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Casi nunca antes el mapa de Europa se había visto alterado tan fundamentalmente. Como
consecuencia directa de la guerra, los Imperios alemán, austro-húngaro, ruso y otomano dejaron
de existir. El Tratado de Saint-Germain-en-Laye del 10 de septiembre de 1919 estableció la
República de Austria, formada por la mayoría de las regiones de habla alemana quitadas al Estado
de los Habsburgo. El Imperio Austríaco cedió tierras de la corona a Estados sucesores
recientemente establecidos como Checoslovaquia, Polonia y el Reino de los eslovenos, croatas y
serbios al que se llamó Yugoslavia en 1929. También cedió el Tirol del Sur, Trieste, Trentino e Istria
a Italia, y Bucovina a Rumania. Un importante punto del tratado impedía que Austria comprometiera
su reciente independencia. Esta restricción le prohibía efectivamente que se unificara con
Alemania, un objetivo largamente deseado por los "pangermanistas" y una atractiva meta para el
austríaco Adolf Hitler y su Partido Nacionalsocialista (Nazi).
En enero de 1918, unos diez meses antes del final de la Primera Guerra Mundial, el presidente
estadounidense Woodrow Wilson había escrito una lista de objetivos propuestos para la guerra a
los que llamó los "Catorce puntos". Ocho de estos puntos trataban específicamente sobre
acuerdos territoriales y políticos relacionados con la victoria de las Potencias de la Entente,
incluyendo la idea de la autodeterminación nacional de las poblaciones étnicas de Europa. El resto
de estos principios se concentraba en evitar la guerra en el futuro, y en el último proponía que una
Liga de Naciones arbitrara futuras contiendas internacionales. Wilson esperaba que su propuesta
diera lugar a una paz justa y duradera, una "paz sin victoria" a fin de terminar la "guerra para poner
fin a todas las guerras".
Cuando los líderes alemanes firmaron el armisticio, muchos de ellos creían que los Catorce Puntos
formarían la base del futuro tratado de paz, pero cuando los jefes de gobierno de Estados Unidos,
Gran Bretaña, Francia e Italia se reunieron en París para discutir los términos del tratado, el
contingente europeo de los "Cuatro Grandes" tenía otros planes. Como consideraban que Alemania
era el principal instigador del conflicto, las Potencias Aliadas europeas finalmente impusieron en el
tratado obligaciones particularmente estrictas sobre la derrotada Alemania.
Alemania perdió la Primera Guerra Mundial, y en el Tratado de Versalles de 1919, las potencias
vencedoras (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y los otros estados aliados) impusieron a la
derrotada Alemania disposiciones punitivas para su territorio, milicia y economía. En el oeste,
Alemania devolvió Alsacia-Lorena a Francia, de la que se había apoderado hacía más de 40 años.
Además, Bélgica recibió Eupen y Malmedy; la región industrial de Saar quedó bajo la administración
de la Liga de Naciones durante 15 años; y Dinamarca recibió la región del norte de Schleswig.
Finalmente, se desmilitarizó la región del Rin, es decir, no se permitían ni fuerzas militares ni
fortificaciones alemanas. En el este, Polonia recibió de parte de Alemania regiones de Prusia
Occidental y Silesia. Además de esto, Checoslovaquia recibió de Alemania el distrito de Hultschin;
la gran ciudad alemana de Danzig se convirtió en una ciudad libre protegida por la Liga de Naciones,
y Memel, una pequeña franja territorial de Prusia oriental ubicada a lo largo del Mar Báltico quedó
finalmente bajo el control de Lituania. Alemania perdió todas sus colonias fuera de Europa. En total,
Alemania perdió el 13% de su territorio europeo (más de 27.000 millas cuadradas [69.930 km2]) y
un décimo de su población (entre 6,5 y 7 millones de personas).
El Tratado de Versalles, presentado a los líderes alemanes para que lo firmaran el 7 de mayo de
1919, forzaba a Alemania a ceder territorios a Bélgica (Cantones del Este), Checoslovaquia (distrito
de Hultschin) y Polonia (Poznan, Prusia Occidental y Alta Silesia). Alsacia y Lorena, anexadas en
1871 después de la Guerra Franco-Prusiana, volvieron a Francia. Todas las colonias alemanas de
ultramar se convirtieron en Mandatos de la Liga de Naciones, y la ciudad de Danzig, con mayoría
étnica alemana, se convirtió en una ciudad libre. El tratado exigía la desmilitarización y la ocupación
de la región del Rin, y un estatus especial para el Saarland bajo control francés. El futuro de las
áreas del norte de Schleswig en la frontera entre Dinamarca y Alemania y partes de Alta Silesia se
determinaría mediante plebiscitos.
Quizás la parte más humillante del tratado para la derrotada Alemania era el Artículo 231,
comúnmente conocido como "Cláusula de Culpabilidad de la Guerra", que obligaba a Alemania a
aceptar la responsabilidad absoluta del inicio de la Primera Guerra Mundial. Como tal, Alemania
era responsable de todos los daños materiales, y el primer ministro de Francia, Georges
Clemenceau, insistió particularmente en imponer enormes pagos de compensación. Conscientes
de que Alemania probablemente no podría pagar una deuda tan elevada, Clemenceau y los
franceses de todos modos temían enormemente que Alemania se recuperara con rapidez y
emprendiera una nueva guerra contra Francia. Por lo tanto, en el sistema de tratados de la
posguerra, los franceses intentaron ponerle trabas a los esfuerzos alemanes por recuperar su
superioridad económica y rearmarse.
El ejército alemán se limitaría a 100 mil hombres y se prohibiría el servicio militar obligatorio. El
tratado restringía la Armada a buques de menos de 100 mil toneladas y contenía una prohibición
de adquirir o tener una flota de submarinos. Además, Alemania tenía prohibido tener fuerza aérea.
Alemania estaba obligada a llevar adelante juicios por crímenes de guerra contra el káiser y otros
líderes por emprender una guerra de agresión. El Juicio de Leipzig, sin el káiser ni otros líderes
nacionales importantes en el banquillo de los acusados, tuvo como consecuencia principalmente
absoluciones y fue ampliamente percibido como una farsa, incluso en Alemania.
El recientemente formado gobierno democrático alemán vio al Tratado de Versalles como una "paz
impuesta" (Diktat). Sin bien Francia, que había sufrido más en el plano material que los demás
miembros del grupo de los "Cuatro Grandes", había insistido en la dureza de los términos, el tratado
de paz en última instancia no ayudó a resolver las disputas internacionales que habían dado origen
a la Primera Guerra Mundial. Por el contrario, tendía a impedir la cooperación intereuropea y
complicaba más los problemas subyacentes que habían causado la guerra en primer lugar. Los
horribles sacrificios de guerra y las tremendas pérdidas de vidas, sufridas por todas las partes,
pesaron enormemente no solo sobre los perdedores del conflicto, sino también sobre los
combatientes del lado ganador, como Italia, cuyos botines de posguerra parecían no guardar
relación con el precio que su nación había tenido que pagar en sangre y bienes materiales.
Para las poblaciones de las potencias derrotadas -- Alemania, Austria, Hungría y Bulgaria -- los
respectivos tratados de paz parecían un injusto castigo. Sus gobiernos, ya fuera democráticos como
los de Alemania o Austria, o autoritarios, como el caso de Hungría e, intermitentes, en Bulgaria,
rápidamente recurrieron a la violación de los términos militares y financieros de los acuerdos. Los
esfuerzos por revisar y desafiar las disposiciones más pesadas de la paz se convirtieron en
elementos clave en sus respectivas políticas exteriores y resultaron ser elementos
desestabilizadores para la política internacional. Por ejemplo, la cláusula de culpabilidad de la
guerra, los pagos de compensación que conllevaba y las limitaciones militares alemanas eran
particularmente pesados para la mentalidad de la mayoría de los alemanes. La revisión del Tratado
de Versalles representaba una de las plataformas que le dio a los partidos de extrema derecha de
Alemania, incluso el Partido Nazi de Hitler, una enorme credibilidad ante la mayoría de los votantes
a comienzos de la década de 1920 y 1930.
LA SOCIEDAD DE NACIONES
Wilson, el gran promotor de la idea, hizo que la Conferencia de París, que había iniciado sus
sesiones el 18 de enero de 1919, aprobara una Resolución sobre la creación de una Sociedad de
Naciones el día 25. En abril, la Conferencia aprobó el Pacto de la Sociedad de Naciones, que fue
anexado a los diversos tratados de paz. Entró en vigor el junio de 1919, cuando se firmó el Tratado
de Versalles.
La nueva Sociedad fijó su sede en Ginebra (Suiza). Sus principales instituciones eran una
Asamblea General, un Consejo, del que eran miembros permanentes las grandes potencias, y un
Secretario General, encargado dirigir los más de 600 funcionarios que trabajaban para la Sociedad.
Teniendo como como objetivo esencial el mantenimiento de la paz, la Sociedad buscó garantizar
la protección de los pequeños países ante las grandes potencias. Se trataba de crear un nuevo
orden internacional basado en el principio de la seguridad colectiva. El artículo 10º del Pacto
consagraba este principio:
1- En un cuadro comparativo indica los principales cambios que se realizaron a partir de los
diferentes tratados que se firmaron luego de la Primera Guerra Mundial.
2- Explica brevemente que fue la ‘’Sociedad de Naciones’’. ¿Qué objetivos tenia? ¿Cómo se
organizaba? ¿Por qué fracaso?