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Índice
1Historia
2Desarrollos teóricos
3Las cuatro dimensiones
4Introducción, etapas, fases y objetivos del adiestramiento cognitivo
o 4.1Primera etapa: Aprendizaje
o 4.2Segunda etapa: Integración social
o 4.3Tercera etapa: Aprendizaje experto
5Referencias
6Bibliografía
7Ligas externas
Historia[editar]
Desde los años sesenta la mayoría de los sistemas de adiestramiento se
planificaban tomando en cuenta los procesos de condicionamiento o
planteamientos de etología clásica, analizando las pautas sociales del lobo y
trasladándolas directamente al perro.
Aunque estos planteamientos teóricos permiten adiestramientos eficaces en la
mayoría de los casos, al aumentar progresivamente el nivel de exigencia de los
adiestramientos más especializados empieza a ser insuficiente el desarrollo de
técnicas basadas en estas premisas y se va haciendo patente la necesidad de un
cambio de paradigma que incorpore los nuevos conceptos sobre conducta y
aprendizaje que la etología, la psicología y la neurología han descubierto.
El precursor del adiestramiento cognitivo-emocional es el psicólogo y especialista
en adiestramiento de perros-guía inglés Bruce Johnston, autor de los libros The
skilful mind of the guide dog (Lennard, 1990) y Harnessing thought (Lennard,
1995), en los que plantea las mejoras que se pueden obtener en el perro-guía a
través de un adiestramiento que, en lugar de basarse en condicionamiento,
consiga que el perro genere esquemas de trabajo, consiguiendo así un
aprendizaje comprensivo mucho más eficaz y fiable. 3
En la mitad de los años noventa el adiestrador español Carlos Alfonso López
formó un equipo multidisciplinario para encontrar aplicaciones prácticas de las
actualizaciones teóricas de la psicología cognitiva y de los enfoques evolutivo,
ecológico y cognitivo de la etología más avanzada de su momento. Tras diez años
de estudio y trabajo de campo publicó Adiestramiento canino cognitivo-
emocional (Díaz de Santos, 2005), donde se recogen las conclusiones y
protocolos de adiestramiento desarrollado por su equipo.
En 2014, la empresa EDUCAN, de la que Carlos Alfonso López es director
técnico, firmó un acuerdo de colaboración con Dognition, una empresa
perteneciente a la Universidad de Duke (EE. UU.), dedicada a la investigación en
cognición animal, para el desarrollo de tecnología del comportamiento usando
como base las últimas investigaciones científicas.
En 2014 Carlos Alfonso López publicó un nuevo libro Tu perro piensa y te quiere,
entrenar perros no es cómo te lo habían contado y pasa a ser el primer libro de
habla hispana sobre entrenamiento de perros que supera una revisión a mayores
por una revista científica (Ciencia Cognitiva), gracias a las más de 3000
referencias bibliográficas. Es por esto que en la actualidad los protocolos de
trabajo cognitivo-emocional se consideran los más actualizados dado su carácter
integrador como método de entrenamiento.
Desarrollos teóricos[editar]
Actualmente se sabe que los procesos de condicionamiento, siendo muy
importantes, no son los únicos mecanismos de aprendizaje del perro. La etología
cognitiva ha demostrado la existencia de múltiples formas de aprendizaje cognitivo
(y con ello comprensivo) del perro, como la expectativa, la resolución de
problemas, la toma de decisiones o el aprendizaje de conceptos. Por todo lo
expuesto el adiestramiento cognitivo-emocional postula que el aprendizaje
conseguido en un proceso de adiestramiento ha de ser comprensivo, conseguido
a través del aprovechamiento de los procesos antedichos. El aprendizaje
conseguido exclusivamente mediante procesos de condicionamiento se considera
insuficiente y limitado.
La conducta voluntaria está fuertemente influida por las emociones presentes en
cada momento, pudiendo llegar la emoción a dirigir la conducta del perro en
momentos de máxima intensidad. Al ser involuntaria la presencia de emociones un
adiestramiento que no enseña al perro a gestionar su conducta emocional será
ineficaz cuando el nivel de las emociones sea muy alto. El adiestramiento
cognitivo-emocional implica preparar al perro para manejarse correctamente a
niveles emocionales altos.4
El perro es un animal social que posee por ello una serie de características
específicas destinadas a la realización de conductas coordinadas dentro de dicho
contexto social. El perro debe llevar a cabo las conductas ya aprendidas por
motivaciones sociales como el afecto, la facilitación social o la consecución de
metas sociales, y no por motivaciones puramente individuales como la
consecución de refuerzos de comida ni la evitación o escape de refuerzos
negativos, como collares de presión o impulsos. Esto permitirá y potenciará el
trabajo en equipo del perro y su guía.
En los adiestramientos de máxima especialización, como puedan ser aquellos
destinados a labores de ayuda, así como los orientados a la competición
deportiva, se conseguirá la excelencia a través de los procesos asociados al
aprendizaje experto: desarrollo de criterio y capacidad de autoevaluación, así
como de refuerzo intrínseco del perro. La excelencia y afinado de los
adiestramientos de máxima especialización no deben ser conseguidos
principalmente por procesos de condicionamiento dependiente de refuerzos
externos.