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Las meninges son membranas de tejido conectivo que cubren todo el sistema nervioso
central, añadiéndole una protección blanda que complementa a la dura de las estructuras
óseas. Se distinguen tres capas con dos espacios intermedios, de dentro a fuera:
Meningitis
Clasificación
meníngea, clínica y cambios en el LCR. Las meningitis asépticas más frecuentes están
producidas por virus
b) Bacterianas: Representan el 10-20% de las meningitis, aunque puede ser más alta en
Recién Nacidos (RN).
En un 50% de los casos la meningitis se asocia a neumonía, otitis media o sinusitis. En las
últimas décadas se ha producido un incremento en la incidencia de infección por S.
pneumoniae resistente a penicilina y otros antibióticos beta-lactámicos.
“Casos especiales”
Las meningitis causadas por bacterias diferentes a las tres mencionadas, por lo general,
están limitadas a un estado clínico específico.
La meningitis bacteriana es una infección supurativa aguda localizada dentro del espacio
subaracnoideo. Se acompaña de una reacción inflamatoria del sistema nervioso central
(SNC) que puede producir disminución del nivel de conciencia, convulsiones, aumento de
la presión intracraneal y apoplejías. La reacción inflamatoria afecta meninges, espacio
subaracnoideo y parénquima cerebral (meningoencefalitis)
ETIOLOGÍA.
Los niños con alteraciones inmunológicas (infección por VIH, deficiencia de subclases de
IgG) o anatómicas (disfunción esplénica, implantes por defectos cocleares) subyacentes,
pueden tener un mayor riesgo de infecciones por estas bacterias. Las alteraciones en las
defensas del huésped debidas a defectos anatómicos o deficiencias inmunológicas
aumentan el riesgo de meningitis debido a patógenos menos frecuentes como
Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, estafilococos coagulasa-negativos,
especies de Salmonella y Listeria monocytogenes.
EPIDEMIOLOGÍA.
El modo de transmisión puede ser por contacto interpersonal a través de las secreciones o
gotitas de las vías respiratorias. La disfunción esplénica (anemia de células falciformes) o
la anesplenia (debida a traumatismo o defecto congénito) se asocian a un riesgo elevado
de meningitis neumocócica, por H. influenzae tipo b y, de forma excepcional, a sepsis y
meningitis meningocócica. Los déficit de linfocitos T (congénitos o adquiridos por
quimioterapia, SIDA o neoplasias malignas) se asocian a un mayor riesgo de infecciones
del SNC por L. monocytogenes.
Los agentes infecciosos acceden al SNC y causan la enfermedad a través de tres grandes
mecanismos.
2) Ya después que ocurre esto, la bacteria puede penetrar al SNC por 3 diferentes vías:
Inoculación directa por continuidad, como en los casos de sinusitis, otitis media,
malformaciones congénitas, traumas y manipulación intracraneal directa.
En este momento, entraríamos al 2do nivel de defensa que la bacteria debe, en este
caso, vencer. La vía alterna o alternativa se inicia por la unión covalente de una cantidad
pequeña de C3b a los grupos hidroxilo de los carbohidratos y proteínas presentes en la
superficie bacteriana; este C3b está disponible gracias a una ruptura continua del C3 en
el plasma.
a) Muchas bacterias, por sus características estructurales, activan la vía alterna del
complemento (que está compuesta por cuatro proteínas séricas, el C3, el Factor B, el
Factor D y la Properdina) cuyo objetivo principal es básicamente opsonizar a la bacteria
para que esta pueda ser fagocitada, como esto no ocurre, la bacteria se perpetua y
puede en este caso alcanzar la BHE.
Ella presenta capilares continuos, los cuales tienen una unión estrecha en el endotelio,
estos impiden la permeabilidad hacia diferentes componentes presentes en la sangre,
esto hace que el paso de las bacterias hacia el espacio subaracnoideo sea muy difícil. Sin
embargo, la capacidad que tienen las bacterias de sobrevivir dentro de los macrófagos y
así poder pasar la BHE, estando lógicamente dentro de las células inmunitarias.
También, se puede producir un daño directo al endotelio, lo que hará que se altere la
permeabilidad, y así se facilite la entrada de las bacterias.
Las bacterias penetran en el LCR a través del plexo coroideo de los ventrículos laterales y
de las meninges y después circulan hasta el LCR extracerebral y el espacio
subaracnoideo.
De todos estos posibles eventos, el edema cerebral es el que se estudiará más a fondo:
endoteliales que han perdido su especificidad, mientras que las células sanguíneas son
retenidas en el espacio intravascular gracias a la impermeabilidad residual de la barrera,
salvo en los casos en que la lesión del vaso sea lo suficientemente severa como para
permitir una extravasación
Se han reconocido tres fases evolutivas del edema vasogénico, consistentes en: 1) Fase
exudativa: hay escape de proteínas plasmáticas, agua y electrolitos hacia el espacio
intersticial que determinan una expansión del mismo. El fluido edematoso incrementa
así la presión coloidosmótica en este neoespacio como consecuencia de la concentración
de proteínas plasmáticas. 2) Fase de propagación: el exudado se desplaza entre las
fibras nerviosas de la sustancia blanca siguiendo su trayecto en forma de digitaciones,
separando a las mismas entre sí.
En ciertas estructuras más compactas como la cápsula interna, las radiaciones ópticas, el
cuerpo calloso y la sustancia blanca del tronco cerebral el exudado penetra con más
dificultad, y en consecuencia más lentamente. La migración de este exudado es
dependiente de la presión de perfusión. En la sustancia gris no se observa este patrón,
debido a la mencionada cohesión interneuronal que allí existe.
Estudios realizados desde 1967 han indicado que el término edema citotóxico era muy
restrictivo, y que el término hinchazón celular sería el preferible.
Edema intersticial
El ejemplo clásico es el del edema periventricular de la hidrocefalia, el que se produce
por aumento de la presión intracavitaria, la que "fuerza" el líquido hacia el intersticio
adyacente.
PATOGENIA.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS.
CLINICA EN RN: En el Recién Nacido los signos y síntomas de meningitis bacteriana son
inespecíficos, similares a los encontrados en sepsis u otra entidad patológica grave.
La irritación meníngea se manifiesta con rigidez de nuca, dolor de espalda, signo de Kernig
(flexión de la cadera 90 grados, seguida de dolor al extender la pierna) y signo de
Brudzinski (flexión involuntaria de las rodillas y las caderas tras la flexión pasiva del cuello
en posición de decúbito supino). Sólo el 40% de los adultos con meningitis bacteriana
presentan fiebre, cefalea y rigidez de nuca. El aumento de la PIC se sospecha por la
presencia de cefalea, emesis, fontanela prominente o diastasis (ensanchamiento) de las
suturas, parálisis del nervio motor ocular común (anisocoria, ptosis) o motor ocular
externo, hipertensión con bradicardia, apnea o hiperventilación, postura de decorticación
o descerebración, estupor, coma o signos de herniación.
Las alteraciones del nivel de conciencia son frecuentes en los pacientes con meningitis y
pueden deberse a un aumento de la PIC, cerebritis o hipotensión. Las manifestaciones
físicas incluyen irritabilidad, letargo, estupor, obnubilación y coma. Otras manifestaciones
de la meningitis incluyen fotofobia y dermografismo (tache cérébrale), que se provoca
raspando la piel con un objeto romo, tras lo que podremos observar una estría roja
elevada a los 30-60 segundos.
DIAGNÓSTICO.
TAC: para detectar un absceso cerebral o una hipertensión intracraneal tampoco debe
retrasar el inicio del tratamiento.
Punción lumbar.
Microorganismos en la tinción de Gram y el cultivo
Pleocitosis neutrofílica
Concentración elevada de proteínas
Glucosa disminuida
Presión de salida del LCR elevada
Líquido turbio o claramente purulento.
CONTRAINDICACIONES:
1. Evidencia de aumento de la PIC
2. compromiso cardiopulmonar grave
3. infección de la piel en la zona de la pl.
4. la trombocitopenia
El recuento de leucocitos del LCR en pacientes con meningitis bacteriana suele ser
superior a 1.000/mm3 con un predominio de neutrófilos (75-95%). El LCR es turbio cuando
la cifra de leucocitos excede los 200-400/mm3. Los neonatos sanos normales pueden
tener hasta 30 leucocitos/mm3, pero los niños mayores sin meningitis vírica o bacteriana
tienen <5 leucocitos/mm3 en el LCR. En ambos grupos de edad existe un predominio de
linfocitos o monocitos.
• Previa asepsia y antisepsia se localizan las crestas ilíacas posteriores, se traza una
línea vertical pasando por ambos bordes superiores de las crestas y en sentido
transverso a la columna lumbar. Se localiza el espacio entre L3 y L4.
Posteriormente, con el dedo índice y pulgar se introduce una aguja espinal (calibre 20 a
22) con el bisel hacia arriba (para prevenir la sección de fibras durales y reducir el riesgo
de fístula de líquido cefalorraquídeo) y con el estilete dentro de la aguja (para prevenir
implantación de tejido epidérmico.
• Se avanza a través de la piel, hacia las estructuras profundas, hasta encontrar una
resistencia ligera a nivel del ligamento espinoso.
• Esta resistencia continúa hasta que la aguja penetra la duramadre, se siente "pop"
cuando cambia la resistencia, lo que indica que la aguja se encuentra a nivel del
espacio subaracnoideo.
TRATAMIENTO.
TRATAMIENTO COADYUVANTE:
Corticoides.
• Restricción hídrica con apropiado contenido de sodio en los fluidos para evitar
que empeore la hiponatremia, se restringe 2/3 de los fluidos normales y si no
presenta mejora en 4-6 horas se restringe a la mitad de los líquidos
COMPLICACIONES.
TARDIAS: Sordera, Empiema subdural , Encefalopatia fija (retraso mental, ataxia, debilidad,
cuadriparesia) espástica, coma y muerte
MENINGOENCEFALITIS VÍRICA
ETIOLOGÍA.
Los arbovirus más frecuentes responsables de infecciones del SNC en Estados Unidos son
el virus del Oeste del Nilo (VON) y los virus de la encefalitis de San Luis y de California. El
VON también se puede transmitir por transfusión sanguínea, trasplante de órganos, o de
forma vertical a través de la placenta. La mayoría de los niños con VON está asintomática
o tiene una infección viral inespecífica.
Varios miembros de la familia del virus herpes pueden causar una meningoencefalitis. El
virus herpes simple tipo 1 (VHS-1) es una causa importante de encefalitis grave esporádica
en niños y adultos. La afectación cerebral suele ser focal; la progresión al coma y la
muerte se produce en el 70% de los casos sin tratamiento antiviral. El virus herpes simple
tipo 2 (VHS-2) produce una encefalitis grave con afectación cerebral difusa en neonatos
que por regla general contraen el virus de sus madres durante el parto. El virus varicela-
zóster (VVZ) puede causar una infección del SNC relacionada en el tiempo con la varicela.
La manifestación más frecuente de afectación del SNC es la ataxia cerebelosa y la más
grave es la encefalitis aguda. Después de la infección primaria, el VVZ se mantiene latente
en las raíces nerviosas y los ganglios espinales y craneales, y se manifiesta posteriormente
en forma de herpes zóster, a veces acompañado de una meningoencefalitis leve. El virus
de Epstein-Barr (VEB) se ha asociado a muchos síndromes del SNC. El virus herpes humano
tipo 6 (VHH-6) puede causar encefalitis, especialmente en pacientes
inmunocomprometidos. La meningoencefalitis por el virus de la parotiditis es leve pero
puede dejar como secuela una sordera causada por una lesión del 8.º nervio craneal. En
ocasiones, la meningoencefalitis es causada por virus respiratorios (adenovirus, influenza,
parainfluenza), por el virus del sarampión, la rubéola o la rabia; asimismo puede
observarse después de vacunaciones con virus vivos como polio, sarampión, parotiditis y
rubéola.
EPIDEMIOLOGÍA.
PATOGENIA.
Las dos vías básicas por las que los virus tienen acceso al SNC son la hemática (infección
enterovírica) o la neuronal (infección por el VHS). Los enterovirus pasan a través del
estómago, en el que resisten el pH ácido, y prosiguen hasta el tracto gastrointestinal
inferior. Después de unirse presumiblemente a los receptores específicos de los
enterocitos, los virus rompen el revestimiento epitelial y experimentan una replicación
primaria en una célula permisiva. A partir de aquí, el virus progresa a las placas de Peyer,
donde se produce una posterior replicación. A continuación, una viremia menor del
enterovirus siembra el SNC, corazón, hígado y sistema reticuloendotelial. Después de una
replicación extensa en estas últimas localizaciones, tiene lugar una viremia mayor, que
acompaña con frecuencia el comienzo de la enfermedad clínica. Presumiblemente, el
mecanismo por el cual el enterovirus se introduce en el SNC implica atravesar las uniones
intercelulares endoteliales herméticas de la barrera hematoencefálica y a continuación
introducirse en el LCR, probablemente en el plexo coroideo.
En contraste, las infecciones por el VHS pueden alcanzar el SNC por la ruta neuronal: en la
encefalitis por el VHS-1, desde las localizaciones orales por el nervio trigémino y olfatorio;
en la meningitis aséptica por el VHS-2 (y en el raro VHS-1), por diseminación a partir de
una lesión genital primaria y ascenso a lo largo de las raíces nerviosas sacras hasta las
meninges. Después de la remisión de la infección primaria, el VHS-1 puede permanecer
latente en los ganglios de las raíces del trigémino o del olfatorio, tan solo para reactivarse
en fecha posterior, introducirse en el lóbulo temporal y producir encefalitis. Del mismo
modo, el VHS-2 puede permanecer latente en los ganglios de las raíces sacras hasta que
una posterior reactivación cause episodios posteriores de meningitis aséptica.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS.
DIAGNÓSTICO.
Hallazgos de laboratorio.
El LCR contiene un nivel variable de células por milímetro cúbico, desde unas pocas hasta
varios miles. Al principio de la enfermedad, las células suelen ser polimorfonucleares; más
adelante predominan las células mononucleares.
TRATAMIENTO.
La codeína, la morfina y los derivados fenotiazínicos pueden ser necesarios para el dolor y
los vómitos, pero cuando sea posible, debe minimizarse su utilización en los niños porque
pueden producir signos y síntomas que inducen a confusión. En ocasiones se requiere el
uso de líquidos intravenosos debido al deterioro de la ingesta oral. Es importante
anticiparse y estar preparados para tratar posibles complicaciones como las convulsiones,
el edema cerebral, la hiperpirexia, la insuficiencia respiratoria, los trastornos del equilibrio
hidroelectrolítico, la aspiración y la asfixia, así como la parada cardíaca o respiratoria de
origen central. Todos los líquidos, electrólitos y medicaciones se administrarán al principio
por vía parenteral. En los estados de coma prolongados está indicada la alimentación
parenteral. Se deben mantener unos niveles normales de glucosa, magnesio y calcio en
sangre para minimizar la probabilidad de convulsiones.
MENINGITIS TUBERCULOSA
La tuberculosis del sistema nervioso central (SNC) es la complicación más seria en niños y
provoca la muerte si no se administra un tratamiento rápido y apropiado. La meningitis
tuberculosa se suele deber a la formación de una lesión caseosa metastásica en la corteza
cerebral o en las meninges durante la fase de diseminación linfohematógena de la
infección primaria. La lesión inicial aumenta de tamaño y descarga un pequeño número de
bacilos tuberculosos en el espacio subaracnoideo. El exudado gelatinoso resultante infiltra
los vasos sanguíneos corticomeníngeos y produce inflamación, obstrucción y el
consiguiente infarto de la corteza cerebral.
El tronco del encéfalo suele ser el sitio de mayor afectación, lo que explica la frecuente
disfunción asociada de los pares craneales III, VI y VII. El exudado también interfiere en el
flujo normal del líquido cefalorraquídeo (LCR) hacia y desde el sistema ventricular a nivel
de las cisternas basales, lo que conduce a hidrocefalia comunicante. La combinación de
vasculitis, infarto, edema cerebral e hidrocefalia origina lesiones graves, que pueden
ocurrir de forma gradual o con rapidez. La meningitis tuberculosa suele producirse entre
los 6 meses y los 4 años de edad, aunque en ocasiones ocurre muchos años después de la
infección primaria al romperse 1 o más tubérculos subependimarios y descargar bacilos
tuberculosos en el espacio subaracnoideo.
La 1.ª fase, que en los casos típicos dura 1-2 semanas, se caracteriza por síntomas
inespecíficos, como fiebre, cefalea, irritabilidad, somnolencia y malestar general. No hay
signos neurológicos focales, sin embargo los lactantes pueden experimentar
estancamiento o retroceso de las marcas del desarrollo.
La 2.ª fase suele comenzar de modo más brusco. Las manifestaciones más frecuentes
comprenden letargo, rigidez de la nuca, convulsiones, positividad de los signos de Kernig y
Brudzinski, hipertonía, vómitos, parálisis de pares craneales y otros signos neurológicos
focales. La enfermedad clínica acelerada suele guardar relación con el desarrollo de
hidrocefalia, hipertensión intracraneal y vasculitis. Algunos niños no muestran signos de
irritación meníngea, aunque sí de encefalitis, como desorientación, trastornos del
movimiento o alteración del habla.
La 3.ª fase está marcada por coma, hemiplejía o paraplejía, hipertensión, postura de
descerebración, deterioro de los signos vitales y, en último término, muerte.
Tratamiento.