitanes valerosos para su amparo y
luego protegidos por la virtud del cielo y corona- defensa,.como lo fueron san Gregorio Niseno (de
dos con abundantes frutos en la conversión de quien ahora hablamos), san Basilio, su hermano,
DÍA 9 MARZO 557
y también san Gregorio Nazianzeno, que fué ami- esta ocasión se juntó en la ciudad de Antioquia,
císimo y familiarísimo de los dos. Siendo obispo concilio de los mismos obispos católicos, y para
nuestro Gregorio, salió al encuentro de los h e r e - asentar mejor las cosas de nuestra santa fe c a -
jes enemigos de Dios, resistiendo á sus errores, y tólica, que estaban caídas y arruinadas de los
alumbrando y animando á los católicos, y con su herejes, señalaron en aquel concilio á los obispos
vida y doctrina y elegancia en el decir sustentando más insignes y más eminentes en santidad y doc-
nuestra santa fe católica. Mas como Valente, e m - trina que había en él, para que como legados del
perador, fuese tan furioso como poderoso, y pro- mismo concilio anduviesen por diversas provin-
curase derribar los obispos, que eran como pilares cias, y visitasen las iglesias y procurasen el culto
de la Iglesia, y los que sustentaban á los demás divino, y animasen á los católicos é hiciesen ros-
católicos, mandóles echar de sus iglesias, y d e s - tro á los herejes. Entre los otros que señaló el
terrarlos á varias partes, para que ellos padecie- concilio, fué uno san Gregorio Niseno, al cual
sen y sus ovejas no pudiesen ser defendidas de cupo para hacer este tan glorioso oficio la provin-
los lobos que las pretendían tragar. Entre los otros cia de Arabia. Pero antes de partirse para ella,
obispos que fueron desterrados, fué uno Gregorio, quiso ver á Macrina, su hermana mayor y virgen
el cual tomó aquel destierro por gran regalo del santísima, encerrada en su monasterio, y en todo
Señor, por la ocasión que tenía de padecer por él el tiempo de su destierro, que fueron ocho años, no
y por nuestra santa religión; y aunque estaba fue- la había visto, y tuvo instinto de Dios para que la
ra de su iglesia y apartado de su rebaño y lejos fuese á ver, antes que pasase de esta vida, y r e -
de las ovejas que el sumo pastor le había enco- velación de su muerte. Fué, y cumplió con aquel
mendado, no por eso se dio al ocio ni á la quie- piadoso oficio de caridad que debía á su hermana,
tud, antes encendido del amor del Señor y de las á quien él tenía por madre, como lo había sido en
almas, anduvo visitando las otras iglesias que po- su vida y en los consejos que le había dado, y de
día de los católicos, alentándolos con sus palabras las cosas que los dos santos hermanos en aquella
y confortándolos con su ejemplo, para que no des- vista trataron entre sí, escribió san Gregorio el
mayasen en aquella terrible tempestad, sino que libro de la Alma y de la resurrección, en el cual
tuviesen fuerte y cobrasen ánimo, y confiasen en llama á su hermana su maestra: tanta era la s a -
el Señor que la permitía, que presto la convertiría biduría de ella, y por gran tesoro y rica herencia
en bonanza, y serenado el cielo y cesando los vien- alcanzó un anillo de hierro, y en él un pedacito
tos y sosegado el mar, gozarían de tranquilidad. del madero de la santa Cruz de Cristo nuestro Sal-
Estando ocupado san Gregorio en esta peregrina- vador, que la misma virgen Macrina traía siempre
ción, visita y consuelo de los católicos, se afligió pegado al corazón. Enterró san Gregorio el cuerpo
mucho por ver el asolamiento y ruina de las igle- virginal y puro de su hermana con cirios e n c e n -
sias y triunfo de los herejes, y así lo escribió á san didos y salmos, himnos y cánticos, según la a n -
Gregorio Nazianzeno, y él le respondió las pala- tigua y santa costumbre de la Iglesia, y colocóle
bras que quiero poner aquí para nuestro aviso y en el templo de los mártires con mucha solemni-
doctrina: «No te aflijas, dice, mucho por las cosas dad, y escribió á Olimpo en una epístola su santa
adversas, porque no las tendremos por tan tristes vida y muer'.e, y tomó su camino para Arabia,
y contrarias, si no nos congojáramos tanto por para cumplir con su legación, que le había i m -
ellas. No te espante que los herejes tomen fuer- puesto el santo concilio. Y aunque no sabemos
zas, y como serpientes salgan de sus cuevas, con- las cosas particulares que hizo san Gregorio en
vidados de la suavidad de la primavera. Poco les esta su legación y el fruto que Dios sacó de ella,
durará el silbar, y se volverán presto debajo de pero por lo que los otros santos obispos, sus com-
la tierra, vencidos de la verdad y del tiempo; y pañeros, hicieron en las suyas, y por lo que de
tanto más presto, si nosotros, sabiendo que Dios tan esclarecido y admirable varón se puede pen-
es el Señor, le dejáremos hacer, y lo pusiéremos sar, podemos entender que fué provechosísima
todo en sus manos.» Esto es de Nazianzeno, y así para gran gloria de Dios y ornamento de la Igle-
fué; porque murió el emperador Valente, vencido sia católica y edificación de los fieles.
de los godos y quemado en una pobre casilla, y
También se halló san Gregorio Niseno en otro
con haberle sucedido en el imperio de Oriente
concilio, que siendo el gran Teodosio ya empera-
Graciano, su sobrino, príncipe católico y piadoso
dor-, se juntó en la ciudad de Constantinopla, y fué
y muy contrario en la religión á Valente, luego
uno de los cuatro concilios que san Gregorio papa
después de su muerte mandó restituir las iglesias
reverencia como los cuatro Evangelios. Aquí en
á los obispos desterrados, y envió un agente suyo,
Constantinopla conoció y trató familiarmente á
llamado Sapor, hombre principal, para que lo eje-
san Jerónimo que allí oía á san Gregorio Nazian-
cutase en las iglesias del Oriente, que estaban
zeno, y le dedicó, como dice el mismo san Jeró-
usurpadas y oprimidas de los arrianos. Y con
nimo, á él y á Nazianzeno un libro que había
558 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
compuesto contra Eunomio hereje; y trabaron Algunos cristianos de temor huían, otros por su
entre sí grande amistad. Otra vez, habiendo pa- flaqueza obedecían al emperador, otros desfalle-
sado á mejor vida la emperatriz Placila, mujer del cían en los tormentos, y otros por la gracia del
emperador Teodosio, nuestro Gregorio oró en sus Señor salían vencedores; pero todos estaban afli-
honras y la alabó en una oración elegantísima, y gidos. Había en el ejército una escuadra de c u a -
predicó sus raras y excelentes virtudes, que fue- renta soldados valerosos y cristianos, y todos de
ron tantas, que pueden servir por un clarísimo la misma provincia de Capadocia, aunque de di-
espejo á todas las princesas y reinas cristianas. versos pueblos. Llamábanse estos valerosos s o l -
Y Sócrates, en el quinto libro de su historia, ca- dados Domiciniano, Eunoico, Sisinio, Heraclio,
pítulo octavo, añade que en este convento c o n s - Alejandro, Juan, Claudio, Atanasio, Valente, Elia-
tantinopolitano se dividieron las provincias y se no, Melitón, Eudicio, Acacio, Viviano, Helvio,
constituyeron los patriarcas, y que á Gregorio Teodulo, Cirio, Flavio, Severiano, Cirión, Valerio,
Niseno cupo la provincia de Ponto y Cesárea de Clidión, Sacerdón, Prisco, Eutico, Esmaragdo,
Capadocia, que antes había tenido su hermano san Filotimón, Aerio, Michalio, Lisímaco, Domno,
Basilio. Finalmente, habiendo llegado á muy a n - Teófilo, Euticio, Xancio, Angia, Leoncio, Isichio,
ciana edad, lleno de años, de virtudes, trabajos y Calo, Gorgonio, y Cándido. El prefecto, llamado
merecimientos, san Gregorio Niseno dejó la tie- Agricolao, hombre lisonjero y tan cruel como su
rra y voló su espíritu al cielo para gozar eterna- amo, y severo ejecutor de sus edictos, mandó lla-
mente del Señor; y la santa Iglesia romana, en el mar á estos cuarenta esforzados guerreros de
Martirologio, pone su vida á los 9 de marzo, y lo Cristo, y les dijo que bien sabía su gran valor y
mismo hace TJsuardo en el suyo, y dice que murió cuan unidos estaban entre sí y las cosas grandes y
en Nisia, aunque los griegos le celebran á los 10 hazañosas que en las guerras habían hecho, y la
de enero. Hacen muy honorífica mención de este voluntad que el emperador tenía de hacerles mer-
santo san Basilio, su hermano, san Gregorio N a - cedes por sus buenos servicios, y que para alcan-
zianzeno, san Jerónimo, y Teodosio, emperador, zarlas y tener su gracia y amistad, les exhortaba
y Vincencio Lirinense, y Nicetas, Nicéforo, Teo- á que obedeciesen á su edicto, por no perder tan
doro, y Suidas, y el cardenal Baronio, y los grandes favores como de su liberalidad podían es-
autores de la Historia eclesiástica, Sócrates y Teo- perar, y juntamente perder sus vidas en la flor de
doro, Balsamón y otros autores que le celebran su edad. A esto respondieron los santos: «Si n o s -
por santísimo varón, de los cuales., y de lo que el otros, ¡oh prefecto!, como tú dices, habernos pelea-
mismo Gregorio escribe de sí y de la vida que anda do con tanto valor por el emperador de la tierra,
impresa en el principio de s o s o b r a s , se sacó lo ¿qué piensas que haremos, habiendo ahora de
que aquí queda referido. fP. Ribadeneira.) pelear por el emperador del cielo? Sabe cierto
que pelearemos y perseveraremos y venceremos.»
LOS CUARENTA SANTOS MÁRTIRES—F.rr.re los otros Amenazóles el prefecto que les quitaría la honra
tiranos fieros y bárbaros que persiguieron la Igle- de soldados que tenían. Dióles tiempo para que lo
sia de Jesucristo nuestro Señor, uno fué Licinio, pensasen mejor, y mandóles llevar á la cárcel, en
competidor del gran Constantino, casado con su ia cual comenzaron todos á hacer oración y á
hermana Constancia; el cual, aunque á los prin- suplicar á Dios, que pues tantas veces los había
cipios por ganar la voluntad de su cuñado, que favorecido, y dádoles victoria peleando por cosas
era cristiano, fingió favorecer á los cristianos, frágiles y caducas, que ahora que habían de bata-
mas después, viniendo á rompimiento con Cons- llar por su gloria no les faltase su gracia y favor.
tantino, los persiguió bravamente, y como era Después pasaron la noche cantando el salmo Qui
hombre de bajo suelo, avarísimo, lujuriosísimo y habitat in adjuiorio Allissimi, y alabando y di-
cruelísimo, y tan ignorante que apenas sabía fir- ciendo himnos á Cristo nuestro Señor. Él les apa-
mar sus provisiones, ejecutó su saña y furor c r u - reció y les dijo: «Bien habéis comenzado; mirad
damente contra aquellos que por la religión y por que acabéis bien y perseveréis hasta el fin, por-
las santas costumbres tenía por enemigos suyos que la corona no se da sino á los que perse-
y de su imperio. Estando, pues, Licinio en Capa- veran.» Al día siguiente el prefecto los mandó
docia, provincia de Asia, con un poderoso ejército, llamar, y en presencia de muchos amigos y sol-
hizo publicar un edicto en que se mandaba á todos dados suyos, después de haberlos lisonjeado y
los cristianos so pena de la vida, que dejasen la fe alabado de valientes y esforzados, les rogó que
de Cristo; y como Licinio era hombre severo y condescendiesen con su petición, para que él p u -
terrible, hubo entre los cristianos gran confusión diese hacerles bien y acrecentarlos con honras y
y espanto, porque todo estaba lleno de sayones y dignidades; y como no pudiese hacer mella en
verdugos, de horcas, ruedas y atroces tormentos ellos con sus promesas y amenazas, los mandó
para ejecutarlos en los que no quisiesen obedecer. volver á la cárcel y que fuesen entregados á A g a -
DÍA 9 MARZO 559
layo, carcelero, para que los tuviese con buena llevados al tribunal, para oir la sentencia de muer-
guarda hasta que viniese el capitán de los santos te que contra ellos dio el prefecto.
soldados, y tomase resolución con él de lo que ha- Había una laguna de agua muy fría cerca de la
bía de hacer. Estando en la cárcel uno de ellos, ciudad de Sebaste, donde esto pasó; el tiempo era
que se llamaba Cirión, los animaba y decía: «Her- muy riguroso y de grandes hielos, y el sol ya se po-
manos míos, por voluntad de Dios nos hemos jun- nía y venía la noche áspera y cruda, en que aque-
tado en una escuadra y compañía; procuremos lla laguna se había de helar. En ella mandó el impío
de no apartarnos ni en vida ni en muerte, y como juez que fuesen echados en carnes los santos s o l -
hemos trabajado para servir al emperador que es dados, para que sus cuerpos, traspasados con el
hombre mortal en tantas empresas y ganar su frío de la noche y hielo, se consumiesen, y junta-
gracia, trabajemos ahora por el rey del cielo y mente ordenó que allí cerca de la laguna se p u -
demos la vida por él; que él nos la pagará mejor siese un baño de agua caliente, para que si algu-
que Licinio, con vida eterna y bienaventurada. no, vencido de aquel crudo tormento y fuerza del
¿Cuántas veces peleando con los enemigos pedi- frío, quisiese negar á Cristo, tuviese aparejado el
mos á Dios socorro y nos le dio? Pues ¿pensáis que refrigerio; que fué una terrible tentación para los
ahora en esta tan gloriosa ocasión nos faltará? santos, por tener tan á la mano el remedio de su
Acudamos á la oración, pidamos favor al Señor, tormento. Pusiéronse guardas que velasen toda la
que es fiel, benigno y amparo de los que padecen noche, para que no hubiese estorbo en la ejecución
por él.» Pasados siete días, llegado ya el capitán de la sentencia, la cual, oída por los fuertes g u e -
debajo de cuya bandera militaban, fueron l l e - rreros del Señor, se consolaron sobremanera, y
vados delante del prefecto y de su capitán, y llegados á la laguna, ellos mismos se desnudaron
cuando iban, Cirión les decía: «Tres enemigos sus vestidos con grande esfuerzo y alegría, dicien-
tenemos: á Satanás, al prefecto y á nuestro c a - do entre sí: «Los soldados despojaron á Cristo de
pitán, ó, por mejor decir, no tenemos sino uno sus vestiduras y las jugaron, y él pasó este tor-
invisible, que por medio de estos sus ministros mento por nuestros pecados; desnudémonos ahora
nos hace la guerra. Pues ¿podrá uno solo vencer nosotros por su amor, para satisfacer por nuestras
á cuarenta soldados de Cristo y armados de Cris- culpas: dura cosa es cierto padecer frío tan áspero
to? No, no.» y tan agudo, mas dulce cosa será gozar el paraíso
Muchas palabras gastó en balde el capitán para por este camino. El hielo aflige la carne, mas el
persuadirles que dejasen la fe de Cristo, y hallán- espíritu se recrea con la esperanza del premio; el
dolos siempre en ella más firmes y constantes, tormento será breve y la gloria eterna; trocaremos
mandaron los jueces quebrarles las bocas con una noche con un día que no tiene noche ni fin.
piedras, y por voluntad del Señor, queriendo los Si se helaren los pies, después saltarán con los
ministros ejecutar aquel impío mandato, después ángeles en el cielo, y si se perdieren las manos,
de haberse fatigado, muchos se hirieron de mane- después abrazarán al Señor, que nos las dio.
ra que mostraban sus bocas corriendo sangre, es- ¿Cuántos de nuestros compañeros han muerto en
tando las de los soldados de Cristo enteras y sin las batallas, por ser leales al príncipe de la tierra?
lesión alguna; y viendo esto el capitán y juzgando Y ¿nosotros, por serlo á Dios, no perderemos la
que había sido hecho por arte mágica y encanta- vida? ¿Cuántos por sus delitos son atormentados y
miento, lleno de furor tomó una piedra y la tiró á hechos pedazos con otras penas más terribles que
uno de los soldados, la cual regida por otra mano ésta? Pues hagamos gracias á Dios que nosotros
más cierta, no dio al que se tiraba, sino en la boca moriremos por la justicia, por la virtud y confe-
del prefecto, lastimándole malamente. Volviéron- sión de su fe.» Y volviéndose al Señor, se le ofre-
los otra vez á la cárcel para tomar mejor acuerdo cieron en sacrificio y en holocausto que se había
y buscar alguna nueva y exquisita invención para de acabar y consumir con agua y no con fuego.
atormentarlos más. Mientras que estaban en la Con esta oración armados y vestidos del espíritu
cárcel, oraban al Señor y cantaban el salmo Ad del Señor, se arrojaron desnudos en la laguna, y
te leoavi oculos meos, qui habitas ¿n ccelis: A vos, en ella, con grande afecto, suplicaron á Dios que
Señor, levanté mis ojos, que moráis en los cielos. así como habían entrado en la batalla cuarenta, sa-
Acabada su oración, les apareció el Salvador, y liesen de ella cuarenta vencedores, sin que de este
oyeron una voz que decía: «El que cree en mí, número sagrado ni uno faltase. Mas como el frío
aunque sea muerto, vivirá. Tened confianza y no fuese rigurosísimo, uno de ellos, vencido del dolor
temáis los tormentos de los hombres, porque se intensísimo que padecía, llamando la guarda, salió
pasan presto; pelead valerosamente para que seáis de la laguna y entró en el baño, y poco después
coronados.» Y con este regalo del Señor fueron expiró, dejando á los treinta y nueve por una par-
confortados y pasaron aquella noche en oración te afligidísimos y atravesados de dolor, por el
con gran contento. A la mañana siguiente fueron daño irreparable de aquel triste y desventurado
560 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
compañero, y por otra, con su muerte muy ani- entrañas, ¡qué dichosa seré yo si tú perseveras y
mados para morir mil veces en la demanda. Y vol- mueres por Cristo! Bienaventurado será el vientre
viendo los ojos al cielo, suplicaron á nuestro S e - en que nueve meses te traje, y bienaventurados
ñor que, ó mitigase aquel rigor del frío tan áspero mis pechos que tú mamaste. Anímate, ¡oh luz de
y vehemente, ó les diese fuerzas para sufrirle con mis ojos!, y está fuerte, para que goces de perpetua
perseverancia hasta al fin. luz y alumbres mis tinieblas. Cuando tú peleabas
¡Cosa maravillosa! A media noche apareció sobre por el príncipe de la tierra, yo te acompañaba con
los santos una claridad inmensa, que con su calor lágrimas, porque el peligro era grande y la g a -
deshizo el hielo y calentó el agua, y del cielo bajaron nancia pequeña; mas ahora yo te acompaño con
ángeles con treinta y nueve coronas, y las pusieron increíble júbilo y alegría, porque por este breve
sobre las cabezas de los treinta y nueve caballe- martirio alcanzarás una eternidad de gloria. El
ros de Cristo que habían quedado en la laguna: lo ángel que del cielo te trajo la corona te aguarda
cual viendo un portero solo que velaba, porque para darte la posesión del paraíso; el hielo te ha
las demás guardas dormían, movido de aquella puesto á las puertas del cielo, y el fuego te hará
novedad y herido del espíritu del cielo, despertan- entrar á la presencia del Señor. Sufre, hijo mío,
do á gran priesa á sus compañeros y despojándo- lo poco que queda para que tú seas mártir y
se su ropa, se arrojó denodadamente entre los yo quede contenta; que así como Dios por su gra-
santos mártires en la laguna, clamando á grandes cia te me dio, así yo te vuelvo á él con gran g u s -
voces que era cristiano, de manera que entró en to y afecto. Las otras madres, que no tienen cier-
lugar del que había salido, para que como habían ta esperanza de la salvación de sus hijos, llóren-
entrado cuarenta á pelear, saliesen cuarenta v i c - los; mas yo, que estoy certísima de la tuya, no
toriosos, y nosotros nos admirásemos y reveren- tengo que llorar, sino alegrarme contigo y r o -
ciásemos los justos y secretos juicios de Dios, que garte que me esperes allá en el cielo, y ruegues á
deja caer al que está en pie y levanta al caído, y Dios por la que te parió en esta vida transitoria,
en lugar del cristiano que desfallece escoge al y ahora con tu martirio te desea parir para la
gentil para que no desfallezca, y faltando Judas eterna.» Diciendo estas palabras la valerosa m a -
hace apóstol á Matías, para que ninguno fie de si dre al hijo Melitón, expiró en sus brazos, y la ma-
mismo, ni tenga seguridad por haber bien comen- dre, muy contenta por verle ya seguro, tomó el
zado, sino que toda nuestra confianza sea en sola cuerpo de su hijo, y echóle en el carro donde iban
su bondad y misericordia. los cuerpos de los otros santos, para que con ellos
Vino la mañana, y hallaron los impíos ministros se quemase, y no se partió de allí hasta que le vio
á los santos mártires casi helados y muertos, y arder con los demás. ¡Oh mujer fuerte y varonil,
entre ellos á uno de sus compañeros; y entendido y tan abrasada del amor divino que tuvo ánimo
el caso y sabido como ól mismo se había desnuda- y fuerzas para echar en el fuego con sus propias
do y arrojádose en la laguna y dicho á gritos que manos aquellos miembros que habían sido forma-
era cristiano, por haber visto la claridad del cielo dos en sus entrañas, y sustentádose y crecido con
y las coronas sobre los treinta y nueve soldados, su leche, y llegado á aquella edad con sus traba-
embravecido Agricolao y furioso con la saña, los jos y cuidados! Madre que tanto deseó ver morir
mandó sacar del agua y quebrarles á palos las con sus ojos al hijo á quien ella había dado la
piernas para que acabasen de expirar: y los caba- vida, teniendo por mayor felicidad el morir por
lleros, repitiendo aquellas palabras del salmo: Cristo que el vivir sin Cristo. Para que de esta
«Nuestra alma ha sido librada, como el pájaro del santa madre aprendan todas las madres á criar
lazo de los cazadores; el lazo se quebró, y nosotros á sus hijos, á desearles y procurarles el verdadero
quedamos libres; porque nuestra ayuda es el nom- sumo bien, y apartarlos de estos bienes perecede-
bre del Señor:» y al cabo de ellas, diciendo Amén, ros y contrahechos, que traen tan embebidos y
dieron sus benditas almas al que las había criado engañados á los hijos de este siglo.
y comprado con su sangre, para coronarlas en el No se contentó el tirano con haber quemado los
cielo. Mandaron tomar los cuerpos y quemáron- cuerpos de estos gloriosos caballeros, antes para
los; y como uno de estos fortísimos guerreros, que no fuesen honrados de los cristianos, mandó
llamado Melitón, que era más mozo y más robus- echar en el río sus huesos y cenizas. Mas Dios,
to, estuviese aún vivo, llevando á los demás le de- que es Señor no menos de las aguas que de la
jaron para ver si estando en aquel trance se arre- tierra, los conservó en el agua de manera, que no
pentía y reducía á su opinión. se disminuyeron ni menoscabaron, antes resplan-
Vio esto la santa madre de Melitón, y tomándole decían corno unas estrellas del cielo, y los mismos
á cuestas iba tras los cuerpos de los otros santos santos aparecieron al obispo que se llamaba P e -
sus compañeros, que llevaban á quemar, y en el dro, y le avisaron dónde y cómo estaban sus reli-
camino le decía: «Hijo mío dulcísimo, hijo de mis quias; y el obispo con toda la clerecía vino, y s a -
DÍA 9 MARZO 561
candólos del río con la debida reverencia, los heroicas virtudes en que después se señaló. L l o -
colocó en un lugar más decente para gloria del raba amargamente si la ama que la criaba la
Señor que así triunfa en sus santos, y para c o n - descubría ó desnudaba en presencia de algún
fusión del demonio y de sus ministros que tan hombre, aunque fuese su mismo padre, ni era po-
crudamente los persiguieron armando todos los sible acallarla hasta que la cubría. Tampoco c o n -
elementos contra ellos; porque en la tierra fueron sentía que su padre la llegase al rostro cuando la
atormentados, el aire de la noche, estando al s e - acariciaba. Llegados los años de discreción no
reno, con su hielo los traspasó, el fuego los q u e - gustaba de los entretenimientos de otras d o n c e -
mó, y el agua recibió sus santas reliquias, para llas, sino del recogimiento y oración, deseosa de
que dijesen con el real profeta: «Pasado habernos consagrarse á Dios del todo en perpetua virgini-
por el fuego y por el agua, y vos, Señor, nos ha- dad; y así, aunque condescendió con el gusto de
béis sacado de las penas y puesto en lugar de sus padres, casándose con un caballero romano,
descanso.» llamado Lorenzo Ponciani, igual en sangre y ri-
Después se trasladaron las reliquias de estos quezas, de quien se quedó con el apellido de Pon-
santos á Constantinopla, y estuvieron encubiertas ciani, sintió con tanto extremo el verse obligada
en un huerto, hasta que ellos mismos aparecieron á perder la joya preciosísima de la virginidad, que
á la emperatriz Pulcheria, y le dijeron dónde e s - apenas vino á la casa de su marido después de
taban, y fueron colocados en el templo que se celebradas las bodas, cuando de puro dolor y
había fabricado á san Tirso, famoso mártir. El penitencias enfermó dos veces gravísimamente.
martirio de los cuarenta mártires escribió Meta- íbase consumiendo el cuerpo de la santa y desfa-
frastes, y antes de él san Gregorio Niseno hizo dos lleciendo las fuerzas de manera, que los médicos
homilías en su alabanza, y el gran Basilio, su la desahuciaron. Pero san Alejo, su devoto, la
hermano, una admirable en que cuenta esta histo- vino del cielo á visitar en hábito de peregrino, y
ria; y al fin de ella dice estas palabras: «¡Oh después de haberla consolado, se quitó una escla-
santo coro! ¡Oh orden sagrada! ¡Oh escuadra i n - vina preciosa que traía sobre los hombros, y t e n -
vencible! ¡Oh conservadores del linaje humano, diéndola sobre la enferma la dejó del todo sana.
compañeros en nuestros cuidados, favorecedores Con este favor y salud que había cobrado mila-
de nuestras plegarias y oraciones, embajadores grosamente, se dio con más fervor á ejercicios de
poderosos de nuestra flaqueza para con Dios, e s - piedad y desprecios del mundo. Y siendo de diez
trellas del mundo, flores de la Iglesia, morado- y siete años madre ya de dos hijos, quitándose los
res, no de la tierra, sino del cielo! Las puertas vestidos ricos de seda y oro, joyas preciosas y
del paraíso os han sido abiertas, porque habéis otras galas, que por dar gusto á su marido hasta
sido un maravilloso espectáculo para los á n g e - entonces había usado, no quiso vestirse de allí
les, para los patriarcas, profetas y todos los j u s -
adelante sino de paño basto, que quien la viera no
tos. En vuestra mocedad menospreciasteis vuestra la juzgara sino esclava de su casa; jamás salió á
vida y amasteis á Dios más que á vuestros padres bodas ni se halló en convite ó fiestas, aun de sus
y que á vuestros hijos, y en la flor de vuestra edadparientes. Ejercitábase mucho en obras de caridad
glorificasteis al Señor en vuestros miembros, l e - y humildad. Siendo ella por sí nobilísima y rica,
vantasteis con vuestro ejemplo los caídos, detu- y casada con persona de la misma calidad, solía
visteis á los que vacilaban en la fe para que no ir á una viña que tenía fuera de la ciudad, y r e -
cayesen, esforzasteis á los flacos y abristeis el ca-
cogiendo haces de leña, los cargaba sobre la ca-
mino á los fuertes para que os siguiesen, dejasteis beza y los traía para repartir á los pobres. Otras
acá en la tierra todos juntos un mismo trofeo de veces cargaba un jumento, y llevándole por el
vuestra victoria, para ser coronados con una mis- cabestro por medio de Roma, lo iba descargando
ma corona de gloria en el cielo.» Todo esto es de por las casas de gente necesitada. Pedía también
san Basilio. Fué la muerte de estos santos á los 9 por las calles limosna en compañía de una cuñada
de marzo del año del Señor de 306; y en el mismo suya, llamada Vanuoza, mujer muy principal, por
día celebra la Iglesia su fiesta. acudir mejor á la necesidad de los pobres con lo
(P. Ribadeneira.) que ella daba de su casa y recibía de las ajenas.
No la oyeron título alguno con que se honrase,
SANTA FRANCISCA ROMANA Ó DE PONCIANI—Santa Fran- sino de pecadora y vaso de inmundicia, tenién-
cisca de Ponciani, que otros llaman romana por dose por la más vil y desechada del mundo. Visi-
haber nacido y vivido en Roma, nació el año de taba muy á menudo los hospitales, sirviendo y con-
1384, teniendo la silla de san Pedro Urbano VI. Su solando á los enfermos, mirándolos siempre como
padre se llamaba Paulo del Bosso, y su madre Ja- si fuera al mismo Cristo, y procurando poner en
cobela de Rofredeschi, ambos romanos y de san- mucha virtud á las señoras romanas, y hacerlas
gre noble. Dio desde niña muestras de las más dejar las galas y profanidades de vestidos ricos.
TOMO i 71
562 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
Su mortificación fué rara: jamás gustó vino tro Señor y á la santísima Virgen: la cual, aunque
aunque padecía gravísimos y continuos dolores estaba cerrada en su tabernáculo, se la mostró des-
de estómago, causados de su mucha abstinencia cubierta, y consoló con su presencia á su sierva.
y estrechos ayunos. Por muchos años se sustentó Llegada que fué después al conde, díjole su cuña-
solamente de yerbas: usaba de muy poco sueño, do que estaba con él, que hincase al conde la r o -
y á veces no pasaba de dos horas. La camisa traía dilla y se le encomendase. Respondió la santa que
de lana, y debajo de ella un áspero cilicio y una quería encomendarse á aquel que podía siempre
cintura de hierro sobre la carne desnuda: bañaba y quería librarla de todo peligro. Luego le arre-
su cuerpo de sangre con rigurosas disciplinas y bató el mismo conde al niño de los brazos, que
rosetas de hierro. Lloraba cualquier falta por pe- lloraba y daba gritos, y se lo llevó. Mas la santa
queña que fuese con copiosas lágrimas; y si se continuó su oración con grande paz y quietud,
descuidaba en alguna palabra que le parecía ocio- fiada de la obediencia. Queriéndose después el
sa, en penitencia de ella, hiriendo con golpes sus conde partir de Roma, mandando poner al m u -
pechos, se postraba en tierra, arrastraba por ella chacho á caballo, no hubo alguno de muchos ca-
la boca, y la daba golpes hasta que reventaba la ballos que mudaron, que por más que le hiriesen
sangre. Tenía largas horas de oración con lágri- con espuelas y varas, quisiese caminar con el niño
mas y suspiros que enviaba al cielo. Muchas ve- encima, hasta que enfadado el conde se partió sin
ces era arrebatada de los sentidos y puesta en él, dejándolo en Roma-, y así quedaron libres el
éxtasis, principalmente cuando recibía el santí- cuñado é hijo de la santa, con general contento de
simo Sacramento. Decía el oficio de nuestra S e - todo el pueblo romano.
ñora, de quien era por extremo devota, con mu- Un viernes santo, yendo la sierva de Dios á la
chos salmos y oraciones; y para considerar mejor estación de Santa cruz, en Jerusalén, con su bue-
los misterios divinos, repartía las horas señalando na cuñada Vanuoza, las ordenó el confesor fuesen
á cada una su tiempo. meditando la pasión de Cristo Señor nuestro, guar-
Aconteció un día, habiéndola llamado su marido dando gran silencio, y que no saludasen á nadie
muchas veces mientras rezaba el oficio de la Vir- por el camino; y aunque encontraron en él dos
gen, comenzar una antífona cuatro veces sin po- toros ferocísimos, de los cuales huía toda la gente,
der acabarla; pero hahiendo cumplido lo que su ellas no alzaron los ojos, sino confiadas en Dios
marido le mandaba, y volviendo á su recogimiento prosiguieron como iban su camino, sin alguna
para acabar el rezo, halló escrita la antífona con perturbación, y los dos toros pasaron junto á ellas
letras de oro por manos de un ángel, como se lee como unos corderos: tanto asegura la virtud de la
en otro santo del yermo, significando el Señor obediencia á los que la guardan perfectamente.
cuánto le agradaba la obediencia puntual que te- Fué grande la paciencia de esta sierva de Dios.
nía esta sierva á su marido, á quien en aquel e s - V i o una vez herido de muerte á su marido, deste-
tado tenía por superior y miraba como el mismo rrado otra, con pérdida de mucha hacienda y que-
Dios. dando en un mismo tiempo privada de quien
No sólo á su marido, pero también á su confesor mirase por su familia, y de muchos bienes tem-
obedecía con toda prontitud y santa simplicidad porales; y arruinada su casa y llena de confusión,
de la obediencia ciega. Sucedió el año de 1406, que no dio muestras de sentimiento ni desnjayó un
por algunos disgustos que los romanos habían re- punto, repitiendo muchas veces aquellas palabras
cibido de Ludovico, nepote del papa Inocencio VII, del santo Job: «El Señor lo dio, y el Señor lo quitó:
llamaron en su defensa á Ladislao, rey de Ña- sea su nombre bendito.» Procuraban los demonios
póles, por quien gobernaba la ciudad de Roma por muchos modos ó invenciones feas y diabólicas
Pierino, conde de Troya: tenía éste preso á un turbarla é interrumpir su oración y santos ejer-
cuñado de la sierva de Dios, amenazándole le cicios, ya dándole muchos y muy crueles golpes,
haría matar si no le traía un hijo de santa Fran- ya derribándola en tierra, ya echándola mucha
cisca, al cual quería tener en rehenes por ser ceniza en la boca y rostro, ya dándola muchas
prenda de gente tan principal. No dejaba ella salir bofetadas. Mas ella, con singular paciencia y c o n s -
al niño de casa porque no cayese en manos del tancia, perseveraba con más fervor y amor de
conde; mas encontrándola en este tiempo su c o n - Dios; el cual, para consuelo de su sierva y premio
fesor, la ordenó que ella misma llevase á su hijo de su devoción y santas obras, la concedió un
á casa del conde. La santa, sin detenerse un ángel que en su nombre la gobernaba y defendía
punto, aunque muchos le decían por el camino de las asechanzas del común enemigo. Mostrába-
que llevaba su hijo á la muerte, vino á Ara-Cceli, sele el ángel como un niño de nueve años, el ros-
donde á la sazón estaba el conde, é hincándose tro muy hermoso, mirando al cielo, los brazos
de rodillas delante de la imagen de nuestra S e - cruzados sobre el pecho, el cabello crespo y rubio
ñora de aquel santo convento, pidió favor á n u e s - esparcido á las espaldas, vestido de una túnica
DÍA 9 MARZO 563
blanca y sobre ella una dalmática que á veces pa- purísimo que por allí corría. Parecióle á la santa
recía de color blanco, otras azul, otras de oro. hallarse toda mudada, y como que había salido
Crecía cada día el fervor de la sierva de Dios, y del todo purificada. Oyó luego una misa que dijo
para servir al Señor con más pureza, pedíale con san Pedro, haciendo en ella sus votos y profesión.
muchas lágrimas dispusiese á su marido de ma- Recibió luego de su mano la sagrada comunión, y
nera que pudiese vivir con él como si no le tuvie- con particular favor fué admitida de la Virgen
se. Cumplióla Dios sus santos deseos, y después santísima en el número de sus siervas devotas.
de veintiocho años de compañía, vino su marido Hízola otros muchos favores la Reina de los cie-
en dar contento en esto á su santa mujer, y de los: una vez la regaló como á hija querida que
común consentimiento se resolvieron á vivir lo una tierna madre acaricia en su regazo. Otra vez
que les quedaba de vida en perpetua castidad. se quitó el velo y se le puso á santa Francisca en
Con esto comenzó santa Francisca una vida más la cabeza, y también le dio otro más blanco que
fervorosa, y el Señor á hacerla mayores favores, la nieve para sus compañeras, en señal de la pro-
principalmente cuando había de recibir el s a n - tección que había de tener siempre de ellas.
tísimo Sacramento era tanta la fuerza de su espí- Después de algún tiempo quiso la divina bon-
ritu, que levantaba al cuerpo de la tierra llevado dad consolar á aquellas fervorosas religiosas, y
del alma, como que caminaba hacia el altar donde juntamente á santa Francisca, librando á su m a -
recibía el sustento divino. Sentíase al punto que rido de la cárcel del cuerpo, y á ella del vínculo
comulgaba llenarse la capilla de un suavísimo del matrimonio, y así, disponiendo con gran bre-
olor. Con estas demostraciones junto con sus h e - vedad las cosas de su casa, se retiró luego
roicas virtudes, corrió la fama de su santidad de adonde sus queridas discípulas hacían vida de
manera, que muchas matronas romanas y otras ángeles en la tierra. Llegada que fué al zaguán
grandes señoras venían á ella con grande devo- del monasterio, hizo cerrar la puerta que salía
ción y deseo de aprovecharse, y muchas por e x - á la calle, y antes de pasar adelante, puesto
hortaciones de la santa se movieron á dejar las aparte el manto y las tocas de la cabeza, con
vanidades del mundo y consagrarse á Dios en túnica y cinta negra, y descalza, se postró sobre
vida retirada, debajo de la enseñanza de tan acer- la tierra, extendidos en cruz los brazos, y con lá-
tada maestra; y confirmadas por algunos días en grimas y suspiros rogó á sus discípulas que no se
tan santo propósito, todas se fueron al monasterio desdeñasen de admitirla en su compañía como á
de Santa María la Nueva, de la orden de san B e - pobre y pecadora, pues había gastado la flor de
nito, y sagrada religión del monte Olívete, y en sus años en el mundo, y venía entonces á dar el
manos del superior que les dijo la misa, hecha desecho de ellos á Dios. Recibiéronla de rodillas
con voto su profesión, se consagraron á Dios de- sus santas hijas y vertiendo arroyos de lágrimas
bajo de la regla de san Benito, la cual guardaron de sus ojos la dijeron que no eran dignas de su
en sus casas lo mejor que pudieron, hasta que el compañía, y levantándola del suelo la metieron
año de 1433, á los 6 de enero, se recogieron en la con gran consuelo de todas dentro de casa, obli-
casa de Torre de Espejos, donde hoy se conserva gándola con importunos ruegos que se encargase
el monasterio y fundación de Santa Francisca. del gobierno del monasterio, al cual gobernó con
Aunque no pudo la sierva de Dios alcanzar de singular prudencia y dulzura, y juntamente con
su marido libertad para encerrarse con las demás, gran provecho y raro fervor de sus subditas,
no por eso descuidó de ellas, porque las visitaba que todas caminaban con vivos deseos de alcanzar
á menudo, animábalas con su ejemplo, enseñába- la perfección cristiana, mostrando el Señor mila-
las con sus palabras, consolábalas con su presen- grosamente cuánto se agradaba en aquellas espo-
cia, estándose con sus hijas muchos días enteros. sas suyas, y singularmente en santa Francisca.
Sentía grandemente el no poder quedarse del todo Hallóse un día que á la hora de ^comer no ha-
con ellas, acompañándolas en la profesión religio- bía pan en la casa, sino unos pedazos de sobras
sa; pero el Señor la consoló con un favor muy que apenas bastaban para tres religiosas, siendo
singular. La vigilia de la Natividad de nuestro las monjas quince. No se turbó por esto la sierva
Salvador fué arrebatada de sus sentidos por tres del Señor, antes con gran paz y alegría dijo: «El
días de éxtasis, en el cual vio á la Virgen que le Señor proveerá.» Y luego dio orden para que á su
puso al Niño Jesús en sus brazos. Acabada esta tiempo tocasen la campana para comer, y estando
visión se quedaron con ella san Pedro apóstol, san ya las monjas en el refectorio, comenzó ella m i s -
Benito abad, y santa María Magdalena, que j u n - ma á repartirles el pan que había: el cual se mul-
tos la saludaban y exhortaban á que estuviese tiplicó de manera, que después de haber quedado
atenta á lo que vería. Vinieron luego unos á n g e - todas satisfechas, sobró una canasta de pan en tan
les que aderezaron un vistosísimo altar. Cogióla grande cantidad, que bastara para otras dos m e -
luego el apóstol san Pedro, y bañóla en un río sas. Con que alabaron todas al Señor, y entendió-
564 LA LEYENDA DE ORO DÍA 9
ron lo que le agradaba su santa madre, pues así los días lo arrebataba y caía en el suelo como
lo declaró con semejante milagro al que su Divina muerto sin quedarle señal de sentido. Desahucia-
Majestad obró en el desierto con los cinco panes. do un tío suyo de todo humano remedio, acordóse
Era costumbre de esta sierva de Dios llevar á de la fama que corría de la santidad de santa Fran-
sus discípulas á recoger leña por el campo para cisca, llevóla al enfermo, é hizo la instancia en que
ejercicio de la santa pobreza. Una vez, el mucho hiciese por él oración. Compadecida la santa hizo
cansancio y fatiga de aquel trabajo les causó gran- lo que le pedía, y poniéndole la mano sobre la ca-
dísima sed; el lugar donde pudieran satisfacerla beza, le dijo: «No dudéis, hijo, que yo confío en
estaba tan lejos, que no le pareció á la santa con- la Divina Majestad que no padeceréis más este
forme á su honestidad y decencia alargarse tanto mal.» Al punto quedó libre y sano de él sin que
á buscarla. Encendiéndose más la sed con el tra- jamás le volviese.
bajo y falta de agua, «Confiad, les dijo la santa, El año de 1438, estando la ciudad de Roma muy
en el Señor, que su Majestad os proveerá.» Dicho trabajada de una gravísima peste, hizo gran e m -
esto, alzó una de ellas los ojos hacia un árbol, y pleo la santa de su maravillosa caridad y miseri-
violo todo cargado de racimos de uvas con ser en el cordia con los enfermos. Visitábalos á menudo,
rigor del invierno, de manera, que tocando á cada consolábalos, servíalos con extraordinaria humil-
una el suyo, satisficieron la sed y cobraron fuer- dad, curábales con igual caridad las llagas, y
zas para seguir el trabajo. dábales de comer por su propia mano. Visitando
Volviendo de la iglesia de San Pedro á su casa en este tiempo á una mujer para consolarla en la
en compañía de sus discípulas, la misma vigilia muerte de una hija suya, hallóla con la peste y una
de los apóstoles san Pedro y san Pablo, entró en fiebre maligna en evidente peligro de muerte.
una viña no lejos de allí, y retirándose un poco sola Compadecióse de su trabajo, y habiendo hecho
á la orilla de un arroyo, comenzó con tanto fervor oración, púsole la mano sobre la landre, y quedó
y espíritu á hacer oración, que puesta de rodillas luego sana.
fué arrebatada en éxtasis y transportada dentro del No recibió otra mujer menor beneficio por i n -
agua, donde estuvo grande espacio cerca de ella tercesión de la santa, porque habiendo padecido
á vista de sus hermanas; mas acabada su oración por diez y seis meses continuo flujo de sangre, y
salió del arroyo tan enjuta, que ni en la ropa se desahuciada ya de los médicos, habiéndola visita-
vio señal de haber estado en el agua. do y tocado con sus manos esta sierva de Dios,
Semejante á éste fué otro milagro que el Señor quedó al momento libre de su trabajo.
obró con su sierva, mostrando cuánto se agradaba Tenía otra mujer el brazo derecho perdido de
de sus oraciones; porque habiéndose retirado á un gota, de manera que no podía servirse de él en
lugar apartado de su viña á rezar el oficio de nues- cosa ninguna; y tanto más estaba desesperada de
tra Señora, y sobreviniéndole de improviso una su remedio, cuanto menos habían podido socorrer-
espesa lluvia, prosiguiendo al descubierto el rezo, la los médicos; mas viniendo de la iglesia de San
no se mojó cosa alguna, escapando bañadas de Pedro, viendo de lejos á la sierva del Señor,
agua todas las demás que andaban ocupadas en el dijo entre sí con gran fe: «Soy sana, y si me toca
ejercicio manual en la viña. con su mano, quedaré libre.» Llegóse hacia la
Una hija espiritual de la santa, cargada de años santa, y dándole la mano la enferma, le rogó que
y enfermedades, perdida ya el habla y dejada de intercediese por ella á nuestro Señor, y apartán-
los médicos como cosa desahuciada de todo r e m e - dose de ella tornó á decir: «Estoy sana, estoy li-
dio humano, estaba muy cercana á la muerte; no bre, y no siento ya dolor alguno.» Y así fué por
se hallaba á la hora en Roma el confesor parro- los merecimientos de santa Francisca.
quiano que pudiese sacramentarla. Púsose la santa Tenía Lelio, gentilhombre romano, un niño de
en oración, y suplicó á nuestro Señor que no lla- dos años quebrado, con una gran rotura: querien-
mase para sí aquella su enferma hasta que vinien- do curarle los médicos, mandáronle tender sobre
do su confesor pudiese darle los sacramenios. una tabla y atarle los pies de algún alto para apli-
Respondió el Señor á sus ruegos, y la enferma, carle el remedio. Afligida su madre del rigor de
aunque sin hablar y agonizando, se entretuvo la cura, no permitió proseguirla. Corrió desalada
cinco ó seis días, hasta que habiendo vuelto el sa- á la bienaventurada santa Francisca, y poniéndo-
cerdote á Roma y recibidos de su mano los sacra- la delante de los ojos el niño, la rogó se compa-
mentos, la santa se llegó á ella y la dijo: «Vete deciese de su trabajo. Ella, como tan piadosa de
ahora en paz y ruega por mí.» Al punto que pro- corazón, poniendo sobre la criatura sus manos,
nunció estas palabras rindió la enferma su alma dijo á la madre: «Confiad en mi Señor y sanará
á Dios nuestro Señor. vuestro hijo.» Y al punto quedó del todo sano.
Padecía un muchacho de quince años gota coral, Entre otras cosas que con espíritu profético
cinco de ellos continuos, de manera que casi todos previno la santa, muy particular fué lo que la pasó
DÍA 9 MARZO 565
con un mancebo romano, el cual, instigado del puso en la cama sus miembros, y con los ojos
común enemigo y arrebatado de una rabiosa pa- vueltos al cielo, con gran sosiego envió su purí-
sión, se había determinado quitar la fama á un su simo espíritu á las moradas eternas á los 9 de
maestro, publicando falsamente muchas cosas marzo del año de 1440, á los cincuenta y seis de
contra su honra, sin pensamiento de jamás resti- su edad. Causó su muerte en todos, por una parte
tuírsela en ningún tiempo. Reveló el Señor á su gran sentimiento, y por otra gran consolación,
sierva esta malvada resolución, y muy cuidadosa concurriendo tanta gente á reverenciar su santo
ella de librar al uno del daño temporal que le cuerpo, que fué fuerza detenerle tres días y tres
amenazaba, y más al otro del espiritual que ya noches sin enterrarle, conservándose todos estos
padecía, mandó llamar al mancebo, y habiéndole días tan flexible y tratable como si fuera viva, y
referido punto por punto todo cuanto tenía en su despidiendo de sí un suavísimo olor como de azu-
pensamiento, le dio una amorosa reprensión, con cenas y rosas, que llenaba toda la iglesia de fra-
que muy compungido el mozo confesó ser verdad gancia.
el cargo que se le hacía, y que jamás lo había co- Son casi innumerables los milagros con que
municado con algún hombre, y mudando ya muy después de su muerte confirmó nuestro Señor la
arrepentido el propósito, pidió al que pensó agra- opinión de la santidad de esta sierva suya, s a -
viar perdón de la injuria que había determinado nando por su intercesión los enfermos que se le
hacerle. encomendaban, así de enfermedades del cuerpo
Una señora, llamada también de su nombre como del alma. Y por no cansar con muchos, ni
Francisca, bien aficionada á la santa, habiendo alargarme, sólo diré uno más reciente que acae-
parido un hijo sano del todo, si bien antes de los ció el año de 1603. Tenía en su servicio el mar-
nueve meses, estaba bien descuidada, cuando la qués de Malaspina, general de las galeras del
bendita Francisca, que había tenido revelación de papa, un turco llamado Beli, á quien una her-
su parto y de la poca vida del niño, se le entra mana del marqués solía enviar muchas veces al
por las puertas y la persuade que le bautice luego monasterio de la santa con algunos recados. Com-
en su casa. Rehusaba la madre y los demás el h a - padeciéndose las monjas de su estado, procuraron
cerlo, pareciéndoles sobrada prevención bautizar- con buenas palabras reducirle á la fe; mas él e s -
lo antes de sacarlo á la iglesia. Instó tanto la sier- taba muy obstinado en su falsa ley, y sólo pudie-
va del Señor, que los convenció al fin de manera ron alcanzar de él, después de muchas persuasio-
que luego lo bautizaron. Fué cosa maravillosa que nes, que se encomendase algunas veces á Dios y
apenas acabaron de bautizarlo, cuando en presen- á la santa, ó dijese á menudo: «¡Oh bienaventu-
cia de todos, estando al parecer bueno y sano, en rada Francisca, acordaos de mí!» Mientras él
un momento expiró. Muchas otras cosas se escri- cumplió lo prometido, las siervas de Dios hacían
ben en su historia que profetizó santa Francisca, por él oración, suplicando á nuestro Señor que
que tocaban al bien particular de algunos ó al co- alumbrase su alma. La noche del 6 de marzo del
mún de muchos y de la santa Iglesia, diciendo á año de 1603, cuando el turco más profundamente
unos cuanto habían hecho y pensado, y á otros lo dormía, vio en sueños un hermoso niño, cual se
que les había de acaecer. pinta en el retrato de santa Francisca, que le p e -
Llegóse el tiempo en que el Señor quiso pre- día limosna. Despertó Beli, y maravillado de lo
miar á su fidelísima sierva de sus trabajos y h e - que había visto, repetía aquellas palabras: «Beata
roicas virtudes, y habiendo ido un día con licen- Francisca, ten misericordia de mí.» A la mañana
cia de su confesor á visitar un hijo que tenía contó lo que le había pasado á los demás criados
enfermo, le cogió en casa del mismo hijo una y á la hermana de su señor, la cual, sirviéndose
fiebre pestilente junto con tabardillo. Revelóle el de la ocasión, lo envió con un recado á casa de la
Señor que dentro de siete días había de ser el de santa. Corrió allá él con grande alegría de cora-
su partida de este miserable mundo, y apretando zón, y contando á sóror Maximilla lo que había
mucho la enfermedad, se despidió de sus hijas visto en sueños, volvió el rostro hacia un lado,
y las consoló y exhortó al servicio divino, y donde, viendo una imagen de la santa, halló que
habiendo recibido todos los sacramentos con gran el niño que había visto era el mismo que allí e s -
devoción, después de la Extremaunción se acor- taba pintado al lado de santa Francisca, y dijo al
dó que era la hora de vísperas, y con el poco punto que quería hacerse cristiano. Instruido lue-
aliento que le quedaba, comenzó entre sí á re- go en la fe recibió el santo bautismo, y en él el
zar las horas de nuestra Señora, como toda su nombre de Francisco, en memoria del beneficio
vida lo había hecho sin dejarlas algún día por que había alcanzado por intercesión de la bien-
enferma que estuviese, en la cual devoción per- aventurada sierva de Jesucristo.
severó hasta la muerte; la cual la cogió rezándo- Canonizó á santa Francisca romana el papa
las, porque continuando su santa devoción, com- Paulo V á los 29 de mayo del año de 1608. Escri-
566 LA LEYENDA DE ORO DÍA 10
bieron la vida de esta gran sierva del Señor el pa- y entregó suavemente el espíritu á su casto esposo
dre Julio Orsino, y después más brevemente el Jesucristo, entre el canto de angélicos coros, el
P. Martín de Roca, entrambos religiosos de la día 9 de marzo del año 1463. Su cuerpo fué ente-
Compañía de Jesús. (P. Ribadeneira.) rrado con grande pompa y veneración, y su sepul-
cro ha sido siempre y es aún concurrido por una
SAN PACIANO, OBISPO.—Barcelona fué la patria infinidad de devotos que adquieren por intercesión
de este santo, y su tercer obispo de esta misma de la santa singulares favores del cielo.
ciudad, naciendo á principios del siglo cuarto.
Antes que se consagrara á Dios en el ministe- Día ÍO
rio santo, contrajo matrimonio, del que tuvo un
hijo, llamado Dextro, quien por sus talentos era LOS SANTOS CODRATO Ó CODRATS, CIPRIANO, DIONISIO,
conocido como un aventajado escritor de su tiem- ANETO, PABLO, Y CRESCENCIO, MÁRTIRES.—Habiéndose
po. Consagrado obispo de Barcelona gobernó la pronunciado un cruel edicto contra los cristianos
diócesis por el espacio de treinta años, durante los por mandado de Decio y Valeriano, emperadores
cuales dio pruebas de su grande celo, y sobre romanos, Jasón, prefecto de Grecia, q u e á la sazón
todo de su extraordinaria sabiduría. Este celo y residía en Corinto, lo puso en ejecución con el
saber lo empleó con especialidad en impugnar á mayor y más cruel rigor que pudo, y llegando á
los donatistas, y de esto y de sus admirables i n s - su noticia el nombre de seis cristianos, llamados
trucciones, dirigidas á sus diocesanos permane- Codrato, Cipriano, Dionisio, Aneto, Pablo, y Cres-
cen algunos escritos como eterno monumento de cencio, que estaban en la misma ciudad, los mandó
su sabiduría y caridad. ¡Qué plenitud de escritura prender y traer á su presencia, y traídos dijo á
ofrece su precioso tratado del Bautismo! ¡Cuan Codrato, que era el principal de todos: «Codrato,
completa, copiosa y fecunda su Parénesis ó e x - ¿qué locura es la tuya, que quieras experimentar
hortación á la penitencia! El célebre escrito de los más crueles tormentos que hayan podido i n -
Paciano, llamado el Ciervo, se ha perdido con ventarse? ¿Qué esperanza es la que te anima á
sentimiento de los sabios. Con sus cartas, llenas menospreciar las cárceles y sus prisiones? ¿Qué
de erudición, convirtió á Semproniano, y en todos engaño te ha cegado que así te enajenas de tus
sus actos dio bien á entender el celo que le a n i - amigos, parientes y patria? ¿Por qué, obedeciendo
maba, no deseando más que inspirar horror al los mandatos de los emperadores, y sacrificando
vicio y hacer amable la virtud. Murió este santo con nosotros á los dioses inmortales, no escoges
á los 9 de marzo del año 392, y según dice san ser bienaventurado, gozando de la suavidad y d e -
Jerónimo, de una vejez extremada. leites de esta presente vida?» El esforzado y v a l e -
roso capitán de aquella, si pequeña, bendita e s -
SAN CIRILO, Y SAN METODIO, OBISPOS Y APÓSTOLES DE cuadra de Jesús, respondió: «Conozco, ¡oh Jasón!,
MORAYIA.—Convirtieron á la fe de Jesucristo á los que la culebra se esconde entre la yerba, y que
habitantes de aquel país juntamente con sus reyes. no son otra cosa tus simulados, fingidos y diabóli-
Florecieron en el siglo IX, y fueron ordenados cos halagos. También sé que ninguno que entien-
obispos apostólicos por el papa Adriano II. La r e - da qué cosa es naturaleza, dirá que no es la vida
ligión les debe extensas y gloriosas conquistas apacible, preciosa y muy amable. Mas esta vida
que terminaron con una muerte santa á fines del dióla Dios, y así es forzoso que tengamos en m u -
siglo ya nombrado. cho al dador de tan grande don y merced, y que
con nuestro testimonio hagamos manifiesta su
SANTA CATALINA DE BOLONIA, YIRGEN.—Nació esta gloria. También es cierto que no hemos de apre-
santa en Bolonia de padres distinguidos, el día 8 ciar en tanto la brevedad de esta vida, que por el
de septiembre del año 1413; pasó sus primeros años temor de perderla vengamos á ofrecer al demonio
en su patria, y los de su adolescencia en Ferrara, la adoración que sólo á Dios se debe? ¿Á quién
donde se dio á conocer por la santidad y pureza podemos mejor llamar ó invocar por Dios, que á
de sus costumbres. De tierna edad todavía tomó aquel que desde el principio nos ha hecho tanlos
el hábito de santa Clara, en cuya religión fué puro y tan grandes beneficios? Pues de tantas y tan in-
ejemplo de humildad, de pobreza y de todas las mensas mercedes, ¿á quién sino á Cristo podemos
virtudes. Elegida abadesa de su monasterio, diri- reconocer por autor y Salvador? Y ¿á quién es
gió á sus hermanas en los caminos de perfección, lícito y debido publicar por todo el mundo por
excediéndolas ella á todas en gracia y santidad. Salvador de él, sino á Jesús, que por nosotros
Era la directora, la maestra de la oración y de padeció muerte y pasión? Esto presupuesto prime-
todas las demás prácticas piadosas: se vio fre- ramente, para alcanzar valor y fuerzas, vencer
cuentemente recreada con celestiales visiones; los tormentos con que nos amenazas, y no apar-
predijo de antemano el día y la hora de su muerte, tarnos de la verdad católica. Ya conocemos el
DÍA 10 MARZO 567
ánimo impío y cruel, como las malditas palabras Dios el premio de la victoria. Luego que entendió
de los que procuran corromper y mudar los de- Jasón esto, les abrevió la vida y sentenciólos á que
votos y deseosos del servicio de Jesucristo. Por les cortasen las cabezas. Luego los ministros del
tanto, venga lo que viniere, pues entendemos de prefecto los llevaron á un lugar donde solían m a -
los peligros que se nos ofrecen cuál es el mayor, tar y echar á las fieras los delincuentes, y para
y así, esto presupuesto, no procures ni intentes cada uno había su verdugo, que así lo había or-
persuadirnos á que nos mudemos á tu opinión, y denado Jasón. Los gloriosos mártires rogaron á
que dejando á Cristo, Dios y Hombre verdadero, los verdugos que les aguardasen hasta que diesen
adoremos al demonio. gracias á Dios por la gran merced que recibían,
»Á más de esto consideramos, que por ley c o - y habiéndolo alcanzado, todos juntos comenzaron
mún de la naturaleza todos hemos de morir, y que á alabar al Señor de esta manera:
ninguno hay que pueda librarse de esta ley, y que «Dios y Señor, que hiciste la armonía de los
las cosas que con virtud y ánimo heroico se hacen, cielos concorde é indisoluble; tú, que de tal m a -
causan una gloria sempiterna; pues si hemos de nera gobiernas los varios movimientos del cielo,
morir miserable cuanto necesariamente, ¿no es que juntos unos con otros sirven á la vida del
mejor que con nuestra gloriosa muerte y martirio hombre; tú, que miras al nacimiento y caída del
dejemos ejemplo á los venideros, deseosos de imi- sol, que adornaste al firmamento de estrellas y los
tar á otros en alguna cosa clarísima? ¿No es m e - demás cielos de planetas; Padre celestial, que
jor confesando el nombre de Cristo ir para siem- todo lo hiciste de nada; tú, que haciendo las cosas
pre á gozarle, que adorando los falsos dioses que son dignas de tu eterno padre, ensanchaste
vuestros ir para siempre en su compañía á pade- tu potestad infinitamente; tú, que nos pones en el
cer eternos tormentos? Así seremos ¡dea de los camino seguro y fácil, y caminando por él nos
entendidos, porque los que bien sienten no desean llevas para ti mismo, y te hallas presente para
otra cosa que tener á quien imitar, para alcanzar luego favorecer á los que de ti tienen necesidad,
las cosas excelsas y gloriosas.» Muchas cosas le y les das mayor gracia, y nos das como amigos
replicó Jasón juzgando atraerlo á su voluntad, mas las cosas que nos son provechosas y oportunas;
nada le aproveche; antes Codrato le comenzó á tú, que nos diste una vida no bestial ni bárbara,
predicar y decir altísimas cosas de nuestra santa sino digna de educación y enseñanza, y siendo ya
fe, especialmente acerca de la encarnación y pa- tuyos nos hiciste merced de lo que más nos c o n -
sión del Hijo de Dios, sobre que disputó mucho. venía, que es el morir por ti, con la retribución
El prefecto, que en sus ceremonias y supersticio- que nos tienes prevenida, y por esto no permitiste
nes era tan docto como ajeno de la virtud, mandó que fuésemos vencidos con la crueldad de amena-
azotar al siervo de Jesucristo con varas ásperas zas y tormentos del tirano, ni menos con sus h a -
y nudosas; y san Codrato, victorioso en el tor- lagos; tú, que hiciste que tuviésemos los tormen-
mento, lo reprendía de su crueldad tirana dicien- tos en menos que tus promesas, para que fuésemos
do: «Cansaste en vano, ¡oh Jasón!, en intentar haga contados en el número de tus siervos; Dios, que
por fuerza lo que ha de ser voluntario, á más que hiciste que antes que padeciésemos, entendiése-
si inventares los más fieros y crueles tormentos mos lo que está por venir, que excede á toda
del mundo todo, con ninguno me harás dejar ni esperanza; tú, que das á los dignos que te gocen,
apartar un punto del amor que tengo á mi Señor y otorgas que entiendan la Santa Trinidad de per-
Jesucristo.» sonas en una esencia, y juntaste nuestra compañía
Entonces Jasón, admirado de la fortaleza y cons- de dos ternarios en una voluntad, y que habiendo
tancia de san Codrato, hizo llegar á su presencia corrido el estadio de la miserable vida, fuésemos
á san Cipriano, que era de tiernos años y bella admitidos en los reinos celestiales: suplicárnoste,
disposición, al cual, con los demás, san Codrato Señor, por tu santísimo Hijo Jesucristo, que este-
desde su tormento amonestó y animó á que tuvie- mos y permanezcamos constantes en este piadoso
sen constancia, y que por los regalos de esta vida propósito y determinación, para que seamos lle-
transitoria no perdiesen la eterna. El prefecto, vados al cielo con los puros rayos de tu divina
después que habló á Cipriano y lo halló adornado luz, y viviendo eternamente contigo, para siempre
de una cristiana fortaleza, mandólo también azo- cantemos los himnos de la victoria y triunfo que
tar, y después á sus compañeros uno después de esperamos.»
otro. Los santos mártires, sufriendo los crueles Hecha esta oración, ofrecieron á los verdugos
azotes, daban de sí gran muestra y ejemplo de sus gargantas, y ellos, á los golpes de sus espadas,
virtud y religión, y aseguraban al tirano y al con gran compasión de los que miraban el glorio-
mundo todo que por muchos y grandes martirios so triunfo, les cortaron las cabezas, y en señal de
que padeciesen, siempre habían de permanecer la remuneración que les estaba prevenida en la
constantes hasta triunfar del tirano y alcanzar de gloria, en el lugar mismo de su martirio milagro-
568 LA LEYENDA DE ORO DÍA 11
sámente apareció una maravillosa y abundantísima SAN YÍCTOR, MÁRTIR DE ÁFRICA.-Posidio, discípulo
fuente de dulces y cristalinas aguas, que hoy per- de san Agustín, que escribió la vida de este padre,
manece. Fué su glorioso martirio por los años de dice que el santo obispo había predicado un s e r -
254, imperando los dichos Decio y Valeriano, á món al pueblo en la festividad de este san Víctor,
10 de marzo, día en que la Iglesia le celebra. E s - bajo el tema Pretiosa in conspectu Domini. Nada
cribieron la vida y martirio de estos seis valerosos más sabemos de este Víctor, ni se conservan las
y esforzados soldados de Cristo, Simeón Metafras- actas de su vida, ni se hubiera transmitido su
tes, Lipomano, tomo VII, Surio, tomo II, Sanctoro, nombre á la posteridad, sin el referido sermón de
el Martirologio romano y otros. san Agustín, que nos le ha conservado.
Por el Espíritu Santo sabemos que sólo aquel
llevará la corona, que valerosa y constantemente SAN DROTOYEO—Natural de las Galias, recibió dis-
peleare, porque la constancia y tolerancia lo pue- tinguida y piadosa educación, y brilló como una
de todo. Tanta fué la que tuvieron estos gloriosos estrella de gran resplandor en medio de las tinie-
é invictos mártires, que pudieron con razón a s e - blas de su siglo. Dio los primeros pasos en la c a -
gurarse la corona que esperaban y consiguieron, rrera de la virtud y de las letras bajo la dirección
con que dejaron burlado al infierno, corrido al del obispo san Germán, y habiendo después abra-
tirano, triunfante á la gracia, gozosa y alegre á la zado la vida monástica bajo la regla de san Beni-
gloria, á Dios obligado, y á la Iglesia sarita palmas, to, fué ejemplar de todas las virtudes, y abad del
triunfos y coronas que añadir á sus gloriosos tim- monasterio de San Germán, en París. La fama de
bres, cuando á nosotros abierto el camino para su santidad hizo que los reyes y los grandes bus-
imitarlos. (P. Ribadeneira.) casen su compañía, á fin de tener por su media-
ción propicio al cielo. Childeberto lo llevaba c o n -
SAN MACARIO.—Nació en Judea, de unos padres sigo cuando fué á sitiar á Zaragoza, y á sus ruegos
que profesaban la religión cristiana, quienes le debió España el que fuese respetada por el v e n -
educaron con esmero en los principios y máximas cedor una de sus principales ciudades. Por fin,
de ella, y aprovechó tanto en la virtud, que des- después de una vida ilustre en buenas obras,
preciando los bienes terrenos abrazó el estado estando en su monasterio, entregó su espíritu á
eclesiástico y se ordenó de sacerdote. Revestido Dios el día 10 de marzo del año 576.
de tan alta dignidad era tanta s u virtud, que h a -
llándose vacante la silla de Jerusalén, fué por u n a - SAN ATALAS Ó ÁTALO—Abad del monasterio de
nimidad aclamado obispo y p a t r i a r c a de a^neila Bobio, en el territorio de Padua, en Italia, e s -
iglesia el año 313. Fué otro d e los obispos que clarecido en virtudes y milagros, floreció en el si-
asistieron al concilio de Nicea, en el qrae desplegó glo VII, y murió el día 10 de marzo del año 626,
su celo por la fe católica. E r a nauta el a m o r que viendo los cielos abiertos y el lugar que en ellos
profesaba al Redentor de los hombres,, que traba- j le estaba preparado por sus modestas y santas vir-
jó infatigablemente á fin de d e s c u b r i r ios instru- I tudes.
mentos de la pasión del Salvador, p a r a q n e fuesen
venerados de los h o m b r e s . ÉII fué (cuando el h a - SAN MACKESSOGO Ó KESSOGO, OBISPO Y CONFESOR.-Obis-
llazgo de la cruz, del Salvador) el q u e p a r a d i s t i n - po de Levin y Boin, en Escocia; murió en 560.
guir de las tres, cruces q u e s e hallaron c u á l era la
del Salvador, mandó a p l i c a r l a s á- tina señora que Día 11
estaba próxima á la m n e r t e , pudiendo de este
modo conocer la v e r d a d e r a c r u z . Murió MacarioSAN EULOGIO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR.—La vida del
á mediados del año 331, después de haber vivirlo '• bienaventurado y glorioso mártir san Eulogio e s -
santamente y obrado el Señor por su intercesión í cribió un condiscípulo y compañero suyo, llamado
muchos milagros. Alvaro, de esta manera: En el tiempo que por
i justo juicio de Dios España fué castigada y opri-
SAN CAYO, Y SAN ALEJANDRO—Según refiere Apoli- mida de los moros, nació san Eulogio en la ciudad
nar, obispo de Alepo, en el libro que escribió con- ' de Córdoba, donde ellos tenían su principal asien-
tra los herejes catafrigas, murieron con un glorio- to, de nobles y ricos padres, para consuelo y bien
so martirio en Apamea de Frigia, durante la de muchos. Su madre se llamó Isabel, y su abuelo
persecución de Antonio Vero, en el año 171 de Eulogio como él. Desde niño se inclinó á todas
Jesucristo. las cosas de devoción y piedad, y gustaba de estar
en la Iglesia de San Zoilo, mártir, y tratar con los
EL TRIUNFO DE CUARENTA Y DOS SANTOS MÁRTIRES — clérigos, y aprender de ellos santas costumbres y
Fueron martirizados en Persia por los sarracenos, buenas letras. Después, creciendo en edad, se dio
en el año 86L con gran cuidado al estudio de la sagrada Escri-
DÍA 11 MARZO 569
tura, y buscaba los maestros que se la podían e n - cha amistad; y ellos, cuanto más trataban á Eulo-
señar, y entre ellos tomó particular amistad con gio, más se admiraban de sus raras virtudes y de
un santo abad, que se llamaba Espera en Dios, los excelentes dones con que Dios había adorna-
por ser hombre de muy buena vida y muy versa- do su alma. Después estuvo san Eulogio en Zara-
do en las divinas letras. Con la ayuda de este abad goza, en Sigüenza, en Alcalá de Henares y en
y con su gran ingenio y diligencia, vino Eulogio Toledo, donde habiendo fallecido Uvistremio, ar-
á ser eminente y famoso varón en las ciencias. zobispo de su iglesia, y juntándose los obispos de
Ordenóse de diácono y después de presbítero, y la provincia con licencia de los moros, como s o -
alcanzó grado y nombre de maestro; mas no por lían, para darle sucesor, todos eligieron á Eulo-
esto se desvaneció, antes la ciencia iba acompa- gio por arzobispo de Toledo, estando ausente, por
ñada siempre con la virtud, y cuanto más crecía las grandes y raras partes de santidad, doctrina
en la opinión de los hombres, tanto era más hu- y prudencia que concurrían en él. Mas el Señor
milde en la suya. Castigaba su cuerpo con ayunos no quiso que tuviese efecto esta elección, ni que
y penitencias; dábase mucho á la oración, era se sentase en aquella silla, porque le tenía apare-
caritativo con los prójimos, visitaba los monaste- jada otra de mártir más gloriosa en el cielo. Ha-
rios de los monjes, ó informábase de sus institu- bía vuelto á Córdoba el santo presbítero, y en ella
tos y reglas, procurando juntar en uno la vida hallado gran confusión y turbación de los cristia-
religiosa de los monjes y la doctrina y predicación nos, porque el rey de Córdoba Mahomad los per-
de los clérigos. Tuvo deseo de ir á Roma para seguía con extraña rabia y furor, procurando
refrenar y domar los apetitos de la carne con el desarraigar la religión y nombre de Cristo de todo
trabajo de aquella peregrinación; mas el mismo su reino. Muchos por temor se ausentaban, otros
Alvaro, que escribe su vida, y otros amigos s u - por su flaqueza renegaban, y no faltaban otros
yos le detuvieron para que no lo hiciese, aunque que, favorecidos del espíritu del Señor, ofrecían
quedándose en España con el cuerpo, fué á Roma sus cuerpos á la muerte, para que sus almas g o -
con el ánimo y voluntad. Levantóse en Córdoba zasen de la vida que nunca se acaba, y con alegría
una recia persecución contra los clérigos, porque derramaban su sangre por la fe de aquel Señor
el obispo de ella, llamado Rocafredo, ó por temor que por ellos había derramado la suya en la cruz.
del rey moro, ó por lisonjearle, ó por otros vanos En esta tormenta tan brava y noche tan tenebrosa
respetos indignos de su persona y dignidad, hizo envió el Señor á san Eulogio para que resplande-
prender á muchos de ellos, y entre los demás á ciese como una luz venida del cielo, y como sabio
san Eulogio, que era como el preceptor de todos, piloto gobernase la nave de aquella iglesia tan
y en la cárcel escribió un libro llamado Documen- combatida de furiosas ondas, para que no diese
to de mártires, animando á los fieles á morir por al través y del todo se hundiese; porque no se
Cristo y á padecer en el martirio, como le pade- puede creer lo que confortó á los flacos, encendió
cieron Flora y María, dos santas vírgenes, en 24 á los fuertes, levantó á los caídos, y detuvo á los
días de noviembre; y á los cinco días después de que iban á caer con su vida, con su doctrina y con
su muerte, por voluntad del Señor, salieron de la los libros admirables que escribió, animando á
cárcel Eulogio y sus compañeros, y por entonces todos para pelear valerosamente por Cristo en
cesó aquella borrasca. Mas como san Eulogio vie- aquella dura batalla, y escribiendo después las
se que el obispo todavía favorecía al tirano y per- victorias y coronas de los que habían bien pelea-
severaba en sus malas mañas, se abstuvo muchos do y triunfado gloriosamente del enemigo. Y aun-
días de decir misa por no comunicar con él, pare- que estas obras eran bastantes para que los m o -
ciéndole que era mejor privarse él de su devoción ros le aborreciesen y le deseasen dar muerte, y
y del fruto que podía sacar del santo sacrificio de para que el Señor le hiciese digno del martirio y
la misa, que autorizar y aprobar con él lo que le coronase con los que él había hecho mártires
hacia el obispo; el cual, como san Eulogio era por su exhortación, mas hubo otra causa particu-
persona tan insigne y en quien todos los cristia- lar del martirio de san Eulogio, que fué la que
nos tenían puestos los ojos, le mandó so pena de aquí diré.
excomunión que celebrase. Y él, por no hacerlo, Una doncella, nacida de padres nobles aunque
porque juzgaba que ó no le era lícito, ó que no paganos, llamada Leocricia, vino á nuestra santa
era expediente, se partió de Córdoba camino de fe y se bautizó por persuasión de otra mujer cris-
Francia. Llegó á Pamplona, donde fué hospedado tiana, cuyo nombre era Liciosa. Los padres de la
y regalado de Guiliesindo, obispo de aquella c i u - doncella con palabras blandas y con espantos pre-
dad; y estuvo en un monasterio de San Zacarías, tendieron apartarla de su santo intento; mas la
puesto en la falda de los Pirineos, y gozó allí de santa doncella, teniendo más cuenta con el padre
la conversación de muchos religiosos y siervos de que tenía en el cielo que con el de la tierra, no
Dios que en él había, con los cuales trabó estre- hizo caso de sus amenazas; pero temiendo su fla-
TOMO i
72
570 LA LEYENDA DE ORO DÍA 11
queza, se salió de casa de sus padres por medio de ser verdadero discípulo de Jesucristo. Lleva-
de una hermana de san Eulogio, llamada Anulo- ron á san Eulogio al lugar del martirio con gran
na, virgen dedicada á Dios; y el mismo san Eulo- tropel de gente y gritería, en donde hecha su ora-
gio (para que aquella oveja de Cristo no fuese ción de rodillas, y levantadas las manos al cielo,
tragada del lobo infernal), como buen pastor la y armado con la señal de la. cruz, dio su cuello al
recogió y la puso en lugar secreto y seguro, y la cuchillo, y fué degollado en 11 de marzo, día sá-
mudaba muchas veces de una parte á otra; y ella, bado, á la hora de nona, año de la Encarnación
con vigilias, ayunos, y vestida de cilicio y p o s - del Señor de 859. Fué vista una paloma blanca
trada en tierra en la iglesia de San Zoilo, ayudán- sobre su cuerpo muerto: procuraron los moros
dola san Eulogio también con sus oraciones, pedía echarla de allí, y por buen espacio de tiempo no
á Dios que la librase do aquel instante peligro. pudieron, hasta que viéndose muy acosada de
Finalmente, por voluntad del Señor, Leocricia fué ellos, tomó vuelo y se asentó en una torre, y d e s -
descubierta y vista y hallada de sus padres con de allí miraba atentamente al santo cuerpo, el
san Eulogio, que á la sazón había ido á verla para cual fué sepultado en el templo de San Zoilo por
animarla en aquella tribulación; y como los pa- los cristianos al tercero día de su martirio. Escri-
dres de Leocricia eran tan ricos y poderosos, t u - bió san Eulogio algunos libros con mucha doctri-
vieron forma para prender á su hija y á Eulogio, na y mayor espíritu, y entre otros un Memorial
y los presentaron delante del juez, acusando á la de santos y un Apologético de mártires, y otro lla-
hija por haber huido de casa de sus padres, y á mado Documento también de mártires, en los cua-
Eulogio por haberla recibido y encubierto. El les pone las vidas y martirios, aunque con mucha
cual, siendo preguntado del juez si era verdad lo brevedad, de algunos santos de su tiempo. Cuatro
que contra él decían, y por qué lo había hecho, días después del martirio de san Eulogio la santa
respondió constantemente que él, como sacerdote doncella Leocricia fué combatida terriblemente
de Dios, tenía obligación de favorecer y enseñar para que dejase de ser cristiana; mas el que la ha-
el camino del cielo á todos los que viniesen á él bía escogido para sierva y esposa suya la defendió
con deseo de salvar sus almas; y que así lo había y amparó de todos los asaltos y máquinas de sus
hecho con Leocricia. Y como el juez mandase enemigos. Y visto que ninguna cosa era bastante
traer varas para azotar á san Eulogio, él, con para quitarle á Jesucristo, la degollaron y e c h a -
gran serenidad, le dijo que no se cansase, porque ron su cuerpo en el río, de donde los cristianos le
las varas no le podrían quitar la vida del cuerpo, sacaron y sepultaron en la iglesia de San Ginés.
y mucho menos á Cristo de su alma; pero que si Después, el año de 860, según el cardenal Baro-
le mandase matar con hierro, quedaría en algo nio, fueron trasladados los cuerpos de san E u l o -
satisfecho, porque le quitaría la vida temporal, gio y Leocricia á Oviedo, é hizo nuestro Señor
aunque no la eterna, que era Cristo. Y con esto algunos milagros por intercesión de estos dos san-
comenzó á decir mal de Mahoma, falso profeta de tos, y con ocasión de ellos se trasladaron otra vez
los moros, y á predicar que sólo Jesucristo era sus cuerpos el año de 1300, á los 9 de enero, siendo
verdadero Dios. Lleváronle á palacio y fué presen- obispo D. Fernando Álvarez, y se colocaron en
tado á los del consejo del rey, y uno de ellos, que una grande arca de plata, y la pusieron en el
era amigo de san Eulogio, teniendo de él lástima, secretario que llaman la Cámara santa, como lo
le quiso persuadir que dijese allí bien de Mahoma dice Ambrosio de Morales en la vida de san Eulo-
para satisfacer á los del consejo, aunque después gio, cuyas obras hizo imprimir é ilustró con sus
siguiese su ley y permaneciese en ser cristiano. eruditas anotaciones. El Martirologio de Usuardo
Mas el santo no se dejó persuadir de aquel que, pone la muerte de san Eulogio á los 20 de s e p -
con voz de falso amigo, era verdadero enemigo y tiembre, y el romano á los 11 de marzo, que es el
le pretendía pervertir; antes con mayor constan- verdadero día en que murió.
cia y firmeza comenzó á ensalzar la majestad y (P. Ribadeneira.)
divinidad de Jesucristo, y á vituperar las malda-
des, engaños y abominaciones de Mahoma; y así SANTA AÜRIA Ó ÁUREA, VIRGEN—Una de las v í r g e -
los jueces dieron sentencia que fuese degollado. nes verdaderamente ilustres que han florecido en
Al tiempo que le llevaban al martirio, uno de los el jardín ameno de la Iglesia de España fué santa
privados y criados del rey que le había oido de- Auria, natural de Villavelayo, pueblo distante seis
cir mal de su gran profeta Mahoma, revestido de leguas del monasterio de San Millán de la Cogu-
Satanás, llegó á san Eulogio y le dio una gran bo- lla. Vivían sus padres García Ñuño y Amuna con
fetada en su rostro. El santo sin turbación algu- la pena de no tener sucesión; y habiendo recurrido
na ofreció la otra mejilla, diciendo que allí podría al cielo con fervorosas súplicas, con religiosos vo-
darle otra; lo cual hizo aquel hombre maldito, tos y con promesas continuadas para que se digna-
dando testimonio de su pérfida maldad, y el santo se concedérsela, oídos sus humildes ruegos, les
DÍA 11 MARZO 571
dio el Señor por fruto de sus dulces bendiciones á noches: llegando á ser por lo mismo el objeto de
una preciosa niña, á quien pusieron en la pila del la admiración y aun de la veneración del asceterio.
bautismo por nombre Auria: sin duda movidos de Esparcióse por toda aquella región la fama de la
un superior impulso, como que fué oráculo del eminente santidad de Auria y de los milagros que
purísimo oro en que la convirtió el calor del Sol el Señor obraba por medio de su fidelísima sierva;
de justicia que la abrasó en divinos incendios y aunque sus deseos eran vivir desconocida de
todo el discurso de su prodigiosa vida. Dejóse ver todos los mortales, se vio rodeada de innumera-
Auria desde la cuna con un natural dócil y com- bles gentes, que atraídas del buen olor de su vir-
pasivo, con una inclinación singular hacia todo tud, deseaban ver y tratar aquel prodigio de la
lo bueno; y agregándose á estas nobles disposicio- gracia.
nes el desvelo con que se aplicaron sus padres á Quiso Dios manifestar á su amada esposa lo
cuidar de su educación, conocieron muy presto agradable que le eran los santos ejercicios con
que sus instrucciones sólo servían de fomentar las que procuraba complacerlo, y así la regaló con
inspiraciones que el Espíritu Santo había produci- exquisitos favores. Púsose en oración después de
do en el noble corazón de Auria, tan lleno de sen- maitines del tercer día de Navidad, en el que se
timientos cristianos, que en su infancia parecía celebraba por entonces la fiesta de santa Eugenia;
haber llegado á una eminente perfección. Penetra- y habiéndose quedado dormida, se le aparecieron
da la ilustre joven de las verdades de nuestra re- en el dulce sueño tres hermosísimas vírgenes,
ligión, y favorecida de gracias especiales con que que le manifestaron eran santa Águeda, santa Ce-
la dotó el cielo, redujo en sus más tiernos años cilia y santa Eulalia, las cuales, después que la
todas sus diversiones á ocuparse en la oración, dieron muchas gracias por el gusto y por la c o m -
antes de conocer el mérito de tan laudable ejerci- placencia que recibía en la lectura de sus vidas y
cio, en la lección espiritual, que es el verdadero de sus martirios, la dijeron que el Señor la tenía
alimento que nutre al alma, y en obras de cari- preparado en el cielo el premio de sus rigorosos
dad: invirtiendo en socorro de los pobres necesita- ayunos, de sus mortificaciones y de sus lágrimas.
dos parte de su alimento, además de las sumas Mostráronla una escala por donde las almas s u -
que le daban sus padres para que hiciese limosna: bían al cielo, y elevándola por ella, la llevaron á
llenándose éstos de complacencia al ver en su hija unos lugares deliciosos, donde v i o muchos coros
tanta compasión aun en ndad poco sensible de las de espíritus celestiales, que gozaban de la visión
miserias ajenas, y edificándose no menos del d e s - beatífica. Despertó Auria toda llena de consuelo, y
precio que hacía de las vanidades del mundo, s a - encendida en vivísimos deseos de disfrutar cuanto
tisfecha con vestirse de un paño grosero y despre- antes la dicha que en la visión le manifestaron
ciable, todo con el objeto de parecer más bien á las tres ilustres santas, redobló el rigor de sus es-
los ojos de Dios que á los de los hombres. pantosas penitencias y el fervor de sus oraciones;
Adelantábase Auria en la virtud al paso que iba de suerte, que no viviendo desde entonces en sí,
creciendo en edad; pero conociendo que en la casa sino en Jesucristo, fué el resto de su vida una serie
de sus padres no podía practicar libremente todas continua de admirables éxtasis, arrebatada á fuer-
aquellas mortificaciones que le dictaba su fervor, za de las dulces violencias del amor divino en que
para hacerse víctima agradable al Esposo eterno, se hallaba abrasada, ansiosa por instantes de verse
á quien tenía consagrada su virginidad, resolvió libre de los vínculos carnales para unirse con su
buscar algún lugar retirado, donde libre de los Esposo eterno.
impedimentos de la carne y de la sangre, pudiese A los nueve meses de la visión dicha, estando
satisfacer sus deseos, no otros que los de conser- Auria orando fervorosamente en la noche de la
var intacta su pureza entre los rigores de la peni- fiesta de san Saturnino, se le apareció la Reina de
tencia. Florecía por entonces en religión y en los ángeles entre coros de vírgenes con la majes-
santidad el monasterio de San Millán de la Cogulla, tad y con la gloria de su soberanía, y con la dul-
cerca del cual había un asceterio ó monasterio de zura propia de su carácter la dijo: «Hija, ya es
ilustres vírgenes gobernadas por los monjes, las justo que se temple el rigor de tu penitente vida,
cuales hacían grandes progresos en la carrera de y que recibas el premio de que son acreedores tus
la perfección. Agradó á Auria aquel retiro tan trabajos, lo que se verificará dentro de breve tiem-
proporcionado á sus inclinaciones: entró en él po.» No tardó mucho en cumplirse el aviso de la
abrasada en divinos incendios, y soltando las rien- santísima Virgen; pero queriendo Dios acrisolar
das á su fervor, redujo todas sus ocupaciones á la virtud de su fidelísima sierva, la probó con una
castigar su inocente cuerpo con las más asombro- larga y penosa enfermedad, en la que al paso de
sas penitencias, y á dedicarse á la más alta c o n - los agudísimos dolores que toleró con indecible
templación de las grandezas divinas y de las v e r - paciencia, crecieron los consuelos celestiales, has-
dades eternas, pasando en oración los días y las ta que abrasada como preciosa víctima en divinos
572 LA LEYENDA DE ORO DÍA 11
incendios, entregó su espíritu en manos de su SAN BENITO, ARZOBISPO DE MILÁN—Ascendió á esta
amado Esposo en el dia 11 de marzo del año 1070, silla el año 680, aclamado unánimemente por el
hallándose presentes su madre Amuna, D. Pedro, clero y el pueblo, á causa de la veneración y
abad del monasterio de San Millán, con Muño, aprecio que á todos les merecían sus virtudes.
monje, que escribió la historia de esta gloriosa Durante su largo pontificado trabajó asiduamente
heroína. Dieron sepultura á su venerable cadáver en reparar los males producidos en la Iglesia por
en el de San Millán, en un sepulcro abierto en la calamidad de los tiempos; edificó varios monas-
una peña viva, que está á la entrada de la iglesia, terios, y fundó diversos establecimientos de p i e -
al que se baja por una escalera estrecha de treinta dad y beneficencia. Convirtió á la religión verda-
y cinco escalones: y en lo sucesivo se erigió en dera á Codoaldo, rey de los anglosajones, y d e s -
honor de la santa una ermita en la casa propia pués de una vida ilustre en merecimientos, murió
en que nació, donde se le tributa la veneración santamente en Milán el dia 11 de marzo del
correspondiente. año 735.

LOS SANTOS HERACLIO, ZOSIMO, CÁNDIDO, PIPERIÓN, Y SAN FERMÍN.—Abad de un monasterio de c a m a l -


OTROS VEINTE—No se sabe de fijo si padecieron el dulenses en el territorio de Amiéns, fué varón de
martirio en Cartago ó en Alejandría; aunque pa- admirable santidad, y vivió antes de san Pedro Da-
rece más probable lo fueron todos en la ciudad de mián, que lo propone como modelo de religiosos.
Alejandría por los años 268.
SAN CONSTANTINO, CONFESOR.-Fué natural de Car-
SAN TRÓFIMO, Y SAN TALO—Durante la persecu- tagena, en España, cuya ciudad ennobleció con
ción de Diocleciano, habiendo sido acusados de su santa vida y feliz muerte, sucedida el año 257,
cristianos y persistiendo en su confesión, á pesar reinando el emperador Valeriano.
de los varios y crueles suplicios con que fueron
afligidos, consumaron su vida con la corona del SAN PEDRO, CONFESOR—Fué español y de ilustre
martirio en la ciudad de Laodicea, en Siria, por nacimiento. Pasó su juventud en la noble carrera
los años 300 poco más ó menos. de las armas, la cual renunció para alistarse en
la milicia de los más fervorosos siervos de Jesu-
LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS MÁRTIRES EN cristo. Habiendo emprendido varias peregrina-
ANTIOQUÍA.—Por orden del emperador Maximiano, ciones á los más célebres santuarios de Europa,
unos fueron puestos y revolcados sobre unas se fijó por fin en Babuco de Campaña, viviendo
parrillas encendidas, no para matarlos presto, oculto en un monte vecino á la ciudad, donde
sino para más largamente atormentarlos, asándo- ejercitado en las más ásperas penitencias y e x t e -
los á fuego lento; y otros fueron afligidos con nuado su cuerpo por la continua y prolongada
otros tormentos, consiguiendo todos la corona abstinencia, entregó su espíritu al Señor. La fama
del martirio. de su santidad habíase ya divulgado en vida por
las milagrosas curaciones que había obrado con
SAN G0RG0NI0, Y SAN FIRMO—Fueron martirizados los que se encomendaban á su favor, y después
en Nicea, durante los primeros siglos del cristia- de su muerte acudió gran multitud de personas á
nismo. tributar honor á aquel cuerpo venerable, que fué
llevado en triunfo á la ciudad, donde se le edi-
SAN EUTIMIO, OBISPO DE SARDIS, EN A S I A - F l o r e c i ó ficó un suntuoso sepulcro y después un templo,
este santo en tiempo de Constantino é Irene, y en el cual se ha dejado ver la virtud y santidad
fué singular ornamento de la vida monástica, de del siervo de Dios.
la cual salió para encargarse de la silla de Sar-
dis. Asistió al segundo concilio de Nicea: en todas SAN S0FR0NI0, OBISPO DE PALESTINA.—Fué elevado en
partes se distinguió por su celo en favor de la fe 634 á la silla patriarcal de Jerusalén, cuyo puesto
católica, y sufrió varias persecuciones de los ene- mereció por su ciencia, su piedad y los comba-
migos de las santas imágenes. Vino dos veces á tes que había sostenido contra los herejes. Desde
Occidente con legación para la Iglesia romana, y el año 614 se había dedicado á volver á la unidad
se portó siempre como un fiel pastor del rebaño de la Iglesia á los acéfalos, y lo había c o n -
de Jesucristo. Vuelto á Oriente, fué desterrado de seguido. En 633 hizo grandes esfuerzos, aunque
su iglesia por los iconoclastas, y restituido d e s - inútilmente, con el patriarca Ciro, para impedirle
pués á ella, fué segunda vez desterrado, y sufrió que publicase su doctrina acerca de la unidad de
un glorioso martirio por su constancia en defen- voluntad y operación en Jesucristo. Así que fué
der el culto de las santas imágenes. Su martirio patriarca de Jerusalén juntó un concilio en el cual
sucedió el día 4 de enero del año 840. condenó esta herejía conocida con el nombre de
Día 12 MARZO 573
monotelismo, y con sus esfuerzos y brillantes e s - amplísimo, lo vendió y repartió á los pobres. No
critos atajó el error que amenazaba difundirse y se contentó con haber dado toda su hacienda al
causar graves estragos en el seno de la Iglesia. Señor, antes él mismo se le ofreció en holocausto,
Habiendo los musulmanes puesto sitio á Jerusalén dando libelo de repudio á todas las cosas frágiles
en 628, trató Sofronio de la capitulación con el y caducas del siglo, y tomando el hábito de reli-
general, y después la aceptó el califa Ornar, que gión para vivir con santa pobreza, con menospre-
había venido desde la Arabia á tomar posesión de cio de todo lo que no es de Dios: lo cual el santo
la plaza. Ignórase el año de la muerte de este mucho tiempo antes había deseado, como él
santo; es probable que murió por los de 644, d e s - mismo escribe á san Leandro en el proemio de
pués de un pontificado de diez años, empleados los Morales, y con varias ocasiones y embarazos
todos en promover la gloria de Dios y los intere- lo había dilatado, que con el favor de Dios vino á
ses de la religión. romper con todo lo que le detenía. Fué monje en
el monasterio que él mismo había edificado en
Día 1S Roma, siendo abad un varón venerable, llamado
Valencio (que así le llama el mismo santo), el
SAN GREGORIO, PAPA Y DOCTOR DE LA IGLESIA.—Entre cual antes había sido abad de otro monasterio en
todos los santos doctores y pontífices que por su la provincia llamada Valeria, donde san Equicio,
singular virtud alcanzaron renombre de grandes varón santísimo, había sido padre y fundador de
ó magnos, no ha habido ninguno á quien con más muchos monasterios, y de él hace mención san
justa razón se haya dado este renombre que á san Gregorio. En este monasterio fué la vida de san
Gregorio Magno, varón verdaderamente grande Gregorio perfectísima, y tal, que en ella como en
por su nobleza, por sus riquezas, por su santidad, un espejo se miraban todos los religiosos, y así
por su dignidad y por sus milagros, como en esta andando el tiempo le eligieron por su abad y pre-
su vida se verá, la cual recogeremos de Juan, lado, aunque con gran repugnancia del santo, que
diácono, autor antiguo, que la escribió en cuatro deseaba más obedecer que mandar. Era extraor-
libros, y de Metafrastes, y de los otros autores dinaria su obediencia y continuos sus ayunos y
graves que emplearon su ingenio y estilo en p i n - oraciones. Estaba todo el tiempo que podía a b -
tar como con pincel los hechos maravillosos y sorto en la contemplación de Dios, y con esto vino
heroicas virtudes de este santo. Y porque san á debilitarse el estómago y á padecer unos d e s -
Gregorio fué monje y diácono cardenal y sumo mayos tan recios, que era menester acudirle con
pontífice, y en estos tres estados dechado de toda alguna cosa de comer, para volver en sí y s u s -
virtud, diremos lo que en cada uno de ellos hizo. tentar la flaca naturaleza para que no desfalle-
Nació san Gregorio en Roma. Su padre se llamó ciese. Fué esto de manera, que un sábado santo,
Gordiano, de la orden de los senadores y varón no pudiendo por su flaqueza ayunar, se vio muy
riquísimo, y su madre Silvia, no menos santa que congojado y afligido, y llamando á un santo
ilustre. Fué bisnieto de Félix III, sumo pontífice monje, por nombre Eleuterio (de quien había
y santísimo varón, y sobrino de la bienaventurada oído decir que había resucitado un muerto), se
virgen Tarsila, la cual, á la hora de la muerte, entró con él en el oratorio, y con muchas lágri-
mereció oir la música del cielo y ver á Cristo mas y sollozos comenzó á suplicar á nuestro
nuestro Señor que venía á recibir su santa alma. Señor que le diese fuerzas para poder ayunar
Llamáronle en el bautismo Gregorio, que en grie- aquel día (que los santos no sienten tanto sus
go quiere decir vigilante, queriendo Dios ya desde enfermedades, cuanto no poder con ellas hacer
su primera niñez darnos á entender el cuidado y obras de penitencia), y luego se las dio el Señor
vigilancia que había de tener de su salvación y de tan enteras, que ayunó aquel día y pudiera a y u -
la de sus prójimos, y luego se descubrió esto más nar el siguiente. Solía comer en el monasterio
con su buena inclinación y con el grande ingenio algunas legumbres, que Silvia, su madre, le
y diligencia con que aprendió perfectamente las le- enviaba en un vaso de plata. Acaeció una vez,
tras divinas y humanas, y la modestia y gravedad que estando escribiendo san Gregorio, vino á él
con que vivió todo el tiempo de su mocedad. En un ángel del cielo en figura de un mercader, que
vida de su padre se ocupó en negocios de la repú- andando por la mar había dado al través con el
blica, y fué prefecto de la ciudad de Roma; y d e s - navio y perdido toda su mercadería, y por esto se
pués que se vio señor de sí y de su hacienda, edi- hallaba en gran necesidad. Púsosele delante y
ficó en Sicilia seis monasterios y en Roma otro en pidióle limosna, y el santo le mandó dar seis
sus mismas casas, y en él una iglesia con título de ducados. Volvió luego y díjole que lo que había
San Andrés. A todos estos monasterios dio rentas perdido era mucho, y lo que había recibido muy
y heredamientos bastantes con que los monjes pu- poco para remediarse, que le rogaba que le diese
diesen vivir, y el resto de su patrimonio, que era más, y el santo le mandó dar otros seis ducados.
574 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
De allí á tres días tornó la tercera vez, y muy envió tras ellos, y los que los iban á buscar,
lloroso y angustiado pidió nuevo socorro ale- dando vueltas á una parte y á otra, vinieron á
gando su extrema miseria, y san Gregorio orde- dar en aquellas cuevas donde los monjes fugiti-
nó al procurador que le diese otros seis duca- vos estaban, y por mucha diligencia que usaron,
dos, y como no los hubiese en casa ni otra cosa nunca pudieron mover de aquel lugar las cabal-
que poderle dar sino sola aquella taza de plata en gaduras en que iban, y pareciéndoles que no era
que su madre le enviaba las legumbres que he acaso sino por voluntad de Dios, se apearon y
dicho, se la mandó dar. De allí adelante fueron quitaron las piedras de la boca de las cuevas, y
tantos los milagros que san Gregorio hizo, que entrando hallaron á los monjes tendidos en el
claramente se entendió que aquel pobre había suelo, y los volvieron al convento, y ellos, parte
sido ángel del Señor, y que le había sido muy por milagro y parte por amonestación de san
agradable la limosna que él sin importunarle le Gregorio, reconocieron su culpa, y aquella huida
había dado, como adelante se verá. Envió una les aprovechó para perseverar en la religión.
vez á comprar las cosas necesarias para el Supo san Gregorio que un monje, que estaba muy
monasterio á un monje mozo, y en su compañía enfermo y casi para morir, tenía escondidos tres
y guarda otro viejo: el mozo sisó el dinero que ducados, y pareciéndole gravísimo delito, mandó
llevaba, sin que el viejo lo entendiese (que no es al prior del monasterio (que se llamaba Precioso)
maravilla, que en cualquiera monasterio, por que no permitiese que algún monje le visitase
santo que sea, se halle un Judas, pues se halló ni consolase, para que sabiendo que en todo el
en el colegio apostólico); y volviendo al con- convento era aborrecido, á lo menos á la hora de
vento, llegando á la puerta de la iglesia, el demo- la muerte reconociese su culpa y la llorase y se
nio se apoderó de él y cayó en tierra. Acudieron salvase. Murió el monje y no quiso el santo que
los monjes y con su oración le libraron. Pregun- su cuerpo fuese enterrado con los demás, sino
tado por el abad si había hurtado algo, lo negó, en un muladar donde fué echado, y con él los tres
y luego tornó á ser atormentado del enemigo; ducados, diciendo todos: Pecunia tua tecum sit in
y ocho veces le dejó y otras tantas veces le tornó perditionem: Maldito sea tu dinero, bien es que te
á atormentar cuando negaba la verdad, hasta que acompañe y vaya contigo en este camino de per-
confesándola á los pies de san Gregorio y humi- dición. Fué de gran provecho este rigor, porque el
llándose y haciendo la penitencia que le dio, fué monje propietario, cuando supo el aborrecimiento
totalmente libre del espíritu maligno. Un monje se que todos le tenían, tuvo gran sentimiento de su
determinó dejar los hábitos é irse del monasterio: culpa y la lloró, y murió con penitencia de ella, y
abrió los ojos, y hallándose ciego, comenzó á tem- los demás, por no caer en otro tal, traían á los
blar y dar gritos y salirse fuera de sí, de manera pies del abad todo lo que tenían, aunque no fuese
que no entendía ni sentía cosa que en él se contra la regla el tenerlo. Al cabo de treinta días,
hiciese. Mandó san Gregorio llevarle delante del apiadándose el santo padre de la alma de aquel
altar de san Andrés; lleváronle, y puestos allí los pobrecillo, mandó á Precioso que por otros treinta
monjes en oración, volvió en sí y confesó que le días, sin faltar ninguno, dijese cada día misa por
había aparecido un viejo que le reprendía dicién- ella, y así lo hizo, y en el postrero de los treinta
dole: «¿Cómo tú quieres huir del monasterio?» días apareció el difunto á otro hermano suyo, y le
Y que le había entregado un perro grande y reveló que hasta aquel día había estado purgando
negro para que le despedazase; mas que después, sus pecados en el purgatorio, y que iba entonces
á ruegos de los monjes, el viejo le había librado á la gloria por misericordia del Señor; lo cual se
de aquel perro espantoso que venía sobre él. entendió que había sido por las treinta misas que
Teniendo otro monje pensamiento de dejar la reli- había mandado decir san Gregorio por él; y de
gión secretamente, quiso entrar en el oratorio, y aquí se tomó la costumbre de decir treinta misas
luego fué atormentado del demonio, y en saliendo por los difuntos, y de llamarlas las misas de san
le dejaba, y todas las veces que porfiaba á entrar Gregorio. En este mismo monasterio había un
le tornaba á atormentar; y habiendo esto sucedido mozo llamado Teodoro, que más por necesidad
muchas veces, san Gregorio le preguntó la causa, que por voluntad vivía en él en compañía de otro
y él la confesó llanamente. Hizo el santo con sus hermano suyo religioso. Era inquieto y desasose-
monjes tres días de oración por él, y libróle de gado, y hacía burla de todos los que le hablaban
aquella tentación y mal espíritu que tenía. Otra de ser fraile. Fué herido de pestilencia, y san
vez huyeron dos monjes del monasterio, y te- Gregorio con los religiosos hicieron oración por
miendo de no ser alcanzados y descubiertos, se él, y estando ya con los miembros del cuerpo fríos
entraron en unas cuevas muy ocultas y secre- y con sólo el pecho caliente, levantó una voz tre-
tas no lejos del camino, y para asegurarse más menda y comenzó á decir en grito á los circuns-
cerraron la entrada con piedras. San Gregorio tantes: «Idos, idos de aquí, porque yo estoy entre-
DÍA 12 MARZO 575
gado al dragón para que me trague, y no me dice) los propósitos y ejercicios que solía tener en
puede tragar en vuestra presencia. Ya me tiene su convento. En Constantinopla fué muy bien r e -
asido por la cabeza, y por vuestro respeto no me cibido del emperador, y despachó los negocios á
acaba.» Decíale san Gregorio que hiciese la señal que iba muy á su gusto y contento. Allí trabó amis-
de la cruz, y él respondía: «Yo querría hacerla, tad con san Leandro, arzobispo de Sevilla, el cual
mas no puedo, impedido de las escamas de este había ido á Constantinopla á pedir socorro al empe-
dragón.» San Gregorio y los monjes con mayor rador Tiberio en nombre del príncipe de España
instancia y fervor prosiguieron su oración, derra- Hermenegildo y de los otros católicos, contra Leo-
mando muchas lágrimas por aquella alma que vigildo, su padre, y los herejes arrianos, de los cua-
veían perecer, y á cabo de rato el pobre enfermo les eran oprimidos. A petición y ruegos de san
comenzó á hacer gracias á Dios, y con otra voz Leandro, comenzó san Gregorio á escribir en Cons-
más suave y clara á decir: «Por vuestras oracio- tantinopla los treinta y cinco libros admirables de
nes no me ha tragado el dragón y ha huido; rogad los Morales sobre Job, los cuales después acabó en
á Dios por mí que me perdone mis pecados, que Roma. De ellos dice san Isidoro que aunque todos
aparejado estoy á ser de veras religioso.» Y con los miembros del cuerpo fuesen lenguas, no po-
esto aquel mozo perdido, por las oraciones de san drían explicar los misterios que contienen ni los
Gregorio se ganó, cobró salud y alcanzó la gracia preceptos que en ellos se dan para buenas cos-
del Señor y remisión de sus pecados. tumbres, ni la elocuencia con que son escritos.
Pasando un día san Gregorio por una plaza, vio Allí también tuvo una gran disputa con Eutiquio,
unos mozos que se vendían, de hermoso rostro, patriarca de Constantinopla, y le convenció delante
blancos y rubios, y de muy gentil disposición. del emperador y le hizo desdecir y quemar un li-
Preguntó de dónde eran, y dijéronle que ingleses bro que había escrito en materia de la resurrección
de nación. Quiso saber si los de aquella tierra de la carne. Porque Eutiquio, aunque fué varón
eran cristianos ó paganos, y respondiéronle que santo y padeció destierro por la fe, é hizo milagros
eran paganos. Enternecióse el santo y lloró mu- y tuvo otras virtudes señaladas, todavía el Señor
chas lágrimas, diciendo: «¿Cómo las almas de permitió que cayese en un error grave, para su
unos ángeles, como éstos son en el cuerpo, posee mayor humillación y ejemplo y recato nuestro.
Satanás?» Y fuese al papa Benedicto I, de este Vino á creer y enseñar que nuestros cuerpos, cuan-
nombre, que á la sazón presidía en la Iglesia del do resucitarán, no serán palpables ni de carne,
Señor, y suplicóle que enviase predicadores á I n - sino más sutiles que el aire; pero san Gregorio, con
glaterra que alumbrasen aquella gente ciega y la evidentes razones, le probó que serán palpables y
convirtiesen á la fe de Cristo, y él mismo se ofre- de carne verdadera en su naturaleza, y aunque
ció que iría de buena gana si su santidad le daba vestidos de gloria é inmortalidad, tendrán el dote
su bendición. Túvolo el papa por bien, y san Gre- de la sutileza, á la manera que Cristo nuestro Re-
gorio, con algunos otros siervos de Dios, se puso dentor, después de su resurrección, entró á sus
luego en camino para esta jornada: pero cuando discípulos, las puertas cerradas, y les mostró sus
se supo la partida fué tan grande el sentimiento y pies y manos, y les dijo: «Palpad y ved que el e s -
alboroto que hubo en Roma, que yendo el papa á píritu no tiene huesos ni carne.» Y quedó Eutiquio
la iglesia de San Pedro, todo el pueblo á gritos tan persuadido de esta verdad, que cayendo luego
clamaba: «Padre santo, mucho habéis ofendido á después de esta disputa en una enfermedad de que
san Pedro: habéis destruido á Roma dejando salir murió, tomando con la mano la piel de su brazo,
de ella á Gregorio.» Fué esto de manera, que el decía: «Yo confieso que todos resucitaremos en
papa envió tras él y le mandó volver y tornar á su esta carne.» Estuvo san Gregorio enfermo en Cons-
monasterio. tantinopla de una grave enfermedad, de que sanó.
Estando aquí el santo muy sosegado y contento, Detúvose en aquella ciudad algún tiempo, y por
le fué forzoso salir á la plaza y dejar su quietud, el amor y devoción que le tenían, vino á visitarle
porque el papa Pelagio II, que había sucedido á de Italia un abad de su monasterio, que se lla-
Benedicto, le hizo diácono cardenal y le envió á maba Maximiano, con otros monjes suyos; los
Constantinopla por legado y embajador suyo al cuales, volviendo de Constantinopla á su casa,
emperador Tiberio, para tratar algunos negocios pasaron una tormenta horrible en el mar, y
graves y de grande importancia, para los cuales perdido el timón, quebrado el mástil, caídas las
fué de mucho peso la gran santidad, doctrina y velas, corrieron ocho días con tan gran peligro,
prudencia de san Gregorio. El cual, habiendo de que todos se tenían por muertos, y no parecía
dejar su monasterio y hacer aquella jornada, que la nave anduviese sobre el agua, sino la agua
llevó consigo alguno de sus religiosos que de bue- sobre la nave. Abrazáronse todos, lloráronse y
na gana les siguieron, para conservar mejor en su despidiéronse unos de otros, y al noveno día llegó
compañía y santa conversación (como él mismo lo la nave al puerto de Cotrón, que es en el reino de
576 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 12
Ñapóles; y en desembarcando Maximiano con sus como Mauricio, emperador, había quedado tan
monjes, luego se fué á fondo en el mismo puerto, amigo de san Gregorio, creyó el santo que rogán-
teniendo todos por cierto que las oraciones de san doselo no daría su consentimiento en aquella
Gregorio los habían librado, y que no había que- elección por hacerle placer; y así se lo escribió y
rido nuestro Señor que pereciesen en aquella pidió con mucha instancia que lo hiciese. Mas
tempestad los que por su amor habían venido con Germano, que era prefecto de Roma, como dice
tanto trabajo y de tan lejos á verle. san Juan diácono, ó hermano del mismo san Gre-
Después que en Constantinopla concluyó sus gorio, como lo escribe san Gregorio Turonense,
negocios, muerto ya Tiberio, emperador, dando entendiendo el intento de san Gregorio, cogió las
asiento á las cosas de Italia con Mauricio que le cartas que escribía al emperador y las entretuvo
había sucedido en el imperio, y cuyo hijo había y escribió otras en nombre suyo y del senado,
sacado de pila, se volvió á Roma con Esmaragdo, clero y toda la ciudad, suplicándole que tuviese
exarca y capitán del nuevo emperador, que venía por buena aquella elección y diese su beneplácito
con gente á socorrerla contra los longobardos que y consentimiento; porque para curar las llagas y
la arruinaban. Llegó á Roma san Gregorio, tra- males presentes no había otra mejor medicina y
yendo consigo de Constantinopla el brazo de san remedio que el de aquel santo y excelente varón.
Andrés, apóstol, de quien era muy devoto, y la Este despacho se envió á Constantinopla; mas
cabeza de san Lucas, evangelista, que hoy día se entretanto que se aguardaba la respuesta del em-
muestran y reverencian en Roma. Fué recibido perador, la pestilencia se embravecía y hacía gran
del papa Pelagio y de toda la ciudad como un riza en la ciudad, sobre la cual parecía que llovía
ángel del cielo, y puesto caso que con las armas la ira de Dios. Para aplacarla, á más de la conti-
del emperador se reprimieron los longobardos, y nua y fervorosa oración que san Gregorio hacía
hubo en la tierra alguna paz y quietud, mas el por sí y por sus monjes y otros siervos de Dios,
cielo comenzó á hacer una guerra muy terrible y tomó la mano con el pueblo, y exhortóle á peni-
cruda á Roma, porque con las muchas aguas y tencia, y á reconocer que por sus pecados venía
avenidas creció el Tíber, y entró desapoderada- aquel castigo del cielo, y á llorarlos amargamente
mente por la ciudad, y la inundó y destruyó mu- y enmendar la vida, á ejemplo de los ninivitas
chos edificios y la inficionó con una gran m u c h e - (que mediante el ayuno y penitencia conservaron
dumbre de serpientes y un dragón que vinieron su ciudad, contra la cual ya el Señor, por medio
por el río, y después que fueron muertos corrom- del profeta Jonás, había pronunciado la sentencia
pieron el aire y se siguió una pestilencia crue- de su asolamiento y destrucción), y á este propó-
lísima, la cual arrebató innumerable gente, que- sito hizo un admirable razonamiento á todo el
dándose las casas vacias de moradores y la Iglesia pueblo, y en espacio de una hora que duró, m u -
católica sin cabeza y pastor, porque también se rieron allí en el auditorio ochenta personas súbi-
llevó al sumo pontífice Pelagio. Era grandísima tamente. Mas no por eso perdió el ánimo el santo;
la angustia, pavor y espanto de todos los que antes los corfortó, poniéndoles delante su peligro
vivían en Roma; y no tenían otro consuelo, d e s - y juntamente la misericordia del Señor. Y ordenó
pués de Dios, sino saber que estaba en ella san que al día siguiente se hiciese una procesión muy
Gregorio, que sólo por la santidad de vida, gran solemne, ó por mejor decir en una siete procesio-
valor y prudencia podía dar algún remedio á tan- nes: de los clérigos, de los hombres legos, de los
tos males; y así se determinó todo el clero y pue- monjes, de las monjas, de las casadas, de las viu-
blo de elegirle por sumo pontífice y pastor univer- das y de los pobres y niños, para que cada uno de
sal de la Iglesia. Mas el santo, como era tan estos estados saliese de su particular iglesia, é
humilde, no quiso consentir en su elección; pero hiciese su procesión por sí, cantando todas las
viendo la ciudad tan determinada y puesta en ello, letanías, hasta llegar al templo de Santa María la
dio á entender que lo aceptaría si el emperador Mayor, adonde todas las procesiones iban á parar;
Mauricio daba su consentimiento. Porque en aquel cuya imagen, que pintó san Lucas, llevaban en la
tiempo los emperadores, por razón de estado más procesión. Y era cosa de grande admiración que
que por poderlo legítimamente hacer, se habían el aire corrupto por donde pasaba la imagen, se
usurpado la potestad y preeminencia de aprobar iba apartando y dando lugar, y san Gregorio, a l -
y confirmar la elección que el clero y pueblo ro- zando los ojos, v i o sobre el castillo ó sepulcro an-
mano hacía de los sumos pontífices, juzgando que tiguo del emperador Adriano, un ángel que e n -
viviendo ellos en Constantinopla y el papa en Ita- vainaba la espada, por lo cual entendió que ya se
lia, si no fuese persona muy confidente suya, la había amansado la justa saña del Señor, y que
podían alterar y revolver; y los papas, por la nece- mandaba al ángel que alzase la mano del castigo,
sidad que tenían del favor de los emperadores y así fué, y por esto se llamó de allí adelante y
para defensa de la Iglesia, pasaban por ello. Y hoy día se llama aquel edificio el castillo de San
DÍA 12 MARZO 577
Angelo. Con esto quedó Roma libre de aquella quietud, y dando muchos suspiros miro la tierra
durísima aflicción, mas no lo quedó san Gregorio á la cual por los vientos contrarios no puedo
de cuidado y de temor, de lo que el emperador llegar.» No se puede fácilmente creer lo que este
había de responder, el cual, cuando supo la elec- santísimo y verdaderamente gran pontífice hizo
ción que en Roma se había hecho de sumo pontí- en los años que gobernó para gloria de Dios y bien
fice en la persona de san Gregorio, se holgó sobre- de la Iglesia católica, reformación de las costum-
manera, por tener ocasión de honrar á quien tan bres, edificación de los fieles, remedio de los p o -
bien lo merecía; y así escribió cartas de mucho bres, consuelo de los afligidos, y reparo de la d i s -
contentamiento, aprobando lo que se había hecho. ciplina eclesiástica, y lustre y ornamento de la
Supo esto el santo, y determinó huir de la ciudad cristiana religión.
y esconderse, y concertándose con ciertos merca- Ante todas las cosas, como quien tan bien sabía
deres y mudando el hábito, salió disfrazado de cuánto importaba la salud de la cabeza para que
Roma, huyendo por montes, bosques y cuevas todos los miembros la tengan, y que la casa del
aquella suprema dignidad con tanta diligencia y príncipe sea dechado de virtud á los demás, no
cuidado como otros la apetecen. Pero el Señor, quiso tener en su palacio para su servicio y cáma-
que le había escogido y quería honrar á los h u - ra hombres seglares, aunque fuesen ilustres, sino
mildes, cuanto él más se quería esconder, más le clérigos de conocida bondad, doctrina y pruden-
descubría con una columna resplandeciente del cia, y con ellos algunos monjes para vivir en lo
cielo que pendía siempre sobre él, y doquiera que que pudiese como monje, y en la Iglesia repre-
se mudaba le acompañaba; y con este indicio fué sentar mejor la autoridad pontifical. En las pro-
hallado de los que fueron enviados por parte de la visiones que hacía no tenía cuenta con la rique-
ciudad para buscarle, y traído á Roma, fué con- za ni con la pobreza de la persona, sino con la
sagrado por vicario de Cristo nuestro Señor en la bondad de la vida y excelencia de la doctrina,
iglesia de San Pedro, con repugnancia suya. y con las otras partes que se requieren para el
Mas rendido ya á la voluntad de Dios, que por oficio y beneficio que proveía; y así en su pon-
tantos caminos había mostrado que se quería ser- tificado florecían las buenas artes y disciplina,
vir de él en aquel oficio de sumo pastor, consintió á y Roma era un modelo de vida cristiana y r e -
su elección, y así fué consagrado á los 3 de s e p - ligiosa, y muchos caballeros, dejando el hábito
tiembre, en que la santa Iglesia celebra su c o n - seglar, se hacían clérigos. Hizo un concilio en
sagración; y fué el año del Señor de 590, en el Roma, y en él quitó muchos abusos y ordenó
quinto año del imperio de Mauricio, como se saca muchas cosas saludables y provechosas para el
del mismo san Gregorio en el principio del segun- servicio de Dios y edificación de los fieles. Tuvo
do libro de su Registro. Pero siempre quedó g i - gran cuenta del culto divino y de las ceremonias
miendo debajo de aquel peso tan grave, y suspi- eclesiásticas que se deben guardar, y de las antí-
rando por su celda y quietud. Y así dice el mismo fonas, oraciones, epístolas y evangelios que por
santo en una epístola: «Que haya subido al sumo todo el año se cantan en la misa, como se ve en
sacerdocio, si me amáis, lloradme, porque son el libro llamado Antifonario y en el Sacramenta-
tantas las ocupaciones de este mundo, que con el rlo que escribió. Él fué el que instituyó las leta-
cargo casi me veo apartado del amor de Dios; lo nías que llaman mayores, como algunos dicen, ó
cual hoy continuamente lloro, y os ruego que me lo que es más cierto, ordenó que las letanías que
oréis al Señor.» Y en otra epístola, escribiendo á antes se celebraban y la procesión solemne que se
san Leandro, dice estas palabras: «Yo soy comba- hacía, de allí adelante fuesen á san Pedro, como
tido de tantas y tan horribles ondas de este siglo, se saca del mismo san Gregorio en el principio
que no puedo enderezar al puerto esta nave vieja del segundo libro del Registro, y lo trae el carde-
y carcomida que Dios me ha mandado gobernar nal Baronio en las anotaciones del Martirologio á
por su oculta dispensación. De una parte me e m - 25 de abril. Él fué el que acrecentó las estaciones
bisten las ondas furiosas y contrarias; de la otra principales de Roma; el que reformó el canto ecle-
el mar bravo sube hasta los cielos, y por todas siástico, que hasta hoy día se llama canto Grego-
partes la tempestad me cerca y persigue, y yo tur- riano, y tenía tan grande cuidado y vigilancia de
bado soy forzado á enderezar algunas veces el go- esto, que hizo labrar dos casas, una junto á San
bernalle contra la misma tempestad, y otras á Juan de Letrán, y otra cerca San Pedro, para que
desviar la nave del ímpetu de la corriente; y me aprendiesen á cantar los clerizontes y ministros
congojo, porque conozco que por mi negligencia que servían en la iglesia. Y era tanta su humildad
crecen los vicios y la nave hace agua, y con la fu- y devoción, que el mismo santo pontífice, estando
ria de los vientos contrarios y braveza del mar malo de la gota, se hacía llevar adonde cantaban
está para abrirse y perderse. Acuerdóme con lá- los muchachos, y tendido en una cama los e n s e -
grimas que he perdido la playa sosegada de mi ñaba y corregía, teniendo un azote en la mano
TOMO I 73
578 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
para castigar al que faltase. Y dice Juan diácono, dola con reverencia, se la dio á los embajadores
que hasta su tiempo se conservaba la camilla en para que la llevasen á su tierra sin decirles qué
que solía estar, y el azote con que castigaba. Por era. Partieron los embajadores, y en el camino,
la devoción tan entrañable y rara solicitud con queriendo saber lo que llevaban, hallaron el lienzo
que este santo se ocupaba en todo lo que toca al solo sin otra alguna reliquia. Tornaron á Roma y
culto de Dios y al ornato de la iglesia, especial- agraviáronse y quejáronse de san Gregorio, por-
mente al sacrosanto sacrificio de la misa, hizo que los había querido engañar. El santo, tomando
nuestro Señor algunos milagros para mostrar que el lienzo, le puso sobre el altar, y postrado en
le era grato todo aquello en que él ponía la mano. oración con el pueblo, suplicóle á nuestro Señor
Uno fué, que queriendo consagrar una iglesia de que manifestase lo que allí había, y la reverencia
santa Águeda para uso de los católicos, de la cual con que se debía recibir cualquiera cosa que
antes se habían servido los herejes arrianos, y envía la sede apostólica por reliquia; y después,
para hacerlo más solemnemente llevando en pro- levantándose en presencia de los embajadores,
cesión algunas reliquias de san Sebastián y de la con un cuchillo punzó aquel lienzo, y luego salió
misma santa Águeda para colocarlas en el altar, sangre, quedando los embajadores espantados y
mientras que cantaba la misa el pontífice, salió un confusos por aquel milagro, y tomando aquel
puerco de la iglesia gruñendo y haciendo grande sagrado lienzo en su cajita, se volvieron á su
ruido, entendiendo todos que el demonio, que ha- patria con gran contento. Esta era la costumbre
bía tenido por suya aquella morada, huía de ella que entonces había en Roma, y de ésta hace
luego que entraron las santas reliquias. Y a l g u - mención el mismo san Gregorio en una epístola
nas veces estando las lámparas de aquella iglesia que escribe á la emperatriz Constancia, que le
muertas, se encendieron por sí mismas, sin que h a b í a pedido la cabeza de san Pablo para un tem-
ninguno pusiese en ellas la mano. Y un día bajó plo suntuoso que ella edificaba con el nombre del
una nube lucidísima sobre el altar, y se derramó mismo apóstol en Constantinopla. A la cual res-
por toda ella una fragancia tan suave y celestial, pondió san Gregorio, que los pontífices romanos
que estando la puerta abierta, no osaba nadie e n - no acostumbraban dar las reliquias de los cuerpos
trar dentro por acatamiento y reverencia. Otro de los santos, ni aun tocarlas, sino con grandísi-
milagro fué, que diciendo un día misa san Grego- ma veneración, y que lo que solían hacer era e n -
rio y llegándose á comulgar una mujer que había viar el brandeo ó lienzo de la manera que hemos
ofrecido el pan que en la misa había consagrado, dicho, por el cual hacía Dios grandes milagros.
al tiempo que dijo aquellas palabras: «El cuerpo Y por gran presente y don singular envió á la
de nuestro Señor Jesucristo guarde tu alma para emperatriz unas limaduras de la cadena de san
la vida eterna,» vio que se sonreía la mujer: p o - Pablo, como se puede ver en la misma epístola
niendo la forma sobre el altar, acabó su misa, y que es admirable, y la 30 del libro III del Regis-
después allí delante de todo el pueblo mandó á la tro, y mucho para considerar el respeto y reve-
mujer que dijese por qué en aquel punto que que- rencia con que se deben tratar las reliquias de los
ría recibir el Cuerpo del Señor, temerariamante santos.
se había reído. Y la mujer, después de haber c a - No paraba en sólo el culto exterior y ornato de
llado un rato, al fin dijo: «Porque vos dijisteis que la Iglesia la vigilancia de este santo pastor, antes
el pan que yo había hecho con mis manos era era mucho mayor en mirar por los templos vivos
Cuerpo del Señor.» Oyendo esta respuesta san de Dios, para reparar lo caído y hermosear lo
Gregorio, con todo el pueblo se arrodilló delante que estaba deslumhrado, y remediar las almas y
del altará hacer oración al Señor y suplicarle que los cuerpos de sus subditos. Su caridad para con
abriese los ojos del a l m a á aquella pobre mujer, y los pobres fué maravillosa, y por ella recibió
luego la forma consagrada se convirtió en carne, grandes dones de Dios. Convidábalos á comer en
y él en presencia de todos los que estaban pre- su mesa, y queriendo una vez por su humildad
sentes se la mostró á la mujer incrédula, y con dar él mismo agua á manos á un pobre pere-
este milagro ella se redujo, y el pueblo quedó grino, mientras que tomaba el jarro para hacer
confirmado en la fe, y de allí á poco la hostia este oficio tan humilde, el peregrino desapareció,
volvió á tomar la especie de pan que antes tenía. y la noche siguiente Cristo nuestro Señor le apa-
Vinieron á Roma ciertos embajadores á suplicar reció en sueños y le dijo: «Otras veces me has
al papa que les diese algunas reliquias para sus recibido en mis miembros, mas ayer me reci-
iglesias, y el santo pontífice tomó un lienzo del- biste en mi persona.» Otra vez mandó á un cape-
gado y limpio que llamaban brandeo, púsole en llán suyo que llamase á comer doce pobres, y
una cajita (como se usaba hacer en aquel tiempo entrando á verlos el santo, notó que eran trece; y
en Roma), y la cajita junto al cuerpo de aquel diciendo el capellán que por qué había llamado
santo cuyas reliquias se pedían, y después, sellán- trece, habiéndole él mandado que llamase á doce,
DÍA 12 MARZO 579
respondió el capellán que á doce había llamado, y Esta tan extraña vigilancia y piedad para con
que doce eran y no más, porque verdaderamente los pobres no era limitada para solos los que
él no veía sino doce. Pero san Gregorio veía había en Roma ó en su comarca; antes se e x t e n -
trece, y pareciéndole que no era sin misterio, día á toda Italia y todas las provincias más aparta-
puso los ojos en el treceno, y comenzó á mirarle das y remotas en que la sede apostólica tenía ren-
con atención, y vio que mudaba las colores y el tas y bienes, porque en todas ellas tenía san Gre-
semblante del rostro, pareciéndole unas veces gorio mayordomos y ministros que las cobraban
mozo y otras viejo. Acabada la comida le tomó y repartían á los pobres que él les señalaba, con
aparte, y le conjuró que le dijese quién era y tanta particularidad y puntualidad, que pone admi-
cómo se llamaba, y él le respondió: «¿Por qué me ración á. los que leen las epístolas de este santo que
preguntas mi nombre que es admirable? Yo soy, tratan de esta limosna, que son muchas y varias
dice, aquel mercader perdido en el mar, á quien y dignas de consideración. Sustentaba en Roma
tú diste los doce ducados de limosna y la escudi- tres mil monjas de tan santa vida, que el mismo
lla de plata de tu madre. Sabe cierto, que por santo pontífice dice que si no fuera por las oracio-
aquella obra quiso Dios que tú fueses sucesor de nes y lágrimas de ellas, no hubiera persona que
san Pedro, y que se ejecutase en ti lo que eterna- de las armas de los longobardos se hubiera podido
mente había determinado, pues tan bien imitas á escapar. Envió á Jerusalén á un abad, que se lla-
Pedro, y tienes cuidado de los pobres.» A esto maba Probo, con buena cantidad de moneda para
dijo san Gregorio: «¿Cómo sabes tú que Dios que edificase en aquella ciudad un hospital, al
había determinado esto?» «Porque soy ángel, dice, cual mientras que vivió, le proveyó de lo que ha-
y él me envió para probarte.» Oyendo esto san bía menester. Y lo mismo hizo en el monte Sinaí
Gregorio se turbó, y el ángel le dijo: «No temas, con los monjes del monasterio de Santa Catalina,
Gregorio, que el Señor me ha enviado á ti para virgen y mártir, que por mano de ángeles fué allí
que te asista y te guarde hasta la muerte, y para sepultada; y no se contentaba san Gregorio con
otorgarte por mi mano todo lo que suplicares.» hacer esto con los pobres que aquí habernos refe-
A estas palabras se derribó san Gregorio el r o s - rido, mas también velaba sobre los otros obispos
tro pegado en el suelo, con grande reverencia y y prelados, inquiriendo lo que ellos hacían, y r e -
temblor, y dijo: «Si por una cosa tan pequeña prendiéndolos cuando no hacían lo que era razón.
me ha hecho Dios pastor universal de su Iglesia, Y escribió á un obispo que era escaso con los p o -
¿cuánto mayores cosas puedo yo esperar de su bres, que supiese que no le bastaba para dar bue-
bendita y larga mano si le sirvo con grande na cuenta á Dios el estar retirado estudiando y
afecto, y reparto á los pobres todo lo que es suyo?* orando si sus obras no eran fructuosas y no tenía
De aquí vino el santo á ser tan liberal y dadivoso, la mano abierta y larga para remediar las necesi-
que no había iglesia, monasterio, hospital, casa dades de los pobres, y si no pensaba que la pobre-
de devoción ni persona pobre y menesterosa que za ajena era suya; y que si no hacía esto falsa-
no participase de su benignidad. Tenía escritos mente tenía el nombre de obispo.
en un libro todos los pobres que había dentro de Si la caridad de san Gregorio para remediar las
la ciudad de Roma y en sus arrabales y pueblos necesidades de los cuerpos era tan extremada,
comarcanos, á los cuales repartía su provisión y ¿qué diremos de la que tuvo para remediar las
limosna conforme á su calidad y necesidad. A los almas y traer á todo el mundo al conocimiento y
pobres enfermos enviaba cada día lo que habían de amor de Dios? Ardía el pecho del santo pontífice
comer, y á los vergonzantes y más honrados algún en amor divino, y deseaba que todos amasen al
manjar á su propósito y más regalado. Era este Señor, y especialmente le estimulaba la conver-
cuidado de los pobres que tenía el sumo pontífice sión del reino de Inglaterra, que siendo monje con
tan extraordinario, que porque una vez supo que tanta ansia había procurado. Para esto escogió á
se había hallado muerto un pobre en un barrio un santo monje de su monasterio, que se llamaba
apartado de la ciudad, se congojó y angustió de Agustino, y acompañado de otros monjes le encar-
manera, que se abstuvo de decir misa algunos gó esta jornada, y mandó que fuese á Inglaterra á
días, temiendo que fuese muerto de hambre ó de predicar el Evangelio y alumbrar con los resplan-
otra incomodidad por culpa suya, y queriendo dores de nuestra santa fe aquella ciega gentilidad.
hacer penitencia de ella, y castigarse con no lle- Partióse Agustino para tan gloriosa empresa;
gar al altar, que es raro ejemplo y mucho para mas á pocos días de camino, sus compañeros, can-
ponderar, así por la solicitud que este santo pon- sados y desmayados, desearon volver á Roma, y
tífice tuvo de remediar los pobres, como por la no ir á tierra tan remota y tratar con gente i n -
devoción y dulzura con que celebraba misa cada fiel y bárbara, cuyas costumbres no podrían s u -
día; pues dejó de celebrarla para hacer peni- frir, ni sabían su lengua para entenderlos y hablar;
tencia de la culpa que no tenía. y así enviaron al mismo Agustino al santo pontífi-
580 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
ce, suplicándole que les diese licencia para dejar no menos le encargó que no se atase á los usos
aquella peregrinación tan larga, trabajosa y peli- que había visto en la Iglesia romana, sino que to-
grosa, de la cual tan poco fruto se podía esperar mase de todas partes lo que conforme á la dispo-
(que todas las cosas grandes tienen grandes difi- sición y necesidad de Inglaterra juzgase que más
cultades en sus principios, y no son las menores le podía aprovechar, y añade la razón: Non enim
las que hallan los mismos que las han de obrar). pro locis res, sed pro bonis rebus loca amanda sunt.
San Gregorio no quiso darles la licencia que p e - Porque no por el lugar se han de amar las cosas,
dían, antes los animó para la jornada, y les escri- sino por ser buenas las cosas se han de amar los
bió una breve carta en que les dice estas palabras: lugares. Otros muchos documentos y preceptos
«Gregorio, obispo, siervo de los siervos de Dios, dio san Gregorio á Agustino y sus compañeros,
á los siervos de nuestro Señor Jesucristo. Porque por los cuales hizo Dios muchos y grandes mila-
fuera mejor no comenzar el bien que después de gros en Inglaterra, y la convirtió á su santa
haberlo comenzado dejarle, es necesario, hijos di- fe, siendo autor de esta obra tan excelente san
lectísimos, que procuréis con el favor del Señor Gregorio, y por ella justamente es llamado apóstol
acabar con gran cuidado el bien que habéis c o - de Inglaterra. Y escribió á Agustino estas pala-
menzado. Por tanto, no os espante el trabajo del bras: «Sabido he que Dios todopoderoso ha obrado
camino ni las lenguas de los maldicientes, antes grandes milagros por tu medio en esa gente que
con grandísima instancia y gran fervor acabad lo ha escogido, por lo cual es necesario que te goces
que por voluntad de Dios habéis comenzado, t e - con temor de este don celestial, y que gozando
niendo por cierto, que á mayor trabajo se seguirá temas. Debes gozarte, porque las almas de los in-
mayor galardón de gloria eterna. Obedeced en gleses, por medio de estos milagros exteriores,
todas las cosas con humildad á Agustino, vuestro son atraídas á la gracia interior del Señor. Y d e -
prepósito, que vuelve á vos, á quien yo he seña- bes temer que entre los milagros que Dios hace, no
lado por vuestro abad, sabiendo que será prove- se levante tu ánima ñaca y se desvanezca con a l -
choso para vuestras almas todo lo que hiciéredes guna vana presunción, y honrada de fuera con el
por su consejo y voluntad. Dios todopoderoso con aplauso caiga interiormente por gloria vana.» De
su gracia os guarde y defienda, y á mí me la dé, esta conversión de Inglaterra y de los milagros
para que en el cielo yo me goce del fruto de vues- que Dios hizo en ella, dice el mismo san Gregorio
tros trabajos y sea vuestro compañero en el pre- estas palabras: «La lengua de los britaños, que
mio de ellos; porque aunque no puedo trabajar antes no sabían hablar sino bárbaramente, ya ha
con vosotros, tengo deseo de trabajar.» comenzado á alabar á Dios en lengua hebrea. Y
Con esta carta se animaron los monjes para su el Océano, que antes estaba hinchado y bravo,
camino, y por las oraciones y merecimientos de ahora está rendido y sujeto á los pies de los s i e r -
san Gregorio los llevó Dios á salvamento á Ingla- vos de Dios. Y los pueblos fieros, que los príncipes
terra y les dio tan feliz suceso, que fueron bien de la tierra con sus armas no pudieron domar,
recibidos en ella, y convirtieron á Ethelberto, rey los sacerdotes con sus palabras sencillas los tienen
de Cancia, y gran multitud del pueblo; y avisaron atados. Y el pueblo infiel, que no temía los escua-
á san Gregorio de la gran mies que habían halla- drones de gente armada, ya siendo fiel teme las
do, y de los pocos obreros que tenían. El santo se lenguas de los hombres humildes; porque reci-
regocijó por extremo, y les envió nuevos minis- biendo las palabras celestiales y viendo resplande-
tros y predicadores (entre los cuales los princi- cer tantos milagros, es alumbrado con la lumbre
pales fueron Melito, Justino, Paulino y Rufiniano), del cielo y enfrenado con la reverencia de la divi-
y con ellos todo lo que era menester para ornato na Majestad, para que no se desmande ni haga
de las iglesias, vasos sagrados, ornamentos ricos mal, y con grande ansia anhele por alcanzar la
y muchas reliquias y libros, y mandó que Agus- gracia del Eterno Señor.» Y en algunas de sus
tino se ordenase de arzobispo, y envióle el palio, epístolas escribe esto mismo, mostrando el c o n -
y que en su metrópoli de Cancia ordenase doce tento y júbilo que tenía su alma por ver reducidas
obispos, y que no destruyese los templos de los las de aquellos infieles al Señor. Y no solamente
gentiles, sino que los purificase con agua bendita hizo esto san Gregorio en Inglaterra, mas también
y los consagrase á Dios vivo y verdadero. Mandóle hacía recoger á los mozos ingleses de diez y siete
asimismo que fuese introduciendo poco á poco la ó diez y ocho años que por diversas partes anda-
religión cristiana en aquella tierra, y no desarrai- ban derramados, y los mandaba sustentar en los
gase de golpe algunas malas costumbres que se monasterios, para que en ellos se convirtiesen y
podían tolerar, antes disimulase y pasase por a l - enseñasen, y fuesen buenos cristianos y siervos
gunas hasta que aquella nueva planta tuviese más de Dios. Todo esto hacía por el gran celo que tenía
fuerzas y no corriese peligro de arrancarse con de la salvación de las almas, y este mismo celo le
cualquiera viento de contradicción ó novedad. Y hacía tomar algunos medios austeros, porque eran
DÍA 12 MARZO 581
provechosos para el mismo fin. Porque habiendo ni se oyen palabras vanas de negocios seglares,
aún en su tiempo muchos labradores paganos v a - sino las de la sagrada Escritura. Guando no se da
sallos de la Iglesia, los hacía cargar de tributos al cuerpo más de lo que ha menester, ni se toma
para traerlos por este medio á la verdad de la fe. más de lo que pide nuestra flaqueza, para poderse
Y á los judíos que se convertían á la misma fe, ejercitar en las obras de virtud.» No consentía que
mandaba disminuir las mismas cargas y tributos. los obispos estuviesen fuera de sus iglesias, sino
Y puesto que entendía que muchos de estos tales por breve tiempo y con necesidad, ni que se em-
que se convertían venían más por aquel cebo del barazasen en negocios seglares y ajenos de sus
interés temporal que por celo y deseo de la verda- personas. Y si algún obispo andaba vagabundo, y
dera religión, todavía quería que fuesen benigna- avisado no se enmendaba, le mandaba recluir en
mente admitidos á ella con esperanza, que aunque un monasterio, y dar otras penitencias más áspe-
los padres no se bautizasen sinceramente, sus ras á la medida de su delito. Fué celosísimo que
hijos y nietos con el tiempo serían buenos cristia- las monjas que habían tomado hábito de religión,
nos y de veras fieles á Dios. y las doncellas que se habían consagrado á Dios,
Ordenó que no tuviesen la administración de perseverasen en aquel santo estado con gran p u -
los bienes de la Iglesia personas legas, sino e c l e - reza; y reprendió mucho á un obispo, llamado
siásticas. Que no se diese á una persona sino un Viteliano, porque había permitido que una religio-
oficio eclesiástico, diciendo que así como en un sa dejase el hábito y volviese al siglo; y amenazó
cuerpo hay muchos miembros y cada uno tiene su á Romano, exarca de Italia, porque con su favor
particular oficio, así en el cuerpo eclesiástico, algunas mujeres religiosas se habían casado, y le
según la doctrina del apóstol, se ha de dar un ofi- pronosticó que si no se enmendaba, vendría sobre
cio á uno y otro á otro, para que cada uno en un él la ira de Dios. Y á Venancio, que de monje se
mismo espíritu sirva al Señor. Mandó que los clé- había hecho patricio, le avisó que si Anania y Sa-
rigos no se entremetiesen en el gobierno de los fira habían muerto á los pies de san Pedro por
monasterios, y no quería que ellos ni los religiosos haber defraudado parte del precio de la heredad
intercediesen por los delincuentes con los jueces, que habían prometido á Dios, con cuánta más r a -
sino con gran recato y moderación, y de manera zón podía él temer su justo castigo, pues le había
que no se desdorase su buena opinión, y se pen- hurtado, no dinero, sino á sí mismo, y lo que le ha-
sase que la Iglesia favorecía á los facinerosos y bía prometido cuando en hábito de monje se consa-
enflaquecía la justicia. Persiguió y castigó con se- gró á Dios. Y estando para morir Venancio, le acor-
veridad á los obispos que vendían las órdenes dó que á lo menos en aquel punto se arrepintiese y
eclesiásticas, y á los legos que subían á ser llorase su pecado, para que no lo pagase con pena
obispos sin pasar primero por las otras órdenes eterna. Y fué tan celoso de la honestidad de los
eclesiásticas. Era tan enemigo de recibir presen- clérigos, que escribió á Víctor, obispo de Palermo,
tes, que algunas veces, habiéndole enviado á pre- que si se sentía mancillado de alguna flaqueza y
sentar cosas de mucho precio, las mandó vender conversación de mujeres, dejase la dignidad obis-
y envió el precio á los mismos que se las habían pal y no se atreviese á ofrecer en el altar sacrifi-
enviado. Reprendió á Januario, obispo de Caller, cio al Señor. Predicaba el santo pontífice al pueblo
porque había excomulgado a u n a persona por cierta por sí mismo cuando podía, y cuando estaba malo
injuria que le había hecho, diciéndole que no debe ó impedido, escribía los sermones y homilías, y
el obispo excomulgar á nadie por particular injuria mandaba á otro que leyese en público, para ayudar
suya, ni usar de la censura de la Iglesia para ven- á todos de la manera que podía. Finalmente, era
garse. Amonestó gravemente á un obispo de Fran- tan vigilante y solícito en todo lo que pertenecía al
cia, que se llamaba Desiderio, que no leyese libros oficio de sumo y verdadero pastor, que parecía cosa
de poetas y profanos, que no convenían ni á su edad imposible que un solo hombre atendiese á tantas y
ni á su dignidad. Y á Natal, obispo de Solona, le tan graves y diversas cosas de paz y de guerra, ecle-
dio una áspera reprensión porque era descuidado siásticas y seglares, con Dios en la oración y con
en el gobierno de su Iglesia, y gastaba mucho en los hombres en los negocios, en el gobierno espiri-
convites. Y porque el obispo se excusaba con al- tual y temporal de las iglesias, en el predicar y en el
gunos lugares de la sagrada Escritura mal enten- dictar epístolas tan admirables á tantas personas
didos, enseñándole cuáles deben ser los convites de tan varios estados, y juntamente escribir los li-
de los prelados, le dice estas palabras: «Los convi- bros que escribió. Y asi en su tiempo floreció y se
tes que se hacen para ejercitar la caridad, con propagó y extendió por el mundo maravillosamente
razón los alabáis; pero es bien que advirtáis que nuestra santa religión, y hubo muchos santos va-
entonces de veras los tales convites nacen de cari- rones, asi religiosos como legos, que resplandecie-
dad, cuando en ellos no se dice mal de nadie por ron con milagros, como se ve por lo que el mismo
escrito ni se murmura de la vida de los ausentes, santo escribe en los cuatro libros de sus Diálogos.
582 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
A más de esto, muchas herejías se extinguieron para que deshiciese la ley que había hecho tan
y desarraigaron en algunas provincias por la i n - perjudicial para los que Dios llamaba á su servi-
dustria y altos merecimientos de este santísimo cio, y de la milicia se querían convertir á él; por
doctor, como la de los donatistas en África, la de lo cual Mauricio tuvo gran sentimiento y enojo
los arrianos de España, y otras en otras partes. Y contra el santo pontífice. Juntóse con ésta otra
con ser tan excelentes las obras de este gran causa que acrecentó el disgusto del emperador,
santo que resplandecía con ellas como un sol en y fué así: Estando san Gregorio en Constantino-
el mundo, no le faltaron contradicciones y perse- pla, un monje, que se llamaba Juan, grande a y u -
cuciones de hombres inquietos y malignos que en nador y penitente, fué elegido por patriarca de
vida y en muerte le pretendieron oscurecer. Entre Constantinopla, por la santa vida que mostraba
éstos fué un caballero romano que había dejado en la apariencia exterior, y por un falso resplan-
su legítima mujer, y por ello había sido excomul- dor con que lucía en los ojos de los hombres.
gado de san Gregorio; el cual, queriéndose vengar Cuando le eligieron hizo grandes diligencias, aun-
de él, se concertó con unos magos y hechiceros que fingidas, para excusarse, dando á entender
gentiles, que le prometieron que andando un día que aquel peso era sobre sus fuerzas, y él indigno
á caballo el papa por Roma, harían entrar un de- de tan alta dignidad; y por esta aparente h u m i l -
monio en el caballo y que diese tantos saltos y dad y otras muchas de virtud, san Gregorio tuvo
brincos que le derribase é hiciese pedazos. Entró familiaridad y trato con él. Apenas se había s e n -
el demonio en el caballo (como ellos habían pro- tado en la silla patriarcal de Constantinopla, cuan-
metido) y se alteró de manera, que los que iban á do luego comenzó á descubrir lo que era; porque
los pies del papa, no le podían tener; mas el santo con una soberbia de Lucifer se llamó patriarca
pontífice por revelación de Dios conoció lo que universal de la Iglesia, y juntó un concilio de
era, y haciendo la señal de la cruz, echó al demo- obispos para ello, y mandó que todos así le lla-
nio del caballo y los hechiceros quedaron ciegos: masen, usurpando el título de universal que no le
y visto el milagro, se convirtieron á la fe, y san convenía, ni conviene á otro que al sumo pontífi-
Gregorio los bautizó, aunque no quiso restituirles ce romano, sucesor de san Pedro, y vicario uni-
la vista para que no volviesen á aquella mala arte versal en la tierra de Cristo nuestro Redentor.
y tornasen á leer libros de encantamientos y h e - Cuando el papa Pelagio supo la arrogancia y d i s -
chizos; pero mandó que les diesen lo que hubiesen parate del patriarca, contradíjola y deshizo lo que
menester de las rentas de la Iglesia. Otro grande en aquel concilio se había determinado; y san
encuentro tuvo con Mauricio, emperador, el cual, Gregorio, que sucedió á Pelagio, con más fuerzas
de grande amigo suyo que antes era, vino á serle y valor volvió por la autoridad de la sede apostó-
grande enemigo, porque no le dejaba gobernar las lica, y reprendió á Juan de su temeridad y escri-
cosas eclesiásticas como él quería, y se resistía en bió á la emperatriz Constancia (que defendía las
una ley perniciosa que había hecho, en que m a n - partes de san Gregorio) que no se dejase engañar
daba que ningún soldado se pudiese hacer monje, de los que con soberbia eran humildes y blandos
sino acabada su milicia ó hallándose impedido ó con artificio, ni permitiese que la hipocresía
inútil. Y san Gregorio le escribió una carta en prevaleciese contra la verdad. «Porque algunos
que le dice: hay, dice, que según el Apóstol, con sus dulces
«Cristo, por mí que soy suyo y vuestro humilde palabras y bendiciones engañan los corazones
siervo, os dice estas palabras: Yo de notario te sinceros, y en el vestido andan despreciados é
hice conde, de conde cesar, de cesar emperador, hinchados en el corazón, y muestran defuera que
y no sólo emperador, mas padre de emperadores. menosprecian todas las cosas del mundo, querien-
Yo te he puesto en tus manos á mis sacerdotes do en realidad de verdad alcanzarlas todas juntas,
para que los defiendas, y tú apartas de mi servi- y publicando que son más indignos que todos,
cio á tus soldados. Dime: ¿qué responderás el día buscan vocablos y nombres exquisitos para pare-
del juicio al Señor cuando te dirá lo que yo aquí cer más dignos que todos.» Escribió también al
te digo? Escudriña é investiga qué príncipe ó qué emperador, rogándole que no consintiese una no-
emperador hasta ahora ha hecho tal ley, y d e s - vedad tan grande, y que un hombre tan particular
pués de haberlo sabido podrás mejor juzgar si tú se hiciese y nombrase patriarca universal de la
la debías hacer.» Iglesia. El emperador, ó porque creía á s u patriar-
Lo cual dice, porque Juliano apóstata, enemigo ca, ó porque deseaba que la ciudad de Constanti-
capital de Jesucristo y de su fe, fué el primero que nopla en que él vivía, y era cabeza de su imperio,
hizo aquella ley, como el mismo santo en otra fuese honrada con aquel título, ó porque como ya
parte lo dice. Túvose fuerte san Gregorio en este estaba disgustado con san Gregorio por la resis-
negocio, y resistió valerosamente al emperador, tencia que le había hecho en la ley de los soldados
y escribió muchas cartas á él y á sus ministros, buscaba ocasión para amargarle y afligirle, favo-
DÍA. 12 MARZO 583
recio al patriarca Juan, no haciendo caso de san del Señor de los ejércitos. Pues ¿qué maravilla es
Gregorio. Y como la voluntad estragada del prín- que vos honréis á los que el mismo Dios llama
cipe es tan poderosa y hay tantos lisonjeros que ángeles y dioses? Y de esto tenéis ejemplo en
por sus intereses se dejan de ella llevar, y con Constantino, emperador, de piadosa memoria, del
sus palabras y mentiras aparentes atizan el fuego cual se escribe en la historia eclesiástica, que h a -
y soplan las llamas que arden en su pecho, no biéndole dado algunos memoriales contra los obis-
faltaron á Mauricio criados lisonjeros que le dije- pos, los recibió y quemó delante de los mismos
ron grandes males de san Gregorio, á los cuales, obispos diciéndoles: Vosotros sois dioses constituí-
como hombre ya ciego, fácilmente creyó y publi- dos en la Iglesia del verdadero Dios; ordenad y
có, vituperando injustamente al que tan justa- disponed las cosas como os pareciere que convie-
mente tantas veces antes había alabado, llamán- ne, que no es justo que nosotros, siendo hombres,
dole desagradecido, porque habiéndole sublimado juzguemos á los dioses; y con esta sentencia eL
á la silla pontifical, no le daba contento, como si piadoso emperador ganó más honra para sí por
por dársele estuviera obligado san Gregorio á su humildad, que fué la que dio á los obispos con
usar mal de la autoridad apostólica, la cual contra la reverencia que les hizo. Y antes de Constantino
su voluntad le había dado el Emperador del cielo hubo muchos príncipes paganos, los cuales, no
y no el de la tierra. Fué tan extraño el odio y conociendo al verdadero Dios, adoraban á los dio-
aborrecimiento que Mauricio tomó contra san Gre- ses de leña y de piedra, y honraban en gran m a -
gorio, que sus ministros, por agradarle, le afligían: nera á sus sacerdotes. Pues ¿qué maravilla es
de uno de ellos, que era Romano, exarca, dice que un emperador cristiano y que adora á Dios
el mismo san Gregorio estas palabras: «Lo que verdadero, honre á los sacerdotes de Dios, pues
padecemos de Romano en esta tierra, no se puede los príncipes gentiles hacían tanta reverencia á
explicar; solamente digo en pocas palabras, que su los sacerdotes de los dioses de piedra y de made-
malignidad para con nosotros vence la calamidad ra?» Y en otra epístola dice: «En esta causa no
de las armas de los longobardos en tanto grado, me desprecie vuestra piedad, porque aunque los
que podemos tener por más piadosos á los e n e - pecados de Gregorio son tantos, que merece pa-
migos que nos matan, que no á los jueces de la decer esto, san Pedro, en cuyo lugar yo estoy, no
república, los cuales con su maldad, rapiñas y tiene pecados ningunos para que merezca padecer
engaños nos consumen. Y en el mismo tiempo es lo que padece en vuestros tiempos. Por lo cual
menester tener cuidado de los obispos, clérigos, una y dos veces, por amor de Dios todopoderoso,
monasterios y de todo el pueblo, y velar contra os ruego que como los otros príncipes vuestros
las asechanzas de los enemigos, y recelarnos de predecesores han codiciado la gracia del apóstol
las dobleces, embustes y artificios de los capita- san Pedro, asi vos la estudiéis alcanzar y conser-
nes, que es de tanto trabajo y dolor como vos p o - var, y que no se menoscabe la honra del dicho
déis pensar.» Y sabiendo este odio del emperador apóstol por los pecados de los que indignamente
Agiulfo, rey de los longobardos, vino sobre Roma le servimos, pues al presente os podrá ayudar
y la cercó, y la tuvo apretada más de un año, j u z - en todas vuestras empresas, y después perdonar
gando (como era verdad) que Mauricio no la s o - vuestros pecados.» Esto es de san Gregorio. Pero
correría, por la ojeriza que tenía con san Grego- todo no bastó para que Mauricio se ablandase y
rio. Y así fué que el emperador no se movió, mas
N reconociese, hasta que el Señor tomó la mano
Dios favoreció á su siervo y le dio valor y c o n s - para castigarle por haber tan sin razón perseguido
tancia para defender la ciudad, y hacer que Agiul- á quien no se lo merecía.
fo con su ejército se levantase del cerco; en el
El mismo año, en la plaza de Constantinopla,
cual tiempo escribió á Mauricio algunas cartas
apareció un varón vestido de monje, con una e s -
quejándose, y en una de ellas le dice: «No os eno-
pada desnuda en la mano, y con voz clara y terrible
jéis, señor, contra los sacerdotes, por la potestad
dijo: «Con esta espada morirá Mauricio.» Y luego
que tenéis en la tierra; antes con una profunda
se entendió lo que el cielo le amenazaba y el c a s -
consideración de tal manera os debéis mostrar,
tigo que le había de venir sobre él. Y el mismo
señor, que por amor de aquel Señor á quien ellos
emperador se reportó y envió grandes limosnas
sirven y á quien representan, vos les hagáis r e -
á todos los monasterios de Constantinopla y á mu-
verencia, porque los sacerdotes en las divinas l e -
chos de fuera, rogando á los religiosos que supli-
tras unas veces se llaman dioses y otras ángeles,
casen á nuestro Señor que le castigase en esta
y por Moisés se dice que aquel que ha de hacer
vida y no en la otra, y él, con muchas lágrimas
el juramento se presente á los dioses, que quiere
pedía lo mismo á Dios, del cual parece que fué
decir á los sacerdotes. Y el profeta dice que los
oído, porque poco después se levantó contra Mau-
labios del sacerdote son la llave de la ciencia, y
ricio Focas, por cuyo mandato él y su mujer ó
su boca el intérprete de la ley, porque es ángel
hijos é hijas fueron muertos, alabando á Dios,
584 LA LEYENDA DE ORO DÍA 12
porque le castigaba en esta vida como se lo había que le han sucedido. A una señora, llamada Rusti-
suplicado, y reconociendo y confesando que era ciana, que en sus cartas escribiendo á san Grego-
justa aquella sentencia por lo que contra san Gre- rio se llamaba sierva suya, la reprende por ello, y
gorio había hecho; y Juan, patriarca, asimismo le ruega que no use más de aquella manera de e s -
murió repentinamente por justo juicio del Señor. cribir, pues él no era señor sino siervo de todos.
Y no es maravilla que nuestro Señor tomase Y en otra carta que escribe á la camarera de la
tanto á su cargo las injurias que se hacían á san emperatriz, por nombre Gregoria, entre otras
Gregorio para castigarlas, porque nacían del celo cosas le dice: «En lo que me decís que siempre
grande que ól tenía de su gloria y del cuidado de me seréis importuna hasta que os escriba que se
cumplir con las obligaciones de su oficio, con una me ha revelado que Dios os ha perdonado v u e s -
entereza y magnanimidad tan rara por una parte tros pecados, pedís una cosa dificultosa é inútil:
(como quien era superior de todos), y por otra dificultosa, porque no soy digno de tener revela-
con una humildad tan profunda, y una paciencia ciones; inútil, porque no debéis estar segura de
y mansedumbre tan divina, que pone admiración vuestros pecados hasta la postrera hora de v u e s -
el ver tan hermanadas y juntas en uno dos cosas tra vida, cuando no los podréis más llorar; hasta
tan diferentes, como son la severidad y constancia que aquella hora llegue, siempre habéis de estar
en defender y conservar la dignidad de sumo pon- sospechosa y temerosa por vuestras culpas, y l a -
tífice, y la humildad con que mirándose como per- varlas cada día con lágrimas.» Y en otra epístola,
sona particular se ponía debajo de los pies de escribiendo á Estófano, obispo, le dice: «Mucho
todos. Veréisle unas veces dar privilegios y man- favor me mostráis en vuestras cartas, y mayor
dar á todos los sacerdotes, jueces, y á los mismos del que yo merezco, siendo escrito: No alabes al
reyes que los guarden con tanta autoridad, que hombre mientras que vive; mas aunque no soy
les priva de su dignidad si no lo hicieren, y otras digno de oir las cosas que vos decís de mí, yo
humillarse y abatirse como si fuera el menor de os ruego que con vuestras oraciones me hagáis
todos, y un poco de polvo de la tierra: «Porque, digno, para que ya que habéis dicho los bienes
como dice el mismo santo, los superiores no de- que no hay en mí, de aquí adelante los haya por
ben considerar la potestad de su dignidad, sino haberlos dicho vos.» Un abad persiano, llamado
la igualdad de la condición humana que tienen Juan, varón santo y de grandes merecimientos,
con sus subditos, ni deben gozarse por verse s u - vino á Roma á visitar los cuerpos de los gloriosos
periores de los hombres, sino de serles provecho- apóstoles san Pedro y san Pablo; y un día, viendo
sos. Muchas veces el que gobierna por su preemi- pasar al santísimo pontífice Gregorio por la calle,
nencia se desvanece en su corazón, y viendo que se fué á echar á sus pies, y san Gregorio le ganó
todo está á su mandado, y con presteza es obe- por la mano y se echó primero á los pies del
decido, y que todos sus subditos alaban lo bueno abad, y no se quiso levantar hasta que ól se le-
que hace y no contradicen á lo malo, antes m u - vantó, y después todo el tiempo que estuvo en
chas veces loan lo que debían vituperar, engañado Roma le mandó proveer de lo que había me-
de las cosas que tiene debajo de sí, se levanta el nester. De esta misma humildad nacía el c o n o -
corazón sobre sí; y estando rodeado por de fuera cimiento y sentimiento que tenía de sí, y lo que
de favor y aplauso popular, queda vacío de la ver- escribió á Mauricio, emperador, cuando más te-
<

dad, y olvidado de sí da oído á las palabras lisonje- rriblemente le perseguía, por estas palabras: «Yo
ras, y cree que es tal como oye de fuera que es, y soy hombre pecador, y porque continuamente
no como de dentro es en realidad de verdad; y de ofendo á Dios, pienso que delante de su tremendo
aquí viene á despreciar á sus subditos y á no cono- juicio es algún remedio de mis culpas el ser con-
cer que son sus iguales en la naturaleza, juzgando tinuamente afligido por ellas; y creo que vos,
que es mejor que ellos en la vida, porque es aventa- señor, tanto me aplacáis y ganáis la gracia de
jado en la potestad y porque puede más; y así piensa Dios, cuanto como á siervo suyo descuidado y
que sabe más que todos.» Todo esto es desan Gre- flojo más me afligís.» Que los santos, cuanto más
gorio, cuya humildad fué tan extremada que á t o - cerca están y más participan de la fuente de la
dos los sacerdotes llamaba hermanos, á los otros divina luz, tanto más ven los átomos de sus faltas
clérigos de inferior grado hijos dilectísimos, á los y lo que debe la criatura á la soberana majestad
hombres legos señores, á las mujeres señoras; y del Criador. De esta misma humildad asimismo
siendo el sumo pontífice, pastor y patriarca uni- procedía el menosprecio de todas las cosas de la
versal de toda la Iglesia, no quería que otros se tierra, y el poseer lo que este santo poseía sin que
lo llamasen, antes humildísimamente tomó el tí- á ello se le pegase el corazón. Por donde, como
tulo de Siervo de los siervos de Dios, y de él usó el santo ermitaño que había vivido muchos años
en las letras apostólicas, y después por su imita- en soledad con grande oración y penitencia, su-
ción le han usado todos los otros sumos pontífices plicase á nuestro Señor que le manifestase el
DÍA 12 MARZO 585
premio que le había de dar por haber dejado presto. Y á lodos sus amigos pide rueguen al
todas las comodidades de esta vida por servirle Señor por él, para que le dé sufrimiento y pa-
en tanta pobreza, una noche en sueños le fué res- ciencia. «Para que mis culpas, dice, que con
pondido, que podía esperar el galardón que se de- los dolores se podían curar, no vengan á crecer
bía á la pobreza de san Gregorio. Angustióse mu- por la impaciencia.» Mas el Señor, que es benig-
cho con esta respuesta el ermitaño, pareciéndole nísimo, después de haber afinado y apurado al
que no debía ser su pobreza agradable á Dios, santo pontífice con tantas angustias y aflicciones,
pues por ella no le prometía mayor premio que el cumplió sus deseos y le libró de la cárcel de este
que se había de dar á un príncipe tan rico y opu- cuerpo para darle la corona de gloria que tan
lento como era san Gregorio. Y como de día y de bien tenía merecida por sus heroicas virtudes y
noche suspirase y llorase su desventura, otra altos merecimientos, y celestial doctrina con que
noche, reposando, oyó al Señor que le decía: «Si había ilustrado y gobernado su Iglesia trece
no te hace rico la posesión de los bienes, sino la años y seis meses y nueve días. Murió este s a n -
codicia, ¿cómo osas tú comparar tu pobreza con tísimo pontífice el día que la Iglesia celebra
las riquezas de Gregorio? Pues tú amas más una su fiesta, que fué á los 12 de marzo del año del
sola gata que tienes, que Gregorio todos los bienes, Señor de 604, y en el segundo año del imperio
y tesoros que posee. Los cuales él no ama, sino de Focas. Del cual, dejando otros muchos títulos
desprecia y liberalmente reparte á los pobres y singulares alabanzas que le dan los santos doc-
siendo por eso más pobre que tú en su corazón.» tores, llamándole varón eruditísimo, príncipe de
Con esta tan alta pobreza de espíritu se juntaba los teólogos, resplandor de los filósofos, lumbre
en san Gregorio otra virtud de la paciencia que de los oradores, espejo de santidad, órgano del
en él fué perfectísima y divina, porque es cosa Espíritu Santo, sólo quiero aquí poner unas pala-
que espanta ver cómo sufría las calamidades p ú - bras que de él dice nuestro santo Ildefonso, arzo-
blicas de su tiempo, la guerra cruel y continua que bispo de Toledo, aunque sean dichas con encare-
los longobardos le hacían, las persecuciones y cimiento: «De tal manera, dice, fué adornado de
malos tratamientos de sus enemigos, y las enfer- los merecimientos de todos los antiguos, que de-
medades dolorosas con que el Señor le ejercitaba, jando la comparación de todos los varones ilus-
y como oro en el crisol le purificaba para hacerle tres, no hallamos cosa semejante en la antigüe-
más digno de sí. El mismo santo dice de sí estas dad, porque venció en la santidad á Antonio, en
palabras: «Ya casi ha dos años cumplidos que la elocuencia á Cipriano, en la sabiduría á Agus-
estoy en una cama con tan grandes dolores de tino, etc.» Esto dice san Ildefonso. Y san Isidoro
gota, que apenas los días de fiesta me puedo le- dice que ninguno de los doctores de su tiempo, ni
vantar para celebrar; y luego con la fuerza del de los pasados, se puede con él igualar. Y como
dolor me vuelvo á acostar, porque me aprieta se dice en el octavo concilio Toledano, en las c o -
tan fuertemente que me hace gemir y suspirar; y sas morales se debe preferir san Gregorio á casi
este dolor algunas veces es más remiso y otras todos los otros doctores de la Iglesia.
muy riguroso, mas nunca es tan flojo que me deje No cesaron las persecuciones de san Gregorio
ni tan intenso que me mate; y así muriendo cada con su muerte, antes crecieron para que fuese
día nunca acabo de morir, y no es maravilla que más conocida su santidad y más esclarecida con
siendo tan grande pecador, Dios me tenga tanto milagros del cielo. Fué elegido en su lugar por
tiempo en esta cárcel.» sumo pontífice Sabiniano, hombre no tan piadoso
Y en otra epístola dice: «Yo os ruego que h a - y amigo de los pobres como san Gregorio; y el
gáis con grande instancia oración por mí peca- mismo año después de su muerte hubo una gran-
dor, porque el dolor del cuerpo y la amargura del dísima hambre en Roma y mucha gente perecía.
corazón, y el estrago y asolamiento que veo entre Acudían al sumo pontífice pidiendo socorro y re-
tantas espadas de los bárbaros en gran manera medio para su necesidad, alegando la caridad y
me afligen, aunque entre tantos males no busco cuidado con que Gregorio, su predecesor, lo solía
consolación temporal, sino la eterna, la cual no hacer. Tuvo sentimiento de esto Sabiniano, y los
puedo por mí impetrar del Señor, mas confío que que le lisonjeaban comenzaron á publicar que san
la podré alcanzar por medio de vuestras ora- Gregorio había sido hombre vano y manirroto, y
ciones.» que por haber desperdiciado los bienes de la Igle-
Y de otras epístolas suyas se saca que nuestro sia se hallaba ella tan estrecha que no podía r e -
Señor con enfermedades le apretaba y consumía mediar aquella tan extrema necesidad. Y pasó tan
de manera, que siendo antes abultado y corpu- adelante este injusto sentimiento, que se mandó
lento, dice que tenía el cuerpo árido y seco como recoger y quemar los libros que san Gregorio ha-
si estuviera en la sepultura, y que no tenía otro bía escrito con luz del cielo y espíritu divino para
consuelo sino el deseo y esperanza de morir tanto bien de toda la Iglesia católica; y en efecto
TOMO I 74
586 LA LEYENDA DE ORO DÍA 13
se quemaron algunos (según Juan diácono), ó los tierra y en el cielo) que nos dé gracia para i m i -
quisieron quemar (según el cardenal Baronio), y tarle en lo que puede nuestra flaqueza, y de h a -
quedaron los que tenemos por la industria y pro- cernos particionarios de la gloria que posee.
videncia de Pedro, diácono, grande hijo y fami- Amén. (P. Ribadeneira.)
liar de san Gregorio, y el que introduce el mismo
santo en sus Diálogos que habla con él. El cual, SAN MAXIMILIANO, MÁRTIR—En las actas del marti-
viendo la injusta indignación de Sabiniano y que rio de Santa Cecilia se habla de este santo, pero sin
muchos por lisonjearle soplaban las llamas y echa- hacer mención del año de su muerte. Según leemos
ban aceite en el fuego, y que hasta el mismo pueblo en el Martirologio romano, padeció en Roma.
que había recibido tantos y tan extraños benefi-
cios de san Gregorio estaba trocado y se dejaba SAN PEDRO, MÁRTIR—Era camarero del emperador
llevar de la corriente, dijo que él había visto m u - Diocleciano, y por compadecerse públicamente de
chas veces al Espíritu Santo en figura de paloma los inmensos-tormentos que se daban á los c r i s -
sobre san Gregorio cuando escribía, y que se ha- tianos por orden del emperador, fué conducido á
cía grandísima injuria al mismo Espíritu Santo su presencia, y primeramente habiéndole colgado,
en querer quemar los libros que por su instinto le azotaron, después le echaron en las llagas sal
ó inspiración se habían escrito; y que para que y vinagre, y finalmente, puesto en las parrillas,
estuviesen ciertos de esta verdad, él públicamen- fué quemado á fuego lento, haciéndose legítimo
te y delante de todos la confirmaría con juramen- heredero de la fe y del nombre de san Pedro,
to, y que si luego después de haberse hecho se apóstol. Su dichosa muerte sucedió el año 302.
muriese, entendiesen que era verdad lo que decía,
y conservasen y reverenciasen los escritos de LOS SANTOS EGDÜNIO, PRESBÍTERO, Y OTROS SIETE COM-
san Gregorio, y si no muriese luego, que lo t u - PAÑEROS.—Fueron ahogados en Nicomedia de Biti-
viesen por burlador, y que él mismo pegaría fue- nia, cada día uno para aterrorizar á los restantes.
go á los dichos libros. Aceptóse el partido; afirmó
Pedro con juramento lo que había dicho, y en SAN TEÓFANES.—Natural de Constantinopla, de
acabando de jurar expiró. Quedaron todos asom- padres ilustres y poderosos, educado por ellos en
brados y compungidos con lo qué habían visto, y la virtud, y modelo de casados, renunció luego
de allí adelante reverenciaron con mayor acata- todas las riquezas y placeres del mundo para ha-
miento al que Dios con este milagro tan patente cerse un pobre monje y vivir en el retiro y la
había magnificado. Desde entonces comenzaron oración. Por ser uno de los más decididos defen-
los pintores á pintar una paloma blanca á la oreja sores de las santas imágenes, estuvo preso dos
de san Gregorio, para significarnos que el Espíri- años por orden de León el Armenio, y después le
tu Santo era el autor é inspirador de lo que había desterraron á Somotracia, donde consumido de
escrito. Mas como Sabiniano todavía fuese escaso miseria y esclarecido en milagros entregó su alma
y duro para con los pobres, nuestro Señor en al Criador el día 12 de marzo del año 820.
breves días se le llevó de un dolor fortísimo de
cabeza, y hay autores graves que escriben que SAN BERNARDO, OBISPO DE CAPÜA— Consagrado en
san Gregorio le apareció tres veces en sueños, el año 1087 fué la lumbrera de su tiempo, el con-
reprendiéndole de su poca caridad, y amonestán- sejero y el arbitro en todos los negocios de i m -
dole que se enmendase, y no haciéndolo, otra vez portancia, principalmente entre los soberanos y
le apareció y le dio un golpe en la cabeza, del sus subditos, y en los de los príncipes entre sí.
cual se siguió el dolor y tras él la muerte. Otros Sabio, prudente, caritativo, dotado de todas las
muchos milagros obró nuestro Señor por la i n - virtudes que constituyen los grandes hombres y los
tercesión de san Gregorio después de su muerte, grandes santos, era un verdadero discípulo de
y particularmente contra las personas que profa- aquel que se había dado todo entero por la salud
naban su monasterio con su mala vida ó temera- del mundo. Su pontificado resplandeciente en
riamente despreciaban ó malbarataban su hacien- cosas eminentes duró veintitrés años, muriendo
da, ó quitaban á los pobres lo que el santo les Bernardo en Capua, tranquila y santamente, el
había dejado, ó cometían otras cosas indignas de día 12 de marzo del año 1109.
aquel lugar, del acatamiento y devoción que se
debía á la memoria de tan santo padre, los cuales SAN PABLO, OBISPO Y CONFESOR-Murió en 573.
milagros se pueden ver en Juan diácono, y n o s -
otros los dejamos por evitar prolijidad, suplicando Dia 13
á nuestro Señor por los merecimientos y oracio-
nes de este santísimo pontífice y gloriosísimo doc-
SANTA EUFRASIA, YIRGEN, LLAMADA TAMBIÉN EUFROSINA.
tor de su Iglesia (á quien él tanto sublimó en la —En la ciudad de Constantinopla hubo un caba-
DÍA 13 MARZO 587
llero muy ilustre y senador, y ocupado en los car- Allí andaba de unas ciudades en otras repartiendo
gos de la república, que se llamaba Antígono; el grandes limosnas á personas necesitadas. Visitó
cual casó con una señora de gran linaje, rica y en la inferior Tebaida con grande consuelo suyo, por
todo igual suya. Tuvieron los dos casados una ver á los santos ermitaños que allí vivían, y al
hija, á la cual pusieron el mismo nombre de la cabo paró en una ciudad donde estaba un m o n a s -
madre, que era Eufrasia, que también se nombra terio en que vivían ciento y treinta monjas con
Eufrosina. Era Antígono hombre muy virtuoso, extremada abstinencia y rigor de vida. Su comida
cristiano y de alto entendimiento, y que daba muy era pan y legumbres, y esto una vez al día por la
buena cuenta de sí en todos los negocios públicos tarde, y algunas al segundo día, y otras al ter-
que trataba; y por esto y por ser devoto suyo, cero. Su dormir era en el suelo sobre un cilicio
era amado de Teodosio el Menor, emperador, y ancho de un codo, y tres de largo. Andaban vesti-
de todo el pueblo. Pues como Antígono conociese das de cilicios, trabajaban de manos todo el tiempo
la poca estabilidad de las cosas humanas y la que podían, si enfermaban no llamaban médico
mucha vanidad del siglo, habló con su mujer, y sino en la enfermedad peligrosa ó muy grave, t e -
rogóle que pues Dios les había dado una hija he- niéndola por regalo de Dios. Ninguna de las h e r -
redera de su casa y hacienda, se contentasen con manas salía del monasterio, y si acaso de fuera
ella, y en adelante viviesen en castidad, procu- las venían recados, la portera los recibía y daba á
rando sólo servir á Dios y aspirar á los bienes quien venían y volvía la respuesta. A este monas-
del cielo y alcanzar la bienaventurada eternidad. terio venían enfermos de diversas enfermedades,
Eufrasia, oyendo las palabras de su marido, hizo y milagrosamente sanaban por las oraciones de
gracias al Señor por haberle puesto aquel buen las monjas. Quiso una vez Eufrasia darles gran
deseo en su corazón, y le respondió que aquello cantidad de oro, para que rogasen á Dios por ella
era lo que ella deseaba, acordándose que dice y por su hija; mas la abadesa no lo recibió, a u n -
san Pablo que el tiempo es breve, y que los que admitió una limosna buena de cera, aceite ó
que tienen mujeres vivan como si no las tuvie- incienso para el servicio de la iglesia. Entraron
sen, porque la figura y sombra del mundo pasa un día madre é hija en el monasterio, siendo ya
presto; y rogó á Antígono que de su hacienda la niña de siete años, y habiendo pasado entre la
repartiese buena parte á los pobres, porque así abadesa y la niña Eufrasia algunas razones, cuan-
la tendrían depositada en el cielo. Hízolo Antí- do la madre, viniendo ya la noche, se quiso volver
gono, y de allí adelante guardaron castidad los á su casa con su hija, ella dijo que se quería que-
dos y vivieron como hermano y hermana, em- dar allí, y dicióndole la abadesa que no podía
pleándose con gran cuidado en sólo servir al Se- quedar ninguna mujer en el monasterio que no
ñor. Al cabo de un año vino á morir Antígono san- se hubiese prometido á Jesucristo con voto perpe-
tamente, dejando muy buen olor y deseo de sí en tuo, luego la santa niña se llegó á un crucifijo, y
la ciudad de Constantinopla, y el emperador con abrazándose con ól y besándole, le dijo: «Por eso
palabras muy humanas consoló á Eufrasia de la no quede: yo me ofrezco á Jesucristo con voto
muerte de su marido, y se le ofreció, y ella le perpetuo para religiosa de este convento.» Esto
suplicó que favoreciese á su hija, pues lo era de dijo con tan gran resolución y espíritu del cielo,
Antígono, y le fuese verdadero padre; y Teodo- que ninguna cosa que la abadesa le propuso de la
sio prometió de hacerlo, y para muestra de su aspereza de vida que había en aquella casa, fué
voluntad procuró que un senador principalísimo parte para que se fuese con su madre, la cual,
se desposase con la niña Eufrasia, que era de viendo que aquélla era vocación y voluntad de
cinco años. Hízose el contrato y recibió las arras, Dios, como era sierva suya, se conformó con ella,
y difiriéronse las bodas hasta tener edad. Pero y con los ojos hechos dos fuentes de lágrimas, le
como al senador le pareciese que la niña tar- suplicó que pues había fundado los montes i n m o -
daría mucho en llegar á la edad suficiente para vibles, confirmase á su hija en aquel santo propó-
casarse, tentó de hacerlo con la madre viuda, sito, y__ la entregó á la abadesa, ó hiriendo sus
porque era moza, y que poco más de dos años pechos se fué á su casa, dejando á todas las reli-
había vivido con su marido Antígono antes que giosas por una parte llorando, y por otra muy
propusiesen entre sí de guardar castidad, y otro gozosas por aquella prenda del cielo que el Señor
año después. Mas aunque tomó el senador muchos les había dado.
medios, y la emperatriz interpuso su autoridad
Después la madre Eufrasia hizo una vida santí-
para persuadirlo á la madre de Eufrasia, ella
sima y muy áspera, y anduvo por todos aquellos
lo desechó y respondió con palabras de enojo y
monasterios de Tebaida dando copiosas limosnas
sentimiento, y para que no le tratasen más de
á los siervos de Dios que en ellos vivían, y por
aquel negocio, se pasó con su hija y c a s a á Egip-
una revelación que tuvo la abadesa de aquel con-
to, donde también tenía posesiones y hacienda.
vento en que había dejado su hija, entendió que
588 LA LEYENDA DE ORO DÍA 13
nuestro Señor la quería llevar para sí, y renun- dos hermanas para mudarlas. Mandóle también
ciando á su hija todas sus grandes riquezas para que amasase y cociese el pan para el convento, y
que las dispensase en obras pías, y dándole s a l u - que todo estuviese hecho para la tarde. Todo lo
dables documentos, dio su alma al Señor, y fué hizo Eufrasia con gran gusto y alegría, y en
sepultada en el mismo monasterio. Pero volvamos todas las demás cosas de la obediencia se m o s -
á la otra Eufrasia, su hija y monja, cuya vida aquí traba pronta y aparejada. Mas no por eso el
escribimos. demonio la dejaba sosegar; antes le hacía más
Supo el emperador Teodosio la muerte de la cruel guerra, inquietándola y afligiéndola con ma-
madre y el estado que la hija había tomado, y á los sueños y fantasmas tenebrosas. Pero la santa
instancia de aquel senador que se había desposado virgen, conociendo que nacían de su enemigo
con ella, le escribió una carta en que le decía que mortal, no se le sujetaba ni rendía, antes m a c e -
pues era ya de edad para casarse, viniese á Cons- raba su carne con mayores penitencias y ayunos.
tantinopla á celebrar las bodas con su esposo. Pidió á la abadesa licencia para ayunar toda una
Pero Eufrasia, cuando leyó la carta del emperador, semana sin comer nada, que era cosa que ninguna
se rió, y le respondió que no era justo que ella de las otras monjas había podido hacer sino la
dejase á su esposo Jesucristo, que era Dios i n - abadesa, mujer muy ejercitada en las cosas espiri-
mortal, por casarse con un hombre que era un tuales y santísimas. La abadesa, viendo el grande
pedazo de tierra, y tan en breve había de ser espíritu de Eufrasia, le dijo que hiciese lo que qui-
comido de gusanos. Que le suplicaba que no la siese, y ella lo hizo y estuvo toda la semana sin
molestase, porque ella estaba determinada á comer bocado. Había en el convento una monja,
morir mil veces antes que volver atrás, y que se llamada Germana, mujer baja, hija de una esclava,
acordase de sus padres y mandase recoger toda la cual, habiendo de hacer gracias á nuestro Señor
su hacienda, y repartirla en iglesias y pobres, y por los dones y mercedes que hacía á Eufrasia é
dar libertad á sus esclavos, y soltar á los labra- imitar sus virtudes, tuvo envidia de lo que la
dores lo que les debían, para que ella pudiese santa virgen había hecho en ayunar toda la s e -
servir con -menos estorbo á Cristo, á quien del mana, y lo interpretó mal y se descompuso con
todo se había entregado, y rogase á Dios por ella, diciéndole que era ambición ó hipocresía, y
ella. Todo lo hizo el emperador como Eufrasia se pretender que muerta la abadesa á ella la hicie-
lo suplicó. sen prelada; pero que confiaba en Dios que no
Pero ¿quién podrá en pocas palabras referir la tendría tal gozo ni él tal permitiría, que estos
vida de esta santa doncella, y los asaltos y c o m - afectos humanos y tentaciones diabólicas per-
bates que el demonio le dio, y las persecuciones mite Dios aún en las congregaciones de los s a n -
de la envidia que padeció, y los milagros con que tos, para que los que lo son se aprovechen de ellas
nuestro Señor la ilustró, y la corona de gloria que cuando son perseguidos de sus hermanos, y los
alcanzó después de tantas peleas y victorias? Era que persiguen se reconozcan y humillen, y todos
de doce años cuando se consagró á Dios, y luego conozcamos nuestra flaqueza y de cuan frágil
comenzó á ayunar comiendo sólo una vez al día, y materia y barro somos compuestos, si Dios no
después estando los dos y los tres días sin comer. nos tiene de su mano como tuvo á Eufrasia. La
Barría la casa, componía las camillas de cilicios cual, con ser la agraviada, pidió perdón á Ger-
de las otras hermanas, sacaba agua del pozo para mana, y se echó á sus pies confesando que era
servicio de la cocina, ejercitábase en las demás pecadora, y queriéndola aplacar con sus palabras
cosas bajas y humildes del convento, y hacía esto mansas y amorosas. Mas aunque esto hizo Eufra-
con mucha alegría. Mas el demonio, viendo sus sia por su rara virtud y mayor merecimiento, la
altos intentos, comenzó á hacerle cruda guerra, abadesa castigó severamente á Germana por el
al principio con tentaciones interiores, las cuales escándalo que había dado en el convento, y por
ella vencía con mayores ayunos y asperezas y ruegos ó intercesión de la misma Eufrasia des-
con dar parte de su trabajo á la abadesa, que era pués la perdonó y remitió parte de la penitencia
su madre y prelada (que es un medio muy usado que la había dado.
en las religiones y muy importante para alcanzar Viendo, pues, el demonio que no había podido
victoria de nuestro común enemigo), y la aba- prevalecer contra Eufrasia, ni con las tentacio-
desa, para ocuparla y ejercitarla más en la obe- nes interiores, ni con los sueños importunos, ni
diencia y en la paciencia, la mandó que pasase con los trabajos desmedidos y continuos, ni con
una buena cantidad de piedra de una parte á la mala lengua de Germana, ni con los otros m e -
otra, y después que la volviese al primer lugar, y dios que había tomado para derribarla, determinó
ella lo hizo como se lo mandó, sin remitir nada hacerle guerra por otro camino y probar si la po-
de sus ayunos ni pedir quien la ayudase, aunque día matar, ó lisiarla y quebrantarla de manera
había algunas piedras que pedían la fuerza de que quedase inútil. Y permitiéndolo así nuestro
DÍA 13 MARZO 589
Señor para mayor gloria suya y confusión del que le llevaba, compadeciéndose de él hizo la se-
mismo demonio, un día, estando sacando agua ñal de la cruz sobre él, diciendo: «El que te crió
de un pozo, la tomó y la echó con el cántaro que te sane.» Y de repente sanó.
tenía dentro del pozo, donde estuvo cabeza abajo Tenían en el convento (ya había muchos años)
del agua, hasta que las monjas, oyendo la voz de á una mujer endemoniada para curarla por medio
Eufrasia, que al caer en el pozo dijo: ?Señor, de sus oraciones, las cuales las monjas en todo
ayudadme,» acudieron y la sacaron, y ella son- aquel espacio de tiempo habían hecho muy conti-
riéndose dijo: «Vive mi Señor Jesucristo, que no nuas y fervorosas, suplicando á nuestro Señor que
me vencerás, ¡oh Satanás!» Otra vez, estando librase aquella pobre mujer de aquel espíritu ma-
partiendo leña con una hacha, se la enredó de ligno, y nunca lo habían podido alcanzar, antes
manera que le dio una gran herida en el pie, y era tan terrible y fiero, que ninguna de las m o n -
cayó en el .suelo del dolor saliéndole mucha s a n - jas se atrevía á llegar á la mujer ni á darle de
gre de ella. Llevándola las monjas al monasterio, comer sino desde lejos en la punta de una vara; y
ella cogió las astillas de leña que había cortado estando la endemoniada atada con prisiones y ca-
para que el demonio no saliese con victoria. Mas denas por los extremos que hacía y peligros que
subiendo la escalera, el demonio la hizo caer corrían las que se acercaban á ella, mandó la aba-
sobre las astillas que llevaba, y una de ellas se la desa á Eufrasia que se encargase de esta mujer y
entró por la frente, y creyendo las monjas que le le diese de comer, y ella lo hizo con gran pronti-
había sacado el ojo, y saliéndole mucha sangre, tud, obediencia y seguridad. Y aunque al princi-
la santa virgen con mucho sosiego les dijo no pio el demonio se le mostró feroz y bravo, después
temiesen, que su ojo estaba sano y el demonio se le rindió y sujetó como una oveja, y no había
quedaría confuso. Otra vez la eché de un terrado otra monja que osase tratarla sino Eufrasia. Mas
alto abajo, y teniéndola por muerta ella se levan- aquella monja, llamada Germana, la envidiosa de
tó sana y sin lesión alguna. Otra vez, estando quien hablamos arriba, burlándose de las otras
guisando una olla de hortaliza para el convento, monjas y haciendo escarnio de ellas, dijo con des-
al tiempo que más hervía la olla, la tomó el d e - dén así: «¿Que no hay en este monasterio quién
monio y se la echó encima, y pareciéndoles á sujete á esta endemoniada y la dé de comer sino
las hermanas que la había abrasado, ella dijo que sólo Eufrasia? Pues denme á mí el cargo, que yo
no había sentido más pena que si fuera agua fría. lo haré tan bien como ella.» Tomó la comida y
Todos estos acometimientos del demonio per- llevóla á la endemoniada, la cual como un león
mitió nuestro Señor para hacer más esclarecida ó como el mismo demonio arremetió á Germana,
á su santa esposa, y enseñarnos el odio y aborre- y despedazándole los hábitos la echó en el suelo y
cimiento que este infernal enemigo tiene á la vir- comenzó á maltratarla y comerla á bocados, s a -
tud, y lo poco que puede contra los que están cándole los redondos del cuerpo con los dientes,
armados y fortalecidos con el espíritu del cielo, y hasta que vino Eufrasia y se la quitó de las manos
que por la virtud de Cristo crucificado una don- más muerta que viva, y la mandó que estuviese
cella tierna y delicada le podía hollar y vencer queda. Y con esto se sosegó el demonio y Germana
como le venció Eufrasia, pues tantas veces herida quedó castigada y enseñada, y las monjas enten-
de él y maltratada, nunca quiso dejar de h a - dieron la gran santidad de Eufrasia, y que nuestro
cer todo lo que antes hacía, así en servir en el Señor, por las oraciones de ella, quería librar aque-
monasterio á las monjas, como en sus ayunos y lla pobre endemoniada y concederle la gracia que
penitencia, y en asistir én el coro á maitines y á por las de todo el convento en tanto tiempo no ha-
todas las otras horas, como si no hubiera otra bía querido conceder. Y así fué, porque la abadesa
cosa que hacer. Y por esto nuestro Señor, que la ordenó á Eufrasia que tomase aquella empresa y
había ayudado para pelear valerosamente y v e n - echase al demonio de aquel cuerpo, y ella, que era
cer gloriosamente á tan terrible y porfiado e n e - humildísima, confiada en la virtud de la obedien-
migo, también la quiso honrar é ilustrar con al- cia y armándose con la oración, peleó con el d e -
gunos milagros que hizo por ella, de los cuales monio, y finalmente le rindió y venció, y salió
dos solos diré aquí. dando aullidos echando espumarajos por la boca,
Solían traer al monasterio algunas madres á dejando á la mujer con entera salud. Y no por esto
sus hijos enfermos, y poníanlos en el coro de las se desvaneció Eufrasia, antes se confundió más y
monjas, y ellas hacían oración por ellos y cobra- se aniquiló en el acatamiento del Señor, pasando
ban salud. Acaeció que una vez trayendo una las semanas enteras, como solía, sin comer, y las
buena mujer á un hijo suyo pequeño, sordo, mudo noches sin dormir, y sirviendo en todas las cosas
y paralítico, la abadesa mandó á Eufrasia que del convento con gran paz y alegría de su alma.
fuese á la puerta del convento y le tomase y le Tuvo la abadesa una revelación en que le mos-
trajese aquel niño. Hízolo Eufrasia, y mientras traba Dios los grandes méritos de Eufrasia y el
590 LA LEYENDA DE ORO DÍA 13
alto grado de gloria que le tenía aparejado, y que rante la persecución del cruel Decio, en Nico-
la quería presto llevar para sí al cielo. Entriste- media.
cióse mucho con esta revelación por la pérdida
que hacía á su convento, faltándole una joya tan LOS SANTOS TEUSETAS, Y HORRES, SU HIJO, TEODORA,
preciosa y tan querida de Dios. Lloró algunos días NINFODORA, MARCOS, Y ARABIA—Todos fueron quema-
sin descubrir á nadie lo que había visto, y después dos por la gloria de Jesucristo, en Nicea, en el s i -
que las otras hermanas lo supieron, también de- glo III.
rramaron muchas y copiosas lágrimas. Finalmen-
te, lo vino á saber Eufrasia, y con haber vivido SAN SABINO—Natural de Hermópolis, en Egipto,
con la aspereza, perfección y santidad que habe- vivía en la misma ciudad cristiana y santamente
rnos dicho, se turbó, pareciéndole que no había cuando empezó la persecución de Diocleciano.
hecho nada, y deseando que nuestro Señor le die- Retiróse con otros fieles á una especie de cueva
se siquiera un año para comenzar á hacer peni- no lejos de la ciudad; pero habiendo sido hallado
tencia de sus pecados, pues hasta allí había sido por los idólatras, lo llevaron á la presencia del
tan remisa y floja como ella decía. Pero la abade- prefecto, ante el cual confesó enérgicamente que
sa la animó y confortó con la gloria que había de era cristiano y que nunca dejaría de adorar á J e -
tener en el cielo. Luego le dio una gran calentura sucristo. Fué sin forma de proceso condenado al
que al día siguiente la acabó. Había en el monas- ecúleo, en cuyo tormento padeció tan horrible-
terio una monja que se llamaba Julia, la cual había mente, que sus carnes despedazadas se veían e s -
sido como madre y maestra de Eufrasia en las parcidas por el suelo: después le aplicaron plan-
cosas de religión y compañera en sus trabajos, y chas de hierro encendido, y al fin, atada al cuello
la amaba ternísimamente. Esta á la hora de la una gran piedra, lo echaron al Nilo, donde expiró
muerte le pidió con grande instancia que no se ol- en marzo del año 295.
vidase de ella, y que pidiese á Dios que le llevase
consigo, y lo mismo le rogó la abadesa. Muerta SANTA CRISTINA, YIRGEN Y MÁRTIR, DE PERSIA-Mu-
Eufrasia, Julia se estuvo llorando tres días sin rió á fuerza de azotes por no querer adorar las
partirse de su sepulcro, que fué el de su propia divinidades paganas durante la persecución del
madre, y al cuarto día, muy gozosa, dijo á la aba- emperador Decio.
desa que Cristo la llamaba por las oraciones de
Eufrasia; y al quinto, abrazando á todas las h e r - SAN RODRIGO, PRESBÍTERO, Y SAN SALOMÓN, MÁRTIRES.
manas, dio su espíritu al Señor y fué enterrada —Eran naturales, el primero de Cabra, pueblo
con su santa compañera y discípula Eufrasia. Pa- poco distante de Córdoba, en España, y el s e g u n -
sados treinta días la abadesa llamó á las monjas y do de Portugal. Hallábanse estos dos santos en
las dijo como ella iba al cielo, y que Eufrasia se Córdoba en el año 857, y habiéndolos cogido los
lo había alcanzado de Dios: que eligiesen otra aba- moros, quisieron hacerles renegar de la religión
desa en su lugar, y ellas lo hicieron: y dando que profesaban; pero ellos prefirieron á la aposta-
documentos á la nueva abadesa que habían elegi- sía la corona de un glorioso martirio, que efecti-
do, y exhortando á las monjas que tuviesen por vamente les dieron el día 13 de marzo del año
dechado y espejo de sus vidas á Eufrasia, mandó 857. Sus cuerpos atados á grandes piedras fueron
que ninguna entrase en su celda aquella noche. A arrojados después de muertos á las aguas del B e -
la mañana la hallaron difunta y que había dormi- tis, pero salieron milagrosamente á la orilla d e s -
do en el Señor, y pusiéronla en el mismo sepulcro pués de veinte días, y los cristianos los recogieron
con Eufrasia y Julia: y de allí adelante no qui- y les dieron honrosa sepultura, hasta que después
sieron enterrar en él otra monja alguna; y Dios se levantó un templo á su honor, donde obra el
hizo grandes milagros á los que con reverencia y Señor muchos milagros.
devoción acudían á él. Murió santa Eufrasia de
edad de treinta años, y fué llorada y enterrada con
SAN ANSOYINO, OBISPO DE CAMERINO, EN ITALIA.-Fuó
gran sentimiento y ternura de todo el convento.
consagrado el año 822, y murió el día 13 de mar-
El Martirologio romano y el de Usuardo hacen zo del año 840. Su memoria es célebre por la
mención de ella á los 13 de marzo, y los griegos á multitud de milagros obrados antes y después de
los 25 de julio. Trae su vida Surio en el segundo su muerte, y por su inagotable liberalidad con
tomo, y san Juan damasceno se aprovecha de ella los pobres.
en la tercera oración que escribió de las imágenes.
(P. Ribadeneira.) SAN NICÉFORO, OBISPO Y PATRIARCA DE CONSTANTI-
NOPLA.—Fué primero secretario del palacio impe-
LOS SANTOS MACEDONIO, PATRICIA, Sü MUJER, Y MODES- rial, después solitario, y últimamente consagrado
TA, HIJA DE ENTRAMBOS—Padecieron el martirio du- obispo en 806. Su celo por las santas imágenes le
DÍA 14 MARZO 591
atrajo la indignación del emperador León el A r - Pero ¿para qué es buscarle título alguno á los que
menio, que le hizo deponer en un conciliábulo el se le dan tan debidamente á Matildis? ¿No consi-
año 815, y le envió á un destierro, donde murió guió la corona de gloria? ¿No reina en el cielo con
el día 13 de marzo del año 828. Cristo? ¿No es eterno ya su imperio? ¿Para qué,
pues, le buscamos títulos y elogios temporales á
SANTA KENNOCHA, VIRGEN— Escocesa; murió en el quien los goza eternos? Pasemos ya brevemente á
año de 1007. discurrir el tesoro de sus virtudes.
Pero quisiera yo preguntar á otro más perspi-
SAN GIRALDO, OBISPO Y CONFESOR—Irlandés; murió caz ingenio que el mío, humilde y rudo, ¿por dón-
en 732. de daría principio para sulcar tanto piélago sin
zozobrar ni irse á pique? Tantas son de Matildis
SAN PULQUERIO, ABAD Y CONFESOR.-Irlandés; murió las virtudes, y tan en todo excelsas, que el muy
en 655. docto y grave autor de la Historia sajónica Witi-
chindo, en el fin del libro tercero, se puso á refe-
SAN LEANDRO—Véase el 27 de febrero. rirlas, y en el principio dijo estas formales pala-
bras: «Si de las virtudes de Matildis y su gloriosa
Día 14 memoria queremos decir alguna cosa, un deliquio
discurre por nuestras venas con que desfallece el
SANTA MATILDIS Ó MATILDE, EMPERATRIZ, REINA Y MA- ánimo y queda desmayado el libro; mas ¿qué mu-
TRONA.—Por muchos títulos merece santa Matildis cho desmaye el ingenio si es débil, flaco y sin
los de emperatriz, reina y matrona; sea el prime- fuerzas, al paso que la virtud de Matildis es gran-
ro el de su nobilísima sangre, pues desciende de de, esforzada é inmensa? Porque ¿quién será bas-
la augusta casa de Sajonia y sus príncipes por la tantemente animoso para explicar como debe su
línea paterna, siendo hija de Teodorico, conde de anhelo, vigilancia y cuidado en las cosas tocantes
Ringelheym, y de la real casa de Germania por al culto divino? Todas las noches se oían en su
materna línea, siendo hija de Reynilde ó Reynhil- celdilla (este título da al cuarto de una empe-
de, los cuales la criaron en poder de santas reli- ratriz) aun no celda ya que era cielo, sino c e l -
giosas, entregándosela luego que fué destetada á dilla; tal debía ser de estrecho, honesto y pobre,
su abuela y madre de su padre, Matildis, también bastaba éste para único elogio y timbre de sus
como ella, abadesa del monasterio Hereverdien- virtudes, y para ejemplo (no sólo á las demás
se, de donde, aprovechada en todas virtudes, s a - emperatrices, reinas y señoras del mundo, pero
lió y casó con Enrique, emperador, primero de aun para la más encerrada carmelita ó capu-
este nombre, llamado el Cazador por ser muy china religiosa). Todas las noches, pues, pro-
dado á la caza, ejercicio honesto, decente y debi- sigue Witichindo, se oían en su celdilla todos
do á un príncipe, en que le hallaron cuando le los géneros y modos de músicas y tonos suaves,
llevaron la nueva de la elección que en él se h a - con que pasaba con toda propiedad plaza de cie-
bía hecho del sacro imperio, á que ascendió de lo su celda, pues en ella sólo habitaban ánge-
duque de Sajonia, príncipe tan religioso y católi- les. Tenía la tal celdilla, y cielo continuo suyo,
co, que sin duda fué inspirado de Dios el empera- contigua á la iglesia, tanto, que dándole á su
dor Conrado, que le nombró y eligió por sucesor cuerpo muy breve ó ningún descanso, luego
suyo, cuando hizo tan buena elección: al fin, no se levantaba y se entraba en la iglesia, donde la
se puede ponderar ni decir más de su virtud y noche toda pasaba en oración, sin que por eso ce-
méritos, que decir tuvo por consorte y dignísima sase la melodía de la música á tres coros, uno que
esposa á la gloriosísima santa Matildis, y sea este cantaba en la celda, otro que cantaba á la puerta,
título de esposa de un emperador el segundo por y otro que acompañaba á Matildis, para que á imi-
donde Matildis se merece los referidos. Sea el ter- tación del divino trisagio con que los serafines de
cero el ser madre de emperadores y reyes, pues día y de noche le cantan á Dios la gloria de eter-
Otón, primero de este nombre, duodécimo del im- nas alabanzas, así Matildis, acompañada de estos
perio de Roma y trigésimoséptimo del reino ó tres coros continuamente, ellos con las voces é
imperio de Alemania, fué el primer hijo que tuvo instrumentos y ella con el corazón, diesen eternas
de Enrique, su esposo; tuvo otros dos hijos, el alabanzas y glorias á Dios, ensalzando su divina
uno llamado Enrique como su padre, que fué du- clemencia, bendicióndola y alabándola.
que de Baviera, y el otro Bruno, que fué arzobis- »Así pasaba toda la noche en vigilias y oracio-
po de Colonia y santo, y tres hijas, las dos llama- nes, y lo restante del día en oir todas las misas
das Gervirga y Adalheyda, que reinaron por los que se celebraban, con mucha devoción y contem-
ilustres casamientos que tuvieron, y la otra lla- plación divina de sus soberanos misterios. Acaba-
mada Matildis, como su madre, y santa también. das las misas se iba á visitar los enfermos de los
592 LA LEYENDA DE ORO DÍA 14
más vecinos hospitales, consolando á todos con su con facilidad grande, porque sus criados todos
angelical vista, y socorriendo sus miserias, y ali- eran excelentes y diestros en cualquiera arte ó
viándolas con su larga y liberal mano: lo mismo ciencia, y sus criadas en cualquier ejercicio d o -
hacía con los enfermos pobres de casas particula- méstico y labor femenil.
res que por cercanas ppdia visitar, y las que por »A.l fin, llena de días, de honores llena, col-
muy lejos no le daba el tiempo lugar de visitarlas, mada de buenas obras, mortificaciones, ayunos,
las socorría con liberales limosnas, haciendo lo penitencias, oraciones, profecías, limosnas y vir-
mismo con los hospitales que visitar no podía, tudes infinitas, habiendo repartido todas sus reales
tanto de dentro como de fuera de la ciudad; de riquezas á los siervos de Dios retirados del mundo,
suerte, que pobre ninguno, enfermo ó sano, por á sus queridas las religiosas, y á sus amados los
muchas leguas que estuviese distante de Matildis, pobresde Jesucristo, á 14 de marzo del año de 973
dejaba de ser socorrido en todas sus necesidades entregó el alma purísima en manos de su Criador.
de sus liberales y santas manos, como también Y si mereció por sus virtudes tantas la corona de
consolado en sus aflicciones de sus discretas y la gloria en el cielo, también ha querido la Igle-
santísimas palabras. Y con la habitación suya tan sia que conste al mundo todo, pues para eso la ha
estrecha como hemos dicho, tenía otra muy dila- colocado y puesto en el número de los santos en
tada y espaciosa para hospedar los peregrinos y el dicho día (de su glorioso nacimiento al impe-
pobres, á donde continuamente concurrían m u - rio) 14 de marzo, con este señalado si debido elo-
chos, y á todos se les ministraba abundantemente gio: Halberstarth (así se llama la ciudad) en la
cuanto menester habían, no sólo para la mansión Germania, el descanso y tránsito glorioso de sania
que allí hacían, mas aun para la prosecución y fin Matildis, reina, madre de Otón I, emperador, c é -
de sus viajes y caminos. Alumbraba Dios su e n - lebre ó insigne en humildad y penitencia.» Hasta
tendimiento con espíritu profótico, y viendo con él aquí el doctísimo Witichindo.
las necesidades de los peregrinos y caminantes, Cortos elogios son los que este sapientísimo
que por no serles camino no llegaban á su celdi- historiador da á los muchos que merecen virtudes
lla, les enviaba con presteza y liberalidad extraña tantas, y tan gloriosa vida como vivió y tuvo la
el socorro de que necesitaban, quedando todos ad- bienaventurada santa Matildis; mas ya él mismo
mirados de verse socorridos y aliviados por quien, da la razón diciendo, que si quisiese referir vir-
menos que por revelación divina, no sólo no podía tudes tantas le faltaría el tiempo, y que aunque
tener noticia de su necesidad para socorrerla, mas su facundia y retórica fuese la de Homero, Marón
ni aun de su camino y persona, por lo que daban ó Cicerón, no bastaría á ponderarlas dignamente,
á Dios infinitas gracias y alababan la liberalidad, y se disculpa al principio en aquel temblar con
virtud y santidad de su fiel sierva Matildis. que toma la pluma para tratar de virtudes tan su-
»Bien juzgará quien viere así á Matildis ejerci- blimes y excelsas: y si autor tan docto y grave
tarse en obras tan pías, humildes y devotas, que tiembla, ¿qué hará quien en nada puede presumir
faltaba por eso un punto á su regia autoridad, á igualarle? Séame, pues, muda retórica el silen-
su imperial decoro, á hacerse de todos respetar de- cio, cuyas voces con las de la fama de Matildis
bidamente. Bien puede pensarlo cualquiera, pero podrán sólo desempeñarme. Sólo me atreveré á
padecerá engaño manifiesto, porque de tal suerte añadir (para mayor gloria de tan esclarecida san-
su gran prudencia unía la humildad con el regio ta) brevemente algo de lo mucho que de sus vir-
decoro, que quien más la admiraba humilde, de- tudes dijeron otros escritores graves, especial-
vota y encerrada en tan desechada y pobre cel- mente de lo que pasó en su glorioso tránsito, en
dilla, siempre en oración, asistida siempre de cuya descripción corrió tan veloz la pluma de
pobres, peregrinos y enfermos, más la veneraba Witichindo.
princesa grande, reina excelsa y emperatriz sobe- Años había que estando en Colonia, gozosa de
rana; siendo lo que más admiración causaba á ver sus hijos y nietos, donde todos se habían jun-
todos ver, que cuando como reina estaba de la tado á verla, menos Enrique, que ya gozaba de
majestad en el solio á vista de todo el pueblo, e n - la patria celestial el descanso, se despidió de todos
tonces era el alivio de los fatigados, el consuelo profetizando su muerte. Llegó, pues, la hora di-
de los afligidos, la alegría de los tristes, y de los chosa en que ya Dios tenía determinado darle
necesitados el socorro. A sus domésticos criados el premio á sus grandes virtudes, enviándole
y criadas hizo enseñar variedad de artes en que los anuncios de una enfermedad con la seguridad
ejercitarse, y letras en que aprovechasen á sí y á de que sería la última, revelándole el día y la hora
otros, enseñándolos, guiando á cada uno por su en que se la quería llevar para sí, como ella se
particular ingenio, para que de esa suerte, s i - lo reveló á la abadesa que la asistía. Vino W i l -
guiendo su voluntad, saliese eminente en la arte, helmo, arzobispo de Maguncia, nieto suyo, hijo
facultad ó ciencia que aprendía; lo que consiguió de Otón, á verla; confesóse generalmente cpn
DÍA 14 MARZO 593
él, pidióle luego le dijese una misa por sus pe- daron todos pasmados oyéndola, y conocieron que
cados y descuidos para que Dios se los perdona- sólo Dios pudo decírselo. Vivió después otros doce
se, por el alma de su esposo Enrique, y por todos días más. Llegó el sábado santo, y como ya sabía
los fieles vivos y difuntos, y que al fin de ella había de morir ese día (que era el que con más
le diese y administrase los santos sacramentos larga mano socorría á los pobres, les lavaba los
de la Eucaristía y Extremaunción, que recibió pies y daba de comer y vestir, por ser día dedica-
con grande gozo, ternura y devoción. Después do á la Reina de los ángeles y Madre de Dios,
preguntó á la abadesa si había quedado alguna María sin pecado concebida, de quien era devo-
cosa que darle á su nieto por el gran beneficio que tísima), se dispuso así.
le había hecho en administrarle los santos sacra- Al reir el alba despertó á todos los que la asis-
mentos. Respondió la abadesa que todo cuanto tían, y mandó que abriesen las puertas y dejasen
tenía lo había repartido á los pobres, como ella entrar á cuantos quisiesen, y que se llamasen los
se lo había mandado, y así que no había la menor religiosos y religiosas todas, y habiéndose juntado
cosa que darle. ¡Ejemplo el más raro que puede gran multitud, les hizo una plática espiritual, ex-
verse en una tan gran señora, no hallarse á la hortándolos á todos á amar y servir á Dios, á vi-
hora de su muerte siquiera con una alhaja curiosa vir en su amor y temor santo, y á todo género de
y de valor que dar á un nieto suyo en prendas de desprecio de las cosas de esta vida; y al fin dijo
su amor! Mas ¿qué milagro era esto, en quien todo tales cosas, que á todos los dejó compungidos y
era un milagro? De los que hizo en su vida pudiera llorosos. Luego echó á todos su bendición, y pidió
hacerse un grande volumen. No siendo el menor la bendijesen y se fuesen en paz, y la encomen-
el del fuego, que imitando el de su pecho, por su dasen á Dios, y que sólo quedasen con ella aque-
orden y mandato ardía todas las noches del i n - llas personas que precisamente habían de asistirla.
vierno en las calles y caminos, sólo á fin de que Luego llamó á su querida hija santa Matildis, aba-
se calentasen los pobres y no se perdiesen los desa que era del convento de San Servasio, que
caminantes. Al fin, viéndose destituida de todas ella misma había fundado; y le dio tales consejos,
las cosas de esta vida, y deseando por otra parte tan santos y con tal espíritu, que como otro Elias
mostrarse agradecida al arzobispo, su nieto, y que en Elíseo, dejó el suyo duplicado en Matildis; y
conociese el amor que le tenía, apeló para las de bien se vio ser así, pues fué tan gran santa su
la otra, y así le dijo á la abadesa que el paño que hija, que cualquiera que contemplase sus insignes
había hecho prevenir para cubrir el túmulo y virtudes, su virginidad perpetua, su humildad pro-
cuerpo suyo después de muerta, le sacase y se le funda, su caridad inmensa, su prudencia admira-
diese á su nieto en prendas de su amor, y repli- ble, y al fin el colmo de las virtudes todas, que
cando la abadesa que haría falta para la función por no repetir las de su madre no refiero, c o n o -
que estaba prevenida, respondió con espíritu pro- cerá fué hija de la gran Matildis, y que le dejó en
fético: «Mi nieto ha menester antes que yo ese esta última plática que le hizo y bendición que le
paño; déselo, que para mí no ha de faltar á su dio su espíritu doblado. Profetizóle muchas cosas
tiempo.» Todo se cumplió así como lo profetizó la tocantes al bien de su alma, y díjole amase m u -
santa. Despidióse el de Maguncia, pareciéndole cho y venerase á sus hermanas, porque sabía ha-
que la enfermedad de su abuela era larga, y que bían de verse y gozarse en la gloria, y al fin le
él no podía dejar tanto tiempo sus ovejas sin pas- echó su bendición.
tor; bendíjola y pidióla licencia. Y estando fuera Hecho esto se volvió á confesar y recibió otra
del cuarto de la enferma, dijo á las que la a s i s - vez los santos sacramentos de la Eucaristía y Ex-
tían: «Yo dejo aquí un sacerdote para que vele tremaunción, y luego pidió á los que la asistían,
con cuidado la enferma, y cuando vea que impor- y les mandó cantasen los salmos (para que ya que
ta, vaya á llamarme.» Entonces Matildis, como si ella no podía rezar ni cantar el salterio todo, como
se lo hubiera dicho á ella, respondió: «Llévelo lo había hecho todos los días de su vida, después
consigo, que más le ha de menester que yo.» Así de cumplir con la obligación del oficio divino que
fué; mas al día siguiente, sintiéndose algo indis- rezaba como si fuese religiosa, costumbre en que
puesto, tomó una bebida cordial, y ese mismo día se crió desde sus tiernos años y observó toda su
murió en el camino. No se lo querían decir á Ma- vida también, por lo menos los oyese), y que l e -
tildis porque el pesar no le quitase la vida; mas yesen asimismo los Evangelios, hasta tanto que
ella se anticipó y se lo contó á los que rehusaban su alma por mandado de Dios se despidiese de su
referírselo. «No tenéis, dijo sonriendo entre lágri- cuerpo. Después de esto no habló más palabra,
mas, que decirme cosa; ya sé que es muerto W i l - sino es levantando las manos y los ojos al cielo,
helmo; haced luego se toquen las campanas y parece que prevenía el camino que había de hacer
júntense los pobres todos, para que se les dé li- su bendita alma. Viendo ya que se acercaba la
mosna por que rueguen á Dios por su alma.» Que- hora de nona, mandó que le pusiesen la mortaja
T0M0 i 75
594 LA LEYENDA DE ORO DÍA 14
y cilicio en tierra, y que tomando su moribundo de padres cristianos recibió de ellos una educa-
cuerpo, lo pusiesen encima: lo cual se hizo, y ella ción esmerada. Lo primero que procuraron sus
con sus propias manos se echó ceniza en la cabeza, padres fué imbuirla en los misterios de nuestra
diciendo: «No es decente ni conviene que el cris- santa religión y en la práctica de las virtudes cris-
tiano muera, si no es en cilicio y ceniza.» Estas tianas; y supo ella aprovecharse tanto de esas
fueron las últimas palabras que se le oyeron, y al instrucciones, que ya siendo muy niña dio m u e s -
instante santiguándose descansó en paz, dando su tras de santidad, notándosele particularmente
alma al Señor, sábado santo, á la hora de nona, grande inclinación al retiro y á los ejercicios pia-
hora en que acostumbraba dar de comer á los po- dosos. Florentina era hermana de los santos
bres de Jesucristo, y día y hora que ya mucho Leandro, Fulgencio ó Isidoro, que tanto han bri-
antes había ella profetizado, á los 14 de marzo, llado en la Iglesia por su santidad y sabiduría.
año del Señor de 973, según unos autores, y según Siendo Isidoro el menor de los hermanos, esta-
otros de 978. A la misma hora llegaron embaja- ba Florentina encargada de él, y vio que de
dores de la reina Gerberga, su hija, que le enviaba repente le rodeó un numeroso enjambre de abejas
un paño negro riquísimo bordado de oro y piedras que sin molestarle entraban y salían de su boca.
preciosas, para cubrir su cuerpo santo y túmulo Su virtud iba creciendo con la edad, y san L e a n -
cuando hubiese muerto, con que se cumplió la dro, el mayor de sus hermanos, se encargó
profecía, que cuando dio á su nieto el de M a g u n - de su dirección en el camino espiritual, y bajo
cia, el que estaba prevenido para su entierro, dijo. el cuidado de tan sabio maestro aprendió, no
Escribieron la vida de esta prodigiosa santa el ya sólo la lengua latina y entendió las santas E s -
referido Witichindo, en la historia y libro citado, crituras, sino aue se constituyó maestra de su
san Pantaleón por mandado de san Enrique, em- hermano Isidoro, enseñándole las primeras le-
perador, Hermano Grevense in Acotarlo Usuardi, tras, los principios de la religión cristiana y las
Juan Bollandos in Martirologio Canisii, Malano virtudes indispensables para lograr el eterno fin.
in Additionibus suis ad Usuardum, el Martirolo- No haciendo caso alguno de las cosas terrenas,
gio benedictino, Enrique Bodo in Chronicis, Pedro todos sus anhelos eran dedicarse á las cosas del
Mejía en su Historia imperial y cesárea, Pineda espíritu; así es que tanto por sus virtudes como
en la tercera parte de su Monarquía eclesiástica ó por las singulares prendas que la adornaban,
Historia universal del mundo, el Martirologio ro- era la admiración de todos, solicitándola para
mano de este día 14 de marzo, y Baronio en sus esposa muchos de los nobles de su tiempo.
Anotaciones y en el tomo décimo de sus Anales Nada pudieron ni las promesas ni las repetidas
eclesiásticos, Luithprando lib. IV, cap. 7, y otros instancias, porque Florentina habíase ofrecido
muchos. al Señor consagrándole su virginidad. A fin de
No le queda ya arbitrio al juicio humano para poder vacar mejor á las contemplaciones de su
ponerse á discurrir sobre tan prodigiosa vida, ni Dios, tomó el hábito de san Benito en un c o n -
dar ejemplos con ella, porque toda ella es un vivo vento cerca de la ciudad de Ecija. Bien pronto
ejemplo de vida, y así, quien quisiere hallar la conociendo sus virtudes fué elegida abadesa, po-
eterna y reinar con Jesucristo, lea en Matildis, y niéndose bajo su obediencia y dirección cuantos
resuelva en su ánimo imitarla en algo, pues halla monasterios de la misma orden se fundaron en Es-
en ella tan viva copia de la mujer fuerte que bus- paña. Su hermano Leandro, á fin de que pudiera
caba el sabio, que si no lo es Matildis, por lo m e - perfeccionarse más en la virtud y perseverar en
nos lo parece en todo, y no sólo lo parece, sino es ella, compuso un libro llamado de la Institución
que totalmente lo es, siendo verdadera madre de de las vírgenes; su hermano Isidoro dedicóle dos
los pobres. Y ¿qué duda hay en que todos cuantos excelentes tratados, guiándola al propio tiempo
se acogieren á su amparo y patrocinio le tendrán con sus consejos por los caminos de la santidad;
seguro, sabiendo no llegó necesitado á sus puer- y san Fulgencio, que gobernaba entonces la silla
tas que volviese sin consuelo? Quien la obligó tan- de Ecija, cooperó á fomentar y propagar la vida
to fué su caridad grande; ésta es mayor en la g l o - religiosa entre las doncellas que se consagraban
ria: fácil es de inferir ahora la consecuencia á á Dios. Acercábase, entretanto, el día en que había
favor de todos aquellos que su favor invocaren, de salir del destierro de este mundo y gozar de la
pues con solas dos cosas le tendrán segurísimo: vista de aquel Dios á quien tanto había amado;
tenerla gran devoción es la una, y la otra procurar llena de merecimientos, y no sin haber dado
imitarla, con que se llegará á ver en la gloria. antes los más saludables consejos á sus hijas,
Amén. (P. Ribadeneira.) se preparó para la eternidad, recibiendo devota-
mente los santos sacramentos, verificándose su
SANTA FLORENTINA—Cartagena, cuidad de España, muerte el año 633, en el monasterio de Nuestra
Señora del valle de Ecija.
fué la patria de esta santa, que habiendo nacido
DÍA 15 MARZO 595
Fué sepultado su cuerpo en el mismo m o n a s - con que Cristo nuestro Señor había padecido los
terio, siendo trasladado poco después á Sevilla. tormentos y afrentas de su pasión, y que á la hora
Permaneció en esta ciudad hasta que la invadie- de expirar había alzado la voz con gran clamor
ron los moros, en cuya época los cristianos, encomendando su espíritu al Padre Eterno, y que
junto con el cuerpo de san Fulgencio, lo llevaron el cielo se oscureció y la tierra tembló, las pie-
á una cueva de las sierras de Guadalupe, hasta dras se hicieron pedazos y todo el mundo se vistió
que en tiempo de Felipe II parte de él fué depo- de luto por la muerte de su señor, alumbrado con
sitado en el monasterio del Escorial, y otra en la la luz del cielo, conoció que aquel hombre que
catedral de Murcia. allí moría era más que hombre y verdadero Hijo
de Dios, y por tal le confesó. Después que fué se-
LOS CUARENTA Y SIETE SANTOS MÁRTIRES—Fueron pultado el cuerpo del Salvador, mandaron á L o n -
bautizados por el apóstol san Pedro, mientras ginos que le guardase con sus soldados; y habien-
que estuvo preso en la cárcel de Mamertino, en do al tercer día resucitado el Señor, de la manera
compañía de su coapóstol san Pablo, en cuya que se dice en el sagrado Evangelio, los soldados
prisión estuvieron nueve meses. Todos estos s a n - quedaron asombrados, y Longinos más confirma-
tos, perseverando en una devotísima confesión do, y dio cuenta al sumo sacerdote y á los escri-
de la fe, fueron degollados por orden del empera- bas y fariseos de las maravillas que Dios había
dor Nerón, el año 67 de Jesucristo. obrado, y él y sus soldados habían visto en la glo-
riosa resurrección de Cristo. Tuvieron de esto
SAN PEDRO, Y SAN AFRODISIO— Fueron martirizados grandísimo enojo y pena los sacerdotes, y para
en África en la persecución de los vándalos. oscurecer la gloria de Cristo procuraron con do-
nes y promesas pervertir á Longinos, y persua-
SAN EUTIQUIO, PATRICIO, Y SUS COMPAÑEROS—Fueron dirle que publicase que estando durmiendo sus
todos juntos martirizados por orden de Evelides, soldados, los discípulos de Cristo habían venido
rey de los árabes, porque defendían la fe católica. de noche al sepulcro y hurtado su sagrado cuer-
Su dichosa muerte sucedió en Carras de Meso- po. Mas el santo soldado, como estaba ya trocado
potamia el año 741 y lleno de divina luz, nunca quiso consentir en la
mentira, sino pregonar la verdad y ser testigo fiel
LOS DOS SANTOS MONJES QUE FUERON AHORCADOS EN de la resurrección del Señor. Vista su constancia,
UN ÁRBOL POR LOS LONGOBARDOS— Murieron dentro de determinaron los judíos vengarse de él, y él, s a -
pocas horas de estar colgados. Después de la biendo su mala intención y lo que urdían contra
muerte, al anochecer, los oyeron sus mismos él, dejando el oficio de soldado y comprando a l -
enemigos cantar salmos y alabanzas al Señor; guna hacienda, se partió de Jerusalén para Capa-
pero el Dios omnipotente, dice Bollandos, hizo docia, acompañado de dos soldados suyos, y allí
llegar aquellas voces de los espíritus al oído de comenzó á predicar lo que había visto, y con sus
los vivos, para que conociesen que si servían al palabras y obras convirtió muchos á la fe de Cris-
Señor, vivirían aun después de muertos. El mar- to. Era extraño el fruto que Longinos hacía, y
tirio de estos santos tuvo lugar en el siglo VI, en grande el número de los que despedidas las tinie-
el Abruzo ulterior; y durante la misma persecu- blas de su antigua ignorancia abrían los ojos á
ción fué también degollado un diácono de la igle- los rayos de la divina luz. Crecía y florecía la fe
sia de Mersique por confesar la fe católica. La de Cristo con grande ignominia de los judíos que
Iglesia honra hoy su memoria, aunque ignora su le habían crucificado, los cuales, perseverando en
nombre. su ceguedad y no pudiendo llevar en paciencia
que Longinos, su capitán, se hiciese pregonero
de Cristo, procuraron con grande fuerza que fuese
SAN BONIFACIO, OBISPO Y CONFESOR—Fué obispo de
condenado á muerte como rebelde y traidor, y
Ross, en Escocia; murió en 630.
que el presidente Pilato enviase soldados á Capa-
docia para que le prendiesen y matasen. Fueron
Día 15
los soldados armados de impiedad y furor, y quiso
nuestro Señor que topasen con él sin conocerle, y
SAN LONGINOS, SOLDADO.—El martirio del glorio-
familiarmente y en secreto le dijeron á lo que v e -
so soldado de Cristo Longinos escribe Simeón
nían; y el santo muy alegre y gozoso los recibió
Metafrastes de esta manera: Fué Longinos judío
en su casa, y los regaló y festejó, y les dijo que se
y centurión, ó capitán de cien soldados, cuando
sosegasen, porque él les daría á Longinos en ma-
Cristo nuestro Salvador fué condenado á la muer-
nos; y envió á llamar aquellos dos soldados que
te de cruz, y uno de los soldados que asistían á la
habían venido con él de Jerusalén y estaban en
ejecución de aquella impía y detestable sentencia.
otra estancia, para que fuesen particionarios de
El cual, habiendo visto la paciencia y constancia
596 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
la misma corona del martirio que él deseaba y go cobró la vista del cuerpo y mucho más la del
esperaba, y entretanto que venían, acariciaba y alma; y la noche siguiente le apareció Longinos,
regalaba en gran manera á los soldados que tenía que le traía á su hijo vestido de una maravillosa
en su casa y habían venido para darle la muerte. y celestial claridad, y díjole: «Mira que no llores
Llegaron los dos soldados de Longinos, y en lle- ni pienses que son desdichados y miserables los
gando, dijo á los otros: «Yo soy Longinos á quien que están coronados de gloria, y perpetuamente
buscáis; veisme aquí; dadme la muerte y pagad- alaban y glorifican al Señor. Toma mi cabeza, y
me con ella el servicio que os he hecho estos días entiérrala con el cuerpo de tu hijo en una m i s -
en mi casa, que yo la tendré por singular benefi- ma arca, y alaba al Señor en sus santos porque
cio.» Asombráronse los soldados cuando esto oye- ésta es su voluntad.» Y dichas estas palabras des-
ron, y no podían creer que aquél fuese el que apareció aquella visión, y la buena mujer, toman-
ellos buscaban, por ver el regocijo y júbilo que do la sagrada cabeza con gran reverencia, y el
mostraba y con que hablaba de su muerte. Pero cuerpo de su hijo, la colocó honoríficamente en
cuando se certificaron que era el mismo, pare- una aldea que se llama Sandial, y era el lugar
ciéndoles que era grande descomedimiento é in- donde Longinos había nacido. De san Longinos
gratitud maltratar á quien tan bien les había tra- hacen mención el Martirologio romano y el de
tado y dar la muerte al que los había hospedado Usuardo á los 15 de marzo: y el romano dice que
y regalado con tan rara humildad y cortesía, le fué el soldado que con la lanza abrió el costado
dijeron que antes perderían ellos la vida que qui- del Salvador, ya muerto, del cual salió sangre y
társela á él; y en efecto, fué necesario que él los agua. Y comúnmente se dice que este soldado se
animase y les diese á entender que el mayor bien llamaba Longinos, y así lo dice san Agustín, en
que en esta vida le podían hacer era enviarle á cuya iglesia en Roma se entiende que está el
reinar con Cristo; y mandó á un criado suyo que cuerpo de san Longinos, como lo dice el cardenal
le trajese un vestido blanco y de fiesta para cele- Baronio en las anotaciones del Martirologio ro-
brar las bodas celestiales aquel día, y animandoá mano á 15 de marzo. (P. Ribadeneira.)
sus soldados y abrazándose con ellos, se hincó de
rodillas, mostrando con la mano el lugar donde SAN RAIMUNDO, FUNDADOR DEL ORDEN DE CALATRAVA.
quería ser enterrado, y allí le degollaron, y con —El venerable abad Raimundo, honor de Espa-
él á sus dos santos compañeros. Tomaron su c a - ña, gloria de la reforma del Císter y esclarecido
beza los sayones que se la habían cortado, y lle- fundador del orden militar de Calatrava, nació
váronla á Pilato, el cual, por dar contento á los en la ciudad de Tarazona, sita en el reino de Ara-
judíos, la mandó poner en la puerta de la ciudad. gón, según la opinión más autorizada, aunque
Arrojáronla después en un muladar y guardóla algunos le creen originario de San Gaudencio, en
Dios de todo mal olor y corrupción; y para honrar el condado de Combena, en Francia, y otros de
más al santo soldado que había derramado la san- Tarragona, en Cataluña; todos con el santo deseo
gre por su amor, hizo muchos milagros por ella, de honrar su patria, haciendo suyo un héroe tan
entre los cuales se cuenta que una mujer viuda, recomendable y visible en la historia de la Iglesia.
pobre y ciega, que tenía un solo hijo que la guia- Dios, que en los profundos secretos de su provi-
ba, determinó ir á Jerusalén para suplicar á dencia le había elegido para cosas grandes, le
nuestro Señor que la sanase y la librase de las adornó á proporción con las singulares dispo-
calamidades que padecía. Apenas había entrado siciones de naturaleza y gracia que más condu-
en la ciudad, cuando se le murió el hijo, y quedó cían á ejecutar tan altos designios. Criáronle sus
del todo desamparada y en perpetuo llanto; mas nobles padres con el mayor cuidado en la piedad
estando durmiendo, se le apareció san Longinos, y religión cristiana; pero su bello natural ó incli-
como quien la consolaba y declaraba lo mucho nación á la virtud les dejó poco que hacer para
que Cristo había padecido por nuestros pecados, ver cumplidas sus santas intenciones. Ya en la
y que él había peleado por él, y con su gracia puericia era Raimundo ejemplar en las costum-
vencido y sido coronado de corona de martirio; y bres, moderado en el hablar, grave en las pala-
mandóle que buscase su cabeza que estaba c u - bras, modesto en las acciones, y extremado en
bierta de estiércol y basura, porque en tocándola todos los ejercicios de piedad.
cobraría la vista de los ojos; y más le dijo: que él Aplicado al estudio de las letras, como estaba
le traería á su hijo para que le viese, y alegraría dotado de un ingenio sólido y perspicaz, hizo c o -
y serenaría su corazón. Como lo dijo el santo así nocidos progresos en las ciencias y no menores
lo hizo; porque la mujer, en despertando, anima- en la virtud. Concluida esta carrera fué provisto
da con la visión que había tenido, se fué al lugar en uno de los canonicatos de la santa iglesia de
que el santo le había señalado y sacó la sagrada Tarazona, en cuyo empleo se hizo admirar de
cabeza del muladar en que estaba arrojada, y lue- todos por su vida ejemplar, inocencia de costum-
DÍA 15 MARZO 597
bres, puntual asistencia á los divinos oficios, y cia propia, para hacer durable y permanente la
por el extremado amor que profesaba al retiro. fundación, dejando allí vestigios ciertos de su pri-
Pero como Dios le llamaba á un estado de per- mer pensamiento que hasta el día de hoy se c o n -
fección más sublime, siguiendo nuestro santo este servan, manteniendo tan laudable memoria dos
superior impulso, se ausentó, como otro Abraham, monjes de la comunidad de Fitero que lo habitan,
de su patria, padres y parientes, y se encaminó se transfirieron á un valle inmediato cerca de Nien-
al desierto con el único fin de atender precisa- zabas, población casi destruida por los árabes, de
mente al negocio importante de su salvación. Oyó la que también les hizo donación el mismo empe-
hablar con grande elogio de la reforma del Císter rador Alfonso en el año de 1140, en prueba del
que había fundado el venerable Roberto, abad de singular afecto que tenía á la reforma.
Molesme, la cual brillaba como estrella matutina Fundaron aquí un monasterio; y muerto Duran-
en el firmamento de la Iglesia, iluminando al orbe do, después de haber ejercido por algún tiempo el
con los vivísimos rayos de yu santidad: inmedia- oficio de superior, los monjes, que sintieron este
tamente se resolvió á abrazar este partido como suceso cuanto es creíble por la extrema afección
más conforme á sus ideas, y se acogió á él como con que lo respetaban, para mitigar el dolor de
á ciudad de refugio y torre de fortaleza, en el esta pérdida y darle por sucesor en el gobierno
célebre monasterio, llamado Escala Dei, situado una persona de igual probidad y merecimiento,
en la Gascuña. Aquí profesó el nuevo instituto eligieron á Raimundo, persuadidos sobre todo de
con tanto fervor, que la severidad de las mortifi- que con su eminente virtud y consumada pruden-
caciones, el desinterés del mundo, el espíritu de cia, no sólo se conservaría la estrecha regular
recogimiento, su ciega obediencia, su tierna de- observancia de la nueva reforma, sino que sosten-
voción y su profunda humildad le llevaron muy dría con constancia y celo el santo proyecto y le
en breve á la cumbre de la perfección religiosa. haría extenderse y dilatarse. Sucedió así, en efec-
Solicitaban los venerables religiosos maestros to; pues habiendo permanecido en aquel valle cer-
de la reforma del Císter ampliar el célebre insti- ca de ocho años, á pesar de las grandes incomo-
tuto cuanto fuese posible y llevarlo por toda la didades que causaba la desigualdad de su tempe-
tierra, á fin de que hasta en los yermos y soleda- ramento, atento á la salud de sus religiosos, mudó
des más apartadas del comercio humano se tribu- de lugar y se pasó con ellos en el año de 1148 á
tasen á Dios sacrificios de alabanza con cánticos Castejón, cuatro leguas de Tudela de Navarra, y
ó himnos espirituales. El abad del monasterio de tres de la villa de Alfaro. Dos años después, el de
Escala Dei, varón ciertamente esclarecido en r e - 1150, por mayor comodidad, se transfirió á otro
ligión y piedad, quiso darle valor al excelente pro- terreno que le cedió D. Pedro Tizón, abuelo del
yecto, haciendo que tuviera una muy pronta y arzobispo de Toledo D. Rodrigo, con cuyo a u x i -
diligentísima expedición; y para ello envió al lio edificó el magnífico monasterio de Santa María
reino de Navarra á cierto monje de conocida vir- de Fitero, así llamado del nombre de la heredad
tud, llamado Durando, en clase de superior, ó cedida; el cual enriquecieron profusamente con
sea abad, con nuestro santo, íntimo amigo suyo, cuantiosas donaciones los reyes y proceres del
y otros religiosos de aquella comunidad que reino, atraídos del buen olor y notorios ejemplos
diesen principio á la santa empresa. Entró esta de virtud y santidad con que en breve tiempo le
agraciada ejemplar comitiva en aquel reino, é i n - hicieron brillar los de Raimundo. Su elevado y
ternándose por sus ásperos desiertos, llegó hasta extraordinario espíritu, y su ardor y celo apostó-
el monte Yerga, donde con permiso de Alfonso VII. lico no podían estrecharse dentro de los reducidos
llamado comúnmente el emperador de España, muros del monasterio; y habiéndole dotado Dios
comenzaron á levantar edificio para establecerse, de una singular y rara elocuencia y de extraordi-
aprovechándose de una pequeña ermita formada narios talentos para la predicación de la palabra
en la cumbre, y dedicada á la santísima Virgen, divina, salía frecuentemente á ilustrar con la luz
desde la que se veía una prodigiosa imagen muy de su saludable doctrina á toda aquella región, en
venerada en toda aquella comarca, para oratorio la que hizo prodigiosas conversiones y separó á
é iglesia. No se tardó mucho tiempo en experi- no pocos de los peligros del siglo, llevándoles á
mentar que lo fragoso del terreno y otras incomo- servir á Dios en el retiro del claustro; de los cua-
didades que presentaba su desproporcionada s i - les muchos fueron el consuelo del santo abad, y
tuación no eran convenientes para fijar allí el recomendaron con la heroicidad de su piadosa vi-
establecimiento, y cediendo el celo con que aque- da y costumbres la santidad del instituto.
llos piísimos varones estaban determinados á su- Murió por entonces el emperador Alfonso, seña-
frir todas las penalidades de una vida laboriosa y lado héroe del cristianismo, que peleando siempre
solitaria, á la prudencia, que exigía de ellos que la en las batallas del Señor había abatido el orgullo
elección de sitio fuese conveniente á la subsisten- de los agarenos en España. Ganóles este magna-
598 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
nimo rey la villa y fortaleza de Calatrava en el rable prelado la proposición, y retirándose á c o n -
año de 1147, y para defenderla y conservarla, sultar con el Señor de los ejércitos el suceso de
como plaza de mucha consecuencia é importancia, ella, por medio de la oración, que era el recurso
la cedió á los caballeros templarios, que la sostu- ordinario en todas sus expediciones y empresas,
vieron intrépidamente por espacio de diez años se levantó después de largo rato tan lleno del e s -
con su acostumbrado valor y brío. Pero como los píritu de valentía é intrepidez sagrada, que i n m e -
sarracenos, auxiliados de Miramamolín, que pasó diatamente pasó con Velázquez y le hizo la súplica
del África á estas partes con un poderoso ejército, al rey. Oída la propuesta no es fácil explicar el
hicieron varias correrías y estragos por el campo gozo que concibió Sancho al ver la ardorosa reso-
de Calatrava, atacando las murallas de esta forta- lución de ambos; y como no dudaba de la virtud
leza con porfiada osadía, empeñados en reconquis- y valimiento del abad de Fitero, aunque no falta-
tarla y ganarse en ella el fácil paso para sus n u e - ron algunos cobardes aduladores que censuraron
vas entradas en Castilla; pero los templarios, que de temeraria y arrojada la oferta, con aprobación
consultando con sus fuerzas veían no poder resis- general de las cortes le cedió á Calatrava según
tir á las superiores del enemigo, hicieron dimisión su anterior promesa, cuya donación se formalizó
de la plaza al rey D. Sancho el Deseado, hijo de por escritura pública en Almazán, por el mes de
Alfonso, que á la sazón se hallaba en cortes en enero de 1158.
Toledo. Sintió el esforzado Sancho en su alma la La voz que generalmente se había esparcido de
intempestiva ó inesperada renuncia de aquel pre- que Raimundo mandaba y tenía á su cargo una
sidio que los caballeros le hacían en un tiempo tan expedición tan importante, llenó de júbilo á todo
apurado como el de no hallarse en capacidad de el reino: recibiéronla con extremado contento los
hacer guerra á los moros, estando precisamente proceres y gente visible, tanto, que disponiéndose
con las armas en la mano para mantenerla contra á la empresa el esforzado abad, no quedó alguno
su hermano Fernando de León, y además ocupada que no le ayudase, contribuyendo con soldados,
toda su atención en sosegar los tumultos del reino. armas, caballos y dinero. El arzobispo D. Rodri-
En tal conflicto hizo publicar que si alguna perso- go, distinguiéndose entre todos, además de los
na poderosa quisiese defender la plaza de Calatra- crecidos caudales y refuerzos con que le surtió,
va se la cedería con todos sus términos, castillos hizo publicar repetidas indulgencias en favor
y fortalezas. Mas como una confederación tan de los que se alistasen en sus banderas. Con
sensiblemente valerosa, cual era la de los caballe- estos auxilios y los eficaces arbitrios de que se
ros templarios, se había retirado de sostenerla á valió en Fitero, juntó un ejército de veinte mil
causa del inminente peligro en que se veían de combatientes de grande valor, animosos y esfor-
poderla conservar, ninguno se atrevió á encargar- zados, que parecía, según el alborozo y entereza
se de tan difícil empresa. de espíritu con que caminaban, mucho más cier-
Hallábase por este tiempo en Toledo el venera- tamente ir á cantar la victoria que á arriesgarse á
ble abad Raimundo en solicitud de la confirmación una batalla; y así lo esperaban conseguir bajo la
de los privilegios concedidos á su monasterio. conducta de un jefe cuya santidad con tan visibles
Para prosperar en su comisión había traído c o n - prodigios había acreditado el cielo. Dirigióse á
sigo á uno de sus monjes, llamado D. Diego V e - Calatrava á la frente de estas tropas, y luego que
lázquez, natural de Bureba, cerca de Burgos, muy se presentó en la villa mudaron de semblante
estimado del rey, por haberlo sido del emperador todas las cosas: consoló á los afligidos habitantes,
su padre, á quien sirvió con distinción en el ejér- los alentó en su consternación, fortaleció la plaza
cito, haciendo prodigios de valor, y con quien de todos modos y rechazó á los árabes valerosa-
antes y después de monje consultaba muchos n e - mente, poniéndolos en tan precipitada fuga que
gocios de gravedad é importancia á la corona, bajo perdieron totalmente las esperanzas de conquis-
el concepto de su conocida virtud, acreditada e x - tarla. No quedó satisfecho Raimundo con esta re-
periencia y prudencia consumada. tirada de los moros: parecíale no ser triunfo ó ser
Este valeroso héroe, acostumbrado tantas veces un triunfo muy pequeño contener la invasión sin
á vencer el orgullo de los enemigos de la religión, escarmentar los invasores; y meditando mayores
no pudo sufrir el nuevo ponderado insulto que y más ventajosos sucesos, aunque se miraba en
tanto intimidaba á la nobleza de España; y reno- una edad bastante avanzada, y debilitado de fuer-
vando su antiguo aliento, igualmente que encen- zas naturales por su cansado temperamento, vigo-
dido en un santo celo, persuadió al abad Raimun- rizado con la virtud divina, sin temor alguno á la
do que pidiese al rey la fortaleza de Calatrava para muerte, pensando sólo en dilatar el reino de Jesu-
defenderla, ofreciéndose animoso á estar siempre cristo, empuñó el bastón de general, se armó de
á su lado en todo trance y asistirle con su consejo todas armas con valeroso denuedo, púsose cota,
y con sus fuerzas: oyó, no ingratamente el v e n e - morrión y demás fornituras militares, y animan-
DÍA 15 MARZO 599
do á los cabos y soldados de su ejército con la y los dichosos principios en que aquel grande e s -
persuasión de esperar, no ya en el propio ánimo, píritu, aquella dignísima alma apoyó, y sobre que
corazón y valentía, sino en la virtud del Altísimo, levantó el inmortal edificio del sagrado y militar
en cuyo nombre peleaban; d i o principio á la per- orden de caballería de Calatrava, para honor, uti-
secución de los enemigos, los atacó en sus mismas lidad y seguridad del cristianismo en España,
trincheras, los derrotó, los venció y los arrojó para distinguir y recompensar el heroísmo de su
hasta de sus más inexpugnables fuertes. nobleza, para realzar el decoro de la Iglesia de
Divulgada por toda España la fama de este e s - Jesucristo, y para dar esplendor y reputación á
clarecido héroe, elegido de Dios para deshacer el los votos monásticos: monumentos inmortales que
oprobio de su pueblo, admirados universalmente representarán eternamente á la posteridad la m e -
de sus gloriosas hazañas y de que un pobre m o n - moria de san Raimundo.
je fuese el terror de unos enemigos tan irreconci- Sosegadas algún tanto las fatigas de la guerra
liables de la religión cristiana, como temibles por con la retirada de los moros, que escarmentados
el número y por la ferocidad; siendo más prodigio- huyeron lejos para no volver tan presto á probar
so todavía haber conseguido tan completas y cir- su total derrota, en tanto que los combatía el ve-
cunstanciadas victorias, más por efecto de sus nerable abad, llorando éste la ruina y desolación
vigorosas oraciones, vigilias y penitencias, que en que había quedado el campo, llanuras y térmi-
por el crédito y poder de las armas, se encendie- nos de Calatrava, con las anteriores incursiones
ron no pocos personajes en vivísimos deseos de y correrías de aquellos imprudentes y bárbaros
militar bajo la conducta de este nuevo caudillo del enemigos, se aplicó todo á proveer de remedio y
Señor, para participar de sus triunfos; y otros restituirlos á su antigua fertilidad. Con estas mi-
muchos, excitados de su notoria virtud, se consa- ras hizo traer de varias provincias de España, y
graron á Dios en la milicia sagrada profesando su especialmente del reino de Navarra, colonos úti-
instituto. les que las cultivasen y cuidasen; y consiguió, en
Creciendo prodigiosamente el número de estos efecto, ver florecer y volver á su primera gracia y
concurrentes, y conociendo Raimundo la sana in- bondad aquel pingüe amenísimo terreno, que en
tención y fervor de ellos, con cierto modo mara- la continuación de este cuidado y conducta sabía
villoso, estableció en Calatravados clases de cuer- que se extendía á proporción de cuanto se adelan-
pos regulares ó congregaciones religiosas: uno de taba la aplicación y el esmero, d i o á crecer in-
la reforma del Císter, y otro de militares con las mensamente el dominio de aquel establecimiento,
insignias del mismo hábito del orden, llamados en cuyos derechos útiles ocupaban el espacio de
los principios hermanos conversos, porque apar- veintiocho leguas desde las Navas de Tolosa hasta
tándose del mundo se habían convertido á Dios y la villa de Orgaz, comprendiéndose en él varias
dedicado á su servicio todo el discurso de su vida. poblaciones y ciudades considerables.
Unos para que alabasen é hiciesen sacrificios al Lleno ya de coronas y de un sin número de
Señor en el coro y en los altares, y otros para que triunfos que le habían dado á ganar todos estos fe-
siguiesen la guerra contra los infieles: los prime- lices sucesos, pensando sólo en sí mismo y en
ros para implorar el auxilio de Dios por medio de aprovechar el poco tiempo que le quedaba que
la oración, de la penitencia y de los ejercicios de vivir (según sus muchos años, su extrema debili-
piedad; y los segundos para que con estos a u x i - dad y las gravísimas penosas tareas de su vida),
lios prevaleciesen contra los enemigos de la fe y quiso prepararse á la muerte y prevenir el último
consiguiesen completas victorias de todos ellos. juicio. Con este objeto, y dejando en Calatrava
D i o á los conversos para su dirección y gobier- personas de su mayor confianza, capaces de seguir
no los más sabios y prudentes reglamentos en exactamente todas sus ideas, se retiró á un pue-
forma de estatutos y constituciones regulares, que blo dentro de los límites de su dominio, llamado
merecieron después ser aprobadas y autorizadas Ciruelos, donde abstraído enteramente de las im-
por la silla apostólica en breve de Alejandro III presiones y negocios del siglo, sólo atento á las
del año de 1 1 6 4 , debiéndole así á éste como á otros verdades eternas que meditaba de día y noche sin
muchos pontífices y reyes católicos innumerables intermisión ni intervalo, pasó piadosa y devota-
gracias, privilegios y exenciones con que se d i g - mente el resto de sus días en la oración, en las
naron honrar al nuevo religioso establecimiento vigilias y en el recogimiento de espíritu, siendo la
y á su santo fundador, quien lo erigió gloriosa- admiración y la edificación de toda aquella comar-
mente sobre la piedra angular Jesucristo por el ca, hasta que debilitada su naturaleza con el peso
ministerio de sus piadosísimas acciones, sus v i r - de los trabajos, con la rigidez de sus austeridades
tudes heroicas, su exactísima observancia en la y asombrosa penitencia, pagó el común tributo de
religión, su eminente y su incomparable celo por todos los mortales, y pasó á gozar los premios
la honra de Dios. Tales fueron las primeras ideas eternos en el día 15 de marzo del año de 1163. Su
600 LA LEYENDA DE ORO DÍA 15
cuerpo fué sepultado en la iglesia del mismo pue- méritos á la abadía del monasterio de San Pedro
blo con la posible pompa y magnificencia, habién- de Cárdena, y que se portó de tal suerte en el
dose Dios servido acreditar la gloria á que le h a - cumplimiento de la regla, en la dirección de los
bían elevado sus grandes merecimientos, con monjes y en el cuidado del monasterio, que apenas
muchos milagros que obró por la intercesión de hubo antes y después del santo quien le excediese
su siervo, y en crédito de su valimiento y de la en la observancia puntual del instituto benedicti-
veneración debida á su memoria. no. También se dice que siendo tan conocido por
En este lugar de su sepultura se mantuvo el sus eminentes virtudes y por su grande pruden-
venerable cadáver por espacio de muchos años cia, concurrió con el conde Asures á la fundación
no obstante las vivas instancias, ruegos y solici- del monasterio de Santa María la Mayor de Valla-
tudes, tanto de los monjes del Císter como de los dolid, donde dio á los monjes que se establecieron
caballeros de Calatrava, interesados todos con el en él la regla de san Benito, instruyéndolos en el
mayor empeño en trasladarlas á sus respectivos modo de vivir según su espíritu. Finalmente, ha-
monasterios, resistiendo siempre los naturales biendo consumado su carrera, murió en el Señor
con increíble fuerza despojarse de aquel precioso en el día 15 de marzo del año 1082; y como la
tesoro, que parecía haberles concedido Dios con opinión de su santidad era tan notoria, depositaron
preferencia llevándole á morir y ser depositado los monjes su venerable cuerpo en la capilla de
entre ellos. Últimamente se decidió esta acalora- Santiago, del mismo monasterio, en un sepulcro
da disputa á pesar de éstos el año de 1468, en el de piedra bajo de un arco de mármol, donde estu-
que D. Luis Núñez, canónigo de la santa iglesia vo expuesto á la veneración pública, haciendo de
de Toledo y arcediano de Madrid, transfirió los él conmemoración todos los sábados después del
sagrados huesos de san Raimundo al convento de oficio vespertino, con oración y antífona propia,
Monte Sion de la misma ciudad de Toledo, en vir- cuyo nombre escribieron entre los de los confeso-
tud de bula especial que obtuvo para ello del papa res en las letanías y en los sufragios. Quiso Dios
Paulo II, y los colocó en una capilla propia suya, acreditar la gloria de su siervo con repetidos pro-
donde se conservaron con grande estima, culto digios, memorables entre ellos la milagrosa salud
y religión todo el tiempo de ciento veintidós años, que por su poderosa intercesión consiguió D . Ma-
a

hasta el de 1590, en que Fr. Marcos de Villalba, ría Francisca, privada del uso de sus miembros
general que fué del orden, siendo abad de Fitero, de un accidente paralítico, la que, agradecida del
por la grande devoción que profesaba al santo beneficio, mandó construir á sus expensas un
(y sin duda con superior permiso y facultad), magnífico hospital para asistencia de los pobres
trasladó las venerables reliquias á un suntuoso peregrinos cerca de la mism*i capilla de Santiago.
sepulcro que mandó labrar cerca del altar mayor, También hizo pintar en un lienzo de la pared el
al lado de la epístola, con la siguiente inscripción: milagro de su curación, y bajo él dispuso en su
«Aquí yace el venerable Fr. Raimundo, monje de testamento que se le diese sepultura, dotando una
este orden, primer abad de Fitero, por quien Dios lámpara para que ardiese perpetuamente ante el
ha hecho muchos milagros, el cual, de licencia sepulcro de san Sisebuto. Mantúvose el venerable
del rey D. Sancho el Deseado, defendió á Cala- cuerpo en el primer depósito algunos años; pero
trava de los moros, é instituyó el orden militar creciendo su devoción á virtud de los muchos mi-
de Calatrava: murió el año 1163: trasladado aquí lagros que el Señor obraba cada día por la media-
en 1590.» ción de su fidelísimo siervo en favor de las gentes
que concurrían á visitarle, trasladaron los monjes
SAN SISEBUTO, ABAD—En el monasterio de San Pe- las santas reliquias de la capilla de Santiago á la
dro de Cárdena del orden de san Benito, sito en mayor, cerca del tabernáculo del sagrario, en
el arzobispado de Burgos, se celebra en este día una urna de primorosa escultura, donde se tie-
la memoria de san Sisebuto, varón esclarecido en nen en grande veneración y se les tributa el culto
letras y en santidad. No nos consta cosa cierta de debido.
su patria, de sus padres ni de su primera educa-
ción, porque la injuria del tiempo y la negligencia SANTA MADRONA.—Servía esta santa en clase de
de nuestros mayores privó á la posteridad las criada á una señora judía de la ciudad de Tesaló-
importantes noticias de los gloriosos hechos y de nica, la que profesando un odio implacable á los
las eminentes virtudes de éste y otros muchos cristianos no cesaba de atormentarla, valiéndose
héroes que ilustraron á la nación; pero á pesar de todos los medios imaginables para que abjurara
de estos motivos sabemos por algunos fragmentos la religión de Jesucristo que profesaba. Firme la
de escrituras públicas y por las inscripciones que santa en sus propósitos, fué por este motivo bárba-
se leen en los mármoles, que san Sisebuto abrazó ramente apaleada hasta que murió, alcanzando
la regla de san Benito, y que ascendió por sus así la corona del martirio, que tuvo lugar en la
DÍA 16 MARZO 601
misma ciudad de Tesalónica, de la que era natu- Su dichosa muerte tuvo lugar en la misma ciudad
ral, en el siglo octavo. En esta misma ciudad e s - de Córdoba el día 15 de marzo del año 859.
tuvo mucho tiempo sepultado el cuerpo de esta
gloriosa santa, hasta que la Providencia divina SAN ZACARÍAS.—Griego de nacimiento, fué elegido
permitió que unos cristianos se lo llevaran, y á papa después de Gregorio III, el año 741. Juntó
causa de un muy fuerte temporal que sufrió el diferentes concilios para restablecer la discipli-
buque en que iba conducido viniese á parar en las na eclesiástica; rescató una multitud de esclavos
inmediaciones de Barcelona. En el convento de que los comerciantes de Venecia querían llevar
capuchinos situado en la montaña de Monjuich á África para venderlos á los infieles, y fué suma-
fué depositado, luego en el convento de los m i s - mente caritativo con los pobres y los enfermos.
mos padres de la ciudad de Barcelona, en la que Amaba tanto al clero y al pueblo romano, que mu-
se halla hoy día, siendo el objeto de la veneración chas veces expuso su vida en su favor entre las re-
de los fieles tanto de dicha ciudad como de los vueltas que agitaban entonces á la Italia. Este papa
pueblos comarcanos, quienes en tiempo de sequía hizo la paz con Luithprando, rey de los lombar-
imploran su protección para que el Señor les con- dos, y obtuvo de él en una conferencia todo lo que
ceda benéfica lluvia para sus campos. le pidió, impidiendo con sus ruegos y representa-
ciones que en 743 se apoderase aquel rey de Rave-
SAN ARISTÓBULO, APÓSTOL DE LOS BRETONES—Fué her- na. Su elocuencia y su fortaleza vencían á cuantos
mano de san Bernabé y uno de los setenta y dos le trataban. Zacarías, pontífice grande en todos
discípulos del Salvador. Después de la ascensión conceptos, murió el día 14 de marzo del año 752,
del Señor se juntó con el apóstol san Pablo, y fué y fué llorado como un verdadero padre. Era tan
su coadjutor en el apostolado, predicando el Evan- sin límites su clemencia, que colmó de honores
gelio y trabajando en la conversión de los genti- hasta á los mismos que le habían cruelmente per-
les. Consagrado obispo por el mismo san Pablo, seguido antes de su elevación al pontificado, y su
fué enviado á los bretones, que lo recibieron á memoria fué siempre respetada por la Iglesia c o -
pedradas y lo expusieron á la pública vergüenza; mo la de uno de los hombres más eminentes que
pero con su paciencia y constancia convirtió á la han dirigido.
muchos á la fe, estableció una iglesia, para la
cual ordenó presbíteros y diáconos, y murió d e s - SAN MESITÓN, MÁRTIR—En tal dia como hoy se
pués santamente con un glorioso martirio, el año celebra en la iglesia de Granada la fiesta de este
segundo del imperio de Nerón. santo mártir, como propio de aquel obispado. De
su vida y martirio nada consta, y el oficio de su
SAN MENIGNO,—De oficio batanero, vivía en un festividad es el común de un mártir.
pueblo del Helesponto, y habiendo oído un día que
los soldados del foro decían que Jesús Nazareno SAN PROBO, OBISPO DE R1ETI—Fué varón de santa
les había quitado sus cautivos, encendiéndose en vida, y á la hora de su muerte asistieron visible-
fervorosa caridad, se presentó al tirano y partici- mente á su agonía los santos mártires Juvenal y
pó de la gloria del martirio, muriendo horrorosa- Eleuterio, de los cuales era muy devoto. Su dicho-
mente atormentado el año 251. so tránsito se efectuó en la misma ciudad de Rieti
el año 570.
SAN NICANDRO.—Egipcio de nacimiento, habitaba,
según se cree, en Alejandría cuando la persecu- SAN ESPECIOSO—Fué monje benedictino en el si-
ción de Diocleciano. Ocupábase en recoger cuida- glo VI; hombre de Dios y modelo de todas las vir-
dosamente las reliquias de los santos mártires, tudes, principalmente de humildad y penitencia.
en cuya operación fué cogido una noche, y Después de una vida pasada en la oscuridad del
habiéndole llevado al tribunal del pretor, confesó claustro, murió santamente en Roma; un herma-
que era cristiano, y al mismo instante recibió la no suyo vio que su alma era llevada al cielo, y
corona del martirio, el año 302. Dios hizo célebre su sepulcro acá en la tierra con
admirables y ruidosos portentos.
SANTA LEOCRICIA—Nació en Córdoba de padres
mahometanos, y fué instruida en la religión de Día 16
Jesucristo por una amiga suya, y después por el
obispo san Eulogio. Profesó por mucho tiempo su SAN ABRAHÁN, CONFESOR—Un Abrahán celebran las
religión ocultamente; pero un dia la sorprendie- divinas Letras, que fué gran patriarca y padre de
ron sus padres en ejercicios de piedad y la mal- los creyentes; y otro Abrahán también celebra la
trataron tan cruelmente, que murió coronada con Iglesia, varón de insigne santidad, cuya vida escri-
la doble aureola de la virginidad y del martirio. bió san Efrén, y el Metafrastes, y la trae el padre
TOMO I 76
602 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
Fr. Lorenzo Surio en el segundo tomo de las vidas no tenia más de un manto y un cilicio para v e s -
de los santos, de esta manera: tirse, una estera para dormir y un vaso para
Fué san Abrahán hijo de nobles padres, ricos beber un poco de agua. Pero cuando exterior-
y muy estimados en el siglo, y desde niño muy mente estaba más pobre y más desnudo de las
inclinado a todas las cosas de piedad y virtud, comodidades y regalos corporales, tanto su alma
y por ello muy amado de sus padres, los c u a - estaba más rica y abastada de dones celestiales, y
les, deseando tener fruto de tan poderosa planta, echaba más claros rayos de santidad y virtud,
trataron de casarle muy contra su voluntad, por- cuya fama resonaba por todas partes, porque por
que él tenía muy altos pensamientos. Pero fué mucho que él se escondiese, no era posible que
tanta la instancia que le hizo su padre, y tan- el sol no fuese visto y conocido por su misma luz,
tas las lágrimas que derramó su madre, que y el Señor tuvo cuidado de manifestarle con la
por no contristarlos dijo él que se casaría. Bus- ocasión que aqui diré.
cóse una mujer adornada de las dotes y gracias Había un pueblo, llamado Tenia, aldea grande
que en las mujeres se estiman; concertóse el casa- de la ciudad de Lampsaco, la cual era habitada de
miento aparejándose las fiestas y bodas, y ha- gentiles muy obstinados y pertinaces en su secta
biendo durado seis días el regocijo, el séptimo, y enemigos de los cristianos. El obispo de aque-
al tiempo que toda la casa estaba ocupada en lla diócesis, deseando convertir aquellos gentiles
convites, músicas, bailes y danzas, el Señor habló á nuestra santa fe, enviábales los mejores cléri-
al corazón de Abrahán y le alumbró con su di- gos y monjes que tenía, para que con su vida y
vina luz, y le puso delante la vanidad, sueño y doctrina los cultivasen. Pero ellos eran tan fieros
sombra de todas las cosas de la tierra, y la ex- y bárbaros, que no solamente no se ablandaban,
celencia, grandeza y majestad de los bienes eter- antes amenazaban y maltrataban á sus predica-
nos, y le penetró de tal manera la fuerza de la dores de manera, que apenas se hallaba quien
divina gracia, que en acabando aquella posirera quisiese tomar aquella empresa é irles á predicar.
cena se salió sin ser sentido de su casa, y guiado Para esto pareció al obispo que Abrahán sería
del mismo Señor que le llamaba, se fué solo á muy á propósito, y con todo el clero se fué á bus-
una casa apartada y solitaria como un cuarto de carle y le rogó que se ordenase de misa y tomase
legua fuera del lugar, y allí se encerró secreta- á su cargo aquellos ciegos idólatras que estaban
mente. Cuando sus padres le echaron menos, en la sombra de la muerte, y con sus palabras y
hiciéronle buscar por toda la ciudad, y mucho obras los domesticase y trajese á Cristo, que es
más por las iglesias, monasterios y desiertos, luz del mundo. Congojóse sobremanera Abrahán,
acordándose de la repugnancia que su hijo había y suplicó al obispo que le dejase llorar sus peca-
tenido en aquel casamiento. Después de muchas dos y diese aquel cargo á otro de mayores virtu-
diligencias, al cabo de diez y siete días, le halla- des y fuerzas; finalmente, entendiendo ser aquélla
ron en su casilla, con mucha alegría por una par- voluntad de Dios, bajó la cabeza y se rindió á las
te por haberle hallado, y no con menor tristeza razones y obediencia del prelado, y se fué con el
por otra por verle tan trocado, y que en la flor obispo á la iglesia, y allí fué ordenado, y acom-
de su edad hubiese dejado su esposa, y hecho pañado de todo el clero y pueblo se partió para
divorcio con el mundo. Diéronle grandes asaltos Tenia, pidiendo á nuestro Señor, q u e , p u e s le
para persuadirle que volviese con ellos; pero el mandaba tomar sobre sí tan gran carga, le diese
santo mozo resistió y los despidió y rogó que no fuerzas para llevarla.
le inquietasen ni viniesen á él, sino que le deja- Bien entendió Abrahán la dificultad de aquella
sen vivir en su recogimiento, é hizo tapiar la empresa, y que él la había de acabar más con
puerta de su aposento y dejar sólo una ventanilla oraciones, suspiros, gemidos y lágrimas en el
por donde le pudiesen proveer de un poco de pan acatamiento del Señor, que con palabras ni otras
y agua para su sustento. Diez años estuvo Abra- obras suyas. Y así se determinó á gastar los días
hán aquí encerrado haciendo vida de ángel. Pasa- y las noches en pedir á Dios favor y suplicarle
dos los diez años murieron sus padres, dejándole que él mismo hiciese lo que le mandaba hacer.
heredero de todas sus riquezas, que eran grandes. Ante todas cosas hizo hacer una iglesia muy lin-
Pero no por ellas se movió, pareciéndole que da y aseada de los dineros que estaban en poder
habiéndolo una vez dejado todo por Dios, no era de aquel su amigo que había repartido la hacien-
justo volverse á encargar de ello; mas rogó á un da de sus padres á los pobres. Acabada la iglesia,
amigo suyo que tomase la mayor parte de aquellos tomóla por morada para orar y llorar por aquellos
bienes y remediase á los pobres con ellos, y guar- infieles, y pedir al Señor que los alumbrase y tra-
dase el resto para alguna urgente necesidad; y jese á su conocimiento. Después, como era fervo-
así se hizo, quedando Abrahán muy contento por roso y encendido de la gloria de Dios y del bien
aquella buena obra, y por verse tan pobre que de las almas, quebró todos los ídolos que halló.
DÍA 16 MARZO 603
Cuando aquellos idólatras vieron á sus dioses he- asentar todo lo que tocaba á su aprovechamiento,
chos pedazos, luego entendieron quién había sido enseñanza y doctrina. ¡Cuánto puede un amor
el autor, y armados de piedras y palos dieron en fino de Dios! ¡Cuánto la paciencia en las injurias
san Abrahán y le maltrataron é hirieron de m a - y la mansedumbre en los agravios! ¡Cuánto es
nera, que teniéndole por muerto ó creyendo que más poderosa la oración y el llanto delante de
luego moriría, le dejaron. Mas él, tomando fuer- Dios y de los hombres, que las palabras y buenas
zas con el espíritu del Señor que se las daba, se razones para convertirlos y hacerles hacer virtud!
levantó como pudo, y á media noche se fué á la Bien se echa de ver en este ejemplo de Abrahán,
iglesia para llorar y rogar á Dios por aquellos que que orando y llorando, sufriendo y callando,
así le habían tratado. Volvieron los infieles á la ablandó las piedras, y de leones y bestias fieras
mañana á la iglesia que había edificado Abrahán, hizo ovejas y corderos.
más por curiosidad que pensando que era vivo y Mas pasado el año, juzgando el santo que ya
que estaba allí. Cuando le vieron fué tanto el c o - había cumplido con lo que Dios pretendía de él
raje que tuvieron, que con gran rabia y furor en aquella misión, y que otros podrían regar
echaron mano de él, y atándole con sogas le s a - aquella planta, con el deseo de su recogimiento y
caron de la iglesia y le arrastraron por las calles, quietud, y suplicando á nuestro Señor que lo t u -
tirándole muchas piedras, y quebrantado y hecho viese por bien y proveyese á aquellos hombres de
pedazos le dejaron la segunda vez. Pero el santo pastor, haciendo la señal de la cruz sobre aquella
no desmayó ni dejó de volver á la iglesia y de pe- aldea y encomendándola al Señor, se partió de
dir misericordia al Señor por aquellos hombres ella sin que nadie lo supiese. Pero cuando á la
tan miserables y ciegos, de los cuales la tercera mañana siguiente vinieron los vecinos a l a iglesia
vez fué arrastrado y perseguido y echado fuera para tomar la bendición de Abrahán y no le h a -
del pueblo. Gastó tres años el santo en estos e n - llaron, no se puede decir el sentimiento que t u -
cuentros y peleas sin perder el ánimo ni hacer vieron y las lágrimas que derramaron, y las dili-
mal á nadie, antes pagando el odio con caridad, gencias que hicieron para hallarle; pero como no
el enojo con mansedumbre, y las maldiciones que le pudiesen descubrir, acudieron al obispo que le
le echaban con bendiciones, y tratando á todos había enviado, avisándole de lo que pasaba. El
aquellos gentiles con un amor entrañable, y más obispo, viendo que por ningún camino hallaba
que de hermano, ni padre, ni madre. rastro de él, vino á la aldea y consoló á los n u e -
No pudo tan rara y excelente virtud dejar de vos cristianos, y como buen pastor recogió aquel
admirar á los mismos bárbaros que le perseguían, ganado desconsolado, y ordenó á algunos de diá-
los cuales, habiendo un día entrado en su conse- conos y á otros de presbíteros, y dióles la orden
jo, y tratando de la persona de Abrahán, a l u m - y regla que habían de tener para llevar adelante
brados de la luz del cielo vinieron á confesar que lo que Abrahán tan santamente había comenzado.
no era posible que el Dios de los cristianos que El cual, habiendo sabido lo que había sucedido,
predicaba Abrahán no fuese el verdadero, y un se holgó por extremo é hizo gracias al Señor por
sumo bien y eterno, pues por su amor Abrahán ello, porque aunque él estaba tan deseoso de su
había padecido todas las injurias y malos trata- soledad, no por eso dejaba de tener cuidado de
mientos que le habían hecho, con tanta fortaleza, aquellas almas que Dios le había encomendado, y
sufrimiento y mansedumbre, sin haberse querido algún escrúpulo de haberlas dejado sin pastor.
vengar, antes haciéndolos á todos y á cada uno Con esto se volvió Abrahán á su antiguo e n -
de ellos obras de amorosísimo padre. Movidos de cerramiento, y edificó una casilla allí cerca, cuya
esta consideración y del espíritu del Señor, que puerta mandó cerrar para darse á Dios con ma-
por la oración y paciencia del santo les quería yor instancia; mas el demonio le comenzó á
hacer aquella merced, se fueron á él todos y se hacer guerra, y siendo padre de tinieblas, una
echaron á sus pies allí en la iglesia, donde estaba, vez á media noche se vistió de claridad, y c o -
y con alta voz comenzaron á clamar: «Gloria sea menzó á hablar á Abrahán y á decir que era
á ti, Señor y Dios del cielo, que nos has enviado dichoso y bienaventurado, porque ninguno h a -
á tu siervo Abrahán para librarnos de las tinie- bía llegado á tan alto grado de perfección como
blas de la idolatría.» No se puede creer el gozo y él. Pero el santo conoció al autor de aquella voz
júbilo que entró en el alma de Abrahán cuando y lo que pretendía, y humillándose delante del
oyó estas voces, y las gracias que hizo á Dios Señor, y conociendo que era tierra y ceniza,
nuestro Señor por haber oído sus plegarias, y el reprendió al demonio, y él desapareció esta vez,
acogimiento que hizo á aquellos hombres, de los aunque algunas otras le persiguió y quiso tur-
cuales (habiendo sido instruidos y enseñados en bar, fingiendo qu6 quería hacer caer sobre él la
las cosas de nuestra santa fe) se bautizaron como casa ó quemarla, y haciendo otros embustes y en-
mil personas, y el buen Abrahán gastó un año en redos para molestarle y desasosegarle; pero todos
604 LA LEYENDA DE ORO DÍA 16
los venció y de todos triunfó el varón de Dios. Ma- pacho de su tío, le dejase y fuese á otra parte
ravillosas fueron las victorias que tuvo Abrahán donde no fuese conocida, y pues ya estaba per-
de su carne, del mundo, de los gentiles que c o n - dida, se acabase de perder del todo. Con este
virtió, y de los mismos demonios; pero no fué la intento se fué á una ciudad que estaba de allí dos
menos ilustre de todas la que se sigue: Murió un jornadas, y con hábito seglar, galano y lascivo se
hermano de Abrahán, dejando una sola hija que entró en un mesón y comenzó á soltar la rienda
tenía huérfana de padre y madre, y siendo de á sus apetitos, y á vender su cuerpo á cualquiera
siete años, la llevaron á su tío Abrahán para que que le quisiese. Tuvo Abrahán cierta revelación
dispusiese de ella, porque no había otro á quien en que el Señor le significaba la caída de su s o -
poderla encomendar. Enternecióse el santo y com- brina, con esperanza de que se podría levantar y
padecióse de la niña, y mandóla poner en aquella resucitar la paloma que estaba en el vientre del
casa que estaba pegada á su encerramiento para dragón. Y habiendo pasado dos años en continuo
que allí viviese, y él desde una ventanilla la p u - llanto y tristeza, rogando á Dios por la desventura-
diese hablar y enseñar las Letras sagradas y todo da sobrina, sabiendo dónde estaba, determinó sa-
lo que toca al amor y temor santo del Señor; y carla de las uñas de Satanás y restituirla á Jesucris-
ella tomaba tan bien todo lo que el santo tío le to. Para esto buscó un caballo y tomó los dineros
decía, y procuraba ponerlo por obra con tanta que le pareció, y vestido de soldado dejó su reco-
diligencia y fervor, que cada día iba ganando gimiento y fué á la ciudad donde María vivía, y
más la voluntad de Abrahán por verla tan vir- posó en el mismo mesón donde ella estaba procu-
tuosa y perfecta. Trece años estuvo en este reco- rando verla y hablarla. Mas como no le conocie-
gimiento María (que así se llamaba), pero siendo se, fingió que estaba enamorado de ella, y que la
ya de veinte años, el demonio la armó un lazo había venido á buscar de lejos movido de la fama
para hacerla caer, y en efecto cayó, porque un de su extremada belleza y gracia, tomando por
mozo, que con hábito de religioso venía algunas medianero, para salir con su intento, al mismo
veces á visitar á Abrahán, la vio un día y se le mesonero que vivía de esta mala mercadería. Y
aficionó, y ella no menos á él, é instigándolos el aunque al mesonero le pareció mal que un h o m -
demonio, tuvieron ocasión, lugar y tiempo para bre viejo y de tanta edad como las canas de Abra-
perderse. Salió María de su recogimiento, perdió hán mostraban, anduviese en aquellos tratos y
la flor de su virginidad, y quedó (como suelen las locos amores, todavía por su interés hizo lo que
tales) herida y atravesada de dolor, después que Abrahán le pidió, y le puso con María. Y habien-
cometió la maldad, considerando lo que había do cenado juntos y entrádose en un aposento
perdido (que era Dios, la gloria de virgen, el t e s - donde nadie los podía estorbar, descubrió Abra-
timonio y la alegría de su buena conciencia, las hán quién era, y habló con tan tiernas y sentidas
obras de penitencia que tantos años había hecho), palabras á María, que ella se compungió y no
y lo que había ganado, que era infierno y confu- pudo resistir al espíritu divino que hablaba por
sión, y el estado en que antes había estado y la mi- su tío. Estuvo al principio la triste mujer como
seria en que al presente estaba: y con un interior atónita y fuera de sí, con los ojos bajos, las me-
y profundo gemido y dolor de corazón, decía jillas como una grana, y toda cubierta de confu-
entre sí: «¡Oh desventurada y triste de mí! ¿Cómo sión, deshaciéndose en lágrimas, sin osar mirar
podré alzar los ojos al cielo que tengo tan ofendi- la cara de su tío. Pero el santo la consoló y dijo:
do? ¿Cómo pediré favor á Dios, que era padre y am- «¿Porqué, ¡oh hija!, no me respondes? ¿No sabes
paro de mi virginidad, habiéndole yo amancillado que por ti he tomado el trabajo de tan largo cami-
y profanado el templo santo del Señor, y afeado no? Y siendo viejo y monje, y que nunca he sabi-
y borrado su semejanza é imagen? ¿Cómo he do sino estar en mi celda y callar, sin comer carne
derramado en un punto todo lo que en tantos años ni beber vino, me he vestido de soldado y quebra-
había allegado, y perdido por un breve y sucio do todas las leyes que me había puesto, para que
deleite los tesoros que había ganado? ¡Oh tío mío tú no perezcas. No te desesperes, hija, porque no
y padre de mi alma! ¿Dónde estás? Y ¡qué mala hay llaga tan incurable que con la sangre de
cuenta he dado de mí! ¿Cómo podré yo mirar de Cristo no se pueda curar. Sobre mí sea este p e -
aquí adelante tu cara, ni aun la ventana por don- cado; yo daré de él cuenta al Señor si tú vienes
de tú me hablabas é instilabas á mi alma palabras conmigo y vuelves á tu antigua morada.» Volvió
de vida? ¡Oh fuego!... ¿cómo no me abrasas? Tierra, favorecida del Señor María con su tío, y antes de
gcómo no te abres? Infierno, ¿cómo no me tragas?» partir le preguntó qué haría de sus vestidos de
Y el demonio que antes le había quitado la v e r - oro y plata, galas y atavíos que tenía. Y el santo
güenza para que pecase, después del pecado se le respondió que lo dejase todo, y sólo se acordase
la restituyó para que no se arrepintiese ni hiciese de Jesucristo; y haciéndola subir en el caballo, y
penitencia de él, antes teniendo vergüenza y e m - llevándole por el freno á pie, victorioso y cargado
DÍA. 16 MARZO 605
de los despojos de Satanás, se volvió con ella á su perdido le fué de tanto ó de más merecimiento
recogimiento, donde María se dio de tal suerte que el cilicio y la penitencia y el silencio porque
á la penitencia, que lavó con sus continuas y co- servían á la caridad! De donde se ve que el bien
piosas lágrimas las manchas de sus pecados tan y el mal no están tanto en lo que se hace, cuanto
perfectamente, que tuvo revelación que el Señor en la intención con que se hace, y que así como
se los había perdonado, é hizo muchos milagros, merece castigo el lego que se viste de hábito de
sanando á los enfermos de diversas y peligrosas religioso para engañar, así merece premio el r e -
enfermedades, con grandísimo regocijo del santo ligioso que para ganar las almas de los prójimos
viejo Abrahán; el cual, habiendo vivido cincuenta se viste de seglar, como lo hizo san Eusebio,
años en tan santa vida y rigurosa penitencia, flaco obispo samosateno, que para ayudar y animar en
y consumido por ella, pero siempre con alegre la fe á los.católicos, se vestía de soldado, y lo h a -
rostro y con color de mozo, que le duró hasta la cen hoy día muchos religiosos de nuestra c o m -
muerte, y sin que los vestidos que tenía se le gas- pañía y otros sacerdotes en Inglaterra, negando
tasen ni envejeciesen, llegado á una extrema s e - en el traje lo que son, porque los católicos no
nectud, dio su espíritu al Señor, y fué sepultado nieguen á Jesucristo, y los herejes le conozcan y
acompañado de infinita multitud de gente que se reconozcan. La mujer del rey Jeroboán, q u e -
concurrió á su entierro, procurando cada uno á riendo saber qué había de ser de su hijo Abia,
porfía llevar algo de su cilicio ó hábito por una que estaba enfermo, mudó vestido por no ser c o -
preciosa reliquia contra todas enfermedades y tra- nocida del profeta Ahías, y no le valió. Y la santa
bajos que les pudiesen suceder. Cinco años d e s - Judith dejó el cilicio y se vistió de todas sus galas
pués pasó María á mejor vida con grande opinión de su mocedad, y se adornó con las joyas y rique-
de santidad, y después de muerta su rostro quedó zas que tenía, y ataviada y llena de ungüentos
hermosísimo y resplandeciente, en señal de la olorosos y preciosos (como si se fuera á despo-
hermosura de su alma. sar), se fué al campo de Holofernes para cortarle
Esta es la vida de san Abrahán anacoreta, y el la cabeza y librar al pueblo del Señor. Así lo hizo
fin de María penitente, su sobrina, para que los nuestro Abrahán con tan feliz suceso como aquí
justos imiten al inocente y los pecadores no d e s - queda referido.
mayen ni desesperen, antes tomen por espejo á la De san Abrahán hacen mención el Martirologio
que habiendo caído por su flaqueza, por el favor romano á los 16 de marzo, y los griegos en su
de Dios nuestro Señor se levantó y cobró la g r a - Menologio á los 29 de octubre. Escribió su vida,
cia que había perdido, y lloró tan amargamente como dijimos, san Efrén, diácono, compañero y
sus pecados que mereció alcanzar perdón de ellos discípulo de san Basilio, y hace mención de él en
y hacer milagros, en testimonio de habérseles un tratado que se llama el Testamento de Efrén y
perdonado el Señor. Pero entre las otras cosas más largamente la escribió el Metafrastes. Y S o -
admirables que en la vida de este santo anacoreta zomeno en su historia, lib. ni, cap. 15, y Nicéforo,
habernos de notar y procurar imitar, es aquella lib. vr, cap. 16, también hacen mención de Abra-
fina y encendida caridad del Señor y del alma de hán, discípulo de Efrén, y el cardenal Baronio en
su sobrina que le abrasó é inflamó de tal manera, sus anotaciones del Martirologio.
que le sacó de sí y le hizo tomar figura, traje y (P. Ribadeneira.)
hábito tan contrario á su estado, y hacer cosas
tan repugnantes á sus costumbres, propósito é SAN HERIBERTO, OBISPO Y CONFESOR—Sí bien este
intentos. Porque ¿quién no se admira viendo á santo era descendiente de una familia ilustre de
un hombre de la edad y severidad de Abrahán Alemania, con todo sus virtudes y ciencia hicie-
hacer lo que hizo? Trocar el cilicio por el vestido ron que resplandeciera más en el mundo que su
galano, el báculo por la espada, la celda por la nobleza. Nacido en Vormes y educado en la reli-
ciudad, y el que antes no se hartaba de pan y gión cristiana, ya desde muy joven se ocupó en
agua, comer manjares regalados y sabrosos; y el el estudio de las santas Escrituras, siendo tal la
que siendo-mozo había dejado su esposa por guar- copia de luces que sacó de esas fuentes divinas,
dar su virginidad, ahora siendo ya viejo fingirse que fué considerado como doctor famoso de la
enamorado, loco y perdido, y acariciar y regalar iglesia de Alemania, siendo el consultor en cuan-
á la que estaba perdida para ganarla y levantarla tas dudas se ofrecían. Era tenido en tal aprecio
y volverla á Dios. ¡Oh qué ingeniosa y qué fuerte en razón de sus relevantes méritos por los sumos
y eficaz es la caridad, y lo que puede y hace h a - pontífices, quienes le confiaron muchas veces ne-
cer una alma herida del amor del Señor! Y ¡cómo gocios arduos, nombrándole alguna ocasión arbi-
se echa de ver que todas las cosas deben servir, tro de paz para arreglar las desavenencias entre
pues á Abrahán el traje de soldado y la máscara el emperador y la sede romana. Fué nombrado
de enamorado, y el disfraz y rebozo de loco y arzobispo de Colonia, y fué tanto el celo que d e s -
606 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
plegó para bien de sus ovejas, que el imperio v i o Patricio, un ciego desde su nacimiento, llamado
con placer reformadas las costumbres que tan re- Gormas, oyó una voz que le dijo que en bauti-
lajadas estaban en aquellos tiempos. Murió Heri- zando aquel niño tomase su mano derecha ó h i -
berto en Colonia el día 16 de marzo del año 1021. ciese con ella una cruz en el suelo, y que luego
saldría una fuente con cuya agua alcanzaría vista
SAN CIRÍACO, DIÁCONO—Después de sufrir este san- de los ojos. Hízolo así Gormas, y luego milagro-
to los rigores de la prisión por largo tiempo, le samente manó una fuente, donde se formó una
bañaron con pez derretida, y extendido sobre el cruz con la mano del niño Patricio, y lavándose
potro, le descoyuntaron sus miembros y le gol- en ella se le abrieron los ojos y v i o perfectamen-
pearon con palos, y por último, en compañía de te. Desde niño obró Dios muchos milagros por
san Largo y san Esmeragdo, y de otros veinte, Patricio, porque viniendo una gran avenida de
fué degollado en Roma por orden de Maximiano. agua sobre su pueblo y especialmente sobre su
casa, mojando el niño tres dedos en las aguas,
SAN HILARIO, OBISPO, Y SAN TICIANO, DIÁCONO.-En después de hecha oración, las roció en forma de
tiempo del emperador Numeriano y del goberna- cruz tres veces en honra de lasantísimaTrinidad,
dor Beronio, después de haber sufrido el potro y y al punto se detuvo aquella inundación y se reti-
otros diversos tormentos, fueron martirizados y ró la corriente. Convirtió también siendo mucha-
muertos, juntamente con los santos Félix, Largo cho unos pedazos de hielo en fuego. D i o salud á
y Dionisio, en Aquileya, el año 285. una hermana suya, y vida al marido de su tía que
le criaba. Enviándole un día á tener cuenta con
SAN PAPAS, MÁRTIR EN LICAONIA—Por confesar la un rebaño de ovejas, se llevó una un lobo: á la
fe católica fué azotado y descarnado con uñas de noche riñeron mucho á Patricio, él calló con
hierro, y calzándole después zapatos sembrados grande paciencia, suplicando á nuestro Señor
de agudas puntas también de hierro, le hacían restituyese la oveja; fué cosa maravillosa que al
andar, hasta que, atándole á un árbol, d i o el alma otro día vino el lobo trayendo la oveja en la boca,
al Señor el día 16 de marzo del año 300. El árbol y poniéndola á los pies de san Patricio se tornó
en que murió este santo era antes estéril y d i o al monte. Estando su ama enferma y con deseo
fruto de allí adelante. de comer un poco de miel, con la cual imaginaba
que sanaría, y no hallándose entonces en el l u -
SAN JULIÁN.—Habiendo sido preso por cristiano gar, el muchacho Patricio, con grande fe, tomó
y no queriendo ofrecer incienso en los altares pa- un vaso de agua y diósela á gustar á la enferma,
ganos, fué cruelmente atormentado, y después lo la cual halló ser toda miel, sanando luego de su
metieron en un costal lleno de víboras y lo echa- dolencia. Tan anticipadamente obraba el Señor
ron al mar, donde alcanzó el premio eterno. Su cosas tan grandes por su siervo, siendo de tan
martirio tuvo lugar en Anazarbo de Cilicia el pocos años, porque en ellos eran muchas sus vir-
año 308. tudes. Tenía gran madurez y peso en sus accio-
nes, ayunaba mucho, oraba cuanto tiempo podía, y
SAN AGAPITO, OBISPO DE R A Y E N A . - E 1 duodécimo gastaba largos ratos en cantar salmos é himnos.
después de los apóstoles, hombre recto y sencillo, Queriendo Dios ilustrar á san Patricio y dispo-
y tan caritativo con los pobres, que fué apellidado nerle para la conversión de muchas gentes, per-
su verdadero padre. Dirigió su grey veintitrés mitió fuese cautivo de unos piratas irlandeses
años, y murió santamente, admirable en prodi- que robaron su lugar y le llevaron á Irlanda,
gios, el día 16 de marzo del año 340. siendo de diez y seis años, donde le hicieron
guardar lechones. El santo mancebo pasaba su vida
SAN GINIÁN EL LEPROSO, CONFESOR—Sufrió la lepra por los montes como si fuera ermitaño, ocupado
con la paciencia de Job. Floreció en el siglo VI. todo en contemplación divina. Cien veces de día
y otras tantas de noche se hincaba de rodillas á
Día 1*? hacer oración. Su sustento eran yerbas del campo
y otros manjares groseros, creciendo siempre en
SAN PATRICIO, OBISPO PRIMADO DE I R L A N D A - E l glorio- espíritu y mayores virtudes. Seis años estuvo
so san Patricio, apóstol de Irlanda, tuvo por padres cautivo, y en los cuales aprendió la lengua irlan-
á Calfurnino y Conquessa, personas honradas, y desa y conoció la necesidad que tenía aquella
nació en un pueblo marítimo de Bretaña, llamado tierra de predicadores que comunicasen á sus
antiguamente Triburnia ó Eiburnia ó Taburnia. moradores la luz del Evangelio. Tuvo revelación
Teníale Dios escogido para grandes cosas y obra- san Patricio que él los había de convertir, y q u e -
dor de grandes maravillas, y así le previno con riendo el Señor habilitarle para tan alto ministe-
grandes favores de su mano. Habiendo nacido san rio, le sacó de aquella cautividad por esta manera
DÍA 17 MARZO 607
maravillosa. Apareciósele un ángel dicióndole y consagrándole de obispo. Dióle el sumo pontí-
como Dios era servido de sacarle de aquella ser- fice veinte compañeros y obreros para que le ayu-
vidumbre, que mirase dónde había hecho un hoyo dasen á cultivar aquella nueva viña del Señor, con
grande el ganado que guardaba, y que allí halla- lo cual se partió san Patricio para Irlanda muy
ría la cantidad de oro que bastase para su resca- contento, y mucho más con una visita que tuvo
te. Sucedió así como el ángel le dijo, y habiendo de Cristo nuestro Redentor, que se le apareció y
pagado san Patricio á su amo el precio que con- prometió ayudarle en todo y oir sus oraciones.
certaron, se volvió á su tierra, haciendo Dios Pasó por Francia para ver á su maestro san Ger-
nuestro Señor en el camino por el santo mancebo mán, el cual también le echó su bendición y dio
muchos milagros y maravillas. muchos cálices, ornamentos sagrados, libros y
Estando ya en casa de sus padres se le apareció otras cosas que le pudiesen servir en la conver-
durmiendo un varón muy bien dispuesto y agra- sión de aquella gente.
ciado, como que traía muchas cartas de Irlanda, Cuando llegó á tierra de Irlanda vio innume-
dando á san Patricio una para que la leyese, en rable multitud de demonios que se oponían y que-
cuyo principio estaba escrito: «Estas son voces de rían defender la entrada; mas el santo con la señal
los naturales de Irlanda.» Cuando quiso pasar á leer de la cruz los ahuyentó. Habían dicho los magos
más adelante, se le representaron innumerables de aquella isla algún tiempo antes que llegase el
niños que estaban aún en los vientres de sus ma- siervo de Dios como había de llegar á sus tierras
dres, que con voz clara clamaban y decían: «Su- un extranjero (dando las señas de san Patricio),
plicárnoste, ¡oh santo mancebo Patricio!, que ven- el cual habia de destruir sus dioses. Causó gran
gas y andes entre nosotros y nos libres.» A estas pavor en aquellos infieles este pronóstico, y al
voces, enternecido san Patricio, despertó y conoció rey principal de Irlanda, llamado Leogario, har
como el Señor le confirmaba el haberle escogido biendo prevenido que cuando llegase á sus puer-
por predicador y padre espiritual de aquella n a - tos tal hombre le impidiesen la entrada, ó una
ción, y así determinó pasar á Francia para estu- vez dentro lo desterrasen. Apenas hubo puesto
diar las letras sagradas y ordenarse, y comunicar san Patricio el pie en tierra, cuando salieron á
con grandes prelados que entonces florecían en matarle mucha gente, echáronle un alano terri-
aquel reino, para hacerse con su ejemplo y doc- ble y fierísimo como los hay en aquellas partes
trina ministro digno de Dios. Estuvo debajo de para que le despedazase, mas el perro enmudeció
la enseñanza de san Germán, obispo antisio- y quedóse inmoble como si fuera de piedra. Llegó
dorense, diez y ocho años, del cual fué muy un hombre m u y robusto y tan grande que era
industriado en las cosas divinas y ordenado de tenido por gigante, con la espada desnuda para
sacerdote. Después pasó á comunicar con san matar al santo; pero no pudo tirar el golpe ni
Martín, obispo, cuyo pariente era por parte de mover la mano, teniéndosela invisiblemente y
madre, con cuyos consejos se aprovechó mucho quedando él como una estatua. Este hombre se
y tomó el hábito de monje. Siendo ya tiempo de llamaba Dichu, y era muy poderoso en aquella
cumplir su deseo de ir á predicar á Irlanda el tierra y grande capitán, el cual, como experi-
santo Evangelio, para lo cual le había escogido el mentase en sí aquel milagro, se aficionó á san
Señor, como precioso vaso que llevara su santísi- Patricio, y oyendo su doctrina se bautizó con
mo nombre entre aquellos bárbaros que estaban toda su familia; y trocado ya en otro hombre ayu-
en la sombra de la muerte, quiso por consejo de dó grandemente al siervo de Dios para la conver-
san Germán recibir la bendición del sumo pontí- sión de los demás gentiles, haciendo desde luego
fice y darle cuenta de sus santos intentos. Hizo que se edificase una iglesia en el lugar donde le
el camino por mar, y en una isla del mar Medite- sucedió aquel pasmo.
rráneo, á la cual aportó, visitó un santo varón Hacían grande resistencia al santo predicador
que en ella hacía una vida santísima, el cual le de la verdad muchos magos y hechiceros que de
dio un báculo en nombre de Jesucristo, diciendo muchas maneras impedían el fruto de su predi-
que le habia recibido de su misma mano para que cación; mas Dios los castigó con casos espanto-
le diese á Patricio cuando viniese por allí. Este sos. Estando el santo diciendo misa en una igle-
báculo fué muy célebre y se llamó el Báculo de sia pequeña que había edificado, llegó uno por la
Jesús, y con él hizo san Patricio grandes mila- ventana con un palo largo y le derribó el cáliz
gros como Moisés con su vara. En Roma fué muy consagrado. Al punto se abrió la tierra y le tra-
bien recibido nuestro santo del papa Celestino I, gó vivo; lo cual causó tan grande pavor á muchos
el cual, viendo su gran santidad, doctrina y el celo que lo supieron, que se convirtieron luego á la
tan fervoroso de ayudar á las almas de los irlan- fe, y más sabiendo que las especies del vino ver-
deses, hizo á san Patricio su legado y primado de tidas se tornaron por oración del santo á poner
Irlanda, concediéndole grandes gracias y favores dentro del cáliz como antes estaban, sin quedar
608 LA LEYENDA DE ORO DÍA 17
mojada aquella parte en que cayeron. Había otro veían muchas cosas extrañas, parte de grandes y
mago, llamado Docha, y muy querido del rey, el terribles penas, parte de amenidad y contento. A
cual se hacia dios, y con varios engaños resistía este lugar llamaron Purgatorio de san Patricio,
á san Patricio, como Simón Mago á san Pedro. del cual han escrito David Rotho, obispo osorien-
Quiso para confirmación de su divinidad subirse se, Henrico Saltariense, monje del Císter, Mateo
á los cielos, mas estando ya muy alto hizo ora- Paris, monje de san Benito, y Giraldo Combrense,
ción san Patricio, y luego cayó á los pies del san- aunque otros autores han añadido muchas fábulas.
to, donde se hizo pedazos. Había en Irlanda un Favorecía Dios en todas las cosas á san Patri-
ídolo muy célebre, al cual llamaban cabeza de cio, obrando por él tantos prodigios y milagros
todos los dioses; era muy grande y todo cubierto que vino á convertir aquellas gentes, las cuales
de oro y plata. Viendo el siervo de Dios que la mantenía en la fe y las instruía con grande amor
adoración de este ídolo detenía á muchos que no y diligencia, mirando en todo por su provecho
se rindiesen á su predicación, hizo oración al espiritual y temporal, proveyéndolas de santos y
Señor; y levantando en alto contra él el báculo celosos pastores, visitándolas con su presencia, y
de Jesús que traía en la mano, al momento cayó animándolas con su ejemplo y haciéndolas m u -
en tierra el ídolo, y todo el oro y plata se volvió chos bienes. Y para enriquecer aquellas iglesias
en polvo. Con esto oyeron muchos la doctrina del con algunas reliquias de santos y gracias del
cielo que les anunciaba san Patricio, y Dios la sumo pontífice, tornó á Roma teniendo para ello
confirmaba con muchos milagros. Llegó á predi- revelación del ángel del Señor. En el camino
car á un lugar donde habían enterrado á dos mu- pasó por su patria, donde fundó muchos monaste-
jeres, hizo el santo quitarles la tierra de encima, rios de monjes y reformó otros, estableciendo
y luego las mandó en nombre de Cristo saliesen muchas cosas del servicio divino. Recibióle el
vivas de la sepultura. Resucitaron á vista de to- sumo pontífice con grande amor, dióle muchas
dos las mujeres, pregonando á voces que Cristo reliquias y su bendición, y el santo se volvió á
era verdadero Dios, y que sus ídolos eran dioses Irlanda con treinta obispos que hizo que consa-
falsos, y pidiendo instantemente á san Patricio grasen, porque los había menester para la copio-
las bautizase. El santo las bautizó con otros mu- sa mies que había producido la semilla de su pre-
chos que por aquel milagro se movieron á recibir dicación. Asentó con esto las cosas de la religión
el yugo de Jesucristo. Otros muchos muertos re- ordenando leyes muy saludables para el gobierno
sucitó el santo y dio salud á innumerables enfer- de aquellos pueblos, haciendo en todo oficio de
mos, y muchos sólo con que les tocase su sombra vigilante pastor.
sanaban, como se dice de san Pedro en los Actos Después de haber limpiado á Irlanda de sus
de los apóstoles. Caminando el santo un día con errores y abominaciones, limpió la tierra de otras
algunos de sus discípulos, no halló barca con que grandes calamidades que padecía, que eran gran
pasar el rio Sinnia; hizo oración á Dios, y de una multitud de animales venenosos, hechiceros y de-
parte á la otra del río se levantó la tierra hacien- monios que con horribles figuras se solían apare-
do camino por donde pasaron sin mojarse. Qui- cer; desterró los magos y hechiceros con horren-
sieron los gentiles matar al santo presentándole dos castigos que por las oraciones del santo hizo
unos quesos envenenados; el siervo de Dios los nuestro Señor en los que profesaban aqjuella mal-
bendijo, y se convirtieron luego en piedras con dita arte. A algunos magos que se opusieron al
gran confusión de los infieles y admiración de siervo de Dios abrasó fuego del cielo, á otros tra-
todos. Estando predicando el siervo de Dios, vio gó la tierra. Las apariciones de los demonios
un señor muy poderoso de aquel reino que salían cesaron también por ruegos del santo prelado,
llamas de la boca de san Patricio, y que le pene- que los desterró de aquellas provincias. Para
traban el corazón, con el cual prodigio se con- confirmar esta gracia y expeler todo animal pon-
virtió á nuestra santa fe. zoñoso de Irlanda, ayunó san Patricio cuaren-
Para facilitar la conversión de todas aquellas ta días como otro Moisés y Elias, sin comer man-
islas, y persuadir á todos sus habitadores el cas- jar ninguno de la tierra. El modo con que limpió
tigo que se ha de dar en la otra vida por los peca- la tierra de los animales ponzoñosos fué admira-
dos de ésta, lo cual no acababan de entender, su- ble. Juntáronse todos por ministerio angélico en
plicó á nuestro Señor les diese algunas muestras un lugar, y el siervo de Dios con el milagroso bá-
visibles de ello, porque se lo habían pedido los culo de Jesús de que hemos hecho mención, los
mismos gentiles diciendo que con eso se conver- ahuyentó hasta un alto promontorio que estaba
tirían todos. Retiróse el santo algunos días para en la orilla del mar, y de allí se precipitaron en
recabar de Dios esta merced, la cual le concedió el Océano. Desde entonces no ha nacido más ani-
el Señor mostrándole en la parte aquilonar de mal venenoso en Irlanda, y lo que es más, á
Irlanda una cueva, en la cual los que entraban ningún irlandés católico, aunque sea fuera de su
DÍA 17 MARZO 609
patria, ha hecho mal ningún animal ponzoñoso, En lo último se echaba á descansar sobre el suelo
lo cual dura hasta hoy. desnudo, teniendo por cabecera una piedra, y c i -
Pero no sólo fué san Patricio admirable en la ñéndose en los lomos un áspero cilicio mojado en
gracia de hacer milagros, sino también en el don agua helada, para no sentir algunailusión del d e -
de la profecía. En las peregrinaciones del santo monio. Su comida era muy poca y grosera, y su
llegó una vez al río Boallo, en ocasión que no ha- vestido muy pobre.
bía modo de pasarlo ni por puente ni barca; hizo Con tal vida y tantos trabajos de sus muchas
oración el siervo de Dios, y luego se dividieron peregrinaciones llegó á ciento treinta y tres años,
las aguas dando paso franco á san Patricio y á al cabo de los cuales, habiendo señalado el Señor
todos los que iban con él. Ya que estuvo de la el lugar de su muerte y sepultura, le llevó para
otra parte, echó su bendición al río, el cual mudó sí, muriendo en gran paz quien había sido emba-
la madre de tal forma, que por la parte que mira- jador de ella para tantos pueblos, viendo á J e s u -
ba al Oriente quedó muy somero, de suerte que cristo y muchos ángeles que venían por su alma
se podía vadear á caballo; por la parte que miraba dichosa. Diez y seis años vivió en su patria, seis
al Occidente iba muy profundo, llevando por una estuvo cautivo, diez y ocho fué discípulo de san
parte y otra en aquel espacio por donde pasó san Germán. Era de cincuenta y cinco años cuando le
Patricio gran cantidad de peces. Preguntado el consagraron por obispo y entró á predicar en Ir-
siervo de Dios de la causa de tan gran maravilla, landa, en cuya conversión gastó treinta años; en
dijo que porque había de nacer un santo, que fué otros treinta y tres se dio más á la contemplación
san Columbo, el cual de allí á muchos años había divina, pero no descuidándose del bien de sus ove-
de habitar en aquel lugar, y que para comodidad jas, para cuyo gobierno juntaba cada año conci-
suya y de sus hijos y discípulos, convenía hubiese lio. Después de difunto san Patricio oyeron m u -
allí tanta abundancia de pescado, y que estuviese chos á los ángeles que cantaban delante de su
el río en aquella forma. Sucedió todo como san cuerpo muerto, dejando una fragancia celestial.
Patricio dijo, porque después de algunos años Tuvieron entre sí gran controversia los de Ulidia
fundó allí san Columbo su monasterio. Profetizó y Ardmacha sobre su santo sepulcro, queriendo
también dónde había de fundar otro monasterio cada pueblo de éstos poseer aquel grande tesoro.
el siervo de Dios Colmaneo. Otra vez quiso edifi- Estaban ya con las armas en las manos para dar-
car san Patricio, en un lugar que le pareció ápro- se batalla á la orilla del mar, y fué cosa maravi-
pósito, una iglesia; mas aparecióndosele un ángel llosa que se levantaron las aguas, y saliendo de
le dijo que buscase otro lugar, porque aquél e s - madre sobre la tierra, se interpusieron como un
taba reservado para cuando viniese de (Inglaterra muro entre los dos ejércitos, hasta que se sosega-
el siervo del Señor Moccheo, huyendo de sus pa- ron, y luego tornaron las aguas á su puesto. Al
dres y patria, el cual había de hacer allí su asiento fin fué sepultado en la ciudad de Duno por volun-
y edificar casa á Dios. Fuera menester hacer muy tad divina, donde es venerado de todos aquellos
larga historia si hubiésemos de contar en parti- pueblos. Murió san Patricio año de 493. Escribie-
cular todos los milagros y profecías de este gran ron su vida y hechos maravillosos algunos de sus
siervo de Jesucristo, porque en todo fué admira- discípulos, como san Benito, san Tumano, san
ble, y parece que en cuantas cosas ponía la mano Miel, obispo, y otro Patricio, sobrino del santo.
le favorecía el Señor con milagros, é ilustraba su Recopiló también los hechos de este gran siervo
alma con una sabiduría divina. de Dios san Eviño, de todos los cuales compuso
Gozó san Patricio después de haber convertido una vida muy cumplida Jocelino, monje, la cual
á Irlanda de algunos años de quietud y mayor trae Tomás Mesingamo en las vidas de los santos
contemplación, cada día rezaba todo el salterio de Irlanda, y Francisco Harreco recopiló otra de
con muchos cánticos é himnos, y leía el Apoca- la que publicó Ricardo Stanihursto. Dios sea ben-
lipsis de san Juan. Cantaba también otras doscien- dito en todas sus obras y admirable en sus santos,
tas oraciones devotas, hincábase trescientas veces y muy especialmente en san Patricio, del cual
de rodillas adorando al Criador de todo, y en cada hay hoy en Irlanda admirables memorias y reli-
una de las horas canónicas se santiguaba con la quias suyas. Y lo que más es, que fuera de las
señal de la cruz cien veces. Decía misa devotísi- muchas gracias de milagros y profecías con que
mamente, predicaba otros ratos, y señalaba á los le ilustró el Señor, le hizo padre y maestro de
cristianos para proveerlos en la rectitud. La noche muchos santos que florecieron en Irlanda.
dividía en algunas partes. La primera parte de la (P. Ribadeneira.)
noche se arrodillaba doscientas veces y rezaba
cien salmos. La otra parte se metía en algún lago SAN JOSÉ DE ARIMATEA—El evangelista san Mar-
frígidísimo, donde con gran afecto rezaba otros cos nos dice que era noble decurión, y san Mateo
cincuenta salmos con otras muchas devociones. le llama rico. Noble y rico fué por cierto, pues sa-
TOMO I 77
610 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 18
bemos que era consejero ó senador, y poseía c a - SAN TEODORO, Y SAN ALEJANDRO—Fueron martiri-
sas y propiedades en Jerusalén, en cuya ciudad zados en Roma en tiempo del emperador Trajano.
había trasladado su domicilio, por haber antes vi- El primero de estos santos era diácono y el s e -
vido en un pueblo llamado Arimatea, cerca de gundo obispo; y estando un día predicando en
Judea y sobre el monte Efraím, donde había naci- una plaza pública de Roma, fueron cogidos por
do. Encontróse en la casa del pontífice Caifas los paganos y arrojados á un horno encendido,
cuando Jesucristo fué llevado á ella; pero como donde entregaron su espíritu á Dios.
era hombre justo y virtuoso y del número de
aquellos que esperaban el reino de Dios, no quiso Día 18
suscribir á la condenación del Hombre-Dios. Fué
del número de los discípulos del Salvador, aunque EL ARCÁNGEL SAN GABRIEL—En algunas iglesias de
por temor de los judíos no se atrevía á manifes- España se hace fiesta del arcángel san Gabriel á
tarse como tal. Él fué quien después de muerto los 18 días de marzo, por haber sido aquel glo-
Jesucristo se presentó con toda libertad á Pilatos rioso mensajero y embajador escogido que Dios
para pedirle el permiso áfin de sepultar el cuerpo envió á la Virgen sacratísima, para declararle el
del Señor, el cual envolvió en una sábana, colo- misterio inefable de la encarnación del Verbo
cándolo en un sepulcro nuevo que habían hecho eterno en su sagrado vientre, y por intérprete de
abrir en una gruta de su jardín. Créese que este su voluntad y ministro de aquel beneficio incom-
hombre murió á fines del siglo primero, después parable que quería hacer á todo el género h u m a -
de haber pasado su vida en obras de piedad. no. Porque puesto caso que todo el rescate y el
entero precio de nuestra redención le puso el
LA CONMEMORACIÓN DE UN GRAN NÚMERO DE MÁRTI- Señor de su casa, sin que pura criatura alguna
RES.—Fueron presos en Alejandría por los idóla- concurriese en el gasto que en ella se hizo, toda-
tras que adoraban al ídolo Serapis; y no querien- vía la benditísima Virgen intervino como madre
do de ninguna manera adorar aquel ídolo, estos que le dio la carne que por nosotros había de ofre-
santos fueron cruelmente atormentados en tiem- cer, y el arcángel san Gabriel como nuncio enviado
po del emperador Teodosio, el año 390; de cuyas de Dios para manifestar su consejo á la Virgen y
resultas mandó el emperador la demolición del disponerla y pedirle su consentimiento y por este
templo de Serapis, y prohibió su culto. respeto les debemos particular devoción y r e v e -
rencia. Muy poco es lo que se sabe de los ángeles,
SAN PABLO, MÁRTIR, EN CONSTANTINOPLA.-Fuó mar- así porque las criaturas visibles no pueden r e -
tirizado á mediados del siglo VIII. La causa de su presentarlos, como porque es tan grande la e x c e -
martirio, que consistió en quemarle vivo, fué su lencia de ellos y tanta nuestra bajeza, que no
celo por defender el culto de las imágenes sagradas. podemos comprender lo que son, si el Señor de
los ángeles y de los hombres no nos lo revela.
SAN AGRÍCOLA, OBISPO.—Gobernó la diócesis de Cha- Del ángel san Gabriel hallamos en las divinas
lons desde el año 520 al 580. San Gregorio, en su Letras haber aparecido al profeta Daniel, y s e ñ a -
libro De gloria confessorum, dice que este santo ládole el tiempo en que el Mesías había de venir
era de familia senatoria, y le alaba como hombre al mundo y librarle con su muerte del duro yugo
urbano, prudente, humilde y virtuoso en todo. de Satanás, cumplidas aquellas setenta hebdó-
Refiere también el mismo autor que hizo c o n s - madas ó semanas de años abreviadas y miste-
truir muchos edificios religiosos, entre ellos una riosas. El mismo san Gabriel apareció á Zacarías,
suntuosa iglesia en Chalons, y que asistió á todos estando incensando el altar, y le anunció el dicho-
los concilios celebrados en su tiempo en las Ga- so nacimiento de su hijo san Juan Bautista, y el
lias. Su obispado duró cerca de cincuenta años, gozo universal que todos de él recibirían, y la
empleados en fomentar la gloria y los intereses abundancia de gracia y de Espíritu Santo que
de la religión. tendría aquel niño aun en las entrañas de su
madre. Y finalmente vino á la purísima Virgen y
SANTA GERTRUDIS—Nació en Landen el año 626, Reina del cielo nuestra Señora, como secretario
de Pepino, príncipe de Landen, jefe del palacio y del consistorio divino, para declarar lo que en él
ministro de los reyes de Austrasia. Desde su j u - se había determinado de la encarnación del Hijo
ventud dio grandes muestras de santidad: despre- de Dios, tomándola á ella por madre. Y aunque
ció todas las pompas del siglo; ofrecióse por espo- por haber sido estos tres negocios á que fué e n -
sa á Jesucristo, y fundó el monasterio de Nivela, viado san Gabriel muy desiguales y diferentes,
en Brabante, del cual fué abadesa desde el año algunos han sido de parecer que no fué un mismo
647 hasta su muerte, acaecida el 17 de marzo del ángel el que los obró, todavía, si bien se miran,
año 659, á los treinta y tres de su edad. hallaremos que todos tres tiran á un mismo fin, y
DÍA. 18 MARZO 611
son parte del profundísimo misterio de la encar- de nombres para ser conocidos, porque por sí
nación, del cual estaba encargado san Gabriel, y mismos se hacen conocer, los nombres que la sa-
que por esto es más probable haber sido un ángel grada Escritura les da sirven para declararnos
mismo el que todas tres veces fué enviado. P o r - sus ministerios y oficios. Y por esto aquel prínci-
que á Daniel descubrió el tiempo en que el Señor pe valeroso que tomó la voz de Dios contra Luci-
del cielo había de aparecer en la tierra, y el D e - fer, se llama Miguel, que quiere decir: «¿Quién
seado de las gentes dar por ellas su vida; y san como Dios?» Y el que vino á curar á Tobías se lla-
Juan Bautista, cuyo nacimiento anunció á su pa- ma Rafael, que se interpreta «Medicina de Dios;»
dre Zacarías, venía como precursor y aposenta- y el que anunció á la Virgen la encarnación del
dor del mismo Señor, para dárnosle á conocer y Verbo eterno, Gabriel, que algunos dicen que sig-
mostrárnosle con su dedo. Qué lugar tenga en el nifica «Hombre-Dios, y Fortaleza de Dios,» porque
cielo san Gabriel, no hay cosa cierta. Algunas venía á anunciar al que había de ser Hombre y
veces las divinas letras y los santos doctores le Dios, y en la flaqueza de nuestra carne mostrar
llaman ángel, y otras arcángel; pero el misterio el brazo fuerte de su divinidad. Seamos, pues,
á que vino del cielo, por ser sumo y altísimo, nos muy devotos de este gloriosísimo arcángel; honré-
da á entender que el mensajero que le trajo debía mosle y pidámosle siempre su ayuda y favor, para
de ser uno de los más sublimes príncipes de aquel que por su intercesión alcancemos el fruto de
celestial ejército que tiene cargo de administrar aquel soberano misterio que él nos trajo del cielo.
las cosas humanas. Porque si acá los príncipes (P. Ribadeneira.)
de la tierra, para tratar grandes negocios, envían
los grandes de su reino, y cuanto la cosa que SAN CIRILO JEROSOLIMITANO, OBISPO Y CONFESOR.-La
quieren hacer es mayor, á tanto más calificada vida de san Cirilo, patriarca de Jerusalén, que por
persona la encomiendan; no hay duda sino que esto se llama Jerosolimitano, y por distinguirle de
para tratar el mayor negocio que Dios ha hecho otro san Cirilo que fué patriarca de Alejandría,
ni puede hacer, escogería á un ángel nobilísimo, escribió Juan Grodecio, deán glogoviense, recogi-
pues todo el buen orden y gobierno de las cortes de da de lo que se halla de él en los autores de la his-
los reyes de la tierra se deriva como de su fuen- toria eclesiástica; y la trae el P. Fr. Lorenzo Surio
te, de la traza y disposición de la del cielo. Ireneo en el segundo tomo de las vidas de los santos, y
llama á san Gabriel arcángel, que quiere decir es de esta manera:
príncipe de los ángeles, y el mismo nombre le dan Fué san Cirilo varón de grande integridad, le-
san Ambrosio, san Agustín y Hesiquio, y el mismo tras y prudencia; y habiendo muerto Máximo,
san Gregorio le llama príncipe y el sumo y más patriarca de Jerusalén, por sus excelentes partes
alto de los ángeles; y Andrés, arzobispo de Jeru- fué puesto en aquella silla, siendo emperador
salén, dice que fué uno de los principales y más Constancio, hijo del gran Constantino. Gobernó
sublimes ángeles. San Bernardo parece que da á santísimamente su Iglesia, y entre otras alaban-
entender que fué el mayor de todos los ángeles, así zas que le dan, es de gran caridad y misericordia
porque en el Evangelio se dice que fué enviado de para con los pobres; porque habiendo Dios envia-
Dios, sin declarar que entre Dios y san Gabriel do en su tiempo una hambre grandísima para
hubiese intervenido otro ángel superior, por cuyo castigo de los mortales, y siendo innumerables los
medio el Señor le enviase, sino que inmediatamen- pobres que acudían al santo prelado por remedio,
te él le envió, como porque enviándole á informar y no teniendo él otro remedio que darles, vendió
ó instruir á la Virgen (que on dignidad y gracia los bienes, preseas y joyas de la Iglesia, y con el
sobrepujaba á todos los arcángeles), era muy con- precio de ellos socorrió aquellas necesidades,
veniente que fuese ángel excelentísimo. A lo que despojando el templo material por sustentar los
santo Tomás y algunos otros doctores más se i n - vivos y espirituales templos de Dios, como lo h i -
clinan, es que san Gabriel es el supremo del s e - cieron san Ambrosio, san Agustín y otros santos
gundo orden de la jerarquía ínfima de los ángeles; prelados. Siendo san Cirilo patriarca de Jerusa-
los cuales se distinguen por sus ministerios y ofi- lén, acaeció en ella una cosa rara y maravillo-
cios, y los que son enviados para guardas de los sa. Un día de Pentecostés ó Pascua del Espí-
hombres y para ministrar las cosas más bajas é ritu Santo, como á las tres horas después de
inferiores propiamente se llaman ángeles y c o n s - salido el sol, apareció sobre el monte Calvario
tituyen el primer coro, que es el más bajo de esta en el aire una cruz más clara y resplandeciente
primera jerarquía; y los que se encargan de las que el mismo sol, la cual llegaba con sus brazos
más altas y arduas de nuestra salud, son los ar- hasta el monte Olívete, y duró tanto tiempo,
cángeles, de los cuales se compone el segundo que fué vista de toda la ciudad; porque dejando
coro, y que de este coro es el supremo san Ga- cada uno todo lo que tenía entre manos, c o n -
briel. Y porque los ángeles no tienen necesidad currió á ver este espectáculo y prodigio divino, y
612 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
muchos judíos que le vieron fueron alumbrados atrevieron á comparecer, porque tenían mal plei-
del Señor y le reconocieron por Dios y se convir- to, y la mala conciencia los acusaba y condenaba,
tieron á nuestra santa fe, queriendo su divina y en aquel concilio san Cirilo fué restituido á su
Majestad con esta demostración tan evidente del dignidad, y Acacio privado de la suya, y sus
cielo ilustrar el pontificado de san Cirilo y detener compañeros excomulgados y condenados. Con
al emperador Constancio, para que no favoreciese esta sentencia volvió el santo prelado á su iglesia,
á los herejes arríanos, sino que estuviese fuerte con gran gozo de los buenos y rabia y pena de
en aquella fe y creencia que el emperador Cons- los malos. Y aun san Jerónimo, hablando de san
tantino, su padre, por medio de otra cruz que le Cirilo, dice que no una, sino muchas veces fué
apareció también en el cielo, había recibido y echado de su iglesia por la fe católica, y otras
guardado, aunque él no lo hizo. Y san Cirilo e s - tantas restituido en ella.
cribió á Constancio una grave y elegante carta, Demás de las otras excelencias que tuvo san
en que le da cuenta de este milagro que él mismo Cirilo, fué una el don de profecía; porque habien-
había visto, y le exhorta á seguir el estandarte de do sucedido en el imperio Juliano, apóstata, á
la cruz, y servir al que por nosotros murió en Constancio, su primo hermano, y queriendo fa-
ella. Fué cosa notable y tan sabida por todo el vorecer á los judíos contra los cristianos, mandó
Oriente esta aparición de la cruz, que se instituyó que se tornase á edificar el templo de Jerusalén,
particular fiesta para celebrar cada año á los 9 de para que en él los judíos 'hiciesen sus sacrificios
mayo, que fué el día en que apareció.'Con esta se- y ceremonias. Comenzóse la obra con grande apa-
ñal del cielo estaban los pechos de la gente blan- rato y suntuosidad, y echáronse los cimientos
dos y bien dispuestos, y Cirilo con su santísima muy hondos y firmes; y san Cirilo dijo que no
vida y admirable doctrina hacía grandísimo fruto, quedaría piedra sobre piedra de aquel edificio,
animando á los católicos y resistiendo á los here- porque así lo había dicho Cristo nuestro Señor.
jes arríanos, que eran muchos y favorecidos del La noche siguiente vino un temblor de tierra tan
emperador Constancio, y llevaban á mal que el grande y espantoso, que arrancó y sacó las pie-
santo prelado deshiciese con tanta claridad las ti- dras que se habían echado en los fundamentos de
nieblas de sus errores éi ignorancia, y como eran aquel templo, y las esparció por diversas partes,
poderosos y armados de la potencia del empera- y sobrevino un fuego del cielo que quemó y c o n -
dor, y no menos insolentes, astutos y atrevidos, sumió todos los instrumentos que tenían apa-
determinaron echar á san Cirilo de su silla y rejados para aquel edificio; y como concurriesen
quitar á los católicos un caudillo y pastor tan v a - muchos judíos á ver este milagro, parecieron
leroso, para que quedando el ejército del Señor unas cruces resplandecientes tan impresas y es-
sin cabeza y el rebaño sin pastor, pudiesen ellos culpidas sobre los vestidos de ellos, que por n i n -
más fácilmente como lobos despedazarle y c o n s u - gún arte ni industria se las podían quitar; y vióse
mirle. Para hacer esto con algún color se junta- cuan verdadera había sido la profecía de san Ciri-
ron algunos obispos herejes con Acacio, que era lo, y el apóstata Juliano quedó confuso, y muchos
el principal y traía grandes competencias con Ci- de los judíos se convirtieron á nuestro Señor J e -
rilo, y encubriendo la verdadera causa que los sucristo.
movía (que era ser ellos arríanos y Cirilo amparo Muchos y graves trabajos padeció nuestro Ciri-
y columna de la fe católica), y tomando por acha- lo de los herejes por defender nuestra santísima
que que había vendido los ornamentos de la igle- religión, y largos años, imperando en Oriente
sia para dar de comer á los pobres, y que un far- Constancio, Juliano y Valente, que todos tres fue-
sante había salido á representar cierta comedia ron emperadores y enemigos de la fe católica y la
vestido de uno de ellos, le depusieron y privaron persiguieron crudamente. Mas después que s u c e -
de su silla patriarcal, y pusieron en ella á Hera- dió en el imperio el gran Teodosio, príncipe no
clio, que era de su secta, para que la fomentase y menos piadoso que valeroso, Cirilo tuvo paz en la
la llevase adelante, como ellos pretendían, y iglesia por espacio de ocho años, y la gobernó ad-
muerto Heraclio sustituyeron á Hilario en su l u - mirablemente, y cargado de años y merecimien-
gar. De esta manera fué desterrado san Cirilo de tos, pasó de esta vida á la eterna á los 18 de marzo
los herejes, como lo fueron en aquel tiempo otros del año del Señor de 386, que fué el octavo de
muchos santísimos obispos, que eran los pilares Teodosio, según el cardenal Baronio. De san Ci-
de nuestra santa religión, y padeció muchas y rilo hacen mención el Martirologio romano, y el
graves persecuciones y calamidades. Mas des- concilio Constantinopolitano en una epístola que
pués, habiéndose juntado un concilio en la ciudad escribe á san Dámaso, papa, y le llama reveren-
de Seleucia, fueron llamados Acacio y sus s e c u a - dísimo y santísimo obispo; y dice que había m u -
ces para que pareciesen y diesen razón de lo que chas veces y en varios lugares peleado las bata-
habían hecho contra san Cirilo, pero nunca se llas del Señor contra los herejes. Los griegos le
DÍA 18 MARZO 613
celebran en su Menologio; y los escritores de la formándose todos con ella, le eligieron por obispo
historia eclesiástica, Sozomeno, Sócrates. Teodo- y rogaron que allí les predicase. Bajó el santo el
reto, y Nicéforo, le alaban como á varón santísimo hombro á la carga que Dios le imponía, y por dar
y doctísimo, y martillo de los herejes. Escribió san contento y obedecer á los prelados comenzó luego
Cirilo, siendo mozo, un libro de grande erudición á predicar con tan grande doctrina, fervor y es-
que llamó Cathecheses, el cual, traducido de grie- píritu, como quien estaba alumbrado de la luz
go en latín por el mismo Juan Grodecio, que e s - del cielo y había sido escogido para tan alto mi-
cribió su vida, en nuestros días ha salido á luz con nisterio de la mano del Señor.
gran beneficio de la santa Iglesia. Hallóse en tres concilios toledanos, que fueron
(P. Ribadeneira.) el cuarto (en que presidió san Isidoro, su maes-
tro), y el quinto y sexto. En el quinto, que se ce-
SAN BRAULIO, OBISPO DE ZARAGOZA.—ES bienaventu- lebró el año de 636 (como escribe en su historia
rado san Braulio fué hermano de Juan, obispo de D. Rodrigo Jiménez, arzobispo de Toledo, y no
Zaragoza, y su sucesor en el obispado y natural en el sexto como algunos dicen), tuvo san Braulio
de la misma ciudad (á lo que algunos escriben), y gran mano, y ordenó los cánones y decretos de
de la sangre de los reyes godos de España. Desde aquel concilio, y todo el peso de los negocios car-
su tierna edad dio muestras de su grande ingenio gaba en él, por ser persona en santidad, letras y
y buena inclinación á todas las cosas de virtud y prudencia tan eminente y señalada. Escribió una
letras, las cuales aprendió siendo ya mozo, y es- carta al papa que á la sazón era Honorio, primero
tudió las lenguas y las ciencias divinas y h u m a - de este nombre, con tan excelente doctrina, estilo
nas con grande aprovechamiento, y tuvo por maes- y elocuencia, que fué muy celebrada y leída con
tro á san Isidoro, arzobispo de Sevilla, el cual en admiración en Roma. Acabado el sexto concilio
su tiempo fué luz de España y un pozo de sabidu- se volvió san Braulio á su iglesia de Zaragoza,
ría. Había edificado este sapientísimo prelado en para apacentar como buen pastor sus ovejas, y
la ciudad de Sevilla un colegio para enseñar á los desarraigar la mala cizaña de la herejía arriana
mozos nobles y hábiles que de toda España venían que todavía estaba sembrada entre el buen trigo,
á él, para ser instruidos en buenas costumbres y y aun duraban las reliquias de ella; porque a u n -
letras; y el santo se ocupaba en este ejercicio por que los reyes godos y los otros señores y perso-
lo mucho que importa á toda la república que los nas principales de España habían salido de las
mozos, como tiernas plantas, sean bien plantados tinieblas de aquella herejía y se habían abrazado
y encaminados desde su tierna edad por las s e n - con la fe católica en el tercero concilio toledano,
das derechas de la virtud. Uno de estos discípulos siendo rey Recaredo, pero como el mal era tan
de san Isidoro fué san Braulio, y con tal maestro contagioso y había cundido y durado tanto, no se
salió varón tan perfecto y tan docto como después pudo arrancar de golpe, y fué necesario poco á
lo mostró en el resto de su vida, porque con ser poco sanar las llagas que se habían hecho en tan
san Braulio, como habernos dicho, discípulo de largo tiempo.
san Isidoro, y consultar con él como con su m a e s - Esto hizo san Braulio con gran cuidado y vigi-
tro las dudas que tenía sobre la sagrada Escri- lancia en su obispado, predicando á menudo y en-
tura, era tan estimado de su mismo maestro, que señando á los ignorantes, y alumbrando á los cie-
le enviaba sus obras para que las reviese y cen- gos y convenciendo á los obstinados con los luga-
surase. Tanta era la humildad y modestia de san res de la Sagrada Escritura, tan claros y eviden-
Isidoro, y la opinión que tenía de la rara y e x c e - tes, y traídos con tanta gracia y autoridad que los
lente erudición de Braulio, y así le envió el libro adversarios no le podían resistir. Y para que se
de las Etimologías, que á su petición había e s - entendiese que el Espíritu Santo era el que i n s -
crito. Antes de ser obispo de Zaragoza fué san piraba lo que decía en sus sermones, una vez
Braulio arcediano de la misma ciudad, y habiendo fué vista una paloma sentada sobre su hombro,
vacado aquella iglesia por muerte de su hermano que parecía que le dictaba lo que iba predicando;
Juan, y estando los obispos juntos y con ellos y así, con la diligencia y solicitud de tan buen
Braulio, bien descuidado de lo que le sucedió, de hortelano, se arrancaron del campo de las iglesias
repente bajó del cielo un globo ó bola de fuego las espinas y malezas de los errores arríanos, y
muy resplandeciente, y se asentó sobre su cabe- se sembró en él la semilla del cielo y las verda-
za, y se oyó una voz que dijo aquellas palabras des católicas. Demás de esto estaba el santo pre-
del profeta Isaías: «Este es mi siervo por mí e s - lado muy de ordinario en la iglesia de Santa Ma-
cogido, en quien reposa mi espíritu.» Quedaron ría la Mayor, y del Pilar de la ciudad de Zarago-
los prelados admirados de aquella novedad, ó h i - za, ocupándose de día y de noche en el servicio
cieron gracias á nuestro Señor por haber decla- de Dios y de la Virgen su madre, en cuyo san-
rado con tan ilustre milagro su voluntad; y con- tuario residía. Atendía á las cosas tocantes á la
614 LA LEYENDA DE ORO DÍA 18
fábrica y adorno de las iglesias, y al aumento del y dos después que los cristianos cobraron á Zara-
culto divino; y en razón de esto hizo edificar una goza de poder de los moros, el bienaventurado
iglesia sobre la sepultura de los santos mártires san Valerio apareció á un obispo de Zaragoza,
santa Engracia y sus diez y ocho compañeros, y llamado Pedro, y le reveló el santo cuerpo, y así
de los innumerables mártires de Zaragoza que fué hallado tan entero y sano, como cuando le
antiguamente se llamó la iglesia de las Santas sepultaron, derramando de sí un suavísimo olor.
Masas, y ahora tiene título de Santa Engracia, De allí le trasladaron y colocaron delante del al-
donde después el rey católico D. Fernando edifi- tar mayor de dicha iglesia, donde hoy día está en
có un suntuoso monasterio, y le dio á los padres un sepulcro suntuoso, y es reverenciado de toda
de la orden de san Jerónimo, para que los santos aquella nobilísima ciudad, como singular patrón,
sean más venerados, y los pueblos edificados y con grandísima devoción y reverencia; y Dios
aprovechados con el ejemplo, recogimiento y re- nuestro Señor obró muchos milagros en su tras-
ligión de los dichos padres que hoy día moran lación, de la cual hace fiesta la iglesia de Zara-
en él. goza á los 19 de julio. Escribió san Braulio, como
Era san Braulio muy benigno y manso para dice san Ildefonso, algunas obras, y entre ellas la
con los buenos, riguroso y grave para los sober- vida de san Millán, monje, que hoy día se halla
bios y rebeldes á los mandamientos de Dios y de escrita de mano; y como dice el mismo san Ilde-
su Iglesia. Aborrecía, como se escribe de san fonso, con ella san Braulio declaró la santidad de
Agustín, las vestiduras delicadas y preciosas, y Millán é ilustró su memoria. De san Braulio hace
usaba de las ásperas y comunes, y que no tenían mención el Martirologio romano á los 26 de mar-
en sí cosa notable ni singular. Era muy templado zo, y san Ildefonso en el libro de los Varones ilus-
en su comida, muy recto en administrar justicia: tres, y el arzobispo de Toledo D. Rodrigo, y el
fervoroso en predicar la palabra de Dios, elo- cardenal Baronio en las anotaciones del Martiro-
cuente y eficaz en convencer con vivas razones á logio, y en el octavo tomo de sus Anales, y otros
los adversarios, y en deshacer con el resplandor autores que escriben ó vidas de santos, ó histo-
de la doctrina evangélica las tinieblas de los he- rias de España. (P. Ribadeneira.)
rejes, liberalísimo para con los pobres, y gran
remediador de las necesidades ajenas. Tuvo el EL BEATO SALYADOR DE HORTA.—Nació en el año de
obispado veinte años, siendo reyes de España 1520 en Santa Coloma de Farnés, diócesis de Ge-
Sisenando, Chintila, Tulga, y Chindasvinto; y al rona. En 1530 vistió el hábito para fraile lego en
fin de ellos, lleno de días y de merecimientos, r e - el convento de Jesús, extramuros de Barcelona.
cibidos todos los sacramentos de la Iglesia, dio su Fué recomendable por su eminente caridad para
espíritu al Señor, dejando á toda aquella ciudad con los pobres, á quienes repartía la olla, y no lo
y obispado con gran sentimiento y ternura por fué menos por su castidad. Pasó después al c o n -
haber perdido tan excelente padre, maestro y vento de Tortosa, llamado también de Jesús; y la
pastor. fama de sus milagros atrajo allí tanta concurren-
Fué su muerte un domingo por la mañana, á cia, que no pudiendo estar en quietud los reli-
los 18 de marzo, cerca de los años de 646; y en giosos, dispuso el provincial que nuestro beato
este dia se celebra su fiesta en todo el arzobispa- pasase al convento de Nuestra Señora de_ los Á n -
do de Zaragoza y en la iglesia de Nuestra Señora geles, de Horta. Miles de enfermos se trasladaron
del Pilar, con grandísima solemnidad. Halláron- entonces á este punto en busca del beato, con la
se á su bienaventurado tránsito el arzobispo de fe sincera de ser curados sólo con verle Y el
•Tarragona y algunos otros obispos que concu- siervo de Dios no fué conocido ya con otro n o m -
rrieron á visitar, ayudar y servir al santo prela- bre que con el de Fr. Salvador de Horta. No le
do en aquella hora, en la cual se oyeron cantar faltaron persecuciones, como á todo varón justo.
suavemente los ángeles, y una voz que dijo: Fué acusado ante la inquisición como impostor;
«Levántate y ven conmigo.» A la cual voz el san- pero salió triunfante de esta atroz calumnia. M u -
to, como quien despierta de un profundo sueño, rió en 18 de marzo de 1567. Grande es la devoción
respondió: «Luego voy, Señor.» Su sagrado cuer- con que es reverenciado en Cataluña.
po fué sepultado de los obispos que allí estaban, y
de todo el clero y pueblo, debajo del altar de San- SAN ALEJANDRO—El sabio san Clemente de A l e -
tiago, que el dicho santo había edificado. De allí jandría fué el maestro de este santo, que nació
le trasladaron á otra parte de la misma iglesia, y por los años 170. A su piedad y sabiduría debió
con la entrada de los moros y destrucción de E s - el verse elevado á la silla pontificia de Capadocia.
paña, estuvo encubierto más de seiscientos años, Deseoso de visitar los santos lugares de Jerusa-
sin saberse dónde estaba, hasta que el año de 1270, lén, partió para este punto el año 212, donde per-
como dice el cardenal Baronio, y ciento cincuenta maneció para ayudar á su santo obispo Narciso,
DÍA 19 MARZO 615
imposibilitado de poder ejercer las funciones de patria del glorioso obispo san Narciso, ó á lo m e -
su ministerio por su avanzada edad. En la P a - nos que era catalán. Sólo sabemos lo que se ha
lestina tuvo ocasión de ver al sabio Orígenes, y le dicho en la historia de san Narciso, esto es, que
instó para que instruyera aquellos pueblos y les el santo obispo lo eligió por su diácono y compa-
interpretara las Santas Escrituras. En la persecu- ñero de sus trabajos apostólicos, y que le a c o m -
ción que se levantó contra la Iglesia en tiempo de pañó igualmente en el martirio, siendo muerto á
Decio fué el santo obispo preso y desterrado á cuchilladas por los mismos gentiles que acuchilla-
Cesárea, donde encerrado en una oscura cárcel ron á san Narciso en tal día como hoy.
consumó el martirio por confesar á Jesucristo el Este san Félix, diácono de san Narciso, suele
año '253, hallándose ya en una edad muy avanzada. confundirse también por algunos con el otro san
Félix de Gerona, cuya historia puede verse el día
SAN NARCISO, OBISPO Y MÁRTIR—Celébrase su fiesta 1.° de agosto.
el día 29 de octubre.
Día 19
LA CONMEMORACIÓN DE DIEZ MIL SANTOS MÁRTIRES-
Fueron degollados en Nicomedia, por confesar la SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA MADRE DE DIOS—Lo que te-
fe católica, durante la persecución de Diocleciano. nemos cierto de la vida del glorioso san José, e s -
poso de la Virgen María nuestra Señora, se ha de
LOS SANTOS MÁRTIRES TROFINO, Y EUCARPIO.-Se i g - sacar del sagrado Evangelio; porque los mismos
nora el género de muerte que sufrieron, ni se sabe historiadores, que por instinto y revelación del
tampoco la época de su martirio, aunque se cree Espíritu Santo escribieron la vida de Cristo n u e s -
fué el año 300. tro Redentor, escribieron asimismo lo que nos
convenía saber de este santísimo patriarca, como
SAN EDUARDO, REY DE INGLATERRA, LLAMADO EL JOYEN. de su ayo y padre putativo. Y así, para hablar
—Nació el año 962, y fué hijo del rey Edgar. En acertadamente de las grandes excelencias de san
975, cuando apenas tenía trece años, murió su José, será necesario que recurramos á la fuente
padre, y le sucedió en la corona. La mayor parte pura del Evangelio, y veamos lo que san Mateo y
de los grandes del reino le reconocieron al m o - san Lucas nos dicen de este celestial varón. Pero
mento; después se opusieron á su elevación y de para mejor rastrear ó investigar las virtudes y
aquí se originó una guerra cruel de la cual era ca- merecimientos de san José, primero se ha de pre-
beza y promovedora Elfrida, madrastra de nuestro suponer el fin para que lo escogió Dios, y los ofi-
santo, que al fin encontró medio para hacer asesi- cios que le dio, porque es cierto y averiguado que
nar á Eduardo y colocar en el trono á su hijo Etel- juntamente le adornó de todas aquellas virtudes y
redo. Su muerte, acaecida en 9?8, fué acompañada dotes que para bien ejercitarlos eran menester.
de milagros, y después de algún tiempo la Iglesia Escogióle el Señor para esposo y verdadero mari-
colocó á Eduardo en el número de los santos. do (fuera del uso conyugal), y por consiguiente en
esto para cabeza y superior de nuestra Señora la
SAN FRIGDIANO, OBISPO DE LUCA, EN TOSCANA.-Fué Virgen María, y juntamente para padre putativo
este santo esclarecido en milagros. Su fiesta prin- de su unigénito y benditísimo Hijo. Escogióle para
cipal la celebra la Iglesia el día 18 de noviembre, que guardase aquel graciosísimo templo de Dios,
en que fué trasladado su santo cuerpo. aquel sagrario del Espíritu Santo, aquella riquísi-
ma recámara de la Santísima Trinidad; para que
SAN ANSELMO, OBISPO DE LUCA.-Fuó natural de Man- acompañase á la que tenía al Verbo Eterno en sus
tua, donde nació á principios del siglo XI. Consa- entrañas, y sirviese á la que sirven los ángeles.
grado obispo en 1061, recibió la investidura del Para que fuese depositario de aquel en quien están
emperador Enrique IV, de lo cual se arrepintió escondidos todos los tesoros de la sabiduría y
poco después, y se retiró al monasterio de Cluni. ciencia de Dios, para que conversase con Dios hu-
En 1074 el papa Gregorio VII le obligó á encar- manado, y con un niño Dios, y le criase y regala1

garse otra vez de su rebaño, que gobernó con se y entretuviese, y le llevase á Egipto y le volvie-
suma prudencia y santidad. Desempeñó varias le- se; y finalmente, para que le mandase como á hijo,
gaciones de la corte de Roma en diferentes cortes y él le obedeciese como á padre. Porque aunque
de Europa, y al fin murió santamente en Mantua no lo era en la verdad, óralo en la apariencia y en
el día 18 de marzo del año 1086. la opinión de los hombres, y todos le daban este
nombre, no solamente los que no sabían la v e r -
SAN FÉLIX, DIÁCONO DE SAN NARCISO DE GERONA, MÁR- dad, sino también los que la sabían, pues se lo dio
TIR.—No se sabe de dónde fué natural este glorio- la que era verdadera Madre y los evangelistas.
so mártir, aunque de creer es que fué de la misma Pues para cumplir con oficios tan altos de esposo
616 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
de la Madre, y de padre putativo del Hijo de Dios, Esto presupuesto, el sagrado Evangelio nos dice
¿quién podrá explicar ó comprender los dones di- que este glorioso patriarca se llamó José, y que
vinos y las virtudes admirables de san José? Él fué de la casa y familia de David, y que cuando
tenía por esposa á la más santa mujer que ha h a - se desposó con la Virgen nuestra Señora era v a -
bido ni jamás habrá en el mundo, de la cual canta rón, y varón justo y adornado de todas las virtu-
la Iglesia: Nec similem visa est, ñeque habere se- des que en este nombre de justicia se comprenden.
quentem, Que ni tuvo ni tendrá otra semejante. Y Tuvo por nombre José, que quiere decir aumento,
ésta es una inestimable gracia de Dios, de la cual para que entendamos que fué acrecentado con
dice la Escritura que los padres dan á los hijos la los dones de Dios, y con grandes ventajas colmado
casa y la hacienda, mas que la mujer prudente es de todas las virtudes y excelencias que el patriar-
don propio de la mano de Dios. Y si los casamien- ca José había tenido; el cual, habiendo sido ven-
tos para ser acertados y pacíficos deben hacerse dido de sus hermanos á los israelitas, después fué
entre personas iguales y conformes en el linaje, sublimado por el Señor y hecho príncipe de Egip-
estado, condición y costumbres, de creer es que to. Porque si aquel José remedió con la prudencia
nuestro Señor, que juntó con un lazo tan estrecho y espíritu del Señor la falta de trigo de Egipto
de amor, como á esposo y esposa á José y á María, para que no pereciese, mas este otro José fué de-
los hizo en la santidad muy semejantes, no positario de aquel pan celestial que es sustento,
con igualdad, sino de la manera que José podía salud y vida de todo el mundo. El otro fué tan
imitar á la que, aunque era su esposa y por esta casto, que dejó la capa en manos de la mala hem-
parte subdita, era Señora y Reina del cielo y de- bra, su ama, que le solicitaba á mal, y quiso an-
chado de los serafines en santidad. ¿Qué padre hay, tes padecer la cárcel y otras calamidades y mise-
que pudiendo, no dé á su única y muy querida hija rias que ser desleal á su amo; mas nuestro José
el esposo más aventajado que hay en el mundo? fué virgen, y tuvo una pureza más angélica que
Pues ¿qué padre hay como Dios, en cuya mano está humana, como convenía que la tuviese el que era
el hacer los hombres al talle y medida que es ser- esposo y guarda de aquella Virgen, que es flor
vido? Y ¿qué hija jamás hubo tan amada de su pa- de todas las vírgenes, y más limpia que las estre-
dre como la santa Virgen de Dios, á quien el mismo llas y el sol. Porque si ha habido algunos casados
Señor escogió por Madre? Y si Dios formó á Eva tan puros y castos que han vivido en el matrimo-
de la costilla de Adán para que le ayudase y fuese nio como si no lo fueran, guardando su entereza
su semejante, ¿por qué no creeremos que habiendo y virginidad, como santa Cecilia con su esposo
dado á José para que ayudase y sirviese á María, le Valeriano, Pulquería, emperatriz, con el empera-
haría muy semejante y parecido á ella, y le forma- dor Marciano, santa Cunegundacon el emperador
ría como de su espíritu y celestiales dones, para Enrique, Editha ó Edgida con san Eduardo, rey de
que siendo como un vivo retrato de sus virtudes, Inglaterra, y de estos ejemplos están llenas las
más fácilmente se conservase y acrecentase el historias eclesiásticas; con más razón y funda-
amor de ambos entre sí? Por esto dicen algunos mento enseñan los santos doctores que este santo
graves doctores que cuando José se desposó con patriarca guardó perpetuamente la virginidad con
la Virgen, no había en el mundo varón más per- tanta perfección como si no fuera hombre, sino
fecto y santo que él, ni que fuese más digno de ángel venido del cielo. Y aun dice Juan Gersón,
aquella soberana y celestial compañía. Y si por que Dios nuestro Señor le había quitado ó mitiga-
esta parte podemos barruntar algo de los mereci- do el fómite de la concupiscencia, de manera que
mientos de san José, no menos lo podemos hacer sin trabajo y sin lucha del espíritu con la carne,
por haber sido padre putativo del Hijo verdadero pudiese conversar fácilmente con una doncella de
de Dios vivo, que por haber sido esposo de la tan extremada belleza y gracia, tan adornada de
misma Madre de aquel, que es espejo sin manci- todos los dones de Dios, y por la continua c o n -
lla, y santo de los santos, y fuente manantial de templación y comunicación que tenía con él, nin-
toda santidad. Porque ¿qué mayor favor puede guno podía sin reverencia mirarla, ni poner los
hacer un rey á un criado suyo que entregarle de ojos en ella, sino para poner sus afectos y enamo-
su mano á su único hijo, príncipe y heredero de rarse de su castidad. Dícese también que fué de
todos sus reinos y estados, para que le guarde, la casa y familia de David, para declararnos que
críe, sirva y acompañe, con tal manera de supe- fué san José nobilísimo y de ilustrísimo linaje, y
rioridad y confianza como si el criado fuese ver- de la misma genealogía y casta que (según la
dadero padre suyo? Pues esto mismo hizo Dios carne) fué Cristo nuestro Redentor. Tuvo por
con san José, entregando y depositando en sus abuelos muchos patriarcas, reyes, príncipes y
manos aquel príncipe y heredero universal del valerosos capitanes, y lo que es más, los patriar-
cielo y de la tierra, resplandor de su gloria y figu- cas fueron amigos y familiares de Dios, y los
ra de su substancia. príncipes y capitanes con la fortaleza juntaron
DÍA 19 MARZO 617
aquella religión que el mismo Dios les había e n - misericordioso, mirado y prudente. La justicia
señado. Y con haber sido san José de tan esclare- le hacía considerar la obligación de su perso-
cida y real sangre, quiso el Señor que fuese un na; la benignidad, lo que debía á la persona de la
pobre carpintero, para que entendiésemos que la Virgen; la prudencia, á no arrojarse á cosa de que
pobreza no es vileza, ni tan mala como el mundo á ella se le pudiese seguir infamia y dejarse llevar
engañado piensa; y que así como escogió la ma- de la pasión de los celos, que suele ser tan furiosa
dre pobre y la patria pobre, así también quiso en los esposos que mucho se aman. Y ésta es la
que el padre putativo fuese pobre, y no hubiese más común exposición de aquel lugar del santo
en los ojos de los hombres cosa de lustre y r e s - Evangelio, aunque no faltan otros muchos y g r a -
plandor que pudiese convertir sus corazones á la vísimos doctores que dan otra interpretación á
santa fe, sino que se entendiese (como dice el con- este lugar, y dicen que san José era justo, que
cilio Efesino) que su divinidad era la que había quiere decir humilde, como cuando Cristo nues-
convertido y transformado el mundo, y traídole á tro Señor dijo á san Juan Bautista: «Déjame a h o -
su conocimiento y amor. Y no menos para mani- ra, que así conviene cumplir toda justicia, toman-
festarnos la bondad de san José, que con ser per- do la justicia por la humildad,» y que por esta
sona tan calificada, no se avergonzó de ser pobre, humildad, conociendo la dignidad de la Virgen y
ni buscó medios ni tratos escrupulosos para e n - el misterio inefable que Dios había obrado en
riquecerse, queriendo más la pobreza inocente y ella, se tuvo por indigno de estar en su compañía
segura, que la abundancia culpable y peligrosa. y servirla, y que por esto se determinó á dejarla
El padre de san José dice san Mateo que fué Jacob, secretamente, por no tener que dar cuenta á nadie
y san Lucas que fué Heli; ó porque su padre tuvo de lo que él hacía y sabía. Fúndanse estos docto-
estos dos nombres, ó porque el uno fué padre n a - res en que san José sabía cuan deseada había sido
tural y el otro legal. También dice el Evangelista de sus padres, y cuan pedida á Dios aquella V i r -
que cuando se desposó con la Virgen, era vir, que gen sacratísima, las maravillas que hubo en el
quiere decir varón y hombre ya maduro y robusto, nacimiento, su presentación admirable en el tem-
que ni es mozo ni viejo, para que entendamos que plo, la vida de ángel que hizo en él, la revelación
era de mediana edad, como era necesario que lo que hubo en sus desposorios, el voto de perpetua
fuese, para que se creyese que Cristo nuestro S e - virginidad que le había comunicado, y el concier-
ñor era su hijo, y la madre no se tuviese por to que tenían hecho entre sí de vivir ambos con
adúltera, y él tuviese fuerzas para tantos trabajos pureza virginal, las palabras que había oído á
como había de pasar en servicio de la madre y santa Isabel en casa de Zacarías, cuando dijo á la
del hijo. Y así no era tan viejo ni tan decrépito Virgen: «¿De dónde merecí yo que venga á mi
como algunos dicen y los pintores pintan, lo cual casa la madre de mi Señor?» Y «bienaventurada
hacen por ventura para significar que en aquella eres entre todas las mujeres, porque se cumplirá
tan vieja edad no podía haber ardor de concupis- en ti todo lo que el Señor te ha prometido:» y las
cencia, y guardar á la Virgen el decoro que se le que la misma Virgen había respondido cuando
debe. Mas la castidad es don de Dios, y para al- entonó aquel divino cántico del Magníficat. Las
canzarla no bastan solos los muchos años y c a - cuales cosas no podía dejar de haberlas sabido, ni
nas, y la gracia es superior á la naturaleza, y sin después de sabidas haberlas olvidado, pues eran
duda la pureza de san José, como dijimos, fué tan misteriosas y él tan santo y amigo de Dios. Ni
tan extremada, que más parecía de ángel que de tampoco podía dejar de estar admirado y suspenso
hombre mortal. Añade el evangelista san Mateo de la santidad de la Virgen, en cuya vida no h a -
que san José era varón justo, que quiere decir, llaba rastro de vanidad ni de liviandad y desen-
que no solamente tenía aquella virtud de justicia, voltura, en los ojos, palabras, meneos, gestos y
que es una de las cuatro virtudes cardinales, y obras, sino que toda ella era un espejo de santidad
da á cada uno lo que es suyo, á César lo que es de y un retrato del cielo. Todo esto le traía absorto
César, y á Dios lo que es de Dios, sino también la por la gran estima y reverencia que tenía á la
otra justicia universal y perfecta que abraza t o - Virgen, y confuso por el conocimiento que como
das las virtudes, y consiste en el cumplimiento tan humilde tenía de sí. Y confírmase más por
de toda la ley de Dios. Era varón justo, perfecto saber la profecía de Isaías, tan celebrada en aque-
y santo cabal, y por todas partes cuadrado. Y en llos tiempos: Ecce virgo concipiet, et pariet filium;
señal de que san José tenía justicia, dice el evan- que una virgen concebiría y pariría al Mesías, y
gelista que viendo el santo á su esposa preñada, y que ya era llegado el tiempo señalado por los pro-
sabiendo que no tenía parte en aquella preñez, fetas de su venida; y que habiendo de nacer de
se determinó á dejarla secretamente por no i n - mujer, no había otra en la tierra que mejor lo me-
famarla ni participar en aquel delito. Porque reciese que aquella doncella purísima y divina. Y
así como era justo, así también era benigno y por esto dice el autor del Imperfecto, sobre san
TOMO I 78
618 LA LEYENDA DE ORO DÍA 19
Mateo: «¡Oh. indecible gloria de María! Más creía cometía, y la necesidad ó incomodidad que pade-
José á la castidad de su esposa que á su vientre; cían aquella madre y aquel infante que eran la
más á la gracia que á la naturaleza.» Otros santos riqueza del cielo, sin poderla remediar, sino con
doctores siguen la opinión media, y dicen que san el pobre trabajo de sus manos. Con esta misma
José ni creyó de cierto mal de su esposa por verla obediencia volvió de Egipto á Judea, cuando,
tan santa, ni entendió el misterio de la Encarna- muerto ya Herodes, el ángel le mandó que vol-
ción del hijo de Dios en sus entrañas tan perfec- viese, y acompañó con la obediencia la pruden-
tamente, que no estuviese dudoso y perplejo; y cia, y desviándose de las tierras de Arquelao,
que así tomó por partido el dejarla, para no te- que había sucedido en el reino á Herodes, su
ner parte, ó en la culpa del adulterio si la había, padre, temiendo que juntamente no le hubiese
ó en la infamia de la Virgen si era inocente; y sucedido en la impiedad, y que el niño allí no e s -
que el Señor permitió que tuviese esta angustia taría seguro.
y congoja, para probarle como á justo, ejercitar- En Nazareth estuvo este santo patriarca con su
le como á santo, y darle ocasión de mostrar sus dulcísima esposa y aquel amabilísimo niño, v i -
grandes virtudes, y hacerle digno testigo y apro- niendo cada año á Jerusalén para hacer oración
bador de la pureza de la Virgen y de aquel s a - en aquel santo templo, y cumplir la ley de Dios
grado parto, que mandaba que los hombres así lo hiciesen,
Mas de cualquiera manera que ello haya sido, hasta que siendo de doce años el niño le perdie-
no hay duda sino que san José fué varón justo, y ron, y buscaron con gran dolor, y al tercer día le
procedió en este negocio tan perplejo y dificultoso hallaron con increíble gozo entre los doctores en
como varón enteramente justo y santo, y que me- el templo, y la santísima Virgen dijo á su Hijo
reció ser consolado y enseñado en sueños por el que por qué lo había hecho así y dado aquel s o -
ángel del Señor, y oir aquellas palabras: «José, bresalto tan grande á su padre y á ella, que con
hijo de David, no temas de vivir con María tu e s - tanto dolor le habían buscado. Y el benditísimo
posa, porque lo que ha concebido en su vientre no Hijo se volvió con ellos á Nazareth, y estuvo en
es obra de hombre, sino del Espíritu Santo. Ella su compañía, obedeciéndoles y sirviéndoles como
parirá un hijo, al cual tú, haciendo oficio de padre, dice el evangelista san Lucas: Eterat subditus iltis.
le llamarás Jesús, porque será verdadero Salva- En las cuales palabras encarece la dignidad y
dor y salvará de sus pecados á su pueblo.» excelencia de san José, que fué tan grande que
En esta misma justicia se comprende la fe ma- sería menester lengua de ángeles para poderla
ravillosa con que este santo patriarca creyó todo explicar. Porque ¿adonde pudo bajar más la h u -
lo que le dijo el ángel, y ejecutó todo lo que le fué mildad de Dios que á sujetarse á un pobre car-
mandado en el nacimiento, circuncisión y presen- pintero? Y ¿adonde puede subir la dignidad y
tación del niño Jesús en el templo. Y no menos se soberanía de un hombre más que á mandar y ser
ve la excelencia de esta fe y su grande obedien- obedecido de Dios? En esto se encierra todo lo
cia, cuando de nuevo le apareció el ángel y le que se puede decir de los privilegios, virtudes y
mandó que se levantase, y con la madre y con el excelencias de san José, que sin duda fueron ta-
hijo huyese á Egipto y estuviese en aquella tierra les cuales debían de ser las de un varón san-
hasta que se lo avisase, porque Herodes le busca- tísimo, que era esposo de la Madre de. Dios y
ría para matarle. Y José, como era santo y justo, padre putativo de tal Hijo, como dijimos. ¡Qué
no se turbó ni se escandalizó, ni hizo nuevos y resplandores debía tener este gloriosísimo santo
vanos discursos, ni preguntó al ángel cómo le en su entendimiento! ¡Qué de luces! ¡Qué de ra-
mandaba que huyese, pues le había dicho que yos divinos cuando estaba mirando y contem-
aquel niño era Salvador, porque el huir no decía plando al sol de justicia cubierto, como con una
bien con aquel nombre y oficio, ni puso dificulta- nube, de un cuerpo de niño! ¡Cuando v i o la clari-
des de parte de su pobreza y delicadeza del niño y dad de la noche y juntarse el cielo con la tierra
de la madre, ni alegó que en algún rincón de en su nacimiente, cantar los ángeles, adorarle los
Judea entre sus deudos y conocidos se podría e s - pastores y ofrecerle preciosos dones los reyes,
conder y salvar, antes con una simplísima y per- tomarle en los brazos el santo viejo Simeón y
fectísima obediencia se levantó luego aquella mis- cantar como cisne aquel dulce cántico, y supli-
ma noche, y con la madre y con el hijo se puso en car al Señor que le desatase de la cárcel del cuer-
un largo, áspero y peligroso camino. Partióse po, pues ya había visto á la lumbre de los genti-
para tierra no conocida, y vivió tantos años entre les y gloria de los judíos, y Salvador de todos!
gente bárbara ó idólatra, pasando grandes traba- ¡Qué ardores, qué encendimientos de amor abrasa-
jos, pobreza, molestias, y sobre todo gravísimas ban aquel pecho sagrado que estaba siempre pe-
aflicciones y quebrantos de corazón por ver las gado al que es fuego que siempre arde y nunca
ofensas de Dios y las idolatrías que aquella gente se consume, antes todas las cosas transforma en
DÍA 19 MARZO 619
sí! ¡Qué admiración, qué espanto, qué éxtasis de- fortaleza y constancia, increíble paciencia y man-
bía padecer el que sabía cierto que aquel niño á sedumbre, vigilancia cuidadosa, solícita provi-
quien él servía y mandaba era niño y Dios, p o - dencia, y un silencio tan extraño, que no leemos
brecito y riquísimo, vestido de carne mortal y de en todo el Evangelio palabra que haya hablado
gloria inmortal! ¡Con qué humildad tan profunda, san José. Porque no era hombre de palabras, sino
con qué confusión y encogimiento de corazón d e - de obras, y estaba tan absorto en la contemplación
bía aniquilarse delante del Señor del universo, del sumo bien que tenía consigo, y tan trasporta-
cuando para cumplir con la dispensación de aquel do de aquella altísima admiración, que dice san
soberano y oculto misterio, él le mandaba alguna Lucas que tenía considerando y rumiando lo que
cosa, y el humildísimo niño prontamente le obe- veía en el niño y oía de él, que estaba como m u -
decía! Porque si santa Isabel se espantó cuando do, hablando con solos los sentimientos, afectos
vio entrar por sus puertas á la Madre de Dios, y y obras, reverenciando con tanto silencio lo que
san Juan Bautista salió de sí cuando Cristo vino le causaba aquella tan inefable admiración. F i -
al Jordán para ser bautizado de él, y san Pedro nalmente, fué tan acabado y perfecto san José,
se arrojó á sus pies y le rogó que se apartase de que más se podía llamar varón divino que hom-
él porque era pecador, y cuando el Señor le qui- bre mortal; y á la medida de su caridad y altos
so lavar los pies exclamó: Domine, tu mihi lavas merecimientos, recibió el galardón y la corona de
pedes? Señor, ¿vos me laváis los pies? Y añadió: la gloria. Y así no hay duda sino que este santí-
«Para siempre jamás no me los lavaréis;» y h a s - simo patriarca está en el cielo en lugar eminen-
ta el centurión con ser gentil se tuvo por indigno tísimo, y algunos doctores dicen que está en cuer-
de que el Señor entrase en su casa; ¿cuánta más po y en alma, así por no saber dónde está su cuerpo
razón tenía san José para aniquilarse en el pro- (y si estuviese en la tierra no querría el Señor
fundo abismo de su nada, viendo á Dios eterno y que estuviese escondido y careciese de aquella
Criador del universo de día y de noche, siendo honra que tienen otros menores santos), como
niño y siendo mozo humillado delante de sí? Y si porque si los muertos que resucitaron después
la sacratísima Virgen con las pocas palabras que que Cristo nuestro Señor resucitó, y aparecieron
habló á santa Isabel fué medio para que el Señor á muchos en Jerusalén, subieron al cielo en cuer-
santificase al gran Bautista en las entrañas de su po y en alma el día de la Ascensión con el mismo
madre, y de recudida la misma madre quedase Señor (como muchos graves doctores dicen), pia-
llena del Espíritu Santo, ¿qué espíritu, qué gracia, dosamente se puede creer que no negó el Hijo de
qué ardor y fuego divino pensamos que pegaría Dios á su padre putativo este privilegio que á tan-
á su dulcísimo esposo hablándole tantas veces, tos otros concedió. Los años que vivió san José no
tan familiar y amorosamente, tan largos años, de lo dice el Evangelio ni otra escritura auténtica,
los altísimos é inefables misterios de Dios que ni el tiempo en que murió. Lo que se tiene por
pasaban por sus manos? Y pues ella es la puer- más cierto es que era muerto al tiempo de la pa-
ta del cielo, la tesorera por cuyas manos se sión del Señor, porque si viviera no encomenda-
reparten y dispensan á todos los divinos d o - ra él desde la cruz á otro su benditísima madre.
nes, ¿para quién había de procurar que se repar- Y algunos dicen, que era ya muerto cuando Cris-
tiese con más larga mano de los dones del to hizo el milagro en las bodas de Cana de Gali-
cielo, que con aquel que por ñudo y unión de lea, porque diciéndose que la Virgen y Cristo y
aquel castísimo matrimonio era una misma cosa sus apóstoles se hallaron en ellas, no se dice nada
con ella? Y así no se debe dudar, sino que fué de san José. Pero esto no es cierto; sólo es que
esclarecido de conocimiento y luz el que estaba después que Cristo nuestro Señor, siendo ya de do-
más cerca de la divina luz, y más encendido en ce años, se fué á Nazareth con su Madre y su pa-
amor el que estaba conjunto con el fuego divino dre putativo, estuvo con ellos como hijo sujeto á
y que participaba más de la virtud de la raíz el sus padres, sirviéndoles y obedeciéndoles como
que estaba pegado con la misma raíz, y que fué queda referido, y este tiempo parece que debería
más rico de tesoros y gracias el que bebió tan- ser algunos años, pero cuántos hayan sido el S e -
tas veces á boca llena de la fuente de la misma ñor lo sabe todo. El cuerpo de san José fué sepulta-
gracia, y por cuya mano se descubrió al mundo do en el valle de Josafat, como dice Beda, y cerca
la vena y minero de todos los tesoros y riquezas del sepulcro donde después fué también deposita-
de Dios. do el cuerpo de la sacratísima Virgen en el mismo
Todas las virtudes en sumo grado tuvo este valle, entre el monte Sion y el monte Olívete, como
santo patriarca: gran fe, grande esperanza y gran- dice Brucardo, queriendo nuestro Señor que los
dísima caridad, virginal y celestial pureza, pro- sepulcros del esposo y esposa que tanto y tan pu-
fundísima humildad, perfectísima obediencia, ra- ramente se habían amado, fuesen juntamente de
ra simplicidad, singular prudencia, maravillosa los fieles reverenciados. De san José, demás de lo
620 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
que se halla en las Sagradas Letras, y aquí queda Día SO
referido, muchos y muy grandes santos han es-
crito homilías, sermones, y tratados en sus obras. SAN JOAQUÍN, PADRE DE LA MADRE DE DIOS.-Aunque
(P. Ribadeneira.) san Joaquín, padre de la Madre de Dios, fué san-
tísimo y muy noble, y pertenezca la dignidad y
LOS SANTOS QUINTO, QUINTILA, CUARTILA, MARCO, Y gloria de los padres á los hijos, con todo esto te-
OTROS NUEYE MÁRTIRES—Por los años 251 y en tiem- nemos muy poca noticia de su vida y heroicas
po de la persecución que contra la Iglesia se alzó virtudes, y en la santa Escritura no se hace clara
cuando Decio, estos mártires sufrieron valerosa- mención de él, lo cual no carece de grandes m i s -
mente el martirio en Sorrento de Italia. terios y de razón muy conveniente, porque como
advierte Caterino, habiéndose celebrado la Virgen
SAN PANCARIO—Fué natural de Roma, de una de en la santa Escritura por Madre de Dios, conve-
las más nobles familias del imperio, hijo de pa- nía callarse el nombre de sus padres, para dar á
dres cristianos y piadosos; pero entregado él á los entender que la grandeza y nobleza de la Madre
errores de la idolatría. Era tesorero del palacio de Dios era por su Hijo, por el cual también esta-
imperial cuando recibió una carta de su madreen ba exenta de pecado original, porque aunque los
que le exhortaba á dejar el culto de los falsos dio- padres de la Virgen fueron nobilísimos y muy
ses y abrir los ojos á la luz del Evangelio. Tocado santos, con todo eso tuvieron pecado original!
de la gracia se hizo instruir en la religión cristia- pero no comunicaron esta mancha á su hija, que
na, y recibió el bautismo; lo cual sabido por Dio- había de ser Madre de Dios. Hay con todo eso
cleciano, lo mandó azotar horriblemente, y d e s - muchos autores antiguos que hacen mención de
pués fué metido en una lóbrega cárcel, de la cual san Joaquín, y nos significan, aunque con muy
salió para ir desterrado á Nicomedia, donde acabó pocas palabras, los grandes merecimientos y vir-
de conseguir la corona del martirio por los tudes que tuvo, de los cuales recogeremos lo que
años 310. sigue:
Fué san Joaquín galileo, de la ciudad de Naza-
SAN AP0L0NI0, Y SAN LEONCIO.-Según Salazar, fue- reth, de linaje real, y el más ilustre de toda Judea,
ron obispos de Braga; florecieron en el siglo IV ó porque era de la tribu de Judá y descendía por
principios del V, sin que se sepan las particulari- línea recta del rey David. Su padre se llamó
dades de su vida. Dícese tan sólo que el primero Mahtad y su madre Estha, la cual era de la mis-
asistió al concilio general de Nicea. ma sangre real de David. De manera que por pa-
dre y madre era nobilísimo y descendiente de los
LOS SANTOS LANDOALDO, PRESBÍTERO DE ROMA, Y AMAN- dos hijos del rey David, Nathán y Salomón, y de
CIO, DIÁCONO DE LA MISMA IGLESIA-Fueron enviados otros muchos reyes y grandes capitanes. Fué des-
por el papa san Martín á predicar el Evangelio á de niño castísimo y de tan grande santidad, que
los de Gante. Sus trabajos y su celo apostólico lo- muchos años antes que naciese reveló Dios su
graron la conversión de una multitud de infieles, nacimiento y nombre, manifestando á los sabios
y un aumento considerable en la viña del Señor. de la ley como se había de llamar Joaquín el pa-
Después de una vida laboriosa y ejercitada en dre de la Madre del Mesías, como lo refiere el
las más heroicas virtudes, recibieron ambos el P. Canisio de los rabinos antiguos. Este es el
premio de la gloria, muriendo á mediados del nombre de Joaquín, muy competente para el que
siglo VIII. había de ser el padre de aquella doncella que
había de concebir y parir al Señor del mundo,
SAN JUAN—Varón de gran santidad, vino de Siria, porque Joaquín quiere decir la preparación del
su patria, á Italia, y edificó en la ciudad de Pina Señor. Y como dice san Epifanio, por él se prepa-
un monasterio de religiosos, del cual fué abad ó ró el templo al Señor del mundo, que fué la s a n -
director por espacio de cuarenta años. En todos tísima Virgen María, su hija. Era muy rico, y
ellos fué constante su mortificación, su amor al siendo ya hombre, se casó con una virtuosísima
retiro, su observancia de las reglas que se había doncella de Belén, llamada Ana, de iguales rique-
prescrito, y su fervor en la oración. Mereció ser zas y calidad. Eran muy semejantes en la virtud
visitado muchas veces por los santos ángeles y y santidad, y así vivían como dos ángeles, vivien-
por el mismo Jesucristo, y siendo ya de muy avan- do los dos en carne sin los deleites de la carne,
zada edad, murió santa y tranquilamente á media- porque nunca se juntaron por gusto sensual, sino
dos del siglo VI. movidos de amor de Dios por deseo del bien de la
generación, y esto raras veces. No gastaba san
SAN ALEMUNDO, MÁRTIR—Créese que murió á ma- Joaquín su hacienda y la de su mujer superflua-
nos de infieles en 819. mente, sino empleándola en obras pías, de lo cual
DÍA 20 MARZO 621
se holgaba mucho su santa compañera. Hacía so día en que había de salir á luz hija tan de-
tres partes de todas sus rentas: la una daba al seada, no sólo de ellos, sino de todo el mundo y
templo del Señor y gastaba en sacrificios y obla-de los mismos ángeles. Al fin les nació viviendo
ciones; la otra empleaba en hacer limosnas á en Nazareth aquella benditísima niña, sobre la
pobres y hospedar los peregrinos, virtud muy cual echó Dios todas sus bendiciones. ¿Quién po-
alabada en las Sagradas Letras, y ejercitada de drá declarar la alegría de san Joaquín cuando
viese en sus brazos la que había de ser Madre de
los santos patriarcas; y con la tercera parte s u s -
tentaba su casa honestamente. Oraba mucho y Dios? ¡Con qué reverencia la miraría, viendo la
ayunaba, acompañándole en todos los actos de hermosura de la niña que admiraba al cielo y tie-
virtud su santa mujer Ana, los cuales vivieron rra! Todo el cielo se regocijó en su nacimiento.
en esta tan religiosa vida y en tan gran c o n - Pues quien le tocaba tan cerca como san Joaquín,
formidad hasta muy viejos, pero sin tener hijos ¡qué contento tendría! Puso á su hija por nombre
ni haberse hecho preñada santa Ana. Esto les era María, conforme se lo había Dios mandado por el
ocasión de grande humillación, porque entre los ángel. Al cabo de ochenta días fueron san Joa-
judíos se tenía por cosa afrentosa ser estériles,quín y santa Ana á Jerusalén á cumplir la ley de
atribuyendo á pecados de los padres la falta de la purificación para ofrecerla en el templo, y ha-
los hijos, y se tenía por maldito quien no deja- biendo cumplido con singular devoción y agrade-
ba descendencia de sí. Hicieron muchas devo- cimiento con las oblaciones que mandaba la ley y
ciones para que les concediera el Señor algún otros sacrificios que hicieron, tornaron á su casa
fruto de bendición que les librara de aquella con su querida hija, teniendo en ella el templo
afrenta; oraban mucho, derramando copiosas lá- vivo de la santísima Trinidad. Criáronla con la
grimas para que Dios los oyese, acompañaban la reverencia y amor que merecía tal hija, dándole
oración con largos y rigurosos ayunos, y añadie- la leche de sus mismos pechos santa Ana, su ma-
ron un voto en que prometieron á Dios de dedi- dre; y aunque sentía un consuelo inexplicable con
la compañía de la niña, estaban tan abrasados de
carle lo que les naciese. Precedió esta esterilidad
en los padres de la Virgen, porque, como nota amor de Dios y tan agradecidos al beneficio que
san Juan Damasceno, convenía que para aquello con tal fruto de bendición habían recibido, que no
veían la hora en que la habían de dedicar al t e m -
que había de ser nuevo debajo del sol, y el princi-
pal de todos los milagros, se dispusiese su cami-plo y cumplir el voto que habían hecho de consa-
no por milagros. Sucedió que yendo una vez al grarla al Señor; y así, apenas la hubieron desteta-
do, cuando siendo la niña de solos tres años, se
templo en la fiesta de las Encenias, cuando c o n -
determinó san Joaquín á llevarla á Jerusalén y
curría infinita gente, fueron más notados los san-
entregarla á los sacerdotes en el templo, privándo-
tos casados por el oprobio de la esterilidad. Tor-
naron á suplicar á Dios con más instancias les se él y su santa mujer de tener en su casa tal hija.
diese alguna sucesión, y para recabarlo más fá- Pero para no estar muy lejos de ella, se resolvieron
cilmente, se salió san Joaquín de la ciudad, y sede mudar de habitación, y vivir en Jerusalén, don-
de había de quedar su santísima hija, porque el
fué á un lugar desierto en el monte á vacar á sólo
Dios, ejercitándose todo en oración y ayunos. Losumo amor que la tenían no les permitía estar
mismo hizo santa Ana en una huerta que tenía. del todo ausentes. Llegándose, pues, la festividad
Oyó últimamente el Señor los ruegos de san Joa- de las Encenias, que era por el mes de noviem-
quín, y después de cuarenta días de ayuno le con-bre, se partió san Joaquín con santa Ana, su mu-
soló con enviarle un ángel que le dijese como jer, y con su benditísima hija para Jerusalén, y
Ana su mujer había de concebir una doncella san- habiendo hecho las oblaciones y sacrificios de la
tísima, escogida de Dios para madre suya, la cualley, entregaron aquella preciosísima ofrenda á
había de parir al Mesías tan deseado de aquel los sacerdotes, dándoles razón de su intención y
pueblo. Tuvo también santa Ana otra revelación voto. Quedaron admirados los sacerdotes de la
piedad de los padres y mucho más de la devoción,
semejante. Confirieron entre sí los santos esposos
la merced que Dios les había prometido, dándole modestia y peso de la niña, con que se ofrecía al
infinitas gracias y quedando gozosísimos y llenosSeñor, y poniéndola entre las otras vírgenes en
de devoción y consuelo. una parte del templo, que estaba diputada para
No se puede explicar lo que pasaba por el co- crianza y habitación de ellas, la miraban como
razón de san Joaquín y santa Ana, viéndose pa- un tesoro divino. Despidióse san Joaquín de la
dres de la que había de ser Señora de cielo y hija con muchas lágrimas y ternura, quedando
tierra, y Madre del mismo Dios. Todo se les iba grandemente consolado de ver cumplidos sus d e -
en pensar la prenda tan rica que tenía santa Ana seos. Los años que le quedaron de vida, que fue-
en su vientre y dar á Dios mil alabanzas por tan ron solamente nueve, frecuentaba lo más que
singular favor, esperando por momentos el dicho- podía el templo en donde había depositado el
622 LA LEYENDA DE ORO DÍA 20
templo vivo de Dios, y más precioso que el cielo prendiendo severamente sus desórdenes, floreció
empíreo, su santísima hija, hasta que siendo ya este santo, que era en el siglo sexto. Elevado por
de ochenta años dio su espíritu al Señor que le su piedad y celo á la silla episcopal de Tréveris,
crió, dejando á su hija única María, de once años, se mostró un verdadero obispo, instruyendo y
por heredera universal de toda su hacienda; mas edificando á los fieles con palabras y ejemplos,
la Virgen santísima quiso ser pobre voluntaria- desplegando un celo verdaderamente apostólico,
mente, para parecerse más á su santísimo Hijo como se notó en algunos concilios celebrados en
que se quiso hacer pobre por nosotros. las Galias para el sostén de la disciplina. Teodo-
Esto es lo que sabemos de la vida de san Joa- berto, sucesor de Tierry, fué convertido también
quín; no hay duda, sino que llegó á una santidad por Niceto, obligándole á abandonar sus crimina-
excelentísima, y así hablan los santos con g r a n - les excesos y á vivir con moderación. Después de
des alabanzas de él y de santa Ana, su mujer. estas maravillosas conversiones trató de conver-
San Juan Damasceno dice: «¡Oh bienaventurada tir también al sucesor de Teodoberto, Clotario;
junta, Joaquín y Ana, á los cuales está obligada mas fueron inútiles sus esfuerzos, viéndose el
toda criatura!, porque por vosotros ofreció el Cria- santo obligado á dejar su diócesis, sufriendo el
dor aquel don que se aventaja á todos los dones destierro por orden „del incestuoso rey. Muerto
del mundo, esto es, á su castísima madre, la cual éste volvió Niceto á su iglesia, la que gobernó
sólo fué digna de su Criador.» Luego torna á r e - hasta su muerte, que fué en el año 566. Según san
petir: «¡Oh bienaventurado par, Joaquín y Ana! Gregorio de Tours obró Niceto muchos milagros,
Bien os dais á conocer que sois inmaculados por ya durante su vida, ya después de su muerte.
el fruto de vuestro vientre, porque, como dijo una
vez el Señor: De sus frutos los conoceréis; h i c i s - SAN MARTÍN DUMIENSE, ARZOBISPO DE BRAGA.—San
teis una vida agradable á Dios, y como era digno Martín, llamado Dumiense por el monasterio que
hiciesen los padres de tal hija como nació de vos- gobernó como abad, y como obispo, y Bracarense
otros. Cumplisteis vuestro oficio casta y santa- por la iglesia de Braga, de que fué después prela-
mente, y produjisteis el tesoro de la virginidad.» do, es uno de los santos extranjeros que más han
En otra parte dice: «Aquel varón divino, Joaquín, trabajado por el bien y la gloria de la Iglesia de
y su mujer, Ana, alcanzaron el fruto de su ora- España. Fué natural de Panonia, que hoy es
ción.» Porque por oraciones alcanzaron tener por Hungría; sacólo Dios de entre su parentela para
hija á la Madre de Dios. Por donde parece que que alumbrase á otras gentes con la luz de la fe
fueron las personas que mejor oración tuvieron y de la buena doctrina. Peregrinó por la Palesti-
hasta aquel tiempo, pues fué digna su oración de la na, visitando con gran devoción los santos luga-
mayor merced que Dios había hecho. Y así, fuera res donde vivió y murió Cristo. En este viaje
de san Juan Damasceno, atribuyen san Epifanio aprendió la lengua griega, y quedó tan instruido
y san Gregorio Niceno á la santidad y oraciones en las ciencias, que, como dice san Gregorio T u -
de san Joaquín y de santa Ana haber nacido de ronense, llegó á ser el más docto de su siglo. Des-
ellos la Madre de Dios. Fueron los casados más de aquellas tierras vino por inspiración de Dios á
santos que hasta allí hubo en el mundo, y su matri- nuestra península, y en la Galicia trabajó en la
monio, en que más se había agradado á Dios; y así conversión de los suevos de aquellas regiones,
dijo un ángel á santa Brígida: «Como Dios hubiese imbuidos en el arrianismo desde el año 465, poco
visto cuantos matrimonios consumados, santos y más ó menos, en que Ayax, sacerdote de los g o -
honestos ha habido desde la creación del mundo dos narbonenses, los pervirtió. Había ya ofrecido
hasta el último que se hiciere al fin de él, ninguno convertirse á la fe católica el rey Charraneo con
vio semejante al de san Joaquín y santa Ana, en toda su casa, si por intercesión de san Martín
tanta caridad divina y honestidad; y así le plugo Turonense curaba de la lepra su hijo Teodomiro.
que se engendrase el cuerpo de su castísima Ma- A este tiempo, cuando ya había obrado Dios tan
dre de este santo matrimonio.» Seamos devotos de señalada maravilla, llegó nuestro san Martín á
estos gloriosos padres de la Madre de Dios, pues Orense, donde es verosímil residiesen entonces
son tan grandes sus méritos y eficaces sus ora- los reyes, y ayudó á la instrucción de la casa real
ciones, porque así como la Virgen puede mucho y de todo el pueblo para que abrazasen la religión
con Dios, por ser Madre suya, así ellos pueden católica, lo cual se cumplió por los años 550.
mucho con la Madre de Dios, por ser hija suya, Junto á Braga, que fué después corte de estos
la cual se huelga que honremos á sus santísimos reyes, edificó Martín un monasterio en el campo
padres. (P. Ribadeneira.) dumiense. Así en éste como en otros que fundó,
se propuso nuestro santo imitar la vida de los s o -
SAN NICETO, OBISPO DE TRÉVERIS—En tiempo del litarios y monjes que había visto en Oriente. El
rey de Austrasia, Tierry, á quien convirtió r e - rey y los prelados, atendiendo al celo de este san-
DÍA 20 MARZO 623
to varón, deseando autorizarlo y honrarlo al m i s - la que escribió al obispo Bonifacio, sobre las tres
mo tiempo, erigieron la abadía del monasterio de inmersiones en el sacramento del bautismo. Por-
Dume en cátedra episcopal hacia los años 555, y que las que tenemos escritas al rey Miro, al obis-
así lo gobernó Martín, siendo abad y obispo j u n - po de Lugo Nitigisio, y á Witimiro, obispo de
tamente, como lo fueron sus sucesores, mientras Orense, son dedicatorias que no pertenecen al
tuvo á su cargo aquella casa el cuidado de los i n - libro que cita san Isidoro.
dividuos y dependientes de ella, y de la casa y de También son de nuestro santo el tratado ele-
la familia real. Siendo nuestro santo obispo du- gantísimo de la Ira, dedicado á Witimiro, un li-
miense, asistió al concilio primero de Braga, cele- bro Sobre el ahuyentar de si la jactancia, otro De
brado contra los priscilianitas en el año 561, la soberbia la exhortación á la humildad, y un
cuando reinaba en Galicia Teodomiro, siendo tratado Sobre la Pascua: escribió además de esto
arzobispo de Braga Lucrecio, el mismo que había una obra Sobre las costumbres, otra acerca De
consagrado á san Martín obispo de Dume. la corrección de la gente rústica, que después
Muerto aquel metropolitano, fué promovido de abrazar la fe conservaban los ídolos. Fué
Martín al gobierno de la iglesia de Braga, dejan- aventajado en la poesía latina, como se echa de
do el rey á su cuidado el del monasterio Dumien- ver en los versos suyos que se colocaron sobre
se, en cuya silla no fué colocado otro obispo la puerta meridional del templo de San Martín
mientras vivió nuestro santo. El cual, como se de Orense, y publicaron después Lirmondo y el
vio único metropolitano del reino de los suevos, y P. Florez. Tradujo del griego Las sentencias de
que á su cargo estaba además de Galicia y A s t u - los padres de Egipto, y al diácono P a s c a d o m a n -
rias gran parte de la Lusitania, despreciando la dó que tradujese también de la misma lengua,
mayor grandeza y autoridad de su persona por Unas vidas de padres griegos, las cuales y a l g u -
atender al bien espiritual de los pueblos, trató nas otras obras de nuestro santo convendría que
con el rey Teodomiro que se aumentase el n ú m e - para bien y consuelo de nuestros pueblos se p u -
ro de los obispos, y que se erigiese una segunda siesen en lengua castellana.
metrópoli en Lugo, en donde más fácilmente pu- En éstos y otros trabajos dignos de su alto e s -
diesen congregarse los de aquel partido para tado, ocupó Martín los días de su preciosa vida,
tratar del bien de sus iglesias. dejando agregados los suevos á la Iglesia católi-
Hecha así la división de estas dos metrópolis, y ca, y restablecido en todos sus dominios el culto
señalados los límites de la una y de la otra, dis- de Dios, la santidad de las costumbres, y una muy
puso san Martín, con acuerdo del rey Miro, hijo exacta disciplina. Fué su muerte por los años
de Teodomiro, que de los obispos de entrambas 580, á los treinta de su consagración sobre poco
se celebrase un segundo concilio en Braga por más ó menos. Dejó escrito en versos latinos el
los años 572, á los once de haberse tenido el pri- epitafio de su sepulcro, que en prosa castellana
mero. En él firmó en primer lugar san Martín dice de esta manera: «En tu casa, ¡oh confesor
con los obispos pertenecientes á la metrópoli de Martín!, se ofrece el que ha nacido en Panonia,
Braga, los de Viseo, de Coímbra, Egitania, La- navegando por anchos mares vino á parar, por
rnego y Magneto. En clase aparte el metropolita- disposición de Dios, á lo interior de Galicia. Sien-
no de Lugo, Nitigisio, con los suyos, los de Iria, do obispo, restableció el culto y el orden de cele-
Orense, Tuy, Astorga y Britonia. brar las cosas sagradas, y siguiéndote á ti, ¡oh
A estos trabajos propios del oficio pastoral, patrono!, yo tu siervo Martín, igual en el nombré,
añadió Martín otros de que se ha seguido gran desigual en los méritos, descanso aquí en la paz
bien á toda la Iglesia. Hizo una nueva colección de Cristo.»
de los antiguos cánones griegos, reduciéndolos La fama de su santidad y de su doctrina e x c e -
por clases al método más útil que hasta aquellos día á cuanto puede decirse. San Gregorio Turo-
tiempos se había conocido. Escribió La regla de nense dice que murió lleno de virtudes. El c o n -
la fe y de la santa religión, que debe de ser la cilio décimo de Toledo lo llamó santo. San Isidoro
doctrina católica que enseñó á los suevos recién santísimo. Venancio Fortunato, aun cuando Mar-
convertidos de la impiedad arriana. Compuso otro tin vivía, lo llamaba el nuevo san Martín y el
tratado alabado por san Isidoro, de la diferencia apóstol de Galicia. Fué sepultado en la iglesia de
de las cuatro virtudes cardinales, al cual llamó su monasterio Dumiense, cuyos monjes lo ocul-
nuestro santo Fórmula de la vida honesta, y lo es- taron cuando la irrupción de los sarracenos: aban-
cribió, como él mismo dice, á instancias del rey donando aquel sitio poco defendido, huyeron á
Miro, á quien lo dedica. las cercanías de Mondoñedo, y allí fundaron otro
De sus cartas parece haberse formado otro li- monasterio con el mismo título. Después de re-
bro, el cual leyó san Isidoro con el título de Tomo cobrada Braga, fué hallado el sagrado cuerpo y
de Cartas. De todas ellas no queda hoy día sino colocado en alto para consuelo de los fieles. L ú e -
624 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
go después le volvieron á quitar de aquel sitio, edictos de Maximiano contra los cristianos, pre-
y llegó á perderse otra vez la memoria de su sentáronse esas heroínas al prefecto, confesando
paradero, hasta el año 1591, en que se descubrió; en alta voz que ellas adoraban al Dios crucificado.
y en el de 1606 fué trasladado solemnemente á la Empezóse luego su martirio, que consistió en des-
catedral, y colocado junto al cuerpo de san Pedro nudarlas de sus vestidos y azotarlas con varas de
de Rates, en la capilla del lado del Evangelio. hierro, hasta que su cuerpo chorrease sangre por
todas partes; cortáronlas en seguida los pechos, y
SAN NICETO Ó NICETAS, OBISPO.— este día hace
En
colgadas cabeza abajo, encendieron junto á ellas
memoria el Martirologio romano de san Niceto, grandes hogueras, y murieron quemadas á fuego
obispo de Apolonia, ciudad sita en los confines de lento.
Bitinia, bajo la metrópoli de Nicomedia; donde,
como en parte ninguna, encendieron los herejes SAN VULFRANO, OBISPO DE SENS.-Fuó de gran c i e n -
iconoclastas su cruel persecución contra los c a - cia y de incomparable humildad. El cielo le dis-
tólicos, en tiempo que florecía en ella este emi- l tinguió especialmente con el don de milagros, y
nente prelado, que fué hacia la mitad del siglo un día se le vio andar, como otro Pedro, sobre las
VIII; de quien nos dicen los escritores que fué un olas, y dominar los vientos y las aguas. Después
varón constante en la fe ortodoxa, acérrimo de- de haberse empleado en los más trabajosos minis-
fensor de la religión cristiana, admirable en la terios del episcopado, lo renunció y se retiró al
piedad, liberal en favorecer á los pobres, escla- monasterio de Fontenella, en donde acabó sus días
recido en el conocimiento de las cosas divinas, y en santa paz, el día 20 de marzo del año 741. Su
de una elocuencia singular. Quisieron los here- sepulcro fué y es aún famoso en prodigios.
jes obligarle á negar el culto á las imágenes de
Jesucristo, á las de su santísima Madre, ángeles SAN CUTBERTO, OBISPO DE LANDISFARNE, EN INGLATERRA.
y santos que veneraba la Iglesia; pero no habien- —Fué el apóstol de aquellas regiones, a l a s cuales
do podido vencer su fortaleza, le condenaron á enseñó las verdades del Evangelio. Desde su n i -
varios destierros, en los que, molestado con m u - ñez, dice el Martirologio romano, hasta la muerte
chas injurias, trabajóse incomodidades, quebran- fué célebre en milagros y santas obras. El venera-
tada su salud con tantos males, murió en el Se- ble Beda ha escrito su vida, por la cual se ve que
ñor por los años 735, según la computación de fué san Cutberto uno de los más grandes santos
Baronio. que venera la iglesia de la Gran Bretaña. Su muer-
te, acaecida en marzo del año 687, fué, como su
SAN ARQUIPO.—Fué compañero y muy querido del vida, portentosa y admirable, complaciéndose el
apóstol san Pablo, y uno de los setenta y dos dis- Señor en consolar á los fieles de la muerte de su
cípulos de Jesucristo. Créese que fué obispo de pastor, haciendo su sepulcro glorioso con muchos
Colosas, y que murió el año 81 de la era actual. milagros.
Hácese honrosa mención de este santo en la carta
de san Pablo á los colosenses, cap. 4, ver. 17, SAN AMBROSIO DE SENA.—Hallaráse su vida á 22 de
y en la carta del mismo á Filemón, v. 2. este mismo mes.

LOS SANTOS PABLO, CIRILO, EUGENIO, Y OTROS CUATRO. Día 31


—Padecieron el martirio en Siria, en los primeros
siglos de la Iglesia. SAN BENITO, ABAD—La vida, muerte y milagros
del gran patriarca y padre de tantas y tan sagra-
SANTA FÓTIMA, SAMARITANA, Y SUS DOS HIJOS, JOSÉ Y das religiones, san Benito, escribió largamente el
VÍCTOR, SAN SEBASTIÁN, CAPITÁN, Y LOS SANTOS ANATO- glorioso pontífice y doctor de la Iglesia san Grego-
LIO, FOCIO, FOTIDES, PARASCEVES, Y CIRÍACA, HERMANAS. rio, su hijo, en el segundo libro de sus Diálogos.
—Nada más se sabe de estos santos, sino que fue- Fué san Benito de nación italiano, nació en la
ron martirizados por confesar á Jesucristo; pero ciudad de Nursia, de nobles y piadosos padres.
se ignora el lugar y la época de su martirio. Fué desde niño muy inclinado á recogimiento y
virtud, y siendo de pocos años en la edad, pare-
LAS SIETE SANTAS MUJERES, ALEJANDRA, CLAUDIA, EU- cía viejo en la modestia y gravedad; despreciaba
FRASIA, MATRONA, JULIANA, EUFEMIA, Y TE0D0S1A; Y SAN- las cosas de la tierra, teniendo siempre el cora-
TA DERFUTA, Y UNA HERMANA SUYA.-Célebres han sido zón en el cielo. Enviáronle sus padres á Roma
siempre estas santas en la Iglesia griega, por el para que aprendiese letras, lo cual comenzó á ha-
extraordinario valor y constancia con que sufrie- cer; y como viese á algunos de sus compañeros
ron la muerte por Jesucristo. Habiéndose publica- que se dejaban llevar de sus apetitos y de los vi-
do en Amid de Paflagonia, donde ellas vivían, los cios y travesuras de la juventud, temiendo de no
DÍA 21 MARZO 625
caer en ellos, se retiró y determinó dejar los e s - del uno ni la caridad del otro, un día, al tiempo
tudios por no. perder á Dios, queriendo antes ser que Romano descolgaba el pan, tiró una piedra
ignorante y virtuoso, que docto y vicioso. Y así, y quebró la campanilla; pero no por eso dejó R o -
dejando los estudios y á sus padres, deudos, c o - mano de venir á sus tiempos y cumplir con aquel
modidades y regalos de esta vida, con una sabia oficio de tanta piedad.
insipiencia y docta ignorancia se recogió buscan- Mas como el Señor quisiese que Romano ya
do una manera de vida perfecta, en que más pu- descansase de aquel trabajo, y otros participasen
diese agradar y servir al Señor. Al partir de R o - del merecimiento de aquella buena obra; y Bene-
ma, la ama que le había criado, con el amor que dicto, que estaba en aquella oscuridad y silencio,
le tenía, le siguió, y llegando á un pueblo donde se se manifestase y saliese á la luz para alumbrar á
detuvieron, pidió un vaso de barro prestado á las muchos: habiendo un buen clérigo que vivía en
vecinas, y por descuido se le quebró; y como la aquella comarca, aunque algo lejos, aparejado una
ama llorase mucho porque no podía volver el va- buena comida para el día de Pascua, le apareció
so entero á quien se lo había prestado, el santo la noche antes el Señor y le dijo: «¿Cómo tú tienes
mozo Benedicto, compadeciéndose de las lágri- aparejada tu comida para regalarte esta Pascua,
mas de su ama, tomó los pedazos de aquel vaso, y mi siervo Benito está en su cueva muerto de
y juntándolos, suplicó á nuestro Señor que conso- hambre?» No fué menester más para que el cléri-
lase á aquella pobre mujer; y luego el vaso q u e - go luego se levantase, y tomando su comida se
dó sano y la mujer consolada. Y dado que éste pusiese en camino para buscar al que no conocía;
parezca pequeño milagro, no es pequeña señal de y subiendo montes y bajando valles, finalmente
la gran santidad de Benedicto aun en aquella tier- dio en la cueva donde estaba el santo mozo, bien
na edad, y de los muchos y grandes milagros que descuidado de saber que era día de Pascua y del
adelante el Señor había de obrar por él, y así los regalo que Dios le enviaba. Y después de haberse
vecinos de aquel pueblo, cuando supieron lo que los dos abrazado y orado y sentádose y pasado
había sucedido, reconocieron y alabaron la gracia entre sí algunas pláticas de la vida eterna, el clé-
de Dios en aquel santo mozo, y colgaron el mismo rigo dijo á Benedicto: «Levántate y comamos,
vaso á la entrada de la iglesia para perpetua m e - que hoy es día de Pascua.» Respondió el santo
moria de aquel milagro, donde dice san Gregorio mozo: «Por cierto Pascua es hoy para mí, que el
que estuvo hasta la venida de los longobardos en Señor me ha consolado con tu vista.» «Hoy cier-
Italia. Pero como Benedicto deseaba más ser me- to, dijo el clérigo, es el día de Pascua, en que Cris-
nospreciado que honrado, temiendo la vanagloria to nuestro Señor gloriosamente resucitó, y no con-
y el estorbo de su ama, secretamente la dejó y se viene que hoy ayunes por ser tal día y por haber-
fué á un lugar como cuarenta millas de Roma, me enviado con este refrigerio, para que comas
que se llama Sublaco, y vulgarmente, corrompi- y tomes algún alivio en la dura hambre que pa-
do el vocablo, Subbiaco, lugar solitario y apartado, deces.» Con esto comieron los dos, y después de
áspero y abundante de aguas, donde entendió que haberse abrazado, el santo mozo se quedó en su
vivían santamente algunos siervos de Dios, entre cueva, y el clérigo se volvió á su casa. Otra vez
los cuales había un monje que se llamaba Roma- le descubrieron unos pastores, y al principio cre-
no, con el cual se encontró por voluntad de Dios. yeron que era algún salvaje; mas después que se
Y Romano, cuando vio un mozo de tan poca edad llegaron más cerca y conocieron que era hombre,
y en el aspecto noble, delicado y solo, le pregun- le hablaron y trataron y le dieron de su pobreza
tó quién era, adonde iba, y qué buscaba. Y sabidos para que comiese, y él les enseñó lo que habían
sus intentos, se ofreció de ayudarle y tenerle s e - de hacer para salvarse, y con sus dulces y celes-
creto, y le dio el hábito de monje, y le acompañó tiales palabras los domesticó y cultivó en el amor
á una cueva estrecha, donde estuvo tres años, sin y temor santo de Dios. De aquí poco á poco vino
que ninguno lo supiese, sino sólo Romano, que á ser conocido y á derramarse por toda aquella
de cuando en cuando le visitaba y llevaba algu- tierra su fama, y muchos, movidos de ella, le
nos pedazos de pan que á él le daban en el mo- traían lo que había menester para el sustento de
nasterio, y por llevárselos, ól los dejaba de comer. su cuerpo, pagándoselo el santo mozo con otro
Y porque era muy dificultosa la entrada de aque- mantenimiento más precioso y provechoso para
lla cueva en que estaba el santo mozo, cuando sus almas.
Romano le traía el pan, lo colgaba de una soga Pero como el demonio viese el rigor y aspereza
que pendía de un peñasco grande y alto, que es- con que vivía y como de día y de noche anhelaba
taba sobre la cueva, y con una campanilla que á la perfección, y que ya comenzaban á descubrir-
allí estaba asida, hacía señal, para que Benedicto se los rayos de la divina luz que resplandecía en
entendiese que Romano había venido. Mas n u e s - su pecho, un día que Benedicto estaba solo, trans-
tro enemigo, no pudiendo sufrir ni la penitencia formándose el tentador en ave pequeña y negra, á
TOMO i 79
626 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
la manera de mirla, comenzó á volar y á dar mu- sen. Recibía á los huéspedes con gran caridad,
chas vueltas al rededor de él: llegábase muchas ve- sufría las faltas de sus subditos con gran m a n s e -
ces al rostro tan cerca y tan importuna, que pudie- dumbre, amonestábales dulcemente, y cuando era
ra él tomarla si quisiera con sus manos. Hizo la menester castigábales severamente, haciendo en
señal de la cruz Benedicto, y la ave desapareció; todo oficio suavísimo de padre y perfectísimo
mas dejóle una tentación de carne tan terrible y maestro y celosísimo prelado. No pudieron los
vehemente, que el honestísimo mozo, como de co- ojos flacos de aquellos monjes sufrir tan gran res-
sa nueva para él y tan peligrosa, quedó muy con- plandor, ni las costumbres torcidas la rectitud y
gojado y afligido. Había visto una mujer en Roma, regla tan derecha de tan santo padre: comenzaron
y el demonio se la representaba tan vivamente y le á quejarse de sí mismos por haberle tomado por
incitaba á desearla con tales llamas de fuego i n - abad, y como les pareciese cosa dura dejar sus
fernal, que se le abrasaban las entrañas de m a n e - viejas costumbres y amoldarse al nuevo espíritu y
ra, que casi vencido ya del ímpetu de aquella tenta- disciplina de san Benito, para librarse de él deter-
ción diabólica, estuvo en duda si dejaría el yermo minaron darle ponzoña y acabarle y salir de una
y la iría á buscar. Mas el Señor al mejor tiempo vez de aquella tan dura y enojosa servidumbre.
le socorrió y le dio fuerzas y espíritu para volver Dióronle el veneno en un vaso de vidrio lleno de
en sí, y resistir con el escudo de la fe á tan fiero vino, y haciendo el santo la señal de la cruz sobre
golpe. Armado, pues, de la virtud del cielo, se des- él, como solía cuando quería beber, luego, como si
nudó de sus vestidos y se echó en un campo lleno aquella cruz fuera una piedra, el vaso, sin tocarle,
de abrojos y espinas, y comenzó á revolcarse en se hizo pedazos, derramando el vino y el tósigo
ellas, hasta que todo su cuerpo quedó lastimado y que con él estaba mezclado. Entendió el amigo
llagado y corriendo sangre, y aquel ardor y fuego dé Dios la maldad, y sin turbarse ni mudar el ros-
que Satanás había encendido en sus miembros, tro dijo á los monjes: «Dios os perdone, hermanos,
con la fuerza del excesivo dolor se apagó; que de por lo que habéis querido hacer. ¿No os dije yo
esta manera suelen los santos algunas veces, i n s - que vuestras costumbres y las mías no se podrían
pirados de Dios, pelear con su carne y vencer y conformar, y que vosotros y yo no éramos para
triunfar de tan cruel, porfiado y doméstico e n e - en uno? Buscad otro padre que os gobierne, por-
migo. que yo no viviré más con vosotros.» Y perdida la
Fué tan grato al Señor este sacrificio que de sí esperanza de hacer fruto en aquella casa, donde
hizo Benito, que de allí adelante (como él mismo no había quien le ayudase, y todos le perseguían,
lo dijo á sus discípulos) nunca tuvo otra tentación dejando los monjes y el monasterio, se volvió á
semejante, antes comenzó á ser maestro de todas su amada soledad, haciendo vida más angélica
las virtudes y enseñarlas á muchos, que por su que humana, y guardando perpetuamente con
ejemplo, dejando todas las cosas transitorias, v e - gran recato y solicitud la preciosa joya de la vir-
nían para ser enseñados de él. Había allí cerca un ginidad, y estando con el cuerpo en el suelo y con
monasterio de frailes cuyo abad era muerto, y tra- el corazón en el cielo, siempre alegre, siempre
tando los religiosos de elegir prelado, todos de fuerte y constante, siempre enamorado del Señor
común consentimiento pusieron los ojos en B e n e - y absorto en su altísima contemplación.
dicto y le rogaron que tomase sobre sí aquella Movió tanto la gente el ejemplo admirable de
carga, y como padre y maestro los gobernase y san Benito, y fueron tantos los discípulos que de
enderezase á la perfección. Excusóse al principio todas partes concurrían á él, que en breve tiempo,
el santo, y como le importunasen les dijo que no por aquel monasterio que había dejado le dio el
le podrían sufrir, porque las costumbres de ellos Señor gracia que fundase doce monasterios de
y suyas no eran conformes; pero al fin, como no santos y escogidos religiosos, y entre ellos ponía
desistiesen de su petición y le hiciesen mucha ins- un abad y padre que en su nombre los goberna-
tancia, y se ofreciesen á obedecerle en todo lo que se, andando el santo patriarca de un monasterio
les mandase, se dejó vencer y tomó el cargo de en otro dando orden de lo que se había de hacer
abad, en el cual se puso como espejo de toda vir- en cada uno de ellos. Entre otros monasterios que
tud y santidad á sus monjes, moviéndoles con su san Benito edificó, había tres, puestos sobre un
ejemplo á amar la celda, á huir el ocio, á guardar monte fragoso y seco que no tenia agua; y como
el silencio, á holgarse con el trabajo, al ayuno, los monjes con mucho trabajo bajasen por ella á
vigilias y penitencias, á la continua oración y me- una laguna, y pidiesen á san Benito que los m u -
ditación, á la caridad fraternal, huyendo de toda dase á otra parte que tuviesen agua, él hizo o r a -
murmuración y detracción, á la santa pobreza, ción y mandó cavar en cierto lugar que había
siendo todo lo que había en el. convento de todos y señalado en el mismo monte, y luego salió una
nada de ninguno. Servía él mismo á los enfermos, fuente tan copiosa que bastó y sobró para todo lo
y quería que todos los otros los visitasen y sirvie- que los monjes habían menester. Y no solamente
DÍA 21 MARZO 627
venían los que renunciaban al mundo para tomar y san Benito quedó muy triste y lloroso, no por
su hábito y santa institución, sino también m u - su peligro, sino por la ofensa de Dios y daño de
chos caballeros y señores le traían sus hijos para aquel miserable, que sin culpa suya le perseguía.
que los instruyese y enseñase desde la tierna edad No paró aquí la maldad de este hombre infer-
en el temor de Dios, y el santo padre los aceptaba, nal, antes cuando vio que no había podido matar
por hacer este servicio á nuestro Señor y beneficio el cuerpo del santo, se determinó matar las almas
á toda la república, por lo que importa criarse de los monjes que con él vivían. Buscó siete m u -
bien los hijos desde niños. Entre los otros caba- jeres mozas, hermosas y lascivas, y concertó con
lleros que trajeron sus hijos á san Benito fué uno ellas que desnudas entrasen en la huerta del m o -
Lucio, que le ofreció á Mauro, Tertulo, varón muy nasterio, y allí se entretuviesen y bailasen, para
ilustre, á Plácido, que después andando el tiempo, que con su vista provocasen á mal á los monjes
por la instrucción de san Benito, vinieron á ser que de sus celdas las podían ver. ¡Adonde no lle-
grandes santos, y san Plácido mártir. Estaban ga la maldad de un hombre desalmado y dejado
todos aquellos campos hechos un paraíso habita- de Dios! ¡Qué no hará la envidia y pasión en un
do de moradores del cielo por la santidad de san corazón que posee! Mas el santo, viendo desde
Benito y de los otros religiosos que vivían en su celda aquel abominable espectáculo, temiendo
aquellos monasterios debajo de su obediencia; pero que algunos flacos podrían caer y que todas aque-
como tras la virtud se sigue la envidia, y no hay llas invenciones diabólicas eran contra su perso-
cosa que los malos más aborrezcan que la buena na más que contra la de sus monjes, dejando s u -
vida, no pudo la excelencia y santidad de san Be- perior de su mano que gobernase aquel convento
nito dejar de tener adversarios y perros que y tomando consigo algunos pocos religiosos, se
ladrasen contra ella y la pretendiesen oscurecer. partió de él, dando lugar con paciencia y h u m i l -
Entre otros hubo un clérigo presbítero, llama- dad al que sin temor alguno de Dios tan fieramen-
do Florencio, que tenía una iglesia allí cerca del te le perseguía. Mas el Señor, que es justo galar-
monasterio en que vivía san Benito, hombre b u e - donador de nuestras obras y recto juez de las
no en la apariencia de fuera, ó interiormente per- injurias y agravios que se hacen á sus siervos, no
verso y malo. Este, movido de envidia, comenzó quiso que una maldad tan abominable quedase
á decir mal de san Benito y dar á entender á los sin castigo, porque estando Florencio muy c o n -
que le venían á buscar que era hombre como los tento y como triunfante por haber echado de allí
demás y no tan santo como parecía, y que se á su enemigo, cayó de repente sobre él la casa
guardasen de él, porque debajo de aquel hábito en que estaba y le mató. Dio luego aviso de este
de hipocresía estaba encerrada alguna gran mal- suceso Mauro á su padre y maesjro san Benito,
dad. Todo lo que hacía y decía aprovechaba p o - que estaba como diez millas de allí, diciéndole
co, porque la santidad de Benito era tan grande que bien podía volver á su casa, porque ya F l o -
que con su claridad deshacía aquella niebla con rencio era muerto desastradamente y había reci-
que Florencio la quería ofuscar. Y como las pala- bido el castigo de su culpa. Oyó este mensaje san
bras no le aprovechasen para desacreditarle como Benito, enternecióse y derramó muchas lágrimas
pretendía, cegado de su pasión determinó matar- por la muerte de Florencio, y no menos porque
le, y para esto le envió un pan emponzoñado como Mauro, su discípulo, mostraba holgarse de ella, y
pan de limosna y bendición. Tomó el pan el santo por esta culpa le castigó y dio grave penitencia.
con agradecimiento, aunque entendió lo que h a - Muy corrido quedó el demonio con este suceso, y
bía en él y el ánimo dañado con que se le enviaba. viendo que por medio de otro hombre no había
Solía venir un cuervo de un bosque cada día al podido derribar y vencer á san Benito, se resol-
monasterio, al cual el santo daba su ración; y vió á hacerle guerra por sí mismo, creyendo que
habiendo venido aquel día, le arrojó el pan que por ser sus fuerzas mayores le podría vencer.
Florencio le había enviado, y mandóle, en el Quedaban en el monte Casino todavía algunas
nombre del Señor, que le llevase en parte donde reliquias de la gentilidad; y había allí un templo
ninguno le pudiese hallar. Entonces el cuervo, é ídolo de Apolo, á quien adoraba la gente rústica
graznando y abriendo el pico y extendiendo las y del campo que aun era pagana, ofreciendo sa-
alas, comenzó á dar vueltas al rededor del pan crificios á sus falsos dioses; lo cual sabido por
como significando el mal que había en él, y que san Benito, fué allá ó hizo pedazos la estatua del
quería, mas no podía, cumplir lo que le mandaba. ídolo, derribó el altar, puso fuego al monte dondg
Entonces le dijo el santo: «No quiero que le c o - á los demonios se ofrecían sacrificios, edificó una
mas, sino que le tomes (que sin recelo lo puedes capilla en el mismo templo á san Martín y otra á
hacer) y le lleves adonde te he dicho.» Asióle el san Juan Bautista, y comenzó á predicar el Evan-
cuervo y llevóle y volvió por su ración, la cual gelio á aquellos pueblos comarcanos, y con su
recibida de mano del santo, como solía, se partió, vida y doctrina atraerlos al conocimiento del S e -
628 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
ñor. El demonio, viendo esto, se embravecía y que estaba debajo de su monasterio, el cual, me-
deshacía en rabia, y en una figura horrible y es- tiendo el cántaro que llevaba en el agua, cayó tras
pantosa, echando llamas de fuego por los ojos y él. Arrebatóle una ola, y estando en gran peligro,
por la boca, se apareció á san Benito dando gri- san Benito, por divina revelación, le v i o , y lla-
tos y alaridos, llamándole por su nombre y di- mando á Mauro con gran priesa le dijo: «Mauro,
ciendo: «Benito, Benito.» Y como el santo no le corre, que Plácido, yendo por agua, ha caído en la
respondiese ni hiciese caso de él, añadía: «Maldi- laguna, y está en gran peligro.» Y Mauro, toman-
to, y no Benedicto, ¿qué tienes conmigo que así do la bendición de su padre, corrió volando, y sin
me persigues?» Y de allí adelante comenzó á per- mirar lo que hacía, se entró á pie enjuto por la
seguir más furiosamente al santo de quien se laguna como si anduviera por tierra, y asió á Plá-
quejaba que era perseguido, permitiéndolo así cido de los cabellos y sacóle á la orilla, y volvien-
nuestro Señor para más confusión del demonio y do los ojos vio que había hecho lo que nunca
honra de san Benito y gloria suya, que le daba pensó que pudiera hacer. Refirió á san Benito lo
victoria de bestia tan espantosa y poderosa. Qui- que pasaba, atribuyendo aquel milagro á sus me-
sieron levantar una piedra para la obra que se recimientos; pero el santo lo atribuía á la virtud
hacía: púsose el demonio sobre ella, y por mucha de la obediencia de Mauro. Y no hay duda sino
fuerza que gran número de hombres hicieron no que muchas veces el Señor, para mostrar cuánto
la pudieron mover. Súpolo san Benito, hizo ora- le agrada esta virtud de la obediencia, tan impor-
ción y echó su bendición sobre la piedra, y luego tante y tan necesaria en la religión, ha obrado
la alzaron sin ninguna dificultad. Cavando la tie- cosas grandes y maravillosas por los que ciega
rra hallaron un ídolo de metal; echáronle acaso y prontamente han obedecido á sus prelados. Y al
en la cocina, y luego se encendió en ella un fuego contrario, ha declarado que faltando la obedien-
tan grande que parecía que todo se abrasaba, y cia falta el principal fundamento y ornato del re-
por mucha agua que los frailes echaban no se po- ligioso, como se vio en otro milagro. Porque h a -
día apagar. Acudió el santo al incendio y v i o que biendo el bienaventurado padre dado todo lo que
el fuego era fantástico y no verdadero, y suplicó había en el monasterio para socorrer en una
á nuestro Señor que abriese los ojos de sus mon- grande hambre á los pobres, y viniendo uno á pe-
jes para que viesen lo que era en hecho de ver- dir un poco de aceite, mandó que se le diese un
dad, y luego vieron que era embuste del demonio. poco que sólo había quedado en una redoma. No
Alzando otra vez una pared en alto, y estando san cumplió tan presto esta obediencia el despense-
Benito haciendo oración en su celda, vio que el ro, temiendo, como flaco, que si lo daba haría
demonio venía bravo y furioso á hacerle guerra. falta á los monjes. Súpolo el santo, y con justo
Dio una voz á sus monjes, que estaban trabajan- enojo mandó arrojar luego aquella redoma de
do en la obra, para que se guardasen de él; ape- aceite por la ventana abajo, para que no hubie-
nas había llegado la voz á las orejas de los mon- se en el monasterio cosa contra obediencia. Fué
jes, cuando el demonio hizo caer la pared, la cual cosa maravillosa que siendo la ventana alta
cogió debajo á un monje de poca edad, y le hizo y cayendo sobre unas peñas que estaban deba-
pedazos y quebrantó todos los huesos. Lleváronle jo, no se quebró la redoma de vidrio ni se de-
en un costal á san Benito, púsole en el lugar en rramó el aceite, y tomando el santo ocasión de
donde solía hacer oración, y despidió los monjes; esto llamó á los monjes, y reprendió al despense-
cerró su celda, y postrado en oración pidió á Dios ro ásperamente por la soberbia y desconfianza
que le diese vida, y diósela el Señor tan cumplida, que había tenido, y puesto con los mismos mon-
que le mandó el santo volver luego á la obra, jes en oración, suplicó á nuestro Señor que les
para que aquél mismo ayudase á rehacer la pa- proveyese, y luego se llenó de un perfectísimo
red caída, con cuya muerte el enemigo había aceite una tinaja que allí estaba vacía para que
pensado triunfar. todos entendamos cuan agradable es á Dios la
simple y humilde obediencia, y que nunca da el
Innumerables, varios y admirables fueron los
hombre tanto á Dios en sus pobres que no reciba
milagros que Dios obró por san Benito para e n -
mucho más de su larga mano: y que proveyendo
señanza de los religiosos, admiración y edifica-
Dios á los pájaros del aire y á los gusanos de la
ción de todos los fieles, espanto de los rebeldes, y
tierra de sustento, no le ha de negar á sus sier-
sobre todo para gloria del que tanto le magnificó y
vos, como se vio en el mismo monasterio de san
le hizo tan glorioso en la tierra. Véalos quien
Benito, que habiendo grande hambre en toda la
quisiere en la vida de este santo que escribió san
tierra y no quedando más de cinco panes en él
Gregorio. Nosotros solamente referiremos algu-
para sustento de tantos religiosos, estando ellos
nos más ilustres, y que contienen alguna particu-
afligidos y pusilánimes, el santo los reprendió
lar doctrina, especialmente para los religiosos.
y les dijo: «Hoy tenemos falta de pan, pero m a -
Envió san Benito á Plácido por agua a u n a laguna
DÍA 21 MARZO 629
ñaña no será así.» Y al día siguiente se hallaron más vil de los hermanos, al ejemplo de Cristo
á la puerta del convento doscientas hanegas de nuestro Redentor, que siendo Rey del cielo vino
pan sin haberse podido saber quién las hubie- á servir y no á ser servido. Y que es justo que el
se traído. En un monasterio de los de san Benito que dejó más hacienda y más honra que otro, pien-
había un monje que no había podido estar quieto se que por eso ha de ser más humilde que el que
en la oración, antes en el punto que los otros re- dejó menos. Fué un monje gravemente tentado
ligiosos se juntaban á orar él se salía fuera y se del demonio para dejar los hábitos, y vencido de
entretenía en cosas de poca sustancia. Avisóle la tentación determinó hacerlo. Súpolo san B e n i -
el abad algunas veces de esta falta que es tan grave to, y procuró como padrá ponerle en razón y darle
en el religioso, y el mismo santo padre le r e - á etender su engaño y perdición; pero él estaba
prendió, y aunque se enmendó un par de días, tan fuera de sí, que no oyó las razones de quien
luego volvió á su mala costumbre, y un día, tan bien le aconsejaba. Mandóle el santo que se
como todos los religiosos se juntasen á aquel fuese é hizo oración por él; al salir de la puerta
santo ejercicio, san Benito, que estaba presente, vio un horrible dragón que le quería tragar, y des-
alumbrado con la luz del cielo, vio que un mu- pavorido y desalentado volvió al convento dando
chacho negrillo asía del hábito de este monje y le gritos, diciendo lo que pasaba; y así, habiendo
sacaba de entre los otros. Acabada la oración, sa- visto con los ojos corporales aquel dragón invisi-
liendo afuera y tomando una verdasca, dio al ble á quien él seguía saliendo de la religión, por
monje muchos golpes con ella como si diera en él las oraciones del santo trocó el corazón y perseve-
al demonio que tan engañado é inquieto le traía. ró santamente en su vocación.
Vióse luego el efecto de esta corrección y castigo, Entre otros dones de Dios que tuvo san Benito,
porque el demonio quedó tan corrido, que de allí uno fué muy excelente, el de profecía, con el cual
adelante no osó más tentar al monje ni desasose- decía las cosas que habían de venir mucho antes
garle en la oración, la cual es el arma con que que viniesen, y estando ausente lo que se hacía
peleamos con nuestro enemigo y le vencemos, y lejos de donde estaba como si estuviera presente.
el medio con que el alma se llega á Dios y recibe Salieron una vez unos monjes fuera del convento
su luz y esfuerzo, y así no es maravilla que el de- á cierto negocio, y detuviéronse en él más tiem-
monio procure apartarnos del estudio y atención po de lo que pensaban; rogóles cierta señora muy
de la oración que tanta guerra le hace. De este devota que pues era tan tarde comiesen un boca-
mismo modo é imperio contra el demonio usó otra do; hiciéronlo vencidos de su importunidad, y vol-
vez san Benito, cuando habiéndole encontrado viendo al monasterio y llegándose á tomar la ben-
que venía en una muía en figura y traje de médi- dición de san Benito, él les preguntó en dónde
co hacia su monasterio, y después entrando en el habían comido. Empacháronse, y de puro corridos
cuerpo de un monje viejo que sacaba agua del negaron la verdad (porque el comer fuera era
pozo, el santo dio un gran bofetón al monje como contra regla), y dijeron que no habían comido;
quien le daba al demonio, y con esto huyó luego mas el santo les dijo puntualmente dónde habían
de aquel cuerpo y el monje quedó sano. Estando entrado, lo que habían comido, y las veces que
una noche tomando su acostumbrada refacción habían bebido, y ellos reconocieron su culpa, y
san Benito, un monje, hijo de un hombre honrado, postrados á sus pies pidieron perdón de ella, é hi-
le alumbraba con una candela en la mano. Vínole cieron la penitencia que por ella les fué impuesta.
al monje un pensamiento de vanidad suya y poca Lo mismo le aconteció con otro monje, el cual,
estima del santo, y allá dentro de su pecho comen- habiendo ido á predicar á cierta aldea, después
zó á decir: «¿Quién es este á quien yo alumbro? del sermón había recibido sin licencia unos lien-
¿A quién sirvo y delante de quién estoy? ¿Yo soy zos que una sierva de Dios con gran importunidad
hombre que tengo de servir á éste?» Penetró el le había dado, y escondídolos en el seno; al cual
santo el corazón del monje y leyó en él lo que pa- gravemente reprendió el santo, diciéndole todo lo
saba por él, y alzando la voz le dijo: «Hermano, que habia hecho como si estuviera presente. E n -
haz la señal de la cruz sobre el corazón. ¿Qué es viaron una vez á san Benito de limosna dos fras-
lo que piensas? ¿Qué es lo que dices? Haz la señal cos de vino, y el que los llevaba escondió el uno
de la cruz.» Mandóle dejar la vela, sentarse y e s - en el camino y ofreció el otro al santo, el cual re-
tarse quedo. Y después, preguntado de los otros cibió con alegre rostro y agradecimiento; mas
monjes qué era lo que'había pasado por él, confe- queriéndose despedir el mozo, le dijo: «Mira, h i -
só de plano su flaqueza y soberbia, y entendieron jo, que no bebas del frasco que escondiste: mira
todos que hasta lo más íntimo y secreto del cora- bien lo que tiene dentro para que no te haga da-
zón veía san Benito, alumbrado de la luz del cielo, ño.» Espantóse el mozo de oir estas palabras y
y que en la religión no se ha de desdeñar el más quedó confuso, y volviendo por su camino tomó
alto de servir al más bajo, ni el más caballero al su frasco, y mirarido lo que había en él, v i o salir
630 LA LEYENDA DE ORO DÍA 21
una serpiente, y conoció el mal que había hecho, daron, y pocos días después murieron y fueron
y que no se han de engañar los siervos de Dios, sepultadas en la iglesia, en la cual, al tiempo que
ni defraudar las limosnas que se les envían. Había se decía misa, el diácono (según la costumbre
oído decir Totila, rey de los godos, grandes m a - que entonces se usaba) decía: «Los que están e x -
ravillas de la santidad de san Benito y de lo que comulgados salgan de la iglesia.» Una ama de las
el Señor obraba por él, y particularmente del don dos religiosas difuntas que llevaba cada día ofren-
de profecía que tenía; y no creyéndolo, quiso hacer da por ellas, muchas veces las veía salir de la s e -
experiencia de ello. Para esto mandó á un criado pultura y juntamente de la iglesia; y acordándose
suyo que se llamaba Riggo, que se vistiese de sus de lo que san Benito les había mandado y de la
ropas reales, y que con grande acompañamien- excomunión con que les había amenazado si no
to, como si fuera su persona del mismo rey Toti- se enmendaban, hízole saber lo que había visto.
la, fuese á visitar á san Benito. Hízolo Riggo de El santo, con mucho sentimiento y compasión de
la misma manera que le fué mandado: entró en el las difuntas, dio por su mano una ofrenda que
monasterio con grande aparato y compañía de llevasen á la iglesia y dijo: «Ofreced á Dios esto
gente, publicando todos que era el rey Totila que que os doy por ellas, que de hoy más no quedarán
venía á hacer reverencia y á visitar el santo pa- excomulgadas;» y así fué, porque de allí adelante
dre; el cual estaba sentado en su celda, y en vien- no fueron vistas salir más de la sepultura ni de la
do al rey fingido, le dijo: «Deja, hijo, deja ese ves- iglesia como antes. En lo cual se ve el respeto
tido que traes, que no es tuyo.» Quedó helado y que se debe tener á la excomunión y la fuerza que
atónito el verdadero criado y falso rey, y oyendo tuvo en sus palabras san Benito, pues con ellas pu-
estas palabras echóse en el suelo, y volviendo á do atar y desatar las almas de las que no las habían
Totila refirió lo que pasaba. Entonces Totila vino obedecido. No menos se ve esta fuerza en otro ca-
al santo, y por reverencia no se atrevió á llegar á so que sucedió á un muchacho que traía el hábito
él ni á levantarse del suelo en que se había p o s - de monje y estaba en el monasterio para ser doc-
trado, hasta que el santo le levantó con sus ma- trinado, el cual, por el amor tierno que tenía á
nos y le reprendió de las crueldades y desafueros sus padres, salió un día sin licencia y fué á su
que usaba, y en pocas palabras le profetizó todo casa para visitarlos, y luego en llegando á ella
lo que había de suceder diciéndole: «Muchas ma- expiró. Enterráronle, y como si la tierra tuviera
las obras haces y muchas malas has hecho; cesa sentido, así le despidió de sí. Halláronle d e s e n -
ya de la maldad. Tomarás á Roma, pasarás el terrado y tornáronle á enterrar; mas al día s i -
mar, vivirás nueve años, y al décimo morirás.» guiente le hallaron fuera de la sepultura como
Y todo sucedió como el santo se lo dijo. Y no me- antes, y acudiendo los padres con muchas lágri-
nos lo que pronosticó de la destrucción de su mas á san Benito, le suplicaron que fuese servi-
monasterio de Monte Casiano, mucho antes que do de restituir á aquel monje en su gracia y amis-
sucediese, porque el Señor le mostró que aque- tad. Él tomó una hostia consagrada y la dio, para
lla casa y todo lo que el santo con tanto traba- que con mucha reverencia la pusiesen sobre los
jo en ella había allegado, por justo y secreto pechos del difunto. Hicióronlo, y luego la tierra
juicio de Dios caería en manos de los bárbaros y se abrazó con él y no le echó más de sí. ¡Cuan
sería arruinado, y que solas las personas por sus grandes fueron, dice san Gregorio, los m e r e c i -
oraciones se salvarían, lo cual se cumplió al pie mientos de este santo, pues la tierra echó de sí al
de la letra cuándo los longobardos asolaron aque- que estaba en su desgracia!
lla santa casa, y todas las personas que había en Con haber sido tan altos sus merecimientos, un
ella se salvaron. caso se ofreció en que san Benito quiso una cosa
Largo sería referir todas las otras cosas que y no la alcanzó, y en una contienda que tuvo
pertenecen á esta luz divina que tuvo el santo. fué vencido de santa Escolástica, su hermana, la
Dejémoslas, y digamos otras no menos maravillo- cual desde su niñez había sido santa y vivido
sas ni de menor edificación. En un monasterio de con gran recogimiento y puridad, y cada año una
monjas que estaba debajo de la obediencia de san vez solía venir á ver á su santo hermano. Vino
Benito, había dos muy nobles, las cuales, acor- un año, como solía, y salióla á recibir san Beni-
dándose de lo que habían sido en el siglo, eran me- to con algunos de sus monjes. Aposentóla en una
nos humildes y menos modestas de lo que conve- granja suya allí cerca del convento, y estuvieron
nia. Trataban mal de palabras al religioso que te- aquel día en santa y dulcísima conversación, y
nía cuenta de proveerlas de lo necesario, el cual, llegando ya la noche, y queriendo el santo padre
después de haberlas sufrido muchas veces, al fin volverse á su convento, la santa hermana le rogó
avisó de ello á san Benito. El santo les envió á con grandísima instancia que se quedase allí aque-
decir que pusiesen freno á su lengua, y que si no lla noche para hablar de las cosas del cielo y de
lo hiciesen las excomulgaba. Ellas no se e n m e n - la gloria de los bienaventurados, y como san B e -
DÍA 21 MA.RZO 631
nito se extrañase mucho y no se lo concediese, bió una regla para sus monjes con tal discreción y
inclinó ella su cabeza, y poniendo el rostro sobre estilo, que parece un perfectísimo retrato de su san-
sus manos hizo oración, y con muchas lágrimas tísima vida. En ella, entre otras cosas, encomienda
suplicó al Señor que detuviese á su hermano. á los abades y superiores que sean celosos y recata-
Cuando santa Escolástica comenzó su oración, el dos, pero no muy sospechosos, porque de otra ma-
cielo estaba muy sereno y claro, y luego se comen- nera no tendrán paz ni sosiego en su alma. Y que
zó á cerrar y vino una tempestad de agua con fuera de lo que es regla no introduzcan cosas más
truenos y relámpagos tan grandes, que san Beni- ásperas y perfectas de lo que pide su estado é ins-
to y sus monjes no pudieron salir de aquella casa. tituto. Finalmente, el mismo año que su bien-
Conoció el santo que aquél era efecto de la oración aventurada alma había de ir á gozar de Dios, éi lo
de santa Escolástica, y quejándose le dijo: «¿Qué declaró á sus monjes y les dijo el día en que h a -
es esto, hermana? Dios os perdone la mala obra bía de morir, encargando á los presentes el silen-
que me hacéis.» Y ella respondió: «Hermano, yo cio, y avisando á los ausentes que les daría seña-
os roguó que os detuviésedes y no me oísteis; helo les ciertas en el punto que su alma se despidiese
suplicado á nuestro Señor y él me ha oído.» Y con de su cuerpo. Y acercándose ya el tiempo, seis
esto quedó san Benito como por fuerza aquella días antes mandó abrir su sepultura. Sobrevínole
noche con su hermana, é hizo lo que antes de una calentura muy recia y congojosa, y enten-
grado no había querido hacer. Toda aquella noche diendo que se llegaba su fin, el sexto día, flaco y
pasaron los santos hermanos en coloquios divinos quebrantado como estaba, se hizo llevar á la igle-
con increíble gusto y contento de sus almas, y ve- sia. Allí recibió el santísimo cuerpo de nuestro
nida la mañana, san Benito se volvió á su m o n a s - Señor Jesucristo, y arrimado sobre los hombros
terio, y santa Escolástica á su casa. De allí á tres de los monjes que le sostenían, y levantadas las
días, estando el santo padre en su celda, levantó manos, y puestos los ojos y el corazón en el c i e -
los ojos y vio con gran gozo de su espíritu que lo, haciendo oración dio su alma á aquel Señor
subía al cielo, libre ya de la cárcel del cuerpo mi- que para tanta gloria suya la había criado. En el
serable, la ánima de su purísima hermana en figu- mismo punto que expiró el santo, uno de sus mon-
ra de paloma muy blanca, y luego entendió que jes, desde su celda, le vio subir al cielo. Y san
era difunta y lo dijo á sus monjes, ó hizo traer su Mauro, su discípulo, en Francia, vio asimismo
cuerpo al monasterio y enterrarle en la misma se- una como calle colgada de riquísimos paños y llena
pultura que tenía aparejada para sí, con la solem- de admirable claridad, que salía de la celda de
nidad que á tan santa hermana convenia. Otra vez, san Benito y subía al cielo, y llegándose á él un
estando de noche san Benito puesto en oración, varón muy resplandeciente, le dijo: «Este es el
vio súbitamente deshecha la oscuridad de la noche camino por donde el siervo y amigo de Dios B e -
con una luz tan resplandeciente que vencía la cla- nedicto se va á gozar de su divina Majestad.» Mu-
ridad del medio día, y después en uno como rayo rió á los sesenta y dos años de su edad, el año del
del sol, vio todo el mundo como cifrado, resumido Señor (según el cardenal Baronio) de 542, y de 543
y abreviado delante de sí; y estando transportado según León Ostiense, á los 21 de marzo, en cual
y fijos los ojos en aquella divina luz, vio junta- dia celebra la Iglesia su fiesta: aunque en los años
mente que los ángeles llevaban en un globo ó e s - en que vivió y en que murió hay mucha dificul-
fera de fuego á la alma de san Germán, obispo de tad. Su sagrado cuerpo fué enterrado en la capilla
Capua, y llamó luego á un diácono, amigo suyo y de San Juan Bautista, que el mismo santo padre
persona de grande ejemplo, que se llamaba S e r - había edificado en el monte Casino. Y cuando aquel
vando, y estaba allí cerca, para que viese aquel monasterio fué asolado por los bárbaros, como di-
milagro, y cuando llegó, no pudo ver sino un ras- jimos, y Dios nuestro Señor mucho antes se lo ha-
tro de aquel resplandor que acababa de desapare- bía revelado, fué llevado su bendito cuerpo por
cer: y después se halló que en aquel punto que sus monjes al monasterio Floriacense, en Francia,
san Benito vio aquella visión, la alma de san Ger- é hizo Dios grandes milagros en aquella trasla-
mán había salido de esta vida. Y no es maravilla ción, y uno fué de grande admiración, que siendo
(como dice san Gregorio) que el que tenía la luz invierno y tiempo de mucho frío cuando se hizo,
divina y estaba levantado sobre todo el mundo y estando el campo seco y helado, y lleno de árboles
sobre sí, viese todo el mundo recogido y abreviado y desnudos de hoja y fruto, en aquel punto que
delante de sí, no porque la tierra y el cielo se e s - llegó se vistió el campo de verdor y frescura, y
trechasen á la medida de sus ojos, sino porque con los árboles retoñecieron y se cargaron de flores y
aquella divina luz se dilataron los senos de su belleza como si fuera una primavera. Después an-
alma, para que absorta en Dios viese con facilidad dando el tiempo, le volvieron á su antigua casa
todo lo que comprende. de Monte Casino, cabeza de la religión de san Be-
Alumbrado san Benito de esta celestial luz, escri- nito, donde al presente está. Y esta segunda tras-
632 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
lación celebra su orden á los 11 de julio, y nuestro bajo el imperio de Diocleciano, fueron cogidos y
Señor ha obrado continuamente y obra grandes llevados á la presencia del prefecto, que primero
milagros por la intercesión de este gloriosísimo los halagó, pero no pudiendo vencer con esto su
santo y patriarca de tantas y tan santas religio- constancia, mandó que se les desnudase y abrie-
nes. Porque cierto es cosa de grande admiración sen sus carnes con azotes, hasta que viendo que
y mucho para alabar la bondad del Señor, ver de ningún modo querían renunciar á sus creen-
la perfección y excelencia de la regla que escri- cias, fueron al fin degollados por los años 800 de
bió en tan pocas palabras, las alabanzas y c o n - Jesucristo.
firmaciones que tiene de los sumos pontífices,
las muchas y diversas religiones asi monacales SAN BIRILO, OBISPO-DE CATANIA, EN SICILIA—Fué
como militares que militan debajo de ella, los in- ordenado y consagrado por el apóstol san Pedro,
numerables monasterios de esta orden que por en el año 44 de la era actual. San Birilo era natu-
todas las provincias de Europa se han fundado, ral de Antioquía en Siria, y había venido á Occi-
en los cuales han florecido la santidad, la doc- dente con san Pedro: fué obrero infatigable en el
trina y el gobierno de toda la Iglesia católica, y naciente campo de la Iglesia, y después de infini-
han producido una infinidad de santísimos y doc- tas conversiones de gentiles en su última edad,
tísimos varones, de abades, obispos, cardenales y murió en el Señor á fines del siglo I.
papas, que por muchos años gobernaron la nave de
san Pedro admirablemente, y fueron la luz, orna- SAN SERAPIÓN, OBISPO DE TAMNE, EN EGIPTO-El s o -
mento y presidio de toda la Iglesia. Por lo cual, brenombre de Escolástico con que fué conocido
es menos de maravillar que muchos duques, prín- en su tiempo, es una prueba de la reputación de
cipes, reyes y emperadores hayan dejado sus su ciencia y de su ingenio. Presidió algún tiempo
estados, sus cetros y coronas, y vestidos de un en Alejandría la escuela de los catecúmenos; pero
pobre hábito de san Benito, hayan vivido con toda deseando sólo perfeccionarse en la virtud, se re-
humildad y menosprecio del mundo debajo de su tiró al desierto, de donde fué sacado para ser s u -
regla y santa institución. Lo cual todo claramente blimado á la dignidad episcopal. Fué íntimo ami-
nos predica los altos merecimientos de este santí- go de san Atanasio, y juntos combatieron con
simo padre, y la corona de gloria que tiene en el buen éxito al arrianismo y á los demás enemigos
cielo, y la devoción que todos debemos tener con de la fe católica. Por fin, ilustre en santidad y
él y con su sagrada religión, procurando imitar á milagros, murió en Alejandría antes de empezar-
quien tan bien supo agradar é imitar al Señor, y se el siglo V.
llevó con su doctrina tras sí tan celestiales escua-
drones de hombres y mujeres perfectísimos en SAN LUPICINO.—Fué abad del monasterio de Jura
todo género de santidad. Él nos alcance gracia, en el territorio de Lyón. Abrazó la vida monásti-
para que siguiéndole en la vida, merezcamos su ca á causa de una revelación que tuvo, en que se
compañía en la gloria. Amén. le significaba que en ella llegaría á ser digno vaso
(P. Ribadeneira.) de elección para la casa del Señor. Su inimitable
mortificación y penitencia espantaba á cuantos le
LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS MÁRTIRES—Ha- observaban, y al fin, lleno de merecimientos, des-
llándose algunos fieles reunidos en una iglesia de cansó santamente en el Señor el día 21 de marzo
Alejandría el día de viernes santo, meditando la del año 480.
pasión del Salvador¡ en tiempo del emperador
Constancio y del gobernador Filagro, los arríanos SAN SERAPIÓN EL SIDONITA, CONFESOR-Floreció en
y gentiles entraron en ella y los mataron. San el siglo IV. Llamáronle Stdonita por su hábito
Atanasio se hallaba en la misma iglesia, quien grosero.
escapó del furor de los verdugos. Este mismo san-
to nos hace una tan triste pintura del estado de SAN SERAPIÓN, ABAD Y CONFESOR.-Murió en el si-
aflicción en que se hallaba en aquel entonces la glo IV. Créese que fué obispo de Thonuis, en
Iglesia, y tanta la desolación general que experi- Egipto.
mentaban los fieles, que nada se veía libre de la
fiera persecución y brutalidad de los enemigos del SAN EUDEO Ó ENNA, ABAD Y CONFESOR.-Murió á prin-
cristianismo. cipios del siglo VI.

LOS SANTOS FILEMÓN, Y DOMNINO-Fueron natura- Día 33


les de Roma, cuya ciudad dejaron para ir á pro-
pagar con su predicación el Evangelio por otras SANTA LEA, SEÑORA ROMANA Y MONJA.-Escribiendo
provincias de Italia. Encendida la persecución el gran padre y luz de la Iglesia san Jerónimo á
DÍA 22 MARZO 633
Marcela, su devotísima hija y fiel sierva del S e - sucedan las eternas, y muriendo cada día nuestro
ñor, y consolándola de la muerte de santa Lea, cuerpo, no pensemos que en las demás cosas s o -
su amiga, y cotejando su muerte con la muerte mos perpetuos, porque de esta manera lo s e r e -
de un caballero principalísimo y cónsul designa- mos.» Todo esto es de san Jerónimo, en la epís-
do, que era gentil y pocos días antes había muer- tola veinticuatro. Fué santa Lea primero casada y
to, le dice estas palabras: «¿Quién podrá digna- después viuda, como se saca del mismo san J e r ó -
mente alabar la conversión de nuestra Lea? La nimo, epístola quince, De laudibus Asseloe ad Mar-
cual de tal manera se convirtió á Dios, que mere- cellam; y finalmente monja y mujer santísima.
ció ser cabeza de su monasterio y madre de tan- Hace de ella mención el Martirologio romano
tas vírgenes, y después de las ropas blandas y ri- alegándola san Jerónimo á los 22 de marzo, y el
cas que en el siglo había traído, se vistió de un cardenal Baronio en sus Anotaciones.
saco para domar su carne, pasando las noches (P. Ribadeneira.)
enteras en oración sin dormir, y enseñando á sus
compañeras más con su ejemplo que con sus pa- SANTA CATALINA DE SÜECIA, VIRGEN-Santa Catali-
labras. Fué tan grande su humildad y tan sujeta, na de Suecia fué hija de Ulfón, príncipe de Nori-
que habiendo antes sido señora de tantos criados, cia, y de santa Brígida, bien conocida por sus
después la tenían por criada de todos; aunque revelaciones en la Iglesia del Señor. Desde niña
tanto más era sierva de Cristo, cuanto menos era mostró haber sido escogida del esposo celestia , 1

tenida por señora de los hombres. Su vestido era porque cuando mamaba tomaba el pecho de su
pobre y sin cuidado, el manjar grosero, traía su santa madre y de las otras mujeres honestas que
cabeza sin curiosidad ni aseo, pero de tal manera, se le daban con mucho agrado, y si alguna d e s -
que siendo tan atenta en todo lo que hacía, huía honesta ó menos casta se le quería dar, luego
en todo la ostentación por no recibir en esta vida lloraba y no le quería tomar.
la paga de sus buenas obras. Y ahora por el bre- Entrególa su santa madre después que la d e s -
ve trabajo goza de la eterna bienaventuranza, y tetó á una abadesa muy religiosa para que la
ha sido recibida de los coros de los ángeles y co- criase, y el demonio, una noche estando en maiti-
locada en el seno de Abrahán, donde con el po- nes la abadesa, tomando figura de toro quiso
brecito Lázaro ve al rico avariento que se vistió matar á la niña, y con los cuernos la sacó de su
de púrpura, y al cónsul, no ya con la ropa triun- camilla y la arrojó en el suelo dejándola casi
fal, sino cubierto de otra negra y de confusión, muerta, y hallándola así la abadesa y tomándola
pidiendo una gota de agua para su refrigerio. ¡Oh en sus brazos, se le apareció el demonio y dijo:
cuan grande mudanza hay en las cosas! Aquel «¡Oh qué de buena gana la acabara si Dios me h u -
que pocos días antes estaba en la cumbre de las biera dado licencia!» Siendo ya de siete años se
honras y dignidades; aquel que como si vencidos entretuvo una vez con las otras niñas jugando
los enemigos triunfara, subió al Capitolio y fué cierto juego con unas muñecas, y como nuestro
recibido con aplauso y regocijo de todo el pueblo Señor la quería para gran santa, no quiso que
romano; aquel cuya muerte tanto sintió toda la aquella niñería pasase sin castigo, y así, la noche
ciudad, ahora afligido y desnudo está, no en el siguiente fué molestada de los demonios, que le
palacio y corte del cielo, como su desdichada mu- aparecieron en figura de muñecas y la azotaron
jer lo pregona y miente, sino en aquellas tinieblas gravemente, para que desde niña comenzase á d a r
exteriores que jamás tendrán fin. Y nuestra Lea, de mano á las niñerías y juegos en que se suele
que estaba encerrada eri su secreto recogimiento, entretener aquella tierna edad. Teniéndola para
y que parecía pobre y despreciada, y su vida era casarse, su padre le mandó que tomase marido,
tenida por locura, ahora sigue á Cristo y dice: y ella le aceptó, confiada en la bondad de Dios y
«Todo lo que antes oímos, ahora lo vemos en la el favor de la santísima Virgen María, su Madre,
ciudad de nuestro Dios. Por tanto, yo amonesto, que podía casarse sin detrimento de su virgini-
y gimiendo y llorando protesto á todos, que dad, como le sucedió, porque habiéndose casado
mientras dura esta presente vida no nos vistamos con un caballero nobilísimo, llamado Etghardo.
de dos túnicas, que es querer tener dos fes, ni de tal manera le habló, que los dos hicieron voto
andemos calzados de pieles de animales, que son de castidad y la guardaron toda su vida, e n g a -
las obras muertas de la carne, ni cargados con ñando al mundo con nombre y hábito de casados,
la alforja de las riquezas, ni busquemos el favor y triunfando de su carne y de nuestro común y
de la potencia del siglo significada por el báculo, mortal enemigo. Dábanse mucho a l a oración y á la
y finalmente, que no queramos servir juntamente aspereza de vida, y á todas las obras de caridad,
á Cristo y al mundo, tener al uno y al otro por y en los ojos de los hombres parecían y se trata-
señores, sino que procuremos vivir con tan gran ban como señores, y en los ojos de Dios eran
cuidado, que á las cosas temporales y caducas santos.
TOMO i
80
634 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
Tenía Catalina un hermano, llamado Carlos, ella, porque yendo con su santa madre á Asís
mozo brioso y dado á la vanidad, el cual, no por revelación de Dios y á Santa María de Por-
pudiendo sufrir que su hermana y su cuñado ciúncula, no pudieron una vez llegar adonde pen-
hiciesen aquella vida, los reprendió y procuró saban por haberles sobrevenido la noche, y así
apartar de ella, y mucho más se enojó con su her- se recogieron en una pobre casilla para g u a r e -
mana cuando vio la llaneza que usaba en su v e s - cerse de la nieve y agua que caía. Estando allí,
tido, y que no se conformaba con el traje y galas ciertos salteadores de caminos entraron donde e s -
que las otras señoras y mujeres de su calidad ha- taban las santas madre é hija con su compañía, y
bían inventado, despreciando la simplicidad y an- con mucha desvergüenza quisieron verles los ros-
tigüedad antes usada. Pero Catalina, no sólo no se tros; y como santa Catalina era hermosísima, se
mudó de lo que tan bien había comenzado, antes encendieron en mala concupiscencia y comenza-
persuadió con sus palabras y con su ejemplo á la ron á hablar palabras torpes y quererla hacer
mujer del mismo Carlos, su hermano, que dejase fuerza; mas ellas se volvieron á Dios suplicándo-
las galas y atavíos superfluos, y que la imitase, le que las guardase, pues por su inspiración y
como lo hizo. Después que murió Ulfón, su padre, servicio habían tomado aquel camino, y luego al
y su madre santa Brígida, por divina revelación improviso se sintió un gran ruido como de gente
fué á Roma, su hija Catalina, viviendo aún Et- armada y una voz que decía que prendiesen á
ghardo, su marido, tuvo grandes instintos y m o - aquellos bellacos ladrones. Con la cual ellos e s -
vimientos del Señor de ir á buscar á su madre á pantados se huyeron y dejáronla presa que t e -
Roma, y aunque al principio, por ser de solos diez nían en las manos. Mas al día siguiente, siguiendo
y ocho años y hermosísima, su marido no vino en las santas su camino, volvieron á ellas para ha-
ello, pero después, viendo que aquel negocio era cer de día lo que no habían podido hacer de noche,
de arriba, y que Catalina era anciana en el seso y habiéndoles tomado los pasos, al punto que ellas
y de costumbres honestísimas, le dio licencia y pasaban perdieron la vista y no las pudieron ver.
criados y personas que fuesen en su compañía, y Con esta protección del Señor creció cada día más
ella llegó á Roma en el mes de agosto, y halló Catalina con su amor, y se daba con mayor cuida-
que su santa madre estaba en Bolonia, y la fué á do á todas las virtudes, y especialmente á la santa
ver: y después que volvió á aquella santa ciudad humildad, que es la madre y guarda de ellas; por-
y visitó los santuarios y estaciones de ella, por que le pesaba mucho de ser alabada, y se holgaba
divina disposición se quedó con su madre para de ser menospreciada, tenida en poco y por gran
ayudarla y servirla, como Dios se lo había pro- pecadora. Era muy devota, y desde niña dada á la
metido á santa Brígida; aunque no le faltaron á oración y á rezar las horas de nuestra Señora, los
santa Catalina grandes trabajos y dificultades, salmos penitenciales y otras oraciones, y cada día
porque el demonio la tentó para que se tornase á gastaba cuatro horas en llorar y meditar la sagra-
su tierra, donde viviría con más quietud, regalo da muerte y pasión de su dulce esposo, ofrecién-
y descanso, y como era señora de tanta calidad y dosele en perpetuo y suave sacrificio. Una vez.
de extremada hermosura, algunos caballeros prin- estando en Roma orando en la iglesia de San P e -
cipales, sabiendo que ya era muerto su marido, dro, le apareció una mujer vestida de blanco con
la pretendieron por mujer, y viendo que los otros un manto negro, y le dijo que rogase á Dios por
medios blandos y amorosos no bastaban, quisie- la mujer de Carlos, su hermano, que era muerta,
ron hacerla fuerza y arrebatarla, y habiéndose es- y que presto tendrían un buen socorro de ella,
condido en cierta parte con gente armada para porque les había dejado la corona de oro, que
cogerla un día que con otras matronas iba á la según la costumbre de su patria traía en la cabe-
iglesia de San Sebastián, al tiempo que salían de za. Y como la mujer lo dijo, así sucedió, y del
la celada, apareció de repente un ciervo, y dan- precio de la corona santa Brígida y su hija se sus-
do ellos tras él, pasó en aquel mismo tiempo Ca- tentaron todo un año con su familia.
talina y se escapó de sus manos. Pues ¿qué diré del amor tierno y fuerte que esta
Otra vez, yendo con su santa madre á la igle- santa virgen tuvo al Señor? ¿Qué de su benignidad
sia de San Lorenzo y hallándose en otro semejan- y misericordia para con los pobres enfermos y lla-
te peligro, el caballero que la aguardaba con gen- gados? Porque su santa madre la llevaba consigo
te, al tiempo que la quiso acometer, quedó ciego, á los hospitales, y delante de ella servía con gran-
y conociendo su culpa se echó á sus pies y les de humildad á los enfermos y les curaba las llagas
pidió perdón, y rogando las santas madre é hija podridas sin asco, para que su hija aprendiese y
por él, cobró la vista y contó este milagro al papa la imitase, y siguiese sus pisadas, y ella lo hacía
Urbano VI y cardenales. con extremada caridad y diligencia, como hija de
No solamente padeció santa Catalina estas mo- tal madre. Era tan amiga de la pobreza de Cristo,
lestias en Roma, pero otras no menores fuera de que andaba con un vestido vil y roto, y usaba de
DÍA 22 MARZO 635
cama pobre con sólo un jergón de paja y un cabezal Catalina que se opusiese á las ondas, y con su pre-
y un cobertero viejo y remendado. Pero nuestro sencia y oraciones librase la ciudad de aquel peli-
Señor, para honrarla en algunas ocasiones, hizo gro; y como ella por su humildad se excusase, la
que pareciese ricamente vestida, y su cama pre- arrebataron y llevaron así por fuerza, y la pusie-
ciosa, aunque realmente no lo era. Fué asimismo ron junto á las aguas, y en tocándolas con los pies
muy sufrida, paciente y mansa, llevando los agra- se volvieron atrás y cesó aquel diluvio peligroso.
vios ó injurias que se le hacían con maravillosa Estando en la ciudad de Ñapóles, adonde había
mansedumbre, volviendo siempre bien por mal, ido para recoger y autenticar los milagros de su
como verdadera sierva de Dios. santa madre, le declaró una señora muy principal
Veinticinco años estuvo en compañía de su san- que una hija suya, viuda, era muy molestada de
ta madre en Roma y fuera, y la acompañó á Jeru- un demonio cada noche torpemente, y que aunque
salén y se halló á su dichoso tránsito, y llevó sus lo había callado por vergüenza hasta entonces,
sagradas reliquias á Suecia con otras de otros ahora se lo había descubierto para que se lo dije-
santos. Y después de haber cumplido con el entie- se y le pidiese remedio confiada de su santidad.
rro de su bendita madre, se encerró en un monas- La santa virgen le aconsejó que se confesase de
terio de monjas, donde fué prelada, instruyéndolas todos sus pecados pura y enteramente, porque
según la regla que su santa madre había dejado y muchas veces por los pecados que se callan en la
ella había aprendido. Mas como nuestro Señor confesión por vergüenza, permite nuestro Señor
obrase muchos y grandes milagros al sepulcro de semejantes ilusiones, y que los demonios tengan
santa Brígida, pareció al rey de Suecia y á los fuerza para fatigar las almas y oprimir los cuer-
grandes y señores de aquel reino, que debían tra- pos con abominable tiranía. Dióle también otros
tar con el sumo pontífice de su canonización, y santos consejos y devociones, y ofreció sus oracio-
que para que tuviese más presto efecto, convenía nes por ella; y al cabo de ocho días se halló la
que su hija Catalina fuese á Roma, y ella lo tuvo mujer del todo libre de aquel monstruo infernal
por bien y fué, aunque halló las cosas tan turba- que tanto la perseguía y atormentaba.
das por la muerte del papa Gregorio XI y por el Habiendo, pues, la santa virgen estado cinco
cisma que se levantó en tiempo de Urbano VI, su años esta vez en Roma, y no teniendo esperanza
sucesor, que no tuvo por entonces efecto lo que de conseguir la canonización de su bienaventura-
pretendía. Y así, dejando'las informaciones autén- da madre (por las causas que dijimos arriba), se
ticas de los milagros y los demás que llevaba en volvió á su patria y monasterio, siendo muy visi-
Roma, se volvió á su patria, habiendo nuestro tada y hospedada, y regalada de los principes y
Señor hecho en Roma algunas cosas notables y prelados, y ciudades de Italia y Germania por don-
maravillosas por su santa Catalina. Entre las cua- de pasaba. En este camino hizo también nuestro Se-
les fué una, que habiendo caído mala una señora ñor algunos milagros por ella, yentre ellos se cuen-
principal y de mala vida de una gravísima enfer- ta que habiendo caído del carro en que iba dormi-
medad, y no queriéndose confesar ni aparejarse do uno de los que la acompañaban, y pasado por él
para morir ni oir á santa Catalina que le aconse- la rueda del carro y quebrantádole y hecho peda-
jaba lo que le convenía para su eterna salvación, zos, haciendo oración por él santa Catalina y tocán-
la santa se puso en oración, rogando á nuestro dole con las manos, luego estuvo sano. Lo mismo
Señor por aquella alma pecadora, y luego se l e - sucedió á otro en llegando á su monasterio, porque
vantó del Tíber un humo negro y espeso, y vino á habiendo caído de lo alto de un edificio que se hacía
dar sobre la casa donde la enferma estaba y la sobre muchos maderos y piedras, y quebrantádo-
asombró de manera, que unos á otros no se podían se los huesos de manera que apenas podía resollar,
ver, con ruido tan espantoso, que la pobre enfer- en tocándole la virgen y hecha oración por él,
ma, despavorida y como fuera de sí, llamó á Cata- luego se consolidaron los miembros y cobró tan
lina, y con lágrimas le prometió hacer todo lo que perfecta salud, que se volvió á trabajar en la obra,
la mandase, y se confesó, y al día siguiente acabó alabando al Señor todos y á santa Catalina, por
su vida con esperanza que dejó de su salvación. cuya intercesión le había sanado.
Otra señora había mal parido siete veces, y Estaba en este tiempo la santa virgen muy flaca
hallándose preñada y cerca de parir, se encomen- y fatigada de dolores y enfermedades del cuerpo,
dó á las oraciones de santa Catalina, la cual la aunque muy entera y alegre en su espíritu. T e -
animó y prometió hallarse á su parto. Hallóse, y nía costumbre desde que anduvo en compañía de
parió viva y sana una niña, que se llamó Brígida su santa madre de confesarse cada día, y algún
por devoción de su madre. día dos y tres veces. Así lo hizo en esta postrera
Salió el río Tíber de madre é inundó de tal m a - enfermedad, aunque por la flaqueza de su estó-
nera la ciudad de Roma, que todos temían la últi- mago no se atrevía á recibir el santísimo Sacra-
ma ruina y destrucción de ella. Rogaron á santa mento del altar; mas hacíasele traer y le adoraba
636 LA. LEYENDA DE ORO DÍA 22
y reverenciaba con grandísima devoción y h u - á todo lo bueno se anticipaba en Nicolás á todas
mildad. las instrucciones, sin que en aquella edad hallase
Finalmente, levantando los ojos al cielo y enco- gusto en otra diversión ni entretenimiento que en
mendando su alma con el corazón al Señor, por- retirarse á hacer oración y leer vidas de santos.
que no podía con la lengua, estando presentes y Eran bellos frutos de su inocencia la sinceridad,
deshaciéndose de lágrimas las monjas, d i o su e s - la modestia y el candor; rendido siempre á sus
píritu al que la había criado para tanta gloria s u - padres, no tenía más voluntad que la suya. A u n -
ya. Apareció una estrella sobre el monasterio en que era de complexión débil y de un genio extra-
que murió, y fué vista de algunos religiosos de ordinariamente apacible para los demás, comenzó
día y de noche hasta que su sagrado cuerpo fué muy presto á ser duro y riguroso para consigo.
sepultado. Y la misma estrella la acompañó c u a n - Movido del ejemplo de san Nicolás, cuyo nombre
do la llevaron á enterrar á la iglesia, y estuvo en tenía, ayunaba regularmente cuatro v e c e s á l a s e -
el aire sobre las andas; y en acabando de ente- mana, y mortificaba su delicado cuerpecillo con
rrarla, desapareció. Vinieron muchos arzobispos, otras muchas penitencias.
obispos, abades y prelados de los reinos de S u e - Todas las riquezas de Suiza consisten en g a n a -
cia, Dinamarca, Noru_ega y Gotia á su entierro, y dos, granjas, pastos, dehesas; por lo que en aque-
el príncipe de Suecia, llamado Erico, con otros llos tiempos los hijos de las más nobles familias
señores y varones, los cuales por su devoción se ocupaban en el inocente oficio de pastores. El
llevaron sobre los hombros el cuerpo á la sepul- grande amor que nuestro Nicolás profesaba á la
tura, y por la mucha gente que había concurrido soledad y á la oración, le hacía hallar todas sus
apenas se podía sepultar. Murió la santa virgen delicias en este apacible oficio. La vista de los
en el monasterio Uvatstriense á los 22 de marzo campos le inspiraba tanto amor al desierto, que
del año del Señor de 1381, é hizo nuestro Señor desde luego se hubiera retirado á él si la total
muchos milagros á su sepulcro. El Martirologio subordinación á la voluntad de sus padres no s i r -
romano hace mención de esta santa á los 22 de viese de estorbo á la ejecución de un intento tan
marzo, y el cardenal Baronio en sus Anotaciones; conforme á su inclinación y genio; pero quería el
y el P. Fr. Lorenzo Surio trae su vida en el s e - Señor que Nicolás fuese modelo á más de una
gundo tomo. (P. Ribadeneira.) clase de personas en diferentes estados.
No obstante el deseo que tenía de mantenerse
EL BEATO NICOLÁS DE FLÜE, Ó DE LA ROCA, SUIZO.— en el del celibato, se vio precisado á sacrificar su
El beato Nicolás, cuyo apellido de Flue en ale- natural repugnancia en obsequio de la obediencia,
mán corresponde en castellano al de la Roca ó de y por condescender con sus padres consintió en
la Piedra, nació el día 21 de marzo del año 1417 contraer matrimonio con una virtuosa doncella,
en un pueblo de Suiza, llamado Sasler, pertene- llamada Dorotea; y como era Dios el autor de esa
ciente al cantón de Underwal, uno de los siete ca- dichosa boda, ni la unión pudo ser más estrecha
tólicos. Era su familia una de las más nobles y de ni el matrimonio más feliz. Pegáronse presto á
las más antiguas del país, distinguida entre los Dorotea todas las virtuosas inclinaciones y todos
suizos en el dilatado espacio de más de cuatro- los devotos ejercicios de su esposo; y á vista del
cientos años, no sólo por una especie de bondad arreglo de las costumbres, de las obras de.caridad,
que era como hereditaria en ella, sino por los pri- de la concordia de las voluntades, del buen régi-
meros cargos de la nación, habiendo estado m u - men y de la modestia de la familia, parecía su
chas veces en la casa el empleo de landaman ó casa una casa de religión. Nicolás no aflojó en sus
gobernador de la provincia. penitencias ordinarias, y su devoción iba crecien-
Dejó Nicolás tan presto de ser niño, que pare- do cada día.
cía haberse anticipado la piedad á la razón, así Levantábase regularmente á media noche, y pa-
como la razón había cogido las delanteras á la saba en oración más de dos horas. Encendíase
edad. Notóse desde luego en él un juicio tan m a - más y más por instantes la tierna devoción que
duro, un entendimiento tan claro, y una pruden- profesaba á la santísima Virgen, la que parecía
cia tan superior á sus años, que se creyó había ser en él como otra naturaleza, siendo muy rara
logrado el uso libre de la razón aun antes de salir la conversación en que no hablaba, como hombre
de la cuna, contra las reglas ordinarias de la n a - verdaderamente arrebatado, de las excelencias,
turaleza. del poder y de la bondad de esta ternísima Madre.
A vista de tan felices disposiciones para la vir- Traía continuamente en la mano su rosario, que
tud, se dedicaron sus padres con particular cui- rezaba muchas veces cada día, siendo ésta la de-
dado á educarle en los piadosos principios de la voción de su cariño, y la que llenaba todos los es-
religión; pero su bella índole no había menester pacios que le dejaban libres las demás ocupacio-
muchos preceptos. La natural devota inclinación nes. Era total su confianza en la soberana Reina
DÍA 22 MARZO 637
de los ángeles; y aun se dice que se le apareció al rededor brotaban algunas raíces y yerbas sil-
visible muchas veces en el discurso de su vida. vestres que producía aquella tierra inculta, y éste
Habiéndole favorecido el Señor con muchos era todo su alimento.
hijos, dio á todos tan bella educación, así con sus No pudo sufrir el demonio por más dilatado
instrucciones como con sus ejemplos, que tuvo el tiempo el fervor y la mortificación del nuevo a n a -
consuelo de dejarlos herederos, aun más de virtu- coreta, que renovando la santidad de los antiguos
des que de bienes. Juan, su primogénito, y Gau- solitarios, resucitaba en Suiza los milagros de
terio, el tercero de sus hijos, fueron sucesivamen- penitencia que habían cesado en Egipto, No es
te gobernadores de la provincia, y desempeñaron fácil explicar las tentaciones, los artificios y los
con honor este empleo. Nicolás el menor de todos, malos tratamientos con que el enemigo de la sal-
fué uno de los más ejemplares sacerdotes de su vación procuró desalentar á nuestro solitario;
tiempo; y toda aquella santa familia acreditó la pero fué siempre con mucha confusión y vergüen-
eminente virtud de su bienaventurado padre. za del mismo tentador.
Por las leyes del país se vio obligado Nicolás á Había algún tiempo que nuestro Nicolás vivía
servir en la tropa por algún tiempo; y pareció que escondido en el desierto, más como ángel que co-
la divina Providencia le había conducido al ejér- mo hombre, pasando algunas veces ocho días en-
cito para contener las licencias de los soldados, y teros sin comer y empleando casi todo el día y
dar á todos ejemplos raros de la perfección cristia- toda la noche en oración, cuando unos cazadores
na. Era naturalmente bravo, intrépido y excelente descubrieron aquel tesoro encubierto. Extendida
oficial. Quisieron premiar sus virtudes y servicios por los pueblos de la comarca la fama de su rara
elevándole á los primeros cargos y dignidades del santidad, concurrían en tropas á su ermita. E s -
país; pero fué en vano, porque nunca pudieron pantó á todos su penitencia; juzgóse que era e x -
vencer su humildad y su modestia. Mas no por cesiva, y se le obligó á moderar algo aquella dura
eso estuvo ocioso ni fué hombre inútil para el pú- severidad con la que apenas se comprendía cómo
blico, porque además del atento desvelo con que pudiese vivir.
su ardiente caridad cuidaba de los pobres, así en Pero creciendo cada día el concurso y la devo-
los hospitales como en las casas particulares, era ción de los pueblos, se tomó la resolución de edifi-
el arbitro de todas las diferencias, el iris de todas car al santo ermitaño una celda y una capilla, á la
las disensiones, por el admirable talento de que que la piedad de los archiduques de Austria c o n -
fué dotado para conciliar los ánimos, cortar qui- signó suficientes fondos, así para su conserva-
meras y sosegar inquietudes. ción como para la manutención del capellán que
Pero aunque la vida de Nicolás era tan ajusta- la servía. La devoción de los fieles pudo más que
da, siempre le daba en rostro el estrépito del mun- la humildad del siervo de Dios; y así no se pudo
do; y suspirando continuamente por el desierto, negar á hacerles algunas pláticas espirituales,
no hallaba su inclinación más atractivo que el de que reformaron luego las costumbres, hicieron
la soledad. Resuelto, en fin, á romper los lazos que grandes conversiones y fueron seguidas de m u -
le aprisionaban, hizo á su esposa la proposición; chas maravillas.
y ésta, deseosa también, por su parte, de empren- Estando para venir á las manos los tres canto-
der vida más perfecta y retirada, consintió g u s t o - nes de Berna, de Lucerna y de Zurich, luego que
sa en una separación que los había de unir más medió nuestro santo se terminaron las diferen-
estrechamente con el vínculo de un amor más cias y se firmó la paz. No era fácil resistirse á
puro y más acrisolado. la voz de un hombre á quien Dios favorecía tan
Libre ya nuestro santo de los grillos que le d e - extraordinariamente, honrándole con el don de
tenían, al instante se desprendió de todo, y voló al profecía y con el de milagros. Predijo con mucho
desierto adonde Dios le llamaba. Salió secreta- dolor las calamidades que habían de suceder, y
mente de su país, atravesó el cantón de Berna, y las herejías de Lutero, de Zuinglio y de Calvino,
llegó á los horrorosos despoblados de Mont-Jou, que habían de despedazar á los suizos y á toda la
que separa los suizos del Franco-Condado. Pero re- Alemania. Pronosticó muy de antemano el día de
presentándole un paisano que si se alejaba tanto su muerte, y se dispuso para ella con nuevos ejer-
de su tierra le tendrían por algún fugitivo, v a g a - cicios de oración y de penitencia. Finalmente, el
bundo ó delincuente, resolvió restituirse al cantón año 1487, á los setenta de su edad, habiendo pa-
de Underwal, donde le deparó un desierto la di- sado veinte en el desierto, lleno de virtudes y
vina Providencia, quesiendo extraordinariamente colmado de merecimientos, rindió su dichoso e s -
horrible no podía dejar de ser muy de su gusto. píritu en manos del Criador el dia 21 de marzo,
Era una boca ó una oscura caverna abierta en en cuyo mismo día había también nacido. El s i -
una escarpada roca, cubierta toda de espinas, de guiente á su felicísimo tránsito fué conducido el
piedras y de cascajo, ,que le servían de lecho, y santo cadáver con extraordinaria pompa á la
638 LA LEYENDA DE ORO DÍA 22
iglesia de Salex ó de Sachlem, dedicada á san SAN SATURNINO, Y SUS NUEYE COMPAÑEROS—Fueron
Teodulo, donde se le dio sepultura. Los muchos estos santos martirizados en África durante la
milagros que desde luego comenzó á obrar el S e - persecución de los vándalos; y san Cipriano, obis-
ñor en su sepulcro, le merecieron la veneración po de Cartago, hace de ellos gloriosa mención por
pública de todos los cantones, haciéndole célebre su constancia en la confesión de la fe.
en Alemania, en los Países Bajos y en Francia.
El año de 1510 fué solemnemente levantado de la SANTA GALINICA, Y SANTA BASILISA.-Sufrieron el
tierra su sagrado cuerpo por el obispo de Lausa- martirio en Cataniade Sicilia por no querer ceder
na, y colocado en un magnífico sepulcro, crecien- á las amenazas y halagos de los paganos. A su
do cada día el concurso de los pueblos, espe- martirio asistieron los coros de los ángeles, y h a -
cialmente desde que la silla apostólica aprobó y biendo sobrevivido á una porción de tormentos,
autorizó su culto. Hoy se guarda en el colegio de al fin fueron degolladas el año 252.
la Compañía de Lucerna como una preciosa reli-
quia su vestido, que en cierto día se expone á la SAN BASILIO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR.—Servia en la
veneración de los fieles. iglesia de Ancira, en Galacia, con grande edifica-
ción de todos los fieles y aprovechamiento propio,
SAN AMBROSIO DE SENA—Sena, ciudad de la T o s - cuando apareció en aquella ciudad Juliano, el
cana, fué la patria de este santo nacido de la apóstata, al cual afeó el santo su conducta con los
ilustre familia de Sansedoni en 16 de abril de 1220. cristianos. Enfurecido el tirano, mandóle entregar
Contaba diez y siete años cuando inspirado de á sus verdugos, que después de haberle hecho su-
Dios vistió el hábito de religioso en la orden de frir horriblemente, le cortaron la cabeza el día 22
Santo Domingo. Enviado por sus superiores á de marzo del año 363.
París, aprendió allí las ciencias divinas y huma-
nas, y con tal aprovechamiento, que concluida la SAN OCTAYIANO, ARCEDIANO DE CARTAGO, Y MUCHOS
carrera fué enviado á Colonia á enseñar teología, MILES DE SANTOS MÁRTIRES—Fueron sacrificados por
adquiriéndose por sus sabias lecciones gran fama los vándalos en diferentes partes de África, á
y reputación. Vuelto á Sena, su patria, y hallán- principios del año 484 de Jesucristo.
dose esta ciudad enemistada con el papa por h a -
ber tomado el partido del emperador Federico, fué SAN DEOGRACIAS,—Elegido obispo de Cartago en el
enviado en diputación para reconciliarla con Cle- año 453 por el clero y el pueblo que conocían su
mente IV, levantando el entredicho que había sabiduría y admiraban sus virtudes, fué prelado
puesto. Por segunda vez, y en el pontificado de tan caritativo, que, de su bolsillo y con los recur-
Gregorio X, fué enviado á Roma para arreglar las sos que buscó rescató á muchos cautivos que
desavenencias que mediaban entre este pontífice habían hecho los vándalos. Para fin tan piadoso
y aquella ciudad, logrando, como la vez primera, vendió todos los vasos sagrados y demás preciosi-
la reconciliación. El papa le ofreció varias digni- dades de su iglesia, y se puso á pedir limosna pú-
dades, las que rehusó siempre, prefiriendo la so- blicamente. El santo obispo tuvo el consuelo de
ledad del claustro y el retiro del mundo. Colmado ver coronada su obra, y de verse bendecido por
de virtudes murió la muerte de los justos el día una multitud de familias, á quienes había, restituí-
22 de marzo de 1286. do la libertad y la vida, y murió santamente en
Cartago el año 456.
SAN PABLO, OBISPO DE NARBONA, EN FRANCIA—Fué dis-
cípulo de los apóstoles, y se cree que este santo SAN BIENVENIDO, OBISPO DE OSMO, EN LA MARCA DE AN-
es aquel Pablo Sergio, procónsul, bautizado por el CONA—Floreció en el siglo XIII. Urbano IV lo
apóstol san Pablo, quien trayéndole consigo cuan- mandó á aquella diócesis para apaciguar y com-
do venía á España, le dejó en Narbona haciéndole poner las diferencias suscitadas entre las distintas
obispo. Estuvo animado del mismo espíritu que parcialidades del emperador y de la santa sede.
los apóstoles: desempeñó con mucha vigilancia los Su dulce carácter, su penetración y la amabilidad
cuidados pastorales, y esclarecido en milagros de su afable trato le captaron todas las volunta-
voló al Señor. des, y á su muerte, sucedida en marzo del año
1276, tuvo el consuelo de dejar enteramente resta-
SAN EPAFRODITO—Era también discípulo de los blecida la paz y restituidos los fieles á la unidad
apóstoles; fué consagrado obispo de Terracina, en de la Iglesia. Tuvo antes que sufrir contradiccio-
Italia, por el apóstol san Pedro, y después de nes y alguna persecución; pero todo lo venció
haber establecido con milagros y santos ejemplos con su constancia y con el ascendiente que le
la doctrina evangélica por los países encomenda- daban sus virtudes y sus obras de cristiana c a -
dos á su cargo pastoral, murió en el Señor. ridad.
DÍA 23 MARZO 639
acompañaron otros muchos, que constantes en
Día 33 confesar la fe de Jesucristo, le fueron á gozar por
medio de la corona y palma del martirio. Celebra
SAN VICTORIANO, Y SUS COMPAÑEROS MÁRTIRES—La la Iglesia su martirio á los 23 de marzo, que fué
ciudad de Adrumeto, en África, gloriosa á un el día en que triunfaron, corriendo el año del S e -
tiempo en varones ilustres y mártires invictos de ñor de 484. Escribieron la vida y martirio de san
Cristo Jesús, dio (como fructífera tierra) entre Victoriano y sus compañeros Beda, Adón, Usuar-
otros soberanos un árbol tan encumbrado en do, san Víctor, obispo uticense, en el lib. m de
pimpollos de admirables virtudes, que fructifica la Persecución vandálica, Santoro, el Martirologio
en el cielo: éste fué el divino Victoriano, el más romano y otros.
rico y principal en su tiempo, que se hallaba, no Por la constancia pintaron los antiguos una
sólo en Adrumeto, mas en toda su región y c o - roca en medio del mar, que oprimida de sus i n -
marca; de tantos méritos, que por ellos fué electo constantes olas ni se mueve de ellas á las furias y
procónsul de la insigne y celebrada ciudad de encorrujados azotes, ni menos hace caso de sus
Cartago. Por este tiempo se levantó la cruel y d e - engañosos y halagüeños besos; y así decía la letra:
testable persecución que Hunnerico, rey de los «Siempre soy una.» Uno fué siempre el invictísimo
vándalos, mandó hacer por la África contra los mártir de Jesucristo Victoriano; no torcieron su
católicos, porque no querían seguir la infame ánimo incontrastable ni las riquezas del mundo,
secta del descomulgado Arrio. Y como el cruel ni sus engaños, ni los altos puestos viéndose con
Hunnerico quisiese proseguir en sus crueldades, el principado de Cartago, ni las ofertas lisonjeras
y asimismo conociese muy bien el valor del b e n - del rey, ni menos sus crueles amenazas y ejecuta-
dito siervo de Dios Victoriano, quiso con halagos dos rigores: era roca á lo divino, en medio de los
sobornar y torcer su constante ánimo, y así le vaivenes de las furiosas é inconstantes olas del
envió á decir que dejase la fe católica y sejuntase mar engañoso de este mundo: «Siempre soy uno.»
con los arríanos, y que le prometía hacerlo el más Hasta que su constancia y firmeza lo colocó en la
principal y soberano de todos. gloria, donde está esperando la firmeza en sus
San Victoriano le respondió con gran confianza devotos y aficionados, para interceder con nuestro
en el Señor de esta manera: «Estando seguro en Señor Jesucristo y pedirle sean coronados como
mi Dios y Señor mío Jesucristo, digo que aunque él en el cielo. (P. Ribadeneira.)
me abrases en el fuego y me eches á las bestias,
y me despedaces con mil géneros de martirios y EL BEATO JOSÉ ORIOL—El día 23 de noviembre del
tormentos, que yo no consentiré ser en vano bau- año de 1650 nació en la ciudad de Barcelona dicho
tizado en la Iglesia católica, apostólica, romana; y santo de padres pobres, pero piadosos. Fué bauti-
certifico, que aunque no hubiese más que esta zado en el día mismo de su nacimiento en la p a -
presente vida y no esperase la eterna, no lo haría; rroquia de San Pedro de las Puellas de la misma
pues del bien que el rey me puede hacer, nunca ciudad, imponiéndole los nombres de José, Miguel
debo hacer caso ni preciarme, porque en hacerlo y Antonio. Murió su padre cuando contaba José
sería ingrato á aquel gran Señor y Rey de reyes, un año. Educado en el temor de Dios y su santa
que me dio y encomendó su fe.» Esta respuesta le ley, perseveró en ella toda su vida, y cuando tenía
dio al cruel tirano, y quedando por ella muy e n o - siete años de edad entró á servir de monacillo en
jado y colérico, le mandó atormentar con cuantos la parroquial iglesia de Santa María del Mar, dan-
géneros de tormentos pudo inventar su malicia y do á conocer ya entonces por su modestia y c o m -
cruel furor, que fueron muchos y desapiadados, postura lo que en lo sucesivo había de ser. Todas
tanto que los mismos verdugos, admirados de que sus delicias eran el aliño de los altares, la limpieza
pudiese sufrir tantos azotes, tanto fuego y rigor de la sacristía, el aseo de los ornamentos. Los ra-
tanto, dijeron al cruel Hunnerico que importaba tos que le sobraban, lejos de ocuparlos en juegos
acabar de quitarle la vida antes que á vista de su y distracciones propias de la edad, se retiraba á
constancia prevaricasen todos los arríanos y s i - la capilla del Sacramento, y allí permanecía arro-
guiesen la fe de Victoriano. Furioso entonces, dillado largo tiempo ante su Dios y Redentor con
mandó añadir más tormentos, hasta que en m e - edificación de los fieles. Oyó en la universidad de
dio de ellos, constante siempre en la fe de Jesu- Barcelona las lecciones de latinidad, filosofía y
cristo, vino el esforzado y valeroso caballero á teología, distinguiéndose siempre entre todos los
alcanzar la gloriosa corona del martirio, perdien- demás estudiantes por su aplicación y buen c o m -
do la temporal vida y gozando la eterna. Padecie- portamiento. El día ].° de agosto de 1674 r e -
ron martirio junto con él dos gloriosos y santos cibió la borla de doctor en sagrada teología, y en
mercaderes, llamados ambos Frumencios, y c i u - mayo de 1676 fué ordenado de presbítero. Después
dadanos ambos también de Cartago, á quienes de la muerte de su madre, á quien socorría José
640 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
como buen hijo, trató de visitar la capital del y consolándole con su presencia le mandó que
mundo cristiano y en ella los sepulcros de los san- desde luego volviera á Barcelona, encontrándose
tos mártires, partiendo á este fin á pie de Barce- luego restablecido y con fuerzas. Embarcóse para
lona por abril de 1686. Nueve meses estuvo en la Cataluña, y habiéndose levantado una horrorosa
santa ciudad, y el papa Inocencio XI, sabedor de tempestad y estando próximos á experimentar un
sus virtudes y relevantes prendas, le confirió un naufragio, calmóla José, y á vista de este portento
beneficio residencial de la iglesia parroquial de condonóle el patrón del barco del flete ajustado,
Santa María del Pino de la ciudad de Barcelona, pago que posteriormente se le exigió obrando á
del que tomó posesión en marzo de 1687. Su más este fin un segundo milagro.
principal y continua ocupación en todos los esta- Desde su última llegada á Barcelona fué su vida
dos y tiempos de su vida fué el de la oración una continuada serie de milagros. La iglesia de
mental, frecuentando á este fin la casa de los pa- Santa María del Pino y en la capilla llamada de la
dres de la Congregación del Oratorio. Labró en sí Sangre era especialmente en donde obraba aquella
mismo su santificación con el cumplimiento de multitud de milagros que se refieren. Poníanse en
sus obligaciones, con la pureza de sus costumbres fila los enfermos en la barandilla de la comunión,
y con el ejercicio de las virtudes, principalmen- y después de haber orado José ante una imagen
te la humildad, la obediencia, la pobreza y la de san Pedro de la sacristía y del crucifijo, vesti-
penitencia; y procuró además la santificación del do en hábitos de coro, y después de haber exhorta-
prójimo con su vida ejemplar, con sus pláticas do á los enfermos á que avivaran su fe, imponía
privadas y públicas, y con la dirección de las sus manos sobre sus cabezas ó sobre el corazón
almas. La austeridad de su conducta se revelaba y las espaldas, invocaba el misterio de la augusta
en su rostro macilento, no descansando más que Trinidad, y experimentaban un remedio en sus
dos horas por las noches, pasando las restantes dolencias. De todas partes acudían los dolientes
en oración. Enseñaba el catecismo á los pobres, á ponerse bajo la sombra de José, y todos queda-
á los encarcelados, derramando las luces y c o n - ban sanos. La única retribución que á todos i m -
suelos de la religión en las fábricas, en los presi- ponía era que observasen con exactitud la ley
dios, y en todos los asilos de la infeliz humanidad. santa de Dios y que fuesen devotos de María. Su
Su caridad y conmiseración para con los pobres existencia consumida por el fuego de la caridad
era tanta que repartía entre ellos cuanto tenía, debía gozar de la recompensa que el Señor da á
quedándose muchas veces más pobre que ellos sus escogidos. Extenuado su cuerpo por los con-
mismos. Un santo varón que trabajaba tan de con- tinuos ayunos y penitencias, parecía un esquele-
tinuo y con tanto empeño en su propia santifica- to ambulante, una cárcel de hueso que detenía
ción y en la del prójimo, debía tener necesariamen- aquel espíritu, ansioso sólo por volar á Dios,
te en su alma quien le diera vigor para mostrarse Profetizó José muy en particular los días y m o -
tan superior á su propia naturaleza. Este confor- mentos de su última enfermedad y muerte, c o -
tador de su espíritu era su ardiente caridad, y tan municando por voluntad de Dios esta importante
generoso era su corazón que le devoraba el celo predicción, no á una sola persona, sino á muchas.
por la gloria divina. Su caridad y celo se creyeron Llegó el día en que según sus predicciones de-
limitados en Barcelona, y así es que concibió la bía ser el primero de su enfermedad, y'se dispuso
idea de marchar á país de infieles á predicar el para ella con la mayor paz y sosiego, rogando
Evangelio y derramar su sangre por la fe. El día pusieran una cama en el desván de una casa en
2 de abril de 1698, vestido de pobre peregrino, que poder morir, pues él no la tenía. Se puso lue-
partió de Barcelona á pie para Roma con la idea go en cama el siervo de Dios cediendo á la fuerza
de presentarse á la Congregación de propaganda de una enfermedad que al principio pareció de
fide, y desde allí, autorizado del padre santo, e n - constipación, y que se convirtió en una pleuresía
caminarse á las misiones del Japón ó de otra tierra ó dolor de costado. Al instante corrió de boca en
de infieles. Al salir de Barcelona le acompañaba boca el mal estado de salud de José, y de todas
un joven, y deteniéndose en el mesón de Font-fre- partes acudían al rededor de su aposento los po-
da, dos horas de la ciudad, su compañero comió bres, los enfermos y todas las personas piadosas
á satisfacción confiando en el dinero de José, y no á implorar su protección. A los doce días de su
teniéndole éste cortó un rábano á tajadas, y éstas enfermedad recibió con un fervor inexplicable el
al momento se convirtieron en otros tantos reales santo Viático. Mucha fué la serenidad y contento
cuantos hubo menester el joven para pagar al me- que manifestó en estos días y en todos los demás
sonero. La empresa de José se v i o claramente con- de su enfermedad. Unas seis horas antes' de m o -
trariada por la voluntad del cielo, cayendo grave- rir, á fin de entretener más su imaginación con
mente enfermo en Marsella. Estaba ya á punto de piadosos recuerdos, rogó que le cantaran á voz
expirar cuando se le apareció la santísima Virgen, baja el himno Stabat Mater. Fijos después los
DÍA 23 MARZO 641
ojos con alegría en una imagen de Jesucristo, sin furor su caprichosa obstinación en el arrianismo.
señal de fuerza ni violencia alguna, entregó su Dio principio á la persecución mandando deste-
alma al Criador el día 23 de marzo del año 1702, rrar á cuatro mil novecientos sesenta y seis g l o -
á los cincuenta y un años y cuatro meses. riosos confesores, consagrados todos al ministerio
Al anuncio de su muerte toda la ciudad de Bar- de los altares; hizo demoler ó profanar un prodi-
celona corrió en tropel para tributarle el último gioso número de iglesias; quitó la vida con los
homenaje de su respeto y admiración. Dios se go- más horribles tormentos á más de cuatrocientos
zaba en acreditar la gloria de su siervo obrando mil mártires, entre los cuales fué uno de los más
muchísimos milagros, que sería largo enumerar. ilustres nuestro san Liberato.
Jamás Barcelona había visto tan suntuosas e x e - Era natural de Cartago, médico hábil y de v i r -
quias. No era todavía José venerado sobre los al- tud tan ejemplar, que era tenido por padre de los
tares y todos le aclamaban por patrón y todos le pobres y estimado entre los católicos por celosí-
invocaban en sus necesidades. La santidad de simo defensor de la pureza de la religión. Publi-
Pío VII, después de examinada la vida y virtudes cóse un decreto del impío rey en que mandaba
del que era tan generalmente aclamado, colocó á que se sacase á los hijos de las casas de sus pa-
José Oriol en el número de los beatos. En la i g l e - dres para ser educados en el arrianismo, y tuvo
sia de Santa María del Pino de la ciudad de Bar- Liberato el dolor de ver arrancar de sí á dos hijos
celona se conservan sus sagrados restos, dispen- suyos que amaba tiernamente, aunque al mismo
sando el Señor á los fieles grandes mercedes por tiempo logró el consuelo de verse él mismo deste-
la mediación de este santo. rrado por la religión católica con lo restante de
su familia.
SANTO TORIBIO, ARZOBISPO DE LIMA, EN EL P E R Ú - F u é Sentía vivamente hallarse privado de sus dos
hijo de nobles padres y nació en un pueblo del hijos, no tanto por el grande amor que los profe-
reino de León el día 16 de noviembre del año saba, cuanto por el piadoso temor de que siendo
1538. Empezó sus estudios en Valladolid y los tan tiernos se dejasen engañar de los halagos ó
completó en Salamanca. El rey Felipe II, que te- cediesen al miedo de los tormentos del tirano. La
nía noticia de su mérito, le nombró presidente de consideración de este peligro le penetró el cora-
Granada, cuya plaza desempeñó con la inteligen- zón de manera que ya se asomaban las lágrimas,
cia é integridad propias de un hombre tan sabio cuando su mujer, tan generosa cristiana como el
y tan santo como él. Después de cinco años, e s - marido, pero quizá más varonil, advirtiendo la
tando vacante el arzobispado del Perú, fué Tori- impresión que hacía en sus paternales entrañas
bio elegido de motu propio por el rey, que no a d - esta durísima separación de los hijos, le habló de
mitió su repugnancia y sus excusas, y haciéndole esta manera: «Pues qué, Liberato: ¿quieres per-
ordenar y consagrar, le hizo marchar á aquellas der tu alma por el amor desordenado de tus hijos?
lejanas regiones para ser su nuevo apóstol y el No pienses en ellos más que si jamás hubieran
reformador de la disciplina eclesiástica en aquella nacido en el mundo. Jesucristo, por cuyo amor
vastísima región. El año 1581, el cuarenta y tres nos los arrancan de nuestros brazos, tendrá c u i -
de su edad, tomó posesión del pontificado, el cual dado de ellos y no permitirá que se rindan á la
gobernó hasta 1606, en que Dios le llamó á sí. malignidad del tirano. ¿No los oyes como ya gri-
Toribio fué el padre, el pastor, el legislador y el tan con todas sus fuerzas: «Nosotros somos cris-
apóstol de Lima: sus trabajos, sus extraordinarias tianos?» Consolémonos, pues yo siento no sé qué
fatigas, sus desvelos por la conservación y aumen- firme confianza en el Señor de que ha de aceptar
to de aquella preciosa heredad, fueron tan gran- el sacrificio que le hacemos de estas inocentes
des y tan extraordinarios, que el cielo no pudo víctimas.»
menos que autentizarlos con una multitud de pro- Alentado Liberato con el espíritu que le infun-
digios obrados por la intercesión del santo prela- dió su mujer, quedó con el ánimo enteramente
do. El papa Inocencio XI le colocó sobre los alta- tranquilo, sin pensar más que en disponerse á
res el año 1679, y fué después solemnemente ca- consumar su propio sacrificio, al que estaba d e s -
nonizado por el sumo pontífice Benedicto XIII el tinado por la barbaridad de los herejes. Éstos, que
año 1726. habían sido testigos de la magnanimidad de su
heroica mujer, pusieron á los dos en cárceles s e -
SAN LIBERATO, MÉDICO, Y SUS COMPASEROS MÁRTIRES - paradas, y no perdonaron tormentos ni sacrificios
A Genserico, rey de los vándalos en África, uno para derribar la constancia de uno y otro.
de los más crueles perseguidores de la religión Desesperados de pervertir á aquellos generosos
cristiana, sucedió en la corona su hijo Gunderico, confesores de Jesucristo, acudieron como en triun-
que dejó muy atrás la crueldad de su padre en la fo á la cárcel de la mujer, y la dijeron que ya su
guerra que declaró á los cristianos. Llegó á ser marido se había rendido en fin á las órdenes del
TOMO I 81
642 LA LEYENDA DE ORO DÍA 23
rey, y abjurando la fe católica se había declarado El mismo santo añade que un miserable arria-
por arriano. Atónita la santa mujer al oir una noti- no, llamado Toucar ó Teucario, lector que había
cia tan no esperada, la que revistió la artificiosa sido de la Iglesia y maestro de capilla, pero e n -
malignidad de los herejes con cuantas circunstan- tonces apóstata de la fe, viendo entre los muchos
cias podían hacerla menos inverosímil: «Permitid- eclesiásticos que salían desterrados á doce niños
me, dijo, que le vea, y entonces veré yo también lo de coro que habían sido sus discípulos, quiso de-
que he de hacer.» Sacáronla de la cárcel y c o n - tenerlos, lisonjeándose de que los haría apostatar
dujéronla al tribunal donde había de ser exami- ya con amenazas, ya con caricias, que en aquella
nada. Apenas entró en la sala cuando vio en ella edad suelen ser más peligrosas; pero ni uno ni
á su marido cargado de cadenas; corrió á él in- otro fué bastante á hacerlos titubear en la fe.
trépida sin poderse contener, y preocupada -de lo Mostráronse intrépidos á vista de los más horri-
que había oído, «¿Es posible, le dijo, miserable y bles tormentos, y ni los halagos, ni las e n g a -
desdichado apóstata, que tu impiedad ha sido tan- ñosas promesas de los herejes pudieron jamás
ta y tanta tu cobardía, que al fin has renegado de contrastar la valerosa constancia de aquellos tier-
tu Dios? ¡Qué! ¿Por una momentánea satisfacción nos, pero generosos confesores de Cristo. Por más
temporal has querido perecer eternamente? ¿De que los molieron á palos cubriéndolos de lastimo-
qué te servirán, infeliz, tus riquezas? Los bienes sas heridas; por más que de cuando en cuando
que poseerás por pocos días, esas honras sin s u s - se las renovaban con nuevos y exquisitos tormen-
tancia con que te lisonjean, ¿te librarán por ven- tos, se conservaron inmobles en la fe; y siendo
tura de las llamas eternas? Y ¿qué equivalente probable que expiraron al rigor de los suplicios,
encontrarás á la pérdida de tu alma?» Iba á pro- la iglesia de Cartago, continúa el mismo autor,
seguir en su bien sentida reprensión, inundada los honra con tierna devoción y los respeta como
toda en un mar amargo de fervorosas lágrimas, á doce apóstoles pequeños. Su feliz suerte es igual
cuando Liberato, que desde luego penetró el ar- en el cielo; viven juntos en aquella dichosa vida
tificio de los herejes, mirándola con serenidad la que jamás ha de tener fin, y juntos cantan tam-
respondió apaciblemente: «Bien conozco, por lo bién las alabanzas del Señor, glorificándose en
que acabo de oir, que los enemigos de Jesucristo entonarlas por toda la eternidad.
han sido tan malignos que te han persuadido á
que yo he abandonado la fe, y tú tan fácil ó tan SAN FIDEL, SAN FÉLIX, Y OTROS VEINTE - F u e r o n es-
simple que los has creído. Sosiégate y haz refle- tos santos martirizados en África, á principios
xión á que estas cadenas que más me honran que del siglo IV.
me abruman, son los más abonados fiadores de
lo que creo. Soy católico por la gracia de Dios, y _ SAN NICÓN, Y OTROS NOYENTA Y NUEYE SANTOS COMPA-
con ella ninguna cosa será capaz de hacerme mu- ÑEROS.—Padecieron el martirio en Cesárea de P a -
dar de religión. Siendo tan naturales á todo he- lestina, en tiempo del emperador Decio, el año 250.
reje la impostura y la calumnia, no podían dejar
de ser muy ordinarias á los arrianos; pero todo LOS SANTOS DOMICIO, PELAGIA, AQUILA, EPARCO, Y TE0D0-
lo hemos sacrificado por amor de Jesucristo, y SIA,—Murieron por defender la fe de Jesucristo,
espero que este divino Salvador nos dispensará en el siglo III, en un pueblo de la diócesis de
la gracia de que terminemos presto nuestra ca- Braga.
rrera por el martirio.»
Habiendo triunfado así la fe católica á vista del SAN TEÓDULO, PRESBÍTERO DE LA IGLESIA DE ANTIOQUÍA.
tirano en la gloriosa confesión de Liberato y de —Fué ilustre en santidad de costumbres y en
su santa mujer, fueron los dos sentenciados á ciencia y elocuencia. Ignórase la época de su
perder la vida entre los más crueles suplicios, en martirio.
compañía de otros generosos confesores de Cristo
que se la hacían también en la misma prisión. SAN JULIÁN.—Este santo, según el Martirologio
Ejecutóse la sentencia, y los que no expiraron en romano, fué confesor; pero según Bollandos, már-
públicos cadalsos, murieron en el destierro á ma- tir en Cesárea en la persecución de los vándalos.
nos tanto más crueles, cuanto más lentas, del
hambre y de la miseria. SAN BENITO.—Fué monje en Campaña y compa-
San Víctor, obispo de Vite, historiador y testigo ñero y amigo del otro san Benito el Grande desde
de aquella sangrienta persecución, refiere el mar- sus primeros años. Fué, como éste, eminente en
tirio de un niño de siete años, que arrancado de la pureza de la vida monástica y célebre por sus
los brazos de la madre, á pesar de las violencias milagros. Cuando Totila, rey de los godos, invadió
que le hacían aquellos bárbaros, gritaba sin c e - la Italia, se presentó el santo á reprenderle sus
sar: «Yo soy cristiano, yo soy cristiano.» crueldades; y los godos le cogieron y le metieron
DÍA 24 MARZO 643
dentro de un horno encendido, en el cual le h a - rasceve ó Pascua tenemos carnes y peces en
llaron al día siguiente sin haber recibido daño grande abundancia; sólo una cosa nos falta.»
alguno. Después murió santamente á fines del Respondió Samuel: «Pues ¿qué te falta?» Enton-
siglo VI. ces, mirándose todos unos á otros sin hablar pa-
labra, entendieron que hablaba de sacrificar un
SAN ETELWALDO, PRESBÍTERO Y CONFESOR-Murió en tierno infante cristiano, que en menosprecio de
el desierto el año 699. nuestro Señor Jesucristo bárbara, atroz y cruel-
mente matan en su Pascua, derramando la i n o -
Dia 34 cente sangre al comer sus panes ázimos, para
preservarse, como ellos dicen, de la hediondez y
SAN SIMÓN, VIRGEN, INOCENTE Y MÁRTIR—Surio, en el mal olor que en sí tiene; y á éste llaman su yoel
segundo tomo, en el día 24 de marzo, trae la vida ó jubileo. No se atrevían á hablar por temor de
de este gloriosísimo niño, sin quitar ni añadir los criados, que á prevenir lo preciso para su Pa-
una palabra de como la escribió su autor Juan rasceve entraban y salían.
Matías Tiberino, y de la misma forma irá aquí Al día siguiente, juntados todos en la sinagoga,
fielmente copiada, con el preámbulo que hace su consultaban en qué parte podían hacer el sacrifi-
autor, que es en esta forma: cio que fuese más oculto. Tobías y Angelo decían
Una maravilla estupenda (y tal que desde la que sus casas eran estrechas, y así que no era po-
pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo hasta sible se hiciese en ellas, porque no se les podría
estos tiempos no han oído las edades otra s e m e - ocultar el hecho á los criados y muchachos que
jante) quiero referiros y escribir, la cual ha s u - todo lo sacan á la calle, y así afirmaban todos que
cedido en esta ciudad de Trento pocos días ha, no había casa más cómoda y capaz para todo
habiendo permitido su divina Majestad que se que la de Samuel. Resuelto que en ella sería, c o -
descubra y se sepa para que nuestra fe católi- menzaron á discurrir en la traza de hurtarles un
ca, si en alguna parte flaquea, se fortifique y haga niño á los cristianos, y después de varios parece-
firme como una roca, y la antigua raza de los res llamó Samuel á un criado suyo, llamado L á -
perversos judíos se borre y acabe del todo sin que zaro, y le dijo: «Amigo Lázaro, si te basta el á n i -
más se permita vivir en pueblo alguno cristiano, mo para hurtar un niño cristiano á sus padres y
y su memoria totalmente se aniquile en el orbe. traérnoslo aquí, te daremos de contado cien fili-
Oíd, los que gobernáis los pueblos, una maldad nun- pos, que son cien reales de á ocho.» A que r e s -
ca oída, y velad con cuidado como fieles pastores pondió Lázaro: «Padres venerandos, ése es un
del rebaño de Cristo. Despierten los vuestros que grave delito y yo no le cometeré por el mundo
habitan la tierra, abran los ojos y vean qué fieras todo.» Y diciendo y haciendo, temeroso no hicie-
crian en sus senos. Los crueles judíos, no sólo con ran con él lo que querían con el niño cristiano, se
sus rabiosas ó insaciables usuras consumen y ha- fué huyendo, no sólo de la casa, mas aun de la
cen morir de hambre los pueblos cristianos, sino ciudad y provincia.
es que también, conjurados en daño nuestro c o n - El jueves siguiente, juntos otra vez en la sinago-
tra nuestras vidas, se alimentan de la sangre viva ga, dijeron á Tobías: «Tú solo, ¡oh Tobías!, puedes
de nuestros hijos y tiernos infantes, condenándo- satisfacer nuestros deseos, porque tú tienes fami-
les á tormentos atrocísimos en sus sinagogas, qui- liar comunicación y trato con los cristianos, y así
tándoles las inocentes vidas como á Cristo. puedes con gran facilidad cogerles un niño, pues
Pocos días ha que en Trento, ciudad que por la nadie ha de advertirlo por la grande amistad que
parte aquilonar, mediando el río Labicio, divide te profesan y el poco reparo que nadie hace en ti
la Italia de la Germania, habitaban en un barrio cuando andas por la ciudad. Si esto haces, fía
que está á la izquierda mano del castillo de dicha de nosotros, que todas tus cosas irán en prosperi-
ciudad, tres familias de judíos, cuyas cabezas eran dad grande, haciéndote muchos beneficios.» T o -
Tobías, Angelo y Samuel, en cuya compañía vivía bías respondió que no se atrevía á negocio de
un infernal y bárbaro viejo, llamado Moisés, el tanta importancia por el gran peligro que en él
cual decían ellos que sabía el tiempo y la hora en había. Ellos volvieron á él con furor diabólico,
que había de venir el Mesías, que desesperados y blasfemando su corto ánimo y diciéndole mil i n -
rabiosos, cuanto ciegos, esperan. Éstos, pues, la jurias, y al fin, que si no lo hacía, desde luego le
semana santa del año de 1475, el día martes 21 de privarían de la entrada en la sinagoga perpetua-
marzo, se juntaron en casa de Samuel, donde te- mente. Tobías, viendo que todos se habían vuelto
nían su sinagoga, para matar un ternero vivo que contra él como unos demonios, y asimismo que le
le habían traído aquella mañana, y habiendo prometían mucho oro si condescendía con sus rue-
hablado de varias cosas, Angelo de su rabioso y gos, temeroso de una parte y vencido de su interés
dañado pecho sacó tales palabras: «En esta P a - por otra, dijo resuelto: «Ea, padres, yo cumpliré
644 LA LEYENDA DE ORO DÍA 24
vuestros deseos, pero ya sabéis soy pobre, y que tomando al hermoso niño en brazos, se fué con él
mi ejercicio no basta á que yo pueda vivir con des- á la cama, donde le hizo mil traidoras caricias
canso alguno; tengo muchos hijos, á ellos y á mí para ganarle la inocente voluntad y que callase.
pongo en vuestras manos, y únicamente e n c o - ¡Cuánta alegría ocupó los corazones de aquellos
miendo.» Entonces todos alegres respondieron: dragones fieros fácilmente se deja entender! Las
«Cumple tú nuestros deseos trayéndonos este niño, fauces se les secaban de dar alegres aullidos s o -
que jamás te seremos ingratos; tú vivirás con bre la cristiana sangre; y por que el tierno infante
descanso y tus hijos con grandes medros.» Alegre no extrañase los gritos y la nueva habitación,
también el traidor, dijo á Samuel al punto: «Con- unos le daban uvas, otros manzanas, otros confi-
viene que las puertas de tu casa todas estén abier- tes y otras mil cosillas, que de ordinario cuestan
tas con cuidado, para que ofreciéndose ocasión poco y agradan mucho á los niños; con que c o n -
no haya tardanza alguna ni dificultad en mi e n - siguieron que no llorase ni se extrañase, antes sí
trada.» A la tarde salió de casa y comenzó á dar estuviese gozoso y alegre. Vino la noche; y como
vueltas por toda la vecindad, y poco á poco se en- María echase menos su amada prenda, salió á
tró dentro de la ciudad hasta la plaza; volvía á buscarle entre las vecinas, donde solía entrete-
mirar á una y otra parte por ver si alguno obser- nerse con otros de su edad inocente; mas como no
vaba su camino, y viendo que nadie en él repa- le hallase, hiriendo sus pechos y moviendo á
raba aceleró el paso. Entró en la calle que llaman compasión las duras peñas con sus tiernas lágri-
de las Fosas, y luego puso los ojos en un niño mas, llamó á Andrés, su marido y padre del ben-
hermoso como el sol mismo, que estaba sentado dito inocente, y los dos dieron vuelta á toda la
y solo sobre el umbral de la puerta de su casa: su ciudad; pero en vano. Los niños inocentes, por
nombre era Simón, su edad dos años y cuatro me- cuyos labios de ordinario habla el Espíritu Santo,
ses: su belleza tanta que era en hermosura un án- decían que sin duda se lo habían hurtado los j u -
gel, sin que en todo él se hallase mácula alguna díos para crucificarlo aquella noche en oprobio y
de imperfección que notar. Miró el traidor Judas á afrenta de Cristo, y así que entre aquellos perros
una y otra parte de la calle, y viendo que nadie le enemigos de Jesús convenía buscarlo, y si no fue-
miraba se llegó al inocentísimo Isaac, y púsole con ra ya noche y estuviesen cerradas las puertas de
gran cariño un dedo en su tierna y delicada mano. la ciudad, sin duda irían al barrio de los judíos á
El inocente y hermoso ángel le tomó el índice con buscarlo; mas hubieron de volverse á su casa
su blanca manecita, y levantándose fué en segui- tristes y desconsolados por aquella noche, hasta
miento del traidor Judas, que lo vendía y llevaba esperar el siguiente día en que juzgaban hallar
con caricias y besos traidores al suplicio. Luego algún consuelo.
que hubieron pasado dos ó tres casas, le tomó la Tiempo era ya en que la humana fatiga da el
mano y le puso sobre sus rodillas, haciéndole mil primer descanso á sus pechos y cede al sueño t o -
traidoras caricias; y dándole el infame beso de dos sus cuidados, cuando aun los canes más vigi-
paz, lo engañó de suerte, que sin dificultad a l g u - lantes duermen y todo está en mudo silencio: e n -
na lo llevó en sus infames brazos fuera del barrio. tonces, pues, el cruel Moisés, con los demás
Entonces la inocente víctima, viéndose fuera de traidores, infames y malvados judíos, tomando
la calle de sus padres, en poder de un hombre que aquel inocente ángel que descuidado dormía, se
no conocía, comenzó á llorar tiernamente y á i n - fueron á la sinagoga, y sentándose en un escaño,
vocar el dulce nombre de su madre, que se lla- puso sobre sus muslos la hermosísima cuanto
maba María, porque en todo fuese semejante á Je- inocente prenda, y rodeándole todos aquellos
sús, hasta en ser hijo de María. Sin ánimo quedó lobos carniceros, desnudaron la inmaculada v í c -
el traidor cuando oyó los llantos y tiernos gritos tima dejándola en carnes; y tomando Samuel un
del niño, por juzgarse ya en manos de la justicia; lienzo que tenía pendiente del cíngulo, rodeándole
mas reparando en que ninguno parecía, sacó un el cuello y garganta hermosa con él, embarazaba
dinero con que engañó de nuevo y acalló al i n o - el aliento del hermosísimo ángel para que no
cente ángel. Viendo el cruel verdugo que ya c a - llorase, de suerte que alguno pudiese oir sus
llaba el cordero, prosiguió su camino, hasta que dulces y tiernos sollozos: los demás le tenían los
reparó en un zapatero de viejo, que á su puerta es- pies y manos. ¡Qué diligencias tan bárbaras para
taba cosiendo: aquí perdió del todo el ánimo, j u z - tan inocente cordero! De esta suerte, pues, estaba
gando se le había descubierto el hurto; mas v i e n - ya la inocente ofrenda hecha espectáculo triste al
do que el oficial sólo trataba en su trabajo, sin mundo, cuanto alegre al cielo que le esperaba,
mirarle á él, aceleró el paso y entróse con el niño envidiándole los mismos ángeles y gozando Jesús
en casa de Samuel, donde alentó y recobró los casi de ver otro inmaculado cordero que le imitaba y
perdidos espíritus vitales. seguía en la gloriosa pasión y muerte, cuando el
Samuel, que esperaba como el tigre la caza, desapiadado viejo Moisés sacó un templado cuchi-
DÍA 24 MARZO 645
lio con que le cortó y abrió el capullo de aquella infames manos. Después mandó á los circunstan-
virginal flor, para que fuese por circuncidada más tes que con alfileres y agujas pasasen muchas ve-
acepta la víctima: sacó luego unas tijeras y c o - ces aquel delicado cuerpecito. Hicieron todos una
menzó desde la tierna barba á abrirle la mejilla rueda, y prevenidos de alesnas, punzones, alfile-
derecha, y cortando un pequeño pedazo de a q u e - res y agujas, comenzaron con rabia y furor infer-
lla virgen y santísima carne, le puso en una fuen- nal á pasar y agujerear aquella santísima carne,
te ó copa que tenía preparada para recoger la desde lo sumo de la delicada y tierna cabeza
purpúrea rosa de su rojo carmín, que de las c r i s - hasta la virginal planta del pie, sin dejar parte en
talinas fuentes que ya había abierto el verdugo tan delicado cuerpo que no hiciesen una criba.
infame corría, y los circunstantes recogían con Hacían cuando así lo picaban grande algazara y
grande anhelo y cuidado. Ibanse luego siguiendo fiesta, repitiendo todos: Tolle Jesse mina elle pa-
por su orden y antigüedad cada uno de aquellos rientef ellepassusen peg molen: que quiere decir:
perversos judíos, y tomando las tijeras de la i n - «Como á Jesús, Dios de los cristianos, que es nada,
fernal y sacrilega mano del maldito viejo, cada quitemos á éste cruelmente la vida: así nuestros
uno hacía lo que él, cortando al ángel un pedaci- enemigos los cristianos sean eternamente con-
to de carne viva de aquella mejilla tierna, hasta fundidos.»
que se la acabaron de cortar y quitar toda. Y si Más de una hora duró este cruel espectáculo, y
el que le había echado el lazo al cuello tal vez el inocentísimo cordero, que abiertos tenía los ojos
aflojaba un poco por temor de no ahogarle, para mirando al cielo, llamando para testigos de su
que el sacrificio fuese vivo y padeciese más aquel triunfo á todos sus cortesanos, faltándole ya el
santísimo ángel, y por eso reconocían los otros espíritu, caídas las fuerzas, inclinando la santísi-
que iba á llorar, le ponían á toda prisa las manos ma cabeza, entregó su purísimo espíritu en manos
en el clavel de su tierna boca, y tan inocente que de aquel divino Señor por quien tanto había pade-
aun no sabía quejarse, temiendo no lo hiciese, de cido, para que añadiendo este nuevo y jamás visto
suerte que sin piedad lo ahogaban y sofocaban. trofeo al coro de los inocentes vírgenes y santos
¡Oh crueles! ¡Oh infames! ¡Oh canes rabiosos! ¡Oh mártires, allí se pusiesen también ganadas coro-
judíos perversos! ¿Qué hacéis? Ese ángel no abri- nas y le colocasen en el trono de gloria que ya le
rá la boca ni desplegará los labios contra v o s - esperaba puesto á la mano diestra del divino cru-
otros; temed su inocente sangre, que cual la de cificado Jesús, este nuevo y santísimo crucifijo.
Abel dará voces al cielo; no le tapéis la boca, d e - Quedó hermoso su cuerpecito, así como la encar-
jadle que aliente siquiera y respire, que si habla nada rosa suele quedar, torcido el cuello, cuando
alguna palabra será sólo la que le enseñó su el arado del inadvertido gañán pasa por ella, y
Maestro y Redentor Jesucristo, y cederá en pro- como cuando cae una gran tempestad de agua y
vecho vuestro, pues le pedirá os perdone porque granizo suelen quedar muchas flores, torcida la
no sabéis lo que os hacéis. Pero ya veo me canso púrpura y marchita, si hermosa.
en balde, que estáis tan obstinados y ciegos, que Entonces Moisés y todos los demás, levantando
aun no queréis el perdón de vuestras execrandas los ojos y manos al cielo, daban gracias á Dios
maldades ó infames culpas: castigo es bien m e r e - que les había dado á un tiempo venganza y sacri-
cido á tanta incredulidad como la vuestra. ficio de los cristianos, y dejando al santísimo
Hecha esta cruel y nunca oída función, tomó el cuerpecito en tierra, con grande aplauso, regocijo
infame viejo Moisés la pierna derecha del inocen- y alegría, subían y bajaban por unos y otros cuar-
te mártir, y abriendo con el cuchillo de alto abajo tos de la casa, sin caber en sí de gozo. Y bajando
la pantorrilla, tomó luego las tijeras y cortó un á cenar, mandó Samuel á sus criados que toma-
pedazo, y los demás hicieron lo mismo, como a n - sen el cuerpo muerto y lo ocultasen y escondiesen
tes. Acabada esta crueldad, el endemoniado viejo debajo de una tinaja en que solía tener vino. T e -
levantó en alto al mártir de Jesucristo que ya e s - mían y con razón los clamores de los cristianos, y
taba, como atormentado y desangrado, medio que si el obispo y jueces llegaban á descubrir
muerto, y si no lo estaba del todo era, sin duda, su maldad, habían de castigarlos y quitarles las
porque enamorado Jesús de verle así tratar por vidas.
su nombre, le conservaba la inocente y delicada Amaneció el viernes santo, y los padres del ino-
vida para aumentarle del martirio la corona. P i - cente, llevando en su compañía ministros de j u s -
dió el viejo cruel, cabeza de tanta tiranía y cruel- ticia, hicieron todas las diligencias posibles bus-
dad, á Samuel que se sentase á su izquierda cándolo; pero en vano buscaban entre los hombres
mano; hízolo así, y entre ambos levantaron al al que ya triunfante con la corona del martirio
santo Simón en alto en forma de cruz, que ya que vivía para siempre entre los ángeles, y así sin e s -
no habían prevenido cruz en que crucificarle, peranzas de hallarlo, tristes y desconsolados se
quisieron muriese en cruz crucificándole en sus volvieron á su casa. ¡Oh quién pudiera decirle á la
646 LA LEYENDA DE ORO DÍA 24
afligida y desconsolada María que enjugase las lá- mártir, apenas destetado, cuya santísima lengua
grimas y trocase en risa el llanto, pues su hijo go- aun no sabía pronunciar una palabra, en m e n o s -
zaba la mejor suerte y había ido á prevenirle una precio de Cristo y su santísima ley fué crucificado
silla en las eternas mansiones. Que es muy cier- y muerto tan cruelmente como has visto por los
to, á quien le había dado el ser para tanta gloria, infames judíos. Oíd todos aquellos que en v u e s -
le solicitaría agradecido la paga en la gloria mis- tras ciudades y tierras consentís habiten tan vora-
ma. Y ¡quién pudiera á Andrés, su padre, darle ces y crueles enemigos. Ved lo que hacen con
el mismo consuelo! Mas dejémoslos envueltos en vuestros hijos y con vuestro Dios y Redentor J e -
sus llantos, que ya llegará el tiempo de su alegría. sucristo. Consideradlo bien para que los aborrez-
El sábado se juntaron los judíos en su sinagoga, cáis y no les deis tierra que pisen, antes sí procu-
y trayendo el santo cuerpecito le pusieron tendido réis extinguir su nombre, y del todo acabar con
sobre su almomor, que es una mesa que tienen tan infame y vil canalla. Los judíos, por estatuto
ante el altar donde cantan los salmos, himnos y inviolable y eterno, todos los días maldicen el san-
antífonas. Acabadas sus oraciones judaicas, vol- tísimo Sacramento del altar, donde está el verda-
vieron á esconder el cadáver en el mismo lugar dero cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo,
que antes. El domingo de Pascua de Resurrec- y á su santísima madre la Virgen María sin pecado
ción, advirtiendo los perversos judíos que entre concebida: afirman que cuantas palabras salen de
los cristianos se hablaba de ellos y todos los mi- sus bocas son pecados, fuera de aquellas que h a -
raban con cuidado, juntándose en consejo y h a - blan en menosprecio y vilipendio de Cristo y su
biendo entre ellos varios pareceres, resolvieron esposa la santa Iglesia romana, que éstas dicen
que convenía volver á ponerle sus vestidos al niño son santas, buenas y meritorias. Asimismo en el
y arrojarlo al río que corre junto á sus casas, tercero libro del Talmud, libro de tanta estima-
y después ir al obispo y decirle que el agua había ción entre ellos, que le anteponen á los libros de
traído allí aquel niño ahogado, y detenido en una Moisés y los profetas, y para que se crea más en
red ó zarza de hierro que en aquella parte hay, el Talmud añaden fábulas á fábulas, diciendo que
no había podido pasar adelante; porque visto que Dios estudia el Talmud; en este libro, pues, se
ellos mismos iban á dar cuenta, ninguno había manda por ley inviolable y perpetua que tres v e -
de creer ni persuadirse á que los judíos pudie- ces al día, en oración que tienen por la más eficaz
sen haberle muerto. Con esta resolución se fué al de cuantas súplicas á Dios se hacen, pidan á Dios
pontífice de aquella ciudad el traidor que había destruya los cristianos, los confunda y acabe. Esta
hecho el hurto, y contóle todo lo que habían tra- perversa oración la hacen los hombres, en pie,
zado. Entonces, alegre el obispo de ver había pa- juntas las manos, sin tener el pensamiento en
recido el niño que por toda la ciudad se buscaba cosa alguna del mundo, si no es en sólo pedir á
(que luego creyó ser él), fué al lugar señalado, y en Dios la destrucción de los fieles católicos, en l e n -
su compañía el pretor y presidente de la ciudad y gua hebrea, las mujeres en la lengua vulgar que
otros muchos señores y ministros, y bajando al río saben, y sólo el levita la canta en alta voz, r e s -
luego hallaron la preciosa joya que buscaban, en pondiendo todos: «Amén.» Las palabras de la ora-
el agua envuelta en sus mismos vestidos. Sacaron ción son éstas: «Los convertidos vivan sin espe-
fuera el santísimo cadáver, y mirado bien y ad- ranza alguna, y todos de repente perezcan; los
vertidas sus crueles heridas, conocieron todos niños perezcan en los vientres de sus madres, sin
había sido martirizado por los dañados y perver- que jamás salgan á gozar de la luz, y todos los
tidos judíos, y venerándole como á glorioso i n o - enemigos de tu pueblo de Israel sean destruidos,
cente, virgen y mártir, lo llevaron con toda pompa y el reino de maldad de los cristianos del todo se
y solemnidad á la iglesia del príncipe de los após- arranque y confunda. Hazlo así, Señor, hazlo así;
toles San Pedro, y allí lo colocaron y pusieron cumple lo que te pedimos velozmente en nuestros
con toda veneración, donde comenzó á concurrir días, porque tú solo eres Dios bendito, que a h u -
toda la ciudad y circunvecinos pueblos con enfer- yentas nuestros enemigos y destruyes los impíos.»
mos de varias enfermedades, y todos volvían á
Y en el segundo Talmud afirman estos perjudi-
sus casas sanos y contentos, alabando á Dios y á
ciales enemigos que nuestro Señor Jesucristo pa-
su glorioso mártir, inocente y virgen Simón, el
dece grandes tormentos en el infierno, cosa tan
cual de día en día resplandece más y más con i n -
detestable que aun los turcos no pueden oiría y
finidad de milagros.
los aborrecen por eso. ¿De qué nos maravillamos
Ves aquí, cristiano, á tu'Jesús segunda vez e n - los cristianos, si permitimos en tantas partes vivir
tre ladrones crucificado. Considera qué harían entre nosotros estos enemigos de Jesucristo, nos
los desalmados judíos si tuviesen algún género de castigue su divina Majestad con guerras, hambres,
dominio y mando en los cristianos y fieles de J e - sedes, truenos, rayos, relámpagos, agua y piedras?
sucristo. El glorioso Simón, virgen, inocente y ¿Qué mucho nos envíe peste y muertes repentinas?
DÍA 25 MARZO 647
¿Que permita, que siendo nosotros pueblo escogido dole degollado durante la persecución de Diocle-
suyo, redimido con su sangre, vayamos cada día ciano, por orden del gobernador Turpio.
de mal en peor, viendo hacemos amistades con sus
mismos enemigos? ¿Que los dejamos vivir entre LOS SANTOS TIMOLAO, DIONISIO, PAOSIDES, RÓMÜLO, DOS
nosotros por el vil interés? ¿Que vendemos nuestra ALEJANDROS, AGAPIO, Y OTRO DIONISIO.—Merecieron la
sangre, entregando nuestros inocentes hijos en corona del martirio en Cesárea de Palestina, d u -
manos de tan crueles Herodes? ¿Qué otra cosa es rante la persecución de Diocleciano. Su muerte
darles ciudades y casas en que vivan, sino es me- fué gloriosa por la constancia con que sufrieron
nospreciar la sacrosanta fe de Jesucristo, hacien- por tres ó cuatro veces los golpes de una hoz con
do amistades con sus mismos enemigos? que al fin fueron degollados el 24 de marzo del
Nació nuestro santísimo mártir Simón el vier- año 303.
nes á 26 de noviembre, año de 1472 de nuestra
redención, de Andrés y María, sus padres muy SAN RÓMULO, Y SAN SEGUNDO, HERMANOS.—Fueron mar-
pobres, y por eso amados de Jesús, y padeció tirizados por los vándalos en Berbería, no se sabe
martirio á 24 de marzo de 1475, por lo cual todos cuándo.
los judíos que vivían en Trento fueron encarcela-
dos entre grillos y cadenas pesadas, de donde no SAN LATINO, OBISPO DE BRESCIA, EN ITALIA—Fué con-
saldrán hasta que todos hayan pagado su mereci- sagrado por los discípulos de los apóstoles, y g o -
do. Es de Trento, á 4 de abril del año de 1475. bernó su iglesia en paz por espacio de treinta y
Aquí concluye el autor, y aquí Surio, que la e s - un años, haciéndose memorable por su celo apos-
cribió del mismo. Escribióla también esta vida tólico y por los milagros que acompañaban á su
Molano en las adiciones á Usuardo; el Martirolo- predicación. Murió á principios del siglo II.
gio romano este mismo día 24 de marzo, y Baronio
en sus Anotaciones. Sólo difieren en que éste le SAN SELEUCO, CONFESOR—Era natural de Siria, don-
llama Simeón, y los demás Simón: puede ser ye- de vivió ilustrando con su sabiduría y sus virtu-
rro de la imprenta, que una letra sola en que está des aquellas vastas regiones. Ignórase la época
la diferencia es fácil descuido, si bien puede tener fija de su muerte, pero créese que fué en el si-
uno y otro nombre. (P. Ribadeneira.) glo III, y su nombre se halla continuado en los
más antiguos martirologios.
SAN AGAPITO, OBISPO—De las actas copiadas de san
Segundo sabemos que este santo fué descendiente SAN GUILLERMO DE NORWICH, MÁRTIR-Fué víctima
de un poderoso príncipe de España, y que d e s - de los judíos en 1137.
pués de recibido el sacramento del bautismo por
el obispo Agapo se dirigió á Italia acompañado Día 35
de varias personas. Reinaba en aquellos tiempos
el emperador Aureliano, y cuando Agapito llegó LA ANUNCIACIÓN DE NUESTRA SEÑORA Y ENCARNACIÓN DEL
á Palestrina prendióle el procónsul y lo martirizó HIJO DE DIOS.—En el sacrosanto é inefable misterio
por haber confesado á Jesucristo. Sucedió su mar- de la Encarnación del Hijo de Dios, por el cual en
tirio por los años 273. las entrañas de una purísima doncella se vistió de
nuestra carne, y siendo Dios inmortal se hizo
SAN MARCOS, Y SAN TIMOTEO.-Murieron por la g l o - hombre mortal para hacer Dios al hombre, la
ria de la religión cristiana, siendo degollados en primera cosa en que habernos de poner los ojos
Roma en el siglo II, durante el reinado del empe- es en aquel Dios eterno, todopoderoso é infinita-
rador Antonio. mente sabio y bueno, que halló y tomó un medio
tan inexplicable para nuestro remedio y salvación.
SAN PIGMENIO, PRESBÍTERO DE LA IGLESIA DE ROMA- Porque aunque pudiera tomar otros muchos m e -
Fué preso por los soldados del emperador Juliano dios para librar al género humano de sus pecados
el Apóstata, á quien reprendía sus injusticias y su y miserias, no había ninguno más conveniente
infidelidad. Desterrándole primero á Siria porque quo éste, ni más digno de la grandeza de Dios y
daba sepultura á los restos de los mártires, y h a - de su gloria, ni más provechoso y más honroso
biendo vuelto del destierro al cabo de cinco años, para el hombre. Porque primeramente, cuanto un
fué precipitado y ahogado en el Tíber por orden artífice es más excelente en su arte, tanto más
del mismo emperador, sucediendo su dichosa excelentes obras debe hacer, y siendo Dios sumo
muerte en marzo del año 373. ó infinito artífice de todas las cosas, como lo dice
el Espíritu Santo por Salomón, fué cosa muy con-
SAN EPIGMENIO.—También fué presbítero de la veniente que hiciese una obra digna de su g r a n -
ciudad de Roma, y consumó el martirio habién- deza é infinita sabiduría. Y porque la criatura, por
648 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
perfecta, noble y excelente que sea, siempre es bio, ó como un grano de peso que se carga sobre
limitada, finita ó infinitamente distante de Dios la balanza del platero. Y aun añade Isaías que
que es artífice infinito, puso su Majestad los todas las naciones del mundo delante de él son
ojos en una obra tan levantada y que hiciese como si no fuesen, y como nada son reputadas en
tanta ventaja á todas las otras, que en ella se su presencia, y así no se puede llamar suma c o -
descubriesen los tesoros de su sabiduría y o m - municación la que Dios hace al hombre, dándole
nipotencia, y fuese infinita é igual á la e x c e - todas las cosas que el profeta, lleno de su espíritu,
lencia y perfección del artífice. Esta hizo Dios llama nada. Ni puede haber otra cosa que lo sea,
en la Encarnación de su benditísimo Hijo, jun- sino la que hizo en su benditísima Encarnación,
tando en una persona Dios con el hombre, y la comunicando su ser divino al hombre, y uniendo
divina naturaleza con la humana, y el eterno con la naturaleza humana en una persona con la di-
el temporal, y el impasible é inmortal con el mor- vina. Pues ¿qué diré de la omnipotencia del Señor
tal y pasible. Para que por ser hombre sea obra que tanto resplandece en este altísimo misterio,
y hechura suya, y por ser Dios sea infinita y pues pudo juntar en una dos extremos tan distan-
tan excelente é incomprensible como lo es el tes, como son Dios y hombre, Verbo eterno y
mismo artífice. Demás de esto, cuanto la persona carne, Madre y Virgen, y la fe de tan escondido
que da es más magnífica y poderosa, tanto la dá- misterio con el corazón humano? ¿Qué diré de
diva debe ser mayor, porque el pobre debe dar aquel piélago inmenso de la sabiduría de Dios,
como pobre, y el rico como rico, el caballero como que se descubre en esta obra suya? Pues así
caballero, el señor como señor, el rey como rey como por un hombre había entrado la perdi-
y Dios como Dios, para que el don corresponda al ción al mundo, así ordenó que por otro nos en-
estado del dador. Pues siendo Dios un príncipe trase el remedio; y así como fuimos todos c o n -
soberano, inmenso, infinito y tan magnífico, libe- denados por la soberbia de uno, que siendo
ral y dadivoso que todas cuantas cosas hay fuera hombre quiso ser Dios, así fuésemos reparados
de él son como unas migajas de sus riquezas é por la humildad, del que siendo verdadero Dios
inestimables tesoros, ¿qué cosa nos pudo dar que se hizo verdadero hombre. Pues la justicia y la
igualase á su grandeza sino á sí mismo, para que misericordia, de la cual tanto se precia el Señor,
el don correspondiese á la grandeza ó inmensidad ¿cómo campean en este negocio de nuestra reden-
del dador? Y esto se hizo en la Encarnación del ción? ¿Cómo se abrazaron y se juntaron en uno?
Hijo de Dios, porque habiendo dado al hombre Porque la justicia en todo rigor fué satisfecha,
todas las cosas criadas que hay en el cielo y en la y las ofensas é injurias cometidas contra aquella
tierra, y viendo que todas no igualaban á su infi- soberana Majestad, y todos los pecados de t o -
nita grandeza, quiso darse á sí para que por aquí dos los hombres que son, fueron y serán, y pue-
sacásemos que no le quedaba por dar cosa alguna den ser, se pagaron por la obediencia y sangre
al que se había dado y entregado á sí mismo, de su Hijo, el cual, habiendo juntado consigo la
como dice el apóstol san Pablo por estas palabras: naturaleza humana en una misma persona, tomó
«El que no perdonó á su propio Hijo, mas le dio de ella el poder padecer y merecer, y de sí le dio
por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él virtud infinita para perfectamente satisfacer, y
no haya dado todo lo demás?» Especialmente que ésta fué la mayor gloria que jamás se dio ni pudo
de esta dádiva y don tan soberano y divino se si- dar á Dios, por ser obra, no de puro hombre, sino
gue grandísima gloria al mismo Dios, y al hombre de Dios y hombre é Hijo natural de Dios é infini-
singular beneficio, porque por él se descubren tamente amado de su Padre. Y juntamente con esto
más claras las principales perfecciones de nues- por aquí también se conozca cuan grande sea el
tro Dios, y que nos son más eficaces motivos para rigor de la justicia divina, pues tan grande satis-
amarle y temerle. Porque primeramente se mani- facción quiso que se le ofreciese por los pecados
fiesta su inmensa é infinita bondad, que es la del mundo, y que su mismo Hijo los pagase con
fuente manantial de todos los bienes que de ella su muerte afrentosísima y acerbísima; porque
se derivan á la criatura, y la propia naturaleza de ninguna pura criatura pudiera pagar por entero
la bondad es comunicarse, y de la bondad mayor esta deuda tan crecida y tan universal. Pero cuan-
comunicarse más, y de la bondad suma é infinita, to esta justicia del Señor parece más rigurosa y
que es la de Dios, comunicarse suma é infinita- severa con su hijo, tanto más resplandeciente
mente. Ni hay otra suma manera de comunicarse y más admirable y estupenda es su misericordia
al hombre, sino comunicándole su propio ser, para con el esclavo, pues llegó á hacerse hombre
porque todo lo demás, comparado con Dios, no es y á morir en una cruz por él, y recibir en su san-
sino un punto en medio del mundo, comparado tísimo cuerpo los azotes, penas y dolores que por
con la circunferencia del más alto cielo, ó como sus culpas merecía. Lo cual todo redunda en m a -
una gota de rocío de la mañana, como dice el S a - yor gloria del Señor, como dijimos, y no menos
I
DÍA 25 MARZO 649
en nuestra utilidad y honra, pues aquí tenemos esclarecido linaje, sin bastardear ni desdecir de lo
estímulos ó incentivos para amar, temer y ad- que debemos á tan alta dignidad. Demás de esto,
mirar más la bondad y majestad, justicia y cle- para curar las llagas de nuestra ánima, que eran
mencia, y todas las otras perfecciones de Dios tantas y tan grandes, ¿qué otra medicina más
que resplandecen en este sagrado misterio. Por- eficaz qne ésta se pudiera hallar? ¿Qué ejemplos
que ¿quién no amará aquella eterna é infinita más vivos y poderosos se podían imaginar para
bondad, que sin tener necesidad de nosotros, por esforzar nuestra flaqueza y confundir nuestra i n -
solas sus entrañas de piedad, con un medio tan cos- gratitud, que los de aquel Señor que juntamente
toso para sí procuró nuestro remedio? ¿Quién será era Dios y hombre? ¿Quién pudo alumbrar n u e s -
tan insensible? ¿Qué corazón habrá tan duro y tro entendimiento oscurecido, sino la divina luz?
tan de piedra que no se ablande y derrita con ¿Quién rendir y sujetar la voluntad rebelde, sino
este fuego de amor tan encendido, y que no ame el que es Señor de todas las voluntades? ¿Quién
á quien así le amó? ¿Qué bebedizos ó qué artifi- recoger la imaginación derramada, sanar el ape-
cios puede haber tan eficaces para despertar tito estragado, detener la carne flaca y mal incli-
nuestro amor, como ver que somos amados con nada, sino el que es la medicina de todas nuestras
tan tierno y fuerte amor del Rey de la gloria, que dolencias y necesidades espirituales? Y como gra-
descendió del cielo á la tierra para que nosotros ve y elegantemente dice el P. Fr. Luis de Gra-
subiésemos de la tierra al cielo? ¿Qué cosa hay nada: «¿Con qué se podía curar mejor nuestra
más alegre y más dulce para el miserable que la soberbia que con su humildad? Y ¿nuestra avari-
misericordia? Pues el temor santo y la reveren- cia que con su pobreza? Y ¿nuestra ira que con
cia y acatamiento de Dios en gran manera se su paciencia? Y ¿nuestra desobediencia que con
engendra y crece en nuestros corazones por la su obediencia? Y ¿los regalos y deleites de nuestra
consideración d é l a justicia divina, que se ejecutó carne que con los dolores y asperezas de la suya?»
en Cristo por nuestros pecados. Porque si para ítem: «¿Con qué se podía mejor vencer nuestro
que ellos no quedasen sin castigo quiso Dios que desamor que con tal amor? Y ¿nuestro desagrade-
muriese su Hijo y que pagase con su sangre lo cimiento que con tales beneficios? Y ¿nuestro ol-
que nosotros debemos, ¿con cuánto temor debe- vido que con tal providencia? Y ¿los desmayos de
mos nosotros vivir? ¿Qué temor y pavor debemos nuestra desconfianza que con tales merecimientos
tener de que el Señor no nos castigue como e s - y tales prendas de amor?»
clavos, rebeldes y fugitivos que no se supieron La segunda cosa en que habernos de ponor los
aprovechar de tan incomparable beneficio? Si no ojos en este inefable misterio, es en la pureza y
perdonó al Hijo, ¿perdonará al esclavo? Si mu- santidad de la sacratísima virgen María nuestra
rió el inocente, ¿vivirá el ingrato? Si el que no Señora, que Dios ab os temo escogió, para tomar
tenía culpa murió en una cruz, ¿el culpado y carne de ella. Porque sin duda que así como esta
desconocido de esta bondad de Dios, que le vuel- Virgen fué escogida para la mayor dignidad que
ve las espaldas y añade pecados á pecados y mal- puede caber en una pura criatura, que es ser Ma-
dades á maldades, quedará libre y sin castigo? dre de Dios, así le fué concedida la mayor gracia y
Mas no debemos parar aquí, sino pasar adelante santidad que cabe en pura criatura, y toda l a q u e
en la consideración de este misterio, y quedar era necesaria para ser digna Madre de Dios, el
como absortos y suspensos en la honra que de cual en esta Virgen ha mostrado más su poder,
él se sigue á todo el linaje humano, el cual fué sabiduría y bondad, hermoseándola y enrique-
ennoblecido y engrandecido y levantado á tan ciéndola con mayores y más aventajados dones,
gran dignidad y gloria. Y esta razón toca el após- y prerrogativas sobrenaturales que en todas las
tol san Pablo, escribiendo á los de Corinto, c u a n - otras criaturas juntas y en toda esta máquina del
do dijo: «Habíanos la sabiduría de Dios en m i s - universo. Y quien tuviese ojos espirituales para
terio, la cual está escondida, y Dios antes de los ver y penetrar la hermosura y belleza de la ánima
siglos la predestinó para nuestra gloria.» Porque santísima de la Virgen, y las virtudes con que
por este misterio un hombre es Dios, y los demás estaba adornada, y las gracias divinas con que
hombres somos hermanos de Dios, y así nos lla- resplandecía, sin duda que alabaría mucho más
ma él cuando dice: «Yo manifestaré vuestro nom- por ellas al Señor que por haber criado el sol, la
bre á mis hermanos.» Cristo es hueso de nuestros luna, las estrellas, los cielos y todo lo demás,
huesos y carne de nuestra carne, y en él nuestra porque en ninguna cosa de éstas se ha mostrado
naturaleza está ensalzada sobre todos los coros de tan admirable, tan rico y dadivoso, como en la
los ángeles, y por esta parte todos somos parien- perfección y adorno de esta sagrada y purísima
tes de Dios, para que mirando este parentesco y doncella. Y para dejar lo que todos los santos di-
obligación tan estrecha que tenemos de servir al cen de esta materia, que con ser tanto todo es
Señor, vivamos como quien conoce su nobleza y poco para lo que se puede decir, sólo quiero traer
TOMO I 82
650 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
aquí un lugar del bienaventurado san Lorenzo virginales brazos, de manera que toda la honra,
Justiniano, que hablando de la Virgen dice de toda la dignidad, todo el merecimiento, gracia y
esta manera: «La bienaventurada Virgen es un gloria se halla en María. Grande fué cuando nació,
tálamo aseado por su pureza, adornado por sus y mayor cuando concibió, siempre santa, siempre
costumbres y lleno de toda santidad, entretejido llena, siempre purísima y sin mancilla, santa en
de flores, hermoso de virtudes, oloroso por la fra- el ánima y en el cuerpo, llena de gracia y virtud,
gancia de su castidad, encendido de caridad, y por purísima en todos sus pensamientos, palabras,
su virginidad y humildad admirable. Ella es S e - obras y acciones.» Todo esto es de san Lorenzo
ñora gloriosa y Mujer bienaventurada, entera y Justiniano, primer patriarca de Venecia.
preñada, Madre y Virgen, escogida para que pa- A esta sacratísima virgen María dice el evange-
riese á Dios y sierva suya, la cual desterró la cul- lista san Lucas que envió Dios al ángel san Ga-
pa y acarreó su gracia, dio paz al mundo, Dios al briel, y moraba en una ciudad de la provincia de
hombre, fin á los vicios, orden á la vida, y regla Galilea, llamada Nazareth, y que estaba desposada
á las costumbres. Ella es la que recibió en sus con un varón de la sangre y familia de David, que
entrañas al Verbo, concibió al Hijo, y parió á se llamaba José, y que el nombre de esta virgen
Cristo. Ella es la puerta del cielo, entrada del era María. La más solemne y alta embajada que se
paraíso, estrella del mar, alegría del mundo, re- ha hecho en el mundo ni se hará jamás, fué ésta,
fugio de los pecadores, puerto de los que navegan, porque Dios es el que la envía, y ningún otro
ayuda de los que peligran, camino de los desca- sino él la podía enviar. El mensajero es el arcán-
minados, salud de los desahuciados, medianera gel san Gabriel, uno de los mayores príncipes
del mundo, muerte del pecado, espanto del demo- de la corte del cielo, que con su mismo nombre,
nio, y terror de los espíritus malignos. Ella es que quiere decir fortaleza de Dios, nos da á e n -
tabernáculo y el arca del Testamento, el propicia- tender el brazo y poder de Dios que en este misie-
torio del templo, el trono de Dios, la vara florida, rio se descubría. La persona á quien fué enviado
la nave ligera, el huerto cerrado, la fuente sella- era la virgen nuestra Señora, que, como habe-
da, la puerta cerrada, paloma sin mancha ni pinta rnos dicho, con sus virtudes y gracias singulares
de fealdad, rosa olorosa, azucena blanca, flor sua- había enamorado y robado el corazón de Dios, y
vísima, y como una varita de humo de todos los estaba desposada no solamente porque así c o n -
perfumes aromáticos que sube derecha con admi- venia para su alivio y para su honra y para la de
rable fragancia y suavidad, oliva verde, vid fruc- su Hijo, y para encubrir al demonio este misterio,
tuosa, ciprés alto, palma cargada de verdes y sino también para que las casadas y las vírgenes
lindas hojas, terebinto que extiende sus ramas, la tuviesen por dechado y espejo; pero el esposo
campo vestido de mieses, y tierra bendita que era José, varón santo y castísimo, y digno de tal
produce fruto de vida. Ella es el alba de la maña- esposa. El negocio que en esta embajada se trataba
na y lucero esclarecido, más hermosa que la luna fué el más alto, sublime y admirable que jamás hubo
y más resplandeciente que el sol, más pura que ni puede haber; porque fué para que Dios se hiciese
el oro y más preciosa que las piedras preciosas, hombre, como se ha dicho, y aquel purísimo y
más suave que el bálsamo y más estimada que simplicísimo espíritu en las entrañas de esta cas-
las perlas, más dulce que la miel, y sobre toda tísima doncella se vistiese de nuestra carne, y se
armonía y consonancia deleitable. Esta Virgen desposase con la santa Iglesia con un vínculo de
santísima es la que, adornada de todas las virtu- amor fuerte y tan indisoluble. Y porque en cual-
des y ataviada de todas las gracias divinas, con el quiera desposorio y casamiento para que sea fir-
olor de ellas trajo á sí al Rey del cielo, porque me y rato es necesario que las partes, el esposo
con la pureza de su virginidad y de su inocentísi- y la esposa, den su consentimiento, fué cosa muy
ma vida, siendo más santa que todas, fué escogida conveniente que viniese el ángel á la Virgen para
para ser Madre de Dios, y por los merecimientos pedirle el suyo, y como persona pública y que re-
de su humildad y de su abrasada caridad, fué presentaba todo el género humano, diese el si y
amada del muy Alto, escogida del Verbo, preñada aceptase aquella inestimable merced de Dios. El
por virtud del Espíritu Santo, enriquecida con el nombre de esta Señora y Reina del cielo es Ma-
fruto divino, prefigurada en las sagras Letras, ría, que se interpreta, como dice san Jerónimo,
anunciada de los profetas, ensalzada sobre los Señora alumbrada y alumbradora, y estrella del
arcángeles y sobre todos aquellos bienaventura- mar, que todo esto se encierra en este nombre,
dos espíritus. Porque al que no cabe en los cielos Es verdadera Señora, no de parte de la tierra,
y toda la naturaleza reverencia con admiración, sino de todo el mundo y de todas las criaturas que
esta Virgen concibió primero en su ánima y des- están en el cielo y en la tierra y en el infierno,
pués en su vientre, encerró en sus entrañas, crió porque es Esposa del Padre y Rey del universo, y
á sus pechos, tuvo en su regazo y abrazó con sus Madre del Príncipe del cielo y de la tierra, y
DÍA 25 MARZO 651
Templo del Espíritu Santo, que es un mismo Dios á los tristes consuelo, á los pecadores perdón, á
con el Padre y con el Hijo. Y el Padre eterno quie- los justos gracia, á los ángeles alegría, á la San-
re que sea honrada su Esposa, el Hijo que su tísima Trinidad gloria, y al Verbo eterno la subs-
Madre sea glorificada, y el Espíritu Santo que tancia de su propia carne. Y como dice el gran
sea reverenciado y magnificado su Templo. T a m - doctor de la Iglesia san Jerónimo: «A los demás
bién fué alumbrada y vestida del sol de justicia, se da una parte de gracia; mas á María se infun-
con tan grande resplandor y claridad, que d e s - dió juntamente toda la plenitud de la gracia.»
terró las tinieblas del pecado y nos alumbra á Porque el autor y fuente de ella moró en sus pu-
todos, y quedando con la gloria de su virgini- rísimas entrañas. El Señor, dice, es contigo, y ha
dad, parió y nos comunicó la luz verdadera que prevenido á su mensajero, y desde el punto de tu
alumbra á todos los hombres que vienen al mun- purísima concepción está contigo, el Padre como
do. Es asimismo estrella de este mar tempestuoso esposo con su querida esposa, y como padre con
y turbulento, á la cual debemos siempre con d e - su Hija dulcísima, el Hijo como con su Madre
voción é imitación mirar como al Norte, si que- amantísima, y el Espíritu Santo (por cuya virtud
remos navegar seguros y pasar el golfo tan peli- concebirás) como santificador en su templo. Toda
groso de esta miserable vida, y llegar al puerto la Santísima Trinidad está contigo; contigo en el
de la bienaventuranza. corazón, contigo en el secreto de tu conciencia,
Estando, pues, esta doncella en su secreto r e - contigo en las palabras y en las obras, y ahora
traimiento encerrada y escondida, y en altísima por una nueva manera el Hijo de Dios estará en
contemplación, y como algunos santos dicen m e - tu sagrado vientre, y así puedes estar segura
ditando este misterio y suplicando á Dios que vi- porque el Señor está contigo. Bendita eres entre
niese ya y cumpliese sus promesas y el deseo de- todas las mujeres, porque las otras mujeres ó son
todas las gentes, entró el ángel en figura de varón estériles, ó conciben con pecado y están preñadas
hermosísimo, y con grande humildad y reverencia con pesadumbre, y paren con dolor; mas tú con-
la saludó diciendo: «Dios te salve, llena de gracia; cebirás á Dios por obra del Espíritu Santo, y le
el Señor es contigo, bendita eres entre todas las traerás con gozo, y le parirás con alegría, de tal
mujeres.» Mira cómo saluda el ángel á la Virgen manera que ni el parto disminuya la gloria de tu
retirada y escondida, para que no pienses que por virginidad, ni la virginidad la dignidad de madre,
esconderte de los hombres no te sabrá Dios h a - que es privilegio entre todas las mujeres á ti sola
llar, porque tanto mejor te hallará cuanto estu- concedido. ¡Oh qué maravilloso es Dios en sus con-
vieres más escondido, y cree cierto que aquellos sejos, y cuan contrario al estilo del mundo! Porque
tienen visitas de ángeles que por amor de Dios el mundo todo es sonajas y cascabeles, mucho
huyen las visitas impertinentes de los hombres, y ruido y poca sustancia, y lo que más suena, mirado
dan de mano á las bonetadas y besamanos falsos cerca y dentro, es una vanísima vanidad, y como
que da el mundo. Llámala llena de gracia. A l g u - las manzanas de Sodoma y Gomorra, que después
nos leemos en las divinas Letras que fueron llenos de aquel incendio que vino del cielo quedaron á
del Espíritu Santo, como Zacarías é Isabel y su la vista muy hermosas, y en tocándolas se desha-
hijo san Juan Bautista, y los apóstoles, y los siete cen entre las manos y se convierten en cisco y
diáconos, y señaladamente san Esteban, san Pablo ceniza; mas Dios obra sus misterios soberanos en
y Bernabé, y los discípulos de los apóstoles. Mas silencio y sin ruido, y entre un ángel y una d o n -
no es necesario que todos los que fueron llenos de cella recogida en su aposento, sin que lo sienta
gracia ó del Espíritu Santo lo hayan sido igual- nadie, trata y concluye la mayor obra que pudo
mente y con la misma medida y manera, porque hacer.
llena se-dice que está la fuente, y lleno el río y Dice más el evangelista: que oyendo la Virgen
lleno el estanque, pero con gran diferencia. Cristo las palabras del ángel, se turbó. No se turbó por
nuestro Redentor fué lleno de gracia como fuente ver al ángel como cosa nueva y nunca vista, por-
purísima de la cual mana toda la gracia, y se de- que muchas veces es de creer que la visitaron los
riva como de la cabeza en sus miembros. Llena ángeles, y la trataban familiarmente, reveren-
fué de gracia la Virgen, como río caudaloso que ciando en aquel cuerpo tierno y delicado de don-
nace de la fuente y está conjunto con ella, y llenos cella el espíritu más puro y más perfecto que los
fueron de gracia los otros santos, cada uno según mismos ángeles, los cuales son muy amigos de
su capacidad y suficiencia ó abundancia. Mas las vírgenes por su pureza, y les hacen buena
cuando el ángel llama llena de gracia á la Virgen, compañía. Pero turbóse por ver el ángel en aque-
habla de otra plenitud más aventajada y excelente lla figura de mancebo tan lindo, y mucho más por
y singular, y la mayor que ninguna pura criatura las palabras que le dijo, y por la salutación que le
pudo recibir. Fué tan llena que rebosó y redundó hizo de tanta admiración, y tan nueva, que antes
en todos los demás, y dio á los cautivos libertad, de la Virgen no leemos haber sido saludada per-
652 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
sona alguna de tal manera. Y como esta señora grande, porque en cuanto hombre tendrá por gra-
era tan humilde y tan vil en sus ojos, y se repu- cia, lo que en cuanto Dios tiene por naturaleza.
taba indigna de semejantes alabanzas, confundióse Será grande en el cielo y en la tierra y en los
y turbóse y comenzó á pensar si aquella saluta- abismos: y los ángeles, los hombres y los demo-
ción era de buen espíritu ó de malo, porque al nios se arrodillarán delante de él, y postrados
verdadero humilde no hay cosa que más le turbe adorarán este dulcísimo y santísimo nombre de
que oirse alabar, temiendo de no perder la humil- Jesús.
dad que él tanto estima, y en la cual tiene todo su Oídas las razones que le dijo el ángel, respon-
tesoro. Turbóse, mas no habló, para enseñar á dió la Virgen: «¿Cómo se hará esto, porque no
las vírgenes el principal decoro y ornamento de conozco varón?» No dudó de la verdad de la pro-
la virginidad, que es el silencio y la vergüenza. mesa ni del poder de Dios; mas maravillada de la
Mas como el ángel la viese así turbada, le dijo: grandeza del misterio y que Dios la hubiese esco-
«No temas, María, porque has hallado gracia cer- gido para tan alta dignidad, y deseosa de guardar
ca de Dios;» como si dijera: Teman las que por el propósito y voto de su pureza virginal, que
sus pecados pierden á Dios; pero tú que has h a - como Virgen de las vírgenes la primera de todas
llado gracia en sus ojos, ¿qué tienes que temer? había hecho, alzando la bandera de la castidad y
Desde el principio del mundo hasta ahora, en provocando á las demás á imitarla con su ejem-
tantos siglos y edades, buscándola con tanto cui- plo, preguntó el modo como se había de obrar en
dado y diligencia, ninguno ha dado en la vena de su sagrado vientre aquel soberano misterio, y si
la gracia como tú, ni ha sido tan acepta ni tan había de ser con detrimento de su virginidad. No
agradable al Señor, para que entendamos que no conozco varón, dice; es á saber, tengo hecho pro-
se enoja Dios por ver á los suyos recatados y que pósito firme y voto de no conocerle, y he consa-
no aceptan luego sus dones y su salutación, antes grado á Dios mi virginidad, y aunque tengo á
él mismo quita la turbación y el miedo que causa José por esposo, téngole por guarda, no por que-
el temor, y enseña al que con prudencia piensa y brantador de mi puridad. ¡Oh santa virginidad,
pondera las cosas que deben ser examinadas, pues hermana de los ángeles, flor hermosísima del
nos manda su apóstol y evangelista san Juan que campo de la Iglesia, y victoria de todos los delei-
no creamos fácilmente á cualquiera espíritu, sino tes sensuales, gloria del rebaño de Cristo, amada
que probemos á cualquiera espíritu para ver si es del Rey, dedicada al Señor y consagrada para
de Dios. Añadió más el ángel: «He aquí que c o n - Dios! Confúndanse todos los esclavos de sus a p e -
cebirás en tus entrañas y parirás un hijo: llamar- titos, pues tan barato venden una joya tan pre-
le has por nombre Jesús. Este será grande y será ciosa como ésta, que la Virgen sapientísima,
llamado hijo del Altísimo, y el Señor le dará la ofreciéndole el ser madre de Dios, preguntó cómo
silla y trono de David, su padre, y reinará eterna- aquello había de ser sin detrimento de su virgini-
mente en la casa de Jacob, y su reino no tendrá dad. A la pregunta de la Virgen respondió el
fin.» Aquel Señor que fué prometido de Dios, ángel: «El Espíritu Santo sobrevendrá en ti, y la
y deseado de los patriarcas, y anunciado de los virtud del Altísimo te hará sombra, y por tanto lo
profetas, y representado en todas las sombras que de ti nacerá santo será llamado hijo de Dios.»
y figuras de la ley; aquel por quien suspiraban No temáis, Virgen gloriosa, que se ofpnda Dios
todas las gentes y con grandes ansias pedían á ni el ángel por volver por vuestra virginidad, an-
Dios que los cielos como rocío le destilasen y llo- tes con eso mismo convidáis más á Dios, para que
viesen al justo, y que los mismos cielos se rom- venga en vuestras purísimas entrañas, y tome de
piesen para que bajase á la tierra, este mismo ellas la carne que ha de ser instrumento del V e r -
concebirás, como verdadera madre á su verdadero bo divino. El que viene á predicar la virginidad,
hijo, y le parirás y llamarás Jesús, que quiere no viene á quitaros la que vos tenéis. Virgen os
decir Salvador, porque él salvará al género h u - quiere Dios, y si no lo fuésedes, no os tomaría
mano, y quiere tanto á los hombres, que no fía la por madre. «No busquéis en este misterio, dice
salud de ellos de otras manos que las suyas. Será san Juan Crisóstomo, hablando con la Virgen, el
grande, no como Juan Bautista, de quien se dice modo y orden de la naturaleza, porque lo que en
que sería grande delante de Dios, sino grande vos se obrare es sobre toda naturaleza. Pregun-
como Dios: Juan grande hombre, Jesús grande táis cómo se hará esto, porque no conocéis varón.
Dios. La grandeza de Juan tuvo principio y fin: la Por eso se hará, porque no conocéis varón, que si
grandeza de este hijo, llamado Jesús, no tiene lo conociérades, no os escogieran por madre de
principio ni fin, porque él es el principio y fin de Dios ni os tuvieran por digna de tan alto miste-
todas las cosas. Ya es grande y grande Dios, y tú rio.» Cortaráse sin manos esta piedra, y ardiendo
le concebirás y parirás, porque el hijo que saliere la zarza no se quemará, porque el Espíritu Santo
de tus entrañas será juntamente Dios y será sobrevendrá en vos, y la virtud del Altísimo os hará
DÍA 25 MARZO 653
sombra para que podáis sufrir al que es fuego Esto es de san Bernardo. Fué tan agradable á
consumidor y resplandor de la gloria del Padre. Dios esta humildad y consentimiento de la Virgen,
Debajo de esta sombra no hay que temer la fuerza
-
que dice san Bernardinode Sena que mereció más
del calor de la carnal concupiscencia; y para que en solo aquel acto, que todos los ángeles y todos
la Virgen se confirme más, siendo como eran las los hombres. Porque con él mereció ser Madre
cosas que le había dicho sobre todas las fuerzas de Dios, y aquel sí y consentimiento y ofrecimien-
de la naturaleza, le trajo el ángel el ejemplo de su to de tanta humildad y sujeción á la voluntad del
parienta Isabel, diciéndole que ella también había Señor, fué como una última disposición para re-
concebido un hijo en su vejez siendo estéril, por- cibir aquella soberana y altísima gracia, para la
que á Dios ninguna cosa es imposible. Y aquí cual Dios ab (eterno la había predestinado y e s -
acabó el ángel su embajada, y la Virgen santísi- cogido.
ma, hincadas las rodillas en el suelo, sumida en Luego que la Virgen acabó de decir: «He aquí la
el abismo de su nada, con la mayor y más pro- sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra,»
funda humildad que jamás tuvo pura criatura, y dio su consentimiento, por virtud del Espíritu
respondió aquellas palabras que alegraron al cielo Santo se organizó en sus entrañas y de su purísi-
y la tierra, y dieron la redención á los cautivos, la ma sangre se formó un cuerpecito bien proporcio-
liberación á los condenados, y la salud á todos los nado y capaz para recibir la alma racional que en
hijos de Adán. «He aquí, dice, la sierva del S e - aquel mismo punto crió Dios, é infundió y unió
ñor; sea hecho en mí según tu palabra.» aquella humanidad con la naturaleza divina en la
¡Oh Virgen incomparable y bendita sobre todas persona de su unigénito Hijo, el cual, por virtud
las criaturas! ¡Oh verdadera Abigaíl! Que pidién- de aquella unión, juntamente es Dios y hombre, é
dola el rey David por mujer, respondió: «He aquí hijo natural y verdadero de María, y ella verdade-
tu criada para lavar los pies de los siervos de mi ra y natural madre de su Criador y Señor, engen-
Señor.» Todas las virtudes fueron admirables en drado de su substancia y concebido en su sagrado
María, y en este razonamiento que tuvo con el vientre. Las,riquezas y gracias que fueron c o n -
ángel se descubren muchas y muy principales. cedidas á aquella sacratísima humanidad, ¿qué
Mas la humildad suya que resplandece en esta entendimiento, si no es el de Dios, lo puede e n -
respuesta sobre todas, causa admiración. Siendo tender? Porque demás de la primera y suma gracia
escogida por madre del Hijo de Dios, se ofrece de la unión de ella con el Verbo divino, con la
por esclava. «He aquí, dice, la sierva del Señor.» cual fué ensalzada sobre todo lo que Dios tiene
¡Que tan grande es aquella humildad, que no se criado y puede criar, le fué concedida la gracia
deja vencer de las honras ni se desvanece con la de universal cabeza de todo el linaje humano, para
gloria! «No es gran cosa, dice san Bernardo, ser que de ella manase la gracia en toda la posteridad
humilde en las bajezas; mas es muy grande y muy de Adán, y no hubiese gota de santidad que no se
rara ser humilde en las grandezas. Propio es del derivase de esta fuente, ni justo, ni santo que no
humilde cuando más le levantan bajarse él más, debiese á este Señor su justicia y santidad. Con
y ser como el árbol que cuanto está más cargado esta gracia le fueron dadas todas las gracias que
de fruto, más se inclina hacia la tierra; María, llaman gratis datas, de perfección, de sabiduría,
levantada se abaja, y estando llena de gracia y de hacer milagros y de todos los dones del Espíri-
santidad se inclina y se sujeta á la voluntad de tu Santo. Porque en aquella ánima santísima se
Dios y dice: «He aquí la sierva del Señor; hágase depositaron todos los divinos tesoros de la sabidu.
en mí según tu palabra.» Como si dijera: Dios es ría y ciencia de Dios, como lo requería la dignidad
el señor y yo soy su sierva y su criatura; haga en de la ánima, unida personalmente con él. Este es
mí, como señor, lo que fuere servido. De la mis- el misterio de la Encarnación, y lo que la fe cató-
ma humildad nació el conocerse por esclava, y el lica confiesa cuando en el Credo decimos que J e -
ofrecerse á la voluntad del Señor con perfecta r e - sucristo fué concebido de María virgen por virtud
signación y obediencia. Agradó al Señor con su del Espíritu Santo. Pero ¡qué lengua, no digo h u -
virginal limpieza, y concibióle con s u humildad. mana, sino angélica, podrá explicar los movimien-
Sea hecho en mí según tu palabra. «Esta palabra tos y afectos interiores que en aquel punto tuvo el
sea hecho, dice san Bernardo, es palabra signifi- corazón purísimo de aquella Reina de los ángeles!
cativa del deseo que tenía la Virgen de este m i s - ¡Qué luces, qué resplandores ilustraron su enten-
terio, ó es palabra de oración que pide lo que le dimiento! ¡Qué ardores é incendios inflamaron su
prometen. Porque Dios quiere que le pidan lo que voluntad! ¡Qué gozos y júbilos ocuparon aquella
él promete, y por ventura por esta causa promete alma santísima, cuando el Espíritu Santo sobrevi-
muchas cosas de las que quiere dar, para que con no en ella y el Verbo divino se vistió de su carne,
la promesa se despierte la devoción, y así merezca le dio la nueva dignidad y gloria de madre, y obró
la devota oración lo que quiere dar de gracia.» tan grandes y maravillosas obras como allí fueron
654 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
reveladas y obradas en su persona para remedio cruz los dos piadosos varones José y Nicodemus,
y bien del mundo! Esto no hay quien lo pueda y le tuvo en sus brazos contemplando cuál le h a -
comprender, y mejor es dejarlo para que cada uno bían puesto sus enemigos y nuestros pecados. El
lo considere y medite dentro de sí, y edifique su séptimo, cuando le quitaron de los brazos á su
alma con el peso y ponderación de cosas tan i n e - Hijo para sepultarle, y quedó en una total y tris-
fables, tan secretas y divinas. tísima soledad, ocupando los ojos solamente en
(P. Ribadeneira.) llorar, pues no tenían ya en la tierra qué ver.
Mas aunque no se puede negar que padeció
LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA, NUESTRA SE- María santísima todos estos dolores, y que fueron
ÑORA.—Celébrase en todos los reinos y señoríos de como penetrantes espadas que atravesaron su c o -
la monarquía española, en la feria sexta después razón, por lo cual deben ser meditados devota-
de la dominica in Passione, la fiesta de los siete mente de los fieles para acompañar á María santí-
dolores que padeció la virgen María en la pasión sima en su dolor; con todo eso, porque el sumo
de su Hijo, por concesión de nuestro santo padre pontífice en el breve en que manda celebrar la
Clemente X, á petición de la augustísima y piado- fiesta de este día habla de los siete dolores que
sísima reina de las Españas D." Mariana de A u s - padeció María santísima en la pasión de su Hijo,
tria, nuestra señora, que por la singular de- y eso manda que se celebre, y porque en el c ó m -
voción que tiene con la Reina de los ángeles ha puto que hemos hecho se callan otros dolores
solicitado el acrecentamiento de su culto y v e n e - muy principales que tuvo la Virgen en la pasión
ración, con ésta y otras nuevas festividades que de su Hijo, se ha de hacer de otra manera; y
por su celo se celebran á la Virgen en los reinos puede considerar la piedad que el primer dolor es
de España, los cuales no juzga bastantemente s u - el que padeció María cuando habiendo celebrado
yos, si no los mira del todo dedicados al servicio su Hijo la última cena con sus discípulos, entró á
de la soberana Reina de los cielos y de la tierra. despedirse de ella para ir á padecer afrentas y
Los siete dolores de la Virgen, que comúnmen- tormentos, y morir por los hombres en una cruz,
te considera la devoción y representa en las i m á - y hablándose aquellos dos ternísimos amantes,
genes de nuestra Señora de ios Dolores con siete Hijo y Madre, más con los ojos que con la lengua,
agudas espadas que atraviesan su corazón, son más con lágrimas que con palabras, después de
los que se siguen. El primer dolor fué el que pa- haberse abrazado con lazos que parecían indiso-
deció María santísima cuando llevando á su Hijo lubles, se dividieron y apartaron, el Hijo para
á presentar al templo de Jerusalén, el santo viejo morir y la Madre para vivir muriendo, el Hijo
Simeón, con espíritu profético, le dijo que aquel para padecer una penosa muerte, y la Madre para
niño estaba puesto para ruina y resurrección de sufrir una cruel vida, muriendo porque no podía
muchos en Israel, y por señal á quien se había de morir, y padeciendo doblada pena porque yendo
contradecir, y que su misma alma había de ser s u Hijo á padecer, á ella no se permitía acompa-
atravesada con una espada, aludiendo á lo mucho ñarle en sus tormentos. Porque puesto caso que
que había de padecer en la pasión y muerte de su los evangelistas no hablan de esta despedida, h á -
Hijo. El segundo dolor, cuando mandó el ángel á cenlo, como dicen los doctores que llegan á este
san José que huyese con la madre y con el niño á punto, porque cosas tan ordinarias entre madres
Egipto, porque Herodes había de buscar al niño é hijos, y de suyo sabidas, no tienen necesidad los
para quitarle la vida, y v i o María cuan mal reci- historiadores de contarlas para persuadirlas, y por
bido era su hijo é Hijo de Dios, de los hombres, eso las suponen. Y á lo menos la noticia de que
pues apenas habia entrado en el mundo para su Hijo iba á padecer, y de los tormentos y afren-
traerle la vida, cuando el mundo le buscaba para tas que había de padecer, nadie se la puede negar
darle la muerte. El tercer dolor, cuando subiendo á la Virgen, pues estaba entonces en Jerusalén
María y José con Jesús, niño de doce años, al con su Hijo, y tenía muy leídas y meditadas las
templo de Jerusalén, le perdieron por tres días escrituras y profecías que hablaban de la pasión
sin saber dónde estaba, quedando la Madre sin y muerte de Cristo, y él la había comunicado mu-
consuelo porque le faltaba el Hijo, que era toda chas veces las penas y tormentos que le espera-
su alegría; y siendo combatida de diversos cuida- ban, mucho más claramente que á sus apóstoles,
dos de dónde estaría, qué haría y padecería el cuanto era la Virgen más capaz y más digna de
niño tierno fuera de su casa, patria y parientes. saberlas que no ellos. El segundo dolor es el que
El cuarto dolor, cuando llegándose la pasión de padeció la Virgen cuando su Hijo, atado á una co-
su Hijo, le encontró en las calles de Jerusalén lumna, fué azotado con increíble rigor, hallándose
que llevaba sobre sus hombros la cruz en que ha- la dolorosa Madre presente á este lastimoso e s -
bía de ser crucificado. El quinto, cuando le vio pectáculo, como ella misma lo reveló á santa Brí-
crucificar. El sexto, cuando se le bajaron de la gida, en parte donde veía descargar sobre aquel
DÍA 25 MARZO 655
inocentísimo cuerpo la multitud de azotes que manos y pies aquellos cuatro ríos del paraíso, de
merecían todos los pecados del mundo, remudán- que se compone el mar Bermejo, en que se había
dose los verdugos cansados de azotarle, y estando de anegar Faraón y sus carros, Lucifer y su ejér-
el Hijo más firme que la columna á que estaba cito con todos los pecados del mundo. El sexto do-
atado, sin cansarse de ser azotado, hasta quedar lor de la Virgen fué cuando aquellos dos santos y
aquella carne más blanca que el alabastro, ba- piadosos varones, Nicodemus y José ab Arimathea,
ñada en la sangre que corría por tantas fuentes bajaron á Cristo muerto de los brazos de la cruz
cuantas eran las heridas que hacían los azotes, á los brazos de la Madre, y ella, teniendo en sus
por las cuales se descubrían los huesos, siendo brazos á su Hijo, con los ojos anegados en lágri-
verdaderamente varón de dolores, como dice mas y el corazón lleno de sentimiento, contem-
Isaías, en quien no había parte sana y sin dolor. plaba aquel cuerpo sin alma, aquel rostro sin her-
El tercer dolor de la Virgen fué la coronación de mosura, aquellos ojos sin luz, aquellas mejillas
espinas de Cristo cuando la Madre vio ó supo que sin color, aquellos labios sin vida, aquella lengua
á su Hijo, verdadero Rey de los cielos y de la tie- sin voz, aquellas manos sin acción, aquellos pies
rra, le trataban los hombres como rey de burlas, sin movimiento; y miraba una y otras veces la ca-
vistiendo una púrpura vieja y desechada al que beza taladrada con las espinas, las manos traspa-
viste los campos de flores, los árboles de hojas, sadas con los clavos, el rostro afeado con las sali-
los brutos de pieles, los peces de escamas y las vas, las espaldas rasgadas de los azotes, el pecho
aves de plumas, coronando con espinas al que abierto con la lanza, y todo el cuerpo teñido en
corona con estrellas á sus escogidos; poniendo sangre, lleno de heridas, golpes y cardenales, y
cetro de caña en la mano al que sustenta con tres hasta los huesos desencajados y fuera de su lugar.
dedos la redondez de la tierra, adorando por es- El séptimo y último dolor fué el que padeció María
carnio al que hincan la rodilla la tierra, el cielo y santísima cuando los santos varones tomaron de
el infierno; hiriendo con bofetadas y afeando con sus brazos el cuerpo de su Hijo, que aunque era
salivas aquel rostro en quien desean mirarse los la causa de su pena era también el único c o n s u e -
ángeles, y alegra con dejarse ver á todas las cria- lo que le había quedado en su muerte, y le sepul-
turas. El cuarto dolor cuando encontró María taron, dejándola del todo sola, sin el alma y sin el
santísima á su Hijo en las calles de Jerusalén, cuerpo del Hijo, acabando lo que la muerte había
cargado como otro Isaac de la leña en que había empezado, y sepultando con el cuerpo su corazón,
de ser sacrificado; su cuerpo inclinado con el su vida y todos sus pensamientos: porque allí e s -
peso grande de la cruz que le hacía arrodillar y taba el corazón de la Madre donde estaba su teso-
caer en la tierra, acompañado de malhechores ro; allí estaba su vida donde estaba el Hijo muerto;
que iban á ser crucificados con él y le doblaban allí estaban sus pensamientos donde estaba la
el tormento con la afrenta; rodeado de sayones causa de su dolor. Estos son los siete dolores que
que sin cesar le atormentaban y maltrataban; padeció María santísima en la pasión de su Hijo,
cercado de soldados que le guardaban para que según piadosamente podemos considerar; mas
no se huyese; llenas las calles de innumerable quien entendiere por el número siete multitud de
gente, que unos mal se compadecían de él, y dolores, según el estilo de la Escritura, que por el
otros peor le injuriaban sonando la voz del pre- número siete suele significar multitud, acertará
gonero que publicaba iba á morir por sus deli- por ventura más; porque no siete dolores solamen-
tos el que iba á morir por los delitos del mundo, te, sino una multitud innumerable de dolores pa-
no hallándose en él pecado ni agravio, sino deció María en la pasión de Cristo, porque cuantas
innumerables beneficios hechos á su mismo pue- eran las afrentas, tormentos y heridas del Hijo,
blo que le llevaba á crucificar. El quinto dolor otros tantos eran los dolores de la Madre: y así
cuando llegando su Hijo al monte Calvario, le dice Guarrico, abad, que cuando estaba María al
vio desnudar de todas sus vestiduras delante de pie de la cruz, tantas espadas atravesaban su alma
aquel innumerable concurso, y que por mandado cuantas heridas miraba en el cuerpo de su Hijo.
de los soldados se tendió él mismo de espaldas Por lo cual, como á Cristo le llama Isaías varón
sobre la cruz, y los sayones clavaron en ella con de dolores por la multitud de dolores que padeció,
agudos clavos aquellas manos obradoras de tantas así podemos llamar á María mujer de dolores por
maravillas, y aquellos preciosos pies que e v a n g e - haber padecido, por compasión, los dolores que
lizaban la paz, entrando los golpes de los martillos su Hijo padeció en su pasión.
por sus oídos á hacer otras tantas heridas en su Cuan grandes fueron estos dolores que padeció
alma, y después vio levantar la cruz con aquel María santísima en la pasión de su Hijo, no hay
cuerpo, cuya vista, mejor que la serpiente de me- lengua humana que lo pueda declarar; y si los
tal que levantó Moisés, había de sanar á los mor- amigos de Job, cuando le vinieron á consolar en
didos de las serpientes, y luego vio correr de sus los dolores que padecía, callaron siete días y siete
656 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
noches sin hablar palabra, enmudecidos del pasmo tro de música, y así bastaba tocar el uno para
y el sentimiento, no fuera mucho que nosotros, á que sonase el otro: bastaba herir al Hijo para
vista de los dolores de María santísima, incompa- que lo sintiese la Madre, antes no podía dejar
rablemente mayores que los de Job, calláramos de sentir la Madre los dolores del Hijo, y así
siete días y siete noches, recogiendo palabras en sus azotes rasgaban su corazón, sus espinas
tan largo silencio para decir algo de este indeci- penetraban su espíritu, sus clavos traspasaban
ble dolor. El devoto Amadeo Lausán dice que no su alma, y su corazón de amor, como dice san
puede percibir el sentido, y vence todo humano Buenaventura, se convirtió en corazón de dolor,
entendimiento, la tristeza que concibió la Madre en que no había sino hiél, mirra y amarguras;
por la muerte del Hijo, y no hay dolor semejante y en él, dice san Laurencio Justiniano, que se
á este dolor, ni pena que se pueda comparar con podía ver como en un espejo toda la pasión de
esta pena. San Anselmo afirma que traspasó el Cristo, porque la Madre padeció todas las mi-
alma de María en la pasión de su Hijo una espada serias del Hijo por conmiseración, todos los do-
más aguda que todos los dolores, y que toda la lores por condolor, todas las pasiones por com-
crueldad que se ejecutó en los cuerpos de los pasión, y sólo no padeció la muerte, lo cual
mártires fué ligera, ó por mejor decir ninguna, no fué piedad de su dolor, sino rigor doblado,
en comparación de su pasión, la cual con su in- porque le perdonó la vida para alargarle la muer-
mensidad llenó todo su corazón, y la quitara la te, y no quiso que muriese una vez porque
vida, si el Hijo, por quien padecía, no la confor- muriese muchas: quitóle al Hijo que era la vida
tara para que viviera entre tantas muertes y no del alma, y dejóle la vida del cuerpo para que t u -
muriera al rigor de tales tormentos. Aun se alar- viese el alma muerta en un cuerpo vivo, y viviese
gó más san Bernardino de Sena, y llegó á decir muriendo ó muriese viviendo una vida que sólo le
que los dolores de María sola bastaban para qui- servía de sentir su soledad y la muerte de su Hijo.
tar la vida á todas las criaturas capaces de dolor Para entender mejor cuánto fué el dolor de Ma-
si se repartieran entre todas, y que se pueden com- ría en la pasión de su Hijo, se han de considerar
parar sus penas con los tormentos del infierno. varias circunstancias ó causas de este dolor, que
Mas si esto parece encarecimiento, consideremos concurrían á agravarle, así de parte de la Madre
á lo menos que los siete dolores que hemos c o n - que amaba, como de parte del Hijo que padecía;
tado son como siete ríos caudalosos de penas que porque de dos excesos, uno de amor de María y
componen aquel mar amarguísimo de tribulación, otro de dolor en Cristo, se compuso otro exceso
que hace incomparable el dolor de María, de de dolor insoportable para afligir el corazón de la
quien dice el profeta Jeremías en su tristísima la- Virgen. Amaba María santísima á Cristo como á
mentación: «¿A quién te compararé? ¿Dónde ha- Hijo natural y como á Hijo unigénito, y como á
llaré tu semejante, hija de Jerusalén? ¿Con quién Hijo que concibió sin obra de varón, y todas é s -
te igualaré y te consolaré, virgen, hija de Sion? tas son causas de grande amor, porque todas las
Porque es grande como el mar tu contrición: madres aman mucho á sus hijos, y más si son
¿quién te dará remedio?» Y verdaderamente no únicos, y por eso David, cuando quiso encarecer
hay con quien comparar á María santísima en su el amor que tenía á Jonatás, le comparó al amor
dolor, si no la comparamos con su Hijo, á quien que tiene una madre á un hijo único, y por haber
se pareció mucho en la pasión, porque padeció en concebido á Cristo sin obra de varón, y ser madre
el alma todos los tormentos que su Hijo padecía sin padre, se recogió todo el amor de padre y ma-
en el alma y en el cuerpo. Eran Jesús y María dre en su corazón, y consiguientemente todo el
como dos clarísimos espejos encontrados, que re- dolor, porque cuanto mayor es el amor, mayor es
verberaban uno en otro las penas, y así los tor- el dolor de ver padecer á quien se ama. Crecía
mentos del cuerpo del Hijo hacían reflexión en el también el amor de María para con su Hijo por
alma de la Madre, y los dolores del alma de la la gran semejanza que tenía con él, así en lo natu-
Madre volvían al alma del Hijo, y del Hijo vol- ral en que se parecía el Hijo á la Madre, como en
vían otra vez á la Madre; y en tantos flujos y r e - lo sobrenatural en que se parecía la Madre al Hijo
flujos de este mar de tribulaciones, todos eran más que otra criatura, y la semejanza es causa de
crecientes de penas sin ningún menguante de do- amor, como dice el sabio, y por eso los padres
lor. Si dos laúdes templados en un mismo punto suelen amar más á los hijos que más se les pare-
están juntos, no se puede tocar el uno sin que cen. Otro titulo de amarle era conocer la gran
suene también el otro, causando esta consonan- santidad y excelencia de su Hijo, porque la cari-
cia la simpatía natural que hay entre los dos: los dad bien ordenada ama más á los mejores y que
corazones del Hijo y de la Madre eran como dos están más cercanos á Dios, como dice santo T o -
instrumentos músicos templados en un mismo más, y ninguno más cercano á Dios, que Cristo
punto por el amor, que, según Plutarco, es maes- unido en una persona con Dios y por la gracia, y
DÍA 25 MARZO 657
el que más participaba de la santidad divina. Últi- curecieron, la tierra tembló, las piedras se hicie-
mamente le amaba como á insignísimo bienhechor ron pedazos, todos los elementos se turbaron, y
suyo, que había hecho en ella grandes cosas y hasta los ángeles, que son impasibles, fué revela-
de quien había recibido innumerables benefi- do á santa Brígida que estaban como turbados, y
cios; y conio el amor es agradecido, no puede de- san Bernardo y san Agustín dicen que tomaron
jar de amar mucho á quien le ha dado mucho, cuerpos para poder llorar en ellos la muerte de
y amar más á quien le ha dado más, como decía Cristo. Pues ¿cuál estaría el corazón de María,
Cristo al fariseo hablando de María Magdalena. siendo corazón de carne y de madre, y de tal ma-
Pues creciendo en María santísima por tantos tí- dre, cuando las piedras se hacían pedazos afec-
tulos el amor de su Hijo, crecía por otros tantos tando sentimiento? ¿Cómo estarían sus dos ojos,
su dolor. De parte del Hijo que padecía, había cuando el sol y la luna, que son como los ojos del
otras causas conocidas de la Madre, que á un cielo, se eclipsaron por no ver tan triste espec-
mismo tiempo aumentaban la pena de Cristo y el táculo ó por llorarle en la manera que podían?
tormento de María, porque sabía que los tormen- ¿Cuál parecería su rostro cuando el cielo se cubrió
tos de su Hijo eran los mayores que se habían de sombras, vistiendo luto por la muerte de su
padecido jamás en esta vida, y que los padecía en Criador? ¿Qué turbación asaltaría al corazón de la
todas las partes de su cuerpo, sin haber ninguna Madre cuando los elementos se turbaban? ¿Qué
sana y sin particularísimo dolor, ayudando á agra- lágrimas derramaría la que tenía tanto que llorar,
var todos estos tormentos la delicadísima y nobi- cuando los ángeles, que no pueden llorar, busca-
lísima complexión de su Hijo, que cuanto era más ban ojos para hacer llanto sobre su Señor?
noble y delicada, era tanto más aprensiva del do- San Jerónimo, san Ildefonso, san Bernardo, san
lor y perceptiva del sentimiento. Conocía que era Anselmo y otros doctores llaman á María santí-
inocente y sin culpa el que padecía, que era Dios sima más que mártir, porque aunque no padeció
y hombre juntamente; en cuanto Dios tan bueno muerte violenta como pensaron algunos que refie-
como su Padre, en cuanto hombre mejor que to- ren san Isidoro, san Ambrosio y Beda, por no en-
dos los hijos de los hombres; y veíale acusado de tender bien la profecía de Simeón, cuya espada no
gravísimos y feísimos delitos, tenido por pecador amenaza heridas al cuerpo de María, sino á su a l -
el autor de la santidad, por blasfemo contra Dios ma; con todo eso, fué tan grande el dolor y las
el mismo Hijo de Dios, por traidor á los reyes el angustias que atormentaron su corazón en la
que convidaba á todos con su reino, por alborota- pasión y muerte de su Hijo, que merece bien
dor de la república el que había traído al mundo el nombre de mártir viva ó mártir sin sangre,
la paz, pospuesto á un homicida el que daba vida como llama san Paulino á los que padecen por
á los muertos, crucificado entre malhechores y Cristo sin morir, y no por esto es más suave
ladrones el bienhechor de todo el mundo, y el que el martirio de la Virgen que el de los mártires
deseaba dar á todos las riquezas de su gloria. E n - que derramaron por Cristo su sangre y dieron
traba más adentro María santísima á contemplar su vida, antes es más cruel y riguroso, como
el alma de su Hijo, y conocía que eran mayo- advierte san Jerónimo, porque los otros márti-
res las penas que sentía interiormente, que los res padecían en el cuerpo, y María en el alma;
dolores que exteriormente padecía; veía su cora- los demás en la carne, la Virgen en el espíritu, y
zón lleno de tristezas, aflicciones y agonías por cuanto es más perceptivo del dolor el espíritu
las ofensas que los hombres hacían y habían de que la carne, tanto es más penoso el martirio
hacer contra Dios; por los muchos que no se h a - espiritual que el corporal. Por lo cual dice un
bían de aprovechar de la sangre que derramaba devotísimo doctor hablando de María santísima:
por ellos, y porque no sólo era atormentado y des- «La espada de la pasión del Señor, penetrando el
preciado de los hombres por quienes daba la vida, alma de la piadosa Madre, la hizo morir espiri-
mas aun de su mismo Padre, que le amaba como tualmente con el Hijo. Los demás fueron mártires
á tal, era desamparado y dejado en manos de sus muriendo por Cristo, María muriendo con Cristo.
enemigos; y por ver el dolor y pena que causaba Mártir fué, y conmártir de Cristo, y más es ser
en el alma de su Madre, á quien miraba llorosa y conmártir de Cristo que mártir de Cristo, porque
afligida sobre todas las mujeres del mundo. Pues los mártires derramaban fuera su sangre, que es
conociendo la Madre clarísimamen te todas estas sangre de hombre, pero María estaba interior-
causas y otras que hacían crecer el dolor del Hijo, mente teñida con la sangre de su Hijo, que era
¿qué sentimiento tendría? ¿Qué penas combatirían sangre de Dios.» No disputo aquí si tiene María
su corazón? ¿Cuántas espadas de dolor atravesa- santísima en el cielo la aureola de mártir, lo cual
rían su alma? Esto no hay lengua que lo pueda parece suponen todos los santos y doctores que á
explicar. Todas las criaturas hicieron sentimiento boca llena la llaman mártir y más que mártir, y
en la muerte de su Criador, el sol y la luna se os- lo negarán los que requieren para verdadero
TOMO I 83
658 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
martirio muerte violenta padecida por Cristo. Mas los dolores de Cristo, de manera, que á ellos les
quien dijere, conforme á la sentencia de muchos atormentaba el odio de los tiranos, y á María su
santos y teólogos, que basta para alcanzar la mismo amor, y nunca sabe ser tan cruel el odio
aureola de mártir padecer por Cristo tales tor- para atormentar, como el amor para sentir los
mentos que naturalmente y sin milagro no pueden tormentos del amado. Los mártires padecieron
dejar de ocasionar la muerte, porque como la pre- por breve tiempo, María fué atormentada toda la
servación de Dios no quita el merecimiento, tam- vida, porque desde que empezó á leer las Escri-
poco quita el premio, no negará á María la turas sagradas y las profecías que hablaban del
aureola de mártir, y excelencia del martirio, que Mesías, entendió lo que había de padecer, y luego
pone san Bernardo por la duodécima estrella de empezó á compadecerse y sentir sus tormentos, y
su corona; porque María padeció tales dolores, mucho más después que supo que era su Hijo aquel
que sin milagro, no una vez sola, sino muchas que había de ser tan atormentado; y este dolor le
veces le quitaran la vida, y no le faltó la causa, acompañó toda la vida, y se renovaba siempre que
porque padeció por Cristo y en Cristo; pues aun- consideraba la pasión de su Hijo; por lo cual,
que los que dieron muerte á Cristo no tiraban de- como dice Cristo por David, que anduvo en traba-
rechamente á atormentar á la Virgen por Cristo jos desde su juventud, puede decir María que
como á los mártires, en realidad de verdad por la desde su juventud anduvo en dolores. Aun tiene
suma conjunción y parentesco que la Virgen te- otra dolorosa circunstancia la compasión de Ma-
nía con Cristo, persiguiéndole á él la perseguían ría, que no tiene la pasión de Cristo, porque se
á ella, y quitándole á él la vida era como darla á extendió á los tormentos que no padeció Cristo ni
ella la muerte; y este modo de pasión y persecu- podía padecer, y fué martirizada después de Cris-
ción es suficiente, como dice el eximio doctor to muerto y glorioso; porque la lanza que hirió el
Francisco Suárez, para martirio, como consta en costado de Cristo no la pudo sentir Cristo por
los niños inocentes, que fueron verdaderamente estar muerto, pero sintióla María que había q u e -
mártires, aunque los perseguidores no pretendían dado viva para que sobreviviese á su Hijo su do-
matarlos á ellos por Cristo, sino solamente matar lor. Los desprecios y afrentas con que injuriaban
á Cristo; y así por esta parte dice el mismo Suá- á Cristo muerto los judíos, no los oía el cuerpo
rez: «Suficientemente padeció la Virgen por la fe sin alma; pero entraban por los oídos de María á
y por Cristo.» Con todo eso, dejando lo dudoso, atormentar su corazón. Finalmente, después de
aunque tan probable, lo que no se puede dudar es Cristo muerto padeció María su soledad, y después
que María santísima tiene en la gloria esencial de resucitado, cuando meditaba su pasión, que
todo aquello que corresponde á un perfectísimo sería frecuentemente, aun sentía los filos de la
martirio, fuera de la razón dicha, porque estuvo espada de Simeón, que no quiso perdonar á su
siempre aparejada para padecer la muerte por alma hasta que subió gloriosa á los cielos. Y en
Cristo. Cuanto á aquel ornato accidental, que se este sentido se puede entender lo que dicen san
llama aureola, cierto es que la Virgen tiene una Buenaventura y algunos doctores, que fué mayor
como insignia de excelentísima fortaleza y c a - el dolor de María que el de Cristo: lo cual no se
ridad ardentísima en el sufrimiento de tan in- ha de entender absolutamente, porque entendido
mensos dolores, llámese aureola de martirio, así es mucho mayor el del Hijo, sino en cierta
ó sea una cosa más excelente y eminente, por manera, en cuanto tuvo algunas circunstancias el
la cual merece ser llamada mártir y más que dolor de María que no tuvo el de Cristo, como son
mártir, como la llaman los santos, y Ricardo la mayor duración y padecer algunas penas que
de San Víctor, mártir de los mártires, y san Cristo no padeció, como acabamos de decir.
Efrén, honra y hermosura de los mártires, para Pero entre tantos dolores y penas estaba María
que á aquella Reina y Señora y Madre de Dios, santísima como una firme columna combatida de
en quien su Hijo juntó todas las excelencias y diversos vientos, ó como una fuerte roca en un
prerrogativas que repartió entre los ángeles y mar de amarguras, asaltada de diversas olas de
santos, no le faltase gloria y honra del martirio, tribulaciones, sin que pudiesen todas, no sólo d e -
y fuera de la circunstancia, que hemos dicho, de rribar, pero ni aun descantillar su constancia y
padecer María en el alma, y los otros mártires en fortaleza invencible, lo cual declara san Juan di-
el cuerpo, hay otras circunstancias en el mar- ciendo: Stabat juxta crucem Jesús Mater ejus:
tirio de la Virgen que le agravan y hacen m a - Estaba en pie junto á la cruz de Jesús su Madre,
yor que el de todos los mártires; porque María mostrando en la postura del cuerpo la inflexibili-
padecía sin el alivio y consuelo que tenían los már- dad de su espíritu, y que era como una generosa
tires en sus tormentos, porque á ellos el amor de palma que se levanta más con el mayor peso que
Cristo les hacía sentir menos sus propios dolores, cargan sobre ella, y así no se ha de entender que
y á María el amor de Cristo la hacía sentir más la Virgen padeció en la pasión y muerte de su
DÍA 25 MARZO 659
Hijo desmayo ni enajenación de sentido, ni hizo cruz, cuyos dolores participaron él y María; y
otra demostración de las que suelen hacer las como la transgresión de Eva no fué la causa de
otras mujeres en la muerte de sus hijos, porque la redención del mundo, pero cooperó á ella de
todo esto repugna á la gran fortaleza y grandeza alguna manera, porque fuera de haber dado á
de María santísima, como lo pondera san A n s e l - Cristo el cuerpo en que padeció y la sangre que
mo por estas palabras: «Estaba María en la fe de derramó por nosotros, con los dolores de su com-
su Hijo constantísima, porque habiendo huido los pasión mereció, como dice Dionisio Cartujano,
discípulos, y ausentándose los conocidos, ella sola, que por sus ruegos y merecimientos se logre en
para gloria de todo el género de las mujeres, los hombres la virtud y mérito de la pasión de su
estaba firme en la fe de Jesús entre tantas tor- Hijo.
mentas y torbellinos; y así con gran hermosura Al pie de la cruz fué hecha María santísi-
se dice que estaba en pie, como convenía á la pu- ma nuestra Madre, para que solicitase nuestra
reza virginal. No se mesaba en tanta amargu- salud como de hijos suyos. Al pie de la cruz nos
ra, no maldecía, no murmuraba, no pedía á Dios parió con los dolores que padecía por la muer-
venganza de los enemigos, sino estaba en pie, c o - te de su Hijo, como dice el eruditísimo padre
mo virgen honesta, bien disciplinada y pacien- Alonso Salmerón, y todos fuimos dados á Ma-
tísima, aunque llena de lágrimas y rodeada de ría por hijos en Juan. De manera, que cuando
dolores.» No huía María de la cruz en que estaba la dijo Cristo, señalando á Juan: Mulier, ecce
su Hijo clavado, antes se acercaba á ella, aunque fílius tuus: Mujer, ése es tu hijo; no se ha de
veía cuántos dolores le ocasionaba su cercanía, entender que dio á María solamente por hijo á
deseando padecer más y morir por quien tanto Juan, su amado discípulo, mas también á to-
padecía por ella. Siendo su dolor inmenso, era dos los discípulos que ya tenía y había de tener
mayor su conformidad con la voluntad de Dios, hasta el fin del mundo, porque todos los discípu-
y así no pedía que se acabasen sus penas ni que los que tenía ya y había de tener hasta el fin del
cesase la causa de ellas, que era la pasión del mundo, todos son hijos de María, y por eso se
Hijo, mas decía con él animosamente: «No se llama María Madre de los creyentes. Y para que
haga, Señor, mi voluntad, sino la vuestra.» Y Juan tomase la posesión de hijo en nombre de
ofreció á su Hijo benignísimo para ser sacrificado todos, le dijo Cristo: Ecce Mater tua: Esta es tu
en la cruz con mayor fe que Abrahán ofreció á su Madre; y lo mismo dice á cada uno de nosotros:
hijo Isaac para ser sacrificado sobre la leña, y Ecce Mater tua: Esa es tu Madre; María es tu
con mayor constancia que la madre de los Ma- Madre; á ella has de acudir como á Madre con la
cabeos en la ley antigua, y santa Felicitas en la confianza de hijo. Y es muy de notar que Cristo
ley de gracia ofrecieron siete hijos al martirio. la llama en esta ocasión mujer y no madre: no
Pero María santísima ofrecía su Hijo á la muerte, madre suya, sino madre nuestra porque nos mire
no sólo por el amor de Dios, cuya voluntad c o n o - como á hijos, viendo que su Hijo en aquella ú l -
cía ser que su Hijo padeciese, mas también por el tima hora la conmutó el título de madre suya
amor de los hombres, que sabía habían de ser en el de madre nuestra. Los dolores que no pade-
redimidos con la pasión y sangre de su Hijo, y de ció en el parto de su Hijo natural Jesucristo, los
esta manera mereció el título de Reparadora de padeció al pie de la cruz en el parto de sus hijos
los hombres, que le da san Anselmo, ó el de Au- espirituales, porque suelen las madres amar mu-
tora de la salud de los hombres, con que la llama cho á los hijos que les costaron más dolores, y
san Jerónimo, ó el de Salvadora del mundo, con quiso Cristo que costase muchos dolores á su Ma-
que la nombra el Cartujano, no porque necesite dre el ser Madre nuestra, para que ya que falta-
Cristo de quien le ayude á redimir y salvar los ban méritos en nosotros para merecer su amor,
hombres cuando él es suficiente y superabundante hubiese dolores en ella que despertasen su cariño.
y único Redentor nuestro, sino porque quiso Dios, Esta es la mejor ocasión de tomar á María por
con sapientísima providencia, que fuese la repa- Madre, cuando la muerte le ha quitado el Hijo y
ración del mundo como había sido la creación del el Hijo le ha negado el nombre de Madre, porque
hombre, y asi como tuvo Adán la compañía de ahora nos admitirá de buena gana María por h i -
Eva, así en la reformación de ese mismo h o m - jos cuando carece de su Hijo, y ahora nos pode-
bre tuviese Cristo la compañía de María, con esta mos atrever á llamarla Madre, cuando su Hijo la
diferencia, que Eva fué formada de la costilla de llama mujer. ¿Quién se atrevería á llamar madre
Adán para ser madre de los vivientes, y Cristo fué á María si Cristo no la llamara mujer, para que
formado de la carne de María para ser Redentor nosotros la llamemos Madre? O ¿cómo admitiera
de los mortales, y como Adán perdió al mundo otros hijos la Madre de Dios, si llamándola su Hi-
junto al árbol vedado, cuya fruta comieron él y jo mujer no mostrara que gustaba de que tenga
Eva, así Cristo ganó al mundo en el árbol de la por hijos á los hombres? Juan, luego que Cristo
660 LA LEYENDA DE ORO DÍA 25
le d i o por madre á María, la miró como á tal para tro Hijo. Perdonadnos vos primero, ¡oh Madre de
servirla y acompañarla en su soledad: imitemos misericordia!, para que más fácilmente alcance-
nosotros á Juan y tomémosla por Madre para mos perdón de Dios. Haced apartamiento de la
acompañarla en sus penas y servirla como verda- justa querella que podéis tener por la muerte de
deros hijos, considerando lo que nos pide el título vuestro Hijo, y no sólo nos habéis de perdonar,
de hijos de María, que es ser muy semejantes á mas pues tenéis caridad para todo y oísteis á
nuestra Madre en todas las virtudes, y especial- vuestro Hijo en la cruz pedir perdón para sus
mente en la pureza y castidad; porque ¿cómo han enemigos, habéis de interceder con Dios para
de llamarse hijos de una Virgen los que fueren alcanzarnos el perdón de las culpas, mostrando
deshonestos? ¿Cómo han de llamarse hijos de la parte en la muerte de vuestro Hijo, no para pedir
que no tuvo culpa los que estuvieren llenos de justicia, sino para alcanzar misericordia, alegan-
pecados? ¿Cómo han de llamarse hijos de la Ma- do vuestros dolores, no por nuevo título para el
dre de Dios los que fueren enemigos del mismo castigo de nuestros pecados, sino por nuevo me-
Dios? recimiento para el perdón de nuestras culpas, y
Particularmente hemos de acompañar á la Vir- para esto alcanzadnos primero lágrimas, contri-
gen en sus penas con la consideración y medita- ción y dolor de las ofensas que cada día comete-
ción de ellas, ponderando lo mucho que padeció mos contra nuestro Redentor y vuestro preciosí-
en la pasión de su Hijo, agradeciéndola que qui- simo Hijo. Amén.
siese padecer tanto por nuestro amor, y por que Es de gran merecimiento y provecho el meditar
nosotros fuésemos redimidos, y compadeciéndo- en los dolores que padeció María santísima en la
nos de sus dolores, que son los fines por que se ha pasión de su Hijo, porque si dice el apóstol que
instituido esta fiesta. Porque si dijo Tobías á su los que fueren compañeros de la pasión de Cristo,
hijo: «Después que yo muriere, honra á tu madre también lo serán de la consolación, bien podemos
todos los días de su vida, y.acuérdate cuántos pe- decir que los que fueren compañeros de los dolo-
ligros padeció por ti en su vientre,» ¿con cuánta res de María, serán también compañeros de la
más razón nos dirá Cristo: «Honra á mi madre y gloria de María, fuera de que ninguno puede
á tu madre, y acuérdate cuántos dolores, afliccio- meditar los dolores de María sin meditar los tor-
nes, tristezas y tribulaciones padeció por ti en su mentos de Cristo que ocasionaban estos dolores,
alma, cuando te parió al pie de la cruz?» Y la con que se sacan de esta consideración todos los
misma Virgen nos llama á la compañía de sus frutos que se cogen de la meditación de la pasión
penas, y nos convida á la meditación de sus do- de Cristo, los cuales son tantos y tan grandes,
lores, con aquellas lastimosas palabras del pro- que llegó á decir el bienaventurado Alberto Mag-
feta Jeremías: «¡Oh vosotros todos los que pasáis no, que la sencilla memoria y devota meditación
por el camino!, atended y considerad si hay do- de la pasión de Cristo aprovecha más al hombre,
lor semejante á mi dolor.» Atendamos, pues, á que ayunar un año entero á pan y agua, y que
la pena de María: consideremos su dolor, y di- disciplinarse cada día hasta derramar sangre, y
gámosla: ¡Oh Virgen de las vírgenes! ¡Oh la más que rezar cada día todo el Salterio. Y luego medi-
afligida de todas las madres! ¡Oh la más atormen- tar la pasión de Cristo con la consideración de
tada que todos los mártires! ¿Quién me diera que los dolores de María, tiene no sé qué de particu-
os ayudara á llevar el inmenso peso de vuestro lar dulzura en la misma amargura que hace la
dolor? Repartid, Señora, con nosotros una parte- meditación más tierna, más devota y más prove-
cita de tantas penas; salgan del mar de vuestra chosa.
contrición arroyos de amargura que llenen nues- Escriben de la compasión de María todos los
tras almas, para que vuelvan á él más ríos de santos y doctores que escriben tratados ó medita-
lágrimas, nacidos de la contrición de nuestras ciones de la pasión de Cristo, y en otros sermones
culpas, con que hemos sido causa de los tormen- de la Virgen hacen mención de sus dolores. Más
tos de vuestro Hijo y de vuestros dolores. N o s - de propósito tratan de estas penas san Efrén,
otros, Señora, con nuestros pecados hemos puesto tom. m, serm. 20; san Bern., de Lament. Virginis
á vuestro Hijo en la cruz; hemos herido su cabe- (si es de san Bernardo este sermón); san Ansel-
za con espinas, hemos rasgado sus espaldas con mo, lib. de Excellentia Virginis; santa Brígida,
azotes, hemos afeado su rostro con salivas, hemos Lib. revelai; san Buenaventura, Offic. de compás.
traspasado sus pies y manos con clavos, hemos Virg.; José Nicomediense, Orat. 1, el 8; Amadeo
abierto su costado con la lanza, hemos vuelto su Lausán, Orat, 7; Máximo Planudes; Salmerón,
cuerpo llagado y como leproso, porque él tomó tom. x, tract. 51; Suárez, in 3part., tom. n, qucest.
sobre sí nuestras enfermedades, para que con sus 51, d. 41, sect. 2; Theoph. Rayn. Dipthyca Maria-
llagas sanásemos nosotros, y, finalmente, hemos na, part. 1, punct. 9; Fr. José de Jesús María, en
causado vuestra soledad quitando la vida á vues- su Historia de la Virgen, lib. 4, desde el cap. 41;
DÍA 26 MA.RZO 661
y otros doctores que dejo. En el mismo breve que pretendía corromper su castidad y separarla
despachado á 21 de abril de 1671, en que concede de la fe de Jesucristo.
la santidad de nuestro santísimo padre y papa
Clemente X la celebridad de la fiesta de los Dolo- SAN DIMAS, EL BUEN LADRÓN.-Confesando á J e s u -
res, manda que se celebre con la misa y oficio cristo en la cruz mereció oir de la misma boca del
propio concedido antes á la religión de los siervos Salvador estas palabras: «Hoy estarás conmigo
de María Virgen. (P. Ribadeneira.) en el paraíso.» No se sabe de cierto el nombre de
este santo: sólo está autorizado por una tradición
SAN QUIRINO, MÁRTIR—Con el fin de visitar el se- de la Iglesia griega, que celebra su fiesta el 23 de
pulcro de los santos apóstoles llegó á Roma una marzo.
familia cristiana de la Persia, á saber: Mario con
Marta, su mujer, y dos hijos, Audifax y Abacuc. SAN PELAYO, OBISPO DE LAODICEA.—Fué primera-
Apenas habían llegado á la ciudad santa, cuando mente casado, y persuadió á su mujer á que guar-
fueron en busca de los cuerpos de los santos que dasen ambos castidad. Ella se retiró con otras
padecían por la fe. A este fin se dirigían á las cár- santas mujeres á hacer vida penitente y solitaria,
celes y á las sepulturas; y en la cárcel llamada y él, habiendo abrazado el estado eclesiástico,
Castro trans Tiberin encontraron á Quirino, que llegó á ser obispo de Laodicea,- en cuya ciudad
estaba próximo á entregar su espíritu al Criador, murió á fines del siglo VI, después de haber pa-
á consecuencia de los varios tormentos sufridos decido el destierro y otros trabajos por la fe.
por el nombre de Cristo. Llena de admiración y
respeto aquella familia á la vista del mártir Quiri- SAN BARONCIO, Y SAN DESIDERIO, ERMITAÑOS Y CONFE-
no, le suplicaron encarecidamente rogase á Dios SORES.—Florecieron en virtudes y milagros durante
por ellos, y se quedaron ocho días con él, e m - el siglo VIII, y murieron en Pistoya el año 725.
pleando el tiempo en cantar á Dios las divinas
alabanzas. Pasados algunos días el emperador SAN HERMELANDO.—Fué francés de nación: mereció
Claudio mandó fuesen degollados cuantos cristia- grandes consideraciones en la corte de Clotario III
nos se hallaran en las cárceles. Apenas tuvieron y de Childeberto II, y cuando le era más propicia
noticia Mario y Marta de tan cruel edicto, pasa- la fortuna renunció á la gloria del mundo para
ron á la cárcel para ver á Quirino, al que no e n - consagrarse á Dios en la soledad. Abrazó la vida
contraron, pues según relación de un presbítero monástica, y fué muchos años abad, modelo de
que se hallaba en ella, supieron que el día antes penitentes y de solitarios. Por último, insigne y
había sido degollado y su cuerpo arrojado al Tí- gloriosísimo en milagros, entregó su espíritu al
ber. El mencionado presbítero les había dicho que Señor durante el siglo VIII en Aindro, isla del río
si hacían diligencias encontrarían su cuerpo, y Loira de Francia, siendo célebre su sepulcro en
efectivamente lo hallaron detenido en la isla de innumerables portentos.
Licania: lleváronlo consigo y diéronle sepultura
en el cementerio de Ponciano el día 25 de marzo SAN CAMMINO, ABAD Y CONFESOR.—Irlandés; créese
del año 269. que murió en 653.

LA CONMEMORACIÓN DE DOSCIENTOS SESENTA Y DOS MÁR- Día 36


TIRES.—Fueron degollados en Roma en el mismo
año de 269. SAN CÁSTULO, MÁRTIR.—Como los emperadores go-
zan de todos los regalos y conveniencias de este
SAN IRENEO, OBISPO DE SIRMICH, EN AÜSTRIA.-Fuó mundo, así es forzoso tengan quien los sirva,
preso en tiempo del emperador Diocleciano, y asista y corteje. Diocleciano, que en nada cedió á
conducido ante el gobernador Probo, quiso éste los demás emperadores, tuvo entre otros muchos
hacerle sacrificar á los dioses; pero resistiéndose nobles de su familia á Cástulo, tan de su afecto y
el santo con constancia, primeramente fué desco- satisfacción, que era de los que más cerca asistían
yuntado, y después atormentado por muchos días á su imperial persona, sirviéndole como su más
en la prisión, hasta que sacándole de ella le c o r - íntimo sumiller de corps ó camarero, que quien le
taron la cabeza y arrojaron su cuerpo al río B o - fiaba su amistad bien podía fiarle su persona dor-
weth, consumando así su gloriosa vida con la mida y sola. Era Cástulo cristiano secretamente,
corona del martirio el día 25 de marzo del año 304. y no se declaraba por no perder la ocasión que,
viviendo oculto, tenía de favorecer y amparar á
SANTA DULA.—Esclava de un soldado de Nicome- los cristianos, lo cual podía fácilmente por la mu-
dia, mereció la palma de la virginidad y del marti- cha mano y amistad que tenía con su amo el e m -
rio por no querer ceder a l a s sugestiones de su amo, perador.
662 LA LEYENDA DE ORO DÍA 26
Entre otros muchos cristianos á quienes favo- la la hermosura y el premio del candor virginal,
reció y amparó con amor y caridad cristiana, y á fin de conservar ileso y en toda su pureza,
fueron de él con particular cuidado asistidos el según se propuso ya entonces, el esplendente
santo pontífice Cayo, Marcelino y Marco, diáco- lirio de su virginidad, lo rodeó cual previsor y
nos, y su padre Tranquilino, presbítero. Pero diligente jardinero de todas las precauciones po-
como el tiempo sea voltario y las cosas por ocul- sibles para preservar su entereza y blancura de
tamente que se hagan no puedan estarlo tanto que los impuros hálitos del siglo. Como únicamente
dejen de saberse algún día, y más viviendo en anhelaba agradar en todo al celestial Esposo de
aquellos tiempos los idólatras con tanto cuidado las almas, la tiernecita niña miraba con horror
y deseos de hallar cristianos en quienes emplear los adornos mujeriles, y temiendo agradar á otro
sus crueldades y rigores, vino al fin á descubrirse afeó cuanto pudo su lindo semblante, y procuró
como Cástulo era cristiano, y gran favorecedor y siempre llevar desaliñada su hermosa cabellera.
amparador de los cristianos, por lo cual fué preso Habiendo quedado huérfana de padre y madre
sin que le valiese la inmunidad del imperial pala- siendo todavía jovencita, tomó la resolución de ir
cio en que vivía, ni el estimarle el emperador á sepultarse en un desierto con ánimo de vivir en
como fiel criado y amigo, porque con el nombre él una vida solitaria y austera; pero impedida por
de cristiano todo se borraba para con aquellos su tío de realizar su admirable y santo propósito,
tiranos. Fué examinado en tres audiencias públi- encontró el medio de hacer en casa lo que espe-
cas, pero hallado también tan constante y firme taba y no pudo cumplir en la soledad. Sus deli-
en la fe de Jesucristo y confesión de su santísimo cadas carnes estaban por lo común cubiertas con
nombre, que furioso el juez lo hizo bárbaramente un áspero cilicio, y se azotaba con harta frecuen-
poner en una hoya profunda, y que la llenasen de cia. A no ser que alguna enfermedad la obligase
arena y argamasa, con que, quedando en ella á ello, no probaba carnes de ninguna especie; pa-
sepultado su cuerpo vivo, fué su felicísima y ben- saba á veces muchos días sin gustar cosa alguna,
dita alma aposentada en el alcázar y palacio celes- y sólo en las dos pascuas de Navidad y Resurrec-
tial del emperador supremo Cristo Jesús, donde ción se permitía beber un poquito de vino. La
fué recibida con festivos y angélicos cánticos, y dura y nuda tierra era su cotidiano lecho para
coronada de eterna gloria. Fué su martirio y pa- descansar las brevísimas horas que concedía al
sión gloriosa á los 26 de marzo, por los años del sueño, consagrando las demás á una continua
Señor de 286, imperando el ya nombrado Diocle- oración. Apareciósele una vez el demonio bajo la
ciano. Escribieron su vida y martirio Beda, forma de ángel de luz para seducirla; pero ella
Usuardo, Adón, Pedro de Natalibus In cathalogo, le reconoció al instante y lo rechazó valerosa-
lib. 3, cap. 231; Santoro, el Martirologio romano, mente. Renunció con caritativa generosidad los
Baronio en sus A notaciones, y otros. cuantiosos bienes paternos que había heredado, y
El silencio es virtud que tiene su aprobación y tomando el hábito y profesando la regla de la ter-
canonización por el mismo Dios, pero el dejar de cera orden de san Francisco, añadió los méritos
hablar á su tiempo también fuera vicio: uno y otro de la pobreza evangélica á los de su virginidad.
se ha de regular por la prudencia. Grande fué la Su piedad y caridad para con el prójimo no reco-
que mostró el invicto mártir de Jesucristo san nocía límites, y no omitía ocasión ni, diligencia
Cástulo, pues con ella supo tener en silencio todo alguna para socorrer corporal ó espiritualmente
el tiempo que le pareció convenía el ser cristiano; á cuantos veía lo necesitaban. Repartía solícita y
mas después que vio "que también convenía h a - generosa entre los pobres cuanto le sobraba de lo
blar, habló tanto y tan divinamente en la confe- que mendigaba cada día de puerta en puerta;
sión de la fe, que siendo preso por su silencio, asistía cariñosa á los enfermos, y á fin de prodi-
fué ahogado por su hablar, mereciendo por uno y gar consuelos á los afligidos, lograr el perdón
otro la corona del martirio, y dejándonos enseña- para los reos condenados, reconciliar entre sí las
dos á callar y hablar á su tiempo, sabiendo que almas enemistadas y sacar á los malvados del cie-
imitándole siempre le tendremos intercesor en la no de sus vicios, recorrió incansable muchas co-
gloria, donde le veamos. Amén. marcas, dejando en todas partes copiosos y vivos
(P. Ribadeneira.) ejemplos de santidad. Nutrida los más de los días
con el delicioso pan de los ángeles, único alimento
que excitaba su apetito, era tanto el ardor de su
SANTA ÁNGELA MERICI, VIRGEN—Fué nuestra santa
caridad para con Dios, que, privada muchas veces
natural de Decenciano, pueblo de la diócesis de
del uso de sus sentidos, quedaba extasiada en su
Verona, situado cerca del lago Benaco, en el Ve-
amor. Visitó con devoción suma los sagrados l u -
neciado, teniendo la inapreciable dicha de que sus
gares de la Palestina, y en esta peregrinación re-
padres fuesen honrados y sumamente piadosos.
cobró la vista que recientemente había perdido,
Ya desde sus más tiernos años comprendió Ange-
DÍA 26 MARZO 663
librándola además el Señor de caer en poder de virtud y á las letras. Para que sobresaliera en en-
los bárbaros y de ser victima de un inminente trambas cosas lo enviaron á Utrech á los catorce
naufragio. Para venerar personalmente la firme ó años, á la disposición de san Gregorio, célebre
indestructible piedra de la Iglesia y alcanzar las misionero de aquellos países. Admirables fueron
numerosísimas gracias y el plenario perdón del los progresos 'que hizo en virtud y letras, y h a -
jubileo, visitó á Roma durante el pontificado de biéndose ordenado de diácono en York en ocasión
Clemente VII, quien, apenas tuvo lugar de verla de haber acompañado á este punto á Aluberto
y hablarla, conoció y celebró mucho su santidad, cuando fué á consagrarse obispo, entregóse de tal
y no permitió que se alejase de la capital del orbe manera á la virtud, que en breve consiguió poseer
hasta que hubo conocido por inspiración celestial todas las virtudes propias de su estado. Conocién-
que Dios la llamaba á otra parte. Volvióse Ángela dolas el sucesor de san Gregorio, Alberico, lo en-
á Brescia, donde alquiló una casa cerca del tem- vió al país de Over-Issel para que destruyera las
plo de Santa Afra, y allí, en cumplimiento de un reliquias del paganismo y disipara sus errores,
mandato que se le intimó en una visión sobrena- como efectivamente lo logró. Ordenado de sacer-
tural, instituyó una nueva orden de religiosas dote, fué enviado á Frisia, en cuyo país trabajó
bajo cierta disciplina y santas reglas que ella mucho en favor de la religión del Crucificado,
misma estableció. Adoptó para esta su querida convirtiéndolo en menos de siete años. Perseguida
orden el nombre de la invicta capitana de gran la Iglesia por el duque de Sajonia, Ludgerio se re-
número de vírgenes, santa Úrsula, bajo cuya pro- tiró al monte Casino, hasta que conquistada por
tección la puso; y estando ya para morir predijo Carlomagno toda la baja Sajonia, y convertido el
que aquel su instituto duraría perennemente hasta duque á la religión cristiana, volvió á explayar su
el fin de los siglos. Estaba ya la santa para cum- celo con la predicación del Evangelio por todos
plir sus setenta años, cuando llena de méritos los ángulos de la Frisia. Siendo célebre Lud-
tomó el vuelo para el cielo el día 27 de enero de gerio por sus virtudes, fué consagrado obispo
1540. Su cadáver permaneció insepulto por espa- de Múnster, en cuya dignidad se portó como
cio de treinta días, durante los cuales conservó la un verdadero padre, siendo tan grande su ca-
flexibilidad cual si fuera todavía vivo. Colocado, ridad, que á todos convirtió á Dios. Después de
en fin, en el templo de Santa Afra entre las m u - pasados muchos años llenos de fatigas, el Señor
chas otras reliquias de santos que allí se veneran, lo llamó á sí enviándole antes una penosa enfer-
empezó luego su sepulcro á ser fuente de n u m e - medad, la que toleró con una resignación propia
rosos prodigios, cuya fama esparcida, no sólo en de santo. Predijo á los fieles su muerte predi-
Brescia y Decenciano, su pueblo natal, sino tam- cando en el mismo día á pesar de sus agudísimos
bién en otros muchos puntos, empezó el vulgo á dolores, la que se verificó el 26 de marzo del
llamarla beata y venerarla en los altares. Pocos año 809.
años después, hallándose en Brescia san Carlos
Borromeo, declaró públicamente que la juzgaba SANTA EUGENIA, YIRGEN Y MÁRTIR.-Reinando en Cór-
digna de que la santa sede la colocase en el número doba el moro Abderramén III, cruel perseguidor
de las vírgenes santas, y el sumo pontífice Clemen- de los cristianos, murió en aquella ciudad en d e -
te XIII aprobó y confirmó con solemne decreto el fensa de la fe una santa virgen, llamada Eugenia,
culto que ya desde un principio le tributaban los cuya patria se ignora, y también el linaje de muer-
pueblos, y que había sido ratificado por varios te por donde llegó al premio de su confesión.
obispos y sumos pontífices. Probados y aprobados Aconteció esto en tal día como hoy del año 923 Se
por último por la autoridad competente otros n u e -ha conservado la memoria de este triunfo por una
vos milagros que la hicieron ilustre, el papa Pío inscripción que se halló en una losa de mármol
VII la inscribió en el catálogo de los santos, c a -blanco casi de dos tercias de largo y poco más de
nonizándola solemnemente en la basílica del V a - una en ancho, enterrada en el barrio de Córdoba
ticano el día 24 de mayo de 1807. Y ahora nueva- que llaman de los Marmolejos, junto al convento
mente nuestro santísimo padre, el papa Pío IX, de San Pablo, do la orden de santo Domingo, y
en 11 de julio de 1861, concedió que su oficio y hallado en las excavaciones que se hicieron en el
misa, que ya se rezaba en diferentes lugares, se año 1514. Por esta inscripción consta el nombre
celebrase con rito doble menor por toda la Iglesia de esta santa y la verdad y el tiempo de su marti-
universal. rio. No se ha de confundir esta santa Eugenia con
la hija de Filipo y de Claudia, que padeció en
SAN LUDGERIO Ó LIMERO, PRIMER OBISPO DE MÚNSTER.— Roma en tiempo del emperador Galieno, cuya ca-
Nacido de una familia ilustre de la Frisia por los beza, enviada por el papa al rey D. García, se
años 743, notaron sus padres que á pesar de sus venera en ol monasterio de Santa María de N á -
pocos años manifestaba mucha inclinación á la jera,
664 LA LEYENDA DE ORO DÍA 27
SAN TEODORO, OBISPO; SAN IRENEO, DIÁCONO; Y LOS SAN- procuró desarraigar del mundo la fe católica, que
TOS SERAPIÓN, Y AMMONIO, LECTORES—Derramaron s u confiesa por Dios verdadero y consubstancial al
s a n g r e por la fe de J e s u c r i s t o e n P e n t á p o l i s d e Padre, al Hijo de Dios. Pero cuando el Señor se
L i b i a , d u r a n t e la p e r s e c u c i ó n de D i o c l e c i a n o . compadeció de sus fieles siervos y se hubo servi-
do de este tirano y ministro de su indignación,
LOS SANTOS PEDRO, MARCIANO, JOYINO, TECLA, CASIANO, castigóle severamente y movió gentes bárbaras ó
Y OTROS.—Fueron m a r t i r i z a d o s en R o m a ; pero s e innumerables para que entrasen por las tierras
i g n o r a c u á n d o , por h a b e r s e p e r d i d o l a s a c t a s de del imperio, las hiciesen guerra y le venciesen y
su martirio. le quemasen en una pobre choza, como adelante
se dirá. Y para justificar su causa y usar de be-
SAN MONTANO, PRESBÍTERO, Y SANTA MÁXIMA-Estos nignidad y misericordia con quien tan poco la
d o s s a n t o s v i v í a n e n S i r m i o , de la E s p a ñ a B é t i c a , merecía como Valente, sacó de partes remotas
el a ñ o 100 de la e r a a c t u a l : y h a b i é n d o s e e x c i t a d o del Oriente á un santo monje y siervo suyo, lla-
u n a c r u e l g u e r r a c o n t r a l o s c r i s t i a n o s , f u e r o n pre- mado Isacio, para que le amonestase y le propu-
s o s , a t o r m e n t a d o s , y por fin a h o g a d o s en u n r í o , siese su peligro, y procurase reducir al camino
donde acabaron gloriosamente s u s días. de la verdad. Estaba Isacio en su soledad lloran-
do los pecados y calamidades del mundo y supli-
LOS SANTOS MÁRTIRES CUADRATO, TEODOSIO, MANUEL, Y cando con muchas lágrimas al Señor que volviese
OTROS CUARENTA.—El p r i m e r o fué o b i s p o , y l o s o t r o s por su causa y enfrenase al emperador que como
d i s c í p u l o s s u y o s . T o d o s m u r i e r o n d e g o l l a d o s e n una bestia fiera y brava hacía riza y estrago gran-
el A s i a M e n o r , d u r a n t e la p e r s e c u c i ó n del e m p e - de en los católicos, y sabiendo que el emperador
rador Decio. salía á la guerra con poderoso ejército para resis-
tir á los bárbaros que se acercaban á Constanti-
SAN EUTIQUIO, SUBDIÁCONO DE LA IGLESIA DE ALEJAN- nopla, movido del Señor, un día que Valente mar-
DRÍA.—Murió m á r t i r á m a n o s de l o s a r r í a n o s , y chaba con su gente, se llegó á él y le dijo: « E m -
c o n él f u e r o n t a m b i é n a t o r m e n t a d o s y m u e r t o s perador, abre las iglesias de los católicos que
o t r o s m u c h o s q u e a s i m i s m o d e f e n d í a n la fe c a t ó - tienes cerradas, y Dios prosperará tu camino.»
l i c a . S u m a r t i r i o s u c e d i ó e n d i c h a c i u d a d de A l e - Oyóle el emperador, y teniéndole por loco no se
j a n d r í a en t i e m p o del e m p e r a d o r C o n s t a n c i o , por dignó de responderle, antes le dejó y prosiguió su
l o s a ñ o s 356. camino. Otro día también le alcanzó y le tornó á
decir: «Emperador, abre las iglesias de los cató-
SAN FÉLIX, OBISPO DE TRÉVERIS.—Fué c o n s a g r a d o por licos, y tendrás buen suceso en la guerra y vol-
s a n M a r t í n , o b i s p o de T o u r s , el a ñ o 386. I n s i g n e verás á casa con victoria.» Aquí el emperador,
e n c i e n c i a y piedad a s i s t i ó á v a r i o s c o n c i l i o s ; g o - considerando lo que aquel hombre ya la segunda
zó del don de m i l a g r o s , y fué tan c e l o s o y c a r i t a - vez le decía, por deseo de alcanzar victoria más
tivo, q u e s e o l v i d a b a h a s t a de s u propia p e r s o n a que por afición que tuviese á los católicos, quiso
para a t e n d e r al c u i d a d o de s u s o v e j a s . D e s p u é s hacer lo que Isacio le decía, y consultando con
de d o c e a ñ o s d e e p i s c o p a d o , r e n u n c i ó e s t a d i g n i - sus consejeros, que eran herejes, ellos le aconse-
dad y s e retiró á la s o l e d a d , d o n d e m u r i ó el d í a jaron que no lo hiciese ni oyese á aquel hombre
26 de m a r z o del a ñ o 426. vano, antes le castigase; y por este mal consejo
lo dejó de hacer, que para estorbar el bien cual-
Dia 3? quiera cosa basta, y los malos consejeros de los
reyes son la ruina de la república.
SAN ISACIO, CONFESOR.—Averiguada c o s a e s q u e al- No se cansó Isacio, antes pasados algunos días
g u n a s veces, para castigar Dios los reinos y p r o - volvió al emperador, que seguía su camino, y t o -
v i n c i a s , l e s da r e y e s y p r í n c i p e s d e s a f o r a d o s ó mando con gran ánimo por el freno al caballo en
impíos, y se sirve de ellos como de verdugos y que iba, le comenzó á reprender gravemente y á
m i n i s t r o s de s u ira y furor, para q u e aflijan s u s importunarle que le concediese lo que le pedía si
subditos y sus malos tratamientos los atormenten. no se quería perder. En el lugar donde esta vez
T a m b i é n es cosa cierta que c u a n d o Dios se h a habló al emperador había muchas y muy espesas
s e r v i d o de e s t o s m a l o s p r í n c i p e s , l o s c a s t i g a á zarzas y cambroneras, y enojándose Valente man-
e l l o s si n o s e e n m i e n d a n , y e c h a e n el f u e g o el dó arrojar al santo varón en medio de ellas, pen-
a z o t e c o n q u e c a s t i g ó á l o s d e m á s . Lo u n o y lo sando que por ser aquel lugar tan hondo y tan
otro v e m o s e n V a l e n t e , e m p e r a d o r , el c u a l , p o r cubierto, allí moriría. Echáronle, y el emperador
s e r h e r e j e a r r i a n o , p e r s i g u i ó c r u e l í s i m a m e n t e la se partió, y luego vinieron tres varones vestidos
I g l e s i a c a t ó l i c a del S e ñ o r , d e s t r u y ó l a s i g l e s i a s , de blanco, y sacaron de allí á Isacio sano y sin
e c h ó d e e l l a s l o s o b i s p o s , y c o n toda s u p o t e n c i a lesión alguna, y desaparecieron sin poderse saber
DÍA. 27 MARZO 665
quiénes habían sido, aunque después se entendió bían edificado casa grandes limosnas para que las
que eran ángeles del cielo; y él le hizo gracias repartiese á pobres, llevábanle á menudo á sus
por aquel beneficio, y esforzado con este espíritu casas que estaban fuera de la ciudad, y aconteció-
se fué tras el emperador, y echando por un atajo le algunas veces salir tan tarde que las puercas
le alcanzó y se le puso delante y le dijo: «¿Pensa- de la ciudad estaban cerradas, y él se ponía en
bas, ¡oh emperador!, que yo había de morir entre oración y hacía la señal de la cruz, y luego las
aquellas espinas y abrojos? Pues el Señor me ha puertas de suyo se abrían y él seguía su camino,
guardado para que de nuevo te diga que él ha mo- haciendo gracias al Señor. Era tan amigo de los
vido á estos bárbaros para que te hagan guerra, pobres, que cuando topaba alguno que le pedía li-
por la guerra que tú haces á la religión católica; mosna, luego se quitaba el manto y se le daba. Y
que abras las iglesias de los católicos, porque de habiendo corrido gloriosamente su carrera, e n -
esta manera vencerás á tus enemigos y volverás tendiendo que se llegaba el fin de su peregrina-
con gloria á tu casa.» No pudieron hacer mella en ción, llamó á sus monjes y exhortóles á toda vir-
el corazón de Valente las palabras tantas veces tud y perfección; dióles padre y maestro que los
repetidas del santo, porque estaba empedernido y gobernase, suplicando á nuestro Señor que diese
obstinado, antes le mandó entregar á dos senado- á los subditos su espíritu para bien obedecer, y al
res, llamados Saturnino y Víctor, para que le guar- superior para mandar y regir, y con esto dio su
dasen hasta que ól volviese y castigarle como mere- alma á Dios á los 27 de marzo. Escribió su vida el
cía. Entonces el santo, como otro profeta Miqueas Metafrastes, y tráela el P. Fr. Lorenzo Surio en
contra el rey Acab, le dijo: «Si tú volvieres en paz, su segundo tomo, y Sozomeno y Teodoreto, y Ni-
ten por cierto que Dios no ha hablado por mí; mas céforo Calixto hacen mención de él, y cuentan
tú darás la batalla y no podrás resistir á tus e n e - lo que le aconteció con Valente y el castigo que,
migos, antes huirás, y á la fin caerás en sus ma- por no haberle creído, Dios nuestro Señor le dio.
nos y vivo serás quemado de ellos.» Todo sucedió (P. Ribadeneira.)
como el santo lo dijo: peleó Valente, y desbara-
tado su ejército y vencido, huyó y se escondió en SAN JUAN, ERMITAÑO—En el año 330 nació en Licó-
una pobre casilla; llegaron los bárbaros y pega- polis de Tebaida. Aprendió cuando joven el oficio
ron fuego, y allí fué quemado vivo como el santo de carpintero, sustentándose del producto de su
se lo había profetizado. ¡Cómo se muestra Dios trabajo; mas el Señor le tenía destinado para otros
padre, aun en los castigos, y cómo el hombre por fines: para que fuera uno d é l o s mayores ornamen-
su culpa se endurece en la paciencia de Dios! El tos del desierto. En efecto: se dirigió á él, y puesto
Señor le avisa, y el hombre cierra los oídos; e n - bajo la dirección de un santo anciano, progresó
víale sus profetas, y ól los persigue, y al cabo el tanto en humildad y obediencia, que luego fué te-
hombre paga como Valente su obstinación, y el nido por uno de los más célebres contemplativos y
Señor es glorificado y conocido por justo juez, y solitarios de todo el Egipto. Después de la muerte
sus siervos quedan victoriosos y más estimados de de su santo director pasó Juan algunos años en
sus mismos enemigos. Así le sucedió á Isacio, por- diferentes monasterios, dedicándose á la virtud,
que Saturnino y Víctor, que le tenían en guarda, le hasta que, llamándole Dios á vida más retirada, se
comenzaron á reverenciar conociendo que era san- dirigió á una montaña no muy distante de Licó-
to y alumbrado con espíritu de profecía, y cada uno polis, y abriendo una celdilla en una muy escarpa-
de los dos procuraba labrarle casa y tenerle por da roca y encerrado en ella, pasó más de cuarenta
amigo, y en efecto se la labraron á porfía, y con años sin verle más que alguna vez ciertas personas
una santa contienda cada uno quería que Isacio que iban á visitarle, y aun no abriendo más que
tomase por morada la suya. Pero Saturnino se dio una ventanilla. Vivió este santo hasta la edad de
más prisa y acabó su edificio primero, y el santo noventa años, más como ángel que como hombre,
le escogió para su habitación, y en él vivió hasta ocupado de continuo en la oración, no comiendo
la muerte en compañía de otros santos monjes. sino yerbas crudas y silvestres, y no bebiendo
Estando ya en su casa hacía una vida admirable, más que un poco de agua. Dotóle el Señor del
y más de ángel que de hombre mortal. Era de es- don de profecía; así es que de provincias las más
píritu fervoroso, gozoso con la esperanza de la distantes concurrían á consultarle como un orácu-
vida eterna, paciente en la tribulación, continuo lo. Predijo á Teodosio el Grande las dos victo-
en la oración, no haciendo mal á nadie y haciendo rias que alcanzaría de sus dos enemigos, los tira-
bien á todos, imitaba a l a vida apostólica moviendo nos Máximo y Eugenio, como efectivamente se
á los que le trataban, más con su ejemplo que con verificó. Setenta y cinco años había que estaba
sus palabras, al menosprecio de las cosas frágiles entregado á la vida solitaria, y sabedor del día
y caducas, y al aprecio de las cosas celestiales y hora de su muerte, mientras estaba en fervorosa
y eternas. Dábanle aquellos caballeros que le h a - oración, entregó su espíritu al Criador el día 27
TOMO i 84
666 LA LEYENDA DE ORO DÍA. 28
de marzo del año 420, á los noventa de su edad. terio en un lugar, llamado Cample, distante como
El santo cadáver fué hallado de rodillas y sepul- seis millas de la ciudad de Nursia, famosa en los
tado con veneración: el Señor ha hecho célebre pueblos sabinos ó lacios. A este bendito santo am-
su memoria por sus milagros. paró, defendió y guardó para sí el todopoderoso y
omnipotente Dios, mortificándolo y castigándolo
SAN RUPERTO, OBISPO DE WORMS—Era descendiente como si no le fuera padre piadosísimo, dándole gran
de la casa real de Francia: predicó la fe en Ba- serenidad y gracia en las mortificaciones, mostran-
viera á últimos del siglo VII, y convirtió á Teo do después sanándolo cuánto le amaba al castigar-
don, duque de Baviera, al cual administró el lo. Y ¿qué mucho? ¡Si aun. en los padres humanos
bautismo, lo mismo que á otras muchísimas per- nos enseña la experiencia cada día, que aquellos
sonas de aquel país. Anunció el Evangelio parti- hijos que más castigan, éstos son los que más
cularmente en Lorch y en Juvava, y estableció aman y tiernamente quieren! Y el Espíritu Santo
su sede episcopal en esta última ciudad, que h a - clama diciendo: «A los que amo corrijo y castigo.»
llándose casi arruinada, se reedificó así que obró El continuo azote de Esperanza fué que le quitó
en ella el espíritu de la religión, que todo lo v i - Dios la vista corporal por espacio de cuarenta
vifica, lomando en adelante el nombre de Salsbur- años, sin que en todos ellos tuviese el consuelo de
go. Ruperto murió el día 25 de marzo del año 718, ver, por un breve instante siquiera, la luz mate-
después de una vida santa y ejemplar consagrada rial y exterior; pero como su nombre era Esperan-
casi toda á los trabajos apostólicos de la conver- za, jamás le faltó ésta del divino consuelo, pues
sión de las almas. siempre la tuvo de volver á ver la luz del sol
cuando Dios fuese servido y se diese por contento
SAN ALEJANDRO, SOLDADO—En tiempo del empera- de castigarle así; fuera de que poca falta le hacía
dor Maximiano, después de haber padecido por la luz exterior del sol, á quien siempre gozaba de
Jesucristo muchos tormentos y haber hecho m u - la interior y divina, antes debía de dar infinitas
chos milagros, le degollaron y consumó el mar- gracias á Dios, viendo que con cerrarle los ojos á
tirio en Dricipara, ciudad de la Pannonia. todo lo material y terreno, se los abría á lo espi-
ritual y divino: y era así, que continuamente g o -
SAN FILETO, SENADOR; SANTA LIDIA, SU MUJER; Y LOS zaba de la luz divina de soberanos favores y c o n -
SANTOS MACEDÓN, Y TEOPREPIDES, SUS HIJOS—Vivían e s - suelos espirituales, sin que en tantos años se le
tos santos en Ilirico, ejercitándose en la religión oyese una sola palabra de impaciencia ni descon-
y piedad, cuando fueron presos por orden del suelo por la gran falta de la corporal vista: cosa
emperador Adriano, y después de haberles metido que pocas veces acontece, pues vemos cada día
en un caldero de aceite hirviendo, del cual salie- que por faltarnos la observancia y paciencia en
ron ilesos, fueron degollados. los trabajos que Dios nos envía, perdemos el m é -
rito grande de ellos, de donde nace que donde
SAN AMFILOQUIO, CAPITÁN, Y SAN CRONIDAS, ALCAIDE DE
nuestras culpas habían de tener término y fin, ahí
CÁRCEL.—Estos dos santos eran aún gentiles, y es- mismo se aumentan,.provocando de Dios la justi-
taban encargados de hacer ejecutar el martirio de cia á que cuando había de apartar el azote le car-
los cuatro anteriores; y por haberse convertido á gue más pesado. Por eso vemos también que su
la fe en vista de la constancia y de los portentos divina Majestad, como lo ve todo y todo lo tiene
de aquéllos, fueron degollados con ellos y con presente, previendo que en muchos, no sólo no ha
ellos recibieron asimismo la palma del martirio. de haber enmienda de vida, antes sí han de ser
peores, deja de castigarlos, suspendiendo su ira
en esta vida, guardándola para con los tales para
LOS SANTOS MÁRTIRES ZANITA, LÁZARO, MAROTAS, NARSE-
la otra, donde serán eternamente castigados sin
TES, Y OTROS CINCO—Murieron en Persia por orden
del impío rey Sapor, después de haber sido cruel- el riesgo de buscarse más castigo; y sólo castiga
mente martirizados el año 326. y azota á los queridos hijos suyos, á sus escogidos,
á aquellos de quienes sabe que como padre de mi-
sericordia ha de usarla con ellos, porque prevé el
Día 38
mérito que han de acumular para su justa corona
en los azotes,
SAN ESPERANZA, ABAD—El glorioso padre y pontífice
san Gregorio Magno, en el cuarto libro de sus Diá- «Uno de los que con mayor esperanza vivieron
logos, cap. X, trae la vida de este glorioso santo del premio del divino y temporal azote fué Espe-
abad, en esta forma: «Viviendo yo en el monas- ranza, porque el venerable anciano, cuanto más
terio, por relación de cierto varón muy venerable se veía falto de la corporal luz, tanto más suspira-
supe lo que aquí refiero: Decía, pues, que el vene- ba por la espiritual y divina, que jamás le faltaba,
rable y santo padre Esperanza edificó un monas- porque la buscaba humilde. Y así, siendo el golpe
DÍA 28 MARZO 667
del azote en el cuerpo, tenía el consuelo y alivio á favor de los católicos, y tanto talento y saber
del Espíritu Santo en el corazón. Habiéndose ya mostró, que por muerte del papa san Celestino fué
cumplido los cuarenta años de su ceguedad, car- elegido sumo pontífice en abril del año 432. La
gado ya de años, quiso el buen Señor, que con caridad fué el distintivo de este hombre apenas se
liberal mano premia á sus siervos, se cumpliese vio revestido de tan suprema dignidad, dirigién-
la esperanza que traía escrita en el nombre, dán- dose todos sus esfuerzos á destruir el error y ha-
dole perfecta vista en los ojos corporales y más cer que brillara la fe como brillaba en los prime-
perfecta alegría en el corazón, pues al darle la ros tiempos del cristianismo. En favor de la pureza
vista, le anunció se lo llevaría brevemente á darle de esta fe dio acertadas y justas disposiciones, no
la corona de.su. paciencia en el eterno descanso de olvidando al mismo tiempo el hacer todo el bien
la gloria. Mandóle asimismo que visitase los m o - posible á los fieles, siendo el protector del pobre,
nasterios circunvecinos, predicando á los monjes el amparo del huérfano y el consuelo del afligido.
de ellos y enseñándoles la divina palabra, para El grande amor que profesaba á Dios y á la Virgen
que se viese que el Señor que le había vuelto la María hizo que enriqueciera las iglesias de Roma
vista á los ojos corporales, le ponía por instrumen- y reparara la antigua basílica de Liberio, llamada
to, por cuyo medio los demás recibiesen la vista después Santa María la Mayor. Lleno, por fin, de
en los ojos del alma. méritos y virtudes, murió en el Señor el día 18 de
«Obedeció al instante á lo que Dios le mandaba, agosto del año 440. Fué sepultado su cuerpo en la
visitando los monasterios y enseñando á los m o n - catacumba de San Lorenzo, sobre el camino de
jes los divinos preceptos que él había aprendido Tívoli.
con las obras santas y ejercicio de su inculpable
vida. Hizo su visita y predicación apostólica en LA TRASLACIÓN DE SAN INDALECIO—A fines del s i -
quince días, y volviéndose á su monasterio, hizo glo XI, reinando en Aragón y Pamplona el piadosí-
juntar sus monjes todos, y puesto en medio de simo rey D. Sancho Ramírez, siendo D. Sancho
ellos recibió con grande humildad, devoción y co- abad del real monasterio de San Juan de la Peña,
piosas lágrimas el santísimo sacramento de la del orden de san Benito, que está junto á Jaca, fué
Eucaristía por viático, y luego comenzó á cantar trasladado á aquella casa el cuerpo de san Inda-
salmos, haciendo le ayudasen los monjes, y en lecio, obispo de Urci, y uno de los siete apostóli-
medio del dulce canto, puesto en oración, dio su cos de que varias veces hemos hablado. El caso
bendita alma á Dios. Todos los religiosos que e s - pasó de esta manera: Este prelado, persona muy
taban presentes, vieron salir su santa alma de su noble, á quien los obispos de aquel tiempo lla-
boca en forma de una candidísima paloma, que man varón santísimo, recomendable también por
volando por el oratorio donde estaban, rompió el la embajada que de parte del rey de Aragón hizo
techo, y vieron como no paró hasta penetrar los al papa Gregorio VII, entre otras prendas que de
cielos, donde fué recibida con grandes músicas y él se refieren, era notablemente aficionado á la
alegrías de todos aquellos cortesanos celestiales, veneración de las santas reliquias, y suspiraba
y fué asimismo colocada en trono de gloria, donde por enriquecer con ellas su monasterio. Habiendo
vive y reina para siempre con la corona de sus sabido que el cuerpo de san Indalecio se hallaba
grandes virtudes y sobre todas la de la paciencia; junto á Almería, en tierra dominada de moros,
disponiendo su Majestad soberana fuese á gozarle sin acobardarse con la dificultad de la empresa,
en forma de paloma su alma santa, para mostrar ardía en deseo de llevarlo á su casa. Andando el
en esta especie de avecilla simple la simplicidad abad D. Sancho en estos pensamientos, pasó por
de corazón con que siempre le había servido su San Juan de la Peña un deudo suyo, caballero
fiel siervo Esperanza, y que todos la viesen para muy principal, llamado D. García, que desde Mur-
que á todos constase.» Hasta aquí el gran padre cia pasaba á visitar el cuerpo del apóstol S a n -
san Gregorio. Fué el dichoso tránsito del siervo tiago. Manifestóle sus deseos y le rogó que a y u -
de Dios Esperanza á 28 de marzo, y en este día le dase á ellos, y D. García prometió hacer cuanto
celebra la Iglesia; cuya vida trae el dicho san estuviese de su parte para satisfacer su piedad. Y
Gregorio, papa, de la misma forma que queda re- á su vuelta de Santiago llevó consigo para este fin
ferida, y el Martirologio romano, y Baronio en dos monjes de quella casa, Evancio, que era s a -
sus Anotaciones. (P. Ribadeneira.) cristán, y García.
A su llegada á Murcia halló que los reyes moros
SAN SIXTO, PAPA, TERCERO DE ESTE HOMBRE.—Nació de Sevilla y de Almería, que había dejado en paz
en Roma á fines del cuarto siglo. Cuando había y confederados, andaban ya en pendencia muy
aquel encarnizamiento de los pelagianos contra trabada por cierto pueblo que el de Almería usur-
los católicos, Sixto era presbítero de la iglesia pó al de Sevilla. Y este rey, para recobrarlo, lla-
de Roma, y fué tanto el ardor con que trabajó mó á D. García en su ayuda; y los dos religiosos
668 LA LEYENDA DE ORO DÍA 28
de San Juan de la Peña, aprovechando tan buena algún tiempo, fuese por descansar de la jornada
ocasión, le acompañaron en esta jornada. Llega- ó por condescender con los ruegos de D. García,
ron á . P a s c h e n a ó Pechina, pueblo distante de que hallaba gran regalo con tener aquel tesoro en
Almería poco más de una legua, en cuyo templo su casa. Pero avisados por el mismo san Indale-
decían estar las reliquias de san Indalecio, tras- cio, emprendieron su viaje, pasando por Denia,
ladadas allí cuando los moros destruyeron la c i u - Valencia, Tortosa y Lérida, y llegaron al monas-
dad de Urci, ó sea cuando Abderramén movió terio de san Juan de la Peña el día 28 de marzo
aquella persecución suya contra los cuerpos de del año 1084, que fué jueves santo. Salieron á re-
los santos el año 777. Los monjes iban y venían cibir las santas reliquias toda aquella comunidad
al templo rogando á Dios muy encarecidamente y el rey D. Sancho y su hijo D. Pedro Sánchez,
que les descubriese este rico tesoro. Y una noche, que allí pasaban, según su costumbre, el tiempo
estando durmiendo Evancio, se le apareció un sanio de la cuaresma, de los cuales y del gran
gallardo mancebo, y levantando su mano derecha concurso de aquellos pueblos vecinos se formó
le dijo que mirase á la parte donde señalaba, que una devota procesión, sanando repentinamente el
era detrás de un altar á la mano derecha, y en el abad D. Sancho con el contacto de las santas reli-
sitio donde se veía una llama, allí encontraría el quias de una enfermedad incurable que padecía
sepulcro de san Indalecio. En el discurso de este en el brazo izquierdo, y obrando nuestro Señor
misterioso sueño vio en la iglesia un viejo r e s - por intercesión de san Indalecio otros muchos
petable, y preguntándole quién era, respondió milagros.
que hasta entonces había sido custodio de aquel Colocaron el cuerpo del santo en una arca de
templo de san Indalecio, y queriendo irse de aquel plata adornada de piedras preciosas que mandó
lugar con los monjes, él también le acompañaría. labrar el rey D. Sancho, la cual se puso en el
Despertando Evancio con sumo regocijo, contó cuerpo del retablo mayor, quedando descubierto
la visión al otro monje y al caballero D. García, en la parte superior de él á la vista de todos. Y
y con ellos dio gracias á Dios que así mostraba aunque este sepulcro se fundió y se consumió con
el buen suceso que había de tener su viaje. Lue- toda la plata y oro que había en aquella casa en
go comenzaron á tratar de la cautela con que el grande incendio que padeció por los años 1495,
se había de proceder en este negocio, y de los las reliquias quedaron intactas sobre las brasas,
medios por donde se había de llevar á cabo. Con- con señales de que el fuego las acometió y les tuvo
fiólo García á dos soldados suyos, hombres de respeto. Y las volvieron á colocar en otra arca en
valor y prudencia, y al parecer destinados de la parte superior del retablo sobre el altar de San
Dios para esta empresa, pues ambos confesaron Juan Bautista.
que en aquella misma noche vieron en sueños á La santa iglesia de Almería y la de Zaragoza y
dos religiosos que del mismo templo cavando sa- Granada tienen reliquias de san Indalecio. La de
caban el cuerpo de un santo, y que ellos les ser- Burgos hace fiesta al santo en el día 30 de abril,
vían en esto como pajes de hacha. Pasmado estaba porque en este día recibió otra reliquia suya.
D. García oyendo esta relación, cuando de repen-
te oyeron como voz de pregón era congregado el LOS SANTOS MÁRTIRES PRISCO, MALCO, Y ALEJANDRO.—
ejército para ir sobre Almería. Y aprovechándose Durante la persecución de Valeriano, po_r los años
de la soledad en que quedaba el pueblo con esta 259, vivían estos santos en un arrabal de la c i u -
ocasión, resolvió que estos dos soldados se queda- dad de Cesárea, en Palestina, y conociendo que
sen guardando la puerta del templo, y un capellán en ella se les ofrecían las coronas del martirio,
suyo, con los dos monjes, cavasen en el lugar s e - encendidos de un ardiente celo por la fe, se pre-
ñalado hasta encontrar las reliquias, las cuales sentaron voluntariamente delante del juez, repren-
hallaron en un sepulcro de alabastro, y quitando diéndole con valentía la crueldad con que trataba
la losa que lo cubría salió de él un olor muy sua- á los cristianos; por cuyo motivo el juez mandó
ve, y luego repararon en la inscripción latina que que inmediatamente fuesen arrojados á las fieras
había en la parte interior de la piedra, y decía de para que los devorasen.
esta manera: «Aquí descansa Indalecio, primer
obispo de la ciudad de Urci, ordenado en Roma SAN CASTOR, Y SAN DOROTEO—Fueron martirizados
por los santos apóstoles.» Impidiéronles proseguir en la ciudad de Tarso, en Cilicia, durante el s i -
su obra unos ladrones que en aquella noche se glo III del cristianismo.
refugiaron en el templo; pero al otro día la conti-
nuaron apoderándose de todas las reliquias que LOS SANTOS MÁRTIRES ROGATO, SUCESO, Y OTROS DIEZ
había en el sepulcro, y retirándose con ellas á Y SEIS.—Murieron en África por la fe de Jesucris-
Murcia, cuando acabada la guerra acompañaron to. Nada más se sabe de estos santos, pues no han
á esta ciudad á D. García. En ella se detuvieron llegado hasta nosotros las actas de su martirio.
DÍA 29 MARZO 669
SAN GUNTRANO, REY Y CONFESOR.-Fué hijo del rey Elias, Mares, Abibó, Senbecthes, y Sabas, los
Clotario y nieto de Clodoveo I y de santa Clotilde. cuales al fin padecieron martirio, recibiendo la
Como era hijo segundo, fué coronado rey de Or- estola y vestidura inmortal de gloria.
leáns y de Borgoña en el año 561, estableciendo Después de esto, ciertos magos acusaron á los
su corte en Chalons. Al principio de su reinado benditos Jonás y Barachiso ante los_ tres más
cometió algunos excesos por haberse dejado lle- principales de ellos, que habían condenado á los
var de las preocupaciones y disipación de su s i - nueve mártires gloriosos que hemos dicho. Los
glo, pero lloró después sus extravíos y se entregó tres magos jueces se llamaban Masdrath, Serotah,
á la más áspera penitencia. Gobernó su reino con y Marneses. La acusación consistía en que no
sabiduría y justicia: era principalmente el protec- querían sacrificar á sus dioses, ni obedecer á los
tor de los oprimidos y un padre tierno de sus va- mandatos del rey, ni adorar al sol, fuego y agua,
sallos, á quienes trataba como á hijos. Ayunaba, y que habían persuadido á los nueve mártires á
oraba y lloraba y se ofrecía á Dios noche y día, lo mismo. Presentados que fueron los dos glorio-
como víctima destinada á ser sacrificada en el sos hermanos ante los tres jueces magos, fueron
altar de su justicia para aplacar su indignación, preguntados si obedecían al rey y adoraban al
que creía haber provocado y atraído sobre su sol, fuego y agua. Respondieron que no adoraban
pueblo inocente. Fundó y dotó varios monasterios sino al Dios que hizo el cielo y la tierra, ni de-
é iglesias con munificencia verdaderamente real, bían creer á cualquier hombre mortal que lo
y después de una vida pasada como otro David en contrario les persuadiese. Enojados de esta r e s -
llorar sus antiguos deslices y en promover la fe- puesta los magos, los hicieron azotar con varas
licidad de su pueblo, murió santamente el día 28 duras y espinosas de granados, y mandaron que
de marzo del año 593. para esto los apartasen, porque el uno no oyese
lo que el otro decía, y se animase uno á oiro.
Día 29 Apartados que fueron, primero azotaron á Jonás
y decíanle que obedeciese al rey y lo honraría
SAN JONÁS, Y BARACHISO, HERMANOS, MÁRTIRES.—Sa- mucho. Mas el caballero esforzado de Cristo siem-
por, rey de Persia, á los diez y ocho años de su pre estaba firme y constante, diciendo que no n e -
reinado mandó perseguir á los cristianos y dio garía á su Dios y Señor, ni daría ocasión para
poder á los magos, que son los sabios de Persia, que á su imitación y ejemplo los demás lo nega-
para que derribasen los templos de Jesucristo y sen y viniesen á tan gran mal.
quemasen los monasterios sagrados, y dio sus Los magos, conociendo su ánimo invencible, lo
edictos para que los cristianos fuesen buscados y hicieron atar conforme á la ley pérsica, que es
que los que sacrificasen á sus falsos dioses fuesen metiendo por entre los muslos y las manos un
premiados con grandes puestos y honores, y los palo, teniendo las manos atadas por las muñecas,
que no, fuesen martirizados con crueles tormen- y estando de este modo que no se podía menear,
tos. Por aquel tiempo, en Persia, en una aldea, lo azotaron é hirieron tanto con las varas de g r a -
llamada Jasa, vivían y servían á Cristo dos her- nado, que le rompieron las espaldas y costados.
manos, llamados Jonás y Barachiso, y oyendo la San Jonás, en medio de este tormento, alababa al
persecución cruel, dejaron aquel lugar y se fue- Señor y decía: «Gloria te sea dada, Dios de n u e s -
ron adonde los magos atormentaban á los cris- tros padres Abrahán, Isaac y Jacob, tú que nos
tianos, y llegando á una villa que se llama Bar- sacaste de los deleites de este mundo y tuviste
diaboth fueron á visitar á los cristianos que esta- por bien de atraernos á tu amor y santa fe, dad-
ban presos, y hallaron nueve condenados ya á nos, Señor, paciencia para que alcancemos lo que
muerte, porque no querían obedecer los mandatos tu siervo el santo rey David pedía cuando dijo
del inicuo rey Sapor, y viéndolos atormentados y (alumbrado por tu santo Espíritu): «Una merced
maltratados, les dijeron: «Hermanos y padres, no pedí al Señor, y es que viva y more todos los días
temamos cosa alguna, antes sí, en nombre de de mi vida en sus santos palacios. Esto es, mi
nuestro Jesús crucificado, sustentemos una bata- Dios, lo que espero alcanzar cada día de vos por
lla para que alcancemos la sempiterna corona, de el martirio.» Y en diciendo esto, con alta voz dijo
la manera que nuestros hermanos y padres la á los magos: «Yo me aparto de vuestro rey peca-
alcanzaron por medio del martirio.» Animados dor y de todos sus amigos, sean los que fueren,
con estas palabras los santos presos, prosiguieron porque son todos príncipes de Satanás, y á todos
su santo propósito, y unos á otros se consolaban los niego. No tengo que ver con el sol, luna, ni
y esforzaban para recibir con rostro alegre cual- estrellas, ni con el fuego ni el agua, que decís son
quiera cosa que les sobreviniese, y tormento que dioses, ni en modo ó manera alguna los adoro ni
les amenazase. Los nombres de estos santos pre- adoraré jamás. Sólo creo en el Padre ó Hijo y Es-
sos eran Zamitas, Lázaro, Marothas, Nersas, píritu Santo, verdadera Trinidad que conserva
670 LA LEYENDA DE ORO DÍA 29
todo el universo é hizo vuestros dioses, los cuales una gran gloria y premio, y una opinión y lugar
pensáis en vano f|ue por fuerza han de ser de excelente para con su rey si es buen guerrero?»
nosotros adorados.» Mucho se enojaron los ma- Oyendo esto los magos, mandaron que le echasen
gos oyendo esto, y luego mandaron que le atasen plomo derretido ardiendo por la garganta y oídos,
un pie á una cuerda y lo sacasen al hielo y hela- para que no pudiese hablar ni oir, y después hicie-
da toda la noche, que era frigidísima por ser de lo ron que lo volviesen á la cárcel, y allí lo tuviesen
más riguroso del invierno en aquella tierra, y allí colgado de un pie.
lo dejasen estar toda la noche desnudo; pusiéron- Hecho esto, trajeron ante sí á san Jonás y dijé-
lo al instante al hielo, y allí lo dejaron estar toda ronle: «¿Cómo te ha ido esta noche con la helada?»
la noche. Respondió el santo: «Creedme, reales príncipes,
Venido el día siguiente, los magos mandaron que mi Dios, en quien mi alma descansa, después
llamar ante sí á Barachiso y dijéronle que por que mi madre me parió no me ha dado noche tan
qué no sacrificaba á los dioses como ya lo había sosegada y tan buena, ni me acuerdo después acá
hecho su hermano Jonás. San Barachiso dijo: que sé qué cosa es sentido, que noche alguna me
«Del modo que mi hermano ha sacrificado yo s a - haya sido tan suave y regalada; porque luego me
crificaré.» Y añadió que mentían en todo, y así vino una gran consolación de aquel santísimo
no los creía, porque la verdad, á quien seguía, no leño en que fué enclavado mi Señor Jesucristo.»
le dejaría hacer tal cosa á su hermano; luego los Dijeron los magos: «Tu hermano Barachiso ha
reprendió á todos porque adoraban los elementos negado á tu Dios, y tú, obstinado, ¿aun te estás en
de quienes se servían en sus ministerios los tu parecer?» Respondió Jonás: «Yo sé que mi her-
hombres todos, pobres ó ricos, altos ó bajos; y mano ha negado al demonio y á todos sus s e c u a -
trató larga y doctísimamente de la adoración del ces, y que ha estado firme en Cristo.» Dijeron los
verdadero Dios. Oyendo tan admirables razones magos: «¿No te convendría más que dejases á tu
los magos, trataron de que no le oyesen los demás, Dios antes de perder la vida?» Respondió Jonás:
ni ellos le examinasen más, porque los persas no «¡Oh ciegos y necios! ¿Cómo os jactáis que sois
se persuadiesen, oyéndolo, á dejar la oración del prudentes y sabios? Regulad la verdad según
sol, el fuego y el agua, y siguiesen y adorasen al vuestra prudencia: ningún hombre que tiene trigo
verdadero Dios que predicaba su siervo Barachi- deja de echarlo en la tierra á su tiempo oportuno,
so. Resolvieron asimismo dejar pasar el día, pa- aunque entonces haga frío, hielos y nieve, aun-
reciéndoles harían mejor su negocio de noche, que caigan rayos y sucedan otras tempestades,
cuando no pudiese haber tan gran concurso de porque tiene esperanza que al tiempo del vera-
gente. Resueltos, pues, á esto, dejaron por enton- no, favoreciéndole el Señor, de la poca semilla
ces la audiencia. que sembró llenará su era de trigo. Y si éste d e -
Venida la noche hicieron traer otra vez ante sí jase estar su trigo en las trojes y no sembrase,
á Barachiso, y fué grande la disputa que con él no se le podría después aumentar el trigo. Así es
tuvieron, y favoreciendo el Espíritu Santo al glo- en los hombres, que si alguno en este mundo por
rioso mártir, los venció á todos, y afrentados los el nombre de nuestro Señor Jesucristo perdiere su
magos mandaron que le pusiesen debajo de los vida, el Señor lo renovará en el nuevo mundo con
sobacos dos bolas de bronce ardiendo, y ya que su lumbre, la cual jamás se apaga ni saoscurece,
se las hubieron puesto, viendo su gran tolerancia, si no es para los que no guardan sus santos man-
le dijeron: «Por la corona de Sapor, rey de los damientos, que para éstos ni el fuego en donde
reyes, echa la una de esas dos bolas en el suelo, estarán tendrá carbones, como está escrito, ni su
para que entendamos que en todo le obedeces, y llama tendrá luz.» Habiendo dicho éstas y otras
ya has negado á tu Dios y adoras los nuestros.» santas cosas, los magos enfurecidos le mandaron
Respondió el valeroso Barachiso: «Ministros de cortar todos los dedos de las manos y pies, y como
Satanás y príncipes malvados, por la salud de mi se los cortasen dijeron los verdugos: «Mira cómo
Dios y la muerte de Satanás, vuestro padre, os sembramos en la tierra tus dedos; espera ahora
juro que no temo á vuestro rey, y que no echaré que cuando venga el tiempo de la cosecha te crez-
ninguna de las bolas en tierra, antes os desenga- can muchos dedos.» San Jonás dijo: «No tengo yo
ñad que la una y la otra sufriré constante s i e m - necesidad de muchos dedos; Dios que me hizo me
pre por el nombre de Cristo; y os conjuro por el renovará todo en la renovación que ha de hacer
nombré de Dios vivo, que si tenéis otros mayores en nosotros.»
tormentos prevenidos, se añadan á éstos; y si no Los magos, viendo que en nada tenía aquel
los tenéis, discurridlos, que dispuesto esloy á pa- martirio, mandaron que derritiesen mucha pez
decerlos todos por la fe de mi Señor Jesucristo. y le rayesen la cabeza, y después se la metie-
¿Quién va á la guerra y entra en la batalla que no sen en la pez hirviendo, y luego se la echasen
esté presto y deseoso de la muerte para alcanzar en la lengua, y al fin á todo el cuerpo; y como
DÍA 29 MARZO 671
los verdugos así lo hiciesen, luego milagrosa- tirologio romano, y Baronio en sus Anotaciones.
mente la pez toda se salió de la caldera en que (P. Ribadeneira.)
estaba, y el victorioso mártir quedó libre de tan
cruel tormento y sin lesión alguna. Luego que SAN EUSTASIO—Fué abad del monasterio de L u -
vieron tan gran milagro los magos, mandaron xeu, sucediendo en este cargo á su maestro san
traer un husillo y prensa donde se suele expri- Columbano. Descendía este santo de las más dis-
mir y prensar las uvas por las vendimias cuan- tinguidas familias de Borgoña, en donde nació á
do se hace el vino, y traído, le mandaron al santo fines del siglo VI. Mostró ya desde niño gran i n -
poner en él, y apretarlo y prensarlo como hacen clinación á la virtud y á la soledad, y concluida la
con el orujo, y haciéndolo así, le rompieron todos carrera de sus estudios, se fué á los desiertos de
los huesos y le partieron por medio, y de esta ma- Franco-Condado á reunirse con san Columbano.
nera el invictísimo y glorioso Jonás entregó su Eustasio fué considerado como modelo de perfec-
bendita alma al Señor que la crió, y su santo cuer- ción religiosa por su grande penitencia, por su es-
po fué mandado echar en un profundo lago y que píritu de contemplación y demás virtudes; por
allí lo guardasen. manera, que su santa conducta sirvió para la
Concluido esto, mandaron llevar otra vez á j u i - emulación de los monjes de Oriente. Entre las
cio á san Barachiso y dijéronle: «Ten misericor- muchas dotes de que le había adornado el cielo,
dia de tus miembros, Barachiso, y no quieras sin sobresalía su talento para la predicación, acompa-
razón perderte.» Respondió el valeroso siervo de ñado de singular elocuencia; así es que fué á pre-
Dios: «Ni yo me formé, ni me perderé; el Señor dicar el Evangelio á los váraseos, ilustrando en las
que me hizo me renovará con su virtud y me li- verdados de nuestra santa religión á los bárbaros,
brará de vuestras manos y de vuestro maldito obrando en todas partes admirables conversiones.
príncipe, el cual no conoce á su Dios que lo for- Volvió Eustasio á su monasterio de Luxeu, y era
mó, mas antes defiende la causa y voluntad del tal la fama de su santidad, que llegó á tener s e i s -
demonio, y en todo lo procura cumplir.» Los tres cientos monjes bajo su dirección. Dios manifestó á
magos quedaron muy enojados con estas palabras, su siervo se acercaba el fin de su vida. Acometido,
y por vengarse del glorioso mártir lo mandaron en efecto, de una grave enfermedad que le ocasio-
echar entre espinas crueles, y que hiciesen unas naba agudísimos dolores, en medio de ellos habló-
puntas agudas de cañas y se las metiesen por las le Dios, si prefería tener treinta días de vida sin
carnes adentro, y se las sacasen continuamente experimentar alivio alguno, ó bien vivir cuarenta
hasta que las carnes totalmente le fuesen despe- y hallarse desde luego aliviado; mas el santo, que
dazadas. Todo este gran martirio padeció con gran deseaba vivamente gozar de su Dios, escogió vivir
constancia el fuerte y esforzado caballero de Cris- menos aunque con dolores, á que se dilatase la
to Barachiso, y al fin lo pusieron en la prensa fruición de su amado. Pasados, pues, los treinta
en que había muerto su glorioso hermano, y días con indecibles dolores, murió en Luxeu el
allí le rompieron como á él los huesos, y estando año de 625 á los sesenta de su edad. Favorecióle
al extremo de su vida, le echaron pez derretida el Señor con el don de milagros en vida y después
por la garganta, y con esto dio su alma á Dios y de su muerte. Fué su cuerpo enterrado s o l e m n e -
Criador suyo, por la confesión de cuyo divino y mente.
siempre glorioso nombre tantos martirios habían
padecido. Y un devoto varón, llamado Abdisotas, SAN CIRILO, DIÁCONO Y MÁRTIR—A este santo le
se fué á los que guardaban los santos cuerpos, y abrieron el vientre los gentiles, le sacaron el hí-
por quinientos mil daricos (moneda de Persia) y gado y se lo comieron como bestias carnívoras, en
tres vestidos de seda muy preciosos, se los com- tiempo de Juliano Apóstata, por los años 362, en
pró juntamente con los de los nueve santos már- Heliópolis, junto al monte Líbano.
tires que antes habían padecido, y con gran s e -
creto que entre ellos hubo para el caso, los llevó LOS SANTOS ARMOGASTO, MASCULA, Y SATURO.-Habien-
y sepultó en muy decente y honesto lugar. Pade- do Genserico, rey arriano de los vándalos en Áfri-
cieron su martirio los nueve santos mártires á los ca, establecido á su vuelta de Italia en 457 nuevas
27 de marzo, á los dos gloriosos hermanos, san Jo- leyes penales y más severas que las que sus ante-
nás y Barachiso, y los 29 del mismo mes, por los cesores habían hasta entonces fulminado contra
años del Señor de 344. Escribió su vida y martirio los católicos, el conde Armogasto fué en esta
Isaías, hijo de Adán, caballero de la corte del rey ocasión privado de sus honores y dignidades en
Sapor, el cual se halló presente á todo lo que aquí la corte, y cruelísimamente atormentado. Pero
va escrito, y después Simeón Metafrastes la puso apenas ponían los carceleros sobre su cuerpo las
en sus Vidas de santos. Escribióla también Lipo- cuerdas con que debían atarlo, cuando se rompían
mano, tom. vn, Surio, tom. u, Sanctoro, el Mar- por sí mismas al levantar el mártir sus ojos a!
672 LA LEYENDA DE ORO DÍA 30
cielo, cuya maravilla sucedió repetidas veces. Y y padre espiritual, y fué aprovechando cada día
aunque después le tuvieron por mucho tiempo más en la virtud, en tanto grado, que vino á estar
colgado de un pie con la cabeza enteramente aba- como muerto al mundo y á todos sus apetitos, y
jo, no sintió en esta postura más tormento que si como una alma del todo desnuda del propio pare-
hubiese estado en un mullido lecho: por cuya cer y propia voluntad, que por haber antes san
causa Teodorico, hijo del rey, mandó que le Juan estudiado y sido enseñado en las ciencias
cortasen la cabeza; pero uno de los sacerdotes que suelen desvanecer, se debe aun más estimar.
arríanos le disuadió de este pensamiento, á fin de De esta manera conversó por espacio de diez y
que los cristianos no le venerasen como mártir. nueve años entre los monjes, hecho un perfectí-
Fué, pues, enviado á trabajar en las minas, y simo dechado de obediencia y sujeción, hasta que
después mandado á guardar vacas en los alrede- falleció el santo padre que le tenía á cargo,
dores de Cartago. Después de algún tiempo parti- por cuya muerte pasó á la vida solitaria y e s -
cipó á sus amigos que se acercaba su último fin, cogió un lugar llamado Tola, que estaba cinco
y efectivamente entregó su espíritu al Señor el millas de una iglesia, en el cual perseveró c o n s -
mismo dia en que había profetizado, y su cuerpo tantemente por espacio de cuarenta años con gran-
fué enterrado en el lugar por él mismo señalado. de alegría y fervor de espíritu. Lo que allí pasó
—Mascula, maestro de los representantes, resistió á solas, las batallas que tuvo y las victorias
á cuantos artificios pretendió usar el rey para ha- que alcanzó del común enemigo, no se pueden
cerle prevaricar en su fe, fué condenado á decapi- saber; mas es de creer que fueron muchas, y
tación, con la circunstancia, empero, de que se le tantos los favores con que el Señor le regaló, como
cortase la cabeza lentamente.—Saturo, mayordo- de su liberalisima mano se podían esperar y él
mo del palacio real, fué al principio vehemente- suele hacer á los que de veras se entregan á su
mente solicitado á que abandonase la fe católica; servicio. Lo que se sabe es, que comía de todas las
pero por su admirable constancia padeció después cosas que según su profesión era lícito comer,
muchos tormentos; fué privado de todas sus ri- pero de todo poco, para que comiendo de todo,
quezas, le fué prohibido hasta el presentarse en huyese la nota de la singularidad y vanagloria, y
público y reducido á la última miseria; pero el comiendo poco venciese la gula. Con la soledad y
Señor le enriqueció con sus gracias y al fin lo con el poco trato y compañía de los hombres de
llamó para si coronándole de gloria. tal manera apagó la llama de la lujuria, que ya
no le daba pena ni molestia. La avaricia (que el
LOS SANTOS PASTOR, VICTORINO, Y OTROS SIETE COMPA- apóstol llama idolatría) venció con la largueza y
NEROS.—Fueron martirizados en Nicomedia duran- misericordia para con los otros, y con la escasez
te la persecución de Diocleciano. de las cosas necesarias para consigo; porque con-
tentándose con lo poco, no tenía necesidad de c o -
SAN SEGUNDO—Fué martirizado en la ciudad de diciar lo mucho. Todos los otros vicios procuró el
Asti, en Italia, durante el siglo II, por los años 1 1 9 , santo varón vencer y vivir, no como hombre, sino
bajo el imperio de Trajano. como ángel. Vivía de oración, nunca estaba ocio-
so, y para que con la aspereza y ociosidad, que
SAN GUNDLEO, CONFESOR.—Murió á fines del siglo V. suele hacer guerra á los solitarios, no le vencie-
se, solía ocuparse en escribir libros; dormía poco,
SAN MARCOS, OBISPO Y CONFESOR.—Floreció en el si- y solamente lo que bastaba para no desfallecer
glo IV en Arethusa, en Siria. con las demasiadas vigilias. Pues ¿qué diré de
la abundancia de sus lágrimas? Entrábase en una
Día 3 O cueva que estaba apartada al lado de una monta-
ña, y allí levantaba las voces al cielo con gran-
SAN JUAN CLIMACO, CONFESOR.-La vida de san Juan des gemidos, suspiros y clamores, y derramaba
Climaco escribió un monje discípulo suyo, llamado su corazón delante del Señor, hechos sus ojos dos
Daniel, y la refiere en su segundo tomo el P. Fray fuentes de lágrimas. Un religioso, llamado Moisés,
Lorenzo Surio, de esta manera: «Siendo Juan Cli- que era de los que profesaban vida solitaria, d e -
maco mozo de diez y seis años, y habiendo estudia- seando imitar la vida de este santo varón y vivir
do lo que en aquella edad convenía, se ofreció Cris- debajo de su corrección y disciplina, echó á m u -
to nuestro Señor en santo y agradable sacrificio, chos de aquellos santos padres por rogadores, y
recibiendo sobre sí el yugo de la vida monástica en pidió con grande instancia que le quisiese recibir
un monasterio que estaba en el monte Sinaí, en el por su discípulo. Fué recibido por tal, según lo
cual, despidiendo de su corazón toda vana estima- había deseado, y un día mandóle el santo varón
ción y confianza de si mismo, se abrazó con la san- que de cierto lugar trajeáe un poco de buena tie-
ta humildad y se sujetó perfectamente á su superior rra para echar en un huerto de poco suelo. Hízolo
DÍA 30 MARZO 673
Moisés, y entendiendo en ello con diligencia, lle- tiempo de los emperadores Constantino, Constan-
gado el medio día y siendo el mes de agosto, fati- cio y Constante, que eran hermanos, hijos del
gado del calor y del trabajo, acordó de tomar un gran Constantino. Un abad del monasterio de
poco de reposo á la sombra de una gran peña que Raytu, llamado Juan, en una epístola que escribe
allí había. Mas estando para caer aquella gran á san Juan Clímaco, rogándole que escriba la
peña sobre él, Dios reveló á san Juan Clímaco el regla que habían de tener y guardar los monjes
peligro en que estaba su discípulo, y con su ora- y los avisos que él había aprendido como otro
ción lo libró; porque estando allí durmiendo, le Moisés en el monte, le pone este título: «Al admi-
pareció que había oído la voz de su maestro que rable varón, igual á los ángeles, padre de padres
le despertaba, con la cual, lleno de pavor desper- y doctor excelente, Juan, abad del monasterio de
tó y dio un salto, y luego vio arrancarse la peña Raytu, salud en el Señor.» De la manera de su
de lo alto, y caer en tierra en el lugar donde él muerte y de los años que vivió no sabemos cosa
antes estaba, y sin duda si no se levantara le hi- cierta; pero debió de morir de muy anciana edad,
ciera pedazos. porque de diez y seis años tomó el hábito de
Otra vez vino á él un monje que se llamaba monje, diez y nueve vivió en el monasterio del
Isaac, abrasado de una tentación carnal y cercado monte Sinaí, y cuarenta en la soledad, que son
de mucha tristeza y dolor, y descubrióle con mu- setenta y cinco, y después volvió á tener cargo
chas lágrimas y gemidos la secreta llaga que traía. de su mismo monasterio, en el cual no sabemos
Consolóle el varón de Dios muy blandamente y cuántos años vivió. «El nombre de Clímaco, dice
díjole: «Estemos ambos, hijo, en oración, y el Tritemio, que suena y es lo mismo que en latín
Señor que es misericordioso y clemente no des- Schotasticus, y en castellano el Maestro de e s -
preciará nuestros ruegos.» Y estando ambos oran- cuela, y que le dieron este nombre como á maes-
do, sanó el enfermo y quedó curado de tan extraña tro, de cuya doctrina se pueden aprovechar to-
pasión, y alabó al Señor que había dado tanta efi- dos, especialmente los religiosos y personas que
cacia á la oración de san Juan Clímaco. Comenza- tratan de su aprovechamiento espiritual; aunque
ron algunos á visitarle movidos de la fama de su más probable es que este nombre de Clímaco, que
santidad, y el venerable padre, para apacentar las es griego, se deriva de un nombre que quiere
ánimas de los que á él venían, con el pasto de la decir Escalera, por haber él hecho una como
palabra de Dios les daba saludables documentos. escalera espiritual de su libro y trazádola con
No le faltaron algunos émulos que procuraron este orden de grados espirituales para poder l l e -
estorbar este fruto que de su doctrina se seguía, gar á la perfección.» (P. Ribadeneira.)
diciendo que era un parlero y hablador. Sabiendo
él esto, determinó enseñar á los que á él venían, SAN QUIRINO, TRIBUNO Y ALCAIDE DE LA CÁRCEL DE ROMA.
no sólo con las palabras, sino mucho más con s i - —Encarcelado el papa san Alejandro y puesto
lencio y ejemplo de paciencia; y así calló y venció bajo la custodia de Quirino, convertido éste á la
con tan grande humildad y modestia á sus émulos, religión del Crucificado, fué bautizado por aquel
que compungidos le pidieron y le suplicaron que pontífice. Noticioso el juez Aureliano de que Qui-
les diese el acostumbrado pasto de su doctrina. rino era cristiano, lo llamó á su presencia, y como
Pues como resplandeciese de esta manera en permaneciera constante en la fe, mandóle cortar
todo género de virtudes y no se hallase otro s e - la lengua, las manos y los pies, y puesto en el
mejante á él, vinieron todos los monjes del m o n a s - potro fué por último degollado, consumando el
terio del monte Sinaí, donde antes había mora- martirio en Roma el año 130 de Jesucristo, y en
do, y con un mismo afecto y deseo, contra toda su tiempo del emperador Adriano.
voluntad, le entregaron el magisterio y gobierno
de aquel monasterio, y el santo varón, movido del LOS SANTOS DOMNINO, YÍCTOR, Y SUS COMPAÑEROS.-
Señor, tomó sobre sí la carga de regirlos, y á Fueron martirizados en Tesalónica, durante el
ruego y súplica de ellos escribió el libro llamado reinado del emperador Maximiano. Después de
Escala espiritual, en el cual se describen treinta haberles roto los brazos y las piernas, fueron estos
escalones por donde pueden subir los hombres á santos metidos en un asqueroso calabozo, donde
la cumbre de la perfección. Este libro en nuestros todavía vivieron siete días sin comer ni beber, al
días el P. M. Fr. Luis de Granada, para prove- cabo de los cuales volaron sus almas al Señor.
cho de muchos, tradujo de latín en lengua caste-
llana, y le enriqueció con algunas declaraciones LA CONMEMORACIÓN DE MUCHOS SANTOS MÁRTIRES.—En
y anotaciones suyas. De san Juan Clímaco hace tiempo del emperador Constancio, por los años
mención el Martirologio romano á los 30 de mar- 351, fueron martirizados en Constantinopla por
zo, y Juan Tritemio refiere en algunas obras su- orden del heresiarca Macedonio, con inaudito g é -
yas que floreció por los años del Señor de 346, en nero de tormentos. Uno de ellos, dice el Martiro-
TOMO i 85
674 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31
logio romano, fué arrancar los pechos de las mu- virtudes hasta el fin de sus días. La argolla besaba
jeres católicas, poniéndolos encima del borde de muchas veces; y san Alejandro le dijo: «Deja de
un cofre, y dejando caer de golpe la cubierta los besar esa argolla, y busca las prisiones de mi se-
hacían pedazos, y lo que quedaba lo quemaban ñor san Pedro.» Buscólas con buena fe, hallólas
con un hierro ardiendo. y lléveselas á santa Teodora, hermana de san
Hermes, prefecto y mártir. Perseveró en servir y
SAN RÉGULO.—Habiendo convertido á la fe el país agradar á su esposo Jesús, y acabada en paz esta
de Senlis, al mismo tiempo que predicaba en Fran- vida mortal, se fué al descanso de la gloria el 31
cia san Dionisio, fué hecho primer obispo de aquel de marzo, por los años del Señor de 132. Escri-
territorio, y murió en paz en el seno de su grey. bieron su vida Beda, Usuardo, Adón, Sanctoro,
Surio en la Vida de san Alejandro, en el tercer
SAN PASTOR, OBISPO DE ORLEÁNS, EN FRANCIA.—Floreció tomo, á 3 de mayo; el Martirologio romano, Baro-
en milagros durante el siglo IV. nio en sus Anotaciones, y otros muchos. Hay en
Roma un título muy antiguo de santa Balbina, de
SAN ZÓZIMO, OBISPO DE SIRACUSA.-Fué sucesor del quien hace mención el concilio romano celebra-
obispo san Pedro, y desempeñó fielmente todas do en tiempo de san Gregorio, papa, en su Regís,
las obligaciones de un digno pastor hasta su muer- lib. 4,epist. 44, indict. 13. (P. Ribadeneira.)
te, que sucedió en el año 660. Su memoria es muy
venerada en la isla de Sicilia, por los muchos SAN AMOS.—Fueron doce los profetas menores, y
milagros que ha obrado el cielo por su intercesión. éste era el tercero. Él mismo nos dice al principio
de su profecía que era simple pastor de la ciudad
SAN CLINIA Ó CLINIO.—Griego de nación, floreció de Tecua. Vivió en los tiempos de Osías, rey de
en santidad de vida y milagros en el monasterio Judá, y de Jeroboán, segundo rey de Israel, y
de la Foresta, en Italia, y murió en el mismo, des- profetizó en estos tiempos, no sólo el cautiverio
pués de haberla edificado con sus eminentes vir- de los israelitas, sino también las muchas cala-
tudes. La iglesia de Aquino conserva parte de sus midades que habían de acontecer á los enemigos
reliquias y honra su fiesta con grande veneración. del pueblo de Dios. La sencillez brilla en sus pro-
fecías, y están llenas de comparaciones sacadas
Día 3 1 de la vida pastoril; no contienen más que nueve
capítulos. Sufrió este profeta diversos tormentos
SANTA BALBINA, VIRGEN.-Fuó Balbina hija de san con que le afligió Amasias, sacerdote de Bethel,
Quirino, tribuno romano, en tiempo del empera- el año 785 antes de Jesucristo. Osías, hijo de
dor Trajano, por cuya orden tuvo presos á san Amasias, le atravesó las sienes con una barra de
Alejandro, papa, primero de este nombre, y á hierro, y llevado después medio vivo á Tecua, de
Hermes, prefecto. Sucedió en este tiempo que Bal- resultas de la herida murió en esta ciudad, donde
bina tenía la garganta y cuello lleno de lamparo- fué sepultado con sus padres. Algunos creen, y
nes ó porcelanas, y como su padre Quirino repa- entre éstos san Clemente de Alejandría, que el
rase mucho en los milagros grandes que hacían profeta Amos era padre de Isaías; mas no lo creen
Alejandro y Hermes, les llevó allí á la cárcel á su así otros santos padres, fundados en que Isaías
hija para que la sanasen. Alejandro, por corres- descendía de una familia ilustre, y Amos era un
ponder á sus ruegos y voluntad, le dijo: «Quítame, simple y pobre pastor.
¡oh Quirino!, esta argolla que tengo en el cuello, y
pónsela á tu hija si quieres que sane.» Quirino lo EL BEATO AMADEO, DUQUE DE SABOYA—Este santo,
hizo así, y luego por la divina voluntad milagro- hijo de Luis II y de Ana, hija del rey de Chipre,
samente fué sana. Visto tan gran milagro, se con- nació en Tournón el día 1.° de febrero del año
virtieron á la fe de Jesucristo Quirino y Balbina, 1435. Sus piadosos padres le educaron en el santo
su hija, con todos los demás presos que Quirino temor de Dios, y como sus cuidados caían en tie-
tenía, que eran muchos, y su familia toda, y el glo- rra fértil, pronto el amable infante dio pruebas
rioso san Alejandro los bautizó á todos. de la santidad á que Dios le llamaba. Nunca mos-
Luego que Balbina estuvo sana se le apareció tró gusto á los entretenimientos ordinarios de los
un ángel con una hacha encendida en la mano, y niños: su pasión eran las prácticas devotas, y su
le dijo: «Queda sana en paz, Balbina, y perma- virtud dominante fué desde los primeros años la
nece en tu virginidad, que yo te haré ver á tu caridad con los pobres. En medio del fausto y
esposo Jesús.» Fué bien instruida de san Alejan- brillo de la corte conservó siempre su corazón
dro para que supiese cómo había de conservar sin mancilla. Abstraído y retirado, ocupábase en
perpetua virginidad, la cual consagró á Jesucristo, meditar principalmente la pasión de Jesucristo, y
su esposo, y perseveró en ella y en todas buenas sus ojos se arrasaban en lágrimas al solo e s p e c -
DÍA 31 MARZO 675
táculo de un crucifijo. Siempre risueño, humano y San Eusebio, donde obró el cielo por su interce-
apacible, era el más bello ornamento de la corte y sión muchos milagros.
se hacía dueño de todos los corazones. A los diez
y siete años se casó con Violante, hija de Carlos VII SAN PEDRO, SOLDADO Y ERMITAÑO—Aunque no cons-
de Francia: matrimonio felicísimo por la unidad ta por qué tiempo floreció este santo confesor es-
de caracteres y de inclinaciones entre ambos e s - pañol, podemos reducir su nacimiento á los últi-
posos. En 1465 sucedió á su padre en el trono, y mos tiempos de la dominación de los godos, ya
las virludesquecomo á principe leadornaban, to- cuando los moros estaban para apoderarse de Es-
maron nuevo brillo con la diadema. Empleó todo paña, hacia los fines del siglo VII. De sus actas
su tesoro en fundar asilos de beneficencia, y en consta que nació en aquella parte de España que
aliviar por su misma mano las miserias d e s ú s vasa- riega el Betis. Por lo cual, con fundamento creen
llos. Llamábasele el padre de los necesitados, y á su algunos que su patria pertenecía al reino de Cór-
palacio el jardín de los pobres. Era clemente y com- doba, porque el Betis es río más propiamente de
pasivo, sin que estas cualidades le desviasen de la Córdoba que de otra provincia. Sus padres fueron
justicia que administraba con rectitud. Creyóse al católicos, gente hidalga y rica. Educaron en el te-
principio que su valor no correspondería á sus vir- mor de Dios y en las letras á este hijo, cuyas in-
tudes; pero pronto enseñó la experiencia que los clinaciones y obras mostraban haber nacido para
príncipes más santos no'son los menos valerosos. el cielo más que para el mundo. Entre los regalos
Batió más de una vez á sus enemigos, principal- de la casa de su padre y los riesgos de la carrera
mente á los turcos; pero fué siempre generoso en militará que le destinaron, se conservó sin mancha,
medio de sus victorias. Tuvo el mayor cuidado de velando y andando siempre con temor. Conside-
que los príncipes sus hijos fuesen educados s e - rábase en tierra de enemigos, trataba las cosas
gún su religión y como convenía á su elevado del mundo como el que camina sobre ascuas. Por
nacimiento. No había á la sazón en Europa corte el oficio de tribuno que sirvió en la milicia vestía
más brillante ni mejor arreglada: reinaba en ella ropas preciosas; en lo interior miraba estos ata-
la justicia con todos sus derechos, extendiéndose víos como lo que son, como prueba de nuestra
la vigilancia del duque á todos sus estados, de gran miseria y efecto del pecado. Era benig-
modo que se llamó á su reinado el siglo de oro. no sobremanera, á los pobres trataba con grande
Como es tan poderoso y eficaz el ejemplo de los amor, ardía en celo de la gloria de Dios, era lar-
príncipes, el de Amadeo imprimía á su corte y á guísimo en gastar de lo suyo y alentar á otros á
todos sus vasallos un sello tan fuerte da virtud, que gastasen en sacar almas de pecado. Su ordi-
que por mucho tiempo se vio el vicio desterrado nario ejercicio era meditar la sagrada pasión de
de aquellos estados. Su amor á los pobres llegó nuestro Señor. De la virginidad era amantísimo,
á ser tan extremado, que habiéndole dicho un día la cual guardó hasta el fin de su vida, logrando
que las limosnas agotaban las rentas, «Está muy en esto un triunfo muy señalado. El caso fué que,
bien, contestó Amadeo; aquí tenéis el collar de mi habiendo tratado sus padres de casarle con una
orden: vendedle y socorred á mis pueblos.» No doncella igual á él en la calidad y riqueza, el santo,
pasó un día de su vida sin que hiciese un particu- por no darles pesar, ó porque era llamado de Dios
lar beneficio, sin que atrajese sobre sí las bendi- á otra mayor victoria, consintió que la boda se
ciones del cielo y el reconocimiento de sus gober- tratase; y la noche del desposorio, encomendando
nados. Postrado en el lecho del dolor, y esperando al Señor á la santa doncella su esposa, como otro
la hora de ser introducido en la celestial Jerusa- Alejo, desnudo de los bienes de la tierra, rico de
lén, llamó á sus hijos y á los principales señores los del cielo, desamparó la casa de su padre, y por
de la corte, y les declaró su última voluntad en sendas desconocidas peregrinando llegó á la c i u -
estos términos: «Mucho os recomiendo á los po- dad de Bauco, en el estado eclesiástico, junto á
bres: derramad liberalmente sobre ellos vuestras Sora, que es el reino de Ñapóles. Cerca de allí
limosnas, y el Señor derramará abundantemente escogió para su habitación una cueva oscura,
sobre vosotros sus bendiciones. Haced justicia á donde vivió en carne vida de ángel. Dormía sobre
todos sin excepción de personas; aplicad todos el duro suelo; muchas veees descansaba de día
vuestros esfuerzos á que florezca la religión y á por padecer la intemperie de la noche; era gran
que Dios sea servido.» Enternecido con las lágri- velador, oraba mucho; su ropa cuál fuese ya se
mas de los circunstantes, no pudo proseguir: c a - deja entender. Ceñía con hierros los brazos y pan-
lló, y en lo que le í e s t ó de vida no habló más t o r i l l a s ; el saco militar era de cadenillas de h i e -
que con su Dios. En fin, el día 31 de marzo del rro que le servían de molestia y de carga, y le
año 1472, después de haber recibido los sacra- dejaron abierta una llaga que le cubría todo el
mentos de la Iglesia, murió en el palacio de Ver- cuerpo. Estas nuevas trazas inventaba el soldado
celli, y su cuerpo fué encerrado en la Iglesia de de Cristo para tratar su carne como lo que ella
676 LA LEYENDA DE ORO DÍA 31

es: como esclava del espíritu. Nuncajamás encen- recía de hombre muerto, sino de santo glorioso
dió lumbre, ni aun en invierno, con ser aquel en tanto grado, que muchos, estando mirándolo,
sitio muy destemplado. Su ordinario alimento era fueron llamados de Dios á penitencia. Hubo un
yerba y bellota; de noche bajaba á beber al río hipócrita que afectando piedad quiso llegar á be-
que va por junto á Bauco. sarle la mano, la cual retiró el sagrado cadáver,
No quiso Dios que la gloria de su siervo estu- quedando aquel mal hombre espantado y trocado
viese escondida. Por toda aquella tierra se fué su corazón de malo en bueno.
derramando el buen olor de su santidad y la fama Las reliquias de san Pedro se conservan en la
de las maravillas que obraba: especialmente en iglesia de Bauco, ó en otra propia junto al monte
una hambre general que padecieron aquellos pue- donde vivió. Los naturales de aquella tierra lo ve-
blos era Pedro el remedio y consuelo de todos. neran como á su especial protector.
Entre otras cosas, se cuenta que una buena mujer,
á quien el santo pidió de limosna un pedazo de pan, LOS SANTOS TEÓDULO, ANESIO, FÉLIX, CORNELIA, Y SUS
como se excusase por temor de que le faltaría á COMPAÑEROS.—Fueron martirizados en África d u -
ella lo necesario para su sustento, instada por el rante el siglo IV.
santo fué á una arca que tenia vacía, y la encontró
llena de pan como la leche blanco y muy tierno. SAN BENJAMÍN, DIÁCONO Y APÓSTOL DE P E R S I A - P r e -
Después de este prodigio huyó nuevamente dicó en aquellas provincias la verdad evangélica
Pedro á su morada, donde vivió todavía algún y obró infinitas conversiones, hasta que en tiem-
tiempo, subiendo de cada dia á mayor perfección. po del rey Isdegerdes fué preso, y negándose á
En su rostro alegre y pacifico se translucíala her- abrazar la idolatría, fué cruelmente atormentado,
mosura de su alma, especialmente cuando servía metiéndole cañas aguzadas por entre las uñas; y
á algún enfermo, ejercicio que amaba mucho. al fin le atravesaron el vientre con un palo espi-
Llegado el día de su muerte, se postró contra el noso, consumando así el martirio en marzo del
suelo y dio gracias á nuestro Señor; luego clavó año 424. Su memoria es muy venerada en la Igle-
los ojos en el cielo, y en esta postura entregó á sia oriental, por los muchos milagros que obró el
Dios su espíritu. Los milagros que después de Señor por su intercesión.
muerto Pedro obró Dios por su intercesión, no los
cuenta el autor de su vida, aunque dice fueron SAN ACACIO Ó ACATES, OBISPO Y CONFESOR—Obispo de
muchos, y que de todos ellos se había hecho pro- Antioquia; murió en 250 ó 251.
ceso. Sólo dice que de todo aquel contorno acudió
mucha gente á la fama de su virtud, y que el ad- SAN GUIDO, CONFESOR—Le menciona Henschenio
mirable resplandor que salía de su rostro no pa- en su Acta sanctorum; murió en 1046.

FIN DEL TOMO PRIMERO

También podría gustarte