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Clase 11 – Practico

El problema alemán. La experiencia yugoslava.


Diez Espinosa, Jose Ramon y Martin de la Guardia, Ricardo. – “Del
Reich unitario a la creación de dos estados (1945 – 1949)” y “El
proceso de reunificación de Alemania”
Del Reich unitario a la creación de dos estados (1945 – 1949)
El proceso histórico que se inaugura en 1945 con la rendición alemana y concluye en
1949 con la creación de dos Estados alemanes diferenciados fue interpretado en
términos dispares por las historiografías de la RFA y la RDA. Los historiadores y políticos
del oeste adoptaron el vocablo Teilung (División), que pretende primar una evolución
histórica inevitable. Por el contrario, la historiografía germano – oriental ha preferido el
termino Spaltung (Escisión), mas dinámico y apropiado para reflejar la responsabilidad de
ciertas personalidades y los intereses de algunas grandes potencias en la factura final del
citado proceso

La Alemania de los vencedores


La capitulación sin condiciones del ejército alemán el 8 de mayo de 1945 pone termino a
la Segunda Guerra Mundial y supone para Alemania un hundimiento político sin
precedentes. Alemania es desposeída de su capacidad de autogobierno y las potencias
aliadas asumen el poder gubernamental.

Los acuerdos de Potsdam ratifican la voluntad conjunta de los gobiernos aliados de


proceder a la ocupación total de Alemania, asumir la soberanía interior y exterior del
Reich y prepara la reconstrucción de Alemania bajo principios democráticos.

Los planes de ocupación para la Alemania derrotada se articulan en torno a dos ejes:
División del territorio en cuatro zonas de ocupación y la creación de un Consejo de
Control interaliado como entidad que garantice el trato unitario de Alemania.

Potsdam entonces tiene un valor múltiple. El destino de Alemania está atado a la alianza
suscrita por las potencias aliadas, incluido sus acuerdos y sus desacuerdos. Por su lado,
Potsdam representa el fruto de una reflexión que los aliados habían emprendido años
atrás, antes de la victoria sobre el régimen nacionalsocialista. Potsdam clausura el ciclo
de conversaciones interaliadas mantenidas por los jefes de gobierno de los tres grandes
(URSS, EE. UU y Gran Bretaña)

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- Los proyectos iniciales: desmembración y desindustrialización de Alemania.

En las conferencias de Teherán y Yalta, los jefes de gobierno aliados mostraron puntos
de vista muy diferentes sobre el destino de Alemania. Los norteamericanos deseaban la
derrota total del nacionalsocialismo y formularon una política de ocupación alejada de
cualquier idea de liberación y más acorde con sus méritos contraídos por un estado
enemigo derrotado.

Los soviéticos, por su lado, planteaban la necesidad de diferenciar entre el agresor nazi y
el pueblo alemán y reservaron destinos muy diversos a cada una de ambas realidades.

Para los anglosajones, el porvenir de Alemania pasaba por el desmembramiento de


varios estados y la desaparición de Prusia, como responsable de la perversión general del
estado alemán.

Los aliados reservan a Alemania un trato ejemplar, fragmentación política, desarme y


desindustrialización como sus territorios para convertirlos en estados rurales. Para
Morgenthau, quien propuso el proyecto nombrado, se propone la transformación de
Alemania en un pueblo de pastores.

Truman, al asumir la presidencia, exponía similares objetos y principios políticos para la


ocupación de Alemania. Prohibiendo cualquier confraternización con el pueblo alemán,
realizando un estricto programa de desnazificación de la vida pública y los negocios y
reorientando la economía hacia la actividad agrícola, oponiéndose a cualquier tipo de
ayuda para la industria.

Stalin abandona las simpatías hacia la desmembración para ser el baluarte del
mantenimiento de la unidad alemana. Stalin plantea una diferencia entre el régimen
nacional socialista, y el estado y pueblo alemán. Por este motivo prefiere distinguirlos.

La propuesta soviética de mantener un estado unitario está relacionada con el tema de


las reparaciones y el incremento de la influencia de la URSS en Europa Central. Solo una
Alemania unida y no desmembrada ofrecería a la URSS la posibilidad de resarcirse de las
grandes pérdidas sufridas durante la guerra mediante reparaciones percibidas sobre el
conjunto de Alemania.

- Los acuerdos de Potsdam. La democratización de una Alemania unitaria.

Luego de ganar la guerra, queda en evidencia que es poco aconsejable el empleo de


cualquier proyecto de desmembración y de conversión del Reich en Estados Agrícolas.
Conforme con las directrices de la Comisión Consultiva, los aliados optan por el
tratamiento uniforme de Alemania entendida como unidad económica. No obstante, los

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planes previstos sufrieron dos modificaciones sustanciales, la inclusión de Francia entre
las potencias de ocupación y las fronteras entre Alemania y Polonia

La fisionomía interior: las zonas de ocupación provisional

La conferencia de Yalta concluyo con la incorporación de Francia entre los grandes. La


reivindicación de una zona francesa de ocupación formulada por Churchill encontró
como respuesta la reserva de Roosevelt y la oposición de Stalin, quien accedió a
condición que los franceses ocuparan territorios recortados de los anglosajones.

Entonces, queda conformado un régimen cuadripartito.

- La zona británica ocupa Alemania del Noroeste, Hannover, Westfalia, Renania del
norte (Colonia, Dusseldorf y Hamburgo)
- La zona estadounidense comprende las provincias centro meridionales de Baviera,
parte De Baden, Wurttenberg, Hesse y el puerto de Bremen.
- La zona francesa cobra formas con territorios recortados a las administraciones
anglosajonas y está integrada por regiones fronterizas a su país como Renania –
Palatinado, el sur de Baden y Wurttenberg.
- La zona soviética encierra las regiones orientales de Mecklenburg, Pomerania,
Bradenburg, Sajonia y Turingia.

Por su lado, Berlin también se divide en cuatro secciones. El sector soviético, al este,
alberga la Mitte, barrio central con los principales edificios oficiales y los servicios
gubernamentales de Prusia y del Reich. Al sur, el sector estadounidense, en el centro el
sector británico y al norte el sector francés.

La fisionomía exterior: las fronteras del Reich

El segundo cambio se da en referencia al trazado de las fronteras definitivas de la


Alemania derrotada. La fijación de límites territoriales en el Sur y en el Oeste no propuso
problemas a los aliados ya que todos coincidían en que debían volver a las fronteras de
1937, lo que implicaba la restitución del territorio de los Sudetes a Checoslovaquia,
Alsacia y Lorena a Francia y la anulación del Anschluss de 1938.

El trazado de la frontera germano – polaca fue el punto más delicado de las


conversaciones. Se admite en principio una expansión soviética hacia el Oeste, con la
inclusión de una parte del territorio oriental y Polonia y la compensación del Estado
polaco con el respectivo desplazamiento de su frontera en el mismo sentido, a costa de
regiones orientales alemanas. No obstante, la redefinición de los limites no es precisa y
surgen desavenencias a propósito de los límites a elegir. Algo que tampoco se precisa en
el comunicado final de Yalta.

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La conferencia de Potsdam sanciona la transferencia de la ciudad de Konisgberg y su
“territorio adyacente” a la Unión Soviética. El nuevo centro seria bautizado como
Kaliningrado. Finalmente, Alemania pierde un territorio de 114.000 Km cuadrados, 9,5
millones de habitantes en 1938 y zonas industriales en Alta Silesia

El trato unitario de Alemania: El régimen de ocupación

El consejo de control impone un estatuto de ocupación que aspira a remodelar Alemania


sobre la base de las cuatro “d”: Desarme y desindustrialización, descentralización,
desnazificación y democratización.

- Reparaciones: Los aliados descartan exigir fuertes sumas de dinero a título de


reparaciones a fin de no provocar inestabilidades económicas como las ocurridas
en los años 20. Renuncian también a que Alemania aumente su capacidad de
producción y poderío industrial.
Se tiende a reparaciones definitivas: apropiación de bienes alemanes en el
extranjero, patentes, marcas de producto y empresas, entrega de flota comercial,
etc. Por otro lado, lo que este en cada lado, pertenece a cada superpotencia.
Aunque el grupo occidental se comprometió a entregar el 25 % de los bienes
industriales para compensar la menor capacidad de la zona soviética. Estos últimos
entregarían alimentos a la zona occidental.

- Desarme y desindustrialización: Los acuerdos de Potsdam revelan la voluntad de


los aliados de proceder al desarme y la desmilitarización. Se prohíbe la
fabricación de materiales de guerra y se limitan la capacidad alemana establecida
en Potsdam. Se prevé la fijación de un nivel máximo de producción industrial
para la economía de paz alemana adecuado para satisfacer las necesidades del
mercado nacional, sin excedentes para la exportación y capaz de garantizar un
nivel de vida medio inferior al de los pueblos europeos.

- Descentralización de las estructuras económico políticas : Se proponen reformas


económicas que impidan la resurrección del militarismo y del belicismo. Implica
la destrucción del gran capital alemán por su complicidad con el nazismo, el
militarismo y la explotación de los países ocupados. Se suma la descartelización y
desconcentración de la economía mediante la disolución de los monopolios.
Los cambios en las estructuras económicas afectan, en segundo lugar, a la
agricultura. La reforma agraria adquiere un valor complementario y persigue la
eliminación de los grandes propietarios territoriales reaccionarios y nacionalistas.

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- Desnazificación: extirpar al nazismo como objetivo prioritario de los aliados.
Castigar a los criminales de guerra y suprimir las instancias vinculadas al régimen
nazi, también se incluye la depuración personal.

- Democratización: El régimen de ocupación contempla la reconstrucción de la vida


política sobre una base democrática de cara a la colaboración pacifica de
Alemania en el orden internacional. Reforma del sistema educativo, aparato
judicial y formación de partidos políticos y sindicatos.

- Administracion: El deseo de romper con el pasado se manifiesta con la nueva


configuración territorial de Alemania. Las zonas de ocupación se desvinculan de
las fronteras históricas. Los Lander desaparecen y en su lugar surgen quince
nuevos.

Los ocupantes recurren a la administración indirecta. La vida política se organiza,


primero, a nivel municipal. La organización de los servicios se efectuará a nivel de los
Lander y se designa un ministro presidente para dirigirlos. Los aliados instauran el
régimen parlamentario (Landtag), designado por los gobiernos militares en un principio y
por el cuerpo electoral después.

La Alemania de los vencidos


La segunda guerra mundial introduce en suelo alemán los horrores de la lucha moderna e
industrializada. La contienda provoca la interrupción de las comunicaciones, destrucción
de millones de vivienda, escasez de productos alimenticios y de otros artículos de
primera necesidad. Los meses siguientes a la derrota son conocidos como la época de las
ruinas.

- La miseria material: destrucción, escasez y enfermedad

Con la derrota, la vida económica de Alemania está paralizada. La producción cae en


picado. En 1946 el índice de la producción industrial apenas supera el 27 % de la
preguerra; la cosecha de cereales disminuye y la economía alemana no responde.

El caos de la economía obedece más bien a otros factores. Primero, la asfixia que
provoca en la capacidad productiva el derruido sistema de transportes. La
infraestructura económica se resiente de la destrucción de la totalidad de los puentes que
cruzan el Rin y el Weiser y gran parte de los ubicados sobre el Danubio, la mitad del
parque móvil esta inutilizado.

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En estas condiciones, el sistema de transporte que está deteriorado dificulta la
distribución de productos alimenticios y mercancías en el abastecimiento de las
ciudades o la salida de productos energéticos.

El colapso económico es producto, por otro lado, de la desorganización de servicios y


empresas y de los ex colaboracionistas nazis que quieren escapar de los castigos por sus
acciones. Por otro lado, las nuevas fronteras con Polonia y la división zonal interna
rompen con la unidad económica alemana, generando discrepancias entre los sectores.
Hay que sumarle a esto que aumenta la inflación y el marco pierde su valor.

Los problemas fundamentales luego de la guerra son la falta de viviendas y el


abastecimiento alimenticio, que cada vez se acerca más a la desnutrición. En este
sentido, es factible que surjan epidemias en estas condiciones. Las carencias físicas y
materiales explican que la contratación de la mano de obra este mediatizada tanto por el
esfuerzo físico. Además, el déficit de viviendas se agrava con la llegada de refugiados
desde los territorios del este

- La miseria humana y moral: muerte, desarraigo y horror

La generación de 1918 es la más golpeada por los resultados de la guerra. Cerca de dos
tercios de los hombres nacidos en 1918 no lograron sobrevivir a la guerra. Dos millones
quedaron incapacitados o mutilados. En resumen, sobremortalidad masculina y bajas
tasas de natalidad provocan el envejecimiento de la población.

A esto se le suma los millones de desplazados y desarraigados que quedaron en


Alemania. Un primer contingente corresponde a los ex prisioneros internados en los
campos de concentración y trabajo que tratan de volver a sus respectivos países.

En segundo lugar, los alemanes que perdieron sus casas hasta el cese de las hostilidades
son muchos. Una parte de la población se refugió en pequeñas localidades o zonas rurales
marginales. Las ciudades como Berlín o Colonia sufren un gran proceso migratorio.

Un tercer grupo está formado por los refugiados del Este que huyen hacia Alemania
central tras el avance soviético.

El cuarto grupo está compuesto por la masa de expulsados de los territorios anexados
por los vencedores. En este sentido, se asiste a la llegada masiva de expulsados que se
ve agravada por las condiciones de abastecimiento, vivienda, empleo, etc. Y provoca
problemas de integración.

La Alemania de la posguerra se caracteriza por el drástico descenso de los niveles de


producción y por el aumento de la densidad de la población. Por su lado, también el país
está intelectualmente roto. Los doce años de dictadura nazi aplastaron a las

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organizaciones democráticas del país. El nazismo también purgo la burocracia y las
universidades, las artes y los medios de comunicación.

Los alemanes están ganados por un cumulo de sentimientos y emociones que fueron
definidos por Nolte como la “Grundermotion” del año cero. Conformada por tres
aspectos: Escepticismo que suscitan los valores masculinos, patriarcales y militares; el
desprecio manifiesto hacia la generación anterior, a la que se considera culpable de la
guerra, y la desaparición de todo el interés por las ideologías políticas

La difícil aplicación de los acuerdos de Potsdam: las discrepancias entre los


aliados
El funcionamiento del régimen cuadripartito de ocupación pronto se paraliza ante las
desavenencias que el presente y el futuro de Alemania suscitan entre los aliados. Las
respectivas concepciones sobre la remodelación de estructuras políticas, económicas y
sociales del país ocupado son distintas e incompatibles.

Son dos las razones que conducen a la fallida factura de la concepción unitaria de
Alemania. La primera radica en las dificultades organizativas que derivan de un proyecto
político de ocupación común simultaneo: La división Alemania de cuatro zonas.

La segunda estriba en las diferencias irreductibles que surgen entre los vencedores a
propósito del futuro de Alemania; diferencias que responden a la adscripción de las
potencias aliadas a dos sistemas políticos opuestos.

- Los problemas con Francia y el derecho de veto

La primera dificultad procede de tipo de administración previsto en Potsdam y el grado


de compromiso alcanzado respecto a las potencias de ocupación. Los aliados
descartaron la creación de un gobierno central alemán, pero se comprometieron al
establecimiento de administraciones centrales relativas a finanzas, transporte y comercio.
Sin embargo, nunca llego a hacerse realidad debido al obstruccionismo de Francia, quien
hizo valer su derecho de veto por considerar que sus pedidos fueran satisfechos.

Si bien Francia reconocía las líneas de Potsdam, no aceptaría a priori una reconstrucción
que significara la creación de un gobierno central en Alemania. El gobierno de Paris se
declara contrario a la unidad y a la reconstrucción de partidos políticos a escala nacional.
También pretendía una disminución del tamaño y poder de sus vecinos del este.

La negativa inglesa a las propuestas francesas es replicada por Francia con el Veto en el
Consejo de Control Aliado y el bloqueo de las medidas que fomentaban la restauración
de la economía alemana unificada.

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A posteriori, los problemas económicos y la cuestión de las reparaciones se convertirán
en punto fundamental de las discrepancias entre los aliados y en la causa clave de
tensión entre occidentales y soviéticos y la propia división de Alemania. Todas las
medidas previstas en Potsdam fueron interpretadas y ejecutadas según concepciones muy
dispares y contradictorias.

- Los problemas entre anglosajones y soviéticos: la cuestión de las reparaciones.

La política de desarme industrial consensuada en Potsdam es la primera en la historia


que fomenta el retroceso industrial de un país, la idea de desmantelamiento del tejido
industrial pervive en la propuesta de construir una Europa fuerte y una Alemania Débil.

Con el fin de privar a la economía alemana de todo potencial agresivo, los aliados
acuerdan un Plan Industrial de 1946 que contempla industrias prohibidas que serían, o
bien destruidas o entregadas a los aliados. También se prevé un límite de producción
para el resto de las industrias y que el excedente de la capacidad sea eliminado con el
desmontaje de cierto número de instalaciones y la entrega de su material a las potencias
vencedoras a título de reparaciones.

La concepción soviética: desmontaje y sociedades soviéticas

Las reparaciones enfrentan los objetivos de la URSS con las intenciones de EE. UU y Gran
Bretaña. En su condición de país invadido y expoliado, la administración soviética aspira a
obtener la reparación integra de los daños sufridos. La URSS considero su zona de
ocupación como objeto de explotación para resarcirse de los daños de guerra y exigió la
estricta aplicación de las cláusulas cuatripartita de desmontaje y reparaciones, el
mantenimiento de tropas de ocupación y la reordenación de la economía alemana.

La URSS recurre a dos fórmulas básicas: Obtención de bienes de producción mediante


desmontaje y detracción de una parte de la producción a través de la conversión de
empresas alemanas en sociedades soviéticas.

El desmontaje se centra en grandes y medianas empresas, con especial incidencia, en


una primera etapa del ferrocarril y en una segunda de varios establecimientos químicos,
papeleros, de calzado y textil. La tercera etapa abarca centrales eléctricas e imprentas y
por último el desmontaje del ferrocarril y las industrias de lignito. Esto provoca el
aumento de la producción y nivel tecnológico soviético en detrimento de las zonas
afectadas.

La segunda solución supone la detracción directa de la producción corriente. La


conversión e integración de 213 fábricas de interés para la economía soviética permite
disponer de la producción y abastecimiento de las empresas más moderna de la zona.

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Las reparaciones constituyen entonces una pesada carga, mucho más grande a las cargas
soportadas por la zona occidental.

La contradictoria concepción anglosajona de las reparaciones

El plan industrial de 1946 apuntaba en las zonas occidentales al desmantelamiento de


1800 establecimientos. Los anglosajones, al contrario que los soviéticos, no parecían
interesados en las reparaciones. Solo al finalizar el año habían desmontado unas treinta
industrias y su material puesto a disposición de las reparaciones.

La estrechez de la operación debe referirse a la dispar actitud y capacidad de los aliados


para socavar el potencial industrial de las zonas de ocupación. Los franceses apuestan
por la estricta aplicación de los acuerdos de Potsdam, pero su zona de ocupación no está
dotada de gran capacidad industrial.

Al contrario, las fábricas tienen común ubicación preferente las zonas de ocupación
anglosajonas, y en estos lugares las autoridades vacilan sobre la conveniencia de la
desindustrialización. Si bien se mantiene el empleo en una retórica que reafirma
intenciones de desmantelar plantas, los objetivos últimos se transforman, con la guerra
fría y con Alemania en las ruinas, en un problema para la reconstrucción europea.

Los efectos de la política de no desindustrialización fueron más beneficiosos. Las


actividades industriales más afectadas (grandes empresas de metalurgia, construcción y
mecánica) se rejuvenecen en sus elementos más dinámicos y se modernizan. Las nuevas
inversiones triplican el valor del desmantelamiento operado.

La política seguida por potencias de ocupación en materia de desindustrialización y


reparaciones alimenta el cruce de críticas entre los aliados y desencadena el conflicto
Este – Oeste en el consejo de control. Los norteamericanos acusan a los soviéticos de
incumplir las cláusulas de Potsdam al excederse en las proporciones para las reparaciones.

El desacuerdo se adentra en una nueva fase cuando los estadounidenses suspenden la


entrega de productos industriales hechas a los soviéticos hasta que no se fije un
programa de importaciones y exportaciones para el conjunto de Alemania. Los soviéticos
denuncian a las autoridades occidentales por violar los acuerdos de Potsdam y hacen uso
del derecho de veto para bloquear acciones conjuntas en el Consejo de Control Aliado.

- Alemania, foco de la guerra fría

La miseria económica de la población y fundamentalmente la premisa de que solo con la


inclusión de una Alemania fortalecida podría acometerse la restauración de Europa en la
posguerra son los factores que impulsan a norteamericanos y británicos a fusionar las
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dos zonas de ocupación en una bizona, posteriormente trizona con la incorporación
francesa. Alemania debía englobarse en el vasto programa de ayuda que supone el Plan
Marshall.

El futuro de Alemania: El viraje de la política occidental

Estos problemas marcaron que los acuerdos de Potsdam debían alejarse de la idea de
represalia del pueblo alemán y reorientarse hacia la reconstrucción del país. A ello
contribuye una serie de factores.

En primer lugar, la situación que amenaza la existencia de la población en sus zonas de


ocupación. Los anglosajones intentan paliar el hambre y el desempleo, no solo por
razones humanitarias, sino también políticas, impidiendo el avance del comunismo. Las
autoridades consideran necesarias que Alemania recupere el nivel industrial y exportador
que le permita hacer frente a las necesidades cotidianas.

El objetivo es reconstruir Europa y esto requiere la integración alemana en la economía.


Una Alemania postrada económicamente crearía un vacío en el corazón de Europa, algo
que podría ser aprovechado por la URSS. En este punto concluye la ocupación “negativa”
y represiva de la política alemana de los aliados occidentales, en especial de Estados
Unidos, y en septiembre de 1946 comienza una política de reconstrucción económica y
política.

Paralelamente, en 1947 se sanciona la doctrina Truman, en la cual los Estados Unidos


ayudarían a cualquier país amenazado por la subversión o agresión soviética o
comunista. Por otro lado, propone un generoso programa de ayuda para impulsar la
reconstrucción, remediando las condiciones sociales y políticas que podían alimentar la
expansión soviética. Este programa recibió el nombre de Plan Marshall.

La política soviética persigue otros objetivos. La victoria sobre el nacionalismo permite


que, por primera vez en su historia, la URSS penetre profundamente en Europa central y
domine territorios como Polonia, Checoslovaquia y los países balcánicos. En este
aspecto, las autoridades persiguen la instalación de una democracia socialista conforme
a los principios económicos, ideológicos y jurídicos políticos del modelo soviético. El
objetivo último era ejercer mayor influencia sobre occidente y mantener opciones con
respecto a Alemania.

Formulas dispares de democratizar Alemania


El principal acuerdo alcanzado en Potsdam consistió en la voluntad de las potencias
vencedoras de acometer la reconstrucción alemana sobre una base democrática. Aquí

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está el gran logro de Potsdam, y al mismo tiempo, el origen de todos los problemas
futuros. El propio concepto de democracia que manejan unos y otros es muy diferente.

La aplicación de los acuerdos suscriptos sirve para legitimar una evolución política y
económica diferenciada en las dos zonas, además se convierte en una referencia obligada
para justificar no solo la actuación propia sino también para desacreditar el
comportamiento del resto de las potencias.

Los soviéticos se vanaglorian de los acuerdos de Potsdam sobre la democratización e


Alemania y critican su cumplimento por las potencias occidentales ya que no realizaron
grandes reformas. Los occidentales recelan el cambio radical en las estructuras políticas y
económicas de la zona soviética y rechazan su extensión al conjunto de Alemania.

- El renacimiento de la vida política.

La administración soviética fue la primera en autorizar la construcción de partidos


políticos en 1945, algo que fue emulado en el resto de las zonas de ocupación. La
reconstrucción se caracterizaría por cuatro opciones políticas: Socialdemócratas,
Demócratas – cristianos, comunistas y liberales, su actividad estará guiada por dos
factores esenciales.

Primero, rechazo común al nazismo y la unánime apuesta por un rearme moral basado
en cuantos principios habían sido anteriormente menospreciados. El otro factor,
geopolítico, es que, debido a la división de Alemania, la aspiración de los partidos
políticos de organizarse en una base nacional tropieza con la división establecida.

Las cuatro opciones políticas

1- Comunismo: El Partido Comunista Alemán se constituye bajo la tutela de


Ulbricht, los comunistas reivindican la cooperación de todos los partidos
democráticos en un régimen antifascista y se pronuncian por un socialismo
nacional sobre la base de una república democrática y parlamentaria,
desestimando el modelo soviético.
Su programa constaba de 10 puntos: Eliminación de los restos del nazismo,
depuración de la administración, lucha contra el hambre, el paro y la indigencia,
entre otros. Nacionalización de los transportes y los servicios, etc.

2- Socialdemocracia: La reconstrucción del Partido Socialdemócrata Alemán


comenzó simultáneamente en Hannover y Berlin, en ambos lugares se intentan
integrar las diferentes zonas, aunque en la zona soviética se da la presión de un
partido comunista que deseaba alcanzar la fusión de las fuerzas obreras.

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La relación con los comunistas se tornó conflictiva, Schumacher, uno de los líderes
de occidente se opone a la fusión con los comunistas.
Bajo su dirección el partido apuesta por la implicación del socialismo en la
instauración de la democracia en Alemania. El reconocimiento de los procesos
electorales como fuente de legitimación convive con el requisito de una futura
Alemania que sea no solo democrática sino también socialista. Se busca
democratizar la economía mediante la nacionalización de sectores estratégicos,
reforma de la agricultura y cogestión industrial. Reclama la soberanía nacional y
rechaza cualquier interferencia de los intereses aliados.

3- Democracia Cristiana. La tercera formación es la Unión Cristiano – Demócrata


bajo diversos núcleos políticos. Se conforma un grupo novedoso, partido popular
y nacional de contenido cristiano e interconfesional que persigue una “tercera
vía” alejada del comunismo y del capitalismo y comprometido con la justicia
social y económica.
Las variantes del movimiento cristiano alemán son múltiples y cada grupo local
atiende a identidades particulares. Káiser reivindica un gobierno socialista y
neutro, que sirva de puente entre la URSS y Occidente. Dirks y Kogon proponen un
alejamiento de la iglesia establecida y un rechazo al marxismo. El grupo de
Colonia, quien imponga su orientación al partido, bajo Konrad Adenauer,
rechazan la nacionalización de la industria y la creación de un partido obrero en
competencia con la socialdemocracia. Apuestan en cambio por el mantenimiento
de la economía de mercado y el capitalismo democrático.
La unión cristiano -. Demócrata permanece fiel, durante tres años, a los
principios del socialismo cristiano. La propiedad individual se subordina al bien
común y se insiste en el logro de la igualdad social con la colaboración de los
sindicatos por medio de una legislación social avanzada. El partido reconoce
superada la época de dominio ilimitado del capitalismo privado y apuesta por el
establecimiento de nuevas relaciones entre capital y trabajo, la prohibición de
carteles y monopolios y la conveniencia de cierto grado de planificación
económica.

4- Los liberales: En las zonas occidentales, varios grupos liberales rechazan las
aspiraciones socialistas y también la orientación cristiana de la CDU. El doble
rechazo no basta para la reunificación liberal ya que hay varios personajes y dos
tradiciones contradictorias arraigadas.
Por un lado, la tendencia democrática, antimilitarista y anti prusiana, encarnada
durante la República de Weimar por el Parido Demócrata Alemán.

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Por otro, la tendencia nacionalista, pro prusiana y autoritaria, representada
durante la república de Weimar por el Partido Nacional Liberal (DNVP)
En occidente, los grupos liberales fundan el Partido Liberal Demócrata. Rechazan
al socialismo y el clericalismo, reconocen la iniciativa individual y la propiedad
privada como los fundamentos de una economía sana. En la zona soviética, las
aspiraciones se materializan en un partido con el mismo nombre.

La variante del modelo: Bloque antifascista y formación del Partido Socialista Unificado.

Los soviéticos y el partido comunista ponen en práctica una política que coordine la
acción de todos los adversarios del fascismo y que aseguren al partido comunista el
papel de “caudillo de la lucha antifascista”. Apenas un mes después de la autorización de
la vida política, las cuatro formaciones resuelven crear un bloque de partidos antifascistas
y democráticos.

La política del bloque no hace peligrar el papel dirigente del partido comunista porque,
primero ,el pluralismo político es corregido por el principio de unanimidad que rige la
comisión del Bloque, segundo, las relaciones entre partido comunista y autoridades de
ocupación soviéticas permiten la imposición de los intereses comunistas a los otros tres
partidos y tercero, la posición comunista se consolida gracias a la fusión obligada de los
socialdemócratas con el partido comunista en un Partido Socialista Unificado.

La resistencia a la fusión solo es vencida en la zona soviética por tres factores: El


reconocimiento comunista de la tesis de Ackerman de “Una vía específicamente
alemana hacia el socialismo”, la acción de las autoridades soviéticas que aceleraron el
proceso mediante medidas coercitivas morales y físicas y por último la propia división
dentro del socialismo alemán. La URSS impone la fusión, pero el anhelado proyecto de
extenderla a Berlin fracasa.

En la fase inicial, el SED (Partido Socialista Unificado) sostiene la ideología de encontrar y


recorrer una vía específicamente alemana hacia el socialismo, que sea intermedia entre
el comunismo y la socialdemocracia. El SED se configura al menos hasta 1948 como un
partido de masas de izquierda con trazos democráticos.

- Castigo de los criminales de guerra y desnazificación

El castigo de los crímenes de guerra, la desnazificación y la reforma de las estructuras


sociales y económicas debían privar las bases de poder a las anteriores clases dirigentes,
comprometidas con el nazismo. La ejecución de las medidas no pudo escapar de las
divergencias que mantenían los ocupantes sobre el futuro de Alemania. Frente a los

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cambios radicales de los soviéticos, los occidentales se encargaban de establecer límites
a los planes de reforma en la trizona

El castigo de los criminales de guerra

El castigo de los crímenes cometidos bajo el régimen nacionalsocialista y la separación de


la función pública de todos los miembros colaboradores constituían los objetivos
prioritarios de los vencedores. A la postre, los aliados solo coincidieron en el proceso a
seguir con los criminales de guerra, mientras que la desnazificación fue ejecutada según
criterios variables en cada zona.

Hubo cuatro tipos de procesos:

El primer tipo corresponde al Tribunal Militar Internacional, encargado de juzgar a los


más grandes criminales entre ellos Goring, Ribbentrop, Jodl, etc.

La segunda serie de procesos corresponde a los organizados por diferentes gobiernos


aliados. Si bien se ejecutaron 484 personas, la gran mayoría de los acusados fue liberado
antes de 1956.

El tercer tipo se inició luego de que los aliados depuraran el sistema judicial. Solo
después de 1950 los aliados delegaron poderes a los tribunales alemanes para que
juzgaran los crímenes nazis conforme al derecho penal alemán. Entre el 51 y el 55 se
condenaron a 628 personas, entre ellos guardias de campos de concentración.

El cuarto tipo se desarrolla en países cuyos ciudadanos fueron víctimas de las


atrocidades nazis, dado que los más altos dirigentes fueron procesados en Núremberg,
los restantes fueron trasladados y juzgados en los lugares donde habían tenido lugar los
crímenes.

La desnazificación

La desnazificación propiamente dicha siguió un modelo propio en cada zona de


ocupación. Los aliados coincidían en la depuración de las instituciones gubernamentales y
administrativas que habían desempeñado un papel en la organización de los crímenes,
pero la concepción dispar del nacionalsocialismo implico una aplicación diferenciada de
la desnazificación.

Los franceses se muestran escépticos. Existía una continuidad histórica que impregnaba
el espíritu alemán de modo que todos y cada uno de los alemanes debía verse sometido
a la desnazificación, medida imposible e ilusoria. Los británicos defienden otra
concepción, para estos, el nazismo es una enfermedad y como tal es pasajera, hay que
detectar a los portadores y eliminarlos. Los norteamericanos transitan entre ambas

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posiciones y los soviéticos vinculan al nazismo con el potencial destructivo del
capitalismo e integran la desnazificación en la revolución social.

En las zonas occidentales, se arresta, en primer lugar, a quienes desempeñaron


funciones de responsabilidad, seguidamente se separan y prohíben a estos de ejercer
cargos públicos. Por otro lado, se genera un formulario de preguntas que debe
responder todo alemán que busque empleo y requiera la cartilla de alimentación.

El balance final es pobre. Primero por el formalismo empleado en la depuración que


afecto a personalidades menores en beneficio de los más notorios. Segundo, la
aplicación variable en cada zona. Tercera, la existencia del tráfico de certificados de
honorabilidad. Cuarta, la lentitud del proceso por la multiplicación de expedientes y
quinto que la voluntad de castigar cede su lugar al deseo de reconstruir la economía
alemana, restituyendo a numerosos desnazificados en sus puestos.

En la zona soviética, las autoridades recriminaron el comportamiento occidental y


calificaron las medidas de farsa. La voluntad de desnazificar al personal de gobierno y
empresas contribuía, para los soviéticos, a vaciar los antiguos pilares del régimen de todos
los estigmas del nazismo. Solo la supresión de la propiedad privada y la nacionalización
de la industria permitirían en la practica la auténtica desnazificación.

Los principios rectores de la desnazificación fueron muy distintos, reivindicaban los


acuerdos de Potsdam para legitimar las acciones emprendidas y descalificar las ajenas.
La desnazificación no podía limitarse al castigo y la depuración de los miembros del
partido, sino que debía alcanzar a toda la elite burguesa.

La depuración practicada afecto no solo a criminales de guerra y dirigentes


nacionalsocialistas sino también a la clase dirigente anterior en su integridad. Para evitar
una purga indiscriminada se propuso una distinción entre grandes nazis y pequeños
nazis, siendo estos últimos los que no habían tenido responsabilidad alguna.

La desnazificación elimino también la influencia política de la elite burguesa y cualquier


oposición al poder comunista. Miles de alemanes de la zona soviética desaparecen entre
1945 y 1947, otros fueron arrestados, juzgados y condenados y muchos fueron enviados a
campos de trabajo de la URSS.

- Las reformas sociales y económicas: agricultura e industria

Los alcances de las reformas varían sensiblemente de unas zonas a otras a tenor de los
planteamientos ideológicos y políticos de las potencias de ocupación. Entre los
occidentales, el episodio de socialización resulta efímero. Las manifestaciones de
comunistas, socialistas, sindicalistas y cristianodemócratas son eclipsadas por el rechazo
norteamericano a un cambio radical en las estructuras económicas.
15
En la base de la actitud de las potencias occidentales hay razones ideológicas, pues el
liberalismo económico y la libre empresa se configuran como rasgos fundamentales que
marcan la diferencia entre mundo libre y socialista.

El giro de la política norteamericana en pro de la recuperación económica implica una


adecuada reconstrucción de la economía alemana, exenta de cuantas amenazas a la
propiedad privada perturbasen el sector productivo y el mantenimiento de las estructuras
vigentes antes de correr riesgos innecesarios con la descartelización y desconcentración
económica.

Los soviéticos no exigen la inmediata abolición de las formas de producción capitalistas


y la transformación de la zona soviética en una economía socialista, pero la acción de las
autoridades avanza el primer paso hacia un orden económico socialista siguiendo el
modelo soviético. A este fin se adoptan sendas reformas agrarias e industriales que
tratan de eliminar las fuentes de poder económico de la burguesía y de imposibilitar la
restauración de las formas privadas de producción capitalista.

La modestia de la reforma en las zonas occidentales

La reforma de las estructuras agrarias en la zona norteamericana se limita a la


apropiación para su posterior distribución en los dominios que excedieran las 100
hectáreas, en las zonas británicas y francesas la superficie máxima se fijó en 150
hectáreas. Apenas 100000 hectáreas fueron repartidas, en comparación con los 3 millones
en la zona soviética.

La reforma de la industria se guía en principio por el deseo aliado de proceder a una


rigurosa descartelización y descentralización. Se secuestraron bienes mineros y
siderúrgicos y los directores declarados culpables en los tribunales de desnazificación
debían entregar una parte de sus propiedades.

La descartelización se traduce también en el desmantelamiento de los principales


grupos monopolísticos y en el reconocimiento de la autonomía de las sociedades
afectadas. Sin embargo, salvo los patrimonios de los criminales de guerra, no hubo
expropiación de los bienes de los konzerne y los grandes accionistas se vieron obligados
solo a la entrega de una facción de sus participaciones. El resultado final fue, lisa y
llanamente, la aparición de nuevos reagrupamientos entre las empresas.

La desaparición del poder de la burguesía en la zona soviética

Las provincias de la zona soviética fueron escenario de una reforma agraria que
pretenda desmantelar el tradicional dominio ejercido por la gran propiedad de los
junkers. La reforma persigue la alteración de la estructura de la propiedad y, de forma

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secundaria, la resolución o mitigación de los problemas laborales y alimenticios
derivados de la oleada de refugiados asentados en la zona de ocupación.

La reforma contiene tres disposiciones esenciales: 1) creación de un fondo territorial con


la confiscación sin indemnización de las propiedades que superasen las 100 hectáreas. 2)
fortificación de las propiedades en cuestión en suertes de 10 a 15 hectáreas y su entrega
a campesinos pobres, obreros agrarios o expulsados. Y 3) creación de comisiones locales
para que las distribuyan.

Concluida la reforma, fueron entregadas 14 mil propiedades y 3 millones de hectáreas,


de las cuales muchas de ellas fueron reservadas para su ulterior transformación en
patrimonios populares. Los propósitos políticos se ven satisfechos pues la estructura
social de la propiedad se transforma. Las medianas explotaciones se multiplican por dos
y los pequeños propietarios toman el relevo de los junkers, modificándose también la
estructura política. La reforma también contribuye a paliar el problema de los refugiados
y su conveniente integración.

En cuanto a lo industrial, se regula en 1945 el secuestro de todos los bienes industriales


pertenecientes al Reich y al estado de Prusia, así como también los activos industriales
del partido nacionalsocialista, de los nazis y de los criminales de guerra. El secuestro
representa la mitad de la capacidad de producción industrial y su gestión fue transferida a
la administración regional y local.

Un año después, se expropian las empresas secuestradas, sin indemnización.


Finalmente, la nacionalización concluye en 1947 con la conversión de las minas y la
industria pesada primero en propiedad de los Lander y después en propiedad popular.
Fueron nacionalizados los bancos y los medios de comunicación, también se crea un
circuito de comercios minoristas.

A esto se le suma que se dan los primeros pasos hacia una economía nacional
planificada, centralizada conforme con el modelo soviético. Hacia 1949 concluye
entonces la primera etapa de la transformación social y económica de la zona de
ocupación soviética, y será después de esta fecha cuando se asista al definitivo triunfo de
las relaciones de producción socialista y al perfeccionamiento del sistema de economía
planificada.

La quiebra de la unidad alemana: entre la escisión y la división


Parece evidente que no fueron las autoridades soviéticas quienes pusieron en marcha la
división final de Alemania. Por el contrario, los cambios en la política alemana por parte
de los gobiernos occidentales precipitaron en 1949 la creación de dos estados
diferenciados. Las discrepancias suscitadas entre los aliados por la política alemana de

17
ocupación y las reformas sociales repercuten de mala manera en el funcionamiento del
consejo de control aliado y terminan por bloquear las reuniones de ministros de Exteriores
en las potencias vencedoras.

En 1946 – 1947 se encuentra el inicio de la ruptura de la unidad estatal y el progresivo


distanciamiento de las respectivas zonas de influencia hacia la soberanía económica y
política, interior y exterior.

La quiebra del trato unitario tiene las siguientes manifestaciones: Fin del envió de
suministros industriales desde occidente a oriente, fusión de zonas de ocupación
anglosajonas, rechazo de autoridades occidentales a la participación de la URSS en el
territorio del Ruhr, incorporación francesa a la zona occidental, la autorización de los
tres aliados occidentales para formar un gobierno provisional alemán y finalmente, la
reforma monetaria aplicada en las tres zonas occidentales y en Berlin Oeste.

Los cambios operados en las zonas occidentales son vistos por los soviéticos como
incumplimientos de Potsdam y como actos dirigidos contra los intereses de la URSS en
Alemania y Europa Central. Las potencias occidentales violaban, para los soviéticos, el
protocolo de Potsdam, que prohibía la formación de cualquier gobierno alemán supra
zonal que no fuera un gobierno unitario de toda Alemania.

En marzo de 1948, la URSS se retira del Consejo de Control Aliado y desde entonces no
existe una política común ni relación o reunión con el consejo. Las autoridades
justificaron así el bloque soviético exterior de Berlin.

EL bloqueo fracasa, sin embargo, ya que los anglosajones organizan un puente aéreo
para abastecer los sectores occidentales de la capital de los suministros necesarios. La
réplica occidental adquiere la categoría de símbolo en el conflicto de intereses entre las
superpotencias. En adelante, Berlin occidental será el baluarte y la vanguardia frente al
avance del mundo comunista.

El consejo municipal se escinde en dos, Berlin Oeste y Este. El pulso de Berlin acelera el
proceso constituyente de los dos estados alemanes. Los aliados occidentales autorizan a
los ministros presidentes de los Lander para que preparen el texto constitucional y la
formación de un gobierno provisional. En la zona soviética se realiza la misma acción. La
creación oficial de los dos estados era ya irreversible.

- Fin del régimen cuadripartito de ocupación. Bizona y Trizona.

La unificación de las tres zonas occidentales hasta la creación de un estado


independiente se inicia con la fusión de las zonas norteamericanas en una sola región
económica, llamada Bizona, complementándose así una zona de potencial industrial con
una zona mucho más agrícola.
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En un primer momento, los aliados eran administradores comunes en cinco sectores,
dirigidas por un Consejo Administrativo. La bizona es, hasta aquí, solo una instancia
económica. Se crean un Consejo Económico para el territorio económico unido, que se
compone de tres órganos. Pero el fracaso de la Quinta conferencia de los ministros
exteriores en Moscú promueve una nueva reorganización con las siguientes
características

El primero es el consejo propiamente dicho, con 52 delegados elegidos por los Landtag.
El consejo asume competencias legislativas en materia económica y sus decisiones
serian ejecutadas por los Lander bajo la supervisión de los aliados anglosajones. El
segundo órgano es el comité ejecutivo, a modo de cuasi gobierno. El tercer organismo es
el consejo ejecutivo, compuesto por directores de las antiguas cinco administraciones
centrales.

La evolución de los acontecimientos muestra la necesidad de crear órganos competentes


y políticamente responsables. Se remodela nuevamente la bizona en 1948, donde el
consejo se convierte en un virtual parlamento federal. La segunda fase de la unificación
ya está marcada por la incorporación de Francia al proyecto y la creación de la trizona.
Por otro lado, luego de la conferencia de Londres, se le da al pueblo alemán la
posibilidad de restaurar la unidad sobre la base de una forma de gobierno libre y
democrática y se insta a la formación de un estado federal alemán.

- La unificación económica occidental. El camino hacia la economía de mercado.

Plan Marshall.

El plan Marshall consolida la división de Alemania. La reactivación económica de las


zonas occidentales y su integración económica tienen aquí su punto de partida.

Las tres zonas de Alemania occidental se benefician del Plan por partida doble. Primero,
reciben créditos que no se limitan a garantizar la supervivencia de los alemanes, sino que
persiguen la reconstrucción de su potencia económico. En segundo lugar, la eficacia de la
ayuda requiere de una estrecha cooperación entre las tres zonas. La nueva política
occidental se materializa en el fin de las medidas de desconcentración, en el progresivo
cese del desmantelamiento industrial y en la revisión de las limitaciones establecidas a
la producción por el plan industrial de 1946

La reforma monetaria.

El marco era rechazado por empresas y consumidores y sustituido por otros bienes. La
importancia de la reforma era tal que se elaboraron 220 propuestas sobre la materia. Los
aliados proceden primero a la instauración de un sistema bancario descentralizado,

19
imitando el modelo norteamericano. Se crea en cada Land un banco central y desde 1948
un banco central para las tres zonas occidentales.

Ya en junio de ese año se crea una nueva moneda, el Deutsche Mark, y se suprime el
Reichsmark. También se le otorga al Bank Deutscher Lander el monopolio de emisión del
Deutsche Mark y se fijan las tasas y condiciones de cambio del resto de los billetes,
previendo la modificación de disposiciones vigentes relativas a deudas, contratos y
pólizas.

La nueva moneda inspira confianza y los salarios y precios adquieren un valor real.
Psicológica y materialmente la vida alemana experimenta una sensible mejoría,
aumentando un 50 % la producción industrial. Sin embargo, la reforma económica
conlleva un discriminado ajuste social. Los soviéticos tildan de inaceptables los términos
de la reforma y crean una moneda propia en la zona oriental e interceptan los accesos
de los aliados occidentales a Berlin.

Derogación y supresión de las normas de control y racionamiento.

La reforma monetaria prepara el camino para el segundo presupuesto de la economía


de mercado, este es la supresión de la economía planificada. La devaluación de la
circulación interna establece una base contable para la formación de precios que reflejen
el verdadero estado del mercado. Solo una formación de precios competitiva garantizaba
la adaptación de cada oferta a la capacidad de compra de la demanda.

Así pues, los expertos económicos apuestan por la derogación de las normas de control y
racionamiento y ponen fin al amplio racionamiento estatal de los años de guerra y
posguerra y al control de la producción y las inversiones. Las autoridades reducen la lista
de artículos controlados, pero mantienen el racionamiento y los precios fijos para
algunos comestibles básicos, servicios públicos y alquileres.

Finalmente, el 24 de Julio de 1948, los nuevos principios económicos y la política de


precios marcan el cese del racionamiento y de la economía dirigida y el inicio de la
economía social de mercado, modelo que caracterizara el futuro desarrollo económico y
social en la república federal.

- La unificación política occidental. El camino hacia la democracia pluralista.

Los tres aliados occidentales autorizan en Londres la formación de un gobierno


provisional alemán y la fusión de las zonas de ocupación en un nuevo Estado alemán
integrado en el conjunto europeo. La recomendación provoca la retirada soviética del
consejo de control aliado.

Los documentos de Frankfurt.

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Los documentos de Frankfurt contienen líneas maestras para la construcción de un
nuevo estado. Son 3 documentos.

En el primer documento, se sugiere a los ministros presidentes convocar a una Asamblea


Constituyente antes del 1 de septiembre. La Asamblea debía elaborar para las tres zonas
occidentales una constitución democrática y federal basada en la protección de los
derechos de los Estados miembros y con la creación de instituciones federales. También
debía contar con el beneplácito de las potencias de ocupación y ser ratificada por un
referéndum popular.

En el segundo documento se invita a los ministros presidentes a plantear proyectos de


revisión y modificación de las fronteras de los Lander.

En el tercer documento se anuncia a los jefes de gobierno regionales la intención aliada


de limitar la soberanía del futuro Estado en los términos de un Estatuto de ocupación
por el cual los aliados se reservaban el mantenimiento de contingentes militares en
territorio alemán, la administración del Ruhr, el control sobre relaciones exteriores,
industria y política de desarme.

Los documentos alimentaron los temores de los ministros presidentes. Sus dudas
recaían no solo en los términos del estatuto de ocupación sino en la creación de un
estado occidental que pusiera fin al sueño de ocupación.

Los ministros presidentes elaboraron una contrapropuesta que resumía el resultado de


sus deliberaciones. Buscaban aplazar la convocatoria de una asamblea nacional
constituyente y la elaboración de una constitución hasta el momento en que se
cumplieran las condiciones de una solución aplicable a toda Alemania.

Ante la sorpresa y el rechazo de los aliados, la reanudación de las negociaciones


concluye con el acuerdo de ministros presidentes de convocar a un consejo
parlamentario por sobre una asamblea constituyente y de elaborar una ley fundamental
y no una constitución.

Consejo Parlamentario y Ley Fundamental

De septiembre de 1948 a mayo de 1949 el consejo parlamentario, encargado de la


redacción de una ley fundamental, acaparo la atención de los dirigentes alemanes.

Las discrepancias en el consejo se suscitan en la primera lectura del proyecto final por
los poderes del jefe de estado, la naturaleza de la segunda cámara del parlamento, el
reparto de impuestos, organización política, financiera y relaciones iglesia y estado.

La elaboración final también está bajo varias presiones. Primero, la búsqueda de una
fórmula que elimine los vestigios del nazismo y las debilidades del sistema weimariano.
21
La segunda, que los grupos de interés tratan de influir en la redacción final, siendo
contradictorios entre sí. Tercera, los aliados exigen la creación de una cámara territorial
con amplias facultades y el incremento de poderes financieros de los Lander. Cuarta, los
ministros presidentes se comportan como autentico gobierno provisional y apuestan a
una solución federal más acentuada.

Las autoridades llegan a un acuerdo en 1949 y Bonn es elegida capital. Los aliados dan su
conformidad y cuatro meses después, el 23 de mayo, el régimen militar es remplazado
por el estatuto de ocupación.

- De la Sowjetische Besatzungzone a la RDA: La URSS, a remolque.

Lo único que dice acá es que en la zona soviética se consolida la hegemonía del partido
socialista unificado

Cambios en el bloque antifascista. La refundación del SED.

El bloque antifascista experimenta cambios sustanciales. A instancias de la URSS se


fundan dos nuevos partidos políticos para debilitar las fuerzas conservadoras y
encuadrar circunscripciones potencialmente desafectas. Nace así el Partido Nacional
Demócrata de Alemania.

Este partido es dirigido a capas diversas de la burguesía, pero también a “antiguos


miembros del NSDAP”. La formación persigue la renovación de la idea nacional y la
reintegración política de pequeños nazis y antiguos militares cuando concluye
oficialmente la desnazificación.

En abril se forma otro partido, el Partido Campesino Democrático, que abogaba por la
consolidación de los beneficiarios de la reforma agraria. Los partidos anteriores, como el
CDU o el LDPD apenas pueden sostenerse y caen bajo el dominio abrumador del SED.

El SED se transforma en 1948 en un partido marxista – leninista de combate y se modela


rigurosamente según el régimen soviético. Consiste su propuesta en la aplicación de los
principios soviéticos de dirección y organización del partido.

El SED es depurado de desviaciones nacionalistas y de elementos hostiles a la aceptación


sin reservas de la doctrina del marxismo – leninismo, en particular del principio de
centralismo democrático. El reconocimiento del papel dirigente de la URSS implica el
abandono de la idea de una vía específicamente alemana hacia el socialismo.

En adelante, el SED se autoproclama partido revolucionario de combate y vanguardia de


la clase trabajadora. Su transformación da lugar a una jerarquización del partido, a la
adopción de principios de organización del PCUS, a la implantación profunda en
empresas, lucha ideológica contra la socialdemocracia, etc. Antes de la fundación del
22
nuevo estado, el SED consolido su hegemonía política y se convirtió en la fuerza
dirigente que debilito a los grupos políticos rivales.

La vocación unitaria: de los congresos populares a la RDA.

El Partido Socialista Unificado no cesa de revindicar el tema de la unidad alemana y


acusa a potencias occidentales y a los alemanes de colaboracionistas de la violación de
los acuerdos de Potsdam.

El Partido Socialista Unificado tomo la iniciativa de convocar a las cuatro zonas de


ocupación a un “Congreso Popular Alemán por la unidad y la paz justa”. La invitación fue
solo atendida por el KPD de las zonas occidentales. Apenas tres meses después se reúne
un II congreso, que elige un Consejo del Pueblo Alemán, organización que asume la
representación legitima de los alemanes.

El consejo crea una comisión encargada de discutir un proyecto elaborado por el SED
para la futura constitución de una República Democrática sobre toda Alemania. La
versión final se presenta en el III congreso y este último adopta la constitución el 30 de
mayo de 1949.

El Consejo del Pueblo alemán, presidido por Pieck, se transforma en 7 de octubre de


1949 en parlamento provisional, y proclama la entrada en vigor de la Constitución
adoptada en mayo, decide construir una Camara provisional de los Lander y el 11 de
octubre ambas cámaras eligen como presidente a Pieck.

La URSS reconoce diplomáticamente a la RDA en octubre y la actitud es secundada por


varios países que se encuentran bajo la influencia soviética.

- A modo de balance. Repartiendo responsabilidades.

Una tras otras, las medidas que llevan a la ruptura definitiva son adoptadas a iniciativa
de las autoridades occidentales y solo entonces secundadas por la administración
soviética. La dinámica solo puede ser definida, según la historiografía de la URSS y de la
RDA, en términos de escisión cuya responsabilidad incumbe exclusivamente a las
potencias occidentales y a sus colaboradores, los alemanes del oeste.

Sin embargo, la participación de Alemania no es solo la mera división de dos estados.


Hay dos objetivos de la política de ocupación en los gobiernos de ambos lados. Primero,
de índole nacional, reconstruir la unidad del estado una vez superado el régimen de
ocupación. Segundo, se encamina a la extensión de su sistema político y económico a la

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otra zona del país. El conjunto de Alemania es objeto de la pretendida transformación
según los principios característicos de cada fuerza de ocupación.

Ambos, occidentales y soviéticos persiguen metas excluyentes. Tal es así que el éxito
propio implicaría el fracaso ajeno. De este modo, la frontera que separa a las zonas de
ocupación occidentales y soviéticas se convierten en línea de división y reparto entre dos
mundos.

Cada aliado desea integrar su Alemania en una estrategia de defensa, pero la


complicidad alemana requiere el enderezamiento económico y el regreso de un cierto
grado de soberanía. La consecuencia lógica de esta dinámica es la creación de dos estados
alemanes en 1949. El conflicto entonces se resuelve con la inevitable partición y división.

La historiografía germana interpreto la partición del Reich unitario en términos de


escisión y división, según se quiera primar la ruptura unilateral y el incumplimiento de
los occidentales sobre Potsdam o las consideraciones de Alemania como objeto de los
intereses excluyentes y convergentes de los vencedores de la guerra.

Solo la amenaza del tercer Reich hizo posible la insólita y temporal alianza de dos sistemas
políticos y socioeconómicos antagónicos, el capitalismo liberal y el comunismo. Resultado
de la derrota hitleriana y de la transformación de la Europa continental tras la guerra, la
división de Alemania es la consecuencia directa de la desgracia que el Tercer Reich había
desencadenado sobre Europa. Alemania comprobó, sobre su propio suelo, la magnitud
de la catástrofe a la que había conducido el régimen nacionalsocialista y su lógica
belicista.

El proceso de reunificación de Alemania


El tratado de Unificación (Einigungsvertrag)
Sin solución de continuidad, la nueva Cámara de la RDA dio el 23 de agosto de 1990 el
visto bueno a la incorporación a la República Federal de los territorios del antiguo
Estado este alemán. El 13 de agosto se rubrico el Tratado de Unificación, que fijaba las
modalidades de transición y adaptación de los dos sistemas. Finalmente, el 12 de
septiembre se proclamó la soberanía plena en Alemania, algo que quedó patente el 3 de
octubre.

El 14 de octubre se celebraron elecciones para los Parlamentos de los nuevos estados


federados, que dieron una victoria al CDU. Solo en Brandemburgo triunfaron los
socialdemócratas y nombraron a un “ministro – presidente” de dicho estado.

El 2 de diciembre tuvieron lugar las primeras elecciones generales en la nueva Alemania.


La fusión de los partidos políticos más importantes de la República Federal con sus
24
afines de territorios orientales, fortaleció las respectivas organizaciones sin variar la
línea ideológica característica. En caso de la CDU, la defensa de la economía social de
mercado y su posición en favor de la integración alemana en las Comunidades Europeas
continúa siendo su programa básico de acción.

Como símbolo de integración, Maiziere paso a ser vicepresidente de la CDU unificada y


fue sustituido al año siguiente por Ángela Merkel, oriunda del este.

El SPD acepta plenamente la economía de mercado y la libre competencia, aunque su


declaración ideológica insiste en la ecología y en la influencia del estado parta evitar
grandes diferencias sociales.

Cuando el SPD unió sus fuerzas con los socialdemócratas del este, contaba con unos
900000 militantes. Por su parte, los liberales del FDP pasaron por momentos difíciles.
Además, en agosto de 1990, el partido se fusión con otras tres organizaciones de corte
liberal de escasa implantación en el este.

La victoria correspondió a los cristianodemócratas, que junto a los liberales obtuvieron


el 54 % de los votos. El SPD cosecho los peores resultados de 1959 y no alcanzo el 34 %
de los resultados. Los recelos del líder socialdemócrata Oskar Lafontaine hacia la vía
rápida de unificación no tuvieron buena acogida y se escucharon voces contra esa
posición, incluso de Willy Brandt y Helmut Schmidt.

El nuevo canciller, Helmut Kohl, presentaba oficialmente su nuevo gobierno, tres de


cuyos miembros provenían de los territorios de Alemania del Este.

La unificación en el ámbito internacional


Hay que tener en cuenta una serie de acuerdos internacionales que facilitaron la
unificación de Alemania. La puesta en práctica de la Perestroika en la URSS constituyo un
factor decisivo en la hecatombe final de la República Democrática y en el rápido proceso
de unificación.

El nuevo secretario general del PCUS veía en la economía alemana del oeste una pieza
decisiva para apoyar la reconstrucción del a economía soviética, tal como el pretendía.
El escaso eco de la RDA en sus propuestas renovadoras provocó un distanciamiento que
resultó fatal para el porvenir de la Alemania comunista. De hecho, la caída del muro fue
utilizada por Gorbachov para legitimar su voluntad reformista.

El gobierno norteamericano también se mostró partidario de la unificación. Al fin y al


cabo, la desaparición del telón de acero se podía interpretar como una victoria de sus
posiciones tradicionales en defensa de la democracia parlamentaria y la economía libre

25
de mercado, sin olvidar el ahorro que supondría la reducción de los cuantiosos gastos
militares derivados de su presencia en Europa.

No obstante, la disolución del a RDA fue motivo de preocupación de la administración


norteamericana. La cual aposto por crear un marco estable de negociación sobre el
futuro de Alemania en el que participarán a RDA, la RFA y las cuatro potencias. Así surge
el 4+2.

- La “Conferencia 4+2” y la “solución” a la cuestión alemana

En la primavera de 1990, la unificación fue abordada de manera conjunta por las


potencias de ocupación y los propios interesados, lo que sucedió en las negociaciones de
la llamada “conferencia 4+2”. Estas conversaciones fructificaron rápidamente. Al
comenzar el verano, la RFA y la RDA reconocían la actual frontera entre Alemania y
Polonia en la línea Oder – Neisse.

Con esta demostración, la URSS ratificaba los acuerdos y la unificación, sin que ello
supusiera menoscabo alguno de sus derechos de adscripción a los tratados
interestatales. Las autoridades alemanas aceptaban, por su parte, la reducción del
ejército, y mantenían su renuncia a la posesión de armas químicas o nucleares.

La URSS organizo el regreso a su territorio de funcionarios y soldados que Vivian en


territorio germanoriental. El gobierno participo con ayudas financieras en esta salida y
reacomodación del personal soviético que concluyo el 31 de agosto de 1994.

El 17 de junio se firmó el “Tratado germano – polaco de buena vecindad y cooperación


amistosa” que reconocía los límites fronterizos existentes en ese momento, y
potenciaba una relación bilateral más firme en todos tipos de materias.

- La Alemania unificada y la Comunidad Económica Europea

Lo importante de la política exterior de la Alemania unificada fue el apoyo contra Irak o la


predisposición demostrada con la Perestroika de Gorbachov y los postulados de Yeltsin. La
mayor divergencia se produjo en cuanto a la crisis yugoslava, puesto que Alemania
aposto, desde un principio, por la independencia de Eslovenia y Croacia sin esperar la
toma de posición de la comunidad Europa. La opinión publica occidental había apoyado
el proceso de integración europea.

La CEE siguió muy de cerca la evolución de los acontecimientos. El consejo europeo


aprobó en abril de 1990 un programa de acción para lograr la integración de los antiguos

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Lander en las estructuras comunitarias de la forma menos traumática posible. Primero
se dio una reforma monetaria y económica, y en una segunda fase, la unidad política
entre las alemanas implicaba que quedara suscrita a los tratados de dichos territorios.
Finalmente, en una tercera fase, se aplicó a todos los efectos el derecho comunitario.

La comunidad proporciono copiosos recursos para la reconstrucción económica del este.


Muchos de estos se invirtieron en frenar el problema medioambiental en Alemania
Oriental.

Las dificultades económicas en el proceso de unificación


- El problema de las propiedades estatales de la ex República Democrática de
Alemania

Una cuestión fundamental consistió en determinar cómo se gestionarán las propiedades


del estado en la antigua República Democrática Alemana, estimadas en un billón de
marcos. En marzo se decidió pasarlas a una Agencia Fiduciaria, con el objetivo de
venderlas a titulares alemanes o extranjeros y preparar proyectos de saneamiento y
viabilidad para empresas industriales o comerciales que no pudieran ser colocadas.

Sin embargo, ya durante los primeros meses sugieren criticas diversas contra los
responsables de la Sociedad por haber sido muchos de ellos personalidades relevantes
en los ministerios económicos de la época comunista y por la lentitud del proceso
privatizador.

El 20 de agosto se produjo un cambio en los puestos principales de responsabilidad.


Después de la unificación, las autoridades germano-occidentales controlaron totalmente
la agencia, que paso a depender de los ministerios federales de Economía y hacienda.
Gracias a estos cambios se le dio un nuevo impulso, aunque sus fines continuaron siendo
los mismos.

El proceso de enajenación, fue, en definitiva, lento. A principios de 1991 solo se lograron


vender unas quinientas de las ocho mil empresas industriales. Las repercusiones negativas
se reflejaron en el este, donde la producción cayó un 16 % y el paro alcanzo al 20%.

A finales de 1993 la Agencia Fiduciaria había revertido la situación y vendió la mayoría


de las empresas, ya que el 95 % de las industrias germanoorientales habían sido
privatizadas.

- La reconstrucción económica de los territorios del este

A comienzos de marzo de 1991, el gobierno federal creaba una obra para el


relanzamiento del Este, con el fin de canalizar fondos públicos hacia los nuevos Lander

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Federados y complementar con otros planes de ayuda. Se preveían varios miles de
millones para impulsar la economía regional, y el canciller Kohl, siguiendo esta
perspectiva, decidió subir los impuestos.

En marzo de 1993, los estados federados occidentales y el gobierno central otorgaron a


los Lander orientales nuevas compensaciones con gran valor. Además, el gobierno
federal sufragaría una parte de los gastos para la construcción de escuelas, hospitales,
autopistas y mejoras de las comunicaciones.

El enorme esfuerzo realizado para integrar a los territorios orientales y revitalizar su


economía produjo un crecimiento de los gastos que desequilibro los presupuestos
federales. La mayoría de este déficit procedía de la ex RDA.

Las dificultades para enderezar el rumbo económico, el aumento de las cargas fiscales y
de los precios comenzaron a tener consecuencias para la CDU en las elecciones
regionales. También había problemas con los indicadores macroeconómicos. La economía
no crecía y aumentaban las huelgas. Para sobrellevar la situación, el gobierno
cristianodemócrata elevo los tipos de interés para fortalecer el marco. El sistema
europeo se resintió bastante por estas medidas.

La cuestión social en la Alemania unificada


Para octubre de 1992 ya se había constatado un aumento notable de los atentados de
carácter xenófobo en el territorio alemán. El gobierno destino dinero para esta
problemática. Por otro lado, se daba lugar a la creación de un “Grupo interministerial de
trabajo contra el ultra derechismo en Alemania”, que constataba la existencia de al
menos 77 organizaciones de extrema derecha.

Con todo, el aumento del paro, la crisis económica y la falta de futuro profesional,
favorecieron al aumento de las organizaciones ultraderechistas.

- La depuración de responsabilidades.

Los procesos contra altos dignatarios de la dictadura comunista acusados de delitos


criminales han continuado desde el mismo momento de la unificación. El caso de mayor
repercusión fue el de Erich Honecker, quien, para evitar la acción de la justicia alemana,
vivió exiliado, primero en la URSS y luego en Chile. Las investigaciones llevaron a la
dimisión de Maiziere de varias de sus responsabilidades, al igual que Schnurr,
presidente del partido “Ruptura Democrática”.

La transición alemana en marcha

28
El año de 1994 parecía un buen momento para conocer la respuesta de la opinión
pública alemana al modo de efectuarse la unificación y las repercusiones de esta en la
vida cotidiana del pueblo. La confianza del electorado en los partidos que directa o
indirectamente habían participado en el proyecto unitario, iba a tener oportunidad de
expresarse en los nada menos que diecinueve procesos electorales.

Las encuestas preveían que el gobierno de Kohl iba a pagar los costos de la reactivación
de la economía. Los resultados demostraron una validez relativa, ya que el descenso del
voto democristiano no fue de tanta magnitud como se esperaba.

Ni el FDP, ni los partidos extremistas de izquierda o derecha, obtuvieron el porcentaje


necesario para ganar algún diputado. Herzog, así, asumió la presidencia, demostrando la
superioridad de las visiones unionistas frente a los escépticos.

Las legislativas mostraron el desgaste de la coalición cristianodemócrata – liberal. Con la


culminación de este proceso podía considerarse cerrado el itinerario de la unificación,
transición a la democracia parlamentaria y a la economía de mercado que solo el territorio
de la ex república democrática ha coincidido cabalmente con los momentos de la ruptura
del sistema comunista.

La falta de libertad fue algo constante en la historia de la Republica Democrática. Si bien


ese principio quedaba sometido a los de solidaridad e igualdad, tampoco estos últimos
tuvieron vigencia. En el campo económico, la Alemania del este reprodujo el ejemplo de
los estados socialistas. Industria descompensada, infraestructura obsoleta y producción
no competitiva en el mercado y descuido de las industrias de consumo.

Las explicaciones de los teóricos marxistas, los cuales aluden a prácticas autoritarias, no
socialistas, en los secretarios generales de los Partidos Comunistas que habían
adulterado el comunismo autentico. Incluso la inexistencia de una política
verdaderamente revolucionaria en la economía no se corresponde con la socialización
de los medios de producción y la planificación al margen de la libertad empresarial
capitalista, puesta en vigor en la república democrática.

Desde luego, el igualitarismo social tampoco se consiguió a tenor de lo visto hasta ahora,
las críticas del propio sistema desde dentro como desde fuera no fueron toleradas.

El final del proceso comentado hasta aquí pone en evidencia el fracaso del sistema de
organización política, social y económica basado en el “socialismo real” que, para el caso
de Alemania Oriental, tuvo el corolario de la desaparición del propio estado que lo vio
nacer.

Esto se contrasta con la visión de Marx, cuando afirmaba que las ideologías (y todo lo
que movilicen) fenecen si las condiciones que dieron pie a su origen y desarrollo
29
desaparecen. Desde luego, Marx no podía pensar que, con el tiempo, su teoría fuera
aplicada a los sistemas de dominación que se reclamaban sus herederos.

El fin de la RDA no puede concebirse si no es en relación a los profundos cambios


producidos en la Unión Soviética a partir de la llegada al poder de Gorbachov. A finales
de los ochenta, la perdida de legitimidad del estado – partido y la falta de apoyo
explícito por parte del aliado soviético, se unieron al fracaso absoluto de la economía
planificada y al estancamiento de los niveles de vida de los grupos populares.

La conciencia nacionalista no tenia, salvo grupos minoritarios, un componente de


exaltación patriótica al viejo estilo, sino más bien se caracterizaba por ser
eminentemente pragmática: los alemanes orientales buscaban alcanzar los niveles de
vida occidentales con la mayor prontitud posible.

Patula, Jan. – “Alternativas socialistas en Yugoslavia”


La formación del modelo yugoslavo de socialismo
En los países de Europa Oriental, se instauraron regímenes de coalición con la
participación minoritaria de comunistas en el poder y la tutela discreta del ejército
soviético. Sin embargo, Yugoslavia ofrece un panorama completamente distinto.

En Yugoslavia el poder del partido comunista era incuestionable, este se ergio como la
fuerza de resistencia antinazi y libero al país con su propio ejército. Al finalizar la
contienda, el Partido Comunista Yugoslavo logro movilizar casi un millón de hombres y
generar una infraestructura con base en el Estado clandestino.

El ascenso del PCY no provino de sus efectivos sino de su capacidad de movilizar amplios
sectores sociales. Promovió la organización social propia y autónoma en forma de
Comités Populares de Liberación encargados de ayudar a los combatientes y de
organizar tareas de carácter estatal. Los comités organizaron una revolución social
mediante la expropiación de los bienes de los que colaboraron con los ocupantes. Para
Tito estos organismos eran “los gérmenes del nuevo Estado que surgía del seno mismo
de la lucha por la liberación nacional contra el ocupante y los traidores.

El triunfo de la resistencia comunista en general y el mérito del PCY en particular radican


según Dyker en 4 puntos.

- La experiencia de organización de los hombres acostumbrados a trabajar


clandestinamente y los principios del centralismo democrático.
- La base pan yugoslava del movimiento, que cada vez generaba más atracción en
el pueblo.
- La posición de agresión adoptada frente a la ocupación alemana.
30
- La personalidad y capacidad de los líderes guerrilleros, sobre todo del secretario
general, Josip Broz Tito.

El partido actuó, durante la guerra, con un amplio margen de autonomía, tomaba las
decisiones en función de situaciones concretas que se presentaban en el país, sin esperar
órdenes del exterior (Moscú). Sus dirigentes se habían formado en la atmosfera de la
tercera internacional y estaban influidos por la URSS, a nadie se le ocurriría llevar a cabo
actos antisoviéticos o pronunciarse contra la política de la URSS. Las fricciones que
surgieron con esta última provienen de la falta de comunicación directa y la percepción
de la realidad, que en ambos estados era bastante diferente.

Ya es conocido que Stalin no tolero la autonomía de otros partidos ni de personas de su


entorno. Ahí reside el objetivo de las grandes purgas organizadas durante la década del
30. Estas actitudes provocaron fricciones constantes contra los comunistas yugoslavos. El
autor manifiesta que el conflicto soviético – yugoslavo se generó mucho antes y que la
explosión de 1948 fue la culminación de diferencias de intereses y percepciones entre la
clase gobernante de la URSS y de Yugoslavia.

Yugoslavia no había sido asistida de gran forma durante la guerra por parte de la URSS. A
su vez, estos últimos no reaccionaron ni apoyaron el avance sobre Trieste para recuperar
el territorio eslavo motivados por razones históricas. A Yugoslavia no le quedó más
remedio que retirarse de esa provincia.

Luego de la liberación de Yugoslavia se acrecentaron las diferencias, la presencia del


ejército en territorio yugoslavo genero bastantes quejas. Por otro lado, las políticas
exteriores de Yugoslavia impulsaban una federación centroeuropea que incluía países
como Hungría, Checoslovaquia o Grecia (este último no gobernado por comunistas). A su
vez, el nuevo gobierno quería desempeñar un papel importante en el sureste de Europa.

En 1947 Tito realizo visitas para firmar tratados con Bulgaria, Hungría y Rumania, sin
consultar a Moscú. Un año después, fue obligado a firmar un tratado en el cual se
comprometía a consultar cualquier iniciativa en política exterior. La directiva soviética no
estuvo dispuesta a tolerar las aspiraciones de los yugoslavos de conducir su política
exterior en función de sus intereses y sus preferencias.

En apariencia, las relaciones yugoslavo – soviéticas parecían cordiales y nadie


vislumbraba el estallido de un conflicto. Internamente Yugoslavia mostro ser un fiel
seguidor de la URSS en lo que respecta a políticas, estatización de la vida económica y
control del partido sobre el conjunto de la sociedad.

El conflicto estallo en 1848 cuando los soviéticos decidieron retirar los consejeros
económicos y militares por la hostilidad que habían sentido por parte de los

31
funcionarios yugoslavos. Según Moscú, los errores habían sido de la directiva del PCY,
pero esto era en realidad un pretexto. El Kominform buscaba lisa y llanamente desplazar
a la cúpula del PCY y sustituirla por una nueva de carácter internacionalista.

El Kominform se había formado como una instancia de intercambio de información


entre los partidos miembros, pero en el fondo este organismo fue concebido por la elite
dirigente soviética como un instrumento para homogeneizar el movimiento comunista
internacional y acelerar la sovietización de Europa.

La evolución posterior comprobó la utilidad del organismo cuando se hicieron varias


purgas en los partidos comunistas, el caso yugoslavo presentaba el mayor desafío y la
primera prueba de fuerza.

Yugoslavia no estaba preparada para afrontar el aislamiento que surgió luego de la


resolución de 1848, tuvo que resistir el bloque de los países con los cuales realizaba
entre el 60 y el 80 % de sus operaciones comerciales, a la vez que resistir la infiltración de
elementos pro soviéticos dentro de sus filas. El PCY mantuvo el control de sus filas y se
acrecentó la figura de Tito, no solo como héroe de la resistencia sino también como
garante de la independencia nacional.

Yugoslavia siguió durante casi dos años con el modelo soviético de la vida económica,
algo que indicaba que se negaba a cualquier tipo de ruptura con Moscú. Recién en 1950
se inició un nuevo modelo con la adopción del sistema autogestionario de empresas
estatales. Las fábricas, minas, empresas de comunicación, transportes, comercio, etc.
Serian dirigidas por la colectividad social y de los trabajadores.

El núcleo central de la autogestión lo constituyo el consejo obrero, de entre 15 y 120


miembros. Para las grandes empresas se previó un comité de gestión más reducido. Se
destacan dos grandes prerrogativas:

- Elegir y supervisar el desempeño de la dirección gerencial, así como revocarla


parcial o totalmente si su trabajo es insatisfactorio.
- Elaborar líneas esenciales de la política de una empresa en cuanto a metas de
producción, fijación de precios, reparto de utilidades, contratación de personal,
etc.

Según los promotores de este modelo, la autogestión vinculaba de manera óptima los
intereses individuales con los colectivos y nacionales al procurar incentivos para cada
uno de los trabajadores, la gestión democrática de una empresa y la mayor rentabilidad
posible en bien de la economía nacional.

La autogestión obrera no abandonaba los principios de la economía planificada, sino


que modificaba esencialmente su forma y los parámetros de su elaboración. Los
32
yugoslavos optaron por una planificación de tipo indicativo para el conjunto de la
economía nacional y sobre todo para los rubros claves de ella.

El estado se reserva el derecho de impulsar el desarrollo económico mediante


instrumentos financieros en gestión del banco nacional (inversiones y legislación). En
una primera fase (hasta 1957) la planificación fue anual, pero bajo la presión de los
agentes sociales se introdujo el plan quinquenal, que proporcionaba mayor perspectiva
y la posibilidad de poner en marcha los instrumentos para su realización.

Este proceso implico descentralizar no solo las estructuras económicas sino también las
políticas, administrativas y culturales. La descentralización político – administrativa se
inició en 1949, cuando fueron creados los comités populares. Al evocar la existencia de
los comités, se dedicaron a otorgar el soporte en el momento del enfrentamiento con el
Kominform.

En su siguiente etapa, en abril de 1952, se les otorgo a los comités amplias prerrogativas
de poder político, administrativo, económico y cultural. Con ellos se completó el sistema
de autogestión social. El sistema de autogestión propone realizar los siguientes cambios:

- Crecimiento económico acelerado basado que combine eficacia económica con


iniciativa de productores directos. También se propone proteger intereses
colectivos de la sociedad por medio de la planificación y la intervención estatal.
- Evitar la polarización social, inherente al sistema de mercado libre.
- Eliminar la explotación social existente en estructuras de orden jerárquico,
suprimiendo la división entre productor directo y capital.
- Adiestrar los recursos humanos en cuestiones de administración, planeación y
control empresarial.
- Promover la educación política no solo de los obreros sino de la sociedad en
general, al crear los canales de participación en numerosos foros de autogestión
social. El sistema autogestionario presupone la existencia de la democracia directa
en asuntos que atañen a la propia colectividad.
- Prevenir el estallido de conflictos sociales al posibilitar la solución de la mayoría
de los conflictos dentro del lugar de trabajo.

La descentralización también condujo a replantear las formas de acción del partido


comunista. En 1950 se abolieron los privilegios materiales derivados de la membresía a
la organización comunista respecto a la adquisición de productos escasos y de viviendas a
precios ilusorios. A partir del mismo año se comenzó con la descentralización de las
funciones de los aparatos del partido y la separación de tareas entre partido y estado.
Finalmente, en 1952 salía a luz la nueva concepción, donde el partido debía desempeñar
“el papel dirigente” en la construcción del socialismo.

33
En cuanto a la política exterior, Yugoslavia acepto la ayuda estadounidense y occidental
para hacer frente al bloqueo soviético, normalizando las relaciones comerciales con
ellos. A su vez, estableció contactos con los principales partidos socialistas de Europa
Occidental.

A partir de los años 50 Yugoslavia ostento una posición crítica hacia los bloques político –
militares que se disputaron el dominio del mundo bajo el liderazgo de los Estados
Unidos y la URSS. Según los yugoslavos, las alianzas político – militares como la OTAN o el
pacto de Varsovia representaban una amenaza para la paz mundial.

El rechazo de los bloques político – militares por parte de Yugoslavia solía calificarse
como una forma de optar por una política neutralista. Se formó a principios de los
sesenta el Movimiento de Países no Alineados, siendo Yugoslavia, Egipto, India e
Indonesia sus principales defensores. Su objetivo era lograr una mayor justicia entre los
países desarrollados y los atrasados.

El modelo yugoslavo mantuvo características fundamentales que lo distinguieron del


modelo soviético, estas fueron:

1) Autogestión obrera.
2) Amplia descentralización de las funciones administrativas del estado.
3) Sistema federativo de estado para dar cabida a las particularidades nacionales de
la república.
4) Renuncia a los métodos coercitivos de la colectivización del campo en cuyo
resultado coexisten la propiedad privada, la cooperativa y la estatal de la tierra.
5) Mantenimiento del sistema de partido único.
6) Cultivo de una política exterior dinámica, en oposición a los bloques políticos –
militares y de promoción de los intereses del movimiento de los Países no
Alineados.
7) Reconocimiento al respeto de las normas democráticas en todas las instituciones
existentes en el país, incluyendo el mismo partido, para asegurar “la lucha de las
ideas y la competencia creadora de las prácticas sociales de las fuerzas
socialistas”. Distinguiéndose así de las democracias burguesas, que no debían
dominar al país.

Tito fue la figura de primer orden hasta su muerte el 25 de mayo de 1982, en los ojos de
su propio pueblo y de la opinión pública internacional, llego a ser el símbolo de la
emancipación de Moscú y el defensor de la soberanía nacional de su propio país. El mismo
se negó a calificar el sistema de su país de “titoismo”.

Las críticas de Milovan Djilas.

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Las ideas de Milovan Djilas constituyen una transición de las posiciones oficiales del
gremio dirigente a la toma de conciencia independiente. El objetivo es demostrar que los
planteamientos de uno de los principales teóricos de Tito hasta su expulsión en 19854,
se nutrieron de las concepciones ideológicas y las experiencias prácticas de Yugoslavia
puestas en marcha después de la ruptura con el Kominform en 1948 y a la vez se
abocaron en superar el estado de cosas existente en su país en nombre del socialismo
democrático. En este sentido, resulta doblemente oposicionista, ya que refuta el sistema
democrático y a la vez critica el sistema yugoslavo por sus contradicciones entre teoría y
realidad.

Hasta la resolución condenatoria del Kominform en 1948, Djilas se había destacado


como partidario de los métodos dictatoriales en la conducción política y de una absoluta
ortodoxia ideológica. Luego de este momento tomo parte activa en la guerra
propagandística contra los ataques estalinistas a la conducta política y las concepciones
ideológicas sostenidas por la elite yugoslava.

Las discrepancias de Djilas surgieron en 1953 a raíz de la publicación de algunos artículos


en un diario y una revista del partido. Sus críticas en un principio se ubican dentro del
marco de la nueva sensibilidad acerca de liberarse de los vestigios del estalinismo el
capitalismo a la vez, pero pronto se dirigieron a la burocratización del partido y los
aparatos de Yugoslavia.

No dudo en calificar al burocratismo de un “nuevo enemigo, más poderoso que el


capitalismo”. Para el autor, este enemigo se recluta de los revolucionarios profesionales,
quienes se habían distinguido en el pasado por ofrecer su vida para el progreso social, y
en la nueva Yugoslavia solo buscan satisfacer sus propios intereses.

Para minimizar el alcance de las críticas de Djilas, Tito tildo estos artículos de “forzar la
puerta abierta” esperando lograr una reconciliación con su lugarteniente y evitar un
conflicto abierto dentro del seno del gremio dirigente. Sin embargo, las denuncias de
Djilas no se hicieron en abstracto, sino que tuvieron un objetivo, la Vieja guardia
revolucionaria.

El tono de las críticas aumento, y se extendió hacia otros aspectos. Djilas cuestionaba el
objetivo del partido comunista y proponía que las metas debían consistir “en la
liberación humana de cualquier dominación, es decir, de una lucha continua por la
democracia”

Djilas cometió el mayor agravio cuando postulo la disolución del partido como única
organización política encargada de los destinos del país. Justificándose porque “La forma
leninista del partido y el estado ha llegado a ser obsoleta y así será en todas partes cuando

35
no existen más condiciones revolucionarias y cuando la democracia empieza a tomar
vida”. Por consecuente, Djilas consideraba que la Liga de los Comunistas de Yugoslavia
debía perder el carácter clásico y disolverse en la Alianza Socialista como máxima
autoridad.

Las reacciones a estas ideas fueron encontradas. Por un lado, varios lectores
compartieron puntos de vista del autor. Algunos periódicos expresaron la solidaridad
con las opiniones y propuestas del vicepresidente de la república. Por otro lado,
suscitaron irritación entre el sector dirigente.

Para aclarar las cosas, fue convocado el Pleno del Comité Central de la liga en enero de
1954, donde se condenaron sus ideas como inaceptables para el partido. Tito condeno
las ideas como perniciosas y conductoras hacia la “anarquía y a una terrible
incertidumbre”.

En consecuencia, Djilas fue expulsado del comité central y tuvo que renunciar a todos
sus puestos sin perder la membresía del partido, dejando la puerta abierta al
arrepentimiento y autocritica de su actitud y la eventualidad de reincorporarse a la vida
pública. Sin embargo, Djilas devolvió el carnet como respuesta al ostracismo de sus
colegas.

La expulsión agudizo el problema ya que el autor siguió defendiendo sus posiciones en


una entrevista para el New York Times. Planteo aquí la conveniencia de crear un “nuevo
partido socialista democrático” con miras a competir con la Liga del Poder. Buscaba así
Djilas minar los cimientos del sistema de su país.

También escribió una crítica demoledora tanto del modelo soviético como del
yugoslavo, titulado “La nueva clase”, su efecto fue devastador, implico que lo sentencien
a 10 años de prisión. Aquí ya se dejaba en claro que el partido yugoslavo no toleraría una
disidencia interna ni buscaba continuar la confrontación ideológica con la URSS. A su
vez, era un llamado de atención para los seguidores de Djilas, quienes
fundamentalmente se encontraban en las filas de la Liga y la dirección yugoslava se
encargó posteriormente de depurar.

En el prefacio de “La nueva clase” Djilas remarca que su crítica no se dirige contra el
comunismo como ideal. Sin embargo, marca distancia entre Marx como científico social y
Marx como Ideólogo. Para el autor fue Lenin quien cambio las premisas teóricas y las
concepciones de la revolución de Marx hasta convertirlas en principios absolutos
válidos.

El autor no pretende negar la necesidad de emprender cambios socioeconómicos por


vías revolucionarias en los países atrasados, por el contrario, Djilas justifica dichas

36
revoluciones para que estos países no se conviertan en rehenes de los desarrollados. Lo
que el autor considera erróneo es imponer los cambios revolucionarios desde el exterior
(Clara critica a la URSS).

Independientemente de la vía por la cual se llevaron a cabo los cambios en Europa del
este, estos no habían beneficiado a las masas populares, sino a la burocracia. Para el, la
burocracia se ergio en la nueva clase dominante después de haber destruido a las antiguas
clases poseedoras.

El partido comunista aparece como generador de la nueva clase. Este cumple con todas
las características de las clases sociales dominantes en el pasado y posee también sus
rasgos propios.

En primer lugar, se determina por su relación con la propiedad, esta última se entiende
como uso, goce y disposición de los bienes. La burocracia política comunista de los países
de Europa del Este cumple con esta definición.

En segundo lugar, la burocracia mantiene en sus manos el poder político e ideológico


sobre la sociedad. A pesar de las concesiones de esta última, la burocracia no puede
renunciar al monopolio del poder político e ideológico porque cualquier ruptura de su
autoridad totalitaria podría conducir a la pérdida de su propiedad.

Según el autor, la contradicción fundamental de los regímenes comunistas radica en la


esfera de la propiedad, a saber, entre la diferencia entre estatus legal y real de dicha
propiedad. En el plano real, la nueva clase considera suya la propiedad de los medios de
producción, pero en el legal, queda definida como “nacionalizada” e incluso “socialista”.
De este modo, los tres pilares del sistema se condicionan mutuamente y le aseguran la
solidez.

El autor, que toma como modelo el comunismo contemporáneo de la URSS, encuentra


tres fases de su transformación:

- Comunismo revolucionario, correspondiente a la toma de poder.


- Comunismo dogmático, durante el periodo stalinista.
- Comunismo no dogmático, a partir de la ruptura con el Estalinismo y el
establecimiento de la dirección colectiva.

Los cambios de las fases son más bien de forma, y no de contenido.

La tendencia hacia el comunismo nacional proviene no solo de las especificidades


nacionales, fruto de diferentes tradiciones y niveles de desarrollo, sino también obedece
al anhelo de las burocracias políticas de cada uno de los países comunistas de lograr
autonomía frente al Kremlin.

37
Sin embargo, el comunismo nacional no ha renunciado a su esencia, es decir, el
mantenimiento de poder exclusivo por parte de la burocracia del partido. El caso
yugoslavo evidencio que no es capaz de evolucionar hacia el socialismo democrático o
servir de puente entre la socialdemocracia y el comunismo. Por esta razón, para Djilas el
comunismo nacional no puede ser una alternativa socialista real al modelo soviético.

Djilas concluye que el comunismo nacional representa, en el fondo “el comunismo de la


decadencia” por qué agudiza la contradicción entre la esencia y la forma, entre lo que es
y lo que pretende ser.

“La nueva clase” inscribe su crítica dentro del ideal socialista, más precisamente del
socialismo democrático. El anticomunismo, no obstante, brota en cada página de su
libro. En los años siguientes Djilas se alejó del marxismo ya que considera que resulta
inadecuada para la compresión del mundo contemporáneo. En su lugar, se declara
partidario del “humanismo existencial”. En su siguiente libro “La sociedad imperfecta”
cambia su tono violento por una reflexión más atemperada de las sociedades del este
europeo, sin renunciar a su vocación democrática.

En este último aspecto, para Djilas el comunismo ya cumplió su papel histórico como
“fase de transición entre una sociedad no industrializada y una sociedad industrial y
post industrial”. Cumplida esta misión, el autor estima que es insostenible la praxis
comunista por “la esterilidad del dogmatismo, la inercia de la economía ideologizada y
el monopolio del poder”.

De la tensión entre el poder comunista y los estratos sociales nacen nuevas ideas y
movimientos destinados a superar el orden existente, sin embargo, rechaza el uso de la
guerra y la violencia para resolver conflictos, en su lugar, preconiza el empleo de otra
forma de lucha menos violentas.

En opinión de Djilas, todas las formas de lucha se habían comprobado en Europa del
Este como las más eficientes y fructíferas en el camino de promover reformas y cambios
democráticos. Vislumbra así la misma concepción de la evolución para la URSS,
reconociendo que la tarea de esta dirección se enfrenta a obstáculos mucho más graves
que en Europa central.

En su tiempo, los análisis de Djilas cumplieron un papel relevante en la toma de


conciencia crítica respecto al sistema existente en Europa del Este y Yugoslavia, así como
respecto a la necesidad histórica de su superación. En el plano teórico, sus criticas
pueden considerarse precursoras de trabajos sobre la nomenclatura y sobre el nuevo
lenguaje y la moral de esa parte del mundo. Su ideal de democratización del sistema le
dio a los Mov. Sociales una meta a seguir y finalmente, su destino de renunciar a los

38
privilegios del poder lo convirtió en una figura simbólica de la lucha por la libertad y la
democracia del Este Europeo.

Los planteamientos alternativos del grupo praxis.


Las críticas de Djilas representan una refutación al sistema soviético y yugoslavo a la vez.
Sin embargo, su estudio se detiene en el diagnóstico de las anomalías fundamentales del
funcionamiento de ambos regímenes, sin indagar profundamente sobre el porqué se
habían producido tales deformaciones.

Para resolver este conflicto latente entre gobernantes y gobernados, Djilas no preconiza la
violencia emanada de una revolución sino las profundas reformas estructurales, fruto de
una amplia movilización social y nacional de las formas pacificas de lucha.

La insuficiencia de las críticas de Djilas fueron llenadas por los trabajos del Grupo Praxis.
En estos se observa la preocupación por vincular el análisis teórico con el afán de
transformación real del mundo dentro de la mejor vocación marxista. Llegaron a
postular el socialismo democrático como meta a alcanzar.

El nombre del grupo proviene del título de una revista publicada a partir de 1964. Se
trató, en un principio, de un foro abierto de debate y compuesto por filósofos de
orientación marxista de Belgrado y Zagreb. El grupo praxis se convirtió en el crisol del
pensamiento político, social y filosófico de su tiempo a escala mundial. Su vinculación
con intelectuales extranjeros dio a praxis una orientación de carácter internacionalista.

El internacionalismo manifiesto adquirido una significación particular en Yugoslavia, país


multiétnico, algo que representaba un serio problema para la cohesión estatal. Los
miembros del grupo praxis fustigaban las tendencias nacionalistas argumentando que
“los nacionalistas no son capaces de resolver la cuestión de las relaciones iguales entre
las naciones”. El régimen federal miraba con beneplácito la línea editorial en cuestión y
tolero sus escritos.

Los animadores de la revista se acercaron sin temores a los planteamientos


provenientes de otras escuelas de pensamiento humanista como el socialismo, el
personalismo y el existencialismo. La apertura a estos enfoques resultaba imperiosa, ya
que su teoría se había elaborado hace más de un siglo el mundo se había modificado,
por lo cual no buscaban abandonar su teoría, sino enriquecerla y afinar su capacidad
interpretativa.

En este campo también se encuentra la principal fuente de crisis del marxismo en las
últimas décadas. Al referirse a la URSS y demás países, observaron que la filosofía y
otras ciencias sociales fueron reducidas a desempeñar la función apologética del statu

39
quo, imponiendo definiciones intocables de la realidad y exigiendo una aportación
argumentativa en cada momento coyuntural para cualquier decisión política.

En la crítica que hacen los representantes del a escuela Praxis al socialismo predominan
dos enfoques diferentes, aunque no opuestos:

- El primer desarrolla la teoría del socialismo burocrático, formulado por


Petrovich, donde la burocracia se mantiene en sus manos la totalidad del poder e
impide la formación de una sociedad verdaderamente humana. La base de la
dominación radica en la estatización de los medios de producción, lo que impide
hablar de una modificación socialista de las condiciones de producción.
- El segundo enfoque da prioridad al poder centralizado del estado, promulgada
por Stojanovic. El autor ubica en “la revolución desde arriba” (caso Rusia) la
transformación es posible debido a la ausencia de un proletariado industrial
desarrollado, cuyos efectivos fueron diezmados en la 1ra guerra mundial y la
guerra civil. Todos estos factores generaron circunstancias negativas para el
despliegue de fuerzas socialistas.

Desde el punto de vista de la ruptura con el sistema capitalista, el nuevo Estado


desempeño un papel revolucionario, dando origen a lo que Stojanovic califica como
socialismo de Estado. Al mismo tiempo, produjo un cambio cualitativo ya que el autor
nota aquí que el estado impone sus intereses propios.

De esta manera, según el autor, el socialismo de Estado se transformó simple y


llanamente en estatismo, una formación socioeconómica propia.

Stojanovic concluye que las apreciaciones de Petrovich acerca de la degradación


socialista son idénticas: Existencia de una nueva clase compuesta por el aparato estatal,
unido este al partido comunista y otras organizaciones políticas y sociales que
representan sus correas de trasmisión.

En la crítica al modelo soviético que hace Stojanovic, no lo percibe de manera estática,


de hecho, encuentra mutaciones profundas que van desde el estatismo politocratico en la
fase inicial, pasando por una tendencia oligárquica durante el periodo stalinista, hasta una
nueva tendencia: la tecnocrática militar, surgida por la crisis interna del sistema.

En la fase del estatismo tecnocrático adquiere predominancia entre la clase dominante


los especialistas técnicos de la gestión y administración económica, así como de la
producción mismo. Paralelamente tuvo lugar la modernización del ejército que se centró
principalmente en la producción armamentística y se manifestó en forma brutal durante
la intervención militar en Hungría (1956) y Checoslovaquia (1968). El autor no vacila en
calificar la tendencia militar como peligrosa y amenazante para la propia URSS.}

40
Los protagonistas del grupo Praxis esbozaron el ideal de socialismo como movimiento y
meta, capaz de resolver el conflicto histórico entre individuo y sociedad, para tal efecto se
deben cumplir los siguientes requisitos:

1) Asegurar las condiciones sociales que proporcionen iguales oportunidades a


todos los miembros de la comunidad para su pleno desarrollo.
2) Conseguir un sistema de distribución de los valores sociales – materiales y
culturales.
3) Crear mecanismos adecuados para la formulación del interés general (social) de
modo que sea imposible que el interés particular se imponga.
4) Hacer posible que los individuos elijan sus profesiones de acuerdo con sus
cualidades y capacidades.
5) Desarrollar un sistema de interacción entre individuos en el cual estos actúen
como sujetos políticos.
6) No permití que ningún órgano de la sociedad sea independiente y este fuera del
control social; por el contrario, se les debe imponer, mediante el mandato
imperativo, la función de servir a la sociedad.

En la visión de los animadores de la revista Praxis, la esencia del socialismo democrático,


por el cual se pronunciaron, radica en la autogestión social. Para ellos constituye la
alternativa tanto para el sistema capitalista como para el régimen burocrático de tipo
soviético. El concepto de autogestión es amplio y trasciende la esfera meramente
económica.

Al mismo tiempo, los autores más comprometidos con esta causa estuvieron conscientes
de que es necesario contar con algunos prerrequisitos para que la autogestión sea viable
y funcional.

- En primer lugar, la autogestión es aplicable a las sociedades desarrolladas con un


amplio nivel técnico
- En segundo lugar, solo una sociedad opulenta puede crear las condiciones
necesarias para que sus miembros se involucren en la actividad política, fuera o
dentro de su lugar de trabajo.

Markovic, uno de los partidarios de la autogestión, opina que la evolución de tales


sociedades, una vez abolidas las formas tradicionales de sujeción, tendrán que pasar por
una fase de desarrollo durante el cual una elite logre movilizar a las masas populares
incluso por medios coercitivos. A partir de entonces se puede proceder a crear
condiciones favorables para la autogestión.

41
La dimensión ética de la esfera política presupone una concepción fundamentalmente
diferente del hombre. Dentro del marco de una filosofía cuyo método es la dialéctica, los
animadores de la revista rechazaron una concepción del hombre derivada de una
retórica romántica del humanismo sin un contenido real.

Una sociedad autogestionaria, caracterizada por una cultura espiritual y material


avanzada, presupone el predominio de elementos racionales y positivos tendientes
hacia la realización optima de las potencialidades humanas en cada momento de la
historia. De esta manera resultara inconcebible que un guía superior (Stalin o similares)
imponga a las conductas de los miembros de la sociedad.

Finalmente, los partidarios de la autogestión social estuvieron lejos de compartir una


visión idílica de ella, según la cual cada individuo tomara una parte de en la toma de
decisiones en todos los niveles.

Observa Stojanovic que, en casi todos los movimientos revolucionarios del Siglo XX, la
clase trabajadora busca introducir la autogestión social. Las preferencias por esta forma
de organización las encuentra en los reclamos de los trabajadores en países del socialismo
estatista.

En cuanto a la introducción del sistema autogestionario, Stojanovic constata que la


cumbre del partido y del estado de su país elaboro tal esquema producto del conflicto
político – ideológico con la URSS y el Kominform. Así, la autogestión fue puesta en
marcha, no por una movilización social sino desde afuera, desde arriba y a partir de la
esfera económica.

Esta forma, así como las circunstancias de su implantación, marcaron un rasgo particular
de la autogestión yugoslava, que es el incumplimiento de la industrialización y la
pervivencia de un estado bicéfalo.

Este dualismo y parcialidad del sistema autogestionario marcan su debilidad, era


necesario asegurar la vinculación vertical de las organizaciones autogestionarias, la
subordinación de los órganos estatales, incluidos ejército y policía, los órganos de
representación popular, y la democracia de las organizaciones políticas, en primer lugar,
de la Liga Comunista.

Markovic realiza un balance más matizado, distinguiendo su evolución en tres fases.

- De 1950 hasta el 63/65, expansión del socialismo democrático


- 1963 a 1972 apogeo de los ideales de autogestión, aparatos del estado intactos.
- 1972 en adelante se da un modelo más centralizado y autoritario, tanto dentro
del partido como en el conjunto de la vida nacional.

42
El desarrollo de la autogestión también fue criticado por el grupo Praxis. Stojanovic
marco la aparición de tendencias autogestionarias de grupos particulares. En este
sentido, fue inevitable que surgiera el conflicto entre los partidarios del socialismo
democrático del grupo praxis y los detentadores del poder político.

Esto último se reflejó en la segunda mitad de la década del sesenta, donde se dieron una
serie de reformas que dejaban al campo liberado a las leyes del libre mercado. En 1968
estallaron huelgas por condiciones de vida y agitación estudiantil y las autoridades
estatales acusaron al grupo praxis de instigar los movimientos de protesta ya que estos
movimientos buscaban democratizar las estructuras de poder y tomar en cuenta las
aspiraciones juveniles.

El Mov. Estudiantil yugoslavo fue reprimido y los medios de comunicación fueron


sometidos a la censura y la disolución, mientras que las organizaciones estudiantiles
fueron sometidas a una vigilancia de las instancias del partido.

Bajo estas circunstancias y cada vez más perseguidos, el grupo Praxis nunca se doblego y
tampoco renuncio a sus armas de crítica. Por todos los medios se opusieron al
renacimiento de formas autoritarias del régimen de Yugoslavia. A su vez, el apoyo
extranjero de prestigiosas personalidades impidió que el partido tomara medidas más
represivas.

Los escritores de la revista se vieron obligados a dispersarse o agruparse en otras


revistas o grupos de trabajo, donde prosiguieron con el análisis de la problemática
contemporánea en el mundo y en Yugoslavia de manera crítica y siempre con el ideal
del socialismo democrático. Respecto a su país, se les hizo evidente la necesidad de
democratizar el partido y los sindicatos.

Si se observa la actividad del grupo praxis desde la perspectiva de fines de los años
ochenta, es notorio que muchas de las advertencias y criticas resultan justificadas y que la
ignorancia de los detentadores del poder condujo al país a la crisis actual. Sin embargo,
para Patula, los escritores fallaron al minimizar la cuestión nacional y no reconocer el
carácter explosivo de la fuerza nacionalista en un país multiétnico.

Clase 11 – Teórico - Practico


El estado de bienestar: Consolidación y crisis
Sotelo, Ignacio. - “El estado de bienestar propiamente dicho”

43
Se llamó “edad de oro del estado de bienestar” a los decenios que van desde el final de
la segunda Guerra Mundial hasta 1972 – 1973, fecha de la crisis del petróleo. Si
atendemos al modelo de estado de Bienestar, Suecia, hay que remontarnos a 1932,
cuando los socialdemócratas llegaron al poder. Sin embargo, el estado de Hitler o las
propuestas de Keynes y Beveridge ya mostraron algunas claves del Estado de bienestar.

Se suele mencionar que la crisis del petróleo de 1972 – 1973 es el fin del estado de
bienestar, sin embargo, hubo otros factores que llevaron a su decadencia. La dificultad
de limitar su duración corresponde a que su declive empieza en la segunda mitad de los
setenta y fue variable en la mayoría de los países.

El eclipse del estado de bienestar no conlleva el fin del estado social, algo de ningún
modo deseable y que sostiene fuertemente el liberalismo radical. Si bien existe consenso
en cuanto a los hitos que marcan su inicio y fin, no se logró delimitar tanto el concepto.

El autor plantea la distinción entre el estado social que toma cuerpo en los años 80 del
S. XIX en Alemania y el estado de bienestar que surge en los países del norte y centro de
Europa durante la primera mitad del S. XX.

El autor retoma un planteo de un capítulo anterior donde adhiere a la tesis de que el


Estado de bienestar es una invención socialdemócrata que la Constitución de Weimar
describe en sus rasgos fundamentales. La confusión radica, según el autor, en que no
solo no se lo llamo así, sino que no tuvo oportunidad de edificarse durante la republica
alemana. El termino recién se implementa por el lado de la derecha en la república de
Weimar con el fin de desacreditar una constitución que habría cargado sobre el estado un
exceso de responsabilidades sociales.

Los ingleses transforman esta definición por su carácter positivo, planteando que el
Welfare state es el que procura el bienestar de los ciudadanos, lo contrario al Warfare
state, que potencia el poder militar subyugando a la población. Los ingleses lo introducen
conscientes de que pretenden algo distinto del estado social heredado. El estado de
bienestar garantizaría unos ingresos mínimos que aseguren una vida con dignidad en
cualquier tipo de eventualidades.

El estado de bienestar socialdemócrata cuestiona que las prestaciones hayan de estar en


relación directa con las contribuciones de cada individuo, no solo pretende una vida
digna sino una distribución más equitativa de la renta nacional a fines de construir una
sociedad igualitaria. Pretende llegar a la igualdad social a la que aspira el socialismo. Se
considera un instrumento adecuado para superar al capitalismo y avanzar hacia un
socialismo en democracia.

44
El modelo británico, por su parte, no pretende modificar la estructura social ni eliminar
las diferencias entre las clases, se pretende que perdure la estructura social existente. Su
fin último es impedir la revolución social que implicaría que mucha población fuese
arrojada al desempleo y la miseria.

El modelo británico de estado de Bienestar (1945 – 1975)


La etapa de Clement Atlee (1945 – 1951) fue la fundamental ya que fue la implanto el
estado de bienestar. Por su parte, Harold Wilson (1966 – 1970) fue el que contribuyo a
desacreditarlo, aunque en su segundo periodo intento revitalizarlo, pero dimitió. Su
sucesor, Callagham, no pudo continuar con el estado de bienestar.

El estado de bienestar británico se caracteriza, en primer lugar, por ser obra conjunta de
laboristas y conservadores, algo que explica las diferencias con el modelo sueco. Fue
impulsado por los laboristas, pero luego consolidado por los conservadores. Era muy
difícil ganar las elecciones sin que el estado de bienestar no encabezara el programa
electoral.

La sociedad británica aspiraba a la cohesion social y la solidaridad ciudadana. Laboristas


y conservadores crearon un modelo que permitía una alternativa a la socialización de los
bienes de producción que en ese momento proclamaba la izquierda revolucionaria.

Keynes o Beveridge, todo lo contrario a los revolucionarios de la época, entendían la


intervención del estado en la economía como el instrumento adecuado para mantener
el pleno empleo, el crecimiento sólido y la única forma de evitar una catástrofe social y
política que se produciría si ocurriera otra crisis como la del 30.

El programa laborista
El programa laborista parte de la idea de que no se podían cometer los mismos errores
que se cometieron en la primera posguerra. Los torys acusaba a los laboristas de ser
fanáticos del control y la intervención. Estos últimos replicaban que están en contra de
cualquier forma de control son los que pretenden dejar vía libre a los ricos y poderosos
para poder explotar al resto de la nación.

La propuesta concreta de los laboristas es lograr un empleo para todos sin condiciones
(a diferencia de los conservadores que pretendían que no se modifique el poder
adquisitivo o se sostenga el gasto público, algo difícil de lograr.) Para esto buscan poner
en marcha una política que utilice todos los recursos, materiales y humanos a
disposición. Buscan aumentar el consumo ya que creen que la falta de este es la causa del
desempleo. Esto también demanda salarios altos y en continuo aumento y servicios
sociales eficientes.

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Esto implica planificar la inversión de las necesidades públicas, servicios sociales,
viviendas, escuelas, hospitales etc. y dirigir la localización de las industrias con el fin de
igualar los niveles de vida por todo el país, suprimiendo las regiones deprimidas. Si no
hay inversiones privadas, el estado montara las fábricas que se necesiten. Esta política
exige que el banco de Inglaterra sea propiedad pública. A su vez, la forma de mantener
el pleno empleo era el avance científico y tecnológico.

Por otro lado, en cuanto a la industria, se pretendía que sean eficientes y con alta
productividad, si la misma no es eficiente y no crea puestos de trabajo, el estado tiene
que intervenir. No pretenden una estatalización, más bien están convencidos de que solo
la política de control que propugnan puede impedir el colectivismo totalitario.

Los laboristas respaldan que las empresas energéticas pasen a propiedad pública. La
nacionalización del gas y la electricidad evitara el despilfarro competitivo. En lo que
respecta a política social se propone un programa de viviendas dignas y buena
alimentación, a la vez que se crea un servicio nacional de salud.

La construcción del estado de bienestar.


En julio de 1945 los laboristas ganan las elecciones con el 47,8 %. Los conservadores
pierden por un gran margen. Bajo la presidencia de Attlee se levantan los cimientos del
estado de bienestar.

Lleva a cabo un programa de nacionalizaciones: Banco de Inglaterra, Carbón, acero, gas


y electricidad, comunicaciones por cable y sin cable, ferrocarriles, aviación civil. Todo
esto paso a manos de la economía. A su vez, se llevó a cabo un proceso de
descolonización en la zona de India, Pakistán y Bangladesh. Coopero a su vez con EE.UU.
a fin de contener el avance soviético.

El mayor problema era la financiación de un proyecto tan enorme en un momento en el


que Gran Bretaña salía de la guerra con una deuda externa enorme.

El logro más llamativo fue la creación del Servicio Nacional de Salud, gratuito y abierto a
todos. Incluía la medicina preventiva y la rehabilitación. Ya había un consenso de que en
las cuestiones de salud no había que tolerarse diferencias en virtud de las
contribuciones que cada uno hubiera hecho a la seguridad social. Había también
consenso en que debía ser el estado quien financie con los impuestos la salud y la
educación de todos los ciudadanos.

El problema mayor fue que los hospitales pasen a propiedad del estado. La nueva ley
nacionalizo 2700 hospitales y convertía a los médicos en empleados públicos con sueldo

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fijo y paga extra en proporción al número de pacientes que traten. Obviamente los
organizados bajo la salud privada no apoyaron ninguna de estas medidas.

En los dos primeros años, los costes sobrepasaron un 40 % lo presupuestado y en los


siguientes años se triplico el gasto en relación a la cantidad calculada. La guerra de Corea
exigió un aumento de gastos sociales a cuenta de los sociales y se empezó a cobrar al
paciente ciertos costos de salud.

El programa conservador.
En 1951, los conservadores logran postular a su hombre como primer ministro, Winston
Churchill, a los 77 años, volvía a ocupar ese puesto. Los conservadores fundamentaron la
política social en un “nivel alto y estable de empleo” con la libertad individual de elegir
la ocupación que se quiera y la libertad de empresas de desarrollarse según su
preferencia.

Sin embargo, empleo alto y estable significa, para los conservadores, cooperación mutua
entre industria y estado, en vez de control estatal. La política social que proponen
entonces, tiene dos aristas, vivienda y sanidad, colocando la primera en una posición
más clave que la segunda. Si bien no descartaron la sanidad, no preferían que esta fuera
completamente gratuita.

Los laboristas pusieron en primer plano la política interior, empeñados en que la tarea
principal era conseguir una Gran Bretaña diferente a antes de la guerra. Mientras que
los conservadores acentuaban la política exterior y creían en una Gran Bretaña que
había sido potencia.

Otro elemento diferenciador era que los conservadores insistían en defender la libertad
individual en todos los ámbitos, mientras que los laboristas pensaban que la libertad
económica fuese una cuestión que concerniese solo a los patrones.

Los conservadores consolidaron el estado de bienestar en los diez y siete años que
gobernaron y ello fue porque estaban convencidos de que solo si continuaban
avanzando con el modelo, podían ganar elecciones. Su mayor temor era que se
expandiese la idea de que, una vez en el poder, ellos desmontarían el estado de bienestar.

En las elecciones de 1951 y 1964, ambos partidos coincidieron en la promesa de construir


300000 viviendas al año. Este propósito no podía llevarse a cabo sin ayuda estatal.
Además, es un incentivo económico grande, ya que moviliza recursos humanos y
materiales y repercute en el desarrollo económico.

En la construcción de viviendas, los conservadores superaron a los laboristas,


construyendo el mayor número de viviendas públicas edificadas hasta entonces en Gran

47
Bretaña. También se levantó un número considerable de viviendas privadas, gracias a
haber suprimido restricciones en el uso del suelo y facilitando la concesión de licencias.

En política sanitaria, los conservadores realizaron pocas innovaciones. Sin embargo, dos
medidas se consideraban necesarias y fundamentales: Favorecer la medicina preventiva
sobre la curativa (algo que provoco malestar en los hospitales) y aspirar a que una parte
del coste sanitario lo financiase la seguridad social con fondos propios.

Los conservadores vieron y utilizaron el estado de bienestar como un instrumento, no


tanto para beneficiar a la población sino más bien para defenderse del posible resultado
electoral adverso que implica dejar el estado de bienestar de lado.

El aparato administrativo
Junto con la financiación (aumento constante del gasto social) se suele denunciar a la
burocracia que genera el Estado de bienestar como la rémora más pesada. El personal
dedicado a servicios sociales tuvo que improvisarse en la posguerra y recién un decenio
después fue profesionalizado y bien preparado, aunque siempre fue mal pagado.

El informe Seebohm (1968) marca un antes y un después, ya que desde aquí se logra un
mayor grado de coordinación interministerial y de profesionalización del personal.
Permitió que las ayudas llegaran a grupos sociales más específicos. A partir de 1971, las
autoridades locales, además de aumentar el número de residencias de ancianos,
ampliaron la asistencia en los domicilios a personas mayores.

Arrebatar al mercado las prestaciones sociales era uno de los fines de la seguridad
social, especialmente del Servicio Nacional de Salud. Sin embargo, nunca lograron
desplazarlos por completo y con el tiempo fueron incluso ganando terreno,
fundamentalmente desde los años sesenta.

La cuestión más significativa fue, sin embargo, el choque de los servicios públicos con las
instituciones privadas sin afán de lucro que durante siglos eran las que habían prestado
esos servicios. Estas últimas se dirigieron a los sectores sociales más desamparados, en los
que la acción estatal se ausentaba, como los vagabundos o drogadictos.

Con la corriente neoliberal de los 80 se produce una colisión frontal entre servicios
sociales públicos y privados, y frente a la completa estatalización de estos servicios que se
llevó a cabo en la segunda mitad de los cuarenta, se pasó a pedir la privatización de todos
los servicios sociales.

Pro y contra del Estado de bienestar británico

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El logro indiscutible es que por primera vez en la historia de la humanidad se garantiza a
todo el mundo un mínimo vital, con lo que queda eliminada la pobreza absoluta. Sin
embargo, veinte años después de su implantación, el número de pobres había
aumentado a casi el cuádruple. Sin embargo, esta pobreza no alude a la pobreza
“absoluta”, sino más bien a un concepto de pobreza “relativa” basada en diferentes
criterios.

Primero, lo que se considera un mínimo aceptable depende del grado de desarrollo


social y económico alcanzado. Segundo la pobreza es relativa en relación con el
momento en que se estime. Es relativa porque no solo consiste en una falta de dinero
para cubrir las necesidades básicas, sino que incluye una deprivación en salud, vivienda,
educación, etc. La pobreza pervivirá mientras se aplique el criterio estadístico y no haya
una igualación de rentas.

Para medir los logros del Estado de bienestar se emplearon dos criterios: Por un lado, su
contribución a una mayor igualdad social, y por otro, la eficiencia en cuanto a los
servicios prestados. Por lo menos en la primera etapa, los laboristas insistieron en la
igualdad social y en el estado de bienestar para alcanzar esos objetivos.

En este sentido, se concibió al estado de bienestar como el instrumento idóneo para


acercarse gradualmente a la igualdad social que, en último término, define al socialismo,
facilitando por la vía fiscal una mejor distribución de la renta nacional. Por medio de los
servicios sociales, el dinero de los ricos llega a las capas inferiores.

Los conservadores recalcan la eficiencia como el fundamento más relevante. Por razones
de eficiencia, justamente, se oponen a cualquier política cuyo objetivo sea la igualdad
social, ya que consideran incompatibles igualdad social y eficiencia económica.

Si hablamos de igualdad, se puede hablar de un rotundo fracaso. Durante los casi 30 años
que van desde 1949 a 1976 se aprecian muy pocos cambios en la distribución de la renta.
Lo único destacable es que tampoco aumentaron las diferencias.

Los impuestos eran constantemente disminuidos por los conservadores, y los laboristas
nunca se animaban a subirlos. Esto erosiono el impuesto sobre la herencia, sin atreverse
a establecer un impuesto sobre el patrimonio. Todos querían mejores servicios, pero
nadie aceptaba más impuestos. Ni los conservadores se atrevieron a reducir el estado de
bienestar ni los laboristas establecieron la fiscalidad requerida para el proyecto.

Progresivamente el sistema se fue erosionando. Se pasó de la creencia de que sin la


acción pública los más desavaforecidos quedarían desamparados y sin servicios sociales
a suponer que el estado solo podía ofrecer derroche e ineficacia.

49
La Alemania de la segunda posguerra.
El moderno estado social es una invención alemana que Bismarck puso en marcha en el
segundo Reich una vez conseguida la unificación. Se hunde el 11 de noviembre de 1918
luego del armisticio, pero conserva su integridad territorial, pese a que Francia recuperase
Alsacia y Lorena y ocupase la cuenca del Ruhr.

Alemania sigue manteniendo cierta primacía en política social al haber diseñado el


estado de bienestar en la constitución que se da, aunque en los catorce años que duro la
república, no lo pudo llevar a la práctica. En cambio, tras la rendición de 1945, Alemania
desaparece como estado soberano

Alemania no puede mostrarse entonces especialmente original en el desarrollo político


posterior. Cada una de las dos Alemanias se tuvo que plegar a las ideas y modelos de la
superpotencia ocupante. A partir de la segunda posguerra el estado de bienestar, salvo
un intento breve de la socialdemocracia, debe ser buscado fuera de Alemania.

Ya en el programa de Ahlen (Renania – Westfalia, zona industrializada bajo ocupación


británica, 1947) se propugnaba una economía mixta con varios sectores controlados por
el estado. El partido heredero del antiguo “centro” que ahora reúne protestantes y
católicos, llego a hablar incluso de un socialismo cristiano.

Estaba la tarea de reconstruir la economía diezmada luego de la guerra. Incluso la


democracia cristiana estimo necesario y primordial contar con un amplio sector público.
Cae por su peso que una socialdemocracia que se seguía manejando la idea de
“democracia económica” esta necesidad sea mucho más fuerte.

El análisis marxista que subyace en la denuncia de concentración del capital se


entrecruza con el keynesiano que otorga un papel crucial al estado para manejar la
demanda global. Cuando se movilizan recursos y manos de obra ociosos, el aumento del
dinero circulante no desemboca en inflación, sino que contribuye a reestablecer el ciclo
económico.

La intervención del estado es entonces indispensable para impedir un paro masivo y


avanzar hacia el pleno empleo, pero, una vez alcanzado este último, el mejor
instrumento para asignar recursos es otorgar libertad a los consumidores.

La planificación estatal seria indispensable, pero cabe enfocarla desde dos objetivos.
Uno es aumentar la capacidad de compra de amplios sectores sociales sobre la base de
una redistribución de la renta que a su vez conlleve aumentar la producción,
productividad y consumo. También otro enfoque entiende que el objetivo es favorecer el
rendimiento del capital, incluso con inversiones irrelevantes para el consumo individual.

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El primer modelo constituye el pedestal sobre el que se asienta el estado de bienestar,
el segundo, una política expansionista como fue la política Nazi.

En la segunda posguerra, la democracia económica diseñada en Weimar intento en un


primer momento combinar una política económica que aspira a nacionalizar los
monopolios y otra netamente política que desarrolle la democracia parlamentaria.
Estados Unidos buscaba contrarrestar estas tendencias socializadoras y además
imponerse ante los ingleses, que también necesitaban créditos y ayudas.

En los años que precedieron a la República Federal Alemana (1949 – RFA). Estados
Unidos impidió cualquier paso que incidiese sobre el capitalismo duro que quería
establecer. El plan Marshall se enfoca en esta dirección y las ayudas irían a aquellos
países que practicasen una economía claramente capitalista. Como respuesta, la URSS
se opuso.

Mientras, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se encontraba en una posición


difícil. Si apoyaba el plan Marshall, debía enterrar todos los proyectos económicos y
sociales, echando a la basura el “socialismo democrático”, si por su parte lo rechazaba,
perdía el apoyo de la población. Finalmente, apoyo el plan Marshall.

La aceptación del plan implico que en 1948 se genere una huelga general contra la
política de Erhard. Sin embargo, la situación se modifica con la guerra de Corea, que
estimulo un rápido crecimiento de la demanda externa y un aumento de las
exportaciones. Desde 1953 comienza un crecimiento económico que arrastro un aumento
significativo de los salarios, una disminución del paro y un incremento del consumo
interior.

Los años cincuenta se conocen como los del “milagro alemán”. Es cuando se logra una
consolidación del orden socioeconómico heredado sin reformas significativas. La
economía de mercado gana popularidad, formando el eje central de toda la política
cristiano demócrata y que la opinión pública contrapone al comunismo o la economía de
guerra.

Desde los primeros años de la República Federal, el capitalismo quedo muy arraigado,
sin que ningún grupo social de peso ni partido político lo pusiera en cuestión. A esto hay
que sumarle que la alternativa socialista del otro lado se mostraba cada vez menos
atractiva.

Al SPD no le quedó otro remedio que adaptarse al orden capitalista, desentendiéndose


del marxismo y keynesianismo propuesto durante los primeros años de la posguerra. Se
trataba de integrar a la clase obrera en el “capitalismo realmente existente”

51
Esto lleva a la socialdemocracia a una redefinición del socialismo, que deja de
concebirse como un orden socioeconómico alternativo, para reinventar un capitalismo
pasado por el keynesianismo, es decir, un capitalismo en el cual se logró el control de las
crisis económicas, gracias a la intervención del estado en momentos oportunos y en
sectores pertinentes. El socialismo entonces queda como una “tercera vía” entre un
liberalismo que comporta crisis cíclicas y una economía planificada.

El keynesianismo garantizaría un desarrollo equilibrado, con un aumento de la


producción, mejora de la productividad y redistribución de la riqueza. No se trata de
construir un modelo alternativo al orden establecido, sino lograr uno que funcione sin
grandes oscilaciones.

La reconstrucción del estado social en la Alemania occidental


Reestablecer el estado social en la nueva democracia alemana fue un proceso difícil en el
que tuvieron que hacer concesiones tanto el movimiento obrero como el liberalismo
económico.

Pueden distinguirse cuatro etapas de la historia del Estado social en la República


Federal.

- Reconstrucción del estado social de 1949 a 1966


- Intento de la socialdemocracia de dar un paso adelante hacia el estado de
bienestar, de 1966 a 1975
- De 1975 a 1995, donde se consolida el estado de bienestar.
- 1995 en adelante, donde se busca desmontar el estado social sin producir un
colapso o revuelta social.

Adenauer fue la figura central en la reconstrucción de la profunda posguerra, consiguió


restaurar la vieja Alemania, distanciándose del dogmatismo más estrecho para
reconstruir el Estado social heredado.

La era “Adenauer” buscaba evitar cualquier ruptura profunda con el pasado. Se


planteaba una continuidad que se asentaba en la permanencia del aparato estatal sin
apenas cambios tras la capitulación. Sin embargo, uno de los grandes problemas que
afronto Alemania en general fue la reconstrucción de la administración central, que,
nazificados, debía ser purificado o sostenido.

Dos factores desempeñaron un papel esencial. Por un lado, la lección aprendida de la


república de Weimar, que se derrumbó por un paro masivo al que no pudo hacer frente el
estado social. Por otro, la competición con Alemania oriental para crear un sistema
amplio de protección social que obligaba a todo el mundo a tener un empleo. Así, el

52
punto de mira estuvo en la política de empleo y que esta garantizase un mínimo vital a los
que no tuvieran otra forma de sobrevivir.

El 1 de junio de 1962 se creó la ley federal de ayuda social que garantiza al ciudadano
una subsistencia digna, sea cual fuere su capacidad o voluntad de trabajar. Esta fue una
de las columnas del estado de bienestar. La sociedad se hacía cargo de que nadie podía
morir de hambre.

A los costes que esto implicaba, se le sumaba el hecho de que había que compensar a
las víctimas de las dos guerras, así como a sus familiares, y también los gastos derivados
en la llegada de los desplazados de los territorios del este y de los que huían de la
Alemania oriental.

El margen entonces era sumamente estrecho. Dos principios marcaron la economía. En


primer lugar, el crecimiento económico debía anteceder al reparto social (rechazando de
base las presiones del Mov. Obrero de reconstruir un nuevo sistema social con mayor
igualdad social y política). Lo fundamental era que se mantuvieran los sistemas de
seguridad social que caracterizaron al modelo alemán.

La política social se centró, en el primer decenio, en la vivienda. Además, la construcción


impulsaba un rápido crecimiento de la economía.

El segundo punto fue el de las pensiones, que en 1957 se hicieron dinámicas (es decir,
que crecían al ritmo de los salarios).

El gran conflicto entre movimiento obrero y gobierno fue la congestión de las grandes
empresas. Los sindicatos vincularon la democratización de las empresas a la presencia
sindical en los consejos de administración. Después de fundada la república federal en
1949, el empeño de los sindicatos consistió en extender la cogestión a todas las grandes
empresas. Pero en una Alemania influida por Estados Unidos, eso era un objetivo
inalcanzable.

Un estado de bienestar fallido


En las condiciones que impuso la “guerra fría” a la Alemania dividida, más el bienestar
relativo de los años cincuenta, la socialdemocracia fue convenciéndose de que perdió
todo sentido el objetivo con el que se había identificado. Se había derrumbado la ilusión
de que, al partir de cero, la posguerra ofrecía la gran oportunidad de edificar desde la base
una sociedad justa y eficiente.

En los años cincuenta se abrió el paso a la idea de que se necesitaba un nuevo programa
en el que el hilo conductor dejase de ser el marxismo y el socialismo, entendido como
una alternativa al capitalismo, quedase en mano de los soviéticos.

53
El SPD dejaba de ser el partido de la clase obrera, columna del movimiento obrero, junto
con los sindicatos, para convertirse en uno interclasista de “todo el pueblo”. En su parte
socioeconómica, después de aceptar el capitalismo como forma eficiente de producción
y distribución, el programa establecía dos metas primordiales. Primera: Luchar contra
todas las formas de monopolio para que funcionase el mercado. Y la segunda, ampliar la
cogestión.

El propósito principal era eliminar los obstáculos que impedían a la socialdemocracia


acceder al poder. El objetivo era gobernar lo antes posible dentro del orden establecido,
siendo este el único modo de llevar a cabo las reformas que se estimaban urgentes.

El gobierno Kiesinger – Brandt solivianto los ánimos en una izquierda que, además de
tener que soportar un canciller democristiano que perteneció al partido nazi, no podía
hacerse la idea de que para gobernar con la fuerza política que había restaurado la vieja
Alemania se había tirado por la borda el “socialismo democrático”.

Como reacción a la gran coalición, surgió una oposición extraparlamentaria, que termino
por diversificarse en distintos movimientos sociales, desde el estudiantil de 1967 / 1968
a una guerrilla urbana, inspirada en América latina, que desemboco en puro terrorismo
anarquizante.

Empujada por la recesión de 1966 – 1967, la socialdemocracia llego al poder en coalición


con el partido que había sido su acérrimo contrincante. No ocupo un papel central la
política social, pero tampoco se produjeron grandes desavenencias. Ambos partidos
coincidieron en un keynesianismo que se basaba en la política de empleo y culmino en
la Ley de promoción del trabajo de Julio de 1969.

Un avance significativo hacia el estado de bienestar fue la ley de protección de despido y


también la introducción de la “acción concertada”, que era una acción conjunta entre
estado, sindicatos y patronal para coordinar la política económica con la vista puesta en el
empleo, cuidando los precios y promoviendo un crecimiento suficiente. La “acción
concertada” acabo en 1977 al no llegar un acuerdo entre sindicatos y patronal por la
cogestión.

En septiembre de 1969 gana la socialdemocracia. El SPD era el partido más votado. Se


buscó convertir al estado social en el estado de bienestar que se había diseñado en la
constitución de Weimar. Se recuperaron los conceptos de socialismo democrático como
“humanización del trabajo” o “lucha por la igualdad” y “justicia social” sin por ello volver a
pretender un nuevo orden que desafié al capitalismo.

El gobierno Brandt – Scheel promulgo la ley de promoción de enseñanza, que ampliaba


los accesos a la universidad para los mayores de 25 años, se otorgaban becas a los que

54
hubiesen finalizado el bachillerato y que los ingresos propios o de los padres no
sobrepasen cierta cantidad. Las puertas de la universidad se abrían entonces a la clase
obrera.

Después de la educación, se puso el foco en las pensiones, la edad de jubilación se bajó a


los sesenta y tres años y aquellas personas que no llegasen a una renta mínima, recibían
una subvención estatal.

En 1973, Brandt anuncia su intención de ampliar la cogestión, a la vez que buscaba


modernizar el derecho de familia, incluyendo la regulación del aborto. Brandt subraya la
capacidad del estado para planificar y el deber de dirigir la economía con el fin de dar el
paso definitivo hacia el estado de bienestar, algo que no se llega a poner en marcha por
la dimisión de Brandt en 1974.

El nuevo canciller, Helmut Schmidt, lidio con las dos primeras crisis económicas de la
Republica Federal, la de 1973 – 1974 que lo llevo al poder, y la de 1978 – 1979, que la
expulso. Schmidt accede al poder con un programa que pone la continuidad de la política
de Adenauer más que la de Brandt. Sus ideas fundamentales eran integración de
Alemania en el mundo occidental (renunciando así a la unificación alemana) y desarrollo
capitalista como base del estado social.

El gobierno se desplazó levemente hacia la derecha, y Brandt, que todavía era


presidente del partido (mas no canciller), reacciono con una política cada vez más
asociada a la izquierda.

En lo económico, la tarea principal era superar la crisis, controlando la inflación y el


desempleo, de modo que la Republica Federal consolidase la estructura socioeconómica
que había logrado darse en la posguerra. Schmidt se opuso a la creencia de que todos los
problemas se resolvían acudiendo al déficit, y en su programa ponía el acento en “el
realismo y la moderación”.

La tarea principal de la coalición social – liberal se desplazaba a la política fiscal,


anunciando una reforma a fondo. Una vez que se había conseguido todo lo alcanzable, la
tarea era conservar lo adquirido. En cuanto a política educativa, los esfuerzos se dirigían
a mejorar la educación profesional, manteniendo el ámbito de responsabilidad
compartida del estado y las empresas.

La política económica que puso en práctica Schmidt produjo que el número de parados
se aumentase casi el triple, y que la deuda pública se multiplicara. Por otro lado, además
de los problemas económicos, Schmidt tuvo que enfrentarse a las tensiones que produjo
instalar en territorio alemán los Pershing II (Misiles). Así, Schmidt quedo aislado. Los

55
socialdemócratas no supieron mantener el poder y con ellos se hundió la perspectiva de
un estado de bienestar alemán.

Offe, Claus. – “Algunas contradicciones del moderno estado de


bienestar”
Contradicciones en el Estado del Bienestar.

El Estado de Bienestar (EB) fue la principal forma de pacificación social de las


democracias capitalistas después de la 2da Guerra Mundial. El Estado se compromete a:

- Brindar asistencia y apoyo (en dinero o especie) a los ciudadanos que tengan
necesidades producto de las desigualdades de la sociedad mercantil.
- Reconocimiento del papel formal de los sindicatos, en la negociación de contratos
colectivos o en la formación de planes públicos

La crisis de los 70, pone en duda la efectividad del EB, se lo caracteriza como nueva fuente
de contradicciones y divisiones públicas. Ataque desde la derecha (neo laissez faire y
políticas monetaristas) El EB es más bien una enfermedad de aquello que pretende
curar.

Desincentivo a la inversión: por cargas fiscales y normativas que entorpecen el


desempeño del capital. El autor recalca que desde el punto de vista de los capitalistas, si
bien esta crítica tiene su sustento, también hay cuestiones que calla: por ejemplo, que
cuando los sindicatos tienen una posición fuerte las inversiones se realizan en el
extranjero con mano de obra más barata, que los capitalistas adoptan decisiones de
inversión de acuerdo a la tasa de rentabilidad esperada y lo dejan de hacer cuando les
parece poco atractiva provocando un declive en la cantidad de producto en la economía
y finalmente remarca que bajo condiciones de decrecimiento y competencia de
mercados domésticos e internacionales los capitalistas siempre consideran sombrías las
perspectivas de inversión y beneficio.

Desincentivo para el trabajo: por medio de pretensiones de poder colectivo a


trabajadores y sindicatos, además se reclama que el estado quita de mano de obra
productiva por medio de sus proyectos públicos e incentivos a la profesionalización para
ocupar cargos burocráticos en el mismo estado. El autor señala en cuanto a este
argumento que el EB lo que permite es que se la explotación del trabajo sea más
complicada y menos predecible pero que siga existiendo, la situación creada por el EB

56
mina la ética laboral o al menos requiere estrategias más costosas y menos fiables para
reforzar dicha ética, por ejemplo, el seguro de desempleo que reduce parcialmente el
ejército de reserva.

Crítica general a esta postura: En vez de pedir reformas que morigeren las cargas y
restricciones del EB piden su eliminación, consideran la situación más intolerable de lo
que realmente es, no reconocen que si bien la existencia de EB deteriora la acumulación
capitalista seria paralizante su eliminación.
Ataque desde la izquierda

Ineficacia del EB: No altera la distribución desigual de los ingresos de las clases sociales,
no elimina las causas del problema, sino que actúa sobre los efectos más nocivos una
vez que ocurrieron. La planificación social y los servicios sociales sufren de exposiciones
hacia el deterioro por las crisis fiscales del Estado, y además el papel de la burocracia más
recursos y proporcionan menos servicios.

Represivo: Aquel que sea beneficiario de la ayuda estatal debe probar su necesidad y
además ser ―merecedor, es decir alguien que se pliega a las pautas y normas
económicas políticas y culturales dominantes. La evidencia de ellos es la capacidad del
individuo de pasar por todos los trámites burocráticos requeridos

Control político ideológico: Falsas concepciones sobre la realidad histórica que tiene
efectos dañinos sobre la conciencia, la organización y la lucha de clases. Se genera una
división entre el mundo socio político y el económico que oscurece los lazos entre ambos.

Estado de bienestar y cambio político.

Ninguna de las dos posturas está en condiciones de abandonar el EB, pues éste realiza
funciones esenciales e indispensables para el crecimiento del capital como para confort
social y económico de los trabajadores. Los conservadores carecen de una teoría o
estrategia a seguir en un Estado que se aleje de sistema de Bienestar, por el lado, de la
izquierda si bien hay una teoría coherente del socialismo, carecen de una estrategia
concreta y real.

Posibles programas: De la derecha; apoyados por sectores de la vieja clase media


(medianos campesinos, comerciantes) que se resisten a las restricciones impositivas del
EB. El problema es que cuando el programa avance, si acaso se implementara, el avance
modernizador de la economía terminaría acabando con estos sectores nostálgicos.

57
De la izquierda: Funciones del EB serian reemplazadas por comunidades libertarias,
igualitarias y autosuficientes, trabajando en un marco descentralizado y
desburocratizado.

Tres posibles resultados frente a una crisis política de la implementación de estos


proyectos:

- Coalición entre el gran capital y sectores medios, con políticas de neo laissez faire.
- Países con fuerte tradición social demócrata, tomarían formas de mediación
modelos neo corporativistas orientadas a determinar la dosis justa de EB.
- Alianzas combinadas de organizaciones de la clase trabajadora con elementos de
la nueva clase media, buscarían modelos descentralizados, la búsqueda de una
sociedad de bienestar.

La naturaleza del proceso político determinará cuál de los proyectos se tomará, para ello
hay que tener en cuenta la interrelación de tres escenarios acumulativos de conflicto
que serían importantes.
- Toma de decisiones políticas dentro del mismo estado; sus actores son las elites
políticas, compitiendo entre sí por victorias electorales y recursos ilimitados.
- Matriz del poder social: actores colectivos y de otra índole que posibilitan
configurar la realidad política, sumando sus reclamos y reformas a la agenda
política.
- Lucha por la redistribución del poder social: cambios en el peso de los actores
sociales a la hora de configurar la agenda política, Ej. más medidas para los
trabajadores porque en ese momento son más importantes.

La interrelación de los escenarios es cíclica, aunque el espacio de la política formal se


encuentra ampliamente determinada por la matriz del poder social, puede promover una
revisión en la distribución del poder social.

Críticas al Estado de Bienestar

IZQUIERDA

Si bien logró mejoras en la vida de los obreros, no genero una redistribución equitativa,
No ataca los problemas de raíz, sino que compensa poniendo parches, Además es un
estado represivo y extorsionador, porque para garantizarse cierto beneficio hay que

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presentarse como una persona dócil. Este estado termino controlando a la clase obrera.
Encubre la contradicción entre capital y trabajo, presentándola como una negociación,
solidaridad y cooperación y no como un conflicto entre dos grupos antagónicos.

DERECHA

Implica un aumento del gasto público que genera déficits fiscales. Conlleva a precios
inflacionarios. Aumento de la burocracia y sobredimensionamiento del aparato público.
También aumento del sector terciario que es el de servicios, el que no produce, a
diferencia de los otros dos, este es considerado un sector parasito.

Neoliberalismo: Busca un Estado mínimo reducir el aparato estatal pero que además no
se interpongan en el comercio ni en las negociaciones con los obreros. Política
redistributiva tiene un impacto negativo para el crecimiento económico porque
promueve el consumo para desalentar el ahorro. La política de pleno empleo es ineficaz
porque tiende los salarios al alza, habría que eliminar a los trabajadores estatales. Las
políticas reguladoras de comercio obstaculizan eficacia del sistema internacional,
obstaculizando al mercado y a la mano de obra invisible.

Omiten que ya el EB enquistado y es muy difícil de abolirlo, además no hay otro. Es


procedente ahondar y profundizar las críticas y proponer modelos alternativos porque
no hay un modelo viable, y criticar para desprestigiar no tiene sentido. EB no es solo
intervención del estado, es algo más complejo, cuando se hace un uso abusivo se lo vacía
de contenido.

Clase 12 – Teórico
URSS: Reconstrucción, estancamiento y declinación
(1953 – 1991). Democracias populares: surgimiento y
consolidación.
Martin de la Guardia, Ricardo. - “La evolución de la URSS desde la
Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días”
- Los últimos años de Stalin: La URSS como potencia mundial.

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La segunda guerra mundial sirvió a los objetivos de Stalin en cuanto unió a la población
bajo el manto del Partido Comunista y del Estado Soviético en contra del enemigo
alemán. Según Malia se produjo una fusión entre régimen estalinista y nacionalismo
ruso. También ayudo que los avances soviéticos en el frente de guerra fueron
interpretados por la maquinaria propagandística oficial como una victoria de todo el
pueblo, encabezado por el Partido como único y legitimo valedor.

El sistema socialista estaba perfectamente implantado desde 1939. La agricultura


colectivizada, la planificación de la producción y la distribución de la industria se
conjugaban con el control que las estructuras del partido ejercían sobre los resortes de
la administración y el estado.

El líder soviético debía encabezar, luego de 1945, la reconstrucción material del país. Se
encontraba con millones de muertos, destrucción de la infraestructura del transporte y
del 25 % del potencial industrial. Stalin se vio obligado a sostener la validez de los
principios planificadores, como los planes quinquenales de la posguerra.

El crecimiento industrial fue enorme y el incremento productivo también. Sin embargo,


el proceso de reconstrucción trajo consigo un exceso de burocracia que termino por
asfixiarlo. El sistema de planificación genero un numero amplio de ministerios, oficinas y
funcionariados duplicados, y pocas veces había coordinación entre ellos.

La conversión de la URSS en una máquina de producir bienes de equipo e industrias


básicas tenía una finalidad que rebasaba la conformación de la URSS como potencia
económica. La idea del líder soviético era medir fuerzas con el bloque occidental si en
algún momento la situación lo reclamaba y buscaba preservar la identidad de lo que el
entendía como logros revolucionarios.

La economía stalinista se sustentaba sobre el fomento de la industria pesada a costa de


una gran reducción de los bienes de consumo dentro del propio programa de
planificación. La política agrícola resulto empobrecedora. La política colectivista a
ultranza actuaba sobre una base muy poco estable por las consecuencias del desarrollo de
la Segunda Guerra Mundial en suelo soviético.

Las condiciones de vida del campesinado, con salarios, viviendas y posibilidades de


promoción, inferiores a las industriales, generaron un sentimiento de apatía entre la
población que se reflejó en la baja productividad. Hubo obsesión por rentabilizar la
agricultura mediante la creación de koljoses que agrupaban aldeas, algo que no dio sus
frutos. Las dificultades impulsaron el éxodo masivo de jóvenes hacia los centros urbanos.

60
El proceso descripto contribuyo a crear un urbanismo peculiar después de la guerra,
estrechamente vinculado a las necesidades del crecimiento industrial tal y como lo
entendía Stalin.

El centralismo como principio rector continuo también en el terreno de las decisiones


políticas. La acumulación de poderes en Stalin y la desvirtuación de los órganos colegiados
fueron paralelas. El politburó fue más un órgano asesor que ejecutor.

El hecho de que todas las decisiones debieran pasar por Stalin acentuó el culto a la
personalidad que recaía sobre él. Stalin se convertía en la única persona imprescindible
en el régimen soviético.

Stalin falleció en 1953. Dejaba un país convertido en potencia ideológica y económica


mundial que también era capaz de mantener bajo su hegemonía a las denominadas
democracias populares del Este de Europa. También había reconocimiento de los
intelectuales occidentales que veían en la consolidación del país de los soviets una
alternativa válida al capitalismo estadounidense. Stalin implanto un sistema basado en
la dictadura personal y en la aplicación del terror para los que eran considerados
enemigos del régimen, potenciando el nacionalismo ruso y el culto a la personalidad.

Por su parte, el Partido Comunista se convirtió en una extensa maquina burocrática al


servicio del poder de Stalin y de una elite de colaboradores muy reducida. Poco quedaba
del dinamismo y de los afanes movilizadores propios de una organización que no se
cansaba de repetir su esencia revolucionaria. Con todo, continúo siendo de utilidad a la
difusión de los valores definidos por el régimen.

- La difícil sucesión de Stalin. Kruschov y el fallido proceso de


“Desestalinización”
La sucesión de Stalin recayó, en primer término, en un poder colegiado para evitar las
disensiones internas entre varios grupos que pugnaban por hacerse con el poder.
Kruschov asumió la secretaria general del PCUS mientras Malenkov se convirtió en
presidente del Consejo de ministros, rodeado de Beria, Bulgarin, Kaganovich y Molotov.
Las distintas tendencias se encontraban representadas en todos estos personajes.

Eliminado Beria en 1953, aparecía Malenkov como el único que podía liberalizar el
sistema, ya que era partidario de fomentar la producción de bienes de consumo para
atenuar la dureza en las condiciones de vida. Molotov adopto una posición más
continuista, Kruschov trataba de mantenerse en el intermedio, finalmente, este último
fue ganándose los apoyos del comité, desplazando a Malenkov y haciéndose cargo del
país en 1956.

61
El recuerdo de problemas internos en el centro del PCUS no estaba ausente y las luchas y
purgas trataron de mitigarse mediante acuerdos dentro de la elite. Kruschov, aunque
acumulo poderes, quiso evitar a toda costa el surgimiento de una autocracia de corte
estalinista.

A la voluntad renovadora de Kruschov se le sumo la desaparición de Beria y la


reestructuración de organismos como la KGB, a su vez, se eliminaron casi
completamente los gulags. Kruschov se vio obligado a continuar con las reformas del país
para demostrarle a occidente que lo que estaba ocurriendo no era algo pasajero.

En la celebración del XX Congreso del Partido Comunista de la URSS Kruschov critico


fuertemente a la política estalinista. En el informe se aludía al triunfo final del socialismo
en el mundo, pero no promulgaba una victoria contra el sector capitalista mediante el
enfrentamiento sino más bien mediante la superioridad del comunismo en todos los
órdenes. Por otro lado, denuncio las practicas estalinistas de represión y del culto a la
personalidad.

El riesgo calculado tomado por Kruschov le jugo a su favor ya que lo llevo a desplazar a
los viejos estalinistas y juzgarlos como grupo anti partidario. El triunfo de Kruschov era
evidente y con ello nacía la esperanza de una renovación en las estructuras políticas y
económicas de la URSS.

Las medidas de Kruschov fueron dedicadas a los terrenos más afectados por la guerra.
En el terreno de la agricultura, si bien se invirtió en maquinaria agrícola y modernización,
los resultados no mejoraron. Los campesinos no estaban incentivados y la organización
colectivista no variaba.

El programa reformista en la agricultura debía complementarse con más libertad de


acción para los koljoses. Estos debían definir sus propias necesidades y estrategias
productivas. Estas ideas se plasmaron en el Plan Septenal (1959 – 1965). Buscaba este
reducir la burocracia centralizada en la economía, neutralizando así el poder de la
dirección económica moscovita. Sin embargo, esto no afectaba a las raíces del sistema.

La reforma genero malestar entre los dirigentes locales y los funcionarios del partido. La
herencia estalinista era demasiado fuerte y los problemas de la vida cotidiana en las
aldeas continuaban impulsando una emigración hacia la ciudad, cuyas consecuencias
desembocaron en un desequilibrio funcional de ciudades que no estaban preparadas para
recibir a esa población.

Kruschov profundizo a partir de 1961 la labor desestalinizadora. Se difundieron los


crímenes estalinistas y continúo desapareciendo la simbología asociada a su persona, se

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acentuó la lucha contra los privilegiados por el modelo anterior y se aceptó una apertura
cultural.

Durante las sesiones del XXII Congreso del PCUS en 1961 Kruschov propuso un nuevo
programa para la organización. Ponía en tela de juicio el sentido de una parte de la
nomenklatura y se enfrentaba ante una elite que no quería perder su seguridad y
estabilidad en sus posiciones de privilegio. Estando en juego la supervivencia de estos
sectores o la política de Kruschov, la balanza se inclinó por el continuismo y en 1964 fue
destituido.

Por otro lado, también afecto la subida general de precios y la cuestión de las
nacionalidades. Fue muy difícil para Kruschov mantener el orden de precios y abrir
culturalmente a las peculiaridades religiosas y sociopolíticas del país. La agitación fue
tanta que afecto a las regiones más problemáticas de la URSS.

- El “Estancamiento” de la época de Breznev


Posterior a Kruschov, fueron los opositores a su política quienes tomaron las riendas. El
nuevo hombre fuerte y secretario general, Leónidas Breznev, se impuso como objetivo
salvaguardar el poder de las estructuras del partido al mismo tiempo que buscaba
mejorar la calidad de vida del ciudadano. No obstante, el aparato del PCUS opto por la
dirección colegiada.

- La economía soviética a partir de los años sesenta


Las primeras actuaciones del nuevo líder estuvieron destinadas a apaciguar a la
nomenklatura y acabar con los experimentos de su antecesor, sin embargo, Breznev
insistió con reformas periódicas para mejorar la estructura productiva.

La agricultura siguió decayendo. En 1970 las tres cuartas partes del campesinado
soviético trabajaban con útiles manuales y si bien se invirtió en maquinaria, los pocos
incentivos hacia los campesinos seguían frenando las mejorías.

En el periodo Breznev fue constante la preocupación por el sector primario. Este se


reunió con expertos y técnicos e impulso ciertas medidas liberalizadoras. En 1969 los
koljoz recibieron un nuevo estatus jurídico que las dotaban de cierta autonomía
financiera y de libertad de movimiento, garantizando una mayor rentabilidad, aunque no
tuvo mucho resultado.

La industria seguía siendo la mayor preocupación de los dirigentes. Hubo planes de


renovación que implicaban modificar ciertas cuestiones que se mostraban desde 1945.
En primer lugar, la rigidez en la planificación centralizada imponía el control y la ineficacia

63
a la racionalidad productiva. Luego, la hipertrofia de la industria pesada estaba
acompañada de una nula rentabilidad, aunque seguía considerándose necesaria.

Se trataban de deficiencias estructurales que contribuían a degradar más la ecónoma


industria. Más allá de eso, el crecimiento extensivo y la explotación de los recursos de la
URSS hacían aparecer al país como el primer productor mundial de algodón, carbón o
petróleo.

Se percibía la necesidad de una reforma incluso en las esferas más altas del estado. Se
propusieron programas que no acataban el núcleo del problema económico, sino que
más bien racionalizaban el proceso productivo socialista, suprimiendo ministerios y
organismos y centralizándose en las empresas, dándole a esta cierta libertad de
movimiento y autonomía. También se daba entrada a la informática para gestionar y
modernizar el aparato productivo y se buscaba importar tecnología japonesa,
norteamericana y europea.

Por otra parte, se vio la necesidad de dar ciertas satisfacciones a la clase trabajadora. El
octavo plan quinquenal trajo consigo un aumento de la producción de bienes de consumo,
pero la situación económica obligo a corregir y paralizar el proyecto inicial.

La lógica continuaba su rumbo, el agro continúo perdiendo gente, la cual emigraba a las
ciudades, que se sobrecargaban y no daban abasto, ya en 1969 vemos protestas de
varios tipos por las malas condiciones de vida, y estas continuaron durante la década
posterior. A su vez es real que la educación o la sanidad sufrieron mejorías, pero los
servicios sociales básicos fueron deteriorándose al ritmo de la evolución económica y de
no poder sostener las partidas presupuestarias.

- La política en la época de Breznev


Breznev aprendió del fracaso de su antecesor. Las moderadas reformas en la economía
fueron grandes en comparación con las nulas modificaciones en la estructura política. La
constitución de 1977 dejaba las cosas como estaban. El partido continuaba siendo el
centro neurálgico del sistema y era el quien llevaba el papel de dirigen de la vida soviética.

La división de poderes también era la misma, el poder supremo caía en el presídium y el


Soviet Supremo elegía al consejo de ministros, órgano amplio por la cantidad de
ministerios sectoriales. El organigrama, tanto del PCUS como del estado se repetía en las
repúblicas federadas y en las autónomas. La configuración del sistema propiciaba la
continuidad en el poder de la elite cercana a los postulados de Breznev y de la
nomenklatura.

64
La estabilidad política a lo largo de estos años fue indudable, pero a cambio de ello se
perpetuo en las esferas más altas un grupo monolítico y geronto, cada vez más ajeno a la
situación real de la URSS y solo preocupada por mantener sus privilegios.

Esto se notaba en el centro y la periferia. Los lugares no rusos continuaban siendo


predominantemente agrarios y tenían ingresos per cápita menores que los centros
populares. El peligro de que el resentimiento y la negación de la autoridad federal
prendiera en muchos de estos territorios era algo factible.

Desde la muerte de Breznev en 1982 hasta la llegada de Gorbachov en 1985, la URSS


paso por un interregno durante el cual dos secretarios generales (Andropov y
Chernienko) hicieron frente a uno de los momentos más sensibles de la URSS. Estos
atacaron los problemas más extendidos de la URSS: Corrupción y deterioro económico.

Ya a la altura de los años 80 se tomaba conciencia de que la planificación centralizada no


resultaba efectiva. En la practica el equipo de Andropov auspicio la autonomía en la
gestión y en los objetivos de producción de las industrias, atenuando las imposiciones de
los planes obligatorios y se puso en marcha programas para mejorar la disciplina del
trabajo.

Chernienko en un principio parecía el retorno a la era Breznev, sin embargo, aposto por
una reforma política y económica matizada pero continuadora de los rasgos trazados
por Andropov.

- La época Gorbachov: De la Perestroika a la desintegración.


Mijaíl Gorbachov se hizo cargo del gobierno en 1985. Inmediatamente, llevo a cabo
cambios como la Perestroika, que requería la legitimidad del pueblo, las instituciones
estatales y el aparato comunista. En primer lugar, el programa renovador no debía
ofrecer dudas de que se alejaría de la trayectoria marcada por el socialismo avanzado.
Por otro lado, debía mostrar una identidad propia, distinta de las practicas del pasado y
asumir las diferentes particularidades regionales, culturales o religiosas de la URSS. El
objetivo era demostrar la perfecta acomodación de la Perestroika a los criterios
objetivos del espíritu socialista.

Al mismo tiempo inauguraba un nuevo modo de actuación: La Glasnost, el gobierno


debía actuar con total transparencia de cara a la ciudadanía y esta vez, debía denunciar
de forma inmediata los abusos de autoridad o negligencia que se percibiesen por parte
de las autoridades, así como también las críticas que se considerasen oportunas en

65
relación a los órganos de poder y funcionarios del estado. La Glasnost trajo consigo cierta
apertura comunicacional y cultural.

- Las transformaciones económicas de la Perestroika.


El peso específico de la URSS en la política y economía mundiales ponía de manifestó
que el sistema consolidado por Stalin había sido suficientemente estable hasta la
década de los ochenta como para garantizar los mínimos indispensables a la población
soviética, y en el exterior, convertirse en el principal abastecedor de los países socialistas.
Sin embargo, los costes habían sido muy elevados.

El nuevo secretario del PCUS impulso la reforma económica que inicio Andropov. Las
medidas no suponían un cambio radical en la economía soviética, más bien era un ajuste
a los problemas más gravosos de la estructura productiva para dar paso a una mejora
acelerada de la economía.

Las primeras medidas se referían a la reducción del ausentismo laboran en la población


trabajadora, así como también incentivarla para alcanzar más productividad. También se
intentó arrancar la de raíz la economía y el mercado negro que escapaban de las
regulaciones del estado. En noviembre de 1986 se legalizaban las actividades
profesionales individuales y también se aprobaba una ley de cooperativas.

El equipo de Gorbachov redujo el número de ministerios para crear unos nuevos


“superministerios” para agrupar los existentes donde se solapaban funciones, a su vez así
podía aminorar las plantillas.

Estas medidas ponían de manifestó que no se buscaba reformar, sino más bien hacer
más eficaz la maquina planificadora estatal, y, por otro lado, que el proyecto había
fracasado, el viejo sistema funcionaba mal, pero funcionaba.

Ante la evidencia de que las primeras medidas no lograron la reactivación, se llevó a cabo
la Perestroika, aprobada en 1987, se dirige a la reforma de la empresa, las cooperativas
y la agricultura. Se potencio la actividad cooperativa. Y se reformaron los precios y los
salarios.

Estas medidas no lograron “reconstruir” la economía. Gorbachov logro que en 1990 se


aprobara el plan Chatalin, que dejaba patente que una economía de mercado solo podía
existir gracias al libre juego de oferta y demanda, amparado en instituciones
democráticas.

- Los cambios político – institucionales.

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Una vez afianzado en el gobierno, Gorbachov decidido transformar las estructuras
políticas. Se elegía un congreso de diputados populares que elegiría al soviet supremo.
También se equilibraba y separaban los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, que
quedaban fuera de la órbita del partido. Sin embargo, no se aseguraban elecciones
democráticas ya que el PCUS era el único partido legalizado.

Las primeras elecciones fueron alarmantes, los reformistas ganaron en zonas


importantes y esto incentivo a Gorbachov a acelerar el cambio en la estructura de la
organización comunista. Los cambios que afectaron al PCUS y que pretendieron terminar
con el predominio secular se produjeron entre febrero y marzo de 1990. En este
momento, se acababa el predominio del PCUS y se habilitaba el pluripartidismo en la
URSS.

La posición de Gorbachov, luego de duras derrotas, se hizo cada vez más compleja
dentro del partido. Tanto los ortodoxos como los reformistas lo acusaban de no poder
manejar los males del país y de agravarlos. Así, Gorbachov perdió el norte en su
actuación política.

La situación se volvió insostenible. La confusión de poderes llevo a desarticular el partido


y la nula coordinación partidaria beneficio a la vieja guardia del partido intentara frenar
todas las modificaciones bajo procesos militares, llevando a cabo un fallido golpe de
estado en agosto de 1991.

- El problema nacional.
La exacerbación del problema nacional en la URSS que se vivió entre 1986 y 1991 hunde
sus raíces en la falsedad de los principios federalistas e igualitarios entre las repúblicas,
que había conducido a la primacía rusa sobre el resto de los pueblos soviéticos. Hay varios
casos de conflicto.

La crisis del Cáucaso afecto a las tres repúblicas de la zona (Armenia, Azerbaiyán y
Georgia) y dio lugar a una guerra civil por el enclave de Nagorno Karabaj. El conflicto
estaba enmarcado por la pugna que ambos pueblos tenían por ese territorio. Moscú fue
perdiendo protagonismo mientras se descomponía el sistema, dejando el conflicto en
manos de los beligerantes.

En las repúblicas asiáticas (Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenia, Tayikistán y Kirguizia) dos


factores determinaron la evolución del nacionalismo. Por un lado, la situación
económica deplorable. Por otro lado, el peso del islam en estos territorios, que
funcionaba como articulador y unificador de los pueblos. La apertura permitió que la
manipulación de los grupos de control sea evidente, y Moscú obviaba el estado
económico del lugar, por lo cual se fomentaron los odios de las etnias.

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Otro carácter presento el conflicto de las repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Letonia),
donde la crisis se convirtió en una “revolución democrática” que con el tiempo revindico
la independencia política. No es algo sorprendente ya que estas republicas tenían un
desarrollo mayor que el resto de la URSS.

Después de varios incidentes con Moscú, se produjo en 1990 el reconocimiento de las


repúblicas y la secesión contra la URSS, lo que implicaba introducir nuevos procesos
democráticos y además suponía la reparación de una injusticia histórica.

Estos hechos mostraron que, de los problemas planteados en la URSS, el principal era el
problema nacional. En sí, el Tratado de la Unión implicaba que la Unión tenía derechos
exclusivos en materias de ejército, guerra y paz, presupuesto federal y políticas
económicas, emisión de monedas, etc. Los poderes debían en su mayor parte ser
desempeñados por las repúblicas y los órganos centrales.

- Los desequilibrios sociales.


En un país con tantas diferencias étnicas, la propaganda se empecinaba en mostrar lo
imposible. Los hechos eran otros, en Tayikistán la población continuaba viviendo en
clanes, sin agua corriente o electricidad. En el báltico o en la federación rusa había un
desarrollo más proclive a las comodidades que no se presentaban en la periferia.

No eran solo diferencias regionales. La política de planificación genero un proceso de


modernización rápido que indujo la aparición de desequilibrios sociales por las
disparidades salariales. La Nomenklatura, por ejemplo, recibía un salario mucho más
elevado que el resto de la población y tenía más privilegios que los otros grupos sociales.

La relajación de las normas sociales afectaba a la institución familiar. Las consignas


gubernamentales para fomentar la natalidad no eran cumplidas por los matrimonios
soviéticos. También aumentaron los divorcios y abortos en un contexto de crisis
económica sin solución, no es de extrañar que aumentara el alcoholismo, la
drogadicción, la delincuencia, los suicidios o la prostitución. Era un estado de
descomposición moral absoluto.

- El intento de golpe de estado


Entre 1990 y 1991 la crisis económica era absoluta y no se veía una salida a mediano
plazo. La desintegración de las instituciones, la degradación moral y la poca fe en los
dirigentes era patente. Los titubeos de Gorbachov parecían llevar a un callejón sin salida.

En este panorama, Gorbachov opto por acercarse a los sectores ortodoxos, aumentando
el poder de la KGB y del ministerio del interior.

68
Los nuevos responsables de la política soviética pensaron que todos los males podían
actuar como caldo de cultivo de un golpe de estado que pretendían llevar a cabo. Los
golpistas esbozaron el golpe estimaron como fecha previa los días antes a la firma del
nuevo Tratado de la Unión. En estas circunstancias, los objetivos eran regresar al
marxismo – leninismo, preservar la unidad del estado soviético y dar por concluidas las
reformas de Gorbachov.

El 16 de agosto se formó el comité de emergencia y el 18 de agosto se desplazó a Crimea


una comisión de conspiradores que no logro persuadir a Gorbachov de aceptar las
propuestas del comité y declarara el estado de emergencia, dimitiera y firmara el traspaso
de poderes.

El comité tenía la obligación de reclamar todos los poderes y hacerse con las riendas. El
19 se informó a la población de la incapacidad del presidente de la URSS y se estableció
el “estado de excepción”, sin embargo, ante las presiones internacionales y la falta de
apoyo, el golpe fracaso.

- El camino de la desintegración.
El 24 de agosto Gorbachov renunciaba a la secretaria general del PCUS y exigía la
disolución del comité central. 5 días más tarde el Soviet Supremo suspendía las
actividades del partido. El 2 de septiembre se disolvía el congreso de los diputados
populares, el Soviet Supremo y el Gobierno de la URSS. Por otro lado, el 27 las repúblicas
bálticas lograban su independencia y el 6 de septiembre el nuevo consejo de la URSS las
aceptaba.

En este contexto, la figura de Yeltsin alcanzaba su apogeo. La posición de este último


contra el golpe, el apoyo popular y el vacío de poder creado llevaron consigo su
aumento de poder y el 20 de agosto finalmente se transfería por decreto las
instituciones centrales soviéticas a la jurisdicción de Rusia

El giro radical en los acontecimientos aborto el último intento de unidad política


auspiciado por Gorbachov. El golpe de gracia se lo dieron las tres repúblicas eslavas
(Rusia, Ucrania y Bielorrusia) con la firma del tratado de Minsk, donde se creaba una
comunidad de estados independientes. Finalmente, Gorbachov renunció a su cargo el 25
de diciembre.

Los problemas económicos de los estados surgidos de la antigua URSS se agravaron con
el tiempo. La mayoría de sus dirigentes pensaban en la economía libre como una
panacea, pero la realidad fue más compleja y la vía privatizadora fue solo el comienzo.
Desde la perspectiva política, la falta de entendimiento fue una continuidad.

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En cuanto a Rusia, una vez superada la crisis constitucional, en 1993 se aprobó un
referéndum constitucional y las elecciones de la asamblea federal. Los ciudadanos rusos
aprobaban una constitución que hacía del país un estado de Derecho, republicano,
federal, democrático y presidencialista, con respecto a los derechos y libertades básicas.

Azcarate, Manuel – “Las democracias populares”


Al final de la 2da Guerra Mundial, siete estados del este de Europa (Polonia,
Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria) y un medio-estado (la
parte oriental de Alemania) quedan en la zona de ocupación soviética. Eran, con la
excepción de Checoslovaquia y Alemania, países sin tradiciones democráticas.
En esos países se establecen regímenes calificados de ―democracias populares, un
régimen que funciona hasta los años 1950-1952.

El precedente se había dado durante la Guerra Civil Española. Ahí está el origen que
Azcarate plantea para las democracias populares. // Esta experiencia pone en evidencia
hasta qué punto la influencia –la dominación– del comunismo soviético destruyó
posibilidades de desarrollo originales, quizá progresistas, de otros partidos comunistas.

La lucha común contra el fascismo había generado posibilidades de encuentro, de


cooperación, entre socialistas, comunistas, socialcristianos, para objetivos reformistas y
democráticos. Un clima propicio a ello se daba en amplios sectores de los partidos
comunistas.

Definición: Una democracia popular implicaba:

a) Economía mixta: se respetaba la propiedad privada, pero se nacionalizaron las


empresas que habían colaborado con el nazismo. Como tal colaboración había sido
amplia, y además el concepto muy ambiguo, la política de nacionalización abarcó a ramas
decisivas.

b) Reforma agraria: fue decisiva en los casos en los que persistían los latifundios, como
en Hungría. Sin duda ello explica la pasividad del campo cuando, en 1956, se produjo la
revolución húngara contra la ocupación soviética, que fue básicamente una revolución de
obreros e intelectuales.

c) Sistema político pluralista: se respetaron los partidos políticos, salvo los que habían
colaborado. Volvieron a funcionar los partidos tradicionales, o las fracciones

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antifascistas de ellos (liberales, agrarios, conservadores). Los socialistas eran débiles, con
excepción de Checoslovaquia y Alemania. Los comunistas mayormente estaban
reducidos a pequeños grupos, pero desde el principio, gracias a la intervención
determinante de las autoridades militares soviéticas, los puestos decisivos en los
ministerios del Interior, policía, ejército y servicios de información fueron ocupados por
comunistas.

Inicialmente, la base de apoyo popular a estos regímenes fue amplísima. Representaban


una serie de valores entonces primordiales: liberación de la opresión alemana, retorno a
la paz, antifascismo, promesa de libertad, mejoras sociales sustanciales.
No obstante, la democracia popular era una forma que encubría o encauzaba la
dominación soviética sobre Europa del Este. Formalmente no se negaba la soberanía
nacional de esos países.

El mecanismo de dominación implicaba

a) la hegemonía comunista en cada gobierno,


b) el sometimiento de los partidos comunistas a la voluntad de Moscú. La política de
Stalin. Contra lo que se ha dicho a menudo, al término de la 2da Guerra Mundial. Stalin no
tenía proyectado impulsar una revolución a escala mundial, ni tenía fuerzas para hacerlo.

De hecho, la creación por la URSS de estas “democracias populares” refleja el carácter


defensivo de la política de Stalin, cuyo objetivo esencial era consolidar lo que ya tenía
ocupado, establecer un glacis protector delante de la URSS. Los PC fuertes luego de la
2da Guerra Mundial eran los de Francia, Italia y Grecia, pero Stalin no hizo nada por
impulsarlos a la toma del poder; por el contrario, su posición era que los Aliados
occidentales deberían arreglar sus propios asuntos, y que los PC deberían colaborar en la
reconstrucción.

En Europa del Este, sólo en Yugoslavia surge un régimen que escapa a la hegemonía
soviética: el de Tito. Menciona los ejemplos de Polonia, Eslovaquia, Rumania, Bulgaria,
Hungría y Yugoslavia. Todas con método en común: utilizar las condiciones militares
sobre el terreno para imponer gobiernos en los cuales el aparato coactivo del Estado
queda en manos de los comunistas.

Acuerdos de Yalta.

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Es indudable que Stalin violó los términos que garantizaban a cada país el derecho a
escoger su propio gobierno, pero esa violación no podía sorprender a los gobernantes
occidentales. Churchill y Roosevelt se habían mostrado dispuestos a aceptar un área de
influencia soviética en Europa oriental. El endurecimiento posterior por parte de EEUU
(a partir de la presidencia de Truman, que impulsa la doctrina que lleva su nombre y el
Plan Marshall y de GB promueve una reacción defensiva por parte de Stalin, una reacción
que busca afianzar definitivamente la estalinización de Europa oriental.

La lucha antifascista.

En Europa Occidental se habían constituido Frentes Populares con participación de los


comunistas, y éstos habían llegado a ser parte de las coaliciones de gobierno en Francia
e Italia. En Europa Oriental también se habían formado frentes de estas características, y
existía la esperanza de que sería posible desarrollar formas democráticas que condujeran
al socialismo.

El Kominform.

Todo cambia en 1947. EEUU da un giro en su política para prepararse a hacer frente a la
supuesta ofensiva de la URSS. Ante la situación en Grecia, donde GB ya no está en
condiciones de sostener al gobierno monárquico (y donde el PC es muy fuerte), el
presidente Truman anuncia que EEUU va a enviar tropas, y que en adelante intervendrá
para sostener la libertad frente a la agresión comunista.

Se formula, pues, la Doctrina Truman. En mayo del mismo año se expulsa a los
comunistas de las coaliciones de gobierno de Francia e Italia. Además, ese mismo año se
implementa el Plan Marshall, cuyos términos son rechazados por la URSS, y por las
Democracias Populares de Europa del Este.

La URSS responde al cambio de tono occidental con tres medidas:

a) creación del Kominform (para homogeneizar y coordinar a todos los PC de la región),


b) acentuación del conflicto con Tito,
c) depuración de los PC.

La creación del Kominform, sobre todo, es una respuesta a la Doctrina Truman. En


efecto, Zdánov formularía entonces la Teoría de los Dos Mundos, según la cual el
enfrentamiento entre la URSS y el enemigo imperialista es inevitable, no hay vías

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intermedias, y hay que combatir a quienes quieran colaborar. La intención era liquidar
las coaliciones pluralistas en países como Polonia o Checoslovaquia, y afianzar la
sovietización de sus regímenes. En rigor, este fue el fin de las Democracias Populares. Se
fusionó por la fuerza a los PS con los PC, y se prohibió a los demás partidos.

El conflicto con Tito y los procesos.

Stalin veía en las coaliciones pluralistas que se formaban en las Democracias Populares
una amenaza a la estabilidad de su glacis protector. Pero los yugoslavos directamente
rechazan las directivas moscovitas y asumen una autonomía que la URSS no estaba
dispuesta a reconocer. Tito pasa a ser calificado como traidor, siervo del imperialismo,
etc. Pero aquí se trata de un jefe de Estado con gran apoyo popular, Stalin no puede
intervenir abiertamente.

Pero lo que sí hace es intervenir en el resto de Europa del Este para desbaratar las
coaliciones e imponer regímenes adictos. Se depuran los PC para detectar traidores, etc.
A partir de 1950, pues, ya no tiene sentido hablar de democracias populares.

El término socialismo real surge a finales de los ‘60, cuando se duda si el régimen
soviético era socialista, pero este concepto es aplicable a las democracias populares. A
partir de esa fecha, el modelo que se les impone a las democracias populares implica:

a) que la industria y el crédito pasan a manos del Estado.

b) fin de la propiedad privada.

c) agricultura colectivizada.

d) política exterior subordinado a la URSS.

e) política interior hegemonizado por el PC ya depurado.

f) en lo ideológico, subordinación a las doctrinas del PCUS

g) soberanía limitada del Estado: la URSS tiene derecho a intervenir.

Este modelo, dice Azcarate, permanece intacto hasta la perestroika de Gorbachov. En


1956, en el contexto del XX Congreso del PCUS, en el cual se expusieron y condenaron
los delitos del estalinismo, afloraron reclamos de mayor autonomía y libertad en Europa
oriental, pero fueron prontamente aplastados por la URSS.

El principal fue la Revolución Húngara de 1956: rebelión donde la estructura pluralista


subsiste, a pesar del intento de la URSS de homogeneizarlo con el sistema soviético. B) La

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primavera de Praga de 1968: donde se produce una ruptura del movimiento comunista.
Y c) En Polonia, no sólo el movimiento Solidaridad en 1980 sino las luchas obreras e
intelectuales desde 1956.

Como dice el autor, los efectos del deshielo fueron más visibles al interior de la URSS y
en las relaciones de la URSS con EEUU, que en los países de la órbita soviética. Éstos
siguieron atados a una rígida dominación. Propone tres factores determinantes para la
disolución del sistema soviético:

a) El fracaso económico ante la revolución científico-técnica.

b) La competencia militar con EEUU, que agravó el punto anterior.

c) La política exterior del PCUS llevó a que los conflictos de la periferia fueran conflictos
totales.

Al iniciarse la perestroika, el centro, Gorbachov, necesita que en la periferia tomen el


poder las fuerzas reformistas para defenderse mejor frente al peso inmovilista, que en la
URSS tiene una fuerza enorme. Pero en la RDA, Polonia, Hungría y Checoslovaquia, la
reforma tenía que evolucionar, por causas nacionales obvias, hacia metas mucho más
radicales que las iniciales: hacia la ruptura con el socialismo.

Además, resurge entonces la cuestión nacional, que había sido silenciada a la fuerza luego
de la 2da Guerra Mundial, y resurge con matices violentos y antidemocráticos, sobre
todo allí donde todavía no se habían constituido las naciones en Estados (ej.: los
eslovacos), estados con corta vida hasta entonces (habían nacido como resultado de los
tratados de paz de la 1era Guerra Mundial).

Menciona a Hannah Arendt y su trabajo sobre el imperialismo, acordando que la


solución menguaba el problema, pero no lo solucionaba: en cada estado había una
nación dominante (los checos en Praga, los serbios en Belgrado) En las minorías, el estar
separados de su Estado o no tener el propio provoca frustraciones, generando
movimientos políticos a veces antidemocráticos y violentos. Y la falta de libertad impidió
durante décadas que las aspiraciones nacionales se expresen con fuerza, conservándose
congelados viejos antagonismos.

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